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JOSÉ MANUEL PERAMÁS LAVDATIONES QVINQVE Cinco alabanzas al muy ilustre Sr. Dr. Ignacio Duarte Quirós Fundador del Colegio de Monserrat de Córdoba en América Edición bilingüe anotada de MARCELA ALEJANDRA SUÁREZ Este trabajo se inscribe en la producción del Proyecto PICT REDES 2000-00019 de la Agencia de Promoción Científica y Tecnológica titulado Tradición clásica, cosmovisión jesuítica e ilustración: perspectivas diversas sobre la configuración cultural del hombre letrado en las colonias españolas del actual territorio argentino, cuyo Director Responsable es el Dr. Alfredo Eduardo Fraschini. Buenos Aires BIBLIOTECA NACIONAL DE LA REPÚBLICA ARGENTINA 2005

laudationes quinque

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JOSÉ MANUEL PERAMÁS

LAVDATIONES QVINQVE

Cinco alabanzas al muy ilustre Sr. Dr.

Ignacio Duarte Quirós

Fundador del Colegio de Monserrat de Córdoba en América

Edición bilingüe anotada de

MARCELA ALEJANDRA SUÁREZ

Este trabajo se inscribe en la producción del Proyecto PICT REDES 2000-00019 de la Agencia de Promoción Científica y Tecnológica titulado Tradición clásica, cosmovisión jesuítica e ilustración: perspectivas diversas sobre la configuración cultural del hombre letrado en las colonias españolas del actual territorio argentino, cuyo Director Responsable es el Dr. Alfredo Eduardo Fraschini.

Buenos Aires

BIBLIOTECA NACIONAL DE LA REPÚBLICA ARGENTINA

2005

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PRESENTACIÓN

El proyecto PICT REDES 2000-00019, Tradición clásica,

cosmovisión jesuítica e ilustración: perspectivas diversas sobre la

configuración cultural del hombre letrado en las colonias españolas

del actual territorio argentino, acreditado y subsidiado por la

Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, propone,

entre otros, los siguientes objetivos:

• Obtener un conocimiento detallado de las actividades culturales y

educativas producidas en los territorios del futuro Virreinato del

Río de la Plata durante los siglos XVI al XVIII así como de los

productos concretos -obras literarias, filosóficas, didácticas,

musicales y plásticas- de tales actividades.

• Realizar una configuración ideológica, estética y científica de los

hombres formados en las escuelas y universidades de la colonia en

esa etapa histórica con el fin de comprender los lineamientos

generales y particulares de la evolución cultural argentina en el

tránsito de la dominación española a la independencia.

• Colaborar en el rescate de textos inéditos de todo tipo producidos

en esa etapa histórica en los territorios señalados y realizar la

edición crítica -bilingüe, cuando esté en otra lengua- de los

mismos.

• Lograr una buena difusión -en todos los niveles posibles- de los

1

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datos, análisis, reflexiones y conclusiones resultantes del estudio

de dicho período, con el fin de que ellos contribuyan a la

comprensión del fenómeno cultural argentino en los siglos XIX y

XX.

El tercero de ellos, que es, de algún modo, un camino para el

más puntual logro de los demás, está íntimamente ligado a la

actividad filológica. Los integrantes del nodo Buenos Aires de dicho

proyecto interuniversitario, provenientes del ámbito de las lenguas y

literaturas clásicas, son los encargados de llevar adelante esa tarea.

En el caso de estas Laudationes quinque de José Manuel

Peramás, es la Dra. Marcela Alejandra Suárez, docente de la

Universidad de Buenos Aires e investigadora del CONICET, la

encargada de hacer conocer una versión técnicamente actualizada, en

el plano filológico-lingüístico, de dicha obra escrita en lengua latina, y

ofrecer una traducción fiel al original y accesible al lector moderno.

Una serie de notas, a veces breves pero siempre precisas, ilumina este

texto del siglo XVIII que por primera vez se ofrece con las

características señaladas.

Como Director Responsable del proyecto, el logro de esta

edición me llena de alegría y me da fuerzas para continuar con los

varios trabajos similares que, en distintos grados de avance, están en

este momento en nuestras manos.

Dr. Alfredo Eduardo Fraschini

2

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INTRODUCCIÓN

IGNACIO DUARTE Y QUIRÓS Y EL REAL COLEGIO

CONVICTORIO DE

NUESTRA SEÑORA DE MONSERRAT

Ignacio Duarte y Quirós nació en Córdoba a fines de la segunda década

del siglo XVII y murió el 2 de febrero de 1703 en Caroya. Estudió en la

Universidad donde obtuvo el título de Maestro en Artes y el de Doctor en

Teología. En 1650 fue ordenado sacerdote por el Obispo Maldonado de

Saavedra. Es poco lo que se conoce de su vida, pero todos coinciden en que

era sencillo, humilde, muy piadoso y caritativo. No ocupó cargo político ni

religioso de categoría ni fue profesor de la Universidad como hubiera podido

esperarse de su condición de doctor.

En 1684, después de entrevistarse con Tomás Domvidas, provincial de

los jesuitas, nace el proyecto de la fundación de un Colegio Convictorio con

la idea de colaborar con la Universidad y de que los alumnos residieran en él,

en un ámbito adecuado para sus estudios, regido por las normas morales del

momento. Por esta razón, el 8 de julio de 1687 Duarte puso a disposición de

la Compañía de Jesús la suma de 30.000 pesos en bienes, incluida la estancia

de Caroya que destinó al sostenimiento del colegio y como residencia

veraniega para los estudiantes. El procurador General de la Compañía de

Jesús, R. P. Diego Altamirano, gestionó ante el rey de España la autorización.

La Cédula Real del 15 de junio de 1685 y la donación de bienes de Duarte

permitieron la realización del mencionado proyecto. El colegio pasó a estar

1

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bajo el patronazgo real y su nombre completo fue Real Colegio Convictorio

de Nuestra Señora de Monserrat. El 1º de agosto de 1687 el gobernador

Tomás Félix de Argandoña estableció su fundación.1

Duarte tuvo la satisfacción de ver al Colegio Convictorio en

funcionamiento y progresando con alumnos de la propia ciudad de Córdoba

y de diversas ciudades de las gobernaciones del Tucumán, Río de la Plata,

Paraguay y Chile. Por Real Cédula del 2 de diciembre de 1716 se aprobó

definitivamente su fundación y funcionamiento y se determinó que se regiría

por las constituciones del Colegio de San Bautista de Charcas, similares a las

de los colegios de Lima y Cuzco.2 Así, pues, el Colegio de Monserrat se fue

convirtiendo poco a poco en uno de los centros americanos más importantes

de enseñanza. En este sentido, dice Furlong (1946: 227) al referirse a la

cultura pedagógica de los jesuitas: “Se podrán tal vez criticar los métodos,

condenar los procedimientos, hallar fallas en los programas, en los textos o en

las enseñanzas, pero la historia imparcial tendrá siempre que reconocer que

cabe a la Compañía de Jesús y solamente a ella, haber abierto escuelas en

todos nuestros centros de población, haber fundado colegios en todas las

ciudades del antiguo virreinato y haber erigido en el corazón geográfico del

mismo, una Universidad que desde principios del siglo XVII hasta fines del

siglo XVIII pudo competir con los grandes centros culturales del Viejo

Mundo.”

Desde su fundación hasta la actualidad la vida académica del Colegio

de Duarte transitó por tres períodos: el jesuítico o inicial (1687-1767), el

intermedio o inestable (1767-1907) y el universitario o actual (de 1907 en

adelante). Con el correr de los años, las circunstancias cambiaron y el Colegio

1 Cf. Viotto (1992); Dichiara (1992: 2). 2 Cf. Dichiara (1992: 2).

2

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Convictorio pasó a ser Colegio de Estudios Secundarios y su nombre oficial es

hoy Colegio Nacional de Monserrat.

Hoy, en medio de una ciudad pujante y docta, los jóvenes estudiantes,

que recuerdan a diario a su fundador,3 lo llaman simplemente “Monse”.

“Pero en esas dos sílabas de simplificación ha quedado intacto su espíritu, el

vivir en común que marca para las generaciones que se suceden, como las

aguas siempre móviles del río, la idea primera que desafió tempestades y

desalientos, que fue creciendo en la actualización constante de sus planes de

estudios, pero que no perdió en el devenir de los siglos su encanto

primordial.”4

LAS LAUDATIONES QUINQUE:

PERAMÁS Y EL PROBLEMA DE LA AUTORÍA

Tras la muerte de Duarte y Quirós, desde 1762 a 1766 se

pronunciaron en latín, a manera de homenaje, una serie de alabanzas para

enaltecer su figura y su obra.

La introducción de la imprenta en Córdoba resultó un germen de

progreso literario, pues estimulados por la imprenta que funcionaba en

Ambato, Capitanía General de Quito, y antes de obtener el permiso real, los

jesuitas cordobeses importaron materiales de España y luego iniciaron sus

gestiones legalmente para establecer la imprenta en el Colegio de Monserrat.

El primer impresor fue el Hno. Coadjutor Pablo Karer, quien además de 3 La estatua de bronce de Ignacio Duarte y Quirós preside el patio principal; un óleo con su figura ocupa un lugar destacado en la sala de profesores; su escudo de armas es también el escudo del Colegio. 4 Beato et alii (1987: 34).

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publicar la Pastoral del Arzobispo de París, el Manual de Ejercicios, el Acto General

de Estudios y las Reglas y Constituciones que han de guardar los Colegiales del Colegio

Real de Nuestra Señora de Monserrat, hizo posible en 1766 la publicación de

aquellas cinco alabanzas bajo el título de Laudationes Quinque. La vida de la

imprenta fue muy corta, pues a un año de su inauguración (1766), fue

clausurada en 1767 cuando se produjo la expulsión de la Compañía.5

Durante mucho tiempo se creyó que el autor de las Laudationes había

sido Bernabé Echenique, según figura en la dedicatoria. Bernabé Echenique6,

nieto de Juan Echenique, gran protector del Colegio, pertenecía a una familia

influyente y poderosa dentro de los círculos sociales y políticos de aquella

época. Hoy, sin embargo, sabemos que el autor es el P. José Manuel Peramás.

De origen catalán, nació el 17 de marzo de 1732. Después de haber ingresado

en la Compañía de Jesús, fue enviado a tierras americanas en 1755. A fines de

ese mismo año, llegó a Córdoba del Tucumán. Trabajó un tiempo en la

reducción de San Ignacio Miní y en ese mismo período se le encargó la

redacción de las Cartas Anuas de la Provincia del Paraguay. Al cabo de tres

años debió abandonar sus tareas apostólicas y regresar a Córdoba donde se

hizo cargo de la cátedra de Retórica y Teología Moral. Aceptó la carga con el

espíritu de siempre y se entregó en cuerpo y alma a la enseñanza. Pero la tarea

educativa a la que se había consagrado fue repentinamente interrumpida

cuando en la madrugada del 12 de julio de 1767 el comandante Fabro leyó la

Real Cédula de Carlos III de “estrañamiento y secuestro”. De América pasó a

Cádiz y de allí, después de múltiples destierros, fue embarcado hacia los

5 Sus prensas y sus tipos fueron abandonados y olvidados por algún tiempo en el local del mismo colegio. En 1780 el Virrey Juan José de Vértiz dispuso trasladarla a Buenos Aires. La imprenta que, en virtud del escaso tiempo de funcionamiento llevaba materiales aún sin usar, fue instalada en el solar conocido como “Manzana de las luces”. Esto permitió la aparición del Telégrafo Mercantil. Cf. Beato et alii (1987: 77-78). 6 Esta es la tesis sostenida por Ricardo Rojas (1918: 253, 357). Cf. Furlong (1952: 27).

4

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Estados Pontificios. Llegó a Faenza en 1773 y el 21 de julio de ese año un

nuevo desgarro lo sorprendió: la supresión de la Orden por mandato de

Clemente XIV a través del Dominus ac Redemptor. En este doloroso marco

histórico Peramás encontró la muerte el 23 de mayo de 1793, a los 61 años,

después de haber vivido 26 en el destierro. El ilustre jesuita murió añorando a

América, esa tierra que él sentía como suya.

Sin dudas, el hecho más significativo de Peramás en tierra americana

fue la publicación de las Laudationes Quinque. Esta obra pertenece al genus

demonstrativum, laudativum o epidíctico, es decir, definido como un discurso

pronunciado en alabanza a una persona, una actividad o una cosa que se

quiere celebrar. Dicho genus se caracteriza por la exhibición o ε)πι/δειχιϕ

oratoria que invita a emitir un juicio artístico, pues apunta a la belleza,

estética y moral, de objetos y asuntos.7 La latinidad de las Laudationes no es ni

puede ser obra de un alumno, por más aventajado que este haya sido en el

arte de la retórica, sino más bien de un maestro avezado en la prosa

ciceroniana y en la tradición clásica.

En la biografía escrita por el P. José Ferrer,8 quien vivió con Peramás en

Italia, se hace referencia a las oraciones quinque in laudem Domini Ignatii

Duartii et Quirosi. Otra prueba de carácter decisivo es el ejemplar que se

guarda en el Colegio de San Estanislao de Málaga, en el que se encuentra una

dedicatoria concebida en estos términos: Patri Iulio Cordarae. Soc. Iesu

Historiatori, Iosephus Peramasius eiusdem Societatis Iesu, Romam.9

7 Acerca del genus demonstrativum, laudativum o epidíctico, cf. Her. 1.2, 2; Quint. Inst. 3.7, 28; Lausberg (1966: 213). 8 Esta biografía se conserva en el tomo manuscrito e inédito rotulado Jesuitas Catalanes en la Biblioteca de la Universidad de Barcelona. 9 Al Padre Julio Cordara, Historiador de la Compañía de Jesús residente en Roma- José Peramás de la misma Compañía de Jesús.

5

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En el Index Librorum Bibliothecae Collegii Maximi Cordubensis Societatis

Iesu, Anno 1757 que contiene el catálogo de libros pertenecientes al Colegio

Máximo de la Compañía de Jesús, se encuentra entre la I y la O la siguiente

constancia: Pr. Iosephus Peramas Laudationes 5 in honorem D.D. Ignatii Duartii.

La obra del Index fue finalizada el 25 de julio de 1757, tal como figura en la

nota final. El atestado relativo a la obra de Peramás, a juzgar por el color de la

tinta y la caligrafía, fue un agregado posterior entre julio de 1757 y julio de

1767.10

Fundándose en estos motivos, entre otros, Furlong (1937: 22-24)

afirma que no hay dudas de que Peramás es el único y verdadero autor de las

Laudationes.11 En cuanto a la omisión de su nombre, nada se sabe, aunque los

bibliófilos jesuitas modernos insisten en el hábito de los integrantes de la

Orden de hacer aparecer sus trabajos bajo el nombre de terceros.

El P. Peramás ha cooperado en gran medida con las letras y las

tradiciones históricas de nuestro pasado. Por ello, aquel desconsolado Fuimus

Iesuitae. Fuit Societas que en el diario del destierro deja constancia de su

partida de Córdoba, puede contrarrestarse con lo dicho por el P. Joaquín

Gracia S.J.: “[…] los jesuitas se fueron de Córdoba en agosto de 1767, pero

quedaba en ella el genio de sus hijos.” Y no solo el genio de sus hijos sino

también el de sus obras, patrimonio nacional y patrimonio de la humanidad.

Dra. Marcela Alejandra Suárez

10 Cf. Martínez Paz (1940: 2). 11 Entre sus escritos se destacan, entre otros, De invento Novo Orbe, Advenientem Faventiam, De vita et moribus sex sacerdotum, Annus patiens o Historia de la expulsión.

6

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NUESTRA EDICIÓN

La transcripción del texto de las Laudationes quinque corresponde a la

edición facsimilar:

Universidad Nacional de Córdoba. Instituto de Estudios

Americanistas. Colección de la Imprenta Jesuítica del Colegio de

Monserrat. Cinco Oraciones laudatorias en honor al Dr. D. Ignacio

Duarte y Quirós. Córdoba. Imprenta de la Universidad.

MCMXXXVII.

La edición de 1937 presenta las siguientes características:

• 4 (108 x 172 mm). Part. V. en bl. 4 pp. s. n. de antecedentes.

• La colección de la Imprenta Jesuítica del Colegio de Monserrat suscrito

por el Dr. Enrique Martínez Paz, pp. VII-XIV.

• El autor de las Laudationes Quinque por el P.Guillermo Furlong Cardiff

S.J. , pp. 1-68.

• Portadilla v. en bl..

• Texto facsimilar de las Laudationes, pp. 71-170.

• Portadilla v. en bl.

• Cinco elogios del esclarecido varón Sr. Dr. Ignacio Duarte y Quirós,

traducción de Benito Ochoa, pp. 173-267.

• Portadilla v. en bl.

• Indice general de nombres de la versión castellana pp. 271-274.

7

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• Indice pp. 275-276.

• Colofón I p., 3 pp. en bl.

Criterios que se han tenido en cuenta para la transcripción:

• Se ha mantenido la puntuación original, pero se la ha modificado en la

traducción .

• Se ha respetado el criterio de Peramás en cuanto al uso de las

mayúsculas.

• Se ha unificado la alternancia j /i en favor de i.

• Se ha transcripto & por et .

• Se han eliminado todos los acentos diacríticos.

• Se han desplegado todas las abreviaturas.

• Se han transcripto todas las notas a pie de página.

• Se ha conservado el criterio de cita utilizado por Peramás.

• Se han indicado errores, transposiciones y omisiones de versos en

algunas de las fuentes citadas.

• Las notas figuran a pie de página.

• De todas las notas autorales asertivas, se han traducido sólo las

informativas.

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8

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DEDICATORIA

En la Dedicatoria Peramás declara que ha escrito las

Laudationes Quinque por mandato de los nobilísimos alumnos del

Monserrat y destaca la voluntad de editar la obra a partir de tres

razones: dejar constancia del amor admirativo como principal

affectus del elogio, estar a la altura de aquellos antepasados que

promovieron la fundación del Colegio y unir el elogio de Duarte con

los orígenes de la imprenta en la ciudad de Córdoba.

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Texto latino

CLARISSIMI VIRI D. D. IGNATII DUARTII ET QUIROSII

COLLEGII MONSSERRATENSIS CORDUBAE IN AMERICA

CONDITORIS, LAUDATIONES QUINQUE, QUAS EIDEM

COLLEGIO REGIO BARNABAS ECHANIQUIUS O. D.

