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EL MAESTRO Francisco de Sales “El hombre sólo puede cumplir su destino si escucha la voz de su maestro interior.” (Dürckheim) “Alumno y maestro son uno: son las dos caras de la vida.” (Dürckheim) No es un buen maestro quien no ha sido capaz de encontrar la felicidad. “Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar “maestros”, porque uno sólo es vuestro maestro, y vosotros sois todos hermanos.” (Mateo, 23-8, en una de las muchas traducciones) “El que no sabe y no sabe que no sabe, es un necio. Déjalo. El que no sabe, y sabe que no sabe, ha de aprender. Enséñalo. El que sabe y no sabe que sabe, está dormido. Despiértalo. El que sabe y sabe que sabe, es un sabio. Escúchalo”. (Anónimo) Un maestro es un camino para llegar al Camino. “El profesor enseña, el maestro despierta. El profesor ofrece conocimiento; el maestro ofrece ignorancia, destruye conocimiento y crea experiencia.” (Tony de Mello) “Hay que aprender de todas las personas y no sólo de los maestros”. (Mijal de Zlotchov) El maestro no ha de ser sutil ni bonachón; debe tener el corazón en una mano y un azuzador en la otra. Con el verdadero maestro el alumno aprende a aprender, no a recordar y obedecer. La compañía del noble no moldea sino que libera. (Nisargadatta)

El Maestro

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EL MAESTRO

Francisco de Sales

“El hombre sólo puede cumplir su destino si escucha la voz de su maestro interior.”

(Dürckheim)

“Alumno y maestro son uno: son las dos caras de la vida.” (Dürckheim)

No es un buen maestro quien no ha sido capaz de encontrar la felicidad.

“Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar “maestros”, porque uno sólo es

vuestro maestro, y vosotros sois todos hermanos.” (Mateo, 23-8, en una de las muchas traducciones)

“El que no sabe y no sabe que no sabe, es un necio. Déjalo.

El que no sabe, y sabe que no sabe, ha de aprender. Enséñalo. El que sabe y no sabe que sabe, está dormido. Despiértalo.

El que sabe y sabe que sabe, es un sabio. Escúchalo”. (Anónimo)

Un maestro es un camino para llegar al Camino.

“El profesor enseña, el maestro despierta.

El profesor ofrece conocimiento; el maestro ofrece ignorancia, destruye conocimiento y crea experiencia.”

(Tony de Mello)

“Hay que aprender de todas las personas y no sólo de los maestros”. (Mijal de Zlotchov)

El maestro no ha de ser sutil ni bonachón;

debe tener el corazón en una mano y un azuzador en la otra.

Con el verdadero maestro el alumno aprende a aprender, no a recordar y obedecer. La compañía del noble no moldea sino que libera.

(Nisargadatta)

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EL MAESTRO

Francisco de Sales

Siempre escribo Mmaestro, con dos emes, mayúscula y

minúscula, para que nadie se ofenda y para que cada uno

le ponga la que crea conveniente, en función de cómo lo

valore. Para mí el Maestro que nos enseña el Ccamino, se

merece la mayúscula, aunque seguramente él se

conformará y sentirá más a gusto con la minúscula.

Podemos llamar Mmaestro, a la persona que en algún

momento de nuestra vida se hace cargo de mostrarnos,

indicarnos, abrirnos los ojos a otra forma de ver, y,

posiblemente, rompernos amorosamente en pedazos para

dejar que nos reconstruyamos después.

Si lo pedimos con fe y con auténtico deseo, van

apareciendo diferentes personas en nuestras vidas. La

primera nos apunta hacia una rendija por la que entra un

poco de luz; la segunda nos acerca un poquito más y nos

hace ver la luz que hay al otro lado; la tercera nos hace

ver que junto a la rendija hay una puerta que se puede

abrir. Algún día, ese alguien nos ayuda a abrir la puerta y

podemos pasar al otro lado.

"Cuando el alumno está preparado, aparece el Mmaestro", se dice. Si lo sabemos reconocer, será nuestro guía

desinteresado en el Ccamino que hemos emprendido.

Generalmente, no es que sea más sabio que nosotros, que

puede serlo, sino que ha empezado antes y nos lleva un

poco de ventaja.

Su misión y su función es alumbrar, y no deslumbrar.

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EL MAESTRO

Francisco de Sales

Tenemos que cuidarnos mucho de no apegarnos a él, cosa

que tratará de evitar, porque el tener alguien que te

dirija todos los pasos puede llevarnos a la comodidad de

que nos resuelvan los asuntos sin aportar nuestro propio

esfuerzo. Y así no es como se aprende.

Y además, antes o después, desaparecerá.

