Espacios de La Invisibilidad, Obsceno

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    Rev lsta de ar t e Version es . e or ia s y cul tura visual co ntemp oraneasN.o 3. Ano 20 10: pa gs . 39 -61 [SSN : 1889-26 04

    Espacios de in)visibilidad:

    a transparencia de lo o sceno

    Carolina Meloni

    U n espectro s edi Europa: el espectro de la pornografia 1 ••• De s de finales de los a.nos setenta y fundamentalmente a lo largo de los o chenta lapor:nograffa s e ha visto cuestionada analizada criticada desmenuzaday clasifica d a por toda una serie de amigos o enemigos de sus di scursos yrepresentaciones. Academi .cos £eministas pro o antipmnografia hgas dela familia politicos conserva dores jueces etc. Todos han tenido algo quesenalar ju.zgar sentenciar. Delos acerrimos porn6fobo s a los oportuni s ta spon16filos todos han dado su vision de la pomogrnffa; todos han puesto su ojo indiscreto obscene en oca siones sobre la imagen pornografica .

    Puede que no haya genero cinematografico mas ct1es tionado analizado yexaminado de s de 6pticas y lugares tan dispares como es te Murray Davi ssefia laba en este s entido que «la pornografia es el unko fen6meno socialqueha sido acusado de ser simultaneamente peligroso repug:nante y aburrido. lC6mo puede ser algo peligroso repugnante y aburrido a la vez? »2 •

    Es posible quizas q_ue esta explosion de discursos y sentenci.as s e deba acierta evidencia pues en definiti va «la pornografia [ ... ] es una evidenci

    Profesora def Departam e nto de Periodismo y Human idades. a cultad de Artes y Comunica cio n . UniversidadEuropea d e Mad r id Espana . Correo electn5ni co : carolina [email protected]

    1 Ademas de la celebre frase de Marx , con la que se abre e l Manifie sto comunista es t a fraseremite al com ienzo del capftulo «Censura o llbertad de expresi6n : un dllema para e l femin is -mo?», donde se recoge la po lemica surgida en Estados Unidos entre las fem inistas ant ipor -nograffa. Ctr. Ra que l OSBORNE, Las mujeres en la encrucijada de la sexualidad Les Dones ,Barce lona, 1989 , pag. 4 .

    1 An dre s BARBA y Jav ier MONTES, La ceremonia de/ porno Anagrama, Barcelona, 2007, pag. 41.

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    inexplicable» 3 : la simple constataci6n de la imagen pomografica nunca.nos deja indiferentes y exige de nosotros un posicionamiento. Reclama

    nuestra opinion. A favor o en contra, nunca nos situamos m s ll de lopomograiico. 0 bien nos situamos en el espacio del juicio moral, de lacondena politica o la censura feminista , o bien podemos defenderlo de s-de la asepsia del discurso academico y estudiarla como fen6me no antro-pol6gico, s ocio-culhrral, e incluso estetico recordemos qu.e, en EstadosUnidos, de la mano de la profesora Linda William s, ha surgido una pro-metedora a.rea universitaria: las Porn Studies que ha dado lugar inclusoa la creaci6n de nuevos departamentos). 0 , sin ma s, desde la mode sti a ymas a Lia de teorizaciones y polemica s, podemos reconocernos coma su-jetos afectados par la representaci6n pomografica, consumidores de susim agenes, sus productos diversos y fetiches.

    Sin embargo, podriamos preguntarnos p or que este genero nos inquietatanto, por q ue nunca nos deja indiferentes. lC6mo ve mos?, lc6mo no shace ver la p orn ograiia? , LPOr que rechazamos o aceptamos determina-das practicas que sedan en ella?, Lque es lo que alli se pone en marcha?,lque es lo que percibimo s y significamos a traves de ella? lQue po s eeeste genero, esteticamente pobre , socialmente marginal y culturalmentemasificado, que compromete a sectores tan diversos de la sociedad? Eneste sentido, nos di ce Preciado:

    La pregunta por la pomografia suscita a menudo discu.rsos circulares o falsas di a tribasen las que precisamente aq uell os argumentos que podrian dar un giro al deba te ha nsido exd ui d os de antemano a traves de una definici6n implicita de la noci 6n mlsmade pomograHa. Asishmos a una saturaci6n pornografica en la represe11taci6n, en 1osmodos de consumo y distribuci6n de la imagen) y sin embargo, esta saturaci6n vieneacompafiada por una rigurnsa opacidad d1scursiva. La pomograffa no esta aun considerada como tm objeto de estucuo ni cinematografico n i filos6£i.co . Al desprecio acade-

    3 Andres BARBA y Javier MONTES op cit. pag. 55.

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    ntico que s uscita l a pomograffa co ns iderada como bnsum cultural se ai\ade la fuerza delo que podria denominarse la hip6t es is de masturbador im lecil segun la cual la porn og raffa es el grado cero de la representa ci6n, an c6 dig o ce rrado y repetitivo cuya un.ica funci6n es y deber.ia ser la masturbaci6n acritica - s iend o la critica una traba para el exitom asturbatorio. En todo ca s o se nos previene: la pornografia no merec e herm eneutica~ .

    Quizas sea e1 momento de abordar este genera marginal desde ob·ascoordenadas. Voy a intentar lanzar algunas ideas para pensar la pornografia la imagen pornografica o el teatro pornografico) mas alla de lasreacciones morales que esta suscita. En primer lugar, intentare esbozar

    algunas ideas en torno ao

    porno como espacio o lugar que nos pernute reflexionar sobre cuestiones ta les como la frontera que establecemosentre lo publico y lo privado; asirnismo, nos permite pensar sobre losdisnusos de saber-poder que nos atraviesan e inviste n nuestros placeres y cuerpos, y tambien, sobre c6mo estos discursos intervienen en laconstrucci6n de los generos. Siendo el grado cero de l representaci6n,el detritus cultural u n a especie de patologia de lo estetico - , la pornografia aparece, sin embargo, como efecto 6ptico-discursivo detenninadoque nos permitira reflexionar , precisamente , sobre la construcci6n denuestra mirada. Una suerte de fenomenologia de lo porno: punto de partida para pensar e] surgimiento de los cuerpos y de los sujetos. Qu izasdebamos pensar el acon tecimien to pornogdfico como si de un foco de1:uminosldad se tratara. Visibilidad absoluta de las palabras y las cosas,de los enunciados y los cuerpos. Pues, en definitiva, si algo caracteriza ala. ima.gen pornografica no es otra cosa que el uso de la luz: se tra.ta siempre de un siti .o para mirar, un lugar de s tinado a la mirada, un espadodonde la escena misma se vuelve obscena, tra n sparente, absolutamentedlafana y tras lucida a un ojo siempre es condido tras la pantalla , el cristal, el telefono m6vil f i gu r .