CORDUBAE TUCUMANORUM ANNO MDCCLXVI. TYPIS

COLLEGII R. MONSSERRATENSIS.

IMPRIMATUR.

D.D.Iosephus Garay et Basan. Vicarius Generalis Illustrissimi Domini

Doct. Episcopi Emmanuelis Abad Yllana, in Eiusdem absentia

Administrator Dioeceseos, nec non Decanus Capituli Cathedralis

Ecclesiae Cordubensis.1

COLLEGIO REGIO MONSSERRATENSIS BARNABAS

ECHANIQUIUS FELICITATEM.

Habitas quinquennio, iussu vestro, nobilissimi Adolescentes2,

Collegae mei, de CLARISSIMO VIRO IGNATIO DUARTIO ET

QUIROSIO Laudationes, eas vestro nomine, et sub tutela positas, in

lucem edere est animus. Non quia lucis illae publicae, vel vestri

1 De acuerdo con la edición facsimilar, la escritura responde a las características de la humanística libraria. Cf. de Lasala (1999: 170-174).

2 Este apóstrofe recorre todos los elogios con distintos calificativos (optimi, notabilissimi, etc).

1

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nominis sint satis dignae; sed quod3 palam apparere DUARTII laudes,

vel inconcinne dictas, non potest non vobis esse iucundissimum.

Neque enim mihi ipse persuasi unquam, novellum vos Oratorem

excitasse, et iussisse de DUARTIO dicere, quod ab eo perfectam

eloquentia, aut expolitam satis orationem expectaretis, sed ut infantem

etiam num, et indisertum, ad eam, quae in vobis maxima est, paulatim

dicendi facultatem informaretis.

Cur vero publici iuris velim facere DUARTII Laudationes, causa

est domesticum quoddam fatum. Nam cum hic omnium civium omnia

extarent vota de Collegio hoc nostro condendo, tum Ioannes

Echaniquius, avus noster, qui gerebat eo tempore Urbis Magistratum,

gravissimas de ea re litteras ad Senatum dedit, ut Collegium

approbaret, orans; et exoravit denique. Eae litterae in Tabulario nostro

sunt; meque incitarunt, ut quam laudem meruit avus Echaniquius in

promovendo Collegio, eam nepos ego in laudando Collegii Conditore

merere optarem.

Est etiam, cur nunc maxime Orationes has edi velim, ea causa;

quod Moderator noster, qui Collegii nostri studia, et laudes promovet

unice, typos domi nobis posuerit elegantes, quibus excitet ad edendum

aliquid publica dignum luce. Et, credo, emitti his typis nihil vultis

prius, quam DUARTII Laudationes, quae, etsi sunt ab stilo indignae

3 Edición facsimilar: quòd. Acerca de los textos neolatinos del siglo XVII y XVIII, Benner y Tengström (1977: 26) dicen: “we found accents of various kinds in all the texts: a circumflex may indicate a certain case, the ablative of the first declension (terrâ, Româ) or the ablative of the second declension (circulô) or the genitive of the fourth (spiritûs). A circumflex may also be used to distinguish between homonyms (pendêre). The same accent may occur above a preposition (â, ê) and be used to indicate a contracted vowel (radiârit). The most common accent is grave accent. This can be used to distinguish between certain adverbs which are likely to be confused with other forms (ferè, fortè, latè, solùm, curiosiùs), but it also occurs above others adverbs (saepè, penitùs) and other words (cùm, à, è, atquè, nè, quò,tantò)”. Cabe señalar que en nuestra transcripción hemos eliminado todos los acentos diacríticos.

2

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publico, a DUARTIO ipso, et vestro nomine dignitatem omnem

accipient.

De vestris ego laudibus, Adolescentes optimi, plura hic dicerem,

nisi eas dici modestiae vestrae esse grave, et iniucundum scirem.

Vultis scilicet me, vestris praetermissis, ad DUARTII Collegii nostri

Conditoris laudes properare: id iam propero: et libentius eo propero,

quod vos laudandi postea non unus erit locus. Nam cum DUARTII

laudes cum vestris quodam vinculo coniunctae sint, non potui

Laudationes DUARTII facere, quin vos laudarem una. Valete.

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3

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4

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DEDICATORIA

Texto en español

Cinco alabanzas al muy ilustre Sr. Dr. Ignacio Duarte y Quirós,

fundador del Colegio de Monserrat de Córdoba, que Bernabé

Echenique dedicó al mismo Colegio Real.

En Córdoba de Tucumán, en el año 1766.

En la imprenta del Colegio Real de Monserrat.

Que se imprima

Sr. Dr. José Garay y Basán. Vicario General del muy ilustre Sr. Dr.

Obispo Manuel Abad Yllana, Administrador de la Diócesis en ausencia

del mismo y, asimismo, Deán de la Catedral Principal de la Iglesia

Cordobesa.

Bernabé Echenique desea felicidad al Colegio Real de Monserrat.

Nobilísimos jóvenes, colegas míos, existe la intención de publicar

las alabanzas del muy ilustre Ignacio Duarte y Quirós, pronunciadas

durante un quinquenio, según vuestro mandato, aquellas que fueron

colocadas bajo vuestro nombre y tutela. No porque sean

suficientemente dignas de hacerse públicas o de vuestro nombre; sino

porque publicar los elogios de Duarte, inclusive los que han sido

dichos sin habilidad, no puede no ser gratísimo para vosotros. En

1

Page 18: laudationes quinque

efecto, yo mismo jamás me persuadí de que vosotros habíais

estimulado al novel orador y habíais ordenado hacer referencia a

Duarte porque esperaseis de él un discurso perfecto en elocuencia o

una frase convenientemente pulida; sino de que formabais

paulatinamente en esta capacidad de expresión, que es máxima en

vosotros, al todavía infacundo y falto de elocuencia1.

En verdad, la causa de querer exponer las alabanzas de Duarte al

juicio público está vinculada con un cierto destino doméstico. Pues al

haberse mantenido aquí los votos de todos los ciudadanos acerca de la

fundación de este nuestro Colegio, entonces Juan Echenique, nuestro

abuelo, que en aquel tiempo desempeñaba la magistratura de la

ciudad, entregó al Cabildo cartas muy comprometidas sobre esta

situación implorándole que aprobara el Colegio. Finalmente lo obtuvo.

Estas cartas están en nuestro archivo y al alabar al fundador del

Colegio, me incitaron como nieto a hacerme digno del elogio que el 1 Las Laudationes aparecen bajo el nombre y la tutela del Colegio Real y de sus nobilísimos alumnos (eas vestro nomine, et sub tutela positas), cuyos méritos celebra el jesuita, en función de la fórmula ab auditorum persona, haciéndolos partícipes de la misma alabanza de Duarte (Nam cum Duartii laudes cum vestris quodam vinculo coniunctae sint, non potui Laudationes Duartii facere, quin vos laudarem una). Es de notar que en la dedicatoria, la benevolentia se logra por medio de la fórmula de elogio ab nostra persona. Un motivo moralmente valioso y digno de alabanza, vinculado con la fórmula de la modestia, es la afirmación, por parte del autor, de que se ha dedicado a escribir por mandato de otra persona. En el inicio de la dedicatoria Peramás declara el mandato de los nobilissimi adolescentes por medio del sintagma iussu vestro. Es importante destacar además que el objetivo del encargo al supuesto ´novel orador´ no es otro que didáctico: apuntar al desarrollo en el arte de la elocuencia ([...] paulatim dicendi facultatem informaretis), arte que gana un lugar preponderante en la formación clásica de los jóvenes alumnos y en el que Peramás se distingue como un eximio representante. El otro motivo, incluido también en la dedicatoria, está asociado con la divulgación de conocimientos y se manifiesta en la voluntad de editar las Laudationes a partir de tres razones: dejar constancia del amor admirativo como principal affectus del elogio; estar a la altura de un destino doméstico representado por aquellos antepasados que promovieron la fundación del Colegio y aunar el recuerdo de Duarte con los orígenes de la imprenta en la ciudad de Córdoba. Finalmente, el elogio personal epidíctico que Peramás plasma parte del rechazo de lo que ya ha sido dicho y ofrece una pintura diferente y novedosa de Duarte. Esta perspectiva le permite al jesuita ocupar el lugar del primer panegirista, pues quienes lo precedieron en el ejercicio del genus laudativum no cumplieron con el officium de elogiar; por el contrario, produjeron quejas por la muerte de Duarte, muchas de las cuales naufragaron en el olvido.

2

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abuelo Echenique mereció al promoverlo. Existe también otra causa de

por qué ahora querría que estos discursos fueran publicados. Nuestro

Rector que promueve los estudios de nuestro Colegio y las alabanzas

de un modo único, nos ha puesto en nuestra casa una elegante

imprenta a partir de la cual se estimule la divulgación de algo digno de

la luz pública. Y creo que nada queréis que sea publicado por esta

imprenta antes que las alabanzas de Duarte que, aunque son indignas

del dominio público por su estilo, recibirán toda la dignidad del mismo

Duarte y de vuestro nombre.

Acerca de vuestros elogios, óptimos jóvenes, podría decir aquí

muchas cosas, a menos que supiera que el pronunciarlos fuera motivo

de agobio y desagrado para vuestra modestia. Naturalmente, queréis

que me dirija rápidamente a las alabanzas de Duarte, el fundador de

nuestro Colegio, tras pasar por alto las vuestras. Ya concluyo y de buen

grado me apresuro, porque después habrá más de una ocasión para

alabaros. Pues ya que los elogios de Duarte han sido relacionados con

los vuestros a partir de cierto vínculo, no pude dejar de elogiar a

Duarte sin ponderaros a vosotros al mismo tiempo. Adiós.

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3

Page 20: laudationes quinque

PROLOGUS

PRÓLOGO

En el prólogo, Peramás, tras una breve referencia biográfica de

Duarte, aborda el tema de la fundación del Colegio y desarrolla

detalladamente las actividades intelectuales, espirituales y recreativas

de los alumnos en los días laborables y en los no laborables.

Asimismo, describe el tipo de vestimenta usada por los jóvenes. Por

último, se excusa por los errores que pudieron haberse deslizado y

pone de manifiesto la necesidad de leer todos los elogios para

fundamentar un juicio sobre Duarte, ya que en cada uno se ha ido

plasmando algún aspecto de su personalidad.

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Page 21: laudationes quinque

Texto latino

PROLOGUS

DOMINUS D. IGNATIUS DUARTIUS ET QUIROSIUS

Cordubae in America fuit Domi nobilis. Is severis disciplinis

adolescens operam dedit, et Doctorum lauream meruit in Cordubensi

Academia. Initiatus postea sacris, boni Sacerdotis partes implevit

omnes, nec domi nec foris otiosus, vel libris vel civium commodis

intentus unice. Exempla virtutum continentiae, modestiae, integritatis,

fidei, constantiae, caeterarum plurima: quibus ipse per se patriae

multum profuit; et ut per alios prodesset etiam, nobilium

adolescentium Collegium posuit, petitis ab MONTESERRATO Divae

ope, et nomine.

Posuit autem id anno MDCXCV, quo anno IV Idus Apriles cum

Templum Iesuitarum magnifice apparatum fuisset, eoque

convenissent Cordubenses equites, explicuit e loco superiore

Collegiorum adolescentium naturam, et conditionem Orator nobilis,

spoponditque novum Monsserratense Collegium ingenti futurum bono

adolescentibus, et his Provinciis utilitati, ornamentoque. Fecit maiore

ceremonia DUARTIUS ipse conditor, et cum post sacrum nascentis

Collegii alumni novi asserendi intemerati Virginis Mariae conceptus

(id lex nostra petit ab his, qui domo nostra recipi volunt)

Sacramentum dixissent, deducti sunt ad aedes, quae illis recipiendis

iam paratae erant. Dici vix potest, quantum hoc opere omnibus

Reipublicae partibus Duartius opitulatus sit. Dati hinc his Provinciis

Antistites sacrorum sancti, et minores Magistratus, Parochi,

1

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Proepiscopi, Archipresbyteri, innumerabiles. At ut non informandis

solum sacris hominibus institutum Collegium est, plurimi etiam hinc

orti civiles Magistratus, Praetores, Propraetores, et Patres conscripti.

Debet id Respublica optimae illi adolescentium institutioni, quae

tanta hic est, ut nullibi Collegiorum eiusmodi maior, credo, sit, ne

dicam par1. Quotidie habent suas rerum caelestium commentationi, et

precibus, quae ore fiunt, tum sacris lectitandis libris destinatas horas,

quas et studia litterarum, et honestae recreationes distinguunt.

Quotannis vacant Ignatianis metitationibus octo dies: quo tempore,

ostio clauso, redditisque Rectori clavibus, prohibetur omnibus aditus,

exitusve; ut ne ad Iesuitarum2 quidem Collegium, quod prope est, et

quo utimur per annum plurimum, accedamus: contenti interea

domestico Sacello, ubi in Solitudine Deus (quem toto anno in sacra

theca habemus) ad cor loquitur alumnorum.

Ad haec singulis mensibus diem alumni dicunt, quo die aliquam

de Ignatii sententiis perpetuo commentantur. Id MENSIS

EXERCITIUM vocant: et possent idem omnium virtutum

EXERCITIUM vocare: et lignum illud vitae Apocalypticum dicere,

afferens fructus duodecim, per menses singulos reddens fructum

suum3: inde enim et hauriunt, et fovent virtutes omnes, quas singulis

firmatas mensibus toto exercent anno. Inde etiam ardor ille, et sacra

fames, qua sacras epulas accipiunt frequentissime.

Inter haec pia alumnorum studia, studio litterarum tantum

datur temporis, ut qui studentes viderit, putet nihil eos aliud 1 Nótese que Peramás, al referirse al Colegio, alude al prefacio de Ab urbe condita de Tito Livio: aut nulla umquam res publica nec maior nec sanctior nec bonis exemplis ditior fuit.(Praef.11) 2 Con respecto a la semivocal i, Peramás alterna el uso de j / i . En nuestra transcripción hemos optado por la i. 3 Apc.22.2: In medio plateae eius et fluminis ex utraque parte lignum uitae afferens fructus duodecim, per menses cingulos reddens fructum suum, et folia ligni ad sanitatem gentium.

2

Page 23: laudationes quinque

quidquam agere, aut posse. Eius rei Duartio nostro gratia, qui ita diei

officia temperavit, ut pietati et litteris fieret satis, et alterae essent

alteri adiumento. Nam albente Caelo, ad Sacellum itur: vacatur

mediationi piae semihoram: deinde sacrum4 fit: post sacrum in

triclinio brevis mensa datur pueris; qui inde, praelectionibus, quas

pridie audierunt, relectis, in Academiam modesti, compositique eunt,

ubi suos quisque Magistros audit. Ab scholis vacatur domi litteris ad

prandium: et prandium suscipit animi quoque recreatio: nam inter se

iucunde hilariterque destinato in loco colloquuntur.

Postea, ubi in Sacello5 Deum et Virginem salutarunt,

aliquantulum temporis meridiando transigunt, donec pomeridianae

instant scholae. Itur, audiunt Magistros iterum, inter se exercent,

reditur. Ludunt, recreantur cibulo, canunt, si velint. Cadente ferme

sole, coeunt in Sacellum Virgini fusum preces orbiculis piacularibus:

unde pleni caelestis opis ad studia litterarum redeunt ad coenam;

tantum, quod semihoram ante coenam collationibus disciplinarum

inter se communiter vacant. A coena otii rursus non nihil est: tum in

Sacellum conveniunt, audituri sacram lectionem quartam horae

partem, et quadrantem item diurna excutiunt opera; denique cubitum

eunt.

Haec profestis diebus, festis autem a sacra meditatione,

Sacerdoti peccata confitentur, post ad divinas mensas accedunt.

Singulis diebus Dominicis concioni sacrae assistunt per semihoram: a

concione studium accipit. Post meridiem intersunt de severis

4 El neutro sacrum designa toda especie de objeto sagrado; el giro sacrum facere, se utiliza para referir la realización de toda ceremonia religiosa. Cf. Ernout- Meillet, s.u. sacer 5 Según Ernout-Meillet, s.u.sacer, “diminutif du n. sacer substantivé dans le sens de petit sanctuaire, consacré à un dieu, contenant un autel, mais depourvu de toit, d´après Fest. 422, 15”.

3

Page 24: laudationes quinque

disciplinis quaestioni horam integram : deinde rusticantur6, postea

litteris student ad coenam.

Urgent haec litterarum, et virtutum exercitia Iesuitae, qui domi

sunt. Nam praeter Academiae professores publicos, sunt hic, qui

privatim studia alumnorum curant. Hi diu eos, qui palam de litteris

sunt facturi periculum, exercent inter annum : quo fit, ut alumni

Collegii nunquam sine laude pugnent, propugnentve. Extremo iam

anno, cum de auditis antea disciplinis magistris responsuri sunt

publice, domi discutiuntur, tentanturque: qui satis docti, prodeunt :

siquis vel ob indiligentiam, vel ob stuporem animi minus respondet

apte, continetur domi, premiturque, donec tuto sisti possit iudicibus.

Hinc et alumnorum semper constat honos : et is talis est, qui Collegii

nostri laudes longe lateque propaget. Illud certum est, post conditum

Collegium decuplo maiorem Adolescentium numerum Academiae

Cordubensi accessisse. Et ad Collegium nostrum tot undique confluunt

adolescentes nobiles, ut vel a Peruvio ditissimo, vel ab amaenissimo

Chili, sexcentis hinc ferme longe leucis, veniant ad montem nostrum:

pro auro, argentoque relictis domi, nascentes hoc in monte fructus

accepturi: de quibus Diva Montis praeses: Melior est, inquit, fructus

meus auro, et lapide pretioso; et genimina mea argento electo. 7

6 Rusticor, verbo derivado de rusticus, significa " estar o vivir en el campo". Así aparece en Cicerón:

Subsiciua quaedam tempora incurrunt, quae ego perire non patior, ut si qui dies ad rusticandum dati sint, ad eorum numerum ascommodentur quae scribimus (Leg.III 9). Saepe ex socero meo audiui, cum is diceret socerum suum Laelium semper fere cum Scipione solitum rusticari eosque incredibiliter repuerascere esse solitos, cum rus ex urbe tamquam uinclis euolauissent. (De or. II 6, 22). Quod quidem ipsum scribe, quaeso, ad me ut, dum consisto in Tusculano, sciam quid garriat, sin rusticatur, quid scribat ad te. (Att.12 1, 1). Asimismo, ocurre en autores de temas rústicos como Columela: Illud uero etiam in perpetuum custodiendum habebit, ut eos, qui foris rusticari debebunt [...] (Rust.12 3, 8). Cf.Ernout- Meillet, s.u. rusticus; Forcellini, s.v.De este verbo deriva el sustantivo rusticatio, del cual se vale el P.Rafael Landívar, jesuita guatemalteco (1731-1793), para titular su poema didáctico descriptivo Rusticatio Mexicana, publicado en Bolonia, en 1782. 7 Prov. 8.11: Melior est enim sapientia gemmis.

