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José María Fernández–Palacios Rüdiger Otto Juan Domingo Delgado José Ramón Arévalo Agustín Naranjo Francisco González Artiles Carlo Morici Rubén Barone Proyecto LIFE04/NAT/ES/000064

Gerardo García Casanova José Alberto DELGADO BELLO …...José María Fernández Palacios Rüdiger Otto Juan Domingo Delgado José Ramón Arévalo Agustín Naranjo Francisco González

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Page 1: Gerardo García Casanova José Alberto DELGADO BELLO …...José María Fernández Palacios Rüdiger Otto Juan Domingo Delgado José Ramón Arévalo Agustín Naranjo Francisco González

Editores y Dirección técnica del proyectoMaría de los Ángeles LLARÍA LÓPEZ y José Alberto DELGADO BELLO

Dirección científica del proyectoJosé María FERNÁNDEZ PALACIOS

Coordinación general del proyectoCristóbal RODRÍGUEZ PIÑERO

AutoresGRUPO DE INVESTIGACIÓN DE ECOLOGÍA

Y BIOGEOGRAFÍA INSULAR, UNIVERSIDAD DE

LA LAGUNA:José María Fernández PalaciosRüdiger OttoJuan Domingo DelgadoJosé Ramón ArévaloAgustín NaranjoFrancisco González ArtilesCarlo MoriciRubén Barone

ÁREA DE MEDIO AMBIENTE DEL EXCMO. CABILDO

INSULAR DE TENERIFE:María de los Ángeles Llaría LópezJosé Alberto Delgado BelloCristóbal Rodríguez Piñero

ColaboradoresVictoria MarzolRicardo González González

Diseño y MaquetaciónAeonium Comunicación y Educación para el Desarrollo Sostenible S.Coop.

FotografíaRüdiger OttoDomingo TrujilloNélida Rodríguez MontesdeocaStephan ScholzRubén BaroneJavier Gil LeónManuel ArteagaJosé Carlos GuerreroBruno A. MiesGary BrownJ. Martínez Huelves �Ministerio de Educación y Ciencia�Jesús Charco

Félix M. MedinaGerardo García CasanovaArnoldo SantosAgustín NaranjoAeoniumAlfredo Reyes BetancortGuillermo DelgadoJuan J. G. SilvaAntonio HernándezArnoldo ÁlvarezDaniel MontesinosLuz SosaJosé Alberto Delgado BelloCarlo MoriciRafael Almeida PérezBeneharo RodríguezOficina del Voluntariado �Cabildo de Tenerife�

CartografíaAgustín Naranjo y autores, basada en del Arco������ sobre base cartográfica de Grafcan

ImpresiónProducciones Gráficas S.L.

ISBN������� ��

A efectos bibliográficos la obra debe citarse comosigue:

FERNÁNDEZ PALACIOS, J.M. et al., eds.2008. Los Bosques Termófilos de Canarias. Proyecto LIFE04/NAT/ES/000064. Excmo.Cabildo Insular de Tenerife. Santa Cruz de Te-nerife. 192 pp. + Glosario y Referencias.

Los Bosques Termófilos de Canarias. ProyectoLIFE04/NAT/ES/000064 ha sido financiado porla Unión Europea, el Excmo. Cabildo Insular deTenerife y la Universidad de La Laguna, en elmarco del Proyecto LIFE Naturaleza “Restaura-ción de los bosques de Juniperus spp. en Tenerife”.

Las opiniones que se expresan en esta obra son res-ponsabilidad de los autores y no necesariamente delExcmo. Cabildo Insular de Tenerife.

© Comisión Europea

José María Fernández–Palacios Rüdiger Otto

Juan Domingo DelgadoJosé Ramón Arévalo

Agustín NaranjoFrancisco González Artiles

Carlo MoriciRubén Barone

Proyecto LIFE04/NAT/ES/000064

portada bosques termo?filos:portada bosques termófilos 17/3/09 14:25 Página 1

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Editores y Dirección técnica del proyectoMaría de los Ángeles LLARÍA LÓPEZ y José Alberto DELGADO BELLO

Dirección científica del proyectoJosé María FERNÁNDEZ PALACIOS

Coordinación general del proyectoCristóbal RODRÍGUEZ PIÑERO

AutoresGRUPO DE INVESTIGACIÓN DE ECOLOGÍA

Y BIOGEOGRAFÍA INSULAR, UNIVERSIDAD DE

LA LAGUNA:José María Fernández PalaciosRüdiger OttoJuan Domingo DelgadoJosé Ramón ArévaloAgustín NaranjoFrancisco González ArtilesCarlo MoriciRubén Barone

ÁREA DE MEDIO AMBIENTE DEL EXCMO. CABILDO

INSULAR DE TENERIFE:María de los Ángeles Llaría LópezJosé Alberto Delgado BelloCristóbal Rodríguez Piñero

ColaboradoresVictoria MarzolRicardo González González

Diseño y MaquetaciónAeonium Comunicación y Educación para el Desarrollo Sostenible S.Coop.

FotografíaRüdiger OttoDomingo TrujilloNélida Rodríguez MontesdeocaStephan ScholzRubén BaroneJavier Gil LeónManuel ArteagaJosé Carlos GuerreroBruno A. MiesGary BrownJ. Martínez Huelves �Ministerio de Educación y Ciencia�Jesús Charco

Félix M. MedinaGerardo García CasanovaArnoldo SantosAgustín NaranjoAeoniumAlfredo Reyes BetancortGuillermo DelgadoJuan J. G. SilvaAntonio HernándezArnoldo ÁlvarezDaniel MontesinosLuz SosaJosé Alberto Delgado BelloCarlo MoriciRafael Almeida PérezBeneharo RodríguezOficina del Voluntariado �Cabildo de Tenerife�

CartografíaAgustín Naranjo y autores, basada en del Arco������ sobre base cartográfica de Grafcan

ImpresiónProducciones Gráficas S.L.

ISBN������� ��

A efectos bibliográficos la obra debe citarse comosigue:

FERNÁNDEZ PALACIOS, J.M. et al., eds.2008. Los Bosques Termófilos de Canarias. Proyecto LIFE04/NAT/ES/000064. Excmo.Cabildo Insular de Tenerife. Santa Cruz de Te-nerife. 192 pp. + Glosario y Referencias.

Los Bosques Termófilos de Canarias. ProyectoLIFE04/NAT/ES/000064 ha sido financiado porla Unión Europea, el Excmo. Cabildo Insular deTenerife y la Universidad de La Laguna, en elmarco del Proyecto LIFE Naturaleza “Restaura-ción de los bosques de Juniperus spp. en Tenerife”.

Las opiniones que se expresan en esta obra son res-ponsabilidad de los autores y no necesariamente delExcmo. Cabildo Insular de Tenerife.

© Comisión Europea

José María Fernández–Palacios Rüdiger Otto

Juan Domingo DelgadoJosé Ramón Arévalo

Agustín NaranjoFrancisco González Artiles

Carlo MoriciRubén Barone

Proyecto LIFE04/NAT/ES/000064

portada bosques termo?filos:portada bosques termófilos 17/3/09 14:25 Página 1

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Proyecto LIFE04/NAT/ES/000064

José María Fernández–Palacios Rüdiger Otto

Juan Domingo DelgadoJosé Ramón Arévalo

Agustín NaranjoFrancisco González Artiles

Carlo MoriciRubén Barone

Grupo de Investigación de Ecología y Biogeografía InsularUNIVERSIDAD DE LA LAGUNA

María de los Ángeles Llaría LópezJosé Alberto Delgado BelloCristóbal Rodríguez Piñero

Unidad OrgánicaÁrea de Sostenibilidad del Territorio y Medio Ambiente

CABILDO INSULAR DE TENERIFE

BosquesTermófilos

de Canarias

Los

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Sabinar abierto en las inmediaciones de roque Cano (Vallehermoso, La Gomera),característico de áreas sometidasa intensa perturbación humana (pastoreo y talas) en el pasado.

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Los bosques termófilos, literalmente bosques amantesdel calor, constituyen con diferencia el ecosistemazonal peor conservado y, por ello, menos conocido delos que integran la naturaleza canaria. Para profundi-zar en su conocimiento, hace cinco años el CabildoInsular de Tenerife se puso en contacto con los autoresde este libro, con el ánimo de solicitar un proyectoLIFE–Hábitat a la Unión Europea, referente a la res-tauración de una finca recién adquirida por dicha ins-titución (finca de las Siete Fuentes, Teno) con bosquetermófilo. Uno de los compromisos que se adquirieronen el proyecto LIFE fue la preparación de un libroacerca del bosque termófilo canario, precisamente elque el lector sostiene en sus manos, que permitieradivulgar los conocimientos adquiridos a lo largo deldesarrollo del proyecto.

Prólogo

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Espléndido palmeral en ValleGran Rey (La Gomera), en elque se pueden identificar algu-nos individuos provistos de unaro metálico que impide que lasratas puedan subir a la copa, dedonde se extrae el guarapo.

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En la foto de doble página,aspecto de un acebuche en lascumbres de Jandía (Fuerte-ventura) sometido a unagran presión por las cabras,que le impiden desarrollarun crecimiento normal.

En la foto de la izquierda semuestra el acebuche de mayortamaño existente en la isla,localizado en la montañaCardón.

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El sabinar de Tigaiga se desa-rrolla en una zona de notablependiente. En la imagen seobserva un sector del mismo,caracterizado por asentarsesobre suelos predominantemen-te rocosos y en una ladera desolana, en la que dominanalgunos de los elementos florís-ticos termófilos más típicos.

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El barranco de los Cernícalos(Gran Canaria) alberga lamejor representación de ace-buchal del archipiélago.

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Los bosques termófilos de Canarias

Tanto el drago como la palmera, dos elementos característicos del bosque termófilo, constituyen además simbolos deCanarias internacional-mente reconocidos.

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Índice

ÍNDICE

Presentación

Los bosques termófilos.El aspecto mediterráneo de Canarias

Los sabinares

Acebuchales, almacigares, lentiscales y retamares blancos

Los palmerales

Las aves de los bosques termófilos

El proyecto LIFE de restauración de bosque termófilo en Teno

Glosario y referencias

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.......página 96

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Los bosques termófilos de Canarias

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En un mundo en continuo cambio, la evolución de las sociedades humanas siempre supo-ne una afección al sistema natural que las acoge. En el caso de Canarias, los mejores luga-res para los asentamientos humanos y la explotación agrícola coincidían con las zonas

donde crecía el bosque termófilo, las medianías de las islas. Lo que no hace tantos años eran tie-rras de labor para la producción de alimentos, hoy en día con los cambios sociales y económicosocurridos durante el siglo XX, son bancales abandonados que la vegetación silvestre intenta reco-lonizar.

Hace ya varios años que el Cabildo de Tenerife tenía en perspectiva la realización de un trabajosobre el bosque termófilo, ese gran desconocido dentro de los ecosistemas de Canarias. Pero sequería que se sustentase en un proyecto riguroso desde el punto de vista científico y que almismo tiempo aportase resultados útiles a los gestores de las especies y de los espacios naturalesprotegidos.

Durante el año 2004 la Unidad de Biodiversidad del Área de Medio Ambiente asumió ese retoy se planteó ¿Por qué no acogerse a un proyecto LIFE?

Estos proyectos financiados por la Unión Europea han ayudado a la recuperación de muchasespecies amenazadas en toda Europa, incluyendo Canarias. En este caso, además, se trataría de unproyecto novedoso en este Archipiélago, puesto que iría encaminado a la conservación de unhábitat y, no de una especie.

Tras las dudas iniciales surgidas en parte del desconocimiento y en parte de la prudencia, se deci-dió que valía la pena hacer el esfuerzo. En esa decisión final, también influyó el hecho de con-tar con el apoyo de la Universidad de La Laguna, cuya colaboración ya se perfilaba como indis-pensable.

Este proyecto financiado con fondos LIFE suponía una gran oportunidad, se trataba de un pro-yecto a realizar en cuatro años, en el que se podrían incluir todas aquellas acciones que contri-buirían al conocimiento y recreación de un bosque termófilo, del que solo quedan algunos ves-tigios en varias zonas de Tenerife.Además concurrían algunas circunstancias que podrían ser valo-radas de manera positiva por la Comisión Europea, como era el hecho de que la zona propues-ta para la restauración estaba declarada como Lugar de Importancia Comunitaria (LIC), tambiénera Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) y se trataba de un hábitat potencial de

Presentación

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Presentación

varias especies declaradas como prioritarias por las Directivas Aves y Hábitats, tales como las sabi-nas y las palomas rabiche y turqué.

Por fin llegó el gran momento, en otoño de 2004 la Comisión publicó la lista de los proyectosseleccionados. Este proyecto había sido elegido. ¡Ahora empezaba lo bueno!

Desde entonces, hasta el momento de la edición del presente libro, donde finaliza este proyecto,han sucedido numerosos avatares de toda índole. No solamente se han adquirido nuevos cono-cimientos científicos y técnicos sobre como afrontar una restauración con especies de bosquetermófilo, también se ha hecho frente a una meteorología adversa, en la que se han sucedido añossin producción de frutos, lluvias torrenciales y sequías extremas. Por otra parte se han tenido quemejorar las capacidades sobre gestión financiera, adaptar la contabilidad de las instituciones quehan participado en el proyecto a lo establecido por la Comisión Europea, y además se ha tenidoque coordinar un amplio equipo de personas procedentes de diferentes ámbitos con formas detrabajo muy dispares.

Han sido numerosos los escollos encontrados en estos cuatro años, pero se han ido superandocon mucho tesón y mucha imaginación. Para el equipo de personas directamente implicado enel proyecto, ha supuesto tanto un crecimiento profesional como personal. Por ello la finalizaciónde este proyecto, mas que el cierre de un expediente, supone la culminación de una etapa en susvidas. Se podría decir que la ejecución de un proyecto LIFE es mucho más que un trabajo, esuna forma de vida.

Tanto esfuerzo no podía quedar en el anonimato, por ello, una de las líneas de trabajo más inten-sa, ha sido la de divulgación de los trabajos realizados y los resultados obtenidos. Se ha logradocaptar el interés de la población local, que ha sido un pilar fundamental para el éxito de la res-tauración. La implicación por parte del público en este tipo de actuaciones redunda en un mejornivel de conservación de los ecosistemas y por tanto de la calidad de vida de todos los canarios.

Por otro lado, se debe tener en cuenta que no todos los resultados de este proyecto podrán com-probarse de forma inmediata. De hecho, su resultado más esperado es también el más lejano enel tiempo. Si las previsiones no se ven alteradas, serán las generaciones venideras las que podrándisfrutar de un bello paisaje de sabinar en Teno Alto. Mientras tanto esperamos que disfruten deeste manual sobre el bosque termófilo.

Wladimiro Rodríguez BritoConsejero del Área de Medio AmbienteCabildo Insular de Tenerife

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La sabina, símbolo vegetal dela isla de El Hierro, caracte-riza el paisaje de La Dehesa,habiendo sido algunos de losejemplares más grandes deeste lugar testigos de laConquista.

Capítulo 1

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bosquestermófilosbosquestermófilos

El aspecto mediterráneo de CanariasEl aspecto mediterráneo de Canarias

Los

Los bosques termófilos constituyen el aspectomediterráneo de Canarias. Se trata de un eco-sistema joven, aún en periodo de formación,

en el que participan muchas especies, tanto exclusi-vas del archipiélago como compartidas con laPenínsula Ibérica y el Magreb. Desgraciadamente,estos bosques han sido profundamente deterioradosen el pasado, habiendo prácticamente desaparecidode algunas islas y estando en el resto sólo precaria-mente representados. Pese a atesorar una altísimadiversidad en especies exclusivas, constituyen, preci-samente por su lamentable estado de conservación,el ecosistema peor conocido.

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Los acebuchales de Tarifa(Cádiz) constituyen unade las mejores formacio-nes de esta comunidad enla Península Ibérica. Estaformación está dominadapor el acebuche medite-

rráneo (Olea europaeavar. sylvestris).

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Impresionante imagen de undragonal de Dracaena cinna-bari en la isla de Socotra (océ-ano Índico). La exisitenciade comunidades similares enCanarias en un pasado remo-to sigue siendo una incógnita.

Ejemplar de Dracaena serru-lata en Omán, PenínsulaArábiga. En segundo plano seaprecia un individuo de aca-cia que caracteriza estas for-maciones sabanoides.

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Los bosques termófilos de Canarias

Los bosques mediterráneos

LOS BOSQUES TERMÓFILOS CANARIOS, término acuñadopor Arnoldo Santos en 1980 (Santos, 1980), constituyen untipo de vegetación de afinidad mediterráneo–norteafrica-na, compuesto por bosquetes y matorrales densos, peren-nifolio–esclerófilos, dominados por especies pertenecientesa los géneros Juniperus, Olea, Pistacia, Phoenix, Rhamnus,Dracaena, etc. (Santos, 1987). La descripción de esta vege-tación como de afinidad mediterránea lleva necesariamen-te a la definición previa de este concepto.

En términos generales, el clima mediterráneo se confi-gura como un clima de transición entre los templado–fríosy los tropicales secos. Se caracteriza por tener veranos cáli-dos y secos e inviernos fríos, incluso con heladas, y húme-dos. Ello ha hecho que la flora mediterránea haya tenidoque adaptarse a soportar un doble estrés, el térmico delinvierno y, especialmente, el hídrico del verano. Este climase extiende por toda la cuenca mediterránea, desdePortugal hasta Palestina, desaparece en las costas egipciasy libias, en las que el desierto llega al mar, para reaparecerentre Túnez y Marruecos. Además, también se presentapuntualmente en California, la parte central de Chile, laprovincia de El Cabo en Sudáfrica y Australia meridional yoccidental, regiones todas situadas en las fachadas occi-dentales de sus respectivos continentes, entre los 30–35º y40–43º de latitud, y presentando siempre una región áridaadyacente como resultado de patrones de circulaciónatmosférica y de corrientes marinas (Fig. 1.1). Además, entodos estos lugares se han desarrollado los cultivos propiosde la dieta mediterránea, especialmente la vid, el olivo y lahiguera.

El clima mediterráneo surge como tal en el Pliocenotardío, hace unos tres millones de años, como consecuenciade la colisión tectónica de los continentes norte y sudame-ricano que, al cerrar el estrecho de Panamá, acaban con lagran corriente marina circunecuatorial vigente en eseentonces y crean el actual sistema de corrientes marinasque reparte el agua fría del océano Ártico por el Atlántico,Índico y Pacífico. Este hecho tectónico generó varias con-secuencias trascendentales para el clima y la vida delPlaneta, como el surgimiento de las glaciaciones, la yacomentada aparición del clima mediterráneo, y con él desu bioma asociado, los bosques mediterráneos, amén delgran intercambio biótico que siguió a la unión de lasAméricas (Blondel & Aaronson, 1999).

Los tres elementos másimportantes de la dietamediterránea, el olivo, lavid y la higuera, sólo pue-den cultivarse en aquelloslugares del mundo en dondereina un clima mediterrá-neo, caracterizado porinviernos húmedos y frescosy veranos cálidos y áridos.

Olivo

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Higuera

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En general, la vegetación mediterránea se caracterizapor un elevado grado de variedad y riqueza florística decomunidades. En términos de riqueza florística, la cuencamediterránea se considera uno de los ámbitos más impor-tantes del mundo, concentrando más de 25.000 especies deplantas vasculares, lo que supone aproximadamente el 10% de las especies vegetales del Planeta (Quézel, 1977,1985). No en vano, la cuenca mediterránea, y dentro deella, la región macaronésica, como una intrusión de lamisma en el océano Atlántico, se considera como uno de lospuntos calientes de biodiversidad mundial, tanto por elnúmero de especies animales y vegetales que atesora comopor el grado de amenaza que éstas soportan en la actuali-dad (Cuadro 1.1).

La flora que concurre en la cuenca mediterránea pre-senta diferentes orígenes, en muchos casos más antiguosque el propio clima mediterráneo. Como elementos de ori-gen paleotropical se encuentran los géneros Asparagus,Jasminum, Olea o Phillyrea (Quézel, 1985). Se trata de ungrupo de especies que se desarrollaron bajo las condicionesclimáticas de un trópico seco, localizado pretéritamente enel África continental, en zonas adyacentes al antiguo marde Tethys, precursor del actual mar Mediterráneo. Estecontingente florístico se encuentra separado del África tro-pical desde hace 5–6 millones de años por el desierto delSáhara. Las características comunes más destacadas deestas especies son su follaje persistente y la esclerofilia.

Figura 1.1: Zonas delPlaneta que presentan unclima mediterráneo, y con-secuentemente, las forma-ciones vegetales ligadas aeste tipo de clima. Obsér-vese cómo éstas se sitúan enlos márgenes occidentalesde los continentes, bajo lainfluencia de los respectivosocéanos.

Vegetación de clima mediterráneo

El Cabo

Cuenca mediterránea

Chile central

California

Australia meridional

ISLAS CANARIAS

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El aspecto mediterráneo de Canarias

El alcornoque (Quercussuber) es un elemento habi-tual de los bosques medite-rráneos ibéricos, y su corte-za ha sido secularmenteexplotada para la produc-ción de corcho.

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Como aportaciones del ámbito holártico a la flora medi-terránea hay que señalar géneros como Alnus, Corylus,Fagus, Juglans, Platanus, etc. En este grupo aparece lamayor parte de las especies deciduas de la región. Géneroscomo Artemisia, Ephedra y Pistacia tienen su origen en laregión irano–turánica (estepas semiáridas de Asia Central),mientras que los elementos de carácter indígena (floramesógena) incluirían especies de los géneros Arbutus,Helianthemum, Juniperus, Lavatera, Pinus y Salvia. Laaportación de la región saharo–síndica incluye a muchasespecies de las familias Chenopodiaceae, Zygophyllaceae yotras.

Mención especial requiere el género Quercus, de distri-bución claramente holártica, representado por más de 200especies arbóreas, que es el elemento dominante de muchosbosques mediterráneos europeos (encinares, alcornocales,quejigares, coscojares, etc.) y norteamericanos. Aunquesiempre fue considerado un elemento ajeno a la flora cana-ria, recientes investigaciones han detectado su presencia enel Holoceno, entre 5.000 y 1.000 años atrás, de La Lagunaen Tenerife (de Nascimento et al., en prensa), aun cuandono se conoce de qué especie se trata ni en que ecosistemaforestal participó.

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Los bosques termófilos de Canarias

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Bosque termófilo en el ríoGuadalmez (Ciudad Real).En la ladera soleada máspróxima hay acebuches,coscojas y mirtos, con adel-fas junto al río y al fondoencinares.

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Las encinas (Quercus ilex yQ. rotundifolia) son los ele-mentos arbóreos más carac-terísticos del bosque medi-terráneo en la PenínsulaIbérica, siendo protagonis-tas de los escasos bosquesmediterráneos maduros queaún persisten.

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Los bosques mediterráneos son muy diversos en cuantoa arquitectura, apariencia y composición de especies, yéstas, a su vez, son muy variables en sus formas de creci-miento, morfología, fisiología y fenología. En general, hayque señalar la preponderancia de árboles y arbustos escle-rófilos, aun cuando no pertenezcan a las mismas familias.

Blondel & Aaronson (1999) incluyen a Canarias dentrodel mundo mediterráneo en su totalidad, si bien otros auto-res manifiestan su discrepancia con esa concepción. No

DEn la imagen, uno de losbosques termófilos mejorconservados de Marruecos,y de gran interés biogeo-gráfico. Se trata de unaformación de araar(Tetraclinis articulata) en el Rif occidental, especieapenas representada en laPenínsula Ibérica en lassierras de Cartagena.

25

El aspecto mediterráneo de Canarias

JESÚS CHARCO

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ISLAS CANARIAS

Polinesia –Micronesia

Provincia florística de California

Caribe

Cerrado

Bosques de Guinea

Mata Atlé

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Bos

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anos

Mesoamérica

Bosques de pino y roble de Sierra Madre

Tumbes–Chocó–Magdalena

Andes tropicales

Conservation International, una ONG norteameri-cana de carácter medioambiental, ha recopilado

en los últimos años a través de un comité de expertoslo que ha venido a conocerse como puntos calientesde biodiversidad del Planeta (ver mapa adjunto),entendiendo éstos como aquellos lugares del mundo

que atesoran un patrimonio natural excep-cional que se encuentra amenazado porlas actividades humanas. Estos 34 puntoscalientes de biodiversidad, reconocidosinternacionalmente como las zonas demáxima prioridad en conservación hacia

Cuadro 1.1: Los Puntos Calientes de Biodiversidad

C U E N C A

Los bosques termófilos de Canarias

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Los sabinares

Suroeste de Australia

Nueva Z

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Filipinas

Islas de Sunda

Nueva Caledonia

Wallacea

Japón

Polinesia –Micronesia

Karoo

Maputolandia

Cáucaso

Madascar e islas del océano Índico

Cuerno de África

Montañas de Asia Central

Indo–Birmania

Montañas del sudoeste de ChinaHimalaya

Ghats

occidental y

Sri Lanka

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El aspecto mediterráneo de Canarias

las cuales deben encauzarse todos los es-fuerzos, albergan en apenas un 2,3% delterritorio emergido del Planeta, más del 50 % de las especies vegetales y más del42% de los vertebrados terrestres cataloga-dos. Como no podía ser de otra manera

por su patrimonio natural y por su estado de amena-za, la cuenca mediterránea, incluyendo la regiónmacaronésica como una intrusión de la misma en elAtlántico, constituye uno de dichos puntos.

Región Irano-Anatolia

Región

florística de El Cabo

M E D I T E R R Á N E A

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obstante, en cuanto al tipo de bosque objeto de esta apro-ximación, éste presenta gran afinidad con las comunidadesde la cuenca mediterránea, por debajo de los 500 m de alti-tud, y que conforman densas zonas boscosas costeras,dominadas por especies de los géneros Olea, Ceratonia,Phillyrea, Laurus, Pistacia, etc. Todas estas especies son,en general, leñosas, siempreverdes y esclerófilas y, al tratar-se de plantas sensibles al frío, tienden a desaparecer en lospisos superiores.

Finalmente, un aspecto muy importante a destacar esla continua interacción del ser humano con los ecosistemasde la cuenca mediterránea. Aunque el Mediterráneo yacontaba con la presencia de humanos (Homo antecessor)hace casi un millón de años (Arsuaga & Martínez, 1998), esen los últimos diez milenios cuando, tras la revolución agra-ria, los humanos modernos interactúan de manera intensacon la naturaleza, configurando tanto comunidades comopaisajes exclusivos que explican, en parte, la extraordina-ria riqueza de la zona

Los bosques termófilos en Canarias

LOS BOSQUES TERMÓFILOS CANARIOS están integradospor una serie de comunidades, dominadas fisonómicamen-te por una o varias especies arbustivas o arbóreas (Tabla1.1), que forman una bóveda habitualmente abierta quepermite la existencia bajo ella de un sotobosque muy ricoen especies. Éstos se instalan sobre suelos poco profundosaunque bien estructurados, que soportan un clima medite-rráneo caracterizado por una precipitación media anual, enforma de lluvias que se producen desde el otoño hasta laprimavera, entre unos 250 y 450 mm, y una temperaturamedia anual situada en torno a los 15 y 19º C, con unavariación anual de las medias mensuales de unos 6 a 8º C.

El área de distribución potencial del bosque termófiloen Canarias se ubica en las medianías bajas, estando embu-tido entre el matorral costero y el monteverde, aproxima-damente entre 0–200 y 500 m en las vertientes a barloven-to, y entre el matorral costero y el pinar, aproximadamen-te entre los 300–500 y 700–900 m en las vertientes a sota-vento (Fig 1.2).

Las comunidades maduras de bosque termófilo sedenominan en función de la especie dominante, cuya iden-tidad dependerá en gran medida de las condiciones

Los bosques termófilos de Canarias

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Los enebros, miembros aligual que las sabinas delgénero Juniperus, y queestán representados en laregión macaronésica por elcedro (J. cedrus) enCanarias y Madeira y por elcimbro (J. brevifolia) enAzores, pueden llegar a for-mar en el continente bos-quetes dispersos como el dela fotografía.

Los sabinares son en laactualidad bastante escasosen la isla de La Palma, aun-que no es infrecuente obser-var individuos dispersos desabina, como éstos delcuchillete de San Juan, enLos Galguitos (en la foto-grafía de enfrente) , quenos ayudan a reconstruir sudistribución en el pasado yentender el importantepapel que debieron jugar enla vegetación potencial dela isla.

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Los bosques termófilos de Canarias

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TABLA 1.1: ALGUNOS ÁRBO-LES Y ARBUSTOS QUE PARTI-CIPAN EN LOS BOSQUES TER-MÓFILOS. Los símbolos dedistribución significan:

End.: endemismo canarioMac.: endemismo macaro-nésico Med.: especie cuya distri-bución incluye el Medi-terráneo Afr.: especie cuya distribu-ción incluye el continenteafricano.

Finalmente, las letrashacen alusión a las diferen-tes islas en las que la espe-cie está presente, así:

L: Lanzarote, F: Fuerteventura, C: Gran Canaria, T: Tenerife, G: La Gomera, P: La Palma H: El Hierro.

(*) Su presencia actual enLa Gomera, El Hierro y,probablemente, La Palma,se considera producto de laintroducción humana.

Nombre científico Nombre vulgar

Corología Distribución insular

Forma de vida

Anagyris latifolia Oro de risco End. C, T, G, P Arbusto

Asparagus scoparius Esparraguera Mac. F, C, T, G, P, H Arbusto

Bosea yervamora Hediondo End. F, C, T, G, P, H Arbusto

Bupleurum salicifolium Anís silvestre Mac. C, T, G, P, H Arbusto

Carlina salicifolia Malpica Mac. L, F, C, T, G, H Arbusto

Convolvulus floridus Guaydil End. Todas Arbusto

Dracaena draco Drago Mac./Afr. C, T, G, P, H* Árbol

Dracaena tamaranae Drago de Gran Canaria

End. C Árbol

Echium strictum Tajinaste End. C, T, G, P, H Arbusto

Ephedra fragilis Escobón Med. L, C, T, G, P, H Arbusto retamoide

Globularia salicina Lengua de pájaro Mac. C, T, G, P, H Arbusto

Heberdenia excelsa (forma termófila)

Saquitero Mac. F, C, T, G, P, H Árbol

Hypericum canariense Granadillo Mac. Todas Arbusto

Jasminum odoratissimum Jazmín silvestre Mac. F, C, T, G, P, H Arbusto

Juniperus turbinata ssp. canariensis

Sabina Mac. C, T, G, P, H Árbol

Lavatera acerifolia Malva de risco End. L, F, C, T, G, P Arbusto

Navaea phoenicea Malva de risco End. T Arbusto

Marcetella moquiniana Palo de sangre End. C, T, G Arbusto

Maytenus canariensis Peralillo End. F, C, T, G, P, H Árbol

Maytenus senegalensis Peralillo africano Med./Afr. L, F Árbol

Olea cerasiformis Acebuche End. Todas Árbol

Osyris lanceolata Bayón Med. T, G, P Arbusto

Phillyrea angustifolia Olivillo Med. L, F, C Arbusto

Phoenix canariensis Palmera canaria End. Todas Árbol

Pistacia atlantica Almácigo Med. F, C, T, G, P Árbol

Pistacia lentiscus Lentisco Med. L, F, C, T, G Arbusto

Retama rhodorhizoides Retama blanca End. F, C, T, G, P, H Árbol

Rhamnus crenulata Espino negro End. Todas Arbusto

Rhamnus integrifolia Moralito End. T Arbusto

Ruta pinnata Ruda salvaje End. T, P Arbusto

Sideroxylon canariense Marmolán End. F, C, T, G, P, H Árbol

Spartocytisus filipes Escobón End. T, P, G, H Arbusto retamoide

Teucrium heterophylum Jócamo Mac. C, T, G, P, H Arbusto

Visnea mocanera Mocán Mac. F, C, T, G, P, H Árbol

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ambientales e históricas del lugar. Así, es posible distinguirentre sabinares, dominados por la sabina (Juniperus turbi-nata ssp. canariensis); acebuchales, dominados por el ace-buche (Olea cerasiformis); almacigares, dominados por elalmácigo (Pistacia atlantica); lentiscales, dominados por ellentisco (Pistacia lentiscus); palmerales, dominados por lapalmera canaria (Phoenix canariensis); y retamares, domi-nados por la retama blanca (Retama rhodorhizoides) (delArco, 2006). Muestra de la importancia ecológica y paisa-jística de estos hábitats es que, pese a su, en general,lamentable estado de conservación, los sabinares canariosy los acebuchales en sentido amplio (incorporando a alma-cigares y lentiscales), así como los palmerales, hayan mere-cido la consideración por parte de la Unión Europea comohábitats de interés comunitario, y en el caso de los sabina-res y los palmerales, de interés prioritario (Cver Glosario).

Una mención especial merece considerar la posible exis-tencia de dragonales, comunidades que habrían estadocaracterizadas por los dragos (Dracaena draco ssp. draco yD. tamaranae) que, aunque hoy desaparecidas, tal vezpudieron existir en el pasado.

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El aspecto mediterráneo de Canarias

Matorral costero

Matorral costero

Bosque termófilo seco

SOTAVENTO

Pinar seco

Pinar húmedo

Matorral de cumbre

Ecosistema del Pico

Monteverde

Bosque termófilo húmedo

BARLOVENTO

D Figura 1.2: Distribuciónaltitudinal de los ecosiste-mas terrestres en una islacanaria idealizada. Lafachada a barlovento estácaracterizada por lainfluencia del mar de nubesligado a los vientos alisios,habitualmente asentadoentre los 400-600 y los1.200-1.500 m de altitud.De manera que en las islasque apenas alcanzan esaaltitud (Lanzarote,Fuerteventura e isletas),éste no se forma, en las islascuyas cumbres rondan lacota superior (La Gomera yEl Hierro), puede rebosarafectando la fachada a sota-vento y, finalmente, en lasislas cuyas cumbres superanestas altitudes (GranCanaria, La Palma yTenerife), el mar de nubesqueda estancado.

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Además de las comunidades maduras, y debido alintenso uso que de estos bosques han realizado los huma-nos, hoy son muy frecuentes los matorrales de sustitución,entre los que destacan los espinares, dominados por el espi-no negro (Rhamnus crenulata); los granadillares, domina-dos por el granadillo (Hypericum canariense); los jarales,caracterizados por jaras o jaguarzos (Cistus monspeliensis);los tabaibales amargos, dominados por la tabaiba amarga(Euphorbia lamarckii y E. regis–jubae); y los matorralesruderales de inciensos (Artemisia thuscula) y vinagreras(Rumex lunaria) (del Arco, 2006).

Los bosques termófilos de Canarias

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BARLOVENTO

Sabinar

Acebuchal

Almacigar

Palmera canaria(Phoenix canariensis)

Sabina(Juniperus turbinata ssp. canariensis)

Acebuche(Olea cerasiformis)

Drago(Dracaena draco ssp. draco)

Almácigo(Pistacia atlantica)

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En la medida en que el bosque termófilo está ubicadoentre otros ecosistemas zonales, a barlovento entre el ma-torral costero y el monteverde, y a sotavento entre el mato-rral costero y el pinar (Fig. 1.3), el contacto con éstos loenriquece con las especies más transgresivas de dichos eco-sistemas. Así, nos encontramos con que en el contacto delbosque termófilo con el matorral costero, el termófilo sepuede enriquecer con elementos como el guaydil(Convolvulus floridus), el orobal (Withania aristata) o elduraznillo (Ceballosia fruticosa). Por su parte, en sus comu-nidades de transición al monteverde seco, en las vertientes

33

El aspecto mediterráneo de Canarias

SOTAVENTO

Figura 1.3: Distribuciónaltitudinal de las diferentesespecies arbóreas que carac-terizan los bosques termófi-los de Canarias y sus comu-nidades de transición haciala costa y hacia la cumbre.

Palmeral

Retamar

Drago

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Los bosques termófilos de CanariasR

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orientadas a barlovento inmediatamente por debajo delmar de nubes, estos bosques se pueden enriquecer con loselementos más resistentes de dicha comunidad, comobrezos (Erica arborea), mocanes (Visnea mocanera), palo-blancos (Picconia excelsa), madroños (Arbutus canarien-sis), saquiteros (Heberdenia excelsa) y barbusanos(Apollonias barbujana). Por último, el contacto de los ter-mófilos con el pinar puede dar lugar a comunidades domi-nadas simultáneamente por pinos y sabinas (pinar consabinas o sabinar con pinos, dependiendo de la abundan-cia relativas de Pinus y Juniperus), como ocurre porejemplo en el oeste de Tenerife y en El Hierro.

La mayoría de las especies arbóreas y arbustivas queforman los bosques termófilos en Canarias tienen uncarácter perenne y esclerófilo (Juniperus, Olea,Maytenus, Pistacia lentiscus, Jasminum, Globularia yotros), aunque también pueden participar en él especiescaducifolias (p. ej. Pistacia atlantica, Rhamnus crenulata eHypericum canariense). Debido al clima mediterráneoque han de soportar, caracterizado por el intenso estréshídrico del verano, la vegetación muestra ritmos estacio-nales claramente marcados respecto a crecimiento, flora-ción y producción de frutos.

