Jose Carlos Mariategui Tomo 1

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    JOS CARLOS MARITEGUI

    La EscenaContempornea

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    BIBLIOTECA AMAUTALIMA-PER

    1964

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    La benvola instancia de algunos amigos me decide a recoger en un libro unaparte de mis artculos de los dos ltimos aos sobre "figuras y aspectos de lavida mundial".

    Agrupadas y coordinadas en un volumen, bajo el ttulo de "La EscenaContempornea", no pretenden estas impresiones, demasiado rpidas o

    demasiado fragmentarias, componer una explicacin de nuestra poca. Perocontienen los elementos primarios de un bosquejo o un ensayo deinterpretacin de esta poca y sus tormentosos problemas que acaso me atrevaa intentar en un libro ms orgnico.

    Pienso que no es posible aprehender en una teora el entero panorama delmundo contemporneo. Que no es posible, sobre todo, fijar en una teora sumovimiento. Tenemos que explorarlo y conocerlo, episodio por episodio,faceta por faceta. Nuestro juicio y nuestra imaginacin se sentirn siempre en

    retardo respecto de la totalidad del fenmeno.

    Por consiguiente, el mejor mtodo para explicar y traducir nuestro tiempo es,tal vez, un mtodo un poco periodstico y un poco cinematogrfico.

    He ah otra de las razones que me animan a dar

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    a la imprenta estos artculos. Casi todos se han publicado en "Variedades".*Slo cinco de esta serie han aparecido en "Mundial".**

    Al revisarlos y corregirlos no he tocado su sustancia. Me he limitado aalgunas enmiendas formales, como la supresin de los puntos de referenciainmediatos del instante en que fueron escritos. Para facilitar y ordenar su

    lectura los he asociado y ensamblado segn el tema.

    S muy bien que mi visin de la poca no es bastante objetiva ni bastanteanastigmtica. No soy un espectador indiferente del drama humano. Soy, porel contrario, un hombre con una filiacin y una fe. Este libro no tiene msvalor que el de ser un documento leal del espritu y la sensibilidad de migeneracin. Lo dedico, por esto, a los hombres nuevos, a los hombres jvenesde la Amrica indo-bera.

    Jos Carlos Maritegui.

    Lima, MCMXXV.

    --------------* Vase el ndice Onomstico.** dem.

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    BIOLOGIA DEL FASCISMO

    MUSSOLINI Y EL FASCISMO

    FASCISMO y Mussolini son dos palabras consustanciales y solidarias.Mussolini es el animador, el lder, el duce* mximo del fascismo. El fascismoes la plataforma, la tribuna y el carro de Mussolini. Para explicarnos una partede este episodio de la crisis europea, recorramos rpidamente la historia de losfasci** y de su caudillo.

    Mussolini, como es sabido, es un poltico de procedencia socialista. No tuvodentro del socialismo una posicin centrista ni templada sino una posicinextremista e incandescente. Tuvo un rol consonante con su temperamento.

    Porque Mussolini es, espiritual y orgnicamente, un extremista. Su puesto esten la extrema izquierda o en la extrema derecha. De 1910 a 1911 fue uno delos lderes de la izquierda socialista. En 1912 dirigi la expulsin del hogarsocialista de cuatro diputados partidarios de la colaboracin ministerial:Bonomi, Bissolati, Cabrini y Podrecca. Y ocup entonces la direccin delAvanti*** Vinieron 1914 y la Guerra. El socialismo italiano reclam laneutralidad de Italia. Mussolini, invariablemente inquieto y beligerante, serebel contra el pacifismo de sus correligionarios. Propugn la intervencinde Italia en la guerra. Dio, inicialmente, a su intervencionismo un punto devista revolucionario. Sostuvo que extender y

    --------------* Duce, voz italiana de origen latino, de dux, jefe en la Repblica medioevalde Venecia. Este nombre se arrog Mussolini para significar su pretensin deconductor del fascismo.** Fasci, del latn fax, haz. Se refiere aqu a la agrupacin poltica.*** Avanti, nombre del diario socialista italiano.

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    exasperar la guerra era apresurar la revolucin europea. Pero, en realidad, ensu intervencionismo lata su psicologa guerrera que no poda avenirse conuna actitud tolstoyana* y pasiva de neutralidad. En noviembre de 1914,Mussolini abandon la direccin del Avanti y fund en Miln Il Popolod'Italia para preconizar el ataque a Austria. Italia se uni a la Entente.** YMussolini, propagandista de la intervencin, fue tambin un soldado de laintervencin.

    Llegaron la victoria, el armisticio, la desmovilizacin. Y, con estas cosas,lleg un perodo de desocupacin para los intervencionistas. D'Annunzionostlgico de gesta y de epopeya, acometi la aventura de Fiume. Mussolinicre los fasci di combatimento: haces o fajos de combatientes. Pero en Italiael instante era revolucionario y socialista. Para Italia la guerra haba sido unmal negocio. La Entente le haba asignado una magra participacin en elbotn. Olvidadiza de la contribucin de las armas italianas a la victoria, lehaba regateado tercamente la posesin de Fiume. Italia, en suma, haba salido

    de la guerra con una sensacin de descontento y de desencanto. Se realizaron,bajo esta influencia, las elecciones. Y los socialistas conquistaron 155 puestosen el parlamento. Mussolini, candidato por Miln, fue estruendosamentebatido por los votos socialistas.

    Pero esos sentimientos de decepcin y de depresin nacionales eran propiciosa una violenta reaccin nacionalista. Y fueron la raz del fascismo. La clasemedia es peculiarmente accesible a los ms exaltados mitos patriticos. Y laclase media italiana, adems, se senta distante y adversaria de la claseproletaria socialista. No le perdonaba su neutralismo. No le perdonaba los

    altos salarios, los subsidios del Estado, las leyes sociales que durante la guerray despus de ella haba conseguido del miedo a la revolucin. La

    --------------* Referencia al novelista ruso Alexei Konstantinovich, Conde de Tolstoy, quepredicaba un tipo de cristianismo de no resistencia al mal y aceptacin deldolor del hombre.** La Entente es el nombre que adopt la alianza de Inglaterra, Francia yRusia zarista contra Alemania.

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    clase media se dola y sufra de que el proletariado, neutralista y hastaderrotista, resultase usufructuario de una guerra que no haba querido. Ycuyos resultados desvalorizaba, empequeeca y desdeaba. Estos maloshumores de la clase media encontraron un hogar en el fascismo. Mussoliniatrajo as la clase media a sus fasci di combatimento.

    Algunos disidentes del socialismo y del sindicalismo se enrolaron en los fasciaportndoles su experiencia y su destreza en la organizacin y captacin demasas. No era todava el fascismo una secta programtica y conscientementereaccionaria y conservadora. El fascismo, antes bien, se crea revolucionario.Su propaganda tena matices subversivos y demaggicos. El fascismo, porejemplo, ululaba contra los nuevos ricos. Sus principios -tendencialmenterepublicanos y anti-clericales- estaban impregnados del confusionismo mentalde la clase media que, instintivamente descontenta y disgustada de la burgue-sa, es vagamente hostil al proletariado. Los socialistas italianos cometieron el

    error de no usar sagaces armas polticas para modificar la actitud espiritual dela clase media. Ms an. Acentuaron la enemistad entre el proletariado y lapiccola borghesia,* desdeosamente tratada y motejada por algunoshierticos tericos de la ortodoxia revolucionaria.

    Italia entr en un perodo de guerra civil. Asustada por las chances de larevolucin, la burguesa arm, abasteci y estimul solcitamente al fascismo.Y lo empuj a la persecucin truculenta del socialismo, a la destruccin de lossindicatos y cooperativas revolucionarias, al quebrantamiento de huelgas einsurrecciones. El fascismo se convirti as en una milicia numerosa y

    aguerrida. Acab por ser ms fuerte que el Estado mismo. Y entonces reclamel poder. Las brigadas fascistas conquistaron Roma. Mussolini, en "camisanegra",** ascendi al gobierno,

    --------------* Piccola borghesia, estrato social que comprende a los individuos situadosentre el proletariado y la burguesa: pequea burguesa.** La camisa negra era el uniforme fascista.

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    constri a la mayora del parlamento a obedecerle, inaugur un rgimen yuna era fascistas.

    Acerca de Mussolini se ha hecho, mucha novela y poca historia. A causa desu beligerancia poltica, casi no es posible una definicin objetiva y ntida desu personalidad y su figura. Unas definiciones son ditirmbicas y cortesanas;

    otras definiciones son rencorosas y panfletarias. A Mussolini se le conoce,episdicamente, a travs de ancdotas e instantneas. Se dice, por ejemplo,que Mussolini es el artfice del fascismo. Se cree que Mussolini ha "hecho" elfascismo. Ahora bien, Mussolini es un agitador avezado, un organizadorexperto, un tipo vertiginosamente activo. Su actividad, su dinamismo, sutensin, influyeron vastamente en el fenmeno fascista. Mussolini, durante lacampaa fascista, hablaba un mismo da en tres o cuatro ciudades. Usaba elaeroplano para saltar de Roma a Pisa, de Pisa a Bolonia, de Bolonia a Miln.Mussolini es un tipo volitivo, dinmico, verboso, italianismo, singularmente

    dotado para agitar masas y excitar muchedumbres. Y fue el organizador, elanimador, el condottiere* del fascismo. Pero no fue su creador, no fue suartfice. Extrajo de un estado de nimo un movimiento poltico; pero no mo-del este movimiento a su imagen y semejanza. Mussolini no dio un espritu,un programa, al fascismo. Al contrario, el fascismo dio su espritu aMussolini. Su consustanciacin, su identificacin ideolgica con los fascistas,oblig a Mussolini a exonerarse, a purgarse de sus ltimos residuossocialistas. Mussolini necesit asimilar, absorber el antisocialismo, elchauvinismo de la clase media para encuadrar y organizar a sta en las filas delos fasci di combatimento. Y tuvo que definir su poltica como una poltica

    reaccionaria, anti-socialista, anti-revolucionaria. El caso de Mussolini sedistingue en esto del caso de Bonomi, de Briand y otros ex-socialistas.**

    --------------* Condottiere, conductor. Nombre que se daba a los jefes de bandas durante lapoca histrica del Renacimiento y que se aplica a los jefezuelos polticos.** Colaboracionistas con los ministerios burgueses. Briand represent, enFrancia, esta tendencia.

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    Bonomi, Briand, no se han visto nunca forzados a romper explcitamente consu origen socialista. Se han atribuido, antes bien, un socialismo mnimo, unsocialismo homeoptico. Mussolini, en cambio, ha llegado a decir que seruboriza de su pasado socialista como se ruboriza un hombre maduro de suscartas de amor de adolescente. Y ha saltado del socialismo ms extremo alconservatismo ms extremo. No ha atenuado, no ha reducido su socialismo; loha abandonado total e integralmente. Sus rumbos econmicos, por ejemplo,son adversos a una poltica de intervencionismo, de estadismo, de fiscalismo.

