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LAS IDEAS POLíTICAS DE MORELOS Por JosÉ VAL ERO SILVA Temamos el inexorable juicio de la po:;- teridad que nos espera; temamos a la historia que ha de presenta r al mundo el cuadro de nu estras acciones y así, ajustemos escrupulosamente nuestra ducta a los principio s más sanos de reli- gión, de honor y de política. (DiscUTSO para el Congreso de cingo. José María Morelos y Pavón.) Advertencia El objeto de este estudio sobre don José María Morelos y Pavón, es el de intentar conectar su pensamiento desarrollado en el mundo colonial novohispano, con las corrientes política,> de la época y con los filósofos y hombres de acción que influ- yeron especialmente en la obra legislativa, que dio al héroe criollo una personalidad distinta, que la de sólo caudillo mi- litar. Existen muchas páginas escritas acerca del personaje, y si bien es cierto que varios autores han procurado identificarlo como hombre extraordinario por su mentalidad política, tam- bién es verdad que resulta necesario y práctico elaborar un es- tudio interpretativo de naturaleza históri ca y política., para hacer del dominio público el conocimiento relativo a los víncuc los del hombre con sus hechos y antecedentes, y no sólo con- formarse con los resultados ya plasmados en sus decretos, ma- nifiestos, circulares y demás documentos de primera mano sobre esta cues tión. Morelos ha sido objeto de biografías y revisado desde m:lchos ángulos , por diversos autores de todas las calidades, y no pocas veces se han reproducido casi la mayoría de los docümentos más importantes del acervo político que comprende su obra

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TE:\IPORANEA

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LAS IDEAS POLíTICAS DE MORELOS

Por JosÉ VALERO SILVA

Temamos el inexorable juicio de la po:;­teridad que nos espera; temamos a la historia que ha de presentar al mundo el cuadro de nuestras acciones y así, ajustemos escrupulosamente nuestra con~ ducta a los principios más sanos de reli­gión, de honor y de política. (DiscUTSO para el Congreso de Chilpan~ cingo. José María Morelos y Pavón.)

Advertencia

El objeto de este estudio sobre don José María Morelos y Pavón, es el de intentar conectar su pensamiento desarrollado en el mundo colonial novohispano, con las corrientes política,> de la época y con los filósofos y hombres de acción que influ­yeron especialmente en la obra legislativa, que dio al héroe criollo una personalidad distinta, que la de sólo caudillo mi­litar. Existen muchas páginas escritas acerca del personaje, y si bien es cierto que varios autores han procurado identificarlo como hombre extraordinario por su mentalidad política, tam­bién es verdad que resulta necesario y práctico elaborar un es­tudio interpretativo de naturaleza histórica y política., para hacer del dominio público el conocimiento relativo a los víncuc los del hombre con sus hechos y antecedentes, y no sólo con­formarse con los resultados ya plasmados en sus decretos, ma­nifiestos, circulares y demás documentos de primera mano sobre esta cuestión.

Morelos ha sido objeto de biografías y revisado desde m:lchos ángulos, por diversos autores de todas las calidades, y no pocas veces se han reproducido casi la mayoría de los docümentos más importantes del acervo político que comprende su obra

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36 ESTUDIOS DE HISTORIA MODERNA Y CONTEMPORÁNEA

legislativa. En tal virtud, me apartaré de su biografía como fin y de la observación o transcripción d.irecta de sus docu­mentos sin análisis, para ceñirme al método de interpretar el desenvolvimiento de su personalidad histórica, de acuerdo con los aspectos que sin duda fueron el objeto de su mayor preocu­pación.

La lucha armada para la conseCUCIOn de la independencia de la Nueva España, se inició el 16 de septiembre de 1810, Y por eso Morelos quiso .que este d.ía se declarara como de fiesta nacional. Siempre le tuvo culto y veneración al cura Miguel Hidalgo y Costilla y desde que se separó de él, después de la única entrevista que ios juntó, luchó por la misma causa; con la ventaja de que el encargado de la conquista del sur y de la toma de Acapuleo, no sólo iba a ser su seguidor, sino el intér­prete de su probable ideario. Independientemente de la apor­tación de sus propias id.eas libertarias.

La independencia de los países hispanoamericanos respecto de la Metrópolis, fue un fenómeno complejo dado en la histo­ria universal y caracterizado por una serie de acontecimientos que si bien tienen antecedentes relacionados o afines, todos se unifican en el colapso peninsular motivado por la inva­sión napoleónica sobre España. Entonces nació el ambiente favorable · para poner en práctica las teorías exóticas, que ya no se consideraban perturbadoras de la evolución y de la nor­malidad del mundo español cristiano. Por eso los americanos que sab{an pensar, se pudieron levantar por la independencia de la colonia, tomando como base sus derechos de "vasallos". También con este fundamento, se habían unido los penin­sulares, para salvar el Reino contra el ilegítimo rey José Bo­naparte. Sin · embargo, esta oportunidad sólo la vieron unas cuantas personas, y en verdad la masa del pueblo no conocía lo que pasaba. La actitud libertaria adoptada por los precursores de nuestra independencia, jamás se significó como algo que iba contra el orden intocable de Dios y menos contra del Rey, que estaba prisionero. Al contrario, tenía sentido cualquier movimiento que se intentara contra Bonaparte, pues lejos de ser antipatriótico, representaba finalidades redentoras para la humillada monarquía de España, que venía viviendo precipi­tadamente su decadencia colonial, especialmente desde la época de CarloS' III. Éste, por el Pacto de Familia, imprudentemente

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LAS IDEAS POLÍTICAS DE MORELOS 37

había sancionado en el tratado de París, la independencia de los Estados Unidos de Norteamérica. El Rey no atendió las advertencias de su ministro Conde de Aranda. Desde entonces quedaron legitimadas las armas como medio apropiado para este tipo de luchas, y la actitud española dio a Inglaterra razo' n es suficientes para soliviantar las independencias de los países hispanoamericanos, ya muy resentidos desde la expulsión de los jesuitas, maestros muy respetados. Lo anterior, junto con la Ilustración propagada desde Francia, con su significación universalista, sirvió a Morelos para compenetrarse de los prin­cipios que desarrolló principalmente durante la etapa de 1812 a 1814; y que antes, en cierto modo habían ambientado: la postura política del síndico Verdad "intérprete del púbiico" ; el encumbramiento y caída del virrey don José Iturrigaray; el desarrollo del pensamiento de la milicia criolla que convivió con los soldados expedicionarios acantonados en Jalapa, y que eran dueños de un valioso patrimonio de ideas liberales; y muchos de los sentimientos de los grupos privilegiados de la colonia, en relación a los acontecimientos de España. Sobre este último asunto, los españoles americanos pensaron en dos soluciones para la independencia: o tratar de lograrla por la ruptura violenta o bien conseguirla por evolución al través de las Cortes reunidas en España, con representación de los dominios, para el efecto de constituir un mundo hispánico. No dejaron de tener valor significativo por estos años, varios as­pectos políticos de valor local que fueron frustrados; como por ejemplo, la conspiración de Valladolid de los hermanos Nicolás y Mariano Michelena, García Obeso, Manuel Muñii, el licenciado Soto Saldaña, y otros, que quisieron provovar un alzamiento general sin derramar sangre. Todos estos aspectos juntos, produjeron el clima favorable y las circunstancias histó­ricas adecuadas para que los primeros héroes buscaran la inde­pendencia respecto de la península. Hidalgo y los insurgentes más notables, en forma enérgica y prematura trataron de con­seguirla, y por cierto, muy pocos la entendieron en su verda­dero significado. Al principio, la lucha estuvo disfrazada con la bandera de viva Fernando VII, que la hacía ver como un proce­so normal histórico; además de que se apoyó en el grito vincu­lador, de "viva la virgen de Guadalupe", cuando aún no exis­tia un sentimiento nacional mexicano.

