La Maquina Del Tiempo - Mario Escobar

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    Mario Escobar

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    El que est acostumbrado a viajar sabe que siempre es necesario partir algnda.

    Paulo Coelho

    Se viaja no para buscar el destino sino para huir de donde se parte.

    Miguel de Unamuno

    Por naturaleza, los hombres gustan de ver cosas nuevas y de viajar.

    Plinio el Joven

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    Tercera parte

    Pasado

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    1 ESCAPANDO DEL REICH

    Berln, 6 de mayo de 1941

    La lluvia caa con fuerza sobre el coche negro que corra a toda velocidadpor la carretera solitaria que rodeaba los bosques y montaas, mientras que el rectotrazado de las autopistas del Reich se vea a lo lejos, iluminado de vez en cuandopor los camiones militares que se dirigan con hombres y armas de un lado a otrodel pas. Preston observ al capitn Michel Kelly por unos instantes. Su figuraapenas brillaba en la noche oscura y lluviosa, pero el brillo de sus ojos le confirmque continuaba despierto. Haca casi dos horas que haban escapado del cuartel dela Ahnenerbe en Berln, pero an les quedaba un largo camino por delante hastaHamburgo. Preston se pas la mano por el mentn que comenzaba a mostrar laoscura y tupida barba que siempre se haba insinuado en su rostro. Aquel gesto

    siempre reflejaba en l preocupacin y, sobre todo, reflexin. Lo que acababan dever se escapaba a los lmites de la mente humana. Los viajes en el tiempo eranposibles y eso significaba un cambio radical en las reglas de juego militar, poltico yhasta religioso.

    El teniente Preston saba que Myles Kouzouni y Elina se haban escapado delas garras de aquel maldito nazi y, de alguna manera inexplicable, estaban vagandoen algn punto del tiempo indeterminado. Llevaba varios aos en el departamentoespecial de MI6 para la investigacin de fenmenos misteriosos, esotricos y

    paranormales, pero aquello era lo ms increble que haba visto nunca. Por unmomento pens que algo parecido haban experimentado los primeros hombresque vieron un avin volando, un submarino sumergirse en las profundidades delocano o a alguien hablando a travs de un cable con otra persona a miles dekilmetros. La ciencia estaba tirando por tierra los viejos lmites de la humanidad yel mundo an no haba visto seguramente los inventos ms increbles, pero viajaren el tiempo era mucho ms que la creacin de un artefacto que desafiara las leyes

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    de la fsica o las matemticas; la posibilidad de viajar en el tiempo facilitaba unpoder ilimitado a su poseedor. Desde grandes riquezas hasta un poder casi infinito.Si viajabas al pasado podras cambiar y manipular los acontecimientos en tupropio beneficio; si tu viaje era hacia el futuro, podras adivinar desde los cambios

    de la bolsa o los ganadores en las apuestas ms lucrativas, hasta traer aparatos parapatentarlos antes de que alguien los inventara en su poca.

    Mientras Preston divagaba en su mente sobre el descubrimiento del siglo,Michel intentaba no apartar los ojos de la carretera. Durante horas haban estadosubiendo y bajando montaas, atravesando bosques y cruzando ros. Apenashaban visto algunas rectas en el camino. Aquella carretera se conservaba demanera impecable, pero para cualquier conductor era agotador tener que emplearsus cinco sentidos durante todo el trayecto despus de unos das realmenteestresantes y agotadores. Jess descansaba en la parte trasera con Adam. Aquel

    hombre era lo nico que quedaba de su viejo grupo de comandos especiales. Sussoldados haban luchado hasta el ltimo aliento, mostrando un inusitado valor,pero aquello no era capaz de calmar su preocupacin ni la pregunta que rondabasu mente desde haca das: por qu la gente caa muerta o herida a su alrededor yl pareca quedar siempre ileso? De alguna manera crea que el destino estaba enparte escrito y la posibilidad de viajar en el tiempo pareca corroborarlo. El futurono exista; simplemente era la continuidad del presente y, de alguna manera, estabaprefigurado. Aquella idea le animaba y aterrorizaba al mismo tiempo. Si Algo oAlguien controlaba el destino de los hombres, qu poda hacer l para evitarlo? Se

    vea abocado a una vida totalmente predestinada y su alma era una meramarioneta en manos de algn dios que pareca jugar a los dados con la existenciade los hombres.

    Un par de veces sinti que cabeceaba, pero reaccion rpidamente y tomde nuevo el control del vehculo. Sera realmente pattico que despus de esquivarlas balas y sobrevivir a varias misiones muriera en un accidente de trfico, se dijomientras abra los ojos todo lo posible e intentaba concentrarse en la carretera.

    No hemos logrado resolver toda la misin, pero al menos nos hemosconseguido llevar los planos de la mquina coment Michel, intentando entablarconversacin para despertarse un poco.

    S, pero ellos continan teniendo el prototipo y ahora saben que funcionacoment Preston, que no se senta tan optimista con el resultado de la misin.

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    No se atrevern a usarla. Saben que no pueden determinar bien la fechadel viaje. Si envan a alguien poda quedar perdido en el tiempo.

    Eso es cierto, capitn, pero es posible que los nazis ya hayan resuelto eseproblema. Myles y Elina estn en algn punto de la historia o del futuro, de eso nocabe duda.

    Aunque existe la posibilidad de que se hayan desintegrado al usar lamquina. No lo sabremos a ciencia cierta hasta que podamos viajar en el tiempocomo ellos coment Preston.

    Piensa qu eso es posible? La verdad es que he de reconocer que mecuesta mucho imaginarlo.

    El teniente Preston no contest a su compaero. Toda su atencin se centren el control que se divisaba a poco ms de doscientos metros. Michel mir por uninstante al copiloto, como si de alguna forma estuviera pidindole que le dijera qudeban hacer.

    Acelere! grit el teniente mientras unos grandes focos les apuntabandirectamente a la cara.

    Michel apret a fondo el acelerador y el coche estuvo a punto de salirse unpar de veces de la carretera. Cuando comenzaron a escucharse los disparos seencontraban casi encima del control de carreteras. Algunas balas se incrustaron enel cap o silbaron por los laterales del coche. Afortunadamente, la lluvia lesprotegan en parte y entorpeca la buena puntera de los alemanes.

    El coche se llev por delante la barrera de la carretera y golpe un par devehculos. Escucharon disparos durante un rato y despus la ms oscura nochevolvi a envolverlos por completo. No vean que nadie les persiguiese, pero eranconscientes de que los guardas no tardaran en dar la voz de alarma al resto depatrullas. Tenan que cambiar de vehculo o les detendran antes de llegar al

    puerto.

    Preston observ a un par de kilmetros a la derecha lo que pareca un trende mercancas. En mitad de la noche se asemejaba a un gran proyectil con un hazde luz en su punta.

    Ve hacia las vas dijo Preston sealando con la mano el tren.

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    El coche se desvi y poco a poco la carretera se aproxim a las vas hastacircular en paralelo con ellas. Adelantaron al tren y un par de kilmetros msadelante Preston orden a Michel que escondiera el vehculo en un viejo cobertizo.Los cuatro hombres se dirigieron bajo la lluvia hasta las vas y esperaron a que se

    acercar el convoy. Cuando el tren lleg por fin, sus abrigos y chaquetas estabancompletamente caladas. Adam sujetaba con fuerza debajo del abrigo negro el tubocon los planos de la mquina y el resto intentaba guarecerse debajo de unos de losrboles ms prximos. El estruendo del tren de mercancas les sac de suensimismamiento y les hizo correr hacia las vas. No iba excesivamente rpido,pero s lo suficiente para que se tuvieran que emplear a fondo y correr a loscostados del vagn para intentar asir alguno de los agarraderos de las puertas.

    El primero en conseguir subir a uno de los vagones fue Jess, que era el msjoven del grupo y durante su poca de estudiante haba destacado como corredor

    de velocidad. Michel y Adam no tardaron mucho en agarrase al mismo vagn,pero Preston pareca oxidado por tantos meses de inactividad fsica. Corra casi sinaliento, bufando e intentando estirar el brazo lo mximo posible.

    Michel se colg del vagn y alargo la mano hasta casi rozar la del teniente,pero ste no consegua atraparle y saltar al vagn. Por unos segundos pens que nosera capaz, pero peg un pequeo salto y logr tomar la mano del capitn y ponerun pie en un estribo de hierro.

    Los cuatro hombres rompieron de un golpe un candado y se introdujeronen uno de los vagones. Estaba vaco, pero entre la paja y algunas cajas rotas alfondo pudieron oler el hedor terrible a pescado. Seguramente aquel tren erautilizado para traer provisiones del mar desde Hamburgo hasta Berln. Unosminutos ms tarde se haban acostumbrado al olor, pero seguan teniendo loshueso calados y una sensacin de derrota que les mantuvo cabizbajos todo eltrayecto. Casi cuatro horas ms tarde, cuando estaba comenzando a amanecer,llegaron a las afueras de Hamburgo. Gracias a su inesperado viaje en tren ya notenan que buscar el puerto, pero an deban encontrar el barco y salir de Alemania

    antes de que las autoridades diesen con ellos.

    Al llegar vieron a menos de medio kilmetro los arcenes del puerto ydecidieron que era mejor saltar del tren y caminar hasta all. Llevaban uniformesde las SS y podan pasar prcticamente desapercibidos. Los cuatro hombrescaminaron bajo un cielo plomizo que amenazaba de nuevo lluvia. Tuvieron querecorrer varios kilmetros del inmenso puerto hasta dar con su barco. Preston saba

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    nicamente el nombre, Caballo Blanco, y que sola atracar en la parte ms al norte,pero no era tan sencillo dar con l.

    Creo que es ese dijo Adam al ver a lo lejos un viejo carguero pintandode rojo, blanco y negro con bandera de Per.

    Los cuatro hombres aceleraron el paso, pero cuando se encontraban a unospocos metros comprobaron que haba guardas alemanes en la pasarela. No sabanqu hacer. Estaban convencidos de que los nazis sospecharan de cuatro soldadosalemanes subiendo a un barco extranjero, pero deban arriesgarse. Apenas habandado unos pasos cuando un joven con aspecto latino se acerc hasta ellos y les dijoen alemn:

    Cuidado, no suban al barco todava.

    Los cuatro soldados se giraron y observaron por un momento al pequeohombre de piel morena, ojos verdes y un sombrero rojo.

    Es la hora del recuento. Podrn subir en un momento, cuando lossoldados se hayan marchado.

    Esperaron junto al hombre hasta que un oficial alemn descendi del barcoy los dos guardas le siguieron hasta otra embarcacin. El marinero les indic quepodan dirigirse al barco. Subieron por la rampa sin llamar mucho la atencin;despus se dirigieron hasta la cubierta, un perro comenz a ladrarles y despusvieron a un peruano con un impecable uniforme blanco que sala a recibirles.

    Me alegra verles por aqu. Creamos que ya no vendran. Antes de unahora saldremos de Alemania. Por favor, este marinero les acompaar a suscamarotes. Bienvenidos a bordo.

