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La Era Del Imperialismo-Harry Magdoff

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HARRY MAGDOFF * * i

la era del imperialismo política económica internacional

de Estados Unidos

Traducción de RODOLFO ARRIGORRIAGA

EDITORIAL NUESTRO TIEMPO, S. A.

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Colección: Temas de Actualidad

Primera edición en español, 1969

Derechos reservados conforme a la ley

@ Editorial Nuestro Tiempo, S. A.

Domicilio provisional:

Cerro del Hombre 125, México 21, D. F.

Impreso y hecho en México

Printed and made in Mexico

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PRESENTACION

INTRODUCCION

I N D I C E

1. EL IMPERIALISMO, AYER Y IIOY

El ascenso de los grandes negocios La nueva batalla por las materias primas El avance del transporte oceánico y el mercado mundial El imperio y el nuevo imperialismo Imperialismo y colonias Los rasgos modernos del imperialismo La demanda de fuentes externas de materias primas Materiales estratégicos Los Estados Unidos como principal exportador de capital

2. LA4 BANCA NORTEAh4ERICANA SE INTERNACIONALIZA 80

Los bancos de sucursales toman las riendas del mercado capitalista mundial 86 Expansión exterior vía subsidiarias bancarias 92 El dólar como divisa mundial: Nueva Yorli, banquero del mundo 96 Los bloques monetarios romo instrumentos de ccntrol 106 El camino de la devaluación 110 Experiencias disímiles en materia de devaluación 114 Los centros financieros crean su propio dinero 120 El caso de las finanzas norteamericanas 123

3. LOS GASTOS MILITARES Y LA PAX AMERICANA 132

La ayuda exterior, instrumento de control Ejecución de la línea política y militar de los EE.UU. Ayuda económica para la política de puerta abierta La ayuda extranjera y los negocios norteamericanos Ayuda exterior: la carga del hombre blanco El control a través del FMI Ayuda y endeudamiento El rezago de las exportaciones La exportación y sus límites

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4. ASPECTOS ECONOMICOS DEL IMPERIALISMO DE ESTA- DOS UNIDOS 199

El alcance de los comproinisos económicos en el exterior 204 La importancia creciente de la actividad económica exterior 207 Gastos militares y exportaciones 213 Monopolio e inversiones exteriores 220

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Desde que Lenin escribió su pequeña gran obra: El imperialis- mo , fase superior del capitalismo, se lzan publicado, en el mundo entero, probablemente centenares o acaso miles de nueí!os títulos sobre el tema. Muchos, sin embargo, Izan respondido eserzcialmeiz- te a fines de divulgación o contribuido a esclarecer ciertos aspectos concretos de la dinámica del capitalismo ntonopolista, más que al propósito de ahondar en el estudio del fenómeno y de sus múlti- ples, complejas y siempre cambiantes formas de expresión. A con- securrzcia de ello y de cierta tendencia a u n esquematismo dema- siado simplista y divorciado de la realidad, a ueces se reiteran me- cánica y aun dogmáticamente situaciones que se Izan modificado, lzan perdido importancia o incluso han dejado de estar presentes en la economía mundial.

El lector comprobará con satisfacción que el presente libro no incurre en esas fallas, sino que más bien contribuye eficazmente a superarlas a través de u n estudio objetivo, riguroso y autorizado, que supone el empleo de u n instrumental teórico y a la vez el co- nocimiento preciso y la evaluación cuidadosa de los hechos, ya que, en última instancia, es e n la realidad donde las ciencias so- ciales tienen que confirmar, revisar o abandonar las hipótesis y aun las categorías conceptuales con que trabajan.

Maurice Dobb Iza hecho notar lo extraño que resulta que, a diferencia de los economistas clásicos, que tanto se ocuparon en sus estudios del mercantilismo, los economistas de hoy tiendan con frecuencia a ignorar el imperialismo o a verlo como u n fenómeno ajeno y sin importancia para la economía. El autor de este libro, por el contrario, demuestra que el imperialismo no es u n hecho del pasado n i tampoco u n asunto secundario sino algo vigente y funciamental, que afecta nuestra vida diaria de mil maneras y que, en una soczedad capitalista, no se puede escoger o rechazar puesto que es ccel modo de vida de tal socjed-a#. Por ello es todavía más extraño que, aun en los paises dependientes de América Latina,

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ciertos economistas, al parecer sólo empeñados en preservar la "ku- reza" de la economía, proscliban el imperialismo de su jergf y de su oficio, como si tal fenómeno no fuese una de las causas prin- cipales del atraso y el subdesarrollo.

Harry Magdoff, quien esencialmente se ocupa en este libro del imperialismo norteamericano, es u n distinguido economista. Desde hace años enseña en The New School for Social Research, de Nueva York y desde hace unos meses comparte, con Paul M . Sweezy, la responsabilidad de eo-editar Monthly Review, en esa misnza ciudad.

A los editores de la versión castella?la de esta revista, que se pu- blica en Santiago de Chile, debemos la traducción al español 1~echa por Rodolfo Arrigorriaga, texto que aquí publicamos con ligeros cambios de forma, sobre todo de algunos giros regionales emplea- dos en México. A ambos, editorial y autor, desearnos expresar nues- tro agradecimiento.

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Los ensayos que aquí se presentan fueron escritos en respuesta a las preguntas, repetidamente formuladas, durante y despuks de conferencias dictadas en varios colegios. Sorprendidos por la furia, !a irracionalidad y el horror del escalamiento de la guerra en Viet- nam, muchos estudiantes comenzaron a indagar sobre las causas: ;ES la guerra una parte de un esquema mLs general y congruente de la política exterior de los Estados Unidos o es una aberración de iin grupo particular de hombres en el poder?

Haciendo a iin lado los argumentos propagandísticos sobre la más elevada riloralidad y la amenaza a la seguridad nacional, ios inquisitivos estudiantes se inclinaron a buscar motivos ocultos. Qui- zá -pensaron algunos- había en Vietnam del Sur materias pri- mas vitales u oportunidades excepcionales para los negocios, que podrían explicar ia intensidad y la unidad de propósitos en el teme- rario camino de conquista del gobierno de los Estados Unidos. Al no encontrar respuestas concisas y adecuadas en tal dirección, algu- nos se decidieron a intentar, en un contexto más amplio, una va- loración de la situación en el Sureste de Asia. De ahí surgió la hipótesis de que la guerra de Vietnam era parte de una estrate- gia más general de los Estados Unidos, compuesta por varios ele- mentos :

I ) Cna campaña de los Estados Unidos para obtener el con- trol y ejercer influencia sobre todo el Sureste de Asia, árca que contiene más de 200 millones de almas, con un territorio de un rnillón y medio de millas cuadradas. En este caso la conquista de mercados y fuentes de materias primas (tanto potencialcs como efectivas) es significativa, no sólo para los Estados LTnidos, sino también para un Japón industrializado que podría funcionar como socio menor dentro del imperio de los Estados L- idos s.

2) La decisión militar de establecer una base fuerte y digna de confianza en Vietnam del Sur, en donde podrían acumularse

* Traducida del inglCs por Horacio Zalce.

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enormes existencias de equipo y material y tener estacionado un fuerte poderío militar. .,

3) El uso de una base militar así, en la costa o cerca de ella y próxima a Vietnam, como una fuente de poder, no sólo para el control o influencia sobre todo el Sureste de Asia, sino también como parte de un cerco de hierro alrededor de la República Po- pular China y la República Democrática de Vietnam. Esto servi- ría, no solamente como una amenaza, sino como una área de lanza- miento en el caso de una guerra terrestre contra los países comu- nistas asiáticos.

Este modo de pensar, analizado en contraste con la historia de la Guerra Fría, llevó a los más sofisticados a una área más amplia de investigación: ¿Debe& acaso encontrarse la causa raíz de la política de los Estados Unidos en un imperialismo moderno, en el capitalismo como un sistema expansionista? Pero aquí tropezaron otra vez. La hipótesis del imperialismo parecía entrar en conflicto con la opinión comúnmente aceptada de que las exportaciones y las inversiones en el extranjero son elementos menores en la eco- nomía global de los Estados Unid0s.l ¿Podría resolverse esta evi- dente contradicción?

En este punto no ayudaba mucho la literatura económica exis- tente. Es verdad quc en años recientes los economistas han estado prestando más atención a los asuntos económicos internacionales, especialmente en temas tales como la balanza de pagos, el oro, la ayuda extranjera, el comercio internacional y los problemas de los países subdesarrollados. Sin embargo, aparte de una literatura cada vez más abundante sobre los aspectos legales y que se ocupa princi- palmente de asuntos prácticos de los negocios, se ha dedicado muy poco estudio a la relación entre las economías doméstica e intcr- nacional. Los economistas teóricos se han abstenido, por regla ge- neral, de analizar a los Estados Unidos como una potencia econó- mica mundial, o de estudiar al país como parte del sistema capitalista mundial.

No cs que debieran ignorarse las infliiencias económicas menores. Las f~ierzas económicas marqinales tienen a veces un peso especial extra como puede verse, por ejemplo, en el libro de Robert Engler, The Politics of Oil (New York, 1967). Los efectos económicos que son marginales a toda la economía, pueden revestir una gran importancia para ciertas corporaciones gigantes. Por consiguiente, pueden tener una influencia exorbitante en la política pública a seguir, a causa de la conc~ntración de poder económico y político en manos de estas corporaciones.

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C n notable ejemplo de cómo se circunviene este punto lo pro- porciona la magna obra de John Kenneth Galbraith, The New 7 I~ldustrial State. En ella Galbraith intenta, en forma atrevida, ho- llar terreno virgen, y no se muestra inhibido por la ortodoxia acep- tada para llegar a nuevas generalizaciones teóricas. Puesto que el eje de su análisis es el concepto de una economía norteamericana dominada por gigantescas corporaciones, enfatiza una y otra vez su influcncia estratégica sobre los asuntos económicos y políticos, así como la imperiosa necesidad de esas corporaciones, para su pro- pia sryuridad y protección, de controlar sus fuentes de aprovisio- namiento de materias primas y sus mercados y sin embargo, de la lectura del libro de Galbraith uno no sabría nunca que estas cor- poraciones ticnen algún interés económico extraiijero a pesar del lieclio. demostrado clocumeritalmente más adelante, de que las fuen- tes estranjeras de materias primas, así como los mercados extran- jeros para sus productos, son un componente significativo, y en rreciii-iiento, de las actividades mercantiles de las corporaciones gigantes. No tan sólo se ignora este aspecto en el tratamiento quc de las corporaciones hace Galbraitli, sino que le deja ignorado también en su examen de las relaciones entre los intereses corpo- rativos y la política militar extranjera. En el caso de esta última.

, . pone Gnfasis en e1 -o de los gastos militares en PI

crecimiento y la s e v i l a w n d e s firmas. h r o no se en- -- &entra una sola palabra acerca de la participación extranjera de las corporaciones gigantrs -aun cuando la armazón teórica de Gal- braitli, construida alrededor de los imperativos de control de las corporaciones solxr matcrias primas y mercados, está pidiendo gritos tal anrílisis.

Las repetidas pre~untas de los estudiantes acerca de lo anormal de una economía "aislacionista" y una política extranjera interna- cional agresiva revelaba la ausencia de tales pesquisas de parte de los eruditos ortodoxos o aun de los críticos sociales liberales y radi- cales. Fue tanta la siqnificacibn de las pre,guntas planteadas como este kacío ilustrado lo que estimuló los estudios que aquí se publi- can. Cna invitación para leer iin trabajo sobre el imperialismo ante la segunda Conferencia de Escritores Socialistas que tuvo lu- gar en Nueva York en septiembre de 1966 proporcionó la oportu- nidad para presentar en público los primeros resultados de la bús- queda de una respuesta a esta cuestión (una versión revisada de

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este trabajo, publicado en el número de noviembre de 1966 de la Monthly Review, es la que aparece aquí como Capítulo 5).

La tarea primaria era reunir y valorar suficientes hechos para poner a prueba la suposición casi universal de que las actividades económicas extranjeras son un elemento pequeño y aun insiynifi- cante en los intereses comerciales de los Estados Unidos. ; Qu6 es lo que estos hechos muestran? La respuesta, a mi modo de ver, no es nada ambigua: los supuestos prevalecientes son falsos. La cuestión crucial de este asunto es un fracaso general en el recono- cimiento de todo el impacto de las inversiones extranjeras: com- prender que si bien la exportación de capital bajo la forma de inversión directa -en minas, pozos petroleros e industria manu- facturera- es mucho menor que las exportaciones en un año dado cualquiera, el efecto acumulativo del flujo anual de inversión in- volucra valores económicos que superan con mucho a las expcr- taciones.

Cuando, como es la costumbre, toma uno en cuenta solarnente las cantidades anuales de exportación de mercancías y de capitales, puede subestimarse el efecto de la acumulación de las inversiones extranjeras. Las exportaciones de mercancías, a diferencia de las exportaciones dc capital, representan tan solo un flujo: los hom- bres de negocios tratan de mantener e incrementar este flujo del rendimiento de las plantas ubicadas en los Estados Unidos. El flujo tiene que ser renovado cada año: la corriente al extranjero del año anterior pertenece al pasado; deben encontrarse nueyas ventas para el producto de este año. as inversiones que se mueven en el extranjero, en cambio, van construyendo un acervo de inversiones. Una inversión en fábricas y equipo en el extranjero permanece en el extranjero por siem- pre jamás. a menos de que, eventualmente, la empresa entera sea vendida, confiscada o, como en el caso de los minerales, hasta que se hayan agotado, por último, los recursos naturales. Pero en tanto que la inversión de una empresa exista en el extranjero y haya mercado para sus productos, la inversión se autoperpetúa. Los pre- cios de los productos vendidos incluyen, además de las ganancias y los costos de la mano de obra y la materia prima, la depreciación del capital (o depleción de las reservas). En esta forma se gene- ran fondos continuamente, no sólo para obtener ganancias "eter- nas", sino también reemplazos "eternos" de equipo usado y/o la explotación de nuevas fuentes minerales. Y por supuesto que cada

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nueva inversión que fluye al extranjero se añade al stock "perma- nente de inversiones?

Una simple ilustración aritmética puede ayudarnos a explicar este punto. Supongamos que las corporaciones estadounidenses in- vierten 5 000 millones de dólares anualmente en el extranjero. Su- pongamos, asimismo, que por cada 5 000 millones de dólares inver- tidos sea razonable esperar 10 000 de producto (o sea 2 dólares de producto manufacturado cada año por 1 dólar de inversión inicial en plantas y equipo). Entonces obtcndríarrios los sigiiicn:cs resultados :

Flujo anual Existencia acumu- Rendimiento anual de capital in- lada de capital en resultante del uso ~ 'er t ido en el el extranjero al del equipo de

Año extranjero fin de año capital (Miles de millones de dólares)

En esta forma la inversión del primer año determinaría una existencia de $5 000 millones, de los cuales se obtienen, para la venta, $10 000 en productos. En el segundo año, el flujo adicional de 5 000 millones habrá de añadirse a la inversión del año anterior. Tenemos ahora una existencia acumulada de $10 000 millones. Es- to es en fábricas y equipo, con los que pueden producirse $20 000 millones de nuevos productos anualmente. Para el décimo año la existencia acumulada alcanza una inversión de $50 000, con lo que la producción anual disponible para el mercado llega a los. . . . . $100 000 millones.

Aquí podemos ver que si habla uno de la cantidad relativa- mente pequeña de inversiones que fluye cada año al extranjero, se le está escapando el significado pleno del impacto acumulado de tal actividad en la inversión. De esto se desprende que si se ve so- lamente el volumen anual de mercancías y de exportaciones de capital, no se hace caso del impacto total de los negocios norteame-

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ricanos en el extranjero. Supongamos que el flujo anual de las exportaciones de los Estados Unidos asciende a $25 000 millones, y compárese esto con los resultados de 10 años de inversión extran- jera a la tasa anual de $5 000 millones, como se mostró en nuestro ejemplo: la cifra anual de las operaciones extranjeras resultantes de las existencias de inversión acumulada asciende a $100 000 mi- llones, o sea cuatro veces más que las exportaciones.

Este modo de considerar a los negocios de los Estados Unidos en el extranjero añade una nueva dimensión al grado de extensión del compromiso económico del país en el exterior, y suministra el marco para el examen, en los párrafos siguientes, de la magnitud de las ventas al extranjero, de las inversiones y del flujo de las ganancias que provienen de estas inversiones.

Pero nuestro interés no radica solamente en la magnitud de los compromisos económicos en el extranjero; es necesario también inquirir qué tan importantes son estas actividades para la econo- mía doméstica. Si pensamos en términos de una razón aritmética, veremos que hasta aquí hemos estado discutiendo tan solo el nu- merador. iY qué usamos como denominador? De nuevo nos en- contramos aquí con un error muy difundido en el modo común- mente aceptado de pensar acerca de estos asuntos. Una manera habitual para medir la importancia de las cuestiones económicas es comparar las variables por examinar con el Producto il'acional Bruto (PNB). Si un segmento particular de la economía se eleva hasta representar una gran proporción del PNB, se deduce ipso facto, que es importante. Y al contrario, si su proporción frente al PNB es baja, el renglón particular que se está comparando es ha- bitualmente considerado entonces como no importante.

La debilidad de este tipo de prueba estadística radica en que no establece diferencia alguna entre los sectores estratégicos y los no estratégicos de la economía, entre las variables dependientes y las independientes, entre las actividades que crean un pioducto excc- dente y aquellas que se dedican a utilizar ese excedente. (Para comprender este asunto el lector debiera consultar El Capital AJO- nopolista de Paul A. Baran y Paul M. Slveezy.)" Baste hacer notar aquí que el procedimiento que se siguió fue estrechar la base para evaluar la importancia relativa de la actividad econónlica en el extranjero, de manera que esta última se correlacionara con los

* Publicado en Nueva York en 1964 y traducido recientemente en Mé- I xico por Siglo XXI.

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sectores comparables de la economía doméstica. Además de esto se puso particular empeño en algunos sectores estratégicos tales como las industrias de bienes de capital, que son los elementos más volátiles dentro del ciclo de los negocios.

El análisis que ha resultado de los datos disponibles ha demos- trado que existe un estrecho paralelismo entre la agresiva política extranjera de los Estados Unidos, dirigida al control (directo o ' indirecto) de tan grande porción del globo como sea posible, por una parte, y la enérgica política expansionista de los negocios norte- --

americanos, por la otra. Por supuesto que la demostración del pa- ralelismo de ambos cursos no prueba que lo uno sea la causa de lo otro. Lo que si sugiere cs que simplemente es erróneo suponer que la economía de los Estados Unidos sea "aislacionista" y de esto se desprende que debe de introducirse la expansión de los asun- tos económicos internacionales de los Estados Unidos como un elemento muy importante en cualquier hipótesis que intente expli- car lo que está ocurriendo hoy en el mundo.

A fin de entender mejor las principales tendencias en el pasado y las potenciales para el futuro, necesitamos seleccionar las más importantes influencias entre la multitud de variables. Sin einbai- go, el intento de llegar a una fórmula simple, de causa única, muy frecuentemente hace el papel de una camisa de fuerza para el avance del conocimiento. En el caso del imperialismo tenernos, en un extremo, a los teóricos que buscan un imponderable universal en la naturale7a del hombre, o una fornia de atavismo social para explicar el fenómeno como una fuerza continua y constante en la historia. Es así que tenemos a un historiador económico tan competente como el profesor David S. Landes que da la siquiente explicación :

Me parece que uno tiene que ver al imperialismo como una respuesta múltiple a una oportunidad común que consiste simplemente en una disparidad de poder. Siempre y en clon- dequiera que tal disparidad ha existido, los pueblos y los grupos se han mostrado listos para sacar ventaja de ella. Se ve con pesar que está en la naturaleza de la bestia humana el explotar a los otros -o salvar sus al~nas, o "civilizarlas", según el caso.2

"Dad S. Landes, "The Nature of Ecoilomic Imperialism", en The Iournal of Economic History, diciembre dc 1961, p. 510.

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Esta interpretación, correcta o incorrecta, supone un nivel tan elevado de abstracción que no contribuye en nada a la compren- sión de las diferencias históricas entre los tipos y propósitos de la agresión y la expansión. Es irrelevante en absoluto, por ejemplo, para explicar la expansión histórica de la sociedad capitalista hasta I

convertirse en un sistema mundial o por qué esta expansión va asociada a una creciente disparidad de poder entre unas cuantas naciones que son excepcionalmente ricas y muchas naciones que son continuamente pobres. l

En el otro extremo del espectro de la sobresimplificación está la fórmula del imperialismo económico "puro". La búsqueda de motivos económicos sin adulteración para las decisiones de política exterior seniirá como una útil hipótesis en un gran número de ca- sos. Pero fracasará si espera uno encontrarla para todos y cada uno de los actos de las líneas de conducta política y militar.

Una razón de peso por la cual no funciona una hipótesis tan burda es sencillameilte que las líneas de conducta militares y polí- ticas no se basan en reglas estrictas de contabilidad de costos. La corporación tiene la necesidad de ponderar cada gasto de sus fon- dos contra la posibilidad de recuperarlos y de obtener la utilidad deseada dentro de un plazo razonable. Los gobiernos, por otra parte, no están restringidos por el mismo tipo de consideracioees presupuestales: pueden fijar impuestos, imprimir billetes y elevar la deuda pública. Por supuesto hay límites hasta para estos gastos, pero ellos se derivan de los recursos de toda la economía, y no de los de una corporación dada, o aun de un grupo de corporaciones.

La racionalidad de los gastos del gobierno no tiene ninguna semejanza con la rígida ponderación de costos contra utilidades, aun cuando algunos gobiernos quisieran aparecer como que así lo hicieran. Un gobierno puede gastar miles de millones (con ingre- sos obtenidos de la población toda) para dominar a un país pro- ductor de plátano aun cuando el control que de ello resulte prote- ja utilidades por millones para tan solo una o dos corporaciones. Pero la realidad del imperialismo va mucho más allá del interés inmediato de este o aquel inversionista: el propósito subyacente es nada menos que el de mantener abierto tanto como sea posible del mundo para el comercio y la inversión de las gigantescas cor- poraciones multinacionales. Donde hay intereses que compiten en7 tre las empresas comerciales de diferentes países, la meta de la política de cada gobierno es continuar extendiendo su influencia

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en el extranjero. La dimensión del control variará, desde la ocu- pación militar a las técnicas informales de las "esferas de influen- cia", dependiendo de las circunstancias y del criterio de los diri- gentes políticos y militares en cuanto a lo que sea más realista bajo las circunstancias existentes.

Cuando se tomen en consideración todos estos factores se vera que los intentos para explicar acciones aisladas en términos de "te- neduría de libros" carecen de sentido. Los países latinoamericanos pequeños que producen utilidades relativamente escasas son impor- tantes para la política general de los Estados Unidos porque es importante el control sobre toda la América Latina. Dentro de este contexto el control y la influencia son necesarios, no solamente para impedir la expropiación del capital norteamericano y para inmunizar al país contra la revolución social, sino hasta porque su voto en la ONU o la OEA es importante para el plan general de dominación de los Estados Unidos. Entendidos en estos términos, la muerte y la destrucción en Vietnam y el gasto de enormes su- mas de dinero no son cotejados, por quienes dirigen la política norteamericana, con las oportunidades de provechosos negocios en Vietnam; se les pondera, m6s bien, según el criterio de los diri- gentes militares y políticos de acuerdo a lo que se necesita controlar e influir en Asia, y especialmente en el Sureste, a fin de conservar toda el Ares dentro del sistema imperialista en general y dentro de la esfera de influencia de los Estados Unidos en particular.

v El mismo modo de pensar que aborda el conccpto del imperia- lismo ecoiiómico en el sentido restringido de una hoja de balance confina tambitn habitualmente el término al control (directo o in- directo) sobre un país subdesarrollado por una potencia industrial. / Una limitación tal ignora el rasgo esencial del nuevo iinperialis- nio que surge a fines del siglo diecinueve: la lucha competitiva entre las naciones industriales por las posiciones de dominio con respecto al mercado mundial y a las fuentes de materias primas 4 La diferencia estructural que distingue al nuevo imperialismo del \iejo es el reemplazo de una economía en la que compiten m~iclias firmas por otra en la que compite un pufiado de corpo- -' raciones sigantes en cada industria. MAS aún, durante este período el avance en la tecnología del transporte y las comunicaciones y el reto que lanzaron a Inglaterra las nuevas naciones industriales aportó dos rasgos adicionales a la escena imperialista: una inten- sificación de la lucha competitiva en la arena mundial y la ma-

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duración de un sistema capitalista verdaderamente internacional. Bajo tales circunstancias la competencia entre los gmpos de cor- poraciones gigantes y sus gobiernos tiene lugar en toda la superficie del globo:<-en los mercados de las naciones avanzadas así como en los de las semi y aun las no industrializadas. La lucha por el poder entre las naciones industrializadas para obtener el control colonial e informal de las regiones económicamente atrasadas no es sino una fase de esta guerra económica y tan solo uno de los atributos

e del nuevo imperialismo.

Las naciones del sistema capitalista mundial tienen grados va- riables de fuerza y de independencia y la manipulación para adqui-

1 rir poder y control se estiende al través de todo el sistema -ciitre 1 los grandes y entre los chicos, entre los relativamente ricos como

entre los relativamente pobres. Circunscribir el imperialismo a ope- raciones simplemente cn el mundo subdesarrollado es algo verda- deramente extraño cuando se cxamina la consistencia en las metas de Alemania con respecto a otras naciones de Europa a lo largo de dos guerras: un programa para reorganizar y controlar a las na-

\ ciones industrializadas así como a las no indusfrializadas a fin de llenar las nccesidades de un capitalismo alemán en expansión.

Se clic~ frecuentcmeiite en nuestros días que la mayor partici- pación del capital norteamericano en Europa occidental, en com- ~aración con las inversiones en los paíws subdesarrollados, es tina muestra de una desviación del imperialismo. Por supuesto que este punto de vista es insostenible si se reconoce que el antagonismo entre centros industriales q u e se desarrollan desigualmente consti- tuye el eje de la rueda del imperiaiismo.

Pero existe un punto de vista adicional desde el que debiera de considerarse la expansión del capital norteamericano en otras na- ciones avanzadas. El nivel dc vida más alto y la gran cantidad [le capital acumulado en Europa occidental están enraizados en las ventajas, pasadas y presentes, obtenidas por esta última área al tra- \+S de la explotación de países coloniales y neocoloniales. Al pe- netrar los centros metropolitanos de Europa, el capital de los Esta- dos Unidos se lleva parte de la crema: se beneficia a ) de los crecientes mercados de consumo de Europa occidental y b) de la oportunidad de comerciar al través de canales abiertos por los cen- tros metropolitanos durante sus relaciones con sus dependencias. Una analogía con los días de la piratería podría ser íitil aquí, cuando ciertos aventureros hacían iin modo de vida de la depre-

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INTROD UCCIÓN

dación de islas y costas alejadas de los centros inetropolitanos. Imagincmos ahora a un aventurero que equipa un barco con el propósito de asaltar a los barcos piratas que regresan a la patria. iDepcnde menos de la piratcria la inversión de esa última "em- presa" que la del pirata original? Debiera hacerse notar, en este sentido, que las cxtensas iiiversiones de la industria petrolcra nor- teamericana en Europa occidental (véase cl capítulo 2, cuadro 13) obtiene sus utilidadcs de la refinación y distribución del petróleo importado dcl Medio Oriente.

Las exageracioncs clc la teoría del imperialismo económico no se limitan a sus proponcntcs. Las más grotescas versiones de aná- lisis rrwcaniciitas poclrin cncontrarse en los escritos de los críticos. TJn cjrrnl>lo notable de esto ocurre en un ensayo titulado "El Im- perialismo Económico Vuelto a Visitar", por el profcsor Mark Blaug. Entic otras rosas cl profcsor cxponc lo que él considera ser una rcf~~tación dcvastadora del concepto d~ que la exportación de capital cs alentada por las mayores oporturiidades dc utilidad en cl cstraiijero:

Lo que es aún mis notable es que las tasas de utilidad de la inversión extranjera en rl Golio 1'6rs;co se clevan Iiaita a un 20 por ciento en contraste con el 11 por ciento en Amé- rica Latina y 8 por ciento en Canadi; y sin embargo, el Golfo Pérsico atrac a mcrios de una d6cima partc de la in- versión norteamcricana en el extranjero y la tasa de incre- mento de la inversión extranjera rn los años de la postguerra ha sido mayor cn Canadi que en las rrqiones empapadas de pct~óleo drl Rfrtlio O r i ~ n t e . ~

Aquí teiic~iio~ la iiicriialidad de las fórmulas en todo su esplcn- dar. .2 pesar dc las apariencias, el argumento no tiene semejanza con la rralidad c l~ l comportamicnto dr los negocios. El hecho de qiir las utilidades de las inversiones petroleras en el Golfo PErsico ~ ' 3 1 1 tan rlrvadas difícilmente podría intrrl->retarse coino que una unidad adicional de inversión produzca rendimiento equivalente c 1 ~ iitilidacl. Una \ r7 quc se ha perforado una fuente dcterrninada clc pctrólco y SP ha loqrado al arrcglo mAs cfiricnte de los pozos, las oportunidades ultcriores de inversión dcseablc son muy limita-

= hlark Blaiig. "Economic Imperialism Revisited", The I'ale Rez'iew, primavera de 1961, p. 343.

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das (aparte de las inversiones destinadas a impedir que los compc- tidores se apoderen de las reservas de petróleo). Después de que se ha llegado a cierto punto, una inversión adicional no va a ren- dir la tasa de utilidades deseable. Esta limitación a la inversión ulterior es particularmente pronunciada cuando, como ocurre en la industria petrolera, hay un grado tan alto de concentración de la propiedad de las concesiones. Esta clase de consideración ele- , mental en los negocios es aplicable en muchas situaciones. Por ejem- plo, una vez que se ha construido una línea de ferrocarril, que ab- sorbe toda la carga y tráfico de pasajeros disponibles entre dos puntos, la adición de líneas sería infructuosa, sin importar lo pro- vechosa que pudiera ser la inversión original.

Al parecer el profesor Blaug estaba más interesado en negar !a existencia del imperialismo que en tratar de entender su natu- raleza. De haberse interesado en explorar el significado de los da- tos que citaba, se habría hecho a sí inismo pre<pntas tales como: ;Por qué es que no hay oportunidades de utilidades importantes para el capital norteamericano en el Golfo Pérsico fuera de las pe- troleras? 2 Cómo es que una región que puede producir tan enormes utilidades no tiene mercados de consumo lo suficientemente gran- des para sostener otras inversiones provechosas?

Otro ejemplo de distorsión por el empleo de hechos no asimila- dos o analizados se encuentra en un capítulo titulado "iEs Impe- rialista Norteamérica?" en el libro de Barbara Ward El Oeste AGO- rralado. Entre las razones que da para desmentir el concepto de que los Estados Unidos son imperialistas, la señorita Ward señala: "En el pasado, los norteamericanos no han tratado de romper los estan- camientos domésticos mediante la conquista de nuevos mercados en el extranjero. Por el contrario, han reducido los préstamos y el co- mercio exterior al m í n i m ~ . " ~

La primera frase es, por supuesto, absolutamente errónea y ade- más contradicha por el curso de toda la historia económica de los Estados Unidos5 Sin embargo, la señorita Ward presenta datos en apoyo a su argumento. Y esto es lo que expone: durante las años de la depresión, de 1929 a 1933, las exportaciones de mercancías de- clinaron de $5.2 a $ 1.6 billones, y los préstamos al extranjero se abatieron de $2.7 a $0.4 billones.

4 Barbara Ward, The West at Bay, Nueva York, p. 136. 5 Véase, por ejemplo, T h e Tragedj) of American Diplomacy, por Wil-

liam Appleman Williams, Niiera York, 1962.

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Pcro estos datos no justifican por cierto la pretensión de que los Estados Unidos "redujeron los préstamos y el comercio exterior al mínimo". La reducción en el comercio y la inversión extranjeros no fue voluntaria. Se adoptaron vigorosas medidas en contra a fin de resucitar el comercio exterior, pero resultaron impotentes fren- tc a la severidad de la depresión. La realidad en la primera parte de la década de los 30 fue un colapso en el comercio internacio- nal: un fracaso del sistema capitalista mundial que ni los capita- listas ni los gobiernos fueron capaces de impedir. Los préstamos al extranjero se retrajeron porque había muy pocos solicitantes dignos de confianza: había más de $ 2 2 billones de desfaIco en la deuda pública extranjera en esos años. De manera análoga no había ba- ses para mantener, no digamos incrementar, el comercio de ex- l~ortación. Los hombres dc negocios no exportan a menos que ha- yan clientes extranjeros que tengan con qué pagar por sus compras. Clientes así no existían en un período de dcpresión mundial com- plicada por una desintegración del sistema internacional de pagos.

Estos doy ejemplos de ninguna manera agotan las diversas fa- lacias de la literatura sobre el imperialismo. Se les escogió en for- ma deliberada porque en cierto sentido son representativas de la clase de dificultades a las que se enfrentan los estudiantes, tanto avanzados como de grados elementales, cuando tratan de la teoría cconómica en contraste con la práctica económica. Cuando es la teoría lo que sc discute, manejamos abstracciones y tratamos de aislar las fuerzas más importantes que determinan los cambios y el desarrollo. Pero en la vida real estas fuerzas aparecen eritremezcla- das con muchas otras. La veraadera tarea en el análisis económico es moversc de una parte a otra, inteligente y cómodamente: de la teoría abstracta a la realidad concreta y viceversa. Surgen serias dificultadcs si el salto entre lo abstracto y lo concreto es muy repen- tino y muy extremoso, sin quc se conceda la atención adecuada a las etapas intermedias del análisis.

Examinemos, para ilustrar este punto, el motivo de la ganancia conio regulador de la actividad de los negocios. No cabe duda que el impulso hacia la obtención de tasas de utilidad más elevadas y de mayor volumen es la fuerza impulsora de la actividad comercial. Y sin embargo esta esencial y validísima generalización tiene apli- c ac ih diferente se<gÚn las circuristancias. La estrategia de la utili- dad comercial variará entre una industria y otra, entre los perío- do: de prosperidad y los de depresión, y entrc las situaciones com-

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petitivas o monopolísticas. En el asunto de la inversión extranjera por las empresas norteamericanas es necesario reconocer la influen- cia de la necesidad de que firmas de tipo monopolístico controlen las fuentes de materias primas y los mercados, a fin de proteger su posición de dominio y de asegurar su inversión. Aun dentro de este contexto algunas firmas, a causa de la índole de sus negocios, adop- tarán una perspectiva de utilidades a plazo relativamente largo, en tanto que otras invertirán en el extranjero solamente que puedan recuperar su capital en tres o cinco años. El hilo común a estas di- ferentes estrategias es, por supuesto. el aumento en las utilidades. A pesar de todo, se tendría un cuadro engañoso si redujera uno las ralones para la migración de capital simplemente a un análisis estadístico de las tasas diferenciales de utilidad para los diferentes países.

Las mismas limitaciones deben aplicarse a los temas sobre capi- tal excedente que a menudo se encuentran en las teorías sobre rl imperialismo. Parece casi axiomático afirmar que el capital se des- plaza hacia el extranjero cuando los fondos ociosos no encuentran salida en inversiones domésticas lucrativas, y/o las oportunidades de ganancia son mavores en el extranjero que en el país. Esta afir- mación abstracta constituye una primera al~roximación útil, un punto de partida y una guía para la investigación, pero de ninguna manera una explicación adecuada de los numerosos diferentes tipos de movim;rntos de capital. En la vida diaria éste no es una masa

- indiferenciada. Lo proporcionan diferentes fuentes dentro de la eco- nomía y frecuentemente está disponible solamente para usos limi- tados: un préstamo a corto plazo, la apertura de un nuevo banco. la construcción de una planta química. También debe entenderse que el capital monetario consiste tanto de crédito como de efectivo y, por lo tanto, es afectado por las oscilaciones del ciclo de crédito. Es así que durante una depresión grave, al declinar la producción y contraerse el crédito, una buena parte del excedente desaparece y la moviljzación del capital se hace más difícil.

El teorema, a menudo repetido. acerca de que la inversión rx- tranjera representa un modo de salir de la depresión tiene validez si reconocc uno que ésta es sólo una de las estrategias dentro de la agenda de la comunidad comercial, la que puede o no ser ope- rante dentro de las circunstancias. Si la depresión es en escala mun- dial y el sistema mundial de crédito ha dejado de funcionar la in- versión extranjera, como una opción, ge~eralmente desaparecerá de

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la agenda, excepto en cuanto sea posible arrebatar algún valioso recurso mineral o comprar a un competidor más débil.

Durante la fase ascendente del ciclo, la aparición de capacidad excedente en la producción doméstica plantea el problema de en- contrar una salida en el extranjero para el capital ocioso: el éxito en la persecución de esas salidas en el extranjero puede contribuir a prolongar la fase ascendente. Y esto es aplicable no solamente al ciclo en su totalidad, sino también a los ciclos de las industrias in- dividuales. Un ejemplo de esto último es la transferencia del capi- tal inglés, norteamericano, francés y alemán conectado con la in- dustria ferrocarrilera, de un país a otro. Cuando se estaba llegando al límite práctico de la construcción de ferrocarriles en un país, se buscaban salidas en otro. La búsqueda se intensificaba a medida que la competencia aumentaba entre los países exportadores de ca- pital.

Lo que es importante para la comunidad comercial, y al sistema de los negocios como un todo, es que la opción: inversión extran- jera ( y comercio extranjero) permanezca abierta. Para que esto ad- quiera un sisnificado el sistema de empresa privada requiere, como mínimo, que los principios políticos y económicos del capitalismo prevalezcan y que queden abiertas completamente las puertas para el capital extranjero en todo momento. Más aún, debe buscar una puerta abierta privile,+ada para el capital del país natal de prefe- rencia al capital que venga de naciones industriales competidoras. Y no se trata de discutir qué tanto o qué tan poco pueda explotar- se una puerta abierta en un momento dado. Es el principio el que debe de mantenerse, especialmente para una superpotencia capita- lista como los Estados Unidos, y más especialmente cuando se le está desafiando extensa y abiertamente. (Por añadidura, ;quién puede saber cuándo se descubrirá algún recurso vital y esa puerta especial abierta vaya a conducir a la fuente de un nuevo tesoro?)

Mantener la puerta abierta crea algunos problemas, algunos a causa de intereses conflictivos entre las naciones capitalistas más maduras, algunos a causa de las revoluciones sociales, reales o po- tenciales que amenazan eliminar (o limitar) el capitalismo y la li- bertad para la inversión y el comercio privados.iDe aquí que abrir una puerta y mantenerla abierta requiere una vigilancia eterna y fuerza de voluntad.\ Dicho de otra manera lo que se necesita es la fuerza y la persistencia, de parte de las naciones más avanzadas,

controlar la política y la economía de las naciones menos avan-

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zadas. Puesto que la franca posesión colonial se ha vuelto en la ma- yor parte de los casos poco práctica, se están explorando y explo- tando otros medios, algunos tradicionales, algunos nuevos. En esto, los Estados Unidos son los que tienen mayor práctica, habiéndose apropiado la oportunidad, al fin de la segunda guerra mundial, para organizar y dominar la red imperialista.

Los medios tradicionales están aún disponibles y se les usa. Aún están entre nosotros el método de la invasión y el empleo de la fuerza militar; únicamente se han hecho anticuadas las racionali- zaciones. Una flota armada que cubre todo el globo y una extensa red de bases militares pesan mucho en el resto dcl mundo. Se ha puesto mucha confianza en las más nuevas técnicas, quizá no com- pletamente nuevas, pero aplicadas en escala más vasta y con mayor sofisticación que en el pasado: asistencia militar para apoyar a go- biernos, "dignos de confianza", contra la revolución; ayuda eco- nómica para fortalecer un clima favorable para el capital y las im- portaciones extranjeras; y, además, la ubicua CIA. El apuntala- miento objetivo del sistema de alianzas y de control continúa siendo el mercado y las relaciones financieras que reproducen la depen- dencia económica, por parte de las regiones menos avanzadas, de los centros metropolitanos.

Visto bajo esta luz, no hay conflicto fundamental entre los in- tereses económicos, po!íticos y militares. Existen, y existirán, dife- rencias debidas a intereses opuestos entre grupos de negocios, inte- reses especiales de otras clases y estratos sociales y asuntos burocráticos de funcionarios de gobierno y de la élite militar. Pero el desacuerdo resultante se relaciona con la estrategia y la táctica acerca de cómo aseprar mejor el crecimiento y la expansión del sistema de los ne- gocios, y de que es lo mejor para mantener tanto como sea posible del mundo a disposición de la empresa privada, y especialmente de las norteamericanas.

Para tener una mcjor comprensión de todo esto es necesario estudiar los orígenes históricos del sistema imperialista e identificar las interrelaciones de los diversos aspectos de la estructura económi- ca y financiera de los Estados Unidos por una parte y la actividad económica internacional de las empresas privadas y del gobierno por la otra. Este era el esqueleto de un trabajo presentado ante la tercera Conferencia de Estudios Socialistas (Nueva York, septiem- bre de 1967) con ocasión del quincuagésimo aniversario de la pu- blicación de la obra de Lenin, El Imperialisnzo, Fase Superior del

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Capitalismo. Una versión considerablemente ampliada de este ar- tículo, fue publicada en la Monthly Review, en los números de ju- nio, octubre y noviembre de 1968, y reproducida aquí como los capítulos 2, 3 y 4. El objetivo principal de estos capítulos es el de mostrar la cohesión e interdependencia de la economía de los Estados Unidos con el sistema capitalista mundial. Sólo en forma incidental se mencionan las contradicciones y las tensiones dentro del sistenia. No se ha hecho intento alguno de someter a un análi- sis ni los conflictos entre rivales dentro del sistema ni a la ola re- volucionaria para debilitar y eliminar al imperialismo. Estos ensayos debieran ser considerados, por lo tanto, como una introducción al estudio del imperialismo norteamericano que proporcione -así lo esperamos- una armazón más significativa que las disponibles en la actualidad, para la comprensión de este problema, y un punto de partida para futuras investigaciones.

Una vez que se logra aprehender la interdependencia dc las es- tructuras económicas internacionales y domésticas, se pueden em- pezar a reconocer las alternativas limitadas bajo las que operan los administradores del sistema de los negocios. Los estudiantes no son 10s únicos en suponer que existe una gama casi ilimitada de alter- nativas disponibles ante un sistema político democrático, de manera que, usando razón, imaginación y buena voluntad, pueda el capi- talismo proseguir su curso sin el imperialismo. Una ilustración in- teresante de los procesos de pensamiento involucrados en el enfoque de la "libre voluntad", o de alternativas sin límites, puede encon- trarse en el importante libro de J. A. Hobson sobre el imperialis- mo, escrito en 1902.

No hay necesidad de abrir nuevos mercados; los don~ésticos son capaces de una expansión indefinida. Cualquier cosa que se produzca en Inglaterra puede ser consumida en Iiiglate- rra, a condición de que el "ingreso", o el poder de compra de las mercancías, esté adecuadamente distribuido. Esto pare- ce no ser cierto a causa de la especialización, antinatural y poco saludable a la que este país ha sido sometido, basada en una mala distribución de los recursos económicos lo que ha inducido un crecimiento exagerado del comercio de cier- tas manufacturas, con el propósito expreso de efectuar ven- tas en el extranjero. Si la revolución industrial hubiera teni- do lugar en una Inglaterra fundada en la igualdad de acceso

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para todas las clases a la tierra, la \educación y la legislación, la especialización manufacturera no habría ido tan lejos (aun cuando se habrían hecho progresos más inteligentes, en ra- zón de un ensanchamiento del área de selección del talento inventivo y de organización) ; el comercio exterior habría sido menos importante, aun cuando más constante; el nivel de vida para todos los sectores de la población habría sido alto, y la tasa actual de consumo nacional probablemente habría dado empleo total, constante y remunerativo para una mucho ma- yor cantidad de capital privado y público del que en ia actua- lidad se usaG

Esta clase de historia; tan plagadas de "si" condicionales supo- ne mucho más de lo que puede demostrarse. Si todas las clases tu- vieran un acceso igual a la tierra, ihabría habido una clase trabaja- dora lo siificientemente grande para proporcionar los hombres necesarios para las fábricas introducidas por la revolución indus- trial? ,Y habrían realizado los capitalistas inversiones especulativas en nuevas industrias, en vez de hacerlo en el comercio o en terre- nos, de no haber existido las oportunidades para obtener enormes ganancias en la manufactura? Y además, i de dónde habría veni- do la acumulación original de capital usado en la industria sino de la extracción de la riqueza de las colonias, la piratería y el mer- cado de esclavos -tal como lo describió Marx en El Capital (Vol. 1. Cap. VII I ) ? Y por último, ;de dónde habría salido la repro- ducción y el crecimiento del capital necesario para la inversión, si no de ganancias lo suficientemente grandes que se originaban en las operaciones mercantiles?

Es verdad que puede concebirse una situación ideal en que la producción y el consumo estén equilibrados, en que "cualquier cosa que se produzca en Inglaterra puede ser consumida en Ingla- terra''. Pero en este caso debemos postular una sociedad que esté sometida a un control social racional en vez de apoyarse en el ser- vo-mecanismo del mercado, regulado por la necesidad de ganan-

J. A. Hobson, Zmperialism-A Study, 1902. (Edición rústica: Ann Arbor, Michigan, 1965, pp. 88-89. La obra de Hobson sobre el imperia- lismo, cualesquiera que fueran las críticas que se le puedan hacer, marcó un punto de retorno histórico en el estudio de este tema. Tanto Hilferding (Das Finpnzkapital, 1910) como Lenin (Zmperialism, The Highest Stage of Capitalism, 1917) fueron influidos de una manera directa y profunda por Hobson.

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cias. En la mayor parte de las industrias manufacturera? la capa- cidad y la producción no pueden ser rcyuladas de modo de confor- marse exactamente a las demandas del consumidor. Supongamos, por ejrmplo, que no puede producirie el acero de una manrra cfi- ca7, a menos de que haya un eqiiipo complementario que tenqa una capacidad para prodiicir 100 000 toneladas. Si resulta que la demanda es de 150 000 toneladas, el maniifacturero tiene la disyun- tiva de perder la oportunidad de este mercado extra, o de correr el riesqo de añadir otras 100 000 tonclaclas de capacidad. Si a1iinc.li- ta Csta, se queda con una capacidad excedente de 50 000 tonelarlai Para obtener un rendimiento adecuado a su inversión, debe cntori- cei biiscar ~nercados extra. Este no es sino uno de los muclios fac- torei clue ycnerari ~~resiones sobre los mercados en expansión, tanto cutra~ijero? como domésticos. El mcca~iismo todo de una economía de mercado competencia , flrictuacioncs de las demandas del con- sumidor, desarrollo desiyual de las industrias complementaiias, cani- bios tccnolóyicos, la acrimulación de i i t i l idades impulsan con una fucr~a impaciente al capital a expandirse.

Siendo este el caso, la panacea de Hobson de un aumento cii el inqreso del consumidor es poco realista. En efecto, él supone que es posible una dirección coordinada del cambio económico median- te una rlevación en los nivelei de salarios. Este expediente, sin em- baryo, difícilmente puede ser confiable para obtener los resultados que Ilobson buscaba. Por ejemplo, una elevación demasiado rápi- da en el consumo puede, en determinadas circunstancias, reducir los niveles de las iitilidades para detener la maquinaria de la acumula- ción de capital, resultando en oportunidades insuficientes de empleo para una oferta de mano de obra acrecentada por rin incremento de la fuerza de trabajo y por los trabajadores despla~ados por la cre- ciente productividad. Dc manera alterna si la elevación en el consii- rno no es lo suficientemente yrande como para frenar la aciimula- ción, tirnde a estimular brotes espcr~ilativos de inversión de capital y a acentuar el desequilibrio entre el capital y el conslimo a un nuevo nivel. Desafortunadamente, la receta de Hobson es simple- mente resultado de la ilusión, muy común, de que la inversión de capital puede ser re<plada, no por la planificación, sino mediante el ajuste de una de las variables del proceso económico capitalista. Lo que él ignora es que una manipulación tal, aún de ser factible, desencadena una serie de nuevos desajustes.

Con el objeto de proteger las utilidades y la inversión de capi-

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tal, debe acompañar' a la inexorable expansión de la capacidad una ávida exploración de las oportunidades de ventas en los inercados del mundo. Y, como lo explica Hobson, la estructura de la propia industria se adapta al mercado mundial, más bien que al solo mer- cado doméstico. Por otra parte, Hobson no toma en cuenta el modo cn que este desarrollo está involucrado en los cambios en el resto de la vida internacional de una sociedad de negocios por ejemplo, con la banca internacional, el mercado monetario internacional y los problemas de la balanza de pagos.

Dados el tipo de estruct~ira industrial y financiera que se desen- vuelve a lo largo del tiempo, y la organización de la fuerza de clase que opera esta estructura, las construcciones idealistas de Hobson no están en disponibilidxd, como opciones realistas, ni aun para gobiernos reformistas. Obsérvese, por ejemplo, cómo, a pesar de su confesada ideología socialista, se ha conducido el Partido Laborista inglés en los asuntos del imperio y de los arreglos económicos intcr- nacionales, en todas las ocasiones en que ha llegado al poder. Aun cuando eventualmente hubo de presidir la disolución del Imperio Británico formal -y no por elección, sino por necesidad-, manejó la disolución en una forma realista, de manera que la transición hacia un imperio informal, que sirviera los mismos intereses econó- micos imperialistas, fuera lo más suave posible.

Se puede sacar una lección semejante de la experiencia del Nuevo Trato de Koosevclt. Las importantes reformas: sociales y el enérgico cebar la bomba del Nuevo Trato no tuvieron éxito en la aceleración dc la maquinaria de acumiilación de capital; tan solo las amplísimas utilidades por las órclcncs de guerra del extranjero y de los negocios militares domésticos pudieron suministrar el ím- petu necesario. Las operaciones extranjeras del Nuevo Trato fue- ron realísticas de un modo semejante, en términos de las opciones disponibles en las condiciones entonces prevalecientes, sumándose para constituir un impulso para ganar los mercados extranjeros, así como ventajas para las empresas de los Estados Unidos en estos mercados. Los detalles de este razonamiento están bien analizados en el libro de Lloyd C. Gardner, Economic Aspects of New Den1 Diplomacy, Madison, Wisconsin, 1964).

El realismo cs también la marca de fábrica de un programa pú- blico más reciente, introducido bajo iiria bandera liberal y progresis- ta. En su muy popular libro, El Desafto hTorteamericano, J. J. Servan- Sclireiber, explora el peligro de que Europa occidental se convierta

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en un satélite de la economía de los Estados Unidos, como resul- tado de una extensión del capital norteamericano al través de Europa occidental. Los fines que confiesa Servan-Schreiber son tanto evitar la colonización de esa área como, al mismo tiempo, estimular los ideales de justicia social y de dignidad individual. El es, sin embargo, un hombre realista, y acepta el sistema social que ahora existe como una condición necesaria. Una vez que ha fundado su razonamiento en la continuación del capitalismo, la ieceta de Servan-Schreilscr es obvia y es lógica: Europa occidental debe desarrollar la clase de fuerza que le permita competir con los negocios norteamericanos; se debe dar oportunidad y estimular su fusión a las 50 a 100 compañías europeas más grandes, de ma- riera que tengan el tamaño suficiente para enfrentarse a los gi- gantes de los Estados Unidos; por lo tanto, los países de Europa occidental debieran confederarse y suministrar los fondos para investigación y suficientes negocios gubernamentales que propor- cionen a estos gigantes industriales agrandados un punto de apoyo que les dé una mayor fuerza competitiva. En esta forma el camino hacia la independencia, la justicia social y el progreso social, para Europa occidental es: un Gran Gobierno y Grandes Negocios para la guerra económica con el R4oloch norteamericano.

Los estudiantes hacen frecuentemente la pregunta: jes nece- sario el imperialismo?: Lo que trato de demostrar aquí, y en el análisis que se presenta en los capítulos siguientes, es que tal pre- gunta está completamente fuera de lugar. El imperialismo no es un asunto de elección para una sociedad capitalista; es el modo de vida de tal sociedad.

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El Imperialismo, ayer y hoy

Uno de los puntos básicos de la teoría de Lenin sobre cl im- perialismo es la clasificación de éste como una etapa especial en el desarrollo del capitalismo, surgida en las postrimerías del siglo xrx. Este intento de asignar al imperialismo una fecha de referen- cia histórica tan específica ha suscitado larga controversia, y una de las objeciones centrales que se le hacen es la de que muchos de los rasgos definidos como característicos del imperialismo se en- cuentran presentes ya en los inicios del capitalismo y se lepiten a lo largo de su historia: la urgencia de desarrollar un mercado mundial, la lucha por el control de fuentes extranjeras de mate- rias primas, la competencia en la búsqueda de colonias j. la ten- dencia a la concentración del capital.

Algunos estudiosos zanjan la cuestión trazando una diferencia entre "viejo" y "nuevo" imperialismo. Cualquiera sea el recurso semántico que se emplee, existen buenas y suficientes razones para distinguir el punto de arranque de un nuevo período en la problemática del capitalismo mundial. --u- Entre los muchos iasgos -.---- ... , , distintivos de esta nueva etapa hay dos que en mi opinion son de- cisivos: primero, Inglaterra deja de ser la primera e indiscutida potencia industrial. Poderosos rilalcs industriales aparecen en esce- na, tales como los Estados Unidos, Alemania, Francia y el Japón. Segundo, dentro de cada una de las naciones industrializadas el poder económico pasa a manos de un niímero relativamente pe- queño de grandes empresas industriales y financieras integradas. 1

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El marco propicio para esta evolución lo aporta, en los últimos 20 ó 30 años del siglo xx, la incorporación de nuevas fuentes de ' energía y la inauguración de un campo nuevo en punto a tecno-

/ logía, que Veblen denomina "la tecnología de la física y la qui-

i mica". Se trata de una tecnología basada en la aplicación directa de la ciencia y la investigación científica antes que en el mero ingenio mecánico. Fue en los últimos 30 años del siglo XIX cuando

. . .todo un siglo de lento progreso y reformulación de la i ciencia pura -particularmente en termodinámica, electro-

magnetismo, química y geología2Se vio enfrentado al rápido desarrollo de la ingeniería mecánica práctica -especialmente en la producción de máquinas-herramienta- y de los méto- do's industriales ( . . . ) no sólo se desarroliaron industrias nuevas y se proporcionaron nuevas fuentes de energía -el motor de combustión interna, derivado del avance en la teoría termodinámica, segundo en importancia sólo a la elec- tricidad. Innumerables industrias existentes minería y cons- trucción vial, acero, agricultura, petróleo, concreto, son algu- nos ejemplos- se transformaron y expandieron. Innumerables productos nuevos -la moderna bicicleta, el teléfono, la má- qiiina de escribir, la llanta neumática, el papel barato. la seda artificial, el aluminio, el linóleo y el calzado de confec- ción- se fabricaron y comercializaron por primera vez. Fue en este período cuando la mecanización devino por primera vez característica de la industria en general. . . l

I Aun más importante que los rasgos tecnológicos de este pe- ríodo per se es el hecho de que la tecnología, por norma general, exigió la inversión de grandes volúmenes de capital y enormes unidades de producción. Los hechos principales que caracterizan la transformación ocurrieron en siderurgia, electricidad, química industrial y pe t ró l e~ .~

1 T h e Nezci Cambridqe Modern History ( e d . F . H. Hinsley), Cambridge, Inglaterra. 1962. vol. XI, pp. 2-3.

2 La discusión tecnológica se basa en: Thorstein Veblen, Absentec Ownerslcip, Nueva York, 1923, cap. x ("The Technology of Physics and Chemistry") ; Geoffrcy Barraclough, An Zntroduction to Contemporary History, Raltiniore. 1967: David S. Landes, "Technological Change and Development in MTestern Europe", en Tlce Cambridgc Economic Hirtory of Europe (eds. H . J . Habakkuk y M. Postan), Cambridge, Inglaterra,

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Siderurgia. El acero tiene propiedades exclusivas que son esen- 1 ciales en la construcción de máquinas tales como los motores de combustión interna, los generadores eléctricos y las turbinas de va- por. Fue la introducción de los rieles de acero y de las locomo- toras lo que hizo posible el transporte de cargas pesadas a grandes velocidades. Esto redujo el costo del transporte y proveyó los me- dios de transformar las empresas locales y regionales en grandes industrias nacionalcs.

Antes de la aplicación de métodos científicos el acero era prác- ticamente un metal semiprecioso. "Hasta la introducción de los procesos de horno abierto [Bessemer y Siemens Marti111 el producir acero era muy poco más que una labor de artesanía empírica. . . " El pioceso Bessemer, iniciado en 1854, todavía planteaba limita- ciones en el empleo del mineral de hierro de que disponían los Estados Unidos y Europa. El método de Siemens Martin (horno de reverbero), incorporado en la década de 1860, y finalmente e1 "proceso básico" desarrollado por Thomas y Gilchrist en 1875, hicieron posible controlar el contenido de carbono del acero dentro de límites muy estrictos, e inauguraron la era del acero. Entre 1870 y 1913 se perfeccionaron técnicas para mejorar las propieda- des dcl acero mediante aleaciones, que dieron por resultado el acero especial para herramientas, para armamentos, y el acero in- oxidable. Adviértase que en el período de 1870 a 1874 se producía mundialmente un promedio de un millón de toneladas de acero; y entre 1900 y 1904 el promedio anual de la producción mundial había superado los 27 millones de tonelada^.^

Electricidad. Si bicn los experimentos científicos y la csplo- ración teórica en el terreno de la electricidad se remontan al siglo XVIII, la aplicación de estos experimentos y teorías a la formación de una industria de gran escala ocurre hacia fines del siglo x~s. Las primeras plantas generadoras comerciales se inauguraron en Lon- dres, hlilán y Nueva York cn la década de 1880. La importancia de la electricidad no se limita a su uso como nueva fuente de luz, calor y energía. Es necesaria, por ejemplo, en la refinación del

1965, vol. VI, primera parte; J. D. Bernal, Science in History, Londres, 1954; C . Singer, E. J. Holmyard, A. R. Hall y Trevor J. Williams, A History of Technology, Oxford, 1958, vol. v.

3 Abbott Payson Usher, "The Industrialization of Modern Britain", en Technology and Culture, primavera de 1960, pp. 119-120.

4 William Ashworth, A Short History of the Znternational Economy Since 1850, Londres, 1964, p. 22.

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cobre y el aluminio y en la producción masiva de sosa cáustica. (La invención del proceso para la producción comercial de alu- minio también data de este período, pues se logró en 1886). En los procesos de manufactura en general, la aplicación de la elec- tricidad hizo posible un control exacto que permitió la mecani- zación más completa, de la cual depende la moderna industria de producción masiva.