4

Page 25: laudationes quinque

Post pensa annua Philosophis, et Theologis argumenta aliqua vel

Historiae, vel Phisices amaenae proponuntur: et qui melius tractarit, et

laudatur publice, et lautum effert praemium : neque his carent, qui

student Grammaticae, et Rethoricae, si themata proposita scribant

eleganter. Illa etiam pars est aestivi otii, ut de proposito argumento,

suo quisque die, concionem triclinio inter coenam habeant. Docentur

sic et de Superiore loco verba facere, et virtutes, virosque Sanctos

laudare, et vitia reprehendere. Haec vere. Hieme, cum urgent severiora

studia, certis diebus iubentur, dum prandent caeteri, thesim aliquam

Theologicam, vel Philosophicam explicare, et explicatam propugnare;

immissis aliis, qui repugnent. Imitantur hac re sapientes viros, quibus

ferme cibi non sapiunt, nisi vel librorum amaeniorum lectione, vel

doctis disputationibus condiantur8. Qua etiam re laudat Traianum

suum Plinius, neque enim, ait, aut peregrinae superstitionis mysteria,

aut obscoena petulantia mensis Principis oberrat, sed benigna

invitatio, et liberales ioci, et studiorum honor.

Sed suis his exercitationibus non iucundis minus, quam utilibus

fit, ut adolescentes nostri, cum iam tenent calores, nihil domuum

paternarum desiderent delicias; adeo, quod vix posset cuiquam

credibile videri, ut vel hic Cordubae nati, quinque, sex, septem, plures

annos, nunquam Collegio pedem efferant, nec domum intrent

paternam, nisi parentes summe aegrotent. Qui vero veniunt aliunde,

non nisi post decennium, absolutis studiorum spatiis omnibus, in

Patriam redeunt. Fert hoc Collegii nostri lex de non prodeundo, ne

suorum quidem visendorum causa, severissima. Ita descendunt altius

hausta hinc praecepta, et mores firmius haerent, et litterae profundius

8 El empleo de la forma condiantur resulta una marca alusiva en el plano lexical que nos remite a un pasaje de Plinio (Ep. 3.1.9): Frequenter comoedis cena distinguitur ut voluptates quoque studiis condiantur.

5

Page 26: laudationes quinque

inscribuntur in alumnorum animis: quae postea documenta servant

constantissime: ut de hoc possis Monte dicere, quod dicunt de

Olympo, inscriptas ibi litteras in culmine, nullis ventorum vicibus,

nullisque posse imbribus deleri.

Vestis genus, ut id quoque dixerim, tunica nigra est ad pedes

demissa; hac super duplicata est ad pectus punicea stolula, quae ab

humeris ad imos talos descendit. Haec qua pectus sinistrum tegit,

scutulum habet argenteum, IESU signatum Nomine : supra Diadema9

regium est, regiae tutelae, et Patrocinii, quibus Collegium gaudet, nota.

Pileus quadrifidus capiti ornamentum est.

Caeterum cum rerum omnium fructum ad DUARTIUM Collegii

Conditorem pertinere alumni nostri videant, grati animi causa

decreverunt, ut anniversariae haberentur de eo Laudationes publicae.

Eas ego habui quinquennio, cum adhuc ad clamosas illas, et raucas

itarem scholas, ubi rerum maior, quam verborum et eloquentiae est

cura. Id adeo, et aetas nostra adolescentis adhuc, non satis ad

castigatam orationem iuvit : tamen Laudationes nostras iudicio tuo

volui committere, facile a te et tempori, et aetati, quibus sunt habitae,

condonatum iri sperans, quidquid peccatum est. Et cum latinum

minus aliquid deprehenderis, reprehende, licet: at cogita, me haec ab

Urbe Roma, id est, matre eloquentiae latinae, infinitis propemodum

distantem spatiis, et in Orbe Novo, non Ciceroni cognito, non Terentio,

aut Caesari scripsisse.

Illud etiam te volo monitum, non omnia me de DUARTIO

singulis orationibus dixisse: sed quae proposito argumento apta erant:

quare omnes legas, necesse est, antequam de DUARTIO iudices. Et

9 Diadema en latín (del griego δια/δηµα) es un sustantivo neutro. El femenino es un arcaísmo que aparece en Pomponio (Com.163) y en Apuleyo (M.10,30). Cf. Gaffiot, s. v.

6

Page 27: laudationes quinque

cum vel omnia legeris, multo DUARTIUM scito10 maiorem fuisse; sed

excidisse pleraque et iniuria temporum, et primorum maxime

Laudatorum vitio, qui, lacrymabili quodam dicendi genere contenti,

ubi Parcas maledictis omnibus lacesciverant, quod DUARTIUM

tulissent, satis sibi officio suo fecisse visi sunt. Ea res querimoniarum

plenas illorum Laudationes fecit, laudum solidarum11 non item. Tamen

vel ex his, quae hoc, ut ita dicam, naufragio, et fato erepta sunt,

eximiam quamdam DUARTII imaginem spectare licet. Vale.

*****************************

10 El imperativo futuro se caracteriza por una desinencia en –to cuyo origen hay que buscarlo en el ablativo de una antigua partícula demostrativa.Cf. Mellet (1994: 249). Con respecto a los tipos de empleo, Serbat (1994: 265) considera que “un second type d´emplois est constitué d´occurrences pour lesquelles l´ordre peut être exécuté immédiatement, mais vaut aussi pour un avenir assez long. La notion de futur ne porte plus sur la borne initiale du procés, mais sur son extension dans les temps.” 11 Término que se utiliza en retórica para hacer referencia al estilo pleno y cerrado, cf. Cic. Brut. 291.

7

Page 28: laudationes quinque

Texto en español

PRÓLOGO El Sr. Dr. Ignacio Duarte y Quirós perteneció a una noble familia

de Córdoba en América. Cuando era adolescente, se consagró a serias

disciplinas y mereció la gloria de los Doctores en la Universidad

cordobesa. Tras haberse iniciado luego en lo religioso, cumplió todos

los deberes del buen Sacerdote sin estar ocioso ni adentro ni afuera, y

atento únicamente ya a los libros, ya a los beneficios de los ciudadanos.

Ejemplo de virtudes1: continencia, moderación, integridad, fe,

constancia, y muchas otras con las que él de por sí fue muy útil a la

patria. Para ser también provechoso a través de otros, inauguró un

Colegio de jóvenes nobles, después de solicitar a Monserrat la

asistencia de la Virgen y el nombre. Lo fundó el 10 de abril del año

1695. Tras haberse preparado el Templo de los Jesuitas

suntuosamente y haberse reunido allí los caballeros cordobeses, el

célebre orador explicó desde una alta tribuna la naturaleza de los

Colegios de Jóvenes y su preparación, y aseguró que el nuevo Colegio

de Monserrat sería un enorme beneficio para los jóvenes y una ventaja

y distinción para estas provincias. El mismo fundador Duarte organizó

la ceremonia mayor y una vez prestado juramento de defender el fruto

de la Virgen María (a los que quieren ser recibidos en nuestra casa,

nuestro reglamento les pide esto) los nuevos alumnos del naciente

Colegio, sin manchas, fueron llevados a los aposentos que ya habían

sido preparados para que fueran recibidos. Apenas puede decirse

cuánto Duarte ayudó a todos los integrantes del virreinato con esta

1 El autor recurre a la etopeya para ponernos al tanto del carácter moral de Ignacio Duarte y Quirós.

1

Page 29: laudationes quinque

obra. De allí que fueron dados a estas Provincias los cargos de

venerables Sacerdotes de culto e innumerables cargos menores:

Magistrados, Párrocos, Obispos, Archipresbíteros. Pero como el

Colegio se estableció no solo para formar religiosos, de allí también

egresaron gran cantidad de magistrados civiles: auxiliares,

gobernadores, tenientes gobernadores y cabildantes.

La República debe esto a aquella óptima institución de jóvenes

que es tan grande aquí que no creo que exista en ninguna parte un

Colegio superior, ni siquiera, diría, similar. Cotidianamente destinan

sus horas, que se dividen en estudios literarios y honorables

recreaciones, al comentario de asuntos celestiales, a las plegarias

vocales y a la lectura de libros sagrados2. Anualmente se dedican

durante ocho días a las meditaciones ignacianas. En este período,

después de cerrar la puerta y devolverle al Rector las llaves, se prohíbe

a todos la entrada o la salida para que ni siquiera accedamos al Colegio

de los Jesuitas que está cerca y al que utilizamos muchísimo durante el

año; mientras tanto somos contenidos en el Santuario doméstico

donde en soledad, Dios (al que todo el año tenemos en el sagrado

cofre) se dirige al corazón de los alumnos.

Para esto los alumnos eligen un día de mes en mes en el cual

meditan continuamente alguna de las máximas de Ignacio. Esto se

denomina práctica del mes. También se podría denominar práctica de

todas las virtudes y a dicha práctica árbol apocalíptico de la vida

puesto que aporta doce frutos y produce su fruto, uno por cada mes.

De allí que, en efecto, no solo absorban sino que fomenten todas las

2 Encontramos grandes coincidencias en la distribución del tiempo propuesta por “Las Constituciones y Estatutos de Argandoña”, “Las Reglas del Colegio Seminario de San Luis” y el testimonio de su puesta en práctica en los “Cinco elogios”. El cronograma aplicado al Convictorio de Monserrat que se lee en la Laudatio prima sólo tuvo modificaciones horarias con el correr del tiempo. Cf. Beato et alii (1987:84 ss).

2

Page 30: laudationes quinque

virtudes que, afianzadas en cada mes, ejercitan durante todo el año; de

allí también aquel deseo y el apetito sagrado con que reciben muy

frecuentemente los alimentos sacros.

Entre estos piadosos estudios, los alumnos se dedican al estudio

literario tanto tiempo que quien los haya visto pensaría que no hacen

ni pueden hacer otra cosa3. El agradecimiento por esto está dirigido a

nuestro Duarte, quien organizó las obligaciones del día de tal modo

que hubiera suficiente tiempo para la piedad y las letras y que una

ayudara a la otra. Pues al amanecer van al Templo donde cuentan con

media hora para la meditación piadosa. Luego se realiza la misa y

después de la ceremonia, se ofrece en el refectorio un pequeño

desayuno a los jovencitos, quienes desde allí, tras repasar las

explicaciones del maestro escuchadas el día anterior, se van en calma y

ordenadamente a la Universidad, donde cada uno escucha a sus

Maestros. Al regresar de las aulas se sigue estudiando hasta el

almuerzo. Almuerzo y renovación del espíritu resultan un sustento,

pues en un lugar determinado se entretienen entre sí placentera y

alegremente.

Una vez que saludaron a Dios y a la Virgen en el Templo, se

toman un tiempo para la siesta hasta que la escuela se impone después

del mediodía. Van, escuchan nuevamente a sus Maestros, se ejercitan

entre sí y regresan. Juegan, se reaniman comiendo, cantan, si

quieren.

Casi al atardecer, en pequeños círculos expiatorios, se reúnen en

el Santuario de la Virgen que desborda de plegarias. Desde allí

regresan al estudio literario hasta la hora de la cena, pletóricos de

3 El Colegio atravesó diferentes etapas, pero siempre se mantuvo el “Plan Humanista” de estudios con el principio rector de formar jóvenes en “virtud y letras”. Sus disciplinas tenían el sentido teológico-humanista que impulsaba España.

3

Page 31: laudationes quinque

poder celestial; sólo media hora antes de cenar, en general, se ocupan

de confrontar las lecciones mutuamente. A partir de la cena, por el

contrario, hay un poco de recreo; luego se reúnen en el Santuario para

escuchar la lección sagrada durante un cuarto de hora, y además

examinan durante otro cuarto de hora los trabajos diurnos.

Finalmente se van a dormir.

Esto en los días laborables. En los no laborables, sin embargo,

después de la sagrada meditación, confiesan al Sacerdote sus faltas y

luego se acercan al banquete sagrado. Cada domingo por espacio de

media hora escuchan el sermón, del cual se recoge una enseñanza.

Pasado el mediodía participan durante una hora entera en planteos de

serias disciplinas; pasean por el campo y enseguida se consagran al

estudio hasta la hora de la cena.

Los jesuitas que permanecen en la casa se ocupan de estas

prácticas literarias y virtudes. Pues, además de los profesores públicos

de la Universidad, están aquí quienes en privado se preocupan por los

estudios de los alumnos. Durante bastante tiempo entrenan año a año

a aquellos que han de exponerse a la prueba de las letras

públicamente; por esta razón, los alumnos del Colegio nunca luchan ni

compiten sin alabanza. Ya al finalizar el año, cuando deben enfrentarse

en público con los maestros respecto de las disciplinas escuchadas con

antelación, son apartados y examinados. Quienes son suficientemente

doctos, sobresalen y si alguno, por negligencia o parálisis del espíritu,

responde de un modo menos apto, se lo retiene y se le exige hasta que

pueda comparecer frente a los jueces con seguridad. De allí que no solo

se mantenga siempre el honor de los alumnos sino que este es tal que

difunde las alabanzas de nuestro Colegio a lo largo y a lo ancho. Una

cosa es cierta: después de la fundación del Colegio, el número de

4

Page 32: laudationes quinque

jóvenes4 de la Universidad cordobesa5 aumentó diez veces. Y a nuestro

Colegio confluyen de todas partes tantos jóvenes nobles que vienen a

nuestro monte, ya desde el riquísimo Perú, ya desde el muy ameno

Chile, desde casi seiscientos leguas de distancia para recibir, en lugar

del oro y la plata dejados en nuestra casa, los frutos que nacen en este

monte, de los cuales la Diosa, protectora del Monte, dice: “mi fruto es

mejor que el oro y que las piedras preciosas; mis producciones,

mejores que la plata escogida.”

Después de las valiosas rentas anuales, se proponen algunos

agradables argumentos de Filosofía, Teología, Historia o Física y quien

mejor los aborda, no solo es elogiado públicamente sino que se lleva

un distinguido premio. No carecen de esto quienes se dedican a la

Gramática y a la Retórica, si pueden escribir con distinción los temas

propuestos. Aquella parte también tiene lugar en el ocio estival de

modo que cada uno tenga en su día una disertación acerca del

argumento propuesto, en el comedor durante la cena. Así se les enseña

a escribir en un tono superior, a alabar las virtudes y los santos

varones y a rechazar los vicios. Esto en primavera. En invierno, cuando

urgen los estudios más serios, en determinados días se les ordena

exponer alguna tesis teológica o filosófica, mientras el resto desayuna,

y una vez expuesta, defenderla de los que oponen resistencia. En este

sentido, imitan a los sabios varones para quienes los alimentos casi no

tienen sabor, a menos que sean sazonados ya por la lectura de los

4 Con respecto a los catálogos de los primeros alumnos del Colegio de Monserrat, cf. Grenón (1942). 5 Acerca de la Universidad de Córdoba, escribe Furlong (1946: 239 ss): “La Universidad de Córdoba fue la expresión más elocuente de la cultura jesuítico-colonial. Fue, además, la obra de mayores alientos y la más prolífica llevada a cabo por los Padres de la Compañía de Jesús en estas regiones del Nuevo Mundo. Cierto es que desde principios del siglo XVII hasta fines del siglo XVIII fue la Universidad cordobesa el foco más poderoso de la ciencia y el propulsor más eficaz de las más nobles disciplinas intelectuales.”

5

Page 33: laudationes quinque

libros más placenteros, ya por las doctas discusiones. Por esta causa,

también Plinio alaba a su Trajano. En efecto, dice, “ni los misterios de

la peregrina superstición ni la obscena petulancia está delante de la

comida del Príncipe, sino una benigna invitación, las diversiones

nobles y la deferencia para con los estudios”.

Pero por estas prácticas suyas no menos agradables que útiles,

nuestros jóvenes cuando ya urgen los calores, no desean las delicias de

las casas paternas, a tal punto que a cualquiera podría resultarle

apenas creíble que los nacidos aquí, en Córdoba, durante cinco, seis,

siete y más años jamás saquen el pie fuera del Colegio y no regresen a

la casa paterna, a menos que los padres se enfermen gravemente. Pero

quienes vienen de otro lugar, solamente después de un decenio,

regresan a su Patria, tras haber concluido todas las etapas de estudio.

La muy severa ley de nuestro Colegio establece no salir, ni siquiera

para visitar a sus parientes. Así penetran más profundamente los

absorbidos preceptos y más firmemente se afianzan las costumbres y

las enseñanzas se inscriben más hondamente en el espíritu de los

alumnos para que después se conserven como modelos inalterables, de

modo que podría decirse acerca de este Monte, lo que dicen del

Olimpo: inscriptas allí las letras en la cima no pueden ser destruidas ni

por la violencia de los vientos ni por las lluvias.

El tipo de vestimenta, puesto que habré de decir esto también, es

una túnica negra que cae hasta los pies; sobre esta se duplica una

estola púrpura junto al pecho que desciende de los hombros hasta los

talones. Esta que cubre el lado izquierdo tiene un escudito de plata

que se distingue por el nombre de Jesús; más arriba se reconoce la

6

Page 34: laudationes quinque

Diadema del rey, de la tutela real y de los Protectores de los cuales el

Colegio goza. Un sombrero de cuatro picos adorna la cabeza6.

Puesto que nuestros alumnos ven que el fruto de todas las

restantes cosas se debe a Duarte, el fundador del Colegio, decidieron,

en función del espíritu agradecido, que sus alabanzas anuales fueran

consideradas públicas. Yo las consideré durante un quinquenio cuando

todavía concurría a aquellas clamorosas y raucas clases donde existe

una preocupación mayor por el contenido que por la elocuencia.

