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La CIA y la Triple A 10 de diciembre de 1975 El Autentico Historia de la Triple A : aniquilar a los asilados Todas las versiones de este artículo: [Español] [français ] Extrait de EL AUTENTICO Página 4 10 de diciembre de 1975 HISTORIA DE LA TRIPLE A: ANIQUILAR A LOS ASILADOS (Segunda Nota) [1 ] Como se vió en la nota anterior, lo que genéricamente se llama AAA (Alianza Antimperialista Argentina) es hechura del imperialismo norteamericano, que ha creado organismos similares en todo el Tercer Mundo, desde el Sudeste asiático hasta el Líbano, pasando por África y América latina. La destrucción del peronismo, encomendada à José López Rega por los Jefes de la CIA, incluía naturalmente el exterminio de auténticos peronistas como Atilio López, Julio Troxier, Chávez y decenas de militantes de base. Ya se ha visto como participó en esa faena una banda de policías delincuentes, encabezadas por el comisario Juan Ramón Morales y por el jefe de la custodia de Isabel Martínez de Perón ,comisario Almirón. Ese era sin embrago, un aspecto de una política más amplia que abarcaba todo el Cono Sur. A partir de 1955 los Estados Unidos, aliados a las oligarquías nacionales, destruyeron en esa área todo vestigio de poder popular. La justicia social, y aun la democracia formal, fueron arrasadas sucesivamente en Argentina, brasil, Bolivia, Uruguay, Chile, siempre por medios violentos. Yanquis Contra la liberación continental.

La CIA y la Triple A

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La CIA y la Triple A

10 de diciembre de 1975

El Autentico

Historia de la Triple A : aniquilar a los asilados

Todas las versiones de este artículo: [Español] [français]

Extrait de EL AUTENTICO Página 4 10 de diciembre de 1975

HISTORIA DE LA TRIPLE A: ANIQUILAR A LOS ASILADOS (Segunda Nota) [1]

Como se vió en la nota anterior, lo que genéricamente se llama AAA (Alianza Antimperialista Argentina) es hechura del imperialismo norteamericano, que ha creado organismos similares en todo el Tercer Mundo, desde el Sudeste asiático hasta el Líbano, pasando por África y América latina.

La destrucción del peronismo, encomendada à José López Rega por los Jefes de la CIA, incluía naturalmente el exterminio de auténticos peronistas como Atilio López, Julio Troxier, Chávez y decenas de militantes de base. Ya se ha visto como participó en esa faena una banda de policías delincuentes, encabezadas por el comisario Juan Ramón Morales y por el jefe de la custodia de Isabel Martínez de Perón,comisario Almirón. Ese era sin embrago, un aspecto de una política

más amplia que abarcaba todo el Cono Sur. A partir de 1955 los Estados Unidos, aliados a las oligarquías nacionales, destruyeron en esa área todo vestigio de poder popular. La justicia social, y aun la democracia formal, fueron arrasadas sucesivamente en Argentina, brasil, Bolivia, Uruguay, Chile, siempre por medios violentos.

Yanquis Contra la liberación continental.

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El retorno a Argentina del General Perón en 1972, sumado al proceso militar peruano y a la vigencia en Chile de la Unidad Popular, abría una perspectiva de liberación continental que los Estados Unidos estaban dispuestos a tolerar. El presidente Allende fue derrocado, con intervención ahora probada de la CIA. La Argentina quedo cercada.

Al cerco externo se agregó la traición interna. Los fugitivos del terror de Pinochet, de Banzer, de Bordaberry, que se refugiaban en nuestros países confiados en su tradición de hospitalidad y en las generosas banderas del 11 de marzo, iban a ser objeto de una persecución tan implacable como la que, se abatía sobre sus propios países. Confinados al principio, hostigados y humillados después, decenas de ellos serian finalmente asesinados por una rama de la AAA cuyas raíces estaban en un aparato policial controlado por López Rega, y a través de López Rega, por la CIA.

Conferencia secreta en Buenos Aires

Durante los primeros meses del gobierno popular se registró un cambio en las instituciones policiales del país. Desapareció la tortura, los enfrentamientos armados con grupos políticos se redujeron al mínimo, -fue posible levantar las vallas de las comisarías, pero sobre todo la valla fundamental que durante las dictaduras militares había separado a la policía del pueblo.»

Ese cambio, sin embargo, era superficial. Los torturadores, los asesinos, estaban momentáneamente relegados, pero no destruidos. El 25 de mayo del 73 fue una tregua que amparó no sólo a los guerrilleros presos -como se pretende ahora- sino a los artesanos de la picana, a los secuestradores de Verd y Maestre, a los asesinos de Brandazza.

LA MASACRE DE CÓRDOBA YA ESTABA PREVISTA El ministro López Rega iba a resucitarlos, a devolverles el poder de vida o muerte que perdieron el 11 de marzo. Ese día el comisario Alberto Villar era un derrotado, pero en junio ya era el jefe de seguridad del MBS, y en enero del 74 era un triunfador. Subjefe (luego jefe) de la Policía Federal y cabeza encubierta de la AAA, durante el Carnaval da ese año se reunió con los enviados policiales de Pinochet, de Banzer y de Bordaberry para sentar los fundamentos doctrinarios y operativos de la persecución a los millares de chilenos, uruguayos y bolivianos que se habían refugiado en nuestro país.

La versión taquigráfica de esa reunión siniestra servirá quizás algún día de cabeza de proceso pendiente contra la ÁAA.

En todo caso explica por qué iban a morir el general Prats y el medio centenar de exiliados que le siguieron hasta la masacre de la semana pasada en Córdoba.

Pinochet dicta condiciones Representante de Chile (general X de Carabineros [2]: "La Delegación de Chile somete a consideración de ustedes las siguientes ponencias.