    No aceptan el tipo transaccional de Estado capitalista y empresario: tienden arestaurar el tipo clsico de Estado recaudador y gendarme. Sus puntos de vistade hoy son diametralmente opuestos a sus puntos de vista de ayer. Mussoliniera un convencido ayer como es un convencido hoy. Cul ha sido elmecanismo o proceso de su conversin de una doctrina a otra? No se trata deun fenmeno cerebral; se trata de un fenmeno irracional. El motor de estecambio de actitud ideolgica no ha sido la idea; ha sido el sentimiento.Mussolini no se ha desembarazado de su socialismo, intelectual niconceptualmente. El socialismo no era en l un concepto sino una emocin,

    del mismo modo que el fascismo tampoco es en l un concepto sino tambinuna emocin. Observemos un dato psicolgico y fisonmico: Mussolini no hasido nunca un cerebral, sino ms bien un sentimental. En la poltica, en laprensa, no ha sido un terico ni un filsofo sino un retrico y un conductor.Su lenguaje no ha sido programtico, principista, ni cientfico, sino pasional,sentimental. Los ms flacos discursos de Mussolini han sido aqullos en queha intentado definir la filiacin, la ideologa del fascismo. El programa delfascismo es confuso, contradictorio, heterogneo: contiene, mezclados ple-mle,* conceptos liberales y conceptos sindicalistas. Mejor dicho, Mussolinino le ha dic-

    --------------* Confusamente.

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    tado al fascismo un verdadero programa; le ha dictado un plan de accin.

    Mussolini ha pasado del socialismo al fascismo, de la revolucin a lareaccin, por una va sentimental, no por una va conceptual. Todas lasapostasas histricas han sido, probablemente, un fenmeno espiritual.Mussolini, extremista de la revolucin ayer, extremista de la reaccin hoy,nos recuerda a Juliano. Como este Emperador, personaje de Ibsen y deMjerowskovsky, Mussolini es un ser inquieto, teatral, alucinado, supersticioso

    y misterioso que se ha sentido elegido por el Destino para decretar lapersecucin del dios nuevo y reponer en su retablo los moribundos diosesantiguos.

    D'ANNUNZIO Y EL FASCISMO

    D'Annunzio no es fascista. Pero el fascismo es d'annunziano. El fascismo usaconsuetudinariamente una retrica, una tcnica y una postura d'annunzianas.

    El grito fascista de "Eia, eia, alal!" es un grito de la epopeya de D'Annunzio.Los orgenes espirituales del fascismo estn en la literatura de D'Annunzio yen la vida de D'Annunzio. D'Annunzio puede, pues, renegar del fascismo.Pero el fascismo no puede renegar de D'Annunzio. D'Annunzio es uno de loscreadores, uno de los artfices del estado de nimo en el cual se ha incubado yse ha plasmado el fascismo.

    Ms an. Todos los ltimos captulos de la historia italiana estn saturados ded'annunzianismo. Adriano Tilgher en un sustancioso ensayo sobre la TersaItalia* define el perodo pre-blico de 1905 a 1915 como "el reino

    incontestado de la mentalidad d'annunziana, nutrida de recuerdos de la Romaimperial y de las comunas italianas de la Edad Media, formada de naturalismopseudopagano, de aversin al sentimentalis-

    --------------* La Terza Italia o Tercera Italia. Despus de la Imperial o romana y de la delRenacimiento. Vase el artculo sobre "Las tres Romas" de J. C. Mariteguien El Alma Matinal y Otras Estaciones del Hombre de hoy.

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    mo cristiano y humanitario, de culto a la violencia heroica, de desprecio por elvulgo profano curvado sobre el trabajo servil, de diletantismo kilometrofgicocon un vago delirio de grandes palabras y de gestos imponentes". Durante eseperodo, constata Tilgher, la pequea y la media burguesa italiana sealimentaron de la retrica de una prensa redactada por literatos fracasados,totalmente impregnados de d'annunzianismo y de nostalgias imperiales.

    Y en la guerra contra Austria, gesta d'annunziana, se gener el fascismo, gestad'annunziana tambin. Todos los lderes y capitanes del fascismo provienende la faccin que arroll al gobierno neutralista de Giolitti y condujo a Italia ala guerra. Las brigadas del fascismo se llamaron inicialmente haces decombatientes. El fascismo fue una emanacin de la guerra. La aventura deFiume y la organizacin de los fasci fueron dos fenmenos gemelos, dosfenmenos sincrnicos y sinfrnicos. Los fascistas de Mussolini y los ardite*de D'Annunzio fraternizaban. Unos y otros acometan sus empresas al grito de"Eia, eia, alal!" El fascismo y el fiumanismo se amamantaban en la ubre de

    la misma loba como Rmulo y Remo. Pero, nuevos Rmulo y Remo tambin,el destino quera que uno matase al otro. El fiumanismo sucumbi en Fiumeahogado en su retrica y en su poesa. Y el fascismo se desarroll, libre de laconcurrencia de todo movimiento similar, a expensas de esa inmolacin y deesa sangre.

    El fiumanismo se resista a descender del mundo astral y olmpico de suutopa, al mundo contingente, precario y prosaico de la realidad. Se senta porencima de la lucha de clases, por encima del conflicto entre la ideaindividualista y la idea socialista, por encima de la economa y de sus

    problemas. Aislado de la tierra, perdido en el ter, el fiumanismo estabacondenado a la evaporacin y a la muerte, El fascismo, en cambio, tomposicin en la lucha de clases. Y, explotando la ojeriza de la clase mediacontra el proletariado, la encuadr en sus filas y la llev

    --------------* As se llamaban los secuaces de D'Annunzio.

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    a la batalla contra la revolucin y contra el socialismo. Todos los elementosreaccionarios, todos los elementos conservadores, ms ansiosos de un capitnresuelto a combatir contra la revolucin que de un poltico inclinado a pactarcon ella, se enrolaron y concentraron en los rangos del fascismo.Exteriormente, el fascismo conserv sus aires d'annunzianos; perointeriormente su nuevo contenido social, su nueva estructura social,desalojaron y sofocaron la gaseosa ideologa d'annunziana. El fascismo hacrecido y ha vencido no como movimiento d'annunziano sino como

    movimiento reaccionario; no como inters superior a la lucha de clases sinocomo inters de una de las clases beligerantes. El fiumanismo era unfenmeno literario ms que un fenmeno poltico. El fascismo, en cambio, esun fenmeno eminentemente poltico. El condolieri del fascismo tena queser, por consiguiente, un poltico, un caudillo tumultuario, plebiscitario,demaggico. Y el fascismo encontr por esto su duce, su animador en BenitoMussolini, y no en Gabriel D'Annunzio. El fascismo necesitaba un lder listo ausar, contra el proletariado socialista, el revlver, el bastn y el aceite castor.Y la poesa y el aceite castor son dos cosas inconciliables y dismiles.

    La personalidad de D'Annunzio es una personalidad arbitraria y verstil queno cabe dentro de un partido. D'Annunzio es un hombre sin filiacin y sindisciplina ideolgicas. Aspira a ser un gran actor de la historia. No lepreocupa el rol sino su grandeza, su relieve, su esttica. Sin embargo,D'Annunzio ha mostrado, malgrado su elitismo y su aristocratismo, unafrecuente e instintiva tendencia a la izquierda y a la revolucin. EnD'Annunzio no hay una teora, una doctrina, un concepto. En D'Annunzio haysobre todo, un ritmo, una msica, una forma. Mas este ritmo, esta msica, estaforma, han tenido, a veces, en algunos sonoros episodios de la historia del

    gran poeta, un matiz y un sentido revolucionarios. Es que D'Annunzio ama elpasado; pero ama ms el presente. El pasado lo provee y lo abastece deelementos decorativos,

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    de esmaltes arcaicos, de colores raros y de jeroglficos misteriosos. Pero elpresente es la vida. Y la vida es la fuente de la fantasa y del arte. Y, mientrasla reaccin es el instinto de conservacin, el estertor agnico del pasado, larevolucin es la gestacin dolorosa, el parto sangriento del presente.

    Cuando, en 1900, D'Annunzio ingres en la Cmara italiana, su carencia defiliacin, su falta de ideologa, lo llevaron a un escao conservador. Mas unda de polmica emocionante entre la mayora burguesa y dinstica y la

    extrema izquierda socialista y revolucionaria, D'Annunzio, ausente de lacontroversia teortica, sensible slo al latido y a la emocin de la vida, sesinti atrado magnticamente al campo de gravitacin de la minora. Y hablas a la extrema izquierda: "En el espectculo de hoy he visto de una partemuchos muertos que gritan, de la otra pocos hombres vivos y elocuentes.Como hombre de intelecto, marcho hacia la vida". D'Annunzio no marchabahacia el socialismo, no marchaba hacia la revolucin. Nada saba ni querasaber de teoras ni de doctrinas. Marchaba simplemente hacia la vida. Larevolucin ejerca en l la misma atraccin natural y orgnica que el mar, que

    el campo, que la mujer, que la juventud y que el combate.

    Y, despus de la guerra, D'Annunzio volvi a aproximarse varias veces a larevolucin. Cuando ocup Fiume, dijo que el fiumanismo era la causa detodos los pueblos oprimidos, de todos los pueblos irredentos. Y envi untelegrama a Lenin. Parece que Lenin quiso contestar a D'Annunzio. Pero lossocialistas italianos se opusieron a que los Soviets tomaran en serio el gestodel poeta. D'Annunzio invit a todos los sindicatos de Fiume a colaborar conl en la elaboracin de la constitucin fiumana. Algunos hombres del alaizquierda del socialismo, inspirados por su instinto revolucionario,

    propugnaron un entendimiento con D'Annunzio. Pero la burocracia delsocialismo y de los sindicatos rechaz y excomulg esta proposicin hertica,declarando a D'Annunzio un diletante, un aventurero. La heterodoxia y elindividualismo del

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    poeta repugnaban a su sentimiento revolucionario. D'Annunzio, privado detoda cooperacin doctrinaria, dio a Fiume una constitucin retrica. Unaconstitucin de tono pico que es, sin duda, uno de los ms curiososdocumentos de la literatura poltica de estos tiempos. En la portada de laConstitucin del Arengo del Carnaro estn escritas estas palabras: "La vida esbella y digna de ser magnficamente vivida". Y en sus captulos e incisos, laConstitucin de Fiume asegura a los ciudadanos del Arengo del Carnaro, unaasistencia prvida, generosa e infinita para su cuerpo, para su alma, para su

    imaginacin y su msculo. En la Constitucin de Fiume existen toques decomunismo. No del moderno, cientfico y dialctico comunismo de Marx y deLenin, sino del utpico y arcaico comunismo de la Repblica de Platn, de laCiudad del Sol de Campanella y de la Ciudad de San Rafael de John Ruskin.

