150
MANUAL DEL BAAISTA. Itinerario razonado; descripción del Real Sitio j bafios termales de La Isabela llamados Yulgarmente de Sacedon; noticia á los bafiistas sobre cuanto existe j pasa en aque- lla población que les paella interesar en la temporada, descripción de sos pintorescas cercanías y antigüedades, y razón de las mejoras que deberían plantearse. ESCRITO Y DEDICADO actual Hédico-Director de las Termas, POR, JOon WletéiMio Sebaaiiat* Catletlanog, aiitnr de varias obras cientilicas y literarias, Anticuario de la Biblioteca Xacional, etc. etc. ^«Jiria: 1816. IMPIIENTA DE SANCHIZ, CALLE DE JARDINES N. 3 6 .

La Isabela

Embed Size (px)

DESCRIPTION

Sobre el balneario de La Isabela

Citation preview

Page 1: La Isabela

MANUAL DEL BAAISTA. Itinerario razonado; descripción del Real Sitio j bafios termales de La Isabela llamados Yulgarmente de Sacedon; noticia á los bafiistas sobre cuanto existe j pasa en aque­lla población que les paella interesar en la temporada, descripción de sos pintorescas cercanías y antigüedades,

y razón de las mejoras que deberían plantearse. ESCRITO Y DEDICADO

actual Hédico-Director de las Termas, POR,

JOon WletéiMio Sebaaiiat* Catletlanog, aiitnr de varias obras cientilicas y literarias, Anticuario

de la Biblioteca Xacional, etc. etc.

^«Jir ia : 1816. IMPIIENTA DE SANCHIZ, CALLE DE JARDINES N. 3 6 .

Page 2: La Isabela
Page 3: La Isabela

MisMisuíSüa üi mmm^

El deseo de hallar alivio en los baños de sus termas, nos condujo al Beal Sitio de ¡a Isabela por primera vez en julio de 4842; y debemos confesar que nos sorprendió su bella y pintoresca situación, el hallar en él mayor como­didad que en cuantos establecimientos naciona­les y estrangeros hablamos visto, y sobre todo la bondad de sus aguas minerales, que ademas de la salud que conseguimos en ellas, nos ofre­cieron tanta satisfacción y placer, que le he-

Page 4: La Isabela

— 4 — mos visitado después en plena salad por el gus­to de disfrutar de sua beneficios y hermosura.

El entendido mineralogista y docto médico, el doctor D. Marcelino Sanz, se hallaba en la espresada temporada de médico-director de las termas hacía mas de 30 años, y por lo tanto habiendo obtenido la amistad y confianza del rey Femando VII que le nombró de su cámara al crear el Sitio, nos refirió minuciosamente la historia de este y de sus baños, y á él debe­mos la noticia de cuantos autores podíamos con­sultar para conocer á fondo este terreno. La avanzada edad de este venerable hijo de Escu­lapio, y mas que todo sus graves achaques, para los que se ha hecho ya insuficiente el ar­te, le tienen postrado en su casa de Sacedon, desde que le jubiló el gobierno en 1844, época en que lé concedióla gracia de caballero de la orden amerina de Isabel la Católica en recono­cimiento de sus servicios

Invitados por tan sabio facultativo, aman-tés déla humanidad dolieiite, y deseosos del bien público, al que creemos hacer un servi­cio, concebimos la idea de escribir este ligero manual para los bañistas, á fin de que sepan

Page 5: La Isabela

—5 — nacionales y estvangeros, lo mucho que vale la nueva población de la Isabela , y los beneficios de sus milagrosas termas, y de que al hallarse en este sitio los que le visiten , sepan cuanto necesitan para no hallarse como nosotros la pri­mera vez que fuimos, ignorantes de todo hasta de lo mas indispensable.

Combinando nuestro amor i la humanidad con el debido decoro é intereses de S. M,, due-fia de aquel sitio , nos atrevemos á hacer algu­nas indicaciones, siempre respetuosas, acerca de las importantes mejoras que en nuestro concepto podrían hacerse para embellecer mas aquella bonita población, mejorar sus reales termas algo descuidadas, y proporcionar mayo­res comodidades á los bañistas, y de consi­guiente mas ingresos al real patrimonio. Su­plicamos ¡i este no vea en ellas mas que un buen deseo , no una censura , de la que estamos le­jos , ni menos critica de los celosísimos admi­nistrador é interventor actuales, cuyos funcio­narios llenan cumplidamente sus. deberes, en nuestra opinian, siendo muy queridos por su afabilidad y carácter amable de los baüislas que les conocen. ; rí,

Page 6: La Isabela

— 6 -Anticuario de oficio y por afición, hubiéra­

mos debido describir arqueológicamente las ruinas cercanas de las poblaciones de que ha­cemos mención, particularmente de Conirevia, Santaver, ñecópolis, y las vias militares roma­nas de las provincias limítrofes; pero no ha­biendo estado en nuestra mente el hacer una obra científica, sino el escribir un ligero folle­to para guiar al bañista é indicarle lo que pue­de observar, hemos sacrificado nuestro gusto á la brevedad, con la esperanza de describir científicamente, en otra obra que hace años tra­bajamos, los espresados interesantes sitios, y por ahora nos hemos contentado con insertar las opiniones de los autores que les han citado con mas ó menos latitud, y las noticias tra­dicionales que corren sobre ellos en la pro­vincia.

Hemos procurado que nada falte al bañista y al curioso de lo que desee saber sobre el Si­tio, sus cercanías y camino desde Madrid, asi como de las reglas gubernativas que el Real Patrimonio tiene establecidas para la tempora­da de baños, habiendo tenido presente las ins­trucciones originales de la Real Administración

Page 7: La Isabela

- 7 — y de la Dirección de las termas, y si algo nos ha faltado, no habrii sido la causa nuestra vo­luntad , sino la ignorancia ó el olvido de lo que encuentre de menos el bañista, al que suplica*-mos que siendo indulgente con nosotros en gra­cia del servicio que hemos querido prestarle, se digne manifestarnos nuestras faltas para cor­regirlas en otra ocasión.

Hechas eslas aclaraciones que hemos tenido por necesarias, fáltanos decir, que honrados con la buena amistad de D. Manuel Pérez Man­so (digno sucesor de nuestro amigo D. Marce­lino Sauz), el cual tan acertadamente dirije hoy los baños de la Isabela, á nadie mejor que á él podíamos dedicar esle corlo opúsculo, que le suplicamos tenga por una prueba del afecto, amor y amistad que le profesamos, y como un debido homenage que rendimos á su reconoci­do mérito, tálenlo médico y profundo conoci­miento de las aguas minerales. La luminosa obra que sobre estas reales termas ha escrito es­te señor, y que nos ha dispensado el honor de dejarnos leer, hará conocer que no nos ciega la pasión de la amistad en su elogio, sino que ren­dimos la justicia debida á la suficiencia del que,

Page 8: La Isabela

— 8 — para bien de la humanidad doliente, se halla hoy de director de los llamados baños de Sacedon.

Qatera el cielo que atendiendo el gobierno y S. M., por lo que respeta al real patrimo­nio , á las acertadas observaciones del espresa­do director, y á las mejoi:as que respetuosa­mente proponemos, llegue el real sitio á la elevación y grandeza que debe por la milagro­sa escelenciet de sus aguas.

Page 9: La Isabela

|gll§IiáiiÉliaBiÉliáÍB[iayGi|f¡3gE}^aft@llB|

LA ISABELA.

laatrneelones prellmlnarea A loa bañlataa <|ne aalBán de Madrid al real altlo.

Los reales baños de la Isabela ó de Sacedon, como los llaman generalmente, se abren por lo regular todos los auas el día 13 de junio, día so-i lemne en aquel sitio por celebrarse la festividad de San Antonio su patrón tutelar, al cual se ve­nera en la pa.rroqnia, y mas principalmente en una pequeha hermita construida 4 espensas del Se­renísimo infante D. Antonio, tio de Fernando VII.

Si bien las aguas de las termas de la Isabela pueden usarse en cualquier tiempo del año, en al­gunas de las dolencias para que se recomiendan por los facultativos, la temporada es desde dicho día t 3 , en que la abre el médico encargado, hasta

Page 10: La Isabela

— 10 — fin de setiembre en que se cierra por el mismo, siendo la época mejor y de mayor concurrencia del 13 de julio al 15 de agosto. El médico solo tiene obligación de residir en el sitio en la espre­sada temporada que empiezan los de Sacedon, Cañaveruelas y otros pueblos que tienen el [>rivi-legio de bañarse gratis al principio y fin de tem­porada, y que cierran los manchegos que, después de su recolección , acuden en setiembre á recibir los beneficios de estas aguas.

Las únicas diligencias fijas para la Isabela, son las que hace anos tiene establecidas D. José Har­pa con el título de góndolas á Sacedon, y á su despacho , calle de Alcalá , núm. 26, debe acudir el que desee comodidad y equidad en su viage á los baños espresados (i).

Algunos descontentadizos sin hacerse cargo de que este bellísimo Sitio se halla en el riñon de la agreste pero pintoresca Alcarria , en donde no es posible hallar los artículos de lujo de una corte, pretenden liacer ver que en la Isabela hay pocos artículos de boca; pero nosotros que llevamos al-gimos años de pasar el verano en tan delicioso punto, mas por comodidad y diversión que por dolencia, les aseguramos sin temor de vernos des­mentidos , que nada falla en él de lo necesario á la vida, siendo sus carnes y caza de todas clases,

(t) Al lin áfí este libro sentamos las claacs de «ar-ruagcs que salen para el real sitio, sus precios, las pa­radas que hacen en el camino , y los precios de las. co­midas y camas en los paradores establecidos.

Page 11: La Isabela

— 10 — fin de setiembre en que se cierra por el mismo, siendo la época mejor y de mayor concurrencia del 15 de julio al 15 de agosto. El médico solo tiene obligación de residir en el sitio en la espre­sada temporada que empiezan los de Sacedon, Cañaveruelas y otros pueblos que tienen el {>rivi-legio de bañarse gratis al principio y fin de tem­porada, y que cierran los manchegos que, después de su recolección , acuden en setiembre á recibir los beneficios de estas aguas.

Las únicas diligencias fijas para la Isabela, son las que hace años tiene establecidas D. José Har­pa con el título de góndolas á Sacedon, y á su despacho , calle de Alcalá , núm. 26, debe acudir el que desee comodidad y equidad en su viage á los baños espresados (1),

Algunos descontentadizos sin hacerse cargo de que este bellíííimo Sitio se halla en el riñon de la agreste pero pintoresca Alcarria , en donde no es posible hallar los artículos de lujo de una corte, pretenden hacer ver que en la Isabela hay pocos artículos de boca; pero nosotros que llevamos al-gimos años de pasar el verano en tan delicioso punto, mas por comodidad y diversión que por dolencia, les aseguramos sin temor de vernos des­mentidos , que nada falta en él de lo necesario á la vida, siendo sus carnes y cara de todas clases,

(1) Al ün d« este libro sentamos las claacs d« car­ruajes que saleu para el real sitio, sus presios, las pa­radas que hacen en el camino , y los precios de las. co­midas y camas en los paradores establecidos.

Page 12: La Isabela

— l a ­que l?s lleve el bañista, porque no todos carecen de apreasion, pero el que esté libre de ella , debe saber, que hallará estos articules cuando los nece­site , particularmente el primero, á real y me­dio diario de alquiler cada colchón pequeño , dos por cada grande y 4- reales diarios por cama entera.

Aconsejamos á los que hayan de bañarse, no se vayan desprovistos de capa y ropas de abrigo, tanto por ser necesario arroparse á la salida dei baño aun cuando sea un dia sumamente caloroso, cuanto por que algunas noches se levanta un vien­to bastante fresco que suele perjudicar al que vá ligero d(! ropa.

Si bien se gasta entre los bañistas para ciertos casos como de visitas, paseos en los jardines y bai­les, el lujo de la corte, lo general es vestir sencilla­mente haciendo uní vida franca y en familia; y en particular los hombres son pocas veces las que •visten á lo cortesano , sustituyendo al frac y a la levita, la chaiuela ó levitin de verano, y al cortesa­no sombrero el chambergo franciscano, el gacho y las cómodas gorretas de la estación. Por esta ra­zón aconsejamos á los bañistas, y en particular á las señoras, no lleven un eqnipage como si fueran á una gran capital de provincia ó del estrangero, pnes que pueden considerarse la temporada que allí estén, como en una continnada festividad cam­pestre en la que si bien cada uno ocujia el lugar que le corresponde , todos hacen igual papel en la diversión. El gorro ó capota , chai y vestidos cla­ros y sencillos, es el trage de paseo y visitas mas comnn en las señoras, pues golo se hace uso de \*' mantilla para ir á la Iglesia. El trage de casa «las'

Page 13: La Isabela

— 13 — general es la bata, de la que también se hace ii«o para bajar al baño, en cuyo caso debe llevarse á la salida un sobre todo ó mantón grande de abrigo. La sencillez repetimos es la moda que por lo có­moda impera mas en la temporada , y el elegante gorro alterna con el pañuelo á la cabeza con la ma­yor frecuencia, asi como la franqueza campesina sustituye á la ciif/fdosa etiqueta cortesana.

El bañista ó familia que no necesite precisa­mente las criadas para ansiliar sus enfermas perso­nas durante elviage, y no quieren llevarlas por eco­nomía ó por otras causas , entre las que no es la menor el librarse de algunos disgustos de amorios etc., debe saber, que al bajar del carruagd en la Isabela, hallará porción de jóvenes del Sitio y cer­canías , criadas fieles que le ofrecerán sus servi­cios , dando por fiadores de sii honradez , á perso­nas respetables de la población.

No debemos pasar en silencio , que por lo ge­neral hay ene! sido, durante la temporada de ba­ños , una tienda de quincalla bien provista, en la qne las señoras pueden satisfacer algunos de sus deseos ó caprichos, y reponer hs faltas de abani­cos , orquillas, cubiertos de pfhre, frasqnitos de esencias, aflornos y otras cosas, y que también se encuentra una confitería bollería bastante provista de buenos dulces y una piqueña iioliller(a.

El correo que esijuela de la caja de Sacedon, se halla establecido en la real administración , cuyos empleados ponen la lista de las cartas en cuanto ¡le­gan, dándolas á las horas de oficina, los tres dias de correo, y recibiendo las que se remiten á Madrid otros lies dias en cada semana.

Page 14: La Isabela

i!,—

CIPITILÍ) If. Itinerario de Madrltl & la loaliela por ol eamia*

rcMl y por Tar«ncolt>

MADBID. Se sale por la puerta de Alcalá. Casa blanca : á la derecha. Venta del Eupirilu Santo y Portazgo. Puente del arrofo Abroñigal. Piedra miliaria desde Madrid. . . . CANILLEIAS (1). Dista de Madrid legua

y media. Piedra miliaria Puente de Viveros, rio Jarania (2). Piedra miliaria señalada con leguas. . TOBBEJON DE ARDOZ ( 3 ) .

(1) A la izquierda se deja , antes de entrar, la quin­ta del marqués de Villafranra , y á la misma mano á la salida, la entrada de la bellíüima posesión del duque de Osuna llamada la Alameda, por una larga y frondosa ca­lle de árboles. Entre este pueblo y el si fuiente se alcan­zan á ver á la derecha los pueblos de Rejas y Barajáis de Madrid.

(2j A los lados del Puente hay caseríos ; paradores á la entrada , y un portazgo interventor del anterior.

(3) Hasta este pueblo, camino real de Alcalá, la que se ve á la izquierda á la salida, y después se toma á la de­recha el camino de Sacedon por medio de las heras, ter­reno bueno.

Page 15: La Isabela

— 15 — Piedra miliaria desde Madrid. . . . 4 Puente del Marquesito, rio Henares (1). Piedra miliaria á la vista del soto del

Arzobispo 5 Los HUEKOS. Piedra miliaria á la vista de Villalvilla. 6 ANCHUELO (2). Piedra miliaria 7 SAN-TORCAZ fS). Piedra miliaria enfrente del pueblo. . 8 Pozo de Guadalajara (4). Piedra miliaria 9 Arroyo del Pozo. Arroyo de Valdaracha (5).

(i) El puente es de madera, atraviesa el soto del Ar­zobispo y bosque del real sitio de S. Fernando que que­da a la derecha, y se camina un corto trecho por una alameda, camino que se hace intransitable cuando llueve. Antes de llegar al pueblo siguiente, se ven á la derecha las villas de Torres y Loeches sobre eminencias. Cuando llueve se vá de los Hueros á Alcalá generalmente á la ve­nida y vice versa.

(2) A la derecha de este pueblo, se ve sobre una eminencia un molino de viento.

(3) Hasta las inmediaciones de este pueblo el camino es bastante quebrado , pero se hace casi inaccesible pa­ra carruage antes de entrar en él, teniéndose que subir una alta eminencia donde está situado. Se vé á la dere­cha Pioz , y á la izquierda los Santos de la limosa.

(4) Desde San-Torcaz al Pozo, es camino llano y bueno.

(5) Se deja á la izc(uierda el pueblo de Valdaracha.

Page 16: La Isabela

— 16 — Piedra miliaria. , . j 4 . . . ÍO ARANZt'EOL'E (1). Piedra miliaria. . . i . ; . . 11 Puente, rio Tajuña (2). ARMUMA (3). Piedra inillariai . . . . ; i , 12 arroyo y pontón á la salida. Piedra miliaria á la entrada de Tendí-

11a 13 TENDILLA (4). Arroyo y pontón á la salida. Convento de la Salceda á Ja derecha. Piedra miliaria pasado la Salceda. . . 14 Jd. en la subida del Berral. , . . 15 Arroyo y fuente de siete caños á la en­

trada de

(i) Desde el arroyo del P'ozo' se caiúton plor bnen ter­reno , hasta entrar en el monte qne es terreno muy que­brado hacia su bajada que termina en eJ arroyo de Val-daracha. Desde aqui se ramina por una cañada estrecha hasta el poste de las 10 leguas, en cuyo caso sigue mas ancha y llana la cañada hasta el pueblo,

(2l Kste puente se halla en tas hera« á la entrada del pueblo, en el que se ven muchos huertos y arboledas de frutales.

(3) A la derecha se ve el pueblo titulado Fuente el viejo. Tiene arboledas frutales, y desde él i Tendilla es camino llano y bueno.

(i) La subida desde este pueblo al ya ruinoso con­vento de la Salceda, es muy pendiente y de muchas vueltas; después sigue camino escabroso pero regular hasta el siguiente pueblo.

Page 17: La Isabela

— 1 7 -ALHONOIGA (1). Arroyo y pontoncillo á la salida. Piedra miliaria en medio de la cuesta. . 16 ADÑOW (2). Piedra miliaria en el camino de Alocen

á Sacedon 17 Puente de piedra, rio Tajo (3).

(i) La fuente es abundantísima. Desde la ulida de este pueblo empieza una penositima cuesta de muchas retueltas, y luego que se llega á la cima , sicae ana di­fícil baiodá en rl mismo sentido, que concliiye enUs heras del siguiente pueblo ; todo este tránsito esti cu- bierto de olivas de muy buena isalldad.

(2) £1 camino pasa á la úqaierda del pueblo que está colocado sobre una eminencia y ft la derecha de un arroyuelo, producto de una abundante fuente que está t la entrada > el que producé alameda en su orilla dere­cha y buenas huertas. Desde aqui al puente, camino lla­no T bueno.

(3) Pasado el puente, empieza el camino en ana ca­ñada ondísima i la derecha di l Tajo, que corta dos ele-Tadisimas montañas, coyas grandes masas de piedra se adelantan tanto sobre el camino, que por muchos pnn -tos no se ve el cielo, j por otros pasa la diligencia como por arcos partidos, ¿a vista de esta cañada pintoresca es magestuOsa é imponente , pues por la izquierda se ve el Tajo á los pies, formando en él cascadas entre las grandes piedras que se han desprendido en el transcar-so de los siglos, y por la derecha mr sé deanza á ver en varios pontos el fin á los altisimos muros de piedra que parecen cortados i pico, que forma la sierra llamada del medio, por estarlo entre la de Buendía y la de AuBon. Enapero la vista mas sorprendente, es la salida de esta cañada formada por dos gralides peñones de una y otra parte, que casi forman un W o , i la que lUman los na-

a

Page 18: La Isabela

— 18 — S.VCEDON ( 1 ) . Piedra miilavia en los k caminos debajo

de Sacedon. . . 1 8 1(1. en el pago qne llaman el rubial. . 19 KEAL SITIO DE LA ISABELA. Casa de baños, á la izquierda, á orillas

del Giiadiela. Piedra miliaria frente á la casa. . . » 19—'/«

RAZpfi qHtCHNSTAACIADA DE LOS PUEBLOS QUE SE ATBAYIESAN.

CAXILLEJAS. Tilla pequeña de corta pobla­ción, partido de Madrid del que dista 1 '/i- leguas;, situada en una llanura baja distante poco mas de una legua del rio Jaraiíia, produce granos y vinos. Las gentes, que van á visitar el bellísimo sitio del duqne de Osuna, llamado la Alameda, que embelle-, ció la duquesa de Benaveute de quien la heredó el

turailes la .boca d«1 inGerno.y.la entrepeúa. Enfrente de. fste gunto e:iiá «1 molino de Sacedon, y cerca del refe­rido puente el de Auñon. Sobre, las crestas.de estas sier­ras ^ se ven-frondosos.pinos y carrascas, y el cantueso, tomillo y dem« yerbas, olorosas, de. que están .sembra*. das, bacsn agradable al olfato tan imponente como be-llisimo paso, . . .

(1.) La entrada es tin poco pendiente,. y desde este pueblo al real sitio , es en lo general camino llano, pe­to de niuchQ polvo, y de consiguiente may barroso en algunos puntos cuando Hueve.

Page 19: La Isabela

— 19 — duque actual, hacen parada en este pueblo del que dista un paseo dicho sitio de recreo.

ToRBEiON DK ARDOZ. Villa de partido de Alca­lá de Henares, de cuya ciudad dista legua y media, y de la provincia de Madrid de cuya capital está 3 leguas al este. Tiene 353 vecinos y 1500 habi­tantes , una parroquia, dos hospitales, y casa de postas con ocho caballos. Se halla situada en una cstensa llanura en el camino que conduce desde las montañas de Atienza hasta Madrid, entre Rejas y Alcalá de Henares, en cuyo intermedio hay los arroyosTorote y Camarilla. Produce granos, vi­nos y algunas legumbres , y tiene ganado lanar y fábrica de jabón.

Los HUEROS. Villa de la provincia de Madrid en el partido de Alcalá, distando 5'/, leguas de la corte y una de la segunda ciudad. Tiene 22 veci­nos y 97 habitantes. Está situada en una llanura rodeada de sierrecillas y por sus inmediaciones pa­san el Henares y el Tajuña. Confina al E. con el Villar , y al N. con Alcalá. Produce granos, \ino y aceite.

ANCHCEIO. Villa de la Alcarria provincia de Madrid, partido de Alcalá. Tiene 107 vecinos, 3i2 habitantes , una parroquia y un pósito. Está situa­da en un valle entre dos altos cerros. A distancia de una legua al N. pasa el Henares , y á la 1 '/, al S. el Tajuña. Produce granos , vino y aceite. Dis­ta legua y media de Alcalá y unas 6 leguas de Madrid.

SANTORCAZ. Villa del partido de Alcalá de cuya ciudad dista dos leguas. Tiene 686 háhitantcs. Está situada en un \alle parte quebrado y eu alto.

Page 20: La Isabela

— 20 — y parte llano. Produce granos, \ino, aceite y cria caza mayor su término, haciéndose paños ordina­rios pardos, y negros en ella. Es patria del célebre pintor Jvan de Arellano, cuyos floreros son muy apreciados por su singular gracia en el trabajo: murió en Madrid en 1766. En esta villa se ven res­tos de un castillo y plaza de armas muy fuerte construida á fines del siglo l'ii', y la parroquia está rodeada de una antigua y fuerte muralla. Dentro de U plaza de armas hay un bonitísimo patio for­mado por dus galerías de columnas semigóticas en cuyos chapiteles se ven escudos de armas. Este patio que tenemos por resto de un palacio, que fué después convento , tiene una puerta sobre la que se lee: Magna Aliena Parba, Parba Propia Magna.

EL POZO DE GDADALAJARA. Villa señorial del partido de Guadalajara de cuya ciudad dista tres leguas. Tiene hl vecinos , 210 habitantes y una parroquia. Se halla situada en una llanura á dis­tancia una legua del Henares y del Tajuña.

ARANZCEQUE. Villa señorial de la Alcarria, pro­vincia y partido de Guadalajara de cuya capital »'8tá tres leguas. Tiene 126 vecinos, 442 habitan­tes, un pósito, nna parroquia que tiene por anexa la del pueblo de Valdarachas. Su nombre es de origen árabe y está situada parle en llanura, y parte ladera cerca del rio Tajuña. Tiene monte propio para el carboneo, muchos granos, aceite, ^ ino y frutas. Inmediata al rio tiene una abundante fuente, y confína con los pueblos de Valdarachas, Escariche, Escapóte , y Hontolla.

ARWCNIA. Vdla señorial de la Alcarria, provin-

Page 21: La Isabela

— 2 1 - . cia y partido de Guadalajara á 3 leguas de su ca­pital. Tiene 10 vecinos, 112 habitantes, y una parroquia. El rio Tajufia pasa muy cerca al E. lo que la hace muy fértil. Produce granos, poco acei­te y vino, y confina coa Valdaracha, Fuente el viejo y Tendilla..

TEMDILLA. Villa de señorío de la provincia y partido de Guadalajara de la que dista cuatro le­guas. Tiene 252 vecinos, 1135 habitantes, 150 ca­sas de morada todas pequeñas á escepcion de dos, una parroquia y un pósito. Su cosecha es regular, abunda en aguas pero gruesas, y escasea en leña. Está situada en una frondosa vega poblada de oli­vos y viñas. Es patria de Bartolomé López Enciso, autor de una obra titulada: Desengaños de celos, y celebra feria el 24 de febrero. La miel que se coge en su término es de la mas blanca y rica de la Alcar­ria, y los viageros se suelen proveer de ella al paso. En lo mas alto de la población, se vé el castillo de ios antiguos condes de Tendilla que está destruido y de él bajan restos de murallas hasta un gran arco ; po­terna de fortificación que aun se conserva , por el cual se entra ala villa que debió ser una plaza muy fiicrt.- hasta el siglo 16 al menos. Se halla tan mal situada esta villa , que en las grandes avenidas sa inunda lo principal de ella, arrastrando de los mon­tes que la acercan grandes masas de piedra que dejan el camino que la atraviesa intransitable por algunos días. A fin de evitar las inundaciones, las casas de la parte baja tienen dos altos, y en la iglesia que es de una bellísima arquitectura 8emi~ gótica, pero sin concluir, se halla todo prevenido para los casos espresados. I^s casas de la call«

Page 22: La Isabela

— 2 2 -' real j)orqiie pasa el camino, tiene soportales á uno y otro lado, y en ella se ven muchas parras delan­te de las puertas. Se sabe por la historia, que esta fuerte villa fué quitada á los Árabes que la poseían, por el famoso Rodrigo de Vivar el Cid y su so­brino el capitán Alvar-Fañez, á cuya época corres­ponden alguna parte de las ruinosas fortificaciones espresadas. " LA SALCEDA. A la distancia de poco mas de un

cuarto de legua de subida de Tendilla por el cami­no de Sacedon, se halla casi destruido, sobre lo mas elevado del monte, el convento de la Salceda cerca­do de robles y encinas , que h ista su eslinciou en 1835 ocuparon los religiosos de S. Francisco de cuya orden fué casa de recolecion de la provincia de Castilla. En este convento se veneraba con mucha devoción una pequeña Imagen de N. S. con el nombre de la Salceda , imagen muy celebrada en todo el pais, y que se halla hoy en la parroquia de TendiHa. Frente á la portería del convento y á la izquierda del camino, se halla entre unos árboles y una casilla que fué de guardas , una fuentecilla de muy buen agua, en la que llenan los viageros y mayorales sus cacharros para la jornada. Se sabe por los autores, que el famoso cardenal Giménez de Cisneros , iba muchas veces á hacer oración y pe­nitencia á una cueva que hay en este convento.

ALHONDIGA. Villa antigua de señorío en la pro­vincia y partido de Guadalajara , de cuya capital dista 5 leguas, y tres horas de camino de Tendilla. Tiene 180 vecinos , 600 habitantes , una parro­quia , un pósito y un hospital para pobres y transeúntes. Su nombre es de origen árabe , y

Page 23: La Isabela

— 2 3 -signiñca depósito de granos. Está situada par­te en cuesta y parte en una vega. Produce gra-nos, alazor, •vino, judias y garbanzos, patatas, cá­ñamo y mucHos olivos y nogueras. Es abUndanti-simaen agua. •

AuÑON. Villa señorial de la provincia y partido de Guadalajara, de cuya capital dista 6^ leguas, y dos horas y media del ptfente de sti nombre sobre el Tajo. Tiene 26S vecinos' y 1010 habi­tantes , una parroquia construida en el siglo 16 y de Ires naves, eti que se ven altares y objetos góticos, de cuyo estilo tiene mucha parte; un pósito, uri hospital, una hermita y antes ün convento dé Franciscos descalzos. Está situada en una végay á la distancia de un cuarto de legua del Tffjoeíi cam­po alegre y tiene cosecha dé granos, vino ; zuma­que, alazor y mucho aceite.

