George R R Martin - Refugio Del Viento

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  • 8/11/2019 George R R Martin - Refugio Del Viento

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    Los habitantes de la colonia espacial establecida en Windhaven haban descubierto elsecreto por el que suspiraron siempre los hombres, aquel que les permita emular elvuelo de las guilas.Con la ayuda de una baja gravedad y una atms!era densa, crearon alas a partir delmetal de su nave abandonada. "n este planeta de peque#as islas, mares in!estados de

    monstruos y cielos borrascosos, los alados se convirtieron en los mensajeros del vientoentre sus pobladores, y guardaron celosamente sus alas, a las que slo se podaacceder por derecho de herencia.$ero %aris de &mberly, cuyo 'nico deseo era volar, desa!i a los &lados y consiguiuna alas() se encontr luchando no slo por su propia supervivencia, sino por laconservacin de Windhaven.

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    *eorge +. +. %artin Lisa -uttle

    +e!ugio del vientoe$/ v0.1

    2al!inito11.34.01

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    -tulo del original ingl5s6 Windhaven&utor7es6 *eorge +.+. %artin Lisa -uttle-raducido por6 Cristina %acao de publicacin6 0890"dicin6 0: ed.;echa "dicin6 3470899;echa

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    $orque una veD hayas probado el vuelocaminars sobre la tierra con los ojos alDados hacia el cieloE

    ya que all has estado,y all ansias volver.FLeonardo da GinciF

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    $rlogoLa tormenta haba durado la mayor parte de la noche.La ni#a yaca despierta en la amplia cama compartida con su madre, bajo la spera manta delana, escuchando. "l golpeteo de la lluvia contra las delgadas tablas de limonero de la caba#a era!irme e insistente. & veces alcanDaba a or el estampido lejano de los truenos, y la luD de los

    relmpagos se !iltraba en !inas lminas a trav5s de las persianas de la peque#a habitacin.Cuando se desvaneca, todo volva a quedar sumido en la oscuridad.La ni#a oy caer agua al suelo y supo que haba una nueva gotera. La tierra prensada seconvertira en un lodaDal. =u madre iba a en!adarse, pero no poda hacer nada. >o se les daba

    bien poner parches en el tejado, y no tenan dinero para contratar a alguien que lo hiciera. "l damenos pensado, le haba dicho su madre, la caba#a, cansada, no podra resistir el embate de lastormentas.

    F"ntonces iremos a reunimos con tu padre Fsentenciaba.La ni#a no recordaba demasiado bien a su padre, pero su madre hablaba a menudo de 5l.na imponente r!aga de viento sacudi las persianas. La ni#a oy con toda claridad losaterradores crujidos de la madera y la vibracin del papel para!inado que tenan como ventana.

    $or un momento, sinti miedo. Las tormentas eran !recuentes, pero su madre segua durmiendo,ajena a todo. $oda conciliar el sue#o sin problemas en medio de la peor de ellas. La ni#a noquera despertarla. -ena mal carcter, y no le gustaba que la despertasen por algo tan nimiocomo los temores de una ni#a.Las paredes crujieron y temblaron una veD msE el trueno y el relmpago llegaron casi alunsono. La ni#a tembl bajo la manta y se pregunt si no sera 5sta la noche en que se reunirancon su padre.

    >o lo !ue.$or !in, la tormenta cedi, y hasta la lluvia se detuvo. La habitacin qued silenciosa y oscura.La ni#a sacudi a su madre para despertarla.

    FHIu5J FdijoF. HIu5J

    FLa tormenta ha pasado, madre Fcontest la ni#a.&l or aquello, la mujer asinti y se levant.

    FGstete Forden a la ni#a mientras tanteaba en la oscuridad, buscando su propia ropa.;altaba al menos una hora para el amanecer, pero era imprescindible llegar a la playa lo antes

    posible. La ni#a saba que durante las tormentas haba muchos nau!ragios6 peque#os botes depescadores que se haban aventurado demasiado lejos o demasiado tarde, y a veces inclusograndes barcos de mercaderes. Kespu5s de una tormenta era posible encontrar cosas arrojadas ala playa, toda clase de cosas. "n una ocasin, hallaron un cuchillo con hoja de metal batidoEdespu5s de venderlo, comieron bien dos semanas. =i se queran encontrar cosas buenas, uno no

    poda permitirse el lujo de ser pereDoso. Los pereDosos esperaran hasta el amanecer, y noquedara nada.=u madre se colg del hombro un saco de lona vaco para transportar lo que recogiera. "l vestidode la ni#a tena grandes bolsillos. Las dos llevaban botas. La mujer cogi un palo largo con ungancho de madera en la punta por si vean algo !lotando en el agua, !uera de su alcance.

    FGamos, ni#a FdijoF. /asta de holgaDanear.La playa estaba oscura, haca !ro. n viento g5lido soplaba incesantemente desde el este. >oestaban solas. )a haba otras tres o cuatro personas removiendo la arena h'meda y dejandohuellas de botas que se llenaban rpidamente de agua. Ke veD en cuando alguien se detena paraeMaminar algo. no de los buscadores llevaba una lmpara. "llas tambi5n tuvieron en el pasadouna buena lmpara, cuando viva su padre. =u madre se quejaba de eso a menudo. >o tena lavisin nocturna de su hija. & veces tropeDaba en la oscuridad y sola pasar por alto objetos que

    tena cerca.Como de costumbre, se separaron. La ni#a recorri la playa hacia el >orte, mientras su madrehaca lo mismo hacia el =ur.

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    FGuelve al amanecer Fle ordenF. -ienes que limpiar la casa. Kespu5s del amanecer ya noqueda nada.La ni#a asinti y empeD apresuradamente la b'squeda.&quella noche los hallaDgos !ueron pobres. La ni#a anduvo largo rato siguiendo la lnea delagua, con los ojos !ijos en el suelo, siempre buscando. Le gustaba encontrar cosas. =i volva acasa con una viruta de metal, o quiD con un colmillo de escila tan largo como su braDo, curvo,

    amarillo, terrible, su madre sonreira y le dira que era una buena chica. &lgo que no suceda amenudo. La mayor parte de las veces la rega#aba por ser tan so#adora y por hacer preguntasest'pidas.Cuando la tenue luD previa al amanecer empeD a imponerse a las estrellas, slo tena en los

    bolsillos dos lechosos !ragmentos de cristal marino y una almeja. "ra una almeja de buentama#o, tan grande como su mano, con una concha dura y guijarrosa que indicaba que era de lasmejores, con carne negra y mantecosa. $ero slo haba encontrado una. "l resto de lo que habatrado la marea era inservible.La ni#a estaba a punto de volver, como haba ordenado su madre, cuando vio el brillo del metalen el cielo. ;ue un repentino destello de plata, como si acabara de nacer una nueva estrella queeclipsara a las otras.

    "staba ms al >orte, sobre el mar. =igui mirando y, poco despu5s, volvi a ver el destello.=aba lo que era6 un alado haba captado los primeros rayos del sol naciente antes de que llegaranal resto del mundo.La ni#a quera seguirle, correr para contemplarle. Le gustaba contemplar el vuelo de los pjaros,el de las avecillas de la lluvia y el de los halcones o los milanosE y los alados, con sus grandesalas de plata, eran mejores que cualquier ave. $ero ya estaba amaneciendo, y su madre le habaordenado que volviera al amanecer."ch a correr. $ensaba que, si se daba mucha prisa en ir y volver, tendra tiempo de mirar un ratoantes de que su madre se diera cuenta de su ausencia. &s que corri y corri, mientras los

    pereDosos dormilones llegaban a la playa para iniciar su b'squeda particular. La almeja lebrincaba en el bolsillo."l cielo del "ste estaba te#ido de naranja claro cuando lleg a la Dona del alado, una ancha !ranjade playa arenosa donde solan aterriDar, a la sombra del alto acantilado desde el que se lanDaban.& la ni#a le gustaba trepar por el acantilado y mirar desde all, con el pelo aDotado por el viento ylas peque#as piernas meci5ndose en el borde, rodeada por el cielo. $ero hoy no tena tiempo. =ino volva pronto, su madre se en!adara.Ke todos modos, haba llegado tarde. "l alado ya estaba aterriDando. 2iDo una 'ltima y elegante

    pasada sobre la arena con las alas eMtendidas, a dieD metros por encima de ella. =e quedmirndole, con los ojos abiertos de par en par. "ntonces, sobre el agua, el alado se inclin.Levant un ala, baj la otra y describi un amplio crculo. Luego se endereD y se acerc a la

    playa en un elegante descenso, sin apenas roDar la arena.

    2aba otras personas en la playa6 un joven y una mujer algo mayor. =e acercaron rpidamente alalado y le ayudaron a detenerse. Kespu5s manipularon las alas para poder doblarlas. Lasplegaron lenta, cuidadosamente, mientras el alado desataba las tiras que las unan a su cuerpo.La ni#a advirti que era el que le gustaba. =aba que eMistan muchos alados. 2aba visto

    bastantes e incluso era capaD de reconocer a algunos, pero slo tres de ellos acudan con!recuencia, los tres que vivan en la propia isla. La ni#a imaginaba que deban de residir a granaltura, en los acantilados, en casas que se asemejaban a los nidos de los pjaros, pero con murosde valiossimo metal plateado. no de los tres era una mujer de aspecto severo, pelo gris y rostroamargado. "l segundo era casi un ni#o, moreno y dolorosamente guapo, con voD agradableE 5stele caa mejor. $ero su !avorito era el hombre de la playa, tan alto, delgado y ancho de hombroscomo lo haba sido su padre. /ien a!eitado, con ojos marrones y pelo riDado color rojo casta#o.

    =onrea a menudo, y tambi5n volaba ms que los otros.F-' Fdijo el alado.La ni#a levant los ojos aterroriDada. Nl sonri.

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    F>o tengas miedo Fla tranquiliDF. >o voy a hacerte da#o.La ni#a se adelant un paso. =ola contemplar a menudo a los alados pero, hasta entonces,ninguno haba reparado en ella.

    FHIui5n esJ Fpregunt el alado a su ayudante, que le sostena las alas plegadas."l joven se encogi de hombros.

    F&lguna buscadora de moluscos, no lo s5. La he visto otras veces por aqu. HIuiere que la

    echeJF>o Fcontest el hombre, volvi a sonrerleF. H$or qu5 tienes miedoJ FpreguntF. >o pasanada. >o me importa que vengas, peque#a.

    F%i madre me dice que no moleste a los alados Frespondi la ni#a."l hombre se ech a rer.

    F&h, bueno FdijoF. $ero a m no me molestas. IuiD cuando seas mayor ayudes a los alados,como estos amigos. H-e gustaraJLa ni#a sacudi la cabeDa.

    F>o.FH>oJ Fel alado se encogi de hombros, sin perder la sonrisaF. "ntonces, Hqu5 te gustarahacerJ HGolarJ

    La ni#a consigui asentir tmidamente.La mujer dej escapar una risita que el alado cort con una mirada g5lida. =e adelant hasta lani#a y la tom por la mano.

    F/ueno FdijoF, ya sabes que, si quieres volar, tendrs que practicar mucho. H-e gustarapracticarJF=.F$or ahora eres un poco peque#a para las alas Fdijo el hombreF. Gen.La cogi con manos !uertes y la sent sobre sus hombros. Las piernas de la ni#a le quedabansobre el pecho, y sus manecitas se le agarraban inseguras en el pelo.

    F>o FdijoF. =i quieres volar, no puedes agarrarte. Los braDos tienen que ser como alas.H$uedes eMtender los braDosJ

    F= Fasegur la ni#a.Los abri como si !ueran un par de alas.

    F=e te cansarn Fadvirti el aladoF, pero no puedes bajarlos. =i quieres volar, no. n aladonecesita tener braDos !uertes, incansables.

    F=oy !uerte Fasegur la ni#a.F/ien. H"sts preparada para volarJF=."mpeD a sacudir los braDos.

