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I'rc11. (l· ''';\!Z .\ ll'¡ -:'1 () :<.\:\ í.. 1111 1.\ lH íl{ DA Ps icólogo- Ps icoanalis ta Universidad de Antioquia- Medellín 50 No. 7 AÑO MCMXCVIII u. NACIONAL DE COLOMBIA BOGOTÁ, D.C. INDIVIDUALISMO y VIOLENCIA ctualmente "la voluntad para ha- cer la paz" expresada por algunos acto- res y grupos en conflicto, ha generado la bús- queda denodada y el trabajo de muchas perso- nas, aunque no pocas veces el escepticismo de otras. Esta voluntad se ha constituido para muchos estudiosos de las cien- cias sociales y humanas en el espacio de investigación de los deter- minantes del fenómeno de la violencia y de las posibles alternativas de solución de éste. Permítanme estar entre los escépticos no sin antes exponerles una razón mínima. Como objetivo primero, la pro- puesta es investigar las transformaciones psíquicas que llevaron a di- chos sujetos a colocar su voluntad de paz en el escenario público; aun- que este objetivo no se desarrollará aquí, estará como telón de fondo a lo largo del presente texto. Aquí nos ocuparemos de manera particular de inquirir la forma como se ha concebido e intervenido el fenómeno de la violencia, los sujetos que la promueven y por ende las maneras como en nuestro tiempo se abordan dichas manifestaciones a través de múltiples perspectivas teóricas y estrategias institucionales, en- tre las cuales se recurre al uso de la palabra, del diálogo entre las partes y otros mecanismos. Se trata entonces de maneras muy singulares de ocuparse del fenómeno, las cuales propician a su vez el auge del individualismo, dado que en ellas se obvia la revisión de las consecuencias y las implicaciones de esas formas de intervención. No ingresar el psicoanálisis como marco teórico para la investigación de es-

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I'rc11. (l· ''';\!Z .\ ll'¡ -:'1 () :<.\:\ í.. 1111 1.\ lH íl{ DAPs icólogo- Ps icoanalis taUniversidad de Antioquia- Medellín

50No. 7 AÑO MCMXCVIIIu. NACIONAL DE COLOMBIABOGOTÁ, D.C.

INDIVIDUALISMOy VIOLENCIA

ctualmente "la voluntad para ha-cer la paz" expresada por algunos acto-res y grupos en conflicto, ha generado la bús-queda denodada y el trabajo de muchas perso-

nas, aunque no pocas veces el escepticismo de otras. Estavoluntad se ha constituido para muchos estudiosos de las cien-cias sociales y humanas en el espacio de investigación de los deter-minantes del fenómeno de la violencia y de las posibles alternativasde solución de éste. Permítanme estar entre los escépticos no sinantes exponerles una razón mínima. Como objetivo primero, la pro-puesta es investigar las transformaciones psíquicas que llevaron a di-chos sujetos a colocar su voluntad de paz en el escenario público; aun-que este objetivo no se desarrollará aquí, estará como telón de fondo alo largo del presente texto. Aquí nos ocuparemos de manera particularde inquirir la forma como se ha concebido e intervenido el fenómenode la violencia, los sujetos que la promueven y por ende las manerascomo en nuestro tiempo se abordan dichas manifestaciones a travésde múltiples perspectivas teóricas y estrategias institucionales, en-tre las cuales se recurre al uso de la palabra, del diálogo entre laspartes y otros mecanismos. Se trata entonces de maneras muysingulares de ocuparse del fenómeno, las cuales propician a suvez el auge del individualismo, dado que en ellas se obvia larevisión de las consecuencias y las implicaciones de esasformas de intervención.