    Beatriz PRECIADO, «Museo, basura urbana y pomograffa» Zehar: revista de Arteleku koafdizkaria n.o 64 2008 pag . 42.

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    Caro lina Melonl

    Fi gura : Psycho de Alfred Hitchcock 1960 .

    Intentare por tanto lanzar algunas ideas para pensar la pomografia a tra

    ves de cierta iluminaci6n de cierta transparencia. Nose trata de hacer unahlstoria del genero pornografico nj siquiera ur a genealogia al uso aunguesi es posible que Uevemos a cabo una genealogia critica en el sentido derastrear y analizar la condici6n de posibilidad de cier tos discmsos y practicas viendo en ellos lo que ocultan y silencian lo que ponen en funcio narniento lo que excluyen y rechazan lo que normalizan a su paso. No haygenero mas rigido que el pornografico lo que nos permitira analizar desdeSUS parametros la 16gica misma de los generos. NO hay genero mas rigido

    y parad6jicarnente mas escurridizo e inestable; siendo esta i.nestabilidadla que nos ayudara a cuestionar esa 16gica que distr ibuye los discursos ylos cuerpos los placeres y los sexos. lntentaremos pues pensar el generan:usmo con10 teatro como representaci6n o puesta en escena como ficci6nen definitiva. Pero una ficci6n no como otra cualquiera sino reguladora ynormalizadora desde la cual nuestros cuerpos adquieren u n significado.

    LA LOGl CAD E

    LOS G.ENEROS : LA lMAGENP O R N O G R F l C

    «No cabe a menor duda -af i rma De Lauretis - [ .] de que el cine - elaparato dnematografico- es 1 ma tecnologia de ge n ero» 5 . Para De Laure-

    5 Teresa DE LAURETIS Diferencfas . Etapas de un camino a traves de/ feminismo horas y HorasMadrid 2000, pa g . 48 .

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    tis, es pr ecisamen te en el cine con su s luce s, planos, cortes , montaje s, etc .)dond e se ve de manera ma s clara «c6 mo una tec nologi a dad a construye

    la represen ta ci6n de] genero y c6mo cada individuo enfrentado con lami sma la asimila subjetivamente ». El concepto d e « tecnolog fa» se utiliza aqui en el sentido fouca.ultiano de «con junto het erogene o de saber » o«dispositivo» en donde podemos englobar los discursos, l as institucio-ne s, los enunciados cientificos, las le yes, la s medidas adminis tr a ti vas, endefinitiva, todo aq u e llo que se dice y no s e dice, todo l o que el hombreafirma, niega y calla de si mismo. La tecnologfa es esa especie de disposi-tivo maquinico de producci6n de los espacios y los lugares , los discurso s

    y los cuerpos. No es s ino la relaci6n que se es tablece entre lo tecnico y losocial. Y, en este se ntido , tamb ien el cine es tea,ologia , es producci6n deuna determinada manera de mirar. La representaci 6n c.i:nematografica noes mas que una organ izaci6n de c6digos, similar al lenguaj e mismo , por loque podemo s analizarlo como un dispositivo se mi6tico d e producci6n d esignos y sim b olos concretos , tal y como Roland Bartl1-e s analiz 6 el lengua jede la moda . El aparato cinematografico, con sus c6 dig os especific os, construye no s6lo un modelo de repr esentaci6n dirigi d o a un espectador enpa .rticular, sino tambi en el ob jeto de dicha representaci6n. De este modo,afirma De Laureti s :

    El cine ba sido estudiado co m o mecanismo de represen taci6n, corno m aq u ina deimage nes d esa rrollada para construir imagenes o visiones de la reaLidad so cial y ellugar del espectador en e ll a . Pero, en la medida en g u e el cine esta directamenteimplicado en la producci6n y reproducci6 n d e sig n ifica d os, valo res e ideo log.ia t ntoen el terreno social coma en el s 1bjetiv o, seria mejor entenderlo como una a ctividads ignilic ativa, w trabajo de se m ios is: un trabaj o que produce efectos de significado ypercepci6n, auto-ima.ge.nes y p osiciones StLbjeti vas para todos los im plicado s, realizadores y receptore s •

    6 Te resa DE LAURETIS Alicia ya no. Feminismo semi6tica cine Ca tedra , Madri d, 1992, pag. 63 .

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    Caro lina Melon i

    Figura : Psycho de Alfred Hitchcock , 1960.

    Intentare, par tan.to, lanzar algunas ideas para pensar la pornografia a tra

    ves de cie.rta ilumin.aci6n de cierta transparencia. Nose trata de hacer unahis toria del genera pomografico, ni siquiera una gen ealogia al uso, aunquesi es posible que llevemos a cabo una genealogia critica, en e l sentido derastrear y analizax la condici6n de posibilidad de ciertos discursos y practicas, viendo en ellos lo que ocultan y silencian, lo que ponen en funcionamien to, lo que excluyen y recl1azan, lo q_ue normalizan a su paso. No haygenera mas rigido que e] pornografico, lo que nos permitira analizax desdesus parametros la 16gica rnisma de los generas. No hay genera mas rigidoy parad6jicamente, mas escurridizo e b.1estable; siendo esta inestabilidadla que nos ayudara a cuestionar esa 16gica que distribuye las discursos ylos cuerpos, los placeres y los sexos . lntentaremos, pues, pensar el generamismo coma teatro, coma representaci6n o puesta en escena, coma ficci6n,en definitiva. Pero, una ficci6n no coma otra cualquiera sino reguladora ynormalizadora, desde la cual nuestros cuerpos adquieren un significado.

    LA LOGICA E LOS GENEROS : LA li VlAGEN PORNOGRAElCA

    «No cabe la menor duda - afirma De Lauxetis - , [ . . ] de que e l cine - elaparato cine.matografico - es u:na tecnologia de genero »5• Para De Laure-

    Teresa E LAURETIS Diferencias. Etapas de un camlno a traves de/ femfnismo horas y HorasMadr id 2000 pag. 4 8.

