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EL PROLONGADO CÓNCLAVE DE VITERBO Y OTROS SUCESOS DE 1271 FRANCISCO SUÁREZ SALGUERO

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EL PROLONGADO CÓNCLAVE DE VITERBO Y OTROS SUCESOS DE 1271

FRANCISCO SUÁREZ SALGUERO

~ 1 ~

Francisco Suárez Salguero ha compuesto estos escritos esmerándose en ofrecer

la crónica cronológica que el lector podrá aprovechar y disfrutar. Lo ha hecho

valiéndose de cuantas fuentes que ha tenido a mano o por medio de la red in-

formática. Agradece las aportaciones a cuantas personas le documentaron a tra-

vés de cualquier medio, teniendo en cuenta que actúa como editor en el caso de

algún texto conseguido por las vías mencionadas. Y para no causar ningún per-

juicio, ni propio ni ajeno, queda prohibida la reproducción total o parcial de este

libro, así como su tratamiento o transmisión informática, no debiendo utilizarse

ni manipularse su contenido por ningún registro o medio que no sea legal, ni se

reproduzcan indebidamente dichos contenidos, ni por fotografía ni por fotocopia,

etc.

~ 2 ~

~ 3 ~

A MODO DE PRÓLOGO

UN TRÁGICO ACCIDENTE EN COSENZA

Daba comienzo en jueves el año 1271, del que ofrecemos relatos destacados en las

páginas que se nos abren a continuación, siempre aportando también el habitual obi-

tuario.

Empezamos remitiendo al año anterior (1270), cuando allí o entonces se daba cuenta o

resumida información adelantada, al hilo de la octava cruzada, acerca de la muerte de

Isabel de Aragón, esposa del actual rey de Francia Felipe III el Atrevido (1270-1285), a

quien acompañó en dicha cruzada. Isabel murió el 28 de enero de este año 1271, en

Cosenza (región italiana de Calabria), tras caer de su caballo el 11 de enero, estando

embarazada de seis meses de su quinto hijo, que nació prematuramente o prácticamente

abortado y muerto. La accidentada reina murió a consecuencia de la caída y por los

efectos del abrupto parto, agravada probablemente en su septicemia. Fue llevada a en-

terrar en la basílica abacial y catedralicia de Saint Denis, en París, como correspondía a

su regio rango. Muchos años más tarde, en 1793, sería profanada su tumba, como tantas

otras, durante la furibunda Revolución Francesa (1789-1799).

Tenía Isabel 22 años de edad y era hija del rey Jaime I de Aragón y de Violante de

Hungría, su segunda mujer. Se había casado con el entonces príncipe Felipe de Francia

el 28 de mayo de 1262 en Clermont. Los hijos nacidos de este matrimonio fueron: Luis

(1264-1276), Felipe (1268-1314, que fue el rey Felipe IV de Francia desde 1285 hasta

su muerte), Roberto (1269-1271) y Carlos (1270-1325, conde de Valois).

Carlos de Valois será el fundador de la Casa de Valois, ramificación de la célebre e

histórica dinastía de los Capetos, a la cual sucederá cuando ascienda al trono su hijo Fe-

lipe VI de Francia (1328-1350) al morir Carlos IV de Francia (1322-1328).

En 1274 volverá a casarse Felipe III el Atrevido, con María de Brabante. Ya haremos

en su momento la respectiva consideración.

~ 4 ~

Sepultura de Isabel de Aragón, reina consorte de Francia

~ 5 ~

AÑO 1271

~ 6 ~

VITERBO IGLESIA DE SAN SILVESTRE

(ESTADOS PONTIFICIOS)

MUERE ASESINADO ENRIQUE DE ALMAIN

Mientras estaba en misa en Viterbo, en la Iglesia de San Silvestre, el 13 de febrero de

este año 1271, fue asesinado por sus primos, Simón y Guido de Montfort, Enrique de

Almain, en venganza de los asesinos por la muerte de su padre y su hermano mayor en

la batalla de Evesham, del año 1265, en Inglaterra (que podemos recordar remitiéndo-

nos a ese momento de este cronicón).1

Enrique de Almain, muerto a sus 36 años de edad, fue llevado a enterrar finalmente a

la abadía de Hailes, en Gloucestershire.2 Fue el tercer hijo de Ricardo de Cornualles y

1 Guido o Guy de Montfort, conde de Nola, cuya muerte será en 1291 (prisionero en Mesina), fue un con-

dotiero o mercenario inglés, hijo de Simón de Montfort el Viejo, VI conde de Leicester, y de Leonor de

Inglaterra (hija de los reyes Juan I, muerto en 1216, y de Isabel de Angulema, muerta en 1246). Por el va-

lor demostrado en la batalla de Tagiacozzo (1268) obtuvo como recompensa el feudo de Nola de Anjou

(en Campania).

Como queda dicho, participó en la batalla de Evesham contra las fuerzas de su tío, el rey Enrique III de

Inglaterra, y su primo, el príncipe Eduardo (futuro Eduardo I de Inglaterra), ocurriendo en aquella batalla

que tanto su padre como su hermano mayor murieron y sus cuerpos vilipendiados siendo arrastrados por

el barro, como castigo de su rebelión. También Guido fue herido y hecho prisionero.

Fue encerrado en el castillo de Windsor (ir a epílogo I) hasta la primavera de 1266, cuando corrompió y

sobornó a sus guardianes y logró escapar a Francia, donde se reunió con la propia familia exiliada. Con su

hermano Simón de Montfort el Joven se movió por Europa participando en varias campañas militares.

En la región italiana de Toscana, concretamente en el condado de Maremma, se casó con la noble Mar-

gherita Aldobrandeschi. Nacieron dos hijas: Anastasia y Tomasina.

Es recordado como aquel que firmó en Florencia la cruel condena contra dos de los hijos de Farinata de-

gli Uberti, (muerto en 1264), perseguidos por ser gibelinos.

Guido y Simón descargaron sobre Enrique sus desenvainadas espadas y el moribundo se agarraba al al-

tar suplicando la piedad que no alcanzó. Hubo excomunión para los sacrílegos asesinos. Guido fue a re-

fugiarse a Maremma, junto a su suegro el conde Ildebrandino degli Aldobrandeschi. Pasando el tiempo

fue absuelto de la excomunión y entró de nuevo al servicio de Carlos de Anjou. Participó en más ocasio-

nes y lugares de Italia contra los gibelinos.

En la Divina Comedia, Dante Alighieri lo puso entre los asesinos del VII círculo del Infierno, inmerso

hasta los hombros en la sangre hirviente del Flegetonte, aislado respecto a los otros condenados por la re-

pugnancia de su crueldad.

2 Hoy en día una romántica ruina, habiendo sido un recinto sagrado que albergara supuestamente muy

valiosas reliquias.

~ 7 ~

de su primera esposa, Isabel Marshal (muerta en 1240); nieto por tanto del rey Juan I de

Inglaterra (muerto en 1216) y sobrino de Enrique III. Su sobrenombre “de Almain” se

debe a cómo pronunciaban los nobles ingles el francés d’Allemagne (de Alemania),

quienes le llamaban así por ser su padre rey de los Romanos, como bien sabemos.

Enrique fue nombrado caballero por su padre el 18 de mayo de 1257, un día después

de su coronación en Aquisgrán,3 el lugar tradicional de coronación germana de quienes

acceden al trono del Sacro Imperio Romano Germánico.

Como sobrino tanto del rey Enrique III como de Simón V de Montfort (VI conde de

Leicester), dudó sobre en qué bando debía participar durante la conocida como Segunda

Guerra de los Barones (1264-1267). No obstante, apoyó finalmente al bando del rey,

por lo que se encontró entre los rehenes de su tío Simón tras la batalla de Lewes en

1264, siendo retenido en el castillo de Wallingford4 hasta su posterior liberación.

En 1268 emprendió cruzada en acompañamiento de sus primos los príncipes Eduardo5

y Edmundo,6 siendo la mencionada cruzada la que habrá de pasar a la historia como

novena en la ya muy prolongada consecución de las mismas.7

El 5 de mayo de 1269, en el castillo de Windsor, se había casado Enrique de Almain

con Constanza de Montcada,8 segunda hija de Gastón VII de Bearne (muerto en 1290) y

3 Actualmente la ciudad más occidental de Alemania, fronteriza con Bélgica y los Países Bajos.

4 Próximo al Támesis, en el condado de Oxfordshire.

5 Futuro rey Eduardo I de Inglaterra (1272-1307).

6 Edmundo de Lancaster, cuya muerte será en 1296.

7 La novena cruzada es considerada muy frecuentemente como una parte o prolongación de la octava, te-

niendo en cuenta que el príncipe Eduardo de Inglaterra se unió a dicha cruzada de Luis IX de Francia con-

tra Túnez, llegando tarde a la misma, como bien podemos recordar.

Tras pasar luego el invierno en Sicilia, decidió continuar adelante con la cruzada hacia Tierra Santa co-

mandando sus fuerzas (de mil o dos mil hombres) hasta Acre, llegando allí el 9 de mayo de este año 1271.

También le acompañaban un pequeño destacamento de bretones y otro de flamencos, mandados por el

príncipe-obispo de Lieja (Enrique de Güeldres), que abandonaría la campaña en invierno, cuando supo de

la elección del nuevo Papa, Gregorio X (del que ya hablaremos). Enrique de Güeldres acabará abdicando

en 1274, tras haber sido príncipe-obispo de Lieja desde 1247.

En 1268, el sultán mameluco Baibars, de Egipto y Siria, había conquistado, como bien sabemos, el prin-

cipado de Antioquía, quedando ya reducido el reino de Jerusalén a una leve o pequeña franja entre Sidón

y Acre. El rey Enrique III de Inglaterra, ya de hacía tiempo, había hecho sus votos de participar en una

cruzada pero, ya anciano, permitió que lo hiciera su hijo y heredero, Eduardo, despiadado príncipe, ve-

terano o experimentado en las guerras con los vasallos de su padre. La caída de Antioquía le envalentonó

con furor y le decidió a emprender los preparativos cruzados necesarios. Aunque en un principio prome-

tieron acompañarlo numerosos nobles ingleses, luego no fueron tantos, pues se excusaron y pretextaron

muchos motivos para desentenderse.

Al príncipe Eduardo le acompañó su esposa, Leonor de Castilla (hija de nuestro Fernando III el Santo y

de Juana de Ponthieu); y unos meses más tarde se le unieron algunas tropas más (las que ya hemos men-

cionado), al mando de Edmundo de Lancaster, etc. Ya iremos viendo el desarrollo, y sobre todo el desen-

lace, de la novena cruzada en 1272.

8 Cuya muerte será en 1310.

~ 8 ~

de Mata (o Matilde) de Mastas (o Matha). No hubo hijos, por lo cual hereda a Enrique

su medio hermano Edmundo.

Enrique de Almain

~ 9 ~

CASTILLO Y SEDE CENTRAL DE LOS CABALLEROS

HERMANOS HOSPITALARIOS (DE LA ORDEN DE SAN JUAN

DE JERUSALÉN)

EL SULTÁN MAMELUCO BAIBARS SE APODERA DE ESTE LUGAR

El mameluco Baibars, sultán de Egipto y Siria, a 7 de abril de este año 1271 conquistó

y anexionó a Siria el castillo que los caballeros hermanos hospitalarios poseyeron y os-

tentaron9 como sede central de la propia Orden de San Juan de Jerusalén.

10

El castillo fue construido por los cruzados sobre un espolón del desierto sirio con el

fin de proteger la ruta entre Homs (ciudad siria bajo dominio musulmán) y Trípoli, ca-

pital del condado cruzado del mismo nombre en la costa libanesa-mediterránea. La for-

taleza original había sido construida por el emir de Alepo, siendo tomada por Rai-

mundo IV de Tolosa11

en 1099, durante la primera cruzada (1096-1099). Pero fue aban-

donada cuando los cruzados siguieron su ruta hacia Jerusalén, siendo más tarde recupe-

rada, en 1110, por el príncipe Tancredo de Galilea.12

El conde Raimundo II de Trípoli13

9 En el período de las cruzadas, hasta este año 1271.

10

Dicho castillo (Hisn al-Akrad) es una fortaleza de doble recinto amurallado que se conoce en la actua-

lidad como Crac de los Caballeros, siendo prototípico de la arquitectura militar de los siglos XII y XIII,

teniendo su semejanza con la Alcazaba de Málaga (del período de las taifas andalusíes durante el siglo

XI). El Crac de los Caballeros fue declarado por la Unesco Patrimonio de la Humanidad en 2006, al igual

que el Castillo (o ciudadela siria) de Saladino. Todos los sitios sirios Patrimonio de la Humanidad se de-

clararon en peligro (a 20 de junio de 2013) a causa de la Guerra Civil Siria de estos años desde 2011.

Esta fortaleza viene a ser uno de los pocos lugares donde el arte cruzado (en forma de frescos) se pre-

servó. Eduardo I de Inglaterra, durante la novena cruzada (1271-1272), tomaría nota en el lugar inspirán-

dose para sus futuros castillos.

11

De Toulouse o de Saint-Guilles (1042-1105).

12

Muerto en 1112.

13

Muerto en 1152.

~ 10 ~

se la cedió en 1142 a los caballeros hospitalarios. Durante el siglo y medio siguiente, los

caballeros construyeron una imponente fortaleza, la mayor de Tierra Santa, que resistió

al menos doce asaltos por parte de los musulmanes.

En 1163, la fortaleza fue infructuosamente asediada por Nur al-Din.14

Siendo vence-

dores los hospitalarios, éstos se convirtieron en una fuerza virtualmente independiente

en la frontera del condado de Trípoli. Fue asediado el castillo, también infructuosamente

en 1188, por Saladino.15

Finalmente, como ya hemos señalado, tomó la fortaleza el

sultán Baibars, en abril de este año 1271.

Hemos de tener en cuenta que la guarnición de hombres era allí escasa. Un año antes,

como bien sabemos, la octava cruzada había fracasado, y no hubo posible ayuda desde

Occidente. Durante varias semanas, las fuerzas de Baibars minaron la torre suroeste del

muro exterior hasta que se derrumbó. Sin embargo, cuando los atacantes penetraron en

el recinto, se encontraron ante la segunda línea de fortificaciones, también imponentes,

que aún les cerraba el paso.

Baibars, no queriendo aceptar la derrota o la posibilidad de un largo cerco, recurrió a

la astucia.16

Se valió de una paloma mensajera para enviar una carta falsa al interior del

castillo. El mensaje decía venir del gran maestre de la Orden hospitalaria y ordenaba la

rendición de la tropa, pues no era posible enviarles hasta allí socorro alguno. El mandato

fue obedecido y Baibars pudo capturar la fortaleza. Además, concedió caballerosamente

a la guarnición un salvoconducto para que se trasladara hasta Trípoli.

Baibars reconstruyó la fortaleza y la usó como base en su campaña contra Trípoli.

También convirtió la capilla o iglesia allí existente en mezquita.

14

Muerto en 1174.

15

Muerto en 1193.

16

Según cuentan los cronistas o historiadores árabes.

~ 11 ~

Pero vino la destrucción causada por la reciente Guerra de Siria en el siglo XXI

~ 12 ~

~ 13 ~

REINO DE FRANCIA

MURIÓ EN PROVENZA ISABEL DE FRANCIA,

REINA CONSORTE DEL REINO DE NAVARRA

El 17 de abril, con 30 años de edad, murió la muy piadosa Isabel de Francia, viuda del

recientemente fallecido Teobaldo II de Navarra.17

Era hija del también reciente difunto

Luis IX,18

rey de Francia, y de Margarita de Provenza.19

El rey Luis IX, interesado por

la paz con Navarra, casó a Isabel con Teobaldo II. Resulta que fue Luis como padre

quien preparó a su hija, algo inusual, pues viene siendo normal que la preparación de las

jóvenes hijas corra a cargo de sus madres.

La boda entre Isabel y Teobaldo se celebró en Melun, asistida por el arzobispo de

Ruán,20

a 6 de abril de 1255. El novio tenía 18 años de edad y la novia 13. Ambos han

muerto sin descendencia.21

Junto con su esposo y su padre, Isabel participó en la octava cruzada, campaña de

1270, en la que resultaron muertos tanto su padre como su esposo, como bien sabemos.

Isabel se fue a vivir a Provenza, donde murió, como queda dicho. Fue llevada a enterrar

a Provins, junto a su esposo.

La difunta reina Isabel

17

Rey de Navarra y conde de Champaña.

18

El rey San Luis, celebrado el 25 de agosto en el santoral.

19

Su muerte será en 1295.

20

El franciscano Eudes II Rigaud (1248-1275).

21

Probablemente, aunque esto no está históricamente claro del todo.

~ 14 ~

VENECIA

MURIÓ ESTEBAN EL PÓSTUMO,

UN RECHAZADO PRINCIPE HÚNGARO

Murió en Venecia, a 10 de abril de este año 1271, con 35 años de edad, el rechazado

príncipe húngaro llamado Esteban y apodado el Póstumo, de la Casa de Árpad, hijo del

rey Andrés II de Hungría (muerto en 1235) y de su consorte (en terceras nupcias) Bea-

triz de Este (noble italiana muerta en 1239).

El rey Andrés II de Hungría ya había enviudado dos veces antes de contraer matri-

monio con Beatriz de Este (en 1234), siendo esta boda del desagrado de los príncipes

húngaros, sobre todo de Bela (rey de Hungría como Bela IV entre los años 1235-1270),

el cual al morir su padre rechazó y expulsó de Hungría a Beatriz de Este. Ella anunció

que esperaba un hijo del fallecido rey, y habiéndolo dicho se marchó a sus tierras italia-

nas. Bela mientras tanto, como bien podemos recordar, fue coronado como Bela IV, de-

jando constancia de que Beatriz era una mentirosa adúltera y que su hijo no era un Ár-

pad. Pero Bela estaba equivocado, pues su padre Andrés era también el padre de Este-

ban. Beatriz dio a luz a su hijo Esteban en Venecia, siendo considerado póstumo de su

padre. En Venecia creció, consciente de ser príncipe húngaro, como su madre se encar-

gaba de recordarle.

