La Expansion Europea (parte 1)

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  • 8/19/2019 La Expansion Europea (parte 1)

    1/76

    NUEVA

    CLIO

    )

    Lq

    Historio

    y

    t" ltobl*ot

    I

    La

    expansión

    europea

    (

    s¡glos

    xur

    al

    xv

    )

    Pierre

    Chaunu

    Profesor en

    la Facultad do

    Lotras

    y

    Ciencias humanas de

    Caon

    ll

    Colección

    dirigido

    Por

    ROBERT

    BOUTRUCHE'

    profesor

    do

    lo

    Sorbono

    I

    elUf

    LEMERLE,

    profesor

    dol

    colldse

    de

    Fronce

    I

    I

    I

    I

    I

    .\

    a rl\'

    '

    .

    ?

    I.',ri,ctl¡o

    "_"

    -

    '-'l::::---:jj"'-

    EDITORIAL

    Calabria,

    235

    -'239

    1972

    LABOR, S.A.

    -

    Barcelona-15

  • 8/19/2019 La Expansion Europea (parte 1)

    2/76

    í r. t

    -

    rndice

    de

    matenas

    Prólogo

    v

    fndice

    de

    mapss

    y

    figuras

    . ....

    xvllr

    Abreviaturas

    xlx

    Introclucción

    xxl

    PRIMERA

    PARTE

  • 8/19/2019 La Expansion Europea (parte 1)

    3/76

    C'rpÍrulo

    II. Lenta

    maduración

    de los

    medios

    y

    de los

    pensamien-

    tos en

    Ia

    Cristiand¡¡d

    occidental,

    num€rosa

    y

    por

    ende

    rica

    y próspcra

    ...

    l

    Cristiandad

    numerosa

    1.

  • 8/19/2019 La Expansion Europea (parte 1)

    4/76

    B.

    L¿s

    dilicultades

    del regreso

    9. La memorable

    entrevista

    Los comienzos

    de

    la

    ocupación

    .....

    1. De

    la bula al tratado. Bl reparto

    difícil. En

    busca cle la

    verdadera

    relación

    de fuerzas

    2,

    La mutación dimensional:

    el segundo

    viaje ..

    3.

    La

    cxplotación

    de

    Santo

    Domingo

    4.

    5. El tercer

    viaje

    . .

    Las Indias

    escaparon

    a

    Colón

    l. Tres

    tipos de viajes .

    2.

    Difioultadcs

    y

    oonllictos

    3.

    Iil

    cuarto

    viaie .

    .

    Notas

    del

    Capítulo

    IV

    SI'GUNDA

    I)AITTE

    DEBATES

    ENTRB

    TIISTONIADORES Y DIRECTRICtrS

    PARA

    LA INYESTIGACIÓN

    C¡pÍruro

    Pnru¡no.

    Los

    grandes descubrimientos. Bsbozo

    de

    u¡ra

    problemáticn

    1. Historia

    y

    representación

    ....

    l.

    La

    historia

    de una

    palabra

    2.

    La historia

    de

    una

    imagen

    3.

    El

    cambio

    tardío del exotismo

    2.

    l,a

    historia rle

    un¿ historia . . .

    .

    .

    l.

    La

    historiografía

    do los dr:scubrinrientos

    en la encrucijarla

    de los

    siglos

    xvllr

    y

    xtx

    2.

    Europa

    y

    Estados

    ¿) La

    coyuntura

    Humboldt, 172;

    b) Los

    problemas

    historio-

    gráficos

    do

    I)ortugal,

    174;

    c)

    [Jna historia

    siempre

    escrita

    conformc al

    prcscntc,

    lT','¡;

    tl)

    Los

    legados tlcl

    pasado

    en la

    historiogralía actual:

    Iiulopa

    antn

    totlo

    y

    temática,

    176.

    3.

    Una

    puerta

    abicrtn al

    porvcnir':

    La historia

    geográñca

    ...

    3. Para una

    problcmútioa nllcva

    y

    ohjctiva

    de

    Ia

    puesta

    en comu-

    nicación

    l.

    Salir

    de Europa

    2.

    El

    peso

    dc

    China

    3. Rebasar

    la

    polaridad

    China-Mediterráneo .

    .

    4.

    ¿Cómo

    cuantificar?

    ..

    Notas

    del

    Capítulo

    Primero

    o.

    r27

    128

    r29

    130

    r32

    133

    135

    136

    137

    137

    141

    144

    746

    I70

    172

    t67

    L67

    167

    l68

    170

    170

    178

    lB0

    tBr

    lBr

    183

    lB7

    C¡rpíru¡,o

    II.

    Los

    medios

    I99

    2.

    l. La tierra

    y

    el

    agua

    l. La

    tier¡a

    ¿)

    Mutación

    ayer,

    201;

    ó) El

    camello, el

    dromedario,

    201;

    c)

    Mutación mañana, 201.

    2. La tierra o

    el agua

    200

    200

    202

    Bl

    mar:

    el

    navío 202

    1. La

    galera

    203

    2.

    El

    velero

    206

    o) El

    problema

    del

    timón,

    207l'

    b) L,os

    mástiles, la

    vela, 210.

    3. El utensilio del

    descub¡imiento. La

    carabela 212

    o) Características, 212; ó) La

    utilización

    para

    el

    descubri-

    miento, 213.

    La navegación 215

    l.

    Datos

    del

    problema

    2I5

    o) La navegación

    sstronómica.

    Un

    gran

    debate, 215;

    ó)

    La

    tesis

    del

    secreto,

    216;

    c) Reencuentro

    con

    las

    etapas.

    Inscri-

    birse

    en

    la larga

    duración,

    217;

    d)

    Los

    antiquísimos

    empi-

    rismos, 217.

    2,

    La segunda época

    de la navegación. El rumbo.

    La

    aguja.

    El

    portulano

    2lB

    -¿)

    De

    la

    aguja a

    la

    brújula,2lB:' b) Mapas,2l9; c) El

    mag-

    rretismo,

    219;

    d,) Las tablas de ,

    220;

    e) La

    rosa

    azimutal sideral,

    220.

    3.

    En

    la

    cúspidc

    de la

    segunda

    época. Navegación

    preastro-

    nómica 222

    ¿) En

    busca

    clc una

    solución media,

    222; b) La

    discutiblc

    cronología

    de las

    prineras

    observaciones, 222;

    c) Ciencia

    universitaria.

    Nivel

    práctico

    de las

    utilizaciones

    en el

    mar,224.

    4,

    La mutación

    astronómica.

    Los

    progresos

    del

    siglo xvr ...

    .

    225

    a) La

    aportación

    de los

    humanistas, 225;

    b) Mercator,225;

    c)

    fnstrumentos

    y

    metlidas,

    225;

    d)

    La observación y

    la

    estims,

    227.

    5.

    Los

    niveles

    227

    o)

    El

    Mediterráneo,

    22B; ó) El Norte, 228;

    c) El

    giro

    del siglo

    xrrt,22B,

    Iil

    capitalismo.

    La moneda,

    El

    estado 229

    l. [n los

    origenes

    del

    capitalismo

    comclcial 229

    ¿)

    Todo

    comenzó en

    la

    Italia del

    siglo

    xr,229;

    ó) Las ¡eglas

    antiguas de

    la

    asociación,

    230.

    2. El metal monetario

    232

    ¿) La importancia

    de

    los cambios. La amplitud

    de

    los cre-

    cirnientos,

    232:. b)

    El mundo

    del

    oro

    y

    el mundo de

    la

    plata,

    232; c)

    La

    gran

    permutación

    del siglo xIIr, 233;

    d) La

    plata

    de

    la

    Europa

    centlal. El oro del

    Magreb, 234.

    3.

    l89

  • 8/19/2019 La Expansion Europea (parte 1)

    5/76

    3. La banca y

    el cambio

    o) Bl

    pago

    en

    escritura,

    235;

    b)

    La

    letra

    de cambio,

    236;

    c) Las compañías

    con

    sucursales

    múltiples,

    238.

    4.

    El

    capitalismo

    de

    Estado

    Notas

    del

    Capítulo

    lI

    C¡pÍrulo

    III.

    Las rnotivaciones

    I.

    Fuentes

    y

    aproximaciones

    ...,

    I.

    Una aproximación

    indirecta

    a

    las

    motiyacioncs

    . .

    ..

    a)

    Una

    problemática

    de

    Ios

    grupos,

    ZS0;

    b)

    IJnco¡rtrar

    un

    método,

    251.

    2. El

    gran

    debate

    alrededor

    de

    Portugal

    .....

    o) La

    complejidad

    de

    lo real

    vivido, 253;

    b) Recurrir

    a

    Ios

    modelos.

    254.

    2.

    Un

    modelo macroeconó¡nico.

    El

    espacio planetario

    1..

    Bl espacio

    discontinuo

    de

    las

    civilizacioncs

    y

    de

    las culturas

    2.

    ¿Por

    qué

    Europa

    a

    pesar

    de todo?

    .

    a)

    Rica en

    duración, 256;

    b)

    Rica

    en

    proteinas

    auimales,

    257;

    c)

    Bien provista dc

    motores,

    257; d,)

    Un

    nuevo balance

    China-Europa,

    259.

    3.

    Un

    >

    macroeconómico.

    Bl ticmpo

    planetario

    ..........

    1. El

    siglo xv o la coyuntura

    a)

    ¿,Nuevas

    variables temporales?,

    26I;

    b) La estrategia

    de las se¡ies nucvas,

    261;

    c) Las tres

    Buropas

    de

    la

    historia

    de

    los

    precios,

    262

    2, Un

    contenido

    más

    ambicioso para

    la

    coyuntur&

    a) Demografía

    ante todo,

    266;

    b)

    El

    verdadero

    balance de

    Ia época de los

    muertos,

    266.

    3. I{uir hacia delante

    a)

    Situar rlc nuevo

    los

    tcmas

    tradicionalcs,

    262;

    ó) Bl

    oro,

    268;

    c)

    La tlata

    dc

    hon¡bros. 270.

    Notas rlcl

    Capírulo

    III

    Conclusión

    235

    239

    253

    254

    255

    256

    260

    260

    26r

    267

    274

    279

    279

    28t

    282

    283

    285

    TERCBRA PARTB

    DOCUMENTACIÓN

    I. Fuentcs

    l. Fuentes

    manuscritas

    289

    A) Portugal

    289

    B) España .

    29o

    c)

    ItBlis

    .

    290

    D) Francia

    290

    B)

    Otros

    países

    290

    ,

    Fuentes

    impresas

    A) Anteriores

    a Africa

    y

    las

    islas

    291

    B) Conquista

    portuguesa

    29I

    C)

    España

    294

    D)

    Las

    grandes

    colecciones

    295

    E) El ciclo

    de fuentes colombinas

    295

    Betudios

    l.

    Guías bibliográficas

    y

    bibliografias

    2.

    Historias

    nacionales

    ii. Historias

    generales

    y particulares

    4.

    Histo¡ia

    de

    la

    expansión europe¿t

    5.

    I:Iistoria

    de la

    expansión

    europea.

    Los

    precedentes

    medievales

    ...

