ESTRATEGIA DE RESTAURACIÓN DE RÍOS EN ANDALUCÍA

BASES PARA UNA PROPUESTA CONCEPTUAL Y METODOLÓGICA

Madrid, Julio 2011

JUNTA DE ANDALUCÍA CONSEJERÍA DE MEDIO AMBIENTE SECRETARÍA GENERAL DEL AGUA

D.G. PLANIFICACIÓN Y GESTIÓN DEL DOMINIO PÚBLICO HIDRÁULICO

ESTRATEGIA DE RESTAURACIÓN DE RÍOS EN ANDALUCÍA

BASES PARA UNA PROPUESTA CONCEPTUAL Y METODOLÓGICA

Marta González del Tánago

Madrid, Julio 2011

DEPARTAMENTO DEINGENIERÍA FORESTAL E.T.S. INGENIEROS DE MONTES

UNIVERSIDAD POLITÉCNICA DE MADRID

INDICE

1. INTRODUCCIÓN………………………………………………………......... 1 2. ANTECEDENTES EN LOS QUE SE INSPIRA LA ESTRATEGIA

DE RESTAURACIÓN DE RÍOS DE ANDALUCÍA …………………..… 2 3. FINALIDAD Y OBJETIVOS DE LA ESTRATEGIA ...…………………. 10

4. FUNDAMENTOS DE LA ESTRATEGIA DE RESTAURACIÓN …….. 11

4.1. LOS RÍOS COMO ECOSISTEMAS. CONCEPTOS BÁSICOS DE LA RESTAURACIÓN FLUVIAL…………………………………….…..… 12

4.2. VALORES AMBIENTALES DE LOS RÍOS Y ANÁLISIS

COSTE-BENEFICIO DE SU UTILIZACIÓN………………………….. 19

4.3. LA TRANSDISCIPLINARIDAD Y LA PARTICIPACIÓN PÚBLICA EN LA GESTIÓN Y RESTAURACIÓN DE LOS RÍOS………………. 23

5. PRINCIPALES PROBLEMAS DE LOS RIOS EN ANDALUCÍA: RETOS PARA LA APLICACIÓN DE LA ESTRATEGIA DE RESTAURACIÓN……………………………………………….…….. 29

6. PROPUESTA DE LÍNEAS DE ACTUACIÓN Y MEDIDAS

PRIORITARIAS DE LA ESTRATEGIA DE RESTAURACIÓN…......... 34 7. PRIORIDADES DE ACTUACIÓN ………………………………..……… 43 8. SEGUIMIENTO Y EVALUACIÓN DE RESULTADOS………….….… 45 9. CONSIDERACIONES FINALES …………………………………….……46 10. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS …………………………………… 48

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1. INTRODUCCIÓN

La transposición a la legislación española de sucesivas Directivas Europeas, y especialmente la de la Directiva Marco del Agua (DMA) en el año 2003, ha propiciado un nuevo enfoque de la planificación hidrológica en España y motivado cambios significativos en la gestión tradicional de los ríos que han sido necesarios para dar cumplimiento a los objetivos ambientales acordados.

En efecto, la DMA requiere prevenir todo deterioro adicional de las masas de agua y definir políticas de restauración y rehabilitación que garanticen la recuperación gradual de su estado ecológico en los plazos previstos, respondiendo a unas condiciones más próximas a las “naturales” o a unas condiciones menos intervenidas por la acción del hombre. Para ello es necesario disponer de un conocimiento detallado de la estructura y funcionamiento de los ríos como ecosistemas, comprender la relación de su estado ecológico con las presiones e impactos acontecidos a lo largo del tiempo y del espacio en sus respectivas cuencas vertientes, y tener una visión holística y a escala de cuenca del sistemas fluvial en sus dimensiones ecológicas, económicas y sociales.

Hasta fechas muy recientes, la gestión tradicional de los ríos en España se ha centrado en dos aspectos fundamentales promovidos desde las Confederaciones Hidrográficas, la oferta de agua y la defensa frente a las crecidas. Respecto a la oferta de agua, es evidente que la gestión de los ríos se ha condicionado a la gestión de sus recursos hídricos, bajo la óptica de aumentar la disponibilidad de agua para diferentes usos potenciales, con especial énfasis en el regadío. En relación a las crecidas, y con la interpretación de los ríos como canales fluviales, se ha abordado la prevención de inundaciones a través de la ingeniería hidráulica tradicional, haciendo uso del paradigma de las medidas estructurales para la “defensa” de márgenes.

Ante este enfoque reduccionista de la gestión de los ríos, los valores ambientales de los ecosistemas fluviales han quedado relegados a un segundo lugar, y la participación pública o la de agentes sociales distintos a los tradicionales de “producción” (agricultores y productores de hidroelectricidad) no ha sido atendida de forma correcta; del mismo modo que no se han abordado de forma apropiada análisis coste-beneficio para evaluar el interés a medio y largo plazo de muchas de las infraestructuras construidas o de las intervenciones realizadas.

Andalucía, contando con la gran región del Guadalquivir y las sucesivas cuencas mediterráneas y atlánticas desde Almería hasta Huelva, no ha sido una excepción a esta modalidad de gestión tradicional de los ríos españoles. Tras muchas décadas de explotación de sus recursos naturales, agotando sus caudales circulantes para un regadío creciente, y ocupando en gran medida sus llanuras de inundación por un desarrollo urbanístico incontrolado que agrava las demandas de agua, se ha llegado a una situación de acusado deterioro ambiental de los ríos que es necesario revertir.

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Teniendo en cuenta el progresivo avance del aprendizaje y sensibilidad ambiental de la sociedad andaluza, y considerando los nuevos requerimientos de gestión establecidos por la Directiva Marco del Agua, surge la necesidad de revisar muchas de las prácticas seguidas en los ríos hasta la fecha, y de establecer nuevos paradigmas que reorienten las políticas a seguir en los temas que afectan al Agua y al Desarrollo Rural, siendo para ello necesario contar con la implicación de los agentes sociales y con la participación pública.

Se hace necesario tener una visión integradora de la gestión de los ríos como ecosistemas, incluyendo en ella la gestión de los recursos hídricos, así como unir de forma inseparable la gestión de los ríos con la ordenación del territorio por el que discurren. Es en dicho territorio donde tienen lugar todas las actividades humanas y el hombre alcanza su bienestar social, siendo el mismo espacio físico que corresponde a la superficie de las respectivas cuencas vertientes de cada sistema fluvial, donde surgen los atributos de cantidad y de calidad de los recursos naturales que posibilitan dichas actividades y bienestar.

La Estrategia de restauración que se propone en este documento intenta dar respuesta a esta visión integradora de la gestión de los ríos enmarcada en la gestión del territorio que drenan.

De esta forma, esta Estrategia de restauración de ríos se concibe como un conjunto de paradigmas y objetivos que inspiran una serie de principios y líneas de actuación encaminadas a la mejora del funcionamiento de los ecosistemas fluviales en su sentido más amplio. Las líneas de actuación que se contemplan están orientadas a recuperar los servicios ambientales que ofrecen los ríos en “buen estado ecológico” contando con la colaboración de las poblaciones afectadas, teniendo en cuenta no solamente las dimensiones ecológicas de dichos servicios, sino también las de ámbito económico y social.

2. ANTECEDENTES EN LOS QUE SE INSPIRA LA ESTRATEGIA DE RESTAURACIÓN DE RÍOS DE ANDALUCÍA

Es evidente que la Estrategia de restauración de ríos que se presenta en este documento tiene un antecedente fundamental en la Directiva Marco del Agua (2000/60/EPC of 23 October 2000), cuya trasposición a la legislación española1

Por otra parte, son muchos los trabajos realizados con anterioridad a la Estrategia que ahora se propone para la restauración de los ríos de Andalucía en los que se ha tratado

justifica su formulación y puesta en práctica, quedando obligados todos los países comunitarios a alcanzar el buen estado o buen potencial ecológico de las masas de agua en los plazos previstos.

1 Ley 62/2003 de 30 de diciembre de medidas fiscales, administrativas y del orden social, BOE 31 de diciembre de 2003

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de abordar la mejora ambiental de los ecosistemas acuáticos desde diferentes ámbitos y perspectivas, tanto en Andalucía como en otras regiones españolas.

De todos ellos cabe destacar, por su relación directa con las tareas de restauración contempladas en esta Estrategia de restauración fluvial en Andalucía, los siguientes:

Plan Director de Riberas de Andalucía (2003)

Este Plan Director fue realizado por el Servicio de Restauración Forestal de la Dirección General de Gestión del Medio Natural de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía (Costa, 2005).

Los objetivos de este Plan fueron dar a conocer la situación actual de las riberas de la red hidrográfica de Andalucía en base a su vegetación riparia, establecer una clasificación de las riberas en relación al régimen hídrico e hidráulico del cauce y proponer distintas actuaciones a realizar para su restauración, estableciendo prioridades en función de su mayor o menor complejidad en base a la utilización de la ingeniería naturalística.

Para la realización de este Plan se llevó a cabo un inventario exhaustivo de las características de las riberas a partir de un trabajo de campo y otro de gabinete, y con los datos obtenidos se aplicaron índices de calidad de las riberas atendiendo a su cobertura vegetal, naturalidad y diversidad de la vegetación. Por otra parte se evaluaron las condiciones del cauce, diferenciando tres niveles de calidad de su estado en función de su grado de alteración morfológica.

Con toda esta información se generaron mapas que permitieron establecer zonificaciones del estado de conservación de todos los cauces, así como zonificaciones del estado de conservación de la cobertura vegetal, naturalidad y diversidad de la vegetación de las riberas, llegando a los resultados globales siguientes:

Calidad de las riberas de Andalucía : Estado Natural: 17 % Buen estado 32 % Estado aceptable: 20 % Estado malo: 20 % Estado pésimo: 11 %

Una información de especial interés aportada en estos resultados se refirió a la calidad de las riberas atendiendo al grado de protección del espacio en que se enmarcan, y en este sentido se consideraron los resultados que aparecen en la Tabla 1.

Los datos de calidad así obtenidos se relacionaron con el uso del territorio vertiente, llegando a establecer claras diferencias entre el uso forestal, donde se encontró un

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mayor porcentaje de km de ribera en estado natural o bueno (69 %), y un reducido porcentaje en estado malo o pésimo (11 %), y el uso de agricultura o uso urbano, donde se encontraron los mayores porcentajes de longitud de riberas en estado malo o pésimo (34 % agricultura regadío, 42 % agricultura secano y 76 % urbano), y los menores en estado natural o bueno (42 % agricultura regadío, 34 % agricultura secano y 12 % urbano).

Tabla 1.- Calidad de las riberas de Andalucía según el grado de protección (Costa, 2005)

Nivel de protección

Estado Natural

Estado Bueno Estado aceptable

Estado Malo Estado Pésimo

Ninguna 16 26 19 23 16 LIC* 23 39 20 14 4 RENPA** 32 40 16 9 3 PEPMF*** 20 38 21 15 6 *Lugares de Interés Comunitario *Red de Espacios Naturales Protegidos de Andalucía **Planes Especiales de Protección del Medio Físico (no incluidos en la RENPA) En este Estudio se puso de manifiesto el deterioro ambiental de numerosos tramos fluviales de Andalucía, y se hizo un gran esfuerzo en presentar un diagnóstico de las principales causas de dicho deterioro, resaltando como tales la invasión del dominio público hidráulico, las canalizaciones, la falta de control en el aprovechamiento de la llanura de inundación o la escasa sensibilidad ambiental de las poblaciones ribereñas. Este Plan Director de Riberas de Andalucía representa un valioso antecedente para la Estrategia Andaluza de Restauración, constituyendo uno de los primeros trabajos a escala de la región andaluza donde se pone en evidencia el estado de deterioro ambiental de los ríos y se aportan ideas para su mejora, tales como la restauración prioritaria de los tramos mejor conservados ubicados en cuencas forestales o en espacios naturales protegidos, el deslinde de toda la red fluvial, la restitución de la integridad hidrológica de las cuencas, el control de las especies exóticas, quema de rastrojos y pastoreo, el acondicionamiento para uso público en tramos próximos a núcleos urbanos, o el incremento de líneas de investigación sobre los cursos de agua temporales y su restauración. Estrategia Nacional de Restauración de Ríos (2007) Durante los años 2006 y 2007, el Ministerio de Medio Ambiente llevó a cabo diferentes trabajos y estudios con la asistencia de la Universidad Politécnica de Madrid, dando como resultado la Estrategia Nacional de Restauración de Ríos (Yagüe et al., 2007), cuyo contenido ha sido recientemente publicado por el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino (MMAMRM, 2010).

