Felix Duque Kan Opus Potumum

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    Islas en la laguna del sistema: La relacin de Kant con Fichtey Schelling en el Opus postumum

    Flix Duque PajueloUniversidad Autnoma de Madrid

    El 23 de junio de 1796 el profesor Kant imparti su ltima leccin en laUniversidad de Knigsberg. Y aunque, como es sabido, no dej de publicardesde entonces obras de cierta envergadura, lo cierto es que por esas fe-chas (o poco antes, si atendemos a algunosLose Bltterdel KonvolutIV del Opus

    postumum) se retirar casi por completo del mundanal ruido para acometer unaempresa que en privado habra prometido desde hace unos aos el propio Kant,y que, como le recuerda el fiel Kiesewetter, habra de tratar de: la transicin desus principios metafsicos de la ciencia natural a la fsica.1 Sin ella, confesar Kant

    a Garve en 1798, habra en el sistema de la filosofa crtica una laguna (Lcke).2Slo que esa laguna, lejos de ser convenientemente cerrada, se ir ensanchandocon el tiempo hasta convertirse en un mar tempestuoso que amenazar con destruirincluso la tierra firme de la Analtica trascendental de la primera Crtica. Ya en lacitada carta a Garve califica Kant su proyectada obra de suplicio de Tntalo. Elsmil no poda ser ms adecuado, ya que, por haber robado nctar y ambrosa a losdioses para drselos a sus amigos, Tntalo haba sido castigado a permanecersumergido hasta el cuello precisamente en una laguna, con rboles cargados defruta a su alcance, pero cuyas ramas eran elevadas repentinamente por el viento

    siempre que el infeliz intentaba alcanzar una fruta. Sabemos muy bien en qu

    1 Carta del 8 de junio de 1795. Salvo por lo que hace a la Crtica de la razn pura, citar siempre por losGesammelte Schriften de la Academia. Aqu: XII, 23.2 Carta del 21 de septiembre de 1798, XII, 257.

    Signos filosficos, nm. 5, enero-junio, 2001, 11-46

    Recepcin: 10/05/01 11 Aceptacin: 30/05/01

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    consista ese alimento de los dioses que Kant-Tntalo robara para drselo a loshombres. Y no slo lo rob, sino que elabor y depur el nctar de la santidad y laambrosa de la majestad del poder hasta descubrir la quintaesencia de tan mara-villosos manjares, el ncleo oculto de donde ellos tomaban su fuerza. Su hermoso

    nombre es razn, y no desde luego slo individual o para unos pocos, sino libre ypblica. Fortalecidos con ella los mortales, los dioses del cielo y sus representantesen la tierra, se vern despojados para siempre de sus privilegios ancestrales. Casial inicio del Prlogo a la primera edicin de la Crtica dice en efecto Kant:

    Nuestra era es la era propia de la crtica, a la cual todo debe someterse. La religin porsu santidady la legislacin por su majestadpretenden por lo comn sustraerse a ella.Pero entonces suscitan una justificada sospecha en su contra y no pueden exigirsincero respeto, conferido por la razn solamente a aquello que ha podido pasar su

    examen, libre y pblico.

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    Y bien, qu tiene que ver una Transicin de la Metafsica de la Naturaleza ala Fsica con el examen libre y pblico de la razn?

    Para acercarnos a este punto, basta con que comparemos la desconfianza yhasta hostilidad con que los cientficos de la poca acogieron losMetaphysische

    Anfangsgrnde kantianos de 1786 (obra de la que se sigue casi de modo necesariola empresa del bergang) con el entusiasmo que esa obra suscitara entre los fla-mantesNaturphilosophen romnticos. As, mientras el prestigioso Physikalisches

    Wrterbuch de Jo. S. Tr. Gehler rechazaba como Metaphysische Spekulationel intento kantiano de construir la materia a partir de dos fuerzas originarias,4

    Schelling saludaba la obra como liberacin de una fsica mecanicista, que slosabe de una materia muerta y, llevando al extremo la concepcin kantiana, se

    3Kritik der reinen Vernunft (= KrV). A XI, n.4 Ver bajo la voz Abstossung; I, 123 (cito por la ed., neu bearbeitet von Brandes, Gmelin, Horner,Muncke, Pfaff. Leipzig, 1825). Ms crtica an es la opinin acerca del influjo de la obra sobre los segui-doresNaturphilosophen, recogida bajo la voz Materie: mientras que stos, para no repetir las palabras delmaestro, usaran palabras dndoles un significado arbitrario, con lo que se entregaran a algo que paratodos era el ms absurdo de los sistemas, Schelling, ms astuto, intentara revestir el idealismo absolutode Fichte mediante una gruesa capa de palabras incomprensibles, pero con elevado arte dialctico yretrico, de manera que gran parte del pblico acept el conjunto con un sistema rigurosamente cien-tfico. (1831; VI, 1422). Por lo dems, el propio Kiesewetter se extraaba de que los Metaphysische

    Anfangsgrnde(= MA), nueve aos despus de su aparicin, no hubieran sido comentados y reelaborados

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    propuso ya desde Ideen zu einer Philosophie der Natur(1797)5 ir ms all deesa originariedad de las fuerzas atractiva y repulsiva que conformaran a la materia,con el fin de elevarse a una actividad ltima y fundamental que Schelling llamaintuicin, una intuicin activa presente tanto en mi espritu como en la naturaleza,

    y que en ambos casos acta por libertad (AA 210 s.). Y Franz von Baaderllegar a decir que Kant: aniquila, como por un soplo benfico de vida, toda lamateria bruta en la naturaleza, de modo que en sta no hay ya sino materia viva,presente por doquier.6 Slo cabe lamentar al respecto que nadie, salvo quiz elpequeo crculo de amigos de Knigsberg, pudiera leer las estupendaselucubraciones que Kant iba a llevar adelante en el llamado Opus postumumsobre, por ejemplo, el sistema elemental de las fuerzas motrices, el ter comomateria trascendental bsica o el fenmeno del fenmeno. Por cierto, el hecho eslamentable tambin desde el punto de vista estrictamente cientfico, pues es posible

    que gran parte de los desvaros ulteriores de los Naturphilosophen se hubieranevitado de conocer la obra pstuma.Sea como fuere, lo importante es sealar que la empresa kantiana sigue, como

    no poda ser menos, un doble programa. Por un lado, ciertamente, se propone unafundamentacin trascendental de la ciencia de la naturaleza, con estricta atencina las teoras empricas que Kant poda conocer. Pero por otro, y ello es lo relevantepara m, se propona, rebajando las nfulas de una consideracin de la fsicapuramente matemtica y mecnica, a la Newton, encontrar el eslabn que pudieraenlazar la Metafsica de la Naturaleza (y, por ende, la Filosofa Trascendental)

    con la Fsica como un sistema de lo emprico (y no como un mero agregado defenmenos, enlazados slo formalmente por las matemticas), de la misma maneraque la Metafsica de las Costumbres haba de poder justificar la aplicacin de losprincipios puros del deber a los casos de experiencia.7 Slo as, se lograra presentar

    por los discpulos de Kant (en carta citada en nota 1). Y el propio filsofo, como previniendo lascrticas, reconoca: Bien veo la dificultad de este tipo de explicacin sobre la posibilidad de unamateria en general (MA,IV, 521).5 Vase el libro 2, cap. 4.Ideen est disponible en laHistorisch-Kritische Ausgabe (= AA). I/5 . Stuttgart 1994.6Ideen ber Festigkeit und Flssigkeit(1792); Smtliche Werke (Leipzig 1852); Aalen 1963; I/3 185, n.7Tugendlehre. Metaphysik der Sitten. IV, 468. Es curioso que Kant hable aqu (1798) como si l hubieraya cumplido la tarea del bergang y el pblico lo supiera. Comienza en efecto diciendo: Adems, aligual que se requiere pasar de la Metafsica de la Naturaleza a la Fsica, un paso (berschritt) que tiene susreglas particulares, as tambin se propone la Metafsica de las Costumbres, con razn, hacer algoanlogo. A la vista de los fragmentos, bien podemos afirmar que Kant pensaba por esta fecha concluir

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    la entera experiencia como un sistema omnicomprehensivo. Con ello se habralogrado, yendo ms all de las Anticipaciones de la percepcin de la primeraCrtica, una anticipacin quoad materiale, aunque slo (sensu kantiano)

    problemtica de la experiencia, pero entendiendo a sta desde luego como unidad

    total colectiva, y por ende slo como una totalidad (Ganzheit) cogitabile, enfavor de lo emprico, o sea como justificacin y ordenacin previa de unaAllheitu omnitud distributiva (dabile), que slo asintticamente se ira aproximando a laexperiencia como determinacin omnmoda. De este modo, la Transicin servirade hilo conductor para la aproximacin in indefinitum del sistema natural, propio deuna natura materialiter spectata (el conjunto de los fenmenos), al sistema doctri-nal, propio de una natura formaliter spectata (conjunto de leyes universalesdeducibles de lospredicables, con base en la tabla categorial), segn el deside-ratum expuesto en el prlogo de los Metaphysische Anfangsgrnde (IV, 467).

    Lo que se propone Kant con tan abstrusas doctrinas no es, empero, otra cosaque el cumplimiento, tambin en el mbito de la fundamentacin de la ciencia de lanaturaleza, del programa crtico antes citado: todo lo dado externamente, todo lo in-mediato, aparece como una imposicin y, por ende, como una restriccin de lalibertad humana, ya sea desde las alturas de la religin eclesisticamente admi-nistrada, desde la majestad del poder poltico o desde el rasero de lo emprico, conla presunta obligatoriedad de atenerse a los hechos. Por eso distingue Kant, enla Arquitectnica de la razn pura, entre cognitio ex datis y cognitio ex

    principiis. El primero es meramente histrico (historisch: hoy diramos emprico);

    el segun-do racional. De aqul se tiene noticia (mero Kenntnis) slo en cuantodado de fuera (anderswrt gegeben), ya sea sigue Kant por experienciainmediata, narracin o adoctrinamiento. En cambio, el conocimiento racional slopuede surgir de la propia razn del hombre (KrV A 836/B 864). La ulteriorfilosofa idealista, ese gigantesco y a veces exagerado canto a la libertad y ala autorreferencialidad del saber y del obrar, tomar buena nota de este repudiokantiano de lo histrico. De ah el jbilo de esos espritus libres ante los

    Metaphysische Anfansgrnde. Pues bien, que los callados esfuerzos del anciano

    en breve su obra (vase la Correspondencia de pasajes, en mi edicin del Opus postumum, Barcelona,Anthropos/Universidad Autnoma Metropolitana, 1991, p. 55 y ss.). Hasta los KonvoluteX-XI, el VIIy el

    I(a partir de mediados de 1799), en efecto, la temtica restringida a la Transicin estaba ms o menosconcluida. No es extrao que el propio Kant escribiera a Lichtenberg (1 de julio de 1798) anuncindole parala Feria de Pascuas de Leipzig (o sea, para la primavera de 1799): algo que tengo entre manos (XII, 247).