Primera, acreditar en cada embajada un Agregado de Seguridad, que puede ser miembro de las Fuerzas Armada o de la Policía... cuyas funciones básicas serían la coordinación con la Policía o el Encargado de Seguridad de cada país o los varios organismos locales…

Segunda Ponencia, en forma similar a lo que tiene Interpol en París, tener también nosotros Central de informaciones, donde podamos requerir datos de individuos que son marxistas…

Tercera Ponencia, intercambios programados e imprevistos de personas: que nosotros podamos venir, ir a Bolivia y Bolivia pueda ir a Chile, y que podamos venir a la Argentina nuevamente… que podamos llegar directamente con toda confianza a cualquiera de los organismos de Seguridad de cualquiera de los países, y exponer a qué venimos, que no necesitemos previamente una invitación formal...

Cuarta Ponencia, la necesidad de establecer un canal de comunicación... A manera de ejemplo, sugiero dos canales, uno formal que podría ser el Agregado de Seguridad, y uno directo entre los Servicios de Seguridad, para lo cual podríamos ocupar la red, ENTEL de teléfonos con el sistema de inversores…

Quinta ponencia, la necesidad de establecer un intercambio de becas para entrenamiento de personal en base o cursos formales, que también puede ser entrenamiento en el trabajo sin necesidad de cursos…

Sexta ponencia, un álbum (de fotos)..." Indudablemente él enviado de Pinochet, que ya cargaba con varios millares de muertos a la espalda, sabía aun mejor que Villar de qué estaba hablando, y la suya iba a ser la voz rectora en este congreso secreto de policías que se celebraba en Buenos Aires -recordémoslo- a principios de 1974. Lo interesante es que a ninguno de -estos-expertos en represión que tanto suelen hablar de "penetración extranjera" se le ocurriera que introducir en la red de ENTEL un sistema yanqui de codificación de voz, al servicio de Pinochet, fuese algo así como el modelo de la intervención extranjera en Argentina.

Banzer: de acuerdo

Señor Subjefe de la Policía Federal (Crio. VILLAR) "¿Alguien tiene que expresar alguna otra proposición? Representante de Bolivia. La delegación de Bolivia sugiere que todos los elementos marxistas que están en los diversos países sean internados a

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cierta distancia, de tal manera que impidamos la afluencia de los mismos hacia las zonas fronterizas." Bordaberry : Yes

Representante de Uruguay (Inspector General CASTIGLIONE). "Lo que yo iba a proponer, ya está comprendido en lo que ha expuesto el señor general de Carabineros. Particularmente, reiteraríamos el ofrecimiento que ya hemos hecho de mantener acá en forma permanente uno o más funcionarios, sobre todo en zonas críticas, como el Litoral, colaborando con la policía argentina a efectos de identificar gente". Señor Subjefe de la Policía Federal (Crio. VILLAR). "No hay ningún problema. El jefe del DAE (Departamento de Asuntos Extranjeros de SSF) luego va a tomar contacto con el Inspector General Castiglione, para coordinar bien esos enlaces. Lo mismo Chile, si necesita tener gente en la zona de Mendoza, San Juan o la zona que se determine, como asimismo Bolivia en el caso de Salta, Jujuy". Extranjeros en SSF Las palabras de Villar dejan en claro que a él le parecía correcto que policías da Chile. Bolivia y Uruguay -es decir, "agentes extranjeros"- operaran libremente en territorio argentino, siempre que eso se realizara a espaldas del Congreso o del periodismo (que no se enteraron siquiera da esa reunión), y sobre todo a espaldas del pueblo argentino. Y efectivamente, los medios de asegurar el secreto a través de comunicaciones en clave, etc., ocuparon buena parta del cónclave. Pero Villar fue mucho más lejos, como lo prueban estos extractos de su intervención: Señor Subjefe de la Policía Federal (Crio. VILLAR): "La ponencia que vamos a hacer al gobierno nacional es la fijación del lugar da residencia de los asilados, así como también la vigilancia semanal de éstos, que les impida viajar a través de la República y estar en zonas de frontera. Con respecto a las becas, cuenten con ellas... Los álbumes se están confeccionando... En la embajada; lo mas seguro van a ser los Agregados Militares, dado que dentro del personal civil de las embajadas puede haber alguien que tenga ideas un poco distintas de las nuestras... Ha sido aprobado por nuestro gobierno el Agregado Policial, que será denominado Agregado Legal para darle una cobertura... Cuando el problema sea urgente, pueden establecer contacto con la Jefatura o Subjefatura o bien con la Superintendencia de Seguridad Federal, diciendo que viene alguien, podemos, decir que viene una comisión de: narcóticos, ¿qué les parece? Una "comisión de narcóticos" viaja rumbo a ésa, y así ya sabemos nosotros de qué se trata’..." Villar no era ingenioso, pero sí buen alumno: en la escuela yanqui de espionaje, el "agregado legal" de la embajada es el agente del FBI, y la "comisión de narcóticos", la tanga habitual del espionaje político.

El delegado chileno quiso saber de todas maneras cómo se manejarían esos correos. Respondió Villar: "Señor general, yo creo que una buena cobertura sería darle un pasaporte diplomático, y que se traslade de embajada en embajada... Técnicamente se van a entender con la Superintendencia de Seguridad Federal, que es el organismo especializado en Inteligencia. Luego que el correo viene de la embajada y está dentro de territorio argentino, queda sujeto a la seguridad de nuestra policía, es decir que se alojaría con todo el hospedaje sin cargo y ya trabajaría directamente con ellos, ya sea en la calle, en las brigadas, ya sea llevando los nuevos internas del "modus operandi" que puedan aparecer, el movimiento de ciudadanos; chilenos, bolivianos o de otros países que están moviéndose acá"… ’ El internacionalismo de Villar iba aún más lejos:

"No sólo tenemos que prestar atención a « los ciudadanos » de nuestros países, sino también a los cubanos, checoslovacos, alemanes o de cualquier nacionalidad para que el archivo sea lo mas completo posible"

Todos estos acuerdos se formalizaron y Buenos Aires se convirtió en sede de la Central de Inteligencia, que en extraño maridaje unía al gobierno popular con las dictaduras del Cono Sur.

