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La Naturaleza del Hombre A z · del Antiguo Testamento así traducida es ruach. ... lxx) W.E., Vine Diccionario Expositivo de Palabras del Antiguo y del Nuevo Testamento Exhaustivo,

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AnotacionesLa Naturaleza del Hombre

La Naturaleza del HombreLa tarea ante nosotros es examinar las enseñan-

zas de la organización de la Torre del Vigía con respecto a la naturaleza de la humanidad. Hace mucho tiempo el Salmista preguntó: “¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria?” (Sal. 8:4). Durante muchos años los hombres han me-ditado esta pregunta con varios grados de éxito. Tomar alguna otra respuesta que la que está pre-sentada en el Buen Libro es totalmente necio. En estos días de ideología evolucionista y bancarrota teológica, uno no debería extrañarse en verse obli-gado a examinar este tema. La importancia de un correcto entendimiento de la naturaleza del hombre, desprejuiciado de las fuerzas del modernismo, no puede ser sobreenfatizado. Conectado muy de cerca a la naturaleza del hombre está el destino del

hombre. Somos criaturas de destino, y nuestra contención es que somos criaturas de ser; el hombre es alguien a los ojos de Dios y no simplemente un algo.

Los Testigos aman discutir el tema de la naturaleza del hombre. Desafortuna-damente, su literatura está llena de declaraciones que son desagradables y falsas.

“... Los guías religiosos contestan las preguntas con el conocimiento que han adquirido en las escuelas teológicas o seminarios conciliares” (Sea Dios Veraz, Pág. 57).

Lo anterior fue dado como una razón de porqué debería ser rechazado el concepto de la doble naturaleza. Que se entienda que yo no seré parte de alguna persona o grupo de personas, ni me colocaré al lado de alguien que enseñe que el hombre tienen una doble naturaleza, porque eso fue enseñado en alguna “escuela teológica”. El propósito de este artículo es el de contender ardientemente “por la fe” que ha sido una vez dada (Judas 3). ¿Podrían los Testigos enseñar la teología de la “no alma” porque sus Escuelas Teocráticas esperan que así lo hagan?

Otro enunciado desagradable en el material de los TJ sobre este necesita ser aclarado. En el libro mencionado arriba, el escritor declara:

“Los científicos y cirujanos ... No han podido encontrar en el hombre ninguna prueba definitiva de inmortalidad” (cfr. Pág. 57).

Quizás este no es el peor razonamiento que ha sido encontrado durante las dis-cusiones religiosas, pero personalmente nunca lo he visto igualado. Es necesario decir que muchos de los mismos científicos también dicen que Dios no existe, porque no pueden encontrar prueba de El.

El estudiante maduro de la Biblia no confía en las opiniones de los hombres para su prueba. Solo la Biblia es evidencia satisfactoria de la doble naturaleza del hombre. Pero a menos que yo mismo empiece a sonar tan convencido antes de que la evidencia sea presentada, introduzcámonos en nuestro estudio.

La Posición de los Testigos

Quizás la declaración más clara de la posición de los Testigos es hecha por el Juez Rutherford en su libro, Riquezas. Declara: “Ningún hombre tiene o posee un alma” (Pág. 180). Han habido rangos extensos de la declaración anterior enseñados por los TJ. Alguien dirá que el hombre es un alma, eso es, el cuerpo más el aliento, (Un Examen Bíblico de la Doctrina de la ‘Inmortalidad del Alma’, Hettesheimer, Pág. 11). Otros argumentarán con la idea y dirán que el cuerpo y el alma (espíritu)

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son lo mismo, (Notas archivadas, Abril 22, 1976; John. J. Thomas, Gospel Anchor Quarterly, Oct. 5, 1955, Vol. I, Nro. 2, Pág. 51).

Cuando el asunto es llevado a los extremos, simplemente se dice que el hombre es totalmente mortal, no poseyendo cualidades de inmortalidad. El hombre, acorde a la enseñanza de ellos, no tiene alma o espíritu que continúe viva después de la muerte de la persona en el estado físico. Un resumen adicional declara:

“El hecho de que el alma humana es mortal puede probarse ampliamente por medio de un estudio cuidadoso de las Escrituras. Un alma inmortal no podría morir, pero la Palabra de Dios, en Ezequiel 18:4, dice, “He aquí que todas las almas son mías: como el alma del padre, así también el alma del hijo; mías son todas; y el alma que pecare, ésa es la que morirá” (cfr. Pág. 61).

Hay que reconocer que el argumento anterior fue hecho basado en Ezequiel. Pero eso que prueba mucho prueba nada, y veremos más adelante en nuestro estudio que este argumento prueba demasiado para su teología de la “no alma”.

¿Cómo Usa la Biblia Estas Palabras?

Hay varias palabras usadas en Hebreo y Griego que intentan transmitir una descripción del hombre. Mirémoslas y veamos si podemos adquirir algún enten-dimiento. Entremos a esta parte del estudio con la actitud del Salmista cuando dijo, “Abre mis ojos, y miráre las maravillas de tu ley” (Sal. 119:18).

