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LA ÚNICA VOZ QUE DEBEMOS OÍR Y OBEDECER Miércoles, 1 de julio de 1998 Villavicencio, Meta, Colombia

LA ÚNICA VOZ QUE DEBEMOS OÍR Y OBEDECER...1998/07/01  · Notas LA ÚNICA VOZ QUE DEBEMOS OÍR Y OBEDECER Dr. William Soto Santiago Miércoles, 1 de julio de 1998 Villavicencio,

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LA ÚNICA VOZQUE DEBEMOS OÍR

Y OBEDECER

Miércoles, 1 de julio de 1998Villavicencio, Meta, Colombia

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Es nuestra intención hacer una transcripción fi el y exacta de este Mensaje, tal como fue predicado; por lo tanto, cualquier error en este escrito es estrictamente error de audición, transcripción e impresión, y no debe interpretarse como errores del Mensaje. El texto contenido en esta conferencia puede ser verifi cado con las grabaciones del audio o del video. Este folleto debe ser usado solamente para propósitos personales de estudio hasta que sea publicado formalmente.

NOTA AL LECTOR

Notas

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Notas

LA ÚNICA VOZ QUE DEBEMOS OÍR Y OBEDECER

Dr. William Soto SantiagoMiércoles, 1 de julio de 1998

Villavicencio, Meta, Colombia

Muy buenas noches, amables amigos y hermanos presentes y radioyentes. Es para mí un privilegio

grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo fi nal.

Para lo cual, en esta ocasión leemos en el libro del Evangelio según San Juan, capítulo 10, versos 14 al 16, donde Jesucristo hablando dice:

“Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen,

así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas.

También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquellas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor”. “LA ÚNICA VOZ QUE DEBEMOS OÍR Y OBEDECER”. Ese es nuestro tema para esta ocasión.

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“LA ÚNICA VOZ QUE DEBEMOS OÍR Y OBEDECER”. Esta Voz del Buen Pastor, el cual es Jesucristo, es el mismo que miles de años estuvo en el Huerto del Edén con Adán, y le habló a Adán, y le enseñó Su Palabra, y le dijo1: “De todo árbol del Huerto del Edén puedes comer; pero del árbol de ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comas, ese día morirás”. Y Adán tenía la instrucción divina para vivir eternamente: era guardándose de comer del árbol de ciencia del bien y del mal. Ahora, encontramos que, luego, cuando Dios le hizo una compañera a Adán2, lo cual sucedió después de Dios haberle hablado a Adán estas palabras; luego Adán, estando en el Huerto del Edén con su esposa, pasó por una etapa en la cual él estaba llevando a cabo, con su esposa, la Obra de Dios correspondiente a esa etapa de su vida de la cual dependía su adopción. Y llegó un momento de tentación, en donde hubo otra voz: la voz de la serpiente hablándole a Eva, y diciéndole: “¿Conque Dios ha dicho que no coman de los árboles del Huerto del Edén?”. Y Eva se puso a argumentar, a argumentar con la serpiente; y la serpiente ahí tomó ventaja, ya que era el animal más cercano al hombre: era astuto, razonaba, tenía una inteligencia grande. Y Eva le dijo: “No, lo que Dios ha dicho es que del árbol de ciencia del bien y del mal no comamos”. Eso era lo que le había enseñado Adán a Eva, con relación a lo que Dios le había revelado a Adán. Pero la serpiente le dijo a Eva: “No morirán - No

1  Génesis 2:16-172  Génesis 2:22

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Ha sido para mí un privilegio muy grande, amados amigos y hermanos presentes y radioyentes, darles testimonio de LA ÚNICA VOZ QUE DEBEMOS OÍR Y OBEDECER. Que las bendiciones de Jesucristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes; y que todos los días de nuestra vida permanezcamos escuchando esa Voz; y por consiguiente, las bendiciones de Dios continúen derramándose sobre todos ustedes, como ha sido prometido; porque para los que escuchan la Voz del Ángel del Pacto, la Voz de Dios, Él dijo que vendrían todas estas bendiciones escritas en esta Palabra, en la Biblia25. Que Dios siga hablándonos directamente a nuestra alma todas estas cosas que deben suceder pronto, y siga derramando sobre nosotros esas bendiciones del Cielo; y pronto los muertos en Cristo sean resucitados en cuerpos eternos y nosotros los que vivimos seamos transformados; y vayamos todos a la Cena de las Bodas del Cordero en esos cuerpos eternos que Él nos dará. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén. Que Dios les continúe bendiciendo a todos, amables amigos y hermanos presentes y radioyentes. Dejo nuevamente con nosotros al señor Benjamín Pérez para continuar. “LA ÚNICA VOZ QUE DEBEMOS OÍR Y OBEDECER”.

25  Deuteronomio 28:2

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porque el Ángel de Jesucristo es un hombre de este tiempo fi nal, es un mensajero, un profeta mensajero que viene en este tiempo fi nal, en el cual estará Jesucristo, el Ángel del Pacto, manifestado a través de él, hablándonos por medio de ese profeta todas estas cosas que deben suceder pronto. Por eso toda la gloria, el Ángel de Jesucristo se la da a Jesucristo, el que lo envió; y por eso le dice a Juan: “Adora a Dios”. Y ahora podemos ver que esto es lo mismo que dice el Ángel que viene con el Evangelio Eterno predicando; dice en el capítulo 14: “… y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas”. Le enseña al pueblo a adorar a Dios. Estamos viviendo nosotros en el tiempo más glorioso de todos los tiempos, en el tiempo en que la raza humana estaría viviendo los momentos más gloriosos, en donde la Voz de Cristo, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, estaría siendo escuchada por medio de Su Ángel Mensajero. Es la Voz del Ángel del Pacto, del Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, la única Voz que debemos nosotros escuchar. Y esa Voz ha estado hablando por medio de Sus profetas en el Antiguo Testamento, por medio de Jesús, y por medio de los apóstoles, y por medio de los siete ángeles mensajeros; y en este tiempo fi nal nos hablaría por medio del Ángel del Señor Jesucristo. Y esa es LA ÚNICA VOZ QUE DEBEMOS OÍR Y OBEDECER; y esa es la única Voz que nosotros estamos escuchando y obedeciendo en este tiempo fi nal: es la Voz del Ángel del Pacto, del Ángel de Jehová, de Jesucristo nuestro amado Salvador.

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moriréis; sino que seréis como dioses, sabiendo el bien y el mal, sabiendo todas las cosas”3. Y Eva, la cual había escuchado primeramente la Voz de Dios por medio de Adán, el cual tenía la revelación de Dios para aquel tiempo, luego escuchó la voz de la serpiente, en la cual estaba el diablo manifestado; y creyó más a la voz de la serpiente que a la voz de Adán, el cual le dio la Palabra de Dios. Y pecó Eva; y ahí la adopción de Adán y Eva se vio afectada, pues no pudieron llegar a la adopción. Y Adán, sabiendo lo que había sucedido, cuando Eva le da también a Adán, Adán sabía lo que eso signifi caba: sabía que no sería adoptado, sabía que perdería el derecho a vivir eternamente en aquel cuerpo; pero Adán escuchó la voz de su esposa, la cual tenía la revelación de la serpiente, porque lo que la serpiente le había dicho a ella fue lo que le dijo ella a Adán; y le dio a comer: comió y pecó, también. Y Adán cayó de la vida eterna. Y ahora, vean ustedes los problemas que se buscan las personas cuando escuchan otra voz que no es la voz correcta que todos deben escuchar. Hay una sola voz que todo ser humano está llamado a escuchar, y esa es la Voz de Dios. Y ahora, vean los problemas que le vinieron a Adán y Eva por dejar de escuchar la Voz de Dios y escuchar otra voz; y luego veamos también cómo perdieron la bendición de vivir eternamente como reyes aquí en la Tierra, gobernando todas las cosas de este planeta Tierra; y perdió la inmortalidad; porque la paga del pecado es muerte4.3  Génesis 3:1-54  Romanos 6:23

