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EL PERDóN - PERDONAR

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EL PERDÓN-PERDONAR

Francisco de Sales

Perdonar es comprender y aceptar.

Perdonarse a sí mismo sí es un buen ejercicio de perdón.

¿Perdonar? ¿Hay algo que perdonar? ¿Has permitido que algo te ofenda? Perdonar, no. Comprender y aceptar, sí.

A perdonar se aprende practicando, y practicando, y practicando…

“El perdón es una decisión, no un sentimiento, porque cuando perdonamos no sentimos más la ofensa, no sentimos más rencor. Perdona, que perdonando

tendrás en paz tu alma y la tendrá el que te ofendió.” (Madre Teresa de Calcuta)

Solamente aquellos espíritus verdaderamente valerosos saben la manera de perdonar. Un ser vil no perdona nunca porque no está en su naturaleza.

(Laurence Sterne)

"Perdón es una palabra que no es nada, pero que lleva dentro semillas de milagros."

(Alejandro Casona)

"Perdonar es el camino de la sanación...es el dejar marchar la dureza que se tenía hacia una persona ; soltando todas esas cosas que abrigábamos contra esa persona y soltándola de ese vínculo...perdonar es un proceso que dura

toda la vida y se va recibiendo la gracia en cada momento." (Padre Robert De Grandis)

“La sanación interior total solo puede ocurrir, cuando perdonamos a aquellos que nos han herido, cuando les entregamos por completo nuestras heridas. "El perdón, ciertamente, no surge en el hombre de manera espontánea y

natural. Perdonar sinceramente en ocasiones puede resultar heroico. Aquellos que se han quedado sin nada por haber sido despojados de sus

propiedades, los prófugos y cuantos han soportado el ultraje de la violencia, no pueden dejar de sentir la tentación del odio y de la venganza. La

experiencia liberadora del perdón, aunque llena de dificultades, puede ser vivida también por un corazón herido, gracias al poder curativo del amor, que tiene su primer origen en Dios-Amor. La inmensa alegría del perdón, ofrecido y acogido, sana heridas aparentemente incurables, restablece

nuevamente las relaciones y tiene sus raíces en el inagotable amor de Dios." (Juan Pablo II, l-l-97)

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Francisco de Sales

"¿Quieres ser feliz un instante? Véngate. ¿Quieres ser feliz toda la vida? Perdona".

(Henri Lacordaire)

“Entonces se acercó Pedro a decirle: “Señor, si peca mi hermano contra mí, ¿cuántas veces lo perdonaré? ¿Hasta siete?” Jesús le dice: “No te digo

siete, sino hasta setenta y siete” (otras versiones dicen “setenta veces siete”)

(Mateo 18, 21-22)

"Perdón es la fragancia que la violeta suelta, cuando se levanta el zapato que la aplastó".

(Mark Twain)

"Un conocido teólogo escribió que “Los santos, muchas veces al rezar tartamudeaban. Este tartamudeo es más agradable a Dios que las frases retóricas, por más bellas y brillantes que puedan ser”'. Muchas veces nos

cuesta pedir disculpas a nuestros amigos, compañeros... por un mal acto que hemos cometido. Pedir perdón por una mala acción es la forma más poderosa

de demostrar nuestra humildad y honestidad. Sería interesante que hoy recordaras a aquellas personas con las cuales mantienes una enemistad por culpa tuya. ¡Reconcíliate con ellas con palabras fáciles y honestas y si hace

falta tartamudea! Hay una frase increíble que te ayudará a pensar: “El perdón de las flores es tan bonito que llegan incluso

a perfumar a aquél que las aplasta con la mano”. (Anónimo)

“Perdonar no es olvidar, es recordar sin dolor, sin amargura, sin la herida abierta; perdonar es recordar sin andar cargando eso, sin respirar por la

herida, entonces te darás cuenta que has perdonado.” (Anónimo)

“Se dice que el perdón libera. Justamente, considero todo

lo contrario: primero debo estar libre para luego perdonar”. (Jorge Antognazza)

Visto desde un punto de vista absolutamente loco y

revolucionario, perdonar es un acto de orgullo y soberbia.

