ESTUDIO SOBRE EL POLÍTICODE PLATÓN*

Rafael Ballén**

RESUMEN

Este artículo presenta los nueve temas más importantes que contiene eldiálogo Político de Platón: el arte real, la división del trabajo, el mito de lareversión, el justo medio, las formas de gobierno, la relación gobernante-ley, ¿quiénes no pueden ser políticos?, otros temas y la definición de político.A cada una de estas materias se le hace un seguimiento a través de todo eldiálogo. Algunos de estos temas se prestan para confrontar los estudios quePlatón hizo con la realidad política de hoy, comprobándose fácilmente lavigencia de su pensamiento.

PALABRAS CLAVE

Platón, Político, trabajo, arte real, mito, justo medio, formas de gobierno,relación, gobernante y ley.

ABSTRACT

This article offers the nine most importants topics, that has the dialoguePolitician of Plato: the real art, the work’s division, the reversion’s myth, themeasure just, ways to govern, the relationship goverment leader-law, whocan’t be politician?, others topics and the definition of politician. Each onof these topics gets a follow up among the all dialogue. Some of these topicsare present a comparison between Plato’s studies and our politics realitytoday, the validity of his thinking is easily confirmed with this comparison.

KEY WORDS

Plato, Politician, work, real art, myth, measure just, ways to govern,relationship, goverment leader and law.

Fecha de Recepción del artículo: 4 de marzo de 2005

Fecha de Aceptación del artículo: 20 de abril de 2005* Este artículo hace parte de la investigación que adelanto sobre el pensamiento político de Platón, dentro de la línea de investigaciónTeoría política y constitucional, que estudia el grupo Hombre, Sociedad y Estado reconocido por Colciencias.Semillero de investigación: César Pazos, Liliana Sarmiento Santamaría, Diana Navarro, Yuri Barbosa, Sandra Avellaneda, Catherine Ordóñez,Julián Salamanca, Cielo Sabogal, Luisa Fernanda Neira, César Augusto Arce, Jennifer Vanesa Toro y Ronald Molina.** Docente Investigador Universidad Libre Sede Principal. Director Grupo Hombre, Sociedad y Estado. Grupo reconocido y clasificado porCOLCIENCIAS.

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INTRODUCCIÓN

La palabra política, que sirve parareferirse a aquel hombre que echadiscursos en las plazas, en las calles,en las fondas camineras1, en los tea-tros y un poco menos en los salonesde la academia; esta palabra queidentifica a la persona que ante todoslos auditorios congrega o convoca yhace muchas promesas para lograrsu elección; esta palabra que sirvepara nombrar a aquel ciudadano queva a las corporaciones públicas, a lasalcaldías, a las gobernaciones, a losministerios, a las embajadas y a lapresidencia de la República; estapalabra que hoy simboliza el engaño,la mentira, la hipocresía y la corrup-ción; esta palabra que hoy está tandesacreditada, que quienes ejercen laactividad política, para diferenciarsede sus contendientes y rivales se haninventado otra más odiosa y discri-minatoria: la politiquería; esta pala-bra, cuyos signos alfabéticos repre-sentan el oficio que en ciertos escena-rios de la sociedad desacredita yavergüenza, es el tema del diálogoPolítico de Platón.

Pero Platón no utiliza este diálogopara mancillar al político como loconocemos hoy, ni al político queconoció el pensador ateniense, quea decir verdad, las diferencias comopodría suponerse no son abismales.Platón, que padeció esa praxis, quela eludió y fundó su Academia paraenseñar la esencia de la política, noutiliza su pluma en forma de diálo-go para vilipendiar esa praxis, sinopara hacer una apología del verda-dero político: alguien, que para

Platón es el pastor del rebaño huma-no, o con palabras más poéticas yantropológicas, un valiente y a la vezsensato artífice de toda la urdimbrey la trama de la sociedad humana,y el mejor oficiante del Estado.

El Político, a diferencia de la Repú-blica, que contiene una relación yun debate inagotable de temas, esmás breve y con materias más fácilesde identificar y estudiar. Y aunquecontiene figuras más poéticas quela República, el Político es más aterri-zado y concreto. El objetivo deldiálogo es único: buscar, identificary caracterizar al hombre político. Yen este caso, el político no es quienecha discursos, simula y embauca,sino quien se prepara para manejarel Estado, en el área de la adminis-tración pública que hoy ocuparía eljefe del órgano ejecutivo. Por eso,para Platón, el político, la políticao la ciencia política es el arte de larealeza. La síntesis del estudio quehace Platón en el Político es, pues,el contenido de este artículo.

1. PROBLEMADE LA INVESTIGACIÓN

¿Cuáles son los temas fundamen-tales que contiene el diálogo Políticode Platón?

2. METODOLOGÍA

En esta investigación se utilizaronlos métodos histórico y analítico-deductivo. Mediante el métodohistórico, se pudieron establecer lasformas de gobierno anteriores y

1 GAVIRIA V., José Obdulio. Reelección. Que el pueblo decida. Bogotá, Planeta, 2004. Gaviria es uno de los biógrafos de Álvaro UribeVélez, y cuenta que así comenzó su carrera política el actual presidente de la República: echando discursos en las fondas camineras.

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contemporáneas a Platón. El méto-do analítico-deductivo fue determi-nante para examinar el material bi-bliográfico consultado. El docu-mento que sirvió de apoyo medularfue el Político de Platón, en variastraducciones y algunos comentariosde otros autores. Finalmente, seconfrontó el pensamiento políticode Platón formulado en este diálo-go, en temas como la división deltrabajo, la democracia y las funcio-nes del Estado con la situaciónactual del mundo y de nuestro país.

3. CONTENIDO

3.1 Aspectos generales

El diálogo Político hace parte de unatetralogía que Platón tenía proyecta-da en cuatro tiempos: Teeteto, Sofis-ta, Político y Filósofo. Como se sabe,el pensador ateniense cumplió lostres primeros tiempos, pero no rea-lizó el cuarto, dedicado al filósofo,aunque algunos autores creen en-contrarlo en el diálogo Epínomis.Así que en los tres primeros tiem-pos, Platón cumplió su plan y es-cribió, en su orden, Teeteto, Sofistay Político, siendo este último unacontinuación de los otros dos. Enconsecuencia, el Político es una con-tinuación natural del Sofista, y loque Platón imagina y da a entenderes que los dos diálogos se realizaronen un mismo día. Inclusive, lospersonajes son los mismos: Sócrates,Teodoro, Teeteto, el Joven Sócratesy el Extranjero.