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    de Knigsberg a partir de 1796 iban en parecida direccin se muestra en pasajescomo el siguiente: la experiencia no puede ser dada, sino hecha por el sujetopara la representacin sensible; y est sometida a un Principio de composicin derepresentaciones empricas en orden a la unidad de una experiencia posible, cuya

    forma debe serpensada a priori por un concepto (O.p.XXII, 391). Con todo, esclaro que los primeros idealistas irn mucho ms lejos que el prudente Kant, elcual da con una mano lo que quita con la otra. Si la experiencia ha de ser hecha(gemacht) por el sujeto y no dada (gegeben) a ste como si el hombre fueraalgo puramente pasivo, a las resultas de lo que la naturaleza quisiera ensearledesde fuera, esa construccin tiene sentido slo como una accin para prepararla recepcin de aquello que sale al encuentro: la materia de las percepciones, eseresto irreductible e imprevisible que nos recuerda constantemente nuestra finitud.La experiencia se construye sistemticamente a priori como una omnimoda deter-

    minatio, pero exclusivamente en cuantopensadaen favorde la representacinsensible. En cambio, a los primeros idealistas no les interesar tanto la funda-mentacin de la ciencia natural cuanto la liberacin del peso muerto de lo dado, deuna materia justamente caracterizada como inerte, para poder pasar a considerarla,bien como un obstculo que sirva de acicate a la accin moral de una comunidadde seres libres, como en el caso de Fichte, bien como una originaria actividad in-consciente y paralela, en gradacin inversa de potencias, a la actividad conscientedel hombre histrico, religioso y artstico, como en el caso del Schelling de la

    Identittslehre.

    De cualquier forma, sera un ejercicio intil preguntarse por el posible influjoque el Opus postumum hubiera podido ejercer sobre esos dos pensadores, quefueron amigos y creyeron luchar en el mismo frente, curiosamente durante elmismo periodo en que Kant redactara su fragmentaria obra: entre 1795 y 1801,aproximadamente, y de la que, desde luego, apenas tuvieron noticia. Slo un brevepasaje de la necrolgica escrita por Schelling en honor de Kant revela el cono-cimiento al menos del primitivo ttulo de la posible obra: Todava en el ao 1801trabajaba en las pocas horas de libre fuerza pensante (Denkkraft) en una obra:Transicin de la Metafsica a la Fsica, que, de haberle permitido la edad su

    culminacin, habra sido sin duda del ms alto inters.8

    Pero en ese ao, como esbien sabido, estaba Kant ya muy lejos de la empresa del bergang. Sus ltimosesfuerzos estuvieron dedicados a un empeo mucho ms ambicioso, aunque

    8Immanuel Kant. En: Smtliche Werke (ed. Cotta. Stuttgart / Augsburg 1856-61 = S.W.). I/6, 8.

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    lamentablemente tambin mucho menos logrado. En lugar de dar un paso adelante,un Fortschrittdesde el Sistema del mundo a la Fsica como sistema, se trataba,en palabras de Kant, de un Regreso a la Filosofa Trascendental (Rckschritt

    zur Trans. Philos.: O.p.XXI, 80) que habra de culminar nada menos ms ac,

    incluso de la misma Filosofa Trascendental, en un Sistema de Filosofa pura ensu entero compendio (System der reinen Philosophie in ihrem ganzenInbegriffe; O.p. XXI, 146).

    A qu pudo deberse tan espectacular giro, que hizo incluso creer a los primerosestudiosos del Opus postumum (Albrecht Krause y Hans Vaihinger, como ilustresejemplos) que esos fragmentos contenan en realidad dos obras bien diferenciadas?Para acercarnos al problema, es preciso primero adelantar algo as como un ndiceideal de la obra inacabada. En mi opinin podra dividirse el Opus postumum encuatro partes relativamente bien ligadas cada una a la siguiente, pero mostrando

    una clara deriva, de modo que los extremos inicial y final apenas tienen conexinalguna entre s:1) A la primera parte, escrita entre 1896 y agosto de 1799 (legajos:fardesIV, II,

    IX, XII y V), le corresponde de pleno derecho el ttulo primitivo: Transicin delos principios metafsicos de la ciencia natural a la fsica, y expondra loscaracteres gentica y retroductivamente (por decirlo con Kant: mediante unregressus transcedentalis), los caracteres generales de la materia, la tpicade las fuerzas motrices y la demostracin de la existencia del ter.

    2) El segundo apartado corresponde a los legajos X/XI (de noviembre de 1799 a

    abril de 1800), y en l Kant estudia principalmente el sentido de la cienciafsica (un sistema en favorzum Behuf de lo emprico), la construccindel objeto (con atencin capital al llamadofenmeno del fenmeno ofenmenoindirecto) y la fundamentacin trascendental del sistema de las fuerzas.

    3) A continuacin debera colocarse el legajo VII (primavera - otoo de 1800): elpunto de retorno a la filosofa trascendental y, a mi parecer, la parte, con mucho,ms importante de todo el Opus postumum, en la que centrar mi exposicin.Sus grandes temas son: la revisin de las representaciones del espacio y eltiempo, la doctrina de la autoafeccin y de la autoposicin y el nuevo estatuto

    de la cosa en s.4) En ltimo lugar vendra el disperso legajo I (1801-1803) que muestra ya unaclara decadencia senil, aunque precisamente aqu se aprecie el supremo esfuerzode Kant: presentar un Sistema de las Ideas como autocreaciones de larazn, que habra de ser la culminacin de la filosofa kantiana.

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    Habida cuenta del tema que nos ocupa, podemos dejar de lado las dos primeraspartes: las propiamenteprotofsicas o, en trminos kantianos,fisiolgicas, aunadvirtiendo que hasta el final de los legajos se encuentran dispersas consideracionessobre esos temas y, al contrario, ya desde 1798 comienzan a hallarse textos

    fragmentarios sobre temas epistemolgicos y metafsicos. La razn para queabandonemos en este trabajo la problemtica del bergang propiamente dichoes obvia: no es posible reconocer bajo ese rubro ningn influjo importante de lasobras de los idealistas. No me consta que leyera por caso a Franz von Baader, elnico estuidoso con espritu filosfico que trata por esas fechas justamente deproblemas relativos al calrico y al ter.9 Las alusiones crticas a un alma delmundo, aunque contundentes, son demasiado breves como para sospechar queKant hubiera ledo Von der Weltseele, de Schelling; y, en todo caso, correspondena una poca muy posterior (finales de 1800).10

    En todo caso, la pregunta que ahora se impone es, claro est: se debe elprofundo giro, la Kehre de Kant, a influencias externas de los continuadoresidealistas delNuevo evangelio kantiano y de sus crticos compaeros de viaje,como los escpticos, o bien viene requerida por exigencias del desarrollo mismode las doctrinas del bergang? A mi entender, ambos supuestos se entrecruzanfecundamente aqu. Y de esta necesidad, a la vez externa e interna, surgir una

    9 Cfr. Vom Wrmestoff, seiner Vertheilung, Bindung und Entbindung, vorzglich beim Brennen derKrper(1786). En las citas Smtliche Werke I/3, 1-180. Es lamentable que Kant no haya tenido noticiadel trabajo de ste por entonces jovencsimo autor (famoso mucho ms tarde por su catolicismo exacerbado,su misticismo y sus posiciones polticas), porque se trata de un estudio muy pormenorizado y rico enreferencias exactas, que habra corregido no poco algunas de las afirmaciones empricas de Kant. Y alcontrario, es de lamentar que Vom Wrmestoff saliera el mismo ao deMA, sin tiempo para que Baaderpudiera asimilar la carga filosfica de ese tratado.10 A travs de recensiones (que era casi lo nico que lea Kant por esa poca) y de conversaciones conJohann Schultz pudo quiz Kant tener noticia de la obra de Schelling. Un pasaje polmico parece ir en esadireccin: No hay espontaneidad alguna en la organizacin de la materia, sino slo receptividad conbase en un principio inmaterial de formacin de la materia en cuerpos, que se ejerce en el Universum ycontiene una omnmoda relacin de medios a fines; por ello [se trata] de un entendimiento (pero no deun alma del mundo). (XXII, 78). La alusin al entendimiento y al Principio inmaterial nos envaobviamente a la temtica teleolgica de Kritik der Urteilskraft(la Technik der Natur, juzgada reflexivamentecomo debida a un entendimiento divino, por analoga con la tcnica humana). Igualmente crtico es elpasaje de XXII, 62: el espritu que pone en actividad a estas fuerzas [se entiende: las del mundo, F. D.] noes un alma del mundo [...] sino el Principio viviente de la naturaleza material en general [...] Considerara Dios como alma del mundo y, por tanto, como ser hipottico [...] y basar su unidad en Principiosempricos, supone un concepto de Dios un concepto puramente racional absolutamente errneo.

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    refundicin (lamentablemente, slo esbozada) de la entera Crtica de la raznpura. En efecto, los temas del espacio y del tiempo y de la autoafeccin remitena la Esttica trascendental, los de la autoposicin y la cosa en s a la Analtica y elSistema de las Ideas (con el controvertido estatuto de la Idea-Dios) a la Dialctica.

    Veamos primero, brevemente, las razones internas de este paso atrs. Elproblema inicial del Opus postumum consista en encontrar el modo de salvar elhiato entre lospredicables de la Metafsica de la naturaleza y la fsica experimental.La solucin primera, derivada de la Arquitectnica de la primera Crtica erainsatisfactoria, pues proceda introduciendo ya de antemano en el seno de laMetafsica un doble concepto emprico: el de materia para el sentido externo, elde la representacin emprica: Yo pienso para el interno.11 Dejando a un ladopor ahora el muy dudoso estatuto de un ser pensante como concepto emprico, entodo caso es claro que la metafsica no puede partir de lo emprico, para pretender

    luego aplicarse a priori a la fundamentacin de lo emprico. Por eso, el Opuspostumum ensayar la va opuesta: la de la espontaneidad del pensar. Pensar haba establecido Kant puedo lo que quiera, con tal de que no me contradiga(KrV B XXVI). Y puesto que la forma del pensar consiste en determinar unobjeto con vistas a lo mltiple de una intuicin posible (KrVA 254/B 309), cabeinventar (erdichten) predicables en favor de la experiencia de una manera librepero no arbitraria: siempre en el marco de un esquematismo ahora extendido alas determinaciones espaciales. Predicables, en suma, que puedan dar sentidoa la experimentacin cientfica (cfr. O.p. XXII 331). El conjunto de estos

    predicables en el que la deduccin de la tabla categorial se hace con base en ladidica leibniziana constituye el Sistema elemental de las fuerzas motrices dela materia, que nosotros podramos ver como un anuncio de las teorasconstructivistas en teora de la ciencia. Ahora bien, qu objeto podemosdeterminar en vistas a lo mltiple de una intuicin posible que ya no se quiereparticular sino global (experientia qua omnimoda determinatio)? Obviamente,debemos encontrar un concepto no emprico de materia que sirva de base a laexperiencia. Tal es el concepto de calrico o ter, cuya existencia intenta Kantdemostrar analticamente mediante un claro argumento ontolgico (cfr. O.p.

    11KrVA 848/B 876: wir nehmen aus der Erfahrung nichts weiter, als was ntig ist, uns ein Objekt, teilsdes usseren, teils des inneren Sinnes zu geben. Jenes geschieht durch den blossen Begriff Materia(undurchdringliche leblose Ausdehnung), dieses durch den Begriff eines denkenden Wesens (in derempirischen inneren Vorstellung: Ich denke).

