23
LA TEORIA MONETARIA DEL CREDITO. El artículo que apareció en mayo de 1913 en esta revista, bajo el título ¿qué es el dinero? fue una exposición resumida de la teoría monetaria del crédito, como opuesta a la teoría metálica que ha sido hasta ahora sostenido por casi todos los historiadores y ha formado la base de la enseñanza de prácticamente todos los economistas sobre la cuestión del dinero. Desde la época de Adam Smith, no sólo estaba la moneda identificada con los metales preciosos, sino que popularmente se creía que ellos formaban la única riqueza real; y aunque no debe pensarse que la ilusión popular era sostenida por todos los pensadores serios, todavía, a Adam Smith corresponde el crédito de haber finalmente establecido y por todos los tiempos el principio de que la riqueza no reside en los metales preciosos. Pero cuando llega a la cuestión de la naturaleza del dinero, la visión de Smith le falla, como atestigua la naturaleza contradictoria de sus afirmaciones. No podía haber sido de otra manera. Aún hoy la adecuada información sobre los hechos históricos concerniente al dinero no es accesible; en los días de Adam Smith, el material sobre el cual fundar una teoría correcta del dinero no estaba disponible, aún cuando él poseyera el conocimiento con el cual usarlo. Mun se da cuenta que el oro y la plata no son la base del comercio externo, boisguillebert había descaradamente afirmado que el papel cumplía todas las funciones que eran realizadas por la plata. Pero aparte de algunas pocas ideas formadas a medias como estas, no había nada que pudiera guiar a Smith en el intento de resolver los problemas de esta parte de su investigación, y estando convencido de la verdad de su principal afirmación que la riqueza no era oro y plata, tuvo que enfrentarse con dos alternativas. O la moneda no era oro y plata, o no era riqueza, y el inevitablemente eligió la última alternativa. En esto, sin embargo, Smith entra en conflicto no con una ilusión popular sino con las realidades

La Teoria Monetaria Del Credito

  • Upload
    rht1948

  • View
    30

  • Download
    3

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: La Teoria Monetaria Del Credito

LA TEORIA MONETARIA DEL CREDITO.

El artículo que apareció en mayo de 1913 en esta revista, bajo el título ¿qué es el dinero? fue una exposición resumida de la teoría monetaria del crédito, como opuesta a la teoría metálica que ha sido hasta ahora sostenido por casi todos los historiadores y ha formado la base de la enseñanza de prácticamente todos los economistas sobre la cuestión del dinero.

Desde la época de Adam Smith, no sólo estaba la moneda identificada con los metales preciosos, sino que popularmente se creía que ellos formaban la única riqueza real; y aunque no debe pensarse que la ilusión popular era sostenida por todos los pensadores serios, todavía, a Adam Smith corresponde el crédito de haber finalmente establecido y por todos los tiempos el principio de que la riqueza no reside en los metales preciosos.

Pero cuando llega a la cuestión de la naturaleza del dinero, la visión de Smith le falla, como atestigua la naturaleza contradictoria de sus afirmaciones. No podía haber sido de otra manera. Aún hoy la adecuada información sobre los hechos históricos concerniente al dinero no es accesible; en los días de Adam Smith, el material sobre el cual fundar una teoría correcta del dinero no estaba disponible, aún cuando él poseyera el conocimiento con el cual usarlo. Mun se da cuenta que el oro y la plata no son la base del comercio externo, boisguillebert había descaradamente afirmado que el papel cumplía todas las funciones que eran realizadas por la plata. Pero aparte de algunas pocas ideas formadas a medias como estas, no había nada que pudiera guiar a Smith en el intento de resolver los problemas de esta parte de su investigación, y estando convencido de la verdad de su principal afirmación que la riqueza no era oro y plata, tuvo que enfrentarse con dos alternativas. O la moneda no era oro y plata, o no era riqueza, y el inevitablemente eligió la última alternativa. En esto, sin embargo, Smith entra en conflicto no con una ilusión popular sino con las realidades de la vida como estas son aprendidas de la experiencia de la humanidad. Si el dinero no es riqueza, en la aceptación común de la palabra como significando el misterioso “poder de compra” que sólo constituye la riqueza real, entonces el total del comercio humano está basado sobre una falacia. La definición de Smith del dinero como siendo, no riqueza, sino “la rueda que hace circular la riqueza” no explica el hecho que vemos alrededor nuestro, el esfuerzo por el dinero, el deseo de acumular dinero. Porque un millón de ruedas son más útiles que una, o, si vamos a considerar al dinero como una rueda, porque una rueda grande serviría mejor que una pequeña, o en alguna medida de tamaño moderado. La analogía es falsa.

Mucho se ha escrito desde la época de Smith sobre la cuestión del dinero, y se ha hecho mucha investigación útil, pero nosotros todavía sostenemos la vieja idea de que el oro y la plata son únicamente las monedas reales y que todas las otras formas de monedas son sustitutas. El resultado necesario de este error fundamental es que prevalece la mayor confusión en este brazo de la ciencia de la política económica, cono uno verá comparando con cuidado los capítulos “riqueza”, “dinero”, “capital”, “interés”, “ingreso” en los trabajos de reconocidas autoridades desde Smith. Hay apenas un punto sobre cual dos de ellos acuerden.

Cuan completo es el divorcio entre la experiencia de la vida diaria y la enseñanza de los economistas puede ser visto mejor leyendo, por ejemplo, los capítulos de Marshall sobre el

Page 2: La Teoria Monetaria Del Credito

capital, con su complicada división entre capital nacional, capital social, capital personal, etcétera. Cada banquero y cada comerciante conocen que hay sólo una clase de capital, y que este es el dinero. Cada transacción comercial y financiero esta basada sobre la verdad de este hecho bien establecido. Y aún cada economista basa su enseñaza sobre la base de que el capital no es dinero.

Es sólo cuando entendamos y aceptemos la teoría del crédito, que veremos cuan perfectamente la ciencia armoniza con los hechos conocidos de la vida diaria.