Qz~imica industrial. Desde muchos siglos atrás eran conoci- dos y empleados los procesos químicos en la metalurgia, el curtido y la fermentación. Pero la química industrial como industria se- parada y de vasta escala se origina en el último tercio del siglo xrx. Otra vez aquí la transformación se debe a los descubrimientos teóricos y experimentales de la ciencia. La capacidad de sintetizar1 sustancias químicas orgánicas en procesos industriales no podía surgir antes de alcanzarse una adecuada comprensión de las trans- formaciones químicas. Así la posibilidad de determinar el número correcto de átomos de una molécula sólo se ofreció después de la admisión general, alrededor de 1860, de la ley según la cual volú- menes iguales de gas bajo las mismas condiciones contienen el mismo número de moléculas. El concepto concreto de la disposi- ción estructural de los átomos en una molécula data de 1865/En contraste con los avances anteriores, prácticamente accidentales, en química orgánica, los nuevos logros científicos crearon las ba- ses para las nuevas industrias de producción masiva. El proceso de la soda de amoníaco Solvay y los procesos catalíticos para la mangfactura de ácido sulfúrico y de amoníaco pertenecen también al mismo período.

Petróleo. Aquí no nos encontramos tanto con avances técni-@ cos y científicos como con el descubrimiento y la exploración de fuentes petrolíferas subterráneas, aunque desde luego los logros técnicos y científicos son importantes en cuanto a los métodos de extracción de petróleo crudo y su refinación. Desde el punto de vis- ta histórico, debe destacarse que los primeros yacimientos impor- tantes de petróleo fueron descubiertos en Pennsylvania en 1559. L compañía Standard Oil f ~ i e fundada en 1870. El perforador de diamante, eficaz técnica para penetrar formaciones duras, fue in- ventado en 1864 e introducido en los Estados Unidos en la década de 1870.

La fase inicial de los grandes descubrimientos petroleros se vincula con los sistemas nacionales e internacionales de distribu-

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ción para el petróleo destinado a lámparas de kerosene y para la manufactura de lubricantes. La introducción del petróleo como f combustible en la industria y el transporte deriva del hallazgo pos- terior de nuevas fuentes de petróleo.

EL ASCENSO DE LOS GRANDES NEGOCIOS /

Considerados a veces como una "segunda revolución indus- L

trial", estos nuevos fenómenos fueron rasgos indispensables del trán- sito de un capitalismo caracterizado por pequeñas unidades compe- 1 titivas dispersas a otro en que las grandrs concentraciones de poder económico pasaron a dominar la escena industrial y financiera. c

El examen de las corporaciones gigantes de hoy en día puedc ilus- i

1 Lo que sostenemos aquí no es que la nueva tecnología haya ', determinado la magnitud de la corporación y las tendencias mono- : polistas que acompañaron al Big Business (los grandes negocios), rRiIás bien que eso, la nueva tecnología proveyó el marco, y a me- /nudo la oportunidad, para que se desarrollaran las tendencias completamente normales de la industria capitalista hacia la con-

lcentración del poder. Por ejemplo, el ferrocarril transcontinental con sus ramales creó para los fabricantes locales la posibilidad de competir en escala nacional. La sobreexpansión de la producción, derivada de que muchos fabricantes locales elevaran su capacidad para abastecer a los mercados así ampliados, dio por resultado una competencia implacable, quiebras, fusiones y alianzas, todos ellos rasgos familiares en la historia de los negocios. La transformación que tuvo lugar en la vida comercial de los Estados Unidos durante

trar acerca de cuán importantes fueron estos avances tecnológicos de fines del siglo XIX para la aceleración de las tendencias mo- nopolísticas :

--De las 50 corporaciones industriales más grandes de los Es- tados Unidos en la actualidad, veintiséis (que representan el 62 por ciento de los bienes totales del conjunto) pertenecen a la si- derurgia, el petróleo, Ios equipos eléctricos, los productos químicos y el aluminio.

-De las 50 corporaciones industriales más grandes de países capitalistas aparte de los Estados Unidos, treinta (que representan el 73 por ciento de los bienes totales del conjunto) pertenecrn a

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aquellas mismas industrias.

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el albor de la etapa imperialista ha sido bien descrito por el pro- fesor Chandler :

En la década de 1870, las industrias más grandes estaban al servicio de una economía agraria. Excepción hecha de unas pocas compañías abastecedoras de la red ferroviaria en rápida expansión, las principales firmas industriales procesaban pro- ductos agrícolas y abastecían al campo de alimentos y vestido. Estas firmas tendían a ser pequeñas, y compraban sus mate- rias primas y vendían sus productos terminados en el ámbito local. Cuando producían para un mercado que estuviera m5s allá de unas pocas millas de la fábrica, realizaban sus com- pras y ventas a través dc agentes comisionistas que se ocupa- ban de las operaciones de varias otras empresas similares.

Hacia el comienzo del siglo 20, eran muchas más las compañías ocupadas en elaborar bienes de producción para ser usados en la industria que para los establecimientos agríco- las o para el consumidor final. La mayoría de las industrias principales había pasado al dominio de unas pocas empresas grandes. Estas grandes corporaciones industriales ya no com- praban y vendían a través de agentes, sino que tenían sus propias organizaciones de compra y comercialización en escala riacional. Muchas, principalmente las del sector de las indus- trias extractivas, habían alcanzado el control de sus propias materias primas. En otras palabras, la economía comercial habíase tornado industrial. Las industrias principales eran do- minadas por unas pocas firmas que se habían convertido en grandes empresas centralizadas e integradas verticalmente. (Subrayado nuestro)

La guerra civil y la expansión ferroviaria dieron oportunidad a la maduración de poderosas instituciones financieras capaces de acumular el capital y organizar las fusiones que se convirtieron en lo que Chandler identifica como las "grandes empresas centraliza- zadas e integradas verti~almente~'.~ Las innovaciones tecnológicas

5 Alfred D. Chandler Jr., "The Beginnings of 'Big Business' in Amer- ican History", en T h e Business History Review, primavera de 1959, reim- preso en Pivotal Interpretations of American History (ed. Carl N . Degler), Nueva York, 1966, vol. 11, pp. 109-110.

Simultánea con este crecimiento de la función de banquero de inver- sión fue la intensificación del empleo del mercado de valores para los titu-

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mcncionadas más arriba aportaron las bases de producción marerial para tales grandcs negocios. Las frecucntcs depresioncs que em- pezaron en 1873 fueron el campo de batalla. Y el metodo de orga- nización empresarial para csta transformación fue la corporación: lo que Veblen definió como "la institución macstra de la vida ci- vilizada".

LA NUEVA BATALLA POR LAS MnTERIAS PRIMAS

Las industrias nuevas, la nucva tec;.ología y el nacimiento de la competencia entre las naciones industrializadas asignó una nuc- va iniportancia al rol de las materias primas. La lucha por el con- trol dcl mineral de hierro y del carbón de coque en el continente europeo es historia conocida. Más importante aun fue la presión ejcrcida para conquistar el control de tcrritorios distantcs cuyo valor asumía insólita irnportancia. Barraclougli rcsumc csta tcn- dencia del siguiente modo :

. . .el voraz apctito dcl nuevo industrialismo, incapaz por su misma naturaleza dc obtener sustento suficiente de los recur- sos locales, se tragó ripidamcnte al resto del mundo. Ya no era cuestión de cambiar nianufacturas europeas -fundamen- talirlente t e j i d o s por productos tradicionales de oriente y tiopicalcs. ni siquicra de proveer vías de salida para Iris in- dustrias de hierro y el acero en expansión mediante la cons- trucción de ferrocarriles, puentcs y demjs. L a industria iba ahora por el mundo en busca de los materiales básicos sin los cuales, en sus nueuas lormas, ella no podía existir. (Subrayado nuestro)

los iridustiialcs. Antes clr 1880, las I>ol\ai dv valores opcrat~an casi exciusi- vamente con acciones ferroviarias y bancarias. Hasta los últimos años de la década de 1880 las compañías inrlustriales siguieron siendo derriasiado pequeñas y poco conocidas para los especuladores. No fue sino hasta 1890- 1593, en los inicios de la fuerte tendencia a las concentraciones y fusiones, que los valores industriales empezaron a figurar en las listas bursátiles y a ser negociados por los principales corredores bursátiles. Véase Tliomas R. Navin y Marian V. Sears, "Tlie Rise of a Market for Industrial Sccurities, 1877-1902", en T h e B~rsiners History Reviero, junio de 1955, pp. 105- 138. Véase también Gabriel Kolko, T h e Tr iumph of Conservatism, Cliicago, 1963, capítulo I.

Geoffrey Barraclougli, op. cit., p. 54.

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Esto fue parte de un nuevo patrón general de las relaciones económicas en el sistema capitalista mundial. Durante el período que va de 1860 a 1900 se destacan tres cambios notables en las relaciones económicas entre las naciones: 1) la cantidad de mer- caderías que ingresan en el comercio internacional en gran escala se inultipla tremendamente; 2 ) aparece por primera vez o se in- tensifica la competencia entre muchas regiones del mundo separa- das entre si por grandes distancias; y 3 ) el nivel de vida de los trabajadores y la rentabilidad de la industria en las naciones euro- peas pasan a depender del mantenimiento de los abastecimientos de ultramar, en tanto el nivel de vida de los productores de ma- terias primas pasa a depender de las fluctuaciones de mercado que ocurren a veces en el otro extremo del mundo.8

A medida que crecía la necesidad de materias primas, la in- tensidad del descubrimiento y la explotación de los recursos iba en aumento. "Fue en el curso de los mismos treinta años (de 1870 a 1900) que se inauguró la mayoría de las áreas agrícolas sub- desarrolladas del mundo y que, con el aumento del saber geológico, se descubrió la mayoría de las regiones de riquezas minerales más grandes del mundo, si bien no todas se explotaron ininediatamen- t en .Vue en el último cuarto del siglo xrx que se descubrió y de- sarrolló el níquel en Canadá, el cobre y el zinc en Australia, el salitre cn Chile y el estaño y el caucho en Malasia. En suina:

El círculo de los productores primarios distantes se extendió desde Norteamérica, Rumania y Rusia a las tierras tropicales y subtropicales y, aun más allá, a Australasia y Africa del Sur. Areas y lineas de comercio que hasta entonces lzabia estado conjinadas en si mismas se disolvieron dentro de una sola econornia de escala mundial. (Subrayado nuestro) lo

8 Basado en A. J. Yoringbon, "The Opcning L-p of New Tciritorirs", en Tlze Canlbridge Economic Hictoly of Europe, Cambridge, Inglaterra, 1965, vol. VI, primera parte.

I'he ,Vew Ca~nbrid,oe Modern Hlstory, Cainl>ridgc, Inglaterra, 1962, vol. XI, p. 5.

lo Ibid. , 1,. 6.

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EL AVANCE DEL TRANSPORTE OCEANICO Y EL MERCADO MUNDIAL

El comercio mundial, como se observó más arriba, fue un ingrediente esencial del capitalismo incipiente y progresó a me- dida que maduraba el capitalismo./Pero se dio un nuevo salto adelante, consistente en la posibilidad de transportar a bajo costo el grueso de las materias primas necesarias a las nuevas industrias gigantes, gracias a la producción masiva de acero y las innova- ciones técnicas incorporadas a la construcción de barcos. Llegaron los vapores fabricados con acero, equipados con cascos de acero, calderas de acero, hélices dobles y máquiilas compound -una "sín- tesis de las invenciones existentesm-, y pasaron a ser la forma dominante del transporte oceánico en las dos últimas décadas del siglo m . l l Los problemas planteados por las mayores presiones necesarias en los motores marinos "no se resolvicron hasta fines de la década de 1870 y principios de la de 1880, cuando las calde- ras y tubos de acero perfeccionados permitieron a los armadores construir barcos con motores de expansión triple que trabajaban a 150 libras de presión y más''.12

La exigencia de transporte eficiente y barato de productos pesa- dos a través de todo el mundo, el nuevo barco metálico que lo hizo posible y la comunicación rápida (el servicio de cable transatlánti- co comenzó en 1866) prepararon la escena para una revolución comercial. Esta revoIución comercial fue financiada por el creci- miento simultáneo de la banca internacional y la creación de un "solo sistema multilateral de pagos internacionales. Surgió por vez primera un mercado mundial, gobernado por precios mundiales".13

EL IMPERIO Y EL NLTEVO IMPERIALISMO

Los acontecimientos descritos también contribuyeron a un ace- leramiento de la industrialización en otros países aparte de Ingla- terra -los Estados Unidos, Alemania, el Japón, Francia, BClgica y

11 A. J. Youngson, op. cit. 1 2 Igual que en nota 9, p. 52. 13 Zbid., p. 6. Como punto de referencia histórica sobre esta revolución

comercial, adviértase que el Canal de Suez y el primer ferrocarril trans- continental de los Estados Unidos se inauguraron en 1869.

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otras. Esta industrialización se produjo bajo circunstancias en que la concentración del poder económico en grandes unidades comerciales, la movilización de grandes masas de capital para pro- yectos particulares, el crecimiento de las tarifas proteccionistas y una ola de militarización14 estaban dando el marco de desarrollo de lo que fue esencialmente nuevo en el imperialismo de fines del siglo XIX y del siglo xx. Por sobre todas las cosas, lo novedoso fue la extensión de los rasgos del comportamiento imperialista a la mayoría de las naciones industrializadas.15 Ya no estaba sola Gran Bretaña controlando el comercio internacional, forjando es- feras de influencia comercial y conquistando una nueva colonia aquí y allá. Ahora eran las operaciones económicas y políticas de otros paises en rápido avance, que reclamaban también un sitio bajo el sol, las que ponían una nueva etiqueta a la sociedad mo- derna.

Bajo el ímpetu de este nuevo imperialismo no quedó intacto rincón alguno del mundo: todo él fue transformado y adaptado a las necesidades de la nueva industria dominante en cada nación industrializada, y a la rivalidad entre esas naciones determinada por la presi8n de estas necesidades.

IMPERIALISMO Y COLONIAS

El complejo de relaciones económicas y políticas que fue pro- ducto o forma de adaptación a estos fenómenos especialmente nue- vos abarca a la era imperialista. El cambio así definido no es un cambio abrupto: fluye directamente de las bien arraigadas tenden-

14 "Hubo cierta disminución en el tamaño de los ejércitos durante el período de tranquilidad posterior a 1815, pero después de 1870 se observó, entre las grandes potencias, un constante incremento en el tamaño y el costo de ejércitos y armadas". Quinry Wright, A Study of War, Chicago, 1942, vol. I, p. 233. Las asignaciones per capita para defensa en los Esta- dos Unidos, en 1880, fueron de 1,03 dólares; en 1900, de 2,53; en 1914, de 3,20. Ibid., vol. I, p. 671.

Excelentes estudios históricos sobre el desarrollo de los rasgos irnpe- rialistas en la historia norteamericana, en William Appleman Williams, The Contours of American History, Cleveland, 1961 (especialmente la sec- ción "The Age of Corporation Capitalism: 1882-. . ) ; Walter La Feber, The New Empire, An Interpretation o f American Expansion, 1860-2898, Ithaca, Nueva York, 1963; y Thomas J. McCormick, China Market, Americds Quest for Informal Empire, 1893-1901, Chicago, 1967.

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cias inherentes a una economía capitalista. (- rasgo nuevo más importante esla~enccntración del poder económico en corporacio- nes gigantes e instituciones financieras, con la consiguiente interna- cionalización del capital.

I El afán de dominar es innato de los negocios. En el mundo de los nrgocios, los riesgos abundan. La competencia interna y ex-

i terna, los ripidos cambios tecnológicos, las depresiones -para no 7 , nombrar sino a unos pocos- amenazan no sólo a la tasa de ganan-

cia sino a la propia inversión de capital. La actividad comercial, por tanto, está siempre en la búsqueda de caminos para dominar todo su entorno, para eliminar todo el riesgo que sea posible. En una industria tras otra, la batalla por la supervivencia ha sido tam- bién una batalla por la conquista, de la cual emergieron las cor- poraciones gigantes mejor adaptadas al medio. Sus métodos y hábitos son el resultado de un proceso de adaptación a la batalla por la supervivencia y el crecimiento; estos métodos y hábitos han sido insertados en sus estructuras organizativas y modo de opcra- ción como medios de garantizar y sostener la victoria.

1) El requisito primero y más obvio para garantizar la segu. ridad y el control en un mundo de recios antagonistas es ganar el control sobre la mayor cantidad posible de fuentes de materia pri- ma, dondequiera se encuentren estas materias primas e incluidas las nuevas fuentes potenciales.16

Controlar los recursos en materias prinias cs a la vrz un ineca. nisino protector contra la presión de los competidores, y un arma ofensiva para tener a raya a los competidores no integrados. La propiedad y el control de los abastecimientos de materia prima son, por norma, un requisito esencial de la capacidad de una firma o de un Xrupo de firmas líderes para limitar la competencia nueva y controlar la producción y los precios de los productos termina- dos. Es más: la propia dimensión de las grandes firmas vertical- mente integradas les da los recursos para explorar y desarrollar nuevas fuentes potenciales alrededor del mundo.17 La historia de

16 Adviértase que las corporaciones norteamericanas aprendieron muy temprano la conveniencia de controlar sus propios abastecimientos de ma- teria prima. La integración vertical, incluido el control sobre la extracción de sus propias materias primas, fue característica de las empresas gigantes en los campos del petróleo, los fertilizantes, el acero, el cobre, el papel, los explosivos y otras industrias. Véase Alfred D. Chandler, op. cit.

17 Cuando Lenin explica la transformación de la competencia en mono- polio, subraya: "La concentración ha alcanzado el punto eil que es posible

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la industria petrolera es desde luego un ejemplo clásico, pero estc. principio se aplica también al aluminio, al acero, al cobre y a otras industrias.

2 ) El patrón de los negocios de manufactura de más éxito in. 4 cluye la conquista de los mercados extranjeros. Esto es así, aun en los casos en que existe un mercado interno tan grande como en los Estados Unidos. En la industria automovilística de mercado ma- sivo, por ejemplo, los mercados extranjeros ejercieron una im- portante influencia desde los días iniciales. El sexto automóvil Ford fue enviado a un distribuidor canadiense. La Ford Motor Company, en su primer año de actividad, empezó a hacer arreglos pala cons- truir sus mercados extranjeros.ls

A despecho de la altísima tasa de aumento de la población in- ' terna, y de las oportunidades disponibles en las regiones subdesa- rrolladas de este país, la batalla por desarrollar la exportación de manufacturas echó raíces con los primeros atisbos de madurez in- dustrial, menos de una década después de terminar la guerra civil. En 1871 poco más del 7 por ciento de las exportaciones de los Estados Unidos se componía de manufacturas terminadas; hacia 1890 esta proporción se elevaba a casi el 12 por ciento; para 1900, a casi el 19 por ciento.lg La sucesión de depresiones posteriores a 1873 y hasta el fin del siglo produjo dos respuestas: internamente, una ola de consolidaciones y el movimiento en dirección a los grandes negocios; externamente, la lucha por asegurar mercados en el exterior, incluidos los de la Europa industriali~ada.~~

hacer una estimación aproximada de todas las fuentes de materias primas (por ejemplo, los depósitos de mineral de hierro) de un país e incluso, como veremos, de varios países o del mundo entero. No sólo se realizan tales estimaciones, sino que las fuentes mismas son capturadas por las grandes combinaciones monopólicas" (Imperialism, T h e Highest Stage of Capitalism; Nueva York, 1939, p. 25. Y más adelante: "El capital finan- ciero no sólo se interesa por las fuentes ya conncidas de materia; primas; está interesado también en las fuentes potenciales de estas materias, porque el desarrollo técnico en la actualidad es sumamente rápido, y porque la tierra que hoy es inútil puede tornarse fértil mañana si se la trata con nuevos métodos. . . y se invierten grandes cantidades de capital.." Zbidem, p. 83.

1s Mira Wilkiiiq y Frank Ernest IIill, Anzerican Businrsr Abroad, Ford on Sir Continents, Detroit, 1964, p. 1.

19 Matthew Simon y David E. Novack, "Some Dimensions of the American Commercial Invasion of Eiirope, 187 1-1914 ; An Introductory Essay", en ]ournal of Economic History, diciembre de 1964, tabla 2.

20 Nótese también que "La composición de las exportaciones de manu-

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La dinámica de esta búsqueda de mercados de exportación varía de industria en industria, y tiene diferentes grados de im- portancia en diversas etapas de la evolución de una industria y en distintas fases del ciclo comercial. Lo que debe comprenderse en cualquier caso es la especial significación que tiene para la indus- tria el mantener estos mercados de exportación. La generalización de Lenin sobre este punto es de lo más justa: "El crecimiento del intercambio interno y particularmente del intercambio internacio- nal, es el rasgo distintivo característico del capitalismo. El carácter desigual y espasmódico del desarrollo de empresas individuales, de ramas individuales de la industria y de países individuales es inevi- table bajo el sistema capitalista.""

Los mercados extranjeros son buscados (con la ayuda y el apoyo del estado) para asegurar la tasa de crecimiento que se necesita para sostener una gran inversión de capital y para explotar las nuevas oportunidades de mercado. En este proceso, la dependencia respecto de los mercados de exportación se torna un rasgo perma- nente, pues estos mercados se integran con la estructura de la capacidad industrial. En un período puede que las exportaciones estén en niveles rayanos en el desastre; en otro pueden ser el mejor camino para mantener el flujo de ganancia. Pero a medida que el cumplimiento de pedidos del exterior se convierte en parte ínsita de la capacidad y los gastos generales de la firma comercial, la presión por conservar estos mercados extranjeros a largo plazo se hace más imperiosa, sobre todo cuando los competidores entran en escena.22

facturas ha venido cambiando sin cesar desde 1879 en un sentido bastante definido, alejándose de los productos de origen animal o vegetal y acer- cándose más a los de origen mineral. Entre las de origen mineral, la ten- dencia ha pasado de las mercaderías estrechamente ligadas a la producción de materias primas, como los derivados del petróleo, a los productos de metal, incluyendo maquinarias y vehículos; y dentro de estos productos de metal el vuelco se ha producido en dirección a las maquinarias y vehículos más complejos." Robert E. Lipsey, Price and Quantity Trends in the Foreign Trade of thr United States, 1963, pp. 59-60.

fl O?. cit., p. 62. 2? Es muy común pensar en la competencia y el monopolio como dos

cosas totalmente opuestas. Esto es muy correcto si se piensa en definiciones de diccionario. Sin embargo, en la literatura marxista, los términos com- petencia y monopolio se utilizan para designar diferentes fases de la sociedad capitalista. En ninguna de estas fases hay competencia pura o monopolio puro. Por cierto que está en la verdadera esencia de la teoría del impe-

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3) &a inversión extranjera es un método especialmente eficaz 4 para el desarrollo y la conservación de los mercados extranjeros. La demostración histórica más clara de esto fue la exportación de capital para ferrocarriles, que estimuló al mismo tiempo la deman- da de rieles, locomotoras, carros de ferrocarril y otros productos de las industrias del hierro, del acero y de la m a q ~ i n a r i a . ~ ~

Pero este método de penetrar en los mercados extranjeros asu- me aún mayor preeminencia en la era de la corporación gigante, en tanto se caracteriza por la intensificación de las rivalidades na- cionales. El papel de la inversión extranjera en cuanto a captar y explotar fuentes de materias primas es evidente. Más lo es, sin embargo, la necesidad de la inversión extranjera de resistir la competencia, o de asegurarse la prioridad en los mercados, en los paises donde también existen corporaciones gigantes competidoras.

Las corporaciones gigantes extranjeras pueden emplear alterna- tivamente su propio peso para controlar sus mercados internos o sus mercados de preferencia -tales como los de las colonias, de- pendencia o "esferas de influencia". Pueden también usar su fuerza política para establecer tarifas protectoras y otras barreras comerciales contra los extranjeros. Por estas razones, la capacidad cle competir en otros países y de ejercer el tipo de control de mer- cado que exigen las corporaciones gigantes requiere un programa de inversiones extranjeras. La competencia entre corporaciones gi- gantes se resuelve ya en arreglos de cartelización, ya en la inva- sión permanente de los mercados, unas por las otras, por el camino de la inversión extranjera. . . Más aún, este procedimiento se torna especialmente viable en la era de los grandes negocios, gracias a las enormes masas de capital de que disponen las grandes corpora- ciones, originadas en sus propias ganancias, o lo que pueden movi- lizar en cooperación con instituciones financieras.

Las apuntadas razones del impulso cobrado por la inversión ex- tranjera en la era del imperialismo están lejos de agotar la lista. Hay

rialismo reconocer que existe la competencia aún dentro de la fase mono- pólica. La competencia es entre gigantes de la misma industria (dentro y fuera de la nación) y entre las industrias (por ejemplo, acero vs. alu- minio y vs. plásticos).

23 Así, por ejemplo, todo el material de hierro para los ferrocarriles de la India se importó de Inglaterra. Aún en los Estados Unidos, que poesía una industria del hierro en expansión, se importaron rieles de Ingla- terra. Los amos del hierro de Gales del Sur percibieron parte del precio de este hierro en forma de títulos de las empresas ferroviarias.

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que contar también la atractiva posibilidad de aumentar las tasas de ganancias aprovechando la ventaja de los menores costos de la mano de obra en el exterior. Obsérvese, por ejemplo, cómo el Chase Manhattan Bank desliza información sobre los niveles de salarios de Corea del Sur en su informe sobre la conveniencia de invertir en ese país:

De hecho, el impulso principal del crecimiento económico de Corea proviene de la determinación y el empuje de sus hombres de negocios y funcionarios. Los norteamericanos co- mentan la destreza y aptitud de los trabajadores coreanos, disponibles a tarifas salariales de un promedio de 65 centa- vos de dólar por día en textiles, y de 88 centavos por día en electrónica. Estas características humanas producen resulta- dos incl~striales.~~

Por atraciivos que sean los costos bajos, ellos no constituyen necesariamente el incentivo central de la inversión extranjera. No son más que uno de los factores influyentes. Mucho más importan- tes como acicates son el desarrollo de recursos de materias primas, el crear demanda de exportaciones y el aprovechar la ventaja de situaciones de "n~onopolio". Esto último se da por las ventajas de costos de que yozsn los grandes nesocios: patentes cxclusivas, tecnología superior o demanda de mercados preferenciales cstimu- lada por el establecimiento de marcas popularizadas mediante la promoción de ventas. Finalmente, la inversión extranjera es resul- tado de la presión para desarrollar el comercio en mercados protc- gidos por vallas arancelarias o preferencias comerciales. (La inver- sión de los Estados Unidos en Canadá, por ejemplo, es un mktodo apropiado para participar del comercio dentro del Imperio Britá- nico).

La difundida noción de que la teoría del imperi?lismo debe re- lacionarse fundamentalmente con la inversión en países subdes- arrollados rs lisa y llanamente incorrecta. El hecho es que las opor- tunidades de inversión lucrativa en tales países están limitadas por las propias condiciones impuestas por las operaciones del imperia- lismo. La demanda de mercado restringida y el atraso industrial son productos de las estructuras económicas y sociales desequili-

24 Korea, Determined Strides Forward, Chase Manhattan Bank, mayo de 1967, p. 3.

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bradas que tienen relación directa con la transformación de estos países en abastecedores de materias primas y alimentos para los centros metropolitanos.

Nuestro propósito aquí no es analizar exhaustivamente todos los factores presentes en la inversión extranjera. Es más bien sugerir que hay razones evidentes que explican el surgimiento de la inver- sión extranjera en la era del imperialismo, como consecuencia de las oportunidades y presiones que acompañan el ascenso de lo; grandes negocios. Este no es impulsado por la malicia del hombre de negocios sino por el funcionamiento propio y normal de los ne- gocios en las condiciones que encaran. Las características de inversiones deben ser examinadas en su contexto histórico, a 1 luz de las situaciones reales que afrontan las firmas antes que en los términos más usuales de una a la presión del capital ex~edente.?~

4) La búsqueda de oportunidad de inversión exterior y de con- ,, trol sobre mercados extranjeros coloca en un nuevo e intenso nivel la actil-idad política en relación con los asuntos económicos. El ú1- timo cuarto del siglo x ~ x presencia la difusión de las tarifas protec- toras.'Wtros medios políticos -amenazas, guerras, ocupación co- lonia!-- son ayudas valiosas para allanar el camino al ejercicio de una influencia política apropiada en un país extranjero con miras

2" Véase 11!13 crítica de la abstracción "excedcnte de capital" y suge- rencias útiles para u n análisis más correcto de los fenómenos actuales en Paul .\. Baran 7 P a ~ l M. Sweezy, "Notes on the Tlieory of Imperialism" en Problems of Econo~nic Dynamics and Planning, Es~ays in Honour M i c h a ~ l Knlecki. Oxford, 1963, reproducid., en Monthly Rez.in?cl. i-nrzo de 1966.

" Es tina de las ironías mis llamativas dc rstos tiempcs que la ola de proteccionismo haya seguido los pasos de la adopción generalizada del patrón oro internacional. "La crisis agraria y la Gran Depresión de 1873- 86 habían destruido la confianza en la auto-curación de la economía. D e .....--A--

allí en adelante sólo sería posible hacer funcionar las instituciones típlc2S-- de la economía de mercado acompañándolas de medidas proteccionistas, sobre todo porque desde fines de la década de 1870 y comienzos de la de 1880 las naciones se mostraban cada vez más como unidades organi- zadas sumamente vulnerables a las dislocaciones implícitas en cualquier ajuste brusco a las necesidades del comercio exterior o en materia de divisas. El vehículo supremo de la expansión de la cconomía de mercado, el patrón oro, iba, por lo tanto, acompañado habitualmente por la intro- ducciGn simultánea de las políticas proteccionistas típicas de la época, tales como la legislación social y los aranceles de aduana." Karl Polanyi, T h c Great Transformation, Boston, 1937, p. 214.

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- a obtener posiciones comerciales privilegiadas, a lograr la adjudi- cación de derechos y de propiedad minera, a eliminar obstáculos al comercio exterior y la inversión, a abrir las puertas a los bancos extranjeros y otras instituciones financieras que facilitan la irrup- ción y la ocupación económica.

El grado y el tipo de los métodos políticos naturalmente varían. En territorios remotos y débiles es conveniente la ocupación colo- nial. En circunstancias algo diferentes, el soborno de funcionarios y los préstamos (vía bancos o instituciones estatales) pueden resul- tar apropiado^.^^ Entre los países más avanzados, se forman alian- zas y grupos de interés.

El resultado de este proceso es una nueva red de relaciones eco-. nómicas y políticas internacionales. La red misma cambia de fisono- mía y de énfasis a través del tiempo como resultado de guerras, depresiones y tasas distintas de i ndus t r i a l i~ac ión .~~as formas tam- bién varían: colonias, semicolonias, "una variedad de formas de países dependientes, países que oficialmente son indepedientes en lo político, pero que en rigor están sujetos en la red de la dependencia financiera y dipl~mática",'~ y socios grandes y

27 Véase documentación y análisis en George W. F. Hallagarten, Imperialismus V o r 1914, Munich, 1963; y Herbert Feis, Europe the CVorld's Bunker, 1870-1914, Nueva York, 1965.

zS Sobre la cuestión de la dcsigualdad en la tasa de desarrollo: "Así, Gran Bretaña estuvo con respecto a la mayoría de las regiones de Europa, alrededor de 1850, en una situación muy similar a la que ocuparon Euro- pa y los Estados Unidos con respecto a Oriente y América del S u r inedio siglo después." L. H. Jenks, T h e Migration of British Capital to 1875, Nueva York, 1927, pp. 187-188.

*9 Lenin, op . cit . , p. 85. Es de hacer notar que Lenin rechaza especí- ficamente la definición propuesta por Karl Kautsky, que limita el imperia- lismo a la adquisición de colonias proveedoras de materias primas: es decir, a la tentativa de los países capitalistas industrializados de controlar y anexarse regiones agrarias. Lenin rebate este punto sobre la base de las condiciones existentes antes y durante la primera guerra mundial: "El rasgo característico del imperialismo es precisamente que trata de anexarse no sólo regiones agrícolas, sino también regiones altamente industrializadas (el apetito alemán por Bélgica, el apetito francés por Lorena), y ello porque: 1 ) el heclio de que el inundo ya está dividido obliga a aquéllos que aspiran a una nueva división a lanzarse sobre cualquier clase de terri- torio; y porque: 2) un rasgo escncial del imperialismo es la rivalidad entre un conjunto de grandes potencias que compiten por la hegemonía, es decir, por la conquista de territorio, no tanto para su propio y directo beneficio como para debilitar al adversario y socavar S I L hegemonía. (Rél-

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chicos entre las potencias imperialistas. El asunto importante * lo constituyen los diferentes grados -de dependencia dentro de una economía internacional, economía internacional que está en continuo fermento como resultado de las batallas que libran las cor- poraciones gigantes en la escena mundial y las opcraciones de estas corporaciones en combinación con sus gobiernos respectivos para mantener el control y la dominación sobre las naciones más débiles.

La supersimplificación que identifica al imperialismo con el co- lonialismo puro y simple no guarda relación con la teoría de Lenin ni con los hechos del caso. Igualmente falaz es la versión de la teo- ría leninista que dice que el imperialismo es en esencia la necesi- dad de los países avanzados dc deshacerse de un superávit que los ahoga, y que este superávit es eliminado a través de inversiones productivas en las colonias.

La etapa del imperialismo, como hemos tratado de mostrar, es mucho más compleja de lo que puede explicarse mediante una fórmula simple. La puja por las colonias no sólo es económica sino que involucra también consideraciones políticas y militares en un mundo de potencias imperialistas compe'tidoras. De la misma ma- nera, las presiones que impulsan la inversión extranjera son más numerosas y específicas que la simple exportación de capital a los países atrasados. No hay explicación sencilla para todas las varian- tes de los cambios económicos y políticos reales, ni sirve de nada buscar una. El especial valor de la teoría de Lenin es el poner de relieve todas las palancas básicas que han movido las relacione económicas internacionales. Estas palancas son las que se vinculan 4 con la nueva etapa del monopolio y con los métodos esenciales que el monopolio aplica para alcanzar, donde y cuando quiera sea po- sible, la dominación y el control de las fuentes de abastecimiento y de los mercados. El hecho de que éstas sigan siendo aun las pa- lancas esenciales explica por qué la teoría conserva su vigencia. Pero la fórmula particular en que operan estos factores y se adap- tan a condiciones nuevas requiere un reexamen continuo.

1 gica es necesaria para Alemania principalmente como base de operaciones

i contra Inglaterra; Inglaterra necesita a Bagdad como base de operacio- nes contra Alemania, etc.)" Zbídem, pp. 91-92.

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LOS RASGOS MODERNOS DEL IMPERIALISMO 1 El imperialismo de hoy tiene varios rasgos inconfundiblemente :

nuevos. Estos son, en nuestro concepto: 1) el cambio del énfasis central de la rivalidad cn el modelado del mundo a la lucha por '

impedir la contracción del sistema impeiialista; 2 ) el nuevo rol de los Estados Unidos como organizador y líder del sistema impe- rialista mundial; y 3 ) el surgimiento de una tecnología cuyo ca- rácter es internacional.

1) La_Rgohción Rusa marca el comienzo de la nueva fase. I

A a s dc la segunda guerra mundial los rasgos principales eranla ,

rxpansióri -.-- del - imperialisnio - hasta cubrir el globo. y los conflictor cnts-pQicnW;ia_p-or la redistribución de territorio y esferas de in- fluencia. D-és de la Revolución Rusa se introdujo un nuevo elemento en 1% kcha 50-mpetitiva: eJ impulso de reconquistar la parte delmundo que se había desligado del sistema imperialistay la necesidad --e-m de jmpedir . que otros abandonaran la red del impe- 1 riarismo. G n el fin de la segunda guerra mundial, la expansión \\ de'la parte socialista del mundo y la disolución de la mayor parte del sistema colonial intensificaron la urgencia de salvar todo lo que fuera posible de la red imperialista y reconquistar los territo- rios perdidos. La conquista, en este contexto, asume formas dife- --. rentes de acuerdo c o n í s circunstancias: militares y políticas, tan- ,

to como económicas. -- Si bien las potencias imperialista~ no abandonaron alegre ni

fácilmente las colonias, los propósitos centrales del colonialismo había_go alcanzados con anterioridad a la flamante independen- cia~olt-a: las colonias habían quedado entrelazadas con los mer- cados capitalistas mundiales; sus recursos, economías y sociedades habían sido adaptados a las necesidades de los centros mctropoli- tanos. La tarea actual del in~prrialismo ha pasado a ser la de con- servar todos los beneficios económicos y financieros de estas ex co- lonias que sea posible. Y esto desde luego significa la conservación de la dependencia económica y financiera de estos países respecto de los centros metropolitanos.

Ni en el periodo inmediatamente posterior a la Revolución Ru- sa ni en nuestros propios días el objetivo de extender y/o defen- der las fronteras del imperialismo significa la eliminación de las rivalidades entre potencias imperialistas. Sin embargo, desde el fin de la segunda guerra mundial este objetivo central ha dominado

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la escena por la creciente amenaza que se cierne sobre el sistema imperialista y por la mayor unidad entre las potencias, impuesta por la hegemonía de los Estados Unidos3"

2) Hasta el final de la segunda guerra mundial las operacio- nes políticas y militares dentro del sistema imperialista mundial fueron desarrolladas según el tradicional método del alineamiento en bloques: los intereses competitivos en un bloque fueron repri- midos temporalniente en beneficio de la ofensa o defensa conjunta contra otro bloque. La composición de estos bloques varió a través del tiempo al igual que las ventajas tricticas que se buscaban. Des- de 19-15 el nuevo fenómeno es la asunción, por parte de los Esta- dos Unidos, del lidera~go sobre la totalidad del sistema imperialis- ta. Como resultado de la maduración de sus fuerzas económica y militar y de la destrucción inflingida a los rivales por la guerra, los Estados Unidos tuvieron en sus manos la capacidad y la opor- tunidad para organizar y conducir la red imperialista de nuestro tiempo.

La organización del sistema imperialista de postguerra se ope- ró S r m~diación de las agencias internacionales establecidas ha- ciaej final de la guerra: las Naciones Unidas, el Banco Mundial, el Fondo lioiletario Internacional, en cada una de las cuales, y por diversa razones, los Estados Unidos tuvieron la ocasión de ejercer el rol conductor. El sistema se consolidó merced a las actividades de la UNRRA, el Plan Marshall y los diversos programas d e ayu- da económica y militar financiados y controlados desde Wash- ington.

La nueva perspectiva de la conducción norteainericana fue des- crita indirectamente por el Secretario de Estado Dean Rusk, cuan- do llamó la atcnción hacia el hecho de que los Estados Unidos son "criticados no por sacrificar nuestros intereses nacionales en aras de

30 Kos referimos aquí, naturalmente, a la tendencia dominante La tentsti ta dr Francia de libirarse de los estrechos vínciilos con el sistema internacional nortramericano c,s un ijrinplo Otro <aso potencial es el pro- grama d r iniportantr? qriipos de Alemania occidrntal, tendiente a crear en Europa uii berdadcro qriipo político qiie, por iin lado, pueda competir mi s efita7mente con loi Estados Unidos, y, por el otro, sirva para retro- traer a algiiiios paises iocialistas de Europa oriental (principa1:nerite Ale- mania oriental, pero otros también) al ámbito de si15 propias "asociaciones" iinpeiialistai Tcn~iones d r esta clase están presentes en las maniobras con respecto al sistema inteinarional del oro y del dólar, que será analizado niis adelante

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los intereses internacionales, sino por tratar de imponer el interés internacional a otras naciones" (subrayado nuestro). Esta crítica no es rechazada por el Secretario de Estado. Antes bien, se muestra orgulloso de ella: "Esta crítica es, creo, un signo de fuerza: de nues- tra fuerza y de la fuerza de la ley internacional". Y continúa ex- poniendo la ambiciosa perspectiva de la política exterior norteame- ricana:

Pero sabemos que ya no podemos encontrar seguridad y bien- estar en defensas y políticas confinadas a América del Norte, o al hemisferio occidental, o a la comunidad del Atlántico Norte.

Este planeta se ha hecho muy pequeño. Debemos preocu- parnos de todo él, de toda su tierra, sus aguas, su atmósfera y el espacio ~ i r c u n d a n t e . ~ ~

En vista de las limitaciones de las Naciones Unidas, derivadas de la participación de los países socialistas, la administración prác- tica de este ámbito global y espacial se vio afectada por una serie de tratados y declaraciones que cubren al mundo no socialista. En el apéndice A se da una lista de estos instrumentos al mes de agos- to de 1966."

LLos acuerdos diplomáticos enumerados en esta lista tuvieron su estímulo y sustancia en la proliferación de bases militares alre- dedor del planeta. La nueva función de los Estados Unidos en este aspecto puede colegirse del heclio de que en la década de 1920 ha- bía fuerzas norteamericanas estacionadas en sólo tres países ex- tranjeros.,Durante la seyunda guerra mundial existían fuerzas de los Estados Unidos en 39 países. Hoy, a través de la distribución de asistencia militar y la dirección del adiestramiento militar de ejércitos extranjeros, hay grupos militares norteamericanos ubica- dos en por lo menos 64 países. Estos, como puede verse en el cua- dro l , estiin bien diseminados por todo el globo.

Que estas fuerzas y s u equipo no han permanecido ociosos y que su presencia ejerce influencia, aun sin que exista acción direc- ta, es demasiado obvio como para que haya que explicarlo. Sin embargo, aunque no sea más que por dejar constancia, se da en el

31 Esta y las citas anteriores son del Bulletin del Departamento de Estado, 10-V-1965, p. 695. !

* El apéndice A sc encuentrz en 13 p. 74 y sigiiientes d e esta dic ión. 5

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Apéndice B una lista de los compromisos militares directos de los Estados Unidos sólo a partir de 1961, según información del Dcpar- tamento de Estado.

CUADRO 1

N ú m e r o d e paises e n que hay fuerzas armadas d e los EE. UU.

América Latina 19 .4sia Oriental (incluida Australia) 10 África 11 Europa 13 Cercano Oriente y Sudeste Asiático 11 -

64

FUENTE: Datos de la Agencia para el Desarrollo Internacional, U. S. Overseas Loans and Grants, Obligations and Loan Authorization, July 1, 1945 to June 30, 1967, Washington, 29 de marzo de 1968.

CUADRO 2

RESERV.4S PETROLERAS EN MEDIO ORIENTE Estimación d e reservas cont~.oladrts

(Cantidades e n nziles d e millones (le barriles)

1940 1967 Por ciento d ~ l Por ciento del

Cantidad total Cantidad total

Gran Bretaña 4,3 72,0 73,O 29,3 Estados Unidos 0,6 9 3 146,O 58,6 Otros 1,1 18.2 30,O 12, l

Total 6,o 100,O 249,O 100,0

FUENTE: 1940. Datos d e Zuhayr Mlkdashi. A Fznancial Analysis of Midd le Eastern Ozl Concessions, Nueva York, Praeger, 1966.

1967. Datos dc Oil and Gas Journal, 23 de diciembre de 1967. Son estimaciones basadas en la suposición de que todas las reservas petroleras de un país están en posesión de grandes conresionarios E I ~ todo raso. csta suposición implica 11na

subestimación de la participación norteamericana en 1967 comparada con la de Gran Bretaña.

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L'n aspecto iinl~oltarite de la nueva posición de liderazgo de los Estados Unidos es su rremplazo directo de otras potencias im- perialista~. a Eugene V. Rostou-, subsecretario de Estado para asun- tos polítims, lo expresó de este modo en una entrevista radiofóni- ca: ". . .en muchos sentidos toda la historia de postguerra ha sido un proceso de movimirntos norteamericanos para ganar posicio- nes. . . cie seguridad que Gran Bretaña, Francia, Holanda y Bélgi- ca habían ocupado anter i~rmente".~~

L Tanipoco el rniindo dc los negocios norteamericano se dejó pi- llar dormido mientras pasaba todo esto. Por ejemplo, los bancos de los Estados Unidos cn el extciior ya no están concentrados prin- cipalmente en América Latina sino que se extienden sobre todo el globo. 'Y la posición de los Estados Unidos en la opulenta indus- tria petrolera del Medio Oriente se ha transformado. El cuadro 2 ofrece estiniacioiles del cambio ocurrido en la posición relativa de

J\os Estados Unidos con respecto al petróleo del Medio Oriente. Mientras las firmas norteamericanas controlaban menos del 10 por ciento dc las reservas petroleias dr las concesiones del Medio Orien- te y a Gran Eretaria le correspondía el 72 por ciento antes de la se- gunda gueira mundial, hoy las posiciones se han invertido: los Esta- dos Unidos controlan ahoia casi el 59 por ciento mientras que la parte biitJiiica ha caído a poco más del 29 por ciento.!Las razones de este trastrueque no deben buscarse en la mayor capa;idad o inge- nio de la industria petrolera norteamericana sino más bien en la política del Medio Orientr, las aplicaciones de los Préstamos y Arriendos de los Estados Unidos en la segunda guerra mundial, los Ixoyiairias tlc ayuda rxtciior de 1~ostq.lcrra y la habilidad dcl Departamento de Estado y otras oficinas g~bernamentales .~~

2 Tlie f iconon~ist , Londrrs, 27-1-1953. ::: Para iiiforinaciún rriás profiinda so:>re esto, véasc Robert Engler, T h e

Po1it;cc of Oil . Niccva \I.o:.k; 1961, y Iiarvey O'Coilnor, Tl ie Bmpire of Oil, Nucx a York, 19.55. La deinostración más clara del rol de la política se enciicntra en la adqiiisición de rcsprvas p2troleras en lrán por los Estados Unidos, cIrs:>iiés dcl derrocamiento del primer ministro Mossadegh dirigido por la '21.1. Antes cle ~ I I C Alossadegh nacionalizara la Anglo-Iranian Corn- paiiy, dc propiedad britáiiica, las firiilas riortcamcricanas no habían podido invadir cstc santuario dc los británicos. Tras c.1 derrocamiento, cinco ern- presa? :iortcamc.ricanas -Standard of I l e ~ r Jersrz, Socony, Standard of C:alifornia, Tcsaco y Gulf- obtuvieron el 40 por cicnto de los intereses petroleros anteriormente poseídos por la Anglo-Iranian. Para mayores de- talles scil~re esto. véase el ca?ítillo 8, "The Bleridinc of Public aild Private

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3) cLa nueva tecnología, inipulsada por la guerra, cs dc Anlbito mucho más internacional que la antigua, y por lo tanto tiene im- plicaciones especiales para el funcionamiento actual y futuro del imperialismo. El aspecto más obvio es el de la tecnología del espa- cio. La gran cantidad de estaciones "espaciales" manejadas alrede- dor del globo por tkcnicos de los Estados Unidos es uno de los rasgos de carácter internacional. Otro es el rol preeminente de los Estados Unidos en materia de satélites dr comunicaciones, me- diante los cuales no sólo Life, el Reader's Digrst, Tinze, las pelícu- las de Hollywood y las publicaciones de la 'Agencia de Información de los Estados Unidos llegan a todas partes, sino que también se dispone en forma instantánea de la televisión norteamericana; to- dos ellos medios útiles para alcanzar una unidad "culturalyy que refleje el liderazgo de los Estados Unidos sobre todo el sistema im- perialista. Junto con esto han aparecido también acuerdos de tipo legal, como lo destacó el secretario Rusk: "Y para iniciar el esta- blecimiento de un sistema global único de comunicaciones por sa- télite henios creado una novedosa institución internacional en que una corporación privada norteamericana comparte la propiedad con 45 gobierno~."~\J

Por añadidura, las tecnologías de la energía atómica y de las computadoras ofrecen también rasgos internacionales especiales. La enorme inversión en investigación y desarrollo requerida para estas industrias da especial oportunidad a las corporaciones que son lo suficientemente grandes como para extenderse en escala multina- cional. Sin pretender rastrear las interconexiones causales, debemos estar advertidos de la feliz cgmbinación alcanzada entre la nuera tecnología y la corporación internacional: a ) los Estados Unidos poseen empresas suficientemente grandes como para tener, o ser capaces de obtener, el capital necesario para desarrollar la tecno- logía apropiada y sacar ventaja de la apropiación anticipada eii c. otros países; b) las firmas norteamericanas son apoyadas en este liderazgo técnico por enormes asignaciones gubernamentales de €011-

dos para investigación y desarrollo; c) estas mismas firmas han tenido experiencia en operaciones internacionales, ya por su propia cuenta o cooperando con el gobierno de los Estados Unidos en el proceso de expansión de las diversas actividades militares y de ayu-

Abroad", en el mencionado libro de Englcr, y el capítulo 31, "Thc Threat from Iran", del libro de O'Connor.

34 Igual que en la nota 31, p. 700.

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da exterior de éste alrededor del globo; d ) junto con la generosa ayuda gubernamental se perfeccionó un aparato integrado de in- vestigación científica y desarrollo técnico en la gran corporación, uno de cuyos resultados es la considerable reducción del tiempo que media entre los avances científicos y la introducción de nuevos productos, dando así a la corporación internacional una ventaja global sobre sus rivales menores y menos poderosos; y por último, e ) los progresos tecnológicos presentes en el avión de retropropul- sión han tornado más viable la administración coordinada de la corporación multinacional.

I,A DEMI\I'-D~\ DE FUENTES EXTERNAS DE RIATERI.I\S PRIMAS

m Uno de los rasgos del imperialismo que se mantiene incólume hasta nuestros días es el hecho de que para mantener su posición monopolista, así como la magnitud de sus ganancias, la corpora- ción gigante depende de las fuentes extranjeras de materias pri- mas. Lo nuevo en el imperialismo de hoy es que los Estados Uni- dos han pasado a ser una nación "desposeída" con respecto a una amplia gama de minerales, tanto comunes como raros.

Una extraña suerte de razonamientos surge actualmente en las discusiones académicas sobre el tema debido a que los países in- dustriales avanzados están importando materias primas por menor valor relativo, en proporción a la producción de artículos finales, que en el pasado.[Esta tendencia refleja el aumento de la eficien- cia en los usos industriales de las materias primas, atribuible a: 1) mejoramiento., en tecnología y diseño; 2 ) mayor complejidad de los productos de consumo (esto es, se aplica más trabajo de manufact~ra n. una cantidad dada de materias primas) ; 3) des- arrollo de materiale., sintéticos (goma, plásticos, fibras), y 4) me- jor organización en la recolección y el uso de desech0s.J

Este aumento de la eficiencia en el uso de las materias primas es sin duda importante. Tiene gran influencia en la prosperidad y supervivencia de los paises subdesarrollados productores de ar- tículos primarios. Es un aporte esencial a las diferentes tasas de crecimiento de países industrializados y no industrializados. Está presente en el aumento de la dependencia financiera de muchas economías subdesarrolladas, que se discutirá más adelante.! Pero se requiere un extraño salto en el raciocinio para concluir que el pa-

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pel estratégico de las mateiias primas 11a cambiado para los países avanzados~por más eficiencia que adquic'ra la industria cn el uso del aluminio o en la extracción de alúmina de la bauxita, no se puede hacer aluminio sin bauxita y no se puede hacer un avión sin aluminio. Y como en los Estados Unidos entre el 80 y el 90 por ciento del abastecimiento de bauxita proviene de fuentes e\- tranjeras, el asequrar ese abastecimiento es de crucial importancia para la industria del aluminio, la industria aeronáutica y el poder militar del país.

Otro factor que ce menciona muclias veces como tendiente a empeqiieñeccr cl problema de las materias primas está dado por los avances t6cnicos logrados en el procesamiento de minerales de baja conccntración y en el uso de materiales sustitutos (por ejem- plo, plLsticos en vez de metales). Se han hecho avances técnicos siynificatikos, pero, como lo probarán los datos que ofreceremos en seguida, estos logros no han invertido la tendcncia.tCon todos los asombrosos hallazgos de los científicos y las maravillas de la clcc- trónica y 13 enerqía atómica, todavía no se ha descubierto cómo hacer que los metales ordinarios se comporten, excepto dentro dc estrechos límitcs, de acuerdo con la voluntad del usuario.,

2

Lo que puede ser de dram5tica trascendencia en el laborato- rio o en tina planta piloto muclias veces está muy lejos de lo que se necesita en la práctica para transformar toda una industria. Los administradores de empresas pueden planificar para el futuro, pero viven en el presente. Cualquier presidente de una corpora- ción gigante que no tratara, en forma agresiva, de adquirir con- cesiones extranjeras sobre materias primas porque a la larga se ha de encontrar probablemente un sustituto en el país sería, muy ade- cuadamente, despedido de su empleo.

Prnsar cn terminos de planificación nacional (en bien del pue- blo) o de anjlisis económico abstracto (en términos de curva de costos) no ayuda a comprender el impacto de los suministros ex- tranjeros de materias primas sobre la política de las empresas y del gobierno. La cuestión se reduce a la naturaleza del control y del cornportamiento dentro de los negocios, y en la respuesta rea- lista del gobierno a las necesidades operativas y empresarias. Así, el gran desarrollo alcanzado en la explotación y el uso del aceite de esquistos, que p e d e algún día eliminar la dependencia interna de las fuentes extranjeras, no ha disminuido ni disminuirá la riva- lidad entre las firmas petroleras por adquirir cada pizca de petró-

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leo a que puedan echar mano cn tierra o mar. Las cuestiones de- ci5a.s no son las necesidades sociales y del consun~idor sino los- controles que las empresas desean asegurarse con el objeto de ad- 1ilíñGtrar la producción y los precios mundiales en aras de las ma--- -- ynres ganancias.

tAsí como los rasgos de cornportamiento monopólico l~iodiiccn la á ~ i d a bíisq~leda de fuentes exteriores de abastecimiento, así tam- bién el paso de los Estados Unidos de la posición de nación "po- seedora" a la de nación "desposeída" ha resultado en la intcnsi- ficación de la urgencia por obtener y controlar recursos extranje- ros. ;La cuestihn b's' a ica en cuanto a las industrias d r nijncrales sc refleja en el cuadro 3. Como puede veice en la última coluinna de este cuadro, hasta la década de 1920 los Estados Cnidos eran un exportador neto de minerales; el cambio de la tendencia es postergado por la depresión, durante la cual declinó el consumo de materias primas. &a situación, empero, se invierte significativa- inente en los años de la guerra. Pero la nueva situación afrontada por los Estados Unidos, simultánea con su nuevo rol de organiza- dor y líder de la red irnperialista, se revela con dramatismo en los aiíos 50, cuando en lugar de su anterior posición de expo~tador neto; cerca del 13 por ciento del consiimo interno es provisto por las importaciones.

Este cambio no ocurrió por la creciente importación c!c ma- teriales esotéricos que no pudieran hallarse en los Estados Uilidos. Por lo contrario, la razón fue el rhpido salto en las importacioiles de los materiales más comunes que tradicionalmente habían abun- dado en este país. Ello puede verse eii el cuadro 4, dondc ~c esta- blece una comparación entre las importaciones netas de seis mine- rales comunes y la extracción interna de mtoi mismos inaterialei: la situación actual se coteja con la de los años de preguerra.

Obsérvense especialmente los datos sobre mineral de hierro. Allá por los años inmediatamente anteriores a la guerra, las

i~nportaciones netas de mineral de hierro ascendían a iin 3 por cirnto de los cerca de 52 millones de toneladas de mineral de llie- rro extraído de fuentes domésticas. En 1966, las importaciones ile- tas fueron iguales al 43 por ciento de los 90 millones de toneladas extraídas en el país. (Estas últimas incluyen la extracción de la taconita que hemos aprendido y decidido utilizar productivamente.) El agotamiento de las reservas internas de mineral de alta calidad ocasionó un brusco aumento de la inversihn exterior para desarro-

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llar fuentes más eficientes y ricas de mineral dc hierro en Canadá, Venezuela, Brasil y Africa. La finalidad, según se vio, no fue sólo explotar fuentes más lucrativas de abastecimiento sino plan-icar un mayor control de esta materia prima esencial como medida preventiva: cada gran productor nacional, naturalmente, trata de anticiparse a las iniciativas similares de los otros y de los producto- res extranjeros.

CUADRO 4

MINER.2LES SELECCIONADOS: IMPORTACIONES NETAS COMO PORCENTAJE DE LA PRODUCCION DOMÉSTICA

DE MINAS O DE POZOS

Promedio 1937-39 1966 (porcentajes) (porcentajes)

Mineral de hierro 3 Cobre - 13 Plomo o Cinc 7 Bauxita 113 Petróleo - 4

Las iniportaciones netas son las importaciones menos las exportaciones. PUEKTL: 1937-39. Calculado con datos de la Oficina del Censo de los EE.

UU., Statistical Abstract of the United S t a t ~ s : 1939, Washington, e ibid. 1940. 1966. Calciilado con datos del Departamrnto del Interior de los

EE. LTU., Minerals Ycarbook, 1966, Washington, 1967. NOTA: Estos datos no se refieren al consunio total. Los últimos incluyen la

refinación de desechos y el uso d r existencias. Este cuadro sólo repre- senta el cambio en la dependencia de las importaciones, comparada con el uso de recursos naturales internos.

Es cierto que en los últimos años las innovac:ones tí5cilicas han aumentado el aprovechamiento de los minerales ilacionales. Sin embargo, latendencia a confiar cada vez más en las fuentes extran- jeras persiste, en parte por el desco de obtener la retribución debi-

' d a de una inversión ya hecha, en parte como medio de protección para conservar las fuentes de mineral de menor calidad como re- &va, y en parte por la ventaja financiera inmediata en los casos en que los minerales extranjeros resulten más económicos. De acuerdo con el pensamiento de los especialistas, a falta de un'nue- vo progreso tecnológico que torne al mineral de hierro de muy

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baja gradación, derivado de la taconita y rocas parecidas, decidi- damente más barato que el mineral extranjero, el pronóstico es que nuestra industria siderúrgica seguirá dependiendo en medida creciente de fuentes extranjeras de mineral. Así se prevé que alre- dedor de la mitad del mineral de hierro que ha de consumirse en 1980 sci5 provista llar fucntrs extranjeras, y que para el 2000 la tasa dc importación llegará al 75 por ciento.35

La dramática reversión de la autosuficiencia de los Estados Unidos con respect6 a las materias primas fue resumida en forma sucinta en un informe de la junta directiva de la Comisión Pre- sidencial sobre Política Económica Exterior :

Esta transición de los Estados Unidos de una posición de re- lativa autosuficiencia a otra de creciente dependencia de fuen- tes extranjeras de abastecimiento constituye uno de los cambios económicos notables de nuestro tiempo. El estallido de la se- gunda guerra mundial marcó el punto decisivo de este cam- bio.

Tanto desde el punto de vista de nuestro crecimiento eco- nómico a largo plazo como desde el de nuestra defensa nacio- nal, el cambio de los Estados Unidos de una posición de ex- portador neto de metales y minerales a la de importador neto es de fundamental importancia en la configuración de nues- tra política económica exterior.

Siempre hemos padecido una dependencia casi total de las importaciones de estaño, níquel y los metales del grupo del platino. Por lo demás, nuestras necesidades de amianto, cromita, grafito, manganeso, mercurio, mica y tungsteno han sido generalmente cubiertas por la importación. Antes de la segunda guerra mundial, ésta era más o menos nuestra lista de materiales estratégicos, esto es, de sustancias minerales en las cuales nuestros requerimientos son total o principalmente satisfechos por fuentes extranjeras. En la actualidad, al con- trario, los Estados Unidos sólo son plenamente autosuficien- tes en carbón, azufre, potasa, molibdeno y magnesio. (Subra- yado nuestro) .36

3; Hans H. Landsherg, Natural Resources for U.S. Gro;ctth, Baltimore, 1964, p. 206.