    F>o, no, no Fla interrumpiF. >o aletees. >o somos como los pjaros, ya lo sabes. Cre quenos habas estado observando.

    La ni#a intent recordar.F%ilanos Fdijo repentinamenteF. =ois como milanos.F& veces Fasinti el alado complacidoF. ) como halcones y otras aves planeadoras. Lo quehacemos no es volar de verdad. $laneamos, como las cometas. Cabalgamos sobre el viento. &sque no tienes que aletearE tienes que mantener los braDos rgidos, sentir el viento. H=ientes elvientoJ

    F=."ra una brisa clida que traa el penetrante olor del mar.

    F%uy bien. Cptalo con los braDos, deja que te impulse.La ni#a cerr los ojos e intent sentir el viento en los braDos.) empeD a moverse.

    "l alado trotaba por la arena, como llevado por el viento. Cuando 5ste sopl en otra direccin, 5lcambi tambi5n de rumbo. La ni#a mantuvo los braDos rgidos mientras el viento pareca hacersecada veD ms !uerte, y ahora el alado corra, y ella saltaba sobre sus hombros, cada veD ms de

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    prisa.FO%e llevas hacia el aguaP Favis el hombreF. O*iraP O*iraP) ella inclin las alas como les haba visto hacer tan a menudo. "l alado gir hacia la derecha,corri en crculo hasta que la ni#a volvi a endereDar los braDos, y volvieron por el camino queacababan de recorrer.Nl corri y corri, y ella vol, hasta que los dos se quedaron sin aliento entre risas.

    $or !in, el alado se detuvo.F/asta FdijoF, no se puede abusar en los primeros vuelos.La levant de sus hombros y la dej en la arena. =onrea.

    F2a estado muy bien Fa#adi.& la ni#a le dolan los braDos de tenerlos tanto tiempo eMtendidos. "staba terriblementeemocionada, aunque saba que en casa le aguardaba una buena aDotaina. "l sol estaba muy altoen el horiDonte.

    F*racias Fdijo, a'n sin aliento por el vuelo.F%e llamo +uss Fcontest el hombreF. =i quieres volar ms, ven a verme de veD en cuando.>o tengo ning'n peque#o alado propio.La ni#a asinti rpidamente.

    FH) t'J Fpregunt +uss, sacudi5ndose la arena de la ropaF. HIui5n eresJF%aris Frespondi ella.F/onito nombre Fdijo amablemente el aladoF. /ueno, %aris, tengo que marcharme. "speroque volemos en otra ocasin, HehJ=onri, le dio la espalda y ech a andar playa abajo. Los dos ayudantes se reunieron con 5l. node ellos llevaba las alas plegadas. %ientras se alejaban, empeDaron a charlar, y el sonido de susrisas lleg hasta %aris.Ke pronto ech a correr tras 5l, levantando la arena con los pies, intentando igualar sus largasDancadas.La oy acercarse y se volvi.

    FH=JF-oma Fdijo ella.+ebusc en el bolsillo y le tendi la almeja.La sorpresa que se re!lej en el rostro del alado dej paso rpidamente a una clida sonrisa.&cept la almeja con toda seriedad.La ni#a le rode con los braDos y le estrech con intensidad salvaje. Luego se march. Corracon los braDos eMtendidos. -an de prisa que casi pareca volar.

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    $rimera parte

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    -ormentas%aris cabalg sobre la tormenta, tres metros por encima del mar, dome#ando los vientos, con lasalas de tejido metlico eMtendidas. Gol salvaje, incansablemente, deleitndose en el peligro y enla sensacin del roco del mar, sin que el !ro le importara. "l cielo era de un ominoso color aDulcobalto, los vientos soplaban y ella tena alas. Con eso bastaba. =i muriera ahora, morira !eliD,volando.Gol mejor que nunca, sorteando y planeando sobre las corrientes de aire, sin pensar, eligiendoen cada ocasin el viento ascendente o descendente que la llevara ms lejos o ms de prisa.

    >unca se equivocaba, no tena que hacer maniobras precipitadas sobre el revuelto oc5ano. 2acalos virajes por puro placer. 2abra sido ms seguro volar alto, como un ni#o, muy por encima delas olas, tan arriba como le !uera posible, a salvo de sus propios errores. $ero %aris pasaba casirasante sobre el mar, como una alada, all donde una simple Dambullida o un roce del ala contrael agua signi!icaban caer del cielo. ) morir. >o se puede nadar demasiado cuando se llevan unasalas de seis metros de envergadura.%aris era atrevida, pero conoca los vientos.%s all, avist el cuello de una escila, una cuerda sinuosa y oscura contra el horiDonte. Casi sin

    pensarlo, reaccion. Con la mano derecha, tir hacia abajo de la tira de cuero del ala, y con laiDquierda hacia arriba. KesplaD el peso del cuerpo. Las grandes alas plateadas Fde tejido !ino ycasi sin peso, pero inmensamente resistentesF se movieron con ella, girando. "l eMtremo de unala roD levemente la corona de espuma de las olas, la otra se elev. %aris capt de lleno losvientos ascendentes, y empeD a remontarse.Le haba pasado por la mente la idea de la muerte, la muerte del cielo. $ero ella no terminaraas, arrojada del aire como una gaviota imprudente. >o servira de comida a un monstruohambriento.%inutos ms tarde, sobrevol a la escila e hiDo una pausa para traDar un crculo sobre ella, lejosde su alcance. Kesde arriba, poda ver su cuerpo apenas sumergido bajo las olas, con las hilerasde negras aletas bru#idas palpitando rtmicamente. La peque#a cabeDa se meca al eMtremo del

    largo cuello, ignorando a %aris. IuiD ya haba probado a otros alados y no le gustaba el sabor,pens la joven.&hora los vientos eran ms !ros, y estaban cargados de sal. La tormenta se intensi!icaba, podasentir su !ragor en el aire. %aris, alboroDada, dej muy atrs a la escila. Golvi a quedar sola,volando sin es!uerDo a trav5s de un mundo vaco y oscuro de mar y cielo, donde el 'nico sonidoera el del viento contra sus alas.$oco ms tarde, la isla surgi del mar. =u destino. Con un suspiro, entristecida por el !inal delviaje, %aris empeD a descender.*ina y -or, dos de los atados a la tierra que vivan all. F%aris no saba qu5 hacan cuando nose estaban ocupando de los visitantes aladosF estaban de servicio en el banco de arena queserva como pista de aterriDaje. Kescribi un crculo sobre ellos para llamar su atencin. =e

    levantaron de la suave arena y la saludaron con las manos. La segunda veD que pas sobre ellos,ya estaban preparados. %aris descendi progresivamente hasta que sus pies estuvieron a escasoscentmetros del suelo. *ina y -or corran por la arena, paralelos a %aris, cada uno a un lado. Losdedos de los pies de la alada roDaron la super!icie y empeD a !renar, levantando una nube dearena.$or !in se detuvo, tendida boca abajo sobre la !ra y seca arena. =e senta est'pida. n alado en elsuelo es como una tortuga sobre su conchaE podra ponerse en pie si !uera necesario, pero era un

    proceso di!cil y poco digno. &un as, haba sido un buen aterriDaje.*ina y -or empeDaron a plegar las alas, juntura a juntura. Cada montante acababa doblado sobreel siguiente, y el tejido que los una quedaba !lccido. Cuando todos los eMtensores estuvieronapretados, las alas quedaron convertidas en dos paquetes que colgaban del eje central, atado a laespalda de %aris.

    F"sperbamos a Coll Fdijo *ina mientras plegaba el 'ltimo montante.-ena el pelo corto negro, y le colgaba a mechones alrededor de la cara.

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    %aris asinti con la cabeDa. Coll debera haber hecho el viaje, s, pero ella estaba desesperada,ansiaba el aire. 2aba tomado las alas Fa'n eran las suyasF y se haba marchado antes de que5l saliera de la cama.

    F-endr tiempo de sobra para volar despu5s de la semana que viene, supongo Fdijo -oralegremente. -odava tena arena en el lacio pelo rubio, y la !ra brisa marina le haca temblarligeramente, pero sonrea al hablarF. Golar todo lo que quiera.

    =e detuvo !rente a %aris para ayudarla a desatarse las alas.F)o lo har5 Fle espet %aris, impaciente, irritada por lo casual de sus palabras.HCmo poda entenderloJ HCmo podan entenderlo ninguno de los dosJ "ran atados a la tierra."ch a andar por el banco de arena hacia el re!ugio. *ina y -or caminaban junto a ella. na veDen 5l, tom el re!rigerio habitual y, de pie junto a una enorme hoguera, se sec y entr en calor.+espondi de manera cortante a sus amistosas preguntas, intentando guardar silencio, intentandono pensar. &qu5lla poda ser la 'ltima veD. +espetaron su silencio porque era una alada, aunqueno sin cierto disgusto. $ara los atados a la tierra, los alados eran la !uente de contacto msregular con las otras islas. Los mares, siempre tormentosos e in!estados de escilas, tigres marinosy otros predadores, eran demasiado peligrosos como para que los viajes en barco !ueran!recuentes, eMcepto entre islas del mismo archipi5lago. Los alados eran el neMo de unin, y los

    dems acudan a ellos en busca de noticias, chismorrees, canciones, historias y romances.F"l =e#or de la -ierra te recibir en cuanto hayas descansado un poco Fdijo *ina, tocandotmidamente a %aris en el hombro.Nsta se sacudi la mano. =, pens, a ti te basta con servir a los alados. -e gustara casarte con unalado, quiD con el mismo Coll, cuando creDca. ) no sabes lo que signi!ica para m que Collvaya a ser un alado y yo no.

    F)a estoy preparada F!ue lo que dijo, en cambioF. 2a sido un vuelo sencillo. Los vientos hanhecho todo el trabajo.*ina la llev a otra habitacin, donde el =e#or de la -ierra esperaba su mensaje. &l igual que la

    primera sala, 5sta era alargada y estaba poco amueblada. na hoguera chisporroteaba sobre ungran lecho de piedra. "l =e#or de la -ierra estaba sentado en una silla acolchada, cerca de lasllamas. Cuando entr %aris, se levant. =iempre se reciba a los alados como a iguales, inclusoen aquellas tierras donde a los =e#ores de la -ierra se los adoraba como dioses y ostentaban unaautoridad casi divina.Kespu5s de intercambiar los saludos rituales, %aris cerr los ojos y dej que !luyera el mensaje.

    >i saba lo que deca, ni le importaba. Las palabras utiliDaban su voD sin meDclarse con supensamiento consciente. $oltica probablemente, pens, 'ltimamente, todo era poltica.Cuando termin el mensaje, %aris abri los ojos y sonri al =e#or de la -ierra( $erversa,intencionadamente, porque pareca preocupado por sus palabras. $ero el hombre se recuper conrapideD y le devolvi la sonrisa.

    F*racias Fdijo con voD ligeramente d5bilF. Lo has hecho bien(

    La invitaron a pasar all la noche, pero %aris rehus. La tormenta poda haber cedido por lama#ana. &dems, le gustaba volar de noche. -or y *ina la acompa#aron al eMterior por elcamino rocoso, hasta el risco. Cada pocos metros haba hogueras que hacan seguro recorrer porla noche el retorcido sendero."n la cima haba un saliente natural que manos humanas haban hecho ms ancho y ms

    pro!undo. %s all, una cada de veinticinco metros y olas rompiendo contra la playa rocosa. "nel saliente, *ina y -or desplegaron las alas y !ijaron los montantes. "l tejido metlico quedtenso, tirante, deslumbrante. ) %aris salt."l viento la capt, la elev. "staba volando de nuevo, con el oscuro mar por debajo y el cielotormentoso sobre ella. na veD en el aire, no volvi la vista hacia los dos pensativos atados a latierra que la seguan con los ojos. Kemasiado pronto, sera como ellos.

