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Índice Introducción...................................................................................................... 11 Primera parte: A la búsqueda de Dios...................................................... 13 Capítulo 1: Buscar y encontrar ........................................................................ 13 1. Todo se juega en el encuentro................................................................. 13 2. El encuentro acontece en el corazón....................................................... 15 3. El encuentro se realiza con un “Tú” concreto: Jesús, el Señor .............. 17 4. La experiencia del encuentro se traduce en prácticas de vida transformada... 18 Cuestionario para profundizar el capítulo 1................................................ 20 Capítulo 2: Viajes e itinerarios hacia Dios...................................................... 23 1. Sobre la experiencia de ponerse en viaje................................................ 23 2. Vivir la aventura de buscar a Dios y seguir a Jesús siempre es un viaje.... 24 3. Tipos de viaje espiritual: ‘viajes de ida’ y ‘viajes de vuelta’................. 26 4. La clave de los viajes está en la orientación y el ‘movimiento’............ 29 Cuestionario para profundizar el capítulo 2................................................ 32 Capítulo 3: La dinámica de proceso e itinerario, un enfoque para la formación.. 35 1. La dinámica de proceso.......................................................................... 35 2. Motivos para plantear la formación en dinámica de proceso................. 37 3. La itinerancia surge de una llamada y se fundamenta en Jesús, el Señor... 39 4. La dinámica de itineracia requiere una pedagogía peculiar .................... 40 Cuestionario para profundizar el capítulo 3................................................ 42 Segunda parte: Itinerarios irrenunciables............................................... 45 Capítulo 4: Itinerario 1: “De conocer a Dios ‘de oídas’ a ‘adorar al Dios verdadero’”................................................................................................... 45 1. ¿Qué contenidos tiene este itinerario?.................................................... 45 1.1. Si crecemos como humanos, nos hacemos esencialmente creyentes... 45 1.2. La fe se despliega en la existencia personal.................................... 46 Itinerarios en la formación Pistas para el camino del seguimiento de Jesús - Lola Arrieta

Índice - invire.net · 1.5. La vivencia de la fe cristiana se concreta en el seguimiento de Jesús, el Señor ... La madurez cristiana libre y responsable llega con la experiencia

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ÍndiceIntroducción...................................................................................................... 11

Primera parte: A la búsqueda de Dios...................................................... 13Capítulo 1: Buscar y encontrar........................................................................ 13

1. Todo se juega en el encuentro................................................................. 132. El encuentro acontece en el corazón....................................................... 153. El encuentro se realiza con un “Tú” concreto: Jesús, el Señor.............. 174. La experiencia del encuentro se traduce en prácticas de vida transformada... 18Cuestionario para profundizar el capítulo 1................................................ 20

Capítulo 2: Viajes e itinerarios hacia Dios...................................................... 231. Sobre la experiencia de ponerse en viaje................................................ 232. Vivir la aventura de buscar a Dios y seguir a Jesús siempre es un viaje.... 243. Tipos de viaje espiritual: ‘viajes de ida’ y ‘viajes de vuelta’................. 264. La clave de los viajes está en la orientación y el ‘movimiento’............ 29Cuestionario para profundizar el capítulo 2................................................ 32

Capítulo 3: La dinámica de proceso e itinerario, un enfoque para la formación.. 351. La dinámica de proceso.......................................................................... 352. Motivos para plantear la formación en dinámica de proceso................. 373. La itinerancia surge de una llamada y se fundamenta en Jesús, el Señor... 394. La dinámica de itineracia requiere una pedagogía peculiar.................... 40Cuestionario para profundizar el capítulo 3................................................ 42

Segunda parte: Itinerarios irrenunciables............................................... 45Capítulo 4: Itinerario 1: “De conocer a Dios ‘de oídas’ a ‘adorar al Dios

verdadero’”................................................................................................... 451. ¿Qué contenidos tiene este itinerario?.................................................... 45

1.1. Si crecemos como humanos, nos hacemos esencialmente creyentes... 451.2. La fe se despliega en la existencia personal.................................... 46