36 Comisión de Política Económica Exterior, Stuff Papers Pre~ented fa the Comission, Washington, febrero de 1954, p. 224.

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MATERIALES ESTRATÉGICOS

El Departamento de Defensa trabaja con una lista de materia- les estratégicos y críticos como guía para el programa de almace- namiento de reservas. Estos son los materiales que se supone son críticos para el potencial de guerra de este pak, y en los cuales pueden anticiparse dificultades para su abastecimiento. Sin embar- go, los productos bélicos no son los únicos para los quc estos ma- teriales son estratégicos. Muchos productos civiles que forman partc del desarrollo técnico actual dependen de los rnismos mateiiale5. (La mica, por ejemplo, aparece en esta lista. La mica es utilizada por la industria eléctricz en condensadores, teléfonos, dinamos y tostadores eléctricos.) : La dependencia de estos materiales con ies- perto a la impoitación se aprecia en el cuadro 5. Para más dc la mitad de ellos, entre el 80 y el 100 por ciento del abasteci- miento de este país depende de las iinportaciones. Para 52 de los 62 materiales, por lo menos el 40 por ciento del total debe, ser pro- visto desde el exterior. Y, de acuerdo con un informe de la Junta Asesora de Desarrollo Internacional (comisión especial creada por el Presidente en la década de 1950), las tres cuartas partes de los materiales importados incluidos e n el programa de almacenamiento proceden de las áreas subdesarrolladas. La respuesta política y inili- tar ante este hecho es expuesta claramente por el titular de la Jun- ta: ". . . es hacia estos países adonde debemos mirar para la mayor parte de cualquier aumento posible de estos abastecimientos. I,a pérdida cualquiera de estos materiales, a través de la agresión, sería equivalente a un grave revés ~n i l i t a r " .~~

El motor de retropropulsión, la tiirbfna de gas y los reactores nucleares tienen 11oy una enorme influencia sobre la demanda de materiales que sólo pueden ser obtenidos en el exterior. La natu- raleza de esta nueva necesidad está explícita en el informe de l a Comisión Presidencial de Política de Materiales:

El advenimiento de la turbina de gas y de los jets para la aviación de caza, y su posible aplicación a los vuelos comer- ciales y m5s adelante a los automóviles, ha acentuado la ne- cesidad de materiales que resistan las altas temperaturas y la fatiga. Una razón por la cual ha llevado tanto tiempo des-

3 7 Junta Asesora de Desarrollo I~iternacional, Partners itz Progress, Washington, marzo de 1951, p. 46.

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CUADRO 5

CLASIF1C;ACION DE MATERIALES INDUSTRIALES ESTK~\TÉC.I- COS POR GR.4DO DE DEPENDENCIA DE L.4S

IMPORTACIONES .

Súrnero de Relación entre tmportcciones Aiaterzales y consumo (%)

-- -

38 80 - 100 6 60- 79 8 40- 59 3 20- 39 7 Menos del 20

62 - -- - --

FUENTE: Percy W. Bidwell, Rarv M a t e r i a l ~ , Nueva York, Harper 6r Bros., 1968, p. 12.

arrollar comercialrncnte la turbina de gas cs que no 1:abía materiales que pudieran resistir el calor al rojo y al mismo tiempo absorber la fatiga de las fuer7as centrífugas genera- das por 20 000 revoluciones por minuto. Como en la turbina de gas cuanto mayor es la temperatuia tanto mayor es la eficiencia, hay una urgente necesidad de metales, cerámica3 u otras sustancias que puedan operar bajo gran esfuer~o por encima de los 2 000 grados Fahrenheit.

Existe también necesidad de materiales para l l e~a r a cabo iracciones nucleares, muchas de las cuales ocurren a elevadas temperaturas. Algunos de estos materiales deben poseer tam- bién una baja capacidad para la absorción de neutrones. Así que la necesidad de resistencia a temperaturas altas y cada xez más altas se torna uno de nueitros problcrr~as más crí- t i c o ~ . ~ ~

Lo clue esto significa piicde verse claraineiltc cuando estreclia- nos c1 foco sobre un producto: el motor de retropropulsión, qi:e desde qiie este informe fue preparado se ha convertido en u n me- dio tnn:o comercial como mi!itar de trznsporte. El cuadro 6 enu- mera los seis materiales críticos que se necesitan para hacer un niotor de retropropulsión. Excepción hecha del molibdeno, depen-

'$ C!onii\ión del Prrsidente sobrc Política dc XIate~ialei, Retources for F r r r d o n ~ , t\'ashington, junio de 1952, \o1 IV, Tlie Pror~iire of Technology, p. 11 .

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demos de las iinportaciones para un abastecimiento adecuado en todos estos renglones. En cuanto a tres de los materiales, la depen-

-

dencia es completa. En la última columna se enumeran los princi- pales productores actuales de cada elemento en el mundo no comii- nista. Entre paréntesis, después de cada país, se da el porcentaje que su producción representa en la producción total del mundo no comunista.

MATER1:ZLES CRÍTICOS USADOS EN EL MOTOR DE RETROPROPULSION

Librns d e Porcentaje d e nzatcr~nl usado la inzportnción Lugar donde se produce en el motor jet1 e n el consumo2 este material3

Tungsteno 80-100 24 Estados Unidos (30%) Corea del Sur (19%) Canadá (12%) Australia (8% ) Bolivia (8%) Portugal ( 7% )

Coluinbio 10-12 1 O0 Brasil (54%) Canadá (21%) Mozarnbique ( 18 % )

Níqiiel 1,300-1,600 7 5 Canadá (71%) Nueva CaIedonia (20% )

Ciolno 2,iOO-3,COO 1 O0 .Ifrira del Sur (31%) Turquía ( 19% ) Rhodesia de1 Sur (19%) Filipinas ( 18% ) Irán (5%)

Molil>c!riin 90- 100 O Estados Unidos (7956 -:) Canadá (10%) Chile (9%)

Cohalto 30- 10 10G Congo (Leop.) (60%) Marruecos ( 13% ) Canadá (12%) Zambia (11%)

1 Tomado de Perry I Y . Bid\\rll, Rniu Materials, Nueva York. Harper ¿k Bros., 1958, p. 12.

Calculado sobre datos del Drpartamento del Interior de los Estados Unidos, Minerals Yearbook, 1966, Wasliington, 1967.

3 Principales productores del material cn el mundo no comunista. Los porcentajes entre parkntesis representan la cantidad producida por el país en 1966 como por ciento de la producción total del mundo no comunista. La fuente es la inisrna que en 2.

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Los hechos aquí presentados, por supuesto, no son un misterio para los empresarios ni para los planificadores gubernamentales y coordinadores de política. El Presidente Truman establcció en 1951 la Comisión de Política de Materiales, citada más ariiba, para estudiar el problema de materiales en los Estados Unidos y su re- lación con otros países no comunistas. El resultante informe, cinco volúmenes, fue editado con gran publicidad en medio de la guerra de Corea. El tema de las fuentes de materias primas como ingre- diente de la política exterior aparece no sólo con respecto a las necesidades directas de los Estados Unidos sino también en rclación con la responsabilidad de los Estados Unidos en su función de líder del "mundo libre", de cuidar que estén seguros los abas- tecimientos de materias primas de Europa occidental y rl Ja- pón. Considérese, por ejemplo, esta franca declaración del ex Picsi- dente Eisenhower :

Una de las mayores oportunidades del Japón de aumentar su comercio reside en un sudeste asiático libre y en desarrollo. . . .La gran necesidad de un país estj referida a las materias primas; la de otro, a los productos manufacturados. Las dos regiones se complementan notoriamente. Fortaleciendo a Viet- nam y ayudando a garantizar la seguridad del Pacíiico sur y el Sudeste de Asia estamos desarrollando gradualmente el gran potencial comercial de esta región. . . y el Japón altamente industrializado, en beneficio de ambos. De esta manera se fortalecerá notablemente la libertad en el Pacífico occiden-

Y finalmente otras dos citas: una original del sector político republicano y una del lado demócrata. El Fondo Hermanos Ro- ckefeller ofrece estas proposiciones en iin informe sobre política eco- nómica exterior :

Hoy la seguridad económica de Europa depende de dos fac- tores indispensables: 1) su propia vitalidad intelectual y téc- nica y su empresa económica; y 2) una estructura interna- cional que dará a Europa acceso a los mercados exteriores en buenos téirninos y le procurará abastecimiento adecuado

39 Discurso en la asamblea del Colegio Superior de Gettysburgh, 4-IV- 1959, e11 "Puhlic Papers of the Presidents of the United States", Dwight Eisenhower 1959, Washington, 1960, p. 314.

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l de materiales, siempre que Europa pueda ofrecer un valor , razonable a cambio de ellos.

Sin embargo, la situación económica de las naciones in- , dustrializadas sigue siendo precaria. Si el nacionalismo del sudeste asiático, del Medio Oriente y de África, explotado por el bloque soviético, se convierte en una fuerza destructiva, pueden resultar amenazados los abastecimientos europeos de , petróleo y otras materias primas esenciales.40

W. \Y. Rostow, el asesor más cercano al Presidente Johnson en cuesti6Gs de seguridad nacional, parece tener perfecta conciencia de cuáles son los cimientos básicos de la red imperialista en cuan- to se aplica a las materias primas y a la función especial de los Esta- dos Unidos en el imperialismo de hoy. Al declarar ante el Comit¿ Conjunto del Congreso, Rostow explicó las relaciones entre paí- ses industrializados y siibdesarrollados con estas palabras:

La ubicación, los recursos naturales y las poblaciones de las "ueas subdesario!ladas son tales que, si éstas se vieran efecti- \amente incorporadas al bloque comunista, los Estados Uni- dos pasarían a ser la segunda potencia del munclo. . . .Indi- rectamente, la evolución de las áreas subdesarrolladas cs capaz clc determinar la suerte de Europa occidental y el Japón y, por ende, la efectividad de la ubicación de las regiones iri- diistrializadas dentro de la alianza del mundo libre que esta- mos comprometidos a encabe~ar. Si la> Arras subdesarrolla- das caen b3io la clon~inación comunista, o si pasan a una hos- tilidad permanente contra Occidente, la fuer~ü iiiilitar de Eu- ropa occidental y el Japón se verá disminuida, el Common- ~ ~ e a l t h Británico tal romo esti hoy organizado se desintegra- r J y el mundo del Atlántico pasará a srr, en el mejor de los casos, una alianza torpe incapa7 de ejercer efectiva influencia fuera de una órbita limitada, perdido para ella el equilibrio del poder mundial. En síntesis, nuestra seguridad militar y niirstio modo dr vida24 como la suerte dr Europa occidental y el Japón están en juego en la evolución de las áreas subdes- a~rolladas. Evidentemente, pues, tenemos un primordial interés nacional en desarrollar una coalición del mundo libre que

40 Fondo Hermanos Rockefeller, Foreign Economic Policy of the Twentietlz Century, Carden City, Nueva York, 1958, p. 11 para el primer 1. concepto, p. 16 para el segundo.

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abdiy~ie en razonable armonía y unidad a los estados indiis- ' trializados de Europa occidental y al Japón, por un lado, y a las Arcas subdrsarrolladas de Asia, el XIcdio Orirnte y Áfri- ( A, por rl otro.41

1.0s P;S'I'.ZIM )S L-NIDCX COMO I'TIlNC~I1'.2T. LNPOI<'I'.U)OK DE CAPITAL

Junto coii 10s cambios políticos y militares posteriores a la se- $linda guerra mundial, cuando los iiorteaniericanos asumieron el rol de Iídeies indiscl.itidcs drl capitalismo mundial, sobrevino la iieta preeminencia de los Estados Unidos como rxportador de ca- pital. En tanto la necesidad urqente de desarrollar fuentes estran- jeras de rnateiias primas contribuyó al ímpetu de las exportaciones

1 cie capital de5pués de !a q-ueria, 1.aaceleración de la inversión en I empresas manufactureras extranjeras agregó una nueva dimensión

3 13 inteinncionalización del capital. Para apreciar mejor este rasgo nuevo exanlillenios primero los

aspectoi ~onipetitivos del cornercio rnuildial de manufacturas. El cuadro 7 ofrece estimaciones sobre la participación de cinco na- ciones itidiustriales en el comercio exportador mundial de manii- facturas. Aparte del notable cambio en los destinos de Italia en las Ultiirias dos décadas y dcl surgimiento del comercio japonés, el cambio inás digno de destacarse en los 70 años considerados es la yuxtaposición de los Estados Unidos y el Reino Unido. Ida parti- cipación britinica en el coniercio mundial de manufacturas decli- nó del 33 al 12 por ciento, mientras la de los Estados Unidos aii- mentó del 12 al 21 por ciento. Pero nótese también que los Estados Unidos no loqraron mantener la ventaja ganada inmediatamente despu4s c!e la guerra: entre 1950 y 1967, su participación declinó de casi 27 a cerca de 21 por ciento, una relación igual a la de su partici1)ación posterior a la prirriera guerra m i ~ ~ d i a l .

4 1 Suu¿.colnité dt. Política Económica Exterior, del Comité Ecorióinico Conjunto, Congreso de los Estados Unidos, 849 Congreso, segunda sesibn,

( Hcorinqs, 10, 12 y 13 de diciembre de 1956, pp. 127, 131.

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CUADRO 7

PARTICIPACION EN LAS EXPORTACIONES DE ARTICULOS MANUFACTURADOS

( E n porcentajes)

Estadosunidos 11,7 13,O 20,4 19,2 26,6 20,6 Reino Unido 33,2 30,2 22,4 20,9 24,6 11,9 Alemania 22,4 26,6 20,5 21,8 7,0n 19,7* Francia 14,4 12,l 10,9 538 9,6 8,5 Italia 3,6 3,3 397 395 396 7,O Japón 1,5 2,3 3,9 699 3,4 9,9 Otros 13,2 12,5 18,2 21,9 25,2 22,4

Tota l 100,O 100,O 100,O 100,O 100,O 100,O

* Alemania Occiderital solamente. I,a cifra comparable estimada para -41e- mania Occidental solamente en 1937 es 16,5 por ciento.

FUENTE: A. Maizels, Industrial Growth and World Trade , Cambridge, Inglaterra, 1963 (excepto los datos de 1967). (Los datos de 1899 y 1913 excluyen a los Países Bajos.) Datos de 1967: National

Institute, Economic Reviezc, febrero de 1968.

El aislar estas cifras es, empero. engañoso. Porque, a partir de la primera guerra mundial y en escala cada vez mayor después de la segunda, l a construcción de fábricas o compra de empresas en el exterior han asumido una enorme importancia como parte de la lucha competitiva por los mercados. La nueva situación en este sentido se refleja en el cuadro 8. Este cuadro muestra la posi- ción relativa de los principales exportadores de capital en la época de la primera p e r r a mundial, al final del auge de los años 20 y en 1960. Durante el período inicial del cuadro el Reino Unido era el más destacado inversionista extranjero: la mitad de las in- versiones externas de capital eran propiedad de ciudadanos britá- nicos. Pese al hecho de que los Estados Unidos formaron una na- ción deudora hasta después de la primera guerra mundial, ya habían empezado a mojarse los pies en esas aguas, desde el inicio de su participación en el estilo de vida imperialista.

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INVERSIONES EXTRANJERAS DE LOS PRINCIPALES PAISES EXPORTADORES DE CAPITAL

1914 1930 1960 ( p o r cientos del to ta l )

Reino Unido Francia Alemania Países Bajos Suecia Estados Unidos Canadá

Tota l

FUENTE: Cálculos sobre datos de William Woodruff, Zmpact of Western Man, Nucva York, 1966, p. 150, excepto los datos con asterisco.

* Los datos para 1960 son estimaciones muy globales, hechas exclusiva- mente para simplificar la exposición del cambio relativo en la posición de los Estados Unidos.

Los años de la interguerra, y el consiguiente cambio de su posi- ción a la de una nación acreedora, dieron a los Estados Unidos la oportunidad de avanzar liasta el punto de ubicarse muy cerca del lugar ocupado por la potencia exportadora de capital más antigua y firmemente establecida. Para 1960, las inversiones extranjeras de los Estados Unidos significaban casi el 60 por ciento del total mun- dial. (Estos datos abarcan tanto las inversiones indirectas como las directas. La inversión directa -posesión de sucursales y subsidia- rias- fue el factor más importante de esta expansión en las inver- siones norteamericanas. De modo que, si se indicaran los datos de la inversión directa exclusivamente, la participación de los Estados Unidos sería aún mayor. Aunque no se dispone de información completa del periodo posterior a 1960, parece evidente que la par- te de los Estados Unidos ha seguido expandiéndose también en es-

.- tos años.)

A causa de esta enorme expansión de las inversiones en indus- trias manufactureras del exterior, los Estados Unidos cuentan con la posibilidad de competir en los mercados extranjeros de manera directa y no sólo por las exportaciones. Lo que esto significa puede

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CUADRO 9

EXPORT.2CIONES Y VENTAS POR INVERSIONES EXTRANJERAS

(En millones de dólares)

- - - - -- --- -- - - - - - - - -- - - h lndustrtas manufactureras Ventas de afiliadas extranjeras Exportacidn desde Estados Unidos b

seleccionadas 1957 1965 Airmrnto 1957 1965 Aumento N - - - - - - - - -- -- -- -- - - - - - - -- --- - - - - b

Papel y productos afines 881 Productos químicos 2411 Productos de caucho 968 Metales 1 548 Maquinaria no eléctrica 1 903 Maquinaria v equipos eléc-

tricos 2 047 Equipos de transporte 4 228

FTIENSE: Ventas de afiliadas extranjeras, Survey of Currrnt Buc-inesr, noviembre de 1966; exportaciones, Oficina del O Censo de 10s Estados Unidos, Statistical Abstract o f t h ~ Unitr~d States, 1966, e ibid. 1965.

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EL IMPERIALISMO, AYER Y HOY 69

(olcqirse de los datos del cuadro 9 para 1957 y para 1965, el íiltimo aíío sobre el cual hay información disponible. Las primeras tres columnas reflejan la experiencia de ventas de las firmas de Ins Estados lTnidos en el exterior (sucursales y subsidiarias de cor- poraciones norteamericanas). Las íiltimas tres columnas indican el alimento de las exportaciones desde los Estados Unidos para las iiiismas industrias.

Es especialmente notable que en todas las industrias, para 1965, las ventas de las afiliadas extranjeras son mayores que las expor- taciones drsde plantas con base en los Estados Unidos. Más aíin, el ~ u m e n t o durante estos años ha sido mayor en el caso de las lblantas extranjeras afiliadas que en el de las exportaciones. -Para t.1 conjunto de las industrias, las ventas de las plantas en el exterior aumentaron en iin 140 por ciento. mientras las exportaciones desde 10s Estados Unidos crecían en el 55 por ciento.

Las ventas originadas en firmas manufactureras del exterior ayudan a la penetración de los mercados por un doble mecanismo. No sólo obtienen una participación en el mercado del país en que rs t i ubicada la subsidiaria, sino que entran en los canales del co- mercio exterior de las potencias competidoras. Esto puede adver- tirse del examen del cuadro 10. Así. las plantas norteamericanas cn Europa venden sólo el 77 por cielito de su prodlicción a los mercados locales en que están ubicadas. Las exportaciones a otros países representan el 22 por ciento de las ventas de estas plantas.

CUADRO 10

VENTAS DE MANUFACTURAS EN EL EXTERIOR POR PARTE DE .ZFILIADAS EXTRANJERAS DE FIRMAS NORTEAMERICANAS

(Por ciento d e las ventas totales e n el exterior)

Exportado a los EE UU. 11 2 1 2 Ventas locales 81 93 7 7 92 Eul~ortado a otros países 8 5 22 6

rvawre: Calculado con datos de Survey o f Current Business, noviembre de 1966.

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Adviértase el porcentaje relativamente pequeño de las exporta- ciones desde el mundo subdesarrollado (América Latina y otros), cuya significación será destacada más adelante, cuando hablemos del tema de la dependencia financiera de los países subdesarro- llados.

El impacto de estas ventas de ultramar derivadas de la inver- sión directa estaba sin duda en la mente del banquero de inversión que escribió en un reciente artículo de Foreign Affairs:

La importancia de la inversión directa norteamericana en la economía mundial se está bamboleando. Según el Consejo norteamericano de la Cámara de Comercio Internacional, el valor bruto de lo producido por empresas norteamericanas en el exterior excede en mucho los 100 000 millones de dólares anuales. Es decir, que sobre la base del valor bruto de su pro- ducción, el conjunto de las empresas norteamericanas en el exterior constituyen el tercer país en orden de importancia en el mundo (si se puede usar este término para designar a dichas compañías), con un producto bruto mayor que el de nin,gún otro país, excepto los Estados Unidos y la Unión So- viética. Desde luego, estas empresas son grandes usuarias de materias primas y componentes de producción local, de ma- nera que su contribución a la producción neta (valor agrega- do) es mucho menor que sus ventas brutas.q2

Por lo que hace a la manufactura, el mayor volumen de rie- gocios se concentra en Canadá y Europa, como puede verse en el cuadro 11. Y desde la segunda guerra mundial, bajo la influencia del Plan Marshall y de la NATO, la tendencia principal del capi- tal manufacturero ha sido la de fluir hacia E ~ r o p a . ' ~

42 Leo Model, "The Politics of Private Foreign Investment" en Foreign Affairs, julio de 1967, pp. 640-641.

43 Una explicación con que nos topamos muy frecuentemente acerca del sure;imicnto de la inver:ión norteamericana en Europa, es que se dcbe

a la atracción especial que ejerce la Comunidad Económica Europea (Mer- cado Común). Esto es rebatido en un análisis hecho por Anthony Scaper- landa: ". . .el generalizado concepto de que la creación de la CEE iba a causar una redistribución de la inversión internacional carece de apoyo en los datos empíricos. Por lo contrario, el área ajena a la CEE ha mante- nido, cuando no aumentado, su participación en la inversión directa de los Estados Unidos en Europa occidental." "The E.E.C. and U.S. Foreign

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INVERSION EXTERIOR DIRECT.4 EN LA MANUF.4CTUR.A

1950 Millones de Por ciento

dólares del total

Todas las áreas 3.831 100 Áreas seleccionadas

Canadá 1.897 49,5 México 133 3,5 Argentina 161 4 2 Brasil 285 7,4 Europa 932 24,3 Sudáfrica 44 1,1 India 16 0,4 Japón 5 0, 1 Filipinas 23 o$ .4ustralia 98 2,6

1966 Millones de Por ciento

dólares del total

FVEKTE: Departarilentr> de Comercio, LTnitccl S tc tr , C~ i~ iner s Investment i n Foreign Countries, Washington, 1960, y Walther Lederer y Frederick Cutler, Znternational Znvestments of the United States in 1966, en Suruey of Current Business, septiembre de 1967.

Pero los Estados Unidos no son los únicos que pugnan por estos mercados. Las corrientes cruzadas de la inversión, como re- flejo de la competencia entre corporaciones gigantes, se advierten cn el cuadro 12. Firmas inglesas invierten en Francia y Alemania occidental. Bélgica invierte en Francia, Alemania occidental e Inglaterra. Es evidente, sin embargo, que la superioridad de los Estados Unidos como inversor extranjero en Europa es arrolla- dora. Como cabía esperar, la concentración de la inversión en un número pequeño de firmas gigantes ha resultado en que las em- presas norteamericanas poseen una porción realmente impresio- nante del mercado en determinadas industrias de Europa. Obsér- vese en el cuadro 13 que las firmas norteamericanas controlan más de la mitad de la industria automovilística en Gran Bretaña, rasi el 40 por ciento de la del petróleo en Alemania y más del 40

I~ivcstment: Soriic Eir!piri<al rvitlcncc.". r,:i Thc Frr,r;or ;;c Jol!rntil: marzo de 1967, p. 26.

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72 lsil ERA DEL IA4PERIALISMO

por ciento de la de equipos telegráficos, telefónicos, electrónicos y estadísticos en Francia (el control en máquinas computador&, rn Francia, r s del 75 por ciento).

L.\ PARTE NORTEAMERICANA EN EL TOTAI, DE LA INVERSION EXTRANJERA

- - -- - -- - --

Francia R. Fed. Alemana i , ~ n n Bretaña (1 962) (1 964)

--- (1 962)

Estados L'iiidoa Gran Bretaña Países Bajos Suiza Bélgica Francia Suecia 1 talia Alemania Federal Canadá Otros

1

3 incluida eri "otros'.

- incluido en "otros"

8

Total 100 100 1 O0 - ------p.-- .

FI .CKTE: Christopher Layton, Trans-Atlantic lncestnzents, Boiilogiie-sur- Se in~ . Frai>ria, Instituto Atlántico, 1966, p. 13.

12a ligazón entre las tendencias n~onopolistas y el flujo de las inversiones a Europa se refleja en lo siguiente: en los tres más grandes mercados europeos (Alemania Occidental, Gran Bretaña y Francia) el 40 por ciento de la inversión directa norteamerica- na pertenece a tres firmas: ESSO, General Motors y Ford. E I ~ toda Europa occidental, 20 empresas norteamericanas representan dos tercera5 partes de la inversión total de los Estados Unidos.** Entre 1950 y 1965 "un número creciente de grandes corripafiías se

han abierto o comprado un camino de acceso a ' ~u ropa . Para 1961, 460 de las mil empresas más grandes de los Estados Unidos tenían

44 Christopher Layton, Truns-Atlantic I l ive~tment , Boulogne-sur-Seine, Francia, 1966, p. 18.

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una subsidiaria o sucursal en Europa. Hacia 1965, la cifra había llegado a 700 de las 1 OOO.G \

En pocas palabras, la interilacionalización del capital entre las empresas gigantes es mucho mayor hoy de lo que era hace cin- cuenta aíios, cuando Lenin escribió sil obra sobre el imperialismo._

CUADRO 1 :%

CÁ1,CULO DE LA PARTICIPACION NORTEAMERICANA EN CIERTAS INDUSTRIAS

- - -. . -- - -- -- - --

Firnias nortcamericanns Francia, 1963 (70 de las ventas)

-- -- - - - - - --

Refinación de petróleo Hojas de afeitar y afeitadoras ~nanuales Automlviles Neumáticos I

Negro de humo Refrigeradores Máquinas herramientas Semiconductores Máquinas de lavar Ascensores y elevadores Tractores y maquinaria agrícola Equipo telegráfico y telefónico Máquinas electrónicas y de estadística [las

computadorás componen el 75% ) Máquinas de coser Afeitadoras eléctricas hiáquinas d~ contabilidad

Productos de refinación de petróleo Computadoras Automóviles Negro de huriio Refriqeradores Productos farmacéuticos Tractores y maquinaria agrícola Irstrumentos Hojas de afeitar y afeitadoras manualez

?O 87 13

:iás del 30 95 25 2n 25 27 " ,, 5 1

3 5 42

rriás del +U iriás del +O rnás del 50

iriás del 75 <ir1 33y3 al 50

iriás del 20 rnás del 40

más del 15 .iprox. 55

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74 LA ERA DEL IMPERIALISMO

Alernania Occidental (% de l capital)

Petróleo hlaquinaria, vehículos, productos metálicos

(los automóviles componen el 4070) Industria alimenticia Produrtos químicos, caucho, etc Artículos eléctricos, de óptica, juguetes, mu-

sicales (las computadoras componen el 84%)

FUENTE: Christopher Layton, Trans-Atlant ic Inuestments , Boulogne-sur- Seine, Francia, Instituto Atlántico, 1966, p. 19.

APEIVDICE A

Compromisos y declaraciones de defensa de los EE. UU. L l s , . ~ d e los tratadoc 91 declaraciones oficialrs r:tgentes aiz 1966

Hemisferio occidental

Tra tados

l . Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (Pacto de Río), 2 de septiembre de 1947.

2. Aplicabilidad del Tratado del Atlántico Norte, 4 de abril de 1949. (La NATO se aplica a Canadá, Islandia, Groenlandia, Bahamas, Bermudas) .

J. Acuerdos bilaterales. a. Acuerdo con Dinamarca sobre defensa de Groenlandia,

27-IV-1951. b. Acuerdo de defensa con la República de Islandia,

5-V-1951. c. Acuerdo del Comando de Defensa Aérea de América,

del Norte (cambio de notas EE. UU.-Canadá, 12 de mayo de 1958).

d. Tratado con Panamá, 2-111-1936.

Declaraciones oficiales

1 . Séptimo Mensaje Anual del Presidente Monroe al Con- greso (la Doctrina Xtonroe) , 2-XII-1823.

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EL IMPERIALISMO, AYER Y HOY 75

2 . Declaración del Departamento de Estado sobre manteni- miento de vigencia de la Doctrina Monroe, 14-VII-1960.

3 . Acuerdo Ogdensburg (con Canadá, estableciendo una Jun- ta Permanente de Defensa), 18-VIII-1940.

4. Aniincio conjunto sobre defensa, EE.UU.-Canadh, 12-11- 1947.

5 . Declaración conjunta de los presidentes Kennedy y Betan- court (los EE. UU. prometen pleno apoyo a Venezuela), 20-11-1963.

Europa

Tratados

1 . Tratado del .ltldntico Norte, 4-IV-1949. Son partes del tratado: Estados Unidos, Bélgica, Canadá, Dinamarca, Francia, Islandia, Italia. Luxemburgo, Países Bajos, No- ruega, Portugal, Reino Unido, Grecia (agregada en 1952), Turquía (agregada en 1952), República Federal de Ale- niania (ayregada en 1955).

2 Declaración Conjunta sobre Renovación del Acuerdo de Defensa del 26 de septiembre de 1953, EE. UU.-España, 26-IX-63.

Declaraciones oficiales

1. Declaración del presidente Eisenhower sobre la política norteamericana frente a la Unión de Europa Occidental, 10-111-1955.

2. Comunicado, Sesión Ministerial del Consejo del Atljntico Norte, Atenas, 6-V-1962.

3 . Acta Final, Conferencia de Nueve Potencias de Londres, Declaración de los gobiernos de EE. UU., Reino Unido y Francia, 3-X-1954.

4 . Declaración del presidente Kennedy sobre Berlín, 25-VII-1961.

. Mensaje del vicepresidente Jolinson ante la Cámara de Re- presentantes de Berlín occidental, 19-VIII- 1961.

6 . Declaración del Secretario de Estado Rusk sobre Berlín, 22-11-1962.

7 . Comunicado Conjunto del presidente Kennedy y el Can- ciller Adenauer de Alemania, 15-XI- 1962.

8. Comunicado Conjunto del presidente Johnson y el Can- ciller Erhard de Alemania, 12-VI-1964.

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76 1,rl ERA DEL IMPERIALISMO

Cercano Oriente - Medio Oriente

1 . Aplicabilidad del Tratado del Atlántico Norte desde 1952 (el 18 de febrero de 1952 Grecia y Turquía accedieron al Tratado del Atlántico Norte; desde esa fecha han estado comprendidas en los compromisos del tratado).

2 . Incorporación de los EE. UU. a los Comités de la CENTO (el Pacto de Cooperación Mutua -pacto de Bagdad---- entre Irak, Turquía, Reino Unido, Pakistán e Irán se firmó el 24 de febrero de 1955. Después se le rebautizó como Organización del Tratado Central (CENTO) al retirarse Irak. Los EE. UU. integran los Comités Militar, Económico y Anti-Subversión de la CENTO v es obser- vador en las reuniones del Consejo).

3 . Acuerdos bilaterales. a . ,%cuerdo de Cooperación con Irán, 5-111- 1359. b. Acuerdo de Cooperación con Turquía, .5-111-1959.

Declaraciones oficiales

1. Mensaje del presidente 'Truman al Congreso (la doctr~na Truman) , 12-111-1947.

2 . Resolución Conjunta para Promover la Paz y la Estabi- lidad en el Medio Oriente (la doctrina Eisenhower), 9-111-1 957.

3 . Declaración Tripartita (EE. UU.-Reino Unido-Francia! sobre seguridad en el Cercano Oriente. 25-V-1950.

4 . Declaracibn Multilateral respecto al Pacto de Bagdad (com- promisos de los EE. UU. ante Pakistán, Irán y Turquía): 28-VII-1958.

5 . Comunicado Conjunto del presidente Kennedy y cl sha de Irán, 13-IV-1962.

6 . Carta del presidente Kennedy al príncipe Feisal de Arabia Saudita, 25-X-1962.

7 . Declaración sobre Jordania y Arabia Saudita por el secre- tario de Estado Rusk, 8-111-1963.

8 . Respuesta del presidente Kennedy a una pregunta en con- ferencia de prensa a propósito del Medio Oriente, 8-V-1963.

9. Observaciones del presidente Johnson en un cambio de brin- dis con el presidente Shazar de Israel, 2-VIII-1966.

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EL I,\lPtí'RIALISMO, AYER Y HOY 7.7

\iric a

Tratados

1 Acuerdo de Cooperación con Liberia, 8-VII-1959.

.\sia n ieridional

Tratados

1 . Participación de los Estados Unidos en los comités de 1ñ CENTO (como se indicó más arriba respecto del Cercano Oriente y Medio Oriente).

2 . Participación en la SEATO (ver Tratados en Sudestr de Asia-Pacífico sudoccidental) .

3 . Acilerdo de Cooperación con Pakistán, 5-111-1959.

Declaraciones oficiales

1. Carta del presidente Eisenhower al primer ministro Nehru de la India, 24-11-1954.

2 . Seguridades dadas a Pakistán respecto de la extensión de la ayuda militar a la India: Declaración del Departamento de Estado, 17-XI- 1962.

\,ideste uc Asia - Pacífico sudoccidental

Tratados

1 . Tratado de Defensa Colectiva del Sudeste de .\sia, 8-IX-1954 (su resultado es la SEATO, que incluye a los Estados Unidos, Australia, Francia, Nueva Zelandia, Pa- kistán, Filipinas, Thailandia, Reino Unido, Camboya, Laoi y Vietnam del Sur).

? 'Tratado de Seguridad entre Australia, Nueva Zelandia y los Estados Unidos (pacto ANZUS) , 1-IX-1951.

:i . Tratado de Defensa Mutua con Filipinas, 30-VIIT-195 1.

Declaraciones oficiales

1. Resolución del Golfo de Tonkin, 10-VIII-1964. 2 . Cornunicado conjunto del secretario Rusk y el ministro de

relaciones exteriores Thanat Khoman, 6-111-1962. 3 . Declaración de Honolulú, 8-11-1966. 4 . Comunicado conjunto de los presidentes Johnson y Maca-

pqa l , 6-X-1964.

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78 L A E R A D E L IMPERIALIS lMO

Este de Asia

Tratados

1. Tratado de Cooperación y Seguridad Mutuas entre los Estados Unidos y el Japón, 19-1-1960.

2. Tratado de Defensa Mutua con la República de China (Formosa) , 2-XII-1954.

3 . Tratado de Defensa Miitua con Corea, 1-X-1953.

Declaraciones oficiales

1 . Resolución de los Estrechos de Formosa, 29-1-1955. 2. Declaración del presidente Kennedy sobre Formosa e islas

costeras, 27-VI- 1962. 3 . Respuesta del vicepresidente Humphrey a iina preg~inta

en conferencia de prensa, en Corea, 23-11-1966.

Fuente: Compilación presentada por el Departamento de Estado sobre compromisos y garantías de defensa de los Estados Unidos al mes de agosto de 1966.

Hearings before Preparedness Investigating. Subcommittee of Committee on Armed Services, Senado de los Estados Unidos, 890 Congreso, segunda sesión, 25 y 30-VIII-1966.

APENDICE B

Intervención de los Estados Unidos en crisis políticas internacio- nales y situaciones críticas, de 1961 a mediados de 1866.l

1 Esta lista no incluye crisis temporarias originadas por golpes de estado (por ejemplo el golpe del ejército sirio en 1962) o por rebeliones internar (por ejemplo la revuelta de los kurdos en Irak, en 1962). FUENTE: Esto es reproducción de la Parte A de una declaración presen-

tada por el Secretario de Estado al comité senatorial sobre Servi- cios Armados. Worlwide Military Commitments. Hearings Beforc the Preparedness. Znvestigating Subcommittee of the Comatittee on Armed Service, Senado de los Estados Unidos, 89? Congreso, 2" sesión, 25 y 30-VIII-1966, primera parte, pp. 31 y 32.

Esta declaración contenía también una lista de otras 27 crisis en que los EE. UU. tuvieron intervención indirecta, por ejemplo a través de la pro- visión de armas o la cooperación con las acciones de la UN. Dicha lista figura en p. 32 de la citada fuente.

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EL IMPERIALISMO, AYER Y HOY 79

1. Lucha vietnamesa con el Viet Minh y el Viet Cong (1945- ). Intervención parcial (desde 1950) y luego directa (desde

1954) como proveedor de asistencia militar, asesores militares, y luego tropas de combate a pedido de la República de Vietnam.

2. Berlín (1948- ). Intervención directa como una de las cuatro potencias ocupantes por los acuerdos cuatripartitas de 194.5.

3 . Amenaza de los comunistas chinos a los estrechos de For- mosa (1950- ) . Intervención directa con Truman (1950) y Eisenhower (1953) ; instrucciones a la Séptima Flota de los EE. UU. y Resolución de Formosa ( 1955 .

4. Corea (1950- ) . Intervención directa como pricciyal pro- veedor de fuerzas actuantes bajo el Comando de la ONU durante la guerra de Corea y hasta el presente.

5. Episodio de la bahía Cochinos ( 1961 ) . Intervención directa como protector parcial y extraoficial de la fuerza de invasión.

6. Disputa entre Panamá y los EE. UU. sobre situación y ad- 1 ministración de la Zona del Canal (1962-1966). Intervención di- recta como parte de la disputa; acción de la OEA y de la NU; negociaciones bilaterales.

7 . Crisis con Cuba sobre los proyectiles ( 1962-1963). Interven- ción directa como potencia responsable de la cuarentena de la OEA sobre el embarque de proyectiles a Cuba.

8. Protesta camboyana sobre violación de fronteras por fuerzas norteamericanas y survietnamesas (1964- ). Intervención di- recta como parte mencionada en la protesta; acción de la ONU.

9. Maltrato de prisioneros europeos por los rebeldes de Stan- leyville, Congo (1964). Intervención directa al atraer la atención de la ONU sobre el problema y proveer apoyo aéreo para la misión de rescate de paracomandos belgas.

10. Crisis dominicana ( 1965- 1966) . Intervención directa a tra- vés de la acción inicial tendiente a estabilizar la situación; aportó efectivos a las fuerzas de paz de ia OEA.

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La Banca Norteamericana se Internacionaliza

Ln altículo recicrite de la revista F o r t u ~ e informa: "El área de mayor crecimiento de la banca norteamericana, hoy en día, no se encuentra en los Estados Unidos sino en el exterior. . . La ex- ~~ansiión en ultramar está, además, dando origen a la primera red de bancos verdaderamente interna~ional".~ Este desarrollo de la banca es complemento adecuado de la nueva función de los Esta- dos Unidos como líder y organizador del orden imperialista. ¿Qué podiía ser más natural que la coincidencia de: a ) la extendida presencia militar y política de los Estados Unidos alrededor de¡ globo ( a través de guerras, bases militares y ayuda económica y militar) ; b) la posición dominante del capital de los Estados Uni- dos eri la creación de imperios industriales multinacionales: c ) la c~olución del dólar como medio internacional clave de pagos, cré- c!ito \- reservas, y d ) el crecimiento de la banca multinacional?

La comunidad bancaria es, desde luego, perfectameritc cons- ciente dc estas relaciones. Un informe publicado por Bro~vn Bro- thers Hariiman & Co. destaca: "En lo político, los Estados Unidos tienen intereses vitales en casi todos los rincones del globo. 1 Y O es irrazonable suponer que a ellos sigan los intereses comerciales. e indiidableniente éstos son estimillados a hacerlo".'

' Jr i r r i iy Main, "The First Real Iriternatioriril Ea:ihrrs", Foittrne. di- ciernhre dr 1967, p. 143.

' T . M . Farley, T h e "Erige Act" and Uni ted States International 1 Bnnhing and Finanee, Niirva York, Brnwn Brothcrs IIartirnan & Co., mayo dc 1962, p. 32. 1

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LA BANCA SE INTERLVACIOh'.4LZZA

1 Como ejemplo concreto, esta interrelación de cornercio y ban- dera puede apreciarse en el establecimiento de la banca norte-

1 americana en Saigón. Una crónica del New York Times publicada

l en 1965, según la cual los dos bancos más grandes de los Estados Unidos estaban tratando de establecer sucursales en Vietnam del Sur, cita estas palabras de H ~ n r y Sperry, vicepresidente del First National City Bank:

Después tendrán ustedes ante sí una ingente tarea de recons- trucción. . . Eso requerirh financiación, y financiación sig- nifica bancos.

Sería ilógico permitir que los ingleses y franceses rnono- polizaran el negocio bancario, pues la economía de Vietnam del Sur va siendo más y más orientada hacia los Estados U~iidos.~

Efectivamente, dos bancos norteamericanos fueron inaugura- dos en Saigón en el verano de 1966. Al respecto, comentaba' Busi- ness Week:

En medio de un barrio lleno de cantinas de mala muerte para soldados norteamericanos, las sucursales del Bank of America y del Chase Manhattan Eank en Saigóri scmeian inoderrias fortalezas de granito. . . Los bancos fueron construidos espe- cialmente para soportar condiciones bélicas: bloques de vidrio en vez de ventanas, y paredes diseñadas para resistir explosio- nes de minas y ataques de mortero. . . Si no fuera por la masiva presencia de los Estados Unidos allí, probablemente ninguno de los bancos se habría establecido en Vietnam. Los bancos se incorporaron a la escena vietnamesa el aiío pasado como consecuencia de la expansión norteamericana que co- menzó en 1965. El gobierno norteamericano necesitaba un lugar para guardar los fondos destinados a la Embajada, a la Agencia de I>esarrollo Internacional y a los militares. Y no veía razón para ayudar por ello a los bancos franceses o a otros extranjeros establecidos en el

Esta consideraciGn de los bancos hacia el gobierno y del go- bierno Iiacia los f:aricos no se limita a los tiempos dc guerra. .4sí,

New York Timci, 9-XII-1965.

1 "Burinerc Week. 14-X-19G7, p. 92.

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82 LA ERA DEL IMPERIALISMO

cuando los Estados Unidos disponen de excedentes agrícolas y los venden a cambio de monedas extranjeras, se acumulan gruesas sumas de dinero a favor de los Estados Unidos en los países com- pradores. qué mejor oportunidad de dar la mano a algún banco que lo merezca y esté buscando consolidarse en un país subdes- arrollado? Un banco nuevo necesita una fuente de depósitos para echar a rodar la bola financiera. En Pakistán, por ejemplo:

La mayoría de los bancos receptores de estos depósitos [de divisas locales de propiedad de los Estados Unidos] han sido bancos comerciales privados de los Estados Unidos en Pakis- tán (por ejemplo el Bank of America, American Express y otros). Debido al hecho de que estos bancos son relativamente nuevos en Pakistán y, por lo tanto, no están firmemente es- tablecidos, han tenido hasta ahora relativamente poco contacto con los sectores industriales y comerciales en comparación con los bancos comerciales de propiedad pakistana y británi- ca más viejos y arraigados. Los bancos norteamericanos, por lo tanto, están ansiosos de conseguir estos fondos y es lo más probable que los vuelvan a prestar en el mercado interban- caria.=

Es así como el gobierno de los Estados Unidos Iiace su partc al ayudar a los bancos norteamericanos que operan en ultramar. Los propios banqueros, sin embargo, no se quedan dormidos e13 cuanto a aprovechar las nuevas oportunidades y asumir su misión mundial. En un examen de los aspectos nuevos de la banca inter- nacional, George S. Moore, presidente del First National City Bank. describía recientemente el avance acelerado de las finanzas inter- nacionales - e l rápido aumento de los préstamos a extranjeros y de los depósitos de extranjeros en los bancos de Nueva York- y observaba que un ritmo tan ascendente de actividad apunta hacia "una interdependencia internacional sin precedentes desde el sur- gimiento del estado-nación. Los bancos norteamericanos han reac- cionado ya ante estos acontecimientos. Con el dólar como ~rincipal divisa internacional, y siendo los Estados Unidos el mayor expor- tador e importador de bienes, servicios y capital en el mundo, no

Dr. Chris to~h Beringer e Irshad Ahmad, T h e U s e of ~4y: icu!tural Surplus Commodit ies f o ~ Economic De~le lopmenf in Pnkistnn. Krirachi, enero de 1964, p. 14.

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LA BANCA S E INTERl\'ACIO!VALIZA

es sitio natural que los bancos de los Estados Unidos tiendan a desempeñar en las finanzas internacionales el mismo rol relativo que cupo a las instituciones financieras británicas en el siglo dieci-

(Subrayado nuestro). Esta no es por cierto una aspiración modesta. La siiprernacía

riiundial de la banca británica no fue, después de todo, una cues- tión de fuerza de voluntad o de mera competencia técnica, sino parte integrante del monopolio de Gran Bretaña sobre el comercio internacional, y de su primacía como potencia colonial. Hasta la década de 1880, los bancos británicos virtualmente no tenían com- petidores en la financiación del comercio internacional fuera del continente europeo. En los últimos decenios del siglo XJX, los sis- temas bancarios extranjeros de Alemania y Francia comenzaron a imitar la propagación de los bancos británicos, excepto en las regiones amparadas por la bandera de Gran C~-etaña.~ Pero a pesar de la creciente competencia el dominio de Inglaterra en la financiación del comercio extranjero se mantuvo. En rigor, hasta fines del siglo xrx y principios del xx la mayor parte del comercio exterior de los Estados Unidos -y la mayor parte del comercio internacional originado en otras partes- era financiado no con dólares sino en libras esterlinas por bancos dc L o n d r e ~ . ~

Las limitaciones impuestas por la red financiera internacional británica sobre la expansión económica externa potencial de los Estados Unidos fueron perfectamente admitidas y harto debatidas a medida que la presión en pro de la expansión externa iba ha- ciéndose más intensa. William Adams Brown, un competente es- tudioso de los aspectos financieros dc este período, comentaba:

Al menos por una década antes de aprobarse la Ley de Re- serva Federal [1913] se había discutido activamente en los Estados Unidos acerca de los mcdios y modos de promover el comercio exportzdor norteamericano de bienes manufac- turados. Entre ellos figuraban la ampliación de las ramifica- ciones extranjeras de los bancos norteamericanos y la creación de un mercado de aceptación de giros en Nueva York. Se

G George S. Moore "International Growth: Challenge to U.S. Banks", T h e h7atlonal Banking Review, septiembre de 1963, p. 6.

7 Herbert Feis, Europe T h e World's Bunker, 1870-1914, Xueva York, 1963, pp. 30-31.

8 Franli M. Tamagna y Parker B. Willis, ''United States Banking 0rganii.a:ioti \l):a)ad". Federnl Rererve Bulletin, diciembre de 1965, p. 1287.

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LA ERA DEL IMPERIALISMO

había difundido cada vez más el deseo de proporcionar a los exportadores norteamericanos en los países extranjeros faci- lidades comparables a las ya establecidas durante el siglo xrx por los bancos británicos, y a fines del siglo xx y principios del xx por los alemanes, italianos y otros bancos extranje- ros. . . Aunque las facilidades de este sistema [de bancos bri- tánicos] proveían al comercio norteamericano financiación barata y eficiente, la naturaleza cada vez más competitiva de las exportaciones norteamericanas de manufacturas tornó la dependencia con respecto a estas fuentes extranjeras indesea- ble para aquellos empeñados en una agresiva espansión del comercio norteamericano. Privaba la fuerte convicción de que el uso de giros en esterlinas entrañaba una desventaja para el comercio norteamericano porque fortalecía la prefe- rencia en favor de las mercaderías británicas ya consolidada por las conexiones establecidas desde tiempo atrás y por las empresas bajo control británico en todo el mundo. . . Desde el día en que estalló la guerra [la primera guerra mundial] los norteamericanos empezaron a echar las bases para una expansión de la banca de los Estados Unidos en el exterior, y asimismo para proveer, en los puntos de origen del comercio extranjero, una fuente de giros expedidos sobre créditos nor- teamericanos. La guerra no sentó los cimientos para dicha expansión, pero eliminó los obstáculos que habían impedido su desarr~l lo.~

Tales obstáciilos podrían atribuirse en gran medida a la sólida posición lograda anteriormente por otras poderosas naciones in- dustriales y a su situación de privilegio en las extensas posesiones coloniales. Los Estados Unidos, que hasta la primera guerra mun- dial fueron una nación dzudora, no habían tenido el grado necesario de libertad financiera para hacer frente a la posición competitiva alcanzada por la extensión de la banca internacional y de las in- versiones de otros países. Lo que más dolía era la delantera tomada por el comercio y las finanzas europeos. a las puertas mismas de los Estados Unidos, en América Latina. Un funcionario del National City Bank of New York, explicaba en 1915:

Los bancos extranjeros sudamericanos y sus sucursales jr!tx

"William Adams Brown Jr., The International Gold Standard Rz- interpreted, 1914-34. Nueva York, 1940, vol. 1. 147-148.

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LA BANCA SE INTERNACIONALIZA

bancos británicos y alemanes] son agentes activos en la promo- ción de relaciones comerciales entre las repúblicas sudameri- canas y sus paises de origen. Estos bancos han penetrado activamente en la vida industrial y económica de las comuni- dades en que están radicados. Han provisto dinero para el desarrollo de los recursos de estos países; han financiado fe- rrocarriles, obras portua.rias, servicios públicos y depósitos. Han sido instrumento para la formación de mercados en su país de origen para las materias primas producidas por Amé- rica del Sur, y de tal manera han establecido bases para e! intercambio recíproco de productos. Dinero de Inglaterra y de Alemania ha sido invertido libremente en el futuro de estos paises. Inglaterra y Alemania, en los últimos veinticinco años, han colocado en la Argentina, Brasil y Uruguay aproxi- inadamente ciiatro mil millones de dólares, y como resultado de ello disfrutan conjuntamente del 46 por ciento del co- mercio total de estos tres países.1°

La intensificación de la guerra en Europa contribuía a estimu- lar la imagen de este banquero:

Una rara combinación de circunstancias nos favorece aiiora. Los lazos comerciales entre otras grandes naciones cuyo in- tercambio ha sido por mucho tiempo recíproco y amistoso se han roto en el mismo momento de la creación de la ma- quinaria que tanto necesitamos para consolidar nuestro co- mercio exterior. Considerando los fundamentales reaji~stes que el conflicto que hoy se libra provocará en las relaciones co- merciales entre muchas naciones, a nuestro país se lc presenta la oportunidad de establecer en los próximos años el sólido cimiento de un comercio exterior provechoso y de vastas pro- porciones.ll

La maquinaria a que se aludía cra la creacióil, a través de la Ley de Reserva Federal, del marco legal para la instalación de filiales de bancos norteamericanos en tierras extranjeras. Es com- prensible que un banquero en busca de nuevos negocios y oportu-

1 0 William S. Kies, "Branch Banks and our Foreign Trade", en Aca- demia Norteamerkana de Ciencia Política y Social, The Annals, niayo de 1915, p. 301.

11 Zbí$em, p. 308.

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nidades de lucro se sintiera entusiasmado por la apertura dc las puertas hacia el resto del mundo. Pero el negocio bancario en el exterior, lo mismo que dentro del país, no es un mecanismo inde- pendiente. Vive y crece en relación simbiótica con la expansibn de la inversión extranjera y del comercio exterior, como lo expli- caba el funcionario del National City Bank:

Para establecer un comercio provechoso y duradero en rrler- cados hasta ahora intocados de países extranjeros, nos ser5 necesario ayudar al desarrollo de estos países. Brasil, Coloni- bia, Argentina, Chile, Perú y otras repúblicas sudamericanas tienen recursos naturales del mayor valor que esperan ser desarrollados. Si en los años por venir los Estados Unidos invierten su capital excedente en el desenvolvimiento de América del Sur sobre las mismas líneas que gobiernan la inversión de los países europeos en ese campo, ello dará por resultado oportunidades comerciales que nos reportarán un beneficio muchas veces mayor que la inversión original.12

Este patrón de desarrollo fue, desde luego, que sr sigui0. primero principalmente en América Latina, para luego extenderse paso a paso a las demás regiones del mundo. Las sucursales rx- tranjeras de los bancos de los Estados Unidos se convirtieron de hecho en instrumento importante para el movimiento de este capi- tal excedente y para la exploración de nuevos mercados. La ieani- mación de las finanzas y el comercio promovida por la guerra sentó las bases de un gran avance de la banca y la inversión ex- terior. Sin embargo, se necesitaron otra guerra mundial. la "puerta abierta" originada por la ruptura del viejo sistema colotiial y ej ascenso de los Estados Unidos a la condición de líder del "mundo libre" para que la banca norteamericana se convirtiera plriiamente en banca internacional.

1,OS BANCOS DE SUCURSALES TOMAN LAS RIENDAS DEL MERCADO CAPITALISTA MUNDIAL

Los bancos de los Estados Unidos penetran en los mercados extranjeros por tres caminos:

1) Por el uso dr los bancos extranjeros como bancos corres-

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ponsales. Los segundos manejan las transacciones de ultrariiar a nombre de los bancos de los Estados Unidos. Esta actividad es a menudo suplementada con el establccimicnto de oficinas en ciu- dades extranjeras escogidas, desde las cuales los representantes del banco facilitan el negocio bancario de ultramar. Si bien estos pues- tos de avaniada son útiles a los banqueros, sus operaciones están limitadas piiesto que no asumen totalmente las funciones bancarias, tales conio la de liacer préstamos.

2 ) Por el establecimiento de sucursales que realizan la totali- dad de las operaciones bancarias como lo harían en los Estados Unidos. Estas actividades, naturalmente, se ajustan a la legislación bancaria vigente en el país huésped.

3) Por el establecimiento de corporaciones subsidiarias. Estas corporaciones compran acciones de bancos de propiedad extranjera, fundan compañías bancarias y financieras en el exterior e invier- ten en una amplia variedad de empresas no bancarias.

Mientras que los bancos corresponsales y oficinas de ultramar constituyen mecanismos valiosos al servicio de los clientes de los Estados Unidos, es el sistema de bancos de sucursales el que pro- mueve importantes negocios nuevos y oportunidades de ganancia. Son las sucursales bancarias las que pueden obtener ganancias especiales de las actividades internacionales de los Estados Unidos: el dinero gastado por las fuerzas armadas en ultramar, los depósitos bancarios procedentes de la ayuda externa y los negocios bancarios que acompañan a la inversión privada en el exterior.

Son las sucursales bancarias las que proveen el medio de ob- tener una participación en los negocios financieros mundiales, al competir con las instituciones locales y con las agencias de otros sistemas bancarios internacionales. Por último, constituyen los me- dios por los cuales la peculiar fuerza económica de los bancos más grandes puedc consolidarse y tornar a éstos aún más ricos y más influyentes. Pues de la misma manera que las firmas manufacture- ras, mineras y petrolcras más grandes son las que deciden en materia de inversiones de ultramar, en el campo bancario la ex- pansión se concentra en los bancos más poderosos de los Estados Unidos. Así, de las 298 sucursales bancarias de ultramar existentes a fines de 1967, 259 pertenecían a tres bancos: el First National City Bank, el Chase RIanhattan Bank y el Bank of America.13

13 Calculado a base de una lista mimeografiada distribuida por la Junta

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NOMERO DE PAISES (INCLUIDOS LOS ESTADOS UNIDOS) QUE TIENEN FILIALES DE BANCOS NORTEAMERICANOS

América Latina a 10 11 10 10 13 22 Europa 5 3 4 4 4 10 Africa O O O 3 1 3 Cercano Oriente 0 O O O 3 3 Extremo Oriente O 6 7 6 8 12 Territorios ultramarinos de

los EE. UU. y bajo su custodia b 1 2 3 3 4 5

Total 16 22 24 26 33 55

a Incluye dependencias de Europa occidental. b Zona del Canal, Guam, Puerto Rico, Islas Truk e Islas Vírgenes. Los

datos de Filipinas se incluyen en el Extremo Oriecte, aun cuando ese país fue dependencia durante algunos de estos años.

FUENTE: Junta de Gobernadores del Sistema de la Reserva Federal, Annual Report, para los datos de años hasta 1960. Datos de 1967, de una lista mimeografiada, preparada por la Junta de la Reserva Federal, Overseas Branches of Corporations Engaged in Foreign Banking and Financing in Operation on Drce~nber 31, 1967. Los datos para 1967 incluyen tres bancos subsidiarios del First Na- tional City Bank no incluidos en la tabulación de 1967 por et Annual Report del Sistema de la Reserva Federal. Se excluyen las afiliadas fiduciarias de ultramar y las instalaciones bancarias que funcionan en establecimientos militares mediante arreglos hechos por el Departamento del Tesoro con bancos designados depositarios y agentes financieros suyos.

La modalidad de crecimiento de las sucursales bancarias ex- tranjeras -y especialmente !a febril expansión de los últimos anos- puede colegirse del análisis de los cuadros 14 y 15. El cuadro 14 muestra el número de países en los que funcionaban sucursales bancarias durante determinados años, en cinco áreas importantes y en las áreas de ultramar de los Estados Unidos o sometidas a su tutela. En 1018, los bancos norteamericanos tenían

de la Resen-a Federal, Ouerseas Branclzes and Corpolnttor~c Enenqed in Foreign Bnnking and Financing in Oprration on Drcember 31, 1967.

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filiales establecidas en dieciséis países, especialmente de América Latina y Europa. Recuérdese que las operaciones de este tipo de parte de los bancos de los Estados Unidos eran insignificantes hasta la primera guerra mundial. En rigor, sólo los bancos provinciale': tenían la posibilidad legal de abrir sucursales en el exterior. Los bancos nacionales no tuvieron vía libre hasta después de sancio- narFe la Ley de la Reserva Federal en 1913. El ritmo de expansión durante las décadas del 20 y del 30 fue bastante lento, pero cs de hacer notar a la luz de acontecimientos más recientes, que este período se caracteriza por la irrupción en el Extremo Oriente. La declinación del número de países representados en Europa entre 1918 y 1939 débese a la eliminación de sucursales en Rusia y Alemania.

Evidentemente hubo pocos cambios en los años cie la guerra, excepción hecha del cierre de filiales en territorios enemigos u ocupados por el enemigo. Una nueva expansión, todavía de esi- gua magnitud, vuelve a operarse después de la guerra y se pro- longa aproximadamente hasta 1955. Después se acelera el paso. Para 1960, existen sucursales en todas las áreas importantes. A fines de 1967, las hay en 55 países distintos fuera de los Estados Unidos.

Influyen en la expansión de referencia varios factores: 1) la continua propagación de los intereses de los Estados Unidos en el petróleo, la minería y las manufacturas, 2) la multiplicación de bases militares; y 3 ) la penetración de Areas por parie de la ayuda militar y económica gubernamental, incluyendo ex colon'as que una vez fueron dominio exclusivo del país colonizador. Inme- diatamente después de la zuerra la banca norteamericana retornó a Alemania. Para 1950, por primera vez liabíanse abierto sucursales en Singapur, Thailandia y Guam. El desplazamiento siguiente fue hacia el Cercano Oriente. Entre 1953 y 1955 sc establecieron filiales en Egipto, Líbano y Arabia Saudita. En los aííos siguientes, las sucursales bancarias cubrieron todo el complejo de las opera- ciones políticas y militarey de los Estados Unidos: Nigeria, Malasia, Okinawa, Corea, Taiwan, Vietnam, Marruecos, Liberia, Guyana, Trinidad, Jamaica y otros lugares.

