Enciclopedia Universal Ilustrada - Pujiula - uv.esorilife/textos/Enciclopedia.pdf · enciclopedia vniversal ilvstrada evropeo-americana etimologias sÁnscrito, hebreo, griego, latÍn,

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  • ENCICLOPEDIA VNIVERSAL ILVSTRADA

    EVROPEO-AMERICANA

    ETIMOLOGIAS

    SNSCRITO, HEBREO, GRIEGO, LATN, RABE, LENGUAS INDGENAS AMERICANAS, ETC.

    VERSIONES DE LA MAYORA DE LAS VOCES EN

    Francs, Italiano, Ingls, Alemn, Portugus, Cataln Esperanto

    -------------------TOMO XLV---------------

    BARCELONA HIJOS DE J.ESPASA, EDITORES

    CALLE DE LAS CORTES, 579 Y 581 1921

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  • PLASMOGENIA. Biol. Si se atiende la etimologa de la palabra, plasmogenia vale tanto como produccin formacin de protoplasma, que es la substancia viva de la clula (V.). Pero lo que los modernos quieren significar con esta palabra, es la produccin artificial no slo de protoplasma substancia viva, sino tambin de clulas, tejidos y aun organismos enteros, contando slo con fuerzas fsico-qumicas, , para expresarse mejor y con ms exactitud, la reproduccin artificial de los fenmenos vitales, demostrando prcticamente que stos no rebasan el lmite de lo que pueden las fuerzas de la materia bruta: y, por consiguiente, la vida no importa algn principio especial superior la Fsica y Qumica. Lo cual sera el gran triunfo del materialismo, desmintindose de una vez para siempre los clebres aforismos: Omne vivum ex vivo (todo ser viviente proviene de otro ser viviente), de Harvey Omnis cellula ex cellula (toda clula debe su origen otra clula), de Virchow, y Omnis nucleus ex ncleo (todo ncleo deriva su existencia de otro ncleo), de Flemming: aforismos que resumen muy bien los resultados de la investigacin moderna, eliminando del campo cientfico y rebajando la categora de fbula la generacin espontnea. Pero los materialistas nunca se dan por vencidos, y piensan lograr, si no la generacin espontnea en el sentido de que las fuerzas fisicoqumicas

    FIG.1

    Microfotografa de un radiolario artificial, obtenido con silicatos gelatinosos extendidos sobre vidrio, segn Herrera

    puedan por s mismas, esto es, abandonadas s mismas, producir la vida, al menos la generacin sntesis artificial de la vida, lograda la cual volvera recuperar sus perdidos derechos la misma generacin espontnea; pues, filosficamente hablando, las sntesis artificial sera verdadera generacin espontnea, esto es, vida sin preceder germen de vida. Las tentativas son constantes; pero los fracasos, continuos, como se ver.

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  • Para proceder con orden y claridad y no tener que repetir, se irn exponiendo diversas tentativas que se han hecho, para sintetizar la vida para reproducir fenmenos vitales por medios puramente fisicoqumicos, y se har inmediatamente despus de cada una de ellas la crtica, esto es, se examinar su valor en orden lo que se pretende.

    FIG.2

    Microfotografa de una amiba obtenida con los silicatos, segn Herrera

    Si se tiene presente que muchos bilogos modernos son materialistas monistas, se comprender sin dificultad la tendencia general, con que se escribe y explica Biologa en libros y ctedras universitarias; aquel prurito constante de hacer resaltar siempre la parte fsica de la vida y el gusto con que establecen comparaciones entre fenmenos puramente fisicoqumicos y fenmenos estructuras vitales; con esto prcticamente se forman los jvenes imberbes un criterio fisicoqumico de la vida. A falta de pruebas, bastara el testimonio de E. A. Shfer, presidente que fue del Congreso de la Asociacin Britnica para el progreso de la ciencia, celebrado en Dundee (1912). En su discurso de apertura se propuso dar cuenta de la marcha de la investigacin moderna acerca de la naturaleza y origen de la vida; y en el opsculo en que public este discurso

    FIG.3

    Tejido epitelial ciliado artificial segn Herrera

    titulado en la traduccin alemana Das Leben, sein Wesen, sein Ursprung und seine Erhaltung (V. la bibliografa as para sta, como para las citas de otros autores), comienza por protestar contra toda explicacin o hiptesis sobrenatural y metafsica, diciendo ser esto, no una imposicin del materialismo, sino de la sana razn. Aade que la primera parte de su tema ha sido tratada largamente y con espritu correctamente cientfico por Le Dantec. Ahora bien: Le Dantec ha ido

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  • tan all en su afn de explicar la vida por fuerzas fisicoqumicas, que lleg proponer una nomenclatura qumica para los fenmenos vitales. Adems, Schfer, en el citado opsculo, despus de decir que la vida y el alma son cosas distintas, sin explicar la razn de esta diferencia, contina diciendo que los problemas de la vida son esencialmente problemas de la materia. A nadie, pues extraar que se haya trabajado y trabaje tanto y por tantos en resolver el problema de la vida, contando slo con fuerzas fisicoqumicas y que se centupliquen los ensayos para lograr el intento. Pero como todos estos ensayos no son ms que variantes de una misma cosa, para no cansar los lectores, por una parte, y por otra no privarles de lo substancial de ellos, se indicarn aqu los

    FIG.4

    Campo de difusin unipolar producido por una gota de sangre en el agua,

    segn Gemelli

    ensayos de los autores que han metido ms ruido en estos ltimos aos, pues indudablemente han de aventajar otros que les precedieron, al menos en ser ms modernos. I.- Tentativas para producir clulas y tejidos El botnico de Mjico A. L. Herrera, fijndose en la circunstancia de que el silicio era el cuerpo ms abundante y difundido en la tierra despus del oxgeno, tuvo la extraa idea de que por ventura sera l el constituyente esencial del protoplasma vivo, ya que para l la vida consiste en la actividad fisicoqumica del protoplasma, regulada en condiciones especiales bajo el influjo de corrientes osmticas. Pero Herrera no se content con la concepcin de la idea, sino que procur luego verificarla por medio de la experimentacin. A este fin, hizo sus mezclas de silicatos con gelatina y logr obtener estructuras que de algn modo recuerdan las orgnicas. As, en la figura 1 se ve una formacin que recuerda la de un radiolario, , mejor, heliozoario; en la 2, otra que, mirada de sobre haz, parece una amiba; en la 3, una tercera que tiene visos de un epitelio vibrtil, vista de perfil en corte perpendicular. Es fcil obtener semejantes estructuras. Una gota de sangre en el agua produce tambin por difusin una estructura radiada (radiolario?) (fig.4).

