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EL PROCESO DE HOMINIZACIÓN
EL ORIGEN BIOLÓGICO DEL SER HUMANO
2
HOMINIZACIÓN Y HUMANIZACIÓN
Una vez conocidos los mecanismos evolutivos responsables del origen del ser
humano, así como sus consecuencias ideológicas, vamos a contar su historia
natural, o su historia evolutiva. Vamos a ir viendo en concreto cómo y de qué
organismos anteriores aparecieron los animales humanos, así como sus
características peculiares, y no sólo en el plano biológico y natural, sino
también en el cultural, recogiendo nuevamente la distinción que aparecía en el
mito de Prometeo. No obstante, veamos antes un pequeño cuadro como materia
de reflexión:
MILLONES
DE AÑOS
HISTORIA DE LATIERRA:
ACONTECIMIENTOS
AÑO
SOLAR
- 4.600 Formación de la tierra 1 de enero
- 3.800 Formación de las rocas más antiguas 5 de marzo
- 3.600 “Fósiles” más antiguos: algas 22 de marzo
- 2.000 Cantidades significativas de O 26 de julio
- 650 Vida pluricelular en los océanos 10 de nov.
- 590 Comienzo del registro fósil 14 de nov.
- 440 Vida en tierra firme 25 de nov.
- 400 Abundancia de peces-vertebrados 29 de nov.
- 250 Aparición de los dinosaurios 12 de dic.
- 65 Extinción de los dinosaurios 26 de dic.
-4 Primeros homínidos 31 dic.; 7:30
- 100.000 años Primeros homo sapiens sapiens 23:49
- 5000 años Historia escrita 23:59:34
3
Veamos tambien las distintas hipótesis evolutivas:
HIPÓTESIS DE DONALD JOHANSON
HIPÓTESIS DE RICHARD LEAKEY
4
HIPÓTESIS DEL JARDÍN DEL
EDÉN
LA EVOLUCIÓN DE LOS HOMÍNIDOS
NOTA: Los árboles anteriores muestran los esquemas evolutivos más
habituales sobre el origen del ser humano. El último de ellos se refiere a la
aparición concreta del Homo Sapiens Sapiens y el papel que juega en ello el
Homo Sapiens Neandertalis. Por otra parte, las especies, fechas y lugares que
aparecen son las clásicas en la historia de la paleo antropología. De hecho, los
últimos descubrimientos, como los de Atapuerca, obligarían a introducir nuevas
especies (Homo Ergaster, Homo Heidelbergensis y Homo Antecesor) y
modificar fechas y lugares, si bien es cierto que, en lo sustancial, el esquema
que seguiremos es correcto.
5
PROCESO DE HOMINIZACION
Es el proceso que llevo a la aparición del hombre como especie biológica. Viene
a ser el largo camino evolutivo que permitió que un grupo de animales,
pertenecientes al orden biológico de los primates, alcáncenla condición de
seres humanos. Se inicia cuando estos primates “especiales” empezaron a
diferenciarse de sus parientes biológicos mas cercanos, y termina cuando, de
manera lenta y gradual alcanzan el grado de hombres, varios millones de años
después.
LOS PRIMATES
Todos los animales han sido clasificados en diversos grupos, órdenes y
familias, etc., atendiendo a sus
semejanzas o rasgos comunes. Los
primates vienen a ser una de estas
clasificaciones y entre sus características
encontramos, la tendencia a enderezar el
cuerpo, el gran tamaño del cerebro
proporción al cuerpo, la vista bastante
desarrollada, los miembros prensiles que
sustituyen a las garras.
ETAPAS
Según los evolucionistas hubo un tiempo en que nuestros ancestros se
confundían dentro de una misma especie con sus ancestros del gorila y del
chimpancé. Algo sucedió con esta especie y mucho tiempo debió pasar para que
las cosas se pusieran como las vemos actualmente. Este grupo de ancestros
6
gorila chimpancé, hombre debió fragmentarse en dos grupos evolutivos
diferentes.
El proceso de HOMINIZACION comienza, exactamente, cuando nos
separamos del último de nuestros parientes primates más cercanos es decir
del chimpancé, desde ahí hasta la aparición del hombre que es donde este
proceso culmina.
ESQUEMAS DE LAS SUCESIVAS
REMIFICACIONES EN EL PROCESO
EVOLUTIVO DEL SER HUMANO
7
Australopithecus Afarensis
Suele ser considerado el primero de todos los homínidos, es decir, el
antepasado de todos ellos. La cuestión de considerarlo en la clasificación
taxonómica un homínido y no un hominoide proviene de una apreciación sencilla:
es el primer "mono" del que sabemos con absoluta certeza que caminaba
erguido (en 1976, Mary Leakey descubrió en Laetoli huellas bípedas de
3.750.000 años de antigüedad, correspondientes a pisadas Afarensis). El
primer animal puramente bípedo, por lo tanto.