    Gracias, capitn dijo Preston mientras le haca un saludo militar.

    El joven que les haba advertido que no subieran les mir sonrientes ydespus les condujo por la cubierta hasta unos camarotes.

    No son los mejores del barco, pero les aseguro que estarn ms cmodosque en los nuestros. Tienen ropa limpia y pueden asearse un poco.

    Muchas gracias le contest Preston.

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    Entraron por el pasillo y recorrieron un largo trecho hasta su camarote.Entraron en la habitacin y contemplaron las literas, la ropa ordenada sobre lacama y una pequea mesa con algo de comida. No era mucho, pero a todos ellos seles antoj como el maldito paraso.

    * * *

    Estaba completamente aterrorizado. Saba que una cosa as poda suceder,

    pero hasta ese momento se haba sentido seguro en Inglaterra. El alemncontinuaba apuntndole con su pistola cuando l se dirigi con los dos ts en lasmanos.

    Lamento tener que usar la fuerza, pero imagino que usted no se vendra aAlemania por su propia voluntad. Ya sabe los bulos que se cuentan sobre lo quehacemos a los judos. Todo eso no son ms que calumnias bolcheviques.

    No voy a discutir con usted, pero lo que comenta es lo mismo que decirque el Ku Klux Klan ama a los negros, aunque las malas lenguas digan lo contrario.

    El alemn esboz una sonrisa y estir la mano izquierda para tomar el t,pero no lo logr. Albert Einstein lanz el contenido hirviente sobre la cara del espay este se llev instintivamente las manos a la cara mientras aullaba de dolor.

    El profesor aprovech para bajar las escaleras lo ms rpido que pudo, perojusto cuando estaba llegando a la puerta sinti una mano que aferraba sudesgastada bata.

    Maldito judo de mierda!

    Albert Einstein se aferr a la puerta, despus tom uno de los paraguas ygolpe con l en la cabeza del nazi. Logro desasirse y corri en zapatillas por elasfalto empapado por la lluvia. La calle estaba desierta, pero eso no le impidi quecomenzara a gritar como un loco pidiendo ayuda.

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    Dos hombres salieron a toda prisa de un coche aparcado al fondo de la calle.Sacaron sus pistolas y llegaron hasta el profesor, que jadeante seal a su espaldaun bulto que corra hacia ellos.

    Los dos hombres dispararon a la sombra y el espa se detuvo, gir ycomenz a correr en direccin contraria. No logr alejarse mucho; antes de quellegara a la vuelta de la esquina dos balas le alcanzaron en la espalda. Uno de loshombres se acerc al cuerpo y le examin brevemente. El rostro del espa estabamanchado por el barro, pero se poda distinguir por la luz de las farolas que era unconocido profesor de la universidad. No era la primera vez que un espa eradescubierto, pero el agente se sorprendi de que se tratara de un ilustre miembrode la comunidad cientfica. La mayora de estos casos se resolvan diciendo alpblico que el cientfico haba muerto en un bombardeo. No convena que laopinin publica supiera los cientos de infiltrados que los nazis tenan en todas las

    esferas de la sociedad britnica.

    Se encuentra bien, profesor? pregunt uno de los agentes.

    S contest, aunque su cara reflejaba an el miedo que haba sentido.

    Lamento mucho que haya tenido que sucederle este desagradableincidente. Avisaremos para que retiren el cuerpo y nos quedaremos con usted todala noche.

    Gracias dijo mientras el agente le acompaaba hasta la puerta de suapartamento.

    Albert haba esquivado de nuevo el infortunio. Saba que era unprivilegiado, porque cientos de miles de refugiados recorran toda Europaescapando de la guerra y las persecuciones. El mundo se estaba convirtiendo denuevo en un lugar infesto en el que no se respetaban los ms mnimos derechos.Nunca haba tenido dudas de las miserias que conllevaba la sociedad moderna,pero intentaba no convertirse en un cnico. Al fin y al cabo, todo era un regalo,

    pens mientras sorba el t fro que an quedaba intacto encima de la mesa.

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    2 MISIN CRONOS

    Cambridge, 8 de mayo de 1941

    Mientras caminaba con paso decidido hacia uno de los laboratoriosuniversitarios, sir Charles Green no poda dejar de pensar en los pros y los contrasde la misin. Unas horas antes haba defendido delante del primer ministroWinston Churchill la necesidad de adelantar a los nazis en la nueva tecnologa delos viajes en el tiempo y ocultar a los aliados rusos y norteamericanos el invento,pero an le costaba creer que aquella locura fuera posible. Como muchos otros,haba escuchado el misterioso caso del diplomtico britnico Benjamn Bathurstque en 1809 viajaba de Londres a Viena para un asunto de mxima importancia yque desapareci sin dejar rastro; o el no menos conocido caso del jueznorteamericano August Peck de Gallatin en Montana, que desapareci antes los

    ojos de sus vecinos mientras caminaba por un campo prximo a la ciudad. Siemprehaba dudado de aquellas historias, pero dnde se encontraban Myles y Elina?Cunto tardaran los nazis en probar la mquina y dirigirse directamente alpasado para cambiar el curso de la guerra?

    El comandante mir los maravillosos adornos del Kings College. Lahermosa fachada de la capilla construida por Enrique VIII continuabasorprendiendo a los visitantes que siempre permanecan unos segundoscontemplndola, totalmente extasiados ante su belleza. Despus se cerr con la

    mano el abrigo e intent no hacer caso a sus viejos huesos que comenzaban amolestarle por el fro hmedo de la maana.

    Cuando entr por fin en el amplio laboratorio todo el grupo estaba reunido.Alastair Deniniston y sus muchachos haban asistido, gracias a las presiones deMI6. El teniente Preston y el capitn Michel Kelly parecan tener mejor aspecto quela noche anterior, tras su llegada de Alemania. El nico que pareca algo distrado y

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    ensimismado era el profesor Albert Einstein, que miraba los planos en una de lasmesas del fondo. An mostraba en sus ojos hinchados la tensin que haba sufridoaquella misma noche tras el intento de secuestro que haba sufrido.

    Caballeros! Disculpen la tardanza, pero hasta el ltimo momento elgabinete de guerra no estaba muy dispuesto a aumentar nuestro presupuesto parala Misin Cronos. Ese es el nombre con el que se ha bautizado a esta nuevaoperacin. Nuestro plan consta de dos fases. Ahora mismo estamos a punto decomenzar la primera. Tenemos cuarenta y ocho horas para construir un prototiposimilar al alemn para viajar en el tiempo.

    Los cientficos comenzaron a protestar y a agitar sus brazos furiosos hastaque Alastair Denniston dio un paso al frente y con la cara roja y el ceo fruncidodijo:

    Protesto enrgicamente! Estamos investigando la mquina Enigma paraintentar ganar una guerra. Depende de nosotros que muchas operaciones alemanaspuedan ser frustradas. No comprendo cmo se puede dar prioridad a esta locura.

    Ya hemos hablado de eso, comandante Denniston. Sus superiores

    Mis superiores? Lo nico que importa ahora es descubrir cmo sedescifra la mquina de cdigos de los nazis. Mis hombres y yo nos retiramos dijoel comandante mientras se pona la gorra y se diriga a la salida.

    Albert Einstein se acerc al grupo. Tena los brazos a la espalda y la cabezagacha, como si meditara algo, pero al llegar a la altura del encerado mir alcomandante y dijo:

    Entiendo su postura, pero si estos hombres estn en lo cierto de nadaservir descubrir los cdigos de la mquina Enigma. Los nazis pueden viajar en eltiempo y destruir nuestra flota antes de que comience la guerra, matar el primerministro o sabe Dios qu barbaridades ms.

    Pero usted cree, profesor, que se puede construir una mquina deltiempo? Un artilugio as, en el caso de existir realmente, tardara meses o aos enfuncionar correctamente.

    Entiendo su postura, pero poseemos los planos de los nazis,comprendemos el sistema de cronologa que a ellos les faltaba y tenemos casi la

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    certeza de que ha funcionado con aquellos desgraciados chiquillos.

    Se hizo un largo silencio en el laboratorio hasta que la voz tmida y casisusurrante de Alan Turing hizo que todos giraran su foco de atencin almatemtico.

    El profesor Einstein tiene razn. Si nos ponemos todos juntos a trabajar enel proyecto podramos llegar a cubrir los plazos. He visto los planos y no pareceexcesivamente complicado. Lo que an se me escapa es cules son esa especie deautopistas del tiempo.

    Einstein se acer a una gran pizarra y tom una de las tizas. Comenz aescribir algunas frmulas en silencio y despus se gir para observar las caras desus compaeros. Todos parecan aturdidos a excepcin de Turing y John Titman.

    El fsico alemn Karl Schwarzschild, que desgraciadamente muridurante la Gran Guerra, fue uno de los cientficos que ms estudi estos temas. Alparecer l crea que en la etapa final de las estrellas exista un periodo que ldenominaba agujero negro. El proceso es algo complejo. Djeme que se loexplique. Al parecer las estrellas estallan a consecuencia de la fuerza de lagravedad cuando en su interior ya no se pueden producir la fusin nuclear.Entonces los astros se contraen sobre s mismos en un dimetro muy pequeo yalcanzan una alta densidad, convirtindose de este modo en enanas blancas. Ese

    colapso gravitatorio no es otra cosa que la creacin de un nuevo espacio-tiempo delque no puede fugarse ni la luz ni la materia. Dentro del agujero negro lagravitacin es tan grande que deforma cualquier tipo de sistema espacio-temporal.Algunos creen que esos agujeros negros permiten el paso a otro espacio y a otrotiempo.

    Esos agujeros negros seran las autopistas del tiempo, segn parece. Loque an no me explico es cmo desde aqu se puede enviar a gente a travs de esosagujeros dijo Alan Turing.

    Si logramos que una mquina genere la misma masa de una estrellaenana blanca podramos abrir una entrada. Lo difcil es generar tal energa ymantenerla estable. La energa atmica es la nica capaz de hacerlo, pero es muypeligrosa coment John Titman.

    Sin duda, pero el ingeniero alemn solucion el problema con una especiede cpsula que aprovecha la energa de fusin del hidrogeno en un complejo

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    sistema de fisin, fusin, fisin. De esta forma se podran general casi 200megatones, aunque si hay algn escape la explosin sera equivalente a casi 230millones de toneladas de TNT. Si se sustituye el uranio por el plomo podemosestabilizar mejor el proceso.

    Se han vuelto todos locos? Una explosin as podra llegar hasta Londresdijo Alastair.

    No creo. Estamos a casi 95 kilmetros de la capital, puede que llegara alas afueras, pero nunca al centro histrico coment Einstein.

    Preston y Michel se miraron sorprendidos. No entendan mucho de lo quecomentaban los cientficos, pero una mquina tan inestable era un peligro mayorque todos los bombardeos realizados por los nazis desde el comienzo de la guerra.

    No explotar dijo Alan Turing. La mquina estar perfectamenteestabilizada si seguimos el diseo original.