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  • FIG.5

    Tejido semejante al tejido epitelial, obtenido por difusin de una gota de agua salada en el agua pura, segn Leduc

    Esteban Leduc ha producido varias: en la figura 5 se ve la estructura de un epitelio con los ncleso celulares y aun la banda de cierre; en la 6, si se imagina vista de perfil, la de un epitelio vibrtil bastante parecido al de la figura 3 (de Herrera); en cambio, vista de plano, como se debe mirar, la de un disco germinal de un huevo en segmentacin, y en la 7, la de un corte de un parnquima medular de algn vegetal. Ms an; el mismo Leduc ha podido obtener hasta figuras cariocinticas. Vase lo que dice Guindome por la nocin de campo de fuerzas de difusin, me ha sido posible reproducir en lquidos electrolticos no slo las figuras de las cariocinesis, sino, en su orden regular, los aspectos sucesivos de esas figuras; en otros trminos, las corrientes osmticas, convenientemente aplicadas, producen, pesar de su extrema complicacin, todos los movimientos de la divisin celular, sucedindose exactamente en el mismo orden que en la cariocinesis (V. la conferencia de Leduc, publicada por El Constitucional, de Caracas, del 14 de Enero de 1907). He aqu una de estas figuras (fig. 8). Crtica. Ante todo, dos palabras sobre la extraa concepcin de Herrera acerca del silicio como constituyente esencial del protoplasma vivo.

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  • FIG.6

    Clulas artificiales. Esta figura, segn se mire, recuerda la del tejido epitelial vibrtil de la figura 3. Vista de plano o por encima, como se debe, se parece al disco germinal de un huevo telolecito, bien polarizado, en el estadio de segmentacin; pero ms que todo, al endospermo de semillas con granos de almidn compuestos como son, v.gr., los del arroz o de avena, segn Leduc.

    Casi todos los elementos de la Qumica pueden encontrarse accidentalmente en el reino vegetal, aunque los ms constantes son slo unos 13 14: C, O, H, N, P, S, Cl, Si, K, Na, Mg. (V. la obra Lehrbuch der Botanik fr Hochschulen von E. Strasburger, F. Noll, H. Schenck, C. Karsten, pgs. 158-159, 1906). Como se ve, aparece entre stos tambin el silicio. Pero falta saber si todos estos elementos son estrictamente necesarios para la vida, pues slo los que lo sean, podrn ser tenidos como esenciales en orden constituir el substrato material de la vida del protoplasma. Ahora bien: los ensayos de cultivos sintticos, esto es, de cultivos en los que comenzando por frmulas sencillas, se van aadiendo nuevos y nuevos elementos hasta obtener una perfecta vegetacin y fructificacin de la planta de ensayo, han demostrado que el silicio no era de absoluta necesidad.

    FIG.7

    Clulas artificiales de aspecto muy parecido al de clulas vegetales, segn Leduc

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  • Esto pone de golpe por los suelos la concepcin de Herrera,

    socavando y destruyendo el fundamento en que estriba. Por lo que toca las estructuras artificiales, remendando las vitales, se puede notar desde luego que figuras anlogas las obtenidas se forman espontneamente, y aun contra nuestra voluntad, cuando uno hace una preparacin en fresco (V. los mtodos tcnicos de observacin microscpica en la obra de Citologa prctica, del padre Jaime Pujiula, S.J.), utilizando, al efecto, algn portaobjetos imperfectamente desengrasado: la formacin de figuras amiboideas no es entonces rara.

    FIG.8

    Reproduccin de la cariocinesis por corrientes de difusin, segn Leduc

    En Microqumica son todava ms frecuentes y variadas las

    estructuras que traen la memoria otras biolgicas; porque, al fin, fenmenos de microqumica, micro y macrofsica son esas estructuras con que parecen querer sorprender esos experimentadores. Porque en efecto, qu son qu tienen de vital todas esas estructuras? Nada; dicho de otra manera, esas estructuras son respecto de la vida, lo mismo que respecto de un carro, de un rbol de un hombre son las figuras que de estas cosas se forman de vez en cuando en las nubes. Y si no, examnense ms de cerca esos artefactos y comprense con las estructuras verdaderamente vitales.

    Amibas. La figura de la amiba artificial no tiene ms que el contorno de alguno de los infinitos aspectos que puede ofrecer una verdadera amiba (figura 9). La misma agua derramada sobre una superficie ms menos grasienta, no pudindose distribuir de un modo regular por toda la superficie ms menos grasienta, no pudindose distribuir de un modo regular por toda la superficie, por razn de su inmiscuidad, forzosamente ha de tomar alguna forma contorno irregular que por lo mismo no podr menos de parecerse alguna de las infinitas que puede tomar una amiba. Fuera de sta, no hay otra semejanza. La constitucin, en efecto, de la amiba es heterognea y lo es cada una de sus partes. Desde luego, se puede distinguir en ella ecto y endoplasma, uno dos ncleos, una varias vacuolas contrctiles, substancias diversas de reserva, algunas en va de digestin, productos de destruccin, etctera. Y cada una de las