En resumen, la Teoría del Crédito es esta: que una venta y compra es el intercambio de una mercancía por un crédito. Desde este teoría principal surge la sub-teoría que el valor del crédito o el dinero no depende del valor de algún metal o metales, sino del derecho que el acreedor adquiere al “pago”, es decir, a la satisfacción por el crédito, y sobre la obligación del deudor de “pagar” su deuda, e inversamente sobre el derecho del deudor a liberarse de su deuda por la presentación de una deuda equivalente debida por el acreedor, y la obligación del acreedor a aceptar esta presentación en satisfacción de sus créditos.1 Tal es la teoría fundamental, pero en la práctica no es necesario para un deudor adquirir créditos sobre la misma persona a quién el adeuda. Todos somos compradores y vendedores, así que al mismo tiempo somos deudores y acreedores unos de otros, y por la maravillosamente eficiente maquinaria de los bancos a los cuales vendemos nuestros créditos y que así se convierten en casa de clearing del comercio, las deudas y los créditos de la comunidad están centralizados y anulados unos con otros. En la práctica, por lo tanto, cualquier buen crédito pagará cualquier deuda.

En teoría creamos una deuda cada vez que compramos y adquirimos un crédito cada vez que vendemos, pero en la práctica esta teoría también es modificada, al menos en comunidades económicas avanzadas. Cuando tenemos éxito en los negocios, acumulamos créditos sobre un banquero y podemos entonces comprar sin crear nuevas deudas, meramente transfiriendo a nuestros vendedores una parte de nuestros créditos acumulados. O de nuevo, si no tenemos créditos acumulados en el momento cuando deseamos hacer una compra, podemos, en lugar de transformarnos en deudores de la persona a quien compramos, arreglar con nuestro banquero un “préstamo” sobre sus libros, y podemos transferir este crédito presado a nuestros vendedores, o comprometiendo a la mano sobre el banquero la misma cantidad de crédito (y algo más) que adquirimos cuando nosotros, a nuestro turno, nos transformamos en vendedores. De nuevo, el gobierno, el mayor comprador de mercancías y servicios en la tierra, emite en pago de sus compras2 vastas cantidades de pequeñas monedas símbolo que son llamadas monedas o billetes, y que son redimibles por el mecanismo impositivo, y estos créditos del gobierno podemos usarlos en

1 Los lectores están avisados que es esencial tener constantemente en mente la definición de crédito, como fue puesta en el primer artículo. Aquellos que no están acostumbrados al uso literal de la palabra “crédito”, puede encontrar más fácil sustituirla en su mente por la palabra “deuda”. Ambas palabras tienen el mismo significado, siendo usado uno u otro, de acuerdo si la situación está siendo discutida desde el punto de vista del acreedor o del deudor. Lo que es un crédito desde el punto de vista del acreedor es una deuda desde el punto de vista del deudor.2 Los gobiernos modernos, infortunadamente, no limitan sus emisiones de dinero para pagar bienes. Pero de esto más tarde.

Page 3: La Teoria Monetaria Del Credito

el pago de pequeñas compras con preferencia a darnos créditos sobre nosotros mismos o transfiriéndolos a nuestros banqueros.

Tan numerosos son estos símbolos del gobierno que se han transformado en las últimas pocas centurias, y tan universal es su uso en la vida diaria –excediendo de lejos el de cualquier otra especie de moneda- que hemos venido a asociarlo más especialmente con la palabra “dinero”. Pero no tienen más reclamo al titular que algún otro símbolo o reconocimiento de deuda. Cada mercader que paga por una compra con su letra, y cada banquero que emite sus billetes o autoriza giros contra él, emiten dinero de la misma forma que lo hace el gobierno que emite draft contra el tesoro, o que pone su estampa sobre una pieza de metal o un pedazo de papel, y de todas las ideas falsas corrientes sobre la cuestión del dinero ninguna es más nociva que la que le atribuye a los gobiernos la especial misión de monopolizar la emisión de dinero. Si los bancos no pudieran emitir dinero, no podría llevar adelante sus negocios, y cuando los gobiernos ponen obstáculos en la manera de emitir ciertas formas de dinero, uno de los resultados es forzar al público acostumbrarse a otras formas quizás menos convenientes.

Como puede ser claramente probado por un cuidadoso estudio de la historia, un dólar o una libra o cualquier otra unidad monetaria no es una cosa fija de tamaño y peso conocido, y de valor averiguable, ni la autoridad monetaria siempre mantiene la posición de preeminencia que hoy disfruta en la mayoría de los países.

En Francia no hace mucho, no sólo había muchas unidades de moneda, todas llamadas libra, sino que estas libras –o aquellas que fueron usadas por el gobierno – fueron clasificadas en moneda fuerte y moneda faible siendo la del gobierno moneda faible. Esta distinción implica que el dinero del gobierno era de menor valor que el dinero bancario, de manera que los banqueros se rehusaban, a despecho de la ley de curso legal, a aceptar las libras de crédito sobre el gobierno como equivalentes a las libras de créditos sobre un banco.

Los reyes y sus consejeros estaban habitualmente desconcertados por este fenómeno, y las consecuencias que surgían del mismo. Una y otra vez emitían dinero que creían “fuerte”, y lo declaraban así por ley, y más pronto que después, tenían que reconocer que de alguna manera misteriosa, se había transformado en débil.