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Y ahora, la raza humana desde la caída del Huerto del Edén en adelante se encuentra en graves problemas, pues ya no puede traer a existencia hijos en este planeta Tierra por medio de creación divina, sino por medio de la unión de un hombre y de una mujer; lo que conlleva el no poder obtener —cada persona que nace en esta Tierra—, no poder obtener un cuerpo teofánico de la sexta dimensión y luego obtener un cuerpo eterno en esta dimensión. Por lo tanto, todo ser humano que nace en esta Tierra nace por medio de la unión de un hombre y de una mujer, y por consiguiente obtiene un cuerpo mortal, corruptible y temporal, el cual tiene que morir al fi nal de su carrera; y también obtiene un espíritu del mundo, o sea, de la quinta dimensión, que es un cuerpo parecido a nuestro cuerpo pero de otra dimensión, el cual lo inclina hacia el mal siempre. Y ahora, Cristo en Su Primera Venida vino a resolver el problema de la raza humana, para restaurar la raza humana a la vida eterna; pero… Vean ustedes, el ser humano estaba en graves problemas cuando vino Cristo; y ahora Cristo dice que es necesario nacer de nuevo, nacer del Agua y del Espíritu, para así nacer con vida eterna5. Y se comienza obteniendo un cuerpo teofánico de la sexta dimensión, que es la dimensión del Paraíso; y luego se obtendrá —en el Día Postrero— un cuerpo eterno y glorifi cado, el cual Cristo ha prometido darles a todos los creyentes en Él; como lo prometió en San Juan, capítulo 6, versos 39 en adelante, cuando dijo: “Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo 5  San Juan 3:3, 3:5

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habló por medio de los profetas del Nuevo Testamento: habló por los apóstoles del Nuevo Testamento y habló por Sus siete ángeles mensajeros de las siete edades de la Iglesia gentil. Y para este tiempo fi nal estaría hablando por medio de Su Ángel Mensajero todas estas cosas que deben suceder pronto, y así estaría llamando y juntando a todos Sus escogidos con el Mensaje del Evangelio del Reino para la Dispensación del Reino; y así es como todos los escogidos de Dios en este tiempo fi nal estarían escuchando la única Voz que todos deben escuchar en este tiempo fi nal. Es la misma Voz que en todas las edades y dispensaciones y generaciones los seres humanos han estado ordenados para escuchar; pero algunos no han querido escuchar esa Voz; pero siempre hubo en el pasado un grupo de personas que dijo: “¡Esa es la Voz que yo quiero escuchar todos los días de mi vida!”. Y ahora, ¿dónde están las personas que quieren escuchar esa Voz: la Voz del Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, la Voz del Ángel del Pacto, la Voz de Jesucristo en este tiempo fi nal por medio de Su Ángel Mensajero? Aquí estamos, en la América Latina y el Caribe, que es el territorio donde la Voz de Cristo, esa Gran Voz de Trompeta, la Voz del Ángel del Pacto, estaría hablándonos por medio de Su Ángel Mensajero todas estas cosas que deben suceder pronto. Y aquí estamos nosotros escuchando esa Voz, en esta noche, y dándole gracias a Cristo por Su Voz a través de Su Ángel Mensajero. Ahora, el Ángel Mensajero de Jesucristo no es el Señor Jesucristo. Por eso es que el Ángel de Jesucristo, cuando Juan quiso adorarlo en dos ocasiones (en Apocalipsis 19 y Apocalipsis, capítulo 22), el Ángel le dijo que no lo hiciera;

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y juntados en este tiempo fi nal: para completarse así el Cuerpo Místico de Cristo en la Edad de la Piedra Angular, y ser transformados los que vivimos, y los muertos en Cristo ser resucitados en cuerpos eternos, e ir a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo, a la Casa de nuestro Padre celestial. Él dijo24: “En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si no fuera así, yo lo hubiera dicho antes; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis”. Él viene por nosotros en este tiempo fi nal; y por eso Él nos llama con esa Gran Voz de Trompeta o Trompeta Final, a través de Su Ángel Mensajero, dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto. Y así, con ese llamado de la Gran Voz de Trompeta del Evangelio del Reino, somos juntados en la Edad de la Piedra Angular, y preparados para ser transformados y raptados, e ir a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo; y así escaparemos del juicio divino de la gran tribulación que ha de venir sobre los que moran en la Tierra. Ahora hemos visto cuál es LA ÚNICA VOZ QUE DEBEMOS OÍR Y OBEDECER en este tiempo fi nal: es la Voz del mismo Dios Todopoderoso que habló en el Huerto del Edén; es la misma Voz del Dios Todopoderoso que le habló al pueblo hebreo, es la Voz del mismo que envió al profeta Moisés y habló por medio del profeta Moisés. Es el mismo que le dio la Ley al pueblo hebreo. Es el mismo que habló por los profetas del Antiguo Testamento. Es el mismo que se hizo carne y habló por medio de Su velo de carne llamado Jesús. Es el mismo que 24  San Juan 14:2-3

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resucite en el día postrero”. ¿Cuándo? En el Día Postrero será que Él resucitará a todos los que el Padre le ha dado. “Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero”. Es para estas personas que han escuchado la Voz de Cristo —la única Voz que todo ser humano está llamado a escuchar— que tienen la promesa de vida eterna y la resurrección para el Día Postrero, para vivir en un cuerpo eterno. Ahora, a través de la historia del ser humano hemos tenido diferentes generaciones, hemos tenido también diferentes dispensaciones y diferentes edades. Y a través de la historia de la raza humana, y llevando la historia de la raza humana a la Biblia, encontramos que Dios, de la descendencia de Abraham, levantó un pueblo llamado el pueblo hebreo o pueblo de Israel, el cual fue formado por Dios de la descendencia de Jacob, de los patriarcas: de ahí vienen las diferentes tribus de Israel y de ahí fue formado el pueblo hebreo6. Ellos fueron a Egipto buscando alimento7 y allí vivieron una temporada de tiempo8, porque José era el segundo en el trono del faraón; y mientras José estuvo vivo, estuvieron muy bien en Egipto; pero después vino otro faraón, que no conocía a José, y el cual maltrató al pueblo hebreo. El pueblo se estaba multiplicando en gran manera, y ya para los egipcios representaba una amenaza; porque si

6  Génesis 35:9-137  Génesis 428  Génesis 47

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los descendientes de Abraham se juntaban con cualquier nación enemiga de los egipcios, podían derrotar al imperio egipcio. Y el faraón y sus consejeros tuvieron gran temor del pueblo hebreo, y ordenaron que todo niño que iba a nacer, las parteras al saber que era un niño varón, no lo podían dejar vivir, tenían que matarlo. Pero las parteras, dos parteras muy importantes allí, que decidían todo esto, dejaban que los niños nacieran; y Dios las bendijo. Y cuando les pidieron cuentas por dejar los niños varones nacer, ellas decían: “Es que las mujeres hebreas no son como las mujeres egipcias. Las mujeres hebreas son fuertes; y cuando llaman a la partera porque está de parto una mujer, cuando llega la partera ya ha nacido el niño”9. Y para ese tiempo en que la sentencia de la muerte de los varones que iban a nacer estaba en acción, nació el niño Moisés10, el cual sería el libertador del pueblo hebreo, a través del cual Dios libertaría al pueblo hebreo y a través del cual Dios le hablaría al pueblo hebreo. “Porque no hará nada el Señor Jehová, sin que antes revele Sus secretos a Sus siervos Sus profetas”. Siempre que Dios va a revelar algún secreto divino, siempre Dios enviará un profeta; a ese profeta le revela ese secreto; y ese profeta lo revela al pueblo. Y el secreto divino para aquel tiempo era la liberación del pueblo hebreo, la cual había sido prometida por Dios a Abraham. Aun cuando Abraham no tenía hijos todavía, ni siquiera había nacido Ismael, ya Dios le está hablando de la descendencia de Abraham. Y en el capítulo 15 y también el capítulo 12, nos habla Dios acerca de Abraham y su 9  Éxodo 1:7-2110  Éxodo 2:1-10