Para los fugitivos chilenos, uruguayos y bolivianos, las consecuencias fueron profundas. El ingreso a la PF de policías de esos países empezó a concretarse una semana después de la reunión.

Las condiciones, ya duras, en que vivían los exiliados se agravaron rápidamente. A la vigilancia y las visitas de control siguieron las detenciones, a las detenciones los golpes, a los golpes las desapariciones y las deportaciones secretas. Villar había prometido que el DAE se iba a ocupar da los extranjeros que molestaban a Pinochet, a Banzer, a Bordaberry, y efectivamente se ocupó. En agosto empezaron a aparecer en los basurales de Lugano los primeros cadáveres de villeros bolivianos. En setiembre una bomba destrozaba al general Prats, ex comandante en jefe del ejército chileno. El mismo mes la policía argentina secuestraba a los uruguayos Daniel Banfi, Luis Latrónica y Guillermo Jabif. Presentado el recurso de Hábeas Corpus, se admite que están detenidos. Pero después se niega.

A fines de octubre los cadáveres de los tres uruguayos aparecen en un pozo a San Antonio de Areco "con varios impactos de bala, con tajos en las piernas y en los brazos: tienen marcas de tortura; tienen mutilación de los órganos genitales ; tienen una capa de acido y cal, según consta en la denuncia elevada al Tribúnal Russell. [3]

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La AAA se atribuyo esas muertes. Era un disfraz cómodo, que daba resultado. Ya para entonces el doctor Balbín y otros políticos menores reclamaban para el Estado el "monopolio de la violencia". Como si la AAA no fuese también un sello que asumía el Estado, ahora entregado al imperialismo norteamericano, para perseguir al pueblo. Hoy, hasta esos tenues velos han caído. La voladura en Tucumán de siete rehenes políticos, la masacre en Córdoba de nueve estudiantes latinoamericanos, revelan que los piadosos deseos del doctor Balbín se han cumplido, y que sobre la traición à las esperanzas populares impera en su plenitud el terror oficial.- (continuara)

Notas de el Correo:

Notas [1] Estamos interesados en la primera y la tercera nota que nos falta. Si alguien la tiene gracias por mandárnosla.

[2] ¿"X" es Contreras?

[3] ¿Alguien sabe adonde se encuentran -en 2004- los archivos de este tribunal?

FUENTE: http://www.elcorreo.eu.org/10-de-diciembre-de-1975El?lang=es

TRANSCRIPCION

Cdo. general A A A

Parte de guerra Nro. 1

Al Pueblo Argentino:

El 29 de diciembre de 1975, en Córdoba las Organizaciones Argentinas que ha (sic)

continuación se detallan, en Asamblea General de sus Comandos, acordaron y

resolvieron actuar en forma conjunta con objetivos comunes, para aniquilar aquellos

individuos, cualquiera sea su nacionalidad, raza, credo o investidura, que respondan a

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intereses apátridas, marxista, masónicos, anticristianos o el judaísmo internacional

sinárquico:

A A A (Alianza Anticomunista argentina)

Comando Viola

Comando Villar

Comando Juan Manuel de Rosas

A A A (Alianza Anticomunista argentina)

Comando Regional Córdoba

Comando Regional Buenos Aires

Comando Regional Tucumán

Comando Regional Rosario

C L A (Comando Libertadores de América)

Comando Capital Federal

Comando Cáceres Monié

C F C (Comando Fuerzas Conjuntas)

El Comando General de las Organizaciones arriba mencionadas resolvió:

Ejecutar previo juicio sumarísimo y en el lugar que se los hallare, por el bien de nuestra

Patria y para que la muerte de nuestros Camaradas no haya sido en vano, a todo aquel

que realice actividades reñidas a nuestros más caros principios, atente contra la salud

moral, física, económica y religiosa de nuestro país, en particular a los integrantes de los:

a. PC: Partido Comunista - OM: Organización Montoneros - PA: Partido Auténtico - ERP:

Ejército Revolucionario del Pueblo - PRT: Partido Revolucionario de los Trabajadores -

PST: Partido Socialista de los Trabajadores - JRR: Juventud Radical Revolucionaria -

PCR: Partido Comunista Revolucionario.

b. Delincuentes económicos, funcionarios, especialmente ministros, jueces, senadores,

diputados, intendentes y concejales venales y/o corruptos, cúpulas gremiales corruptas,

sacerdotes tercermundistas, personeros de la sinarquía, infiltrados en nuestra iglesia

católica:

Comando General A A A

FUENTE: http://www.elortiba.org/tendencia.html

LOPEZ REGA, LA CIA Y LA TRIPLE A

Por Revista El Periodista - Wednesday, Jan. 14, 2004 at 11:31 AM

La investigacion inconclusa de Rodolfo J. Walsh

A fines de 1974 Rodolfo J. Walsh inició una investigación sobre la Triple A, que interrumpió poco

antes del golpe militar del 24 de marzo de 1976. Sus borradores incluyen certidumbres, hipótesis y

meras pistas que no tuvo tiempo de seguir: que el hombre de confianza de Perón y su esposa, hoy

detenido en Miami, era el jefe político de la AAA; que el almirante Eduardo Massera se lo hizo

saber a Ricardo Balbín y que el jefe radical lo denunció ante la Señora Presidenta; que la

organización criminal fue inspirada y controlada por la CIA; que particuparon en ella sectores de

distinto origen: policías, militares, sindicalistas, delincuentes comunos.

Lo que sigue es una síntesis de la investigación de Walsh, que Horacio Verbitsky conserva en una

caja de seguridad desde hace una década.

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FUENTE: http://argentina.indymedia.org/news/2004/01/166823_comment.php

Luz sobre miembros de la Triple A Año 4. Edición número 163. Domingo 03 de julio de 2011 Por

Fabián Kovacic [email protected]

Los papeles del escritor Rodolfo Walsh ayudan, una vez más, a desentrañar el entramado de relaciones entre paramilitares argentinos, la CIA y el Plan Cóndor. El juez Rafecas procesó a un integrante clave de la organización creada por López Rega.