Con la aparente excepción de Inglaterra, donde la depreciación del dinero del gobierno, aunque considerable, estuvo lejos de ser la del continente, un situación similar fue general a través de Europa; en países en los cuales había un banco dominante, como Ámsterdam, Hamburgo y Venecia, los estándares superiores siendo conocidos como “dinero del banco”, y los más bajos como “moneda corriente”. Fuera de esta situación surgió otro fenómeno interesante e importante: -mientras que los negocios al por mayor, que tratan con los banqueros siguiendo los estándares bancarios, los negocios al por menor que tratan en gran parte a través de las monedas del gobierno, siguen naturalmente más o menos cercanas los estándares del gobierno3 y los precios crecen en la medida en que el estándar cae en 3 Yo no deseo ser entendido como diciendo que los negocios al detalle siguieron los estándares de las monedas, excepto en la medida que ellos compartían el destino de la libra del rey. Debido al abuso del sistema de “mutaciones” y las reformas monetarias intentadas, es probable que las monedas habitualmente no sólo

Page 4: La Teoria Monetaria Del Credito

valor. En los estados germánicos, donde había literalmente cientos de patrones monetarios, todos llamados marcos4 la historia del dinero del dinero está particularmente involucrada, y el hecho que los negocios al por menor siempre siguen un patrón menor que el de las ventas al por mayor en el mismo lugar ha llevado a los historiadores a creer que el último es usado como su patrón de un marco pesado de pura plata, en tanto que en el negocio al por menor el marco pesa un plata rebajada usado en las monedas. Pero esta idea puede mostrarse conclusivamente que es errónea, y que el “marco de pfennigsilver” no se refiere al peso de las monedas, sino a la cantidad de pfenning-monedas (las únicas monedas conocidas en Germania durante la mayor parte de la Edad media) requeridos para fabricar una moneda marco.

Como puede imaginarse, mucha confusión que originalmente prevaleció en cuestiones monetarias, y la extrema dificultad en establecer en que estándares las deudas deberían ser pagadas y los contratos, especialmente cuando consideramos las rentas serían completados, causaban habitualmente serios descontentos. Para remediar esto los reyes de Francia intentaron, probablemente con poco éxito, introducir por legislación ciertas reglas como que patrones deberían ser aplicados en los distintos casos que pudieran surgir.

Nosotros, que estamos acostumbrados a tiempos de paz y a largos períodos de prosperidad y estabilidad del gobierno apenas nos damos cuenta cuan inestable puede ser una cosa tomada como unidad monetaria. Cuando en los EEUU oímos de la caída del valor de un papel de algún banco o del dinero de algún país extranjero y vemos eso citado como un descuento en términos del dólar, estamos acostumbrados a pensar del dólar como una unidad invariable y de la moneda depreciada como algo que se ha apartado del valor de nuestro estándar invariable. Pero cuando estudiamos la historia encontramos que el dólar del gobierno americano y la libra del gobierno inglés no han sido siempre la cosa estable que imaginábamos que eran. La libra inglesa estuvo en uso en todas las colonias americanas, y aún la libra de cada una difiere en valor de todas las otras, y todas las libras de las colonias difieren de las de la madre patria. En los tempranos días de la Unión Americana, las distintas monedas oficiales diferían del estándar en uso en los negocios y tuvieron un pesado descuento en términos del otro.

La noción que tenemos actualmente que la moneda del gobierno es el único dólar y que todas las otras formas de dinero son promesas de pago que el dólar ya no es sostenible en la cara de la evidencia histórica de lo contrario. Un dólar del gobierno es una promesa de “pago”, una promesa a “satisfacer”, a promesa a “redimir”, justo como toda otra moneda lo es. Todas las formas de dinero son idénticas en su naturaleza. Es duro conseguir que el público se de cuenta de este principio fundamental, sin un verdadero entendimiento del cual es imposible entender algunos de los fenómenos del dinero. Duro, también, es darse cuenta

sufrieran la depreciación de la libra del rey, sino también sus propias fluctuaciones independientes.4 Igual que la libra en Francia, los marcos son tanto una medida de peso como una unidad monetaria. Pero mientras la libra nunca fue usada para el peso de los metales preciosos, la marca fue la unidad de peso para estos metales, y esto ha llevado a los autores germánicos a confundir los dos. Como la misma palabra vino en muchos países, aunque no en todos, a ser usada para tan diferentes propósitos, nosotros no lo sabemos. Posiblemente significara originalmente una unidad de alguna clase. Otra clase del uso de una palabra para dos diferentes clases de medidas es encontrada en la palabra “pulgada”, una medida de longitud, y la palabra “onza”, una medida de peso. Las etimologías de ambas palabras son las mismas.

Page 5: La Teoria Monetaria Del Credito

que en la América actual, hay en algún lugar dado muchos dólares diferentes en uso, porque el hecho no es tan evidente en nuestros días como lo fue en las primeras épocas. Supongamos que tomo de mi banquero, digamos en Nueva Orleáns, una cantidad papeles del mimo valor nominal, uno sobre el Sub-Tesoro, el otro sobre un banco bien conocido en la City, no sobre un oscuro hombre de negocios en los suburbios, uno sobre un banco bien conocido en Nueva York y uno sobre un mercader reputado de Chicago. Por el papel sobre el Sub Tesoro y por el del banco de la City, mi banquero probablemente me dará un crédito por exactamente el valor nominal, pero los otros tendré que cambiarlos a distintos precios. Por el papel sobre el banco de NY yo debería conseguir más que la cantidad afirmada, por el del mercader de NY probablemente conseguiría menos, mientras que por el del oscuro comerciante, mi banquero probablemente no me daría nada sin mi endoso, y aún entonces yo recibiría menos que la cantidad nominal. Todos estos documentos representan diferentes dólares de deuda, que el banquero comprará aquellos que considera que ellos pueden tener valor para él. El banquero cuyos dólares compramos, estima todo estos dólares en términos de los suyos. El dólar de un banquero de primera clase es el patrón más alto de crédito que puede ser obtenido hablando en general, aunque el estándar de un banquero de primera clase en una ciudad como Londres o NY puede valer para un banquero provincial algo más que su propia moneda. El dólar del dinero del gobierno en EEUU es igual al dinero del banco, por la confianza que hemos llegado a tener en el crédito del gobierno, y en el ranking está ligeramente por encima del dinero de un banquero fuera de la city, no porque finalmente represente oro, sino meramente a causa de las operaciones financieras del gobierno son tan extensas que el dinero del gobierno es requerido en todos lados para el pago de impuestos un otras obligaciones al gobierno. Todos los que incurren en una deuda emiten sus propios dólares, que pueden o no ser idénticos con el dólar de la moneda de alguien más. Es una pequeña dificultad darse cuenta de este hecho curioso, porque la práctica los únicos dólares que circulan son dólares del gobierno y dólares bancarios y, como ambos representan la forma más conveniente y mayor del créditos, su valor relativo es el casi el mismo, aunque no siempre idéntico. Esta aparente estabilidad del dinero del gobierno en nuestros días oscurece el fenómeno que era familiar para nuestros antepasados.

