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Gente del sábado Noelia Molanes - Madrid E l paso del tiempo, casi siempre corrosivo, se ha llevado por de- lante los engorrosos micrófonos con cable, la monocromía de las imágenes en blanco y negro, el rasgueo de la aguja sobre el vinilo y hasta los pantalones de campana. Sin embargo, aquí, en los coloridos tiempos de estrecheces esti- lísticas y comunicaciones inalámbricas, lo que no cambia es ese Raphael hiperbólico: sigue siendo el artista mayúsculo, un consa- grado que no escatima en atrevimientos y al que parecen venirle pequeñas hasta etique- tas tan «progres» como la de «indie». Inmerso en la grabación de su nuevo disco y a punto de salir rumbo a Chile, el artista habla con LA RAZÓN sobre su presente y su futuro porque a él, digan lo que digan, no le van los senti- mentalismos baldíos ni la deprimente nos- talgia del ayer: las emociones son para que- mar sobre el escenario y en la cálida intimi- dad del hogar. –Es el cabeza de cartel del Sonorama de Aranda del Duero. Habrá quien piense que usted no pega en esos ambientes... Para mí es una cosa de lo más normal: se trata de un festival «indie» y, desde hace 53 años que yo estoy en esta carrera, soy inde- pendiente total. Lo que me resulta raro es que a alguien le pueda extrañar... –De hecho,su hijo,Manuel Martos,le defen- dió en las redes sociales comentando que usted «ha sido el más ‘‘indie’’ toda la vida». –Si lo dice mi hijo es que es verdad. –¿Cómo se ve junto a los otros grupos? –Yo lo voy a coger con ganas. Me gusta estar con gente joven y siempre lo he hecho, desde hace más de cinco generaciones. Eso signifi- ca que sigo en la onda y es un auténtico pri- vilegio. Además, muchos de los que hacen música «indie» han cantado mis canciones, me han mandado CD con versiones de «Como yo te amo», «Yo soy aquel»... –Es que hay que decir que usted ha sido atrevido hasta en la forma de vestir: en los 60 lucía prendas de lo más modernas... –Pero jamás he sido estrafalario. Creo que vestirse elegante es una forma de mostrar respeto al público. –De hecho, muchos artistas jóvenes no pueden negar su influencia, ¿reconoce al- gún heredero de su estilo? –Hay varios, pero no los voy a decir. Es algo que me place y enorgullece. Es muy bonito pensar que has calado hasta ese punto. Sobre esto he tenido muchas conversaciones con Bunbury, que es un artista maravilloso. Él me pregunta: ¿pero tú no te das cuenta de lo que influyes? Y yo le digo que no. Que paso por la vida como a mí me gusta y ya está. –Pero ha tenido éxito desde joven y siempre ha estado muy centrado: mire a adolescen- Ha revolucionado las redes sociales como cabeza de cartel del festival «indie» «Sonorama», aunque a Raphael le sorprende que algunos se extrañen con su participación: «Llevo 53 años siendo independiente total», confiesa a LA RAZÓN «Haría encantado un dúo con Justin Bieber» Alberto R. Roldán 62 Sábado. 1 de febrero de 2014 LA RAZÓN

Entrevista a Raphael

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Entrevista a Rapahel: "Haría encantado un dúo con Justin Bieber"

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Page 1: Entrevista a Raphael

Gente del sábado

Noelia Molanes - Madrid

El paso del tiempo, casi siempre corrosivo, se ha llevado por de-lante los engorrosos micrófonos con cable, la monocromía de las imágenes en blanco y negro, el

rasgueo de la aguja sobre el vinilo y hasta los pantalones de campana. Sin embargo, aquí, en los coloridos tiempos de estrecheces esti-lísticas y comunicaciones inalámbricas, lo que no cambia es ese Raphael hiperbólico: sigue siendo el artista mayúsculo, un consa-grado que no escatima en atrevimientos y al que parecen venirle pequeñas hasta etique-tas tan «progres» como la de «indie». Inmerso