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    XXII, 615) o, segn otros pasajes, y con mayor razn, apaggico, en el sentido deque sera imposible construir ningn concepto en la intuicin sin suponer la existenciade esa materia trascendental de base, problemticamente inventada en favor dela experiencia: Cabe admitir a priori la existencia de un ter, es decir postularlo,

    porque sin l no sera el espacio objeto sensible alguno ni se dara ningunapercepcin (O.p.XXII, 110).12 Ahora bien, dado que se admite que ese extraoobjeto trascendental (y nunca mejor dicho) es por un lado una invencin dada

    por la razn (XXII, 554) y por otra que ese objeto es singulary no un conceptocomn a muchas cosas (XXII 554**), debera seguirse aunque Kant no lodiga jams, obviamente que estamos aqu en presencia de una verdaderaintuicin intelectual, aunque admitida slo formal y problemticamente, en favorde la experiencia. Ms an, el ter es la experiencia posible misma en cuantoGanzheit, por as decir externalizada: el correlato objetivado de la espontaneidad

    del pensamiento. A partir de aqu, Kant tendra que haber establecido, en clararivalidad filosfica con el matemtico Newton, un Sistema del Mundo, con el cualprogresar efectivamente hacia la fundamentacin de la Fsica.

    Pero, en lugar de ello, Kant retroceder ms bien hacia los propios fundamentoscrticos. La razn es obvia: como ya ocurra en la mismsima deduccin trascendentalde la Crtica (pero ahora ms con respecto al espacio que al tiempo), la Estticatrascendental corre el peligro de verse engullida por la Analtica, desde el momentoen que el ter, ese omnipresente espacio cogitabile,13 viene postulado no slo enclaro paralelismo con la intuicin pura, sino que es por as decir su objetivacin.

    Cmo salvar el respeto que Kant mantiene en todo momento ante el carcterirreductible de la materia (cfr. p.e.: O.p.XX, 514*) con un postulado del que seafirma apaggicamente su existencia, pero que es a la vez producto de laespontaneidad del pensar? Cmo pasar a travs de la Scylla de un idealismo detipo subjetivo, segn el cual el principio formal sera, no meramente regulativo,sino constitutivo de la ciencia natural en un sistema (XXII, 244), sin chocar con

    12 El carcter indirecto de la prueba viene expuesto en XXI 542, XXII 552, 554, 615. Para la afirmacinde que esta materia no es hipottica, sino pensada en funcin de la posibilidad de la experiencia, ver: XXI216-218, 223 (estofa Stoff demostrable categricamente a priori), 230s., 378, 403, 542, 548;XXII, 598 (aqu, aunque la llama ciertamente hipottica, lo hace en el sentido de que no es obtenida enbase a ninguna observacin ni experimento), 605, 607, 612. Su carcter de invencin (Dichtung) estsealado en XXII, 109. Y en fin, el reconocimiento de que tal materia se da slo en y por el pensamientoest establecido en XXI 574, XXII 555, 587.13 Dicho sea de paso, sabemos que Kant tena en su biblioteca la obra de Henry More.

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    el Caribdis de la artimaa (Hinterlist) de presentar leyes naturales derivadas dela experiencia en su universalidad emprica como tal, [como si] pudieran ser inferidasa priori a partir de la razn (XXII, 244)? La verdad es que Kant ha osciladocontinuamente hasta ahora entre esos dos extremos, sin encontrar el paso seguro

    de un Mittelbegriff, de un nuevo esquematismo que permitiera establecerslidamente la Ciencia de la transicin. De ah la necesidad de esepaso atrs.Retorno a la filosofa trascendental.

    Pero en ese retorno comenzar a oir Kant, desde su retiro de Knigsberg, y atravs de recensiones de revistas (especialmente, lasLiteratur-Zeitungen de Jena,Erlangen y Gttingen), las voces de sirena de sus amigos hipercrticos, de entre losque destaca a Fichte y Reinhold.14 De modo que el regreso a la filosofa trascendentalse ver acompaado por las sombras de esos dscolos discpulos (ya que segu-ramente no por la lectura directa de sus obras). En primer lugar cabe adelantar la

    tesis general de que, a mi ver, Kant no aceptar jams un idealismo subjetivizantecomo el vulgarmente atribuido a Fichte por, sin ir ms lejos, el mediocre consejerofilosfico de Kant: Johann Schltz. Siguiendo la sugerencia de Adickes,15 y yendo

    pedem aliquantulum ms all de l, cabra decir que Kant no slo coquete conla nueva terminologa, sino que prob a utilizarla pro domo sua con el fin dedemostrar su acomodo a la reorganizacin de la entera doctrina, sin salirse delmarco del criticismo. Ni siquiera cabe excluir, al respecto, un punto de vanidadsenil respecto a esos insolentes jvenes que, mientras afirmaban seguir el verdaderoespritu del kantismo, estaran procediendo al desmantelamiento del criticismo.

    En segundo lugar, y abonando al menos externamente la tesis de la utilizacinde un lenguaje que l, Kant, quera reconocer comopropio, cabe traer a colacin lacasi completa ausencia en O.p. de los nombres de quienes, convencionalmente,podramos tildar de idealistas. Fichte no es nombrado ni una sola vez. Reinhold yBeck, una. Schelling, dos veces. En cambio, adversarios como Aenesidemus-Schulze o Teeteto-Tiedemann son citados, respectivamente, once y siete veces,mientras que el respetuoso pero crtico Lichtenberg (transfigurado como spinozista)

    14 Carta a Tieftrunk del 13 de octubre de 1797: Nei dieser Gelegenheit bitte ich zugleich meinerhypercritischen Freunde Fichte u. Reinhold mit der Behutsamkeit zu gedenken, deren ihre Verdienste umdie Wissenschaft vollkommen werth sind (XII 207). Obsrvese de nuevo la prudencia del anciano, que noquera enemistarse todava abiertamente con quienes se confesaban sus discpulos, por heterodoxosque fueren.15 Cfr. su Opus postumum dargestellt und beurteilt, (KANT-STUDIEN, Ergnzungsheft Nr. 50). Berln1920, p. 660.

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    es nombrado, nada menos, 17 veces.16 Esto ltimo es natural: salvo una posibleojeada rpida a laZweite Einleitung de Fichte, bien cabra decir que el nico libroque Kant ley a fondo a partir de 1798 fue el segundo volumen de los VermischteSchriften de G. Chr. Lichtenberg,17 junto con una lectura sorprendente (pero im-

    portante para entender el trasfondo del legajo I): elZend-Avesta de Zoroastro (oZaratustra, como se quiera).18 Y ser precisamente la lectura spinozista queKant hace de Lichtenberg la que permitir, para nosotros, acercar los ltimosesfuerzos de O.p. a las doctrinas de Schelling, ms desde luego que a las de Fichte.

    Podemos desde luego desechar cualquier influjo del veleidoso Reinhold en laobra pstuma. Es verdad que el trmino Vorstellungsvermgen aparece mltiplesveces,19 pero no en el de Reinhold,20 sino como sinnimo del trmino usual en Kant:Erkenntnissvermgen, con una matizacin importante: en la Crtica se nos decaque hay dos Grundquellen des Gemts, a saber la receptividad de las impre-

    siones y la espontaneidad de los conceptos, atribuida a la facultad de conocerun objeto por estas representaciones (KrVA 50/B 74). Por la primera nos esdado un objeto; por la segunda, vienepensado. Todava en la tabla de facultadesde la tercera Crtica se agrupan bajo el rtulo: Erkenntnissvermgen al entendi-miento, la fuerza de juzgar y la razn.21 Por el contrario, la Vorstellungsvermgen

    16 Pueden consultarse los datos en el ndice de G. Lehmann a la ed. acad. de O.p., XXII 629-630.17 Aunque estos escritos fueron publicados pstumamente por el hijo de Lichtenberg, Ludwig Christian,y por Fr. Kries (Gttingen 1801), sabemos que Kant los ley ya en 1800, gracias a un envo directo delautor, todava en vida.18Zend-Avesta, Zoroasters Lebendiges Wort, worin die Lehren und Meinungen dieses Gesetzgebens vonGott, Welt, Natur, Menschen, ingelichen die Ceremonien des heiligen Dienstes der Parsen u.s.f. anbehaltensind. Dritter und letzter TTheil, welcher Zoroasters Leben, den Ben-Dehesch, zwei kleine Wrterbcher,und die brgerlichen und gottesdienstlichen Gebrache bei den jetzigen Parsen enthlt. Nach demFranzsisch des Herrn Anquetil von J. F. Kleuker bersetzt. Riga 1777, bey Johann Friedrich Hartknoch.Hartknoch, editor de Kant, envi a ste personalmente el volumen, cuyas huellas se dejan sentir en lasltimas partes del O.p. (cfr. XXI, 4, 5, 8, 156; 6, 96, 136 (en estos tres ltimos pasos, en conjuncin conLichtenberg!).19Cfr.XXI 31; XXII, 43, 67, 91, 92, 94, 97, 58, 352, 420, 421.20Cfr.Versuch einer neuen Theorie des menschlichen Vorstellungsvermgens (Prag / Jena 1789). Darmstadt1963. Al ao siguiente, y en el tomo I de los muy influyentes Beytrge zur Berichtigung bisheriger

    Missverstndnisse, aparecera su: ber das Verhltnis der Theorie des Vorstellungsvermgens zur Kritikder reinen Vernunft. Por lo dems, el nombre Reinhold aparece, como dijimos, slo una vez, pero demanera aislada. El pasaje (nada extrao en el O.p.) dice exactamente: Recantatio, rehabilitatio; Augustiniretractatio. Reinhold (XXII, 154).21Kritik der Urtheilskraft, Einl.VIII; V, 198.

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    de O.p. consta de intuicin y concepto, y adems comienza por la autocon-ciencia (XXII, 420). Las dos fuentes del nimo parecen reducidas ahora a unasola, cuyo inicio sera la autoconciencia, identificada en la Crtica con la apercep-cin, la cual sera no slo la condicin de toda unidad, sino adems ella misma

    incondicionada! (KrVA 401). No es entonces Fichte el que est detrs deesta unificacin impensable en el criticismo ortodoxo, en lugar del esttico yromo Reinhold? No. No lo es. Pero para probar esto debemos entrar in medias res.

    El innegablefuncionalismo y constructivismo que alienta las pginas del Opuspostumum desde los legajos X/XI se debe desde luego ms a Beck que a Fichte.Ya en 1794 haba anunciado Sigismund Beck a Kant la aparicin del tercer tomode su Erluternder Auszug: el famoso Einzig mglicher Standpunkt auswelchem die critische Philosophie beurteilt werden muss. En l, explica almaestro, se deducira analticamente el entero sistema a partir de la unidad sinttica

    de la apercepcin, que Beck entiende como acto originario de atribucin(rsprngliche Beylegung). Este audaz matemtico compara al respecto la activi-dadde construccin originaria del concepto de un objeto a travs de la categora conla operacin del gemetra, el cual, al construir una figura en el espacio, se da a smismo laposibilidadde que exista esa figura. Si tal fuera hacedero en filosofatrascendental, dejara sta entonces de proceder analticamente, por meros concep-tos, para rivalizar con la matemtica, nica que en el perodo crtico escapaz de proceder sintticamente, por construccin de conceptos. Un pasajeclave de O.p.22 rendir homenaje a esta aportacin de Beck: Que nosotros no

    comprendemos (einsehen) sino lo que nosotros mismos podemos hacer (machen).Pero primero tenemos que hacernos a nosotros mismos. El representar originariode Beck (XXII, 353). No se trata de un mero resumen de la doctrina del discpulo.Muchos otros pasajes aunque quiz menos contundentes abonan la idea deque Kant ha hecho suya esa concepcin.23 De este modo ha quedado dinamiza-do el principio de Reinhold: la filosofa no puede surgir de un mero hecho (Tatsache),sino de una actividad originaria. Es ms, dir Beck: la realidad efectiva (Wirklichkeit)es el representar originario mismo, del cual se sigue inmediatamente el concepto

    22 Que recuerda extraamente al verum ipsum factum de Vico, de quien, naturalmente, Kant no tena lamenor noticia.23 Como seala certeramente H.-J. De Vleeschauwer: Un souffle nouveau anime son [sc. de Kant, F. D.]propre commentaire: le fonctionalisme de Beck passe insensiblement Kant (La dductiontranscendantale dans lOeuvre de Kant. Antwerpen 1937; III, 530).