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  • partes vivas es su vez heterognea. En el protoplasma, por ejemplo, se hallan substancias muy variadas y de estupenda composicin qumica, por ser albuminoideas proteicas; en el ncleo se cuentan, por lo menos, cinco clases de substancias de composicin muy compleja: anfipirenina, linina, cromatina, acromatina y plastina. Los ncleoproteidos o substancias albuminoideas del ncleo son las ms complicadas que se conocen, y esto que se efectan sus anlisis despus de muerta la clula o microorganismo, sin que nadie sepa ni pueda saber cul era su composicin en el ser vivo, y sobre todo en qu relacin se hallaban unos con otros los diversos principios que integran la clula. Esto por lo que respecta la parte anatmica. Si de aqu se pasa la fisiolgica, se acentan las diferencias y se hacen ms ridculas las pretensiones de haber obtenido algo que se parezca la vida, ni aun de un microorganismo de los ms inferiores, cuales son las amibas. En los ensayos de Plasmogenia, la forma (contorno) que casualmente se ha producido, as se queda inmoble inerte; en la amiba, por el contrario, cambia continuamente la forma, conforme necesita el animalillo, ora para mejorar su situacin, ora para liberarse de influencias perjudiciales. En la forma inerte del plasmogenista, nada de vacuolas contrctiles, nada de digestin de substancias, nada de nutricin, nada de crecimiento y reproduccin; en una palabra, nada de vida ni de cosa que remotamente se le parezca. Radiolarios. Se han dado ciertos pormenores respecto de las amibas, que son, como queda indicado, los microorganismos animales que se hallan en el primer peldao de la escala zoolgica; y si aqu no han logrado nada los plasmogenistas, mucho menos subiendo ms arriba. Los radiolarios y los heliozoarios (la figura artificial ms es de heliozoario), son de organizacin ms complicada que las amigas (fig. 10), y basta la simple inspeccin de las dos figuras (1 y 10) contrapuestas, para descubrir en la primera ms que una estructura que se parece heliozoario radiolario, un esferocristal de inulina (fig. 11). No hay por qu pensar, por supuesto, en alguna funcin fisiolgica en el radiolario artificial, conforme se dijo en la amiba, siendo as que la actividad fisiolgica, que es siempre teleolgica, es la nica capaz de revelar la naturaleza viviente. Se tiene, en conclusin, que si se quisiera llamar radiolario esa forma artificial, sera, cuando menos, un abuso de la palabra que todo trance se tendra que desterrar del dominio cientfico.

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  • FIG.9

    Amoeba proteus Cv, vacuola contrctil; N, Ncleo; Na, cuerpo devorado por la amiba, segn Doflein

    Tejidos artificiales. Para la crtica de los tejidos artificiales basta fijarse en uno, v. gr., en el vibrtil (fig. 3). Aqu como all, ni aun la misma estructura, que constituye slo la base material de la vida, puede tener la pretensin de ser algo que se pueda comparar ni de lejos con los verdaderos tejidos epiteliales vibrtiles. Y como quiera que la figura del producto artificial recuerda ms bien los epitelios con estereocilios, esto es, con pestaas aglutinadas, establzcase con stos la comparacin. A este fin, pngase una al lado de otra la figura 3 y la 12, que es del epitelio con estereocilios del epiddimo del toro,

    FIG.10

    Actinosphaerium Eichhorni (heliozoario) Ri, substancia cortical ectoplasma; Ma, substancia medular endoplasma; Ps, seudopodios; N,

    ncleos; Na, vacuola nutritiva; Cv, vacuola contrctil; A, axopodio eje (esqueleto) del seudopodio. Aumento: 500, segn Doflein

    y el menos entendido en Histologa ver al momento la diferencia entre uno y otro, involuntariamente recordar la comparacin,

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  • trada anteriormente, entre, v. gr., un caballo viviente y una nube que ha tomado una forma externa parecida. Dnde estn las clulas, los ncleos, con toda su heterogeneidad y complicacin orgnica? Pero, sobre todo, dnde est el movimiento vital?

    FIG.11

    Clulas del tubrculo de la dalia (Dahlia variabilis) con varios esferocristales (i) de inulina, segn el

    P.Pujiula

    No tienen ms valor los dems artefactos. El de la figura 5. donde aparecen hasta ncleos dentro de las clulas, tampoco es de difcil inteligencia; pues lo que parecen ncleos, no son sino grumos reuniones de partculas que pueden ser de carmn, de tinta china otra substancia que queda en las mallas, cuando con cierta habilidad se saben dirigir en las mezclas las fuerzas de difusin y de tensin superficial de los lquidos.

    Dse una pequea sacudida aquella especie de trama y se dar al traste con todo. Y lo mismo se diga del artefacto de la figura 7. En cambio, el verdadero tejido viviente no es tan endeble que baste una ni veinte mil sacudidas para trastornarlo; y esto vale especialmente para el tejido epitelial, destinado funcionalmente la defensa del rgano que revisten, contra el mundo externo. Y si de tejido vegetal se trata, tiene esto ms fuerza, por cuanto las clulas vegetales poseen una membrana que es un verdadero drmatoesqueleto de la clula. Adanse aqu cuatro razones ms; pero que demuestran admirablemente cun lejos estn esos artefactos de las estructuras verdaderamente vitales o que son efecto de la vida. La primera es la rapidez con que se producen esos artefactos, por ser efectos de reacciones cambios puramente fisicoqumicos. En poco rato se tiene ese simulacro ejecutado. Eso no es ni puede ser vida ni efecto de ella. La vida es pacfica; obra con lentitud, con seguridad y con tal plan y orden que revela bien su finalidad, su teleologa. En segundo lugar, las formaciones artificiales, propiamente hablando, no son estructuras. En conjunto afectan slo, v. gr., la estructura de un epitelio, de un parnquima; pero la verdad es que ninguna de sus partes posee estructura caracterstica de la vida; el ncleo que aparece en alguna figura dentro de la clula es un grano condensacin de partculas sin heterogeneidad ni relacin estructural entre s; la membrana lo que parece serlo, es una substancia homognea, sin estructura en su interior. Las formaciones vitales, por