    Liquidada la aventura de Fiume, D'Annunzio tuvo un perodo de contacto y denegociaciones con algunos lderes del proletariado. En su villa de Gardone, seentrevistaron con l D'Aragona y Baldesi, secretarios de la ConfederacinGeneral del Trabajo. Recibi tambin la visita de Tchicherin, que tornaba de

    Gnova a Rusia. Pareci entonces inminente un acuerdo de D'Annunzio conlos sindicatos y con el socialismo. Eran los das en que los socialistasitalianos, desvinculados de los comunistas, parecan prximos a lacolaboracin ministerial. Pero la dictadura fascista estaba en marcha. Y, envez de D'Annunzio y los socialistas, conquistaron la Ciudad Eterna Mussoliniy los "camisas negras".

    D'Annunzio vive en buenas relaciones con el fascismo. La dictadura de las"camisas negras" flirtea con el Poeta. D'Annunzio, desde su retiro deGardone, la mira sin rencor y sin antipata. Pero se mantiene esquivo y hurao

    a toda mancomunidad con ella. Mussolini ha auspiciado el pacto marineroredactado por el Poeta que es una especie de padrino de la gente del mar. Lostrabajadores del mar se someten voluntariamente. Y a su imperio. El

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    poeta de "La Nave" ejerce sobre ellos una autoridad patriarcal y teocrtica.Vedado de legislar para la tierra, se contenta con legislar para el mar. El marlo comprende mejor que la tierra.

    Pero la historia tiene como escenario la tierra y no el mar. Y tiene comoasunto central la poltica y no la poesa. La poltica que reclama de sus actorescontacto constante y metdico con la realidad, con la ciencia, con laeconoma, con todas aquellas cosas que la megalomana de los poetas

    desconoce y desdea. En una poca normal y quieta de la historia D'Annunziono habra sido un protagonista de la poltica. Porque en pocas normales yquietas la poltica es un negocio administrativo y burocrtico. Pero en estapoca de neo-romanticismo, en esta poca de renacimiento del Hroe, delMito y de la Accin, la poltica cesa de ser oficio sistemtico de la burocraciay de la ciencia. D'Annunzio, tiene, por eso, un sitio en la poltica contempor-nea. Slo que D'Annunzio, ondulante y arbitrario, no puede inmovilizarsedentro de una secta ni enrolarse en un bando. No es capaz de marchar con lareaccin ni con la revolucin. Menos an es capaz de afiliarse a la eclctica y

    sagaz zona intermedia de la democracia y de la reforma.

    Y as, sin ser D'Annunzio consciente y especficamente reaccionario, lareaccin es paradjica y enfticamente d'annunziana. La reaccin en Italia hatomado del d'annunzianismo el gesto, la pose y el acento. En otros pases lareaccin es ms sobria, ms brutal, ms desnuda. En Italia, pas de laelocuencia y de la retrica, la reaccin necesita erguirse sobre un plintosuntuosamente decorado por los frisos, los bajo relieves y las volutas de laliteratura d'annunziana.

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    LA INTELIGENCIA Y EL ACEITE DE RICINO

    El fascismo conquist, al mismo tiempo que el gobierno y la Ciudad Eterna, ala mayora de los intelectuales italianos. Unos se uncieron sin reservas a sucarro y a su fortuna; otros, le dieron un consenso pasivo; otros, los msprudentes, le concedieron una neutralidad benvola. La Inteligencia gusta dedejarse poseer por la Fuerza. Sobre todo cuando la fuerza es, como en el casodel fascismo, joven, osada, marcial y aventurera.

    Concurran, adems, en esta adhesin de intelectuales y artistas al fascismo,causas especficamente italianas. Todos los ltimos captulos de la historia deItalia aparecen saturados de d'annunzianismo. "Los orgenes espirituales delfascismo estn en la literatura de D'Annunzio". El futurismo* -que fue unafaz, un episodio del fenmeno d'annunziano- es otro de los ingredientespsicolgicos del fascismo. Los futuristas saludaron la guerra de Trpoli**como la inauguracin de una nueva era para Italia. D'Annunzio fue, ms tarde,el condottiere espiritual de la intervencin de Italia en la guerra mundial.Futuristas y d'annunzianos crearon en Italia un humor megalmano,

    anticristiano, romntico y retrico. Predicaron a las nuevas generaciones -como lo han remarcado Adriano Tilgher y Antonio Labriola- el culto delhroe, de la violencia y de la guerra. En un pueblo como el italiano, clido,meridional y prolfico, mal contenido y alimentado por su exiguo territorio,exista una latente tendencia a la expansin. Dichas ideas encontraron, portanto, una atmsfera favorable. Los factores demogrficos y econmicoscoincidan con las sugestiones literarias. La clase media, en particular, fuefcil presa del espritu

    --------------

    * El Futurismo se llam a un movimiento artstico aparecido en Paris en 1909.Su inspirador y gua fue Felipe T. Marinetti. (Ver I. O.).** Se refiere a la declaratoria de guerra que, en 1911, hizo Italia a Turqua, enla que aqulla se apodero de Trpoli

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    d'annunziano. (El proletariado, dirigido y controlado por el socialismo, eramenos permeable a tal influencia). Con esta literatura colaboraban la filosofaidealista de Gentile y de Croce y todas las importaciones y transformacionesdel pensamiento tudesco.

    Idealistas, futuristas y d'annunzianos sintieron en el fascismo una obra propia.Aceptaron su maternidad. El fascismo estaba unido a la mayora de losintelectuales por un sensible cordn umbilical. D'Annunzio no se incorpor alfascismo, en el cual no poda ocupar una plaza de lugarteniente; pero mantuvo

    con l cordiales relaciones y no rechaz su amor platnico. Y los futuristas seenrolaron voluntariamente en los rangos fascistas. El ms ultrasta de losdiarios fascistas, L'Impero* de Roma, est an dirigido por Mario Carli yEmilio Settimelli, dos sobrevivientes de la experiencia futurista. ArdengoSoffici, otro ex-futurista, colabora en Il Popolo d'Italia.** el rgano deMussolini. Los filsofos del idealismo tampoco se regatearon al fascismo.Giovanni Gentile, despus de reformar fascsticamente la enseanza, hizo laapologa idealista de la cachiporra. Finalmente, los literatos solitarios, sinescuela y sin capilla, tambin reclamaron un sitio en el cortejo victorioso del

    fascismo. Sem Benelli, uno de los mayores representantes de esa categoraliteraria, demasiado cauto para vestir la "camisa negra", colabor con losfascistas, y sin confundirse con ellos, aprob su praxis y sus mtodos. En lasltimas elecciones, Sem Benelli fue uno de los candidatos conspicuos de lalista ministerial.

    Pero esto aconteca en los tiempos que an eran o parecan de plenitud y deapogeo de la gesta fascista. Desde que el fascismo empez a declinar, losintelectuales comenzaron a rectificar su actitud. Los que guardaron silencioante la marcha a Roma sienten hoy la necesidad de procesarla y condenarla.

    El fascismo ha perdido una gran parte de su clientela y de su squito

    --------------* Ver I. O.** Ver I. O.

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    intelectuales. Las consecuencias del asesinato de Matteotti* han apresuradolas defecciones.

    Presentemente se afirma entre los intelectuales esta corriente anti-fascista.Roberto Bracco es uno de los lderes de la oposicin democrtica. BenedettoCroce se declara tambin anti-fascista, a pesar de compartir con GiovanniGentile la responsabilidad y los laureles de la filosofa idealista. D'Annunzioque se muestra hurao y malhumorado, ha anunciado que se retira de la vida

    pblica y que vuelve a ser el mismo "solitario y orgulloso artista" de antes.Sem Benelli, en fin, con algunos disidentes del fascismo y del filofascismo, hafundado la Liga. Itlica con el objeto de provocar una revuelta moral contralos mtodos de los "camisas negras".

    Recientemente, el fascismo ha recibido la adhesin de Pirandello. PeroPirandello es un humorista. Por otra parte, Pirandello es un pequeo burgus,provinciano y anarcoide, con mucho ingenio literario y muy poca sensibilidadpoltica. Su actitud no puede ser nunca el sntoma de una situacin. Malgrado

    Pirandello, es evidente que los intelectuales italianos estn disgustados delfascismo. El idilio entre la inteligencia y el aceite de ricino ha terminado.

    Cmo se ha generado esta ruptura? Conviene eliminar inmediatamente unahiptesis: la de que los intelectuales se alejan de Mussolini porque ste no haestimado ni aprovechado ms su colaboracin. El fascismo suele engalanarsede retrica imperialista y disimular su carencia de principios bajo algunoslugares comunes literarios; pero ms que a los artesanos de la palabra ama alos hombres de accin. Mussolini es un hombre demasiado agudo y socarrnpara rodearse de literatos y profesores. Le sirve ms un estado mayor de

    demagogos y guerrilleros, expertos en el ataque, el tumulto y la agitacin.Entre la cachiporra y la retrica, elige sin dudar la cachiporra. RobertoFarinacci, uno de los lderes actuales del fascismo, el principal actor de sultima asamblea nacional, no es slo un

    --------------* Vase el I. O. y el siguiente artculo de J. C. Maritegui sobre La TeoraFascista (pg. 28).

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    descomunal enemigo de la libertad y la democracia sino tambin de lagramtica. Pero estas cosas no son bastantes para desolar a los intelectuales.En verdad, ni los intelectuales esperaron nunca que Musolini convirtiese sugobierno en una academia bizantina, ni la prosa fascista fue antes msgramatical que ahora. Tampoco pasa que a los literatos, filsofos y artistas, ala Artecracia como la llama Marinetti, le horroricen demasiado la truculenciay la brutalidad de la gesta de los "camisas negras". Durante tres aos las han

    sufrido sin queja y sin repulsa.

    El nuevo orientamiento de la inteligencia italiana es una seal, un indicio deun fenmeno ms hondo. No es para el fascismo un hecho grave en s, sinocomo parte de un hecho mayor. La prdida o la adquisicin de algunos poetas,como Sem Benelli, carece de importancia tanto para la Reaccin como para laRevolucin. La inteligencia, la artecracia, no han reaccionado contra elfascismo antes que las categoras sociales, dentro de las cuales estnincrustadas, sino despus de stas. No son los intelectuales los que cambian

    de actitud ante el fascismo. Es la burguesa, la banca, la prensa, etc., etc., lamisma gente y las mismas instituciones cuyo consenso permitieron hace tresaos la marcha a Roma. La inteligencia es esencialmente oportunista. El rolde los intelectuales en la historia resulta, en realidad, muy modesto. Ni el arteni la literatura, a pesar de su megalomana, dirigen la poltica; dependen deella, como otras tantas actividades menos exquisitas y menos ilustres. Losintelectuales forman la clientela del orden, de la tradicin, del poder, de lafuerza, etc., y, en caso necesario, de la cachiporra y del aceite de ricino.Algunos espritus superiores, algunas mentalidades creadoras escapan a estaregla; pero son espritus y mentalidades de excepcin. Gente de clase media,

    los artistas y los literatos no tienen generalmente ni aptitud ni elan*revolucionarios. Los que actualmente osan insurgir contra el fascismo sontotalmente inofensivos. La Liga Itlica de Sem Benelli, por ejem-

    --------------* Impulso, aptitud o espritu.