A pesar de que en la reunión estánpresentes cinco protagonistas, la con-versación se realiza, de principio a

fin, sólo entre dos de ellos: el Extran-jero de Elea, que como en el Sofistaes quien conduce la conversación, yel Joven Sócrates, quien reemplazaen el diálogo Político a Teeteto. Delos otros tres, Teeteto permanece ab-solutamente mudo, mientras que Só-crates y el matemático Teodoro inter-vienen únicamente en el introito yluego guardan silencio. El Político co-mienza con el agradecimiento queSócrates hace a Teodoro por haberlorelacionado con Teeteto y con el Ex-tranjero. Y Teodoro al responderle aSócrates aprovecha su intervenciónpara decirle al Extranjero que escojaentre el hombre político y el hombrefilósofo: “Ya mismo elige –dice Teo-doro–, para empezar, al hombre polí-tico o al filósofo, al que tú prefieras,y tan pronto hayas escogido comien-za sin más tu explicación”2. En estaprimera dinámica llegan a un acuer-do Sócrates, Teodoro y el Extranjeropara que este último conduzca eldiálogo y tenga como interlocutoral Joven Sócrates, quien asiente deinmediato, sin reparo alguno.

3.2 El arte real

El tema central del diálogo Políticoes la política, el político, el arte realo el hombre real. Cualquiera de estosnombres utiliza Platón a través detodo el diálogo para referirse alhombre político, aunque en algunospasajes puede encontrarse tambiénel de ciencia política. Una vez que elExtranjero toma la decisión de esco-ger el hombre político como el temade la conversación, le dice a su con-tertulio, el Joven Sócrates: “Despuésdel sofista –tal me parece–, debemosexaminar al hombre político”3.

2 PLATÓN. Político, 257e.3 PLATÓN. Ob. cit., 258b.

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Y en el transcurso de todo el diálo-go, siempre estará presente el políti-co. Pero para lograr la identificacióndel hombre político, de aquella per-sona que posee el arte real o la cien-cia política, y para examinar sus ca-racterísticas, sus virtudes y sus cono-cimientos, Platón, como lo hace entodos los demás diálogos, recurre alestudio de muchas materias. Asi-mismo, trae a colación muchas figu-ras poéticas y mitos, que cada lectoro analista, dependiendo de la ópticacon que mire el conjunto del diálo-go, puede encontrar. En el caso delPolítico, Francisco de P. Samaranchdice que este diálogo “se divide entres partes fáciles de distinguir:a) la definición del rey o el políticocomo pastor del rebaño humano yla crítica de esta definición; b) defi-nición de un arte que se toma comoparadigma del arte político, el artedel tejido; c) la definición exacta delpolítico, tejedor regio”4.

En cambio los autores María IsabelSanta Cruz, Álvaro Vallejo Camposy Néstor Luis Cordero han estudia-do el diálogo Político teniendo encuenta el desarrollo de la conversa-ción en el tiempo. Siguiendo esametodología, estos autores encuen-tran cinco grandes momentos. Enprimer lugar, uso del método de di-visión dicotómica, para llegar a ladefinición preliminar del políticocomo pastor del rebaño humano.En segundo lugar, mito sobre la re-versión periódica del universo ycorrección de la definición inicialdel político. En tercer lugar, defini-ción del arte de tejer, tomado comomodelo del arte político. En cuarto

lugar, caracterización del arte demedir y de la justa medida. Y final-mente, distinción de los estamentosde la sociedad y de los diferentesregímenes de gobierno, para llegara la definición final de políticocomo tejedor real5.

Aunque Santa Cruz y sus compa-ñeros de investigación encuentranen el Político cinco temas, y Sama-ranch tan sólo tres, no significa queestén en desacuerdo, pues hay coin-cidencia en lo esencial: la política oarte político. A un filósofo tan pro-lijo como Platón, es preciso estu-diarlo en dos etapas: en primer lu-gar, en cada uno de los diálogos, yen segundo lugar, en toda la obra.Y tanto en la primera como en lasegunda etapa, es necesario leer yvolver a leer: interpretar, examinar,explorar, comparar un diálogo conotro, agrupándolos por materias. Enel caso concreto del pensamientopolítico, la trilogía por examinar es-tá constituida por República, Políticoy Leyes. Y una vez hecho este ejer-cicio, la segunda tarea es ver la evo-lución que Platón tuvo en cada unade estas obras. Este es el reto finalque me propongo, cuando hayaconcluido el estudio de los tres diá-logos, para examinar el pensamien-to político de Platón, no diálogo pordiálogo, sino por materias. Porejemplo, las formas de gobierno(cinco en la República, siete en elPolítico y dos en las Leyes); la escla-vitud, la mujer, la educación, ladivisión del trabajo, etc.

Por ahora, en una lectura lenta delPolítico, encuentro que hay unos

4 SAMARANCH, Francisco de P. “El Político o de la Realeza”, en Platón. Obras completas. Madrid, Aguilar, 1977, p. 1.049.5 SANTA CRUZ, María Isabel y otros. Ob. cit., pp. 487-488.

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temas medulares que sirven parasaber en qué consiste el arte real, yotros que obran como apoyo en esemismo propósito. Entre los prime-ros tenemos: la división del trabajo,el mito de la reversión, el justo me-dio, las formas de gobierno, la rela-ción gobernante-ley, ¿quiénes debenestar excluidos del arte real? Menosespacio y contenido les dedica Pla-tón a otros temas, que no por ellodejan de ser importantes. A manerade ejemplo, éstos son algunos: dia-léctica, virtud, esclavitud ymercenarios.

3.3 La división del trabajo

Es una gran pena que el trabajo y ladivisión de éste se hallen excluidosde todos los estudios que se han he-cho sobre el pensamiento político dePlatón. Y constituye un abatimientopara la inteligencia, porque si existeun filósofo que haya puesto el traba-jo como elemento esencial en laformación del Estado, ese es Platón.¿De dónde tomó Platón su énfasisen el trabajo y en las distintas activi-dades para desarrollar su teoría delEstado? Aparte de la aguda obser-vación del pensador ateniense, Pla-tón tuvo como fuente la obra deHesíodo (siglo VIII a. C.). Según elpoeta Hesíodo, sólo mediante eltrabajo los hombres pueden llegar aser ricos en rebaños de ganados y enotros bienes; aunque el ocioso pue-de sentir envidia porque el hombrelaborioso llegue a acumular riqueza6.

No importa que los ingresos del tra-bajo inicial sean pequeños, si se tra-

baja con tesón y perseverancia, pron-to esas pequeñas cosas se volverángrandes, pues para Hesíodo no hayalternativa distinta al trabajo7. Sialguien siente ambición por la rique-za, si una persona se siente entusias-mada o incentivada por esa motiva-ción, no tiene sino que trabajar, y encaso de que aún le quede tiempodebe seguir trabajando si su anheloes llegar a acumular una gran for-tuna. Ésta es la exhortación finalsobre la riqueza, expresada, además,con toda la inspiración y la bellezadel cantor, y con toda la fuerza y laconvicción del campesino genuino,del labrador de Beocia. “Para ti, si lariqueza el corazón anhela en tu pe-cho, así obra: y trabajo sobre trabajotrabaja”8.