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Los objetivos de dicha Estrategia Nacional se enfocaron a la recuperación ambiental de los ríos para dar cumplimiento a los requisitos de la Directiva Marco del Agua, proponiendo un nuevo enfoque en su gestión atendiendo a la necesidad de recuperar los valores ambientales de los ríos y de contar para ello con la implicación de los agentes sociales y la participación pública. Para el desarrollo de la Estrategia Nacional de Restauración de Ríos se organizaron diferentes Grupos de Trabajo en torno a los principales problemas de los ríos españoles, a través de los cuales se formularon diferentes diagnósticos y diferentes propuestas. Contando con los informes resultantes de estos Grupos de Trabajo se formularon líneas de actuación centradas en la formación de los técnicos, la conservación y protección de los tramos en buen estado ecológico, la restauración y rehabilitación de tramos fluviales degradados, la coordinación administrativa, la participación pública y el desarrollo de programas de voluntariado. La experiencia obtenida con la organización de estos Grupos de Trabajo, constituidos por un amplio espectro de agentes sociales (representantes de las distintas administraciones, comunidad científica, agentes del ámbito de la agricultura, urbanización, producción hidroeléctrica, pesca, grupos ambientalistas, etc.), así como el desarrollo de las diferentes líneas de actuación propuestas dentro de la Estrategia Nacional de Restauración de Ríos, están determinando claros avances en la gestión de los ecosistemas fluviales en España, facilitando el acercamiento a posiciones más acordes con los objetivos propuestos por la Directiva Marco del Agua. A ello ha contribuido de forma significativa la organización de cursos y seminarios nacionales e internacionales, donde se han formulado orientaciones con base científica sobre los principios y las técnicas más apropiadas para llevar a cabo la mejora ambiental de los ríos, la ejecución de proyectos de rehabilitación y de restauración en diferentes puntos de la red hidrográfica española o el desarrollo de trabajos de voluntariado promovidos desde la administración central. La organización e implementación de esta Estrategia Nacional constituye sin duda un antecedente de gran interés para la Estrategia de restauración de ríos en Andalucía, en cuya formulación se ha pretendido partir de los mismos principios de la Estrategia Nacional pero incorporando de forma mucho más explícita las repercusiones económicas y sociales de la restauración ecológica, y la necesidad de implicar a los agentes sociales en la selección de opciones, teniendo en cuenta el fuerte contenido socio-económico y cultural de la asignación de recursos hídricos en Andalucía. Acuerdo Andaluz por el Agua (2008)

El Acuerdo Andaluz por el Agua fue promovido por la Agencia Andaluza del Agua y, tras intensos debates técnicos y una significativa participación pública, fue aprobado

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por el Consejo Andaluz del Agua en diciembre de 2008 y por el Consejo de Gobierno en enero de 2009.

Con dicho Acuerdo se trató de conseguir un consenso político y social en torno al agua, considerando este recurso natural un factor clave para el desarrollo sostenible de toda la comunidad andaluza. Aprovechando la incorporación de la Junta a la gestión de la parte andaluza de la cuenca del Guadalquivir, se trató de impulsar una nueva política de aguas que permitiera compatibilizar la atención a las demandas básicas de agua de la población, la buena calidad de los ecosistemas acuáticos y el desarrollo social y económico de Andalucía, todo ello avalado por los requerimientos de la Directiva Marco del Agua.

Partiendo de una concepción del recurso “agua” como patrimonio social y ecológico a conservar y proteger, y un factor insustituible de equilibrio socio-económico y territorial, el Acuerdo Andaluz por el Agua propone explícitamente la “recuperación de la integridad y funcionalidad de los ecosistemas fluviales” , a través de garantizar un régimen de caudales ambientales y conservar y recuperar el buen estado ecológico de las riberas.

En este Acuerdo se citan como antecedentes a esta recuperación de la integridad y funcionalidad de los ecosistemas fluviales de Andalucía el Plan Director de Riberas antes referido, el Plan Andaluz de Humedales y e Inventario de Riberas Sobresalientes, así como la iniciativa Ríos Vivos de la Consejería de Medio Ambiente.

Como medidas más directamente relacionadas con la restauración de los ríos, el Acuerdo Andaluz por el Agua propuso en su día la elaboración de un Plan de choque para la depuración de vertidos, la realización de Planes para la recuperación de la calidad de las masas de agua en riesgo de no cumplir los objetivos medioambientales de la Directiva Marco del Agua, el impulso al Plan Andaluz de Riberas, la determinación e implementación de regímenes ambientales buscando el máximo consenso entre los usuarios, y la elaboración de manuales de buenas prácticas de restauración y de mantenimiento de los cauces.

Tanto en el ámbito de la gestión de las aguas subterráneas como en la gestión del riesgo de inundaciones, el Acuerdo Andaluz por el Agua hace especial énfasis en la necesidad de abordar los problemas desde las dos perspectivas fundamentales, la ordenación del territorio y la recuperación de los sistemas acuáticos. Para ello se propone de forma reiterativa la coordinación institucional y el desarrollo de líneas de acción integradas y unitarias de todas las Administraciones con competencias sectoriales en estas materias, así como la actualización de normativas y decretos, elevando en ocasiones dichos decretos a rango de Ley.

Es evidente que este Acuerdo Andaluz por el Agua, que sirvió de base e impulso a la redacción de una nueva Ley de Aguas andaluza, mantuvo en su desarrollo y

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formulación definitiva una visión integradora y transdisciplinar de la gestión del agua en Andalucía, atendiendo a los valores propuestos en su inicio de desarrollo sostenible económico, social y cultural; y que fue elaborado mediante procesos de intensa participación y consenso, tratando de llegar a plasmarse en legislaciones y normativas de obligado cumplimiento.

De esta forma, el Acuerdo Andaluz por el Agua ha sido un antecedente esencial para la configuración de la Estrategia de Restauración de ríos en Andalucía, en la que se proponen enfoques y metodologías ya adoptados en dicho Acuerdo, con un evidente acercamiento de la administración a los agentes sociales, y con unos niveles de transparencia y participación pública de gran valor para alcanzar los objetivos propuestos. Inventario de Espacios Fluviales Sobresalientes (2009) Como resultado de la información disponible en el Plan Director de Riberas de Andalucía antes mencionado, y con el fin de contribuir al cumplimiento del artículo 6 de la Directiva Marco del Agua relativo al “registro de áreas protegidas”, la Agencia Andaluza del Agua presentó en 2009 el Inventario de Espacios Fluviales Sobresalientes, como conjunto de espacios físicos asociados a los cursos fluviales con especial interés de patrimonio natural y/o cultural (información disponible en

http://www.juntadeandalucia.es/medioambiente/). Así, con la intención de contar con una amplia representación de la diversidad de tipologías de ríos andaluces, y teniendo en cuenta tanto el estado de conservación hidro-morfológico incluyendo la vegetación de ribera, como el valor paisajístico, cultural o social de cada tramo, se identificaron los espacios de la red fluvial de Andalucía de mayor interés de restauración y de protección. Tras dicha identificación se elaboró un primer inventario de espacios fluviales sobresalientes, incluyendo aquellos tramos de mayor interés en cada provincia andaluza que presentaron un mayor valor atendiendo a las siguientes características:

- Mejor “estado natural”, determinado mediante una adaptación del índice de Calidad de Riberas QBR (Munné et al., 1998)

- Mantenimiento de hábitats de ribera recogidos en la Directiva Habitat (94/43/CEE) con un estado de conservación excelente, o de poblaciones significativas de especies de fauna y flora asociadas al ecosistema fluvial de especial interés

- Reconocimiento de un valor cultural, social y/o paisajístico que por sus especiales características queda bajo figuras de protección, o bien elevada potencialidad para el disfrute o recreo.

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Para la difusión y continua actualización de este Inventario se cuenta con una herramienta informática que facilita la gestión de la información contenida en el mismo, haciendo relativamente sencilla la búsqueda de esta información para cada uno de los tramos inventariados en el territorio de Andalucía. Dicha herramienta muestra en cada caso toda la información disponible de los respectivos espacios inventariados relativa a su valor ecológico o cultural, junto a su localización geográfica, accesibilidad, etc., estando asociada a un sistema de información geográfica y a la base de GoogleEarth. Con este Inventario de Espacios Fluviales Sobresalientes se trata de mejorar el conocimiento de los espacios fluviales de mayor valor, potenciando su conservación y en su caso restauración, y de informar y sensibilizar a la sociedad andaluza acerca de la importancia de los ríos y acerca del valor de su patrimonio natural y cultural.

La Ley Andaluza del Agua (2010)

La Ley Andaluza del Agua fue aprobada por el Pleno del Parlamento andaluz el 22 de Julio de 2010 (BOPA núm. 507 de 29 de julio de 2010, núm.155 de 9 de agosto de 2010 y núm. 208 de 27 de agosto de 2010), entrando en vigor el 10 de agosto de 2010.

Esta Ley representa un ordenamiento jurídico muy valioso para la puesta en práctica de la Estrategia de Restauración de ríos de Andalucía, al asumir los principios y enfoques del Acuerdo Andaluz por el Agua y enlazar claramente con los objetivos de la Directiva Marco del Agua.

La Ley introduce aspectos muy novedosos e innovadores en la gestión de los ríos y sus recursos hídricos en Andalucía. Como principios de la Ley alude explícitamente, entre otros (art. 5), a la prevención, conservación y restauración del buen estado ecológico de los ecosistemas acuáticos, a la protección a largo plazo de los recursos hídricos, a la colaboración, coordinación y asistencia mutua institucional, y a la participación pública y transparencia en la gestión del agua, principios todos ellos asumidos por la Estrategia de restauración aquí expuesta.

Como objetivos medioambientales de la Ley (art. 6) se mencionan, entre otros, prevenir el deterioro de las aguas y en su caso restaurarlas, compatibilizar la gestión de los recursos naturales con la salvaguarda de la calidad de las aguas y los ecosistemas acuáticos, e integrar en las políticas sectoriales y la planificación urbanística la defensa del dominio público hidráulico.

El Título II de la Ley desarrolla las labores de participación pública y de información, mencionando el Consejo Andaluz del Agua y el Observatorio del Agua como órganos de consulta, asesoramiento y de participación social, que a su vez deberían estar directamente implicados en el seguimiento y evaluación de la Estrategia Andaluza de restauración.

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Los artículos 21, 25 y 26, pertenecientes al Título III sobre la planificación hidrológica, tienen especial interés por la promoción y apoyo a la restauración de los ríos que de forma explícita manifiestan.

Así, en el artículo 21 se definen las reservas fluviales, como determinados cauces fluviales o masas de agua para la conservación de su estado natural, reservadas para la protección de su biodiversidad, paisaje y patrimonio fluvial y su valor como corredor fluvial ecológico, con limitación parcial o completa de autorizaciones o concesiones sobre el dominio público hidráulico reservado. El artículo 25 relativo a los programas de medidas de los planes hidrológicos contempla las actuaciones para la protección, conservación, regeneración y mejora de las masas de agua y de sus ecosistemas, y de forma explícita, en su punto 6 excluye las actuaciones de canalización superficial o subterránea de los cursos fluviales. Y el artículo 26 define de forma complementaria a los planes hidrológicos de cada demarcación los Planes Hidrológicos Específicos y los Programas Específicos de Medidas.

En el punto 4 del mencionado artículo 26 de la Ley se propone la aprobación de un Plan Hidrológico Específico de Restauración de Ríos en el ámbito de la Comunidad Autónoma de Andalucía, que debe contemplar la restauración de los ríos con alta potencialidad ecológica o alta demanda de usos por la población, la eliminación de obstáculos, construcciones e instalaciones que tengan una incidencia negativa en las características ecológicas, hidráulicas o geomorfológicas de los ríos, así como la restauración de su continuidad.

Como Programas Específicos de Medidas la Ley contempla el Programa Específico de Limpieza y Mantenimiento de Cauces, destinados a mantener su capacidad de desagüe natural.

Más adelante, en el artículo 42 de la Ley se describen las competencias de la administración del agua informando planes territoriales que afecten al régimen y aprovechamiento de las aguas, espacio de dominio público hidráulico y zonas de servidumbre y policía, así como los planes de ordenación del territorio y de planeamiento urbanístico, mencionando explícitamente la imposibilidad de autorizar construcciones o instalaciones que alteren el régimen de corrientes.

Finalmente, en el artículo 44 sobre asignación de recursos, en el punto 4 se alude a los caudales ecológicos o demandas ambientales, que no tendrán carácter de uso por lo que no existirá el deber de indemnizar por los costos que generen, debiendo considerarse como una restricción que se impone con carácter general a los sistemas de explotación.

Resulta evidente que la Ley Andaluza del Agua representa un soporte jurídico extremadamente favorable para el desarrollo de la Estrategia de restauración de ríos de Andalucía, debiendo ser esta última el mecanismo racional y de consenso a través del cual se formule el Plan Hidrológico Específico de Restauración de Ríos contemplado en dicha Ley.

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3. FINALIDAD Y OBJETIVOS DE LA ESTRATEGIA DE RESTAURACIÓN

La finalidad última de la Estrategia de restauración de los ríos de Andalucía es “lograr el buen estado o potencial ecológico de todos los cursos fluviales de la región andaluza” siguiendo las directrices la Directiva Marco del Agua. Se trata de prevenir deterioros adicionales a los ríos y de conservar y mejorar el funcionamiento de los ecosistemas fluviales, dando garantía al uso de sus recursos naturales de forma compatible con la conservación de sus servicios ambientales.

Para el logro de este objetivo general se proponen una serie de medidas en torno a diferentes líneas de actuación, teniendo presente los requerimientos de la mencionada Directiva Marco del Agua y los objetivos generales de la Estrategia Nacional de restauración de ríos (MMAMRM, 2010).

De forma específica, la Estrategia de restauración de ríos de Andalucía atiende a los siguientes objetivos:

1º.- Reorientar la gestión tradicional de los ríos andaluces e iniciar políticas para su conservación, restauración y rehabilitación, con el fin de mejorar su estado ecológico y contribuir al desarrollo y bienestar social.