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    tis, es precisamente en el cine con sus luces, planos, cortes, montajes, etc.)donde se ve de manera m s clara «c6 mo una tecnologia dada construyela repr ese ntaci6n deJ genero y c6mo cada individuo enfrentado con lamisma la asimila subjetivamente ». El concepto de «tecnologia » se utili-za aqui en el sentido foucaultiano de «conjru1to heterogeneo de saber» o«dispositivo» en donde podemos englobar los disrursos, las institucio-ne s, los enunciados cientificos, las I.eyes las medidas administrativas , endefinitiva, todo aquello que se dice y no se dice , todo lo que el hombreafuma, niega y calla de si mismo. La tecnologia es esa especie de dispositivo maquinico de producci6n de los espacios y los lugares, los discursosy los cuerpos. No es sino la relaci6n que se establece entre lo tecnico y losoci al. Y, en este sentido, tambien el cine es tecnologfa, es producci6n deuna determinada manera de mirar. La representaci6n cinematografica noes mas que una organizaci6n de c6digos, similar al lenguaje mismo , par loque podemos analizarlo como un dispositjvo semi6tico de producci6n designos y simbolos concretes, tal y corno Roland Barthes analiz6 el lenguajede la mod.a. El aparato cinematografico, con sus c6di.gos especificos, cons-

    truye no solo u n modelo de representaci6n dirigido a un espectador enpctrticular, sino tambien el objeto de dicha representaci6n. De este modo ,afirma De Lauretis:

    E l cine ha s ido es tudiad o como mecanismo de representaci6n, como maquina deimagenes desaITollada para construir imagenes o visiones de la reaJidad soci al y ellu gar del esp e ctador en ella. Pero, en la medi.da e n que el cine esta direetamenteimplicado en la producci6n y repro ducci.6n de significados, valores e id e o logia tm to

    en el terreno social coma en eJ subjetivo , s eria mej or entenderlo como una actividadsignilicativa, u trabajo d e semiosi s : un trabajo que produce efectos de signilicado ypercepcion , auto-irnagenes y po sicio ne s subjetivas para todos los Lmplicad os, realizadores y receptores •

    6 Teresa DE LAURETIS, Alicia ya no. Feminismo semiotica crne Catedra, Madrid, 1992, pag . 63.

    Versiones 2010. N.o 3. U.E.M.) ISSN: 1889-2604 43

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    arolina Melani

    Dentro d el sistema cinematogr afi co , uno d e los c6digo s ma s esh·ict os e sel pornogr a fico. La hi s toria de este genero e st a estrechamente ligada al

    surgimi ento de determinada s disciplinas y dispositivos de poder , dispo-siti v os biopolitic os que apuntan a la administraci6n de lo s cuerpos y dela vida de los individuo s y que aparecen en las naciente s s ociedades capitalistas indu s trializadas del siglo xrx. Por ello , debemo s s ih1ar la por-nografia en el marco de un regimen disciplinario concreto que producey da lugar a diver sos di spositivos de normalizaci6n y discur sos en tOI noa la gesti6n , adrnini s traci6n y domesticaci6n de los cuerpo s . Poddamos,quizas, ver en ella un elemento mas del dispositivo de la sexualidad y,como tal , podemos inscribitla en el interior de los discursos de la me-dicina y de la s exologfa surgidos en el siglo x rx. Dis cursos que , comosabemos de sde Foucault, han servido para produ c para localizar, reins-cribir y re significar los nuevos espacios y la s emmciados destinados aperfilar un objeto concreto y particular: la «sexualidad ». Preciado, porejemplo, nos habla de la emergencia de la pornogra ffa «como parte dela aparici6n de un regimen mas amplio capHalista, global y mediatiza-

    do) de producci6n de la subjetividad a traves de ta gesti6n tecnica dela imagen» 7 . La gesti6n de la mirada, de los espacios urbanos , de loslugares destinados aver y practicar pornografia , a s f como la definici6ny localizaci6n de las llamadas «sexualidade s perversas y patol6gicasson algunos de los elementos flmdarnentale s que encontraremos en losdiscursos que surgen en torno a la pornograHa.

    Formalmente hablando, la representaci6n pornografica se caracteriza por

    s u tecnicidad , por lahomogeneidad ternatica , por la construcci6n del discurso desde e punto de vista de la masculinidad y por c6digos de representaci6n visual hiperrealistas primeros planos, £ragmentaci6n de loscuerpos y de los 6rganos, control de los tiempos y delos espacios, escenasobligatorias como la felaci6n o el semen sobre e1 cuerpo de la mujer .. ). Se

    Beatriz PRECIADO, art. cit., pa g . 43.

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    puede en tender la pomografia como la reestructuraci 6n de la sexualidada partir de una forma visual 6: se trata de un nucleo de visibilidad excesiva

    a partir del cual se despTenden las diferencias sexuales. La pornografialleva a acabo toda una administraci6n de la mirada. Asimismo, laimagenpornografica abre un debat e sabre lo pt 1blico y lo privado, sobre el espa-cio de lo pu.blico y nuestra par ticipaci 6n en el sobre lo que aceptamosen dicho espacio y lo que no admitimos, aqueJJo que cali.ficamos como loinaceptable, lo prohibido .

    Ahora bien, antes de analiza r la imagen pomografica como discurso o dis-

    positivo (casi como agenciamiento en el sentido deleuziano deJ termino),debemos pregun tarnos por la naturaleza misma de die.ha irnagen. 2,C6mose idej1.tifica una imagen pornografica? LC6mo s abemos que estamos anteun reclamo pornografico que puede afectarnos, daiiarnos o, por el con .trario, excitarnos y conmovernos? (Es curioso, la pornografia siempTe nosafecta como si estuviesemos expuestos sin ma s a este tipo de imagenes,como s .i no la buscaramos de forma vo luntaria: la pornografia nos afecta,nos reclama, nos incita, de ahi su peligrosidad, como se ha afirmado ennumerosas ocasiones para censuratla. Se h·ata de ui1 tipo de imagen quesiernpre pone en te la de juicio la esfera de Ia vo luntad del sujeto) . En de-f:in:itiva: 2,que es una imagen porno?, 2,c6mo la definimos e identilicamo s?,lque caracteristicas tiene este tipo de imagenes cuya capacidad para conseguir de nosotros una reacci6n inmediata (tanto fisica como p s iquica) noparece cuestionarse nadie, :ni sus detractores ni sus defensores? Si bien lapornografia se torna escurr idi za a la hermeneutica, puede que nos per-

    mita, en cambio, lle var a cabo una ontologia de la misma.En

    definitiva,la taxonomia ha estado s jemp re relacionada con este tipo de imagenes,pues desde sus inicio s se han visto analizadas, clasifi.cadas, encasilladas,ordenadas y Localizadas en espacios concretos, cerrados y destinados auna 111 iTada concreta.