La única condición esencial para la estabilidad de todo dinero sea quien sea que lo emita es, como ya explique en el artículo anterior, que sea redimible en el momento apropiado, no en piezas de metal, sino en crédito. Un crédito redime una deuda y nada más lo hace, a menos en virtud de un estatuto especial o un contrato particular.

El principal obstáculo a la adopción de una perspectiva verdadera del dinero es la dificultad de persuadir al público que “las cosas no son las que ellas parecen”, que la que para ser la explicación simple y obvia del fenómeno cotidiano es incompatible con los hechos averiguables, demostrables –para hacer que el público se de cuenta que mientras ellos creían que estaban viendo el avance del sol alrededor de la tierra, ellos estaban viendo el avance de la tierra alrededor del sol. Es duro descreer de la evidencia de nuestros sentidos.

Vemos una ley que estable en EEUU un “dólar estándar” de un peso definitivo en oro de una cierta fineza; vemos una ley haciendo la aceptación obligatoria de esta moneda en pago de deudas sobre el acreedor – una ley que es obedecida cuidadosamente sin cuestiones; vemos todas las transacciones comerciales llevadas adelante en dólares; y finalmente vemos por todas partes monedas (o billetes equivalentes) llamados dólares o fracciones del

Page 6: La Teoria Monetaria Del Credito

mismo, por medio de los cuales innumerables compras son hechas y deudas establecidas. Viendo todas estas cosas, lo más natural es creer que, cuando la ley declara una cierta moneda es el patrón dólar, esta realmente se transforma en eso; que cuando nosotros pronunciamos la palabra “dólar” nos referimos a esta moneda estándar, que cuando hacemos nuestras transacciones comerciales las hacemos, teóricamente al menos, en estas monedas con las que estamos familiarizados. Que más obvio que cuando damos o tomamos una “promesa de pago” por tantos dólares, nosotros con esto significamos una promesa de pagar monedas de oro o su equivalente.

Repentinamente nosotros estamos diciendo que nuestras creencias más apreciadas son erróneas, que las leyes no tienen poder de crear un patrón dólar, que, cuando nosotros compramos y vendemos, el patrón que usamos no es una pieza de oro, sino algo abstracto e intangible, que cuando “prometemos pagar”, no intentamos pagar monedas de oro, sino que intentamos meramente cancelar nuestras deudas por un crédito equivalente expresado en términos de nuestro estándar abstracto, intangible; que la moneda de un gobierno es una “promesa de pagar”, igual que un billete privado. ¿Puede extrañarnos que quien enseña la nueva doctrina sea visto con suspicacia? ¿Que asombra si el público se niega a ser convencido que la tierra da vueltas alrededor del sol?

Así es, sin embargo, los ojos nunca han visto, ni la mano ha tocado un dólar. Todo lo que hemos tocado o visto es una promesa de pagar o satisfacer una deuda vencida por una cantidad llamada un dólar. Lo que nosotros manejamos puede ser llamado un dólar certificado o un dólar billete o un dólar moneda; puede portar palabras prometiendo pagar un dólar o prometiendo cambiarlo por un dólar moneda de oro o plata, o puede meramente portar una palabra dólar, o, como en el caso del soberano inglés, valer una libra, puede no llevar inscripción alguna, sino meramente la cabeza del rey. Lo que está estampado sobre la cara de la moneda o impreso sobre la cara de un billete no importa finalmente; lo que importa, y esta es la única cosa que importa es: ¿cuál es la obligación que el emisor de esa moneda o nota realmente intenta, y si es capaz de cumplir esa promesa, sea la que fuera?

La teoría de un estándar abstracto no es tan extraordinaria como parece al principio, y no presenta dificultad a aquellos hombres científicos con quienes he discutido la teoría. Todas nuestras medidas son las mismas. Nadie ha visto nunca una onza o un pie o una hora. Un pie es la distancia entre dos puntos fijos, pero ni la distancia ni el punto tienen existencia corporal. Nosotros dividimos infinitas distancias o espacios en partes arbitrarias, e ideamos implementos más o menos adecuados para medir tales partes cuando los aplicamos a cosas que tienen existencia corporal. El peso es la fuerza de gravedad como se demuestra con referencias a los objetos alrededor de nosotros, y nosotros la medimos comparando los efectos de esta fuerza sobre algunos objetos dados con que ejercemos sobre otros objetos conocidos. Pero en el mejor caso, esta medida es una aproximación, porque la fuerza no es ejercida en todos lados por igual.

Nuestra medida del tiempo es una cosa a la cual ningún estándar concreto puede ser aplicado, y una hora nunca puede ser estimada con total adecuación. En países donde es usado el tiempo solar, la hora es la 24 parte del tiempo reconocido de sol a sol, y el patrón es por lo tanto de lo más tosco. Pero porque la gente que calcula así vive en países conde las diferencia entre la longitud del día en verano y en invierno es tan grande, como en el

Page 7: La Teoria Monetaria Del Credito

lejano norte, no siente ningún inconveniente de esta inadecuación, y en verdad no parecerían ser consiente de ella –tan fuerte es la fuerza del hábito.

Créditos y deudas son ideas abstractas, y no podríamos medirlos por los patrones de alguna cosa tangible. Nosotros dividimos, créditos y deudas infinitas en partes arbitrarias llamadas un dólar o una libra, y el largo hábito nos hace pensar de estas medidas como algo fijo y adecuado; en tanto, como cuestión de hecho, ellas están peculiarmente sujetas a fluctuaciones.

