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1 PHD en Antropología, docente de la Carrera de Antropología y Direc tora del Centro deEstudios Sociales de la Universidad Católica de Temuco, Chile.
Identidad e interculturalidad en Chile
Teresa Durán P.1
1. Análisis teórico como expresión y aporte a la AntropologíaAplicada
Pretendo organizar esta presentación en cuatro partes:
a. Enfoque teórico de entrada y definición del problema.b. Cuerpo metodológico.c. Análisis.d. Interpretación.
a. Enfoque teórico inicial
El problema central que nos preocupa es cómo trasladar apropiada-mente el debate que particulariza a las Ciencias Sociales contemporáneashacia el abordaje profesional por medio del cual a diario nos enfrentamosa través de las problemáticas diversas que nos corresponde atender. Elplanteamiento de este problema no ha caracterizado a la AntropologíaAplicada (AA) en la época contemporánea, al menos en América Latina,dado que la preocupación central de los especialistas se ha centrado enabordar de modo más o menos directo tales problemáticas. En nuestro
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caso, desde comienzos del 2000, hemos comenzado a anteponer una inter-mediación teórica y metodológica al quehacer profesional, siendo formu-lada esta preocupación bajo la categoría conceptual de cómo superar ladicotomía teórico-práctica aún débilmente resuelta en nuestros países(Durán y Berho, 2002; Carrasco y Eyzaguirre, 2005; Durán, 2005). En elpresente, nuestras referencias a esta subdisciplina se enmarcan en la pro-puesta de redefinir los objetos de la Antropología (2007)
La formulación renovada de tal problema convencional es resulta-do de un proceso de prueba que hemos protagonizado en los últimos años,a través del cual se ha definido una nomenclatura conceptual laAntropología Interactiva que en tanto espacio experimental, ha permiti-do abordar los problemas de legitimidad de la Antropología Aplicada ydesde el cual se ha guiado un debate en nuestro medio hacia el externonacional e internacional.
Al respecto nos preguntamos: ¿A quién sirve la AntropologíaAplicada? ¿Qué rol otorga a los participantes sociales? ¿Qué papel asumeel antropólogo?
En este momento y gracias a la oportunidad que nos brinda laEscuela de AA de Quito, Ecuador, pretendemos realizar un análisis entorno a los conceptos de interculturalidad e identidad, planteados comoproblemáticos por esta Escuela hermana, desde la perspectiva de laAntropología Interactiva, en tanto propuesta de Antropología Aplicadadesde la región centro-sur de Chile.
Entendemos por AI al acercamiento teórico metodológico deorientación aplicada que permite diseñar un programa de participaciónantropológica desde el conocimiento y tratamiento de problemáticassociales mediante un proceso etnográfico, complejo y reflexivo en el queconcurre, procedente de la lógica especializada, la dimensión socioes-tructural, la microsocial u organizativa, y la intersubjetiva, buscando lapertinencia social del diálogo a través del uso de códigos de comunica-ción intersocial e intercultural propios del contexto donde se lleva a cabodicho quehacer, utilizando los conocimientos especializados construidossobre la problemática y sobre el tipo de comunicación por medio de lacual se la aborda.
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Esta concepción de AA asume que cada actor tiene una parte de laresponsabilidad social en el proceso, sea en la etapa previa al diseño cien-tífico, en su formulación y en su ejecución, prevaleciendo la labor evalua-tiva del antropólogo de tal proceso a fin de reorientarlo y consumarlo enorden al cumplimiento de los objetivos definidos y conocidos por los sec-tores involucrados.
Esta concepción de AA deriva y es una prolongación contextuali-zada de la teoría transaccionalista en antropología social (Stuchlik y Holy,1980, 1983), la que sostiene el carácter científico de la Antropologíamediante la distinción conceptual y metodológica de niveles de realidad,en concordancia con los estudios de orientación posestructuralistas.
Esto quiere decir que la responsabilidad teórica, autoasumida delantropólogo, así como la de vehiculizar el diálogo local, pretende respon-der, por una parte, al conocimiento antropológico formal y, por otra, alcontexto local con el cual adquiere distintas responsabilidades: particular-mente procurar la participación social en todas las fases del proceso cog-noscitivo y social.
Una vinculación de origen y de diferenciación nos parece particu-larmente importante para el proceso de innovación con sentido en elcampo de la Antropología en sociedades periféricas. El equipo de antro-pólogos que optó por la tarea de ‘duplicar’ la Antropología de origen euro-peo que heredamos para estar en mejores condiciones de definir desempe-ños en contextos socioculturales que exigen pronunciamientos ético-polí-ticos, ha experimentado gratamente haber podido liberar y liberarse deconcepciones de ciencia que trabajan para una sociedad de escucha, aun-que muda.
No obstante, este paradigma diferente presenta otras complejidadespara el antropólogo, que conciernen al desempeño del actor, que al mismotiempo es quien diseña la escena y que está obligado, por una ética social,a evaluar la integralidad de tal desempeño en el cual participan otros condiferentes referentes socioculturales. Esto quiere decir que el antropólogo,al subscribir al paradigma de la relación problemática entre las estructurassociales y el comportamiento individual, debe aceptar la dimensión gené-
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rica de dichos comportamientos, así como la idiosincrasia, en cuyos mode-los y condiciones él está inmerso.
Aclaremos un poco más en qué consiste el acercamiento de la AI.Cómo se sabe, la Antropología Aplicada representa aún para el patrimo-nio europeo y norteamericano originario “un mal necesario, derivado delos procesos colonizadores y poscolonizadores”, aún cuando en las prime-ras décadas del siglo pasado se advirtió la necesidad de su desarrollo paraenriquecer los procesos de endoculturación, ya legitimados por las cien-cias de la cultura y de la educación (Mead, 1990). En tanto, en AméricaLatina, se ha resentido el impacto de la disciplina cuando ésta ha inten-tado legitimarse mediante variadas experiencias integracionistas y des-arrollistas, especialmente con posterioridad a la segunda guerra mundial.Si consideramos el informe que nos proporciona Berdichewsky (1977)sobre la Antropología Aplicada en Chile, deberemos reconocer que hacialos años ochenta, el tránsito desde una Antropología Aplicada desarrollis-ta a una Antropología de la Acción, es incipiente (Berdichewsky, 1977).
El valor heurístico del citado informe es que permite situarse respec-to de las problemáticas disciplinarias que rodean a la antropología aplicadaposclásica, lo que desde luego incluye una preocupación por el rol delantropólogo. En la versión de Berdichewsky, éste debía estar “comprometi-do con el cambio social” y actuar en consecuencia. Más allá de ello, no obs-tante, debía elaborar un estudio etnográfico clásico que permitiera com-prender la casuística en el marco de las explicaciones estructurales. Al res-pecto nos preguntamos: ¿qué nivel de replicabilidad puede tener laAntropología de la Acción a partir de la base ideológica que elAntropólogo debía desarrollar? En efecto, la primera cuestión a dilucidar essi la antropología aplicada constituye una disciplina propiamente tal y, portanto, posee un acervo teórico- metodológico replicable. Entonces, lasegunda cuestión, relacionada con la anterior, concierne al ‘cómo’ se repli-ca el corpus y, lo que nos parece más importante, cómo se evalúa esta répli-ca y más aún cómo se reformula al tenor del movimiento intelectual cerca-no y lejano en torno a los debates inherentes al quehacer, así como en rela-ción con las huellas que imprimen las fuerzas que actúan en el contexto.
Desde nuestra perspectiva, la propuesta de la AntropologíaInteractiva en tanto Antropología Aplicada, ha resultado provisional-
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mente útil, no sólo en relación a las respuestas que otorga a las cuestionesantes señaladas, sino respecto de aquellas que conciernen a su vinculacióncon el acervo teórico-fundante (Carrasco y Eyzaguirre). Para efectos deilustrar de mejor modo esta relación, presentamos el siguiente cuadro:
Cuadro 1Contraste operacional entre tipos de antropología aplicada en Chile
El cuadro anterior debe entenderse como síntesis de la plataformateórica que representa el enfoque que sustenta la ponencia. En términosespecíficos, cierra el primer tópico de ésta dejando en latencia el papel delas circunstancias sociales que han rodeado y determinado el aprendizajedel quehacer: la región multiétnica y socioeconómicamente desigual de la
Factores analíticos.Antropología Aplicada en Chile, versión Berdichewsky (1960-1973)
Antropología Interactiva en la región de La Araucanía, Chile (2000-2006)
Fundamentos Teóricos
• La Antropología debe contribuir al cam-bio social, a las transformaciones de lasestructuras sociales de opresión.
• No explicita los fundamentos teóricosespecíficos, sino que relaciona éstos conla teoría de la antropología social fun-dante, que en este caso es la estructural-ista.
• Etnografía reflexiva orientada a pesquisarel problema social en perspectiva multidi-mensional.