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correspondiente a este tiempo fi nal, escuchando la Voz de Jesucristo por medio de Su Ángel Mensajero en este tiempo fi nal: estar escuchando esa Gran Voz de Trompeta o Trompeta Final del Evangelio del Reino revelándonos todas estas cosas que deben suceder pronto, en este tiempo fi nal. Y así es como todos los escogidos de Dios del Día Postrero estarán siendo llamados y juntados, y preparados para ser transformados los que vivimos, y los muertos en Cristo ser resucitados, y escapar del juicio divino que ha de venir sobre este planeta Tierra; porque seremos raptados, o sea, seremos trasladados de esta Tierra a la Casa de nuestro Padre celestial, a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo, en donde estaremos en esa gran fi esta de la Cena de las Bodas del Cordero, que durará tres años y medio. Por eso es que son bienaventurados todos los que son convidados, invitados, a la Cena de las Bodas del Cordero. Dice Apocalipsis, capítulo 19, verso 7 en adelante: “Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado. Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fi no, limpio y resplandeciente; porque el lino fi no es las acciones justas de los santos. Y el ángel me dijo: Escribe: Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero. Y me dijo: Estas son palabras verdaderas de Dios”. Ahora, son bienaventurados los que son llamados a la Cena de las Bodas del Cordero; y el llamado de la Gran Voz de Trompeta o Trompeta Final es el llamado a la Cena de las Bodas del Cordero. Por eso es que somos llamados

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(o sea, en el séptimo milenio) y Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino. Este Ángel Mensajero de Jesucristo es un profeta dispensacional; es el profeta de la séptima dispensación con el Mensaje de la Dispensación del Reino, que es el Evangelio del Reino. Él aparece también en Apocalipsis, capítulo 14, versos 6 en adelante, donde dice: “Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo, diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas”. Este Ángel, con la predicación del Evangelio Eterno, anuncia que ha llegado la hora de Su juicio: “… porque la hora de su juicio ha llegado”. O sea que predica en su Mensaje el juicio divino que ha de venir sobre la raza humana, así como predicó Noé el juicio divino que vendría sobre la generación antediluviana. Cristo dijo que la Venida del Hijo del Hombre sería como en los días de Noé, y también como en los días de Lot23. Aquellos fueron días en donde el juicio divino fue anunciado antes de caer sobre la Tierra. Y este es el tiempo en donde el juicio divino también es anunciado antes de caer sobre la Tierra; pero es también mostrado a cada hijo e hija de Dios la forma de escapar del juicio divino en este tiempo fi nal: es por medio de haber creído en Cristo como nuestro Salvador, haber lavado nuestros pecados en la Sangre de Cristo y haber recibido Su Espíritu Santo; y estar colocados en la edad 23  San Mateo 24:37-39, San Lucas 17:26-30

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descendencia. Veamos capítulo 12, verso 1 en adelante, donde Dios llama a Abraham y le dice [Génesis]: “Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra”. Aquí encontramos a Abraham, teniendo 75 años, recibiendo la promesa de ser la cabeza de una gran nación. Dice: “Y haré de ti una nación grande…”. Ahora, vean, Abraham no tenía hijos, y ahora Dios le está prometiendo hacerlo a él una nación grande. También en el capítulo 13, versos 14 en adelante, del Génesis, dice: “Y Jehová dijo a Abram, después que Lot se apartó de él: Alza ahora tus ojos, y mira desde el lugar donde estás hacia el norte y el sur, y al oriente y al occidente. Porque toda la tierra que ves, la daré a ti y a tu descendencia para siempre. Y haré tu descendencia como el polvo de la tierra; que si alguno puede contar el polvo de la tierra, también tu descendencia será contada. Levántate, ve por la tierra a lo largo de ella y a su ancho; porque a ti la daré. Abram, pues, removiendo su tienda, vino y moró en el encinar de Mamre, que está en Hebrón, y edifi có allí altar a Jehová”. Y ahora, en el capítulo 15, Abraham ya está avanzado

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en edad; y dice así el capítulo 15 del Génesis: “Después de estas cosas vino la palabra de Jehová a Abram en visión, diciendo: No temas, Abram; yo soy tu escudo, y tu galardón será sobremanera grande. Y respondió Abram: Señor Jehová, ¿qué me darás, siendo así que ando sin hijo, y el mayordomo de mi casa es ese damasceno Eliezer? Dijo también Abram: Mira que no me has dado prole, y he aquí que será mi heredero un esclavo nacido en mi casa. Luego vino a él palabra de Jehová, diciendo: No te heredará este, sino un hijo tuyo será el que te heredará. Y lo llevó fuera, y le dijo: Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu descendencia. Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia. Y le dijo: Yo soy Jehová, que te saqué de Ur de los caldeos, para darte a heredar esta tierra. Y él respondió: Señor Jehová, ¿en qué conoceré que la he de heredar? Y le dijo: Tráeme una becerra de tres años, y una cabra de tres años, y un carnero de tres años, una tórtola también, y un palomino. Y tomó él todo esto, y los partió por la mitad, y puso cada mitad una enfrente de la otra; mas no partió las aves. Y descendían aves de rapiña sobre los cuerpos muertos, y Abram las ahuyentaba”. Este sacrifi cio que Abraham hace es para el Pacto que Dios hará con él; porque en aquellos tiempos, cuando se hacía un pacto entre dos personas, se colocaba un animal partido por la mitad, y se colocaba a un lado una parte y al otro lado otra parte, y se colocaban las dos personas que

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cosas que deben suceder pronto? Vamos a ver; porque en quien esté manifestado, estará dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto. Tenemos que encontrar ese instrumento de Cristo, del Ángel del Pacto, a través del cual estará manifestado hablándonos todas estas cosas que deben suceder pronto. Dice Apocalipsis, capítulo 22, verso 6 en adelante: “Y me dijo: Estas palabras son fi eles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto”. ¿A quién ha enviado? A Su Ángel Mensajero; un ángel es un profeta mensajero enviado por Dios. ¿Y para qué lo ha enviado? Dice que lo ha enviado para mostrar a Sus siervos las cosas que deben suceder pronto. Por medio de este Ángel Mensajero de Jesucristo es que son dadas a conocer a la Iglesia de Jesucristo, en este tiempo fi nal, todas las cosas que deben suceder. Y todo ser humano, ¿a quién está llamado a escuchar en este tiempo fi nal? Al Ángel del Pacto, al Ángel de Jehová, a Jesucristo en Espíritu Santo por medio de Su Ángel Mensajero; así como toda persona que vivió en el pasado estaba llamado a escuchar la Voz de Dios por medio del profeta que Dios enviaba en cada tiempo. Y ahora, Jesucristo reconfi rma que Él ha enviado Su Ángel en Apocalipsis, capítulo 22 y verso 16, cuando dice: “Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias”. ¿A quién ha enviado? A Su Ángel Mensajero. ¿Para qué? Para dar testimonio de estas cosas en las iglesias. ¿Para dar testimonio de qué cosas? De todas estas cosas que deben suceder en este tiempo fi nal, en el Día Postrero

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Pacto, porque Dios estuvo guiando al pueblo hebreo por medio de esa manifestación en ese cuerpo teofánico de la sexta dimensión. Y ahora, Dios ha estado guiando Su Iglesia, la Iglesia del Señor Jesucristo; y ese mismo Ángel del Pacto o Ángel de Jehová, que es el Señor Jesucristo, ha estado en Espíritu Santo guiando a Su Iglesia de edad en edad por medio de esas manifestaciones que Él ha tenido a través de esos siete mensajeros de las siete edades de la Iglesia gentil. Y ahora, para el Día Postrero, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, que es Jesucristo en Espíritu Santo, estará manifestado en la Edad de la Piedra Angular y en el territorio correspondiente a la Edad de la Piedra Angular. Y ahora, vamos a ver por medio de quién estará hablándonos y qué cosas estará hablándonos en este tiempo fi nal el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, o sea, el mismo Jesucristo en Espíritu Santo. Dice: “… y la primera voz que oí, como de trompeta, hablando conmigo, dijo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas”. ¿Qué promete Él darnos a conocer?, ¿qué promete Él hablarnos si subimos a dónde Él está, a la Edad de la Piedra Angular? Dice: “… yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas”. Las cosas que sucederán después de las que ya sucedieron en estos tiempos pasados: ahora hay cosas nuevas que sucederán. Las cosas que sucederán en ese tiempo fi nal, en el Día Postrero, en el séptimo milenio, y Edad de la Piedra Angular, Cristo dice: “Yo te las mostraré”. Y ahora, ¿por medio de quién va a estar Cristo en Espíritu Santo manifestado mostrándonos todas estas