Ahora hay sólo un test al cual las teorías monetarias pueden ser sometidas, y que ellas deben pasar, y que es la prueba de la historia. Nada, sino la historia, puede confirmar la adecuación de nuestros razonamientos, y si nuestros razonamientos no pueden resistir el test de la historia, entonces no hay verdad en ellos. Esto no es usarlo para apelar a la evidencia de nuestros sentidos, lo es menos citar leyes en soporte de una teoría. Una ley no es una verdad científica. La ley puede afirmar que una cierta pieza de metal es un dólar estándar, pero no eso no lo hace así. La ley podría sostener que el sol gira alrededor de la tierra, pero eso no podría influenciar las fuerzas de la naturaleza.

Iguales causas producen iguales efectos, y si los gobiernos hubieran sido capaces de crear monedas estándares habiendo fijado valor en términos de la unidad monetaria, la historia monetaria debería haber sido diferente de lo que fue. Mientras los historiadores deploran la debilidad de los monarcas medievales quienes produjeron toda clase de males entre su gente por sus rebajas sin principios de la acuñación, los reyes mismos, que tendrían que haber sido buenos jueces, atribuyeron su mala fortuna a la maldad de sus subordinados, impelidos por la codicia de ganar cercenaban y limaban las monedas, y forzaban al metal precioso encima del oficial, o como los documentos reales dicen, su “valor propio” –y cercenar las monedas, y ofrecer o tomar las monedas a un valor distinto del oficial eran crímenes por los cuales severas penas eran promulgadas.

El crecimiento del oro ecus de Francia y del oro guineas de Inglaterra, el último popularmente valuado tan alto como 30 shillings aunque era oficialmente emitido a 20, puede con alguna plausibilidad ser explicado sobre la teoría que la plata no el oro el “estándar de valor”, y que es perfectamente natural que el oro debería variar en términos de plata, tanto como en cualquier otra mercancía. Pero como explicar que el hecho que el “gros tournois”, una moneda de buena plata, creciendo constantemente en valor, a despecho de que todos los reyes podrían prevenirlo, y a despecho del hecho que estaba siendo progresivamente disminuyendo en peso. Cómo explicar el hecho que, cuando en el S. 15, el gulden se transformó en una de las más usadas unidades monetarias alemanas, la moneda gulden de oro (no había moneda de plata del ese nombre) se transformó en más valiosa que el gulden de dinero, como es usado en el comercio. Cómo, por encima de todo, explicar el hecho que mientras la guinea creció en términos de shillings, también lo hicieron los shillings mismos. El peso total del shilling de Guillermo III, como fue emitido desde la casa de la moneda – por Guillermo III nunca habría sido culpable de rebajar la emisión de monedas –valía más que el shilling de comercio, y fue comprado por comerciantes y enviados a Holanda. Pero, dicen los críticos, “usted ha olvidado que todos los shilling en circulación han sido recortados y limados, todavía no tenían el peso monetario total en el país, nunca había sido hecho moneda en semejantes condiciones”. Pero si se admite que el

Page 8: La Teoria Monetaria Del Credito

crecimiento del valor de las monedas de oro y las monedas de plata de peso total fue debida a la rebaja de las monedas a través de recortes, entonces tiene que admitirse que las monedas recortadas deben haber sido el estándar de valor y no las monedas de peso total como fueron emitidas por el gobierno. ¿Pero en qué se transforma la teoría de que el patrón es establecido por el gobierno a través de la monetización? Y si el estándar no es fijado a través de la monetización oficial, como ciertamente no lo es, ¿quién fija la cantidad de metal que tiene que ser llamado en shilling? ¿Los mercaderes? Ellos ciertamente no lo hacen. Por el contrario, apelaban al parlamento para protegerse contra los emprendedores malignos que para su beneficio exportaban las monedas de plata de peso completo. ¿Fueron ellos quienes secretamente cercenaron las buenas monedas? Si es así, el poder de estos emprendedores malignos sobre los patrones monetarios excedían el poder combinado del rey y el parlamento y el gran cuerpo de los mercaderes. La idea es demasiado absurda para la discusión. Más allá de que los shilling cercenados no fueran un estándar; el precio al cual ellos eran dados y tomados era una cuestión de regateo entre los compradores y los vendedores, y dio habitualmente origen a grandes dificultades. En verdad, como ocurrió frecuentemente durante la edad media, nadie sabia con certeza cual era el valor de las monedas en su bolsillo. “Pero”, dicen los críticos triunfantes, “usted no negará que la gran Recoinage Act de 1696, que pidieron las monedas dañadas y a gran expensa del gobierno, las cambiaron por unas totalmente nuevas monedas de peso total, resultando en el reestablecimiento de del valor del shilling. Seguramente usted no negará el crecimiento del valor de nuestra moneda fue el resultado directo de esta medida beneficiosa”. Y la crítica apunta al veredicto unánime de los historiadores. Si es verdadero que todos los historiadores adscriben a la caída en el valor del shilling en la condición debasada de la monetización y su crecimiento al Recoinage Act. Pero en esto ellos sólo siguen a Macaulay, cuya historia ha sido caracterizada por un hombre de ingenio como una gran obra de ficción en lenguaje inglés. Por cierto el no ha hecho un estudio especial de los problemas del dinero.

Veamos los hechos un poco más de cerca.

No son los reyes quienes han depreciado la moneda, sino la Guerra, la gran creadora de deudas, ayudada por sus lugartenientes, plagas, murrain y cosechas arruinadas –lo que impide que las deudas sean puntualmente descargadas. No es el acta de re-monetización lo que ha restaurado el valor del dinero, sino la paz, la gran creadora de créditos, y sobre la verdad invariable de esta afirmación la teoría del dinero depende en gran parte. Ahora, por 7 años –desde 1690 a 1697- el país ha estado involucrado en la guerra más costosa nunca conocida en Inglaterra antes de ese momento. Las armadas de los aliados tenían que ser mantenidas en gran medida por los subsidios ingleses, y el parlamento, sintiendo su recientemente adquirida fuerza, y siendo incapaz como el resto del país de apreciar el carácter del gran Dutchman quien dedico su vida a su servicio dejó afuera las súplicas con una mano punzante. Al mismo tiempo una serie de estaciones húmedas y frías, con gran daño para la agricultura. Los negocios cayeron a la mitad, y la gente no podía pagar sus impuestos. El país estaba todo en deuda.