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    plo, no quiere ser un partido, ni pretende casi hacer poltica. Se define a smisma como "un vinculo sacro para desenvolver su sacro programa: por elBien y el Derecho de la Nacin Itlica: por el Bien y el Derecho del hombreitlico". Este programa puede ser muy sacro, como dice Sem Benelli; pero es,adems, muy vago, muy gaseoso, muy cndido. Sem Benelli, con esanostalgia del pasado y ese gusto de las frases arcaicas, tan propios de lospoetas mediocres de hoy, va por los caminos de Italia diciendo como un granpoeta de ayer: Pace, pace, pace!* Su impotente consejo llega con mucho

    retardo.

    LA TEORIA FASCISTA

    La crisis del rgimen fascista, precipitada por el proceso Matteotti, haesclarecido y precisado la fisonoma y el contenido del fascismo.

    El partido fascista, antes de la marcha a Roma, era una informe nebulosa.

    Durante mucho tiempo no quiso calificarse ni funcionar como un partido, Elfascismo, segn muchos "camisas negras" de la primera hora, no era unafaccin sino un movimiento. Pretenda ser, ms que un fenmeno poltico, unfenmeno espiritual y significar, sobre todo, una reaccin de la Italiavencedora de Vittorio Veneto** contra la poltica de desvalorizacin de esavictoria y sus consecuencias. La composicin, la estructura de los fasci,explicaban su confusionismo ideolgico. Los fasci reclutaban sus adeptos enlas ms diversas categoras sociales. En sus rangos se mezclaban estudiantes,oficiales, literatos, empleados, nobles, campesinos, y aun obreros. La planamayor del fascismo no poda ser ms policroma. La componan disidentes del

    socialismo como Mussolini y Farinacci; ex-combatientes, cargados de meda-llas, como Igliori y De Vecchi; literatos futuristas

    --------------* Paz, paz, paz!** Vittorio Veneto, lugar donde los Italianos, ayudados por los aliados,derrotaron a los austrogermanos, en 1918, vsperas del derrumbe alemn,durante la I Guerra Mundial.

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    exuberantes y bizarros como Filippo Marinetti y Emilio Settimelli; ex-anarquistas de reciente conversin como Massimo Rocca; sindicalistas cornoCessare Rossi y Michele Bianchi; republicanos mazzinianos como Casalini;fiumanistas como Giunta y Giuriati; y monarquistas ortodoxos de la noblezaadicta a la dinasta de Savoya. Republicano, anticlerical, iconoclasta, en susorgenes, el fascismo se declar ms o menos agnstico ante el rgimen y laiglesia cuando se convirti en un partido.

    La bandera de la patria cubra todos los contrabandos y todos los equvocosdoctrinarios y programticos. Los fascistas se atribuan la representacinexclusiva de la italianidad. Ambicionaban el monopolio del patriotismo.Pugnaban por acaparar para su faccin a los combatientes y mutilados de laguerra. La demagogia y el oportunismo de Mussolini y sus tenientes sebeneficiaron, ampliamente, a este respecto, de la maldiestra poltica de lossocialistas, a quienes una insensata e inoportuna vociferacin antimilitaristahaba enemistado con la mayora de los combatientes.

    La conquista de Roma y del poder agrav el equvoco fascista. Los fascistasse encontraron flanqueados por elementos liberales, democrticos, catlicos,que ejercitaban sobre su mentalidad y su espritu una influencia cotidianaenervante. En las filas del fascismo se enrolaron, adems, muchas gentesseducidas nicamente por el xito. La composicin del fascismo se tornespiritual y socialmente ms heterclita. Mussolini no pudo por esto, realizarplenamente el golpe de Estado. Lleg al poder insurreccionalmente; perobusc, en seguida, el apoyo de la mayora parlamentaria. Inaugur unapoltica de compromisos y de transacciones. Trat de legalizar su dictadura.Oscil entre el mtodo dictatorial y el mtodo parlamentario. Declar que el

    fascismo deba entrar cuanto antes en la legalidad. Pero esta polticafluctuante no poda cancelar las contradicciones que minaban la unidadfascista. No tardaron en manifestarse en el fascismo dos nimas y dosmentalidades antit-

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    ticas. Una fraccin extremista o ultrasta propugnaba la insercin integral dela revolucin fascista en el Estatuto del Reino de Italia. El estado demo-liberaldeba, a su juicio, ser reemplazado por el Estado fascista. Una fraccinrevisionista reclamaba, en tanto, una rectificacin ms o menos extensa de lapoltica del partido. Condenaba la violencia arbitraria de los ras de provincias.Los ras, como se designa a los jefes o condottieri regionales del partidofascista, ejercan sobre las provincias una autoridad medioeval y desptica.Contra el rasismo, contra el escuadrismo,* insurgan los fascistas revisio-

    nistas. El ms categrico y autorizado lder revisionista, Massimo Rocca,sostuvo ardorosas polmicas con los lderes extremistas. Esta polmica tuvovastas proyecciones. Se quiso fijar y definir, de una y otra parte, la funcin yel ideario del fascismo. El fascismo que hasta entonces no se haba cuidadosino de ser accin, empezaba a sentir la necesidad de ser tambin una teora.Curzio Suckert asignaba al fascismo una nima catlica, medioeval, anti-liberal, anti-renacentista. El espritu del Renacimiento, el protestantismo, elliberalismo, era descrito como un espritu disolvente, nihilista, contrario a losintereses espirituales de la italianidad. Los fascistas no reparaban en que,

    desde sus primeras aventuras, se haban calificado, ante todo, como asertoresde la idea de la nacin, idea de claros orgenes renacentistas. La contradiccinno pareca embarazarlos sobremanera. Mario Pantaleoni y Michele Bianchihablaban, por su parte, del proyectado Estado fascista como un Estadosindical. Y los revisionistas, de su lado, aparecan teidos de un vagoliberalismo. Las tesis de Massimo Rocca suscitaron la protesta de todos losextremistas. Y Massimo Rocca fue ex-confesado oficialmente por la sectafascista como un hereje peligroso. Mussolini no se mezclaba en estos debates.Ausente de la polmica, ocupaba virtualmente en el fascismo una posicincen-

    --------------* Nombre de las subdivisiones en las que se reparta la organizacin delpartido fascista y que se distinguan por sus mtodos de accin violenta.

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    trista. Interrogado, cuidaba de no comprometerse con una respuestademasiado precisa. "Despus de todo, qu importa el contenido terico de unpartido? Lo que le da la fuerza y la vida es su tonalidad, es su voluntad, es elnima de aqullos que lo constituyen".

    Cuando el trabajo de definicin del fascismo haba llegado a este punto,sobrevino el asesinato de Matteotti. Al principio Mussolini anunci laintencin de depurar las filas fascistas. Esboz, en un discurso en el Senado,

    bajo la presin de la tempestad desencadenada por el crimen, un plan depoltica normalizadora. A Mussolini le urga en ese instante satisfacer a loselementos liberales que sostenan su gobierno. Pero todos sus esfuerzos pordomesticar la opinin pblica fracasaron. El fascismo comenz a perder sussimpatizantes y sus aliados. Las defecciones de los elementos liberales ydemocrticos que, en un principio, por miedo a la revolucin socialista, lohaban flanqueado y sostenido, aislaron gradualmente de toda opinin nofascista al gobierno de Mussolini. Este aislamiento empuj al fascismo a unaposicin cada da ms beligerante. Prevaleci en el partido la mentalidad

    extremista. Mussolini sola an usar, a veces, un lenguaje conciliador, con laesperanza de quebrantar o debilitar el espritu combativo de la oposicin;pero, en realidad, el fascismo volva a una tctica guerrera. En la siguienteasamblea nacional, del partido fascista, domin la tendencia extremista quetiene en Farinacci su condottiere ms tpico. Los revisionistas, encabezadospor Bottai, capitularon en toda la lnea. Luego, Mussolini nombr unacomisin para la reforma del Estatuto de Italia. En la prensa fascista,reapareci la tesis de que el Estado demo-liberal deba ceder el paso al Estadofascista-unitario. Este estado de nimo del partido fascista tuvo su msenftica y agresiva manifestacin en el rechazo de la renuncia del diputado

    Giunta del cargo de Vicepresidente de la Cmara. Giunta dimiti por haberdemandado el Procurador del Rey autorizacin para procesarlo comoresponsable de la agresin al fascista disidente

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    Cesare Forni. Y la mayora fascista quiso ampararlo con una declaracinestruendosa y explcita de solidaridad. Tal actitud no pudo ser mantenida. Lamayora fascista, en una votacin posterior, la rectific a regaadientes,constreida por una tempestad de protestas. Mussolini necesit emplear todasu autoridad para obligar a los diputados fascistas a la retirada. No consigui,sin embargo, impedir que Michele Bianchi y Farinacci se declararandescontentos de esta maniobra oportunista, inspirada en consideraciones detctica parlamentaria.

    El super-fascismo, el ultra-fascismo, o como quiera llamrsele, no tiene unsolo matiz. Va del fascismo rasista* o escuadrista de Farinacci al fascismointegralista de Michele Bianchi y Curzio Suckert. Farinacci encarna el espritude las escuadras de camisas negras que, despus de entrenarsetruculentamente en los raids punitivos contra los sindicatos y las cooperativassocialistas, marcharon sobre Roma para inaugurar la dictadura fascista.Farinacci es un hombre tempestuoso e incandescente a quien no le interesa lateora sino la accin. Es el tipo ms genuino del ras fascista. Tiene en un puo

    a la provincia de Cremona, donde dirige un diario Cremona Nuova** queamenaza consuetudinariamente a los grupos y polticos de oposicin con unasegunda "oleada" fascista. La primera "oleada" fue la que condujo a laconquista de Roma. La segunda "oleada", segn el lxico acrrimo deFarinacci, barrera a todos los adversarios del rgimen fascista en una nochede San Bartolom. Ex-ferroviario, ex-socialista, Farinacci tiene una psicologade agitador y de condottiere. En sus artculos y en sus discursos anda acachiporrazos con la gramtica. La prensa de oposicin remarcafrecuentemente esta caracterstica de su prosa. Farinacci confunde en elmismo odio feroz la democracia, la gramtica y el socialismo. Quiere ser, en

    todo instante, un genuino camisa negra. Ms intelectuales, pero no menosapocalpticos que Farinacci, son los fascistas del diario

    --------------* De ras, jefezuelos regionales del fascismo.** Ver I. O.

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    L'Impero de Roma. Dirigen este diario dos escritores procedentes delfuturismo, Mario Carli y Emilio Settimelli, que invitan al fascismo a liquidardefinitivamente el rgimen parlamentario. L'Impero es delirantementeimperialista. Armada del hacha del lictor,* la Italia fascista tiene, segnL'Impero, una misin altsima en el actual captulo de la historia del mundo.Tambin preconiza L'Impero la segunda oleada fascista. Michele Bianchi yCurzio Suckert son los tericos del fascismo integral. Bianchi bosqueja latcnica del estado fascista que concibe casi como un trust vertical de

    sindicatos o corporaciones. Suckert, director de La Conquista dello Stato,**discurre filosficamente.

