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La Persona - El Personaje

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LA PERSONA-EL PERSONAJE

Francisco de Sales

“Ni el ser humano es tan malo como piensa que es, ni puede llegar a ser tan bueno como desea ser.”

(Freud)

“La condición del ser humano es mucho peor de lo que cree, pero puede llegar a ser mucho más grande de lo que imagina.”

(Jacob Needleman)

Si digo, por ejemplo: “las mujeres son tontas”, “los hombres son tontos” ¿protestarías?

¿lo ves? te estás identificando con la mujer o con el hombre en general y no con tu unicidad, con la persona que sólo tú eres y sólo tú

puedes ser. No he dicho que TÚ eres tonta…

“Si quieres conocer a una persona, no le preguntes lo que piensa sino lo que ama.”

(San Agustín)

Dicen que la palabra persona viene del latín persona, que significa “máscara”, y que a su vez proviene del griego prosopos (pros = delante, opos = cara): delante de la cara. En cualquier caso, hace referencia a las máscaras que usaban los actores en los teatros griegos. Estas máscaras tenían muy exagerados los gestos de la boca (de alegría, tristeza, asombro…) para que los espectadores pudieran ver con más claridad qué es lo que querían representar. A su vez, tapaban la verdadera realidad física de la persona suplantándola con la máscara.

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LA PERSONA-EL PERSONAJE

Francisco de Sales

De la palabra persona, se deriva personaje (RAE: Cada uno de los seres humanos, sobrenaturales, simbólicos, etc., que intervienen en una obra literaria, teatral o cinematográfica).

En mi opinión, persona es el ser humano natural, y personaje es la persona cuando no es ella misma y está actuando. Los personajes son, por definición, seres de ficción. Muy pocas veces somos nosotros mismos naturales. La mayoría del tiempo estamos representando el personaje que se espera de nosotros, el personaje que espera y acepta aquel con quien nos estemos relacionando en cada momento. Los demás, generalmente, nos imponen un papel que tenemos que representar para agradarles, y así nuestro jefe quiere que seamos de cierta forma y no nos aceptaría de otra, lo mismo que nuestra madre, nuestra pareja, nuestros amigos… Nos parece algo normal, y, sin darnos cuenta, y en función de dónde o con quién estemos, nos vamos cambiando de máscara: vamos cambiando de personaje. Y esto, muchas veces a lo largo del día, pero no le damos importancia, ni nos damos cuenta. Casi nunca somos nosotros mismos, porque casi nadie nos acepta en nuestra realidad absoluta y en todos nuestros variables momentos. Pocas veces nos podemos mostrar como realmente somos. A veces, equivocadamente, algunos beben un poco porque de ese modo se deshacen de los personajes y se muestran como son. O eso es lo que ellos creen, porque no es cierto, tampoco son así, pero necesitan dejar de ser, durante un momento, los que no son.

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LA PERSONA-EL PERSONAJE

Francisco de Sales

No es malo dejar de ser persona y ser personaje. En muchos casos, es absolutamente necesario y muy conveniente. Es imprescindible tener claro que uno no es el personaje, sino que está actuando, temporalmente, como el personaje. Los actores profesionales lo tienen muy claro, y cuando acaban cada toma de la película, o cuando baja el telón, se quitan la máscara, dejan al personaje colgado de la percha, y vuelven a ser ellos mismos. Nosotros, muy a menudo, nos quedamos enganchados en el personaje porque creemos ser el personaje. ATENCIÓN Cualquier persona es absolutamente egoísta, sincera, cruel, tierna, estúpida, inocente, sencilla, insegura e intachable. Todos, en algún momento, somos absolutamente así. Las personas, generalmente, actuamos de la mejor manera que conocemos y podemos, dentro de las circunstancias personales de cada uno, y en ese caso somos intachables. Es cierto que esa manera no tiene por qué coincidir con la que los demás esperan o desearían, y en ese caso, a los ojos de los otros, ya no somos tan intachables sino que somos los portadores de cualquiera de los adjetivos desagradables y malhumorados que nos quieran adjudicar. Ser bueno o malo debiera ser sólo cuestión de intención y voluntad. Si uno es malo a conciencia, lo es sin ninguna duda. Si uno es malo sin querer ni sospecharlo, hay que cambiarle el adjetivo. Hay que confiar en la buena voluntad de las personas, exceptuando los que, mediante sus intenciones y actos, son declaradamente malvados o delincuentes.

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LA PERSONA-EL PERSONAJE

Francisco de Sales

Muchas veces, más que malos, somos víctimas de la educación que nos dieron, y aún no hemos tenido tiempo de Despertar y Descubrirnos como realmente somos. DESDE UN PUNTO DE VISTA MÁS ESPIRITUAL Cuidado con dejar de ser persona en algún momento para considerarse únicamente como parte del conjunto de la humanidad. Es cierto que formamos parte de ella, y que somos una parte importante, pero, por encima de todo somos nosotros mismos. Tener claro quién es uno, o estar haciendo el Ccamino del Descubrimiento, enseña, ineludiblemente, que los demás son muy importantes para nosotros, imprescindibles, pero hemos de tener cuidado de ser nosotros mismos y no ser quienes los demás quieren que seamos, y no ser como los demás dicen que somos. ATENCIÓN Las personas, vistas con los ojos de un marciano, somos una sorprendente curiosidad: generalmente, nos conformamos con una vida que no sea excesivamente complicada, y casi con que sea soportable nos vale. No nos fijamos en nuestra falta de voluntad y de control. No pensamos a menudo en la muerte, con lo que ello tiene de enriquecedor (para ser más conscientes de la vida). Nos dejamos controlar por las circunstancias ajenas y somos capaces de mentir con naturalidad. Dejamos que nos controlen los deseos, que en muchos casos son desordenados y de imposible realización, y después nos causan un pesarosa frustración. Predicamos una cosa y

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Francisco de Sales

hacemos la contraria. Desatendemos a los seres queridos y no valoramos en su justa medida las gracias y favores que nos hacen los demás. Somos volubles, tardamos en madurar, no le prestamos la suficiente atención a la vida. Sabemos que se van gastando los años pero hacemos poco por llenarlos de intensidad, de realidad, de gente querida, y de grandes satisfacciones. Nos callamos los sentimientos que profesamos hacia los demás, y damos demasiadas cosas por supuestas. Nos falta constancia, lucidez en el pensar, pasión en los hechos, y fe en nosotros mismos. Las cosas extraordinarias nos parecen poca cosa, y no permitimos a nuestras emociones que se manifiesten con naturalidad e intensidad. Así somos. Y así seremos hasta que la persona decida no seguir siendo así. Todo lo que he escrito corresponde a las actitudes del personaje. Las personas somos mucho más íntegras y tenemos más altas miras. Una persona no se comportaría del modo que he relatado. RESUMIENDO

Estás en un proceso de “darte cuenta”. Obsérvate y reconocerás

inmediatamente a los personajes, y verás qué poco de persona se

manifiesta habitualmente en ti.

Dejar de ser los personajes –o serlo conscientemente y de un

modo controlado- depende exclusivamente de ti.