    >o se dirigi hacia su hogar. "n lugar de hacerlo, vol hacia el oeste con los vientos de latempestad, que ahora soplaban violentamente. $ronto llegaran el trueno y la lluvia, y, entonces,%aris se vera obligada a remontarse sobre las nubes, donde era menos probable que los rayos la

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    F=oy un est'pido &las de %adera por obligarla a volar con este !ro Fdijo KorrelF. H"stcaliente el SivasJ =rvenos un poco.+pida y e!icaDmente, se quit las ropas h'medas y embarradas. Ke un montn cercano a lahoguera, cogi dos grandes toallas.

    FH$or qu5 crees que voy a desperdiciar mi Sivas contigoJ Fgru# *arthF. Con %aris s, porsupuesto, porque es preciosa y una estupenda alada.

    2iDo una reverencia burlona en direccin a ella.FGas a desperdiciar tu Sivas conmigo Frepuso Korrel !rotndose en5rgicamente con latoallaF, a menos que quieras desperdiciarlo todo por el suelo.*arth replic, y ambos intercambiaron insultos y amenaDas con voces lacnicas. %aris no les

    prest atencin, ya les haba visto hacer lo mismo otras veces. =e sacudi el agua del pelo,observando las manchas que !ormaba la humedad en las piedras del hogar y lo rpidamente quese evaporaban. %ir a Korrel e intent memoriDar su cuerpo esbelto y musculoso Fun buencuerpo de aladoF, y la rpida sucesin de eMpresiones en su rostro mientras discuta con *arth.$ero 5ste, al sentir la mirada de %aris, se volvi y sus ojos se suaviDaron. La 'ltima puya de*arth qued !lotando en el silencio. Korrel toc suavemente a %aris, recorriendo con un dedo lalnea de su mandbula.

    F-odava ests tiritando. F-om la toalla con sus manos y la envolvi con ellaF. =aca esabotella del !uego antes de que eMplote, *arth, a ver si podemos entrar en calor."l Sivas, un vino especiado caliente, aromatiDado con pasas y nueces, se sirvi en grandestaDones de piedra. "l primer sorbo hiDo correr hilos de !uego por las venas de %aris, y lostemblores se detuvieron.*arth le dedic una sonrisa.

    F"st bueno, HverdadJ >o es que Korrel sepa apreciarlo, claro. Compr5 una docena de botellasa un viejo pescador. "l tipo las haba encontrado entre los restos de un nau!ragio, no saba lo quetena, y su esposa no le dejaba meterlas en casa. Le di unas cuantas chucheras a cambio, unosabalorios de metal que llevaba para mi hermana.

    FH) qu5 vas a llevarle ahora a tu hermanaJ Fpregunt %aris entre dos sorbos de Sivas.*arth se encogi de hombros.

    FH& ellaJ /ueno, de todos modos, era una sorpresa. Le llevar5 algo de $oTeet la prMima veDque vaya. nos huevos pintados.

    F=i no encuentras nada por lo que intercambiarlos en el camino de vuelta Fse#al KorrelF. =ialguna veD llevas una sorpresa a tu hermana, *arth, la conmocin ser mayor que la alegra. "resun comerciante nato. Creo que hasta venderas las alas, si te hicieran una buena o!erta.*arth se indign.

    FCierra la boca cuando digas eso, pjaro. FLuego se dirigi a %arisF. HCmo est tuhermanoJ >o le veo nunca.%aris tom otro sorbo de Sivas, sosteniendo el taDn con ambas manos para que no temblara.

    FLlegar a la edad la semana que viene Fdijo cuidadosamenteF. "ntonces, las alas sernsuyas. >o estoy al tanto de sus idas y venidas. & lo mejor no le gusta vuestra compa#a.FH"hJ Fse sorprendi *arthF. H) por qu5 noJ Fpareca o!endido. %aris movi una mano yse oblig a sonrer. Lo haba dicho en bromaF. & m me cae muy bien Fsigui *arthF. >oscae bien a todos, Hverdad KorrelJ "s muy joven, un poco callado, y quiD demasiado cauteloso.$ero mejorar. "s di!erente( O$ero qu5 historias cuentaP O) cmo cantaP Los atados a la tierraadorarn sus alas F*arth sacudi la cabeDa, maravilladoF. HKnde aprende esas cancionesJ )ohe viajado ms que 5l, pero(

    FLas compone 5l Fdijo %aris.FHNl mismoJ F*arth estaba impresionadoF. "ntonces, ser nuestro bardo. "n la prMimacompeticin, le arrebataremos el premio a los del &rchipi5lago riental. "l &rchipi5lago

    ccidental siempre ha tenido los mejores alados Fdijo lealmenteF, pero nuestros bardos nuncahan merecido ese ttulo.F)o cant5 por el ccidental en el 'ltimo encuentro Fobjet Korrel.

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    F& eso me re!iero.F$ues t' a'llas como un tigre marino.F= Fconcedi *arthF, pero no me hago ilusiones sobre mis habilidades.%aris se perdi la r5plica de Korrel, no estaba atenta al dilogo. Contemplaba las llamasmientras pensaba y acunaba la bebida, todava caliente. =e senta en paD aqu, en el >ido de

    Qguilas, incluso despu5s de que *arth mencionara a Coll. ) eMtra#amente cmoda. "n la roca de

    los alados no viva nadie, pero era el hogar de todos. =u hogar. =e le haca duro pensar que novolvera all.+ecord la primera veD que haba visto el >ido de Qguilas, haca seis a#os, pocos das despu5sde llegar a la edad. "ra una ni#a de trece a#os, orgullosa de haber volado sola hasta tan lejos,

    pero tambi5n asustada y tmida. Kentro del re!ugio se encontr con una docena de aladossentados alrededor de una hoguera, bebiendo y riendo. "staban celebrando una !iesta, pero sedetuvieron para dedicarle sus sonrisas. *arth era por aquel entonces un joven silencioso, yKorrel un chico delgado poco mayor que ella. %aris no conoca a ninguno de los dos. $ero2elmer, un alado de mediana edad, procedente de una isla cercana a la suya, estaba entre losasistentes y se encarg de las presentaciones.

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    alas. Kespu5s de un rato de cada libre, las sacude con todas sus !uerDas. "ntonces, cadasegmento libera al siguiente. %uy bonito, s. $od5is jurar que lo ha practicado muchas vecesantes de hacerlo delante de nadie. Cualquier da de estos, una de las junturas se quedar trabada yno tendremos que seguir aguantando a Cuervo.$ero ni siquiera aquellas palabras consiguieron empa#ar la magia. %aris haba visto a muchosalados impacientarse con los atados a la tierra que les ayudaban, y terminar de abrir las alas, los

    dos 'ltimos segmentos como mucho, con una sacudida seca. $ero nunca algo como aquello.Cuando se reuni con ellos en el punto de aterriDaje, Cuervo empeD a jactarse.F"l da que hagis eso Fdijo a los demsF, entonces podr5is llamaros alados."ra un jovenDuelo presuntuoso y engredo, pero en aquel momento y durante los a#os siguientes,%aris crey estar enamorada de 5l.=acudi la cabeDa con pesadumbre y apur el Sivas. &hora, todo aquello pareca est'pido.Cuervo muri dos a#os despu5s de la !iesta, desapareci en el mar sin dejar rastro. Cada a#omoran una docena de alados y, por lo general, sus alas se perdan con ellos. $odan caer yahogarse si volaban mal, las escilas de cuello largo atacaban a los descuidados, las tormentas losderribaban del cielo y los rayos perseguan el metal de las alas( =, un alado poda morir demuchas maneras. =eg'n sospechaba %aris, la mayora de ellos perdan la orientacin y no

    llegaban a su destino6 volaban a ciegas hasta que caan agotados. IuiD unos pocos tropeDarancon aquella rara y temida amenaDa, el aire quieto. $ero %aris saba ahora que Cuervo siempre!ue un candidato a la muerte con ms probabilidades que los otros. "ra un alado temperamental yalocado que careca del sentido del cielo.La voD de Korrel la arranc de sus recuerdos.

    F%aris FdijoF, oye, no te duermas encima de nosotros.%aris se irgui y vaci el taDn, todava buscando la calideD que haba contenido. Con unes!uerDo, eMtendi la mano y recogi su jersey.

    F>o est seco Fprotest *arth.FH-ienes !roJ Fpregunt Korrel.F>o, pero ya es hora de que me vaya.F"sts demasiado cansada Fdijo KorrelF. Iu5date a pasar la noche.%aris apart los ojos de los suyos.

    F>o puedo. "starn preocupados.Korrel suspir.

    F"ntonces, ll5vate ropa seca. F=e levant y se dirigi al otro eMtremo de la sala, hacia unarmario de madera tallada. &bri las puertasF. Gen aqu, elige algo de tu talla.%aris no se movi.

    F=er mejor que me lleve mis propias ropas. >o volver5.Korrel maldijo en voD baja.

    F%aris. >o hagas las cosas ms( )a me entiendes. Gamos, elige ropa. $uedes quedrtela, lo

    sabes. =i quieres, deja la tuya a cambio. >o permitir5 que te vayas con la ropa empapada.FLo siento Fdijo %aris.*arth le sonri mientras Korrel esperaba. =e levant lentamente, arropndose ms con la toallacuando se apart del !uego. Las puntas de su oscuro pelo corto se le pegaban, h'medas y !ras, alcuello. Con la ayuda de Korrel, rebusc entre los montones de ropa hasta encontrar unos

    pantalones y un jersey marrn de lana adecuados a su esbelta constitucin. Korrel la contemplmientras se vesta. +pidamente eligi ropas para s mismo. Kespu5s, los dos se acercaron a la

    puerta y descolgaron las alas. %aris recorri las junturas con dedos largos y !uertes, en busca depuntos !lacos o deteriorados. Las alas !allaban en muy escasas ocasiones pero, cuando suceda, elproblema estaba siempre en las junturas. "l tejido metlico en s era brillante, suave y resistentecomo cuando los navegantes de las estrellas llegaron a este mundo. =atis!echa, %aris se puso las

    alas. "staban en per!ectas condiciones. Coll podra utiliDarlas durante a#os y, despu5s de 5l, sushijos. Kurante generaciones.*arth se haba levantado y estaba junto a ella. La mir.

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    F>o se me da bien hablar, como a Coll, o a Korrel FempeDF. )o( /ueno. &dis, %aris."nrojeci. $areca deprimido. Los alados no se dicen adis entre ellos. $ero yo no soy una alada,

    pens %aris, as que abraD a *arth, le bes y le dijo adis, la palabra de los atados a la tierra.Korrel sali con ella. Los vientos eran !uertes, como siempre en el >ido de Qguilas, pero latormenta haba pasado. La humedad del aire provena slo del salpicar de las olas. =in embargo,no haba estrellas.

    F&l menos, qu5date a cenar Fpidi KorrelF. *arth y yo nos pelearemos por el placer deservirte.%aris sacudi la cabeDa. >o debera haber venido. Kebera haber volado directamente a casa, sindecir adis a *arth o a Korrel. 2ubiera sido ms !cil no llegar hasta el !inal, !ingir que las cosassiempre seran iguales, y luego desaparecer. Cuando llegaron al alto risco de los alados, busc lamano de Korrel y los dos se quedaron all largo rato, en silencio.

    F%aris Fdijo Korrel al !inal, titubeando. %ir directamente hacia el mar, de pie al lado de lajoven, sosteni5ndole la manoF. %aris, podemos casarnos. Compartira las alas contigo, podrasvolar de veD en cuando.%aris dej caer la mano y se sinti enrojecer de vergVenDa. Korrel no tena derechoE era unacrueldad !ingir as.