Aunque esta situación y nuestra edad todavía adolescente nos impidió

tener un estilo pulido, con todo quise confiar a tu juicio nuestras

alabanzas en la esperanza de que cualquiera fuera la falta sería

fácilmente olvidada por ti en consideración no solo del tiempo sino

también de la época en que fueron pronunciadas. Y cuando descubras

algo menos latino, puedes criticarme, pero piensa que yo las escribí

alejado por espacios ilimitados de la ciudad de Roma, es decir, de la

madre de la elocuencia latina, y en el Nuevo Mundo, sin haber

conocido a Cicerón, a Terencio o a César7. También quiero advertirte8

6 La vestimenta de los colegiales del Monserrat se componía de sotana (traje talar), manteo (manto o capa), beca (estola) y bonete (sombrero o también llamado cuadrado). Los graduados usaban otra indumentaria: la museta, el capirote y el sombrero con borlas. Lucían esta vestimenta para la pomposa ceremonia de graduación y en otras ocasiones especiales. El único documento pictórico original vinculado con los uniformes es un dibujo en colores del Padre Florian Paucke S.J. Cf. Beato et alii (1987: 88-90). 7 El jesuita, valiéndose de la fórmula proemial ab nostra persona, se propone ganar la benevolencia del lector y evitar toda sospecha de arrogancia a partir de una presentación modesta. Pero como la misma debe ser resaltada, termina cayendo en el extremo de la afectación o falsa modestia. La declaración de la impericia puede tener lugar no al principio, sino en el centro o, como en este caso, al final, en la cumbre de la conmoción de los afectos. De este modo se excusa por los errores que puedan haberse deslizado haciendo alusión a su edad juvenil, a su deficiente manejo de la elocuencia motivado por el hecho de haber vivido en un mundo desconocido, alejado de Roma No obstante, confía en el lector y en su capacidad de juicio, tal como se desprende del elogio ab auditorum persona: [...] tamen Laudationes nostras iudicio tuo volui committere [...]. No hay que olvidar que tal como sostiene Marrero Fente (1999: 86) “las llamadas de afecto positivo se movían desde el elogio desmedido al lector, pasando por la valoración normal (amigo benévolo o benigno, cándido, caro, carísimo, curioso, cristiano, pío o piadoso), hasta la indiferencia, la crueldad y el insulto al vulgo.”

7

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que en cada uno de los discursos no dije todo acerca de Duarte sino lo

que se adecuaba al argumento propuesto. Por ello, es necesario que

antes de emitir tu juicio sobre Duarte, las leas todas. Cuando las hayas

leído completamente, incluso, deberás tener presente que Duarte fue

muy superior, pero fue víctima no solo de la injuria de los tiempos

sino, sobre todo, de la mayor imperfección de los primeros

panegiristas, quienes, satisfechos con un cierto estilo lúgubre de

elocuencia, cuando habían irritado a las Parcas con todo tipo de

maldiciones porque se habían llevado a Duarte, consideraron que

habían cumplido lo suficiente con su deber. Esta situación colmó de

lamentaciones sus alabanzas, pero no así de elogios de estilo pleno. Sin

embargo, se puede esperar una cierta imagen eximia de Duarte a partir

de lo que fue arrebatado de este naufragio y esta destrucción, por

decirlo de alguna manera. Adiós.

*********************************

8 El monitum final (Illud etiam te volo monitum [...]) se refiere a la necesidad de leer todos los elogios para fundamentar un juicio en torno de Duarte, pues en cada uno se ha ido tejiendo algún aspecto de su personalidad: su biografía (Laudatio prima), su amor al estudio (Laudatio secunda), su amor a la juventud (Laudatio tertia), sus virtudes (Laudatio quarta). En la Laudatio quinta, precedida por un nuevo monitum al lector (Lectori), se une el elogio de Duarte con la alabanza y la recomendación de los colegios americanos para jóvenes. Cabe señalar que en los textos neolatinos de la época la advertencia al lector es un rasgo común. Nótese que el P.Rafael Landívar encabeza su obra con una advertencia (Monitum), en la que hace referencia al título de su obra, a la veracidad de los hechos, al estilo poético y a la dificultad de descubrir vocablos y metros para expresar asuntos tan novedosos. Al dirigirse al lector, apela a la fórmula te monitum velim.

8

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9

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LAUDATIO I

PRIMERA ALABANZA

En el primer discurso laudatorio Peramás construye el elogio de

Duarte en función del tema de la nobleza de los antepasados y

refuerza la alabanza con la descripción del escudo de familia,

integrado por seis símbolos- la estrella, las llaves, el ciprés, las rosas,

los lirios y las cruces-, en los se preanuncian las virtudes y acciones

duartianas.

*******************************

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Texto latino

CLARISSIMI VIRI D.D. IGNATII DUARTII ET QUIROSII

LAUDATIO I

INESSE MAIORUM NOBILITATI vim suam, quae non sinat

degenerare minores1 ab avita gloria, is neget unus, qui et ignobilis ipse

sit, nullisque maioribus, nec magni illud vatis audierit umquam2:

Fortes creantur fortibus, et bonis

nec imbellem feroces

progenerant aquilae columbam.3

Certe heroicis illis temporibus sola commendatio virtutis

distinxit e plebe nobiles. Nam siquis arte quadam dicendi et eloquentia

1 Minor con el sentido de descendiente aparece en Virgilio (Aen.1. 532).

2 En la Laudatio Prima Peramás construye el elogio de Duarte y Quirós en función del tema de la nobleza de los antepasados. Para ello recurre:

* por un lado, a la intertextualidad, es decir, a la cita textual de unos versos de Horacio: Fortes creantur fortibus et bonis / est in iuuencis, est in equis patrum / virtus neque inbellem feroces / progenerant aquilae columbam (O.4.4, 29-32);

* por otro, al exemplum de los tiempos heroicos, aquellos en los que la virtud enciende en los varones ilustres y nobles una llama que no se extingue, sino que reproduce los valores de los mayores insignes.

3 Edición facsimilar: (1) Horat. Lib. 4 Od. 4. La cita correcta es Hor. O. 4.4., 29-32. Si bien está omitido el v. 30 (est in iuuencis, est in equis patrum / uirtus [...]), los versos citados dan pie al jesuita para iniciar su argumentación acerca de los tiempos heroicos: Certe heroicis illis temporibus sola commendatio virtutis distinxit e plebe nobilis. La virtud que nace de la nobleza enciende en los varones ilustres una llama que no se extingue, sino que reproduce los valores de los mayores insignes. En este contexto la alusión reflexiva es algo más que un mero repetir la voz de Horacio, pues significa el encuentro entre dos voces y, al mismo tiempo, un gesto ambiguo de reverencia, por un lado, y de recontextualización, por otro. El prestigio de la cita se extiende, en este caso, a la obra del propio Peramás como una especie de protección. La utilización que hace el jesuita del poeta augustal no apunta a la superimposición de signos en la cual un elemento toma el lugar del otro, sino más bien a la auctoritas como prueba para corroborar la justeza de su argumentación y autenticar así su propio texto.

1

Page 39: laudationes quinque

dispersos homines, et vagantes more belluarum in unum locum

coniunxerat; siquis ingenio et prudentia fregerat incitatae multitudinis

impetum; siquis amplificaverat regni fines, aut ab eis hostes expulerat;

siquis belli, domive, virtute sapientiave supra caeteros eminebat; hos

Respublica praeclaris suis decretis nobilitabat, ad honores, arasque

prevehebat, et nimis amplo vocabulo appellabat Deos, veluti

aratricem4 Cererem, Mercurium eloquentem, doctam Minervam et

fortem Herculem: quorum deinde filiis eo etiam honos habitus est,

quod inesse in iis semina paternae claritatis viderentur. Ex virtute

igitur nobilitas coepit: et ex nobilitate quaedam egregiis viris flamma

crescit in pectore, quae sedari non potest ante, quam praestantem

maiorum virtutem expresseris imitando.

At qua in re sita haec virtus sit: quo fiat modo traduxisse ardor

generis et vis: id mihi semper visum est, esse admodum explicatu

difficile. Scilicet ut Philosophis certum est a Sole et Astris in subiectum

orbem virtutem quamdam venire et vim : at ut venit, ut subit intima

terrarum haec vis, et virtus; vix explicant: sic certo descendit in

minores vis haec nobilitatis; at quo descendit modo, dici vix potest.

Nisi id malimus dicere explicari vim hanc intimam ab extima illa

altera, et patente, quae minores maiorum immemores esse non

patitur. Haec sunt statuae, imagines, monumenta honoris, scuta

gentilitia maiorum; ubi vident nepotes, quibus quasi gradibus ad

honores avi, proavique ascenderunt5: et quibus ad gloriam ipsis, et

laudem enitendum est. Atque ex iisdem imaginibus, scutisque illud

nepotes solidi solatii hauriunt, ut minus aegre maiorum mortem

ferant, quos per res gestas, et statuas, et caetera honoris insignia, ad

inmortalitatem consecratos vident.

4 Aratrix femenino de arator aparece en Notae Tironianae (cf.Gaffiot, s.v.). 5 El autor alterna el uso del indicativo y del subjuntivo en las proposiciones interrogativas indirectas.

2

Page 40: laudationes quinque

Quae cum ego reputarem nuper ex morte Collegii nostri

conditoris Cl[arissimi] V[iri] Ignatii Duartii et Quirosii tristissimus,

non potui non Caroli il[lustrissimi] Hispaniarum Regis clementiam, et

prudentiam laudare, qua Collegio nostro concessit, ut insignis, et scuta

gentilitia Duartii, et pro Collegii foribus, et hic in aede sacra, ex

adverso regio stemmati appenderemus. Quaesivit eo nobis Rex

sapientissimus et solatium de morte Duartii, quem in statuis, et scuto

immortalem videremus, et incitamentum, quo, proposita ipsius

nobilitate, ad honores aggrederemur. Atque haec eadem causa est, cur

in anniversaria laudatione Duartii scutum illud gentilitium consuevit

ibi, ubi illud videtis, pro tumulo collocari.

Id adeo ego et sapientissime factum existimo; et quaerenti ad

laudationem Duartii argumentum, non aliunde, quam ex ipsius scuto,

peti mihi videtur, melius posse. Quin etiam id in eo commoditatis erit,

ut vos, nobilissimi adolescentes, nobilitas Ignatii accendat ad verae

nobilitatis imitanda facta. Illud unum vos rogo, ut, me de Duartii scuto

dicente, oculos saepe ad scutum ipsum, quod coram est, convertatis:

sic fiet, ut orationem nostram non minus oculis hauriatis, quam

auribus.

Igitur cernitis in scuto Duartii sena symbola: superne STELLAM,

sub stella decussatas CLAVES, inferne CUPRESSUM, quaternas sub

cupresso ROSAS, totidem circum LILIA, octonas denique scutum

complectentes CRUCES. Quibus ego symbolis propositas fuisse

ostendam, et praenuntiatas Duartii virtutes, et facta praeclarissima

iam inde ab maiorum suorum temporibus: veluti olim in Homerico illo

scuto futura Achillis facinora, et Aeneae in altero illo Virgiliano

expressa continebantur.

3

Page 41: laudationes quinque

Ac primo quidem scuti STELLA illa rapit nostros ad sese oculos.

Solent illi, qui observandis astris studium collocant suum, in

puerorum natalitiis horoscopum servare de Caelo: atque ex stellarum

aspectu inter se, situ, coniunctione, vel ea contra, nascentis dotes,

ingenium, fortunas, vitaeque genus omne praedicere. Non moror,

quantum his Astrologis tribuendum fit: alii viderint. Equidem ex

STELLA hac facile Duartii pueri vitae genus omne ac virtutes

divinassem.

Haec enim STELLA est, quae nascenti Duartio clarum et illustre

in Hispanicis, et Indicis monumentis Duartiorum genus

repraesentavit, et nihil indignum eorum nobilitate admittere passa est:

cum, STELLA hac praeeunte, videret Duartius, maiorum gloriam

posteris lumen esse: neque bona, neque eorum mala in occulto pati.

Haec, ut stellae proprio lucent lumine, Duartium perpetuo monuit, ut

sua et propria mallet luce, quam aliena, vel maiorum splendore

nitescere. Haec illa fuit, quae Ignatio modestiam, pudicitiam,

temperantiam, prudentiam, quae constantiam, integritatem, fidem,

morum suavitatem, et stellis innatam excellentiam quamdam, et

caeteras adolescente ingenuo dotes dignas, vi illa occulta, qua stellae

subiectum orbem implent caelesti virtute, inspiravit.

Haec STELLA Duartium movit, ut Myrrham, castitatem voto

facto, iam inde a puero; et Thus, quo suavissimos mores, et sacram

hostiam iam Sacerdos litabat, et Aurum, quod in eleemosynas6

profudit regio animo consecraret IESU in antro Beethlemitico, vel

potius in Monsserratensi specu. Haec STELLA est, quae assidue

Duartium admonebat, Sacerdotibus praesertim dictum esse: Vos estis

6 Blaise (s. v.) consigna las variantes elemosyna, eleemosyna, elymosyna. Según Mohrmann (s. .v.), este helenismo se encuentra entre los cristianismos léxicos indirectos.

4

Page 42: laudationes quinque

lux mundi.7 Haec lumen praebuit, quo lumine cum in sacris Libris

legisset illud : qui ad iustitiam erudiunt multos, quasi stellae in

perpetuas aeternitates8: ad condendum hoc artium bonarum

domicilium erectus est, ubi ad omnem iustitiam, virtutesque omnes

harum Provinciarum adolescentes nobilissimi informarentur.

Ad extremum, cum haec natura stellarum sit, ut tametsi

videantur mori, non pereant tamen: sed ubi veterem orbem

illustrarunt, pergunt occidendo hunc Novum orbem illustrare: sic

maiores Duartii, ubi splendore suo impleverunt Europam, lumen

intulerunt in Americam: et Ignatius noster, etsi visus est occidere,

tamen igne ille suo, suis nimirum virtutibus, pergit nos, et Provincias

has omnes illustrare. Plura possent de STELLA hac dici : sed iam

alterum scuti symbolum CLAVES illae nos vocant.

CLAVES istae, Auditores9, adeo Duartii vitam exprimunt, ita

sunt illi propriae, ut nisi coram in Scuto videretis, vererer, ne id a me

fictum putaretis. Vocarunt scilicet Duartium, disciplinis iam excultum

omnibus, et Doctorum donatum praemiis, et laurea, CLAVES istae ad

Sacerdotium. Hae enim CLAVES portenderant subiectum iri

aliquando intimo, et sanctiori quodam modo ipsum Ignatium Petri

Apostolorum Principis clavibus; et eisdem aperturumpostea Collegium

hoc adolescentibus innumerabilibus, qui sacris initiati, et p[rae

aliorum curae praefecti, a Petro ipso CLAVES istas acciperent, quibus

referarent infinitis Sacramentorum valvas, et Caelum. At quam ipse

Ignatius assidue, solerterque Claves istas divinas versavit? quam

7 Edición facsimilar: (2) Math. 5. La cita correcta es Math. 5. 14.

8 Edición facsimilar: (3) Daniel. 12. La cita correcta es Dn. 12. 3. 9 El vocablo auditores, utilizado también por otro jesuita, Rafael Landívar, en su Funebris declamatio pro iustis, no se encuentra en Cicerón, ni en Salustio, ni en Tito Livio con el sentido que aparece en los neolatinos. Tanto en el texto de Landívar como en el de las Laudationes, la expresión se acerca a la significación moderna de ' oyentes'. Cf. Accomazzi (1961: 107).

5

Page 43: laudationes quinque

multis aperuit istis Clavibus ad Deum aditum? dicere possem iisdem

omnibus Duartium aperuisse, quibus alumni Collegii nostri

aperuerunt: quae enim ii egerunt, et egisse per eos Ignatius ipse

censendus est: ut Gregorius Magnus Anglorum Apostolus dicitur,

quod Apostolum suum Augustinum Anglis dederit.10

Sed haec mitto. In unum dico, Ignatium ipsum his Clavibus per

se se alta multorum, et obscura conclavia aperuisse: feras animorum

solvisse, et apertis ianuis, in Caelum introduxisse. Cuius rei causa

poposcit sibi Duartius ab Sacrorum Antistite iuris sacri dicundi in

Villa, quam deinde huic Collegio attribuit, potestatem; ut fervis,

quorum erat Dominus, esset et parens, et Parochus: quo ille plurimis

saluti fuit, atque aliis per Baptismum Ecclesiam aperuit, aliis Caelum,

quod sibi ipsi post Baptismum occluserant. Postremo si Duartii

CLAVES istas Clavibus illis, quas manu Petrus gerit, contuleris; senties

quam simillimas, imo easdem: tamque utraeque interse arcte coibunt,

quam coiisse dicuntur eiusdem Petri Romanae, ac Hyerosolimitanae

catenae, cum collatae inter se sunt : ut nulla deinceps humana vis

separare potuerit, quas coniunxit divina.11 Vellem in his, Auditores,

diutius immorari, utique cum nobis hinc ad feralem illam

CUPRESSUM, mortis Symbolum, et Trophaeum digrediendum sit: ad

digrediendum necessario: qui enim fieri possit, ut vel invitus

reluctansque ad CUPRESSOS non venias?

CUPRESSUS, invisa antiquis arbos fuit, morti, et inferis

consecrata, de eaque dictum illud:

Linquenda tellus et domus.12

10 Edición facsimilar: (4) In Elogio Eccles. IV Idus. Mart.

11 Edición facsimilar: (5) In Elogio Eccles. Cal. Aug. 12 Edición facsimilar: (6) Horat. L. 2 Od. 14 La cita correcta es Hor. O..2.14, 21-24. Cabe

6

Page 44: laudationes quinque

Neque harum, quas colis, arborum,

Te, praeter invisas CUPRESSOS,

Vlla brevem Dominum sequetur.