A partir de esta adaptación biológica fundamental, se inicia el firme y decisivo
proceso de hominización que nos llevará a ser lo que somos hoy en día: Homo
Sapiens Sapiens y sus complejas formas culturales. Una hipótesis muy general
acerca de como se inició este proceso de hominización con el Afarensis puede
ser la siguiente:
Por motivos climáticos (en los que no nos vamos a extender), hace 4 millones
de años las selvas estaban en recesión en África, y las zonas de sabana, más
despejadas, cubiertas de altas hierbas y con menos árboles, en aumento. La
competencia entre los primates superiores, todos animales de un hábitat
boscoso y arborícola, aumentó terriblemente. En ese momento, algunos de ellos
adoptaron la locomoción bípeda ("bajaron de las ramas": no hay que
interpretarlo en sentido lamarckista) y se decidieron a vivir en los bordes de
la selva y de las zonas de sabana. Al caminar sobre dos patas, erguidos, podían
ver mejor por encima de las hierbas de la sabana y practicar allí una vida de
cazadores y recolectores. Pero hay muchas adaptaciones relacionadas: las
manos libres permiten el empleo de útiles; que a su vez refuerzan la pericia
8
como cazadores y recolectores; que a la vez estimula la necesidad de una
visión más aguda y compleja; de un cerebro más refinado; de un mecanismo de
regulación de la temperatura mediante el sudor; de una dentición más
omnívora; de una rebaja de la mandíbula; de la capacidad de fonación más
desarrollada, para practicar un lenguaje exigido por unas formas de vida más
complejas y sociales, que a la vez
exigen una prolongación de la
maduración y el desarrollo de las crías,
y una socialización enorme entre los
miembros de cualquier especie
homínida... En cualquier caso, ninguno
de estos factores podía aparecer
aislado de los demás. Todos son
mutuamente independientes y están en
mutua interconexión.
Pero es preciso aclarar un nuevo punto:
el factor que se considere más
importante en el proceso de
hominización es en buena medida
respuesta a los prejuicios culturales de
cada época. En distintas épocas se
consideró esencial para el proceso de hominización alguno de los siguientes
factores: la competencia entre homínidos, el uso cada vez mayor de más armas
e instrumentos para evolucionar más que los rivales y superarlos; el desarrollo
de la inteligencia y el aumento de la capacidad cerebral; el empleo de útiles, la
capacidad cada vez mayor de transformar la naturaleza; la agresividad y
9
violencia innata del homínido que le permitió exterminar a sus competidores; el
empleo y desarrollo de un lenguaje cada vez más complejo; la capacidad para
formargrupos humanos de caza y recolección muy cooperativos y eficientes…
Sobre estas cuestiones no es mucho lo que tenemos claro, pero en cualquier
caso, lo que es evidente es que la hominización ha de ser un complejo proceso
de interrelación y equilibrio entre todos estos factores.
Australopithecus Africanus
Con este homínido, evolución del anterior y enormemente similar a él, son dos
los problemas que se suelen plantear. Uno de ellos ya fue mencionado
anteriormente, y es el problema de la agresividad instintiva.
En uno de los yacimientos de restos de Africanus más famosos, el de
Makapansgaat, Dart, un famoso antropólogo, encontró muchos de los cráneos
rotos y con señales de haber sido objeto de violencia (hipótesis acogida con
entusiasmo por otros famosos estudiosos, como Robert Ardrey, Konrad
Lorenz, y Desmond Morris). Para ellos se trataba de una prueba indudable de
que los primeros homínidos eran agresivos por naturaleza y genética, y que la
violencia y la destrucción mutua se encuentran asociadas a los mismos orígenes
de los seres humanos. (Esta teoría, en el fondo, es una justificación de la
violencia, y una negación del hecho de que la violencia tiene causas culturales -
pobreza, ignorancia, etc.-, y que eliminando esas causas culturales, también
ella puede ser eliminada)
Bob Brain, otro famoso estudioso, demostró sin embargo que las presuntas
lesiones de los cráneos se debían a la presión de las piedras colocadas en los
10
estratos superiores del yacimiento debido a su peculiaridad geológica -en la
que no vamos a entrar-, que, por así decirlo, hacían de maza o de perforador
sobre los cráneos que se encontraban debajo. No había pues, evidencias de
violencia y destrucción sistemáticas entre los Africanus. (Aquí vemos con
claridad como las teorías y los prejuicios guían la interpretación de los
hechos). Lo que sí es cierto es que entre los homínidos hay algunas pruebas de
violencia y canibalismo ritual -entre los Erectus, por ejemplo-, pero en modo
alguno sistemáticas y universales, como pertenecientes a una innata genética
violenta. (No obstante, recientes descubrimientos de Atapuerca pueden volver
a modificar nuestro análisis de estas cuestiones).
La otra cuestión hace referencia a la posibilidad de que emplease útiles
sistemáticamente. Aquí deberíamos realizar comparaciones con los útiles que
los animales son capaces de emplear. Lo mejor es establecer analogías a partir
de los estudios realizados sobre monos, especialmente con una especie de
monos del Japón. Estos macacos eran capaces de fabricar esponjas masticando
hojas, que luego escurrían e introducían en troncos de agua para que se
empaparan de agua que luego bebían; o eran capaces de apilar cajas que
estaban por el suelo y subirse a ellas para llegar a un piño de plátanos colgado
del techo de una habitación, etc. Todos los primates superiores son capaces de
emplear útiles en procesos no codificados genéticamente.