    (¡.

    [,a

    historia

    dc la

    historia

    7. Navegación,

    arte

    náutico,

    técnicas I¡arítimas

    l:t.

    t4,.

    15.

    I

    l'.

    tT.

    lll.

    f

    nl¡rc¡,: ¡r,r"^núrlco . .

    323

    289

    241

    247

    247

    247

    291

    il.

    297

    297

    298

    298

    299

    300

    30t

    303

    304

    304

    305

    306

    306

    307

    307

    308

    309

    310

    3r2

    3t4

    3I5

    316

    (l

    0

    |0,

    il.

    t2.

    ^)

    El

    navío

    B) El arte náutico.

    C)

    La

    cartografía

    Historia del

    pensamiento

    ....

    La

    cruzada

    Bl

    marco,

    la economia

    general

    de la Edad Media occidental .

    . .

    Iil

    marco,

    la

    economía

    marítima

    Ill

    marco

    económico.

    Precios, coyunturas,

    rutas, movimientos

    scculares

    Iil

    marco

    población.

    Denrografía histórica.

    La peste

    I,ll

    marco.

    Climas

    crisis

    del

    siglo

    xIV. L&

    l,ll marco

    económico,

    origen

    y

    tócnicas

    del capitalismo

    Ln Península

    ibérica

    y

    el

    Magreb

    l,os

    antiguos mundos

    lejanos, El

    Asia

    de

    las

    estepas,

    Extremo

    Olionte,

    hrdia

    y

    China. el

    Océano

    fndico,

    Africa

    A

    rnérica

    l.

    2.

    D.

    4.

    {lltima

    mirada

    a

    las

    cristiantlades

    latinas

    Otra

    vez

    Portugal

    El

    príncipe

    Bnrique

    ¿Cuántoyaquéprecio?

    Notas de

    la

    ConcLrsión

  • 8/19/2019 La Expansion Europea (parte 1)

    6/76

    T . t .,

    rrrtro

    ouccron

  • 8/19/2019 La Expansion Europea (parte 1)

    7/76

    La

    expansión

    europea

    es la

    cxplosión

    planetaria

    de

    ra

    cristiandad

    l¿tina

    en detrimento

    de

    la

    misma

    Europa,

    o más

    exactamente,

    el

    gran

    cambio

    acaecido

    en el

    diálogo

    del

    hombre

    y

    del

    espacio.

    se ha

    hablado-

    de

    un

    primer

    bosquejo,

    áClit

    y

    vago,

    dé econoáía_mundo

    a

    I'jnes

    del siglo.xv*ri

    y

    más

    allá

    de Ia

    ecónorñír,

    o

    por

    encima

    de

    ella,

    rkr

    la_ pro¿Jresiva

    entrada

    en

    comunicaciqn

    -ciertamente

    al

    nivel

    de

    rrrr

    número

    muy

    reducido-

    de

    casi

    todas

    las

    civilizaciones.

    en

    pro-

    trr(:s¿l'

    ya,

    una

    historia

  • 8/19/2019 La Expansion Europea (parte 1)

    8/76

    a

    300000

    km'z). Esta

    revolución

    {ue ante todo

    invención

    y,

    por lo

    tanto,

    privilegio

    de

    una

    minoría.

    A

    menudo,

    la

    historiografía,

    en

    el tránicurso

    "cle

    estos

    últimos

    años,

    ha

    perdido

    de vista,

    por haberle

    dado

    en otro

    tiempo

    demasiada

    importancia,

    este

    aspecto

    esencial:

    la

    explosión

    planetaria

    del occidente

    cristiano

    no

    atañó

    nunca'

    an .c¡

    do 1520,

    "t

    Éuropu,

    a mueho

    más de

    algunas

    d-ecenas

    de-millares

    de

    hombres;

    macizi

    en el

    futuro,

    una

    historia

    fina

    en

    el

    pasado-se

    enriqoeció

    progresivamente

    en

    la

    encrucijada

    cuantitativa

    de

    los

    prinóipios

    aet

    sigto

    xv

    y

    del

    xvl

    (costa de

    Africa

    y

    continente-

    ameri-

    "a"o).

    La salida-de-

    la

    Criq-l"r-en-dad

    l-q¡jna

    po-r

    mqI- -A

    '5ea

    de otras

    humánidades

    "s

    itt

    ttto' de

    mótivación

    y

    de medios.

    EI

    paso

    del

    Ecuador,

    la búsqueda

    de

    las

    Indias

    en el-Oeste,

    la

    posibilidad-de

    los

    antípodas,

    el

    miÉdo vencido

    del

    mundo

    al

    revés,

    la navegaciól-pt"'

    astronómíca,

    pertenecen

    al

    orden

    de los

    pensamientos.

    Y

    también

    el

    deseo

    de la

    misión

    y

    ei otro,

    menos

    puro

    y

    más

    antiguo,

    de

    la-cruzada;

    es

    también

    al orden

    de

    los

    pensamientos,

    al

    igual

    quc

    al

    orden

    ine.rte

    de las

    cosas,

    al

    que pertenece

    la historia

    paradójica

    de

    la

    expansión

    única, la

    del Oesie

    ciistiano,

    no

    por

    tierra,

    en

    continuidad

    de

    presen-

    cia détrás

    de

    un

    frente

    pionero de

    colonización,

    en

    una

    marcha-hacia

    adelante que

    Rusia

    reemprendió a

    fines del siglo

    xv,

    sino-por-el

    gran

    salto

    hacia

    lo

    desconocido

    de

    la

    exploración

    ma¡ítima.

    Bsta

    historia

    viene

    a insertarse

    no sólo

    en

    el

    flujo

    de

    una

    realidad

    económica

    que empezamos a

    discernir,

    sino

    en

    la

    única historia,

    verdaderamente

    esencial,

    que es

    la

    del pensamiento.

    La

    expansión

    maríiima,

    la

    expansión

    erudita,

    si

    queremos

    lla-

    marla así, tomó

    cuerpo

    con

    la

    primera de

    las

    grandes

    revoluciones

    intelectuales

    que

    todo

    lo hizo

    posible.

    EI

    gran

    desafío

    de finales

    del

    siglo xrr, el

    dél asalto

    turbadoi

    del

    pensamiento

    aristotélico

    olvidado,

    es decir,

    una

    mirada vuelta

    hacia

    las

    cosas

    y,

    pese

    a

    sus

    límites,

    el

    saber científico

    de Ia

    AntigÜedad,

    llegó también

    de

    España.

    Aristó'

    teles,

    pues,

    pero a Ia altura

    de los

    años 1260,

    con

    Alberto Magno

    y

    santo

    Tomái

    de

    Aquino;

    rtna

    resPuesta

    se precisó

    en

    rebasamiento

    flamígero,

    a

    la

    medida de

    un

    gótico

    que

    se dejaba

    acechar

    por

    la

    tentaclón

    del virtuosismo.

    Dtlrante

    ctlatro

    siglos,

    a

    pesar

    de

    las

    críticas

    puramente

    negativas dc la

    cscolástica

    scotista

    y

    nominalista

    -no

    hablemos

    del insignificante

    humanismo-,

    santo Tomás dirigió

    el orden

    de los

    pensamiento's

    de

    la

    Cristiandad

    latina

    en

    proceso de

    expansión

    planetaria.

    Le suministró

    los

    instrumentos

    de la

    conquista

    y

    ios

    medios

    para ordenarla.

    Muy

    pronto, la

    Tierra'

    a la

    hora de

    Magallanes

    y

    de Legazpi,

    se midió en

    años-distancia

    como

    el universo

    de

    la

    astronomía

    moderna.

    Con

    la

    diferencia,

    sin embargo, de

    que

    nuestros

    años-luz

    son

    pensamiento

    puro.

    y

    las

    carabelas-vectores

    del

    así hasta segunda

    revo'

    lrrr:iírrr inkrlectual

    que

    se

    situó

    en

    la

    hora del milagro

    de

    la matemati-

    zrrción

    integral,

    entre 1620

    y 164O.

    La

    historiografía

    presentaba

    en

    otro tiempo

    la

    primera

    fase

    de la

    cx¡lansión

    europea

    en términos

    de

    política;

    hace poco,

    en la lengua

    ¡n¿ravillosamente

    clara del economista.

    Asunto

    de hombre,

    dondJ

    el

    lrombre

    se compromete

    por

    completo,

    debe

    ser tratado

    en términos

    tkr

    historia

    slobal.

  • 8/19/2019 La Expansion Europea (parte 1)

    9/76

    PRIMERA

    PARTE

    ESTADO

    ACTUAL

  • 8/19/2019 La Expansion Europea (parte 1)

    10/76

    CrrpÍ'ruro

    Ptlmnno

    lDroblemática.

    Límites

    y

    definiciones.

    ¿Por

    qué

    Europa?

    llc

    uquí una

    cuestión

    apasionadamente estudiada.

    La bibliografía

  • 8/19/2019 La Expansion Europea (parte 1)

    11/76

    Después

    del

    medio

    siglo

    sin

    complejos

    de

    Ia

    Europa

    colonizadora

    y domiirante,

    vienen

    l";?;;;

    d" iu

    á"'colonización'

    El

    cambio

    de

    climaseencuentraenelplanodelahistoria;aunahi.qtoriaabusiva.

    ,n*

    ",rropeocéntrica

    ",,

    fot*o

    de

    leyenda

    rosa'

    sucede

    tll^h]:::iit

    isualmente

    europeocéntrica

    en

    forma

    de

    leyend¿

    negra'

    Luropa

    estaDa'

    u"nt"oy"t,

    en

    los

    orígenes

    de

    todos

    los

    bienes;

    {u"i.uyt1':'-tL"1:^11.:tt

    al

    "t"ciái"nto

    de

    los

    continentes

    sumidos

    en

    el abi'smo'

    Lo

    verdaoera'

    mente

    importante,

    en

    esta

    breve

    perspectiva'.

    ":

    Su."

    "o"Yil-.:tr"^T^t"

    "i

    *onopi,fio

    de

    los

    motivos

    y

    de

    los

    actos'

    El

    debate'

    no lo

    olvrdemos'

    "*o"r¿i.,

    lo.

    siglos

    xv

    y *u',

    "o"

    la

    trata

    de negros

    y.el

    balance

    i"'í"tiaii"";;

    A?;i;;"í

    lo

    ¡'utut

    de'saparición

    ""

    A*é'i"o

    tropical

    deunodeloscinconúcleosdensosdepoblaciónhumana.I.Iistoria

    conforme

    al

    presente,

    entre

    todas,

    una

    hisioria

    alasionadal:tt^:::"

    truida

    con

    utt

    l.t¡o,

    a

    veces

    molesto,

    de

    intereses

    más

    que

    d9

    ]neo-t9s:

    .,""'irt.ti"--q.,É

    h"b"

    de'smitificarse'

    Para

    ello'

    una.p.i"bl:T¡"""

    nueva

    debe

    ganar

    terieno

    "ott

    t"lu"ión

    a

    la

    punta

    privilegiada

    del

    extremo

    occidental

    cristiano'

    l.