Si hasta entonces hemos estado atentos, habremos

hecho un buen trecho, y estaremos en condiciones de

seguir por nosotros mismos. Y es mejor que sea así,

porque el Ccamino ha de ser solitario, introspectivo, y lo

único que de verdad nos sirve y nos retorna a nuestro

origen es la propia experiencia, y el propio auto-

descubrimiento.

De poco nos van a servir los halagos externos y los

reconocimientos ajenos si no son propios también.

Y de poco nos sirve si hemos hecho el Ccamino en brazos

de alguien, porque de ese modo no hemos aprendido a

caminar.

Si estamos atentos, descubriremos que el mundo y la

vida están llenos de Mmaestros.

Se puede aprender de todas las personas y de todas las

cosas.

Una frase profunda, un anuncio en televisión, un ocaso,

una lágrima infantil, una palabra amable, una mirada

sincera… son tantos los Mmaestros que nos rodean… es

sólo cuestión de mantener la atención vigilante.

Los Mmaestros no son solamente humanos, y no

solamente nos enseñan lecciones magistrales, frases

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EL MAESTRO

Francisco de Sales

célebres o intensas, o bien una sabiduría deslumbrante y

muchos conocimientos. En el Ccamino debemos aprender

tanto las cosas más trascendentales como la que son

aparentemente más insignificantes (esas cosas de la vida

cotidiana que no apreciamos porque vamos demasiado

rápido o estamos absortos en otras cosas y no somos

capaces de disfrutarlas), porque nosotros somos lo poco

y lo sublime, y necesitamos descubrirnos y

desarrollarnos en todo los aspectos que nos puedan

acrecentar personal y espiritualmente. Las cosas de la

vida cotidiana, apreciadas con los ojos de quien se

permite el asombro, son grandes cosas. No deberíamos

permitir que a lo frecuente se le reste su valor, ni que

una flor deje de ser constantemente una maravilla, ni que

una buena cualidad nuestra sea menospreciada, ni

siquiera por nosotros mismos.

Enseñar es mostrar, demostrar, instruir, no contar o decir.

A la hora de seleccionar Mmaestro, o ser seleccionado

por él, para no ser contaminado habrás de tener cuidado

con algunos aspectos:

… Que no te transmitan, si los tuvieran, sus traumas,

proyecciones, miedos, complejos... La más grande

responsabilidad del Mmaestro es no transmitir al alumno

sus errores o frustraciones.

… Debe ser un poco duro, porque es la única forma de

exigir al alumno que dé un paso más.

… Debe dejarte buena sensación cuando estés con él.

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… Nunca debe cobrarte por esa función.

… No debe imponer nada. Si te sientes dirigido, o

manipulado, te has equivocado de Mmaestro.

… No debe despreciar ni hablar mal de otros Mmaestros

u otras religiones.

... Debe merecerte total confianza.

... Debe dejarte siempre el deseo de querer volver con él.

... Vigila que motivar no sea manipular. … Un Mmaestro no tiene por qué ser un erudito.

… Un Mmaestro te enseña a andar, no te lleva.

... El verdadero Mmaestro sabe bajar al nivel del alumno

en vez de esperar a que éste suba al suyo.

… El verdadero Maestro no debe mostrar al alumno

cuánto sabe, sino que debe dejarle que se demuestre a sí

mismo que ya lo sabía.

“Alumno y maestro son las dos caras de la misma cosa”, y “Aprender es recordar lo que uno ya sabía”. Con estas dos frases, llegamos a esta idea: ningún “recordatorio”

que nos venga de fuera debe pasar directamente a ser

aceptado por uno. Ese “lo que sea”, despierta al

conocimiento que ya tenemos, y es ese propio

conocimiento quien nos cuenta a nosotros mismos lo que

sea. Y es mejor que sea así. Si recibimos una “enseñanza”

exterior, puede que sintamos dudas, o rechazo hacia ella.

En cambio, si verificamos previamente que nos

pertenece, y estaba en nuestro interior aunque

aletargada, no se produce “rechazo”.