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iban a hacer el pacto en medio de ese animal partido por la mitad; y ahí hablaban el pacto que ellos estaban haciendo. Y ahora Dios va a hacer un Pacto con Abraham; y por eso Dios le ordena estos animales así, partidos, y una parte colocada en un lado y otra parte colocada al otro lado. “Mas a la caída del sol sobrecogió el sueño a Abram, y he aquí que el temor de una grande oscuridad cayó sobre él. Entonces Jehová dijo a Abram: Ten por cierto que tu descendencia morará en tierra ajena, y será esclava allí, y será oprimida cuatrocientos años. Mas también a la nación a la cual servirán, juzgaré yo; y después de esto saldrán con gran riqueza. Y tú vendrás a tus padres en paz, y serás sepultado en buena vejez. Y en la cuarta generación volverán acá; porque aún no ha llegado a su colmo la maldad del amorreo hasta aquí. Y sucedió que puesto el sol, y ya oscurecido, se veía un horno humeando, y una antorcha de fuego que pasaba por entre los animales divididos. En aquel día hizo Jehová un pacto con Abram, diciendo: A tu descendencia daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el río grande, el río Éufrates”. Aquí podemos ver el Pacto que Dios hizo con Abraham; y vean cómo le habló de la descendencia que tendría; y cómo serían personas que llegarían a una nación donde serían esclavas, pero Dios las libertaría después de cierta cantidad de tiempo, o sea, a los 400 años; por 400 años serían oprimidas. Ahora, el pueblo hebreo salió de Egipto a los 430 años de estar viviendo en Egipto; pero los primeros años que

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vivió en Egipto, mientras estuvo vivo José, el hermano de los demás hijos de Jacob, las cosas para los patriarcas (hijos de Jacob) y los nietos de Jacob, las cosas estaban buenas, porque allí estaba José como segundo en el imperio del faraón; pero después llegó el tiempo donde les vino la esclavitud, y de ahí en adelante el pueblo hebreo sufrió mucho en la tierra de Egipto. Esa era la tierra donde se cumpliría esa promesa, esa Palabra profética de la esclavitud del pueblo hebreo, y donde Dios llevaría a cabo la liberación del pueblo hebreo. Cuando Dios promete una liberación, Él tendrá sobre la Tierra un hombre al cual ungirá con Su Espíritu, y a través del cual Dios se manifestará y hablará toda Palabra que Él tenga que hablarle a Su pueblo, y le revelará a Su pueblo las cosas que Él ha de hacer en ese tiempo. Y por medio del profeta Moisés, la revelación de las cosas que sucederían en aquel tiempo estaban siendo dadas a conocer, pues Moisés fue enviado por Dios para darle a conocer al pueblo hebreo todas estas cosas que iban a suceder en aquel tiempo, en donde, como resultado, el pueblo hebreo obtendría su liberación. Ahora, encontramos que el pueblo hebreo estaba esperando esa liberación; y cuando se cumplió el tiempo prometido por Dios para esa liberación, allí estaba naciendo un niño llamado Moisés. Nadie sabía que ese sería el niño que crecería y vendría a ser el profeta Moisés, el profeta caudillo del pueblo hebreo, libertador del pueblo hebreo por mano divina. O sea, por la mano de Dios, Moisés sería el hombre escogido por Dios para esa liberación del pueblo hebreo, porque Dios estaría manifestado en él. Por lo tanto, era Dios, pero por medio de un hombre, el que llevaría a cabo esa liberación.

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sexta en Inglaterra y la séptima en Norteamérica; y estuvo hablando Cristo en Espíritu Santo, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová: estuvo hablando por medio de esos siete mensajeros en esas siete etapas de la Iglesia de Jesucristo y en esos territorios donde se cumplieron esas etapas. Y ahora, ¿dónde estará hablando Jesucristo, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová (que es Jesucristo), dónde estará hablando en este tiempo fi nal? En la Edad de la Piedra Angular. Y ahora, ¿dónde se cumplirá la Edad de la Piedra Angular, para poder escuchar la Voz de Cristo en este tiempo fi nal? Hay que subir a la Edad de la Piedra Angular, y hay que escuchar la Voz de Cristo por medio del que Él esté hablando en este tiempo fi nal; y así estaremos escuchando la Voz del Ángel de Jehová, la Voz del Ángel del Pacto, del cual dijo Dios: “He aquí yo envío mi Ángel delante de vosotros”. Dijo Dios al pueblo hebreo en el capítulo 23 del libro del Éxodo, verso 20 en adelante: “He aquí yo envío mi Ángel delante de ti para que te guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he preparado. Guárdate delante de él, y oye su voz; no le seas rebelde; porque él no perdonará vuestra rebelión, porque mi nombre está en él. Pero si en verdad oyeres su voz e hicieres todo lo que yo te dijere, seré enemigo de tus enemigos, y afl igiré a los que te afl igieren. Porque mi Ángel irá delante de ti…”. Ahora, vean, así como Dios envió Su Ángel, que es el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová… Es el mismo Dios manifestado en Su cuerpo teofánico, llamado el Ángel del

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“Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor (o sea, en el séptimo milenio), y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta, que decía: Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último”. Esta Gran Voz de Trompeta es la Voz (¿de quién?) del Alfa y Omega, del primero y el último. ¿Y quién es el Alfa y Omega?, ¿quién es el primero y el último? Pues nuestro amado Señor Jesucristo. Es la Voz de Jesucristo hablando en el Día del Señor, o sea, en el Día Postrero, en el séptimo milenio. Y ahora, pasemos al capítulo 4 de Apocalipsis, donde dice: “Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que oí, como de trompeta (aquí tenemos nuevamente la Voz de Trompeta), hablando conmigo, dijo: Sube acá…”. Y ahora, nos dice: “Sube acá”. ¿A dónde vamos a subir? “Sube acá”. Vamos a subir a la Edad de la Piedra Angular. No es que tenemos que subir al Cielo literalmente, para ir a escuchar allá en el Cielo la Voz de Cristo: está hablándoles a seres humanos, los cuales estando en la Tierra escucharán la Voz de Cristo, la Voz de Dios, esa Gran Voz de Trompeta; y hay que subir a una edad donde Cristo esté hablando. Cristo estuvo hablando por medio de cada uno de los mensajeros: San Pablo, Ireneo, Martín, Colombo, Lutero, Wesley y el reverendo William Branham, en las diferentes etapas de la Iglesia entre los gentiles; etapas que se cumplieron en: la primera en Asia Menor, la segunda en Francia, la tercera en Francia y en Hungría, la cuarta en Irlanda y Escocia, la quinta en Alemania, la

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Y Dios habló por medio del profeta Moisés, y quedó escrita esa Palabra que Dios habló al pueblo hebreo por medio del profeta Moisés. Y aún más: dice Dios a Moisés, y Moisés dice al pueblo, que escuchando la Voz de Dios el pueblo hebreo recibirá la bendición de Dios; pero desobedeciendo, dejando de escuchar la Voz de Dios, para el pueblo hebreo vendrá la maldición de Dios; porque Dios colocaría delante del pueblo la bendición y la maldición. De esto habló Dios por medio del profeta Moisés en el capítulo 30, verso 19 al 20, donde dice [Deuteronomio]: “A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia; amando a Jehová tu Dios, atendiendo a su voz, y siguiéndole a él; porque él es vida para ti, y prolongación de tus días; a fi n de que habites sobre la tierra que juró Jehová a tus padres, Abraham, Isaac y Jacob, que les había de dar”. Aquí podemos ver que la bendición viene para el pueblo cuando el pueblo escucha la Voz de Dios; pero cuando el pueblo no escucha la Voz de Dios, por consiguiente viene la maldición divina. Y ahora veamos cómo Dios coloca Su Voz en un hombre, y a través de ese hombre el pueblo escucha la Palabra de Dios, que es la Voz de Dios. En Deuteronomio, capítulo 18, verso 15 al 19, dice el profeta Moisés por Palabra de Dios: “Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará Jehová tu Dios; a él oiréis…”. ¿A quién dice el profeta Moisés que el pueblo está llamado a escuchar? Al profeta que Dios levanta de en

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medio del pueblo y lo envía al pueblo. ¿Y esto por qué? Porque en ese profeta Dios coloca Su Palabra, en ese profeta está la Voz de Dios, y por medio de ese profeta Dios le habla al pueblo. Por eso es que tenemos la Biblia: porque Dios por medio de Sus profetas ha traído Su Palabra a Su pueblo, y ha quedado impresa la Palabra de Dios; y la tenemos en el libro llamado la Biblia o las Escrituras. Ahora, sigue diciendo: “… conforme a todo lo que pediste a Jehová tu Dios en Horeb (o sea, el monte Sinaí) el día de la asamblea, diciendo: No vuelva yo a oír la voz de Jehová mi Dios, ni vea yo más este gran fuego, para que no muera. Y Jehová me dijo: Han hablado bien en lo que han dicho. Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como tú; y pondré mis palabras en su boca (¿Dónde Dios coloca Sus palabras? En la boca del profeta que Él envía), y él les hablará todo lo que yo le mandare (¿Qué hablará ese profeta? Todo lo que Dios le mande). Mas a cualquiera que no oyere mis palabras que él hablare en mi nombre, yo le pediré cuenta”. O sea que toda persona que no escucha la Voz de Dios por medio del profeta que Dios envía para el tiempo en que las personas viven, tiene que darle cuenta a Dios, porque Dios le pedirá cuenta. Y por cuanto la bendición y la maldición ha sido colocada delante del ser humano…: la bendición, para los que escuchan la Voz de Dios por medio del mensajero, del profeta que Dios envía (porque es en la boca de un profeta que siempre ha estado la Palabra de Dios para el pueblo); y la maldición, para aquellos que no escuchan la Voz de Dios por medio de ese profeta.