    Con esta tendencia convive, en el partido fascista, una tendencia moderada,conservadora, que no reniega el liberalismo ni el Renacimiento, que trabajapor la normalizacin del fascismo y que pugna por encarrilar el gobierno deMussolini dentro de una legalidad burocrtica. Forman el ncleo de latendencia moderada los antiguos nacionalistas de L'Idea Nazionale***absorbidos por el fascismo a rengln seguido del golpe de Estado. La

    ideologa de estos nacionalistas es ms o menos la misma de la vieja derechaliberal. Pvidos monarquistas, se oponen a que el golpe de estado fascistacomprometa en lo menor las bases de la monarqua y del Estatuto. Federzoni,Paolucci, representan esta zona templada del fascismo.

    Pero, por su mentalidad, por su temperamento y por sus antecedentes losfascistas del tipo de Federzoni y de Paolucci son los que menos encarnan elverdadero fascismo. Se trata, en su caso, de prudentes y mesuradosconservadores. Ningn romanticismo exorbitante, ninguna desesperadanostalgia del Medioevo, los saca de quicio. No tienen psicologa de

    condottieri. Farinacci, en cambio, es un ejemplar autntico de fascista. Es elhombre de la cachiporra, provin-

    --------------* Hacha del lictor: era el smbolo que llevaba el antiguo magistrado romanollamado lictor. De ah que simblicamente exprese el poder.** Ver I. O.*** Ver I. O.

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    ciano, fantico, catastrfico, guerrero, en quien el fascismo no es un concepto,no es una teora, sino, tan slo, una pasin, un impulso, un grito, un "alal".

    LOS NUEVOS ASPECTOS DE LA BATALLA FASCISTA

    El fascismo es la reaccin, como casi todos lo saben o casi todos creensaberlo. Pero la compleja realidad del fenmeno fascista no se deja captar

    ntegramente en una definicin simplista y esquemtica. El Directorio*tambin es la reaccin. Y, sin embargo, no se puede estudiar la reaccin en elDirectorio como en el fascismo. No slo por desdn de la estupidez fanfarronay condecorada de Primo de Rivera y de sus secuaces. No slo por laconviccin de que estos mediocrsimos tartarines** son demasiado insigni-ficantes y triviales para influir en el curso de la historia. Sino, sobre todo,porque el fenmeno reaccionario debe ser considerado y analizado ah dondese manifiesta en toda su potencia, ah donde seala la decadencia de unademocracia antes vigorosa, ah donde constituye la anttesis y el efecto de un

    extenso y profundo fenmeno revolucionario.

    En Italia, la reaccin nos ofrece su experimento mximo y su mximoespectculo. El fascismo italiano representa, plenamente, la anti-revolucin o,como se prefiera llamarla, la contra-revolucin. La ofensiva fascista seexplica, y se cumple, en Italia, como una consecuencia de una retirada o unaderrota revolucionaria. El rgimen fascista no se ha incubado en un casino. Seha plasmado en el seno de una generacin y se ha nutrido de las pasiones y dela sangre de una espesa capa social. Ha tenido, cual animador, cual caudillo, aun hombre del pueblo, intuitivo, agudo, vibrante, ejercitado en el dominio y

    en el

    --------------* Se llam Directorio a la etapa de la dictadura del General Miguel Primo deRivera, en Espaa. Dur del ao de 1923 al 1930.** De Tartarn de Tarascn, novela de A. Daudet y en la que satiriza a losfranceses del Sur por sus fantasas y bravuconadas.

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    comando y en la seduccin de la muchedumbre, nacido para la polmica ypara el combate y que, excluido de las filas socialistas, ha querido ser elcondottiere, rencoroso e implacable, del anti-socialismo y ha marchado a lacabeza de la anti-revolucin con la misma exaltacin guerrera con que lehabra gustado marchar a la cabeza de la revolucin. El rgimen fascista,finalmente, ha sustituido, en Italia, a un rgimen parlamentario y democrticomucho ms evolucionado y efectivo, que el asaz embrionario y ficticioliquidado, o simplemente interrumpido, en Espaa, por el general Primo de

    Rivera. En la historia del fascismo, en suma, se siente latir activa, compacta ybeligerante, la totalidad de las premisas y de los factores histricos yromnticos, materiales y espirituales de una anti-revolucin. El fascismo seform en un ambiente de inminencia revolucionaria ambiente de agitacin,de violencia, de demagogia y de delirio creado fsica y moralmente por laguerra, alimentado por la crisis post-blica, excitado por la revolucin rusa.En este ambiente tempestuoso, cargado de electricidad y de tragedia, setemplaron sus nervios y sus bastones, y de este ambiente recibi la fuerza, laexaltacin y el espritu. El fascismo, por el concurso de estos varios

    elementos, es un movimiento, una corriente, un proselitismo.

    El experimento fascista, cualquiera que sea su duracin, cualquiera que sea sudesarrollo, aparece inevitablemente destinado a exasperar la crisis contem-pornea, a minar las bases de la sociedad burguesa, a mantener la inquietudpost-blica. La democracia emplea contra la revolucin proletaria las armasde su criticismo, su racionalismo, su escepticismo. Contra la revolucinmoviliza a la Inteligencia e invoca la Cultura. El fascismo, en cambio, almisticismo revolucionario opone un misticismo reaccionario y nacionalista.Mientras los crticos liberales de la revolucin rusa condenan en nombre de la

    civilizacin el culto de la violencia, los capitanes del fascismo lo proclaman ylo predican como su propio culto. Los tericos del fascismo niegan ydetractan las concepciones historicistas y evolu-

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    cionistas que han mecido, antes de la guerra, la prosperidad y la digestin dela burguesa y que, despus de la guerra, han intentado renacer reencarnadasen la Democracia y en la Nueva Libertad de Wilson y en otros evangeliosmenos puritanos.

    El misticismo reaccionario y nacionalista, una vez instalado en el poder, nopuede contentarse con el modesto oficio de conservar el orden capitalista. Elorden capitalista es demo-liberal, es parlamentario, es reformista o

    transformista. Es, en el terreno econmico o financiero, ms o menosinternacionalista. Es, sobre todo, un orden consustancial con la vieja poltica.Y qu misticismo reaccionario o nacionalista no se amasa con un poco deodio o de retractacin de la vieja poltica parlamentaria y democrtica,acusada de abdicacin o de debilidad ante la "demagogia socialista" y el"peligro comunista"? No es ste, tal vez, uno de los ms montonosritornellos* de las derechas francesas, de las derechas alemanas, de todas lasderechas? Por consiguiente, la reaccin, arribada al poder, no se conforma conconservar; pretende rehacer. Puesto que reniega el presente, no puede

    conservarlo ni continuarlo: tiene que tratar de rehacer el pasado. El pasadoque se condensa en estas normas: principio de autoridad, gobierno de una jerarqua, religin del Estado, etc. O sea las normas que la revolucinburguesa y liberal desgarr y destruy porque entrababan el desarrollo de laeconoma capitalista. Y acontece, por tanto que, mientras la reaccin se limitaa decretar el ostracismo de la Libertad y a reprimir la Revolucin, laburguesa bate palmas; pero luego, cuando la reaccin empieza a atacar losfundamentos de su poder y de su riqueza, la burguesa siente la necesidadurgente de licenciar a sus bizarros defensores.

    La experiencia italiana es extraordinariamente instructiva a este respecto. EnItalia, la burguesa salud al fascismo como a un salvador. La Terza Italiacambi la garibaldina camisa roja por la mussoliniana camisa negra. El capital

    --------------* Repetir el principio infatigablemente.

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    industrial y agrario financiaron y armaron a las brigadas fascistas. El golpe deestado fascista obtuvo el consenso de la mayora de la Cmara. El liberalismose inclin ante el principio de autoridad. Pocos liberales, pocos demcratas,rehusaron enrolarse en el squito del Duce. Entre los parlamentarios, Nitti,Amendola, Albertini. Entre los escritores, Guglielmo Ferrero, MarioMissiroli, algunos otros. Los clsicos lderes del liberalismo, Salandra,Orlando, Giolitti con ms o menos intensidad, concedieron su, confianza ala dictadura. Transitoriamente, la adhesin o la confianza de esa gente result

    embarazosa para el fascismo; le impona un trabajo de absorcin, superior asus fuerzas, superior a sus posibilidades. El espritu fascista no poda actuarlibremente si no digera y absorba antes el espritu liberal. En la imposibi-lidad de elaborarse una ideologa propia, el fascismo corra el riesgo deadoptar, ms o menos atenuada, la ideologa liberal que lo envolva.

    La tormenta poltica desencadenada por el asesinato de Matteotti aport unasolucin para este problema. El liberalismo se separ del fascismo. Giolitti,Orlando, Salandra, Il Giornale d'Italia,* etc., asumieron una actitud de

    oposicin. No siguieron al bloque de oposicin a su retiro del Aventino.**Permanecieron en la Cmara. Parlamentarios orgnicos, no podan hacer otracosa. El fascismo qued aislado. A sus flancos no continan sino algunosliberales-nacionales y algunos catlicos-nacionales, esto es, los elementosms nacionalistas y conservadores de los antiguos partidos.

    Las oposiciones esperaban forzar as al fascismo a dejar el poder. Pensabanque, hecho el vaco a su alrededor, el fascismo caera automticamente. Loscomunistas combatieron esta ilusin. Propusieron a la oposicin del Aventinosu constitucin en parlamento del pueblo. Frente al parlamento, fascista de

    Montecitorio*** deba fun-

    --------------* Ver I. O.** Una de las colinas romanas donde se hallaba el edificio que sirvi derefugio a la oposicin parlamentaria antifascista.*** Lugar donde sesionaba el Parlamento italiano.

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    cionar el parlamento anti-fascista del Aventino. Haba que llevar, a susltimas consecuencias polticas e histricas, el boicot de la Cmara. Pero staera, franca y neta, la va de la revolucin. Y el bloque del Aventino no esrevolucionario. Se siente y se proclama normalizador. La invitacincomunista no pudo, pues, ser aceptada. El bloque del Aventino se contentcon plantear la famosa cuestin moral la oposicin aventiniana rehusabavolver a la Cmara mientras ejerciesen el poder, cubiertos por el voto de sumayora, los hombres sobre quienes pesaba la responsabilidad del asesinato,

    de Matteotti, responsabilidad que bajo un gobierno fascista, la justicia seencontraba coactada para esclarecer y examinar.

    Mussolini respondi a esta declaracin de intransigencia con una maniobrapoltica. Envi a la Cmara un proyecto de ley electoral. En la prcticaparlamentaria italiana este trmite precede y anuncia la convocatoria aelecciones polticas. Se abstendran tambin los partidos del Aventino deconcurrir a las elecciones? El bloque se ratific en su intransigencia. Insistien la tacha moral. La prensa de oposicin public un memorial de Cessare

    Rossi, escrito por ste antes de su arresto, en el cual el presunto mandante delasesinato de Matteotti acusa a Mussolini. La tacha estaba documentada. Perola dialctica de la oposicin reposaba en un equvoco. La cuestin moral nopoda dominar la cuestin poltica. Tena, antes bien, que suceder lo contrario.La cuestin moral era impotente para decidir al fascismo a marcharse delgobierno.