(Un útil sería un medio material interpuesto entre el organismo biológico que
se sirve de él, y la acción o resultado a conseguir sobre el medio. Si un pájaro
deja caer un huevo para romperlo y comerlo, eso no es un útil. Si en cambio,
coge una piedra con el pico y la deja caer sobre él, eso sí que es un útil).
11
El empleo de útiles en el Africanus iría por estos derroteros. Lo que no existe
todavía entre ellos es su empleo universal, sistemático y organizado, que luego
se transmite culturalmente de una generación a otra, y va progresando
acumulativamente.
Homo Habilis
Entre los Habilis sí que se
da ese empleo sistemático,
universal y organizado de
útiles artificiales. Por eso
no son meros homínidos,
por eso ya son animales
humanos, pertenecientes a
nuestro mismo género. Son
los primeros animales que
emplean útiles de forma
universal, sistemática y
organizada y que
transmiten su empleo y
aprendizaje, culturalmente
de una generación a otra
(de ahí su nombre científico; más adelante se comentarán más cosas respecto
de esta cualidad humana). En el barranco de Olduvai (por eso la cultura típica
del Homo Habilis se suele denominar cultura Olduvaiense), en Tanzania, se
encontraron numerosos restos de útiles del Habilis -aunque existen en todos
12
los yacimientos de Habilis-: básicamente "chopers" o rascadores de pieles para
suavizarlas y pelarlas; pero también piedras para machacar, golpear animales o
cortar huesos y tendones. Todos estos útiles -los más antiguos de los cuales
tienen casi 2 millones de años de antigüedad- confirman una vida social y
organizada relativamente compleja de cazadores y recolectores.
La relativa complejidad de la vida social y el aumento de la capacidad cerebral
también hizo suponer que el Homo Habilis poseía un lenguaje relativamente
complejo, y quizá iniciaba la peculiaridad del lenguaje humano frente al resto
de los lenguajes animales: la doble articulación. (Se trata, de todas formas, de
hipótesis sin posible confirmación. En cualquier caso, volveremos a hablar en
detalle de estas cuestiones más adelante).
Homo Erectus
El Homo Erectus es el primer homínido que, aunque evolucionando, como los
anteriores, en África, se extendió desde allí por Europa y Asia (No obstante,
los descubrimientos de Atapuerca nos deben hacer mostrarnos cautos en este
punto. Es muy posible que una especie intermedia y antepasada de esta – el
Homo Antecesor - haya poblado Europa con anterioridad). Ello se debe a una
serie de innovaciones culturales (aunque, evidentemente, le corresponden
mejoras biológicas como el aumento de la capacidad cerebral, etc.):
La primera de esas innovaciones culturales es la utilización del fuego. La
importancia cultural del fuego es amplia y múltiple. Para autores como Lévy-
13
Strauss, es otro de los factores fundamentales de hominización, puesto que
permite pasar "de lo crudo a lo cocido". Con el fuego aumenta la eficacia de la
recolección, puesto que cociéndolo y ablandándolo, prácticamente todo lo que
se recoge es comestible. Esto garantiza una mayor supervivencia de los grupos
de cazadores recolectores, guardar comida para cocinar: es decir, organizarse
y hacer previsiones y cálculos
de futuro... Además refuerza
los vínculos sociales y la
organización del grupo, con el
consiguiente desarrollo de la
inteligencia y del lenguaje. Por
si esto no fuera poco, el fuego
sirve como fuente de calor
para colonizar zonas más frías
que África, como así fue,
puesto que se encuentran
Erectus muy al norte de
Europa. Y por último, no solo
mejora la eficacia de la
recolección, sino también la de
la caza, puesto que permite
asustar a los animales y, por
ejemplo llevarlos así a
despeñarse por barrancos -como se aprecia en los famosos yacimientos
españoles de Torralba y Ambrona-. No es extraño entonces que fuera el
Erectus el primer homínido en colonizar el mundo.
14
Otra importante innovación es la casi seguridad existente acerca de la
posesión por parte de los Erectus de un lenguaje doblemente articulado. En el
cerebro humano hay un área encargada de regular las funciones lingüísticas,
llamada área de Broca. Las circunvoluciones cerebrales de las distintas áreas
dejan marcas microscópicas en el interior de la caja craneana. Con esta idea,
los paleoantropólogos buscaron y encontraron marcas del área de Broca en el
interior de cráneos de Habilis y sobre todo, mucho más grandes y claras, en el
interior de los cráneos de Erectus. La importancia y volumen de estas últimas,
el aumento general de la capacidad cerebral y la socialización muchísimo mayor
es lo que hace pensar que el Erectus ya tenía un lenguaje específicamente
humano (desarrollaremos este asunto un poco más páginas adelante).
Y, por supuesto como tercera innovación, la mejoría cultural general. A los
útiles de los Habilis podemos añadir el fuego, evidentemente, y también lanzas
-no el arco y la flecha-, hachas de mano, bifaces, cuchillas, cinceles, yunques y
martillos de piedra, taladros, posibles útiles de hueso, quizás cuencos de
madera… La cultura típica del Erectus se suele llamar Acheulense, por la
importancia del yacimiento francés de Saint Acheul.