Esteban el Póstumo se casó dos veces. Una primera vez en 1263 con Isabel Traversari

(muerta en 1264), viuda de Tomaso de Foliano e hija del patricio de Rávena Paolo (Gu-

glielmo) Traversari. Del corto o breve matrimonio nació un hijo, Esteban, el cual murió

durante sus primeros años, siendo niño. Luego de enviudar, en 1264, Esteban buscó una

segunda esposa, en esta ocasión hija del patricio veneciano Michele Sbarra Morosini,

llamada Tomasina Morosini.22

De este segundo matrimonio nació Andrés, en 1265.23

22

Nacida en 1250 y muerta en 1300.

23

Será rey Andrés III de Hungría entre los años 1290-1301.

~ 15 ~

SEÑORÍO DE GIBELET (CONDADO DE TRÍPOLI)

MUERTE DE ENRIQUE I EMBRIACO

Entre primavera y verano de este año 1271, con 57 años de edad, fue la muerte de En-

rique I Embriaco, señor de Gibelet, feudo en el condado cruzado de Trípoli.24

Enrique fue hijo y heredero de Guido I Embriaco (muerto en 1238) y de Alix de An-

tioquía. Se casó en 1250 con Isabel de Ibelín, hija del señor de Beirut, Balián de Ibelín

(muerto en 1247), y de Eschiva de Montbéliard. Hubo de dicho matrimonio los siguien-

tes hijos: Guido (ahora Guido II Embriaco),25

Juan, Balduino,26

Balián27

y María.28

Cuando la Guerra de San Sabas (1256-1270),29

Enrique Embriaco recordó el origen

genovés de su familia y envió tropas a San Juan de Acre para ayudar a los genoveses,

resultando que, al proceder así, contrarió la expresa prohibición al respecto de su señor

Bohemundo VI de Antioquía-Trípoli. El propio Bohemundo estaba tratando de perma-

necer neutral, pero simpatizaba con los venecianos, y su enemistad con la familia de los

Embriaco lo forzó a combatir. Para 1261 la aversión de Bohemundo a su vasallo Enri-

que había estallado en una guerra abierta. Enrique no sólo se había vuelto contra la so-

beranía de Bohemundo sino que se hizo, con la ayuda de los genoveses, totalmente in-

24

De territorio costero, en la parte sur del condado, limitando con el señorío de Beirut. De su historia hay

que destacar que comenzó cuando los genoveses italianos recibieron una cuarta parte del condado en

agradecimiento por la ayuda que ellos prestaron en la conquista del condado, fundando en este feudo una

de sus colonias comerciales, con el nombre de Gibelletto o Gibelet, correspondiente a la antigua Biblos y

a la actual Jabail (Líbano). Conquistada por los cruzados en 1104, Beltrán de Tolosa o Toulouse y Trípoli

(1105-1112) se le dio al almirante genovés Guillermo Embriaco, con quien se inició el señorío. Los se-

ñores de Gibelet fueron vasallos del conde de Trípoli hasta finales del siglo XIII, y después de la caída de

Trípoli existió aún por no mucho tiempo como territorio vasallo de los mamelucos. En 1302 la ciudad se-

rá abandonada, parece ser que de un modo pacífico.

25

Muerto en 1282, ejecutado. Casado con Margarita de Sidón, hija de Julián Grenier, señor de Sidón,

muerto en 1275.

26

Como Guido II, también mueren ejecutados Juan y Balduino en 1282.

27

Muerto en 1313.

28

Casada con Balián II de Grenier, señor de Sidón, y muerta antes de 1291.

29

Conflicto entre genoveses y venecianos, como bien sabemos y podemos recordar.

~ 16 ~

dependiente, pero su primo Bertrand Embriaco, encabezando la rama más joven de la

familia, atacó a Bohemundo en la misma ciudad de Trípoli.30

Escudo de los Embriaco y castillo de Gibelet

30

Bertrand Embriaco fue asesinado en 1258, durante la Guerra de San Sabas. Anteriormente, en 1252,

cuando la princesa viuda de Antioquía, Lucía de Segni, fue retirada de la regencia de su hijo Bohemundo

VI, había logrado mantener a muchos de sus favoritos romanos en puestos importantes o destacados en

Trípoli, lo que causó gran descontento entre los barones nativos.

En 1258, los descontentos barones nativos de Bohemundo VI se rebelaron en su contra y se centraron

en Bertrand, dueño de grandes propiedades en el entorno de Gibelet, y en su yerno Juan, también primo

segundo de Bohemundo. Ese mismo año los barones marcharon sobre Trípoli, donde Bohemundo estaba

residiendo, y sitiaron la ciudad. Bohemundo hizo un contraataque, pero fue derrotado y herido en el hom-

bro por el propio Bertrand.

Bohemundo se vio obligado a permanecer asediado en la ciudad hasta que los templarios enviaron hom-

bres para rescatarlo. Bertrand, mostrando venganza, incendió los alrededores. Un día, cuando Bertrand vi-

sitaba uno de sus pueblos, unos campesinos armados lo atacaron de repente y lo mataron. Su cabeza fue

cortada y enviada como regalo a Bohemundo. Los rebeldes fueron intimidados y se retiraron a Gibelet.

Sin embargo, a partir de ese momento hubo una enemistad a muerte entre las Casas de Antioquía y la fa-

milia Embriaco.

La disputa se prolongó durante muchos años. En 1282, conquistará Bohemundo VII, el sucesor de Bo-

hemundo VI, el castillo de Gibelet, siendo entonces cuando los hijos de Enrique I Embriaco (Guido, Juan

y Balduino) mueren ejecutados.

~ 17 ~

Condado de Trípoli (1102-1289), mapa correspondiente al año 1140

~ 18 ~

DUCADO DE BRABANTE

MURIÓ MARGARITA DE FRANCIA, DUQUESA DE BRABANTE

En julio de este año 1271, con 17 años de edad, murió Margarita de Francia, que es-

tuvo casada con el duque Juan I de Brabante.31

Era hija del rey Luis IX de Francia y de

su esposa Margarita de Provenza. Margarita fue la número 9 de los 11 hijos que con-

formaron la descendencia de sus padres, como bien sabemos, cada cual con su destino y

trayectoria biográfica.

La joven Margarita estaba inicialmente comprometida, en 1257, siendo una niña, con

el duque Enrique IV de Brabante, que también era un niño (con retraso mental crónico),

hijo de Enrique III de Brabante (muerto en 1261) y de su esposa Adelaida. El compro-

miso quedó frustrado y, por razones evidentes, no llegó a boda.

Enrique IV fue depuesto en 1267, sucediendo luego que su hermano Juan I de Bra-

bante se casó con Margarita, a 5 de septiembre de 1270, siendo él de 19 años y ella de

16. Para celebrar el enlace se anticipó un gran torneo en Cambrai,32

a 27 de mayo de

1269. Juan se distinguió siempre como un perfecto modelo caballeroso y cabal príncipe

feudal: valiente y aventurero, sobresaliendo en todas las formas de ejercicio activo, afi-

cionado a la ostentación, de generoso temperamento, siendo muy popular, célebre y fa-

moso en la poesía y en la literatura. Lo mismo es renombradamente famoso por sus

amoríos, que le reportan no pocos hijos ilegítimos.

No tardó mucho Margarita en quedar embarazada, dando a luz en el dicho mes de ju-

lio de este año 1271, pero con malograda suerte, de complicado parto. La madre y el

bebé no sobrevivieron y murieron poco después del frustrado alumbramiento, conver-

tido en muerte aquel nacimiento. El entierro tuvo lugar en la real y parisina basílica de

Saint-Denis.

31

Antiguo ducado (1183-1795) situado actualmente entre los Países Bajos y Bélgica. Dependió del Sacro

Imperio Romano Germánico.

32

Al norte de Francia, a orillas del río Escalda.

~ 19 ~

VITERBO (ESTADOS PONTIFICIOS)

CONCLUYE EL PROLONGADO CÓNCLAVE

Y RESULTA ELEGIDO EL PAPA GREGORIO X

Concluyó en Viterbo, dentro del palacio pontificio, el cónclave del colegio cardena-

licio para elegir un Papa, habiéndose prolongado desde el 29 de noviembre de 1268, tras

la muerte del Papa Clemente IV, hasta el 1 de noviembre de este año 1271, durando el

evento 34 meses.33

Tan largo cónclave se debió principalmente a la lucha política inter-

na o de tendencias entre los cardenales. Finalmente resultó elegido como nuevo Papa,

“por compromiso”,34

Teobaldo Visconti, quien tomó el nombre de Gregorio X.35

Tiene

61 años de edad y es de Piacenza (Plasencia), en la región italiana de Emilia-Romaña.

Resultó elegido por un comité de seis cardenales acordado por los otros diez restantes,

produciéndose tras más de un año de que los magistrados de Viterbo restringieran las

condiciones y manutención a los aislados cardenales, incluso destechando la estancia

del palacio donde fueron recluidos en cónclave (con llave).36

De los 20 cardenales electores implicados en el prolongado proceso de cónclave mu-

rieron 3. La dinámica del cónclave se había mostrado en una clara división entre los

cardenales franceses partidarios de la Casa de Anjou, cardenales en su mayoría creados

por el Papa Urbano IV (1261-1264), que fueron susceptibles a una invasión de Italia por

parte de Carlos de Anjou, y los cardenales no franceses, en su mayoría italianos, cuyo

número era apenas suficiente para evitar que un cardenal francés resultase elegido.

Clemente IV había coronado a Carlos como rey de Sicilia (y Nápoles), evidenciando

mucho que estos dominios sean feudos pontificios; así pues, se había impuesto con mu-

33

Fue el cónclave más largo o prolongado en la Historia de la Iglesia.

34

Prácticamente la primera vez en la Historia. Ver más sobre la temática del cónclave en epílogo III.

35

Licencia narrativa en este momento, pues esto, como más a continuación puede leerse, ocurrió ya en

1272.

36

Así se cuenta el hecho, también de un modo algo legendario.

~ 20 ~

cha solidez la influencia de la monarquía francesa en toda la Península de Italia, in-

fluencia que no compartieron bastantes de los cardenales no franceses.37

Siguiendo la tradición, los cardenales habían comenzado la elección reuniéndose y

votando una vez al día en la catedral de Viterbo, antes de regresar a sus respectivas re-

sidencias,38

tras haber deliberado sobre posibles candidatos papables, sobre los cuales

no tenemos datos fiables, mucho menos durante tanto tiempo.39

De acuerdo con ciertos

relatos y como ya dijimos en su momento,40

después de dos meses, los cardenales eli-

gieron a Philip Benizi de Damiani, superior general de la Orden de los Servitas, que

había llegado a Viterbo para amonestar a los cardenales, pero huyó para evitar su elec-

ción. Asimismo, parece ser que también fue propuesta la candidatura del franciscano

Buenaventura de Fidanza.41

Se hicieron presentes en Viterbo Carlos de Anjou (de ma-

nera controladora, habitual y constante) y el rey Felipe III de Francia (en marzo de este

año 1271).

A finales del año 1269, después de varios meses de estancamiento y bloqueo, reu-

niéndose los cardenales de manera como distraída, rutinaria e intermitente, Ranieri

37

Recordamos en esta nota, de modo remodelado, cuanto ya expusimos con anterioridad o en su mo-

mento, cuando los inicios de este cónclave, respecto de los cardenales electores en el cónclave de Viterbo

entre los años 1268-1271.

A la muerte de Clemente IV había 20 cardenales. El cardenal Rodolfo de Albano estaba totalmente au-

sente y murió durante la sede vacante. Por lo tanto, hubo 19 cardenales electores en las elecciones de

1269, pero posteriormente dos de ellos murieron también.

Éstos fueron los cardenales: Odón de Châteauroux (decano), Stefan Vancza (cardenal húngaro, el pri-

mero de ellos en la historia, muerto durante el cónclave), Juan de Toledo (cisterciense), Enrico Bartolo-

mei de Susa, Simone Paltineri (uno de los miembros del comité elector), Simon Monpitie de Brie (fran-

cés, futuro Papa Martín IV entre los años 1281-1285), Anchero Pantaleone (francés, sobrino de Urbano

IV), Guillaume de Bray, Guy o Guido de Castella (cisterciense castellano, miembro del comité elector,

Annibale Annibaldi (dominico), Riccardo Annibaldi (protodiácono y miembro del comité elector), Otta-

viano Ubaldini (miembro del comité elector), Giovanni Gaetano Orsini (miembro del comité elector y

futuro Papa Nicolás III entre los años 1277-1280), Ottobono Fieschi dei Conti di Lavagna (futuro Papa

Adriano V en el verano de 1276), Uberto Coconati, Giacomo Savelli (miembro del comité elector y futu-

ro Papa Honorio IV entre los años 1285-1287), Goffredo da Alatri, Giordano dei Conti Pironti da Terra-

cina (vicecanciller pontificio, muerto durante el cónclave) y Matteo Orsini Rosso.

Según relatos de la época (Annales Piacentines), el Colegio cardenalicio se dividió en partidarios de

Carlos de Anjou (partido carolino) y partidarios imperiales (partido imperial), pero la reconstrucción

exacta de estos partidos es muy difícil de efectuar. Seguramente es inexacto afirmar que había entre 6 y

7 carolinos (entre ellos Giovanni Gaetano Orsini y Ottobono Fieschi), mientras que los imperiales con-

taban de 10 a 11 miembros (con Riccardo Annibaldi, Ottaviano Ubaldini y Uberto Coconati entre ellos).

38

Según la tradición de los tiempos medievales, la elección de un nuevo Papa se realizaba en la catedral

de la ciudad donde murió el pontífice, si el óbito ocurrió fuera de Roma.

39

Sin descartar que fueran ciertamente papables los cardenales Odón de Châteauroux, Juan de Toledo,

Giovanni Gaetano Orsini, Ottaviano Ubaldini, Riccardo Annibadi y Ottobono Fieschi.

40

No del todo históricamente confirmados los mencionados relatos, más propios de hagiógrafos que de

estrictos cronistas.

41

San Buenaventura, muerto en 1274. Se celebra en el santoral el 15 de julio.

~ 21 ~

Gatti, el prefecto de Viterbo, y Alberto de Montebono, el podestá, resolvieron42

que los

cardenales fueran secuestrados y llevados al palacio pontificio de la ciudad, siendo allí

encerrados hasta que resultase elegido un nuevo Papa. El 8 de junio de 1270 los car-

denales dirigieron una carta a los dos magistrados pidiendo que Enrico Bartolomei de

Susa, cardenal obispo de Ostia, abandonase el aislamiento del cónclave, debido a su ma-

la salud y habiendo ya renunciado a su derecho al voto.

Bajo la presión del rey Felipe III de Francia,43

y de otros gobernantes, el 1 de sep-

tiembre de este año 1271, los cardenales acordaron ceder su autoridad a un comité de

seis de sus miembros. El comité incluyó a dos cardenales de la poderosa facción de los

Orsini (Giovanni Gaetano Orsini y Giacomo Savelli), tres del bando gibelino (Simone

Paltinieri, Ottaviano Ubaldini y Guy de Castella) y el cardenal Riccardo Annibaldi,

mientras que los cardenales de Anjou fueron totalmente marginados.

El comité eligió con rapidez a un italiano de Piacenza, Tebaldo Visconti, que no era

cardenal y que se encontraba por entonces en San Juan de Acre formando parte de la

comitiva cruzada del príncipe Eduardo de Inglaterra (hijo del rey Enrique III de Ingla-

terra), siendo Teobaldo legado pontificio o de la Santa Sede respecto a la que se estaba

desempeñando como novena cruzada, que bien sabemos y podemos recordar en estos

tiempos.

Después de haber sido informado de su elección, Teobaldo Visconti partió en cuanto

pudo hacia Viterbo, a 19 de noviembre de 1271.44

42

A instancias de San Buenaventura según algunas fuentes.

43

De reinado entre los años 1270-1285.

44

Llegó a Viterbo ya en 1272, el 12 de febrero, siendo entonces cuando dio en llamarse como Papa Gre-

gorio X. Y el 13 de marzo siguiente hizo su entrada en Roma, donde el día 27 fue coronado e inició ofi-

cial y solemnemente su pontificado, que se prolongó hasta 1276. Ya iremos viendo su desenvolverse.

Las técnicas empleadas contra los cardenales en Viterbo sirvieron de base para las leyes canónicas de

los futuros cónclaves, tal como el mismo Gregorio X se encargará de establecer, con su Constitución

Apostólica Ubi periculum, promulgada durante el II Concilio de Lyon, en 1274. Diseñadas tanto para

acelerar las elecciones futuras y reducir la interferencia externa, las reglas de Ubi periculum obligan a los

cardenales electores a ser recluidos y totalmente apartados, recibiendo la comida a través de una pequeña

abertura y siendo racionada a partir del tercer día (reducida a una sola comida al día), y en un posible oc-

tavo día recibiendo tan sólo pan y agua con algo de vino. Los cardenales tampoco recibirían de la Cá-

mara Apostólica todos los pagos que conllevara su cargo mientras el cónclave no se diera por terminado.

Las reglas estrictas de Ubi periculum se utilizaron en los cónclaves de enero de 1276 (que eligió a Ino-

cencio V) y el de julio del mismo año que eligió a Adriano V. Fueron cónclaves que duraron uno y nueve

días respectivamente. Sin embargo, a instancias del Colegio Cardenalicio, el recién electo Adriano V sus-

pendió la constitución Ubi periculum el 12 de julio de 1276 –para una revisión que deseaba efectuar– y en

el mes de agosto quedó suspendida sin que se hubiera promulgado la versión revisada.

Por lo tanto, la elección del Papa Juan XXI, a final del verano de 1276, no siguió la Ubi periculum, y

una vez elegido dicho Papa promulgó la bula Felicis Licet recordationis, en la cual formalmente se revo-

có la Ubi periculum. Las siguientes cinco elecciones de Papas se produjeron en cónclaves más bien largos

y pesados, siendo las elecciones de 1277 (Nicolás III), 1280-1281 (Martín IV), 1285 (Honorio IV), 1287-

1288 (Nicolás IV) y 1292-1294 (Celestino V, elegido tras dos años y tres meses de cónclave). Este Papa,

Celestino V, repuso el cónclave mediante los tres decretos que emitió; y su sucesor, Bonifacio VIII (de

pontificado entre los siglos XIII y XIV) restauró el cónclave mediante pertinentes aplicaciones del Códi-

go de Derecho Canónico.