Toda esa realidad sociológica y losestudios realizados por Hesíodo so-bre la división del trabajo, le sirvie-ron de apoyo a Platón en la funda-ción del Estado y en la asignaciónde funciones que cada uno de losartesanos debía realizar para satis-facer las múltiples necesidades de lasociedad de su época. Por eso ladivisión del trabajo es un hecho quepalpita como tema esencial en laRepública, desde sus primeras pá-ginas. “Cada una de las artes –dicePlatón– es distinta a las otras y cadauna tiene un poder distinto, y nosaporta un beneficio particular, co-mo la medicina para la salud, elpilotaje la seguridad al navegar, yasí las demás”9. En el libro II de lamisma obra, Platón señala que me-diante la división del trabajo, “seproducirán más cosas y mejor y más

6 HESÍODO. Los trabajos y los días, v. 305.7 Ibíd., vv. 361-362.8 Ibíd., vv. 381-382.9 PLATÓN. República, I, 346a.

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fácilmente si cada uno trabaja en elmomento oportuno y acorde consus aptitudes naturales liberado delas demás ocupaciones”10. Y agregaque la especialización en el trabajoexonera al labrador de fabricar suarado, su azada y las demás herra-mientas que conciernen a la agri-cultura, así como al constructor, altejedor y al fabricante de calzado, aquienes les hacen falta muchas cosaspara realizar sus obras11.

La primera división del trabajo quese encuentra al comienzo del Políticoes el trabajo manual y el trabajointelectual, que corresponden a dosciencias: una ciencia práctica y otrapura y simplemente cognoscitiva12.La política, el político, el arte real yel hombre real, corresponden a unamisma clase, unidad de trabajo oarte cognoscitivo. A esta misma cla-se de trabajo se dedica el arquitecto,quien no es obrero sino quien go-bierna a los obreros, en la medidaque aquel brinda su conocimiento,pero no su actividad manual13. Peroafín al trabajo del arquitecto apareceotro tipo de trabajo que es distinto:la vigilancia, la inspección, la críticade la obra realizada por el arquitec-to. Y como conclusión, el trabajocognoscitivo o intelectual, en estecampo concreto se subdivide endos: el trabajo directivo y el trabajocrítico. El trabajo del hombre realcorresponde al arte directivo, ya quemanda como amo14.

Pero el trabajo de mandar tiene otrasubdivisión, que Platón comparacon otros dos oficios, afines perodistintos: comerciantes y revende-dores. Así como el arte de los reven-dedores se distingue del oficio dequienes comercian sus propios pro-ductos, así también el trabajo realparece diferenciarse del género delos heraldos. En efecto, los revende-dores reciben productos ajenos queya antes han sido vendidos y ellosvuelven a venderlos por segundavez. Así también el linaje de losheraldos recibe decisiones ajenas enforma de directivas y, a su vez, vuel-ve luego a impartir esas directivas aotros15. El trabajo de dirección, a suvez se divide en aquel que está des-tinado a dirigir la producción debienes inanimados y aquel que tienecomo finalidad la coordinación deseres vivos, con la oportuna aclara-ción de que el arte real o ciencia real,ejerce siempre su autoridad entre losseres vivos y sólo en relación conellos. Y aquí una división más: lacrianza individual o la crianza de unrebaño, de la que a su vez se des-prenden la crianza de hombres y lacrianza de bestias16.

En esta división del trabajo, Platóntambién considera la crianza de ani-males de agua y la de animales quehabitan en tierra firme, y entre estosúltimos, los volátiles y los pedestres.De la crianza de animales pedestresa su vez, resultan otras dos activi-

10 PLATÓN. República, II, 370c.11 PLATÓN. República, II, 370d. El estudio completo sobre el trabajo y la división de éste, en la formación del Estado, según la República,ya se hizo y está en los anexos de la investigación sobre la vida y obra de Platón. Por eso en este artículo no avanzo más en relación con eltratamiento que Platón le dio al tema en la República, pues este ensayo está dedicado al Político. En el momento en que redacte el libro quetengo proyectado, integraré en un solo capítulo, todo el tema del trabajo y la división del trabajo en el pensamiento político de Platón.12 PLATÓN. Ob. cit., 258e.13 Ibíd., 259e.14 Ibíd., 260c.15 Ibíd., 260d.16 Ibíd., 262a.

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dades: la crianza de animales quecarecen de cuernos y la crianza deanimales con cuernos. Y entre losanimales de frente lisa, es decir, quecarecen de cuernos, unos admitencruce con otras razas para la repro-ducción, como los caballares y asna-res; en cambio hay razas que noadmiten cruces. Y de inmediato, dosconclusiones: el rey, “no cabe duda,se nos presenta con toda nitidez co-mo pastor de un rebaño despojadode cuernos”17. Y el hombre político“se nos presenta como alguien quebrinda sus cuidados a una raza queno admite cruce con ningunaotra”18. Después de estas múltiplesdivisiones y subdivisiones del tra-bajo Platón llega a otra conclusión–porque después vendrán más–: “elarte de la política no consiste en lacrianza de caballos ni de otras bes-tias, sino que es ciencia de la crianzacolectiva de hombres”19. Esta partedel diálogo vendría bien para quela estudiaran, el dueño de la hacien-da “El Ubérrimo”20

y todos susmayordomos y ayudantes.

Aparece luego otra división deltrabajo, con la que Platón pretendedejar bien claro qué clase de pastores el político, porque si bien es ciertoque el arte real tiene que ver con elrebaño humano, hay otras artes quetambién dedican sus actividades enbeneficio del hombre. Se trata delos agricultores, los panaderos, losmaestros de gimnasia, los médicos,quienes podrían disputarles, conjusta razón, la calidad de pastoresde asuntos humanos a los llamados

políticos, alegando que también sepreocupan por la crianza de loshombres, incluyendo a los gober-nantes mismos. El filósofo atenien-se, despeja la duda, en el sentido deque el político tiene que reunir unaserie de elementos, que cada una delas demás artes –agricultores, pana-deros, maestros, etc.– no reúnen porsí solas, para dirigir el rebaño hu-mano. Y en este caso, recurre a unejemplo: el del boyero. Éste se en-carga de todas las necesidades de losbueyes y nadie se atreve a disputarlesu misión: el boyero es el criador, elque apacienta los bueyes, el médicode los bueyes y tiene una voz espe-cial para hablarles y amansarlos.Con este razonamiento, y antes deabordar el mito, concluye Platón laprimera definición del político, queno se puede confundir con ningunaotra actividad, aunque ésta tengaque ver con el hombre21.

