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CARLOS A. PAGE LA ESTANCIA]ESUIT I CA Dl\IJA GRACIA

IJA GRACIA - … · el pequeño folleto sobre la reseña histórica que publica en 1919, donde consigna que el dato lo extrae del inventario de las Tem

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  • CARLOS A. PAGE

    LA

    ESTANCIA]ESUITICA Dl\IJA GRACIA

  • La Estancio Jesutica de Alta Gracia

    v. LA ACTIVIDAD ECONMICA

    V.l. CONFECCIN DE CERMICAS Y CAMPANAS

    Como vimos anteriormente, antes de la llegada del hermano Klausner, quien introdujo la vajilla metlica, se coma en platos de arcilla, Al respecto es bien conocido el pres tigio que tenan las religiosas de Santa Teresa de Jess en Crdoba, que labraban variadas piezas que abastecan a casi todos los vecinos que las apreciaban, no solo de la ciudad, sino tambin de la provincia del Tucumn.

    En Alta Gracia y de acuerdo a las observaciones que realiz el doctor Daniel Schvelzon sobre las piezas rec ogidas en las excavaciones de algunos sectores del edificio, determin la evidente existencia de un horno de cocer cermica , quizs platos, ya que se encontraron pequeas "pirmides" y "patas de gallo "' . Al respecto el jesuita Jos Snchez Labrador (171 7- 1798), quien lleg a Buenos Aires procedente de Espaa en 1734, recuerda en un estudio que escribi sobre el uso de la tierra que: "un alfarero, natural de la ciudad de Lucena en la Andaluca, que trabajaba en la hacienda, llamada Alta Gracia, hallndome yo en

    ella , descubri una veta de arcjJJa finsima y de bello color y sabor; torne cosas curiosas como jcaras, azafates, mates, etc. , ms delicados que las que venan de Chile. Caa la veta casi inmediata al cercado de la huerta , que mira al Camino Real " 83 .

    Tratando de indagar quin fue este alfarero, recurrimos al catlogo de jesuitas que public Hugo Storni, S.J., donde encontramos que eran jesui tas oriundos de Lucena: Francisco de Angula , Juan de Doblas y Miguel de Sotomayor. El primero falleci en 1611 en Sucre, el segundo en 1682 en Crdoba y el tercero en 162 7 en Asuncin . Pero como Snchez Labrador dice que estando l en Alta Grac ia "el alfarero descubri ... ", ninguno de ellos pudo haber sido, ya que el padre Snchez estuvo en Crdoba aproximadamente entre 1734 a 1746. Presumimos entonces que quizs el alfarero , que trabaj entre esas dos fechas, no haya sido jesuita, aunque es poco probable. Tampoco fue ni esclavo ni indio , ya que era de origen europeo. De all que entre los hallazgos arqueolgicos se encuentren muchos fragmentos de maylica portuguesa del siglo XVIII. De esta manera, aquel alfarero del que tuvimos noti cias por primera vez gracias a las investigaciones arqueolgicos, quedar por ahora en el anonimato.

    Dive rsos conos y "patas de gallo" utili zados en el horno ele ce ri mica hallado, en excavacio nes arqueolgicas

    ., Ambos son elem"lltos LerJmi r.os utili zados 8 11 los hornos de cermi ca d uran te la r.oLc in para separar las piezas mient ras se ho rn ean. Estos elementos fu e ron usados en Europa desde e l medioevo has ta la ar.tua lidael.

    ~ 'f~

    http:LerJmir.os
  • ~...,... Carlos l l. Page ~ Tambin en las cercanas de la casa

    grande se encontraban hornos de quemar tejas y ladrillos. Mientras que "a distancia de media legua" -como se inscribe en el inventa rio de la expulsin- se hallaba un horno de quemar cal con sus paredes de adobe. No tenemos may ores datos con respecto a este horno, ubicado en las cercanas del casco de la estancia , al qu e se le suma otro que debe haber sido de construccin pos terior y tambin se encuentra en las afueras de la actual ciudad de Alta Gracia.

    Con respecto a la fundicin de campanas en Alta Gracia, la primera vers in de su existencia la brinda el padre Grenn en el pequeo folleto sobre la resea his trica que publica en 1919 , donde consigna que el dato lo extrae del inventario de las Temporalidades. Al remitirnos a esa fu ente verificamos que en ninguna parte del mismo se menciona tal actividad en la estancia. Mientras tan to aquella afirmacin qued como real y se repiti 8n in contables oportunidades. Incluso no pudimos constatar en ningn d ocumento la ex istencia de una fundi cin de cam panas, pero n o por ell o

    des cartamos esa posibilidad y de ser ci erta quizs slo se hallan fundid o algunas pocas campanas y en forma circunstancial.

    Lo cierto es que en Crdoba la tradici n de fundir camp anas es bastante antigua. Ya lo recuerda el padre Fmlong cuand o m enciona que , en Crdoba y por el ao 1598, se detuvieron ciertos artesano s que eran expertos en la fabri cac in 'de campanas y de almireces ' o morteros de m etal. "Si los tales llegaron, o no , a fundir camp anas es algo que ignoramos -agregando Furl ong queaunque 8S ms probable que se dedicaron a lo que aquell os cordobeses de entonces tanto deseaban y necesitaban , y por lo que no les haba permitido pasar al Per como elJos pretendan". Agrega Furlong que "Seg n Monse or Pablo Cabrera (Cultura y Beneficen cia serie 2, p.1 21), 'a fines de 1598' se implant 'un tall er de fundici n de campanas y de almireces , en Soto, y a cuyo efect o se haca venir del Puerto ele Buenos Aires 'una pieza de artillera" '. Agrega ms adelante que "Crdoba debi tener funrlicin de camp anas muy a principios del sigl o XViI. En la Estancia de Santa Catalina,

    Uno de Jos ho rnos de cal que se conse "v ~n en Jas ~flleras de la c iudad

  • La Estancia Jesutica de Alta Gracia

    Campanas ubicadas en la espadaa ele la igles ia de Alta Gracia

    que fu de los Jesuitas , hay una enorme campana hendida y fuera de uso que lleva la fecha de 1690" "4.

    Revisando las campanas que se encuentran en las estancias jesuticas de Crdoba determinamos que por ejemplo en Jess Mara la espadaa est fechada en 1762 y contiene dos campanas, una hecha para Correa en 1828 y la otra de la poca jesutica realizada, segn su propia inscripcin , en la reduccin de Santa Rosa en Paraguay 8' . En Santa Catalina las campanas de las torres son posteriores a la expulsin, pero dentro de la igl esia se exponen tres campanas: la primera, sin inscripcin y de mayor dimensin que las dos restantes , es de factura posiblemente posterior a las\otras dos. De ellas una es la mencionada de 1690 que adems de su fecha lleva la inscripcin "Santa Catalina Virgen y mrtir" y otra que lleva la inscripcin "San Ignacio"; ambas llevan una cruz idntica a la de Jess Mara, incluso su diseo guarda ciertas similitudes entre s, y con la reproducida por Furlong proveniente tambin de la reduccin de Santa Rosa. Con este mismo diseo de la cruz, tambin se encuentra una en el campanario de la iglesia del Monasterio de Santa Catalina de Siena, fechada en 1699 y

    otra, con la inscripcin "Jess Mara y Jos" en la espadaa de ngulo del antiguo Convictorio de Monserra t, acompaada de otras tres, una realizada por la fundicin de Antonio Mazza en Buenos Aires, la otra con la inscripcin "JM-EP-LS" y la fecha de 1856 y la ltima sin inscripcin.

    Siguiendo con las es tancias, en la spadaa de La Candelaria se encuentran dos campanas fechadas en 1882. En Alta Gracia la espadaa tiene tres campanas. Una en el hueco de arriba que se le inscribi HA Mara" y la fecha de 1819, mientras que las dos de abajo slo llevan esta ltima fecha. Obviamente estas campanas reemplazan a las tres inventariadas en 1767, donde se detalla que la ms chica estaba quebrada.

    Finalmente en la iglesia de la Compaia de Jess en la ciudad de Crdoba se ubi can, entre otras , cuatro interesantes campanas en la torre sur. Dos delatan la fractura de las misiones del Paraguay y en las otras dos se inscriben las fechas de 1637 y 1716.

    V. 2. EL MOLINO Y EL SISTEMA DE RIEGO

    La industria molinera fue muy importante en Crdoba, emplendose para la molienda la fuerza motriz. hidrulica. Para ello se construyeron represas en los ros, a los fines de acumular agua, que luego era conducida por canales o acequias. En princi pio estos canales tambin sirvieron de riego para los campos y especialmente las huertas , que en el caso de Alta Gracia se encontraba totalmente cercada con muros de piedra y barro, que no solo servan para demarcar el territorio sino que a su vez se usaba para impedir que ingresara hacienda no deseada o incluso animales salvajes, como tambin para mantener la privacidad de quienes adentro trabajaban. All se contenan rboles frutales, sobre todo duraznos , adems de membrillos, granados, peras, manzanas , higueras y algunas parras. Tambin haba dentro de ella tres tablones donde se sembraban legumbres y cebada. La huerta era un rectngulo que meda 405 por 212 varas de norte a sur y se ubicaba al oriente y junto al tajamar, es decir al otro lado de la actual calle Belgrano.

    ~

  • ~'('~ CorJos A. Poge En los campos en tanto, se cultivaban

    cereales que para ser industrializados deban pasar por la molienda que se haca en los molinos ' . Los jesuitas loa construyeron en todas sus estancias, como fue descripto detalladamente en los inventarios de la expulsin". Junto al molino, y para aprovechar la acequia, se encontraba generalmente el batn , que serva para golpear, desengrasar y enfurtir los paos. Tambin estaba el perchel donde guardar el trigo o graneros donde almacenar el maz.

