La investigación de género en el Perú

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    CONTENIDO

    PRESENTACIN

    Balance y Agenda de la Investigacin Error! Reference source not found.Econmica sobre Gnero en el SectorUrbano Peruano Cecilia Garavito

    Introduccin

    1. La investigacin econmica sobre Gnero en el Per2. Agenda de investigacin y trminos de referencia para temas especficos

    Conclusiones

    Bibliografa

    Balance y Agenda de la Investigacin Error! Reference source not found.Econmica sobre Gnero en el SectorRural Peruano Mara Elena Vattuone

    Fortunata Solorio

    Introduccin

    1. Evolucin de la investigacin sobre gnero en el Per2. Balance de la investigacin sobre gnero en el mbito rural3. Razones del divorcio entre la economa y el enfoque de gnero4. Agenda de investigacin econmica con enfoque de gnero sobreel mbito rural

    Reflexiones finales

    Bibliografa

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    PresentacinError! Reference source not found.

    Cul es la diferencia entre gnero y sexo? Qu significa adoptar una perspectiva de gnero en lasciencias sociales? Y, en particular, en la investigacin econmica? Cmo han evolucionado los estudiossobre la materia durante las ltimas dcadas en el Per? Cul es hoy en da el estado de la cuestin? Qu

    sabemos? Qu nos falta conocer?

    Esta publicacin rene dos rabajos que pretenden realizar un balance de la investigacin econmicasobre gnero en nuestro pas, e identificar una agenda relevante de estudios en el terreno. Elprimero, referidoal sector urbano, fue solicitado a Cecilia Garavito, quien forma parte de la comunidad de economistas; y elsegundo, relativo al sector rural, fue encomendado a Mara Elena Vattuone y Fortunata Solorio, ambassocilogas. Esta mezcla no fue casual. Por un lado, buscaba ampliar el marco del anlisis en un tpico, por sunaturaleza, interdisciplinario. Por el otro, reflejaba las ofertas relativas de estudiosos, pues los economistasinteresados en temas de gnero, todava muy minoritarios dentro de la profesin, enfocan su atencin muchoms en el sector urbano que en el rural, donde la incidencia de antroplogos o socilogos es mayor.

    El documento de Garavito empieza discutiendo, a modo de prembulo, algunos aspectos

    fundamentales de las relaciones entre la ciencia econmica y los roles de gnero. A continuacin, la autoraorganiza la revisin de la literatura econmica, sobre gnero en el Per urbano, alrededor de los siguientesejes temticos: participacin y resultados en el mercado de trabajo; educacin; roles en el hogar; fecundidad;ajuste y pobreza. La referencia a los estudios individuales se realiza en tanto aportan a tales temas. As,Garavito logra un balance del conocimiento sobre la materia, lo que a su vez le permite identificar una agendade investigacin relevante.

    De otro lado, el trabajo de Vattuone y Solorio, ms breve, subraya la escasez y juventud de lostrabajos econmicos sobre gnero en el mbito rural. La revisin bibliogrfica se concreta en trminos de laevolucin de los estudios a lo largo del tiempo, considerando las tendencias temticas, tericas ymetodolgicas, as como los actores de la investigacin. Desde la nocin del patriarcado capitalista, en bogaen los movimientos feministas de fines de los setenta, hasta los enfoques ms recientes que enfatizan los

    aspectos culturales. Esto ltimo habra llevado a un distanciamiento entre la economa y el enfoque de gnero,que las autoras consideran puede superarse a travs de la agenda de investigacin que nos proponen.

    Con esta sexta publicacin de la serieInvestigaciones Breves, el Consorcio busca ofrecer una visinde conjunto y sobre todo motivar un mayor esfuerzo de investigacin en estos tpicos. No nos queda sinoagradecer a las autoras por haber aceptado el difcil reto que se les plante; y a nuestros auspiciadores, elCentro Internacional de Investigaciones para el Desarrollo (CIID) y la Agencia Canadiense para el DesarrolloInternacional (ACDI), por hacer posible esta iniciativa.

    Javier Portocarrero MaischSecretario Ejecutivo

    Consorcio de Investigacin Econmica

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    Balance y Agenda de la Investigacin Error! Reference source not found.Econmica sobre Gnero en el Sector

    Urbano Peruano

    Cecilia Garavito

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    CONTENIDO

    Introduccin

    1. La investigacin econmica sobre gnero en el Per

    1.1 La problemtica de gnero: una perspectiva econmica1.2 Gnero y mercado laboral urbano en el Per

    1.2.1 Participacin laboral y horas de trabajo1.2.2 Los resultados en el mercado laboral

    1.3 Gnero y educacin1.4 Los roles de gnero en el hogar1.5 Aspectos econmicos de la fecundidad1.6 Ajuste econmico, pobreza y empleo femenino

    2. Agenda de investigacin y trminos de referencia para temas especficos

    2.1 La agenda

    2.2 Los trminos de referencia

    2.2.1 Elaboracin de un modelo econmico sobre la organizacin del hogar en elPer urbano

    2.2.2 Influencia de los roles de gnero en la formacin de capital humano2.2.3 Reconversin industrial y cambios en la composicin del empleo de acuerdo

    al gnero2.2.4 Valoracin del trabajo domstico2.2.5 Migracin interna y gnero

    Conclusiones

    Bibliografa

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    Introduccin

    La investigacin econmica sobre el tema de gnero en el Per es an relativamente escasa.Las primeras referencias sobre aspectos laborales y demogrficos vinculados a la mujer fueron

    hechas desde la Direccin General de Empleo del Ministerio de Trabajo y el Instituto Nacional deEstadstica. En los aos setenta aparecieron los primeros diagnsticos sobre la situacin de la mujer,inaugurando los estudios sobre gnero en el Per; sin embargo, estos primeros trabajos fueron hechosdesde una clara perspectiva sociolgica1. En la siguiente dcada empezaron a aparecer estudioseconmicos aislados sobre el tema de mujer2, y slo hacia los ltimos aos, los economistascomienzan a tratar el tema en forma sistemtica, tanto en las universidades como en los centros deinvestigacin. Finalmente, en la dcada de los noventa el flujo de nuevos estudios ha cobradocontinuidad, impulsado por la creciente presencia de la mujer en todos los mbitos de la actividadsocial y econmica3.

    1 Sobre los estudios de gnero en las ciencias sociales, vase

    Barrig (1988), Anderson (1995), Ruiz Bravo (1995, 1996), Fuller(1996), Kogan (1996) y Mendoza (1996).

    2 Vase por ejemplo el trabajo pionero de Delma Del Valle (1976)

    sobre los determinantes de la participacin laboral de la mujer.

    Tambin corresponden a esta etapa los trabajos de Surez, Vargas

    y Jurado (1982, 1985) y Ferrando (1983).

    3 Cabe destacar que la incorporacin de la dimensin de gnero en

    la agenda de investigacin de las ciencias sociales se vio

    facilitada en buena medida por la creciente disponibilidad de

    fuentes de datos. En efecto, la investigacin sobre temas degnero en el Per se ha caracterizado por un empleo intensivo de

    estas fuentes de datos. En primer lugar estn los Censos de

    Poblacin, que tienen la ventaja de su cobertura pero tienden a

    subestimar la fuerza laboral femenina, sobre todo en el sector

    rural (Verdera 1983; I. Arriagada 1990; Psacharopoulos y

    Tzannatos 1989). En segundo lugar estn las Encuestas de Niveles

    de Vida llevadas a cabo por la Direccin General de Empleo y

    Formacin Profesional del Ministerio de Trabajo y Promocin

    Social para el rea de Lima Metropolitana (la primera Encuesta

    Socioeconmica de Hogares de Lima Metropolitana se llev a cabo

    en 1967; a partir de 1980 estas encuestas se denominan Encuesta

    de Niveles de Empleo). Otra fuente importante de datos son las

    Encuestas Nacionales Sobre Niveles de Vida (ENNIV), diseadas por

    el Banco Mundial y realizadas por el Instituto Nacional de

    Estadstica e Informtica y el Instituto CUANTO, en su mayora

    de cobertura nacional (las de 1985/86 y de 1994 tuvieron cobertura

    nacional, la de 1991 tuvo un mbito algo ms restringido y la de

    1990 fue slo para Lima Metropolitana). Sobre la calidad de

    estas fuentes de datos, vase Ministerio de Trabajo (varios

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    En cuanto a los temas que los ocupan, estos estudios son fundamentalmente diagnsticos y

    anlisis empricos, sobre la situacin de la mujer primero, y sobre la situacin relativa de ambos sexos posteriormente. Los tpicos tratados son diversos, tales como la participacin laboral, losdiferenciales de ingresos, la educacin y los roles de gnero en el hogar. Entre los temas ms

    recientes se cuentan las reflexiones tericas sobre gnero y desarrollo, y el anlisis de la distribucinde los costos y beneficios del ajuste entre mujeres y hombres.

    El objetivo de este trabajo es hacer un balance de la investigacin econmica sobre gnero enel Per urbano, y dar pautas para el desarrollo de una agenda de investigacin futura sobre el tema.En la siguiente seccin, luego de una reflexin terica sobre las relaciones de causalidad entrediversos aspectos de la problemtica de gnero y la economa, se discuten las conclusiones de lostrabajos de investigacin revisados, de acuerdo a los tpicos que los ocupan: mercado laboral,educacin, roles en el hogar, fecundidad, y ajuste, pobreza y empleo. En la tercera seccin se planteala agenda de investigacin y se presentan trminos de referencia para los temas considerados msimportantes. Finalmente, en la cuarta seccin se detallan las conclusiones.

    Este documento es el resultado de un trabajo de investigacin realizado en el marco delprograma de actividades conjuntas del Consorcio de Investigacin Econmica (CIE), y financiadopor el Centro Internacional de Investigaciones para el Desarrollo (CIID) y la Agencia Canadiense para el Desarrollo Internacional (ACDI). La autora, profesora asociada del Departamento deEconoma de la Pontificia Universidad Catlica del Per, agradece los comentarios de Javier Iguizy Mximo Vega-Centeno, profesores del Departamento y de los rbitros annimos designados por elConsorcio. Agradece tambin la asistencia de Hildegardi Venero en la recoleccin de informacinbibliogrfica.

    aos), Instituto Nacional de Estadstica (1984), Yamada (1996)

    y Yon (1996).

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    1. La investigacin econmica sobre gnero en el Per

    1.1 La problemtica de gnero: una perspectiva econmica

    El concepto de gnero relevante para este estudio es el referido a los roles socialmenteconstruidos que debe cumplir cada persona en funcin a su sexo, y que enmarcan las relaciones entremujeres y varones en una sociedad 4 . La nocin de base es que, si bien existen diferenciasanatmicas y fisiolgicas entre ambos sexos, la existencia de diferencias en los roles de gnero de unasociedad a otra evidencia que esas diferencias biolgicas no son determinantes del comportamientosocial (Rubin 1986).