Itinerarios en la formaciónPistas para el camino del seguimiento de Jesús - Lola Arrieta

1.3. La existencia personal se nutre de experiencias.............................. 481.4. La experiencia fundante de Dios es el punto de inflexión de este

itinerario.......................................................................................... 491.5. La vivencia de la fe cristiana se concreta en el seguimiento de

Jesús, el Señor................................................................................. 502. Medios y sugerencias para recorrer el itinerario primero: “Quien quiera

seguir a Jesús, porque ha escuchado su llamada...”................................ 552.1. Que se ponga a caminar, ‘fije los ojos en Jesús’ y ‘escuche’ su

Palabra............................................................................................. 552.2. Que ‘haga caso a Jesús’ y se coloque allí donde ‘se ve’ y ‘se oye’.. 562.3. Que participe en la comunidad y en la Iglesia de Jesús y haga

camino con otros............................................................................. 59Cuestionario para profundizar el Itinerario 1.............................................. 603. Relatos para profundizar el itinerario: ‘Lo que vio y oyó Pedro y Nuria’..... 61

3.1. En el diálogo entre Pedro y Nuria emergió el Espíritu. “La dicha de ver y oír... las cosas de Dios”................................................................. 61

3.2. El relato de Raquel........................................................................... 65

Capítulo 5: Itinerario 2: “De vivir con responsabilidad a ‘jugarse la vida’en la confianza de sabernos ‘salvados’”....................................................... 711. ¿Qué contenidos tiene este itinerario?.................................................... 71

1.1. Vivir con responsabilidad es sana expresión de madurez................ 711.2. Responsabilidad y libertad crecen estrechamente unidas................ 741.3. Vivir con responsabilidad y libertad afecta al modo de relación

con todos y con todo........................................................................ 751.4. La madurez cristiana libre y responsable llega con la experiencia

de saberse “salvados”...................................................................... 762. Esbozos de un itinerario: Simón, 31 años.............................................. 79Cuestionario para profundizar el Itinerario 2.............................................. 843. Sugerencias para acompañar en este itinerario segundo........................ 85

Capítulo 6: Itinerario 3: “De hacer cosas por los demás a vivir la ‘vida co- mo misión’ en actitud de hij@s y herman@s”............................................. 911. ¿Qué contenidos tiene este itinerario?.................................................... 91

1.1. Ser adulto se define entre otras cosas, por la capacidad de trabajar.. 911.2. Es importante lo que hacemos, pero más aún “lo que nos mueve

en eso que hacemos”........................................................................ 931.3. Lo realmente importante para nosotros es descubrir ‘la vida como

misión.............................................................................................. 96

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1.4. Entender ‘la vida como vocación y misión’ se concreta en la actitud de hij@s y herman@s......................................................... 98

2. Un testimonio para profundizar el itinerario: La situación de Valentina...... 100Cuestionario para profundizar el Itinerario 3.............................................. 1053. Sugerencias para acompañar en este itinerario tercero........................... 106

Capítulo 7: Itinerario 4: “De integrar la afectividad a ‘amar a Dios con todo elcorazón, toda el alma y todas las fuerzas’”.................................................. 1111. ¿Qué contenidos tiene este itinerario?.................................................... 111

1.1. El amor es muy pro-vocador............................................................ 1111.2. El amor está siempre en nosotros en estado de deseo..................... 1151.3. Pero a veces el deseo se estanca o trata de mirar hacia atrás.......... 1171.4. Cuando el deseo pone su energía a disposición del amor................ 1191.5. Así poco a poco nos vamos capacitando para amar “con todo el

corazón, el alma, la mente, las fuerzas”........................................... 1222. El relato de Olga: “Permanece en mi amor, yo estoy contigo”.............. 124Cuestionario para profundizar el Itinerario 4.............................................. 1273. Sugerencias para acompañar en este itinerario cuarto............................ 128

Tercera parte: En todos los itinerarios, caminemos en discernimiento.. 131Capítulo 8: Caminemos en discernimiento..................................................... 131