De la palabra alma encontramos la siguiente información: En el Antiguo Testamento, la palabra hebrea es nephesh, usada unas 700 veces, y es traducida aproximadamente con 40 significados distintos. “Alma” es usada 428 veces, “vida, viviendo” es usada 119 veces, etc. En el Nuevo Testamento, la palabra griega es psyche, usada unas 105 veces, y es traducida “alma” 58 veces. (Esta palabra es la única en griego que es traducida así). Psyche también es traducida “vida” 40 veces, “mente” 3 veces, “corazón, sinceramente” dos veces.

La palabra espíritu en el Nuevo Testamento es traducida de pneuma. La palabra del Antiguo Testamento así traducida es ruach.

Una de las dificultades en el estudio con los Testigos es la definición de los términos. Los Testigos insisten que las palabras “alma” y “espíritu” no son inter-cambiables. Dicen que ambas se refieren a diferentes cosas (todas las veces), y que mucho menos signifique ser inmortal. Sinceramente concuerdo con la mitad de esa declaración. Mire, si usted quiere decir que el alma no puede morir (ser separada), entonces yo no puedo creer eso. Mateo 10:28 lo dice mucho mejor. Pero si usted quiere decir que el alma no puede morir (ser destruida), entonces ahí yo digo que el alma es inmortal. Pero alguien dirá que Dios puede destruirla. A lo que respondo agradablemente. Pero no estamos interesados en lo que Dios puede hacer, sino en lo que hará. Continuaremos con esto en la siguiente sección.

La pregunta a la mano es si “alma” y “espíritu” pueden significar en algún momento lo mismo. Si, pueden, y algunas veces lo hacen. El Sr. Vine dice que la palabra “alma” puede significar: “(b) la parte inmaterial, invisible, del hombre (Mt 10.28; Hch 10.27; cf. 1 R 17.21)”. El Sr. Vine también da la misma defini-ción para espíritu: “(c) la parte inmaterial e invisible del hombre (Lc 8.55; Hch 7.59; 1 Co 5.5; Stg 2.26; cf. Ec 12.7, lxx) W.E., Vine Diccionario Expositivo de Palabras del Antiguo y del Nuevo Testamento Exhaustivo, (Nashville: Editorial Caribe) 2000, c1999.

Hay una ley en álgebra que dice que dos cosas iguales a otra son iguales la una a la otra.

Alma equivale a la parte inmaterial, invisible, del hombre. Espíritu equivale a la parte inmaterial, invisible del hombre.

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Por tanto, el alma y el espíritu, tal como son usadas en estas definiciones, son equivalentes la una a la otra. Si no, ¿por qué no?

De esta manera hemos visto como usa el Antiguo y Nuevo Testamento las pa-labras “alma” y “espíritu”, y hemos visto que a veces estas palabras son usadas intercambiablemente. Hay otra definición que necesitamos mirar y luego estaremos listos para considerar la doble naturaleza del hombre. La palabra es “muerte”.

Acorde a algunos la palabra “muerte” significa “dejar de existir”. De las fuentes oficiales encontramos este comentario:

“Declarado sencillamente, la muerte es lo contrario de la vida ... ¿Dónde estaba Adán antes de que Dios lo formara del polvo y le diera vida? Pues, sencillamente no existía. Al morir, Adán regresó al mismo estado inanimado e inconsciente” (La Verdad Que Lleva a Vida Eterna, Pág. 34).

Nuestro interés en esta declaración no es tanto en el estado inconsciente, sino en la definición del término “muerte”. Si, la muerte es lo opuesto de la vida. Pero cuando el término “vida” es torcido como ha sido hecho en esta definición, ninguna verdad estará disponible con respecto a la palabra “muerte” ni al estado de los muertos. Cuando algo no existe no hay nada para contemplar con el ojo. Aplicando ese hecho a la definición dada por la organización de la Torre del Vigía (Watchtower), he visto muchas cosas que existían pero no tenían vida. ¿No hemos estado en una funeraria para ver el cuerpo muerto de un amigo o ser querido? Ese cuerpo existía pero no tenía alguna vida. ¿Los Testigos nunca han estado en los bosques y observado lo que queda de los árboles muertos? Existen. En la Biblia uno puede encontrar varios versículos de la Escritura que muestran de otra manera la definición que han dado los Testigos:

Efesios 2:1 – “Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados”.

1 Timoteo 5:6 – “Pero la que se entrega a los placeres, viviendo está muerta”. Mateo 10:28 – “Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no

pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno”. (Discutiremos esto de nuevo).

Juan 11:39,43 – “Dijo Jesús: Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días ... Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera!”

Romanos 6:7 – “Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado”. Santiago 2:26 – “Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto (nótese

que es el cuerpo el que está muerto y no el espíritu), así también la fe sin obras está muerta”.