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38 ESTUDIOS DE HISTORIA MODERNA Y CONTEMPORÁNEA

mejor a los hombres importantes que se estudian, especiar. mente en su pensamiento y posición histórica, vale la pená referir algo al respecto sobre don José María Morelos, y Pa­vón. Él ingresó tardíamente al grupo de las gentes letradas de la Nueva España pues sus primeros veinticinco años de edad, los consumió en la arriería (seis años) y como vaquero (11 años), hasta que por fin pudo llegar al punto, por sus

estudios religiosos e influencias liberales, de entender el por qué de la oposición de los intereses entre "los que lo poseen todo y los que nada tienen"; y de comprender el negativo sentido de la vida para los esclavos respecto a sus dueños, dado en un marco social formado por los peninsulares, los criollos, los mestizos, los indios y las castas, que por sus des­tacables diferencias, dieron a nuestro movimiento libertario un sentido social que supo captar Morelos en forma muy in­teresante. Esto lo hizo de acuerdo con su formación culturai, adquirida en aquel entonces por el único camino que per­mitía canalizar las inquietudes intelectuales: esto es por la senda eclesiástica. Así, lo primero que aprendió sin ser sobre­saliente, fue gramática latina y retórica, en una escuela pa­rroquial. Por lo que hace a otros aspectos de su preparación, se puede decir con el profesor Teja Zabre, que no se cono­cen los papeles, libros o folletos que pudo haber leído hasta 1792, año en el que solicitó entrar al colegio de San Nicolás del que pasó al Seminario Tridentino, donde se ordenó con escasa preparación por la necesidad de religiosos que habia en su tiempo. En efecto, estaban por cubrirse en el territorio de Michoacán muchos curatos pobres y apartados.

Parece que en esta etapa Morelos ya había tomado contac­to con la filosofía escoiástica, en la "que sacó primer lugar", y con la teología moral, hasta alcanzar el grado de bachiller en Artes, en la Universidad Pontificia de México. Con tan escasa preparación, si tomamos en cuenta la dimensión de su figura como ideólogo de la revolución de independencia, pe­netró en el ambiente de las nuevas ideas que eran precisa­mente en las que se había formado el cura Hidalgo, que in­fluyó indiscutiblemente sobre Morelos; aunque no como maes­tro suyo porque no lo fue.

Como Morelos no convivió dentro del mundo de los in­telectuales, resulta muy interesante tratar de captar su sensi­bilidad tan apropiada para entender el nuevo orden universal del pensamiento político a principios del siglo XIX, en el que

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NTEMPORÁNEA

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LAS IDEAS POLÍTICAS DE MORELOS 39

la gente hablaba y discurría sobre muchas cosas de carácter público. Morelos, de mentalidad e intuición sobresalientes, pudo madurar su pensamiento en los primeros años de lucha, y crecer en su pequeña sabiduría por los caminos que le fran­quearon sus instintos patrióticos; esto ocurría cuando casi era imperceptible la independencia política absoluta de la Nueva España. En justicia debe aclararse, que mucho le de­bieron ayudar en este aspecto ·a Morelos sus preparados co­laboradores, como el padre Vicente Santa María, el licenciado Carlos María Bustamante, don Andrés Quintana Roo y otros patriotas insurgentes.

Existe una gran diferencia entre el Morelos que con corte­dad y gracia de pocos relieves se presentó el 20 de octubre de 1810 frente a Hidalgo, para ofrecerse como capellán del ejército insurgente, después de informarle que estaba decidido a abandonar su curato para ir a la lucha; y el Morelos, que en su plan primitivo de conducta militar y política, propuso conciliación y concordia para producir menos daños a la nación y evitar el derramamiento de sangre, pues estaba seguro que con algunas reformas poco a poco se iría ganando la indepen. dencia; al Morelos de los 23 puntos Constitucionales o Senti­mientos de la Nación. Los 23 puntos Constitucionales contie­nen esencialmente su pensamiento patriótico, expresado sin inmediatas influencias al dictarle su articulado, como un ins· pirado, a Quintana Roo (véase apéndice) .

Según la propia versión de Morelos, que fue cura de Ca· rácuaro, hombre tan sensible para percibir los problemas como rápido para pensar en sus soluciones, y aún más, para llevar éstas a la práctica; en Valladolid, a fines de 1809, oyó habiar de los acontecimientos habidos en México durante la época del virrey Iturrigaray, como consecuencia de las abdicacio­nes que llevaron al trono de España a José Bonaparte y que tuvieron como preámbulo la caída de Manuel de Godoy y las renuncias reales provocadas en Aranjuez. Si bien es cierto que el ayuntamiento de México dio respuesta al gnve proble­

. ma político planteado, el virrey declaró en la Gaceta Extra­ordinaria de México (12 de agosto de 1808) no estar sujeto a autoridad distinta que la legítima de Fernando VII, y que por eso no obedecería a ninguna J unta Suprema que se es­tableciera, al menos que fueran "inauguradas, creadas o for­madas por S. M.". De este modo, lturrigaray planteaba una independencia tan deformada, que Morelas seguramente la

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40 ESTUDIOS DE HISTORIA MODERNA Y CONTEMPORÁNEA

debió desechar de plano de acuerdo con sus antecedentes cul­turales: conocía los libros de "Grocio, Echarri, Benjumea, Mo?te?;gro y o:,ros" , según lo declaró en el proceso que se le SlgUIO en el ano de 1815. Respecto al primer autor, o bien Hugo le dejó sentir ideas justas sobre el derecho de gentes; u otras su hermano Guillermo que escribió un Derecho natural, derecho que en su noción persistente y a la vez cambiante, responde a concep~os que siempre han preocupado a los juris­tas por. ser estos mmutables y tener como causa primera a la propia naturaleza. Con estos antecedentes, debió de chocar la conciencia de Morelos con el estado político que guardaba la Nue,v~ Espa~a, por aquella época, al mismo tiempo que en su espaltu qUIza se planteaban claramente cuestiones como est~s: ¿por qué el "~eyno" . está s~jeto a la Península?; ¿por que eXisten tantas diferenCias sOCiales?; ¿cuál es la razón de la in.~an:ia y la m~seria y de la discriminación burocrática y ec~e.slastlca que eXisten entre las gentes que componen la fa­milia novohlspana? Él sabía que en el orden religioso cristia­no s.e debía de partir de la igualdad absoluta; concento que teóncamente conocía muy bien. Pero sobre todo, Morelos debió haber reflexionado muchas veces sobre el asunto más inn:ediato y que precisamente dio lug'ar al sacudimiento co­lomal de 1808: ¿Tenía razón El Real Acuerdo de la Nueva España. que, deseando guardar el estado de las cosas, no le importó subsanar el hueco de la soberanía cuando tuvo luo-ar la prisión de los reyes?; ¿Tenía razón el Ayuntamiento? É~te, reunid? el 16 de julio por Primo Feliciano Verdad, después de deliberar tres días, entregó a Iturrigary una representa­CIOn que detallaba los distintos ángulos de la invasión fran­cesa, y decía que la nación era libre para tomar sus delibera­ciones. Exhortaba a la vez al virrey para que continuara al ~ando junto con las demás autoridades coloniales, previo Ju.ramento, para mantener la seguridad y los derechos del remo de acuerdo con las leyes; por las siguientes razones: por­que la abdicación de los reyes españoles estaba viciada de origen en cuanto al otorgamiento de la voluntad, situación que la hacía nula; porque dicha abdicación además de ir con­tra el concepto de legitimidad de orden divino, se oponía a la tradición originada en la época de Carlos V, la cual pro­hibía enajenar y donar los dominios españoles, y que sólo tuvo como excepción, la venta que el Emperador hizo de las Molucas. Y sobre todo, porque a falta de monarca por