~ 22 ~

~ 23 ~

PRINCIPADO RUSO DE TVER

MURIÓ EL PRÍNCIPE YAROSLAV

Tver es todo un principado ruso que empezó siendo un establecimiento menor de co-

merciantes pertenecientes a la república de Nóvgorod.45

Se tiene documentación escrita

y comercial de Tver al menos desde 1164. En 1246, Alejandro Nevski46

lo concedió a

su hermano menor Yaroslav Yaroslávich, del cual, reconocido como Yaroslav de Tver,

surgió el primer peldaño de la que puede preverse como gran dinastía de príncipes. Este

Yaroslav de Tver murió en este año 1271, el 16 de septiembre, haciéndole sombra al

mismo Moscú. Le sucede su hijo Miguel Yaroslávich.

45

Un extenso estado medieval, de entre los siglos XII-XV, que ocupaba territorios de la actual Rusia, des-

de el mar Báltico hasta los montes Urales. Su capital era la ciudad epónima de Nóvgorod.

46

Gran príncipe de Vladímir-Súzdal, de Kiev y de Nóvgorod, muerto en 1263.

~ 24 ~

LYON (REINO DE FRANCIA)

MURIÓ EL CARDENAL ENRIQUE DE SEGUSIO

En la ciudad francesa de Lyon, avanzado ya el otoño,47

murió el muy célebre cano-

nista y cardenal italiano Enrique de Segusio,48

el cual se había doctorado en ambos De-

rechos en Bolonia.49

Habiendo recibido la ordenación sacerdotal,50

en 1235 fue prior del cabildo catedra-

licio de Antibes,51

siendo nombrado obispo de la cercana Sisteron en 1244. Desde 1250

hasta su nombramiento como cardenal fue arzobispo de la también cercana y francesa

Embrun. Fue el Papa Urbano IV (1255-1261) quien le nombró cardenal de Ostia, el 22

de mayo de 1262. Desde 1236 mantuvo su actuación diplomática al servicio de la Santa

Sede52

y de las monarquías de su tiempo.53

Compuso diversos trabajos de importancia, entre otros, Lectura in Decretales Grego-

rii IX, Summa super titulis Decretalium (también llamada Summa aurea) y Lectura in

Decretales Innocentii IV. Tuvo una especial preocupación por la presentación del con-

cepto de Aequitas en el Derecho Canónico.54

47

En fechas que pudieron ser 25 de octubre o 6 de noviembre.

48

Nacido en Susa, en la actual provincia de Turín, hacia el año 1200. No está claro si perteneció a la no-

ble y destacada familia De Bartolomeis en la mencionada ciudad de Susa.

49

Célebre ciudad italiana.

50

Antes de 1233.

51

Provenza-Alpes-Costa Azul.

52

Como del Papa Inocencio IV (1243-1254) u otros.

53

Como la de Enrique III de Inglaterra (1216-1272).

54

No es seguro que impartiera clases sobre las Decretales en 1239 en Paris.

~ 25 ~

LA MECA (REGIÓN DE HIYAZ EN ARABIA)

MURIÓ ABDALHAQQ IBN IBRAHIM IBN SABIN AL-MURSÍ

En la santa ciudad islámica de La Meca, a 21 de marzo de este año 1271 (669 de la

Hégira), murió Abdalhaqq ibn Ibrahim ibn Sabin al-Mursí,55

célebre maestro sufí, teó-

logo, filósofo, jurista y médico. Tenía 54 años de edad.

Cuando tenía 30 años de edad, este andalusí fue forzado a abandonar su tierra y se

asentó en Ceuta, al norte de África. De este tiempo es su obra más conocida, Cuestiones

Sicilianas. Debido a la suficiente fama que tenía en ese momento, el gobernador de

Ceuta le encargó (supuestamente) que respondiera a una serie de preguntas filosóficas

que Federico II Hohenstaufen (1198-1250) le había hecho al sultán almohade Al-Ma-

mún.56

Éste fue el origen de las Cuestiones Sicilianas.57

Posteriormente, se vio de nuevo forzado a exiliarse, pasando por Bades,58

Bugía,59

Tú-

nez, Gabès60

y El Cairo, hasta llegar a La Meca. Durante este periplo, fue en Bugía don-

de conoció a su discípulo más fiel, el poeta y sufí de Guadix Al-Shushtari (muerto en

1269).61

55

El murciano, que había nacido en el valle de Ricote, en la cuenca media del río Segura.

56

Muerto en 1232.

57

Aunque es el planteamiento que aparece en la introducción de esta obra, parece ser realmente que no se

trata sino de un manual de filosofía para estudiantes.

58

Peñón de Vélez de la Gomera, actualmente de dominio español, que originalmente era una isla rocosa

(hasta el terremoto de 1930). Se encuentra situado en el norte de África, a 126 km al oeste de Melilla y a

117 km al sureste de Ceuta. Limita fronterizamente con Marruecos por un tómbolo o estrecho istmo de

arena. Tiene una extensión de 19.000 m² aproximadamente y una altitud máxima de 87 metros.

Actualmente y de forma permanente, tras algunos avatares históricos, está habitado con efectivos de va-

rias unidades del Ejército de Tierra de España. El límite que separa España de Marruecos por Vélez de la

Gomera constituye la frontera más pequeña del mundo, con apenas 85 metros de longitud.

59

Ciudad costera en el norte de Argelia.

60

En Túnez.

61

Nacido en la aldea de Sustar, actual Exfiliana, en las cercanías de Guadix (Granada) y muerto en Tina

(Egipto), pero enterrado en Damieta, en el egipcio delta del Nilo. También emigró a Oriente este célebre

andalusí.

~ 26 ~

En el mundo islámico, Al-Mursí contribuyó a crear la leyenda negra respecto al cor-

dobés Averroes (1126-1198), andalusí como él y de una generación anterior a la suya.

Sobre Averroes vino a decir: “Está fascinado por Aristóteles y lo engrandece hasta casi

imitarlo en los sentidos y en los primeros inteligibles. Si oyese al Sabio decir que uno

está de pie a la vez que sentado, lo diría él también y lo creería”.

Aunque compuso algunas obras en prosa, se le conoce sobre todo por sus poemas, escritos en forma de

zéjeles o moaxajas, que han gozado hasta nuestros días de gran popularidad en el Magreb, no sólo entre

círculos sufíes sino también en la canción popular.

~ 27 ~

REINO DE FRANCIA

FENECE EL CONDADO DE TOULOUSE

PASANDO AL REINO DE FRANCIA

En este año 1271, el inmenso condado de Toulouse (o Tolosa)62

pasó a ser totalmente

territorio del reino de Francia.63

La noticia está relacionada con la muerte de Alfonso de

Poitiers (a 21 de agosto, en Italia) y de su esposa la condesa Juana (a 28 de agosto, tam-

bién en Italia), doble asunto del que ahora nos ocupamos.

Alfonso de Poitiers, con 50 años de edad a su muerte,64

fue príncipe francés muy im-

portante y valioso para el rey Luis IX, su hermano, muerto en 1270. Alfonso era hijo del

rey Luis VIII de Francia (1223-1226) y de Blanca de Castilla (muerta en 1252). Su pa-

dre le entregó los títulos de conde de Poitiers,65

Saintonge66

y Auvernia,67

títulos que os-

tentaría desde 1241 hasta su muerte, siendo además conde de Toulouse desde 1249 por

su condición de casado con Juana de Toulouse, pues ya sabemos que según lo acordado

en el tratado de Meaux-París, en 1229, quedó allí fraguado y pactado el correspondiente

compromiso matrimonial. Juana de Toulouse fue hija y heredera del conde Raimundo

VII de Toulouse, muerto en 1249. Alfonso de Poitiers pasó a ser Alfonso III de Tou-

louse.

Tras la muerte de Raimundo VII de Toulouse, sus feudos fueron anexionados o incor-

porados a la Corona de Francia. La parte de la Auvernia vino a llamarse Tierra real de 62

Ir a epílogo IV.

63

Un paso histórico y esencial en la unificación del país tal como hoy lo conocemos.

64

Nacido en la ciudad regia de Poissy el 1 de noviembre de 1220.

65

Desde el siglo VII, los condes de Poitiers (o de Poitou) rigieron un conjunto de dominios territoriales

configurados como condado, el mismo que tuvo su origen en Carlomagno (768-814) y administró desde

778 un cierto Abbon.

Muy rápidamente, y siempre aún bajo la época carolingia, dos familias francas se enfrentaron por el tí-

tulo condal: los guilhelmides y los ranulfidos (de Ranulfo de Poitiers), quienes finalmente se impusieron

en 902, convirtiéndose la dinastía en la famosa y prominente Casa de Poitiers, de la que Leonor de Aqui-

tania (1122-1204), célebre y poderosa, fue la última heredera, pasando por matrimonio al reino de Ingla-

terra. El rey Felipe II Augusto de Francia (1180-1223) lo reconquistó en 1204.

El reconquistado condado de Poitiers fue dado en infantazgo de apanage a los hijos de los reyes fran-

ceses, y así permaneció hasta los tiempos de la Revolución Francesa, en los finales del siglo XVIII.

66

En el centro occidental de la costa atlántica francesa.

67

Por el Macizo Central de Francia.

~ 28 ~

Auvernia, nombrándose más tarde como ducado de Auvernia, al que no hemos de con-

fundir con el condado de Auvernia propiamente dicho ni con el delfinado de Auvernia

originado en el siglo XII. Las grandes comarcas de Agenais68

y Saintonge pasaron a

poder de los ingleses, tal como se estipuló en el tratado de París de 1259.

El ahora difunto Alfonso de Poitiers (Alfonso III de Toulouse) recibió sus encum-

brados títulos en primavera de 1241, siendo nombrado caballero con muy solemne de-

claración regia, celebrándose al efecto una gran fiesta.69

A finales de ese mismo año 1241 tuvo que enfrentarse a la rebelión de un potentado

vasallo poitevino, Hugo X de Lusignan,70

al que apoyaban, para desestabilizarlo, el rey

Enrique III de Inglaterra, los Lusignan y el propio suegro del conde Alfonso, Raimundo

VII. Con la ayuda de su regio hermano, Luis IX de Francia, Alfonso derrotó al ejército

adversario en la batalla de Taillebourg,71

el 21 de julio de 1242.

Una vez restablecida la paz, Alfonso confiscó varios feudos de sus vasallos rebeldes y

se dedicó a la administración de sus dominios, aunque quedó bajo tutela del rey francés

hasta 1248, siendo presentadas las cuentas del condado simultáneamente al rey y a él.

Incrementó sus beneficios entre otras cosas a través de fuertes impuestos de sucesión

(que reformaría en 1269) y debilitó a las grandes familias del condado incrementando el

control sobre sus vasallos (declarando por ejemplo todos los castillos de sus domi-

nios ocupables por los soldados condales en caso de peligro).

Entre los años 1244 y 1247 se dedicó Alfonso a preparar la primera de las cruzadas

emprendidas por su hermano el rey Luis IX, la históricamente enumerada como séptima

cruzada (1248-1254). Alfonso se juntó con los cruzados en Egipto cuando transcurría el

año 1248. Llegó cuando los cruzados ya habían conquistado Damieta, poniéndose al

frente de los refuerzos compuestos por caballeros bretones (al mando de Pedro I de Bre-

taña, muerto en 1250) y de sus propios dominios (bajo órdenes de Hugo XI de Lusig-

nan, muerto también en 1250). Su llegada permitió la ofensiva que se saldó luego con la

victoriosa batalla de Al-Mansurah, en febrero de 1250, tras lo cual acabó prisionero de

los musulmanes, al igual que sus hermanos el rey Luis IX y Carlos de Anjou. Tras el pa-

go por su rescate acabó en Tierra Santa, en San Juan de Acre, que abandonó luego, a 10

de agosto de 1250, lo mismo que el grueso de los cruzados salvados o liberados.

A su regreso en Francia tuvo ya de cerca la noticia de la muerte de su suegro Rai-

mundo VII de Toulouse en 1249, suceso que le convertía en heredero del condado tolo-

sano, con las comarcas de Agen y Rouergue y parte de las de Albi y Quercy. Alfonso

fue desde entonces el noble y pudiente caballero más rico de Francia. Lo primero que

hizo al tomar posesión de sus dominios fue romper el testamento de su suegro, que ha-

bía donado toda su fortuna a distintas instituciones monásticas. Alfonso no llegó a re-

68

Al suroeste de Francia.

69

Una fiesta “non pareille” (“sin igual”), según el cronista francés Jean Joinville (1224-1317).

70

Muerto en 1249.

71

En el actual departamento francés de Charente Marítimo, al oeste del país.

~ 29 ~

cuperar todas las joyas de los Saint-Gilles, pero pretendió eso mismo antes de regresar a

la muy regia Isla de Francia, desde donde administró eficazmente todo su patrimonio

hasta que han terminado sus días en agosto de este año 1271, aunque la muerte le sobre-

vino en Italia.

Tras haber superado algunos problemas de la vista, en el invierno de 1251-1252, Al-

fonso ayudó a su madre Blanca de Castilla en la regencia del reino por la ausencia del

rey. Tras la muerte de Blanca (26 de noviembre de 1252), Alfonso se hizo cargo del to-

do en la regencia de Francia hasta el regreso de su hermano Luis IX, conservando siem-

pre una poderosa influencia en la Corte, siendo en todo la mano derecha del monarca.

Como sabemos, Luis IX lanzó un nuevo llamamiento a las cruzadas en 1267. Alfonso

se encargó de organizar un renovado ejército en la Torre del Temple72

y partió desde allí

junto al rey de Francia en primavera de 1270. Era la octava cruzada. Desembarcados

en Cartago el 15 de julio, la cruzada resultó un fracaso total, asediados los cruzados por

la caballería ligera sarracena y desprovistos de reservas de agua, viéndose afectados los

cruzados –como bien recordamos– por un cuadro de epidemias y disentería que se llevó

incluso la vida del propio rey Luis IX de Francia, el 25 de agosto de 1270.

Tras negociar con el sultán o emir de Túnez, como bien sabemos, y según los tér-

minos que podemos recordar, toda la cruzada reembarcó en noviembre de ese año 1270.

Alfonso permaneció varios meses en Sicilia, huésped de su hermano Carlos de Anjou.

Finalmente, partió de Mesina en junio de 1271, débil aún o no repuesto del todo en su

salud. Murió el 21 de agosto de regreso a Francia.73

Unos días después, el 28 de agosto,

murió también su esposa, Juana de Toulouse, terminando así, con ambas defunciones el

linaje de los condes de Toulouse, al no haber descendencia. Eran de la misma edad.

Juana de Toulouse era hija de Ramón o Raimundo VII de Toulouse (a quien ya reite-

radamente nos hemos referido) y de la infanta Sancha de Aragón (muerta en 1241), hija

del rey Alfonso II de Aragón (muerto en 1196) y de Sancha de Castilla (muerta en

1208).

72

La del Temple fue una fortaleza medieval de París (entre los actuales distritos III y IV de la ciudad),

conocida como Torre del Temple, célebre por haber sido prisión de Jacques de Molay, el último de los

grandes maestres templarios, muerto en 1314.

Fue construida a partir de 1240 por los caballeros templarios, reinando Luis IX (1226-1270), sirviendo

durante muchos años como Casa Madre o Principal de la Orden y depósito del Tesoro Real (que se venía

conservando en poder de los templarios en este mismo lugar desde 1146). Se trataba de una construcción

eminentemente defensiva o militar, con altas murallas reforzadas por torres entre los distintos tramos. El

sistema se completaba con una torre cuadrada (Tour de César) y la torre del homenaje (la conocida como

Tour Grosse).

Dentro del recinto (la totalidad de las calles que lo rodeaban era propiedad de los templarios) se alber-

gaban también varios anexos, como la iglesia, los alojamientos para los caballeros templarios y los esta-

blos.

Ya iremos considerando muchos episodios históricos en adelante, teniendo como escenario este lugar,

adelantando, por ejemplo que el rey Luis XVI de Francia fue sacado de allí para ser guillotinado en la

Plaza de la Concordia el 21 de enero de 1793; María Antonieta lo fue el 1 de agosto del mismo año.

73

En algún lugar de Toscana o ya en las proximidades de Génova.

~ 30 ~

Juana se vio obligada a casarse con Alfonso de Poitiers (Alfonso III de Toulouse al

casarse con ella) por cumplimiento con el tratado de Meaux-Paris de 1229, al que ya

también reiteradamente nos hemos referido. Al morir sin descendencia y según dicho

tratado, todos los territorios relativos al condado de Toulouse, con sus correspondientes

feudos y vasallos, pasaron al reino de Francia, en esta fecha señalada, al final del verano

de 1271.

~ 31 ~

Juana de Toulouse

~ 32 ~

ANATOLIA

ASESINATO DEL DESTACADO SUFÍ HACI BEKTAS VELI

Ocurrido en Anatolia durante este año 1271, el asesinato del místico sufí Haci Bektas

Veli, fundador de la Orden de derviches Bektasi, conmocionó a sus seguidores y al

mundo sufí en general, siendo muy sentida su desaparición, habiendo utilizado el idio-

ma turco como lengua literaria.74

Había nacido en la ciudad de Nishapur,75

importante centro cultural que fue arrasado

por la invasión mongola de Gengis Kan.76

Fue su padre Ibrahim Sani, también conocido

como Seyyid Ibrahim, un sultán del Jorasán, y fue su madre Khatem Khatun. Pasó su

infancia y juventud en Nishapur, donde aprendió filosofía, física, literatura y otras cien-

cias. Viajó por Turquestán,77

Persia y Siria; peregrinó a La Meca. Invitado por Ahmet

Yesevi,78

se instaló en Anatolia, en Sulucakarahuyuk.79

Estuvo casado con Fatma Nuri-

ye Hamm, llamada también Kadincik Ana, hija de Idris Hoca.

Fundó la Orden de derviches Bektasi, de muy válidas propuestas para la paz. Su fama

de santidad hizo que se le diera el nombre de Haci Bektas Veli (haci puede traducirse

como “peregrino”, y veli significa aproximadamente “derviche piadoso y santo”). Su

filosofía tiene un carácter humanista, basado en la tolerancia y en el amor a la humani-

dad sin discriminar, y cuenta entre sus preceptos la idea de la igualdad de la mujer.