La difusión geográfica de la banca de sucursales en el exterior es sólo un aspecto de la expansión internacional. Porque una vez que una sucursal bancaria echa profundas raíces en un país, se tiende a fundar agincias y sucuisales nuevas en todo el territorio

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NUMERO DE SUCURSALES BANCARIAS NORTEAMERICANAS FUERA DE LOS ESTADOS UNIDOS

América Latina Europa África Cercano Oriente Extreriio Oriente Areas ultramarinas de los

Estados Unidos y fidei- comisos b

Total

'. lgual qiir en el cuadro 14. "gual que en el cuadro 14. Se trata de filiales autorizadas por la Junta de Gobernadores del Sistema de la Reserva Federal hasta 1918. Inclúyense 11 filiales del National City Bank existen- tes en Rusia antes de la nacionalización de los bancos por la URSS. d Este aumento se produce pese a la eliminación de los bancos filiales norteame- ricano~ el1 China. A Hong ICong se le cuenta aquí corno país separadi> De los 18 bancos filiales existentes en el Extremo Oriente en 1939, 7 es- taban ubicados en China. e Se excluye a 21 sucursales bancarias nacionali- zadas por el gobierno cubano en 1960. FTIENTPIS La misma del cuadro 14.

tiel país. De modo tal que, como puede verse en el cuadro 15, el auniento en el número de sucursales en el exterior es mucho más casto que el del número de países donde e? dable encontrar ban- cos de los Estados Unidos. Durante el lapso de 21 años que va de 1918 a 1939, el aumento neto en el número de sucursales fue clc 2);. (El aumento bruto fue mayor que el indicado, ya quc en c ~ t c período once sucursales del National City Bank ubicadas en Iiu- sia desaparecieron por la nacionalización.14 Este ritmo de cxpan- sión, obviamente infliiído por la declinación de las oportunidades

1 4 iHay tal vez alguna afinidad entre la banca norteamericana en el exterior y la revolución social? En 1917, la mayor concentración de sucur- sales bancarias filiales norteamericanas en un solo país estaba en Rusia. Antes de la revolución china, la mayor concentración de dichos bancos en el Extremo Oriente estaba en China. Y Cuba fue por mucho tiempo favo- rita de la banca norteamericana: antes de la revolución, Cuba albergaba el mayor iiúniero de sucursales de bancos de los Estados Unidos.

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de negocios durante la Gran Depresión, se aceleró grandemente después del fin de la segunda guerra mundial. Dieciséis sucursales extranjeras se agregaron en el quinquenio 1950-1955. De 1955 a 1967 se abrieron más de 180 nuevas sucursales. Nótese tambiC.n que para 1967 había más sucursales bancarias en el Extremo Oriente que en Europa.

A1 misrno tiempo que los bancos de los Estados Unidos se van extendiendo por los países subdesarrollados, con casi la mitad de sus filiales en América I,atina, su influencia en los países industria- lizados se torna también cada vez más estratégica. Fortune observa que "Se ha viielto un clisé en los círculos bancarios decir que 'los únicos bancos realmente europeos de hoy en día son norteamrri- canos.' '"V de acuerdo con el profesor Kindleberger, "vale la pena destacar que de entre los bancos comerciales, son las instituciones norteamericanas -Morgan Guaranty Trust Co., Chase Manhattan, First National City, en particular- las que están representadas en los distintos países del Mercado Común, más bien que las ins- tituciones

La econonlía cornercial tras el surgimiento de la banca exterior es similar a los factores que impulsan el movimiento dc la indus- tria en el exterior: una relativa estrechez de oportunidades de riegocios en el frente interno y el atractivo ofrecido por las opor- tunidades de lucro en el exterior. Como lo dice un analista:

Los banqueros norteamericanos intensificaron sus esfuerzos en el área internacional por dos razones. En primer lugar, muchos de ellos se han convencido de que sus mercados in- ternos ofrecen campo limitado para un crecimiento futuro de significación. . . Una segunda razón para internacionali-

1: Jrrc,ln> Mairi, op czt., p. 143. 1" Charles B Kindleberger, "Europeari Economic lntegration and the

De\,elopment of a Single Financia1 Center for Long-Term Capital", Welt- airtschaftliches Archiv, Bd. 90. Heft 2, 1963, p. 206. Como en el caso <le la industria manufacturera norteamericana en Europa, la creciente in- fluencia de la banca norteamericana en el continente y en Inglaterra está ,uscitarido contramedidas bajo la fusión de Barclays, Lloyds y Martins, los principales bancos de Inglaterra, tuvieron por objeto fundamental hacer frente a la comr~etrnria cada tez más intrnsa de los bancos de los Estados Unidos <.n Inclaterra y en las tradicionales áreas de ultramar de la banca britinica

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zarse es la demanda aparentemente ilimitada de sei-vicios bancarios y financieros internacionales.17

Muy poca información se posee en el momento actual sobrr la dimensión de esta nueva línea de negocios comparada con las actividades internas. El artículo de Fortune antes mencionado reú- ne algunos elementos útiles:

En esos diez años [anteriores a 19671, los depósitos en las sucursales extranjeras de los bancos de Nueva York har, aumentado de 1,350 a 9,500 millones de dólares; últirnamentc han estado creciendo a un ritmo siete veces superior al de los depósitos en el país. En el Manufacturers Hannover los negocios exteriores han subido del 10 al 25 por ciento de los negocios totales.

Tres años atrás, el Chase Manhattan reveló que el 14 p o ~ ciento de sus ganancias netas procedía de negocios en el exterior, y ese porcentaje ha aumentado, por cierto, desde entonces. El Manufacturers Hannover dice que las ganancias de su división internacional se han duplicado con exceso en los últimos cinco años, lo que probablemente significa que los beneficios han acompañado el ritmo de crecimiento de los ne- gocios de la división."

EXPANSION EXTEliIOR VIA SUBSIDIARIAS BANCARIAS

La aceleración del crecimiento de la banca de sucursales en el exterior indica sólo un aspecto del surgimiento de la actividad bancaria externa. El otro vehículo dinámico utilizado por los ban- cos norteaniericanos para invadir las arterias de las finanzas inter- nacionales es la corporación subsidiaria.

1 7 Hugh Chairnoff, "Philadelphia Bankers are lnternational Bankers", Business Review del Banco de la Reserva Federal de Filadelfia, mayo de 1968, pp. 2-3. Otro factor interesailtc es la habilidad de los grandes bancos ubicados fuera de los centros del Este para absorber el negocio bancario en las áreas de crecimiento más rápido de los Estados Unidos. Aparte del Bank of America, los bancos del Este son los que más se ocupan de nego- cios extranjeros y los que están en mejor posición para procurarse nuevos negocios en el exterior.

18 Jeremy Main, op. cit., pp. 143-144.

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La puerta hacia el empleo de esta tEcnica fue abierta también por una de las primeras reformas de la administración Wilson --la Ley de la Reserva Federal- como método para permitir y alentar la expansión de los bancos en el extranjero. Y mucho más la abrió la enmienda introducida en 1919 a la Ley de la Reserva Federal, conocida con el nombre de Ley Edge. En efecto, estas sanciones legislativas permitieron a los bancos de los Estados Uni- dos establecer corporaciones subsidiarias: a ) para facilitar la crea- ción de sucursales bancarias en países cuyas leyes las prohiben, y b) para permitir a los bancos realizar una gama más amplia de actividades financieras y de inversión en el exterior. Estas corpo- raciones subsidiarias fueron capacitadas para llegar más allá de las actividades financieras usuales de los bancos norteamericanos, in- cluida la inversión directa en operaciones no financieras -tales como las manufacturas, la minería y el c o m e r c i e que a los bán- cos se les prohibe hacer en los Estados Unidos.

Aunque las bases para estas corporaciones fueron echadas du- rantc la primera guerra mundial y su postguerra, no consiguieron consolidarse hasta la década de 1950. Parte del motivo de sus di- ficultades iniciales residió en que muy pocas de ellas habían lo- grado levantarse antes de estallar la crisis de 1920-1921. La inesta- bilidad de los precios mundiales complicó sus operaciones. Es rnás: la falta de personal experimentado y adiestrado actuó como c:ontrapcso. Los bancos carecían de una buena reserva de admi- nistradores coloniales experimentados a la cual pudieran recurrir, como Iiicieron los británicos. Y aunque la guerra había dado un qran e~iipuje al dólar norteamericano y a la banca de los Estados Unidos, ésta seguía siendo una competidora más en la puja por (:1 lidcrazgo financiero mundial: la arraigada red financiera bri- tjnica, apoyada por su imperio colonial y su extendida organiza- ción militar, constituía un obstáculo formidable en las aspiraciones de las finanzas norteamericanas en la escena mundial.

Por último, esta fornia de penetración extranjera sufrió un yran revés durante la depresión mundial de los años 30. En 1929, los bancos de los Estados Unidos poseían 18 de tales corporaciones subsidiarias; hacia 1945, tras la depresión y la guerra, sólo dos de esas corporaciones sobrevivían.

Los acontecimieritos contrastantes de las décadas de 1950 y cle 1960 constituyen un instructivo ejernplo de los cambios en las finanzas internacionales que han acompañado el surgimiento de la

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iiiieva posición de los Estados Unidos en sus operaciones políticas. militares y económicas. En este último período, dichas corporacio- nes subsidiarias han proliferado hasta convertirse en un instru- mento eficaz de penetración, y según todos los indicios su tenden- cia expansiva se mantiene. Este crecimiento se aprecia en el cuadro siguiente :

NÚMERO DE CORPORACIONES SUBSIDIARIAS EN LA BANCA INTERNACIONAL

>o r \ : Se siuiiari las corporaciones por la Ley Edge y por Acuerdo. Estas dpnoniinaciones distinguen diferencias técnicas según que la corpo- ración esté organizada de acuerdo con la Sección 25 o la Sección 25 a \ de la Ley de la Reserva Federal.

P U E S T E : 1929 y 1945, "Banking Goes International", Business Condittonc (Junta de la Reserva Federal de Chicago), abril de 1967. 1956. 1960 y 1963, "Edge Act and Agreement Corporatioris in Inter- national Banking and Finance".

Alontll ly Revisu' (Federal Reserve Bank of New York), mayo de 1964 1967, Junta de la Reserva Federal, Oaerseas Branches and COT- porations Engagsd in Foreign Banking and Ftnancing in Operatioti on December 31, 1967 (lista niimeografiada) .

Las múltiples operaciones de estas corporaciones subsidiaria. pueden resumirse en tres categorías:

1) Se han establecido compañías bancarias y financieras eri Canadá, siete países europeos, ocho latinoamericanos y dos africa- nos.lQ Estas compañías a su vez realizan una cantidad de actil-i- dades inversoras, a menudo en cooperación con bancos locales, cori otros banqueros internacionales y a veces con el gobierno norte- americano. (Nota: éstas deben agreyarse a las siiciirsales eriume- iadas en los cuadros 14 y 15) .

19 Igual que la nota 13.

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2 ) Las corporaciories subsidiarias son utilizadas como vehícu- los para adquirir intereses minoritarios o de control en bancos del exterior. Esto les permite conquistar un lugar dentro del sistema bancario de un país, como por ejemplo a través de los intereses de control que una subsidiaria del Bank of America posee en la Banca d'America e d'Italia (Milán), el noveno banco comercial de Italia, que opera con una red de más de 70 s~cu r sa l e s .~~ Tam- bién les permite introducirse en las redes de bancos internaciona- les de otras naciones industrializadas, bancos que en el pasado go- zaron de oportunidades especiales para echar raíces en las pose- siones coloniales de sus países. Por ejemplo: una subsidiaria del Chase Manhattan Bank posee el 15 por ciento del Standard Bank. con sede en Londres, que a su vez tienen una extensa red de ban- cos en Africa y América Latina; la subsidiaria de la Liorgan Guaranty Trust tiene acciones en bancos comerciales, de fomento y de inversión de 24 países; una subsidiaria del First National Cit. Bank tiene participación del 40 por ciento en la Banque Interna- tionale pour L'Africlue Occidentale. que a su vc7 maneja 41 suciir- sales en A f r i ~ a . ~ ~

3) Las subsidiarias se utilizan para obtener la piopiedad clv una amplia variedad de empresas industriales y de servicios cri el exterior, especialmente en los países subdesarrollados. En parte, esto se logra incluyendo una cláusula de conversión en acciones en los préstamos que se con~eden .~? Esto significa que el banco piie- de, en los términos del crédito, conaertir todo o parte de la deuda en accione3 de la empresa, una perspectiva atrayente en caso de que la empresa resulte excepcionalmente lucrativa. No es que la corporación bancaria deje de obtener una bonita ganancia de los propios ~réstamos. El informe de la Brown Brothers Harriman Sr Co. correspondiente a 1962 señala: "Baste decir que la vida para el banquero de la Ley Edge [un tipo de subsidiaria] comienza en algún punto ubicado bien por encima del habitual 6 por ciento de sus primos de casa".23

Por añadidura, estas corporaciones realizan inversiones directas en una gran variedad de industrias en el extranjero. David Rocke-

' 0 T. M. Farley. o& cit., p. 27. Keil MrInness. "Thc Continental Toilch", Barron's, 28-XI-1966.

2' Véanse ejeniplos (lt, rstos tipos dr pi6starnoq cn T. M. Farley, up. cit., pp. 43-45.

" "Ídem. p. 45.

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feller, presidente del Chase illanhattan Ijank, clescribe las acti"j- dades de una de las subsidiarias de su banco, la Chase Interna- tioilal Investment Corporation (CIIC) , en estos términos:

La CIIC, que ha estado en pleno funcionarniento durante cerca de diez años, participa actualmerite en linos 30 proyectos en 20 ~aíses diferentes. Estos proyectos abaican desde una planta textil en Nigeria a una exploración minera de estaño en Bolivia, e incliiyn otras actividades tan divrrsas como una planta side- rúrgica en Turquía, una fábrica de papel en Guatemala y una compañía de alquiler de equipos en México.24

Hasta aquí hemos descrito un aspecto de la internacionalización d p las finanzas norteamericanas: el establecimiento de una red de sucursales y corporaciones subsidiarias para inveisión en el exte- rior. Pero debe entenderse yue ésta es sólo una parte del proceso de internacionalización, proceso que tiene su foco en el desplaza- miento del mercado central de los capitales internacionales dc Europa a los Estados Unidos, y en la entroni~ación del dólar conlo la principal divisa niiiridial.

EL DOLAII COMO DIVISA hlCNJ>I,?L: NUEVA YORK, BANQUERO DEL 3lUNDO

El extinto profesor Schiimprter, según creemos recordar, des- tacó una vez que el mercado monetario es el cuartel central del I

sistema capitalista. Fue sin diida en este seritido que la tonla del li- derazgo del mundo capitalista por los Estados Unidos coincidió con el ascenso dr Niirva Ti-ork corno centro indiscutido de las fi- nanzas internacionales. y cori la trarisforrnación del dólar norte- americano en la moricda internacional del mundo capitalista.

Antes, el centro del meicado monetario mundial era la "City" I

de Londres, un sector de una milla cuadrada dentro del cual fun- cionan el Banco dr Inglaterra, el mercado de oro, el mercado I

internacional de seguros, las transacciones de los principales pro- durtcs y las oficinas rrntralrs de los bancos más importantes. Siis iespaldos eran la coriqiiista de los mares, la flota mercante rnás

l yrande del mundo, rl irriprrio colonial más extenso del globo y la

" David Rockefellrr, Economic Deuelopmrnt: The Burzking Aspects, "The Per Jacobssori Mririorial Lecture" en la reunión del Fondo Monetario 1

Iriternarional, Río de Jan~ i ro . 22-TX-1967. Chasr Manhattan Rank. p. 14 I

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anb ap stí~nleuraxd sezua~adsa seJxa!3 uosexjsnlj C ey3uapua) asa uo~aydurn~xaluy soprun sopelsg so1 ua ap o~a!~u"eu!j o~ruyd [a k ~061 ua euanS e1 ap upvsar> VI .oD~vqura u!': 'rop~ioj ap wsnq u3 SOUB~!J~UIC~IJOU sosanbueq so1 e!serl asJrrqoa s ozadura 'e~~a~elSu1 rry(lo~d e[ ep!n~su! 'sauo!r>~u ap pul,:;ürr~ xrrn .erxa& ay3!p ap o~!iiror~or>\~ d o13!3nvr1!3 osad la PT iu:t'l>ir: .~pjni 1~

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yz t6-~~~~s!q ellsanu ua 'o~sandns lod 'ap!sax 'sourel!sar>au o~uel koq anb ssxafue~lxa sss!~!p ss~ uaa~oxd sorr anb d salmpunur selxa& sop ua oJayDurru!j a~xodos ap uo.IayA -qs sou anb '~euraxlln ap sauoysJalzu! saqsanu ap uasflo [y 'SFUI

-s!ur 5s ~od uqqeq sa~jyr> se? .xo!lalxa [a ua uqjslaliuy ellsanu ap so!3!jau~q so1 ap a3uauuvlii~!~~ed (salq!s!iu! se!~uzrra8 sexlsanu aí, .o14!s alsa ap oBxe1 01 e op;x~n3o ey orrro~ 'ioq apr13dap os!uy!~q ep!.4 ap laa!u 13 anb u3 ope.~U 73 J!J!UIP)I: souraynp ~nb OJJ:~.,

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Nueva York reemplazara a Londres como centro financiero mun- di~il.~'

Las presiones financieras de la primera guerra mundial abrie- ron mucho más las puertas para un traslado del centro financiero. Las potencias aliadas necesitaban financiamiento, primero para la carrera armamentista y en segundo término para la guerra mis- ma, y gran parte de esta financiación se obtuvo en Nueva York. Los factores subyacentes en la traslación del poder desde Europa a los Estados Unidos fueron cuidadosamente avaluados por Tho- mas W. Lamont, el miembro más autorizado de la firma J. P. Mor- gan & Co. En un artículo aparecido en julio de 1915 en los Annalc de la Academia de Ciencia Política y Social de los Estados Unidos, éste identificaba los elementos del cambio producido por el pri- mer año de guerra, y destinado a tornarse más importante segíin fuera la duración de la guerra: 1) "Muchos de nuestros industria-

' les y comerciantes han venido haciendo magníficos negocios con artículos vinculados a la guerra"; 2 ) la intensificación de los negocios bélicos contribuyó a crear un "prodigioso saldo favorable en el comercio exterior"; 3 ) el superávit del comercio de exporta- ción de mercancías permitió readquirir valores norteamrricano~ en poder de inversores extranieros; 4) la recompra de estos títulos ayudó a eliminar el drenaje de divisas ocasionado por el pag-o de intereses y dividendos a extranjeros; 5) la resultante transforma- ción de los Estados Unidos de potencia deudora en acreedora le ~ermitió prestar a naciones extranjeras en vasta escala, y así con- vertirse en un importante perceptor, antes que pagador, de intereses y di~idendos.'~ Pero mientras todo esto apuntaba en dirección a tina mudanza del centro financiero, Lamont advertía muy sobria- mente que tales cambios no sobrevienen de la noche a la mañana:

"Mucha gente parece creer que Nueva York va a reemplazar a Londres como centro monetario del mundo. Para convertirnos en el centro monetario debemos convertirnos, desde luego, en el centro comercial del mundo. Esa es por cierto una posibilidad. Pero jes una probabilidad? Sólo el tiempo podrá demostrarlo. Pero yo diría que, aunque después de la guerra este país ha de ser financieramente más importante que nunca, pasarán muchos años

27 T. M. Farley, op. cit., p. 5. 28 Thomas W. Lamont, "The Effect of the War on America's Financia]

Position", en Academia Norteamericana de Ciencia Política y Social, Thc dnnals, julio de 1915, pp. 106-112.

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antcs que los Estados Unidos, aun con sus maravillosos recursos, sil energía y su éxito, se erijan en el centro financiero del mundo. Tal transición no puede operarse rápidamente, porque desde luego para llegar a ser el centro monetario del mundo debemos. como he dicho, ser antes el centro del comercio; y hasta la fecha nuestras exportaciones a regiones distintas de Gran Bretaña y Europa han sido de magnitud comparativamente limitada. Debemos cultivar y establecer nuevos mercados para nuestros industriales y comer- ciantes, y todo eso es cuestión de tiempo."2g

Esta fría y deliberada capacidad analítica no afectaba la visión superior de Lamont, basada en una profunda fe en el avance eter- no del capital financiero:

"Ciiando esa tcrriblc y sangrienta niebla de la guerra se des- peje veremos a las finanzas aun de pie. Veremos el espectáculo de los hombres de negocios de todas las naciones pagando recíproca- mente sus justas deiidas. Veremos al comerciante alemán man- tcnrr la palahra rmpcííada al ingles, y lo mismo al francés con el turco. Vcrernos a las finanzas preparadas para acometer nuevas empresas; para procurar dinero para el cultivo de campos nuevos; para ayudar a reconstruir un mundo abatido y desgarrado; encen- der con el brillo de otrora los fuegos de la industria, para que iluminen la tierra con los triunfos de la paz."30

El rechazo bolchevique de las deudas del zarismo seguramente habrá liccho temblar esta profesión de fe. Ahora se necesitaban fondos para contener la marea del comunismo. Por lo demás, las necesidades postbélicas de reconstrucción de una Europa postrada tuvieron su efecto: impulsaron con todo vigor a las finanzas de los Estados Unidos hacia el centro de la escena internacional. Y por sobre todo esto, la fuga del capital desde Europa a ese país en los años 20 y 30 fortaleció a las finanzas norteamericanas, porque esta fuga motivó una insólita acumulación de oro en los Estados Unidos. William Woodruff, al recordar el rol internacional de Europa, pinta con estas palabras el cambio ocurrido en la orienta- ción de la marea:

"Aunque en los años inmediatos posteriores a la primera guerra mundial eran pocos los que advertían el esencial cam- bio ocurrido, lo cierto es que la guerra había socavado la

9 Zbidem, pp. 106-112. 30 Ibideln, p. 112.

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posición de Europa como centro financiero del mundo, y sin adecuada financiación el comercio no podía prosperar. El Banco de Inglaterra trató incluso de reasumir su papel die- cinuevesco de agente rector del mercado internacional de capitalrs, y tomG la iniciativa en el otorgamiento de présta- mos dc reconstrucción al finali~ar la contienda. Se renovaron los préstamos de largo plazo por parte de Gran Bretaña. Francia y, en menor grado, Bélgica, Holanda y Sui~a . Tam- bién ernerqib Suecia como país acreedor.. Pero sólo los Estados TTnidos poseían los recursos financieros que se nece- sitaban en el período de postguerra. Al tiempo que ese país asumía algunas de las responsabilidades propias de la mayor nación acreedora del mundo comenzó a fluir hacia Europa una sucesión de ~réstamos y donaciones (la caridad y Ios neqocios estuvieron inextricablemente vinculados) que no tiivo paralelo, y que ha continuado hasta nuestros días."31

En rigor, algunos estudiosos marxistas advirtieron lo que se venía en los primeros años de la postguerra. E. PreohrazhensLy, por ejemplo, explicó e11 1924 la naturaleza esencial del nuevo fe- nómeno ociirrido en la escena financiera miindial con trazos clási- cos )I persp~cti\ a histórica.

"Es interesante recordar que la dictadura monetaria ha co- rrespondido, a lo largo de toda la historia, al país que des- empeñó la función dominadora en un momento dado del conlercio mundial y de la economía mundial. Durante el periodo en que el comercio fenicio y griego dominaba el mar Meditrrrjneo la inteligencia griega y la fenicia jugaron un rol muy importante. El florin reinó en el período en que el capital mercantil italiano dominaba el Mediterráneo. La fun- ción mercantil de España introdujo la piastra en el prime: plano de las relaciones iiltermonctarias. Holanda dominb no sólo con su flota, sus paños y su comercio en general, sino tambign cori cl gulden. Cuando el centro de gravedad de la economía y el comercio mundiales se desplazó hacia la "do- minaclora dc los rriares", el rol de la libra británica pasó al

W i l l i a n i Woodruff. I r r~pac t of Wr~stern Man, A ctudi o f Oz~ropc". Rolc in t l i p Tt'ot ld Econon:: 17.50-1960, T,onJres 1966. p 277

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primer plano. Finzlmente, el dominio norteamericaiio del mundo ha conducido al dominio del dólar."32

Como es frecuente que ocurra con los analistas que ven mis Icjos, Preobrazhensky fue un poco prematuro. La influencia del dólar, es cierto, estaba eil ascenso como resultado del gran au- mento de las exportaciones de capital desde los Estados Unidos y la aparición del dólar como moneda de reserva y vehículo de lar transacciones internacionales. Antes dc la primera guerra mundia! otras naciones atesoraban, además del oro, principa!mente ester- linas británicas (y en menor medida divisas francesas, suizas y holandesas) conio rcserva contra las fliictuaciones de la balanza ri.r paTos. I,a p e r r a cambió eso: el dólar se agregó a la esterlina corno moileda fundamental de reserva, pero todavía en un nivel inferior al de la libra británica. Se necesitó otra yuerra mundial, la devastación de Europa y Asia y la bancarrota financiera de las otras potencias industriales dominantes para preparar 'el terreno de modo que los Estados Unidos asumieran la supremacía finan- ciera, tanto como la política y la militar, del milndo capitalista.

"Como Inglaterra en tiempos de su apogeo, cuando era el centro principal del comercio y las finanzas mundiales y la esterlina era la divisa clave, los Estados Unidos einergieron a su vez de la segunda guerra mundial como el centro finan- ciero del mundo, y sii moneda corno el medio de cambio más i m p ~ r t a n t e . " ~ ~

El cambio ocurrido en la posición mundial del dólar a partir de la guerra es pcrfectamente visible cn la comparación de las tenencias de oro y de dólares como reservas en poder de los go- biernos extranjeros y siis bancos centrales (ver cuadro 17) .

Puede verse, pues, que el dólar, aunque aceptado como mo- neda internacional antes de la segunda guerra mundial, represen- taba todavía una proporción relativamente pequeña de las reser- . .i7a.; (le oro d~ los bzrlcos centrales. Desde el fin de la guerra, sin J' E. Prcobrazhcnsky, T h e Xezu Econo7nic'x Oxford, Iiiglaterra, 1965, i:. i j j , T.ste libro i;ierecc mayor atención de partr de los estudiosos. Para la riirstión tratada aqi:í, véase toda la sección c:ifrc pp. 150 7 160.

3 3 Hcnry G. Aubrey, Tlze Dollar in Wor ld Affnirs. an Essny in Inter- ?iofionnl l'olir>,, Nueva York, 196+, p. 109.

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embargo, fue adquiriendo una importancia fundamental y cada vez mayor.

TENENCIAS DE ORO Y DOLARES POR PAISES EXTRANJEROSa

Tenencias de Tenencias d e ddlares A fines de Oro dólares " como % d e las de

( e n miles de millones de US$) oro

Excluye las reservas de pníses comunistas, y también las tenencias del Fondo Monetario Internacional.

b Pasivos líquidos de los Estados Unidos con instituciones oficiales de países extranjeros (bancos centrales y departamentos gubernamentales). Los da- tos anteriores a 1967 no incluyen la tenencia de bonos y billetes del gobierno de los Estados Unidos por gobiernos cxtranjcros. Estos instru- mentos eran entonces un rubro muy pequeño en las reservas de dólares

de los gobiernos extranjeros. La discrepancia estadística resultante no es suficientemente grande como para afectar la validez de la tendencia indicada.

FUENTE: Federal Reserve Bulletin, septiembre de 1940, diciembre de 1951, diciembre de 1956, junio de 1968.

Para comprender la trascendencia de esta evolución, debemos examinar primero qué se quiere decir cuando se habla del dólar como moneda de reserva. La moneda entra en el comercio de las naciones como medio de pago de bienes y servicios transferi- dos de iin país a otro. Cuando un fabricante de los Estados Unidos vende un refrigerador en Brasil, obtiene su pago en cruzeiros. El cruzeiro representa en la práctica un "vale" por mercaderías y servicios brasileños: sólo sirve para comprar en Brasil. Pero si el fabricante norteamericano no tiene nada que comprar en Brasil, exigirá exclusivamente dólares norteamericanos, porque sólo puede utilizar dólares para pagar la mano de obra, las materias primas y otros costos industriales del refrigerador, y para percibir su ga- nancia. Pero para que pueda pagársele en dólares, debe haber otro comerciante norteamericano que necesite cruzeiros. Si lo hay,

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es posible realizar un cambio de cruzeiros por dólares. Obviamen- te, sólo necesiarán cruzeiros los comerciantes norteamericanos que deseen comprar mercaderías brasileñas para venderlas en los Estados Unidos (o servicios que puedan ser vendidos a naciona- les de los Estados Unidos).

En el comercio entre naciones las transacciones de esta clase se multiplican innumerables veces, de manera que las necesidades individuales del importador y del exportador se acumulan a tra- vés del sistema bancario y conforman el balance global de los pa- gos internacionales. Si el valor total de las exportaciones iguala el valor total de las importaciones no se presentará el problema, por ejemplo, de que haya exceso de cruzeiros in~~ti l izables .~~

Empero, si las exportaciones y las irnportaciones no se equi- libran, es preciso que el país que haya comprado más de io que vende, encuentre algún medio aceptable de pago. El me- dio de paqo universalmente aceptado. dcsde luego. es el oro. El oro es el solvente universal, y como tal está en uso desde hace siglos, no por razones míticas, sino porque tiene las propiedades necesarias como repositorio del valor y como medio generalmen- te aceptable de pago en el intercambio internacional entre mer- cados "libres".

En tiempos recientes ha habido dos excepciones fundamenta- les al uso del oro corrio reserva monetaria internacional: la libra británica y el dólar norteamericano. Esto quiere decir que otros países decidieron. por su valuntad o por imperio de las circuns- tancias, conservar estas monedas aparte del oro o en su lugar.

Para que el comercio internacional se desarrolle normalmente, cada nación debe poseer reservas de un medio aceptable de pagos, aunque sólo sea para morigerar la habitual recurrencia de los des- equilibrios entre exportaciones e importacioiirs. Más aún: la re- serva de medios de pago internacional de un país es el recurso extremo para pagar las cuentas cuando hay un exceso de las im- portaciones sobre las esportaciones (aparte de los ajustes tempo- rales mediante inversiones y préstamos extranjeros). En último análisis, la dimensión de las reservas de un país influye sobre los

34 En esta explicacióxi simplificada estamos ignorando los movimientos cle capital. Aunque el problema de balanza de pagos no puede analizarse adecuadamente sin tener en cuenta los movimientos de capital, las cues- tiones esenciales pueden explicarse para nuestros fines refiriéndose mera- mente a la balanza de bienes y servicios.

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Iíinites a que c ~ c país p~iede llegar c11 su drsar~ollo c~cixió~iico. SI

tal drsarioiio cicpende de las irnportacioncs <le bieiics (le capitdl ) niatcrias ~ : ~ i n ~ a a

La inagnitud ) \labilidad dc las reservas de medios iriterna- cionales de pagos son a todas luces de vital iinportancia rara ri

bienestar económico de una nación. Cuando estas reservas con- sisten en oro, no existe ninguna restricción piesente ni potencial para emplearlas de la manera que el gobierno respectivo desee. Ello obedece a que el oro tiene un lalor conio inercancia, y es aceptado univeisalmente como medio de pago.

Sin embargo, cuando las reservas consisten eii riionvda dc o t ~ o pais, existe una limitación real o potencial, poiquc una ni(:- neda nacional, en última instancia, sólo sirve como ur! "vale" por bienes y servicios producidos por el país que la emite. En tanto el dólar es considerado "tan bueno como el oro" por los comer- ciantes y banqueros internacionales, sirve de vehículo para el cani- bio entre unas 110 monedas distintas. Los comerciantes cambian de una moneda a otia a través del dólar. De hecho, el concepto íic un dólar "tan bueno como el oro" ha sido i~icorpoi-ado en la es- tructura misma del Fondo Monetario Internacional (TMI) . I:! artículo IV del acuerdo de constitución del FMI establece: "El valor a la par de la moneda de cada miembro será expresado en términos de oro como denominador común, o cn tértriirius del dó- lar de los Eitacloi Ur:ido? ceqíiri peso y ley c n \igoi (11-Q I r , 1' ,' julio dc 1944 '.

1:esi:lta claro cluc esta i<;ualación c i d díilai coi1 el oro establr- cc iiria rr!aciÓn de tlepr~icitiicia de todas las naciones capitalista, respecto a los Estados Unidos. El grado de dependencia variar'i de acuerdo con la fver7a rclativa de las diversas naciones capita- listas. La confiann eri e! dólar ~orteainericano siqilifita que en definitiva -y esto se torna dolorosaniei:tc obvio r r i vísprras tiL

crisis- los tenedoies de "vales" de los Estados Unidos sólo puv- den usarlos para comprar mercaderías de los Estados Lriidos a precios de los Estados Unidos (suponiendo, desde luego, que lo5 Estados Unidos mantenqan su propia fe eli c~iai-itn sra.) rllr-c quienes se enfrenten a dificultades especiales).

Mientras las piir~cipales naciones comerciales aceptei: el ció- lar de los Estados 'Cnidos como moneda internacional y los hor'i- bres de negocios y gobiernos extranjeros estén dispiiestos a con- v i l a r sui reierlai t n bancos de 109 Estarlo< T7:iic!os, el dólar po-

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d r i funcionar como sustit~to dcl uzo Estu cqiiivale implícitamente a suponer que el poder y la fuerza cle los Estados Uilidos no han de tener fin, y que los comerciantes v Faqqueros extranjeros serán siemprr los "patriotas" del dólar norteamericano. Pero la realidad que wbyace a la actividad comercial indica que los víncillos financieros basados en la interdependencia sólo pueden ser tem- porales. Duran micntras hava una ventaja inmediata o a corto plazo, ) a bajo la bonna de mayores yanancias o de seguridad para rl capital propio. Cuando el bote se hunde, la voz de orden es: sAlveie qiiien prieda. El hecho de que el poder financiero de los Estados TTnidoi no es ilimitado se refleja con toda claridad el1 las co~irn«cioncs V=I ocurridas en las finanzas internas e interna- cionales por e1 colo efecto dc añadir los costos de la querra de 17ietnari n 1m co;tos oriqi~iados en el esfuerzo p9r mantener el dominio político r militar de los Estados Unidos sobre la totali- dad del mundo capitalista.

La ciiestión (-1~7\r qile hay que comprender aquí es ia de la coerción potencial - el continuo peliyro de corrc'ój:- - iiiipiiesta por estr co!nprorniw del mundo capitalista con el dólar. El papel mundial del dólar 1 a \?nido a ser cl rk tino rlc los initiumrnto\ princi~i~~le.; cirl control que los Estadoi lTnidoi prortir3n cjercer sobre el mllndo capitalista. Por una parte, cl i:.o del dólar rcliiio monrda niiindial ci ~os ib l r qrarias a la fuerza ccon6rnica v mili- tar dc los Estadns TTniclos. Por la neia, e! hecho miemo 2e que el dólar Iiavn evol!icion-,do basta -;er In voneda internacional pro- ;)oiciona a 105 Estados TTnidos los r~edios ntcesa:ios para finan- ciar SUS actividadci dir;rri?as a controlar la vida mundial y a acrc- crr sii 17ropia fi1ci-7a eco~~órnica y militar.

Piirdc irncrsc i c ' r ~ r'r la cnncicri* i ; i (le esta función 110s la nianera como el Cecrrtaiio del Tesoro, Henry H. Fowler, act~:ó para iinii a los alindos iriclust~ialií.ados clc cste país en una línea comíin cuando los Fstnrlos L-nidos se \icron ante la amenaza clc una crisis i:ionrt,lria Internacional en la primavera de 1967. Eri el encahe~amiento (le iica crónica titulada "Lanza Fowler una anier7~7a moiirtal ;z". cl N r ~ s York Times reproducía estas pa!n- bras suyas:

''Sioo crc)cndo necesario y pertinente cicstacar antr mis colegas de otros países que el modo como esta nación afron- te el problema de vi balanza de pagos depende en gran me-

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dida de la cooperación que rcciba de otros países en el pro- ceso, y del modo como otras naciones financieras importantes actúen al hacer frente 3 sus propios problemas monetarios internos e internacionales.

También me parece necesario subrayar que esta coope- ración no es una cuestión de ayudar a los Estados Unidos a resolver su problema, sino de posibilitar que los Estados Unidos resuelvan su problema sin socavar el sistema mone- tario internacional, sin exponer a dicho sistema, mediante la acción unilateral, a un cambio radical e indeseable, y sin renunciar a compromisos que involucran la seguridad y el desarrollo de otros países".35

La amenaza sugerida por el Secretario Fowler se compone de dos partes: 1) los Estados Unidos pueden mediante acción unila- teral socavar el sistema monetario internacional y de ese modo derribar todo el edificio; y 2 ) los Estados Unidos necesitan este sistema monetario internacional para llevar adelante la acción mi- litar, la asistencia militar y la ayuda económica, todos ingredientes del programa de los Estados Unidos para la preservación del mun- do imperialista en su forma actual.

LOS BLOQUES MONETARIOS COMO INSTRUMENTOS DE CONTROL

En el curso normal de las cosas, la naturaleza de la coerción impuesta por el uso de rrionedas extranjeras no es visible a sim- ple vista: las operaciones de tal sistema están entrelazadas dema- siado estrechamente con el estado de cosas que ordinariamente se acepta y da por respuesta en los asuntos económicos. Las aplicacio- nes que pueden tener estas convenciones monetarias se tornan, em- pero, meridianamente claras cuando uno examina su empleo como instrumento de control por parte de los centros metropolitanos so- bre sus colonias o en épocas de crisis económica y guerra.36

' 5 New York Times, 18-111-1967. 3 Para una descripción de la práctica británica en el mantenimiento

del control sobre sus colonias, antes y después de la independencia, como en el caso de Ghana, véase Boh Fitch y Mary Oppenheimer, Ghana: el fin de una ilusión, Niicstro Tiempo, México, 1967. En cuanto al trata-

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Por ejemplo, una de las primeras medidas tomadas por Gran Bretaña al estallar la depresión mundial de los años 30 fue el des- arrollo de un "área esterlina" de la que participaban los miem- bros del Commonwealth y del Imperio Británico (salvo Canadá). Posteriormente fueron incluidos otros países que, o bien estaban dentro de la esfera de influencia británica, o consideraron ven- tajoso para ellos ese arreglo defensivo. El propósito era proteger el comercio del imperio y de sus aliados comerciales temporales en la tenaz competencia del embate depresivo. Para esta finali- dad, el acuerdo del "área esterlina" incluía tres características: 1) sus miembros mantenían en esterlinas todo o parte de sus re- servas monetarias; 2 ) en su mayor parte los pagos comerciales eran efectuados en esterlinas; y 3) el grupo aspiraba a mantener estables sus monedas en relación con la esterlina más bien qiie con el dólar.37

Las posibilidades de control implícitas en el uso de una par- ticular divisa como reserva se hicieron aun más visibles durante la segunda guerra mundial, cuando Gran Bretaíía pudo dominar directamente la actividad internacional dc sil imperio mediante ~1 USO de los Acuerdos de Pagos:

Durante la guerra, Gran Bretalia. interesada en vivir del crédito en la mayor medida posible y en no comprometer su mano de obra interna realizando exportaciones exclusi- vamente para pagar sus gastos -excepto las exportaciones requeridas con urgencia para sostener las economías de los países que proveían suministros para ella o sus aliados-- concertó arreglos, conocidos con el nombre de Acuerdos dc Pagos, con la mayoría de los países, cstableciendo que las esterlinas que éstos recibieran por la venta de mercaderías al Reino Unido o por el suministro de servicios para sus fuer- zas de ultramar, o por cualquier otra vía, debían conservarse en Cuentas Especiales y sólo podían usarse para saldar deu- das a favor del área de la esterlina.38

miento más generalmente aplicado a las naciones africanas antes y des- piiés de la independencia, véase Thomas Baloeh, T h e Economics of Pouerty, T,ondres, 1966, cap. 2. "The Mechanism Of Neo-Imperialism".

fl R. F. Harrod, T h e Pound Sterling, Pririceton Essays in International Finance, N O 13, Princeton, febrero de 1962, p. 9.

38 R. F. Harrod, International Economics, Cambridge, Inglaterra, 1957, pp. 99-100.

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10íi L.4 i;fL4 DEL I ~ I i ~ ~ R l ~ ~ l , l . ~ ' A \ l o

En los hechos, Gran Bretaña llcgó aiiii niis alli a1 exigir que las :;malicias en dólares obtenidas por !os iriicinbros del Cornnion- - wealth no fueran gastadas sino con el ronsentiriiiciito del centro rnctropolitano. Es oportuno citar la ciusticri icilcxibri de Sir Dcn- nis Iiobcrtson sobrc córno funcionaba este pool del dólar:

"Significaba que cada país consentía en cedcr a MarnA sus beneficios excedentes en dGlarcs a carribio tlc csteilinas. y en recurrir a Mami cuando necesitaba 111;s dí>!ares para gastar. Naturalmente, e! grado de confianza con que ejer- citaba sus dcrcclios o hacía sus pedidos al pool del dólar dependía, en parte, de sus status políticos: los pequeños liijos negioj, que por lo coriiún crari los que mis ganaban, podían en todo caso recibir un coscorrón e11 la cabeza si se riiostraban rriuy propericos a gastar dólares, en tanto la' !lijas blarica. rnlts crecidas, que a incniiclo ci-al) L ~ i i t ~ ~ ~ t o ex- travagantes, eran puestas en razón por métodos persuasivos"."

Lob A\cucido5 de Pagos qciicrados duiante la qurira sc cori- virticion en aiinas para pcrrriitir la rccupciarióri de Gran Urcta- ña: entrañaron el establecirnicnto de condiciones coriio parte del precio que las colonias pagaron poi sil indepcndciicia. Hasta Iio\ en día, la esterlina cumple una función de reserva eri gran partc d ~ l 'írea de la libra, y actúa colrio niedio de conservar las rela-

" S~ii i>~.,irii; KoI~ri:son, Bri:c~in 211 t l ~ e bb'orld Econon~y , T,oridres, 1954, p. 39, citado en Fi:<h ;: Ol)perihcirner, op. cit., p. 46. Uii irxipotaiite aa-

pecto lateral de esta cuestión se hizo manifiesto cuando los Estauos Unidob, la riac.i<;n rilás rica y podcrosa cie la tirrra, insistió en la eliminación de la com~~ctcncia comercial rcprescritada por el "área dc la esterlina" y el "poc I del dólar" como condición para dar ayuda ficanciera a Gran Bretaíis devastada por la guerra. El artículo 7 del Acuerdo Finariciero entre Gobiernos de los Estados Unidos y del Reino Unido, del 6 de diciemb~c. de 1944, dice: "El Gobierno del Rcino Unido completará arreglos toi, pronto conio sea factible y en todo caso después de transcurrido un a ñ ~ , a la feclia de puesta en vigencia este Acuerdo . . . mediante los cuales . . . los ingresos en esterlinas de las trarisaccioncs corrientes de todos !os paísi.5 del área de la esterlina . . . serán de libre disponibilidad para transaccione: corric~tcs cri cualqiiier riii~iicda sin discrirriii!acióii: cii con<rciiericia toc: i

discriminación originada en el llarnado pool del dólar y en ei área de la esterlina tendrá sus ingresos corrientes cn esterli12as y en dólarcs a su l i b r disposición para transacciones corrientcs en cualquier parte". (El acuerdi es reproducido como apéndice en Richard N. Cardner, Sterling-Doll.., Diplon?ac11. Oxford, In~ la t e r r a , 1956).

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l iones ~orticitiales establecidas contra la erosión causada por la competencia de los Estados Unidos y otros países. También Fran- cia utiliza todavía el lranco como instruniento de comercio ) C!P

irserca para rnuchas de SES colonias o ex co1oni:is de ultramar.

Pero no es sólo en tiempos dc austeridad o ciiarido 1.a~ una vin~ulación colonial establecida que la i:irición de morleda de re- serla actúa como palanca de inf!ue~icia y control. 111 ir asurnieiido ¡os Estados ir nido^ la iesponsabilidad militar respecto cle InJ iin- c-ionea capitalistas del Pacífico. su influencia econbriiica incluso qobre las naciones del Common\vealth británico en esa zona c ~ e c c también. Lo que sucede en Australia es un ejemplo elocuente -4

:la ca iiledida que el flujo de capital noiteamericano hacia A1ustra ' en aumento (casi la mitad de los capitales que Ileqari liov n .\u>- tralia procede de los Estados Unidos) y se intensifica el comercio con los Estados Unidos, Australia se ve cada lez más frrritc al problema de decidir si ha de mudarse o no del &ea de influencia de la esterlina a la del dólar, y qué dicisa 113 de utilizar para fi- IIPS di* r ( * $ f ~ ~ ~ ~ t 1-n inforrrie de Tl'c.' Econoni,z\t de I,ond~cs obsc i~n :

"La j~roporción de las reservas [de Australia] en esterli- nas ha bajado ahora al 60 por ciento, después de haber sido cl 80 por ciento en fecha tan reciente como 1960. y dcl 91 po:. ciento a principios de la década de 1959.

"Dirigentes australianos que son quienes toman las deci- siones en este carripo, están absolutamente convencidos de la inconmovible lealtad de Australia al área esterlina. Pero la discusión pública sobre las ventajas de permanecer junto a la esterlina ya no se considera como traición, y h a habido . ~ l g u ~ ~ o s dchates sobrc la cuestión este año en la prensa finari- ciera australiana. Una opinión no oficial muy difundida es la de qve -4ustralia podría asequrarse iin acceso privilegiado cm el rnercado norteamericano de capitales, como ocurrió con Canadá y Japón, si se mudara al bloque del dólar nor- teamericano. Otro punto de vista expresa quc podría con- ienir la permanencia junto a la esterlina, siempre que Gran Iiretaña consiguiera ingresar en el Mercado Común.

"En vista del marcado viraje que se ha operado ya en el comercio y en la utilización de préstamos extranjeros de parte de Australia, no puede sorprender que el contenido de &!ares clr las reservas australianas se haya multiplicado

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por doce en los últimos diecisiete años, y por tres a par- tir de 1960".40

EL CAMINO DE LA DEVALUACION

La ventaja económica que para un país significa el realizar funciones de banca internacional y el uso de su moneda como mo- neda de reserva se revela también en los diferentes caminos de ajuste que eligen las principales potencias industriales y las na- ciones económicamente dependientes cuando crece el desequili- brio en sus transacciones de pagos internacionales.

Normalmente, cuando un país afronta un déficit en sus cuen- tas internacionales - e s decir, cuando debe pagar más de lo que recibe- puede recurrir al uso de sus reservas de oro y divisas internacionales, o bien a pedir prestado a banqueros (o institucio- nes gubernamentales) del exterior. Una vez que estos medios se han agotado, el país deficitario debe hacer frente a un proceso de ajuste interno que se reduce principalmente a una limitación de las compras en el exterior. En menor medida se ataca también el ~roblema tratando de expandir las exportaciones; decimos en me- nor grado, porque a un país le es más fácil controlar las impor- taciones que aumentar las exportaciones, especialmente cuando el aumento de las exportaciones, como ocurre a menudo, implica tratar de expandir las ventas en los mercados moribundos que ayudaron más que nada a crear el desequilibrio.

La reducción de las importaciones puede alcanzarse a veces por la elevación de los aranceles o mediante controles directos. Esto mismo puede provocar un receso por las consecuencias de una baja en las importaciones de materias primas y productos intermedios. Una técnica más eficaz para la economía de "libre empresa" consiste en tomar medidas que provoquen un descenso en forma más directa, por ejemplo, reducir los salarios para limi- tar el consumo o restringir el crédito para desalentar la prodiic- ción. Una declinación económica reducirá la demanda de impor- taciones y contribuirá a la eliminación del déficit.

En la mayoría de los casos el déficit, si es grande y persis- tente, lleva en definitiva a la devaluación. Los países admiten esta medida sólo como recurso extremo, debido a las tremendas dislo-

40 The Economict, 7-X-1967, p. 89.

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caciones que ella acarrea. La devaluación origina un ajuste r i ~ i - rosamente forzado a través del mercado: eleva los precios de los

I

bienes importados, obligando así a una reducción del consumo, especialmente de parte de las clases sociales de menores ingresos; disminuye el precio de las exportaciones en los mercados del ex- terior, colocando así a las mercaderías exportables en mejor si- tuación competitiva.

Al examinar este asunto importa especialmente destacar que el apelar, ya. sea a severos ajustes internos o a la devaluación. es una característica común a las naciones económicas y financie- ramente subordinadas, y se observa con mucho menor frecuencia en los centros de poder financiero. Así era incluso en lo que los economistas consideran la época de apogeo en que el sistema in- ternacional funcionaba con toda fluidez. El patrón oro del siglo XIX fue tenido por un mecanismo de mercado ideal para el des- arrollo equilibrado de las finanzas internacionales. Pero los me- canismos automáticos son las más de las veces prociucto de las abstracciones y los modelos creados por el proceso mental de los eco- nomistas antes que una imagen fiel de la realidad. El caso es que el llamado patrón oro automático operó a través de los canales establecidos por los mercados monetarios internacionales. Los ajus- tes requeridos por el patrón oro se realiyaron mediante opcra- ciones de crédito de los banqueros internacionales y mediante las transferencias internacionales de capital efectuadas por estos ban- queros. No puede sorprcndcr entonces que estas operaciones ten- dieran a la cstabilidad de tipos de cambio en los países avanzados y a la inestabilidad en los paíse.; de la "perii~ria". En un somero análisis del mecanismo del patrón oro, el profesor Robert Triffin

1 formula en primer lugar estas dos observaciones:

1) El mecanismo monetario del siglo xrx logró un éxi- to excepcional en cuanto a preservar la estabilidad de tipos de cambio -y a evitar las restricciones cuantitativas en ma- twia de cornercio y divisas- cn gran parte del mundo.

2 ) El éxito, sin embargo, estuuo limitado a los países más auanrndos que forw~aban el núcleo del sistema, y a los vincu- lados íntimamente a ellos por lazos tanto políticos como eco- nómicos y financieros. Los tipos de cambio de otras monedas -particiilarmente en América Latina- tuvieron grandes fluc- tuaciones y se depreciaron enormemente a lo largo del perío- do. El contraste entre los países del "núcleo" y los de la

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"periferia" piiedc esplica13c <*n gian nietIi<la por la natura- I K X L ciclzca dc ioc. n7ori~?n:( 1 ; t ~ 3 c dc~ cap:;ni l' dc los términos del intercambio, qzte ront7it>u)6 n Ea estabilidad cpz el pri- mer grupo 31 a la inestabilidad eri el segzii~do".*~ i Siihrayado nuestro) .

I,a cuestión rs q i ~ c los ccrltros ~>:iilcipa!r~s cic la bar-ic a [ontaron con el poder y con los nlccariisiiios derivados clc este podc;. para /;miar los piohlrrnas [!e déiirit. n difcrrncia dr los 11:íscq dcpen- clicntes dentro rlel sistema caiital;sta muridial, en los cuales la disciplina financiera resultaba impuesta por las ineludibles presio- iies drl r-ilcrcado. En otro contexto observa Triffin: !

El segundo factor que explica el exitoso funcionamien- to c l ~ lri rcin\~c*itibilirlacl cm el si710 xru resicle en qiie la emer- gencia de un desequilibrio importante fue evitada ex ante por la estructura institucional monetaria y bancaria de la ' época más bien que corregida ex post mediante grandes ajustes de precios c ingresos. A dcspc~ho de la : alar ilexi- bilidad de los precios y costos en el siglo XIX dudo mu- 1 clio que upa reducción del 20 ó 30 por ciento en los salarios, cn caso de haber sido dictada para restablecer el equilibrio del balance de payos, hubiera sido tolerada cntonces mejor de lo que sería tolerada hoy. El liecho es que la capacidad del sistema para corregir tales desajustes importantes a tra- , VES de adaptaciones internas de precios e ingiesos rara vez fue puesta a prueba en los grandes países occidentales que constituían el núcleo del sistema. Cuando efectivamente fue puesta a prueba -como ocurrió repetidas veces en la ma- l olía de los 1;aíses I~tinoamcricanos- la corrección fue pro- locada de manera ~iniformr por la devaluación de la mo- neda". . 4 2

En rfecto, las coritiniias dcvaiuaciones de los países subdes- arrollados derivan en el reiterado ajuste de la estructura interna , dr precios de estos países a la estructura externa de precios del 1 comcrci<-i milndial.*<ste últirno evolucionó de la manera más

'1 Robert Triffin, T h e euolut ton of t h e Znternational M o n e t a r y System: I-lictorical Reapprnzsul nnd F u t i ~ r e Persp<~ct*ae, . (Princrton Studies in Inter- national Finance NO 12), Princeton, New Jersey, 1964, p. 9.

4 z RRiert Triffin, Gold and t h e Dol lar Crisis, New Haven, 1961, p. 27. 41 i'6ase un sugestivo comentario sobre la tensión entre los precios

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apropiada para cstab'ecer v fcrtalecer la 5i-premacía de los gran. des comerciantes del mundo, o sea los rnisnlos países que consti- tuyen además los principales centros financieros. El proceso de la rievaliiación consiste en ajustar los precios de las naciones rnás dé- biles a los de las naciones más fuertes.

Las difcLencias de los caminos seguidos en el ajuste de los precios internos a los mundiales se aprecian en el siglo xx con tanta claridad como en el XIX. Aun a la vista de la devastación producida por la guerra y las distorsiones económicas sufridas por los principales centros industriales y financieros, las diferencias en el grado e impacto de la deva1i:ación son notables. Los contrastes entre diferentes regiones a p r t i r de 1948 quedan a la vista en el ruadro siguiente, tcmado de en cstiidio c i ~ 3farp-aret de Vries, con- silltora del FMI:

CUADRO 18

MAGNITUD DE I,A DEVALUACION ( 1948 A 1967)

- -- - - -- -- -- .---

NÚr,z(ro de Promedtos ponderador Pqíses d~ d ~ v a l ~ a ~ z ó n

Región 7% - -- -- - - - - - - - -

I Zustralia, Canadá, Nueva y Estados Unidos

I Europa Medio Oriente .\sia (excluido Japón )

Africa América Latina -- - --- -

PVENTC: Margaret C.. de Vries, "The h.ia;.nitudes of Exchange Devalua- tions", Finanrv and De~'elop??ent, No 2 , 1968, p. 10.

Las diferencias (le giado de la ilf.\alua ióii iesultan influidas, según parece, por cl qrado rel?ti:.o dc drpendencia financiera. En- tre los paises subdc;arrollados sc disti~iguen dos sectores. Una can- tidad de ellcs están tan estrciEia~~iente !igados a un determinado

internos y externos en Nicholas Kaldor, "International Trade and Econo- mic D~velopment", f'rob!emr of Foreign Aid (Informe de una conferencia en el Colegio Universitario, noviembre de 1962), Dar t.s Salaam, Tanzania, 1965. pp. 82-85.

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país iridustriali~ado que sus devaluaciones at oiripalian a lac de las principales divisas: rn el proceso de ajuste monetario, cstos países sigucn la línea de la nación "madre". Así, inuchas naciones de Asia y Africa dcvaluaron rn pioporcioncs similares a las de la libra británica o el franco francés. En aquellos paíscs subdesarro- llados donde la depciideiicia económica y financiera sc vc foizada en mayor medida por la acción del mercado, cl grado d<- la de- valuación ha sido iri~icho rriayor. Para estos países supuestarnen- te más independientes, sc observan devaluaciones que van del 40 a casi el 100 por ciento en cste pcríodo de 1948 a 1967.

Se sosticnc a l~unas beces que las devaluaciones mis severas, que son características de los países latinoamericanos. obedecen a la especial tcndcncia de éstos a la inflación. E1 estudio de De Vries muestra, empero, que en los países e~cepcionalmcnte sometidos a un proccso inflacionario, el grado de la <Icvaluación dc la mo- neda en térrninos reales ha sido riiayor que cl que la propia infla- ción hubiera podido provocar.44

EXPEKlENCIlAS DISIRIILES EX MATERIA DE DEVALUACION

;A qué se debe. entonces, que los mis grandcs centros del poder financiero tencan mcilos probleinas d r balan7a de pagos -y nienos gravcs- que los paíscs ~ubdcsarrolladosl ?Y por qué, cuan- do afrontan t a l c~ pioblcmas, sus dcvaluacioncs y ajustes econó- micos intcrnos (recesionrs económicas, drjstica caída dcl consu- mo) son rncnos frecucntcs y menos severos?

La rcspucsta a estas interro~antes no puedc sci dcsarrollada con plenitud cn los límites de esta exposición. Sin embargo, las ra7ones pueden atribuirse, niuy sumariairicrite, a trcs diferericias que se dan cntrc las grandes potencias económicas y sus satélites. 1 ) de estructura industrial: 2 ) en las rclacioncs coniercialc~ muri- diales, y 3) cn el qrado <Ir poder (o independencia) en rl aspecto fiiianciero.

Vria nación indiictii;ili/,i<l,i currita coi1 la 1.1 idvntv ~critaja dc,

44 Margaret G. de Vries. "Tlie Magnitudes of Exchange De~aluation", Finance and Developmcnt, W1 2 , 1968, p. 12. La autoia destaca también que "cuanto mayor es la inflación, mayor ei tamhi6n. en promedio, la depreciación, aún en te1 ininos rrales".

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la flexibilidad de recursos: puede crear sus propios medios de pro- ducción; puede producir sus propias máquinas-herramientas y otros equipos de capital; dispone de ingeniería y mano de obra experi- mentadas; por lo común cuenta con reservas de materias primas, aunque sólo sea en los conductos propios de la producción y el comercio. El mejor ejemplo de esta flexibilidad es la rapidez y efi- ciencia con que estas naciones se vuelcan de la ~roducción para la paz a la ~roducción para la guerra y luego a la inversa. hlc- diante esta flexibilidad una potencia industrial puede adaptar me- jor su producción a los cambios en la demanda del mercado mundial. En primer término, una nación industrializada no de- pende de las exportaciones de sólo uno o dos productos en ma- teria de ingresos del exterior; por ello una caída en la demanda de mercado para un grupo de productos sólo produce iin efecto limitado sobre el balance de pagos (excepto, desde luego, en tiem- pos de depresión mundial, cuando la caída de las exportaciones tiende a cubrir toda la gama de productos del comercio exte- rior). En segundo lugar, una nación industrializada puede vol- carse con relativa rapidez a nuevos productos y nuevos métodos para aprovechar nuevos tipos de demanda. Un ejemplo clásico de esto es el éxito de la industria y el comercio exterior del Japón en los años de postguerra (ayudado, desde luego, por la coopera- ción de los Estados Unidos tendiente a crear un bastión menor en el Pacífico, y por el estímulo que significaron las compras de los Estados Unidos con destino a las guerras de Corea y Vietnam).