    F>o Fdijo en un susurroF. Las alas no son tuyas, no puedes compartirlas.F-radicin Fmurmur, desesperado. %aris habra jurado que tambi5n 5l se sentaavergonDado. Iuera ayudarla, no empeorar las cosasF. $odramos intentarlo. Las alas seranmas, pero t' las utiliDaras(

    Fh, Korrel, no. "l =e#or de la -ierra, tu =e#or de la -ierra, nunca lo permitira. "s ms queuna tradicin, es una ley. -e quitaran las alas y se las daran a alguien ms respetuoso, comohicieron con Lind el contrabandista. &dems, aunque huy5ramos a un lugar sin ley o sin =e#oresde la -ierra, a un sitio donde estuvi5ramos solos( HCunto tiempo soportaras compartir lasalas, conmigo o con nadieJ H>o lo vesJ Llegaramos a odiarnos el uno al otro. >o soy una ni#aque pueda practicar mientras t' descansas. >o podra vivir as, volando por caridad, sabiendoque las alas nunca seran mas. ) t' acabaras cansndote de ver cmo te miraba( &l !inal(h(=e interrumpi, inclinando la cabeDa.Korrel guard silencio un instante.

    FLo siento, %aris FdijoF. Iuera hacer algo para ayudarte. %e resulta insoportable saber loque va a sucederte. Iuera darte algo, no puedo ni pensar que vas a convertirte en("lla le tom la mano otra veD y se la apret.

    F=, s. =hh.F=abes que te quiero. HGerdad, %arisJF=, s. ) yo tambi5n te quiero, Korrel. $ero( >unca me casar5 con un alado. &hora, no. >opodra. Le matara para quedarme con sus alas.

    Le mir, intentando mitigar las cruda verdad que encerraban sus palabras. >o lo consigui.=e abraDaron el uno al otro, al borde del acantilado, ya cerca el momento de la partida. Con lapresin de sus cuerpos, intentaron decirse todo lo que hubieran querido !ormular. Luego sesepararon y se miraron a trav5s de las lgrimas.%aris empeD a desplegar las alas, temblorosa. Ke pronto, volva a tener !ro. Korrel intentayudarla, pero los dedos de ambos se enredaron. Los dos se rieron de su propia torpeDa. %arisdej que le desplegara las alas. Cuando ya tena una completamente eMtendida y casi la otra,record repentinamente a Cuervo, e hiDo se#al a Korrel de que se apartara. &sombrado, el jovenla contempl. %aris levant el ala como una eMperta en el aire, y despleg la 'ltima juntura conun golpe limpio y seco. )a estaba preparada para partir.

    FGuela bien Fdijo por !in Korrel.

    %aris abri la boca y luego la cerr, asintiendo como una tonta.F-' tambi5n Fconsigui decirF. Cudate, hasta($ero no pudo a#adir la 'ltima mentira, y tampoco logr decirle adis. Kio la vuelta, se alej de 5l

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    corriendo, y se lanD desde el >ido de Qguilas, transportada por los vientos de la noche hacia uncielo oscuro y !ro.;ue un vuelo largo y solitario, sobre un mar donde se re!lejaban las estrellas y nada se mova.Los vientos del "ste eran constantes y obligaban a %aris a virar muy a menudo, perdiendotiempo y velocidad. $ara cuando vio la luD del torren de &mberlis %enor, la isla que era suhogar, ya haba pasado la medianoche.

    2aba otra luD ms abajo, en la playa de aterriDaje. La vio mientras descenda con suave!acilidad, y pens que seran los encargados del re!ugio. $ero su servicio haba terminado hacavarias horas6 pocos alados volaban tan tarde. Con un nudo en la garganta y la sorpresa re!lejadaen el rostro, tom tierra bruscamente, sin ninguna elegancia(%aris consigui ponerse en pie con di!icultad y empeD a desatarse las correas de las alas. >oera ninguna novata, no debera haberse dejado distraer en el momento del aterriDaje. La luDavanD hacia ella.

    F&s que has decidido volver Fdijo la voD, dura y !uriosa."ra +uss, su padre Fen realidad, su padrastroF el que se acercaba a ella con la lmpara en lamano sana. "l braDo derecho le colgaba a lo largo del cuerpo, inerte e in'til.

    F$as5 primero por el >ido de Qguilas Fdijo %aris a la de!ensivaF. >o estabas preocupado.

    F=e supona que volara Coll, no t'.Los rasgos del alado estaban rgidos.

    F"staba en la cama Fdijo %arisF. "s muy lento, saba que se le escaparan los mejoresvientos de la tormenta. >o habra captado nada, eMcepto la lluvia, habra tardado una eternidaden llegar. =i llegaba. -odava no se le da bien volar con lluvia.

    F$ues tendr que aprender. "l chico tiene que cometer errores ahora. 2as sido su maestra, peropronto las alas sern para 5l. Coll es el alado, no t'.%aris se tambale como si la hubieran golpeado. Nste era el hombre que la haba ense#ado avolar, el que tan orgulloso estaba de ella y de cmo saba instintivamente qu5 hacer. Las alasseran para ella, +uss se lo haba dicho ms de una veD, aunque por las venas de la muchacha nocorriera su sangre. =u esposa y 5l la haban adoptado cuando pareci que jams tendran un hijo

    propio que heredase las alas. Luego +uss su!ri el accidente, perdi el cielo, y era importanteencontrar un alado que le sustituyera. =i no era alguien de su sangre, entonces una persona a laque quisiera. =u esposa se neg a aprender. Llevaba treinta y cinco a#os de vida atada a la tierra,y no tena la menor intencin de saltar de ning'n risco, con alas o sin ellas. &dems, erademasiado tarde. Los alados tenan que aprender desde muy jvenes. &s que +uss adiestr a%aris, la adopt y lleg a quererla. & %aris, la hija del pescador, la que pre!era contemplar elrisco de los alados a jugar con los dems ni#os.) entonces, contra toda probabilidad, naci Coll. =u madre muri tras el largo y di!cil parto.%aris, que por entonces era una chiquilla, recordaba una noche oscura llena de gente que corra,y luego a su padrastro llorando a solas en un rincn. $ero Coll vivi. %aris se vio convertida de

    repente en una ni#a madre, cuid de 5l y le quiso. &l principio no se esperaba que el beb5sobreviviese. %aris se alegr cuando lo logr. ), durante tres a#os, le quiso como a un hermanoy como a un hijo, mientras ella practicaba con las alas bajo la mirada atenta de su padre.2asta la noche en que ese mismo padre le dijo que Coll, el beb5 Coll, se quedara con las alas de%aris.

    F=oy mejor alada de lo que nunca ser 5l Fdijo %aris ahora, en la playa, con voD temblorosa.F>o lo discuto. $ero no importa. Coll lleva mi propia sangre.FO>o es justoP Fgrit, dejando escapar la protesta que albergaba en su interior desde el da enque lleg a la edad.$ara entonces, Coll ya era un ni#o !uerte y sano. Kemasiado peque#o todava para llevar alas,

    pero seran para 5l el da que llegara a la edad. %aris no tena derecho a ellas. Nsa era la ley de

    los alados que se vena observando durante generaciones, que se remontaba a los tiempos de losnavegantes de las estrellas, los legendarios !orjadores de las alas. "l primog5nito de cada !amiliade alados heredaba las alas de su progenitor. La habilidad no contaba para nada. "ra una ley de

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    herencia, y %aris provena de una !amilia de pescadores que no tenan nada que dejarle aeMcepcin de los restos de un bote de madera.

    FUusto o no, es la ley. %aris. 2ace mucho que lo sabes, aunque hayas pre!erido ignorarlo.Kurante a#os, has jugado a ser una alada. ) te he dejado porque te quera y porque Collnecesitaba un maestro, un buen maestro. "sta isla es demasiado grande para depender slo dedos alados. $ero siempre supiste que llegara este da.

    $odra decirlo ms amablemente, pens %aris, !uriosa. +uss deba saber lo que signi!icabaperder el cielo.F&hora, ven conmigo Fdijo el hombreF. >o volvers a volar. Las alas seguancompletamente eMtendidas, slo le haba dado tiempo a desatar una correa.2uir5 Fdijo con rabiaF. >o volvers a verme. o Fneg su padre con voD tristeF. Los otros alados evitaran esa isla, como hicieron despu5sde que el loco =e#or de Rennehut ejecutara al &lado Iue -raa %alas >oticias. >o importadonde vayas, te quitaran las alas robadas. >ing'n =e#or de la -ierra correra el riesgo.O"ntonces, las romper5P Fgrit %aris, al borde de la histeriaF. O) Coll no volver a volar, igualque( que(P

    "l cristal se estrell contra la piedra cuando su padre dej caer la lmpara de aceite, y la luD seapag. %aris sinti la presin de sus manos.

    F>o podras hacerlo aunque quisieras. ) no le haras eso a Coll. $ero dame las alas.F>o pienso(F>o s5 lo que piensas. $ens5 que esta ma#ana queras suicidarte, que habas salido para moriren la tormenta. =5 cmo te sientes, %aris. $or eso tena tanto miedo, por eso estaba tan en!adado.

    >o le eches la culpa a Coll.F>o le culpo. ) no me interpondra entre las alas y 5l( $ero yo quiero volar, lo necesito($adre, por !avor(Las lgrimas empeDaron a correrle por las mejillas y se acerc a 5l, en busca de consuelo.

    FLo entiendo, %aris Fdijo. >o poda rodearla con el braDo sano, las alas lo impedanF. $erono puedo hacer nada. Las cosas son as. -endrs que aprender a vivir sin las alas, como he hechoyo. &l menos, las has tenido por un tiempo. =abes lo que es volar.

    FO"so no bastaP Fgrit ella llorosa, testarudaF. $ensaba que s cuando era una ni#a y nisiquiera te conoca, cuando no era nada y t' eras el mejor alado de &mberly. s miraba a ti y alos otros desde el risco, y sola pensar que, si tuviera alas, aunque slo !uera por un momento,sera su!iciente. $ero no lo es, no lo es. >o puedo prescindir de ellas."l rostro de su padre ya no era severo. Le roD la mejilla cari#osamente, secndole las lgrimas.

    FIuiD tienes raDn Fdijo con voD lenta, graveF. IuiD no hice bien. $ens5 que si te dejabavolar un poco, durante un tiempo, sera mejor que nada, un hermoso regalo. $ero no lo ha sido,HverdadJ &hora nunca sers !eliD. 2as volado, nunca podrs ser una atada a la tierra ms.

    =e detuvo bruscamente, y %aris comprendi que hablaba de s mismo tanto como de ella.La ayud a desatarse y a plegar las alas, y caminaron juntos hacia casa.La casa era una sencilla estructura de madera, rodeada de rboles y terrenos. $or la parte de atrscorra un arroyuelo. Los alados vivan bien. +uss le dese buenas noches nada ms cruDar la

    puerta y subi al piso superior, llevndose las alas. H2abra perdido de verdad la con!ianDa enellaJ, se pregunt %aris. HIu5 he hechoJ ) sinti que las lgrimas volvan a pugnar por salir.$ero, en veD de echarse a llorar, se dirigi hacia la cocina. "ncontr queso, carne !ra y t5, y llevtodo en una bandeja al comedor. "n el centro de la mesa haba un candelabro de barro en !ormade recipiente. Lo encendi y comi mientras contemplaba danDar la llama.Coll entr cuando estaba terminando, y se detuvo en la puerta, titubeante.

    F2ola, %aris Fdijo inseguroF. %e alegro de que hayas vuelto. -e estaba esperando.

    "ra alto para sus trece a#os, y tena un cuerpo esbelto de lneas armoniosas, cabello rubio rojiDoy los primeros atisbos de un bigote.F2ola, Coll Fle respondi %arisF. >o te quedes ah, siento haberme llevado las alas.

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    =e sent.F>o me importa, ya lo sabes. Guelas mejor que yo, y( bueno( ya sabes. H=e en!ad muchopadreJ%aris asinti.Coll pareca triste y asustado.

    F)a slo queda una semana, %aris. HIu5 vamos a hacerJ

    "l chico miraba directamente a la vela, no a ella.%aris suspir y le puso una mano consoladora en el braDo.F2aremos lo que tenemos que hacer, Coll. >o hay eleccin posible.Lo haban discutido en otras ocasiones, conoca la agona de su hermano tanto como la suya

    propia. "ra su hermana, casi su madre, y el ni#o haba compartido con ella su vergVenDa y susecreto. &qu5lla era la irona de!initiva."l peque#o Coll la estaba mirando, como un ni#o a su madre. &unque ahora saba que estaba taninde!ensa como 5l, todava le quedaban esperanDas.