No ingresar el psicoanálisis como marcoteórico para la investigación de es-

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CÉSAR AUGUSTO SÁNCHEZ TABORDA INDIV1DUAUSMO YVlOLENCIA

tos procesos y programas orientados ala consecución de la paz tiene sus bemoles;

pero, con el fin de propiciar una discusión sobre elasunto, queremos dilucidar en él una aporía que

complejiza el análisis y la intervención sobre los fenóme-nos de la violencia. La aporía consiste en que los términos de

pulsión y goce, pese a su alcance teórico, siempre permiten que elfenómeno en cuestión escape presentando nuevos campos para ser in-terrogados. Por ello, es justificable hacer este recorrido que permitainsertar la cuestión del individualismo como problema nuevo hacia elavance de la comprensión de los mismos.

El individualismo como fenómeno social que alcanza su máxima ex-presión en los tiempos modernos, es el convocado entonces a abrir loslímites.

1. INDIVIDUALISMO EN OCCIDENTE: UNA GÉNESIS

Desde el siglo II Artemidoro ya había escrito su "clave de los sue-ños" como un método de interpretación a tener en cuenta por todos losciudadanos en dos sentidos: como un manual utilizable en la prácticacotidiana y como un tratado de alcance teórico sobre la validez de losprocedimientos interpretativos. Si bien la interpretación de los sueñosera una viejísima tradición popular, Artemidoro la eleva a la categoría deuna práctica de vida que permite a los hombres soportar más holgada-mente el sufrimiento que el destino y los dioses le tienen deparado'. Eltexto es un tratado que permite hacer de los sueños un correlato de lavida futura de manera anticipada y correcta. Todos los sueños, de acuer-do con Artemidoro han de interpretarse de tres maneras posibles. Uno,aquellos que se presentan como conformes a la ley; dos, aquellos que sepresentan como contrarios a la ley y tres, aquellos que se presentancomo contrarios a la naturaleza. Si bien el autor no hace distincionesmuy claras entre las formas como se presentan los sueños, Foucaultconjetura que se trata de manifestaciones que tienen un estrecho víncu-lo con la moral social del momento; en ese sentido, dirá que se trata deun fenómeno de individualismo social, que se inicia en el mundo helenoy romano y que dará lugar a los aspectos privados de la conducta perso-nal y al interés que cada persona otorga a sí mismo en diferentes épo-cas.

A partir de allí, Foucault establece tres realidades enteramente dife-rentes de individualismo que conviene matizar: "la actitud individualis-ta, caracterizada por el valor absoluto que se atribuye al individuo en susingularidad, y por el grado de independencia que se le concede respec-to del grupo al que pertenece o de las instituciones de las que depende;

"Pues lo que sobreviene a la vez bruscamente y sin que nos lo esperemos trastorna el espíritubajo la hrutalidad del g<ll!1l'; mientras <jUl' aquello que no- cspcr.ibamo , desde antes desoportarlo, ha podido, por el aco-turubr.uuu-nto gradual suavicar 1" pena", FOUCAULT, M,La lnquietu.] d" SI, l'<Íg, l)

2 FOLCAULT, M, La lnquicruc! de Si. Vol. III E-tl., FOl'CAULT, M, El U,,, d" 10.' Placcrc». V"l. 11

la valorización de lavida privada, es decir laimportancia reconocida

a las relaciones familia-res, a las formas de acti-

vidad doméstica y al campo delos intereses patrimoniales; final-mente, la intensidad de las rela-ciones con uno mismo, es decir delas formas en las que se ve uno lla-mado a tomarse a sí mismo comoobjeto de conocimiento y campode acción, a fin de transformarse,de corregirse, de purificarse, deconstruir la propia salvación. Es-tas actitudes, sin duda, puedenestar ligadas entre ellas así; puedesuceder que el individualismo lla-me a la intensificación de los va-lores de la vida privada; o tambiénque la importancia concedida a lasrelaciones con uno mismo esté aso-ciada con la exaltación de la sin-gularidad individual. Se encontra-rían sociedades o grupos socialesen los cuales el individuo esta lla-mado a afirmarse en su valor pro-pio, a través de las acciones quelos singularizan y le permiten so-bresalir por encima de los demás,sin que tenga que conceder granimportancia a su vida privada o alas relaciones consigo mismo."?