    Los

    universos

    cerrados

    El

    sislo

    xlll

    se

    im¡ronc

    como

    punto

    de

    partida

    por-

    razones

    que

    afectan

    n'

    todor

    las

    foimas

    dc

    actividad

    humanas,

    desde

    el_

    camblo

    ootiri.o

    de

    la Ilispanía

    christíana

    hasta

    la

    transformación

    radical

    del

    f,"ri"""r"

    ll"JfiJ";

    purondo

    por

    la demografía,

    la

    econom.ía'

    la

    di-

    "á-i""

    *".i"1,

    la

    hisioria

    de

    l^os

    conocimie¡rtos

    técnigos

    y

    científicos'

    pero

    estas

    razones

    están

    puramente

    ligadas

    a

    la

    cristiandad

    occi'

    i""*1,

    "

    t*

    a la

    mitad

    qu"

    yu

    es-

    la

    mái

    numerosa

    de

    la

    Cristiandad'

    ;;;;;'

    ;

    -pi";;

    en

    latín

    y dottde

    se

    reconoce

    la

    primacía

    jurisdic'

    cional

    del

    obisPo

    dc

    Roma.

    t.

    Tono

    ruPrz(l

    nt..¡

    nr-

    slcl-o

    XIII

    1A

    principios

    del

    siglo

    xlll

    la

    ocupación

    humana

    del

    planeta.

    era

    inco*il"tu v

    .lir"onrin'-lq¿

    lixistían

    algi't'os

    núcleos

    de

    fue¡1e

    densidad

    ffi;H;;ffi;;"i;;;in..

    u"n,ojo*,

    nruclto

    má'

    'eltringidos

    en

    n¡.

    il"ro

    v

    en

    extensión

    qrtc

    cn

    la actu¿lid-¿d,

    e

    ll.4gnlg -

    va9 9-s,

    ya sea

    ,".orrido,

    por

    los

    gi,pot

    dis'ersos

    dc

    civilizaciones

    nómadas'

    ya

    ,"u

    ,on.tituidos

    en

    "r"ótor"r

    refugio

    de

    los

    -dejados-de-lado'por-la'

    evolución

    (pensamos en

    la

    estruci'ra

    dcl

    poblamiento

    de

    los

    con-

    tinentes

    africano

    Y

    americano).

    Salida

    sin

    lugar

    o

    ¿u¿ut

    á"

    .,.,

    hogar

    único,

    la-

    especie

    humana'

    rrrirrrrlrlc orehistoria,

    Ios

    ilestínos

    awtótuomos

    ile

    las

    culturas

    y

    d,e

    las

    ',:'i,,ii'ir*¡["li.lLi

    "*p^"sión

    eurgp-ea

    d9

    lo9

    sigl99-¡¡-11-.al

    xvI

    no

    es

    silr() un

    .opíuio,-utt

    capiiulo

    muy

    importan-te

    de

    un

    proceso

    pLurl-

    tttLilut.arío

    á"

    oprrturgl

    el

    paso-de

    un

    plural

    al

    singular:

    en

    este

    orden'

    ,,i .',,,"lrio

    frlrr'du*.fltul,

    á

    rok,

    o/f

    'si

    recutrimoi

    al

    lenguaje

    de.los

    ,.,',ur,,rt,i*ior,

    es

    decir,

    pu",tu

    e"'motthu

    de

    nn

    proceso

    irrevcrsible

    y

    rrrrloalimentado.

    '.1,,

    l,lt,

    ttolon

    DE

    LA

    APERTURA

    t,¿r

    cntrada

    en

    comunicatión

    ilc

    lI|4'sas

    de

    denso-

    poblamiento

    pudo

    lr,strllrtr,

    en

    su

    punto

    extremo,

    d"lttt"tttntto

    de

    dos

    frentes

    de

    colo-

    ,,iz,r,,ióri

    '

    o".,pu.ión

    continua

    del

    suelo

    detrás

    de

    un

    fre-nte

    pionero'

    rrr¡r

    a la

    americana'

    En

    el

    siglo

    xIII,

    la China

    densa

    mo:día

    ,,i

    il,,rr" y

    desde

    hacía

    ya

    un

    milenió,.el

    Sur

    del-Yang-tse3'

    Pero

    ,.,,rr,,,,i

    ní"I"o

    de

    los 120

    millones

    de

    chinos

    y

    la

    India

    indogangética

    nilril(,r.osa...

    se

    extendían

    varios

    millat"t

    d"

    kilómetros

    poblados

    rl)cnns

    por

    itinerantes

    de

    la

    edad

    de

    la

    piedra'

    En

    cuanto

    a la

    Europa

    rulrír:ollr,

    no

    aventuraba

    sus

    extremos

    a

    menos

    de

    mil

    kilómetros

    del

    ii;r,i.

    üm

    "rla

    á"

    ctti"u,

    de

    Ia

    llan'ra

    indogangética,-de

    lrán'

    de

    A,',,i,,1i,,,

    al

    Este

    de los

    núcleos agrícolas eslavos sedentarios'

    se

    ,lil,ui,rlrt

    un

    vacío

    enorme:

    3'5

    miliones

    de

    kilómetros

    cuadrados'

    ,,,i ,,;1,

    ,i"

    'áo,

    *illon"s

    de

    hombres.

    Sin

    embargo,

    en

    apariencia,

    el

    ,,i'¡,f

    ,, *'it

    vio

    el

    apogeo

    de

    los

    mongoles'

    Pero

    fue

    una

    tentativa

    ,,,',1,,i,,,,

    y sin

    porvenir."Estosimpcfos

    {

    la

    cstepa

    tenían

    latragilidad

    ,1,,

    lrr

    r:¿rravana

    que los

    delimitaba'

    Nunca

    lograro^n-

    soldar

    de

    un

    ,,,,,,1,,.|,,rn.l"ro

    ei

    destino

    de

    los

    sedentarios

    q'e

    s'frían

    en

    su peri-

    l',,rirr.

    Ln apertura

    de

    las

    humanidades

    numerosas'

    .pot.,"l

    proceso

    rrril'.ttttrio

    .l"l

    l"rrto

    avance

    de

    los

    frentes

    de

    colonización'

    todavía

    ,u,

    i,,,rí,t

    csperar.

    Fue

    un

    asunto

    de

    los siglos

    xIX

    y xx'

    Ante

    imprevi-

    uil,l,'s

    ,rnmbios, debía

    realizarlo

    la

    vía

    marítima'

    il.

    l'll,

    l'lx't'ttnuo

    Onrnn'rn

    RECTIAZADo

    .'l

    ¡tríorí,

    podemos

    esperar

    la

    av-eutura

    de,la

    puesta

    en

    comuni'

    ,,,,,,,,i,i,,.',1,,

    li

    ialida

    del

    aislamiento

    de

    r¡na

    de las_compactas

    civiliza-

    ",'i,,,,,,,

    rkr

    sctlcntarios.

    Ante

    todo,

    el

    conjunto

    China-Japón,

    el

    más

    rrrlr'r'oso.

    Según

    una

    hipótesis

    razonable

    a,

    sin

    e-mbargo

    un

    poco

    ¡,,,,,,',,,*,,,

    C¡iía

    había

    alünzado

    de

    I20 a

    130

    millones

    de hombres

    tl,,

    ,,

    l,ri,',,,il,ios

    del

    .siglo

    xr

    y continuaría

    subiendo

    a lo largo

    de_este

    ni¡41,r'lrrrstti,l

    cl,oqu""p.ovo"odo

    por

    la

    i-nvasión,m-o^nS9l

    6'--El

    primer

    ,,,1¡'p,,,

    ,,,,r,r¡,1*to

    cuyo

    detalle

    poseémos-u

    data

    de

    1393.

    De

    él

    p,odemos

    ,¡,rlrr.i¡.

    ,,,i,,

    l,oblalión,

    ponderado

    el

    fraude

    fiscal,

    de

    unos

    65

    millo-

  • 8/19/2019 La Expansion Europea (parte 1)

    12/76

    nes

    de almas

    t.

    Una China

    clryo

    centro

    de

    gravcdad

    desde

    principios

    de

    la

    era

    cristiana

    8

    ha

    descendido

    mil

    kilómetros

    más hacia

    el

    Sur'

    El

    bajo

    Yang-tse

    (40

    millones hacia

    1400)

    Jegryplazó

    la

    llanura

    loésicá

    (15

    millones),

    mientras

    que

    una China

    del Sur

    numerosa

    a

    su

    vez

    (10

    millones)

    g

    se

    construía a

    orillas

    del

    mar

    (el

    Fukien

    marítimo

    ,".rniu

    por

    sí solo

    4A/o de

    la población

    del

    Sur

    de China;

    el

    Yun-

    nan, tan

    sólo

    2,5

    %).

    S"

    trataba,

    pues, de

    una

    China

    mucho

    más

    costera

    que la China

    actual.

    En

    cuanto

    a

    Japón,

    según

    -YokoyamaYusei

    10,

    debió

    de

    alcanzar

    5

    750

    000 almas a

    principios del siglo

    xIu'

    ZPodemos,

    pues,

    extrañarnos

    de

    gue

    en

    dos

    ocasiones

    se

    produjeran,

    en

    la historia

    china

    grandes

    empujes

    de

    exploración

    lejana?

    S-egún

    los

    razonamientos

    audaces,

    turbadores

    y poco

    convincentes

    de Heine

    Geldern

    11,

    navegantes

    chinos

    e

    indochinos

    debieron de

    alcanzar

    nume-

    rosas veces,

    del-

    siglo II al

    xtl,

    Ias

    costas

    pacíficas

    de

    México;

    y

    a

    principios del

    siglo

    ¡v

    12

    -ss

    indiscutible-

    penetraron^en

    el

    océano

    indicó hasta

    lal

    puertas

    del cabo

    dc las

    Tormentas.

    Sin

    embargo,

    Iue un-podugués

    quien,

    menos dc

    un

    siglo

    más

    tarde,

    dio el

    gran

    puro.(Ctin)

    lntcntó

    la

    apcrlrua.

    Psseía

    casi

    tod-os- l-os

    mcdios

    para

    lllo":#;ol'-l-d"

    .itro uu"ntuio

    aislada,

    si;-li

    volüntad,

    los

    medios

    de una

    larga

    empresa, aparentemente,

    nó. Nailá

    le

    em-pufábá

    a

    ello. Tenfa

    una frontera

    doblementc

    abierta

    la,

    un

    profundo

    des'

    ¡rrecio

    del

    munclo

    exterior,

    una aptitud

    para

    recibir a los

    misioneros,

    no

    poro enviarlos.

    El

    budismo

    venía

    de

    la India,

    y

    desde China

    avanzí

    hasta

    Japón.

    Menos

    n,r-"iorn

    y más aferrada

    a la tierra,

    Iá,

    Indj/ debe dejarse

    a un lado.

    Desde

    7I2,

    la

    conquista

    árabe

    del

    SindhXesde

    la

    invasión

    de Ios

    afganos

    bajo

    autoridad

    turca,

    sobre todo

    a partir

    *:l

    año

    mil,

    la

    India

    fue

    dominada,

    dividida,

    arrollada,

    saqueada.