    Las estancias levantadas por la orden en Amrica tuvieron especiales directivas para su desenvolvimiento en varios aspectos de su produccin. De esta forma se recomendaba por ejemplo en los molinos mejicanos que: "Donde hubiere molinos de agua para moler los trigos propios de nuestras haciendas, costearn la paga de los sirvientes del molino con el precio de las

    maquilas de los trigos ajenos que llevaren all a moler. Y si algo sobrare, lo aplicarn al avo ordinario de la hacienda". El molino deba funcionar bajo las rdenes de "oficiales inteligen tes JI de buena conciencia ", llevndose un libro especial donde se registraban las partidas anuales de trigo molido, tanto propias como ajenas O".

    En Alta Gracia, los restos del molino se recuperaron no hace mucho tiempo, Fue reconstruido en una maqueta realizada por Justo Torres, y se expone en el mus eo junto a otras reproducciones de tallas en piedra sapo tambin realizadas por l. La piedra del molino quizs sea aquella que consigna el Libro de Cuentas que se trajo en el mes de noviembre de 1747.

    El molino est ubicado calle de por medio con el tajamar. Este reciba agua de una acequia y su muro principal, de poco ms de una cuadra, es de piedra y mortero de

    El fllnciull~miento del molino

    * Ya desde 1585 Juan de Sori" haba cOllstruido en IRS a l'ut:'fdS ele la ciudad un mulino hid ruli co donde los primeros habitantes bun 'a moler sus gril llOS de d a y de n oche. Pero los mis mos ind genas an tes de la lI pgada del espaJlOl molclll en las pied ras horadadas ,. con con anas los grilllos que cosechaban. Soria dr,bi constru ir u llJ acequia para el mol ino l' tall1 bin aira le encarg el cabil do qu', "br iera pa ra conducir aUd a la du dad . provevlldolu de 3. 300 ind ios, En Santa Cata lina haba dos mo linos. CO ll batn . perchel para guardar trigo y granero para maz. Tocio con su currespund iente rod ezno de moler. ad em{,s de unos ,eis ranchos ']\l 8 sArdo n de bab i acin de los negros, En la esta nc ia de San Ignac io. ce rcano a l casco. est aba e l malilla imltu a l batn con su ser.adero. pero ta mbin tfln an otro molino en el pl!es to o e,tancia de Sa nta Cruz , En Jess Mara' haba un tajamar con mUfO de picd ra v cal con la aceq uia q ue conduda a dos molinos y un batn. lino de ellos a pCSilr de In s lamentab le, fu inas en qUf' , e encu l'nl r" lIel'll Id inscripc ill de 1760. En la Candela ria haba U ll molinu en las proxi mi dades dI] la huerta. con dos pl.rchal"s \' un gro ncro , adr m;, del bat;;I !. Fill /l lmente an te, de ingrU'Cl r a la Casa de Caroya se puede n contmnplar hacia la deror: ha, los res tos dol molino , dC!]']' lia v un muro que dcum ul "ba e l agua,

  • A~ ~

    v~ LI/ Hsloll ria !eslI i fira de Alta Gracia ~(~.J

    cal, siendo 0 11 la parte externa rell en ada, donde Oll la actualidad pasa una call e. La comp uerta de madera del torno se hallaba en Al med io del muro y condu ca el agua con presi]) hacia dos m olinos y un batn.

    La habi tacin del molin o se la describe en el inventa rio de la expulsin como de ocho varas y cnarto de largo, por ci nco y cuarta de ancho, y tres de alto . Sus muros eran de piedra y su techo con tres tirantes don rlr. se apoyaba el :aizo y la teja. Tona dos puertas y por entonces se lo consideraba bastante viejo. Ms abajo y sobre el mismo canal haba otro mol i110, sensiblemente

    Ruedas del molino de la estancia que se exhiben en el museo

    ms gri:lnJu , cuya habitacin tambin de m uros de piedra, era de catorce varas de largo, por ci neo y media de ancho, y tres y un terc io de al to. Tena una puerta, una ventana y su techo era a dos aguas con do ce vi gns y tojas. Adems tena un tanque de Rgua y era de recient e construccin. final m ente ven a el batn de muros de piedra y cal , con techo de varas y paja.

    Luego de la expulsin de los jes uitas , se prest especial cuidado a los molinos de sus es tanc ias para que siguieran prestando sus servicios. Incluso varios aos despus , en 18 74, cuando se tramita la sucesin de Jos Manu el Solares, se describa en el inventario como "un m olino situado en la esquina noroeste de la huerta, el cual solo tien e til la tolva -el cajn donde estn las piedras (molares) de los cuales la voladora (Jo de arriba y gira toria) est sumam ente gastada; y la solera (Jo fija , la de abajo), en regular esta do. Y el chifln y conducto por donde viene el agua del tajamar". Tambin

    Detalle de un antiguo portn reubicado en la lnea donde se encuentra el paredn del fa moso dique jesutico.

    ~

  • CorJos r1 . Poge

    Vi, ta del pJ rcdr ll ylle embal":lba agua

    se describe el edificio, el que meda poco ms de ocho varas, pero se menciona que sus muros eran de abobe y con otra pieza continua.

    Con respe cto al otro molino , el de catorce varas, se m encio na que es taba ubicado a dos cuadras y media al norte del anterior y qu e funcionaba con la misma acequia. El pis o era de palos atrav esados y sobre ellos paja , y el techo de paja , cuando antes se lo haba mencionado con tejas. Se sumaban a el dos piezas ms , a cuatro o cinco varas del molino, con gruesos muros de adobe y techo d e tej uelas, revocadas y blanqueadas , siendo estas los galpones de trigo y harina 8, .

    . El tajamar era la represa que serva para darle presin de agua para el correcto y continuo funcionami ento del molino y, por cierto, para acumular agua para el riego. Se

    lo ubic muy cercano al edificio principal y era por ese entonces llenado por un canal (d el que an hoy se conservan sectores , aunque tiende a desaparecer) que vena desde una toma ubicada en el ro, donde confluyen dos arroyos . All se construy un pequeo dique de contencin . Pero de mayores proporciones es el que se levant ro arriba y que hoy se conserva, con un ancho y doble muro de piedra y que se cree est inconcluso.

    V.3. EL NEGOCIO GANADERO

    Si bien, y como veremos luego, en la es tanci a de Alta Gracia fue muy importante la incipi ente industrializacin textil, el negocio ganadero, sobre todo la cra, invernada y venta de mulas', fue sumamente signi

    , Lo mula no es una es pec ie "Jli mal si ll a el producto del c ru zam iento Plltre U /I " , no (burros hechores) )' una yegua . Desde tiempos de los asirios se erulaban es tos animal"s , a lcmlzil ndll mil,'or pOfJ\ll dridml pn trp los n J/ nd nos dn dole ms i Il t c r~s Ci ue a l cahal lo . Esa ierarq ua se acen tu en la Edad Media /'uand o los per~o naj fl s impor tantes la ,,,,, ban C0l11 0 mon tura de lujo , pero 1I (~g j a ser p roh ibida pa ra ese fin poco des pus del d (lS Cllb ri micn to de :\ mrica . ,\ si se conv irti en 01 11 11 /," '0 IllIlJldo 011 un meu io tdl c~z de t f n sport ~ de mercaderas , como fU OI'za molriz de los 11I01i 1lOS ) de rmtl lizan tc natural de campus . De all que cuando en la regin and ina se lo prefiri a la II"ma se cOIlI' irtjj pn HI p ro d lll'to m so li , ilodo d0 I s sig lo~ XVII v XVlII. Las minas del Per fuerulI IHs que mavornU1n te requirieron mutas, jJ\1 8S 'iUS cualidades f."i r' ;J:-. ( ~ l'a n pll1as para el Irdhljo duro .

    . - .-. '_ "0".. "" e . . ): ~ \ ~ r: _.'. ' :

  • La Estancia Jesutica de Alta Gracia

    ficativo en la economa del periodo colonial y fuente de ingresos fundam ental del colegio jesutico de Crdoba y de la estancia de Alta Gracia en particular.

    El ganado vacuno fue introducido por los primeros colonos espaoles, se dispers por las pampas y se multiplic con rapidez debido a las bondades de la regin. De tal manera que los hacendados de entonces solo tenan que recoger el ganado necesario -en los meses de enero o julio- para poner al da sus rebaos. Lo realmente productivo de aquellas vacas, ms que la carne , eran sus cueros que se embarcaban a Europa, y el sebo o grasa para hacer velas que se conduca a Buenos Aires y Per. La carne serva para alimentar en forma diaria a los trabajadores de las estancias y miembros de la Compaa, pero su rendimiento era mucho menor que en la actualidad.

    El mismo provincial Antonio Machoni el 27 de octubre de 1740 dejaba ordenado para la es tancia de Alta Gracia que " 1 Se procurara hacer una porcion de ganado la estancia de Altagracia, para que de esta ca da 15 dios embie el estanciero de Altagracia las reses necessario s para el consumo del Colegio, y tenga la comunidad carne mejor, como ya varias vezes ordenaron mis antecessol'es" "" o

    La mula fue el artculo que mayores beneficios report al Colegio y su comercializacin se remonta a las primeras dcadas del siglo XVII. Tena como principal consumidor las minas del Alto Per y las estancias de las costas peruanas , aunque tambin constituan por la poca un esencial

    Mulas (acuarela que en 1817 pint Emeric Essex Vidal)

    medio de transporte para trasladar mercaderas e incluso para montar, aun fue para ese uso era de mayor prestigio que el caballo. Pero uno de los mayores atributos de la mula, es el de la notable resistencia y habilidad para recuperarse de inmediato de los extenuantes trabajos a que era sometida debido a su particular contextura muscular.