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TEMPOR.Á..NEA LAS IDEAS POLÍTICAS DE MORELOS 41

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·imer autor, o bien ~recho de gentes; u 11 Derecho natural) la vez cambiante,

¡cupado a los juris­::> causa primera a , debió de chocar la tico que guardaba mo tiempo que en e cuestiones como

, clases que lo formaban, y porque muy especialmente, los órga­nos de voz pública y administración de justicia, en última instancia, eran depositarios sagrados de la soberanía. Los crio­Hos decían que después de mantener la colonia con energía, se la devolverían a Carlos IV en su oportunidad. Sin em­bargo, más tarde, se modificó el primitivo criterio, y se habló de la representación americana por medio de las Cortes. Final­mente ¿tenía la razón Iturrigaray investido de una autoridad no conectada con la Junta de Sevilla, ni con la soberanía del reino y que casi daba un virrey independ iente? O bien, ¿eran justas las pretensiones de los españoles de acuerdo con la ma­durez de la colonia, para que ésta siguiera en calidad de de­

a Península?; ¿por uál es la razón de

pendiente?, y dado el orden' de cosas llegaba hasta la jurisdicción de Dios

¿ya no era delito que o al de lesa majestad.

ción burocrática y e componen la fa­~n religioso cristia­uta; concepto que )re todo, Morelos bre el asunto más

ir contra la dependencia de España? Preguntas como éstas o similares debió haberse planteado

la inteligencia de Morelos, personaje que sin duda pertene­ció al pequeño grupo pensador de la Nueva España. Por su parte, él era capaz de tener ideas propias y opiniones sólo limitadas por sus sentimientos y por su cultura, en el terreno

1 sacudimiento ca­ político, dentro de un marco económico y social que le dolía

lerdo de la Nueva en carne propia, y que oportunamente supo clasificar. Por

le las cosas, no le cuando tuvo lugar yuntamiento? Éste, o Verdad, después .y una representa­~ la invasión han­

eso pudo dar soluciones pertinentes en su obra legislativa. Con este resentimiento justificado en sus días contra el

gTUpO peninsular, Morelos se sintió con derecho a pensar y a revisar el pasado hasta su momento actual; y como era hom­bre de acción seguramente dio varias soluciones en su imagi­nación al problema central. Al principio éstas no tuvieron

amar sus delibera­ más resonancia que dentro de su propio temperamento y qui­

que continuara al coloniales, previo

los derechos del

zá materialmente dentro de la jurisdicción de su curato, donde sin duda fue él el primer incomprendido del lugar; aun por aquellos que sufrían sus mismas angustias, aunque en su caso

~ntes razones: por­estaba viciada de

deformadas por la ignorancia y la miseria. Morelos debió sen­tirse como una fiera hambrienta, encerrada y provocada hasta

oluntad, situación que llegó a su conocimiento el movimiento de Dolores, que

además de ir con­ encabezó nada menos que su admirado y respetado ex Rector

divino, se oponía los V, la cual pro­ñoles, y que sólo nperador hizo de

de monarca por

de San Nicolás, fino teólogo, hombre inquieto en todos los aspectos y de grandes miras, que fue Miguel Hidalgo. Éste, desde la época en que se le había apodado "El Zorro" hasta el día que se le excomulgó, siempre había ido contra el mun­do corriente con innovaciones intelectuales, faltas graves a sus

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42 ESTUDIOS DE HISTORIA MODERNA Y CONTEMPORÁNEA

votos, realizando utopías censuradas, hasta que al fin pudo l~grar "ponerle el ~as~abel al gato" cuando dio el grito ini­eral de nuestro mOVimIento emancipador. Hidalo-o fue el mo­~elo que si~uió Morelos hasta que supo convertirse en arque­tipO de la mdependencia. "Al principio de octubre de 1810 -declaró Morelos- tuvo noticia en su curato de Carácuaro por don Rafael Guedea, dueño de la hacienda G-uadalupe, que se había movido una revolución en el pueblo de Dolores, y 9ue la acaudillaba su cura don Miguel Hidalgo, quien asi­mismo supo que marchaba con una reunión sobre la ciudad de Valladolid, con cuyo motivo salió el exponente a informar­se de ~os que obligaban aquel movimiento, porque ya había advertIdo a algunos europeos, que emigraban de Pátzcuaro, Valladolid y demás poblaciones contiguas, temiendo un funes­to resultado por las marchas de Hidalgo: que en efecto, en­contró a éste en la ciudad de Charo, después de haber salido de Valladolid dejando esta ciudad por suya, y con dirección a México, y habiéndole prevenido que lo acompañase hasta Indaparapeo, aquí le aseguró que los motivos que tenía para aquel movimiento re~olucionario eran los de independe-ncia a que todos los amencanos se veían obligados a pretender." Probablemente Mo.relos en esta reunión sólo escuchó a gran­des rasg~s la esenCIa de las metas a conseguir, pues ni hubo muc,110 ~Iempo par~ ~tra cosa e. Hidalgo apenas venía madu­rana? CIertos pnnerplüs de gobIerno que DO pudo organizar p:evIament~, y~ que. l~ ?e~~ncia de la conspiración de Que· re~aro pre:lpIto la lDIClaClün del .movimiento emancipador. MIguel HIdalgo, con fe en la acción popular y sacrificando con entereza su posición personal de acomodado y consecuen­t~mente la religiosa, intentó romper el orden de cosas por me· dlO de la fuerza; y todo para alcanzar la culminación de sus ideas avanzadas en reforma social q \le culminaron con el de­creto que abolió la esclavitud, las castas, los títulos, y unos estancos, el 6 de diciembre de 1810. Don José María Anzore­na prob.aJ:>lemente por ordenes e inspiración de Hidalgo, el l~ de"dlerembre de 1810 había dado un bando que en parte dice: Establezcamos un congreso que se componga de repre­sentante~ de todas las ciudades, villas y lugares de este Reyno, que temendo por objeto principal mantener nuestra santa religión, dicte leyes suaves, benéficas y acomodadas a las CiT­cu~stancias de cada pueblo: ellos entonces gobernarán con dulzura de padres, nos tratarán como a sus hermanos, desterta-