2º.- Trasmitir los conceptos más recientes en la gestión integrada de los ecosistemas fluviales entre los técnicos y gestores andaluces de los ríos, contribuyendo a la mejora del conocimiento y a la unificación de criterios, metodologías y metas a alcanzar en la restauración fluvial

3º.- Promover una visión transdisciplinar en la gestión de los ríos y en la de los restantes ecosistemas acuáticos, integrando las tareas de restauración y conservación con la gestión de los recursos hídricos, la prevención de daños por inundaciones y el desarrollo rural.

4º.- Incrementar la participación pública en la gestión de los ríos, y fomentar el aprendizaje social y la sensibilidad ambiental sobre la problemática de los ríos andaluces y sobre las posibilidades de actuación, contando con la implicación de los agentes sociales.

5º.- Iniciar trabajos y proyectos de restauración, rehabilitación o adecuación en determinados ríos andaluces, con el fin de contar con ejemplos demostración y de evaluación de resultados a corto, medio y largo plazo.

Para lograr dichos objetivos resultan prioritarias las tareas de formación y demostración. Es indudable que la aplicación de las Directivas Europeas vigentes exige un mayor conocimiento ambiental de los técnicos y gestores de los ríos. La abundante

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investigación científica que se está llevando a cabo sobre los ríos y su funcionamiento como ecosistemas genera nuevos conceptos y enfoques que es necesario poner a disposición de dichos técnicos y gestores, facilitando su aprendizaje y el intercambio de ideas y experiencias entre ellos.

Por otra parte, y también en aplicación de las Directivas Europeas, es necesario adoptar una visión holística de los ecosistemas fluviales integrando su gestión en la gestión del territorio físico y escenario socio-económico y cultural en que se asientan. Ello requiere un enfoque transdisciplinar de la gestión y aprovechamiento de sus recursos, especialmente en lo referente a los recursos hídricos, introduciendo en la toma de decisiones valoraciones económicas y sociales a corto, medio y largo plazo.

Por último, el desarrollo de proyectos piloto de restauración supone crear oportunidades para poner en práctica los conceptos y nuevos enfoques propuestos y resaltar los beneficios que aporta la mejora ambiental de los ríos, debiendo formar parte también del conjunto de objetivos y actuaciones contenidas en la Estrategia de restauración de los ríos de Andalucía.

4. FUNDAMENTOS DE LA ESTRATEGIA DE RESTAURACIÓN DE RÍOS

Los fundamentos en que se basa el desarrollo de esta Estrategia de restauración fluvial están inspirados en la nueva Ciencia Integrada de Ríos, a través de la cual se ponen en evidencia los elementos fundamentales que rigen su funcionamiento, los factores que están incidiendo en su deterioro, los mecanismos y alternativas que pueden ser posibles para su mejora ambiental, y las repercusiones económicas de estas últimas contando con su significado cultural y social.

Dichos fundamentos se agrupan en torno a tres ejes principales relacionados entre sí (figura 1), el primero de ellos relativo a los conceptos básicos emanados de la investigación científica sobre la restauración fluvial propiamente dicha, tratando de responder a la pregunta de qué habría que hacer; el segundo de ellos relacionado con las motivaciones últimas que justifican la necesidad y en su caso urgencia de la restauración fluvial, respondiendo a la cuestión de por qué habría que hacer; y el tercer eje, abarcando a los dos anteriores y proponiendo los enfoques más acertados para su desarrollo, intentando dar respuesta a cómo habría que hacer.

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Figura 1.- Principios en que se asienta la Estrategia Andaluza de restauración fluvial.

4.1.- LOS RÍOS COMO ECOSISTEMAS: CONCEPTOS BÁSICOS DE LA RESTAURACIÓN FLUVIAL

La restauración de los ríos se refiere al conjunto de actividades que pueden llevarse a cabo para mejorar el funcionamiento de los ríos como ecosistemas, siguiendo una trayectoria de aproximación a un estado de referencia “natural” o a un estado donde la influencia de las actividades humanas sea poco significativa, o al menos mucho menor que la que ha determinado su estado de deterioro actual.

La descripción de qué es natural en los ríos andaluces es difícil de precisar, dada la larga historia de intervenciones humanas en las laderas y cauces fluviales. Pero lo que no es tan complicado de valorar es el grado de intervención humana, del que podemos tener constancia y capacidad de medir su intensidad desde mucho tiempo atrás, especialmente desde las últimas décadas en que la transformación de los ecosistemas por la acción antrópica ha crecido de forma exponencial.

Disminuir en la mayor medida posible este grado de intervención humana en la estructura y funcionamiento de los ríos, así como favorecer los mecanismos de regeneración natural, van a suponer las estrategias fundamentales para el logro de su mejora ecológica.

Las metodologías a seguir, así como las predicciones de la evolución de la respuesta de los ríos, deben estar basadas en la experiencia que ofrece la literatura científica relativa a la restauración fluvial, hoy día ya muy abundante y de la que se pueden resaltar algunos ejemplos, (Rutherfurd et al. 2000; Wissmar & Bisson, 2003; González del Tánago & García de Jalón, 2007; Brierley & Fryirs, 2008; Darby & Sear, 2008; etc.). De ella se derivan los siguientes principios básicos:

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1.- El río y su cuenca vertiente

Los ríos surgen del funcionamiento hidrológico de su cuenca vertiente, el cual configura su tipología “natural” en función de la región biogeográfica en la que se enmarcan, su tamaño, relieve, geología y vegetación (Montgomery & Buffington, 1998; Brierley & Fryirs, 2005).

Dichos factores físicos caracterizan su estado natural. Su estado ecológico depende de las presiones e impactos derivados de las actividades humanas que reciben, los cuales alteran en mayor o menor medida el funcionamiento hidrológico natural de sus cuencas vertientes (Figura 2). Son dichas presiones e impactos las que deberán reducirse o en su caso eliminarse como primera medida para lograr su restauración o mejora ecológica.

Figura 2.- Río Genil en Palma del río, reflejando en su estado ecológico los efectos acumulados de las presiones e impactos de su cuenca vertiente, entre ellos la regulación de caudales, los vertidos urbanos y la erosión de suelos agrícolas.

2.- Importancia del régimen de caudales

El régimen de caudales es el principal agente que rige el funcionamiento del ecosistema fluvial. Determina las dimensiones físicas y condiciones del medio acuático, alimenta la humedad de las riberas y el medio hiporreico, implica energía para la renovación del hábitat y la regeneración natural, facilita la continuidad y conectividad de flujos haciendo posible las interacciones físicas y biológicas en las tres dimensiones del sistema fluvial y afecta a la calidad de las aguas. (ver figura 3, Poff et al., 1997).

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Figura 3.- El régimen de caudales como principal agente determinando los componentes fundamentales del sistema fluvial (Poff et al., 1997).

El aprovechamiento de los recursos naturales de los ríos, y en especial el de sus recursos hídricos, ha causado graves alteraciones del régimen de caudales y de sedimentos en su magnitud y patrón de variación (ver figura 4), y afectado a la continuidad de los flujos desde la cabecera hasta la desembocadura. Como consecuencia de ello se ha producido una fuerte modificación del hábitat acuático, haciéndolo más favorable a especies exóticas que en muchos casos se han hecho invasoras, y se ha causado una intensa fragmentación del sistema fluvial, determinando la pérdida de sus funciones esenciales como corredor (Ward & Stanford, 1995; Nilsson et al. 2005).

Para paliar estos efectos, resulta indispensable la mejora de los caudales circulantes en cuanto a la variabilidad de su magnitud, estacionalidad, frecuencia y magnitud de avenidas, etc., tratando de recuperar pautas de variación y órdenes de magnitud más similares al régimen natural, con las que se pueda favorecer a las comunidades biológicas nativas de cada tramo fluvial.

3.- Variabilidad

Los ríos son sistemas naturales dinámicos, cuya forma se ajusta de continuo a las variaciones del régimen de caudales líquidos y sólidos que emite su cuenca vertiente. En dicho régimen se incluyen las perturbaciones naturales de avenidas y estiajes, sobre las cuales se asienta la elevada diversidad física y biológica de los paisajes fluviales, y ante las cuales los ríos tienen mecanismos propios de recuperación y de regeneración (Resh et al.1988; Poff et al. 1997; Corenblit et al. 2007; Naiman et al., 2008).

Como se ha comentado anteriormente, una de las herramientas más eficaces para lograr la restauración de los ríos es recuperar las fluctuaciones del régimen de caudales siguiendo la pauta de lo que es “natural” o responde al régimen de precipitaciones y de temperaturas de cada lugar (Naiman et al., 2008), cuya variabilidad en el ámbito mediterráneo es significativa a lo largo del año y a lo largo de los sucesivos años.

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A:

B: Figura 4.- Régimen de caudales del río Guadalete en el embalse de Bornos. A: Valores de los caudales a la entrada del embalse, reflejando el régimen natural y mostrando la variabilidad y frecuencia de avenidas. B: Régimen regulado por el embalse, mostrando una gran disminución de la variabilidad, así como una reducción significativa de la magnitud y frecuencia de avenidas.

4.- Conectividad

Desde el nacimiento hasta la desembocadura de cada río se suceden diferentes tipos de ecosistemas fluviales, los cuales están conectados entre sí a través de flujos de materia y energía. Dichos flujos tienen lugar a lo largo de los tres ejes espaciales del sistema fluvial, el longitudinal, el transversal y el vertical (figura 5), cuyas dimensiones dependen de la forma del valle y de su naturaleza geológica (Ward et al., 2002; Poole, 2002).

Para lograr la mejora del funcionamiento ecológico de los ríos es necesario recuperar la continuidad de estos flujos a lo largo de los tres ejes mencionados, reduciendo o en su caso eliminando los obstáculos transversales (ej. azudes) y longitudinales (ej. motas) presentes en el espacio de movilidad fluvial, y evitando o removiendo el sellado del suelo ripario o de llanura de inundación. Asímismo, es necesario que a través de esta continuidad de los flujos queden conectados los diferentes hábitat de las especies de flora y fauna a lo largo del continuo fluvial, asegurando su dispersión, el acceso a las zonas de alimentación, refugio, reproducción (ej. migraciones de los peces), y las interacciones de intercambio entre especies, poblaciones y comunidades que aseguran la diversidad y el control de especies invasoras.

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A: Presa del Rumblar, ejemplo de barrera a la continuidad longitudinal del río

B, C: Encauzamiento del Guadalimar en Linares, ejemplo de restricción a la dimensión transversal del río y a los flujos en su dimensión vertical

Figura 5.- Ejes espaciales del sistema fluvial (A: longitudinal; B: transversal; C: vertical) y ejemplos de perturbaciones a su continuidad y conectividad ecológica.

5.- Dinámica fluvial y Resiliencia

Atendiendo a los anteriores conceptos, se puede concluir que la mejora ambiental de los ríos debe iniciarse por la mejora de su dinámica y movilidad, ligada a la mejora del régimen de los caudales circulantes, tanto líquidos como sólidos. Esta mejora de las fluctuaciones del régimen de caudales debe ser simultánea al incremento de la continuidad de los flujos y al de la conectividad del hábitat a lo largo y ancho del sistema fluvial (Kondolf et al., 2006) (figura 6). Con ello se favorece el movimiento y dispersión no solo de peces y deriva bentónica, sino también de sedimentos, materia orgánica y restos vegetales y semillas, necesarios para mantener la resiliencia del sistema y sus mecanismos propios de regeneración.

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Figura 6.- Representación esquemática de la variabilidad del régimen de caudales y la conectividad del hábitat como principales ejes del buen estado ecológico de los ríos, efectos en los mismos de los impactos más frecuentes y trayectoria general de restauración (modificado de Kondolf et al., 2006).

6.- Energía del río para su auto-recuperación

A la hora de plantear actuaciones de restauración, hay que contar con la energía propia del río para llevar a cabo la recuperación del sistema fluvial, fomentando la “auto-recuperación”. Los esfuerzos y recursos económicos disponibles para proyectos de restauración de ríos deben ser invertidos en disminuir presiones e impactos, con el fin de recuperar gradualmente los procesos de un funcionamiento hidrológico y ecológico más natural o menos intervenido por la acción del hombre (ej. alejar ocupaciones del cauce y permitir inundaciones y procesos de erosión y sedimentación para lograr su equilibrio geomorfológico), dejando que la recuperación de la estructura (ej. recuperación de la vegetación de ribera) la realice el propio rio, con mejores mecanismos y de forma mucho más barata y eficaz.

Como ejemplo de esta capacidad de “auto-recuperación” del río para crear su propia estructura, asociada a un funcionamiento dinámico del río, se muestra la figura 7. En ella se representan las distintas etapas de sucesión natural de la vegetación de ribera tras episodios de avenidas y desbordamientos. Son dichos episodios los que aseguran la permanencia de dicha vegetación, introduciendo mecanismos naturales para su regeneración y para su mantenimiento por el propio río de forma permanente, una vez establecido el régimen de caudales apropiado.

Esta estrategia de potenciar la regeneración natural a través de introducir los mecanismos de auto-restauración contrasta fuertemente con las tareas de “revegetación de riberas” que se llevan a cabo con excesiva frecuencia en los proyectos denominados de restauración fluvial, donde se proponen plantaciones de elevado coste de ejecución y

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de mantenimiento, las cuales en la mayoría de los casos fracasan a medio o largo plazo debido a que no van acompañadas de medidas de restauración de la dinámica fluvial (ej. mejora de los caudales circulantes y aumento de los desbordamientos) que hagan posible su supervivencia.