    FH$or qu5 no tenemos eleccinJ >o lo entiendo. %aris suspir otra veD.F"s la ley, Coll. >o podemos ir contra la tradicin, lo sabes. -odos tenemos unos deberes quecumplir. =i pudi5ramos elegir, yo me quedara con las alas, yo sera la alada. ) t' podras

    convertirte en bardo. Los dos estaramos orgullosos, sabramos que somos los mejores en lo quehacemos. &tada a la tierra, la vida ser muy dura. Iuiero estas alas ms que nada en el mundo.)o las he tenido, no es justo que me las quiten, pero quiD( IuiD s es justo y yo no s5 verlo.*ente ms sabia que nosotros ha decidido que las cosas deben ser como son. ) quiD, quiD, meestoy comportando como una chiquilla que quiere que las cosas se hagan a su modo.Coll se humedeci los labios, nervioso.

    F>o.%aris le mir interrogante."l chico sacudi la cabeDa, testarudo.

    F>o est bien, %aris, no es justo. >o quiero volar, no quiero llevarme tus alas. -odo esto es unatontera. -e estoy haciendo da#o, y no quiero, pero tampoco quiero hacer da#o a padre. HCmo

    podra decrseloJ =oy su heredero y todo eso, se supone que tengo que tomar las alas. %e odiarasi no lo hago. Las canciones nunca hablan de alados que tienen miedo a volar, como yo. Losalados no tienen miedo. >o valgo para ser un alado.Las manos le temblaban visiblemente.

    F>o te preocupes, ColP. -odo se arreglar, de verdad. >o hay nadie que no haya tenido miedoal principio. )o tambi5n estaba asustada.

    >o tena planeada la mentira. =implemente, escoga las palabras necesarias para tranquiliDarle.FO$ero no es justoP FsolloD el chicoF. >o quiero dejar de cantar, y si vuelo no podr5 cantar,no como /arrion, no como me gustara. H$or qu5 tienen que obligarmeJ H$or qu5 no puedes sert' la alada, como quieres, %arisJ H$or qu5J

    Le mir. -ambi5n ella estaba al borde de las lgrimas. >o tena respuesta, ni para Coll ni paraella misma.F>o lo s5 Fdijo con voD vacaF. >o lo s5, peque#o. $ero as es como se han hecho siemprelas cosas, y as es como deben ser.=e miraron el uno al otro, los dos atrapados, encerrados por una ley ms antigua que ellos y unatradicin que no comprendan.

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    gaviotas y, en una ocasin, una manada de tigres marinos color gris, muy, muy a lo lejos. -odocontribua a hacer ms dolorosa la p5rdida6 el repentino menguar del mundo que conoca, lamanera en que los horiDontes parecan encogerse a su alrededor( $ero no poda dejar de ir all.&s que se quedaba de pie, saboreando el viento, aunque lo 'nico que volaba eran sus cabellos."n una ocasin, vio a Coll observndola de lejos. >inguno de los dos mencion el incidente.+uss guardaba las alas, las alas de 5l. =iempre haban pertenecido al hombre, le perteneceran

    hasta que Coll las tomase. Cuando &mberly %enor necesitaba un alado, Corm responda a lallamada desde el otro eMtremo de la isla. lo haca =halli, que ya volaba cuando %aris era slouna chiquilla que estaba aprendiendo lo ms bsico, a adquirir el sentido del cielo. "n lo que a su

    padre concerna, la isla no tena un tercer alado, y no lo tendra hasta que Coll reclamara lo quele perteneca por derecho de nacimiento.-ambi5n haba cambiado su actitud hacia %aris. & veces se en!ureca con ella cuando laencontraba meditabunda y triste, otras la rodeaba con el braDo sano y slo le !altaba llorar. >oencontraba un t5rmino medio entre la ira y la piedad, se senta impotente y trataba de evitarla.$asaba mucho tiempo con Coll, emocionado y entusiasmado. "l ni#o, un hijo obediente,intentaba hacerse eco de los sentimientos de su padre. $ero %aris saba que tambi5n 5l daba!recuentes y largos paseos y que pasaba mucho tiempo a solas con su guitarra.

    n da antes de que Coll tuviera la edad, %aris se sent en el risco de los alados con las piernascolgando sobre el vaco, contemplando cmo =halli traDaba arcos plateados en el cielo delmedioda. /uscando tigres marinos para los pescadores, le haba dicho la alada. $ero %aris sabaque no. 2aba volado el tiempo su!iciente para reconocer un vuelo de placer cuando lo vea.o puede ser. >o, as empeD. Lo recuerdo.) lo recordaba. & veces, pensaba que haba estado observando a los alados antes incluso desaber andar, aunque su madre, su verdadera madre, le deca que no. $ero %aris conservabavividos recuerdos del risco. Casi todas las semanas se escapaba para venir aqu cuando tenacuatro o cinco a#os. &ll FaquF, se sentaba para contemplar el ir y venir de los alados. =umadre siempre la encontraba, y siempre estaba en!adada.

    F"res una atada a la tierra, %aris Fle deca despu5s de darle una aDotainaF. >o pierdas eltiempo con sue#os est'pidos. >o he educado a mi hija para que sea una &las de %adera."ra una vieja leyenda popular. =u madre se la contaba una y otra veD cuando la atrapaba en elrisco. &las de %adera era el hijo de un carpintero. Iuera ser un alado. $ero, por supuesto, novena de una !amilia de alados. =eg'n la historia, no le importaba. >o hiDo caso a lasadvertencias de amigos y !amiliares, no quera otra cosa que el cielo. $or !in, en el taller de su

    padre, se construy un hermoso par de alas. *randes alas de mariposa, de madera tallada ypulida. -odos dijeron que eran muy bonitas, todos eMcepto los alados. Los alados se limitaron asacudir la cabeDa en silencio. &las de %adera subi al risco de los alados. Le estaban esperando

    all, callados, en un crculo, brillantes y serenos a la luD del atardecer. &las de %adera corri areunirse con ellos, y cay hacia su muerte.FLa moraleja Fconclua siempre la madre de %arisF, es que no se debe intentar ser lo que nose es.$ero Hera 5sa la moralejaJ Cuando era ni#a, a %aris no se le ocurri pensarlo. =e limit aconsiderar que &las de %adera era tonto. $ero, al crecer, record la historia a menudo. ) enocasiones pensaba que su madre no la haba entendido en absoluto. &las de %adera lo habaconseguido, pens %aris. 2aba volado, aunque slo !uera un instante. ) eso vala cualquiersacri!icio, incluso la muerte. "ra una muerte de alado. ) los otros, los alados, no acudieron a

    burlarse de 5l, ni a avisarle. >o, volaron para escoltarle, porque slo era un principiante y lecomprendan. Los atados a la tierra solan rerse de &las de %adera. =u nombre se haba

    convertido en sinnimo de estupideD. $ero un alado que oyera la historia no poda hacer otracosa que llorar.%aris pens en &las de %adera entonces, sentada bajo el !ro viento del medioda, mientras vea

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    volar a =halli. HGali la pena, &las de %aderaJ, se pregunt. HGolar un instante y morir parasiempreJ H) para m, vale la penaJ HKoce a#os en el viento y ahora una vida sin 5lJCuando +uss se !ij en ella, en el risco, !ue la ni#a ms dichosa del mundo. Cuando la adopt yla empuj orgullosamente hacia el cielo, pens que morira de alegra. =u verdadero padre estabamuerto, desapareci con su bote, devorado por una escila !uriosa cuando una tormenta le apartde su rumbo. =u madre se alegr de librarse de ella. %aris salt hacia una nueva vida, hacia el

    cielo. $areci que todos sus sue#os se hacan realidad. "ntonces pens que &las de %adera tenaraDn. =i sue#as algo y lo deseas con su!iciente intensidad, puedes conseguirlo.La !e la abandon cuando lleg Coll, cuando se lo dijeron.Coll. -odo volva a Coll.&s que, perdida, %aris abandon el hilo de sus pensamientos y se dedic a contemplar el cielocon melanclica tranquilidad.Lleg el da, como %aris saba que sucedera."ra una peque#a !iesta, aunque el =e#or de la -ierra en persona era el an!itrin. =e trataba de unhombre corpulento e inteligente, con un rostro agradable oculto bajo una espesa barba que 5lesperaba le diera aspecto !iero. Cuando los recibi en la puerta, sus ropas reDumaban riqueDa6ricos tejidos recamados, anillos de cobre y latn, y un pesado collar de hierro aut5ntico. $ero la

    bienvenida !ue clida.Kentro del re!ugio haba una gran sala de !estejos. *randes vigas de madera sin adornos,antorchas encendidas a todo lo largo de las paredes y una al!ombra color granate en el suelo. )una mesa casi combada bajo el peso del Sivas de las =hotan, los vinos propios de &mberly,quesos trados de Culhall por los alados, !rutas de las ido de Qguilas.$ero, ahora, la evitaban. &nni le sonri educadamente y mir en otra direccin. Uamis letransmiti saludos de parte de su padre y luego se qued en silencio, incmodo, cambiando el

    peso de su cuerpo de un pie al otro hasta que %aris le permiti marcharse. 2asta Corm, quepresuma de no estar nervioso nunca, pareca incmodo con ella. Le trajo una taDa de Sivas yluego vio, al otro lado de la habitacin, a un amigo con el que tena que hablar.%aris se senta relegada y abandonada. =e sent en una silla de cuero, junto a la ventana, y bebilentamente el Sivas mientras escuchaba cmo el viento sacuda las persianas. >o les culpaba.HKe qu5 se puede hablar con una alada sin alasJ=e alegr de que no estuvieran all *arth, Korrel ni ninguno de los otros a los que quera

    especialmente. ) se avergonDaba de alegrarse."ntonces, la puerta se abri y el nimo de %aris subi un poco. &cababa de llegar /arrion, conla guitarra en la mano.

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    &l verle entrar, %aris sonri. Le gustaba /arrion, aunque +uss crea que era una mala in!luenciapara Coll. "l bardo era un hombre alto, marcado por el tiempo, con una mata de liso pelo grisque le haca parecer ms viejo de lo que era. "n el rostro alargado se lean las marcas del vientoy el sol, pero tambi5n tena arrugas de sonrer en las comisuras de la boca, y sus ojos grises

    brillaban con humor. -ena una voD grave y pro!unda, modales irreverentes y una gran a!icin alas historias eMtra#as. "ra el mejor bardo del &rchipi5lago ccidental. &l menos, eso deca Coll.