LAS mE

,in la pobreza moder, tracción de su dinero. dustria, haremos uso . nuestros feraces paíse~ rán sus habitantes de de la naturaleza ha ¿ (Documentos jJara la Hernández y Dáva1os, grama" en cierto mo( dos ministerios, y con das a don Pascacio O ciembre de 1810) cm embajador de los insu Unidos. . De la entrevista Hi. dlOS concretos: uno, e ciones dadas al cura d q ue éste recibió sobre r elos menciona como base Morelos partió "( tes del Sur", y esta fra nos una pregunta: ¿A concepto de patria cap buscar la independenci mente poblado?; y si r: un ejército para dicha 40 histórico, social y p mo origen? Quizá se de que Morelos conced la causa, además de qu él en sí, era otra gara valido de la "idea" de material y cristiano, y nal capaz de llevar a I Esto es, se apoyó en 1< virgen mexicana que que se opuso a la Vil jerarquía entre la mil bien que el estandarte material unificador, Sl

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INTE;\!PORÁNEA

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e no pudo organizar :onspiración de Que­l1iento emancipador. )pular y sacrificando modado y consecuen­den de cosas por m e­1 culminación de sm dminaron con el de· ;, los títulos, y unos 1 José María Anzore­teión de Hidalgo, el bando que en parte componga de repre­

19arcs de este Reyno, ltener nuestra santa lcomodadas a las cir ­lces gobernaTán con IS hermanos, desterra-

LAS lDEAS POLÍTICAS DE MORELOS 43

rán la pobreza moderando la devastación del Reyno, y la ex­tracción de su dinero, fom entarán las artes, se avivará la in­dustria, haremos uso libre de las riquísimas producciones de nuestros feraces países, y a la vuelta de pocos años disfruta­rán sus habitantes de todas las delicias que el soberano autor de la naturaleza ha derramado sobre este basto continente" (Documentos para la hist01"ia de la guerra de independencia. Hem ández y Dávalos, II, 1878, p. 303) . Esta especie de "pro­grama" en cierto modo quedó reforzado con la creación de

os ministerios, y con las facultades plenipotenciarias otorg<'_­das a don Pascacio Ortiz de Letona (Guadalajara, 13 de di­ciembre d e 1810) con el objeto d e que se acreditara como embajador de los insurgentes ante el gobierno de los Estados Unidos. . De la entrevista Hidalgo-M orelos podemos afirmar dos he­cnos concretos: uno, el nombramiento otorgado y las instruc­ciones dadas al cura de Carácuaro; y el otro, las indicaciones que éste recibió sobre la organización del gobierno y que Mo­relos menciona como "elementos constitucionales" . Con esta base Morelos partió "con violencia a correr las tierras calien­tes del Sur", y esta frase nos obliga cuando menos a plantear­nos una pregunta: ¿Acaso las masas novohispanas tenían un concepto de patria capaz de unirlas en una causa común para buscar la independencia de un vastísimo tenitorio heterogénea­mente poblado?; y si no era así, ¿cómo pudo Morelos integrar un ejército para dicha causa, pues la lucha que tuvo su senti­do histórico, social y político no la hacieron hombres del mis­mo origen? Quizá se podría buscar como respuesta el hecho de que Morelos concedió como punto de unión, la santidad de la causa, además de que sabía de que como ministro del clero, él en sí , era otra garantía. Por añadidura, también se había valido de la " idea" de la virgen de Guadalupe como símbolo material y cristiano, y usó de la imagen como vínculo nacio­nal capaz de llevar a las masas al martirio sin ningún temor. Esto es, se apoyó en la religión católica personificada en una virgen mexicana que llegó a tener un alto grado militar y que se opuso a la Virgen de los Remedios, también de alta jerarquía entre la milicia realista. Morelos comprendió muy bien que el estandarte guadalupano era el único instrumento material unificador, susceptible de explotar con sentido polí­tico, por aquellos años. Si Hidalgo, su jefe, había sido el pri­mero en tomar la Virgen de Guadalupe, con sutileza y demago­

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44 ESTUDIOS DE HISTORIA MODERNA Y CONTEMPORÁNEA

gia justificables por la finalidad, como bandera nacional, ¿por qué no iba a hacer Morelos lo propio?

Esta idea espi'ritual de patria fue concebida en un ambien­te de amarguras, de marcadas diferencias económicas y cultu­rales, donde prevalecían diversas clases sociales que tomaban como origen y justificación las circunstancias del hombre novo­hispano en general. A la vez contradecían la igualdad cristiana sostenida por el Estado español, pues el cuadro de la rea­lidad se materializaba en un mundo donde el pobre y agobia­do, sufría todas las inconsecuencias de los poderosos en un medio social que más tarde Hidalgo consideró como "fruta madura" capaz de poder vivir desprendida del árbol que le h~~ía dado la vida. Por último, como Hidalgo puso a su ser­VIClO la fuerza bruta, siempre atractiva entre los deshereda­dos en cultura y medios de vida, Morelos también hizo lo mismo para reunir con más facilidad a un ejército que ade­más tuvo la ventaja de poderlo disciplinar en cierto modo,

De esta manera, José María Morelos y Pavón entró a la lucha de la independencia de México . En ella, esencialmente representó dos papeles sobresalientes: el de militar, que lo llevó a lucirse especialmente en Cuautla, donde tuvo como meta. restarle fuerzas al enemigo desde todos los ángulos que estUVIeron a su alcance, con base en las escasas armas de la insurgencia; y el de estadista, que también nos heredó a un Morelos orador y a un hombre que deseó conservar lo más íntegramente posible a la "nación" y el orden. Como hom­bre .de pensamiento partió de un programa de acción muy s~nClllo, er: el que con actitud de obediente al principio, tra­to de segUIr los pasos que le mostró Hidalgo; para luego pasar al plan de gran revolucionario, esto es, a la faceta del desenvol­vimiento de su personalidad política. En esta segunda etapa, ll?S enseñó los más altos ideales acerca de la patria indepen, ~Ient;,. e inclusive el propio Miguel Hidalgo, sólo quedó slmbohcamente como punto respetable de partida y base del movimiento, porque Morelos lo iba a representar como nadie, en una de las etapas más gloriosas de nuestra historia_

Morelos ante la primera bandera política de la insurgencia: Fernando VII

La fe de Morelos por la independencia, fundada en su ca­rácter revolucionario, no tomó del todo en cuenta los peligros

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del ambiente y por eso acabó con el "ente de razón" de ¡Viva Fernando VII! Junto a esta renuncia tan peligrosa en su épo­ca, que para fortuna de la causa todo le salió muy bien, tene­mos al Caudillo del Sur marcando su primer gran diferencia con el inspirado Hidalgo y con el grupo que siguió a éste después del revés sufrido por la insurgencia en Acatita de Baján. En efecto, a falta del "Jefe Supremo", acertadamente, y para poner orden en la insurgencia, se estableció la Suprema Junta Nacional Americana en Zitácuaro (21 de agosto de 1811), quedando el "Lic. D. Ignacio Rayón Ministro de la Nación, Dr. D. José Sixto Berdusco y Teniente General D. José María Liceaga" con el control del orden político yeco­nómico del movimiento emancipador, en calidad de herederos de Hidalgo. Estas personas al igual que Miguel Hidalgo, de­cidieron incluir en su bandera de lucha la mención de ¡Viva Fernando VII! para "alucinar a la multitud ... como ente de razón ... que nos surte el mejor efecto ... hemos consegui­do que muchas de las tropas de los europeos desertándose se hayan reunido a las nuestras; y los americanos vacilantes por el vano temor de ir contra el Rey, sean los más decididos par­tidarios que tenemos". Y es justo aclarar en favor del grupo abanderado con el nombre del rey, que aquél procedió así con sentido práctico y para no perder la perspectiva histórica de su época; pues se creyó razonable porque lo era, sólo usar en la lucha los medios que no ahuyentaran a la masa inspira­da en una religión que practicaban con fanatismo y que pro­ponía como único punto de dependencia al rey y a su corte de Madrid. Por eso, la exaltación del Borbón era válida como argumento de atracción; pero en verdad, Hidalgo, Rayón y los demás insurgentes de su grupo, siendo más consci_entes de las circunstancias que los rodeaban o menos arriesgados que Morelos, en el fondo también despreciaron la nombrada fórmula. Esta situación la aclaró muy bien la Junta Nacional Americana cuando informó (4 de septiembre, 1811) a More­los las razones que tenía para usarla con lo que también de­mostró su verdadera posición: "porque en efecto no hacemos guerra contra el rey; y hablamos claro, aunque la hiciéramos, haríamos muy bien, pues creemos no estar obligados al jura­mento de obedecerlo, porque el que jura de hacer algo mal hecho ¿qué hará? Dolerse de haberlo jurado y no debe cum­plirlo. Esto nos enseña la doctrina cristiana. Y ¿haríamos bien nosotros cuando juramos al rey de España? ¿Haríamos por