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  • FIG.12

    Fragmento de un corte del epiddimo del toro. c, estereocilios; e, epitelio. Aumento: 500, segn el P.Pujiula

    el contrario, son estructuradas; y su estructura obedece al fin fisiolgico y particular que ha de prestar en el complejo de la vida y con subordinacin al fin de todo el organismo. En tercer lugar, los artefactos carecen, en absoluto, de diferenciaciones teleolgicas: la llamada membrana es regular lisa de un extremo otro. No as, verbigracia, la membrana celular vegetal, la cual posee sus poros altamente teleolgicos, por cuyo medio se comunican los lquidos de una clula otra. Estos poros aparecen all donde son necesarios, con la particular circunstancia de que cada una de las dos clulas contiguas, en cuya pared se ha de formar el poro, origina el suyo, correspondindose mutuamente como si para ello de antemano se hubiesen dado consigna, lo cual prueba admirablemente la teleologa de la formacin. Finalmente, los artefactos no son cuerpos celulares, sino, lo ms, superficies reticuladas que afectan la forma del corte ptico (de un plano) de un cuerpo celular, sin serlo; los vegetales, por el contrario, si son de alguna complicacin, constituyen cuerpos celulares; y todos ellos, por simples que sean, son al menos clulas (cajitas) cerradas por todas partes. Viniendo, finalmente, la figura 8, que quiere representar un remedo de cariocinesis movimiento vital divisorio (estas ya seran palabras mayores), se la ha de aplicar con la misma exactitud y rigor la comparacin de la nube: todo menos movimiento cariocintico vital. Un juego de fuerzas fsicas, hbilmente dirigidas, que cada uno puede repetir para matar el ocio, y nada ms. En efecto, si se pone una gota de una solucin hipotnica (menos concentrada) de alguna sal, v. gr., nitrato potsico, entre otras dos hipertnicas, esto es, ms concentradas respecto de la primera, es evidente que se establecer una corriente de difusin de la gota central, menos concentrada, las dos extremas, ms concentradas, hasta que los lquidos sean isotnicos. Ms an; si uno tiene la precaucin de poner en la gota

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  • menos concentrada polvo de carmn tinta china, podra ver cmo son arrastradas sus partculas de la gota central hacia los extremos, remedando toscamente la marcha de los cromosomas del ecuador de la clula hacia los polos, que tiene lugar en la cariocinesis. Se ha dicho toscamente, porque es verdaderamente pueril y ridculo pretender haber obtenido con eso los fenmenos de las fases cariocinticas. En las corrientes de difusin, el traslado se hace sin haberse dividido de antemano ni ordenado en corona ecuatorial las partculas de carmn tinta china, y con tal furia, que en breves instantes est ejecutado ese juego curioso y pueril, al paso que en la cariocinesis verdadera, la separacin de cromosomas han precedido fenmenos muy complicados, y el traslado de cromosomas no es cosa precipitada, sino muy lenta imposible de perseguir ni aun con ayuda de los mejores microscopios. La vida, se ha dicho ya, es pacfica. Por lo dems, en el ensayo artificial, una vez establecida la isotonicidad de los lquidos, todo para, porque en el mundo fsico-qumico todo tiende la estabilidad; y esos fenmenos puramente fsico-qumicos no pueden substraerse sus leyes; mientras que la cariocinesis, terminada la ltima fase, si la clula, asiento de la divisin, es embrionaria, regenera la cromatina y se va preparando para otra divisin y movimiento cariocintico. Para ver mejor la diferencia entre el artefacto cariocintico de Leduc y la verdadera cariocinesis, comprese la figura de este autor con la figura 13. II.- Ensayos para producir plantas artificiales Estudiando ahora la ruidosa cuestin de las plantas artificiales de E. Leduc, para juzgar mejor de los hechos que han de ser objeto de discusin, vase lo que dice el mismo profesor Leduc. En fin, he podido realizar, dice en el lugar citado anteriormente, con las fuerzas fsicas los fenmenos de nutricin, de organizacin, de crecimiento. Fabrico grnulos de sulfato de cobre y de azcar, los siembro en un lquido que contiene ferrocianuro de potasio, cloruro de sodio otra sal y gelatina; el grnulo se rodea de una membrana de ferrocianuro de cobre, permeable al agua, y los iones, pero casi completamente impermeable al azcar; ste produce en el interior una fuerte presin osmtica que atrae el agua y se ve la clula germinar; despus de crecer; emite tallos que crecen verticalmente y pueden alcanzar hasta 30 cm. de altura: los tallos tienen rganos terminales en forma de bolas, sombreros, espinas, barrenos y rosetas. El producto de crecimiento, que tiene el aspecto de una planta puede tener varias centenas de veces el volumen del grano inicial. La substancia para crecer y aumentar es tomada del medio de cultivo; hay, pues, nutricin por intus-suscepcin. La organizacin es complicada, puesto

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  • que, adems de la diferenciacin en rizomas horizontales, tallos verticales, hojas y rganos terminales, existe necesariamente un aparato circulatorio en el cual la substancia membrangena y el azcar se elevan hasta 30 cm. de altura. Estas tres funciones, nutricin por intus-suscepcin, crecimiento y organizacin, consideradas hasta ahora como caractersticas de la vida, se encuentran as realizadas por las fuerzas fsicas. Los productos de las clulas artificiales son muy sensibles todos los excitantes fsicos y qumicos; cicatrizan sus heridas, cuando un tallo se rompe antes de terminar su crecimiento, los

    FIG.13

    Dos clulas en movimiento cariocintico, de la crnea de la salamandra (Salamandra maculosa). Ambas clulas entran en la telofase; la de arriba est algo ms adelantada y ofrece en su ecuador la lnea divisoria entre las clulas-hijas. Aumento cerca de 500, segn el P.Pujiula.

    fragmentos se yuxtaponen y se resueldan, y el crecimiento recomienza.

    Una sola funcin falta que realizar para completar la sntesis de la vida, la reproduccin en serie. Considero este problema del mismo orden que los ya resueltos.