    Surge entonces una primera interrogante: Cules son las relaciones de causalidad entre losroles de gnero y las relaciones econmicas? Es posible considerar que los roles de gnero sondeterminados por causas no econmicas, pero que tienen efectos sobre el sistema econmico? Oacaso existen razones econmicas para que los sexos asuman determinados roles sociales?5

    La ciencia econmica consider inicialmente al gnero como una variable exgena,determinada por causas no econmicas. A la base de ello parece estar uno de los temas que laliteratura sobre gnero y economa discute, y que es precisamente la relacin entre los roles de gneroy la construccin de la economa como ciencia6. Nelson (1992), por ejemplo, seala que pese a noexistir diferencias en la manera de investigar de mujeres y varones, las metforas del lenguajecotidiano, que asocian lo masculino a lo riguroso y lo femenino a lo emocional, estaran propiciandouna desvalorizacin de la mujer como cientfica7. La autora propone entonces una nueva metforadel lenguaje: reconocer que la rigurosidad podra devenir en rigidez (aspecto negativo), mientras quelo emocional bien puede equivaler a flexibilidad (aspecto positivo). Sostiene adems que ladefinicin de la economa como el estudio del proceso de intercambio impersonal y de competenciapone de relieve lo masculino; se la debe por tanto asociar al concepto de bienestar, con lo cual seestara revalorizando lo femenino.

    Una forma en que los prejuicios sobre los roles "adecuados" para cada gnero influyen en lainvestigacin econmica es cuando se supone que existen relaciones armoniosas en el interior delhogar, impidiendo as el anlisis objetivo de las relaciones econmicas entre sus miembros. El

    4 Sobre este tema, vase J. Scott (1990), De Barbieri (1992) y Rubin

    (1986).

    5 Esta ltima pregunta enmarca el anlisis de las relaciones entre

    gnero y desarrollo.

    6 Sobre el particular, vase Nelson (1992) y Woolley (1993).

    7 El absurdo se repite al hablar del objeto de estudio: al ser el

    "hombre econmico" un ser racional y egosta, el comportamiento

    de la mujer, supuestamente emocional, quedara fuera del mbito

    de la economa.

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    anlisis que Pujol (1984) realiza de los "Principios de Economa" de Alfred Marshall y el tratamientoque ste da a las relaciones en el interior del hogar, muestra que el modelo marshalliano supone que elindividuo es racional y egosta en sus relaciones de mercado, asumiendo al mismo tiempo que dichosrasgos desaparecen en el interior del hogar. Woolley (1993) y Folbre (1986) cuestionan estesupuesto, sobre todo en cuanto a la distribucin de los frutos del trabajo. Ambas autoras sealan que

    el supuesto altruismo en el interior del hogar sera un "hecho estilizado" equivocado en el que sefundamentan tanto la economa neoclsica como la marxista. Segn ellas, los roles de gnero y lavaloracin de stos en el interior del hogar determinan una pugna interna por la distribucin de losbienes obtenidos mediante el trabajo en el mercado8, afectando el bienestar de cada individuo quecompone la familia.

    Otro hallazgo del anlisis de gnero en economa es que los roles de gnero determinandiferencias en el bienestar de los individuos a travs de las decisiones de inversin en capital humano.La adquisicin de las habilidades necesarias para trabajar y procurarse lo necesario para subsistir estinfluida por la percepcin que tanto mujeres como hombres tienen sobre las diferencias en susoportunidades de empleo posteriores (Sen 1989). En su trabajo sobre la obra de Marshall, Pujol(1984) encuentra que se asignan roles diferenciados por gnero en la inversin en capital humano,tanto con respecto al tipo de inversin como con respecto a los retornos esperados. En el esquemamarshalliano, para lograr el bienestar econmico la productividad de la clase trabajadora debemejorar, siendo para ello necesario que los padres inviertan en la educacin de sus hijos. El padredebe ser el proveedor de los bienes y servicios necesarios, y la madre debe ocuparse de la crianza y elcuidado de los hijos, as como de las tareas domsticas. Los nios deben ser educados para trabajar ylas nias para quedarse en casa y cumplir el mismo papel que sus madres. El padre recibir unretorno por su inversin en la educacin de sus hijos, mientras que la madre no recibir retornoalguno. Marshall incluso plantea pagar a las mujeres que trabajan fuera del hogar un salario menorque el que reciben los hombres, para inducirlas a quedarse en el hogar. Finalmente, pese a que en elmodelo de Marshall la madre cumple un papel esencial en la educacin y cuidado de los hijos, no seprescribe ninguna forma de remuneracin o valorizacin social.

    Woolley (1993) analiza un tema relacionado, la existencia de discriminacin contra la mujeren el mercado de trabajo. De acuerdo a ella, las preferencias de los empleadores, compaeros detrabajo o clientes pueden determinar una segmentacin del mercado laboral por gnero. Asimismo,sostiene que las percepciones basadas en las caractersticas promedio de mujeres y hombres, e inclusolas percepciones equivocadas sobre su capacidad de desempearse en un trabajo, estarandeterminando salarios menores para las mujeres y segmentacin ocupacional.

    Desde otra perspectiva, Sen (1989) analiza la influencia de los roles de gnero sobre elbienestar de la familia, partiendo de las distintas percepciones que sobre el propio bienestar tienenmujeres y hombres. Segn l, los roles de gnero delimitan las preferencias de ambos sexos alalterar la percepcin sobre el propio bienestar y la valoracin de la contribucin de cada sexo al bienestar familiar. Si las mujeres perciben el bienestar de la familia como superior al bienestar propio, no es posible esperar que los modelos de preferencias reflejen verdaderamente lo que esmejor para la mujer. Sen sostiene que no es posible asumir que si la mujer prefiere el bienestar de su

    8 Deaton (1988) presenta evidencia de una distribucin desigual de

    los bienes en el hogar en pases africanos y asiticos.

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    familia al propio, est maximizando su bienestar, ya que las personas que sufren privaciones suelenadecuar sus deseos a sus posibilidades. Esto traera como consecuencia la generacin yreproduccin de desigualdades en el interior del hogar.

    La discusin anterior genera nuevas preguntas: cules son los determinantes de la diferencia

    en preferencias entre mujeres y hombres? Existen razones econmicas para la divisin del trabajopor gnero? Cul sera un modelo adecuado de las relaciones econmicas entre los sexos? Estaspreguntas implican pasar a considerar el gnero como una variable endgena en el anlisis.

    Los primeros modelos econmicos sobre el funcionamiento del hogar y los roles que laspersonas de cada sexo asumen, se basan en una funcin de preferencias familiar con respecto alconsumo de bienes de mercado y al empleo de sus recursos productivos. Con base en dicha funcinde preferencias, la familia decide cunto tiempo dedica al mercado de trabajo y cunto al trabajo en elhogar (Killingsworth y Heckman 1986).

    Desarrollos posteriores, como el modelo de produccin en el hogar de Becker (1965),explican la divisin del trabajo familiar entre trabajo domstico y trabajo en el mercado con base endiferencias en las productividades relativas de mujeres y hombres en ambos tipos de actividades 9.As, la mayor productividad relativa de la mujer en el hogar, manteniendo el equipamiento domsticoconstante, motivara que sta dedicara ms horas al trabajo domstico que el varn.

    Los modelos mencionados postulan la existencia de una funcin de preferencias familiar; sinembargo, los problemas de agregacin sealados por Arrow10 obligaron al desarrollo de los modelosde negociacin (Killingsworth y Heckman 1986). Estos modelos asumen que los miembros de lafamilia tienen funciones de preferencia distintas sobre el uso de su tiempo; sin embargo, el consumofamiliar, en tanto bien pblico, se incluye tambin en dichas funciones. Por ello, el tiempo que cadamiembro de la familia dedica al trabajo en el mercado y el que dedica a otras actividades estdeterminado por una negociacin tipo Cournot-Nash11.

    Los anteriores modelos se basan en el supuesto de preferencias exgenas, el cual escuestionado por Sen (1989). Este sostiene que el resultado de la negociacin es influido por lapercepcin del bienestar propio y del valor del aporte personal al bienestar del hogar. Si el valor delaporte personal es percibido como insignificante y el bienestar familiar se antepone al bienestarpropio, la posicin en la negociacin ser sumamente dbil. Adems, si bien la continuidad de la

    9 Sobre este tema, vase tambin Becker (1987). Un resumen de sus

    ideas puede encontrarse en Fernndez-Baca (1996).

    10

    Arrow demostr que no es posible derivar una funcin depreferencias familiar consistente a partir de las funciones de

    preferencia individuales.

    11 En una negociacin tipo Cournot-Nash, el agente econmico sabe

    que el logro de sus objetivos depende no slo de sus propias

    acciones, sino tambin de las acciones de los dems, por lo que

    desarrolla un comportamiento estratgico.

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    negociacin puede llevar a la cooperacin, los "ganadores" de la primera negociacin quedan enmejor posicin para negociar la siguiente vez. Por su parte, Woolley (1993) sostiene que el supuestode racionalidad en un contexto donde los que no maximizan no son eliminados puede serinconsistente.

    Tambin influye en los resultados de la negociacin el que mujeres y hombres enfrentendistintas restricciones institucionales (en tanto reglassociales a las que estn sujetos). Por ejemplo,al aplicar Pollack (1985) el anlisis de los costos de transaccin a la economa de la familia, pone derelieve la importancia de su organizacin interna. En su enfoque, las relaciones familiares sonanalizadas como contratos a largo plazo, donde se adquieren activos altamente especficos12. Parareducir los costos de transaccin de este tipo de contratos se requiere una organizacin bilateral,donde los desacuerdos son resueltos solamente por las partes. La familia constituye unaorganizacin de este tipo.

    Otro enfoque sobre las relaciones de gnero al interior del hogar es el de Iguiz (1996), quienplantea que la divisin del trabajo por gnero estara asociada a la distincin entre la generacin decosas y la generacin de capacidades. La produccin de cosas habra sido el mbito tradicional delvarn, mientras que la produccin de capacidades habra sido el mbito de la mujer. Dado que la produccin de cosas ha recibido siempre mayor reconocimiento social que la generacin decapacidades -en tanto el poder ha estado asociado a la capacidad o responsabilidad social de producircosas- la mujer habra quedado en situacin de inferioridad13. El entrar al mercado de trabajo habrapermitido a la mujer ganar poder de negociacin frente al varn, si bien no habra solucionado elproblema de la desvalorizacin de las actividades de generacin de capacidades. Iguiz sostiene,finalmente, que el cambio en la divisin del trabajo por gnero se dar cuando la productividadaumente, la distribucin mejore y se aprecie la generacin de capacidades humanas en toda sudimensin.