74

Uno de los primeros autores en hacerlo.

75

Al norte de Persia, en el Jorasán o Corasmia, correspondiente en la actualidad a Irán. Jorasán es cono-

cida por sus famosas alfombras y por el cultivo del muy apreciado azafrán al sur de la provincia.

76

Muerto en 1227.

77

Amplia región histórica de Asia Central situada entre el mar Caspio y el desierto de Gobi, mayoritaria-

mente poblada por pueblos túrquicos.

78

O Ahmad Yasavi (1103-1166), un célebre asceta sufí y poeta túrquico. Cuando era joven, su familia se

trasladó a Yasi o Turkestán, donde comenzó su dedicación a la enseñanza. Se le atribuye la autoría del

Libro de la Sabiduría, una colección de poesía mística.

Instituyó una organización mística cuyos rituales preservaron las costumbres islámicas turco-mongolas

y promovió la difusión del misticismo sufí por todo el mundo de habla turca. Su poesía influenció en

la literatura de Turquía formando parte importante de su historia.

Se le rinde honor como Santo musulmán sufí. Tamerlán (1370-1405) le erigió un esplendoroso mauso-

leo sobre su tumba entre los años 1397-1398.

79

Actual Hacibektas en su honor, donde está enterrado, en la región central de Anatolia o Capadocia. Su

tumba es centro de peregrinaciones sufíes, congregándose allí miles de visitantes anualmente, sobre todo

en fechas festivas de primavera y a mediados de agosto.

~ 33 ~

Prestó gran atención a las tradiciones de los clanes turcos. De su legado quedan libros

como Makalat, Feviad, Sadhiyye y Serh-i Besmele. Murió asesinado80

por los gobernan-

tes selyúcidas de su entorno, viendo éstos en él una amenaza intelectual y política por

sus ideas abiertas y tolerantes, por repetir que la paz y la alegría para ser felices las

aportan quienes son luz en la oscuridad del pensamiento cuando éste deja de ser huma-

nista.

80

Según bien fundados indicios.

~ 34 ~

EPÍLOGO I

EL CASTILLO PALACIEGO DE WINDSOR

El conocido como castillo de Windsor, auténticamente palaciego y de residencia real,

se encuentra en el condado inglés de Berkshire, siendo Windsor una pequeña y próspera

ciudad, al oeste del centro londinense y al sur del Támesis. Es lugar destacado por su

gran empaque y grandiosa arquitectura, por su relación e historia desde antiguo respecto

a la Familia Real Británica. Su origen fue propiamente de castillo medieval que empezó

a erigirse en el siglo XI, tras la conquista normanda de Inglaterra por Guillermo I (1066-

1087). Desde tiempos del rey Enrique I (1100-1135) ha sido habitado por numerosos

monarcas británicos, hecho que lo convierte en la segunda residencia real europea de

ocupación más antigua tras la del Real Alcázar de Sevilla.81

Son muy interesantes algu-

nas de sus lujosas estancias, como los “Apartamentos de Estado”. El conjunto merece

ser visitado y recorrido.

La fortificación fue originalmente diseñada sobre una mota o estructura elevada de

terreno con tres murallas en torno al montículo central, sirviendo como baluarte de los

conquistadores normandos en las afueras de Londres, dominando una zona estratégica-

mente importante en el entorno del río Támesis. Su fábrica fue gradualmente sustituida

por piedra. En los comienzos del siglo XIII sufrió un largo asedio durante la Primera

Guerra de los Barones (1215-1217). Y en su momento el rey Enrique III (1216-1272)

81

Ir a Epílogo II.

~ 35 ~

construyó allí un lujoso palacio real, prosiguiendo el rey Eduardo III (1327-1377) en la

ampliación constructiva con toda grandiosidad. Fue el proyecto arquitectónico secular

más caro de toda la Edad Media en Inglaterra. El núcleo de la obra de Eduardo III per-

vivió hasta el período Tudor (siglo XVI), cuando Enrique VIII (1509-1547) e Isabel I

(1558-1603) le dieron al castillo un uso mayor como Corte real y centro de entreteni-

miento diplomático.

La antigua torre Redonda en el centro del castillo

El complejo sobrevivió al turbulento período inglés de Guerra Civil (1642-1689),

cuando fue usado como cuartel militar por las fuerzas parlamentarias y como prisión de

Carlos I (1625-1649). Durante la Restauración de los Estuardo (1660-1688), Carlos II

(1660-1685) reconstruyó gran parte del castillo con ayuda del arquitecto Hugh May

(1621-1684) y creó una serie de extravagantes interiores barrocos que todavía hoy cau-

san no poca admiración. Tras un período de negligencia o descuido en el siglo XVIII,

los reyes Jorge III (1801-1820) y Jorge IV (1820-1830) renovaron y reconstruyeron el

palacio de Carlos II sin reparar en gastos para producir el diseño de los actuales Aparta-

mentos de Estado, engalanados en combinado estilo rococó, gótico y barroco. La rei-

na Victoria (1837-1901) realizó cambios menores en el castillo, que empleó como cen-

tro de entretenimiento real durante gran parte de su extenso reinado decimonónico. El

castillo de Windsor también sirvió como refugio de la familia real durante los intensos

bombardeos de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). En 1992 sobrevivió a un in-

cendio. En la actualidad (años primeros del siglo XXI) viven y trabajan en el castillo de

Windsor más de quinientas personas, siendo una atracción turística muy popular y re-

~ 36 ~

currente, sede de visitas de Estado y el hogar de fin de semana preferido por la reina

Isabel II de Inglaterra.

El castillo de Windsor ocupa un área de más de cinco hectáreas y combina elementos

de fortificación, de palacio y de pueblo pequeño. El conjunto actual es fruto de diversas

fases constructivas que culminaron en los trabajos de reconstrucción que se hicieron

debido al grave incendio de 1992. Su diseño, esencialmente es de estilo georgiano82

y

victoriano83

sobre una estructura medieval, con toques góticos reinventados en un estilo

moderno. Desde el siglo XIV, la arquitectura del castillo ha intentado crear una reinter-

pretación contemporánea de estilos y tradiciones del pasado, para lo que ha imitado re-

petidamente estilos antiguos o pasados de moda, con aportes de cierta teatralidad. Se

trata sin duda de uno de los mejores palacios de Europa.

82

Estilo arquitectónico barroco peculiarmente inglés de entre los años 1720-1840, llamado así debido a

los cuatro reyes británicos que se llamaron Jorge (George) que reinaron entre los años 1714-1830.

83

Característico de mediados del siglo XIX.

~ 37 ~

EPÍLOGO II

EL REAL ALCÁZAR DE SEVILLA

El Real Alcázar de Sevilla es un palacio fortificado compuesto por zonas construidas

en diferentes etapas históricas. Aunque el palacio original se edificó en la Alta Edad

Media, se conservan algunos vestigios de arte islámico y, de la etapa posterior a la con-

quista castellana, un espacio palaciego mudéjar y otro de estilo gótico. En reformas pos-

teriores se añadieron elementos renacentistas, manieristas y barrocos.

Puerta del león y muralla exterior del Real Alcázar de Sevilla

El Real Alcázar de Sevilla es la residencia de los miembros de la Familia Real Espa-

ñola cuando tienen estancia en Sevilla. Esto hace que sea el palacio real en uso más an-

tiguo de Europa. La Unesco lo declaró Patrimonio de la Humanidad en 1987, al igual

que también entonces hubo la misma declaración para la catedral de Sevilla y el Archi-

vo de Indias, siendo todo ello muy visitado.

Tan digna parcela estuvo ocupada desde el siglo VIII a. de C. Se han encontrado res-

tos de un edificio romano del siglo I, del cual no se conoce con certeza su función. Este

~ 38 ~

inmueble del siglo I se extendía desde el conocido como Patio de Banderas hasta el

interior del actual Alcázar. Sobre sus ruinas se edificó una iglesia paleocristiana, identi-

ficada por algunos como la basílica de San Vicente, que fue uno de los tres templos

principales de la ciudad durante la época visigoda. De este primitivo templo se han en-

contrado algunos restos en el Patio de Banderas. Algunos capiteles y fustes de este

templo se aprovecharon para el palacio de Pedro I.84

La lápida del obispo Honorato de

Sevilla, que probablemente se hallaba en esta iglesia, se encuentra actualmente en la

catedral hispalense.

Lápida del obispo Honorato de Sevilla (Patio de los Naranjos de la Catedral)

84

Pedro I reinó entre los años 1350-1366.

~ 39 ~

Fue en el año 914 cuando los omeyas construyeron aquí una alcazaba con una muralla

cuadrangular adherida a la antigua muralla romana de la urbe. El único acceso conocido

a esta alcazaba era por una puerta que se hallaba donde actualmente se encuentra la casa

número 16 del Patio de Banderas. Esta entrada consistía en un arco del que se conserva

la jamba norte. En el interior había algunas dependencias simples adosadas a los muros,

como almacenes, caballerizas y cuarteles.

Tras la pérdida de control cordobés sobre Isbilya (o Isbiliya),85

a partir de 1035 se

creó una aristocracia de dinastía abadí en la ciudad. Esta aristocracia realizó una prolija

actividad constructiva. A mediados del siglo XI, la alcazaba se amplió hacia el sur, du-

plicando su superficie. Se creó una nueva entrada con un castillete de control, del cual

se conserva una doble puerta de herradura en la calle Joaquín Romero Murube. En el in-

terior se situaron una serie de pequeños edificios y probablemente hubo un edificio prin-

cipal, palaciego, en donde actualmente está el conocido como palacio gótico. En la se-

gunda mitad del siglo XI el rey Al-Mutamid86

amplió la fortaleza hacia el oeste y se

construyeron algunos edificios palaciegos. Este fue el primitivo Alcázar de la Bendición

(Al-Mubarak). De las dos alcazabas y del Alcázar de Al-Mutamid solamente quedan al-

gunos vestigios en las murallas.

En el siglo XII los almohades reformaron por completo todo este espacio. Crearon un

sistema de murallas que unía el Alcázar con otras fortificaciones hasta el cauce del

Guadalquivir. El Alcázar llegaba hasta la torre de Abd al-Aziz, situada hoy en la actual

avenida de la Constitución. En el interior se construyeron una decena de edificios nue-

vos y más grandes. Las murallas del Alcázar pasaron, además, a ser parte de unas nue-

vas y reformadas fortificaciones para la defensa de la ciudad. Estas obras defensivas

culminaron a comienzos del siglo XIII con la construcción de la torre del Oro.

Fue aconteciendo luego cuanto sigue, notificándose en primer lugar que el rey Fer-

nando III87

no realizó ninguna actuación en el Alcázar, de modo que la Corte cristiana

vivió durante décadas en los antiguos espacios almohades. Entre 1252 y 1260 Alfonso

X88

aprovechó el espacio del edificio principal para construir el denominado Palacio

Gótico. Los demás edificios del Alcázar almohade fueron reformados para su posterior

uso. En el siglo XIV el rey Pedro I derribó tres edificios palatinos almohades para cons-

truir el Palacio Mudéjar, que se adosó al Palacio Gótico alfonsí. La construcción co-

menzó en 1356 y, según las inscripciones del propio Alcázar, finalizó en 1364.

En 1366 comenzó aquella guerra civil que enfrentó a Pedro I con su hermanastro En-

rique II.89

Fue una guerra que terminó con la muerte de don Pedro en 1369, por lo que

85

Denominación árabe.

86

Muerto en 1095.

87

Muerto en 1252.

88

Muerto en 1284.

89

Rey de Castilla entre los años 1366-1379.

~ 40 ~

no parece que éste hubiera podido vivir en el reconstruido Real Alcázar por mucho

tiempo.

El Alcázar de Sevilla registra a lo largo de la historia muchos acontecimientos políti-

cos y diplomáticos que ahora nos ahorramos de contar pero que ahí están y nos irán

saliendo en nuestro recorrido cronístico.

De un sentido más bien descriptivo en lo arquitectónico, fijémonos ahora en la mura-

lla exterior y en la que se muestra como Puerta del León. Entre el dintel de esta puerta y

bajo un matacán se extendía en tiempos una pintura de un león, de la cual se desconoce

su origen, aunque ya aparece en los dibujos realizados por el hispanista Richard Ford,

romántico y decimonónico, en 1832. Esta pintura fue restaurada por Joaquín Domín-

guez Bécquer (1817-1879) en 1876. En 1892 la pintura fue sustituida por un mural de

azulejos diseñado por Manuel Tortosa y Fernández, con el asesoramiento histórico de

José Gestoso (1852-1917). El azulejo fue realizado en la trianera fábrica de Mensaque y

representa también un león, de estilo gótico, que aparece sosteniendo un crucifijo con la

garra derecha y con una bandera bajo su garra izquierda. Sobre el pecho se observa una

filacteria en la que se lee, en latín, Ad utrumque, que significa “para una cosa y para

otra”, donde faltaría (o se supone) la palabra “paratus”, de modo que diga Ad utrum-

que paratus, significando así “preparado para una cosa y para otra”.

La denominación de Puerta del León probablemente date del siglo XIX. Histórica-

mente esta puerta había sido conocida como de la Montería. Según Diego Ortiz de Zú-

~ 41 ~

ñiga (1636-1680), se llamó así porque era por donde salía el rey con sus monteros para

ir de caza. Esta hipótesis tiene base, ya que el padre de Pedro I, Alfonso XI, era tan afi-

cionado a la caza que escribió un libro de cierto interés sobre montería. Según José Ges-

toso (en otra versión), el nombre era porque la puerta estaba decorada con relieves de

una cacería. En el lado izquierdo del arco se aprecian los relieves de dos medallones po-

lilobulados muy desgastados. En uno de ellos se aprecia algo similar a un animal cua-

drúpedo.

Pasada la puerta se accede al Patio del León, al fondo del cual hay un lienzo de mu-

ralla almohade con tres pórticos. Esta muralla parece haber sido reforzada posterior-

mente. Además, los arcos fueron de herradura pero en la época cristiana fueron transfor-

mados en arcos de medio punto. Tras este lienzo de muralla se encuentra el Patio de la

Montería.

Patio del León –Real Alcázar de Sevilla–, con el lienzo de muralla al fondo

Y nos adentramos en la Sala de Justicia y el Patio del Yeso. A la primera se accede

por el Patio del León. Es de estilo mudéjar y fue construida en el reinado de Alfonso XI

(1312-1350). Es una sala de planta cuadrada y una bóveda de artesonado denominada

~ 42 ~

qubba.90

En ella hay un escudo de la Orden de la Banda, creada por Alfonso XI.91

La

sala habría sido realizada entre 1340 y 1350. No obstante, aunque la sala fue fechada en

el reinado de Alfonso XI, gracias entre otras cosas al escudo que se nos ofrece, dicho

escudo aparece también en otros lugares del palacio decorados en el reinado de su hijo,

Pedro I (1350-1369). Guarda semejanza con la granadina Sala de Comares de la Alham-

bra. En los siglos XVI y XVII era conocida como Sala de los Consejos. Lo más proba-

ble es que hubiera sido una sala almohade usada para reunir un consejo (maswar) y que

fuese reformada con arte mudéjar por los cristianos, que continuaron usándola para el

mismo fin. Probablemente fuera ésta la sala donde estuviera el tribunal presidido por

Pedro I, aunque existen otras hipótesis sobre su posible localización. En este tribunal

había tres gradas de ladrillo con un trono de piedra, aunque esta estructura fue demolida

antes de la visita de Felipe II en 1570. Esta actuación disgustó a Felipe II, que era un

gran admirador del rey don Pedro y que fue el primero en indicar que debía llamársele

“el Justiciero”.

Por la Sala de Justicia se accede al Patio del Yeso, que fue edificado a finales del siglo

XII. En el lado sur hay unas columnas califales que sostienen unos arcos con decoración

(sebka) de yeso.92

Esta decoración cubre un soportal. En el soportal hay una entrada de

dos arcos de herradura con una columna en el centro. Sobre el dintel de esa entrada hay

dos ventanas. En la pared opuesta hay una salida tapiada con tres arcos de herradura de

estilo califal cordobés. Al igual que en otros lugares del Alcázar, en este patio se han

90

Palabra árabe que se refiere a una estructura arquitectónica con base cuadrada y cúpula o techo de ma-

dera no plano, que puede tomar, entre otras, forma semiesférica, tronco de pirámide, bóveda esquifada o

de paños. Es característica del arte musulmán o islámico, aunque su empleo se trasladó a la arquitectura

cristiana a través de las manifestaciones artísticas del estilo mudéjar. Suele usarse en monumentos fune-

rarios y en salones del trono o cortesanos de recintos palaciegos. La palabra qubba dio lugar a la española

alcoba, entendida como pequeña y sencilla qubba de las casas.

91

Alfonso XI creó la Orden de la Banda en 1332 o después, intentando cimentar su poder sobre la le-

vantisca nobleza; ordenó que ciertos caballeros de su mesnada vistieran como él paños blancos con una

banda de tafetán carmesí que él había diseñado. Los colores fueron cambiando a lo largo del tiempo, pero

se concedía a estos caballeros el derecho o privilegio de llevar adornos de oro y plata por pertenecer a di-

cha Orden.

La Orden de la Banda era de tipo laico y caballeresco, una de las primeras de este tipo tras la creación

de la Orden de San Jorge en Hungría, en 1326, siendo ésta la primera Orden secular de caballería. Sus

miembros debían tener un escrupuloso e intachable comportamiento cortesano, participar en justas, ser

solidarios y sobre todo ser leales al rey. Las normas de esas justas y las expresiones de solidaridad se re-

cogían en estatutos propios, al igual que se recogían también ciertas normas de conducta.

92

La sebka, en arquitectura, es un elemento decorativo con forma de retícula oblicua, a modo de entrela-

zado geométrico romboidal, que cubre muros, arcos, paredes, zócalos, u otros paramentos, característico

del arte islámico. Normalmente está conformado con piezas cerámicas, creando formas lobuladas o mixti-

líneas, o bien ladrillos. Suele organizarse a modo de paneles que compartimentan el espacio, llamados pa-

ños de sebka.