El propósito de Foucault en suHistoria de la Sexualided' no erareconstruir una historia de las con-ductas y las prácticas sexuales des-de la antigüedad; como tampocoanalizar las ideas a través de lascuales nos hemos representadotales comportamientos. Para él"se trataba, en suma, de ver cómo,en las sociedades occidentalesmodernas, se había conforma-do una "experiencia" por laque los individuos iban reco-nociéndose como suje-tos de

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una "sexualidad", abier-ta a dominios del cono-cimiento muy diversos yarticulada con un sistemade reglas y de restricciones.El proyecto era por lo tanto elde una historia de la sexualidadcomo experiencia."! Entendien-do por experiencia la correlación,dentro de una cultura, entre cam-pos del saber, tipos denormatividad y formas de subjeti-vidad. Para él, todas las formas dela sexualidad, independientes dela cultura, se encuentran expues-tas a diversos mecanismos de re-presión; ello sin duda, indicababuscar en la historia de la sexuali-dad una constante o una línea;empresa arriesgada y temeraria porcuanto implicaba indagar por eldeseo y el sujeto del deseo, razónsuficiente para comprometerse enuna exploración de tres tópicos másmodestos aunque no menos fun-damentales: el primero, la forma-ción de saberes que sobre la sexua-lidad se tejen; el segundo, los sis-temas de poder que regulan la prác-tica de la sexualidad y el tercerolas formas según las cuales los in-dividuos deben y pueden recono-cerse como sujetos de esa sexuali-dad. Dentro de estos tópicos sólonos interesa, para nuestro propó-sito, lo relativo al individuo con-cernido por ciertas prácticas de lasexualidad. En esa vía, Foucaultno se ocupa demasiado de los con-ceptos de libido o de deseo, sinoque analiza las prácticas por lascuales los individuos se vieronllevados a prestarse atención así mismos; es decir, opta por

analizar la hermenéutica queel sujeto aplica sobre sí, y

en consecuencia deello desbroza

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algunos elementos que lo aproxi-men a una historia de la verdad. En otras pala-bras, trata por esa vía de quitar la escoria con la que através de juegos de falso y verdadero, retenible o rechaza-

ble, se intenta constituir el sujeto en diversas épocas. El po-der y el deber ser para el hombre como hechos de verdad, se cons-

tituyen entonces en el problema nodal de la arqueología.Uno de los problemas capitales que arroja el planteamiento de

Foucault, a propósito de los juegos de verdad, es responder cómo lasexualidad misma se había convertido en objeto de inquietud, de deba-te y reflexión. Su método fue delimitar lo que se entendía por moral ycódigo moral. Del segundo logra establecer que se trata de un conjuntototal de prescripciones y reservas sociales, que merced a encontrarseclaramente establecidas siempre están expuestas a un juego de corrobo-ración, de ajuste, de anulación en ciertos puntos, permitiendo así com-promisos y escapatorias. De dicho código va a derivar entonces el con-cepto de moral, entendiendo por ella "el comportamiento real de losindividuos, en relación con las reglas y valores que se les proponen'l".La moral así advertida, queda en medio de la propuesta que lo socialhace al individuo y la asunción que de ésta haga el mismo. Ello autorizaa cada individuo a proponerse como ejemplo para la gloria, belleza,nobleza o perfección u otro; pues en el fondo, evoca un cierto modo deser donde cada sujeto inscribe su singularidad.

En suma, para que se califique de moral una acción no debe reducirsea un acto o a una serie de actos conformes a una regla, una ley o un valorcomo en ocasiones creemos. No hay sujeto moral sin modos de"subjetivación" dentro de la misma moral, pues la acción moral esindisociable de ciertas formas de actividad sobre sí.