Los centros industriales y financieros gozan aun de una ven- taja adicional: dependen mucho menos que los países subdesarro- llados de las exportaciones de bienes materiales para obtener di- visas extranjeras. Los países financieros cuentan con una fuente de ingresos en los propios servicios financieros (tales como los del seguro y la banca) que proveen. Por lo demás, sus grandes flotas mercantes obtienen buena parte de los beneficios del trans- porte de mercaderías de ultramar. Y lo mejor de la crema lo cons- tituye el ingreso de los intereses y beneficios de las inversiones y los préstamos colocados en el exterior. Es así como el 30 ó 35 por ciento de las ganancias en divisas extranjeras procedentes de bie- nes y servicios proporcionados por los Estados Unidos y Gran Bre- taña, se originan en los servicios, incluido el ingreso por inversio- nes y pr6stamos: el 65 o 70 por ciento restante viene de la venta de mercaderías. El caso contrario es típico de los países subdes-

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arrollados (excepción hecha de algunos como México, que obtie- nen considerables ingresos del turismo) : entre el 90 y el 95 por ciento de los ingresos en divisas derivados de la venta de bienes y servicios, procede de la exportación de mercaderías.

TENDENCIAS DE LAS EXPORTACIONES (PROMEDIOS ANUALES 1960-1965)

Exportaciones procedentes d e Paisec desarrollados Países subdesarrollados

Miles de Por ciento Miles de Por ciento millones del millones del

Clases d e productos de dólares total d e dólares total

Industrias extractiuas Alimentos, bebidas, ta-

baco Materiales crudos, ex-

cluidos combustibles minerales

Corribustibles minera- les

Industrias n s extractiuas Productos químicos Máquinas y equipo de

transporte Otros artículos manu-

facturados Varios

Tota l

NOTA: Países desarrollados: Estados Unidos, Canadá, Europa occidental, Australia, Nueva Zelandia, Sudáfrica y Japón. Países subdesarro- llados: todos los demás, salvo los desarrollados y los países comu- nistas.

FUENTE: Naciones Unidas, Statistical Yearbook 1966, Nueva York. 1967.

Las posibilidades de maniobra de que disfrutan las naciones industriales subrayan la desventaja en que se encuentran los paí- ses subdesarrollados. Porque, en lo fundamental, la capacidad pro- ductiva de los segundos ha sido crcada o transformada por el ca- pital extranjero para servir a las necesidades dr los inversores del

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capital. Su estructura industrial (y agrícola y minera) es inflexi- ble y está confinada primordialmente a satisfacer las demandas específicas de las grandes potencias industriales en cuanto a ali- mentos, combustibles, minerales y otras materias primas. Un exa- men del cuadro 19 probará este punto. En primer lugar, hay una visible diferenciaci611 entre las industrias extractivas: menos de un tercio de las exportaciones de los países desarrollados procede de las industrias extractivas, mientras que más de las cuatro quintas partes de las exportaciones de los países subdesarrollados son de cste tipo. En scgundo lugar, incluso el porcentaje relativamente pequeño de las e~po~taciones no extractivas del mundo subdes- arrollado pertenccc al rubro "otros artículos manufacturados", com- piiesto primordialmente por la industria ligera y las artesanias.

Por norma general, el queso de los ingresos en divisas ex- trarijeras obtenidos por los países subdcsarrollados proviene de en- tre uno y cuatro productos de recursos naturales. Ello puede ob- scrvarse en la lista dc exportaciones principales que damos en el cuadro 20. Es prácticamente seguro que una reducción en la de- manda mundial de cualquier producto particular es capaz de pro- vocar una situación de emergencia en la balanza de pagos. La si- tuación del balance de pagos de estos países es también influid^ constantemente por la necesidad de dedicar una porción impor- tante de sus exportaciones al pago del privilegio de poseer capital extranjero: ganancias, intereses y amortización de préstamos. Cuari- do las exportaciones declinan la mayoría de estos pagos debe con- tinuar, lo que hace que las emergencias del balance de pagos sean proporcionalmente más críticas.

Toda vez que las líneas del comercio mundial tienen limita- ciones para estas naciones satélites, y toda vez que sus economías están rígidamente adaptadas a estas líneas comerciales específicas, su recurso disponible en la . emergencias será el de acudir al préstamo de divisas por parte de bancos o gobiernos extranjeros para evitar la bancarrota. Los bancos, sin embargo, 110 son ins- tituciones de caridad. Si han de mantenerse en el negocio y obte- ner ganancias, deberán hacer préstamos seguros, respaldados por garantías colaterales dignas de confianza y con la seguridad de que el préstamo y sus intereses serán pagados. Las previsiones pro- tectoras de los contratos de préstamo no se limitan a la banca privada; iguales consideraciones se tienen en cuenta en los prés-

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tamos hechos a las naciones subdesarrolladas por instituciones in- ternacionales como el FMI y el Banco Mundial.

CUADRO 20

PRINCIPALES PRODUCTOS EXPORTABLES DE PAISES SUB- DESARROLLADOS (SOBRE DATOS DEL COMERCIO

DE 1967) ---

A!-úmero du Exportaciones productos principales

País principales como % de la$ Principalr, p r o d u r t o ~ exportables totales espor table,

Carnes, trigo, maíz, lanas Estaño Café, min. de hierro, al-

godón, cacao Cacao, café, aluminio

Argentina Bolivia Brasil

Camerún* Rep. de Africa

Central Ceilán Chile

Diamantes, café, algodóxi Café, caucho, coco Cobre, min. de hierro,

nitratos Café, petróleo Colombia

Rep. Democrática del Congo* Cobre, estaño, diaman-

tes, caf6 Congo (Brazza-

ville) Costa de Marfil Costa Rica Rep. Dominicana

Maderas, diamantes Café, cacao, maderas Café, bananas Azúcar, café, cacao, bau-

xita, tabaco Bananas, café, cacao Café, cueros y pieles, ce-

reales, oleaginosas Coco, azúcar, maderas Madera, manganeso, pe-

tróleo, uranio Cacao, diamantes, rnadp-

ra, manganeso Café, algodón, bananas,

azúcar Zzúcar. bauxita, alúmina,

arroz Café, azúcar, henequén

Ecuador* Etiopía

Filipinas Gabon

Ghana

Guatemala

Guyana

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- - --- -- -- -- . - --- ---- ~ V ú n ~ e r o de Exportacionea productos principales

País principales como % d e las Principales productos exportables totales exportables

Honduras* > 6 7 Irán 1 91 Irak 1 92 Jamaica* 4 7 5

I.ibia 1 99 Malaysia 4 7 3

Mauritariia" 1 91 Nicaragua 5 69

Nigeria 69 Paraguay ti 77

Perú 6 7 (i

Sierra Leona* 3 7 8

Uganda* 3 83 Uruguay 3 84 Venezuela 2 98

Vietnam del Sur 2 90

Bananas, café, maderas Petróleo Petróleo Aluminio, bauxita, azú-

car, bananas Petróleo Caucho, estaño, madera,

min. de hierro Mineral de hierro Algodón, café, carnes, se-

milla de algodón, azú- car

Petróleo, maní, café Carnes, maderas, quebra-

cho, tabaco, oleaginosas Cobre, harina de pesca-

do, algodón, plata, plo- mo, azúcar

Diamantes, min. de hie- rro, almendras

Café, algodón, caucho Lanas, carnes, cueros Petróleo, mineral de hie-

rro Caucho, arroz

* Datos para 1966 o último año sobre el que los hay disponibles. NOTA: Como estos datos se basan en un solo año, no pueden tomarse como

rasgos definitivos de un país. En un año particular la composición de la producción puede variar debido a situación de mercado o dificultades internas de producción. El propósito de este cuadro es mostrar el rasgo general de la dependencia respecto de un l i i i - tado número de productos exportables.

PUENTE : Basado en Fondo Monetario Internacional, Znternational Financia1 Statistics, julio de 1968.

Las vinculaciones subyacentes de los paises de la periferia co- mo deudores respecto de los centros financieros son en cierto mo- do análogas a la dependencia económica perpetua del campesino respecto de! terrateniente o del prestamista. Las mismas condicio-

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nes q!ie producen la necesidad de pedir dinero prestado se repm- ducen continuamente por las presiones para la amortización del préstamo y el pago de los intereses del préstamo. La capacidad de los países "agrícolas" -productores de alimentos y materias pri- mas para las naciones avanzadas- de reembolsar préstamos e in- tereses en plazo limitado descansa en continuar produciendo las mercaderías aceptadas en el comercio mundial. Y las divisas extran- jeras necesarias para el servicio de los préstamos sólo pueden ser provistas a corto plazo por estas mismas exportaciones. Por lo de- más, una parte sustancial del excedente de producción que de otro nodo podría aplicarse a diversificar las economías y a aumentar su productividad debe ser destinada al servicio de la deuda, así como a pagar las ganancias de la inversión extranjera.

De tal manera, las condiciones que contribuyen a las crisis dc balanza de pagos se ven reforzadas por los medios financieros dis- ponibles para aliviar la crisis. La dependencia respecto de líneas específicas del comercio mundial y la rigidez de los recursos aptos para satisfacer las necesidades especiales de las naciones industria- lizadas son reafirmadas una y otra vez con cada nueva emergencia ge1:erada por esa dependencia. En la medida en que la ruptura de este molde requiere una revolución económica y social, no es ra- zonable esperar de los banqueros que financien la revolución.

LOS CENTROS FINANCIEROS CREAN SU PROPIO DINERO

El punto esencial de la red de rclaciones económicas entre las grandes potencias industriales y entre estas potencias y el resto del miindo imperialista se encuentra en el poder financiero concentra- do dc los i-riercados internacionales del dinero. Como se destacó más arriba, el cuartel central del sistema capitalista es el mercado moiietario. El poder financiero ejercido a través de los bancos y otras instituciones del mercado monetario permite a las raciones industrializadas contrarrestar o aliviar las dificultades de balanza de pagos; es también el poder que, directa o indirectamente, man- tiene alineados a los países subdesarrollados como abastecedores de materias primas. Esto no sucede a la manera de un complot o cons- piración; resulta del comportamiento normal y autodefensivo del capital.

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La fuente del poder financiero, cn su fo:-r:~a mis cmda, es la capacidad de crear y usar la moneda como medio de cambio y me- dio de pago. La creación de dinero utilizado para pagar las inver- siones y hacer préstamos deriva en dos actividades bancarias: a ) la conversión de fondos inactivos en fondos activos; y b) la creación de créditos. La creación de dinero mediante la extensión de cré- dito (o la emisión de moneda) está en la base de la banca moder- na.45 El banco del Brasil y el banco de Chile tienen también la capacidad de hacer esto. Pero fuera del Brasil, y aparte de los im- portadores de productos brasileños, ,quién necesita cruzeiros? Y fuera de Chile, y aparte de los importadores de productos cliilenos, ,quién necesita escudos? El problema de tales países es que tie- nen demasiado de su propia moneda y no suficiente moneda ex- tranjera.

Exactamente inversa es la situación con respecto a los grandes y diversificados comerciantes interriacionales en productos manu- facturados de gran demanda. Su moneda es internacionalmente utilizable por -?arias razones: 1 j Puede ser usada para saldar deu- das, e incluso entre otros países extranjeros. En circunstancias nor- males, el dinero belga puede ser convertido en dinero francés. el francés en británico, el británico en norteamericano, etc. 2 ) Estos países prodiicen una multitud de artículos requeridos por los paí- ses subdesarrollados y por otras naciones industriales. En otras pa- labras, sus "vales" son utilizables. 3) A través de acuerdos colo- niales y de esferas de influencia, los países subdesarrollados están típicamente constreñidos dentro de canales de comercio especiales con respecto a una o más de las naciones más grandes. A causa de estos*bloques comerciales, los ex territorios franceses podrán so- lucionar sus déficit de balance de pagos con francos franceses, por- que una buena parte, si no la totalidad de su deuda en diente lo es con firmas francesas. Lo mismo se aplica a las esferas de in- fluencia de Gran Bretaiia y otros centros financieros.

Estas, por lo tanto, son las razones que explican por qué la ca- pacidad de crear dinero (o de expandir la oferta de dinero) de las principales potencias industriales y financieras es útil no sólo

*5 NO es este el lugar apropiado para una explicación de los aspectos técnicos de la expansión crediticia y monetaria. El lector interesado puede consultar un texto común sobre moneda y crédito. Una introducción ele- mental a este tema puede encontrarse en Peter L. Bernstein, Primer on Money, Banking and Cold, Nucva York, 1961.

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a la economía interna de éstas sino también a sus relaciones eco- nómicas internacionales. En razón de esta capacidad ellas pueden: 1) financiar un déficit que ellas mismas tengan con una nación satélite, y 2) otorgar préstamos a naciones satélites cuando estas últimas tienen déficit, contribuyendo dicho proceso a mantenerlas bien afirmadas a las faldas de mamá. Además de eso, pueden mu- chas veces contrarrestar déficit potenciales en su propio balance de pagos con el resto del mundo. Esto se logra mediante controles del crédito interno, cambios en las tasas de interés y otras manio- bras mediante las cuales, por ejemplo, el capital necesario (divisas extranjeras u otro) puede ser atraído durante cierto lapso desde otro centro financiero (el mercado monetario de otra potencia in- dustrial y financiera).

Los pormenores técnicos de estas operaciones no pueden ser descritos aquí. Baste decir que es a través de este mismo poder financiero, y de los mecanismos bancarios mediante los cuales se ejerce este poder, que los países avanzados pueden conjurar las fluctuaciones del balance de pagos sin infligir un daño fundarnen- tal a sus economías; y por cierto que, bajo condiciones apropiadas, estos mecanismos resultan instrumentos valiosos para el crecimien- to y el desarrollo económico.

Naturalmente, existen límites en la creación de crédito para operaciones internas e internacionales; limites que proceden de la naturaleza de la capacidad productiva subyacente y los usos que se dan a esta capacidad. Cuando se alcanzan estos límites, ya como resultado de la guerra o la preparación para la guerra, o de una acumulación demasiado rápida del capital o por tratar de engullir más de lo que el país puede digerir, sobrevienen crisis de diverso grado. Pero aun estas crisis son de tipo diferente de las de los sa- télites. Para estos últinios, la cuestión es sobrevivir como dependen- cia de un centro nletropolitano, merced al cual se mantendrá en el poder la élite gobernante. Para los centros metropolitanos, la cuestión que plantean usualmente las crisis financieras es la de có- mo ganar posiciones respecto de otros centros financieros, g cómo mantener sus imperios existentes; por ejemplo, Gran Bretaña, el ir y venir de una devaluación a otra, para mantener el bloque de la esterlina, sus bases militares y navales en todo el mundo )- las relaciones coloniales que aún le quedan.

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EI, CASO DE LAS FINANZAS NORTEAMERICANAS

El ejemplo más extravagante y sin igual de uso del poder fi- nanciero como forma de control sobre otras partes del mundo lo ofrecen los Estados Unidos a partir de la segunda guerra mundial. En cada uno de los años posteriores a 1950, con la excepción de uno solo, coincidente con la crisis de Suez, el balance de pagos de los Estados Unidos ha arrojado permanente déficit. Tres cosas hay que entender muy claramente al considerar la persistencia de este déficit:

1) El déficit ha sido creado y i~iantenido como elemento inhe- rente a la función de los Estados Unidos en su carácter de organi- zador y dirigente del sistema imperialista. Esto puede verse a través de un rápido examen del balance de pagos de 1967 +uadro 21- cuyas características son similares a las de todo el período defici- tario precedente.

CUAURO 21

RESUMEN DEL BALANCE DE PAGOS DE LOS EE. UU. EN 1967 (MILES DE MILLONES DE DÓLARES)

Fondos recibidos Fondos salidos de l exterior al exterior

Balance de las exportacioiies e impor- taciones de bienes y servicios -!- 7,9

Iicmesas privadas y g~il~ernanientales - 1,2 Gastos militares n ~ t o s - 3,1 Asistencia militar y ayuda econ6mira - 4,O Inverzihii dc. capital privado - 5,5

-- -

Tota l + 7,9 -11,8

a Regalos enviados al exterior por ciudadanos norteamericanos; pagos del gobierno a individuos en el exterior, tales como los de seguro social de personas residentes en el exterior.

F U E N T E : Survey of Current Business, junio de 1968.

Los heclios son harto claros. El déficit silve para financiar: -Gastos militares de la guerra de Vietnam y para mantener

fuerzas aéreas, navales y de infantería en gran parte del globo.

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(Esto, desde luego, no incluye todos los gastos, sino sólo la parte que involucra transferencia de dólares al exterior.)

-Asistencia militar y ayuda económica, instrumeritos emplea- dos para el ejercicio del control norteamericano sobre otras naciones.

-Inversiones de la industria y las finanzas de los Estados Uni- dos en países extranjeros.

2 ) El déficit es financiado por la expansión de la oferta dc dólares de los Estados Unidos a travCs del crédito generado por el gobierno y por los bancos. El profesor James Tobin, exmiembro del Consejo de Asesores Econón~icos del presidcntc, declaró lo que sigue ante un comité legislativo, en 1963:

Bajo el sistenia de irioneda tlc rcscrva y funcionando este nor- malmente, la beneficiaria inicial del aumento en la oferta de dinero internacional es evidentemente la propia moneda de re- serva. Es agradable tcncr una casa de moneda o una impre- sora dc billetes en el fondo de la casa; y este privilegio nos lo dio el patrón oro. no menos qur Sudáfrica. Pudimos so- brcllcvar un déficit en nuestro balance de pagos por diez aiíos, porqtie nurstros "vales" fueron aceptados generalmen- tc conio dinero.4c

3 ) Podcmos financiar nuestro deficit por tari largo tirinpo por- que los Estados Uniclos son cl bailquero del mundo, y porque el resto del mundo capitalista se ha mostrado clispucsto (aunque cori algunas iriucstras de disgusto últimamente) a atesorar dólares co- mo rcscrva.

1,a cosa fue muy bien explicatla tina vez por el entonces secre- tario del Tesoro C. Douglas Dillon, al preguntarlc el senador Javits qué beneficios obtenían los Estados Unidos del hecho de ser los banqueros del ~cundo. El sclior Dillon declaró que:

Obtenemos un beneficio muy concreto en cuanto nos lia sido permitido financiar nuestros déficit a través del aumento de las tenencias extranjeras de dólares. Si no hubiera sido la nues- tra una moneda de reserva, si no hubiéramos sido los ban- queros del mundo, tal cosa no habría podido ocurrir. Se ha-

46 Comité Económico Conjuilto del Congreso de los Estados Unidos, Hcarings on the Monetary System: Functioning and Possible Reform, Wash- ington, 1963, tercera parte, p. 551.

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bría dado la misma situación que afrontan otros países; tan pronto incurriéramos en déficit nos hubiera sido preciso equi- librar nuestras cuentas de una manera u otra, aunque ello significara restringir las importaciones, como tuvo que hacerlo Canadá el año pasado, o podar nuestros gastos m:l' A itares mu- cho más allá de lo que hubiera permitido nuestra seguridad. . . .Diría que ésta es el área principal en que nos beneficia- mos, aunque hay también otra muy importante, y es ésta: alguien tenía que ser el banquero mundial y proporcionar esta liquidez internacional extra. Lo han sido los Estados Uni- dos, que es lo justo, porque somos el país financieramente más poderoso y porque teníamos la moneda más pod~rosa.~ '

El exsubsecretario del Tesoro para Asuritos hlonetarios afiade otra razón en apoyo de la cooperación de otros países, agregada al poder financiero de los Estados Unidos:

Es más: la estabilidad política y la enorme fuerza económica y militar de los Estados Unidos han aumentado también el atractivo de conservar reservas aquí antes que en cualquicr otro país del mundo.48

Por supiiesto, cualquier otro país del rnundo que tratara de man- tener un déficit tan grande como el de los Estados Unidos aunque fuera por unos pocos años -ni hablar de dieciocho afios- se ex- pondría a una severa depresión acompañada de una reducción drás- tica de los niveles de vida del país. Pero también es cierto que ningún otro país incurriría en tales déficit inspirado en propósitos tan nobles.

Analícese el diálogo sostenido entre el senador Proxmire y el subsecretario del Tesoro Roosa en una audiencia parlamentaria:

"7 Comité Económico Conjunto del Congreso de los Estados Unidos, Liearings on the United States Balance of Payments, Washington, 1963, primera parte, pp. 83-84. La referencia a que "alguien tenía que ser el banquero del mundo" tiene un sonido familiar. Sin embargo, el modo como el secretario Dillon redacta sus comentarios constituye un interesante eufemismo. Al parecer, es incapaz de pensar en un mundo capitalista donde no haya alguna forma de dominación imperialista, o en un orden econó- nico sin capitalismo.

'8 Robert V. Roosa, Monetary Reform for the World Economy, Nueva York, 1965, p. 9.

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Senador Proxmire. Si no fuera por consideraciones internas: y si no soportáramos además la carga del liderazgo mundial como banqueros del mundo, presumo que el medio clásico, ideal y todavía efectivo para lograr el equilibrio en nuestros pagos internacionales sería un programa de austeridad.

Subsecretario Roosa. Sí. Senador Proxmire. En otras palabras, ;un programa que

sería deflacionario? Subsecretario Roosa. Sí. Senador Proxmire. ;Basado en bajar nuestros precios de

manera de poder vender al exterior, y reducir nuestros sala- rios, y restringir drásticamente los gastos federales?

Subsecretario Róosa. Sí. Senador Proxmire. ;Y aumentar los impuestos, y elevar las

tasas de interés, y así sucesivamente? Subsecretario Roosa. Sí. Senador Proxmire. ;Y evidentemente no podemos hacer

ninguna de estas cosas porque eso sería internamente desas- troso y además contribuiría a una depresión internacional?

Subsecretario Roosa. Sí.4s

Este diálogo siguió a la presentación, por parte del subsecreta- rio Roosa, de una declaración formal que resume la cuestión de modo más ordenado. Si no hubiéramos sido los banqueros del mun- do, decía,

podríamos habernos visto forzados tiempo atrás a reducir nues- tras importaciones (quizá a través de la deflación de nuestra economía) ; a restringir materialmente nuestras inversiones extranjeras, los ingresos de las cuales constituyen un aporte sustancial a nuestro balance de pagos corrientes; y a limitar, quizá drásticamente, la asistencia militar y económica a nues- tros amigos y aliados. De haber tomado estas medidas, nuestros clientes del exterior habrían reducido abruptamente sus com- pras en este país, )r nos veríamos ahora enfrentados a políticas de discriminación contra el dólar en la mayoría de los países del mundo. En vez de un crecimiento rápido del comercio mundial habríamos asistido a un estancamiento dañoso para nuestra prosperidad y la de todo el mundo libre.50

49 Igual que en nota 47, p. 135. Zbidem, p. 147.

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He aquí, pues, la síntesis de la red imperialista de relaciones internacionales que opera hoy en día. Los Estados Unidos, en tan- to que líderes, tienen el poder económico necesario para invadir la industria y los mercados de sus principales socios comerciales y aliados político-militares. Cuentan con los recursos para mantener una posición militar mundial dcminante. Pueden dar ayuda exte- rior, invertir en los países subdesarrollados y prestarles dinero, con lo que los atan más estrechamente a los Estados Unidos a través de la consiguiente dependencia financiera de estos países. Todo esto, más el mantenimiento de la prosperidad y la eliminación de las depresiones, se hace posible gracias a la posición de los Estados Unidos como banquero mundial, y del dólar como moneda mun- dial de reserva. Y los Estados Unidos pueden ser el banquero del mundo y proveer la moneda de reserva merced a que su fuerza militar y económica obliga a cooperar con ellos a las otras nacio- nes industrializadas. Y necesariamente, dentro de los Estados Uni- dos, esto va acompañado por "una vinculación inrxorable entre los negocios privados y la política e ~ t e r i o r " . ~ ~

La cooperación de las otras naciones industriales no cs produc- to del mero raciocinio. Empezó en una época en que esos países no tenían alternativa. El comentario de Roosa sobre este aspecto es digno de examen:

El dólar, desde luego, alcanzó su posición preeminente du- rante la segunda guerra mundial e inmediatamente después, cuando en realidad no existía otra moneda capaz de desem- peñar una función mundial, y cuando una proporción tan grande de nuestra asistencia gubernamental era otorgada en dólares de libre disponibilidad. Para la época en que algunos países europeos alcanzaron la convertibilidad y lograron acu- mular superávit importantes, el dólar estaba ya profundamen- te enraizado en los hábitos del comercio y los pagos alrededor del mundo. . . .Y mientras la economía norteamericana per- manezca adscrita a los principios de la libertad de mercados, habrA aquí bancos y otras instituciones financieras norteame- ricanas que procuren con ahinco ejercer las funciones banca- rias inherentes a la posición del dólar como moneda interme- diaria. De esa función, según mi punto de vista, no podemos

61 De un informe piiblicado bajo el auspicio del Consejo de Relaciones Exteriores, Henry G. Aubrey, op. cit., p. 15.

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apartarnos en la práctica sin un canibio rzvoliicionario de toda nuestra estructura ec~nómica.~?

RESERVA DE ORO VS. PASIVOS EN DOLARES A FAVOR DE EXTRANJEROS EN LOS ESTADOS UNIDOS

(MILES DE MILLONES DE DOLARES) -- - - - . . -

Reservas e n dólarcr Ressrzlas do oro de de propiedad da

Año los Estados CTnidos extranjeros a

a Los datos de 1960 y 1968 son de cbiigaciones líquidas dc los Estados Unidos a favor de otros gobiernos y de bancos extranjeros y otras institu- ciones y hombres de negocios extranjeros. Los datos de 1955 son de obli- gaciones a corto plazo y no incluyen los bonos del gobierno norteamericano en poder de extranjeros. Esta falta de valores comparables no invalida la conclusión que sostenemos; la cifra comparable de 1955 podría ser algo superior a 11.700 millones, pero no en más de iIn 1C por ciento. Adviér- tase que los datos sobre tenencia de dólares exceden considcrahlemente los indicados en el cuadro 17. Estos últimos incluyen solamente tenencias de dólares por parte de gobiernos extranjeros y de sus bancos centrales. Las datos que damos aquí representan el total de obligaciones l:cii:idas en dólares a favor d: extranjeros, incluyendo bancos, otras instituciones finan- cieras y liombres de negocios. 1

FUEXTC: Oficina del Censo de los Estados Unidos, Statistical Abstriact 1

Lcs dirigentes de bancos centrales de los otros centros imperia- listas están tan convencidos como el señor Roosa, ahora socio de 1 Brown Brothers Harriixan and Company, de las consecuencias re- volucionarias que un apai tarniento fundamental respecto dcl actual sistema monetario internacional tendría sobre la estructura econó- mica de los Estados Unidos y, por consiguiente, sobre la del resto del mundo capitalista. Lo que está en juego aquí no es cl mero ajuste del mecanismo de crédito del Fondo Monetario Interriacional --la clase de reformas monetarias que hoy se e s t h discutiendo y

J

" Robert V. Roosa, np cit.. pp. 23-24. l

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sancionando- sino la cuestión ccritral del dólar como divisa inter- nacional. Al i~iismo tiempo, los socios de los Estados Unidos en este sistema rnonetzrio tienen también que defender sus propias espaldas y proteger sus propios intereses competitivos. El motivo de temor de los banqueros centrales de las otras naciones reside en cl sentido común clcmental de la banca internacional, y se lo piie- de apreciar con toda claridad a través de los datcs del cuadro 22.

Lo que este cuadro muestra es el movimiento simultáneo. y en direcciones opuestas, de las reservas en oro y de las obligaciones

1 en dólares a favor de extranjeros; esto es, la rápida declinación

, de las reservas de oro de los Estados Unidos y la acumulación de tenencias de dólares en manos de extranjeros. A fines de mayo de 1968, el activo liquido en dólares en poder de extranjeros casi triplicaba el valor del oro en poder de los Estados Unidos. En ca-

1 so de una alarma bancaria -si todos los extranjeros que poseen dólares exigieran perentcriamente a los Estados Unidos convertir

i sus "vales" de papel moneda, el país sufriría un drenaje de cerca de 20 000 millones de drjlares en sus reservas del medio de pago universalmente aceptado, o sea el oro.

La magnitud de la diferencia entre las reservas de oro y las obligaciones en dólares a favor de extranjeros es un importante indicio de los limites financieros que determinan las actividades 1 externas de los Estados Unidos. Que tales límites existen quedó aun más en evidencia al ir aumentando de año en año los déficit

1 del balance de pagos norteamericanos, a pesar de la oposición de otros centros monetarios: la arrogancia de las operaciones milita-

l res y económicas exteriores de los Estados Unidos estuvo a la al- tura de la arrogancia de sus prácticas financieras internacionales. .Afectados de tiempo en tiempo por los especuladores en oro y divisas de los mercados monetarios europeos, los Estados Unidos persisten en sus prácticas financieras, con limitaciones cada vez mayores, descmsando en última instancia sobre la cooperación vo- luntaria e involuntaria de los bancos centrales de otras naciones.

La mayor parte de las naciones de la red imperialista no tiene alternativa: como acreedoras del gobierno y los bancos de los Es- tados Unidos deben limitarse a ser miembros de lo que constituye virtualmente un bloque del dólar. Los centros metropolitanos más independientes, sin embargo, tienen ciertas alternativas. Casi la mi- tad de las obligaciones en dólares a nombre de extranjeros se con- centra en seis naciones: Gran Bretaña, Japón, Francia, Alemania

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occidental, Italia y Suiza. Estas, por consiguiente, cuentan con ar- mas para presionar sobre los Estados Unidos. Sin embargo, bajo las circunstancias actuales, sus alternativas son limitadas. Sus in- tereses están alineados con los de los Estados Unidos en la medida en que el poder militar y económico de este país es utilizado para garantizar el sistema imperialista y hacer retroceder, si es posible, las fronteras del mundo no imperialista. Al mismo tiempo están preocupadas por la suerte de su propio pellejo y por la amenaza competitiva de los negocios y las finanzas de los Estados Unidos. En consecuencia, el forcejeo por el poder que se desarrolla opera dentro de los límites de los acuerdos monetarios internacionales en vigencia. Siempre es importante tener presente que en el fondo de los conflictos de las.finanzas internacionales hay una lucha por el poder. Así lo destacó muy bien Eugene A. Birnbaum, jefe de economistas de la Standard Oil Company de Nueva Jersey:

Podemos preguntarnos por qué, después de cien años de con- ferencias monetarias internacionales, los hombres no han re- suelto aún sus diferencias. La respuesta reside en una palabra: poder. Sobre eso han tratado las conferencias monetarias in- ternacionales a lo largo de cien años. La 22"eunión del Fon- do Monetario Internacional celebrada en Río, en la que se recomendó un nuevo dispositivo para crear liquidez interna- cional, no constituye excepción a esta norma

Eugene A. Birnbaum, Gold and the Znternational Monetary System: An Orderly Reform, Princeton Essays in International Finance NQ 66, Princeton, abril de 1968, p. 2. El señor Birnbaum plantea una excepción a esta generalización: la conferencia de Bretton Woods. Sin embargo, a la luz de la historia posterior, uno puede preguntarse si la fachada del espíritu internacionalista exhibida en esta conferencia no encubría una lucha real por el poder.

Para un análisis de algunos de los temas que subyacen en las luchas alrededor del sistema monetario internacional, v6ase "Gold, Dollars and Empire", en Monthly Review, febrero de 1968, y los siguientes artículos de la edicióri de diciembre de 1966 de Monthly Review: " W P ~ ' ~ Rceds and Class Enemies"; David Michaels, "The Growing Financia1 Crisis in the Capitalist World", y Jacob Morris, "The Balance of Payment Crises".

El análisis hecho sobre esta cuestión por Paul M. Sweezy y Leo Huber- man ("Weak Reeds and Class Enemies", ya mencionado), suscitó una res- puesta crítica del profesor Charles P. Kindleberger, en un ensayo especial de Princeton sobre Finanzas Internacionales titulado The Politics of Intcr- national Money and World Language ( N o 61, aqosto de 1967) estuvo dedicado a dicha respuesta. Su argumentación ("El dólar es la unidad

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Las maniobras a propósito de reformas del sistema monetario internacional son sólo una forma de la lucha por el poder. Las tensiones dentro de los centros del poder imperialista se revelan de muchos modos. Dentro de los círculos empresarios dominan- tes de las otras potencias industriales hay grupos cuyos intereses comerciales inmediatos están ligados a los de los Estados Unidos, mientras que otros ven constreñirse sus oportunidades de lucro an- te la expansión norteamericana. Como medida de defensa contra la expansión norteamericana, y a la vez en razón de la dinámica interna de sus propias economías, las empresas comerciales y los bancos extranjeros están empeñados en su propia expansión ha- cia afuera por medio de la exportación de capitales, la banca in- ternacional y cl uso dc la ayuda cconómica y militar otorgada por sus gobiernos a naciones subdesarrolladas.

Pueden señalarse en este proceso tres vectores principales: 1) las fuerzas centrípetas que retienen a los centros financieros más importantes unidos a los Estados Unidos para la preservación de la red imperialista; 2 ) las fuerzas centrífugas que estimulan la com- petencia por las ganancias en torno a las ventajas especiales que pueden derivar de la explotación de puntos débiles en las opera- ciones de los Estados Unidos; y 3 ) la "cohesión vertical", dentro de la cual cada uno de los centros imperialistas trata de consolidar los lazos económicos y financieros con sus áreas coloniales y esfe- ras de influencia. Es en este último contexto donde la ayuda ex- terior, como técnica de control sobre las naciones subdesarrolladas, ha tomado la delantera y va adquiriendo cada vez mayor impor- tancia estratégica.

mundial de contabilidad: el patrón con que se miden las reservas de divisas, los precios agrícolas del Mercado Comíin, las contribuciones al presupuesto de las Naciones Unidas y una cantidad de otras unidades monetarias inter- nacionales") se preocupa por demostrar que el status internacional del dólar, es necesario en bien de la eficiencia. "Mi razón para querer que se mantenga el dólar como divisa patrón, es la eficiencia" (p. 4) . ¿Eficiencia para qué? Esto, el buen profesor sólo lo \e en términos de eficiencia de las transferencias de capital y de mantenimiento de las relaciones comer- ciales existentes. Sin duda alguna, el sistema del dólar es un dispositivo realmente eficiente, especialmente cuando se trata de movilizar los recursa de los mercados mundiales de capital para financiar la guerra de devaata- ción contra el pueblo de Vietnam.

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Los Gastos Militares y la Pan Americana

La interrelación harto compleja existente entre el sistema mo- netario internacional y las operaciones financieras de los Estado; Cnidos abarca, como hemos visto, una serie de acuerdos a los que debe atribuirse el aparente milagro de que los Estados TJnidos se hayan tornado cada día más ricos y poderosos a despecho -o más precisamente a causa- de un déficit a largo plazo en su balance de pagos. Esta irónica paradoja puede darse porque el déficit de! balance de pagos es utilizado para financiar tres tipos de activida- des de ultramar que son de crucial importancia para la posición mundial de los Estados Unidos: lak inversión privada, los gastos mi-

- - - litares y el programa gubernamental de ayuda al exterior.

Estas tres actividadeXenen un rasgo común: todas ellas sirven para mantener y afirmar el c ~ ~ l . L~igve-rsión privada _* apunta I--

al control: control de fuentes de materias primg-y control de mer- ---- &dos, actividades ambas inherentes a la empresa monopolística en su búsqueda normal de ma>ores ganancias y de protección para las posiciones de monopolio. Los gastos militares son también ne- cesarios al objetivo de control, que consiste en mantener la situa- ción de líder y administrador del sistema imperialista. El Apéndice A muestra la estructura de tratados y otros compromisos consoli- dada por los Estados Unidos para la conservación de la Pax Ame- ricana. Aquí nos bastará observar cómo ve las cosas. en este sentido. el Departamento de Defensa norteamericano:

Tenemos intereses políticos y de seguridad, aliados )- fuerzas militares diseminados ampliamente sobre todo rl in~~r ido no

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LOS GASTOS MILITARES 133

comunista. El desplazamiento de los intereses y comproii~isos norteamericanos, de la periferia al centro de la escena mun- dial, ha traído consigo el correspondiente aumento del tama- ño y desarrollo ultramarino de las fuerzas armadas, necesario para asegurar la defensa común y el apoyo a la política ex- terior de los Estados Unidos. . . .En los días en que nuestras necesidades militares podían satisfacerse mediante una firme defensa en los mares y un ejército de ciudadanos, vivíamos en un sistema mundial compatible con nuestros intereses na- cionales básicos. Este se basaba en el estado-nación y a la cabe- za figuraba el poder británico. El siglo xx ha presenciado la desintegración del viejo orden bajo el impacto de dos guerras mundiales; el ascenso del comunismo apoyado sobre una im- portante base de poder tanto en Europa como en Asia; el fin de la era colonial, con la creación de una multitud de naciones nuevas, débiles pero imbuidas de un estridente nacionalismo, y un acelerado cambio tecnológico, especialmente en lo que hace al desarrollo de las armas nucleares. Durante este mis- mo período, los Estados Unidos y la Unión Soviética comen- zaron a emerger como las dos potencias rectoras. Uno de los principales efectos de estos acontecimientos en el largo plazo fue que el interés nacional norteamericano exigió de nosotros el aceptar y asumir las vastas responsabilidades de una po- tencia mundial. Otra consecuencia fue qire la re-creación de un concierto mundial relativamente estable -de u n nuevo equilibrio para reemplazar al destruido por los sucesos de las cuatro décadas posteriores a la primera guerra mundial- ha pasado a ser el más acuciante de nuestros intereses naciona- 1es.l (Subrayado nuestro.)

Cuando era secretario de Defensa, Robert S. McNamara puso de relieve la conexión entre esta actividad global y el programa de ayuda exterior. En un discurso pronunciado en 1966 ante la So- ciedad Norteamericana de Editores de Diarios, explicó por qué los Estados Unidos debían poseer un programa de ayuda económica elaborado sobre estas bases :

"Defense Programs and the Balance of Payments", en The United States Balance of Payments-Perspectives and Policies, Comité Económico Conjunto del Congreso de los Estados Unidos, Washington, 1963, tercera parte, p. 77. Esta parte drl informe fue preparada por el Departamento de Defensa.

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L A E R A DEL ZMPERZALZSI1.10

Alrededor de un centenar de países se encuentran hoy empe- ñados en la difícil transición que ha de convertirlos en so- ciedades modernas. No existe un ritmo de progreso uniforme entre ellos, y varían entre la sociedad mosaica primitiva -fracturada por el tribalismo y débilmente unida por lazos políticos de lo más precarios- y los países relativamente so- fisticado~ que avanzan por el camino de la suficiencia agríco- la y el perfeccionamiento industrial. Esta arrolladora oleada de progreso, especialmente en la mitad meridional del globo, no tiene paralelo en la historia.

Ha convertido a zonas tradicionalmente abandonadas del mundo en bullentes calderas de cambio.

En conjunto, no ha sido éste un proceso muy pacífico.. . Aceptando la admitida relación que existe entre el estanca- miento económico y el influjo de la violencia, los años por venir se presentan, para las naciones de la mitad meridional del mundo, preñados cie violeiicia.

Esto seria así aun cuando no existiera la amenaza de la subversión comunista, que indudablemente existe.

Estén o no implicados los comunistas, la violencia, en cual- quier punto de un mundo en tensión, propaga sus impulsos a través de los complejos ganglios de las relaciones interna- cionales; y la seguridad de los Estados Unidos está condicio- nada a la seguridad y estabilidad de naciones que están ubi- cadas a medio mundo de di~tancia.~

LA AYUDA EXTERIOR, INSTRUMENTO DE CONTROL

Al igual que los otros dos grandes rubros del déficit del balan- ce de pagos, la ayuda económica y militar está destinada a servir los objetivos del control. Como lo dijo el presidente John E'. Ken- nedy: "La ayuda exterior es un método por el cual los Estados Unidos mantienen una posición de influencia y control alrededor del mundo, y sostienen a buena cantidad de países que de otro mo- do sucumbirían definitivamente, o pasarían al bloque com~nista".~

2 Discurso del secretario de Defensa, Robert S. McNamara, ante la Sociedad Norteamericana de Directores de Diarios, Montreal, Canadá, New York Times, 19-V-1966.

3 Discurso del presidente Kennedy ante el Economic Club en la ciudad

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LOS GASTOS MILITARES 135

El programa de ayuda exterior consiste en un amplio surtido de ~réstamos y donativos, incluyendo, según las palabras de una comisión presidencial, "donaciones que prueban nuestra estimación a jefes de estado extranjeros, proyectos concebidos a toda prisa pa- ra impedir la ayuda soviética, maniobras para mantener en el po- der a los gobiernos existente^".^

Estas diversas actividades, de acuerdo con su propósito o sus resultados, pueden clasificarse así:

1) Implementar la línea política y militar mundial de los Es- tados Unidos.

2) Apoyar la política de puerta abierta, o sea, de libertad de acceso a las materias primas, el comercio y las oportunidades de in- versión para los negocios norteamericanos.

3 ) Asegurar que el desarrollo económico que se produzca en los países subdesarrollados arraigue firmemente en los métodos y prácticas del capitalismo.

4) Obtener ganancias económicas inmediatas para los hombres de negocios norteamericanos que promueven el comercio y buscan oportunidades de inversión.

5) Intensificar la dependencia de los receptores de la ayuda respecto de los Estados Unidos y otros mercados de capital. (Las deudas generadas por los préstamos que se otorgan perpetúan la ligazón de los receptores de ayuda con los mercados de capital de los centros metropolitanos.)

EJECUCION DE LA LINEA POLITICA Y MILITAR DE LOS EE.CU.

Una ex integrante de la Junta de Coordinación de Programas de la Agencia para el Desarrollo Internacional (AID), Joan Nel- son, hoy vinculada al Centro de Asuntos Internacionales de la Uni- versidad de Harvard, define así los objetivos militares y políticos

de Nueva York, diciembre de 1962, citado en Comité de Relaciones Exte- riores del Senado de los Estados U~iidos, Some Zmportant Zssues in Foreign Aid. (Informe preparado por el Servicio de Referencias Legislativas de la Biblioteca del Congreso), Washington, 1966, p. 15.

4 Comité del Presidente para Fortalecer la Seguridad del Mundo Libre, The Scope and Distribution of United States Military and Economic Assis- tance Programs, Washington, marzo de 1963, reproducido por David Bald- win, Foreign Aid and American Foreign Policy, Nueva York, 1966, p. 242.

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de la ayuda exterior: "acceso permanente a las bases militares y demás instalaciones estratégicas ubicadas en determinados países en desarrollo; mantenimiento de lazos con los aliados formales y fortalecimiento de su capacidad defensiva; dilación del reconoci- miento de China Comunista y de su admisión en las Naciones Uni- das; desaliento del comercio, particularmente en artículos estraté- gicos, con China Comunista, Cuba y Vietnam del Norte; y en un sentido mAs amplio, estímulo a la independencia o a una alinea- ción pro-occidental en las posiciones de política exterior de los paí- ses en de~arrollo".~

En pocas palabras, los Estados Unidos pagan bien por sus alian- zas. Hay sin duda una estrecha conexióil (aunque no es necesa- riamente el único factor) entre los ingentes donativos del Plan Marshall y la ayuda militar posterior a los aliados de Europa oc- cidental, por una parte, y la creación y el funcionamiento de la NATO, por la otra. La relación entre la ayuda y las alianzas mi- litares es aún más evidente en el caso de países tales coino Pakis- tán y Turquía:

Desde un punto de vista político, la ayuda militar de los EE.UU. ha fortalecido los servicios armados de Pakistán, la mayor fuerza estabilizadora del país, y ha estimulado la par- ticipación de Pakistán en acuerdos colectivos de de fen~a .~

Turquía, por ejemplo. con su población de más de 30 mi- llones, ha sido considerada primordialmente como i in bastiCn militar por los otorgantes de la ayuda norteamericana. Su arrojo militar ha qcedado de manifiesto muchas veces. Su po- sición geográfica, su inclinación a tomar parte en acuerdos defensivos como la NATO y el Pacto de Bagdad (CENTO). e incluso sus extraordinarios recursos minerales, han servido por igual para que se otorgue a Turquía una alta califica- ción cuando sc trata de ofrecer cualqaier tipo de ayuda ex- tranjera."

Joan M. Nelson, Aid, Znfluence and Foreign Policy, Niieva York, 1968, P l 1

6 Departamento de Estado y Departamento dc Defensa, T h e Mutual Security Program Fiscal Y P C ~ 1958, Waihingtori. junio de 1957, p. 106.

Halford L. Hoskins, "Aid and Diplomacy in the Middle East". C i ~ r r e n t History, julio de 1966, p. 15.

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Si uno paga por las alianzas, ciertamentc debe pagar también por las bases. Así se aprecia claramente en el caso de España:

El uso de bases españolas entre 1953 y 1963 fue sancionado por un acuerdo que coincidió con el otorgamiento de prés- tamos del Banco de Exportaciones e Importaciones por un total de 500 rnillones de dólares durante la década. Al con- venirse otro acuerdo por cinco años en septiembre de 1963, se ofrecieron nuevos préstamos para los años siguientes por otros 100 millones de dólares. . . .En el período 1949-1962, la ayuda de los Estados Unidos a España por todos los con- ceptos totalizí, 1695 millones de dólares, de los cuales casi las tres cuartas partes lo fueron en forma de donativos, tanto militares como económico^.^

Los que venden bases demuestran conocer bien el negocio cuan- do de ello se trata. El New York Times informaba a principios de este año: "El gobierno español reclama a los Estados Unidos una garantía de defensa, un aumento de la ayuda militar y una reduc- ción de su jurisdicción legal sobre los efectivos norteamericanos, como precio por la renovación del acuerdo que rige para las bases militares norteamericanas en Españan."esde luego, cl ajuste fi- nanciero refleja probablcmente algo más qcc cqdiciri: tal ve7 lo que el gobierno español esté buscando sea un ajuste por el cre- ciente costo de la vida. Según el Eco7zonzict <le Londres:

Esta es una época de inflación -declaró recientemente un funcionario español. Los precios siibcn constantemente, en es- pecial los de las bases. Convencidas de que la hostilidad fran- cesa y árabe ha aumentado el valor de España para los nor- teamericanos, las autoridades españolas esperan obtener de Washington una renta política y económica más grande por las bases norteamericanas en España.lo

Los gobiernos que proveen soldados para luchar por los Esta- dos Unidos en Vietnam también exigen iin precio. Cuando el pre- sidente Ferdinando Marcos asumió el gobierno de Filipinas en enero de 1966, enfrentaba una bancarrota financiera. Como lo pun-

8 John D. Montgomery, Foreign Aid i n Intrgrnotionnl Politics, Enqle- wood Cliffs, Nrw Jersey, 1967, p. 16.

q r r w York Timer, 14-VII-1960. '0 T h e Economist, 3-11-1968, p. 23

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tualizó Marcos en su mensaje inaugural, teniendo por huésped al vicepresidente Hubert Humphrey: "Las arcas del gobierno están vacías. Sólo mediante un abnegado sacrificio habrá alguna espe- ranza de recuperación en el año próximo".'l Pero a pesar de esta bancarrota (o, como podrían sospechar los cínicos, a causa de ella), Marcos anunció, durante una nueva visita de Humphrey a Mani- la, su intención de resucitar la ley de ayuda a Vietnam de la ad- ministración anterior, medida que preveía el empleo de tropas fi- lipinas en Vietnam.12 La ley fue aprobada tras grandes debates. Por fin, a principios de septiembre, partieron de Manila rumbo a Saigón los primeros 800 ingenieros militares y efectivos de segu- ridad. Tres días después, el presidente Marcos llegó a Washington. De acuerdo con el New York Times Wasliington se sinti6 "de a1- gún modo obligado a facilitar al señor Marcos una compensación económica por el capital político que éste debió sacrificar para obtener que el Congreso autorizara el envío de tropas".13 Tres días despucs de llegar Marcos a Washington, se anunció que los Estados Unidos "autorizarían un importante aumento de su asis- tencia económica a Filipinas".14

También Corea del Sur comprende las ventajas financieras de la alianza con los Estados Unidos, y explora sus posibilidades. En el encabezado de su comentario titulado "Enfrentando al Tigre por la pasa", el Economist nos informa:

Corea del Sur, donde el vicepresidente Humphrey estará de visita el próximo miércoles en su viaje de regreso, estudia el precio que ha de poner a la ayuda militar que brinda a los norteamericanos en Vietnam. . . . [Corea] ha pedido a los Estados Unidos ciertos quid pro quo a cambio dc las tropas enviadas. Estos incluyen el otorgamiento de la "primera prio- ridad" para Corea como abastecedora de los materiales de guerra que los Estados Unidos adquieren para usar en Viet- nam.. . un aurnento en la asignación pagada a las tropas corcanas en Vietnam; y un aumento de la ayuda militar y económica norteamericanas. . . l5

11 Neze~ York Times, 24-1-1966. l v b i d e m , 22-11-1 966. l-bídem, 14-IX-1966. " Ibídem, 16-IX-1966. l5 The Economist, 19-11-1966, p. 791.

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Es particularmente instructivo observar las francas declaracio- nes de algunos funcionarios administrativos sobre los propósitos de la ayuda militar a América Latina, en contraste, por ejemplo, con la justificación tradicional de dicha ayuda cuando se refiere al Cercano y Medio Oriente. Acerca de este último, dijo el Secre- tario de Defensa McNamara ante un comité de la Cámara de Representantes en 1967:

El Cercano y el Medio Oriente siguen siendo de importancia estratégica para los Estados Unidos porque esa área es una encrucijada política, militar y económica, y porque el abaste- cimiento de petróleo del Medio Oriente es vital para Occi- dente. Tenemos, en consecuencia, sustancial interés en la es- tabilidad y el desarrollo sostenido de la zona. También nos interesa fundamentalmente mantener nuestras relaciones de alianza con Grecia, Turquía e Irán, porque estos tres países están ubicados entre la Unión Soviética y los puertos de aguas templadas y recursos petroleros del Medio Oriente.16

Al explicar las razones de la ayuda militar a América Latina, el Secretario de Defensa fue mucho más específico:

Las tensiones sociales, la desigual distribución de la tierra y la riqueza, las economías inestables y la falta de estructuras políticas de base amplia crean una perspectiva de inestabili- dad continua en muchas partes de América Latina. La res- puesta a este y otros problemas vinculados, si ha de hallarse alguna, reside en la Alianza para el Progreso, a la cual nos- otros y nuestros amigos latinoamericanos estamos dedicando ingentes recursos. Pero los objetivos de la Alianza sólo pue- den alcanzarse e n un marco legal y de orden. - .

Nuestros programas de asistencia militar para América La- tina siguen, por consiguiente, dirigidos al apoyo de la segu- ridad interna y de las medidas de acción cívica.17 (Subraya- do nuestro.)

El Secretario de Defensa siguió describiendo en su testimonio las fuentes de la amenaza contra la ley y el orden: la Conferencia

l6 Declaración del secretario de Defensa, Robert S. McNamara, ante el Comité de Asuntos Exteriores de Ia Cámara de Representantes, Hearings on the Foreign Assistance Act of 1967, Washington, 1967, p. 114.

11 Ibfdem, pp. 116-117.

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Tricontinental y los esfuerzos de los partidos comunistas latino- americanos por crear amplios "frentes anti-imperialistas" populares mientras continúan "penetrando entre los estudiantes y otros gm- pos intelectuales, controlando la organización laboral y organizan- do a los campesinos" por lo tanto:

La necesidad de contrarrestar estas amenazas por los medios apropiados es la base sobre la cual se apoyan los programas de asistencia militar para países latinoanlericanos en el año fiscal 1968. Más concretamente, el objetivo primario en Amé- rica Latina es ayudar, donde sea necesario, al desarrollo con- tinuado de las fuerzas militares y pararnilitares nativas capa- ces de garantizar, en unión con la policio y otras fzccrzas de seguridad, la necesaria seguridad interna.ls (Subrayado nues- tro.)

Y esta no es aún toda la historia. Una de las actividades del programa de asistencia militar de los Estados Unidos es el adies- tramiento de personal militar extranjero. En cuanto a América La- tina, el secretario McNamara informaba al Congreso:

Probablemente el mayor dividendo de nuestra inversión en asistencia militar proceda del adiestramiento de oficiales es- cogidos y especialistas claves en nuestros institutos militares y centros de entrenamiento ubicados en los Estados Unidos y en ultramar. Estos estudiantes son seleccionados por sus pai- ses para convertirse en instructores al regresar a la patria. Pasan a ser los líderes, los hombres que poseen el conocimien- to técnico y lo imparten a sus efectivos. No necesito abundar acerca de la importancia de tener en puestos de conducción a hombres que conocen por sí mismos cómo hacen las cosas y cómo piensan los norteamericanos. No hay precio que po- damos pagar por tener amigos entre los hombres dc esta clase.lD

Las amistades estrechas e invaluables que se generan sin duda van mucho más allá del valor meramente sentimental de los lazos establecidos a la usanza de la vieja escuela, como puede colegirse

lS ibídem, p. 117. l9 Siibcomité del Comité de Asisnacjones de la Cámara de Reurrsen-

tantes, 8 7 O Congreso, segunda sesión. Hearings. Washington. 1902, vol. 1, p 359.

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de la siguiente declaración hecha por el presidente del Comité dc Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes:

'I'odo critico de la ayuda exterior se ve enfrentado al hecho de que las fuerzas armadas de Brasil derribaron al gobier- no de Goulart y de que la ayuda militar norteamericana fue factor esencial en cuanto a adoctrinar a estas fuerzas según los principios de la democracia y con una orientación pro- norteamericana. Muchos de estos oficiales fueron adiestrados en los Estados Unidos en virtud del programa de la AID. Sabían que la democracia era mejor que el comunismo.20

La simbiosis entre los generales norteamericanos y latinoame- ricanos queda en evidencia a través del testimonio parlamentario prestado por el general Robert W. Porter Jr., comandante en jefe del ejército norteamericano a cargo del Comando Meridional de los Estados Unidos (lo de "meridional" se refiere a todo territorio tibicado al siir de los Estados Unidos) :

La incapacidad de los gobiernos para alcanzar una tasa sa- tisfactoria de desarrollo económico y hacer frente así a las presiones sociales, junto con el alto crecimiento de la pobla- ción y la migración continua hacia las ciudades, seguirán ge- nerando problemas aun más serios. Las áreas urbanas se con- vertirán mlís y más en los centros de poder, y sus masas se tornarán más susceptibles a la explotación demagógica y la explotación comunista. Cabe esperar que el movimiento co- munista se torne aún más agresivo, dedicando mayor aten- ción a los trabajadores, los estudiantes y los barrios bajos de las ciudades. Al sumarse a una situación ya seria, esta cre- ciente amenaza urbana creará un grave problema de seguridad interna a los gobiernos de América Latina.

La militar ha probado frecuentemente ser la fuerza más cohesiva de que se dispone para asegurar el orden público y apoyar a los gobiernos decididos en su esfuerzo por mantener la seguridad interna. Las fuerzas armadas latinoamericanas, actuando en unión con la policía y otras fuerzas de seguridad, han contribuido a controlar desórdenes y revueltas, han con- tenido o eliminado a terroristas y guerrilleros y desalentado

20 Corzgressional Record, 24-V-1965, p. 10.840, reproducido en informe citado en la nota 3.

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a aquellos elementos que se atreven a recurrir a la violencia para derribar el gobierno.21

Quizá sea esta la razón por la que el Servicio de Referencias Legislativas de la biblioteca del congreso norteamericano, en un informe preparado para la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, concluye: "Poca duda cabe de que numerosos países están recibiendo ayuda militar, no por la contribución directa que pue- dan hacer a la defensa militar de los Estados Unidos, ni por su geografía estratégica, sino porque existe una razón política para cultivar a los generales y almirantes en el poder".22

AYCD.4 ECONOMICA PARA LA POLITICA DE PUERTA ABIERTA

El motivo de que se haya prestado tanta atención a los aspec- tos militares de la ayuda extranjera es que, a pesar de las cifras oficiales que muestran que la mayor parte de la ayuda es económi- ca más bien que militar, la verdad es que el grueso de la ayuda, en última instancia, es militar o está destinado a objetivos políticos inmediatos. E1 informe de la biblioteca del Congreso citado más arriba estima que sólo "entre un cuarto y un tercio de los 115,000 millones de dólares que se han gastado en ayuda exterior desde fines de la segunda guerra mundial -incluidos alimentos para la paz, préstamos del Banco de Exportación e Importación y otras categorías- se ha dedicado al desarrollo económico como tal".2s

Los caminos (por ejemplo el camino de Saraburi a Ban Phai en Thailandia), los aeropucrtos y los centros de comunicaciones estSn considerados como parte de 13 asistencia para el desarrollo económico, pero frecuentemente se vinculan en primer lugar con 1-s ccccsidades militares. Por otra parte, "más de media docena

2 1 Hear ing~, p. 538, las mismas citadas en nota 16. Tal aversión por la violencia, naturalmente, no se extiende a las acciones realizadas por fuerzas militares adiestradas y financiadas por los Estados Unidos para derribar a un gobierno elegido, o para impedir una elección, como hace poco en Grecia, donde se anticipa que la mayoría del electorado apoyará a un gobierno que no conviene ni a los oficiales militares locales ni a los Estados Unidos.

22 El mismo informe citado en nota 3, p. 19. 23 Zbídem, p. 32.

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de paises en desarrollo recibieron una ayuda económica anual im- portante a manera de renta más o menos admitida por el fun- cionamiento de bases militares o centros de comunicaciones de loa Estados Unidos en su suelo".24

En los cuadros 23 y 24 se ofrecen datos sumarios tanto de la ayuda militar como económica. El primero de esos cuadros contiene datos del período comprendido entre el lo de julio de 1945 y el 30 de junio de 1967. Los gastos de ayuda extranjera han sido distri- buidos aquí en tres grupos. El 39 por ciento de la ayuda otorgada en todo el periodo lo fue a naciones desarrolladas -las socias mayores de la red imperialista. Aquí se aprecia, desde luego, la influencia tremenda del Plan Marshall, el más grande esfuerzo por preservar el sistema capitalista en un mundo de posguerra amenazado por la crisis. El segundo aporte en orden de importan- cia fue a un grupo de países que denominamos estados "clientes". Se trata de lo que los funcionarios del gobierno llaman las "na- ciones de avanzada defensiva" (países ubicados en el perímetro de la Unión Soviética y China), además de algunos de íos países que reciben ayuda en pago por las bases militares. Por último. el 30 por ciento de toda la ayuda, militar y económica, la recibieroii los restantes países subdesarrollados donde reside el 70 por ciento de la pnblación del mundo no comunista.

La distribución de la ayuda exhibe una llamativa distorsión aun cuando solamente consideremos el período más reciente, bien posterior al cese de la ayuda del Plan Marshall. Así, como lo re- vela el cuadro 24, las naciones desarrolladas recibieron el 13 por ciento de la ayuda norteamericana en los- diez años que van de 1957 a 1967. Esta ayuda consistió principalmente en ayuda militar y préstamos del Banco de Exportación e Importación. Los países "clientes", con el 13 por ciento de la población, recibieron el 37 por ciento de los fondos asignados. Sólo la mitad de la ayuda de este período fue a manos de las otras naciones subdesarrolladas, y aun en ellas una parte sustancial se dedicó a diversas formas de asistencia militar, incluidas actividades tales como el adiestra- miento de personal militar latinoamericano y de otros orígenes, como se mencionó más arriba.