Figura 7.- Etapas de sucesión de la vegetación de riberas consecuencia de la dinámica fluvial natural. a: Regeneración del hábitat y creación de nuevas zonas de colonización debida a una avenida con desbordamiento; b): Colonización incipiente por herbáceas y especies leñosas pioneras, e inicio del proceso de retención de sedimentos y estabilización del substrato; c) Desarrollo de la vegetación de ribera con poblaciones de distintas edades y mosaico de granulometrías y formas de vegetación controlando las formas del lecho y las condiciones hidro-morfológicas; d) Desarrollo del bosque aluvial maduro, con máxima cobertura y máximo control de los procesos de erosión y sedimentación, esperando ser renovado por el siguiente episodio de crecida (Corenblit et al., 2009).

7.- Complejidad del sistema fluvial

El sistema fluvial representa un espacio de gran complejidad, donde a lo largo de sus dimensiones espaciales, y a través de su perímetro de contacto con los ecosistemas adyacentes, se mantiene un sinfín de interacciones físicas y biológicas (ver figura 8). Dichas interacciones están basadas en la relación mutua entre variables relacionadas con factores físicos (ej. caudales, sedimentos, anchura y profundidad del cauce, velocidad de las aguas, radiación solar, temperatura, concentración de nutrientes, etc.) y con factores biológicos (ej. densidad de macrofitas y de los distintos grupos tróficos, producción primaria y secundaria, diversidad de edades, etc.). Ello significa que cualquier variación en alguna de estas variables va a afectar a las restantes, y como consecuencia de ello va a repercutir en todas o en algunas de las comunidades que vean afectado algún componente de su hábitat.

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Figura 8.- Representación gráfica simplificada de la parte correspondiente al bentos del modelo integrado propuesto por Reichert et al. (2007), mostrando la complejidad y diversidad de relaciones existentes en el interior del sistema fluvial entre variables físicas y biológicas de cada uno de los componentes, y de todos ellos entre sí. Se indica la relación que mantienen las variables consideradas con otras variables externas, dependientes de la geomorfología del valle, de las características de la vegetación riparia, los usos del suelo, el régimen de caudales circulante, etc., y a su vez, cómo dichas variables, y a través de este funcionamiento complejo de las comunidades de macroinvertebrados, simplificado en el esquema presentado, afectan a otras comunidades biológicas e influyen en el tipo de funcionamiento del ecosistema fluvial (modificado de Reichert et al., 2007).

Para abordar correctamente la restauración de los ríos es necesario asumir esta complejidad del funcionamiento de los ríos, expresada en la diversidad de su estructura física y biológica, y analizar con detalle cada una de las variables afectadas por las intervenciones humanas, cuyo efecto puede ser muy distinto en cada río o tramo de río según su tipología, y variar también con el tiempo, a lo largo de las distintas estaciones y a lo largo de los sucesivos años.

4.2. VALORES AMBIENTALES DE LOS RÍOS Y ANÁLISIS COSTE-BENEFICIO DE SU UTILIZACIÓN

La recuperación de los valores ambientales de los ríos, entendiendo como tales al conjunto de bienes y servicios que ofrecen al hombre en su sentido más amplio (Tabla 2), es sin duda la finalidad que debe regir en último término todas las actividades que contempla la Estrategia propuesta de restauración fluvial.

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Tabla 2.- Servicios ambientales de los ríos (modificado de Chee, 2004 y MEA, 2005).

Tipo de Servicio Elementos, Recursos, Funciones Producción de bienes Agua dulce

Alimento (Peces, aves y mamíferos asociados al río, plantas, frutos, etc) Madera Pastizales Áridos y otros materiales del suelo Energía hidráulica para generar electricidad y de transporte Territorio Productos industriales y farmacéuticos (aceites, fragancias, drogas, etc.) Recursos genéticos (componentes de la flora y fauna para diferentes fines de producción) Provisión de bienes y servicios de uso futuro

De Regeneración Retención y filtrado de sedimentos y nutrientes Transporte de vertidos, Dilución y Purificación del agua Renovación de la fertilidad de los suelos Recarga de acuíferos y de humedad del suelo Dispersión natural de semillas Regeneración de los hábitat Deriva bentónica Mantenimiento de mecanismos de regeneración (resiliencia)

De Regulación Regulación del ciclo hidrológico Atenuación de la energía de las crecidas Control de la erosión Equilibrio geomorfológico Mantenimiento como corredor natural Conservación de las poblaciones nativas Control de especies invasoras Mantenimiento de la diversidad Preservación de los paisajes fluviales

De satisfacción, Culturales

Provisión de belleza, serenidad Recreo y amenidad Ecoturismo Fuente de inspiración artística y cultural Valores espirituales y religiosos Valor de identidad Valores educativos y de investigación científica Valores culturales de legado

Son dichos valores ambientales de los ríos, emanados de su propio funcionamiento hidrológico y ecológico, los que confieren, en función de su integridad, la posibilidad de utilización de los recursos naturales fluviales con fines de producción (ej. recursos hídricos para regadío, producción de hidroelectricidad, etc.), la prestación de servicios ambientales de regeneración (ej. dilución de vertidos), de estabilización (ej. control de la erosión), de satisfacción (ej. recreo), la preservación de opciones, etc. para el desarrollo y bienestar social.

Debido a estos bienes y servicios ambientales, los ríos representan un “capital natural” que genera numerosos flujos de intereses económicos y sociales con distintos costes y beneficios en su utilización. La acertada gestión de este “capital natural” requiere la realización de análisis coste-beneficio o la consideración de las ventajas y desventajas

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de cada una de las asignaciones de uso, haciendo extensivos dichos análisis a una escala temporal que incluya a las generaciones futuras, con el fin de garantizar que su aprovechamiento se limite al de su “renta”, permaneciendo la integridad del capital.

Análisis Coste-Beneficio.-

El principal objetivo de los análisis coste-beneficio es ayudar a seleccionar los proyectos y las políticas más eficientes en términos de utilización de los recursos naturales (Hanley & Barbier, 2009). Se trata de conocer hasta qué punto los beneficios de una determinada acción son mayores que los costes que ésta genera, haciendo intervenir los impactos ambientales de dicha acción y la sociedad afectada, y considerando el escenario temporal adecuado en que se producen los costes y reciben los beneficios.

La utilidad de los análisis coste-beneficio es máxima cuando se trata de llevar a cabo actuaciones o asignaciones de recursos escasos que a su vez son objeto de numerosas fuentes de demanda. En el caso de los ríos, y de forma más concreta en la asignación de los recursos hídricos, claramente escasos en el territorio de Andalucía, estos análisis deben ser prioritarios en la toma de decisiones de la gestión ambiental, valorando de la forma más conveniente posible las ventajas y desventajas de cada escenario previsto. Pero también deben ser prioritarios en el ámbito de la restauración fluvial, contribuyendo a dilucidar la conveniencia o urgencia de llevarla a cabo, así como la prioridad con la que debe abordarse en los distintos ríos o tramos fluviales.

En este sentido, es necesario tener en cuenta que la asignación de uso de los recursos fluviales (ej. agua dedicada al regadío) está produciendo unos claros beneficios (ej. renta agraria a los agricultores regantes) pero a su vez está afectando a la “utilidad” del río para otros fines, a través de su afección a la cantidad y calidad de los recursos hídricos, a su precio, por eutrofización o contaminación consecuencia del regadío reduciendo su calidad para agua potable o para recreo, o favoreciendo la invasión de especies exóticas, etc. y, por ende, al bienestar de una determinada población humana por privación de ciertos servicios ambientales y necesidad de asumir gastos adicionales por ello.

Si quisiéramos conocer el beneficio real de una determinada asignación de agua al regadío habría que calcular el balance entre los beneficios generados con la producción agrícola y los costes generados con dicha asignación. En este sentido habría que contabilizar no solo el gasto monetario necesario para la disponibilidad del agua y la práctica agrícola, sino también el coste relativo a la pérdida de utilidad del río derivada de los impactos producidos (ej. regulación de caudales, alteración del hábitat, pérdida de calidad del agua, afección al cauce y sus riberas, invasión de especies exóticas, pérdida de potencial de recreo, etc.).

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Saber quién está recibiendo los beneficios de dicha actividad, y quién está pagando la cuenta de muchos de los costes de mercado y de no-mercado que genera dicha actividad, así como hasta qué punto muchos o gran parte de estos costes se van dejando pendientes para que los asuman las generaciones venideras, es hoy día indispensable para llevar a cabo una gestión sostenible de los recursos naturales y una política coherente y moralmente responsable de conservación de la naturaleza y desarrollo social.

En este sentido, la valoración económica de la asignación de uso de los recursos fluviales debería contemplar no solo los beneficios como rendimiento obtenido con dicha asignación, o valor de uso directo (valores comerciales de los recursos fluviales y de los productos que generan), sino también la afección causada a las restantes componentes del valor de los ríos (figura 9).

Figura 9.- El valor económico de los ríos (adaptado de Uclés Aguilera, 2006)

Dicha afección se refiere al valor de uso indirecto (ej. afección al servicio de dilución de vertidos por excesiva regulación de caudales, disminución de los mecanismos de regeneración, pérdida de valor de recreo, pérdida de control natural de especies invasoras, etc. ver Tabla 2); al valor de opción, relativo a usos directos e indirectos posibles que quedan condicionados o limitados por el uso actual, por ejemplo al condicionar el funcionamiento del río para producción hidroeléctrica; al valor de existencia presente y futuro, como valor asociado al interés actual del río ligado a convicciones morales y culturales (ej. valor de existencia de especies en peligro de extinción), o valor de legado, ligado al interés de mantener la integridad del río para su existencia y disfrute por generaciones futuras.

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Por otra parte, la asignación de uso del propio río para determinados fines (ej. como canal para transportar agua para riego durante ciertos meses) o la ocupación del espacio fluvial por urbanizaciones, construcción de carreteras, aeropuertos, etc., a la vez que pueden fomentar la generación de ciertas rentas y beneficios, suponen a la vez importantes costes ambientales al aumentar el riesgo hidrológico de las avenidas e inundaciones, fomentar la canalización y dragado de los cursos fluviales generando costes permanentes de mantenimiento, disminuyendo los servicios de “satisfacción” afectando a la integridad ecológica del río y su paisaje asociado, a su valor de identidad, a su valor de existencia y, en último término, al bienestar económico y social.

A través de las actuaciones promovidas con la Estrategia de restauración de los ríos de Andalucía se pretende resaltar el valor integral de los ríos, muy superior al valor de sus recursos hídricos, y poner en evidencia la necesidad de realizar la asignación de usos y recursos en base a estos análisis de costes-beneficios, balances de ventajas y desventajas, contabilidad de ganancias en rentas y pérdidas en servicios ambientales, etc., tratando de optimizar la gestión de dichos recursos y garantizar su aprovechamiento y conservación para el bien común.

4.3. LA TRANSDISCIPLINARIDAD Y LA PARTICIPACIÓN PÚBLICA EN LA GESTIÓN Y RESTAURACIÓN DE LOS RÍOS

Como ya se ha comentado a lo largo de este documento, los ríos son sistemas “complejos” que pueden utilizarse, valorarse y percibirse desde muy diferentes percepciones y realidades, y por ello requieren enfoques transdisciplinares en su gestión, a través de los cuales se intente dar respuesta a los valores de la sociedad. Dichos valores deben propiciar el aprovechamiento sostenible de los recursos naturales atendiendo a las preferencias sociales de cada época y región, las cuales pueden ir cambiando a lo largo del tiempo en función del contexto socio-económico y cultural, y por ello deben ser debatidas y acordadas periódicamente a través de procesos de participación pública.

Valores sociales e integración del conocimiento

Los fundamentos de la transdisciplinaridad se refieren a la coordinación entre todos los niveles jerárquicos del conocimiento: descriptivo (qué existe), tecnológico (qué somos capaces de hacer), normativo (qué es lo que queremos hacer) y de valores (qué deberíamos hacer), a través de un razonamiento simultáneo racional y relacional que profundiza en los diferentes niveles de la realidad (Max-Neef, 2005).

Aplicando dichos fundamentos a los ríos (ver figura 10), se trataría de integrar y coordinar entre sí el conocimiento aportado por las disciplinas básicas que describen la realidad y reflejan cómo funcionan los sistemas fluviales desde la hidrología, geomorfología, hidráulica fluvial, ecología, limnología, fisiología vegetal, genética,

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sociología, economía, etc.; el conocimiento aportado por las disciplinas tecnológicas, basadas en las anteriores, que reflejan lo que somos capaces de hacer en los ríos (ej. presas, diques, motas, roturaciones, plantaciones, mejoras piscícolas, etc.), ofreciendo metodologías para llevar a cabo diferentes intervenciones guiadas por la arquitectura, ingeniería civil, ingeniería agrícola o ingeniería forestal; las disciplinas de carácter normativo o propositivo, a través de las cuales se regulan las actuaciones posibles estableciendo normas y procedimientos para dar cabida a las propuestas deseadas, desde la ordenación del territorio, el planeamiento urbano, las políticas agrarias y de desarrollo rural, las de conservación de los ríos y paisajes fluviales, etc.; y, finalmente, los valores de la sociedad, la filosofía que alimenta dichos valores y la ética ambiental para ponerlos en práctica, que deben inspirar las políticas antes mencionadas y el enfoque de las disciplinas tecnológicas para llevar a cabo las diferentes actuaciones en los ríos.