    En los

    mo'

    mentos

    frágiles

    de estabilización

    relativa,

    por

    dos veces, en

    )257

    y

    en

    1398

    (invasión

    de

    Timur)

    15,

    la invasión

    mongol volvió a

    ponerlo

    todo

    sobre

    el ta¡:ete.

    4. L¡rs cur,run^s

    RECIIAZADAS

    La

    India

    -qC ebs-d9t111 4{o_

    o_.¡¡$dS-

    c_n vigilar

    el

    pcligro que

    rc gularment"

    d"'t.""¿io

    ac

    -tii

    m-onta¡¿i

    ¡'ará

    liodói

    rnáil

    u

    iá r ulá-grfn

    cmDresa

    más allír dc

    los

    m¿rres

    '

    Tár Áfrl¿as-

    neflas, dcmasildo

    diseminadas,

    volvían

    la

    espald-a

    al

    mar.- Erqn-Fé\numeros¿ts

    y

    técnicamente

    estaban m4l equipadas.--

    Queda({méricar/Actualmcnte,

    ya casi no hay dudas:

    el

    continente

    americano\rflu1ff

    una

    masa humana

    comparable

    a la de

    China;

    en

    ciertos

    momentos, a la

    de

    la

    India; en

    el

    mejor

    de

    los casos, a Ia

    de

    Europa, Nosotros

    sostenemos, siguiendo

    a la Escuela

    de

    Berkeley

    t0,

    l¡L

    cifra

    de B0

    millones

    r?,

    como

    posible en

    el

    momento

    de

    la Con-

    r¡rrisla

    18:

    Henry

    F.

    Dobyns

    t0

    ha

    reunido-

    recientemente?

    en

    apoyo

    rit, la

    hipótesis,

    un

    haz

    verdaderamente

    aplastante

    de convergencias.

    l)rxdc

    el siglo

    X,

    la

    población

    americana

    sobrepasaba-verosímilmente

    lrs

    T0 miliones'de

    al*as

    para alcanzar,

    sin

    duda,

    los B0

    millones

    (lro

    son

    un

    mínimo

    a

    fines

    áel

    siglo xv,

    cuando

    se

    produjo.el

    choque

    ,i,,[

    cncuentro

    con

    el

    Mediterráneo

    (de

    los cuales

    25

    millones

    de

    lrr¡rnbrcs

    con

    una

    densidad

    media

    de

    45 a

    50 habitantes

    por

    kilómetro

    .rrutlrado

    en

    la

    estrecha meseta

    del

    Anáhuac,

    al

    Sur

    de

    México).

    áEs

    Irr.r:¡s¿rio

    recordar

    cl

    punto

    excepcional

    del

    progreso

    de

    los conoci-

    rrrirrrrtos

    mayas'o

    en

    ei orden

    del cálculo

    y

    de la

    astronomía?

    Pero

    r'l

    rrí¡nero,

    la- riqueza,

    los éxitos

    parciales

    no

    deben

    hacernos

    caer

    ,',,

    .,1

    ".ro..,t"¡ot

    a"

    realizar

    la ápertura

    de

    las

    humanidades

    dis-

    lrr l.si¡s,

    ninguno-de

    los

    cuatro

    principales

    núcleos

    culturales

    21

    ameri-

    ,',,r,r.,*

    '

    logró

    ponerse

    en

    comunicación

    con

    el

    conjunto

    del

    con-

    I

    irrr:ttl.t:

    :2.

    2.

    El Mediterráneo

    A

    In

    humanidad

    circunmediterránea

    perteneció el

    carisma

    del

    gran

    virr.jc.

    lis

    científicamcntc

    útil

    el

    que aún-podamos extrañarnos

    de

    ello.

    l,irr

    'r'l'rrcto,

    interroguemos

    las

    razones

    del

    número.

    Son

    razo,nes

    de

    peso,

    ¡,rrr,sl.

    que

    conducen

    hasta

    el

    límite

    las

    posibilidades

    de

    una civi'

    Iizrrción,

    l.

    'li¡lo

    sE

    .IUcó

    ALREDEDoR

    DEL

    MEDITERRÁNEo

    l,¡r lrr¡manidad

    circunmediterránea

    no

    parece haber

    sobrepasado

    jrrrrrús

    rr¡a

    _alra.rta

    parte_de-.-1a-hUmanidad.

    Considerándolo

    bien,

    un

    i,,,,',,

    ,r',,rto,

    que

    China,

    al¡ededor

    7" 9O%

    de

    los

    dos núcleos

    unidos'

    i,,lrrtiv¡¡ncnte-próximos,

    del

    Asia

    de los

    monzones.-.Por

    do,s

    vcc-es,

    al

    nr,nor{,

    l,r

    cuenca.

    qtient-el-g4laZé

    qlu tq4

    epiltica

    9ja1? {e.gomuni'

    .rl,,i,rrr.s:

    cn

    la

    épo"" áá-Áleiiñdro

    (t

    zzz a. J.

    CJ-y

    bajs-l-s

    p4'

    rr,,r'r,s

    l,úgiclas

    d"taa

    Xte¡a;aiiá;'en

    la

    época

    de los

    Antoninos,

    en

    .l

    ri¡ilo

    ñ

    ¿.

    l.

    C.

    Movida

    entonces

    por

    la

    sed de exotismo

    y

    las

    r',,,',,*i,1,,,1,,s

    dc

    las

    clases dirigentes

    en

    producttls

    de

    Iujo,

    la

    cuenca

    r|,1

    Mr,rlitt:rrírneo

    perdió allí

    una

    parte de

    la,s

    reservas metálicas

    de

    ¡,¡

    r,r'o¡olní¿r

    monetaria.

    Las

    invasiones

    bárbaras,

    entendiéndose

    por

    r,llr¡ lrr

    lnllada

    en

    comunicación

    con el

    Asia

    de

    las

    estepas, no com-

    lr'rr{rr'olr

    l¿r

    rcducción

    del

    horizonte

    marítimo

    al Este.

  • 8/19/2019 La Expansion Europea (parte 1)

    13/76

    :iiiiiiii:ii:iiii::rl¡:irri

    a6)-

    M.rp¡ 1..-

    Los

    universos

    cerra

    l,

    La cristiantlad latina

    y

    sus

    prolongaciones

    a

    mctliatlos

    del siglo

    xrrr:

    la

    un

    2,

    La cristiandad

    oriental; 3,

    EI Atlántico nortc

  • 8/19/2019 La Expansion Europea (parte 1)

    14/76

    2.

    ¡r¡r,ñcrlcl

    DEL rqúlrrno

    y

    DEL

    ItsP^cIo

    Desde el

    ángrrlo de

    una dialéctica

    de

    los

    núcleos densos

    de

    pobla'

    miento, dos

    hechos

    dominan Ia hi,storia

    medieval: las transforma'

    ciones

    de

    los

    territorios

    al

    Este

    del Rhin

    y

    al Norte

    del Danubio.

    A

    principios

    del siglo

    xIII,

    las superficies

    de

    poblamiento

    denso

    (o

    se¿r más

    de

    cinco

    habitantes

    por

    kilómetro

    cuadrado,

    en

    general 10,

    15,

    e

    incluso 20)

    añadieron

    un

    poco más

    de

    dos

    millones

    de

    kiló'

    metros cuadrados

    a

    los

    sectores

    germánicos,

    eslavos,

    húngaros,

    ruma'

    nos, cristianizados

    por

    los

    misioneros

    de

    Roma

    y de Bizancio.

    Este

    deslizamiento

    hacia

    el Norte,

    Zcompensó

    plenamente

    la rup-

    tura

    provocada

    por

    el

    más

    grande

    cisma

    de toda

    la

    historia

    religiosa?

    A escala

    planetaria"

    el

    Islam no fue

    sino un

    cisma

    del monoteísmo

    ab

    rahámi-ü.

    Jtidíós,'

    -Ciistianós

    y-

    musulmánés

    ¡rartióiparon

    de

    uñ-mif-

    mo

    muldó,

    el

    de

    la

    verdad

    más esencial.

    El odio

    supone

    rtn mínimo

    de

    comunicación

    y

    por

    ende de

    comprensión.

    Este

    mínimo es

    rtn

    dato,

    en

    su

    punto

    de

    partida,

    ya

    en

    el siglo vrr, entre cristianos

    y

    musul-

    manes.

    /

    Además,

    para

    la

    Cristiandad

    los musulmanes son apóstatas.

    Frente

    /al

    Islam

    y a

    la Cristiandad,

    frente

    a estos

    participantos

    desgarrados

    en

    la

    Revelación

    del

    Dios único

    y

    trascendente,

    incomunicable

    de

    no

    mediar el

    Acto

    que Él

    hace Revelándose,

    se

    levanta,

    al Estc,

    el

    mundo

    profano de las religioncs,

    mejor sería decir

    de

    las sabidurías,

    el

    mundo

    del dios

    inmanentc

    que

    se

    alcanza en el fondo dc las co'sas

    1

    y

    en

    sí, por

    el ascetismo,

    por la

    meditación,

    por

    la

    reflcxión.

    Iintre

    \tos

    dos univcrsos

    hay

    nrás

    ignorancia

    quc odio

    23.

    3.

    Lrt RuPrunrr

    DEL

    ISLAM

    A

    veces

    se

    ha exagerado

    la

    ruptura

    provocada por

    el Islam. Henri

    Pirenne

    2a

    sac6

    las

    consecuencia's

    cconómicas. Desde entonces,

    el

    interés

    por

    los írrboles no deja ver el

    bosque; de matiz en matiz,

    de correcciones

    cn

    corrccciones

    ?5,

    sc

    llcga a pcrdcr

    de

    vista

    lo

    esen-

    cial.

    L_a.ruptura

    no-fue

    total

    -icómo

    hubiera

    poclido

    serlo?-,

    pero

    si prof

    unli-Es

    "vi

    il*rl-q,,"

    iiilrt ¡ii

    léion com

    rin

    icac ioiro"" ?cro

    iam-

    bién-débtiiéniarsc

    *-lo-i1,."

    ó.a

    ia

    densidld

    dc

    las

    icdes

    de

    inter-

    cambios Nórte-Sur

    y

    Estc-Oeste

    a

    travós

    del

    Mediterráneo hasta

    el

    siglo vu.

    I.-a_-frsrr1elq

    Islam-Cristiand¿rd fue franqucada

    ,nolmat¡-ng4le

    y

    cada

    vez

    m{¡

    d9sd9 los

    siglos

    xI

    y

    xrl. Sin crnbargo,

    fue infinita-

    mente

    meno,s

    pónCtiacla

    dc

    lo quc la gcogiafía, la

    cconomía, las

    tradi-

    ciones

    antiguas, el

    interés

    de

    estos

    vccinos

    alejados por

    un

    plan

    repul-

    sivo,

    un

  • 8/19/2019 La Expansion Europea (parte 1)

    15/76

    L

    L.rs

    murrrcIoNEs

    FUNDAMENT^LES

    on r-¡

    CnTsUANDAD

    LATINA

    I-a mutación

    incumbió

    a

    la

    Cristiandad

    latina,

    que

    acababa

    de

    terminar

    una

    revolución

    silenciosa,

    profunda

    y

    capital.