1. Guía para acompañar en todos los itinerarios........................................ 1312. Leyes dinámicas de la afectividad.......................................................... 1333. El Espíritu nos guiará.............................................................................. 146

RETIRO “La última Palabra”- Marisol Soler, rscj............................... 149

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La imagen de itinerario, camino,viaje está muy arraigada en nuestra vi-da cotidiana. Diariamente, como partede nuestras rutinas, recorremos mu-chos caminos conocidos de casa al tra-bajo, de la sala de estar al cuarto de ba-ño, etc. Trayectos que unen unos luga-res con otros. En la literatura, en la vi-da cristiana y en la tradición bíblica esimagen querida y venerable. ¿Quién norecuerda la larga marcha del pueblo deIsrael, los viajes de Abrahán, de Elías,el viaje de Rafael con Tobías, el de Rutcon Noemí, etc? ¿O los viajes de Jesúspor los caminos? En nuestra cultura ac-tual se valoran muchísimo los viajes:viajes de ocio, viajes de trabajo, viajesque encierran grandes tradiciones: ca-mino de Santiago, camino del Rocío,etc. Y sobre todo hoy nos sentimos pro-fundamente interpelados por los viajesforzosos de la emigración en busca deuna vida mejor.

1. Sobre la experiencia de poner-se de viaje

La idea de viaje suscita muchasemociones en el interior de cada perso-na. ¿Quién no recuerda su primeraaventura más allá del propio terruño,los sueños previos, las fantasías, los te-

mores, las ilusiones, las esperanzas?Viajar es una de las experiencias quemás espabila, fortalece, ayuda a madu-rar, a adquirir autonomía. Por lo mismotambién hay viajes que -por el modo derealizarlos- entretienen y dispersan alque -paradójicamente- solo se dedica amoverse de un lado para otro, sin rum-bo ni sentido, o a dejarse llevar comouna mercancía o maleta que es trans-portada de aquí para allá, sin nuncapersonalizar lo que vive.

Las llamadas de Yahvé en elAntiguo Testamento y las de Jesús enel Nuevo Testamento siempre son invi-taciones a salir, ponerse en marcha, amoverse. Ésta y no otra es la clave fun-damental de todo viaje: el movimiento.“Sal”, “Ve, yo te envío”. “Ven y sígue-me”. Hacer un camino implica movi-miento. Y supone siempre la existenciade un punto de partida, una situacióninicial, un itinerario o trayecto a reco-rrer, en el que se pasa por distintos lu-gares y situaciones. Una meta. No hayviaje sin viajero; los caminos están ahípara ser recorridos por los caminantesdispuestos a ello. Hacer un camino lle-va su tiempo, unos más, otros menos;depende de las velocidades, los mediosutilizados, las paradas, los objetivos,

- Capítulo 2 -Viajes e itinerarios hacia Dios

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los obstáculos encontrados, etc. ¡de-pende de muchas cosas! También esposible perderse, cambiar de camino oabandonarlo por motivos diversos.

Para andar por los caminos pode-mos tener actitudes diversas: Los hayprevisores, que gustan de preparar todocon mucho detalle para evitar riesgos yobstáculos, elegir caminos trillados,conocidos, medios más seguros. Loshay aventureros, que prefieren indagar,proveerse de brújula y adentrarse en laaventura de cada día para acoger la sor-presa de lo que acontece. Sólo necesi-tan una meta hacia la que dirigirse, nomás. Las sorpresas son parte funda-mental del camino. Los hay autómatas,que se mueven de aquí para allá, sinconciencia de caminantes. Sólo impor-ta moverse, desplazarse, evitar pensar,¡De todo hay!