Este motivo ornamental eclosionó y se difundió durante la época almohade, y se siguió utilizando prin-

cipalmente en el arte nazarí y mudéjar. Muy destacadamente pueden apreciarse los referidos motivos de-

corativos en la Giralda almohade de Sevilla o en la Alhambra de Granada.

~ 43 ~

realizado varias reformas a lo largo de su historia. Todo el muro donde se encontraba la

arquería de sebka se encontró tapado. Fue descubierto por Francisco Mª Tubino (1833-

1888) hacia finales del siglo XIX. El marqués Benigno de la Vega-Inclán (1858-1942),

que fue conservador del Alcázar, encargó en 1912 su recuperación y restauración al ar-

quitecto José Gómez Millán.

El Salón de Embajadores del Alcázar de Sevilla constituye uno de los mejores

ejemplos de qubba en la arquitectura mudéjar hispana

Parte sur del Patio del Yeso.

Es uno de los pocos restos almohades que conserva el Alcázar

~ 44 ~

El Patio de la Montería es el principal del Real Alcázar y está presidido por la puerta

del Palacio de Pedro I. En las paredes hay arcos de medio punto que fueron tapiados en

el siglo XV. A la derecha se encontraban las estancias de la Casa de Contratación, de la

que hablamos a continuación.

En 1503 aprobaron los Reyes Católicos crear la Casa de Contratación de Indias, que

era un organismo institucional encargado de fomentar y regular el comercio y la nave-

gación con los territorios españoles en Ultramar y que realizaba labores de remisión y

recepción de mercancías, actuaciones de carácter técnico-científico y también activida-

des judiciales. En 1717 esta institución se trasladó a Cádiz y en 1793 desapareció.

Desde el Patio de la Montería del Real Alcázar de Sevilla se accede al Cuarto del Al-

mirante, donde destacan los siguientes cuadros: La inauguración de la Exposición Ibe-

roamericana de 1929, que preside la estancia, obra del pintor Alfonso Grosso (1893-

1983); Las postrimerías de San Fernando, de Virgilio Mattoni (1842-1923); La toma de

Loja por Fernando el Católico, obra de Eusebio Valldeperas (1827-1900); y los retratos

de Fernando VII y María Cristina de Nápoles, de Carlos Blanco (1780-1846), fechados

en el primer tercio del siglo XIX.

A continuación, se halla la denominada Sala de Audiencias, transformada en capilla

en el siglo XVI. Está cubierta con una rica techumbre de tracería del siglo XVI con

adornos geométricos. La capilla posee una grada de piedra adosada al muro que recorre

~ 45 ~

el perímetro de la sala, y presidiendo la estancia se encuentra un retablo con forma de

tríptico. En el centro se encuentra la Virgen de los Navegantes (o Mareantes). Hay dos

Santos en sendos lados; San Sebastián y Santiago Apóstol, Patrón de España, en un la-

do, y San Telmo y San Juan Evangelista en el otro. Se trata de una obra de Alejo Fer-

nández (1475-1545), elaborada entre 1531 y 1536.

~ 46 ~

Vayamos a continuación al Patio del Crucero, que es rectangular y ajardinado. Está di-

vidido en cuatro por setos de mirto y en el interior de los cuadrantes hay setos de bo-

netero, árboles de Júpiter, palmeras, buganvillas y jazmines.

Fue un patio almohade reformado cuando Alfonso X realizó sus obras góticas en el

Alcázar. También se hizo una reforma manierista en el siglo XVI. El patio fue un espa-

cio dividido en cuatro por dos corredores perpendiculares con bóvedas de crucería.

El terremoto de Lisboa de 1755 hundió o derribó las diversas partes de esta zona. En

la segunda mitad del siglo XVIII se realizaron varias obras en este Patio y en el Gótico

(de Alfonso X). La fachada del Palacio Gótico que daba al Patio del Crucero fue refor-

mada por completo en estilo barroco. También se remodelaron las otras fachadas del pa-

tio. Se enterró todo el jardín para poner su suelo al nivel del suelo de los salones. Se ta-

piaron los laterales de los corredores del patio y éstos quedaron como cámaras subte-

rráneas. La galería central de la época alfonsí, con bóvedas de crucería, tiene una alber-

ca. A esta galería central, conocida como baños de María Padilla, puede accederse desde

los jardines.

En cuanto al denominado Palacio del rey don Pedro, fue construido junto al Palacio

Gótico de Alfonso X. Pedro I, sobre todo en Tordesillas y Sevilla, empleó la epigrafía

árabe para ensalzar sus virtudes. Esto se debe a que, a partir del siglo XIV, los monarcas

castellanos dejan de copiar las tendencias europeas para inspirarse en los modelos an-

dalusíes. Esto hizo que este palacio de Pedro I albergase diversas escrituras en árabe en-

salzando su figura.

La portada principal se encuentra –como ya se dijo– en el Patio de la Montería. En la

parte superior hay un gran alero de madera, sostenido por mocárabes dorados. Abajo

hay un mural de azulejos con una inscripción en árabe que habla del año en que se

concluyó el edificio. Este mural está bordeado por una inscripción en caracteres góticos

que dice: “el muy alto et muy noble et muy poderoso et muy conqueridor don Pedro por

la gracia de Dios rey de Castilla et de León, mandó fazer estos alcázares et estos pala-

cios et estas portadas que fue fecho en la era de mill et quatrocientos y dos años”.

La puerta de entrada es rectangular, con dintel adovelado decorado con fino ataurique.

A ambos lados hay sendos arcos lobulados decorados con sebka y apeados en columnas

de mármol. En la banda superior hay ventanas, geminadas en sendos laterales y tripar-

tita en espacio central, con columnas de mármol sosteniendo sus arcos lobulados.

La portada da acceso a un zaguán, del que sale un pasillo que lleva al Patio de las Mu-

ñecas. Se cree que esta zona del Palacio estaba destinada a la reina, siendo éste sobre

todo un patio doméstico. Fue sometido a una reforma entre 1847 y 1855. En dicha re-

forma se añadió una cornisa con mocárabes y un entresuelo neomudéjar entre la planta

baja y la primera planta. Esta reforma fue dirigida por Juan Manuel Caballero y José

Gutiérrez. Las diez columnas de mármol actuales fueron realizadas por el marmolista

José Barradas en aquella reforma.

El nombre o denominación “de las Muñecas” es antiguo. En 1637 el historiador Ro-

drigo Caro (1573-1547) especuló que podría llamarse así porque ahí era donde se criaba

a los niños o porque es un patio muy pequeño. En la actualidad se cree que puede de-

berse a unos rostros de niñas o muñecas que hay al comienzo de los arcos.

~ 47 ~

Por la galería norte del Patio de las Muñecas se accede al llamado Cuarto del Príncipe

que recibe este nombre por Juan de Trastámara, hijo de los Reyes Católicos, nacido en

el Alcázar en 1478. En la techumbre hay heráldica de los Reyes Católicos. El cuarto es-

tá dividido con arcos de yeso en tres dependencias. Según las crónicas de la época, fue

en esta sala donde la reina Isabel dio a luz al príncipe Juan, su malogrado heredero.

Puede accederse luego al Patio de las Doncellas. Se trata de un patio rectangular de 21

x 15 metros circundado por cuatro galerías; dos de siete y dos de cinco arcos. En el

centro hay una alberca con grandes arriates hundidos un metro a ambos lados. Los late-

rales de estos arriates están decorados con arcos de medio punto entrelazados. Los arcos

lobulados están decorados con sebka y relieves en yeso. Entre 1580 y 1584 todo esto

fue enterrado y se colocó una solería de mármol muy digno en su procedencia y arte.

Los arriates y la alberca fueron descubiertos en unos estudios arqueológicos efectuados

en el año 2002.

En torno a la planta baja había algunas estancias que eran accesibles para los invi-

tados, mientras que en la planta superior solamente había habitaciones privadas. La

planta superior de este patio fue reformada entre 1540 y 1572. De esta época son los ar-

cos de medio punto apoyados en columnas de mármol con capiteles jónicos elaboradas

en Génova por Antonio María Aprile da Carona y Bernardino da Bissone. Las columnas

de la planta baja fueron sustituidas entre 1560 y 1569 por otras labradas en la misma

ciudad italiana por Francisco y Juan Lugano y Francisco da Carona.

~ 48 ~

Patio de las Doncellas, desde donde se accede a varias estancias

La Alcoba Real, que también fue llamada Dormitorio de los Reyes Moros, tiene su ac-

ceso desde el Patio de las Doncellas. El interior está dividido en dos salas, que se co-

munican por una entrada con tres arcos de herradura. La primera sala a la que se accede

desde el patio, conocida como sala de los Pasos Perdidos, tiene un artesonado de cuando

el reinado de los Reyes Católicos.

Sus muros cuentan con frisos de yeserías y está cubierta por un artesonado del siglo

XV. Las puertas que dan al patio están decoradas con lacerías, entre las que destacan fi-

guras de seis brazos con forma circular. Las dos ventanas de esta estancia están deco-

radas con estrellas y ruedas de ocho brazos.

~ 49 ~

Desde el Patio de las Doncellas se accede también al Salón del Techo de Carlos V,

que tiene puertas de madera con lacerías mudéjares. En el centro de los portones hay

figuras geométricas de ocho brazos en forma de ruedas. Las dos contraventanas de este

salón están decoradas con estrellas de cuatro, seis y ocho puntas.

Se cree que pudo ser una capilla, por la inscripción sobre el Corpus Christi que hay en

la puerta. De ser así, la Alcoba Real, que se encuentra al lado, pudo haber sido un pres-

biterio. De todas formas, cabe la posibilidad de que la inscripción religiosa de la puerta

fuera simplemente por deseo de Pedro I.

El nombre de Salón del Techo de Carlos V se debe al propio artesonado, realizado en-

tre los años 1541-1543. Es un artesonado que cuenta con 75 casetones octogonales y se

atribuye a Sebastián de Segovia.93

El Salón de Embajadores es el lugar más suntuoso del palacio. Aquí estaba el salón

Al-Turayya o de las Pléyades del Alcázar Al-Mubarak o de la Bendición de Al-Mu-

tamid. El salón actual corresponde a la construcción de Pedro I. Tiene planta cuadrada

(qubba) y está cubierto por una cúpula semiesférica dorada. Este tipo de cúpula res-

ponde a un modelo que es llamado “media naranja”. La cúpula fue realizada por Diego

Ruiz en 1427. Debajo de la cúpula hay un arrocabe gótico con retratos de monarcas.

Este friso de madera es medieval, pero los retratos fueron sustituidos en una reforma

que tuvo lugar entre 1599 y 1600. Son 56 tablas pintadas por Diego de Esquivel en or-

den cronológico, desde Chindasvinto hasta Felipe III. Pedro I se sitúa en la mitad sur del

paramento.

En dichas tablas, los reyes, identificados por su nombre, aparecen en posición sedente

y coronados; en la mano derecha portan una espada y en la izquierda un globo terrá-

queo; en un nivel inferior está su escudo de armas y, más abajo, su período de reinado.

Por encima de la serie se dispone un friso corrido con el escudo de armas de Castilla y

León.

93

Maestro mayor de carpintería del Alcázar sevillano en esa época; también pudo dirigir a una nutrida

cuadrilla de carpinteros y entalladores, pues son varias las manos o artífices que se reconocen en la talla.

~ 50 ~

Los muros, al igual que en otras estancias del palacio, están decorados con azulejos y

yeserías. En la parte superior del salón hay balcones de madera construidos a finales del

siglo XVI. En dos laterales hay entradas con dos columnas de mármol que sostienen

triples arcos de herradura.

Junto a este salón hay dos estancias, una al norte y otra al sur, en las que hay distri-

buidas 26 placas de yeso recortadas y perfiladas a buril para que las figuras repre-

sentadas destaquen sobre el fondo de ataurique. En la sala norte miden 50 centímetros

aproximadamente, y son algo más grandes en la sala sur. En ambas salas las placas de

yeso representan reyes, príncipes, caballeros, damas, torneos y animales fantásticos. Es-

tas escenas pueden estar inspiradas en el Libro de la montería, escrito por Alfonso XI, y

en la Crónica troyana. Esa crónica fue encargada por Alfonso XI y realizada por el

escribano y miniaturista Nicolás González, el cual la terminó en diciembre de 1350,

cuando Alfonso XI ya había sido sucedido por Pedro I.

Al Salón del Techo de Felipe II se accede por una entrada desde el Salón de Emba-

jadores. Esa entrada es conocida como el Arco de los Pavones, por tener decoración de

aves. Se trata de un salón rectangular con un ajimez que da al Jardín del Príncipe.

La primera planta del Palacio Mudéjar fue realizada en el siglo XIV por Pedro I, aun-

que fue luego reformada por los Reyes Católicos y más aún ya en el siglo XIX. Se co-

noce como Cuarto Real Alto, encontrándose allí diversas estancias para el uso de los

monarcas. En la sala que sirvió de comedor en el siglo XIX hay un cuadro de Muri-

~ 51 ~

llo, El milagro de San Francisco Solano y el toro.94

Entre estas estancias está el oratorio

de la reina Isabel I, con un precioso retablo de azulejos realizado por Niculoso Pisano en

1504.

San Francisco Solano y el toro, de Murillo

Detengámonos ahora en el Palacio Gótico de Alfonso X (1252-1284). Durante el siglo

XIII fue del todo habitual y recurrente el estilo gótico, estilo en el cual edificó el monar-

ca castellano su Palacio Gótico junto al Patio del Crucero en el Real Alcázar de Sevilla.

Téngase en cuenta que las primeras noticias de obras en el período del rey Alfonso

datan del 22 de marzo de 1254, cuando ordenó que se hiciera un conducto para llevar

agua del acueducto sevillano de los Caños de Carmona al interior del Alcázar. Posterior-

94

San Francisco Solano fue un fraile franciscano español, muy venerado en Perú, donde evangelizó entre

los años 1589-1610. Lo que Murillo representa en este cuadro es el momento de apaciguar el Santo a un

toro que se había escapado de una corrida, amansándolo y conduciéndolo con un cordón franciscano que

le ató a la cabeza. El Santo y el toro aparecen a la izquierda de la composición en una actitud más bien rí-

gida, apareciendo el movimiento en los campesinos a pie y en el que monta a caballo, a la derecha del

cuadro. Destaca el fondo de paisaje en el que se percibe el dominio del dibujo que tenía el pintor sevi-

llano.

~ 52 ~

mente, en sucesivos reinados, habrá otras reformas, también con incrementos decorati-

vos y artísticos.

De otra parte, los jardines constituyen un elemento fundamental del Alcázar. Son los

más antiguos de la ciudad y desde su creación han sufrido grandes alteraciones que fue-

ron transformando su trazado primitivo. En la Baja Edad Media se había configurado un

Alcázar con edificios de distintas épocas, pequeños patios ajardinados y grandes huer-

tas. Fueron reformados en el siglo XVI y a comienzos del siglo XVII, conservando co-

mo herencia musulmana el concepto de jardines compartimentados sin ninguna vincula-

ción entre ellos, al igual que lo habitual de las fuentes bajas, los azulejos y los naranjos.

Estanque de Mercurio (Diego de Pesquera y Bartolomé Morel en 1576)

~ 53 ~

Es probable que el Estanque de Mercurio se construyera en tiempos del dominio

musulmán para almacenamiento y regulación del suministro de agua de toda la alca-

zaba.

Detrás del Estanque de Mercurio se levanta un muro de 160 metros de largo que avan-

za en dirección noroeste-sureste por los jardines y que compartimenta la zona verde en

dos áreas diferenciadas: a un lado los jardines primitivos y por el otro la antigua zona de

huertas que fue convertida también en jardines a finales del siglo XIX, abundado por

doquier naranjos y limoneros.

El origen de esta construcción se encuentra en un antiguo lienzo de muralla almohade

del siglo XII, que servía como defensa militar y para evitar las inundaciones del río o

arroyo Tagarete.95

En 1612, el arquitecto Vermondo Resta (1555-1625) transformó la

muralla en la actual Galería de Grutescos, peculiarmente decorada en una de las caras

de la muralla. La ornamentación consistió básicamente en el revestimiento de los muros

con hiladas de piedras diferentes, el enfoscado y la pintura entre las piedras, con imi-

taciones de mármoles y frescos realizados por Diego Esquivel de escenas mitológicas

clásicas. Las transformaciones llegaron hasta el siglo XIX, cuando esta zona adquirió el

aspecto que presenta actualmente. Esta muralla cuenta también con una galería superior

visitable y desde la cual ofrece una espléndida visión.

Bajando unas escaleras, junto al estanque de Mercurio, se encuentra el Jardín de la

Danza, jardín realizado en la década de 1570. Por un pasaje se puede acceder a los co-

nocidos como Baños de María Padilla, que son abovedados y del siglo XII.

El nombre se debe a que en el siglo XVI había dos estatuas en las dos columnas que

hay en la entrada representando el baile de un sátiro y una ninfa. Estas estatuas, ya desa-

parecidas, fueron fotografiadas por última vez, en el siglo XIX, por Jean Laurent (1816-

1885).

En el centro hay una fuente baja del siglo XVI. Y en el conjunto sobresalen, como ya

dijimos, varios jardines con destacados pabellones.

95

El Tagarete era un arroyo que procedente de la comarca sevillana de Los Alcores, donde se llamaba

arroyo de Miraflores, pasaba a denominarse Tagarete cuando se aproximaba a Sevilla. En esta ciudad cir-

culaba por la actual calle Arroyo, rodeaba el casco antiguo por el sector este, paralelo a la antigua muralla

y continuaba entre la Real Fábrica de Tabacos y el Alcázar, por la actual calle San Fernando, para desem-

bocar en el río Guadalquivir junto a la Torre del Oro.

A partir de 1849 se realizaron en la ciudad diversas obras que primero intubaron su cauce y posterior-

mente lo desviaron hacia el arroyo Tamarguillo con objeto de alejarlo del casco urbano, pues su existen-

cia causaba inundaciones y era fuente de enfermedades sobre todo en verano cuando las aguas se están-

caban. En la actualidad tan sólo subsiste una pequeña parte del antiguo cauce reconstruido en el sevillano

Parque Miraflores, habiendo quedado el resto intubado en el subsuelo.