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46 ESTUDIOS DE HISTORIA MODERNA Y CONTEMPORÁNEA

ventura alguna acción virtuosa cuando juramos la esclavitud de nuestra patria? ¿O somos acaso dueños árbitros de ella para enagenarla? Lejos de nosotros tales preocupaciones."

No obstante la importancia de usar aquel "ente de razón" de ¡Viva Fernando VIII, Morelos, al comentar los Elementos constitucionales de Rayón, en la parte relativa a la cláusula v, que declaraba que la soberanía dimanaba del pueblo y "re­side en la persona del señor don Fernando VII", con voz de sentencia expresó que tal proposición era "hipotética" (Te­huacán, 7 noviembre, 1812); Y más tarde en Tlacosautitlán (2 noviembre, 1813) en forma definitiva y abierta, habló de la independencia al dirigirse a los europeos y americanos, pues ya no mencionó a Fernando VII: "somos libres por la gracia de Dios, e independientes de la soberbia tiranÍa española". Con esta inspiración y orgullo de patria, declaró más tarde en forma solemne ante el Congreso de Chilpancingo (6 no­viembre, 1813) con un sentido providencialista que se había vuelto a poner de moda: "a presencia del Señor Dios árbitro moderador de los imperios y autor de la sociedad, que nos da y los quita según los designios inexcrutables de su provi­dencia, que por las presentes circunstancias de la Europa ha recobrado el ejercicio de su soberanía usurpado, que en tal concepto queda rota para siempre jamás y disuelta la depen­dencia del Trono español ..."

De este modo, José María Morelos con su mediana cultura, intuyó el verdadero sentido de independencia que debía tener la colonia y fue el verdadero precursor de los gobiernos fede­rales que triunfaron después de Ayutla, la Constitución de 1857 y la Reforma. Estos gobiernos se desarrollaron, hasta bo­rrar Los privilegios de clase en un medio nacional perteneciente a gentes civilizadas y semicivilizadas. •

Morelos )1 Rayón

El primer tributo de sangre de gran valor cobrado por el movimiento de independencia, correspondió a las cabezas col­gadas en las cuatro esquinas del edificio de la Alhóndiga de Granaditas; se pusieron para ejemplo y escarmiento al pueblo novohispano. Empero, en vez de amedrentarse la insurgencia, empeñó más su fuerza y espíritu para conseguir la finalidad única. Por eso Morelos, al principio, con menos fuerza material y menor prestigio que Rayón que había sido el heredero directo

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de Hidalgo y Allende, también pugnaba por buscar la felici­dad de los mexicanos.

El más precioso momento de la vida de Rayón había sido el de encauzar el movimiento libertario hacia el orden, demos­trativo por sí, de que la lucha tenía entre sus principales fines hallar la libertad política para un pueblo oprimido y en des­ventaja respecto a España. Si bien era cierto que los america­nos habían tenido representación en las Cortes españolas reu­nidas a raíz de la intervención francesa en la península, aquella representación en realidad fue parcial pues no comprendió a todos los habitantes de América. Y la actitud de Rayón lo dis­tinguió como el primero de los insurgentes formalmente inte­resado en concretar un programa a realizar, para darle validez jurídica a la revolución. Por eso organizó la Junta que tuvo más fuerza nominal que real, y a tal grado fue esto cierto, que el propio Morelos se ajustó a ella. También lo hizo con el objeto de mostrar que la insurgencia representaba un frente compacto ante el enemigo. Sin embargo, cuando Morelos notó que no habia armonía entre sus representantes, que inclusive llegaron a insultarse, y cuando le pareció que los principios políticos que sostenía la Junta eran muy conservadores, decidió abandonarla.

Con un gran impulso y por su formación jurídica, el licen­ciado Rayón redactó sus Elementos constitucionales en los que habló: de independencia "demasiado justa"; señaló el despo­tismo como razón para buscarla; argumentó la nulidad de las "órdenes" acordadas para Nueva España en las Juntas de la Pe­nínsula; procuró prestigiara la insurgencia y orientar el crite­rio para demostrar que aquello no iba a la anarquía, sino a "fijar nuestra felicidad"; e inteligentemente dejó la posibilidad de modificar la Constitución de acuerdo con las circunstancias. Rayón también dejó a la religión católica en forma intolerante y así, de este modo, sostuvo al Tribunal de la Inquisición.

Ignacio Rayón, además de sostener la libertad e independen: cía de América y que la soberanía dimanaba del pueblo y resi· día en Fernando VII, señaló a cinco vocales con sus atribuciones para el Supremo Congreso. Creó los despachos de Gracia y Jus· ticia, Guerra y Hacienda, así como el cargo de Protector Na­cional; afirmó los tres poderes clásicos: Ejecutivo, Legislativo y Judicial; proscribió la esclavitud; hizo apreciaciones sobre los derechos naturales para los nacionales y extranjeros, y algunas otras consideraciones de tipo comercial, militar, etcétera. Se

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amparó bajo el "Dios de los Destinos, que se ha dignado mi­rar por compasión de su pueblo"; y por cierto, designó a Mo­relos como cuarto vocal; también dejó a Morelos que sugiriera el nombramiento del quinto vocal.

Los Elementos constitucionales incluyeron: El resentimien­to criollo que los llevó a la independencia; la idea del orden dentro del aspecto no pacífico y de lenta evolución para con­seguirla; la condescendencia con el medio religioso de su tiem­po; ~na innovación de influencia prohibida en cuanto al ori­gen de la soberanía; un toque de precaución y al mismo tiempo tradicionalista al usar la bandera del Rey, mostrando a veces una sincera desconfianza al poder concentrado en una perso­na, razón por la que llevó a cabo la creación de los vocales de la: Junta. Estos Elementos constitucionales dieron al movimien­tolibertario un sentido de administración, con la creación d.e los Despachos previstos de acuerdo con las necesidades políti­cas más inmediatas. En cuanto a la idea de un Protector Na­cional que debió captar Morelos para no caer en las garras del congresismo, que en buena parte lo aniquiló, hubo un asomo al mundo prohibido de la Ilustración y especialmente a Rous­seau y Montesquieu.