La actitud de punto de partida pue-de ser muy diversa. Lo importante serállegar a comprender que el viaje en símismo es una experiencia y al recorrerunos caminos se vive la experiencia deponerse de viaje y estar de viaje: “salirde… para dirigirse a…”. En cada viajepuede pasar de todo, y poco tienen quever las previsiones realizadas con laexperiencia vivida o el punto al que sellega, ¡siempre sorpresivo! ¿Será en-tonces cuando entenderemos aquellodel poeta: “caminante no hay camino,se hace camino al andar”? En un viajese experimentan muchas cosas, lo im-

portante es identificar la actitud departida: afán de controlar para evitartodo posible imprevisto o dejarse fluirmovidos por una confianza básicaposibilitadora de afrontar los posiblesriesgos que se presenten. Lo importan-te para vivir la experiencia consiste enno repetir lo que otros han hecho, sinoadentrarse uno mismo en ella. Para larealización de cada viaje muchos itine-rarios son posibles; en el camino cadauno va constatando aquellos que le sonpropios, inéditos, originales; no quizápor el recorrido que realiza, sino por elmodo de vivirlo, vivenciarlo, persona-lizarlo.

2. Vivir la aventura de buscar aDios y seguir a Jesús siempre esun viaje

Un viaje apasionante lleno de ries-gos y obstáculos. Un viaje cuyo desti-no es siempre la identificación con Je-sús, el Señor, para el que se eligen unosmedios concretos en función de la metaque orienta. Este viaje se vive pasandopor muy diversos itinerarios, y a basede superar dificultades para no pararse,desviarse o desorientarse, lo importan-te es avanzar por los caminos; caminosque -en fe- creemos nos conducen a lasalvación. En la aventura espiritual ne-cesitamos poner en juego todo lo quesomos, porque el Misterio de Dios tie-ne que ver con el propio misterio per-sonal y el encuentro con Él tiene quever con el ejercicio y desarrollo de la

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propia vida. Por eso lo que otros handescubierto se recibe como testimoniopero nada ni nadie suple la realizacióndel propio camino, trazándose así lospeculiares itinerarios.

La imagen de itinerario, nos cuen-ta Martín Velasco22, se la debemos aSan Buenaventura, en el siglo XIII, ensu Itinerario de la mente a Dios. Todosrecordamos los muchos testigos denuestra tradición cristiana que utilizanesta imagen de la vida espiritual comoun camino. En la Didajé se encuentra laidea de los dos caminos. Clemente deAlejandría intenta distinguir diversasetapas en el camino de perfección.Agustín de Hipona habla de progresaren la caridad como modo de llegar a laperfección. El Pseudo-Dionisio nos en-seña las tres vías o estadios del caminohacia Dios: purgativo, iluminativo, uni-tivo. Tomás de Aquino ofrece su propiatipología sobre los cristianos: incipien-tes, proficientes y perfectos. Teresa deJesús nos presenta el camino de perfec-ción como un continuo itinerar por lassiete moradas. Juan de la Cruz presen-ta la Subida como un viaje cuyo desti-no es la unión del alma con Dios23.

Siempre hay algo clave en los iti-nerantes de este viaje, es lo que losestudiosos llaman la ‘experiencia fun-dante’, una experiencia compleja por-que afecta a la totalidad del ser huma-no que siempre tiene que ser discerni-da. Por eso los viajes espirituales

transforman toda la vida del itinerante:sus modos de pensar, sentir, actuar, eincluso su propio cuerpo. La actitud iti-nerante crea un estilo propio de estar enel mundo, ante sí mismo, ante los otros,ante la vida y, por supuesto ante Dios.A veces el propio itinerante es el últimoen darse cuenta de ello, pero no pasainadvertido a los ojos de los demás.

Los viajes espirituales son viajessiempre sorpresivos y se realizan a ba-se de recorrer los caminos de la vida.Por eso hace falta paciencia, tesón yconfianza, porque la configuración conJesús, el Señor, se realiza a lo largo detoda la existencia humana. Como diceRahner: “La conversión a la fe es unproceso de muchas etapas, que ni si-quiera es necesario que sigan en cadahombre el mismo orden. Lo que nocambia es el centro de la fe; ella siem-pre es una decisión referida a la perso-na de Cristo...”24.