Es instructivo evaluar los usos a que es aplicada aun la asis- tencia económica "pura". La tendencia principal ha sido descrita pro!ijamcqtr en i!n informr del Comité de Asuntos Exteriores de

24 Joan M. Nelson, op. cit., p. 112.

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la Cámara de Representantes, el cual, tras enumerar una serie de razones que justificaban el programa de asistencia económica, concluía: "La razón más importante es que las naciones están de- cididas a desarrollarse. Sólo por la participación en ese proceso tendremos oportunidad de dirigir su desarrollo sobre las líneas que mejor sirvan a nuestros interese^."^^

AYUDA ECONÓMICA Y MILITAR NORTEAMERICANA a

1-VII-1945 AL 30-VI-1967

. Ayuda Población en 1965 Miles de nzi- Por ciento E n Por ciento

Destino llones de US$ del total millones del total

Países desarrollados b 45,7 39 383 19 Países "clientes" 36,9 3 1 225 11 Todo3 los demás países

auhclesarrollados 34,6 30 1 388 - - -- - -.

7 0

Total 117,2 1 O0 1 996 1 O0 - - - - -- - - -- - --

a tly~!da total, excepto donaciones de excedentes militares, a todas las na- rime5 r i i i comunistas. No incluye unos 7 000 millones de dólares de gastos regionalei de ayuda, tales conio los administrativos, la ayuda a "escapa- dos y rrfugiados", las contribuciones al Banco Mundial, al Banco de Desarrollo Asiático, etc.

'J Europa occidental (excepto Espaíia y Portugal), Japón, Australia. Nueva Zelaiidia y República dc Sudáfrica. Países a los que los Estados Unido3 asignan especial importancia militar para su política dc contención, incluidos aquel!os que han cedido tie- rra para oases en su territorio: Grecia. Irán, Turquía, Vietnam. Formosa. Corca, Filipinas, Thailandia, España, Portugal, Laos. (Se incluyen aquí 10s gastos regionales para el Sudeste de Asia, y se excluyen los gastos de la guerra en Vietnam, que se cubren mediante el presupuesto d d Lkpartamento de 1)eiensa).

FUENTE: Cálculos basados en datos de la División de Estadísticas e Inforiries, Agencia para el Desarrollo Internacional, U.S. Overseas Loanc and Grants, Obligations and Loan Authoritation, 1-VII-1945/30- VI-1967, Washington, 29-111-1968,

Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes, Report on Foreign Policy and Mutual Security Program, Washington, 1957. p. 39.

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LOS GASTOS MZLZ7'-4 RES j 145

AYUDA ECONOMICA Y MILITAR NORTEAMERICANA a

1-VII-1957 AL 30-VI-1967 -.

Miles de millones Por ciento del Destino de US$ total

-- Países desarrollados b 7,5 13 Países "clientes" c 20,7 37 Todos los demás países sub-

desarrollados 27,8 50 - Total 56,O 100

NOTAS y FUENTE: Iguales que en el cuadro 23.

Conlo advenedizos en el escenario de la rapiña colonial (por haber tenido las manos ocupadas en la conquista y el desarrollo del subcontinente norteamericano), los Estados Unidos han seguido con respecto al resto del mundo conocido la política llamada de << puerta abierta". Esta asumió dos formas: a ) apertura de puer- tas al comercio y la inversión en territorios no colonizados hasta entonces, y b ) presión sobre los imperios coloniales en demanda de iguales derechos en el comercio y la inversión para los hom- bres de negocios norteamericanos. Así, una de las prineras p:e- siones aplicadas por el gobierno del New Deal en medio de la guerra contra Alemania consistió en reclamar la eliminación de

I las preferencias acordadas a los hombres de negocios de Gran Bre- l taña dentro del Imperio Británico, o sea, que se abrieran las puer-

tas en igualdad de condiciones para los hombres de negocios I norteamericanos. El préstamo acordado por los Estados Unidos a

Gran Bretaña al final de la segunda guerra mundial para contri- buir al restablecimiento de su economía, fue justificado sobre la base de la eliminación de las prácticas discriminatorias del Impe- rio Británico contra los f o r á n e o ~ . ~ ~

Difícilmente pueda sorprender, por lo tanto, el descubrir qur 1

uno de los principales objetivos del programa de ayuda exterior I es servir a este mismo fin. Ante la escasez de divisas extranjeras 1

'6 Véase artículo 7 del Acuerdo Financiero Anglo-norteamericano citado en la nota 39 del capitulo 2.

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y en el deseo de desarrollar sus propias economías industriales, los países subdesarrollados erigirán con frecuencia barreras de- fensivas contra el ingreso indiscriminado de i~nportaciones. Esto no es algo extraordinario. Los Estados Unidos, desde los días de Alexander Hamilton, han aplicado barreras come%ies para pro- teger y estimular el desarrollo interno, y hasta hoy mismo sobre- salen por el empleo del sistema de aranceles y cuotas como medio de restringir las importaciones. Sin embargo, cuando se trata de los países subdesarrollados, los Estados Unidos se adhieren firme- mente a la política de puerta abierta. Uno de los campos más im- portantes en que la Ageiicia para el Desarrollo Internacional ofre- ce su guía y asesoramiento es el del estímulo a los receptores de la ayuda para que abran su mercado a las importaciones. Al re- ferirse a la sutil presión ejercida por la AID sobre los bcneficiarios de la ayuda, el Economist de Londres observa: "No tienen por qiié surgir problemas cuando los propios deseos de la India coinciden con lo que los otorgantes de la ayuda quieren que haga; así, por ejemplo . . . el aceptar un sistema liberal de importaciones de materias primas y componentes como quid pro quo para el man- tenimiento de la ayuda."27

Uno de los principales beneficiarios de este estímulo en pro de la liberalización de las importaciones ha sido Pakistán. Es cier- to que como resultado de tal estímulo, apoyado por la inyección de ayuda norteamericana, ha mejorado la utilización de la capaci- dad productiva de Pakistán. La mayor liberalidad en la política de importaciones ofreció asimismo algunas oportunidades exceIen- tes a los extranjeros en una variada gama de negocios. De acuer- do con un artículo publicado en 1967 por International Affairs (revista del Instituto Real de Asuntos Internacionales de Gran Bretaña), uno puede ahora comprar en Karachi las siguientes bebidas hechas con concentrados importados: Bubble Up, Canada Dry, Citra, Coca Cola, Double Kola, Kola Kola, Fanta, Hoffman's Mission, Pepsi Cola, Perri Cola y Seven Up. "Al mismo tiempo hay sólo tres fuentes de abastecimiento de leche embotellada en la ciudad, dos de ellas comerciales y la tercera de propiedad pública pero de volumen restringid^".^^

27 The Economist, 28-V-1967. 28 Herbert Feldman, "Aid as Irnperialisixi?", Internutionül Affairs, abril

de 1967, p. 229.

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El segundo aspecto de la política de puerta abierta -libre entrada a las inversiones particulares- sin duda ocupa un lugar más destacado en el orden de prioridades de la política exterior norteamericana. El presidente Eisenhower lo consideró un asunto suficientemente importante como para incluirlo en su mensaje so- bre el Estado de la Unión en 1953: "Uno de los propósitos serios y explícitos de nuestra política exterior [es] el estimular la exis- tencia de un clima hospitalario para la inversión en las naciones extranjera^."^"

La aplicación de esta política es por sobre todo equitativa, y se ajusta estrictamente al principio enunciado por Anatole France: "La ley, en su majestuosa igualdad, prohibe tanto al rico como al pobre dormir bajo los puentes, mendigar en las calles y robar pan." Esta misma igualdad exhiben los tratados con países subdesarro- llados sobre derechos de inversión. Así por ejemplo el Tratado de Comercio de los Estados Unidos con Filipinas (el Acuerdo Laurel- Langley ) establece :

La República de las Filipinas y los Estados Unidos de Norte- américa acuerdan por igual no discriminar de manera al- guna, con respecto a su participación en actividades comer- ciales, contra los ciudadanos o cualquier forma de empresa comercial poseída o controlada por ciudadanos del otro país. . .

El manejo, la explotación, el desarrollo y la utilización de todas las tierras agrícolas, forestales y minerales del do- minio público, aguas, minerales, carbón, petróleo y demás aceites minerales, y de todas las fuerzas y fuentes de energía potencial, y de los demás recursos naturales de cada parte, así como la prestación de servicios públicos, en caso de esEar abiertos a persona alguna, estarán abiertos a los ciudadanos de la otra parte. . . "30

'9 New York Times, 3-11-1953. 30 República de las Filipinas, Treaty Series, vol. 11, No 4, abril de 1956.

Adviértase la referencia del tratado a las "tierras minerales del dominio público". La ley filipina sigue la tradición española antes que la anglosajona en cuanto a derechos mineros. Esto significa que en Filipinas los minerales del subsuelo son del dominio público y no pertenecen al propietario privado de la tierra. En consecuencia, la igualdad de tratamiento para los ciudada- nos filipinos y norteamericanos equivale a : 1) igualdad de oportunidades para las firmas norteamericanas en cuanto a explotar minas en todo el subsuelo filipino, y 2 ) igualdad de oportunidades para las empresas fili-

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El marco legal necesario a la política de puerta abierta con respecto a la inversión de capital ha sido incorporado durante la postguerra a los acuerdos multilaterales, tales como el firmado por las veinte naciones americanas en 1948 en Bogotá, y a los tratados bilaterales modernizados sobre amistad, comercio y navegación. Estos últimos tratados contienen una cláusula de inversiones que cubre el derecho del capital norteamericano de participar libre- mente en negocios, la no discriminación contra los inversionistas de los Estados Unidos, la no interferencia en cuestiones de propie- dad, las operaciones administrativas de los inversionistas norteame- ricanos y otras disposiciones protectoras similares. Se han firmado por lo menos ocho de estos tratados de puertas plenamente abier- tas: con Etiopía, Grecia, Irán, Israel, Corea, Mascate y Omári, Ni- caragua y Pakistán.

Los tratados de este tipo muchas veces resultan embarazosos para los partidos políticos gobernantes en los países subdesarro- llados. Los Estados Unidos han aceptado introducir cierta flexi- bilidad en los tratados con países subdesarrollados para acomodar- los a las necesidades políticas de los grupos gobernantes, pero in- sisten en contar con tales tratados y utilizan la ayuda económica como arma para obtener otros acuerdos de protección de 12s in- versiones norteamericanas. Esto se hace en conexión con el Pro- grama de Garantía de Inversiones, que es administrado por la AID. El Programa de Garantía de Inversiones provee seguridad a los ciudadanos y corporaciones de los Estados Unidos que in- vierten en el exterior, contra pérdidas debidas a nacionalización y contra la imposibilidad de convertir las ganancias en dólares norteamericanos. Este programa de seguro no se aplica a ningún país que no firme un Tratado de Garantía de Inversión con los Estados Unidos. A manera de presión final para obtener la san- ción de estos tratados, la Ley de Ayuda Exterior de 1963 estable- ció que: "A partir del 31 de diciembre de 1965 no se proveerá ayuda alguna de acuerdo con esta ley al gobierno de cualquier país menos desarrollado que haya rehusado concertar un acuerdo con el Presidente para instituir el programa de garantía de in- versión.. . de protección contra los riesgos específico~ de inconver- tibilidad . . . y de expropiación o confiscación. . . " 31

pinas en cuanto a explotar tierras norteamericanas de dominio público, como por ejemplo el Parque Yellowstone.

31 Foreign Assistance Act of 1963, 77 Stat. ,788, citada en Marina von

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LOS GASTOS AcflLlTARES

Hasta la fecha se han firmado acuerdos de garantía de inver- sión con más de 70 países subdesarrollados que reciben ayuda de los Estados Unidos.

Los tratados, al parecer, no son suficientes por sí mismos. Que la puerta esté efectivamente abierta debe ser supervisado todos los días. El secretario de Estado Dean Rusk lo explicó ante un comité del Congreso con estas palabras:

No objetamos en el sentido constitucional más estricto el derecl-io de un gobierno soberano de disponer de las propie- dades y las personas dentro del territorio de su soberanía. . . Sí pensamos que, como norma política, resultaría prudente y sagaz de su parte crear condiciones atractivas para el in- versor internacional, para el inversor privado. Por eso em- pleamos nuestra influencia donde quiera es posible, y de manera persistente y cotidiana a través de nuestras embaja- das, en nuestras discusiones sobre ayuda y en la negociación directa de la ayuda, para poner de relieve la importancia de la inversión privada.32

La influencia a que se refiere el secretario Rusk no se limita a discusiones escolásticas sobre la teoría del desarrollo. Por ejem- plo, la ayuda fue suspendida o retirada en los siguientes casos: a) cuando Ceilán nacionalizó 63 estaciones de venta de gasolina de propiedad de la Esso Standard Eastern y de la Caltex Ceylon, y b) en Perú, cuando un nuevo gobierno trató de suprimir las concesiones impositivas otorgadas originalmente a la International Petroleoum Corporation, subsidiaria de la Standard Oil of New Jersey.33

Tampoco gustaron a los Estados Unidos las restricciones que la India quiso aplicar a la inversión en una planta de fertilizantes, contemplada por la Standard Oil of Indiana. En este caso, el arma fue el maniobre0 en la distribución de los "alimentos para la paz" destinado a la India hambrienta. Según el Forbes Magazine:

Durante largo tiempo la India insistió en manejar toda la

Neumann Whitman, Gouernment Risk-Sharing in Foreign Znvestment, Prin- ceton, New Jersey, 1965, p. 114.

32 Comité de Relaciones Exteriores, Senado de los Estados Unidos, Hearings on Foreign Assistance Act of 1962, Washington, 1962, p. 27.

33 Joan M. Nelson, o#. cit., pp. 107-108.

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distribución de los fertilizantes producidos en ese país por las compañías norteamericanas, y. también, en fijar sus precios. La Standard of Indiana, lógicamente, se rehusó a aceptar estas condiciones. La AID estableció un sistema de mes por mes para los embarques de alimentos a la India hasta en tanto el gobierno de la India permitiera a la Standard of Indiana vender su fertilizante a sus propios precios.34

Ninguna de estas presiones y persiiasiones sería completa si no allanara además el camino para la obtención de las materias pri- mas que demandan las operaciones del negocio nionopolístico. Así es como explica el Subsecretario de Estado para Asuntos Africanos las razones del otorgamiento de ayuda a naciones de Africa:

Su buena voluntad hacia nuestro país es grande y nosotros retribuimos cálidamente este sentimiento. S u respeto por nuestros intereses queda demostrado por las facilidades espe- ciales y derechos que nos han otorgado por nuestra tarea de desarrollo de los importantes recursos minera1e.c y de otros que Africa posee, en beneficio mutuo y a través de la coope- ración política. Los aviones civiles y militares norteamerica- nos usan el espacio aéreo africano; los buques navales de los Estados Unidos tocan los puertos de Africa, y los Estados Unidos mantienen rutas espaciales y equipos de comunica- ciones en suelo africano. I,a inversión norteamericana en Africa se ha duplicado en la última década y ha sido parte en el aumento de la producción africana de materiales estra- tégicos como el cobre, la bauxita, el mineral de hierro, el ura- nio, el petróleo, el manganeso y los minerales escasos.35 (Sub- rayado nuestro).

LA AYUDA EXTRAN-JERA Y LOS NEGOCIOS NORTEAMERICANOS

Mientras la ayuda exterior cubre una variedad de actividades y es utilizada al servicio de un complejo de con-

34 F o ~ b e s Magazine, 1-111-1966. 35 Declaración de Josept Palmer 11, subsecretario de Estado para Asun-

tos Africanos, ante el Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Re- presentantes, IZearings on Foreign Assistance Act of 1968, Washington, segunda parte, p. 326.

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1,O.S GASTOS IIIILITARES

troles económicos, iriilitares y politicos en el mundo subdesarrolla- do, la comunidad comercial obtiene beneficios directos de natu- raleza tanto inmediata como a largo plazo merced a esta actividad. Tomemos, por ejemplo, la industria del hierro y el acero. Uno se siente inclinado a pensar que esta industria es parte de la columna vertebral de los grandes negocios, una industria que difícilmente pueda necesitar subsidios gubernameritales. Entonces hay que tomar nota de esta declaración de Charles B. Baker, vicepresidente admi- nistrativo de la United States Steel Corporation:

. . .se debe en gran medida al fiinciona~niento de nuestro programa de ayuda exterior que la industria del acero haya podido escapar a los cabales efectos de las fuerzas que ope- ran en el mercado mundial. Estimamos que la absorción de productos de la industria siderúrgica de los Estados Uni- dos por parte de la AID compone un 30 por ciento del valor de nuestras exportaciones de acero y un porcentaje aún más alto del tonelaje embarcado, quizá hasta un 40 por ciento.sd (Subrayado nuestro).

Las estimaciones hechas por los estadigrafos de la AID, sobre las cuales se basa el cuadro 25, no alcanzan un porcentaje tan alto como el del señor Eaker, pero son bastante elevadas. De las mercaderías escogidas de la lista, sólo las (~uportaciows de fcrti- lizantes y de equipos (le transporte ferroviario obticcen del sistema gubernamental de subsidio a la exportación mayores beneficios que el grupo dc los prodiirtos de hierro y acero. Las cifras para los otros grupos son también respetables e importantes. Ni siquiera debe subestimarse la importancia de los porcentajes más bajos, digamos del 5 6 6 por ciento. Toda firma comercial lucha por cualquirr incdio rn biisca de ese 5 por ciento extra en sus opera- ciones conicrciales, que por lo común significa mucho más que el 5 por c~icnto de las ganancias contabilizadas al finalizar el año.

Corno es bien sabido, la exportación de productos agrícolas apoyada por el gobierno es también sustancial. En el cuadro 26 podemos ver que el 30 por ciento de todas las exportaciones agríco- las es generado por el programa de ayuda exterior. En alLgunos

36 De un discurso pronunciado ante la Convención Nacional de Co- mercio Exterior, Nueva York, 18-XI-1961, citaclo en Charles D. Hyson y Alan M. Strout, "Impact of Foreign Aid on U.S. Exports": Haruord Busi- ness Review, enero-febrero de 1968, p. 63.

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productos -trigo, arroz y lácteos- la proporción es sensiblemente mayor. Pero aun en un artículo de la importancia del tabaco la ayuda exterior es responsable del 14 por ciento del volumen ex- portado. (El apoyo del gobierno a las exportaciones agrícolas va mucho más lejos. Están, por ejemplo, los conceptos mencionados en la nota al pie del cuadro 26. También importante es el hecho de que si las exportaciones respaldadas por la ayuda exterior fue- ran vendidas por los canales normales del comercio los precios del mercado mundial caerían bruscamente y de este modo causarían una abrupta merma en los ingresos derivados del 70 por ciento de las exportacione~ que re vende "comercialmente").

EXPORTACIONES NORTEAMERICANAS FINANCIADAS POR LA A.I.D. (1965)

Exportaciones Exportaciones norteamericanas % de la expor- norteamerica- financiadas por tación financia-

Grupo de productos nas totales la AID do por la AID ( e n millones de dólares)

Maquinarias y equipos Productos de hierro y ace-

ro Productos químicos Automotores, motores y

partes Fertilizantes Metales no ferrosos Caucho y sus productos Petróleo y subproductos ex-

cepto gas Fibras textiles básicas Equipo ferroviario

FUENTE: Charles D. Hyson y Alan M. Strout, "Impact of Foreign Aid on U. S. Exports", Harvard Business Reuiew, enero-febrero de 1968, p. 71.

Esto no refleja aun todo el alcance del subsidio comercial otor- gado por el programa de ayuda. En la mayoría de los casos se

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EXPORTACIONES AGRICOLAS NORTEAMERICANAS ENTRE 1955 Y 1966

-. .

Cantidad (miles de millones US$) Distribución porcentual Financiada por Financiada por

Total el Gobierno a Comercial b Total el Gobierno Comercial

Todas las exportaciones agrí- colas 57,6 17,2 40,4 100 30 70

Productos escogidos Trigo y harina de trigo 12,2 8,3 3,9 1 O0 68 32 Arroz elaborado 1,7 0,7 1 ,o 1 O0 41 59 Algodón ajo '46 5,4 1 O0 32 68 Productos lácteos 2,s 1,3 1 ,o 100 5 7 43 Tabaco no elaborado 4 ~ 4 0,6 3 8 1 O0 14 86

a Se incluyen aquí sólo las exportaciones financiadas por el Gobierno en virtud de los dos programas específicos rela- cionados con la asistencia económica y militar: los emba-ques de la Ley 480 y los de la Seguridad Mutua (AID).

b Las ventas comerciales incluyen, además de las transacciones comerciales no apoyadas, los embarques de algunas mercaderías que cuentan con ayuda gubernamental en forma de 1) otorgamiento de crédito y garantías de crédito, 2 ) ventas de productos de propiedad gubernamental por debajo de los precios del mercado interno y 3) pagos a exportadores para compensarles por la diferencia entre los precios internos y los mundiales. U n promedio del 30 por ciento del valor en dólares de las exportaciones de productos agrícolas norteamericanos recibió esta última forma de ayuda.

FUENTE: Servicio dc Investigación Económica, Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, 12 Years of Achievement under Public Law 480, Washington, noviembre de 1967.

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exige que las mercaderías respaldadas por la ayuda sean fletadas en barcos de bandera norteamericana. La ventaja que esto repre- senta para la actividad marítima norteamericana tiene que ser muy importante. Por ejemplo, para el embarque de 18 grandes locomo- toras adquiridas mediante el programa de ayuda, rl gobicrno de Pakistán pagó de recargo en concepto de flete por buque de ban- dera norteamericana un 113 por ciento más de lo que hubiera debido pagar de haber podido elegir libremente la mejor oferta de flete recibida. Para el traslado de 20 locomotoras pequeñas el pago extra efectuado en beneficio de una firma naviera norte- americana ascendió al 62 por ciento.37 El efecto general de estos subsidios indirectos fue descrito por un artículo de Haruard Bu- siness Reuiew:

Aunque la AID no interviene en el subsiclio directo a las ex- portaciones, la política de negociación de los Estados Unidos proporciona en la práctica subsidios indirectos a los expor- tadores norteamericanos. Esto se debe a que algunas de nues- tras exportaciones atadas simplemente no se registrarían de no ser por la financiación de la asistencia exterior. Ello se aprecia con mayor facilidad en el caso de una cantidad de mercancías norteamericanas que son coti~adas a precios por encima de los niveles mundiales pero que sin embargo se exportan porque los fondos de la AID están limitados a la finalidad de que ellas sean adquiridar. El costo de zlyunos artículos que financiamos seguramente está muy por encima de los precios del mercado mundial.38

Este tipo de condiciones y subsidios preferenciales para cl co- mercio es también característico de la ayuda otorgada por otros países avanzados. El profesor Edward S. Mason, de Harvard, en su libro Foreign Aid and Foreign Policy, analiza estas diversas formas de subsidio y observa que sería imposible encontrar una fórmula cuantitativa que las tuviera todas en cuenta. "Pero -agrega--- me arriesgaría a estimar que si pudiera hallársela, ella reduciría la magnitud del flujo total de fondos transferidos del

37 Dr. Mahbub U1 Haq, de la Comisión de Planificación de Pakistán, "Tied Crcdits-A Quantitative Analysis", en J. H. Adler, ed., Cafiital Move- ments, Londres, 1967, p. 330.

38 Artículo referido en nota 36, p. 69.

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mundo desarrollado al subdesarrollado, que es de unos 9 000 mi- llones de dólares, a una cifra ubicada entre los 2 000 y 3 000 millo- nes de dólares"." (El profesor Mason incluye en su estimación no sólo los mayores precios de la ayuda condicionada, los recargos por flete y los precios artificiales de importación y exportación de la zona del franco, sino también el efecto que se produciría si todas las exportaciones no comerciales de productos agrícolas nor- teamericanos fueran ofrecidas a través de la venta comercial).

No hemos agotado nuestra lista de estímulos comerciales de- rivados del funcionamiento de la ayuda. Están también los nego- cios originados por la prolongada influencia de la ayuda militar. Un resultado necesario del programa de asistencia militar y de la coordinación militar sobre los diversos tratados regionales de este tipo es la uniformación de los armamentos utilizados por los países receptores. Esto no es sólo un asunto de política sino una cuestión práctica. Una vez que un ejército ha sido abastecido con determi- nado tipo de equipo, las necesidades de munición, renovación y expansión se han de satisfacer mejor recurriendo a la misma fuen- te. Ello ofrece un excelente y continuo negocio a los fabricantes norteamericanos de armamentos. Este pingüe negocio deriva no sólo de la venta de productos sino también de las regalías perci- bidas por licencias:

La expansión y uniformación de los armamentos de la NATO ha abierto nuevas áreas para la colocación de licencias en el exterior. Empresas norteamericanas que producen determina- dos tipos de material para uso de las fuerzas armadas de los Estados Unidos han recibido pedidos de suministro de in- formación técnica y de extensión de derechos de patente de manera que puedan producirse equipos similares en Europa. El gobierno de los Estados Unidos cede libremente las licen- cias de sus derechos de propiedad en todos los casos contem- plados bajo contratos gubernamentales, pero los derechos co- merciales deben ser cedidos por la empresa norteamericana a la empresa o gobicrno extranjero por contrato. La manu- factura de tanques, aviones de retropropulsión, motores, ar- mas de fuego y otros equipos ha aumentado la demanda de licencias; los contratos han servido también de base para

a9 Edward S. Mason, Foreign Aid and Foreign Policy, Nueva York. 1964, p. 14

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acuerdos más amplios sobre rubros no militares.40 (Subrayado nuestro).

Esta intervinculación entre la actividad guberamental y la co- mercial se extiende más allá del campo de los artículos militares. •

Eugene R. Black, ex presidente del Banco Mundial, sostiene que "la India está comprando sus materiales de reposición y ampliación para ferrocarriles principalmente en los Estados Unidos, gracias a que le fueron provistas locomotoras financiadas por la AID allá por la década de 1950".41 El presidente Kennedy admitió también las implicaciones a largo plazo de la ayuda norteamericana:

El presidente citó los casos de Formosa, Colombia, Israel, Irán y Pakistán como ejemplos de naciones cuya estructura de importaciones ha sido drásticamente afectada por la ayu- da exterior. "Éstos eran tradicionalmente mercados exclusi- vos de los países europeos -dijo el señor Kennedy. Se ha prestado muy poca atención al papel que una pronta exhi- bición de los productos y de la capacidad de los norteameri- canos, y del modo como hacemos las cosas, puede desempeñar en la formación de los gustos y deseos de los países que emer- gen; lo mismo puede decirse del hecho de que, aun cuando nuestra ayuda llegue a su término, el deseo y la necesidad de nuestros productos persiste, y las relaciones comerciales se pro- longan mucho más allá de la conclusión de nuestra ayuda.=

Una idea de la medida en que la ayuda exterior ha permitido a la empresa norteamericana invadir los cotos antes reservados a las potencias europeas puede darla el examen del cuadro 27. Se- gún ella, antes de la guerra, los Estados Unidos absorbían alrede- dor del 6% de las importaciones de la India y Pakistán. (Pakistán y la India eran entonces un solo país; por lo tanto la cifra de la India para 1938 abarca a ambos países.) Ahora, entre el 30 y el 40% de las importaciones de estos países llega de los Estados Uni- dos. Turquía, para tomar otro caso, adquiría alrededor del 11% de sus mercaderías extranjeras de los Estados Unidos antes de la

40 J. N. Behrman, "Foreign Investmcnt and the Transfer of Knowledge and Skills" en Raymond F. Mikesell, ed., U. S. Priuate and Government Znuestment Abroad, Eugene, Oregón, 1962, p. 132.

41 Eiigene R. Black. "The Domestic Dividends of Foreign A i d , Co- lumbia Journal of World Business, otoño de 1965, p. 25.

4 2 John D. Montgomery, Foreign Aid in Znternational Politics.

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guerra; ahora la participación norteamericana es de casi un 27%. Nigeria estaba bastante dejada del área de interés de los Estados Unidos antes de la guerra. Hoy los norteamericanos absorben un 16% de las compras nigerianas.

PrlR'TICIPACIÓN NORTEAMERICANA EN LAS IMPORTACIONES DE CADA PAfS

Por ciento de la importación total 1938 1952 1966

India Pakistán " Australia Grecia Turquía irán España Xigeria

Incluido con la India en 1938. 3 1937. PUENTE: Cálculo sobre datos de International Trade Statistics 1938, Gine-

bra, Liga de las Naciones, 1939; Directory of International Trade, Washington, Fondo Monetario Interriacional, vol. IV, 1953 y vol. V, 1954; Direction of Trade 1962-1966, Washington, Fondo Mo- netario Internacional, 1966.

Los mercados african~s, en especial, parecen estar abriendo nue- vas oportunidades a los negocios norteamericanos. Un informe pre- sentado por la AID en 1968 a un comit6 del Congreso expresa:

Aunque Africa representa actualmente menos de un dólar de cada 20 en el comercio exterior de los Estados Unidos, esta proporción ha venido creciendo a razón del 10% anual, el doble de la tasa de crecimiento del comercio norteamericano con el resto del mundo en desarrollo. De ese total, las expor- taciones de los Estados Unidos a los estados africanos menos desarrollados (más de 750 millones de dólares en 1967) se han duplicado con exceso desde 1960 y han crecido a ritmos más rápidos que las exportaciones a Sudáfrica.

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Estas estadísticas revelan un marcado vuelco a la tradicio- nal dependencia africana respecto de los proveedores euro- peos. Las exportaciones comerciales de los Estados Unidos a los beneficiarios africanos de ayuda han aumentado en más del 55% en los últimos años.43

En cuanto a Ainérica Latina, uno de los logros de la Alianza para el Progreso, de acuerdo con el Departamento de Estado, es que "los Estados Unidos han podido conservar su participación [dentro del comercio de los países industriales] y aun aumentarla a expensas de los otros países industria le^".^^

La influencia de la .ayuda extranjera en la expansión de los canales normales del cornercio también puede advertirse en el sec- tor agrícola, como lo indica el Departamento de Agricultura:

Uno de los objetivcs centrales del programa de la Ley 480 una medida importante de! éxito de los objetivos de política exterior es la transición de los países, de la ayuda en alimen- tos, al intercairibio comercial. Japón, que durante 1956 y 1957 recibió más del 30% de sus importaciones de productos agrí- colas norteamericanos bajo la Ley 480, aumentó sus compras en dólares de los 300 millones de aquellos años a más de 900 millones de drjlares en 1966, y ha sido el mayor mercado de dólares para los productos del campo norteamericano durante varios aiios. Entre 1955 y 1961, Italia recibió cantidades sus- tanciales de productos agrícolas por la Ley 480 y los progra- mas de Seguridad Mutua. Las ventas en dólares de productos agrícolas norteamericanos a Italia aumentaron de algo más de 36 millones de dólares en 1955 a casi 275 millones en 1966. Otro ejemplo de la transición de la "AID" al puede hallarse en España, que en el período 1956-1962 rc- cibió de 61 a 141 millones de dólares anuales en ayuda ali- menticia de los Estados Unidos. Desde 1956, las compras en

43 Hearings, misma cita de nota 35, segunda parte, p. 296. 4 4 Hearings. misma cita de nota 16, p. 1263. * Fronz "AZD" to "trade" en el original. Aid, en inglés, significa ayuda

En este juego de palabras se aprovecha también la similitud de pronuncia- ción de las palabras "aid" ( e i d ) y "trade" ( t r e i d ) que en inglés riman ( N . del T.)

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dólares de Espaiía ascendieron de 10 millones a casi 200 mi- llones de dólares en 1966.45

Aparte de abrir los canales del comercio y subsidiar las oportu- nidades de negocios de exportación, el programa de ayuda exterior también da impulso a la inversión externa norteamericana. A ésta se extiende, primordialmente, el alcance del apoyo y la protección. En su carácter de subsecretario de Comercio, Andrew F. Brimmer señaló ante una reunión de hombres de negocios que "si estos pro- gramas de ayuda se interrumpieran, las inversiones privadas serían un derroche, porque para ustedes no resultaría suficientemente se- guro realizarlas".

En particular, se ejerce presión sobre los beneficiarios de la ayu- da para que firmen tratados en apoyo de los acuerdos de garantía de inversión. Ello tiende a crear el marco protector adecuado para la inversión privada de los Estados Unidos. El programa de ayuda exterior llega incluso a pagar el viaje y otros gastos de las empre- sas comerciales norteamericanas que quieren explorar las oportu- nidades de negocios de inversión. Y en algunos casos se contrata a una firma de consultores empresariales norteamericanos para ex- plorar el terreno. Un contrato de esta especie le fue otorgado a Arthur D. Little, Inc., para promover la inversión en Nigeria. Entre sus resultados se cuentan la ayuda y el asesoramiento acordados para instalar las siguientes empresas en Nigeria: una planta de la Colgate Palmolive International para producir detergentes y den- tífricos, una planta de la Aba Textile Mills (India Head Mills) que fue la ~ r imera planta de zaraza de algodón en Nigeria, y una fábrica de pilas secas de la Union Carbide.47

AYUDA EXTERIOR: LA CARGA DEL HOMBRE BLANCO

Cuando Lord Balfour fue interrogado en la Cámara de los Co- munes sobre la usurpación británica del gobierno de Egipto, expli-

45 Servicio de Investigación Econóinica, Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, 12 l'ears of Achievenzent z~nder Public Lazo 480. Washington, noviembre de 1967, p. 8.

46 New York Times, 5-XII-1965. 47 Comité de Asuntos Exteriores, Hearings on Foreign Assistance Act

of 1966, Washington 1966, pp. 520-521.

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160 LA ERA DEL IMPERIALISMO l có que la sabiduría británica se había hecho necesaria para reem- plazar la incompetencia de los gobernantes egipcios:

Las naciones occidentales, tan pronto emergen en la historia, reypelan la existencia inicial de una capacidad para gobernar- se a sí mismas, no siempre asociada, lo admito, a todas las

virtudes o los méritos necesarios, pero aun así con méritos pro- pios. . . Pueden ustedes examinar toda la historia de los orien- tales en lo que llamamos, en términos generales, el Este, y no hallarán vestigio alguno de gobierno propio. Sus siglos de oro - q u e han sido muy impor t an t e s han transcurrido siem- pre bajo gobiernos absolutos, bajo el despotismo. . . Un con- quistador ha sucedido a otro, una dominación a otra; pero nunca a despecho de todas las vueltas del destino y la fortu- na, han visto ustedes a una de estas naciones establecer por su propia acción lo que nosotros, desde el punto de vista oc- cidental, llamamos gobierno propio.. . Supongo que un au- téntico sabio oriental diría que el gobierno que hemos asumido en Egipto y otras partes no es tarea digna de un filósofo: que es una tarea sucia, la tarea subalterna de cumplir con un trabajo necesario. . . Puede llegar el día en que ellos adop- ten no sólo nuestra filosofía superficial sino nuestra práctica auténtica. Pero después de 3 000, 4 000 o 5 000 años de his- toria conocida que estas naciones han pasado bajo un sistema diferente, no son treinta años de gobierno británico los que van a alterar el carácter impuesto en ellas por una tradición inmemorial.

De ser cierto lo que digo, les o no es algo bueno para estas grandes naciones -y reconozco su grandeza- que ese go- bierno absoluto sea ejercido por nosotros? Pienso que es bue- no. Pienso que según muestra la experiencia han obtenido así un gobierno mucho mejor que cualquier otro que hayan teni- do antes en toda la historia del mundo, y que no sólo les beneficia a ellos, sino que sin duda beneficia a la totalidad del Occidente civilizad^.^^

Probablemente Lord Balfour no hubiera imaginado nunca que I

el británico portador de la carga del hombre blanco se convertiría 1 1 48 Citado en A. P. Thornton, T h e Imperial Idea and Its Enemies, 1

Londres, 1959, pp. 357-358. 1

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en f:1 eslabón débil de la cadena ii:ipcrialista, que sc veria obligado a devaluar su moneda uria y otra vez, financieramente incapaz de sostener I>asc:s militares claves, y que vcría puesta cn duda sus posi- bilidades (le rnanteiir;. a la libra esterlina corno divisa de reserva. Las tareas 1n5s sucias y pesadas que entraíía el sosteninierito de la civilización occidental en beneficio del muiido subdesarrollado y del (1ccitlc:ntc: civilizado descansan hoy gi-avosamerite sobre la conciencia de los Estacíos Unidos. La falta dc un control político p3r medio de co1o:iias exige ahora mayor ingenio y sofisticación, y también, por quí: no (Iccirlo, una dedicación incondicional.

Los grandes recursos financieros de los Estados Unidos -no ilimitados, desdc luego, pero reforzados por la concentración de la banca rnirndial drntro de sus fronteras y por la expansión posible del crédito gracias a la posición del dólar como moneda interna- cional- - soii de la mayor utilidad para estos fines. El elemento rnis se~icillo en este proceso consiste en comprar gobiernos amigos y ayudarles a mantenerse en el poder. Muchas veces, leer las es- tadísticas de las agencias gubernamentales de ayuda es como leer un baróilietro político. Tómese el caso de los gastos de la AID en Braiil. consiqnados en el cuadro 28.

GASTOS DE LA AGENCIA PARA EL DESARROLLO INTERNACIONAL EN BRASIL

- - -. --p. -

Año jzscal cerrado el Gastos ( e n millones SO de junio de de dólares)

-- - -- -- -- - - - -

FI.I:UTI. : I)i\~isi611 Estadísticas c Inforiiics, Agencia l)ara e: Desarrollo In- tt,rnacional, U.S. Economic Assistance Progranzs Adminirtered by ti!^ Agencjl for Inldrnational Deuelopnzcnt nnti Predec~sro:. Agen-

r. April 3, 194.:'-June 30, 1966, Washingtori, 30-111-1967, p. 28.

;Qiié pasó antes de 1964, cuando los gastos de la AID dismi- nuyrron tart ahrnptarner~te? 1'0s Estados Unidos sr sintieron cada

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vez más inconformes con las actitudes económicas y políticas del régimen de Goulart. i Q u é pasó en Brasil en 1964? El gobierno de Go~ilart fue derrocado por oficiales militares amigos de los Es- tados Unidos y adiestrados por ellos, como lo explica la declaración del presidente del Comité de Asuntos Exteriores de Ya Cámara de Representantes, citada mis arriba. Los datos del cuadro 28 inclu- yen sólo un aspecto de la expansión de la ayuda financiera otor- gada al nuevo gobierno: ademis de la AID, otras agencias guber- namentales intervinieron también. Los Estados Unidos, soIamente en 1964, se comprometieron a otorgar dádivas y préstamos al nue- vo régimen por mis de 500 millones de dólares. Por otra parte, como nos dice un ex funcionario de la AID, "las instituciones mul- tilaterales [por ejemplo e l Banco Mundial y el FMI] fueron estimu- lados con éxito para reforzar esta suma".49

Este tipo de control es bastante simple. Pero la vida es a me- nudo más compleja para los administradores de la política norte- americana. Jacob J. Kaplan, excoordinador asistente de la ayuda extranjera en el Departamento de Estado, explica la naturaleza de estas complejidades con referencia especial al caso de Chile:

En 1965. los Estados Unidos reclamaron al gobierno de C!iile que redujera la tasa de inflación, apoyaia el establecimiento de una fuerza militar interamericana. .e opusiera a la admi- sión de China Roja en las Naciones Unidas, acelerara la re- forma de sus sistemas de recaudación de in~puestos y alcanzara un acuerdo liable con las asediadas empresas cuprífcras de propiedad norteamericana. La lista no es completa, pero cada uno de estos pasos era importante para algún interés funda- mental de los Estados Unidos. Todos provocaion dificultades al qobierno chileno.

El gobierno demócrata cristiano se había heclio carqo en 1964 tras una rciiida victoria electoral sobrc la oposición apo- )ada por los comunistas. Su programa había prometido la reforma ayrícola e iinpositiva, pero prelcía también cl rcexa- men de la tradicional aceptación chilena respecto del lide- razgo norteamericano en política e~ te r io l . Representaba la oposición reformista frente 2 la oli~arcliiía ccnservadoia que había controlado el país por mucho tiempo. Pese a la inqentc

4q Jacoh J. JCaplan, T h c Challenge of Foreign .4z(I, Nueva York, 1967, D . 213.

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concentración de fondos de la ayuda norteamericana en los años precedentes, el crecimiento económico había promedia- do sólo un 3% anual y el costo de la vida había subido 45% en 1963 y 39% en 1964. El mantenimiento de la ayuda nor- teamericana en cantidades sustanciales era esencial para el éxito del programa del nuevo gobierno destinado a moder- nizar a Chile mediante procesos evolucionistas.

Los funcionarios norteamericanos ~resionaron indudable- mente en favor de los cinco puntos sin hacer una clara espe- cificación de prioridades. Chile se abstuvo en la votación de la ONU sobre la admisión de China Roja, y fue esa la pri- mera vez que dejó de sumar su voto al de los Estados unidos y la mayoría de sus vecinos latinoamericanos en apoyo del derecho de Formosa a la banca de China. En la cuestión aun más crítica de si la admisión de China Roia era un asunto suficientemente importante como para requerir el apoyo de dos tercios de la Asamblea General de la ONU, Chile se unió a los Estados Unidos al votar afirrnati~amente.~'

Preñado como está el programa de ayuda exterior de conlplica- ciones burocráticas, justificaciones humanitarias y la idiosincrasia de la estructura política norteamericana (equilibrio ejecutivo-legis- lativo-judicial), pueden resultar confusas las variaciones sufridas por la práctica de la ayuda exterior a través de los años. Pero por encima de todas las variaciones hay dos fines dominantes e inter- conectados en dirección a los cuales apuntan el control y la influen- cia: a ) conservar el contorno exterior de-la red imperialista como dependencia del sistema, y b) sostener y estimular el crecimiento de las fuerzas capitalistas -económicas y políticas- dentro de los paises en cuestión.

Puede verse un ejemplo de cómo se persigue el primero de ellos en la incorporación, dentro de la legislación básica sobre asistencia exterior, de una cláusula sqyún la cual debe cuidarse que los paises subdesarrollados sigan dependiendo de las fuentes de combustible del "mundo libre", las cuales casi siempre constituyen la savia vital de la economía de los países subdesarrollados:

Es de suprema importancia que los planes económicos de lar- go alcance tomen conciencia dc la necesidad de contar con

Ibidem, pp. 208-204

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una fuente confiable de abastecimiento de combustible, la cual es indispensable para el desarrollo y el crecimiento orde- nado y estable, y de no basar esa dependencia en fuente? in- trínsecamente hostiles a los países libres y al bienestar último d~ los países económicamente subdesarrollados, y que podrían explotar esa dependencia con fines de dominación política. Las agencias cubernamentales de los Estados Unidos se orien- tan a trabajar con otros países sobre planes para basar los programas de desarrollo en el uso de las reservas ingentes y estables de combustibles relativamente baratos que posee el mundo libre.51

Con respecto a la segunda finalidad, los siguientes fra, winentos tomados de informes de la AID ilustran sobre la clase de presio- nes que sc cjercen para asegurar mayor libertad a la empresa ca- pitalista:

El gobierno boliviano también puso en marcha vigorosas me- didas para reformar y reorganizar las minas de estaño nacio nalizadas; aprobó un código de minería revisado, favorable a la inversión pri\.ada; dictó un decreto sobre consolidación y control de presupuestos y préstamos en el exterior con res- pecto a las corporaciones gubernamentales semiautónomas, y promulgó un nuevo código de inversiones y un programa I

reformado y mas ecluitativo de regalías, destinado a alentar la inversión privada. Cada una de estas medidas de autoayu- da había sido vivamente reclamada por la AID, y su adop- ción es rn yran medida-atribuible a la asistencia de la AID.j2 i

I,a administración de Castello Branco [en el Brasil] ha lle- vado adelante un enérgico y eficaz programa de estabilización, desarrollo y reformri. . . La empresa privada ha sido estimu- lada mediante una política que detuvo la tendencia anterior hacia la propiedad estatal. Se han creado nuevos incentivos y se removieron viejcs obstciculos en un esfuerzo por aumentar la participación de la empresa privada, tanto extranjera como nacional. Se está en busca de nuevas inversiones extranjeras para el desarrollo de minerales y de la petroqi~ímica, y se ha

Scc. 647.22 U.S.C. 2406, ley 87-195, tercera parte. -2 Agencia para el Desarrollo Internacional, Proposed Econonlic Assist-

ance Programs F Y 1967, Washington, marzo de 1966, p. 75.

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firmado un acuerdo de garantía de inversión con los Estados Unidos.63

La empresa privada tiene hoy en la India mayores oportu- nidades de las que tenía hace unos años. . . Quedan aun otros sectores de la economía donde la empresa privada encuentra di'ficultades, pero el de los fertilizantes es ejemplo de un cam- po que hoy está abierto al sector privado y antes no lo estaba. Esto es resultado, en gran medida, de los esfuerzos que hemos hecho, de la presunción que junto con otros miembros del consorcio hemos ejercido sobre el gobierno indio. Creemos que las condiciones están mejorando firmemente en la India. Todavía no han llegado tan lejos como quisiéramos nosotros.54

La mecánica del control sobre la orientación del desarrollo eco- nómico es muy variada y difusa como para que podamos exponerla en el espacio aquí disponible. Los funcionarios norteamericanos in- tervienen necesariamente en casi todos los niveles a que se toman las decisiones de los beneficiarios en el ámbito de los asuntos eco- nómicos; tratan de establecer alianzas con los funcionarios pro nor- teamericanos más dignos de confianza ( a menudo son los que se han educado y adiestrado en los Estados Unidos con ayuda de la AID) : proveen asesores y técnicos residentes. I,a culminación, sin duda, se alcanza cuando, como en el caso de Grecia. se logra la firma de un contrato entre el gobierno griego y una corporación norteamericana (Litton International Corporation) para que ésta se haga cargo de la programación de todo el desarrollo económico en la isla de Creta.

1-Iay una forma particular de control quc debr ser específica- mente mencionada ya que probablemente sea poco conocida y po- co comprendida. Cuando la ayuda es en forma de mercaderías financiadas por un préstamo de los Estados Unidos, el gobierno receptor es frecuentemente obligado a depositar en un fondo 101. ingresos que perciba de la venta de esas mercaderías en los merca- dos locales. Alrededor del 10% de lo recaudado se envía al gobier- no norteamericano en pago dc los pastos locales de la embajada

7 3 Ibídem, p. 79. 24 Declaración de William S. Gaud, adniinistrador dr la Agencia para

4 el Desarrollo Internacional, en el Comité de Asuntos Exteriores de !a Cá- mara de Representantes, Hearings on Foreign Assistnnce Act of 1968, p p . 181-185.

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de los Estados Unidos, las misiones norteamericanas o quizá los '

legisladores viajeros. El otro 90% permanece en poder del gobierno I

interesado pero sólo puede usarse para gastos aceptados por los Estados Unidos.

Por añadidura, los productos agrícolas embarcados a los países subdesarrollados ( sqún la Ley 480) son también vendidos dentro de cada país a través de los canales normales del comercio. El in- greso por estas ventas, sin embargo, pertenece al gobierno de los Estados Unidos. Estas divisas locales de propiedad de los Estados Unidos derivan también de otros programas de ayuda exterior, pe- ro la mayor parte proviene de las ventas de la Ley 480. El d' mero se utiliza entonces para fines internos: se hacen préstamos al go- bierno y otras entidad~s. Ésta acumulación de divisas sigue crecien- do, ya que por los préstamos se cobran intereses. En muchos países, éstos alcanzan gran magnitud. El modo como se usan estos cuan- tiosos fondos puede afectar seriamente la libertad de acción de las autoridades económicas del gobierno receptor. La magnitud de estos fondos de divisas de propiedad y control norteamericanos puede colegirse de los siguientes ejemplos:

Cuantiosos fondos en rupias bloqueadas a nombre de los Es- tados Unidos se han acumulado en la India y Pakistán como resultado de la anlortización en moneda local de antiguos préstamos "blandos" del Fondo de préstamos para el Desarro- llo, y especialmente de las ventas de excedentes de granos alimenticios provistos bajo préstamos de la Ley 480. El pro- fesor Lewis ha estimado que para cuando termine el Tercer Plan las tenencias norteamericanas de rupias en la India "pro- bablemente alcanzarán un valor agregado de 800 a 900 crores de rupias". lo cual "podría equivaler a, digamos, un quinto del total de moneda india existente". Este cálculo, por asom- broso que parezca, fue muy conservador. Para enero de 1964, más de dos años antes del Tercer Plan Quinquenal de la India, las tenencias de rupias bloqueadas del gobierno de los Estados Unidos habían superado los 1 100 crores de rupias (2 300 millones de dólares)

Desde el punto de vista de la política monetaria del Banco

55 Norman D. Palmer, South Asia and Unted States Policy, Boston, 1956, p. 156. La referencia de esta cita es a John P. Lewis, Quiet Crisis in India, Washington, 1962.

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del Estado [de Pakistán] es, desde luego, lrarto indeseable que un tercero [el gobierno de los Estados Unidos] posea algo así como el 15% de la existencia total de moneda y tenga con- trol unilateral sobre cerca del 8%, a menos que haya un claro entendimiento entre los dos gobiernos sobre el manejo de esos fondos. En las condiciones actuales, es posible que la eficacia de cualquier acción del Banco del Estado para restringir el crédito pueda ser frustrada por las transacciones independien- tes del gobierno norteamericano. Tal actitud no necesita ser premeditada, como fue sugerido por la prensa.5G

Al ritmo actual de colocación de excedentes, sumado a la amortizacióri de préstamos anteriores [de los Estados Unidos al gobierno egipcio], los fondos de contrapartida y los prés- tamos pendientes al gobierno ascenderán en diez años a una magnitud comparable con la del actual presupuesto del go- bierno [egip~io].~'

En la realización de su política, los Estados Unidos trabajan en cooperación con orgari;7acionc~s in!ernacioniles como el Fondo Mo- netario Internacional (FMI) - u n a importante fuente de présta- mos a corto plazo para países deficitarios- y el Banco Internacio- nal de Reconstrucción y Fomento (en lo sucesivo denominado aquí como BIRF o Banco Mundial), importante proveedor de fondos a largo plazo. Está también el grupo coordinador de las principales naciones industriales, o sea el Comité de Ayuda para el Desarrollo, integrado por los Estados Unidos, Canadá, Japón y los países pro- veedores de ayuda de Europa occidental. (Entre otras cosas, "el CAD.. . establece grupos de trabajo para la consideración inten- siva de problemas específicos de asistencia, por ejemplo, sobre có- mo evaluar los logros y las necesidades de ayuda de un país menos desarrollado, o cómo alentar el aumento de la inversión privada en los países en desarrollo".) 58

La cooperación entre el programa de ayuda exterior de los Es-

56 Dr. Christopher Beringer e Irshad Ahmad, The Use of Agricultura1 Sulplus Commodities for Economic Development in Pakistan, Karachi, enero de 1964, p. 14.

" Sa'id El-Naggar, Foreign Aid and the Economic Deuelopment of the United Arab Republic (Princeton Near East Papers No l ) , Princeton, New

a Jersey, 1965. Aqencia para el Desarrollo Internacional, Principies of Foreign ECO-

nomic As~istance, Washington, septiembre de 1965: p. 47. Nótese que el

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tados Unidos y tales instituciones internacionales se basa en el con- trol que los E~tados Unidos y las otras naciones industriales rectoras ejercen en estas instituciones, y en el mutuo inteiés que estas na- ciones rectoras ( a despecho de la lucha competitiva entre ellas) tienen en preservar cierto tipo de relación con los países subdesarro- llados. La finalidad del trabajo de equipo de dichas oreanizaciones es infundir a los países receptorrs la conkicción de que no les queda otro recurso que segiiir cl consejo y las instrucciones de los países otor~antes de la ayuda y los préstamos. Para los Estados Unidos. el trabajar junto con los otros países por lo común sirve a una tác- tica habilísima: la imposición de la voluntad de los Estados Unidos no parece ofensiva cuando se ejerce bajo los auspicios de una or- ganización internacional. El profesor hfason, clue ha recog;clo mu- cha experiencia en el campo de la ayuda exterior, observa que

por lo general es mucho más fAcil producir carribios en la. políticas internas por mediación de una institución interna- cional como el Eanco Mundial o el Fondo Monetario que a trabés de acuerdos bilaterales de estabili~ación en América Latina. Las reuniones del consorcio que encabeza el Banco Mundial se han comertido en foros de la mayor importancia donde se critican los programas de desarrol!~ y las políticas de la India, Pakistán y otros países, financiados por este me- dio. . si los Estados Unidos o cualquier otro país prokeedoi de ayuda han cle ejeicer influencia sobre la política inter- na de un país receptor de ayuda. ya qra directamente. ya a trabés de una agencia internacional. sus representantes debe- rán tener una idea clara, basada en cuidadoso anBlisis, dr lo que quieren que ese país liaya >vluchas keces se ha carecido de esa idea. Recientemente la L\ID ha empezado a prestar malor atención a este problenia. e intcntado for~nular para algunos de los principales países rrceptorrs dc ayuda ilna lla- mada Estrategia de Asistencia de Largo Alcance que expirsa los intereses ecoriómicos, políticos y de sepuridad 11c ios Es- tados Unidos en los países en cuestión, las condicioncs nec- sarias para su consecución y los i~~s:riiiilentos de .xllít;c;i cx- terior que i esultan nec t .~a r ios .~~

tér?niilo "países en desarrollo" eii ésta J otras citas i~ iina torna +~iif~riiística de decir países subdesairollados.

5 9 Edward S Mason, o p . cit., pp 47-48

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Por derecho propio, el Banco ilfundial ejerce controles simples ) directos. Rehusa o concede préstamos, como lo haría cualquier buen banquero, de acuerdo con su propia opinión sobre la solven- cia del prestatario. Recuérdese la referencia hecha mrís arriba sobre los zastos de la AID antes y después de Goulart. También el Ban- co Mundial "rehusó conceder préstamo alguno al Brasil durante varios años antes de 1964, principalmente a causa de la política financiera deficiente del gobierno que precedió a la administración de Castello Bran~o".~"

El Banco establece condiciones rígidas de control sobre las na- ciones independientes en las clái~sulas de sus préstamos, como en el caso del proyecto energética Yanliee, de Thailandia, donde se exigió que el gobierno creara una Junta de Energía aparte de la au- toridad ~uhernamcrital específica: qre todos los puestos claves en el organismo oficial de la energía eléctrica, incluido el gerente gene- ral, se cubiieian previa consulta con el Banco, y que no se firmaran contratos sin la aprobación de los inqcnieros consultores, los ciiales, a su vez. debian scr aceptados por el Banco M ~ n d i a l . ~ ~

Aparte de presionar a los prestatarios para que mejoren el cli- ma existente para la inversión privada. el Banco Mundial actúa desembozadamente como canal por el que se orienta el movimien- to del capital privado hacia la iiiayoría de las oportunidades de inversión que se revelan en las negociaciones con los solicitantes de préstamos. El profesor Baldwin, cjue no vacila en utilizar el tér- mino "extorsión", desciibe en términos generales algunas de las actividades del Banco en el pasado:

El BIRF, en efecto, existe para procurar negocios a sus coin- petidores, los inversionistas privados. A la vista de las deman- das recibidas de los países subdesarrollados para el suministro de la mayor cantidad de capital posible en las condiciones más benignas y en el menor plazo posible, la respuesta del BIRF ha sido, efectivamente, que en realidad esos países no necesitaban tanto capital como pensaban; que el capital que necesitaban era el capital privado, no el público; y que la

Comité de Relaciones Exteriores, Senado dc los Estados Unidos, Suruey of the Alliance for Progress-Znflation in Latin America, Washington, 25-IX-1967, ilota al pie de la página 38.

~9 Véase Escuela de Leyes de la Universidad de Columbia, Znterna- tional Deuelopment Financing in Thailand (Informe No 4 ) , Nueva York, febrero de 1963, pp. 81-83.

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razón de qce carecieran del capital privado suficiente cra que sus gobiernos practicaban políticas indeseables. La solución dada por el BIRF consistió, por lo tanto, en negar los prés- tamos, con el objetivo estratégico de inducir (extorsionar) al gobierno en cuestión para quc cambiara su p~lítica.~'

Para suavizar el resentimiento de las naciones subdesarrolladas contra el control de mano dura ejercido por el Banco Mundial, se perfeccionaron nuevos dispositivos, entre ellos, especialmente, los bancos de desarrollo regional. Pero también éstos, bajo su fachada de control "local", están sometidos a los mismos rigores de la ne- cesidad económica en el mundo de las finanzas. Las razones de esto las rsplica el profesor Mikesell:

Existe en muchos de los países menos desarrollados la con- vicción de que las principales instituciones prestamistas inter- nacionales son dominadas por los Estados Unidos y otras po- tencias occidentales, y quc por lo tanto buscan imponer la política de los países industriales occidentales a los países del mundo en desarrollo. Fue en parte debido a esto que las repú- blicas latinoamericanas lucharon durante años por el estable- cimiento de una institución financiera interamericana mane- jada por y para los latinoamericanos. Aunque en gran medida este esfuerzo ha obedecido a la insatisfacción frente a las con- diciones de préstamos impuestas por el Banco Mundial, po- (

drían resultar importantes ventajas políticas y psicológicas de la canalización de una parte sustancial del capital disponible para América Latina a través del nuevo Banco Interarneri- cano de Desarrollo. Sin embargo, debido a que el Banco In- teramericano de Desarrollo, al igual que el Banco Mundial, debe obtener sus recursos financieros e n los mercados inter- nacionales de capital, necesita conquistar la confianza del gobierno y el público de los E ~ t a d o s Unidos mediante la soli- dez de sus operaciones dc prc?'stamo. Por consiguiente, si ha de tener éxito, es difícil que su política pueda ser muy dis- tinta de la del Banco M~nd ia l . "~ (Subrayado nuestro).

6 2 David A. Baldwin, Economic Deuelopment nnd American Foreign Policy 1943-1962, Chicago, 1966, p. 36.

63 Raymond F. Mikesell, "Problerns and Policies in Public Lending for Econornic Developrnent", op. cit.. edición del autor, 358-359.

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EL CONTROL A TRAVES DEL FMI

La disciplina extrema impuesta por las naciones ricas a las po- bres se expresa en los préstamos de estabilización efectuados por el Fondo Monetario Internacional. Aquí ya no se trata de proyectos ni de planes de desarrollo posible a largo plazo. El país que solicita iuri préstamo del FMI (préstamo a corto plazo para estabilizar su moneda) se encuentra por lo común en situación desesperada, o poco menos. La secuencia habitual es ésta: el déficit del balance de pagos consume las reservas del tesoro o del banco central; per- qiste el déficit; resulta irnposible cumplir los compromisos de pago con proveedores extranjeros; tampoco puede satisfacerse el pago de intereses y amortizaciones sobre préstamos anteriores acordados por bancos y gobiernos extranjeros; la remesa de dividendos de las inversiones del exterior no puede hacerse. Como resultado de todo esto, el país afronta la bancarrota. La bancarrota para un país -debe hacerse notar- no implica meramente una pérdida de prestigio, sino qUe significa además la quiebra del comercio ex- terior y la incapacidad de importar las mercancías extranjeras ne- cesarias para la vida económica del país.