    Si bien la mayora de los productos de las estancias eran consumidos por sus miembros, siempre haba un excedente que econmicamente colocaba al Colegio en una muy buena situacin. El crecimiento en este sentido fue constante. Recin en 1686 se produjo un retroceso econmico al quedar debiendo el Colegio la suma de 12.000 pesos, mientras que al ao siguiente una epidemi a en el ganado merm su nmero. Pero no sera la ltima ya que por ejemplo en 1697 otra peste redujo en este caso las ovejas de 18.000 a 5.000. Se llegara a fin de siglo con una situacin econmica regular. Pero a medida que avanzaba el siglo XVIII el paulatino incremento del negocio de las mulas se constituira en el ms productivo de toda la organizacin econmica, no solo jesutica sino de todo el futuro virreinato del Ro de la Plata que proveera de animales a las minas de plata de Potos y Oruro, y de mercurio de Huancaveli ca.

    En este sentido las mulas fueron un nexo importante entre las estancias de Alta Gracia y La Candelaria, como repetidamente lo venimos mencionando. De esta manera vemos manifiesta es ta dependencia en el mismo "Libro de Cuentas Corrientes de las estancias y haciendas que tiene este Collegio de Cordova de Tucuman , lo que rinden Ji se gasta con ellas desde mayo de 1695... ", donde luego de describir el obraje manifies ta de Alta Gracia: "tiene una cra de mulas en varios puestos y rodeos, tiene una estancia llamada San Antonio adonde ay solo un puesto con milI y seiscienta burras y las vacas necesarias para el sustento de los esclavos y demos sirvientes, tiene asimismo otro puesto llamado Nuestra Seora de la Candelaria adon de sirve de potrero de las mulas que da la cria " 89 . La especializacin en cra de mulas en Alta Gracia comenzaba a desplazar a la ac tividad tex til, aunque las tierras de San Ant onio se

    ~~

  • .. ')~[)~~ Carlos A. Poge vendieron a fines del siglo XVII, las de La Candelaria, primigeniamente fundada como estancia independiente , funcionaban en la prctica del periodo jesutico como puesto de Alta Gracia.

    Paulatinamente, hacia fines del siglo XVIII y despus de la expulsin de los jesu itas, las estancias de Crdoba fu eron con virtindose en el sitio ideal para las mulas que provenan de los campos bonaerenses. Aqu pasaban uno o dos aos en las serranas hasta que endurecan sus cascos y estaban en condiciones de continuar la dura marcha hacia el norte "" .

    Una ltima estada tenan las mulas en los campos cercanos a la ciudad de Salta. Una vez repuestas , en uno o dos aos, eran expuestas y vendidas en las famosas ferias que se realizaban en los meses de febrero y marzo, donde se concentraban alrededor de 60 .000 cabezas . All eran adquiridas por los peruanos y emprendan su destino final hacia el Potos. As, por ejemplo, y segn lo consignado en el libro de cuentas del Colegio, se expresa que en 1734 tena en las ti erras de invernada de Salta la suma de 1.500 mulas y en los pastizales de La Candelaria otras tantas. De esta manera la mula, junto al comercio de yerba y textiles eran los ms importantes n egocios que manejaban los jesuitas en su extensa provincia del Paraguay.

    En 1741 el padre Machoni ordenaba que el padre procurador comprara las potrancas necesarias para completar las siete mil yeguas que deba tener Alta Gracia. De ese nmero, dos mil se deban apartar para formar una buena cra de potros y potrancas a fin de que en adelante no falten las yeguas para la cra de mulas 01 . Esta orden surgi ante la considerable disminucin de la produccin que se vena experimentando desde 1739 o, incluso, algunos aos antes . Pero en 1747 la crisis aun continuaba , ya que una nueva recomendacin por parte del provincial Manuel Querini ordenaba con firmeza al rector del Colegio poner seis

    mil yeguas, y un nmero suficiente de bulTOS machos para la cruza en Alta Gracia, a fin de que se convirtiera en un verdadero centro de cra, pues consideraba acertadamente que era la mayor fu ente de ingresos de la uni versidad y que cubra para la poca entre un 40 y 60 % de los gastos corrientes de la institucin '''. Recin en la dcada siguiente la produccin vuelve a sus valores normales que oscilaban entre las 1.100 y 1.300 cabezas trasladadas a La Candelaria y, en 1764, se produce un pico que lleva a 1.634 mulas las que se enviaron al pastoreo de dicha estancia.

    Como vemos, las mulas eran criadas en Alta Gracia hasta que cumplan el ao y de all trasladadas a La Candelaria hasta que cumplieran los tres aos que tardaban en estar en condiciones de ser vendidas. El cuadro que sigue, confeccionado por Cushner en base a sus investigaciones nos brinda una certera informacin de esos traslados:

    Mulas Mulas Ao transferidas Ao transferidas

    16~6 1.250 1741 -'

    600

    1697 l. ~UU 174 3 'i91

    l(iC)8 1.280 -~- . 1744 - 461

    1699 1.322 17SR 823 - - -1700 1. 25 0 171 7 801

    1701 1.272 1758 !-lR:i

    1719 606 1759 1.11J9

    17L5 .1.149 1761 1.194

    '] 726 1.121 1762 1. 173 - ___o

    j 729 1 .157 ---~, --

    j 764 1636

    1733 1.255 1767 1.1 :lU

    1?l9 -

    724 -- -

    Las pasturas en Alta Gracia se daban principalmente en los puestos de Achala, San Antonio, San Ignacio y San Miguel, donde se las criaba durante su primer ao de vida. Algunas eran vctimas de las inclemencias del tiempo, aunque mayores es tragos ocasionaban los pumas y, sobre todo, los robos de ganado a que eran sometidas las estancias con asiduidad. Pero las dificultades se continuaban y aun eran mayores cuando se las trasladaban.

    Mulas en posesin de la es tancia de Alta Gracia segn los inventarios del Libro de Cuentas

    Ao 1171811720 11722 11723 11731 11733 11734 11736[1741 [174311746 117471 1748 11750J 1753 MuJa_s _J~ .~_1.014 _ 1:~ _2.09.1 . 1.350 1.450 _~ 1.232 ~8 .~~ _. 4 ~5_ 817 J 636 . 1.534__ 1

  • La Estan cia Jesutica de Alta Gracia ~ Adems de criar mulas , los campos de

    Crdoba servan como descanso previo al viaje a Salta de las mulas de Buenos Aires, Santa Fe y Corrientes. Manadas de 600 a 700 cabezas eran conducidas por alrededor de 12 sujetos desde Buenos Aires a Crdoba, ascendiendo su costo a 4 reales por cabeza. De Crdoba se las conduca a Salta en manadas de 1.300 a 1.400 cabezas que arriaban cerca de 20 hombres con 70 caballos. El precio por esta parte de la ruta hacia el Per ya se incrementaba a 8 reales, que se le pagaba al propietario de las pasturas en las que permanecan hasta el mes de abril, cuando partan para Salta. Al amplio valle de Lerma llegaban a principios de junio, siendo conducidas las mulas jesuticas a los pastizales de Sillita y Escoyape o, ms adelante, a las posesiones ms cercanas al lugar de venta.

    Aparentemente, y por lo menos hasta los inicios del siglo XVIII, los jesuitas llevaban las mulas , y por cierto otras mercaderas de su produccin, direc tamente al Alto Per, obviando la escala de Salta. Con ello se ahorraban, en el caso de las mulas, los gastos de la invernada . Pero por el hecho de arribar sin una fecha precisa , el mercado regulaba los precios, que deben haber sido no mu y favorables para los jesuitas. Es por ello que en 1680 el padre provincial Diego Francisco Altamirano orden es tablecer una oficina de procurador en Salta, emulando la tctica de los centros de informacin europeos, a fin de que se ocupara principalmente de aconsejar a los Colegios de la provincia cundo era el mejor momento econmico para enviar las mulas a pastar en el invierno, y cundo enviarlas al Per. Para ello el padre provincial aconsejaba entablar buenas relaciones con los gobernantes locales que les proveeran la informacin requerida'. De esta manera las mulas invernaban o pasaban entre 5 y 12 meses en las estancias tambin jesuticas con ese preciso destino de Tafi en

    Tucumn , San Antonio, San Carlos y Perico en Jujuy 03.

    Cushner estima que durante el siglo XVIII el conjunto de estancias jesuticas de la provincia del Paraguay enviaron un total de 400.000 a 500.000 mulas de Salta al Per, constituyendo es ta cifra el 12 o 15 %, una de las empresas comerciales ms importantes del continente 9'.

    Especficamente las mulas de la Universidad de Crdoba fueron colocadas en Salta, Cuzco y La Paz a precios que oscilaban entre los tres y doce pesos por cabeza . Dicho precio era abonado generalmente a plazo , mitad con dinero y mitad con productos que frecuentemente eran telas o ropa de manufactura regional. Los precios y las ganancias flu ctuaban notablemente alcanzando un promedio de 8.500 pesos anuales, aunque hubo un a'o en que se recaud 500 (1739) y otro 38.730 (1749) .