SACKDÓÍT. Villa cabeza de partido de la provin­cia de Gusdálajara , que dista 6 leguas deHuete. Es juzgado, estafeta de correos; tieue.SiS veéinos, 2689 habitantes, una bellísima parroquia de fábri­ca de piedra hasta las bóvedas, sostenidas por gran^ des colamiias del orden toseano, cuyos altares quemó la facción al mando del cabecilla Cacíi el año de 1839: se compone de 369 casas regulares, casi todas de dos altos. Tiene pósito, una bella ca­pilla en que se venera la cara de Dios, y en la cual está hoy situada la parroquia, y se halla situada ea un alto á m<;dia legua del Tajo.'Su'cosecha de gra­nos es corta, pero considerable la de vino y aceite; sus aguas son medianas pero escasean eu verano, y tiene mercado semanal, y una feria el 18 de abril. Antiguamente se llamó Therrtiida.

Page 24: La Isabela

- 2 4 — Lá-lsÁattÁj Sitio re»I. Se entra ea él por una

hrga calle 4^ árjtoles á la izquierda del rio Guadie-la, el cual pasa hasta la población entre los bos­ques que están delante de las termas y la huerta y jardines del real patrimonio que se hallan á ¡a izquierda del camino

CAMINO POR TARANCON.

£1 camino que acabamoa de describir que es «1 real, abierto de orden de Fernando YII en 1817, es como hemos notado bastante malo, tanto por el terreno quebradoqus^traviesa, cuanto por los mi-aerables pueblos 0DC donde pasa , cuyas salidas y entradas son iofames. Todos los años se recorre li-gerisimamente por orden de la dirección de cami­nos, pero esto no basta sino para hi cerle menos malo en algunos puntos. £ D la imposibilidad de poder mejorar este camino sin hacer cuaatiosoii desembolsos, que no creemos sea justo verificar en un camino de travesía particular, siendo asi

Se hace todo falta en el dia, para que ios arreci-; i generales sean cual correspondan, en esta im­

posibilidad repetimos , nos parece que seria muy acertada el que se abandonase el actual camino y •e hiciese por el gobierno otro mas fácil y tóenos costoso que vamos á indicar.

£1 camino real de las Cabrilla» para Valencia es el que está indicado para el real sitio de la Isa­bela, en cuyo caso podria hacerse en un dia el viage con suma comodidad y no gastarse dos co­mo hoy para 19, leguas. Este camino para el que (e tale por la puerta de Atocha, pasa por

Page 25: La Isabela

— 2 5 - . Vallecas, Vacia Madrid, el puente de hierro col-ga»te sobre el Jarama, Arganda del rey , Perales de Tajuña en que se pasa este río por puente, Villa-rejo de Salvanés, Fontidueña de Tajo, cuyo rio s» pasa por un buen puente, Beiinchon,Tarancoa j Saelices y Paredes, Hasta este pueblo es camino real, que se puede andar en iaa diligencias de Cuenca y de Tarancon, y desde él á la Isabela hay siete leguas de camino de travesía, que es la única parte que tenia que hacerse de arrecife, y á poca costa, puesto que los manchegos que van á los ba-ños le atraviesan todos los años en sus grandes galerones sin peligro alguno. £1 gobierno podria en poco tiempo reembolsar los adelantos que hi­ciera para habilitar el espresado camino en las siete leguas que faltan, con solo estableier, duran­te la temporada de baños , un pequeño portazgo que pagarían con gusto los bañistas aunque fuese algo subido, con tal de que se hiciese tan importan­te mejora, puesto que se ahorraban mucho dinero en las paradas menos que tendrían que hacer por ^sta via. La mayor parle de ios pueblos que he­mos citado, son villas de primer orden y de mu­chos mas recursos que ios pueblos de la Alcarria que se atraviesan hoy, y de consiguiente mas có­modos para cuanto pueda ocurrir al viagero. Ojalá que pl gobierno de S. M. tome en consideración estas indicaciones , en obsequio de la humanidatl doliente y de los bienes positivos del pais.

Apesar de que hay siete leguas de vereda desr de Paredes al sitio como hemos dicho, ó 9 desde Tarancon, hay algunos viageros con carruage pro­pio , que prefieren este camino aV indicado desde

Page 26: La Isabela

— 26 — Madrid y sus alrededores , habiendo quien so dirige á Tarancoii en la díligencid de Cuenca , y toma desde allí una caballería alquilada para las 9 leguas, prefiriendo esVo á ir por el camino ánVi-guo; pero esto sólo pueden hacerlo los hombres so­los, no teniendo carruage propio para la familia, corriendo el riesgo de detenerse mas, por no hallar á tiempo en t'aredes ó en Tarancon quien les quie­ra conducir.

Apesar de cuanto sobre el camino antiguo lle­vamos dicho, es justo confesar en obsequio de las diligencias del Sr. Harpa, que sus mayorales saben perfectamente salvar todos los obstáculos del ca­mino, que ni una sola vez han boleado, y qah se trata á los viajeros en las paradas con esmero y en el camino con delicadeza y amabilidad, conducta que distingue á todos los dependientes de tan es-perto y enter.dido empresario de diligencias, que nada perdona para agradar al público á quien sirve. Por esta razón merecen muy bien los mayorales y zagales la gratificación que todo viagero les dá generalmente ol fin de la jornada , conforme á su voluntad, pues que ellos nada piden »egm\ les está mandado.

Page 27: La Isabela

— 27 —

CAPlIlilO III.

DlitpoaleloneM que debe tomar el bañis ta al Ile-> gar al « i t l n , e lase de las babl tac lones , y efea.-tos que se dan en cada una.

Las diligencias llegan, por lo general, al sitio de «na á tres de la tarde, horas en que las aguardan los iirimeros días de la temporada las familias de IdS colonos y naturales, y después, las que ya se hallan allí de Madrid ó de otros puntos, pues se acostumbra, por el mayornúmero , á acudir al sitio en que paran, para ver que personas vie­nen en ellas, de suerte que los viageros son siem­pre esperados y recibidos con curiosidad.

Las diligencias paran á la puerta de la posada de la población, que se halla en la primera casa de la entrada á mano izquierda, y en aquel sitio las recibe el administrador de la empresa de estos carruages con el suficiente número de mozos, para iescargar y conducir los efectos á los puntos que If 8 designen y también el aposentador y guarda­muebles del real patrimonio, para darles razón de los cuartos que hay desocupados , de sus pre­cios y dar posesión al viagero del que guste to­mar. La conducción de los efectos á las habitacio­nes, se paga por los viageroá dando por ella á los mozos lo que sea su voluntad.

Biea encargándoselo al aposentador si se pres-

Page 28: La Isabela

— 2 8 -tase á ello, bien por si mismo ó persona de su con­fianza , se habilitará en la administración del real patrimonio donde entregará el pasaporte, situada en la plaza de la Glorieta cerca del punto en que se apeó, de un documento en el que firmará la responsabilidad de pagar el alquiler de la habita-' cion que elija, y responder de los efectos que se le entreguen por el gwtrdamuehleg , ó del valor que les está señalado en la tarifa, en el caso de desaparecer ó de sus desperfectos. Para la mayor inteligencia en esta parte, hay en la cocina de ca­da cuarto una lista impresa de los efectos que ae entregan ai viagero, de suerte que esta operación es obra de pocos minutos.

Una de las primpras cosas que debe hacer el viagero, es presentarse al médico director para que le siente en el turno de baños á fin de ganar antigüedad , pues no se permiten tomar sino en rigoroso turno, por ecsigirlo asi la justicia á la que están sujet<iá las ordenanzas.

Luego que el bañista se halle ya alojado, pro­visto del documento anterior , hecha la visita de llegada al médico, con el equipage en casa y con criada del sitio sino la llevó suya (1) solo debe cuidar de su manutención en el resto da aquel dia, la que podrá encargar á su sirvienta que le propor-cionHrá lo necesario, si bien no lo que guste y tan pronto como quisiera, por carecer el sitio de

(1) fas jóvenes del Sitio se encsrgan durante la tem­porada de servir al que las necesita por un corto talirio.

Page 29: La Isabela

una fonda provista para estos casos, razón por U que los que han estado ya una vez en este sitio, es­criben con antelación á su llegada para que le» tengan comida prevenida y cuanto puedan necesi­tar al a|iearse. Es de lamentar que no satisfaga el real patrimonio áesta necesidad cumo ha satisfe­cho otras no menos importantes.

Como le sea indispensable el agua, debe saber que le costará medio real cada cííxtaro la de be­ber, si la quiere de la fuente de Poyos que es la mas esquisita, á no ser que le gnsle la de los ba­ños que fiia es muy rica, en cuyo caso debe man­dar por ella á la criada, que si es del Sitio ya sabe también de donde ba de llevar el agua para los demás usos.

Al dia siguiente, se presentará el viagero que haya de bañarse en casa del médico director á la hora de consulta, á la que se entra individualmen­te , á fin de esponerle sus padecimientos , y si es­tuviese imposibilitado de hacerlo por sí , le hará avisar de ello, en cuyo caso le visitará el director, el cual en todos casos escribe la historia del mal y le impone el régimen á que ha de sugetarse du­rante su estancia en el sitio, diciéndole si ha de tomar ó no los baños, cómo y cuándo , pues en cuanto á esto, es la autoridad superior á que es­tán sujetos todos los bañistas y sin su permiso escrito en que se marque las horas , no pueden disfrutar del agua de las Termas.

En estas, cada papeleta de baño que dá la real administración, cuesta ^rs., 7 si ha de ser baño ca­liente el que se tome, y 2 cuando se pide para U s baños del rio. Si por la mucha alluencia de bañis-

Page 30: La Isabela

— s o ­tas estuviesen á la llegada del viagero ocupadas todas las habitaciones del real patrimonio, lo que suele suceder en algunos días al medio de la tem­porada, puede el viagero tomar cuarto en la posa­da y sino le hubiese tampoco en ella, acomodarse interinamente en casa de algún colono, pues estos pueden recibir huéspedes encases tales, y aun tenerlos por temporada contal de que no dejen de pagar habitación al real patrimoiMo. La obliga­ción que se impone á los bañistas de pagar una habitación al patrimonio mientras estén en el si­tio, aunque no la ocupen por haberse acomodado en casa de un colono, ya por ser amigo ú otras causas, la tenemos por cláusula que desdice de la generosidad real, y aun nos parece irritante se obliguetá pagar la habitación los dias en que no puede proporcionársele al bañista. Nosotros en­contraríamos digno del real decoro á la par que equitativo , que pagase habitación del patrimonio el que vive en casa de un colono, solo los dias en que tomase baños y no los demás, y estamos per­suadidos de que si asi se propusiese á S. M., no podria menos, con su natural generosidad, de mandarlo de este modo, en obsequio al público y en beneficio desús colonos , mácsime atendiéndo­se á que creemos que estos debian ser ya dueños de sus colonias puesto que pagan ya contribuciones de todas clases al estado y que llevan muchos años mas en esta condición que las que regularmente se han exigido á los de su clase por las leyes , como con una salvedad decimos en otro lugar.

Si bien en cualquiera casa de colono hallará el bañista amabilidad y buen servicio, no podemos •

Page 31: La Isabela

— s í ­menos de citar como una notabilidad en su géne­ro , por el despejo natural, habilidad para condi­mentar las comidas y demás prendas personales que la hacen recomendable, á la proveedora de agua de Poyos, Maria Yilapreñor apellidada la catalana por ser de este pais, miiger del guarda­bosque Nicasio Sánchez , á la cual se dirigen mu­chos de los antiguos bañistas para que les tenga preparado cuanto les haga falta á su llegada. Tampoco debemos dejar por citar como buena servidora de sus huéspedes , á nuestra amable pa-trona la anciana seuora Antonia Gaspar, viuda del guarda almacén y colono Timoteo Rueda en cuya habitación hemos tenido la buena asis­tencia y comodidades que podíamos disfrutar en nuestra propia casa. También admite huéspedes el portero de la administración D. Anastasio Me-gia, cuya muger es aseada y sumamente esmera­da ; asi como la coloiia Caya Mercado que sirve perfectamente.

HABITACIONES Y SUS CLASES.

Las habitaciones dispuestas para los bailistas en el sitio, son de cuatro erpepies, á saber: su­periores, de primera, de segunda y de tercera clase, habiéndose habilitado, desde el año pasa­do , una manzana con cuartos de primera y se­gunda clase á precios distintos de los de las man­zanas antiguas.

Las manzanas destinadas á los bañistas, son hoy nueve, de lasque las antiguas tienen ocho cuartos cada lUia, los cuatro de primera clase y

Page 32: La Isabela

— 3 2 -los otros cuatro de segunda. La manzana ntwra tiene ík, los k de priintra y 10 de segunda; en la casa de oficios hay 3 de primera y 10 de segunda; en la del cuartel de guardias, hay 16de primera y 2 de segunda y en la casa de baños en la que ecsisten 31 cuartorü, ios 9 son de primera clase y los 32 de segunda. El buen tono hace se prefiera vi­vir en las manzanas del Sitio y no en las habita­ciones de los baños que son menos buenas y caras comparadas con las de la población, y asi es que generalmente las ocupan los muchos manchegos y labriegos que acuden á los baños particuisamen-te al principio y fin de la temporada. También son ocupadas por los que están impedidos, si bien para llevar á los que se hallan en este estado del Sitio á las Termas, tiene la administración una bien dispuesta silla de manos. y no estarla dema» tuviese también una camilla para ciertos casos.

Cuartos sup*riore>.

Las habitaciones de esta clase son cinco, una en la manzana segunda con vistas á la plaza Mayor ó de la glorieta que es el mejor, y üt en la man­zana 10, plaza de la Constitución.

La habitación de la manzana 2.* qne se llama vulgarmente el cuarto pintado, es la de superior oíase; tiene tres piezas mas, dobles efectos y de mr-)or calidad que las de las demás, y se paga por él 16 reales diarios.

I..0S cuatro enartos soperiores de la manzana 10 que cuestan á 10 reales diarios cada uno, y sns efectos son de buena calidad, tienen maa indepen-

Page 33: La Isabela

— 33 — dencia qne los de las demás manzanfs, y mejor distribución en sus localidades, pues que se com­penen de una sala con dos alcobas á un lado, sala al opuesto, independiente, cocina, despensa y cor­ral para dos cuartos con sus comunes, y portal.

En esta manzana hay dos cuartos de 2.'' clase por los que se paga 7 reales y medio diarios por cada uno, y tienen los mismos efectos que los de sü género en las demás manzanas antiguas, cons­tando de sala, alcoba , cocina, despensa y común cun salida al corral.

Manzixná nueva.

tiOS cuatro cuarto^ de 1.* clase de esta manza­na que es la última al Oriente de la población y la fnas grande, cuestan 9 reales diarios cada uho, y constan de las piezas siguientes: sala á la entrada ó recibimiento, alcoba de criada, despensa, cocina, comüu, sala principal con dos alcobas, y gabinete con una alcoba. Estos cuatro cuartos, ocupan Ips 4 ángulos de la manzana.

Los efectos que se alquilan con cada una de estas habitaciones son Irts siguientes:

16 Sillas. 3 Mesas. 3 Tablados. 2 Perchas. 15 Ojas de cortina de percal pintado. 8 Varillas de hier­ro para ellas. 5 Vidrieras para las ventanas. 3 Lla­ves. 1 Velón grande. 1 Chico. 1 Candil para la co­cina. 1 Aguamanil. 1 Jofaina fina. 1 Sopera. 2 Fuen­tes. 2 Medias fuentes. 12 Platos. 3Tazas. 4 Jicaras. 1 Jarra fina. 3 Orinales. 1 Sillico. 2Boléllas. 4 Va­sos. 1 Chocolatera. 1 Sartén grande. 1 Otra chica. 1 Paleta, 2 Cazos. 1 Almirez. 1 Aceitera. 1 Parrl-

3

Page 34: La Isabela

— S i ­llas y eartenilla. 1 Tabla para carne. 2 Taburetes. 1 Mesa de cocina. 1 Fuelles. 1 Tenaja. 2Cántaros de barro. 1 Espuerta. 2£8coba8.1 Trévedes. 1 co­gedor de ñerro.

Cuartos de segunda clase.

Los diez que tiene esta manzana se alquilan á 8 reales diarios cada uno; se componen de las pie­zas siguientes: recibimiento, cocina, cuarto de cria­da enfrente , sala , dos gabinetes uno á cada la­do, y en cada uno una alcoba, y una dispen­sa en la cocina. En estas habitaciones se dan solo 12 sillas y casi el mismo número de efectos que en los de primera. Unas y otras tienen co­mún cerrado en las cocinas, y estas se hallan á la entrada en el pasillo que conduce á las habita­ciones principales. Ademas de los l i cuartos que se alquilan, hay k habitaciones pequeñas é inde­pendientes que son para los jornaleros del real patrimonio.

üfatízanos antiguas.

Los cuartos de primera clase de estas manza­nas, cuestan ocho reales y medio diarios, y se com­ponen de sala , dos alcobas , dispensa ó alcoba de criado, cocina y común. Tienen dos puertas al por­tal, una para la cocina y otra para la sala. En estas habitaciones se hallan los efectos siguientes, ade­mas del fregadero de piedra con vertedero que vá á los comunes, de cuyo modo se halla en todos los

Page 35: La Isabela

- 3 5 - ^ enHltos d»pfim«ra y segunda dé la manzana uue<-va y wiijJerWréB.; i

13 Sillas. iMesas desala. »Tablados, 1 Per­cha. 6 Ojas de cortina de percal piulado. 3 Vari­llas. 3 Yidrieritas^a los putitigos. 3 Llaves. 1 Ve­lón grande. 1 Id. chico. 1 Candil. 1 Espaviladeras. 1 AgutamanU. ii Jofaíoa Tina.! Sopera. S.Fuentes. Sí Medias fuentes. 12 í^atus, 3 Tazas, i Jicaras. IJariia (ina. ^.Orinalesfuios. .1 Id. OEdiaarioj i Si­llico, 2 Botellas, k Vasos. 1 Chocolatera. 1 Sartea grande. 1 Id. cljica. 1 Paleta. 1 Gaío. 1 Alraitez. 1 Aceitera. 1 Parrilla y Sartenilla. 1 Tabla, para carne. 2 Taburetes. 1 Fuelles.i TeBa¿as. 2Cánr taros de barro. 1 Espuerta. 2 ^scobas..l M.esa de cocina. 1 Cacillo de fierro, i Tréyedes, 1 Cogedor de fierro. i j , •

Los cuartos de segunda clase, se eoinpQnen'df jiaa saia^ una alcoba, una despen^a;^,<^ina.,y ce- mun, y tienen al portal las mismas pnertaiv.que los c^ primera. Se paga por cada uno sisete reales y medio diarios, y tiene los efeclqs ^igyifiitf s.

, 9 Sillas.i 1 Mesa de sala. 2 Tablados, k Ojas de icprlina d«¡ parcial. 2 Varillas. 2 Vidriera». 1 Velou prandé solo. 1 Jofaina ordinaria. 9 Plato¥i.>2 Tazas. 3 Jicaras. 2 Orinales uno fino y otro ordinario. 1 Botella. 2 Vasos. 1 Escoba,

Rn lo demás es iaiial á los de primera, pero sin ninguna fuente grande, ni velón chico. Los co­munes en estas miinzanas se hallan en l,as cocinas, y nos parece estarían mtjor coa la puerta á los palios, loi^ue podría hacerse co» soló abrirles la entrada por tilos y muda les el tabloncillo, también snria útil que por las llamadas dispensas , se abrie-

Page 36: La Isabela

— 36 — se á las alcobas una puerta para no tener siempre que pasar los servicios y demás por la sala, cosa incónioda en tiempos de enfermedad.

Cata de oficios.

Las dos habitaciones de primera thse se com-

fmen de sala y dos alcobas^ se paga por cada una reales diarios, y en ellas se hallan los siguientes

efectos. losillas. 2 Mesas de sala. 2 Tablados. 8 Ojas de

cortina de percal. 4 Varillas. 2 Vidrieras. 1 Llave. 1 Tenazas. 1 Aguamanil. 1 Jofaina ordinaria. 1 Plato. 1 Jarra ordinaria. 2 Orinales ordinario». 1 Sillico. 1 Vaso. 1 Cántaro. 1 Escoba.

Los cuartos de segunda clase que se alquilan por 5 realef diarios son diez, tienen dos sillas, un tablado y cuatro ojas de cortina menos, y se com' pone de sala y alcoba.

Los que habitan en estos cuartos tienen á su disposición un comnn y una cocina general con todos los utensilios necesarios, la cukl está servi­da por cocineras á la orden de los bañistas que las quieran emplear. '

Cuartel de Guardias.

Las 16 habitaciones de primera clase de la manzana llamada asi, cuestan 6 rs. diarios, tie^ nen sala y alcoba solamente y se hallan en cada una de ellas los efectos siguientes:

7 Sillas. 1 Mesa. 2 Tablados. 2 Vidrieras. 1

Page 37: La Isabela

—37 — Llave. 1 Velón. 1 Tenacillas. 1 Aguatnanil. 1 lo -faína ordinaria. 1 Plato. 1 Jarra ordinaria. 1 Orinal ordinario. 1 Sillico. 1 Vaso. 1 Cántaro. 1 Escoba.

Los dos cuartos de segunda clase que hay en la manzana, tienen cuatro sillas y un tablado me­nos que los de primera, constan de una sola pieza y se paga por cada uno k rs. diarios.

Esta manzana tiene uua cocina general como la anterior, y tanto en esta como en aquella pue­den pagando el carbón hacer la comida los bañis-bien por si 6 por medio desús sirvientes, hien en­cargándosela á las cocineras quu alli tiene el pa­trimonio , á las que se paga uu real diario.

Casa de servidumbre ó de lai cocinas reales.

En esta manzana que es en la que se habilita un salón para reuniones, hay un cuarto de prime­ra clase por el que se pagan 6 diarios y consta de sala, y dos alcobas en las cuales se dá igual ser­vicio que á los de su clase en las demás man­zanas.

En la misma hay 5 cuartos de segunda clase que constan de solo sala y alcoba con común y cocina general, los que se alquilaban á 5 rs. cada uno con los utensilios dotados á los de su clase, pero hoy se han cedido á vecinos del sitio.

Ca«a de Baños.

Las 9 habitaciones de primera clase de las Termas, cuestan 7 rs. y medio diarios cada una,

Page 38: La Isabela

— 38 — lieoen una sala y dos alcobas y los efectos si-guWntes: ., «Sillas. 1 Mesa., 2 Tablados, á Vidrieras. 1

Llave. 1 Velón. 1 Tenacilla. 1 Aguamanil. 1 Jo­faina ordinaria. I Plato. 1 Jarra ordinaria. 2 Ori­nales ordinarios. 1 Sillico. 1 Vaso. 1 Cántaro. 1 Escoba.

Las 22 habitaciones de segunda clase que tie­nen liUBs sulo una pieza y otras dus, cuestan cin­co rs. y medio diarios, y constan de los espre-sadus efeQtos pero con dos sillas y un tablado me^os.

En esta casa hay dos cocinas generales, igual­mente acondicionadas que las de la casa de oficios y cuartel de Guardias y para lus propios usos.

Valor de los efectos.

Como hemos ya dicho en otro lugar, el bañista qtí« alquile un cuarto del real patrimonio, recibe l>or inventario los efectos que le entrega el guar­da muebles obligándose á pagar los que se estra-viep ó inutilicen. Al dejar el cuarto, el espresado oficial se vuelve á hacer cargo de los efectos insi­nuados , ecsigiendo al inquilino el valor de lo que le falte ó haya desperfeccionado según la lista qfne ecsíste en cada cuarto, y cuando esto se ha verificado, le devuelve el documento de responsa­bilidad que dio al entrar en la habitación. A fin de que sepa el bañista lo que debe pagar por cada efecto , se halla en la lista de enseres designada el valor de cada uno y es como-se pone á continua-ciom

Page 39: La Isabela

— a s ­eada silla vale Ifc rs. Una mesa de pino ' 0 Cada tabla ó banquillo. . . . . . 8 Cada percha 8 Una hoja de cortina. . . . . . . 18 Una varilla. . 10 Cada vidrio 3 Una llave 7 Un velón grande . 40 Uno chico 26 El candil 4 Las despaviladeras 4 Una aguamanil 8 Una, jofaina fina 10 Una jofaina ordinaria S Una sopera. . . • 15 Una fuente grande 1^ Una media fuente 9 Uu plato fino ^ Una taza 1—^ Una jicara. 1—12 Una jarra fina 10 Un vaso 3 Una boteila 2 Chocolatera 1 Molinillo 1 Sillico 10 Orinal 3 Sartén grande 12 Id. pequeña 6 Paleta de guisar 2 Cazo de azófar *K Otrodeñetro ^

Page 40: La Isabela

- 4 0 -Cogedor id . 5 r Almirez 24 / — Aceitera . . . , . . , 5 Parrillas con sartén . 10 Tabla de picar. . , . . , . . 2 Uii taburete 5 Fuelles , 4 Trévedes. 5 Tenazas. . 4 Cántaro. , 2—17 Fspuerta. 1—17 Escoba 1

Parador.

Los que no quieran valerse de criados de nin­guna especie, ni de habitación del patrimonio, en particular hombres solos, pueden alojarse para conseguirlo en la posada, si hay habitación, en cuyo caso no pagan cuarto del patrimonio, y ajustarse en un tanto diario por toda la asís» tencia.

Hospital.

Para que se recojan los militares y los pobres de solemnidad que van á tomar los baños minera­les, ya conducidos á costa de la santa hermandad del Refugio de Madrid que destina una parte de sus caudales todos los años á tan piadoso servicio, ya al Je otras corporaciones filantrópicas 6 ya por si mismos pidiendo limosna, tiene el real patrimo­nio al occidente de laa Termas, un pequeño alber-

Page 41: La Isabela

— i l _ gue cuadrilátero con nueve ó diez cuartos d« uui! sola pieza, denominado el hospital. Si S. M. su­piese que en aquel gitio no tienen ni uu mal ger-' gon estos infelices donde descansar con alguna cOf • modidad, es de creer, en atención á su buen cora­zón, que niaodaria á su administrador del real Si­tio, amui-blase el hospital como cumple á su regio decoro, á su grandeza y á su natural magnidcenuia. Empero en el dia solo casa proporciona á los po­bres el real patrimonio en este albergue. Este pe­queño pabellón fué cuartel aales de destinarse á este uso.

Por cuaato se ha espuesto en este capitulo, se puede conocer la proporción que hay en este real Sitio, de vivir en Sociedad ó aislados según acomo­de á los bañistas , y la facilidad de que puedan concurrir á estos baños todas las clases para estar en ellos con arreglo á sus fortunas ó á lo quo pre­tendan gastar en el tiempo que tengan ó quieran permanecef en ellos.

Al concluir este capítulo, no podemos menos de recomendar al real patrimonio el establecimien­to de una bien provista y cómoda fonda café que podría situar á poca costa en la casa de oficios, casa de servidumbre detrás de palacio, ó en el cuartel de guardias. Esta fonda que debería alqui­lar por temporada en un buen canon, serviría de apeadero donde descansase el viagero á su llegada encontrando en ti acto cama si la pedia y el ali­mento ó refrescos que necesitase y no tenerse co­mo hoy que empezar á fatigar de nuevo, buscando al guardamuebles que le dé habitación si la hay ó andar meadigando, eu caso contrario, el favor de

Page 42: La Isabela

— 42 — los colonos para que le reciban interinamente, co­mo uos ha sucedido á nosotros en compañía de una sefiora título de Castilla., en el año 1842 , en qae tuvimos que albergarnos en las cocinas de pa-Jauio por cuatro dias seguidos , por no encontrar quien nos pudiese admitir.

La fonda por otro lado, teniendo arreglados los precios, podria establecer mt'fas redondas por ho­ras para comer y cenar, con lo que los bañistas que no llevan criados ó no los quisieran, hallarían este beneficio mas en tan bonito sitio , librándose de tener que lidiar con las cocineras de las co­cinas comunes que, por buenas que sean, siem­pre dan algún motivo de incomodidad , y la real administración podria cargar al fondista la res­ponsabilidad que hoy pesa sobre ella en este pun­to. Medite bien esta mejora el real patrimonio y estamos persuadidos de que la adoptará luego que se convenza , como no puede menos, de su utilidad y de que aumentará la afluencia de bañis' tas y de consiguiente los reales intereses.