    Mussolini se lo record a la oposicin en su acre discurso del 3 de enero en laCmara. El prembulo de su discurso fue la lectura del articulo 47 delEstatuto de Italia que otorga a la Cmara de Diputados el derecho de acusar a

    los Ministros del Rey y de enviarlos ante la alta Corte de Justicia. "Preguntoformalmente -dijo- si en esta Cmara o fuera de aqu existe alguien que sequiera valer del artculo 47". Y, luego, con dramtica entonacin, reclampara si todas las responsabilidades del fascismo. "Si el fas-

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    cismo declar no ha sido sino leo de ricino y cachiporra, y no unapasin soberbia de la mejor juventud italiana, a m la culpa! Si el fascismo hasido una asociacin de delinquir, bien, yo soy el jefe y el responsable de estaasociacin de delinquir! Si todas las violencias han sido el resultado de undeterminado clima histrico, poltico y moral, bien, a m la responsabilidad,porque este clima histrico, poltico y moral lo he creado yo!" Y anunci, enseguida, que en cuarentiocho horas la situacin quedara aclarada. Cmo hacumplido su palabra? En una manera tan simple como notoria. Sofocando casi

    totalmente la libertad de prensa. La oposicin, privada casi de la tribuna de laprensa, resulta perentoria y rudamente invitada a tornar a la tribuna delparlamento. En el Aventino se prepara ya el retorno a la Cmara.

    En un reciente artculo de la revista Gerarchia,* titulado "Elogio a losGregarios", Mussolini revista marcialmente las peripecias de la batalla.Polemiza con la oposicin. Y exalta la disciplina de sus tropas. "La disciplinadel fascismo -escribe- tiene verdaderamente aspectos de religin". En estadisciplina reconoce "el nimo de la gente que en las trincheras ha aprendido a

    conjugar, en todos los modos y tiempos, el verbo sagrado de todas lasreligiones: obedecer" y "el signo de la nueva Italia que se despoja una vez portodas de la vieja mentalidad anarcoide con la intuicin de que nicamente enla silenciosa coordinacin de todas las fuerzas, a las rdenes toria".

    Aislado, bloqueado, boicoteado, el fascismo deviene ms beligerante, mscombativo, ms intransigente. La oposicin liberal y democrtica lo hadevuelto a sus orgenes. El ensayo reaccionario, libre del lastre que antes loentrababa y enervaba interiormente, puede ahora cumplirse en toda suintegridad. Esto explica el inters que, como experiencia histrica, tiene para

    sus contemporneos la batalla fascista.

    El fascismo, que durante dos aos se haba a Noulens. El consejo de guerraacord la rea-

    --------------* Ver I. O.

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    contentado casi con representar en el poder el papel de gendarme delcapitalismo, pretende hoy reformar sustancialmente el Estatuto de Italia. Sepropone, segn sus lderes y su prensa, crear el Estado fascista. Insertar larevolucin fascista en la Constitucin italiana. Una comisin de dieciocholegisladores fascistas, presidida por el filsofo Giovanni Gentile, prepara estareforma constitucional. Farinacci, lder del extremismo fascista, llamado enesta emergencia a la secretara general del partido, declara que el fascismo "haperdido dos aos y medio en el poder". Ahora, liberado de la pesada alianza

    de los liberales, purgado de los residuos de la vieja poltica, se proponerecuperar el tiempo perdido. Todos los capitanes del fascismo hablan unlenguaje ms exaltado y mstico que nunca. El fascismo quiere ser unareligin. Giovanni Gentile en un ensayo sobre los "caracteres religiosos de lapresente lucha poltica", observa que "hoy se rompen, en Italia, a causa delfascismo, aquellos que parecan hasta ayer los ms slidos vnculospersonales de amistad y de familia". Y de esta guerra, el filsofo delidealismo no se duele. El filsofo del idealismo es, desde hace algn tiempo,el filsofo de la violencia. Recuerda, en su ensayo, las palabras de Jesucristo:

    Non veni pacem mitters, sed gladium. Ignem veni mittere in terrain.* Yremarca, a propsito de la cuestin moral, que "esta tonalidad religiosa de lapsicologa fascista ha generado la misma tonalidad en la psicologa anti-fascista".

    Giovanni Gentile, posedo de la fiebre de su faccin, exagera ciertamente. Enel Aventino no ha prendido an la llama religiosa. Menos an ha prendido, nipuede prender, en Giolitti. Giolitti y el Aventino representan el espritu y lacultura demo-liberales con todo su escepticismo, con todo su racionalismo,con todo su criticismo. La lucha presente devolver al espritu liberal un poco

    de su antigua fuerza combativa. Pero no lograr que renazca como fe, comopa-

    --------------* No vine a traer paz, sino guerra. Vine a poner fuego sobre la tierra

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    sin, como religin. El programa del Aventino y de Giolitti es lanormalizacin. Y por su mediocridad, este programa no puede sacudir a lasmasas, no puede exaltarlas, no puede conducirlas contra el rgimen fascista.Slo en el misticismo revolucionario de los comunistas se constatan loscaracteres religiosos que Gentile descubre en el misticismo reaccionario delos fascistas. La batalla final no se librar, por esto, entre el fascismo y lademocracia.

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    LA CRISIS DE LA DEMOCRACIA

    WILSON

    TODOS los sectores de la poltica y del pensamiento coinciden en reconocer aWoodrow Wilson una mentalidad elevada, una psicologa austera y unaorientacin generosa. Pero tienen, como es natural, opiniones divergentessobre la trascendencia de su ideologa y sobre su posicin en la historia. Loshombres de la derecha, que son tal vez los ms distantes de la doctrina deWilson, lo clasifican como un gran iluso, como un gran utopista. Los hombresde la izquierda, lo consideran como el ltimo caudillo del liberalismo y lademocracia. Los hombres del centro lo exaltan como el apstol de unaideologa clarividente que, contrariada hasta hoy por los egosmos nacionales

    y las pasiones blicas, conquistar al fin la conciencia de la humanidad.

    Estas diferentes opiniones y actitudes sealan a Wilson como un ldercentrista y reformista. Wilson no ha sido, evidentemente, un poltico del tipode Lloyd George, de Nitti ni de Caillaux. Ms que contextura de poltico hatenido contextura de idelogo, de maestro, de predicador. Su idealismo hamostrado, sobre todo, una base y una orientacin ticas. Mas stas sonmodalidades de carcter y de educacin. Wilson se ha diferenciado, por sutemperamento religioso y universitario, de los otros lderes de la democracia.Por su filiacin, ha ocupado la misma zona poltica. Ha sido un representante

    genuino de la mentalidad democrtica, pacifista y evolucionista. Ha intentadoconciliar el orden viejo con el orden naciente, el internacionalismo con elnacionalismo, el pasado con el futuro.

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    Wilson fue el verdadero generalsimo de la victoria aliada. Los ms hondoscrticos de la guerra mundial piensan que la victoria fue una obra de estrategiapoltica y no una obra de estrategia militar. Los factores psicolgicos ypolticos tuvieron en la guerra ms influencia y ms importancia que losfactores militares. Adriano Tilgher escribe que la guerra fue ganada "poraquellos gobiernos que supieron conducirla con una mentalidad adecuada,dndole fines capaces de convertirse en mitos, estados de nimo, pasiones y

    sentimientos populares" y que "nadie ms que Wilson, con su predicacincuquero-democrtica, contribuy a reforzar en los pueblos de la Entente lapersuasin de la justicia de su causa y el propsito de continuar la guerrahasta la victoria final" Wilson, realmente, hizo de la guerra contra Alemaniauna guerra santa. Antes que Wilson, los estadistas de la Entente habanbautizado la causa aliada como la causa de la libertad y del derecho. Tardieuen su libro La Paz, cita algunas declaraciones de Lloyd George y Briand quecontenan los grmenes del programa wilsoniano. Pero en el lenguaje de lospolticos de la Entente haba una entonacin convencional y diplomtica. El

    lenguaje de Wilson tuvo, en cambio, todo el fuego religioso y todo el timbreproftico necesarios para emocionar a la humanidad. Los Catorce Puntosofrecieron a los alemanes una paz justa, equitativa, generosa, una paz sinanexiones ni indemnizaciones, una paz que garantizara a todos los pueblosigual derecho a la vida y a la felicidad. En sus proclamas y en sus discursos,Wilson deca que los aliados no combatan contra el pueblo alemn sinocontra la casta aristocrtica y militar que lo gobernaba.

    Y esta propaganda demaggica, que tronaba contra las aristocracias, queanunciaba el gobierno de las muchedumbres y que proclamaba que "la vida

    brota de la tierra", de un lado fortific en los pases aliados la adhesin de lasmasas a la guerra y de otro lado debilit en Alemania y en Austria la voluntadde resistencia y de lucha. Los catorce puntos prepararon el que-

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    brantamiento del frente ruso-alemn ms eficazmente que los tanques, loscaones y los soldados de Foch y de Daz, de Haig y de Pershing. As loprueban las memorias de Ludendorf y de Erzberger y otros documentos de laderrota alemana. El programa wilsoniano estimul el humor revolucionarioque fermentaba en Austria y Alemania; despert en Bohemia y Hungra anti-guos ideales de independencia; cre, en suma, el estado de nimo queengendr la capitulacin.

    Mas Wilson gan la guerra y perdi la paz. Fue el vencedor de la guerra, perofue el vencido de la paz. Sus Catorce Puntos minaron el frente austro-alemn,dieron la victoria a los aliados; pero no consiguieron inspirar y dominar eltratado de paz. Alemania se rindi a los aliados sobre la base del programa deWilson; pero los aliados, despus de desarmarla, le impusieron una pazdiferente de la que, por boca de Wilson, le haban prometido solemnemente.Keynes y Nitti sostienen, por esto, que el tratado de Versalles es un tratadodeshonesto.

    Por qu acept y suscribi Wilson este tratado que viola su palabra? Loslibros de Keynes, de Lansing, de Tardieu y de otros historiadores de laconferencia de Versalles explican diversamente esta actitud. Keynes dice queel pensamiento y el carcter de Wilson "eran ms bien teolgicos quefilosficos, con toda la fuerza y la debilidad que implica este orden de ideas yde sentimientos". Sostiene que Wilson no pudo luchar contra Lloyd George yClemenceau, giles, flexibles, astutos. Alega que careca de un plan tanto parala Sociedad de las Naciones como para la ejecucin de sus catorce puntos."Habra podido predicar un sermn a propsito de todos sus principios odirigir una magnfica plegaria al Todopoderoso para su realizacin. Pero no

    poda adaptar su aplicacin concreta al estado de cosas europeo. No slo nopoda hacer ninguna proposicin concreta sino que a muchos respectos seencontraba mal informado de la situacin de Europa". Actuaba orgullosa-mente aislado, sin consultar casi a los tcnicos de su squito, sin conceder aninguno de sus lugarte-

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    nientes, ni an al coronel House, una influencia o una colaboracin reales ensu obra. Por tanto, los trabajos de la conferencia de Versalles tuvieron comobase un plan francs o un plan ingls, aparentemente ajustados al programawilsoniano, pero prcticamente dirigidos al prevalecimiento de los interesesde Francia e Inglaterra. Wilson, finalmente, no se senta respaldado por unpueblo solidarizado con su ideologa. Todas estas circunstancias locondujeron a una serie de transacciones. Su nico empeo consista en salvarla idea de la Sociedad de las Naciones. Crea que la creacin de la Sociedadde las Naciones asegurara automticamente la correccin del tratado y de sus

    defectos.