Ponerse de viaje requiere una moti-vación. Lo primero suele ser la emo-ción de un encuentro, “Hemos encon-trado a aquel de quien escribió Moisésy del que hablaron los profetas”(Jn 1,45); la inquietud por seguir unahuella, “¿Dónde está el rey de los ju-díos?, porque hemos visto su estrella yvenimos a adorarlo” (Mt 2,2); escu-char un testimonio, “Os anuncio unagran alegría: os ha nacido hoy un sal-vador que es el Mesías, el Señor”(Lc 2, 10-11); haber encontrado una

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perla que produce una alegría inespe-rada, “un buscador de perlas, al encon-trar una de gran valor, va…, vende…,compra” (Mt 12,45-46). Esa moti-vación es la fuerza que impulsa a salir,ponerse en camino. Las motivacionespueden ser muy diversas van cambian-do a base de purificarse en el tiempo yen el camino, por la acción misma delitinerar y toda la dinámica que genera.

Hay otros viajes cuyos comienzosson motivados por diversas circunstan-cias en las que la vida nos coloca: ¿se-rá el caso de Moisés, que quizá cansadodel pastoreo forzoso por lo vivido an-teriormente, se acerca a la zarza movidopor la curiosidad para contemplar esamaravillosa visión? (cf: Ex 3, 3); ¿seráel caso de Samuel, un niño con difi-cultades para conciliar el sueño, que sedespierta por la noche escuchando vo-ces que le llaman? (cf: 1 Sam 3, 1-21);¿será el caso de Elías huyendo de Dios,tumbado en su depresión e incluso confantasías de muerte por las circuns-tancias vividas? (cf: 1 Rey 19, 1-18);¿Será la pareja de Emaús en plena ten-sión y desesperanza? ¿Será la dificultadde aceptar la realidad vivida de Maríaen el Huerto? ¿Será el escepticismo deTomás que quiere pruebas?

Los viajes espirituales y la perma-nencia en la búsqueda -a la larga-siempre produce beneficio, verdaderaganancia. Es una ganancia que lleva elsello de lo de Dios y poco tiene que ver

con las categorías humanas de éxito yfracaso, ganar y perder. El gran benefi-cio del que nos hablan los testigos es elde “personalizar la experiencia”; asíles ocurrió a los samaritanos: “Ya nocreemos en Él porque tú nos lo dijiste,sino porque nosotros mismos le hemosoído y estamos convencidos de que éles verdaderamente el salvador delmundo” (Jn 4,42).

Por eso hay que andar el camino.El hecho mismo de andar el caminopuede dar agilidad a las piernas, a lamente, al corazón para afrontar las difi-cultades cuando se presenten, y perma-necer en la búsqueda, movidos por unacerteza: que el amor de Dios está siem-pre ahí derramándose en los corazonesde todos los hombres y mujeres denuestro mundo (cf: Rom 5,5).

3. Tipos de viaje espiritual: ‘via-jes de ida’ y ‘viajes de vuelta’

Hay “viajes de ida” y “viajes devuelta”. A los de “ida” la espiritualidadcristiana los llama viajes propios de laetapa de Primera Conversión. A los de‘vuelta’ los considera propios de la Se-gunda Conversión. Veamos cada unode ellos.

• ‘Viajes de ida’

Es una mujer, Dorothee Sölle25

quien acuña esta expresión. Consideraestos “viajes de ida” como la aporta-

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ción de la religión a ese camino del serhumano hacia la identidad. En ellosavanzamos hacia la senda misteriosa:Pero “la extrañación de nuestro mundorespecto al mundo interior es tan gran-de que mucha gente afirma que no exis-te en absoluto y que, en el caso de queexistiese daba igual”26. Nosotros cree-mos en la fuerza del mundo interior,por eso valoramos los ‘viajes de ida’.

Un “viaje de ida” consiste en pro-fundizar toda realidad, todo aconteci-miento, todo aquello que le sale al pa-so al ser humano, hasta descubrir en sufondo un mensaje de contenido hu-mano o teologal. Cuando existe la in-quietud de no gastar la vida en vano,cuando de mil formas se hace sentir esaaspiración a: “ser total, no vivir frag-mentado; ser salvado (recibir ternura),no destruido (no violentado); salvar(ofrecer ternura), no aniquilar (no ma-tar la vida); hambrear la justicia, nohartarse de injusticia; vivir auténtica-mente, no inconsciente y apáticamente;llegar al cielo, no quedarse en el infier-no”27, entonces estamos en buena dis-posición para iniciar ‘viajes de ida”.