    1.2 Gnero y mercado laboral urbano en el Per

    Como en la mayora de pases en desarrollo, el mercado de trabajo en el Per est segmentadoen un sector moderno, que funciona en base a contratos claramente establecidos, y un sectortradicional, donde sucede lo contrario. Existe tambin una segmentacin del mercado laboral porgnero, que atraviesa ambos sectores, configurando una clara situacin de desventaja para lasmujeres: dadas las mismas capacidades, las mujeres obtienen remuneraciones menores yexperimentan tasas de desempleo mayores que los hombres (A. Scott 1986; Tello 1989). Esto afectalas decisiones de los agentes econmicos, determinando que la asignacin del recurso laboral no seaeficiente ni siquiera en el sector moderno.

    12 La especializacin en el trabajo domstico implica la adquisicin

    de un activo difcilmente transferible a otra ocupacin.

    13 Sen (1989) sostiene que la organizacin de la produccin en base

    al trabajo remunerado es posible porque una parte de la poblacin

    lleva a cabo el trabajo domstico sin recibir a cambio una

    remuneracin.

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    Uno de los dos temas ms tratados en la investigacin econmica sobre gnero en el Per es

    la participacin laboral y la oferta efectiva de horas de trabajo, sobre todo de la mujer. El otro es lasdiferencias en los resultados en el mercado de trabajo.

    1.2.1 Participacin laboral y horas de trabajo

    Desde el punto de vista de la oferta laboral, tanto la decisin de participar en la fuerza laboralcomo la oferta efectiva de horas de trabajo parecen estar condicionadas por restricciones distintaspara cada gnero. En el tema de la participacin laboral, las preguntas bsicas son dos: Cules sonlos determinantes de la participacin laboral de la mujer? y qu diferencias existen entre losdeterminantes de la participacin laboral de ambos sexos?

    Histricamente, el aumento de la participacin de la mujer en el mercado de trabajo parece serun proceso que acompaa al desarrollo econmico, entendido ste como el paso de una economa(agrcola) de subsistencia a una economa altamente industrializada (Psacharopoulos y Tzannatos1989). En los estadios iniciales, la mujer participa activamente en la produccin, si bien suparticipacin no es directamente remunerada. Con el inicio del desarrollo industrial, la manufacturacasera y artesanal -realizada en gran parte por mujeres- es gradualmente reemplazada por la industriafabril -realizada principalmente por hombres. Esto determina una retraccin de la participacinfemenina en la actividad econmica. En las sociedades industrializadas la mujer eleva nuevamentesu participacin laboral, esta vez en actividades remuneradas. Este aumento de la participacin de lamujer en el mercado de trabajo es posible gracias al proceso de desarrollo econmico, que implica eltraslado de parte de las funciones econmicas del hogar al mercado y al Estado (Krawczyk 1990;Folbre 1996). Se puede entonces decir que el patrn de participacin laboral femenina en relacin aldesarrollo de una sociedad tiene forma de u: alta tasa de actividad femenina en sociedades con nivelesbajos y con niveles altos de ingreso per cpita, y baja en sociedades con niveles intermedios deingreso per cpita.

    Sin embargo, en el caso de Amrica Latina la entrada masiva de las mujeres en la fuerzalaboral no parece haber respondido a una mayor industrializacin, sino ms bien a un proceso decrisis econmica14. Las tasas de actividad laboral en Amrica Latina han sido tradicionalmentebajas, lo cual tiene que ver tambin con factores culturales. Sin embargo, entre los aos cincuenta yochenta, caracterizados por crisis recurrentes, se observa una menor dispersin de estas tasas conrespecto al promedio (Psacharopoulos y Tzannatos 1989; Gmez y Weinberger 1992; Grate y Ferrer1995).

    Los primeros trabajos que dan cuenta de los determinantes de la participacin de la mujer enla fuerza laboral se ocupan tanto del anlisis de tendencias en dicha participacin, como de susdeterminantes en un momento del tiempo. En el Per, la incorporacin de la mujer al mercado de

    14 En este caso se habla de un predominio del efecto del "trabajador

    adicional" sobre el efecto del "trabajador desalentado". Sin

    embargo, Psacharopoulos y Tzannatos (1992) consideran que estos

    efectos, por ser de corto plazo, no pueden explicar la tendencia.

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    trabajo fue lenta hasta el inicio de la crisis de 1970, elevndose a partir de entonces en formamoderada hasta 1984; en la actualidad constituye poco menos del 40% de la poblacin femenina enedad de trabajar15. Esta participacin de la mujer en la fuerza laboral parece ser contracclica, si bienel nivel mnimo de dicha tasa se hace ms alto cada vez (Suarez, Vargas y Jurado 1982, 1985; Tello1988)16.

    Los trabajos que se ocupan de los determinantes de la participacin laboral por gnero en basea datos de corte transversal, examinan la decisin de participacin en relacin a variables individualesy familiares. Las variables individuales son las propuestas por la teora del capital humano, queestablece que la decisin de participar en la fuerza laboral est condicionada por la comparacin entreel salario de mercado y la valoracin del propio tiempo (salario de reserva). El salario de mercadoest determinado por la productividad del trabajo (que depende tanto del capital humano como delcapital fsico del que dispone el trabajador), mientras que el salario de reserva tiene que ver con elcosto de oportunidad del propio tiempo.

    Una conclusin comn de dichos trabajos es que la educacin tiene un efecto positivo sobre laprobabilidad de participacin de la mujer en la fuerza laboral, ya que eleva el costo de oportunidad deno trabajar (Del Valle 1976; King 1990; Garavito 1994). El efecto de la educacin sobre laparticipacin laboral de los hombres tambin es positivo (Khandker 1990; Felices 1996)17.

    En cuanto a la edad -factor asociado con el ciclo de vida familiar-, se encuentra que enpromedio tiene un efecto negativo sobre la participacin laboral de la mujer (Garavito 1994). En ladcada pasada, el pico de tal participacin era el rango entre 25 y 29 aos, donde tambin se daba lafecundidad ms alta de la mujer (Edgar Flores 1994)18. Actualmente, la mayor tasa de actividad dela mujer se da en el grupo de 30 a 44 aos, siendo este grupo el que ms aument su participacin

    15 Vase Del Valle (1985), Webb y otros (1991), Instituto

    CUANTO-UNICEF (1992) y Grate y Ferrer (1994).

    16 Resultado que parece ser comn en los pases de Amrica Latina

    (I. Arriagada 1990).

    17 Cabe notar que la educacin secundaria parece incrementar la

    participacin de la mujer ms que la del hombre, si bien la mujer

    parte de un nivel inicial mucho menor.

    18 Este nivel corresponde al promedio para Amrica Latina (Krawczyk

    1990). Se puede en general afirmar que existe una diferencia

    sustancial en los perfiles de participacin laboral por edadesentre los pases desarrollados y Amrica Latina. En aqullos,

    la participacin laboral de la mujer tiene dos picos: es

    inicialmente alta, se reduce en los aos de crianza de los hijos,

    y aumenta nuevamente cuando stos entran al nivel escolar. En

    Amrica Latina, en cambio, la participacin laboral tiene un solo

    pico, el grupo de edad de 25-29 aos, luego del cual la tasa de

    actividad laboral femenina disminuye.

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    entre 1981 y 1993 (Verdera 1994). Los mayores niveles de educacin de la mujer, as como la crisiseconmica de los ochenta, seran factores asociados a este cambio en el patrn de participacin.

    Las variables familiares analizadas en los trabajos revisados son fundamentalmente tres:ingresos, estado civil, y nmero de hijos y sus edades. Tanto el ingreso laboral del jefe de hogar

    como el de los dems miembros y el ingreso no laboral tienen un efecto negativo sobre laparticipacin de la mujer en el mercado de trabajo (Khandker 1990; Garavito 1994; Felices 1996).En cuanto al estado civil, la tasa de actividad de las mujeres casadas o convivientes es menor que ladel resto de mujeres (Garavito 1994; Grate y Ferrer 1995; Felices 1996)19. Respecto al nmero dehijos y sus edades, Del Valle (1976) encuentra que el nmero de hijos vivos y la edad del ltimo noparecen ser muy importantes para explicar la tasa de actividad de la mujer, resultado similar al deKing (1990) para mujeres entre 20 y 59 aos. Sin embargo, trabajos posteriores sealan que para elconjunto de mujeres, una mayor presencia de menores en la familia lleva a una mayor participacinlaboral (Garavito 1994; Grate y Ferrer 1995; INEI-UNICEF 1995).

    Un tratamiento distinto, desde el punto de vista de la oferta familiar de trabajo, es el queexamina las decisiones de participacin laboral en base a un modelo de negociacin. Garavito(1995a, 1996b), usando como variables el sexo del jefe de familia y la conformacin o no de unafamilia completa, examina los efectos de variables individuales y familiares para los casos de lafamilia tradicional (jefe de hogar varn, cnyuge presente) y las familias donde la (el) cnyuge estausente. Se encuentra que la educacin tiene un efecto negativo sobre la participacin del jefe dehogar, independientemente de su sexo y del tipo de hogar, y un efecto positivo sobre la participacinde la mujer en el caso del hogar tradicional. La edad, en cambio, tiene un efecto negativo en todoslos casos. En cuanto a las variables familiares, en la familia tradicional el ingreso real del jefe tieneun efecto negativo sobre la participacin laboral de la cnyuge, mientras que el ingreso real de lacnyuge est positivamente asociado con la participacin laboral del jefe de hogar20. Se encuentratambin que el porcentaje de hijos menores de seis aos tiene un efecto claramente negativo sobre laparticipacin laboral de la cnyuge en la familia tradicional.

    El tema de cuntas horas ofrece la mujer en el mercado de laboral fue tratado tambin en eltrabajo pionero de Del Valle (1976). Ella seala que existe una asociacin negativa entre las horasde trabajo de la mujer y sus ingresos por hora. Asimismo, encuentra que las mujeres no asalariadastrabajan ms horas que las mujeres asalariadas. En investigaciones ms recientes, Schafgans(1991a), Grate y Ferrer (1994) y Elas (1994) encuentran que las mujeres trabajan fuera del hogar, en promedio, menos horas que los hombres, y que el nmero de horas trabajadas ha aumentadoprogresivamente para los hombres a lo largo del perodo, mantenindose inalterado para las mujeres.La necesidad de combinar el trabajo fuera del hogar con el trabajo domstico podra estar en la base

    19

    Para informacin sobre el promedio en Amrica Latina, vase I.Arriagada (1990) y Krawczyk (1990).