Sed non CUPRESSUS tantum, aliae etiam antiquis fuerunt

arbores mortis Indices. Neque enim, nisi per summam iniuriam, alio,

quam ad mortis indicium, et lenimen, trahat quisquam, fictas illas

antiquorum in arbores metamorphoses. An vos putatis cum Heliadas

in Populum13, Daphnen in Laurum14, Narcissum in florem

cognominem15, Attin in Pinum, et Cyparissum puerum illum in hanc

nostram CUPRESSUM16 mutatos dixerunt veteres, eos has

metamorphoses re ipsa factas credidisse? Enimvero sapientiores illi

fuerunt, quam ut haec crederent. Finxerunt scilicet conversiones illas

suorum, ut quoties Pinum, et Laurum, et Populum, et caetera suis

afficta, cernerent, toties de suis per mortem ablatis recordarentur 17.

Sed, ut caeterae arbores qualecumque mortis solatium quibusdam

fuerit, CUPRESSUS communis erat omnibus mortis index, qua illi ad

mortuorum memoriam, et ex memoria hac ad vitae rationem

componendam utebantur.

Neque Duartius noster CUPRESSO sua, alio usus est. Quippe

meminerat, CUPRESSO visa, maiorum, quos nec nobilitas generis, nec

señalar que el autor omite traducir et placens / uxor (21-22). 13 Cf. Ov. Met. 2. 340 ss. 14 Cf. Ov. Met. 1. 452 ss. 15 Cf. Ov. Met. 3. 339 ss. 16 Cf. Ov. Met. 10. 106 ss. 17 En este pasaje, el lexema metamorphoses implica una condensación, una integración en la que la alusión es absorbida por Peramás quien se apropia de algunos episodios de las Metamorfosis de Ovidio, vinculados con la transformación en árboles de ciertos personajes (Dafne en laurel, las Helíades en álamos, Narciso en flor, Atis en pino, Cypariso en ciprés) para luego adaptarlos al nuevo contexto. Estas alusiones establecen anafóricamente un precedente temático sobre la situación literaria que Peramás desarrolla y somete a su propia exégesis.

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Page 45: laudationes quinque

largae divitiae eripuissent satis. Stabat ante oculos perpetuo

CUPRESSUS haec, ex eaque proveniebat Duartio commentatio illa

mortis, quae in illo immortalis fuit. Hinc vitam illam instituit morti

propriorem, quam vitae. Hinc cruciatus illi, et voluntaria verbera,

quibus parietes isti, ut respersus sanguis testis est, toties

personuerunt. Hinc negata oculis a modestia videndi copia. Hinc

suffusus longis vigiliis, et ieiunis ori pallor, fractus, et fugiens in genis

color, et pectus tumens, et collapsa tempora, et gressus tremuli, et

oculi pressi, et rarus anhelitus, et tota facies cadaverosa18: diceres

Duartium aut morientem vivere, aut viventem mori: ita praesens erat

mortis species. Hinc recissus e cultu corporis luxus omnis, divisae

inopibus divitiae, mortalium rerum abiecta procul cura. Hinc Montis

huius Serrati cultura: in quo id scitote, Collegae mei, voluisse

dumtaxat CUPRESSOS coli, non flores, nec caducas arbores brevi

victuras.

Quod si quando hic colendae sint ROSAE; eae sub Cupresso hac

colendae sunt: quemadmodum quaternas illas Duartianas ROSAS hic

videtis satas: quo ab impudica Venere, quae tristem illam arborem,

nimium fugit, tutae sint. Admonet igitur nos Cupressus haec, ut

perpetuo mortis memores, Duartii vitae vitam simillimam vivamus;

Cupressoque hac edoceamur constantiam, qua illa semper viret; et

durare in laboribus, quibus nunquam arbos haec cedit, nec vero cessit

Duartius. Octonae autem CRUCES illae, quae Scutum circumdant, e

Cupresso hac Duartiana factae videntur mihi: ita Duartii iuge sese

cruciandi studium, et IESUM crucifixum imitandi ostendunt

voluntatem. Et quod octonae sint, satis eae indicant, nihil illum in 18 La imagen facies cadaverosa aparece en Terencio, Hec. 441: cadaverosa facie. El adjetivo cadaverosus se registra asimismo en San Ambrosio, In Psalm. 118 Serm 16,28: nihil -um, nihil mortuum ore tuo sumus (cf. ThLL s.v.). Väänänen (1971:186) señala el empleo popular del sufijo -osus y la frecuencia del matiz despectivo.

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Page 46: laudationes quinque

corpore, nihil in animo, quod cruci non affixerit, habuisse: cum et

quina corporis sensa, et terna animi virtutes, sua quamque Cruce

signarit semper: ut Duartio, quidquid videret, CRUX; quidquid

olfaceret, CRUX; quidquid audiret, CRUX; quidquid gustaret, CRUX;

quidquid ageret, esset CRUX. CRUX item esset, quidquid meminisset;

CRUX quidquid cogitaret; CRUX, quidquid appeteret.

Iam inter has cruciatuum spinas, iuxtaque, hanc Cupressum,

nata illa sunt LILIA Duartiani Scuti. Scitis, quam praesertim virtutem

Lilia referant, Castimoniam. Haec in Duartio tanta fuit, quantam et

vos saepe audistis, et ego vix verbis assequar. Etenim Ignatius iam

inde a puero, LILIA ita coluit, puritatem amavit, ut nihil magis

timuerit, quam, nequa levior aura,haec affaret LILIA: procul inde

amotae pestilentes animae, halitusque; ductae circumquaque robustae

crates, cancellique, qui aspides, et feras pestesque arcerent omnes:

contra vocati cultores puri, et pii, innocentes socii, pueruli videlicet,

quibus erat cordi candor Liliorum. Narcissulos19 illos, Ganimedas,

Cupidinesque, peius oderat angue, et cane. Advocata item LILIORUM

amans et cultrix Virgo, cui dedit plenis LILIA manibus, et cui etiam

tum puer perpetuum Sacramentum Castimoniae conservandae dixit.

Nec qui ita cautus puer erat, senex non fuit cautissimus. Quod

rescisset, ex ancillis aliam vel temere, vel ludibundam, absente se,

pulsasse lectulum, cui ipse dabat noctu fessa membra, nefandum id

duxit crimen, ac turpe pecus, et mancipium arguens hostilia in herum

ausum, nihil propius affuit, quam ut virgis caesum foras protuderet:

tum, retracto in mediam lecto domum, subici flammas iussit, quibus

petulanti feminae pudorem iniiceret: illud interminatus: ardebit sic

mihi, quae post hac cumque, vel in absentis heri umbram, lascivum

19 El sufijo diminutivo -ulus agregado al nombre propio Narcissus adquiere un matiz despectivo.

9

Page 47: laudationes quinque

quid tentarit. O factum Sacerdote dignum? O utinam horum magnam

Sacerdotum tum copiam haberemus? Vos, Auditores, coniicite ex eo

antiquae probitatis viri circumspectionem: et qui in alienum, siquod

fuit crimen, ita animadvertit, credite fuisse alienissimum ab omni

crimine.

Quare, ut solent viri illi sancti, qui hac maxime Castimoniae

laude floruerunt, LILIA manutenentes pingi, velut intemeratus

adolescens Aloysius, velut Xaverius, aliique: ita LILIA haec Scuti

Puritatis Duartii testimonio sunto, et vobis hortamento, quo LILIA

haec florentissima in vestris animis semper sint, et candidissima: ut

vestrum unusquisque, pro tumulo stans, Duartio inclamare possit:

Tu Dux noster eris, manibus date LILIA plenis.

Purpureos spargam Flores, animamque parentis

His saltem accumulem donis, et fungar inani

Munere: 20

Iam de Galea illa Scuti, quae eminet superius, nihil aliud

dixerim, quam ea tegi, ac defendi virtutes illas omnes, quas supra de

Duartio diximus: ut de illius Scuto, et Galea nobis liceat illud Pauli

dicere: In omnibus sumentes Scutum Fidei, et Galeam salutis

assumite21.

Haec de Scuti Symbolis, qua privatim ad Ignatii pietatem

pertinent, dicere habuimus. De eisdem autem, ut Duartiorum

communiter nobilitatem, et genus spectant, dici possent quam 20 Edición facsimilar: (7) Ex Virg. Aeneid. 6. El autor se vale de la cita virgiliana " Tu Marcellus eris. Manibus date lilia plenis, / purpureos spargam flores animamque nepotis, / his saltem accumulem donis, et fungar inani / munere". (Aen. 6. 883-886), recurso intertextual que, aunque modificado, le permite poner de manifiesto su formación clásica. 21 Edición facsimilar: (8) Ad Ephes. 6. La cita correcta es Eph. 6.16-17. Cabe señalar que Peramás no cita “in quo possitis omnia tela Maligni ignea exstinguere”.

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Page 48: laudationes quinque

plurima. Nam cum eorum origines in monumentis Hispanicis

invenissem altissimas, in Indicis sic reperiebam. Ioanna Elisabethae

Reginae F[ilia] anno octavo supra sesquimillessimum Hispaniolae,

quam vocant, Insulae Hispanis Colonis, et Heroibus illis, qui, Columbo

Argonauta duce, nuper eam Insulam, per eamque NOVUM ORBEM

Imperio Hispano addiderant, haec Privilegia, et stemmata nobilitatis

concessit. Ut nempe Cives fani Dominici (quod Insulae caput est) in

Scuto purpureo CLAVIM purpuream inciderent : et municipes

Compostellae in Scuto caeruleo STELLAM candidam: et municipes

Portus Argentini in iusto Scuto SYLVAM viridantem: et municipes

Sanctae Crucis CRUCEM albam: Insulanis vero communiter uti dedit

in Scutis suis LILIIS regii stemmatis22. Quorum symbolorum eas

Ioanna causas dederit:

Quod Coloni illi, Hispani Heroes, plurimis, maximisque

laboribus quaesierint, invenerint Insulam Dominici, et post Insulam

Novum Orbem, Novum Caelum, quod STELLA illa refert; quod novam

Evangelio Ianuam aperuerint, et Trophaea Crucis amplificaverint; id

CLAVIS, id CRUX notat; quod campum inmensum laurorum,

palmarumque, spreta mortis Cupresso, metuque detexerint, id SYLVA

monstrat; quod candori et puritati Romanae Fidei, adiugendis

Ecclesiae barbaris, consuluerint, id reddunt LILIA; ob eas causas in

Scutis suis CLAVI, STELLA, SYLVA, LILIIS, CRUCE utuntor,

obilitantor. Id ego in monumentis Indicis ab Ioanna datum maiorum

illis gentium patribus comperiebam: et cum inter primos Colonos

Duartios invenissem, traxisse inde, ab ista Insula, ob easdem causas,

obsequium nempe in Regem singulare, studium amplificandae

Religionis, constantiam in perferendis laboribus, magnanimitatem, et 22 Edición facsimilar: (9) Joan Diez de la Calle. Noticias Sacras, y Reales de los dos imperios de las Indias occidentales.

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Page 49: laudationes quinque

audaciam in facinore post hominum memoriam excelso, et arduo,

qualis Americae conquisitio fuit, traxisse, inquam, inde putabam Scuti

sui symbola STELLAM, CLAVES, CUPRESSUM, CRUCES, LILIA.

Sed, ut ad Ignatium nostrum propius redeamus, habetis

explicationem Scuti, brevem illam quidem, ubi tamen Duartii vitam,

virtutesque, quasi in libro certo, legeritis. Extat Scutum istud tot in

locis, atque adeo in hac aede Sacra, et pro tumulo, ut vos ubique ad

imitanda facta illa praeclarissima parentis vestri accendat. Atque, ut

nepotibus, si ad maiorum nobilitatem et gloriam, iisdem, quibus illi

tenuerunt, gradibus adnitantur, illorum imagines, et statuae, et Scuta

ornamento sunt: contra, degeneribus probro ignominiaeque: ita si lux

vestra coram hominibus luxerit; si aliis Caelum et exemplis vestris, et

sacris Ministeriis exercendis aperueritis; si ista vestra perpetua mortis

commentatio fuerit, et Crux; si intemeratos et candidos mores inter

cruciatuum spinas, veluti ROSAS, et LILIA colueritis; et STELLA, et

CLAVES, et ROSAE, et LILIA, et CUPRESSUS, et CRUX Duartii vobis

erunt gloriae ornamentoque. Certe quoties Scutum istud intuebimini,

toties de Ignatii virtutibus, et quid illae a vobis, qui Duartii nepotes

audiri amatis, exigant, admirantes recordabimini. Denique, ut estis

nobilissimi, Severini Boethii sapientissime, sanctissimi, clarissimi Viri

illud perpetuo mementote: Quod siquid est in nobilitate bonum, id

esse arbitror solum, ut imposita nobilibus necessitudo videatur, ne a

maiorum virtute degenerent23. Dixi.

Non minus Ignatius noster nobilis fuit a Quirosiorum genere.

Genus hoc antiquissimum est in Hispaniorum monumentis. Ioannes

Argote de Molina in suo de Nobleza de Andaluzia Pag. 66. haec de 23 Edición facsimilar: (10) Sever. Boeth. De Consol. Philos. Lib. 3. Pros. 6.

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Page 50: laudationes quinque

Quirosiis tradidit. "De los del apellido de QUIROS Casa antiquissima,

y grande en el Principado de Asturias son las Armas en Campo de

Plata DOS LLAVES AZULES puestas en aspa, y QUATRO LIRIOS

AZULES, Y QUATRO ROSAS ROXAS, y por orla ocho Aspas de oro en

Campo roxo. Estas usan los que se hallaron en la conquista de Baeza :

otros traen dos LLAVES enhiestas, y un LIRIO encima, y dos en lo

baxo.

Ioannes Felix Franciscus de Rivarola in de MONARQUIA

ESPAÑOLA, BLASON DE SU NOBLEZA part.2. pag. 363. V. CONDE

DE BENAZUZA (haec est Hispali Duartiorum Familia) reddit

Epigraphen, quae ad Statuam FRANCISCI DUARTII Hispali est. Ea

est, cum hispana eiusdem Rivarolae interpretatione, haec. HIC IACET

DUARTIUS VIR CLARISSIMUS MARITIMORUM COMMEATUUM.

C.V.E. ACIER. PRAEFECTUS MAXIMUS, QUI MULTIS PROFUIT,

NEMINI NOCUIT: ET DONA CATHALINA DE ALCOZER UXOR

SUA. OBIIT VIII. KAL. OCT. MDLIV. Aqui jace Francisco Duarte,

Varon Clarissimo. Proveedor General de las armadas, y Exercitos, que

hizo bien à muchos, mal à ninguno. Y Doña Cathalina de Alcozer su

Muger, murió à 24. de Sep. de 1554. Addit idem: Fue hijo de

D.Francisco Duarte Mendioca, que tuvo los mismos puestos, y su

Nieto del mismo nombre; que despues de otro fue del Consejo

supremo de Indias, y Presidente de la Casa de Contratacion de esta

Ciudad, que todos fueron calificados Hijos de ella, cuya Casa ya

Titulada posseen los Marqueses de la Fuente, Condes de Benazuza.

Haec Rivarola. Crediderim ego ab hac seu parentum, seu maiorum

Duartii praefectura Amaricanae Societatis (haec est, quae vocatur

Hispali Casa de Contratacion) et illa regiarum classium procuratione,

Americam Duartios ipsum frequentasse.

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Page 51: laudationes quinque

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Page 52: laudationes quinque

Texto en español

PRIMERA ALABANZA AL MUY ILUSTRE

SEÑOR DOCTOR IGNACIO DUARTE Y QUIRÓS

Sólo aquel que sea él mismo de origen oscuro y que, al no existir

ninguno de sus antepasados, jamás haya escuchado aquellos versos del

gran vate:

“Los valientes engendran a los valientes y bravos; las águilas

rapaces no engendran a la tímida paloma.”

podría negar que en la nobleza de sus antepasados reside algo

inmanente, lo cual impide corromper a los descendientes de la gloria

ancestral. Por cierto en aquellos tiempos heroicos la sola inclinación a

la virtud distinguió a los nobles de la plebe. Porque si alguien había

reunido con cierto arte de la retórica y de la elocuencia a hombres

dispersos y errantes, según la costumbre de las bestias salvajes en un

único lugar; si alguien con el talento y la prudencia había disminuido

el ímpetu de la multitud excitada; si alguien había ampliado los límites

del reino o había expulsado de él a los enemigos; si alguien en la

guerra o en la paz se distinguía por encima del resto en virtud o en

sabiduría, la República, con sus preclaros decretos , los ennoblecía y

catapultaba a los honores y a los altares y los llamaba Dioses con un

vocablo demasiado amplio, como la agricultora Ceres, el elocuente

Mercurio, la docta Minerva y el valiente Hércules, a cuyos hijos

finalmente también se les tributó el honor porque parecía que las

semillas de la excelencia paterna existían en ellos. De la virtud

entonces nace la nobleza y a partir de la nobleza crece en los egregios

1

Page 53: laudationes quinque

varones cierta llama en el pecho que no puede ser atenuada antes de

que se haya logrado reproducir la destacada virtud de los antepasados.

Pero siempre me pareció absolutamente difícil de explicar en qué

consiste esta virtud, de qué modo el fuego de la estirpe y la fuerza se

han manifestado. Naturalmente, para los filósofos es verdad que

cierta virtud y fuerza llegan al orbe subordinado, desde el Sol y los

Astros, pero apenas explican cómo vienen, cómo se insinúan desde la

profundidad de la tierra. Así ciertamente llega a los descendientes esta

fuerza de la nobleza, pero casi no puede decirse de qué modo

desciende. A menos que prefiramos decir que esta íntima fuerza se

explica por aquella otra externa y evidente, que no admite que los

descendientes se olviden de sus antepasados. Dicha fuerza está

representada por las estatuas, los retratos, los monumentos al honor,

los escudos familiares de los antepasados, en los que los nietos ven con

qué trayectoria los abuelos y bisabuelos alcanzaron los honores y por

medio de los cuales ellos mismos deben esforzarse en escalar no solo la

gloria sino también la alabanza. De estos mismos retratos y escudos

los inquebrantables nietos recogen aquel consuelo para soportar

menos dolorosamente la muerte de sus antepasados, a los que ven

consagrados a la inmortalidad a través de las acciones llevadas a cabo,

las estatuas y las restantes insignias de honor. Habiendo examinado

estas cosas recientemente, sumamente entristecido por la muerte del

muy ilustre varón Ignacio Duarte y Quirós, fundador de nuestro Cole-

gio, no pude menos que alabar la elocuencia y la prudencia del

distinguidísimo Carlos, rey de España, en virtud de las cuales

concedió que en nuestro Colegio también otorgáramos el justo valor a

los escudos familiares del insigne Duarte no solo delante de las puertas

2

Page 54: laudationes quinque

del colegio sino también allí, en el templo sagrado, frente a la corona

real.