• Teoría Antropológica fundante que dis-tingue niveles de realidad y considera elcomportamiento individual.
• Interpretación socioantropológica de larealidad compleja.
Acercamiento metodológico • Etnográfico de orientación clásica, con
interpretaciones de orientación sociológ-ica.
• Integración metodológica cuanti-cuali;hipotético deductiva-inductiva.
• Interpretación provisional diferenciadapor niveles de realidad.
Construcción teórica• La AA puede documentar los procesos
sociales y testimoniar avances y dificul-tades en la transformación social.
• Acuñamiento de los conceptos de identi-dad socioétnica y de las relaciones inte-rétnicas, así como el de la interculturali-dad en los contextos institucionales.Matriz metodológica de relaciones socia-les mediadas por el conocimiento antro-pológico.
• Conceptualización en torno a la dualidaddel rol antropológico.
Resultados esperados: Aporte profesional y disciplinario.
• Propuesta de acción social vinculada aprogramas socio políticos.
• Testimonio reflexivo de un proceso socialy disciplinario
• Tipificación de relaciones sociales a nivelestructural, microsocial e intersubjetivo.
• Formulación de propuestas de acciónpertinentes a los problemas socialessegún niveles de realidad.
• Ejecución de propuestas de acción orien-tadas por el acervo teórico y elconocimiento etnográfico de la realidadsocial.
• Reflexividad compartida por los sujetosparticipantes.
TERESA DURÁN P.
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Araucanía en el centro-sur de Chile y en la cual la Antropología se insta-ló desde 1971.
b. Cuerpo metodológico
En concordancia con lo explicitado anteriormente, la AntropologíaInteractiva se apoya primordialmente en una base de datos organizada einterpretada desde la etnografía reflexiva (Hammersley y Atkinson,1994). Este tipo de etnografía postula que el especialista no sólo es capazde develar los significados intrínsecos a los procesos sociales mediante laaplicación de una metodología, sino también de ‘darse cuenta’ lo que esteconocimiento acumulado y sistematizado le dice a su conciencia, a suracionalidad como sujeto.
Con respecto al problema que aquí nos convoca y que consiste entratar los conceptos de interculturalidad e identidad, la primera medidaque proponemos concierne en situar esta labor respecto del qué, el cómoy el para qué. Tenemos así que la revisión analítica del contexto académi-co en que surgen estos preceptos metodológicos constituye el problema‘objetivo’, o en palabras de la AI, la ‘demanda’. En tanto, el cómo ysiguiendo los pasos de la Antropología Sociocultural posclásica, nos llevaa identificar un corpus analizable, para una finalidad, que en este caso seorienta a retroalimentar la propuesta de la Antropología Interactiva.
En este sentido, necesitamos trabajar los conceptos en el marco dereferentes descriptivos, interpretativos y proyectivos que otorguen senti-do a su uso.
Nos ha parecido pertinente para esta ocasión someter a un análisisde corte naturalista y reflexivo, los conceptos de interculturalidad e iden-tidad que aparecen en el texto Rostros y Fronteras de la Identidad(Samaniego y Garbarini, 2004), publicación que formó parte de la ejecu-ción del proyecto MECESUP, denominado “Generando condiciones parala mediación intercultural en los alumnos de la Universidad Católica deTemuco”, que se llevó a cabo durante los años 2003-2005. Se trata portanto de un texto orientado a la acción, en este caso, formativa y de trán-sito hacia una acción social de carácter intercultural en el ámbito socio-político y sociocultural que caracteriza a nuestra región de la Araucanía.
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Así, a fin de otorgar rigurosidad al trabajo que se presenta, analizaremosla forma y el contenido en que estos dos conceptos aparecen definidos einterrelacionados, o serían inter-relacionables en la obra citada, que seautodefine como compilatoria.
La lectura inicial de estos trabajos ha permitido situar una perspec-tiva de análisis orientada por la tesis teórico-metodológica siguiente:
La productividad académica en torno a los conceptos de intercultu-ralidad e identidad se orientará por una matriz operacional de ordensociológico que reconoce la concurrencia de:
a) Una temática relevada, de interés académico y sociopolítico.b) Un contexto de análisis.c) Un enfoque teórico.d) Un autoposicionamiento del analista.e) La distinción de una utilidad referencial para un enfoque de AA.
Como ya se adelantó, en la obra Rostros y Fronteras de la Identidad,concurren catorce especialistas de las Ciencias Sociales provenientes deChile (UCT Temuco), Perú y México. El lazo comunicante entre ellosderiva de su participación diferenciada en el programa académico antescitado. Este hecho es importante a la hora de relevar el aporte de los auto-res al tratamiento sistemático que queremos otorgarle al estudio de losconceptos claves que nos interesan.
El instrumento analítico identificado pareciera sostenerse en elaserto de que cada contexto de investigación genera verdad, por tanto, unproducto valorable e intercambiable. Esta intencionalidad fundacionaldel quehacer la expresan los compiladores al formular su propósito de“reflexionar en torno a la identidad y sus actuales manifestaciones a par-tir de diferentes estilos y sustratos de conocimiento”. Están interesadostambién en “orientar dichos análisis... aludiendo a situaciones y procesoshistóricos y contemporáneos empíricamente identificables..., y animar elpensamiento crítico y reflexivo de la sociedad y los sectores que la confor-man, de manera de contribuir a la emergencia de posicionamientos fun-dados y no estereotipados sobre la temática... para finalmente favorecer eldiálogo”. En otras palabras, la compilación privilegió “el relevamiento deconnotaciones sociales y culturales de la identidad y los procesos interét-
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nicos e interculturales, antes que un punto de vista teórico común sobreestos fenómenos” (ibíd.: 8-9).
Ante este corpus empírico conceptual nos preguntamos: ¿es posibleadvertir un tratamiento sistemático a los conceptos de interculturalidad eidentidad en el marco de un quehacer especializado? ¿En qué consiste esetratamiento sistemático? Es decir, ¿es objetivable en un texto-réplica? Sies así, ¿en qué medida dicho texto podría ser útil a una perspectiva deAntropología Aplicada, particularmente a la Antropología Interactiva?
Para efectos de objetivar el análisis se focalizarán las obras numerán-dolas verticalmente según el orden correlativo con que aparecen en eltexto. Las variables analíticas se expondrán horizontalmente representan-do a la tesis anteriormente enunciada. En tanto, el análisis posterior seorientará siguiendo la problematización antes señalada, en torno al que-hacer de la Antropología Aplicada Interactiva. Previamente habíamosdilucidado que este tipo de antropología debía fundarse en la explicita-ción y relacionamiento entre variables estructurales, respecto de las cua-les el análisis contextualizado tendría sentido (Durán, 2000; Durán yBerhó, 2003 y Durán et al., 2005). Estas variables conciernen al objetorelevado por la disciplina, a su contexto de análisis, al enfoque teórico através del cual se aborda la temática y al posicionamiento ético políticodel autor. En esta ocasión hemos agregado la variable utilidad referencialpara la AA, específicamente la AI, con el objetivo de facilitar la com-prensión del contenido teórico y su comunicabilidad respecto del objeti-vo específico que se señalara al inicio y que otorgaría ‘utilidad al ejercicio’y que en esta ocasión se expresa en la variable antes señalada.
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c. Análisis
Inicialmente, podría sostenerse que la visión operacional de loscompiladores se cumplió ampliamente, dado que sólo en un caso se reite-ró un acercamiento teórico respecto del análisis de contextos diferentes(Durán y Berhó, ibíd.: 79-99 y 119-151). Entre la mayoría de los autores,entonces, no existió planificación previa para elaborar los trabajos.¿Significa ello que el texto constituye un collage sin orden ni sentido?
En ningún caso, pero al mismo tiempo debemos partir sosteniendoque el orden no es explícito, sino es inherente a la estructura del queha-cer y es posible advertirlo si se cuenta con la posibilidad cognoscitiva deencontrar dicho orden. Tal posibilidad la ofrece la teoría fundamentadaque sostiene que, al saturar un campo fenoménico sobre la base de unesquema indagativo no contaminado con el contenido discreto de lasconductas a estudiar, éstas permitirán percibir el orden inherente a sunaturaleza mediante la aplicación metódica de tal esquema, asumido pro-visionalmente como verdadero (Strauss y Corbin, 1968).
Nos proponemos, por tanto, demostrar ese orden subyacente en laspáginas que siguen:
• En relación a las especialidades involucradas, encontramos que coe-xiste la antropología historia, antropología política, sociolingüísti-ca, traducción poscolonial, antropología aplicada interactiva, filo-sofía, antropología social y cultural y lingüística, predominando laespecialidad antropológica en sus variantes. La sigue laSociolingüística aunque en versiones diferentes. En otras palabras,es el marco de las Ciencias Sociales el que otorga la formalidad másexterna a los trabajos, ya que en su contenido, como veremos, serevelan perspectivas teóricas diferenciadas.