Dentro de las pocas certidumbres que tenemos de losbosques termófilos, una es que a pesar del carácter esca-so, fragmentado y degradado de las manifestaciones quehan llegado a la actualidad, presentan una diversidad enespecies, tanto vegetales como animales, muy importan-te. Podemos pues hacernos una idea, aunque remota, dela biodiversidad que pudo albergar este ecosistema fores-tal antes de la llegada de los primeros humanos aCanarias, incomparablemente superior a la que ahoraconocemos. Muchas de las especies que integran estosbosques son endemismos canarios o, como hemos visto,compartidos con Madeira, mientras que otras son ele-mentos nativos que también aparecen en bosques simila-res de la cuenca mediterránea, tanto en el enclave magre-bí, entre el estrecho de Gibraltar y el Antiatlas, como enla orilla europea

35

El aspecto mediterráneo de Canarias

El guaydil (Convolvulus flo-ridus) es un arbusto endé-mico de Canarias que parti-cipa en la transición delmatorral costero al bosquetermófilo.

El sabinar de Tigaiga, en elmunicipio de Los Realejos(Tenerife), constituye nosólo una de las manchas desabinar húmedo mejor con-servadas de esta isla, sinoque es el lugar más adecua-do para contemplar la tran-sición de esta formaciónhacia el monteverde.

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Distribución del bosque termófilo por islas

SEGÚN DEL ARCO (2006), el bosque termófilo enCanarias tendría una distribución potencial algo superior a80.000 ha, es decir, aproximadamente un 11% de la super-ficie del archipiélago (Tabla 1.2). No obstante, la importan-cia del bosque termófilo fue muy variable entre las islas,con valores muy bajos para las islas orientales, en las que eltermófilo apenas alcanzó un 2% de sus superficies insula-res, frente a valores potenciales del termófilo en las islascentrales, en los que ocupó en torno a un 15%. En LaPalma el valor significó algo menos del 10%, y sólo en LaGomera y El Hierro los bosques termófilos participaroncon valores superiores al 30% de la superficie de la vegeta-ción potencial. La tabla 1.2 recoge la distribución potencialy actual del bosque termófilo en cada isla según el impor-tante trabajo de del Arco y colaboradores (2006).

A continuación se realiza un comentario más detalladodel estado del bosque termófilo en cada una de las islas quecomponen el archipiélago.

Los bosques termófilos de Canarias

36

TABLA 1.2: SUPERFICIE

(HECTÁREAS) POTENCIAL Y

ACTUAL DEL BOSQUE TERMÓ-FILO Y DE LAS COMUNIDADES

QUE LO INTEGRAN EN LAS

DIFERENTES ISLAS. Fuente:del Arco (2006), parcial-mente modificado.

Observaciones:* Un reciente trabajo(González Artiles, 2007)duplica la superficie poten-cial del termófilo en GranCanaria, elevándola a42.200 ha, de las cualesunas 26.400 ha supondríanacebuchales–lentiscales yunas 14.800 ha sabinares.

1. Se han incluido palmera-les antropogénicos enFuerteventura, La Gomeray La Palma.

2. En Gran Canaria sólo sehan incluido los palmeralesde mayor densidad.

3. No se han diferenciadolentiscales, quedandoincluidos en los sabinares(islas occidentales) o acebu-chales (islas orientales).

4. En Gran Canaria los sabi-nares se han incluido en losacebuchales.

5. No se han considerado lasdiferentes variantes quepueden presentar los sabi-nares en las islas occidenta-les.

Vista del risco de Famara(Lanzarote), con la isla deLa Graciosa al fondo. Estosriscos albergan los últimosrestos de bosque termófilode la isla. En primer plano,varios ejemplares deArgyranthemum maderense.

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El aspecto mediterráneo de Canarias

LZ FV GC * TF LP LG EH Canarias

Superficie insular 84.594 165.900 156.010 203.438 70.832 36.976 26.871 744.700

Superficie potencial de termófilo

1.760 2.766 18.674 31.290 6.258 12.117 8.518 81.383

% de superficieinsular con bosques termófilos

2,1 1,7 12,0 15,4 8,8 32,8 31,7 10,9

Superficie actual de termófilo

3,5 597 2.959 2.101 2.590 4.681 1.193 14.125

% restante de bosque termófilo

0,2 21,6 15,8 6,7 41,4 38,6 14,0 17,3

Sabinar 4, 5 - - - 440 56 2.820 1.142 4.449

Acebuchal / lentiscal 3 3,5 109 1.550 - - - - 1.662

Almacigar - - 40 45 - 16 - 101

Retamar blanco - - 173 1.581 2.517 414 50 4.735

Palmeral 1, 2 - 488 1.197 34 18 1.441 - 3.178

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Los bosques termófilos de Canarias

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El Hierro

Previamente a la llegada de los bimbaches, los aboríge-nes herreños, el bosque termófilo se extendía en esta isla deforma circuninsular, acercándose más al mar en la vertien-te a barlovento y separándose más de éste en El Julan, la desotavento (Figura 1.4). En total, la superficie potencial deltermófilo en El Hierro abarcó unas 8.520 ha, es decir, un32% del área insular, de las cuales hoy sólo se mantienenaproximadamente 1.190 ha, o sea, un 14% de su superficiepotencial (Tabla 1.2). La comunidad más importante deltermófilo insular fue indudablemente el sabinar, que prácti-camente ha desaparecido del norte de la isla, quedando res-tringido en la actualidad sobre todo a la mitad meridional,donde ocupa unas 1.140 ha, distribuidas en tres fragmentosbien delimitados. El primero se extiende de forma ininte-rrumpida desde Mencáfete, sobre los riscos de Bascos, hastaLa Dehesa, donde forma una comunidad más abierta (verCuadro 2.2), mientras que el segundo se localiza en la zona

800 m

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1.400 m

Sabinares y otras formaciones termófilas

a) Distribución potencial del bosque termófilo

Típico ejemplar de sabinaabanderada debido a losfuertes vientos que soplanen La Dehesa, El Hierro.

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0 1 km

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El aspecto mediterráneo de Canarias

central de El Julan y el tercero en los riscos de Las Playas,donde se mezcla con el pinar. Por su parte, existen dosmanchas de retamar blanco de cierta importancia, queocupan una superficie de unas 50 hectáreas en dos frag-mentos ubicados en los riscos de Tibataje, en el valle de ElGolfo y en los altos de Timijiraque, respectivamente(Figura 1.4).

En esta isla no estuvieron presentes los palmerales deforma potencial, aunque probablemente sí estuvo pobladapor algunas palmeras dispersas, al igual que ocurre en laactualidad. El resto de las especies de árboles y arbustosque integran el bosque termófilo en el archipiélago, con laexcepción de Hypericum canariense y Visnea mocanera,son muy escasos, o incluso inexistentes, en esta isla(Stierstorfer & von Gaisberg, 2006)

VALVERDE

Sabinares

Retamares blancos

b) Distribución actual del bosque termófilo

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La Dehesa

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Timijiraque

Figura 1.4: Distribuciónpotencial (a) y actual (b)del bosque termófilo en laisla de El Hierro. Basado endel Arco (2006). Modificadopor Agustín Naranjo.

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Los bosques termófilos de Canarias

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La Gomera

La Gomera es la isla en la que, en relación al total de lasuperficie insular, mejor estuvo representado el bosque ter-mófilo antes de la llegada de los humanos (el 33%). La dis-tribución potencial del mismo adquirió, al igual que en ElHierro, una forma circuninsular, alternándose éste entre loslomos y cauces de los numerosos barrancos que drenan enforma radial la meseta central de la isla. En la fachada abarlovento el termófilo bajaba casi hasta la costa, mientrasque en la situada a sotavento se separaba de la misma,remontándose hacia la cumbre. En total, considerandosabinares, retamares y palmerales, la distribución poten-cial pudo haber alcanzado las 12.120 ha (Tabla 1.2).

Los palmerales adquieren en la actualidad una granimportancia en esta isla –junto a Gran Canaria, es de hechoen donde están mejor representados–, abarcando práctica-mente todos los barrancos de la isla, tanto a barloventocomo a sotavento, desde la costa hasta los 1.000 m de alti-tud, como en Las Hayas (Figura 1.5), ocupando una super-

800 m

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m

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800 m200 m

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200 m

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1.400 m

Sabinares y otras formaciones termófilas

Palmerales

a)Distribución potencial del bosque termófilo

AE

ON

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La sabina, el elementodominante del sabinar,adquiere en La Gomera lasmayores densidades delarchipiélago.

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0 1 km

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El aspecto mediterráneo de Canarias

ficie aproximada de 1.440 ha. Indudablemente, en elactual auge de los palmerales gomeros ha jugado un papelmuy importante el hecho de que sean explotados por loshumanos, lo que en la actualidad no ocurre en ningunaotra isla.

La distribución actual de los sabinares en La Gomera,sin duda aún muy significativa (en torno a 2.820 ha), se cir-cunscribe prácticamente al norte insular, aproximada-mente entre Hermigua y Alojera, estando casi ausentes enla vertiente a sotavento. Están repartidos en dos grandesfragmentos, el primero, más pequeño, en los altos deHermigua, y el segundo, mayor, en el sector deTamargada–Vallehermoso–Epina. Por su parte, los reta-mares blancos, apenas representados con algo más de 400ha, están ubicados en el oeste insular, entre Tazo y Alojera(Figura 1.5)

SAN SEBASTIÁN DE LA GOMERA

HERMIGUA

VALLEHERMOSO

800 m

800

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800 m200 m

200 m

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1.400 m

Sabinares

Palmerales densos

Retamares blancos

b) Distribución actual del bosque termófilo

Figura 1.5: Distribuciónpotencial (a) y actual (b)del bosque termófilo en laisla de La Gomera. Basadoen del Arco (2006).Modificado por AgustínNaranjo.

EPINA

TAZO

LAS HAYAS

ALOJERA

Tamargada

AE

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Ejemplar de palmera enexplotación para extraerlesu savia, el guarapo, a partirdel cual se obtiene la sabro-sa miel de palma.

F

F

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La Palma

En esta isla la importancia de la distribución potencialdel bosque termófilo fue únicamente relativa, alcanzandoaproximadamente unas 6.260 ha, que significa sólo el 9%de la superficie insular (Tabla 1.2), valor notablemente másbajo que el obtenido por el termófilo potencial en El Hierroy La Gomera. Se mantiene el patrón circuminsular de dis-tribución, más cercano a la costa a barlovento y más aleja-do de ésta a sotavento, en respuesta a la disponibilidadhídrica, aunque con tramos en donde estuvieron ausentes.Los palmerales (20 ha) restringen su distribución a barran-cos concretos de la fachada oriental, a barlovento, especial-

Los bosques termófilos de Canarias

42

La retama blanca (Retamarhodorhizoides) es la especiemás característica del reta-mar blanco, comunidad a laque cede su nombre, que enLa Palma adquiere sumáxima expresión en elarchipiélago.

a) Distribución potencial del bosque termófilo

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Sabinares y otras formaciones termófilas

Palmerales

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0 5 km

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mente entre Mirca y Las Breñas. Los sabinares apenasestán representados en la actualidad (56 ha) y aparecensobre todo en las medianías de Las Breñas y Mazo, a bar-lovento, y cerca de El Charco, a sotavento (Figura 1.6).Finalmente, los retamares blancos ocupan en la actualidaden La Palma una superficie muy considerable (más de2.500 ha), estando especialmente bien representados en lacosta noroeste de la isla, aproximadamente entre Garafía yPuntagorda, en la fachada suroeste entre Jedey y LasIndias y en la vertiente sureste entre Fuencaliente y lamontaña del Azufre (Figura 1.6)

43

El aspecto mediterráneo de Canarias

Figura 1.6: Distribuciónpotencial (a) y actual (b)del bosque termófilo en laisla de La Palma. Basado endel Arco (2006). Modificadopor Agustín Naranjo.

MAZO

BREÑA ALTA

GARAFÍA

PUNTAGORDA

SANTA CRUZ DE LA PALMA

FUENCALIENTE

EL CHARCO

JEDEY

LAS INDIAS

Montaña del Azufre

MIRCA

b) Distribución actual del bosque termófilo

Sabinares

Palmerales densos

Retamares blancos

F

Pese a su probable origenantropogénico, el dragonalde Las Tricias, en Garafía(La Palma), constituye lamejor, si no la única, repre-sentación de esta comuni-dad en el archipiélago.

F

200 m

200 m

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800 m

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ranco de San Juan

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Tenerife

La distribución potencial del bosque termófilo enTenerife comprendió más de 30.000 ha, cifra cercana al15,5% de la superficie insular. En la fachada a barloventoéste se acercó mucho a la costa, a veces llegando incluso aocupar los acantilados costeros, como pudo ocurrir en lascostas de Acentejo y entre San Juan de La Rambla yGarachico, en detrimento del matorral costero (Figura1.7). En las vertientes sureste y suroeste de la isla el bosquetermófilo ocupó sin embargo una banda altitudinal máselevada, ubicada entre el matorral costero y el pinar, apro-ximadamente entre los 300 y los 900 m de altitud. Lamayor parte de estas comunidades termófilas constituye-ron probablemente sabinares, aun cuando es posible que enel mediodía insular los almacigares y acebuchales (bosque-tes de Pistacia atlantica y de Olea cerasiformis, respectiva-mente) estuvieran bien representados a nivel local. Por suparte, los palmerales, hoy muy mermados, se distribuyeronfundamentalmente en las llanuras costeras y desemboca-duras de los barrancos a barlovento, desde Taganana hastaBuenavista (Figura 1.7).

Los bosques termófilos de Canarias

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Ejemplar centenario desabina de la montaña deTaco, en Buenavista delNorte, Tenerife.

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Sabinares y otras formaciones termófilas

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Frente a esta apreciable distribución potencial, lasituación actual del bosque termófilo en Tenerife es senci-llamente lamentable. Aunque aún quedan sabinas disper-sas por una gran parte del perímetro insular, el sabinarcomo comunidad ha desaparecido casi por completo de lageografía tinerfeña, abarcando apenas unas 440 ha (Tabla1.2), restringidas a varios pequeños fragmentos en Anaga(Afur, mesa del Sabinal y barrancos de Anosma e Ijuana),laderas de Güímar y Tigaiga, medianías de Arico y altos deChío y Guía de Isora. De los almacigares del sur de la islasólo quedan un par de manchas que apenas totalizan 45 ha,amén de las referencias de la toponimia y los escudos herál-dicos de algunos municipios (ver cuadro 1.3). Aunque lospalmerales pudieron gozar de importancia en el pasado,hoy en día apenas están bien representados (con 34 ha) enel barranco del Cercado en Anaga y en el de Masca en Teno.Por último, la única mancha significativa de retamaresblancos en la isla, que alcanza unas 1.600 ha, se ubica en lascabeceras de los barrancos del macizo de Teno orientadosal oeste (Los Carrizales, Juan López y Masca), pero sobretodo en las mesetas que separan estas depresiones

45

El aspecto mediterráneo de Canarias

El retamar blanco deSantiago del Teide se mez-cla en las cercanías del pue-blo de Las Manchas con lospinares que pueblan lasrecientes coladas volcánicasde la dorsal de Bilma.

Figura 1.7: Distribuciónpotencial (a) y actual (b)del bosque termófilo en laisla de Tenerife. Basado endel Arco (2006). Modificadopor Agustín Naranjo.

Sabinares

Palmerales densos

Retamares blancos

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SANTA CRUZ DE TENERIFE

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Gran Canaria

Gran Canaria contó en el pasado con una importantemasa forestal de bosques termófilos, en torno a 19.000 ha,que supusieron el 12% de la superficie insular (Tabla 1.2). Deestas manchas hoy se han conservado unas 3.000 ha, apenaspor debajo del 16% de la superficie potencial. Las comuni-dades mejor representadas en la actualidad son los acebu-chales–lentiscales y los palmerales. No obstante, es de desta-car que un reciente trabajo (González Artiles, 2007) duplicala superficie potencial del termófilo atribuida por del Arco(2006) a Gran Canaria, elevándola hasta las 42.200 ha, de lascuales unas 26.400 ha supondrían acebuchales–lentiscales yunas 14.800 ha sabinares.

Los acebuchales–lentiscales, de los que según del Arco(2006) existen en la actualidad unas 1.500 ha, cifra queGonzález Artiles (2007) eleva a 2.000 ha, presentan una dis-tribución claramente ligada al noreste insular, aproximada-mente entre Tafira y Agüimes, aunque pueden reaparecerpuntualmente en otros lugares de la isla. En el pasado dieronincluso el nombre a la mejor representación del termófilograncanario, el Monte Lentiscal, hoy desgraciadamente casidesaparecido (Santana, 1992; González Artiles, 2007). En loque respecta a los almacigares, en la actualidad apenas que-

Los bosques termófilos de Canarias

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El barranco de losCernícalos, límite municipalde los municipios grancana-rios de Valsequillo y Telde,constituye la mejor manchade acebuchal que queda enel archipiélago.

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Sabinares y otras formaciones termófilas

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dan dos fragmentos, ubicados en La Aldea (ver Cuadro 3.2),así como un tercero disperso entre cultivos en el valle deAgaete, que suponen en total unas 40 ha.

Gran Canaria constituye, junto con La Gomera, la islacon mayor número de palmerales, unos 250 según Sosa et al.(2007), contabilizando un total de 1.200 ha y más de 63.000individuos adultos. Se distribuyen a lo largo de todos los cau-ces de barranco de la isla, estando presentes casi desde elnivel del mar, como ocurre en la costa oriental y meridionalde la isla, hasta los 1.200 m de altitud en Ayacata.

Finalmente, cabe decir que en la actualidad en GranCanaria la sabina sólo se distribuye en las medianías de laregión sur y suroeste de la isla (González Artiles, 2007),donde está muy dispersa. Que estas sabinas pudieran cons-tituir los restos de comunidades dominadas por ellas, antañomucho más ricas florística y estructuralmente, o que senci-llamente formaron parte de un acebuchal hoy desaparecido,es una pregunta que en la actualidad carece de respuesta.Por ello, evitamos hablar de la existencia de sabinares enGran Canaria, pese a que, sin embargo, sí se encuentren éstaspresentes. Por último, los retamares blancos apenas estánrepresentados en el barranco de Los Cernícalos y en la calde-ra de Bandama, totalizando unas 173 ha (Figura 1.8)

47

El aspecto mediterráneo de Canarias

El lentisco (Pistacia lentis-cus) es un arbusto medite-rráneo de amplia distribu-ción que en Canarias sóloalcanza cierta preponderan-cia en el noreste grancana-rio, donde llegó a dominarel famoso Monte Lentiscal.

Acebuchales y lentiscales

Palmerales densos

Retamares blancos

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LAS PALMAS

b) Distribución actualdel bosque termófilo

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Figura 1.8: Distribuciónpotencial (a) y actual (b)del bosque termófilo en laisla de Gran Canaria.Basado en del Arco (2006).Modificado por AgustínNaranjo.

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Barranco de los Cernícalos

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LA ALDEA

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TAFIRA

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Fuerteventura

Los bosques termófilos constituyeron probablemente,tal vez con la excepción de las cumbres de Jandía –endonde existió una representación de laurisilva seca (verCuadro 1.2)–, la única formación forestal presente en la islaantes de la llegada de los humanos. Potencialmente habrí-an estado distribuidos, amén de en la ya mencionada cum-bre de Jandía, en las cimas de los macizos (Betancuria,Vigán) y cuchillos (La Muda, El Aceitunal, Palomares, etc.)más altos de la isla, comprendiendo en conjunto un total de2.800 ha, que apenas supuso el 1,7% de la superficie insular(Tabla 1.2). Los escasísimos relictos de termófilo que hanpodido sobrevivir hasta nuestros días (apenas 100 ha) y latoponimia insular hacen considerar que estas comunidadespudieron estar dominadas por el acebuche (Olea cerasifor-mis), siendo por ello más apropiado hablar en las islasorientales de acebuchales en vez de sabinares como forma-

Los bosques termófilos de Canarias

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a) Distribución potencial del bosque termófilo

Bosque termófilo

El palmeral del barranco deAjuí, linde de los términosmunicipales de Betancuriay Pájara, en Fuerteventura,constituye el clásico palme-ral majorero, encajado en elcauce de un barranco endonde poder satisfacer susnecesidades hídricas, y en elque se asocia habitualmentea los tarajales (Tamarixcanariensis).

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El aspecto mediterráneo de Canarias

b)Distribución actual del bosque termófilo

ción termófila dominante, y aunque en la actualidad lasabina no está presente en las islas orientales (RivasMartínez et al., 1993 b), muy probablemente formó parteen el pasado de la flora majorera y lanzaroteña (RodríguezDelgado, 2005).

Pese a la imagen que pueda quedar hoy en la retina delos que visiten la isla, especialmente en referencia a los pal-merales del barranco de Gran Tarajal y de la Vega del RíoPalmas, parece ser que los palmerales potenciales majore-ros no fueron muy abundantes (Figura 1.9). Cabe interpre-tar en la actualidad que la mayor parte de ellos, que llegana abarcar unas 500 ha, ha tenido un origen antropogénico,relacionado tanto con la degradación de los tarajales(comunidades dominadas por el tarajal [Tamarix canarien-sis], propio de fondos de los tramos litorales de los barran-cos y trasplayas), y la capacidad de los palmerales para sus-tituirlos, como con la masiva plantación de palmeras porlos humanos

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Palmerales

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Figura 1.9: Distribuciónpotencial (a) y actual (b)del bosque termófilo en laisla de Fuerteventura.Basado en del Arco (2006).Modificado por AgustínNaranjo.

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Vista de las cumbres deJandía desde su vertientesur. En primer plano desta-ca el jorjado (Asteriscus seri-ceus), endemismo majoreroque caracteriza las formacio-nes vegetales de sustituciónde las zonas más altas y fres-cas de los macizos deBetancuria, Jandía y otrasmontañas de la isla.

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Lanzarote

El acebuchal constituyó con certeza la única formacióntermófila presente en esta isla de forma potencial, y su dis-tribución apenas incluyó las cimas de los macizos de LosAjaches en el sur y, especialmente, el de Famara, más alto,en el norte de la isla. También podría encontrase de formadiscontinua en las cimas de los volcanes de mayor altura delinterior (Tinasoria, Guardilama, Guatisea, montañaBlanca, Tamia, Guanapay, etc.) que conectan ambos maci-zos (Figura 1.10 y Cuadro 1.2). Asimismo, aunque las pal-meras constituyeron indudablemente parte de la flora nati-va de la isla, éstas no llegaron a formar palmerales, tenien-do los existentes en la actualidad, como los de Haría yMáguez, un claro origen humano. Hoy en día los únicos res-tos de acebuchal están restringidos a las cumbres del maci-zo de Famara, en donde apenas suponen unas 3,5 ha, unridículo 0,2% del termófilo potencial de la isla (Tabla 1.2)

Los bosques termófilos de Canarias

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Bosque termófilo

a) Distribución potencial del bosque termófilo

Las isletas al norte deLanzarote, como LaGraciosa (en la imagen,frente a las salinas de ElRío), así como Alegranza,Montaña Clara y Lobos,esta última al norte deFuerteventura, no alcanzanuna altitud suficiente comopara ver en ellas representa-das comunidades termófi-las.

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AFORTUNADAMENTE, en el con-junto del archipiélago cana-

rio, pese al escaso tamaño delos fragmentos que quedan debosque termófilo, muchos deellos han podido subsistir, casisiempre gracias a poseer unaubicación muy marginal (en ris-cos, andenes, laderas, barrancos,etc.) que les permitió mantener-se alejados de la voracidad delas cabras y de la explotaciónhumana. Ello ha propiciado quetras la desaparición de la

demanda de leña, a partir de laintroducción en Canarias del gasbutano a mediados del siglopasado, y, sobre todo, a raíz dela disminución de la actividadagrícola y ganadera –tras elcambio de modelo de desarrolloeconómico hacia la actividadturística–, esté aconteciendo unalenta recuperación de esta for-mación desde estos escasos frag-mentos, que aún sigue en curso.

Figura 1.10: Distribuciónpotencial (a) y actual (b)del bosque termófilo en laisla de Lanzarote. Basadoen del Arco (2006). Modifi-cado por Agustín Naranjo.

Por motivos de escala seomite la representación deAlegranza y Montaña Clara,que al igual que La Gra-ciosa, por su escasa altitud,carecen de representaciónpotencial de bosque termó-filo.

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El aspecto mediterráneo de Canarias

Acebuchales

b) Distribución actualdel bosque termófilo

La ubicación marginal delos restos supervivientes debosque termófilo en riscos ybarrancos, como la sabinade la fotografía (próxima albarranco de Taburco deAdentro, en Teno), queparece desafiar las leyes dela gravedad, ha impedido sudesaparición y es desdeestos lugares a partir dedonde comienza una lentarecuperación de este ecosis-tema.

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La Graciosa

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Los bosques termófilos de Canarias

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EN LA ACTUALIDAD los únicos restos de bosque ter-mófilo existentes en las islas orientales están

prácticamente limitados a las cumbres más elevadasde ambas islas, los acantilados de Famara (peñas delChache, 671 m) al norte de Lanzarote (foto de laizquierda) y de Jandía (pico de la Zarza, 807 m) al surde Fuerteventura (foto de la derecha), en la penínsuladel mismo nombre. De hecho, los riscos de Jandía yFamara no son sino los restos de sendos deslizamien-tos gravitacionales que cercenaron los escudos basalesde estos macizos, datados en 15 y 10 millones deaños respectivamente, posiblemente cuando Lanzaroteni Fuerteventura existían como tales. Aunque ambosmacizos distan en la actualidad unos 140 km entresus puntos culminantes, a pesar de que dichas islas

están separadas por los 11 km del estrechode La Bocaina, lo cierto es que Lanzarote,Fuerteventura y las isletas que las circundanformaron reiteradamente durante el Pleis-toceno, y hasta sólo hace unos 15.000años, una única entidad insular, que contócon una serie de restos de macizos y cuchi-llos dispuestos entre Jandía y Famara (mon-taña Cardón, macizo de Betancuria, ElAceitunal y La Muda en Fuerteventura y LosAjaches en Lanzarote), que conectaronambos macizos en el pasado, actuando destepping stones y de refugios para muchasde las especies que integran estas formacio-nes y que han ido poco a poco desapare-

Cuadro 1.2: Los riscos de Famara y Jandía

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ciendo, sobre todo a raíz de la llegada delos humanos y, con éstos, de las cabras.

HOY EN DÍA, más que comunidades arbóreas,estos lugares presentan restos de matorralesachaparrados que escapan a la voracidad delas cabras creciendo en las grietas y fisurasde estos acantilados. De hecho, contaronincluso con algunos de los elementos detransición del bosque termófilo a la laurisil-va o de esta última (Apollonias barbujana,Erica arborea, Laurus novocanariensis oMyrica faya), que vivieron lo suficienteantes de desaparecer para que fueran cita-dos por los primeros botánicos que visitaron

las islas. En la actualidad, ambos riscos cuentan aúncon ejemplares aislados de árboles y arbustos del ter-mófilo comunes en las islas centrales y occidentales,como Jasminum odoratissimum, Olea cerasiformis,Pistacia lentiscus, Phillyrea angustifolia y Rhamnuscrenulata, mientras que otras especies comoHeberdenia excelsa, Picconia excelsa, Pistacia atlanti-ca o Visnea mocanera sólo están presentes en Jandía.Finalmente, estos riscos enriquecen la comunidadaportando especies exclusivas de las islas orientales,como Bupleurum handiense y Ferula lancerottensis, oelementos nativos con distribución norteafricanacomo Coronilla viminalis y Maytenus senegalensis,que encuentran aquí casi sus únicas localidades enCanarias.

STEPHAN SCHOLZ

El aspecto mediterráneo de Canarias

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Breve historia del uso del bosque termófilo en Canarias

PESE A SU AMPLIA DISTRIBUCIÓN e importancia enCanarias en tiempos pasados, estos bosques presentan, en laactualidad, una reducida distribución y un grado conside-rable de alteración, producto de una actividad antrópica yainiciada desde tiempos prehispánicos (González et al., 1986).Esta comunidad se localiza de forma potencial en zonasmuy apetecidas históricamente por el ser humano paraasentarse, dado que disfrutan de un clima benigno, precipi-taciones aceptables para la agricultura y se encuentran losuficientemente alejadas de la costa como para que los des-embarcos hostiles (frecuentes en el pasado) no fueran unasorpresa. A ello hay que unir la gran dependencia de leñas ymaderas existente hasta principios del siglo pasado, que

Los bosques termófilos de Canarias

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La sabina: Además de símbolo vege-tal de la isla de El Hierro, la sabinaes también la protagonista del escu-do heráldico del municipio herreñode La Frontera (ver figura adjunta),en ambos casos en clara alusión alsabinar de La Dehesa, la formaciónvegetal dominada por sabinas mejorconservada del archipiélago canario.

La palmera: El símbolo vegetal del archipié-lago canario está también presente envarios escudos insulares, como el de GranCanaria, y municipales, como los de SantaÚrsula (Tenerife), Santa Cruz de La Palma,Las Palmas de Gran Canaria, Santa Lucía ySanta Brígida (Gran Canaria), Haría(Lanzarote) y Antigua (Fuerteventura) (verescudo adjunto), en los que rememora losimportantes palmerales que existieron oexisten en estos lugares.

CUADRO 1.3: Los árboles del Bosque Termófilo en

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tuvo como consecuencia que, salvo comunidades relícticas,los antiguos dominios de este tipo de bosque se encuentrenactualmente ocupados por asentamientos urbanos, cultivoso pastos.

En la actualidad y pese a que aún no se maneja unafecha exacta para datar la llegada de los primeros humanosal archipiélago, la mayor parte de los especialistas ubicanesta llegada en algún momento del primer milenio antes deCristo (Cabrera, 2001). Se trataba de sociedades neolíticas,de procedencia norteafricana y con una tecnología propiade los pastores–recolectores con conocimientos rudimenta-rios de la agricultura, que incluían indudablemente el cono-cimiento del uso del fuego. Dentro del cortejo de especiesanimales ligadas a su cultura que traen consigo de formavoluntaria al archipiélago se encuentran la cabra (Caprahircus), la oveja (Ovis aries), el cerdo negro (Sus scrofa) y el

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El almácigo: La importanciaque en el pasado tuvieron losalmácigos monumentales enalgunos pueblos del mediodíatinerfeño ha hecho que esténrepresentados en los escudosheráldicos de algunos munici-pios de esta isla, como Guía deIsora y Arona (ver escudoadjunto), como memoria deformaciones vegetales hoy casidesaparecidas de la isla.

El acebuche: Protagonista del escu-do del municipio majorero de LaOliva (ver escudo adjunto), quecomo su nombre indica hace alu-sión a la abundancia del acebucheen el pasado en esta zona deFuerteventura, hoy desgraciadamen-te casi desaparecidos.

El drago: Símbolo vegetal de la islade Tenerife, el drago es un asiduoen muchos escudos heráldicos demunicipios de Canarias, entre loscuales están Barlovento, Breña Altay Puntagorda (La Palma), Icod y LaOrotava (Tenerife) y Valsequillo(Gran Canaria). Sin embargo, es enel escudo heráldico del municipiogomero de Alajeró (ver figuraadjunta) donde adquiere su mayorprotagonismo.

la Heráldica Canaria

El aspecto mediterráneo de Canarias

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perro (Canis familiaris), imprescindible entre pastores. Loscultivares que sabemos introdujeron fueron el trigo duro(Triticum durum), la cebada vestida (Hordeum vulgare), lashabas (Vicia faba), las lentejas (Lens culinaris), las arvejas(Pisum sativum), la higuera (Ficus carica) (Morales et al.,2007) y, posiblemente, la palmera datilera (Phoenix dactyli-fera) (Cabrera, 1993), que ya se cultivaba en Asia Menor y elnorte de África desde hacía 5.000 años.

La naturaleza isleña que se encuentran los aborígenescuando arriban las primeras oleadas de colonos es una natu-raleza que había evolucionado durante más de 20 millonesde años en ausencia de humanos, así como de grandes carní-voros y herbívoros (tal vez con la excepción de las tortugasgigantes [Geochelone spp.], extintas mucho antes de la llega-da de los humanos). Así mismo, los bosques y matorrales delas islas, sin desconocer los efectos de los incendios natura-

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Los bosques termófilos de Canarias

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les, sí que estarían habituados a ritmos diferentes de los quehoy conocemos. Ante este panorama, es sensato considerarque durante el periodo prehispánico los bosques termófilosempezaron a sufrir transformaciones, fundamentalmentepor el uso del fuego y por la voracidad de los cerdos y ovicá-pridos introducidos, pero también por el aclareo del bosquepara el establecimiento de los primeros cultivos, para laobtención de leña y maderas, y para el pastoreo. Al mismotiempo, las mayores concentraciones de población se produ-cen en las vegas y los tramos medios y bajos de los barran-cos, espacios éstos que se superponen a la distribución de lascomunidades termófilas (Rodríguez Delgado & Marrero,1990).

Con posterioridad a la Conquista, y durante el sigloXVI, el cultivo de la caña de azúcar produjo la ocupación delas vegas y cauces bajos de los barrancos de las islas altas.

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La voracidad de los ovicá-pridos, tanto los introduci-dos tempranamente por losaborígenes canarios comolos traídos por los conquis-tadores (como estas ovejasde la foto) han sido, junto alas talas e incendios, los res-ponsables de la degradaciónprogresiva del bosque ter-mófilo.

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El aspecto mediterráneo de Canarias

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Los bosques termófilos de Canarias

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Construcciones de viviendasRetroceso del bosque ante el poblamiento.Extracción de madera para edificación y enseres.

Industria azucarera(ingenios azucareros)

Utilización de la costa parael establecimiento del ingenio.

Demanda de leña para lascalderas, y madera para reci-pientes de azúcar y estructuradel ingenio.

Extracción de cenizas delalmácigo para la obtención delejía.

Figura 1.11: Actividades humanas causantes de la deforestación,

Ello dio lugar a una gran destrucción de los bosques, debidoa la elevada demanda de energía, en forma de leñas, de losingenios azucareros (Cúllen del Castillo, 1947), lo que, juntocon el gran consumo de maderas para todo tipo de usos(construcción, alfares de loza, etc.) y el pastoreo, propicianimportantes daños a las formaciones boscosas originarias.En el caso de Gran Canaria, los bosques termófilos delentorno de su capital (barranco Seco, Tafira, La Vega,Guiniguada) comienzan a ser roturados con este fin yadesde los repartimientos de 1485–1489 (Hansen Machín,1992).

Ejemplo paradigmático de esta dinámica es la desapari-ción del famoso Monte Lentiscal, cuyo núcleo principal loconformaban la caldera y el pico de Bandama, así como elbarranco de Las Goteras, constituyendo la formación bos-cosa más próxima a las ciudades de Telde y Las Palmas de

Construcción de medios de transporte (barcos y carretas) Extracción de madera para construcción y exportación.

PastoreoAclarados o talas del bosque para pastos

(adehesamiento).

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CarboneoExtracción de leñas para

fabricar carbón.

Industria de la loza Utilización de leñas para el

cocido de la loza (La Atalaya).Uso de la madera como moneda

Aprovechamiento económico y popular.

Uso medicinalAprovechamiento

económico y popular.

Actividades agrícolas relacionadasConstrucción de aperos de labranza e

instalaciones (molinos, colmenas, etc.).Uso del mantillo del bosque y monte

picado como fertilizante.

fragmentación y alteración de los bosques termófilos canarios

Gran Canaria, y que recibió esta denominación por la abun-dancia del lentisco (Pistacia lenticus). A raíz de la Conquistafue sufriendo un deterioro progresivo hasta su desaparicióncomo bosque continuo a principios del siglo XIX, siendosustituido inicialmente por cultivos, y posteriormente porun uso residencial disperso. Viera y Clavijo (1981) habla en1791 refiriéndose al Monte Lentiscal del “triste espectáculoque presentaba aquel lentiscal, no ha muchos años tan frondo-so, pues se hallaba en vísperas de haberse de talar enteramentey de acabarse de repartir en datas…”

Durante el siglo XVII, el hundimiento del mercado de lacaña de azúcar hace que la producción agrícola en Canariasse centre en el autoconsumo. Ello propicia, por un lado, unincremento de la roturación de terrenos, pero al mismotiempo disminuye la presión sobre el bosque, lo que facilitasu recuperación. A lo largo del siglo XVIII se produce una

El aspecto mediterráneo de Canarias

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nueva crisis económica debido a un descenso de la exporta-ción de vinos y del comercio con América, acompañado deun incremento de la población, lo que motivó la puesta encultivo de nuevas tierras, aun cuando éstas fueran pobres,desde el punto de vista de la agricultura. A esta situaciónayudó el incremento de precio de las producciones agrícolas.Como consecuencia de ello, se produjo una gran reducciónde la superficie ocupada por bosques y un gran deterioro desus condiciones ecológicas, lo que generó también proble-mas de erosión.