    Que Dios nos pille confesados, seores respondi sir Charles, que porprimera vez era consciente de la magnitud de aquel descubrimiento. Podrasignificar la salvacin de Gran Bretaa o su total destruccin. Pero qu otra cosapodan hacer? Si los nazis lograban viajar en el tiempo ya nadie podra hacer que laguerra terminase a favor de los aliados. Seran esclavos del imperio ms brutal,poderoso e inmisericorde de la historia de la humanidad.

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    3 BSQUEDA

    Berln, 8 de mayo de 1941

    Todo haba salido mal. Primero la fuga de los dos jvenes griegos y su viajeen el tiempo; despus la desaparicin de los planos de la mquina y la huida delcomando de fuerzas especiales, y ahora Hitler haba puesto el grito en el cielo yHimmler estaba a punto de cerrar el proyecto.

    Franz Altheim mir la imponente sede de la Oficina Central de Seguridaddel Reich en Prinz-Albrecht-Palais, en la Wilhelmstrasse 102 de Berln, y not cmose le secaba la boca. Ya se haba reunido con Himmler en otras ocasiones, peronunca para un asunto tan delicado y de manera privada. Saba que en la reunintambin estaran Hans Kammler, el ingeniero inventor de la mquina y Walter

    Wust, su jefe directo.

    El edificio neoclsico estaba al fondo de un agradable paseo que recordaba alos viejos palacios de siglos anteriores. Nada en su bellsima fachada exteriorpareca indicar que en sus tripas se forjaba la poltica racista nazi o que en lestaban representados los organismos ms temibles del estado nazi.

    Mientras Franz penetraba por la puerta principal y ascenda por lasescalinatas percibi un sentimiento extrao, como si por unos segundos viera ms

    all de su ambicin y sintiera todo el peso del mal sobre s mismo. Intent apartaresas turbulentas ideas de su cabeza; ya era muy tarde para arrepentirse y echarseatrs. De lo contrario, le podan acusar de desertor o traidor. El rgimen le protegay l serva fielmente a sus amos, en eso consista el trato. Era consciente de quealgunos de los actos que haba realizado no eran nicamente ilegales, tambinseran considerados crmenes de guerra. Por eso ya no haba posibilidad deredencin ni de marcha atrs. En los ltimos aos el alcohol y la cocana, cuando

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    lograba conseguirla, eran los nicos elementos que podan producir algo desosiego en su interior.

    Cuando lleg a la primera planta camin pausadamente hasta el despachode Himmler. Sus botas negras parecan de plomo. Se acord de cuando era nio ytena que presentarse ante su excntrico padre para ser castigado. Le hubieragustado encontrarse en cualquier otro sitio en ese momento, pero abri la puerta ypidi al secretario que informase a Himmler de que se encontraba all.

    Apenas un minuto ms tarde el secretario abri una de las hojas de lainmensa puerta y Franz entr rgido e imitando una especie de paso marcial.Salud con un fuerte Heil Hitler y se qued firme esperando instrucciones.

    Descanse dijo Himmler con su voz algo estridente.

    Franz no termin de relajarse y camin torpemente por la gran alfombrapersa hasta situarse de pie junto a Hans y Walther.

    El Frher est muy enfadado y decepcionado. Pensaba que la mquinadel tiempo era un mero entretenimiento de la Ahnenerbe, pero ahora que hadescubierto que se puede viajar en el tiempo no comprende cmo han podido dejarescapar una oportunidad as dijo Himmler mientras caminaba con las manos a laespalda de un lado al otro de la amplia mesa de caoba.

    Lo sentimos, pero nos fue imposible

    Cllese, Walther!

    Lo siento, Reichsfhrer-SS.

    No quiero lamentos, lo que deseo son soluciones.

    Reichsfhrer-SS, no hemos perdido la mquina, no al menos en el sentido

    literal. Lo que hemos abierto es un portal, un agujero que nos lleva a travs deltiempo por los tneles naturales creados por el universo o agujeros negros.

    No le entiendo, ingeniero.

    Por una misma puerta pueden pasar decenas o miles de hombres;nicamente hay que fabricar los brazaletes o los cascos. La naturaleza ha creado la

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    parte receptora de agujeros negros. Muchos de ellos estn en lugares y edificios conuna gran carga histrica. An no sabemos porqu, pero es as.

    Le entiendo. Eso quiere decir que podran entrar y seguir a esosintrusos?

    S, Reichsfhrer-SS. Movieron la cronologa que terminaba de instalar,pero sabemos exactamente a qu fecha viajaron, qued grabado coment elingeniero.

    A qu fecha viajaron? La cada de Roma, la muerte de Napolen o a lacrucifixin de Cristo?

    No, Reichsfhrer-SS. Fueron exactamente al 3 de mayo de 1941.

    Pero eso fue hace cinco das. Qu les ha movido a ir precisamente a esafecha?

    Reichsfhrer-SS, creo que lo que quieren hacer es cambiar los ltimosacontecimientos. Presentarse antes de que los captursemos y robarnos lamaquinaria de Antiquitera dijo Franz intentando disimular su voz temblorosa.

    Maldita sea! Se podra enviar una misin inmediatamente paracapturarles?

    S, puede que maana mismo coment el ingeniero.

    Ir usted y un grupo de mis mejores hombres. Tendrn que impedir queesos malditos griegos se salgan con la suya.

    Pero

    No hay peros que valgan.

    Himmler dio por terminada la reunin y los tres hombres salieron deldespacho tras hacer el saludo nazi. Una vez en el pasillo, Franz mir a su jefe; sesenta tan asustado que apenas pudo dirigirle unas palabras.

    Seor, yo soy demasiado viejo para un viaje en el tiempo

    Ya ha escuchado las rdenes de Himmler.

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    Es usted un hombre afortunado, pasar a la historia como el primerhombre que ha logrado viajar en el tiempo. Su nombre an se recordar cuando lahumanidad ya haya olvidado todos los nuestros.

    Franz sac un pauelo blanco y comenz a secarse el sudor de la frente.Siempre haba perseguido la gloria acadmica, pero no era un hroe. Cuando salidel edificio y recorri en solitario los jardines del gran edificio lo nico que tena enmente era reunirse con Erika, su querida amante. Aquella poda ser la ltima nocheque pasaran juntos.

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    4 RESCATE EN EL TIEMPO

    Atenas, 3 de mayo de 1941

    No podan explicarlo con palabras, pero los dos saban exactamente lo quehaban experimentado. Les haba parecido un segundo y al mismo tiempo una

    eternidad. No haban sentido dolor, pero tampoco el viaje fue agradable. Lo quepercibieron al volver a verse y notar cmo cada tomo de su cuerpo regresaba a sulugar fue una fuerza y una vitalidad inusitada. Myles mir a Elina y esta ledevolvi la mirada por unos segundos. Ambos continuaban vistiendo la mismaropa, pero extraamente el joven ya no necesitaba las gafas para ver y su cuerpopareca ms esbelto y fornido.

    Cuando miraron a su alrededor se dieron cuenta de que estaban justo enmitad de la Acrpolis, en medio del Partenn, tambin conocido como laresidencia de los jvenes. Estaba amaneciendo y un color rosado tea el

    firmamento salpicado de nubes.

    Tenemos que ir a casa de tu to lo antes posible dijo Myles reaccionandopor fin.

    S, debemos sacarle de la casa a mi madre y a l.

    Los dos jvenes salieron de entre las columnas del templo y divisaron a losguardas nazis que patrullaban por la Acrpolis. El joven an vesta el uniforme de

    Alemania. Escondieron el casco y los brazaletes de la mquina entre las ruinas y sedieron la mano como si fueran un par de enamorados que haban pasado la nochejuntos.

    Los guardias les miraron con picarda y despus les saludaron mientras losdos jvenes se dirigan hacia la salida de la Acrpolis. Bajaron las escalinatas ycuando se vieron a salvo corrieron hasta la casa de Elina. An era muy pronto,

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    pero no queran tentar a la suerte. Myles an se preguntaba cmo poda explicarletodo lo sucedido al profesor Vasileios Petrakos y si este realmente les creera.Cuando estuvieron enfrente del edificio observaron la zona antes de entrar en elportal. All se encontraba el portero algo indiferente hasta que vio pasar a Elina.

    Seorita Elina, cmo es posible que regrese a casa? Llevo desde primerahora en la portera y no la he visto salir.

    Tuve que irme muy temprano, no se preocupe

    Los dos jvenes subieron precipitadamente las escaleras y un minuto mstarde estaban llamando insistentemente a la puerta. Les abri la criada, quetambin se extrao de ver entrar a la seorita, pero no dijo nada.

    Dnde est el profesor? pregunt Myles.

    En el saln leyendo un poco. Ya saben que no duerme mucho.

    Corrieron hasta el saln y vieron al viejo profesor sentado en su soffavorito arrimado a pequea lmpara dorada que descansaba en una de las mesitasauxiliares. El hombre levant la cabeza y los sonri por unos segundos.

    Profesor, tenemos que irnos inmediatamente! grit Myles.

    El anciano frunci el ceo desaprobando la conducta de su colaborador ydespus mir a los ojos a su sobrina en busca de una explicacin.

    Es algo muy largo de contar, pero necesitamos irnos de inmediato.

    Querida Elina, no puedo irme de la casa. Esta noche vendrn unos amigospara que me marche con ellos a un refugio seguro.

    Los nazis estn a punto de venir y te capturarn coment la jovendesesperada, con la voz entrecortada por el llanto.

    Eso es absurdo, no saben que estoy aqu.

    Lo saben, profesor. Todo esto ya ha sucedido dijo Myles mientras seaproximaba al hombre y tiraba de su brazo para levantarlo.

    Vasileios Petrakos apart el brazo enfadado. Pensaba que los jvenes le

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    estaban gastando una broma pesada. Entonces se escucharon las pisadas de lasbotas que suba precipitadamente por la escalera de madera.

    No puede ser, los nazis se han adelantado coment Elina asustada.

    Me temo que nos han seguido dijo Myles.

    Desde la Acrpolis?

    No, desde el futuro.

    El profesor por fin se incorpor e intentando tomar algo de aplomo sedirigi a la puerta.

    A dnde vas, to? pregunt la joven algo confusa.

    Esos salvajes echarn la puerta abajo. No pienso resistirme.

    Apenas haba terminado las ltimas palabras cuando Myles aferr de nuevoal anciano por el brazo y comenz a correr escalera arriba. Elina le sigui sin saber

    bien qu se propona. El ayudante abri la puerta con cuidado y comenz a subirlas escaleras despus de asegurarse de que los alemanes no les escuchaban.Ascendieron un par de plantas y se quedaron en silencio mientras se escuchabacmo los nazis aporreaban su puerta y una voz en alemn gritaba algo.

    Varios de los alemanes entraron en el piso empujando a la criada, pero dosse quedaron de guardia en la puerta. Myles se asom por la escalera y esper unosinstantes. Haba credo que podran bajar mientras los nazis estuvieran en la casa,pero ahora no saba qu hacer.