Figura 10.- La transdisciplinaridad en la restauración de los ríos, basada en la filosofía, la ética y los valores de la sociedad, que inspiran la redacción de leyes y normativas, la definición de políticas, y los procesos de planificación y diseño de las respectivas actuaciones. En las sociedades democráticas, el consenso social de este segundo nivel propositivo debe alcanzarse a través de la transparencia y la participación en la toma de decisiones (gráfica modificada de Max-Neef, 2005).

De forma más o menos explícita, algunas Directivas Europeas recientes como la Directiva Marco del Agua, la Directiva de Inundaciones o la Directiva de Pesticidas, aluden a valores y a principios filosóficos y éticos muy claros de desarrollo sostenible, de equidad y de bienestar social, a través de objetivos concretos de “no deterioro adicional”, “alcance del buen estado ecológico”, “recuperación de costes”, “restauración de los espacios fluviales”, etc. Son dichos objetivos, emanados de los valores antes mencionados, los que deben determinar o condicionar la política del agua y la planificación del desarrollo económico y social de cada región, y consecuentemente orientar todas las actuaciones que afectan a la gestión y estado de conservación de los

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ríos. Siguiendo el esquema de la figura 10, se trataría de que dichos objetivos condicionaran todo el proceso de planificación, diseño y normativas sobre el territorio, y de que todas las habilidades adquiridas desde la “ingeniería”, fundamentadas a su vez en el conocimiento profundo del funcionamiento de los ríos desde las ciencias básicas, se enfocaran a su consecución.

Atendiendo a este enfoque, resulta necesario por consiguiente modificar dos tipos de cuestiones fundamentales en la gestión de los ríos, por una parte los valores y principios filosóficos y éticos de la sociedad que determinan dicha gestión, sobre los que debe haber un debate abierto, con plena transparencia y participación pública para llegar a conocer de forma explícita “lo que debemos hacer”; y, por otra, de integrar todos los niveles de conocimiento reflejados en la figura 10 para no seguir haciendo únicamente “lo que sabemos hacer” (ej. más presas para atender demandas crecientes de agua, más canalizaciones para evitar inundaciones locales, más plantaciones para tener vegetación de ribera, etc.,), que en la mayoría de los casos responde a valores o principios que hoy día resultan superados por tener un elevado coste ambiental, no estar debidamente actualizados con las normativas vigentes ni con las preferencias sociales actuales, y no haber sido suficientemente debatidos o acordados en procesos de participación.

Complejidad y transdisciplinaridad vs. Reduccionismo y unidisciplinaridad

Respecto a la forma de abordar los trabajos de restauración de los ríos, y como se ha comentado anteriormente, las intervenciones en los ríos han sido diseñadas de forma tradicional bajo una óptica reduccionista y simplificadora, en la que ha predominado la ingeniería civil enfocada al aprovechamiento de los recursos hídricos y a la prevención de inundaciones. Incluso para estos fines, el análisis de los ríos se ha sobre-simplificado bajo la óptica unidisciplinar de la hidráulica de canales abiertos, sin tener en cuenta su realidad como cauces naturales con umbrales geomorfológicos e interacciones con la vegetación, su funcionamiento como ecosistemas albergando numerosas comunidades biológicas o su valor cultural y social. Estos enfoques fueron inspirados en objetivos de épocas pasadas, en que los retos importantes de la gestión de los ríos fueron atender las demandas de agua potable y producir alimento para el conjunto de la población, en escenarios de abundante “capital natural” ambiental y fluvial.

Respondiendo de forma implícita a los mismos objetivos antes mencionados, progresivamente los proyectos de intervención de los ríos se han ido haciendo más “multidisciplinares”, pero aún así adolecen de una integración entre las distintas disciplinas incorporadas. Ello se pone claramente de manifiesto en las memorias técnicas de estos proyectos, que con frecuencia incluyen una serie de capítulos independientes entre sí, cada uno de ellos tratando por separado la hidrología, la geomorfología, la vegetación de riberas, la fauna acuática, etc., sin ninguna integración entre ellos, y en los cuales las soluciones propuestas a una misma problemática de desequilibrio geomorfológico y de deterioro ambiental quedan a mereced de la disciplina dominante de los autores del proyecto, centrándose en escolleras o

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infraestructuras hidráulicas si se trata de ingenieros civiles o arquitectos, o en plantaciones de ribera, aplicación de técnicas de bio-ingeniería o mejoras del hábitat para ciertas especies de peces o de aves si el proyecto lo realizan ingenieros forestales, biólogos o ecólogos.

Y en todos los casos, y como ha venido siendo tradicional en el mundo de la ingeniería de la obra pública, en las intervenciones en los ríos no se ha considerado su repercusión en los restantes servicios ambientales, la rentabilidad o eficiencia en su coste económico (el fin siempre ha justificado los medios), ni se han identificado los diferentes actores implicados, tales como individuos sufragadores del gasto, individuos beneficiarios del gasto, individuos afectados por el gasto, etc.

Finalmente, no siempre ha habido una coincidencia o consenso entre los valores, la ética y la filosofía de los colectivos que han llevado a cabo muchas de las políticas o actuaciones realizadas en los ríos y los del resto de la sociedad, al no haber existido suficiente comunicación y transparencia en su desarrollo, ni tenido en cuenta las preferencias sociales y la aceptación de las obras realizadas por la administración entre todos los colectivos sociales implicados.

La evidencia de estas carencias en la gestión de los ríos puestas de manifiesto en su deterioro ambiental, junto a los requerimientos de la Directiva Marco del Agua de mejorar el estado ecológico de los ríos en escenarios de participación pública y de recuperación de costes del uso del agua, ha hecho necesario buscar nuevos enfoques para abordar los problemas planteados, claramente complejos y de carácter transdisciplinar.

Con la Estrategia de restauración de los ríos de Andalucía se pretende fomentar este cambio de paradigmas en la gestión de sus recursos, abarcando la integridad del sistema fluvial y su entorno socio-económico y cultural.

Se trata de avanzar desde la toma de decisiones y ejecución de proyectos bajo una óptica unidisciplinar o multidisciplinar, sin apenas integración con la planificación y políticas sectoriales o con mandatos de Directivas Europeas de aplicación a un mismo territorio, y con muy escasa comunicación y participación pública, hacia un planteamiento de políticas mucho más abierto y transdisciplinar.

Con este nuevo enfoque se trata de promover que las diferentes intervenciones que afectan a los ríos (ej. planes de regadío, asignación de recursos hídricos, planes urbanos, defensa frente a inundaciones, desarrollo rural, desarrollo turístico, planes piscícolas, control de especies invasoras, etc.) se realicen teniendo en cuenta sus repercusiones ecológicas, económicas y sociales en su sentido más amplio, referido a los criterios actualizados de ecología fluvial y economía ambiental. Y que dichas intervenciones respondan a los valores, a la filosofía y a la ética de la sociedad actual que va cambiando en el contexto de nuevos escenarios de escasez de “capital natural” ambiental y, particularmente en Andalucía, de escasez de capital natural fluvial.

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Información y Participación para la formulación de Objetivos y resolución de conflictos

La participación pública, y especialmente la implicación de los agentes sociales afectados o interesados en la problemática, gestión y restauración de los ríos, debe ser una constante en la definición de políticas y toma de decisiones de la administración del agua en Andalucía, contando con la fuerte repercusión que dichas políticas y decisiones puede tener en términos económicos y sociales.

Es evidente que las actuaciones de restauración de los ríos representan conflictos con el uso de sus recursos naturales (ver figura 11), y especialmente en Andalucía van a suponer un fuerte conflicto con el uso tradicional del agua para regadío. Por ello resulta necesario desde su inicio contar con programas eficaces de información y de participación para la valoración de alternativas, contando con las repercusiones ecológicas y socio-económicas de cada una de ellas y tomando decisiones técnicas y políticas a través de procesos de concertación, manteniendo una gran transparencia en su diseño (Reichert et al., 2007).

Figura 11.- Objetivos múltiples de la restauración o rehabilitación de un tramo de río, y relación mutua entre medidas necesarias para mejorar las condiciones ecológicas y repercusiones económicas y sociales. (Modificado de Reichert et al., 2007).

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El proceso de participación requiere un proceso previo de “formación” de las personas en las materias sobre las que se pretende participar, y otro posterior de “información” sobre lo que se pretende llevar a cabo. El primero de ellos, relativo al aprendizaje social y a la sensibilización de las poblaciones en materia de ríos, impactos ambientales de las diferentes asignaciones de los recursos hídricos, costes y beneficios ambientales de las políticas actuales del agua en Andalucía, etc., es fundamental para llevar a cabo la participación pública requerida, la cual debe contar con un público bien formado e informado, con libertad intelectual para opinar y expresar sus preferencias y propuestas, y con capacidad democrática para evaluar las preferencias y propuestas de los restantes participantes, resolver conflictos de intereses y llegar a acuerdos.

Con la participación pública y de los agentes implicados se pueden proponer objetivos de gestión y de restauración más realista y de mayor probabilidad de logro, así como diseñar medidas y procedimientos de ejecución de los proyectos en base a decisiones multicriterio que den mayor satisfacción a un número mayor de personas e intereses, contando con la aceptación y el apoyo social.

Esta participación tiene varios niveles, desde la más elemental de “recibir información sobre lo que se hace” a la más activa de “colaborar en las propuestas de lo que se hace” (ver figura 12). Sin duda, la participación contribuye a la transparencia y optimización en la asignación de recursos económicos y toma de decisiones por parte de las administraciones públicas, pero no debe suplantar en ningún caso el trabajo técnico y de ingeniería de proyectos llevado a cabo por los expertos en las respectivas disciplinas, siendo ellos, y a través de equipos multidisciplinares, los que deben de desarrollar e implementar las medidas acordadas en los procesos de concertación.

Figura 12.- Escalera de participación pública propuesta por Van Ast & Boot (2003). En el caso de los proyectos de restauración de ríos resulta evidente que cuanto mayor sea el nivel de participación alcanzado y mayor sea el grado de interacción entre los grupos sociales y la administración, mayor va a ser la garantía de transparencia y de optimización de recursos.

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5. PRINCIPALES PROBLEMAS DE LOS RÍOS EN ANDALUCÍA: RETOS PARA LA APLICACIÓN DE LA ESTRATEGIA DE RESTAURACIÓN

Andalucía presenta una red fluvial muy diversa, respondiendo a condiciones geográficas muy diferentes que existen dentro del extenso territorio que abarca, incluyendo varias regiones biogeográficas en una superficie de 87.268 km2.

La problemática ambiental de los ríos andaluces es también muy diversa, respondiendo a las presiones e impactos dominantes de cada región, los cuales guardan en la mayoría de los casos una estrecha relación con las condiciones geográficas y geológicas del entorno, determinando su vocación dominante agrícola, industrial, urbana o forestal.

Con el fin de tener un diagnóstico pormenorizado de los problemas que afectan a los ríos en Andalucía, dentro de los cometidos correspondientes al diseño de la Estrategia Andaluza de restauración se organizaron unos grupos de trabajo por regiones, cuyos coordinadores han elaborado sendos informes acerca de los principales problemas que afectan al estado ecológico de los respectivos tramos fluviales.

De dichos informes (Figueroa, 2009; Fernández Delgado, 2009; Toja, 2009; Matarán, 2010; Castro y López Carrique, 2010) se pueden extraer las siguientes conclusiones:

1º.- La sobreexplotación de los recursos hídricos supone la mayor afección a los ríos de Andalucía. En la mayoría de los casos, dicha sobreexplotación parte de una intensa regulación de los caudales para la agricultura, la cual determina un régimen actual de desembalses muy alejado de las pautas de los regímenes ambientales (figura 13), y graves alteraciones del hábitat determinando el deterioro de las comunidades biológicas (ej. ríos Guadalquivir, Genil, Guadalete, etc.). En otros casos, dicha sobreexplotación se realiza sobre aguas subterráneas, llegando en numerosas ocasiones a la desecación de los cauces naturales y al agotamiento de los acuíferos (ej. Guadalfeo, tramos bajos de los ríos de Almería).

2º.- Una segunda grave afección a los ríos de Andalucía procede de las alteraciones de su morfología en los tramos urbanos o periurbanos, que se han visto intensificadas en los últimos años con motivo de numerosos desarrollos urbanísticos y un aumento de infraestructuras de transporte en que no se ha respetado el espacio fluvial.

3º.- Tanto la presión agrícola y su intensificación en aporte de fertilizantes y pesticidas, como la presión urbana aumentando de forma muy significativa el porcentaje de territorio sellado en Andalucía y el aporte de vertidos, suponen un constante aumento de la demanda de recursos hídricos a la vez que una constante y creciente fuente de eutrofización y contaminación de las aguas. La escasez de caudales circulantes, así como su falta de calidad y la presencia de barreras ligadas a la derivación de agua para regadío, constituyen las principales causas de desaparición o degradación de las comunidades piscícolas.

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Figura 13.- Caudales medios diarios del río Guadalquivir en los periodos de años 1942-1970, 1971-1981 (construcción del embalse de Iznajar en el río Genil y puesta en funcionamiento en 1970) y 1982-1994 (construcción del embalse de Negratín en el río Guadiana Menor y puesta en funcionamiento en 1982).