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tiempo y hemos creído en Cristo como nuestro Salvador, y hemos lavado nuestros pecados en la Sangre de Cristo, y hemos recibido Su Espíritu Santo. Ahora, ¿en qué año del séptimo milenio Cristo resucitará a los muertos en Cristo y transformará a los que estamos vivos? No sabemos en qué año, pero sí Él dijo que será para el Día Postrero, o sea, para el milenio postrero. Ahora, estamos nosotros en el milenio postrero, o sea, en el Día Postrero delante de Dios. Si no le añadimos al calendario los años de atraso que tiene, pues solamente faltan dos años y medio, o sea, lo que falta de este año 1998, lo que falta del 99 y lo que falta del 2000 (o sea que son dos años y medio); y luego entraríamos al séptimo milenio, y por consiguiente al siglo XXI. Pero ¿se le habrá atrasado el calendario a Dios? Yo pienso que no. Y si no se le ha atrasado el calendario a Dios, entonces ya estamos en el séptimo milenio, bien adentrados en el séptimo milenio. Y por eso es que están siendo llamados y juntados todos los escogidos de Dios con la Gran Voz de Trompeta del Evangelio del Reino en este tiempo fi nal. Ahora, ¿cómo estaremos escuchando esa Gran Voz de Trompeta o Trompeta Final, ya que Cristo también habló de esa Gran Voz de Trompeta cuando dijo: “Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos” (San Mateo, capítulo 24 y verso 31)? Vamos a ver lo que es esta Gran Voz de Trompeta, para que no vayan las personas a imaginarse que es una trompeta literal. En Apocalipsis, capítulo 1, verso 10 al 11, dice:

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Por eso Jesús, en una ocasión en que envió a Sus discípulos a predicar, y a echar fuera demonios y a sanar toda clase de enfermedad; cuando regresaron, llegaron muy felices, muy gozosos diciéndole a Jesús: “Mira, aun hasta los espíritus inmundos se nos sujetan en Tu Nombre”. O sea que en el Nombre de Jesús les obedecían y salían fuera de las personas, cuando ellos les ordenaban en el Nombre de Jesús que salieran fuera de las personas. Y ahora Jesús les dice: “No os gocéis de esto, que los espíritus inmundos (los demonios) se os sujetan en mi Nombre, sino gozaos de que vuestros nombres están escritos en el Cielo”22. “Escritos en el Cielo”, el nombre de una persona, signifi ca que esa persona es un hijo de Dios. Y ahora, tenemos dos secciones en el Libro de la Vida. La primera sección, la sección del Libro de la Vida del Cordero, es la sección donde están los primogénitos de Dios, los que vienen de Dios a la Tierra para ser manifestados aquí por una temporada de tiempo para hacer contacto con la vida eterna, que es Cristo, recibirlo como su Salvador, y lavar nuestros pecados en la Sangre de Cristo y recibir Su Espíritu Santo; y así nacer de nuevo, nacer en el Reino de Dios, y tener un cuerpo teofánico de la sexta dimensión; para, en el Día Postrero, luego recibir el cuerpo físico y eterno que Cristo ha prometido para cada uno de Sus escogidos; y eso es lo que estamos esperando en este tiempo fi nal. Si le añadimos al calendario los años de atraso que tiene, ya estamos en el séptimo milenio, que es el Día del Señor y que es el Día Postrero; para el cual Cristo ha prometido resucitar a los muertos en Cristo en cuerpos eternos, y transformarnos a nosotros que vivimos en este 22  San Lucas 10:17-20

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Ahora, nos dice la Escritura en Amós, capítulo 3, verso 7: “Porque no hará nada el Señor Jehová, sin que antes revele Sus secretos a Sus siervos Sus profetas”. Por medio de los profetas de Dios es que los secretos divinos son dados a conocer a los seres humanos; y no hará nada el Señor, sin que antes revele esos secretos a Sus siervos Sus profetas. Por eso es que los profetas de Dios han sido enviados de edad en edad y de dispensación en dispensación, diciendo las cosas que han de suceder en ese tiempo y en tiempos futuros; porque es por medio de los profetas de Dios que viene esa Palabra profética de las cosas que han de suceder. Y ahora, nos dice también Amós, capítulo 8, verso 11, que habrá hambre sobre la Tierra, “no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír la Palabra de Dios (o sea, la Voz de Dios)”, hambre de oír la Palabra de Dios. Dice que estarán buscando del norte, dice: “E irán errantes de mar a mar; desde el norte hasta el oriente discurrirán buscando palabra de Jehová, y no la hallarán”. ¿Por qué? Porque la Palabra de Dios está siempre en la boca del profeta que Él envía. Y ahora, muchas personas quieren oír la Voz de Dios; y esa es la Voz más importante que toda persona puede escuchar; y debe buscar esa Voz de Dios, para escucharla en el tiempo que le ha tocado vivir a la persona. Pero tenemos que comprender que siempre la Voz de Dios, la Palabra de Dios, ha estado (¿dónde?) en la boca de un profeta. Y por eso es que para toda edad o dispensación Dios ha enviado un mensajero, un profeta, tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento: para

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en ese hombre Dios colocar Su Palabra, y ese hombre hablar esa Palabra; y al estar hablando esa Palabra, la gente estará escuchando la Voz de Dios. Porque ese profeta enviado por Dios, con la Palabra de Dios en él revelada, predicando esa Palabra, dando a conocer esa Palabra, es eso la Voz de Dios hablándoles a los seres humanos en ese tiempo. “… y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le mandare”. Ahora, ¿vieron lo sencillo que es escuchar la Voz de Dios? Consiguiendo el profeta mensajero que Dios ha enviado para el tiempo en que la persona está viviendo. Y ahora, podemos ver este misterio de los enviados de Dios: Los profetas de Dios son hombres enviados por Dios, en los cuales está manifestado un espíritu teofánico de la sexta dimensión, llamado el Ángel de Jehová, que acampa en derredor de los que le temen y los defi ende11. Ese mensajero, ese profeta mensajero, ungido con el Espíritu de Dios, recibe la revelación de Dios para el tiempo en que vive, y la predica; y ahí tenemos la Voz de Dios, el Mensaje de Dios para el pueblo. Ese hombre es un hombre enviado por Dios con las dos consciencias juntas; y por eso es que puede ver y escuchar en otras dimensiones, y puede escuchar entonces la Voz de Dios desde la dimensión de Dios. Aunque otras personas no puedan escuchar la Voz de Dios desde la dimensión de Dios, ese enviado de Dios sí puede escuchar la Voz de Dios, porque ha sido enviado con ese propósito de parte de Dios. Ahora, podemos ver que los profetas de Dios interiormente están diseñados por Dios para escuchar la Voz de Dios; por eso vienen con las dos consciencias 11  Salmos 34:7