    Existió

    la

    preparación,

    en

    algunos

    puntos

    privilegiados,

    de

    un

    material

    agrícola

    trn*o,

    la collerai

    el

    aiado

    con ruedás

    y

    reja

    metálica,

    la

    pesada

    hacha

    de talar,

    Ia difusión

    del material,

    las

    roturaciones

    y

    las

    aradas

    profundas,

    el

    aumento

    de

    la

    producción

    del

    bled',

    eI

    pan

    sobre

    la

    **u

    "n

    lugar

    de los

    antiguos

    pistos,

    por

    lo tanlo

    un mayor

    número

    de

    hombrei

    rnás

    robustot

    ".

    Y

    pronto

    s-

    prodqjq

    c pq;o-

    de

    qla

    economía

    cerrada

    dentro

    del gian

    dominio

    a

    una econom-ía

    más

    abiérta

    de intercambios:

    una rnoneda,

    mercados,

    una

    clase-

    de

    espe-

    cialistas

    y ya,

    a

    fines

    del

    siglo

    xII

    "t,

    en

    ltalia,

    en.Génova,

    las

    mesas

    u oficinas

    de cambio,

    arquéti¡tos

    del banco

    de depósito

    y

    de

    trans-

    ferencia.

    Iiinalmente,

    ".t

    "l

    Jiglu

    xttt,

    nació el

    instrumento

    de

    la

    letra

    cle

    cambio.

    El crecimiento

    hum¿rno

    espacial,

    los

    progresos

    téc-

    nicos,

    el

    cambio

    del

    númcro

    de

    hombres,

    que

    lo

    resume

    y

    c

  • 8/19/2019 La Expansion Europea (parte 1)

    16/76

    frente reconquistador

    de

    la

    Hispan¡ro

    cristiana

    cn_Ias

    plazas.

    liberadas,

    pero

    vacías,

    de la

    España

    del Sur

    y-hasta-en

    Flandes'

    El

    Atlántictr

    oportó su

    ruda

    escuel;

    y

    la

    experiencia

    de los

    pescadores-de.

    bacalao

    "ir

    *ur".

    fríos;

    tocla

    ttito ttoái.ión,

    etl

    portttgal,

    cn Galicia,

    en

    cl

    Cantábrico,

    en

    las repúblicas

    marítimas

    autónomas

    del

    País

    Vasco.

    La-s tres

    lispañas

    atlánticas,

    es decir,

    Portugal,

    la

    España

    -cántabra,

    más

    la

    orrdolu"a

    liberada

    por la

    Reconquista

    (Tavira

    en

    el

    Al-g,arve

    en

    1238,

    Sevilla

    en

    L248,

    Cádi,

    "tt

    1265,

    Tarifa

    en

    1292)

    y

    el

    Norte

    de

    Italia

    (en

    resumen,

    el Extremo

    Occidental de

    la

    primera fase

    de

    la

    expansión

    europea)

    no sobrepasaban

    los

    300

    000

    km'z'

    Allí todo

    se

    enlazaba,

    se

    jugaba,

    y

    por

    lo tanto

    se

    ganaba.

    4.

    Una

    problemática

    del

    tiemPo

    He aquí

    los

    grandes

    rasgos

    de

    una

    problemática

    del

    espacio'

    Queda

    lo- esenciaf

    en

    materii

    de historia,

    eI tiempo.

    La

    expansión

    p)anetaria

    del

    Occidente

    cristiano

    está extremadamente

    ligada

    a

    una

    coyuntura

    determinada:

    la

    de

    la

    Cristiandad

    occidental.

    Coyuntura

    particular,

    todavía

    no

    había

    cambiado

    en

    coyuntura dominante'

    Lo

    qu" .o

    impedía

    similitudes

    bastante

    sorpr-endentes,

    ya

    a

    -partir

    del

    riglo

    xItr, entre

    los

    grandes

    núcleos

    densos

    de

    poblamiento

    humano

    38'

    to

    qú"

    fuere,

    la'coyuntura

    dc

    la Cristiandad

    occidental

    f'e

    srfi-

    ciente en

    aquel

    momento.

    Y,

    circunstancia

    favorablc,

    esta

    coyunt¡ra

    es bastante

    bien

    conocida.

    I.

    Covur,stuna

    Coyuntura;

    la

    palabra

    es

    ambiciosa,

    pero la realidad

    que abarca

    .n

    "."

    período

    anierior

    al

    preestadístico

    es

    relativamente

    simple

    y

    clara. Coyuntura:

    ante

    todo los

    precios

    y-los

    salarios,

    cuyas

    series,

    u men,tdó

    contradictorias,

    se

    alargan

    en Es¡raña

    de

    un modo

    denso

    desde

    mediados

    del siglo

    xtvrr0;

    fragmentndas

    y episódicas,

    acá

    y

    acullá,

    desde

    el siglo xltl

    a0;

    luego,

    la cnferrnedad

    de

    la

    moneda

    'r1

    ;

    coyuntura

    fundamental

    también,

    el número

    dc |otnbres,

    la-superficie

    de'suelo

    roturado

    y ocupado,

    rrn dominio

    cierto

    a nivel de las

    me'

    jores

    monografías

    rcgionales

    c'

    sobrc los

    recursos,

    o

    sea, la

    riqueza'

    ól

    bienestar,

    cierta

    mejora

    en

    el

    nivel

    de vida,

    algún

    eco

    muy

    amortiguado de

    la producción

    en

    relación al

    número

    de

    hombres.

    Sólo

    tJnemos

    fragméntos

    sobre el

    movimiento

    de

    las

    tnercancías,

    de

    los

    productos y

    de las

    manufacturasas.

    Desde hace

    poco'-por el

    con-

    nados

    aa.

    El valor

    de

    estos

    indicios es

    cvidente,

    ya que

    no existe

    coyun-

    tura

    fuera

    del

    hombre

    que exprese su actividad,

    su

    salud, su enfer-

    rnedad'y

    su

    muerte. Ls ncccsario

    rccordarlo

    ¿r

    través

    de

    la

    gran ola de

    ¡rcste

    de 1348

    y

    de las cuatro oieadas dcvastadoras

    dc

    la segunda

    mitad

    del

    siglo

    xlv

    45:

    la

    coyuntura del siglo

    xIV

    es,

    ante todo,

    una coyun-

    tura de muerte. La

    Peste Negra

    separa dos largas

    épocas de

    la

    eco'

    nomía

    alrededo¡ de

    un

    foso

    que

    varios

    siglos no

    pudieron

    colmar.

    ['uc nccesario

    nada

    menos quc

    cl

    oro

    de

    América,

    a principios

    del

    siglo

    xvr,

    para

    contribuir

    a

    traer

    las primeras

    sonrisas de una

    nueva

    ¡rrimavera.

    Sí,

    sabemos bastante

    sobre

    ello

    para

    aplicar

    a

    un

    período

    rnás

    alejado, más

    allá

    del

    'siglo

    xvt donde

    hicieron

    sus

    pruebas,

    lns

    modelos de

    coyuntura,

    2. |200-1350

    -

    Los

    MIiDIos

    y

    r,os IüNSAMIENToS

    'I'oda

    la

    historia

    dc

    Ia

    cx¡ransión curo¡rea desdc

    principios del

    siglo

    xuI

    hasta

    fines dcl

    xtv se

    organiza

    ¡rerfectamente

    alrededor de

    las

    tres

    primeras

    fases

    largas

    fijadas

    por F.

    Simiand

    au.

    De 1200

    a

    1350, fin, apogeo

    y culminación

    de

    una fase larga

    A de prosperidad,

    por

    lo

    tanto de conquista en superficie, en

    número

    y

    en

    profundidad;

    t:stc

    pcríodo

    es,

    con

    rnucho,

    el

    más

    largo

    de las

    fases

    A

    discernibles.

    [,os primeros síntomas

    de

    hundimiento

    preceden

    a

    la

    Peste

    Negra.

    Incluso

    se

    ha

    pretendido

    ver en

    ello,

    aunque equivocadamente,

    el cas-

    t.igo

    del

    superpoblamicnto

    a7,

    una consecuencia

    más que una causa

    a8.

    Si cl

    clima

    coyuntural cmpeoró hacia

    1320-1.330

    40,

    una

    fantástica

    luPtura

    se produjo

    por todas

    parles,

    sin

    término

    de comparación

    ¡rosible,

    tanto en el

    pasado

    como en

    el

    futuro,

    a

    la

    altura

    del aconte-

    t;imiento

    único de I34B-I350

    que

    barrió,

    en algunos meses,

    menos

    de

    la

    mitad, pero

    seguramente

    más

    de

    un tercio,

    de

    la

    población europea.

    llurla

    perpetua

    a

    los

    modelos maltusianos,

    lejos

    de

    aportar

    la solu-

    t:iírn

    a las

    dificultades

    de

    un rnundo que

    se

    ha

    pretendido

    superpo-

    lrlado,

    la

    gran

    estación

    de los

    lnuertos arrastró

    tras dc sí

    cincuenta

    liros

    de

    espantosas miserias

    y

    todo

    un

    cortejo

    de nuevas épocas

    de

    rnuertos.

    La

    realidad

    es

    que

    cn

    1.400

    la

    pobltrción,

    cn

    todas

    partes,

    cra

    inferior a

    la

    de 13.50.

    En los

    alrcdcdores

    de l320-1330,

    en algunas

    llartes,

    indiscutiblemente,

    y

    cn

    l,348

    por

    todas partes, empezó

    una

    l'¿r'se

    B

    que

    se

    prolongó

    hast¿r

    finalcs

    del

    siglo

    xv

    en

    el

    Sur,

    hasta

    ¡rrincipios

    del siglo

    xvl

    en el ccntro

    y

    en el norte de

    la Cristiandad

    lat.ina.

    Éstos

    fneron,

    prccisamente,

    con la

    rccrrperación

    demográfica,

    los

    frutos

    inesperados

    y

    las consecuencias

    involuntarias

    de la

    expan-

    sión ultramarina.

    Bn

    círculos concéntricos

    desde Sevill¿

    50

    -¡sg6¡-

    icrrlo

    europeo

    de

    la

    riqueza

    americana-.

    f¡sc

    A más

    caractcrístióa

    ernpezó

    travós

    del

    Atlántico,

    Europa

    entera

    consecuencia

  • 8/19/2019 La Expansion Europea (parte 1)

    17/76

    efecto adquirido

    de

    dominación,

    plonto,

    al menos

    para una

    delgada

    capa, de

    actividad arrastrada,

    el

    rnundo,

    La historia de

    la

    expansión europea

    viene

    a

    incluirse

    en

    csta

    cro-

    nología,

    de la

    que recibió

    el

    irnpulso

    antes de

    ser su

    motor.

    Nada

    aparente, ni positivo,

    ni

    duradero

    se

    produjo antes de

    me'

    diados

    del siglo xIV.