    Vamos a la azotea coment Elina.

    Subieron con cuidado hasta la ltima planta y abrieron una oxidada puertade hierro que daba a la azotea. La joven haba subido de nia a la gran terraza enmuchas ocasiones mientras la criada tenda la ropa. Le gustaba sentirse como unaprincesa en la torre de un castillo.

    La luz intensa de la maana les ceg por unos segundos. La gran terrazaestaba cubierta por un gran bosque de sbanas blancas. Atravesaron hasta el fondo.All haba unas escaleras de hierro ancladas a la fachada. Bajaban a un nivel

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    inferior pegado al edificio de al lado. No pareca muy difcil de superar, pero elanciano les indic con la mano que l no les seguira.

    Es absurdo que intente escapar de esos criminales. Soy un hombre viejo ysolitario. Mi vida ya no tiene mucho valor, no importa lo que puedan hacerme esosanimales.

    Pero, to dijo suplicante la joven.

    El anciano apret sus mejillas con las manos. Los bellos ojos de la joven seaguaron por unos instantes e intent reprimir un ahogado suspiro. No hicieronfalta las palabras, nicamente una caricia en la mejilla y la inevitabilidad de perderlo que uno quiere.

    Los nazis entraron en la azotea corriendo y comenzaron a arrancar lassbanas blancas mientras gritaban amenazas. Myles ayud a Elina a bajar por laescalera y ms tarde a saltar hacia el otro edificio.

    Cuando Vasileios Petrakos vio la cara de Franz Altheim apenas se inmut.Se limit a cruzarse de brazos y esperar a que este le capturara. Mientras el nazi lecoga por la pechera y le llevaba a empujones hacia las escaleras, el resto desoldados comenz a perseguir a los dos jvenes.

    Myles y Elina se dirigieron hasta la puerta de la azotea, justo al otro lado dela fachada, e intentaron abrir, pero estaba cerrada con llave. Saltaron al siguienteedificio y comenzaron a escuchar los disparos. Los queran muertos y la nicaforma de salvar la vida era arriesgndola. Miraron el vaco que separaba el ltimoedificio de la calle y no se lo pensaron. Saltaron a la vez aferrando sus manos comosi desearan al menos morir juntos. Cayeron sobre la azotea y corrieron de nuevohasta la puerta, despus descendieron por las escaleras a toda prisa y salieron a lacalle. Desde la azotea los nazis les dispararon a pesar de que la calle ya estabarepleta de gente a aquella hora. Dieron la vuelta a la esquina y Elina hizo un gestode confusin. Qu iban a hacer ahora?

    La mquina del tiempo tenemos que regresar dijo Mylesdirigindose de nuevo a la Acrpolis.

    Tras cruzar varias calles y comprobar que ya no les seguan, caminaron loms rpido que pudieron, pero intentando no llamar la atencin. Veinte minutosms tarde se encontraban a los pies de la Acrpolis. All la vigilancia era mucho

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    ms intensa, pero confiaban en que sus perseguidores no hubieran dado la voz dealarma. Pasaron sin problemas, confundidos entre los soldados que seguanacudiendo al centro de Atenas para hacerse las fotos de rigor entre las ruinas msfamosas de toda Grecia.

    Estaban subiendo la escalinata cuando escucharon una voz conocida a suespalda.

    Creo que necesitan ayuda dijo el capitn Kelly.

    Se giraron y vieron al oficial con seis hombres disfrazados de soldadosalemanes.

    Capitn? Cmo han llegado hasta aqu?

    Imagino que de la misma forma que ustedes.

    Han construido otra mquina del tiempo? pregunt de nuevo Myles.

    S, hace unas horas nos hemos encontrado de repente en mitad de laAcrpolis. Sabamos que intentara volver justo a este da para salvar al profesor.

    El joven agach la cabeza angustiado, por desgracia haban fracasado denuevo.

    El profesor ha sido capturado

    Lo lamento. Al menos nosotros hemos conseguido nuestro objetivo,coment el capitn apartndose a un lado. Dos de sus hombres llevaban unapesada caja.

    La maquinaria de Antiquitera dijo Elina.

    S, de esta manera entorpeceremos el trabajo de la Ahnenerbe y nolograrn hacer la mquina antes que nosotros coment el capitn sonriente.

    Escucharon a varios vehculos que suban a toda velocidad hacia laAcrpolis. El grupo se gir y observ que el convoy paraba justo a los pies de lasescalinatas.

    Nadie coment nada; simplemente corrieron hasta el Partenn y se

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    colocaron lo ms rpidamente posible los cascos y brazaletes.

    La mquina se teletrasportar? pregunt Myles.

    Eso espero contest el capitn.

    Qu fecha ponemos?

    Si les parece bien justo el 10 de mayo de 1941, el da en que nosotrospartimos en su bsqueda.

    Realmente nos buscaban a nosotros? pregunt Myles desconfiado.

    Bueno, no eran la misin principal, pero debamos localizarlos en cuanto

    pusiramos a salvo la maquinaria de Antiquitera.

    Franz corri con sus hombres hasta el grandioso templo dedicando aAtenea. No iba a permitir que se escaparan esos mocosos. Cuando vio que noestaba solos se extrao. Los ingleses haban conseguido construir una mquina?,se dijo mientras se lanzaban al suelo. Un grupo de soldados con uniformesalemanes comenz a atacarles. Llevaban una caja.

    Maldita sea! Maten a esos espas!

    Los guardianes de la Acrpolis se unieron a los hombres de la Ahnenerbe yel comando recibi una fuerte descarga de balas. Uno de los soldados aliados fuealcanzado justo cuando sus cuerpos comenzaban a volatilizarse.

    Unos segundos ms tarde el comando apareci en el laboratorio deCambridge. Para los cientficos que aguardaban impacientes el resultado apenasfueron unos segundos, aunque el comando llevaba varias horas completando sumisin.

    Poco a poco cada uno de los miembros del comando aparecieron de la nada,mientras una bruma luminosa les rodeaba. Uno de los hombres estaba tumbado enel suelo y herido, pero el resto parecan encontrarse en perfecto estado.

    Bienvenidos de nuevo al presente coment sir Charles Green con unasonrisa. La misin pareca haber sido todo un xito.

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    5 ENCUENTRO EN EL PASADO

    Londres, 12 de mayo de 1941

    El primer ministro dio una profunda calada al habano y despus solt elhumo muy lentamente, como si la rasposa sensacin del puro le ayudara a pensar

    con ms claridad. Despus se gir hacia sir Charles Green y le mir por unossegundos antes de responder.

    No estoy seguro de que eso sea un comportamiento muy moral.

    Dejar que mueran cientos de miles de personas y que el rgimen nazi seextienda como una mancha de fuel sobre el ocano no creo que sea muy moral,primer ministro.

    Hay cosas que no podemos controlar, que no depende de nosotros. Usted

    sabe que antes de que comenzara esta maldita guerra yo haba advertido algobierno de que Hitler no se conformara con nada. nicamente era cuestin detiempo que la guerra comenzase. Los nazis son personas amorales, comandante.Por esos son mucho ms peligrosas que los inmorales o libertinos que ha habido alo largo de la Historia. Estos al menos saben que estn haciendo algo malo yperverso, aunque disfruten hacindolo, pero Hitler y sus secuaces no tienenconciencia. Son como animales salvajes persiguiendo una pieza inocente. Nosotrosno podemos usar sus mtodos.

    Lo nico que propongo es que viajemos al pasado, capturemos al sujeto ylo separemos de sus padres. Traigmoslo al futuro. Aqu no ser peligroso.

    Por Dios, en ese ao era un simple nio.

    Un nio? Si me lo permite, yo dira que era un diablo. Hasta su nombrees terrorfico: lobo noble. Desde cuando los lobos son nobles? Siempre han sido

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    cobardes, actan en manadas y atacan a las piezas ms dbiles. Son ladrones ysanguinarios

    Es un nio, pero si lo nico que le haremos ser arrancarles de esa familiadiablica me parece bien. Trtenle con el mximo respeto y una vez aqu sereducado y mantenido por el estado hasta su edad adulta. Entendido?

    S, primer ministro. Mis hombres no le tocarn ni un pelo. Son personashonorables.

    Sir Charles Green dej el 10 de Downing Street y en cuanto atraves la cortacalle pudo ver con sus propios ojos el estado deplorable de la capital. Los ltimos

    bombardeos haban sido terribles. A pesar de que la poblacin tena la moral alta,aquella desolacin comenzaba a hacer mella en los ms optimistas. Algunos

    fascistas, sobre todo de entre la nobleza, pedan a gritos por las calles que sefirmara una paz con Alemania, pero l saba que los nazis no deseaban la paz.nicamente queran la rendicin de Gran Bretaa y poco a poco sudesmantelamiento como imperio.

    Se dirigi directamente a la oficina. Pase tranquilamente entre losescombros; despus levant la vista y observ el sol oscurecido por las nubes grisesque cubran el cielo de Londres. Cuando lleg a la oficina ya le esperaban elteniente Preston, el capitn Kelly y los dos jvenes griegos.

    Qu ha contestado? pregunt impaciente Myles.

    Ha dado luz verde, pero eso no significa que podamos actuardiscrecionalmente. El menor deber llegar al presente indemne. Comprendan que aesa edad el sujeto era todava una persona inocente.

    Ese tipo no debi ser bueno ni recin nacido coment el capitn.

    De todas maneras, nuestra obligacin es traerlo con vida. No creo que sea

    un verdadero problema. Nadie se espera esta accin y l es todava muy pequeopara oponerse.

    Qu ao nos han autorizado? pregunt Elina.

    Tenemos permiso para el ao 1900 coment el comandante.

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    Once aos? A esa edad seguramente estaba ya formada su personalidadretorcida dijo Preston.

    Once aos es la edad y no lo podemos discutir. No podemos quitar a unbeb de brazos de su madre.

    Tiene razn, comandante, pero siete u ocho hubiera sido una edad msadecuada.

    Cuando podremos partir? pregunt Myles.

    Ustedes dos se quedarn aqu

    Pero nosotros tenemos la experiencia. Ya lo hemos hecho antes. Si el

    grupo es ms heterogneo pasar ms desapercibido. Qu pensarn en unaciudad pequea de Austria si ven aparecer a tres o cuatro hombres adultos?

    En eso tiene razn Myles dijo Preston.

    Dos jvenes y un hombre pasarn ms desapercibidos aadi Elina.

    El comandante se qued pensativo unos instantes. Sus subordinados tenanrazn. Elina no estaba entrenada y Myles no era el mejor espa del mundo, perohaban demostrado agallas y determinacin.

    Est bien, pero tendrn que dedicar el da completo a prepararse. Debenir con ropas adecuadas a la poca y no llamar mucho la atencin. En septiembre de1900 el objetivo estaba en Linz para estudiar secundaria. Creemos que la puertams prxima del tiempo estar en el templo de Pstlingberg, a orillas del Danubio.Desde all tomarn algn medio de transporte discreto. Debern ir a la ciudad,capturar al muchacho y llevarlo de regreso a la iglesia. Es mejor que todo lorealicen en unas pocas horas. No quiero que sean descubiertos por las autoridades.Tenemos que influir en el pasado lo menos posible. Entendido?