4º.- El olivar supone un cultivo monoespecífico que afecta a una superficie muy extensa de Andalucía, teniendo un marcado carácter cultural y social. En la actualidad está originando graves problemas a los ríos por su transformación en regadío con una creciente demanda de agua, su cultivo en pendiente sobre suelos muy erosionables (figura 14), con tasas de pérdidas de suelo que pueden superar las 44 T/ha, año (Gómez y Giráldez, 2009), originando una llegada masiva de sedimentos a los cauces fluviales y la eutrofización y contaminación de las aguas por fertilizantes y pesticidas.

5º.- El modelo de desarrollo vigente, amparándose en la urbanización del territorio, especialmente del litoral, y en el crecimiento del regadío, con un constante aumento de la demanda de agua, suponen una presión permanente sobre los ríos, y una fuente de amenazas de deterioros adicionales por nuevas infraestructuras de regulación. Asimismo, el abandono de los paisajes agrarios con cultivos de secano tradicionales, junto al envejecimiento de la población de las área rurales más alejadas de los principales ejes de transporte (ej. tramos altos de los ríos de Granada y Almería), determina la pérdida de numerosos aspectos del patrimonio cultural andaluz enraizados en un uso más racional y sostenible de los recursos hídricos.

0

100

200

300

400

500

600

700

1 17 33 49 65 81 97 113

129

145

161

177

193

209

225

241

257

273

289

305

321

337

353

m3/

s

Número de días desde el 1 de Octubre

Guadalquivir en Alcalá del Río

42-70

71-81

82-94

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Figura 14.- Cultivo del olivar ocupando la totalidad del paisaje en las cercanías de Úbeda, y detalle de la formación de cárcavas en su interior, con una elevada emisión de sedimentos a los cauces.

En los informes citados, a la vez que los problemas que afectan a los ríos de Andalucía asociados a presiones e impactos, se apuntan otros aspectos de carácter administrativo y social que también contribuyen a su deterioro ambiental, como pueden ser la falta de coordinación entre las políticas sectoriales y sus respectivas normativas y planeamientos, la escasa colaboración institucional, la reducida percepción social de la problemática hidro-morfológica de los ríos, la disparidad de interpretaciones sobre los objetivos y medidas para la restauración fluvial, la falta de transparencia en la gestión

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del agua, la falta de información básica sobre el estado de los ríos, los caudales circulantes, la calidad de las aguas, etc.

Como medidas de gestión para su inclusión en la Estrategia Andaluza de restauración, en los Informes antes citados se destacan como más significativas las siguientes:

1.- Incorporación de los principios de restauración de los ríos en la ordenación del territorio, e integración de las políticas sectoriales de agricultura, urbanismo, recreo, turismo, gestión del agua, etc. en la planificación integrada de las cuencas vertientes, todo ello fomentado desde la coordinación administrativa e institucional.

Se trata de gestionar el “territorio” como un elemento único en el que el hombre desarrolla sus actividades económicas y encuentra su bienestar social, y donde los diferentes sistemas naturales, ofreciendo los recursos y servicios ambientales necesarios para dicho desarrollo y bienestar están relacionados entre sí, y las decisiones sobre alguno de ellos afecta necesariamente a los restantes.

2.- Incentivos a un uso más sostenible y racional de los recursos hídricos, desde una política de restauración ecológica del territorio en la que se priorice la conservación del patrimonio natural y cultural asociado a los ríos de la región andaluza

3.- Aumento de la vigilancia ambiental de los ríos, evitando deterioros adicionales por nuevas infraestructuras o intervenciones en los cauces, o el vertido de efluentes sin la calidad de agua apropiada, así como mejora del funcionamiento de las depuradoras, incorporando tratamientos secundarios y terciarios en las de mayor población, incentivos a la instalación de redes separativas de aguas pluviales en tramos urbanos, construcción de tanques de tormenta, filtros verdes, etc.

4.- Aplicación y obligación a cumplir con mayor rigor las legislaciones vigentes, dando agilidad a los expedientes e imponiendo las sanciones correspondientes.

5.- Fomento a la participación ciudadana y a las tareas de información y concertación con los agentes sociales interesados, manteniendo mayor transparencia en la valoración de costes y beneficios de los proyectos abordados.

Además de la información aportada por los Informes citados, es muy extensa la documentación que existe hoy día sobre las presiones e impactos más significativos de los ríos de Andalucía, procedente de los documentos relativos a los nuevos planes hidrológicos, incluyendo los documentos de Esquemas de Temas Importantes. En todos ellos nuevamente se mencionan como de mayor repercusión en los ríos la contaminación de las aguas por fuentes puntuales y difusas, la extracción de agua, la regulación de los caudales y la alteración morfológica de los cauces, derivados en su caso de la agricultura, la industria y la urbanización.

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Dichas presiones e impactos son muy similares a las del resto del territorio español, si bien en los ríos andaluces se acrecienta la presión sobre los recursos hídricos, debida en primer lugar al regadío extendido por las vegas de los principales ríos, con especial relevancia en el eje del Guadalquivir, y debida en segundo término al desarrollo urbanístico, afectando en este caso con mayor intensidad a los tramos bajos de las cuencas mediterráneas y atlánticas y a sus zonas costeras.

Esta fuerte presión sobre los recursos hídricos, motivando una intensa regulación de los caudales y la sobreexplotación de las aguas subterráneas, constituye el principal reto para la mejora ambiental de los ríos de Andalucía, introduciendo una gran incertidumbre en el establecimiento de objetivos y logros a alcanzar con las medidas de restauración, y una gran complejidad a la hora de integrar los beneficios ecológicos con los económicos y sociales, valorando su repercusión a corto, medio y largo plazo.

Refiriéndonos a la demarcación del Guadalquivir (ver Tabla 3), la capacidad total de almacenamiento de agua en los embalses existentes supera al volumen de la aportación natural, siendo la capacidad de regulación media para toda la cuenca superior al 100 %. La agricultura supone el 87 % de la demanda total de agua en esta cuenca, representando el principal uso de la mayor parte de los embalses construidos.

Tabla 3.- Aportaciones naturales, capacidad de embalses y demandas de agua en la demarcación hidrográfica del Guadalquivir (Fuente: Propuesta de Planificación hidrológica, Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, 2011).

Aportnatur

Hm3/

año

Coef. Escor.

Capacidad de Almacenamiento

en embalses

Demandas de agua Hm3

(% del Total)

Demanda Total/Apo

rtación natural

%

Demanda Agricult. / Aportación

natural

%

Demanda Agricult. / volumen

embalse % Hm3 %

Escorrentía natural

Urban Agrícol Industrial

Otras Total

8601 0,23 8867 103,09 444

(11%)

3490

(87 %)

83

(2%)

0 4017

46,70 40,58 39,36

Ello pone en evidencia, una vez más, la necesidad de integrar la restauración de los ríos en las políticas de agricultura, urbanismo, ordenación del territorio y desarrollo rural, atendiendo a los objetivos de prevención de deterioros adicionales y de mejora del estado ecológico de todas las masas de agua. Al mismo tiempo, la Tabla 3 también resalta la dificultad de alcanzar los objetivos ambientales acordados con la Directiva Marco del Agua, ante una fuerte resistencia social y política a la redistribución del agua y a la consideración del propio río como un legítimo usuario de sus propios recursos hídricos, tal y como proponen Naiman et al. (2002).

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6. PROPUESTA DE LÍNEAS DE ACTUACIÓN Y MEDIDAS PRIORITARIAS DE LA ESTRATEGIA DE RESTAURACIÓN DE RÍOS DE ANDALUCÍA

La Estrategia de restauración de aplicación a los ríos de Andalucía se estructura en torno a una serie de líneas de actuación, cada una de ellas con objetivos específicos distintos y complementarios, que en su conjunto dan sentido al contenido y finalidad anteriormente expuestos.

Las líneas de actuación propuestas se refieren a (1) la protección y conservación de los tramos de mayor interés, (2) la prevención de deterioros adicionales, (3) la eliminación o mitigación de impactos, (4) la restauración y rehabilitación de tramos fluviales, y (5) la integración de políticas sobre el territorio. De forma simultánea se proponen las líneas de actuación relativas a (6) la formación de los técnicos y gestores de los ríos en Andalucía, (7) la información y fomento a la participación pública y (8) la investigación e innovación en el análisis y gestión de los sistemas fluviales y recursos hídricos.

Teniendo en cuenta la problemática de los ríos y los condicionantes para su restauración descritos en el capítulo anterior, a continuación se formulan una serie de líneas prioritarias y se proponen una serie de actuaciones en torno a cada una de ellas.

Estas propuestas no están formuladas como una tormenta de ideas de lo que “se podría hacer”, sino como una realidad de lo que “se debería hacer”, como tareas necesarias de abordar para mejorar el estado ecológico de los ríos de Andalucía cumpliendo los requerimientos de la Directiva Marco del Agua.

1º.- Protección y Conservación de los tramos de mayor interés: Corredores fluviales mejor conservados y masas de agua destinadas a “agua potable”

La protección y conservación de los tramos fluviales en mejor estado ecológico deben ser tareas prioritarias para la Estrategia de restauración fluvial, considerando su interés como zonas de referencia y de reclutamiento de especies, así como tramos donde la integridad de los servicios ambientales se mantiene en mejores condiciones.

Junto estos tramos mejor conservados deben incluirse las masas destinadas a “agua potable”, cuya protección y restauración para disminuir el nivel de tratamiento de purificación es un requisito específico de la Directiva Marco del Agua (artículo 7).

En este sentido es necesario resaltar que las medidas de protección y de conservación deben afectar no solamente a los cauces y riberas sino también a sus respectivas cuencas vertientes, incluyendo los factores o actividades humanas que han hecho posible su conservación hasta el día de hoy.

Dentro de esta línea de actuación se pueden considerar las siguientes medidas prioritarias:

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1. Identificación de los tramos fluviales mejor conservados de Andalucía atendiendo a los indicadores de calidad de la Directiva Marco del Agua, logrando una representatividad completa de las tipologías de la red fluvial de Andalucía

2. Creación de un catálogo de “reservas de dominio público hidráulico”, como fuente de biodiversidad

y centros de reclutamiento de especies, y de referencia de condiciones hidro-morfológicas

3. Planes de protección y conservación de tramos catalogados 4. Programas de seguimiento y vigilancia de tramos catalogados 5. Creación de figuras de protección específicas para tramos fluviales incluyendo su cuenca vertiente. 6. Restauración ecológica de áreas vertientes a masas de agua potable 7. Restauración de tramos fluviales en espacios protegidos

8. Coordinación y colaboración institucional en la planificación y gestión de tramos protegidos o

catalogados (línea de actuación 5ª).

9. Cursos y seminarios de formación de técnicos en materia de conservación y protección de ecosistemas fluviales (línea de actuación 6ª).

10. Actividades de información y de participación pública en todas las medidas anteriores (ver línea de

actuación 7ª)

11. Proyectos de investigación relativos a los tramos fluviales en mejor estado ecológico (ej. Estado de las comunidades, mecanismos de regeneración, valoración de servicios ambientales, etc.) (ver línea de actuación 8ª)

2º.- Prevención de deterioros adicionales de los ríos: Planificación y gestión de zonas inundables

La Estrategia de restauración de ríos de Andalucía debe incluir desde su inicio tareas y medidas de prevención de nuevos impactos en los ríos. Este objetivo constituye una de las principales finalidades de la Directiva Marco del Agua y debe referirse tanto al “estado químico” de las aguas, tratando de reducir las concentraciones de sustancias consideradas peligrosas o prioritarias en su erradicación, siendo en Andalucía de carácter urgente el control de pesticidas, como al “estado ecológico” de los ecosistemas, valorado a través de indicadores de calidad físico-química (concentraciones de nutrientes, sólidos en suspensión, oxígeno disuelto, etc.) y de calidad hidro-morfológica (régimen de caudales, morfología fluvial, condiciones riparias, etc.). Con dichas medidas se deben evitar tanto adicionales procesos de eutrofización y contaminación de las aguas, como la ejecución de nuevas infraestructuras de regulación, nuevas propuestas de canalizaciones, dragados, ocupaciones de márgenes, etc.

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Uno de los mayores impactos de los ríos de Andalucía determinando su deterioro morfológico son las canalizaciones y limpiezas de cauce por dragado, que se han visto reforzadas en los dos últimos años como consecuencia de las copiosas precipitaciones y desbordamientos de las crecidas, especialmente en tramos urbanos y periurbanos. En este sentido, y para evitar dichas alteraciones morfológicas, se proponen las siguientes medidas:

a) Mejora de sistemas de predicción y de alerta hidrológica de crecidas

b) Confección y publicación de cartografías de zonas inundables para toda la red hidrográfica de Andalucía

c) Normativas y restricciones para el aprovechamiento u ocupación de zonas inundables

d) Vigilancia ambiental de los ríos evitando asentamientos y cualquier intervención que afecte al funcionamiento hidrológico de zonas inundables

e) Medidas de compensación por daños directos originados por las crecidas en predios particulares, con las que se eviten intervenciones de canalizaciones o dragados en el dominio público hidráulico

f) Restricciones a nuevas canalizaciones, dragados, entubamientos o trabajos de alteración morfológica de los ríos o arroyos de toda la red hidrográfica de Andalucía

g) Coordinación y colaboración institucional en nuevos planes urbanos o de ordenación del territorio, y en la ordenación de usos de las llanuras de inundación ( línea de actuación 5ª).

h) Actividades de información y de participación pública en todas las medidas anteriores (ver línea de actuación 7ª)

3º.- Eliminación o mitigación de impactos: Reducción gradual de la presión y demanda sobre los recursos hídricos de los ríos

Además de evitar nuevos impactos, las actuaciones de la Estrategia de restauración de ríos deberán fomentar la eliminación o mitigación de los impactos existentes, así como la reducción de las presiones sobre los ecosistemas fluviales, especialmente sobre los recursos hídricos.