    20 Dagsvik y Aaberge (1991) encuentran, usando datos de la ENNIV para

    1985-86, que el ingreso del esposo tiene un efecto positivo sobre

    la participacin de la mujer en el mercado de trabajo, mientras

    que el ingreso de la esposa no tiene ningn efecto sobre la

    participacin del varn.

  • 8/9/2019 La investigacin de gnero en el Per

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    de esta diferencia.

    Para el caso de la mujer casada o conviviente, Garavito (1992)21 estima funciones de ofertade horas de trabajo y encuentra una elasticidad horas de trabajo/ingresos laborales positiva para 1981y 1984, y negativa para 1989. Este resultado es independiente del tipo de insercin laboral de la

    mujer y del sexo del jefe de hogar. El ingreso del resto de la familia tiene un efecto positivo sobre lashoras trabajadas, en contra de lo que normalmente se esperara; este resultado implicara que eltiempo libre es un bien inferior, llevando a funciones de oferta de trabajo de pendiente negativa(resultado que slo se observa para 1989). Se encuentra tambin que la elasticidad horas detrabajo/ingresos laborales para las mujeres que trabajan como asalariadas es mayor que para lasmujeres que trabajan en forma independiente22. Asimismo, existen diferencias entre las mujeresjefas de hogar y cnyuges, si bien solamente para 1981 es claro que las elasticidades son mayorespara las primeras.

    Dagsvik y Aaberge (1991), usando datos a nivel nacional, presentan estimaciones del efectode un incremento en la tasa horaria de ingresos laborales sobre las horas trabajadas tanto por mujerescomo por hombres. Ellos encuentran que un incremento en los ingresos laborales de las mujerestiene un efecto positivo sobre las horas trabajadas como asalariadas, y ningn efecto en las horastrabajadas como independientes. En el caso de los varones, la relacin es positiva para el trabajoasalariado y negativa para el trabajo independiente.

    1.2.2 Los resultados en el mercado laboral

    Toca ahora ocuparse de las diferencias por gnero de los resultados en el mercado laboral.Son tres los aspectos a revisar: la estructura laboral, los ingresos por trabajo y el acceso al empleo.

    Estructura laboral

    La segmentacin de la estructura laboral peruana entre sector moderno y sector tradicionalpuede medirse con base en el grado de asalariamiento de la fuerza laboral, el cual oscila alrededor del50% del total. Sin embargo, este dato oculta la primera de las diferencias de gnero: el grado deasalariamiento de la fuerza laboral femenina es menor que el de la masculina, pese a que el porcentajede mujeres en la PEA asalariada se ha elevado entre 1981 y 1993 de 27% a 32% (Grate y Ferrer

    21 Este trabajo cubre el rea de Lima Metropolitana para 1981, 1984

    y 1989.

    22 Una explicacin posible sera que la rigidez de los horarios de

    trabajo en el sector asalariado lleva a una mayor variabilidad

    de las horas de trabajo con respecto al salario (se trabaja a

    tiempo completo, a medio tiempo o no se trabaja); en cambio, las

    mujeres que trabajan en forma independiente no lo hacen sobre la

    base de una remuneracin horaria, y permanecen un nmero estable

    de horas en sus puestos de trabajo.

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    1994)23.

    Como se dijo anteriormente, no slo existe segmentacin entre sector moderno y sectortradicional, sino que en el interior de ellos son diferentes las tareas llevadas a cabo por mujeres yhombres, concentrndose las primeras en slo unas pocas24. Sin embargo, cabe notar que para el

    caso de Lima Metropolitana, Tello (1989) encuentra que la segmentacin ocupacional por gneroest disminuyendo25.

    Stuart (1996) seala que la mayor insercin relativa de la mujer con respecto al varn enactividades de baja productividad est determinada en parte por su responsabilidad domstica26.Esto es as porque la flexibilidad de su insercin en el sector informal le permite realizar a la vez lastareas domsticas y de cuidado de los hijos27.

    Ingresos laborales

    Las diferencias por gnero en la estructura laboral estn asociadas a diferencias en losdeterminantes de los ingresos laborales, as como en el acceso al empleo. Del Valle (1976) sealaque, para la mujer, un mayor ingreso por hora est asociado a una mayor educacin, as como a una posicin ms favorable en la estructura ocupacional. Trabajos ms recientes (Garavito 1990b;Khandker 1990; King 1990; Felices 1996)28 encuentran que tanto la educacin como la experiencia

    23 La expansin del sector tradicional o informal urbano (SIU) ha

    sido continua en los ltimos diez aos. Grate y Ferrer (1995)

    sealan que entre 1984-90 se debi bsicamente a la expansin del

    nmero de trabajadores autnomos, mientras que entre 1990-93 se

    debi fundamentalmente al mayor nmero de microempresas. Cabe

    sealar que parte importante del crecimiento del nmero de

    trabajadores del SIU en el primer perodo se dio debido al ingreso

    de mano de obra femenina poco calificada al mercado laboral(Paredes 1989).

    24 Bsicamente, las mujeres trabajan como profesoras, secretarias,

    enfermeras, empleadas domsticas y costureras. Al respecto,

    vase A. Scott (1986).

    25 Psacharopoulos y Tzannatos (1989) encuentran la misma tendencia

    para el caso de Amrica Latina.

    26 Sobre este tema, vase tambin Newman (1988) y Schafgans (1991a).

    27 Otro resultado es que a menudo las empresas informales de mujeres

    tienen menos capital que las de hombres, dependiendo sus

    rendimientos cuando se les asigna crditos directamente del nivel

    de ingresos del hogar.

    28 Garavito se basa en la Encuesta de Niveles de Empleo de 1981,

    Khandker y King en la ENNIV 1985-86, y Felices datos de las ENNIV

    1991 y 1994.

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    general en el trabajo29 tienen efectos positivos sobre el nivel de ingresos de ambos sexos. Sinembargo, los perfiles de ingresos por experiencia en el trabajo tienden a ser ms planos para lasmujeres que para los hombres, ya que por entrar y salir con mayor frecuencia del mercado de trabajo,aqullas acumulan menos experiencia30.

    Por otro lado, Felices (1996) encuentra que existen retornos marginales decrecientes a mayorexperiencia laboral potencial, y que las capacidades laborales de la mujer se deprecian ms que las delos hombres. La experiencia laboral especfica, medida por los aos en la misma ocupacin, tiene unefecto positivo sobre los ingresos de la mujer (Garavito 1990a). Finalmente, respecto a los efectosdel ciclo de vida, King (1990) seala que los ingresos por hora de las mujeres se elevan ms rpidoentre los 20 y los 24 aos. Ella encuentra que trabajar en firmas grandes y del sector privado, ascomo tener un contrato de trabajo y pertenecer a un sindicato, implican salarios mayores para lasmujeres.

    En cuanto a los diferenciales de ingresos, el anlisis que Amat y Len (1990) hace de lasdiferencias entre el ingreso de jefes de hogar y el de cnyuges e hijos, revela que el ingreso de lacnyuge es menor que el de los hijos en los estratos de ingresos bajos, y mayor en los estratos altos.Segn Amat, la diferencia parece deberse a diferencia en la educacin. Tambin encuentra que la posicin del jefe de hogar en la estructura laboral determina en gran medida los ingresos de lacnyuge y de los hijos: los familiares de jefes de hogar ubicados en los niveles ms altos de laestructura laboral tienden a situarse tambin en dichos niveles.

    Por su parte, Garavito (1994) encuentra que durante los aos ochenta las mujeres ganaron porhora alrededor de 60% de lo que ganaban los hombres. Elas (1994), Saavedra (1997) y Felices(1996) sealan que esa brecha de ingresos tiende a reducirse en los ltimos aos. Saavedra afirmatambin que en los ltimos diez aos los diferenciales de ingresos entre los ms educados y los menoseducados se han incrementado debido el crecimiento de los ingresos de los primeros, mientras que losdiferenciales de ingresos por experiencia laboral se han reducido debido al mayor crecimiento de losingresos de los menos experimentados.

    En general se observa que en los aos ochenta, si bien las diferencias de ingresos por gnerose explican en buena parte por las diferencias en las dotaciones de capital humano, el efecto de otrasvariables tambin es importante. A inicios de esa dcada existan diferenciales de ingresos porgnero para los niveles de ingresos muy altos o muy bajos, para individuos con niveles altos deexperiencia laboral, para aquellos que llevan a cabo ocupaciones manuales y para los trabajadores noasalariados. Sin embargo, hacia fines de la dcada los diferenciales de ingresos entre mujeres yhombres se generalizan para todos los niveles de las variables de control mencionadas (Garavito1994).

    29 Esta variable se refiere a las capacidades generales adquiridas

    en el trabajo. Una proxi empleada para medirla es:

    EXP = edad - aos de educacin - 6.

    30 Saavedra (1997) encuentra que esta generalizacin slo es vlida

    para las reas urbanas distintas a Lima Metropolitana.

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    El trabajo de Felices (1996) explica el diferencial de ingresos por gnero descomponindoloen dos: la parte debida a diferencias en las caractersticas personales, y la parte debida a diferencias enlos retornos. Encuentra que en 1991 las diferencias en las caractersticas individuales explican el58% de las diferencias de ingresos por gnero, mientras que las diferencias en los retornos explican el42%. Para 1994, los porcentajes son 34% y 66%, respectivamente.

    Acceso a empleo

    El tema de las diferencias en el empleo no ha sido an tratado sistemticamente. Se sabe sinembargo que las tasas de desempleo de las mujeres son mayores que las de los hombres para elmismo nivel educativo y de experiencia laboral, observacin que es independiente del cicloeconmico (Grate y Ferrer 1995; Elas 1994). El anlisis preliminar de Garavito (1997) muestraque las mayores tasas de desempleo de las mujeres podran estar asociadas a diferencias en lascalificaciones y en las ocupaciones que llevan a cabo. Grate y Ferrer (1994), por su parte, sealanque en 1993 67% de los hombres que no buscaron trabajo por razones personales estaban estudiando;en cambio, 51% de mujeres no lo hizo porque atenda el hogar. Para el caso de una muestra de pases de Amrica Latina, I. Arriagada (1990) encuentra que las tasas de desempleo masculinasvaran en un rango bastante menor que las tasas de desempleo femeninas. Finalmente,Psacharopoulos y Tzannatos (1992) sealan, tambin para Amrica Latina, que si se eliminaran lasdiferencias en empleo y salarios por gnero, el producto crecera aproximadamente 5% y los salariosde las mujeres alrededor de 50%.