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    de objeto.24 Ahora bien, Kant aceptar este punto, como sabemos, nicamentepor lo que hace a la existencia del objeto ter, o sea: para la entera experiencia obje-tualizada, y no desde luego para los objetos particulares de la experiencia, para losfenmenos. Lo existente a priori por la actividad originaria no ser como en

    Beck el cuerpo que llena un espacio, sino el spatium plenum, o mejor: la plenifi-cacin del espacio, con vistas a la recepcin en l de la materia de las percepciones.Kant bordea la lnea crtica, pero no la traspasa. Es ms, el propio Beck se neg apasar a las filas de Fichte.25

    Por qu este empeo de Kant en evitar a toda costa la cada en el fichteanismo,a pesar del constante uso de expresiones de claro sabor fichteano? Pero paraempezar, este uso no debiera sorprendernos, ya que su origen se halla, en germen,en la propia obra kantiana. Selbstbewusstsein es expresin frecuente en laCrtica.26 La idea de la experiencia qua omnimoda determinatio y, por tanto,

    como existencia que acontece por medio de la razn aparece ya en unaReflexionde los aos 80.27 La posicin absoluta o Setzung est ya, como es notorio, en laEinzig mglicher Beweisgrundde 1763 y, desde luego, en la famosa definicinde la primera Crtica: Ser [...] es meramente laposition de una cosa, o de cier-tas determinaciones en s mismas (A 598/B 626). Y ya en unaReflexion de 1771se dice: Lo que est puesto en s mismo (an sich selbst gesetzt), existe.28

    Adems, y sobre todo, haba fuertes razones personales en absoluto des-cartables, en esta poca para que Kant se negara a seguir al arrogante discpulo,al titn de Jena. Fichte no tuvo la precaucin (como hiciera en cambio Beck) de

    explicar en sus cartas a Kant los puntos fundamentales de la nueva doctrina. Selimit a enviar peridicamente ejemplares de sus obras al maestro, que prest nulaatencin a esos trabajos. Por lo que sabemos a partir delLoses Blatt L 1,29 Kantni siquiera desat un paquete que contena presumiblemente obras de Fichte,

    24Einzig - mglicher Standpunct... (Riga, bey J.Fr. Hartknoch [el editor de Kant!] 1796). Frankfurt/M.1975, p. 166. Pocas lneas despus, aade Beck: El cuerpo que llena el espacio es realmente efectivo(existe); pues yo obtengo su concepto a partir del representar originario mismo.25 Sabemos que Fichte haba visitado a Beck para que se uniera a l. En lugar de hacerlo, Beck se apresuraa comunicrselo a Kant, para congraciarse con el maestro (carta del 24 de junio de 1797; XII 174).26 Segn la cuenta de Hans Amrhein (Kants Lehre vom Bewusstsein berhaupt und ihre Weiterbildungbis auf die Gegenwart. KANT-STUDIEN; Ergnzungsheft 1. Wrzburg 1909), ese trmino aparece 17veces en KrV.27Refl. 5710; XVIII 332.28Refl. 4396; XVII 531.29 Recogido por Adickes, op. cit., p. 606, n. 2.

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    olvidado en un rincn de la antecmara de su casa. La nica noticia indirecta quetenemos del desconocimiento ms que conocimiento de la Grundlage porparte de Kant se halla en una carta a Tieftrunk del 5 de abril de 1798: Qu opinaVd. de la doctrina general de la ciencia del Seor Fichte? Me ha enviado hace

    tiempo un libro [...], pero lo he dejado por encontrarlo largo, y porque me distraade mi trabajo, y ahora [lo] conozco por la recensin de A. L. Z.30 Por ahora notengo tiempo libre para ocuparme de l. (XII 241). Y ello en una poca en la queKant comienza justamente a sonara Fichte! Es ms, recurdese que al iniciohablamos, con Kant, del suplicio de Tntalo, que representaba para l la redaccinde la obra pstuma (segn carta a Garve de 21 de septiembre de 1798). Puesbien, quien castiga en esta poca al desdichado Kant-Tntalo parece ser el propioFichte. Apenas tres meses antes de esa confesin, el 1 de junio de 1798, Abeggvisit a Kant, y le entreg una carta de Fichte. Como relata el propio Abegg, el

    anciano aprovech la ocasin para explayarse sobre la novsima doctrina:

    No he ledo todos sus escritos, pero s le recientemente la recensin en laLiteraturzeitungde Jena: al principio no logr entender exactamente de qu se trataba;31 la le por segun-da vez, creyendo que entonces podra entender algo, pero en vano. Fichte te presenta unamanzana que no te deja comer. Lo mismo dara tratar del problema: mundus ex aqua.Se queda siempre en las generalidades sin dar nunca un ejemplo, pero tampoco (lo que espeor) podra darlo, porque aquello que correspondera a sus conceptos generales noexiste.32

    Esa manzana es, claro est, el Yo. Y Kant se va a esforzar por llenarla de la carnepalpitante del sum personal, anclando el pensamiento en la slida base del ser.

    30 Se trata naturalmente del rgano del nuevo evangelio: la Allgemeine Literatur-Zeitung de Jena. Larecensin apareci en los nms. 5-9 de 1798.31 Esto no es nuevo en el viejo Kant. Parece que como suele ocurrir con la edad tena gran dificultadpara entender doctrinas ajenas, y ms para aceptarlas. As, ya en 1794 le confiesa a Beck que no entiendesus superfinas escisiones de hilos (berfeine Spaltungen der Fden; nosotros diramos de cabellos, F.D.) respecto a la Erkenntnisvermgen, y le desea suerte en esa empresa (Carta de 1 de julio de 1794, XI 515).32XIII 482; nfasis mo (la carta de Fichte es de 3 de mayo de 1798). Tambin en la ya citada carta aTieftrunk de 5 de abril de 1798 dice Kant algo parecido, y con un inciso bien significativo, que yosubrayo: la recensin (decididamente benvola) que se ha hecho me deja la impresin de una especie defantasma: cuando se cree haberlo cogido, no encuentra uno ante s ningn objeto, nada ms que el yomismo, o mejor, en el yo nada ms que la mano extendida para coger el objeto. La simple autoconciencia,considerada realmente tan slo segn la forma del pensamiento, sin materia, sin ms que la reflexin,pretendiendo elevarse incluso sobre la lgica, produce una extraa impresin en el lector.

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    De todas formas, la inquina de Kant hacia Fichte tena sus motivos. Mientrasque ste insista en que mi sistema no es otro que el kantiano,33 a renglnseguido deca que ello era respecto a la Sache selbst, no a la letra del viejo, y quepor ello: Mis escritos no pretenden explicar a Kant, no ser explicados por l;

    deben tenerse en pie (stehen) por s mismos, y Kant queda por completo fuera dejuego (S.W.I, 420s.). Y si el de Knigsberg no lea esas obras, all estaba el fielSchultz para recordarle esos pasajes. Pero la gota que colm el vaso (o el lago) enel que nadaba Kant-Tntalo fue proporcionada por la recensin del Entwurf derTransscendentalenphilosophie de J. G. Buhle, aparecida en una revista queKant s lea: la Erlanger Literaturzeitung, el 11 de enero de 1799. All se dicencosas realmente graves:

    Kant es el primero en haber enseado (der Lehrer) la filosofa trascendental, y Reinhold

    el excelente divulgador de la doctrina crtica: pero el primer filsofo trascendental es sinduda Fichte. Fichte ha realizado (realisirt) el plan esbozado (entforfnen) en la Crtica, yha llevado a cabo sistemticamente el idealismo trascendental insinuado (angedeuteten)por Kant. De ah que sea natural el deseo del pblico de que el fundador de la Crtica sepronuncie oficialmente sobre su discpulo ms digno (wrdigsten), el autor (Urheber) dela filosofa trascendental!34

    Esto era realmente demasiado. Y Kant se desquit, en unos momentos en quetodo el mundo (incluyendo la remota Knigsberg) saba que Fichte estaba bajo lasospecha de atesmo que le costara la ctedra de Jena. Kant eligi adems para su

    declaracin el rgano oficial del kantismo: laAllgemeine Literatur-Zeitung. El28 de agosto de 1799 (recordemos: en el perodo en que con ms fuerza y frecuen-cia aparecen expresiones aparentemente fichteanas en O.p.), y en el nmero 109de la revista, apareci la Erklrung in Beziehung auf Fichtes Wissenschaftslehre(XII, 370-371). Sin duda, una mancha que ensucia los ltimos aos del anciano. l,que haba dicho que no hay autores clsicos en la filosofa, afirma ahora que hayque tomar su obra al pie de la letra, sin intentar interpretarla, y que su doctrina esun sistema, no una propedutica.35 Por lo dems, los reproches van in crescendo,

    33Erste Einleitung. Smtliche Werke. Ed. I.H. Fichte (= S.W.) I, 420.34XIII 542s.35 En el legajo IX, pliego IV (XXII, 240), escrito entre enero y febrero de 1799 (y por tanto, inmediatamentedespus de la recensin del libro de Buhle), dice Kant: Esta Transicin no es meramentepropedutica,pues ste es un concepto fluctuante que concierne slo a lo subjetivo del conocimiento. No cabe dudapues de que por entonces estaba ya rumiando laDeclaracin contra Fichte.

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    hasta el grand finale: Dice un refrn italiano: Dios nos libre de nuestros amigos,que de nuestros enemigos ya sabemos guardarnos nosotros (XII, 371). Cuatro aosdespus, al borde de sus fuerzas, y ya colmados de allotria y senilia los ltimostextos de O.p., el anciano intentar, al menos en la escritura, usurpar el puesto del

    odiado discpulo, presentando patticamente el ttulo de una obra que, naturalmente,nunca escribira y que dej sin firmar:

    Philosophieals Wissenschaftslehre

    in einem vollstndigen System

    aufgestellt von (XXI, 155).36

    Desde luego, hay que reconocer que todas stas son razones (por llamarlas de

    algn modo) externas. Es posible que, a pesar de todo, Kant cediera a la nuevadoctrina y se apoderase a la chita callando (stillschweigend, dira un alemn) desta? Ello me resulta altamente improbable, a la vista de los textos mismos. Analizarpara ello brevemente sobre todo los legajos VII y I, correspondientes a lo que yo hedenominado como Tercera y Cuarta Parte del Opus postumum.