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y Sus vestiduras resplandecientes como la luz; y la Voz del Cielo, desde la nube, dijo: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia”. Allí fue adoptado Jesús21. Y ahora, para la adopción de todos los hijos e hijas de Dios también estará Moisés y Elías, que son los Ángeles del Hijo del Hombre en Su Venida; son los ministerios de los Dos Olivos de Apocalipsis, capítulo 11, verso 3 en adelante, y Zacarías, capítulo 4, los cuales aparecen uno a un lado del candelero (o candelabro) y el otro al otro lado. Esos son los dos árboles de olivo y dos ramas de olivo, los cuales vierten aceite como oro; y ese es el aceite con el cual es alimentado el candelabro para alumbrar. Y ahora, encontramos que para este tiempo fi nal Cristo prometió enviar a Sus Ángeles con Gran Voz de Trompeta: San Mateo, capítulo 24, verso 31, donde dice: “Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos…”. Los escogidos son las personas que tienen sus nombres escritos en el Libro de la Vida del Cordero, los cuales son también llamados en la Escritura “los primogénitos de Dios”. San Pablo hablando de los primogénitos de Dios, en el capítulo 12 de su carta a los Hebreos, dijo: “… sino que os habéis acercado al monte de Sion (capítulo 12, verso 22 en adelante), a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles, a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos…”. ¿Dónde están los nombres de los primogénitos de Dios, de los hijos e hijas de Dios? Están en el Cielo escritos.21  Mt. 17:1-5, Mr. 9:2-7, Lc. 9:28-35

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el cuerpo teofánico y eterno que Él nos dio, cuando lo recibimos a Él y recibimos Su Espíritu Santo. Y para el Día Postrero, aun en el Programa de la restauración del ser humano, de los hijos e hijas de Dios, en el Programa de la Redención, está también la reconciliación física de nuestro cuerpo físico con Dios. Y por eso Él resucitará a los muertos en Cristo en un cuerpo que estará en paz con Dios, un cuerpo eterno y glorifi cado, en donde no habrá gérmenes de enfermedades de ningún tipo, y en donde todo será vida eterna. Por lo tanto, los átomos de nuestro cuerpo nuevo serán átomos con vida eterna, y por eso viviremos por toda la eternidad en esos cuerpos inmortales; y así seremos a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo. Ahora, San Pablo hablando de este gran evento que se llevará a cabo en este tiempo fi nal…, en donde dice que la Creación completa gime a una, y a una está de parto hasta ahora, esperando la manifestación de los hijos de Dios (esto es, la adopción de los hijos e hijas de Dios), en donde los muertos en Cristo serán resucitados en cuerpos eternos y nosotros los que vivimos seremos transformados20. Eso es la adopción de los hijos de Dios: es la redención del cuerpo físico, en donde seremos redimidos físicamente y en donde obtendremos un cuerpo eterno; y así estaremos colocados en y con un cuerpo eterno para vivir por toda la eternidad. Eso es la adopción de los hijos e hijas de Dios para ser manifestada en el Día Postrero, o sea, en el séptimo milenio. Cuando Jesús fue adoptado en el Monte de la Transfi guración, encontramos que aparecieron allí Moisés y Elías, y el rostro de Jesús resplandeciendo como el sol, 20  Romanos 8:19-23

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juntas. El resto de los seres humanos viene con las dos consciencias separada la una de la otra; pero cuando Dios envía un profeta para una edad o para una dispensación, viene con las dos consciencias juntas. Y por eso es que encontramos, a través de la Biblia, historias de los profetas en donde ellos estando despiertos pudieron ver los ángeles o arcángeles de Dios, y pudieron ver también a Dios12; y personas que estaban cerca de ellos no pudieron ver a Dios ni a los ángeles de Dios13. ¿Por qué? Porque esos profetas tienen las dos consciencias juntas y pueden ver en otras dimensiones. Ahora, podemos ver que de edad en edad Dios ha enviado mensajeros, profetas, y de dispensación en dispensación. Ahora, ¿cuántas dispensaciones hay? Solamente hay siete dispensaciones, y por consiguiente hay siete profetas dispensacionales; esa es la clase de profeta más grande que Dios envía a este planeta Tierra. Y cuando Dios los envía, ellos son los que señalan que la dispensación anterior ha llegado a su fi nal, y abren una nueva dispensación, o sea, Dios por medio de ellos abre una nueva dispensación. Ahora, siendo que hay siete dispensaciones, ¿cuáles son esas siete dispensaciones? La primera es la Dispensación de la Inocencia, y su profeta mensajero fue Adán, y el Mensaje fue el Mensaje de la Inocencia. La segunda dispensación es la Dispensación de la Conciencia, y su mensajero fue el profeta Set, hijo de Adán, y el Mensaje fue el Mensaje de la Conciencia. Luego la tercera dispensación fue la Dispensación del 12  Isaías 6, Ezequiel 113  2 Reyes 6:15-17, Hechos 9:7

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Gobierno Humano, y su profeta mensajero fue el profeta Noé, y su Mensaje fue el Gobierno Humano, el Mensaje del Gobierno Humano. Ahora, vean que cuando llegó el profeta Noé, durante el tiempo de la vida de Noé vino el fi n de la dispensación anterior; y a Noé, Dios le reveló las cosas que iban a suceder en aquel tiempo. Eran cosas inconcebibles a la mente humana, pero eran la verdad divina, las cuales fueron reveladas al profeta Noé. Y Noé comenzó a anunciar el juicio divino que vendría sobre la raza humana: vendría la destrucción de la raza humana con un diluvio. No llovía en aquel tiempo, por lo tanto eso era algo imposible humanamente; pero Dios es el Creador del agua, por lo tanto Él puede traer agua en abundancia sobre el planeta Tierra. Noé, siendo hallado justo delante de Dios…, porque él ofrecía a Dios los sacrifi cios —por el pecado— de aquellos animalitos que Dios estableció para sacrifi cios en el Antiguo Testamento; y los pecados de Noé estaban cubiertos con la sangre de esos sacrifi cios, por lo tanto, Dios no veía pecado en Noé; y le reveló a Noé la forma de escapar del juicio divino que vendría sobre la raza en aquel tiempo, en aquella generación antediluviana. Era sencilla la forma de escapar: construyendo un arca, en la cual entrarían Noé y su familia, y cierta cantidad de animales y de aves y de reptiles; y cuando el tiempo para el diluvio llegase, Dios le revelaría a Noé que había llegado el momento, y entrarían al arca. Ahora vean, cuando Dios le apareció a Noé y le dijo que vendría un diluvio, que destruiría la raza humana con un diluvio, había llegado el ciclo divino para ese juicio divino; y de ahí en adelante la raza humana no pasaría de

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Orden Sacerdotal del Templo que está en el Cielo. Ahora, ya el pueblo hebreo no tiene un templo y no tiene los sacrifi cios, por lo tanto no está ministrando en el templo terrenal que tenía el pueblo hebreo aquí en la Tierra en Jerusalén; pero Dios tiene un Templo en el Cielo, y en ese Templo Jesucristo como Sumo Sacerdote ha estado ministrando, y con Su Sangre ha estado haciendo intercesión por cada persona que tiene su nombre escrito en el Libro de la Vida del Cordero desde antes de la fundación del mundo; así como lo hacía el sumo sacerdote cuando entraba el día 10 del mes séptimo al lugar santísimo con la sangre de la expiación del macho cabrío, y ofrecía allí por el pueblo hebreo esa sangre para la reconciliación del pueblo hebreo con Dios19. Ahora, en el Templo que está en el Cielo eso es lo que Cristo ha estado haciendo. Él ascendió al Cielo y llevó Su propia Sangre de Su propio Sacrifi cio, y la colocó sobre el Propiciatorio del Templo que está en el Cielo, haciendo así intercesión por cada hijo e hija de Dios, por cada persona que tiene su nombre escrito en el Libro de la Vida del Cordero, para la reconciliación de esa persona con Dios; y para, así, que haya reconciliación entre la persona y Dios, y Dios y la persona; y pueda recibir la persona las bendiciones de Dios: las bendiciones celestiales que Él tiene para todos aquellos que son reconciliados con Dios. Esa reconciliación con Dios, vean ustedes, comienza en nuestro interior cuando recibimos a Cristo como nuestro Salvador, y lavamos nuestros pecados en la Sangre de Cristo, y recibimos Su Espíritu Santo; y ahí ya estamos reconciliados y tenemos vida eterna. Y por eso, si nuestro cuerpo físico muere, seguimos viviendo en el Paraíso en 19  Leví co 23:26-32