• En cuanto al contexto de análisis, es interesante advertir que enconcordancia con el punto anterior, se advierte preocupación poranalizar tanto periodos históricos como políticas institucionaleshacia los pueblos indígenas. Entre los etapas históricas más recu-rrentes están la Colonia y la República; aunque también se reiteranlos regímenes contemporáneos; la primera, se destaca por el pesosocial determinístico en un estilo de relación dominante con los
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pueblos originarios, con variantes por parte de los regímenes con-temporáneos. En cuanto a los contextos que predominan, éstos con-ciernen a la situación actual de los pueblos originarios, los que seanalizan a la luz de las políticas públicas, pudiendo distinguirsedesde procesos de castellanización forzada e inducida, hasta progra-mas de desarrollo de distinto orden, en el contexto mayor de lassociedades nacionales.
• Con respecto al enfoque teórico, podemos advertir que su análisispuede hacerse desde diferentes entradas:- Si tomamos en cuenta el objeto-sujeto a considerar por los auto-
res, vemos que los enfoques teóricos se diferencian según si ellenguaje es absorbido por el lenguaje social y el lenguaje discipli-nario: así, encontramos autores que centrados en las sociedadesnacionales de América Latina, identifican ideologías nacionalis-tas y funcionalismos económicos y políticos. En tanto, quienes sesitúan desde o en la disciplina, se centrarán en el análisis de unproceso de construcción de conocimiento, como es el caso delartículo que afirma el desempeño teórico de la traducción conci-biéndola como ‘viaje’ y no como ‘traslado’. Hemos identificadotambién autores que aparecen posicionados en una interfaseentre esos dos extremos, dado que analizan las políticas públicasa partir de “una teoría desde las distintas escrituras” (Sichra,ibíd.: 187-205). En este punto nos parece que se trata de un problema relativo alcontexto cultural específico de cada sociedad, el que puede variarsegún la distancia o límite que puede existir entre el lenguaje yconocimiento científico y el lenguaje social o propio del sentidocomún. La hipótesis que podríamos proponer en este ámbito esque mientras mayor sea el grado de vinculación entre ciencia ysociedad, mayor será la imbricación de ambos lenguajes.
- Continuando en la perspectiva formal, podríamos sostener quepredominan enfoques teóricos que se apoyan directamente en laespecialidad y en la metodología para abordar fenómenos socia-les. Es el caso del trabajo que aborda la interculturalidad en laAraucanía, apoyándose en la perspectiva etnohistórica de estu-dio de la relación entre dos sociedades en períodos anteriores alactual.
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- Finalmente, en esta perspectiva formalista hemos encontradoenfoques revisionistas de los conceptos y sus usos en una inter-sección relativamente acotada entre academia y sociedad (p. e.,Castro, ibíd.: 167-187).
- Paralelamente a la inferencia anterior, debemos relevar la pre-sencia de enfoques teóricos explícitos y elaborados como antesa-la para distinguir la fenoménica social. Se ubican aquí dos antro-pólogos, un filósofo y un lingüista, en los cuales podemos adver-tir elementos comunes y diferenciados, probablemente determi-nados por sus respectivas especialidades. Este tipo de enfoqueaparece relativamente identificado o es identificable en la litera-tura de las Ciencias Sociales. En el caso de la sociolingüística,esta recurre ‘a la teoría sociológica de la relaciones intergrupales’la que es usada para ver el rol que juega la lengua en la construc-ción de la identidad étnica (Sichra). En este enfoque se incluyenconceptos intermedios como “comunidad de habla”, en directaconsonancia con la teoría anteriormente señalada y con la temá-tica que en este caso se refiere al proceso de construcción deidentidad. Algo similar ocurre con el enfoque posestructuralistaaplicado de la Antropología Interactiva, a través del cual se ana-lizan las relaciones interétnicas en el marco de las institucionespúblicas a partir de un concepto de interculturalidad que se sitúade modo diferenciado, según los ámbitos inter-étnicos, sociopro-fesional o disciplinario y que refiere a modelos de concebir lasrepresentaciones culturales y sociales (Durán y Berhó). El enfo-que teórico antes señalado permite la construcción de “tipos deinterculturalidad según tipo de identidad en relación” (ibíd.:144) apuntando a una salida teórica transversal al fenómeno delas relaciones interétnicas.
- Sintetizando los puntos anteriores en relación al enfoque teóri-co, encontramos que los autores se muestran en una diáspora queva desde una interpretación de los hechos sociales, facilitada porun acercamiento metodológico y disciplinario explícito, a unainterpretación de carácter tipológico intermediada por un cons-tructo teórico que cubre varios niveles de realidad, pudiendo des-embocar tal tipo de interpretación con propuestas de salida altema de la relaciones interétnicas e interculturales como espacio
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fenoménico complejo. En esta dirección aparece el aporte delprimer filósofo, que propone el diálogo como recurso facilitadorde una interculturalidad “deshumanizada”, es decir, a partir de lascondiciones reales más que ideales, constructo teórico que encierto modo se corresponde con el acercamiento teórico poses-tructuralista anteriormente identificado. Ello dentro de un deba-te acerca de cómo la filosofía se involucra en el fenómeno inter-cultural (Tubino, ibíd.: 99-117).
• Sintetizando los puntos anteriores, el posicionamiento del analistalo advertimos fluyendo en tres formas:1. Hacia el interés por un discernimiento conceptual sobre la base
de una identificación de los contextos.2. Hacia un interés explícito por analizar el desempeño profesional
y disciplinario y de ese modo participar en la controversia social,sin desprenderse de la controversia teórica.
3. Hacia una actitud de conceptualizar un proceso político respec-to del cual el especialista no debería excluirse.Vemos, por tanto, que el compromiso socio-político del analistaes un factor que siempre es inherente al análisis, no obstante, serdiferenciado en su forma (Carrasco y Eyzaguirre).
• Finalmente, con respecto a la utilidad referencial para un enfoquede Antropología Aplicada, estimamos que los puntos anteriormen-te elaborados fundamentan con claridad las referencias posibles dedistinguir. En términos de forma, la mayoría de los trabajos consti-tuyen “antecedentes sistematizados sobre fenómenos sociales”, porlo tanto, adquirirían ese valor para un enfoque de AntropologíaAplicada, particularmente para el que se funda directamente entales antecedentes, bajo la forma de propuestas de acción u otras.Más allá de la forma, incluyendo un contenido teórico explícito, laselaboraciones de los autores pueden ser directamente relacionadascon el enfoque de Antropología Aplicada de corte disciplinario oacadémico, sin que ello necesariamente se aleje del contenidosociovalórico y político de la realidad social. Antes bien, nos pare-ce que desde el marco de la Antropología Interactiva, el primer tipode aporte puede fundar la construcción de una metodología de par-ticipación social, no obstante, sólo de un modo referencial. Ellodebido a que la teoría posestructuralista no nos orienta a cerrar ‘los
3 Esta última dimensión se ha relevado en el análisis de las prácticas profesionales que estamosllevando a cabo entre el 2004 y el presente y deriva del nivel experiencial de la participaciónque el antropólogo lleva a cabo al interior de las instituciones sociales con el personal de éstasy con otros actores sociales.