En la literatura castellana existen algunas referencias a este arroyo. Francisco de Quevedo (1580-

1645) lo citó en un romance titulado Viejecita arredro bayas y existe una comedia burlesca del siglo

XVII de Francisco Bernardo de Quirós (1580-1668) titulada El cerco del Tagarete, en la que se relata una

batalla entre los peces del río Guadalquivir y las ranas, sapos y anguilas del arroyo. Lope de Vega (1562-

1635) lo menciona en el Acto II de su obra La niña de plata, obra que tiene lugar en Sevilla durante la

primera mitad del siglo XVII.

~ 54 ~

El Jardín de Troya y la Puerta del Privilegio, que atraviesa la Galería del Grutesco

Pabellón de Carlos V y Puerta de Marchena

La entrada hacia el denominado Jardín de la China es la puerta de Marchena (puede

verse en la foto), del siglo XV, trasladada a este lugar en 1913 por el entonces conser-

vador del Alcázar, el ya mencionado marqués Benigno de la Vega-Inclán. Esta portada

gótica fue adquirida por Alfonso XIII en una subasta de bienes de la Casa de Osuna y

provenía de un palacio abandonado de los duques de Arcos96

en la localidad sevillana de

Marchena.

96

Arcos de la Frontera (Cádiz).

~ 55 ~

Todo este jardín se creó a comienzos del siglo XX. Fue la antigua Huerta del Retiro,

que se extendía hasta el ahora cercano, sevillanísimo y muy vistoso Paseo de Catalina

de Ribera (a su noroeste están los conocidos Jardines de Murillo).

De los jardines del Real Alcázar de Sevilla hay numerosas pinturas de reconocido re-

nombre por sus autores, entre otros muchos como los que siguen, de Sorolla en 1910, y

de Manuel García Rodríguez en 1921, respectivamente.

Añadimos aquí que, probablemente y hasta el momento,97

los restos arqueológicos

más antiguos hallados en la ciudad de Sevilla, y en relación con el lugar que ahora ocu-

pa el Real Alcázar, puede que se correspondan con un antiguo prostíbulo. Se trata de un

destacado relieve fálico del sigo I a. de C. encontrado en el Patio de Banderas, siendo

indicativo de la entrada a un lupanar romano.

Se trata de un relieve fálico con patas y en erección, ciertamente único en la zona, si

bien era algo más común en la zona norteafricana.

Pero pudiera ser, según la arqueóloga Cristina Vargas Lorenzo, no tanto que el relieve

fálico fuera indicativo de una entrada a un lupanar, pues también era muy común colo-

car este tipo de representaciones en enclaves de relativa importancia para asegurar la

protección del lugar, como en el caso de esquinas de calles, puentes, acueductos, din-

teles de puertas y ventanas, etc. En nuestro caso –argumenta Vargas–, el relieve no se

ajusta en principio a ninguna de esas premisas, de modo que la investigación y las teo-

rías continúan.

97

Según ABC de Sevilla, 25/11/2012, página de Arqueología (firma A. G. R.). Se refieren excavaciones

realizadas desde 2009, siendo dirigido el equipo de arqueólogos por Miguel Ángel Tabales.

~ 56 ~

Pueden apuntarse como probables conclusiones que el referido falo indique algún tipo

de transacción comercial, ya que el edificio estaba situado en inmediaciones portuarias.

Sin embargo, ¿fue el Patio de Banderas, lugar donde se asienta el origen de Sevilla, un

lupanar? Según fuentes del equipo de trabajo, esta opción es más que probable, aun-

que también se valora la posibilidad de que fuera un almacén del puerto.

El enigma podría resolverse si se encuentran otros símbolos durante el resto de los

trabajos que prosigan. Pero la situación de esta representación fálica tiene bastantes ana-

logías con las de lupanares de ciudades romanas como Pompeya, en Italia. De momento

la duda alimenta en Sevilla la leyenda del burdel.

~ 57 ~

EPÍLOGO III

CÓNCLAVE

Se define como cónclave la reunión que congrega al colegio cardenalicio de la Iglesia

Católica al objeto de elegir a un nuevo obispo de Roma, cargo que lleva aparejados el

de Papa y Jefe de Estado Vaticano.

El término cónclave procede del latín cum clavis (bajo llave), por las condiciones de

reclusión y máximo aislamiento del mundo exterior en que debe desarrollarse la elec-

ción, con el fin de evitar intromisiones de cualquier tipo. Este sistema de encerrar a los

electores del Papa, vigente al menos desde el II Concilio de Lyon (1274), fue mitigado

por el Papa Juan Pablo II (1978-2005) en la Constitución Apostólica Universi Doninici

Gregis (UDG),98

sobre la Vacante Apostólica y la elección del nuevo pontífice (22 de

febrero de 1996). Se establece en ella que los electores pueden residir, mientras dura el

cónclave, en la recién construida Casa de Santa Marta, una residencia al efecto en el

propio Vaticano, pero manteniendo la rigurosa prohibición de cualquier clase de con-

tacto con el mundo exterior.

Desde hace siglos, los cónclaves tienen lugar en la conocida Capilla Sixtina del Pa-

lacio Apostólico, que se encuentra en la Ciudad del Vaticano.

A los primeros obispos –desplazándonos a recorrer la historia– los designaban los

apóstoles o fundadores de aquellas sus primeras iglesias. Posteriormente, se fue introdu-

ciendo el sistema de elección por los miembros de las comunidades, clérigos y laicos,

así como por los obispos de las diócesis próximas. En Roma, la elección corría princi-

palmente a cargo de los clérigos que, bajo la supervisión de los obispos, escogían un

candidato por consenso o por aclamación, presentándolo después ante el pueblo para

que éste lo confirmara. Los frecuentes tumultos que este sistema provocaba fueron cau-

sa de que en ocasiones se eligiera a uno o más candidatos rivales, llamados antipapas.

El sínodo lateranense del año 769 en Roma abolió el teórico derecho de elección papal

que había tenido el pueblo de Roma. Posteriormente, el sínodo de Roma del año 862 se

lo devolvió, pero limitado a la nobleza de la ciudad. El cambio más trascendente lo in-

trodujo en 1059 el Papa Nicolás II (1059-1061), quien decretó que serían los cardenales

quienes eligiesen un candidato, que sólo podría tomar plena posesión tras haber recibido

la aprobación de los clérigos y del pueblo. Finalmente, un nuevo sínodo lateranense, en

1139, eliminó el requisito de la aprobación del bajo clero y de los laicos. La elección

papal era ya, como hoy, competencia exclusiva de los cardenales, sólo cuestionada du-

rante el Cisma de Occidente (1378-1418).

Junto al propósito de evitar influencias foráneas de los poderes civiles, el enclaustra-

miento de los electores tuvo su origen en las prolongadas situaciones de bloqueo que a

veces se daban en las elecciones papales. Las autoridades recurrieron en ocasiones a la

reclusión forzada de los cardenales electores, por ejemplo, en 1216 en Perusa (o Peru-

98

“[Pastor de] todo el rebaño del Señor”.

~ 58 ~

gia) y en 1241 en Roma. Es célebre también sobre todo el caso de la ciudad de Viter-

bo, donde en 1268, tras la muerte del Papa Clemente IV (1265-1268), hubo que encerrar

a los cardenales en el palacio episcopal (y pontificio) del lugar). Después de casi tres

años de romana sede vacante sin que se llegase a ningún acuerdo sobre el nuevo pontí-

fice, los desesperados habitantes decidieron no suministrar alimento alguno a los elec-

tores, excepto pan y agua. Los cardenales debieron captar la indirecta, porque se apre-

suraron a elegir nuevo Papa, a Gregorio X (1271-1276).

Este mismo Papa, quizá por la experiencia vivida en su elección, aprobó nuevas nor-

mas que –mediante la presión de las incomodidades materiales– buscaban reducir al mí-

nimo las demoras en el cónclave. A partir de entonces los cardenales debían quedar

siempre recluidos en un recinto cerrado; no se les permitían las habitaciones individua-

les, ni disponer de más de un sirviente que les atendiera, salvo caso de enfermedad; la

comida se les debía suministrar por un ventanuco y, a partir del tercer día de cónclave,

el suministro quedaba reducido a una sola comida al día. A los cinco días el régimen se

reducía a pan y agua. Además, mientras durase el cónclave los cardenales dejaban de

percibir sus rentas eclesiásticas. Adriano V (del 11 de julio de 1276 al 18 de agosto del

mismo año) abolió estas normas, pero Celestino V (del 7 de julio de 1294 al 13 de di-

ciembre del mismo año) las reintrodujo, después de que su propia elección se produjese

tras un período de sede vacante de dos años.

Gregorio XV (1621-1623) publicó dos bulas pontificias (en 1621 y en 1622) que re-

gulaban todos los aspectos de la celebración del cónclave. Posteriormente, en 1904 San

Pío X (1903-1914) recogió y unificó casi todas las dispersas normas de los Papas ante-

riores a él en una Constitución, introduciendo ciertos cambios o modificaciones. Pío XII

(1939-1958) añadió nuevas aportaciones en 1945, Juan XXIII (1958-1963) lo hizo en

1962 y Pablo VI (1963-1978) en 1975. La reciente Universi Dominici Gregis, antes

mencionada, de Juan Pablo II, en 1996, es [por el momento] la última reordenación en

profundidad de la normativa que tenemos sobre el cónclave.

El lugar de celebración del cónclave no se estipuló oficialmente hasta el siglo XV. A

partir del Cisma de Occidente los cónclaves siempre han tenido lugar en Roma, salvo el

de 1800, cuando la ocupación de la ciudad por tropas del reino de Nápoles obligó a ce-

lebrarlo en Venecia. El último cónclave celebrado fuera de la Capilla Sixtina fue el de

1846, que tuvo lugar en el Palacio del Quirinal.

El Colegio de Cardenales ha conocido dimensiones o cuantificaciones diversas, desde

los 7 miembros con que llegó a contar en el siglo XIII hasta los 183 del presente o más

recientemente. En 1587 Sixto V (1585-1590) limitó su número a 70 miembros, dividi-

dos en tres órdenes: 6 cardenales obispos, 50 cardenales presbíteros y 14 cardenales diá-

conos (aunque repartidos nominalmente en estamentos con estos nombres, en la actua-

lidad los cardenales son siempre obispos). En el siglo XX, sobre todo a partir de Juan

XXIII, el Colegio de Cardenales incrementó su número con el fin de dotarlo de la máxi-

ma representatividad geográfica y nacional posible. Con todo, en 1970 Pablo VI reservó

la condición de elector a los menores de 80 años y fijó su número máximo en 120. Con

la constitución en 2003 de 31 nuevos cardenales, Juan Pablo II elevó el número de elec-

tores teóricos a 135. En octubre de 2010, tras los nombramientos de cardenales efectua-

~ 59 ~

dos por Benedicto XVI (2005-2013), habría 121 que reunían la condición de electores

por no haber cumplido aún la edad límite.

De acuerdo con la práctica tradicional de la Iglesia, cualquier bautizado varón podría

ser elegido Papa. En 1179, el III Concilio de Letrán abolió las restricciones que se ha-

bían ido introduciendo desde el siglo VIII en el sentido de limitar la condición de can-

didato, primero a los clérigos en general, y posteriormente sólo a los cardenales aunque,

en la práctica, el último Papa que no era cardenal en el momento de su elección fue Ur-

bano VI, en 1378, siendo su pontificado entre los años 1378-1389. En caso de resultar

elegido un presbítero, diácono o laico, y habiendo aceptado su elección, se procedería

en el acto a su ordenación como obispo. Pese a todo, y dado que para ser ordenado obis-

po se requiere actualmente llevar al menos cinco años como presbítero y haber cum-

plido los 35 años, cabe pensar que sólo quien cumpliese estas condiciones podría ser

objeto de elección como Papa.

No existe ningún requisito referente a la nacionalidad, aunque la tradición de siglos

impuso la costumbre de elegir Papas italianos. El polaco Juan Pablo II fue el primero no

italiano desde Adriano VI, holandés (1522-1523). Las recientes elecciones de pontífices

no italianos, como el alemán Benedicto XVI (2005) y el argentino Francisco (2013),

parecen abolir definitivamente la tradición en favor de los italianos.

En cuanto al procedimiento electoral, los cardenales tienen estrictamente prohibido

presentar su candidatura o hacer propaganda de sí mismos. Se permite, por otra parte, el

intercambio de opiniones y buscar apoyos para terceros.

Tradicionalmente, la elección del nuevo Papa podía realizarse de tres modos: por

“aclamación”, por “compromiso” y por “escrutinio”. En caso de aclamación, los car-

denales escogían al candidato de forma unánime “como inspirados por el Espíritu San-

to”. El “compromiso” era un expediente para salir de situaciones de bloqueo, en las que

de forma reiterada se hacía imposible que un candidato alcanzase los votos suficientes.

Se escogía entonces una comisión reducida de cardenales que procediese por sí misma a

la elección. El “escrutinio” es la forma habitual, por medio de voto secreto. La última

elección por compromiso fue la de Juan XXII en 1316 (siendo su pontificado hasta

1334), y por aclamación la de Gregorio XV en 1621 (siendo su pontificado hasta 1623).

Las nuevas reglas introducidas por Juan Pablo II en la UDG declaran abolidos los pro-

cedimientos de aclamación y compromiso, por lo que la elección deberá ser exclusiva-

mente por escrutinio.

Hasta 1179 bastó con la mayoría simple en la elección. En ese año, el III Concilio de

Letrán incrementó hasta los dos tercios la mayoría requerida. A los cardenales no se les

permitía votarse a sí mismos. Se estableció un sofisticado procedimiento para asegurar

el secreto del voto, al tiempo que se impidiera que los cardenales se votasen a ellos mis-

mos. Pío XII eliminó en 1945 este sistema, pero incrementó la mayoría a dos tercios

más uno de los votos. En 1996 Juan Pablo II restauró la mayoría de dos tercios, pero no

la prohibición del auto-voto. La Constitución UDG establece también que pasadas 34 ó

33 votaciones fallidas (según se haya realizado la primera votación el día de la inau-

guración del cónclave o el siguiente), los electores podrán decidir, por mayoría absoluta,

si cambian las normas electorales, pero siempre conservando como requisito el de exi-

girse al menos la mayoría absoluta en la elección.

~ 60 ~

En una decisión poco destacada en el año 2007, Benedicto XVI cambió las reglas del

cónclave de 1996 emitidas por Juan Pablo II para imponer nuevamente la mayoría tradi-

cional de dos tercios necesaria para elegir a un Papa, medida tomada para evitar un

pontificado en disputa.

La Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis (UDG), aprobada por Juan Pa-

blo II en 1996, regula todos los aspectos de la elección de un nuevo Papa. Aunque re-

voca las normas anteriormente vigentes sobre el mismo tema, la mayor parte de sus dis-

posiciones no hacen sino confirmar muchas de las prácticas ya establecidas, algunas con

cientos de años de antigüedad.

Veamos en cuanto a la Sede Vacante. Dos son las circunstancias que pueden dar lugar

al final de un Pontificado (o situación de “Vacante Apostólica”), iniciándose con ello el

período que se denomina de “Sede Vacante” y hay necesidad de convocar el cónclave:

el fallecimiento del Papa o su renuncia. Una tercera opción, la deposición del Papa,

queda totalmente excluida, ya que ninguna autoridad está por encima de la suya ni si-

quiera a su mismo nivel.

La renuncia de un Papa es un acontecimiento muy poco frecuente en la historia, pero

sí previsto en el derecho de la Iglesia. Se requiere que sea libre y se manifieste de modo

formal aunque, como máximo legislador, es el propio Papa quien determina de qué

forma ha de hacerlo. No se precisa que su dimisión sea aceptada por nadie. Cinco han

sido los Papas que a lo largo de la historia han declarado su renuncia al ministerio de

Pedro: Benedicto IX en 1045, Gregorio VI en 1046, Celestino V en 1294, Gregorio XII

en 1415 y Benedicto XVI en 2013.

El concepto de “Sede Romana Impedida”, previsto en el Código de Derecho Canó-

nico, se refiere a los casos en los que, “por cautiverio, relegación, destierro o incapaci-

dad” el Papa se encontrara totalmente imposibilitado para ejercer sus funciones. Según

el Código, se ha de atender a lo estipulado en “las leyes especiales dadas para estos ca-

sos”, pero no se ha hecho pública ninguna norma para una situación semejante. De

cualquier modo, parece que no originaría un período de Sede Vacante ni la convocatoria

del cónclave.

Habiéndose producido la Sede Vacante, el Colegio de Cardenales asume el gobierno

de la Iglesia, pero de modo muy matizado. En efecto, sólo puede tomar decisiones en

los asuntos ordinarios e inaplazables, así como en lo referente a la preparación de las

exequias del pontífice fallecido y la elección del nuevo. En ningún caso pueden innovar,

particularmente en lo que se refiere a los procedimientos electorales, ni tampoco ejercer

ninguna clase de “suplencia” del Papa. Sus disposiciones sólo seguirán siendo válidas

en el siguiente pontificado si el nuevo Papa las confirma expresamente.

Por lo que se refiere a los bienes materiales de la Santa Sede, su administración en

este período corresponde al cardenal camarlengo (de preeminencia en la colegialidad

cardenalicia) ayudado por tres cardenales asistentes.

En el caso de muerte de un Papa, una vez conocida la misma el cardenal camarlengo

es el encargado de verificarla. Tradicionalmente realizaba esta tarea golpeando con sua-

vidad la cabeza del Papa con un pequeño martillo de plata y pronunciando su nombre de

pila –no el papal– tres veces. También se colocaba una vela cerca de la nariz del pon-

tífice y si la llama no se movía, el cardenal camarlengo constataba la muerte del obispo

~ 61 ~

de Roma. En la nueva ordenación establecida por la Universi Dominici Gregis el camar-

lengo es introducido en los aposentos pontificios junto con el maestro de las celebra-

ciones litúrgicas pontificias, los prelados clérigos, el secretario y canciller de la Cámara

Apostólica. Una vez en la habitación del Papa, el camarlengo se arrodilla en un cojín

violeta, reza unas oraciones por el alma del difunto y, tras acercarse al lecho, descubre

el rostro del pontífice y constata públicamente su muerte declarando: “Vere Papa mor-

tuus est” (El Papa realmente ha muerto). Igualmente, la Universi Dominici Gregis no

prohíbe continuar con las tradiciones mencionadas. El secretario de la Cámara Apostó-

lica debe extender entonces acta de la defunción. Lógicamente, ello requiere también la

presencia de personal médico.