    Contrariamente

    al

    esquema

    habitual

    que quiere

    que

    las

    faseJ A sean vulgarizadoras,

    multiplicadoras'

    en

    superficie,

    áe las

    maduraciones

    en

    piofundidad

    de

    las

    fases B,

    asistimos, en

    e[

    transcurso

    del largo

    y

    fructuoso siglo

    xItI,

    a

    la

    creación de

    los

    instru-

    mentos de

    la

    exploración

    y

    de

    la

    conquista:

    en una

    palabra,

    el

    navío

    de la

    exploración

    del

    mundo,

    la brújula,

    y

    cl

    rnodo

    de utilizarla,

    los

    instrumentos

    vacilantes

    de

    un capitalismo

    nacicnte.

    Y sin embargo,

    aparte

    del

    largo

    y

    fecundo

    remontar

    de las

    costas atlánticas de

    España,

    dé Portugal,

    de

    Francia

    y

    de

    los Países

    llajos

    por la navegación

    mediterráñea

    de las

    ciudades

    italianas,

    esta

    primera época

    fue la de

    los

    fracasos.

    Fracaso

    de los ltermanos

    Vivaldi

    (1291);

    fracaso

    en

    Génova;

    fracaso,

    en Cataluña,

    de

    Jaume-lierrer

    (1346),

    que franqueó,

    sin

    regresar

    jamás,

    el cabo

    Bojador.

    3. 1350-1500

    -

    Coi.rrRacctóN

    ¡

    INVENcIóN

    Más allá de 1350,

    más

    allá

    sobre todo de la

    Revolución

    portuguesa

    de

    1382-1383,

    había

    comenzado

    en

    dos etapas el

    camino

    decisivo. El

    centro de

    gravedad

    de

    las empresas

    atlánticas

    pasó del Mediterráneo

    italiano

    y

    catalán al

    Atlántico mediterráneo, italianizado

    y catalani-

    zado de

    la

    Península

    ibérica.l

    Tímida exploración

    de

    las

    islas

    de 1350

    a 1400,

    conquista

    y

    exploración

    de

    las

    costas de

    Africa a partir

    de

    la

    toma

    de Ceuta en

    1415. EI

    descenso

    a lo largo

    de

    las

    costas

    de Africa

    obedeció

    a

    varios motivos, ante

    todo económicos

    51,

    aunque sin ser

    todos económicos. Este

    descenso

    estuvo

    ligado no

    por una

    correlación

    positiva, como se ha

    afirmado excesivamente,

    sino

    negativa, con

    los

    movimientos demosráficos

    dc la

    Cristiandad

    occidental.

    Tendió

    a

    resolver

    problemas"

    sociales

    al

    paliar,

    mediante

    el

    recurso

    directo

    a

    las

    fuentes

    africanas,

    Ias dificultades de aprovisionamiento de

    oro

    de

    la

    economía europea,

    sustrato de una

    ambiciosa economía mone-

    taria.

    Aventura

    puramente africana

    y

    europea,

    el

    descenso a Io largo

    de las costas de

    Africa no se convirtió en

    asunto

    asiático

    hasta

    des-

    pués

    de la muerte

    de

    Enrique

    el

    Navegante

    (1460)

    ,

    cuando

    se

    vislum-

    braba

    la

    posibilidad de

    una unión oceánica directa entre el Atlántico

    y

    el Océano fndico,

    y por

    consiguicnte.

    la

    posibilidad

    de crear

    una

    ruta

    suplente

    y rival de

    las

    que

    controlaban

    conjuntamente el Egipto

    selyúcida

    y

    su

    aliado veneciano.

    Al

    término de esta fase

    larga de

    contracción

    y

    de dificultad se

    sitúa,

    además, Ia maduraciónl

    con

    Colón

    errante, entre

    Génova,

    Portugal, la

    navegación

    de

    las islas de

    África y

    España, de

    la

    unión

    occidental

    directa

    con las especias extre-

    rnorientales.

    Toda la

    invención técnica

    fue, poco

    más

    o

    menos,

    an-

    tcrior a

    1350. La invención espacial

    vino

    después.

    La preparación

    cn

    el espacio se

    sitúa durante

    este

    siglo

    y

    medio

    de la

    larga

    contrac-

    ción

    que

    va de la Peste

    Negra

    a

    los brotes

    de

    sabia de

    los

    primeros

    tlccenios del

    siglo

    xvr.

    4'.

    Un slcr,o

    xu

    vuLcARrzADoR

    y

    MULTTpLTcADoR

    lin

    fase

    A

    -una

    fase A que

    contribuye

    a

    mantens¡

    52-

    se pro-

    rlujo

    el

    descubrimiento

    de

    América,

    la

    conquista y la

    construcción

    tlo la India portuguesa,

    la

    explotación a

    partir de 1540

    y

    de

    1550 del

    irnperio

    comercial

    de Portugal

    y

    del imperio minero

    de

    España

    en

    América.

    Comparativamente

    a

    las

    riquezas creadas por el trabajo

    r:ontinuo de 50 millones

    de cam¡resinos elrropeos, la fracción

    de ri-

    (luezas

    desviadas en provecho

    de la

    economía de

    los

    pueblos

    de Euro-

    l)¿l

    por el

    comercio

    oriental, obtenidas por

    el trabajo forzado

    de

    los

    indios

    63

    sobre los

    stocks humanos acumulados por

    las civilizaciones

    ¡rrccolombinas, reprcscntó

    muy

    poca

    cosa.

    Poca

    cosa,

    cuyo

    orden

    rle

    importancia

    será

    necesario

    intentar

    averiguar

    5't.

    Pero este

    poco

    es

    ttn

    más:

    un

    más

    permanente.

    En

    posición marginal,

    pesa

    de un

    rnr.rdo

    decisivo

    como fuente

    de

    desequilibrio oricntado

    hacia

    el

    cre-

    cirniento. En

    el siglo

    xvr, Ia primera

    fase

    larga mejor caracterizada

    rlcl

    crecimiento europeo

    hunde sus raíces ante todo en

    la aventura

    lmericana,

    y, secundariamente,

    en la

    aventura

    oriental. Por otra

    parte,

    también

    forma

    el telón de fondo

    ineludible

    de la

    construcción

    de

    tlltramar por

    los ibéricos.

    A partir de

    1590-1620,

    disgregaciones

    consecutivas y

    cambio

    de

    clima

    65.

    Pero

    había nacido

    la economía-mundo.

    Modesta, ya que_tan

    stilo

    afectaba

    a una reducida

    capa

    de

    hombres,

    dé riquezas, de

    espacios

    oosteros.

    Incorporada

    a

    la

    economía europea,

    entró

    a

    su

    vez

    en

    la

    lcs¡riración

    secular. Contribuyó

    incluso, por

    ruptura

    de

    arrastre, al

    l)i¡so,

    una

    vez

    más, de A

    a B

    50,

    ZEra

    necesario presentar,

    ya desde

    un

    principio,

    Io

    hipotético

    y

    rrroldear

    esta

    indiscutible

    realidad:

    la expansión

    europea,

    en el

    es-

    (lrrcma

    conceptual

    de las

    hipótesis

    de

    coyuntura?

    El

    esquema,

    en

    rcllidad,

    es muy

    incompleto.

    Nos

    hemos esforzado, para

    la América

    rlcl

    siglo

    xvl,

    en

    demostrar

    que

    los cuatro

    tiempos fundamentales

    de

    l¿r

    cconomía

    67

    nacieron,

    ya,

    sobre

    el más

    importante

    de

    los

    tráficos

    r¡rrc

    reunía

    las economías recién sometidas

    a Europa,

    que

    tenían

    desde

    nllí

    tendencia

    a

    imponerse.

    Esta gestión arriesgada

    nos

    ha parecido

  • 8/19/2019 La Expansion Europea (parte 1)

    18/76

    preferible

    a

    cualquier

    otra:

    permite,

    por

    lo

    menos,

    evitar

    los

    marcos

    nacionales

    y

    sus

    peligrosas mitificaciones.

    Gracias

    a la

    anónima coyuntura,

    he

    aquí,

    pues,

    la

    aventura en

    su

    verdadera

    dimensión:

    Ia

    del núcleo

    numeroso de

    la

    Cristiandad

    occi-

    dental

    en

    busca

    de

    los

    frasmentos

    diseminados

    de

    la

    descendencia

    de Adán.

  • 8/19/2019 La Expansion Europea (parte 1)

    19/76

    Capírulo

    II

    Lenta

    maduración

    de

    los

    medios

    y

    de

    los

    pensamientos

    en

    la

    Cristiandad

    occidental"

    numerosa

    y por

    ende

    rica

    y

    próspera

    i

    La

    prosperidad

    se

    prolongó

    desde

    finales del siglo

    xl

    hasta

    me-

    y

    diádos

    del

    xrv.i El

    siglo

    xrII

    y

    los

    primeros

    decenios

    del

    xrv, período

    t

    de

    aparición

    de las

    estructuras

    de la

    gran

    transformación

    espacial,

    son inseparables

    de

    la

    construcción,

    durante

    tres

    siglos,

    de

    una

    civili-

    zaciln material tradicional,

    qrre ha

    durado,

    grosso

    modo',

    hasta la

    revolución industrial

    y

    algunos

    de cuyos elementos

    no han

    Ilegado

    a disgregarse

    hasta

    nuestros días.

    l.

    Cristiandad

    numerosa

    Ante

    todo,

    ur, .rpu.io.

    Aunque

    podríamos

    discutir

    en

    detalle el

    rnaravilloso fresco

    de

    l{enri

    Pirenne

    1,

    no

    nos atañe

    el hacerlo'.

    Sin

    embargo,

    para la historia gcográfica

    -historia

    masiva clel

    hombre

    en el

    tiempo

    y

    en el espacio-, no hay duda de

    que

    la

    invasión

    musulmana

    constituyó

    el

    gran

    acontecimiento..

    l.

    La invasión

    musulmana fue irreversible:

    mucho

    más

    que

    la

    pri-

    merad o Ia-s-egundaz invásiOiiló-im¡ñ-ica;-mucho

    más

    q,,"

    Io

    inuoriórt

    mongol

    5;

    mucho

    más,

    a

    fortíorí,

    que

    la

    construcción, en detrimento

    de la Cristiandad

    oriental, del gran

    Imperio

    otomano. Rechazó, hizo

    retroceder

    hacia

    el

    Norte

    6

    a

    una Cristiandad mutilada

    en

    su

    destino.

    profundamente

    consciente de esta

    muiilación

    7.

    -

    -

    i Existió

    ruptura

    en

    el siglo

    vtt

    ?

    Diez años más

    tarde,

  • 8/19/2019 La Expansion Europea (parte 1)

    20/76

    2.

    Un MrurnnnÁ¡¡ro

    nupuJADo

    AL

    Nonrr.

    BAJo EL slcNo

    DE

    r-¡.

    Cnrstrrrun¡u

    Hacia

    750,

    he

    ahí una

    Cristiandad

    latina

    reducida

    y,

    durante

    muchos

    siglos,

    estrechamente

    cerrada

    en

    el

    Sur.