    Los aos que han pasado desde la suscripcin de la paz han sigo adversos a lailusin de Wilson. Francia no slo ha hecho del tratado de Versalles un usoprudente sino un uso excesivo. Poincar y su mayora parlamentaria no lo hanempleado contra la casta aristocrtica y militar alemana sino contra el puebloalemn. Ms an, han exasperado a tal punto el sufrimiento de Alemania quehan alimentado en ella una atmsfera reaccionaria y jingosta, propicia a unarestauracin monrquica o a una dictadura militar. La Sociedad de las

    Naciones, impotente y anmica, no ha conseguido desarrollarse. La demo-cracia asaltada simultneamente por la revolucin y la reaccin, ha entrado enun perodo de crisis aguda. La burguesa ha renunciado en algunos pases a ladefensa legal de su dominio, ha apostatado de su fe democrtica y ha enfren-tado su dictadura a la teora de la dictadura del proletariado. El fascismo haadministrado, en el ms benigno de los casos, una dosis de un litro de aceitecastor a muchos fautores de la ideologa wilsoniana. Ha renacido ferozmenteen la humanidad el culto del hroe y de la violencia. El programa wilsonianoaparece en la historia de estos tiempos como la ltima manifestacin vital delpensamiento democrtico: Wilson no ha sido, en ningn caso, el creador de

    una ideologa nueva sino el frustrado renovador de una ideologa vieja.

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    LA SOCIEDAD DE LAS NACIONES

    Wilson fue el descubridor oficial de la idea de la Sociedad de las Naciones.Pero Wilson la extrajo del ideario del liberalismo y de la democracia. Elpensamiento liberal y democrtico ha contenido siempre los grmenes de unaaspiracin pacifista e internacionalista. La civilizacin burguesa hainternacionalizado la vida de la humanidad. El desarrollo del capitalismo haexigido la circulacin internacional de los productos. El capital se haexpandido, conectado y asociado por encima de las fronteras. Y, durante

    algn tiempo ha sido, por eso, libre-cambista y pacifista. El programa deWilson no fue, en consecuencia, sino un retorno del pensamiento burgus a suinclinacin internacionalista.

    Pero el programa wilsoniano encontraba, fatalmente, una resistenciainvencible en los intereses y anhelos nacionalistas de las potencias vencedo-ras. Y, por ende, estas potencias lo sabotearon y frustraron en la conferenciade la paz. Wilson, constreido a transigir por la habilidad y la agilidad de losestadistas aliados, pens entonces que la fundacin de la Sociedad de las

    Naciones compensara el sacrificio de cualquiera de sus Catorce Puntos. Yesta obstinada idea suya fue descubierta y explotada por los perspicacespolticos de la Entente.

    El proyecto de Wilson result sagazmente deformado, mutilado y esterilizado.Naci en Versalles una Sociedad de las Naciones endeble, limitada, en la cualno tenan asiento los pueblos vencidos, Alemania, Austria, Bulgaria, etc., y enla cual faltaba, adems, Rusia, un pueblo de ciento treinta millones dehabitantes, cuya produccin y cuyo consumo son indispensables al comercio ya la vida del resto de Europa.

    Ms tarde, reemplazado Wilson por Harding, los Estados Unidos abandonaronel pacto de Versalles. La Sociedad de las Naciones, sin la inter-

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    vencin de los Estados Unidos, qued reducida a las modestas proporcionesde una liga de las potencias aliadas y de su clientela de pequeas o inermesnaciones europeas, asiticas y americanas. Y, como la cohesin de la mismaEntente se encontraba minada por una serie de intereses rivales, la Liga nopudo ser siquiera, dentro de sus reducidos confines, una alianza o una aso-ciacin solidaria y orgnica.

    La Sociedad de las Naciones ha tenido, por todas estas razones, una vidaanmica y raqutica. Los problemas econmicos y polticos de la paz no han

    sido discutidos en su seno, sino en el de conferencias y reuniones especiales.La Liga ha carecido de autoridad, de capacidad y de jurisdiccin paratratarlos. Los gobiernos de la Entente no le han dejado sino asuntos de menorcuanta y han hecho de ella algo as como un juzgado de paz de la justiciainternacional. Algunas cuestiones trascendentes -la reduccin de losarmamentos, la reglamentacin del trabajo, etc.,- han sido entregadas a sudictamen y a su voto. Pero la funcin de la Liga en estos campos se hacircunscrito al allegamiento de materiales de estudio o a la emisin derecomendaciones que, a pesar de su prudencia y ponderacin, casi ningn

    gobierno ha ejecutado ni odo. Un organismo dependiente de la Liga -laOficina Internacional del Trabajo- ha sancionado, por ejemplo, ciertosderechos del trabajo, la jornada de ocho horas entre otros; y, a renglnseguido, el capitalismo ha emprendido, en Alemania, en Francia y en otrasnaciones, una ardorosa campaa, ostensiblemente favorecida por el Estado,contra la jornada de ocho horas. Y la cuestin de la reduccin de losarmamentos, en cuyo debate la Sociedad de las Naciones no ha avanzado casinada, fue en cambio, abordada en Washington, en una conferencia extraa eindiferente a su existencia.

    Con ocasin del conflicto talo-greco, la Sociedad de las Naciones sufri unnuevo quebranto. Mussolini se rebel altisonantemente contra su autoridad. Yla Liga no pudo reprimir ni mode-

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    rar este cido gesto de la poltica marcial e imperialista del lder de loscamisas negras.

    Los fautores de la democracia no desesperan, sin embargo, de que la Sociedadde las Naciones adquiera la autoridad y la capacidad que le faltan. Funcionanactualmente en casi todo el mundo agrupaciones de propaganda de lasfinalidades de la Liga, encargadas de conseguir para ella la adhesin y elrespeto reales de todos los pueblos. Nitti propugna su reorganizacin sobreestas bases: adhesin de los Estados Unidos e incorporacin de los pases

    vencidos. Keynes mismo, que tiene ante la Sociedad de las Naciones unaactitud agudamente escptica y desconfiada, admite la posibilidad de que setransforme en un poderoso instrumento de paz. Ramsay Mac Donald, Herriot,Painlev, Boncour, la colocan bajo su proteccin y su auspicio. Los corifeosde la democracia dicen que un organismo como la Liga no puede funcionareficientemente sino despus de un extenso perodo de experimento y a travsde un lento proceso de desarrollo.

    Mas las razones sustantivas de la impotencia y la ineficacia actuales de la

    Sociedad de las Naciones no son su juventud ni su insipiencia. Proceden de lacausa general de la decadencia y del desgastamiento del rgimen indivi-dualista. La posicin histrica de la Sociedad de las Naciones es, precisa yexactamente, la misma posicin histrica de la democracia y del liberalismo.Los polticos de la democracia trabajan por una transaccin, por uncompromiso entre la idea conservadora y la idea revolucionaria. Y la Ligacongruentemente con esta orientacin, tiende a conciliar el nacionalismo delEstado burgus con el internacionalismo de la nueva humanidad. El conflictoentre nacionalismo e internacionalismo es la raz de la decadencia del rgimenindividualista. La poltica de la burguesa es nacionalista; su economa es

    internacionalista. La tragedia de Europa consiste, justamente, en que renacenpasiones y estados de nimo nacionalistas y guerreros, en los cuales encallantodos los proyectos de asistencia y de cooperacin internacionalesencaminadas a la reconstruccin europea.

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    Aunque adquiriese la adhesin de todos los pueblos de la civilizacinoccidental la Sociedad de las Naciones no llenara el rol que sus inventores ypreconizadores le asignan. Dentro de ella se reproduciran los conflictos y lasrivalidades inherentes a la estructura nacionalista de los Estados. La Sociedadde las Naciones juntara a los delegados de los pueblos; pero no juntara a lospueblos mismos. No eliminara los contrastes y los antagonismos que losseparan y los enemistan. Subsistiran, dentro de la Sociedad, las alianzas y lospactos que agrupan a las naciones en bloques rivales.

    La extrema izquierda mira en la Sociedad de las Naciones una asociacin deEstados burgueses, una organizacin internacional de la clase dominante. Maslos polticos de la democracia han logrado atraer a la Sociedad de lasNaciones a los lderes del proletariado social-democrtico. Alberto Thomas, elSecretario de la Oficina Internacional del Trabajo, procede de los rangos delsocialismo francs. Es que la divisin del campo proletario en maximalismo yminimalismo tiene ante la Sociedad de las Naciones las mismas expresionescaractersticas que respecto a las otras formas e instituciones de lademocracia.

    La ascensin del Labour Party* al gobierno de Inglaterra, inyect un pocode optimismo y de vigor en la democracia. Los adherentes de la ideologademocrtica, centrista, evolucionista, predijeron la bancarrota de la reaccin yde las derechas. Constataron con entusiasmo la descomposicin del BloqueNacional francs, la crisis del fascismo italiano, la incapacidad del Directorioespaol y el desvanecimiento de los planes putschistas** de lospangermanistas alemanes.

    Estos hechos pueden indicar, efectivamente, el fracaso de las derechas, el

    fracaso de la reaccin. Y pueden anunciar un nuevo retorno al sistemademocrtico y a la praxis evolucionista. Pero otros hechos ms hondos,extensos y graves revelan, desde hace tiempo, que la crisis

    --------------* Labour Party o Partido Laborista.** Revolucionarios violentos.

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    mundial es una crisis de la democracia, sus mtodos y sus instituciones. Yque, a travs de tanteos y de movimientos contradictorios, la organizacin dela sociedad se adapta lentamente a un nuevo ideal humano.

    LLOYD GEORGE

    Lenin es el poltico de la revolucin; Mussolini es el poltico de la reaccin;Lloyd George es el poltico del compromiso, de la transaccin, de la reforma.

    Eclctico, equilibrista y mediador, igualmente lejano de la izquierda y de laderecha, Lloyd George no es un fautor del orden nuevo ni del orden viejo.Desprovisto de toda adhesin al pasado y de toda impaciencia del porvenir,Lloyd George no desea ser sino un artesano, un constructor del presente.Lloyd George es un personaje sin filiacin dogmtica, sectaria, rgida. No esindividualista ni colectivista; no es internacionalista ni nacionalista. Acaudillael liberalismo britnico. Pero esta etiqueta de liberal corresponde a una raznde clasificacin electoral ms que a una razn de diferenciacin programtica.Liberalismo y conservadorismo son hoy dos escuelas polticas superadas y

    deformadas. Actualmente no asistimos a un conflicto dialctico entre elconcepto liberal y el concepto conservador sino a un contraste real, a unchoque histrico entre la tendencia a mantener la organizacin capitalista dela sociedad y la tendencia a reemplazarla con una organizacin socialista yproletaria.