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procesos sociales en torno al monólogo del especialista’. Antes bien,nos sugiere abrirlos para reconocer las distintas formas que puedaadoptar el comportamiento sociocultural, en su modalidad institu-cional y local. En este sentido, y manteniéndonos desde el enfoquede este último acercamiento, todos los trabajos pueden ser útiles, noobstante, su utilidad estaría supeditada a la vinculación que elantropólogo haga con la construcción metodológica diferenciada delos niveles de realidad involucrados en todo proceso social, a saber:la dimensión estructural, la dimensión microsocial y la dimensióninterpersonal o intersubjetiva3. Así, por ejemplo, el concepto dealternativa cognitiva y etnicidad con que nos aporta Sichra, nosparece altamente útil para enfrentar participativamente la diversi-dad de las identidades etnoculturales en la Araucanía y para anali-zar el fenómeno de la etnicidad, así como también “el concepto deescritura como práctica social y no como hecho escolar”. No obs-tante, esta es una teoría poco conocida entre los especialistas y par-ticularmente entre nuestros alumnos de Antropología Aplicada, porlo que no se hace presente cuando se enfrentan quehaceres profesio-nales en instituciones que usan y aplican la teoría que sobrepone lacultura escritural respecto de la cultura oral-escribal. En efecto, lospracticantes que trabajan en los sistemas educacionales en AméricaLatina se ven enfrentados a tener que discernir acerca de la validezy pertinencia de programas proescritura precisamente en contextosinterétnicos e interculturales. De un modo mucho más directo queSichra, Vigil (ibíd.: 205) se pronuncia respecto de la necesidad de‘intentar otro camino en América Latina’ cuando la tendencia teó-rica e institucional nos lleva a programas de castellanización forza-da, por un lado, y de escritura en vez de la oralidad, por otro. Al res-pecto de este último autor nos dice que “para que las sociedades(indígenas) lean, éstas deben incorporar la lectura a su cultura; esdecir, deben apropiarse de la escritura...”. Para lo cual habrá queestudiar, siguiendo a Kalman, el acceso y la disponibilidad. De
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manera interactiva, estos aportes pueden ser perfectamente útiles enla discusión microsocial e interpersonal o intersubjetiva que se plan-tee sobre políticas educacionales en nuestros contextos interétnicos(ibíd.: 187-208). Algo diferente, sin embargo, ocurre con el aportede Millamán y Tubino, quienes por la lógica de su discurso se con-traponen al discurso institucional acerca de cómo llevar a cabo pro-gramas interétnicos e interculturales; planteando un desafío comu-nicacional y hermenéutico al antropólogo interactivo, que no secontrapone exclusivamente con la orientación sociopolítica de lossistemas o estructuras sociales.El posicionamiento del analista respecto del tema de la utilidadreferencial nos parece, pues, de gran importancia a la hora de vehi-culizar el aporte de las Ciencias Sociales hacia el cambio social ennuestras sociedades, mediando prácticas profesionales. Este últimoaserto es particularmente importante respecto de la diferenciaciónque debemos hacer entre lo que se puede denominar ‘diálogo entreexpertos y especialistas’ y desempeño profesional, en la perspectivainteractiva. En consideración a lo anterior, el posicionamientopuede ser de distinto tipo:
- Puede formar parte de la biografía profesional.- Puede estar inmerso dentro de un planteamiento teórico y ético-
político orientado por promover intermediadamente un cambiosocial.
- Incluso, según vimos en el texto, puede emerger a través de uninvolucramiento personal en los procesos históricos y en el cam-bio.
Este último caso lo ilustra Millamán cuando afirma que “las relacio-nes interculturales entre mapuches y chilenos están determinadas ymediadas por la estructura de poder de las fuerzas dominantes y se vincu-lan a dinámicas ideológicas y de políticas económicas, históricas y cir-cunstanciales” que podrían ser definidas como ‘formación racial’, en latesis de Winant (2000).
Estas tres formas de posicionamiento se diferencian en su conteni-do respecto de la que propone la Antropología Interactiva, en el marco dela cual se señala que el análisis ha demostrado que en el campo fenomé-
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nico, la interculturalidad, en tanto comportamiento sociocultural, se posi-bilita cada día más en el ámbito de las relaciones interétnicas cotidianas,en tanto se imposibilita en el ámbito estructural, afirmación que no eludela responsabilidad del especialista respecto de instalar la discusión en esteámbito.
En esta misma perspectiva, los autores incluyen a las CienciasSociales considerando sus praxis y discursos, asumiendo que su impactopuede ser más sistemático y más irreductible. En esta dirección, nos pare-ce que tanto Tubino como Castro estarían visualizando la diversidad cul-tural como valiosa y el reconocimiento de las diferencias como un princi-pio rector necesario de formas de convivencia más justas que no existenaún. Al respecto, Tubino plantea que la interculturalidad no es un con-cepto, es una manera de comportarse. No es una categoría teórica, es unapropuesta ética, de aquí su propuesta de interculturalismo crítico en tantoproyecto ético-político de transformación sustantiva, en democracia, delmarco general implícito que origina las inequidades económicas y cultu-rales. Sugiere finalmente “construir una etnología del Estado con perspec-tiva histórica... en la que la interculturalidad es un asunto pedagógico, esun asunto de Estado” (ibíd.: 164). Por su parte, Castro concuerda que losanálisis de las Ciencias Sociales implican “varias cosas más particularmen-te el impacto político que tienen estos debates” (ibíd.: 180). Propone lanecesidad de contar con una nueva concepción del Estado que no depen-da de una cultura nacional y que sea fruto de una negociación interétni-ca. En complementación a lo anterior, el autor nos proyecta hacía lacomunidad global que produce símbolos y significados compartidos y des-afían a la antropología al situar a los etnógrafos respecto de problemas deperspectiva y representación. En este sentido, en cierto modo se entrela-za con la necesidad de la teoría de considerar tres dimensiones de la rea-lidad sociocultural, ilustrada por la AI. No obstante, al recoger la perspec-tiva posmoderna, que no considera la dimensión estructural, esta refle-xión entra en pugna con el acercamiento que nos convoca, dado que paraéste, estos contextos seguirán siendo válidos en la medida en que los acto-res así nos lo planteen.
Lo anterior, querría decir, reiterando, que la utilidad referencial delos aportes de los autores va a estar condicionada al enfoque teórico de lossuscritos y de los alcances de su teoría y de la autodefinición de su rol en
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la escena en que se sitúen. Este tipo de inferencia nos parece clave para laAntropología Aplicada. En principio, creemos que no puede haberAntropología Aplicada pertinente en América Latina si no hay preocu-pación por los fines sociales, y por una explicitación del posicionamientodel especialista.
En el caso de los varios tipos de Antropología que en el texto semuestran para aportar al cambio social que permita la expansión de unacultura que respete la diversidad cultural y tienda hacia el mejoramientode las condiciones de vida para las mayorías, el asunto problemático estáen cómo incorporamos esta perspectiva de cambio en nuestro quehacer...cómo suspendemos el discurso que se apoya en sí mismo para usarlo comoherramienta de trabajo en la acción, considerando los diversos niveles derealidad en que ésta se presenta.
d. Interpretación
El análisis presentado nos permite sostener la importancia de lossiguientes factores, a la hora de abordar el tema de la identidad e intercul-turalidad:
a. Sistematicidad en el tratamiento de los conceptos de identidad einterculturalidad. Considerando el análisis precedente podríamos enten-der la sistematicidad en un doble orden: la que se refiere a la forma y laque se refiere al contenido. Ya hemos respondido a la pregunta de ordenmetodológico que apunta a saber si cada texto responde a un orden for-mal, el que en efecto se ha presentado en el cuadro número 2. Este cua-dro es ilustrativo de que los autores, sin proponérselo explícitamente res-ponden con sus textos a un orden subyacente que podemos identificarcomo ‘científico’, en el sentido de que intentan resolver problemas iden-tificados en el mundo social y en el especializado. Entonces, si por siste-maticidad vamos a entender el ordenamiento lógico de cada texto bajo elsupuesto de un orden ‘científico’ debemos reconocer, que cada texto es sis-temático.
b. En qué consiste el tratamiento sistemático. Esta pregunta la refe-riremos a lo que operacionalmente denominamos el ‘contenido’. Los tex-tos que hemos analizado se distinguen entre sí respecto de la temática
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relevada, los contextos de análisis, los enfoques teóricos, el autoposicio-namiento del autor y respecto de su utilidad referencial para un enfoquede Antropología Aplicada. Encontramos que los autores trabajan el con-cepto de interculturalidad bajo la acepción de relaciones que se estable-cen entre sociedades y entre individuos diferentes que las representan. Almismo tiempo estas relaciones constituyen condiciones históricas yestructurales de vida de los individuos en el marco de sociedades que sefundan en relaciones interétnicas, sean estas de reconocimiento mutuo ode sometimiento, o ambas.
Entonces, una primera acepción de interculturalidad haría referen-cia a fenómenos que se sitúan a nivel sociológico global y en el compor-tamiento individual, sea a nivel microsocial o interpersonal. Tales fenó-menos involucran concepciones y prácticas en torno a modelos culturalesque se conciben como los apropiados o no respecto de relaciones socialesde corte estructural, organizacional y cotidiano. En efecto, los autoreshacen notar que el concepto identifica una situación de relación entreculturas y un tipo particular de esta misma relación. En otras palabras, losautores distinguen el papel descriptivo del concepto, respecto del norma-tivo. Lo que a nuestro juicio constituye una norma metodológica.
Pero el contenido puede ser mucho más complejo, considerando elmodo como se analizan los antecedentes históricos. Un antropólogomapuche por ejemplo, presenta una complejidad interesante de clarificar:mientras, por una parte, focaliza actores sociales históricamente defini-bles, construye una propuesta interpretativa que sostiene que el sistemacolonial impuesto estableció modelos ideológicos básicos sobre los cualesse desarrollaron las relaciones posteriores. Este tipo de interpretaciónsitúa como objeto a las relaciones interraciales e interétnicas y no a lasinterculturales como en el caso anterior (Zavala, ibíd.: 15-24). Aparecetambién una distinción en cuanto a que el factor histórico de la relaciónse releva teóricamente en dos direcciones: en una, para permitir la emer-gencia de diversos modelos “que caracterizan la mayor o menor desigual-dad de la relaciones...” en las cuales la interculturalidad también transcu-rre de un modo diferenciado en el tiempo, al tenor de los cambios queoperan desde las estructuras estatales y desde la conciencia identitaria, eneste caso, de los mapuche. Este análisis permite, por lo tanto, identificar
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una contradicción entre una política indígena y “un proceso de moderni-zación e internacionalización económica a ultranza” (ibíd: 24).