    Tras la reunin el grupo abandon la sala. Myles, Elina y el capitn Kelly sedirigieron hacia la biblioteca para preparar los pormenores de la misin. Elteniente Preston se puso en contacto con los cientficos para tener a punto lamquina. Albert Einstein ya haba regresado a los Estados Unidos y los nicos dosresponsables de la Misin Cronos eran Alan Turing y John Titman.

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    Por la tarde el teniente Preston les llev a Cambridge. Tras dejarlos en unode los college, regres a Londres.

    A las ocho estaban cenando en uno de los comedores de la universidad ytras una agradable conversacin el capitn se retir a descansar. Myles y Elinasalieron del edificio. La noche era fresca, pero los primeros aromas de la primaveracomenzaban a cambiar el ambiente tristn del invierno.

    Myles record cuando unos aos antes los dos eran unos simplesestudiantes en la universidad. Todava no haba guerra y el mundo parecasimplemente un juego. l siempre la haba amado, pero saba que no era el hombreque ella deseaba. No haba nada heroico en su vida, nada excepcional; nicamenteera un joven buscando su destino.

    Caminaron bordeando el patio del Kings College. El edificio no estabailuminado por seguridad, pero aquella noche la luna llena se encargaba de darluminosidad a las piedras solitarias.

    Ella busc la mano del joven y termin por aferrarla con fuerza.

    Por qu? pregunt l torpemente.

    Ella le mir y lo bes suavemente en los labios.

    Puede que no haya maana. Hoy es lo nico que tenemos. La guerra lo hacambiado todo, ya sabes. Yo era una cra caprichosa, hurfana, que deseaba quetodos la miraran, brillar como una extraa joya salvaje, pero ahora s lo que quiero.Pensaba que si terminaba siendo tu novia me convertira en mi madre, una viudasolitaria mujer de un catedrtico. Lo suficientemente pobre para vivir angustiada ylo suficientemente orgullosa para disimularlo. Ahora eso ya no me importa. Noquiero luchar contra lo que soy.

    Te amo dijo Myles y despus se fundieron en un largo beso que ilumino

    la noche de Cambridge como un ejrcito de lucirnagas blancas.

    * * *

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    A la maana siguiente el tiempo haba cambiado de forma notable. El sol sehaba impuesto a las nubes y Cambridge pareca brillar con luz propia cuando seacercaron caminando hasta el laboratorio. El capitn Kelly, Elina y Myles se habanencontrado a la hora del desayuno y haban ultimado su forma de actuar en lanueva misin. Elina se hara pasar por una de las hermanas mayores del joven yMyles por su esposo; el capitn Kelly simplemente les esperara fuera con untransporte adecuado.

    El joven griego tema que su alemn no fuera lo suficientemente bueno, poreso haban inventado la historia de que proceda de Bulgaria. Elina, en cambio,dominaba el alemn. La joven tena un don especial con los idiomas.

    En el laboratorio ya les esperaban el teniente Preston, Alan Turing y JohnTitman. Cuando los tres entraron en el edificio Alan Turing dej sus papelesencima de la mesa y con un nuevo prototipo de casco y brazaletes se acerc hastaellos.

    Estaba impaciente por ensearles el nuevo prototipo. John y yo no hemostenido mucho tiempo, pero queramos mejorar algunas cosas del aparato original.

    Myles y sus amigos le miraron con escepticismo, los nuevos prototipos noparecan diferenciarse mucho del original. Cuando Turing observ sus rostros,esboz una sonrisa y camin con rapidez hasta el fondo de la nave. Se par delantede un objeto tapado con una gran sbana y volvindose hacia ellos dijo:

    Claro que esos instrumentos van conectados a una verdadera mquinadel tiempo con cuatro plazas.

    El cientfico tir de la sbana y apareci algo similar a un pequeo vehculodescapotable. Tena la forma de un sidecar, pero mucho ms grande. Llevaba unaespecie de ruedas pequeas y un volante.

    Todos se quedaron asombrados ante el nuevo aparato. Aquello si quepareca una verdadera mquina del tiempo.

    El concepto es muy parecido al anterior sistema, pero con algunasmejoras. En primer lugar, la nave puede desplazarse con ms suavidad por losagujeros del tiempo, no tendrn las sensaciones desagradables del primer viaje.

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    Adems, el sistema de cronologa es ms sencillo de programar y, sobre todo, sepuede elegir el destino por coordenadas, no hace falta que se elija un monumento olugar de enganche en el tiempo.

    Eso quiere decir que ya no es necesario ir al templo de Pstlingberg, aorillas del Danubio? pregunt Elina.

    Exacto. Aunque tendremos que buscar un lugar discreto prximo a laRealschule en Linz. No olviden que debern volver a la mquina para regresar.

    El capitn Kelly comenz a revisar el aparato. Era realmente bello, deformas redondeadas. Se pareca a un avin, pero su forma de misil le asemejaba enparte a los submarinos modernos.

    Myles mir los mandos. El pequeo volante, el salpicadero con lacronologa y una especie de radio.

    Qu es esto?

    Una radio. Podrn comunicarse con nosotros. La frecuencia no esconstante, pero en caso de emergencia ser una buena forma de ayudarles oinformarles de los cambios que se estn produciendo por su misin.

    Es increble dijo Elina ante los comentarios de Turing.

    Adems hemos mejorado la cronologa para viajes al futuro. Todava nohan hecho ninguno, pero nunca se sabe si ser necesario dijo John Titman.

    Lo cierto es que han hecho un trabajo magnifico aadi el tenientePreston. Adems, en un tiempo rcord.

    Esperemos que los nazis no hayan podido igualarlo dijo el capitnKelly.

    Si cumplen bien su misin, ni siquiera existir el nazismo.

    Esperemos que sea as, teniente Preston.

    Los tres viajeros en el tiempo se vistieron en una sala contigua y despus sesentaron a los mandos de la mquina del tiempo. Turing se acerc hasta el capitn

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    y le explic los mandos principales.

    La palanca hacia atrs hace que la cronologa viaje al pasado. Mire cmoel reloj digital retrocede, adems seala hora, da, mes y ao. Cuando la palanca sepone hacia arriba, igual. Una vez que han fijado el da exacto, simplemente debenapretar este botn. Despus se pondr en marcha el disco que tienen en la parteposterior y comenzar el viaje.

    Es increble.

    La radio es parecida a la de un avin de combate.

    Perfecto contest el capitn.

    Estn preparados?

    S, teniente dijo Myles, que se haba sentado al lado del capitn.

    Buen viaje, esperamos verles a todos a la vuelta coment el tenientemientras haca el saludo militar.

    El capitn respondi al saludo, despus baj lentamente la palanca hastaque apareci la fecha de 25 de septiembre de 1900. Acto seguido puso lascoordenadas de Linz, en Alemania en el parque Schlosspark a las seis de la

    madrugada. Antes de que la gente comenzara a salir de sus casas.

    El capitn apret el botn y el gran disco de la parte trasera de la Mquinadel Tiempo comenz a girar con fuerza. Los tripulantes notaron cmo el estomagose les encoga y despus simplemente sus figuras comenzaron a volatilizarse.

    Los viajeros en el tiempo sintieron algunas sensaciones parecidas a suprimera experiencia, pero la mquina pareca ofrecerles ms estabilidad y rapidez.Ya no eran varias figuras atravesando los agujeros del tiempo, en aquel momento

    viajaban unidos.

    Unos segundos ms tarde Elina sinti fro y algo parecido al roco de lamaana. Cuando mir a su alrededor vio unos bellos jardines con un muro depiedra a su alrededor. Desde aquel lugar se divisaba buena parte del ro y laciudad de Linz.

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    Myles observ el castillo y los rboles; por unos instantes crey que se habaequivocado y se encontraban en la poca medieval.

    La mquina se detuvo por completo y los tres tripulantes salieron algoaturdidos. Se encontraban encima de una especie de muralla baja. Pareca un buensitio para que la mquina se quedara unas horas. La empujaron a un lado y lacubrieron con una lona oscura.

    Estamos a poco ms de quince minutos de la escuela, pero an tardarnuna hora en abrir las puertas coment el capitn.

    Los tres se aproximaron al filo de la muralla y miraron el espectacularamanecer de Linz.

    Podramos ir a la pensin de Frau Sekira? Puede que sea ms fcilcapturar a nuestro objetivo en sus habitaciones coment Elina.

    Es buena idea. La duea no har tantas preguntas y l se sentirdemasiado abrumado para reaccionar.

    Qu le diremos a l? pregunt el capitn.

    Le comentaremos que su madre est enferma y tiene que regresar deinmediato a casa. Nos haremos pasar por unos vecinos cercanos que tenan que

    viajar a Linz y se han ofrecido a avisarle y llevarle de vuelta. Aqu no har faltahacerse pasar por un familiar dijo Elina.

    Esperemos que nos crea coment el capitn Kelly.

    Es nicamente un cro.

    Es cierto, Myles, pero no cualquier cro. Se trata de Adolf Hitler, eldictador ms astuto y despiadado del siglo XX.

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    6 BUSCAR AL NIO

    Linz, 25 de septiembre de 1900

    La Kostplatz se encontraba desierta a aquellas horas de la maana. Eledificio era modesto, pero an guardaba el encanto burgus de aquella zona de

    Linz. El capitn Kelly se qued en la entrada del portal, esperando en las sombraspara obligar al joven Hitler a seguirles. Myles y Elina subieron hasta la terceraplanta y tuvieron que llamar insistentemente antes de que Frau Sekira lesatendiera. Cuando la duea por fin les abri observaron a una mujer de unoscincuenta aos, con un moo alto rubicundo al que comenzaban a poblar canasgrises y blancas. Tena los ojos hinchados, pero debajo de su rostro regordete anguardaba algo de su joven belleza.

    Qu desean? No han visto la hora que es? La gente decente no llama aestas horas.

    Lo siento, seora dijo Elina intentando calmar a la mujer.

    Qu desean a estas horas tan inoportunas? Tengo a cinco huspedes ytres hijos a los que hacer el desayuno antes de que se marchen a la escuela.

    Seremos breves. La madre de Adolf Hitler est muy enferma. Somosvecinos suyos en Leonding y hemos venido para avisarle y llevarle a casa.

    Dios santo! Ese pobre nio. Todava no ha superado la muerte de suhermano Edmund y ahora su madre est enferma. Las desgracias nunca vienensolas.

    Lamentablemente, no.

    La mujer entr de nuevo en la casa y camin por el pasillo a oscuras

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    gritando el nombre del muchacho. Un par de minutos ms tarde un chico de pocoms de once aos apareci despeinado, con una chaqueta ligera de color verde y elgesto desencajado.

    Quienes son ustedes? Qu le ha sucedido a mi madre?