    En sntesis, la literatura revisada revela lo siguiente:- La participacin laboral de la mujer tiende a ser contracclica, predominando el efecto del

    "trabajador adicional" sobre el efecto del "trabajador desalentado".- Las decisiones de participacin en el mercado de trabajo para cada gnero estn determinadas

    tanto por variables individuales como por variables familiares. Sin embargo, las funcionesde participacin son distintas para cada gnero.

    - Las funciones de oferta (horas de trabajo) femeninas difieren segn el tipo de insercinlaboral y la situacin de la mujer en la organizacin familiar.

    - Existe una brecha de ingresos por gnero, desfavorable para la mujer, la cual es explicadatanto por diferencias en las caractersticas individuales como por diferencias en los retornos adichas caractersticas. Esta brecha tiende a ampliarse en los perodos de crecimientoeconmico y a disminuir durante las recesiones.

    Entre los temas que requieren una investigacin mayor destacan el de las diferencias en lademanda de trabajo por gnero, los patrones de permanencia en el empleo, el desempleo y lasegmentacin ocupacional. Otro tema que requiere investigacin, por sus efectos sobre la ofertalaboral y el bienestar, es la estrategia de migracin por gnero.

    1.3 Gnero y educacin

    La educacin es a la vez un bien de consumo y un bien de inversin. En tanto bien deconsumo, su demanda est determinada por las preferencias del individuo y por sus restricciones definanciamiento. En tanto bien de inversin depende de los retornos netos y del entorno familiar, pero

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    como usualmente los fondos para la educacin provienen de los padres, sus preferencias ypercepciones sobre los retornos netos tambin deben ser tomadas en cuenta. En tal sentido, los rolesde gnero pueden tener influencia decisiva: la preferencia por la educacin de los hijos varones es unrasgo de muchas sociedades. Esto se debera a que en el caso de los hijos varones los retornos netosde la educacin son muchas veces mayores, esperando los padres obtener una mayor parte de dichos

    retornos.En general, aunque la expansin de la educacin en el Per desde los aos cincuenta ha

    alcanzado a mujeres y varones, estos ltimos se han visto ms favorecidos (King y Bellew 1991).No obstante, en un trabajo del Instituto CUANTO y la UNICEF (1995) se seala que en los ltimosaos las oportunidades educativas para ambos sexos tienden a equilibrarse: si bien el porcentaje demujeres que no tiene ningn nivel educativo es mayor que el de hombres, existe equiparidad enprimaria y ligero predominio masculino a partir de all31. Las diferencias en los niveles educativospor gnero tambin se han reducido: segn Flores (1994), la diferencia en los aos de estudios entremujeres y hombres ha pasado de 1.5 aos en 1970 a 0.8 aos en 1992-93.

    En la literatura econmica para el caso del Per existen dos tipos de investigaciones querelacionan gnero y educacin. Los primeros son trabajos que se centran en calcular los retornosnetos por gnero, y los segundos son aquellos que buscan explicar las diferencias en los niveles deeducacin alcanzados.

    Ejemplos del primer tipo son los trabajos de King (1990), Khandker (1990), Saavedra (1997)y Felices (1996)32. Un hallazgo importante es que en Lima los retornos a la educacin son engeneral mayores para los hombres que para las mujeres, incluso si se desagrega por insercinocupacional. Esto implica un cambio respecto a lo que suceda a mediados de los aos ochenta,cuando las tasas privadas de retorno de la educacin de nivel primario eran mayores para las mujeresque para los hombres. La mayor expansin de la educacin primaria femenina puede tener que vercon este cambio. En el resto del rea urbana los retornos son tambin mayores para los hombres quepara las mujeres; sin embargo, para el caso de los asalariados los retornos son mayores para lasmujeres a partir de los aos noventa.

    En cuanto a las investigaciones que buscan explicar las diferencias en los niveles deeducacin, un resultado general es que los aos de educacin de los padres determinan el nivel deeducacin alcanzado por los hijos (Garavito 1996c; King y Bellew 1991; Schafgans 1991a). Lamayor educacin del padre tiende a favorecer ms a los hijos varones, mientras que la mayoreducacin de la madre tiene un efecto ms equitativo 33. Stelcner, Arriagada y Moock (1987)encuentran, sin embargo, que la educacin de los padres parece tener un efecto significativo sobre losingresos de los hijos varones solamente en el rea urbana.

    31 Al respecto, vase tambin Instituto CUANTO-UNICEF (1992).

    32 Los dos primeros se basan en la ENNIV 1985/86, mientras los dos

    ltimos utilizan los resultados de las ENNIV 1991 y 1994.

    33 Sin embargo, los varones se ven ms beneficiados que las mujeres

    si el jefe de hogar es varn.

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    Otras variables que determinan la demanda de educacin para los hijos son el costo de la

    educacin y el incremento de la riqueza. Al respecto, Gill (1991) sostiene que la cada en los costosde la educacin tiende a beneficiar ms a las mujeres que a los hombres.

    A. Arriagada (1989), en su trabajo sobre el tema de la demanda de entrenamiento post escolarde las mujeres urbanas, seala que stas reciben entrenamiento bsicamente en academias, mientrasque los hombres lo reciben en el trabajo. La probabilidad de que las mujeres reciban esteentrenamiento est positivamente asociada al nivel de educacin previo alcanzado y al nivel deeducacin del padre. Este entrenamiento propicia que las mujeres trabajen como asalariadas en elsector privado en mayor medida que en el sector pblico o en el de autoempleo. Sin embargo, recibirentrenamiento no tiene efecto significativo sobre los ingresos obtenidos por la mujer en el sectorasalariado, al contrario de lo que sucede con el hombre. En el caso del trabajo no asalariado, elentrenamiento no tiene efecto sobre los ingresos de ninguno de los dos sexos.

    Con base en la literatura revisada se puede concluir lo siguiente:- Los retornos privados a la educacin son mayores para los hombres que para las mujeres,

    tanto en Lima Metropolitana como en el resto del pas. Sin embargo, para los trabajadoresasalariados de reas urbanas distintas de Lima la situacin es la inversa a partir de los aosnoventa.

    - Aunque el nivel de educacin de los hijos est en general determinado por los aos deeducacin de los padres y por su nivel de ingresos, hay efectos diferenciados por gnero: lamayor educacin del padre favorece ms a los hijos varones, mientras que la mayoreducacin de la madre tiene un efecto ms equitativo por gnero.

    1.4 Los roles de gnero en el hogar

    La pregunta que lo visto hasta aqu sugiere es si existe alguna razn econmica para los rolesque asumen hombres y mujeres en el hogar. Es acaso una asignacin eficiente del recurso laboralfamiliar el que la mujer se dedique en mayor proporcin que el hombre a las tareas domsticas?

    Salvo el trabajo de Kritz (1984), la literatura sobre este tema es relativamente reciente.Schafgans (1991a) y Dagsvik y Aaberge (1991) estudian el tema para el conjunto del pas, y Hannan(1992) y Valdivia y Robles (1996) lo hacen para el sector rural. Por su parte, Iguiz (1996) intentaexplicar la divisin del trabajo por gnero usando el enfoque de Sen sobre las capacidades y eldesarrollo.

    Kritz se basa en los planteamientos de Becker (1965), quien afirma que la divisin del trabajopor gnero depende de las diferencias en las productividades relativas de mujeres y hombres en eltrabajo domstico y en el trabajo asalariado. Kritz analiza dos distritos de Lima Metropolitana condiferentes niveles promedio de ingresos, encontrando que los hogares de Jess Mara tienen unamayor sustitucin de bienes intensivos en tiempo por bienes intensivos en "bienes de mercado"(mayor equipamiento domstico) que los hogares de Villa Mara del Triunfo; ello implica que lasmujeres de los estratos ms pobres dedican mayor tiempo a las tareas domsticas que las mujeres de

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    clase media34. Esto le permite concluir que la mayor dedicacin de la mujer a las tareas domsticasdepende del estrato de ingresos. El autor plantea asimismo que, en la situacin de crisis del periodocubierto por el estudio (1983), el trabajo domstico no remunerado (de la mujer) fue un mecanismode ajuste ante la cada del ingreso familiar, tanto en los hogares pobres como en los de clase media.

    La divisin entre el mercado y el hogar del conjunto de horas de trabajo de que dispone lafamilia es afectada por los roles de gnero. En trminos llanos, esto significa que las mujeresdedican a las tareas domsticas un mayor tiempo que los hombres. Schafgans (1991a) encuentra quelas mujeres entre 20 y 50 aos trabajan 30 horas por semana en el hogar, cuatro veces ms que loshombres del mismo rango de edad. Esta asimetra se repite en los grupos ms jvenes: en la cohortede 6-14 aos, las nias trabajan 12 horas por semana y los nios 8, mientras que en la cohorte de15-20 aos, las cifras son 21 y 7. Por otro lado, la contribucin de los ingresos masculinos alconsumo de los hogares continua siendo mayor en promedio que la contribucin de la mujer.Dagsvik y Aaberge (1991) sealan que en Lima Metropolitana los salarios masculinos explican el40% del consumo del hogar, mientras que los salarios femeninos solamente el 17%. En el resto delrea urbana y en el rea rural es el ingreso autogenerado el que tiene un papel predominante en laexplicacin del consumo familiar.

    Como ya se dijo, Iguiz (1996) sostiene que la divisin del trabajo por gnero corresponde ala distincin entre la generacin de cosas y la generacin de capacidades. La mayor valoracinsocial de la produccin de cosas (asociada al varn) en relacin a la generacin de capacidades,determina que la mujer se encuentre en una posicin ms dbil en el interior del hogar. Por ende,cualquier cambio en la divisin del trabajo por gnero requerir una mayor valoracin relativa de laltima actividad -lo cual ser factible a medida que aumente la productividad humana. Sin embargo,ser necesaria tambin una comprensin ms profunda del valor que la tarea de criar a los hijos tiene,y una visin ms crtica del valor de la participacin en el mercado laboral.

    Habida cuenta que los estudios para el sector urbano son escasos, conviene resear aqu losresultados de algunos trabajos sobre el sector rural. Como se sabe, la organizacin del hogar ruralest ligada a su relacin con el trabajo en el campo, ya que se trata de una unidad de produccin yconsumo. Deere (1992), en su estudio sobre el caso de las haciendas de Cajamarca, sostiene que laparticipacin de la mujer campesina en el trabajo agrcola y en los procesos de decisin depende delas condiciones materiales de la produccin35. La mujer campesina se involucra ms en el trabajo

    34 Para Amrica Latina, I. Arriagada (1990) encuentra que un mayor

    ingreso familiar no reduce el trabajo domstico, sino que

    modifica su composicin.

    35 Antes de la Reforma Agraria de fines de los aos sesenta, parte

    de la poblacin campesina viva como colonos en las haciendas.