Millamán, en cambio, asume un determinismo histórico en las for-mas de relaciones interculturales donde el viejo sistema reproduce otro,una nueva forma dialéctica de la discriminación en un ciclo progresivo deprocesos desiguales que se fortalece con el discurso de las elites y los gru-pos dominantes.
Este estilo interpretativo lo encontramos en autores comoKaltmeier (2005), quien utiliza los conceptos de poder y dominación deMichel Foucault para aplicarlos a las relaciones interétnicas entre losmapuche y los conquistadores españoles y el Estado chileno, respectiva-mente. La entrada teórica foucaultiana de la gubernamentalidad le permi-te trazar una línea determinística hacia múltiples formaciones de poderhistórico-espaciales. Este determinismo reproductivo, en el análisis deKaltmeier, permite la estructuración del campo de acción posible, siguien-do la noción de arena de lucha, del sociólogo Pierre Bourdieu (61), cons-tructos teóricos que inducen a la necesidad de estudiar las formas delpoder con las de resistencias, asumiendo que el poder no funciona igualen todos los contextos, sino que es flexible y creativo. Millamán yKaltmeier revelan un determinismo histórico al mismo tiempo que redes-cubren relaciones contingentes sobre la base de autoreconocimientos y dereconocimientos del otro; es decir, la interculturalidad podría considerar-se como un comportamiento social y estratégico en el marco del determi-nismo histórico, aún cuando ambos autores no demuestran el comporta-miento socioestratégico de los mapuche.
En el caso de los otros autores considerados y agrupándolos portemáticas, tenemos que situar aquí a los trabajos (5 y 7) en los cuales lasrelaciones interétnicas se tipologizan a partir de identidades étnicas, asu-midas éstas como conciencia de pertenencia y valor, asignando tal perte-nencia a categorías sociales, en este caso, étnicas o autodiferenciadas res-pecto de otras. La tipología ha considerado factores tales como historia,lengua, territorio y estilo de vida. En esta perspectiva teórica, los concep-tos se usan como ilustrativos de la intencionalidad de los comportamien-tos de los actores sociales, reconociendo que tal intencionalidad puedeorientarse situacionalmente a recalcar una conciencia de un ‘nosotros’,
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respecto de ‘otro excluido’ y como referente semántico-simbólico de unapertenencia sustentada en una conciencia étnica distintiva a nivel indivi-dual.
Este enfoque relacional de los conceptos con respecto a los compor-tamientos, no necesariamente niega los determinismos, pero es decisiva-mente importante su diferenciación, a la hora de formular acercamientosde orden profesional respecto de situaciones sociales en las cuales elantropólogo es demandado, solicitado o respecto de cuyo contexto éldecide participar. Nos parece importante señalar que frente a esta diferen-cia sustantiva de enfoques entre los autores, ya puede irse vislumbrando laimportancia de la misma, para efectos del quehacer antropológico aplica-do. Nuestra tesis interpretativa inicial sostiene que: mientras el primertipo de acercamiento especializado aporta al sustrato cognoscitivo delespecialista, el segundo lo dota de herramientas interpretativas interme-dias que le permitirán participar en los eventos sociales. En otras palabras,ambos tipos de enfoques podrían complementarse si se devela una inten-cionalidad orientada a este fin. Esta no es una cuestión menor, si se con-sidera que en la época revolucionaria clásica de América Latina (añossesenta y setenta) predominó el enfoque determinístico con matices deanálisis crítico, en tanto era desconocido el enfoque microsocial con sen-tido teórico; en tanto en los tiempos actuales pareciera más pertinenteeste último, no necesariamente desvinculado del anterior.
c. Una orientación a fines. En concordancia con lo señalado ante-riormente, nos corresponde relacionar la distinción teórica paradigmáticaen la que los conceptos de identidad e interculturalidad aparecen envuel-tos por parte de la sistematicidad de los especialistas, con la experienciaque tenemos respecto de las prácticas profesionales en antropología apli-cada en nuestra región.
En principio, podríamos sostener que el abanico de institucionessociales que demandan prácticas profesionales en Antropología Aplicadaha ido abriéndose cada vez más en los últimos cinco años. Al mismo tiem-po, la teoría intermedia, denominada Antropología Interactiva, ha idodefiniendo ámbitos de abordaje y de problematización. En una mirada sin-tética, podríamos decir que los conceptos de identidad e interculturalidad,en este orden, conforman imaginarios sustantivos en los ámbitos institu-
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cionales. Tanto nosotros como nuestros estudiantes somos convocados, apropósito de la instalación social de estos conceptos, para desarrollar que-haceres profesionales situados en demandas tales como:
- Explicitar la orientación étnica de población mapuche joven encontextos de protección social.
- Explicar la orientación étnica de la población mapuche adulta res-pecto de programas productivos, educacionales, sanitarios, etcétera.
- Abordar desde una perspectiva interétnica las relaciones socialesfundadas en teorías de planificación territorial monocultural, etno-céntrica.
La Antropología Interactiva en nuestra acepción orienta a los estu-diantes, como se explicitó anteriormente, en una visión tridimensional dela realidad respecto de la cual cada uno de los estilos de teorías señaladosanteriormente son particularmente útiles para resolver apropiadamenteuna demanda situada; contingente, por tanto, ilustrativa de un procesoestructural e histórico. En el plano microsocial ha resultado particular-mente interesante instalar formas de diálogos entendidos como conversa-ciones entre logos distintos, sugeridas por Samaniego y Arnold en el textoanalizado previamente (2002).
No obstante, si bien a nivel microsocial la propuesta teórica de des-culturizar el diálogo resulta útil, dado que en estos contextos es indispen-sable que los sujetos suspendan su reservatorio de creencias para dar pasoa relaciones interculturales, esta teoría no nos ha resultado útil para abor-dar el nivel interpersonal, siempre presente en los contextos interactivos.En estos espacios, volver a la humanización y autopoiesis propia, puedefacilitar la aceptación de estos mismos componentes psicosociales en losotros, bajo la intermediación experta de nuestros practicantes.
En síntesis, postulamos que el acercamiento de la antropologíainteractiva se sostiene en la premisa de que el trabajo de las CienciasSociales de un modo u otro resuelve problemas de entendimiento entrelos seres humanos y respecto de la multidimensionalidad de su comporta-miento; en resumidas cuentas, problemas de la vida social. Tal conoci-miento, sin embargo, por estar orientado desde premisas lógicas definidasy unívocas (como no puede dejar de ser) no es útil por sí mismo en el
4 Parte de este trabajo se presentó en las jornadas de etnografía del IDES Buenos Aires, en agos-to del 2007.En el presente texto se contó con el apoyo de Margarita Ayenao, antropóloga egre-sada de la Escuela de Antropología de la Universidad Católica de Temuco, para su sistemati-zación y diagramación.
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campo de las situaciones sociales. Más bien, este conocimiento debe servehiculizado de modo experto por el especialista bajo la concepción de unuso diferenciado y contextualizado hacia las formas tridimensionales queconforman las situaciones sociales.
En otros términos, el acercamiento interactivo asume que el cono-cimiento de las Ciencias Sociales es un componente más de la escenasocial, pudiendo incluso hacerse presente en una determinada versión enlas situaciones sociales, agudizando el nivel de conflictividad. No obstan-te, tal contenido puede constituir una herramienta apropiada para la reso-lución ‘teórica’ de problemas contingentes, en cuyo caso representará unareferencia de solución, y, por tanto, debe ser complementado mediante laparticipación del antropólogo aplicado experto con ‘soluciones’ en las quelos actores desarrollen su naturaleza, mediante una participación explíci-ta en el campo situacional complejo e inherentemente conflictivo en elque a este especialista le corresponde actuar.
En esta perspectiva, la tarea del antropólogo interactivo podría sub-sumirse en una labor de intermediación conceptual y metodológica desdeel nivel de un problema implícito o explícito hasta o hacia la incorpora-ción de una propuesta pertinente a dicho problema como un componen-te más de la situación social en la que participa, inherentemente vincula-da ésta a un debate especializado previo.
2. El papel de la etnografía en el devenir disciplinario y pro-fesional de la antropología4
En este artículo deseamos plantear que la etnografía en tanto acer-camiento teórico-metodológico ha jugado y juega un distinto papel en losacercamientos antropológicos, sean éstos ‘teóricos y aplicados’. Nuestratesis en principio afirma que la etnografía en esta perspectiva global cons-tituye una teoría en sí misma y se inserta en un paradigma teórico especí-
5 Este aspecto se trató en el articulo “Identidad e inteculturalidad” (2006).
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fico, así como puede estar determinada por teorías coetáneas que influyenen su uso según si tales teorías subyacen al acercamiento etnográfico y loproyectan al campo teórico más global.