Ahora observe. En 1694 los combatientes estaban ya exhaustos, y las negociaciones por la paz eran no exitosas. A través de 1695, la guerra languideció, y era evidente que la paz estaba señalada. La deuda flotante estaba fundada a través de la agencia del recientemente

Page 9: La Teoria Monetaria Del Credito

fundado Banco de Inglaterra y el comercio exterior por medio del cual los créditos de los países extranjeros eran adquirido, fue otra vez capaz de expandirse. Estas tres causas son ampliamente suficientes para explicar la restauración del valor de la moneda inglesa, y habría habido uno en esa época que entendiera la naturaleza del dinero, el podría haber predicho con absoluta certeza los desastrosos efectos que esa creación de una inmensa deuda flotante tendría sobre el valor del dinero y podría haber predicho los efectos curativos de la paz y la consolidación de la deuda y el retorno a la prosperidad agrícola. El podría haber salvado al gobierno el totalmente innecesario gasto ((pequeño, sin embargo, cuando lo comparamos con el endeudamiento total) del Acta de Reacuñación. Lejos de hacer nada para aliviar la situación, el acta intensificó la crisis, y fue a despecho del acta, no a causa de ella, que las finanzas del país gradualmente retornaron a su condición normal.

Debo aquí retornar por un momento a explicar la naturaleza de una deuda consolidada. Dije en el primer artículo: “por lo tanto se sigue que un hombre es sólo solvente si el tiene créditos inmediatamente disponibles al menos igual a la cantidad de sus deudas vencidas y presentadas para el pago. Si la suma de sus deudas inmediatas exceden la suma de sus créditos inmediatos, el valor real de estas deudas para sus acreedores caerá a una cantidad que las haga igual a la cantidad de los créditos”. La misma cosa por supuesto se aplica a las deudas de un país.

Las deudas que cuentan en la depreciación de la unidad monetaria son aquellas que son contraídas son una provisión de su pago y que son o pagables a la vista como en el caso de los billetes corrientes o pagables a corto plazo y tienen que ser constantemente renovados por la búsqueda de créditos con los cuales cancelarlos. La deuda de la guerra de Guillermo fue incurrida por el mantenimiento de la armada inglesa y por el pago de los subsidios con los cuales él había mantenido a los aliados. En 1694 la asociación de ricos mercaderes británicos llamadas a sí mismos el Banco de Inglaterra fue formada con el propósito expreso de proveer dinero para pagar los gastos de la guerra. Ellas no se abastecían con oro en grandes cantidades, sino, con créditos inmediatamente disponibles. Esto es decir que los mercaderes quienes poseían o podrían manejar grandes créditos tanto en casa como afuera, se comprometieron a cancelar con sus créditos las deudas incurridas por el gobierno, y al mismo tiempo se comprometieron a no presentar las pagos que habían adquirido así del gobierno, a condición de que el gobierno les pagara un interés anual. La inmediata deuda flotante del gobierno es cancelada, tan pronto como el gobierno está involucrado, y cesa en consecuencia de afectar el valor de la unidad monetaria. En lugar de la carga de deudas reclamando por el pago, hay sólo los intereses de la deuda, probablemente no más que el 5 o 6% del capital, una cantidad que bajo circunstancias normales un país no tiene dificultades en saldar.

Yo he insistido en la situación financiera de 1696 por la razón de que expone mejor que cualquier otro caso con el cual yo estoy informado la falacia de los argumentos de los defensores de la teoría de un estándar metálico. Para ellos el estándar es una pequeña pieza de metal, y tan pronto como nadie reduce su tamaño o mixtura con escoria o cercenando pedazos de ella, debe permanecer invariable, a menos, en verdad, que el gobierno de fuerza corriente a su papel moneda, que sostienen los economistas son promesas de pagar en el metal estándar, y que, por lo tanto, caen cuando la promesa no puede ser redimida.

Page 10: La Teoria Monetaria Del Credito

Ahora, en el caso bajo examen no puede sostenerse, como lo hizo el comité sobre el Bullion de 1810 que la caída en el valor de la libra se debió a una excesiva emisión de billetes del Banco de Inglaterra, porque, habiendo sido recién creado el banco, no podía haber existido una gran circulación de billetes. Ni puede ser atribuida a una circulación forzosa de billetes del gobierno, como en el caso de la guerra civil americana, porque en esa instancia no había papel moneda del gobierno. Y en consecuencia, los hechos de la situación económica son ignorados, se atribuye el cercenamiento a la monetización.

Aquellos que hablan locuazmente de la depreciación de la unidad monetaria a través de manipulaciones de la acuñación no se dan cuenta cuan dificultoso es llevar adelante un cambio en los estándares de medida a los cuales la gente a estado acostumbrada por un largo uso. Aún cuando el dinero del gobierno se ha depreciado permanentemente y fijado a un nivel menor, los banqueros han, como lo muestra la historia, estado lentos para adoptar el nuevo estándar.

Aún los gobernantes más fuertes dudan en comprometerse en la dificultosa tarea de cambiar el sistema existente de pesos y medidas. Cada científico en Inglaterra y EEUU esta a favor de introducir el sistema métrico de pesas y medidas, y (en Inglaterra) un sistema decimal de dinero, y el cambio ha sido predicado y defendido por muchos años, pero sin éxito. No, preguntarnos si creemos que el cercenador maneja un poder que lo capacita a cambiar el patrón de nuestro dinero es abusar de nuestra credulidad. Porque, aún cambios más pequeños que los mencionados han sido atendidos con grandes dificultades. Aunque en Inglaterra los pesos y medidas han sido estandarizados por ley, medidas locales, estándares locales todavía subsisten y están en el uso diario. Se requirió de la gran revolución en Francia para cambiar sus estándares y el comercio al menudeo en el país todavía es calculado en sous, en lugar de en francos oficiales o centímetros. En Egipto el campesino todavía divide su piastre en 40 faddahs, aunque el faddah ha sido muerto hace muchos años y el millieme es el cambio oficial.