    Para este grupo, la organizacin econmica del hogar estaba

    subordinada a las relaciones econmicas con el hacendado. Slo

    los jefes de hogar (varones) podan hacer contratos de renta, es

    decir, slo ellos tenan acceso a la tierra, lo cual pona en

    condicin de subordinados a la mujer en general y a los hijos

    varones mientras fueran menores de edad. Asimismo, la

    asignacin de mano de obra familiar a la reproduccin del hogar

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    agrcola en los estratos ms pobres del campesinado. Asimismo, su participacin en las decisioneses mayor cuando la agricultura pierde importancia y cuando el varn est ms proletarizado.Partiendo de la hiptesis que la subordinacin de las mujeres incrementa la pobreza campesina,afirma que la divisin del trabajo por gnero en el interior del hogar sera la que sostiene laposibilidad de diversificacin entre actividades, y permite que el campesinado subsista.

    Usando otro enfoque, Jacoby (1982) y Valdivia y Robles (1996) analizan la organizacin dela unidad familiar campesina36. Como se sabe, en el campo la principal actividad es la agropecuaria,en la cual participa toda la familia. El trabajo asalariado, en cambio, es una ocupacincomplementaria, siendo los hombres adultos los primeros en participar en l, y luego las mujeresadultas (Valdivia y Robles 1996). Finalmente, la participacin de los nios slo es importante en elinterior de la unidad econmica familiar. Esta asignacin del trabajo familiar responde a diferenciasen los salarios de mercado y en los costos de oportunidad de los agentes. Asimismo, el grado desustituibilidad entre el trabajo en la chacra del hombre y el de la mujer determina el grado de participacin del hombre en el mercado de trabajo. Jacoby (1982) sostiene que el hombrecontribuye mucho ms al producto de la unidad econmica campesina y que es ms productivo en elmargen que las mujeres, si bien el resultado depende de cmo se mide el producto, de si se incluye ono como parte de los insumos al trabajo domstico, y de los niveles de otros insumos que cada familiaemplea.

    Hace falta mayor investigacin sobre este tema, sobre todo porque su desarrollo abre laposibilidad de ampliar el concepto de gnero, y descubrir si existi una racionalidad econmica en losroles de gnero en el pasado y si existe en la actualidad. A manera de sntesis, se puede afirmar quelas conclusiones ms importantes de la literatura revisada son las siguientes:- Las mujeres dedican a las tareas domsticas ms tiempo que los hombres. Esta asimetra se

    da tambin entre los nios y jvenes, incrementndose a medida que stos crecen.- La mayor dedicacin de la mujer a las tareas domsticas parece darse en todos los estratos de

    ingresos. Sin embargo, en los hogares de mayores ingresos la mecanizacin de estas tareases mayor.

    - En el sector rural la divisin del trabajo por gnero est determinada tanto por factoreseconmicos (productividad, costos de oportunidad) como por factores histricos y culturales.

    era afectada por las mltiples faenas que deban cumplir todos

    los miembros de la familia para el hacendado. Cuando las

    haciendas lecheras fueron modernizadas, el cuidado del ganado

    pas a ser ocupacin predominantemente masculina, quedando a

    cargo de las mujeres slo el ordeo de las vacas. Asimismo, los

    jornales fueron introducidos primero en las tareas realizadas porlos hombres, y slo posteriormente en el ordeo. En cambio, en

    las comunidades campesinas aledaas a las haciendas las mujeres

    tambin tenan acceso a la tierra, pues la herencia era bilateral.

    Esto daba una mayor seguridad econmica a las mujeres, dejando

    a la vez a las familias patriarcales con una menor base material.

    36 Ellos usan como base las ENNIV.

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    1.5 Aspectos econmicos de la fecundidad

    El anlisis de los determinantes econmicos de la fecundidad es un tema poco tratado en laliteratura econmica, pese a estar relacionado con los efectos del desarrollo sobre el crecimiento de la

    poblacin y el bienestar. Es sabido que el desarrollo, medido como creciente acceso a educacin yservicios bsicos, est efectivamente asociado a una reduccin de la fecundidad. Sin embargo, talrelacin dista de ser obvia: en el Per, por ejemplo, la cada continua de la fecundidad en medio de un patrn de crisis recurrentes constituye un "hecho estilizado" que merece ser analizado en mayordetalle a la luz de la teora econmica.

    La tasa global de fecundidad en el Per se mantuvo en 6.85 hijos por mujer a lo largo de losaos cincuenta y sesenta. En 1972 el nmero de hijos por mujer desciendi a 6.46, y en 1981 a 5.337.La Encuesta Demogrfica y de Salud Familiar (ENDES) para 1986 revela que la fecundidad cay23% respecto de la dcada anterior (Schafgans 1991b), reduccin que estuvo acompaada de unamodificacin en el patrn de distribucin por edades: su concentracin en el rango entre 20 y 34 aosaument38 (Webb y otros 1991). Finalmente, la Encuesta Nacional de Hogares para 1995 muestraque el descenso de la fecundidad se ha acelerado, cayendo a 3.2 hijos por mujer para ese ao(INEI-UNICEF 1995).

    La reduccin de la fecundidad que acompaa al desarrollo est tambin asociada amodificaciones en ciertas variables individuales. Ferrando (1983), por ejemplo, seala que lafecundidad est inversamente relacionada con el nivel de educacin. Asimismo, encuentra que lafecundidad no estara influida por la actividad laboral de la mujer, pues no detecta diferenciasignificativa entre el nmero de hijos cuando la mujer trabaja fuera del hogar y cuando no lo hace.

    Lesevic (1987)39 intenta ligar la fecundidad diferencial por regiones al nivel de desarrollo destas, medido por variables como el porcentaje de fuerza laboral con nivel secundario o mayor, el porcentaje de hogares con servicios bsicos y el porcentaje de partos atendidos por mdicos oparamdicos40. Esto le permite determinar que la tasa global de fecundidad es efectivamente menoren las provincias ms desarrolladas. Lesevic seala tambin que las variables mencionadas sonafectadas por la estructura laboral.

    Schafgans (1991b)41 define dos variables: nmero de hijos, y "calidad" de stos (medida por

    37 Existen sin embargo diferencias entre regiones. Al respecto,

    vase INP-ONE (1979), Ferrando (1983) y Lesevic (1987).

    38 La fecundidad mxima se da en el grupo de 25 a 29 aos de edad.

    39 Los datos corresponden a 1981.

    40 Segn Webb y otros (1991), el 50% de los partos realizados en el

    pas son atendidos fuera del sistema hospitalario.

    41 El estudio se basa en datos de la ENNIV para 1985-86.

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    los aos de educacin alcanzados normalizados por la edad). Encuentra que el nmero de hijos estinversamente relacionado con la educacin de la madre, con los ingresos laborales y no laborales deambos padres y con el gasto por adulto del hogar; a la vez, la "calidad" de los hijos est positivamenterelacionada con tales variables. La distancia del hogar a un centro de planificacin familiar (proxi decosto de la anticoncepcin) no parece afectar el nmero de hijos pero si su "calidad" 42 ;

    contrariamente, la distancia del hogar a un colegio secundario (proxi de costo de la educacin) tieneun efecto negativo sobre el nmero de hijos, pero no sobre la "calidad". El costo del tiempo de lamadre tiene ms impacto que el costo del tiempo del padre sobre el nmero de hijos; lo contrariosucede con la "calidad". Finalmente, encuentra que al elevarse el ingreso se tienen menos hijos perode ms "calidad".

    Las conclusiones ms importantes de los trabajos revisados se pueden resumir como sigue:- La fecundidad est descendiendo con relativa rapidez, y su concentracin en el grupo de edad

    de 20-34 aos se est haciendo mayor. Sin embargo, es necesario analizar msdetenidamente los diferenciales regionales y, sobre todo, su persistencia en el tiempo. Engeneral, que la fecundidad haya disminuido aun en pocas de crisis abre interrogantes sobrelas causas de esta reduccin.

    - El nmero de hijos est inversamente relacionado con el nivel de educacin de los padres, susingresos laborales y no laborales y el gasto por adulto del hogar. Su "calidad" dependedirectamente de estas variables.

    1.6 Ajuste econmico, pobreza y empleo femenino

    El impacto de los procesos de ajuste en Amrica Latina no ha sido similar para mujeres yhombres. En efecto, se observa que uno de los procesos asociados al ajuste, junto al aumentogeneral de la pobreza, es la mayor incidencia de sta sobre los hogares conducidos por mujeres, ascomo la creciente entrada de la mujer al mercado de trabajo43. En el caso del Per se verifica ademsun incremento de la participacin femenina en organizaciones de base, como los clubes de madres,los comits de vaso de leche y los comedores populares. Por otro lado, cabe notar que el recienteproceso de reforma estructural no solamente ha trado consigo una flexibilizacin de los mercados,incluido el mercado laboral, sino tambin un cambio en la estructura laboral por gnero.

    La ENNIV para 1994 muestra que 49.6% de la poblacin vive en un estado de pobreza, conun 20.2% en pobreza extrema (Instituto CUANTO-UNICEF 1996). Aunque la pobreza extremaest homogneamente distribuida (de cada dos pobres extremos, uno es mujer), se observa que los

    42 En el Per alrededor del 30% de las mujeres emplean mtodos

    anticonceptivos, especialmente los modernos, si bien el mtododel ritmo continua siendo el ms empleado (Webb y otros 1991).

    43 Tanski (1994) seala que si bien la mujer entra al mercado de

    trabajo para complementar los bajos ingresos familiares, esto no

    implica un mayor ingreso total para el hogar: ste puede caer como

    consecuencia del deterioro de la situacin laboral de los dems

    miembros de la familia.

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    ingresos per cpita en los hogares urbanos donde el jefe es varn son mayores que en los hogaresconducidos por mujeres44.

    Dancourt (1990) encuentra que el desempleo es ms alto en los hogares pobres, y que las tasasde desempleo de las cnyuges son mayores que las tasas de desempleo de los jefes de hogar45.

    Reyes (1994) seala que la mayor incidencia del desempleo en los hogares pobres se debera a lamenor experiencia laboral y la menor calificacin de los pobres. Asociado a ello est el hecho queen los hogares pobres hay un mayor nmero de jvenes y nios, lo cual incrementa las restriccionesque enfrentan las mujeres -al tener que hacerse cargo del cuidado de los menores de edad.

    En cuanto a las organizaciones populares de mujeres, stas se inician como consecuencia dela crisis de la dcada de los setenta, cuando las mujeres deciden salir de sus hogares y organizarsepara reducir los costos de alimentar a sus familias. As, una actividad que era realizada en el mbitoprivado pasa a realizarse en el mbito pblico, afectando las relaciones de gnero46. Webb y otros(1991) estiman que existen cerca de ocho mil comedores populares en todo el pas, los cualesatienden a dos millones de personas diariamente. Los comits del vaso de leche, por su parte, soncerca de nueve mil en Lima y entre tres y cuatro mil en el resto del pas. Es decir, existen en todo elpas cerca de 20,000 organizaciones populares de mujeres47.