Esta afirmación de corte teórico-metodológico la demostraremos enlas páginas siguientes en las que se distinguen experiencias diferenciadas.
1. La Antropología Aplicada en el sur de Chile no demuestra estarresolviendo tensiones relativamente permanentes desde la segunda mitaddel siglo pasado hasta el presente, tales como:
a. El rol interventor del antropólogo respecto del mundo social.b. La posibilidad de otorgar espacios al mundo social en la defini-
ción y práctica de su rol.c. El posicionamiento del antropólogo en la necesaria interrelación
entre el mundo organizacional e institucional, respecto del disci-plinario.
El registro bibliográfico indica que aunque el antropólogo puedapostular propuestas profesionales que promuevan el cambio social, le esdifícil trasladar la praxis de acompañamiento desde esta perspectiva a susinformes técnicos, pudiendo traslucir concepciones sociopolíticas en susinformes que no necesariamente se ajusten a su práctica propiamente pro-fesional y particularmente disciplinaria, dado que tal praxis no necesaria-mente se construye en el marco de bases teóricas explícitas que la funda-menten. Este comentario se deduce del análisis de los textos sobre expe-riencias de Antropología Aplicada en la época de los setenta en que losantropólogos tenían que “optar por apoyar el proceso de cambio estructu-ral” (Berdichewsky, 1972), construyendo la paradoja de diferenciarse delas acciones de los actores sociales mediante una etnográfica de orienta-ción ético clásica5. En otro sentido, pero ilustrando el mismo punto ante-rior se ubica el trabajo de antropólogos aplicados contemporáneos, quie-nes abordan la posibilidad de hacer antropología aplicada en una sociedadcompleja. Cárdenas por ejemplo proyecta a la Antropología SocialAplicada a “identificar, evaluar y resolver problemas sociales, a partir del
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bagaje teórico-metodológico propio de la antropología” (Cárdenas,2005). Par este especialista el rol del antropólogo aplicado orienta a estepropósito en el sentido de que finalmente es el sistema social específico elque define el problema social, por tanto, termina siendo la aproximaciónpolítica o la organización del poder en las sociedades la que orienta lapráctica del conocimiento antropológico para resolver dichos problemas(ibíd.: 3). En esta perspectiva, la Antropología Aplicada, al relacionar losproblemas sociales con las ideologías, recurre también a la etnografía éticaen el marco del estudio de dicotomías propias de una sociedad estratifica-da. A diferencia de Berdichewsky, sin embargo, Cárdenas le otorga espe-cial interés a la metodología, bajo el supuesto de que los aportes etnográ-ficos constituyen un aporte sustancial a los programas de intervenciónsocial y de desarrollo, ya que aportan aspectos específicos de los entornossocioculturales que se quieren intervenir. Este autor en realidad distinguela modalidad propia de la antropología aplicada a partir de una metodo-logía cualitativa y etnográfica, así como recurriendo a aportes teóricos dela disciplina antropológica, sobre todo en lo que respecta a la incidenciadel concepto de cultura. Esta última consideración configura el tercer ele-mento distintivo de esta subdisciplina en tanto le otorga ‘perspectiva’, esdecir, una cierta sensibilización respecto de los fenómenos culturales. Demodo que, a partir de la teoría del relativismo cultural, este autor distin-gue cuatro fases en la antropología aplicada, considerando los estudiosprevios al problema, la planificación referida a la pertinencia de la inter-vención, la ejecución y la evaluación. Es en la etapa de ejecución dondelos métodos etnográficos adquieren valor, dado que para el autor estos per-miten ‘modular, corregir, adaptar y probar la intervenciones sociales’.
2. La etnografía asociada o proyectada desde el paradigma construc-tivista, está representada lentamente en la teoría de la construcción socialde la realidad de Berger y Luckman. Este enfoque como sabemos afirmaque ‘es posible la descripción de la realidad, así como la posibilidad decomprender y explicar los factores que la determinan’. Este problema hasido usado en el debate sobre la coexistencia problemática del análisiscuantitativo y cualitativo, en tanto aquí se asocia a la problemática decómo concebir la ciencia y de cómo concebir el rol del investigador. Talcomo lo plantean Bonilla, Castro y Rodriguez (2006: 47) “la regla de orodel método científico es abordar el conocimiento de la realidad social apartir de sus propios parámetros…”, lo que equivale a decir que debemos
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conocer la realidad respetando sus particularidades. Esta afirmación nosmerece dos comentarios complementarios: a. las particularidades queasume la realidad contextual, constituyen los datos básicos de la etnogra-fía en tanto teoría científica; b. este tipo de conocimiento sobre las parti-cularidades dependerá de la capacidad observacional del investigador, asícomo de su capacidad ponderada de recurrir a los sistemas teóricos para lainterpretación de tales particularidades.
En nuestra experiencia, los contextos sociales develan la concurren-cia de teorías sociales locales, en concordancia con los acercamientosposestructuralistas, que es necesario dilucidar mediante una observaciónrecursiva, es decir, un ‘entrar y salir de los contextos’. La mejor salida aesto, según el ejemplo de Hammersley y Adkinson, es que seamos capacesde construir conceptos genéricos desde una inmersión en la realidadsocial, que puedan ser refrendados por la experiencia cotidiana. Herzfeld(1994) afirma que la teleología o fin último de la etnografía es deconstruirel espacio social donde se produce y reproduce el sentido común, la cul-tura. Para este autor posmoderno el sentido común corresponde no sólo alas construcciones simbólico-discursivas, que elaboran las sociedades parainterpretar la realidad, sino que implica también a los sentidos o experien-cias sensoriales en base a las cuales las personas, actores sociales, dancuenta empírica de dichas construcciones mediante la acción social opracticas de su bagaje cognoscitivo o cultural. En esta dirección el autorenfatiza que la relevancia del quehacer antropológico es ‘describir’, en elsentido de develar el contenido del sentido común en la configuración delos discursos y acciones, sea en la emergencia de identidades mestizas, asícomo el desarrollo de formas radicales de coerción estatales basadas en laautolegitimación de ideologías nacionalistas excluyentes. En nuestra pers-pectiva, este autor nos sitúa en la complejidad de la comunicación huma-na y de las acciones sociales, la primera representada en códigos lingüísti-cos escriturados, verbales y gesticulares, la segunda representando unaespecificidad contextual donde las personas aparecen comprendiendo yactivando el orden social. En concordancia con Herzfeld la trama comple-ja que debe abordar la etnografía deviene de la existencia de variadas for-mas de interrelacionarse según los particulares mecanismos socializadorese integradores y las distintas formas en que cada persona de acuerdo a supertenencia político-identitaria interpreta y activa dichos mecanismos,cada una representando un orden social. Desde una perspectiva metodo-
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lógica, esta forma de entender a la etnografía como teoría de la cotidiani-dad, debe ceñirse a un irrestricto orden lógico que va desde la informa-ción, a la configuración del dato etnográfico, hasta configurar el hechoetnográfico (Sánchez-Parga, 1998), que en palabras de Herzfeld vendría arepresentar a las teorías sociales, es decir, a aquellas formas asumidas porcada sujeto o sector social para explicar el mundo, en permanente rearti-culación, de acuerdo a los procesos históricos que viven las sociedades,inmersas a su vez en procesos políticos de subordinación o liberación decolectividades sociales. Desde esta perspectiva para Herzfeld la propiaantropología es un sentido común y al mismo tiempo una forma especia-lizada de explicar la realidad compartida por un grupo especifico de per-sonas desde la panóptica occidental.
Hasta aquí, la etnografía se sitúa en su versión etic y emic, en tantoobjetiva la realidad identificando los hechos empíricos y al mismo tiempodemuestra comprenderlos, caracterizando el sentido común cultural quelos proyectan.