Homo Sapiens Neandertalis
Con el Neandertalis o Neanderthalensis entramos dentro de lo que se
considera la especie humana. ¿Qué es lo que añade el Neandertal a los
anteriores homínidos, y que nos obliga ya a calificarlo de Homo Sapiens? El
factor fundamental que nos obliga a ello, al margen de su desarrollo biológico,
15
es el de que con el Neanderthal tenemos evidencias de una sensibilidad muy
cercana a la nuestra y de una plena autoconciencia humana.
Para afirmar lo anterior nos basamos en las evidencias de un descubrimiento
del norte de Iracq, como fue el del famoso hombre de Shanidar. Dicho fósil
fue descubierto enterrado de forma ritual, cuidadosa y respetuosa, y con el
cuerpo cubierto de flores -lo que se supo por los restos de polen que le
cubrían-. A partir de aquí, los antropólogos suelen desarrollar las siguientes
precisiones: en primer lugar, que esto muestra una alta sensibilidad y sentido
estético. Las flores son hermosas y efímeras, como la vida humana (tras un
breve y bello florecer, se arrugan y secan, pierden la gracia, y mueren). Por
eso son el adorno de prácticamente todos los rituales funerarios humanos: son
el perfecto símbolo de nuestra vida y de nuestra muerte. Ahora bien: estas
consideraciones acerca de la muerte y su sentido solo las puede hacer un
animal con sentido y autoconciencia plena de su destino, que se sabe destinado
a morir, y que no contempla sus congéneres muertos con indiferencia, sino con
respeto, tristeza y temor. Y cuando hablamos de esta sensibilidad y
autoconciencia, de esta reflexión acerca del propio destino, estamos hablando
de seres humanos, sin duda alguna, de animales que saben que son ellos mismos
y son conscientes de serlo. (No obstante, desarrollaremos este asunto más
adelante).
otra cuestión que conviene aclarar. La transmisión y la evolución cultural
siguen los patrones establecidos por Lamarck, que ya conoces. Es por ello por
lo que cada generación conserva todas las aportaciones culturales adquiridas
en vida de la generación anterior. Su transmisión no se realiza mediante genes,
sino mediante la socialización, el lenguaje y el aprendizaje de una generación
sobre las adquisiciones de la anterior, y así sucesivamente (los rasgos
biológicos, sin embargo, y como ya sabes, se almacenan y transmiten a través
16
de los genes, y las ganancia biológicas conseguidas en vida de un animal no se
transmiten a la descendencia). ¿A qué viene esta aclaración? Pues a que desde
este momento ya no iremos señalando todos los útiles y avances culturales de
los homínidos -lo que correspondería más a la asignatura de Historia-. Se debe
dar por sentado que se conservan y mejoran todos los anteriores, y que cada
vez se es mejor cazador y recolector, y técnicamente más dotado. Tan solo
hemos mencionado del Neandertal, por tanto, el avance cultural
filosóficamente novedoso y significativo. Lo mismo haremos con respecto al
Homo Sapiens Sapiens.
Una última aclaración con
respecto al Neandertalis.
Encontrado básicamente en
Europa, Extremo Oriente y
Oeste de Asia, según algunas
teorías es una particular
adaptación homínida a
ambientes fríos y glaciales;
según otras fue justamente
esto lo que acabó con él.
Biológicamente es ancho, tosco
y achaparrado, estructura
fisiológica que permite
conservar mejor el calor
corporal en ambientes fríos.
Se supone que era blanco -según esto los anteriores homínidos serían negros;
adaptación lógica al sol y calor de la sabana-, para poder adaptarse a la
sintetización de vitamina C, para lo cual es necesaria la luz solar: en zonas
17
boscosas, nubladas, con pocos día de insolación, el ambiente seleccionaría (al
revés que en zonas cálidas), las pieles que mejor dejaban pasar la luz solar. En
zonas glaciales, evidentemente, el cáncer de la piel no sería problemático ni
seleccionador. (Estos asuntos ya los tomamos como ejemplos para explicar la
teoría de la evolución).
En África y otros lugares de la tierra, sin embargo, se prefiere hablar de otra
especie o subespecie, en lugar de Neandertalis, y lo que tendríamos entonces
sería el Homo Sapiens Arcaicus. Esto se debe al hecho de que no esta claro ni
dónde, ni cómo, ni cuándo se dio el paso del Horno Sapiens al Homo Sapiens
Sapiens.
Homo Sapiens Sapiens. El hombre de Cro-Magnon
Uno de los primeros fósiles de Homo Sapiens Sapiens (y por lo tanto de
nuestro mismo género, especie y subespecie: un ser humano idéntico a
nosotros) es el Hombre de Cro- Magnon, encontrado en Francia. ¿Qué aspecto
filosóficamente significativo en el proceso de hominización aporta a la ya
evolucionada sensibilidad y autoconciencia del Neandertalis? Pues uno de los
ingredientes fundamentales de la conciencia humana: la presencia del arte. El
Cro-Magnon y sus contemporáneos eran refinados artistas. Algunos de los
mejores ejemplos del arte prehistórico, paleolítico, o arte de las cavernas se
encuentran en España: Altamira, Tito Bustillo...; y sobre todo en Francia:
Lascaux, Niaux, Pech-Merle...