En agosto de 1975 Rodolfo Walsh investigaba a la Triple A y detectó una célula paramilitar ligada a la Policía Federal dedicada a la identificación, detección y secuestro de exiliados políticos latinoamericanos. El responsable de inteligencia de ese grupo, según las observaciones de Walsh, era el anónimo comisario Rolando Oscar Nerone. Treinta y seis años después el juez federal Daniel Rafecas procesó a Nerone por el secuestro y desaparición de la ciudadana argentino-uruguaya Victoria Lucía Grisonas, ocurrido el 26 de setiembre de 1976 en la casa que la mujer compartía con su esposo uruguayo Roger Julien y sus dos hijos,

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Anatole, de cuatro años de edad, y Victoria, de apenas 16 meses. La pareja militaba en el Partido por la Victoria del Pueblo (PVP) y la Organización Popular Revolucionaria 33 Orientales (OPR 33) de Uruguay, diezmadas en Argentina por la banda de Aníbal Gordon y un grupo de militares uruguayos en Automotores Orletti, en ese mismo 1976.

La casa de los Julien Grisonas fue asaltada en la tarde del domingo 26 de setiembre, por fuerzas del Ejército Argentino y el uruguayo, la Side y la Policía Federal. Ante el ataque, Roger disparó desde la casa, hirió a Nerone en su pierna izquierda y junto a Victoria, que cargaba con los dos niños, intentaron huir por los fondos de la finca en forma separada. Ambos fueron detenidos. Según la investigación judicial, Roger ingirió una pastilla de cianuro –de acuerdo con la confesión del represor Eduardo Ruffo, partícipe del operativo– y murió en pocos segundos en plena calle. A Victoria le arrebataron a los niños y la tomaron entre tres o cuatro uniformados. Cuando su hijo Anatole gritó por su madre, recibió una respuesta seca. “Tu madre es una yegua y está muerta”, mientras levantaban en el aire a la mujer y la dejaban caer al pavimento repetidas veces hasta que un grupo vestido de civil se hizo cargo de la situación.

Los hijos de la pareja fueron vistos junto a su madre en Orletti y posteriormente aparecieron abandonados en una plaza de Valparaíso, Chile, en 1979, para convertirse en los primeros nietos recuperados, en 1983, gracias a la organización Clamor de Brasil y Abuelas de Plaza de Mayo. Roger y Victoria continúan desaparecidos, aunque por cuestiones judiciales, mientras él está encuadrado en la causa del Plan Cóndor, tramitada por el juez federal Norberto Oyarbide, ella se mantiene incluida en la sub causa “Orletti Dos”, que aún sigue en plena instrucción. Hasta ahora el caso tiene detenido e imputado al ex agente de la Side Miguel Angel Furci y ahora a los ex policías Rolando Nerone y Oscar Gutiérrez.

El rompecabezas.

Los papeles de Walsh fueron exhumados por Horacio Verbitsky, quien los publicó en la revista El Periodista de Buenos Aires, en marzo de 1986. Ese material fue rescatado por el periodista Alipio Paoletti en su libro Como los nazis, como en Vietnam, publicado por las Madres de Plaza de Mayo. El nombre de Nerone

aparece por primera vez ligado a la Triple A como responsable de inteligencia de uno de los nueve grupos identificados por Walsh en el organigrama de la Triple A. El rompecabezas empieza a tomar forma si se compara y analiza las declaraciones de ex represores durante los juicios por violaciones a los derechos humanos en tiempos de Raúl Alfonsín y luego en plena etapa kirchnerista. Según Walsh, el grupo de Nerone cumplía la tarea de identificar y diezmar a los exiliados políticos latinoamericanos refugiados en Buenos Aires y se organizaba en una casa usada como base ubicada en la calle San José al 700. “El comando estaba integrado por siete oficiales y dos suboficiales de la Superintendencia de Seguridad Federal”, y “obedecía al jefe del departamento de Asuntos Extranjeros de la Superintendencia de Seguridad Federal, comisario inspector Juan Gattei” y cuyo “jefe de Operaciones era el inspector Juan Bautista Pietra, del departamento de Asuntos Políticos”, según la nota publicada en El Periodista.

Gattei era un viejo conocido del teniente coronel Jorge Osinde, quien lo convocó a trabajar en el Departamento de Asuntos Extranjeros desde donde el grupo se vinculó con el recientemente asesinado Enrique Arancibia Clavel, agente de inteligencia chileno, con quien organizaron el asesinato del general Carlos Prats, leal a Salvador Allende, y el crimen del general boliviano Juan José Torres. Retomando la investigación de Walsh, junto a Gattei actuaba otro policía federal, Antonio Gettor, y ambos habían sido becarios de la AID, cobertura regional de la CIA para entrenar y pertrechar a la represión latinoamericana. Su responsable era Gardener Hathaway, director de la estación local de la CIA, con quien Gattei y Gettor tenían trato cotidiano.

Los Grupos de Tareas.

Ya en 1983, el policía Roberto Peregrino Fernández había denunciado ante la Comisión Argentina de

Derechos Humanos (Cadhu), en España, la división de áreas y grupos de tareas según los diferentes sectores políticos a detectar. “Los distintos Grupos de Tareas (GT) habían especializado su actuación por grupos políticos. Así, por ejemplo, el Ejército tenía a su cargo la represión del ERP; la Armada, a Montoneros; la Fuerza Aérea, a organizaciones menores, FAL, FAP, etc., y la PFA, a pesar de trabajar bajo jurisdicción del Ejército, también se encargaba de la represión a Montoneros. Cuando algunos de los GT secuestraban a alguna persona que por su participación interesara a otro GT, se trasladaba al prisionero.”