A íin de que este establecimiento solo sirviese de apeadero y punto de espera de habitaciones cuando no las hubiese, la administración prohibiría alojarse eii él á los bañistas mas de una noche, ha­bí'udo habitaciones vacantes , concediendo solo este privilecio al fin de la temporada en que que­dan pocas familias y que para estar en sociedad sue­len irse reuniendo ea una ó dos manzanas para no estar aislada'.

En esta fonda cafe debería colocar la 'real ad­ministración , la mesa de villar que se estableció en 1835 que está en el dia sin uso alguno por no

Page 43: La Isabela

— w — haberla sabido beneficiar; unas cuantas mesas de juegos permitidos y un pequeño cuarto provisto de los periódicos principales, lo que estamos seguros produciría muy buenos resultados para los bañis­tas y para ios intereses deS. M.

En estos últimos años ha permitido la real administración que los jóvenes, á su óoáta, se reu­niesen para dar algunos bailes en una sala de la casa real servidumbre,, y en esta sociedad se ha dis­frutado diversión y placer en lo que cabe en tan corto lucal con una simple orquesta de guitarras y una mesita para jugar á los tres sietes los aficiona­dos. El, buen écsito de estas pequeñas reuniones, debe haber hecho conocer á la administración ^ la necesidad de un punto de reunión en el que se, proporcione alguna diversión , en que emplear ale­gremente las primeras horas de la noche durante la temporada.

El Sitio tuvo en un tiempo un pequeño pero bo­nito teatro que se hizo en 1835 con habitación para la compañía, cuyos restos aiin se conservan en el palacio, el cual nos dicen fué estropeado por los facciosos en la última guerra, si bien achacamos su deterioro á la desidia, y nos parece que si la real administración, le restableciese, lo que le costaría poco, aprovechando lo que aun ecsiste, podriaren­dirla algunos productos alquilándole á alguna de las muchas compañías dramáticas ó de otra clase de segundo orden, que salen á veranear, y al pro­pio tiempo tener los bañistas una diversión digna de un real Sitio y de la culta sociedad que en él se reúne en la época de baños.

Page 44: La Isabela

— i i -

CíPITdLO IV.

noHcHi^eloii aeJl Acal s i t i o , y BU or l sen é h l s -toHa.

La planicie artificial qiie ocupa el real Sitio de la Isabela y su casa de baños, está á la rivera h-qiiiera del rio Guadiela entrando desde Sacedon t{t|e la circunda, formando una especie de penínsu­la de N. á S. y rudfaiia por todos lado» de elevados montes. Los cerros situados al S. E. son los confi-iies de la provincia de Guadalajara de cuya capital dista nueve leguas, y los demás al setenlrion los de la provincia de Cuenca cuya ciudad está á diez le­guas de distancia.

Rodean á la Isabela, á cosa de una legua de distancia, fas vill?s de ( oreóles, Pby'os, Aleohwia-te, Cahabtrudas y Villalva con cuyos términos linda él suyo , distando dos leguas de la villa de Alcacer y dos de la de Sacedon que es la cabeza de STi partido; está á cinco leguas de la ciudad de Muete.

Su situación en medio de elevados montes , y su terreno calizo y lleno de plantas odoríferas que embalsaman el aire que se respira, hace que el cli­ma sea siiniamoiite sano , sus aires muy puros y qire generalmente esté la atmósfera apacible y se­rena, y si es cierto que algunos días suele levantar­se un viento fuerte, no es tan molesto como el de

Page 45: La Isabela

— 43.-^ otras partes y dura pocas horas. Las tormentas no son mv\y frecuentes, y la misRia altura de los mon­tes cercanos, pouen al Sitio, al abrigo de las ecsa^ liciones. .

El terreno de la Isabela produce granos, le­gumbres y hortalizas , pero todo manifiesta que es mejor para el plantío de viñas y olivos á loque in­dudablemente le di'dicarán los habitantes, cnando dejen de ser colonos y puedan legar á sns hijos eu herencia, como . bienes propios, el fruto de sns trabajos. El tértnino consta de mil doscientas ochenta fanegas diez celemines y tres cuartiílos de tierra, distribuidas en esta forma : SO fanegas . 6 celemines, y un cuartillo de primera suerte; 1^9 fanegas y 6 celemines de segunda, y 401 fanega*, 10 celemines y 2 cuartillos de tercera. De este ter­reno.las S20 fanegas están de monte y las demás, á escepcion dé unas 3 fanegas que están de viñe­do, se siembran generalmente de trigo, cebada, avena, almortas , y alazor, pero sus cereales soa flojos y d« muy mediana calidad.

Dice un naturalista , que on las inmediaciones de este Sitio se han hallado diversas clases de cuacr 2os, pondingas, petrosílice, dÍ3Si>ero, calcedonias impuras , tierfa silícea , pií-dra asperón ó de amo­lar , ócsioQ de hierro , areua silícea, líjargas y pie­dras cristalizadas como la de lus lluinudo; dianiaiir les de S. Isidro. ,

Como decimos en el cajiitulo siguiente , al de­seo de la virtuosísima reinadohnlsabíl Je. Braganr za se debió el que Fernando Vil mandase hac?i cs*-t,i bonita población , que no tuvo el gusto aiinella malograda señora de ver concluida. Un arquitecto

Page 46: La Isabela

~ 4 6 ~ fíe cámara fué el encargado por S. M, de hacer IHS obras de este nueru real sitio, ciiyáá'doacalltís, ffjrfnadas por 26 manzanas cuadradas pintadas de Wanco y las puertas y ventanas de verde todas de igual tamaño, son anchas, espaciosals J tiradas á eordef.

El real palacio se halla a? oriente defa pob/a-cion al fin de la calle de Fernando Vil que es la que sigue al camino real desde la entrada del Si­tio : es la única manzana qtre tiene dos altos y co­ge el terreno de dos manzai^as unidas y la calle es­presada qüc las atravíVsa, tiene 89 paso» de longi­tud, y 57 de latitud. La entrada priricipa'l freíite á la eminekóa calle, se halla al occidente, en cuya fachada tiene 13 balcones y 12 ventianás , siendo el balcoín de enmedio dé todo el anchó.d^e la pijer-ta sobre que estriba. Al norte tiene nueve b8.\&i(\e& y nueve tentanas, los mismos liireuos' al medio dja y s) oriente lo? propios que ai ponrieníe, con ana pnerta en el centro que se comunica eti línea recta con la principal. Sobre los íii;;ulo9 defa fachada principal, hay dos torrooncillys rebajados con un hueco á'Cada fachada del ángulo este^ior. Este real .Mcázarde buenos sillares en la paite inferior y de perfecta fábrica de ladrillo en todió lo demás, 68 rie sencilla pero elegante construcción. Se halla desalojado enteramente no habiendo sido todavía morada de los reyps ni de persona alguna de dis­tinción, y sirve solo al patrimonio para guanlar los frutos que recoge en la* posesiones realeís del pais. En \rsta de que solo sirve hoy de adorno, y aten­diendo á la escasez de habilacioursquestteíe babt?r en lo recio de la temporada de baños, nos parecería

Page 47: La Isabela

— w — muy acertado se aconsejaiie á S. M. se trasladase á este palacio la administración , la intervención y demás oficinas del real patrimonio; la dirección £a-cultativa , la botica y aun la iglesia.

En cualquiera de las bandas de este edificio, podría á poca costa , hacerse un,templo raas deco­roso que la mezquina y miserable parroquia que hoy tiene el Sitio en ia manzana k , ó sea casa de oficios, en donde $e colocó interinamente, mientras se construia la iglesia que mandó ha­cer el rey, y que no llegó á empezarse, en el terreno denominado hoy plaza de la Constitución. Habitando el digno párroo y los empleados del real patrimonio con sus oficinas el palacio, se lo­grarían dos cosas importantes, la unaque las man­zanas que estas ocupan quedarían para bañistas y no habría tantos apuros para las habitaciones en la temporada, y la otra que de este modo se cuidarla mejor del edificio, apesar que no está descuidado, y no serviría como hoy , solo de albergue á los pá­jaros del bosque y á los insectos. Esta disposición no obstaba para que S. M. en cuso Je ir alguna vez al Sitio , la hallase desocupada si era preciso , por­que esto se hace en poco tiem|io , si bien con al~ gunas entradas mas que se practicasen en lo este-lior á la planta baja, podia qutdur independiente de iglesia y oficinas la parte del piso principal para la regia morada.

Ademas de las 18 manzanas cuadradas de cien pies castellanos de línea por cada lado, que se construyeron para los colonos y bañistas, y cuya distribución de haliitaciunes dejamos diciía en el capitulo anterior, con respeto á las de los últimos,

Page 48: La Isabela

- .48 — se constriíyó nrt cuartel deguardias de corpa, otr(js ík» de caballería é infantería , una casa de oficios y otra para la real servidumbre que son las man­zanas mas proxim.19 ai palacio, y mayores que las demás. También se construyó una posada, que es )a primera manzana á la izquierda , entrando en el sitio , la cual no pertenece al real patrimoDÍo por haberla costeado un particular, siendo el único ve­cino que puede alojar viajeros sin pagar al patri-nionio estancia ni habitación. Once de las manza­nas, cuya mayor parte están al norte de la pobla­ción, son las-ocupadas por los colonos , las cuales tienen una habitación compuesta de portal, sala con su alcoba, otra alcoba ó sala al lado opuesto, gran cocina, cuarto enfrente, un patio 6 corral con su.cobertizo á la mitad, cuadra, pajar, cáma­ras para lo» granos, y sus cuevas ó bodegas algunas.

, Las manzanas de lo* bañistas divididas en 8 habitaciones cada una, 4 de primera ciase y 4 de segunda, cuya descripción leñemos hecha , tienen 4 portilles que so cruzan y reúnen en im patio ge­nera!, es paiioso y bien eini)eili'odo, al que din las venlanas de las cocinas. Estus portales que por la -buena posición de las manzanas, abiertas todas las pneifas de una linea, parece una larga y no inter­rumpida galería, es regularmente el punto de reu­nión tie los vecinos, parlicularniente de los dos que tienen sus habitaciones en el mismo portal que son una de primera y otrar de segunda clasa. Cada niiinzana tiene á ciula una de sus 4 fachadas, 7 huecos de IdS que el uno es la puerta del portal, situada en medio de las O ventanas que son bajas, y ?iii rejas.

Page 49: La Isabela

Frente de la manzana segunda á la ¡irquierd», en la calle de Fernando VII, entre esta y la llanta-da de la Fuente, en la que se halla la casa de la Administración del real patrimonio , y en terre­no igual al que ocupa una manzana, está la pla­za Mayor, y en ella hay una bonita glorieta de árboles y arbustos , con cómodos asientos de pie­dra, al rededor de una sencilla pero esbelta fuente, sobre la que descuella la estatua de la Victoria hc> cha de mediano arte en mármol de Carrara. En este ameno sitio se pasea por algunos al anoche­cer en los dias calorosos, y muy parlicularment? por los que habitan las manzanas cercanas. É) agya de la fuente es bastante gruesa á la par que a|i|ndante, y se usa solo para fregar y otros usos Ojs^ésticos.

Á la parte norte de la manzana de la adminisi-tr jcion , entre las calles de la Cárcel y de la Igle-siaí, ¡IQ halla la plaza de la Constitución , que es iiin espacio cuadrado de terreno como el de la glo-Tlíba ó' (daza Mayor, el cual está plantado de Át~ boiék loyjliando calles, y entre ellos hay bancos hécl¿o8 d4 las piedras sacadas de un templete ro­mano hallado á poca distancia á orillas del rio, del que h|iblMÍ^os en el capítulo Vil.

AI Oqitnie de la población, se construyeron unas heiTerll|« que en ISk^i se han derribado, porque ademas de ser inútiles, estaban á la mali­cia, hallándose boy situadas aquellas á la salida d<e la calle de (a Heina frente á las heras, en un pa­bellón construido ál efecto.

Al occidente hay dos pabellones, en los qut están , en el mayor cerca del parador ó posada, U

Page 50: La Isabela

— 5 0 -t'rnrla de fsppíciía, la taberna y la carnecer/a, y íil \¡ (lo vn el otro, el horno de cocer el pan de que .'(> sirven indus Ins colonos. El matadero se halla ciTta del rio casi frente al hospital, y la cárcel en la ralle de su noinlire, manzana, niím. 7.

La iglesia, simada en la casa de oficios, calle rfe es(e nombre, es un salón de todo el largo de la manzana, anf osto á proporción y sumamente bajo de techo, y en ella se adora en un pequeño altar á S. Antonio i airón del sitio- El campo San­to está á la deret ha del camino de Coreóles, es decir, al nnrlc del bitio , y á la entrada de este por el camino de Sacedon , se encuentra el tejar y alfar de que se proveen los colonos.

Al sur de la población , y cortado por nn an­cho paseo de elevados álanioí que baj.i á las ler-iri.ts, se halla un boi que arlíficial con multitud de calles combinadas con gracia y simeln'a, cuyos ruárteles forman |)intorestos jardines, viéndose á la derecha de ellos, con la entrada por una espa­ciosa pl3zol( ta circuliir, otras dos plazas espacia-^;^s, en la.i que hay en la primera una sencilla'pe-ro ehfraiile fuente de piedra que teiraina en una lonitala/a, y en la segunda que es mas baja, í trs i'e piedra berroqueña, pero el agua que pru-ili cíu, si bien muy abundante, es tan go.rda co­ntó la del Sitio. 1.a |)rimera ^fuente llamada de l.>-Ai)Ki, I I , se construyó en 1834 en su obsequio; y la segunda , denominada de FER!IÍAI<IDO VII, se liizo en 1819. como lo indica su inscripción. Asientos de piedra de trecho en trecho, convidan al descanso á los que pasean por estas frondosas álarntdas, qie por su altura impiJen al sul el

Page 51: La Isabela

— 51 — abrasar con sas rajos al que se dirige i disfrutar de su frescura.

Hállase á la tzqnierda de la entrada del sitiA, otra abundante fuente de agua gorda para las ca-* balleriais, y á pocos pasos la entrada de nn Loiiit» paseo con cómodos asientos , al que se llama 5a> Ion det Prado 6 paseo de Isabel U. En este pa­seo , (tiie está al occidente de la población , co­giéndola toda por este lado, se ve al medio la en­trada de los jardines reales y de la hnerta del pa­trimonio , la cual en toda su estension , que es bastante, se halla cercada de empalizada ó verja de madera pintada de verde por la part»: del cani­no de Sacedon y del Salun del Prado , y «le tapias por los otros dos lados. Como nna tercera parte de esta huerta, abundantísima de aguas , y que tiene por lo tanto cuatro grandes estanques y va­rias fnenlecillas, está deslhiada á jardines; e.4o« son sencillos , pero variados y bien ordenados, y terminan con un intrincado y cnrioso laberinto en el que se ven aparadores y cenadores para des­cansar. Toda la posesión es sumamente pintores­ca « particularmente i su fmal que se escalona por los cerros, y está llena de vides, parras y árboles frutales. La parte ttorte de esta huerta en casi tu­da su longitud , esli setnbrada de almendros dul­ces, de suerte qne forma un copioso airnendral que ptodnce muy rico y sazonado fruto. El salón y los jardines y huerta espresada, que está abierta bástala anochecer, es el paseo de tono por la tarde.

Las calles de la Isabela que son 1^ y todas ti­radas á cordel, se denominau por su orden : de Jardint*, de Fernando Vil, de la Ftitnt* , de la

Page 52: La Isabela

— 52 — Cárcel, de la Jgletia , de Labradortí, del Horno, \a Mayor, de \i Reina, calle Beal, de los Cuarte­te* y de las Herrería* , si bien de esta solo queda la cera izquierda , pQr haberse demolido aquellas como llevamos dicho.

Delante de la primera manzana, al occidente, hay una pequeSa plazoleta formada de arbustos y arboles con asientos de piedra , la cual dá entrada ala calle de los Jardines.

Las heras de jos colonos se hallan á la handá norte del Sitio , y es uno de los paseos más diver­tidos á la par que sano, en particular al anoche­cer , que pueden darse durante la recolección.

También tiene el sitio un pozo para nieve; pe-ro se halla en desuso , y esto es sensible , porque es^sea mocho la nieve para la botillería que hay en la temporada, en que la tiene que conducir con mucha merma desde Brihuega que dista ocho legua;, y esto es causa de que se carezca de he-, lados en la estación. Con solo el coste de unos 500 reales podría llenarse en tiempo de nieves este po­zo, de que podría sacar en el verano la administra­ción un buen producto , y hacer que fuesen mas baratas las bebidas.

Apesar de lo que algunos dicen sobre la utili­dad ó perjuicio de los árboles en las poblaciones, nosotros que estamos por lo printero, desearíamos se embelleriesen las rectas y espaciosas calles de k, Isabela con dos hileras de árboles uita ¿ cada lado, á fin de que pudiesen a;.ravesarla8 los bañis­tas á la sombra, en los dias de gran calor con mas comodidad que hoy, pues como las manzarias aoa sumamenta bajas , solo hacen sombra á las

Page 53: La Isabela

- 5 3 -horas en que los rayos del sol no se hacen sentit en toda su fuerza. Esta importante mejora costa­ría muy poco al real patrimonio, teniendo planta­ciones preparadas para los bosques y las que podría aumentar con este motivo. Tampoco estaría de liías algún que otro farol de reverbero en el centro de la población y la bajada i la casa de baños, para que en las noches oscuras se fuese por estos si­tios con mas desembarazo y sin el peligro de una caída perjudicial á pesar de su llanura y aseo. La baratura del aceite en la Alcarria, no perjudi­caría los intereses de S. M. y mucho menos cuan­do para esta y otras importantes mejeras que pro­ponemos , podria subirse un poco el arrendamien­to de las habitaciones superiores y de primera cla­se que son sumamente baratas á proporción dé las comodidades que proporcionan.

Si el boticario del Real Sitio estuviese mejor dotado , particularmente durante la temporada, podria mejorar su surtidísima botica, haciendo en su habitación una oficina mas decorosa que la que tiene hoy , y como la que en otros anos había, y en esto debía pensar seriamente la administración, pues no sirveen estos establecimientos la bondad y abundancia del género, y la suficiencia recono­cida del que boy le sirve, sino que es preciso que á todo esto corresponda la oficina, pues el enfer­mo que , como todo humano, se para por desgra­cia cu las apariencias mas que debiera, no conci­be cómo sea bueno un género «n un estableci­miento tan mezquino, y sin forma de botica , co» mo el que hoy tiene el Sitio.

Juzgamos de ^uma utilidad y aun iieeesariOj

Page 54: La Isabela

~ 5 4 -— «#•• —

el que por el real patrimonio se cediese al botica-leZ \nT^ ' ' "•"' '"'í.' "" donde, ,m¡liánd«w LTn I ""5«««"°..pudiese ir haciendo unp».

plantas medicuiales de primera necesidad. v esta «ÍITn'r'^ "!.'J*J'*, "° P*"'"» ""«""s de redundar en benéfico de la humanidad doliente , de losTo-ftn..s por la rebaja de los precios de la medicina quL sena su consecuencia, y hasta de los demás v^sl^fÜfif"/ recreo que les proporcíonaria la visia (le este nuevo jardm.

Notando el nuevo médico-director en los do* Z'T- ^'r^ t ^""''««' «I-'" ademas do esta? ma a hajad.i d hospital destinado á los los pobres de solemnidad y á los militares hasta la cLe do sargentos, se les escaseaba los baños calientes cuando os necesitaban , se puso de acuerdo coa u aclual admmistrador . y hoy se les dá este so­corro siempre que se les receta por el facultativo, cuya providencia es digna de elogio por parte dí a administración , que inferprefando justamenta M k y '"'*'" corazón de la rein.i, ha prefe­

rido hacer este importante servicio público, al va­lor que podrían tener unas cuantas arrobas de lefia, que pudieran ahorrarse.

No contento con esto el espresado seilor direc­tor, y viendo que los pobres que acudían á los baños |eniaii que pedir limosna publicamente para vivir «os días que permanecían en el Sitio, nos reunió el «no pajado un día en su casa , y logró formar una junla de beneficenciu presidida por el digno y vir­tuoso párroco del Sitio, la cual demandando li-raosna para los. pobres á todos los bañistas acomo-

Page 55: La Isabela

- 5 5 — dados que habia y que llegaban , logró sac^r una cantidad capaz para dar á cada pobre iioa buona ración diaria dislributda por el espresado páiroco.

Las señoras bañistas que, »] propii) tiempo que el director, tuvieron este feliz pensamientK , se reunieron en junta presidida por la g (Mtiasii y filan­trópica marquesa de Yalgornera, á 11 que se reu­nieron las dt-nias señoras de elevidas clases que habia, y pidiendo en la iglesia y capilla á las horas de misa y en los paseus m is freciieiitados , logra-'-ron acrecentar estraordinai¡amenté los fondos de beneficencia para el indicado objeto , auint-nláiido-se ra33 , con 11 rifa de un bonito bdsillo , beclio j>or la espresada marquesa, que habiendo tenido la suerte de que nos tocase, le ^plvimos áhacer ri-Ur, y con olro-i objetos que so rifüron, cosa que al paso qup reportó un bien positivo á los pobres, nos divirtió muchos ratos.

Si bien el respetable pirroco y nuestro amiio' el director harán, como nos promelie:on, que esto se siga practicando todos los años, y que el real patrimonio cíia'lyuve en nombre de S, M. á tan li-bntrópiKa costumbre, suplicamos á los bañi:tas y demás personas que vayan al Sitio , hagnn por su jiarte cuamo puedm para mantener y completar nuestra eiii|>e/,ída obra.

En la pla/a Mayor sobre la casa de la adminis­tración, hay un buen cuadrante silar que señ-ila las horas con esactitud ; y uu lelox en la casa de baños que se halla descompui'-lo y que debería si­tuarse en la poUlaci.in, pues la atmósfera en qiie está eoiocailo le perjudica , y es la causa de que nunca ha va atidadu bien.

Page 56: La Isabela

- 5 6 -. Ei real patrimonio tiene para el gobierno y cui­dado del real Sitio , un administrador, un conta­dor interventor, un cura párroco , un médico por separado del director de los baños, un cirujano, un boticario, un portero de la administración , un sacristán y maestro de escuela, una maestra de ni ñas, un guarda muebles, un guarda capataz de la casa de baños , dos guarda busques y un jardinero

' y hortelano. Ademas en la temporada de baños tiei De dos bañeros y una baiiera.

Sí bien creemos que los espresados empleados son los necesarios para la administración y cuida-: do de los intereses de 9. M., nos parece que las do­taciones del administrador y del interventor, que son los gefes superiores, son mny cortas en aten­ción á la importancia de su encargo, y á que sien-r do cometidos generalmente á personas de algún saber y categoría en las oficinas del patrimonio, tienen que vivir siempre en aquel despoblado de­sierto , puesto que tal puede considerarse la Isabcr ia los ocho meses del año fuera de la temporada de baños. Creemos que si se enterase á S. M. de esto, no permitirla que la representasen on su real Sitio empleados con tan miserable dotación en tan elevadas categoi fas, y mandaría pagarles cual corresponde á su real grandeza.

Una de las cosas que, en nuestro concepto, hacen que haya en el real Sitio algimos defectos y faltas que no debían ecsistir, y que no se hagan progresi-gamente las mejoras que reclama la marcha civi­lizadora del presente siglo , es la continua varia­ción de administradores é interventores que ha habido hasta el día, tal vez porque I4 corta Iota-

Page 57: La Isabela

— 5 7 -cion les lia obligado á mejorar de fortuna y vivir en un mundo mas animado, pues estamos persua­didos de que por muy desidiosos que fueran estos empleados, si se perpetuasen en sus bien dotados destinos, ellos buscarían arbitrios que, sin gravar Ips intereses de S. M. antes aumentándolos, les produgesen para ir mejorando algunas cosas que dependen de ellos por estar en sus atribuciones, y que les ceban en cara todos los años los bañis­tas. El término de la Isabela tan pequeño como es, ofrece grandes recursos para el que sepa espío» tartos, y el destino de administrador en buena ar-r monia con el director de los baños , es capaz por si solo, con un poco de chispa natural, de aumentar los caudales del real patrimonio á gusto de los colo­nos que tiene á sus órdenes y aun al de lus bañistas.

La historia de la Isabela data desde 1817 en que la inmortal y virtuosa reina doña Jtabel d» Braganza aconsejó al rey su esposo le fundase co­mo se espresa en el capitulo sesto. Solo diremos aquí, que la obra se empezó por las seis manzanas de que se compone la plaza, embelleciéndola con la fuente y una calle de árboles al rededor. Este fué el primitivo sitio de la Isabela, pues paralizada la obra, quedó asi hasta el año de iSik en el mes de octubre, año en que se volvió á seguir egecu^ tándose el puente de piedra sobre el Guadiela, diez y ocho manzanas de casas, cuatro cuarteles . ca­sa de servidumbre y el real palacio. Terminadas las obras, se dio en 23 de enero de 1826 una real orden por la que se dio á la Isabela el título de real Sitio, concediéndole iguales prerrogativas que 4 Ips demás.

Page 58: La Isabela

— 3 8 -En 11 de junio de 1831 se colocó sobre la (\ién-

tede la plaza Mayor, la bellfsima estatua de la Vklo-ria que estaba en el Museo del Prado de Madrid, la cual es de un limpio marmol blanco. En este mismo año se abovedaron los baños y el mineral, se construyó la estufa y baño caliente para dar los baños á los grados que necesiten los enfermos , se rediíicó, dividió y aseó el hospital, y se plantearon los jardines reales y la huerta que liemos descrito, que es la que surte de verduras al Sitio, y la cunl se dedicó á la reina madre doña Maña CrUtinade Borbon, plantándose mas de mil árboles de varias frutas, que riegan sus cuatro estaques.

Como acertadamente dijo don Santiago Vela, docto maestro de primeras letras de la Isabela, en un artículo y plano litografiado del real Sitio que publicó en 1838 , siendo el primer autor que le describe, estos baños se han denominado falsa­mente de Sac^rfo», siendo asi que jamás le han per­tenecido , porque la jurisdicción eclesiásticajr tér­mino de ejloi fué siempre de la parroo^tf^ Ca-ñaveruelas á la que pertenecía, p ^ s B ^ ^ r si( anejo, razón perla que de tiempo-imWniorial , los curas del espresado pueljfc» han cobrado y percitii-do los diezmos , según c )iista del archivo de la me­sa episcopal deja ciiidíid de Cüencíi.

La jurisfitóion y el suelo que hoy ocupa el Si­tio, que fué la a?!¿w baja llamada de lis Pozas con relarion á los baños, fué do lacindad <le Hue­le. En seli'-mbre de lo^á. dio el rey Feli|>e II,esta dehesa , á la vi|la <le Cañaveruelas porque esta le sirvió en ocho mil ducados, mandándola amo­jonar don Siniou Castaño en cumplimiento de-la»

Page 59: La Isabela

— 59 — órdenes de S. M. Alegando mejor derecho Hítete, por no haber sido citada en tiempo, puso demanda ante el consejo de Castilla en 1G13, mas en virtud de los gastos que se causaban á las dos partes, hi­cieron ambas poblaciones en enero de 1615 un* concordia en la que siguieron hasta que dicha ciu­dad la cedió áS . M. en 1817 en que se empezó á hacer la nueva población.

£1 rey, luego que se halló la población en dispo­sición, hizo dividir el término de la antigua dehesa en 30 colonias que dio i otros tantos labradores, para que bajo la inspección de su administrador, las cultivasen en su propio provecho. (1)

(1) El que desee conocer el terreno y disposición del ceil Sitio, puede consultar el perfecto plano que formó j publicó en litografía don Santiago Vela, profesor de la real escuela de priiueras letras, que fué de la Isabela, el cual se vende rn esta población j en Madrid en la litografía do nuestro buen amigo el artista don José Aragón.

Page 60: La Isabela

— 6 0 ^

CAPITIIO ? .

DcaeripelvB de laa Terinaa 4e • • iMikela.

La real casa de baños, se halla al sur de la po­blación á unos trescientos pasos del Sitio, del que se baja por un suavísimo descenso en cuyo camino apenas penetra el sol por lo copudo y alto de sus élamos , siendo este camino la calle principal que atraviesa el bosque y alamedas del Sitio. La casa, que dista treinta pasos al nordeste á lo mas del rio, está en una espaciosa plazuela formada por los ár-boles del bosque que terminan en ella sus calles, y para comodidad de los bañistas , tiene al rededor cómodos asientos de piedra. Delante de la casa, á la salida del camino del Sitio, hay una capiílita cuadrilátera de fábrica sencilla, dedicada á S- An­tonio de Padiia patrón de la población y de los ba­ños cuya efigie es de bastante buena escultura. En esta capíllila fabricada á espens9s del infante don Antonio én 1803, se dice mjsa todos los do­mingos por up capellán encargado de este servicio.