El lamentable estado de los bosques termófilos movilizóa algunos cabildos insulares a imponer restricciones a sucorta, extracción de leña o entrada de ganado en el mismo,en un intento desesperado de evitar su desaparición(Rodríguez Delgado & Marrero, 1990). Incluso en algunoslugares, como en el Monte Lentiscal, a principios del sigloXIX y a propuesta de la Real Sociedad Económica deAmigos del País, se abordan tareas de reforestación, plan-tándose olivos, acebuches, higueras, algarrobos, tarajales ypalmeras (Hansen Machín, 1992). Sin embargo, para finalesdel siglo XIX la presión que sobre los montes termófilospúblicos ejerce el incremento de la población, y por tantodel consumo, va a acabar paulatinamente con ellos, tal vezcon la excepción de los ubicados en las islas occidentales,menos pobladas. Finalmente, en la época de la posguerra(años 40–50 del siglo pasado) el bosque termófilo fue de

Los bosques termófilos de Canarias

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El almácigo (Pistacia atlan-tica) es un árbol integrantede los bosques termófilosque en ocasiones puede darlugar a comunidades casimonoespecíficas, que reci-ben el nombre de almaci-gar. En la fotografía, una delas pocas manchas de alma-cigar que quedan enCanarias, en este caso en LaAldea (Gran Canaria), quese encuentra amenazadapor la expansión de los cul-tivos bajo invernaderos.

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nuevo castigado por la expansión de la agricultura y laexplotación de la leña (Sabaté, 2003).

Aunque todos los ecosistemas canarios han sido objetode un aprovechamiento más o menos intensivo desde que elser humano se asentó en las islas, es indudablemente el bos-que termófilo (la figura 1.11 recoge sus usos humanos másfrecuentes) el que ha sufrido la reducción más significativade su área de distribución. La principal actividad humanadesarrollada en estos montes ha sido la tala y la sustitucióndel bosque por parcelas de cultivo (papas, cereales, frutales,etc.). Además, la sabina y el acebuche fueron especialmenteapreciados por la calidad de su madera para usos tradicio-nales artesanales (Santos, 1979; Rodríguez Delgado &Marrero, 1990).

Hoy en día, de hecho, prácticamente ha desaparecido enalgunas de ellas (Lanzarote, Fuerteventura) o se encuentraen estado muy fragmentado en otras (Gran Canaria,Tenerife y La Palma). Sólo en La Gomera y El Hierro elbosque termófilo tiene aún cierta entidad, que nos permitesospechar la importancia que hubo de tener en el pasado

61

El desarrollo de la agricul-tura y los asentamientoshumanos han hecho retro-ceder al bosque termófilodesde su ubicación original,próxima a la costa, hasta susituación actual en los paleoacantilados de La Culata, en la Isla Baja,al noroeste de Tenerife.

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El aspecto mediterráneo de Canarias

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Los bosques termófilos de Canarias

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DOS VARIANTES de los bosques termófiloscanarios se dan en las costas y medianías

bajas de la vecina isla de Madeira, y ya deforma muy fragmentada en las cumbres dePorto Santo (517 m) y, tal vez, incluso deDeserta Grande (479 m). El clima de Madeirahace que este bosque termófilo se distribuyalógicamente más cerca de la costa que enCanarias, ya que allí las precipitaciones sonmayores y las temperaturas algo más frescas. Ensu estructuración participan muchas de lasespecies leñosas que lo hacen en Canarias, másun conjunto de especies vicariantes conCanarias y, finalmente, unas pocas exclusivasde Madeira (ver tabla adjunta).

La comunidad potencial entre la línea cos-tera y los 200 m de altitud a sotavento (costa

CUADRO 1.4: El bosque termófilo de Madeira: el zambujal y

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Euphorbia piscatoriaMarcetella maderensis

Olea maderensis Sideroxylon mirmulans

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Compartidas

Asparagus scopariusCarlina salicifolia

Dracaena draco ssp. dracoGlobularia salicina

Hypericum canarienseHeberdenia excelsa

Jasminum odoratissimumJuniperus turbinata ssp. canariensis

Teucrium heterophyllumVisnea mocanera

Relación de algunas espe-cies arbóreas y arbustivasexclusivas, vicariantes ycompartidas que participanen los bosques termófilos deCanarias y de Madeira.

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Las especies amenazadas del bosque termófilo

EL BOSQUE TERMÓFILO NO SOLAMENTE ES EL ECOSISTEMAzonal más diverso en especies del archipiélago, sino que des-graciadamente también atesora el dudoso privilegio de serel que más especies vegetales y animales en peligro de extin-ción alberga. Esto es algo bastante lógico si consideramosque a la vulnerabilidad propia de las especies insulares –lagran mayoría de ellas habitualmente constituidas por pocaspoblaciones, a veces distantes unas de otras, y éstas por unnúmero limitado de individuos–, hay que añadir el intensí-

63

meridional de Madeira) es una formaciónarbustiva conocida como zambujal, nombrelocal con el que se designa a la especie quelo caracteriza, el zambujeiro (Olea maderen-sis) (foto de la izquierda). Además de Olea, elzambujal incorpora al arbusto endémicoChamaemeles coriacea, así como aDracaena draco –cuyos últimos ejemplaressilvestres (foto de la derecha) se localizan enRibeira Brava, en la vertiente meridional dela isla– y a Asparagus scoparius, estas últimasespecies también presentes en Canarias.Inmediatamente por encima del zambujal,hasta los 300 m y en el primer centenar demetros de la costa septentrional a barlovento,se desarrolla el denominado matagal de mar-mulano, dominado por el marmolán deMadeira (Sideroxylon mirmulans) y en el quepueden participar especies como Maytenusumbellata, Globularia salicina y Juniperusturbinata ssp. canariensis, estas dos últimascompartidas con Canarias. Cuando estas for-maciones arbustivas se degradan, son susti-tuidas por un matorral costero dominado porEuphorbia piscatoria, Globularia salicina yEchium nervosum (Jardim et al., 2007).

el matagal de marmulano

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simo uso humano que estas comunidades han tenido quesoportar, tanto en la prehistoria como en la historia delarchipiélago.

La tabla 1.3 (doble página siguiente) recoge las especiesvegetales que los diferentes catálogos de especies amenaza-das y libros rojos existentes en la actualidad consideran enpeligro, de las que participan en el bosque termófilo, biensiendo exclusivas del mismo o compartidas con otros lin-dantes con él, como los matorrales costeros o las comunida-des rupícolas que se desarrollan en el seno del dominiopotencial del bosque termófilo. En total se incluye a 55taxones, de los cuales una veintena ha sido catalogadatanto en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas(CNEA) como en el Catálogo de Especies Amenazadas deCanarias (CEAC) en la categoría «En Peligro de Extinción(EN)». Además, el Atlas y Libro Rojo de la Flora Vascular

Los bosques termófilos de Canarias

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Jocama (Teucrium hete-rophyllum) en plena flora-ción. Esta especie constitu-ye uno de los arbustoscaracterísticos de las zonasde contacto delcardonal–tabaibal con losreductos termófilos.

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Amenazada de España incorpora a 16 taxones más del ter-mófilo, no presentes en el CNEA, como amenazados. Deltotal recogido por el Atlas, 35 taxones, una especie ya seconsidera «Extinta» (EX) en la naturaleza (Kunkeliella psi-lotoclada), 22 taxones se han ubicado en la categoría de «EnPeligro Crítico» (CR), nueve más «En Peligro de Extinción»(EN) y tres «Vulnerables» (VU). Por su parte, el Catálogode Especies Amenazadas de Canarias incluye 19 especiesmás en la categoría de «Sensibles a la Alteración delHábitat» (S). Finalmente, la Directiva Hábitats de laUnión Europea nombra específicamente a seis especies ensus anexos, y el Convenio de Berna hace lo propio con 14.

Llama la atención la presencia en la lista de hasta nueveespecies diferentes de cabezones (género Cheirolophus),cinco de chahorras (Sideritis) y cuatro de magarzas(Argyranthemum), corregüelas (Convolvulus) y siemprevi-

El aspecto mediterráneo de Canarias

Vista de La Graciosa,Montaña Clara y Alegranzadesde Famara, Lanzarote,con varios ejemplares delmatorrisco de Famara(Lavandula pinnata) en pri-mer término.

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vas (Limonium). Como era de esperar, la mayor parte de lasespecies amenazadas son endemismos exclusivos de unadeterminada isla, aunque uno de ellos (Anagyris latifolia)tiene poblaciones en cuatro islas diferentes.

Finalmente, en la Tabla 1.4 se muestra el elenco de espe-cies constituyentes de las comunidades de aves de las forma-ciones termófilas de Tenerife, y su estatus y categorías deprotección y amenaza regional, nacional e internacional. Delas 24 especies censadas, en el CNEA existen 14 recogidascomo «De Interés Especial» (IE), una «En Peligro deExtinción» (E) (Falco pelegrinoides) y una «Sensible a la alte-ración del hábitat» (S) (Columba junoniae), mientras que enel CEAC, aparte de las especies IE y E, hay dos en la cate-goría S, que son C. junoniae y Corvus corax. Por su parte, laUnión Internacional para la Conservación de la Naturaleza(UICN) cataloga a la subespecie endémica Buteo buteo insu-

Los bosques termófilos de Canarias

Nombre comúnNombre

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Gavilán común Accipiter nisus granti NS IE I

Busardo ratonero Buteo buteo insularum NS IE

Cernícalo vulgar Falco tinnunculus canariensis NS IE

Halcón de Berbería Falco pelegrinoides NS E

Perdiz moruna Alectoris barbara IS I,II,III

Gaviota patiamarilla Larus michahellis NS II

Paloma bravía Columba livia NS II

Paloma rabiche Columba junoniae NS S I

Tórtola europea Streptopelia turtur NS II

Tórtola turca Streptopelia decaocto ? II

Vencejo unicolor Apus unicolor NS IE

Bisbita caminero Anthus berthelotii berthelotii NS IE

Lavandera cascadeña Motacilla cinerea canariensis NS IE

Petirrojo europeo Erithacus rubecula superbus NS IE

Mirlo común Turdus merula cabrerae NS II

Curruca tomillera Sylvia conspicillata orbitalis NS IE

Curruca cabecinegra Sylvia melanocephala leucogastra NS IE

Curruca capirotada Sylvia atricapilla heineken NS IE

Mosquitero canario Phylloscopus canariensis canariensis NS IE

Reyezuelo sencillo Regulus regulus teneriffae NS IE

Herrerillo canario Cyanistes teneriffae teneriffae NS IE

Cuervo Corvus corax canariensis NS

Pinzón vulgar Fringilla coelebs canariensis NS IE

Canario Serinus canarius NS

El oro de risco (Anagyrislatifolia) es una de las plan-tas termófilas más amena-zadas, estando presente enGran Canaria, Tenerife, LaGomera y La Palma.

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larum como «No evaluado» (Ne) mientras que el Libro Rojode las Aves de España lo clasifica como «Casi Amenazado»(NT).

Tras esta extensa introducción estamos en condicionesde estudiar de forma más pormenorizada los diferentestipos de bosques termófilos existentes en Canarias. En elsiguiente capítulo centraremos nuestra atención en los sabi-nares. Más adelante, en el tercer capítulo, profundizaremosen el conocimiento de los acebuchales, almacigares, lentis-cales y retamares blancos, para finalmente detenernos en elcapítulo 4 en los palmerales y dragonales, y en el quintoabordar las aves de los bosques termófilos. El libro concluyecon un capítulo, el sexto, dedicado a la restauración del bos-que termófilo del barranco de Taburco de Adentro, en elmacizo de Teno (Tenerife), que ha sido el objeto del presen-te proyecto

El aspecto mediterráneo de Canarias

TABLA 1.4: Estatus deconservación y biogeográfi-co de las aves detectadas enestaciones de censo en sabi-nares y formaciones asimi-lables en Tenerife (sólo avesnidificantes en Canarias):

NS = Nativa segura NP = Nativa probable NO = Nativa posible IP = Introducida probable IS = Introducida segura II = Introducida invasora

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La malva de risco de floranaranjada (Navaea phoeni-cea) es un arbusto endémicode Tenerife, claramenteligado al bosque termófilo,que se encuentra en peligrode extinción.

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El sabinar de Vallehermoso,en la isla de La Gomera,constituye la mancha conti-nua de esta formación másextensa del archipiélago.En primer plano puedeobservarse cómo las sabinasestán recolonizando lasterrazas abandonadas.

Capítulo 2

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El sabinar canario es un bosquete peren-nifolio–esclerófilo con afinidad medite-rráneo–norteafricana dominado por la

sabina (Juniperus turbinata ssp. canariensis),un árbol que alcanza los 10 m de altura, yrepresenta la variante más extendida del bos-que termófilo. El sabinar canario se sitúa en lazona semiárida de las medianías bajas, entre elmatorral costero y la laurisilva a barlovento,con un rango altitudinal entre 0–200 y 500 m,y entre el matorral costero y el pinar a sotaven-to de las islas, con un rango más amplio, entre300–500 y 700–900 m. La sabina se encuentraen casi todas las islas, faltando sólo enFuerteventura y Lanzarote, y muestra una distri-bución actual muy escasa, excepto en El Hierroy La Gomera, debido a la destrucción y degra-dación masiva por la actividad antropogénica.Los sabinares canarios están integrados en elhábitat prioritario de interés comunitario«9560 Bosques endémicos de Juniperus»,de distribución mediterráneo–macaronésica(Bartolomé et al., 2005).

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El género Juniperus

SE TRATA DE UN GÉNERO DE LA FAMILIA CUPRESÁCEAS deamplia distribución, integrado por coníferas arbóreas oarbustivas, de hojas siempreverdes, generalmente dioicas,caracterizadas por poseer conductos secretores en la corte-za. Sus frutos tienen forma de conos globosos u ovoides,siempre carnosos, denominados arcéstidas, que alberganuna semilla cada una. El género comprende unas 50 espe-cies distribuidas por el Hemisferio Norte, repartidas entreenebros (sección Juniperus), de acículas cortas y punzan-tes, y sabinas (sección Sabina), de hojas en forma de esca-mas y no punzantes. Hasta hace un par de décadas la sabi-na canaria se englobaba junto a las sabinas negrales medi-terráneas y norteafricanas (Juniperus phoenicea), de la quefue segregada para pasar a adquirir su estatus actual,Juniperus turbinata ssp. canariensis (Rivas Martínez et al.1993 b). Sin embargo, basándose en un estudio genéticoque compara las poblaciones de Juniperus turbinata enCanarias, norte de África y sur de la Península Ibérica,Adams et al. (2006) han puesto en duda el estatus endé-mico de la sabina canaria a nivel subespecífico.EnCanarias están representadas dos especies, un enebro(Juniperus cedrus), llamado localmente cedro, en la actua-lidad bastante escaso y que probablemente formó en elpasado un cinturón (cedral de cumbre) entre los pinares ylos matorrales de alta montaña, hoy prácticamente extinto,y la sabina (Juniperus turbinata ssp. canariensis), especieque cede su nombre a la formación que domina fisonómi-camente, los sabinares. Ambas especies también están pre-sentes, aunque muy escasas, en Madeira, mientras que unpariente próximo del cedro canario, el cimbro (Juniperusbrevifolia), está presente en Azores.

La sabina

La sabina (Juniperus turbinata ssp. canariensis) es unendemismo canario–madeirense que se encuentra enCanarias en las islas centrales y occidentales, siendo abun-dante en La Gomera y El Hierro. Se trata de un arbolmonoico que puede medir hasta 6 m, de hojas dimorfas,aciculares de plántula y escamosas de adulto. Las inflores-cencias son muy pequeñas y los frutos globosos, de colorpardo rojizo y de 1 cm de diámetro. La sabina muestrareproducción sexual (plántulas), pero no vegetativa (chu-

Los bosques termófilos de Canarias

72

Majestuoso aspecto de unasabina centenaria de porteabanderado en el sabinar de La Dehesa (isla de ElHierro).

Algunos ejemplares de otrasespecies de sabina, como estebello ejemplar de sabina albar(Juniperus thurifera) deCalatañazor (Soria), tal vez elsabinar mejor conservado delmundo, pueden sobrepasar los10 m de altura.

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pones). Es una especie monoica pero con cierta tendenciaa la dioecia funcional. La regeneración depende de laestructura de la comunidad, de las condiciones ambienta-les y de la presión de los herbívoros. Los mejores disperso-res de los frutos de Juniperus en Canarias, los cuervos(Corvus corax canariensis), se han vuelto raros en las últi-mas décadas, sobre todo en las islas de La Palma, Tenerifey Gran Canaria. Dispersores más abundantes son, sinembargo, los mirlos (Turdus merula), las ratas (Rattus rat-tus) y, sobre todo, los lagartos (Gallotia spp.).

La sabina constituye la especie más característica delsabinar, a la que cede su nombre. Domina en el estadomaduro el bosquete en toda su extensión, fundamental-mente por su longevidad y competencia. Debido a su cre-cimiento lento y sus problemas de regeneración, tiene cier-tas dificultades para recolonizar los terrenos de donde fueeliminada. Su presencia y abundancia en la comunidadcertifican el buen estado de la misma. La madera fue utili-zada en carpintería y ebanistería, e infusiones de sus hojascomo uso medicinal. También se ha usado como plantaabortiva.

El sabinar

El sabinar constituiría gran parte del área potencial delbosque termófilo de las islas occidentales y centrales.Mientras que en Gran Canaria los sabinares ocuparían talvez las medianías de las vertientes meridionales, a sotaven-to de los vientos dominantes, en las islas occidentales(Tenerife, La Palma, La Gomera y El Hierro) lo hacen enlas medianías de ambas vertientes, llegando a formar uncinturón circuminsular en algunas de ellas. Esta ubicaciónles proporciona unas temperaturas suaves a lo largo deaño (no en vano integran junto con otras comunidades losdenominados bosques termófilos), con medias anualessituadas entre los 17 y 19º C, y unas precipitaciones anua-les, centradas entre otoño y primavera, que pueden oscilarentre los 200 y los 500 mm dependiendo de la isla y lavertiente que ocupen. Hoy en día sólo existen restos bienconservados de sabinar en El Hierro y La Gomera(Fernández–Galván, 1983; von Gaisberg, 2005), donde seencuentran actualmente las mejores representaciones delarchipiélago, y sólo aparecen de forma aislada en La Palma(Mazo, Las Breñas, proximidades de Fuencaliente ybarranco de San Juan) y Tenerife (Afur, punta de Anaga,Tigaiga, El Guincho, valle de Güímar, Arico y Chío). En

Los bosques termófilos de Canarias

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El roque Cano, poblado porsabinas, es la referencia paisa-jística más llamativa de lacomarca de Vallehermoso, enla isla de La Gomera.

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Gran Canaria apenas hay sabinas dispersas en las cabece-ras de los barrancos meridionales (González Artiles,2007), por lo que no deberíamos de hablar de sabinar pro-piamente dicho. En las islas orientales no quedan sabinasen la actualidad, aunque se considera que probablementelas hubo en un pasado no muy lejano. Esta suposición seapoya en el hecho de que aún sobreviven en Lanzarote yFuerteventura distintas especies arbóreas y arbustivas cla-ramente indicadoras del bosque termófilo, las cuales sue-len acompañar a la sabina.

Dada su ubicación altitudinal entre el matorral costeroy la laurisilva a barlovento, y entre el matorral costero y elpinar a sotavento de las islas, el sabinar está en contactocon todos los grandes ecosistemas del archipiélago, con laexcepción del matorral de cumbre. Por lo tanto, podemosdiferenciar en función de la orientación y de la altitud: a)un sabinar seco o típico, ubicado en las fachadas a sotaven-to, con precipitaciones entre 200 y 300 mm, una evapo-transpiración elevada y temperaturas más altas, debido asu orientación meridional; y b) un sabinar húmedo, situa-do generalmente en las fachadas a barlovento e influidasindirectamente por el mar de nubes por una irradiaciónatenuada, que da lugar a temperaturas más bajas, una eva-potranspiración reducida y precipitaciones un poco máselevadas, entre 300 y 450 mm.

Los sabinares

Individuos aislados de sabinaen las medianías de la isla deLa Palma.

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El sabinar húmedo es típico de las fachadas a barloven-to en la zona de transición entre los bosques termófilos yel monteverde (300 y 500 m de altitud), pero puede apa-recer localmente también en sitios a sotavento con condi-ciones más húmedas (Fernández–Galván, 1983; Santos,1983; Rivas Martínez et al., 1993a; del Arco et al., 1996;von Gaisberg, 2005). Se sitúa generalmente justo debajode la zona de la influencia directa del mar de nubes.Participan elementos termófilos más exigentes respecto ala disponibilidad de recursos hídricos, como el granadillo(Hypericum canariense), la vinagrera (Rumex lunaria), elalhelí (Erysimum bicolor), el tajinaste (Echium strictum) yel palo de sangre (Marcetella moquiniana), amén de espe-cies de Sonchus (cerrajas), Argyranthemum (magarzas),Pericallis (flores de mayo) y Lavatera/Navaea (malvas derisco). Además, entran a fromar parte de él elementos típi-cos de la laurisilva seca, como el mocán (Visnea mocane-ra), el marmolán (Sideroxylon canariense), el saquitero(población termófila de Heberdenia excelsa) (ver Cuadro2.1), el brezo (Erica arborea), la faya (Myrica faya), el palo

Los bosques termófilos de Canarias

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El granadillo (Hypericum cana-riense) constituye uno de losarbustos más constantes en losdominios potenciales del ter-mófilo. Se trata de un endemis-mo canario–madeirense.

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blanco (Picconia excelsa) o el madroño (Arbutus canarien-sis). Finalmente, aparecen también helechos termófilos yde la laurisilva como Polypodium macaronesicum,Adiantum reniforme o Davallia canariensis. Los sabinareshúmedos, si no están demasiado antropizados, suelen sermás densos que los sabinares secos y pueden llegar a unacobertura del 80% (von Gaisberg, 2005). La regeneracióntambién está favorecida por el aumento de la disponibili-dad de agua y la mayor cobertura.

Por su parte, el sabinar seco está presente en todas lasislas Canarias centrales y occidentales sobre todo en lasfachadas a sotavento o en las zonas más secas a barloven-to. Posiblemente también estuvo representado en el pasa-do en las cumbres altas de Lanzarote (Famara) yFuerteventura (Jandía). A veces se considera esta variantecomo sabinar típico (Fernández–Galván, 1983; RivasMartínez et al. 1993a). Se trata de un bosquete abierto sinllegar a formar una bóveda continua, rico en arbustosheliófilos. Participan elementos termófilos adaptados a un

CUADRO 2.1:

Saquiteros y adernos

Con estos dos nombres vulgares se designa aHeberdenia excelsa, un árbol endémico de Canarias y

Madeira, propio del bosque termófilo (saquitero) y de lalaurisilva más umbría (aderno). La extraña distribuciónbimodal que posee la especie, con presencia simultáneaen dos hábitats de características bien diferentes, enmas-cara probablemente la existencia de dos ecotipos, e inclu-so, tal vez, de dos especies diferentes.

En la actualidad se están realizando análisis genéticos quepermitirán ofrecer luz a este respecto. El aderno está res-tringido a Tenerife (donde es común en Anaga aunque rarí-simo en Teno), La Gomera (El Cedro y Epina) y La Palma(Tagoja y Tajadre), mientras que el saquitero se encuentraen todas las islas con excepción de Lanzarote, aunque esextremadamente raro en todas ellas salvo en Teno(Tenerife), donde se encuentran sus mejores poblaciones.Por su parte, en Madeira es probable que coexistan ambasformas, aunque éstas son poco comunes entre el conjuntode especies arbóreas propias de la laurisilva y de losreductos termófilos.

77

Los sabinares

El palo de sangre (Marcetellamoquiniana) es exclusivo deGran Canaria, La Gomera yTenerife , siendo relativamentecomún en algunos sectores delsur y oeste de esta última isla,y más raro en el macizo deAnaga. Su sugestivo nombrederiva del color rojizo de sustallos y la base de las hojas.

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estrés hídrico moderado en verano, como el almácigo(Pistacia atlantica), el espino negro (Rhamnus crenulata),el acebuche (Olea cerasiformis), las malpicas (Carlina sali-cifolia, Carlina canariensis) el guaydil (Convolvulus flori-dus), el jazmín (Jasminum odoratissimum), la lengua depájaro (Globularia salicina), el ajinajo (Echium aculeatum),la retama blanca (Retama rhodorhizoides) o el anís silves-tre (Bupleurum salicifolium), y además se entremezclan, enzonas más abiertas y más bajas, especies típicas del mato-rral costero como las tabaibas (Euphorbia lamarckii, E. bal-samifera), el cardón (Euphorbia canariensis), el tasaigo(Rubia fruticosa), el verode (Kleinia neriifolia), el cornical(Periploca laevigata) o especies de lavandas (Lavandulaspp.) y magarzas (Argyranthemum spp.). Un subtipo delsabinar seco se puede considerar el sabinar con pinos (opinares con sabinas), situado en la transición con el pinara sotavento entre 700 y 900 m, que cuenta con la presen-cia del pino canario (Pinus canariensis) y especies de losgéneros Cistus (jaras y amagantes) y Micromeria (tomillos)(Salas et al., 1998; von Gaisberg, 2005; González Artiles,2007).

Los bosques termófilos de Canarias

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El verode (Kleinia neriifolia) esuna especie arbustiva de portecandelabriforme endémica deCanarias, característica delcardonal –tabaibal y de laszonas de transición con el pisotermófilo.

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Debido al carácter abierto de estos bosquetes, seencuentra un gran número de especies arbustivas forman-do un sotobosque o un matorral de sustitución alrededorde los grupos de árboles termófilos, con participación deelementos del matorral costero en zonas más secas o de lalaurisilva en las más húmedas. En áreas sometidas a pas-toreo intenso durante siglos (p. ej. La Dehesa, El Hierro,ver Cuadro 2.2), existen sabinares abiertos con grupos desabinas dentro de una matriz de pastizales y matorrales desustitución. En general, la mayoría de los restos de sabina-res en el archipiélago se encuentran en un estado muydegradado, lo que se refleja en una presencia muy reduci-da de Juniperus (a veces sólo hay pies sueltos), al igual quede los otros árboles termófilos como Olea, Maytenus oPistacia. Por otro lado, se nota una presencia fuerte de ele-mentos de matorrales de sustitución. Algunos de estossabinares sobre suelos menos degradados y con recursoshídricos suficientes, muestran una regeneración importan-te (Otto et al. 2006). De todas formas, la regeneración dela sabina es muy lenta, debido a los problemas de germi-nación de los frutos y de establecimiento de las plántulaspor el estrés hídrico, así como al crecimiento muy lento deesta especie

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Los sabinares

CUADRO 2.2:

El sabinar de La Dehesa

El sabinar de La Dehesa en la isla de El Hierro constituye unade las mejores expresiones de esta formación en Canarias.

Este sabinar está caracterizado por el porte abanderado de sussabinas, de densas copas, que reflejan la incidencia de los cons-tantes vientos alisios, que al volcarse por la arista que hace dedivisoria con El Golfo, barre las laderas impidiendo su desarrollovertical. Su conservación hasta nuestros días ha sido en granmedida posible gracias al carácter comunal de su propiedad, y dehecho constituye la única dehesa comunal que subsiste en laactualidad en Canarias. Además de la sabina, indudable protago-nista del paisaje, destaca la presencia de la tabaiba amarga osalvaje (Euphorbia lamarckii), el jaguarzo (Cistus monspeliensis),el tasaigo (Rubia fruticosa), el ajinajo salvaje (Echium aculeatum),el tomillo (Micromeria hyssopifolia) y el verode (Kleinia neriifolia),entre otras especies.

El cabezote o cardo de Cristo(Carlina salicifolia) es un ele-mento rupícola típico de laszonas termófilas, cuya distribu-ción abarca los archipiélagosde Madeira y Canarias.

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Localización y análisis de los últimosrelictos de sabinar en Tenerife

EN TENERIFE LA DISTRIBUCIÓN ACTUAL DEL SABINAR sesitúa en torno a 440 ha. Los mejores restos de sabinares seencuentran en el macizo de Anaga, en el noreste de la isla(Afur y punta de Anaga), en la zona alrededor del pueblode Chío, en la montaña de Tejina de Guía en el oeste y enlas laderas de Tigaiga (ver Cuadro 2.3) y El Guincho en elnorte, donde las poblaciones llegan hasta la costa forman-do una variante halófila del sabinar, y en la ladera y algu-nos barrancos del valle de Güímar y de Arico en el sures-te de la isla. Además, existen grupos de individuos aislados–generalmente en zonas inaccesibles– en casi toda la islaentre el rango altitudinal antes mencionado, menos en lazona comprendida entre el valle de La Orotava y Bajamar,

Los bosques termófilos de Canarias

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Figura 2.1: Localización de losúltimos relictos de sabinar enla isla de Tenerife. Puedeobservarse cómo éstos seencuentran muy aislados yrepartidos por toda la geografíainsular.

AfurPunta de Anaga

Ladera de Güímar

Arico

Araya de Candelaria

Ladera de Tigaiga

Los Valles

Macizo de Adeje

Montaña de Tejina

Chío

El Guincho

0 5 km

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donde el sabinar fue eliminado por completo por la acciónhumana. Estas localidades coinciden en gran medida conlas estudiadas por Rodríguez et al. (1990) y Marrero et al.(1991).

Debido a que el sabinar, sobre todo por su escasarepresentación, ha sido tradicionalmente poco estudiadoen la isla de Tenerife, hemos tratado de obtener más infor-mación acerca de la distribución geográfica de las últimaspoblaciones de sabina en la isla, así como sobre la rique-za y composición florística de sus comunidades y los fac-tores ambientales que podrían influir en ellas. Ello nos haayudado a entender en qué entorno se desarrolla la sabinacanaria y con qué especies perennes suele asociarse. Estosresultados han sido de gran importancia para optimizar elproyecto LIFE en Teno, en cuanto a la selección de espe-cies a plantar y al conocimiento de los requerimientos decada una de ellas, es decir, en qué franja altitudinal de laparcela de restauración crecerán mejor.

Después de un estudio exhaustivo se localizó más de uncentenar de lugares con presencia de elementos termófilosen la isla de Tenerife (Figura 2.1), en los que se realizaroninventarios florísticos y ecológicos, consistentes en la iden-tificación y estimación de la abundancia de todas las plan-tas vasculares perennes dentro de un círculo de 10 m de

Los sabinares

El sabinar de la punta deAnaga es uno de los más den-sos e importantes de Tenerife.Se ubica dentro de la ReservaNatural Integral de Ijuana, quees uno de los enclaves másaislados y mejor conservadosde la isla.

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EIndividuos dispersos en lasmedianías de Arico (Tenerife),forma habitual en la que sepresentan las sabinas en la ver-tiente meridional de la isla.

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radio (314 m2 de área) alrededor de la sabina selecciona-da.

En Tenerife la sabina crece a barlovento, por lo generaldesde el nivel del mar (costa de El Guincho) hasta los 500m, y a sotavento entre los 300 y 1.100 m (montaña de LaHoya, Arguayo y montaña de Los Brezos, Ifonche), estan-do presente en casi toda la isla en este rango altitudinal,explicándose los huecos observados por la fuerte presiónhumana. Ello nos lleva a pensar que anteriormente existióun cinturón vegetal de bosque termófilo con abundanciade sabinas en la isla.

Se encontró un total de 198 especies de plantas vascu-lares perennes diferentes, de las cuales el 59% son endémi-cas de Canarias, el 27% nativas y el 14% de especies intro-ducidas (Fig. 2.2), con una riqueza media de 20 especiesvasculares por inventario, con un valor mínimo de 9 y unmáximo de 41 especies. Contrastando estas cifras coninventarios del mismo tamaño para el cardonal–tabaibal,

Los bosques termófilos de Canarias

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Comunidad de Juniperus Flora de Tenerife

Figura 2.2: Porcentajes deespecies endémicas deCanarias, nativas e introducidasen la flora de los inventarios desabina y otros reductos termófi-los y en el conjunto de la florade Tenerife.

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Especies endémicas de Canarias

Especies nativas

Especies introducidas

Total: 198 especies perennes Total: 835 especies perennes

14%

27% 59%

38%33%

29%

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el pinar o la laurisilva, podemos hablar de una riquezabastante más alta, superando los valores de los otros eco-sistemas. Si comparamos estos datos con la flora vascularperenne de Tenerife (unas 835 especies, que se dividenaproximadamente en tercios respecto a especies endémi-cas, nativas y introducidas), se observa que los endemis-mos canarios están muy bien representados, mientras quelas plantas introducidas no son muy frecuentes en losreductos de sabina en Tenerife. En sólo 104 inventarioshemos recogido el 43% de los endemismos canarios pre-sentes en Tenerife, el 48% de los endemismos macaronési-cos y más de una quinta parte de los endemismos insula-res. No obstante, hay que tener en cuenta que estudiamosindividuos sueltos o grupos pequeños de sabinas dentrode matorrales de sustitución que no representan ecosiste-mas maduros. En cuanto aumente la cobertura y la densi-dad de las sabinas con la madurez del ecosistema, se espe-ra una disminución de la riqueza de plantas acompañan-tes debido a la competencia que se establece (vonGaisberg, 2005). También es necesario comentar que aun-que la participación de plantas perennes exóticas es baja(9%), dos especies de tuneras (Opuntia maxima y O. dille-nii) se encuentran con mucha frecuencia en estas comuni-dades, lo que habla de cierta degradación.

Los sabinares

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Origen de las especies

Porc

enta

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Figura 2.3: Origen de las espe-cies nativas no endémicas eintroducidas encontradas enlos inventarios de sabina enTenerife:

MAC: endemismo macaronésico

MED: mediterráneo

MED–ATL: mediterraneo–atlántico

EURAS: euroasiático

NO EUROP: no europeo

COSM: cosmopolita

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Especies nativas no endémicas

Especies introducidas

MAC MED MED-ATL EURAS NO EUROP COSM

0

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Así mismo, se analizaron los inventarios florísticos enrelación con el origen de las especies, observandose quelas nativas no endémicas son principalmente endemismosmacaronésicos o especies de origen mediterráneo, mien-tras que las introducidas tienen su origen fuera de Europa.Las especies con origen mediterráneo–atlántico, euroasiáti-co y cosmopolitas no son muy abundantes en la flora delos sabinares (Fig. 2.3).

En general, los actuales restos sabinar en Tenerife cre-cen en sitios caracterizados por una pendiente elevada(35º), un sustrato muy rocoso (51%) y un porcentaje rela-tivamente bajo de suelo superficial (30%). Además, lacobertura arbórea es baja (28%), aunque las arbustiva esimportante (38%). Estas últimas comunidades de sabina enTenerife se podrían caracterizar por formar bosquetes abier-tos con abundancia de arbustos en zonas bastante inclina-das y rocosas. Los sabinares destacan por un porcentajemuy elevado de arbustos y pequeños arbustos (el 45% y el

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Comunidad de Juniperus Flora de Tenerife

Figura 2.4: Formas de vida delas especies presentes en losinventarios del sabinar relictode Tenerife y de la flora deTenerife:

MPh: Macrofanerófitos

NPh: Nanofanerófitos

Ch: Caméfitos

H: Hemicriptófitos

G: Geófitos

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Árboles (>2 m de altura, MPh)

Arbustos (0,5-2 m de altura, NPh)

Pequeños arbustos (0-50 c m de altura, Ch)

Hierbas perennes (H)

Plantas perennes con bulbo (G)

22% 45%

38%

17%

8% 10 %

27 %

5%

17%

11%

Los bosques termófilos de Canarias

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22%, respectivamente), mientras las hierbas perennes estánpoco representadas (el 17%).

Las poblaciones del norte (a barlovento) se encuentrangeneralmente en sitios menos inclinados, menos rocosos ycon más suelo superficial que las del sur. Además, en elnorte la cobertura arbórea es mayor y la herbácea menor,diferencias probablemente relacionadas con la humedadambiental más elevada y las temperaturas más moderadasde las fachadas a barlovento de las islas, pudiendo distin-guirse entre un sabinar húmedo y otro seco, como ya seindicó anteriormente.

Además, la ubicación a barlovento o sotavento influyede forma significativa el número de especies por inventario,siendo ligeramente más alto a sotavento. Así, la pendientey la rocosidad inciden positivamente en la riqueza, mientrasque la pedregosidad y la cobertura de herbáceas, negativa-mente. El aumento de la pendiente y de la rocosidad estáprobablemente relacionado con un aumento de heteroge-neidad del hábitat, es decir, con el número de micro–sitioscon diferentes microclimas dentro de la parcela, lo quepermitirá la convivencia de muchas especies. Al mismotiempo, estas poblaciones son generalmente inaccesibles y,por lo tanto, se hallan menos degradadas por el ser huma-no y el pastoreo que las zonas más llanas, donde abundanmás las hierbas y gramíneas, así como vegetación de susti-tución del matorral.