    ) el propio /arrion, por supuesto. $ero /arrion tambi5n aseguraba que haba estado en uncentenar de islas, algo impensable en un hombre sin alas. ) deca que su guitarra lleg sietesiglos atrs de la -ierra, con los navegantes de las estrellas. =u !amilia la haba ido transmitiendode padres a hijos, deca completamente en serio a %aris y a Coll, como si esperase que lecreyeran. $ero era una idea est'pida. O-ratar a una guitarra como si !uera un par de alasP$ero, mentiroso o no, el larguirucho /arrion era entretenido, su!icientemente romntico ycantaba como el viento. Coll haba estudiado bajo su tutela, y ahora eran grandes amigos."l =e#or de la -ierra le palme !uertemente la espalda. /arrion se ech a rer, se sent y sedispuso a cantar. La sala qued en silencio. 2asta Corm se detuvo a media historia."mpeD con la Cancin de los >avegantes de las "strellas."ra la balada ms antigua, la primera que podan llamar suya con seguridad. /arrion cantaba con

    sencilleD, con tranquila y cari#osa !amiliaridad, y %aris se relaj ante el sonido de su voD. &menudo oa a Coll, en medio de la noche, rasgueando su propio instrumento y cantando la mismacancin. Le estaba cambiando la voD, y eso le pona !urioso. Cada pocos versos, se interrumpacon una nota demasiado aguda, seguida por un minuto de maldiciones. %aris sola quedarsetumbada en la cama, sin hacer nada, ri5ndose ante lo que oa.&hora escuchaba la letra mientras /arrion cantaba dulcemente sobre los navegantes de lasestrellas y su gran navo con velas plateadas, que medan cientos de Silmetros para captar bienlos salvajes vientos estelares. &h estaba toda la historia. La misteriosa tormenta, el navo quevagaba sin rumbo, los ata'des en los que viajaban sus tripulantesE luego, al eMtraviarse, llegaronaqu, a un mundo de interminables oc5anos y tormentas !uriosas, un mundo donde la 'nica tierraera la de un millar de islas rocosas dispersas, y los vientos soplaban incesantemente. La cancinnarraba el aterriDaje de una nave que no estaba construida para aterriDar, de la muerte de miles detripulantes en sus ata'des, y cmo la vela Fmuy poco ms pesada que el aireF !lot sobre elmar, haciendo que las =hotan parecieran rodeadas de plata en veD de agua. /arrion cant sobre lamagia de los navegantes de las estrellas, sobre su sue#o de arreglar la nave y sobre la lentaagona y muerte de ese sue#o. Cant melanclicamente sobre cmo sus mquinas perdieron lamagia y los navegantes de las estrellas quedaron en la oscuridad. $or !in lleg la batalla, en *ran=hotan, cuando el Giejo Capitn y sus leales cayeron de!endiendo de sus propios hijos las

    preciosas velas de metal. Luego, con los 'ltimos restos de magia, los hijos e hijas de losnavegantes, los primeros ni#os de Windhaven, cortaron las velas en pedaDos ligeros, !leMibles einmensamente !uertes. ) con los restos de metal que pudieron salvar del navo, !orjaron las alas.

    $orque los dispersos pueblos de Windhaven necesitaban comunicarse entre s. =in combustible,sin metal, en!rentados a predadores y a oc5anos siempre tormentosos, nada se les daba gratiseMcepto los !uertes vientos. La eleccin era sencilla.Las 'ltimas palabras se desvanecieron en el aire. $obres navegantes, pens %aris. "l GiejoCapitn y su tripulacin tambi5n eran alados, aunque sus alas !ueran alas estelares. $ero sumanera de volar tena que morir para que naciera un nuevo sistema./arrion sonri ante la peticin de alguien, y empeD una nueva meloda. Cant media docena decanciones de la antigua -ierra antes de mirar a su alrededor y empeDar con una de sus propiascomposiciones, una cancin de taberna, de tonos populares, sobre una estila que con!undi un

    bote de pescadores con un macho de su especie. %aris apenas escuchaba. =egua pensando en losnavegantes de las estrellas. "n cierto modo, ellos tambi5n eran como &las de %adera6 no !ueron

    capaces de renunciar a su sue#o. &unque representara su muerte. H-ambi5n eso haba valido lapenaJF/arrion Fpidi +ussF, es el da de la edad de un alado. OCanta canciones sobre vuelosP

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    "l bardo sonri y asinti. %aris mir a +uss. "staba de pie, junto a la mesa, con un vaso de vinoen la mano sana y una sonrisa en el rostro. "st muy orgulloso, pens. =u hijo ser pronto unalado, me ha olvidado. =e sinti en!erma y vencida./arrion cant canciones de alados6 baladas de las o dej que enterraran a una mujer a la que nunca haba conocido. La tom ensus braDos, la llev hacia el risco y, abraDndola, vol con ella hacia el mar y le dio un entierrode alado.&las de %adera tambi5n tena una cancin, aunque no era demasiado buena. Le haca parecer un

    bu!n cmico. $ero /arrion la cant, as como la del &lado Iue -raa %alas >oticias, y laKanDa del Giento, la cancin nupcial de los alados. %aris apenas se poda mover, tan abstradaestaba. "l Sivas se le en!ri en la mano, olvidado ante las canciones. "ra una sensacinagradable, una tristeDa menos turbadora, y le trajo el recuerdo de los vientos.

    F-u hermano es un alado nato Fsusurr una voD a su lado.=e volvi y vio a Corm, sentado en el braDo de su silla. "l alado hiDo un gesto elegante con elvaso de vino hacia donde estaba Coll, sentado a los pies de /arrion. "l joven se abraDaba lasrodillas y tena una eMpresin de 5Mtasis en los ojos.

    F%ira cmo le llegan las canciones Fdijo Corm tranquilamenteF. $ara un atado a la tierraslo son canciones, pero para un alado signi!ican mucho ms. -' y yo lo sabemos, %aris, y tuhermano tambi5n. =e le nota con slo mirarle. )a s5 lo que debe dolerte esto, pero piensa en 5l.&ma volar tanto como t'.%aris levant los ojos hacia Corm y casi no pudo contener una carcajada ante su sabidura. =,Coll pareca en trance, pero slo ella saba por qu5. Lo que quera era cantar, no volar. Lascanciones, no el tema. $ero Hcmo podra saberlo Corm, el sonriente y guapo Corm, que tanseguro estaba de s mismo y tan poco sabaJ

    FHCrees que slo los alados pueden so#ar, CormJ Fle pregunt en un susurro, antes de volverla vista rpidamente hacia /arrion, que estaba concluyendo una cancin.F2ay ms canciones de alados Fdijo el bardoF. $ero, si las canto todas, estaremos aqu todala noche y no conseguir5 comer nada. F%ir a CollF. "spera, cuando llegues al >ido de

    Qguilas aprenders muchas ms de las que s5 yo.Uunto a %aris, Corm alD su vaso en gesto de brindis. Coll se levant.Iuiero cantar una./arrion sonri.=upongo que puedo con!iarte mi guitarra. & otro jams, pero a ti s. =e levant para ceder suasiento al silencioso y plido joven.Coll se sent, rasg las cuerdas no sin algo de nerviosismo y se mordi el labio. La luD de las

    antorchas le hiDo parpadear, mir hacia %aris y parpade de nuevo.FIuiero cantar una nueva cancin sobre una alada. )o( /ueno, la he compuesto. )o no estabaall, claro, pero me han contado la historia, y bueno, es verdad. -endra que haber sido una

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    cancin, y hasta ahora nadie la haba compuesto.F$ues cntala, chico Fle anim el =e#or de la -ierra.Coll sonri y mir a %aris.

    FLa he titulado La Cada de Cuervo.) la cant.Clara y pura, con una hermosa voD, eMactamente como sucedi. %aris le miraba con los ojos

    abiertos de par en par, escuchando asombrada. Coll lo haba entendido a la per!eccin. Captincluso el nudo en la garganta que sinti ella cuando las alas de Cuervo se desplegaronrepentinamente re!lejando el sol, y el alado ascendi de la muerte. -odo el inocente amor quesinti hacia 5l estaba en la cancin de CollE el Cuervo al que cantaba era un glorioso prncipealado, sombro, osado y desa!iante. Como %aris pens en aquellos momentos que era.Coll tena un aut5ntico don, pens %aris. Corm baj la vista hacia ella.

    FHCmoJ=lo entonces %aris se dio cuenta de que lo haba pensado en voD alta.

    FColl Fdijo. Las 'ltimas notas de la cancin le resonaron en los odosF. $odra llegar a sermejor que /arrion si le dieran oportunidad. ;ui yo la que le cont5 esa historia, Corm. "stuve all,

    junto con otra docena de alados, cuando Cuervo hiDo ese truco. $ero ninguno de nosotros lo

    habra contado tan bien como Coll. -iene un don muy especial.Corm sonri, complacido.

    FCierto. "l a#o que viene barreremos al &rchipi5lago riental en la competicin de cantos.%aris le mir, repentinamente !uriosa. $ens que no haba entendido nada. &l otro lado de lahabitacin, Coll la miraba atentamente, con una pregunta en los ojos. %aris asinti y Coll sonri,orgulloso. Lo haba hecho bien.) ella haba tomado una decisin.$ero entonces, antes de que Coll pudiera empeDar otra cancin, +uss se adelant.

    F&hora FempeDF, ahora tenemos que tratar asuntos serios. 2emos cantado y charlado,hemos comido y bebido bien, y aqu hace calor. $ero !uera hay vientos.-odos escucharon con rostros serios, como se esperaba de ellos, y el sonido del viento, un !ondoolvidado, volvi a llenar la habitacin. %aris lo oy y tembl.

    FLas alas Fdijo su padre."l =e#or de la -ierra avanD, sosteni5ndolas en las manos como el tesoro que eran. $ronunci las!rases rituales6

    F%ucho tiempo han servido estas alas a &mberly, uni5ndonos a todo el pueblo de Windhavendesde hace generaciones, desde los tiempos de los navegantes de las estrellas. $rimero las llev%arin, hija de un navegante de las estrellas, y su hija Ueri, y su hijo Uon, y &nni, y ;lan, yKenis( FLa genealoga sigui largo ratoF. ) por 'ltimo +uss y su hija %aris. F2ubo un

    peque#o murmullo entre los reunidos ante la inesperada mencin de %aris. >o era una aut5nticaalada, no debera haberla nombrado. La estaban llamando alada mientras le arrebataban las alas,

    pens ellaF. Kesde este momento las tomar el joven Coll. ) ahora, como otros =e#ores de la-ierra han hecho durante generaciones, yo las sostengo durante un breve instante paratransmitirles la suerte con mi toque. & trav5s de m, todo el pueblo de &mberly %enor toca estasalas, y dice con mi voD OGuela bien, CollPX."l =e#or de la -ierra tendi a +uss las alas plegadas. Nste se dio la vuelta y las entreg a Coll. "l

    joven ya estaba de pie, con la guitarra en la mano. $areca muy !rgil, muy plido.F"s el momento de que alguien se convierta en alado Fdijo +ussF. "s el momento de queentregue las alas, y de que Coll las acepte, y sera una tontera que se las pusiera dentro de casa.Gamos al risco de los alados para ver cmo un ni#o se convierte en hombre.Los portadores de antorchas, todos alados, ya estaban preparados. =alieron del re!ugio. Collocupaba el lugar de honor, entre su padre y el =e#or de la -ierra, escoltados muy de cerca por los

    alados de las antorchas. %aris y el resto de los asistentes a la !iesta les seguan."ra un paseo de dieD minutos, a pasos lentos en el silencio ultraterreno, hasta quedar situados!ormando un semicrculo en la plata!orma del risco. "n el borde, solo, con una 'nica mano y

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    rechaDando la ayuda de los dems, puso las alas a su hijo. Coll tena la cara blanca como el yeso.=e qued quieto mientras +uss desplegaba las alas, mirando hacia el abismo que se abra ante 5l,donde las olas rompan contra la playa.$or !in, +uss termin.

    F2ijo mo, eres un alado Fdijo, y retrocedi hasta quedar junto a los dems, al lado de %aris.Coll qued solo bajo las estrellas, al borde del acantilado. Las enormes alas plateadas le hacan

    parecer ms peque#o que nunca. %aris quera gritar, interrumpir aquello, hacer algo6 senta laslgrimas corri5ndole por las mejillas. $ero era incapaD de moverse. Como todos los dems,aguard el tradicional primer vuelo.) Coll, por !in, tras respirar pro!undamente, salt del risco.La 'ltima Dancada de la carrera !ue un tropeDn, y cay, perdi5ndose de vista. -odos se

    precipitaron hacia adelante. $ara cuando los asistentes a la !iesta llegaron al borde, ya se habarecuperado y ascenda poco a poco en el viento. -raD un amplio crculo sobre el oc5ano,acercndose al risco, luego alejndose de nuevo. & veces, los jvenes alados o!recan unespectculo a sus amigos, pero aquello no iba con el temperamento de Coll. Como un aladoespectro de plata, vag errabundo y un poco perdido en un cielo que no era su hogar.tras alas se estaban desplegando. Corm, =halli y los dems se disponan a volar. $ronto se

    reuniran con Coll en el cielo, haran algunas pasadas en !ormacin y luego dejaran atrs a losatados a la tierra y volaran hacia el >ido de Qguilas, donde pasaran toda la noche celebrando lallegada de su nuevo miembro.$ero, antes de que ninguno de ellos pudiera saltar, el viento cambi. %aris lo sinti con la

    percepcin de un alado. ) lo oy, un silbido !ro que lleg desde la cima rocosa de la monta#a.), sobre todo, lo vio. $orque, sobre las aguas, Coll se tambale visiblemente. "l joven se curvligeramente, intentando salvarse, y entr en un brusco picado. &lguien grit. "ntonces, tambi5n

    bruscamente, volvi a recuperar el control y se dirigi hacia ellos. $ero !orcejeando, !orcejeando."ra un viento brusco, !urioso, que le empujaba hacia abajoE de esos que el alado tiene quecontrolar con suavidad para dominarlos. Coll luchaba contra 5l, y el viento le estaba venciendo.