Este ligero resumen de la Teoría del Crédito del dinero que yo he sido capaz de dar en el espacio que me asignaron en el número de mayo de 1913 del Journal y la indicación sumaria en ese y en el presente número de la evidencia que soporta la teoría, que el estudiante de los caminos pocos frecuentados de la historia puede esperar encontrar –esto debe ser suficiente para el presente. Yo no espero que la conversión a la nueva doctrina será rápida, pero cuanto más los problemas formales del dinero y la moneda y los bancos son estudiados, más seguro es que la teoría metálica del dinero debe ser abandonada antes de muchos años. Literalmente no hay ninguno de estos problemas que puedan ser explicados con la vieja teoría. No hay literalmente ninguna evidencia que, cuando la sopesamos y cernimos, apoyen la teoría metálica estándar. El hecho de que la unidad monetaria es una cosa distinta de la acuñada no es un descubrimiento nuevo. Fue apuntado por un distinguido economista, Sir James Steuart, quién escribió antes de los días de Adam Smith, y entre los escritores modernos Jevons llamó la atención sobre este fenómeno. El frecuente uso de la expresión “moneda de cuenta” y “moneda ideal” entre los viejos escritores muestra que la idea era familiar para muchos. Como la edad media pasaba, y el incremento de los gastos del gobierno provocaron un gran incremento en la cantidad de monedas,, el dinero se empezó a identificar con acuñación, que circulaba en abundancia cuando los negocios eran buenos, y que desaparecía en épocas de miseria cuando había poco que

Page 11: La Teoria Monetaria Del Credito

comprar y vender. Otra vez surgió la ilusión popular que la abundancia de monedas significa prosperidad y que la carencia de ellas era la causa de la pobreza. Cuando los reyes intentaron satisfacer la necesidad por medio de la acuñación, las nuevas piezas desaparecían en los malos tiempos igual que las viejas, y el fenómeno podía sólo ser explicado por el supuesto de que personas malignas las exportaban, las fundían o las atesoraban para su ganancia privada, y pesadas penalidad fueron decretadas contra los criminales, quienes por sus actos sumergieron al país en la pobreza. Sin duda una cierta cantidad de exportación y fundición tuvo lugar, cuando las monedas de alto valor intrínseco (una pequeña proporción del total), la monnaie blanche, como fue llamada en Francia, crecía por encima de su valor oficial, pero lo absurdo del clamor popular por más monedas está bien expuesto por ese fino economista viejo, Boisguillebert, quien apunto que la aparente abundancia y escasez de monedas era engañosa, y que la cantidad de monedas era la misma en ambos casos, siendo la única diferencia que mientras los negocios eran activos, comparativamente pocas monedas por su rápida circulación parecían ser muchas; mientras que en los días de disturbios financieros, cuando los negocios estaban, como ocurría frecuentemente en la edad media, casi detenidos, las monedas parecerían ser escasas.

El presente escrito no es el primero en enunciar la teoría del crédito de la moneda. La distinción pertenece al remarcable economista Macleod. Muchos escritores han sostenido, por supuesto, que ciertos instrumentos de crédito deben ser incluidos en el término “dinero”, pero Macleod, es casi el único economista que yo conozco que ha tratado científicamente la banca y el crédito5, sólo vio que el dinero era identificado con el crédito, y estos artículos son así un desarrollo más consistente y lógico de sus enseñanzas. Macleod fue un adelantado a su tiempo y la falta de un adecuado conocimiento histórico le impidió darse cuenta que el crédito era más antiguo que el más temprano uso de las monedas de metal. Sus ideas por lo tanto nunca se aclararon totalmente, y él fue incapaz de formular la teoría básica que ventas y compras son intercambios de un bien por un crédito y no por una pieza de metal o alguna otra propiedad tangible. En esa teoría radica la esencia de la total ciencia del dinero.

Pero aún cuando hemos entendido esta verdad hay aún oscuridades que en el presente estado de nuestro conocimiento no pueden ser eliminadas por completo.

¿Qué es una unidad monetaria? ¿Qué es un dólar?

Nosotros no lo sabemos. Todo lo que sabemos con certeza – y deseo reiterar y enfatizar el hecho que sobre este punto la evidencia que en estos artículos yo he sido capaz de indicar brevemente, es clara y conclusiva- todo, yo digo, lo que nosotros conocemos es que el dólar es una medida del valor de todas las mercancías, pero no es en sí mismo una mercancía, ni puede ser incorporado en alguna mercancía. Es intangible, inmaterial y abstracto. Es una medida en términos de créditos y deudas. Bajo circunstancias normales, parece tener el poder de mantener su adecuación como una medida por largos períodos. Bajo otras circunstancias pierde este poder con gran rapidez. Se deprecia fácilmente por el excesivo endeudamiento, y una vez que esta depreciación ha sido confirmada, parecería 5 La teoría de Goschen de los intercambios externos debe ser incluida entre los tratados científicos del crédito. Los recientes trabajos de Hartley Withers, “el significado del dinero” y “Cambiando el dinero” son prácticamente más que tratados científicos. Ellos son indispensables para los estudiantes.

Page 12: La Teoria Monetaria Del Credito

excesivamente dificultoso y quizás imposible recuperar su posición previa. La depreciación (o parte de ella) parece ser adquirida permanentemente; aunque hay una diferencia en esto respecto a la depreciación en términos de moneda extranjera y una depreciación de los precios de compra de la unidad de crédito en su propio país.

Pero mientras la unidad monetaria puede depreciarse, nunca parece apreciarse. Un crecimiento general de los precios a veces rápido y a veces lento es un rasgo común de toda la historia financiera; y mientras un rápido crecimiento puede ser seguido por una caída, la caída no parece ser nada más que un retorno al estado de equilibrio. Yo dudo si hay alguna instancia de caída a un precio más bajo que el que prevalecía antes de la caída, y cualquier aproximación a la caída de los precios, denotando un incremento continuo en el valor del dinero, parece ser desconocida.