Inmediatamente después de constatada oficialmente la muerte del Papa, el secretario

de Estado entrega al camarlengo la matriz del correspondiente sello de plomo y el que

se conoce como anillo del Pescador –con los cuales son autentificadas las cartas apostó-

licas– para ser destruidos en presencia del colegio de cardenales, de modo que se eviten

las posibilidades de falsificar documentos pontificios. El camarlengo es responsable

también de sellar el estudio y el dormitorio del Papa. El personal que lo atendía puede

seguir habitando en el apartamento pontificio sólo hasta el momento de su sepultura,

momento a partir del cual deberá ser evacuado y sellado en su totalidad hasta que tome

posesión de él el nuevo pontífice.

Corresponde igualmente al camarlengo comunicar la noticia del fallecimiento del Pa-

pa al cardenal vicario para la Urbe –de modo que lo notifique al pueblo–, así como al

cardenal arcipreste de la Basílica Vaticana de San Pedro. El mismo camarlengo o el

prefecto de la Casa Pontificia deben también anunciar la noticia al decano del Colegio

Cardenalicio. Éste es el responsable de hacer llegar la noticia a todos los cardenales del

mundo, convocándolos a Roma. También es tarea suya notificarlo al Cuerpo Diplomáti-

co acreditado ante la Santa Sede.

Desde Pío IX (muerto en 1878), los tañidos fúnebres de la campana grande de San

Pedro se han encargado de hacer pública la noticia del fallecimiento de los Papas. Al

tañer las campanas de la Basílica de San Pedro, las campanas de las iglesias de Roma

les hacen eco en señal de duelo por la muerte de su obispo.

Si el fallecimiento (o renuncia) del Papa se produce mientras se está celebrando un

sínodo de obispos o incluso un concilio ecuménico, éstos quedan automáticamente sus-

pendidos y no pueden continuar por ninguna razón, aunque sea gravísima, y mucho me-

nos proceder por sí mismos a la elección de nuevo Papa. Es siempre necesario con-

vocar al Colegio de Cardenales.

Durante la Sede Vacante, los cardenales desarrollan sus funciones mediante dos tipos

de comisiones, llamadas “Congregaciones”: la Particular y la General.

Integran la Congregación Particular el cardenal camarlengo y otros tres cardenales

asistentes (uno por el orden de los Obispos, otro por el de los Presbíteros y otro por el

de los Diáconos) elegidos por sorteo entre los electores (es decir, los que no han cum-

plido los 80 años de edad) llegados ya a Roma. Cada tres días se procede a un nuevo

sorteo para renovar a los cardenales asistentes. La Congregación Particular se ocupa de

los asuntos ordinarios de menor entidad que se vayan presentando durante la Sede Va-

cante. Lo que una Congregación Particular haya decidido, resuelto o denegado no lo

~ 62 ~

pueden revocar las que se constituyan los días siguientes. La Congregación Particular

cesa en sus funciones en el mismo momento en que se elige un nuevo Papa.

La Congregación General está compuesta por la totalidad del Colegio Cardenalicio y

está en funciones hasta el momento de iniciarse el cónclave. Los cardenales electores

tienen obligación de incorporarse a la Congregación General tan pronto como les sea

posible, una vez conocido el fallecimiento del Papa. En cambio, a los no electores se les

permite abstenerse de participar si así lo desean.

La Congregación General se ocupa de los asuntos más importantes que se vayan pre-

sentando y tiene también competencia para revocar las disposiciones de una Congrega-

ción Particular. Sus encuentros se celebran a diario y los preside el cardenal decano.

Una vez iniciado el cónclave, es también el decano quien preside la asamblea hasta que

salga elegido un nuevo Papa. Las decisiones se toman por mayoría, siempre mediante

voto secreto.

Las principales obligaciones de la Congregación General se refieren a la organización

de las exequias del Papa difunto, determinar la fecha de inicio del cónclave (entre 15 y

20 días desde que comenzó la Sede Vacante), velar por la destrucción del anillo del

Pescador y el sello de plomo, designar a dos eclesiásticos de probada doctrina (normal-

mente frailes o monjes) para que les dirijan sendas meditaciones sobre los problemas de

la Iglesia en el momento actual y aprobar los gastos necesarios desde la muerte del pon-

tífice hasta la elección del sucesor.

Corresponde a la Congregación de Cardenales preparar todo lo necesario para las exe-

quias del Papa difunto y fijar el día de inicio de las mismas. En cambio, lo que se refiere

a su sepultura es competencia del cardenal camarlengo –tras recabar la opinión de los

responsables de los tres órdenes del Colegio Cardenalicio– salvo que el mismo pontífice

hubiera dispuesto algo en vida. Los últimos Papas se han enterrado habitualmente en

la Cripta de la Basílica de San Pedro, las Grutas Vaticanas, en proximidad a la tumba

del Apóstol Pedro, pero esto no es obligatorio. Puede realizarse el enterramiento en una

catedral, una iglesia parroquial, un santuario, etc. A la muerte de Juan Pablo II, por

ejemplo, se especuló con la posibilidad de que hubiera dispuesto ser enterrado en la ca-

tedral de Cracovia (Polonia), sede de la que había sido obispo, como bien sabemos.

Los cardenales deben decidir, en primer lugar, el día y hora del traslado del cadáver a

la Basílica Vaticana para ser expuesto a la veneración de los fieles. Antes de ese mo-

mento, y una vez preparado debidamente el cuerpo del Papa, ha de ser llevado a la Ca-

pilla Clementina, en el Palacio Apostólico, para la veneración privada y las oraciones de

la Casa Pontificia y de los cardenales. Tras el fallecimiento de Juan Pablo II (2005) se

calcula que entre dos y tres millones de personas desfilaron ante su cuerpo –expuesto

frente al Baldaquino de la Confesión en la Basílica de San Pedro– para rendirle su úl-

timo homenaje.

Las exequias del Papa duran nueve días consecutivos –denominados con la expresión

latina de novemdiales– a partir del día de la Misa exequial, que preside el cardenal de-

cano. Previamente a ésta se colocan los restos mortales en el féretro. A su término, se

procede a su traslado al sepulcro y al entierro.

Las normas de la UDG sobre la celebración del cónclave amplían por primera vez el

ámbito en que transcurrirá la vida de los cardenales mientras dure la elección del nuevo

~ 63 ~

Papa. El proceso electoral mismo se mantiene, como es tradición, dentro de los límites

de la Capilla Sixtina, pero se incorporan tanto la Casa de Santa Marta, residencia vati-

cana de reciente creación, como las capillas para las celebraciones litúrgicas, las áreas

por donde deban desplazarse los cardenales para ir de un punto a otro, e incluso los

mismos jardines vaticanos, donde pueden pasear y descansar. Sin embargo, se mantiene

en pie la prohibición de todo contacto con el mundo exterior (televisión, prensa, radio,

teléfono, correspondencia, Internet…), y nadie no autorizado puede acercarse a los car-

denales o hablar con ellos mientras dura el cónclave. En el de 2005 se procedió, inclu-

so, a efectuar un barrido electrónico para detectar cualquier posible mecanismo trans-

misor o receptor camuflado en el ámbito de la clausura, y se colocó un aparato que res-

tringía las señales de radio dentro de la Capilla Sixtina y lugares a las áreas próximas a

ella.

La UDG aclara los motivos de esta reclusión cardenalicia: salvaguardar a los electores

de la indiscreción ajena y de los intentos de afectar a su independencia de juicio y liber-

tad de decisión, así como garantizar el recogimiento que exige un acto tan vital para la

Iglesia entera.

El día señalado por la Congregación General de Cardenales (entre 15 y 20 tras el fa-

llecimiento del pontífice), tiene lugar por la mañana una solemne Misa votiva Pro eli-

gendo pontificem (para la elección del pontífice), normalmente presidida por el cardenal

decano, en la que se pide a Dios que ilumine las mentes y los corazones de los electores.

Ya por la tarde, los cardenales, reunidos en la Capilla Paulina, se encaminan en proce-

sión solemne a la Capilla Sixtina, cantando las letanías de los Santos de Oriente y Occi-

dente. Una vez llegados a la Capilla Sixtina, los electores entonan a coro el Veni Crea-

tor (oración con la que se invoca al Espíritu Santo) y proceden a prestar juramento so-

lemne de guardar las normas que rigen el cónclave, cumplir fielmente el ministerio pe-

trino en caso de ser elegidos, y mantener el secreto de todo cuanto se refiera a la elec-

ción del nuevo pontífice.

Una vez prestado el juramento, leído conjuntamente y ratificado de forma individual

ante los Evangelios, el maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias da la solem-

ne orden de Extra omnes! (¡Fuera todos!), indicando que todos aquellos ajenos al cón-

clave deben salir del recinto. Sólo permanecen él mismo y el eclesiástico encargado de

predicar a los cardenales la segunda de las meditaciones sobre los problemas de la Igle-

sia contemporánea. Terminada ésta, tanto el predicador como el maestro de las Celebra-

ciones deben salir también. Las puertas quedarán cerradas y con guardias suizos prote-

giéndolas.

A partir de ese momento se puede proceder a la primera votación (única del día) o

aplazarla hasta el día siguiente.

El proceso de votación en el cónclave se divide en tres partes: pre-escrutinio, escru-

tinio propiamente dicho y post-escrutinio.

Comienza la fase de pre-escrutinio cuando, antes de cada sesión de votaciones (diaria-

mente hay dos sesiones, una por la mañana y otra por la tarde, con dos votaciones en

cada una, salvo resultado positivo en la primera), el último cardenal diácono extrae por

sorteo público los nombres de tres escrutadores, tres enfermeros y tres revisores. Se dis-

tribuyen entonces a los electores dos papeletas de forma rectangular, que llevan impresa

~ 64 ~

la frase: Eligo in Summum Pontificem (Elijo como sumo pontífice), y debajo un espacio

en blanco para el nombre del elegido. Los cardenales deben escribirlo con letra clara,

pero lo más anónima posible. Si se escribe más de un nombre el voto es declarado nulo.

Hasta el siglo XX ciertos monarcas católicos (España, Francia y el Sacro Imperio Ro-

mano Germánico, sustituido este último por el Imperio Austrohúngaro) ostentaban cier-

to derecho de exclusión en las elecciones papales, pudiendo vetar la elección de un car-

denal al considerarlo persona non grata; pero esta práctica fue prohibida definitiva-

mente bajo pena de excomunión por el Papa San Pío X, tras haberse dado en su elección

papal el último ejemplo de la misma con el veto al cardenal Rampolla por parte de Fran-

cisco José I de Austria-Hungría.

La fase de escrutinio propio se inicia cuando cada cardenal, por orden de precedencia,

habiendo doblado dos veces su papeleta de voto, la lleva en alto hasta el altar, delante

del cual están los Escrutadores y sobre el que se ha colocado una urna cubierta con un

plato para recoger los votos. Una vez allí, el cardenal votante pronuncia en voz alta el

juramento: “Pongo por testigo a Cristo Señor, el cual me juzgará, que doy mi voto a

quien, en presencia de Dios, creo que debe ser elegido”. Deposita entonces la papeleta

en el plato y con éste la introduce en la urna. Se inclina luego ante el altar y regresa a su

sitio. Si un cardenal –enfermo o anciano– no puede acercarse hasta el altar, un Escru-

tador se acerca a él, recoge su juramento y su voto y se encarga de depositar la papeleta

en la urna. Si su enfermedad le obliga a permanecer en la Casa de Santa Marta, son en-

tonces los Enfermeros los que acuden a recoger su voto siguiendo un procedimiento

similar al descrito.

El post-escrutinio lo llevan a cabo los tres cardenales escrutadores, elegidos al azar,

contabilizando delante de todos los Electores los votos recogidos. Si el número de votos

es distinto del de votantes, se queman las papeletas y se repite la votación. Los nombres

de los votantes se van anotando en una relación, mientras que los votos contabilizados

se van cosiendo con aguja e hilo para mantenerlos unidos. A continuación, los tres Re-

visores supervisan las notas de los escrutadores y revisan los votos, para asegurarse de

que aquéllos han cumplido correctamente su cometido.

Si ninguno de los candidatos obtiene la mayoría de dos tercios, concluida cada sesión

(dos votaciones) se queman en una estufa las papeletas de los votos junto con las notas

de los Escrutadores. Se agregan sustancias químicas al fuego para que el humo sea ne-

gro e indique una elección sin éxito.

La UDG establece que todo resultado debe ser registrado en un acta, que se archiva en

el Vaticano y no puede abrirla nadie, hasta pasados 50 años desde que se elaboró el acta.

El cónclave dura todo el tiempo que sea necesario. Sin embargo, hay establecidos pe-

ríodos de descanso y coloquio si no se alcanza acuerdo (día 5º, tarde del 7º, tarde del

9º), con una exhortación del cardenal decano.

En ningún caso se contempla la abstención de los electores.

Conseguida la mayoría necesaria en cualquier votación, el candidato elegido debe

expresar de inmediato su aceptación o no del ministerio. El último de los cardenales diá-

conos convoca a la Capilla Sixtina al secretario del Colegio de Cardenales y al maestro

de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias. Presentes éstos, el cardenal decano o el que

le siga en orden y antigüedad pide el consentimiento al elegido con la siguiente pre-

~ 65 ~

gunta: Acceptasne electionem de te canonice factam in Summum Pontificem? (¿Aceptas

tu elección canónica como sumo pontífice?).

Si el candidato electo da el consentimiento, se le pregunta entonces: Quo nomine vis

vocari? (¿Con qué nombre deseas ser conocido?).

El ya Papa indica el nombre que ha escogido con estas palabras: Vocabor N. (Me

llamaré N.). Entonces el maestro de las Celebraciones, en funciones de notario, levanta

acta de la aceptación del nuevo pontífice y de su nombre.

En el caso de que el elegido no sea uno de los cardenales presentes o, incluso, que no

resida en la ciudad de Roma, se avisa al Sustituto de la Secretaría de Estado, quien se

encargará de que el escogido como nuevo Papa llegue al Vaticano lo antes posible, evi-

tando absolutamente que se enteren los medios de comunicación. Una vez llegado al

cónclave, el cardenal decano convocará al resto de los electores a la Capilla Sixtina para

proceder al mismo ritual de aceptación. Si el elegido acepta y no es obispo, el cardenal

decano le ordenará de inmediato como tal.

A partir del momento de la aceptación –y ordenación en su caso– el elegido pasa a ser

Obispo de Roma, Papa y Cabeza del Colegio Episcopal. En ese mismo momento ad-

quiere la plena y suprema potestad sobre la Iglesia Universal. Los cardenales se acer-

carán entonces a él por turno para expresarle su respeto y obediencia. También podrán

acercarse a él el Sustituto de la Secretaría de Estado, el secretario de la Sección para las

Relaciones con los Estados (una especie de Ministro de Asuntos Exteriores de la Santa

Sede), el prefecto de la Casa Pontificia y cualquier otro que deba tratar con el nuevo

pontífice asuntos necesarios en ese momento.

Una de las tradiciones más pintorescas y conocidas a nivel mundial en relación con el

cónclave es la de la “fumata”, un sistema secular de comunicar al pueblo sobre la

marcha de un proceso electoral que transcurre bajo estricto enclaustramiento.

Tras cada sesión de escrutinio (dos votaciones) las papeletas de voto y las notas de los

Escrutadores se queman en una estufa preparada al efecto. El humo sale entonces por

una chimenea sobre el tejado de la Capilla Sixtina. Cuando el resultado de las votacio-

nes ha sido negativo, los papeles se queman junto con paja húmeda, lo que produce un

humo negro. Si de la elección ha salido elegido un candidato, y éste ha aceptado la res-

ponsabilidad, los papeles se queman usando paja seca, lo que da lugar a un humo de co-

lor blanco. Es la señal que anuncia al mundo la elección de un nuevo Papa.

En los cónclaves de 1978 y 2005, para desesperación de los periodistas, el sistema no

parece haber funcionado correctamente y el humo que debía ser blanco se ha visto gris.

En la última de estas ocasiones se incorporó una estufa auxiliar con el propósito de que-

mar productos químicos que tiñeran claramente el humo de uno u otro color, aunque

tampoco tuvo demasiado éxito.

Tras haber aceptado su elección, el ya nuevo Papa es conducido por el camarlengo y

el maestro de las Celebraciones Pontificias a la sacristía de la Capilla Sixtina, llamada

comúnmente “Sala de las lágrimas”, ya que parece que todos los elegidos, sin excep-

ción, lloran allí en relativa intimidad ante la magnitud de la responsabilidad que acaban

de asumir. En la sala se encuentran tres maniquíes con sotanas blancas de diversos ta-

maños: grande, mediana y pequeña, que la sastrería romana Gammarelli se encarga de

confeccionar desde el siglo XVIII. De ser necesario, un equipo de religiosas hace los

~ 66 ~

arreglos pertinentes. Se dice que a Pío XII las tres le quedaban largas, mientras que a

Juan XXIII le resultaban estrechas. También hay a mano un barbero por si el Papa

necesita un afeitado antes de presentarse ante el pueblo –puede ser elegido por la tarde–.

Tras la manifestación del respeto de los cardenales, se canta un Te Deum (oración de

solemne acción de gracias a Dios).

Inmediatamente, el cardenal protodiácono (el primero de ese orden entre los cardena-

les), se dirige al balcón principal de la Basílica de San Pedro, donde se han instalado rá-

pidamente cortinajes y colgaduras de fiesta. Allí hará público el anuncio de la elección

con las frases rituales, de habemus Papam…

Pocos instantes después el nuevo Papa, precedido por la cruz procesional y por los

primeros de los cardenales entre los órdenes de los obispos, presbíteros y diáconos, sale

al balcón y desde allí saluda al pueblo con las primeras palabras de su pontificado. A

continuación imparte la bendición apostólica Urbi et Orbi (para la ciudad y para el mun-

do), que en adelante sólo dará de ordinario en Navidad y Pascua.