En los ‘viajes de ida’ tenemos lacerteza de que todo está por hacer, poreso tenemos que dirigirnos hacia unameta, y al tiempo, todo ha sido dadopreviamente, porque “En Él vivimos,nos movemos (de ahí la necesidad derecorrer itinerarios) y existimos”(Hec 17, 28). Los viajes de ida tienen

como finalidad “reconocerlo”, es decir,descubrir en el fondo de las cosas aAquel que lo habita todo como miste-rio acogedor y fuente de vida.

En los “viajes de ida”, los comien-zos suelen ser entusiasmantes, alegres,gozosos. Las dificultades vienen des-pués, más tarde; pero al comienzo casisiempre se tiene la sensación de bene-ficio afectivo ¡y muchas veces efecti-vo! Son viajes que “compensan” y asílo sienten quienes se han embarcado enellos. “Pues ya ves que nosotros lo he-mos dejado todo y te hemos seguido,¿qué vamos a recibir a cambio?”(Mc 10, 28).

Hay una serie de ejercicios facilita-dores para estos ‘viajes de ida’. Untipo de entrenamiento que aligera laspiernas, la mente y el corazón. ¿Cuálesson estos ejercicios?

• Aprender a mirar con los ojos del co-razón (cf: Ef 1,18) para poder re-conocer la esperanza a la que hemossido llamados. Se trata de la miradacontemplativa. No dejar de sorpren-derse. Desear descubrir siempre lanovedad de la vida. Suplicarlo y cul-tivarlo. (Lo veremos en los itinera-rios 1 y 2 especialmente).

• Desear descubrir la propia vocaciónpersonal y agradecerla (cf: Is 42, 1-7),como prolongación de la vocación ymisión de Jesús, el Señor. No siem-

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pre es tarea fácil, a veces nuestrosanhelos chocan con los de Dios y nosabemos muy bien cómo armonizar-los. (Lo veremos en el Itinerario 3especialmente)

• Cultivar el discernimiento como ‘talan-te’y actitud de vida (cf: Mc 13, 35-37).Para los discípulos y discípulas de Je-sús la propuesta de vivir en clave dediscernimiento se repite una y otravez: ‘manteneos vigilantes’. Esta in-vitación surge en un contexto en elque los seguidores de Jesús ya cono-cían la persecución y sabían por pro-pia experiencia que era difícil perma-necer en el camino. (Se hace indis-pensable en todos los itinerarios).

Los ‘viajes de ida’ producen en no-sotros un despertar y una iluminaciónque nos ponen en pie de marcha; peronormalmente ocurre que si permanece-mos en la búsqueda, llega un momentoen el ‘seguimiento de Jesús’ que no va-len sólo las referencias humanas, hacefalta otra luz, otra guía. Se está provo-cando el paso a la confianza, la perma-nencia en ‘el viaje’ más allá de las difi-cultades.

• ‘Viajes de vuelta’

Los ‘viajes de vuelta’ son los quemás se acentúan en la tradición cristia-na. Los propios de la segunda conver-sión. Siempre hablan de un ‘retorno’ ala vida y a las responsabilidades coti-

dianas desde una inédita experienciavivida. Siempre suponen un punto deinflexión en la propia vida, un corte,una ruptura, un cambio. A veces estoscambios son drásticos; repentinos;otras veces son lentos, progresivos, tor-tuosos, pero siempre hay cambio. ¿Re-cordamos la experiencia de los padresde la fe: Abrahán, Isaac, Jacob? ¿Laexperiencia que provoca el Resucitadoen todas sus apariciones? Por ahí vanlos comienzos de un ‘viaje de vuelta’.