Con otra referencia", Ensayos Sobre el Individualismo, podemosapostar a otra génesis posible del fenómeno del individualismo que par-te de los comienzos del cristianismo. El método del autor, Louis Dumont,es contrastar diferentes culturas sustrayendo de allí los efectos y ele-mentos que dicho fenómeno tiene para la vida en sociedad. Según él, enlas culturas donde el individuo es el valor supremo hablará de indivi-dualismo; y en el caso opuesto, donde el valor reside en la sociedadhablará de holismo.

La primera comparación que el autor hace es en relación directa conla cultura india. Para él, esta sociedad está caracterizada por dos rasgoscomplementarios aunque paradójicos: la sociedad impone a cada perso-na una estrecha interdependencia que sustituye al individuo en su afánparticular; pero, por otra parte, la institución del renunciamiento almundo permite alcanzar la plena independencia a cualquiera que escojaesta vía. "El renunciante se basta a sí mismo, no se preocupa más quepor sí mismo. Su pensamiento es similar al del individuo moderno, conuna diferencia esencial, sin embargo: nosotros vivimos dentro del mun-

4 Ibíd l' S5 FOUCAUL1~ '\1. U ( ,,) Je 1", l'I.,,('re'. \;,\. [[ P 2(,(, DUMONT, L. LÚ'.II'" S"hrc ,.1 Iruli, iJllali,,",). Ali.m;«, \1a,lnd. 191'.,

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CÉSAR AUGUSTO SÁNCHEZ TABORDA INDIVIDUALISMO Y VIOLENCIA

do social, mientras que él vive afuera."Desde este matiz Dumont va a caracterizar al

renunciante indio como "un individuo-fuera-del-mundo" y a nosotros los modernos como "individuos-

en-el-mundo?". Relativizar la vida en el mundo y distan-ciarse con respecto al mundo social se convierten en las princi-

pales características para acceder al renunciamiento y por ende al de-sarrollo espiritual individual. Pese a lo anterior, su hipótesis de trabajoes que entre la sociedad holista y la sociedad individualista no se viveuna clara oposición a través de la historia sino un suplemento de cadauna de ellass .

Merced a lo anterior, su desarrollo mostrará cómo el mundo moder-no está impregnado, constituido, por características de una y otra de lasformas sociales implicadas, es decir, se da valor al individuo pero tam-bién valor al colectivo. Su argumento potencial es que el individualismomoderno está gestado desde los primeros padres de la iglesia, es decir,esta promovido por la inmensa cantidad de relaciones que se vivieronentre la iglesia y el estado, como dos poderes opuestos en principio yconjugados posteriormente que siguen perviviendo con enormes conse-cuencias dadas las prácticas sociales que ellos permiten.

¿Qué tenemos hasta ahora? Juegos de verdad entre falso y verdade-ro, entre lo reprochable y lo aceptable; códigos de moral y morales dan-do paso a formas de subjetivación. Individuos que renuncian y relativizanla vida en el mundo, y aún otros más paradójicos que alejados del mun-do formulan para lo social grandes ejes de cultura como la religión. Esdecir, tenemos un lugar de toma de decisión, y vasto alcance para nues-tro propósito que podemos nombrar como "o lo individual o lo colecti-vo". El cometido entonces será indagar la manera como dichas relacio-nes han generado ambigüedad, oscuridad, posición y demás para losindividuos que conforman la sociedad moderna, y desde allí potenciaruna conexión con el fenómeno de la violencia.