En el desarrollo del diálogo viene acontinuación todo lo relacionadocon el mito de la reversión, pero enlos párrafos finales de éste vuelve ala división del trabajo, para buscarotra definición del político. De ma-nera muy breve Platón divide al pas-tor en dos clases. En primer lugar,el pastor divino; y en segundo lugar,el hombre que brinda cuidados a losdemás hombres. Y a este último losubdivide en dos especies: el rey yel tirano. Es rey cuando brinda cui-dado al rebaño humano con la acep-tación voluntaria de los hombres;en tanto que es tirano cuando pre-tende brindar ese cuidado de

17 Ibíd., 265d.18 Ibíd., 265e.19 Ibíd., 267d.20 Ubérrimo: así se llama la hacienda principal del presidente Uribe, experto en caballos y aperos para los mismos, y quien no tieneministros, viceministros y asesores sino simples escuchas y ayudantes.21 PLATÓN. Ob. cit., 267e-268b.

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manera compulsiva. Y concluyePlatón: “Hemos conseguido de estemodo, dar término a nuestra pre-sentación del político”22.

A pesar de esta conclusión, el filó-sofo ateniense quiere rectificar todoel debate anterior y reemplazar elmodelo o paradigma –el pastor– queha escogido para encontrar la defi-nición del político u hombre real.Estas son sus palabras autocríticas:“Aún no se nos muestra completonuestro retrato del rey, sino que nosha ocurrido lo que a los escultoresque con el afán, a veces inoportuno,de agregar más y más detalles y conuna amplitud mayor de la que con-vendría, pierden su tiempo”23. Yrecargando la batería para recurrir aotro paradigma o modelo, en la bús-queda de la definición del hombrepolítico, Platón dice por boca delExtranjero: “¡Qué difícil es, queridí-simo amigo, poder presentar demodo suficiente, sin recurrir a mode-los, cualquier cosa importante! Puespodría parecer que cada uno de no-sotros todo lo sabe como en sueños,pero, cuando está despierto, encambio, todo lo ignora”24.

Después de la defensa del modelopara presentar las cosas importantes,Platón se pregunta a qué paradigmase debe recurrir que posea la mismafunción de la política, y que sirvade punto de comparación para lo-grar el objeto de la búsqueda. Pron-to lo encuentra, y se aferra a ese nue-vo paradigma: el tejedor. Y a con-tinuación viene otro bloque largísi-mo de la división del trabajo, en el

que cabe toda una serie de activi-dades afines y complementarias alarte de tejer, pero no idénticas.Entre muchos otros oficios pode-mos encontrar estos: los tejidos conpelaje de animales, el tejido confibras naturales, los tejidos que sir-ven para la defensa y los que se usancomo ropa de cama; entre los quese utilizan como defensa están lasarmaduras para la guerra y aquellosque se usan para guarecerse del frío;también son afines al arte de tejer,el curtido de pieles de animales y eloficio de cardar, de lavar y remendary torcer con el huso la lana. Peropor mucha afinidad que haya entreel arte de tejer y todos estos oficios,no es el modelo que Platón deseapara el hombre político. “El arte detejer –dice– es el arte de entrelazarla trama y la urdimbre”25.

Es imposible concluir este punto dela división del trabajo, sin mencio-nar a un dialéctico, y por lo tantoheredero de Platón, tanto en un te-ma como en el otro: Marx. La divi-sión del trabajo es, para el pensadoralemán, uno de los modos de pro-ducción capitalista. “Así, por ejem-plo –dice Marx–, un coche es elproducto colectivo de los trabajado-res de toda una serie de artesanosindependientes: carreros, talabarte-ros, costureros, cerrajeros, latoneros,torneros, tapiceros, vidrieros, pinto-res, barnizadores, doradores, etc”26.Y añade el economista de Tréverisque “la manufactura de coches reúneen un taller todos estos oficios, ylos entrelaza. Es evidente que no sepuede dorar un coche antes de

22 Ibíd., 277a.23 Ibíd., 277b.24 Ibíd., 277b.25 Ibíd., 283b.26 MARX, Carlos. El capital. México, Fondo de Cultura Económica, 3a. ed., 1964, t. I, p. 272.

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montarlo. Pero si se construyen mu-chos al mismo tiempo, una parte delos obreros puede dedicarse conti-nuamente al dorado, mientras otrosejecutan una fase anterior del proce-so de producción”27.

Esa división del trabajo, registradapor tres pensadores –Hesíodo, Pla-tón y Marx–, y que correspondeaproximadamente a dos mil seis-cientos años de evolución social, hacontinuado implacable hasta nuestrosdías, llegando a un poco más de20.000 oficios al momento de escri-bir este artículo28. Y ya no se hablade la división del trabajo en unamisma fábrica, como lo notabaMarx hace unos ciento cincuentaaños, ni de la división del trabajoestatal, ni siquiera de la división deltrabajo en un mismo país, sino deuna nueva división del trabajo: ladivisión internacional del trabajo. Enefecto, en la fabricación de la mate-ria prima –las partes– con que seelaboran los electrodomésticos–televisores, por ejemplo–, intervie-nen trabajadores de más de cuarentapaíses29.

3.4 El mito de la reversión

Los académicos e intelectuales quecultivan el pensamiento de Platón,saben que el filósofo ateniense recu-rre constantemente a parábolas, mi-tos, fábulas y paradigmas para trans-mitir sus enseñanzas a la humani-dad. Muchas de esas parábolas fue-ron tomadas por la religión cristia-na, en el Antiguo y el Nuevo Testa-mento. En la República, por ejem-

plo, en el libro VII, trae uno de losmitos más famosos de la filosofía:el mito de la caverna. En el Político,Platón nos recrea con el mito de lareversión. Este mito tiene tres mo-mentos, cada uno de los cuales enrealidad corresponde a una fábula,que de algún modo se halla entrela-zada con las otras dos: un mitocósmico, un mito antropológico yun mito socio-político.

El mito cósmico es prácticamente elque le da su nombre: reversión, por-que el universo está sujeto a muta-ciones periódicas que inciden en lavida de la humanidad. En el introitode esta parte del mito, Platón reco-noce que existen muchas historiasy leyendas que se han transmitidode generación en generación, peroque por el larguísimo tiempo trans-currido, algunas de esas lucubracio-nes se han acabado y otras se handispersado30. A continuación expli-ca que en lo que respecta a este mito,durante cierto tiempo Dios guía,personalmente, el mundo, pero porépocas lo deja que se oriente libre-mente. Sin mencionar la palabrasolsticio, Platón dice que “de todaslas reversiones que se dan en el cielo,la reversión más importante y aca-bada es la del sol”, y que en ese mo-mento también se dan enormescambios para los seres humanos.Luego formula el segmento másirreal del mito: la edad de todos losseres vivos se detiene, el envejeci-miento cambia de dirección y laspersonas, los animales y las plantasse vuelven más jóvenes y tiernos31.Lo más interesante de esta parte del

27 Ibid.28 GIDDENS, Anthony. Sociología. Madrid, Alianza, 1995, 526.29 Ibíd., p. 527.30 PLATÓN. Ob. cit., 269a.31 Ibíd., 270e.