    Lo

    que

    perdió

    en

    el

    Sur

    metódicamente, lo

    fue

    ganando

    en el Norte.

    iSe

    ha establecido

    el

    paralelo

    que

    se

    impone

    entre

    la

    invasión

    musulmana,

    pujante

    oleada

    de

    beduinos

    rechazada

    por el

    breve

    tt

    retorno

    xerotérmico

    del

    siglo v

    al

    x,

    y

    la

    invasión

    normartda?

    Los beduinos

    seguían siendo

    dueños

    de

    la

    mitad meridional

    del

    Mediterráneo.

    Los

    normandos

    fueron,

    finalmente,

    absorbidos. Su

    prosperidad,

    tengámoslo en

    cuenta,

    estaba en

    parangón

    con

    el

    sol que fundía los hielos,

    liberaba

    sus

    mares

    obstruidos,

    Ies

    daba

    campos

    y

    prados

    en

    lugar

    de líquenes.

    ¿''La

    Ctistiandad

    latina

    mutilada se

    vio engrandecida

    con

    la Penínsul¿

    \scandinava,

    ganada

    para el cristianismo

    latino.

    '

    Buena

    parte

    del

    terreno

    perdido

    en

    el

    Sur

    fue recuperado en el

    Norte.

    A partir

    del siglo

    xttt y

    del

    xlv

    sobre

    todo,

    el

    largo

    período

    glacial

    que

    va del siglo

    xr al xvrlr

    hizo

    perder a la latinidad

    el terre'

    no

    ganado durante la

    anomalía

    caliente del

    siglo

    v

    al

    x. El

    frío y

    la

    humedad

    responsables, en

    parte,

    de la

    explosión

    de

    las

    pestes

    del

    siglo

    xIv

    habían constituido,

    por

    lo

    menos,

    un

    desafío construotivo.

    Entre la Cristiandad

    latina

    y la

    latinidad,

    que

    las

    oleadas

    de

    los

    bárbaros

    germánicos

    habían dejado,

    poco

    más

    o

    menos,

    intacta

    en

    su

    equilibrio

    y

    en

    sus relaciones con

    el

    Este

    y

    el Sur, existió

    una

    ruptura fundamental,

    pües,

    que

    era necesario

    subrayar

    desde

    un prin-

    cipio.

    Punto

    final

    de

    la

    Latinidad,

    al

    Oeste,

    Hispania,

    lentamente al

    principio

    y

    después reconquistada

    bruscamente,

    se convirtió, modifi-

    cación radical,

    en

    la

    marca

    meridional

    de

    la

    Cristiandad latina.

    3.

    Er,

    rnvn¡,¡ro

    TuNDAMENTAL

    DD LA Eoao

    Mrrrrr

    La

    Cristiandad

    latina

    tuvo

    en

    adelante

    su

    centro

    de gravedad

    entre

    el

    Loira

    y

    el

    Rhin:

    una

    mitad

    de

    la

    Galia,

    la

    llanura del

    Po,

    el

    sur de

    Inglaterra, el fragmento

    más

    occidental

    de la

    antigua Ger-

    mania.

    Al

    Sur,

    un viejo

    país

    amenazado;

    al

    Norte

    y

    al

    Bste,

    un

    mundo

    nr¡evo,

    colonial, donde dominaban

    las rozas

    con

    largas

    rota"

    ciones, de

    artiga en artiga. De

    fines

    del

    siglo

    x a

    fines del

    xlu,

    a

    pesar

    del

    cambio

    que

    se

    esbozaba,

    la Cristiandad

    occidental

    benefi-

    ciábase todavía de

    buenas

    condiciones

    climáticas. Todo

    se estropeó

    realmente

    entre

    1290

    y 1350, y la

    historia

    minucioil?e

    1l

    ¡iesÉie

    I34B

    mueliiá

    la"Aóiéñ-dE6iñfnante

    de un invierno

    frío

    y

    húmedo

    1'z.

    Desde el siglo

    xt hasta

    principios

    del xrrt,

    según

    el

    esquema hecho

    clásico

    por Georges

    Duby

    1t,

    anotemos con

    Bertrand

    Gille

    1':

  • 8/19/2019 La Expansion Europea (parte 1)

    21/76

    v en

    toda

    la

    España

    cristiana.

    Carecemos

    de conocimiento

    directo,

    por falta

    de clementos

    cstadísticos

    de

    base

    18,

    sobre

    el

    nivel

    de la

    población

    antes

    de

    1348.

    Pero

    medimos

    con

    un

    poco más de,

    rigor

    ól

    prodigioso

    replicgue

    dc la

    segunda

    mitad

    del

    siglo

    xlv. Veamos

    Caülu¡a.

    El

    punto áe partida

    dcl

    gran rcflujo:

    rc.

    Entre

    la

    cúspide

    de

    finales

    del siglo

    XIII,

    el hundimiento

    de

    principios del

    xv,

    la

    caída

    Iue

    del

    orden de

    más

    de

    2

    a

    1.

    Es

    necesario

    esperar

    el siglo

    XVIII

    PaIa

    que

    sea

    reconstituido

    un

    tejido

    comparable.

    Conoccmoi

    las

    discusiones

    apasionadas, en

    Francia,

    _al-

    rededor

    del

    estado de

    las parroquias

    y

    de

    los

    fuegos de

    l32B'0.

    IJna

    media razonable entre

    I2,5

    y

    15,6

    millones.

    Pero en

    1328,

    Francia

    se recuperó

    mal

    dc la

    tcrrible

    hambre

    de

    1315-1317,

    la

    primera del

    triste

    siglo

    xIv.

    Irl

    nivel

    clc finales clcl

    siglo

    xIII era,

    pues,

    sensible-

    mentc

    meior.

    IIe ahí Provcnz¿r,

    con

    un

    territorio

    constante

    '?1

    :

    70

    000

    frregos

    "t

    I3t5,

    30

    000

    en

    I47T,

    I30

    000 en la

    época

    de

    Expilly

    11765)

    22.

    Tenicndo

    en cuenta

    una

    róducciírn

    bastante constante

    de

    los

    fuegos, en

    relación

    con

    la

    disoci¿rción

    de Ia

    gran

    famili¿

    agnalicia,

    el

    nivel

    del

    siglo

    XIII

    no se

    rccobró

    ¿rntes

    dc

    finalcs del xvl,

    incluso

    hasta

    principios del

    xvltl. En una palabra, la

    población

    de la Cris-

    tiandad

    sellarada dcl Mediterráneo

    y

    rechazad¿

    hacia el

    Norte

    23

    aumentó a mediados

    del

    siglo

    xIII

    a un nivel

    sensiblemente com-

    parablc

    al

    ¿lcanzado

    en

    el

    mismo

    es¡racio

    a mcdiados

    del siglo xvr

    ".

    Una Cristiandad

    latina

    de

    40 a

    45 millones

    de almas

    con densidades

    de 25-30

    habitantes

    por kilómctro

    cuadrado eu

    cl

    centro,

    jamás

    inferiores

    a

    5-6 en

    Ia

    pcrifcria.

    Íist¿

    fue slr

    sucrtc.

    Mientras

    ocurriera

    así,

    la Cristiandad

    no

    potlía

    scr

    arncnazada

    pcligrosamcnte.

    2.

    Los

    movimientos

    de

    Asia

    -Sir',

    "rnbu.go,

    rnicrrtras

    tluc

    los rol-ur¿clores con la

    pesada

    hacha

    y

    el ambicioso

    ar¿rdo

    labr¿b¿n nucvos

    paisajcs

    jamás

    sos¡rechados, el

    Asia

    de las

    cstcpas estaba

    cn

    plcna

    efcrvescencia.

    Se prcparaba

    un

    siglo

    xtlt

    amenazador para los sccli:ntarios,

    de

    la

    Cristiandad

    occi'

    dcntal a China,

    ¡rasando

    ¡ror:

    Irán

    y la India.

    I.

    Er,

    punro

    I)lr

    rQullrtrtlo

    rrRÁcIL

    DIIL

    Slclo

    xII

    Con todo,

    a

    S4gg-dpbrglo-

    ¡t¡-ünperaba

    la-c-4 rgg.,

    Las

    viejas civi-

    lizaciones habían digerido

    la última

    olcada

    de conquistadores

    nó-

    madas'1.

    China"cstaba

    dividida. Al

    Sur

    y

    a lo largo dcl Y-ang-tse, ia

    dinastía nffit

    dc

    los Song; al Norie,

  • 8/19/2019 La Expansion Europea (parte 1)

    22/76

    dominación

    sobre

    el

    Orkhon

    los

    T'u-kin,

    y

    sobre

    todo

    lo's

    Utgur,

    habían

    empezado

    a desarrollar

    allí

    centros

    -agrícolas>'

    e 9m9.no

    hacer intervenir,

    ahora

    que

    los

    ritmos

    de las

    fluctuaciones

    climáticas

    son

    mejor

    "orroáidorto,

    i

    pesar

    de

    las

    j.stas_objeciones de

    prudencia

    d"i

    *"jo,

    especialista,

    Emmanuel

    Le

    Roy

    Ladurie,

    la

    hipótesis

    del

    cambio,

    a

    ¡rartir

    del

    año

    mil,

    de

    la tendencia

    secular

    al recalenta.

    micntoi

    Una

    misma

    causa

    cortó

    el

    camiñó

    viliingo

    yilspdé

    s

    ls

    '-¡noneoles

    a la

    aventura.

    Poblaciones

    con

    un

    género

    de

    vida

    devorador

    ,,In-"íDacio"

    situtda,s

    en los límites del orbe, los

    mongoles

    salieron

    de

    los

    confines

    de

    la inhospitalaria

    taiga

    a

    causa

    del

    empeoramiento

    dc las

    condiciones

    climáticas.

    Perteneció

    al

    más

    genial

    de

    lo's

    jefes

    de

    f a

    estc¡ra

    anteriores

    a

    la

    pólvora,

    wlt'íma

    ratio^y-sa.lvación

    de.los

    sedentaiios,

    el encarnar

    este

    momento

    histórico.

    Se

    hicieron

    tentativas

    poro

    fnr-n,

    federaciones,

    cn

    el

    siglo

    iil,_entre

    las tribus

    diseminada's

    ie la

    estepa

    y

    las

    tribus

    dispersas

    de

    los

    bordes

    de la

    taiga'

    Las

    ,1,,*"rorur"uoto.

    d"

    madcra

    co.t

    q.,e hacían el

    pequeño

    ttlbo

    de

    e'scape

    colocado

    en lo

    alto

    de

    la

    yurta

    de

    fieltro

    para la

    salida

    del

    humo

    y

    la

    ventilación,

    dan

    fe

    de

    que

    el

    mongol

    -Tguía

    siendo,

    en

    un prin-

    áipio,

    r,.r

    vecino

    de

    la

    gran

    sc]ye-t1lgo-l-¡r¡-Todo

    empezó

    a.principios

    aát

    .igto

    xII con

    un

    jeic

    de-tal-ll,

    Yesugei,

    salido

    de la estirpe

    de-

    los

    pr"Iedára.los

    mongolts,

    según

    la

    tradición

    gengiskánica',Temudjin,

    il f,,tr,.o

    Gcncis

    i(un,

    tto"ió

    hacia

    1167,

    y

    era

    hijo

    de Yesugei'

    En

    una

    primera

    "iopo,

    t"

    convirtió

    en

    federador

    de

    las tribus

    mongolas.