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Francisco de Sales

Es creerse más sabio que el otro, por encima, con poder,

con la sensación, y es sólo una sensación, de ser más o mejor que el otro, y, en un acto de falsa magnanimidad, otorgarle el perdón.

Pero también es un acto de orgullo y soberbia no

perdonar.

Y es muy difícil perdonar del todo.

Generalmente se nos aparece una reminiscencia de esa

caridad cristiana por la cual se debe perdonar, y

hacemos el gesto, lo decimos de boquilla, pero casi

siempre se queda en la forma externa.

El refranero y la tradición popular nos surten de frases:

“No olvido ni perdono”, “Yo perdono, pero no olvido”,

“Olvidar es perdonar y si perdonas olvidas”, “Ama,

perdona, y olvida”, “Perdono al que me ha ofendido pero

la ofensa no la olvido”… un buen surtido para encontrar

uno que se parezca a lo que uno piensa y con el que

sentirse a gusto ya que confirman nuestra teoría.

Palabrería.

Generalmente, salvo que actúen intencionadamente de

mala fe, la gente se comporta como su educación y las

circunstancias de su vida le han enseñado a comportarse,

y son más víctimas que verdugos.

Sin duda, nosotros, en su misma situación y

particularidad, habríamos actuado exactamente igual y

hubiéramos hecho exactamente lo mismo.

Desde nuestra condición y nuestro punto de vista

hubiéramos procedido de otro modo, por supuesto, pero

los otros no están en nuestra situación y sensibilidad, por

tanto no hay más opción que verlo desde su óptica.

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Francisco de Sales

Si un delincuente atraca a una persona, se producen dos

puntos de vista distintos del mismo hecho. El atracado

dice que ha estado mal porque le han sustraído sus

pertenencias; el atracador dice que ha estado bien

porque ha incrementado su patrimonio.

Decía con gran sabiduría Tony de Mello: “Si no

condenaras a nadie, nunca tendrías necesidad de

perdonar”.

Pero es seguro que en muchas ocasiones nos condenamos,

a nosotros mismos, con castigos excesivos e

innecesarios. Las críticas son continuas en desaprobación

por lo que llamamos nuestros errores; el menosprecio con su consiguiente bajada de la autoestima es bastante

habitual, el auto-enfado no nos sirve más que para

acrecentar la distancia entre los yoes; la apatía implícita

en ese para qué hacer más si también me voy a equivocar, o en reproches similares… todo eso que deriva del no

comprendernos y aceptarnos se vuelve contra nosotros

mismos, y mientras dura ese enfurruñamiento, volvemos

a perder un tiempo precioso de armonía y afianzamiento,

y damos un paso atrás en el proceso de acercamiento e

integración.

Todos esos fallos o errores que creemos necesitan ser

perdonados, no son más que las lecciones que nos da la

vida, ya que no nos las dieron en casa ni en la escuela, y

por eso no podemos exigirnos hacer bien algo que nadie

nos ha enseñado a hacer bien.

Si a pesar de lo leído seguimos insistiendo en el acto de

perdonar desde la prepotencia (no me refiero al acto

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Francisco de Sales

puro y sincero de perdonar), hagámoslo, pero tratemos

de que ello sea fuente de satisfacción. No por el hecho

de perdonar, sino por apreciar que nos hemos dado

cuenta de la situación o motivos del otro, y hemos sabido

ponernos en su lugar, y hemos podido comprender y

aceptar.