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mito, es que mientras ese dios guia-ba el universo y sus diversas regio-nes, “ninguna criatura salvaje ni losanimales se devoraban unos a otros,y no existía guerra ni ningún tipode discordia”32.

Según este mito cósmico, cuandoel dios apacentaba los animales y loshombres, éstos no tenían regímenespolíticos, ni poseían mujeres ni hi-jos. Todos surgían de la tierra; eseera el origen de la vida de los hom-bres. Pero en cambio tenían otrascompensaciones: una profusión defrutos que les brindaban los árbolesy muchas otras plantas que crecíansin necesidad de cultivo y que la tie-rra proveía como don espontáneo.Hombres y mujeres andaban des-nudos sin necesidad de abrigo; vi-vían la mayor parte del tiempo alaire libre, porque las estaciones erantempladas, no le ocasionaban pe-nurias33. Quien haya leído la Bibliao aquel a quien le hayan contadoesa leyenda de la creación del hom-bre, hecho de arcilla, y las deliciasque se vivían en el denominadoparaíso, encontrarán cierto parecidocon esta parte del mito que Platóndescribe en el Político. Es precisotener en cuenta que mientras el filó-sofo griego escribió en el siglo IV a.C., la primera versión griega de laBiblia, la denominada de los Seten-ta, se hizo en Alejandría, despuésdel siglo III a. C34.

El mito antropológico correspondeal momento en que “el piloto deluniverso abandona, por así decirlo,

la caña del timón y se retira al pues-to de observación”35. Entonces, elmundo revirtió otra vez y tomó elcamino que conduce la actual gene-ración –la de Platón, y por supuestola nuestra–; la edad de los indivi-duos volvió a detenerse y se pro-dujeron nuevos procesos en sentidocontrario. Los seres vivos que esta-ban a punto de desaparecer, comen-zaron a crecer, y las personas al mo-rir nuevamente descendían a la tie-rra. Todo lo relacionado con la ges-tación, el alumbramiento y la nutri-ción, obedecía a un proceso natural,pues ya no se nacía de la tierra, porla acción de agentes exteriores, sinoque debían “gestar, alumbrar y nu-trir por sus propios medios”36. Ungran número de bestias se volvieronferoces y salvajes, la especie humanano tenía protección y era despeda-zada por las fieras, “con el agravantede que los hombres en los primerostiempos carecían de recursos y deartes, había desaparecido el alimen-to espontáneo y no sabían cómoprocurárselo, porque no habían sidoobligados antes a ello por ningunanecesidad”37.

La etapa del mito socio-políticocorresponde al momento en quePlatón se da cuenta de que se hancometido dos grandes errores al pre-sentar el hombre real o político, enla argumentación. El pensador ate-niense quiere aterrizar ahora con unpolítico más humano, constituidode carne y hueso y frente a una ciu-dad real con problemas y formasconcretas de gobierno. No tiene

32 Ibíd., 271e.33 Ibíd., 271e-272a.34 Artículo “Biblia”, en Nueva enciclopedia Larusse. Barcelona, 1981.35 PLATÓN. Ob. cit., 272e.36 Ibíd., 274a.37 Ibíd.

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ningún inconveniente en reconoceresos dos errores: por una parte, al“escoger al pastor del rebaño huma-no de otrora y, por eso mismo, deun dios en lugar de un mortal y, ental sentido, nos desviamos de laruta. Por otra parte lo presentamoscomo quien gobierna la ciudad en-tera, pero sin explicar de qué ma-nera lo hace”38.

Después de explicar la razón por lacual se ha acudido al mito de la re-versión, Platón concluye de maneracontundente: “En consecuencia, espreciso, al parecer, confiar en quesólo después de precisar el modo degobierno de la ciudad podamos ex-poner acabadamente al político”39.Y agrega que al incurrir en el error,en ninguna parte de la argumenta-ción se incluyó la manera como seescoge o elige al político. La auto-crítica también reconoce que es ina-propiada la definición que se hadado de político: “criador del reba-ño humano”, pues es necesario asig-narle una misión más amplia, como“el arte de ocuparse de los rebaños”,o también el “arte de brindar cui-dados a los rebaños”.

3.5 El justo medio

El justo medio o justa medida esotro de los grandes temas del Polí-tico. El justo medio, al que se refierePlatón, no es exactamente al mate-mático o físico, sino desde el puntode vista del comportamiento hu-mano, en cuanto posee o puedeposeer un valor moral. En conse-cuencia, el justo medio es equiva-

lente, en las acciones humanas, a lamoderación, a la templanza, y sepresenta como antítesis al exceso. Eljusto medio es el equilibrio quedebe existir entre los dos extremosde la conducta humana, y es indis-pensable para llevar una buena vida.

Cuando algún académico en unaconferencia o alguien de culturamedia en una charla coloquial, o elmaestro que aconseja a sus alumnos,hace referencia al justo medio comovalor moral, suele citar a Tomás deAquino e inclusive a Aristóteles,pero deja en el olvido a Platón. Sinembargo, es Platón quien, apoyán-dose en los pitagóricos estudia lamedida, justa medida o justo me-dio, y de acuerdo con el propio testi-monio de Aristóteles, a este tema elpensador ateniense le dedicó muchotiempo en los debates internos quese daban dentro de la Academia,como enseñanzas no escritas40. Ensu obra escrita, encontramos el justomedio en la República, al estudiarla justicia, y en el Protágoras, cuandoanaliza la métrica, pero es en el Polí-tico donde hace mayor énfasis en eljusto medio, y le sirve de pretextoel ‘tedioso’ y ‘extenso mito’, segúnlas propias palabras de Platón. “Ob-servemos, ante todo –dice Platón–,el exceso y el defecto en general,para poder así, con fundamento,elogiar o censurar las exposicionesa veces excesivamente extensas o,por el contrario, excesivamente bre-ves, en este tipo de discusiones”41.