    Las

    condujo

    a ia

    victoria

    sobre

    el

    enemigo

    tártaro.

    Estos-

    primeros

    éxito,s se

    ul"ur'tro.o.t,

    a

    la

    sombra tutelar

    del

    kan

    de

    los

    keraít,

    so-

    bre

    los

    nómadas

    próxinros

    n

    clrinn,

    en

    l)roceso

    de

    asimilación

    con ella.

    Mongoles

    salvajcs,

    mongoles

    bárbaros

    y

    mo1g9les-asimilados

    a

    los

    chinü

    acabaron

    por

    fedirarse

    entre

    l2O4

    y

    1207.

    Proclamado

    Gran

    I(an3'

    (primavcrá

    de 1206),

    Temudjin

    h¿rbí¿r

    heredado, en

    1204,

    un

    rudimenio

    de cancillería.

    El Asia de

    las

    estepas,

    a

    principios

    del

    siglo

    xttl,

    esttrba

    organizacla

    para

    la sumisión

    de

    los sedentarios.

    :1.

    Etv nr,

    PIINTo

    t)E PARTIDA

    nr

    l,,l

    rnílvtnRl CIIINA

    MoNcoL

    La

    conqrrisl.a

    derl

    Norte

    de China,

    eIn¡rczatla

    rrn l2l.l

    contra el

    rcino bárbiro

    cle

    los Kin

    quc ocupaba

    la

    llanura

    loósica, fue termi'

    nada

    en

    ).234

    ltor

    los

    sucesores

    del

    Conguistador'

    siete años d-es¡rués

    de su

    muerte

    (LZZZ).

    La

    enorme tarea

    siguió

    acrecentándose.

    Sucesi'

    vamente

    fueron

    cayendo

    Persia,

    Norte

    de China,

    los

    nómadas

    de

    los

    extremos

    no

    eslavizados

    entre

    el flral,

    el

    Volga del lado

    de Euro¡ra

    y los principados

    rusos del

    bosque.

    Es

    difícil

    poder apreciar

    en qué

    medida

    estas

    desgracias

    que afectaban,

    tlna

    vez más, a la

    Cristiandad

    oricntal

    fueron

    sentidas,

    inrnediatamente,

    en el

    (Jeste,

    colno un

    peligro

    virtual

    ¡rara

    la

    Cristiandad

    occidental. Una

    división antigua,

    la dis-

    tancia, la

    certeza

    dc

    la prosperidad

    y

    dcl númcro

    de constructores de

    catedrales

    explican, sin

    duda, esta

    rclativa indiferencia, mientras

    que

    los

    turcos de

    Anatolia y los princfiádos

    rusos prei-a5án

    juramento.

    Quedaba

    la China

    profunda del Yang-tse y de la costa Sur, más

    numero,sa

    ella sola

    que

    todo el imperio

    mongol,

    tan

    maciza como

    las

    dos Cristiandadcs

    y una parte del Mediterráneo

    musulmán. La con-

    t¡uista de

    esta

    China,

    hasta entonces siempre

    al

    abrigo

    de

    los

    turco-

    rnongoles,

    empezó en

    1268.

    Des¡rués

    de

    cinco

    años de incertidumbres,

    cl bajo

    Yang-tse

    fue barrido por completo, d.e

    L273

    a

    L276

    (toma

    de

    llang-che-u).

    Tres años fueron

    todavía

    necesarios

    para

    el Sudoeste

    tlc

    China,

    que

    es,

    .lo{.emos

    tenerlo

    en

    cuenta, ¡na China costera.

    'l'odo

    terminó

    ""

    G2l2

    --{ggbgl al

    a

    gg"q-l,ll3,

    e I

    emperador

    mon gol,

    convertido en

    chino,

    sc dedicó

    a

    reágrupáT-Tás

    ¡roscsiones

    periféricas.

    l,a dominación de

    la

    dinastía mongol duró

    (1280-1368)

    poco menos

    rlc

    un siglo, llaras veccs

    una victoria

    tan

    completa

    se

    ha

    revclado

    tan

    lrírgil

    con

    la

    prueba

    del

    tiempo.

    I)esde

    fines

    del siglo

    xtII,

    los

    mon-

    goles

    de China fueron

    casi

    totalmente asimilados. De todos

    modos,

    rro

    hay

    que

    tomar el

    incidente

    a

    la

    ligera:

    parece

    claro

    que

    los cata-

    clismos

    unidos

    en

    China

    a la

    invasión

    mongol,

    debieron

    de

    llevar

    cot¡sigo

    la muertc dc

    sescnta a scsenta

    y

    cinc.,

    millones

    dc lrombres,

    tle I5 a 20

    0/6

    dc la

    hümanidad.

    Grosso

    modo,

    un

    desastrc

    comparablé

    al que

    se abatió, sesenta

    y

    cinco

    años más

    tarde,

    sobre

    liuropa, o

    en

    la primera

    mitad del

    siglo

    xvl,

    sobre

    la

    humanidad precolombina..

    I-,os

    años del

    pasir

    dcl

    siglo xlrt al xlv

    fueron

    capitales

    desde cualquier

    ¡runto

    de vista.

    Por

    aquel

    entonccs,

    China oscilal,¡a

    en¿re

    tres

    posibilidades

  • 8/19/2019 La Expansion Europea (parte 1)

    23/76

    producto

    de

    la

    pax

    mongolica,

    hizo ver

    mucho

    tiempo

    después a los

    cristianos

    cle Occidentc,

    cua¡rdo en

    China

    ya

    habia

    terminado

    por

    completo.

    Bsto

    .hallgó

    tanto más. a ia-

    Cristiandad

    occidental

    del siglo

    x,rv, cuanto

    que

    ésta

    se

    hailaFa

    debilitada por el hanrbre

    y

    la

    pcste

    y

    atacaila

    de

    frente

    por

    el

    imperialismo

    otomano,

    Paradójicamente,

    la Cristiandad

    latina

    nada

    retuvo de

    la gran

    amenaza que

    vino

    a morir a

    las

    puertas

    de los

    reinos latinos

    de

    Polonia

    y

    de l-Iungría. Más paradójicamente aún, cuando

    Tamerlán

    el

    transoxiano

    (1336-1404)

    lanz6

    hacia

    fines del

    siglo

    xlv

    por

    los

    caminos de Gengis Kan la última

    oleada

    de

    nómadas

    de

    las

    estepas

    empujados

    por la

    modificación

    plurisecular

    de los

    climas,

    la

    Cristiandad latina,

    cuyo

    número

    ya no

    la protegía,

    pero a

    la

    que la

    distancia

    amparaba mejor

    que

    una armadura,

    ocupada

    en sus

    propios

    problemas,

    reaccionó poco,

    mal

    y a destiempo.

    De

    esta

    última

    oleada,

    más peligrosa,

    puesto

    que

    era

    musulmana,

    la

    Cristiandad

    latina

    sólo

    vio

    el

    aspecto favorable: una querella

    del

    Islam,

    un

    golpe

    asestado

    a las empresas concretas

    de

    los

    musulmanes

    sedentarios de

    la meseta

    de

    Anatolia,

    un descanso,

    pues,

    en

    el

    proceso

    de desman-

    telamiento

    de los

    Balcanes

    cristianos,

    que, a pesar del cisma, le

    concernía.

    Marco

    Polo fue

    el

    gran

    responsable de esta

    situación, Di-

    gamos

    mejor,

    el

    éxito del

    libro

    de las

    maravillas

    del

    Mundo,

    II

    Mi-

    lione,

    en

    italiano

    se

    explica

    porque la

    instantánea caducada que con-

    servaba

    de

    Extremo Oriente

    era la

    que

    convenía

    mejor

    a

    la Europa

    angustiada

    de

    los

    siglos

    xIV

    y

    xv.

    A

    fines del siglo

    xIII, por

    una

    singular simplificación

    política,

    cuatro

    kanatos abarcaban casi toda

    Asia:

    China,

    Mongolia,

    Asia

    central,

    Persia-Siberia

    occidental-llusia.

    ZAI precio

    de

    cuántas

    des-

    trucciones?

    Para

    China, una reducción de la

    mitad de su

    poblamiento

    primitivo.

    Menor

    densidad,

    acá o acullá,

    del tejido humano, seguida

    de

    una grare pazi

    esta pax

    mongolíca,

    cantada por

    los

    historiadores

    del

    siglo

    xx,

    i...una

    buena

    paz de

    los

    cementerios

    Y

    sin

    embargo, la

    pacificación

    facilitó

    la

    libre

    circulación de las

    caravanas,

    que

    alcañ-

    zaban

    el

    Sur, y las

    que llegaban al

    Norte del

    mai

    Negro.

    Después

    de la

    tormenta

    que fragmentó y

    cortó,

    la

    pax

    mongolí.ca llevó

    consigg

    'una

    gigantesca puesta

    en comunicación, a un nivel

    jamás

    obtenido,

    de

    China, de

    lrán, de Asia central y

    de la

    Cristiandad

    orient4_I.

    Gelgrs

    Kan_.,.,

    un Magallanes

    de

    la caravana. A

    finales

    del

    siglo

    xltr

    ,las

    comunicaciones

    terrestres

    a través de

    la inmensa masa

    desértica de

    ¡Asia

    central

    -una

    masa

    que

    la

    distorsión

    secular fría

    y

    húmeda del

    i

    clima hizo algo

    menos

    rebelde-

    pasaron

    ltor

    el maxím¡¿r¿

    absoluto

    que

    podían alcanzar

    antes de los ferrocarriles.

    Nada

    muy impresio-

    nante,

    ciertamente.

    Nada

    tampoco

    que

    permitiera

    mantener

    un

    ver-

    tladero

    cornelcio,

    incluso

    ¿rl

    nivel

    modesto del

    quc,

    ¡,ror

    el monzón

    de

    los

    nav3.$nTcs

    musulmanes,

    el

    mar Rojo,

    la escala del

    sur

    de

    Siria

    y

    dc

    -Lglp o,

    se

    llevaba

    a

    c¿rbo con l¿r

    India

    bajo

    dominación

    musul-

    rnana

    y

    la Insulindia

    productora

    de

    cspecias. Se

    ¡ruede

    hablar,

    por

    lo

    rnenós,

    'dc'una

    permeabilidad

    entré Burópa

    y

    China, al

    nivel

    de

    algunos

    hornbres

    y de un

    enjambre

    de imágenes.

    4.

    El

    Asl¡,

    MoNGoL

    y

    sus

    rEsTrcos

    Marco Polo

    es

    el

    gcnial

    testigo

    del

    cambio

    tle

    perrneabilidad,

    después

    de

    la

    invasión

    mongólica,-de

    Asia

    central.

    a) Marco

    PoIo.

    Úni-iaiiiiio*G-co-mercianres

    t.lc

    la

    colonia

    veneciana

    cl