En la perspectiva posestructuralista, en tanto que ahonda en laconstruccionista antes referida, los actores sociales realizan algo más queconfigurar hechos etnográficos: se asume que ellos (actores sociales yantropólogos) pueden generar una capacidad reflexiva, pueden reflexio-nar sobre sí mismos y emitir informes sobre una realidad social complejaen donde no sólo aparezcan reflejadas las interacciones simbólica y prác-ticas que todas las personas activan en su vida cotidiana, sino también lle-gan a construir una visión sobre estos constructos socioculturales. De estemodo, se asume que el comportamiento social puede trascender las fron-teras simbólicas que delimitan el fenómeno en tanto producción humanay configurar representaciones significativas de mayor alcance para inter-pretar el universo social y facilitar la expresión interpersonal. Es intere-sante reconocer aquí que Herzfeld asume que la antropología puede leer-se a sí misma como ciencia aplicada en tanto se adapta a los contextosdonde desenvuelve el antropólogo su quehacer mediante la etnografía. Eneste sentido, la disciplina se ve comprometida en una labor de intercone-xión, en un trabajo de interrelación profunda o sistemática de cada fenó-meno con otro, perspectiva en la cual la etnográfica cobra singular rele-vancia al demostrar la intimidad de un fenómeno social en tanto produc-to histórico, con ramificaciones simbólicas y empíricas tan diversas como
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particulares. En esta perspectiva, se complementa el enfoque construccio-nista de orientación más clásica en tanto la etnografía se ve envueltacomo procesos reflexivos que permite al actor social y al antropólogocomprensiones particulares y contextualizadas de un fenómeno socialsiempre entrelazado con otro fenómeno. Desde luego esta perspectivacomplejiza la vida social y el trabajo antropológico, considerando que elconocimiento construido y por construir perturba el comportamientosocial y en última instancia las interpretaciones que hacemos de él. Pornuestra parte entendemos que tal complejización es variada según si laantropología se practica en los espacios del tercer mundo en los cuales losantropólogos del primer mundo ejercitan su rol, o se llevan a cabo en elmismo contexto donde se materializa la cientificidad antropológica. Estees un tema que hemos considerado en la revisión histórica del acerca-miento de la Antropología Aplicada Interactiva (AAI), en el contexto dela Araucanía (Durán, 2002). En esta revisión ensayamos la posibilidad dedesentrañar el sentido común de la práctica social de la antropología,observando y reflexionando acerca del impacto que esta práctica tiene enla vida social y en propio quehacer antropológico. En otras palabras, pudi-mos practicar la posibilidad de pensar el quehacer en tanto productosociohistórico, ligado íntimamente al contexto social y académico en elcual expresa su desempeño. Siguiendo a Bourdieu, pudimos incursionarentre lo observable y lo subyacente de una realidad social, develando lacrítica social a la antropología y haciendo que ésta asuma tal crítica, desuplantación de sentidos en sus prácticas contemporáneas (Durán yBerhó, 2007) En efecto, hacia el 2000, el equipo que conformaba elCentro de Estudios Socioculturales y desarrollaba líneas temáticas entorno al desarrollo social y cultural comenzó a discutir las tensiones res-pecto, por un lado, de la recurrencia de las problemáticas que el contextoregional planteaba y que se expresaba en la menor recurrencia de parte deotras temáticas y, por otro lado, interesó comenzar a sistematizar el desem-peño del quehacer atisbando ciertas recurrencias en el mismo que pudie-ran generar un acercamiento con un cierto carácter de replicabilidad enel marco de la antropología aplicada. Lo que se dedujo del análisis de lasprácticas apuntó al papel específico del contexto en el quehacer del antro-pólogo, en el sentido de que éste habla al antropólogo respecto de lo quehay que estudiar y lo que no se debiera estudiar visibilizando o invisibili-zando, en definitiva, énfasis temáticos y comportamientos del antropólo-go respecto de ellos. Esta posibilidad emerge en un contexto pluriétnico e
6 Específicamente analizamos el Caso III: II Congreso Internacional de Etnografía y Educación,Migraciones y Ciudadanías. Evento masivo con asistencia de trescientos expertos bajo la coor-dinación de Silvia Carrasco, Antropología del departamento de Antropología Social yCultural de Barcelona, en el postítulo sobre integración metodológica que realiza la Escuela deAntropología bajo la responsabilidad del antropólogo Héctor Mora (2007).
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intradiferenciado de acuerdo a criterios culturales, socioeconómicos ypolíticos y que se expresa explícitamente a través de las rutinas sociopolí-ticas y se dispone a ser leído por el antropólogo que intenta salir delmonismo antropólogo, temática predominante en el contexto nacional.
3. Pero la etnografía en la contemporaneidad está siendo usadacomo método, sin necesariamente estar asociada a una teoría epistemo-lógica subyacente, y menos proyectada a un estilo de ciencia social. Eneste sentido, se sitúan especialistas de distintas disciplinas: antropólogos,geógrafos culturales, educadores, trabajadores sociales, entre otros. Entérminos generales, esta perspectiva de uso de la etnografía devela elinterés por caracterizar ciertos campos sociales. En este caso pueden pro-ducirse diversos encuentros amigables con las herramientas teórico-metodológicas desde el sujeto y su tendencia a interrogar el mundo for-mulándose diversos problemas específicos de conocimiento. Los especia-listas pueden ‘etnografiar la realidad’ buscando luces para comprendermejor la particular trama en la que se encuentran insertos, intentandoestablecer diversos grados de extrañamiento respecto de esto. Al analizaretnográficamente la forma como la etnografía es trabajada por los exper-tos ligados a la educación6 y buscando cuestiones teóricas y metodológi-cas inherentes al quehacer etnográfico declarado, pudimos advertir quelos autores participantes en el evento discutían desde si era posible unaetnografía en equipo a si era posible mediante este método estudiar mejorla realidad y comprenderla. Del mismo modo, advertimos que a excep-ción del primer caso la mayoría se sitúa afuera del contexto que se estu-dia y los resultados obtenidos se circunscriben a ilustrar el paradigmaconstruccionista de un modo tácito, desvinculándose de reflexiones deorientación epistemológica.
En realidad, en Chile existe una variante en el trabajo etnográficorespecto del uso instrumental para efectos de estudiar una realidad sociale intentar comprenderla, la que a su vez se presenta en una doble vertien-
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te. Por un lado, la etnografía se asocia estrictamente a la teoría posmoder-na y metafórica, que reconstruye imaginarios a través del texto…, porotro, reconocemos un trabajo etnográfico que, asociado a la teoría episte-mológica construtivista, se orienta a construir y reconstruir identidadessociales y culturales. Bajo el supuesto de que los antropólogos lo quehacen es etnografía, en la idea de que para entender en lo que está lagente es mejor observarla interactuando con ella íntimamente y Duranteun periodo extenso, los antropólogos llevan a cabo los acercamientosetnográficos de acuerdo con los tiempos. En su perspectiva tradicional eneste caso hemos elegido la obra El Barrio Yungay (Salinas, 2002), donde laautora de la mano de alumnos y alumnas de la Universidad Bolivarianaasumió el intento de dar cuenta de la realidad de vida de este barrio san-tiaguino, construyendo una identidad barrial desde antecedentes externoso institucionales y desde las maneras peculiares que las distintas personasle hicieron saber. En este sentido, transita desde la identidad a identida-des ambiguas, en lo especializado se nutre tanto de antecedentes etnohis-tóricos e históricos como de referentes teórico-conceptuales, situándoseen el concepto ciudad, en el fenómeno de lo urbano que se construyedesde las nociones de espacio y territorio, se asocia a la subdisciplina de laantropología urbana interesada en la caracterización de barrios y ciudadesy en su interpretación en el contexto de los procesos globales… caracte-rizado por la diversidad y la heterogeneidad… es así como considerandolas historias locales desembocan finalmente en una poiesis colectiva, pro-poniendo un retrato que incluye “retazos de diversos orígenes, en unamezcla que justamente lo define”(ibíd.: 251).
Resultados similares obtuvimos al considerar como fuente las actasdel último Congreso Chileno de Antropología. En este ejercicio nosencontramos con que la antropología se centra en el abordaje de temáti-cas y en la vinculación de la disciplina a ciertos temas de interés antropo-lógico, en cuyo tratamiento se observa la presencia de sectores y proble-mas sociales involucrados con la explicitación de ciertos quehaceres devinculación del antropólogo con tales sectores, predominando más bien elestudio etnográfico de actores y contextos particulares. La nota distintivala ha tenido el simposio que por dos periodos consecutivos ha abordado elquehacer etnográfico propiamente tal y en el cual tienen cabida una seriede interrogantes en torno a “la reivindicación de la antropología en tanto
7 Simposio 19: “etnografías”.
disciplina”7. Se trata de presentaciones que permiten conocer y reconocerdistintos contextos sociales, algunos de ellos socialmente problemáticos,la presentación de mosaicos de imaginarios culturales, el potencial críticode la antropología, los abordajes etnográficos respecto de fenómenos decontingencia sociopolítica, el dar cuenta acerca de situaciones de habita-bilidad extrema, sin excluir la etnografía como ficción, ni la etnografía dela practica antropológica. Destacan algunas ponencias que abordan lasteorías subyacentes asociadas por ejemplo a la Antropología Filosófica, asícomo algunos preocupados acerca de la pertinencia del trabajo etnográfi-co en determinado tipo de problemáticas sociales. Dentro de estos traba-jos cabe mencionar también uno que explicita la evolución de la prácticaetnográfica que reconoce los distintos sentidos de la etnográfica comoteoría y como método y, finalmente, como valor en tanto fuente de cono-cimiento de la alteridad, así como para la reflexividad científica y social;aún más como dispositivo para la interacción socioantropológica orienta-da al cambio cultural (Berhó, 2007) Por lo expuesto pareciera que en elpaís se vislumbra la distinción de matices etnográficos que intentan cubrirdistintos niveles de realidad y de preocupaciones, lo que dejaría ver undesarrollo sintomático de la práctica etnográfica.