    Blondet y Montero (1996) sealan que si bien la principal motivacin de la mujer paraparticipar en los comedores populares es reducir el gasto en alimentacin, la posibilidad de tenermayor tiempo para trabajar tambin es importante. En 1992, 28% de las familias usuarias de estoscomedores en Lima Metropolitana eran pobres, siendo un 18% pobres indigentes. El perfil de lasfamilias usuarias es que tanto los jefes de hogar como las cnyuges tienen bajos niveles educativos yun promedio de tres hijos.

    Sandoval y Valladolid (1994, 1995) se ocupan del tema de los efectos del reciente ajuste y laflexibilizacin del mercado laboral sobre el empleo femenino, combinando una perspectivasociolgica con el anlisis econmico. Ellas encuentran que los sectores dinamizados por la reformaestructural -minera, pesca y construccin- emplean muy pocas mujeres, aumentando as eldiferencial entre las tasas de desempleo por gnero. Asimismo, observan un proceso de"descalificacin" de la mano de obra femenina, resultante del traslado de trabajadoras calificadas aocupaciones con baja calificacin. En relacin al proceso de reconversin industrial motivado por elajuste, encuentran que la mayor mecanizacin introducida est determinando un reemplazo demujeres por hombres en el sector industrial, sobre todo en las reas de confecciones, laboratorios y

    44 Vase tambin Instituto CUANTO (1991) y Garavito (1995a, 1996a).

    45

    Garavito (1995b) obtiene resultados similares.

    46 Este tema es todava materia de discusin. Un trabajo pionero

    es el de Sara-Lafosse (1984).

    47 Estas organizaciones tambin brindan en muchos casos

    calificacin a sus miembros. Vase Blondet y Montero (1994) e

    INEI-UNICEF (1995).

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    alimentos.

    Saavedra (1997), al evaluar el impacto del reciente ajuste sobre los ingresos de los individuos,encuentra que entre 1991 y 1994 el ingreso real aument 13%; sin embargo, este promedio escondediferencias entre grupos. Los ingresos de los trabajadores ms educados y con menor experiencia

    crecen ms rpido, lo cual lo lleva a concluir que en general el ingreso de los jvenes experimenta unmayor crecimiento relativo. Asimismo, encuentra que se ha reducido la brecha de ingresos entremujeres y hombres, mejorando la posicin relativa de las mujeres jvenes con mayor nivel deeducacin.

    Finalmente, Garavito (1996b) analiza el efecto de la Ley de Fomento del Empleo sobre la tasade desempleo y su duracin, encontrando que la tasa de desempleo no parece reducirse comoconsecuencia de la flexibilizacin del mercado de trabajo. Encuentra tambin que la tasa dedesempleo femenina contina siendo mayor que la masculina, si bien las mujeres estnexperimentando perodos de desempleo ms cortos luego de la reforma laboral.

    En base a la literatura revisada se puede concluir lo siguiente:- No existe consenso respecto a los efectos del ajuste sobre el empleo femenino. Si bien la

    duracin del desempleo de las mujeres es menor que el de los hombres, existe evidencia deque las mujeres mayores estn siendo desplazadas de ocupaciones donde tradicionalmentetenan presencia.

    - La incidencia de la pobreza es mayor en los hogares conducidos por mujeres.- La participacin femenina en las organizaciones populares es un medio para paliar la pobreza:

    se reducen costos y se dispone de ms tiempo para trabajar fuera del hogar.

    La pregunta que no ha sido contestada an es cules son las razones por las cuales la carga delajuste es mayor para la mujer. Tiene esto acaso que ver con las actividades en quepredominantemente se inserta la mujer? Este es un tema que merece atencin.

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    2. Agenda de investigacin y trminos de referencia

    para temas especficos

    2.1 La agenda

    La definicin de una agenda de investigacin sobre gnero debe partir de un compromisoentre la teora y la poltica econmica y social. El anlisis terico de la relacin entre gnero yeconoma debe conducir, a la larga, a la promocin de medidas de poltica tendientes a reducir ladesigualdad de gnero en la sociedad.

    Un primer tema a considerar en dicha agenda es precisamente la revisin de la teoraeconmica desde el punto de vista de la problemtica de gnero. Es el gnero una variable exgenaal anlisis econmico? Altera acaso el considerar dicha variable las predicciones de los modeloseconmicos? Son los supuestos de racionalidad sesgados en su definicin del comportamientohumano? Existen diferentes sistemas de preferencias? Y si los roles de gnero no son exgenos,cul es entonces su racionalidad econmica y qu determina su evolucin? Al parecer, y sta esuna de las ideas encontradas repetidamente en las investigaciones sobre el tema, la respuesta a estaspreguntas pasa por un mayor trabajo interdisciplinario.

    Un tema vinculado es la discusin sobre la organizacin econmica de la familia urbana. Esimperativo contrastar la teora existente sobre la economa de la familia con la organizacin familiaren el Per urbano. Cmo se asignan los recursos familiares entre el mercado de trabajo, el trabajodomstico y el tiempo libre? Existen razones econmicas para dicha asignacin? Son lasdiferencias en productividad un argumento suficiente? Existen diferencias entre estratos sociales?Asimismo, debe evaluarse cmo se reparten los frutos del trabajo en el interior del hogar. El efectode un mayor nivel de gasto sobre el bienestar familiar depende de la equidad de dicha reparticin, yde si existe un sesgo de gnero. Se debe analizar tambin las diferencias entre familias urbanas yrurales por regiones.

    Es importante adems el debate sobre la valoracin del trabajo domstico, tema muy pocotratado en la investigacin econmica en el Per. Cunto costara obtener servicios similares en elmercado? Cmo valorarlos en un contexto como el peruano, donde muchos de esos servicios no seofrecen en el mercado? Cul es el verdadero rol de la mujer en la crianza, sobre todo en laformacin inicial de las nuevas generaciones? Podran el mercado o el Estado cumplir dichafuncin con similar eficacia?

    Otra pregunta relevante es cul es el efecto de los roles de gnero sobre la formacin decapital humano. Es innegable que las percepciones sobre retornos y costos de dicha educacin pueden afectar la asignacin eficiente de los recursos educativos, si existe un sesgo de gneroperjudicial para la mujer.

    En cuanto al mercado de trabajo, si bien la participacin laboral por gnero est siendoestudiada, las horas de trabajo efectivamente ofrecidas en el mercado, el patrn de entrada y salida delmercado y las diferencias por gnero en el acceso al empleo son temas an pendientes. Asimismo, elpatrn de retiro de la fuerza laboral, la demanda de trabajo en el sector moderno y la existencia dediscriminacin por gnero son temas en espera de profundizacin.

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    Los efectos de la reforma estructural y de la poltica econmica en general deben ser

    estudiados tanto a nivel micro como a nivel macro. En el primer nivel es importante analizar cmola organizacin interna del hogar motiva que los costos del ajuste no se repartan equitativamente porgnero. Por ejemplo, habra que observar no slo cul es el efecto del ajuste sobre la salud de los

    nios o su nivel nutricional, sino tambin sobre la salud de la mujer. A nivel macro es necesariocomprender cules son las instituciones que posibilitan que la mujer reciba una carga mayor delajuste (lo cual se vincula a las respuestas de la mujer ante la crisis, especialmente las organizacionesfemeninas). Asimismo, se debe determinar en qu medida el proceso de reconversin industrialpuede llevar a un desplazamiento de mano de obra femenina por mano de obra masculina, y qu papeljuegan los costos laborales en esta reasignacin.

    Otro tema de vital importancia es la influencia de la presencia femenina en diversos tipos deorganizaciones. Qu patrones de autoridad se establecen? Cambian de carcter los problemas deazar moral y seleccin adversa? Cul es la importancia que adquieren objetivos como la eficienciay la equidad?

    Finalmente, un tema poco investigado por los economistas es el papel de la mujer en laestrategia migratoria, tanto a nivel interno como a nivel externo. Cul es el nivel de movilidad de lamujer y en qu medida su mayor o menor movilidad, en relacin al varn, juega un papel en laestrategia de ingresos familiares? Qu efectos tiene la migracin femenina sobre las diferenciasregionales en fecundidad? Cun calificadas estn las mujeres que salen de su lugar de origen o delpas?

    La discusin previa permite identificar los cinco temas que componen la agenda deinvestigacin propuesta en este trabajo:- elaboracin de un modelo econmico sobre la organizacin del hogar en el Per urbano;- la influencia de los roles de gnero en la formacin de capital humano;- reconversin industrial, costos laborales y cambios en la composicin del empleo de acuerdo

    al gnero;- valoracin del trabajo domstico;- y, migracin y gnero.En lo que sigue se presentan los trminos de referencia para el programa de investigacin.

    2.2 Los trminos de referencia

    2.2.1 Elaboracin de un modelo econmico sobre la organizacin del hogar en el Per

    urbano

    Justificacin y marco conceptual

    La organizacin interna del hogar es un tema poco tratado en el anlisis econmico. Ladedicacin preferente de la mujer a las tareas domsticas ha sido vista como una convencin social,cuando no como algo natural y ajeno al anlisis econmico. Becker (1965, 1987) postula que existe

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    una racionalidad econmica en la asignacin diferencial de tareas por gnero, vinculada a diferenciasen productividad. Los modelos de negociacin posteriores (Leuthold 1968; Manser y Brown 1980;Pollack 1985) pretenden avanzar en el anlisis de la asignacin intrafamiliar del trabajo incorporandounos la posibilidad de preferencias distintas entre los miembros de la familia y otros los costos detransaccin como parte de la explicacin. Sin embargo, Folbre (1986) alerta sobre la existencia de

    sesgos de gnero en la distribucin interna del consumo en el hogar. Finalmente, Sen (1989)cuestiona la posibilidad de negociar en base a las propias preferencias y en pie de igualdad entre lossexos.

    Comprender cul es la racionalidad econmica implcita en el funcionamiento del hogar esimportante no slo por consideraciones tericas, sino tambin por sus consecuencias sobre la ofertade trabajo y el bienestar de los distintos miembros de la familia.

    Objetivos

    El objetivo general de esta investigacin es determinar si existen razones econmicas queexpliquen los roles de gnero en los hogares del Per urbano. Los objetivos especficos son lossiguientes:- Determinar cmo los miembros de la unidad familiar asignan su tiempo entre el mercado de

    trabajo, el trabajo domstico y el tiempo libre, de acuerdo a gnero y edad, por niveles deingreso.