    Tranquilo. Ser mejor que nos acompaes. No queremos perder mstiempo. Puede que Klara est en sus ltimas horas

    Yo no les conozco. Quines son? pregunt el joven Hitler girndosehacia la duea de la pensin que le miraba con lgrimas en los ojos.

    Unos nuevos vecinos.

    Nuevos vecinos? pregunt extraado el joven.

    S, los Jakob dijo Myles, mientras agarraba del brazo al chico.

    Los Jakob? Son ustedes judos?

    Tenemos que partir. Nos espera un vehculo en la puerta.

    Lo siento seora, el joven Adolf est todava conmocionado. Apenas llevaunos das aqu y ahora tiene que visitar a su madre moribunda.

    Adolf comenz a temblar al escuchar las palabras de la mujer. Su madre erael ser al que ms quera en este mundo. Ahora tendra que vivir con su cruel yatroz padre Alois.

    El joven sali de la casa cabizbajo y sigui a la pareja en silencio. Apenashaba luz en el rellano ni en las escaleras. Cuando llegaron a la planta baja elcapitn Kelly sali de las sobras y el joven se sobresalt.

    No te preocupes, es el conductor coment Elina para tranquilizarle.

    Y ngela?

    Todos estn bien, pero tu madre quera verte. Se encuentra muy enferma.

    Salieron a la plaza y caminaron con paso rpido. Las farolas terminaban deapagarse y los primeros transentes recorran las calles de Linz cuando se

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    dirigieron hacia el ro.

    Adolf se extra de que no hubieran aparcado el coche ms cerca, pero selimit a caminar cabizbajo, con su abrigo gris abierto, sus pantalones cortos y suscalcetines subidos hasta la rodilla. En su mente vea una y otra vez el rostro de sumadre. Cmo era posible que hubiera enfermado tan rpidamente? l apenasllevaba un par de semanas en la ciudad y su madre pareca encontrarse en perfectoestado fsico cuando la dej en su casa. Pasaron junto a la catedral nueva, uno delos edificios preferidos de Adolf, pero apenas prest atencin a la imponente torrey la hermosa aguja verdosa en el centro del tejado.

    Estaban llegando cerca del parque en el que haban dejado oculta lamquina del tiempo cuando al fondo de la calle vieron aparecer a cuatro figurasvestidas con largos abrigos negros. El capitn Kelly toc el hombro de Myles para

    que se fijara en el grupo.

    Tiene un arma? pregunt Myles en ingls al capitn.

    El oficial hurg en su abrigo y atrap su pistola; apunt desde el bolsillo alos hombres que se acercaban y respir hondo intentar calmarse un poco. Eraimposible que nadie les intentara parar. Estaban a principios de siglo y Hitler eranicamente un estudiante de bachillerato en una ciudad provinciana de Alemania.

    Adolf escuch las palabras en ingls y tuvo un presentimiento. Ahora que eldolor y el miedo comenzaban a remitir, no dejaba de hacerse preguntas. Por quiba a mandar su padre a aquella pareja de judos? Antes habran enviado a su taPaula, que no viva lejos de all, a su propia hermana ngela o algunos de loscamaradas de su padre Alois.

    Cuando los hombres estuvieron casi a su altura, sacaron de sus abrigosvarias armas de corto alcance. Myles y sus amigos corrieron hacia el parque. Adolfal principio no se resisti a ir con ellos. El capitn Kelly le tena sujeto por el brazoy el nio tambin se asust al ver a aquellos hombres armados, pero en cuanto

    entraron en la muralla tir del brazo y corri entre los rboles.

    Se escapa! dijo el capitn.

    En aquel momento el grupo de hombres comenz a dispararles y ellos sedirigieron corriendo hacia la mquina.

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    Qu ha pasado? Quines son esos hombres? pregunt Elina con losojos desencajados.

    No lo s, pero tenemos que irnos de aqu contest Myles.

    Pero, no hemos atrapado a Hitler dijo la joven.

    Lo intentaremos en otro momento dijo el capitn mientras suban laescalinata hasta la muralla.

    Los hombres de negro se acercaban peligrosamente cuando llegaron al ladode la mquina. El capitn quit de un tirn el toldo que la cubra y mientras suscompaeros se sentaban volvi a programar la nave.

    Myles observ que Kelly pona la fecha del 5 de enero de 1903. Le mirextraado y este contesto:

    Es la fecha del entierro del padre de Hitler

    No sera mejor que volviramos y esperaremos instrucciones? pregunt Elina.

    Ni hablar, no volver con las manos vacas. Podemos parar la guerra;mejor an, evitar que esta suceda.

    Los hombres de negro llegaron a la parte alta de la muralla y les dispararonde nuevo. Entonces el capitn apret el botn rojo y el disco comenz a girar a susespaldas.

    Mientras los hombres se acercaban a ellos sin dejar de disparar Myles vio elrostro conocido de un miembro de la Ahnenerbe. Se trataba de Franz Altheim.Cmo haban dado con ellos? Haban logrado viajar en el tiempo justo al mismoinstante de la vida de Hitler?

    Mientras la mquina del tiempo se disipaba entre un haz de luz de varioscolores, la mirada del nazi se qued grabada en la mente el joven griego. Entoncescomprendi que aquella aventura terminaba de empezar y que poda ser la ltimade su vida.

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    7 UNA GRAN PRDIDA

    Leonding, 5 de enero de 1903

    La discusin no dur ni unos segundos. Cuando la mquina comenz aviajar de nuevo se limitaron a mirar el gran tubo repleto de arcos de colores y todotom un tono gris ceniza que les hizo sentirse realmente inquietos. Se encontrabandetrs de la tapia del cementerio. Al otro lado se vea la torre de la iglesia con unacruz en la punta y el tejado en forma de bulbo. El reloj de tonos marrones sealabalas diez de la maana, pero poda ser cualquier otra hora del da. El cielo y el suelonevado parecan los resultados de un incendio. La nieve no lograba brillar,mientras que los nubarrones negros mostraban un tono amenazador. En cuantoabandonaron la mquina y se dirigieron hasta la puerta principal del cementerio.La entrada se encontraba desierta, pero haba algunos vehculos aparcados y un

    coche de pompas fnebre con la parte trasera abierta. Los caballos marronesintentaban arrancar algunas hierbas congeladas que an sobrevivan pegadas a latapia, pero no conseguan arrancarlas del todo.

    Entraron por la verja y caminaron por un sendero cubierto de nievemientras la iglesia quedaba a su izquierda. Escucharon unas voces cantar y sedirigieron a la iglesia.

    Entraron en la capilla apenas iluminada por unas velas en el altar y las

    vidrieras casi apagadas por la oscuridad del da. El ao terminaba de comenzar,pero para la familia Hitler no lo haba podido hacer peor. Alois haba muerto unosdas antes debido a la edad y sus excesos con la bebida.

    Tras el breve canto el pastor dej paso al alcalde Josef Mayrhofer, que queradecir unas palabras

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    Hemos enterrado a un hombre bueno, esto podemos decir con razn deAlois Hitler. Apenas tena sesenta y cinco aos, pero ya haba experimentado laplenitud de la alegra y la tristeza Alois deja un gran vaco en su esposa y cuatrohijos, pero tambin en todos los que nos considerbamos sus amigos

    Tras el obituario el pastor dese la paz a los fieles y todos abandonaronlentamente el templo. Adolf dej el edificio por una puerta lateral. Pareca algocambiado desde la ltima vez que le vieron. Ya no tena aspecto de nio, parecams bien un joven algo desgarbado y altivo. Los tres le siguieron a una discretadistancia. El joven se aproxim a la tapia y se qued unos minutos meditando juntoa un ciprs y la tumba recin cerrada de su padre.

    Myles y sus amigos se ocultaron detrs de las lpidas y esperaron un tiempoprudencial hasta que el jardn y el templo estuvieron completamente vacos. El fro

    intenso de la maana haba animado a los feligreses a dejar precipitadamente ellugar y dirigirse a sus casas. A Hitler no le pareca afectar el fro invernal.

    Lo nico que destacaba de su atuendo oscuro era la piel plida de su rostro,que debido al fro haba tomado un tono rosceo y sus grandes ojos azules quecontrastaban con el gris reinante. Su pelo moreno estaba medio oculto debajo de unsombrero de ala corta estilo tirols.

    Te maldigo!

    Lograron escuchar desde su escondite. Vieron cmo el joven escupa sobrela tierra revuelta y pisoteaba la tumba.

    Has sido un mediocre, un borracho que nicamente sabas hablar demaldito trabajo en las aduanas y el viejo emperador. Nunca te perdonar por cmohas tratado a mi madre. Algn da yo ser mucho ms importante que t. Misdibujos estarn colgado de las mejores pinacotecas del mundo, pero nadie seacordar de ti ni de esta miserable tumba en este apestoso pueblo.

    El rostro del joven fue transformndose poco a poco. Pareca escupir suspalabras como verdaderas maldiciones delante de la tumba de su padre. Durantetoda su vida le haba pegado y maltratado, no le haba dejado estudiar pintura yestaba empeado en que fuera un maldito funcionario como l.

    Myles y sus amigos observaron la escena sorprendidos del odio quedesprenda aquel joven de apenas trece o catorce aos. El capitn Kelly hizo un

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    gesto a sus compaeros y comenzaron a acercarse al muchacho. El joven estaba tanconcentrado en su monlogo que no se dio cuenta de que estaba totalmenterodeado hasta que los tres estuvieron a pocos pasos.

    Ustedes otra vez?

    No esperaban ser reconocidos. Para ellos apenas haban pasado unos pocosminutos, pero para el joven Hitler haban sido casi cuatro aos. El muchachocomenz a mirar a un lado y al otro con la intencin de escapar, pero se encontrabarodeado.

    No te haremos dao. Simplemente ven con nosotros dijo Elina enalemn.

    Los hombres de negro, mis espritus gua, me advirtieron sobre vosotros.Queris matarme porque sabis que estoy predestinado a ser un gran hombre yhacer grandes cosas.

    No es cierto. nicamente deseamos llevarte a un lugar seguro. Si tequedas millones de personas morirn dijo Myles.

    Qu importa eso. Todos tenemos que morir. Mi hermano pequeo muri;m padre acaba de fallecer. La nica diferencia es el momento, pero todos debemospartir hacia el ms all.

    Los tres se aproximaron lentamente. Hitler se peg a la pared y antes de quepudieran darse cuenta se dio la vuelta y comenz a escalar por el ciprs. El capitnKelly se lanz a por l, pero los pies del muchacho se le escaparon entre los dedos.

    Corrieron hasta la verja principal, pero cuando llegaron al punto en el quejoven haba saltado lo nico que vieron fue unas huellas en la nieve que se perdanen lo ms profundo del bosque.

    Qu hacemos? pregunt Myles.

    Tenemos que atraparlo y llevarlo a Inglaterra.

    Siguieron el rastro sobre la nieve hasta un pequeo lago. All la pista seperda. Entonces comenz a nevar copiosamente. La temperatura baj variosgrados y notaron cmo el fro comenzaba a calarles hasta los huesos.