    Vaya por delante un punto que tengo por altamente relevante: normalmente, lo queKant califica de idealismo a secas o egosmo tiene poco que ver con las doctrinas deBeck, Fichte o Schelling, sino que se remonta ms bien como desde la perspectivadel propio Kant es bien lgico a lo criticado en la Refutacin del idealismo de la

    segunda edicin de la Crtica, esto es, a un cierto berkeleysmo difuso (segn la conocidaacusacin de Garve y Meiners con respecto a la primera edicin), que l cree verahora representado en Lichtenberg (junto al spinozismo de ste) y an en el sensualistaTiedemann!37 A ste se refiere muy probablemente un pasaje polmico: El idealismo

    36 No deja de ser extrao este intento de reescribir so modo una Wissenschaftslehre (por ms comprensibleque sea desde el resentimiento y an la envidia), dado que el nico pasaje de O.p. en el que Kant atacafrontalmente a Fichte (sin nombrarlo) despacha despectivamente a la Doctrina de la Ciencia de esta guisa:Una Doctrina de la Ciencia en general, en la que se abstrae de la materia de sta [los Objetos de conocimiento],es la lgica pura; y constituye un estril girar en crculo con los conceptos el pensar otra Doctrina de laCiencia an ms elevada y universal, la cual no puede contener de suyo ms que lo cientfico del conocimientoen general [su forma]. El pasaje est escrito entre mayo y junio de 1799, segn la datacin de Adickes.37 Kant suele citarlo (como a Schulze) por el ttulo de su obra principal: Thetet oder ber das menschlicheWissen; ein Beytrage zur Vernunftkritik(1794). Quiz la fuente de la confusin con el idealismo est en elttulo de la obra de 1798 (represe en la fecha):Idealistische Briefe, en respuesta a las objeciones a suTeeteto. De todas formas, el principio supremo es para Teeteto:Ich habe Bewusstsein (p. 2; cit. XXII, 815);

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    no hace a este respecto diferencia alguna entre el principio de los objetos en el fen-meno, que el sujeto se representa en s mismo, y la experiencia. La idealidad de loemprico, comparada con la realidad (XXII, 469). La ltima frase debe entenderse, ami ver, como realidad emprica, lo cual estara de acuerdo con la propia doctrina (el

    idealismo trascendental como realismo emprico), y con la refutacin del idealismodogmtico en la Crtica (B 274s.).Por lo que respecta en cambio a Lichtenberg, el tratamiento de Kant es mucho

    ms respetuoso. Y ello, no slo por los servicios que las obras del gran sabio deGttingen haban prestado a Kant para sus estudios protocientficos, y por el contagioque el propio Lichtenberg muestra de grado respecto al criticismo, sino tambin por suataque despiadado contra Fichte en los Vermischte Schriften (II, 102). As, lasfrecuentes alusiones de Kant a Spinoza, en cuyo Dios intuiramos todas las cosas,38

    provienen de Lichtenberg, que haba defendido una futura Universal-Religion como

    spinozismo purificado, a donde conducira necesariamente una razn dejada(berlassene) a s sola (II, 33). Un ideal ste al que parece tender tambin Kant,uniendo a esas consideraciones destas39 las del mismsimo Zoroastro:

    y Tiedemann defiende un sensualismo enclaustrado en esa conciencia, que para Kant no muy ducho,como es sabido, en historia de la filosofa bien podra confundirse con Berkeley.38 Es verdad que en laDissertatio haba atribuido Kant esa concepcin a Malebranche, segn la tradicin,aunque, de ser estrictos, debiramos remitirnos en ltima instancia a losHechos de los Apstoles 17, 28,donde san Pablo dice a los atenienses que en su Dios desconocido para l, empero, bien conocidovivimos y nos movemos y existimos. Por cierto, de manera poco ortodoxa, Kant traslada la famosamxima al sujeto del imperativo categrico, al cual primero llama Dios, para enseguida afirmar: En l(en el hombre [no se puede tratar de un lapsus calami por lo que sigue, y que yo subrayo, F.D.] que piensamoralmente segn mandamientos del deber de nosotros mismos) vivimos (sentimus), nos movemos(agimus) y existimos (existimus) (XXII, 55). Parece en efecto un bucle, que conectara con la ya citadadoctrina crtica sobre la razn libre y pblica. El sujeto, en primera persona del plural, seramos nosotros,los hombres de carne y hueso; ese serdentro del cual vivimos sera el hombre interior, del que ya habla laCrtica: el sabio (del estoico), que es un ideal, esto es un hombre existente slo en pensamientos, peroque es plenamente congruente con la idea de la sabidura (A 569/B 597); y por fin, ese nosotros mismos:la fuente de la que manan los mandamientos del deber, y que se confundira en su pluralidad con el hombre(la imago Dei agustiniana) interior, sera la idea de la humanidad, que el hombre lleva en su alma comoprototipo (Urbild) de sus acciones (A 318/B 374). Sea como fuere, y como sealara ya B. Tuschling en su:

    Die Idee des transzendentalen Idealismus im spten Opus postumum (en: Forum fr Philosophie BadHomburg (Hg.), bergang. Frankfurt/M. 1991, p. 121, n. 46), tampoco tiene nada de extrao que Kantaluda al respecto a Spinoza. Basta ver la pr. 15 de la Pars I de la Ethica: Quicquid est, in Deo est, et nihilsine Deo esse, neque concipi potest (nfasis mo).39Cfr. al respecto la estrecha conexin que hace Lichtenberg entre Spinoza y elDeismus en: VermischteSchriften; II, 32.

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    La fil[osofa] tras[cendental] es el acto de conciencia mediante el cual el sujeto llega a serautor (Urheber) de s mismo; del modo, partiendo del objeto total de la razn tcnico-prctica y de la tico-prctica, llega a ordenar en Dios todas las cosas como en un sistema(Zoroastro) (XXII, 78).

    En todo caso, y como se aprecia por el pasaje anterior y el citado en nota 37,Kant dar audazmente la vuelta al spinozismo de Lichtenberg:

    No es que nosotros como se imagina Spinoza nos intuyamos en la divinidad, sinoal revs: introducimos nosotros nuestro concepto de Dios en los objetos de intuicinpura, en nuestro concepto de la filosofa trasc (XXII, 59).

    Por eso, en vez de intuirnos y de ver todo en Dios, en vez de ser, movernos y

    existir en l, habra que decir ms bien lo contrario: est Deus in nobis (XXII,130). Obsrvese por lo dems cun lejos llega el ltimo Kant con esta lnea deargumentacin: La idea Dios (no de Dios) pues sera entonces un Objeto, algopensado como existente. Dios no es una cosa subsistente fuera de m, sino un

    pensamiento propio mo. Es absurdo preguntar si hay un Dios (XXI, 153; cfr.XXI, 145). Y pensar que a Fichte lo expulsaron de su ctedra de Jena por defenderuna idea de Dios como orden moral del mundo!40

    Sea como fuere, Lichtenberg defiende un idealismodogmtico que l tienepor irrefutable, y que remite desde luego ms al escepticismo del Enesidemo (y atravs suyo, a Hume) que a Fichte o Schelling: Tener la sensacin de algo fuerade s es una contradiccin; sensaciones slo las tenemos en nosotros; aquello de loque nosotros tenemos sensacin es una mera modificacin de nosotros mismos, osea, lo que sentimos (empfinden) est en nosotros (II, 66s.). Por eso, y literalmentecontra la kantiana Refutacin (Widerlegung) del idealismo, afirma tambin:Es absolutamente imposible refutar (widerlegen) el idealismo, porque nosotrosseguiramos siendo en todo caso idealistas aun cuando existieran objetos fuera denosotros, porque es imposible quepodamos saber algo de esos objetos (II, 62s.).Pues bien, la postura kantiana al respecto es en cambio clarsima:

    40Cfr. p. e. XXII, 105: El concepto de Dios es la idea que se hace el hombre, en cuanto ser moral, de unser moral supremo en una relacin segn los Principios del derecho.

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    Hay un mundo. Ni el idealismo [Lichtenberg, al que acaba de citar; F. D.] ni el egosmotrasc.41 pueden suprimir la realidad objetiva de las representaciones sensibles ni, porconsiguiente, la experiencia; es absolutamente idntico decir que hay tales objetos o que

    yo soy un sujeto, pues a ello conduce el estado de mi representacin: una tal cadena legalde lo mltiple, que llamamos experiencia [...] La experiencia es la aproximacin asinttica

    a la completud emprica de las percepciones. Experiencia (no enplurali) completud delsistema de las percepciones (XXI, 53).

    El pasaje es de 1801: es evidente pues que Kant ha mantenido con todacoherencia la Grenzlinie crtica hasta el final de su vida pensante.

    Ahora bien, es claro que, de haber conocido esas crticas, Fichte podra haberargido, con toda razn, que l poco tena que ver con ellas. En laZweite Einleitung(la nica obra suya que posiblemente Kant revis someramente) habla Fichte deque el final de la filosofa (y el consiguiente paso a la Ciencia: el Saber Absoluto)

    se dar con el Yo en cuanto idea, o sea con el ser racional (Vernunftwesen), elcual lo es, por un lado, por haber expuesto (dargestellt), o sea construido42

    41 Advirtase algo que en la traduccin puede perderse: Kant habla primero deIdealism, sin ms: y porl debe entenderse pues el reiner Idealismus de Lichtenberg. El adjetivo trasc. se refiere exclusivamentea la doctrina llamada Egoism, con la que bien podra aludirse desde luego al pasaje de la Refutacindonde habla Kant del: idealismoproblemticode Descartes, que tiene por indudable slo una afirmacinemprica (assertio), a saber: Yo soy (KrVB 274). Ahora bien, puesto que tanto el idealismo problemticocomo el dogmtico son tildados all de idealismo material, bien podramos pensar que el blanco de lacrtica, o sea el egosta trascendental, sera ms bien Fichte, con su Yo soy Yo (malentendido desdeluego por Kant, como malentiende igualmente a Descartes). En todo caso, el candidato a egosta estabaya anunciado avant la lettre en el famosoBeylage deDavid Hume ber den Glauben oder Idealismusund Realismus. Ein Gesprch, de Jacobi: El idealista transcendental ha de tener pues el coraje de afirmarel ms fuerte idealismo que jams se haya enseado, e incluso no retroceder ante la acusacin de egosmoespeculativo, porque le ser imposible afirmarse en su sistema si intenta zafarse de esta ltima acusacin.(Breslau, 1787, p. 229). Naturalmente, el aludido aqu es Kant, al que incita Jacobi a saltar las bardas desu corral (como diramos con nuestro Antonio Machado), aunque luego fuera Fichte quien recogiera eldesafo para negar que l, Fichte, represente tal Egoismus (cfr.Zweite Einleitung 12; I, 517). De modoque, contra toda interpretacin anacrnica, hay que insistir en un hecho palmario: el ltimo Kant se estmidiendo contra adversarios por l conocidos desde tiempo, como Lichtenberg o Jacobi, y no con susamigos hipercrticos, cuya doctrina conoce slo de odas.42 Como es sabido,Darstellung es un trmino tcnico para todo el idealismo, desde Kant, y equivale aKonstruktion (en Kant, construccin del concepto en la intuicin, cuyo resultado es un objeto deexperiencia). Por ello, bien puede entenderse aqu que, en Fichte, el ser racional (que desde luego hadejado ya de ser un mero individuo, puesto que por nada est limitado) ha construido perfectamente ens mismo la razn universal (o sea: ha expuesto su concepto en la intuicin), y se identifica plenamentecon ella (recurdese en todo caso que se trata de una idea, con la que la filosofa deber finalizar ininfinitum, convirtindose as en Sabidura; y el hombre, aadiramos, en Dios).