    F-iene problemas Fdijo Corm, y el apuesto alado coloc los 'ltimos montantes de sus alas conun golpe secoF. Le dar5 escolta.), sin decir ms, ya estaba en el aire.$ero demasiado tarde para ser de ayuda. Coll, con las alas batiendo adelante y atrs, arrastrado

    por la s'bita turbulencia, se diriga hacia la playa de aterriDaje. =e tom una decisin sinpalabras, y todos los congregados se movieron como uno solo para ir a su encuentro, con %aris ysu padre al !rente.Coll descendi de prisa, demasiado de prisa. >o estaba cabalgando sobre el viento, estabasoportando su empuje. Las alas se movieron mientras caa y se tambale, de manera que uno delos eMtremos roD el suelo, mientras el otro apuntaba hacia el cielo. %al, mal, todo mal. Cuandotodos se precipitaron hacia la playa, hubo una repentina lluvia de arena seca, el horrible ruido del

    metal quebrndose y Coll ya estaba en el suelo, tendido en la arena, a salvo.$ero el ala iDquierda colgaba, rota.+uss !ue el primero en llegar junto a 5l, se arrodill a su lado y empeD a desatarle las correas.Los dems se congregaron a su alrededor. Coll se incorpor un poco, y todos pudieron ver queestaba temblando y que tena los ojos llenos de lgrimas.

    F-ranquilo Fdijo +uss con voD cari#osaF, ha sido slo un montante, hijo. =e rompen muy amenudo. -iene !cil arreglo. "stabas un poco nervioso, pero todos lo estamos la primera veD. La

    prMima ser mejor.FOLa prMima, la prMima, la prMimaP Fgrit CollF. >o puedo hacerlo. O>o puedo hacerlo,padreP O>o quiero una prMima veDP O>o quiero tus alasP&hora lloraba abierta, silenciosamente. "l rostro de su padre se tens.

    F"res mi hijo, eres un alado. 2abr una prMima veD. &prenders. Coll sigui temblando ysolloDando, ahora ya sin las alas, que yacan a sus pies, rotas e in'tiles. &l menos, por elmomento. &quella noche no se volara hacia el >ido de Qguilas.

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    +uss agarr a su hijo por el hombro con el braDo sano y le sacudi.F"sc'chame, esc'chame bien. >o quiero or ms tonteras. =i no vuelas, no eres hijo mo."l gesto de desa!o de Coll se es!um. &sinti. =e trag las lgrimas y levant la vista.

    F=, padre FdijoF. Lo siento. "s que me asust5 mucho, no quera decir eso. F=lo tiene trecea#os, record %aris mientras contemplaba la escena junto con los dems. -rece a#os, asustado, ysin madera de alado. F>o s5 por qu5 lo dije, no era mi intencin, de verdad.

    ) %aris encontr las palabras.F= lo era Fdijo en voD alta, recordando la cancin de Coll sobre Cuervo, recordando su propiadecisin.Los dems se volvieron para mirarla, sorprendidos. =halli le puso la mano en el braDo para

    pedirle silencio, pero %aris se la sacudi y avanD para interponerse entre Coll y su padre.F2a dicho la verdad Fsigui con voD tranquila, !irme y segura, aunque el coraDn letemblaseF. H"s que no lo ves, padreJ >o es un alado. "s un buen hijo, y deberas estar orgullosode 5l, pero nunca amar el viento. >o me importa lo que diga la ley.

    F%aris Fdijo +uss. "n la voD del hombre no haba calideD, slo desprecio y dolorF. HGas aquitarle las alas a tu hermanoJ Cre que le queras.na semana antes, ella se habra echado a llorar. $ero ya haba gastado todas las lgrimas.

    FLe quiero, y quiero que tenga una vida larga y !eliD. >o ser !eliD como alado. Lo hace slopara que te enorgulleDcas de 5l. Coll es un bardo, un buen bardo. H$or qu5 le vas a arrebatar lavida que amaJ

    F>o le arrebato nada Fdijo +uss !ramenteF. La tradicin(Fna tradicin est'pida Fles interrumpi una nueva voD. %aris busc a su aliado, y vio a/arrion abri5ndose paso entre los reunidos. F%aris tiene raDn. Coll canta como un ngel, y yahemos visto cmo vuela Fmir desde#osamente a todos los alados del grupoF. Los alados soisunos animales de costumbres que se han olvidado de pensar. =egus la tradicin a ciegas, sin queos importe qui5n resulta herido.Casi inadvertido, Corm haba tomado tierra y haba plegado las alas. &hora estaba !rente a ellos,con el agradable rostro enrojecido por la ira.

    FLos alados y sus tradiciones son lo que ha engrandecido &mberly, lo que ha !orjado miles deveces la historia de Windhaven. >o me importa lo bien que cantes, /arrion, no ests por encimade la ley Fmir a +ussF. >o te preocupes, amigo, haremos de tu hijo el mejor alado que hayavisto &mberly.$ero, entonces, Coll se incorpor. &unque las lgrimas seguan resbalndole por las mejillas, derepente su rostro era una mscara de !uria y decisin.

    FO>oP Fgrit, mirando desa!iante a CormF. >o har5is de mi nada que yo no quiera ser. >o meimporta qui5n eres. >o soy un cobarde, no soy un cro, pero no quiero volar. O>o quiero, noquieroP FLas palabras eran un torrente, gritaba mientras su secreto sala a la luD, derribandotodas las barreras a la veDF. Los alados pensis que sois los mejores, que todo el mundo est por

    debajo de vosotros. $ero no es cierto, Hsab5isJ >o es cierto. /arrion ha estado en un centenar deislas, y sabe ms canciones que una docena de alados. >o me importa lo que opines, Corm. >oes un atado a la tierra. =ube a los barcos, mientras todos los dems ten5is miedo de hacerlo.Gosotros, los alados, os manten5is a buena distancia de las escilas, pero /arrion mat una encierta ocasin con slo un arpn, y desde un peque#o bote de madera. H& que no lo sabaisJ)o tambi5n puedo ser como 5l. -engo talento. &hora se va a las

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    FLas alas no son suyas, Coll FdijoF. "ran mis alas, las alas de mi padre, y !ueron de sumadre, y yo quera( Iuera(La voD se le quebr.

    F-' tienes la culpa de esto Fmurmur Corm, mirando !urioso a /arrionF. ) t', s, t', supropia hermana Fa#adi, dirigi5ndose a %aris.FCierto, Corm Freplic %arisF, /arrion y yo somos los culpables. $orque amamos a Coll y

    queremos que sea !eliD( ) que siga vivo. Los alados han seguido sus tradiciones durantedemasiado tiempo. H>o ves que /arrion tiene raDnJ -odos los a#os, alados incompetentestoman las alas de sus padres y mueren con ellas. ) Windhaven es cada veD ms pobre, porque lasalas no se pueden reemplaDar. HCuntos alados haba en los tiempos de los navegantes de lasestrellasJ HCuntos quedan hoyJ H>o ves lo que nos est haciendo la tradicinJ Las alas son untesoro. =lo las deben llevar aquellos que aman el cielo, los que mejor vuelen y sepan cuidarlas.$ero, en veD de eso, el derecho de nacimiento es el 'nico criterio que se sigue para entregar lasalas. La cuna, no la habilidad. $ero la habilidad de un alado es lo 'nico que le salva de la muerte,lo 'nico que mantiene unido Windhaven.Corm estall.

    F"sto es una vergVenDa. >o eres una alada, %aris, no tienes derecho a hablar de estos asuntos.

    -us palabras deshonran el cielo y violan todas las tradiciones. =i tu hermano elige renegar de suderecho de nacimiento, de acuerdo. $ero no se burlar de nuestra ley dndole las alas a quienelija. F%ir a su alrededor, hacia los aturdidos congregadosF. HKnde est el =e#or de la-ierraJ OIu5 nos diga cul es la leyPLa voD del =e#or de la -ierra era pausada, dubitativa.

    FLa ley( La tradicin( $ero 5ste es un caso muy especial, Corm. %aris ha servido bien a&mberly, y todos sabemos cmo vuela. )o(

    FLa ley Finsisti Corm."l =e#or de la -ierra sacudi la cabeDa.

    F=, 5se es mi deber, pero( la ley dice que( que si un alado renuncia a sus alas, pasarn amanos de otro de los alados de la isla, el mayor, y que entre 5l y el =e#or de la -ierra lascuidarn hasta que se elija a un nuevo portador de las alas. $ero nunca un alado haba renunciadoa las alas, Corm. "sta ley slo se usa cuando un alado muere sin heredero y, en este caso,%aris(

    FLa ley es la ley Fdijo Corm.F) t' la seguirs a ciegas Fse#al /arrion.Corm le ignor.

    F=oy el alado de ms edad que hay en &mberly %enor, puesto que +uss ha cedido las alas. Lascustodiar5 hasta que encontremos a alguien digno de ser un alado, alguien que reconoDca,mantenga y honre las tradiciones.

    FO>oP Fgrit CollF. OIuiero que %aris se quede con las alasP

    F>o tienes nada que decir aqu Fle replic CormF. "res un atado a la tierra.Con estas palabras, se agach para recoger las alas rotas. "mpeD a plegarlas metdicamente.%aris mir a su alrededor buscando ayuda, pero !ue in'til. /arrion hiDo un gesto de impotenciacon las manos, =halli y 2elmer rehuyeron su mirada, y su padre estaba all de pie, hundido ysolloDando. )a no era un alado, ni siquiera de nombre. =lo un anciano tullido. Los asistentes ala !iesta empeDaron a marcharse, uno por uno."l =e#or de la -ierra se acerc a ella.

    FLo siento, %aris FempeDF. =i pudiera, te dara las alas. La ley no es para esto, no seconcibi como un castigo, sino como una gua. $ero es la ley de los alados, y yo no puedoen!rentarme a ellos. =i desa!o a Corm, &mberly %enor ser como Rennehut, y las canciones mellamarn loco.

    %aris asinti.FLo comprendo Fdijo.Corm, con un par de alas bajo cada braDo, se alejaba por la playa.

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    "l =e#or de la -ierra se dio la vuelta y se march. %aris salv el tramo de arena que la separabade +uss.

    F$adre( FempeD.Nl levant la vista.

    F-' no eres mi hija Fdijo.), deliberadamente, le dio la espalda. %aris contempl cmo el anciano se alejaba, caminando

    rgido, con di!icultad, para esconder su vergVenDa entre las paredes de su casa.$or !in los tres quedaron solos en la playa de aterriDaje, mudos, derrotados. %aris se acerc aColl y le abraD. =e quedaron as unos momentos, en aquel instante eran dos ni#os buscando unconsuelo que no podan o!recerse.