    Con el desorden de la expulsin se produjo un despoblamiento de mulas y esclavos an antes de las ventas de las es tancias . Se sum a esta contrariedad el decaimiento del mercado del Alto Per y la sublevacin de Tupac Amar (1780) que afect las fluidez comercial con el Per . Ante esta situacin , las estancias no encontraron los med ios para cambiar de rubro rpidamente y todo la economa se derrumb. Mientras tanto los es tancieros bonaerenses fueron aumentando su atencin en el ganado vacuno previendo el auge de los cueros que en pocas dcadas marcara el orden comercial de la economa.

    Despus de la expulsin de los jesuitas y desde Lima, don Cosme Buen descr ibi Crdoba, manifestando que: "El mayor y general comercio de esta gobernacin es el de mulas, las cuales se conducen de las jurisdicciones de Crdoba, Santa Fe, Buenos Aires, 1, 2, 3 4 pesos. Pasan su invernada en esta Provincia en las inmediaciones de Salta para que engordan y se fortalezcan. Vendense regularmente alli en nme

    Para el ao 175 6 se encont raba a cargo de la o fi c ina de Sa lta el hermano Pedro de Echazarraga , fallecido en aquell a ci udad en 1762. y qu e como sabemos fu e e l qu e don el dinero necesario para el es tab lec imiento de la estancia de San Ignacio de los Ejerc ic ios en Calamuchita. Te nemos noti ci as dc esta informacin por un cont ra to firmad o en e l mes el" octubre en e l cual Echazarraga vend e, en nombre de la Compaa a don Gabri el de Torres la suma de 400 mu las de cuatro a ii os a 12 pesos y 6 rea les cada una. Se las entre' gara en febrero o marzo prximo recibi end o la mitad a la entrega de las mulas )' e l res to a los 5 o 6 meses de la partida . Din ero que don Gahrie l se comp romete a lle var a la universidad.

    ~

  • ro de 3.000 cada 0110, y veces 5.000 de lo s qu e son tiles, porq ue r..]muchas, 7, 8 pesos, y los compradores los internan sus Provincias del Per vendiendo jo ' de 13 17 pesos cada una. Tombien se sacan para el PerL de 14 16000 vocas para los mim ' rales suelen Fenderse en la Provincio a j 2 14 reales y el r..}. De estos han:n suelas que tambien se venden pora fuera. Al pasor por Salto pagan cada suela seis reales de sisa, desde, el ao de 1740. Su pro ducto esta destinado para la defensa de lae; ji'onteras de los indios brbaros, y pagan los de sus r.. .]. Las vacas pagan solo tres reales. Tambien se hace y comercio en es ta Provincia no poca can tidod de jabon , qu e en petacas se conduce la Provincias del Per , pagando cada una 11 reales de r.. .]. A estas lIlulos suele darle una enfermedad en los cascos o u/.as que llaman lIlol de vaso, el cual dicen su s conductores arrieros que es contagioso, y creen que con pisar las san as el terreno por donde han pasado las enfermas se comunica aquellas, perecen algunas de este mal que Ferdaderomente no es otra cosa qu e haberse des peado por lo much o qu e caminan , especialmente si son de cascos blandos. Por esta rozan los practicas en la invemada que hacen junto Salta, procuran no ponerlas en paroges que sean anegadizos" ,r,.

    Tambin Concolorcorvo (seudnimo de Carlos Calixto Bustamante) a su paso por Crdoba manifestaba que el principal negocio era "la compro de mulas tiernas en los pagos de Bu enos Aires, Santa Fe y Corrientes que traen a los potreros de Crdoba a invernar, donde tambin hay algunas alas, y despus de fortalecidas y robus ta s las conducen a las inmediaciones de Salta, donde hacen la segunda invernado, que no baja de seis meses ni excede de un ao ... " oo. La cantidad de mulas que sala de Salta tambin vari con los aos alcanzando un esplendor entre 1765 y 1779 con la cifra de 33.000 mulares ' , y a partir de entonces decay.

    Seg n el difundirlo informe d~ Sobre Monte ele 1787 el precio de las m u hls oscilaba entre ocho y ocho pesos y medio, cifra similar a la exp uesta por el padre jes uita Jos Manuel Perams en 1768 q ue adems expresa ba: ..... consiste el principal comercio; las llevan al Pp,r y se ven den nUelfe o diez pesos, lo que jams se logra por un caballo, porque aunque sea de regalo no vale ms de tres pesos , los dems un peso . y las vacas ni aLn por eso hay quien las quiera. Burros hay pocos, y stos slo sirven paro el aumento de las mulas y para que jueguen los much ach os" O?

    V.4. EL FAl\10S0 OBRAJE DE A LTA GRACIA

    Al trabaj o generalizado de los hombres en la cra de animales y agrir:u ltura de subsistencia, se sum la activ idad textil, llevada l cabo en gran medida por la mujer esclava. Tilnto nias como mujeres se encargaron de hilar y tejer, constituyndose a fines del siglo XVI en una labor de carcter dom stico urbano. En los albores de la siguiente centuria los obrajes llegaron al medio rural, donde se capacit a los indios en la tarea . con lo que paulatinamente la "ropa de la tierra" se comenzaba a usar tambin como moneda de intercambio. El crecimiento de la produccin lleg incluso a sobrepasar el consumo propio y el excedente se destin a la zona alt operuana. Pero ante el despoblamiento de indios y la ms rentable p roduccin ganadera, los textiles comenzaron a declinar, alcanzando su punto ms bajo en 1630 donde el nico obraje de Crdoba, el ubicado en La Lagunilla, tena seis telares donde trabajaban 43 es clav os que producan frazadas y cordellate q" .

    Para los jesuitas pe Crdoba, a diferencia del resto de la provincia del Paraguay, la actividad textil fue muy importante ya que no slo fue utilizada pa~a su propia

    Es tas rifrds las dio a ronoeer N. Sn, hez Albornoz. a trav

  • La Estancia Jesutica de Alta Gracia

    gente sino tambin sirvi para pagar a su personal contratado. Aunque la produccin se circunscriba a estos sectores, recordemos que en Crdoba y hacia la segunda mitad del siglo XVIII, lo constituan alrededor de 3.000 personas, entre padres, alumnos, esclavos y conchabados.

    Como hemos visto, las estancias levantadas por la orden en Amrica tuvieron especiales recomendaciones en cuanto al desarrollo de las mismas. De esta manera para los obrajes se recomendaba que deban ser dirigidos por un mayordomo o sobrestante "activo, fiel e inteligente" para hacer cumplir las obligaciones de cada trabajador. Aquellas instrucciones eran ms especficas al que: "Pongan todo cuidado en que los paos que se tejieren para vestuarios de los nuestros sean de las mejores lanas, y que se les d un tinte pernwnente, y que el tejido sea bien hecho, porque de l depende mayor duracin. Este cuidado pondrn en las dems cosas que se hacen para el uso de los nuestros, no queriendo que lo que sale mal acondicionado de los telares se destine para los nuestros. y que lo fino y bien hecho se venda fuera. Pongan cuidado en lodo y todo saldr bueno" Los padres administradores asistan personalmente con el mayordomo

    a la trasquila, matanza, recuento y marca de animales. Asistan tambin a recibir los vellones de lana trasquilada que era llevada a bodegas, apuntando diariamente las cantidades que se llevaban 99.

    Cuando el obispo Guillestegui consagr la iglesia de la Compaa de Jess en Crdoba, el 29 de junio de 1671, seal por dote de la misma a las estancias de Jess Mara y de Alta Gracia "para que gocen de los privilegios, esempciones, inmunidades y gracias, concedidas por la Santa Sede Apostlica, cnones sagrados y Leyes Reales a las dotes de las Iglesias consagradas, lugares pos, universidades y con especial a los colegios de la Compaa de Jess". Pero adems el prelado mencion que en la hacienda de Alta Gracia "ay un obraje de tejidos de lana y algodn" 100. Es quizs sta la referencia ms remota en cuanto a la existencia del obraje en la estancia, donde incluso se hace hincapi en la confeccin de tejidos que estaran a cargo de los esclavos. Pero con el tiempo tambin se incluy esta industria en las estancias de Santa Catalina y Jess Mara.

    El crecimiento de la actividad fue constante y ya para 1681 Alta Gracia contaba con 10.000 ovejas que provean de lana a sus telares. que a su vez producan

    Vista area del obraje

  • ~>{(~)J~ Carlos A. Poge

    PaLi o del l,braje

    paos suficientes para el uso de l col egio. incremento que al entrar en el siglo XVlJI ya proporcionaba un exc edente que era vendido.

    La tarea la realizaban tanto hombres como mujeres. Los primeros tejan y las segundas hilnban, como lo demuestra el memorial de Manuel Querini de 1747 101 Usa ban tintllras como el ail , que venia de Europa. para dar una coloracin azulada, mientras que el amarillo se obtena de la "rh8sca". el negro del "molle", el verde del "romerillo " , el anaranjado del "olln" y la "chasca".