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    perfectamente en s y en el mundo la razn universal. Ms incluso en ese estadiofinal, dice Fichte: El mundo sigue existiendo en esta idea, en cuanto mundo engeneral, como sustrato, con leyes determinadas, mecnicas y orgnicas; slo queestas leyes son absolutamente apropiadas para exponer el fin final (Endzweck)

    de la razn.43

    El mundo es pues en Fichte, naturalmente real, y existe fuera denosotros, en cuanto individuos; pero a la vez est contenido ntegramente en laIdea-Yo, o mejor: deber estarlo, al final de los tiempos (puesto que l reconoceque a esta idea slo nos iremos acercando en un proceso infinito: I, 516).44

    Si ahora cambiamos la Idea-Yo por la Idea-Dios,45 parece que podramosestablecer una estrecha cercana, al menos aqu, entre Fichte y Kant. ste reconoceen efecto que:

    El concepto de Dios es la idea de un ser moral [...] Este no es una cosa hipottica, sino

    la pura razn prctica misma en su personalidad, y con sus (ihren) fuerzas motrices envista de los seres del mundo y de sus fuerzas.Libertadbajo leyes coactivas de la razn

    pura (XXII, 118).

    Dejando a un lado la extraeza producida por esta identificacin de lasfuerzasmotrices con las leyes coactivas de la razn (mandatos derivados obviamente dela ley moral), parece claro el paralelismo entre el mundo legaliforme kantiano y elmundo fichteano, con sus leyes perfectamente adaptadas al fin final de la razn.Pero slo loparece. Jugando de vocablo, podramos decir que un mundo separa

    43S.W. I, 516.44 Kant parece reconocer esta idea fichteana de aproximacin infinita cuando afirma que el ideal dela razn tico-prctia sera el arquetipo y el arquitecto del mundo, aunque slo pueda servir como enuna infinita aproximacin. Pero, como de costumbre, a la mxima cercana aparente corresponde unalejamiento real. Pues inmediatamente aade, con un sutil cambio del famoso dictum paulino (I Cor.13, 12): Lo intuimos como en un espejo: nunca cara a cara (XXI, 33; nfasis mo).45 El propio Kant se pregunta si esta Idea, producto de nuestra propia razn, tendr realidad (Realitt)o si ser meramente un Gedankending (ens rationis) (XXII, 117). Advirtase que un mundo separa elVernunftwesen fichteano (que Kant llamara ens rationis ratiocinatae) del Gedankending (el cual serams bien un ens rationis ratiocinantis). De todas formas, como se ver en el texto siguiente, citado en elcorpus del ensayo, Kant se inclina desde luego del lado del Vernunftwesen: Dios (como por dems las Ideasde Hombre y de Mundo) no son slo productos de la razn, sino que en ellas se produce y genera a smisma la razn.

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    esos dos mundos. En primer lugar, la Idea-Dios no es nunca en Kant la Idea-Hombre. El hombre sirve ms bien de copula entre Dios y el mundo46 :

    Dios, el mundo y el concepto del sujeto que los une, el cual da a esos conceptos unidad

    sinttica (a priori), en cuanto que la razn misma hace esa unidad trascendental [...]Dios,el Mundo, y Yo; Dios, el Mundo, y el Espritu del hombre como aquello que enlaza los dosprimeros (XXI, 23).

    En segundo lugar, y en coherencia con lo sostenido en las Antinomias, subsisteuna irrebasable diferenciaentre Dios, el Mundo y el Yo, como se advierte en estetexto decisivo:

    Dios, el mundo y la conciencia de mi existencia en el mundo, en el espacio y el tiempo.Lo primero es noumenon, lo segundo phaenomenon, lo tercero causalidad de laautodeterminacin del sujeto en la conciencia de su personalidad, es decir de la libertaden la relacin de la totalidad de los seres en general (XXI, 24).

    Ello es perfectamente lgico, y profundamente antifichteano: si no se diera esadiferencia no podra hablarse de una unidad sinttica, es decir, entre extremosheterogneos.

    Pero es ms: Kant establece esa relacin desde un punto de vista estrictamente

    formal, lgico, sin que ella tenga nada que ver con la existencia de esas Ideas:

    46 Vase al respecto el esquema que Kant se propona desarrollar para culminar su Sistema de la filosofatrascendental en tres secciones:Dios, el mundo -universum- y Yo mismo: el hombre como ser moral.Dios, el mundo y el habitante del mundo: el hombre en el mundo.Dios, el mundo y aquello que piensa a ambos en real interrelacin: el sujeto como ser racional del mundo.El medius terminus (copula) en el juicio es aqu el sujeto que juzga (el ser pensante del mundo: el hombreen el mundo). Sujeto, predicado, cpula (XXI, 27).Por usar la terminologa cartesiana: la realitas obiectiva de Dios es la pura espontaneidad; la del mundo,pura receptividad; la del hombre, una espontaneidad en favor de la receptividad. As es como la Idea-Hombre se constituye ella misma como bergang: paso entre la espontaneidad y la receptividad, entrela libertad omnmoda divina y el mecanismo de la naturaleza. Pero, por su realitas formalis, o sea encuanto actividad existente-pensante, el Hombre puede constituirse en el locus de las dos ideas.

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    Dios y el mundo son los dos Objetos de la filos. trasc. y (sujeto, praed[icatum] ycopula) es el hombre pensante. El sujeto que los enlaza en una proposicin. Se tratade relaciones lgicas en una proposicin, que no concierne a la existencia de losObjetos, sino que se limita a lo formal de las relaciones, para llevar estos Objetos aunidad sinttica (XXI, 37).

    Naturalmente. De lo contrario, estaramos saltndonos la prohibicin establecidapor la Antinomia de la Crtica. La idea de mundo es desde luego una malaidea, ya que el mundo no deja de ser un conjunto de fenmenos, aunque nosotroslopensemos como una determinacin omnmoda, en vista al concepto problemticodel ter o, en estos pasajes, como correlato protofsico del Objeto trascendental(el cual, desaparecido en la segunda edicin de la Crtica, vuelve ahora por sus fueros).

    Por el contrario, Fichte cree firmemente en la realizabilidad, y ms, en larealizacin histrica de esa Idea-Yo con la que culminara el sistema. O dicho de

    otro modo: Fichte subordina de tal modo la razn terica (volcada a la naturaleza)a la razn prctica que aqulla deber acabar por ser la exposicin oDarstellungperfecta de sta. Kant sigue defendiendo en cambio, y con ms vigor y claridadque antes,47 el estatutofundamental de la razn especulativa (o dicho de otromodo: ratifica la primaca de la primera Crtica, ahora tendencialmente identificadacon el Sistema de la filosofa trascendental en su conjunto, sobre las otras dos). Enefecto, slo dentro de este marco terico establece, como si se tratase de dosespecies del gnero razn, la subordinacin de la razn tcnico-prctica (queparece sustituir as al Juicio reflexionante teleolgico) a la razn tico-prctica.

    Pero esa subordinacin es responsabilidad exclusiva del hombre. Cada una de lasregiones tiene su legalidad especfica. Tomadas cada una de por s, y vistas desdela suprema teoricidad de la razn, podra hablarse incluso de una equiparacin,segn prueban pasajes como el siguiente: La atraccin newtoniana por el espaciovaco y la libertad del hombre son conceptos recprocamente (einander) anlogos.

    47 Parece incluso que Kant olvide ahora lo que escribiera al inicio de la Crtica de la razn prctica, y queconstituira desde luego la fuente de la que bebera Fichte: El concepto de la libertad [...] constituye puesla clave de bveda del entero edificio de un sistema de la razn pura, incluso de la especulativa (V, 3). Sinembargo, convendra hacer una distincin aqu. Una cosa es el rango de la libertad, que en O.p. siguesiendo incontestablemente el valor supremo, y otra bien distinta el estatuto explicativo, filosfico, de larazn. Ni la razn prctica es, sin ms, la libertad (cosa que el primer Fichte tiende a confundir), ni ese usode la razn se explica yfundamenta por s mismo, sino por el ejercicio especulativo, aunque ste se hallea su vez orientado por el fin e inters ltimo de la razn humana, desde luego prctico. Hegel ser a esterespecto mucho ms fino (y por ende, ms kantiano) que Fichte.

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    Son imperativos categricos.Ideas (XXI, 35). Consideradas las cosas desde elmundo actual de la tecnociencia, es muy sugerente que el ltimo Kant hayaacercado la regin fsica al quehacer tcnico del hombre (la atraccin newtoniana,vista como el resultado de construcciones tecnomatemticas, al modo de un

    imperativo categrico tcnico, y ya no simplemente hipottico!), de igual modoque el mbito otrora contemplativo, metafsico de lo divino quede adscrito al obrarmoral humano. Por lo dems, ambas funciones quedan siempre exquisitamenteseparadas: En la razn tcnico-prctica estn la habilidad y las artes. En la tico-prctica, los deberes (XXI, 12). Y tambin: No es la razn tcnico-prctica, sinola tico-prctica la que absuelve o condena (XXI, 13). A rengln seguido escribeadems Kant un texto dantesco, quiz el ms terrible y hobbesiano que hayasalido de su pluma, y que deja bien a las claras que la naturaleza nunca servir deperfecta exposicin o campo de construccin de la razn tica:

    La naturaleza procede con el hombre despticamente. Los hombres se destruyenmutuamente como lobos; las plantas y animales crecen unos a expensas de otros, o seahogan mutuamente. La naturaleza no se preocupa de los cuidados y atenciones queellos necesitan. Las guerras destruyen aquello que a lo largo del tiempo ha levantado ycuidado la industriosidad humana (XXI, 14).

    As pues, al irenismo utpico fichteano se opone tajantemente a la prudentesobriedad, y ms: el hondo pesimismo de Kant. El no se hace ilusiones desdeluego sobre el futuro del mundo, ni sobre el destino del hombre.

    Pues bien, si entre ambos pensadores existe una oposicin frontal con respectoa la idea del final de la filosofa (y del mundo, tal como lo conocemos), no menores el choque por lo que hace al inicio del filosofar. Segn Fichte, este comienzotiene lugar sbitamente, casi mediante una metnoia en la que el hombreexperimenta una transformacin completa. Tal es el sentido de la Tathandlung o,en laZweite Einleitung, del Yo como intuicin intelectual (I, 515). Y de nuevo eneste caso, salvando la terminologa, encontraremos una sorprendente cercanacon las concepciones del ltimo Kant. Dice en efecto Fichte que, en este caso, elYo no ha llegado todava a la individualidad, sumido como sta en la universalidad

    de la razn. Advirtase por dems la violenta formulacin: el Yo no tiene unaintuicin, sino que l es la intuicin de lo Absoluto en l: de lo infinito en su propiafinitud, anonadada por as decir al recibir en l al Yo absoluto, que sin embargo,debe llegar a ser l mismo a travs de la accin humana. Pues bien, de ese Yo-

    Intuicinyace la forma del Yo, sin relacin ninguna con lo material del mismo:

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    algo que l ha de ganar mediante su pensar activo o su accin pensante (cfr. I,516). Por su parte, Kant repetir incesantemente desde 1799 que el comienzo dela filosofa se da con una autoposicin del Yo que es puramente formal, un vehculolgico, como ya en elIch denke de la primera Crtica.48 Expresamente sealaba

    Kant en 1787 que: Esta representacin es unpensar, no un intuir (B 157). Porlo dems, esa unidad analtica de la apercepcin estaba subordinada, como essabido, a la unidad sinttica. Pues bien, ambas premisas son negadas en O.p., conlo que parece darse una efectiva proximidad a Fichte. Para empezar: El primeracto intelectual es la conciencia de s mismo, un acto (Act) del pensar a priori(XXII, 477). Y tal acto viene explcitamente descrito como una autointuicin: Elprimero es aqul mediante el cual el sujeto se pone a s mismo primordialmente enla intuicin (cognitio primaria) (XXII, 20; cfr.XXII, 442). La inversin respectoa la primaca de la unidad analtica sobre la sinttica no debiera ya sorprendernos.