Antes de morir en circunstancias extrañas en abril de 2006, el represor Juan Antonio Del Cerro señaló en su testimonio en la causa Suárez Mason, cómo se componían y a quiénes perseguían los diferentes grupos de tareas. Según el ex policía existía el GT 5, organizado por la Side y la Policía Federal, y era el responsable de investigar a los grupos que integraban la Junta Coordinadora Revolucionaria, donde estaban nucleados los Tupamaros, de Uruguay; el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), de Chile y de Bolivia, y el ERP argentino.

El disparo de Roger Julien hirió a Nerone en su pierna y lo dejó fuera de combate, por lo que dos de sus compañeros lo auxiliaron y se retiraron del lugar, según denunciaron ante el juez Rafecas en marzo pasado, cuando fueron citados a declarar. Además del herido, participaron Oscar Cacho Gutiérrez y Roberto Gómez Migenes, quien ya habría muerto. Tanto Gutiérrez como Nerone participaron en las correrías posteriores de la banda de Aníbal Gordon y el responsable de la Side, el general Otto Paladino. Ambos trabajaron en la agencia de seguridad Magíster, según contó Alipio Paoletti, con oficinas en la calle Cerrito, de la Ciudad de Buenos Aires.

El general Juan Ramón Nieto Moreno era el responsable del grupo que secuestró a Victoria Lucía Grisonas, según se deduce de una nota insertada en el legajo del policía federal Nerone, en la que el militar solicita una

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felicitación al Departamento de Asuntos Extranjeros en favor del herido por su desempeño durante el operativo. Por el balazo, Nerone fue dado de baja en la Policía Federal en 1982 y terminó trabajando en la agencia de seguridad privada Organización Anselmi SRL, con oficinas y bases en Capital, Pilar y San Martín, curiosamente a escasas veinte cuadras del lugar del operativo de 1976.

Aún conserva su cargo de director y posiblemente acuda cada día a su trabajo, ya que tanto él como Cacho Gutiérrez están procesados pero gozan de la más absoluta libertad. Con todo, la investigación de Walsh puede lograr treinta y cinco años más tarde armar el rompecabezas del Operativo Cóndor y el rol de la Policía Federal en el secuestro de extranjeros. Sólo hay que saber tirar de las pistas.

• INVESTIGACIÓN. Cuando el Plan Cóndor era legal

La investigadora e historiadora uruguaya Clara Aldrighi descubrió en 2002, en Washington, los documentos desclasificados por el Departamento de Estado norteamericano donde se revelan los acuerdos oficiales entre la CIA y las policías sudamericanas para la cooperación en la lucha contra el delito y las organizaciones políticas, en una línea divisoria sumamente difusa. Allí figura el intercambio de instructores brasileños y argentinos con la policía uruguaya, la donación de móviles policiales brasileños a sus pares uruguayos y la asistencia a los cursos que la Side y la Policía Federal daban a los policías orientales entre 1969 y 1972, años donde los uruguayos extremaron la represión contra la guerrilla urbana de los Tupamaros. Así llegaron a Buenos Aires, entre otros, el comisario Hugo Campos Hermida y el fotógrafo policial Nelson Bardesio, organizador, en 1970, de los escuadrones cazatupamaros, a imagen y semejanza de la tristemente célebre Triple A argentina. Eran los años de la dictadura del general Alejandro Lanusse. Campos Hermida ya murió y fue uno de los torturadores más feroces de militantes uruguayos en Uruguay y Buenos Aires, donde actuó en Automotores Orletti. Bardesio fue detenido en julio de 2008 mientras vivía en Ituzaingó y fue extraditado a Uruguay, donde se lo acusa de cuatro crímenes. Junto con el policía argentino Juan Gattei y Gardener Hathaway, fueron protagonistas de un Plan Cóndor todavía legal.

FUENTE: http://sur.infonews.com/notas/luz-sobre-miembros-de-la-triple

El Terrorismo de Estado al desnudo

La Triple A, la CIA y la Operación Cóndor

Stella Calloni

APM

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Las investigaciones judiciales en Argentina ponen al descubierto a la macabra red que actuó en

este país y en América Latina, bajo el manto de la Doctrina de Seguridad Nacional

La resolución del juez federal Norberto Oyarbide que ordenó el pasado 26 de enero la prisión preventiva de la ex presidenta María Estela Martínez de Perón (“Isabelita”) y su extradición desde España, en la causa que investiga los crímenes de la parapolicial Alianza Anticomunista Argentina (Triple A) entre los años 1973-1976, creó en Buenos Aires una polémica política a todas luces falsa.

Esta causa está basada en “50 cuerpos de actuación y muchísimos legajos”, según el magistrado y es una de las más importantes en la historia de la justicia argentina, después del juicio a las Juntas Militares de la pasada dictadura (1976-1983).

El juez rechazó que exista algún elemento que responsabilice al ex presidente Juan Domingo Perón, quien falleció cuando gobernaba por tercera vez el país en julio de 1974, pero en cambio considera que la ex mandataria prestó una colaboración “esencial” en los crímenes que cometió la Triple A entre los años 74 y 76, aunque el accionar de este grupo había comenzado en 1973, cuando el ex cabo de policía José López Rega, devenido en Ministro de Bienestar Social en el gobierno peronista, llegó al país.

La especulación política de diversos sectores parece destinada a detener este intento de hacer justicia sobre hechos y crímenes de lesa humanidad cometidos por la organización parapolicial, que como otros no pueden prescribir.

El juez Oyarbide sostuvo que existe "prueba muy puntual que habla de que los ex policías Juan Ramón Morales, Rodolfo Almirón y Miguel Angel Rovira, formaban parte de los grupos operativos" de la Triple A.

En este caso tiene responsabilidad la ex presidenta Perón, por el cargo que ocupaba, su relación directa con los implicados -que eran su propia custodia- y el hombre clave de su gobierno nada menos que López Rega el fundador de la Triple A. Y si no la tiene ella es quien mejor puede explicarlo.