    Otro documento del siglo XVII, el mencionado "Libro de Cuentas Corrientes de las estancias y haciendas que tiene este Collegio de Cordova de Tucuman. Lo que rinde y se gasta con ellas desde mayo de 1695 ... " se refiere primeramente a la estancia de Alta Gracia con es tos trmino . ..: : "Tiene dicha estancia un obraje de ropa de la tierra como son cordellates, fresadas v sayalas ", agregando luego de d'escribir l~ hacicmda que tienen ovejas "de la que se saca la lona para el obraje " ' H

    Segn relata el jJadre Furlong 10 1, fueron los hermanos coadjutores Enrique Peschke y Woltgmg Gleissner, quienes m ejwron la industria tox til, que hasta los inicios del siglo XVIII era bastante escasa. Lo confirma el mismo hermano Peschke, quien llegado de Polonia en 1698, escriba cuatro aos despw", que: "nuestro vestir se diferencia 17.wcho del europeo. La sotana es igualmente negru. pero el pao no llega o lo calidod medio de Alemonia, sino que es de textura de ton baja calidad, como el peor de all en montas de cama. Nuestros indios son demasiados perezosos pam tejerlos ellos, de donde resulto que nos lo hemos de procurar de Quito. Medias no se conocen: los pies los cubrimos con pequeas botas de cordobn negro. Las camisas son a veces el e.; lino, ,si llegan a tiempo de Espaia con los galeones; pero como uno y otro faltan con frecuencia , durante la mavor parte del a~o llevamos camisas hechas- de algodn, fabricado aqu, que es ms basto que el paio de lino para embolsar, y de tal suerte desuella. que no n cesitamos de disciplinas " En cuanto a su compaero

  • tJv.rrlff!.La Estancia Jesutica de Alta Gmcia ,-,@_}t~-, Gleissner sabemos que incluso estuvo trabajando en Alta Gracia, aproximadamente en mayo de 1730, en tiempos en que la misma era administrada por el hermano Klausner J04.

    En 1716 el padre procurador Francisco Jimnez solicit a Alemania variados instrumentos de telares y otros objetos necesarios que paulatinamente fueron llegando junto a nuevos padres especialistas en el tema, como Jorge Herl y Jos Kobl de Eaviera y los sastres austracos Martn Herricht y Martn Ritsch, ambos provenientes de lnnsbruck J05.

    Es as que agrega Furlong: "En Alta Gracia, y contando con todo el apoyo econmico de los jesuitas de Crdoba, instalaron telares y obrajes comparables con los mejores de Alemania." en Santa Catalina, donde posteriormente el hermano checoslovaco Leopoldo Gartner (16981784) instal un obraje. Mientras que para 1753 se haba establecido un obraje en Jess Mara. En los tres telares trabajaban 400 obreros, esclavizados de raza africana en su mayora.

    La produccin de telas en Alta Gracia decay en el siglo XVIII un tercio del nivel alcanzado en el ltimo quinquenio del siglo anterior. Esto se debi a que brind mayor apoyo al taller que tena el colegio en la misma "manzana jesutica" de la ciudad de Crdoba. Pero este taller se dedicaba a fabricar tejidos caros destinados al mercado externo. Mientras que en Alta Gracia se continuaron produciendo tejidos toscos para el creciente nmero de esclavos dependientes del Colegio, al igual que en las otras estancias, incluso La Candelaria, De esta manera ambos talleres. el de Alta Gracia con tres telares que producan principalmente cordellate y bayeta con algo de sarga, y el del Colegio con cinco telares que producan lanas finas, chals y sarga, tenan asignados roles diferentes en cuanto a destinatario y calidad del producto lOe.

    El edificio que se conserva en la actualidad, fue motivo de algunos arreglos que orden el 28 de de 1715 el padre Luis de la Roca cuando luego de su visita a la estancia escrito un memorial en el que

    "4. Represe el obrafe porqu no

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    Uno de los memoriales que para Alta Gracia dej el padre provincial Luis de la Rocca

    suceda caerse de repentes y assi alguna desgrasia: principalmente las paredes que mas venzidas estan poniendoles unos estribos fuertes que las sustenten. Y el crucero de dicho obraje que esta armado, se afianzara bien; porque no lo esta con el solo pilar que aora tiene" 107. Otro memorial dej el padre Roca, fechado el 1 de julio de 1723, donde orden: "52 Compongase la pared de los telares del obraje, y embrase el techo, que les corresponde sin omitir el asegurar el techo de toda la oficina, y el retefar lo necesario para lo qua1 podrn servir tambin las texas del alar del Cementerio, que tambin se ha de reparar" 10B,

    El Padre Lozano siguiendo las Annuas de 1720-1730 menciona de Alta Gracia: ".. , se est acabando el edifico de la estancia principal (. .. ) destinado para el obraje de los paos para la servidumbre, habiendo ya acabado la elegante capilla del mismo lugar", Agregando: "En Alta Gracia se ha construido una hermosa capilla con bvedas de cal y ladrillo. Del mismo material... los talleres nuevos del obraje de pao, all construidos y techados recientemente, donde esclavos y negros... tejen los graneros y lavan la ropa" 10",

  • ~ -

    llz ~~ Carlos A. Page

    Por ese entonces se encontraba en Crdoba el arquitec to Giovanni Andrea Bian chi. a quien se menciona en una carta qu e el hermano Echazarraga le envi al administrador de la estancia Beracierto, Est;' fechada ellO de m arzo de 1732 y se comUJ1ta en ella la posible mudanza del oor

  • La ton cia Jesutico de Alta Gracia ~'1'(j

    3. Barrenas 10. Sierras, un barrilete, cuias 2. Hachitas 3. Una cerradura. Grillos 4 pares. Calentador uno ... " .'

    Estando el padre visitador en Alta Gracia. el 28 de diciembre de 1747 dispuso que: "Se pongan algunos esclavos que aprendan a tejer, Jos cuales, en cuanto se puede, no se ocupen en otra cosa que en el Obraje. Tambin se le darn hilanderas suficientes y carciera, si este procurare con cuidado instruir desde luego en las faena s de la Estancia. llevndolo con sigo a los Puestos y dicindole lo que conviene se haga; y con eso el hermano Jorge dadores " 11 4 . En ese mismo ao el padre Antonio Machoni al entrr.gar 01 colegio y sus es tancias a su sucesor, el padre Pedro de Arroyo. consi gnaba en. un breve inventario que en el obraje de Alta Grac ia h aba: "tres telares nuevos para cordellate. boye tillo , pai'ete JI estamei'a que, si estan corrientes, hoy poro vestir lo gente rle lo estancia ". Mientras que PI) el mismo a11o, c um do entresa la estancia el hermano Requeta a] hermano del Pin o, se m an ifi esta que el Obraje constaha de "3 telares corrientes, otro que se est haciendole fal ta poco, 24 arrobas de lano, do , p iezas de boye /o en el telar, hilo para otras dos pipzas de los mismo. Jtem hilo para dos piezas de cordellate y dos de paete. Item hilo pora otra pieza de paiete blanco. B arrobas de cebo, una carreta de trajin Otra p equeo. Un lecho para otro" j C.

    Al ao siguiente y segn lo consignado cuando el hermano del Pino entrega la estancia al hermano Rait va se contaba con el cuarto telar, describindose nuevamente la totalidad de las herramienta s del obraje, dondR ahora adems de cocina, herrera y refectorio, se agrega la carpintera.

    Para la poca de la expulsin, el Obraje contaba con carpintera donde adem s de carretas se fabricaban Flberturas y muebles . herrera dondp sr. hacFl l1 frenos \' oUos arreglos, fundici n de r.8mpanas un horn o para qu emar laolillos que esLll'J en las inmediacione" . y sobre todo cinco telares con sus aperos . dos para tejer paetes, uno para bastillas, uno de paos v frazadas y otro de estameas. adems de jabonera y botica para el consumo ordinario. Eran em

    pleados en tod as aquellas actividades catorce oficiales que contaban con tod as las herramientas necesarias . Incluso no slo para entonces se provea a los sujetos de la es tancia sino que haba un excedente anual de $ 30 que si hubiera habido ms hilanderas -se argumentaba por entonces- las ganancias seran mucho mayores. j(,

    En cuanto al edificio del obraje contamos con la descripcin del inventario ele las temporalidades que tambin transcribi Grenn y en el que se menciona: "A la parte sur desta casa, y a distancia de 14 varas, est otra cosera de bveda que sirve de Obraje en que estn los telares y carpinteria una despensa , horno y dos ofidnas. Cuyo saln principal con su puerto 01 norte tiene de largo 32 varas; de ancho 6 y quarta, de alto seis en cloro; todo de cal y piedra y ladrillo y seis ventanos o los lados con balaustres de modera cuadrados; y dicha puerta es de Lino mono ji tiene de alto dos varas y tres cuartas; y de ancho vara y media; con cerradura, llave Ji picaporte.

    !tem, caminando al Poniente, se sigue lo puerta principal de esta mencionada coso con S/I sagun de cinco varas de lurgo tres y media de ancho y de alto cinco y tercia por los mojinetes cuia puerta es de tabla corrida de dos varas con carradura y llave bastante mala.

    Itrlll, a la mano derecha de dicho sagun, estn un CL/orto con la entrada por este; que tiene de largo 11 varas JI quatro JI media de ancho y de alto en el mojinete 5 varas todo en claro con una puerta todo de uno mano, de dos varas y cuarta de alto y de ancho una vara y octava; con el cerrojo JI llavr:.

    Item a la otra mono est otro cuento de cinco y media varas de largo y quatra y cuarta de ancho por cinco y tercia de alto en el mojinete todo en claro con puerta de una mano por dicho sagun de dos \faras de alto y uno de ancho, sin llall:'

    !t em, mirando al norte otro saln de 20 varas de largo seis de ancho y seis ji media de alto rll el mojinete en claro. con 4 ventanas , al patio, grandes de bala ustre cuadrados, de madera; una puerta de dos varas y media de alto y de ancho vara y media con cerradura y lla ve.

    ~

  • ~5W~ Carlos A Page Item otro saln en medas paredes con

    que se cerca esta casa y cuadra el patio,' que tienen 32 varas y tres cuartas de largo y 6 de ancho en las que se incluyen 6 varas techadas de la bveda.

    Item el patio que se compone de 20 varas en cuadro de Norte a Sur, de leste a Oeste.

    y todo lo expresado por la parte de afuera comprende un sitio con 37 varas de Norte a Sur; y de Naciente a Poniente 35" lJ7.