    Se trata de una prioridad lgica, pensada en favor de la posibilidad de recepcinde las percepciones. El sujeto se afecta a s mismo (Selbstaffektion) en vista delo mltiple dado (es pues, obviamente, una primaca lgica, no cronolgica opsicolgica). Ahora bien, con ese acto se pone el Sujeto a s mismo como Objetode s. Esa posicin de un Objeto en general corresponde y de este modo contestaKant a la vieja objecin de Jacobi a la cosa en s.49 La cosa en s no es sino elYo objetivado, puesto por ashacia fuera, del mismo modo que el ter era el espacio-tiempo fisicalizado! Kant no habra podido llegar, creo, a esta sorprendenteconclusin bien distinta a la de Fichte sin el estudio previo del extrao estatuto

    trascendental del ter y, ms an, sin la influencia de Beck!: La conciencia dem mismo en la frmula yo soy es idntica a la de la proposicin: soy para mmismo un objeto, y adems de intuicin interna (dabile) y del pensar ladeterminacin de aquello que yo me atribuyo (mir beylege) (cogitabile) (XXII,449). Esa determinacinpensada en general es la cosa en s. Por sorprendente

    48Cfr. el famoso inicio de 16 de KrV-B: El: Yo pienso ha depoderacompaar a todas mis representaciones.(B 131). En la idea de knnen va implcito desde luego que se trata de una posibilidad lgica, aunque esaposibilidad sea necesaria. A esa vacua representacin, el foco de las categoras, la apercepcin pura, vanecesariamente referido todo lo mltiple de la intuicin (ib.).49 Recordemos la famosa objecin, presente en la ya citadaBeylage deDavid Hume oder der Glauben:He de confesar que ese tenor [a saber: que la cosa en s sea causa de los fenmenos] ha obstaculizado nopoco mi estudio de la filosofa kantiana, de modo que me vi precisado a empezar ao tras ao la Crticade la razn pura una y otra vez, desde el principio, porque incesantemente me extraviaba el hecho de queyo, sin aquel presupuesto, no poda entrar en el sistema, y con ese presupuesto no poda permanecer enl (p. 222s.).

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    que esta idea pueda parecer, hunde sus races ya en la Crtica: la sntesistrascendental a partir de meros conceptos, se deca ya entonces, no conciernenunca sino a una cosa en general. Y pocas lneas despus se deca que en losproblemas matemticos no vena considerada en absoluto la existencia, sino

    las propiedades de los objetos en s mismos (A 719/B 747). La cosa en generalvendr identificada en O.p. con el producto de la autoposicin del Yo, o sea: conun Objeto trascendental (la X de la primera edicin de la Crtica: cfr.A 109),mientras que el fundamento de esos objetos en stratados por las matemticasser el fenmeno del fenmeno: un constructo pensable a partir del sistema delas fuerzas motrices y de la didica leibniziana. Por otra parte, esta nocin de lacosa en s como Objeto, o sea, como el propio Sujeto puesto por s mismo, estabaya implcitamente anunciada en un hermtico pasaje de los Paralogismos, en elque se hablaba de la

    [...] vaca representacin: Yo, de la cual ni siquiera cabe decir que sea un concepto, sinouna mera conciencia que acompaa a todo concepto. Por este Yo, o El, o Ello (la Cosa)que piensa no viene representado sino un sujeto trascendental de los pensamientos = x(A 346/B 404; nfasis mo).

    Como cabe apreciar, acicateado por sus amigos hipercrticos, Kant no haceahora sino explicitar audazmente esos supuestos. Hacia arriba, diramos, la cosaen s no es sino el propio sujeto expuesto analticamente, explayndose, diramos,como un foco que se expande en el sistema categorial y de predicables. Haciaabajo, en cambio, acoge sintticamente al Objeto posible del fenmeno, al abrirseel sujeto intuititivamente como espacio y tiempo (autoposicin sinttica). Estadifcil doctrina, sin embargo coherente con los presupuestos crticos, vieneafortunadamente bien descrita en un pasaje clave de O.p., que merece ser meditadoen su integridad:

    La cosa en s (ens per se) no es otro Objeto, sino otra relacin (respectus) de larepresentacin del mismo Objeto, a fin de pensar a ste no analticamente, sinosintticamente como compendio (complexus) de representaciones intuitivas en cuanto

    fenmenos, es decir, de representaciones tales que contengan un fundamento, meramentesubjetivo, de determinacin de representaciones en la unidad de la intuicin. Es un ensrationis = X, de la posicin del propio Yo (seiner Selbst) segn el Principio de identidad,en el cual el sujeto es pensado como afectndose a s mismo, y por tanto slo comofenmeno, segn la forma (XXII, 26s.).

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    Las ltimas palabras de esta densa cita muestran por lo dems palmariamentelo cercano que se halla aqu Kant del Yo-Intuicin fichteano. Partiendo de laautoposicin, el Yo inicial, esa vacua y lgica representacin, se afecta a s mismo,tornndose en Objeto en el fenmeno, es decir, reconoce sufinitud.

    Dicho con todo rigor: la Cosa en s no es ni un objeto dado (per impossibile) alos sentidos ni un Objeto ajeno al campo trascendental (lo cual sera an msimpensable, como vio ya Jacobi): sino slo el Principio del conocimiento sintticoa priori de lo mltiple de la intuicin sensible en general y de su ley de coordinacin[...] no es ningn ser existente, sino = X: simplemente un Principio (XXII, 33).A

    parte ante, proviene de la posicin del sujeto como determinacin omnmoda:pura unidad formal en favor de la experiencia.A parte post, la cosa se encapsulapor as decir en el sujeto finito, en bsqueda incesante de nuevas determinaciones,hasta si se permite la grfica expresin hincharse de mundo. El sujeto no

    est constituido en esta tensin, sino que la constituye: l mismo es la tensinentre la universalidad vaca inicial y la plena articulacin material del final. Nodice acaso lo mismo Fichte? No. No lo dice. Fichte cuenta una historia: la historia

    pragmtica de la autoconciencia. Kant expone un hiato insalvable: el hombreser siempre, irreductiblemente, a la vez habitado por la Tensin y habitante delmundo. Nunca, qua sujeto finito (y por ende, Objeto en el fenmeno) podr alzarsea ese Yo-Idea que Fichte entrev para el final de los tiempos, cuando la Doctrinade la ciencia se haya tornadoprcticamente en ciencia. Kant se mueve nicamentedentro de la posibilidad de la experiencia, no dentro de la realizacin

    tecnoprctica o tica de la misma. Es ms: en los ltimos fragmentos de O.p. haefectuado un audaz paso atrs, para preguntarse por la posibilidad de laposibilidadde esa experiencia global, adelantando la autoposicin como condicinprevia de la autoafeccin y la autointuicin.50 Pero se niega a dar unpaso adelante.

    50XXII, 32: El Objeto = X (lo dabile) presupone la unidad de composicin de lo mltiple segn la forma(cogitabile), como un principo de la forma, a saber: del objeto en la intuicin, la cual est a priori a labase; la cosa en ses ens rationis. Como ens rationis haba considerado justamente Kant en la tabla dela nada al objeto de un concepto al que no le corresponde intuicin alguna. Y los ejemplos aducidos son

    justamente los reivindicados ahora en O.p. (la cosa en s como respectus cogitabile, y el ter): elnoumenon (ens rationis) o ciertas nuevas fuerzas bsicas, pensadas ciertamente sin contradiccin, perotambin sin ejemplos de la experiencia. (KrVA 291/B 346s.). Pero si esos objetos no estn ejemplificadosen la experiencia, bien pueden servir para pensarla, para establecerla problemticamente como unaomnimoda determinatio. Y por lo dems, la cosa en s, ahora reconsiderada, s brota por as decir deuna intuicin: la autointuicin de Yo soy, en favor de la experiencia. En una palabra: Kant buscaahora la posibilidad (pensable) de la posibilidad (dable) de una y la misma experiencia.

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    Nunca el impulso hacia la forma engullir el impulso hacia lo material, hasta quetodo sea en todo. Kant no es ningn redentordel gnero humano:

    En qu medida puedan convivir en el mismo ser dos tendencias tan opuestas es un

    problema que puede, ciertamente, poner en apuros al metafsico, pero no al filsofotrascendental. Este no se precia, en modo alguno, de explicar la posibilidad de las cosas,sino que se conforma con establecer slidamente los conocimientos a partir de los cualesllegue a ser concebida la posibilidad de la posibilidad de la experiencia (XXI, 76).

    Este decisivo pasaje, escrito en 1802, es una copia literal de un fragmento de laCarta XIX de ber die sthetische Erziehung des Menschen, de Schiller.51

    Con slo una adicin, pero decisiva: la duplicacin de laposibilidad, lo cual significa,nada menos, la prioridad de la lgica formal (regida por el Principio de Identidad,que en el O.p. aparece constantemente)52 respecto de la mismsima lgica

    trascendental: la primaca del anlisis sobre la sntesis, en una palabra. Con unaimportantsima precisin: esa prioridad lgica viene secretamente orientada y guiadapor la necesidad de salvar los fenmenos (incluyendo desde luego en ellos, enprimer lugar, al sujeto emprico, como cuerpo vivo, Leib: centro del universo en cuantohabitante espacio temporal del mundo). Si lo cogitabile es siempre (para el anlisisdel filsofo) anterior a lo dabile, ello se debe a que, en el mundo real, nos vemosprecisados a reconocer la imposicin de lo dado, y hemos de prepararnos paraacogerlo, con el fin de modificarlo ulteriormente y prever su aparicin, siempredesde un respecto formal. Cul sea el origen de lo dado stricto sensu, ignoramus

    et ignorabimus. El Yo no pone en Kant al No-Yo (trmino que en vano busca-ramos en sus textos). Es siempre demasiado tarde para avistar lo mltiple encuanto tal. Lo mltiple est ya de siempre en nosotros. Pero no es de nosotros: nial inicio, ni al final. Porque la filosofa trascendental kantiana no sabe nada dehistorias. Kant no pasa jams la Grenzlinie, sino que opera en el interior de lasrepresentaciones.

    Como un acrbata arriesgado, Kant se pasea al borde del precipicio del Absoluto,pero nunca cae en l. Utiliza expresiones que suenan a Fichte, para inmediatamente

    51 Vid. p.e. la ed. Reclam. Stuttgart 1977, p. 77s.52 Segn una ordenacin temtica y cronolgica (de la regla de identidad como condicin de pensabilidaddel ter hasta lo cogitabile para admitir la presencia de Dios en nosotros como Idea moral), los pasajesdecisivos en que se habla del Principio de Identidad son: XXII551, 487, 517s., 523, 543, 434, 443, 447,11, 19, 26, 28, 33, 40, 409, 420, 421, 68, 84, 85, 93, 95, 98, 106, 113, 50, 53, 61, 129; XXI, 92.