    F-engo un sitio para que os qued5is Fdijo por !in /arrion.La voD del bardo los despert. =e separaron, con!usos, mientras el bardo les contemplaba con laguitarra colgada a la espalda. Le siguieron a su casa.$ara %aris, los das siguientes !ueron sombros y problemticos./arrion viva en una modesta caba#a, junto al puerto, al lado de un peque#o muelle abandonadoy podrido. &ll !ue donde se quedaron. %aris nunca haba visto tan !eliD a Coll. Cantaba con/arrion todos los das, y saba que, por !in, podra convertirse en bardo. =lo el hecho de que

    +uss se negara a ver a ninguno de los dos empa#aba la alegra del chico, y hasta eso olvidaba amenudo. "ra joven y acababa de descubrir que muchos de su misma edad le miraban con unaespecie de admiracin culpable, como a un rebelde. ) la sensacin de serlo le enorgulleca.$ero, para %aris, las cosas no eran tan sencillas. +ara veD sala de la caba#a, eMcepto para pasear

    por el muelle a la puesta del sol y contemplar los botes de los pescadores que regresaban. >opoda dejar de pensar en lo que haba perdido. "staba atrapada e inde!ensa. Lo haba intentado almMimo, haba hecho lo que deba, pero segua sin tener sus alas. La tradicin, como un =e#or dela -ierra loco y cruel, se haba impuesto y la tena prisionera.Kos semanas despu5s del incidente de la playa, /arrion volvi a la caba#a tras pasar el da en el

    puerto, donde iba todos los das a aprender nuevas canciones de los pescadores de &mberly y acantar en las tabernas y posadas. %ientras coman grandes cuencos de esto!ado caliente, mir a%aris y al chico.

    F2e encontrado un barco que me llevar hacia las o."l bardo suspir.

    F>o ganars nada con quedarte aqu. Las cosas te van a resultar muy di!ciles en &mberly.

    2asta para m son malos tiempos. "l =e#or de la -ierra, incitado por Corm, est tomandomedidas contra m y la gente respetable empieDa a evitarme. &dems, hay mucho mundo por ver.Gen con nosotros FsonriF. IuiD incluso pueda ense#arte a cantar.%aris juguete con el esto!ado.

    F=oy peor cantando que mi hermano volando, /arrion. >o, no puedo irme. =oy una alada.-engo que quedarme y recuperar mis alas.

    F-e admiro, %aris Fasegur el bardoF, pero es una lucha in'til. HIu5 puedes hacerJF>o lo s5. &lgo. IuiD el =e#or de la -ierra( $uedo acudir a 5l. "l =e#or de la -ierra es el quehace la ley, y simpatiDa conmigo. =i comprende que es lo mejor para el pueblo de &mberly,entonces quiD(

    FHIuiD desa!e a CormJ "ste asunto entra directamente en la ley de los alados, y el =e#or de la

    -ierra no la controla. ), adems( Ftitube.FHIu5JF2ay noticias. Circulan por todo el puerto. 2an encontrado un nuevo alado, mejor dicho, uno

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    cosas de las que se crea. IuiD, despu5s de todo, no !uera un mentiroso.$ocos minutos despu5s estaba tendida en la hierba, a pocos metros de la puerta de Corm, con lacabeDa gacha, oculta entre las sombras y los rboles. La puerta se abri y por ella sali el morenoalado, con las alas colgadas a la espalda. Llevaba ropas de abrigo, ropas para volar, pens %aris.Corm caminaba rpidamente.Cuando desapareci, !ue tarea !cil encontrar una piedra de buen tama#o, dar la vuelta al edi!icio

    y romper una ventana. $or suerte, Corm no estaba casado, y viva solo. "so si aquella noche noestaba con ninguna joven. $ero haban vigilado cuidadosamente la casa, y no entr ni sali nadieeMcepto la mujer que haca la limpieDa durante el da.%aris apart los !ragmentos de cristal, se apoy en la cornisa y entr en la casa. Kentro, todo eraoscuridad, pero los ojos se le acostumbraron rpidamente. -ena que encontrar las alas, sus alas,antes de que Corm volviera. $ronto llegara a la torre y descubrira que se trataba de una !alsaalarma. /arrion no se quedara all para que le atrapara. >ada ms cruDar la puerta principal, enel gancho donde 5l colgaba sus alas entre vuelo y vuelo, encontr las suyas. Las descolgcuidadosa, cari#osamente, y pas las manos por el !ro metal para revisar los montantes. $or !in,

    pens. >unca volvern a quitrmelas.Las at y ech a correr. CruD la puerta y se dirigi hacia el bosque, por un camino di!erente al

    que haba tomado Corm. $ronto volvera a casa y descubrira el robo. %aris tena que llegar alrisco de los alados.-ard media hora, y tuvo que esconderse dos veces entre los arbustos que !lanqueaban lacarretera para no encontrarse con otros viajeros nocturnos. $ero, cuando lleg al risco, haba msgente Fdos hombres del re!ugio de los aladosF en la playa de aterriDaje, as que %aris tuvo queocultarse tras las rocas y aguardar, mientras vigilaba la luD de las lmparas.La postura era !orDada, los m'sculos se le estaban agarrotando, y empeDaba a temblar de !rocuando, sobre el mar, a lo lejos, vio otro par de alas plateadas que descendan a toda velocidad."l alado traD un crculo bajo sobre la playa para atraer la atencin de los hombres del re!ugio, yluego se pos suavemente. %aris reconoci a &nni de Culhall que, sin duda, traa alg'n mensaje.&qu5lla era su oportunidad. Los hombres del re!ugio acompa#aran a &nni hasta el =e#or de la-ierra.Cuando se marcharon con ella, %aris se puso en pie rpidamente y corri por el camino rocosoque llevaba al risco de los alados. "ra un trabajo lento y di!cil desplegar sus propias alas, pero loconsigui, a pesar de que las bisagras de la iDquierda estaban demasiado nuevas y tuvo quesacudirlas cinco veces antes de que el 'ltimo montante quedara en su sitio. Corm no se habamolestado en cuidarlas, pens con amargura.Luego, olvidando aquello, olvidndolo todo, ech a correr y salt al viento.La !uerte corriente la golpe casi como un pu#o, pero %aris gir con ella, maniobrando hastaencontrar un viento ascendente. "mpeD a subir, ahora rpidamente, cada veD ms arriba.Kemasiado cerca, un relmpago brill a sus espaldas, y %aris sinti un breve ramalaDo de

    miedo. $ero luego se tranquiliD. "staba volando de nuevo, y si caa abrasada, bueno, nadie lallorara en &mberly %enor, eMcepto Coll, y no haba mejor muerte que aqu5lla. =ubi todavams y, muy a su pesar, dej escapar una carcajada de placer.) una voD le respondi6

    FOGuelveP"ra un grito !urioso. =orprendida, perdi el sentido del cielo durante un momento, mientrasmiraba atrs, hacia arriba.n relmpago rasg el cielo de &mberly %enor otra veD, y las alas que haba sobre ella brillarona su luD con un plateado resplandor de medioda. Kesde las nubes, Corm bajaba rpidamentehacia ella.) gritaba.

    FO=aba que tenas que ser t'P Fchillaba. $ero el viento se llevaba algunas palabrasF.-uve(Kespu5s( >o volv a casa( +isco( "sper5( OGuelveP O-e obligar5 a bajarP O&tada a la tierraP"so !ue lo 'ltimo que oy. %aris se ri de 5l.

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    FOido de Qguilas,

    pasatiempos en el cielo. $ero, esta veD, la caDa era mortal. %aris jug con los vientos, buscando

    slo velocidad y altura. "ncontr instintivamente las corrientes que la llevaran ms arriba y msrpido. %ucho ms abajo ahora, Corm recuperaba el equilibrio y volva a perseguirla. $ero, paracuando lleg a su altura, %aris estaba bastante ms adelante. "ra eMactamente lo que la joven

    pretenda. &quello no era ning'n juego, no poda permitirse el lujo de correr riesgos. =iconsegua situarse por encima de ella, estaba lo su!icientemente !urioso para obligarla adescender, centmetro a centmetro, hasta que cayera al oc5ano. Luego lo lamentara, sentira la

    p5rdida de las alas, pero %aris saba que era capaD de hacerlo. Las tradiciones de los aladosrepresentaban mucho para 5l. =e pregunt qu5 habra hecho ella misma, un a#o antes, con qui5nhubiera robado unas alas.&hora &mberly %enor haba desaparecido de la vista tras ellos. La 'nica tierra que se divisabaera la torre de se#ales de Culhall, en el horiDonte, a la derecha y muy por debajo de ellos. $ero

    tambi5n desapareci pronto, y slo vieron el mar oscuro por debajo y el cielo encima. ) Corm lapersegua incansable, su !igura per!ilada por la luD de los relmpagos. $ero F%aris mir haciaatrs y parpadeF, pareca ms peque#o. HLe estara ganando terreno al aladoJ Corm era uno delos mejores. =iempre haba dejado en buen lugar al &rchipi5lago ccidental en lascompeticiones, mientras que a ella no se le permita intervenir. ) ahora, claramente, la distanciase agrandaba."l relmpago brill una veD ms, y el trueno reson ominosamente sobre el mar pocos segundosdespu5s. Kesde abajo, una escila rugi a la tormenta, tomando el estampido por un desa!oairado. $ero, para %aris, signi!icaba otra cosa. Los segundos transcurridos entre el relmpago yel trueno indicaban que la tormenta se estaba alejando. "lla se diriga al >oroeste, y la tormenta

    probablemente hacia el este. Ke cualquier manera, haba escapado de su radio de alcance.&lgo se ilumin dentro de ella. 2iDo algunas piruetas por puro placer y traD un bucle de puraalegra, saltando de corriente a corriente como una acrbata en el cielo. &hora los vientos le

    pertenecan. >ada saldra mal.%ientras %aris jugaba, Corm se acerc y, cuando la joven sali de la maniobra y empeD aascender de nuevo, le vio casi al alcance de la mano y lleg a or sus gritos. Keca algo sobre que%aris no poda aterriDar, que sera una criminal por haber robado las alas. O$obre CormP HIu5sabra 5lJ%aris descendi hasta que casi pudo saborear la sal, hasta que oy el rugido de las aguas a pocosmetros por debajo. =i quera matarla, si quera hundirla en el mar, ahora era ms vulnerable quenunca. "staba casi planeando, Corm no tena ms que alcanDarla, situarse a su altura y empujarla.

    Lo saba, lo saba, Corm no poda hacerlo, por mucho que quisiera. Cuando dej atrs las nubesy sali al cielo claro de la noche, para cuando las estrellas se re!lejaron en sus alas, Corm no eranada ms que un punto cada veD ms lejano. %aris aguard hasta que ya no pudo ver sus alas,antes de captar otra corriente ascendente y dirigirse hacia el sur. =aba que Corm seguira aciegas hacia adelante hasta que tuviera que darse por vencido para volver a &mberly %enor.%aris estaba a solas con sus alas y el cielo. ), por un breve momento, se sinti en paD.2oras ms tarde, vio en la oscuridad las primeras luces de Laus6 hogueras encendidas en la partems alta de la &ntigua ;ortaleDa de la isla. %aris se dirigi hacia ellas, y pronto la molesemirruinosa del viejo castillo apareci ante ella, completamente a oscuras eMcepto por lashogueras.Gol directamente sobre 5l, atravesando el cielo de la peque#a isla monta#osa, hacia la arenosa

    playa de aterriDaje, al =udoeste. Laus no era tan populosa como para mantener un re!ugio dealados, y por primera veD %aris se sinti agradecida. >o habra nadie que la recibiera ni lehiciera preguntas. &terriD sola, sin que nadie la viera, con una lluvia de !ina arena seca.

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    -ambi5n sola, se quit las alas.&l !inal de la playa de aterriDaje, junto a la base del risco de los alados, la sencilla casa de Korrelestaba a oscuras, vaca. Cuando el joven no respondi a su llamada, %aris abri la puerta y entr.$ero la casa estaba silenciosa. =inti un ramalaDo de disgusto que pronto se troc ennerviosismo. HKnde estaba su amigoJ HCunto tardara en volverJ H) si Corm adivinaba dndehaba ido %aris y la atrapaba all, antes del regreso de KorrelJ

    =e dirigi rpidamente a la chimenea y, con las brasas casi consumidas, encendi una vela.Luego eMamin la peque#a casa buscando alguna pista que le indicase dnde poda estar Korrel.&ll6 el pulcro Korrel haba dejado unas migajas de pastel de pescado en su siempr