    A esta conocida descripcin el padre Grenn aporta una valiosa relacin de 1771 donde se expresa que: "el obraje se compone de un saln que se dice la iglesia vieja con su puerta de Lll1a mano, vieja cerradura y llave, con sus ventanas que caen a la pOIte del poniente de madera bruta, y obra de bveda" 11 8, Con este sustancial dato se ha determinado que el amplio saln abovedado fue una capilla' . Pero el edificio, aparentemente inconcluso, sufri algunos daos en el transcurso de la administracin de las temporalidades. As se consigna en el inventario de 1771, cuando se menciona que hacia la parte derecha de la entrada haba unas paredes de cal y piedra "principios de obra como para saln grande en que ces ". O por ejemplo del cuarto ubicado frente al zagun "cuya bveda est vencida por calarse jos aguas por ella ", o la misma antigua capilla "que cerca del mojinete del sur tiene sus goteras" m.

    espus de la expulsin no slo se abandono el edificio sino que obviamente la produccin textil de los jesuitas desapa:ceClo. o obstante nprmaneci GIL funcionamiento el obraje de la estancia u.e Santa Catalina, cuyo comprador, Francisco Daz, !o mantuvo y fue considerado por Sobre Monte como el nico en pie para 1787, aunqlle con una escasa produccin se "laboraban algunos paetes dn buena cnlidad y 'o lor,

    El edificio del obraje de Alta Gracia sufri a lo largo de los aos importantes modificaciones que tendieron a adaptar su estructura funcional a nuevos usos", As por ejemplo y en la dcada de 1930 , cuando era prroco de la ciudad el padre Ramn f\mado Liendo, se "jerarquiz" su fachada donde se agreg un frontis ondulante y en el techo, por sobre la puerta del zagun de ingreso , se coloc un cupuln emulando la cpula de la iglesia, El embellecimiento se debi a que a partir de entonces se lo destinara a casa de Ejercicios Espirituales y escuela parroquial, tal como lo haba querido por voluntad testamentaria Jos Manuel Solares 1"',

    V.5. Los ESCLAVOS EN TIEMPO DE LOS JESUITAS

    La primera venta de esclavos que se registra en Crdoba est asentada en los libros de protocolos, y la realiz Lope V zquez Pestaa a Francisco de Salcedo, tesorero de la Catedral de Santiago del Estero, el 27 de abril de 1588, Pag $ l.OOO por dos escla vos provenien tes de Angola y con ello qued asentado el antecedente para hacer de la compra-venta de seres humanos uno [ e los negocios ms redituables de la Amrica ',ispnica, Efectivamente, algunos :11'10S despus se cumenzaron a formar las primeras compaas para el "trMico negrer o" "'. Entre ellas se destacaba la famosa compaa britnica "Mar del ur" , ue compela con su par francesa o bien con agentes independ ientes, El incip iente co_nercio se expandi por todo el cOl1linente, siendo la ru ta Buenos Aires - o tos, va :~rdoba, una de las que con mayor !luidez

    esarroll 01 trfico Jlcgrero y, r. on ello , tm

    , Es lruIJ" hlc q ue haya , ido la capd J de negros don rlA pos ihlemenlp SP p-ncon lral"J la in lugen riel Il"gro SJ IJ 13P' lI 10 de f' nlermu eUI'" cufra dia ' u exist a en C: rd l)u" d esde 16 16 "n 1" igJ,'siil de San Fr~IJ Li sL U O !J iuH 1" ima'5sn de Sa!l Lla ltasal" u 1" mi srnu VJr

  • - ;)Ct:. (;f~

    Lo Es/ ollCo Jesutico de Alta Gracia ~ l~/

    fructfero contrabJIldo que oblig en 1622 a crear la anuana seca de Crdoba, que se traslad a Jujuy en 1695,

    A pesar de la abundante cantidad d e esclavos Ingresados por contrabando cl0sde el p uerto de Colonia del Sacramento en Urugww . los qu e lo hacan legalmente estaban some linos al " pal ri1co " , que consista en un examen f ., ico v UIla aJ1reciacin U8 la celad. \r] pm s deban soporla r la ca rimba , que I'nI un a m a rca Fl lego con u n hie rr() ll lOjU 811 la I~spa l d l. pm;h o, 01'

  • ~ Wj\'~ Carlos A. Page

    que los esclavos eran n ecesarios para mantener las estancias '.

    Los jesuitas tenan sus propias reglas frente al esclavo. y cuando apareca algn rebelde que cometa un delito o intentaba huir. pronto era vendido al igual que aquellos que perdan l a pureza de la ra Z:l . Perll no los separaban d e sus familil s. i se ve da algn revoltoso se lo haca con su esp osa e hijos si los tuviera. y era reem p lazado con la compra de otros esclavos. Por eso e l hecho de ser p uestos a la venta constitw l un verdadero castigo y quizes conslderad o por ellos el pOOl. Aunque los castigos CO t'pOTales tambin ex istieron en l S estCl ndas jesuticas.

    Al respecto contamos con dos doc mentas quizs un la.nto contradJ ctori os f irmados p or dos provmcides : uno p or 1- ran cisco Vezquez Trujill er 163 0: y otro )0" Tos Ignacio r1 e Barrecl a a mee iados dr] s glo X Tm. El primero coruent;:oa n un8 carta sobre los excesos que los Jlirns COllW tan c on Lfa lus n egro::. ell sus cs ti.J.n das Jk gandoi ncluso l alJUsar de las Ilt:"ra ::.. Po h motivo e l p dre p 'ovin ciI orden flU :: esl as COS, lS se cun trolara n (!n las esta ncJa::' iesut lr:as , llegando 3 afirmar que cual q uier pau re qU comeli era el m;; 1 ini mo oa 3d mini stradores pod an enc(:.rrar l los esc lavos . p(~r por corto t1 em pu tr:landu de por::.uadir a allm ami2'0 o 11"rienl!> q llC 1Illcrcodll convenc lilldolo el "' que nq LH~IIII qUf' hiz(l era de suma gravoda L. y fj na lmt1n le (~ra li( lerado, pero persuadic (1 dI' (lue ll odlH l'P

  • La Esllll1 ciu j osui/ica de Alta Gracia ...@.,.:7~

    guiares cuando, por otra parte, su movilidad era muy ampla . Se les p ermit,: haler sus propios negocios y hasta se les daba la p os ibilidad de comprar su propia libert::u qu e, como dijimos tambi n , se les poda otorgar a los reb eld es. Pero con ella se so metan a otro tipo de esclavitud . cual era la del rechazo y mnrginacin soria l que los confinaban a 'tma vida de verdadera mis eria , como la qu e tuvif 'run que soportar los escasos negros que quedaron LlIando se aboli la esclavi tud, cuando precisamente sus propulsores se dieron cuenta qu e era ms econmico pagar un sueldo miserable qu e manten er a una familia.

    De esta manera tenemos que los jesuitas tenan instrucciones precisas en cuan to al trato que deba hacerse con los esclavos. Desde como alim entarlos y ves tirlos has ta como imponer su autoridad. Pero haba un contexto cultural al qu e no eran ajenos. Por ello se sumaban tambi n a las dispos iciones de la iglesia en la creacin de cofradas que controlaban el tiempo libre de los es clavos a travs de la libre expresin de sus inquietudes culturales, de recreacin y ex presin de sus 1 ugares de orgenes .

    No slo los jesuitas tenan esclavos . Las religi osas de Santa Teresa -segn Concolorcorvo- tenan una ranchera con 300 esclavos de ambos sexos . Mientras que en las casas parti culares poda haber casos donde haba 30 y has ta 40 esclavos , muchas de ellas mujeres lavanderas que lavaban la ropa en el ro m etindose has ta la cintura. Durante el siglo XVIII poda conseguirse un escl avo en Buenos Aires a un precio qu e variaba entre 250 y 300 pesos , cuando el cos to de mantenimiento (es dec ir ropa y comida) era de entre 10 a 15 pesos anuales. Analizando los Libros de Cuentas de las estancias, Cushner hace una interesante comparaci n de cunto costaba un obrero comn escl avizado y un asalariado indio. De tal manera que en un periodo de 10 a os el primero costaba entre 700 y 800 pesos, mientras que el indio slo 400 pesos. Pero al hablar de un obrero especializado la cifra se elevaba entre 600 y 1.000 pesos . Se pregunta entonces por qu se compra ban esclavos si en realidad no convenan . Respondiendo que la confiabilidad y esta

    bilidad eran las mayores cuestiones a evaluar, actitudes qu e con los indios eran imp redecibles. Pero haba otra razn , seguramente la ms significativa , y er;) que las mercadera:o, producidas por obreros no pagos podan ;er vendidas con cierto beneficio , pero las hechas por obreros pagos sugera un sistema de compra-venta que estaba prohibida a los eclesis ticos. Por lo tanto solo se conchababa mano de obra en pocas de cosecha o mayor trabajo en estancias, en las caleras o bien para arriar m ulas a Salta ll" .

    Los esclavos negros de los jesuitas en Crdoba fueron objeto de varias investigaciones encaradas por diversos investigadores, aunqu e de sus estudios prevalece el sentido es tadstico o bi en demogrfico. De es ta manera uno de es tos trabajos , referidos a Alta Gracia, nos informa que en el p eriodo que va desde 1718 a la expulsin, hubo un pico de menor cantidad de esclavos en 1720 ao en que se encontraban 139 individuos, mientras que el ms alto fue en 1 767 cuando sumaban 291 y dos aosI J O despu s , por el mero efecto vegetativo , alcanzan la cifra m xima de 297. A partir de all sufrieron un vertiginoso descenso. Los mismos investigad ores nos se alan qu e: "Una es tricta disciplina debi regir sus des tinos; pero todo n os lleva a entender que el trato que se les dab a parece haber sido tol erable. La nominacin de cepos y grillos en los informes nos lleva a pensar que

    Pipa de confecc in africana encontrada en excavac iones arqueolg icas reali zadas en el edificio

    (89'1 )"""'"

  • ~"~ ~ Carlos A. Page hubo casos de rebelda, sin embargo no hay datos de esclavos fugitivos".