11. LO INDIVIDUAL O LO COLECTIVO: EL PSICOANÁLISIS

Para Freud la vida anímica del individuo se encuentra vinculada demúltiples formas a la del otro, pues éste aparece usualmente como mo-delo, como objeto, como auxiliar, como enemigo", Para él, el estudio dela psicología individual implica necesariamente una apertura a la psico-logía social o de masas, ello mirado a nivel de lo inconsciente. La vaste-dad y complejidad de relaciones establecidas entre individuo y masa seconstituyen en un fenómeno de excepcional importancia en su pensa-miento. Así, en Psicología de Las Masas y Análisis del Yo (1920-21), lainfluencia simultánea entre individuo y sociedad capta su interés, puesla ve, básicamente, en dos vías diferentes a otros autores de su época:7 Ibídem. P ,1'-)9.ti Curiosamente es el Renunciante Hindú la persona de la cual parten las grandes rranstorrnacio-

ne- rcligio-ns en la India.L) FRElll). S. P..,iC(l/(~!,'¡~} .t- ¡'l~ .'fa"J~· \ +n.ili. ../ ...del };l. Arnorron u . P 67

.eL/OTECA Cl!:~T~.u"'LA UiIIll'EI!SiI>AO lilAC/O..,

primero, supone que la"pulsión social" no esoriginaria; y segundo,

que los móviles de laconformación de la masa

han de encontrarse en estre-cho vínculo con la familia.

Retengamos éste vínculo comopremisa importante de su desarro-llo, puesto que aquí Freud pisafuerte sobre el aspectoidentifica torio que cada sujetoguarda con la imago paterna, des-cuidando con ello otras formas deidentificación, otros vínculos queposteriormente él mismo adverti-rá en el funcionamiento de lo so-cial. En este punto, donde la figu-ra del padre no puede explicar acabalidad los movimientos y de-sarrollos del sujeto en colectividadtal como Freud lo vislumbró enTótem y Tabú (1912-13), creemosque se encuentra la aporía antesindicada y la conexión que da fuer-za al presente escrito; pues enton-ces nos quedaremos en la pregun-ta, hecha ya por múltiples teóri-cos, sobre cómo hoy, resquebraja-do en su lugar el padre simbólicodel orden social, otras formas derelación se ciernen y el individua-lismo, por ejemplo, encuentra asi-dero.

Veamos; en "El Malestar en laCultura "(1929-30) lo que Freudatisba es que en la familia primiti-va se encontraba ya un rasgo esen-cial de la constitución de la cultu-ra, a saber, que la arbitrariedad yel albedrío del jefe era ilimitada ypor ello posibilitaba cierta regu-lación. Cómo existía dicha fa-milia se constituye en un enig-ma. El presupuesto básico deFreud, para ésta primera fa-milia, es que el hombrevio en el

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otro un aliado para tra-bajar a su lado y un ob-jeto para la satisfacciónsexual. Luego, desde Tó-tem y Tabú va a mostrar unsegundo desarrollo de la men-cionada familia, otra forma deconvivencia. Como consecuenciadel asesinato el padre, éste habíaingresado en cada miembro de lacolectividad, y a su tiempo la pro-hibición (renuncia) a lo sexual, ala manera de una huella en supsiquismo. Desde entonces estáconvivencia está instalada sobreun doble fundamento: el poder delamor y la compulsión al trabajo.

Uno de los problemas queFreud advierte en la familia, es jus-tamente que ella no quiere des-prenderse del individuo, y que jus-to cuando sus miembros estánmás cohesionados tanto más seinclinarán a la segregación de otrosmiembros, es decir tanto másahondarán en el amor propio a lafamilia. No es vano mencionar quela mencionada renuncia siempreinvolucró un desvío pulsional, demeta inhibida, aunque en su ori-gen y en lo inconsciente siemprese presentará como plenamentesensual.

La insatisfacción de la vidasexual como causa del malestarneurótico, es desarrollada porFreud bajo la tesis de exclusividadsexual; como correlato de ello sederivan dos problemas capitalesal sujeto: cómo arreglárselas conel medio circundante y con lo so-cial.