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reinaremos sobre la Tierra: reinaremos sobre la Tierra como reyes y sacerdotes, y estaremos ministrando en el Templo de Dios. Y ahora, en Apocalipsis, capítulo 20, versos 4 en adelante, donde nos muestra el glorioso Reino Milenial de Cristo, miren la posición que estaremos ocupando en ese Reino. Dice, capítulo 20, verso 4 en adelante: “Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar (esos son los redimidos por la Sangre de Cristo); y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años. Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años. Esta es la primera resurrección. Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre estos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años”. Aquí podemos ver la posición que estarán ocupando en el Reino Milenial de Cristo todos los redimidos por la Sangre de Cristo. Han sido hechos reyes y sacerdotes, y por eso estarán reinando con Cristo por mil años y luego por toda la eternidad; y estarán ministrando en el Templo de Dios. Ahora podemos ver que hay un Nuevo Orden Sacerdotal. El pueblo hebreo tuvo un orden sacerdotal, el orden levítico de sacerdotes; pero antes de ese orden hay un Orden Eterno, y es el Orden de Melquisedec. Y el orden sacerdotal levítico o de Leví, del pueblo hebreo, es solamente un refl ejo, es solamente el tipo y fi gura del

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120 años14, desde que Dios le reveló a Noé que vendría la destrucción de la raza humana. Pero ese lapso de tiempo era un lapso de tiempo en donde la paciencia de Dios se extendió; y esperaba Dios con paciencia la labor de la construcción del arca, para entrar al arca Noé y su familia, y los animales señalados para entrar, y las aves y reptiles también. O sea que aquel tiempo fue un tiempo en donde la misericordia de Dios y paciencia de Dios esperaba que Noé terminase el arca; porque si venía el diluvio antes de Noé terminar el arca, Noé también sería destruido; y no destruirá Dios al justo con el injusto, no destruirá Dios a las personas que no tienen pecado con las personas que tienen pecado. Ahora, ¿cómo podemos hacer para no tener pecado y no ser vistos nuestros errores, faltas y pecados que hemos cometido? Necesitamos un sacrifi cio, y necesitamos la sangre de ese sacrifi cio para que nuestro pecado no sea visto delante de Dios. Y la sangre de los sacrifi cios que ofrecían en el Antiguo Testamento los hebreos, cubría el pecado, y Dios no veía ese pecado. Pero ahora ya no están los sacrifi cios de animalitos; ¿y dónde encontraremos un sacrifi cio, y su sangre, para que nuestros pecados no sean vistos delante de Dios?, ¿dónde echaremos nuestros pecados? Hay un Sacrifi cio efectuado dos mil años atrás en la Cruz del Calvario por el Cordero de Dios, nuestro amado Señor Jesucristo. Y cuando la persona recibe a Cristo como su Salvador, y lava sus pecados en la Sangre de Cristo, y recibe Su Espíritu Santo: sus pecados son quitados completamente; porque la Sangre de Cristo, el Cordero de Dios, no cubre el pecado sino que lo quita.14  Génesis 6:3

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Y ahora tenemos un Sacrifi cio mejor que el sacrifi cio que el pueblo hebreo tenía con aquellos sacrifi cios de animalitos que ellos usaban para cubrir sus pecados con la sangre de esos sacrifi cios. Ahora, toda persona tiene libre acceso a este Sacrifi cio del Cordero de Dios para quitar sus pecados y ser visto por Dios justo, sin pecado. Una persona que es justifi cada delante de Dios es una persona que no tiene pecados. ¿Y cómo podemos estar sin pecados delante de Dios? Pues quitando nuestros pecados con la Sangre de Cristo, que quita el pecado del ser humano. No hay otra forma para el ser humano quitar sus pecados. Y ahora, la persona, al recibir a Cristo como su Salvador y lavar sus pecados en la Sangre de Cristo, y recibir Su Espíritu, la persona queda justifi cada delante de Dios. ¿Y qué signifi ca estar una persona justifi cada delante de Dios? Lo que signifi ca es que la persona queda delante de Dios como si nunca hubiese pecado, porque no hay pecado en él, porque la Sangre de Cristo quitó sus pecados; y si los quitó, ni Dios los puede encontrar. Y ahora podemos ver la bendición tan grande que nuestro amado Salvador Jesucristo nos ha dado en Su Primera Venida. Y por medio de Jesús, así como Dios habló por medio de los profetas del Antiguo Testamento, Dios habló también por medio de Jesús. Dice San Pablo en su carta a los Hebreos, capítulo 1, verso 2 en adelante: “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo…”.

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y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén”. Ahora vean, Él con Su Sangre derramada en la Cruz del Calvario nos lavó de nuestros pecados, y nos ha hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes. Es Cristo el que ha hecho de nosotros reyes y sacerdotes para y de ese Templo que está en el Cielo. Y en Apocalipsis, capítulo 5, versos 5 en adelante, dice: “Y uno de los ancianos me dijo: No llores. He aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos. Y miré, y vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, estaba en pie un Cordero como inmolado, que tenía siete cuernos, y siete ojos, los cuales son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra. Y vino, y tomó el libro de la mano derecha del que estaba sentado en el trono. Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos; y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra”. Ahora, vean ustedes, Cristo con Su Sacrifi cio en la Cruz del Calvario nos lavó de nuestros pecados con Su Sangre, y nos ha hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes; y

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de la semana número setenta de la profecía de Daniel17; y resucitó, y luego ascendió al Cielo; y Él se sentó a la diestra de Dios, haciendo intercesión en el Cielo, en el Templo que está en el Cielo, por cada persona que tiene su nombre escrito en el Libro de la Vida del Cordero en el Cielo. Y ahora, Jesucristo, el cual es el mismo Ángel de Jehová o el Ángel del Pacto, el Verbo que se hizo carne, es el Melquisedec del Antiguo Testamento, que le apareció al profeta Abraham y le dio pan y vino, al cual Abraham pagó sus diezmos; y por consiguiente Leví, que estaba en los lomos de Abraham, también por consiguiente pagó los diezmos a Melquisedec18. Y ahora, el Templo que está en el Cielo, vean ustedes, tiene un Sumo Sacerdote; así como el templo que estaba en la Tierra, en medio del pueblo hebreo, tenía un sumo sacerdote y tenía un grupo de sacerdotes que ofi ciaban en ese templo. Y ahora, el Templo que está en el Cielo tiene un Sumo Sacerdote, el cual es nuestro amado Señor Jesucristo, el cual es el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, el cual se hizo carne y habitó entre los seres humanos, y fue conocido por el nombre de Jesús. Y el Templo que está en el Cielo también tiene muchos sacerdotes, los cuales son los redimidos por la Sangre de Jesucristo, los cuales aparecen en Apocalipsis, capítulo 1 y versos 5 al 6, donde dice: “… y de Jesucristo el testigo fi el, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre,17  Daniel 9:2718  Génesis 14:18-20, Hebreos 7:9-10

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Ahora vean cómo San Pablo dice que Dios habló por medio de Jesucristo en los postreros días. ¿Y por qué dijo que en los postreros días Dios habló por medio de Jesucristo? Porque para el tiempo de Jesús ya habían comenzado los días postreros delante de Dios, que para los seres humanos son los milenios postreros. Había comenzado ya el quinto milenio cuando Jesús estaba predicando; porque cuando Jesús tenía de 4 a 7 años de edad, comenzó el quinto milenio, y por consiguiente comenzaron los días postreros delante de Dios, que para los seres humanos son los milenios postreros. Y ahora, hemos visto que Dios habló por medio de Jesús, así como había hablado por medio de los profetas del Antiguo Testamento. Y ahora, en Jesús estaba nada menos que el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, el cual había sido prometido a través del profeta Malaquías para venir en carne humana. Esta es la promesa de Malaquías, capítulo 3, donde dice: “He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí…”. Ese mensajero que vino preparándole el camino al Señor, preparándole el camino a Cristo en Su Primera Venida, fue Juan el Bautista; él fue la voz de uno clamando en el desierto y preparándole el camino15. Y ahora, luego de Juan el Bautista tener su ministerio, encontramos a Jesús teniendo Su ministerio también; y, dice: “… y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová de los ejércitos”. ¿Quién vendría? El Señor, el Dios de Abraham, de 15  Isaías 40:3-5

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Isaac y de Jacob, el Ángel del Pacto, o sea, el Ángel de Jehová. Él vendría en la forma de un hombre, Él vendría en un cuerpo humano, Él vendría como un profeta en medio del pueblo hebreo. Vean, este Ángel aparece también aquí, en el capítulo 23 del libro del Éxodo, donde dice [verso 20]: “He aquí yo envío mi Ángel delante de ti para que te guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he preparado. Guárdate delante de él, y oye su voz; no le seas rebelde; porque él no perdonará vuestra rebelión, porque mi nombre está en él”. ¿El Nombre Eterno de Dios, dónde está? En el Ángel del Pacto, en el Ángel de Jehová. Y el Ángel de Jehová fue el que libertó al pueblo hebreo de la esclavitud en Egipto, y fue el que por medio del profeta Moisés le habló al pueblo hebreo todas estas palabras que encontramos en el Pentateuco, en estos libros que escribió el profeta Moisés; y Moisés fue el instrumento del Ángel de Jehová, del Ángel del Pacto, a través del cual se manifestó el Ángel del Pacto, se veló en carne humana y se reveló a través de carne humana, a través del profeta Moisés, en la porción correspondiente a esa quinta dispensación. Porque, vean ustedes, les hablé de dispensaciones, les hablé hasta Noé, que fue el profeta de la tercera dispensación. Y ahora, el profeta de la cuarta dispensación fue el profeta y patriarca Abraham; fue el profeta de la Dispensación de la Promesa, con el Mensaje de la Promesa. Y luego vino el profeta Moisés como el profeta mensajero de la Dispensación de la Ley, y esa es la quinta dispensación.