en la grabación de su nuevo disco y a punto de salir rumbo a Chile, el artista habla con LA RAZÓN sobre su presente y su futuro porque a él, digan lo que digan, no le van los senti-mentalismos baldíos ni la deprimente nos-talgia del ayer: las emociones son para que-mar sobre el escenario y en la cálida intimi-dad del hogar.–Es el cabeza de cartel del Sonorama de Aranda del Duero. Habrá quien piense que usted no pega en esos ambientes...–Para mí es una cosa de lo más normal: se trata de un festival «indie» y, desde hace 53 años que yo estoy en esta carrera, soy inde-pendiente total. Lo que me resulta raro es que a alguien le pueda extrañar...

–De hecho, su hijo, Manuel Martos, le defen-dió en las redes sociales comentando que usted «ha sido el más ‘‘indie’’ toda la vida».–Si lo dice mi hijo es que es verdad. –¿Cómo se ve junto a los otros grupos?–Yo lo voy a coger con ganas. Me gusta estar con gente joven y siempre lo he hecho, desde hace más de cinco generaciones. Eso signifi -ca que sigo en la onda y es un auténtico pri-vilegio. Además, muchos de los que hacen música «indie» han cantado mis canciones, me han mandado CD con versiones de «Como yo te amo», «Yo soy aquel»...–Es que hay que decir que usted ha sido atrevido hasta en la forma de vestir: en los 60 lucía prendas de lo más modernas...

–Pero jamás he sido estrafalario. Creo que vestirse elegante es una forma de mostrar respeto al público. –De hecho, muchos artistas jóvenes no pueden negar su infl uencia, ¿reconoce al-gún heredero de su estilo?–Hay varios, pero no los voy a decir. Es algo que me place y enorgullece. Es muy bonito pensar que has calado hasta ese punto. Sobre esto he tenido muchas conversaciones con Bunbury, que es un artista maravilloso. Él me pregunta: ¿pero tú no te das cuenta de lo que infl uyes? Y yo le digo que no. Que paso por la vida como a mí me gusta y ya está. –Pero ha tenido éxito desde joven y siempre ha estado muy centrado: mire a adolescen-

Ha revolucionado las redes sociales como cabeza de cartel del festival «indie» «Sonorama», aunque a Raphael le sorprende que algunos se extrañen con su participación: «Llevo 53 años siendo independiente total», confi esa a LA RAZÓN

«Haría encantadoun dúo con Justin Bieber»

Alberto R. Roldán

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Gente del sábado

tes como Justin Bieber o Miley Cyrus, pare-cen un poco perdidos... –Cada uno vive la vida que quiere vivir. A mí no me han faltado ni mi familia ni los verda-deros amigos ni el público: quizá yo he esta-do superprotegido por todo eso. Pero creo que todas estas cosas que están haciendo estos chavales están preparadas: encuentro un poco absurdo que te agarren dos veces en una semana, a no ser que lo provoques. –¿Se vería haciendo un dúo con Bieber?–Lo haría encantado. –Siempre ha tenido eso de especial: que ha sabido encandilar a un público de diferentes edades...–Es algo que ha estado ahí siempre, que se ha producido casi por generación espontánea. Cuando era un chaval le gustaba a los de mi quinta y a los mayores y, ahora, que ya no soy tan niño, también. Se siente uno muy bien así. Mirar al público y ver esa variedad te da una alegría tremenda. Éso sí que es haber llegado a algún sitio. –¿Qué da para recibir tanto?–No puedo saber lo que pro-duzco en la gente, pero sí sé que hay una conexión fantástica entre ellos y yo. Toda la vida he sido recibido con un halo de cariño, respeto y entusiasmo cuando me subo al escenario y, afortunadamente, va in cres-cendo. –Una vez le dijeron que usted conseguía poner al público en pie nada más subirse al escenario y no estaba de acuer-do...–Ni al subirme, ni a los diez minutos, ni a la media hora. Me lo he ganado en 53 años de trabajo. Por eso sigo actuando y cuentan conmigo en diferentes países, porque siem-pre he estado ahí y nunca les he fallado.–Puede presumir de tener trabajo, algo que ansían los españoles, ¿cómo ve el país?–Tenemos una crisis de caballo, no se puede decir que no, pero yo pretendo ser una per-sona optimista, de las que ve el vaso medio lleno. En España lo que hace falta son seis millones de puestos de trabajo. Lo importan-te es que todo el mundo pueda trabajar y ganarse la vida y los demás problemas des-aparecerán en el momento. Quiero pensar que la cosa se va afl ojando un poco si no, nos enterraríamos en la depresión. Yo también lucho por trabajar: no crea que vienen a la puerta de mi casa a hacer cola para contra-tarme. Es algo que hay que hacer: luchar en la vida, cada uno de la manera que pueda. –¿Es su receta para el éxito?