En los “viajes de vuelta” se tienela extraña certeza de que la búsquedade Dios y el seguimiento de Jesús es al-go muy distinto de todos los esfuerzosy cálculos que podamos hacer. Todo secomienza a ver y entender de otra ma-nera. Se comprende que la experienciafundante es su centro y punto culmi-nante, pero esta experiencia no es úni-ca sino que puede irse presentando conmatices distintos a lo largo del tiempo.

Hay algunas características28, osignos muy generalizados en la espiri-tualidad cristiana que nos hablan deestar en ‘viaje de vuelta’.

• Sorpresa y certeza de un encuentro,al mismo tiempo. “Porque en otrotiempo no conocíais a Dios y servíaisa los que no son realmente dioses.Pero ahora que habéis conocido aDios, o mejor que Él os ha conoci-do…” (Gál 4, 8-9). (Lo veremos enel Itinerario 1).

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• La percepción de Dios se ahonda ycambia. Se ahonda la confianza y elsentido de misterio. Dios es inabar-cable. Se desea la Presencia y se te-me menos la ausencia. Se empieza adesear sobre todo hacer la voluntadde Dios. Orar es un suceso críticoque afecta a todo el ser. “Asimismo elEspíritu viene en ayuda de nuestradebilidad porque nosotros no sabe-mos pedir como conviene. Dios esquien examina los corazones y co-noce el sentir de ese Espíritu”(Rom 8, 26-27). (Lo veremos en lositinerarios 1 y 2).

• Se toma conciencia progresiva de loque significa vivir la vida como mi-sión. Ya no se identifica el itinerariode la vida como ‘hacer cosas’, se em-pieza a intuir que lo único necesarioes ‘aventurarse-bien’ por Dios y suReino. ¡La suerte está echada!, ¡la vi-da sólo puede ser vivida a una solacarta! (Lo veremos en los itinerarios2 y 3).

• Hay conciencia de cómo conviven larealidad humana con todas sus ten-dencias y recurrencias y la accióndel Espíritu. Se anhela el deseo dedesplegarse a fondo en el amor. Con-viven la capacidad de hacer el bien yde hacer el mal, de amar con pasiónbiológica y de amar apasionadamen-te con una libertad liberada. “Pedro,¿me amas?” (Jn 21, 15-18). “¡Ma-

ría!, ¡Maestro!” (Jn 20, 16). (Loveremos en el itinerario 4).

• En momentos dolorosos y de oscu-ridad se permanece en la entrega.Puede haber experiencias profundasde oscuridad, de sufrimiento, de faltade sentido. A veces parece inclusoque la crisis se hace permanente. Pe-ro la certeza intuida de que el Señorestá permite permanecer (se expresaespecialmente en el itinerario 2)

• Se tiende a una vida sencilla e in-serta en la comunidad y en la Iglesiade Jesús, el Señor. Aunque se pre-senten muchas dificultades hay unacapacidad de reconocimiento de losotros, hay una certeza de que es encomunidad como hacemos el camino(lo vemos en el itinerario 3).

Tanto en los ‘viajes de ida’ comoen los ‘viajes de vuelta’, hay una seriede movimientos provocadores de pro-fundas experiencias humanas y cristia-nas de cambio. Lo importante es nopararse ni alejarse del camino, volver aél una y otra vez, evitar los caminosque no conducen a ninguna parte.

4. La clave de los viajes está en laorientación y el ‘movimiento’

Los viajes espirituales siempre nosllevan más allá, de ahí la metáfora delavanzar hacia adelante. Es la dinámica

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propia del crecimiento: nacemos, cre-cemos, nos desarrollamos, morimos.En ese avanzar hacia adelante siempreidentificamos progresos y obstáculos.La clave de avanzar hacia adelanteconsiste en salir más allá de uno mis-mo, de las propias coordenadas. El mo-vimiento hacia adelante es la dinámicapropia de la itinerancia. Siempre pidelevantarse y salir, ir de un lugar cono-cido a otro desconocido.