18
Los hermosos frescos de las cavernas de estos seres indican de forma directa
varias cosas: En primer lugar, una refinadísima pericia, sentido estético,
sensibilídad, sentido del gusto... El arte es propio de formas de conciencia muy
elevadas y complejas. De homínidos que ya no tienen nada de primitivos.
En segundo lugar, una técnica compleja y conocimientos muy amplios acerca de
pigmentos, composición de las substancias vegetales, fabricación de tintes. De
nuevo muestra esto formas de conciencia superiores.
Y sobre todo, que esto nos indica un mundo mental de una complejidad y un
simbolismo extremadamente
sofisticados. ¿Con que finalidad
realizaron los primeros Sapiens
Sapiens estas pinturas? Ni siquiera
nosotros, con nuestros gigantescos
avances culturales, somos capaces
de comprender estas pinturas o
interpretarlas: ¿extraños rituales
de caza, muestras de religiones
complejas, pinturas sin otro sentido
que el de decorar y entretenerse...?
Otras pruebas de los extraños
vericuetos de la mente de estos
homínidos nos las dan las pinturas
de manos humanas en las cuevas francesas de Gargas y Tibiran y la española de
Maltravieso. ¡Dichas pinturas muestran mutilaciones sistemáticas y rituales de
las falanges de los dedos!
¿Con que finalidad nuestros antepasados se automutilaban? Esta conducta es,
desde luego, biológicamente no adaptativa, dolorosa, potencialmente
19
infecciosa. La explicación de este fenómeno seguramente seguirá siendo un
misterio para nosotros (podríamos enumerar muchísimos más extraños
simbolismos del arte de las cavernas, pero con estos ejemplos ya es
suficiente). Si la mente del Cro-Magnon ya era tan extraña y retorcida como la
nuestra, toda la técnica del primitivo Homo Sapiens Sapiens no le va a la zaga y
le convierte en un cazador cada vez más poderoso y un recolector más
eficiente. El proceso de hominización quizá sea completo en este momento.
Pero hace 10.000 años, el
Homo Sapiens Sapiens,
en ciertas zonas del
Centro y del Sur de
América, del Extremo
Oriente, y del Sudoeste
de Asia, dieron pasos
decisivos hacia la
civilización. Por motivos
que no vamos a enumerar
aquí, se produjo la llamada Revolución Neolítica, y se superó la Edad de Piedra.
Apareció la ganadería y la agricultura, el sedentarismo y la vida en ciudades.
(Evidentemente, no de golpe: hay indicios de domesticación de animales
correspondientes incluso al Erectus, por las marcas dentales de los fósiles de
caballos, que indicaban cautividad). ¿Cuál es el significado filosófico de la
aparición de esta nueva forma de vida? La vida en ciudades exige orden,
normas acerca de lo que se puede hacer y lo que no para organizar la
convivencia. Pero esto supone establecer lo bueno y lo malo, lo que está bien y
20
lo que esta mal. Acordémonos del mito de Prometeo; el sentido de la justicia y
de la vida moral en sociedad era el último elemento que adquirían los humanos.
De esta forma, junto con el sedentarismo y la vida en ciudades aparecen por
primera vez de forma sistemática y organizada nociones de justicia, derecho,
ética, moral, religión (de forma asistemática e implícita, es evidente que el
hombre de Cro-Magnon ya poseía referencias morales)... Y, sobre todo, la
escritura, la documentación acerca del tiempo y espacio en que se vive. Pero
con ello ya entraríamos dentro de la Historia en que prácticamente se mueve
toda la humanidad hoy en día. Los aspectos esenciales acerca de lo que supone,
biológica y culturalmente, ser un humano, ya quedan con esto totalmente
tratados.
En este momento, y para terminar, convendría resolver una serie de
cuestiones. Hoy en día, aunque cada vez más escasamente, existen poblaciones
humanas que viven en la Edad de Piedra. Por ejemplo, los primitivos habitantes
de Australia entraron allí hace unos 50.000 años, aprovechando la desecación
de los mares fruto del hielo acumulado en los polos por la glaciación. Al subir el
mar, al terminar la glaciación, se quedaron aislados. Biológicamente,
evolucionaron desde Homo Sapiens arcaicos hacia Homo Sapiens Sapiens.
Culturalmente, sin embargo, no evolucionaron desde el paleolítico, sino que la
civilización le fue traída por difusión, por la colonización anglosajona. Así pues,
el paso hacia la civilización y la vida sedentaria no es algo esencial en el
desarrollo humano: puede darse o no darse.
Lo mismo podríamos decir de América: poblada un poco más tarde que
Australia, aprovechando también la glaciación (el Estrecho de Bering era
entonces un paso seco y terrestre), sus pobladores evolucionaron
21
biológicamente hacia Homo Sapiens Sapiens, aunque culturalmente, por
evolución interna, muchos de sus pobladores no pasaron de la Edad de Piedra -
pueblos amazónicos, por ejemplo- y muchos de ellos sí dieron el paso hacia la
civilización -mayas, aztecas, etc.-. Lo que sucede es que junto a la evolución
cultural, la difusión también opera, y acabará por traer la civilización a todos
los grupos humanos, por aislados que se encuentren.