Es muy claro que los escritores de las anteriores declaraciones tenían en mente era la separación y no la aniquilación. Permanece el hecho de que ellos creen (los Testigos) que cuando una persona muere físicamente, ¡es aniquilada! Deja de existir. La verdad bíblica es que la aniquilación no es el significado de la primera muerte, ni de la segunda.

Doble Naturaleza

En nuestra discusión de este tema, he encontrado necesario retornar a donde todo empezó. En el principio, Dios creó al hombre. Génesis 1:27 habla de toda la creación del hombre. La palabra “creó” en este versículo viene de la palabra hebrea bara. La palabra se refiere a hacer algo de lo que no existía. Génesis 2:7 nos habla de Dios “formando” al hombre “del polvo de la tierra”. Es usada la palabra hebrea yatsar, y la palabra sugiere la formación de algo de lo que ya existía. Este tipo de formación es la idea de moldear el barro.

Muchos han pensado equivocadamente que estas dos narraciones son simple-mente repeticiones del mismo evento. Eso no es cierto. No se puede referir a

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producir la misma cosa. El versículo en el primer capítulo se refiere a producir algo de la nada, y el versículo en el segundo capítulo se refiere a la formación de eso que ya estaba en existencia, eso es, el polvo de la tierra. Nos es dicho además que la creación de Gén. 1:27 fue acorde a la imagen de Dios. Por eso, para nuestro completo entendimiento de la acción del primer capítulo, debemos entender el uso del escritor de “a imagen de Dios lo creó”.

Permítame dirigir la atención del lector a Luc. 24:39 donde se lee que un “es-píritu no tiene carne ni huesos”. Cuando el hombre fue hecho “a la imagen de Dios”, no fue en la carne y huesos del hombre que fue hecho. La respuesta al problema reposa en tratar de averiguar es semejanza de Dios y que parte es seme-janza de la tierra. Obviamente la carne es semejanza de la tierra porque al morir nos es dicho que ella regresa a la tierra (Gén. 3:19). Por tanto, ¡debe haber una segunda parte del hombre! Esa parte no puede ser un atributo, porque era algo a la imagen y semejanza de Dios; algo creado. Dios no es atributos, ¡Dios es un espíritu! Entonces ¿esto significa que dentro de este velo de carne hay un espíritu hecho a la imagen de Dios? Eso es totalmente correcto. Nótese las palabras del escritor a los hebreos: “Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos?” El escritor dijo que tenemos un espíritu. Moisés dijo que fuimos creados a la imagen de Dios. Por tanto, nosotros, parti-cipamos de la naturaleza de nuestro Padre (Heb. 12:9).

1. La descendencia participa de la naturaleza del Padre (Heb. 12:9). 2. La naturaleza del Padre es una naturaleza inmortal (1 Tim. 6:16). 3. Por tanto, la descendencia participa de una naturaleza inmortal (Mat. 10:28).

También hemos mostrado que los Testigos creen que cuando el cuerpo está muerto, el alma está muerta. Enseñan esta doctrina en directa contradicción de los versículos tales como Mateo 10:28. El versículo es tan claro en declarar que el hombre tiene una doble naturaleza que me escandaliza que alguien cuestione lo que este dice (Gál. 1:8-9).

Sorprende la falta de conocimiento sobre Mateo 10:28. Hay algo obvio que muchos pasan por alto (u omiten) en este versículo. Hay algo que el hombre puede matar (el cuerpo) y algo que no pueden matar (el alma); eso contribuye a una doble naturaleza de cualquier forma que usted lo rebane. Si no, ¿por qué no? Pero esta palabra “destruir” es más interesante. Significa (apollumi) “cesación del bienestar, comodidad, prosperidad”. No significa “aniquilación o dejar de existir”.

¿Puede ser mostrado de la Biblia algo más claro que el hombre tiene una doble naturaleza? Y además, mire todos estos otros versículos de la Biblia que señalan la doble naturaleza: 2 Cor. 4:16; Gén. 1:27, en conjunción con Gén. 2:7; Ec. 12:7; 2 Cor. 5:1-4; 2 Ped. 1:13-14; Fil. 1:23-24; 2 Cor. 5:6-8; Zac. 12:1; Efe. 3:16; Dan. 7:15; 2 Cor. 12:3; Mat. 10:28; 1 Rey. 17:21; Job 32:8; 34:14-15; Sal. 31:5; Mat. 26:41; 1 Cor. 2:11; 1 Cor. 5:5; Stg. 4:5, etc.

De esta manera, sea dicho en

Conclusión

Que creemos en la inmortalidad del alma, creemos en el hecho de que nunca deja de existir. Las Escrituras enseñan sin duda alguna la doble naturaleza del hombre: una carne del polvo de la tierra, y un espíritu a la imagen y semejanza de Dios. Negar estas cosas es negar las claras enseñanzas de las inspiración.

[Gospel Anchor, Vol. 8, Pág. 275, Keith Pruith].