A la izquierda de los baños bajando , hay una espaciosa calle de árboles que termina en una pla­zoleta en que se halla el puente de piedra de dos ojos, el cual está cortado y concluido de madera

Page 61: La Isabela

—61 — por el ojo cortado (1). En este paseo i la derecha hay un gran corral con buena cuadra.

La casa de los baños que es de dos pisos, es de piedra áspera en sus cimientos y de ladrillo lo demás y forma un cuadrilátero en su línea esterior, teniendo á la es|)alda un palio de casi todo su lar­go 7 estrecho, en cuyo centro se hallan, en otro cuadrilátero menor, dos grandes cocinas genera­les para las habitaciones de la casa, y también los comunes Las entradas son dos por la facha­da principal y dos por la espalda. El manantial que en una hora mana 1088 pies cúbicos de agua, que son 2012 arrobas , se halla ocupando el cen­tro de la casa y forma un estanque cuadrilátero de piedra de asperón de 17 píes de largo, 12 de an­cho y 5 de profundidad con un ándito al rededor con su barandilla de hierro; en este estanque ó de­pósito que se cubrió en 1827, se hallan los con­ductos, álos lados, que proveen de agua á ios ba­ños y se vé claramente salir el agua del manantial por él pavimento, formando globulillos que salen i la superficie como si fuera una ol'a puesta al fue­go , cuya agua hierve.

Al oriente y occidente del depósito ó manan­tial, hay dos patios al que dan las puertas y ven-lanas de las hubitaciones, con pilastras de piedra asperón formando claustro ó su|>ortAÍes que sostie­nen iguales galerías altas. En «¡jtos [lalios en el

(1) Este puente «e construyó ctn lis piedras de la •ntigua iglesia de Sautaver en 1821.

Page 62: La Isabela

c«ntro se hallan los registros por lus qae »e<rnfta el agua de los baños y en el de oriente está la sala de espera á la entrada del baño üamado del rey, que es mayor y mas claro que los demás y en el cual hay una salita runa alcoba.

Alrededor del manantiaMiay 13 baños (contan­do con el del rey y los dos de los pobres) los cua­les consisten en una pieza abovedada cada uno coa cortísima luz, y en los que solo hay una espe­cie de banco de fábrica para sentarse y desnudar­se, una larimilla , un ruedo y unas perchas para rolgar la ropa, enseres muy mezquinos y que se de­biera aumentar por decoro el patrimonio, ponien­do estos cuartos, sino con lujo, al menos con los muebles necesarios como son an espejito, una me­sa y algunas sillas. El baño está en estos cuarto» á bastante profundidad, y se baja á él por ana gra^ da de seis á siete escalunes, quedando, el que se baña, romo metido en un sepulcio pues el o^cnfo color de las piedras y la poca luz qoe dá una ven­tanilla de malisinios vidrios colocada sobre la tos(ia puerta de entrada, dá al baño un aspecto tan tris ' te y sombrío que hace entren en éi con algunif re­pugnancia y hasta disgusto, los que lo hacen por primera vez, si bien después, al ver la bondad io las aguas, lo egenutan con deseo y placer. El ba­ñista se dáá sí mismo la cantidad de agua que gus­ta por medio de ana llave de bronce que htry af efecto, pero no está á su arbitrio vt desaguarle sí quiere, porque esto se hace por el registro, aun < uando él no lo desee, pasando la hora que se le dá , para lo cual »c le avisa por el bañero nn coar­to de hora antes. A fin de podorsu manejar con

Page 63: La Isabela

— c a ­mas facilidad el bañista, tiene cada bauo una cuerda pendlrnle de una tosca viga que atraviesa la bóveda del baSo, y para llamar á los bañeros, una cuerda de campanilla que suena en la sala de recibo. Loá baños son de tal magnitud, que pueden bañarse 4 ó 5 personas con comodidad. Al hablar de la sala de recibo, no podemos menos de decir que está alajada solo por un relóx de péndola y unas malas sillas con una mesilla de no mejor ca­lidad, y que lodo desdice de loque debiera ser en unos baños tan conocidos, mácsime perteneciendo al real patrimonio, en que lodo debe correspon­der al esplendor, dignidad y magnificencia de su augusto dueño.

Al sur de la casa, con entrada por el corral en que están las cocinas, se bailan hs Pitcinas 6 sean los dos baños destinados á los militares y po­bres enfermos, los cuales, si bien mayores que los demás, parecen dos oscuros y lóbregos calabo­zos por la falta de luz y suciedad de hus muros, lo que consiste cu la clase do piedra deque isláu construidos y en su antigüedad.

Al lado del baño núm. 3 , que es el destinado para lomar los baños calientes, hay una pieza con í>u caldera y rslufa nara calentar el agua á los gra­dos que mande el director, y en esta clase de ba­ños, como en todas , tieiten los bañeros el deber de prestar á los enfermos los aosiiios que tes mnn-den peculiares al baño y á su perdona dentro de él.

A la izquierda de la puerta principal del patio de la derecha y á su entrada, se halla una pieica casi oscura dil lodo , en la que está la fuente que

Page 64: La Isabela

— B í ­sale del lAanantiat para que se beban sns agua-i, te­niendo qae bajarse cuatro ó cinco escalones para co^ ger el agua que sale por medio de una llave, y co­mo no haya allí, como debiera, tm comisionado coii buenos vasos para servir á los qtie van á beber, el que debia estar al menos á las horas de mayor ailuencia , tienen los bañistas que llevar consigo vasija al efecto, ó pedir un vaso á los bañeros^ Aconsejamos á los bañistas, que si pueden, beban el agua dentro del mismo manantial, pues ade­mas de que el agua está allí á mas grados y sin evaporarse, tiene de consiguiente mayor virtud; pero si hace viento , les encargamos se hagan dar el agua á su puerta y no entren en él, porque á pocos miníjtos que se esté dentro, ó á una sola vuelta que se dé á su ándito, se rompe á sudar eslraordinariamente; tan alta y sofocante es la teniperalura del depósito.

Habiendo ya hablado en el capítulo 3 de la cla-> se y número de habitaciones que hay en estas reales termas , solo diremos que convendría que el real patrimonio dispusiese algunas de las baja'*, de modo que pudiesen servir de una buena enfer-jriería para casos que pueden ocurrir al salir del baño, pues si bien es cierto que hay una silla de mai:09 j-ara subir al Sitio á ios que se imposibilitan de hacerlo por s(, no hay una camilla cómoda pa­ra acudir á una postración repentina , ni en mu­chos casos convier»e é la existencia del. enfermo el llevarle tan li>jus á suministrar aquellos prontos remedios que exige el arte, para arrebatarle instan­táneamente á la muerte.

Muchos años hace que se trata de mejorar es-

Page 65: La Isabela

— e s ­tas termas, construyendo una casa capaz de con-, tener el número de baños que puede sustentar es­te copiosísinio manantial, que corresponda en sus comodidades á lo que exige la ilusiracion del si­glo y la doliente humanidad, y á la magestad de una Reina Constitucional, pero apegar de haberse hecho' planos al efecto , y de haber el año pasado amontonado el patríOionío al lado del actual esta-; bleJcimiento nna porción de madera de Cuenca, aun vemos lejana la temporada, si es que ba de llegar, «n que se halle realizado un pensamiento que aumentará los intereses de S. M. estraordina-. riameute. Ojalá que nos engañemos, fqimel nue­vo arquitecto de los renles Sitios, nuestro amigo el inteligentísimo don Juan Pedro Ay«gui le Meve a c a b o . ' ' ' ' • ,••.:•';. ;,•.•,; ;•; -,'.,

También nos parece debiera el patrimonio te--ner ün fontanero que dirigiera bien Isa aguas, du-, rante la temporada , y que embe(aitára,l9s,quebrar, duras de las piedras de los baños, á fin í e evitar de.que por falta de arte é biteügimcia de los ba­ñeros , se vaya el mineral, f^t muchsa partes co­mo hoj' sucede, y creemos <| e nt>^taria demás, si llega un dia ^ ^le se haga la r n ^ l a casa, el que se dotase Con ttna plaza de font«)iié|ro.

Los baños se ^ v e n por dos b Q rfis y una ba­ñera, los cuales disfrutan seis remé, diarios du­rante la temporada , yestos esttftríífes órdenes de un alcaide ó capaz qiie tiene sie^táales diarios de sueldo. 'C'"^'

Cada baño le cuesta al bañistá^átro reales, y no puede recibirle sin presentar^ al capataz es-presado una papileia impri&SA'dé-habef ttgsfdb di-

5

Page 66: La Isabela

— 66 — cha cantidad en la administración, en cuyo caso aquel funcionario apunta en la papeleta impresa en que el director dice los baños para que le au­toriza , los que se vá dando conforme á las papele­tas presentadas. Para los que no necesitan los ba­ños termales, y se hallan en el Sitio, ya acompa» ñando, ja por diversión, y deseen tomar baños fríos, hay en la orilla del Guadiela, á poca distan-cía del desagüe de las termas y per el lado opuesto, dos buenos baños, tino para hombres y otro para mugeres, hechos de madera sobre el rio, en los que se paga dos reales por persona. Gomo muchas veces sean insuficientes los dos baños para los que desean bañarse de este modo , nos parece que la administración debiera aumentar su número , ha­ciéndolos al propio tiempo mas seguros y decoro­sos para llamar la atención de los bañistas, y mo­verlos á recrearse con mas frecuencia en las tem­pladas aguas del Guadiela.

»LAMO P B UNA. VANZAKA DE BAÑISTAS.

Page 67: La Isabela

•67 —

CATlItCO Tr.

OviCaii é Ma«atrto de Ú M ternHM | ««Allal» dto M I « •gama., T ctfflM>iite4«d«« yant 4«« «« apUcMi*

£1 «irigein d« eAto9 baflos , á los qüí dá el val^ gei, hace muchos affios, «! nombre de Baños' de Scf ' «fáe¡»-, es tan oscwro, tjutí solo hieierüft de él< cott-jsturas los autores , y como do tengaiMs irotieias inasi ciertas que ks ^ue estos nos dejaron, cita-remes le qoe con referenci» i los mas antiguos, dteert los modernos que han escrito sobre esté paf" ticular.

Por lo qiíe respeta aí aníígno edificio , dicen Infante y Barcarcel en su Teatro'dé la Saiud im­preso en 16'Í6; *L«i# artUgiios' c»P(farbn estas ago^s en un castfflejí» d caja euddfáda. S<i obra, al par«eer rtítnana, es una fortificíicion sillar en los ciBÍíieiItos y en la» esquinas de la* paredes que subea de Aaínpostería t eú k« ángulos y por den-Iroy |*rii«nieoen cuatro pilastras cstadradas me­dio embebidas que hacen labor ochiavada, y de STIS' movimientos se viene á reooníócér la cúpula baja con que fueron cubiertas. Andfese por encima; dle la sillería «oh anchura de cnalro pies'; las pafédes son de tres ,• y asi es de siete el grueso de la caja. En eí viento norte y mcriiodiá se cuentan 28 , y; ni en el oíreiital 2a , y t-odo esfera bajando liaíta

Page 68: La Isabela

- 6 8 -el suelo con cinco gradas sillares de un pie en eua-dro. Estuvo losado alrededor, cómelo notan las piedras que aun están fíjas, y lo demás está ar­ruinado , y el Sitio necesita habitaciones para el abrigo de los que van á los baños. Se deja de co­nocer que hubo por todas las bandas , escepto la meridional, una csja que divertía los manantia­les fríos, ahora en la esquina norte percibidos, que se juzga ser recalos de la dehesa. Tenia al mediodía tres grandes desaguaderos barrenados en la sillería: el primí ro junto al suelo; el segun­do sobre el paseadero, y otro en medio para va­ciarlo, en cuyo caso se vuelve á llenar admirable­mente en un momento.»

£n el prólogo de la espresada obra se indica: «Que en la íábrica antigua espresada que se der-. ribo para hacer la de 167^, se yeian figuras de muy costosa hermosura, y que la falta de hoape-. derivas y albergues , fue la causa de que se perdie­sen , y que á pesar, de que el cronista Ambrosio de Morales suplicó ál gpbierito su redücacion, ea su tiempo no tuvo efecto.» En fin , eu el capítulo !).° manifiesta que i . estas, aguas llamaron los ára­bes HA.veKcÉuN, que ^Míere decir, P w o r f í w -íudeí, y quejiacian en upa pequeña y muy ame­na dehesa .las cuales, ca tgclqtien^po del aoA tie­nen igual temperatura, mucha clarida«l;, resplan­dor y limpieza, ¥ ,q^ no,se,turbáa p«>f, mucbasi personas que se ban.eiijuntas. , 1 ; i ;

En el tomo 1.° del Cronicón del i^oage l t edic» tino Hauverto Hispalense, hallamos referencia de la antigüedad, que se daba en su tiempo á es­tes baños , puesto que se lee lo siguiente- «Lacus

Page 69: La Isabela

^ 6 9 --salütabilis in earpentaaa cirea Contribiám , qnem maioriHavereeliin vocant, á tempore Tagonis regís expertüs est, it eo hoc anno sanatus de morbis pluribus eriticis. Vivins Seretius Romanorum Dux sanatus fuit. Lacus iste á groecis et romanis.masi-me frecuentátusest. A gotis vero frequentior.» El año que se contaba , era el cuatro mil de la crea­ción del mundo 15 antes de Cristo.

De este capitán Yivio Sereno procónsul de Es-palla que curó de herpes el año 738 de Roma, hace mención Mariana en su historia de-España par. 1.' lib. k.° cap. 1." y Hauverto manifiesta que curó de gota á Valerio el año 395i de la crea­ción líí'9 años antes de Cristo diciendo «Yalerius et laco saliitís á podagua sanavit, lacus iste est Caír-pentaná.»

Otra inscripción dice el médico atabe que se halló quedecia: «Julio C r ^ , noble romano padeció cinco añoB continuados dOT)Te8 artríticos, y logró curarse con estas aguas el año 322 de Roma, esto es 182 años antes de Cristo.»

Otras citas romanas pudiéramos insertar de las que traen los autores, pero solo añadiremos, que en la antigua fábrica, asegura un autor, había una inscripción latina en una piedra que 86;condujo,á Sauedon en cuyas casas consistoriales,la, vio Mp-raleíj, por la que se espresaba la escelepcia médi­ca de las aguas de estas termas en tiempp d^ los romanos. Lástima es que se haya perdida está lá­pida, 6 que sirva hoy de fábrica eit algnnade las casas de la espresada villa , en cuyo ca^o ,\3\ vez aparecerá algún día para se.r mejor cuidada y servir detestigo vivo délos baños antiguos üe la laabela.

Page 70: La Isabela

No faHan «utures i|ue atribi^ftn «I deftcubcir miento de estos ibaHOsá lfi« «sirm, «ftjBdiHvde que loe romanos, yaIiéiMiMe de eete deseuliffinieiir t e ; iñeieeoa las MIK ketmts que >Cí «fl Jos «ur-teres.

Debieron perderse e»(o« baños al (ieaipo de Ja «rrapelon de los bárJbtaros d^l norte ea España, puesto que hasta los i(«be$ que los reedificaron, •nada se encaentra escrito de ellos relativo á dicha época. Se deduce esto de una lápida que se halKS cniat termas por la que constaba que AlirrBm Adelragman ti Jahttchary se libró, en ellas de una idropesía el año ^ 0 d« nuestra era.

En el manuscrito del médico árabe Achmet Ben Abdalase dice; que eJ gobernador de Cuenca, el califa Abu-Amen-Ben el Farach el Usiartein. cu­to el año 1053 de nuestra era ó sea el 445 de la Xatekra, de una afec<^n gotosa que padecía ha­cia 7 aSos, razón por ni que hizo levantai una pi­rámide en la parte oriental de los baños , con una inscripción alegórica á su curación. El mismo, mandó el espresado médico, escribiese sobre las virtuosas propiedades de estas aguas. El célebre tnédico Morejon en su historia de la medicina es­pañola , dice que el trabajo original de este escri­tor árabe'egecutado el aiio 1054 en su lengua, le posee la biblioteca del señor principe de Anglona, y que fué traducido por el medico doctor valencia­no Z>. Mariano Pizziy Frangetchiennñl. Por el espresado manuscrito se asegura que en 1035 se construyó un edificio cómodo en los bañoá, y que «sistian á curarse á ellos, los que padecían de ma­les célicos, hablándose curado el mismo autor,

Page 71: La Isabela

- 7 1 — de una etníplegia producida por uo cólico (1).

El tiempo consumió la mayor parte de las obras antiguas, pero se reedificaron el año 971 do Cristo , por ser grande el número de enfermos que acudían de todas partes. Siguieron prosperando es­tos baños, hasta la época fatal en que, crejendo los consejeros del rey Alonso el Vi , que el uso de los baños debilitaba el valor de los soldados, le aconsejaron los mandase destruir para evitar este mal. Cogiendo tan sacrilega ley álog de Sacedou que eran los que tenian mas nombre en el reino de Castilla, cayeron en el olvido.

Anudan ios autores la historia en este punto diciendo, que el año 1312, los volvió i descubrir un pastor de la Alcarria llamado Felipe Véngala ó Vngala el cual viendo la bondad de las aguas, puso á su natural nacimiento , el nombre de la fuente de MABU, Dice Holhro al que sigue don Juan Ga­yan Santoyo en su Antorcha médica, que cuando el gran capitán se hallaba desterrado en el c istillo de Santaver, ó de Gañaber, en 1312, según digi-mos al hablar de esta antigua población, se diver­tía en cazar por aquellos montes, y que como el referido pastor Véngala supiese qtie padecía mu­cho de dolores de reuma, se determinó á aconse­jarle bebiese las aguas de la fuente de María. Que haciéndolo asi el valiente Gonzalo de Córdova, lo-

(1) Los moradorfs de lus pueblos inincdialos dice el referido autor árabe, siguiendo el ejemplo de los roma­nos , sacaban de trci á cuatro mil dergein de oro cada año, que \ienen á ser unos S0i9 pesos espaiioles.

Page 72: La Isabela

gr¿ sanar dé sus dolencias, lo que sabido por los señores y magnates de la éorte, sus amigos, em­pezaron á mirar con interés estas aguasi Se acre­ditaron estas «le tal muerte , que acudieron á ellas, en lo sucesivo, multitud de enfermos, á disfrutar de sus beneficios. És de suponer que Córdoba en gratitud mejorase las termas.

En el reinado de Felipe II, se hicieron tan cé­lebres las termas de Sacedon, que mandó el rey á su cronista Ambrosio de Morales, las visitase y ié informase sobre ellas; pero apesar de lo mucho que este sabio las alabó, y de lo que pugnó para que se reconstruyese su derruido edificio, como consta de sus obras publicadas é inéditas, nada se hizo por entonces ni en el reinado de los dos si­guientes monarcas, apesar de haberse hecho ins­tancias al efecto á Felipe IV por algunos señores que encontraron su salud en estos baños (1).

Habiendo enfermado gravemente la reina go­bernadora madre de Carlos II, doña Marta de Austria, fué á Sacedon , por consejo do sus facul­tativos de cámara el año de 1666 y como hallase la salud en las termas, mandó hacer el edificio primitivo moderno, cuya obra se paralizó á poco de empezada.

Mandando los médicos los baños para curarle de un inveterada mal de orina, que padecía, á

(1) El año 1600, sanó con estas aguas don Fernando de Rojas y Sandoval, arzobispo de Toledo que las deno­minó aguas santas.

Page 73: La Isabela

—73 — don Pedro Niño de Guzman, marqués de Monte-alegre , presidente del conseio de Castilla y de U junta universal de gobierno de España, fué este personage á ellos en 1676 y hallando la salud que apetecía, dice el referido Ollero su médico, que comenzó á seguir la obra empezada diez años an­tes, separando los raudales de los baños diferen­tes que \enian confundidos y mejorando la obra^ sin que se sepa si la hacia de su cuenta o de la de( gobierno. Gomo el marques falleciese antes de qué se concluyese el edificio de los baños, el médico Infante pidió al rey y á la grandeza, la mandasen continuar, pero desatendidas sus súplicas, ?e que^ dó en tal estado, arruinándose de nuevo á los SO años, á cujo tiempo volvieron estos baños á caer en desuso.

Al primer tercio del siglo pasado se hizo^e-«énte al supremo consejo de Castilla el mal estado en que se hallaban tan saludables termas, y aten­diendo á las justas demandas de los celosos solici­tantes, mandó é hizo ediücar un edificio capaz pa­ra alojar á los pocos bañistas que acüdiaa enton-tonces, los cuales se guarecían en cabanas y cho -zas hechas de ramas, ó debajo de sus entoldados carros, y con los productos que rendían los baños se fué mejorando. Empero como si la desgracia ó el mal genio persiguiese á tan beneficioso estable­cimiento, se quemó casi del todo á los pocos años, reedificándose después á espensas de la provincia y rendimientos de los mismos baños.

El infante don Antonio tio de Fernando Vil, se vio precisado el año 1800 á ir á sanar sus do~ lencias á los baños de Sacedon , y á este incidente

Page 74: La Isabela

— 7 4 -ñe debe, por decirlo asi, la fortuna de estas ter­mas y su estado actual; pues declarándose su pro­tector , no solo reparó el mananlial casi perdido, sino que recompuso la antigua casa y edificó la ac­tual capillita de S. Antonio. Influyeron mucho las noticias y alabanzas del espresado infante , para que el rey, su sobrino , se acordase en sus dolen­cias de unos baños que le habiaii de dar alivio, ios «oales le deben hoy su mayor confluencia de gen­tes y tal vez una mas larga vida.

En efecto habiéndose mandado á Fernan­do VII, padre de nuestra augusta reina, tomar los bafios de Sacedon, y acompañándole en esta espe^ «lición su esposa, la virtuosa y poco tiempo logra­da reina, doña Isabel de Braganza, fué tanto lo que gustó á esta princesa, tan querida de los espa­ñoles, la situación dé las termas, que manifestó deseos veiiemenles de que, para mejor cuidarlas en lo sucesivo , se formase una colonia en aquel punto. El rey, que amaba á su esposa, accedió á 8u deseo, y acogiendo la idea de formar la colonia indicada, hizo desmontar y allanar la dehesa de las Pozas de que hablamos en el artículo anterior, y echar los cimientos á la actual población , que concluida recibió el título de la Isabela honrando con este nombre el de tan querida reina.

Luego que estuvo t-l Sitio en disposiiion, se trageron á él de Aragón y délos pueblos cercanos, colonos para que se enipií'asen en el cultivo de los campos , antes áridos y desiertos , y cuyo térmi­no se describe en su calidad de tierras y produc­ios en el capítulo cuarto. Cada colono labra unas cuarenta y seis y media fanegas de tierra en la ac-

Page 75: La Isabela

- . 7 5 — tualidad, contándose con estas los huertecillos de las orillas del rio y arroyadas, sin que en un prin­cipio estuviesen sugetos á contribución alguna, si bien si al capricho de ios administradores que los quitaban y daban las colonias á su antojo, dispo­niendo de sus fortunas por un simple informe. Empero desde 1836 se les hace pagar la contribu­ción de sangre y desde 1840 la territorial por la provincia, sin que se les haya dado'lá propiedad de las colonjas, lo que no sabemos si estará conifor­me á lo qqe sobre el particular dicte la ley de co­lonias , creyendo debieran estar esceptuados 6 ser dueños de las posesiones á cierto ni^mero de años. Como la colonia es perteneciente al partido y tér-mipo de Sacedon y no tiene el suficiente número de vecinos para tener ayuntamiento, aquella villa nombra alcalde á uno de sus regidores, que sea co­lono, el cual les sugeta en lo civilá la jurisdicciou ordinaria, estando en lo gubernativo afectos al pa-trinjonio.

Es de esperar que, enterada S. M, de que los colonos, en su mayor parte, llevan el tiempo ne­cesario trabajando como tales, les dé la libertad haciéndoles propietarios de las posesiones que se les encomendaron, aunque sea bajo un módico ca­non, y en tan acertada disposición creemos ganará el real Sitio mucho, y mas los intereses del patri­monio; pues, como propietarios, harán estos habi­tantes , lo que no hacen como colonos por el justo temor de que otros se aprovechen de sus fatigas y trabajos (1).

(1) Sí para que sigan como están boy los colonos,

Page 76: La Isabela

— 76 —

ANÁLISIS DE LAS AGUAS.

En el Teatro de la Salud de los médicos Infan­te y Barcarcel, se dice en el párrafo 21 del capí­tulo 3.°, con relación á las aguas de las termas, lo siguiente: «Son estas aguas mantecosas , y se vé.sdbre ellas, antes de salir el sol, una vara de distancia , una sütilisirna niebla con la que se hu­medece el cuerpo antes de entrar en el baño , y una sencillisima recupersion y refrigeración qoe se pierde al acabar de entrar en el baño, sintien­do de suerte el cuerpo con la templanza grande de las aguas, de cuyo deleite no aciertan á salir los que s« bañan , porque se suelen estar hasta tres horas sin inmutarse, á diferencia de los demás haiios, que en el mayor no pueden estar arriba de óriihdra, por lo que resuelve el calot inmódico los éspíi'itus del viviente, y en los de Sacedon no sucede, por ser los mas tem|jlados que se han es-perimenlado en todo el mundo; de suerte que se sale de estas aguas con sentimiento , y son bue-nii hasta para las enfermedades que están fuera del conocimiento del medito.»

El infante D. Antoiu'o, de quien ya hemos ha­blado, mandó hacer el análisis de estas aguas, co­mo consla de uu cuaderno que mandó imprimir á su coita en Mailrid en 1801 en la imprt'nta de Vi-llalpandü. De este escrito resulta : que al pie del

hubiera razones de justicia (juc nos convenían , procu-rarcmus retilicar en otra edición nuestra opinión.

Page 77: La Isabela

—n— manantial el agua es clara, transparente, sin olor ni sabor sensible, y que mana en una hora 1088 pies cúbicos. Que sn constante temperatura es de 23 grados del termómetro de Reaumur i la presión de 25 pulsadas y siete medias líneas; que no contiene gas hidrógeno, ni ácido carbónico co­mo se suponía antes, ni hierro libre ni combina­do , ni mucho menos mercurio ni metal alguno, como digeron los árabes y otros. Que solo consta de aire atmosférico, muriato de cal, de yeso y de magnesia en las proporciones siguientes ea cada libra de agua: de aire atmosférico 26 pulgadas, de muriato de cal 0,7 de grano, de yeso 0,3, y de muriato de magnesia k,0.

Hecho nuevo y detenido análisis en 1844 por el actual médico-director , nuestro amigo el doctor Pérez Manso, ha dado el siguiente resultado en 5 libras de agua mineral ; Jndicto de gas sulfidohid rico. Acido carbónico 2 pulgadas y 1 linea. Sulfato calcico. 17— 9

magnésico 9—6 Carbonato calcico. . 2—3 Cloruro magnésico. . . . . . . 1—9

sódico. . . . . . . . 4—1 calcico. 1

Indicios de sílice. de materia orgánica. de materia resinosa.

Pérdida 27

Resultado 30—5

Page 78: La Isabela

— 78 —

enfermedades para que están indicadas.

Pretenden algunos autores que las aguas da estas termas son la panacea universa! que cura todos los males físicos; pero no creyendo nosotros que haya otro específico universal que el poder divino , reduciremos su virtud á curar ciettas en­fermedades , según lo que ha acreditado la espe-riencia á los profesores del arte de curar que han dirigido estas termas. Estas aguas se usan en ba­ño y en bebida , y son útilísimas en las enferme­dades cutáneas , infartos serosos , hemipleglas, estupores , perlesías , caquexias, debilidades de miembros , supresión menstrual, convulsiones nerviosas, flujos blancos é hidropesías incipieotes. También sirven para entonar las fibras relajadas, aprovechan en los dolores nefríticos, en los ute­rinos y en los de la vejiga de la orina, principal­mente si son producidos por la presencia de cálcu­los, en la incontinencia de la orina, en la gonor­rea . ictericia, bistérico, reumatismo, dolores ac-tríticos, ceática , hemicránea; en los tumores edematosos, escrófulas, y en las heridas y llegas envejecidas. Para otras enfermedades sirven tam­bién estas aguas , y tierten la virtud de que pue­den usarse sin temor de que dañen, aunque se tomen los baños ó beba el agua sin necesidad (1).

(1) Como sfumos pstrañns al arte médico, dthttans manifestar al público , que en las (inct'las de 6 , 7 y 8 de

Page 79: La Isabela

—79 —

Oracnansas del Pcal- Sitio y de la dirección de las termaa eou relación á los bafiUtas*

Los bañistas están sujetos en la Isabela á las leyes civiles como en los demás puntos del reino, y por lo tanto al juez de primera instancia de Sa-cedon. También lo están á las ordenanzas de si­tios reales.