El medio circundante, lo quese constituye y se entiende por

ese término se trata de unenigma para la teoría

psicoanalítica; de ahíFreud desa-

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rrollará un vasto contenido y no-sotros una de las premisas más importantes de estedesarrollo; veamos: a propósito de la ligazón amorosa elpsicoanálisis indica que la pareja no se interesa de modo

alguno por el mundo circundante, se trata de un amorirrestricto o si se quiere de una masa de dos; lo cual indica que el

Eros cumple a cabalidad lo que se constituye en su esencia misma:convertir lo múltiple en uno. El cuestionamiento de Freud es cómo seríaposible una sociedad de tales individuos "dobles" que se satisfagan a símismos, de manera excepcional La conclusión después de muchos ro-deos es que se trata de una vana ilusión no posible de realizarse, y enconsecuencia la pregunta del por qué la sociedad limita la satisfacciónsexual requiere una nueva explicación. Para una respuesta de esta mag-nitud Freud no encuentra argumento definido, pero en cambio la pre-gunta le inspira a pensar que la vertiente de la agresividad en el humanose encuentra presente en toda cuota de pulsión; ya no sólo el Eros cla-ma, pues se implica también la pulsión de muerte. Por ende, y comoconsecuencia de lo dicho, el prójimo no es solamente un posible auxiliarpara el trabajo o un objeto sexual en sí mismo, sino que se conviertetambién en una tentación para satisfacer en él la agresión, para explotarsu fuerza sin resarcirlo, para usarlo sexualmente sin su consentimiento,para despojarlo de su patrimonio, para humillarlo, inflingirle dolores,martirizarlo y asesinarlo. A partir de esa hostilidad primaria y recíprocaentre miembros de la sociedad es que Freud encuentra en la sociedad(1929-30) una permanente amenaza de disolución.

De lo que se presentaba y presenta a nivel de lo ominoso, de la vio-lencia, del horror y de la muerte de parte del semejante, aunque no estemuy discernido, dirá Freud que surgen todos los métodos destinados aimpulsar la identificación y los vínculos amorosos de meta inhibida. Deallí se desprende la limitación de la vida sexual y de allí también elmandamiento ideal de amar al prójimo como a sí mismo; es decir, llevaral sujeto a hacer todo lo contrario a su naturaleza. Y le parece a unocomprender a Freud argumentando que dichos métodos son injustos alquerer excluir la lucha y la competencia del quehacer humano. Lucha ycompetencia están siempre en la base de la cultura, lo cual no indicanecesariamente que el otro sea considerado exclusivamente como ene-migo. Freud deja entrever que el otro como enemigo diferente al opo-nente sólo deviene posible cuando no se toma al sujeto en su dimen-sión real a nivel de su estructura; cuando se hace abuso de una sola desus tendencias pulsionales: el Eros.

Freud sabe que no es fácil para el hombre deponer esa inclinaciónagresiva como sacrificio más para estar en la cultura, no es optimistapara nada en ello; si acaso da una solución la inscribe dentro del llama-do narcisismo de las pequeñas diferencias. En la familia primitiva, se-gún él, las cosas iban mejor, pues no conocía aquella tanta limitación.Cada hombre había cambiado un trozo de dicha por seguridad, ante elpadre absoluto para cada miembro lo que se jugaba era la seguridad.

Ahora, si orientamos la mirada hacia la sociedad moderna podemos

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cercar algo de lo que aquí exponemoscomo una aporía teórica y práctica, a saber que

la identificación con la figura paterna no sostiene deninguna manera la paz social; y que si bien se vienen

implementando métodos que invocan la identificación re-cíproca de los pares entre sí, también vale la pena recordar que

Freud advertía en este modo de identificación como un peligro para lasociedad por cuanto cada sujeto intenta rescatar allí, frente al otro, su"individualidad particular", su derecho a la satisfacción.

111.INDIVIDUALISMO V PROCESOS DE PAZ:UNA CUOTA A LAS EXCEPCIONES

¿Cómo se conjugan individualismo y violencia? Precisemos: no exis-te ninguna conjunción obligada, pero si unas formas de la moral;reelaboremos: del escape, de la corroboración y de la promoción, queincrementan el individualismo y la violencia, a saber, aquellas cuando elindividuo se aleja de su condición universal y se aplica al cultivo de lasdimensiones que le confirman en su particularidad como excepción.