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    Debemos regresar y esperar que nos den nuevas rdenes. Los nazis hanadvertido al chico, no ser fcil llevarlo a nuestra poca dijo la joven.

    En ese momento escucharon el crujido de una rama y cuando se giraron elprimer disparo les pas rozando. Alguien ms estaba con ellos en el interior de laarboleda.

    El capitn Kelly sac su arma mientras se refugiaba detrs de una haya. Losdos jvenes griegos se lanzaron al suelo, pero Myles no pudo evitar que una de las

    balas le alcanzara en el brazo.

    Creo que los nazis dejaron a alguien para que protegiera a Adolf dijo elcapitn.

    Me han dado coment Myles intentaba taponar el agujero de bala conla mano. La sangre comenzaba a correrle entre los dedos hasta el codo.

    Elina tom un poco de nieve y lo pas por la herida. Al parecer la bala habaatravesado el brazo, dejando un agujero limpio, pero la hemorragia no cesaba.

    Se escucharon ms disparos. El capitn Kelly respondi con su arma ydespus ayud a su compaero a ponerse de pie. Los tres corrieron entre losrboles hacia la mquina. Teman salir a campo descubierto, pero no les qued msremedio que correr hasta la mquina y exponerse a los disparos del tirador. Elinaayud a Myles a subir a la parte trasera mientras el capitn programa la mquina.Esta vez el destino era regresar a casa.

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    8 SIGUENDO AL JOVEN

    Berln, 12 de mayo de 1941

    Franz Altheim se senta eufrico. El viaje en el tiempo le haba parecido ungran descubrimiento. La posibilidad de pasar de una poca a otra era sin duda la

    mayor oportunidad de su vida. Himmler y el resto de jerarcas nazis an nocomprendan lo que significaba poseer una mquina del tiempo. Lo nico quedeseaban era que el Fhrer estuviera fuera de peligro, pero a l eso le importabamuy poco y ya haba trazado sus propios planes.

    Tras regresar del primer viaje sinti una especie de euforia y vitalidad quedesconoca hasta ese momento. Su rostro pareca algo ms joven y tena fuerzasrenovadas.

    El oficial de la Ahnenerbe se dirigi directamente a su apartamento en

    Berlin tras entregar su informe. Su amante Erika Trautmann le esperabaimpaciente. Aquel era el segundo viaje que Franz realizaba en el tiempo, pero esono haba disminuido la ansiedad de su mujer.

    Franz tom el ascensor de su lujoso apartamento en el centro de Berln.Aquella era la nica etapa en toda su vida en la que no haba tenido aperturaseconmicas, pero saba que aquello no durara mucho. Cuando losnorteamericanos entraran en la guerra y Hitler atacase a los rusos, Alemania severa rodeada de enemigos. Ahora su amante y l podan elegir la poca de la

    historia en la que deseaban vivir, pero antes deba asegurarse la destruccin totalde la mquina del tiempo inglesa.

    En cuanto Erika escuch el tintineo de las llaves de Franz corri hasta laentrada vestida nicamente con un ligero camisn de seda. La mujer era muchoms joven y su fuerte figura de mujer alemana contrastaba con las delicadas formasde su amante, sus grandes ojos y su calvicie.

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    No he podido dormir en toda la noche coment la mujer mientras leestrechaba entre sus brazos.

    Esa mquina del tiempo puede convertirnos en seres casi inmortales coment Franz mientras entraba en la casa y abrazaba a Erika mientras se dirigana la habitacin.

    No te entiendo.

    Desde que estamos en la Ahnenerbe nuestra vida ha sido cmoda ygratificante, pero eso no durar mucho. El presupuesto es cada vez ms reducido ydentro de poco no ser una prioridad del estado. Alemania se volcar en elesfuerzo blico y Berln comenzar a ser muy peligrosa.

    Entiendo.

    Pero nosotros no tenemos porqu sufrir todo eso. Imagina, podemosconvertirnos en patricios en plena poca republicana, seores feudales, virreyesespaoles, en todo lo que queramos

    Creo que ests soando. Siempre has sido un soador.

    En absoluto. Con el conocimiento que tenemos de la historia seremoscompletamente ricos y muy poderosos.

    Erika se sent en la cama y mir a Franz, pareca ms joven y vital quenunca, como si el tiempo ya no fuera capaz de hacer mella en l.

    Tengo un plan, pero para llevarlo a cabo necesito tu ayuda.

    Soy toda odos, cario coment la mujer mientras el hombre extasiadocon su viaje en el tiempo le explicaba los pormenores.

    La maana termin de despejar el da y las horas pasaron tan deprisa queErika crey realmente que era posible engaar al destino. Franz nicamente seserva a s mismo y, estaban muy equivocados los que crean que era fiel al TercerReich.

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    * * *

    Cambridge, 12 de mayo de 1941

    La mquina del tiempo se detuvo en mitad del laboratorio. Un grupo desoldados y sir Charles Green les esperaban impacientes. Mientras las figuras de sus

    hombres comenzaban a aparecer tras el halo de luz, el comandante pudo verclaramente que estaban solos. No haba ni rastro del joven Adolf Hitler. l habaimaginado algo parecido. El hecho de que la guerra continuara pareca pruebasuficiente de que su comando especial no haba logrado interceptar al lder nazi.

    Myles not que el brazo no le dola y comenzaba a curarse en cuanto abrilos ojos en mitad de la sala. Elina estaba a su lado, pero durante unos segundos lonico que percibi fueron los colores que brillaban en su brazo herido y cmo pocoa poco comenzaban a desaparecer.

    Ests curado! exclam con sorpresa la joven.

    El capitn gir la cabeza sorprendido. Todos haban notado las notablesmejoras de sus cuerpos tras los viajes en el tiempo, pero una cura total era muchoms de lo que haban visto hasta ese momento.

    Sir Charles carraspe, como si quisiera que sus hombres se percataran de supresencia y despus se acerc hasta la mquina.

    Siento interrumpir su conversacin, pero veo que no han logrado cumplirla misin.

    Lo lamentamos, pero cuando fuimos a Linz los nazis estaban all.

    Eso es imposible, capitn Kelly. La Ahnenerbe no poda estar informadade su viaje.

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    Lo estaba, seor, se lo aseguro.

    Los tres viajeros se apearon de la mquina y el grupo, tras un breve examenmdico, se dirigi a otra de las dependencias. El comandante les dej comer algoantes de continuar con su interrogatorio. El hambre era otro de los efectossecundarios de los viajes en el tiempo.

    Ser mejor que hagan un informe con todo lo sucedido, pero primerotendrn que explicar cmo se les ha podido escapar un nio.

    El capitn se sinti algo ofendido por las palabras de su superior. Viajar enel tiempo constitua un gran riesgo, mucho ms a la caza de un singular lder comoHitler.

    Cuando llegamos a Linz todo pareca desarrollarse con normalidad.Contactamos con el nio y lo sacamos de la casa de huspedes, pero varioshombres nos esperaban y abrieron fuego contra nosotros. Entonces decidimosviajar justo al momento del entierro del padre de Hitler, pero tras rodearle se nosescap. Alguien pareca protegerle y tras dispararnos hiri a Myles.

    Pero eso es imposible dijo sir Charles al capitn.

    No, seor. Le aseguro que nos estaban esperando.

    Saben lo que significa eso? pregunt el comandante.

    Que hay un espa entre nosotros dijo el capitn.

    Myles y Elina se quedaron sorprendidos ante las palabras de su compaero.Cmo era posible que alguien se hubiera enterado de su misin?

    Podra ser cualquiera. Alguno de los cientficos, los guardas o ustedesmismos dijo sir Charles.

    Cunta gente conoca la fecha exacta del viaje? pregunt el capitnKelly para descartar algunos de los sospechosos.

    El primer ministro, John Titman y Alan Turing, ustedes tres y yo.

    Bueno, nuestro prximo viaja ha de ser an ms secreto. nicamente

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    nosotros tres sabremos la fecha exacta.

    Eso es inadmisible, capitn, soy el jefe de la misin.

    Se hizo un incmodo silencio, pero al final el comandante accedi a losplanes de su subordinado. Lo ms importante era aumentar la seguridad y que lamisin fuera un xito.

    Cundo partiremos? pregunt Elina.

    Maana, tienen que descansar un poco. No sabemos los efectos queproduce a largo plazo los viajes en el tiempo.

    Maana? Puede que sea demasiado tarde. Los nazis estn intentando

    interceptar todos nuestros viajes, pero an estamos a tiempo de parar a Hitler.

    El comandante pareca sorprendido por la actitud de sus hombres. Debansentirse agotados, pero su aspecto era fresco y descansado. Los viajes estabancausando algn misterioso efecto en su cuerpo.

    Tras reposar unas pocas horas el grupo se reuni de nuevo en el laboratorio.El nico testigo presente era el comandante Green. Los tres viajeros se colocaronsus cascos y tras programar el viaje se despidieron de su superior.

    Espero que esta vez todo salga bien.

    S, le aseguro que no regresaremos con las manos vacas.

    El capitn apret el botn y la mquina puso en marcha el disco trasero. Lostres ocupantes sintieron un ligero cosquilleo y despus el halo de luz lo cubri todohasta cegarles. Uno segundos ms tarde la mquina del tiempo se detuvo sobre unapradera. Descendieron del aparato y tras camuflarlo bajo unos rboles observarondurante unos segundos el inquietante panorama. Hitler ya no era un nio, pero

    todava no se haba convertido en el monstruo que aos despus arrasara Europay el mundo entero. Su misin haba cambiado; ya no deban atraparlo con vida,sino simplemente eliminarlo para siempre.

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    9 VIENA

    Viena, 29 de abril de 1913

    La ciudad pareca bullir por una actividad frentica, pero el joven Hitler queen los ltimos meses haba logrado recuperar un poco de seguridad econmica

    estaba deseando trasladarse a Baviera. La capital del Imperio Austrohngaro no lehaba tratado muy bien. Tras ser rechazado en dos ocasiones por la Academia deBellas Artes y subsistir del dinero que le haba dado su difunta madre y la venta decuadros de paisajes, Hitler se haba visto obligado a vivir como las ratas, en losalbergues para pobres y los comedores sociales. A sus casi veinticuatro aos nohaba conocido un trabajo estable y se negaba a trabajar como un obrero. El viaje aMnich le haba devuelto la esperanza en el futuro. Sus hermanos Alois, Paula yngela haban perdido todo contacto con l tras la muerte de su madre, aunque lprefera que fuera as. Su vida miserable y anodina nicamente se haba vistoanimada por sus visitas a la pera y el tiempo que pasaba leyendo en las

    bibliotecas pblicas de la ciudad. Ahora pareca que el destino le sonrea de nuevo.