Siendo el Sitio propiedad de S. M., el admi­nistrador es la primera autoridad patrimonial, y como tal decide en las cuestiones relativas á su destino. El gobierno interior de los baños , direc­ción de ellos, y cuanto corresponda á la salud pú­blica , pertenece al médico-director nombrado y autorizado por la Junta Suprema de Sanidad del reino. Ambas autoridades caminan siempre de acuerdo para el mejor gobierno y orden del Sitio y de las termas.

Todos los años al empezar la temporada, se

junio del año pasado 1848, consignó nuestro amigo el actual médico-director, los casos y enfermedades en que pueden usarse estos baños con mas utilidad y ven-tsjag , trabajo que debe consnliar el bañista , en tanto el espresado s«ñor director puklic« la luminosa obra de que biblamos co otro lugar.

Page 80: La Isabela

— 80 — fijan las leyes que han rio oK^crvar los bañistas durante sil estancia en el Sitio, las cuales son siempre las mismas , escepto algima que ofra va­riación que haya aconsejado la esperiencia eu el año anterior, ya por observación , ya por petición «le los bañistas y á los que se atiende con el debi­do decoro y consideración, haciendo uso de las Dueniís ideas qué presenten, siempre que no se opongan á los intereses y prcrogalivas de S. M., ó k las ordenanzas de aguas uiiueraies y buenas leyes de salubridad y coniodidad general. Los ban­dos que se publican y lijan en la casa administra­ción , en la dirección y en las termas, son los si­guientes , los cuales deben mrar como leyes los bañistas, y arreglar por ellos su conducta en cuanto pueda corresponderles.

ADMINISTIIACION.

La administración de este real Sitio, entre otras med das de buen orden y seguridad en la recaudación de los productos délos bíiños y sus habitaciones, ha creído conveniente adoptar táá que á continuación se espresan:

1. Los señores bañistas, luego de su llegada, se presentarán por sí ó por sus dependientes es­tando imposibilitados, en esta administración, para recibir un documento de responsabilidad del al­quiler y efectos de la habitación que elijan.

2. Con el documento de que trata el artículo anterior , les entregará el guarda-amuebles la llave. y utensilios feftun ú relación que estará de maní-' tiesto en cada cuarto , v conforme el interesado.

Page 81: La Isabela

— 81 — la firmará y dejará en poder del guarda muebles, á quien en su dia responderá de los desperfectos que ocasione durante su estancia según tarifa.

3. Los alquileres se liquidarán y satisfará su importe el último dia en la administración.

4. En seguida podrán presentarse al médico-director , y con su autorización, gratificándole y remunerándole por ella según el reglamento de aguas minerales del reino , les facilitará la admi­nistración la entrada en los baños que será perso­nal y diaria , quedando aquella abierta al efecto de 5 á 7 de la tarde del dia anterior al en que ha­yan de tomarse los baños.

5. Marcadas las horas de estos por el director, el baño queda desde luego á disposición del bañis­ta únicamente en la hora que se le señaló , aun­que se presente mas tarde: por esto , una vez en­tregada la papeleta por la adininistracion y satis­fecho su importe , uo será motivo para devolverla el que no se haya usado de las aguas.

6. Si el bañista quisiera tomar mas número de baños que los contenidos en la pa¡)eleta es|iedida por el director , necesitará nueva autorización de este , y sin ella no se le facilitará la entrada.

7. Los bañistas autorizados pn'a tomar dos baños en un dia, obtciidrjn dos iiilletes de eti-trnda.

8. Podrán bañarse juntas dos, tres ó mas per­sonas, y para ello recibirán un billete cada una, advirlieiulo que esta circunstancia no perjudicará en nada ni cstablecimienlo ea cuanto al precio se-f.ii'i^ilo.

í!, Sin la ¡lapclela del mi^Jíco-director, y el (i

Page 82: La Isabela

— 82 — híllete (le la administración á la vez, no permitirá el guarda-hahos la entrada en estos á persona al­guna. El propio guarda se quedará con el billete de la administración , y devolverá al bañista la pa­peleta del director, anotando á su respaldo el nú­mero de baños.

10. En el uso de los baños calientes y del rio, se seguirá el mismo orden y método que en los minerales. Las papeletas para estos serán manus­critas.

/11. Los baños estarán abiertos desde Ja salida del Sül hasta las dos de la tarde, y desde las cua­tro de esta al anochecer, reservándose determi­nar otra cosa según la concurrencia y de acuerdo con la dirección.

12. Los pobres con justificación y los soldados hasta la clase de sargentos inclusive, se bañarán gratis, y asi estos como loS acometidos de enfer. meddJes cutáneas, lo verificarán en los baños que les están destinados, entregándose unas y otras pa­peletas al encargado de recogerlas y con una hora de anticipación lasque sean para baño caliente.

i 3 . Podrán los bañistas, si les acomoda, lle­varse una carga de agua gratis, y los que no lo sean, satisfarán un real de vellón por cada cántaro ó vasija, y se les proveerá de la oportuna certifica­ción de procedencia.

\k. La administración espera de las familias que ocupen los cuartos del establecimiento de ba­ños , y las habitaciones du la población , que las criadas tengan en ellas el debido y conveniente aseo.

15. La administración cree conveniente adver-

Page 83: La Isabela

— 83 — tir, que el bañista que llene el baño mas arriba de cuatro deJos por bajo del caño, satisfará un im­porte duplicado en benellcio de los pobres, para 16 que el bañero tiene orden de reconocerlo al salir la persona que le ocupó.

16. S. M. tiene dotada cual corresponde la plaza de guardábanos. Los bañeros y bañera están pagados por esta real administración puntual y equitativamente , pot esto está prohibido á todos ecsigir propina ó arteala bajo ningún concepto.

17. I.as cocineras de los baños y casa de ofi­cios, están obligadas á guisar para los bañistas, su­ministrándoles platos, pucheros, y demás que se acostumbra, poniendo de su cuenta carbón y leña, cofl solo el estipendio de un real diario.

18. Se recuerda á los señores bañistas el artí­culo 22 del reglamento vigente de baños y aguas minerales del reino , según el cual los médicos di­rectores ^ son gefes privativos del establecimiento, á ellos deben fentera obediencia en el ejercicio de sus funciones,

19. La administración ha tomado la disposicio­nes oportiliías, á fin de que los señores bañistas pueilan proveerse de toda clase de fiéneros hasta las diez de la mañana, pues no permitirá que has­ta esta hora sean estos monopolizados.

En suma, redactadas las anteriores disposicio­nes con el rftayor deseo del acierto, el adniinistra-dor para conseguirlo , se jjromete la noble y fran­ca cooperación de los señores bañistas, y admitirá las prudentes observaciones que la esperiencia luiede haberlps sugerido , ó les sugiera en benefi­cio de la liUiranidad, y en (ibsi>qi.io á los intereses

Page 84: La Isabela

- S i ­rte S. M., como á las miras que se propone en to­do la actual administración de su patrimonio. Isa­bela etc.—El administrador.

BIUECCION.

Para evitar en la presente temporada cuanto directa é indirectamente puede perjudicar á los enfermos, ó impedir el buen servicio, y con el fin de asegurar el orden y compostura tan necesa­rios en el establecimiento, ademas de las dispo­siciones adoptadas de acuerdo con la adminis­tración, he creido oportuno fijar las regias si­guientes:

1." Para la distribución de las horas en que deben bañarse los enfermos , no se tendrán pre­sentes mas que las indicaciones que ofrezcan sus males, y cuando estos no reclanien con preferen­cia tiempo determinado , se atenderá «sclusiva-mente al orden de antigüedad en que se ha^aii presentado al director; debiendo advertirse, que determinada la hora en que deben recibir el baño, no se variará esta sin justa causa.

2. Por exigirlo asi el mejor servicio y los in­tereses de los concurrentes , ninguno podrá en­trar en el baño antes de la hora señalada, ni permanecer dentro mas tiempo que el marcado en la papeleta.

3. Siendo la limpieza tan indispensable rn el cuarto de los baños, á nadie se permitirá ha-cpr en ellos aguas mayores, y cuando por elic-

Page 85: La Isabela

— 85 — to de sus males ó la acción del remedio min<> ral , se vean con frecuencia obligados á satisfa­cer esta necesidad, avisarán antes de entrar en el bauo a\ capataz para conci\iar la comodidad de los enfermos con el aseo del establecimiento.

h. Si después de haberse empezado á bañar hubiera necesidad de suspender algún baño, de­berá el enfermo ponerlo en con<wiraienlo de la dirección , sin cuya circunstancia perderá el dtf-recbo de tomar en otro dia el que dejó de re­cibir.

5. Se prohibe dar voces , ni tIterar, bajo nin­gún concepto, la tranquilidad que debe reinar eu el local de los baños , y desde las 11 de la no­che no se permitirán bailes ni juegos, ni nada que pueda estorbar el desuanso.

6.. Habiendo enseñada la esperiencia que la visita diaria á todos los concurrenles, no per­mite que las consultas sean tan detenidas como su importancia demanda, y que pur la misma causa, lus que se hallmi verdaderamente enfer­mos se v(.'an privados alguna vez de la previa asis­tencia iKl médico, se advierte, que confurnie á los artículos 26 y 48 del reglamento vigente de las aguas minerales , el director reserva sus ser­vicios facultativos esclusivamente para los enf<?t-mos, negándolos á todos las demás considera­ciones.

7, Y últimamente, cualquiera dmla que se ofrezca á los concurrentes sobre el servicio den­tro del establecimiento, lo manifestarán al rapa-tai de los baños que las resolverá inmediatamen­te eonfurnie á las instrucciones quv tenüa de la

Page 86: La Isabela

— 86 — dirección, siempre ocupada del mejor servicio j mayor conveniencia del público.=El Director.

CAPITULO VIII.

Beaerlpelom 4e las eeresnlAB y término del 8Ulo« ectado actual de Contrevla y Santaver, 7 ñafí­ela de eata» poblaelonea.

Al S. E. del real Sitio de la Isabela , se vé un elevado cerro á cuya falda pasa, por un lado, el camino de Sacedon á la derecha , á la ida y por el otro le lame el Guadiela. Denominan los naturales á este cerro, de las Grujas, y se ven claramente en él, vestigios de una población bastante regular, en la que se conoce había un inespugnabje castilla con bocas-minas al rio , que vá por Rebajo suma­mente profundo. Desde la parte del castillo, se domina la vega de la Isabela, todo el Sitio , parte de la vega de Alcohujate al oriente, y al occiden­te otra vega perteneciente á la Isabela y á Poyos formada por la gran sierra denominada de AltO' mira.

Atendiendo á lo que dice Mollero, de que el gran capitán don Gonzalo Fernandez de Córdova fué desterrado por el rey don Fernando el Católi­co al castillo de Santaver, situado en un punto cercano al manantial, creemos que este castillo

Page 87: La Isabela

~ 8 T -seria el del cerro de que tratamos, porque a) pau de que la situación del que hoy llaman Santaver, en una llanura, no era apropósito para castillo, no hemos descubierto en los montes cercanos al manantial, vestigio alguno de castillo , mas que en este cerro.

Atendiendo á la procsimidad de aquella pobla­ción ó de Contrevia á un cuarto de legua ó poco mas enfrente, bien pudo ser un puesto abanzado de ella y aun haberle rodeado una pequeña pobla­ción á no ser que fuese un castillo de primer OT-den con estensos pabellones y plaza de armas. Nuestia opinión es que Santaver estuvo sobre es-r te cerro y que la llanura que hoy lleva este nom­bre y Contrevia fué toda esta población romana.

La parte del Sitio que dá al norte, es una ve­ga espaciosa por cuyo lado vá el Guadiela bastante ancho. La ribera perteneciente al Sitio, está llena de hortalizas cultivadas á pequeños ranchos por los colonos, y la opuesta perteneciente á la provincia de Cuenca término de Caüaveruelas, ofrece viñe­do y sembrados. Sumamente amena y pintoresca es esta parle del Sitio denominada la Retuerta, pues sus ct'rros y apriscos estái; llenos de fuente-cillas , minerales en nuestro concepto, y nos pa­rece hubiera estado mejor en ella el bosque y alamedas colocadas á la parte opuesta no tan bella y bastante enfermiza en ciertas épcM as del año. En este caso, la tasa de baños hubiera quedado despejada y libre que es como ñas parece debiera estar y asi se hubiera evitado el que digan algunas ))ersonas perjudican á la virtud de las agui s , el hallarse rodeadas de tan esjiesas arboledas , que

Page 88: La Isabela

siempre fprmaa pantanos sombríos y húmedos. También se denomina á esta parte del rio la

Prega de PELAVO, nombre de un administrador del real Sitio , que deseando hacer un gran caz de riego, hizo egecutar los trabajos con tan mala di­rección , que fué enteramente destruido por una avenida, quedando solo la presa que lleva su nom­bre , la cual se ha aprovechado para dar agua á un molino que se ha construido en aquel sitio el ano pasado de 184íi. Algunos de los'trabajos he­chos para el espresado caz, pudieran aun aprove-> charse si se tratase de hermosear los alrededores del Sitio por el lado de oriente.

Siguiendo la orilla del vio á la izquierda, se atraviesan los bañillos de Coreóles de que ya ha­blaremos y sube al cerro del sepulcro del Moro, en cuya cima ei'sisten restos de una pequeña y antigua población, viéndose aun en pié parle de la pared de una iglesia , al parecer. Es de notar en estas ruinas, ini sepulcro bien conservado, abierto en una piedra viva bastante grande, en la que está perfectamente indicado el sitio destinado para colocar la cabera del cadáver y un rebajo, siguiendo la figura , para poner encima la losa que le ha cubierto. Los naturales dicen que se halló enterrado »llí unmoro y que por eso se dio su nom­bre al monte; pero si bien la forma del sepulcro es oriental, no corresponde su colocación á la cos­tumbre musulmana^

Caminando á la derecha y enfrente de una ca­ñada que dé subida por aquel lado^ al cerro so­bre que estuvo la antigua Contrevia, se ve, á es­te lado del rio, una escavacioa que se hizo para

Page 89: La Isabela

— 89 — los referidos trabajos del caz , en la que se descu­bren restos de una fábrica romana en escalinata hacia el rio á cuya orilla se halla. £1 señor don Diego Antonio Moreno (niiest.ro amií;o) , cura de la Isabela dice, que al egecutarse esta escavacion y al aparecer este ruinoso edificio todo de piedra asperón, se tlescubrieron grandes mosaicos ordina­rios en el jjavimento y cenizas de restos humanos. Unida esta noticia á las iladas de piedra que en julio de 18I|.2, vimos en pié loda\ia formando ma­chones , la misma figura del tcrrapkm , y los grandes trozos de mosaico que aun ecsistian for-r mados de piedrecitas blancas y azules encontra­das y del tamaño de una pulíiada las mayores, iu-dícsbsn haber ecsistido allí alaun templete perte­neciente á la cercana Contrevia , dedicado tal vez á su divinidad gentílica tutelar, ú al dios de las aguas, ó de los campos según la costumbre roma-na (1).

EÍ terreno que rodeaba el espresado monu­mento, está cubiertos de cai'>to:j rodados de varia­dos colores incrustados en arena suelta, lo que indica haber sido cubierto por las inundaciones del Guadiela> que arroja hacia aquel lado sus are­nas.

Para visitar el sitio tín donde estuvo la roma-«á ciudad de Conlrevia 6 Tiberio.. como quieren los naturales, se pasa el Gnadii-la por el puente de piedra que está en la alameda al oriente de la

• (i) El año pasado de 1845, han desaparecido casi del todo esto» restos, por haberse llevado las piedras á la plaza del Sitió para las obras del real patrimonio.

Page 90: La Isabela

real casa de baños; y siguiendo la ribera del rí«, que pertenece ya á ta provincia de Cuenca, á la izquierda , se entra en una cañada denominada vi Ocino, forntada por altos cerros cubiertos ds tomillo, roncero , espliego y otras muchas plantas orométicas. Siguiendo por el Ocino, se sube por el camino llamado el Castro á lo aitode los cerros desde donde se dá vista á un espacioso valle , eu Li ya entrada se encuentra un pozo de piedra de cons^rucion árabe , que contiene el nitcin^iento de un agua riquísima y fresca. L.os naturales llaman i este pozo de los Moros , y nos parece que no He engañan en atribuirles su primitiva construc­ción,

Desde el espresada pozo, tomandoá la izquier­da y dejando á la dtrecha el camino de Alcocer, se sube á un cerro en cuya espaciosa y plana ci­ma estuvo la ciudad de Conlrevia, y apesar de es­tar labrado pl terreno, se vé toilo sembrado de es­combros, pedazos di; mosaicos de todas clases, de ánforas, lámparas y de otros objetos fiétiles de barro fino , que saea niievafriente y entierra á su vez, la reja del arado del labriego de Cañaverue-las, Se mantienen todavía en pié alguno^ trozos de muralla fabricada de una argamasa durísima he­cha de cal y piedra molida, y los cimientos de al­gunos ediflcios notables de pilastras de piedra la­brada (1) asi como algunos pavimentos de mosaico

(1) ni año pasado fatlfiban y» mncba* pilactrts de piedra y otras estaban ya arrancadas par 'llevarlas al Siliu i.egHn nos digiroii.

Page 91: La Isabela

— 91 — de ladrillitos sestangulares y cuadriláteros, de i<>< que hemos colocado algunos eo el Museo á% la Bi­blioteca Nacional.

La situación de esta antigua ciudad , sobre ser respetable militanuente ea los tiempoíen que no se conocía el arma de fuego , es muy pintoresca por (lajlarse en medio de dcts valles y cercada en iqedia luna de norte á oriente por elGuadiela. A poniente se vé la Isabela, al oriente las ruinas d« Sanlaver, al sur los pueblecitos de Alcobnj^te y Cañaveriielas á cuyo término pertenece hoy. y hacia el N. O. los pueblos de Alcocer y Vald» Olivas.

Kl médico de cámara don Fernando Infante, en su pbra titulada Teatro de la Salud Baños d» Sacedon , añadida por el médico don Juan de la Torre y Valcarce! y publicada en 4.° el aíio 1676 según hemos yaiiidicado, dá en su capítulo 6.° la siguiente noticia de esta ciudad. «Cerca de estas aguas (las de la Isabela) hay un sitio que llaman TiBERU, que muestra haber sido gran población, donde se han encontrado medallas, estatuas etc. y minas que bajan hasta el rio, cuyas entradas y salidas permanecen (1) y también trozos de apo­sentos de hermosa Y costosa labor, unos descubier­tos en lo alto y otros en hondo cvihiertos de tierra. Por la parte de medio día, tiene llana entrada qut

(1) A1» orilla del rio se vé una entrad» Trente i )i Isabela.

Page 92: La Isabela

— 92 — llaman los pueblos vecinos el Castro, y por todos los otros tres lados es inaccesible con el rio al nor­te batiendo soberbias peñas tajadas, un inmenso barranco al oriente que desemboce al norte y vie­ne del metJiod.ia ; un asperismo Ocino al poniente que sube al medio dia y todo tendrá mas de una legua de circunvalación. Esta que los vecinos lla­man Tiberia es Contrema , que según tradición fué muy célebre en las jornadas , mansiones y conquistas de los pretores Fuhio Flaco y Tiberio Graco desde Talavera hasta Agreda por este fun­dada ó restaurada. Tiberio fué el que muy acepto á los numantinos , trajo en amistad con los roma­nos, razón por laque puedi» creerse tomara el nombre de Tiberia , de este Tiberio que la confe­deró. Sábese tandiien por los autores, que Serta-rio ocupó esta ciudad el año 677 de la era de Ro­ma, después de 4.4 dias de sitio. y aun hay quien quiere sea la Cartago Velus fundada por los carta­gineses el año 512 de la espresada era, no faltan­do quien diga que se reedificó por el emperador Tiberio del que tomó el nombre cambiándole por el suyo antiguo, y Tiberia denomir.a á esta pobla­ción don Antonio de Guzman y Zapata , conocido y sabio anticuario, en su obra ined'ta sobre la po­blación de España, El erudito A-mbrosiu de Mora­les en su libro 7 , capílulo 20, asegura que Con-trevia fué asolada por los moros en 7(53 de la era cristiana , lo que debió ser á resultas de su obsti­nación en no sujetarse á los defensores del Coran'. Hemos puesto las varias opiniones escritas sobre la historia de esta cii,dad con ifoticias mas proba­bles, y el lector podrá atenerse á la que mejor

Page 93: La Isabela

- 9 3 -le parezca, consuUando al efecto la España Sagra­da del padre Flores y Fuero , en su noticia de la virgen de los Hoyos, y disertación sobre la situa­ción de la antigua Ergavica, en la que cita los autores romanos y anteriores á él, que hablan de Gontrevia.

A muy corta distancia del sitio de Tiberia, en el mismo camino de Alcocer , se ven por entre los sembrados , escombros y cimientos formando challes simétricas , y alguno que otro pedazo de muro de argamasa. Estos restos son los de la po­blación denominüda Sanlaver de la que habla Am­brosio de Morales, como de ciudad romana famosa, teniéndola con Tiberia por una sola ciudad, de cuya opinión somos, porque no creemos pudieran ecsis-tir á un mismo tiempo dos poblaciones diferentes y considerables en tan corto trecho. El referido módi­co/«/ante en su Teatro de la Salud, se espresa del siguiente modo en cuanto á esta población. «Cerca hubo un pueblecito llamado Santaver; nombre que le dá á las aguas; al presente solo queda la igle­sia (año 1676) eiiterauíeiite y de competente fá­brica (dicen era gótica) con su mayordomo anejo á la de Gañaveruelas villa corla y cercana, á don­de pasó la vecindad el ano lo93 , y en el do l(i'i2 aun había morador. Tso tiene ya mas que algunas paredes y desusadas cuevas, desde (l<inde á los baños habrá medio cuarto de leuua bajando por el Ocino á la ribera del Gnadiela á pssar por su puente de piedra á la dehesa de las Po/as (hoy ti real sitio) donde hay una lierinita, sierra de agua, molino, batanes y casilla de molinero, sin otro albergue fuera de los lugares circinivecinos quC'

Page 94: La Isabela

dista mas de uaa legua siendo el principal Sare-ííon (1).»

A curta distancia de esta villa , estuvo en Id antiguo una pohlaciim romana denominada Ple-gwezuelos, la cual debió ser la Complega que cita Apiano, pero ja nó eosisten en pié ni aUn la:* rui­nas (iel ciistillo del que habla Infante en sü Teatro de la Salud con nlacion al año 1763.

Refiriéndose al de 1763 , asegura Fuero, qilé el püzo de agua dulce de Cañaveruelas, se fabricó

(1) El médico árabe Agmer~ben Abdalá nataral Ao Toledo, llama en su obra Salam bir [qae significa pozo de salud) en árabe a Santaver; dice que en sü iiénipo se llaníaba Tibería por los natarales del pais. 0 . Fran' cisco Antonio Fuero, cura de Azaúon en su disertación sobre Ergavica dice, citando á Morales, qiíe Santaver era un lugar pequeño, )• A la visia de esta opinión ente­ramente contraria á la dt í Jurfor I'izzi, es de opinión don Sarili»j?o Vela en su artículo sobre el real Sitio , del que fué maestro de escuela, «que Siilamblr dí-bió estar en la colina mas inniedinla » los baños coreo lo indica-* ban vatios huesos hunimios qi¡c se descubrieron en \&i escavaciüiies que si> liicieron para la nueva población. Este último atllor dice qiu\ Coiitrevia fué conquísíada por los romanos, lo que si; prueba porque Valerio Máxi­mo lib. 7, cap. 4, de Strati-ff. y en el lib. 2, cap. 7 nú -mero 10 dice que <Q. Metillo hizo guerra á los celtíbe­ros y que puso sitio a la ciudad de Contrcvia, la que so­lo pudo rendir pur medio de un ardid.» La mismo dice Aurelio Víctor, y Titu Livio maui&fsta , qoc si la venció Fiilvi» Flaco sin resistencia , fué porque no lle^ó á tiem­po el socorro de los celtiberus , y por último dice Maria­na en el tib. l.»cap. 4.0 que Metello ¡tanri grande honra por sugetar de todo punto á los celtiberos apoderándose »le Cvnirevia etc.

Page 95: La Isabela

— 95 — con la piedra de las ruinas de Santaver, y que en k de est«is piedras se lela en caracteres gran­des SINO—MEKI—BAOO—Nis, y que en un sitio llamado Pozuelo muy cerca de los baños, se halló en 1761 Blas de la Casa, arando * un trozo de co­lumna miüai'ia que se le dio á dicho Fuero, eu que se leia: G. MESSIO. QUINTO TBAIANO DECIO PÍO INVICTO AUG. FELICI PONT TRIU. POT. COS. II P. P. habiéndose puesto esta piedra el aBo 250 de Cristo, que es el que corresponde al en que fué segunda vez cónsul este emperador según los fas­tos de Idacioi

CAPlTlilO IX.

Cabalgata* á loa pneblOH y itltloii eereanoa á la tsabelai bañlllon de Coreóles, Poyoa , Alcoeer, •tacedon.

Luego que los baúistüs hun concluido ó sus­pendido por algunoá días los baños que les orde­nara el niéílico-diiector^ ó bi.-n pura ocupar me­jor los que teufjau que e>peiar para empezarse á bañar por la mucha allueui'ia de genles, visitan muchos de elUis los puebleri'los cirítuneciiuis , y los amenos y jiinlorescos sitios que rodean a la Isa­bela , ya sdliis , ya reuiiiéiidost^ i-n grotescas y di­vertidas cabalgatas. Conin lo (¡ucbrado del (crrcuo lio permita carruaje de ninguna es|iecie por la mayor parte de los caminos , estos viageciilos sé

Page 96: La Isabela

— fifi-hacen en caballos i muías y borricos, siendo el sufrido jumento la cabalgadura mas se$;ura para aquestas agrestes espediciones. Las seiioras los pícUeren generalmentü, y para mayor comotiirlad de estas, tienen los colonos vetustas pero Se!<iiras jamúas, en lasque montan patriaroalmente las be­llas madrileñas y las de lo'* demás puntos del reino que acuden á los baño-!. Cada caballería que se al­quila para estas espeditioncs , cuesta por lo gene­ral seis reales por dia , y niiiuteiter al mozo que la eoíiduzca, de suerte que por muy poco , se halla servido el curioso cabalgante. Si los carpinteros del Sitio hicieran unas carloiní^ como las que se usan en las provincias vascongadas , á lin de que pudiesen ir sentadas cómodamente dos personas en cada caballería mayor , nos parece que no per­derían su trabajo, porque todos los bañistas las prpferirian á las jamMas ptir la mayor comodidad y diversión que propurcioitan.

BAMLI.OS.