Los Elementos constitucionales en parte dejaron satisfecho al cura Morelos. Por eso mostró una parcial conformidad ante el cuadro legalista de Zitácuaro; sin embargo, él estuvo decidi­do a romper y rompió los lazos de dependencia política respec­to a España. Desde su propio ángulo patriótico, Morelos intro­dujo el orden dentro de la insurgencia que pretendía la unión y tendía a organizarse. Esto ocurrió cuando vio el peligTo por las rivalidades parlamentarias. Para lograr su propósito, se apo­yó en su talento y fuerza militar, con tal éxito, que llegó al grado de convencer al propio licenciado Rayón para que tra­bajara y aportara luces en el Congreso de Chilpancingo. El 25 de octubre de 1813 le había dicho: "la falta de su persona en el Congreso, embaraza resoluciones de trascendencia; ... " Fue entonces cuando empezó a ser temible el movimiento insur­gente, que estuvo precedido con la representación americana ante las Cortes Españolas, que en forma pacífica buscaba el mismo fin. Sin embargo, por razones de método así como por la desventaja y debilidad de su posición representativa, que sólo amparaba al grupo privilegiado de la colonia y no de todos los pobladores de la Nueva España, fue ineficaz, y no tuvo los elementos necesarios para conseguir la independencia. Inclusive

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LAS IDEAS POLÍT1CAS DE MORELOS 49

la Constitución de Cádiz, que déjaron como herencia, sólo sirvió para alargar más la lucha armada.

Parece ser que Morelos, con el antecedente de su fuerza, valor, prestigio y triunfos, en general polos opuestos a la tra­yectoria revolucionaria de Rayón y de los demás hombres de Zitácuaro; antes de entregarse a su labor legislativa que cul­minó con la Constitución de 1814, orientó su pensamiento político hacia la solución de los problemas más inmediatos de la revolución. Actuó así, con el objeto de garantizar la seguridad y el éxito del Constituyente; por esta razón, Morelos publicó sus diversos decretos, reglamentos y leyes que principalmente sirvieron para resumir las injusticias y desigualdades que el Caudillo vivió, sufrió y sintió, y que aparentemente sólo esta­ban vistas desde el ángulo militar. En esta forma se operó en Morelos una metamorfosis política maravillosa que lo llevó del modesto rebelde a ser el campeón de la insurgencia. Sus 23 Puntos o Sentimientos de la Nación y la Constitución, le sirvieron para dar respuesta a los principales problemas afron­tados en su época por los grupos oprimidos.

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Los documentos de ti po legislativo del cura Morelos, nos dan luces para revisar los principales problemas de la colonia.

Morelos, siempre dispuesto a preveer y ordenar los grandes asuntos políticos de su época, trataba de buscar soluciones acertadas a los principales problemas. Aquellas, para aplicarlas a las necesidades de los insurgentes que luchaban casi en todos los rincones del país, por la causa de la independencia. Morelos sabía que casi todos los hombres que habían tomado las armas eran americanos, unos engañados o amenazados por la inq ui­sición, y otros carentes de una conciencia de patria indepen­diente. También él era consciente de que este grupo se caracterizaba por su ignorancia, y por una posición social y eco­nómica desventajosas. La independencia no dejaba de ser una verdadera innovación política ¡ncomprensible para las gentes menos evolucionadas desde el aspecto CÍvico. Por eso, el cura Morelos orientaba políticamente la lucha para evitar la efusión de sangre; pero no sólo la insurgente sino la de ambos partidos, pues era la única que debía de servir en el futuro para crear la nueva nacionalidad. Ésta, sin diferencias sociales y con la idea de unión sin desigualdades materiales.

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50 ESTUDIOS DE HISTORIA MODERNA Y CONTEMPORANEA

De esta manera se perfiló la razón inicial que llevó a More­los a salvar el mayor número posible de vidas, pues fue cons­ciente de que la lucha era entre hermanos, y que si se había llamado guerra, era para incluir en el concepto, la lucha de la colonia contra España. Pero en verdad aquella crisis fue una verdadera revolución.

El movimiento armado de la Nueva España fue la demos­tración del reajuste político de la nueva patria, dentro de las instituciones y tradiciones hispánicas fundadas en los derechos de los vasallos, las cuales en muchas ocasiones arrancaban desde la Edad Media. En América, en la realidad de la lucha, sir­vieron para romper los vínculos con España tomando como pretexto la prisión de los Reyes. Las gentes que no tuvieron alcances para comprender lo anterior, hallaron inmediata jus­tificación a su postura independentista, tomando como base las injusticias de carácter material que sufrieron y que desde el aspecto económico fueron precisamente una de las razones de la lucha armada.

Morelos, al emplear el concepto "enemigos de la Nación" , sociológicamente consideró a ésta como un haz de todos los exponentes de la raza americana; esto es de la parte de la colonia explotada por el grupo interesado en la eXIstencia de la tiranía, parte que estaba representada principalmente por los españoles peninsulares y los criollos de posición privilegiada. De esta manera, Morelos sintió la necesidad de un reparto más justo y equitativo de la riqueza, para aliviar el encono de los combatientes, entre los que había gentes acostumbradas a tener algo por conocer los métodos para allegarse cosas, y los que no conocían más vida que la miseria moral y física. Morelos ro­mánticamente consideró la igualdad como un hecho, sin que­rerse convencer del aspecto negativo de dicho ideal, que consiste en tratar desigualmente a los desiguales, pues hay varios puntos de distinción entre los hombres. El propio cura, había seña­lado dos fundamentales: "y sólo distinguirá a un americano de otro, el vicio y la virtud". Igualmente, habló de opulencia e indigencia, de ignorancia, rapiña y hurto, todos conceptos que si no justifican, sí señalan la desigualdad entre los hom­bres, no tanto por las consecuencias, sino por la posibilidad que tienen éstos de acuerdo con sus antecedentes, para colo­carse en cada apartado social. Sin embargo, como libertador tenía derecho a considerar los problemas como los trataba y sobre todo a buscar mejores soluciones como las que concebía,

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CONTEMPORÁNEA

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Por eso, el Caudillo empeñó en la causa casi todos los medios para conseguir el fin. Así actuaba dentro de una lucha que casi se había convertido en santa. Por esta razón, cabía muy bien incluir entre los medios para alcanzar la independencia, los bienes que pertenecían al servicio de Dios; en un ambiente donde el grupo privilegiado, con arrogancia y sentimiento de dominador, procuraba mantener la sumisión y la ignorancia del pueblo novohispano.

M m"e!os y los 23 puntos constitucionales

El cura de Carácuaro, que desechó la natural evolución de ia independencia como método para conseguirla, al igual que Hidalgo, se lanzó a la lucha sin tomar en cuenta, en general, el estado de civilización del pueblo novohispano. Por esta razón, el cura de Dolores vio desvirtuarse su movimiento con los saqueos y latrocinios que probablemente lo hicieron arre· pentirse al final de su vida. Sin embargo, MOl-elOS, maestro de la libertad entre nosotros, en cierto modo pudo allanar este problema porque supo imponer la disciplina en la insur­goencia. Ésta, sin duda, debió desorientar a la gente sólo sedien· ta de venganza, que por su impreparación, consideraba a la violencia como el mejor de los medios para conseguir sus fines. Es decir, Morelos fue más capaz que Hidalgo para precisar los medios materiales para la lucha, quizá por haber vivido y su" frido los problemas del grupo oprimido, e igualmente, por haberse elevado como un auténtico líder del pueblo al que directamente pertenecía. Además, con su organización, fue brillante sin ser genial con las armas; pero sobre todo un ver­dadero legislador, pues sus d ecretos, manifiestos, bandos y especialmente los Sentimientos de la Nación o 23 Puntos dados para la Constitución, le conceden esta categoría percep­tible para cultos e incultos. Por estas razones consiguió ser el héroe máximo de la independencia de México. No se conformó con sólo pensar en la tragedia de su pueblo, sino que con energía insuperable y férrea decisión, participó con su idea y con su espada, para conseguir la realización de la iO'ualdad quev • por influencia de la Ilustración europea, hallaba sus orígenes en la naturaleza.