En la figura 2.4 se compara la importancia entre la floraasociada al sabinar y la de la isla de cada forma de vida,según Raunkiaer (1934), que distingue árboles (macrofane-rófitos, altura superior a los 2 m), arbustos (nanofanerófi-tos, altura de 0,5–2 m), pequeños arbustos (caméfitos,0–50 cm altura), hierbas perennes, plantas perennes conbulbo (geófitos) y plantas anuales (terófitos, clase no inclui-da en este análisis). Puede apreciarse cómo el sabinar des-taca por un porcentaje muy elevado de arbustos y peque-ños arbustos (el 45% y el 22%, respectivamente), mientraslas hierbas perennes están poco representadas (el 17%).

La variación florística de las comunidades dominadaspor la sabina es extraordinaria, dado que están en contac-to con todos los grandes ecosistemas zonales de la isla, conexcepción del matorral de cumbre. En su limite inferior(300 m en el sur) se mezcla con elementos delcardonal–tabaibal, y en su limite superior entra en comuni-dades de pinar (a partir de 750 m en el sur) y se mezcla conel monteverde (a partir de 300 m en el norte). La exposi-ción (barlovento/sotavento) y la altitud son los factores más

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Peralillo (Maytenus canarien-sis), pequeño árbol endémicode Canarias frecuente en dis-tintos tipos de bosques termófi-los, a menudo refugiado ensituaciones rupícolas.

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El hediondo (Bosea yervamora)es una de las plantas termófilasmás ampliamente distribuidasen Canarias.

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Los sabinares

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importantes en determinar la composición florística de losrestos de sabinares en Tenerife, lo que permite distinguirentre un sabinar húmedo que crece a barlovento y un sabi-nar seco a sotavento.

La elevada riqueza nos indica que la composición florís-tica de las comunidades dominadas por Juniperus es muyvariada. Hemos localizado casi todos los árboles de la lau-risilva en algún inventario, sobre todo en las poblaciones desabinas a barlovento: Laurus novocanariensis, Apolloniasbarbujana, Persea indica, Ilex canariensis, Picconia excelsa,Viburnum rigidum, Myrica faya o Erica arborea. Tambiénpodemos encontrar poblaciones de sabina mezclándosecon muchos elementos del matorral costero, siendo a vecesJuniperus turbinata la única especie termófila dentro de unmatorral xérico con abundancia de Euphorbia balsamifera,Euphorbia canariensis, Euphorbia lamarckii, Kleinia nerii-folia, Neochamaelea pulverulenta, Campylanthus salsoloi-des, Kickxia scoparia o Lotus sessilifolius.

Además, a sotavento y a unos 750–1.100m de altitud,la sabina crece con frecuencia en la cercanía del pinar o,incluso, dentro de un pinar abierto, aunque refugiada en lossitios más rocosos. Además del pino canario (Pinus cana-riensis), aparecen especies como Cistus monspeliensis, C.symphytifolius, Chamaecytisus proliferus, Phagnalon saxati-le, Aeonium smithii, Sideritis oroteneriffae o Polycarpaeaaristata. Elementos de las comunidades rupícolas seencuentran en toda la isla donde la pendiente y la rocosi-dad es suficientemente alta, y entre ellos hay que destacarhasta siete especies del género Aeonium y varios helechoscomo Adiantum reniforme, Cheilanthes catanensis,Cheilanthes pulchella y Polypodium macaronesicum.

Finalmente, los elementos del bosque termófilo, unas40 especies, integran el núcleo de este ecosistema.Globularia salicina y Rhamnus crenulata son muy abun-dantes en estas formaciones vegetales en casi toda la isla,mientras que otras especies como Euphorbia atropupurea oRetama rhodorhizoides, pero también Phyllis viscosa oEchium aculeatum, parecen estar más asociadas a un sabi-nar seco. Las especies más ligadas a un sabinar húmedo entransición al monteverde pueden ser, entre otras, Visneamocanera, Sideroxylon canariense, Maytenus canariensis,Echium giganteum, Echium strictum, Hypericum canariensey Jasminum odoratissimum

Los bosques termófilos de Canarias

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La lengua de pájaro(Globularia salicina) es una delas especies arbustivas másconstantes en los reductos ter-mófilos. Esta planta es exclusi-va de los archipiélagos deMadeira y Canarias.

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El marmolán (Sideroxyloncanariense) es un árbol termó-filo típicamente rupícola que,salvo en contados enclaves, esmuy raro.

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Seguimiento de la regeneraciónnatural de un sabinar.El caso de Afur, Anaga, Tenerife.

EL DESARROLLO DEL PROYECTO DE RESTAURACIÓN quecomenta este libro requirió, entre otras actuaciones, pro-fundizar en el conocimiento de las claves de la regenera-ción natural en un sabinar bien conservado. El objetivo fueanalizar la tasa de supervivencia de las plántulas que sehan establecido de forma natural y estudiar los factoresabióticos y bióticos que podrían influir en la supervivenciade las mismas, para poder realizar comparaciones entre lastasas de supervivencia y los parámetros vitales de plántu-las establecidas espontáneamente con las de los pies plan-tados en la zona de restauración.a

Los sabinares

F El sabinar de Afur, Anaga(Tenerife), objeto de estudio delpresente apartado, simultaneados vertientes bien contrasta-das, una a barlovento, másfresca, en la que se desarrollaun sabinar húmedo, y otra asotavento, más cálida y árida,en la que se da un sabinarseco.

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RÜDIGER OTTO

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CUADRO 2.3:

El sabinar de Tigaiga, un gran desconocido

En el municipio norteño de Los Realejos, ymás concretamente cerca de la localidad de

Tigaiga, se ubica uno de los mejores sabinaresde Tenerife (en la foto), que destaca tanto por lacantidad de árboles presentes (más de 200)como por su peculiar situación, densidad y com-posición florística. Resulta curioso el hecho deque, aun tratándose de una de las formacionesmás importantes de sabinas de la isla, tras lasde Afur y mesa del Sabinal o punta de Anaga–ambas ubicadas en el macizo homónimo–,ésta resulte, en gran medida, desconocida para

los habitantes tinerfeños, e incluso paramuchos biólogos, geógrafos y naturalis-tas.

Con una cobertura vegetal muy variable(35–85% en el estrato arbóreo y10–45% en el arbustivo), este sabinarse desarrolla aproximadamente entrelos 250 y 350 m de altitud, en unas lade-ras de pendiente bastante pronunciada(30–45º) y con orientación norte–nores-te. El sustrato aquí es dispar, en funcióndel sector concreto en el que nos situe-mos, siendo más rocoso en las zonasexpuestas, de solana, y con una mayorpotencia de suelo en las vaguadas som-brías. Es en estas últimas donde lasabina se mezcla con elementos florís-

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ticos propios del monteverde, talescomo el barbusano (Apollonias bar-bujana), el brezo (Erica arborea), ellaurel o loro (Laurus novocanarien-sis) y el follao (Viburnum rigidum),siendo de destacar también la pre-sencia aislada de la bicacarera(Canarina canariensis). Además deestas plantas, resalta la mayor omenor abundancia de especies muycaracterísticas de las formacionestermófilas, tales como el almácigo(Pistacia atlantica), el espinero oleña negra (Rhamnus crenulata), eltasaigo (Rubia fruticosa), la esparra-guera (Asparagus umbellatus), elgranadillo (Hypericum canariense),el hediondo (Bosea yervamora) y la

lengua de pájaro o mosquera (Globularia salici-na). No hay ningún otro lugar de la isla en el quese aprecie tan bien la transición o ecotono entreun sabinar y un bosque de monteverde, aunqueen este caso no se trata de la laurisilva húmeda,sino de un tipo de monteverde seco, en el quedomina de forma clara el barbusano, y que seasemeja bastante a su equivalente en el archi-piélago de Madeira.

El sorprendente estado de conservación de estesabinar es resultado, sin duda, de un accesodificultoso y de una recuperación progresiva dela vegetación de la zona tras el abandono debuena parte de los bancales que, hasta unpasado reciente, fueron cultivados.

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Con este fin se procedió a analizar, a lo largo de losaños 2006 y 2007, la regeneración natural del sabinar deAfur en el Parque Rural de Anaga, en Tenerife. Para que losresultados fueran del todo comparables, se escogió unaladera orientada hacia el sur, como lo era la ladera que ibaa ser objeto de restauración en Teno. Esta formación ter-mófila ya había sido estudiada desde un punto de vistageográfico por Criado (1982) y Luis et al. (2005).

En mayo de 2006 se marcaron todas las plántulas (untotal de 50) de Juniperus turbinata ssp. canariensis locali-zadas dentro de dos parcelas rectangulares de 20 x 100 m(2.000 m2 de superficie) dispuestas a lo largo de un gra-diente altitudinal, en una ladera con exposición sur. Enoctubre de 2006 se realizó el primer seguimiento, que con-sistió en medir las plántulas y estimar su estado vital, y enoctubre de 2007 se realizó el segundo seguimiento.

En octubre de 2006, después del primer verano, 26(52%) de las 50 plántulas marcadas tenían todavía hojasverdes, que es lo mismo que decir vivas aunque, en gene-ral, mostrando una baja vitalidad (valor medio del 21% dehojas verdes), mientras que el resto del los individuos esta-ban secos. En octubre de 2007, después del segundo vera-no, se encontraron 20 individuos vivos, lo que correspon-de a una tasa de supervivencia del 40%, mientras que 30individuos (60%) estaban secos. Cinco individuos conside-rados secos en octubre 2006 se recuperaron durante elinvierno de 2006–2007 mostrando valores de hojas verdes>5%. La vitalidad de las plántulas vivas en octubre de2007 fue similar a la de octubre de 2006 (valor medio20,5%).

Las plántulas marcadas tenían, en otoño de 2006, unaaltura media de 9,6 cm por sólo 8 cm en otoño de 2007,debido a que sólo un 16% de los individuos crecieron (1,6cm) en este intervalo de tiempo, mientras que el resto per-dió altura (2,8 cm). Además, casi la mitad de los indivi-duos se han ramificado durante el periodo de seguimiento,mientras que sólo seis individuos (12%) han perdido rami-tas. Las plántulas muestran una distancia media al troncode la sabina cercana a 1,4 m y se ubican en un 76% de loscasos debajo de la copa de un adulto, mientras sólo el 14%crecen justo en el borde y el 10% fuera de la copa.

La zona de estudio se caracteriza por poseer un sustra-to muy pedregoso, con poco suelo pero con bastante man-tillo, que alcanza su cobertura máxima (45%) en el bordede la copa, siendo su valor también alto bajo copa (38%),mientras que fuera de la copa sólo se registró un 10%. Elmismo patrón sigue la vitalidad de las plántulas, aunque

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En las etapas iniciales de sudesarrollo, las sabinas poseenhojas primordiales aciculifor-mes (arriba), mientras que pos-teriormente adquieren las hojasdefinitivas en forma de esca-mas (abajo).

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las relaciones no son significativas dado el número bajo demuestras, sobre todo fuera de la copa (10 individuos). Elefecto del mantillo en la supervivencia es explicable por laretención de humedad y aislamiento de temperaturas altasen verano y por el nivel de materia orgánica y nutrientesprobablemente elevados. Por otra parte, la profundidaddel suelo es escasa, lo que indica que se trata de suelospoco desarrollados. El porcentaje de plántulas vivas es másalto en sitios donde hay suelos más profundos, menosrocas y más mantillo.

Estudios anteriores han revelado que la mosquera olengua de pájaro (Globularia salicina), una de las especiesmás abundantes en el bosque termófilo de Tenerife, podríabeneficiar a las plántulas de Juniperus, bien sea por crear-les un microclima o por un aumento de mantillo y nutrien-tes. Hemos tratado de testar esta hipótesis comparando lacobertura de G. salicina de las parcelas de plántulas muer-tas con las de las plántulas vivas. En el caso de la parcelagrande (1 m de radio), se puede observar una diferenciaentre el 17% para las secas y el 27% para las vivas, lo queparece confirmar nuestra hipótesis. No obstante, esta dife-rencia no es significativa. Tendríamos que aumentar elnúmero de muestras para averiguar si este patrón se con-firma.

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Figura 2.5: El rol protector dela copa de los individuos adul-tos facilita el establecimientode plántulas de sabina respectoa las que germinan lejos deéstos.

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Después de analizar el seguimiento de 50 plántulas desabina marcadas en Afur, y sin olvidar que se trata aún deun estudio preliminar con una base de datos todavía muyreducida, podemos llegar a algunas conclusiones. Almenos en los años estudiados, la tasa de supervivencia delas plántulas de regeneración natural es media–alta (un52% después del primer verano y un 40% después delsegundo). Además, no se encuentran señales de depreda-ción sobre las plántulas y el tamaño o edad de las mismasno parecen influir en su supervivencia. Es decir, las plántu-las muy pequeñas (de menos de 10 cm de altura y conmenos de 5 ramas) no muestran una tasa de supervivenciareducida. Tal y como representa la Figura 2.5, la mayoría delas plántulas se encuentran refugiadas debajo de la bóvedade los adultos, lo que indica que aprovechan el microclima

Los bosques termófilos de Canarias

CUADRO 2.4:

¿Qué edad pueden alcanzar las sabinas?

El análisis dendrocronológico consiste enevaluar, mediante los anillos de creci-

miento que se marcan en las secciones delos troncos de las especies leñosas, debido ala parada en el crecimiento que ocurre enCanarias durante la estación seca, la edad delos individuos y los avatares (sequías, incen-dios, etc.) que éstos han sufrido a lo largo desus vidas. En general, existe un problema enrelacionar directamente el número de anilloscon los años de edad en especies deJuniperus, dado que, en zonas semiáridas,pueden faltar anillos en años extremadamen-te secos por ausencia total de crecimiento. Elporcentaje de estos anillos ausentes es varia-ble según especie y climatología. Por lo tanto,el número de anillos contados en este estudiorepresenta una ligera subestimación de laedad real del individuo.

En una primera aproximación para conocer latasa de crecimiento y la edad que puedenalcanzar los individuos adultos de sabina, seanalizó un total de 117 árboles adultos en tres

poblaciones naturales: Afur norte, Afur sur(Tenerife) y Tamargada (La Gomera). Losresultados nos indican que el crecimientoanual de la sabina en altura es muy lento(valor medio de 2,7 cm/año). El valor en Afurnorte (3,8 cm) duplica al de Tamargada (1,7cm), probablemente debido a la mayor dispo-nibilidad hídrica del primer lugar, mientras queen Afur sur, el valor es intermedio, creciendolas sabinas con un ritmo de 2,5 cm al año.Además, una sabina con 300 anillos (años)tendrá como valor medio una altura máximade 11,3 m en Afur norte, de 7,29 m en Afursur y de sólo 5,3 m en Tamargada. Las sabi-nas de Afur norte son las más jóvenes y tie-nen como promedio entre 73 y 97 años, lasde Afur sur, entre 118 y 179 años, y las deTamargada, las más viejas, con edadesmedias entre 138 y 196 años. El individuomás viejo de los estudiados se ha encontradoen Tamargada, con 358 años de edad.

Es decir, basándonos en las ecuaciones alo-métricas (que relacionan diámetro y edad delos individuos) que hemos construido conestos datos, algunos individuos de sabina delarchipiélago (como el de la foto, localizado enBuenavista del Norte, Tenerife) tendrían másde 500 años, es decir, habrían sido testigosde la conquista del archipiélago.

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creado por éstos. Un 80% de las plántulas crecen bajo o enel borde la copa de un adulto y sólo un 10% lo hace fuera,lo que podría explicar la alta supervivencia observada.Individuos que parecen secos después del verano puedenrecuperarse con las lluvias de invierno.

En general, y como era de esperar, la tasa de superviven-cia de las plántulas en la población natural de sabinas esmás alta que la tasa de supervivencia de los pies plantadosen la zona de restauración (ver capítulo 6). No obstante, esnecesario tener en cuenta que incluso la tasa de mortalidadde las plántulas en este ecosistema natural ha sido impor-tante, de un 48% aproximadamente, por lo que ha de seréste el dato con el que deben ser comparadas las tasas desupervivencia de la repoblación

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Recomendaciones para la conservación

Con la excepción de las islas de El Hierro y La Gomera,la situación actual de los sabinares en el archipiélagoes muy desfavorable. La conservación y restauracióndel sabinar requerirá pues una serie de medidas, entrelas que recomendamos las siguientes actuaciones:

Protección inmediata de todos los restos de sabi-nares o grupos numerosos de sabinas que aún no seencuentren protegidos.

Eliminación de cualquier tipo de uso o manejo delos restos de sabinares exiguos, para facilitar lamejora de los procesos naturales, especialmente laregeneración.

Buscar una fórmula de gestión sostenible quegarantice la preservación del funcionamiento delecosistema por un lado, y por otro permita un usomoderado de los sabinares extensos (El Hierro, LaGomera).

Aumentar la superficie de los sabinares existentesmediante la adquisición, por parte de las adminis-traciones públicas, de terrenos privados ubicadosen zonas con restos de sabinar, de forma que per-mita la recuperación espontánea de éste.

Desarrollar programas de restauración ecológicacon sabinas dentro del área potencial del sabinar,que incluyan la eliminación de especies exóticas–especialmente tuneras (Opuntia spp.) y piteras(Agave americana)– en zonas concretas, la planta-ción de juveniles de sabina en zonas donde la rege-neración natural sea problemática, y plantar otrasespecies termófilas que mejoren los procesos natu-rales y aumenten la diversidad.

Profundizar en el conocimiento de este ecosiste-ma, pues existe muy poca información sobre laecología y dinámica de las principales especies ter-mófilas.

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Los sabinares

Pese a los esfuerzos que hacenlas administraciones públicaspor proteger las manchasmejor conservadas de bosquetermófilo en Tenerife, algunosproyectos de infraestructuraspúblicas, que destrozan laspocas comunidades aún exis-tentes (como el sabinar deChío, afectado por la construc-ción del anillo insular), ponenen entredicho el alcance de laspolíticas de conservación.

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Ejemplar aislado de sabina enel barranco del Río,Arico–Granadilla de Abona(Tenerife).

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El acebuchal del barrancode los Cernícalos, en GranCanaria, nos permitehacernos una idea de quéaspecto pudieron tener lasmedianías bajas orienta-das a barlovento, tanto enGran Canaria como en elresto de islas del archipié-lago, antes de que éstasfueran holladas por loshumanos.

Capítulo 3

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Acebuchales,almacigares, lentiscales y retamaresblancos Al margen de los sabinares (ya vistos en el capítulo anterior) y de

los palmerales, (objeto del siguiente capítulo), existen otras for-maciones de bosque termófilo actualmente peor representadas queéstas, por haber recibido un castigo aún mayor por parte de la acti-vidad humana, pero que sin duda jugaron un papel esencial en lavegetación potencial del archipiélago. Nos referimos a unas forma-ciones arbustivo–arbóreas denominadas acebuchal, almacigar, len-tiscal y retamar blanco, por estar dominadas respectivamente por elacebuche (Olea cerasiformis), el almácigo (Pistacia atlantica), el len-tisco (Pistacia lentiscus) y la retama blanca (Retamarhodorhizoides). Si bien en la actualidad sólo adquieren cierta noto-riedad en la isla de Gran Canaria, la presencia de los elementosque las dominan e integran en el resto de las islas, nos hace pensarque antes de que fueran degradadas por los humanos en ellastambién jugaron estas formaciones un papel relevante. Los acebu-chales canarios, en sentido amplio, pertenecen al hábitat de interéscomunitario “9320 Bosques de Olea y Ceratonia”, de distri-bución mediterráneo–macaronésica (Bartolomé et al., 2005).

Al margen de los sabinares (ya vistos en el capítulo anterior) y delos palmerales, (objeto del siguiente capítulo), existen otras for-

maciones de bosque termófilo actualmente peor representadas queéstas, por haber recibido un castigo aún mayor por parte de la acti-vidad humana, pero que sin duda jugaron un papel esencial en lavegetación potencial del archipiélago. Nos referimos a unas forma-ciones arbustivo–arbóreas denominadas acebuchal, almacigar, len-tiscal y retamar blanco, por estar dominadas respectivamente por elacebuche (Olea cerasiformis), el almácigo (Pistacia atlantica), el len-tisco (Pistacia lentiscus) y la retama blanca (Retamarhodorhizoides). Si bien en la actualidad sólo adquieren cierta noto-riedad en la isla de Gran Canaria, la presencia de los elementosque las dominan e integran en el resto de las islas, nos hace pensarque antes de que fueran degradadas por los humanos en ellastambién jugaron estas formaciones un papel relevante. Los acebu-chales canarios, en sentido amplio, pertenecen al hábitat de interéscomunitario “9320 Bosques de Olea y Ceratonia”, de distri-bución mediterráneo–macaronésica (Bartolomé et al., 2005).

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El género Olea

EL GÉNERO OLEA ESTÁ COMPUESTO POR entre 20 y 40 espe-cies, según diferentes autores, presentes en las regionestemplado cálidas y tropicales del sur de Europa, África, surde Asia, Australia e islas del Pacífico. Este género lo confi-guran árboles o arbustos siempreverdes, con hojas peque-ñas, opuestas y enteras. El fruto es una drupa, es decir, unfruto carnoso con una única semilla. En relación a suimportancia como cultivo, la especie más destacada es elolivo (Olea europaea), única especie con frutos comesti-bles, si bien próxima genéticamente al resto de especiesdel género. En estudios genéticos realizados se observaque el origen geográfico determina la proximidad de lasdiferentes especies, apreciándose una clara separaciónentre las africanas y asiáticas. Dentro de las primeras, lainfluencia geográfica ha determinado claramente la asocia-ción de especies del entorno norteafricano: O. cerasiformis(islas Canarias) con O. maroccana (noroeste deMarruecos) y O. laperrini (Argelia y Níger), siendo, a suvez, éstas las más próximas a los cultivares comerciales deolivo

El acebucheEl acebuche (Olea cerasiformis) es una especie endé-

mica de Canarias presente en todas las islas, aunque es enGran Canaria donde mejor está representada, siendo muyescasa en Lanzarote, Fuerteventura y El Hierro. Se trata deun árbol perennifolio que puede alcanzar los 12 m de altu-ra, aunque es más frecuente con un porte arbustivo.Tronco con la corteza gris oscura y rajada; copa alta ydensa. Hojas simples, lanceoladas, coriáceas y lustrosas porla cara superior, opuestas y de hasta 8 cm de largo por 1cm de ancho. Las flores son pequeñas, blanquecinas, y seagrupan en inflorescencias axilares cortas. El fruto es unapequeña aceituna, poco carnosa y con una semilla.

El acebuche es un elemento característico de las comu-nidades termófilas, presentando una distribución altitudinalentre los 200 y 1.000 m. Aunque esta especie forma local-mente comunidades propias, donde llega a dominar lavegetación (acebuchales), es bastante común en los sabi-nares de las islas occidentales. Muestra dispersión endo-zoócora y, además de la reproducción sexual, presenta unacapacidad considerable de reproducción vegetativa por

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Acebuchales, almacigares, lentiscales y retamares

El olivo (Olea europaea) se cul-tiva extensamente en todo elsur de Europa, y el aceite quese extrae de sus frutos (aceitu-nas), el aceite de oliva, es elelemento más característico dela afamada dieta mediterránea.

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El acebuche canario, al igualque sus parientes mediterrá-neos y norteafricanos, poseeunas contrastadas apetenciastermófilas, lo que le ha llevadoa ocupar la franja altitudinalmás castigada por el desarrollohumano en Canarias, y con ellover mermados sus efectivos deforma muy importante.

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chupones, especialmente después de cortar las ramas.Finalmente, hay que comentar que su madera, de durezaextraordinaria, fue utilizada para fabricar garrotes y herra-mientas

El acebuchalEl acebuchal es una formación arbórea dominada por

el acebuche (Olea cerasiformis), y constituye en la actuali-dad la más característica del bosque termófilo en las islasmás orientales (Lanzarote, Fuerteventura y Gran Canaria).Aunque muy mermados en la actualidad, los acebuchales

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El interior de la caldera deBandama (Gran Canaria) alber-ga una magnífica representa-ción de acebuchal, en la queparticipan, junto al acebuche,palmeras, lentiscos, retamasblancas y marmolanes.

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Los sabinares

La zona de Valle Brosque,situada en el macizo de Anaga(Tenerife), alberga un reductode acebuches importante anivel insular, que aparece entre-mezclado con un cardonal.

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EL BARRANCO DE LOS CERNÍCALOS (GranCanaria) constituye la mayor formación

boscosa continua de acebuchales deCanarias. Cuenta con una superficie apro-ximada de 426 ha, tanto de acebuchalescasi monoespecíficos como de retamarblanco (de Retama rhodorhizoides). Setrata de un barranco excavado en “V”,sobre materiales de la serie Roque Nublo,pliocénicos, si bien su entorno está confi-gurado por otros recientes, donde seobservan conos y materiales delPleistoceno.

Aunque en el estrato arbóreo dominacasi exclusivamente el acebuche (Oleacerasiformis), también se ha detectado lapresencia de ejemplares de sabina(Juniperus turbinata ssp. canariensis) y, enlas zonas más húmedas, de otras especiesarbóreas propias de la transición delbosque termófilo al monteverde xérico,como peralillos (Maytenus canariensis),saquiteros (Heberdenia excelsa), mocanes(Visnea mocanera) y barbusanos(Apollonias barbujana). Además, en estebarranco se localiza una de las cuatropoblaciones de oro de risco (Anagyris lati-folia) existentes en Gran Canaria, especiecatalogada como en peligro de extinción.Bajo el dosel arbóreo aparecen especies

como la tacorontilla (Dracunculus cana-riensis), el bicácaro (Canarina canariensis),la morgallana (Ranunculus cortusifolius) ylos tajinastes (Echium decaisnei y E. cal-lithyrsum). En las laderas bajas e interme-dias domina la retama blanca (Retamarhodorhizoides), mientras que en las másdespejadas lo hace la retama amarilla(Teline microphylla). En el entorno se locali-zan también orobales (Withania aristata),lavandas (Lavandula canariensis), flores demayo (Pericallis webbii), salvias (Salviacanariensis), etc.

Mención especial merece la saucedaque ocupa el cauce, una de las de mayorextensión de Canarias, con una longitudaproximada de casi 3 km ininterrumpidos,de los cuales algo menos de la mitad dis-curren en medio del acebuchal. Esta últimaformación se encuentra conformada casiexclusivamente por ejemplares de sauce osao (Salix canariensis) (Ortega & Fraile,1988).

Aproximadamente la mitad de estosacebuchales y retamares se encuentranrecogidos dentro de la Reserva NaturalEspecial de Los Marteles y justifican, enparte, la declaración de la misma comoLugar de Importancia Comunitaria de laRed Natura 2000.

CUADRO 3.1: El acebuchal del barranco de los Cernícalos

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constituyen, al margen de los palmerales, como veremosmás adelante, los únicos vestigios de vegetación termófilaque sobreviven de la voracidad de las cabras en las zonasmás inaccesibles de Lanzarote y Fuerteventura. Allí llama-dos chaparros y aceitunos, han prestado su nombre a latoponimia del lugar, como montaña del Aceitunal. Por suabundancia, los acebuchales constituyen la comunidad ter-mófila más característica de Gran Canaria, ocupando en laactualidad unas 1.550 ha, repartidas en diferentes fragmen-tos (barranco de los Cernícalos [ver Cuadro 3.1], SanLorenzo, Bandama), siempre a barlovento y en el sectornoreste de la isla. Aunque en Tenerife no hay grandes ace-buchales, pueden apreciarse agrupaciones de acebuchesde cierta entidad en enclaves como el barranco del Río(entre Arico y Granadilla de Abona) o Valle Brosque(Anaga), entre otros.

Los acebuchales, al igual que el resto de los bosquestermófilos, son amantes de altas temperaturas, por lo quesu distribución se encuentra limitada por este factor.Requieren de precipitaciones superiores a los 350 mm alaño y temperaturas medias anuales dentro de un rangoaproximado de 16 a 19º C. En general, estos bosques seencuentran en exposiciones a barlovento entre los 300 ylos 600 m de altitud, por lo que en Gran Canaria lindaríanen su límite altitudinal inferior con los matorrales costerosy en el superior, delimitado por la incidencia del mar de

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Detalle de las hojas y los frutosde un acebuche.

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nubes, con la laurisilva. Como hemos dicho, en Lanzarotey Fuerteventura estas formaciones supondrían el únicoecosistema forestal que ocupó en el pasado sus cumbresmás elevadas

El género Pistacia

EL GÉNERO PISTACIA PERTENECE A LA FAMILIA ANACARDIÁCEAS

y está compuesto por unas 11 especies, presentes en lasislas Canarias, el noroeste de África, el sur de Europa, Asiacentral y oriental y sur de Norteamérica (México, Texas).

Se trata de árboles y arbustos, con una altura que, engeneral, oscila entre los 5 y 15 m. Las hojas son alternas,compuestas y pinnadas, y puede haber especies siempre-verdes o deciduas (pierden la hoja en algunos períodos delaño). Todas ellas son dioicas, es decir, las flores masculinasy femeninas se producen sobre distintos árboles.

Económicamente, la especie más importante es elalfóncigo (Pistacia vera), por sus semillas comestibles, losconocidos pistachos. El lentisco (Pistacia lentiscus), arbus-to o pequeño árbol de la región mediterránea con hojassiempreverdes, produce una resina que presenta usos

Los bosques termófilos de Canarias

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F El almácigo es uno de los esca-sos árboles nativos de Canariascon carácter caducifolio, esdecir, que se desnuda por com-pleto de hojas una vez al año, loque ocurre al comienzo delinvierno.

F El almácigo figura en la heráldi-ca del municipio de Arona. En laimagen, uno de los ejemplaresde mayor tamaño existentes enTenerife.

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HOY EN DÍA, los almacigares de mayorsuperficie del archipiélago se encuentran

en el oeste de Gran Canaria, destacando lospresentes en el valle de Agaete, pero, sobretodo, los existentes en el valle de La Aldea,tanto en el barranco de Tocodomán como enel entorno del caserío de Artejévez, que ocu-pan una superficie aproximada de 20 ha(Martínez et al., 2000).

Se trata de una comunidad conformadapor un estrato arbóreo dominado, casi enexclusiva, por ejemplares de almácigos(Pistacia atlantica), sin excluir la presencia dealgún acebuche (Olea cerasiformis) y/o fru-tales como almendreros (Prunus dulcis), queposee un estrato arbustivo rico en especies desustitución, donde abundan verodes (Kleinianeriifolia), tabaibas amargas (Euphorbia regis-jubae), bejeques (Aeonium percarneum),salvias (Salvia canariensis), tuneras (Opuntiamaxima), lavandas (Lavandula minutolii), jaras(Cistus monspeliensis), etc.

Como tal almacigar, hay que destacar susituación en un cauce de barranco, sobre sus-tratos sedimentarios, por lo que se ve favore-cido por las escorrentías, superficiales o sub-

superficiales, provenientes de las vertientesnoreste del macizo de Güigüí, que se carac-teriza en sus cotas más altas por interceptarpuntualmente el flujo de los alisios, cargadosde humedad.

Es reseñable la juventud de esta forma-ción, ya que en la foto aérea de 1962 seobservan algunos ejemplares aislados, enzonas marginales de antiguos terrenos de cul-tivo existentes en la zona (Pérez-Chacón etal., 1984), por lo que la superficie ocupadaactualmente se genera en los últimos 40años, favorecida inicialmente por la existenciade un denso matorral de tuneras, que pro-tege la regeneración de esta especie frente alpastoreo, todavía existente en la actualidad.

Estas comunidades se encuentran prote-gidas por la Reserva Natural Especial deGüigüí y por el Parque Rural del Nublo, peroexisten unas 3,7 ha fuera de espacio natural.Su existencia justifica, entre otros motivos, lainclusión en la Red Natura 2000 de losLugares de Importancia Comunitaria delmacizo de Güigüí y de El Nublo.

CUADRO 3.2: Los almacigares de La Aldea

Acebuchales, almacigares, lentiscales y retamares

AGUSTÍN NARANJO

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diversos: como barniz, medicinal, e incluso como chicle enTurquía. La cornicabra (Pistacia terebinthus), nativa delMediterráneo, se usa por su trementina. En cuanto al almá-cigo (Pistacia atlantica), propio tanto del norte de África yel este del Mediterráneo como de las islas Canarias, se usacomo patrón de injertos de Pistacia vera, tanto enCalifornia como en la España continental

El lentiscoEl lentisco (Pistacia lentiscus) es una especie de amplia

distribución en el Mediterráneo y el norte de África. EnCanarias se localiza en La Gomera, Tenerife, Gran Canaria,Fuerteventura y Lanzarote, aunque de forma abundantesólo aparece en Gran Canaria. Se trata de un arbusto siem-preverde, dioico, de hasta 5 m de altura, ramificado desdela base. Posee hojas paripinnadas de 8-10 foliolos, con flo-res masculinas anaranjadas en racimos cortos y las femeni-nas rosadas en racimos más largos. Sus frutos son carno-sos, rojizos, de 4 a 7 mm de diámetro.

Se distribuye a barlovento entre los 200 y 600 m de alti-tud, pudiendo dominar localmente las formaciones en lasque participa, como en el Monte Lentiscal de Gran Canaria.Presenta una menor resistencia a la sequía que otros fane-rófitos termófilos, comportándose como una especie detransición al monteverde. Su madera se utilizó en ebaniste-ría

El lentiscalEl lentiscal es una formación arbóreo–arbustiva presen-

te casi exclusivamente en el noreste de la isla de GranCanaria, pues aunque existen lentiscos (Pistacia lentiscus)en Famara (Lanzarote), Jandía (Fuerteventura), barrancoHondo (Santa Úrsula, Tenerife) o La Gomera, lo cierto esque, al menos en la actualidad, sólo en Gran Canaria lle-gan a caracterizar el paisaje. Se trata de la denominaciónfisonómica de una de las comunidades de bosque termófi-lo a barlovento (González Artiles, 2007), donde la frecuen-cia del lentisco es mayor que en el ámbito geográfico queocupan el resto de dichas comunidades.

Junto a los lentiscos aparecen otras especies arbóreas,principalmente acebuches, palmeras en ámbitos menosexpuestos y, puntualmente, almácigos, acompañadosgeneralmente por un matorral compuesto de tabaiba amar-ga (Euphorbia regis–jubae), granadillo (Hypericum cana-

Los bosques termófilos de Canarias

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Detalle de un almácigo fructifi-cado. El origen árabe del nom-bre común con que denomina-mos a este árbol (Pistacia atlan-tica) se justifica por estarampliamente distribuido en elMagreb.

La tabaiba roja (denominadaasí por el color purpúreo de susflores), a veces mal llamadamajorera (pues es un endemis-mo tinerfeño), se distribuye enlas comunidades termófilas dela vertiente meridional deTenerife, desde la ladera deGüímar hasta el macizo deTeno, siendo aquí donde esmás abundante.

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riense), guaydil (Convolvulus floridus), retama blanca(Retama rhodorhizoides), incienso (Artemisa thuscula),verode (Kleinia neriifolia), etc. En ámbitos puntuales demayor insolación y de menor suelo pueden aparecer car-dones (Euphorbia canariensis) y tabaibas dulces (E. balsa-mifera), mientras que en las más húmedas puede enrique-cerse con marmolanes (Sideroxylon canariense), peralillos(Maytenus canariensis), e incluso laureles (Laurus novoca-nariensis) y barbusanos (Apollonias barbujana)

El almácigoEl almácigo (Pistacia atlantica) es una especie de ori-

gen mediterráneo nativa de Canarias, presente en todas lasislas excepto Lanzarote y El Hierro. Se trata de un árbolcaducifolio, dioico, de hasta 12 m de altura, de hojas com-puestas imparipinnadas con 5-9 foliolos, frecuentementedeformadas por agallas o protuberancias de colorrojo–purpúreo que, a su vez, también son vistosas. Las flo-res masculinas son verdoso–amarillentas y las femeninasrosadas, mientras que los frutos son carnosos rojizos y dis-puestos en racimos.

El almácigo es un árbol de crecimiento rápido que seencuentra entre los 100 y aproximadamente 1.000 m dealtitud. Es bastante resistente a la sequía, lo que explica su

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Acebuchales, almacigares, lentiscales y retamares

La única población conocida delentisco en Tenerife, a la que

pertenece el ejemplar fotogra-fiado, se encuentra en elbarranco Hondo (Santa Úrsula),en la vertiente septentrional dela isla.