El país afectado ensayará diversas medidas de emergencia para salir del atolladero en que se encuentra: control de las importa- ciones, subsidio a los exportadores, tipos de cambio múltiples como herramienta del subsidio y el control, etc. Pero cuando éstas fallan o se necesitan recursos adicionales en efectivo para permitirles funcionar, el país vuelve necesariamente los ojos hacia el FMI: los banqueros privados no son prestamistas muy amistosos para un cliente que no puede pagar sus deudas, especialmente cuando las cuentas son a nombre de un banquero colega. La práctica del FMI consiste en prestarle al país, virtualmente ante la mera solicitud, hasta un 25 por ciento de su cuota en el Fondo. Esta operación es respaldada colateralmente por la suscripción en oro que el propio país tiene hecha con el Fondo. Más allá de este límite el país de- ficitario debe fundar su solicitud de préstamo. Y el FMI, como todo buen banquero, aprovecha el período de negociación para insistir en que el beneficiario tome medidas que hagan de él un prestatario más responsable. Un buen banquero, un banquero con- servador, tiende a conservar; en otras palabras, contribuye a man- tener las relaciones comerciales tradicionales, incluyendo, desde luego, la perpetuación de la dependencia económica y financiera

! de las naciones más débiles respecto de las más fuertes.

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El ejemplo clásico del tipo de control ejeicido por el PMI sc dio cuando el gobierno de Castro se dirigió al FMI y al Banco Mundial para reconstruir las reservas de di~isas extranjeras que habían sido agotadas por el régimen de Batista, y para iniciar una seria industrialización y la reforma agraria. El New York Times explicó que Cuba podría obtener ayuda económica bajo ciertas condiciones: "Para obtener ayuda en Lran escala con miras a la solución de sus problemas de presupuesto y balance de pagos, el dcctor Castro tendrá que dar su acuerdo a un programa de estabi- lización propuesto por el Fondo -Monetario Internaciorial. Este pro- grama implicaría una limitación del crbdito y un presupuesto equi- librado, o casi eq~i i ib rado" .~~

Sin embarso, la restricción creciiticia y el equilibrio presupues- tario habrían producido un aumento y no una disminucibn ciel desempleo. Más aún: tales restricciones habrían significado en la prjctica un vcto contra la reforma agraria y las medidas para su- primir la desocupación.

La respuesta cubana, desde luego, consistió en abandonar el sistema imperialista, buscar aliados en el campo socialista y empe- zar a reconstruir su economía sobre líneas diversificadas, con ia máxima utilización de sus recursos humanos y naturales. (Es erró- neo confundir independencia económica con autarquía. La cuestión no es suprimir el comercio, sino eliminar la dependencia extrema respecto de un tipo limitado de comercio que sirve sólo para sa- tisfacer los requerin~ientos y las condiciones de las naciones do- minantes) .

Pero el país que no busque un camino totalmente distinto debc estar dispuesto a doblar la cerviz ante las demandas del acreecior. El FMI, como prestamista de clientes en desgracia, fija condiciones rígidas antes de facilitar el dinero, según las mejores tradiciones de la banca internacional. A los círculos del IXII no les preocupa. al menos oficialmente, si el déficit persistente de algunos países puede ser, o no, consecuencia necesaria de un superávit persistente en otros países y, en caso afirmativo, si es posible o no alcanzar ci equilibrio sin practicar ajustes en los países superalitarios (respectcl de barreras arancelarias, cuotas de importación y demás) al mismo tiempo que en los deficitarios. Por su estructura y mecanismo ad- ministrativo, el FMI sólo actúa para imponer las reglai de juego que gobiernan las relaciones de poder existentes entre los países

" W e w York Times, 23-IV-1959.

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- - i eglas que ezolucionaron a lo largo del mismo proceso mediante el cua! algunas naciones se convirtieron en las naciones ricas, y otras pasaron a ser las naciones pobres. Por esto Thomas Balogli, miembro del Balliol College de Oxford, y desde 1964 asesor eco- nómico del gabinete británico, juzga la mechica del neo-imperia- lismo (así le llama) en estos términos:

Según creo, puede demostrarse que el automatismo [dcl meL- cado] tal como existió representa por sí solo una severa limi- tación de la posibilidad de un pleno desarrollo del socio más débil del "pacto colonial", aun cuando no exista ninguna po- lítica que conscientemente persiga la explotación e : beneficio del área metropolitana. Por lo demás, la propia filosofía del equilibrio monetario y fiscal representa una desventaja adi- cional para el área mjs débil. Si este análisis es correcto, se dediicen dos conclusiones, ambas indigeribles para el criterio convencional. La primera es que el actual avance de las lonas ex coloniales no ofrece garantía alguna de progreso estable y sostenido en el futuro, a menos que se hagan esfuerzos es- peciales para reemplazar los estíniulos negativos por otros positivos y poner fin a las ataduras coloniales. La segunda es que el neo-imperialismo no depende de la do~iiinación política desembozada. Las relaciones ecor:óniicas dr los Estados Uni- dos con América del Sur no son esencialmente distintas de la; de Gran Bretaña con sus colonias africanas. El Fondo Mo- netario Internncional desempeña el rol de la administración colonial en cuanto a mantener vigelites las reglas dcl juego.61 (Subrayado nuestro).

La solidez de las políticas monetarias y fiscales propiciadas por el FMI sigue pautas que nos son familia re^:^'

( 8 ; Thomas Balogh, Thc Economics of Pouerty, Londres, 1966, pp. 28-29. ¡,os lectores interesados en la teoría económica y los problemas de los ~ a í s e s subdesarrollados deben estudiar el capítulo 1 de este libro, "Econo- mic Policy and the Price System".

66 Una publicación del FMI describe en términos generales los requi- sitos impuestos por el Fondo cuando se efectúan préstamos de estabilización: "Incluyen también compromisos o declaraciones de intención relativas a

ah otros aspectos del buen comportamiento internacional, tales como la adop- cián de políticas financieras internas sensatas y la limitación de las restric- t.ionrs al comercio. S r ha comprobado en la práctica que, a menos que los

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1) Eliminar controle; sobre la importación y la exportación; liberar los tipos de cambio; devaluar la moneda a una tasa más realista en relación con el dólar. El resultado de tales cambios es el fortalecimiento de las relaciones existentes de precios y de co- mercio, y. de todos los aspectos derivados de la dependencia econó- mica y financiera. Esto no obedece necesariamente a un designio ni al nefasto complot de un minúsculo grupo de banqueros inter- nacionales. Es la aplicación lisa y llana de principios "sensatos" en materia de economía y finanzas: las fuerzas ciegas del mercado han de obrar maravillas. Sin embargo, las fuerzas ciegas del mer- cado, cuando son eficientes, lo son en el sentido de reproducir la distribución tradicional de los recursos e, igualmente, de repro- ducir las desigualdades que resultan de tal distribución de recursos: desigualdades dentro del país y en las relaciones entre naciones fuertes y débiles.

2 ) Implantar severos controlrs monetarios y fiscales dentro del país; instituir controles de salarios y precios; equilibrar el presupuesto. Otra vez una economia sensata y responsable. Pero, ;qué significa esto en ias naciones capitalistas subdesarrolladas? Los presupuestos equilibrados se logran aumentando los impuestos y reduciendo los gastos del (gobierno. iCuá l e~ irripuestos, y cories- pondientes a quienes, serán los que se aumenten en países domi- nados por una pequeña élite dirigente? Al reducir los gastos, los rubros más fáciles de cortar son los gastos del bienestar social. (Es- to no sorprenderá a los lectores norteamericanos, que hayan sido testigos del impacto de la guerra. de Vietnam sobre los yastos en

países logren poner bajo control cualquier tendencia inflacionaria que estén experimentando, no ~ u e d e n ni devolver los retiros del Fondo en el plazo debido ni progresar hacia la consecución de objetivos del Fondo, tales como la estabilidad de cambios y la eliminación de restricciones a las transacciones internacionales corrientes. Por lo tanto, los retiros y acuerdos de estabilización muchas veces se realizan condicionados a la adopción de programas de estabilización financiera, incluyendo compromisos bastante precisos con respecto a las finanzas públicas, limitaciones cuantitativas a la expansión del Banco Central, requisitos mínimos de reserva para los bancos comerciales, etc.". J. Marcus Fleming, T h e Znternational Monetary Fund, Its Form and Functioning, Washington, 1964, pp. 35-36. Para un cuidadoso estudio de las condiciones de control impuestas por el Fondo a la Argentina, véase Eprime Eshag y Rosemary Thorp, "Economic and Social Conse- quences of Orthodox Economic Policies in Argentina in the Post-War Years", Bulletin of the Oxford University Znstitute of Economics ano' Statistics, febrero de 1965.

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bienestar social). Una de las quejas más reiteradas de los funcio- narios del FMI y de la AID norteamericana se refiere a las corpo- raciones cubernamentales de los países subdesarrollados (por ejein- plo las de transporte público y energía eléctrica) que operan con déficit. Entre las principales exigencias del FMI a canibio del otorgamiento de ayuda para estabilizar las monedas figura la cli- minación de tales d4ficit. Pero por lo general estos défcit repre- sentan un subsidio del gobierno para proveer, por ejemplo, ener- gía eléctrica y medios de transporte a tarifas que sean accesibles a los qrupos dc nienores ingresos. La eliminación del déficit se logra por la elevación de los precios a un nivel rentable. En cuan- to a lcs controles de s2larios y precios, no hace falta comentar cómo funcionan habitualmente en las naciones capitalistas.

No hay conflicto cntre los objetivos del FMI y la actividad de la AID; de hecho, ambos trabajan en estrecha vinculación, como lo expresa un ex funcionario de la AID:

El programa griego de estabilización de mediados de la dé- cada de 1950 y los acuerdos con el Brasil, Colombia y Chile se han apoyado rn la ayuda norteamericana y dependieron de la observancia de las recomendaciones del FMI. En Chile, por ejemplo, los préstamos del pro~grama para 1963 y 1964 estuvieron en gran medida condicionados al cumplimiento, por parte de Chile, de las políticas fiscal, monetaria y de cambios definidas por los acuerdos de estabilización con. el FMI. Más recientemente, en 1966-67, la asistencia de la AID a Ceilán y Crhana cstuvo condicionada a las medidas de es- tabilizacitn recomendadas por el Fondo. . . G7

Cuando el FMI neyocia sus préstamos, las condiciones impues- tas incluyen compromisos muy concretos que deben asumir los países prestatarios. Las cartas que intercambian el FMI, los Esta- dos y rl país prestatario, en las que se revelan los términos im- puestos, son confidenciales y de difícil acceso para el público. Sin embargo, un caso que salió a la luz es sumamrnte esclarccedor. En 1959, uno de los requisitos de equilibrio del balance de pagos im- puestos al gobierno boliviano fue la eliminación c!e partic'as su- perfluas del presupuesto :

67 Joan M. Nelson, op. cit., p. 83.

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Tanto la asistencia para estabilización del Fondo Monetario Internacional como la ayuda del gobierno norteamericano fueron negociadas bajo la condición de que el gobierno de Bolivia adoptara medidas de estabilizacióri económica, in- cluyendo específicamrntc la élimi~ación de un subsidio de 3 millones de clólares anuales a los comisionados del gobierno que venden artículos de consumo a los

Lo que debe haber significado la presión de este subsidio a los comisionados mineros puede inferirse de la siguiente nota de Paul Montgomery, publicada en el Neto I'ork 7 ' in~ec. bajo el título "El hambre es compañera permanente de los mineros de Bolivia":

Camino abajo por i?na chirriante l í a de trocha angosta, dos mineros indios empujaban con gran esfuerzo una oxidada carretilla cargada de mineral de estaño.

El mineral debía seguir luego su viaje a Huanuni, en el valle, y después a la p1ai:ta de concci~tración cercana a Oruro, veinte millas rnás alllt, y de allí a los hornos de fundición de los Estados Unidos o para comodidad de las amas de casa, para llegar finalmente a los basurales y ser sepultado nueva- mente en la tierra.

Los indios a c ayo de la carretilla, cuyo salario b' dsico ' es tle 25 dólares mensuales, probablemente no habían comido jamás cosa alguna que ~ in i e r a en envases de estaño. Abul- taba sus carrillos el alimento corriente, las hojas de coca, dr: las que se extrae la cocaína.

Los mineros bolivianos mascan la boda, que les cuesta a razón de 5 centavos de dólar el puñado doble, porque les mitiga el hambre y les da energía para trabajar rn el aire enrarecido.

Detras del carro carriinaba una escudlida niiía de no mis de seis años. Su hermanito menor espiaba desde el-chal an- drajoso con que iba amarrado a la espalda. Los pies de la pequeña estaban envueltos por andrajos llenos de lodo. Sus piernas eran azules.

Iba escudriñando los (airiles cn busca de peda7os de mi- neral que hubieran caído de las carretillas. Si el mineral es

f jWaymond F. Mikesell, ed., op. ci t . , p. 356.

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de buena ley, puede ser canjeado por alimentos en las tiendas ilegales.69

AYUDA Y ENDEUDAMIENTO

La dependencia económica de los países subdesarrolladcs como 1 abastecedores de alimentos y materias primas para los desarrollados t : resulta también en una dependencia financiera. Y esta dependencia

financiera sirve para solidificar la dependencia económica. Este proceso sigue por lo común las líneas siguientes: Las fluctuaciones ril la demanda, y como consecuencia, en los precios de los productos primarios que exportan los países subdesarrollados, generan fre- cuentes déficit. Los dGficit son financiados mediante préstamos solicitados a los países acreedores. El servicio de la deuda -pago de intereses y amortización- exige que una porción de las expor- taciones futuras se dedique a este propósito y no al pago de las importaciones necesarias. Por consiguiente, se necesitan nuevos prés- tamos para pagar las importaciones regulares. Este ciclo de depen- dencia económico-financiera se torna más pronunciado, paradóji-

i ; camente, a medida que un país trata de avanzar por la ruta capi- talista ya establecida. Porque entonces el país importa bienes de capital de las mismas naciones acreedoras y multiplica su endeuda- miento: los bienes de capital se adquieren a cr¿dito y deben pagarse Fn la moneda del país proveedor.

Los países dcsarrollados, especialmente los más débiles y los que aun están pagando el costo de pasadas guerras, también tienen deudas externas. Pero la diferencia entre los países avanzados y la periferia de la red imperialista se aprecia llamativamente en la com- paración de los cambios sufridos por las situaciones de endeuda- miento externo de estos dos grupos de naciones, como se ve en el ctiadro 29.

Esta más que cuadruplicación de la deuda externa de los paí- ses subdesarrollados en la última década ha significado también

I un crecimiento muy rápido de los requerimientos para su servi- cio: en 1956 el conjunto de los paises subdesarrollados tuvo que

1 pagar casi 800 millones de dólares como servicio de sus deudas, O

sea menos del 3 por ciento de sus exportaciones; en 1967 debieron a pagar unos 3 900 millones dc dólares, esto es, más del 10 por ciento

I F9 T h e New Y n r k Times, 25-VIII-1967.

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de sus exportaci~nes.~~ Como se mostrará más adelante, la carga de la deuda para muchos paises individuales fue mucho más gravosa 1,

de lo que indican estas cifras genéricas.

ESTIM.iCI6N DE LA DEUDA EXTERNA PENDIENTE A MEDIANO Y LARGO PLAZO

-- . -- - ---A - -p -e

Al 19 de enero de Países desarrollados Paises subdesarroiiados (miles de millones de dólares)

FUENTE: Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento, Externa1 Medium-and Long-Term Public Debt Past and Projected Amounts Outstanding, Transactions and Payments; 1956-1976, Washington, 4-XII-1967. Se resumen las estadísticas de deuda de 16 países desarrollados y 92 subdesarrollados. Nota: Se trata de estimacio- nes; el informe es difundido entre las bibliotecas y los estu- diantes especializados, con la advertencia de que no son cifras oficiales del Banco Mundial.

En este proceso de expansión de la deuda y de aumento de la carga que entraña su servicio, las actividades de ayuda de las naciones industriales desempeñan un papel especial. En primer lugar, una porción sustancial de la ayuda otorgada es para pagar deudas anteriores y no para gastos corrientes de desarrollo. Así en 1966, aproximadamente el 44 por ciento de la ayuda otorgada por los países avanzados a los subdesarrollados fue necesario para pa- gar deudas a n t e r i ~ r e s . ~ ~ En squndo lugar, el propio proceso de

7 0 Las exportaciones de países subdesarrollados a los países no comu- nistas en 1956 totalizaron 24.100 millones de dólares; en 1966, 35.700 mi- llones. Fuente: Naciones Unidas, Statiscal Yearbook, 1967, Nueva York, 1968.

71 El flujo de la ayuda de los países desarrollados a los subdesarrollados ascendió a 9.100 millones de dólares en 1966. Naciones Unidas, The Ex- terna1 Financing o f Economic Development, International Flow of Long- Term Capital and Official Donations, 1962-1966, Nueva York, 1968, Ta- bla 3.

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otorgamiento de ayuda aumenta la carga de la deuda que pesa sobre las naciones deudoras dependientes.

.4YUDA ECONÓMICA Y MILITAR DE LOS ESTADOS UNIDOS: PRESTAMOS VS. DONATIVOSa ENTRE EL

1-VII-1945 Y EL 30-VI-1967

Cantidad (en miles de millones de dólares) Distribución porcentual

Dona- Prés- Dona- Prés- Total tiuos tamos T6tal tivos tamos

Países desarrollados b 45,7 33,4 12,3 100 73 27 Países "clientes" C 36,9 32,O 4,9 100 87 13 Todos los demás paí-

ses subdesarrollados 34,6 14,4 20,2 100 42 58

NOTAS y PUENTES: Las mismas del cuadro 23.

AYUDA ECONÓMICA Y MILITAR DE LOS ESTADOS UNIDOS: PRRSTAMOS VS. DONATIVOSa ENTRE EL

1-VII-1957 Y EL 30-VI-1967

Cantidad (en miles de millones de dólares) - Distribución porcentual

Dona- Prés- Dona- Prés- Total tiuoc tamos Total tiuos tamos

1 Países desarrollados b 7,5 591 2,4 100 68 32 Países "clientes" 20,7 17,O 3,7 100 82 18 Todos los demás paí-

ses subdesarrollados 27,8 11,l 16,7 100 40 60

NOTAS y FUENTES: Las mismas del cuadro 23.

Examinemos las prácticas norteamericanas en materia de ayu- R da para ver cómo funciona esto. El cuadro 30 presenta ia distri-

bución de la ayuda norteamericana bajo forma de préstamos y donaciones para el período que va desde el año fiscal 1945 hasta

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el año fiscal 1967. Lo que descubrimos es que el 73 por ciento de la ayuda otorgada a lo largo de estos años a los socios industriales avanzados de los Estados Unidos lo fue en forma de donacioiies. Una proporción aun más elevada (87 por ciento) de las contri- buciones de los estados "clientes" lo fue en forma de donaciones. Pero h a n d o llegamos al yrueso del mundo subdesarrollado, en- contramos que sólo el 42 por ciento asumió la forma de donacio- nes, y que el 58 por ciento lo constituyeron los préstamos. La pri- mera razón de este extraíío contraste es que la ayuda del Plan Marshall a Europa occidental asumió la forma de donaciones, no de préstamos. Un procedimiento de lo más razonable y sayaz, p3r- que lo que estaba en juego era la misma preservación del sistema capitalista en este mundo: sin el P!an Marshall, los Estados Uni- dos tal vez se habrían convertido en una isla capitalista en inedio de un mar socialista. La segunda razón de ese contraste es que por norma general la asistencia militar asume la forma de dona- ciones, en tanto que la ayuda económica, excepción hecha del Plan Marshall, consiste en préstamos. Esto explica la gran coq- centración de donativos entre los estados "clientes" (un factor adi- cional es que la donación a estos países también inc11i)e panos por el arrendamiento de bases y centros de comunicación).

El patrón no es muy distinto aun si eliminamos la influencia del Plan Marshall en nuestros cálculos. El cuadro 31 es similar al cuadro 30, con la excepción de que cubre los años fiscales de 1957 I

a 1967, después de haberse completado el Plan Marshall. Para esta época los países desarrollados estaban recibiendo mucho menos ayuda; pero como la ayuda que reciben es principalmente para fines militares, la proporción de los donativos se eleva al 68 por ciento.

Los estados "clientes" obtienen un rorcentaje algo menor del observado en el cuadro 30 en forma de donativos, pero aun se mantiene por encima del 80 por ciento. Y cuando Ilagamos al grueso de los paises subdesarrollados la porción de ayuda norteamericana efectuada bajo la forma de donativos es de sólo el 49 por ciento, mientras que los préstamos constituyen el 60 por ciento.

La consecuencia de este sistema cs que una proporción cre- ciente de la ayuda presente se necesita para el mero servicio de la ayuda pasada. Sobre este asunto, el informe de la Biblioteca del Congreso mencionado más arriba decía:

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En 1964, los países subdesarrollados debían a los Estados Uni- dos 5 000 millones de dólares en préstamos amortizables en la misma moneda, y en 1964 la-deuda corriente aumentó en más de 500 millones. Además de esto, los países subdes- arrollados deben más de 500 millones. Además de esto, los países subdesarrollados deben más de 4 000 millones de dólares en préstamos que pueden pagarse en monedas locales más bien que en dólares. El costo de mantenimiento de tan gran- de deida está consumiendo actualmente alrededor del 30 Dor ciento del total de 10s nuevos finan~iamientos.~~

Esto incluye lo que los países subdesarrollados deben solamente a los Estados Unigos, y abarca la totalidad del mundo subdeswro- llado. Considérese, empero, lo que la ayuda de los Estados Unidos significa para América Latina. Durante los años de 1962 a 1966, el promedio anual de pago del servicio de la deuda pública ex- trrna de todos los países latinoamericanos fue de 1596 millones de dólares. En el mismo lapso, el promedio anual de la asistencia norteamericana a los países latinoamericanos cn forma de prés- tamos y donativos fue de 1.213 millones de dólares.7s De manera que la asistencia económica de los Estados Unidos jni siquiera cubrió los requerimientos del servicio de deuda del conjunto de América Latina!

Para apreciar el significado del continuo crecimiento de la deuda puede ser útil un sencillo ejercicio de aritmética. Si un país pide prestado cada año, digamos, 1 000 dólares anuales, antes de mucho el servicio de la deuda será mayor que el dinero recibido anualmente. Ofrecemos un ejemplo en el cuadro 32, y tomamos un caso típico de préstamo: un país recibe 1000 dólares al 5 por ciento de interés anual para ser amortizado en cuotas iguales a lo largo de 20 años. Suponemos también que el país recibe un prés- tamo similar cada año. Como puede verse en el cuadro, duiante el quinto año de la ayuda casi la mitad del dinero que ingresa debe ser usado para el servicio de la deuda anterior. En el décimo año, casi el 90 por ciento del nuevo dinero recibido se necesita para el servicio de la deuda. Para el décimoquinto año el egreso de ca-

72 Mismo informe citado en nota 3, p. 69. a 7 V ~ g o de servicios calculados a base de la fuente citada en el Cuadro

29. I,a cifra para la ayuda norteamericana es del Consejo de Asesores ECO- nómicos, Annual Report 1968, Tabla B-86

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pita1 es superior al ingreso. En el vigésimo año el prestatario paga *

para el servicio de la deuda anterior más de un dólar y medio por cada dólar de dinero nuevo que recibe prestado.74

SERVICIO DE LA DEUDA PARA EL CASO DE UN PRÉSTAMO DE 1000 DOLARES CADA ANO, AMORTIZABLE A VEINTE

AROS CON INTERESES DEL 5 POR CIENTO

Entrada de capital: Salida de capital: servicio suma prestada de la deuda acumulada

Año cada año Interés Amortización Total

Pero ;por qué debe un país continuar pidiendo prestado año tras año? ;Acaso no se usa el dinero prestado para desarrollar el país de manera que haya dinero suficiente para pagar la deuda? Para responder a estas preguntas, debemos advertir la diferencia

t entre una deuda interna y una deuda externa. Cuando un hombre de negocios pide prestado dentro del país y debe pagar la deuda, el roce di miento es muy sencillo: a medida que su negocio crece con la ayuda del dinero prestado, utiliza sus ganancias para amor- tizar la deuda con la misma moneda que pidió prestada. Pero si un hombre de negocios o un gobierno obtiene préstamos de una fuente extranjera, sólo puede devolver el dinero en la moneda de !as naciones extranjeras. De tal manera, aunque el dinero pres- tado sirva para producir un crecimiento interno, la deuda no puede ser pagada a menos que haya exportaciones suficientes para ob- tener las divisas extranjeras necesarias. Si las exportaciones no son suficientes para pagar la deuda y comprar las importaciones requeridas, se genera una presión en favor de la obtención de nue- vos préstamos. Cuando culmina este proceso los banqueros renuevan los préstamos, siempre que el país receptor se comporte como un buen chico.

74 En cuanto al fundamento matemático de ésta y otras suposiciones, véase Goran Ohlin, Aid and Indebtedness, París, 1966.

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CUADRO 33

PROPORCIÓN DE LAS EXPORTACIONES ABSORBIDAS POR EI, SERVICIO DE LA DEUDA Y LAS GANANCIAS DE

LA INVERSIÓN EXTRANJERA EN 1966

- - - - - - - -- A- -

Por ciento de la exportación dedicado a Interés de la deuda y

Amortización de la ganancias de la inver- deuda pública sión extranjera Total

Brasil Chile Colombia Costa Rica Ecuador Etiopía Filipinas Guatemala Hondiiras India Kenya México Nicaragua Nigeria Pakistán Panamá Paraguay Perú Turquía Uruguay Venezuela

a 1961. b 1965.

No incluye ganancias de la inversión extranjera. FUENTE: Calculado sobre datos de estos orígenes: amortización de deuda,

la misma fuente del cuadro 32; interés de la deuda y ganancias de la inversión extranjera, de Naciones Unidas, The Externa1 Financing of Economic Deuelopment, Znternational flow of long- term capital and official donations, 1962-1966, Nueva York, 1968, cuadro 29; exportaciones, de Fondo Monetario Internacio- nal Direction of Trade Annual 1962-1966, Washington (sin fe- cha). (Los datos sobre amortización del Brasil son de la citada fuente de las Naciones Unidas).

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Y es el caso que durante el pe~íodo de posguerra el creri- miento de los pagos por servicios de la deuda del mundo sub- desarrollado ha sido mucho inás rápido que el crecimiento de sus exportaciones. De aquí que la carga de la deuda se haya vuelto más opresiva, y haya aumentado en consonancia la dependencia financiera respecto de las naciones industriales rectoras y de sus organizaciones mundiales, como el Banco Mundial y el FMI. La significación de esta carga se muestra en el cuadro 33. Los datos corresponden a un grupo escogido de países sobre los cuales sr dispone de estimaciones. La primera columna consigna el por- centaje de las exportaciones de cada país en 1966, que se usó para amortizar deudas anteriores. La segunda columna indica la pro- porción de las exportaciones que se aplicó al pago de intereses d~ la deuda externa así como de los intereses y ganancias de la in- , versión extranjera. La columna final señala el total de capital egre- sado (amortización de deuda) y del ingreso, como por ciento de las exportaciones. Descubrimos que para la mayoría de los países representados la carga de la dcuda y del pago de las inversiones de capital es de por lo menos el 15 por ciento de las exportaciones, con unos pocos en el nivel del 20 al 30 por ciento.

Es particularmente digno de destacar que esta carga lia ve- nido iricrcmentándose durante todo el 1:eríodo de postguerra. Esto es reflejo de 1) la cuadruplicación de la deuda indicada en el cuadro 29, junto con el rápido aumento de la inversión extran- , jera por parte de los principales centros de capital: y 2) la lenta expansión de las exportaciones de los países subdesarrollados.

EL REZAGO DE LAS EXPORTACIONES

El lento crecirniento de las exportaciones de los países subdes- arrollados se n~uestra nítidamente cuando se lo compara con la pauta de crecimiento de las exportaciones en las naciones desarro- lladas. Esta cornparacióil se ofrece en cl cuadro 34. Ilurante los quince años que van de 1950 a 1965, las exportaciones de los ~aíses desarrollados crecieron a una tasa anual del 8,5 por ciento. Una expanqión tan acelrrada proporciona tremenda ventaja a los países desarrollados: les provee las divisas extranjeras necesarias para solvrntar un aumento rápido de las importaciones, pagar el servicio de su deuda externa y también exportar capital. La tasa

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de crecimiento decididamente menor de las exportaciones de los paises subdesarrollados (4,5% al año) provee medios insuficientes para armonizar con los pagos que tienen que hacerse debido a la creciente deuda y a la repatriación de las utilidades provenientes de los inversionistas extranjeros. Esto ocurre especialmente en los países que no son exportadores de petróleo, en los cuales la tasa anual de crecimiento de las exportaciones es solamente de 3,670 al año.

CUADRO 34

CRECIMIENTO DISPAR DE LAS EXPORTACIONES ENTRE PAISES DESARROLLADOS Y SUBDESARROLLADOS

Valor de las exportaciones Tasa anual de (miles de millones crecimiento

de US$) entre 1950 y 1950 1965 1965

Exportaciones mundiales, to- tal Exportaciones de países des- arrollados, total

Entre ellos A países desarrollados

Exportaciones de países sub- desarrollados, total

A países desarrollados Entre ellos

Exportaciones de países sub- desarrollados, excluidos gran- des productores de petró- leo, total A ~ a í s e s desarrollados

Entre ellos

FUENTE: Ha1 B. Lary, Imports of Manufacturers from Less Deueloped Countries, Nueva York, 1968, p. 2.

Las razones fundamentales de estas diferencias en el crecimiento de las exportaciones pueden relacionarse con las variaciones en el crecimiento de la demanda por: 1) alimentos y materias primas, ,- los mayores productos de exportación del mundo sub desarrollad^. y 2) productos manufacturados, que constituyen las mayores expor-

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taciones de las naciones desarrolladas. Como puede verse en el cuadro 35 el comercio mundial de los primeros rubros creció en dos tercios desde 1938 a 1963; para los últimos rubros el comercio mundial subió en más de 250%. Las mismas tendencias se hacen evidentes de 1963 en adelante. Solamente las exportaciones de los países productores de petróleo se han mantenido a tono con la tendencia de las exportaciones de artículos manufacturados. Sin embargo, el próspero comercio de exportación para la mayoría de esos países ha significado un flujo desmesuradamente grande de uti- lidades para los propietarios extranjeros de los campos petrolíferos.

. CUADRO 35

CRECIMIENTO DE LAS EXPORTACIONES POR TIPO DE PRODUCTOS

Volumen de las exportaciones mundiales (1963 = 100)

Alimentos y ma- Artículos terias primas Combustibles manufacturados

FUENTE: Naciones Unidas, Statistical Yearbook 1967, Nueva York, 1968.

La dispar situación de la demanda de alimentos y diversos tipos de materias primas comparada con la de las manufacturas, se refleja en la distinta tendencia de los precios de ambas catego- rías: muchos de los productores de alimentos y materias primas han operado en un mercado dominado por los compradores, mien- tlas que muchos de los fabricantes de manufacturas lo han heclio en un mercado dominado por los vendedores. Esto significa, desde luego, que los precios de las exportaciones de alimentos y mate- rias primas se han deteriorado en relación con los de las manu- facturas, tendencia que es reforzada por el alto ~raclo de mono- polio existente en los centros industriales. En otras palabras, los tbrminos del intercambio -o sea la relación entre los precios que

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los países pagan por sus importaciones y los que perciben por sus exportaciones- han sido adversos a los países subdesarrollados.

PÉRDIDA DE PODER DE COMPRA DE LAS EXPORTACIONES DE PA1 SES SUBDESARROLLADOS

Pérdidas por deterioro Ayuda económica Pérdidas como % en los términos del desde países des- de la ayuda

intercambio a arrollados b oficial (Cifras en millones de dólares)

Total -13 388

a Estimación de las pérdidas netas de poder de compra sufridas por países subdesarrollados por alteraciones en los términos del intercambio. El cálculo se basa en los precios promedios percibidos por las exportaciones y pagados por las importaciones en el período 1953-1957.

b Ingresos financieros desde países no comunistas y organizaciones multi- laterales (por ejemplo Banco Mundial). Estimación.

FUENTE: Conferencia de Comercio y Desarrollo de las Naciones Unidas, Reuiew of Znternational Trade and Development, 1967 (Docu- mento TD/5, 15-XI-1967, preparado para la Segunda Sesión, Nueva Delhi, India, 1-11-1968), pp. 35-36.

La importancia de este fenómeno ha sido crecientemente estu- diada por los economistas ,de las Naciones Unidas. El cuadro 36 ofrece un resumen del resultado de estos estudios. La primera co- lumna da una medida de las pérdidas estimadas de poder de com- pra experimentadas por los países subdesarrollados como fruto de los t&rminos adversos del intercambio desde 1953 hasta 1957. La comparación de esta pérdida de poder de compra con la ayuda recibida desde los países desarrollados (última columna) muestra

! que una parte importante de la ayuda en cuestión fue absorbida por las pérdidas debidas a la tendencia adversa de los términos del

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intercambio. Si relacionamos este hecho con el fenómeno del au- mento de la deuda comprobamos lo siguiente: a ) una creciente proporción de las exportaciones de los países subdesarrollados debe ser empleada para el servicio de la deuda, y b) la proporción de- creciente de las exportaciones disponibles para compensar las im- portaciones normales o para el crecimiento económico ha sido efectivamente reducida más aún, por la pérdida de poder de compra de las exportaciones.

LA EXPORTACION Y SUS LIMITES

Un artículo de Tfze Economist de Londres resumía en 1965 la tendencia declinante de las exportaciones latinoamericanas en estos términos:

Algunas burdas interpolaciones basadas en estimaciones de la admirable Comisión Económica para América Latina de las Naciones Unidas, sugieren que si tomamos como base 100 para 1928 le cifra índice del poder de compra externo de las exportaciones latinoamericanas per capita (excluido un país tan rico en petróleo como Venezuela), descubriremos que la correspondiente a 1955 ha descendido a 37 y proba- blemente la actual no pasa de 32. Esta incapacidad de las exportaciones para expandirse al ritmo del aumento de la población se ha oriyinado en parte por una relativa pesadez de la demanda internacional de productos primarios, com- parada con la de productos manufacturados, y en parte por la aparición de fuentes alternativas de abastecimiento en Africa y otras regiones, pero en términos más generales porque todo el sistema comercial y monetario internacional está cons- truido de una manera que impide a los países confinados a determinado tipo de estructura exportadora la posibilidad de desplazarse con facilidad hacia otro iipo de estructura expor- tadora, aun cuando al mismo tiempo estén modificando sen- siblemente sus sistemas productivos internos. La mayor parte de toda esta área latinoamericana, que a raíz del sistema de comercio mundial del siglo x ~ x y principios del xx había sido impulsada a convertirse en el área de exportación intensiva

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más importante de la tierra, nunca ha tenido realmente opor- tiinidad de acceder a !a prosperidad, a lo largo de un lúgu- bre período de adversidad durante el cual ha visto esfumarse dos tercios del valor real per capita de sus exportacior~es.'~

Los procesos económicos y políticos de las naciones industria- les actúan como barrera contra la expansión de las exportaciones cle los países subdesarrollados, y por lo mismo, quiérase o no, re- afirman continuamente la dependencia económico-financiera de es- tos últimos. Mencionaremos aquí sólo dos aspectos de esta depen- dencia : 1 ) la influencia de la inversión exterior norteamericana, y 2 ) las restricciones impuestas por las barreras arancelarias de los Estados Unidos.

La verdadera espeianza de ~ o d e r desarrollar mercados de ex- portación más amplios y por ende liberarse de las cadenas de la deuda reside en la exportacióil de bienes manufacturados. Esta es el área vital del comercio internacional. Sin embargo, los mejores y más provechosos sectores de la actividad manufacturera son ab- sorbidos habitualmente por los inversionistas extranjeros. Estos in- versionista~, cuyos intereses son multinacionales, y que producen en rriuchas otras áreas del globo, no estin interesados en exportar a otras naciones a partir de sus inversiones en los países subdesarro- llados, por la simple razón de que no les interesa competir consi- go mismos.

Véase, si no, la diferencia entre el patrón de exportación de las firmas mineras de propiedad norteamericana en América Latina, expuesto en el cuudro 37, y el de las filmas manufactureras de pro- piedad norteamericanas en la misma loha, tal cual aparece en el cuadro 38. Las empresas mineras norteamericanas en países extran- jeros operan: a ) para satisfacer las necesidades de materias primas de firmas de los E~tados Unidos ubicadas en estc y otros paises, y h ) para asegurase una participación suficicntementc grande de la producción mundial, de manera que los precios y la producción puedan ser regulados en función de la mayor ganancia posible. Esto. naturalmente, tiene dos consecuencias significativas : 1 ) el grueso de la producción se exporta (82 por ciento de la totalidad de la Irnérica Latina), y 2') las políticas de pecios y producción de estas firmas son gobernadas por los objetivos de lucro de los ~ropietarios

1

7 5 "NO Christ on the Andes", The Economirt, 25-IX-1965, p. X

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VENTAS DE FTRMAS MANUFACTURERAS DE PROPIEDAD NORTEAMERICANA EN AMÉRICA LATINA, 1965

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Ventas (millones de dólares) Porcenetaje del total Exportado Exportado Ex#ortado Exportado

Ventas a los a otros Ventas a l o s aotros Industria Total locales EE. UU. países Total locales EE. U U . países

., i'roductos alimenticios Papel y derivados Productos químicos Productos de caucho Metales primarios y ela-

borados Maquinaria no eléctrica Maquinaria eléctrica Equipo de transporte Otros productos

Total

F U E N T E : Sur~ley of Current Burinr~s, noviembre de 1966.

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norteamericanos y no por las necesidades de balanza de pagos de estos países ni por sus requerimentos de divisas extranjeras para sufragar las importaciones. Hay un aspecto adicional que es preciso mencionar: excepción hecha del petróleo, la demanda de minera- les en países avanzados no ha aumentado al ritmo de la demanda 1 de productos manufacturados. Como se ha mencionado antes, esto

I no entraña un decrecimiento de la importancia. de estas materias primas: lo que significa es que el aumento de la eficiencia en el uso de las materias primas disminuye el potencial de exportación de los países que dependen de tales exportaciones para su subsis- tencia.

Ahora examinemos las modalidades de la exportación de las plantas manufactureras .en los florecientes mercados internaciona- les de productos manufacturados. Como puede apreciarse en el cuadro 38, menos del 8 por ciento de la producción de las firmas norteamericanas en América Latina se destina al comercio de ex- portación. El único grrupo en cl cual las expotaciones son impor- tantes es el de los alimentos, que por lo camún es derivado de la extracción de recursos naturales, pues involucra el procesamiento de productos agrícolas (por ejemplo el aceite refinado, las semillas, el café, la carne y el cuero). En otros dos grupos de productos de recursos naturales --papel y productos químicos- el porcenta- je de exportaciones supera el promedio, pero es aún pequeño con- siderando la necesidad d~ divisas extranjeras que padecen estos países para el servicio de su deuda, por no hablar de la promoción del crecimiento. Cuando pasamos a los otros grupos, el porcentaje de exportaciones resulta inferior al 6 por ciento; en los de caucho, maquinaria eléctrica y equipo de transporte, menos del 4 por cien- to se destina al mercado exportador.

La explicación de esta tendencia la encontramos claramente ex- puesta, con referencia especial al Brasil, en un artículo publicado por el Quarterly Journal of Economics de la Universidad de Har- vard :

Otra barrera institucional a las exportaciones ha sido incorpo- rada por el hecho de que una buena parte de la producción manufacturera del Brasil, y en especial de las empresas más eficientes, es originaria de firmas que, o son subsidiarias de empresas extranjeras, o bien trabajan bajo licencia de éstas. Muchas veces las empresas extranjeras han impedido a esas

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firmas brasileñas competir con ellas ya sea en sus mercados in- ternos, ya en terceros países.76

La otra cara de esta moneda aparece a la vista cuando los fa- bricantes brasileños toman la iniciativa de desarrollar una indus- tria que elabora artículos a base de productos de origen domésti- co y, por lo tanto, compiten con las firmas norteamericanas; en ese caso son abatidas por el tremendo peso de la influencia y el control de los Estados Unidos. Brasil comenzó a fabricar café en polvo usando granos partidos de bajo precio que no son ofrecidos en el mercado mundial. De esta manera, en los últimos tres años absorbió alrededor del 14 por ciento del mercado de café instan- táneo norteamericano. Creóse aquí un importante campo de dispu- ta, pues los Estados Unidos empezaron a protestar contra la "com- petencia desleal". A pesar de toda su buena voluntad hacia el ré- gimen anti-Goulart, los Estados Unidos no podían abandonar los intereses de sus propios fabricantes de café. El resultado fue que el Brasil se vio obligado a aceptar un acuerdo por el cual, según explica The Econonzist, los fabricantes brasileños de café instan- táneo

deben producir bajo condiciones "comparables" a las de los grandes fabricantes norteamericanos que compran granos bra- sileños para elaborar. Brasil, en otras palabras, va a obtener muy poca ventaja del hecho de que es el más grande culti- vador de café del mundo, y de que ha debido cargar durante décadas con el peso de cuantiosas existencias, a despecho de la circunstancia de que los empresarios norteamericanos van a tener que pagar mayores costos de transporte ( . . . ) el go- bierno [brasileño] se ha comproinentido ahora a aplicar un impuesto sobre la exportación de café en polvo brasileño, que hará, en la práctica, que los granos partidos que vende el gobierno brasileño no sean tan caros para sus propios ex- portadores de café instantáneo como los granos buenos lo son para los beneficiadores norteamericanos.

Brasil fue obligado a aceptar el acuerdo en parte por la intensa presión que ejercieron los norteamericanos (se ru- morea que amenazaron -diplomáticamente, desde luego-

76 Nathaniel H. Leff, "Export Stagnation and Autarkic Development in Brazil, 1947-1962", en ~ i i a i t e r l ~ ~ o i r n a l of Economics, mayo de-1967, p. 291.

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con suspender la ayuda asignada al Brasil), pero también porque la posición del Brasil dentro del Acuerdo Internacio- nal del Café es débil.77

Pero no es sólo la mano pesada de la intervención directa lo que inclina la balanza en favor de los negocios norteamericanos en sus relaciones con los países subdesarrollados. La estructura mis- ma del sistema arancelario de los Estados Unidos ha sido diseña- da para aislar el gran mercado norteamericano de la competencia directa que podría provenir de los paises subdesarrollados.

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La práctica arancelaria generalizada en los Estados Unidos con- site en admitir, libres de derechos de aduana, las importaciones 1 \ de materias primas que no son producidas en este o cuya oferta es exigua. Tan pronto como se realiza cualquier grado de beneficio

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en estas materias primas, como por ejemplo aserrar un trozo de ma- dera o extraer la semilla a los dátiles, se impone un arancel para restringir las importaciones. Según lo analiza un estudio del Comi- 6

té para el Desarrollo Económico, ". . .aún u11 arancel moderado sobre materiales que han pasado por una etapa preliminar de pro- cesamiento, a menudo entraña un alto grado de protección efecti- va para la propia industria procesadora. Esto se debe a que el aran- cel es calculado sobre el valor total del producto procesado, pero el valor agregado por las industrias elaboradoras es sólo un pequeño porcentaje de ese valor total".7s El mismo estudio continúa expli- cando por qué ocurre esto:

Por ejemplo, supongamos que el precio mundial dc cierto tipo de cueros es 100 dólares y el costo de los cueros crudos para elaborarlo es 70 dólares. El "valor agregado" es 30 dó- 11 lares. Ahora supongamos que las importaciones de cueros cru- dos ( . . . ) son libres de derechos, pero las importaciones de 1 cuero elaborado están sujetas a un arancel del 10 por ciento. El curtidor ( . . . ) está, por lo tanto, en condiciones de cobrar j 110 dólares por el cuero elaborado. Pero el derecho de 10 iI dólares no protege el costo de prodiicción de los cueros cru- !

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dos, que pueden importarse libres de derechos, sino solamen- te el "valor agregado" en el curtido, que asciende a 30 dó- 1 lares. Así, un arancel nominal del 10 por ciento sobre el cue-

I 77 T h c Economist, 24-11-1968, p . 72. 78 Comité para el Desarrollo Económico, T r a d e Policy T o w a r d Low-

Zncome Countries, Nueva York, junio de 1967, p. 20.

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ro elaborado da a la industria curtidora una protección efec- tiva equivalente a 33 113 por ciento al permitir al productor interno elevar sus costos hasta ese límite en su proceso de e labora~ión .~~

Las barreras erigidas contra la importación de los recursos naturales originarios de países subdesarrollados pueden apreciar- se con unos pocos ejemplos de los derechos de aduana vigentes en 1968 :

Bananos. Los bananos frescos enteros ingresan libres de de- recho. Si son desecados antes de su embarque hacia los Esta- dos Unidos, hay un 6% por ciento de derecho ad valorem. (Ad valorem es el precio que figura en la factura del remi- tente). Si los bananos son preparados o preservados de otro modo, existe un derecho del 13 por ciento ad valorem.

Tabaco. El tabaco en rama que no está cortado, picado o pulverizado ingresa libre de derecho. Si está cortado, pica- do o pulverizado, hay un derecho de 55 centavos de dólar por libra.

Cacao. Los granos de cacao entran libremente. Sobre la manteca de cacao se aplica un 5% por ciento ad valorem. Sobre el cacao endulzado, un 9 por ciento, y sobre las confi- turas que contienen cacao el derecho el del 12% por ciento.

Dátiles. Los dátiles envasados en unidades de más de 10 libras pagan sólo 1 centavo por libra. Sin embargo, si los dá- tiles vienen en envases más pequeña el derecho se eleva a 7% centavos por libra. Aun en los envases más grandes, si el remitente ha extraído los carozos, el derecho sube de 1 a 2 centavos por libra. Sobre los dátiles preparados o conser- vados de otro modo se aplica un derecho del 35 por ciento.

Hierro y acero. El mineral de hierro ingresa libre de de- rechos. Si ha sido convertido en lingotes se le impone un dere- cho de 16 centavos por tonelada. Los procesos más elaborados pagan derechos mayores. Por ejeinplo, las importaciones de

¡9 Zbídem, p. 20. so Los derechos citados son tomados de la Comisión de Aranceles de

los Estados Unidos, Tariff Schedule of the United States Annotated (1968), Washington, 1967. Ejemplos adicionales además de otras informaciones y un valioso análisis en Jacoh Oser, Pronzoting Ec.momic Developrncnt, with Zllustsations from Kenya, Evanston, Illinois, 1967.

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barias dc hierro forjado deben pasar 5 ceiitalos 1x11 libra. Los caños o tiibos cle hierro colado soportar1 un 10 poi ciento ad xalorem. inientias que los alfileres comunes o de sastre tribritan el 20 por ciento. El derecho por ganchos J aros cs clc 3.3 centavos por libra iilis 18.5 por ciento ad valorcm.

Cobre. Las mismas características se observan en cuanto al cobre y otros minerales y metales. Los minerales con contc- nido de cobre ingresan libres de derechos. Para los concentra- dos de cobre el derecho es de 1.1 centavos por libra más 15.5 por ciento ad valorein. Para tubos y caños sin costura corres- I

poride pagar 4.5 centa\os por libra. Chinches hechas de co- bre tributan el 14 por ciento acl valorem.

Maderas. Los maderos y rollos en bruto, y aún los made- ros fraccionados y desbastados, entran libres de derechos. Pero la madera aserrada aún en bruto debe superar barieias adua- neras que van desde 28 centavos por cada 1000 pies para el spruce a 80 centavos por cada 1 000 pies para el abeto Dou- glas, la pícea y el alerce. Si la madera ha sido convertida en mangos para escobas y cepillos, hay un dcrecho del 7.5 por ciento ad valorem. Sobre los palillos de dientes el derecho as- ciende al 11 por cirnto.

La enérgica protección acordada a la cnipresa doméstica por aranceles, cuotas y tratados especiales es un elemento esencial de la política económica internacional de los Estados Unidos. Las ba- rreras arancelarias preser\ari la prosperidad y seguridad de los ne- =ocios norteamericanos y mejoran los niveles de vida de aquellos que viven dentro de los límites de las barreras. Sin embargo, seme- jante muralla erigida alrededor del mercado individual inis grande del mundo capitalista es un fundamental factor inliibidor del po- tencial dc crecimiento de aquellas naciones obligadas a ser abaste- cedoras de alimentos y materias primas; también contribuye sustan- cialmente a la perpetuación de la posición deudora de las naciones proveedoras de recursos naturales.

Resumen

La palabra imperialismo es aplicada por lo común con sentido restringido a la adquisición de colonias y/o a las acciones políticas y militares de un gobierno destinadas a proteger las inversiones ex-

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tcrnas de sus ciudadanos. Visto de esta manera, el coriccpto de im- perialismo se limita a un reducido conjunto de prácticas y políticas. Tales prácticas y políticas, empero, no son sino casos especiales de una realidad mucho más compleja en la que encontramos una in- terrelación genérica entre comercio y bandcia. En efcrto, existe en los Estados Unidos, al igual que en otros centros imperialistas, una subyacente unidad entre la economía interna, la actividad econó- mica externa de la industria y las finanzas, los militares y la diplo- macia internacional.

Esta unidad deriva del funcionamiento normal de una econo- mía capitalista, y se torna especialmente pronunciada y penetrante

I cuando existe un alto grado de concentración de poder cconómico rn los principales sectores industriales y financieros dc la econo- mía. La concentracihn del poder económico puede ser alcanzada, mantenida y aumentada cuando los titulares de estc podei son ca- paces de ejercer ui; control scstancial sobre el medio ambienteen que actúan. Este control es necesario para dar seguridad al capital invertido y como importante fuente de ganancias crecicntes. Los imperativos del control y del aumento de las ganancias hacen ne- cesario extender la actividad económica más allá de las fronteras nacionales: controlar e influir sobre las fuentes de materias primas, ejercer influencia y control sobre los mercados y obtencr tasas más altas de ganancia a través del bajo costo de la mano de obra y otros insumos.

La puja por el control entraña conflictos entre las corporacio- nes gigantes dentro de un país. Pero más importante es el conflicto económico entre los gigantes económicos dc las principales nacio- nes industrializadas. Este conflicto, real y potencial, intensifica la presión por obtener el control de las fuentes de materias primas y de los mercados internacionales. Sólo por este camino se puede su- primir la competencia existente y cerrar las puertas a loi competi- dores nuevos.

En todo este proceso, las finanzas intervienen como un asocia- do necesario y útil. Por una parte la lucha de la industria por el

, control es estimulada y apoyada por la expansión inicrnacional y la fuerza de las instituciones financieras. Por la otra, la expansión internacional de las finanzas encuentra apoyo y oportunidad en las operaciones internacionales de tipo comercial. No tiene particular importancia determinar cuál ocupa el primer lugar. La economía inherente a la industria competitiva g la de la banca competitiva

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apuntan igualmente a la concentración del poder y a la búsqueda del control en las operaciones internas y exteriores. En este proceso pueden surgir conflictos de intereses entre grupos industriales-fi- nancieros específicos, y pueden formarse alianzas diversas. Pero el proceso en sí mismo es de tal naturaleza que cada bando - e l de la industria y el de las finanzas- se nutre de los éxitos del otro.

Una condición necesaria para este tipo de crecimiento econó- mico es la existencia de un medio ambiente político y militar favo- rable: la actividad política y militar y las alianzas internacionales deben estar orientadas a establecer y mantener el control y la in- t

fluencia en lo político y militar. Tampoco aquí es cuestión de de- terminar qué va primero. El control económico, el control militar y el control político se apoyan y estimulan recíprocamente.

Dentro de este tipo de interrelación los Estados Unidos han se- ñalado un nuevo récord en el mundo a partir de la segunda guerra rnundial. Las circunstancias unidas al ímpetu de la actividad eco- i~ómica, política y militar norteamericana, han conducido a una situación en la cual las instituciones de los Estados Unidos pueden dominar la totalidad del mundo capitalista. Al no haber cambios fundamentales en las relaciones de poder de los distintos intereses imperialistas, ni cambio alguno en el equilibrio de poder entre los mundos imperialista y no imperialista, los Estados Unidos están en sitiiación de arrogarse el papel de principales protectores y organi- zadores de la red imperialista.

La enorme prosperidad de los Estados Unidos en los años de postguerra tiene su raíz en este papel dominante. El mantenimiento de la estructura militar y de sus actividades ha sido una gran fuente de negocios y ganancias comerciales directos e indirectos. La in- dustria y las finanzas se expandieron provechosamente en el exte- rior bajo la protección de esta fuerza militar de alcance mundial. La expansión financiera e industrial en el exterior sirvió de base para que los Estados Unidos asumieran la dirección de la banca mundial e impusieran la dominación del dólar como divisa mun- dial. Al propio tiempo, la función central del mercado monetario norteamericano ha sido servir de instrumento para financiar las operaciones militares en el exterior, la expansión internacional de la industria y la banca y el uso de la ayuda exterior como medio de controlar y dominar la red imperialista.

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Aspectos Económicos del Imperialismo de Estados Unidos

Tres puntos de vista interrelacionados sobre el imperialismo económico y la política exterior de Estados Unidos prevalecen en la actualidad :

1) El imperialismo económico no está en el fondo de la polí- tica exterior de Estados Unidos. Los móviles primordiales de esta política son, en cambio, los objetivos políticos y de seguridad na- cional.

2) El imperialismo económico no puede ser el elemento deter- minante de la política exterior de Estados Unidos por cuanto el

I comercio exterior y las inversiones en el extranjero son una con- tribución relativamente pequeña a la gestión económica conside- rada en su conjunto.

3) Puesto que el peso de la economíá externa en la economía de Estados Unidos es relativamente insignificante, se sigue que el imperialismo económico no necesita ser una fuerza motivante en la política exterior. Por lo tanto, algunos críticos liberales de iz- quierda argumentan que la política exterior actual, en la medida en que es influenciada por el imperialismo, está mal orientada y en conflicto con los intereses económicos más importantes de este país. Si sinceramente fomentamos el desarrollo social y económico en el exterior, sigue el argumento, aun al grado de financiar la naciona- lización de la inversión extranjera de Estados Unidos, la demanda creciente de importación de capital por parte de pafses subdesarro- llados crearía un estímulo más sustancial y duradero para la pros- peridad que el volumen corriente de comercio e inversiones ex-

I teriores.

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El disfrazar intereses económicos v comerciales encubriéidlolos y entremezclándolos con motivaciones idealistas o religiosas, difí- cilmente se puede considerar como un fenómeno nuevo. Se han realizado guerras para imponer la Cristiandad a imperios paganos

P -guerras que incidentalmente también abrieron nuevas rutas al comercio o establecieron nuevos centros de monopolios comerciales.

+ '4un una agresión comercial tan crasa como la Guerra del Opio

1 en China, fue explicada al público de los Estados Unidos por el Consejo Americano de Comisionados para Misiones Extranjeras i "no tanto como un negocio de opio o un problema de los in-

\ qleser, sino como el resultado de un gran designio de la Provi- 1 ' i dencia para utilizar la maldad de los hombres en su propósito de

misericordia hacia China, penetrando su muralla de exclusión llevando al Imperio a un contacto más inmediato con naciones occidentales y cristianas".'"

John Quincy Adams, en una confcrericia pública sobre la Gue- rra del Opio, explicaba que la política comercial de China era contraiia a la ley de la naturaleza y a los principios cristianos:

La obligación moral del intercambio comercial entre naciones se funda entera y exclusivamente en el precepto cristiano de ama a tu prójimo como a ti mismo.. . Pero China no es una nación cristiana, y por tanto, sus habitantes no se consideran encuadrados por el precepto cristiano de amar a su prGjimo como a sí mis- mos. . Se trata de un sistema bárbaro y asocial. . . El principio fundamental del Imperio Chino es anticomercial.. . Admite la no obligatoriedad de sostener intercambio comercial con otros. . . Eá es hora que cese este horrible ultraje a los derechos de la natura- leza humana y a los principios fundamentales de los dereclios de las naciones.2*

Posiblemente el principio cristiano de "ama a tu prójiirio" )- la ética más moderna de que lo anticomercial es también inmoral, han llegado a ser tan habituales para las formas aceptadas de pen-

1 American Board of Commissioners for Foreign Missions, 32nd .-2nual Report (1841), citado en The Rising Americrrn Empire por Ricliard W. Van Alstyne, Chicago, Quadrangle Books, 1965, Pág. 171. Este último, publicado originalmente en 1960 por Oxford University Press, New York, es muy rccomendablc para una mejor corriprensión de la continuidad de la política exterior de Estados Unidos. Ver también The Idea of Xational Interest por Charles -4. Reard, reeditado en 1966 por Quadrangle Poper- bac6s con material niiexo: y Economic Aspect of New Dcal Diplomacy por Lloyd C. Gardner, Madison University of Wisconsin Press .1961

Niles' Nationale Regiater, January 22. 1842. páxr '327-8.

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i sarnimto, que hemos perdido la facilidad de separar los diversos elementos que configuran la política exterior. Quizá el origen de la dificultad pueda encontrarse en la falta de comprensión de lo que Bernard Baruch llamó "la unicidad esencial de los intereses económicos, políticos y estratégicos (de Estados Unidos) ".3"

Habrá probablemente pocas divergencias acerca de la "unici- dad'' de las metas políticas y de seguridad nacional de Estados Unidos. Lo único racional de la seguridad nacional hoy en día es la "defensa" contra la Unión Soviética y China. Para estar abso- lutamente a salvo, se dice, necesitamos tambibn hacer frente a las "guerras encubiertas" que puedan aparecer como revoluciones in- ternas o guerras ~iviles.~''

Seguramente es una mera coincidencia el que las revoluciones socialistas destruyan las instituciones dc la propiedad privada de 10s medios de producción, con lo cual violan el precepto cristiano de "ama a tu prójinio" al eliminar la libertad de comercio y de empresa en ainplias e importantes zonas de !a tierra.

La "unicidad" de los objetivos políticos y de seguridad nacio- nal se hace mjs evidente al examinar los fines políticos, puesto que en esta región del pensamiento, los artífices y defensores de nues- tra política son estrictamente deterministas económicos. j Libertad política se iguala a democracia al estilo occidental. La, base econón~ica dc esta democracia es la libre empresa.

En consecucncia, el objetivo político de la defensa del mundo la re es la defensa, necesariamente de la libre empresa y de la liber- tad de comercio. La divergencia de este rígido detenni- nismo económico aparece cuando se trata-de naciones políticamente inestables en las cuales, obviamente, la capacidad de autogobernar- se no está totalinente desarrollada. En tales casos, en aras de la estabilidad política, permitimos y alentamos dictaduras militares, con la confianza plena en que el ~ u e b l o de estos países eventual- mente aprenderá el arte del autogobierrio y adoptará una socie- dad libre, durante el tiempo que perdure una libre empresa. Pren- dida con alfileres.

En tanto que nuestros artífices y defensores políticos estjn dis- '*

3 Preámbulo a The Revolution in World Trade and Amrrican Eronomic P o l i c ~ por Samuel Lubell, New York, Harper and Brothers, 1953, pág. XL.