El sapientísimo rey buscó para nosotros el consuelo a la muerte

de Duarte de tal modo que lo viéramos en las estatuas y en el escudo

como un estímulo inmortal, por medio del cual, habiendo sido

expuesta la nobleza del mismo, nos aproximáramos a los honores.

Esta es la causa misma de por qué en la alabanza anual de Duarte

aquel escudo de familia acostumbró colocarse delante de la tumba, allí

donde lo veis. Yo emprendo esto y juzgo que ha sido hecho con

sabiduría; asimismo, para el que busca la razón de la alabanza de

Duarte me parece que esta no puede ser buscada en ninguna parte

mejor que en el escudo. Más aún, en él existirá la ventaja de que la

nobleza de Ignacio, nobilísimos jóvenes, os iluminará para imitar los

hechos de la verdadera nobleza. Yo os ruego una sola cosa: cuando

hable del escudo de Duarte, a menudo volved los ojos hacia el mismo,

que está presente. De este modo, aprovecharéis nuestro discurso con

los ojos no menos que con los oídos1.

Por lo tanto, veis en el escudo de Duarte seis símbolos: arriba

una estrella; abajo de la estrella unas llaves puestas en cruz; en la parte

inferior un ciprés; bajo el ciprés cuatro rosas; alrededor otros tantos

1Cuando el orador se enfrenta con el asunto, suele manejar figuras en torno a los afectos que pesan en la elaboración de la res sin perder de vista el impacto sobre el público. Entre dichas figuras se destaca la evidentia, definida por Quintiliano (Inst. 8.3. 61; 9.2. 40) como la descripción viva y detallada de un objeto a partir de la enumeración de sus particularidades sensibles reales o creadas por la fantasía. Según los testimonios de los distintos retóricos, esta figura, que se caracteriza no tanto por decir como por mostrar, suele adoptar diferentes denominaciones, tales como ε)να/ργεια, ε)/κφρασιϕ, illustratio, descriptio, demonstratio, repraesentatio y sub oculos subiecto. Si se trata de procesos, las descripciones pertenecen a la narratio; en cambio, si se trata de personas o cosas, aquellas se transforman en discursos epidícticos que apuntan a intensificar la claridad y la verosimiltud. Los objetos pasibles de ser descritos son múltiples, pero basta recordar, entre otras, las memorables descripciones literarias de famosos escudos. Para el análisis de la ε)να/ργεια cf. Zanker (1981)

3

Page 55: laudationes quinque

lirios; finalmente ocho cruces que rodean todo2. Yo demostraré que las

virtudes de Duarte expuestas y preanunciadas en estos símbolos y las

destacadísimas acciones existían ya desde la época de sus

antepasados, como en otro tiempo, en aquel escudo homérico estaban

grabadas las futuras acciones de Aquiles y en aquel otro virgiliano

representadas las de Eneas3. Pues finalmente aquella estrella del

escudo arrebata nuestra mirada en dirección a ella. Aquellos que se

afanan por observar los astros, suelen observar el horóscopo en los

nacimientos de los niños y a partir del aspecto de las estrellas entre sí,

su ubicación y su conjunción, suelen predecir, incluso, la dote del que

nace, su talento, su fortuna, todo su estilo de vida. No me entretengo

en cuanto a lo que debe ser atribuido a estos astrólogos. Que otros lo

vean. Ciertamente a partir de esta estrella yo podría adivinar toda la

vida del joven Duarte y sus virtudes. En efecto, esta es la estrella que,

cuando Duarte nació, representó el distinguido e ilustre linaje de los

Duarte en los testimonios hispánicos y de las Indias, y no admitió

nada indigno de su nobleza, porque, siendo guía esta estrella, Duarte

vio que la gloria de sus antepasados iluminaba a sus descendientes y

no permitía que ni las buenas ni las malas acciones de aquellos

estuvieran ocultas. Esta le advirtió continuamente que, como las

estrellas brillan con su propia luz, era preferible brillar con luz propia

que brillar con la ajena o con el esplendor de sus antepasados. Esta es

la que con aquella fuerza oculta, con la que las estrellas llenan de celes- 2 Los maestros de oratoria y retórica se detienen siempre en los procedimientos descriptivos por su eficacia. El jesuita haciendo suyo el dominio de estas áreas impone una descripción pormenorizada, una especificación de los detalles con el objetivo de mover los afectos y lograr un mayor enriquecimiento conceptual. 3 En Ilíada (XVIII), se encuentra la ecphrasis más antigua de la literatura dedicada a una obra de arte figurativa: el escudo de Aquiles. Conviene recordar que, en rigor, Homero no describe la representación del escudo sino que narra la creación del mismo por parte de Hefesto. En Eneida (VIII), Virgilio dota a Eneas de un escudo nuevo cuyas imágenes son relevantes, pues representan momentos vívidos en la historia de Roma.

4

Page 56: laudationes quinque

tial virtud el mundo que está debajo, inspiró a Ignacio moderación,

castidad, templanza, prudencia, constancia, integridad, fidelidad,

suavidad de las costumbres, una cierta superioridad innata en las

estrellas y otras cualidades dignas de un joven bien nacido. Habiendo

sido pronunciado el voto, esta Estrella indujo a Duarte ya desde niño a

consagrar en la cueva de Belén o, mejor dicho, en la de Monserrat su

castidad como mirra, y el incienso con el cual como sacerdote sacrifi-

caba suavísimas costumbres y la sagrada hostia, y el oro que derramó

con regio ánimo en las limosnas.Esta Estrella es la que le advertía

asiduamente que a los Sacerdotes se les había dicho especialmente

aquellas palabras: " Vosotros sois la luz del mundo." Esta le

proporcionó la luz con la que, cuando leyó en los Sagrados libros: "los

que instruyen en la justicia a muchos serán como estrellas en

perpetuas eternidades", fue impulsado a fundar esta casa de estudios

superiores, donde se formaron en toda justicia y en todas las virtudes

los nobilísimos jóvenes de todas estas provincias.

Finalmente, ya que la condición de las estrellas es que, aunque

parezca que mueren, sin embargo, no perecen, sino que cuando

iluminan el viejo orbe, continúan iluminando este nuevo mundo al

morir, así los antepasados de Duarte, una vez que colmaron Europa

con su resplandor, llevaron la luz a América. Aunque pareció que

moría, nuestro Ignacio nos guía con su fuego, con sus virtudes y

continúa iluminando todas estas provincias. Muchas cosas podrían

decirse sobre esta estrella, pero ya aquellas llaves nos evocan otro

símbolo del escudo. Estas llaves, oyentes, expresan la vida de Duarte

de tal manera y son tan apropiadas a ella que, salvo que las vierais en

el escudo abiertamente, temería que pensarais que esto ha sido

inventado por mí. Sin duda, estas llaves llamaron al sacerdocio a

5

Page 57: laudationes quinque

Duarte, perfeccionado ya por todas las disciplinas y condecorado con

los premios de los Doctores y con la corona de laurel. En efecto, estas

llaves habían predicho que el mismo Ignacio estaría sometido algún

día de un modo más profundo y más religioso a las llaves de Pedro, el

príncipe de los Apóstoles. Con las mismas este colegio se abriría

después a innumerables jóvenes, para que iniciados en lo religioso y

encargados del cuidado de otros recibieran del propio Pedro estas

llaves con las cuales renovaran indefinidamente las puertas de los

sacramentos y del cielo. Pero ¿cuán asidua y hábilmente hizo girar

estas llaves divinas el propio Ignacio? ¿Cuántas veces con muchas de

estas llaves abrió la entrada a Dios? Podría decir que Duarte la abrió

con las mismas con las que los alumnos de nuestro colegio la abrieron.

En efecto, se juzga que las cosas que ellos hicieron, incluso el mismo

Ignacio las hizo por ellos, como Gregorio Magno es llamado el Apóstol

de los ingleses, porque les dio su apóstol agustino4. Pero omito esto y

digo sólo que Ignacio mismo abrió con estas llaves los altos y oscuros

aposentos de muchos, liberó las cerraduras de las almas y, una vez

abiertas las puertas, las introdujo en el cielo. Por esta situación, Duarte

pidió permiso para decir la Misa en su casa de campo, permiso que

luego atribuyó a este colegio, para ser padre y párroco de los esclavos

de quienes era señor. De este modo, salvó a muchísimos y por medio

del bautismo abrió la iglesia a unos, y a otros el cielo que ellos

mismos se habían cerrado. Finalmente, si comparas estas llaves de

Duarte con las que Pedro lleva en su mano, verás qué semejantes son

e, incluso, qué idénticas. Sin embargo, unas y otras se unirán

estrechamente entre sí, como se dice que están unidas las cadenas

romanas del mismo Pedro y las de Jerusalén, cuando han sido unidas

4 En el Elogio de la Iglesia, el 12 de marzo.

6

Page 58: laudationes quinque

entre sí, de modo que ninguna fuerza humana ha podido separar lo

que la fuerza divina unió5. Querría, oyentes, detenerme más

extensamente en esto, aunque debemos pasar a aquel fúnebre Ciprés,

símbolo6 y trofeo de la muerte. Y para pasar necesariamente ¿quién,

en efecto, podría lograr no llegar a los Cipreses, incluso

involuntariamente y resistiendo?

El ciprés fue un árbol odiado por los antiguos, consagrado a la

muerte y a los dioses subterráneos, del cual se dijo:

"Habrás de abandonar la tierra y la casa. Y de los árboles que

cultivas, ninguno, salvo los odiosos Cipreses, te seguirá como

precario dueño." 7

Pero no solo el ciprés sino también otros árboles fueron señales

de muerte para los antiguos. Porque a no ser por una injusticia suma,

nadie puede interpretar sino como indicio y consuelo de la muerte

aquellas transformaciones en árboles sobre las que nos hablan los

antiguos. ¿Acaso pensáis que cuando nos cuentan que las Helíadas

fueron transformadas en álamo, Dafne en laurel, Narciso en la flor del

5 En el Elogio de la Iglesia, 1 de agosto. 6 El ciprés se erige, pues, en el campo del escudo como símbolo de la muerte. Este motivo connota recuerdos perdurables, longues durées. En tal sentido, según Guillén (1985: 275), “ el topos interesa como signo, como reconocimiento de un conjunto cultural con el que el escritor enlaza activamente o se declara solidario.” 7 La memoria poética en su calidad de tropo retórico supone alienar un discurso de su antiguo sistema de decodificaciòn y contexto de uso y transferirlo a uno nuevo. A propósito, pues, del árbol funerario, Peramás transfiere al contexto de las Laudationes una nueva cita horaciana legitimando su escritura con el gesto intertextual. Por el procedimiento de la citación, la vocación es múltiple ya que invoca (apela), convoca (hace presente), evoca (recuerda) y revoca (suspende). En efecto, Peramás revoca parte de los vv. 21-22 (Linquenda tellus et domus et placens / uxor [...]), en tanto que los versos citados evocan una tradición, un universo y por medio de ellos se atribuye una causa pretextual a un tópico que no está aislado sino inserto en una continuidad.

7

Page 59: laudationes quinque

mismo nombre, Atis en pino8 y el niño Cipariso en este nuestro Ciprés

ellos creían que estas metamorfosis habían sido hechas realmente? En

rigor, ellos fueron más sabios como para creer estas cosas. Sin duda,

inventaron sus propias conversiones para que tantas veces contem-

plaran el pino, el laurel, el álamo y los restantes símbolos atribuidos a

los suyos, tantas veces se acordaran de quienes habían sido

arrebatados por la muerte. Pero cualquiera que haya sido el consuelo

de la muerte que los demás árboles les brindaran, el Ciprés era para

todos el símbolo común de la muerte, del que hacían uso para suscitar

el recuerdo de los muertos y ordenar su vida, según este recuerdo.

Y nuestro Duarte no utilizó su ciprés sino otro. Seguramente,

habiendo sido visto el Ciprés, recordaba a sus antepasados a los que ni

la nobleza de estirpe ni las vastas riquezas habían podido arrebatar de

la muerte. Ante sus ojos permanentemente estaba este Ciprés, y de

este provenía para Duarte aquella preparación para la muerte que en

él fue inmortal. De aquí que estableció una vida más cercana a la

muerte que a la vida. De aquí aquellos tormentos y voluntarios azotes

con los cuales resonaron estas paredes tantas veces como lo atestigua

la sangre salpicada. De aquí la facultad de ver negada a sus ojos, por

humildad. De aquí esa palidez diseminada en todo el rostro por las

prolongadas vigilias y ayunos, el color disminuido que huye de las

mejillas, el pecho hinchado, las sienes hundidas, la marcha

temblorosa, los ojos hundidos, la respiración débil y todo el semblante

cadavérico. Podría decirse que Duarte o vivió al morir o murió al vivir:

así estaba presente una especie de muerte. De aquí que arrancó todo

lujo del cuidado de su cuerpo, repartió sus riquezas a los pobres y alejó

de sí la preocupación por las cosas mortales. De aquí el cultivo de este 8 Esta metamorfosis no figura en la obra de Ovidio, aunque el poeta se refiere a la leyenda frigia de Atis y Cibeles en Fast. 4. 223 ss.

8

Page 60: laudationes quinque

Monserrat, en el que –tened esto siempre presente, Colegas míos-

quiso que fueran cultivados sólo cipreses y no flores o árboles caducos

que han de vivir poco tiempo.

Si alguna vez aquí hay que cultivar Rosas, deben ser cultivadas

bajo este Ciprés, como veis que están plantadas aquellas cuatro rosas

del escudo de Duarte, para que estén protegidas por la impúdica Venus

que huye demasiado de aquel árbol triste. Por lo tanto, al recordarnos

continuamente a la muerte, este Ciprés nos advierte que vivamos una

vida similar a la de Duarte. Nos enseña, además, la constancia con la

que conserva siempre su verdor y la perseverancia en los trabajos a los

cuales este árbol nunca cede, como tampoco cedió Duarte. Aquellas

ocho Cruces que rodean el escudo me parece que fueron hechas de este

Ciprés duartiano. Así lo muestra el perpetuo afán de Duarte de

mortificarse y la voluntad de imitar a Jesús crucificado. Y puesto que

son ocho, indican de un modo idóneo que nada tenía en el cuerpo ni en

el espíritu que no clavara en la cruz, ya que señaló con la cruz no solo

sus cinco sentidos corporales sino las tres potencias del alma. En este

sentido, para Duarte, cuanto veía, cuanto olía, cuanto gustaba, cuanto

ejecutaba, cuanto recordaba, cuanto pensaba, cuanto apetecía, era una

Cruz.

Ya entre estas espinas de mortificaciones y junto a este Ciprés,

nacieron aquellos Lirios del escudo duartiano. Sabéis perfectamente a

qué virtud, en especial, se refieren los Lirios: la castidad. Esta fue tan

grande en Duarte cuanto vosotros a menudo escuchasteis y yo apenas

puedo expresar con palabras. En efecto, Ignacio desde niño cultivó

lirios, amó la castidad de tal modo que su mayor temor fue que el

vientecillo más leve ajase esos Lirios; por eso alejó los espíritus

pestilentes y las emanaciones y se rodeó por todas partes de cercos

9

Page 61: laudationes quinque

sólidos y cerraduras para que apartaran a los áspides, las fieras y todas

las pestes; por el contrario, llamó a los compañeros cultivadores puros,

piadosos e inocentes, esto es, a los niñitos a quienes agradaba la

blancura de los Lirios. A los Narcisitos, Ganimedes9, Cupidos10 los

aborrecía más que a las serpientes y a los perros. Invocó también a la

Virgen, amante cultivadora de los Lirios, a la que obsequió Lirios con

manos llenas y a la que, siendo niño, consagró voto de perpetua

castidad.

El, que tan precavido era cuando niño, lo fue en gran medida

cuando viejo. Al enterarse de que, mientras estaba ausente, una de sus

criadas había manoseado en broma la pobre cama donde daba

descanso a sus fatigados miembros, consideró tal acción un crimen

nefando, una torpeza intencionada, y arguyendo que la esclava se

había atrevido contra él como un enemigo, estuvo a punto de echarla a

la calle, después de haberla azotado. Pero habiendo traído al medio de

la casa la cama, ordenó poner fuego debajo, para infundir vergüenza a

la petulante mujer al mismo tiempo que profería: " así arderá la que,

después de esto, intentara algo lascivo, incluso contra la sombra del

amo ausente" ¡Hecho digno de un sacerdote! ¡Ojalá tuviéramos gran

cantidad de estos sacerdotes! A partir de esto, podéis conjeturar,

oyentes míos, la circunspección de un varón de antigua probidad y

debéis creer que estuvo muy apartado de todo crimen el que castigó así

el ajeno, si en realidad hubo algún crimen.

Por tanto, del mismo modo que se acostumbra a pintar con lirios

en la mano a aquellos santos varones, que florecieron especialmente

9 Ganimedes, joven héroe perteneciente a la estirpe real de Troya y descendiente de Dárdano, cuidaba los rebaños de su padre. Pasaba por ser el más hermoso de los mortales y su belleza había inflamado de amor al más poderoso de los dioses. Cf. Grimal, s.v.

10 Narcissulos, Ganimedas y Cupidines hacen alusión a los jóvenes muelles y afeminados.

10

Page 62: laudationes quinque

por esta alabanza de la castidad, como el purísimo joven Luis, San

Francisco Javier y otros, así estos Lirios del escudo deben ser

considerados testimonios de la pureza de Duarte y exhortaros a que los

conservéis siempre muy floridos y limpísimos en vuestras almas, para

que cada uno de vosotros pueda delante de su sepulcro invocarlo con

estos versos:

"Tú serás nuestro guía; repartid Lirios a manos llenas. Esparci-

ré purpúreas flores y que honre el espíritu del padre al menos con

estos regalos y cumpla con una vana tarea."

Respecto del Yelmo del escudo que está en su parte superior, no

mencionaré otra cosa sino que con él se cubren y defienden todas esas

virtudes de Duarte que he mencionado más arriba, de manera que

podemos decir de su escudo y de su yelmo aquello que decía San

Pablo: " Entre todo lo que os apropiéis, tomad el escudo de la fe y el

yelmo de la salud."