ATENCIÓN

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Francisco de Sales

Un Mmaestro no tiene que ser necesariamente un señor mayor, oriental, que está siempre sentado en la posición del loto, serio, y con una barba rala canosa. Los que yo conozco son de carne y huesos, viven en las ciudades, trabajan para ganar un sueldo, y tienen problemas como tú y como yo. Esos son unos Mmaestros que pueden hablar, para orientarnos o ayudarnos a descubrirnos, pero otros se presentan como un amanecer, que nos hace darnos cuenta de la grandeza que tiene el sol apareciendo, otros son niños de sonrisas ingenuas, otros son sencillos pensamientos, o leves alegrías. Cualquiera de las cosas, incluso las teóricamente malas, pueden enseñarnos: sólo es necesario estar receptivos. Pero sí que existe en Mmaestro físico, y, según mi experiencia y conocimientos, sólo es necesario desearlo con intensidad, o llamarle con la voz del corazón, y aparecerá, y una vez que le encuentres, creo que es necesario que le pidas expresamente que sea tu Mmaestro, y él decidirá si te acepta como alumno. DESDE UN PUNTO DE VISTA MÁS ESPIRITUAL Cada Mmaestro vibra en un nivel espiritual al que sólo pueden acceder los que están en el mismo nivel, por eso no todos los Mmaestros valen para todos los alumnos. Y por eso mismo, a medida que uno va descubriéndose más y más, necesita otro u otros Mmaestros. VISTO DE OTRO MODO En el Ccamino de Descubrir siempre hay varios Mmaestros: el primero puede ser la Vida, quizás Jesucristo, algún pensador oriental, un artículo que nos habla de cosas esotéricas, aquello que contesta a esas dudas que han dormido largamente, etc…

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Luego, en otros casos, uno se encuentra realmente con una persona física con la que se puede hablar, y a quien se puede preguntar; alguien que está en su búsqueda desde antes que nosotros y nos puede hablar de su experiencia; alguien con una claridad de actuación o sentimiento que, siempre, nos ayuda a aclararnos. Hasta llegar a este último, han ido apareciendo personas, cada vez con un nivel superior de enseñanza que coincide con un nivel superior de nuestra receptividad hacia lo que nos muestra, en un proceso similar para todos. Aparece una persona en nuestra vida que nos desvela los primeros misterios, nos ayuda en los primeros pasos, nos muestra una puerta. Luego, desaparece, para cumplir la tradición y dejar espacio para el siguiente Mmaestro, que a su vez estará durante un espacio de tiempo, y se volverá a repetir el ciclo. Este Mmaestro físico, a quien se le ha de preguntar lo se necesite saber, aunque tiene libre voluntad para aceptarlo o no, ha de reunir unas cualidades morales que le autoricen a serlo, puesto que no hay títulos oficiales que le acrediten. Y puede negarse por cumplimiento de su libre albedrío, pero también porque la responsabilidad es enorme. El Mmaestro no se limita a narrar o presuponer; lo que hace es demostrar que tiene la entera certeza. Solo habla de sus vivencias, por lo que se le supone un gran equilibrio y autoconocimiento. No tiene por qué ser un erudito, y su función es más la de enseñar a andar que la de llevar de la mano. Él, a su vez, aprende: nada enseña más a un Mmaestro que un buen alumno. El alumno, por su parte, no debe aceptar algo “porque sí”; debe sentir lo que se le enseña, lo que aprende, debe almacenarlo en el corazón, y no en la cabeza, y no debe limitarse a escuchar: puede discutir si no está de acuerdo, pero, sobre todo, debe tener cuidado de no apegarse al Mmaestro.

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Tony de Mello se preguntaba, “¿para qué se necesita un maestro?... para que haga ver la inutilidad de tener un maestro…” No estarán de acuerdo con él, en principio, los afortunados que tienen o han tenido un Mmaestro. Un buen Mmaestro se encargará de hablar ya hacer ver quién es el único y verdadero Mmaestro: Uno Mismo. Y así llegamos al aspecto de Mmaestro sobre el que quería escribir: uno ha de ver a su Ser Interior como su Mmaestro. Copio unos párrafos de Dürckheim que me parecen insuperables para hablar de ello: “El Maestro interior somos nosotros mismos bajo el aspecto potencial hecho consciente de lo que podríamos y deberíamos ser. El Maestro interior en el sentido de aptitud para comprender y reconocer esa potencialidad, exige cierto grado de evolución. Para oír como llamada la voz del maestro hay que estar presto a ello. Responder a esa llamada exige, no solamente coraje, sino también cierta humildad. No supone presunción reconocer al maestro en uno mismo. Hacerlo así eleva, colma y compromete a la vez: se precisa humildad para aceptar el peso de este compromiso y del Camino a recorrer por esta vía. La verdadera humildad no consiste solo en no querer parecer más de lo que un o es. Es también aceptar ser más de lo que uno parece ser. Hay una falsa modestia que es, sencillamente, miedo a las responsabilidades . Y es un obstáculo para dejar emerger al maestro interior . Reconocer y aceptar el maestro supone que el despertar del maestro y del alumno se ha producido ya en nosotros y que ambos han despertado al Camino. Cuando aparece el maestro es como el rugido de un león anunciando un combate a vida o muerte. De este combate no se libra ningún hombre que esté llamado a un plano superior. Ninguno de los llamados puede evitarlo. Es una lucha que promete lo más sublime y que presagia lo más difícil: un verdadero “morir y devenir”, no de una vez por todas, sino como fórmula perpetua del