4 International Security - The Militarr Aspect, report of Panel 11 of the Special Studies Project of Rockefeller Brothers Fund., Garden City N. Y., Doubleday Rr Co., 1958, pág. 24.

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puestos a identificar, en los términos más generales, la "unicidad" de las metas de la política exterior con las de la seguridad nacional, habitualmente son bastante recatados cuando tratan del problema de !a unidad de estas metas con los intereses económicos. Hemos

'> recorrido un largo trecho desde el explícito boletín preparado en 1922 por la Oficina Naval de Inteligencia sobre "La Armada de los Estados Unidos como un Activo Ind~strial".~" Este informe detalla francamente los servicios prestados por la Armada prote- giendo los intereses comerciales americanos e investigando las opor- tunidades comerciales y de inversión que el Departamento de Ma- rina trae a la atención de los empresarios norteamericanos.

Pero hoy en día nuestros designios nacionales se refieren pre- sumiblemente sólo a ideales políticos y filosóficos. E s l o que hace a los intereses económicos, la situación ha cambiado: Hoy día se espera que los negocios sirvan las necesidades de la política nacio- nal. El problema es cómo estimular la inversión privada en el ex- terior. La inversión privada en el exterior es considerada una herra- mienta tan necesaria para la política nacional, que se han elaborado diversos programas de garantías de inversión para proteger a los inversionistas internacionales contra pérdidas resultantes de confis- cación, guerras o incertidumbres de convertibilidad monetaria.

La interrelación de intereses económicos y política exterior es enfocada más claramente por observadores con mentalidad em- presarial. Es así como el expresidente y jefe de la Junta Directiva; del Banco Mundial, Eugene R. Black nos informa que "nuestros' programas de ayuda exterior constituyen un claro beneficio para los negocios norteamericanos. Los tres beneficios principales son: i 1 ) La ayuda al exterior provee de un mercado sustancial e inme- 1 diato para las mercancías y servicios de los Estados Unidos. 2 ) La 1

5 El título completo es The United States Navy as an Industrial Asset- What the Navy has done for Industry and Comerce, escrito por la Oficina Naval de Inteligencia, U.S. Navy en Octubre, 1922 y publicado en 1923 por la U.S. Government Printing Office, Washington, D.C. El siguiente extracto es típico: "En el sector asiático, se mantiene en constante patru- llaje a una fuerza de caííoneros en el Río Yangtse. Estos barcos pueden patrullar desde la desembocadura del río hasta casi 2000 millas en pleno corazón de China. Los empresarios americanos han expresado abiertamente que si Estados Unidos retirara este patrullaje, ellos tendrían que hacerlo en el mismo momento. Nuestra marina no sólo protege a nuestros ciuda- danos y sus posesiones sino que está protegiendo constantemente a la huma- nidad en general y con frecuencia se traba realmente en lucha con los bandoleros que infestan la región." (pág. 4) .

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ayuda al exterior estimula el desarrollo de nuevos mercados de ul- tramar para las compañías de Estados Unidos. 3) La ayuda al exterior orienta las economías nacionales hacia un sistema de libre empresa en el cual las firmas de Estados Unidos pueden prospe- rar" 6 4 1

Más específicamente, un Subsecretario de Comercio para Asun- tos Ecoriómicos explica a los hombres de negocios que "si estos pro- gramas de ayuda (militares y económicos) fueran suspendidos, las inversiones privadas podrían ser un desperdicio, porque no serían lo suficientemente seguras para que ustedes las reali~aran".~"

A un nivel mucho más elevado, citamos a un especialista en la práctica del comercio internacional, profesor en el M I T (Mas- sachussets Institute of Tecnology) y EIarvard: "parecía que ha); tina urgencia horrible en hacer a los conceptos económicos occi- dentales internaciorialmente viables, si es que se quiere preservar la dignidad humana e, incidentalmente, un negocio privado lucra- tiV0".8 *

Y una indicación de cómo en la práctica algunos miembros in- fluyentes de la comirnidad coinercial ven la "uiiicidad" de los iiite- reses económicos, políticos y de seguridad, es la opinión expresada en 1965 por el Vicepresidente del Chasse Manhattan Bank, quien supervisa las operaciones del Lejano Oriente:

En el pasado los inversionistas internacionales llan estado un tanto cautelosos por la orientación global de la política para la re- gión (Asia Suroriental). Debo decir, sin embargo, que las acciones de los Estados Unidos en Vietnam este año -que han demostrado que los Estados Unidos continuarán dando protección efectiva a las naciones libres de la región- han dado nuevas seguridades tanto a los inversionistas asiáticos como a los occidentales. De he- cho, veo algunas razones para esperar que puede tener lugar el mismo tipo de crecimiento económico en las economías libres de .Asia que el que se produjo en Europa tras de la Doctrina Truman y después que la NATO proporcionó un escudo protector. Lo mis-

6 The Domestic Dividends of Foreign Aid por Eugene R. Black en el % Columbia Journal of World Business, Vol. 1, Fall. 1965, pág. 23.

7 Discurso por el Secretario de Comercio Andrew F. Brimmer en una reunión de la Tax Foundation, Inc., fue publicado en el New York Times, December 5, 1965.

8 Richard D. Robinson, International Business Policy, New York, Holt Rinchart and Winston, 1966, pág. 220.

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mo ocurrió en Japón después que la intervención de Estados Uni- dos en Corea hizo desaparecer las dudas de los inversioni~tas.~"

EL ALCANCE DE LOS COMPROMISOS ECONOMICOS EN EL EXTERIOR

Aun si aceptamos la interrelación de los intereses cccriómicos, políticos y de seguridad, ;qué prioridad le asignaríamos a los iii- tereses económicos? Específicamente, jcómo se puede petender que el imperialismo económico juegue un papel preponderante en la política de los Estados Unidos si el total de las exportaciones constituye menos del 5%. del producto nacional bruto y las inver. siones externas mucho menos del 10% de las inversiones internas de capital?

Notemos, en primer lugai; que la magnitud de los porcentajes no es en sí misma un indicador adecuado de lo que motiva la po- lítica exterior; muchas guerras y operaciones militares fucrori diri- gidas a controlar los mercados de China en una época en que esos mercados representaban sólo el 1% del comercio mundial. Los por- centajes globales requiercn un examen analítico: las Arcas rstraté- gicas y de influencia política de la actividad económica necesitan ser clasificadas.

Ante todo, es importante apreciar que las ganancias drl conier- cio exterior de Estados Unidos son varia- mayores que cl vo- lumen de las mercancías exportadas. La razón de esto es que el

I volumen del capital acumulado en el exterior, controlado por las empresas ilorteamcricanas ha ido incrementándose a una tasa ma- yor que las exportaciones. La única ventaja del capital es que se. reproduce a sí mismo. Esto es, la producción obtenida por inversión de capital produce suficientes beneficios para cubrir no tan solo los costos de mano de obra y de materia prima, sino también el capital y los recursos naturales consumidos, más las utilidades. El flujo anual del capital invertido en el exterior es. en consccuencia, aditivo: los incrementos al capital ensanchan la base productiva. Aún más importante es el hecho de que las empresas norteameri- canas que operan en el cvtcrior son capaces de movilizar capitaI extranjero para sus negocios. El resultado neto del fliijo de capi-

"conrmic Considerations in Foreign Relations - A n Intervielv with Alfrcd Wentortll en Political, Vol. 1, No 1, July 1965, págs. 45-6.

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tal hacia cl exterior y el capital extranjero movilizado por firmas nortcamericanas es quc, mientras la prod~cción exterior provenien- te de las inversiones de los Estados Unidos era cuatro y media ve- ces riia)or que las euportacio~~es r n 1950, lia subido. l~acia 1964, a cinco y rnedia veces. Estas cifras se basan en estiinaciones hechas en un estudio reciente dirigido por el National Industrial Confe- rence 130ard.~~" (l'éasc el cuadro que sigue.)

Producción total resultante de las incersiones d e Estados U n i d o s r n ( E n billones d e

el exterior V e n t a s d ú l a r e s j + + . ~ 1950 196a

De la inversión directa* De otras iilversiones"*

T o t a l 44 Ventas en el exterior por concepto

de espcrtaciones 1 0

Producción total en el exterior más las exportaciones 54

* Tal como las define el Departamento de Con~ercio, las inversiones di- rectas son las filiales o corporaciones en las cuales las empresas norte- americanas poseen 255% o más del total de las acciones.

"* "Otras inversiones" representa, principalmentr. valores y conjuntos de firmas en el exterior que son propiedad de firmas de Estados Unidos y de particulares.

"-** .4 lo largo de este capítulo las cifras en "l~illo~ies" corresponden a miles de millorics.

Cuando el Departamento de Comcrcio evalúa la significación económica de las exportaciones, las compara con una cifra que re- presenta la producción interna total de los bienes de consumo, esto es, las ventas de productos agrícolas, mineros, manufacturas y re- cibos por transporte de carga. El total estimado de bienes de con-

1 0 The Conference Board Record, Vol 111, No 5, May 1966, pág. 28. Ver también U.S. Production Abroad and the Balance of Payments: A Survey of Corporate Investment Experience, por Judd Polk, Irene W. Meiter y Lawrence A. Veit, Neiv York, National Industrial Conference Board, 1966.

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sumo producidos en los Estados Unidos en 1964 fue de $280 bi- 110nes.~'* Existen razones técnicas que hacen inadecuado comparar los $168 billones de ventas en el exterior con los $280 billones de producción total interna de bienes de consumo. Por ejemplo, una parte de nuestras exportaciones es transportada a compariías de propiedad de los Estados Unidos como componentes o productos semielaborados. De esta manera, si agregamos tales exportaciones a la producción total de las empresas norteamericanas en el exterior, estamos contando dos veces. Haciendo aquí los ajustes necesarios y en otras fuentes que no pueden compararse, llegamos a un cálcu- lo conservador de que el tamaño del mercado exIerno (para em- presas nacionales y extranjeras propiedad de los Estados Unidos) es aproximadamente iguál a los dos quintos de la producción glo- bal nacional de fábricas, minas y

Si esto parece sorprendente para aquellos que están habituados a pensar en términos del Producto Nacional Bruto, recuerden que este último incluye gastos gubernamentales, servicios personales g profesionales, comercio y actividades bancarias, transacciones de bienes raíces y corredores de bolsa. Pero en lo que concierne a ne- gocios agrícolas, manufactureros y mineros, el comercio exterior alcanza ciertamente un volumen relativamente semejante al del mercado interno. Pero hay algo más; estos datos no incluyen la, considerable cantidad de ventas exteriores de firmas extranjeras que operan con acuerdos de patente y de reproducción otorgados por firmas norteamericanas. Como ejemplo, una firma en las Fi- lipinas produce los siguientes artículos con marca de fábrica, bajo licencias norteamericanas: lápices "crayola", pinturas "Wessco", papel carbón y cintas para máquinas de escribir "Old Town", l i -

11 Este total consiste de ( a ) ingresos en efectivo provenientes del nler- cado agrícola más el consumo interno de productos agrícolas en la granja, (b ) valor agregado en industrias manufactureras, ( c ) valor de la ~ r o d u c - ción minera y ( d ) ingresos por concepto de fletes.

12 El Departamento de Comercio estima que fueron embarcados $6,3 billones de artículos de rxportación a las filiales extranjeras de compañías de Estados Unidos, en 1964. Otras fuentes de incomparabilidad provienen de ( a ) los $168 billones estimados incluyen ventas de or~anizaciones comer- ciales, servicios de utilidad pública y otros productores que no son de bienes de consumo, y ( b ) los datos sobre las ventas de manufacturas inter- nas están dados sobre la base del valor agregado, en tanto que las ventas de las filiales extranjeras están dadas con base en los valores de embarque. Estimaciones conservadoras de los ajustes destinados a hacerlos comparables reducen los $168 billones a $1 10.

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ECONOMfA DEL IiMPERIALISMO 207

pices de plomo "Mongol", pinturas "Universal" y la tinta "Parker Quink".

LA IMPORTANCIA CRECIENTE DE LA ACTIVIDAD ECONOMICA EXTERIOR

El incremento de la importancia relativa de la actividad eco- ; nómica exterior está bien demostrado por-- la experiencia de las

industrias manufactureras,]como lo muestran la Gráfica 1 y el Cua- l dro l. Aquí comparamos las ventas totales de manufacturas na- i ! cionales con las exportaciones de manufacturas y ventas resultantes

1 de las inversiones directas de Estados Unidos en la actividad ma- nufacturera extranjera. Los datos están representados en una escala semilogarítmica en la gráfica. En consecuencia, el acercamiento en-

$ tre las dos curvas representa el mayor crecimiento del mercado internacional comparado con el de los mercados nacionales.

VENTAS D E ARTlCULOS MANUFACTURADOS. 35- MERCADO NACIONAL YS EXTRANJERO

VENTAS DE TlRMhS EN EL MERCADO NORTEAMERICANO

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CUADRO 1

MANUFACTURAS. VENTAS NACIONALES E INTERNACIONALES

(En billones)

( 1 ,' (2) (3) (-+) (5 ) Ventas de firmas Total zentns exterior Ventas de manufactz~ras nacionales americanas en el (2 ) + (3)

Ano Expoitnc~ones extranjero Absolicto 1950 = 103 Absoluto 1950 = 100

PUENTES: Exportaciones: U.S. Bureau of the Census, Statistical Abstract of the U.S.: 1965, pp. 877, 773. 1964, Ven- tas de firmas nacionales.--U.S. Bureau of the Census Annual Survey of Manufactures, 1964. Ventas de firmas americanas en el cxtraiijero - los datos para 1950 y 1955 son estimaciones basadas en la relación promedio entre ventas e inversiones en el exteri >r (este es el procedimiento usado por la National Industrial Conference Board). Loi datos para 1960 y 196k - Survey of Current Busincis, septiembre 1962, p. 23, noviembre 1965, p. 18.

NOTA: Los datos en las columiias (4 ) y ( 5 ) no son estrictamente comparables (vcr nota al pie N" 12) . Sin embargo, el no poder comparar los datos no destruye la vali-lez de comparar las diferencias en las tasas de ~rccimiento de ambas series.

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Igualinente significativa es la comparación de los gastos de ins- talación y equipamiento en firmas manufactureras nacionales y en las cctablrcidas en el exterior (gráfica 11 y cuadro 2 ) . Tal como en la gráfica precedente, el acercamiento entre las dos curvas re-

¡ fleja claramente el incremento de la importancia relativa de la N actividad comercial exterior. Los gastos de instalación y equipa- f

miento para las firmas subsidiarias de Estados Unidos fuera del i país fueron en 1957, un poco sobre el 8% de tales gastos para las 1

l firmas dentro del país. El último aíío habían aumentado al 17 1 por ciento. i

No es sorprendente encontrar, corno lo muestran la grifica 111 y cl cuadro 3, que las utilidades de las operaciones fuera del pais tam1)ií.n han llegado a ser un componente cada vez más im- portante de las utilidades comerciales. En 1950, los ingresos por inversiones exteriores representaban alrededor del 10% de todas las ganancias después de los impuestos de las corporaciones na- cionalcs no financieras. En 1964, las fuentes exteriores de ingresos surnabaii alrededor del 22% de las ganancias de las corporaciones nacionales no financieras. Al evaluar el significado de todo esto, dcbcríainos también tomar en consideración : a) la subestimación

1 de las ganancias externas, porque estas últimas no incluyen todos 10s pagos de servicio transferidos por subsidiarias estranjeras a las corporaciones matrices, y b) las ventajas financieras logradas al distribuir los costos entre las casas matrices y sus subsidiarias ex- tranjeras de modo de minimizar los impuestos. Además, estamos

1 coiiiparando los ingresos exteriores con ingresos de todas las corpo- 1

raciones no financieras, aquellas que son puramente nacionales y 1

l aqucllas que operan tanto dentro como fuera de los Estados Uni- dos. Si comparáramos los ingresos exteriores con los ingresos totales de sólo aquellas industrias que operan en el exterior, la propor- ción de los ingresos esteriores por supuesto sería mucho mayor que un cuarto.

El signilicado c!c los últirrios tres cuadros es su rcpresentación del ripido crecimiento del sector externo. Durante el período en que la economía en su conjunto experimentaba un retardo en la tasa de crecimiento, los mercados externos fueron una fuente iin-j' . Q portante de expansión. Por ejemplo, durante los diez años pasados ,, las ventas nacionales aumentaron en un 50% en las induytiias ma- i! nufactuieras, mientras que las ventas al exterior hechas por fábri- \

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cas de propiedad de los Estados Unidos se incrementaron por sobre el 110 por ciento.

De este modo, en 10 que hace a las industrias productoras de bienes de consumo, los mercados externos han llegado a ser una esfera primordial de interés económico y han demostrado ser cada vez más importantes para las empresas de los Estados Unidos co- mo contrapeso a las tendencias al estancamiento de los mercados internos. 1 ,

Esto es completamente obvio para los hombres de negocios nor- teamericanos. El tesorero de la General Electric Company lo ex- presó de este modo al discutir "la necesidad que tienen los negocios norteamericanos de mantener la expansión de sus operaciones ex- teriores" :

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ECONOMíA DEL IMPERIALISMO 211

CUADRO 2

G.4STOS DE INSTALACION Y EQUIPO DE FIRMAS MANUFAC- TURERAS DE ESTADOS UNIDOS, NACIONALES Y ESTABLECIDAS

EN EL EXTRANJERO

Firmas nacionales Firnzas establecidas en el extranjero Firmas

ext. como ACo Billones $ 1957=100 Billones .$ 1957=100 % de nac.

FUENTES: Firrnas establecidas en el extranjero. -Survey o£ Current Bu- siness, septiembre 1965, p. 28; septiembre 1966, p. 30. Firmas nacionales- Econornic Report of the President, Washington, D. C., 1966, p. 251.

A este respecto, creo quc los negocios lian alcanjiado un punto en su trayectoria desde el cual no hay rctorno posible. La inaravi- llosa tecnología y los abundantes recursos dc capital de la indus- tria norteamericana nos han perinitido la m& notable prosperidad en tiempos de paz de la historia de la nación. Para manterierla, hemos buscado por varios años salidas adicionales para estos re- cursos en mercados externos. Para muclias compañías, incluyendo la General Electric, estos nicrrados dc ultramar ofrccen las opor- tunidades más promisorias para la expansión.13

Es también totalmente obvio que si los mercados exteriores son tan importantes para las indiistrias productoras de bienes dc con- sumo, lo son igualmente para otros grupos iriterrsados, tanto para aquellos cuyas ganancias y prospcridad dependen dcl biene5tar de los productores de bienes de consuirlo coiilo para aquellos que se

l 3 "Walking the International Tightrope", por John D. Lockton, con- ferencia en el National Industrial Conference Board el 21 de Mayo de 1965, publicado por la General Electric Co., Schenectady, N.Y., 1965, págs. 4-5.

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LA ERA DEL IMPERIALISMO

benefician del comercio de servicios e inversiones en mercados exte- riores: inversionistas y comerciantes, especuladores del mercado bursátil, transporte, seguros, etc.

CUADRO 3

INGRESOS POR INVERSIONES EXTERIORES Y UTILIDADES DE CORPORACIONES NACIONALES

Ganancias (deducidos los im- Ingresos por puestos) de corporaciones

inversiones externas nacionales no financieras (Billones de dólares)

FUENTE: Ingresos por inversiones exteriores.- Departamento de Comercio de Estados Unidos, Balance of Payments Statistical Supplement Revised Edition, Wasliington, 1963; Survey of Current Business, Aueiist 1962, .-21iqiiqt 1967, Aiiqust 1964, Septeinber 1965, Junc 1966, Sepiember 1966. Ganancias de Corporacion~s Nacionales no financieras.- Siirvey of Current Business, Septrmber 1963, July 1966.

NOTA: LOS ingresos incluyen ( a ) irigrrsos por inversiones directas en el exterior, (b ) tarifas y royalties de las inversiones directas transferi- das a las compañías matrices en los Estados Unidos y ( c ) ingresos de "otras" inversiones (diferentis a las directas) transferidas a los poseedores en Estados Unidos dr estos capitales.

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ECOhTOMÍA DEI, IMPERIAI,IShlO

GKAFICA 111

&J 1 qr/.L/adWS V4C/OffUL.% V 5 Ga.T,DOMlEaS --

30.

Lb-

G,iSTOS MILITARES Y EXPOIiTACIONES

Para medir totalmente la implicación de la economía en los mer- cados exteriores, también debe considerarse el impacto de los gastos militares, el programa de "defensa". El crecimiento de nuestros mercados internos y externos ha estado asociado, desde la funda- ción de la República, con el uso (real o en potencia) de las fuerzas militares tanto en la paz como en la gucira. El profesor William T. R. Fox, expone el caso en forma más bien moderada: "El Ejér- cito de los Estados Unidos fue usado extensivamente en época de paz, a lo largo de la mayor parte del siglo xrx, para ayudar en la conquista del Oeste, y especialmente cn la supresión de la oposi- ción india a la apertura de nuevas tierras de colonización. Nues- t r o ~ contingentes de la Armada y cuerpos de Marina, al comenzar sus hazañas contra los piratas de la Barbaría, estaban también com- prometidos en hacer de esa 7ona un lugar seguro para qiie los norteamericanos pudieran vivir e invei tir en lugares reniotos".14

14 "Military Representation Abroad", por William T.R. Fox, en The Representation of the United States Abroad, un informe de The American Assembly, Graduate School of Business, Coliimbia University, Neív York, 1956, págs. 124-1 25.

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2 14 L A E R A DEL IMPERIALISMO

Si bien la actividad militar está hoy día presumiblemente su- bordinada a las necesidades de seguridad nacional, persiste la "uni- cidad" de la seguridad nacional y los intereses comerciales: la exteiisión del mundo "libre" y el grado de su "seguridad" definen los límites geográficos dentro de los cuales el capital está relativa- mente libre para invertir y comerciar. Las bases militares espar- cidas, las actividades militares extendidas a lugares lejanos y el complejo de gastos domésticos y exteriores que las acompañan, sir- ven para muclios propósitos de interés especial para la comunidad comercial: 1) protegiendo fuentes actuales y potenciales de mate- rias primas; 2 ) salvaguardando mercados e inversiones exteriores; 3) conservando rutas comerciales aéreas y marítimas; 4) preser-

vando las esferas de influencia en las cuales los negocios de Estados Unidos obtienen ventajas competitivas para las inversiones y el co- mercio; 5) creando nuevos clientes y oportunidades de inversión en el exterior al través de la ayuda económica y militar externa; y, mAs en general, 6) manteniendo la estructura de los mercados capitalistas mundiales, no sólo directamente para Estados Unidos sino también para sus socios menores entre las naciones industria- lizadas, países con los cuales los negocios de Estados Unidos están cada vez más entrelazados. Pero ni aun todo esto agota la "uni- cidad" de los intereses comerciales y la actividad militar, ya que necesitamos considerar el provecho comercial que se obtiene del volumen y naturaleza de los gastos militares como manantial de nuevos pedidos y ganancias.

Tal como con las exportaciones, el significado de los gastos mi- litares para' los negocios y para la economía en su conjunto, habi- tualmente se subestima en la gran mayoría de los casos. Se escu- cha a menudo que los gastos de defensa ascienden a menos del 10% del Producto Nacional Bruto y que con un ambiente político adecuado, los gastos gubernamentales del mismo monto destinados a usos pacíficos tendrían el mismo resultado para la economía. Una debilidad crucial de este enfoque es el aceptar sin crítica el Produc- to Nacional Bruto como una cosa en sí. Como el PNB es una he- rramienta estadística útil y ha llegado a estar totalmente entrela- zado con nuestros modos habituales de pensar, tenemos la tendencia a i~nora:. 1:ts relaciones estratégicas subyacentes que determinan la dirección y grado de movimiento de los agregados económicos. En vez de examinar los requerimientos de la estructura industrial y los elementos diniimicos de la conducta económica, tendemos a en-

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focar la economía como bloques de billones de dólares que pueden ser cambiados a voluntad de una columna a otra de las varias ca- tegorías usadas por los estadísticos para evaluar el PNB.

Para apreciar totalmente la influencia crítica de los mercados exteriores y ae los gastos militares en la economía nacional, debe reconocerse su impacto excepcionalmente grande en las industrias productoras de bienes de capital. Pero, primero, un comentario acerca de las industrias productoras de bienes de capital y el ciclo económico. Existen diversas explicaciones de los ciclos económicos, pero no puede discutirse el hecho de que el mecanismo del ciclo económico - e l mecanismo de trasmisión, si se quiere- debe en- contrarse en los altos y bajos de las industrias productoras de bie- nes de inversión. Hay ciclos que est5n relacionados principalmente con el flujo y reflujo de los inventarios, pero éstos tienen habitual- mente una corta vida, en tanto que la demanda de bienes de in- lersihn no se interrumpa súbitamente.

Durante una declinación cíclica, la demanda de bienes de con- sumo puede mantenerse por un cierto periodo utilizando expedien- tes tales como la ayuda al desempleado, otras asignaciones de be- neficencia y la depleción de los ahorros de los consumidores. Sin embargo, excepto para las necesidades más esenciales de reposición, los gastos en bienes de inversión pueden, teóricamente, reducirse

; a cero. Los hombres de negocios, naturalmente, no harán inver- siones a menos que esperen obtener ganancias. El resultado de la diversa conducta de los bienes de producción y los bienes de con- sumo fue demostrado en forma clásica en la depresión de los años 30. Durante esta depresión, probablementé la peor de nuestra his- toria, las compras de bienes de consumo declinaron sólo en un 19% (entre 1929 y 1933). Comparemos esto con la conducta de los dos tipos mayores de bienes de inversión durante el mismo período: los desembolsos en construcciones residenciales decrecie- ron en un 80% y las inversiones fijas no residenciales bajaron un 71 por ciento.

Con estos antecedentes atendamos a la relación que hay des- pués de la Segunda Guerra Mundial entre: a ) exportaciones y demanda militar y b) una categoría importante de inversión, bie- nes fijos de inversión no residenciales. El cuadro IV registra las industrias productoras de bienes de inversión no residenciales. Debe señalarse que una cantidad de estas industrias también contribuye a los bienes de consumo (vg. acero y maquinaria para automóvi-

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les) y a la construcción residencial. Este cuadro presenta los por- centajes de la demanda total (directa e indirecta) creada por las exportaciones y adquisiciones del Gobierno 1;ederal que estiín dedi- cadas casi enteramente a necesidades militares. Estos datos son del año 1958, el último en el cual existe un análisis completo dc insu- xno-producto de la economía de los Estados Unidos. (Ver Cua- dro 4 ) .

CUADRO 4

PORCENTAJE DEL PRODUCTO TOTAL ATRIBUIBLE il LAS EXPORTACIONES Y ADQUISICIONES FEDERALES 1958

Total % de la pro- e.rportacio-

ducción nes j1 ad- A las expor- Adquirido por quisiciones

taciones el Gob . Fed. federales Industria

Minería del hierro y aleaciones ferrosas

Minería de metales no ferrosos Minería del carbón Artillería y accesorios Elaboración de hierro bruto y

acero Elaboración de metales no fe-

rrosos brutos Productos de estampado y tor-

nillos Otros productos mctálicos fa-

bricados Motores y turbinas Maquinaria agrícola y acceso-

rios Maquinaria para construcción,

minería y campos petroleros Maquinaria para manipulación

de materiales y accesorios Maquinaría de metalistería y

accesorios Maquinaria industrial especiali-

zada y accesorios XIaqiiinaria industrial y accc-

sorios Máquinas-herramientas

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Industria

Total % d i la pro- exportacio-

ducción nes y ad- A las cxpor- Adquirido por quisiciones

taciones el Gob. Fed. federales

Equipo industrial eléctrico y aparataje

Equipos eléctricos de alumbra- do y de distribución

Equipos de radio, TV y comu- nicación

Componentes electrónicos y ac- cesorios

Maquinaria eléctrica diversa, equipos y accesorios

Aviones y piezas Otros equipos de transporte

(excepto autos) Instrumentos científicos y de

control

FUENTE: "The Interindustry Structure of the United States". Survey of Ctirrent Business, November 1964, pág. 14.

Como se habrá notado en el cuadro 4, únicamente en una industria, maquinaria y equipo agrícola, la combinación de la ex- portacióil y demanda militar llegó a menos del 20% de la demanda total. En el extremo opuesto están las industrias militares por ex- celencia, artillería y aeronaves. Para todo el resto de las industrias, la gama del apoyo dado en 1958 por las exportaciones y demanda militar, va de un 20 a un 50 por ciento.

Si bien los datos estadísticos disponibles se refieren sólo a un año, los patrones de exportación y gastos militares de postguerra sugieren que esta tabulación es una representación justa clc la si- tuación desde la guerra de Corea y seguramente una gran subes- timación durante la guerra de Vietnam. Para un análisis m ' 21s com- pleto se requiere más información y estudio. Mientras tanto, los datos disponibles autorizan, en mi opinión, estas observaciones:

I u' 1) Las exportaciones y gastos militares ejercen una influcncia clara sobre la economía, porque refuerzan un centro estratégico de la estructura industrial existente. Esto es especialmente digno de

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218 LA ERA DEL IMPERIALISMO

atención, ya que la inversión comercial no es, como a menudo se la concibe, una corriente que fluye libremente. Existe una interde- pendencia definida entre: a ) la tabla existente de las tasas de sala- rios, precios y ganancias, b) la estructura desarrollada de la indus- tria (los tipos de industrias interrelacionados, cada uno construido de modo lucrativo a escala de los mercados nacionales e interna- cionalcs obtenibles), y c) la dirección de nuevas inversiones pro- ductivas. En forma más simple, existen profundas razones comer- ciales clc por qué las inversiones van en la dirección que lo hacen y no utilizan caminos que les permitan satisfacer las necesidades potenciales de este país, por ejemplo, eliminar la pobreza, proveer de industrias que dieran iguales oportunidades a los negros, pro- mover las regiones subdesarrolladas de Estados Unidos, o crear vi- vicndas adecuadas. Más importante, los negocios no pueden invertir logrando estos propósitos y al mismo tiempo satisfacer sus niveles necesarios de utilidad, crecimiento y seguridad para el capital in- vertido. Las exportaciones de los bienes de capital y la demanda militar que fluye hacia los productores de bienes de capital, por otra parte, presentan una ventaja única en el sentido de que forta- lecen y hacen más lucrativa la estructura inversionista establecida; también contribuyen a una expansión industrial que es la más ar- mónica y provechosa para la composición existente del capital.

_ _ _- .- 2) El apoyo dado por la economía externa -tanto en sus bie- nes militares como civiles- produce una contribución singular al actuar como un baluarte contra la transformación de recesiones menores en depresiones de importancia. Lo ha logrado apuntalan- do uno de los engranes estratégicos en el equilibrio de la economía -la producción de bienes de inversión-, proveyendo, como he- mos visto, del 20 al 50% del mercado para estos bienes.

3) Necesitamos también tener en cuenta que es la industria monopolista la que domina el flujo y volumen de la inversión y que tales negocios monopolistas engranan en forma característica sus políticas inversionistas con lo "seguro", donde están bien res- paldadas buenas ganancias e inversiones. Aquí el vínculo de la ac- ción gubernamental con la política exterior es de máximo interés. El mercado de bienes militares posee la decidida ventaja de su- ministrar contratos a largo plazo, a menudo acompañados de ga- rantías suficientes para reducir, y aun eliminar, todo riesgo para la construcción de plantas adicionales de equipos, plantas y equi- pos que también pueden usarse para propósitos civiles. Además,

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ECOaVOMÍA DEL IMPERIALIS,l fO 219

los contratos militares financian investigaciones aiines y gastos de desarrollo, eliminando nuevamente aspectos arriesgados de los pro- gramas normales de inversión. En cuanto a los otros países, la $re- sencia militar de Estados Unidos, su política exterior y sus com- promisos de seguridad nacional, proveen de un aparato protector valioso para las inversiones hechas en mercados externos. Estas in- versiones internacionales, junto con la demanda creada por la ayu- da externa gubernamental, contribuyen en forma importante a la demanda de exportación de bienes de capital y de otras industrias manufactureras. La confianza en la consistencia entre la política externa gubernamental y su complementaria, la política militar pue- de, y seguramente debe, actuar como un marco de referencia va- lioso para las prácticas inversionistas tanto nacionales como inter- nacionales de las empresas monopolistas.

4) El 20 al 50% extra de negocios suministrados por las expor- taciones, más la demanda militar (como se muestra para las in- dustrias claves en el Cuadro 4) provee un porcentaje mucho ma- yor de las ganancias totales de estas firmas. La economía típica de una empresa manufacturera requiere que la firma alcance un cierto nivel de actividad productiva antes que obtenga ganancias. Los costos brutos medios -depreciación de la maquinaria, uso de la planta, costo de administración- permanecen casi constantes a un nivel dado de capacidad. Una empresa trabaja a pérdida hasta que la producción alcanza un punto en el cual el producto final, al precio del mercado, obtiene suficientes ingresos como para pa- gar los costos medios y directos. Una vez que se alcanza este punt? de "ruptura de equilibrio" la rentabilidad del negocio continúa creciendo hasta que se estrella con los límites de la capacidad pro- ductiva. Por supuesto que la curva de rentabilidad difiere de una industria a otra y de una firma a otra. Pero 'la existencia de un punto de "ruptura de equilibrio" y la oscilación ascendente de las ganancias, una vez alcanzado este punto, es una característica co- mún para las industrias manufactureras. Lo que esto significa es que para muchas de las empresas en las industrias de bienes de ca- ~ i t a l , el aumento del 20 al 50% proveniente de la demanda de compras y exportaciones militares explica, probablemente, la mayor parte de las ganancias, y en no pocas firmas quizá tanto como el 80 o el 100% de ellas.

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L.4 ERA DEL IiZlPERIALISMO

LZONOPOLIO E INVERSIONES EXTERIORES

Una de las razones que frecuentemente se dan para creer qiic el imperialismo económico tiene una influencia insignificante cn la política externa y militar, es que sólo un pcqueíío seg:ncnto de los negocios norteamericanos está interesado vitalmente en actividades económicas exteriores o inilitarcs. Esta podría scr una observación significativa si los recursos económicos estuvieran distribuidos ain- pliamente y si se pudiera concebir que la mayoría de las empresas con mentalidad empresarial nacional se movilizaran contra los pla- nes de acción fomentados por 1n pequeña minoría de empresas orientadas liacia el exterior. Pcro las realidades de la concentra- ción económica sugieren -justan~crite lo contrario. En las industrias inanufactureras, 5 cor!,oi-aciones poseen m5s del 15% del tota! de ios bienes netos de capital (en 1962). Las 100 corporacioncs ma- yores poseen el 55% del total de los bienes netos de capital.16 Esto significa que un número pequeño de firmas --con s ~ i propio 110- derío y el de sus aliados en las finanzas y en los medios masivos de propaganda- ~)ueclcn manejar una abrumadora cantidad dc poder económico y político, especialmente si existe coiriiiiiidatl ( I r intereses dentro de este grupo relativamente pequeño.

Y es en medio precisamente de estas corporaciones gigantes en donde encontramos los núcleos principales de operaciones econb- micas externas y militares. Basta un examen somero de las 50 rrx- presas industriales mayores para iiiostrarnos los sicuientes tii:trs tlc firinas rnuy implicados en operaciones económicas internacionales y en el suministro dc pcrtrechos militares: 12 en !~ctróleo, -5 eii aviación, 3 en productos químicos, 3 en acero, 3 en industria auto- movilística, 8 en equipos eléctricos y electrónicos y 3 en caucho. Estas 37 compañías componen másdcl 90% de los activos dr las 50 firmas industriales mayores. Lá comunidad de intereies entre los gigantes industriales erl operaciones externas y militares einer- ge de relaciones que rio son habitualmente obvias en términos de las categorías estadísticas usuales. Primero, existe la iiitcrrelación al través de los centros de poder financieros. Segundo, existen las Iigazoiles econórnicas directas de negocios. Mientras que sólo cin- co empresas obtienen un cuarto del volumen de contratos milita-

15 Hearings, Sul~roininittee on Antitrrist arid Monopoly of the Com- mittee on thc Judiciary, U.S Senate, 83th Coiigrcs~. 2nd Scssion, Part 1, Washington, D.C , 1964. pág. 115.

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I:'COR'OALíÍA DEI, IJ IPI:RIA I IS,ZIO

re? y 23 empresas absorberi rri:ls dc la mitad de tales contiatos, una gran parte de estos ncgocios csti distribuida cntre otras erripresas que abastecen a cstos contratistas principales l6 Así, romo vimos 1.11 el cuadro 4, los manufactureros dc metales rio ferrows bru- tos, quicncq reciben muy pocos contratos militares directos, obtie- nen, sin embargo, rir,ís del 22% cdc sus ncy~cios de la demanda militar. 1-, tercero, n causa del rico creciinicmto potencial y otra? ventajas dc loi neyocios iriilitarcs y c\teriorcs, el rno\imicrito dc posyueira cie f~isiói: ciitic- los yiqantcs iridustrialcs lia cntremclc 1,- do lar oryanitacioiic>s coriiciciales típicamcntc nacionales con las t ípican~~ntc <liiioiclas a los iiiercados exteriorcs. Las oryani7acionc.s cornercinlcs apaicnt(~1nentc rn'ís disírniles tiencn hoy día muy só- lirlos iiitcicse? en los ncgocios militares y extraiilcros. Vcrrios, por rjcrn~~lo. a procl~ictoirs tiadicionalcs dc artículos de molienda dc yrarioi v eqiiilms de plorricría y calrfaccióri adquiiiendo plantas que fnhiicari instruincritos científicoi; a rrnpiesas erripacadoras dc cal rie corripr ando conipaaías en cl canipo clr la maquinaria indus- ti ial qciieral y m ~ i c h o ~ oti os conglomci aclos de difei cntcs industrias.

IXVERSIONES EXTRANJERAS DIRECTAS DE LOS ESTAIDOS USIDOS, SEGÚN El, h lONTO DE Id.% INVEKSION, 1957

Porceniaje d e las Zn: erszones lota-

Va lor rle la inversión directa N ú m e r o de l e ) d~ Estados ,lar categorías de m o n t o f l r n ~ a ) Unzdo ,

- --

$ 100 millones y ni& 45 5 7 $ 50- 100 milloncs 5 1 1 L $ 25- 50 rnillones 67 9 $ 1 0 25 millories 126 8 $ 5- 10 ~nilloncs 166 5

- - .

Total 455 9 1 -- pp-ppp

FUEKTR: United States Eiisiness Invcstiricnts in Forrisn Coiiritrie.i, Drpar- tamento dc Comcrcio de Estados Unidos, 1960, pig. 1 4 .

1 " Back.:roiiricl hlntrrial ori Ecorioiriic !\s]>-r~s of Military Pro~ur~rnei i t aiici Sii~,~>ly : 1964, j ~ ~ i r i t Eroiioiiiic Coii~iiiittec ~ , f C:c~iicr~~ss, \Vasliincton, D.C., 1564, 1)5g. 11.

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222 LA ERA DEL IAIPERIALISIZIO

La concentración del poder económico, sicndo parte tan im- portante de la escena nacional, se prcsenta de modo aún más cons- picua en el área de la inversión exterior. Los datos básicos dis- ponibles sobre esto están tomados del Censo de 1957 de Inversiones Exteriores (ver cuadro 5 ) . Estos datos se refieren únicamente a inversiones directas y no incluyen inversiones indirectas (o de "car- tera") o vínculos econóniico5 tales como los creados por las licen- cias de patentes, procesos y marcas registradas.

Notamos en este cuadro que sólo 45 firmas abarcan casi trcs quintzs partes de todas las inversioncs directas internacionales. 163 firmas retienen el 80% de tales invcrsioncs. La evidencia es aún más notable cuando examinamos la concentración de las im-ersio- nes por industria:

Número de % retenido de los Industria firmas activos totales

Minería 20 95 Petróleo 24 93 Manufactura 143 81 Servicios de Utilidad

Pública 12 89 Comercio 18 83 Banca y Seguros 23 76 Agricultura 6 83

Estos datos se murstran desde el punto de vista de la inversión total exterior de Estados Unidos. Si evamin!iramos la situación dcs- de el ángulo de los paises receptores. encontraríamos un qrado aún mayor de concentración de las actividades comerciales de Es- tados Unidos.4Pero desde cualquier perspectiva, la concentración de las inversiones externas no es más que una cutcnsión clc la$ ten- dencias monopolistas don16sticas. Estas últimas ~uininistran la opor- tunidad de acumular las riqueza5 necesarias tanto para las inver- ciones exteriores extensivas como para el impulso a tales inr-ci siones.

El problema del control es capital para la comprensión de los factores estratégicos que determinan el patrón de las inversiones exteriores. En su forrna mAs escueta, este control rs rniís c\.identc en las relaciones económicas con los países subdesarrollados, en el papel dc estos países como proveedores de materias primas para

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CUADRO 6

DISTRIBUCION PORCENTUAL DE LAS INVERSIONES EXTERIORES DIRECTAS POR AREA E INDUSTRIA, 1964

Arca total Canadá Europa América Latina Africa Asia Oceanía % % % % % % %

Minería 8,o 12,l 0,4 12,6 21,9 191 633

Petróleo 32,4 23,4 25,6 35,9 51,O 65,8 28,l

Manufactura 38,O 44,8 54,3 24,3 13,8 17,5 54,l

Servicios de utili- dad pública 4,6 3,3 0,4 5,8 0, 1 138 0, 1

Coniercio 8,4 5,8 12,2 10,7 597 798 5,5

Otras 8,6 10,6 7,1 10,7 7,5 6,o 539

Total 100,O 100,O 100,O 100,O 100,O 100,O 100,O

FUENTE: Calculado de datos del Survey of Current Business, septiembre 1966, p. 24.

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las industrias de producción en masa y como fuente de lo que 1 puede llamarse en propiedad tributo financiero. 1

Examinemos primeramente la distribución de las invei~iories ex- teriores corno se muestra en el cuadro 6.

Vemos aquí dos patrones diferentes. En América Latina, Asia y Africa la mayoría de las inversiones están en las industrias ex- tractivas. Aunque Canadá es una fuente importante de minerales y petróleo, sólo el 35% de las inversiones de Estados Unidos están en estas industrias extractivas, estando dedicadas un 45% a ma- ri~ifacturas. La inversión en industrias extractivas en Europa es míniiiia: los datos sobre petróleo representan refinerías y distiibu- ción, no pozos petroleros.

El control económico, y en consecuencia el control político cuando se trata de fuentes foráneas de materias primas, c5 dc im- portancia primordial para las industrias domésticas de producción en masa organizadas eii forma de monopolios. En industrias tales corno el acero, aluminio y petróleo, la capacidad para controlar las fuentes de materias primas es esencial para el control de los iriercados y precios de los productos finales, y sirve como un factor efectivo de seguridad al proteger las grandes inversioncs en ma- nufacturas y la distribución del producto final. La frustración que irsulta de la competencia toma dos formas. En una, la libertad de accióri del competidor se coarta cuando cl precio y la distribu- ción de las materias primas están controlados; éste no puedc sobre- vivir mucho tiempo sin una fuente segura de materias primas a un costo práctico. En la otra forma. un grupo poderoso puede impe- dir a un competidor m5s débil llegar a ser mks indcpendiente y al mismo tiempo, puede desalentar cualquier competencia. adqui- riendo todos los recursos mundiales de este material en la medida que es posible. i Cuán conveniente es que un número limitado de compañías petroleras de Estados Unidos controle dos tercios del petróleo del Mundo Libre!17

A este nivel de monopolio, la involucración de los intereses co- merciales en la política exterior de Estados Unidos se hace aún más estrecha. La seguridad de controlar las inaterias primas en la mayoría de los sectores no implica sólo un asunto de negocios, sino que ocupa un primer puesto en la agenda de preservación del poder

17 A. George Gols, "Postwar U.S. Foreign Petroleum Investment", en U.S. Private and Governrnent Investment Abroad, por Raymond F. Mike- sell, University of Oregon Books, Eugene, Oregon, 1962, pág. 417.

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industrial y financiero. Y los poseedores de este poder, si lo desean seguir siendo, deben hacer todos los esfuerzos para asegurarse la disponibilidad de estas fuentes de abastecimiento en las coildicio- nes mis ventajosas: estos abastecimientos exteriores no son sim- plemente un carrlino hacia grandes ganancias, sino que constituyen una póliza de seguridad para la posición monopolista dentro del país.

La presión para obtener fuentes externas de materias primas ha tomado una nueva dimensión durante las dos díicadas pasadas y promete hacerse progresivamente mayor. Aun cuando los nego- cios de Estados Unidos han tenido siempre que confiar en fuentes externas para una cantidad de metales importantes (bauxita, cro- mo, níquel, manganeso, tungsteno, estaño), sin erribargo. éstos se han autoabastecido de una amplia gama de materias primas y las han exportado hasta hace poco. Esta geneialización ha sido uno de los puntos fuertes de aquellos que argunicntaban que el capita- lismo de Estados Unidos no tenía necesidad de ser imperialista. Pero hasta este argumento, débil como debe haber sido e11 el pa- sado, ya no es de confiarse. La presión que se desarrollaba sobre los recursos naturales, especialmente evidente desde alrededor de 1940, incitó al Presidente Truman a establecer una Comisión de Política para hlateriales para definir 13 iilagnitud del problema. El informe proporcionado por la Comisión l<esources of Freedom (Washington, D. C., 1952), resumía gráficamente e1 cambio dra- mático para todas las materias primas, salvo alimentos y oro, en la siguiente con~l.aración: a finales de siglo, Estados Lnidos pro- ducía iin exccdciitc de alrrdedor de un 15% de estas materias primas consumidas en el país; este excedente se liabía tornado en déficit en 1950, con la industria de Estados unidos consumiendo un 107: más que la producción nacional; al extrapolar a 1973 se rnostró que para entonces el déficit total de inaterias primas para la industria sería de alrededor del 20 por ciento.

Quizj la toina de conciencia de este lieclio por el Presidente Eiscnhoncr fue un factor que contribuyó a que en su primer dis- curso inaugural llamara a la nación a la unidad de los intereses económicos y políticos (20 de enero de 1953) : "Sabemos.. . que estamos unidos a todos los pueblos libres no meramente por una noble idea, sino por una simple necesidad. Ningún pueblo libre puede adhe~irse por mucho tiempo a cualquier privilegio o disfru- tar de cualquiera seguridad en el aislaniiento económico. Pese a

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nuestro propio poderío material, aun nosotros iiccesitamoi mcica- dos en el mundo para los excedentes de nuestras granjas y fibricas. Igualmcntc, necesitamos materiales vitalrs y productos de tierras 1

lejanas para estas niismas granjas y fábricas. Esta ley básica de in- terdependencia, tan evidente en el comercio de épocas de paz, sc aplica con una intensidad mil vcccs mayor en caso de guerra".

Ccmo sucede tan a iilenudo, los intereses económicos armoni- zan perfectamente con las rrictas de seguridad y políticas, ya que tantas de las materias primas básicas se con~ideran escncialcs para una efecti~a para la guerra.

En forma completan~ente cornprensible el gobierno contribuye a la seguridad de la nacijn tanto como a la seguridad de los nego- cios a través de maniobras diplomáticas, retención de bases mi- litares convcniciitcs en varias partes de1 mundo, ayuda militar para tratar de apoyar la estabilidad de los gobiernos y, por último, pero no menos importante, un programa de ayuda exterior que es una sutil mezcla de la expresión de propósitos humanitarios accrca dc la industrialización y una apreciación realista de que tal progresr no interferiría con la capacidad de los paíscs proveedores para mantener el flujo adecuado de materias primas. Para haccr un trabajo efectivo clc asegurar un suministro adccuaclo dc materias primas, a la luz de un posible agotamicnto de los depósitos ya en explotación, y en vista de las posibles neccsidadcs dc los progra- mas espaciales y de cohetería, cl gobierno pi!.ec!e liacer s!i rriayor contribución inantcriiendo "libres" y seguras para la pr,oducción minera tantas zonas como sea posible. Clarence B. Ranclal!, presi- dente de la Inland Steel Co. y asesor para la ayuda externa en Wasl~ington, comentaba la disponibilidad afortunada de los depó- sitos de uranio en cl Congo Bclga cuando se desarrolló la bomba atómica: i Qiié suertc fue para nosotros el que la madre patria es- tuviera de nuestro lado! ,Y quién tiene alguna posibilidad hoy día de prever en cuál de las áreas inexploradas del mundo puede exis- tir algún depósito único de una materia prima preciosa que en el transcurso del tiempo pueda necesitar urgentemente nuestra indus- tria o nuestro programa de defensa?ls

La integración de capitalisinoi rrielios dccai r o l l c ~ d o ~ al I I ~ C * c ,itlo mundial conio proveedores continuos y seguros de sus recursos na- turales, se traduce, con raras excepciones, en una dependencia con-

i C The Coiiirriirnist Challenye to Anicrican Business, por Clarence B. Randall, Little Brolvn R Co., Boston, 1939, 36.

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tinua de los centros de control monopolista, la que es bendecida y cimentada por la estructura de mercado qiic se desarrolla a par- tir dc esta misina dependencia.\la inteyiación a los mercados mun- diales capitalistas posee cfcctos casi uniformes sobrc los países pro- vcedores: 1 ) se alejan, o nunca cntran a las rutas dcl dcsarrolln q~:e iequierc indepcndcncia y seyuridad vn sí mismo: 2 ) pierde11 su autosuficiencia cconómica y 1lco;an n dcpcndcr dc las exporta- ciones para su viabilidad económica; 3 ) sus estructuras industria- ICS l l e~an a adaptarse a las nccesidacles de siministro de artículo de exportación especiali~aclos a prrcios aceptables para los compra

ino la que se neccsita para una productividad económica crecient y diversificada. El síntorns familiar de este proceso aún se ve e

i dores, reduciendo así una fiexibiliclad de rccursos productivos coi

;P América Latina, donde, a pesar de los csfueizos de industrializa- ción y el estímulo de dos gucrras rnundialcs, bastante mis del 9076 de las expoitaciones totales de la inayoría de los yaíscs coi-isiste en productos a~rícolas y mineros.19 La extrema drpendencia de las cuportaciones, y de un número dc pioductos de exportación muy restrinyido. cn tal caso, iiiantiene a tales economías en desequili- brio en sus relaciones cconómicas intcinacionalcs y crea tina fre- cuente necesidad de préstamos. I,a\ deudas cnqendran mis deudas, ya que el servicio de la deuda agreqa clificultades adicionales a la halan7a de pagos. Y en todas estas ielaciones de pedir prestado y prestar los cauces de las transaccioi~ci internacionales están en ma- nos de los inversionistas extranjeros, dc sur asociados comerciales y de siis aqcncias gubernamentales.

Las cadenas de la dependencia puedrn ser nianip~ilaclas por las palancas políticas, financieras y militares de los centros del impc- rio, con la ayuda de los Infantes de Marina, bases militares, so- bornos, operaciones de la CIA, maniobras financieras y cosas por el estilo. Pero la base material de esta depciidencia es una estruc- tura industrial y financiera, la cual, a través de las llamadas ope- raciones normales de mercado reproduce las condiciones de la de- pendencia económica.

Un elemento crítico de los patrones del mercado, que ayuda a perpetuar a los países subdesarrollados como proveedores de ma-

1 9 "Resource Aspects of Latin American Development", por Joseph Griinliald, en National Rcsoiircca and Iiiternational Developnient, por ;ZIari<.n Cla\\s«n, Johiis FIop1,ins Pr-55, 631tin101 e. 1961. p i g 7 1.5

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terias prima; dependientes, es el tributo financiero que se paga a los dueños extranjeros, quienes no sólo extraen recursos naturales, sino igualmciite generosas ganancias. La siguiente coinparación pa- ra los años 1950-1965 es una ilustración clara del proceso y se re- fiere únicamente a un tipo de drenaje financiero, el ingreso por inversio~ies directas que se transfieren a los Estados Unidos:'O

Todos los Europa Canadá A . Latina otros sectores

(Billones de dólares)

Flujo de inversiones di- rectas desde EE. UU. $ 8,l $ 6 3 $ 3,8 $ 5 2

Ingreso sobre este capi- tal transferido a EE. UU. 5,5 5,9 11,3 14,3

Neto +$ 2,6 +$ 0,9 -$ 7,5 - $931

En las regiones subdesarrolladas se sacó casi tres veces tanto di- nero coino cl que inqresó. Y notemos bicn que además de sacar casi tres leces lo que invirticion, los accionistas pudieron incren~r~itar el lalor dc los activos que poseían en estas regiones varias Leces: en AmErica Latina, las inversiones directas propiedad de la5 em- presas de Estados Unidos aiimentaron de $4,5 a $10,3 billones du- rante este período; en Asia y Afrira dc $1,3 a $4,7 billones.

El patrón que, como contraste, ofrece el flujo de dinero desde y hacia Europa, indica iina tendenca de la srgi~nda postguerra. El rápido crecimiento de las inversiones en Europa se produjo en manuiacturas y refinerías de petróleo. El proceso de inversiones in-

20 Estos son resúmenes dc datos presentados para 1950 a 1960 en el Depto. de Comercio, Balance of Payments Statistical Supplement Revised Edition, Washington, D.G., 1963. Los datos para 1961 a 1965 aparecen en los artículos sobre inversión extranjera en varios números de Sunrey of Current Business desde 1962 hasta 1966. La primera Iínea en el cuadro del texto representa los flujos de capital neto de la inversión directa de los Estados Unidos. La segunda línea es la suma de los dividendos, intereses y utilidades de la filiales, después de deducir los impuestos del extranjero, producidos por las inversiones directas en el exterior. No incluye los in- gresos de las corporaciones subsidiarias (distintas de las filiales) que quedan rrtcni<!os en cl cstcrior.

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ternacionales en las manufacturas está. íntiiilamente relacionado con la marcha normal de los negocios a través de: a ) mercados de control y b) minimización de los costos de producción. Los métodos que se usan variarán de acuerdo con la industria y condi- ciones de cada país. principales factores involucrados en la elección de las inversiones de capital en vez del comercio de ex- portación son :

1) Si la tasa de beneficios obtenible manufacturando en el ex- terior es mayor quc la que se obtiene incremeiltando la produc- ción nacional.

2 ) Si ello facilita obtcncr una participación rnayor y más sc- gura en un mercado extranjero dado.

3) Si ello permite tomar ventaja en los cauces del comercio de exportación del país en el cual se hace la inversión. Así, las empresas comerciales de Estados Unidos en Inglaterra comprenden el 10% de las exportaciones británica^.^^

4) Si es posible apropiarse de un campo industrial basado en nuevos avances tecnológicos, usualmente protegido por el ejercicio de derechos de patente. Pero el desarrollo más dramático de nues- tros tiempos es el despliegue dc la industria dc Estados Unidos en actividades de computación, energía atómica y tecnología especial de los países industrializados. El rrípido crecirnicnto de estos cam- pos está motivado, seguramente, por oportunidades inmediatas dc ganancia. Pero lo más probable es que tiene por objetivo el mante- ner y obtener ventajas máximas de la delantera técnica que las empresas de los Estados Unidos poseen ahora como resultado de las vastas inversiones hechas por el gobierno de Estados Unidos en investigación y desarrollo. La posición dominante en esta tec- nología puede ser decisiva en la obtención de uii control más amplio en el resto de la economía, siempre y cuando la nueva tecnología llegue a ser la clave de las fuerzas productivas de una sociedad.

Inversiones tales como las que hace el capital de Estados Uni- dos en manufacturas en los países subdesarrollados ocurren prin- cipalmente en América Latina, donde el porcentaje de las inver- siones totales de Estados Unidos en el campo de las manufacturas es de 24%. Estas inversiones son principalmente en industrias ma- nufactureras livianas, incluyendo el procesamiento dc los materia-

American Investment in British Manufacturing Industry, por John H. Dunning, London, 1958.

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les aliinenticios nativos. Las operaciones de manufactura en el cam-h po de bienes duraderos, tales como automóviles, toman la forma de plantas ensambladoras. Esto garantiza al mercado de exporta- ción de componentes y partes. También contribuye a estabilizar el mercado de Estados Unidos para estos productos. Es mucho más fácil para un país enfrentado a severas dificultades en su balanza de pagos prohibir las importaciones de un artículo suntuario que el eliminar la importación de materias primas y piezas de ensam- ble que crearía desempleo y cierre de la industria local.

L a expansión económica internacional de postquerra de las fir- mas manufactureras de Estados Unidos se ha traducido en la trans- formación de muchas de sus empresas gigantes en una nueva forma de organi7aciones multinacionales. I,a empresa de neyocios inter- nacional típica ya no rsti más limitada a la compaiíía petrolera gigante. Se asemeja m'ís a la General Motors o a la General Elec- tric, con el 15 o 205% de sus operaciones comprometidas en nego- cios internacionales y haciendo todos los esfuerzos por aumentar esta participación. El propósito abiertamente expresado por estas cmpresas es c1 de obtener los costos unitarios de producción más bajos en base al mercado mundial. También es su propósito, aun- que no necesariamrnte rxpresado abiertamente, cl llegar en primer lugar al movimiento de fusión en el Mercado Común Europeo y controlar una parte tan qrande del mercado mundial coino la que controlan en el mercado de Estadoi Unidos. Para los directores de tales organi7aciorics la unicidad de los interesrs cconómicos y naciona!es es completamente clara. El presidente de la General Electric lo expresa sucintamente: "sugiero que percibiremos: que, una Lez que hayamos pasaclo por encima dc los propósitos tanto comunes como opuestos de las empresas y el qobierno, existe iiri

patrón más amplio, un "consenso" si se desea, donde los interesrs públicos v privados se fusionan, cooperan, interactíran y llegar1 a ser el interés nacional".?'

No hay que insistir en que, el término "intercs privado" se refiere a empresa privada. Otro empleado de rsta corporación se enfrenta al problcn~a dc la identidad del intrrEs nacional y privado: "Así. nucstin bíisqueda de ganancias nos sitúa de llr~no

22 "Our Common Caiise in World Competition", discurso de Fred J. Borch, presidente de la General Electric Company, ante The Economic Club of New York, el 9 de Noviembre de 1964, impreso por la General Electric Co., Schenectady, X. Y.

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en línea con la l~olítica nacional c l c c lr~rar el coniei-cio internacio- nal como ineclio d r fortalecer al in~indo libie cii la confrontación con el Com~inisirio a través de la Guerra Fría".'"

Así como la lucha contra el Coiiiunisiiio ayuda cn la búsque- da de ganancias, del misnio modo la búsqiieda dc ganancias ayuda cn la lucha contra el Comunismo. ;Qué armonía niás perfecta dc intereses podría ima~inaise?

2 3 "The Creative Power of Profits", discurso de John D. Lockton, Teso- rero de la Geiieral Electric Company, pronunciado en el Macalester College, St. Paul, Minn., el 23 de abril de 1964, impreso por la General Electric Co., Schenectady, N. Y.

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Se terminó de irnpriniir este libro de la EDITORIAL NVESTKO TIEMPO, S. A., el día 9 de junio de 1969 en los talleres de la EDITORIAL LIBROS DE MÉXICO, S. A,, -4v. Coyoacán 1035, México 12, D. F. La edición estuvo al cuidado de Alonso Aguilar M. y Horacio Zalce y se

imprimieron 3,000 ejemplares.

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