Hay dos procedimientos para bus-car el justo medio. En primer lugar,

38 Ibíd., 275a.39 Ibíd.40 SANTA CRUZ, María Isabel y otros. Ob. cit., 559.41 PLATÓN. Político, 283c.

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buscando la relación de una cosa ouna conducta con su contraria; y ensegundo lugar, teniendo en cuentala relación que una cosa o compor-tamiento guarda con la justa medi-da. El primero es un justo mediorelativo, el segundo es absoluto. Esterazonamiento del justo medio esquizá el de mayor trascendencia enel discurrir de la vida de un hombreo de una sociedad. “Una parte serefiere –enseña Platón– a la recípro-ca relación entre grandeza y peque-ñez; otra, a aquella realidad que esnecesaria a toda producción”42. Yunos párrafos más adelante arguyecon mucha fuerza: “Si se concedeque la naturaleza de lo que es másgrande no guarda relación algunasino con lo que es más pequeño, ja-más estará en relación con el justomedio”43. Hay etapas de las socieda-des en que por el sufrimiento y lahumillación éstas caen demasiadobajo, porque los gobernantes y tira-nos las han empequeñecido, y enese momento resulta un charlatánque vocifera y grita, y entonces susáulicos dicen: ¡qué gran estadistatenemos! Aquí, de acuerdo con elrazonamiento de Platón, no puedehaber grandeza, porque a ésta se leestá midiendo en relación con la pe-queñez en que se halla postrada lasociedad. Es lo que ahora le sucedea Colombia: un gobernante quequebranta la Constitución, reprimea los sectores sociales, sindicales eintelectuales; humilla y pisotea lasoberanía, pero a su vez, unos me-dios de comunicación que, a basede publicidad y demagogia, le inflanla popularidad. A esto, el propio

gobernante y sus cortesanos, llamangrandeza44.

Después de estos argumentos sobrela grandeza y la pequeñez, para en-contrar el justo medio, Platón seña-la una serie de elementos que nossirven de apoyo para descubrir eljusto medio y ajustar nuestra con-ducta a este valor moral y ontoló-gico para vivir bien. Para ello, segúnPlatón, todas las artes, oficios yacciones, sin excepción, se debencuidar bien de no caer en el más oen el menos del justo medio; y de-ben considerar el más y el menos,no como algo inexistente, sino co-mo algo peligroso en lo que a susactividades se refiere. Precisamentede ese modo, cuando los hombrespreservan la justa medida, logranque sus obras sean todas bellas ybuenas45. El consejo práctico delpensador griego consiste en tomartodas las cosas y acciones en relacióncon sus opuestos, teniendo en cuen-ta un número, una longitud, unaprofundidad, un ancho, una veloci-dad, por una parte, y por la otra,mirar lo conveniente, lo oportuno,lo debido y, en general, todo aquelloque se halla situado en el medio,alejado de los extremos46.

3.6 Formas de gobierno

El debate que Platón hace en el Po-lítico sobre las formas de gobiernono es tan extenso e intenso como elque adelantó en la República, perono por eso deja de tener importan-cia. En este tema en concreto, es no-torio el avance logrado por Platón

42 Ibíd., 283d.43 Ibíd., 284a.44 BALLEN, Rafael. La pequeña política de Uribe. ¿Qué hacer con la seguridad democrática? Bogotá, Le Monde Diplomatique, 2005.45 PLATÓN. Político, 284b.46 Ibid., 284e.

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en el transcurso de unos cincuentao sesenta años de investigación, queel pensador comenzó cuando bor-deaba los veinte años y los concluyóa los ochenta y uno, cuando falleció.En efecto, en la República, que fueel primero de los tres diálogos sobreciencia política, Platón nos dice quehay cinco formas de gobierno. Elrégimen recto o excelente que co-rresponde al Estado fundado por elpropio Platón, y cuatro más: timo-cracia, oligarquía, democracia y ti-ranía. En el Político, eleva el númeroa siete, y en las Leyes, sintetiza todaslas formas en dos: monarquía y de-mocracia. Del estudio que Platónhizo en estos dos últimos diálogos,han partido todos aquellos que enel mundo se han ocupado de las for-mas de gobierno, desde Aristóteleshasta nuestros días. El más recientepronunciamiento (2004) sobre régi-men democrático, lo hizo José Sara-mago47, en su novela Ensayo sobrela lucidez.

En el diálogo Político, Platón enseñaque hay tres formas de gobierno: elgobierno de uno, el gobierno de po-cos y el gobierno de muchos. El go-bierno de uno es la monarquía, elgobierno de unos pocos es la aristo-cracia y el gobierno de la muche-dumbre es la democracia48. Y veintepáginas más adelante, llega a laconclusión de que no son tres sinosiete, incluyendo el régimen exce-lente, que corresponde a la propues-ta de Platón. “Si ahora seccionamosen dos cada uno de estos gobiernos,

tendremos seis, tras haber discer-nido al régimen recto y hacerloaparte de éstos como el séptimo”49.

Y enseguida explica cómo es que decada régimen resultan dos sistemasde gobierno. De la monarquíaresultan el gobierno real y la tiranía;del gobierno ejercido por quienes noson muchos, proceden la aristocra-cia, cuyo nombre es de buenos aus-picios, y la oligarquía. Y, finalmente,–dice Platón– al gobierno ejercidopor muchos lo considerábamos antessimple, llamándolo ‘democracia’,pero ahora, “en cambio, también aél debemos considerarlo doble”50.

El elemento que determina si ungobierno es bueno o malo, bien seade uno, de pocos o de muchos, esla ley. La monarquía, cuando estáuncida al yugo de esos buenos es-critos denominados leyes, es, de losseis regímenes, el mejor de todos;sin la ley, en cambio, es la tiranía, lamás difícil y la más dura de sobrelle-var. El gobierno de pocos, si se ejerceconforme a la ley, es la aristocracia;si se hace al margen de la ley, es laoligarquía. En cuanto al gobiernode la muchedumbre, es decir, la de-mocracia, no es “ni bueno ni malo,en comparación con los demás,porque en él la autoridad está distri-buida en pequeñas parcelas entrenumerosos individuos. Por lo tanto,de todos los regímenes políticos queson legales, éste es el peor, pero detodos los que no observan las leyes,es el mejor”. Concluye Platón, en

47 SARAMAGO, José. Ensayo sobre la lucidez. Bogotá, Alfaguara, 2004. En ésta, que es su más reciente obra, el Premio Nobel deLiteratura 1998, cuestiona seriamente la democracia, porque –según Saramago– no existe mientras que la inmensa mayoría de la poblaciónpermanezca en la exclusión y la miseria. Además de Ensayo sobre la lucidez, el pensador portugués ha escrito artículos y ha concedidoreportajes sobre el mismo tema de la democracia. Uno de esos artículos es el que escribió para Le Monde Diplomatique, que tituló así: ¿Quées exactamente la democracia?48 PLATÓN. Político, 291d.49 Ibíd., 302c.50 Ibíd., 302d.

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este tema de los regímenes de go-bierno, señalando que de todos lossistemas, de lejos será mucho mejorvivir en el primero, si se exceptúa elséptimo. “A éste, en efecto, no cabeduda de que hay que ponerlo aparte–como a un dios frente a los hom-bres– de todos los demás regímenespolíticos”51.