La primefa cHlialíí.iía puede decirse es á I;M •poza» de Coreóle¡i, llamadas por los nattuaK'S los bañilloH, situado ; al norte del Sitio y áme­nos de una media le::ua de distancia. Para ir á ellos, se atraviesan las heras á la i/.qiiierda del Campo santo, y bnji'mdo-ie á la (loqueña , pero amena ve^a del Guadiela , de que humos hablado en el capítulo anterior, se pasa á la izquierda cer­ca de la presa deiioininada de Pel.ayo por un ca­mino sendero que conduce por esta parte á la vi­lla de Alcocer. Los espre-ados bañillus son un.ii»

Page 97: La Isabela

pohtniqíineraleS'á csnipo ina^i, tífUf del' monté UáBíÉtAoídetjSe^crod«tMt^'Vdé^dkenMs h«^ blátfa:,< eufW^gtlBS ^(Xi'óelSfiknkM*(etAiáeáWé laadté; 1» Isabdav «i bte '1) Mi¡}8 ábiindttiM)».'' Btil

masidel ipaU'ii'de la MM^ir^' f ¡«Itral fWO«incM sino muchas personas ricas que tienen mas fé eu ellas por sus embarrog' tfc^ en los de la Isabela, tosa que creemos una superstición. Hombres y i ^ e r e d teibabaii jitntid ewi^S&s pti«akrvj éubier* to8(j:eÉíS^«estid»»'dé'b8fio^<y comoi na>ba;« cá^ 88 alguttAni! odbertiz»0ni'éu«'poderse «uateeieiK «é^eogen ipalwldesnu^enera^'tieMirée, éI4M<«tNÍA pmMiika «lA^unos peiwW)3'jquéf^é«('h«i}|atk^á''tli áal(kl> det'áioilté á uuyoii0«'t están'fos^fii^P'VI McB algnno»M'deiüit aA<( ->die«tiliMPtÜ'«<' s» gu)M<í-> «iÉihién>.«Íi nieUnoifru0i:s6<|ta'iico»8tttiídd^«<<bV»IÍ {HiesaáB!I%layn;JEli Hoo4iiWdiel« ánqiM^lfJét^M «atas agoas i'>ei6tá A mtí^ ^pti&iti.'isfíW ¡éé-iMti 4^eiai'' "lí vnun . irio/oi(j 'if. tup KÍ 'AI . -. 'L'J'JI ,(ts>iEl «écmincideloislMiaaiMí pék«é«tf»: álla -«4 Ha de Coreóles de ia iqu^iflistait m«d)«i1flfjia, {M)*-'tili^ñen'idfrwNJs i»82ditoil!«oteb ,"li «liiál'> si» liailt ^tifadh<eln»oq^lad«raiis{i«ras|!l ped^|OMV rod lM* daode iloi üosl>Tajb i r (<(Qé»dte)a V' '7^|i«**lce g»«^ í í ^ j «ÍÍ104 aoaife y feilwdili v«cun<K*v s'' ' '^ '^ 'iohrX«ija>»8ta'pueblo o«l ittbnailtérid'^e Béfüifi-ides<x|áe)se>h9 ckatruidd disd« <83l}i«(A'' ^y ¿Mtá «nMnanídadupMenecia it4 > tá-mino -déx hJS 'ba#in% Es lástima que por el gobittFK» nOlsfif trfiti4'#é^ *§-idogbrlaitiaftxjakde ««stiM^'un estatyiiMfitéto i pt'opósileij yiqlie'iírvSe^aV'*n*B (fne iMlyi 'A- Nt' édL dMBikaUutDdaidn«l j en i « z « ^ déja4l«9|íl«rd«t>M|ia»

7

Page 98: La Isabela

riquezaf, siempre, que: respetando los adquiridos derecbois,<te.lQ8 pueblos vecinos, les diesen el bañó gratis optBO ea (a Isabela á los de Sacedoa y Gá-ñftvecu9)(t8,i¡y de que hallasen también los pobres iguni. be^eSeí» que «l^ae hoy diaftutan en aqoe* IkM, «8 d^iri que nplos-ünstase máá el baño.

c,- . .• .i d ->:• irnos. . '• . • < • • • . } > . . i . • . - , : : •

Sja epitorgo de que «I agua de los bauostde la Uabela t( luego qu^s^ tínfria i es esquisita para bebet.i p que no esi-tanipoco mdla la del río ya elarifif tot .-ílo.geiiewliesi^ue aé t bdjpor loa £0^ )an08 i Iftsiibañistásél agua denominada d€> Poyos^ por tráevfie.de una ftiet te que , á la tema dé tt* c«rro ( s4 h lla á la derecha del camino que vii^^

iUo á éste pueblo frieAteal Guddielar Una deJas fsatialg/at«s.cocta8 qu«!.acoetumbEanv¿ hacer lo^ baftistas oft bastante írecueocia a es ¿esta fuén* tecilla , de la que se proveen , como llevamos d^ úbo p igom^ «los yemUío reales por cada carg , jfigqn U»,!c4Ptaros 4» que oonstOi , f.:;, Vaeft, Ja,Alante;, suttlen los-bañistas segriii-por la rj^rt di8ifec}iad«l rioal espiwsado Poyos-, que es ij(Bi%(Üuirit$ri4 4»iB larden deS. Juan con el títíilo de Pe^ttlmi, l*c*í*i gobierna en la espi-jUaal y->l€mpor8l de, IR 6rden> un gobernador (PClfSiástico caballero db la misma qile reside .íífc .«lia de párroco, que Jo. es hoy nuestro amigo DON .FEMAJWO.-SACBISTAW. ; • '. .^A . Está Poyos á una <liegua corta de camino de I» Isabela, y por su proumídad á las termas, sefllO' jaban an s de hacerse «1 Sitio, miicbo* bañistas

Page 99: La Isabela

.— 99 — eaM99tejJud)lú , qne hoy perleneceái h provincia

e OáeúDBÜ cercano de Sacedoq, y está una hora «k: cámicto de cstd villa. Tieiie anos 156 vecinos, 606 habitantes |«una parrocha •!> y produce gra-iiosif frutas, hoMaUzas, vinast;^ alguR ganado, fixtáisitüida la población al[>ie deuná sierra y sobre iniá eqiineQda-, entre kw ríos Tajo y Gua-éMa ala parte deloooidente^ y confína por el E. cabiHiilete , poreiiSj «on Baeódia v'porel.O. con Sayátony y por^elN. con Sácédon. Su posición topográtkaiQS píotorescá sobreplrio, ^ueáe^a-sa par un ptretitei, y.eo el caaino qlie guía ii la faermpte^de ic^ Detaraparado .Como el patrón de «ste pubbio >$eá é(\gIorio8o 6. ÍRoqué, se celét^a JSU fiesta él 16 deiagosto , y tanto en este did co-nfóéi} el sígoiehte!.en que !8¿r;,editen Tacase ae !pued« if ipn romería á Poyos^^á donde acudemtos pUieMOT)Ciroijnvecteo6. • ' > •

!-vi v.-ji.ú . : - •- .•a - J í j ^ g ^ p ^ ^ ; -y ' •• • ' ' • • ' ; ; • • y . f f v f I I ! ' . ' ^ í , ' ' ' • : • : . . • i ' • • •

' . >.Siib)eQ<>pueden Incerse cabalgatas todpsios Atiéreolesá la anti^isima villa de Al«ooer«:por isercstos'dias dg ntercado, y en los que vá'ipueKa <gerTtei()eilos pueblasieircunvéciiuis.^ debe ii«ep«r -los bañistas amigos de la diveniún ¡y del tmllido, .el día 16 de agosta^ que es «tu «l<que celebr^sla festividad k su patrón S. TL9qii»y-o al siguienlte eit que suele haibetnoviiladaiirbailes pfiMiéOS y partibulares; ' .'i;r.' . • ••'-> •••• • •<•; Ú; BÍ

JMsta esta villr dos leguas cortas del Sitio ' y pertenece á la provincia de Guádalejara.' Para ir

Page 100: La Isabela

— 100 — ie.Ud'pof el Iñisst-csÉtinio;, ^e'Btra7Íes»idp»)ree(» el (iliMTíiáüla upa, fH^iei puente de ,1» Isabelá i -f oltñpoT tí puente Ae.f'ieáik'áBiánto «jósiáxié «uartftiie legu» 4«'Aipocer^ ten > el que déivd üné pititaresca pi'esaNpsBraiQar aguáiásioa mélittoslsituad do8Ü Ift bquidvcl8;(|dl' mismdipqefite; Elicaiáné atraviesa:Jas «liinad de la antigua,poblMíanide $9atav»f á lá.darecl^a de:lás> ds!>laantigóá; Gíaáh írtüviai,!y sif\en!ájpóca.distiintei8i> á. laiéei-feohat A»» i0e«[uefias pobbuádties de.KaHeveruelasy'IAloor-hiijafee.. de las íqueobabiiiFenieliidespiiesli.Tí'áj lt> Jejos t^akletOlivBítry, laS'serranfas*dc rCuencai q .4'

rAloocéG es iuiiO.de bs pueblds qi«e boci^iotteii .el;t<3rrjt«rio llatDdÜoHa Hoyádéi Infa»iáda(\ht\ii-yoidübado forrespoilde, lieDe-uiiui 429i5íeeihoB^ •y; ^xrS'de 166(h>'lia})itanteSy'ual'ÍH)»pkal!,i pósitoi, ,c4j» de correos;^ ¡un convento'¡de inonJM yhimii parroquia en forma de catedMÍpor:b iú-ieraíév y de bellísima arquitectura gótica ; es todo de pie­dra inclusa la torre (en la que hay un buen reloj), que es de un gusto" ésqiiiáití). Los facciosos que­maron el sño 1840 el convento de frailes fraiicís-

vcts qtaeler»Ide'cÓBstniccioal motlwna ti^périHbas-•.taptp-ibuewa'. ée ,wh aoa ¿e tcisí de una-loasá ée ,J'tntplario4 ji ¡¡otan puertas > de piedra ,cflil-'«reos i»quj>t«idoá,' rjEstosdo forlÍ9Ímrf;:'muraHá^ertu'rp .«fttiedtiiíttSüa 'población , la 6ual fue priiB«raí!atft-f laQ>ft!eo!itra joi innrasftres 4i'&bcs, y dei^llies' luia séAiUAip'^sss fuentesfiasta^tpoco, antes .datlaiCuit-ti«ii$ttkide Guboda jwr toB orísUMOoS espaiotesj To­da la población está sobre grandes masabrdé-pie--d^ajbrénisjaf minada ¿picobon'italitiaettpfáí, que eg (tfi laberinto) debóvedtüRvipoc las qüeifnictle re-

Page 101: La Isabela

étifrnfeaé (ubterráiiéáinente 'lapdblacion , tenien» do salida por todaa'les qasas ,' i 16» dueíios de es­tas no hubiesen cortada el tránsito para hacer sus grandes y espaciosas ibodegalv Xstas minas salen á la parte baja de la población, y antes de cortar-feAiSi eomudícaciones , pudo muf i biení it«n|ersa enderttída en ellas una divi9()t)n„i»il4tac rsiniq^ iq •ü piése. la p^biftcioii.' Estasininas ^on atrav^adas deíoiitoiiá sur )J)ormi> abmitíaníe arroyo dp bue-nísitima agUa que íiegaloshuetteeillos qi^^e sn- «nentran á la subida de lafVJUgiutostraiiíOBi'd^ta-fterladescubiertos, y losi.tttiHihps testos d^ edin-QsiosnotableSiiqotí rodean! é:Alcocer..nhwenco-iM^er su antigua) grtandez«,i y'stt orig«n.|a(;fhso »ik-Aeriorá los ,gfldp»'ó dq sus pniípUivos .kieimpos, . •:'•: Mait» /pmTA^imVtginl qilenau« ae..(:^serya, VnmudmAifeo de Banja , tffir, «fttar eo/^íipamino que sale á esta villa, se ve aM ^ piia Í9scr,ipcioa latina deteriorada en la parte interior del arco. En un libro que ejiete en ..yaKleiiioro , provincia de Cuenca y pueblo de su serranía , dice que la «itpNsiMla iu^or^oion estiben tr^s l ngi a» st gun SM8£*í>r»ol«rps y^que lo <j»|e se entiende , dice;

.-«I iifíVfS: in nariKín^liio. Etímobra fue XfnrifazadQ iOni&i ¿Va ier.ctfU'iá: los oiito^enta y $,eU año$.» -EQ,jttiestadí«(i<^ irnonutiitintal de es(a prpvincla. •queif/9)t»a la Academia üspañola de Aj-qpepjogía, Sfr-, IftlU ya ia.v^rdaliera interpretación d" esta

«¿in^Qcipcion j.iyi.lweo conocid» U antigua villa d« Alcocer. . ,

La vilía está situada en una llanura despeja­da , á escepcion de l,i entrada clesite d puente que ti algo pendiente ; su altura bartxiiétrica so-

Page 102: La Isabela

— ! ( » - . bre el fiivel del itatrc,íes de 850 tAras, y éisttrlO leguas de la capital de su pro«iacia< :hh;p-

En el camino de Alcocer, como hemos dicho-; se feeY primero á la derecha ei de la THIa real de Cañávéruelat per^neciente á lá provincia de Cuenca , la cual 'se halla á una legua de la Isa­bela entere E, y S .yT solo tiene .40 vecinos, unos 1»68 habilántesVp' s ito y parroquia matriz del pueblo de que hiablaremo» después, siendo de su téfinino las ruinas déla romana Coníf^iá y las de la npmbrada Santaver. Granos , cáñáftw, vino y atseíte, sdn sus productos agrícolas , y sú poca CotisideráciOn la hace ser poco visitada de los bai ístas que e& cooitentan éotí verla desde ic/s teltós de (CotttreDÍa.

ALCOHCJATE.

Aun menos visitada por so menor ponsiderar ción es esta villa realenga, quesol^cqenta82"ve-cihos ó sean unos SQO habitantefSi Sa parroqui» es siifragánea, de la' de Gañaveroejas, de que dista media legua. Se halla situada no lejos del Goadíe-la eii un clima sano y templado , y confina «on Cañaveruelas , Tenajas, Alcocer y ValdelosaJ Sas productos son los mismos de Gañaveruelas', y ademas cria algún ganado lanar. ' '

Page 103: La Isabela

—103-«

VltLAtVA BEL RET.

De poca mayor estension es esta villa de la provincia de Cuenca, situada á orillas del rio Gua-(íatneynot cerca de su confluencia c&a ft\Muf1f% Está 8ituado.á una legua de lá Jsabel^^l S», twpe 277 vecinos, 1148 habítenles, un pjJsí,to y upa parroquia, y produce granos, legumbres, pastos y ganados, siendo de este pueblo las carnes y las leches que se consumen ea la Isabela , que son de esquisita calidad.

SACEDÓN.

Descrita ya esta villa á nuestro paso por li bffbela, réstanos decir que los ba&istas buelen ir en romería el de agosto, dia en que' celebra la Tilla la festividad áeh Santa0ara deÚibsea U suntuosa hermita que dentro de la población tiene dedicada al rostro del Cruelfica4o. En este dia se hace Una buena procesión i yíiene faegos artifi­ciales , y alganos años se corren el siguiente dia toros de muerte, á los que aeude multrtuA 4e gentes de la Aiciarfía. Esta Villa tiene mercado to­do* Ice tiernes'i y celebra feria anual.

.010

.liJlíl 9} Í M M I Í M

Page 104: La Isabela

CAPITULO X.

calkal

(1

I.',': '

kafióii ¿liliiFMlea y aterra.

Li ALAM:6DA.

A medía legua de^Sitio de la Isabela, pasando e] puente sobre el rio (Jiuadiela, se halla la lier-nto»9 (tctaesioit titulada úe la Alameda, vulgd las eas9t,de£etáreo. propiade don PedroPere? Juáni vecino,d& Buendia, <eii .cuya hetiedad ise encuenti^a una fraodpsa arboleda, cou quinientos almudes de tierüit de pan ll^jiar, una viña nm catorce mil videa^ y luna espacií>sa casa de labor muy apropót-sito vfiTU qut» ha bjiwstas tengan uadia de,oa(npd en aquel.pi»((ifiesc»sitio, y beberán la deüsada «gu«,<nW destiU un» peña conofida W la comar­ca pflrctai/vente 49 lias PeAa^ v^^)if(í y por s e r d granito de que se- «impone dd^^iiel ^olor.jpoeó mas abajo, se encuentra un sitio' en que dicen se cria minera!, y que reconocido hace tiempo por inteligentes, encontraron algunas partículas du oro. Ésta heredad , ocupa una bonita posición , la bañan los rios Guadiela y Mayor, criándose en es­te último, una pesca muy esquisita entre las que •obrewleu las anguilas por su grandor y delica-

Page 105: La Isabela

--10» ~ deM.<>'At)fre<!i>dor!deresta posesión, «e hafftifeíl mmiíeáe \tiServai'ülAvrri de Ceclin v eide Met» «aijMktdOBmiiyab^ndaiites en caza. A corta di8-> tancia se encuentra' situado ed psiente de Saornil sobrtfelriá Mayor ^üeho ofrece «wsa (^a liclilar y dá pásu M £>i»iao d« Buendiü que ¡«e halli á uua' íegüa.'' •-•

"•''' ' ' B t E T Í D l A . •'"

Esta Villa antigua á dos leguas de la Isabela se encuentra á la falda de la sit-rra de su nombre, presentando su campo tina bella .vitjta por el ptaiv-tio de viña v de olives que se descubre. Oonfína al E. con Viilalvai, al S. con Javalera, aüO.con AlmonacM de Zurita y al N. roo Poyos; y pasan por su término lois ríos Javalera, Rio Mayor, Gua-dielay^ajo. liln la antiguertad líámaron á esta \i\\tifuenle del Saúco, pero habiéndose ganado una famosa batalla alus moros el día del Corptis,la

Eusierori Buendia;se halla rodeada de una so-erbia muralla, pero tan destruida, que solóse

conócelo que fué. Se conservan aun en pié va­ria» pijertas que dan entraila á la población ««n los nombres de Ttrmales, porque dá salida alus baños minerales, la puerta Nueva, la Calzada y la del Sol. Fuera áe esta puerta ecsisten una infi­nidad de sepulcros , y en este, sitio dicen que.fué en donde se dio la gran acción el día del Señor y si fué asi, por los huesos humanos que se estraen, se infiere la gran raoctandadique hubo. - •.

iHnloaltode lasiecra, está «Itsitio que llaman

Page 106: La Isabela

~ 1 0 6 — d«l<rampattam, en cuyo lugar tavieron< los árabes una atalaya y desde allí dicen se comunicabaa con los de la ciudad de RecópoUt situada en la otrasíerra que llaman del Medio.

La poblacjoB de Buendia tiene tresciento9,cÍB-oue ita veciitos, £stá dividida, en cuaitr»barrios con los nombres de Yaditlo, Calzada, Termales y la Torre: tiene una magnífica parroquia cuyp templo es suntuosísimo: se ignora cuando fué construido y solo se dice que sirvió de mezquita á los moros; buenas casas consistoriales, pero des­truidas; un famoso pósito y un convento estra-muros que perteneció á los gilito» que hoy se con­serva solo una hermita con el título de nuestra Se­ñora del Rosal.

l^csisten cuatro fuentes en ta pobUcien y dos ftjier» 4e ella, las primeras se denominan fuente de 46*^9 j fie Arriba, del Saúco y de los Tres caños, y las últimas de Santiago, y de la Saíud. Tiene tres plazas» la Mayor , la del Coso y la de Aíw^o en la qup está sitaa(Jo el mezquino palacio del señor duque de Medinaeeli: mantiene dos escuetaa para niños y una de niñas.

La mayor parte de la población que e» bastan­te pobre, se dedic? á la elaboración del esparto y cáñamo. Se coge vino, trigo, aceite, frutas y hor­taliza y se cria ganado lanar. La villa de Buendia se halla á veinte y dos leguas de Madrid par el ramino de rueda , pertenece á la provincia de Cuenca , y su partido judicial á floete. Este pue­blo celebra su feria los dias 1 2 y 3 de noviem-bre; es poco concuiri*!», pero «in efmbargb »o idej» de ser un recurso para los pueblos vecino»

Page 107: La Isabela

— lOT — qne «e «uften (fe-cáñama, Járeas , paños y! otra» mil 6osa4. '

A tnedia legua: de ia pobi^ci^m, se halla situa­do ét moíiho harineyo propio del «eñor Per ex Jua­na, nuestro bueik amigo, con <:uatro piedras de uba8olidezestr<aprdinaria, cuyes útiles y máquinas están perfectamente construidos; esta finca está taSBiia en medié millón de reales, siendo una de las mejores dé Id provincia; tiene una hermosa huerta con cuatrocientos árboles frutales. En se-jtiembre del año 1830, vino una fuerte riada por la que llegó el agua á los aleros del tejado sin ha­berle desmoronado ni una sola piedra de esté sóli­do edificio; la cuadra que había contigua, fué arrancada en su totalidad por el impulso de las aguas llevándose once galeras que esperaban la molienda.

BASOS.

A pocos pasos del molino^ se hallan los baños minerales cuyas aguas han hecho y están hacien­do prodigios en las enfermedades de suspensión de orina. Estas aguas espelen las piedras, curan los dolores cólicos, los reumáticos, herpes , perlesía y otras mil enfermedades. El agua es termal tibia de 18 grados y consta de azufre, sal de marte, nitro y tierra cimmallia. Los romanos fueron los primeros que usaron estas aguas desde cuyo tiem­po han sido frecuentadas por multitud d^ lenfer-

Page 108: La Isabela

— l o e ­mos. En el año de 1 7 ^ se hicíeroo algunas esea-vaciones á cincuenta pasos del baño principal, j se encontraron varios sepulcros , de los cuales so estrajeron una porción de huesos y dos monedas la una de Cesar Augusto y la otra de Tiberio Ce­sar; también se: deseübrierbn por aquel tiempo, algunas inscripoioiies roaians»^ Estos baños; fue­ron aplaudidos en la antigüedad supuesto que á una de las puertas áe la villanía' pusieron puerta de Termales, puerta queda paso á los bañostcr* males. Se construyeron tres bañM,. peco se han destpuidh^y solo está útil uiro dé ellos al qne<aou> dea muchos enfermos á recobrar su salud. Es las-tiniosó que s» heiieri' tan deiSBtendidos yquADO li.iya lina mana beoéfroa y prottietora que lus pon­ga i Id-altura que deben estar por su virtud para el alivio de la humanidad doliente.

' • • • : • t • Í : Í - ' .

• ••' SlEUnA,

A corta distancia de estos baños , se encuentra la sierra que dá paso al pintoresco sitio de la her-mita drt los Desamparados de la que hablaremos ••n t'< Kístiienté tapiUilo. En medio de sus formidu-bles peñasco!', se hallan una porción de fuentes siendo.nombradas la del Burracal, la Ogo, la de Cárnico y Santa Cruz por sus delicadísimas aguas. Los sHios mas fiHTioso- de esta sitria son : el bar­ranco del Cuchillo, el fiel Lobé, el pico dii Agiti-ín, Cuya cús|)ide se vé rtesdeia plaza de la Isabela, la Cuei^a negra, !a de las Sardas y la de las Pulo-mis , en cuyos sitios pastaban antes los famosqs ttfr6» d** Caraba Do que hacjan furor «ftlaplaaia

Page 109: La Isabela

—109— 4lé"'Iibdrid. Hay ademas otrois pantos taAi variados y pintorescos, que admiran á>cuantos curiosos vit< sitan estas es<]arpadas montaflls, en las':que se criali una porción de plantas medicinales'«entrí ellas una que«nni los vcknitoside sangrecoi^ayer-ba íM^se encuMlra en ¿lnies>de julio yi agosten Nó d<ebemos: pasan en silencioiel famoso {menté sbbfe el On^itta |térteáedient0 á Buendia no iejol d'él ^Htiov'ehcíisl esde piedray consta !de tres x^bs' soberbiameHte constnwdés bajo la> diTeccion úé\ arquitecto ideda acadébiiai de san Fernando deni Antonio Jofidán, el ctJdl se liiz> á costoide los caudales públicos'<^ los puisblds^de veinte y cinoo iogiías en pdniiinio, en «l'r^itkado del gran Car-' l o s ' t e r c e r o . ' . I ' - M ' ^ - , ' •. I V ; . Í , ! ' ) Í , - l ü r i i ' ! ; • •;-

CAPÍflie M{ 11 I í: ; i , - l i !

CMlMÍlCat* á l».'herintta4A<%;p.,dr Ip^P^SMMp*-'>radOB , ideserlpcl*i>'«>e^«4ia,al«rraai.( ajrl««B 4el

\. i:

La mas idivartida cabalgata que .pueden thacer lesfbañista& desde la kabeiasi>es diriginiealipiuto-

!Besco santuario, día. iV. &^,M\\ot Detamparado$, üitnsdp á< tre» leguas eórtasdel'Sii^io, á orilla dvl (luadiela'í cerca de su coniluenoia^ovn lel Taje,

• pero les aconsejamos noise v«yan sinllewar pro-. visión de. víveije» para eomer en aquel desierta si>

Page 110: La Isabela

—«110--tío , «veJr-<|ue a«lo\^r¡aa contar Con la po/bte áespetni-án uníietmlftao, y q«e cuanto» ,(ijas ^aysmiireuáidog , taiato mas déijectkla será U>cq< balgat?»';!",;- r:, ,! r-:'-i. .- .• w. ,. ! • ! ; - . . .

8aüendo de- la:Isabela < sá taim la izquie^cia del esmino real d»'>Maiirtd ,^á,Ma.iel caoijHm) ¿I Poyos!, .ysiadejanuuilcfi la) rivera izquier^S diíi Guadieia; Se pa^ pofiíla fuente :jéei!B»y«á,4()í ja que hablamo» en' el eapítulo 9.t'.{KH el pa'eiHe;de esteqméi queda á la defeoba ^.'y ideando ¿ lai2r quierda ál puente áe:fiáeHdía ly^ J molino de Pé­rez Xnaika, deqvieliablainos e&t,«l.capituloi9iiÍ0ir rior t 96 entra , atfuttiite.'del eapceeadftimolinOiieii 4inapraft^dá .cañada 1.1 llevandwéiUíizqiiierdaihjtst-ta el mismo santuario el Guadiela, cuyo fip. SP hace paso por entre mil peñascos , en los que for­ma multitud de cascadas naturales , estrechándo­se tanto algunas >1^egj aue á pesar de su gran caudal de agua puede saltarse [wr cima de las enormes peñas que le cortan. Esta pintoresca ca­ñada , está formada por las elevadisimas sierras de BÓerráta á lariüqHttPéa y camWieíalláu, ytaU[a-• iada; ^e>'£AIned<t)',>•4»s''«uale9- v< componaa-i de piedras areniscas ó asperón y pÍMtrtose&T- »<ea{)as •verticales hasta la mitad del camino. y orrzoiita-les en la otra parte de él. Están dispuestas las •masas'de'pledra détát modo én algunas partes, -qlie (iJ%laMtánd6seKUei-!Ó d«ce Taras' ia cabezia^B -bre su base, y sostehióikiose afligunasiTeces eiriNi íolo ptuntio, parédeise hJiiían en-el'acto de preeljn-tarse nioiiWs'isiitefoiisttbre'et rio. «Es tal ía eteva-eion de lásfocs» ©ft'ltKlo el «amipode la eápresa-da cañada ,''«|ite hay que levanta^dd todo la tista.

Page 111: La Isabela

— 411 — ecliáBdóse bicia atrampara vec el cielo , y ssircs que hayjmvchos puo4os oscuros jr con sol alterna- tivamente; < '

A'labora y iwediade cairtino por está ^ » -gant»^ '%B hatla la portería del término derla faermitB", en Un sitio anteiüsimo Heno de altds pW nos;-yipor una calle de estos, uniendo los pe'* ñascosaun tnas agrestes y cortados, se llega ál santuario , situado «nos doscientos pasos de la¡8s* presada partería. El espresado santoario está de­bajo de una lenormeipeñía de asperón bastante du> ro , de color blanquizco, y Uepo.de salilFeUaiK (Iiiisimd y casi purificado: estepeñon salé'desu base-i'foPOiando bóveda', mas'de 15 varas! ¡de suerte que la plazoleta de la henrata , estaiyJá casa del hérmitañoqtieiSehalla.enfrente, esfcá va* biertapoeia espresada piedra. |*!litre eV santuario y casa-^1 hermitAñoy qu!e costa de uha ¿ooina Itaja á la que se sube por cuatro escalones foi'ina» dos en Ifi misma piedra^ y un pisa principa!.eii que están, los dornhitopios v hay «R': una distancia d e l ? ifc 18 varias ttetlios á picn.'en la mismaiipeí-ña, seis escalones:>bi»i labrado^ Iqkie rorin»»>uiip grande y espaciosa: grada , en k que se stérik ia gente: áiofT'el serraoa el día de la pomerfa ó i^sti-vidad.do N. ü. en aiquel sitio , pues como la .eápü-ila tendiüunas 16 :var«s de longitndtpor & de lati tud , no es bastante paéra conteiier las tres mil sÜ «ñas que aproximadamente dicea.aouden á estard' meria> razón por lo'que di sermomáe predicai^tb diá i laVpuerta do la capilla. n-

. Mntblxiéatnade la espresada plaaoleta eobin > ta, quaUcibina.en uiiíbalctín largo ú balausitn^

Page 112: La Isabela

— 112 — hecho en la ints<na;|>iedra<citada, (Id <!IMÍ<safen á derecha é izqaiepda dos ramaicS: de escalera pnr^ bajar á la estreclia esplanada que conduee <al Ti«t sebalk un pan plátano; cti 'a frondosa'copaf, to­cando en ta bóveda 4 la entfapiía cott sus fxnas; aij idado ik un graude higuexa quetieae pori con»* pa^a>a. Dos íiiente£illas deEiqnisimaagiip-^ saJen ile la ]>iedra.,^alegrando y' ;reirescando asta risue* «oalbeiíguffw. ,'(>.,, I • r.-ipi Ü. - , O •: 1 - >' La heintitaiestá muy f i n a d a con fjjaiaseis y>icorhio6piasrilor«rlas del' gusto otiuivigu^esco; lasittesi aUareii. que son ^deliipúmo 'gónerói, tie^ neniieoluninasi'Baloitiónicas^'ijtitodairJajnarteí d«la iglesia debajo! del coro«, está «ufajxtia udetéx-votos híeijheí por los dewbtos quehanvlograda ntfjocía en sm iniales'pon mediación dcilft'Vifrgen.rEl camarín d e N . 8. sirve: al propio Ijenípo de sacristía., y sé sube á ella pdr his cuatro escaldnes (pjé <lan acce>-eo<jai altar tnayofv á aiya^ereeha está \á entrai da. La portada cjei santuario e s senciHa¡]í de pie* dirá berroqueña, y'su laobadita teriáináJen un pequeño carhpanario de lábrílca de ladritio que qaedai debajo) dpi pdion; tncailde en su bÓY«da,' y eiiiél hay dos'SonÁras ca(A>papitas. : '> v >

En la: plazoleta se ve un eaadro muy ro»> pin* (sdo, colgado «n la fachadaíi^ela casilla del ber->-«nittino, x{ue; representa el signieúte milaglpo; Oa-i-itil^ában imesí eaballerosv. cncnplir óna promesa al'sminnrio,;:y,n^ pasar iportei puente viejo de fiacndía ^ se biradió aqúehcayendo loa caballemst pero como implorasen, cóti'lervor á N-J'^Í. de lo* Bitttmpaíradot, salieron dtl rio sin sufns dañb al-SUBo á pesar de l i elevacftanj de jque hsUan paido»

Page 113: La Isabela

— l i s ­io que publicado en toda la Alcarria por milagro, liizo se perpetuase el hecho en aquella mala pin­tura.