    8 Cfr Lynda NEAD El desnudo femenino Tecnos Madrid 1998 pag . 58 .

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    Carolina Me loni

    La imagen pmnografica es de las pocas imagenes que se encuentra insertaen u n c6digo abso lutamente rigido y cerrado y al rnismo tiempo , debidoa s unaturalezamisma, resulta sumamente dificil de definir, de clasificar,incluso, en ocasiones, de identificar. No hay nada mas inestable , escurridizo y cambiante que la naturaleza del porno 9 . Respecto a esta cuesti6npodriamos es tar de acuerdo sin ironias) con la definici6n de pomografiadada por el juez de l Tribunal Supremo de Estados Unidos, Poter Stewart,encargado de decidir lo que debia considerarse como pornografico, quienafirrn6 rotundamente : «la reconozco cuando la veo» 10 • l pornografia,sin que e] propio juez lo supiera, se configura y constituye a traves de

    cierta mirada: la rnirada del sujeto a quien se dirige esa representac.i6n,esa ce rem on i

    El juez Stewart tenia en par te Ta26n . Uno mismo esta forzado a aclmitir gueno sabria muybien definir del todo s u pomografia, pero qu e la reconoce de inmediato caando lave; unarnultih1d de senales fisiol6gicas y una derta obnubilaci6n mental suelen ayudar 11 •

    La pornograffa tam b ie n tiene que ver con la apertura de cierta visibilidad,con cierta «luz» . lncluso GJoria Leonard (conocida estrella del porno) lle-g6 a afirmar que

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    igura 2: rillo ox de Andy Warhol , 1967 .

    despojariamos de toda aura artistica y volverian a caer en la planicie grisde lo cotidiano. La jugada de Warhol, llevada a cabo con anterioridad po rlas Vanguardias y sus objets trouves quitaba todo protagonismo al objeto,puesto que no es este el que se presenta como w1a obra de arte , sino quedeviene artlstico seg{m e l lugar en el que nos situemos nosotros mismospara observarlo. Una especie de giro copernicano more kantiano a travesdel cual la representaci6n artistica cobra una signi:ficad6n como tal ante lamirada de un sujeto figura 2).

    El cine pornografico nace en ambientes masculinos , diri g ido a elites exclusivamente masculb.1as. Deri v ado de las fotografias er6ticas realizadas a pros-titutas , surge en Francia, a media dos del sig lo x rx eJ llama do cin ema ea ch onEn Estados Unidos, a este tipo de pelicula s s e les denominaba smokers debido alhumo de los cigarrillos que se fumaban , vo]viendo el ambiente .mas

    s6rdid

    o aun),y eran proyectada

    sprincipalmente en

    clubsprivados mas-

    nilinos. De ahi que, po1· norma general, se considere este tipo de represen-taci6n como una invenci6n modema. No par el hed10 de queen epocasanteriore s no se encuentren ima genes con carga sexual, sino porque soloen el siglo xrx di.chas i:magenes comienzan a perder toda carga religiosa ,social o pol.itica para convertirse en representadones puramente sexuales,

    Ve rsion es 2010 . N.o 3 . U.E .M.) ISSN : 1889 -260447

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    Carolina Melon

    cuyo unico fin no es otro que la excitaci6:n del espectador-13. Sin embargo, siconsideramos las tesis del historiador Walter Kendrick deberiamos sihtarla emergencia de lo pornografico con anterioridad a estas manifestaciones.Kendrick, autor de The Secret Museum, de 1987, afirma que los discursos sabre la pornografia hacen su aparici6n dentro de una ret6rica museistica: setrata, fundamentalmente, de lo que supuso el descubrimlento de las ruinasde Pompeya y el desvelamiento en estas de frescos y mosaicos con un altogrado de erotismo. Dicho descubrimiento puso en march a toda una serie dedebates en torno a la visibilidad publica de estas imagenes 14 Estos debatesinauguran , para Preciado , toda una taxonomia de la s gen.eras en tomo a las

    imagenes pornograficas: taxonomias de sexo, genera y clase social. Recordemos que I ante el descubrimiento de Pompeya, el gobiemo de Carlos mde Borbon decide rec-o1ocar y poner al abrigo de las miradas esos extranosobjetos pompeyanos en el llamado «Museo Secreto », al cual so lo podfanaccede r hombres de una detemunada clase social , esto es, la aristocracia:

    La construcd6n del Museo Secreto i.mplica el levantamien to de un muro, la creaci6n deun espacio cerrado y la regulaci6n de la mirada a traves de dispositivos de vigilancia y

    control. Segun decreto real , so lo los hombres arist6cratas n i las mujeres n i los niiiosni las clases populares - podian acceder a ese espacio. El Museo Secre to opera una segregad6 n politica de la mirada en tenn:inos de genero , de clase y de edad. El muro dernu seo materializa las jerarquias de genero, edad y dase social, construyendo diferenciaspolitico-visua1es a traves de la arquitectma y de su regulaci6n de la mirada 15.

    13 Cf r . Roger OGIEN, op . cit. pags. 65 y ss. «ln vencl6n moderna es tamblen la pornograffacoma obscenidad. Es a mediados del siglo xrx cuando empieza a plantearse , tanto en Estados

    Unidos como en e l Reino Unido, la necesidad de leyes que regu len y repriman este tipo demanifestaciones puramente sexua les . «De este modo, en otros tiempos o en otras sociedades,las representacion~ sexuales explicitas pod[an control arse o p rohibirse por el hecho de serb lasfematorias Uustificaci6n re ligiosa) o subversivas (justificaci6n politica). Solo en nuestrassoaledades rnodernas habrfan ernpezado a serlo par resu ltar "obscenas" Uustificaci6n mora l)».Roger OGIEN, op. cit. pag . 71.