3.7 Relación gobernante-ley

A propósito de las formas de gobier-no, y concretamente con el régimenexcelente, en el Político hay una am-plia discusión en relación con elgobernante frente a la ley. Comienzael debate con este razonamiento dePlatón: “El recto gobierno debemosbuscarlo en uno, en dos o en un nú-mero muy reducido de personas, enel caso de que se realice un gobiernorecto”52. En este régimen los hom-bres gobiernan con aceptación vo-luntaria de sus súbditos o sin ella,según códigos escritos o sin ellos,sean ricos o pobres. En este caso losgobernantes actúan como los médi-cos: nos curan con nuestro asenti-miento o sin él; cortando, queman-do o proporcionándonos algún otrosufrimiento, lo hacen según un có-digo escrito o prescindiendo de él;sean pobres o ricos, en ningún casovamos a dejar de llamarlos “médi-cos”, siempre que sus prescripcionesrespondan a un arte. El único go-bierno recto por excelencia, es aquelen el cual quienes gobiernan son enverdad dueños de una ciencia y nopasan por serlo; sea que gobiernenconforme a leyes o sin leyes, con

consentimiento de los gobernadoso por imposición forzada53.

Los anteriores argumentos los pre-senta Platón por boca del Extran-jero, y queda claro que para el di-rector de la Academia, en esta etapade su pensamiento, la fuerza y elpoder han de permanecer no en lasleyes, sino sólo en aquel individuoque posea el saber, pues la cienciadebe estar siempre por encima dela ley. Para contrarrestar el choqueque produce en la opinión generali-zada de Grecia este punto de vista,Platón le concede la palabra al otroprotagonista del diálogo, el JovenSócrates, quien dice: “Sobre las de-más cuestiones, extranjero, me pare-ce que te has expresado con mesura;pero eso de que se deba gobernarsin leyes es una afirmación que re-sulta más dura al oído”54. Al finalde esta discusión, Platón, con pala-bras del Extranjero, concluye: “Enaquel régimen político verdadero,donde el único individuo que go-bierna apoyándose en un arte, harecibido las leyes, no debe actuarjamás contra la letra escrita ni contralas costumbres tradicionales”55.

3.8 ¿Quiénes no pueden serpolíticos?

Ahora, al despuntar el siglo XXI, sepresenta un fuerte debate en rela-ción con el poder, la política, la inje-rencia de las transnacionales en lasoberanía nacional, las funciones yfines del Estado, entre otros temas.Para quienes pretenden teorizar o

51 Ibíd., 303b.52 Ibíd., 293a.53 Ibíd., 293a-d.54 Ibíd., 293e.55 Ibíd., 301a.

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‘tirar línea’ sobre el Estado, y, muchomás para quines luchan ferozmentepor alcanzar el poder o por perpe-tuarse en él, sería aconsejable queleyeran y releyeran el diálogo Políticode Platón. Concretamente, les seríade gran provecho examinar cuáleseran las funciones que debía asumirla ciudad, qué debía de quedarexcluido de sus retos, y qué personasy profesionales no deberían preten-der el poder político o arte real.

De acuerdo con las ideas formuladasen el Político, el Estado no puedededicarse a la producción de instru-mentos, porque no tiene la funcióninstrumental, sino la de asegurar yproteger lo que ya se haya produci-do o se halle en proceso de produc-ción. El Estado no debe asumir ta-reas como la fabricación de recipien-tes como envases o similares, ni desillas o cualquier clase de muebles,ni vestidos, ni cuadros de pintura,ni juegos de pasatiempos, objetosde carpintería o cestería, curtiem-bres o elaboración de alimentos.Todas estas actividades, según Pla-tón, sería mejor asignarlas a cual-quier otro oficio, a la agricultura, ala caza, a la gimnasia, a la medicina,al arte culinario: sería más correctoque atribuirlo a la política56.

Así como las anteriores actividadesno deben ocupar más que la protec-ción del Estado, muchas personasque por razón de oficio o de intere-ses individuales son ajenas al interéspúblico, no deben pretender el artede la política, ser políticos ni lucharpor el poder político. Entre las dis-tintas personas que Platón mencio-

na, se encuentran estas: todos aque-llos dedicados a la actividad manual,los esclavos, los comerciantes en susdistintas modalidades, los que inter-cambian los productos de la agri-cultura, los que distribuyen esosproductos y los venden por dinero,los mercenarios, los heraldos, losescribas y los magistrados. Tampocopueden ser políticos o pretender elarte real quienes se dedican a la adi-vinación y a la interpretación de losdioses, así como todo género desacerdotes.

Platón es especialmente implacablecon aquellos que simulan ser polí-ticos: los sofistas. Éstos son enormesembaucadores y los más versados enel arte de engañar. Al embaucadorhay que aislarlo de todos aquellosque son verdaderamente políticos yreyes, aunque sea dificilísimo dehacerlo57. Desgraciadamente, estaexigencia de Platón jamás se hacumplido, ni antes ni después delpensador ateniense: durante los últi-mos 5.500 años el mundo ha sidogobernado, y lo está siendo hoy, poruna exigua minoría de bandidos yembaucadores, preocupados sólopor sus intereses personales. Colom-bia no es la excepción sino que haceparte de la siniestra regla. Hoy estágobernada por un embaucador ysimulador de estadista y dedemócrata58.

3.9 Otros temas

Además de los temas anteriores, queson los medulares del Político, estediálogo estudia en menos extensióny profundidad, o menciona otras

56 Ibíd., 287e-289b.57 Ibíd., 291c.58 BALLÉN, Rafael. La pequeña política de Uribe. ¿Qué hacer con la seguridad democrática? Ob. cit.

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materias: la dialéctica, la virtud, laesclavitud y los mercenarios.

La dialéctica que muchos atribuyena Hegel y en la que se fundamentóMarx para construir su obra, es enrealidad un método, un instrumen-to, un mecanismo creado por Pla-tón para descubrir el conocimientoy llegar a la verdad. Es tal la impor-tancia que Platón le asigna a la dia-léctica, que llega al punto de hacerde este método el objeto del supre-mo entrenamiento del filósofo59.“La razón misma –dice Platón–aprehende, por medio de la facultaddialéctica, y hace de los supuestosno principios sino realmente su-puestos, que son como peldaños ytrampolines hasta el principio deltodo, que no es supuesto, y, tras afe-rrarse a él, ateniéndose a las cosasque de él dependen, desciende hastauna conclusión”60.

La dialéctica, que ya había sido am-pliamente estudiada por Platón, enla República, es mencionada en unsolo párrafo en el Político, pero conuna hondura tal, que pareciera queeste diálogo tuviese como propósitoese método para conocer la verdad,y no la política propiamente dicha.En efecto, dice Platón en el Político:“No hemos emprendido la búsque-da del político, por el político mis-mo, sino más bien para hacernosmás hábiles dialécticos en todo tipode cuestiones”61. A pesar de estacontundente declaración de Platón,no se puede excluir la política comotema central de este diálogo. Lo quese debe entender es que existe una

íntima relación entre el métododialéctico y la búsqueda del político,del arte real o del hombre real.