El problema de las excepciones fue ampliamente trabajado por Freud,para determinar aquellos sujetos que haciendo eco de su particularidadsiempre exigen a los otros lo que ellos mismos no dan. En ese sentido,Lacan, teniendo como telón de fondo la noción de Smtorna'? , que pare-cía venir de la medicina pero que realmente va a ser tomada de la teoríasociopolítica de Marx argumenta: el problema de Marx es despojar alhombre de su carga a la que es puesto como proletario, como aquel quelo ha perdido todo, y dejarlo que se ubique como una esencia, a la vezque como el "Mesías del futuro". Así, ligarse a una consideración idealy exponerse a la búsqueda de una esencia en el hombre, procurará encada sujeto la reducción de sí a un inconsciente particular, exclusivo,determinado en sí mismo, y no en lo social como lo piensa Freud.

Esta consideración humanista que Marx hace del hombre, fue enton-ces trabajada por Lacan a propósito del síntoma; pero, con igual conso-nancia fue tratada ampliamente por Foucault. Para ellos el sujeto delinconsciente, en tanto lugar vacío, sin sustancia ni identidad a priori, nopuede coincidir con una doctrina ética o moral que quiera fijar de modopatente y universal lo que se debe hacer con respecto a lo humano. Laverdad, es para ambos, un pequeño ápice que divide. De esta manera,mientras que en el mundo Griego el sujeto paga un precio por su accesoa la verdad y el propio ser del sujeto está en juego; en el mundo moder-no el sujeto actúa sobre la verdad y ésta ha dejado de actuar en el sujeto;el saber se acumula en un proceso social objetivo. Lo propio de la épocamoderna es que el acceso a la verdad no exige transformaciones del

10 "El smtom.. en lo socinl ~c detcruuna pur la sinrazón, pero esta l'S propia de cualquier sujeto enp;¡rtiL'ular, quiere decir qUI-' cualquier -ujcto sicmpr« lb rd:pnl'S, sin qu«..' por el/o ....e ,-on"tlilu}'a

en una ('X('c/YÚ)11. El slntlHll<l L'ntl)nl:L'~ se lkfinl' \' fL'C(lI10CC, en general. por su car.icrer Ji..'sinra:{1n o m.i-, prtyiSanwnh' c'I)llh) l.i il1ll'l)tt'Il(la suhjet iv» par:¡ inscr ihir una moción pulsionalen c l di-cur-«. .Jl)nlinantl', corno el fral'asn part ic ulur del sujeto rara acornp.uiar la razónimperante" I\'fl':. IU;11lF !)ot.'ulnenl().

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sujeto, precisamenteésto es lo que caracte-riza el sujeto del cono-

cimiento: un momentodonde el ser deja de ser

cuestionado.Así vistas las cosas, sin embar-

go, entre Lacan y Foucault se per-cibe una diferencia importante ynecesaria de ser precisada frente alos fenómenos de la violencia. "Elcuidado de sí Griego", quizás ar-duamente leído y en igual formapromovido por los apologistas delser humano como unidad indivisi-ble, parece por momentos expli-car algunos conceptos del psicoa-nálisis lacaniano, ello en tanto queutiliza los mismos conceptos de"verdad, saber, sujeto"; con ciertaprecisión, pero con la salvedad deno poder confundir en ellos el pla-cer foucaultiano y el concepto degoce lacaniano. Pues dicho sea depaso, el goce es aquella dimensiónparadójica del modo de satisfac-ción humano que atenta siemprecontra "el cuidado de sí"; él con-grega siempre a estar más allá delprincipio del placer, congrega a larepetición, al placer en el dolor y ala vertiente compulsiva de la exi-gencia.