    Para explicar estos hechos y demostrar que no existe en ellos ni pizca de vida ni demuestran nada de lo que se pretende, hay que orientarse brevemente sobre los fenmenos osmticos que son los que aqu juegan el ms importante papel, como lo jugaban en la falsa cariocinesis los de difusin. Cuando se echa sobre un lquido otro de distinta densidad, v. gr., vino sobre el agua, al principio queda el uno sobre el otro sin mezclarse, pero luego se difunden y mezclan. Si entre los dos se interpone un pergamino, travs de l se difunden tambin y se mezclan poco poco. En este ltimo caso se habla de smosis que, por lo dicho, no viene ser sino un caso particular de la difusin. Si se toma un tubo, se cierra uno de sus extremos con pergamino, se introduce en l una solucin de azcar y se sumerge en un recipiente de agua por el extremo cerrado, se establecera una doble corriente (dismosis) travs de la membrana, pasando algo de azcar al recipiente y de ste al tubo agua en mucha mayor cantidad, obligando subir en el tubo la columna lquida con una fuerza determinada, medible favor de un manmetro (osmmetro), que se llama fuerza osmtica. Si la membrana que cierra la extremidad del tubo, fuese de ferrocianuro cprico, pasara agua del recipiente al tubo, como antes, pero del tubo al recipiente no pasara ni azcar ni otra sal que estuviera en l disuelta, porque esta membrana de ferrocianuro cprico es de naturaleza semipermeable, esto es, deja paso libre al agua y ciertos iones, pero no las sales.

    Con esta pequea indicacin se puede entender perfectamente el portentoso producto de plantas artificiales, y demostrar la vez lo ridculo que es llamarlas as. En efecto, la semilla que llama y siembra Leduc son pldoras de 1 2 mm. (se pueden hacer algo mayores,

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  • v.gr., de 5 7 mm., con que se obtienen plantas mayores), confeccionadas con 2 partes de sacarosa y 1 parte de sulfato de cobre y una pequea cantidad de agua, la necesaria para empastar las dos substancias y formar la pldora. El lquido de cultivo lo compone una solucin de ferrocianuro potsico al 2 por 100, de cloruro de sodio al 1 por 100 y gelatina al 1 por 100 tambin. En el caso que se examina, se ha servido para el ensayo de 1,5 por 100. Tiene la ventaja de que, siendo ms espeso el medio, va ms despacio la reaccin, y al espesarse por enfriamiento el lquido queda el artefacto como empotrado dentro de la masa y se conserva mucho ms tiempo.

    Cada uno puede variar su placer las proporciones de estos ingredientes, bien seguro de obtener variantes en los resultados. Ms an; se pueden variar los ingredientes como lo ha hecho DHalluin, tomando unas veces sulfato de zinc en substitucin de sulfato de cobre y comunicando con eso los artefactos color blanco, en vez del pardo que les da el cobre; asimismo el sulfato frrico que produce color azul, bien que esta sal no dio tan buenos resultados. Tambin se pueden echar en el mismo cultivo grnulos de sulfato de zinc y de sulfato de cobre, con lo cual ser fcil obtener rganos de distinta coloracin (blancos y pardos); finalmente, como aqu se trata de fenmenos puramente fsico-qumicos, no vitales, el orden de factores no altera el producto; y, por consiguiente, tambin se podrn formar grnulos de ferrocianuro potsico y azcar y sembrarlos en un medio (solucin de gelatina), donde se haya disuelto sulfato de cobre de otra sal, como ha hecho el autor citado.

    Ahora bien; puesta la pldora en el lquido de cultivo, no tarda en recubrirse (por la accin del ferrocianuro potsico del medio con el sulfato cprico de la pldora) de una pelcula de ferrocianuro cprico, membrana semipermeable, como se ha visto, y constituye la clula de Pfeffer, muy conocida en Biologa. Esta pelcula membrana, por lo mismo que es semipermeable, dejar pasar el agua y no el azcar. El azcar de la pldora, encerrado dentro de la envoltura pelicular de ferrocianuro cprico que se ha formado alrededor de aqulla, absorber agua del medio (lquido de cultivo), producindose, en su consecuencia, una fuerte presin osmtica dentro de la pldora; presin osmtica, cuyo efecto ser distender la membrana hasta romperla por algn punto y derramarse parte del contenido, con lo cual se torna poner en contacto el ferrocianuro potsico del medio con el sulfato cprico de la pldora, y vuelve regenerarse y formarse la pelcula membrana de ferrocianuro cprico, subsanando la herida (rotura); torna luego aumentar en el interior de la pldora, rodeada de nuevo por todas partes de la membrana, la presin osmtica, distenderse y romperse la membrana, cuyas heridas (roturas) se cerrarn otra y otra vez, mientras queden substancias capaces de reaccionar. Con esto van apareciendo formaciones muy irregulares, variadas y caprichosas que constituyen uno de los mejores

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  • argumentos para demostrar que all ni hay vida ni cosa que se le parezca, toda vez que la vida no produce sino formas muy tpicas, fijas y constantes para cada especie. Si el lquido de cultivo se pone Sobre una placa de vidrio, el crecimiento de los artefactos es naturalmente horizontal; si dentro de un tubo echando dentro la pldora, el crecimiento es hacia arriba y vertical (figura 14); si, finalmente, colgado, dentro del lquido, el crecimiento es al principio hacia abajo y vertical, bien que no estn excluidos vstagos horizontales y hacia arriba. En todo caso, cuando el artefacto (planta de Leduc) llega al fondo del tubo se forman arborizaciones hacia arriba. Por mucho tiempo (quiz ms de seis meses) se han conservado dentro de un frasco formaciones hermossimas que parecan musgos pequeos helechos, no verdes por supuesto, sino pardos como las algas fucceas. Ntese, como ha experimentado DHalluin, que la variedad de formas y modo de producirse depende de varios factores: 1 de la mayor menor concentracin de gelatina; 2 de mayor menor cantidad de ferrocianuro disuelto en el medio; 3 de la

    FIG.14

    Arborescencia obtenida con semilla (pldora) de sulfato de cobre, segn DHalluin

    buena mala calidad de la gelatina y modo rpido lento de coagularse; 4 finalmente, de la temperatura que se trabaja. Y aunque el azar siempre juega aqu un importante papel, todava parece que, cuando la gelatina es lquida, y pequea la cantidad del ferrocianuro potsico en ella disuelto, se forman tallos (filamentos) cilndricos, subiendo hacia arriba (fig.15 a) en el supuesto de que se hace el ensayo en un tubo y se echa el grnulo en el fondo. Algunas veces (fig. 15 b) terminan los tallos en formaciones esferoidales (rganos terminales), que se deben, segn parece, un estado semilquido de la gelatina en la capa altura en que se forman; otras veces (fig. 15 c) estos cuerpos terminales son badajiformes y se deben al estado semilquido y la mayor cantidad de gelatina del medio; finalmente, los cuerpos terminales pueden tomar una forma hojosa (fig. 15 d) que reconoce como causa, por una parte, el estado semilquido de la gelatina, como en los dos casos anteriores y, por otra, la mayor cantidad de ferrocianuro potsico del medio. Y bien qu hay que decir de todo eso? Sencillamente que son curiosidades de fenmenos fisicoqumicos. Lo menos que se podra decir del que se atreviese a llamar a esos rganos y organismos, que es pueril.