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papel en la transición entre el matorral costero y los ace-buchales, así como su presencia en entornos muy áridos.Juega un papel importante en el bosque termófilo deTenerife y La Palma, pudiendo llegar a abundar localmen-te, dando lugar a los almacigares. Es muy frecuentementeutilizado como árbol ornamental, amén de haberse explo-tado su madera, así como su resina, que sirve para fabricarbarnices y perfumes

El almacigarEl almacigar constituye una variante del bosque termó-

filo dominada por el almácigo (Pistacia atlantica), especiearbórea caducifolia y dioica, autóctona aunque no endémi-ca de Canarias, pues posee una distribución más amplia,especialmente en el norte de África. En la actualidad ape-nas representada en las islas, se considera que en el pasa-do pudo ocupar territorios extensos, especialmente en lasmedianías orientadas a sotavento de las islas centrales,como pueden atestiguar la supervivencia de algunos topó-nimos o el hecho de que el almácigo sea protagonista dealgunos escudos heráldicos de municipios de las media-nías del sur, como es el caso de Arona y Guía de Isora enTenerife (ver cuadro 1.3). Los mejores almacigares delarchipiélago se conservan en el oeste de Gran Canaria (ver

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Los bosques termófilos de Canarias

El porte semiesférico del almá-cigo caracteriza a esta especie.En la fotografía, un notableejemplar del noroeste de GranCanaria.

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Detalle de la hoja imparipinna-da del almácigo, característicaque lo distingue del lentisco.

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Cuadro 3.2), aunque en Tenerife también se hallan gruposrelativamente importantes en las laderas de Garachico yLos Silos, así como, en menor medida, en otras localidadesde la isla (macizo de Anaga, comarca de Acentejo, Arona,Guía de Isora, etc.)

La retama blanca

LA RETAMA BLANCA (Retama rhodorhizoides) es unaespecie endémica de Canarias, estando presente en todaslas islas, excepto Lanzarote. Se trata de un arbusto retamoi-de sin hojas, muy ramoso, de 2–4 metros de altura; follajeverde grisáceo, ramillas estriadas, delgadas y péndulas.Posee flores blancas aromáticas y por fruto una legumbrerugosa, amarillenta y con 1 ó 2 semillas negras. Se distribu-ye por lo general entre los 150 y los 600 m de altitud, cre-

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Acebuchales, almacigares, lentiscales y retamares

Ejemplar de retama blanca enplena floración. Esta especieendémica presenta claras afini-dades mediterráneas.

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ciendo bien sobre derrubios y piroclastos, llegando a domi-nar el paisaje formando retamares. Resiste bien la seque-dad estival. Sus ramas se han usado como cama de gana-do y sus flores son apreciadas por las abejas por su olormelífero.

El retamar blancoEl retamar blanco, comunidad dominada por la retama

blanca (Retama rhodorhizoides), desempeña un papel dualen la vegetación termófila canaria. Ello se debe a quepuede ser simultáneamente una comunidad madura, cuan-do se asienta sobre suelos coluviales o también sobre piro-clastos recientes, en el dominio potencial del sabinar y delacebuchal, y una etapa de sustitución de bosques termófi-los cuando éstos han sido degradados, por ejemplo porincendios o pastoreo intensivo, en el pasado (del Arco,2006).

Los bosques termófilos de Canarias

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La tabaiba amarga (Euphorbialamarckii) participa en las for-maciones secundarias, resulta-do tanto de la degradación delbosque termófilo como de cier-tas facies del cardonal –tabaibal.

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Además de la especie dominante, pueden formar partede los retamares blancos otros arbustos como verodes(Kleinia neriifolia) y tasaigos (Rubia fruticosa), así comotabaibas y tajinastes exclusivos o compartidos por variasislas. Entre los tajinastes podemos encontrar Echium acu-leatum en Teno, La Gomera y El Hierro, E. hierrense exclu-sivo de El Hierro, E. decaisnei en Gran Canaria o E. brevi-rame en La Palma, mientras que entre las tabaibas estánEuphorbia lamarckii en todas las islas occidentales, E.atropurpurea en Teno y parte del sur de Tenerife, E.regis–jubae en Gran Canaria o E. berthelotii en La Gomera.

En la actualidad el retamar blanco está distribuido pun-tualmente en todas las islas centrales y occidentales, totali-zando casi 4.800 ha, de las cuales más de la mitad (2.500ha) se encuentran localizadas en las medianías de la isla deLa Palma (Tabla 1.2)

Los sabinares

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Aunque pueden estar presen-tes puntualmente en la vertien-te meridional de la isla, es en elmacizo de Teno, en la foto,donde los retamares blancosadquieren su máxima expresiónen Tenerife.

Acebuchales, almacigares, lentiscales y retamares

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Los bosques termófilos de Canarias

El cultivo del olivo en Canarias ha tenido histórica-mente su mayor desarrollo en la isla de Gran Canaria.El área de cultivo más importante se localiza en elsureste de la isla, entre 650 y 950 m de altitud, desta-cando el caserío de Temisas, en Agüimes (en la foto),como una referencia etnográfica vinculada a este cul-tivo. Este municipio, junto con los de Santa Lucía y SanBartolomé de Tirajana, acaparan prácticamente latotalidad de la producción de aceitunas en la isla.Tradicionalmente, los olivos han sido cultivados para laobtención tanto de aceituna de mesa como para laproducción de aceite de oliva, conservándose molinosde aceite del siglo XVIII.

Hasta hace muy poco no se tenía caracterizada lavariedad existente en Canarias, carencia que se sub-sanó remitiendo muestras de las diferentes localidadesde la isla al Banco Mundial de Germoplasma de Olivoen Córdoba, que identificó la variedad canaria popu-larmente conocida como «del país», con la variedadVerdial de Huévar. Esta variedad se cultiva principal-mente en el suroeste peninsular y la denominación"Verdial" es relativa a que los frutos no llegan aadquirir color negro en maduración, utilizándose ladenominación «Verdial de Huévar» para distinguirla de

otros cultivares de igual denominación genérica.Actualmente su cultivo llega a las 30.000 ha en lasprovincias de Huelva y Sevilla, estando también pre-sente en el Alentejo (Portugal).

Se trata de árboles vigorosos, de porte erguido ydensidad de copa espesa. Los ramos fructíferos pre-sentan entrenudos en longitud media y son de colorverde grisáceo. Pese a tratarse de la misma variedad,los aceites vírgenes extra obtenidos en Gran Canariapresentan características organolépticas y químicas dis-tintas a las de los aceites peninsulares, debido a lasdiferentes condiciones climáticas y edáficas.

El aceite obtenido se considera de muy buena ca-lidad y su cata se caracteriza por sus intensos aromasfrutados a tomatera fresca, con matices de almendras,gran equilibrio y armonía en picor y amargor, lo cualcontribuye a dotarlos de gran personalidad e identi-dad. Los parientes silvestres del olivo, las distintasespecies agrupadas bajo la denominación de acebu-ches (Olea cerasiformis en Canarias, Olea europaeavar. sylvestris en el mundo mediterráneo), han sidoprofusamente utilizadas como patrones para el injertode las variedades cultivadas.

CUADRO 3.3: El cultivo del olivo en Canarias

En las medianías de la vertienteoccidental de La Palma, losretamares blancos (como el dela fotografía, que aparece enri-quecido con otras especies delmatorral costero, como verodesy tabaibas), son la comunidadtermófila más abundante.

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En los acebuchales de Gran Canaria se está pro-duciendo un incremento de la superficie de modonatural, sólo frenado por el desarrollo urbanístico,en gran medida ilegal. La situación enFuerteventura y Lanzarote (Rodríguez Delgado,2005) no es tan halagüeña, pues los poquísimosfragmentos restantes no son suficientes para pro-piciar la recuperación de esta formación. Por ello,para la conservación de estas comunidades ter-mófilas tan interesantes proponemos las siguien-tes actuaciones:

Adquisición pública de terrenos destinados ala regeneración de este hábitat en entornos estra-tégicos por su localización, como posibles conec-tores entre poblaciones ya establecidas.

Restauración del hábitat allí donde se den lascondiciones adecuadas, creando núcleos que sir-van como favorecedores de la dispersión de lasespecies que lo integran.

Hacer especial hincapié en el mantenimientode la disciplina urbanística.

Favorecer la utilización de especies vinculadasa este hábitat en las jardinerías públicas o priva-das del entorno potencial.

Reintroducir, a partir de zonas bien conserva-das no alejadas, especies animales o vegetalescuya existencia en el pasado pueda ser constata-da.

Realización de tareas de control de la erosión.

Control de las pistas, para evitar su prolifera-ción, así como que sirvan de vías de penetraciónde la degradación a partir de las mismas.

Recomendaciones para la conservación

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Aunque los palmerales noson muy abundantes en laisla de Tenerife, en lugarescomo Las Furnias, en Icodde Los Vinos, es posible con-templar como éstos se inter-digitan con otras formacio-nes termófilas dando lugara un paisaje ciertamenteatractivo.

Capítulo 4

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Los palmerales canarios son comunidades carac-terizadas por la palmera endémica Phoenix cana-

riensis, que suele ser el único árbol presente. Aunquepor lo general se consideran como parte integrante delos bosques termófilos, poseen indudablemente unaentidad propia. De hecho, son recogidos por la UniónEuropea como hábitat prioritario de interés comunita-rio «9370 Palmerales de Phoenix», siendo este hábitatexclusivo de Canarias (Bartolomé et al., 2005).

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El género Phoenix

EL GÉNERO PHOENIX CUENTA CON 13 ESPECIES distribuidaspor los climas cálidos del Viejo Mundo, desde Canarias hastaHong Kong (China), pasando por África y el Mediterráneo, laPenínsula Arábiga, la India e Indochina. El tamaño varíamucho entre las especies: Phoenix canariensis es la más imponen-te de todas, y en el otro extremo existen especies pequeñas contallos cortos y semisubterráneos que no alcanzan el metro dealtura. La diversidad ecológica es sorprendente: en el sureste deAsia existe una especie reófita, P. roebelenii, ampliamente culti-vada en Canarias, que crece en las orillas de los ríos que se veninundadas durante las crecidas. Hay un taxón semiacuático, P.paludosa, que vive en pantanos costeros bordeando los mangla-res, y también especies asiáticas que viven en los matorrales are-nosos y en los sotobosques de pinares hasta los 2.000 m de alti-tud (Morici, 1998)

La palmera canaria

LA PALMERA CANARIA O PALMA (Phoenix canariensis) es unendemismo canario presente en todas las islas del archipiélago.Se trata de un árbol dioico de tronco esbelto, no ramificado quepuede alcanzar los 30 m de altura. Tiene entre 60 y 100 hojas dehasta 7 m de largo y cada uno de ellos numerosos pares de seg-mentos, que en la base actúan como espinas. Posee inflorescen-cias ramificadas con frutos amarillo anaranjados (támaras), de1,5 a 2 cm de largo.

Al ser la palmera una especie dioica, los órganos reproduc-tores masculinos y femeninos aparecen en pies distintos.Hablamos por tanto de palmeras “hembras”, que producentámaras, y palmeras “machos”, que no dan frutos, y por ello enmuchos lugares se habla popularmente de individuos o ejempla-res estériles.

La palmera canaria se clasifica como un elemento freatófi-to, ya que se muestra en general muy agresiva en la captaciónde agua, y es capaz de explotar acuíferos a ciertas profundidades,a la vez que soportar tanto el encharcamiento temporal de susraíces como una prolongada sequía en el suelo, lo que le da ven-taja frente a sus arbustos competidores, impidiendo el arraigo deotras especies. En casi todas las islas muestra una marcada ape-tencia por ocupar fondos de barrancos y tramos de laderas pró-ximos a ellos, barranqueras en pendiente y laderas escarpadas.

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Palmeral de Tazo, en LaGomera. Es en esta isla, junto aGran Canaria, donde seencuentran los mayores ymejores palmerales del archi-piélago.

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Los bosques termófilos de Canarias

Esbelto ejemplar de palmeracanaria de más de 25 m dealtura situado junto al caucedel barranco de Vallehermoso,en la isla de La Gomera. Sinduda se trata de uno de losindividuos más altos de estaespecie que se puedan encon-trar.

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Además, la palmera posee una excelente resistencia a los incen-dios, que incluso llega a favorecer porque cada año deja caeruna gran cantidad de hojas secas muy inflamables. Los incen-dios a menudo ayudan a estas plantas, exterminando sus com-petidores, que sin embargo a veces pueden ser valiosos árbolesnativos.

En la actualidad, en la isla de La Gomera (en el pasado tam-bién ocurrió en otras islas) pervive la explotación de la savia dela palmera para la producción de miel de palma. Se trata de unaexplotación sostenible, pues los ejemplares no mueren y pasa-dos unos cinco años están de nuevo en condiciones de ser apro-vechados,. Ésta se basa en practicar una serie de cortes en elcogollo de la palmera (el punto más alto de la misma) una vezcortados los frondes más recientes, en donde se recoge su savia,

Palmeral de Tirajana (GranCanaria), que es probablementeuna de las mejores representa-ciones de esta formación vege-tal en la isla.

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Ejemplar de palmera canariaque está siendo explotada parala obtención de su savia, elguarapo.

Las palmeras han sido explota-das secularmente en Canarias,obteniéndose de ellas, entreotros productos, corchos paracolmenas, frondes como esco-bas, etc.

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el guarapo, que posteriormente se hierve lentamente para con-centrarlo, producto que se comercializa con el nombre de mielde palma. Ello hace que las palmeras en esta isla se protejanabiertamente, por lo que son numerosas (se han censado más de150.000), llegando incluso a estar en régimen de alquiler de suspropietarios a los guaraperos, que pagan un cierto dinero por suexplotación. Las palmeras que han sido guarapeadas se recono-cen por los aros metálicos que tienen colocados en su tronco,para evitar la subida de ratas y ratones al cogollo. Son muchomás apreciadas las palmeras que crecen en laderas que las que lohacen en cauces de barranco, pues éstas últimas, al acceder alagua con mayor facilidad, poseen una savia mucho más diluida,comercialmente menos rentable.

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Los palmerales

Ejemplares masculino (izquier-da) y femenino (derecha) depalmera canaria. Aunque eldimorfismo sexual está muyextendido entre los animales, elpoder distinguir pies machosde pies hembras entre losvegetales, como ocurre con lapalmera canaria, es un fenó-meno absolutamente insólito.

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Los palmerales

Los palmerales pueden presentarse en comunidades puras,en los que es la única especie arbórea, o en masas mixtas en dis-tinta proporción con acebuches, sabinas, lentiscos, almácigos yocasionalmente con pinos, sauces y dragos. También son abun-dantes las especies vegetales alóctonas como las piteras (Agaveamericana), las tuneras (Opuntia spp.) o las cañas (Arundodonax), estas últimas en los fondos de los barrancos. Igualmente,es frecuente observar troncos de palmeras cubiertos de plantasepífitas, constituyéndose por tanto como un hábitat especialpara múltiples especies vegetales (ver Cuadro 4.1).

En Canarias los palmerales ocupan hoy unas 3.200 ha.Aunque en la actualidad la palmera canaria se distribuye entodas las islas mayores del archipiélago, se considera que en ElHierro los palmerales están ausentes, y en Lanzarote, pese aexistir (Haría y Máguez), no son naturales. Sólo están presentes

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El palmeral del caserío deTaguluche, La Gomera, consti-tuye un magnífico ejemplo deun palmeral rural en el que laspalmas crecen junto a las casas,protegiéndolas con su sombra.

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de forma aislada en Tenerife (barranco del Cercado, Masca yLos Silos) y La Palma (Mirca), con menos de 50 ha en cada unade estas localidades, mientras que en Fuerteventura (casi 500ha) el origen de la mayor parte de los mismos (Gran Tarajal,Vega del Río Palmas) se atribuye a la actividad humana. Sóloen Gran Canaria (1.200 ha) y La Gomera (1.450 ha) los pal-merales adquieren verdadera impronta paisajística, con destaca-dos ejemplos como los barrancos de Tirajana, Guiniguada,Guayadeque, Fataga, etc., en Gran Canaria, y Valle Gran Rey,Alojera, Tazo, Hermigua, barranco de la Villa, etc., en LaGomera.

Podemos encontrar palmerales tanto en los derrubios deladeras que ocurren dentro de la franja climática que caracteri-za al bosque termófilo como en los cauces de los barrancos situa-dos por debajo o por encima de la distribución altitudinal deltermófilo, gracias a su gran capacidad de explotar acuíferos acierta profundidad. En la naturaleza, los palmerales muestranuna marcada apetencia por ocupar los fondos de los barrancos ytramos de laderas próximos a ellos. También se desarrollan en

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Las palmeras canarias, comolas de la foto en la cuenca deVallehermoso (La Gomera),muestran una llamativa habili-dad para rebrotar tras unincendio. Sobre los frondesquemados surgen en pocotiempo nuevos frondes quedan a estas palmeras unaspecto muy singular.

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los cauces cercanos al mar, pero no directamente influidos porla brisa marina, alcanzando su óptimo desarrollo en el fondo yladeras de los mismos, donde hay suficiente humedad edáfica.Dentro de los barrancos se distribuye desde prácticamente elnivel del mar, sobre todo en las islas orientales, donde compar-te las trasplayas con el tarajal (Tamarix canariensis), adentrándo-se en el dominio del matorral costero y de otras formacionesarbóreas termófilas, con muy marcada presencia en el dominiodel acebuchal, hasta constituir ecotonos con el monteverde(como ocurre en Las Hayas, La Gomera) e, incluso, con el pinar(como ocurre en mucho barrancos del noreste de La Palma).Llega a alcanzar más de 1.000 m en Gran Canaria, Tenerife y LaGomera.

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Los bosques termófilos de Canarias

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Además de los palmerales silvestres, como hemos visto, aso-ciados a espacios no agrícolas (barrancos y barranqueras, caide-ros, escarpes, etc.), con una dinámica escasamente afectada porla actividad humana, podemos encontrar en la actualidad otrospalmerales, sobre todo en Gran Canaria y La Gomera, en dondela especie se desarrolla en torno o dentro de bancales y andenesanexos a áreas de cultivo, demostrándose la ligazón de la palme-ra con el sistema agrario tradicional canario. Estos palmerales,de origen claramente antropogénico, se pueden denominarsegún las circunstancias en las que crezcan como: palmeral agrí-cola, localizado en una zona agrícola en explotación, tanto desecano como de regadío, ligados a las tierras agrícolas de valle ycaseríos; palmeral agrícola asilvestrado, el cual se halla en zonas

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El palmeral del barranco delCercado, Anaga (Tenerife), seha desarrollado en los últimoscincuenta años a partir dealgunos ejemplares adultos depalmera que subsistieron a laactividad agrícola desarrolladaen su cauce.

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agrícolas abandonadas, normalmente en tierras marginales; ypalmeral rural, que se encuentra en asentamientos humanos depoca entidad, ligado igualmente a cultivos (Sosa et al., 2007).

En cauces y zonas cercanas a actividades agrarias tradicio-nales domina una vegetación arbustiva y subarbustiva de taji-nastes (Echium spp.), verodes (Kleinia neriifolia), inciensos(Artemisia thuscula) y tabaibas (Euphorbia spp.), acompañadospor la vegetación introducida que caracteriza los ámbitos rura-les. En áreas más termófilas aparecen almendreros asilvestradosjunto a los acebuchales (comunidades de Olea cerasiformis),escobonales (comunidades de Chamaecytisus spp.) y retamares(comunidades de Teline spp.). En los cauces de los barrancos esdominante sobre todo la caña (Arundo donax), que forma parteintegral de la estructura del hábitat. Otras veces crecen sauces(Salix canariensis) junto a las palmeras. Finalmente, las omni-presentes pitas (Agave spp.) y tuneras (Opuntia spp.) se encuen-tran en las proximidades de las áreas rurales y cultivos.

La relevancia de la palmera canaria y los palmerales en elámbito del archipiélago canario es indudable. Su amplia distri-bución y utilización entre los canarios hace que la palmeracanaria sea posiblemente uno de los vegetales más representati-vos e importantes de las islas, ya que la especie y sus poblacio-nes (los palmerales) han constituido desde siempre un elemen-to característico y distintivo del paisaje canario, formando partede su propia identidad. Ello ha contribuido considerablementeen su designación como Símbolo Vegetal del archipiélago cana-rio por el Parlamento de Canarias, según la ley 7/1991 de 30 deabril

La hibridación en las palmeras

LA PALMERA CANARIA PUEDE CRUZARSE CON CUALQUIERA delas otras especies del género Phoenix, pero con ninguna palme-ra de otros géneros. Las semillas resultantes de los cruces danlugar a plantas híbridas que presentan caracteres variables, máso menos intermedios entre el padre y la madre. Hoy muchaspalmeras y muchos palmerales están «contaminados» genética-mente por alguna de las especies exóticas, y el problema sigueagrandándose, amenazando la integridad genética de la especieautóctona (ver Cuadro 4.2).

La datilera doméstica, Phoenix dactylifera, es con diferenciala especie que más huella genética ha dejado en los palmeralesde Canarias, aunque no la única, pues en los jardines tambiénexisten híbridos con P. reclinata, P. rupicola y, más recientemen-

Los bosques termófilos de Canarias

Cuadro 4.1: LA FLORA VASCULAR EPÍFITA

EN PHOENIX CANARIENSIS

EL tronco de la palmera canariaes uno de los más gruesos de

entre todas las palmeras y escapaz de albergar una rica y abun-dante flora epífita. Las bases de lashojas viejas persisten después dela caída de la hoja y durantedécadas protegen y retienen lasabundantes fibras que actúancomo sustrato para una multitudde especies interesantes. Hay unagran diversidad que abarca sucu-lentas, arbustos, helechos y geófi-tos, que proceden principalmentede la flora rupícola y en segundolugar de la ruderal. Según lascondiciones, la flora epífita asocia-da varía su composición, desde losespacios más naturales hasta losjardines de todas las ciudades.aaa

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te, con P. roebelenii. La palmera datilera (P. dactylifera), que notiene patria conocida, y para algunos botánicos no es ni siquie-ra una especie propiamente dicha, ha sido cultivada desde haceal menos 5.000 años, siendo uno de los primeros frutales domes-ticados en el Viejo Mundo, junto con la vid, el olivo y la higue-ra. Se cultiva a gran escala desde tiempo inmemorial en laPenínsula Arábiga y el norte de África, y desde épocas másrecientes en Australia y California. Al igual que otras plantasdomesticadas, la palmera datilera produce un polen poco fértily para su reproducción depende en gran medida del ser huma-no, que desde hace miles de años poliniza manualmente lasplantaciones para mejorar la cosecha. Se reproducen casi siem-pre asexualmente, transplantando los hijuelos (brotes basales),para mantener las mejores variedades y reproducir un númerode hembras mucho mayor que de machos. Varios autores creenque no existen poblaciones realmente naturales de Phoenixdactylifera, sino sólo plantaciones y poblaciones cimarronas, quese crearon a partir de ejemplares escapados del cultivo.

Es difícil establecer una fecha de llegada para la palmeradatilera a Canarias, y es probable que se haya introducido yreintroducido en varias ocasiones por los barcos que visitaronlas islas en el pasado, y que sin duda habrían llevado dátiles ensus despensas. Los autores Santana y Toledo (1997) consideranque ya los fenicios pudieron haber introducido y cultivado ladatilera en varios puntos del archipiélago. Estas datilerasdomésticas se cultivaron e incluso se asilvestraron, pero cabepensar que nunca alcanzaron una gran extensión, y que muchospalmerales canarios se salvaron del contacto. Las plantacionesse limitaron a casos aislados cercanos a los asentamientoshumanos, y nunca hubo en las islas una fuerte industria deldátil.

Sin embargo, es durante estas últimas décadas cuando laspalmeras datileras se extienden desmedidamente por el territo-rio, al importarse desde Elche, Egipto u otros países árabes milesde plantas adultas para decorar las nuevas urbanizaciones ham-brientas de verde rápido. Muchos centros turísticos de Canariasse embellecieron con las palmeras que durante las décadas ante-riores habían sido plantadas y regadas en otro país para cosecharsus frutos y hojas.

Hoy tenemos en las islas palmerales canarios puros y palme-rales híbridos. En general se observa un alto grado de pureza enLa Gomera y un mayor avance de la hibridación en GranCanaria, pero cada población es un caso distinto. Además, hayhíbridos en los jardines de casi todos los núcleos urbanos decierta entidad. Para las poblaciones ya muy hibridadas quizássea demasiado tarde, pero los palmerales puros o casi purosestán a tiempo de ser estudiados y recuperados, eliminando concriterio a los «culpables» y, por supuesto, evitando que en los

Los palmerales

En las zonas urbanas y agrícolasencontramos una mayor diversidadde especies, porque aparecen “infil-trados”, como malas hierbas y exóti-cas. En cambio, en los espacios másnaturales, los troncos alberganendemismos muy locales y protegi-dos, usualmente rupícolas, comoCrambe spp., Sonchus spp., variasespecies de crasuláceas y otros.Ejemplos de especies que puedenobservarse incluyen: - Helechos reptantes y caducifolios,como Polypodium macaronesicum yDavallia canariensis.- Geófitos, como Drimia maritima,Oxalis pes-caprae y Umbilicus gadi-tanus.- Suculentas, como los endemismoslocales de los géneros Aeonium,Greenovia, Aichryson y Monanthes.- Anuales, como Fumaria officinalisy Achyranthes aspera.- Pequeños arbustos endémicoslocales, como Crambe spp., Sonchusspp. y Echium spp.- Arbustos perennes, comoBituminaria bituminosa, Rubia fruti-cosa, Rubus spp., Nicotiana glauca,Artemisia thuscula y Rumex lunaria.

Ocasionalmente se hallan plantas degran porte que excepcionalmentecrecen en las palmeras, como brezos(Erica spp.), dragos (Dracaena draco)o grandes suculentas, como tuneras(Opuntia spp.) y cardones (Euphorbiacanariensis), que difícilmente llegan aadultos, bien por terminar cayéndoseal suelo, bien por quedar reprimidospor la escasez de recursos.

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territorios cercanos se planten o germinen nuevas Phoenixhíbridas o exóticas.

En la ultima década los viveros de Canarias han dejado desembrar Phoenix dactylifera, tanto por haberse desarrollado unamayor conciencia del problema como por la aparición en elmercado de «nuevas» especies de palmeras, más ornamentalesque la datilera e incapaces de producir híbridos con la especiecanaria. Sin embargo, hasta el año 2004 han seguido importán-dose datileras adultas procedentes de las plantaciones del nortede África. Las datileras fueron además culpables de haber traí-do nuevas plagas al archipiélago, como la del picudo rojo(Rhynchophorus ferrugineus), que está acabando con muchas pal-meras en las islas, hasta que en el año 2004, tras un escándaloque llegó a la opinión publica, se prohibió importar toda espe-cie de Phoenix a las islas

Los bosques termófilos de Canarias

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Característico aspecto de unejemplar híbrido entre palmeracanaria y palmera datilera,situado en el barranco delCercado, Anaga, Tenerife.

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Palmeral en Los Silos (Tenerife),que es probablemente una delas mejores representacionesde esta formación vegetal en laisla.

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La palmera canaria y la datilera doméstica sonespecies afines. Phoenix canariensis tiene cierta

homogeneidad de aspecto entre los individuos. Encambio, Phoenix dactylifera es una especie muy varia-ble, debido a su domesticación. Cuenta con cientos decultivares o variedades, y por ello tiene una granvariabilidad en todas sus partes constituyentes.

Con un breve entrenamiento es posible reconocer lasdos especies de un simple vistazo. En las figuras ytabla anexas se presentan una serie de caracteresdiferenciales para el reconocimiento. Simplificando, lacanaria es más robusta, más verde y más frondosa,

mientras que la datilera doméstica es másdelgada, su copa es más grisácea o azula-da y produce los verdaderos dátiles. Hacefalta mayor experiencia y una observaciónmás profunda para identificar las plantasjóvenes que no han desarrollado todas suscaracterísticas. El ojo experto distingueincluso las plántulas desde su segundoaño de edad, por el aspecto más rígido ygrisáceo de las datileras domésticas, cuyashojas juveniles además suelen tener puntas«piconas» en todos sus segmentos.

Cuadro 4.2: CÓMO DISTINGUIR PHOENIX CANARIENSIS DE PHOENIX DACTYLIFERA

Phoenix canariensis

Tronco grueso 60-80 (120) cm

Copa densa y abundante,con 60-100 hojas. A menu-

do arqueadas y con ungiro de 90 grados en el eje

Hoja de color verde intenso

Porte solitario(Monopódico)

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Los palmerales

¿Cómo distinguir los híbridos? Se necesi-ta cierta experiencia para identificar losejemplares híbridos, que son más varia-bles y presentan caracteres algo interme-dios entre las dos especies. La identifica-ción visual se complica cuando los genesse diluyen en las siguientes generaciones,pudiendo existir plantas con sólo uncuarto, un octavo o menos de «sangre» dedatilera en sus genes. Para caracterizarcon certeza los ejemplares dudosos sonespecialmente útiles las herramientasmoleculares (González–Pérez et al., 2004).Los cruces que vemos a menudo en los

palmerales «hibridos» de Canarias raras veces poseencaracteres intermedios, y la mayoría de los ejemplaresson visualmente más próximos a una u otra especie.Entre los híbridos aparecen «datileras» verdes y fron-dosas o «canarias» con hojas azuladas, «canarias» quebrotan de la base y «canarias» que producen dátilesgrandes y sabrosos. Son híbridos peculiares aquellaspalmeras pequeñas azuladas, muy ramificadas, conhojas rígidas y muy arqueadas que crecen en muchasladeras del archipiélago y que incluso llegan a formarpoblaciones (Morici, 2006).

Phoenix dactylifera

Característica Palmera canaria Palmera datileradoméstica

Hoja–Base del pecíolo

Típicamente ensanchadoen su base, con sección enforma de rombo, perpen-

dicular al tronco.

Sección más redondeada,a menudo erectos y más

paralelos al tronco.

Hoja–Acantófilos o espinas

Grandes y verdes, conaristas amarillentas. Másperpendiculares al ráquis.

Hay transición bruscaentre acantófilos y foliolos

normales.

Más breves, más delgados, a menudo

grisaceos-azulados. Más paralelos al raquis.

Fibras Marrones y «lanosas». Más grisáceas y «bastas».

Época de floración Generalmente en verano-otoño.

Generalmente en primavera.

Infrutescencia Más abierta, con raquillasmás anaranjadas, másoscuras que los frutos.

Menos abierta, con raqui-llas y frutos (dátiles) más

amarillos.

Semilla Redondeada, corta. Comúnmente muy estira-da. Es un hueso de dátil.

Tronco delgado: 30-40 (80) cm

Copa laxa, con 20-50 hojas. A menudo rígi-da y “estilizada”, a veces más plumosa conlos foliolos “despeinados”

Porte a menudomúltiple, conbrotes basales ya veces aéreos.

Hoja de color verde claro, con tonalidades grisá-ceas o azuladas. A menudo cerosas.

Más claves para su identificación:

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Los dragonales

BAJO ESTE TÉRMINO NOS REFERIMOS a una posible formaciónvegetal dominada por dragos (Dracaena spp.), que tal vez pudohaber existido en el pasado en Canarias, pero que en todo casono aparece en la actualidad, pues el famoso dragonal de Buracasen Las Tricias (La Palma) tiene un reconocido origen antropo-génico. Los dragos naturales que quedan en Canarias son muyescasos y apenas están presentes en los riscos más inaccesiblesde Anaga, Teno, Güímar, Arona, Adeje y Guía de Isora enTenerife (D. draco) o del sur de Gran Canaria (D. tamaranae)(Almeida, 2003), al igual que ocurre en otras islas macaronési-cas (São Jorge, Madeira, Santo Antão, São Nicolau o Fogo).

Sin embargo, el rodal de dragos que pervive en la cima delroque de Tierra de Anaga, a 190 m de altitud y fuera del alcan-ce de las cabras, integrado por unos 30 a 50 individuos adultos,nos hace pensar, sobre todo al ver las imágenes de los dragona-les de Socotra (ver Cuadro 4.3), que esta formación pudo exis-tir, e incluso ser abundante en el pasado, antes de la coloniza-ción de las islas Canarias por los humanos. Una situación simi-lar a la descrita se da en otros enclaves de Anaga, sobre todo enel roque de Las Ánimas (Taganana) y el barranco de Taborno,donde hay varias decenas de ejemplares en los riscos. Tal vezfuturas investigaciones puedan ofrecer más luz acerca de si exis-tieron o no dragonales naturales en Canarias

La cabecera del barranco delInfierno, en Adeje, es uno delos pocos lugares en los queaún pueden observarse dragossilvestres en Tenerife, como losrecogidos en esta foto de lasiguiente página.

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Pese a ser un símbolo deCanarias, los dragos tambiénson naturales del resto dearchipiélagos macaronésicos,como estos tres ejemplares quecrecen en terrenos cultivadosde la isla de São Nicolau, enCabo Verde.

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Ejemplar adulto de drago deGran Canaria, especie descritasólo recientemente para laciencia y que se halla en peli-gro crítico de extinción, conmenos de un centenar deejemplares conocidos, todosellos refugiados en los riscosde las cabeceras de los barran-cos del mediodía grancanario.

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Cuadro 4.3:LOS DRAGONALES DE SOCOTRA

En ningún otro lugar del mundo como enla isla de Socotra (3.609 km2), ubicada a

225 km del cabo Guardafui (Somalia) en elocéano Índico, pero perteneciente al Yemen,pueden contemplarse en la actualidad bos-ques de dragos como los que pudieron exis-tir en Canarias antes de la llegada de loshumanos y de su ganado. Este fragmentocontinental granítico se desgajó del conti-nente africano hace unos 80 millones deaños, permaneciendo aislado desde en-tonces. Hoy se sabe que estos bosques dedragos, al igual que los macaronésicos, for-

maron parte de la vegetación termo–escleró-fila que durante el Paleógeno orlaba en losriscos y pendientes rocosas soleadas a losbosques tropicales que se extendieron en losbordes del mar de Tethys y que, tras la deser-tización del Sáhara en el Oligoceno, desa-parecieron de allí para quedar exclusivamenterefugiados en la Macaronesia y en el cuernode África (Adolt & Pavlis, 2004), dando lugar ala distribución disjunta que muestran las seisespecies de dragos conocidas (ver tabla). En laactualidad estos dragos ocupan localidadescon precipitaciones entre 200 y 500 mm ytemperaturas medias entre 18 y 20º C, que enMadeira se alcanzan en la costa, pero enSomalia se sitúan por encima de los 1.500 mde altitud.

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Especie de Dracaena DistribuciónD. cinnabari Socotra

D. draco ssp. ajgal Marruecos

D. draco ssp. draco Macaronesia

D. ombet Egipto, Sudán y Eritrea

D. schizantha Somalia y Djibuti

D. serrulata Arabia Saudí, Yemen y Omán

D. tamaranae Gran Canaria

D. saportae (†) Bohemia

D. guinetii (†) Túnez

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Aunque la palmera canaria sea el símbolo de nuestro archipiélago y esté entrelas especies más protegidas de nuestro entorno, no hay que descuidar la vigi-lancia de las amenazas a las que está expuesta. Para ello proponemos lassiguientes actuaciones:

Vigilancia, control y, cuando sea posible, la erradicación de plagas comoel picudo rojo (Rhynchophorus ferrugineus) o la diocalandria (Diocalandrafrumenti), ya establecidas en las islas.

Evitar la sobreexplotación de los acuíferos en las inmediaciones de lospalmerales actuales.

Erradicar las palmeras datileras presentes en hábitats naturales.

Prohibir la importación de la palmera datilera como planta ornamental,para evitar la pérdida del acervo genético por hibridación con la palmeracanaria.

Determinar poblaciones puras de palmera canaria para la recolecciónsegura de material genético destinado a la reproducción de la especie, yevitar las plantaciones de ejemplares de dudosa procedencia.

Evitar la realización de podas en verde como las secas, así como lostransplantes indiscriminados por personal poco cualificado, que favorecensu muerte prematura.

Realizar controles poblacionales periódicos de especies invasoras comola caña (Arundo donax), los eucaliptos (Eucalyptus globulus y E. camaldu-lensis) o el rabogato (Pennisetum setaceum) en los cauces de los barran-cos.

Evitar las plantaciones de palmeras de todo tipo a lo largo de carreterasy avenidas, que hacen de corredores naturales para la propagación de pla-gas y enfermedades.

Recomendaciones para la conservación

Los palmerales

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Capítulo 5

La paloma rabiche(Columba junoniae) es unode los elementos faunísticosmás interesantes del bosquetermófilo. Se trata de unendemismo canario muyantiguo, emparentado conciertas palomas del oeste deÁfrica, como han demostra-do recientes estudios genéti-cos.