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52 ESTUDIOS DE HISTORIA MODERNA Y CONTEMPORÁNEA LAS

En los Sentimientos de la Nación, Morelos expuso en forma ordenada y sintética la plataforma de sus ideas políticas y so­ciales que más tarde se tomaron en cuenta para la redacción del Decreto Constitucional para la Libertad de la América Mexicana. En los Sentimientos de la Nación, sostuvo la inde­pendencia absoluta sin ninguna vinculación a los Príncipes españoles, o a cualquier otro de casa reinante europea o ame­ricana. También a la religión católica de manera intolerante, lo que tenía sentido en el medio circunstancial; que el sustento de los ministros eclesiásticos sólo fuera con los diezmos y pri­micias; que la soberanía residía en el pueblo y se depositaba en tres poderes; admitía a los extranjeros capaces de enseñar e instruir en las artes a su pueblo, con el objeto de ganar para éste la mejoría industrial técnica y educativa. Apoyó la reforma d.el gobierno, y quiso que se echara fuera al enemigo español; se abolieran las castas y la esclavitud, que daban origen a odios reprimidos y que remarcaban los enconos entre las clases privilegiadas y no privilegiadas; suprimió la tortura y admitió la igualdad en forma ideal, pero reparó en el vicio y en la virtud como puntos de diferenciación, dejando como única aristocracia la del talento y el trabajo. Pugnó por la li­bertad del comercio, pues sintió que el monopolio español de este tipo, era la causa de la pobreza colonial la cual había hecho apáticos a los americanos para comunicarse entre sí; luchó por la simplificación de los tributos, hechos e imposiciones y dejó el 5 por ciento por concepto de contribución sobre las ganancias; además de proponer para fiestas nacionales los días 16 de sep­tiembre y 12 de diciembre. Sin embargo, en el punto que más mostró buena fe y patriotismo, fue en el doce, que a la letra dice: "Que como la buena leyes superior a todo hombre, las que dicte nuestro Congreso deben ser tales, que obliguen a la constancia y patriotismo, moderen la opulencia y la indigencia, y de tal suerte se aumente el jornal del pobre, que mejore sus costumbres, aleje la ignorancia, la rapiña y el hurto." Más tarde él mismo, quizá consciente de su sacrificio, respetó tal declaración y se sometió a la ley que en parte convertida en congresismo, lo llevó al martirio, después de haber rechazado el título de Excelencia para aceptar el de Siervo de la Nación. Por cierto, con esta personalidad, hizo un BREVE RAZONA­MIENTO a sus conciudadanos y a los europeos. En aquél habló de la justicia de la causa libertaria y que debía tener lugar por la gracia de Dios. Daba a los americanos un concepto de

capacidad, que los concluía diciendo: a ganar su causa; p faltaban medios pa) España. Por esta ra acabó diciendo: "tié los arrepentidos".

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LAS mEAS POLÍTiCAS DE MORELOS 53

capacidad, que los alejaba de ser "brutos de la sociedad" y concluía diciendo: que "tarde o temprano" la América iba a ganar su causa; pues según él, a los europeos y criollos les faltaban medios para resistirla por el agobio napoleónico en España. Por esta razón con "palabras sencillas e inteligibles" acabó diciendo: "tiemblen los culpados y no pierdan instante los arrepentidos".

Respecto al proyecto para la Confiscación de Intereses de Europeos y Americanos Adictos al Gobierno Español, debe aclararse, no obstante que se le ha atribuido a Morelos, que éste ni lo firmó y desde el aspecto literario no parece de su estilo; el documento, aunque tiene un artículado muy interesante que nos indica con nitidez el carácter que había alcanzado la lucha, por ser tan revolucionario y sobre todo destructor, parece ser que no pudo emanar de Morelos, a pesar de que él se caracte­rizó por la agresividad, contundencia y tono de sus amenazas contra el enemigo. La razón que fundamenta esta opinión, es que ese método de triunfo en nada beneficiaba a la patria y el cura de Carácuaro, ante todo, fue constructor, y necesitaba de todos los elementos útiles posibles para subsistir después del triunfo.

Morelos )' el Congreso Constituyente

Es probable que los constituyentes mexicanos de 1814, al organizarse en Chilpancingo y Apatzingán, pensaron que iban a crear el secreto de la unidad insurgente. Además, que iban a darle forma política a la naciente nación soberana, que por doquier buscaba con todas sus fuerzas mantener la rectitud y altura de su causa; esto sucedía en los momentos críticos en que se desintegraba la Junta de Zitácuaro. Por su parte, Mo­relos, con el prestigio que tenía y sus grandes dotes de obser­vador que le permitieron penetrar un poco en el futuro, bus­cando el bien social y colectivo, al trabajar para la creación de una constitución, quiso prevenir a la patria del peligro de la anarquía a base de sostener la independencia absoluta res­pecto a España. Así pugnaba para crear una nacionalidad con tendencias democráticas e igualitarias.

La etapa constituyente se inició con una actitud providen­cialista, bajo el arbitrio de Dios, quien por ser esencialmente justo, iba a propiciar la terminación de la desigualdad social y el despotismo político español, bajo la idea de la soberanía

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54 ESTUDlOS DE HISTORIA MODERNA Y CONTEMPORÁNEA

del pueblo. Morelos que había coadyuvado con las armas para hacerse entender y obedecer, y que venía a ser algo así como el instrumento realizador de la independencia de finalidad divina, ahora iba a servirse de la Constitución como bandera soberana capaz de unir política y militarmente a la insurgencia.

Cuando el 22 de octubre de 1814 se promulgó el Decreto Constitucional para la libertad de la América Mexicana, no sólo Morelos, sino también su pequeño grupo ir..telectualmente preparado en los movimientos filosóficos y políticos de su tiempo, estimaron que con una constitución se podía dar la felicidad a la nueva patria; aparte de que la hacían entrar a una moda enriquecida con las ideas del siglo ilustrado, que por cierto muchas veces la alejaban de la realidad vital.