La hermenéutica de Foucault,por su parte, camina por el sende-ro del cuidado de sí-conocimientopara llegar a la serie cuidado de sí-gobierno de la ciudad, producien-do con ello una especie de "estéti-ca de la excelencia". Pero, lcuáles entonces el punto de tensiónen los desarrollos de Foucaultfrente al psicoanálisis lacaniano?Es muy probable que se trate deno haber determinado de quéfuerza se trata ese intensocuidado de sí que se re-pliega so-

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bre uno mismo. En esesentido, proyectar la po-sible comprensión de ese"ocúpate de ti mismo"hacia la época actual nodeja de arrojar sus consecuen-cias. En Foucault, la ocupación escuidado (epimeleia), que no sig-nifica simplemente estar interesa-do en sí, como una suerte de ensi-mismamiento o fascinación; sinoque implica la atención, el cultivoy la técnica de uno mismo(heauton). Implica estar concerni-do por algo, un cuidarse de nues-tras conductas, de nuestra ética, delas relaciones consigo y con otros,no se trata de un " tu a tus cosas"y yo a "las mías". Para ser másprecisos, la epimeleia es una ocu-pación reglada, un trabajo, unosprocedimientos y unos objetivos.Se trata de una verdadera prácticasocial, un guardar nuestro cultivoy dominio de los acontecimientos,lejos de una postura de resigna-ción, aislamiento o condescenden-cia; allí se tiene la necesidad dediversos discursos centrados en larazón sin ceder a la desgracia y alabatimiento. El cultivo de sí im-plica entonces, a la par, cuidadodel y con el lenguaje; un análisisde los discursos y estrategias so-ciales y políticas, un análisis de lalógica de las técnicas y dispositi-vos existentes en un época, es ensuma una tarea.

CONCLUSIONES

Si en efecto es verdad quetoda moral en sentido amplio

implica los códigos de com-portamiento y los modos

de subjetivación, y sien efecto es

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cierto que código y modo nunca se disocian sino que sedesarrollan juntos con cierta autonomía, Zen nombre de qué sersolidarios, del individuo o del colectivo? Es un interrogante queimplica resignificar lo expuesto hasta ahora. El individualismo por lovisto, requiere ser tratado por especialistas; pese a ello, podemos ex-tractar de su amplio campo algún matiz que nos posibilite comprendermejor el fenómeno de la violencia y sus consecuentes crisis actuales.Una salida como la promovida por la sociedad colombiana, por la épo-ca, por la ciencia y por la concepción de lo humano preponderante, aúnen ámbitos académicos, tiene sus consecuencias.

Arriesguemos un planteamiento que se sostenga como pregunta ydirija esta conclusión: ¿existe alguna forma del individualismo que valgala pena sostener como tal, como según se observa se promueve, vía lapalabra y el diálogo, en medio de los pactos de paz existentes?

Luego de revisar las tesis expuestas podemos entonces arrojar unarespuesta: el individualismo como conciencia e inquietud de sí, y de losotros que arroje un beneficio a lo colectivo promoviendo el campo de lotransindividual, de la renuncia, que se constituya para el sujeto en unacondición y deber de mantenerse alejado de otras intromisiones podríaser apoyado. Pero, en cambio, no resulta nada válido apoyar aquellasgrandes éticas colectivas (propias de algunos países "salvaguardias" delorden mundial), o aquellas situadas sobre la égida del rescate del prole-tariado como esencia, ni menos aún aquellas inspiradas en un proyectode patria; pues con todos los matices necesarios, no hace falta ser clari-vidente para ver los resultados arrojados: una sociedad en que los suje-tos particulares son perfectamente irresponsables, una realidad en laque grandes fines justifican miserables medios.

¿Cuál es la razón operante, la moral que quiere atrapar el "discursoviolento" y ponerlo a circular dentro de una lógica diferente, de quélado se encuentra la dificultad, a quién corresponde la impotencia? Deello nos ocuparemos en otro momento ... '±'

BIBLIOGRAFíA

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