Al final del diálogo, y como un in-grediente para definir al político,habla de la virtud como un todo,como el género, y de dos virtudes,como parte de ese todo o género:de la valentía y de la sensatez. Lavalentía es una parte de la virtud,pero diferente a la sensatez, quetambién es parte de la virtud. Am-bas se hallan en mutua enemistad,y ambas tienen una posición con-traria en muchas personas. La valen-tía depende de la rapidez de lasacciones, de la vehemencia y la agu-deza del intelecto o del cuerpo y aunde la voz. Por el contrario, se llamansensatas las actividades que resultandel ejercicio del pensamiento o dela acción lenta y suave, como lossonidos llanos y graves de la voz. Lacombinación de estas dos virtudes–valentía y sensatez– y su encuentroen el justo medio, daa como resulta-do el verdadero político: al contra-rio, el extremo de la valentía lleva ala locura y a la bestialidad; el extre-mo de la moderación conduce a lavileza y a la indolencia62.

La esclavitud fue una instituciónque, violando permanentemente elderecho a la dignidad personal, con-sideraba a un sector de los hombresno como seres dotados de un finpropio, sino como simples mediospara lograr los fines del otro sectorde la población a cuyo dominioestaban sometidos los esclavos. Enconsecuencia, la esclavitud fue una

59 FERRATER M., José. Diccionario de filosofía. Barcelona, Herder, 1994, 867.60 PLATÓN. República, VI, 511b.61 PLATÓN. Político, 285d.62 Ibíd., 306a-310a.

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institución contraria a la naturalezahumana. Lo que constituía el carác-ter principal de la esclavitud era ladegradación del alma del esclavo,para quien su dueño era su ley, suciudad, su patria, el fin de su vida yla regla de lo justo y de lo injusto, ypara el que no había familia, ni pa-trimonio, ni paternidad, ni hijos, nihermanos, sino sólo uniones pasaje-ras, desprovistas de todo carácterjurídico, que lo rebajaban más ymás. Todas las corrientes filosóficasde Grecia reconocían la existenciade la esclavitud, pero el pensamien-to de Platón constituye la doctrinamás elevada y humana de estatragedia por la que ha pasado elhombre63.

Apenas en las primeras líneas de laRepública se tropieza por primeravez con el concepto de esclavitud,pero no para defender la instituciónni para hablar con desprecio dequienes tienen esa condición, sinomás bien con un alcance de estafetay hasta de canciller. En efecto, en elmomento en que Sócrates pretendeabandonar el Pireo, es abordado porun esclavo de Polemarco, que tomaal filósofo por el manto y lo exhortaa que espere a su amo, con estas pa-labras: “Polemarco os exhorta aesperarlo. Me volví y le preguntédónde estaba su amo. Allí atrásviene, esperadlo –respondió–”64. Undiálogo de esta naturaleza no puededarse sino entre personas de relativaigualdad: Polemarco, Sócrates y elesclavo, donde éste hace el papel decanciller.

En el diálogo Político, Platón serefiere a la esclavitud en dos pasajes,pero no para elogiarla o defenderlacomo institución, sino para recono-cer una realidad. En el primer pa-saje, Platón señala que debido a quelos esclavos hacen parte de lo queen términos generales se denominan‘servicios’, aquellos son objeto decompraventa y, por lo tanto, nopueden pretender el arte real65. Enel segundo pasaje, Platón dice quela extrema moderación hace a loshombres ineptos para la guerra yesto puede conducir a que la ciudady sus hijos caigan en la esclavitud66.

La figura o institución de los solda-dos mercenarios es bastante antigua,y desgraciadamente su cuna es lamisma donde se arrulló la democra-cia: Grecia. En efecto, los primerosmercenarios de que tenga noticia lahistoria fueron los 13.000 griegosque comandados por Jenofonte(430-355 a. C.), acudieron en auxi-lio de Ciro el Joven para derribardel trono de Persia a su hermanoArtajerjes. También fueron merce-narios la mayor parte de los solda-dos que acompañaron a Aníbal enla guerra contra Roma (las legenda-rias Púnicas), y las tropas extranjerasque con César a la cabeza reco-rrieron el mundo67. Y una de lasnoticias de diciembre de 2004, quenos avergüenza y deprime, es aque-lla que anuncia que Colombia ex-porta mercenarios. Considera Pla-tón en el diálogo Político, como yase dijo, que los mercenarios no pue-den pretender el arte de la política68.

63 Artículo “Esclavitud”, en Enciclopedia Universal Ilustrada, Madrid, Espasa Calpe, 1915.64 PLATÓN. República, I, 327b.65 Ibíd., 289c.66 Ibíd., 308a.67 Artículos “Mercenarios” y “Jenofonte”, en Nueva Enciclopedia Larousse. Ob. cit.68 PLATÓN. Político, 290a.

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3.10 Conclusión: Definición delpolítico

En este diálogo, después de un in-tenso debate que el propio Platóncalifica de tedioso, llega a la defi-nición del arte real y a la construc-ción del perfil del hombre político.“Sobre todo –señala Platón–, eltedio que nos causaron las largasexposiciones sobre el arte de tejer,haciendo afirmaciones superfluas[…], y para colmo de males, dema-siado extensas”69. A través de eseprofundo debate, Platón ha trajina-do con el mito de la reversión, conel justo medio, con las formas degobierno, con el gobernante, la ley;ha excluido a muchos oficios delarte real y ha estudiado brevementelas virtudes de valentía y moderación.

Y por sobre todo, con su magistralmétodo dialéctico, Platón ha defi-nido los dos hilos de naturalezadistinta, que constituyen el tejido dela sociedad y del Estado: la urdimbrey la trama. La urdimbre es una hebraque se ha retorcido en el huso y porlo mismo se ha vuelto fuerte y degran resistencia. Por el contrario la

trama, es una hebra de torsión laxa,flexible, que le permite el adecuadoentrelazamiento con la urdimbre yque permite el estiramiento delproceso de aprestamiento social.Identificadas estas dos hebras, Platónnos da la definición del tejido: “Elarte de tejer es el arte de entrelazar latrama y la urdimbre”70.

Con los anteriores elementos Platónestá listo para concluir el diálogoPolítico, y con él, definir y caracte-rizar el hombre político y el arte real,utilizando el paradigma del arte detejer. Según Platón, este es el fin dela actividad política: la combinaciónen una trama bien armada del carác-ter de los hombres valientes con elde los sensatos, cuando el arte reallos haya reunido por la concordia yel amor en una vida común y hayaconfeccionado el más magnífico yexcelso de todos los tejidos, y, abra-zando a todos los hombres de laciudad, tanto esclavos como libres,los contenga en una red y, en la me-dida en que le está dado a una ciu-dad llegar a ser feliz, la gobierne yla dirija, sin omitir nada que sirva atal propósito71.

69 Ibíd., 286c.70 Ibíd., 283b.71 Ibíd., 311c.

BIBLIOGRAFÍA

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