Una última aclaración: todos los seres humanos del planeta tierra pertenecen a
la misma subespecie Homo Sapiens Sapiens, y poseen la misma capacidad y
potencialidad biológica de desarrollo. La clasificación en razas carece de valor
científico, y se trata, tan solo, de una aproximación descriptiva a los
diferentes tipos humanos. Todo el patrimonio genético de la humanidad se
encuentra extraordinariamente repartido, y el color de la piel, por ejemplo,
apenas tiene relevancia biológica.
22
CARACTERÍSTICAS BIOLÓGICAS ESPECÍFICAS DEL SER
HUMANO
Vamos a retomar en un contexto radicalmente distinto la vieja distinción entre
las características naturales y culturales que anticipaba el mito de Prometeo.
¿Cuáles son las características biológicas o fisiológicas, específicas del ser
humano? ¿Cuáles son las características que hacían de él, según el viejo mito,
un animal débil e indefenso, sin ninguna especialización funcional? Son las
siguientes, y tras revisarlas, no podremos negar que en muchos sentidos
también somos un animal peculiar, aunque no tengamos trompa o garras:
Bipedismo, bipedestación: la postura del
ser humano es la postura erguida. Nos
desplazamos sobre las dos patas traseras
con la mirada al frente, y toda la
estructura de nuestra columna vertebral y
nuestras caderas se encuentra adaptada a
ello.
Pulgar en oposición, mano prensil: la postura erguida nos deja las patas de
alante libres; en realidad ya no son patas, sino brazos con manos, unas manos
en las que el pulgar se opone a los demás dedos y nos permite agarrar las cosas
con mucha fuerza o con mucha precisión, según necesitemos.
Sistema nervioso: nuestro sistema nervioso es único. No tanto por su tamaño y
lo peculiar de su centro, el cerebro, sino por la increíble capacidad de conexión
23
e integración neuronal que tiene, lo que le proporciona un rendimiento
descomunal.
Dependencia cría-progenitores, lento proceso de maduración: Apenas exige
comentarios; somos un animal que madura enormemente despacio en todos los
sentidos: tardamos en aprender a caminar, retrasamos la madurez sexual, etc.
Y sobre todo: nuestro sistema nervioso tarda mucho en interconectarse y
organizarse debidamente.
Visión estereoscópica: poseemos una visión bastante precisa y realista, que nos
permite coordinar nuestro movimiento y el movimiento de nuestras manos, por
ejemplo, con enorme exactitud, fundiendo en nuestro sistema nervioso central
imágenes diferentes provenientes de ambos ojos.
Piel desnuda: somos el único animal cuya piel carece de protección
aparente. Además, regulamos la temperatura mediante una enorme cantidad de
glándulas sudoríparas responsables de enfriar el cuerpo.
Órganos adaptados a la fonación: poseemos una estructura muy peculiar
en la laringe y la faringe que nos permite articular, producir y emitir una
enorme cantidad de sonidos.
Mandíbula y dientes pequeños: tenemos una dentición muy particular, en
el sentido de que no está adaptada a ningún tipo concreto de alimentación, y
carece de grandes molares (lo que permite aumentar el tamaño del cerebro, de
paso).
Hay un típico ejercicio que conviene realizar al llegar a este punto. Se
trataría de intentar reflexionar sobre la importancia relativa de todas estas
adaptaciones. ¿Cuáles podrían haber aparecido primero? ¿En qué medida
24
dependen unas de otras? ¿Pudieron aparecer todas, o alguna, a la vez? En la
redacción sirve de mucha ayuda lo que se comento acerca del inicio de proceso
de hominización al hablar del Australopithecus Afarensis. Se podrá apreciar
entonces la complejidad de la hominización, y lo lejos que estamos todavía de
alcanzar un conocimiento preciso de este asunto.
CARACTERÍSTICAS CULTURALES ESPECÍFICAS DEL SER
HUMANO
¿Cuáles son las características no biológicas que hacen a los seres
humanos diferentes de cualquier otro animal? Ya sabemos que el mito de
Prometeo recogía ya esta distinción; sabemos igualmente que la mejor manera
de denominarlas era el de características culturales. Casi todas ellas fueron
mencionadas en el curso de las explicaciones anteriores; ahora las veremos de
forma sistemática y exhaustiva.