Para el caso de Andalucía, no cabe duda de que la mayor presión sobre los recursos hídricos se debe a la agricultura de regadío, que afecta prácticamente a todas las cuencas andaluzas y determina la regulación de los caudales de los ríos desde su cabecera. En segundo lugar hay que mencionar como presión también muy significativa en los ríos de Andalucía la urbanización, especialmente en los tramos medios y bajos de las cuencas costeras, con fuertes impactos en este caso no solo en la cantidad de los caudales circulantes sino en la calidad de las aguas y en la integridad del espacio fluvial.

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Para lograr la reducción de dichas presiones es necesario abordar medidas de gestión a través de las cuales se puedan conseguir resultados positivos tanto a corto plazo (ej. revisión de concesiones y derechos, subvenciones al ahorro y a cambios de cultivo, incremento de la eficiencia en las redes de distribución, vigilancia ambiental, etc.), como a medio y largo plazo, poniendo en marcha planes de desarrollo rural más sostenibles, con fomento y subvenciones a la agricultura ecológica, nuevas líneas productivas, innovación en el uso más eficiente del agua y en su reutilización, fomento de pavimentos filtrables en áreas urbanas, reutilización de efluentes depurados, etc.

Considerando la agricultura de regadío la mayores presión sobre los recursos hídricos de los ríos de Andalucía, se consideran prioritarias las siguientes medidas de actuación:

a) Revisión de concesiones y derechos sobre el agua, ajuste de cánones y aumento del control en la distribución y utilización de los recursos hídricos

b) Aumento del personal encargado de la vigilancia ambiental de ríos y aumento de las estaciones

de control de los caudales circulantes

c) Fomento y subvenciones a iniciativas de prácticas agrícolas tradicionales, agricultura ecológica y cambios de cultivo con menor demanda hídrica

d) Proyectos de innovación para el uso más eficiente del agua. Mejora de redes de distribución. Modernización de regadíos. Reutilización de las aguas.

e) Coordinación y colaboración institucional en la gestión de la demanda de agua para regadío (línea de actuación 5ª).

f) Actividades de información y participación pública en todas las medidas anteriores (ver línea de actuación 7ª)

4º.- Restauración o rehabilitación de ecosistemas fluviales: Mejora del régimen de caudales y recuperación gradual de las comunidades biológicas

Con este objetivo se pretende un fin último de la Estrategia de restauración de ríos de Andalucía, como es el de lograr la recuperación de las comunidades biológicas nativas a través de la mejora del estado ecológico de los ríos. Para ello será necesario mejorar la cantidad de agua circulante (implementar regímenes de caudales ambientales en todos los ríos regulados), mejorar su calidad (controlar la llegada a los cauces de sedimentos y nutrientes procedentes de las laderas vertientes, y la incorporación de vertidos de aguas no depuradas), aumentar la continuidad de los flujos y la conectividad de los hábitat, facilitando al mismo tiempo la movilidad del cauce y el incremento del espacio fluvial.

En esta ocasión se propone un enfoque de “restauración pasiva”, centrando los esfuerzos e inversiones en disminución de presiones e impactos para la recuperación de los procesos fluviales, a través de la disponibilidad de espacio fluvial y la disminución

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de restricciones dentro de dicho espacio, y dejando que sea el propio río a través de dichos procesos, y en el tiempo apropiado, el que recupere gradualmente su estructura y equilibrio dinámico, y su resiliencia incluyendo mecanismos propios de regeneración natural.

Como medidas prioritarias en torno a esta línea de actuación de la Estrategia de restauración de los ríos se proponen las siguientes:

a) Adquisición de terrenos inundables privados

b) Retirada o desplazamiento de motas para la ampliación del área inundable y de disipación de la energía de crecidas, incrementando la conectividad lateral del sistema fluvial

c) Retirada de edificaciones en zonas inundables

d) Análisis de los caudales circulantes en los tramos regulados y propuesta de regímenes

ambientales

e) Desarrollo de procesos de concertación y planes de gestión adaptativa de los recursos hídricos para el establecimiento de regímenes ambientales de caudales en cada uno de los tramos regulados

f) Programas de seguimiento de caudales ambientales y de control de sus efectos en la fauna piscícola y en la vegetación de riberas

g) Retirada de obstáculos transversales y recuperación de la continuidad longitudinal del río

(organismos, caudales, sedimentos)

h) Restauración de barrancos y vaguadas como vías preferentes de entrada puntual de sedimentos a los cauces

i) Creación de bandas filtro de vegetación para disminuir la incorporación de sedimentos finos a

los cauces

j) Eliminación de las especies no nativas de las riberas. Limpieza selectiva del cañaveral

k) Rehabilitación de tramos urbanos o con elevado potencial de regeneración

l) Coordinación y colaboración institucional en materias de restauración y rehabilitación de cauces fluviales (línea de actuación 5ª).

m) Actuaciones de formación de los técnicos en materia de restauración y rehabilitación de ecosistemas fluviales (línea de actuación 6ª).

n) Actividades de información y de participación pública en todas las medidas anteriores (ver línea de actuación 7ª)

o) Proyectos de investigación relativos a los tramos fluviales restaurados o rehabilitados (ej. Análisis de trayectorias de restauración y de recuperación natural, variabilidad de condiciones hidro-morfológicas a diferentes escalas espaciales, respuesta de las comunidades piscícolas al régimen de caudales ambientales, evolución de la morfología fluvial posterior a la intervención, etc. )(ver línea de actuación 8ª)

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p) Proyectos de investigación de seguimiento y de control de especies invasoras (línea de actuación

8º)

5º.- Integración de políticas sobre el territorio: Incorporación de la restauración de los ríos en los planes sectoriales de intervención y desarrollo

La Directiva Marco del Agua hace patente la necesidad de coordinar la planificación hidrológica con las restantes políticas que tienen repercusión sobre el territorio de las cuencas vertientes, tanto en sus aspectos físicos como socio-económicos.

Con la Estrategia de restauración de restauración de ríos de Andalucía se pretende de forma explícita:

i. integrar los criterios y objetivos de la restauración de los ríos en las políticas agrarias, coordinando las subvenciones y el establecimiento de criterios para la eco-condicionalidad;

ii. colaborar con los agentes territoriales aportando criterios hidrológicos y de ecología del paisaje para el diseño y trazado de nuevas vías de infraestructura, desarrollo de nuevos planes urbanísticos, turísticos o de desarrollo rural;

iii. integrar la restauración de los ríos en la gestión de espacios protegidos y en la protección y conservación del Patrimonio Cultural de Andalucía;

iv. incorporar en todas estas actividades relacionadas con la gestión de los ríos nuevos enfoques de participación pública, y tareas de formación y de educación ambiental, etc., teniendo estas últimas un gran interés para la mejora de los ríos a medio y largo plazo.

De forma más concreta, la administración encargada de la gestión de los ríos incluyendo las medidas de restauración, debe mantener permanente colaboración y coordinación con otras instituciones encargadas de las políticas agraria, urbana, de infraestructuras de transporte y de desarrollo rural, debiendo colaborar activamente e intervenir en las siguientes actividades:

a) Redacción de Planes de ordenación de usos del suelo en zonas inundables

b) Fomento a las prácticas de conservación de suelos en cultivos agrícolas

c) Creación de estructuras vegetales (setos verdes, linderos, cultivos mixtos, etc.) para la retención de sedimentos finos dentro de los campos agrícolas

d) Establecimiento de tasas y subvenciones a las prácticas agrícolas y cambios de cultivo bajo criterios de eco-condicionalidad

e) Redacción de planes urbanísticos y planes de ordenación territorial

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f) Establecimiento de normativas para la construcción de puentes de carreteras, caminos, ferrocarriles, etc. o para el trazado de otras infraestructuras en las proximidades de los cursos fluviales

g) Redacción de planes de ordenación de espacios protegidos

h) Desarrollo de proyectos de turismo rural

i) Recopilación e información pública simplificada del conjunto de normativas y subvenciones a las buenas prácticas en áreas inundables o que afecten a los sistemas fluviales, así como de los trámites a seguir para su obtención

6º.- Formación de los técnicos y gestores de la administración andaluza en la Ciencia Integrada de Ríos

Dentro de esta línea de actuación de la Estrategia de restauración se propone realizar cursos y seminarios que faciliten la formación y reciclaje de los técnicos y gestores de los ríos de la administración andaluza, así como de los técnicos y consultores que contribuyen con ella en la redacción de proyectos e informes. Como complemento a dichos cursos y seminarios, también se propone la organización de Jornadas, Grupos de Trabajo, Congresos, etc., que faciliten el ámbito del debate y consenso en torno a las propuestas de restauración de los ríos andaluces, propiciando la participación de toda la comunidad científica, y de otros agentes sociales interesados.

También dentro de esta línea de actuación, y con objetivos de formación y de participación, se propone la publicación de trabajos y documentos con base científica y de divulgación, que contribuyan a la trasmisión de conocimientos y al aprendizaje social.

Esta línea de actuación debe integrarse de forma transversal en todas las restantes líneas de actuación propuestas, e incentivarse de forma continuada a través de:

a) Organización de cursos y seminarios específicos sobre la conservación, restauración y rehabilitación de los sistemas fluviales, y sobre sus repercusiones económicas y sociales

b) Fomento al intercambio de técnicos de otras regiones y países europeos

c) Asistencia a reuniones y congresos nacionales e internacionales

d) Participación en proyectos de investigación nacionales y europeos con la comunidad científica

e) Colaboración en la redacción de planes de estudio y programas universitarios

f) Colaboración en los trabajos de educación ambiental de enseñanza primaria y secundaria

g) Participación en programas y entrevistas de los medios de comunicación

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7º.- Información y Participación pública

Otra línea de actuación de gran interés dentro de la Estrategia de restauración de ríos, de carácter transversal, debe ser la de facilitar la información de todas las actividades realizadas, mediante la creación de una página web específica de la Estrategia, debidamente actualizada y de fácil acceso, con enlaces que faciliten la documentación en torno a los ríos generada por la administración pública.

Relacionada con esta actividad de “información” debe fomentarse la implicación del público en todos los procesos de toma de decisiones de proyectos de restauración, para lo cual será necesario contar con un equipo de expertos en temas de participación, encargados de organizar los respectivos grupos y sesiones de trabajo con los agentes sociales implicados en cada proyecto.

Agrupadas en torno a esta línea de actuación se proponen las siguientes medidas prioritarias:

a) Creación de un equipo específico de información pública sobre todas las actividades de la Estrategia Andaluza de restauración de los ríos, con los siguientes cometidos:

- Diseño y actualización continua de la página web específica de la Estrategia

Andaluza de restauración - Información pública sobre los diferentes aspectos de la gestión de los ríos en

Andalucía (datos de caudales, calidad de aguas, zonas inundables, planes de conservación y protección de ríos, proyectos de restauración, etc.)

- Programas de información y de educación ambiental para la prevención de daños por crecidas e inundaciones

- Programas de información y de educación ambiental sobre los servicios ambientales y su valoración

- Publicaciones divulgativas y de carácter científico-técnico sobre la restauración de los rios

b) Creación de un equipo específico de participación pública, encargado de organizar los procesos de participación de cada proyecto de restauración, con las siguientes tareas:

- Organización de foros y metodologías de participación de cada uno de los proyectos propuestos de restauración de ríos

- Elaboración de informes periódicas sobre los procesos participativos - Fomento a la creación de plataformas ciudadanas para la propuesta de proyectos de

restauración - Organización y coordinación de las actuaciones de voluntariado en ríos

8º.- Documentación, Investigación e Innovación

Por último, resulta necesario considerar una línea de actuación de la Estrategia de restauración en torno a la generación de datos básicos sobre los ríos de Andalucía y al desarrollo de proyectos de investigación que faciliten la interpretación de sus procesos y su relación con las actividades humanas determinando su estado ecológico, así como la

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puesta en marcha de nuevas tecnologías y prácticas para el uso del agua, su distribución, depuración, el control de especies invasoras, la participación ciudadana, etc.

Los datos relativos a los caudales circulantes por cada tramo, así como su concentración de sólidos en suspensión, se consideran básicos para la correcta gestión de los ríos en Andalucía, donde las mayores afecciones proceden de alteraciones de los caudales y desequilibrios del balance de sedimentos. Por ello se destaca como línea de trabajo prioritaria la instalación de nuevas estaciones de aforos aumentando su densidad actual, en la medida de lo posible sobre secciones naturales para el seguimiento de su evolución morfológica, y la instalación de puntos de medición de sólidos en suspensión y carga de sedimentos de fondo, junto a la de las restantes variables físico-químicas del agua.