Dicen los naturales, que el origeu de la her-rnita se ha perdido en la noche de los tiempos, y que \o único que se sabe es, que antes estuvo de­dicada al Santísimo Cristo del Amparo, cuya ima­gen dema! arte, se venera aun en el segundo altar delaizquierda, á los pies de la iglesia que es elter-cero de los colaterales al mayor, añadiendo que desde el año ICOO , se dedicó á N. S.' de los De­samparados , representada en una imagen de mar­fil como de media vara de alta y de muy regular escultura.

La liistoria de esta imagen, y la dedicación moderna del santuario, la cuentan los de Biiendia ilel modo siguiente: «En el año 1600, Martin tierrero , vecino de Buendia , viendo el culto y veneración que tributaban en Valenciaá N. S.* de los Desamparados, mandó delinear aquella divina imagen, y colocándola en la mochila , trató de hacer aquel precioso regalo á sus paisanos. Sa­biendo su venida con tal tesoro , le salieron á re­cibir porción de gentes á la puerta Calzada, y en­tre ellos un ciego pariente suyo. Sacando el vir­tuoso Herrero la imagen para enseñársela á sus amigos , obró N. S." el prodigioso milagro de dar vista á aquel ciego , el que, lleno de amor y gra­titud , se abalanzó á la sania imagen que reve­renció consternado. Estendiéndose el prodigio por el pueblo , las campanas celebraron el milagro, y por orden del ayuntamiento , se colocó la imagen en la iglesia parroquial, en la que se cantaron

8

Page 114: La Isabela

— 114 — miiclias alabanzas á N. S." en la solemne proce­sión con que se la alojó en el templo , en el que fue visilada por todos los pueblos comarcanos. Llegada la noticia de tan milagrosa imagen al obispo do Cuenca, don Pedro Portomrrero , no solo la veneró, sino que dio su licencia para le­vantar una hermitaá N. S." de los Desamparados en el sitio mas pintoresco del término de Buendia (|ue es el que hoy ocupa. Se dotó para su culto á u:i capellán de la misma villa, y ocupa hoy es­ta capellanía el joven don Felipe Rueda , cuya devoción y celo no podemos menos de aplaudir, porque á él se debe, en mucha parte, el buen es­tado en que se halla el sitio y la hermita , que se mantiene á costa de unas cortísimas memorias, y por la caridad de los devotos.

El espresado capellán vá de Buendia al san­tuario todos los días de misa á decirla en él; tiene cuidado de ordenar las festividades, y asiste con sus buenos y religiosos consejos á la multitud de devotos que en todas las estaciones del año, y de tudas las ¡irovincias de España, acuden en pere-Srinacion á dar gracias á N. S.» por algún favor recibido, ó á pedirla alguna gracia.

Se anima verdaderamente este pintoresco de­sierto el dia 13 de setiembre , dia del dulce nom-hre de Maria, en que se celebra la festividad prin­cipal en el santuario de los Desamparados, al que van en .ilegre romería, no solo los de Buendia, de que es patrona, sino también infinidad de habitan­tes de los pueblos vecinos. Vense llenos de gen­tes todos los caminos que se dirigen á la cañada de los Desamparados que resuena con alegres

Page 115: La Isabela

— 115 — cantares , repitiéndolos los mil ecos que forniííti sus rocas. Las caballerías van adornadas cf>ii co­bertores encarnados, conduciendo las bellas al-carreñas ataviadas con su saya encarnada , raofn) de llamador , y su pañuelo de seda en la cabe­za , á quienes festejan, vestidos do gala, sirs eiiaini'rados donceles. El santuario rodeado de ca­sitas formadas en las cavidades de las pi'ñas, y todas MIS cercanías, se inundan di.» ¡íGates alef;rc^ y bu liciosas y el agudo sonido de las campanas, las imisicas , los cánticos sagrados del templo, y los ¡irof.'.nos que repite la sierra , manifiestan que anuel es el dia do vida del desierto ; y en fin , la cluUona gaita , el bronco alambor, la festlvA cas­tañuela , la alegre guitarra , las grotesras danzas, el estruendo de los cohetes y fuegos artificiales , y la undlilud de hogueras de los rancUos, lodo ani­ma el desierto de tú suerte , que parece alegrar­se á la vista del placer de los mortales devotos de su ptregrina y riquísima joya Marta Sanlisiwa (le loa Desamparados. Los bañistas que se hallen en selientbrc en la Isabela , no deben perder esta romería , en la que por tétricos y descoulenladi-züs que sean , han de hallar placer y diversión.

Al anochecer termina la festividad religiosa en el santuario, y al loque de oración, ya levanta­dos los ranchos y cargadas las cihalgaduras , se despiüe la multitud de la Virgen del De-,ÍL'rto, y la alegre romería deslizándose pur ti toitu'iso cn.niuo de la cañada , se vá cantando alegremente á la vi­lla de Kuendia que dista dos leguas , separándose, al llegar al puente, de los romeros di,' los deo'.as pueblos que asistieron ásn fiesta. Kl desierto vnel-

Page 116: La Isabela

— l l e ­ve áquedar en el mas profundo silencio, iiiterrum-|)ido solo por el car.abó nocturno que cstcndien-do sus alas de crespón negro sobre el gallardete de la hermita, arrulla el sueño del sencillo sante­ro con su triste y melancólico canto, asustando á cuantos viageros pasan por aquellas espesuras.

I^ poca parte llana que tiene á su pié el san­tuario, que es muy frondosa y llena de fuenteci-llas naturales, termina al occidente en una gran peña de asperón que se avanza al rio quitando el ])aso, y á este sitio se denomina por los naturales el fin del mw^do. Desde este sitio, se divierte la vista en un salto de aguas ó cascada natural por entre peñas caldas de las sierras laterales, en el que tienen que trabajar infínito los que guian las maderas de la sierra de Cuenca que por este rio se conducen al Tajo cuyas aguas las llevan á Aran-juez para la construcción de las casas de Madrid. Frente de la hermita en la sierra de Buendia, anuncia la santidad del sitio una alta cruz de hier­ro , sobre cl pico de la roca mas elevada de este término.

En ambas sierras se encuentran vigorosas y aromáticas vegetaciones; selvas vírgenes ordena­das naturalmente sobre gradas de rocas de diver­sos colores: torrentes espumosos que se precipi­tan desde la cresta de las montañas, cuyas casca­das forman jardines sin cultivo; caminos fantásti­cos que parecen escalas para dar paso á las nubes, y cuyas cúspides son frecuentadas por la astuta zorra, el ligero pero tímido ciervo, la ligera liebre, Ja tímida perdiz , y el sagaz lobo. Solo el cultivo natural viste estas sierras, campeando principal-

Page 117: La Isabela

— 117 — mente en ellas, los boxes, tochas, pinos , romero, espliego, tomillo, cantueso y otras mil plantas aromáticas que embalsaman el aire con suaves y gratos perfumes.

CAPITULO XII.

Viaje pcdeatre ó la vista del salto de Bolariquc y á las ruinas de nceópells y noticia blstórlca de esta ciudad.

Los bañistas que prefieran á su comodidad por unas cuanta» horas, el placer de ver sitios natu­rales sorprendentes , y de diifrutar de \istas pin­torescas que no es fácil se les presenten «n parte alguna por mucho que viagen, y en fin los que sean bastante atrevidos y cuenten con buenas piernas para subir por rocas y atravesar por frago-sides y peñascales, salvando precipicios, por la satisfacción de ver, sentados sobre las ruinas de la gótica ciudad de Recópolis, los campos de la corte de Madrid á muchas leguas de distan­cia y los nevados picos del puerto de Guadarrama, deben hacer el penoso paseo á la vista del llamado salto de Bolarque, paseo que el año pasado no nos pesó hacer, apesar de lo fatigados que queda­mos, y al que nos acompañaron seis señoras que, apesar de las pérdidas que sufrieron sus trages, sombreros y sombrillas por aquellos jarales , y do dejarjsc los pedazos de tela de sus vestidos y zapa-

Page 118: La Isabela

— l i s ­ios filtre las roías, quedaron muy satisferlias y alegres de tan atrevida jornada , porque admira­ron cuadros naturales que no puede «opiar el me­jor |)¡ncel y que no ea fácil vuelvan á ver. Este viagtí no puede hacerse sin llevar un guia práctico eií i'l terreno.

Se ('iii¡irende el camino por una senda de difí­cil 6!ihidü á la espalda de la hermita , pasándose agarrados de lus manos uno á uno por una piedra orlada que se salta con algún trabajo particular­mente por las señoras. Siguiéndose dando vuelta p<>r cima de la hermita, internándose por lo mas áspero dü la sierra á la vista de precipicios que caen al rio, se sube á un punto elevado y pintoresco que denominan Jos naturales la vuelta del Torne­ro por las vueltas que dá el rio al rededor de la sierra, y después de infinidad de bajadas y subi­das, se llega, en la cresta de la sierra, á un pico triangular en que hay un antepecho de piedra, pe­ro iialurjíl, al que llaman el fiaícondíe, situado <'urno á una hora de camino del santuario. Acpii íleseaiisaii los fatigados viageros para tomar alien­to, y l;is ojcis sesoiprenden agradablemente á la vista del alegre panorama que se les presenta. En primer término de este preciosísimo cuadro natu­ral , se ofrece al pié del pico sobre que descansa el viageio como á un cuarto de legua de bajada por wi precipicio , la unión sosegada del caudaloso 'J'ajo que viene mansamente á su derecha, con el bullicioso Guadiela que desemboca por su izquier­da, formando ambos un ángulo agudísinno con sus aguas de diverso color , hasta que se confunden en uno solo á bastante distancia. Ea segundo tér-

Page 119: La Isabela

— n o ­mino, tiene enfrente, á la derecha , el famoso de­sierto carmelitano de Bolarque con sus herniitas de que tiablaremos en el siguiente capítulo , y su portería al lado del río entre copudos pinos y cor­pulentas encinas y fresnos; como á un cuarto de hora de la unión de los rios, se vé el sorprendente salto ú olla de Bolarque, llamado asi por ser uu peñón hueco en medio del rio por el que introdu­ciéndose y saltando el agua forma á su alrededor tal espuma y hervidero , que su espantoso ruido se oyei)erfectamente desde elBalconete ; poco mas allá de la olla, se ven dos buenos molinos hari­neros perfectamente situados con sus cascadas, y á estos sigue el altísimo y fuerte puente depiüdra de Bolarque ó de Almonacid de Zurita en cuyo tér­mino está , y el cual, cortado por los franceses en la guerra lie la independencia por la jiartc del De­sierto, ha estado intransitable hasta el nno ¡lasado en que le habilitó con madera, el dueño de los molinos, cu\a obra vimos desde el espresado T!al-coni'te. A lo lejos se descubre ima dilatada vega, el |)UfMo do Sinjaton, el castillo de Angui, las (;ÍT-canias de Pa>ítana , y elevados montes en último término.

Desde el Dalconetc bajan, los mas atrevidos, y nosotros fuimos de este número con las citadas se-iíoras , al rio por un descenso difícil do revueltas de cerca de una hora de camino , atravesando la llamada aya de lox Lobos que es un sitio pantanoso sombrío y muy frondoso en donde s;ielcn escmi-derse estos animales. Gomo esta viajata fs penosa y mas en el tiempo caloroso en que se hace, al llegar al rio Tajo , casi frente al convento del Do-

Page 120: La Isabela

— 120 — sierto, es lo natural sentarse á la sombra de los copudos fresnos, robles y otros árboles que guar­necen aquella frondosa orilla , y beber con abun­dancia agua del Tajo apesar de lo zarca que es, á fin de reponer los jugos del cuerpo perdidos por el copioso sudor que en todo el camino le baña, y darle material para lo mucho que ha de traspirar en la vuelta. Aconsejamos á los viageros no se es­tén mucho á la sombra para gozar de su deliciosa frescura y que no beban hasta haber descansado un rato, si bien pueden, y aun deben hacerlo después con abundancia, tanto por las razones dichas, cuanto por la bondad del agua.

Si escabrosa y difícil hemos presentado la ba­jada al rio , la subida al sitio que ocupó la antigua ciudad de Recópolis, es en estremo mas penosa, bastando decir que por muchos puntos, tuvimos que formar un cordón todos los que Íbamos y tirar unos de otros para subir, particularmente las se­ñoras , que dejaban reliquias de sus tragos en los picos de las rocas y entre los matorralrs á cada paso. La pendiente es terrible y peligrosísima , y se tarda en subirla mas de una hora haciendo infi-nidail de rodeos. Al tránsito, dilatando un poco mas el viage, se encuentran los pintorescos pasos denominados la fuente de Burrucal y la calleja de las Higueras, sitios, particularmente este, de los que sin guia es imposible salir, pues uniéndose las ramas conforme se baja, se encuentra el viagero encerrado en un sombrío término, cüya entrada pierde el instante y cuya salida no puede conce­bir por los obstáculos invencibles que se le pre­sentan.

Page 121: La Isabela

— 121 — Luego qufl se llega á lo mas alto de la sierra,

se sienta el viagero fatigado ya, sobre las ruinas de la muralla de la gótica ciu<l;ul, desde donde su vista se dilata hasta los altos de Vicálvaro pueblo á una legua de ^ladrid , y aun hasta los puertos de Guadarrama. La situación elevadísima de U E -coPOLis llaqn('a:la por los riosTajoy (¡uadiela que se juntan como hemos dicho á la falda de su sier­ra, hace concebir que fué en su tiempo un pues­to militar de suma importancia y seguro , que ba­ria abandonar la misma aspereza del terreno, cuan­do restablecida una paz mas duradera , no fuese tan necesario para acantonar las tro])as.

Los autores dicen que en esle sitio estableció CLODOVEO una colonia de godos, y otros, con mas visos de verdad , aseguran que venciendo LEOVI-GiLDO rey godo de España, en 577 de nuestra era á Myro ó Arriamiro rey de los suevos , fundó en aquel sitio una ciudad á la cual denominó lUpol ó Jlecópoli, laque sirviendo de un interesante pues­to militar durante la guerra de la dominación go-da, debió abandonarse por la razón que hemos dicho cuando pacífica la monarquía goda se esta­bleció enteramente en el territorio español , ó lue­go que conquistada España por li's fira/jcs. estable­cieron los reyes de Toledo o los mandarines de Cuenca , á cuyo término pertenece esta sierra, las fortificaciones y lineas nnisnlnianas cuyas ruinas se ven aun en toda esta i)roviiicia y demás que dependieron del reino musulmán de Toledo. Las grandes piedras labradas, entre las que hay algu­nos pedazos de mármoles, que se ven aun sobre la superficie, hacen conocer que fué ciudad de

Page 122: La Isabela

— 122 — aíguna consideración, acreditándolo también ade­mas una medalla de oro de fíecaredo que hemos Tísto eu cuyo anverso se lee ]<ECAR. REX alrede­dor de un mal busto y en el reverso en que se \é una cruz Recopol. Pius: tal vez si se hiciesen escavaciones en este sitio, se hallaría monedas podas y restos incripcionales que aclarasen á la historia y geografía l¡is tinieblas en que se halla envuelta la de esta gótica poblac ion (1).

Lufgo que v\ viagero lia descansado y reilec-sionado, á la vista de estas ruinas> la inestabili-éad de las cosas humanas, emprende su viage da nuevo por un descenso tan rápido que se necesita sumo cuidado para no resbalar y rodar por sque-llos precipicios, y después de haber atia\esado multitud de ellos con mas ó menos riescto , se en­cuentra por fin la senda que coiiduce al santuario á la que dá entrada la ¡lefíii cortada de que habla­mos al princijiio, cuyij pjso es ahora mas dificil que antes, llegando por fin bañado de sudor á la

(1) Dice Mariana en eltom. 1,» lib. 3.» de su hislo-tia de Espaüft «cerra de esVa tiudi-á: «Del nombre de Mecaredo se fundóla ciudad llamada ItecápolU n\ Bqun-).la parte en que el G»a(!icla so junta con et Tajo, nu le-}üs de la villa de Taslrana como atestigua el moro Hasis, Esla fundación fué el año 377.)) Oíros autores dicen que ísta ciudad se fundó dundo, está hoy Abnanacúi ti' Zuri­ta á una legua de distancia de esias ruinas. El moro Ha-sis en su descripción de España, por la (jucconsta ecsistia ísU ciudad t'B \m ()c Crisln dice: «la ciudad de Recapel es muy fermusa í inny buena é muy viciosa de todas las posas que loshomes se lian de mantener.» «Zorita es fni'i-te cida é muy alta c licicronla de las piedras de íiocnpel que las hay muy buenas en un rio llamado Uuadicla.)>

Page 123: La Isabela

— 123 — tiermíta cuya apacible y fresca sombra le invita al ¿escanso, pero le acoBsejamos que por muy fati­gado que esté, no se entregie, sin dejar de su?-dar, á este placer ni menos entre en la fresquísi­ma hermita, porque podrá costaría caro. Una buena limonada y mejor si es eon cerveza , es lo que mejor le sentará al fín de tas penosa jornada; y lo decimos por esperiencia. Baste decir para que se conciba este viage , que nosotros le emprendi­mos á las diez de la mañana desde la hermita , y que sin haber descansado mas que media hora en­tre el Balconete, rio, y Recópolis, volvimos a! eantuario á las tres en punto. Pur esta razón si quisieren los bañistas ver los Desamparados y ha­cer este último viage en un día, deben salir de la I'iabela á las 1} ó las (t de la mañana, para que des­cansando bien antes y después en el santuario, y comer lo que Heven á él con descanso, puedaa regresar al real Sitio, sin precipitación, á las ocho de la larde.

Concluiremos este capítulo diciendo, que la vegetación está enteramente descuidada á la natu­raleza en estas sierras, y que á la vista de la fron­dosidad del sitio de los Desamparados, debida á un poco de cuidado y á la que tiene el Desierto de Bolarque cuyas arboledas consuelan, se conoce que el terreno á poco que se cultivase, podría ser muy productivo á favor de Biiendia, y no ser hoy su descuido, como acertadamente dijo á su vis­ta nuestro amigo don SebastianEuf;enio Vela, que con su esposa, la mia y demás señoras nos acom­pañó en esta espedicion, el padrón de estas sierras que manifiesta la incuria de sus dueños.

Page 124: La Isabela

124 —

CiHiilno al desierto de Dolarqiic jp<M- Sayutont dcacripcion de su termino , monte y convento^ é hlHtorlu de CNtc desde «u oría;cn üastit e l d io .

Sabiendo Fr. Ambrosio Morales, italiano Je nación y religioso del Carmen, que los carmelitas de Alcalá de Henares querían establecerse en im <les¡erto á imitación del de Monte Carmelo , mani­festó que en las riveras del Tajo, caminando des­de la Paagia hacia su nacimiento, se hallarían de­siertos á propósito para la fundación. Con estas noticias salieron de Alcalá con el referido padre, el virtuoso y R. P. Fr. Alonso de Jesús María, de edad de 28 años, nombrado para fundar en el yermo, y dos caballeros genoveses. Caminando por las sierras por que vá el Tajo , se pararon en un sitio llamado de BoLAnQUB , término de Saya-ton en la provincia de Cuenca, á dos leguas de distanciado Buendia y de Pastrana, y á una de Albalate y Almonacid de Zorita, que tiene íu puente do ¡liedra al mediodia del mismo siüo , so­bre el famoso T;ijo que dista alli de su origen 23 leguas. Divide el Tajo en este sitio dos elevad/si­mas montañas , la una la del desierto de Bolar-(|ue , y la otra la llamada sierra de Enniedio y de Buendia , cuya tierra , perteneciente á la proviu-

Page 125: La Isabela

—.125 — cía de Cuenca, está entre los ños Tajo y Giiadic-la , juntándose anibos á su falda esquinal, frente al ángulo meridional del desierto , como dijimos en el capítulo anterior.

Todo el término de líularque es asperísimo y con altas sierras quebradas , particularmente ha­cia el norte y poniente; al oriente se hallan los bosques que llaman de Angui (1), cuyo fuerte y ruinoso castillo se ve sobre una elevada sierra ha­cia el norte como á una legua de distancia. Todo el desierto está lleno de pinos , robles y algunas encinas; muchas sabinas, enebros, madroños y cornicabras; en las ramblas y quebrados, crecen sauces , espinos , bojes y quejigos; en las lomas, lentisco, bruco, chaparro, yedra, gayubas, é in­finito romero ; y en la parte mas próxima al rio se crian álamos , olmos , fresnos y defiiste menudo, madreselva, mejorana, espliego ó alhucema y sal­via, no faltando el tomillo y Jas demás plantas olorosas de que abuuda toda la Alcarria , el bene­ficioso esparto , y la medicinal cincovena de gran virtud aplicada á las heridas. Ademas de estos se­res del reino vegetarse hallan en este sitio las yer­bas medicinales siguientes, á saber: la yerba ibia li el pericón , la doradilla , yerba brenca ó culan­trillo , la escorzonera , la escabiosa , la peni])ine-la, yerba contra los venenos , la potentila, esce-leiite remedio para el mal de lujada, el isopillo,

(1) KslP tírmino pcrlenocc al marquís do Mondojar, y estuvo muy poblado de caza mayor, en parlirular de javülii's.

Page 126: La Isabela

— 126 — y la bnrsapástaris , milagrosa para retener los flu­jos de sangre.

Cuando los carmelitas fundaron su casa eit es­te desierto , si hemos de creer á su prior Fr. Die­go de Jesús Maria en la historia de este convento publicada en 1651, habitaban en este sitio águilas reales ; pero hoy las a\es que mas frecnentan el desierto, son: los buitres, del tamaíio de un pavo, de color negro y el pecho blanco , los quebranta^ huesos, perdices, palomas, chuchas que anidan en los pirtos , palomas torcaces , urracas , buhos cenicientos del tamaño del gallo, cárabos pardos verdes, autillos, mochuelos, ruiseñores; en la rivera del rio, mirlos , jilgueros , solitarios , do­radas oropéndolas , caldelcrillos llamados domini­cos por su plumaje blanco y negro, pinchones, go­londrinas, rendajos y sietcarreldes (1).

En la misma obra se dice haber animales mon­taraces, como jabalíes que pasan de la sierra de Buendia , venados, corzos, li>))os, zorras en gran número , gatos monteses listados de negro, gar­duñas , ardillas , culebras , lagartos , alacranes, algunas víboras y pocos conejos.

La estremada altura de las sierras de Buendia,

(i) Es un pajnrillo pequeño que forma su nido en los gajos de las ramas de los pinos, en forma de bo!» de pe­queño tamaño , trabado porta parte esterior con pulj-Jlos y hebras de yerba, y dentro ton algodonciltos de cardo , haciéndole una cubierta con prdacillos de corte­za de árbol trabados con moho, en un costado le hace un agujero en el que entra y pone sus huevos.

Page 127: La Isabela

—127 — qne libran al Desierto por el oriente del sol, haoc ser fría su parte baja bañada por el Tajo; pero esto lio impide que su clima sea bondadoso y be­nigno en lo general por su grande abundancia de aguas dulces , y la diversidad de yerbas saluda­bles qi:e SR acaban de mencionar.

Hecha la descripción del terreno del desierto de Bolarque , daremos una sucinta historia de 1« fundación carmelitana , en la que complelar«mos la descripción de este admirable sitio, con las me­joras que hizo en él esta orden religiosa, mejoras que aun pueden verse por conservarse muchas de ellas, á pesar de la esiincion de la orden, y de haberse vendido por el Estado á un particular tan ameno sitio.

Ya dejamos dicho que el P. Alonso y sas aconipañantes, se fijaron en el sitio de Bolarque para fundar su yermo carmelitano. Tan luego co­mo el padre Alonso comunicó haber hallado el ter­reno necesario, se promovió en la orden una dis* cusion acerca de la conveniencia de fundar en desierto, y no hubo que hacer poco para vencer á los opositores. Otra tempestad aun mas temible se levantó en el pais; pues á pesar de qjie habia en Buetidia la tradición de que llegaría Un dia en que babitarian aquel desierto religiosos siervos de Dios , esta villa en iniidu de los catorce pueblos que foTuiaban la llamada Comunidad de Zurita (1),

(1) Los pueblos que mas «c cnsauaron , fueron: lila­ila , Yebra, Oniova , FncHlelpiicina , Almonacid . Pas-tiana , Albalate , Fuenlenuvilla, EseariíAc, V'aldccon-«'ha , Sajaton y liuendia.

Page 128: La Isabela

•* ' ^ú\ - ) ,v « • í 4 : t í . . ' r í >!

• ' I * ' ' . ' 1 '

t ' f t ' - ' — Í28 — --^ •, • /os nn.ifes disfrutaban de los pastos y (cíías dcf rfo-

8Ícrt6 de Rolarqiie , se confederaron para impedir á los earmi'litas estahlccerse en 61, siendo el lu­gar de Sayaíon , y la prineesa de Melito duquesa (te Pastrana , los mas poderosos enomigos de los padres fundadores.

Cnando los referidos pueblos se preparaban á impedir la fiuidacion, compró el P. Alonso, en mil reales que le dio uno de los caballeros geno-\eses que le acompaban , una casa de campo con unas pocas tierras á la banda Je Augui á \in la­brador de Fuentelencina, que es la parte de la que después fue viña del convento , de la cual se conserva aun algo, por cuya razón no pudo Fuen­telencina impedir ya á los padres que como pro­pietarios entrasen en su término, si bien no les concedieron mas terreno que el comprado.

La conumidad de Alcalá dio los poderes para fundar af P. Alonso , al que nínnbió su vicario , y escogiendo este á los nobles rebgiosos Fr. José de JesúsM.iria, hijo deD. Gaspnr de Sandoval, señor de Pineda, su primo , y al P. Fr. Lorenzo de la Crnz , partió con 14 mrs. ))or todo caudal á fun­dar el Hionasterio en el referido yermo. Llegados á un tiro de honda del rio , frente á la sierra de l$iiendia , en una quebrada de la montaña que re­mataba en esconce sobre unas peñas , hiceron los religiosos con sus propias manos , con ramas de árboles y arbustos , una cabana para albergarse, y después levantando con piedras y barro una ca­sita de 13 pies de longitud con la anchura propor­cionada , cubierta de ramas y una poca teja , hi­cieron tn cuatro días una capillita con su altar

Page 129: La Isabela

''A '"5'

— 1 2 9 -correspondiente. Verificado esto , y ponierií ta hennita el título de S. Juan Bautista , celebra­ron misa en ella el domingo 16 de agosto de 1592, dia en que quedó hecha la fundación con el título de N. S. del Monte Carmelo. Poco después se si­tuó en tan modesto albergue el Smo. Sacramento, las tablillas de la meditación carmelitana, y en se­guida se fabricaron los raonges sus celditas de la misma materia que la choza , teniendo por camas dos pieles de cabra sobre dos tablas, y un tronco de pino á la cabecera , y comiendo en su mayor parte yerbas cocidas de las que producía el de­sierto.

Como en tan modesto albergue fuese imposi­ble permanecer mucho tiempo, escogió el P. Alon­so uua ladera del monte mas arriba de la hermita para construir el convento que proyectó , conñado en la asistencia de Dios, é inmediatamente empe­zó á trabajar con sus subordinados en aquel sitio, ayudado de los peones que podia mantener con las limosnas que al efecto empezó á recoger.

Al año siguiente de 1593 , ofreció la religión graciosamente el patronato de la casa al rey Feli­pe II que le admitió , prometiendo te.ier en ella perpetuamente capellanes que pidiesen á Dios por él , razón por la que en la capilla mayor de la iglesia del Desierto , se ostentaban las armas reales. ^

Persistiendo en la obra del nuevo convento con el auxilio de las limosnas, pudo ocuparle K comunidad el año 1595 aunque no estaba conclui­do del todo, y lo hizo llevando al Smo. Sacra­mento en procesión desde la primitiva hermita de

9

Page 130: La Isabela

— 130 — S. Juan Bautista , cantando himnos, entre cuyos motetes queda este por tradición en aquel pais;

Un pastor en el Carmelo mejora de asiento y casa, y con él se muda y pasa toda la corte del cielo.