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  • FIG.15

    a, arborescencias filamentos obtenidos en un medio con poco ferrocianuro potsico (de aqu la multitud de filamentos) y terminados antes de que coagulase la gelatina (de aqu sin rganos terminales); b, arborescencias o filamentos con rganos terminales (vesculas cuerpos esferoidales), obtenidos en un medio poco rico en ferrocianuro potsico y terminados cuando la gelatina comenzaba a coagularse (era semilquida); c, arborescencias filamentos con rganos terminales en forma de badajo de campana, obtenidos en un medio que contena ms gelatina y terminados en el estado semilquido de esta substancia; d, arborescencia obtenida en un medio rico en ferrocianuro potsico: el tallo es moniliforme, en su interior aparece parte sin disolver, formado en gelatina lquida; sus rganos terminales foliformes, formados en gelatina solidificada semilquida, segn DHalluin.

    Porque, en efecto, examinando el artefacto, no se puede

    encontrar en l ningn punto de apoyo para ello; slo el aspecto externo y macroscpico de esas formaciones recuerda rganos organismos, aunque con mucha ms imperfeccin que un ramo de flores de papel bordadas, cualquiera pintura escultura, por imperfecta que sea. Y as como nadie se le puede ocurrir llamar vida a lo pintado esculturado, as no se ha de ocurrir (si no es un nio) pensar que con aquellos fenmenos y artefactos fisicoqumicos ha producido la vida sus funciones; porque nohay all nada de eso. Y es as que, al fijarse un poco en los productos de los ensayos de E. Leduc que como observan G. Bonnier (vase el opsculo del doctor Luis Cirera: La evolucin en Biologa) y otros, en lo substancial no son sino repeticiones de los del alemn Traube (1864), se ver, desde luego, que es falso, que all haya verdadera organizacin; porque las paredes de aquellas formaciones no constan de clulas y tejidos, ni pueden tener por lo mismo la heterogeneidad propia de la vida. No hay all nutricin, porque sta va vinculada dos corrientes, una anablica, progresiva de composicin (asimilacin) y otra catablica, regresiva o de descomposicin (desasimilacin); y en el caso de las plantas artificiales no hay la una ni la otra; porque, segn la atinada observacin de DHalluin, el agua, que es lo nico que all se absorbe, no es alimento. Adems, para que sirviese la nutricin, debera no solamente pasar dentro de la pldora por smosis, porque ninguna partcula viene substituir por transformacin otra suplir algn defecto en el interior de la masa. No hay circulacin; porque, si no hay clulas ni tejidos, no hay tampoco vas de

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  • transporte de la savia. No hay respiracin, siendo as que esta funcin es bien necesaria la vida de las plantas de la categora, en las quiso quiz haber obtenido Leduc. En fin, basta, para no tomar en consideracin esas nuevas sntesis de la vida, tener presentes dos datos: 1 que la magnitud de la planta depende absolutamente de la magnitud de la semilla, indicio claro que all no hay poder vital, y 2 la furia con que se produce y crece y termina su desarrollo, cosa que cualquiera le hace comprender que aquello no tiene que ver con los pacficos y en s invisibles procesos vitales.

    De todo lo dicho se desprende una verdad que conviene poner de relieve, y es que los ensayos de Plasmogenia han confirmado una vez ms la imposibilidad de la generacin espontnea. Porque si, aun dirigiendo con la inteligencia humana las fuerzas fisicoqumicas de la materia mineral, no se ha podido lograr ni la reproduccin del ms insignificante microorganismo ni alguna estructura viviente, mucho menos podrn esto las mismas fuerzas, abandonadas s mismas.

    Bien podr ser que los qumicos obtengan sintticamente cuerpos de los llamados orgnicos, esto es, de aquellos cuerpos que natural y espontneamente slo se producen bajo el influjo de la vida; porque, al fin, un mismo efecto puede ser producido por diversas causas; pero la materia organizada viviente, eso no. Y la razn es que, como indica muy bien el bilogo de Berln, O. Hertwig (vase su obra Allgemeine Biologie. Die Zelle und die Gewebe (pginas 18-19. Zweite Auflage), el problema de la vida no es un problema qumico, sino biolgico; y donde termina el qumico, all empieza el bilogo. Aunque la Qumica, dice este autor, llegase algn da sintetizar artificialmente todas las substancias albuminoideas; pretender, con todo, producir el cuerpo protoplsmico (esto es, la substancia viva), sera siempre como la tentativa de Wagner de obtener por cristalizacin un homnculo (un hombrecillo).

    Y si alguno preguntase qu pueden significar, con relacin la vida, esas estructuras, obtenidas artificialmente y que recuerdan las vitales, se puede responder que no significan ms que las flores artificiales y de papel, las cuales recuerdan, segn se dijo, aun con ms perfeccin las flores naturales, llenas de vida. Se puede responder, adems, que pueden probar de algn modo que las fuerzas fisicoqumicas intervienen tambin en la vida, ya que la vida de que aqu se habla, toda se ejerce en la materia; y en la transformacin de sta se manifiesta su actividad. Pero aun el modo mismo que tiene la vida de servirse de ellas, es distinto del de los plasmogenistas; porque stos no pueden dominar las fuerzas de la materia, y los fenmenos que con ellas producen, acusan bien pronto esa falta de dominio; son rpidos, ciegos, sin teleologa finalidad. La vida, por el contrario, las domina completamente, y, si se vale de ellas, es siempre conforme con lo que ella pretende, y van al paso que ella quiere y prescribe, y, dado que la vida es de ndole pacfica, les imprime tambin ellas, cuando caen bajo su dominio, el sello caracterstico de la paz con que ella procede.