A partir de su llegada al país en 1973 López Rega contó con el apoyo de sectores de inteligencia y hombres de las dictaduras anteriores, grupos de choque de la derecha peronista, entre otras organizaciones como las Milicias Nacionalistas, los grupos nazis, el Comando Nacional Universitario (CNU) que conformaron los equipos de inteligencia para ubicar a las víctimas, dar organicidad e impunidad a los secuestros, torturas y asesinatos.

Más allá de que Oyarbide hubiera actuado o no, la investigación de los hechos de la pasada dictadura llevaban inevitablemente a su más directo antecedente que es la Triple A, como se puede ver en el accionar del grupo. De hecho en todas las investigaciones sobre la Operación Cóndor -coordinadora criminal de las dictaduras del Cono Sur- surge la presencia de los hombres de la Triple A, ex policías, integrantes de cuerpos de seguridad y delincuentes, en la mayoría de los casos, como su actuación en el Centro Clandestino de detención Automotores Orletti, clave en la historia del terror.

Así, el juez decidió la prisión preventiva contra Isabel y los ex policías federales acusados por los homicidios de la Triple A y estableció que si España no extradita a la ex presidenta, podrá ser juzgada en ese país, al que se remitirán los expedientes necesarios.

Sería imposible entonces esconder bajo la alfombra el antecedente básico de lo que sería Cóndor, cuando la llegada de la dictadura argentina el 24 de marzo de 1976 institucionalizó a esta operación contrainsurgente que ya estaba en marcha.

La actuación de la Triple A está encuadrada en acciones de terrorismo de Estado, porque en la ola de crímenes de lesa humanidad, secuestros, ejecuciones extrajudiciales, desapariciones, torturas, amenazas, persecuciones, participaban funcionarios gubernamentales, jefes policiales, sectores militares y de seguridad, lo que garantizaba la impunidad.

El decreto firmado en los últimos días por el presidente Néstor Kirchner alcanza “a los hechos que de cualquier manera se vincularen con el terrorismo de Estado” y en esto queda encuadrada la Triple A, con causas dormidas en la justicia.

Por estos días, el Consejo de Ministros de España resolvió extraditar al ex sargento de la Policía Federal argentina, Juan Carlos Fotea Daneri, (”Lobo”) acusado por el asesinato y desaparición del periodista y escritor Rodolfo Walsh en marzo de 1977, entre otras causas.

La extradición de Fotea fue solicitada por el juez federal Sergio Torres, que lleva adelante los juicios sobre la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), donde está acusado de integrar el grupo que secuestró y trasladó a ese lugar -además de Walsh - a tres madres fundadoras de Plaza de Mayo, dos monjas francesas y otras personas a fines de 1977.

El juez español Baltasar Garzón ya lo había imputado en Madrid en el marco de la investigación sobre los crímenes de las dictaduras de Argentina y Chile y estaba detenido desde el 23 de noviembre pasado.

Además el acusado está señalado como "oficial del sector Operaciones” en el grupo que encabezó Raúl Guglielminetti (alias Mayor Guastavino) quien en 1996 también fue imputado en España, y ahora detenido aquí por los crímenes cometidos en Automotores Orletti, una de las sedes de la Operación Cóndor durante la dictadura. Pero tanto Guglielminetti como Fotea habían actuado con la Triple A.

La estrategia de los responsables de los asesinatos, secuestros, torturas, que era la forma de actuación de la Triple A, es tratar de imponer mediáticamente que se trata de una “venganza” de la izquierda peronista en el gobierno actual, perseguida en el pasado por estos grupos paramilitares.

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Estas argucias de la ultraderecha peronista y de otros sectores encuentran eco en algunas figuras políticas de la oposición en el marco de la carrera electoral.

Sin embargo la causa de la Triple A se iba a investigar más temprano que tarde por las consecuencias de su accionar y su involucramiento en los crímenes de la dictadura militar.

En Argentina hubo ya algunas desapariciones en los años 70, 71 y en 1972-entre otros hechos graves- se produjo la matanza de detenidos políticos en la base naval de Trelew al sur del país. El aparato represivo ilegal “comenzó a estructurarse a partir de 1971 en torno a la figura del comisario general (de la Policía Federal) Alberto Villar” quien era entonces Director General de Orden Urbano, como declaró en 1983 en Holanda ante una Comisión de Derechos Humanos el ex policia Rodolfo Peregrino Fernández en 1983.

Señaló el mismo testigo, “desde sus funciones oficiales (Villar) comenzó a desarrollar en torno suyo una estructura paralela para la realización de acciones violentas ilegales” y por eso “fue después un de las principales vertientes de la Triple A”.

Estos hechos indican que cuando subió al gobierno Héctor Cámpora en mayo de 1973, terminando con un largo período de proscripción del Partido Peronista, estaban armadas las estructuras de represión, control y contrainsurgencia de las dictaduras anteriores y la organización de Villar, ligada a grupos nazi, fue clave para los proyectos que trajo el ex cabo policial José López Rega.

Introducido en el entorno de Perón en el exilio, López Rega manejaba a su antojo a Isabelita y armó un cerco alrededor del ex presidente que perduró hasta la muerte de este en julio de 1974.

Gracias al renunciamiento de Cámpora, Perón fue electo el 22 de septiembre de 1973 por tercera vez en la historia nacional. En el lapso entre la renuncia de Cámpora y la llegada de Perón estuvo como presidente interino nada menos que Raúl Lastiri, yerno de López Rega.

Todas las investigaciones sobre la Triple A ubican que López Rega había tenido “contactos de trabajo” con la embajada de Estados Unidos en España, y especialmente con el embajador Robert Hill, quien había participado en forma activa en la invasión estadounidense a Guatemala en 1954.

Así además de los lazos que ya tenía López Rega con la Internacional Fascista con base en España, la Organización del Ejército Secreto (OAS) de Francia, Hill posibilitó su encuentro con los jefes de los escuadrones de la muerte que actuaban en Guatemala y otros lugares de América Latina.