En la invitación a salir hay siempreuna experiencia rompedora. En la aco-gida de esa llamada se vislumbra unnuevo modo de vinculación. Se trata defiarse de Alguien que invita, que llevamás allá, que quiere revelar algo nuevode sí mismo, de la vida, de aquél aquien llama. De ahí la importancia depropiciar experiencias rompedoras enla escuela del discipulado para provo-car viajes espirituales.

Algunos autores también identifi-can el movimiento más arriba29, tanpropio de Juan de la Cruz en su pro-puesta de ‘subida’ al Monte Carmelo.El movimiento hacia arriba no nosgusta mucho si con ello se agudizan lasdivisiones tradicionales entre el arriba,el cielo, y abajo, la tierra, como lugaresdonde localizar la presencia o ausenciadel misterio. Hoy sabemos que no esasí. Pero el movimiento hacia arriba sínos gusta cuando lo identificamos conel ‘magis’ tan propio de la espirituali-dad ignaciana. Como metáfora de la vi-

da cotidiana ‘más’ es arriba. La imagenpara entender dicho movimiento es la‘escalada’. Se trata de escalar, y parahacer una escalada por la montañasiempre hay que ir ligero de equipaje.

El movimiento ‘más’ no lo enten-demos pues en línea acumulativa deadquisición, sino en línea de ‘cambio’,se trata de comprender de modo alter-nativo los criterios al uso. Es cuestiónde despojo, de transformación del pro-pio yo. El movimiento ‘más’ apuntahacia la radicalidad propia del segui-miento y supone ineludiblemente re-nuncias30.

Otro movimiento que se realiza enlos viajes espirituales es el de poderacercarse, estar más cerca. Se trata depracticar itinerarios en los que los tes-tigos nos anuncian que por ahí anda elSeñor. Y hoy bien sabemos que la Pre-sencia de Dios lo inunda todo, hay lu-gares en los que Dios se revela de for-ma privilegiada. Los caminos de la co-tidianidad de la vida, el modo cómopensar y elegir relacionarse en la vidacotidiana, la cercanía y el compartirsin prisas con los excluidos y los enfer-mos, dialogar con los ‘distintos’, sonmodos privilegiados para hacer itinera-rios en los que aprender a vivir radical-mente el seguimiento (lo reiteraremosmás adelante).

Está por fin el movimiento de másconsenso entre la mayoría de autores:

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movimiento hacia adentro, hacia loprofundo, hacia el corazón. Porque noentendemos los itinerarios como ir deun lugar donde Dios no está a otro en elque sí está. Al contrario, como diceMartín Velasco31: “se trata de pasarde una situación en la que no sé queestá, a otra en la que he tomado con-ciencia de que ya estaba allí”. Y esatoma de conciencia, como fruto de laluz interior, nos permite reconocerlo.Es el paradigmático caso de Jacob:“Dios estaba allí y yo no lo sabía”(Gn 28,16).

En el movimiento hacia dentro setrata de penetrar, perforar. Esos son losverbos. Se trata, como ya hemos dichoen el capítulo anterior, de llegar al cen-tro, al núcleo, al corazón.

Por último no está de más señalarque hay caminos que no conducen ha-cia ninguna parte. Movimientos que

despistan más que orientan, o que re-sultan insuficientes. Hay que evitarlos.Muchos estudiosos los han identificadobien: a) el camino de pretender llegar aDios sólo por la razón. Sabemos que lafe se puede razonar, pero esto no bastapara el encuentro; b) el camino de lamera pertenencia institucional y la rea-lización de algunas prácticas de cum-plimiento. Sabemos que nada suple lositinerarios personales; c) tampoco escamino la pura activación de las emo-ciones; d) ni absolutizar que primero esel camino humano y luego el cristiano,como si de salto automático se tratara.No es eso lo que pretendemos connuestro planteamiento.

¿Podremos, a partir de aquí, identi-ficar cada uno nuestros propios movi-mientos? De eso se trata. Identificar loscaminos, acertar a encontrar el propioy pararse pacientemente a observar lossingulares itinerarios que se trazan enel camino de cada cual.