    1• Cfr. Beatriz: PRECIADO, a rt ci t ., pag. 44.

    lS hid.

    48 Vers ion es 2010. N 0 3. ( U .E.M.ISSN

    1889-2604

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    Segl. .m Roman Gubem , la norm a comercial que ha guiado a la pornografiadesde su existencia «ha sido yes la de comp lacer lo s gustos sexuales de lama yoria , o cuando menos de la rnayoria estadfstica que .f:recuenta las salas pubLicas »16 . Evidentemente, esta ~m ayor-fa e s tadfstica » es y solo puedeser, para el au tor, la «mayoria heterosexual» y, dentro de ella , la «mayoriamasculina» , mientras que las «o tras varia11tes» de placer - como el mismo afirma - aqui incluye, en una relaci6n gue no termina de compren-derse, el sadornasoquismo , la zoofilia, la coprofagia y la hom osexua lid adrna.sculina) se nrnntienen en sus guetos especializa do s.

    Seg{m Gubern, la dasi ficaci6n y parcelaci6n del gen.ere estrictamente por-nografico exige una verdadera tnxonomia de o s gene ro s en la que

    la provincia d o minant e de esta taxono m ia e s la del cineheteros ex uaJ estadisticamen-te considerado «normal » (cine h e te rosex ual que inclu ye con m uchis ima rrecuenciaactividades lesbiana s o mo parte de s u n onnal idad) , destinado a un publico predominantemente ma sc ulin e y heter osex ual. Mas alla d e esta provincia nos h.all amo sante espacios y ca na l es es pecializad os, los mas de los cuales s on o s de la clien te lahom6fila , en sus terri t ories especificos (clubs, saunas , etc .) 17 •

    Es curioso que Gubern no deje de relaciona r el esta llido de la porno-grafia con la democracia, la libertad y la s uperacion de los tabues enlas avanzadas socieda des occidentales. Con todo ello, para este autor ,el su jeto al gu e se dirige la imagen pornografica fue desde sus origenes,y sigue siendo, un sujeto masculino. Siguiendo los argumentos de AlanSoble, Gub ern llega a afirmar de la pomografia que «s e trata de w genero masculine, ya que la pornografia de las mujeres [ .. ] s e halla en elsentimentaJism o de las novelas rosa y de lo s melodramas radiof6nicos

    16 Roman GUBERN La imagen pornografica y otras perversiones opticas Akal Madrid 1989 pag . 8 .17 Roman GUB ERN op . cit. pag . 18 .

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    y televisivos, debido a la p sicosexual id ad holistica de las mujere 18 . Sinllegar a defender los culebrones y Ias novelas rosa como fuentes inmediatas del placer sexual fernenjno , los argumentos de Soble y Gubern nose diferencian 111ucho de los mantenidos por las feministas arnericanasantipomografia , para quienes el genera pornografico no es s in o el reflejo de una «innata naturaleza masculina >> en donde se m ezdan irrefrenables deseos sexua le s y agresividad. Ante esta fuerza incontrolable , lamujer solo puede ocupar eJ luga r de la victima pasiva, cuyas principalescaracteristicas son el s ervilismo, la sumision, la indefen s ion y la capaddad para transformarse en objeto sexual deshumanizado. VoJveremos

    sobre ello .

    Tanto los detractores como algunos defensores del genero pornograficoparten de la idea de que «solo los hombres imaginan el porno, lo ponenen escena, lo m.iran y sacan provecho; asi el deseo femenino se ve s ometido a la rnisma distorsi6n: debe pasar por la mirada ma sculina» 1Q . Pordefinici6n, la mujer nunca p osee el deseo. La muje r no practica sexo,s ino que es Uevada a hacerlo (los de seos sexuales provienen siempre de

    hombre) . Po r o poseer, la mujer no posee siquiera sex ualidad propia.«La {mica sexualidad posible (representable, concebible) es la que tiene al hombre de verda d como {mic protagonista; la gue lo confirmacomo l'.mico sujeto autonomo» 20 • La representaci6n del cuerpo ferneni-no como espectaculo, imagen que con:templar , objeto que desrnenuzar,emplazamiento mismo de la sexualida d y del placer visual, no es solouna constante del genero pomografico, sino de nuestra cultura mediatica y audiovisual en general. La misma norma que rige la taxonomiade los generos, dictaminando «es tadi'.sticamente » lo que entra o no en

    s Roman GUBERN, op. cit., pag . 8.19 Virg inie DESPENTES Teorfa J jng Kong, Melusina, Ba rce lona, 2.007, pag. 87.20 Ricardo LLAMAS, Teorfa torcida . Preju/cios discursos en tomo a l «homosexua/idad», Siglo

    Veintiuno , Madrid , 19 98, pag. 62.

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    ella, dicta tambi en su representaci6n y el objeto de la representaci6n, lo sespacios de visibilidad que de en aceptarse y los que , por no pertenecer

    a esta 16gica, es preciso evitar o mantener alejados21

    • En este sentido, recordemos la estrategia politico-selectiva de la mirada que se llev6 a caboen el llamado «M useo Secreto». Para Pre ciado:

    La noci6n de pornograffa que la historia del arte inventa es sa bre todo una estrategiap aTa trazar limites a lo visible y a lo publico. n el Museo Se c reto se inventan tambien

    evas ca te gorias d e i infancia», «fenunidad » y «clases po pulares » . Frente a ellas, elcuerpo masculino aristocratico aparece como una nueva hegemonia politico -visual - oincluso podriamos de cir politico -orgasmica - : aq uel que tiene acceso a la exci taci6nse x ual en publico, pur oposici6n a aquellos cuerpo s cu ya mirad a de b e se .r pr o tegida ycuyo placer debe ser contro lado •