Siguiendo estas consideraciones, como medidas de actuación más urgentes se mencionan las siguientes:

a) Ampliación de la red de aforos e información relativa a las crecidas extraordinarias

b) Ampliación de la red de estaciones de medición de sólidos en suspensión en las aguas

c) Instalación de estaciones de medición del caudal sólido (carga de fondo) de los ríos

d) Programas de seguimiento de efectos de sólidos en suspensión en la morfología y dinámica de los cauces

e) Estudio de la evolución histórica de la morfología de los ríos y su relación con la regulación de los caudales, el aporte de sedimentos, los cambios de uso del suelo en sus cuencas vertientes, etc. de las últimas décadas.

f) Publicación de códigos de buenas prácticas agrícolas para la conservación de los cursos fluviales

g) Publicación de códigos de buenas prácticas para la edificación en zonas con riesgo hidrológico

h) Metodologías para el análisis coste-beneficio de los usos actuales del agua en Andalucía

i) Proyectos de investigación sobre el valor económico de los servicios ambientales de los ríos en Andalucía

j) Colaboración al desarrollo de proyectos de innovación en técnicas agrícolas del cultivo del olivar y en técnicas industriales del tratamiento de la aceituna

k) Colaboración al desarrollo de proyectos de innovación en técnicas de agricultura ecológica, lucha biológica de plagas, erradicación de plantas invasoras

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7. PRIORIDADES DE ACTUACIÓN

Es indudable que el conjunto de medidas necesarias para el desarrollo de las líneas de actuación propuestas no puede abordarse simultáneamente, y que es necesario establecer prioridades definiendo criterios para decidir la urgencia o el plazo en que convendría abordarse cada una de ellas. En la figura 15 se muestra un esquema de las actuaciones que consideramos indispensables para llevar a buen fin las tareas de restauración o rehabilitación del conjunto de la red fluvial.

Figura 15.- Prioridades propuestas para la aplicación de la Estrategia de restauración de ríos de Andalucía, centradas por una parte en medidas institucionales, con la integración de políticas y coordinación administrativa, y por otra en la mejora de la formación de los técnicos y la mejora de la información sobre el estado de los ríos andaluces. A través de estas medidas iniciales se facilita la conservación de los tramos en mejor estado ecológico, la prevención de nuevos impactos y la puesta en práctica de las medidas oportunas de restauración o de rehabilitación, comenzando por los tramos prioritarios de mayor valor ecológico o interés social, incluyendo como primera etapa la mejora del régimen de caudales de ríos regulados.

A nivel administrativo, únicamente a través de la integración de las políticas que actúan sobre el mismo territorio, fomentada desde la coordinación y colaboración institucional, va a ser posible disminuir las presiones e impactos que existen hoy día sobre los ríos andaluces, con especial aplicación a la presión sobre los recursos hídricos.

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A nivel más concreto, relativo a las actuaciones sobre los ríos, en teoría, las actuaciones más prioritarias serían las relativas por una parte a la conservación de los tramos mejor conservados y por otra a la prevención de deterioros adicionales, no siendo ello posible sin abordar previamente la mejora de la formación de los técnicos y gestores en los avances de la ciencia integrada de ríos, y el incremento de información disponible sobre el estado ecológico de los distintos tramos fluviales, haciendo especial hincapié en la ampliación y mejora de la red de aforos.

Sin dicha formación y reciclaje en el nuevo enfoque de la gestión integrada de los ríos, y sin la información precisa de cuánta agua está pasando por cada tramo de río, y con qué calidad ecológica, no va a ser posible llevar a cabo la conservación y prevención de deterioros adicionales, ni de poner en práctica muchas de las ideas y conceptos que ofrece la investigación científica para la recuperación del estado ecológico de los sistemas fluviales; asimismo, sin esta mejora del conocimiento acerca de cómo están funcionando los ríos andaluces, y de cómo deberían funcionar, no va a ser posible exigir mayor calidad a los proyectos de restauración o rehabilitación elaborados por los equipos de consultoría técnica, o llevar a cabo procesos de participación pública y de toma de decisiones compartida en base a análisis coste-beneficio adecuados.

Las actuaciones de restauración o de rehabilitación, que en principio van a corresponder a tramos alterados, se deben abordar con posterioridad a estas otras medidas apuntadas, al requerir disponer de ideas claras de “lo que hay que hacer”, emanadas de un bagaje más completo de conocimiento, y de “cómo hay que hacer”, avaladas por la implicación y participación pública. En una primera fase se propone abordar la restauración o rehabilitación de los tramos con menor nivel de deterioro o con mayor repercusión ecológica, económica y social (proyectos piloto o de “demostración), y en una segunda fase o etapa posterior de desarrollo de la Estrategia de restauración, su extensión a los tramos de mayor dificultad o que entrañan mayores esfuerzos e inversiones para su restauración ecológica.

Con las líneas y medidas de actuación propuestas dentro de la Estrategia de restauración de los ríos andaluces se espera alcanzar la mejora de las condiciones hidro-morfológicas de los ríos, y por consiguiente la mejora del hábitat fluvial y la progresiva recuperación de sus comunidades biológicas. En esta ocasión no se han considerado actuaciones para la mejora del estado químico de las masas de agua (disminución de las sustancias prioritarias) o para la mejora de los indicadores físico-químicos de los caudales circulantes (control de vertidos y depuración de aguas residuales), que indudablemente se consideran fundamentales y prioritarios para alcanzar la mejora de las comunidades biológicas, y que la Junta de Andalucía debe abordar consecuentemente a través de Programas específicos.

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8. SEGUIMIENTO Y EVALUACIÓN DE RESULTADOS

Para garantizar la eficacia de las actuaciones propuestas y verificar el cumplimiento de los objetivos establecidos con la Estrategia de restauración, es necesario llevar a cabo el seguimiento de los resultados alcanzados a corto, medio y largo plazo.

El logro de las actuaciones de restauración debe valorarse a medio y largo plazo, en términos ecológicos, económicos y sociales (Reichert et al., 2007; Woolsey et al., 2007). El éxito de lo conseguido será tanto mayor cuanto mayor sea el incremento de resiliencia del sistema fluvial (capacidad para su auto-recuperación ante perturbaciones naturales o antrópicas), disminuyendo los costes de mantenimiento (Palmer et al. 2005), y cuanto mayor sea la mejora de los servicios ambientales repercutiendo en una mayor garantía del uso continuado de los recursos fluviales, una disminución del riesgo hidrológico y una ganancia en bienestar de la mayoría de personas afectadas (ver figura 11).

Este seguimiento debe afectar no solo a cada uno de los proyectos ejecutados de restauración o rehabilitación, comprobando la progresiva mejora del funcionamiento de los ecosistemas fluviales tras las intervenciones realizadas, sino también a la propia Estrategia de restauración, con el fin de cuantificar su grado de acierto en la propuesta de objetivos realistas, en la selección de metodologías apropiadas y en el diseño de actuaciones y propuestas.

Atendiendo a la triple vertiente de los resultados esperados con la Estrategia de restauración de los ríos de Andalucía en términos ecológicos, económicos y sociales, se han diseñado una serie de indicadores para la evaluación de resultados, tal y como aparece reflejado en la Tabla 4.

Los resultados esperados se refieren de forma particular a la mejora del estado ecológico de los ríos, puesta de manifiesto a través de la mejora de las comunidades biológicas, el aumento de la movilidad fluvial, la resiliencia de los ecosistemas, etc., y de forma general a la mejora de los servicios ambientales de los ríos, manifestada a través del aumento de la garantía de utilización de los recursos hídricos, la disminución del riesgo hidrológico, el aumento del potencial recreativo de los cauces y riberas, el mayor valor de identidad, etc., todo ello unido a una mayor transparencia en la gestión de los ríos, un mayor grado de implicación y participación de los colectivos sociales, una mayor confianza en la administración del agua y una mayor capacidad colectiva para la toma de decisiones compartida en materia de gestión de los ríos y restauración fluvial.

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Tabla 4.- Elementos a evaluar e indicadores o resultados a través de los cuales se puede estimar el cumplimiento de objetivos y la eficacia de la Estrategia Andaluza propuesta de restauración fluvial.

Elementos Indicadores / Resultados a evaluar

Comunidades biológicas: Peces, Macroinvertebrados, Vegetación riparia

Composición y abundancia de las comunidades: - Mayor similitud con comunidades de referencia - Disminución de especies exóticas - Mejora de la distribución en edades de poblaciones piscícolas - Incremento de los mecanismos de regeneración natural - Aumento de la diversidad y dinámica de la vegetación

Componentes hidrológicos y morfológicos

Régimen de caudales en ríos regulados: - Mayor similitud con el regimen natural - Aumento de las fluctuaciones inter e intra-anuales - Reintroducción de crecidas ordinarias y extraordinarias

Morfología y Dinámica fluvial: - Aumento de la sinuosidad del canal fluvial - Aumento de la continuidad y conectividad - Aumento de la movilidad (disminución de la rigidez) de los cauces - Aumento del espacio fluvial - Disminución del sellado de la llanura de inundación

Contexto administrativo - Aumento de la Transdisciplinaridad de los equipos de gestión - Mejora de la formación técnica de los gestores - Aumento de la coordinación y colaboración institucional - Mejora de la transparencia en la gestión

Comunicación y Participación pública

- Mejora de los mecanismos de acceso a la información, a los datos de aforos de los ríos y a los de calidad de las aguas

- Aumento de los mecanismos de comunicación y actualización de páginas web

- Creación de foros y de servicios administrativos de participación pública - Aumento de plataformas ciudadanas enfocadas a la restauración de los

ríos Calidad de los Proyectos de restauración

- Aumento de la participación pública en los proyectos - Aumento de los proyectos fomentados por iniciativas ciudadanas - Calidad de la asistencia técnica de los proyectos - Aumento de proyectos a escala de cuenca vertiente - Mejora de los programas de seguimiento de los proyectos - Frecuencia y calidad de la Evaluación post-proyecto - Aumento de transparencia en el diseño y ejecución de proyectos

Servicios ambientales

Valores y Percepciones sociales

- Agua potable de mayor calidad y seguridad de abastecimiento - Mayor recarga de humedad de suelos y recarga de acuíferos - Mayor calidad del corredor fluvial - Disminución de daños por inundaciones - Incremento del aprendizaje social sobre inundaciones - Aumento de la educación y sensibilidad ambiental - Aumento del Uso público de los ríos - Mayor Presión social para la conservación y restauración fluvial - Aumento de programas de voluntariado en ríos

9. CONSIDERACIONES FINALES

Como síntesis de todo lo anteriormente expuesto, podemos decir que la Estrategia de restauración que se propone en este documento representa un compendio de actividades encaminadas a la mejora progresiva del funcionamiento de los ecosistemas fluviales en Andalucía, estando inspirada en los principios de la nueva Ciencia Integrada de Ríos y

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sustentada por los objetivos y preceptos de las Directivas Europeas y la legislación de aguas vigente en la región andaluza. Con ella se trata de poner en marcha nuevos enfoques para una gestión más integrada de los ríos y sus recursos hídricos, haciendo posible la aplicación de los avances en el conocimiento de cómo funcionan los ecosistemas fluviales y a través de qué mecanismos el hombre altera su dinámica y resiliencia y puede a su vez lograr su recuperación ecológica. Asimismo con esta Estrategia de restauración se intenta avanzar progresivamente hacia una mayor transparencia y transdisciplinaridad en dicha gestión, con apoyo de una mayor participación pública e implicación de los agentes sociales. Para ello se considera esencial la mejora del conocimiento y el incremento del aprendizaje social en materia de ríos, así como la puesta a punto de metodologías para la valoración ambiental de los usos directos e indirectos de los recursos hídricos, la toma de decisiones multicriterio, y el desarrollo de los procesos de concertación y de participación pública. El logro de los objetivos propuestos va a depender en gran medida del apoyo político y social dado a dicha Estrategia, siendo en este sentido fundamental la labor de los técnicos de la administración, aportando información y argumentos de concienciación tanto a los estamentos políticos de mayor rango, quienes deben aportar las bases de la coordinación institucional y los mecanismos de financiación, como a los estamentos sociales de la ciudadanía, quienes deben aportar su colaboración y consenso, manifestando sus preferencias y contribuyendo a una toma de decisiones compartida. La disposición hacia una mayor colaboración e integración de políticas hasta ahora sectoriales sobre el territorio (agraria, urbana, de desarrollo rural, industrial, turístico, de infraestructuras, etc.) es absolutamente fundamental para el logro de los objetivos ambientales propuestos, y de ella va a depender en gran medida el éxito de la Estrategia de restauración de los ríos de Andalucía. En este sentido hay que resaltar que muchas de las medidas propuestas como líneas prioritarias para la restauración de los ríos (ver apartado 6) no suponen la ejecución de grandes inversiones en ejecución de proyectos de ingeniería, sino más bien se refieren a medidas de gestión y de planificación, de coordinación de políticas, de prevención, de control y vigilancia, etc., para las cuales va a ser necesaria la integración de todas las políticas aplicadas a un mismo territorio, y a una misma población. Por último, la conservación y restauración del patrimonio natural y cultural de los paisajes fluviales de Andalucía puede generar nuevos recursos económicos dando satisfacción a nuevas demandas, y ello debe ser un aliciente adicional para la puesta en práctica de esta Estrategia de restauración, la cual debe propiciar formas de desarrollo económico y social más sostenibles y con mayor garantía de poder perdurar en las décadas venideras.

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