Con todos esos antecedentes en sus manos y lo que ya estaba andando en Argentina López Rega, que acudió además a sectores marginales, pudo construir un reino de terror solventado en la corrupción, la mafia y el crimen. La banda parapolicial que formó tenía como objetivo acabar con los dirigentes más activos de la izquierda peronista y figuras izquierdistas en general.

Fue López Rega quien volvió a llamar a las filas policiales a dos oficiales que estaban castigados por delitos, como Morales y Almirón, cuya extradición desde España está en marcha ahora y convirtió al Ministerio de Bienestar Social en una virtual sede de la Triple A. También nombró jefe de la policía federal al comisario Villar e introdujo al ex comisario Héctor García Rey, denunciado por represión feroz en Tucumán, en su momento y figura importante luego en la Operación Cóndor.

Asimismo ya había conexiones de la Triple A con organismos de represión especial de otras dictaduras. Villar era viejo amigo del ya fallecido dictador de Bolivia Hugo Bánzer Suárez.

De modo que el tema de la triple A quedó ligado al esquema de contrainsurgencia que la CIA estadounidense trabajó con varias de estas figuras en la región como antesala de las dictaduras y entre 1973 y 1976 también extranjeros desaparecieron aquí o fueron devueltos sus países de origen que era como entregarlos a la muerte.

Durante el tiempo en que actuó la parapolicial Alianza Anticomunista Argentina (Triple A) y otras organizaciones complementarias (1973-1976), varios extranjeros perseguidos políticos que buscaron asilo en el país después del golpe de Estado del dictador Augusto Pinochet, fueron desaparecidos aquí o en sus países de origen, a los que fueron entregados.

Dos equipos de investigación del Comité de Defensa de los derechos de los Pueblos de Chile (Codepu) lograron reconstruir el destino de varios asesinados y desaparecidos chilenos aquí o entregados a la dictadura de Pinochet.

Así da cuenta de que el 27 de octubre de 1973 tres ciudadanos chilenos que habían llegado huyendo desde Coyhaique a la localidad de Río de Mayo en la provincia argentina sureña de Chubut, fueron entregados a militares de su país.

Ellos eran Juan Vera Oyarzún, Néstor Hernán Castillo Sepúlveda y José Rosendo Pérez Ríos detenidos en un escuadrón de gendarmería argentina, después de ser entregados por el dueño de una finca en la que pidieron ayuda.

Los militares chilenos los asesinaron en el camino de regreso y nunca se encontraron sus cadáveres.

El 30 de septiembre de 1974 se produce uno de los casos más impactantes como es el atentado en esta capital que costó la vida al general chileno Carlos Prats y su esposa Sofía, marcado por la complicidad de la DINA, la CIA estadounidense, la Triple A, otras organizaciones afines y sectores policiales y de inteligencia en el poder local. Precisamente el espía de la Dina que participó en el crimen, Enrique Lautaro Arancibia Clavel está condenado y detenido, pero nada ha sucedido con los responsables locales, a pesar de que se conocen varios nombres.

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El 2 de noviembre de 1974 fue detenido en el aeropuerto de Ezeiza Guillermo Roberto Beaussire Alonso, ingeniero chileno-británico, cuya hermana estaba casada con Andrés Pascal Allende, dirigente del Movimiento de Izquierda Revolucionario chileno (MIR). Tres días después de mantenerlo encerrado allí mismo, lo entregaron a militares de la Dina que lo llevaron a centros clandestinos, en su país, donde fue desaparecido.

En ese mismo año se registra también la desaparición de Leandro José LLacaleo Calfulén, quien había llegado desde Chile en 1974 a Mendoza, provincia del noroeste.

En enero de 1975 fue asesinado en Buenos Aires Sergio Eduardo Montenegro Godoy, refugiado bajo la protección de la ONU. Sus asesinos podrían ser chilenos pero contaron con apoyo y protección local.

Ya en mayo de ese año se producirá uno de los hechos más graves entre las llamadas acciones conjuntas con la Operación Colombo, antecedente de Cóndor, la coordinadora de las dictaduras del Sur.

Codepu ya había investigado y escrito sobre la Operación Colombo, armada para que Pinochet justificara ante Naciones Unidas la desaparición de 119 personas. Fue una acción criminal coordinada de DINA, Triple A, sectores de seguridad y policiales de Argentina, que involucró también a cierta prensa y consistió en hacer aparecer cadáveres quemados y decapitados a los que colocaron documentos falsos de algunos de los chilenos que figuraban en la lista de la ONU para fundamentar que los desaparecidos en realidad “se estaban matando entre ellos fuera del país por diferencias políticas”.

El caso fue documentado por los informes- recuperados- que enviaba el espía Arancibia Clavel desde Buenos Aires a sus jefes, donde figuran los nombres de los apoyos locales.

Pero el escándalo no detuvo la ofensiva. El 2 de junio de ese mismo año en Buenos Aires fue detenido y desaparecido Juan Carlos Martín Zuñiga y sólo un mes más tarde secuestrado en Bahía Blanca , al sur del país, otro chileno, Víctor Eduardo Oliva Troncoso, quien estaba refugiado bajo amparo de la ONU. Su cuerpo fue encontrado con 35 impactos de bala como era la marca de la Triple A entonces.

La saga de la muerte se cobraría otras víctimas con la desaparición el 5 de julio de Francisco Eduardo Gotschlils Cordero y de Jaime Manuel Gomez Roger el 19 de septiembre.

El primer día de noviembre de 1975 en el hotel Liberty, en esta capital, fue secuestrado Jean Ivet Claudel, químico franco-chileno, militante del MIR, y asesinado a fines de ese mes, según consta en las informaciones que envió a sus jefes Arancibia Clavel desde Buenos Aires el 8 de enero de 1976 donde aclaraba que el detenido ya estaba “rip” (muerto) desde 40 días antes.

Otro caso que cita Codepu es el de Ismenia del Rosario Hinostrosa Arroyo, detenida y desaparecida entre el 10 y el 15 de diciembre de 1975, en Hurlingham, provincia de Buenos Aires, constatando “que es la primera mujer chilena desaparecida en Argentina”.