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  • El doctor M. DHalluin, director de fisiologa en la Facultad libre de Medicina de Lila, que ha obtenido hermosas arborescencias, no slo por el mtodo de Leduc, que ha variado de mil maneras, sino por otros, mxime con cristales de diversas sales metlicas en un medio silicatado (fig. 16), est muy lejos de darles la interpretacin de Leduc; antes refuta esas tentativas de sntesis de la vida, conceptundolas como experimentos curiosos de Fsica. Lo mismo hace A. Gemelli.

    Parece que el mismo Leduc, en una comunicacin la Acadmie des Sciences (7 de Enero de 1907), quiso rectificar, si no retractar, la significacin que daba sus ensayos, negando que hubiese dicho que

    FIG.16

    Diversas arborescencias obtenidas con nitrato de cobalto en medio silicatado, segn DHalluin haba reproducido todos los fenmenos de la vida latente y manifiesta, como indicaba la nota de Becquerel. Lo cierto es que hasta algunos ttulos de los trabajos de Leduc parecen ingerir en el nimo del lector la pretensin de crear la vida. Por lo dems, parece que Leduc desconoca las arborescencias, obtenidas ya por Guerner, como se le ech a la cara. III.- Concepcin del seor A. G. De Rocasolano sobre la vida Terminaremos este artculo diciendo dos palabras sobre la labor de Rocasolano, distinguido qumico espaol y profesor de la Universidad de Zaragoza. Sus estudios sobre las substancias coloidales parecen haberle llevado una concepcin qumica de la vida en plantas y animales; se dice en plantas y animales, porque, como buen catlico, quiere descartar de estas cuestiones y discusiones cientficas el alma humana con sus actos. He aqu sus

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  • palabras textuales: Por nuestra parte, dice, dejando fuera de las ciencias naturales el misterio del pensamiento, el de la conciencia y todos los actos propios del alma huma que Dios crea y Dios vuelve, no admitimos que estn fuera del estudio de las ciencias naturales todos los otros fenmenos que son consecuencia de la vida de la materia, sea todos los fenmenos vitales en los cuales la materia sin cesar se transforma (pg. 38, vase la bibliografa). Este es quiz el lugar ms claro encontrado en su trabajo para descubrir su mente acerca del particular, y aun as queda bastante obscuro. Y desde luego no es claro si, cuando Rocasolano excluye de la cuestin los actos propios del alma humana, entiende por actos propios nicamente los espirituales y no los sensitivos y vegetativos. La razn de dudar nace de que habla del pensamiento y de la conciencia que son espirituales (al menos, si esta ltima es refleja). Si slo excluye estos actos y cree que los sensitivos y vegetativos no son tambin del alma, sino puras manifestaciones de las fuerzas fisicoqumicas de la materia, tiene contra s todo el ejrcito de los escolsticos, y aun se puede decir de todos los catlicos, por ser doctrina comn entre stos que el alma humana informa todo el hombre y es causa de las tres vidas: intelectual, sensitiva y vegetativa. Si, por el contrarios, entiende por actos propios del alma todas las manifestaciones de vida intelectiva, sensitiva y vegetativa, como se puede suponer, est en perfecta harmona con la escuela escolstica. Pero precisamente de aqu se puede sacar un argumento que urge no poco Rocasolano. Porque si en el hombre explica la vida sensitivovegetativa por un principio superior las fuerzas de la materia bruta, como es el alma humana, dotada de la triple facultad intelectiva sensitiva- vegetativa, tendr que admitir tambin, para explicar la vida sensitiva de los animales y la vegetativa de animales y plantas, un principio que est nivel de la facultad sensitiva y vegetativa del alma humana; de lo contrario, sera de desear que explicase la diferencia entre la vida sensitiva y vegetativa del hombre y la de los animales y plantas. Pero, dejando un lado la cuestin del hombre y de su triple vida, la impresin que uno se lleva de la lectura de la obra de Rocasolano es que, por lo menos en los vivientes distintos del hombre, la vida se puede explicar por fuerzas fisicoqumicas. Si Rocasolano, en las palabras citadas, no quiere decir sino que la vida, mxime la vegetativa, importa siempre en los organismos incesantes cambios de materia, que damos el nombre de fenmenos vitales, est muy en lo cierto. Pero si su pensamiento es que con estos cambios, cuya causa inmediata son las propiedades fisicoqumicas de la materia queda todo explicado y que fuera de esto no hay que buscar ms en la vida, debe tenerse por errnea su concepcin. En este caso, habr dado margen esta concepcin, que desde luego rechazarn de consuno todos los doctores escolsticos y vitalistas, el que favor del ultramicroscopio, al que ha dado Rocasolano cierta disposicin ventajosa para la observacin, ha podido ver las llamadas