    Estas investigaciones se sumaron a otras 131 que han establecido a travs de cifras concretas que demuestran que la mayora de los esclavos estaban casados, habindolo sido desde muy jvenes, y viviendo en familias. Efectivamente esa organizacin era fomentada por los mismos jesuitas comprando mujeres donde haba muchos hombres y, en sentido contrario, comprando hombres donde haba ms mujeres.

    Al proceso productivo se incorporaban desde nios, como Luis Faustino de slo 8 aos que trabajaba en el puesto del Potreri!lo mientras los padres vivan en Alta Gracia 132 . Esa edad ya haba sido sugerida en otras estancias de Latinoamrica como edad conveniente para incorporar a los jvenes en ocupaciones laborales adecuadas a sus fuerzas. Una esclava mujer se destinaba para que los guiara en sus tareas y ministerios. Entre sus trabajos deban juntar piedras, limpiar caminos y acarrear basura. Cuando los padres concluan sus tareas los nios volvan con sus madres. Los menores exceptuados del trabajo se quedaban en la ranchera al cuidado de las mujeres mayores que ya no trabajaban.

    Las mujeres, que en nmero superaban levemente a los varones, eran ocupadas en variadas actividades, no diferencindolas mucho de aquellos, ya que incluso se las empleaba, por ejemplo, en la construccin del edificio principal de la estancia, como veremos cuando tratemos este tema. Una de ellas era designada mandadera , oficiando a modo de mayordomo o de intermediaria entre el resto de las mujeres y los padres. Tambin se les encargaba a las mujeres que velaran por la salud y partos, asegurndose que otras aprendan esos quehaceres. Hasta los doce aos vivan todas juntas en una habitacin a cargo de otra esclava que deba cuidarlas por lo menos hasta que se casaran 133 .

    En el inventario de la expulsin, y en el que se hace en 1771 -advierte Angela Fernndez- es significativo el nmero de menores de 25 aos lo cual expli ca aquello de

    que en esta ltima fecha se registrara el mayor nmero de esclavos. Pero examinando incluso los dos libros de gastos y entradas se comprueba que no hubo compra-venta de esclavos, sino que su nmero responde a un natural crecimiento vegetativo.

    Los oficios variaban desde msicos a albailes, relojeros a carpinteros, herreros a pintores, etc,. Eran adiestrados por los mismos jesuitas especialistas que rotaban por las estancias, o bien por los indios en las reducciones del Paraguay, como cuando el padre provincial orden en 1714 que enviara a aquellas regiones negros para que aprendieran a tocar bien instrumentos musicales y se capacitaran en los oficios de carpinteros y herreros, entre otros'. Esto era considerado como una buena inversin, ya que era costoso conchabar gente de oficios y paralelamente el precio del esclavo con oficio se incrementaba significativamente.

    Pirmide de poblacin esclava por sexo y edad de acuerdo al inventario del ao 1767'

    80yms _ _ _ _

    70 - 74 -----'

    60 - 64 -------.50 - 54 _ _ _ _ _ ......-1____ _ ___ _

    40 - 44 -----r--~--------

    30 - 34 - ----.--..

    20 - 24 - - --,,,...-11

    Ocl- 14 ---J-- , 0 - 14

    r-~~~~~~~~~~~-~ -25 -20 -15 -10 -5 o 5 10 15 20 25 30 35

    . Datos ex trados del citado tra bajo de Angela Fernndez

    Una gran dificultad para los propietarios fue la comunicacin, sobre todo en los primeros tiempos cuando los esclavos eran

    Hay un caso digno de mencio nar qu e es un esc lavo de la estancin de S insaea te que fue prestado por su dueo a los j esuita~ para que In manden a las mi s iones a a prenrler un ane io.

  • l z(~' v1~

    La EstoJ1 cia jesufficC/ ele Alt.a Gracia .....@..../l~/

    recin incorporados, Pero la multiplicidad de las lenguas no amilanara a los jesuitas -como escribe Gabriela A. Pea- porque precisamente la situacin humana y espiritual les preocupaba demasiado, siendo ellos mismos quienes se interiorizaron del idioma de Angola para hacer en esa lengua el primer anuncio del mensaje cristiano, En general debieron que ser los africanos quienes aprendieron el castellano e, incluso, las lenguas de los naturales para poder insertarse en una nueva sociedad ! :',

    Un verdadero perjuicio ocasion la peste introducida en Crdoba en 1718 por un grupo de 600 negros procedentes de AfTica, que fueron trados por los ingleses para ser vendidos, El flagelo se expandi rpidamente por la ciudad y la campaa en un radio de 300 leguas, perdiendo los jesuitas, de la totalidad de sus esclavos, la suma de 325 negros "'. Haca un ao que haba llegado el luego prestigioso mdico austraco y jesuita Segismundo Aperger (1678-1772) con la expedicin del procurador Bartolom Jimnez, hallndose ese primer ao en Crdoba y, tocndole un protagonismo especial en rescatar vidas. El hermano Klausner fue quien hizo una extensa referencia de la peste, comentando en una carta del 19 de marzo de 1719 sobre la desolacin en que se encontraban los campos, agregando: "La peste hubiera arrebatado an ms gente en esta ciudad, si nuestros padres alemanes no hubiesen combatido el creciente mal con medicinas". En ese ao tambin hizo referencia a la peste el padre Antonio Betschon al escribirle al provincial de Alemania , comentndole que : "El Padre Segismundo Apeger salF de la muerte en Crdoba del Tucum n a tanta gente, con las medicinas que h aba trado de Europa y con diFersas plantas medicinales que descubri en la regin" Un La actuacin del mdICO recibi la gratitud del obispo y de los ciudadanos , como tambin de los superiores jesuitas que ' decidieron retenerlo un tiempo en Crdoba , luego que. cumpli con su tercera probacin. Al fin pudo viajar a las misiones junto a los padres compatriotas Comado Harder (1686-1761) y Carlos Rechberg (1688-1746). Lo encontramos recin en 1726 en San Javier, siendo en Apstoles donde lo sorpren

    de la expu lsin y muere algunos aos despus ' . Pero aquella epidemia no fue la nica, ya que en 1744 una nueva peste mortal disminuy la poblacin esclava del Colegio de 758 a 522 ,JI' .

    Concolorcorvo y Alonso Carri de la Vand era emprendieron un largo viaje hacia Lima, partiendo de Buenos Aires el 5 de noviembre de 1771. Por cierto pasaron por Crdoba, arribando al destino mencionado en el mes de junio de 1773. El segundo de ellos fue comisionado para hacer este viaje y es a quien en verdad se le atribuye la autora de este formidable libro de viaje. Entre las variadas noticias que enriquecen el libro, don Alonso menciona a los esclavos y sus costumbres, escribiendo que en Crdoba "es crecidsimo el nmero de esclaFaS, la mayor porte criollos, de cuantas castas se puedan discurrir; porque en esta ciudad yen todo el Tucumn no hay fragilidad de dar libertad a ninguno, y com o el alimento principal, que es la carne, est a precio muy moderado y no hay costumbre de Festirlos sino de aquellas telas ordinarias que se fabrican en casa por los propios esclavos, siendo muy raro el que trae zapatos, se mantienen fcilmente y alivian a sus amos con otras granjeras, y con esta sugestin no piensan en la libertad, con la cual se exponan a un fin funesto, com o sucede en Lima" 130.

    En general reinaba una armona aceptable, tanto para los padres jesuitas como para los esclavos que, evidentemente, se rompe con la expulsin de los primeros. Con este abrup to cambio de propietarios tambin se transform el trato y las relaciones, apareciendo la rebelda, la huida, etc. como forma de encontrar o expresar en una protesta una situacin que empeoraba su condicin de vida.

    V.5.l. La ranchera

    Los esclavos VlVlan en la ranchera , aunque algunos de ellos lo hacan (a veces solo en forma temporal) en los ranchos de los puestos de la estancia. Ya describimos en otra oportunidad, cuando tratamos la estancia jesutica de San Ignacio, cmo eran esos puestos con un rancho casi siem

    ~

  • ~ Carlos A. Page ~ pre con cerramientos de cueros o pajas, donde vivan algunos pocos negros con uno o dos corrales adjuntos. Tambin en las recomendaciones del padre visitador Andrs de Rada vimos como la gente de los puestos iba peridicamente a la estancia, precisamente para los oficios religiosos y a visitar a su familia . Aquellas precarias construcciones por su condicin y por el hecho de que los esclavos se trasladaban de los puestos a la estancia, estimamos que eran viviendas transitorias. Pero las viviendas de los esclavos en el casco de la estancia no tenan nada de precariedad para esa poca , aunque la calidad constructiva distaba un poco de la casa de los padres.

    Con respecto a sus viviendas , sabemos que los esclavos fueron albergados en bohos o ranchos construidos segn un trazado rectangular con una sola puerta que deba visualizarse desde la residencia de los padres a fin de facilitar la vigilancia. No se les permita que ni al frente ni en el interior colgara ningn elemento que los diferenciara ni indicara distintas jerarquas entre ellos . Aunque en las excavaciones que se realizaron en 1973 dentro del edificio princi pal de la estancia de Alta Gracia, se encontraron algunos artefactos fabricados y utilizados por los negros, tal como una cazuela de pipa que se expone en el museo.