Esto era lo que tenía para decir de los emblemas del escudo, en

cuanto atañe a la piedad privada de Duarte11. En lo que respecta a la

nobleza común a los Duarte y a su linaje, podría decirse muchísimo de

dichos emblemas. Pues investigando los remotísimos orígenes, en las

11 Con motivo de celebrarse los 300 años de la fundación del Colegio, se publica en 1987 un libro titulado El Monserrat, en el que se detalla el simbolismo del escudo y sus emblemas: la stella matutina representa a la Virgen María como Madre Universal; las ramas del ciprés aluden a todas las generaciones de monserratenses; las llaves cruzadas que separan el ciprés de la estrella simbolizan el entendimiento: el de la Virtud y el de las Letras, porque en virtud y letras se habrán de formar los futuros caballeros. Las rosas y las flores de lis encierran la caridad y la pureza y finalmente las ocho cruces simétricas anuncian el equilibrio que la razón exige a los estudiantes. El escudo de Duarte y Quirós es hoy el escudo monserratense que preside todos los acontecimientos del Colegio Nacional. Los símbolos espirituales con que cuenta no han perdido vigencia, puesto que son atemporales. En tal sentido, se erige como sinónimo de identidad y, al mismo tiempo, como defensa, protección y definición del Alma Mater que fue modelando el espíritu de la institución. Más aún, como síntesis de un ideal irrenunciable.

11

Page 63: laudationes quinque

memorias de España, he hallado la siguiente noticia. Juana, la hija de

la reina Isabel, en el año 1508, concedió estos privilegios e insignias de

nobleza a los heroicos colonos españoles de la isla que llaman La

Española como igualmente a aquellos héroes quienes con Colón como

jefe argonauta, habían conquistado recientemente esa isla y por ella el

nuevo mundo para el imperio hispano. De manera que los ciudadanos

del puerto de Santo Domingo que es la capital de la isla debían grabar

una Llave color púrpura en el escudo de fondo purpúreo y los de

Compostela , una Estrella blanca en un escudo azul; los del Puerto

Rico un Bosque verde en medio del escudo y los de Santa Cruz, una

Cruz blanca. A los isleños, en general, les permitió usar en sus escudos

las flores de Lis del blasón real. La misma Juana dio los motivos de

estos emblemas.

Porque aquellos colonizadores, héroes españoles, buscaron y

hallaron, tras grandísima fatiga, la isla de Santo Domingo, y después

de ella, un Nuevo Mundo, un nuevo cielo: aquella Estrella lo

representa; porque abrieron una nueva puerta al Evangelio y

amplificaron los trofeos de la Cruz: la Llave y la Cruz lo indican;

porque, una vez alejados el Ciprés de la muerte y el temor,

descubrieron un inmenso campo de laureles y palmas: el Bosque lo

demuestra; porque se ocuparon de la pureza y el candor de la fe

romana para convertir a los salvajes a la Iglesia: los Lirios lo reflejan.

Por esta causa, usen en sus escudos la Llave, la Estrella, el Bosque, los

Lirios y la Cruz como signos de nobleza.

He hallado en las memorias de Indias que tal concesión fue

otorgada por Juana a los padres de las familias más antiguas, y al

haber descubierto que los Duarte, entre los primeros colonizadores,

por las mismas causas habían heredado de allí, de esta isla, obediencia

12

Page 64: laudationes quinque

singular para con el rey, empeño en propagar la religión, constancia en

soportar los trabajos, magnanimidad y valor en la hazaña más excelsa

y ardua de la que haya memoria, como fue la conquista de América,

entonces pensaba que habían sacado los emblemas de su escudo: la

Estrella, las Llaves, el Ciprés, las Cruces, los Lirios.

Pero para referirnos más de cerca a nuestro Ignacio, tenéis

aquella breve explicación del escudo, donde sin embargo, leeréis, como

en un libro verdadero, la vida de Duarte y sus virtudes. Ese escudo está

en tantas partes, principalmente en este sagrado templo, y delante de

su sepulcro, que os concita en cualquier lugar a imitar aquellos hechos

preclarísimos de vuestro padre. A los nietos, si se esfuerzan por

alcanzar la nobleza y la gloria de sus antepasados siguiendo sus

mismos pasos, los retratos, las estatuas y los escudos les sirven de

ornato; pero a los indignos les sirven de oprobio e ignominia.

De modo que si vuestra luz brillare públicamente ante los

hombres; si abriereis el cielo a los demás con vuestros ejemplos y con

el ejercicio de los sagrados ministerios; si vuestra vida fuere un

perenne recuerdo de la muerte y una cruz; si cultivareis costumbres

inmaculadas y cándidas, como Rosas y Lirios, entre las espinas de las

mortificaciones, la Estrella, las Llaves, las Rosas, los Lirios, el Ciprés y

la Cruz de Duarte serán para vosotros, gloria y ornato. Por cierto que

cuantas veces contempléis este escudo, tantas recordaréis, admirados,

las virtudes de Duarte y qué exigen de vosotros que amáis ser escu-

chados como sus descendientes.

Por último, como que sois nobilísimos, recordad siempre las

frases de Severino Boecio, excelentísimo varón, muy sabio, sumamente

honrado e ilustre: " Si algo hay de bueno en la nobleza, es que la

13

Page 65: laudationes quinque

necesidad de no deshonrar la virtud de sus antepasados parece

impuesta a los nobles." He dicho.

No menos noble fue nuestro Ignacio por el linaje de los Quirós

que es antiquísimo en la historia de España. Juan Argote de Molina, en

su libro de Nobleza de Andalucía, página 66, dice de los Quirós: " De

los del apellido de Quirós. Casa antiquísima y grande en el principado

de Asturias. Son las armas en campo de Plata Dos Llaves azules,

puestas en aspa, Quatro Lirios azules y Quatro Rosas Roxas, y por orla

ocho aspas de oro en campo roxo. Estas usan los que se hallaron en la

conquista de Baeza; otros traen dos Llaves enhiestas y un Lirio encima

y dos en lo baxo."

Juan Félix Francisco de Rivarola en Monarquía española,

Blasón de su nobleza, parte 2, página 363, V. Conde de Benazuza, (que

es en Sevilla la familia de los Duarte), traduce la inscripción que tiene,

en esa ciudad, la estatua de Francisco Duarte. Hela aquí con la versión

castellana del mismo Rivarola -HIC IACET DUARTIUS VIR

CLARISSIMUS MARITIMORUM COMMEATUUM. C.V.E. ACIER.

PRAEFECTUS MAXIMUS, QUI MULTIS PROFUIT, NEMINI

NOCUIT: ET DONA CATHALINA DE ALCOZER UXOR SUA.OBIIT

VIII KAL.OCT. MDLIV. Aquí jace Francisco Duarte, Varon Clarissimo ,

Proveedor general de las Armadas y Exercitos, que hizo bien à

muchos, mal à ninguno- y doña Cathalina de Alcozer su muger, muriò

à 24 de sept. de 1554". Añade: fue hijo de D.Francisco Duarte

Mendioca, que tuvo los mismos puestos y su nieto del mismo nombre,

que después de otro fuè del Consejo Supremo de Indias, y Presidente

de la Casa de Contratación de esta ciudad, que todos fueron calificados

Hijos de ella, cuya Casa ya titulada posseen los Marqueses de la Fuen-

14

Page 66: laudationes quinque

te, Condes de Benazuza. Esto dice Rivarola. Me inclino a creer que, a

causa de haber tenido ya los padres de Duarte, ya sus antepasados,

esta prefectura de la Sociedad Americana (esta es la que en Sevilla se

llama Casa de Contratación) y la proveeduría de las Armadas reales,

los mismos frecuentaron América.

*********************************

15

Page 67: laudationes quinque

LAUDATIO II

SEGUNDA ALABANZA

La argumentación del segundo elogio gira en torno al tema de la

inmortalidad de Duarte. Peramás considera que no hay entrada más

segura para obtener la inmortalidad que el camino de la sabiduría.

Así, pues, expone la formación de Ignacio a partir de cuatro etapas: el

rétor, el filósofo, el teólogo y el sacerdote.

*********************************

Texto latino

Page 68: laudationes quinque

CLARISSIMI VIRI D.D. IGNATII DUARTII ET QUIROSII

LAUDATIO II

SERUM, LACRYMAE, OFFICIUM ET nec nostro vel dolori, vel

vulneri profuturum! Dum res erat integra, dum retinendi Duartii,

remorandaeque fugientis eius animae spes erat aliqua; tum implendi

oculi, tum Caelum fatigandum precibus, tum Arae, et Templa

oneranda votis fuerunt, siquo modo gemitibus, luctuque Parentis

optimi vitam demereremus ab superis. At ubi tot iam anni sunt, ex

quo dura nimium sors, et triste fatum, virum, qui immortalis esse

debuit, eripuit nobis, quo iam lamenta, et maeror, et squalor iste, et

comploratio haec, nisi ut malum, per se magnum, fiat immensum,

aeternumque?

Iustae lacrymae! Iusti gemitus! Audio: sed quibus ab oratoribus

tuis, Collegium nobile, quaerendus fuit modus aliquis magis, quam

maior, maiorque in dies materia regerenda. Debuerunt illi anteire

vulneri, et mederi; non refricando, irritare. Quorsum enim illa?

Ignatii casum secum Collegii nostri ruinam traxisse: uno illius tumulo

spem nostram iacere omnem consepultam: Montem hunc nostrum,

illius morte fractum, et loco motum, illo cadente, cecidisse: quorsum

haec? Nempe vera sunt: scimus, fatemur. Aeternis lacrymis digna?

Flevimus, flemus. Sed hoc a te petimus, cum ita deplorata sint omnia,

aliquam dolori facias medicinam, et nos, siquid potes, consoleris.

An id ego possim, Collegae tristissimi, haud satis scio: experiar

tamen, et pro virili consolationi vestrae ferviam. Quid enim? Dixerunt

illi Duartium mortuum: et hinc lacrymae, hinc suspiria. Ego enitar

contra: VIVENTEM dicam, dicam IMMORTALEM DUARTIUM.

1

Page 69: laudationes quinque

Num satis haec dolori vestro facient, et medebuntur? Eia, advertite

huc animos, et tota, quae dicam, mente, et plenis auribus accipite.

IGNATIUS ille, HEROS ille DUARTIUS, ille PARENS OPTIMUS, et

Collegii nostri Conditor nusquam mortuus est, nulla sui parte periit :

VIVIT adhuc, VIVIT, et VIVET IMMORTALIS.

Ac primo quidem putet aliquis instar esse immortalitatis

memoriam hanc vestram, desideriumque Duartii, quibus eum, in

animis vestris calentem adhuc, donare vita quodammodo videmini.

Certe Oratorum princeps Tullius, Vita, inquit, mortuorum in

memoria est posita vivorum. Sed certiora sunt nobis Duartii

immortalitatis argumenta. Nam siquisquae vivens edidit, clara

facinora, et quas habuit praestantes virtutes, ita edidit, et habuit, ut

eis immortalitatem sibi dicatur comparasse: veluti Magnus ille

Alexander, et Carolus item Magnus et quem ego Heroibus omnibus

antepono, Christophorus Columbus ille Maximus, qui nostram hanc

Americam aperuit : si hi rebus gestis consecuti sibi sunt

immortalitatem; Duartius noster, cuius tot extant facta

praeclarissima, non erit immortalis?

Vel si nihil aliud ab Ignatio nostro haberemus, quam hoc

Collegium nostrum, hoc sapientiae domicilium, esset id fatis, ut

immortalitati consecrandus videretur. Scilicet nullus est certior

immortalitatis consequendae aditus, quam sapientia. Habent hoc viri

sapientes, ut viventes admirationi sint, et mortui aeterno desiderio;

quorum cum homines et facta praeclarissime, et sapientissime dicta

in animis conservant suis, et alii aliis quasi per manus tradunt, fit, ut

sapientium memoria intermoriatur numquam; et vivere semper, et

spirare videantur.

2

Page 70: laudationes quinque

Quod si libri accedant ingeniose, sapienterque conscripti, hi

maxime immortalitatem parentibus suis pariunt. Iam siquis non ipse

per se solum sapiens fuerit, sed longum, aeternumque post se

sapientium ordinem reliquerit; si librorum loco ipsam sapientiae

officinam posteris tradiderit, is non erit aeternitate dignus? Atqui

Duartius et sapientissimus ipse fuit, et sapientiae domicilium illud

aeternum posuit, ubi tot efformantur sapientes viri, unde tot

Doctores sapientissimi prodierunt, et prodeunt quotidie,

prodibuntque.

Quare hoc Ignatius monumento1 fecit, ut nulla sui unquam

periret parte, sed immortalis viveret. Id adeo ex ipsa Ignatii vita

cognoscite. Duartii vita in quatuor divisa est partes. Prima pars illa

annorum est, quibus puer ille, et litterarum humaniorum studiosus

fuit: pars altera annorum, quibus adolescens, et Philosophus; tertia,

cum vir et Theologus; postrema est pars annorum, quibus iam

Sacedos fuit. His nimirum omnibus aetatibus IMMORTALIS erit

semper Duartius.

Namque is puer ita fuit, et humaniorum litterarum studiosus,

ut, qua erat indole suavissima, et candido ingenio, non tam

Musarum, quam Gratiarum, et Virtutum alumnus videretur. Ad

1 La memoria colectiva, entendida como el recuerdo de las experiencias pasadas compartidas por una comunidad, y su forma científica, la historia, se valen de dos tipos de materiales: los documentos y los monumentos. El lexema monumentum está vinculado a la raíz indoeuropea men, que expresa una de las funciones fundamentales de la mente: la memoria. Como derivado de monere (hacer recordar, llamar la atención, advertir), es un signo del pasado, es todo lo que permite perpetuar el recuerdo. En efecto, desde la antigüedad romana, el sentido de monumentum se circunscribe a dos acepciones: 1) una obra de arquitectura o escultura con fines conmemorativos; 2) monumento funerario destinado a mantener viva la memoria. Cabe señalar que la noción de monumentum se cruza con la de documentum que deriva de docere (enseñar) y ha evolucionado hacia el significado de prueba en el vocabulario legislativo para luego afirmarse esencialmente como un testimonio escrito caracterizado por una objetividad que se contrapone a la intencionalidad de monumentum. Cf. Halbwachs (1992: 38 ss); Le Goff (1991: 227 ss); Ernout-Meillet, s.v. moneo.

3

Page 71: laudationes quinque

omnem ille comitatem compositus, ad modestiam, ad pudicitiam, ad

pietatem, ad innocentiam, nihil habere pueritiae visus est praeter

annos, caetera senex. Tam ille studii tenax fuit, et amans, ut nec

ludus, et deliciae, quae plerosque; nec labor et taedium, quae pueros

omnes ab studio solent avertere, a discendi contentione, librisque

revocarint. Cum vero relaxandus erat animus honesto otio; sui

similes, id est, pudentes, bene morigeratos, ingenuos pueros socios

sibi et comites adiungebat. Certe eminuit iam tum in Duartio

corrigendorum, ac recte instituendorum puerorum studium

singulare: et siquem ad virtutem paulo propensiorem nactus erat,

incitabat scilicet, et puritatis, castique timoris, quod numquam

deinceps cum omni hominum genere facere intermisit, amorem

inspirabat. Iam in sacra aede ita erat assiduus, ut delicias ibi omnes

suas collocasse videretur; et ara sub ipsa ludens, praeludebat iam

tum, quae deinde impleturus erat serio, officiis Sacerdotis.

Is fuit puer, et studiosus Rhetorices Ignatius. Et non ille hac

parte IMMORTALIS est? Nostis, Auditores, quot in hoc Collegio

fuerint, et quot etiam num sint pueri studiosi humaniorum litterarum

Ignatio similes, modesti, comes, pudici, innocentes. Quam illi in

Templo frequentes! quam in studio humanitatis assidui? Quam

verbis, quam moribus elegantes? Quis inter haec in tam teneris annis

tantam non miretur constantiam, qua vix avulsi ab ubere, iam

virorum animos, virorum studia ita induerunt, ut nec paternae

deliciae domus, nec dulcis Matrum memoria, nec amor patriae, et

illecebrae a suscepto proposito revocent, avertantve? Qua re pueri alii

cum horum alacritatem, et laetitiam, et suavissimos vident mores,

contineri nullis domi suae praemiis possunt, quin huc volitent, seque

dulcissimis sociis coniungant. Et cum exemplo Duartii tales sint; cum

4

Page 72: laudationes quinque

Duartio debeatur haec Institutio puerilis; quis dubitet, quin per eos

spiret adhuc Ignatius, et vivat IMMORTALIS?

At qualis fuit Duartius adolescens, et Philosophus? Deo unice

dedita mens, naturae arcana, causasque investigans, conditorem

plantarum, si florum, si nubium, et Caelorum naturam, si Solis

astrorumque vires, vicesque scrutabatur, illum de se philosophantem

ad suum opificem omnia haec, rectoremque deducebant. Videbat

Duartius ante pedes multa, quae America nostra offert nova, et

exquisita Philosophis, et quae tantopere mirantur Europaei Physici,

Caelum, plantas, bruta animantia, fontes, arbores, lacus, maria,

ventos, caetera, non Platoni, non Aristoteli, non Democrito ullive

Philosophorum, ante Columbum, cognita. Admirabatur auri et

argenti vim illam immortalem, et quae plusquam magnes ferrum,

humanas trahit mentes, et Americam hospitibus implet infinitis.

Quae omnia Duartius non habendi, sed cognoscendi studio

investigabat: et sibi ipse accomodabat Virgilii illud2:

Condit opes alius, defossoque incubat auro....

Exsilioque domos, et dulcia limina mutat,

Atque alio patriam quaerit sub Sole iacentem....

2 Edición facsimilar : (1) Georg. 2. Este pasaje corresponde al libro II de Geórgicas (475-482) y se caracteriza por el hecho de presentar omisión de versos y transposición: Condit opes alius, defossoque incubat auro.(507) Exsilioque domos, et dulcia limina mutat,(511) Atque alio patriam quaerit sub sole jacentem (512) Me vero primum dulces ante omnia Musae,(475) Quarum sacra fero ingenti perculsus amore,(476) Accipiant; caelique vias et sidera monstrent,(477) Defectus solis varios, lunaeque labores.(478) Unde tremor terris: qua vi maria alta tumescant (479) Obicibus ruptis, rursusque in se ipsa residant. (480) Quid tantum Oceano properent se tingere soles (481) Hyberni vel quae tardis mora noctibus obstet.(482) Peramás pone en práctica estos dos recursos poéticos con el objetivo de enfatizar la sabiduría del maestro.