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  • micelas de substancias coloidales puestas en movimiento y, al parecer cuando menos, en movimiento de orientacin. Advirtase que la palabra micela es de Naegeli. Con ella quiso significar este bilogo la ltima unidad biolgica de su teora micelar para explicar la vida. Las micelas ltimas unidades biolgicas de Naegeli son hipotticas y perteneceran al dominio de lo invisible. Los modernos aplican esta palabra las partculas coloidales, quiz por creerlas idnticas las micelas de Naegeli. Es de lamentar que muchos no sepan distinguir bien entre los fenmenos fisicoqumicos que acompaan y manifiestan la vida, y la misma vida, , mejor, el principio que constituye el ser viviente y que se nos revela por el poder por la facultad que posee, como de dirigir, subordinar, avasallar, podramos decir, la materia y sus fuerzas. De todo lo dicho se puede sacar como conclusin final y prctica que los qumicos se han de contentar con su dominio qumico y, como tales, no invadir el de los bilogos; y los bilogos positivistas que no quieran usar ms mtodos que los positivos, contentarse tambin con el establecimiento y correlacin de los datos observados y experimentados; y dejar al bilogo-filsofo la explicacin de la vida, explicacin que slo se alcanza acudiendo principios metafsicos, sin los cuales no es posible dar una perfecta y absoluta explicacin de cuanto somos y nos rodea. Y cuando aqu se habla de principios metafsicos, se entiende por tales los principios de razn, ya que slo por principios de razn por el raciocinio se nos alcanza el principio vital vegetativo, por no caer en s y directamente, como sucede con otras muchas cosas, bajo el dominio de los sentidos, ni aun de la experiencia interna. Mas no se crea por esto que se trate de idealismos, los que se quiera dar alguna especie de cuerpo ficticio, por ventura de entidades sobrenaturales, como algunos, faltos de formacin filosfica, creen, confundiendo la Metafsica con lo sobrenatural, no; sino de entes con objetividad, de realidades existentes en la Naturaleza; como que el principio vital que aqu se discute, es el constitutivo del ser viviente en razn de tal y, por lo mismo, pertenece al nmero de realidades entes naturales, y aunque, como est dicho, no cae en el dominio de los mtodos experimentales positivos, lo descubre y demuestra con toda evidencia la razn con su luz natural: y por esto, es perfectamente objeto de las ciencias naturales, entendiendo por ciencias naturales, como aqu se quiere entender, las que se alcanzan con esta sola luz de la razn natural y en cuanto opuestas las teolgicas, que se basan en principios revelados sobrenaturales. Y en este nico sentido tienen muchsima razn Rocasolano, cuando dice que no admite estn fuera del estudio de las ciencias naturales todos los otros fenmenos que son consecuencia de la vida, sea todos los fenmenos vitales, en los cuales la materia sin cesar se transforma. Pero si bien se mira, en este sentido tampoco el

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  • pensamiento, la conciencia y dems actos propios del alma humana estn fuera de las ciencias naturales. Bibliogr. L. Cirera, La evolucin en Biologa (Barcelona, 1908); M. DHalluin, Stphane Leduc, a-t-il cr ter vivantes?, en la Revue des Questions Scientifiques, serie III, t. XII (Julio de 1907); A. Gemelli, LEnigma della vita i nuovi orizzonti della Biologa (Firenze, 1910); O. Hertwig, Allgemeine Biologie. Die Zelle und die Gewbe. (Zweite Auflage); E. Leduc, Las bases fsicas de la vida y la Biognesis, conferencia publicada por el Constitucional de Caracas (Venezuela, 14 de Enero de 1907); J. Pujiula, S.J., La vida y su evolucin filogentica; esta ltima particularmente con relacin al hombre (Barcelona, 1915); Citologa, parte terica (Barcelona, 1914); Citologa, parte prctica (nm. 365, Barcelona, 1918); y, Con qu resuelto el problema?, en el Constitucional de Caracas (22 de Marzo de 1907); A. G. Rocasolano, Estudios fisicoqumicos sobre la materia viva, en los Anales de la Universidad de Zaragoza (vol. I, 1917); E. A. Schfer, Das Leben, sein Wesen, sein Ursprung und seine Erhaltung. Autorisierte Uebersetzung aus dem englischen von Charlotte Fleischmann (1913). Bibliografa aducida por A. Gemelli. A. L. Herrera, Le rle prpondrant des substances minrales, dans les fnomnes biologiques, en la Memoria y revista de la Sociedad Cientfica Antonio Alzate (t. XIII, nm. 7, 1903); On the artificial formation of a rudimentary nervous system, en Natural Science (Noviembre de 1898); Nociones de Biologa (Mjico, 1903); Thorie de loeuf morganique, en la Sociedad Cientfica Antonio Alzate (t. XXII, nm. 6, 1908), y Notions gnrales de biologa et de plasmognie compare, traduccin francesa de G. Renaudet y W. Junk (Berln, 1906); E. Leduc, Difusin dans la glatine, en la C. R. Acadmie des Sciences (17 de Junio de 1901, pg. 1500); Champs de force molculaire, en la C. R. Acadmie de Sciencies (17 de Febrero de 1902, pg. 423); Champs de force de difusin bipolaire, en la C. R. Acad. des Sciences (26 de Mayo de 1902, pg. 1205); Difusin des liquides, son rle biologique, en la C. R. Acad. des Sciences (5 de Diciembre de 1904); Germination et croissance de la cellule artificielle, en la C. R. Acad. des Sciences (24 de Julio de 1905, pg. 280); Les lois de la Biogense, en la Revue Scientifique (t. I, pgs. 225 y 226, 1906); Culture de la cellule artificielle, en la C. R. Acad. des Sciences (26 de Noviembre de 1906, pg. 842); Les bases physiques de la vie (Paris, 1906); Va-t-on faire de la vie? Miracles. Comment un savant cre des tres vivants, en Le Martin (21 de Diciembre de 1906), y Croissance artificielle, en la C. R. Acad. des Sciences (7 de Enero de 1907, pg. 39); Renaudet, Une science nouvelle. La plasmognie, en la Memoria y revista de la Sociedad Cientfica Antonio Alzate (t. 21 y 22); Pieron, Un nouvel aspect de la lutte du mcanisme et de vitalisme, en la Revue Scient. (58, t. IV, nm. 15); Bellard, Rle biologique des sels, tesis (Paris, 1903); Gallardo, Interpretacin dinmica de la divisin celular (Buenos Aires, 1902); Benedikt, Biomecanisme et neovitalisme en mdecine et en biologie, traduccin francesa de Roberto Tissot (2 vol., Pars); R. Dolfus, Actino des silicates alcalins sur les sels metalliques solubles en la C. R. Acad. des Sciences (24 de Diciembre de 1906, pg. 1149); A. Farges, La vie et lvolution des espeses (Paris, 1888); Frenkel, Est-ce la vie?, en el Progrs Mdical (9 de Marzo de 1907); Dastre, La vie et la mort (Pars); Pablo Combres, Les coulisses de la plasmognie (Cosmos, pg. 21, 1907); M. Combres, Les plantes artificielles de Traube et de Leduc, en Mdecine et Morphologie syntetique sur la production artificielle de quelques formations calcaires organiques, en Verh. K. Akad. v. Wetensch (13, I, msterdam, 1893). Pujiula, J. (1921) Plasmogenia pp.454-463

    Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo-Americana, T.XLV, Hijos J. Espasa, eds. BARCELONA

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