Las investigaciones sobre lo sucedido con extranjeros refugiados en Argentina, muchos de ellos procedentes de Chile entre 1793 y 1976, indican que también ciudadanos brasileños, uruguayos y de otros países desaparecieron aquí, antes de la Operación Cóndor.

Después del golpe militar de Augusto Pinochet el 11 de septiembre de 1973, una cantidad de brasileños refugiados en Chile llegaron a la Argentina con la esperanza de una segunda salvación.

Pero poco tiempo después fueron víctimas de persecuciones y también de desapariciones forzadas.

Entre los casos más importantes en 1973-74 figura el secuestro y desaparición del mayor Joaquín Cerveira. Gracias a una fuerte presión internacional fue ubicado tiempo después con vida en una prisión de Río de Janeiro, después de haber sido entregado a los militares de su país.

En tanto Edmur Pericles y Joao Batista continúan desaparecidos. En 1974 mediante un anónimo la esposa de Batista se enteró en Brasil de su muerte, pero no supo nada más.

También en 1974 figuran como desaparecidos Sidney Fix Márquez dos Santos, Luis Do Logos Farfa y Jorge Alberto Basso.

El 18 de marzo de 1976, a sólo seis días del golpe militar en Argentina, el músico Francisco Tenorio Juniors que acompañaba a Vinicius de Moráes y Toquinho en gira por Buenos Aires, fue secuestrado al salir de un hotel.

Sus compañeros nunca lograron respuestas de las autoridades argentinas. El 20 de mayo de 1986 la revista brasileña Senior relató que Tenorio fue visto por Marcos Cortés de la embajada de Brasil en Buenos Aires cuando estaba en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) ya en plena dictadura.

Al parecer lo confundieron y después de duras sesiones de torturas lo ejecutaron y algunos testimonios señalan al ex capitán Alfredo Astiz como uno de sus asesinos.

Esto indica que antes de Cóndor había una cooperación de la inteligencia de ambos países y también con la Alianza Anticomunista Argentina (Triple A) que participó en esos operativos.

Por su parte en el informe cronológico de Madres y Familiares de Uruguayos detenidos desaparecidos, en el período 1973-1976 antes del golpe militar en Argentina, se citan varios casos similares.

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Entre estos, Darío Gilberto Goñi Martínez que se había radicado en Paraguay fue detenido en ese país en agosto de 1970, junto a tres argentinos por la dictadura de Alfredo Stroessner y entregado a autoridades argentinas.

En los años 1973-74 fue visto en el penal de Villa Devoto aquí por otro detenido y hasta hoy permanece desaparecido.

Washington Javier Barrios Fernández llegó a refugiarse en Argentina, después que su esposa Silvia Reyes junto a Laura Raggio y Diana Maidanick fuerron asesinadas en Montevideo en un operativo militar.

El 17 de septiembre de 1974 fue detenido en un barrio de Córdoba con cinco argentinos vinculados al Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), que luego serían liberados.

Pero Barrios Fernández fue trasladado el 11 de octubre de ese año a La Plata. De allí debía ser llevado el 20 de febrero de 1975 de regreso a Córdoba adonde nunca llegó.

En tanto, Natalio Abdala Dergan Jorge que había estado detenido en su país y estaba viviendo en Chile cuando el golpe militar de Augusto Pinochet, se refugió en la embajada argentina en Santiago y obtuvo asilo político el 18 de enero 1974. Pero la muerte lo esperaba en Argentina. El 28 de noviembre 1974 fue secuestrado en la calle por un grupo de civiles armados que a la medianoche lo llevaron a su casa con evidentes signos de torturas y allí destruyeron todo, detuvieron a su esposa Ana María Barbozza, chilena y a otra ciudadana uruguaya con niñas pequeñas. Ambas mujeres fueron terriblemente torturadas, pero sobrevivieron e identificaron a uruguayos y chilenos junto al grupo de argentinos que las secuestró y torturó. Abdala Dergan nunca apareció.

El 17 de marzo de 1975, José Luis Barboza Irrazábal fue secuestrado en Buenos Aires también por civiles y desde entonces está desaparecido. Lo mismo sucedió con Eduardo del Fabro De Bernardis detenido el 27 de agosto de 1975 en Guernica, provincia de Buenos Aires. Años después se confirmó que un cadáver NN encontrado el 10 de septiembre de ese año, envuelto en una manta con los ojos vendados y signos de torturas era de Fabro.

En diciembre de 1975 se registran las desapariciones de Roberto Waldemar Castro Pintos y Juan Micho Michef Jara, en distintos operativos.

El 8 de febrero de 1976 Nebio Ariel Melo Cuestas y Wisnton Mazzuchi Frantchez, quienes escribían un periódico que enviaban clandestinamente a Uruguay, fueron detenidos por una comisión policial que allanó un bar en Buenos Aires y nunca más aparecieron.

Por entonces los sobrevivientes de muchos de estos hechos hablaban de la presencia de los militares uruguayos como José Nino Gavazzo, y otros miembros del Organismo Coordinador de Actividades Antisubversivas (OCOA) de ese país que tanto protagonismo tuvieron luego en la Operación Cóndor. También se mencionó a interrogadores de Brasil.

En esa ronda del crimen aún se investigan casos denunciados de ciudadanos de otros países desaparecidos en los tiempos de la Triple A y durante el desarrollo del Operativo Independencia del ejército argentino en Tucumán en 1975, todo lo cuál constituyen acciones de terrorismo de Estado.

FUENTE: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=46194

http://www.prensamercosur.com.ar/apm/nota_completa.php?idnota=2806

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RELACIONADO: Bernardo Alberte: Lopez Rega es de la CIA

http://www.unla.edu.ar/greenstone/collect/archived/index/assoc/HASH5185/88a29f47.dir/doc.p

df

http://www.elortiba.org/lopezrega.html