    El cuadrado o rectngulo, con una sola puerta de ingreso y con las habitaciones alrededor, daba a un gran patio. La puerta se cerraba con llave cuando a la noche se tocaba la campana anunciando qu e el personal deba retirarse. La llave la tena un negro de confianza, quien control aba incluso que no se sucedieran incidentes nuclurnos ; era una especie de sereno, ms qu e de guardiacrcel. En el caso particular de la estancia de Alta Gracia, adems de tener llave su puerta de ingreso haba otras dos habitaciones que tambin las tenan.

    Poco sabemos de la distribucin de las habitaciones de las rancheras jesuticas, ya que no ha quedado prcticamente nada de ellas y mereceran especiales estudios arqueolgicos'. En el caso de Alta Gracia fue obviamente construida cerca del casco

    de la estancia para una correcta vigilancia, aunque prcticamente no era necesaria; por cierto tambin cerca del obraje, lugar donde trabajaban y en el que incluso se ubic una capilla para ellos. En otras estancias posiblemente la capilla u oratorio estara ubicada dentro de la ranchera.

    Las viviendas de los esclavos de Alta Gracia eran construcciones relativamente slidas como en Santa Catalina, que es la nica estancia de Crdoba que an las conserva en gran medida. El padre Gracia aporta una carta del padre visitador del Paraguay Nicols Contucci, fechada en 1760, que afirma la existencia de 60 aposentos para los esclavos, de los cuales todos eran de paredes de piedra revocadas por dentro y por fuera , con llaves y techos de tejas 140. Pero indudablemente la mejor descripcin del desaparecido complejo edilicio es la del inventario de la expulsin.

    Efectivamente el da 3 de octubre de 1767, el juez comisionado, sargento mayor Diego de las Casas, y el escribano Rafael Calvo y Mario pasaron a las viviendas de los esclavos a los fines de completar el inventario de toda la estancia. Hoy desaparecidas en su totalidad, estaban ubicadas a 20 varas al naciente de la casa principal. Era un gran rectngulo que meda por fuera 150 varas de este a oeste y 120 de norte a sur. Tena cuatro zaguanes, y en el de ingreso se ubicaba una puerta de dos manos que meda dos varas de ancho por tres de alto con cerradura y llave. Todas las habitaciones o cuartos se abran exclusivamente al gran patio. Sumaban 56 y estaban construidas con muros de piedras y adobe; sus techos eran a dos aguas y en su gran mayora de 3 VaXi;lS de alto en la solera, de caizos y tejas excepto un pequeo sector de seis cuartos, ubicados al suroes te, cuya cubierta era de paja. Muy pocas habitaciones tenan puertas de tablas, una de cuero y la mayora carecan de cerrami ento. Tambin se menciona slo un cuarto con llave en la parte ex terna , que se encontraba pegado al muro de la ranchera y meda ocho varas de largo por cinco de ancho y tres de alto, con puerta mirando al poniente y al obraje 141.

    * La J.i cenciada ivlar ta Bonofi glio se cn CUl~ntra , en TI10mentos dc es cr ibir 8ste libro, rCd li /.ando trabajos de in ves tigacin arqueolo ica a fIn de reco ns truir grfi camen te e l sitio v dar a lu z nuevos objetos arq ueolg icos rl e estudio. La ard ua tarea se d ifi culta po r eOn. contrarse co nstru Idas)' ocupadas las parcelas . incluso por di st int as pocas. donde se encontraba la ran chera.

  • coa:'l 01

    Lo E.~loJ1cjo Jes utico de Alto Gracia ~/(!

    En el inventario de 1771, si bien no figuran las dimensionns ele cada cuarto como en el anterior, stos alcanzan el nmero de 58. Se especifica que la entrada, con puerta de dos manos. estaba hac ia el norte y que de all a la derecha haba 11 cuartos y a la izquierda 10. en el lado oes te haba 10 . al sur 11 , de los cuales 4 (enfa n teches de paja y al este lG t4 .

    En cuantD a la ubi cacin del rectngulo de la ranchera. se dificuta su localizacin al no quedar n ada de l compl ejo edilicio , slo algunos cimientos y resto de muros que hacen prc ti camente imposible su correcta delimitacin. Sin em bargo en el primer plan o de "Mensura y Delineacin ele la Villa de l\ ltl Gracia" que firma E. Obregn Montes en abril de 1902, podemos advertir el gran nmero de edificios con qU (:

    Los loca'es 28 ,,1 31 '-den e arto a la ~umbf(!rG 3 var;;s

    y los locales .25 al 27 rnlldel1 a IJi ;umb~ra 2

    las hd\')trac!aN~S CIt' al.l esfe fn!den lod.a3 de .110 3 '1

  • ,12 J @~~ Carlos A . Poge

    daban entre 20 y 40 personas. Est a gente de servicio que actuaba en la estancia no administrativamente y con capacidad ,le mando, conviva con los negros esclavos. Cabe mencionar el estudio de Mayo y fe rnndez para la vecina estancia de San Ignacio, realizado en base al Libro de Conchabas del establecimiento, donde se detecta una escasa diversificacin ocuparanal y no especializada de los contratados , considerables fluctuaciones de los salarios, realizados sobre todo en mercaderJ s (diversas telas, yerba , tabaco, etc.), gran endeudamiento de los conchabados con la estancia que provocan por un lado fugas y por el otro despidos. Incluso los investigadores mencionados establecieron la procedencia de los conchabados, muchos provenien tes de Crdoba, pero tambin de San Juan y San Luis , adems de no faltar indios guaranes 1

  • ~ La Estancio Jesutico de Alto Gracia ~~

    hizo el rey Carlos IV al erigir nuevamente bajo otro nombre (Universidad de San Carlos) el antiguo Colegio Mximo de los jesuitas. Pero de todas formas qued ya en la memoria el nombre de un supuesto fundador de la Universidad y el nombre de la pobre Luca, a la que le atribuyeron esa edad para demostrar algo inaceptable , como el de haber conocido al obispo y haber sido parte de su donacin.

    As fue como se iniciaron las hoy aparentemente absurdas actuar:iones. El 15 de mayo se traslad a la estancia de Alta Gracia una respetable comisin para examinar y dar testimonio judicial de la existencia de Luca. Llegaron a la estancia el alguacil mayor Nicols Garca Guilledo acompaildo de una numerosa comitiva, quienes le propinaron a Luca un extenso interrogatorio sobre su persona y sus conocimientos sobre el obispo Treja, otras personas y lugares.

    Al poco tiempo, el 28 de marzo de 1780, los frailes mercedarios Bernardo Rospigliosi y Fermn OJi'va en terraron a la negra Luca.

    La refutacin sobre la edad de la famosa esclava, hecha a monseor Pablo Cabrera, por el padre Grenn es contundente. r] primero crey realmente que Luca tena esa edad , incluso lo repitieron varios autores como Moussy, Azara, Laffn y otros. Pero como dice Grenn , basta revisar algunos cua ntos papeles para corroborar que todo era una mentira. Por ejemplo en el inventario de la expu lsin , cuando no haba ning n inters por entonces de que Luca tuviera seme jante edad , figura esta: Luca de Treja, de 84 afias, inservible. Y as como ella , figuran prolijamente r:ada uno de los esclavos que haba, con su edad y oficio . Es decir que si eso es cierto cuando muri en 1780 realmente contaba con la igualmente admirable edad de 90 aos. En inventarios posteriores figura con una edad aproximada de 100 aos . Por otro lado el apellido

    Treja, compartiendo lo que menciona Grenn , pudo haber derivado de alguna abuela o bisabuela de Luca que efectivamente haya sido del obispo. Pero tambin podra haber sido de unos Treja que vinieron posteriormente a Crdoba provenientes del Paraguay, u otra familia Treja oriunda de Santiago del Estero.

    En pleno interrogatorio , Garca Guilledo describe a Luca: "... solo representa la edad de setenta , hasta ochenta 0110S; pero exmnada de ms cerca, se deja bien penetrar lo avanzado de su edad por las menudas arrugas y sequedad de su rostro, en el que slo se toca al figura de los huesos, y el pellejo, sin ninguna carnosidad. Su estatura demuestra ser de ms que mediana, pues aunque no puede estar parada, por la debilidad de las piernas, estando sentada , demuestra mui buena presencia, y no excusa el hilar, tisar lana y algodn, yentretenerse en otros ministerios", contina luego "su cara es larga, su nariz gruesa y cha ta en el extremo. La boca grande, y los labios no muy levantados, causa de la sequedad de la cara; los ojos claros, y la vista no mui quebrantada ... " "Las orejas tiene crecidas, la frente espaciosa, el ca belIo torcido como los dems negros, en el celebro , blanco, en lo alto de la cabeza declinando [) amarillo, que para la frente se \la oscu reciendo conforme se va acercando; no le alta en la boca mas que las cuatro muelas que salen de las ltimas con un diente. todo lo dems tiene cabal, pero tan gastados que se halIan parejos con los enCas " '''.

    Algo sin dudas importante del interrogatorio a Luca , fue su declaracin con respecto a que la estancia de Alta Gracia se situaba en otro lugar y que ella asisti al traslado. Afirmacin que no hemos podido corroborar con otras fuentes 146 , aunque no nos parezca extrao, corno veremos a continuacin.

    ~

  • Libro La Estancia Jesutica de Alta Gracia - Capitulo 5.pdf1.pdf697073 7475767778798081828383bis848586878889909192939495