4. Otra forma relevante de estudiar a la etnografía es cuando ésta entanto teoría y praxis de un método se asocia al propósito de fundar unreplanteamiento de la teoría antropológica en el estudio que realizaraStuchlik entre los mapuches, en la época de los setenta, en la región de laAraucania. En esta oportunidad, la etnografía colaboró en el desplaza-miento de la teoría estructuralista como modelo explicativo del compor-tamiento sociocultural, hacia la legitimación de un enfoque que relativi-za tal modelo, ponderando la observación y explicación del comporta-miento individual. Esta práctica antropológica, siendo de orden epistemo-lógica, contribuye en una doble dimensión: por un lado, permite la recon-figuración de un otro estudiando y legitimando sus propias formas de con-ducta social mediante procesos etnográficos reflexivos y émicos y, porotra, abre la posibilidad de discutir y problematizar la tendencia sistémicapredominante que privilegia la concepción de sociedad integrada por gru-
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pos sociales estructurados y necesariamente organizados en base a sistemasde roles, perspectiva en la cual la conducta individual es irrelevante.
5. Desde el punto de vista disciplinario, la experiencia del quehacery particularmente de la relación con los sectores sociales involucrados enproblemáticas contingentes se expresa en la postulación de un enfoqueque se sustenta en la teoría de la interacción social como factor complejoy determinante de las características del quehacer propiamente disciplina-rio y del profesional (Durán, 2002). En esta etapa, en la que se reorientael paradigma teórico incorporado por Stucklik, el contexto desencadenala necesidad de hacer esta distinción, delegando la responsabilidad delcampo profesional a la búsqueda de empatía versus antipatía social, ani-mación de procesos sociales que facilitan el tránsito de los sectores socia-les por los diversos niveles de la organización que la estructura social per-mite. El desempeño disciplinario, en tanto, se orienta a explicar las posi-bilidades e imposibilidades de los tránsitos, así como al esclarecimiento delos nudos de incomunicación social en los que habitualmente se mueve lavinculación cotidiana entre los sectores sociales y los antropólogos y suquehacer. En primer término, el rol del antropólogo se percibió comooscilando entre el desempeño profesional y el disciplinario, determinadoa su vez por sus características personales en los respectivos desempeños(Durán et al., 2004, 2005; Durán, 2005).
El análisis sucesivo de las prácticas de los antropólogos del equipoen observación permitió la formulación del acercamiento del ‘rol dual’(Durán y Berhó, 2003) para superar el quiebre entre la teoría y la praxisantropológica, así como respecto de los campos ético-sociales del desem-peño, los que quedaron adscritos no sólo a la práctica misma, sino a lareflexión disciplinaria. Esto último, por ejemplo, se tradujo en el estable-cimiento de condiciones sociales para los compromisos éticos en el cum-plimiento de los desempeños. Éstas condiciones fueron provistas por elpropio medio social en la medida que predominaron los estudios conveni-dos con los sectores sociales, respecto de los impulsados por los antropó-logos, así como mediante la aplicación de las técnicas de participaciónsocial, sólo limitadas por la condición del sujeto social con el que se tra-bajaba, imperando el consentimiento informado (Gazoti, 2004) comomodalidad permanente de vínculo.
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8 Trabajo presentado en el 52° Congreso Internacional de Americanistas, Sevilla, 2006.
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El anterior contexto de desempeño fundamenta la emergencia de lasegunda tesis que sostiene la posibilidad de refundación del quehacer asu-miendo herencias y transformaciones respecto de un aprendizaje denomi-nado ‘teoría del rol dual’.
Con posterioridad a esta etapa la experiencia de aplicación de lateoría del rol dual permitió visualizar la importancia que el campo meto-dológico ofrecía al antropólogo para una praxis más expedita entre estosdos polos. Este campo se diversificó, por un lado, en tipos de etnografíasdesde la más clásica hacia la combinación de ésta con la de orientaciónémica, tanto en campos institucionales como en sociales abiertos, deri-vando en el reconocimiento de una etnografía del propio quehacer que loreposiciona respecto de los ámbitos más tradicionales del mismo: porejemplo, el llamado ‘otro’ que, en nuestro contexto, no solamente se deli-mitó al indígena, sino también al ‘otro’ culturalmente semejante con elcual era necesario negociar un determinado desempeño para el desarrollode un quehacer involucrado en diversos niveles de responsabilidad social.Esta tendencia de un uso múltiple de las metodologías, combinando acer-camientos cuanti-cualitativos, permitió construir la interpretación de “losvariados objetos de la antropología” (Durán et al)8.
En la actualidad el proceso reflexivo respecto de la antropologíaaplicada en la Araucanía se plantea en la posibilidad de otorgar una res-puesta institucional, profesional o especializada a un problema social,diferenciando los desempeños en cada una de estas inflexiones. Esto quie-re decir que el estilo de antropología aplicada se ha propuesto reflexionarsobre cada uno de los ámbitos implicados en la acción, distinguiendo laslógicas diversas que influyen entre sí. La expectativa teórica apunta a pon-derar una recurrencia de factores que influyen en el quehacer y que a suvez lo posibilitan para romper operacionalmente la dicotomía disciplina-sociedad, buscando, por un parte, la posibilidad de hacer ciencia, asícomo, por otra, aportando a un estado de sociedad preocupado de contri-buir al mejor desenvolvimiento del género humano. En esta perspectiva,el antropólogo se ve exigido a una doble praxis: frente al trabajo que leseñala la tradición de la cual depende y obtiene su lógica ante el queha-
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cer de la tradición que está inserta en la sociedad y que dificulta el cam-bio social. Éste, entonces, aparece en una dualidad que necesita formali-zarse.
Al presente distinguimos cuatro esferas o niveles de determinancia:
1. El establecimiento de un vínculo con un patrimonio especializa-do orientado a la búsqueda de la verdad o de las razones últimas queenvuelven al género humano, dimensión que asumimos como sociocultu-ral, estructural o idealizada.
2. Una intencionalidad que impele al antropólogo a aceptar el des-afío de la dualidad, trascendiendo intereses personales y orientándolohacia el cambio social.
3. La aceptación de un modelo social imperante que pone a laantropología en una posición ambivalente, precisamente por no formarparte de ella en el ámbito institucional.
4. Asumir las herramientas del ser social para, por un lado, ‘entraren la sociedad’ y, al mismo tiempo, participar en el desenvolvimiento dela especialidad en los contextos específicos en los que le señalan las con-diciones básicas y que, en nuestro caso, son las propias de América Latina,estimadas como periféricas respecto de los núcleos centrales.
En el cuadro 3 se grafican los factores arriba señalados.
En la matriz señalada quisimos graficar el papel de la etnografía enel tránsito entre el mundo disciplinario y el profesional propiamente tal,asumiendo que este último es representativo de la institucionalidad que lasociedad imprime al mundo social. Esta última condición ha resultadoparticularmente relevante en el campo institucional universitario, entanto institucionalidad educacional comprometida con estándares de des-empeño que sostienen la permanencia de la misma en el contexto global.El análisis de las prácticas profesionales de los estudiantes de antropologíaha permitido inferir que la condición disciplinaria puede constituirse, porun lado, en una herramienta que define las posibilidades de un quehaceren la sociedad en el sentido amplio, pero al mismo tiempo adquirir carác-ter restrictivo del cumplimiento de las condiciones institucionales al
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enfrentarse a las condiciones propias del desempeño individual. La poten-cia teórica del desempeño dual, sin embargo, al reconocer la lógica de lainstitucionalidad debiese hacerse cargo de cómo abordar estas condicio-nes y de ese modo no entorpecerlas, sino obviarlas y reconocerlas comotales otorgándoles el mismo peso en el análisis teórico final. Estas condi-ciones personales representan por lo tanto factores ineludibles que, aligual que las sociopolíticas, no debiesen ser desechadas por el antropólo-go sino más bien abordadas en su valor testimonial de la intradiversidadcultural y humana.
En contextos institucionales educativos, entonces, la teoría del roldual permite transformarse en herramienta para quienes aprendan la dina-micidad de su uso y al mismo tiempo factor comprensivo del marco insti-tucional inevitable que determinará el uso reflexivo de la interpretaciónglobal. Lo anterior permite sostener que al igual que en el caso anterior-mente mencionado la etnografía en su forma clásica y posclásica consti-tuye la herramienta central de los replanteamientos disciplinarios y porende de los profesionales.