Aunque desde el mismo momento de su aceptación –y consagración u ordenación

episcopal, de ser precisa– el elegido es ya verdadero Papa, su pontificado se inaugura de

modo oficial (más sencillamente en la actualidad que antes) con una Misa solemne que

se celebra a los pocos días de concluido el cónclave, normalmente en la explanada de la

Basílica de San Pedro. En esa celebración, el nuevo Papa es investido de sus nuevos

símbolos: su Palio propio y su Anillo del Pescador, adoptándose su escudo, etc.

~ 67 ~

EPÍLOGO IV

EL CONDADO DE TOLOSA (TOULOUSE)

El conocido y feudal condado occitano de Tolosa (Toulouse) tuvo sus raíces históricas

a finales del siglo VIII y alcanzó su apogeo en el siglo XIII, un apogeo entre indepen-

diente y vasallo respecto a diversos reinos que tuvo en su contexto al término de la

cruzada albigense (1209-1229), un apogeo abocado por el tratado de Meaux-París en

1229 a quedar integrado en el reino de Francia, lo que ocurrió definitivamente en 1271.

Su recuerdo constituye uno de los antecedentes de afirmación de la moderna identidad

de la región histórica y cultural de Occitania, la cual se corresponde en su mayor exten-

sión con el llamado Mediodía francés, incluyendo también el catalán Valle de Arán (en

la provincia de Lérida) y algunos Valles Alpinos, los Occitanos pertenecientes a la re-

gión italiana del Piamonte, así como también el principado de Mónaco. Es importante

resaltar que Tolosa (Tolosa de Francia o Toulouse) es la denominación tradicional espa-

ñola de la ciudad francesa que proviene de la denominación en lengua occitana y que en

francés conocemos –reiterémoslo– como Toulouse, de modo que no hemos de confun-

dir esta ciudad con la Tolosa de Guipúzcoa.

Mapa político de Occitania. Destacadas con puntos negros las ciudades de

Toulouse, Burdeos, Bayona, Marsella, Viella y Clermont-Ferrand

~ 68 ~

La ciudad de Toulouse fue conquistada por los francos en el año 507, y en el año

630 el rey Dagoberto (629-634) la convirtió en el centro del conocido como ducado de

Aquitania. En el año 768, el ducado, casi independiente, quedó otra vez sujeto a Fran-

cia, creándose el condado en el año 778, mientras que la ciudad se convertía en capital

del reino de Aquitania, creado por el rey Ludovico Pío o Luis el Piadoso en el año

781.99

El primer conde de Toulouse fue Corso, que gobernó entre los años 778 y 789 ó 790,

fecha en la que fue confiado por Carlomagno100

a su primo Guillermo de Gellone, el

cual era hijo de Auda (hija de Carlos Martel101

). Guillermo de Gellone fue el segundo

conde de Toulouse, conocido como Guillermo I el Grande o el Santo.102

Gobernó sobre

Toulouse (con Pallars y Ribagorza, de la Marca Hispánica, que supuestamente fueron

conquistadas a los musulmanes tiempo atrás), al igual que sobre Narbona y sus depen-

dencias, y confió a sus hijos algunos condados como el Rosellón (a Gaucelmo, muerto

en el 832), Autun (a Thierri o Teodorico) y Rases (a Berá103

). El hecho de que Berá (o

Berà) fuera hijo suyo es posible, pero eso implica que tuvo que casarse con su herma-

nastra Romila, ya que parece claro que esta era hija de Guillermo. El dominio sobre

Pallars y Ribagorza implicaba una posición fronteriza de Toulouse, y por eso, los con-

des durante el siglo IX se titulan marqueses.

Guillermo se retiró a un monasterio en el año 806 y el condado fue confiado a Bigon,

su lugarteniente, marido de una hija natural de Carlomagno. En el año 814, Berenguer

de Toulouse104

fue investido para el condado de Toulouse, siendo consejero del rey Pi-

pino I de Aquitania (817-838). Dominaba sobre Toulouse, Pallars y Ribagorza, pero en

el año 832 juntó casi toda la conocida como Septimania y la Gothia o Gotia, confiscada

a Bernardo de Septimania, siendo jefe del partido legitimista. Su muerte repentina en el

año 835 permitió a Bernardo de Septimania, que había recuperado el favor del empera-

dor carolingio, poder reencontrarse con sus antiguas posesiones y las de su enemigo. Él

y su hermano dominaron los mismos territorios que Berenguer. Bernardo fue ejecutado

en el año 844, pero parece que el condado de Toulouse fue confiado por el rey Pipino II

de Aquitania (838-864) a su hijo Guillermo II de Toulouse (844-850), pero ya en 845,

según algunos historiadores, se sospecha que podría haber sido confiado el condado a

Frédol I de Roergue o Rouergue, que era nieto del conde Gilberto de Roergue (a quien

algunos hacen ser hijo de Thierri o Teodorico, conde de Autun hasta el año 793) e hijo

99

Habiendo sido rey de Aquitania entre los años 781-814 y emperador carolingio-rey de los francos entre

los años 814-840, como bien podemos recordar.

100

Rey de los francos entre los años 768-800 y emperador carolingio entre los años 800-814.

101

Muerto en el 741.

102

28 de mayo en el santoral.

103

Muerto en el 844. Fue el primer conde de Barcelona, entre los años 801-820.

104

Conde de Toulouse entre los años 816-835 y conde de Barcelona entre los años 832-835.

~ 69 ~

de Fulcoaldo de Roergue y de Senegunda, que era hija de un tal Frédol “misus”, per-

sonaje posiblemente diferente al conde Frédol (el “misus” se casó con una hermana del

Santo Guillermo I). Lo único cierto que se sabe es que Frédol era conde de Toulouse en

849, mientras Guillermo había vuelto a Gothia. Lo que no se sabe es si lo era por haber

conquistado el condado contra Guillermo, por haberle cedido Guillermo el gobierno o

por concesión de Pipino II, pero esta última posibilidad parece la más plausible. Frédol

debía ser también conde de Rouergue desde al menos el año 849, tras la muerte de su

padre, Fulcoaldo. También los pagos de Pallars y Ribagorza pertenecían al condado.

Dominios de Berá y de Gaucelmo

~ 70 ~

En el verano del año 849, Carlos el Calvo105

decidió atacar Aquitania. El conde Frédol

le abrió las puertas de Toulouse y fue ratificado en su cargo; Guillermo murió en el 850

y Frédol murió hacia el año 852, siendo sucedido por su hermano Ramón o Raimundo I

de Toulouse. Y vino luego la guerra de los tres Bernardos, como a continuación resumi-

mos.

En el año 863, Hunifredo, marqués de Gotia y Septimania, ocupó Toulouse, resul-

tando muerto en la lucha el conde Ramón, fiel al rey. Después de la huida de Hunifredo

(año 864), sus dominios fueron repartidos: en 865 Toulouse, Limoges, Pallars y Riba-

gorza fueron donadas a Bernardo II de Toulouse (865-872), hijo del difunto conde Ra-

món I; Ermengol, conde de Albi, recibió el condado de Rouergue. Desde el primer mo-

mento se estableció una lucha encarnizada por la hegemonía del sureste de Francia entre

Toulouse y Carcasona, y los dos condes sometieron la cuestión al rey. La decisión se

demoró, pero en el 872 Carlos el Calvo creó un gobierno para Aquitania dirigido por su

cuñado Bosón de Provenza106

(duque de Lyon y de Vienne, contador real y magister os-

tiariorum), pero teniendo como adjuntos a Bernardo de Gothia y Bernardo Plantapilo-

sa107

de Autun, al cual se le otorgó el condado de Auvernia. Como Bernardo de Tou-

louse quedaba sin representación, se le donaron los condados de Carcasona y Rasés, de

los cuales fue desposeído Oliba II de Carcasona,108

que se alió a Plantapilosa contra

Bernardo de Toulouse. Poco después, Bernardo de Toulouse moría asesinado por un

vasallo de Bernardo Plantapilosa (en agosto de 872) y Oliba II fue restituido en los

condados de Carcasona y Rasés, y Plantapilosa gobernó en Toulouse y Limoges (a

pesar de que el vizconde, Fulcoaldo, hermano de Bernardo de Toulouse, tuvo el poder

efectivo hasta su muerte hacia el año 886 originando la dinastía vizcondal de Limoges,

rama madre de otras dinastías vizcondales. Pallars y Ribagorza se escaparon de su

control, dado que los partidarios del conde asesinado crearon una dinastía nueva.

Bernardo Plantapilosa murió en el año 886 y lo sucedió su hijo Guillermo el Piadoso

como como duque Guillermo I de Aquitania, pero Toulouse y Roergue fueron confiadas

en 887 a Odón I, hermano de Bernardo el Vedell, conde consorte de Albi que se asoció a

su hijo Ramón II. Odón murió en 918 ó 919, siendo sucedido por Ramón II de Tou-

louse, mientras que su hermano Ermengol fue conde de Rouergue y Albi (herencia ma-

terna) y el de Quercy se lo repartieron.

Veamos a continuación la historia del condado en el siglo X. En 923 ó 924 murió

Ramón II y lo sucedió su hijo Ramón Ponce I109

(que además sería conde de Auvernia)

en Toulouse y otros lugares. Y a su muerte sus dos hijos Ponce II y Guillermo Talla-

ferro, que por su matrimonio con Enma de Provenza heredó el título de marqués de 105

Muerto en el 877.

106

Muerto en 887.

107

Bernardo III de Toulouse, muerto en el año 886.

108

Muerto en el 879.

109

Muerto en 950.

~ 71 ~

Provenza y los condados de Forcalquier y Aurenja, y además se repartió Nimes con su

pariente, el conde de Roergue, correspondiendo a Guillermo la parte que desde entonces

se llama Saint-Guilles. Durante unos cuantos años, Guillermo tuvo asociado a su her-

mano Ponce II de Toulouse, pero este murió en 987 sin descendencia.

He aquí seguidamente la historia del condado en el siglo XI, historia que sigue cierta-

mente “liosa” a nuestra lectura. Guillermo IV murió en 1037 y lo sucedió su hijo Ponce

III de Toulouse (1037-1060), pasando luego sus dominios a su hijo Guillermo IV, go-

bernando otros territorios además de los propiamente de Toulouse (1060-1094).

En ese año 1094 pasaron los dominios condales a Ramón, hermano de Guillermo IV;

era Ramón IV de Saint-Guilles o Raimundo de Toulouse, muerto en 1105. Prosiguió la

historia con Guillermo IX de Aquitania o Guillermo de Poitiers el Trovador, muerto en

1126, marido de Felipa Matilde, hija de Guillermo IV, pasando que Guillermo el Tro-

vador pretendió el condado de Toulouse, en 1098, alegando los derechos de su mujer,

pero tuvo que retirarse bajo la presión recibida del Papa110

al respecto. El hijo de Rai-

mundo IV, Beltrán,111

le sucedió en el condado en 1105, pero marchó a Tierra Santa

para heredar el condado de Trípoli en 1112, pasando Toulouse a su medio hermano Al-

fonso Jordán,112

nacido en Tierra Santa y que era menor de edad. Guillermo IX de

Aquitania volvió a reivindicar el condado, ocupándolo en 1114 en nombre de su mujer,

pero en 1116 ó 1117 murió ella, y su posición frente a los magnates locales decayó, para

ser finalmente expulsado en 1119. En 1125 fue acordado el reparto de Provenza entre

Toulouse y Barcelona. Los derechos de Felipa Matilde pasaron a su nieta, Leonor de

Aquitania,113

la cual se casó con el rey Luis VII de Francia (1137-1180), que reivindicó

el condado y asedió Toulouse en 1141. Pero el casamiento posterior de Leonor con el

rey Enrique II de Inglaterra (1154-1189) produjo un giró en la situación.

Hubo historia de enfrentamientos con la Corona de Aragón. Cuando murió Alfonso I

(Jordán), en 1148, sus dos hijos, Raimundo V y Alfonso II gobernaron conjuntamente

hasta la muerte del segundo en 1183. En 1159, Enrique II de Inglaterra reclamó el con-

dado y ocupó Cahors avanzando hacia Verdun-sur-Garonne y Castelnau, hasta cerca de

Toulouse, pero Ramón V y Alfonso II recibieron ayuda del rey de Luis VII Francia

rechazando el ataque. Enrique volvió a intentarlo en 1162 y en 1164, hasta que final-

mente en 1173 se firmó la paz (o una tregua). Ricardo Corazón de León, hijo de Enrique

II de Inglaterra y de Leonor de Aquitania, volvería al ataque de Toulouse en 1188 sin

obtener una victoria al respecto. En 1176, Toulouse cedió el condado provenzal de Arle

al rey Alfonso II de Aragón (1164-1196), y finalmente la guerra por la hegemonía occi-

tana estalló entre condados (la gran guerra meridional francesa u occitana) y las fuerzas

de Alfonso II de Aragón asediaron Toulouse sin poder tomarla; mientras tanto, Ramón

110

Urbano II (1088-1099).

111

Muerto en 1112.

112

Muerto en 1148.

113

Muerta en 1204.

~ 72 ~

Berenguer IV de Provenza fue asesinado por unos emisarios de Toulouse, el 5 de abril

de 1181.

En 1194 murió Alfonso II de Aragón y el condado pasó a su sobrino Ramón o Rai-

mundo VI de Toulouse (1194-1222). Con él vendría –como bien podemos recordar– la

guerra y cruzada de los cátaros o albigense, época del enfrentamiento con Francia y con

la verdadera Iglesia Católica, todo cuanto contribuyó al paulatino fenecer del condado

de Toulouse.

En efecto, el siglo XIII vino a ser característico del catarismo en Occitania o el Me-

diodía francés. El Papa Inocencio III (1198-1216) fue acusando reiteradas veces a los

señores occitanos de pasividad e incluso connivencia con este movimiento herético,

hasta que en 1208 declaró un anatema contra Raimundo VI y animó a los reinos cris-

tianos a acudir en cruzada contra Toulouse y sus vasallos. Este llamamiento sería escu-

chado por Felipe II de Francia (1180-1223) y daría origen a dos décadas de enfrenta-

miento que concluirían con la firma por parte de Raimundo VII de Toulouse (1222-

1249)114

del tratado de Meaux-París en 1229.

Siendo claros y contundentes vencedores los cruzados en la batalla de Muret (año

1213), los mismos derrotaron en 1215 al conde Raimundo VI de Toulouse y a sus alia-

dos (entre los que estuvo antes el rey Pedro II de Aragón, como bien podemos recordar),

siendo todos expulsados de Occitania o desperdigados por doquier, ciertamente despo-

seídos de bienes y territorios. Como consecuencia de la victoria que redujo el catarismo,

el título condal de Toulouse pasó al líder cruzado Simón IV de Montfort,115

con todas

las bendiciones de Concilio IV de Letrán (1215-1216), alcanzando la titularidad a los

descendientes montfortianos, aunque vinieron a estar desprovistos de territorios, pues el

control de Toulouse como capital occitana volvió en 1217 a la familia dinástica de

Saint-Guilles, de modo que Raimundo VII aprovechó para ello la circunstancia de su

contraataque tras la sublevación general producida tras la muerte del Papa Inocencio III.

La paz firmada en Meaux-París (año 1229) ratificó la vuelta del título a sus legítimos

dueños y señores, pero a un alto precio, como bien sabemos, ponderamos y podemos

recordar.

Además de reducir considerablemente las posesiones del condado, las cláusulas 12 y

13 del mencionado tratado establecían el matrimonio entre la hija del conde y uno de los

hijos del rey Luis IX de Francia (San Luis),116

así como la transmisión a la Corona real

francesa de las posesiones restantes del conde en caso de fallecimiento sin descenden-

cia (que es lo que ha venido a ocurrir).

En cumplimiento del tratado, se casaron en 1237 Juana de Toulouse (hija y heredera

de Raimundo VII en 1256) y Alfonso de Poitiers (príncipe francés hijo de Luis IX),

conde de Toulouse como Alfonso III. La muerte de éste en 1271, al igual que la muerte

también de su esposa Juana en este mismo año, sin dejar descendencia, marca el final

114

Hijo de Raimundo VI.

115

Muerto en 1218.

116

Muerto en 1270.

~ 73 ~

dinástico de los condes tolosanos, quedando definitivamente anexionado el condado de

Toulouse, todo el Mediodía francés, al reino de Francia.

Blasón o escudo de los condes de Toulouse o Tolosa en Francia

~ 74 ~

~ 75 ~

ÍNDICE

A modo de prólogo

Un trágico accidente en Cosenza ……………………………………… pág. 3

Viterbo Iglesia de San Silvestre (Estados Pontificios)

Muere asesinado Enrique de Almain ………………………………….. pág. 6

Castillo y sede central de los caballeros hermanos hospitalarios (de la

Orden de San Juan de Jerusalén)

El sultán mameluco Baibars se apodera de este lugar ………………… pág. 9

Reino de Francia

Murió en Provenza Isabel de Francia, reina consorte del reino de Navarra pág. 13

Venecia

Murió Esteban el Póstumo, un rechazado príncipe húngaro ………….. pág. 14

Señorío de Gibelet (condado de Trípoli)

Muerte de Enrique I Embriaco ………………………………………… pág. 15

Ducado de Brabante

Murió Margarita de Francia, duquesa de Brabante …………………… pág. 18

Viterbo (Estados Pontificios)

Concluye el prolongado cónclave y resulta elegido el Papa Gregorio X pág. 19

Principado ruso de Tver

Murió el príncipe Yaroslav ……………………………………………. pág. 23

Lyon (reino de Francia)

Murió el cardenal Enrique de Segusio ………………………………… pág. 24

La Meca (región de Hiyaz en Arabia)

Murió Abdalhaqq ibn Ibrahim ibn Sabin al-Mursí ……………………. pág. 25

Reino de Francia

Fenece el condado de Toulouse pasando al reino de Francia ………… pág. 27

Anatolia

Asesinato del destacado sufí Haci Bektas Veli ………………………... pág. 32

~ 76 ~

Epílogo I

El castillo palaciego de Windsor ……………………………………….. pág. 34

Epílogo II

El Real Alcázar de Sevilla ……………………………………………… pág. 37

Epílogo III

Cónclave ………………………………………………………………… pág. 57

Epílogo IV

El condado de Tolosa (Toulouse) ………………………………………. pág. 67

~ 77 ~