–Me entusiasma mi profesión, disfruto con ella y mientras tenga esta fuerza que tengo y esté como estoy, seguiré ahí. Cuando crea que no doy la talla lo dejaré, pero no se va enterar nadie: eso de dar giras de despedida para volver a los tres meses no va conmigo. Tengo el convencimiento de que el que nace artista, muere artista, y así quiero irme. –¿Le ha preocupado alguna vez no conse-guir emocionar al público? –Salgo al escenario a entregarme a la gente sin ninguna presión ni atadura. Para mí es una emoción inmensa tratar de conseguir que la gente se lleve un buen recuerdo de mí. –Ahora comienza una gira por Chile, Perú, EE UU, Rusia, México... Con tanto ajetreo, ¿no echa de menos a su familia?–Es que ésa es mi agenda de trabajo, lo que no cuento es cuántas veces voy y vengo. Mi familia y mi carrera son lo que llenan mi vida y no podría hacer una cosa sin la otra.

–Silvio Rodríguez dijo de usted que, cuando lo conoció, le ha-bía gustado mucho verlo tan unido a su familia...–Soy una persona muy cercana y creo que la gente me siente así y me considera casi su pri-mo hermano. La verdad es que tengo que agradecer muchísi-mo a la profesión el cariño que me demuestran mis compañe-ros, que siempre me han apo-

yado y, aunque no nos veamos, me dan siempre fuerzas. –Se defi ne como optimista, pero los ánimos no son los de antes. ¿Nota alicaído al públi-co español?–Seguimos siendo un país alegre, esas cosas, a la hora de entrar en un espectáculo, se nos olvidan. La gente de España es maravillosa, tiene unas ganas de salir de esto muy grande y somos estupendos. –Pero hay quienes no se identifi can con ese concepto de país...–Que cada uno se sienta como quiera, eso no está prohibido. Yo soy tremendamente andaluz y tremendamente español y creo que hay gente que es muy catalana y tam-bién española. Cada uno tiene derecho a sentirse como prefi era.–Pero sin nostalgias...–No soy una persona que esté pensado siempre en el pasado, y eso que puedo mi-rarlo con orgullo, porque ha sido espectacu-lar... Pero pensar en el ayer, ¿para qué?, eso es perder el tiempo. No tendríamos que preocuparnos ni del hoy, sino del mañana.

TRABAJO

«Yo también

lucho por trabajar,

nadie hace cola

en mi casa para

contratarme»

Lluís Fernández

Icono «indie»