    DE PORNOEILOS y PORNOFOBOS

    Tal y como afirmabamos un poco mas arriba, parad6jicamente, el porno es el unico genera que ha s ido acusado de ser peligroso y aburddoa la vez. Asimisn10, dedamos que, coma tal, el porno nunca nos dejaindiferentes. Siempre exige de nosotros una respuesta. Siempre pone enmarcha una reacci6n. Entre rnuchas de sus reacciones, el porno ha suscitado miedo, panico absoluto , rechazo casi fanatico e indignaci6n. Sele ha acusado de ser el culpable de muchos de los males que aquejan a

    i 1 Como afirma Fouca ult: «Si verdaderamente hay qu e hacer lugar a las sexua lidades ilegftimas,

    que se vayan con su escanda lo a otra parte : a llidonde

    se puede relnscribirlas, sino

    en loscircultos de la producci6n, al menos en los de la ganancia. El burdel y e l manicomio seran esoslugares de tole rancia: la prost ituta, e l cliente y el rufian , el psiquiatra y su histerico [ . .] parecenhaber hecho pasar subrepticiamente el placer que no se menciona al orden de las cosas quese contabilizan [ .. ] Un icamente allf e l. sexo salvaje tendria derecho a formas de lo real , perofuertemente insular izada s, y a tipos de discursos clandestinos , circunscritos, cif rados». MichelFOUCAULT Historia de fa sexualfdad I a voluntad de saber Siglo Ve1ntiuno , Madrid, 1991 ,pags. 10 -11.

    22 Beat riz PRECIADO art . cit., pag. 45.

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    nuestra sociedad: desde violaciones, v i.olencia , humillaci6n a la mujer ,individualismo , incitaci6n a la pro s t i tuci6n, guer1:a de los sexos; incluso,

    s e ha llegado a a£irmar qu e la pornografia pone en pe ligro la mismisimaseguridad del Estado. Hay quien ha comparado s u s efectos nocivos conlas camaras de gas . Tncreibles propiedades del porno .

    Muchas de estas criticas han surgido en el seno de cierto feminismo enco ntra de la pomograHa. Concretamente, la pole.mica surge en los anosochenta en Estados Unidos, donde 1 m gr upo de feministas lleva a grados extremos su lucha co ntra tod a representaci6n pornografica. Asf , porejemplo, la escritora Andrea Dworkin define la pornografia como

    la esclav itud sex u nl de la s mujeres por parte de ima ge nes o de palahi:a s gue .las reprei,enta:n como objetos d e placer para ser humillada s, vencidas , violadas, degradadas , envilecidas, torhnadas, reducidas a meras partes de s us cuerpos, co locada s en posturasserviles o de ex hibi ci6n 23 •

    Tanto para los movimientos conservadores, asf como parn las ligas endefensa de la familia o la s propias fenuni s tas cuyo discurso fue reapropiado por Ios sectores mas reaccionarios de la derecha puritana), la po -lemica que toda imagen pornografica suscita tien e su punto neuralgico en un {mi o nucleo de conflicto: esto es, la vi olencia. Por un lad o,la pornograffa resulta violenta , en cuanto desagradable o repugnante,porque atenta contra cierta «sexualidad» admitida solo en e l ambito dela pareja heterosexual, rnonogamica y co n vistas a Ia reproduccion. La

    pornografi.a no deja de se r Lma especie de contaminaci6n o perversion deuna relaci6n sexual adecuada. Podriamos Hamar a este tipo de argu mentaci6n la «p ostura moralista», que concibe el hecl10 pornogra:fico comos i d e una patologia ma s se tratara ; pato logia que, debido a su extremapeligrosidad es preciso curar, eliminando todas sus p osibles ramificacio-

    23 Citado en Roger Ogien op. cit. pag . 99

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    nes. Se trata de una vers ion de la tesis «hig ienista » so bre la sexua lidad ,sur gi da tambien en el siglo xrx de la mano de la arquitectura urbana y dela gestion -admini stracion de las grandes urbes industriaJjzadas 24 • A esterespecto, la Asociacion Francesa de Antipornografia llega a identificarlacon el alcoholismo o con cualquier tipo de intoxicad6n espirituaJ quernerece u n trabajo intenso de reconversion por parte de profesionales.En e ste se ntido , afirman:

    La sexualidad ha sid o planifi.cada para ser una actividad relacional entre dos personas.

    La pornograna es una relacion entre Lmo mismo yuna persona imaginaria. [ ..] Se pasade la realidad a l fantasma , deJ altruismo a un egocentrismo donde el amor cede elpaso a la satisfaccion de sus pulsiones. La pomograffa deshumaniza el sexo aJ tiempoque «sexualiza » las relaciones, el sexo se convierte en un deporte con sus trofeos , w acaza con sus presas , una droga co n sus grados de dependencia, una religion con susdi vinidades E.

    Por otro lado, encontrariamos ademas la postura que podemos deno

    minar «p olitica » y que corresponde a las crit ica s lle va das a cabo porlos movimientos feministas en contra de la pornografia. Para estos, lapornograffa debe ser rechazada ante todo por la violencia que ejerceen la mujer. En la pornografia se contribuye a degradar la dignidad dela mujer al convertir no ya su cuerpo en un objeto destinado {m.ica yexclusivamente a la satisfaccion del bornbre , sino trozos y fragmentosde dicho cuerpo, que se desgajan de toda posible unidad para convertirse en los meros asistentes del orgasmo masculino. Pero, ademas, la

    24 «Pornografia nombra el conjunto de medidas higienicas desplegadas por urbanistas, fuerzaspollciales y sanitarlas para gestionar la actividad sexual en el espacio pub lico regu lando taventa de servicios sexuales y la presenc ia de mujeres so las , pero tambien la basura, losanimales muertos u otras ca rrorias en las calles de las ciudades de Paris y Landres. Porn6grafoes el apelativo reservad o por ejemplo, a Restiff de la Brettonne cuando escribe ace rca de lagesti6n de la prost ituci6n y pro pane la construcci6n de burdeles estata les para sanear la ciudadde Paris » . Beatriz PREOADO art. cit ., pag. 45.

    25 ASOCIAOON FRANCESA DE ANTIPORNOGRAFlA citado en Roger Ogien, op. cit. pag. 111.

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    pornograf.ia debe ser radica lmente rechazada porque contribuye a laidea de qu e la sexualidad puede reducirse al ac to de vio la ci6n. Para

    una postura semejante, «la pornografia es la teoria , la v iolaci6n es l apractica »26 , y el con sumo de imagenes p on1ograficas p uede llevar alespectador al limite en que sus de seos sex ua le s mas vioJentos ya nopuedan dominarse. Para esta postura , ademas, «co nsumo de pornogra-fia» no es sino consumo puramente ma s culino, y a q11e estamos ante unprod ucto dirigido exclusi vamente a hombre s.