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    dar un quiebro y desmentirlas, in actu exercito. Incluso se permitir alentar, entre lacondescendencia y la irona, a su amigo hipercrtico, con ocasin del acuse de recibo(nico que hiciera, por lo dems) de neuen Stcke por parte de Fichte (con seguridad,las dos Einleitungen). En esa carta, probablemente de diciembre de 1797 (XII, 221s.),

    ironiza Kant sobre las sutilezas de la especulacin terica y anima al discpulo a quecontine por la senda de la Popularitt(algo que Fichte debi tomar como una ofensa:y seguramente era esa la intencin de Kant) y se aleje de la espinosa senda de laescolstica (en clara alusin a la Grundlage, que l conoca slo por la recensin de

    A. L. Z.). Fichte contesta rpidamente (el 1 de enero de 1798): No pienso en absolutoabandonar la escolstica. La impulso con gusto y facilidad, y ella fortalece y acrecientami fuerza (XII, 231). Poco despus, la ruptura definitiva. El resto no es historia, sinola carne viva, felizmente dolorida, de la filosofa. Estas tormentosas relaciones dejaransin embargo su fruto. A travs de la posible lectura de la Zweite Einleitung, de

    recensiones sobre la obra fichteana, y con seguridad de las conversaciones con JohannSchltz y de los consejos de ste, as como, last but not least, de la necesidad interna derevisar los propios fundamentos crticos, Kant emprendi un camino de retorno que,

    para nosotros, hoy, resulta absolutamente crucial para empezar a entender esaesplndida encrucijada entre el criticismo y el idealismo, junto al pujante regreso delescepticismo neohumeano, del spinozismo y de un neoleibnizianismo por parte, malgrlui, de Jacobi, pero tambin de Herder y de Heydenreich. Y, sobre todo, de Schelling(en el trasfondo, una sombra que va alzndose, gigantesca: la figura de Hegel).Demasiados factores como para etiquetarlos, sin ms, de idealismo. sta es una

    madeja que tardar mucho la investigacin en desenredar.Tomemos al menos, para concluir, uno de los ltimos hilos de ese enmaraadoovillo. Si Fichte influy en Kant como reactivo y aun revulsivo para que stetomara conciencia de las ltimas consecuencias de su inacabado sistema, cabradecir lo mismo de Schelling? En principio, todo parece inclinar a una respuestanegativa. Salvo por los escritos de Filosofa de la naturaleza (en los que Kantparece no haber reparado en demasa),53 durante los aos noventa era Schelling

    53 En todo caso, el primer escrito en este sentido esIdeen, de 1797, cuando Kant empezaba a sumirse en suselucubraciones sobre el calrico y el ter (una temtica que no entra en las consideraciones de Schelling). Von derWeltseele, de 1798, se preocupa de las relaciones entre la gravedad (Schwere) y la luz (Licht): dos principiosantitticos que en nada podan ayudar a Kant para fundamentar su nica materia trascendental bsica: el ter. Esverdad que en XXII 62, 78, 97, 504 y 507 alude Kant a un alma del mundo: pero slo para rechazar esa hiptesis(salvo en el caso ambiguo de XXII 62), y reforzar en cambio su concepcin de la tercera Crtica: Se trata aqusolamente de una causa eficiente por analoga con una inteligencia (XXII, 507).

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    considerado como un mero discpulo y hasta divulgador de Fichte. Y si ste fuedespachado con desprecio (al menos, exteriormente) por parte de Kant, cmoiba a fijarse en su discpulo? Sin embargo, en fecha relativamente reciente (1991)ha reivindicado Burkhard Tuschling en un importante ensayo54 la influencia de

    Schelling en el ltimo Kant.55

    Y aunque sus conclusiones me parecen francamenteexageradas, tanto por lo que hace a ese influjo como respecto a un retorno delidealismo trascendental a las convicciones fundamentales del racionalismometafsico (p. 132), el vigor de sus afirmaciones exige desde luego una revisinde las relaciones entre el ltimo Kant y el primer Schelling, si no documentables(cosa que el propio Tuschling, naturalmente, acepta en p. 123), s al menos dignasde estudio por la cosa misma del pensar.

    Kant cita a Schelling slo en dos ocasiones, sin la menor indicacin de susdoctrinas. El primer pasaje, sin duda misterioso, reza as: Sistema del Idealismo

    trasc. por Schelling, Spinoza, Lichtenberg, al modo de tres dimensiones: el presente,el pasado y el futuro (XXI 87, 29-31). La cita es muy tarda (de 1802). Estflanqueada56 por una alusin al Dios de Spinoza (a saber: que nos representamosa Dios en la intuicin pura), seguida por una Nota Bene, en la cual contraponeKant esa supuesta teora (mezcolanza de Lichtenberg con la intuicin intelectualschellingiana del Absoluto) a la suya propia, esto es: que el espacio es Objeto(aunque, aadimos nosotros, indirecto) de la razn pura, pero no una idea. Y trasel pasaje citado viene una definicin57 de la filosofa trascendental como lo formaldel conocimiento sinttico a priori a partir de conceptos, con el fin de establecer

    globalmente la idea de los objetos. Nada nuevo. Por la ubicacin entre esos dosbreves textos, todo parece indicar que al menos con la alusin a Schelling, Spinozay Lichtenberg pretende Kant desembarazarse del rtulo de Sistema del Idealismotrascendental (justamente el ttulo de la gran obra de Schelling, de 1800),dejndoselo a los presuntos idealistas, para atenerse al genuino de: Filosofatrascendental. Justamente en el pasaje siguiente (XXI, 88) se pregunta Kant:Y si el sistema idealista (que yo mismo sea el mundo) fuera el nico pensablepor nosotros? La ciencia nada perdera en ese caso. Ahora bien, lo que Kant

    54 Citado supra, en nota 37.55 Negada en cambio radicalmente por Adickes (op. cit., p. 33s., 756, n.2, 840, 850), como el propioTuschling reconoce en nota 59, p. 139 de su ensayo.56 Aunque esto no es muy significativo en el legajo I, donde Kant anota una detrs de otra las temticasms dispares.57 Una ms, entre las aproximadamente 150 que da en este periodo final.

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    hace aqu es plantearse retricamente la pregunta: y si Lichtenberg tuvieradespus de todo razn? Pues Kant no ha dicho jams, que yo sepa, que el yo seael mundo (como tampoco que yo, o el Yo, sea Dios). Lichtenberg, en cambio, s:En general nunca se pararn mientes (bedenken) de manera suficiente en que

    nosotros no hacemos sino observarnos a nosotros mismos cuando observamos lanaturaleza y sobre todo nuestras ordenaciones (Ordnungen) (II, 36). Y la res-puesta kantiana, no menos retrica, es: no pasara nada por lo que hace a laciencia. En efecto, Lichtenberg fue un gran cientfico (al que las partesprotofsicasde O.p. deben mucho) y sin embargo un representante extremo del idealismosubjetivo. Tambin lo ser, andando el tiempo, el gran Arthur Stanley Eddington,que aduce seguramente sans le savoir un ejemplo parecido al de Lichtenberg:la huella de un pie en la playa del mar de lo desconocido (en Lichtenberg, msprosaico, que veamos en la arena rostros, paisajes, etctera). En este punto, al

    menos, Schelling est completamente fuera de la consideracin de Kant.Por lo dems, es comprensible que el anciano otorgue la dimensin delpresentea la obra de Schelling, que acababa de aparecer.58 Prueba de ello es la segundacita: System des transsc: Idealism von Schelling. vide Litteratur//Zeitung,Erlangen, nm. 82, 83 (XXI 97, 25), antecedida y seguida igualmente por sendosintentos de definicin de la filosofa trascendental. Eso es todo. Que de ah puedaextraer Tuschling la tesis de que Kant nombra como autores y representantes dela posicin que l mismo mantiene a los tres filsofos citados (p. 115) es, comopoco, sorprendente. Y que conociendo a Kant a travs de su epistolario pretendiera

    ste, en vida y en plena actividad, reconocer a Schelling como legtimo herederodel idealismo trascendental (ib.), me deja estupefacto. Kant exiga, como sabemospor laDeclaracin contra Fichte, que su sistema fuera interpretado al pie de laletra, y el nico a quien reconoca autoridad en esa materia era algo tan lgicocomo triste Johann Schltz, tras la traicin de Beck.

    Ciertamente, cabe aceptar que las noticias que Kant pudiera haber tenido de laobra schellingiana quiz le habran hecho sentir ms aprecio por ella que por la deFichte: al fin, tanto Kant como Schelling estn ocupados en la misma poca en elenlace de la lgica o, si se quiere, del idealismo trascendental y la fsica (aunque

    58 Por lo dems, que adjudique a Spinoza elpasado es comprensible (aunque difcilmente nadie vera hoyen l a un representante o precursor del idealismo trascendental). Ms extrao es que Lichtenbergrepresente elfuturo. En todo caso, y puesto que Kant no estaba de acuerdo con su egosmo trascendental(como Tuschling reconoce en p. 141, n. 68), ello abona an ms la tesis de que Kant rechazaba para supropia (deseada) doctrina al menos en este contexto el ttulo: Sistema del Idealismo trascendental.

    40 Islas en la laguna del sistema...

  • 8/3/2019 Felix Duque Kan Opus Potumum

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    en Kant nunca sea sta especulativa, y menos pretenda l competir con la fsicade los cientficos). Ambos pensadores son dinamicistas y, diramos, energetistas.Ambos buscan deducir la totalidad de la experiencia a partir de una actividadoriginaria, por ms que en Kant sea sta establecida slo de modoproblemtico

    y en favor de la experiencia, y en modo alguno desde un Absoluto omniabarcador,captable en una intuicin intelectual. Que Kant utilice alguna vez la expresinSelbstanschauung podra indicar alguna influencia de Schelling, sobre todo en unpasaje en el que rompe la gradacin normal (primero: acto de apercepcin analtica;segundo: autoafeccin en favor de los fenmenos) para sealar que el hacerse as mismo objeto de los sentidos es al mismo tiempo que sinttica, analtica(XXII, 442). Con mucha buena voluntad y algo de imaginacin cabra sentir aquun lejano eco de la schellingiana autointuicin del Absoluto a la vez en el sujetoconsciente y en la naturaleza. Pero decir, como hace Tuschling (p. 124), que Kant

    toma el trmino Selbstanschauung de Schelling es desde luego un hysteronproteron. Kant utiliza ese trmino en la segunda edicin de la Crtica en tresocasiones: 1) para hablar de la Selbstanschauung des Gemts, tal como steafecta a nuestros sentidos (B 69), o sea: en el contexto de la autoafeccin, doctrinacomo sabemos ampliada y profundizada en O.p., pero no cambiada en favor delidealismo absoluto; 2) para sealar que el modo en que pongo (setze) en m lomltiple no es algo dado, sino que para ello es necesaria la Selbstanschauung,que tiene como fundamento la intuicin pura del tiempo (B 157, A.); y 3) al finalde los Paralogismos (B 432), para evitar que se aplique esa doctrina a las

    elucubraciones metafsicas de la psicologa racional, recordando al respecto que elYo pienso, si entendido como ich existire denkend, implica no sloespontaneidad del pensar, sino tambin receptividad de la intuicin. Es decir, elpensamiento de m mismo se aplica a la intuicin emprica de ese mismo sujeto(B 429s.), lo cual nos lleva obviamente a la doble autoposicin del sujeto en O.p.:como Cosa en general, y como Objeto en el fenmeno. Todo lo cual indica quecuando el ltimo Kant usa el trmino Selbstanschauung lo hace para reformular,de un modo ciertamente ms subjetivista, doctrinas de la Crtica. Esa obra es laque entonces lee y relee una y otra vez Kan