La posibilidad de crear útiles artificiales: el ser humano es el único que animal
que puede prolongar las limitaciones de su cuerpo físico mediante el uso
sistemático e intensivo de útiles artificiales, uso que transmite después, de
forma cultural, a la descendencia. La capacidad adaptativa que permite este
empleo de los útiles no admite comparación. En primer lugar, porque como
acabamos de mencionar, permite al ser humano traspasar cualquier límite
impuesto a su cuerpo por el mundo físico (con una espada tenemos mejores
garras que un león; y con un coche corremos más que los más rápidos
antílopes); y en segundo lugar, porque le permite transforma la naturaleza en
25
algo más sencillo, comprensible y amable para él, lo artificial. Mediante los
útiles el ser humano transforma la naturaleza en artificio a la medida de
nuestras necesidades, desde las casas hasta la luz artificial, pasando por la
agricultura…
La existencia de un lenguaje doblemente articulado: el ser humano es el único
animal que dispone de la posibilidad de utilizar un lenguaje que tiene una
potencialidad infinita. Mediante una serie de sonidos limitados construimos
arbitrariamente
una serie amplia
de “palabras”
que, a su vez,
articuladas en
oraciones, nos
permiten
expresar,
virtualmente
cualquier
contenido
(infinitas cosas diferentes). La capacidad adaptativa del lenguaje es
descomunal: permite referirse a la realidad sin tenerla delante, razonar en
abstracto sin acudir a la realidad, almacenar de forma económica los
conocimientos, transmitirlos… E igualmente proporciona al ser humano una
extraordinaria capacidad (el fundamento de la creación y la sensibilidad
artística): la capacidad simbólica. Somos un animal simbólico que es capaz de
relacionarse con la realidad de forma indirecta. Por así decirlo, no con las
cosas, sino con símbolo y signos de las cosas, cuyo sentido es en buena medida
26
una creación humana arbitraria. Y eso afecta a nuestra forma global de
razonar y pensar, porque nuestro cerebro se organiza lingüísticamente.
La sociabilidad: el ser humano es un animal que va más allá del simple
gregarismo, o de la enorme sociabilidad de los primates superiores, como los
chimpancés. El ser humano es un animal esencialmente social; es un animal que
sólo se entiende en sociedad (recuerda como lo llamaba Aristóteles: zoon
politikon). Todo en él, desde su lenguaje y su pensamiento hasta su
manipulación de lo artificial, de su sensibilidad a su organización biológica en
familias, se tiene que realizar de forma social. No es posible concebir un ser
humano al margen de las formas sociales.
La autoconciencia: la autoconciencia, la capacidad racional, el alma, la mente el
pensamiento, el entendimiento…; todas estas son maneras diferentes de
nombrar a lo que para muchos es la esencia humana, lo que realmente nos hace
ser lo que somos. Quizá autoconciencia sea la mejor forma de entender esta
peculiaridad humana. En pocas palabras: algunas formas de vida muy sencillas
no son, con casi total seguridad, conscientes. Es decir: no perciben ni
representan lo que les rodea, el mundo exterior. Algunos, o muchos, animales
complejos, sí que lo son; sin duda perciben o representan la realidad. Nadie en
su sano juicio duda del hecho de que un perro representa, percibe o conoce la
realidad. Pero sólo el ser humano percibe la realidad, la representa o la conoce,
y además y a la vez, es consciente de que la percibe, la representa o la conoce.
Incluso se percibe a sí mismo, a su interior, dentro de su mente. Es decir, que
el ser humano es autoconsciente. El ser humano posee autoconciencia.
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Por lo tanto, el ser humano es el único animal consciente de su conciencia,
consciente de que conoce, consciente de que él es él mismo. Cuando teníamos
pocos meses de vida, éramos conscientes del mundo exterior, nos alegrábamos
al ver a nuestra madre, o reaccionábamos con curiosidad ante las cosas. Pero
no nos acordamos de ello, no pensamos que aquello forma parte de nuestro yo,
porque entonces todavía no éramos autoconscientes. El verdadero yo humano
es consciente de sí mismo.
Dos cosas cabe comentar respecto
de esta espléndida (o terrible)
originalidad: en primer lugar,
¿cómo sabemos que no la poseen
otros animales, quizá los más
inteligentes de entre ellos? La
respuesta es fácil: no lo sabemos
pero lo suponemos con casi total
fundamento, por las conclusiones
que adoptamos al conocer los ritos florales del Hombre de Shanidar (y,
evidentemente, muchos otros fenómenos similares), sin comparación posible en
ninguna otra especie animal. Ya dijimos que puede ser una posesión terrible:
ningún otro animal sufre lo que nosotros podemos sufrir ante el temor a la
muerte y desaparición definitiva de nuestra conciencia y nuestro yo.
En segundo lugar: ¿Cómo pudo aparecer? No es una cuestión del todo clara.
Está claro que depende de las peculiaridades y la organización de nuestro
cerebro. Un cerebro tan grande como el nuestro, tan complejo y tan
enormemente interconectado, es el requisito esencial para una propiedad
mental tan sofisticada. Diríamos que en algún punto de nuestro desarrollo
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evolutivo, el cerebro adquirió esa propiedad. Al llegar a un punto determinado
de complejidad, pudo desarrollarla, y cuando aún no poseía tanta, pues no podía
alcanzar. En realidad viene a ser una pregunta similar a ésta: ¿en que momento
los antepasados de los pájaros pudieron volar?
A su vez, la posesión de la autoconciencia permite el desarrollo de una serie de
aspectos que enriquecen y hacen definitivamente sorprendente la sensibilidad
humana, alejándonos ya de cualquier similitud con en el resto de la vida animal.