    Camin por Burgring y volvi a quedarse fascinado por los hermososedificios de aquella ciudad imperial. Una de las cosas que siempre le haba atradode Viena haba sido su increble arquitectura. Tras su fracaso como pintor habaintentando convertirse en arquitecto, pero debido a sus bajas calificaciones duranteel bachillerato tampoco haba podido estudiar en la Facultad de Arquitectura. Porunos segundos baj la vista y observ la mezcolanza de culturas que convivan enla ciudad imperial. Checos, blgaros, hngaros, bosnios y judos podan verse

    caminando por todas partes. En el albergue haba tenido que convivir con todaaquella ralea y saba que el destino del Imperio no era otro que desaparecer,destruido por la mezcla racial y cultural en la que estaba inmerso. Alemania, encambio, pareca poco a poco convertirse en la verdadera lder del pangermanismo.Dentro de poco todos los alemanes de buena fe estaran unidos en una causacomn.

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    Tom el tranva y, tras colarse sin pagar, abri la revistaOstaraqueterminaba de salir a la venta. Aquel folletn esotrico y antisemita era la Biblia deaquel joven frustrado y lleno de odio, que parecas ms un mendigo que el niomimado de una familia burguesa austriaca.

    Disfrut pensando que en sus ltimos das en la ciudad no tendra quecompartir cama con los malditos mendigos ni los apestosos borrachos. Habaalquilado una habitacin en una buena zona, algo prohibitivo para sus escasosrecursos, pero l siempre intentaba vivir a lo grande sin preocuparse mucho delmaana. Acaso el destino no le haba hecho sobrevivir hasta aquel momento?

    El joven se ape cerca de la estacin de tren y camin con pasodespreocupado hasta el edificio. Apenas haba llegado al portal cuando alguien seacerc por su espalda y le empuj al interior. Los espritus protectores y los

    asesinos le acechaban por igual, aunque siempre haba logrado escapar indemne.

    No grites ni intentes nada dijo el hombre que le apuntaba con su arma.

    Qu quiere de m? pregunt el joven sin poder disimular su temor.

    He venido para hablarte de tu futuro. En cierto sentido te lo debo, perodespus me marchar y tendrs que aferrarte t solo a tu destino.

    Las enigmticas palabras del hombre le dejaron tan intrigado que se limit asubir las escaleras, abrir la puerta de pensin en la que se alojaba y dirigirse conaquel extrao directamente a su habitacin.

    Adolf apart las cortinas que oscurecan la estancia y al girarse vio a unhombre grueso, calvo y de ojos saltones. Llevaba unas gafas circulares y un traje deinvierno con chaleco a cuadros y una pajarita.

    Por qu hace esto?

    El hombre le pidi que se sentara en la cama y despus guard su arma.

    Tengo que explicarle rpidamente la situacin. Unos hombres le buscan,para ser ms exacto, dos hombres y una mujer. Su deseo es asesinarle.

    Cmo sabe eso? pregunt Hitler frunciendo el ceo.

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    La cara del joven era completamente plida, con un bigote alargado y negro.El flequillo le tapaba en parte la frente amplia y despejada.

    No importa cmo me he enterado. Quiero que est atento. Esas personasquieren matarle para que usted no ocupe la presidencia del Reich. Dentro de unosaos se convertir en el Fhrer de Alemania y har que recuperamos nuestradignidad nacional. Adems conquistar buena parte de Europa y el resto delmundo. Debe guardarse de esa gente. Ser mejor que se marche cuanto antes aMnich, all estar ms seguro.

    Cmo puedo saber que dice la verdad?

    Dentro de veinte aos ser el hombre ms poderoso del mundo y seacordar de estas palabras. No olvide que es la divina providencia la que est

    detrs de usted.

    El hombre mir fijamente al joven. Sus ojos ya guardaban el fuego queincendiara Europa unos aos ms tarde. Despus observ aquel cuarto infecto ypobre, las mantas de aquella cama rada y el olor a humedad. Por un segundo lepareci irnico que las fuerzas del destino dispusieran para los hombres algunasmisiones tan importantes y para otros apenas las migajas de la historia.

    Gracias dijo el joven con sus ojos fijos en la nada.

    nicamente soy un enviado de la providencia coment el hombremientras abra la puerta del cuarto y sala lentamente.

    Una vez que se encontr en la calle mir a un lado y al otro hasta que estuvoseguro de que nadie le segua. Se dirigi directamente hasta el Prater, muyprximo a la casa de Hitler. Cuando lleg hasta las atracciones pens que aquelhaba sido el lugar perfecto para ocultar su mquina del tiempo. Erika an estabasentada en ella cuando la vio a lo lejos. Juntos seran las dos personas mspoderosas de la tierra. Los britnicos no deban temer tanto a Hitler, un simple

    charlatn y un loco, como a l, Franz Altheim, el dueo de Cronos y el seor deltiempo.

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    10 GUERRA

    En las cercanas de Somme, 15 de octubre de 1918

    En cierto sentido tena lgica que fueran al infierno en busca de undemonio, pero cuando recorrieron a pie la corta distancia desde aquel claro del

    bosque hasta las posiciones alemanas supieron que haban cometido un error. Seescuchaban los silbidos de las bombas sobre sus cabezas y el estruendo hacatemblar la tierra bajo sus pies. An no haban visto a los soldados, pero cuando losprimeros aparecieron saliendo de los grandes crteres en donde se refugiabancreyeron que se trataba de muertos vivientes. En ese momento Myles, Elina y elcapitn Kelly fueron conscientes de que haban dejado una guerra para meterse delleno en otra. Por un lado les pareci lo ms natural que Hitler muriera en una

    batalla. De aquella forma apenas tenan que alterar el orden de las cosas. Millonesde personas cayeron abatidas durante la Gran Guerra, pero a medida que seacercaban al frente occidental se dieron cuenta de lo peligrosa que era aquellamisin. Elina vesta de enfermera de la Cruz Roja, ellos dos de sanitarios, peroaquel distintivo no servira para esquivar las balas de uno u otro bando.

    Saban que el cabo estaba en algn lugar de aquel infierno y no volveranhasta haberlo atrapado.

    Cuando llegaron a la lnea de trincheras preguntaron por el cabo Hitler. Alparecer tuvieron suerte, ya que era muy conocido en su regimiento. Despus designificarse en varias batallas se haba convertido en un enlace que llevaba las

    rdenes de un lado al otro del frente. Un oficial les dijo que normalmente, cuandono tena ninguna misin que hacer, sola estar cerca del comandante en jefe.Algunos le llamaban el perro de Fritz Wiedemann.

    Los tres se dirigieron en busca del cabo. Despus del estruendo de lasprimeras horas el frente se calm y un silencio casi tan inquietante como el

    bombardeo se apoder del lugar. El barr lo cubra todo, y un apestoso olor a carne

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    quemada y heces impregnaba aquel ambiente lgubre. Tras casi una hora decaminata llegaron hasta el alto mando. Aquel lugar no se diferenciaba mucho en elexterior de las otras barracas de madera hundidas en el lodo, de no ser por unaplaca de madera escrita con letras gticas en negro. En la puerta haba dos

    soldados de guardia con sus botas relucientes a pesar del lodazal que haba a sualrededor.

    El cabo Hitler pregunt Myles a los dos soldados.

    Se encuentra a un kilmetro de aqu llevando una orden.

    Cundo regresar? pregunt Elina.

    Por qu buscan a ese tipo?

    Tenemos que transmitirle un mensaje coment la mujer.

    El suertudo de Adi, seguro que le sacan de este infierno y le llevan a casacoment el otro soldado.

    El capitn Kelly pens que la suerte de Hitler estaba a punto determinarse. Ellos se encargaran de que no saliera vivo de aquella guerra. Sedirigieron en la direccin que les haban indicado y media hora ms tarde llegarona lo que pareca un grupo de caones. All a lo lejos vieron a un hombre delgado,

    con un gran mostacho negro, que acariciaba a un perro.

    No se vea a nadie a su alrededor, pero queran cerciorarse antes deejecutarlo. Teman que se acordara de ellos, pero haban pasado muchos aos paral y apenas los haba visto unos minutos en ambas ocasiones. Sin embargo, para sudesgracia, s se acordaba de ellos.

    El cabo comenz a correr por la trinchera y los tres viajeros comenzaron aseguirle. Unos segundos ms tarde se reanud el combate. Las bombas caan a uno

    y otro lado de la trinchera salpicando de barro y restos de rboles el estrechopasillo excavado en la tierra.

    En aquel momento un grupo de soldados corra en direccin contraria y secruz con Hitler. Escucharon una explosin y de repente una densa nubeamarillenta cubri el cielo.

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    Gas mostaza!

    Escucharon a lo lejos.

    Los viajeros se detuvieron en seco y buscaron entre sus equipos variasmscaras antigs. Antes de que pudieran ponrselas comenzaron a sentir un fuerteescozor en los ojos. Myles ayud a su amiga a colocarse la mscara y por unossegundo el mundo desapareci por completo.

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    11 ESTROPEADO

    Pasewalk, 17 de octubre de 1918

    La confusin fue total. En ese momento not que alguien a su lado se mova,pero lo nico que pudo hacer fue echarse a un lado y despus perder el

    conocimiento.

    No saba el tiempo que haba pasado, pero se encontraba en la cama de unhospital. Mir a un lado y al otro. Los ojos le ardan an, pero pudo distinguir unafila de camas de hierro pintadas de blanco a un lado y otra justo enfrente. Lamayora estaban ocupadas por soldados, pero apenas poda distinguir sus caras.Unos minutos despus volvi a caer en un profundo sueo.

    Escuch un carrito chirriante y olfateo un aromtico estofado. Se incorporun poco en la cama y pudo ver el carro que se aproximaba con la cena. Not cmo

    la boca se le haca agua, llevaba mucho tiempo sin probar bocado.

    El carrito se par a su lado y un hombre muy gordo dijo:

    Soldado desconocido, veo que te has despertado. Espero que teencuentres mejor. La vida es mejor aqu que en el frente, te lo aseguro.

    Despus extendi la mesa y dej un plato de patatas cocidas con algunostrozos de carne de vaca. Tambin una manzana y un vaso de leche.

    Myles se limit agradecer con la cabeza. No quera que los alemanessupieran que no era uno de los suyos. Ya buscara la manera de regresar a lamquina y escapar de all.

    Cen con avidez, como si aquel humilde puchero fuera el ms rico manjarque hubiera probado nunca. Cuando estuvo totalmente complacido, se examin

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    todo el cuerpo. No vea que tuviera nada roto. nicamente le dolan algo losriones, con toda seguridad por los das que llevaba postrado en cama. Lo nicoque notaba era cierta fatiga al respirar y los ojos nublados, como si estuvieran anhinchados.

    Se incorpor un poco y mir a su alrededor. A su lado haba un hombre conlos ojos vendados, pero ni rastro del capitn Kelly. Elina sin duda estara en algnhospital para mujeres.

    La noche lleg despacio. Tena que pensar la manera de escapar de all, perointent descansar un poco y recuperar fuerzas. Procurara no hablar y simular quese encontraba traumatizado por la fatiga del combate.

    A las seis le sirvieron una cena ligera. Una sopa con fideos y un filete de