Lo que mantiene la firmeza de la unidad monetaria (en tanto como ella sea firme) parece ser lo que Adam Smith llamó la “elevación del mercado”, el esfuerzo de la guerra que se está produciendo constantemente entre compradores y vendedores, los primeros para pagar lo menos de las cosas preciosas como sea posible, los últimos para adquirir tantas como sea posible. Bajo condiciones perfectamente normales, es decir cuando el comercio es llevado sin disturbios violentos, de cualquier causa, estas dos fuerzas están probablemente bien balanceadas. Su fuerza es igual, y ninguno puede obtener ventaja material sobre el otro. En el quieto aislamiento de estos pacíficos países que siguen su camino sin estar influenciados por las guerras o los desarrollos materiales de países más extremos, los precios parecen tener remarcable regularidad por largos períodos.

La más interesante aplicación práctica de la teoría monetaria del crédito, pienso, se encontrará en la relación entre los sistemas monetarios conocidos como el patrón oro y el crecimiento de los precios. Distintos economistas actuales sienten que esa relación existe y la explican con la teoría de la depreciación del valor del oro debido a la operación de la ley de la oferta y la demanda, una ley, sin embargo, que apenas puede ser considerada aplicable en este caso.

Sabemos como trabaja en el comercio ordinario. Si la producción de un bien crece a una tasa mayor que la demanda, los comerciantes, encontrando que su stock se está haciendo indebidamente grande, bajan los precios para encontrar un mercado para el excedente. La disminución de los precios es un acto consciente.

No es así, sin embargo, en el caso del oro, el precio del cual, estimado en dinero, es invariable; y nosotros debemos buscar otra razón. Será, creo, encontrada en la teoría aquí adelantada que el valor de un crédito sobre un deudor depende de una ecuación entre la cantidad de deuda inmediatamente pagable por el deudor y la cantidad de créditos que el tiene inmediatamente disponibles para la cancelación de sus deudas.

Cuando vemos en un país signos de una continua caída en el valor de la unidad de crédito, encontraremos, si miramos cuidadosamente, que es debida a una deuda excesiva.

Hemos visto en la edad media como los precios crecieron debido a la falla de los gobiernos consecutivos a través de Europa para observar la ley de la ecuación de deudas y créditos. El

Page 13: La Teoria Monetaria Del Credito

valor de la unidad monetaria cayó debido al exceso constante de deudas del gobierno sobre los créditos que podían ser estrujados por los impuestos sobre gente empobrecida por los saqueos de las guerras y las plagas y hambrunas y murral que los afligían.

Si no estoy equivocado encontraremos en los días actuales un resultado similar de causas muy diferentes. Encontraremos, en parte como consecuencia de nuestros sistemas de monedas, naciones, gobiernos, banqueros, todos combinados para contraer obligaciones inmediatas grandemente en exceso de los créditos disponibles para hacerles frente.

Nosotros imaginamos que, manteniendo el oro a un precio fijo, sostenemos el valor de nuestra unidad monetaria, mientras que, en los hechos, estamos haciendo justo lo contrario. Cuanto más tiempo mantengamos el oro a su precio presente, mientras el metal sigua siendo tan abundante como ahora, más depreciaremos nuestra moneda.

Intentemos hacer esto claro.

En el artículo previo expliqué la naturaleza de una moneda o certificado y como ellos adquirían su valor por los impuestos. Es necesario tener la explicación claramente en mente para que lo que sigue sea inteligible. Para comenzar ampliaremos la explicación, y presentaremos el problema en un aspecto un tanto diferente.

Estamos acostumbrados a considerar la emisión de dinero como una bendición preciosa, y la tasación como una carga que es apta para transformarse bien pronto en intolerable. Pero esto es la inversa de la verdad. Es la emisión de dinero lo que es una carga y los impuestos los que son una bendición. Cada vez que una moneda o certificado es emitido una solemne obligación es puesta sobre la gente del país. Un crédito sobre el tesoro público está abierto, se ha incurrido en una deuda pública. Es verdad que una moneda no significa transferir una obligación, no hay ley que imponga una obligación, y el hecho no es generalmente reconocido. Es no obstante la simple verdad. Un crédito, no puede ser tan habitualmente o tan enfáticamente afirmado, es un derecho a “satisfacción”. Este derecho depende no sobre un estatuto, sino una ley común o acostumbrada. Es inherente en la verdadera naturaleza del crédito a través de todo el mundo. Es crédito. Las partes pueden, por supuesto, acordar entre ellas la forma en que esa satisfacción tendrá lugar, pero hay una forma que no requiere negociación o acuerdo, el derecho a quien mantiene el crédito (el acreedor) a devolver al emisor de la deuda (el deudor) el reconocimiento del último u obligación, cuando el primero a su turno se transforme en deudor y el último acreedor, y cancelen así las dos deudas y los dos créditos. A debe a B y le da su obligación o reconocimiento de deuda. Poco después, B se transforma en deudor de A y le devuelve el reconocimiento. Las deudas de A a B y de B a A, los créditos respectivos son de esta manera canceladas.

Nada sino un crédito da este común derecho penal, y en consecuencia cada documento o instrumento, en cualquier forma o de cualquier material, que da derecho de cancelación a una deuda retornándola a su emisor como un documento de crédito, un reconocimiento de deuda, un “instrumento de crédito”.

Ahora, una moneda del gobierno (y por lo tanto también un billete del gobierno o un certificado que representa una moneda) confiere este derecho a quienes los poseen, y no

Page 14: La Teoria Monetaria Del Credito

hay otro derecho esencialmente necesario atado a él. Quien tiene una moneda o un certificado tiene un derecho absoluto para pagar cualquier deuda al gobierno presentando esa moneda o certificado, y este derecho y nada más lo que le da su valor. Es inmaterial sea o no el derecho transmitido por un estatuto, o aún si pueda existir una estatuto de ley definiendo la naturaleza de una moneda o certificado de otra manera. Las definiciones legales no pueden alterar la naturaleza fundamental de una transacción financiera.