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camino. El hombre, sólo puede cumplir su destino si escucha la voz de su maestro interior. La trinidad maestro-alumno-camino, es la manera en y a través de la cual toma forma, a pesar de las resistencias y sean cuales fueran las circunstancias, el Ser sobrenatural y absoluto que está más allá del espacio-tiempo. Hacerse cada vez más disponible, es decir, abrirse a la Vida que tiende a manifestarse en el mundo, es la tarea que le está destinada al hombre. Pero para percibir así la vida, para tomar coincidencia de que ésta pugna por manifestarse, y aceptarla como un camino a seguir y como una vocación esencial, hay que haber alcanzado cierto grado de evolución. Entonces será un deber, un privilegio y una misión”. Hasta aquí algo de lo que habla con respecto al Mmaestro; con respecto al alumno, dice lo siguiente: “Y, ¿quién puede llamarse alumno? Sólo aquel que está sumido en una profunda nostalgia, a quien la afiliación le lleva al límite de su resistencia sintiéndose amenazado por la destrucción si no logra encontrar una salida. Sólo el hombre atormentado por una inquietud del corazón que no cederá con nada en tanto que no encuentre lo que le calma. Sólo aquel que, una vez que ha emprendido el Camino, sabe que no puede volverse atrás, estando dispuesto a dejarse llevar allí donde ya no comprende nada, estando dispuesto a pasar por todas las pruebas. El hombre duro consigo mismo, que acepta soltar presa para someter al Ser que quiere emerger en él. Solo aquél en quien lo Absoluto ha tomado posesión, puede soportar todas las dificultades que encuentra en el rudo Camino que le lleva el maestro.” Ante tal belleza y claridad, no puedo sino admirar y callar. CUENTECITO Lo que más costaba a los recién llegados era adaptarse a la humanidad y la absoluta sencillez del Maestro, el cual

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disfrutaba demasiado de las cosas buenas de la vida y de los placeres de los sentidos como para encajar en el esquema de lo que ellos consideraban que debía ser un santo. Cuando uno de ellos lo comentó con un discípulo, éste le respondió. “Cuando Dios hace de un hombre un Maestro, no deshace al hombre que hay en él”.

PREGUNTAS

¿Dónde encuentra un Maestro una persona que no se relaciona

en un ambiente esotérico?

R.- Hay Mmaestros físicos e incorpóreos. Si lo solicitas con

intensidad, aparecerá uno físico, antes o después, y te darás

cuenta de que es él (o ella) si estás atento. Según la Teoría de las

Reencarnaciones, habrás acordado cuando eras espíritu que

alguien aparezca a tu solicitud, para que haga contigo la función

de Mmaestro. Incorpóreos son, por ejemplo, los amaneceres, los

sueños, la meditación…

Los hay de diferentes niveles: de acuerdo al momento de cada

persona. Según evolucionas, van apareciendo otros más

profundos, hasta que llega el momento en que te das cuenta de

que ya no necesitas más porque has llegado a Ti, y entonces es

cuando tienes que confiar en Ti. A medida que vas

comprendiendo algo, te vas haciendo, poco a poco, pequeño

maestro de ese algo, y entonces irán apareciendo pequeños

alumnos que aprenderán eso de Ti.

Y no hay unas “lecciones universales” que enseñan todos los

Mmaestros, porque todos son distintos, y son distintos los

intereses de quien quiere evolucionar. Por eso, en la Universidad

de Medicina enseñan medicina y no abogacía, y acuden quienes

están interesados en la medicina y no los interesados en

abogacía. Cada persona sintoniza con el Mmaestro que está en

su misma línea, que no todas han de ser iguales.

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Los Mmaestros no son exclusivamente para “las personas

esotéricas”, porque personas que no saben lo que es un

Mmaestro, lo han podido tener en forma de abuelos, de

profesor, de vecina o amigo. Siguiendo la metáfora anterior, no

todos nos hemos propuesto ir a la Universidad en esta

encarnación.

¿Alguna vez se deja de ser eterno alumno y se puede ser sólo

Maestro?

R.- Según los Orientales, sólo si alcanzas la Iluminación.

RESUMIENDO Es de vital importancia la presencia de un Mmaestro. Al principio quizás no se pueda aspirar a uno físico, pero es en ese momento en el que uno debe instruirse en el arte de aprender de todo: sensibilizarse para que cada cosa sea una enseñanza. Después, pedir a quien sea tener la dicha de que uno se presente a nuestra vida, y que sepamos darnos cuenta cuando suceda.