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avesde los bosques termófilos

Las

La fauna presente en los escasos restos de bos�ques termófilos está incluso menos estudiada

que el componente florístico del ecosistema. Losinvertebrados, tal y como sucede en el resto delos ambientes terrestres canarios, son sin duda elcomponente faunístico más rico de los bosquestermófilos en número de especies, pero debidoal escaso tamaño de los fragmentos supervivien�tes del mismo, éstos apenas se conocen. Dentrode los vertebrados, la distribución de los reptiles,por su naturaleza ubicua, no es buena descripto�ra de ningún ecosistema en particular, y los bos�ques termófilos no constituyen una excepción.Además, la mayoría de los mamíferos que pue�blan estas comunidades termófilas, como ratas,ratones, conejos, erizos, gatos, cabras cimarro�nas, etc., son introducidos y poseen en Canariasun amplio rango de distribución, por lo que care�cen así mismo de valor descriptor. Así pues, poreliminación, la avifauna se erige en el únicogrupo faunístico con cierto valor indicador sobrelas comunidades termófilas. Este capítulo se cen�trará pues en el estudio de las aves que integranlas comunidades ornitológicas del bosque termó�filo.

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�ALBERGAN LOS RESTOS DE BOSQUES TERMÓFILOS deCanarias una comunidad de aves diferenciada? Por lo quesugiere la gran heterogeneidad mesoclimática, topográfica yde composición florística de este bosque, no sólo a escala insu�lar sino entre distintas islas, se esperaría que las comunidadesanimales vinculadas reflejen de algún modo esta diversidad.Sin embargo, la amplitud ecológica es la norma en muchas delas especies de aves canarias, especialmente si las comparamoscon las comunidades continentales �Báez, ����; Lorenzo et al.,���. Tal fenómeno se debe a la evolución de estas especiesen condiciones de insularidad, lo que conlleva una gran ampli�tud en el espectro de hábitats y recursos que una misma espe�cie puede utilizar �Wright, ����. Por consiguiente, el grado degeneralización e indefinición de las comunidades orníticasesperable en Canarias es bastante alto. No obstante, algunosecosistemas canarios contienen una o más especies de avesexclusivas o casi exclusivas de dicho ambiente, que acoge algrueso de sus poblaciones insulares. Así, por ejemplo, en elpinar canario se encuentran de forma preferente el pico pica�pinos �Dendrocopos major y el pinzón azul �Fringilla teydea; enla laurisilva y sus formas degradadas las palomas turqué�Columba bollii y rabiche �C. junoniae y el pinzón vulgar�Fringilla coelebs; y los brezales densos de Erica arborea son elhábitat predilecto del reyezuelo sencillo �Regulus regulus. Allado de estas adscripciones más o menos certeras, numerosasespecies muestran una menor especialización respecto a suhábitat, frecuentando varios ecosistemas hasta la virtual ubi�cuidad del mosquitero canario �Phylloscopus canariensis, pre�sente en casi todos los ecosistemas en número significativo.

Por otro lado, la existencia del termófilo en forma de man�chas aisladas y pequeñas hace que su avifauna se vea amplia�mente complementada por especies provenientes de los eco�sistemas circundantes, sean cuales sean. Por lo tanto, un pri�mer rasgo de la avifauna de las formaciones termófilas denuestro archipiélago es que albergan comunidades de avesrelativamente diversas comparadas con las de otros ambientescanarios. A esta riqueza posiblemente contribuyen las caracte�rísticas del termófilo como zona de transición o ecotono alti�tudinal entre el cardonal�tabaibal y los ecosistemas forestales�laurisilva a barlovento, pinares a sotavento, dado que en estasmanchas se dan cita especies de aves propias de matorrales dezonas bajas tanto como especies más forestales, engrosándoseasí el elenco de especies.

Poco se conoce de las comunidades de aves nidificantes enesta formación relíctica insular, en cuanto a composición deespecies, diversidad, estructura y variaciones espacio�tempo�rales, y no disponemos hasta la fecha de estudios concentradosen su avifauna. La información al respecto se encuentra dis�persa en la literatura ornitológica desde hace décadas, con

Canario (Serinus canarius).Este paseriforme, endémico de los archipiélagos macaro-nésicos de Azores, Madeira yCanarias, es uno de los habi-tantes más fieles de los bos-quetes y matorrales termófi-los.

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notas e investigaciones más amplias sobre especies concretasy su distribución, fenología, hábitos de nidificación, poblacio�nes e historia natural �véase Martín & Lorenzo, ����, y refe�rencias allí citadas. La avifauna de los sabinares canarios seconoce parcialmente a partir de numerosos trabajos sobreespecies que, aún no siendo exclusivas, cuentan con poblacio�nes importantes en el dominio termófilo. Tal es el caso delcuervo �Corvus corax, que ocupa una gran variedad de hábitatsy que en El Hierro �sabinares de La Dehesa mantiene unapoblación importante, que sostiene importantes relacionesmutualísticas de dispersión de semillas con esta planta�Nogales, ����, ��� , ����; Nogales et al., ����; Barone, ��� .Algunos de estos reductos disfrutan de cierto aislamiento, ypor tanto deparan protección pasiva frente a las perturbacio�nes humanas, pudiendo servir como refugio a especies que enel pasado fueron más abundantes �Mompó, ���; Bannerman,

Ejemplar de búho chico(Asio otus canariensis). Esuna de las dos rapacesnocturnas presentes en losdominios termófilos y en lageneralidad del archipiéla-go, que a menudo utilizalos árboles y arbustos deeste piso de vegetacióncomo dormidero y lugar decría.

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���, y que hoy van siendo relegadas a fragmentos cada vezmás pequeños y que son capaces de albergar cada vez menosespecies y poblaciones más mermadas �Martín & Lorenzo,����.

En Canarias, por lo tanto, los sabinares y otras asociacio�nes termófilas han sufrido y siguen experimentando una mar�cada regresión por la presión humana, de modo que en zonasdonde antaño existían extensiones considerables de estasarboledas y sus avifaunas asociadas posiblemente presentandouna mayor singularidad, hoy quedan únicamente manchas demenor entidad, franjas difusas con individuos dispersos, oincluso sólo ejemplares vegetales aislados �Rodríguez Delgado& Marrero, ����; Delgado et al., ����. Como ejemplo actualde pérdida de superficie y alteración de este ecosistema, tene�mos en Tenerife la extensa banda ocupada por sabinas disper�sas sobre malpaís en la vertiente oeste, entre Guía de Isora yChío, que está siendo fragmentada por el corredor viario delanillo insular, como también lo está siendo el rico pero brevereducto de sabinas, almácigos y acebuches de El Guincho�noroeste de la isla.

Algunas manchas de sabinar canario poseen un elevadointerés ornitológico, por encontrarse en ellas ciertos paleoen�demismos amenazados, como la paloma rabiche �Columba

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Los sabinaresLas aves de los bosques termófilos

F El cuervo (Corvus coraxcanariensis), representadopor una subespecie endé-mica del archipiélago,tiene un papel muy impor-tante como dispersor desemillas de sabina. Sunotable reducción pobla-cional, causada por distin-tos factores no del todoconocidos, podría afectarseriamente a la regenera-ción natural de los sabina-res.

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Cuadro �.�: ¿Puede alguna especie de ave caracterizar

LA IMPORTANCIA DE CONSERVAR las dispersas man-chas de sabinares y formaciones termófilas

estriba en su capacidad de cobijar a aves que esca-sean en otros ecosistemas, o de proveer a aquellasespecies con recursos vitales adicionales. Las for-maciones termófilas muestran en este aspecto unacierta complementariedad con respecto a otrosecosistemas canarios. Algunas de las especies depaseriformes que tienen en estos ecosistemas den-sidades comparativamente altas (especialmente sise contrastan con el pinar, la laurisilva o los mato-rrales leguminosos de alta montaña) son el canarioy las currucas cabecinegra y capirotada (Trujillo,1992; Lorenzo et al., 2006). Estas aves prefierenzonas de porte arbustivo alto e incluso matorralescon algunos árboles dispersos, y en definitiva hábi-tats con una alta diversidad florística y estructuralcomo la que se alcanza en los sabinares y acebu-chales, y especialmente en enclaves con altacobertura, porte y diversidad de arbustos, como losfragmentos aislados del noroeste y oeste deTenerife (p. ej. El Guincho y Tamaimo).

Otros pájaros relativamente abundantesal mismo tiempo en el termófilo y en otros ecosiste-mas son el mosquitero canario, el mirlo, el petirrojoy el herrerillo canario. Algunos de ellos presentansus máximas densidades poblacionales en la lauri-silva, concentrándose en las transiciones inferioresdel monteverde con las arboledas termófilas ymatorrales altos y densos, a menudo formados porprocesos de recrecimiento del bosque durante lasucesión secundaria (Tenerife: Valido & Delgado,1996; La Palma: Lorenzo et al., 2006). Por el contra-rio, los bosques termófilos de Tenerife tienen unapresencia meramente puntual y localizada de reye-zuelo sencillo y pinzón vulgar, ambas eminente-mente forestales. Especies como estas últimaspueden aparecer allí donde los reductos termófilospresentan elementos florísticos del monteverde,hábitat que le es propio. Por su parte, el bisbitacaminero es localmente frecuente, aunque presen-ta pequeñas densidades en sabinares abiertos conun estrato herbáceo desarrollado (p. ej. Afur).

En cuanto a aves no paseriformes, la

paloma rabiche es considerada tradicional-mente por los ornitólogos como una especiepropia de los bosques de laurisilva y sustransiciones, tanto con el pinar como con eltermófilo, siendo por ello tomada como unave netamente forestal (Martín et al., 2000;Martín & Lorenzo, 2001). Las preferencias dehábitat de la paloma rabiche vienen dadaspor la disponibilidad de sitios de nidificaciónen cornisas y repisas de paredes rocosasinaccesibles y la cercanía de fuentes de ali-mento (principalmente frutos carnosos, aun-que también semillas, brotes y flores) y agua(Martín et al., 2000). La presencia de estapaloma endémica en los cultivos de frutalesde medianías o incluso cerca de la costa, sepuede achacar a una conjugación de facto-res. Por un lado, al establecimiento de sueloagrícola en el favorable dominio termófilo, ypor otro, a la mezcla de elementos termófiloscon lauráceas. Tanto unos como otros amenudo alcanzan cotas muy bajas en la ver-tiente de barlovento de la isla, siguiendo elmicroclima favorable del cauce de los barran-cos y laderas sombrías, que además prove-en enclaves de nidificación óptimos.

La paloma rabiche (en la foto) hasido avistada en los censos realizados paraeste estudio en reductos de la vertiente norte(sabinar entre El Guincho y Genovés, SanJuan de la Rambla, etc.). Estos enclaves con-tienen algunos ejemplares dispersos de sabi-na (que en El Guincho conforman un notablebosquete) más un matorral diverso compues-to por Euphorbia spp., Kleinia neriifolia,Rubia fruticosa, Withania aristata, Ruta pin-nata, Globularia salicina, Hypericum spp.,Bosea yervamora y Rhamnus crenulata,entre otras. Aparte de la evidente riqueza flo-rística de estos enclaves, lo escarpado delterreno, la proximidad de cultivos y puntos deagua y la cobertura de lauráceas y otrosárboles del monteverde con su provisión defrutos (especialmente barbusanos, viñátigosy palo blancos), hacen de estos pequeñosnúcleos refugios apropiados para pequeños

Los bosques termófilos de Canarias

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al bosque termófilo?

números de paloma rabiche, fuera de lasprincipales masas boscosas de la isla.También es crítica la presencia de depre-dadores introducidos (especialmenteratas –sobre todo la rata negra o cam-pestre, Rattus rattus–), que se erigecomo uno de los factores de amenazadeterminantes de la distribución y núme-ros de esta paloma endémica (Hernán-dez & González, 1996). La abundanciade depredadores introducidos en elámbito del termófilo y sus efectos sobrela población de palomas no se conocenbien, pero puede tratarse de un factorlimitante para su supervivencia por lovisto en otros lugares.

En definitiva, la paloma rabiche,como también la paloma turqué(Columba bollii), ha sido registrada fre-cuentemente en el dominio del termófilo(Martín et al., 2000; Martín & Lorenzo,2001). No obstante, su distribución yabundancia en el seno de la laurisilvamejor conservada sugiere que quizá,junto a C. bollii, en este ecosistemaencuentra su óptimo ecológico, comorevelan las poblaciones principales delParque Nacional de Garajonay (LaGomera) (Emmerson, 1985; Emmersonet al., 1993) y de la laurisilva de LaPalma. En cualquier caso, el bosque ter-mófilo es un ecosistema que comple-menta al hábitat primario de ésta y otrasespecies que tienen una amplia movili-dad y no ciñen su actividad vital a un solohábitat. No hemos de perder de vista laposibilidad de que aves exclusivas deCanarias, como la paloma rabiche, pu-dieran en el pasado explotar una mayordiversidad de ambientes. Algunos hallaz-gos paleontológicos y arqueológicosapoyan tal especulación, como el hallaz-go de huesos de paloma rabiche enGuinea, en la isla de El Hierro (Rando etal., 1997).

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Los sabinaresLas aves de los bosques termófilos

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junoniae �Martín et al., ����; Lorenzo et al., ���. Además,circunstancialmente podemos encontrar especies que, siendoinfrecuentes en el resto del área insular, precisamente nidifi�can en este tipo de emplazamientos de fuerte relieve �Barone,��� ; Palacios, ��� ; Rodríguez et al., ����; Siverio et al.,����. En efecto, puesto que muchos vestigios del termófilose localizan en lugares aislados, a menudo riscos y taludes degran pendiente, pueden aparecer especies que nidifican enacantilados rocosos: rapaces como el ubicuo cernícalo vulgar�Falco tinnunculus, el busardo ratonero �Buteo buteo, o el máslocalizado halcón de Berbería �Falco pelegrinoides �véase p. ej.Rodríguez et al., ����. También el cuervo tiene querencia porlas ubicaciones escarpadas para la cría, aunque depende engran medida para el éxito reproductor de la presencia de gana�do y otros recursos alimentarios �Siverio et al., ����. No envano, sus principales cuarteles en Tenerife se hallan en elmacizo de Teno, mientras que su área de dispersión potencialse expande por el oeste y suroeste de la isla �Siverio et al.,����; en esta zona se dispone una franja amplia a altitudesmedias con algunos relieves escarpados, donde abundan sitiospotencialmente aptos para el emplazamiento del nido y vesti�gios dispersos de sabinares y acebuchales. En ��� se tuvo

Los bosques termófilos de Canarias

142

La curruca cabecinegra(Sylvia melanocephala) esel paseriforme más genui-no de los bosquetes ymatorrales termófilos, quemuy probablemente fueronsu principal hábitat en lasislas antes de la humaniza-ción del territorio.

DOMINGO TRUJILLO

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noticia de la presencia de cuervos en el sabinar de Afur�Anaga, donde una pareja fue avistada por unos cabreros ycazadores de la localidad; es posible que este reducto alberga�ra en el pasado reciente una nutrida población de cuervos. Porsu parte, el búho chico �Asio otus es una rapaz nocturna quehabita preferentemente en la franja de hábitat comprendidaentre el nivel del mar y los �� m de altitud, quedando inclui�das dentro de esta banda las asociaciones termófilas �Martín,����; Barone et al., ��� y referencias allí citadas.

Podemos extraer las siguientes conclusiones generales delo expuesto hasta ahora: � las comunidades de aves de los res�tos de formaciones termófilas que aún se conservan enTenerife son tanto o más diversas que las de otros ecosistemascomo la laurisilva o el cardonal�tabaibal, pese a que su exten�sión local es más exigua y limitada, y a pesar de que el gradode conservación en esta franja altitudinal es variable y a menu�do desfavorable por la cercanía humana y las invasiones deespecies exóticas; � si bien no podemos designar un subcon�junto de especies de aves, características y exclusivas, comoindicadoras del bosque termófilo, sí podemos aducir que elgrado de complementariedad de la avifauna de esta formaciónrespecto a los restantes ecosistemas altitudinales de Canariases alto; � por el mismo motivo, y dada sus preferencias por unhábitat arbustivo denso, alto y diverso florísticamente, algu�nas especies presentan en esta formación densidades másaltas que en otros hábitats �caso de la curruca cabecinegra y,en menor medida, la curruca capirotada; y también laimportancia del termófilo, en concreto las ricas manchas desabinares y acebuchales en emplazamientos escarpados, vienedada por su relevancia como refugio localizado para las espe�cies de palomas endémicas, en especial la paloma rabiche

La avifauna del sabinar

LA COMUNIDAD DE AVES NIDIFICANTES en los restos ter�mófilos que actualmente se conservan en Tenerife presentauna riqueza, diversidad y densidad de población moderada�mente elevadas �Fig. �.�, Tabla �.�. El total de especies nidifi�cantes detectadas en las estaciones de censo realizadas duran�te la época reproductora entre los años ���� y ��� ascendióa � . Esta cifra no es completa, debido a que no se tienendatos fiables para aquellas especies a las que el método decenso no es sensible, como palomas, tórtolas, perdices o

143

Los sabinares

Adulto de petirrojo europeo(Erithacus rubecula super-bus). Esta especie típica-mente forestal penetra enlos reductos termófilos,sobre todo en aquellosmás densos y de mayoraltitud, donde llega a ali-mentarse de los frutos car-nosos de algunos arbustos.

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Las aves de los bosques termófilos

El herrerillo canario(Cyanistes teneriffae) cuen-ta con cuatro subespeciesen el archipiélago canario.Es otra ave frecuente enlos bosquetes y matorralestermófilos.

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gaviotas, así como rapaces diurnas y nocturnas, entre las quedestaca especialmente el búho chico �Asio otus, que tiene unadistribución amplia dentro de la franja potencial de esta for�mación �Barone et al.,��� ; Carrillo, ����. Tampoco fue posi�ble cuantificar la abundancia del vencejo unicolor �Apus unico�lor, aunque se pudo comprobar que es una especie frecuenteque se registra en prácticamente todas las localidades. Ensuma, la riqueza de aves del bosque termófilo supone alrede�dor de un � ,�� de todas las especies nidificantes en las islasCanarias, que se cifra en torno a �� �Martín & Lorenzo,����.

El hecho de que los restos de sabinar más extensos y mejorconservados radiquen en las islas de menor superficie �LaGomera y El Hierro podría determinar una menor riqueza

Figura 5.1: Composición yabundancia (porcentaje sobreel número de total de indivi-duos) de la comunidad deaves en restos termófilos deTenerife (a partir de puntosde escucha de radio fijo).

*Especies para las que el método de

censo no permite extraer una estima ade-cuada de la abundancia y por tanto datosque deben ser tomados con cautela (parael busardo ratonero [Buteo buteo] seincluyen los individuos observados posa-dos y en vuelo en las unidades decenso).

Nótese que no se incluyen especies derapaces nocturnas.

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Tenerife, sabinares y otros restos termófilos30

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% Abundancia

Los bosques termófilos de Canarias

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ornitológica en estas manchas debido a la menor extensión dela isla. Sin embargo, en censos realizados en los sabinares deLa Gomera hemos identificado hasta � especies nidificantesmediante transectos lineales �Fig. �.�. Esto supone una rique�za ornitológica apreciable, especialmente si la comparamoscon la de formaciones similares de Tenerife, donde se detec�taron sólo ocho más �� especies nidificantes, estudiando unasuperficie total bastante mayor.

En Tenerife las especies que presentan mayor densidadpoblacional en el conjunto de sitios son el mosquitero canario�Phylloscopus canariensis ���,� aves/�� ha, seguido del canario�Serinus canarius ���, aves/�� ha, el herrerillo canario�Cyanistes teneriffae �� aves/�� ha y el petirrojo �Erithacus rube�cula ��,� aves/�� ha �Fig. �.�, Tabla �.�. Las dos primeras sondominantes y acaparan el grueso de individuos de la pobla�

Figura 5.2: Composición yabundancia (porcentajesobre el número de total deindividuos) de la comunidadde aves en sabinares deVallehermoso en La Gomera(a partir de transectos).

*Especies para las que el método de

censo no permite extraer una estimaadecuada de la abundancia y por tantodatos que deben ser tomados con caute-la (para el busardo ratonero [Buteobuteo] se incluyen los individuos obser-vados posados y en vuelo en las unida-des de censo). Para el cuervo se obtuvouna observación de un bando de 13aves en Chijeré (Vallehermoso).

Nótese que no se incluyen especies derapaces nocturnas.

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Los sabinaresLas aves de los bosques termófilos

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ción, existiendo un reparto más equitativo de la abundanciaentre las restantes especies �menos del ��� de abundanciarelativa cada una. Algunas aves fueron encontradas en la prác�tica totalidad de los reductos de bosque termófilo estudiados.Phylloscopus canariensis estuvo presente en todas las manchasexaminadas, siendo el ave más abundante de esta formación yla especie de más amplia distribución, seguida de S. melanoce�phala, S. canarius y C. teneriffae.

Por comparación con los enclaves tinerfeños, los transec�tos realizados en sabinares de La Gomera arrojan densidadesmenores de mosquitero canario ��,� aves/�� ha, pero muysimilares para el canario ���,� aves/�� ha. Otra especie que,con �,� aves/�� ha, exhibió mayores densidades en los sabina�

Los bosques termófilos de Canarias

146

La curruca capirotada (Sylviaatricapilla) es más conocidaen Canarias por «capirote».Este sílvido suele consumirfrutos de algunos de los árbo-les y arbustos más caracterís-ticos de las formaciones ter-mófilas.

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BENEHARO RODRÍGUEZ

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res de La Gomera, fue el bisbita caminero �Anthus berthelotii,en tanto que en Tenerife sólo fue detectado en bajo númeroen el sabinar de Afur, y aún más escasamente en elsabinar�acebuchal de la ladera de Güímar y las exiguas peromuy interesantes manchas de sabinar de la montaña de Tejina�Guía de Isora. La densidad sensiblemente superior de LaGomera se debe a que el paraje de sabinar allí estudiado esmuy disperso y abierto, con amplios prados de gramíneas dependiente moderada, adecuados para este bisbita, y de hechoson similares a las densidades promedio ��,� aves/�� ha esti�madas por García del Rey y Creswell ����� para esta especieen los llanos herbáceos semiáridos del sur de Tenerife.

Para la curruca cabecinegra �Sylvia melanocephala las for�maciones termófilas pueden ser tomadas como un hábitat

147

Los sabinares

El mosquitero canario(Phylloscopus canariensis), másconocido por «hornero» o«chivito/a», desempeña unpapel muy importante en lapolinización de ciertas plantasendémicas.

DOMINGO TRUJILLO

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Las aves de los bosques termófilos

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prioritario, preferencia que quizá venga dada por su selecciónde ambientes arbustivos altos, densos y diversos �Trujillo,����; Valido & Delgado, ���; Martín & Lorenzo, ����;Lorenzo et al., ���. De dicha especie en este trabajo estima�mos densidades de entre , y �,� aves/�� ha en los ampliossabinares dispersos de la Gomera y en las manchas de termó�filo de Tenerife, respectivamente �ver Tablas �.� y �.�. Porcomparación con las densidades señaladas en el presente estu�dio, éstas son mucho menores en los pinares de pino canario�p. ej. �,�� aves/�� ha en Pilancones, Gran Canaria �Valido &Delgado, �����; �,�� aves/�� ha en La Palma �Lorenzo et al.,����, en tanto que en los pinares mixtos con sabinas de LaPalma sus densidades fueron similares ��,� aves/�� ha;Lorenzo et al., ���. En áreas de monteverde de composiciónflorística termófila en La Palma se han obtenido densidadesde hasta , aves/�� ha �Lorenzo et al., ���. Para la currucacapirotada o «capirote» �Sylvia atricapilla, las densidades obte�nidas en el termófilo tinerfeño no son muy distintas de las

Los bosques termófilos de Canarias

148

nombre vulgar nombre científicoDensidad

(aves/10 ha) Nº de estaciones

Bisbita caminero Anthus berthelotii d.i. 3

Lavandera cascadeña Motacilla cinerea d.i. 2

Petirrojo europeo Erithacus rubecula 8,28 25

Mirlo común Turdus merula 4,87 31

Curruca cabecinegra Sylvia melanocephala 9,20 38

Curruca capirotada Sylvia atricapilla 5,36 16

Mosquitero canario Phylloscopus canariensis 23,92 56

Reyezuelo sencillo Regulus regulus* d.i.* 3

Herrerillo canario Cyanistes teneriffae 8,98 34

Canario Serinus canarius 10,39 36

Pinzón vulgar Fringilla coelebs* d.i.* 3

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Tabla 5.1: Densidades pobla-cionales medias de las avespaseriformes en reductos desabinar y otras formaciones ter-mófilas en Tenerife. Estimaciónpor el método de Emlen (1971;en Tellería, 1986) modificadosobre el conjunto de reductos,registrando las aves vistas uoídas en tres círculos concén-tricos de 25, 50 y 100 m deradio, a intervalos de 10 minu-tos. Nº de estaciones: número de unidades de

censo por especie

d.i. = datos insuficientes

* Especies detectadas en reductos con especies de fayal–brezal o lauroides: cotas altas del sabinar de Afur, entransición con brezal de cresta, e Icod (Finca de La Reina), en reducto mixto de palmeral y lauráceas.

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halladas en otros ecosistemas canarios; así, se han registradodensidades de hasta ,� y ,� aves/�� ha en laurisilva higrófi�la y fayal�brezal, ,�� aves/�� ha en pinar canario húmedo y ,� aves/�� ha en saucedas de la caldera de Taburiente, en LaPalma �Lorenzo et al., ���.

Algunas rapaces diurnas, como el gavilán común �Accipiternisus o el halcón de Berbería �Falco pelegrinoides, fueron obser�vados en muy pocas localidades. Para la primera de ellas su

149

Los sabinares

El mirlo común (Turdus merulacabrerae) es uno de los mayo-res dispersores de semillas delas especies arbóreas que com-ponen el bosque termófilo y elmonteverde, destacando loscasos del drago y la palmeracanaria.

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DOMINGO TRUJILLO

Las aves de los bosques termófilos

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registro estuvo ligado a la proximidad de masa forestal, ya seaen forma de pinares o laurisilva, y marginalmente puede acce�der a algunos núcleos de termófilo limítrofes. Para la segunda,casi todas las observaciones se obtuvieron en emplazamientosacantilados o próximos a éstos en zonas medias y bajas demedianías de las vertientes norte y sur de Tenerife con algunacobertura de sabinas, acebuches y almácigos �San Juan de LaRambla y barranco de Herques, entre Güímar y Fasnia. Elbusardo ratonero �Buteo buteo resultó en cambio relativamen�te frecuente, ya que se avistaron hasta �� individuos en sietelocalidades distintas.

La paloma bravía �Columba livia y la tórtola europea�Streptopelia turtur son observables con relativa facilidad en eldominio de los bosques termófilos; la primera fue detectadacon regularidad en casi todos los sitios de estudio, pero habi�tualmente fuera del radio de conteo en las estaciones decenso, por lo que no pudo ser incluida en el cómputo de den�sidad poblacional. Por su parte, la paloma rabiche �Columba

Los bosques termófilos de Canarias

150

Tabla 5.2: Densidades pobla-cionales medias de avespaseriformes en sabinares deLa Gomera (Arguamul, Tazo,Chijeré y Vallehermoso), apartir de transectos mediantela aproximación de Kelker(Burnham et al., 1980, enTellería, 1986); se registrarontodas las aves vistas u oídasa una distancia de 25 m aambos lados de la línea deprogresión. Sólo incluidas lasespecies con suficientesregistros para calcular densi-dades.

nombre vulgar nombre científicoDensidad (aves/10 ha)

Bisbita caminero Anthus berthelotii 2,22

Petirrojo europeo Erithacus rubecula d.i.

Mirlo común Turdus merula 2,22

Curruca cabecinegra Sylvia melanocephala 4,44

Curruca capirotada Sylvia atricapilla d.i.

Mosquitero canario Phylloscopus canariensis 9,78

Reyezuelo sencillo Regulus regulus* 0,89

Herrerillo canario Cyanistes teneriffae d.i

Canario Serinus canarius 10,67

Jilguero Carduelis carduelis** d.i.*

Pinzón vulgar Fringilla coelebs* d.i.*

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junoniae fue localizada en escasos fragmentos de sabinar o deotros restos termófilos con presencia de sabinas en el norte dela isla �concretamente, en el sabinar de Genovés, sobre el pue�blo de El Guincho, y en los acantilados de San Juan de LaRambla, cerca del barranco de Ruiz. En cambio, no se detec�tó en la franja más árida constituida por sabinares dispersos ylaxos que persisten en las medianías entre el macizo de Tenoy el sur de la isla �Tamaimo, Chío, Guía de Isora y Adeje, nien el sabinar de Afur en Anaga. Cabe destacar que fuera delperiodo de estudio ha sido observada en el sabinar de Tigaiga.Una especie inesperada en el ámbito de estas formaciones esla tórtola turca �Streptopelia decaocto, que se encuentra enplena expasión en la isla y en el conjunto del archipiélago, pro�ceso que parece deberse a una colonización natural desde elnoroeste de África, a partir de la década de ���� �Lorenzo &Barone, ����. Durante el estudio de la comunidad de aves enbosques termófilos hemos constatado la nidificación de estatórtola en un enclave de sabinar de El Guincho, noroeste deTenerife.

Respecto a la fauna de los palmerales, las támaras formanparte de la dieta alimenticia de mirlos �Turdus merula, cuervos�Corvus corax o herrerillos �Cyanistes teneriffae principalmen�te. Los frutos caídos al suelo suelen ser roídos por ratas y rato�nes, además de por múltiples insectos. También, las propiaspalmeras suelen ser cazaderos, lugares de nidificación o dor�mideros de rapaces como el cernícalo vulgar �Falco tinnuncu�lus, el búho chico �Asio otus y, más raramente, la lechuzacomún �Tyto alba. También nidifican en ellas especies como latórtola europea �Streptopelia turtur, el gorrión moruno �Passerhispaniolensis y otros paseriformes. Más esporádicamente sehallan nidos de abubilla �Upupa epops y de mosquitero canario�Phylloscopus canariensis, especie esta última que tambiénbusca insectos a lo largo de sus escamosos troncos.Finalmente, en el palmeral es fácilmente observable la presen�cia de lacértidos �género Gallotia y otros reptiles como losperenquenes �género Tarentola

151

Los sabinaresLas aves de los bosques termófilos

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Capítulo 6

Vista general de la dorsal deBaracán y la cumbre deBolico, en el macizo deTeno. Al fondo se observa laCruz de Gala, el punto másalto del macizo, y másatrás, en segundo plano, elPico Viejo y El Teide.

152

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El proyecto LIFE de restauración

de bosque termófilo

en TenoEL MACIZO DE TENO constituye elextremo noroccidental de la islade Tenerife, abarca unos 100km2 de superficie, alcanza unaaltitud máxima de unos 1.355 men la Cruz de Gala y apenasdista unos 28 km de La Gomeray unos 85 km de La Palma. Sinembargo, aun cuando hoy en díaTeno integra la isla de Tenerife,la mayor parte de la historia deeste macizo transcurrió comouna isla independiente, al igual

que hoy lo es, por ejemplo, LaGomera. De hecho, Teno emer-gió del mar hace unos 8 millonesde años y fue sólo hace dosmillones de años cuando, a raízdel gran ciclo volcánico queconstruyó el edificio LasCañadas, este macizo se fusionóa través de la dorsal de Bilma alresto de la isla, al igual que pasócon el macizo de Anaga al nores-te, para integrar lo que hoy endía denominamos Tenerife.

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Es decir, aun cuando Tenerife es geológicamente joven,Teno es, sin embargo, un macizo que está en su senectud, esdecir en él predominan los procesos destructivos (erosióneólica, marina e hídrica) frente a los constructivos (erupcio-nes volcánicas), habiéndose estos últimos apenas manifes-tado en el Pleistoceno en las formaciones de las platafor-mas costeras de la Isla Baja y de Teno. De ello cabe dedu-cir que Teno fue en el pasado mucho más extenso y alto delo que lo es en la actualidad, y que de mantenerse la diná-mica geológica presente el macizo será desmantelado porcompleto, desapareciendo bajo el nivel del mar en algunosmillones de años.

Es precisamente esa antigüedad inusitada de Teno loque le hace albergar en su seno un patrimonio naturalinigualable, producto tanto del dilatado lapso de tiempocon el que ha dispuesto la vida para especializarse en losdiferentes ambientes del macizo, como al hecho de que lapropia antigüedad del terreno ha ido labrando con el inevi-table paso del tiempo un complicado relieve, dando lugar amuchas especies exclusivas de la zona. Éste está lleno deacantilados, riscos, barrancos y andenes, en los que las acti-vidades humanas (ganadería, agricultura, explotación

Los bosques termófilos de Canarias

154

Figura 6.1: Distribución de los

restos de bosques termófilos y

de los matorrales que los susti-

tuyen en el noroeste de

Tenerife. La flecha indica la ubi-

cación de la finca, dentro del

Parque Rural de Teno, que ha

sido objeto de la restauración

ecológica contemplada en este

proyecto LIFE.

Bosques y arboledas termófilas

Matorrales de sustitución con plantas crasas

Matorrales de sustitución con jaras

Espacio agrícola

Poblamiento humano

Finca objeto dela restauración

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0 1 km

Fuente: Cabildo de Tenerife, sobre base cartgráfica de Grafcan.

Page 157: Gerardo García Casanova José Alberto DELGADO BELLO …...José María Fernández Palacios Rüdiger Otto Juan Domingo Delgado José Ramón Arévalo Agustín Naranjo Francisco González

forestal, asentamientos, etc.) capaces de desarrollarse en elresto de la isla desde la llegada de los primeros habitantesestuvieron aquí en gran medida imposibilitadas, hasta elpunto de que especies y ecosistemas que desaparecieron enel resto de Tenerife o de otras islas, aquí pudieron permane-cer refugiados lejos de la voracidad de los humanos y de susganados.

Entre los abundantes valores naturales de interés cien-tífico que alberga el macizo requieren de especial referencialas estructuras geomorfológicas, representadas por espec-taculares barrancos, abruptos acantilados y elementos deinterés científico que configuran un peculiar paisaje llenode contrastes y belleza. Además, las masas forestales de suscumbres ejercen un papel importante en la captación deaguas y en la protección de los suelos, entre las que destacala laurisilva del Monte del Agua, tal vez el relicto mejorconservado de la isla de este tipo de bosque, y los restos debosque termófilo, que, colgados de los muchos riscos delmacizo y desafiando la gravedad, atesoran una gran biodi-

155RÜ

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El risco Blanco de Teno, una

antigua chimenea fonolítica

que ha resistido la erosión,

alberga algunos individuos ais-

lados de sabinas en el marco

de un retamar blanco bien

conservado.

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El proyecto LIFE

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versidad de flora y fauna endémica. Mención especialrequiere el estado de conservación del matorral costero, consus comunidades maduras de tabaibales y cardonales o lariquísima vegetación rupícola que salpica los muchos riscosdel macizo.

Entre la flora endémica del macizo podemos citar elbejeque de Masca (Aeonium mascaense), las siemprevivasde Teno (Limonium fruticans, L. perezii y L. spectabile), uncorazoncillo (Lotus mascaënsis), un retamón (Teline pallidassp. silensis), un cabezón (Cheirolophus canariensis), unachahorra (Sideritis nervosa) y la amargosa (Vieraea laeviga-ta), así como Hypochoeris oligocephala o Kunkeliella psiloto-clada, entre otras (Bramwell & Bramwell, 1990).

En lo que respecta a la fauna de Teno, destacan elrecientemente descubierto lagarto canario moteado(Gallotia intermedia) y algunas especies de aves, queencuentran aquí zonas de gran importancia para su ciclovital, como son la paloma turqué (Columba bollii) y la palo-

LOS BAILADEROS

Baracán1.002 m

CASERÍO DE LOS CARRIZALES

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0 1 km

Los bosques termófilos de Canarias

156

Figura 6.2: Detalle de la locali-

zación de la finca objeto de

restauración. La parcela a res-

taurar está incluída en la figura

de protección de la Red Natura

2000 «Lugar de Importancia

Comunitaria (LIC) de Teno».

F

Fuente: Cabildo de Tenerife, sobre base cartográfica de Grafcan.

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ma rabiche (C. junoniae), así como las mejores o únicaspoblaciones insulares del cuervo (Corvus corax), el aguilapescadora o «guincho» (Pandion haliaetus), el gorrión chi-llón (Petronia petronia) y la pardela pichoneta (Puffinuspuffinus) (Siverio, 2000).

Sin embargo, los indiscutibles valores naturalísticos delmacizo no pueden enmascarar el otro gran legado de Teno,su valor histórico y cultural, derivados de la importanciaarqueológica de la comarca, con yacimientos aborígenes ypueblos donde la arquitectura tradicional todavía marca latónica edificatoria. No en vano, Los Bailaderos, El Palmar,Las Lagunetas, Las Portelas, Los Carrizales y Masca, cons-tituyen los núcleos de población más alejados de la capitalde la isla, tanto en el espacio como en el tiempo, pues–sobre todo en sus caseríos más aislados– el paso del tiem-po parece haberse detenido en la mitad del siglo pasado,antes de que las actividades agrarias tradicionales, espe-cialmente la ganadería y la agricultura de medianías, fue-ran sustituidas por el turismo y los servicios a él asociadoscomo motor económico insular

157

Aspecto del macizo de Teno,

visto desde la dorsal de

Baracán, con las cabeceras de

los barrancos de Taburco de

Adentro y de Afuera. Al fondo

se aprecia la divisoria entre el

sector noroeste y suroeste de

la isla, con la Cruz de Gala, el

Pico Viejo y El Teide.