VISTO DE OTRO LADO Perdonar no es lo mismo que justificar, excusar u olvidar. Perdonar no es lo mismo que reconciliarse. La reconciliación exige que dos personas que se respetan mutuamente, se reúnan de nuevo. El perdón es la respuesta moral de una persona a la injusticia que otra ha cometido contra ella. El perdón permite liberarse de todo lo soportado para seguir adelante. Cuando perdonamos, reconocemos el valor intrínseco de la otra persona. El perdonar no borra el mal hecho, no quita la responsabilidad al ofensor por el daño hecho ni niega el derecho a hacer justicia a la persona que ha sido herida. Tampoco le quita la responsabilidad al ofensor por el daño hecho... Perdonar es un proceso complejo. Es algo que sólo nosotros mismos podemos hacer...Paradójicamente, al ofrecer nuestra buena voluntad al ofensor, encontramos el poder para sanarnos...Al ofrecer este regalo a la otra persona, nosotros también lo recibimos.

ATENCIÓN El perdón no existe cuando la ofensa no existe. La ofensa no existe cuando no ha habido mala intención. En algunas ocasiones puede quedar la duda acerca del propósito que ha puesto la otra persona en el hecho que nos ha perjudicado, y en ese caso conviene reflexionar muy bien, y muy claro, sobre ese propósito.

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Francisco de Sales

El único perdón absolutamente sincero y auténtico, es el que se produce cuando uno se da cuenta de que no hay nada que perdonar. POR SI NO LO SABES "Pedir perdón no es lo mismo que disculparse, porque disculparse es excusar los motivos por los cuales uno ejecutó una acción con el objeto de que la persona afectada por ella pueda comprenderla. Pedir perdón es asumir la totalidad de nuestra falta, con toda ella, y sentir todo el mal que produjo, decir que aunque no puedas del todo repararla, te produjo dolor la acción, lo sientes, estás arrepentido, y quieres de vuelta procurar lo bueno... La estatura humana del perdón por ello es mucho más alta y propia de los grandes, y necesaria en los cristianos porque hemos sido perdonados desde antes de existir, y así como perdonemos se nos perdonará". (Del libro El perdón, de C.S.Lewis) SOLUCIONES O SUGERENCIAS Pasos terapéuticos para perdonar: l. Confrontar la rabia interior, la vergüenza, la herida. La persona puede estar deprimida sin saber por qué, hasta que descubre la causa, oculta por muchos años o sólo por horas. 2. Reconocer la fuente de la herida, y descubrir el porqué. 3. Elegir perdonar. Aunque haya base para la ira y la venganza, no se elige eso, sino perdonar. Y no tiene que ser sólo por motivos religiosos, sino también por instinto de conservación: le va a hacer bien psíquica y físicamente. 4. Buscar una nueva forma de pensar sobre esa persona que nos ha hecho mal. Cuando lo hacemos, por lo general descubrimos que es un ser vulnerable, probablemente con heridas.

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EL PERDÓN-PERDONAR

Francisco de Sales

Debemos liberarnos del dominio que la persona que nos ha herido ejerce todavía sobre nosotros mediante nuestro odio. Perdonar libera la memoria y nos permite vivir en el presente, sin recurrencias constantes al pasado doloroso. Todo insulto recibido puede convertirse en una nueva oportunidad de crecimiento interior, una gracia que nos envía Dios, porque al perdonar somos canales de Su misericordia. Pero además, como se dice en el Padre Nuestro, la oración que el mismo Cristo nos enseñó, le pedimos: “Perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden”. (Dora Amador, en El nuevo Herald)

CUENTECITO Cuentan que el pintor Peruchini se estaba muriendo y dijo a su mujer: Déjame en paz, mujer, que quiero saber qué ocurre si muero sin confesar… Yo he sido de profesión pintor, y Dios tiene como profesión perdonar, y espero que Él sea tan bueno en su profesión como he sido yo en la mía. RESUMIENDO

Perdonar es comprender. Perdonar es aceptar.

¿Qué ganas no perdonando?

Si no perdonas te estancas en una actitud de soberbia y

orgullo que no es buena ni siquiera para ti. Esa

obcecación en mantener la distancia emocional con el

otro no te permite relajarte, sino que te mantiene en una

tensión altanera y arrogante que, lejos de hacerte

sentirte superior al otro, te menosprecia en lo humano y

te repulsa en lo divino.