Como las limosnas no fueran tantas en un principio, que bastaran á emplear todos los mate­riales y brazos necesarios á una buena y duradera obra, sucedió que á los 16 años tuvieron que redificar la casa, pues la carcoma se habia apode­rado de los pinos mal labrados que del mismo si­tio se emplearon en la construcción, teniendo que sustituir á estas malas maderas las de la sierra de Cuenca, que labradas con mas aseo, y cortadas en tiempo oportuno, se transportan por el rio Ta­jo. No quiso el cielo que fuese duradera la prime­ra redificacion del convento, puesto que en 27 de agosto de 1619 se quemó casi del todo, salvándo­se solo los efectos del culto. Los vecinos de Almo-nactd capitaneados por su alcalde Cristoval Polo,

!r los de Sayaton por su cura, acudieron en auxi-io de los carmelitas en esta aflicción, y si bien no

pudieron evitar la ruina del convento, impidieron que el fuego se estendiese al monte y á las hermi-tas (1). £1 Santísimo se colocó, en aquel caso, en

' {1) Se cuenta por ios naturales fanáticos, qne el fue­go le prendió el diablo envidioso de la virtud de los re­ligiosos ; que conjurando al demonio en el cuerpo de

Page 131: La Isabela

— 131 — la hermita de Sta. Teresa, donde estuvo los 14 dias que después de concluido eL fuego se tardó en limpiar la casa , y establecerle en la única pie­za sana que dejó el incendio. Como á los pocos dias de la catástrofe , pasase una gran maderada por el rio , comprando los PP. la necesaria, se hi­zo la obra que aun se conserva con las limosnas que al efecto sacó de los fieles la religión.

Desde que los PP. carmelitas ocuparon el De­sierto, fué su ánimo vivir á lo eremita en vida so­litaria y contemplativa en el -mismo yermo y asi es que, en un principio, edificaron tres hermitas separadas del convento. La primera que se labró fué la de san Elias en una punta del cerro que está á mano izquierda y enfrente del convento, la cual sé hizo por cuenta de doña Juana Dormer duquesa de Feria su patrona. La segunda fué la de tanta Catalina, situada á la parte opuesta del convento á la mitad de la pendiente de la montaña y la tercera la de san Francisco y santa Marta Egipciaca cercana del convento sobre una emi­nencia.

Estas tres hermitas fueron las primeras que se construyeron ; pero como creciese el buen nom­bre del desierto de Bolarque , se interesaron en su prosperidad muchos títulos y señores del reino.

una mugcr de Buendia, el Lie. Porreñn , cura propio de Sacrdon , dijo que hacia mucho tiempo trataba de que­mar el ronvetito , lo que habia impedido el brazo pode­roso del Señor, pero que obtenida la licencia . lojjró la idea juntándose al efecto muehns legiones de diablos.

Page 132: La Isabela

— 132 — y pidiendo tener en aquel sitio hermitas en que se rogase por sus almas , estas se aumentaron hasta trece, de las que aun ecsisten en regular uso la mayor parte.

La primera que se encuentra al entrar en la posesión de Bolarque, es la de la portería que se halla al mediodía á la orilla del rio, dedicada á nuestra señora del Carmen , la cual se edificó á costa de doña Ana Feliz de Guzman marquesa de Camarasa (1). Siguiendo la ladera arriba, siem­pre á la izquierda, se encuentra, entre unos altos pinos , la segunda hermita dedicada á los apósto­les san Pedro y san Pablo, erigida por el caballe­ro sevillano don Diego Daza. A poco trecho , su­biendo al convento, se encuentra la tercera titu­lada san Hilarión, h cual fué fundada por don Fer­nando de Espejo criado de Felipe III. En el mismo paralelo tiene asiento la hermita de santa Teresa, mayor que las demás y fundada por Fr. Martin Martinez, de la orden militar de san Juan y vol­viendo después á media ladera sobre la senda que sube al convento, está la de san Elias de que ya hemos hecho mención.

La hermita de san Francisco y santa Maria Egipciaca ya mencionada, fundación dedo» Fran­cisco de Contreras presidente que fué de Castilla y de su muger doña Maria Gasea de la Vega , es la

(1) Como los PP. no podían hablar , al sentir llamar á la campana de la portería, salía el hermitaño y si ve­nia con documento en regla , le abría y con la mano le indicaba d camino del convento.

Page 133: La Isabela

— 133 — sesta, y la sétima la espresada de santa Catalina en la que dejó su memoria don Jorge Manrique.

La octava hermita dedicada al patriarca san José por Pablo González mercader de Madrid , se halla no distante de la anterior en un sitio eminen­te , y la del evangelista san Juan, ocupa un sitio retirado, teniéndose que pasar antes por un pro­fundo vallado en que se albergan los animales montaraces que cria la sierra. Esta hermita fué fundación de los duques del Infantado don Juan de Mendoza y doña Ana de Mendoza.

Estas herraitas, desde la portería, van for­mando un arco ó media luna por la ladera del cer­ro, apartándose siempre del convento á lo mas alto en que está la de san Juan , y desde esta cae el segundo brazo de arco hacia el rio por el lado que mira á Anguis ó sea la parte opuesta á la por­tería. La primera hermita que se halla en el des­censo, es la de san Ildefonso, rodeada de árboles, la cual edificó el fundador del Desierto padre Alon­so de Jesús María, dando en ella parte á la devo­ción de la condesa de Gifuentes, conde de Puño-enrostro y doña Mayor Méndez. Vecina á esta hermita, se halla la de la Magdalena, que es un subterráneo con parte de edificio muy humilde, de la que fueron patronos el duque de Medinaceli don Juan de la Cueva y su muger doña Ana. Ba­jando al rio, se encuentra , antes de llegar, como á dos tiros de piedra, la hermita del Nacimiento, fundada por doña Maria de Granada hija de uno de los infantes de Granada. La hermita trece ó úl­tima , es también de san. Juan, fundada en me­moria de la toma de posesión del primer terreno

Page 134: La Isabela

— 134 — comprado por los PP. de que ya hemos hablado, fué la que le sirvió de primitivo templo, y aunque redifícada por el mismo couvento , fueron sus pa­tronos el almirante de Castilla, la condesa de Le-mos y doña María Fajardo (1).

Las espresadas hermitas fueron ocupadas por aquellos religiosos que querían mortificarse vivien­do en completa soledad , lo que haciau con licen­cia del prelado ya poruña temporada, yapara siempre. El hermitaño de una hermita , se hallaba hermanado con el de la inmediata para ayudarse diaria y mutuamente á misa único caso en que po­día reunirse. Como cada hermita tenia su campani-ta, era deber del hermitañu tocarla cuantas vetes sonase la mayor del convento y asi es que como sabia por la campana cuantos actos hacia la comu­nidad , hacia él lo mismo, incluso los maitines que se rezaban alas doce de la noche á cuya hora to-c.aba la campana mayor y cada hermitaño la suya, siendo severamente castigado, si por estar dor­mido, no lo hacia. A las cinco de la mañana en to­do tiempo, tocaba el hermitaño á la oración al oir­ía tocar en el convento ; á las seis á prima, y á las siete la misa para la que el hermitaño qne venia de fuera se vestía primero y la decía sin que en

(1) Las hermitas son un pequeño edificio en cua­dro de 15 á 16 pies por cada lado; consta de un recibi­miento , oratorio para decir misa , celdilla para dormir y hogar para guisar ú cocer las yerbas. Hay algunas que tienen piso bajo y alto , pero las mas son de piso bajo.

Page 135: La Isabela

— 135 — todo esto se hablasen una palabra sino por peñas convenidas. Los hermilaños no podian comer mas que frutas y legumbres de las que, asi como de aceite, vino y pan, les proveía la comunidad cada tres días por medio de un religioso lego, al que denominaban el cuervo. Guando el hermitaño por enfermo ú otras causas necesitaba de socorro, to­caba la campana de cierto modo y á su aviso acu­dían del convento en su ausilio. Los hermitaíios no asistían á los actos de la comunidad, á escep-cion de los capítulos que se celebraban los domin­gos á las cinco de la mañana y de las conferencias espirituales que denominaban colaciones (1) que se verificaban cada quincedias, los domingos por la tarde, las pascuas y festividades de primera cla­se. Los hermitauos no recibían mas visitas que las <iol prelado dos veces á la semana y á este solo decían cuanto necesitaban.

Como el modo de vivir de los carmelitas en es­te desierto, requiriese una completa clausura , y les fuese imposible tenerla sin cercar todo su tér­mino, impi'traron esta gracia del rey al que pre­sentaron im dibujo ajustado del sitio, con rio, montes, convento y hermitas. Concediéndoles el

(1) Las colaciones eran una especie de academias en las que se discuiian puntns espirituales que se escribían (le una sesión á otra en una tablilla , y solo en esias se­siones podia hablarse, á no ser que en otras ocasiones se les levantase el silencio por el prelado; pero nunca po­dian citarse lugares del mundo á no ser Roma cabeza de la i¡;lesia y Sayaton lugar de donde se surtían.

Page 136: La Isabela

— 136 — rey esta gracia por cédula firmada por Felipe III, siendo príncipe, en nombre del rey su padre, eii Madrid 16 de marzo de 1598 , mandó á don Fran­cisco Conlreras oidor del consejo de las órdenes, que lo llevase á cabo avistándose para ello con los pueblos de la comunidad de Zurita de quienes era el sitio, pagando de suis reales arcas lo que los dichos pueblos no quisiesen ceder graciosa­mente. Reunidos en junta en Almonacid los repre­sentantes de los referidos pueblos presididos por el oidor Contreras, y sabiendo los deseos del rey, cedieron en limosna al convento del Desierto cuan­tos derechos á el les pertenecían y amojonado el sitio cedido de mas de media legua de largo de oriente á poniente, quedó poseedora de él la co­munidad que empezó inmediatamente á cercarle, y no tardó en estar el desierto completamente cerrado (1).

Admirado el oidor Contreras de este sitio, construyó en su iglesia, capilla para enterramien­to de él y su muger , y cuando se retiró de presi­dente de Castilla á cuyo puesto se elevó, quiso vi­vir en Bolarque á cuyo convento dejó después por su heredero.

No podia entrarse en este desierto sin licencia escrita del general ó provincial de la orden , aun­que fuesen religiosos de la misma. Los religiosos

(1) Mientras se hizo la cerca de fábrica, sacó el con­vento censaras del Nuncio Apostólico, para que quedasen descomulgadas las mugeres que se acercasen al Desierto.

Page 137: La Isabela

— 137 — no salian del Desierto jamás á peticiones de frutos, ni aun á predicar ni confesar incluso el prelado que no podía salir del sitio, por motivo alguno , sin li­cencia del general de la orden. En esta casa se guar­daba, como hemos dicho, silencio perpetuo y nin­guno se dispensaba escepto en las colaciones men­cionadas : solo el prelado y el procurador podia hablar con las personas que visitaban el convento. Ningún padre estaba autorizado para recibir ni escri­bir cartas sin licencia y por el conducto de su pre­lado , á no ser que fueran de prelados superiores.

Habiendo hecho la descripción y dado noticia del Desierto , concluiremos con dar á conocer el camino que conduce á él desde Sayaton, y el mis­mo convento.

El lugar de Sayaton ocupa una pequeña altu­ra al lado izquierdo del Tajo. Desde este lugar, se toma el camino para Bolarque por una vega co­mo de un cuarto de legua terminada en unos pina­res y un alto cerro. Entrando en este, se vá su­biendo á lo mas alto por una sendilla que después se precipita á lo hondo de una rambla de penosa bajada. Llegando al llano de la otra banda del cer­ro, se camina, como por un jardin de espinos y madreselvas , hasta desembocar el rio á vista del puente antiguo y de piedra de Almonacid, frente al salto de aguas llamado la olla de Bolarque de que hemos hnblado en el capítulo anterior.

A poca distancia de la olla y siguiendo siem­pre la ribera izquierda del Tajo, se halla una cruz verde en el pedestal de un guijarro que indica la procsimidad del desierto carmelitano, al que se entra después de un corto camino , por una porte-

Page 138: La Isabela

— 138 — ria que dá principio á la cerca de cantería que corre á cordel con el rio como quinientos pasos, dejando una angosta pero frondosa calle de ála­mos , robles y encinas , que van á dar á la porte­ría baja casi en la junta de Gutdiela y Tajo, en que se halla una hermita.

Desde esta hermita se camina á media ladera al convento por una senda , hacia arriba, bastante angosta que se vá esconzando á trechos, y que es­taba llenas de cruces á uno y otro lado.

La entrada del convento á lo que aun se vé, fuó un modesto zaguán en cuyo friso se leia aque­lla sentencia de Isaias. «Pondrá el Señor el de­sierto como delicias suyas, y a ía soledad como jardín de su recreación y gusto.» Por este zaguán se entraba á la portería en la que habia un santo crucifijo pintado en la pared, y por una estrecha puerta se pasa á un humilde claustro en cuyos cuatro ángulos estuvieron otros tantos altares de­dicados á santa Teresa. En este claustro se hallan las piezas de capítulo , la sacristía y la entrada á la iglesia que es de bóveda y tiene cincuenta pies de longitud con presbiterio y coro: tenia tres altares principales con el mayor , y por ella se pasaba á las celdillas de los religiosos de ocho á nueve pies ca­da una. Sobre los dormitorios, se hallan las pie­zas que sirvieron de biblioteca q»ie fué bastante ri­ca en libros y manuscritos, y la galería en que los días malos para salir al campo, se verificaban las conferencias. La cocina, despensa y refectorio, se hallan en la parte baja, teniendo el último venta­nas al rio, y en la parte mas inmediata á la ribera, se encuentra la huerta que bien cuidada es bastan-

Page 139: La Isabela

— 139 — te productiva, asi como la famosa viña que se ha­lla á la banda de Anguis.

Este pobre convento , en el que se adoraban porción de santas reliquias, (1) fue abandonado el año 1835 á la supresión de las órdones religiosas. Apoderado el gobierno de las alojas de plata que eran solo cáliz y custodia, y de algunos pocos efec­tos , quedó al cuidado de ua solo guarda, hasta que posesionados de él las partidas de facciosos capitaneadas por el llamado Feo deBueudia y otros defensores del pretendiente Carlos V, le destroza­ron lastimosamente quemando nmcbas de sus ma­deras y libros de su biblioteca, con los que se d¡-

(l) En el desierto de Bolarque sufrieron particular adoración laá siguientes. Los cuerpos de los mártires san Sabino y Certesio mandados por el cardenal Albor­noz: en la capilla de las religiosas (¡uc fabricó Contreras presidente de Castilla, un pedazo de la toco de la Virgen, una cabeza y tres canillas de los mártires lan Mauricio y sus compañeros; tres cabezas y varios huesos de las once mil vírgenes, sacadas de Colunia; una canilla de san Pedro mártir; una canilla de san Aurelio; otra de santa Anastasia; un poco de pedernal con que se hizo la circuncisión de Jesús , una costilla de santa Teresa de Jesús ; una reliquia de so» Esteban pro(o-»inrltr,- otra de san Vicente levita y mártir; otra uc san Juan Crisós-tomo; otra de san Xenón manir; un pedazo de hábito de san Francisco de ASÍS; y otras muchas de santos márti­res. También tenia gran veneración uii crucifijo como de una cuarta, y una imagen de á teicia, de nuestra s e ­ñora do Monte Agudo, á la que atribuían el milagro de parar los incendios que acaeciwon en dos ocasiones cu «1 monte del Desierto.

Page 140: La Isabela

— 140 — virtieron en cegar el pozo del convento (pie aun se halla lleno de ellos. En bastante mal estado el convento, vendió el gobierno todo el desierto de Bolarqiie por medio de la comisión de enagenacion de bienes de las comunidades religiosas, al señor Peralta, rico abogado de Madrid que le posee, el cual sostiene con cuidado las hermitas y el con­vento en la parte no arruinada, manteniendo este recuerdo histórico de la religión carmelitana. Ha­biendo esta dejado deecsistir y de consiguiente de poseer un terreno del que casi á la fuerza se apo­deró, nos parece no hubiera sido fuera de justicia se hubiese devuelto á los pueblos partícipes de la comunidad de Zurita , la parte que fué suya ó de sus propios.

Los bañistas que desde la Isabela deseen visi­tar el desierto, tienen que dirigirse á Sacedon, bajar por la boca del infierno á pasar el Tajo por el puente de Auñon, y ó costear el lado derecho del rio, ó mejor dirigirse al término de Sayaton tomando á la izquierda de este pueblo á volver á encontrar el Tajo por el camino indicado al empe­zar este capítulo.

Page 141: La Isabela

~ U 1

CAPITULO ULTIMO.

Dr las maderadas qne desde los pinares de Cuen> ea bojaa por los ríos Tajo y C-uadlela al real «Itlo de Aranjues.

A fin de concluir este manual con lo que pue­da divertir é interesar al bañista, vamos á dar á nuestros lectores una sucinta idea del modo de conducir las maderas de la serranía y pinares de Cuenca, al real sitio de Aranjuez desde donde se llevan á Madrid; valiéndonos para ello, en parte, del interesante artículo que sobre este particular publicó nuestro amigo don Pedro Pérez Juana en el Semanario Pintoresco Español.

Los tratantes en maderas de construcción, compran pinares en las sierras de Cuenca , que mandan cortar y labrar durante el invierno, y á principios de abril hacen dirigir las maderas á los rios Tajo y Guadiela á costa de brazos y con car­ros por parages intransitables, entregándosela á los madereros, luego que está en el rio, para que la conduzcan. Desde que entra la madera eri el rio , hasta que llega al desembarcadero de Aran-juez , tarda una raadeirada de cuatro á cinco me­ses , según la mas ó menos agua que lleva el rio, por los malos pasos y contratiempos que sue­len acontecer eu el \iage.

Page 142: La Isabela

— 142 — Valencianos naturales de Chelea, á los que

denominan gancheros por el instrumento que usan, son los encargados de la conducción, bajo las órdenes de un gefe práctico al que están en­teramente subordinados los 300 hombres que se emplean en este servicio. Su trage uniforme cons­ta de zaragüelles , faja encarnada , polainas blan­cas , pañuelo encarnado á la cabeza, y por arma una vara larga con un gancho á la punta que es el instrumento con que dirigen las maderas. Cada cuadrilla se compone de ocho hombres con su ge-fe , que es un cuadrillero, su ranchero y una acémila. Al frente de todas las cuadrillas vá un mayoral al mando del gefe principal de los gan­cheros , y detrás de todas las ciiadrillas lo que lla­man la tienda , que viene á ser la administración que procura las raciones de los gancheros, tomán­dolas y pagándolas en los jiueblos por donde pasan.

La viga mayor denominada la capuana de la maderada , vá ía última adornada con ramas ver­des en señal de su grandeza y magostad, siguien­do á veces á cincuenta mil palos y vigas menores, que van empujando los gancheros, franqueando la corriente y los escollos del acuático camino. Cada uno de los gancheros gana tres reales dia­rios , los cuadrilleros cuatro, los mayorales diez, los rancheros uno y medio , teniendo todos ración de pan, vino y aceite. Los sitios mas difíciles pa­ra el paso de las maderas , y de consiguiente los mas pintorescos en que puede ver la maderada el bañista, son: cerca de la Isabela , el de los Chor­os , media legua del molino de Buendia , y el dé

Page 143: La Isabela

— 143 — la olla de Bolarqne. Por el primer punto , en dis­tancia de media legua, tarda en pasar \a madera­da seis días á causa de los muchos y grandes pé­naseos que hay en el rio , puntos en que parece imposible puedan pasar las vigas. Solo la práctica de los gancheros, y la suficiencia del TÍO JOAOÜIÍÍ de CHELVA , que asi se llama el actual capataz, pueden salvar pasos tan difíciles, que asustarían á ios mas sabios ingenieros del mundo. Durante es­te dificil tránsito, sitúan los madereros su cuartel general en el sitio de N. S. de los Desamparados, de que ya hemos hablado.

Al pasar la maderada por este delicioso sitio, le animan los gancheros con sus ranchos y lumi­narias, y luego que cenan, manda e) gefe tocar las campanas del santuario , cuyo sonido repiten los ecos de las sierras, y todos los valencianos se dirijen á la hermita, en la que óirijen á la virgen cánticos de alabanza por haberles librado hasta allí de los peligros del rio, pidiéndola les proteja ea los malos pasos que lea falta que recorrer (1).

Desde el espresado santuario sigue la espedi-cion á la olla de Bolarque , en la que tienen que trabajar también bastante , si bien allí les ayuda ya el agua del Tajo, que unido con el Guadiela, forma un caudal muy respetable. Salvado este pa­so , el resto de camino, ea el que aun tardan unos

(1) Ningún dia de fiesta se quedan los madereros sin misa, yendo á buscarla aunque sea á cuatro leguas de distancia.

Page 144: La Isabela

— 1 4 4 -cuarenfa dias por lo menos, les ofrece ya monos fatigas y dincultades.

No llevan los madereros mas eqnipage que la ropa puesta , pero cada 15 dias les llega á lodos, desde Ghelva , el Ropera , con la muda de cada uno , la cual les remite la famiüa en un talegito con su señal, y en él nueces , castauas , manza­nas ú otra chuchería, recuerdo de una esposa, de una madre ó de una querida. La llegada del Rope­ro, se comunica por estraordiiiario á todas los cua­drillas , y por toda la margen dtl rio resuenan los gritos de alegría con que reciben al nuncio de sus familias. En caso de alguna desgracia 6 averia, se entienden las cuadrillas haciendo señales con los ganchos que les sirven de telégrafos, y son tan diestros nadadores y tan ligeros, que voltean las vigas en el agua , sosteniéndole en las esquinas, guardando un admirable equilibrio. Al correr por el rio por cima de una viga y con su garfio en la mano , parece cada uno de ellos un Dios Neptuno, según nuestro amigo. Sin embargo de su destre­za , algunas veces suelen suceder desgracias de consideración á estas pobres gentes , ya por una venida imprevista , en cuyo caso es incomparable su trabajo é inapreciable su mérito , ya de algún descuido en los pasos peligrosos.

Las maderadas llegan generalmente á Aran-juez en agosto y en setiembre, y su desembarque es tan curioso y tan vistoso, que bien merece se haga un viage desde Madrid para verle, y para saber las fatigas que cuesta á los gancheros el conducir cada madero de construcción que se gas­ta en la corte, en la que habrá pocos que lo co-

Page 145: La Isabela

— 145 — nozcan. El tio Joaquín de Chelm, cuyo talento y práctica alaba con justicia nuestro amigo, es hoy dia la notabilidad principal do España en este ejer* cicio , y es de sentir qne los años le tengan tan ceroano del sepulcro; pero siempre se le recorda­rá por los suyos con admiración y respeto, y por nosotros en estas páginas. Durante la temporada de baños suelen pasar pocas maderadas por la Isa­bela, pero el bañista alcanzará á ver aun algunas cuadrillas á su paso por el Tajo hacia Sacedon, 6 en alguno de los parages citados.

-^-: : - - ^

10

Page 146: La Isabela

— 14.6 —

Ailvertencla ¿ lo* b«aut»s sobre los ntcillos de traaaporte, | »r*«laB en cl vlage, comida» r

otraa eoaaa Interesantes.

Cumpliendo can la oferta hecha en el capítulo primero acerca de.los carruage» que salen de Ma­drid para el real Sitio de la Isabela, debemos de­cir : que la góndola ó diligencia de Sacedon, de don Joié Arpa, sale de esta corte un día si y otro no á las 3 de la tarde, entrando á las 2 poco mas ó menos del dia siguiente en el real Sitio. De este punto vuelve á salir igualmente á las 2 de la madrugada, y entra en Madrid en la mañana del siguiente día.

Los viageros que salen de Madrid, van á dor­mir á Santorcaz, á almorzar á la mañana siguiente á Alondiga, y á comer al real Sitio; y los que re­gresan comen en Alondiga, duermen etiSantor-caz, y llegan á Madrid por la mañana temprano.

Las góndolas, que están construidas con toda seguridad, tienen 15 cómodos asientos cada una, cuyos precios son los siguientes: Berlina & 00 rea­les cada uno; coche ó interior, á 80 rs. , y los de rotonda á 70 rs. A cada viagero se le pasa una arroba de peso en el precio de su asiento, y por cada arroba de esceso se le ecsige diez rs. vellón abonándole en caso de estravío por cada bulto, las cantidades que espresa el billete que se le en-

Page 147: La Isabela

- 1 4 7 -trega en la administración al hacer el pago adelan­tado de su asiento.

No perdonando el señor Arpa sacrificio alguno en obsequio del público que se sirve de sus car-ruages, establece todos los años otra góndola mas en la época de mayor anuencia, álos mismos pre­cios espresados.

Las comidas en las paradas se hacen en mesa redonds, pagándose diez rs. por cada cubierto, y debemos decir que estas mesas están servidas con mucha decencia y esmero, y que los man­jares son variados y bien condimentados, distin­guiéndose las sirvientas por su amabilidad y cu­riosidad. Las camas son decentes y aseadas, y por cada una se pagan í rs. no obligándose á ello al que por economía ó necesidad de ahorrar, no quiere usarlas, asi como tampoco se hace pagar el cubierto al que no quiera comer de la posada.

1 este caso solóse ecsigen ü^rs. por la estancia, ^ |ue se denomina pagar el ruido en términos

lero. ordinario de Sacedon Remigio Viñas que pa-

ft en esia corte en el Mesón del Peine, establece I año ademas de las caballerías de costumbre, fearrpt en el que, á precios sumamente arregla-

o<^imce pasageros y efectos, saliendo para el " Ipo una ó dos veces á la semana j según el

ó menor número de personas que se quie-valer de su humilde carruage.

Otros varios carruages suelen'hacer el viage de Madrid á la Isabela, pero por lo general no tienen período fijo, y cuando han de salir lo anuncian al­gunos cu el Diario de Avisos de esta corte.

Page 148: La Isabela

— 148 — Parécenos del caso advertir á losbauistas, que 6í

confiando en la bondad salutífera de las aguas de las Termas, quisieran traerlas á Madrid ó llevarlas á los puntos de su residencia para bebería ó bañar­se de vuelta de los baños, ó en cualquiera estación del año, pueden lograr su deseo fácilmente, pues­to que en el Sitio hay proporción de vasHas cómo­das y hechas al efecto en ios alfares de Priego, las cuales se lacran, después de llenas del agua mi­neral, y se sellan por la real administración para que pueda probarse su autenticidad. Por cada va­lija de agua chica ó grande que se quiera sacar con la auténtica, se paga al Real Patrimonio un real.

También me parece muy á propósito advertir, que por orden de la Dirección de Caminos, se ha mejorado mucho el de la Isabela, en este ano, qui­tando los malos pasos que se advirtieron el año pa­sado y recomponiéndole de un modo que ofrezca mayor facilidad para los carruages, y de guíente mas comodidad á los viageros.

Page 149: La Isabela

I [H]!l£] ![H]^[°]Í[2] |[l]¡l£li@l[E]![°]@[sli[£liE^<Es}

ÍNDICE

DE t o s GÁPITCLOS DE QUE CONSTA ESTE MANUAL.

PAG.

Advertencia al lector 4 Capítulo 1.0—Instrucciones preliminares á

los bañistas. . . . . . . . 9 Capítulo 2.»—Itinerario de Madrid á la Isa­

bela por su camino real y por el de Tarancon 14 3."—Disposiciones que debe to-

^U '9^§liBAr el bañista al llegar al Sitio: habitaciones, y efectos

dan en cada una. . . . 27 — -Descripción del real Sitio, su TÍjfcrígen é historia 44

|í|»lá'5.»--Descripcion de las termas de .J<M^' la Isabela. 60 pipiulo 6.°—Origen é historia de las ter­

mas, análisis de sus aguas, y en­fermedades á que se aplican. . 67

Capítulo 7."—-Ordenanzas del real Sitio , y de la dirección de las termas- con relación á los bañistas. . . . 79

Page 150: La Isabela

— 1 5 0 - . Capítulo S."—Descripción de las cercanías

y término del Sitio: estado actual de Gontrevia y Santaver , y noti­cia de estas poblaciones. . . . 86

Capitulo 9.0—Cabalgatas i los pueblos y si­tios cercanos á la Isabela: bañillos de Coreóles , Poyos , Alcocer y Sacedon 95

Capítulo 10.—Cabalgatas á la posesión ti­tulada de la Alameda, á la villa de Buendía , á su molino y á sus baños minerales y sierra. . . . 104'

Capítulo 11.—Cabalgata á la hermita de los Desamparados: descripción de sus sierras; y origen del santuario

Í su romería. 109 2.—Noticia de la antigua ciudad

de Recópolis, y viage pedestre á la vista del salto de Bolarque. . 117

Capitulo 13.—Camino del desierto de Ba-,jt,,^ larque por Sayaton: descripoi»* de su término , monte y conjÉi» .• -.f. to, é historia de este desdf ta origen hasta el día. . . -'• . ¡IÍ%

Capítulo 14'.—De las maderadas que desde los pinares de Cuenca bajan POL. p í' los rios Tajo y Guadiela al real 4 ^ -tio de Aranjuez. . . . . . n^H

Advertencia á los bañistas sobre los medios de transporte, paradas en el yiage, comidas y otras cosas interesan­tes,. . . , . . . . . . iW5