RÜDIGER OTTO

F

El proyecto LIFE

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El Parque Rural de TenoLA LEY DE ESPACIOS NATURALES DE CANARIAS, aproba-

da en 1994 (Ley 12/1994) como consecuencia de la revisiónde una ley anterior de 1987 para ajustarla al nuevo marcolegal del estado, creó la Red Canaria de Espacios NaturalesProtegidos. Esta red engloba en siete figuras de proteccióndiferentes 141 espacios, que, sumados a los cuatro ParquesNacionales que ya existían, pasaron a proteger algo más de301.000 ha, aproximadamente un 40% del territorio delarchipiélago.

Una de las nuevas figuras de protección que emanan dela Ley 12/1994 es la de Parque Rural, que pretende prote-ger zonas en las que coexistan actividades agrícolas y gana-deras o pesqueras con procesos de importancia ecológica,dando lugar a un paisaje de gran interés. Su finalidad prin-cipal es la protección de todo el conjunto, mediante el des-arrollo armónico de las poblaciones locales y la mejora desus condiciones de vida. El instrumento legal para la admi-nistración de un Parque Rural es su Plan Rector de Uso yGestión (PRUG), documento que engloba, entre otrosaspectos, una síntesis informativa del parque, su zonifica-ción y delimitación de áreas de sensibilidad ecológica, lasnormas generales del uso del parque y directrices para sugestión, amén un estudio financiero de las necesidades delparque y una base cartográfica. Además, los ParquesRurales cuentan con una oficina de gestión compuesta pordiferentes profesionales, desde donde es administrado.

En Canarias existe un total de siete Parques Rurales,dos de los cuales abarcan los dos antiguos macizos volcáni-cos situados en los extremos oriental y occidental deTenerife, Anaga y Teno. Concretamente, el Parque Ruralde Teno, en el que se ha desarrollado este proyecto de res-tauración ecológica, comprende una gran parte del macizodel mismo nombre, con una superficie total de algo más de8.000 ha, repartidas en cuatro municipios diferentes:Buenavista del Norte, el mayoritario, además de Los Silos,Santiago del Teide y El Tanque (Hernández Yanes et al.,1998).

Finalmente, a raíz de la implantación de la Red Natura2000 en Canarias (ver Cuadro 6.1), hecho que ocurre trasuna decisión de la Comisión Europea a finales de 2001, unagran parte del Parque Rural de Teno, la mejor conservaday deshabitada, fue declarada Lugar de ImportanciaComunitaria de Teno. Este LIC incluye al barranco deTaburco de Adentro, lugar objeto de la restauración ecoló-gica que este capítulo narra

Los bosques termófilos de Canarias

Desde la aprobación de laDirectiva Hábitats, en 1992, laUnión Europea exige a susestados miembros poseer unared de espacios naturales enlos que se encuentren adecua-damente representados tantolos hábitats de interés comuni-tario relacionados en el anexo Ide esa directiva presentes endichos países, como las espe-cies de interés comunitariorelacionadas en los anexos II,IV y V de la directiva yacomentada y en los de su pre-cursora, la Directiva Aves,aprobada en 1979 y transpues-ta posteriormente por Españatras su entrada en la UE.

Esta red, que abarca elconjunto del territorio comu-nitario, se denomina RedNatura 2000, y con ella losestados miembros se compro-meten a proteger y conservarla biodiversidad del conjuntode la Unión Europea. La redestá compuesta por dos tiposde figuras de protección, tantomarinas como terrestres: losLugares de Importancia Co-munitaria (LIC) y las Zonas deEspecial Protección para lasAves (ZEPA). En Canarias exis-tían en el momento de sudeclaración 165 LIC, 31 ZEPA y12 espacios que simultanea-bann ambas categorías, dandoun conjunto de 208 espaciosintegrantes de la Red Natura2000, que abarcaban en totalde 5.320 km2, deaaa

CUADRO 6.1:

Instrumentos de conservación en la Unión Europea

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La finca del Marqués de las Siete Fuentes LA FINCA DE SIETE FUENTES es una extensa porción de

terreno agrícola a caballo entre la meseta de Teno y elbarranco de Taburco de Adentro. Al morir sin herederos elpropietario original de la finca, el Marqués de las SieteFuentes, la finca pasó a integrar, por expreso deseo deldifunto, el patrimonio del Obispado de Tenerife. Bastantetiempo más tarde, el Cabildo Insular de Tenerife entablóconversaciones con el Obispado, que concluyeron con lacompra de esta finca, que junto con la cercana de cumbrede Bolico, engrosaron los suelos de propiedad pública delmacizo en los que poder realizar una política de restaura-ción activa, y que fue elegida entre otras para el desarrollode este proyecto LIFE.

La zona restaurada, incluida por completo en esta fincay en el LIC de Teno, comprende una superficie total deunas 53,5 ha, que se extienden por la vertiente meridional(solana) y cabecera del barranco de Taburco de Adentro,aproximadamente entre los 500 m y los 900 m de altitud.La finca está constituida por antiguas terrazas de cultivode secano (cereales), abandonadas hace más de un siglo,que albergan una vegetación arbustiva degradada de susti-tución con altos niveles de erosión, que en la actualidadsigue siendo utilizada como ruta de paso y más excepcio-nalmente como zona de pasto por los rebaños de cabras dellugar

los cuales casi 3.500 km2 consti-tuían espacios terrestres y másde 1.800 km2 espacios maríti-mos (Santana et al., 2006). Másrecientemente, la Red Natura2000 ha sido ampliada enCanarias, de manera queactualmente está formada por174 LIC y 43 ZEPA, que en con-junto suponen 348.038 ha te-rrestres y 184.349 ha marinas.

En estos espacios estánrepresentados 24 de los 231hábitats de interés comunitariopresentes en el conjunto de laUE, de los cuales seis son prio-ritarios (lagunas costeras,dunas costeras fijas con vege-tación herbácea, brezalesmacaronésicos endémicos, lau-risilvas macaronésicas, bos-ques de Juniperus endémicos ypalmerales de Phoenix), siendoademás este último, junto a lospinares canarios endémicos,los únicos exclusivos del archi-piélago, ya que la laurisilva ylos brezales macaronésicosconstituyen hábitats comparti-dos con Azores y Madeira. Porsu parte, de las 889 especies deinterés comunitario presentesen el territorio europeo, enCanarias están 119, requirien-do, prácticamente todas ellas,de una protección estricta. aaa

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El ganado caprino utilizó la

finca objeto de restauración

como zona de pasto, hasta que

fue adquirida por el Cabildo,

momento en que dicha activi-

dad fue eliminada.

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La situación del termófilo en TenoLAS MASAS DE BOSQUE TERMÓFILO han padecido históri-

camente, de forma constante, un deterioro debido a su par-ticular localización, en zonas de medianías de las islas,donde reinan unas condiciones climáticas y edáficas idealespara la actividad agrícola. Por otro lado, estas zonas hansido intensamente pastoreadas, lo que ha llevado a la extin-ción de algunas especies del bosque termófilo. A día de hoy,las formaciones del mismo existen como pequeños reductossobre todo en los riscos de la zona norte del macizo de Teno,entre 250 y 550 m de altitud, cerca de las localidades deBuenavista del Norte, Los Silos y Garachico. Las especiestermófilas arbóreas más abundantes en estas zonas sonHeberdenia excelsa (forma termófila llamada saquitero),Maytenus canariensis, Pistacia atlantica, Phoenix canarien-sis, Visnea mocanera y Bosea yervamora. Las dos especiesestelares del proyecto LIFE (Juniperus turbinata ssp. cana-riensis y Olea cerasiformis) están presentes con pocos indi-viduos, generalmente refugiados en zonas rocosas y de granpendiente, muchas veces inaccesibles.

La zona de restauración en el barranco de Taburco deAdentro, situada en la vertiente suroeste del macizo deTeno, posee una vegetación potencial de bosques endémicosde J. turbinata, lo que se deduce de los factores ecológicos, dela composición florística, del estudio dendrocronológico (lasabina viva más cerca a la zona de restauración tiene apro-ximadamente 150 años de vida), de algunas toponimiascomo «El Sabinal», aplicada a una zona en el mismo barran-co, y finalmente, de los relatos de algunos vecinos mayoresde Teno, que nos hablan de sabinares en Taburco en el sigloXIX.

Al ser abandonadas, estas zonas presentan actualmen-te una vegetación de sustitución por haber sido utilizadaspara la siembra de trigo y, sobre todo, para el pastoreo decabras, lo que causó unos altos niveles de erosión en el pai-saje. Además, algunas especies exóticas (Opuntia maxima yAgave americana) están colonizando de una manera inten-sa estas parcelas. Hemos encontrado hasta el momento 23especies típicas del bosque termófilo en el barranco deTaburco de Adentro y sus alrededores.

Muy abundantes son los arbustos Euphorbia atropurpu-rea y Echium aculeatum, los cuales forman en muchas zonasdegradadas matorrales de sustitución. En enclaves rocososestán acompañadas por Carlina salicifolia, Paronychiacanariensis y Pericallis echinata. Mucho menos abundantesson especies como Phyllis viscosa, Hypericum reflexum yTeline osyrioides, que se pueden localizar en riscos en la

Los bosques termófilos de Canarias

Finalmente, es necesariocomentar que para avanzar enel estudio, gestión, restaura-ción y conservación de loshábitats y especies de interéscomunitario, la Unión Europeapone a disposición de los esta-dos miembros unos fondoseconómicos (Fondos LIFE) conlos que sufragar un porcentajevariable, dependiendo del nivelde desarrollo de la región encuestión y de que los proyectospropuestos cumplan una seriede requerimientos de interés,calidad y viabilidad. Concre-tamente, los fondos LIFENaturaleza se pueden destinara sufragar proyectos centradosen la conservación de especies(LIFE Especies) o de hábitats(Life Hábitats). Hasta elmomento, aunque en Canariasse han sufragado más de unaveintena de proyectos LIFEEspecies, el que ha dado lugara este libro ha sido el primerproyecto LIFE Hábitats que selleva a cabo en Tenerife y elsegundo en toda Canarias

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parte baja del barranco, cerca de los acantilados. De lastípicas especies arbóreas del bosque termófilo, entre ellasOlea cerasiformis, Juniperus turbinata, Maytenus canarien-sis o Pistacia atlantica, sólo quedan ejemplares aislados enriscos inaccesibles, sobre todo en la parte inferior delbarranco, a una altitud comprendida entre 250 y 500 m.Del drago (Dracaena draco), especie emblemática del ter-mófilo en Canarias, sólo quedan muy pocos ejemplares entodo el Parque Rural de Teno, uno de los cuales se localiza

muy cerca del barranco de Taburco. La retama (Retamarhodorhizoides), otra especie seleccionada en el proyectoLIFE, es muy rara en este enclave, pero en el cercanobarranco de Taburco de Afuera se encuentran centenaresde individuos. Globularia salicina, un arbusto muy típico ynormalmente abundante en formaciones del bosque termó-filo, está representado con un solo individuo

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Los palmerales, como este de

la foto, situado en las medianí-

as de Los Silos, constituyen

parte integrante de los bos-

ques termófilos cuando éstos

se asientan sobre derrubios de

laderas.

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Los restos de bosque termófilo próximos a la parcela objeto de estudio

COMO SE MUESTRA EN EL MAPA ADJUNTO (Fig 6.3), aúnexiste al oeste y sur de la finca una representación termófi-la potencial importante dominada por sabinas, acebuchesy algunas especies arbustivas como las retamas (incluyen-do el endemismo tinerfeño Teline osyrioides), la tabaibaroja o mejorera, los rarísimos moralitos (Rhamnus integri-folia), la lengua de pájaro (Globularia salicina), el jazmínsilvestre (Jasminum odoratissimum) y el granadillo

Los bosques termófilos de Canarias

162

Riscos próximos a la gollada los

Villanos y el paso del Viento,

cerca del barranco de Taburco

de Adentro (Teno). A la derecha

de los cardones se observa un

ejemplar aislado de almácigo

(Pistacia atlantica), testigo de

los antiguos dominios termófi-

los.

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(Hypericum canariense). Asimismo, se encuentran escasosperalillos (Maytenus canariensis), almácigos (Pistaciaatlantica) y un drago (Dracaena draco), entre otros. La pre-sencia de estos elementos florísticos en el ámbito de restau-ración justifica la elección de la sabina y el acebuche comoespecies principales, así como la de una serie de especiesacompañantes (lengua de pájaro, espinero negro, saquite-ro, peralillo, jazmín, granadillo, almácigo, mocán, retama,tabaiba roja, etc.), cuya función es, por un lado, conseguiruna representación más diversa que se asemeje en lo posi-ble al ecosistema a restaurar en cuanto a estructura y com-posición, y por otro, obtener un cierto efecto nodriza aldulcificar las adversas condiciones ambientales reinantesen la zona (disminuyendo la velocidad del viento, aumen-tando la recepción de humedad, proporcionando sombra,etc.). Ello aumentará la probabilidad de germinación yestablecimiento de las plántulas objeto de restauración

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E l Fr o n t ó n

Acebuches PeralillosLenguas de pájaro Retamones (T. osyrioides)MoralitosSabinas Almácigos Drago Hediondo

0 500 m

Figura 6.3: Distribución de los

restos termófilos en las próximi-

dades de la zona de restaura-

ción.

El mocán o mocanera (Visnea

mocanera) es un bello ende-

mismo arbóreo canario–madei-

rense que participa en las

comunidades de transición

entre el bosque termófilo y el

monteverde.

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Aptitud de la finca de Siete Fuentes para la restauración de un sabinar

LA ZONA DE RESTAURACIÓN EN EL BARRANCO DE

TABURCO de Adentro abarca una altitud comprendidaentre 500 y 900 m y tiene una orientación sur o suroeste.Por lo tanto, el lugar cuenta con un rango altitudinal simi-lar al de los restos de sabinas encontrados en el sur de la islade Tenerife (300–1.100 m). Las condiciones climáticas sepodrían comparar con un sabinar seco en la zona baja eintermedia del barranco y con un sabinar húmedo en lazona más alta, por la presencia del brezo (Erica arborea)como indicador de una humedad elevada, causada por lainfluencia de las brumas de los vientos alisios. La profundi-dad de los suelos es escasa en la zona baja de la finca y enlas laderas con mayor pendiente, al igual que ocurre en la

Los bosques termófilos de Canarias

164

Según la SER (Society of EcologicalRestoration), la restauración ecológica es elproceso de alteración intencional de unhábitat para establecer un ecosistema defi-nido, natural e histórico local que imite laestructura, la función, la diversidad y ladinámica del ecosistema original. La res-tauración debe crear las condiciones paraque sea la naturaleza la que tome de nuevolas riendas de los procesos ecológicos quedevolverán el lugar restaurado al estadooriginal. Por ello, se debe intervenir sola-mente en aquellos lugares en donde lanaturaleza no se esté recuperando espontá-neamente, aunque sea un proceso lento,pues el resultado será siempre mejor, ocuando este proceso se vea interferido por

especies ajenas al ecosistema original. Elsistema resultante debe ser autosustenta-ble no sólo en términos ecológicos, sinotambién sociales, de manera que constituyauna fuente directa o indirecta de recursoseconómicos que, explotados de forma sos-tenible por las comunidades humanas ale-dañas, garanticen su conservación.

Las condiciones necesarias para que unproyecto de restauración ecológica prospe-re incluyen la existencia de voluntad políti-ca que asegure la obtención de los recursoseconómicos necesarios para su desarrollo,un acuerdo entre todos los afectados acer-ca de la necesidad de restaurar, el controlsobre la zona a restaurar, una adecuadaorganización, planificación y coordinaciónentre todos los sectores participantes, ungran esfuerzo en divulgación, conocimien-tos científicos y técnicos sobre el ecosiste-ma que se pretende restaurar y las especiesque han de utilizarse y, finalmente, muchasuerte.

CUADRO 6.2:

¿Qué es una restauración ecológica?

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localidad de Afur sur, mientras que los suelos se muestranmás desarrollados en las zonas más altas y más llanas delbarranco. El estrés hídrico más intenso existente en la zonabaja se refleja en la participación de especies xerófilascomo la tabaiba amarga (Euphorbia lamarckii) y el tasaigo(Rubia fruticosa). Además, se encuentran tuneras (Opuntiaspp.) y el cardón (Euphorbia canariensis) como indicadoresde condiciones áridas. La tabaiba roja (Euphorbia atropur-purea), que es muy común en casi toda la zona de restaura-ción, es una especie suculenta y, por tanto, adaptada a unclima árido. Los resultados de nuestro estudio indican quelas plántulas de la sabina tienen más probabilidad desupervivencia en micro–sitios con suelos más profundos yun porcentaje de desfronde foliar más alto, en resumen, enlugares donde hay más recursos hídricos y probablementemás nutrientes. Estos sitios se encuentran preferentemen-te en la zona alta del barranco.

165

¿Por qué restaurar bosques termófilos en Tenerife?

Los bosques termófilos constituyen, comohemos visto, el ecosistema zonal canariomenos conocido, precisamente por suestado de degradación. Además, la res-tauración espontánea o pasiva es muylenta y compleja, pues apenas quedanfragmentos originales de cierto tamañoque puedan aportar diásporas de las espe-cies constituyentes. Pese al limitado cono-cimiento que tenemos del mismo, sí sabe-mos que es un ecosistema de gran interéscientífico por su riqueza en especies endé-micas, muchas de las cuales se encuen-tran en peligro de extinción. Finalmente,también suma a favor de la restauraciónde estos bosques la necesidad de comba-tir la erosión que se produce en muchasladeras deforestadas de las medianíasbajas de la isla, antaño cubiertas de estascomunidades.

El tasaigo (Rubia fruticosa) es

uno de los arbustos de presen-

cia constante en los reductos

termófilos, sobre todo en las

áreas de contacto con el

cardonal–tabaibal.

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Por consiguiente, la zona seleccionada se consideraapropiada para un proyecto de restauración de Juniperusturbinata ssp. canariensis. No obstante, en gran parte de lafinca los suelos son poco profundos y pedregosos, con pocodesfronde (materia orgánica), probablemente consecuen-cia de la erosión causada por un pastoreo intenso en lossiglos pasados, no siendo idóneos para la plantación, comomuestran los resultados de este estudio. La reducida capa-cidad de retención de agua de estos suelos va a influir nega-tivamente en el crecimiento de los individuos. En la partebaja e intermedia de la zona de restauración, el crecimien-to de las plántulas de sabina será muy lento. Se estima quetardará unos 90 años en desarrollarse un estrato arbóreo de2 m de altura y una densidad de unos 150 individuos porhectárea. La máxima cobertura podría llegar al 15–20%, esdecir, se formará lentamente un sabinar bastante abierto yseco parecido al de Afur sur. En la zona más alta (800–900m) se espera un crecimiento más rápido de la sabina y unadensidad de individuos más alta (200 ind./ ha), que carac-terizaría un sabinar más húmedo

Los bosques termófilos de Canarias

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La tabaiba mejorera (Euphorbia

atropurpurea) es un endemis-

mo tinerfeño que se distribuye

en tre el valle de Güímar y Teno,

aunque es aquí donde es más

abundante, caracterizando de

hecho las comunidades de sus-

titución del bosque termófilo

del lugar.

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Algunas conclusiones de interés para el proyecto de restauración resultantes de la comparación entre los sabinares de Afur y Tamargada

EN LA GOMERA Y, PUNTUALMENTE, EN TENERIFE aúnexisten poblaciones de sabinas relativamente bien conser-vadas, estables y capaces reproducirse con éxito en elfuturo. La vitalidad y el crecimiento de los individuos, aligual que la estructura de la población, dependen en granparte de las condiciones ambientales, de forma que lacapacidad de carga de estas poblaciones está positivamen-te correlacionada con la disponibilidad hídrica del lugar.El estrés mecánico debido a la acción del viento o la pen-diente tienen una influencia negativa en el crecimientovertical de los individuos, favoreciendo el crecimientohorizontal.

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El sabinar de Afur, en el que están

representadas las variantes húme-

das y secas del sabinar, es un

lugar privilegiado para conocer las

características de una comunidad

madura de esta formación.

Pese a estar localizados en una isla

diferente, los sabinares de la ver-

tiente a barlovento de La Gomera,

como éste de la costa de Agulo,

están ubicados más próximos a

Teno que el de Afur, en Anaga.

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El proyecto LIFE

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En Tamargada observamos cómo en lugares expuestosal viento, especialmente cerca de las crestas, las copas desabina carecen de hojas, creciendo en su lugar líquenes.Sin embargo, ni a sotavento, ni cerca del barranco, lascopas muestran déficit foliar. También aquí existen zonasen las que se encontraron restos de arbustos quemados, enlas que faltan individuos altos de sabina, pero que cuentancon abundancia de la pitera (Agave americana). Fuera delas áreas de estudio se encontraron zonas con claros indi-cios de haber sido pasto del fuego. Presumimos por elloque las manchas de sabinas alejadas de los barrancos pue-den estar amenazadas por los incendios en las épocas mássecas (Ceballos & Ortuño, 1976). Además, las ramas máspróximas al suelo de la mayor parte de las sabinas han sidotaladas por algún motivo que desconocemos, tal vez rela-cionado con la intención de evitar incendios o con el hechode que dichas ramas tengan algún uso tradicional en agri-cultura, ganadería o artesanía.

El color de las hojas de las sabinas de Afur norte esmucho más intenso que el de las de Afur sur, en donde lasmás cercanas al cauce del barranco poseen a la vez unverde más intenso que las más elevadas en altitud.Además, la intensidad del color disminuyó también enambas localidades a lo largo del trabajo de campo (demayo a julio), hecho que podría deberse al incremento dela aridez al aproximarnos al verano. El brezo (Erica arbo-rea) está representado en Afur norte en mayor o menormedida por toda la localidad, pero es más abundante a

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En las laderas que miran al norte

del sabinar de Afur, Anaga

(Tenerife), esta formación se enri-

quece con los elementos más

transgresivos del monteverde,

como los brezos, tal y como se

aprecia en esta foto.

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mayor altitud, mientras que en Afur sur sólo está repre-sentado en los lugares más húmedos. Por su parte, la tune-ra (Opuntia maxima) es muy numerosa en Afur sur, aun-que nunca alcanzó alturas superiores a los 50 cm.

La densidad de individuos juveniles de Juniperus enAfur norte es seis veces más alta que la de Afur sur (1.085juveniles/ha frente a 173 juveniles/ha), lo que probable-mente también se explica por el nivel más alto de recursoshídricos del primer lugar. En Tamargada la densidad dejuveniles es también muy alta, con 1.039 juveniles/ha, loque indica que se trata de un sabinar húmedo con buenaregeneración.

Además, las plántulas en Afur norte son más vitales ymás grandes (altura, diámetro y biovolumen) que en Afursur, existiendo una relación positiva entre tamaño y vitali-dad. En ambas localidades la sabina se establece preferen-temente en micro–sitios con suelos más profundos, menosrocosos y cubiertos por desfronde, situación que se da sobretodo debajo de las sabinas adultas. De hecho, el 80% de losjuveniles en Afur norte y el 90% en Afur sur se establecendebajo de los individuos adultos o en el borde de la copa,fenómeno llamado «efecto planta madre» (nurse plant effect)(ver Fig. 2.5). En comparación con Afur norte, el suelo enAfur sur es más rocoso y menos profundo, lo que influyenegativamente en la regeneración de la sabina. También laproducción de frutos es menor en este sitio, lo cual limitaaún más la regeneración. Por tanto, para la plantación seevitaron las zonas más degradadas con suelo erosionado,poca tierra y materia orgánica, de manera que los bancalesabandonados y otros sitios con un suelo más desarrolladofueron considerados las zonas más adecuadas de la fincapara la restauración.

Nuestros estudios muestran por primera vez que la sabi-na canaria es un árbol funcionalmente dioico, es decir, aun-que cuenta con flores masculinas y femeninas en el mismopie (monoecia), éstas poseen un reparto muy desigual entrelos dos sexos. Por tanto, se pueden identificar individuosadultos casi exclusivamente con flores masculinas y otroscon flores femeninas, lo que influye de forma decisiva en laregeneración del sabinar. En Afur norte la mitad de las sabi-nas adultas muestran un determinado sexo (el 50% mascu-lino y el otro 50% femenino), mientras el resto de los indivi-duos se clasifica como indiferente. En sólo un 28% de lassabinas adultas en Afur sur se puede distinguir claramenteun sexo. En general, la producción de frutos en este sitio esmuy baja. En Afur norte, el 67% de los juveniles se estable-cen debajo de adultos femeninos

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El proyecto LIFE

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La erradicación de exóticas UNA ACTUACIÓN IMPRESCINDIBLE DE ACOMETER de forma

previa al ahoyado del terreno fue la erradicación de las espe-cies exóticas que integraban el matorral de sustitución des-arrollado en la zona a restaurar, tras el abandono de lasterrazas en las que antaño se cultivaran cereales de secano.Este matorral está compuesto por especies endémicas comolas tabaibas roja (Euphorbia atropurpurea) y amarga (E.lamarckii) y el tajinaste (Echium aculeatum), por otras nati-vas como la jara (Cistus monspeliensis), todas ellas respeta-das en la restauración, pero también, y llegando a dominar elmatorral en algunos lugares de la finca, por dos especiesintroducidas de América que ya caracterizan muchos paisa-jes canarios, como son la tunera (Opuntia maxima) y la pite-ra (Agave americana).

La erradicación de estas especies fue mecánica, y paraello se procedió por parte de las cuadrillas contratadas alefecto a cortar y desarraigar los individuos de ambas espe-cies (proceso especialmente complejo con las piteras), reco-lectar y amontonar sus restos muertos in situ, tapados por

Los bosques termófilos de Canarias

170

La erradicación de las especies

exóticas presentes en la finca res-

taurada fue especialmente laborio-

sa con la pitera (Agave americana),

a la que fue necesario desarraigar.

En la foto, operarios de la cuadrilla

proceden a retirar un individuo en

la parte alta del barranco.

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bolsas de plástico negro ancladas al suelo, que imposibili-tan su crecimiento vegetativo y aceleran su descomposi-ción.

Desafortunadamente, la presencia de estas mismasespecies exóticas en fincas del entorno supone un riesgo derecolonización de la zona restaurada. Por ello, el proyectonecesita de un seguimiento en el tiempo que erradique lasespecies exóticas que hayan podido volver establecerse enla finca

Las especies seleccionadasLAS ESPECIES A UTILIZAR EN CUALQUIER PROYECTO de

restauración dependerán de la comunidad que se persigarestaurar, que en nuestro caso ha sido un sabinar seco parala parte baja y media de la finca, con una comunidad detransición hacia el monte verde en la parte alta de la finca,más favorecida por el rebose del mar de nubes. Así pues,como especies estructurantes de la futura comunidad seseleccionaron sabinas (Juniperus turbinata ssp.canariensis) y acebuches (Olea cerasiformis), mientrascomo especies auxiliares se escogieron almácigos (Pistaciaatlantica), peralillos (Maytenus canariensis), granadillos(Hypericum canariense), jazmines (Jasminum odoratissi-mum), lenguas de pájaro (Globularia salicina), espinerosnegros (Rhamnus crenulata), saquiteros (la variedad termó-fila de Heberdenia excelsa) y mocanes (Visnea mocanera), asícomo tabaibas rojas (Euphorbia atropurpurea). Aunque ini-cialmente considerados, finalmente no se pudo disponer deplantones de retama blanca (Retama rhodorhizoides) parala plantación, aunque sí entraron en la reposición demarras. Por último, aunque se contaba con numerososmarmolanes (Sideroxylon canariense), se desechó su utiliza-ción porque carecían de una procedencia genética adecua-da

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Ejemplar de moralito (Rhamnus

integrifolia) con numerosos frutos.

Esta especie, endémica de

Tenerife, resulta relativamente fre-

cuente en los riscos y laderas cer-

canos al barranco de Taburco de

Adentro, donde aparece claramen-

te asociada a otros elementos ter-

mófilos.

El jazmín silvestre (Jasminum odo-

ratissimum), que pese a su epíteto

específico no es una planta fragan-

te, es un arbusto endémico de

Canarias y Madeira que caracteriza

las comunidades termófilas y el

monteverde seco.

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El proyecto LIFE

Page 174: Gerardo García Casanova José Alberto DELGADO BELLO …...José María Fernández Palacios Rüdiger Otto Juan Domingo Delgado José Ramón Arévalo Agustín Naranjo Francisco González

La recolección de frutosLA RECOLECCIÓN DE LAS SEMILLAS de las especies selec-

cionadas para la restauración ecológica fue llevada a cabopor personal especializado del Cabildo, dentro de las pobla-ciones de las mismas localizadas en el ámbito del macizo deTeno. Para ello se localizaron individuos, bien aislados oformando pequeñas poblaciones, a los que se les hizo unseguimiento hasta la época de fructificación, hecho quepara algunas especies requirió de más de dos años, debido avarios años extremadamente secos que acontecieron.

Es importante tener en cuenta que para cualquier pro-yecto de restauración ecológica las semillas que se recolec-ten han de tener una procedencia genética adecuada, esdecir, que provengan del mismo lugar o de lugares próxi-mos a la zona que va a ser restaurada. Ello es así para evi-tar que se produzca en el futuro una dilución genética delacervo de las poblaciones de Teno al ponerlas en contactocon individuos de procedencias genéticas diferentes, porejemplo, de otras partes de la isla, con los que nunca anteshabían tenido contacto o, de haberlo tenido, ocurrió en unpasado remoto. El acervo genético que en este tiempo deaislamiento pudo comenzar a acumularse en el genoma delas poblaciones de Teno, incluso aunque carezcan de reco-nocimiento taxonómico, podría verse irreversiblementeafectado mediante la comentada dilución, que no es sinouna homogeneización genética. En la restauración des-arrollada se consideraron válidas las semillas de poblacio-nes ubicados en un triángulo delimitado por Icod, por elnoreste, Guía de Isora por el suroeste y la punta de Teno

Los bosques termófilos de Canarias

172

F

Aunque la sabina es una especie

dioica, sus individuos habitualmen-

te responden como monoicos fun-

cionales, pues uno de los sexos es

mucho más abundante que el otro.

Los frutos, secos y globosos, como

los de la foto, se denominan arcés-

tidas o gálbulos.

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Detalle de los frutos del granadillo

(Hypericum canariense).

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La producción de plantonesUNA VEZ MADUROS, LOS FRUTOS de las especies objetivo

fueron recolectados y llevados al vivero de «La Tahonilla»,centro que el Cabildo Insular de Tenerife tiene en LaLaguna, en donde comenzó el proceso de producción deplantones, responsabilidad que corrió a cargo de los técni-cos del vivero y cuyos pasos principales fueron: etiquetadode los frutos, limpieza y extracción de las semillas, siembra,crecimiento y endurecimiento de las plantas. Se ejemplifi-cará con el caso de la sabina y del acebuche.

El primer paso de la producción de plantones consisteen identificar la partida de frutos recibida con el nombre dela especie, número de lote, fecha de recolección, lugar deorigen, peso en frutos y peso en semillas. A continuación sesometió a los frutos a algunos tratamientos previos parafacilitar la germinación de las semillas, como la fermenta-ción en agua hasta conseguir ablandarlos, cuestión quedepende en gran medida del grado de maduración de losfrutos. Una vez los frutos estaban emblandecidos, se extra-jeron de ellos las semillas, de tres a cuatro en el caso de lasarcéstidas de las sabinas, mientras que una por fruto en elcaso de las drupas de los acebuches. Estas semillas fuerontambién embebidas en agua destilada durante 24 horas,como paso previo a su siembra.

La siembra se suele realizar en primavera (marzo–abril)utilizando bandejas de plástico con turba, perlita y tierra apartes iguales, poniéndose una capita de picón en el fondopara facilitar el drenaje. Las bandejas se colocaron en elumbráculo del vivero. Para subsanar posibles infeccionespor hongos existe la posibilidad de colocarlas en un cober-tizo o quitar la malla del umbráculo, para someter las ban-dejas a una «helio–desinfección». Nunca se utilizó ningúntipo de producto artificial, lo cual asegura la supervivenciadel más apto, es decir, sobrevivirá la planta que en elcampo va a tener un mejor comportamiento por ser la másfuerte. En el caso de la sabina existen al menos dos olas degerminación de las semillas: una primera a los tres–cuatromeses de la siembra, y una segunda casi al año. El acebu-che presenta así mismo dos olas de germinación; la prime-ra se produce antes que en la sabina, a los tres meses, mien-tras que la segunda ocurre aproximadamente al año.

Las plántulas obtenidas fueron mantenidas en elumbráculo un par de meses, hasta que alcanzaran untamaño de 10-15 cm, momento en el que fueron sacadas alexterior, en otro tipo de contenedor individualizado. Antesde exponerlas al sol directo, y dado que el momento del

173

Los frutos de sabina, como estos

de la foto, han de ser recolectados

en los lugares a restaurar o cerca

de éstos, para salvaguardar la cali-

dad genética de la restauración.

F

Los operarios del vivero de Medio

Ambiente del Cabildo Insular de

Tenerife velan por obtener una pro-

ducción suficiente de plantones

que posibiliten el éxito de la res-

tauración. En la foto un operario

riega plántulas de sabina.

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El proyecto LIFE

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comienzo de la etapa de endurecimiento coincide con elverano, se les colocó una malla de sombreado por encima,hasta la llegada del tiempo menos soleado. Después deesto, las plantas que han sobrevivido ya están preparadaspara ser transportadas y trasplantadas en el campo

Método de plantación SE DISPUSIERON LOS HOYOS DE PLANTACIÓN a tres metros

unos de otros, pues a esta distancia de separación se atenúala competencia tanto intraespecífica como la interespecífi-ca, dando lugar a una densidad máxima de 700 hoyos/ha.En total, se realizaron unos 20.000 hoyos para otras tantasplantas. Se utilizó siempre que fue posible el sistemadenominado «al tresbolillo» para maximizar la captación deagua a través de la escorrentía, aunque en muchos casos elterreno no permitió seguir este tipo de replanteo, al existirpiedras de gran tamaño y canteros, que obligaron en deter-minados lugares a sortear este tipo de obstáculos. Los hoyosse realizaron mediante la remoción mecánica del terreno,con una retroexcavadora en donde fue posible o, manual-mente, allí donde la pendiente del terreno lo desaconsejaba.Los hoyos tuvieron unas dimensiones de 60 x 60 x 60 cm,que facilitan el crecimiento de la raíz, además de permitirrecoger el agua de escorrentía

Los bosques termófilos de Canarias

174 RÜ

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La producción de plantones para

restaurar es uno de los procesos

más complejos e importantes de

todo proyecto de restauración.

Cada plantón ha de tener una eti-

queta en la que queden reflejados,

entre otros datos, su afiliación

específica, origen genético y fecha

de recogida de la semilla. En la

foto, parte los plantones de sabi-

nas utilizados en el proyecto de

restauración.

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Número de unidades a plantar y su distribución por sectores

LOS SECTORES DONDE SE HA PLANTADO dentrode la parcela del proyecto se recogen en la figura 6.4. Elbarranco de Taburco de Adentro impone a la repoblación suspropias condiciones micro y mesoambientales, de maneraque existe una división patente entre la zona superior delbarranco, cerca de las cresterías más húmedas (que presentaunas condiciones de mayor humedad y ventosidad, al tiem-po que ostenta la mayor potencia edáfica), y una zona infe-rior más xerofítica, rocosa y pedregosa. Por ello, la parcela deactuación en la finca de Siete Fuentes se dividió en dos sec-tores, el bajo (subparcela A) a 500–700 m de altitud y el alto(subparcela B) a 700–850 m, a efectos de diferenciar de algúnmodo cuáles eran los mejores destinos para las distintasespecies a plantar, según sus necesidades ecológicas previs-tas. Éstas encajarían mejor dentro de las comunidades vege-tales que se proyecta obtener una vez alcanzada una etapaavanzada en el proceso de asentamiento de la nueva comuni-dad vegetal, recreada en la parcela objetivo.

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Fr o n t ó n0 500 m

Figura 6.4: Distribución de las dife-

rentes áreas de plantación en la

finca restaurada. En cada área,

atendiendo a su ubicación altitudi-

nal y de exposición, se plantó una

combinación diferente de elemen-

tos del termófilo. Aunque inicial-

mente no estaba previsto, las áreas

número 3 y 4, dentro de la finca,

pero fuera del LIC Teno, fueron

finalmente plantadas por contar

con condiciones favorables, como

un terreno llano y estar influidas

por las brumas del alisio.