Vendrían a ser los siguientes:
La autoconciencia humana posibilita el ensimismamiento. Cada uno de nosotros,
en el interior de su conciencia, posee una serie de contenidos, recuerdos,
puntos de vista, imágenes, en las que puede sumergirse. Toda persona puede
refugiarse en su yo interior, en el interior de su conciencia, olvidándose del
mundo exterior. De ahí la expresión: “fulano esta ensimismado”. No está
atendiendo en clase, aunque su cuerpo está aquí, su mente no lo está, porque se
encuentra “sumergida en sí misma”, esto es ensimismada.
La autoconciencia humana
posibilita la temporalidad. El
hecho de poseer una conciencia
que se ve a sí misma posibilita a
su vez su dimensión temporal. La
conciencia humana puede
escarbar en sí misma dentro de
los recuerdos pasados, puede
recrearlos y revisarlos (San
Agustín, de hecho, decía que el
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único soporte de la identidad humana es la memoria de todo lo que nos ha
sucedido); y la conciencia humana puede también realizar previsiones y cálculos
para el futuro, porque se ve a sí misma existiendo en el tiempo futuro, en su
autoconciencia.
La autoconciencia humana posibilita el libre albedrío. “Libre albedrío” es la
expresión filosófica que significa, sin más “libertad”. El ser humano, en
principio, parece el único animal libre. Un animal, que no es autoconsciente, vive
en el puro presente, sometido a sus instintos. Un ser humano puede, si quiere,
ante una acción determinada, escarbar en su conciencia, y ver que le sucedió
en situaciones similares en el pasado, o que le podría suceder, de comportarse
de tal manera, en el futuro. Sólo a partir de esa reflexión actúa. Por eso el
libre albedrío se encuentra también relacionado con la temporalidad de la
conciencia.
Por otra parte, la autoconciencia humana posibilita la vida en la realidad. Un
animal vive en mundo de estímulos. La realidad no es para él sino una fuente de
estímulos ante la que responde instintivamente; casi podríamos decir
pasivamente. Pero nosotros, por nuestro uso de lenguaje, nos relacionamos con
la realidad de forma simbólica e indirecta. Para nosotros las cosas tienen
sentido y significado, deben ser interpretadas, relacionadas, manipuladas,
admiradas, olvidadas, recordadas… La conciencia humana vive en una realidad
plena de sentido, vive en un mundo rico de interpretaciones. El mundo objetivo
que nos rodea no es una realidad pasiva.
La autoconciencia humana posibilita la apertura al mundo. Se deduce
claramente de lo anterior. ¿Cómo no vamos a ser el animal más curioso? La
realidad que nos rodea, el mundo, nunca se puede agotar, porque no se limita a
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estimularnos para que respondamos de forma automática. En la medida en que
es preciso interpretarla, relacionarla y darle sentido, el ser humano ha de
permanecer siempre abierto, curioso y dispuesto a reaccionar de forma activa
ante todo lo que le rodea.
La autoconciencia humana posibilita la inconclusión. Igualmente se deduce de lo
que acabamos de comentar. La conciencia de un animal es finita. Cuando llega a
la madurez, todas sus funciones se encuentran establecidas, funcionan
correctamente y no van a evolucionar. Eso jamás se puede decir del ser
humano. Su conciencia nunca se termina de formar, nunca se completa: está
inconclusa. Continuamente la realidad le obliga a introducir en ella nuevos
elementos y a
relacionarlos de
formas diferentes. Eso
implica necesariamente
modificar de continuo
lo que en ella se
almacena, sus
recuerdos; modificar
sus previsiones de
futuro; modificar sus estrategias de interpretación y conocimiento… A pesar
de todo ello, y paradójicamente, seguramente somos el animal que más se
aburre.
Una última reflexión para ir ya concluyendo con este tema. Todas estas
curiosas peculiaridades humanas son las que no sólo abren la posibilidad de la
cultura, sino que constituyen propiamente la cultura humana Quizá lo más
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interesante de la cultura para los seres humanos es que sea enormemente
superior como adaptación, a las adaptaciones biológicas.
¿Por qué? En primer lugar, por su superior plasticidad: si sobreviniera una
terrible glaciación, la especie humana no necesitaría esperar a la lenta
selección natural dejando sobrevivir solo a los capaces de almacenar más
grasa; mejoramos nuestra vivienda, ponemos más ropa y la calefacción. En
segundo lugar, por su transmisión lamarckista: heredamos la cultura adquirida
en vida por nuestros antepasados (cuando nacimos ya había teléfono y luz
eléctrica, y nacimos a un lenguaje rico y elaborado). Y en tercer lugar, porque
puede superponerse a la propia naturaleza, modificándola y alterándola. De
hecho, nuestro hábitat no es natural, se encuentra modificado por la cultura
(pueblos, ciudades, carreteras, cultivos…); e incluso nuestra propia naturaleza
puede ser modificada por la ingeniería genética.
Hay un típico ejercicio que conviene realizar al llegar a este punto. Se trataría
de intentar reflexionar sobre la relación de dependencia que guardan todos
estos rasgos culturales con los rasgos biológicos. ¿Podrían haber aparecido los
unos sin los otros? ¿Es lo específicamente humano lo natural, o lo es lo
cultural? ¿Dónde está la auténtica y verdadera esencia humana? ¿Existe algo
así como la esencia humana, al margen de su substrato natural y biológico?
Todas estas son preguntas filosóficas de difícil solución.