    Con respecto a la s fe mini s ta s an t ipornograHa, afirma Raquel O sborne

    que la mani fest aci6n mas irn po r tante de la ideologfa masculina para es-tas no es otra que la imagen pornografica:

    Si l < >s varones basan su poder en la vjo lencia i is ic a y psiqui ca, si parn ellos el sexoes sin6nimo de violaci6 n y el pene an instrumen to de poder y terr or , la pornografiarepresen ta t odos es tos males: «El sexo de la mujer es apropiado, su cuerp o poseido ;la mujer es usada y despreciada: la pornografia reaHza to do esto y lo demues t ra » •

    Este argumento recoge la idea de que la diferencia sexua l se produce yaparece co m o la ba .se diferenciadora de dos caracteres bi o l6gi cos de finidos : por un lado , la rnasculinidad ven dria a definir se, tant o bio 16gica-mente como en su funci6n social, a pa rtir d e cierta agresividad, queenla ma yori a de lo s casos result a dilicil, cuando no imposible, de controlar;mientra s que , a la feminidad , si e mpre le corre sponde e l ambito de laternura, la pa sivi dad, la dulzura y la candidez.

    Ya sea aducie nd o motivos biol6gicos, p sico16gicos, o como resu ltad o def proceso d esocializaci6 n, el femin ismo cultural tiende a estab1e cer una o posici6n radical entre lassexualidades ma scuHna y femenina . La pr.imera se nos pr esenta com o vio lerita, agresi -

    2° Roger OGIEN , op. cit. pag. 120.27 Raque l OSBORN E, a cons t u ci6n sexual de la rea lidad Cate d ra, Mad ri d, 1993, pag . 48 .

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    va , cenh ·ada en los genitales y carente de emocionalidad . La segunda es definida comotiema , sex ualment e di fusa y orien tada bacia los sentimientos za.

    Es tas caracte ri sticas o «c ualidade s» tan.to de nn sexo como de] otrovienen a definir la esencia de cad a uno de ello s, esencia que , como unaunidad casi inamovible, determina y configura todos lo s posible s com-portamientos en los distintos ambitos de las relaciones humanas . Pordefinici6n, entonces, una nutjer no es n puede ser v iol en ta . Mientrasq ue e l hom b re encuentra su carencia en el desarroll o de la afectiv:idad,p ose e s in em b argo el monopolio de la v iolenda y de la agresividad .Argumentos de este estilo pueblan n o s6lo algunos tex to s fe:m ini .s tas,s ino casi tod a n ue stra vida cotid ia na , des d e la pren sa a la cu ltura demasas, como tamb ien a la l i t eratura y al cine en general no solo e l poTnogrilico).

    A partir del mkleo s ignif icat ivo de la vi olencia se desgajan, po r l o tanto,toda una serie de p resupuestos y argumentacione s del sistema de ge neros qu e no dejan de inquiet arnos . Como afi rma Og ien ,

    en ambos casos, e l ra zonamiento an ti-p o m ografico recune a argumentos de-protecci6nfrente a dafios precisos o que asi lo parecen: v.i0 laci 6n , violencia, abusos, e tc.) ca usado sa individu .os carac terizados por una propi edad socia l facil de i d entificar o que asi lopa:r ece : mujer .o meno r). En ambos casos, e l razo namient o antipornografico recurre a argu m e nt os de prot ecci6n d e los derechos d e la s personas o de los derechos civ iles plenoaesarrollo en los menores; igualdad en las rnujere s), es decir , argu m entos de justicia 29 •

    En de fin itiva , ru1.a vez mas, n os en contramo s ante el debate de lo mo-r a lmente visi bl e y acep ta ble. Una vez mas , ante cu erp os y miradas quedeben protegerse, vig ilarse, disciplinarse.

    2 8 Raque l OSBORNE op. cit. pag. 43.29 Roger OGIEN op. ci t . pag. 1 06.

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    igura 3: Fa/lame de Virginie Despentes 2000.

    Virginie Despentes, escritora y director a de cine francesa, pro pone una interpretaci6n radicaJ respecto a estas reacciones contra la pornograf ia. Respectoa los argumentos en torno a la d ignidad, afirma Despentes que nos resultaabso] utamente indi.gnante y hurnill ante la representaci6n de tma mujer enuna escena pornografica; sjn embargo basta con en cender la television undia cualquiera parn ver a rnujeres en todo tipo de situaciones humillantesante las cuales no reaccionamos de fom1a tan contw.1dente. Asimismo, lascriticasferninistas situ.an siempre en la posici6n de victim.a a la actriz porno ,argu mentando la cosificaci6n y objetualizaci6n de su cuerpo. lPor que nosdan pena esas mujeres? lQue es lo que nos molesta de ellas? < ..Que hace tanfragil y digna de protecci6n a una actriz porno? Despentes dara la vueJ.taal argumento segun el cual el protagonista absolute de una pelicula pornoes el actor y su pene. Para esta autora 0 • Sobrecargadode deseo sexual, el cuerpofemenino es complacido por todo ti.po de asisten-

    30 Virginie DESPENTES op. cit. pag . 84.

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    tes. El cosilicado, fragmentado y convertido en mero objeto sexual al que sele exige si mplemente que de Ia taDa y nos ofrezca el esperado mome:nto del

    money shot es el actor y no la actriz porno.

    Despentes es un ejemplo del cine que surge en la decada de los noventa yque se ha venido a Hamar «postpornografico». Sobre todo en Franc:ia y enEstados Unidos, escritoras y realizadoras corno Coralie Trinh Thi, CandidaRoyalle o Annie Sprinkle se inscriben dentro de la conocida como «nuevapornografia» , nacida de la s lecturas de] cine porno realizadas por mujeres.No estamos anteun cine de corte feminista e l llamado cine demujeres»),si.no ante una nueva forma de ver el cine y la pornografia, an te la introducci6n de otras miradas ademas de la masculina, que reivindican otras formasde acceder a los placeres y a los cuerpos. Suelen ser autoras inspiradas enla rultura punk en escrHores como Bukowski o Lydia Lunch, que ponen encuesti6n tanto las criticas de] feminismo tradiciona l hacia la pomografiacomo lo s rigidos c6digos a los que nos tiene acostumbrado el genero p ornografico. Uno de los casos mas discu tido s de este tipo de cine, debido a la

    polernica que se origin6 con su estreno, fue la pelicula aise-moi de VirginieDespente s y Coralie Trinh Thi, estrenada en Francia el 28 de jun io de 2000 .Es ta pel:fcula, especie de Thelma y Louise ul tav iolenta , punk y cutre, gener6una extensa polernica en di.versos ambitos de laintelectualidad francesa . Enprincipio, el punto d e partjda de este esca.ndalo lo formaba la conjunci6n dedos palabra s : sexo y violencia, con la sutil diferencia de que, en este caso,eran pra cticados po.r mujeres figura 3 .