Que Raphael encabece el cartel del festival «indie» Sonorama en Aran-da de Duero es señal de que la

hegemonía del pensamiento (sic) progre está tocando a su fi n. Es una evidencia que la jerarquía impuesta en la cultura de masas entre «música comercial» y música seria o comprometida ha muerto. Las nuevas generaciones ya no hacen distingos entre el pop, el rock y la música industrial. Gracias a la posmodernidad, se mezcla cualquier ritmo, proceda de la música ligera, el jazz o la étnica, transfor-mándose en pop. En el inicio del pop que conduce a Alaska y La Casa Azul –grupo que ha revisado a Nino Bravo con singular fortuna– se halla Raphael. Si vuelven los

de crisis, son ellos los que marcan el camino de salida, logrado con esfuerzo, buenas canciones, un público entusiasta, fans y reconocimiento social, que se mide en ventas sufi cien-tes para poder vivir del trabajo musical. El grado de «artisticidad» es cosa de ambición y logros. Los que atesora Raphael, con un estatus de artista por encima de modas y generaciones.Es un icono de la modernidad que ha superado la barrera de su momento histórico: los 60, cuando se inicia la modernización de la sociedad española con la industrialización y la liberalización paulatina de las costumbres, cuya culminación será la democracia. Raphael es el mejor representante de unos años que recuerdan a los actuales: falta de trabajo, emigración y vuelta a la realidad tras décadas de intervencionismo, subvenciones políticas y negocios oscuros que favorecieron a la secta de artistas ofi ciales que se repartían galas, televisiones y dineros públicos a pachas. Los años sin esfuerzo. Cincuenta años después, se reconoce a Raphael como un genuino artista «indie», independiente de verdad. Él siempre arriesgó su dinero y prestigio exponiéndose a la crítica y buscando el favor del público sin red; pregonando su mercancía artística a voz en grito en los mejores teatros del mundo, desde sus comien-zos en el Festival de Benidorm hasta su dorada actualidad, consiguiendo perdurar en el tiempo más allá de las modas.Bien mirado, artistas «indies» fueron casi todos

los que cambiaron el panorama musical y artístico de los años previos a la democra-cia: Rocío Dúrcal y Los Brincos; Bruno Lomas y Los Diablos; Rocío Jurado y Juan Pardo. Ellos componían sus canciones, contrataban con las editoras y discográfi -cas en las condiciones que podían y luchaban por triunfar compitiendo en festivales de la canción, actuando en clubes sin condiciones, dejándose la vida en carreteras asesinas, como Nino Bravo, Cecilia, Bruno Lomas y Tino Casal. En muchos sentidos, Raphael fue siempre un adelantado a su tiempo pese a las críticas despiadadas del progretariado por considerarlo un cantante comercial, de masas. Un artista que había logrado fama, dinero y proyección internacional recurriendo sólo a su esfuerzo, sin mañas ni oportunismo. Al repasar su cancionero, se reconoce un estilo personal que lleva la fi rma del mejor

compositor de música pop español, Manuel Alejandro, creador de himnos que unen a cuatro generaciones en un mismo hilo musical: el que va del inicio del desarrollis-mo a la posmodernidad. Como el turrón, Raphael siempre vuelve por Navidad y cada año prepara una sorpresa en su programa de Nochebuena. Un clásico por el que ha pasado artistas de la copla, la Movida o los ídolos del momento. Sin distingos

ideológicos, Raphael siempre ha sido muy generoso y ha demostrado estar por encima de etiquetas y encuadramientos. Por eso los grupos «indies» lo admiran tanto como Sabina y Miguel Bosé; Alejandro Sanz y Manzanero; Adamó y David Bisbal; Víctor Manuel y Miguel Ríos; Serrat y Bunbury, con quienes grabó un disco de dúos para conmemorar su cincuenta aniversario en los escenarios. Prueba de que los recelos que puristas y sectarios sentían por este enorme artistas se han disipado. Se ha de ser muy «indie» para seguir siendo aquél, tan independien-

te como Raphael.

Raphael en el cartel

de «Al caer el sol»

de Mario Camus

La familia, su otro gran bastión

Pocos niegan el valor de la

familia. Pero una cosa es

hablar y teorizar sobre ella

y otra muy distinta cuidarla,

protegerla y sentir su abrigo.

De esto último sabe mucho

Raphael: casado con Natalia

Figueroa desde 1972, tienen

tres hijos: Jacobo, Alejandra y

Manuel, este último casado con

la hija de José Bono. Raphael y los suyos en la inauguración de su museo

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