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Tierra, primero estuvo en esa sexta dimensión, llamada el Paraíso, con ese cuerpo que es parecido a nuestro cuerpo, como nuestro cuerpo pero de otra dimensión; y así estuvo con Dios, el cual también estaba en Su cuerpo teofánico. Y luego, Dios le creó un cuerpo al ser humano, del polvo de la tierra, y lo colocó en ese cuerpo; pero Dios no se había creado para Sí mismo todavía un cuerpo de carne, porque no era el tiempo todavía para Dios crearse un cuerpo de carne; y Dios permaneció con Su cuerpo teofánico, y con ese cuerpo teofánico es que les aparecía a los profetas del Antiguo Testamento, y era conocido en esas apariciones como el Ángel de Jehová o Ángel del Pacto. Por eso el Nombre de Dios está en Su Ángel, porque Su Ángel es Su cuerpo teofánico de la sexta dimensión. Ese Ángel de Jehová, vean ustedes, es el mismo Dios con Su cuerpo de la sexta dimensión. Y ahora, es llamado el Verbo, que era con Dios y era Dios. Verso 14, de San Juan, capítulo 1: “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros…”. O sea que Dios con Su cuerpo teofánico se creó un cuerpo de carne en esta dimensión; y eso sucedió cuando Dios creó en el vientre de María una célula de vida, y se multiplicó esa célula de vida, y a los nueve meses nació ese cuerpecito llamado Jesús. Y ese es el velo de carne del Ángel del Pacto, del Ángel de Jehová, para Su Primera Venida como Cordero de Dios. Y cuando llegó el tiempo de Su ministerio, vean ustedes, fue el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová manifestado en ese velo de carne llamado Jesús, el que llevó a cabo ese ministerio de tres años y medio, confi rmándole el Pacto al pueblo hebreo; y luego murió a los 33 años, a la mitad

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Señor Jesucristo, y creer en Él con toda nuestra alma, y lavar nuestros pecados en la Sangre de Cristo, y recibir Su Espíritu Santo; y así es como comemos del Árbol de la Vida para vivir por toda la eternidad. Ahora, hablando del Verbo que era con Dios y era Dios, el cual creó todas las cosas…; porque “en el principio creó Dios los Cielos y la Tierra”16. Él es el Creador. Y ahora acá en San Juan nos dice que es el Verbo que era con Dios y era Dios, porque es el mismo Dios en Su cuerpo teofánico de la sexta dimensión, un cuerpo que se parece a nuestro cuerpo pero de otra dimensión. O sea que el Creador de los Cielos y de la Tierra es un hombre de otra dimensión, llamado el Ángel de Jehová, que es el mismo Jehová, el mismo Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob; el cual, estando en Su cuerpo teofánico, creó todas las cosas por Su Palabra creadora siendo hablada. Y luego de cierto tiempo colocó al ser humano en este planeta Tierra, pero lo trajo de otra dimensión; porque el ser humano es un ser de otra dimensión; en palabras claras, es un extraterrestre. Por eso es que no podemos tenerles miedo a los extraterrestres, porque el ser humano es un extraterrestre también; vino de otra dimensión: su alma es de otra dimensión, su espíritu también; pero su cuerpo físico es de esta dimensión. O sea que lo que tiene de esta dimensión es el cuerpo físico. Y ahora, Dios, vean ustedes, creó un cuerpo teofánico para Adán, igual al cuerpo teofánico que Dios tenía; un cuerpo teofánico parecido al nuestro pero de otra dimensión. O sea que Adán, antes de venir en carne humana aquí a la 16  Génesis 1:1

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Luego vino Jesús con el Mensaje para una nueva dispensación; y Jesús es el profeta de la Dispensación de la Gracia, que es la sexta dispensación. Y luego la Dispensación del Reino, que es la séptima dispensación; y el Mensaje es el Evangelio del Reino; y el mensajero dispensacional, el profeta de la Dispensación del Reino es el Ángel del Señor Jesucristo. Y ahora, este Ángel del Pacto, que es el que tiene el Nombre Eterno de Dios, el cual es el mismo Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob en Su cuerpo teofánico o angelical de la sexta dimensión, es el que le habla al pueblo hebreo y el que liberó al pueblo hebreo de la esclavitud en Egipto a través del profeta Moisés. Este Ángel del Pacto o Ángel de Jehová es el que ha estado manifestándose por medio de los profetas del Antiguo Testamento, y luego se hizo carne en el velo de carne llamado Jesús. Él es el Verbo que era con Dios y era Dios: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. (Esto está en San Juan, capítulo 1, verso 1 en adelante). Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella. Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan (o sea, Juan el Bautista). Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fi n de que todos creyesen por él. No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz.

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Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo. En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció. A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron (o sea, vino al pueblo hebreo, Su pueblo; y Su pueblo: ‘los Suyos no le recibieron’). Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios”. Cuando la persona nace aquí en la Tierra por medio de papá y mamá, no nace como un hijo de Dios, sino que nace como un hijo de sus padres terrenales. Y para nacer como un hijo de Dios se requiere ese nuevo nacimiento, que se obtiene cuando la persona cree en Cristo como su Salvador y lava sus pecados en la Sangre de Cristo, y recibe el Espíritu de Cristo; y así nace en el Reino de Dios como un hijo o una hija de Dios. De esto le dio testimonio Cristo a Nicodemo diciéndole (el capítulo 3 de San Juan) [verso 3]: “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios (o sea, no lo puede comprender). Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.

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No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo”. Cuando la persona nace de nuevo, al creer en Cristo como su Salvador y lavar sus pecados en la Sangre de Cristo, la persona ha obtenido un nuevo cuerpo espiritual, un espíritu teofánico de la sexta dimensión, que es un cuerpo parecido a nuestro cuerpo pero de la sexta dimensión; esa dimensión, que es el Paraíso. Y por eso cuando la persona físicamente muere, sigue viviendo: va a vivir a la sexta dimensión, al Paraíso. Y allí ni se trabaja, ni se come, ni se duerme, ni se tienen los problemas que se tienen aquí en esta dimensión terrenal; pero allí ellos están felices. Y ellos allí no tienen tampoco noche, porque allí no hay noche, como la hay acá en esta dimensión terrenal. Y ahora, ellos algún día regresarán a la Tierra; y esto será en el Día Postrero, en la resurrección, como dijo Cristo: “… y yo le resucitaré (¿cuándo?) en el día postrero”. San Juan, capítulo 6, verso 39 al 55, nos da testimonio de la resurrección para el Día Postrero; ¿para quiénes? Para todos los que han creído en Cristo como nuestro Salvador, y han lavado sus pecados en la Sangre de Cristo, y han recibido Su Espíritu Santo. Y ahora, vean ustedes, para el Día Postrero, que es el séptimo milenio, Cristo resucitará a los creyentes en Él que han partido, y a nosotros los que vivimos nos transformará, y así nos dará un nuevo cuerpo, eterno, glorifi cado; y viviremos en ese cuerpo por toda la eternidad; un cuerpo que será jovencito para toda la eternidad: tendrá en apariencia de 18 a 21 años de edad, y eso es para toda la eternidad. Así que vale la pena encontrar la Fuente de la Vida Eterna, el Árbol de la Vida Eterna, que es nuestro amado