    - Determinar el efecto de dicha asignacin sobre la oferta de trabajo.- Determinar cmo se distribuye el consumo al interior de la familia, de acuerdo a gnero y

    edad, por niveles de ingreso.- Determinar los efectos de dicha asignacin sobre el bienestar de mujeres y hombres.

    Metodologa

    El modelo a emplear ser un modelo de negociacin, el cual permitir derivar funciones dedemanda de bienes, de tiempo libre y de oferta de trabajo en el mercado y en el hogar. Sinembargo, ser necesario modificar el modelo a fin de que el consumo familiar no sea tratado como bien pblico, para poder determinar as de qu depende su asignacin entre los miembros de lafamilia. Se trabajar con dos fuentes de datos: Las Encuestas de Niveles de Vida (ENNIV)elaboradas por el Instituto CUANTO y el Banco Mundial48, y encuestas especficas realizadas con elfin de hacer consistente la informacin de las ENNIV.

    2.2.2 Influencia de los roles de gnero en la formacin de capital humano

    Justificacin y marco conceptual

    48 Las Encuestas de Niveles de Vida tienen informacin sobre la

    asignacin del tiempo en el hogar, y sobre el consumo, trabajo

    en el mercado y trabajo domstico de los miembros del hogar.

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    La formacin de capital humano es crucial para el crecimiento de la economa, as como para

    incrementar la productividad e ingresos de los individuos. De acuerdo a Becker (1964) y Schultz(1994), la demanda por educacin primero, y la demanda por salud despus, pueden ser entendidascomo demanda por un bien de capital. En tal sentido, dicha demanda estara motivada por la

    expectativa de obtener un retorno neto ms adelante. La literatura sobre el tema seala tambin queel entorno familiar es determinante tanto en los retornos obtenibles como en el nivel de educacinalcanzado. Y es all donde los roles de gnero entran en consideracin, tanto a travs de laspercepciones sobre la rentabilidad de invertir en la educacin y salud de mujeres y hombres, como enla existencia efectiva de retornos diferentes por gnero.

    En general, comprender la influencia de los roles de gnero sobre la formacin de capitalhumano es importante, tanto por sus efectos sobre la eficiencia en la asignacin de dichos recursos,como por sus efectos en el bienestar relativo de ambos sexos.

    Objetivos

    El objetivo general de esta investigacin es determinar cmo influyen los roles de gnerosobre la formacin de capital humano en el mbito urbano. Los objetivos especficos son lossiguientes:- Determinar el efecto de los roles de gnero sobre los retornos a la inversin en educacin y en

    salud.- Determinar el efecto de los roles de gnero sobre cmo son percibidos dichos retornos.- Determinar el efecto del entorno familiar sobre la demanda por educacin y salud.

    Metodologa

    Se trabajar a partir del modelo de capital humano, con dos modificaciones. En primerlugar, ser necesario discutir la existencia de retornos y costos diferenciales por gnero; en segundolugar, la percepcin sobre los retornos y costos debe ser incorporada en el anlisis de los resultados.Para este efecto, se construirn archivos familiares en base a las Encuestas de Hogares 49, los cuales permitirn identificar las variables del entorno familiar. Asimismo, se realizarn encuestasespecficas para obtener mayor informacin sobre posibles sesgos en las preferencias de los padresrespecto a la educacin de los hijos y las causas aducidas para tal sesgo. El anlisis cubrir asimismodistintos tipos de familias.

    2.2.3 Reconversin industrial y cambios en la composicin del empleo de acuerdo al gnero

    Justificacin y marco conceptual

    49 Las de Niveles de Empleo o las de Niveles de Vida.

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    En el Per, el proceso de reforma estructural ha conducido a la liberalizacin de la economay la flexibilizacin de los mercados, incluido el mercado laboral. El resultado ha sido un aumento dela tasa de desempleo, aun cuando los costos de rotacin laboral han sido parcialmente reducidos porel cambio en la legislacin. Sin embargo, los efectos de la flexibilizacin del mercado de trabajo hansido distintos segn el gnero: uno de ellos parece haber sido el reemplazo de mujeres por hombres

    que ha acompaado a la reconversin industrial

    50

    .La adecuada comprensin de los determinantes de este aparente sesgo por gnero en la

    absorcin de los costos del ajuste es necesaria para disear mecanismos que alivien dichos costos, ascomo para hacer ms equitativo el proceso.

    Objetivos

    El objetivo general de esta investigacin es determinar si existe un sesgo por gnero en laabsorcin de los costos del proceso de reconversin industrial.Los objetivos especficos son los siguientes:- Determinar los cambios en la estructura por gnero del empleo en el sector industrial,

    diferenciando entre industrias donde se ha dado un proceso de reconversin e industrias queno han experimentado dicho proceso.

    - Determinar los efectos de los cambios mencionados sobre la estructura salarial por gnero.

    Metodologa

    Se trabajar con datos sobre empleo industrial y salarios industriales. Se emplearn los datosde las Encuestas de Niveles de Empleo del Ministerio de Trabajo y Promocin Social. Por medio deencuestas y revisin de trabajos sobre el tema se identificarn las industrias donde ha ocurrido unproceso de reconversin. En base a dicha informacin se examinar la estructura por gnero delempleo y de los salarios industriales antes y despus del desarrollo de dichos programas, as como laevolucin de dicha estructura en industrias que no han experimentado reconversin. Se consideraradems la variacin del producto en dichos sectores, ya que ella afecta tambin la estructura delempleo.

    2.2.4 Valoracin del trabajo domstico

    Justificacin y marco conceptual

    50 La literatura sobre este tema es an escasa y fragmentaria, si

    bien pueden revisarse para el caso peruano los trabajos de

    Sandoval y Valladolid (1994, 1995). Desde un punto de vista ms

    general, Ibrahim (1989), Elas (1994), Grate y Ferrer (1995),

    y Saavedra (1997), dan cuenta de los efectos por gnero del

    proceso de reforma estructural.

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    Como se sabe, el trabajo domstico no pagado cumple una funcin vital en el sistemacapitalista, la de formar y mantener el capital humano de la sociedad51 a un costo menor que el quegenerara el mercado. El debate sobre la valoracin de este trabajo an no ha sido resuelto. Haytres preguntas pendientes: Se debe contabilizar el trabajo domstico como parte del productonacional? Si es as, cmo valorarlo adecuadamente? Finalmente, cules seran las consecuencias

    prcticas de tal valoracin?

    52

    La adecuada valorizacin del trabajo domstico no pagado en el caso del Per permitir

    reconocer el aporte de las personas que lo realizan a la sociedad, as como mejorar su status.Tambin permitir determinar cul sera el costo de asignar al mercado la realizacin de dichasactividades, y si el arreglo institucional actual es eficiente.

    Objetivos

    El objetivo general de esta investigacin es hacer una valorizacin del trabajo domstico nopagado en el Per. Los objetivos especficos son los siguientes:- Determinar las ventajas y deficiencias de los diversos mtodos de clculo para el caso de un

    pas en desarrollo.- Determinar el costo para la sociedad de realizar dicho trabajo, ya sea a travs del mercado o

    bajo formas cooperativas.- Estimar el valor del trabajo domstico no pagado para el caso del Per.

    Metodologa

    Ser necesario hacer una clasificacin de las principales tareas domsticas, diferencindolasdel uso del tiempo libre. Informacin preliminar sobre el empleo del tiempo se obtendr a travs delas ENNIV; sin embargo, se deber realizar una encuesta en Lima Metropolitana y en los principalescentros urbanos para determinar cules son las tareas ms importantes. Se deber tambindiferenciar por estratos de ingreso, dado que las tareas domsticas dependen en gran medida de losartefactos disponibles en el hogar.

    El problema de la valorizacin adecuada deber resolverse antes de hacer el clculo. Laestimacin a partir del tiempo empleado (en horas o en valor) y la estimacin del producto generado

    51 Esto incluye no solamente la crianza y cuidado de nios, sino

    tambin la realizacin de una serie de actividades que permiten

    la reproduccin diaria de las fuerzas del resto de miembros dela familia.

    52 Para una revisin inicial sobre el debate y los problemas que se

    enfrentan en la valorizacin del trabajo domstico, vase Blau

    y Ferber (1992), Dixon-Mueller y Anker (1989),

    Goldschmidt-Clermont (1990) y Stuart (1994). Vase tambin

    Kritz (1984).

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    (en unidades fsicas o en valor) entraan algunas dificultades, tales como la obtencin de sustitutoscomparables o la inexistencia de mercados para algunas tareas o bienes.

    2.2.5Migracin interna y gnero

    Justificacin y marco conceptual

    Segn el enfoque neoclsico, la migracin forma parte de la estrategia familiar de asignacineficiente del tiempo entre el mercado de trabajo, el trabajo domstico y el tiempo libre. En estecontexto, la migracin debe ser entendida como una actividad creadora de capital humano, en tanto permite un mejor conocimiento del mercado. Sin embargo, existe evidencia de diferencias en lamovilidad espacial por gnero; entonces, la pregunta relevante es si tales diferencias responden aalguna racionalidad econmica implcita53.

    La importancia de entender la racionalidad implcita en las diferencias en movilidad espacialpor gnero, radica en que sta constituye un elemento ms que debe ser incluido en la construccin deun modelo econmico del hogar.

    Objetivos

    El objetivo general de esta investigacin es determinar la racionalidad econmica implcita enlas diferencias por gnero de la movilidad espacial. Los objetivos especficos son los siguientes:- Determinar las diferencias en la estrategia de migracin de mujeres y hombres desde el

    campo a la ciudad.- Determinar las diferencias en la estrategia de migracin de mujeres y hombres entre ciudades.- Determinar el papel de las transferencias entre el lugar de origen y el de destino en la

    determinacin del ingreso familiar.

    Metodologa

    Se partir de un modelo de negociacin, el cual incluir la posibilidad de trabajar en elmercado de trabajo local o fuera de l. Los datos de las ENNIV permitirn identificar los flujosmigratorios ms importantes, as como su composicin por gnero. Asimismo, se crearn archivosfamiliares que permitan obtener las caractersticas del hogar y de las personas que lo componen. Loque no es posible es conectar a las personas que migraron con su hogar de origen, por los que sernecesario realizar encuestas para establecer pautas que permitan conectar tipos de hogares con lamayor o menor presencia de migrantes.

    53 Los trabajos de Deere (1982, 1992) para la sierra de Cajamarca

    analizan el papel de la mujer como encargada del trabajo agrcola

    y con un mayor peso en las decisiones cuando el esposo migra a

    la costa. No existe un trabajo equivalente para la migracin

    entre ciudades o la migracin internacional.

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