El proyecto LIFE

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Se evitó plantar individuos de repoblación allí donde lasespecies ya estuvieran presentes espontáneamente en densi-dades notables, como por ejemplo, en el supuesto de que enla zona ya exista cobertura importante de tabaiba mejo-rera, en cuyo caso se optó por plantar especies alternativas(p. ej. Hypericum, Rhamnus y Globularia). En cuanto a ladistribución de las especies sobre el terreno, se trató deseguir el patrón de agregación de las mismas encontrado enpoblaciones naturales, es decir, con alternancia de unasespecies y otras, formando bosquetes con las dos especiesarbóreas principales, y parches intermedios con las de tipoarbustivo

Los bosques termófilos de Canarias

176

Parámetros de laplantación

1ª plantación 2ª plantación 3ª plantación Reposición de marras

Fecha de plantación

Marzo de 2006

Diciembre de 2006

Marzo de 2007

Enero de 2008

Área (ha) 1 1 51,5 53,5

Ubicación Parte central Parte alta Toda la finca Toda la finca

Rango altitudinal (m)

730-780 800-850 500-850 500-850

Ahoyado Manual Manual Mecánico Ya existente

Protector Sí Sí Parcialmente Sí

Riego Junio de 2007 Riego de asientoDiciembre de 2006

Junio de 2008/septiembre de 2008

Pies plantados 337 659 7.800 4.793

Nº de especiesutilizadas

2 8 10 9

Especies utilizadas JuniperusOlea

HeberdeniaHypericumJasminumJuniperusMaytenus

OleaPistaciaVisnea

Euphorbia atrop.GlobulariaHeberdeniaHypericumJasminumJuniperusMaytenus

OleaPistacia

Rhamnus

HeberdeniaHypericumJuniperusMaytenus

OleaPistaciaRetama

RhamnusVisnea

Tabla 6.1: Características de cada plantación

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La plantaciónEL MARCO DE PLANTACIÓN UTILIZADO fue de tres metros,

lo que equivaldría a aproximadamente unas 20.000 plantasen la finca a restaurar. En realidad fue un número menor,dado el alto grado de rocosidad que presentan las parcelas,con zonas donde no fue posible el ahoyado, aunque debidoa ello, los bordes de las parcelas fueron considerados flexi-blemente. Se intentó utilizar siempre que fuera factible elsistema denominado al tres bolillo, que maximiza lacaptación de agua a través de la escorrentía. Esto no fuemuchas veces posible, ya que en muchos casos el terreno nopermitió seguir este tipo de replanteo, al encontrar piedrasde gran tamaño, canteros, etc., que obligaron a salirnos delesquema planteado.

El ahoyado se realizó de dos formas diferentes: aproxi-madamente el 20% de los hoyos realizados fueron porahoyado manual, excavándose una poceta de 40 cm de pro-fundidad, mientras que el 80% de los restantes fueron rea-lizados con una máquina retroexcavadora, también de-nominada retroaraña, que por su especial técnica de loco-moción minimiza la afección al suelo y a las plantas exis-tentes, hasta el extremo de considerarse el impacto quepuede causar como despreciable. En función del cazo uti-lizado por la retroaraña, los hoyos pudieron tener hasta 60cm de profundidad y 50 de diámetro. Considerando el pocosuelo y la alta tasa de grava mayor de 2,5 cm de diámetroque existe en muchas partes de la finca, una profundidadadecuada del hoyo facilitará el crecimiento de las raícesdurante los primeros años de la restauración.

Posteriormente se realizó un riego de tempero parafacilitar el establecimiento de los plantones los primerosdías. Para ello fue necesario contar con un camión cuba contracción a las cuatro ruedas y, al menos, unos 400 metros demanga para favorecer el acceso a todos los puntos de lasparcela. Por cada poceta se añadieron unos 30–40 litros deagua (tabla 6.1)

177

Una de las actividades divulgativas

del proyecto contempló la partici-

pación de los escolares de la zona

en la restauración forestal. En la

foto, unos niños plantando sabinas.

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Los bosques termófilos de Canarias

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Características climáticas de Teno Altopor Victoria Marzol, Catedrática de Geografía, Universidad de La Laguna

TENO ALTO, SITUADO EN EL SECTOR NOROESTE DE LA

ISLA de Tenerife, posee unas condiciones climáticas particu-lares como consecuencia de su localización -abierta a losvientos del primer y cuarto cuadrante- y altitud, en torno alos 700 - 850 m. Ambos factores geográficos son los respon-sables de que tenga un clima fresco, húmedo y ventoso.

El régimen térmico de Teno Alto (Fig. 6.5) se caracteri-za por una temperatura media anual de 14,7º C, con unadiferencia entre el verano y el invierno de 7,1º C. El veranoes suave, con 18,7º C, y se prolonga desde julio a septiem-bre mientras que al invierno se le puede calificar de frío ylargo porque desde diciembre a febrero no se superan los12,5º C. Los valores medios ocultan la existencia de algu-nos días calurosos en verano, en realidad muy pocos por-que sólo suponen el 5% del total anual, en los que se reba-san los 30º C como consecuencia de la irrupción de olas decalor.

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40o

35o

30o

25o

20o

15o

10o

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F M A M J JL A S O N D

Figura 6.5: Características de las temperaturas mensuales en Teno Alto (2002-2008)

Máximas

Media máximas

Media

Mediamínimas

Mínimas

Régimen Términco en Teno Alto

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Cuando la proximidad del desierto del Sáhara se dejanotar en Canarias a través de la advección de un aire cáli-do y muy seco, Teno Alto –y en general las medianías delas islas– experimentan con cambio brutal en sus condicio-nes ambientales porque la humedad desciende hasta por-centajes insignificantes y la temperatura asciende a valo-res desconocidos. Lo ocurrido la última semana de julio de2007, coincidiendo con el incendio que afectó al noroestede Tenerife, da buena cuenta del cambio que se produce enTeno Alto en esos episodios de «tiempo sur». La irrupcióndel aire sahariano al mediodía del día 27 de julio supuso elincremento de la temperatura en más de 10ºC en menos de4 horas y la caída de la humedad ambiental del 84% al20%; esas condiciones de sequedad y calor se mantuvie-ron, mañana y noche, durante los cuatro días siguientespara volver –también bruscamente– a las condicionesambientales habituales de humedad y suavidad térmica almediodía del primero de agosto.

Teno Alto posee un ambiente húmedo durante todo elaño, que no responde a unas abundantes precipitacionespuesto que al año se recogen menos de 400 mm (Fig. 6.6).Noviembre, febrero y enero son los tres meses más lluvio-sos, ya que las cantidades caídas en ellos suman el 48% deltotal anual; el verano es seco, si bien llueve el 7% anualcomo consecuencia de la elevada frecuencia de la nubosi-

El proyecto LIFE

Figura 6.6: Temperaturas y humedades horarias registradas en Teno Alto del 27 de julio al1 de agosto de 2007

Temperaturas máximas y humedad relativa

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85%

68%

51%

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27 julio 28 julio 29 julio

temperatura máxima humedad relativa

30 julio 31 julio 1 agosto

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Los bosques termófilos de Canarias

180

dad estratocumuliforme y la menor altitud de ésta, cir-cunstancias ambas que son suficientes para que Teno Alto,en esa época del año, se beneficie de los efectos benefacto-res de la niebla a través de la precipitación oculta. Estefenómeno es de gran importancia para el mantenimientode la cubierta vegetal porque supone tres veces más la can-tidad de agua de lluvia recogida de forma convencional yhasta 10 veces superior si esa relación se circunscribe a losmeses estivales.

Como ya se ha indicado anteriormente, la humedadambiental en Teno Alto es elevada durante todo el año,más por la humedad relativa del aire que por la cantidadde lluvia caída. La media anual de la humedad es del 81%,y en ningún mes es inferior al 75% salvo en marzo (72%)como consecuencia de varios episodios de «tiempo sur» convientos del SSW que acontecieron en el año 2006.

La velocidad media del viento en Teno Alto es de 15km/h y la dirección más frecuente es del NNE (el 35% delos días del año). Al analizar en detalle ambas característi-cas se observa que unidos al NNE, el N, NE y ENE sumanel 80% de los días del año, mientras que en contadas oca-siones el viento sopla del tercer cuadrante. En lo referentea la velocidad, lo más frecuente es que el viento tenga unaintensidad entre 6 y 20 km/h, el 70% de los días del año(Fig. 6.8).

E F M A M J JL A S O N D

Precipitación media en Teno Alto (2002–2008)

Figura 6.7: Distribución media mensual de las precipitaciones en Teno Alto

80 mm

70 mm

60 mm

50 mm

40 mm

30 mm

20 mm

10 mm

0 mm

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Al discriminar lo que ocurre en las cuatro estacionesdel año, destaca el papel que tienen los vientos débiles ylas calmas durante el invierno (20% de los días) y su des-aparición en verano en favor del alisio, con una velocidadmedia de 13 a 20 km/h, que llega a estar presente hasta el50% de los días del estío. La probabilidad de que se regis-tren vientos fuertes, aquellos que superan una velocidadde 33 km/h, es mayor en invierno que en el resto del año.La conjunción de la elevada humedad ambiental y elviento, junto con las temperaturas frescas dominantes,consiguen que en Teno Alto la sensación térmica sea muyinferior a la temperatura real marcada en los termóme-tros, alrededor de tres grados centígrados menos.

El estudio de las condiciones climáticas de Teno Altose ha realizado con la información proporcionada por lasdos estaciones meteorológicas automáticas, DAVIS ySEAC, que la Oficina de Gestión del Parque Rural deTeno dispone en la finca de las Siete, a 850 m s.n.m. y conlas coordenadas geográficas 28º20’20”N y 16º32’59”W

El proyecto LIFE

Dirección media anual del viento

Velocidad media anual del viento

Figura 6.8: Características de la dirección y velocidad medias anuales del viento en Teno Alto (2002–2008)

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km/h

33 a 50SSE

SSW

SSW

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WNW

NW

NNW

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Los protectoresLA PRESENCIA DE HERBÍVOROS INTRODUCIDOS difíciles

de controlar como el conejo, muy abundante en la zona, ode rebaños de cabras que transitan por la finca, hace quelos plantones necesiten al menos durante los primeros añosde la restauración de algún tipo de protección frente a laherbivoría. Con este fin se colocaron protectores cilíndricosde malla conejera metálica de 2 cm de ojo, de 30 cm dediámetro y 40 cm de altura, que se enterraron en el suelounos centímetros para evitar que el viento los derribara.Lejos del alcance de los herbívoros, y ayudadas por elmicroclima más húmedo del interior de los protectores,pues pueden retener las gotitas del mar de nubes que alcan-za las parte altas de la finca, varias especies herbáceas pros-peran en el interior de los mismos, proporcionandosimultáneamente a los plantones una sombra frente alasfixiante sol del verano, aunque también compiten conellos por la humedad y los nutrientes

Los bosques termófilos de Canarias

182

Vista de la zona alta de la finca tras

la restauración llevada a cabo. En

primer plano se pueden apreciar

los protectores cilíndricos utiliza-

dos. Al fondo, cultivos abandona-

dos de la ladera de umbría del

barranco de Taburco de Adentro,

que no fueron restaurados. Más al

fondo, el mar.

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Seguimiento de supervivencia y crecimiento de las plántulaspost–restauración

EL SEGUIMIENTO ECOLÓGICO EN LA ZONA DE RESTAURACIÓN

ha consistido en el análisis de la tasa de supervivencia y delestado de los pies plantados, así como de su crecimiento yde los factores ambientales que pueden influir en la super-vivencia de las plántulas. Para ello se tomaron de los indi-viduos seguidos (todos en las dos primeras plantaciones yuna muestra aleatoria suficientemente representativa de latercera plantación) los siguientes datos: a) vitales (alturade la plántula, diámetro máximo y diámetro perpendicularal primero, estado vital –un individuo vivo es aquél queaún posee hojas verdes, mientras que se considera muertocuando sólo posee hojas marrones secas– y porcentaje dehojas verdes; b) florísticos (otras especies presentes en uncírculo de 1 m de radio alrededor de cada pie plantado); yc) microambientales (presencia/ausencia de protector,señales de depredación, pendiente, exposición y porcenta-je de rocas, piedras y suelo en superficie). De esta forma seintenta obtener información de gran importancia acerca dela supervivencia y adaptación de las especies restauradaspara garantizar el éxito de éste y otros futuros proyectos derestauración del bosque termófilo. La tabla 6.2 y la figura6.9 recogen las características de los seguimientos de lasdiferentes plantaciones

Primera plantación (marzo de 2006)

En marzo de 2006, tras la primera plantación, ubicadaen la zona central de la finca, se contabilizaron todos lospies de sabina (232) y de acebuche (105) plantados, totali-zando 337 individuos. El primer seguimiento de esta plan-tación se efectuó en noviembre de 2006, inmediatamentedespués de las primeras lluvias, y el segundo en octubre de2007, antes de las lluvias caídas en noviembre. La tasa desupervivencia total fue del 33% después del primer verano(2006) y del 26% después del segundo verano (2007), mien-tras que las de la sabina son del 29 y 22%, y las del acebu-che del 41 y 36%, respectivamente (Tabla 6.2). Destaca elhecho de que la mortalidad de los pies plantados para lasdos especies fue mucho más elevada en el primer año (71 y

183

El proyecto LIFE

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59% respectivamente) que en el segundo (24 y 12% respec-tivamente), lo que indica que, una vez superado el primeraño, las plántulas tiene mucha mayor expectativa de vida.Además, hemos encontrado una relación positiva y signifi-cativa entre el tamaño de los individuos (altura, diámetro ybiovolumen) y la supervivencia para las dos especies, lo quesignifica que las plántulas más grandes tienen una probabi-lidad mayor de sobrevivir. La causa principal de la muertede los pies es la desecación, seguida por el enterramientopor tierra que cae del borde del hoyo.

Los pies vivos de Juniperus tenían en octubre de 2007una altura media de 28,2 cm, lo que nos indica que habíancrecido 5,7 cm (un 25%) en el invierno de 2006–2007, mien-tras que el diámetro ha crecido 11,6 cm (8%). Los indivi-duos de Olea han crecido 6,6 cm (32%) en altura y 2,3 cm(24%) en diámetro, respectivamente. Los pies vivos deJuniperus estaban más verdes en octubre de 2007 que ennoviembre de 2006, aunque ocurrió lo contrario para los deOlea. El número de pies con protección de malla fue alto (el

Los bosques termófilos de Canarias

184

Parámetros 1ª plantación 2ª plantación 3ªplantaciónFecha de plantación Marzo de 2006 Diciembre de 2006 Marzo de 2007

Fecha del 1er seguimiento Noviembre de 2006 c) Mayo de 2007 a) Septiembre de 2007 b)

Nº de individuos seguidos 337 659 5.550

Fecha del 2º seguimiento Octubre de 2007 d) Octubre de 2007 b) Diciembre de 2007 c)

Nº de individuos seguidos Los mismos Los mismos 5.863

% de supervivencia total (1º/2º seguimiento)

33 (1º), 26 (2º) 78 (1º), 33 (2º) 18 (1º), 11 (2º)

Juniperus 29 (1º), 22 (2º) 80 (1º), 44 (2º) 13 (1º), 11 (2º)

Olea 41 (1º), 36 (2º) 93 (1º), 37 (2º) 22 (1º), 6 (2º)

Maytenus - 97 (1º), 43 (2º) 6 (1º), 4 (2º)

Jasminum - 93 (1º), 64 (2º) 51 (1º), 8 (2º)

Heberdenia - 58 (1º), 12 (2º) 5 (1º), 1 (2º)

Pistacia - 61 (1º), 17 (2º) 5 (1º), 5 (2º)

Hypericum - 56 (1º), 2 (2º) 5 (1º), 10 (2º)

Visnea - 82 (1º), 30 (2º) -

Rhamnus - - 3 (1º), 5 (2º)

Globularia - - 0 (1º), 0 (2º)

Euphorbia - - 74 (1º), 49 (2º)

Tabla 6.2: Características del seguimiento

F a) Seguimiento antes del primer

verano.

b) Seguimiento después del pri-

mer verano, pero antes de las llu-

vias otoñales.

c) Seguimiento después del pri-

mer verano y después de las llu-

vias otoñales .

d) Seguimiento después del

segundo verano, pero antes de

las lluvias otoñales.

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80%) y la tasa de depredación muy baja (el 10%) para lasdos especies y ambos seguimientos. El análisis de los facto-res ambientales muestra que la supervivencia de Juniperusaumenta con la exposición sureste y con una pendientesuperior a los 20º, algo no detectado en Olea. Además, lavitalidad de las plántulas de Juniperus aumenta con lacobertura de las especies perennes que las rodean, pero dis-minuye con la cobertura de gramíneas, probablemente porla competencia por los recursos en las capas superficialesdel suelo.

Segunda plantación (diciembre de 2006)

La segunda plantación se ubicó en la parte alta delbarranco, a unos 850 m de altitud. En diciembre de 2006 seetiquetaron unos 660 pies de ocho especies diferentes (Tabla6.2). El primer seguimiento se efectuó en primavera de 2007y el segundo en octubre del mismo año, antes de las prime-ras lluvias que cayeron en noviembre. La tasa de supervi-vencia total antes del primer verano fue todavía muy alta,con un 78%, aunque muy variable entre especies (el 97%para Maytenus frente al 56% para Hypericum), mientrasque disminuyó en octubre de 2007 hasta un 33% (64% paraJasminum frente a 2% para Hypericum) tras un veranomuy caluroso, mientras que las dos especies protagonistasde la restauración mostraron tasas de supervivencia inter-

185

Figura 6.9: Evolución temporal de las tasas de supervivencia de la sabina y del acebuche en función de la plantación

Plantación

SUPE

RV

IEN

TES

(%)

Juniperus1ª plantación

Juniperus2ª plantación

Juniperus3ª plantación

Olea1ª plantación

Olea2ª plantación

Olea3ª plantación

1º Seguimiento 2º Seguimiento

100

90

80

70

60

50

40

30

20

10

0

El proyecto LIFE

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medias (44% para Juniperus y 37% para Olea). Éstas sonmás altas que las tasas de la primera plantación para estasespecies. Destacan las tasas de supervivencia relativamentebajas para Hypericum, Pistacia y Heberdenia (2%, 17% y12%, respectivamente). No obstante, hay que considerarque Hypericum y Pistacia son caducifolios, por lo que pro-bablemente algunos de los individuos que clasificamoscomo muertos podrían rebrotar después de unas lluviasintensas, lo que de hecho observamos durante la terceraplantación. Finalmente, Heberdenia, que es una especie delbosque termófilo húmedo y más exigente en condicioneshídricas, fue tal vez la más perjudicada por la ola de calor dejulio–agosto de 2007.

Los valores de los factores ambientales medidos de lasocho especies termófilas seguidas no se distinguen mucho,con un 80–90% de los individuos vivos con protectores enoctubre de 2007, y entre un 10–25% depredados. La pen-diente muestra valores entre 5 y 12º, mientras que la cober-tura edáfica es muy parecida para todas las especies(5–10% de rocas, 25–35% de piedras y 65–70% de tierra),algo de esperar debido al protocolo de plantación seguido,que alterna las especies. Para Juniperus y Olea se ha encon-trado la misma relación positiva y significativa entre eltamaño de la plántula y la probabilidad de supervivenciaobservada en la primera plantación.

Los bosques termófilos de Canarias

186

RÜDIGER OTTO

Aspecto de la parte baja de la finca

tras la restauración. Puede apre-

ciarse la disposición al tresbolillo

del ahoyado, que minimiza la com-

petencia entre plantones por los

recursos y maximiza la captación

de agua por los hoyos.

F

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Tercera plantación (marzo de 2007)

En marzo de 2007 se desarrolló la plantación más impor-tante de toda la restauración, con cerca de 8.000 plantonesde nueve especies diferentes (Tabla 6.1). En septiembre de2007 se realizó un primer recuento de gran parte de los indi-viduos plantados (5.550 ejemplares, o el 71% del total) y, aprincipios de diciembre de 2007, tras las primeras lluviasintensas, se efectuó un segundo recuento de 5.863 indivi-duos (el 75% del total plantado). Dado el gran tamaño de latercera plantación y la fecha de plantación, no fue practica-ble aplicar la misma toma de datos de las primeras planta-ciones, limitándonos a la vitalidad de los individuos. En laprimavera de 2008 se etiquetó un total de 234 individuos detodas las especies (el 37% de los individuos vivos de esteaño) para seguir en el futuro su supervivencia y crecimien-to.

En septiembre de 2007, la tasa de supervivencia total delos individuos revisados de las nueve especies alcanzaba un18%, aunque con grandes diferencias entre ellas, mostran-do Heberdenia, Hypericum, Maytenus, Rhamnus y Pistaciauna supervivencia muy baja (en torno al 5%), mientraspara Jasminum y, especialmente, para E. atropurpurea, seregistraron valores del 49 y del 74%, respectivamente.Juniperus alcanza un 13% de individuos vivos, lo que esmenos que en las dos primeras plantaciones (29 y 44%),mientras que para Olea (22%) significó el valor más bajo delas tres plantaciones efectuadas (41 y 37% en las dos prime-

187

RÜDIGER OTTO

Aspecto de la parte alta de la finca

tras la restauración. En primer

plano se pueden observar diferen-

tes plantones con sus mallas pro-

tectoras, que ejercen un papel fun-

damental para garantizar la super-

vivencia de los plantones en los

primeros momentos, en los que

están amenazados por la presión

herbívora que ejercen conejos y

cabras.

F

El proyecto LIFE

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ras plantaciones). En diciembre de 2007, las tasas de super-vivencia se habían reducido aún más para Juniperus, Olea,Hypericum, Jasminum y Euphorbia atropurpurea, mientrasque estas tasas habían aumentado para tres especies:Hypericum, Pistacia y Rhamnus, lo que nos indica quealgunos individuos que estaban secos, y que fueron erró-neamente dados por muertos, rebrotaron como resultado delas primeras lluvias desde abril de 2007.

La supervivencia de los pies plantados de E. atropurpu-rea también disminuyó drásticamente (del 74 al 49%), peroa pesar de ello sigue siendo la especie que mejor se adapta alas nuevas condiciones ambientales, resultado no muy sor-prendente, ya que la tabaiba mejorera es una de las plantasarbustivas más abundantes en la zona de restauración. Porlo tanto, la plantación de esta especie nos ha servido, indi-rectamente, como un control del éxito de la restauración,pues al ser una especie muy abundante en la zona de estu-dio, posibilita conocer cuál es el grado de estrés ligado alcambio de condiciones que ha de soportar la plántula desdeel vivero a la naturaleza. El hecho que sólo el 50% de lasplántulas del vivero resistieran la plantación nos indica queésta sería la tasa máxima de supervivencia a esperar, o unatasa de referencia para comparar la supervivencia real delresto de las especies. En general, las bajas tasas de supervi-vencia de algunas especies se explican debido a las condicio-nes climáticas adversas durante el verano del año 2007(evento de calima en julio–agosto, con temperaturas muyaltas, y un otoño especialmente caluroso y seco), amén deuna fecha de plantación tardía

La divulgación del proyecto

UNA DE LAS ACCIONES MÁS IMPORTANTES DEL PROYECTO

ha sido la dedicada a su divulgación. Como incluye elCuadro 6.2. en el éxito de un proyecto de restauración esfundamental que éste se haya divulgado adecuadamente,con el fin de que la sociedad que lo ayuda a financiar con susimpuestos, lo conozca y lo termine asumiendo como propio.Con este objetivo se prepararon una serie de paneles decarácter itinerante alusivos a diferentes aspectos del mismo,como la naturaleza de los proyectos LIFE, el bosque termó-filo, las especies vegetales elegidas para la restauración, lahistoria de la finca a restaurar, los resultados esperados,etc., que fueron expuestos en diferentes congresos de educa-

Los bosques termófilos de Canarias

188

Póster emblema de la restauración

del bosque termófilo llevada a

cabo. En el centro se muestra el

logotipo elegido para el proyecto

LIFE Hábitat, una rama de sabina

con el lema: «Juniperus, restaura-

ción de hábitat».

F

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ción ambiental. También se confeccionaron trípticos relati-vos al proyecto, que se repartieron entre los habitantes delParque Rural de Teno y entre la población escolar de loscolegios e institutos de la zona. Así mismo, los responsablesdel proyecto impartieron charlas referentes a éste en dife-rentes foros, que incluyeron desde asociaciones de vecinosdel lugar hasta congresos científicos.

También se desarrollaron jornadas de campo en las cua-les escolares de la zona en unas ocasiones y voluntarios detoda la isla en otras participaron en la reposición de marrascontemplada por el proyecto. En estas jornadas se repartie-ron camisetas, gorras, etc., con los logotipos del proyecto yde las instituciones participantes, la Unión Europea, elCabildo Insular de Tenerife y la Universidad de La Laguna.Finalmente, el último producto contemplado en la divulga-ción del proyecto fue la producción de un libro, en el que seintrodujera al lector a los bosques termófilos de Canarias yse relatase de forma pormenorizada el proyecto de restaura-ción ecológica desarrollado. Ese libro es precisamente el queel lector tiene ahora en sus manos

189

La divulgación de los proyectos de

restauración es un aspecto al que

el programa LIFE de la Unión

Europea presta especial atención.

En la foto, uno de los nueve carte-

les que integraron la exposición iti-

nerante.

F

La participación de la ciudadanía

en los proyectos de restauración,

como los jóvenes de la foto, que

seleccionan los plantones a utilizar,

es una parte fundamental de la

divulgación y del éxito de todo

proyecto.

F

El proyecto LIFE

OF

ICIN

A D

EL

VO

LUN

TA

RIA

DO

. C

AB

ILD

O D

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EN

ER

IFE

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A modo de conclusiónCON LAS ACTIVIDADES LLEVADAS A CABO DURANTE el

seguimiento ecológico de la restauración del proyecto LIFEhemos obtenido nuevos conocimientos muy valiosos sobreel bosque termófilo canario. Tenemos una idea más clara dela distribución de los reductos de esta formación en la isla deTenerife, su composición florística, su estructura y susrequerimientos ecológicos. Por primera vez se ha realizadoun estudio del crecimiento de la especie principal, la sabinacanaria, en condiciones naturales, lo que resulta muy útilpara valorar el desarrollo futuro de la plantación en Teno.Los resultados del seguimiento de las tres plantaciones nosindican que la tarea de repoblar un sabinar en zonas dondeéste ha sido eliminado no es nada fácil. Por otro lado, eléxito o la tasa de supervivencia de los pies plantados varíamucho según la ubicación dentro de la finca de restaura-ción, la fecha de plantación, la especie plantada, el tamañode la plántula en el momento de la plantación, el hecho deque haya individuos adultos bajo los cuales protegerse y,sobre todo, las condiciones climáticas de los primeros añostras la plantación.

sobrepastoreo, incendios,

protec

ción legal, resta

uración ecológica,

Los bosques termófilos de Canarias

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La comparación con zonas de control en sabinares aúnbien conservados indica que la tasa de supervivencia de lasplántulas es más alta en condiciones naturales, dado que lamayoría se refugia a la sombra de los adultos, lo cual reducenotablemente la tasa de mortalidad. No obstante las condi-ciones adversas del verano y otoño de 2007 (de hecho, huboun incendio forestal en la zona en julio de 2007 por la gransequedad, que a punto estuvo de acabar con la plantación),se han registrado unas tasas de supervivencia aceptablespara la mayoría de las especies plantadas, lo que garantiza-rá un aumento de la diversidad local de especies termófilasy, a largo plazo, un cambio en la vegetación del lugar. Lamoderada mortalidad y la tasa de crecimiento experimen-tada por las plántulas de Juniperus en el segundo año des-pués de la plantación nos indican que los pies plantados quesobreviven los dos primeros años tendrán una probabilidadalta de desarrollarse bien en el futuro y de formar nuevosnúcleos de sabinares en la región, así como de ampliar la dis-tribución del hábitat en la isla, objetivo principal del pro-yecto

talas, erosión

educación ambiental

Aspecto actual del barranco de

Taburco de Adentro (a la izquier-

da), objeto de la restauración eco-

lógica relatada, y aspecto que

podría tener dentro de un siglo de

prosperar la misma (a la derecha).

Las flechas recogen los procesos

responsables de ambas situacio-

nes extremas.

191

F

El proyecto LIFE

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GLOSARIO

Acervo genético: Conjunto de alelos exclusivosatesorado por una determinada población, quese enriquece con el periodo de tiempo en que haestado aislada de otras poblaciones similares dela misma especie.Arcéstida: Fructificación seca y coriácea de algu-nas cupresáceas, como la sabina, que puede con-tener varias semillas en su interior. También lla-mados gálbulos.Deslizamiento gravitacional: Colapso geológicodebido a la inestabilidad de algunas estructurasvolcánicas, que en un breve lapso de tiempopuede dar lugar a la desaparición bajo el mar deuna parte significativa de una isla.Dimorfismo foliar: Atributo de algunas especiesvegetales, como el eucalipto o la sabina, por elque poseen dos tipos de hojas diferentes, ge-neralmente asociadas a diferentes edades delindividuo.Directiva Aves: Es el primer texto aprobado en1979 con el que se dota la Unión Europea parala conservación de especies, en este caso de avessilvestres. En sus anexos se relacionan las especiesde aves de interés comunitario. Directiva Hábitats: Es un texto de obligadocumplimiento del que se dota la Unión Europeapara garantizar la conservación de su biodiversi-dad. De la directiva Hábitat emanan las directri-ces para la constitución de la Red Natura 2000y en sus anexos se recogen los hábitats y especiesde interés comunitario.Drupa: Fruto simple y carnoso que contiene unúnica semilla, como los del olivo y acebuche. Ecosistema maduro: Ecosistema que se encuen-tra en armonía con el marco ambiental en el quese desarrolla. Se caracteriza por no incrementarsu biomasa con el paso del tiempo. Endozoocoria: Modo de dispersión de semillasprotagonizado por animales que se han alimen-tado de los frutos que las contienen y que luegodefecan o regurgitan.Esclerofilia: Propiedad de las especies vegetalesprovistas de hojas duras. Escudo basal: Fase inicial de la construcción deuna isla volcánica.

Especies dioicas: Especies con flores masculinasy femeninas en distintos individuos.Especie endémica: Especie que se distribuye deforma natural exclusivamente en un lugar deter-minado, por ejemplo una isla.Especie introducida: Especie que participa enlas comunidades de un lugar ajeno a su distribu-ción natural, a las que ha llegado por la acciónvoluntaria o involuntaria de los humanos. Especies monoicas: Especies con las flores mas-culinas y femeninas en el mismo individuo. Especie nativa: Especie propia de un lugar alque puede pertenecer en exclusiva (especieendémica) o no (especie nativa no endémica). Essinónimo de autóctona.Especies transgresivas: Especies con suficienteamplitud ecológica como para participar pun-tualmente en comunidades ubicadas más allá delos límites de aquéllas en las que habitualmenteocurren.Especies vicariantes: Especies muy similares,procedentes de una misma especie ancestral, queexplotan el mismo nicho ecológico en lugaresdiferentes, por ejemplo en sendas islas cercanas.Fanerófitos: Especies leñosas arbustivas oarbóreas.Fenología: Distribución estacional de los cam-bios que sufren las plantas, como la floración, lafructificación, etc., a lo largo de su ciclo vital. Fisionomía: Aspecto de la vegetación de unlugar.Freatófilo: Especie vegetal que requiere de aguassubterráneas cercanas para su desarrollo.Hábitat de interés comunitario (HIC): Aquelque siendo un ejemplo representativo de algunaregión biogeográfica, cuente con una distribu-ción reducida, bien intrínseca o debido a sudeterioro, que amenace su supervivencia en eltiempo. Hábitat natural prioritario: Aquel en peligro dedesaparición en el territorio de la UE, cuya con-servación es trascendente debido a la importan-cia de la proporción de su área natural conrespecto a todo el territorio de la UE.Hibridación: Proceso por el cual dos individuosde especies diferentes que no han consolidadomecanismos de aislamiento reproductivo

Los bosques termófilos de Canarias

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pueden tener descendencia, que comparte lascaracterísticas de ambos progenitores. Hojas imparipinnadas: Hojas compuestas porun número impar de foliolos.Hojas paripinnadas: Hojas compuestas por unnúmero par de foliolos.Holártico: Relativo a los continentes del hemis-ferio Norte, es decir, Eurasia y Norteamérica.Holoceno: Periodo que comprende los últimos10.000 años de la historia del Planeta.Lugares de Importancia comunitaria (LIC):Áreas delimitadas por su alto valor biológico yecológico que contribuyen, a escala europea, amantener y/o restablecer hábitats o especies deimportancia comunitaria en un estado de con-servación favorable.Paleotropical: Amplio reino fitogeográfico queincluye las áreas ecuatoriales y tropicales delViejo Mundo, muy heterogéneo y que algunosautores dividen en cinco zonas: africana, mal-gache, asiática, malásica y pacífica.Parque Rural: Figura de protección de la RedCanaria de Espacios Naturales Protegidos desig-nada para proteger zonas en las que coexistanactividades agrícolas y ganaderas o pesqueras,con procesos de importancia ecológica, dandolugar a un paisaje de gran interés.Pleistoceno: Periodo de tiempo que abarca losúltimos 2 millones de años, excepto elHoloceno, con el que forma el Cuaternario.Durante este periodo han ocurrido las grandesglaciaciones. Plioceno: Periodo de tiempo que abarca desdehace 5 millones de años atrás hasta el comienzodel Pleistoceno. Es el último periodo delTerciario.Red Canaria de Espacios Naturales Protegidos:Red de espacios naturales cuyo objetivo es laconservación de la importantísima biodiversi-dad que atesora el archipiélago canario.Emanada de la ley 12/94, esta red ampara legal-mente mediante ocho figuras de proteccióndiferentes unos 145 espacios, que suponenaproximadamente un 40% del territorio insular.Red Natura 2000: Es una red de espacios natu-rales de carácter transnacional y promovida porla Unión Europea, cuyo fin es la conservación, através de los hábitats y especies de interés comu-

nitario, de la biodiversidad de Europa.Relíctico: Carácter residual de una formaciónvegetal o una especie antaño más ampliamentedistribuida.Repartimientos: Proceso que tiene lugar a raízde la Conquista de Canarias, por el cual losguerreros más destacados son recompensadoscon los mejores terrenos para el desarrollo de laactividad agraria.Reposición de marras: Sustitución de los plan-tones que han muerto en una plantación pornuevos plantones.Restauración ecológica: Proceso artificial quetrata de recuperar el estado original de un eco-sistema que ha sido alterado por las actividadeshumanas.Stepping stones: Término inglés que designa alos lugares que pueden haber servido de esta-ciones intermedias en la dispersión de un or-ganismo, por ejemplo de un continente a unaisla.Umbráculo: Sector techado de un vivero forestalque permite el paso del aire protegiendo a lasplantas de la insolación.Vegetación potencial: Vegetación existente en elarchipiélago inmediatamente antes de la llegadade los humanos.Zona de Especial Protección para las Aves(ZEPA): Espacios o territorios concretos quereúnen características adecuadas en dondepreservar, mantener o restablecer una diversidady superficie suficiente de hábitats adecuadospara las aves silvestres, sus huevos y nidos, pres-tando especial atención a las especies migratoriascuya presencia sea regular, y, sobre todo, a aque-llas nidificantes más raras y amenazadas que seencuentran protegidas al amparo de la DirectivaAves.

Los GLOSARIO

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REFERENCIAS LEGALES:

Catálogo de Especies Amenazadas de Canarias (CEAC): Decreto 151/2001 del Gobierno de Canarias,por el que se crean el Catálogo de Especies Amenazadas de Canarias.

Catálogo Nacional de Especies Amenazadas (CNEA): Real Decreto 439/1990, de 30 de marzo, por elque se regula el Catalogo Nacional de Especies Amenazadas.

Convenio de Berna: Convenio de 19 de septiembre de 1979, relativo a la conservación de la vida silves-tre y el medio natural de Europa (Ratificado por España el 13 de mayo de 1986).

Convenio de Bonn: Convención de 23 de junio de 1979, sobre la conservación de especies migratoriasde animales silvestres (Ratificado por España el 22 de enero de 1985).

Convenio CITES: Convención de 3 de marzo de 1973, sobre el comercio internacional de especies ame-nazadas de la fauna y flora silvestre (Instrumento de adhesión de España el 16 de mayo de 1986).

Directiva Aves: Directiva 79/409/CEE del Consejo Europeo, de 2 de abril de 1979, relativa a la conser-vación de las aves silvestres.

Directiva Hábitats: Directiva 92/43/CEE del Consejo Europeo, de 21 de mayo de 1992, relativa a laconservación de los hábitats naturales y de las fauna y flora silvestres.

Red Natura 2000 en Canarias: Decisión de la Comisión Europea, de 28 de diciembre de 2001, por laque se aprueba la lista de Lugares de Importancia Comunitaria con respecto a la Región BiogeográficaMacaronésica.

La relación de Lugares de Importancia Comunitaria para las islas Canarias ha sido ampliada recientemen-te por la Decisión de la Comisión Europea, de 25 de enero de 2008, publicada en el DOUE L31 de 5de febrero de 2008.

Los bosques termófilos de Canarias

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Este libro se imprimió en La Laguna (Tenerife)