    ESPACIOS D E IN)VJSIBILIDAD: ON SCENITY

    «La pon1ografia [no] es [mas] que el sexo puesto en escena »31• Yes estaescena la que creo que es precise pensar. La escena de lo pomograficonos situa, por su naturaleza mi sma, fuera de la escena misma, a lm argen

    31 Ibfd

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    Ca.rolina Me loni

    d e la esfera de lo com{m, de lo publico. Lo que define lo pornograficoes precisamente el he ch o de situarse al margen, su caracter de margina -

    lidad . Literalmente, Lo p or no esta fuera de escena: es ob-scene. Siem.preesci.ur idizo a nu estras miradas , siempre l indand o con el secre te , con loesco ndid o y a la vez, ima gen absoluta de la vis ibilidad y de la tran s pa -rencia. Nada ma s nitido y carente d e s ombra s que el cuerpo pornogra -fico , donde cada rincon del mi s m o es ta destinado a ver se, a m os trarse anue s tra s miradas.

    Linda Williams formulo un neologismo para explicar es t a compleja naturaleza de lo pornografi co. Se trata del term ino 011/scenity Para Williams,se tra ta del

    gesto ruediante el gue una cultura atrae bacia la escena publica los 6rganos, los actos,los cuerpos y los placeres que hasta ese momenta han sido considerados obscenos,esto es, forzosamente vedados a la visio n . 1 El termino alude al mismo tiempo ala con t rover sia y al escandalo de la repre se nt a ci m se xu a l y tamb ie al hecho d e quesus deta l es han ganado una accesi b il idad sin precedentes frente al gran publico. 011 /

    scenity es el punto de fuga donde colis ionan las convenciones en torno a lo pi .1blico ya lo privado, lo lascivo y lo ordinario; don de se produce el debate publico y l an tiguaobs cenida d [ .. ] deja de ser posible 32 •

    Mas alla de lo s debates m o rales y de lo que estos ponen en marcha,como hemos visto, el debate fw1damental del porno es la inter s ecci6nque e n es te se produce de lo publico y lo pri va d o, del poder y d e.l placer, de lo aceptado y lo prohibido. Quiz as, como a firma Baudrillard 1 elporno inaugura la era de la transparencia , de la visibilidad ab so luta,de l a obscena intimidad de to·da s la s cosas . . . Quiza s, co m o este misrnoautor augura, nuestra epoca es hoy una epoca pornografica, pue s laesencia de o pornografico parece haber contagiad o dilerente s ambitos

    37 And res BARBA y Javier MONTES, op. cit. pag . 81.

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    ig ura : Casa Farnsworth de ies van de Rohe,1946.

    y registros : desde los medios de comunicaci6n de masas el cine, la pu-blicidad el arte induso la naturalidad con la que lo intirno se vt1elvepublico en las camaras de videovigilancia que encontramos en cadarinc6n de nuestras ciudade s33 .

    Quizas por ell o, esta fragilidad del secre te frente al ojo pornograficosiempre me ha reco_rdado a otro escenario impudico , abierto a todaslas miradas , pero que nada tiene que ver con lo que aqui he tratado.Me refiero aqui a la asa arnsworth que Mies van de Rohe dise:n 6 en1946 y que se construy6 en un paraje de Illinois. Icono de la arqui-tectura moderna esta casa unifamiliar s upu so todo un efecto 6ptico -

    discursivo para la familia burguesa tradicional y sus oscuros secretosde intimidad y sombra. Transparente , s in tabiques separadores en sus

    33 Segun afirma Baudri llard: «De hecho, ya no hay pornografia localizable como tal , porq ue la·pornogr afia e sta virtualme nt e en todas partes , porque la esencia de lo pornografi co se ha trans ·mitido a todas las tecnicas de lo visual y lo televisual ». Jean BAUDRILLARD, l complotdel arteAmorrortu Buenos Aires, 2006, pag. 53 .

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    Figura : casa Farnsworth e Mies van de Rohe1946.

    estancias, abierta absolutamente a lo publico a traves de sus cristales,la asa Farnsworth es una casa pornografica: se trata de una gran habitaci6n, especie de caja rectangular rodeada de cristales, una suerte depa .n6ptico obscene, de destape absoluto de las intimidades y mi seri asla propia doctora Farnsworth lleg6 a admitir que le era extremada

    mente inc6modo tirar Ia basura en la cocina, pues hasta el cubo deba sura estaba expuesto a ]as miradas del exterior). Como la escenapornografica, la casa Farnsworth cuestiona y desplaza el espacio delo publico y de l o privado, el aden tro y el afuera; saca a escena laprotegida intimidad que se esconde tras las som bras de los tabiques yhabitaciones figur s y 5).

    Ese efecto aleph hace tanto de la casa como de la pomografia un espacio absolutamente obscene . Obsceno: el pmno es esa contradictoria r epresentaci6n absolutamente visible, caracterizada por la iluminaci6n extrema que todo lo muestra y que nada ocuJta. Obsceno: elporno se encuentra en los margenes de lo publico, incapaz de salir ala palestra, al agoxa a nue stras zonas comunes . Siempre marginal,

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    mar gi nado . S in embargo, «le pedlmos al porno precisamente lo quenos asusta de el: que diga la verdad de nuestros deseos 34 que nos re-

    vele la intimidad de lo que somos. Y a veces esa cruda tran s parencianos incornoda, nos disgusta, pues «nunca hay que tocar el enigma, sopena de caer e:n la obscenidad» 35 •

    3• Virginie DESPENT ES, op. cit. pag. 78.5 An d res B RB y Javier MONTES, op. cit. pags. 142-143.