    Lloyd George no es un terico, un hierofante de ningn dogma econmico nipoltico; es un conciliador casi agnstico. Carece de puntos de vista rgidos.Sus puntos de vista son provisorios, mutables, precarios y mviles. LloydGeorge se nos muestra en constante rectificacin, en permanente revisin de

    sus ideas. Est, pues, inhabilitado para la apostasa. La apostasa suponetraslacin de una posicin extremista a otra posicin antagnica, extremistatambin. Y

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    Lloyd George ocupa invariablemente una posicin centrista, transaccional,intermedia. Sus movimientos de traslacin no son, por consiguiente, radicalesy violentos sino graduales y mnimos. Lloyd George es, estructuralmente, unpoltico posibilista. Piensa que la lnea recta es, en la poltica como en lageometra, una lnea terica e imaginativa. La superficie de la realidad polticaes accidentada como la superficie de la Tierra. Sobre ella no se pueden trazarlneas rectas sino lneas geodsicas. Loyd George, por esto, no busca en lapoltica la ruta ms ideal sino la ruta ms geodsica.

    Para este cauto, redomado y perspicaz poltico el hoy es una transaccin entreel ayer y el maana. Lloyd George no se preocupa de lo que fue ni de lo queser, sino de lo que es.

    Ni docto ni erudito, Lloyd George es, antes bien, un tipo refractario a laerudicin y a la pedantera. Esta condicin y su falta de fe en toda doctrina lopreservan de rigideces ideolgicas y de principismos sistemticos. Antpodadel catedrtico, Lloyd George es un poltico de fina sensibilidad, dotado derganos giles para la percepcin original, objetiva y cristalina de los hechos.

    No es un comentador ni un espectador sino un protagonista, un actorconsciente de la historia. Su retina poltica es sensible a la impresin veloz yestereoscpica del panorama circundante. Su falta de aprehensiones y deescrpulos dogmticos le consiente usar los procedimientos y los instru-mentos ms adaptados a sus intentos. Lloyd George asimila y absorbeinstantneamente las sugestiones y las ideas tiles a su orientamientoespiritual. Es avisado, sagaz y flexiblemente oportunista. No se obstina jams.Trata de modificar la realidad contingente, de acuerdo con sus previsiones,pero si encuentra en esa realidad excesiva resistencia, se contenta con ejercitarsobre ella una influencia mnima. No se obceca en una ofensiva inmatura.

    Reserva su insistencia, su tenacidad, para el instante propicio, para lacoyuntura oportuna. Y est siempre pronto a la transaccin, al compromiso.Su

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    tctica de gobernante consiste en no reaccionar bruscamente contra lasimpresiones y las pasiones populares, sino en adaptarse a ellas para en-cauzarlas y dominarlas maosamente.

    La colaboracin de Lloyd George en la Paz de Versalles, por ejemplo, estsaturada de su oportunismo y su posibilismo. Lloyd George comprendi queAlemania no poda pagar una indemnizacin excesiva. Pero el ambientedelirante, frentico, histrico, de la victoria, lo oblig a adherirse, provi-

    soriamente, a la tesis contraria. El contribuyente ingls, deseoso de que losgastos blicos no pesasen sobre su renta, mal informado de la capacidadeconmica de Alemania, quera que sta pagase el costo integral de la guerra.Bajo la influencia de ese estado de nimo, se efectuaron las elecciones,presurosamente convocadas por Lloyd George a rengln seguido delarmisticio. Y para no correr el riesgo de una derrota, Lloyd George tuvo querecoger en su programa electoral esa aspiracin del elector ingls. Tuvo quehacer suyo el programa de paz de Lord Northcliffe y del Times,* adversariossaudos de su poltica.

    Igualmente Lloyd George era opuesto a que el Tratado mutilase, desmem-brase a Alemania y engrandeciese territorialmente a Francia. Perciba elpeligro de desorganizar y desarticular la economa de Alemania. Combati,por consiguiente, la ocupacin militar de la ribera izquierda del Rhin. Resistia todas las conspiraciones francesas contra la unidad alemana. Pero, concluytolerando que se filtraran en el Tratado. Quiso, ante todo, salvar la Entente yla Paz. Pens que no era la oportunidad de frustrar las intenciones francesas.Que, a medida que los espritus se iluminasen y que el delirio de la victoria seextinguiese, se abrira paso automticamente la rectificacin paulatina del

    Tratado. Que sus consecuencias, preadas de amenazas para el porvenireuropeo, induciran a todos los vencedores a aplicarlo con prudencia ylenidad. Keynes en sus Nuevas consideraciones sobre las consecuenciaseconmicas de la Paz comenta as es-

    --------------Ver I. O.

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    ta gestin: "Lloyd George ha asumido la responsabilidad de un tratadoinsensato, inejecutable en parte, que constitua un peligro para la vida mismade Europa. Puede alegar, una vez admitidos todos sus defectos, que laspasiones ignorantes del pblico juegan en el mundo un rol que deben tener encuenta quienes conducen una democracia. Puede decir que la Paz de Versallesconstitua la mejor reglamentacin provisoria que permitan las reclamaciones

    populares y el carcter de los jefes de Estado. Puede afirmar que, paradefender la vida de Europa, ha consagrado durante dos aos su habilidad y sufuerza a evitar y moderar el peligro".

    Despus de la paz, de 1920 a 1922, Lloyd George ha hecho sucesivasconcesiones formales, protocolarias, al punto de vista francs: ha aceptado eldogma de la intangibilidad, de la infalibilidad del Tratado. Pero ha trabajadoperseverantemente para atraer a Francia a una poltica tcitamenterevisionista. Y para conseguir el olvido de las estipulaciones ms duras, el

    abandono de las clusulas ms imprevisoras.

    Frente a la revolucin rusa, Lloyd George ha tenido una actitud elstica. Unasveces se ha erguido, dramticamente, contra ella; otras veces ha coqueteadocon ella a hurtadillas. Al principio, suscribi la poltica de bloqueo y deintervencin marcial de la Entente. Luego, convencido de la consolidacin delas instituciones rusas, preconiz su reconocimiento. Posteriormente, converbo encendido y enftico, denunci a los bolcheviques como enemigos de lacivilizacin.

    Tiene Lloyd George en el sector burgus, una visin ms europea quebritnica -o britnica y por esto europea- de la guerra social, de la lucha declases. Su poltica se inspira en los intereses generales del capitalismooccidental. Y recomienda el mejoramiento del tenor de vida de lostrabajadores europeos, a expensas de las poblaciones coloniales de Asia,frica, etc. La revolucin social es un fenmeno de la civilizacin capitalista,de la civilizacin europea. El rgimen capitalista -a juicio de Lloyd George-debe

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    adormecerla, distribuyendo entre los trabajadores de Europa una parte de lasutilidades obtenidas de los dems trabajadores del mundo. Hay que extraer delbracero asitico, africano, australiano o americano los chelines necesariospara aumentar el confort y el bienestar del obrero europeo y debilitar suanhelo de justicia social. Hay que organizar la explotacin de las nacionescoloniales para que abastezcan de materias primas a las naciones capitalistas y

    absorban ntegramente su produccin industrial. A Lloyd George, adems, nole repugna ningn sacrificio de la idea conservadora, ninguna transaccin conla idea revolucionaria. Mientras los reaccionarios quieren reprimir marcial-mente la revolucin, los reformistas quieren pactar con ella y negociar conella. Creen que no es posible asfixiarla, aplastarla, sino, ms bien, domes-ticarla.

    Entre la extrema izquierda y la extrema derecha, entre el fascismo y elbolchevismo, existe todava una heterognea zona intermedia, psicolgica y

    orgnicamente democrtica y evolucionista, que aspira a un acuerdo, a unatransaccin entre la idea conservadora y la idea revolucionaria. Lloyd Georgees uno de los lderes sustantivos de esa zona templada de la poltica. Algunosle atribuyen un ntimo sentimiento demaggico. Y lo definen como unpoltico nostlgico de una posicin revolucionaria. Pero este juicio est hechoa base de datos superficiales de la personalidad de Lloyd George. LloydGeorge no tiene aptitudes espirituales para ser un caudillo revolucionario niun caudillo reaccionario. Le falta fanatismo, le falta dogmatismo, le faltapasin. Lloyd George es un relativista de la poltica. Y, como todo relativista,tiene ante la vida una actitud un poco risuea, un poco cnica, un poco irnica

    y un poco humorista.

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    EL SENTIDO HISTORICO DE LAS ELECCIONES INGLESAS DE 1924

    Seria y objetivamente consideradas, las elecciones inglesas de 1924 son unhecho histrico mucho ms trascendente, mucho ms grave que una meravictoria de los viejos tories.* Significan la liquidacin, definitiva acaso, delsecular sistema poltico de los whigs** y los tories. Este sistema bipartito

    funcion, ms o menos rtmicamente, hasta la guerra mundial. La post-guerraaceler el engrosamiento del partido laborista y produjo, provisoriamente, unsistema tripartito. En las elecciones de 1923 ninguno de los tres partidosconsigui mayora parlamentaria. Llegaron as los laboristas al poder que hanejercido controlados no por una sino por dos oposiciones. Su gobierno ha sidoun episodio transitorio dependiente de otro episodio transitorio: el sistematripartito.

    Con las nuevas elecciones no es slo el gobierno lo que cambia en Inglaterra.

    Lo que cambia, sobre todo, ntegramente, es el argumento y el juego de lapoltica britnica. Este argumento y ese juego no son ya una dulce belige-rancia y un corts dilogo entre conservadores y liberales. Son ahora undramtico conflicto y una acrrima polmica entre la burguesa y elproletariado. Hasta la guerra, la burguesa britnica dominaba ntegramente lapoltica nacional, desdoblada en dos bandos, en dos facciones. Hasta laguerra, se dio el lujo de tener dos nimas, dos mentalidades y dos cuerpos.Ahora ese lujo, por primera vez en su vida, le resulta inasequible. Estosterribles tiempos de caresta la constrien a la economa, al ahorro, a lacooperacin.

    Los que actualmente tienen derecho para sonrer son, por ende, los crticosmarxistas. Las elecciones inglesas confirman las aserciones de

    --------------* Nombre que se da al Partido Conservador Ingls.** Nombre que se da al Partido Liberal ingls.

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    la lucha de las clases y del materialismo histrico. Frente a frente no estnhoy, como antes, dos partidos sino dos clases.

    El vencido no es el socialismo sino el liberalismo. Los liberales y losconservadores han necesitado entenderse y unirse para batir a los laboristas.Pero las consecuencias de este pacto las han pagado los liberales. A expensasde