La Constitución insurgente, republicana y centralista, en vez de concretar sus principios cayó en la moda de las grandes declaraciones abstractas, confundiendo al momento de redac­tarse, la parte dogmática en la que es pobre, con la orgánica. Es decir, los derechos individuales que defendió, con la orga­nización y funcionamiento de! gobierno en su calidad de re­presentan te del Estado soberano. Sin embargo, éstos corno otros defectos, no le quitan su mérito patriótico, pues junto a sus características generales tenemos una visión más clara de la postura de Morelos frente a ella. El documento constitucional sostuvo la religión católica en forma intolerante de acuerdo con la época, como había sucedido en los Sentimientos de la Nación. En este segundo caso, por influencia directa del propio Morelos, José Sixto Berdusco, José Manuel de Herrera, Fran­cisco Argá.ndar, José María Cos, y don Manuel Sabino Crespo. Fue muy rusoniana en cuanto a la concepción de la sociedad, la soberanía y la ley; tuvo influencia de Montesquieu en cuanto a los Poderes; no definió en rigor a los ciudadanos y tuvo defi­ciencias técnicas al tratar los derechos del hombre, entre los que destacó la igualdad, en oposición a los privilegios heredi­tarios; la seguridad como garantía social limitada por la ley; que . "ninguno debe ser juzgado ni sentenciado, sino después de haber sido oído legalmente"; la inviolabilidad del domi­cilio; el derecho de propiedad con todas sus consecuencias; la libertad de hablar, de discurrir, opinar y de imprenta con las cortapisas del dogma, la tranquilidad pública y el respeto del honor de los ciudadanos. Repitió el concepto de Morelos en cuanto al valor de las leyes y su obediencia. Dividió la América Mexicana .en 17 provincias inseparables, y no consideró dentro

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TEMPORANEA

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del territorio nacional a Texas, Nueva Santander, Nuevo Mé· xico y las Californias ; pero mencionó la de Tecpan, de filiación puramente insurgente y creada por el Caudillo con un decreto anterior. Dio mucha importancia a la supremacía del Con­gresismo por creer demasiado en la eficacia de las asambleas. Fue muy gaditana en cuanto al sistema electoral por parro­quias, partidos y provincias. Dejó al ejecutivo descompuesto en un triunvirato con presidencia renovable periódicamente. Esto le quitó a Morelos unidad de acción y mando, así como rapidez en los movimientos, por carecer de autoridad central suficiente; pues ya no pudo consolidar en sus manos el mando militar. Fue muy acertada al sostener y reglamentar el juicio de residencia, y quizá por un olvido, no tomó en cuenta el punto doce de los Sentimientos de la Nación ya transcrito.

Esta Constitución llamada de MOl-elos, de 1814 o de Apat­zingán, fue creada por un constituyente sin verdadera repre­sentación nacional. Además, como nunca pasó del terreno teórico y más bien fue un ideario revolucionario, no ha sido tomada en cuenta como el primer documento público de esta naturaleza en la historia constitucional mexicana. En cambio Morelos ha significado para nosotros, el representante del es­fuerzo más puro para buscar la organización política de la nueva patria.

A partir de este momento, el cura José María MOl-elOS y Pa­vón fue el sostenedor y defensor de la etapa constitucional del movimiento libertario de México, hasta que fue fusilado el 22 de diciembre de 1815 en San Cristóbal Ecatepec.

La mejor y más esencial herencia que Morelos dejó, fue la idea de ganar y conservar por siempre, sin interrupciones, la verdadera independencia absoluta de México.

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SENTIMIENTOS DE LA NACI6N O 23 PUNTOS DADOS POR MORELOS PARA LA CONSTITUCI6N

19 Que la América es libre e independiente de España y de toda otra Nación, Gobierno o l'vlonarquía, y que así se sancio­ne, dando al mundo las razones.

29 Que la Religión Católica sea la única, sin tolerancia de otra.

39 Que todos sus ministros se sustenten de todos, y sólos los diezmos y primicias, y el pueblo no tenga que pagar más obvenciones que las d.e su devoción y ohenda.

49 Que el dogma sea sostenido por la jerarquía de la Iglesia, que son el Papa, los Obispos y los Curas, porque se debe arran­car toda planta que Dios no plantó: omnis plantatis quam nom plantabit Pater meus Celestis Cradicabitud. Mat. cap. xv.

59 La soberanía dimana inmediatamente del Pueblo, el que sólo quiere depositarla en sus representantes dividiendo los poderes de ella en Legislativo, Ejecutivo y Judiciario, eligien­do las Provincias sus vocales, y éstos a los demás, que deben ser sujetos sabios y de probidad.

69 (En el original de donde se tomó esta copia -1881­no existe el artículo de este número) .

79 Que funcionarán cuatro años los vocales, turnándose, saliendo los más antiguos para que ocupen el lugar los nuevos electos.

8\> La dotación de los vocales, será una congrua suficiente y no superflua, y no pasará por ahora de ocho mil pesos.

99 Que los empleos los obtengan sólo los americanos.

10. Que no se admitan extranjeras, si no son artesanos ca­paces de instruir, y libres de toda sospecha.

11. Que la patria no será del todo libre y nuestra, mien­tras no se reforme el gobierno, abatiendo el tiránico, substitu­

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60 ESTUDIOS DE HISTORIA MODERNA Y CONTEMPORÁNEA

yendo el liberal y echando fuera de nuestro suelo al enemigo español que tanto se ha declarado contra esta Nación.

12. Que como la buena leyes superior a todo hombre, las que dicte nuestro Congreso deben ser tales que obliguen a constancia y patriotismo, moderen la opulencia y la indigen­cia, y de tal suerte se aumente el jornal del pobre, que mejo­re sus costumbres, aleje la ignorancia, la rapiña y el hurto.

13. Que las leyes generales comprendan a todos, sin excep­ción de cuerpos privilegiados, y que éstos sólo lo sean en cuan­to el uso de su ministerio.

14. Que para dictar una ley se discuta en el Congreso, y decida a pluralidad de votos . .

15. Que la esclavitud se proscriba para siempre, y lo mis­mo la distinción de castas, quedando todos iguales, y sólo dis­tinguirá a un americano de otro, el vicio y la virtud.

16. Que nuestros Puertos se franqueen a las naciones ex­tranjeras amigas, pero que éstas no se internen al reino por más amigas que sean, y sólo haya Puertos señalados para el efecto, prohibiendo el desembarco en todos los demás, seña­lando el 10% u otra gabela a sus mercancías.

17. Que a cada uno se le guarden las propiedades y respe­te en su casa como en un asilo sagrado señalando penas a los infractores.

18. Que en la nueva legislación no se admitirá la tortura. 19. Que en la misma se establezca por ley Constitucional

la celebración del día 12 de diciembre en todos los pueblos, dedicado a la patrona de nuestra libertad, María Santísima de Guadalupe, encargando a todos los pueblos, la devoción mensual.

20. Que las tropas extranjeras o de otro reino no pisen nuestro suelo, y si fuere en ayuda, no estarán donde la Su­prema Junta. .

21. Que no hagan expediciones fuera de los límites del reino, especialmente ultramarinas, pero que no son de esta clase, propagar la fe a nuestros hermanos de tierra adentro.

22 . Que se quite la infinidad de tributos, pechos e imposi­ciones que más agobian, y se señale a cada individuo un cinco por ciento en sus ganancias, u otra carga igual ligera. que no oprima tanto, como la alcabala, el estanco, el tributo y otros, pues con esta corta contribución, y la buena admínis­

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NTEMPORÁNEA

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trae ión de los bienes confisl:?dos al enemigo, podrá llevarse el peso de la guerra y honorarios de empleados.

Chilpancingo, 14 de septiembre de 181 3.-José María Mo· relos.

23. Que igualmente se solemnice el día 16 de septiem­bre todos los años, como el día aniversario en que se levantó la voz de la Independencia y nuestra santa libertad comen­zó, pues en ese día fue en el que se abrieron los labios de la nación para recla.mar sus derechos y empuñó la espada para ser oida, recordando siempre el mérito del grande héroe el señor don Miguel Hidalgo y su compañero don Ignacio Allen­de -- Repuestas en 21 de noviembre de 1813, y por tanto quedan abolidas éstas, quedando siempre sujeto al parecer de S. A. Serenísima.