5

Page 73: laudationes quinque

Me vero primum dulces ante omnia Musae,

Quarum sacra fero ingenti perculsus amore,

Accipiant; Coelique vias et sidera monstrent,

Defectus Solis varios, Lunaeque labores :

Unde tremor terris : qua vi maria alta tumescant

Obicibus ruptis, rursusque in se ipsa residant :

Quid tantum Oceano properent se tingere Soles

Hyberni : vel quae tardis mopra noctibus obstet.

Harum rerum cognitione contentus, res ipsas, aurum utique,

argentumque, minus curabat. Scrutabatur, speculabatur,

philosophabatur : sed studia, speculationes, Philosophiam ad

Naturae auctorem referebat: totusque ipse in libris abditus, terrenis

rebus omnibus, mundoque maior vivebat autem? Imo vivit, et vivet

immortalis, in iis adolescentibus, quos Ignatio Philosopho similes

Lycaeum hoc nostrum dedit. Quid enim? Tot sapientes Philosophi,

qui Duartii opibus, Duartii disciplina in hoc Collegio vivunt, non sunt

vita Duartio? Crediderim ego Duartium Pythagoricae Sectae

studuisse de animorum transmigratione: ita mihi videtur ille in vos,

optimi adolescentes, totus migrasse. Num fallor? num mentior? Non

vos, Philosophi, eadem vi, eademque, qua Duartius olim, anima

agitamini, et eandem vivitis vitam? Credite, cum in Naturae studium

toti incumbitis, cum Physicas commentationes cum pietate

coniungitis, cum rerum mundanarum cognitione contenti, res ipsas

contemnitis, cum ab his maximis Americanis divitiis, argentique, et

auri venis, nihil aliud praeter veritatem Philosophicam petitis; toties

mihi, nec mihi uni soli, sed omnibus, qui ita vos studentes physicis

vident, revixisse videtur Ignatius adolescens, Ignatius Philosophus.

6

Page 74: laudationes quinque

Atque hic locus me monet de Ignatii adolescentis facto

praeclarissimo. Videbat Ignatius noster Iuventutis florem et nimis

caducum esse, et plurimis expositum insidiis vel rapacium manuum,

vel fascinantium oculorum. Intelligebat, nisi flosculus iste undique

sepiretur spinis, haud fore diu illibatum, sanctumque. Haec cum

apud se ipse diu multumque cogitasset, venit ad aram, quasi de ea re

Numen consulturus. Ante pulcherrimum Virginis simulacrum stans

modo, modo procumbens, Virginis opem, Virginis arma vocabat in

vota. Nec defuit votis Virgo. Occupat extemplo Ignatium flamma

quaedam caelestis: ardent oculi, emicat in vultu sacer aestus, Numen,

nihil nisi Numen cor, mens, animus spirat: sentit castam vim ille, et

mutari viscera, et membra corrigi, et aureum indi pudorem: qua re

stupens Ignatius: me, me, inquit, Virgo, petis, sanctum pudorem

petis: do, voveo. Sic faveas votis, Virgo: Moriar, siquem in me alium,

quam Virgineum amorem patiar: id votum, et Sacramentum

perpetuum esto.

Dixit et annulum, quem forte tulerat, in Virginis manum

transtulit: et quoniam me, ait, tibi despondi, Virgo; en annulum,

amoris mei, et castitatis testem sempiternum. Annulus hic,

Auditores, in Sacrario nostro asservatur: et rei tantae monumentum,

et signum expetitae a Duartio in Philosophis nostris virtutis. Neque

vero non movit Philosophos nostros exemplum hoc. Dederunt etiam

hac parte, iucundissima immortalitate Duartium adolescentes

purissimi. Quid enim aliud facere dicendi sunt ii, qui ab hoc nostro

Monte in Ignatii castra descendunt quotidie, dicturi ibi castimoniae

Sacramentum; et sequuturi, sanctissimi iam milites, Ignatii ducis

signa?

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Page 75: laudationes quinque

Sed est Ignatio nostro vita alia praeclarior, ac divinior. Minoris

ille Philosophiam fecisset, nisi per eam veluti per gradus quosdam ad

naturae auctorem ascendisset. Scilicet praeludebat Philosophia

Theologiae: et Theologia ad se integrum, totumque Ignatium

rapiebat. Ardebat amore ille Divino, et quae Deum contemplandum,

cognoscendumque dabat sacra ars, non poterat non gratissima ei

esse, et sanctissima. Itaque auctores illos, illos libros Duartius

amabat, qui eum proxime ad Deum deducebant. Videtis, quos ille

libros manu sua notatos reliquerit: non Poetas lascivientes, non

inutiles fabulatores, non pedestres Scriptores, et plagiarios: sed

solidos Theologos, Sanctos Patres, maiorum gentium Doctores, sive

qui de moribus, sive qui de schola, ut vocant, Theologiam iuvare

possunt: ad haec Digesta legum, sacra iura, Legum interpretes, et

Librorum Divinorum, Historiarum principes, caeteros, sine quibus

Theologus esse non possis. Neque enim erat Duartius ex eorum

numero, qui cum Epitomen, nescio quam, et compendia quaedam

legerint, Caelum ipsum videntur sibi digito tetigisse.

Innixus igitur fundamentis solidis eodem tempore et doctrinam

ipsam, et doctrinae praemia assecutus est noster Duartius. Donatus

est, Academiae decreto, Doctorum laurea. Is, Auditores, Theologus

fuit Duartius, et tales optabat Theologos Collegii nostri. At non

semper tales habuit? Nimirum fecerunt Theologi nostri, ut, qui

Divinis studebant studiis, nihil in se, quod Deum non saperet,

paterentur. Et Doctores nostri quam Duartio Doctori similes? Mitto

studiorum severitatem, et constantiam: mitto omnium Theologiae

partium commentationem assiduam: mitto iudicium acre, et

perspicax: hoc unum dico: si Doctores nostri doctissimi non essent,

nec esset item unde studiosi omnes in his Provinciis in Cordubensi

8

Page 76: laudationes quinque

Lycaeo, prae aliis Academiis, donari mallent laurea Doctorum. Ita

Theologi nostri, et Doctores Duartii famae consulunt, et nomini.

Nomini autem et famae? imo vitae. In his enim et per hos Ignatius

Theologus vivere, in his spirare adhuc dicendus est.

Videtis, Auditores, quam Duartius IMMORTALIS sit tribus

vitae suae partibus, qua Rhetor, qua Philosophus, qua deinde

Theologus. Iam quam idem IMMORTALIS fit, qua Sacerdos, tot

argumenta sunt, quot ferme videtis in Provincia Sacerdotes. Ignatius

Sacerdos virtutum cultor omnium fuit, castus, purusque, modestus,

prudens, salutis aliorum cupidissimus, scelerum vindex, pauperum

Patronus, et Parens. Ita ille domi libris, et caelestium rerum

contemplationi deditus, ut merito dubitari posset: Domi-ne ille, an in

Templo sanctior esset. Quibus Duartius rebus meruit, ut venerationi

omnibus esset, et exemplo : et ut in Tabulis Regiis, quibus datum illi

est, ut Collegium nostrum conderet, ab Rege Catholico SACERDOS,

SANCTUS, ET DOCTUS appellaretur.

Atqui, Auditores, plurimi sunt, qui hac etiam parte

immortalitatem dederint, et dent etiamnum Duartio. Quot hinc

prodierint, virtutibus omnibus absoluti, Sacerdotes, et scitis et

videtis. Nec Sacerdotes solum minores, sed Sacrorum Antistites

Collegium hoc nostrum his Provinciis dedit, modestos illos omnes,

comes, pudicos, graves, eruditos. Quare cum Sacerdotem aliquem, hic

institutum, videbitis (et plurimos videbitis) Sanctissimum; et hic

dicite, Duartius est: Sapientissimum; et hic Duartius est:

honestissimum; et hic Duartius est: libris, et sacris Ministeriis

deditissimum, et hic Duartius est.

Quamobrem quaqua Duartium, Auditores, introspexeritis,

apparebit vobis Immortalis: ut mihi videatur Duartio contigisse, quod

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Page 77: laudationes quinque

ferunt de Phoenice. Hic in Arabiae montibus altissimis, quaesitis

undique aromatis, super ipse incubat, accensoque, Solis flamma,

rogo, moritur Phoenix, non moriens, sed ex suo ipse cinere novus,

purusque resurgit immortalis. Ita Duartius in Monte hoc Serrato

altissimo, collectis ex omnibus Americae Provinciis, velut aromatis,

praestantissimis adolescentibus, fatis cessit, non moriens: sed

repente in adolescentium horum animis visus est reviviscere, et

IMMORTALIS fieri. Ut de Duartio nostro, et de vivaci illa avi simul

dixeris, quod cecinit Poeta nitidissimus. (Claud.[ianus] de Phoenice)

Et Pater est prolesque sui....

Qui fuerat genitor, natus nunc prosilit idem,

Succeditque novus....

...Moritur, te non pereunte, senectus.

Quae cum ita sint, Collegae mei, cum non mortuum Duartium,

sed IMMORTALEM videatis, parcite iam lacrymys, et gemitibus.

Absint inani funere naeniae :

Luctusque turpes, et querimoniae :

Compesce clamorem, ac Sepulchri

Mitte supervacuos honores. 3

Quin potius laetamini, invenisse Duartium nostrum domicilium

hoc et optimorum puerorum, et adolescentium Philosophorum, et

Theologorum, et Sacerdotum, sanctissimorum, quo Immortalitati

suae consuleret. Itaque, cum vos ipsi Duartio Immortalitatem possitis

3 Edición facsimilar: (2) Horat.Lib.2 Od.17

10

Page 78: laudationes quinque

dare, date. Nec opus est, quod id agatis, ut antiquorum exempla vobis

afferamus. Est enim haec non scripta, sed nata lex: quam non

didicimus, accepimus, legimus: verum ex natura ipsa arripuimus,

hausimus, expressimus: ad quam non docti, sed facti: non instituti,

sed imbuti sumus : ut Discipuli omnes, liberique nihil non agant, quo

et famae, et immortalitati consulant eorum, a quibus ipsi vel vitam,

vel Doctrinam acceperunt. Multae hac causa positae Athenis Statuae,

multae pro Rostris Romae, quae Doctorum redderent imagines

virorum, praesentesque facerent civibus eos, quos dolebant obiisse.

Haec mortales antiqui, ut suos quodam modo facerent

IMMORTALES. At ego a vobis, Adolescentes optimi, non id peto, ut

Statuas in hoc Collegio, quod propter omnium Artium disciplinas,

Athenae alterae vocari posset merito, non peto, ut Statuas Parenti

nostro ponatis: Statuae enim, quamvis elegantes, mutae, et inanimes

sunt. Sed Imaginem Duartii ponite, picturae illi a Zeuxi factae

similem. Picturus hic Helenae simulacrum e puellis formosissimis id

sumpsit Helenae suae, quod erat in unaquaque pulcherrimum4. Ita

vos Ignatio nostro Statuam, quoatuor istis partibus, quas antea dixi,

effingite. Hae vos estis partes, vos ipsi, praestantissimi adolescentes.

Vos, per vos ipsi, vitam Duartio date, vindicate eius manes, consulite

Immortalitati. Et consuletis utique, si inter vos Ignatium referatis : si

modestissimi pueri; ut puer Ignatius: si virtutis, et explicandae

naturae studiosissimi; ut fuit Philosophus: si ut noster; Theologi

sapientissimi: si Sacerdotes sancti; ut olim Sacerdos Ignatius fuit, et

vos semper fueritis. Dixi.

4 Edición facsimilar: (3) Cic. De Inv. Rhet. Lib.2

11

Page 79: laudationes quinque

********************************

12

Page 80: laudationes quinque

Texto en español

SEGUNDA ALABANZA AL MUY ILUSTRE VARÓN

SEÑOR DOCTOR IGNACIO DUARTE Y QUIRÓS

Las lágrimas, homenaje tardío que no ha de ser provechoso

para el dolor ni para la herida! Mientras todo quedaba como estaba,

mientras había alguna esperanza de retener a Duarte y demorar a su

alma que huía, entonces debieron llenarse los ojos, entonces debió

fatigarse el cielo con ruegos y los altares y templos debieron cargarse

de promesas, por si acaso podíamos, de alguna manera, lograr de

Dios, con gemidos y llanto, la vida de nuestro óptimo Padre. Pero,

cuando ya hace tantos años, desde que una suerte demasiado dura y

un triste hado nos arrebataron al varón que debió ser inmortal, ¿a

dónde conducen estos lamentos, esta tristeza, este luto y este llanto,

si no a que el mal, grande por sí mismo, se vuelva inmenso y eterno?

¡Justas lágrimas! ¡Justos gemidos! Los escucho, pero a tus

oradores, noble Colegio, debió exigírseles alguna moderación, más

que consignar un material cada día mayor. Debieron prevenir la

herida y curarla, no irritarla manoseándola. Pues ¿qué sentido tiene

aquello? La caída de Ignacio arrastró consigo a nuestro colegio a la

ruina, toda nuestra esperanza yace sepultada en su sepulcro, este

nuestro Monte, quebrantado por su muerte, cayó también removido

de su sitio, cuando él cayó. ¿A qué, pues, todo esto? Es un hecho, es

verdad, lo sabemos y lo confesamos. ¿Cosas dignas de eternas

lágrimas? Y ya hemos llorado y lloramos aún. Pero te pedimos que ya

1

Page 81: laudationes quinque

que se han lamentado tanto tales acontecimientos, proporciones

algún remedio para calmar el dolor y nos consueles, si puedes.

Tristísimos Colegas, no sé suficientemente si puedo hacerlo,

pero lo intentaré y ayudaré a vuestro consuelo, según la medida de

mis fuerzas. ¿Y qué, por ejemplo? Han dicho que Duarte ha muerto.

De allí las lágrimas, de allí los suspiros. Yo me esforzaré por lo

contrario: diré que Duarte vive, diré que es inmortal. Pues yo diré que

Duarte es inmortal. ¿No satisfará esto a vuestro dolor y lo curará?

Vamos, pues, poned atención en lo que voy a decir y recibidlo con

todo vuestro entendimiento y con los oídos plenos. Aquel Ignacio,

aquel Héroe Duarte, aquel Padre Optimo y fundador de nuestro

Colegio, jamás murió, ninguna parte suya ha perecido: vive aún, vive

y vivirá inmortal.

Primeramente, alguno podría pensar que este recuerdo vuestro

y la nostalgia por Duarte, con los que en cierto modo parece que le

dais vida a él que todavía conserva el calor en vuestros espíritus,

equivalen a la inmortalidad. Por cierto, el príncipe de los oradores,

Tulio, dice: " La vida de los muertos está depositada en la memoria de

los vivos".1 Pero nosotros tenemos argumentos más seguros acerca de

la inmortalidad de Duarte. Pues si existe alguien que durante su vida

hizo públicas las preclaras acciones y las destacadas virtudes que

tuvo, las hizo públicas y las tuvo de tal modo que se dice que con

aquellas ha conquistado la inmortalidad para sí, como aquel

Alejandro Magno y el mismo Carlomagno y aquel que antepongo a

1 Para iniciar su argumentación Peramás acude a una cita de Cicerón en relación con la memoria. La cita textual es la siguiente: Vita enim mortuorum in memoria est posita vivorum (Phil. 9.5). El jesuita se apropia de dicha cita y la transplanta omitiendo la referencia exacta de la obra y del pasaje. De este ejemplo de autoridad se desprende que el recuerdo es el primer paso en el camino hacia la inmortalidad. Pero los argumentos que sustentan la inmortalidad de Duarte son mucho más contundentes que el recuerdo y la memoria. Cf. Suárez (2004).

2

Page 82: laudationes quinque

todos los héroes, Cristóbal Colón, el más grande, que descubrió esta

nuestra América. Si estos han conseguido la inmortalidad con sus

gestas, nuestro Duarte, cuyas hazañas tan insignes sobresalen, ¿no

será inmortal?

Aun si no tuviéramos de nuestro Ignacio otra cosa que este

nuestro colegio, esta sede de la sabiduría, eso sería bastante para

consagrarlo a la inmortalidad. Pero no hay entrada más segura para

obtener la inmortalidad que la sabiduría. Los hombres sabios se

caracterizan por esto: vivos causan admiración y muertos son motivo

de eterna nostalgia; cuando los hombres conservan en sus ánimos de

un modo preclaro y sabio hechos y dichos y los transmiten de unos a

otros como si los pasaran de una mano a otra, resulta que la memoria

de los sabios no muere jamás y parece que ellos viven y respiran

siempre.

Si se añaden libros compuestos con ingenio y sabiduría, estos

dan a luz precisamente la inmortalidad de sus padres. Si alguien no

ha sido sabio únicamente para sí, sino que ha dejado tras de sí una

larga y continua sucesión de sabios; si en lugar de los libros ha

transmitido a la posteridad la fábrica misma de la sabiduría, ¿no será

digno de la eternidad? Pero Duarte no solo fue él mismo muy sabio,

sino que fundó esta sede eterna de la sabiduría, donde se forman

tantos sabios, de donde egresaron tantos doctores sapientísimos,

egresan y egresarán.

Por lo tanto, Ignacio logró con este monumento2 que ninguna

parte de su ser pereciera, sino que viviera inmortal. Conocedlo a 2 El colegio ha sido memorizado como un monumentum del pasado que evoca el recuerdo de su fundador, y ha sido transformado en documentum, un documento que es el resultado de un montaje de la historia, de la época, de la sociedad colonial que lo ha producido, pero también de las épocas ulteriores durante las cuales ha seguido viviendo. El documento queda, dura, da testimonio y, en consecuencia, se transforma en un monumento. Cf. Le Goff (1991: 238).

3

Page 83: laudationes quinque

partir de la propia vida de Ignacio. La vida de Duarte está dividida en

cuatro partes. La primera es la de los años en que, niño aún, estudió

humanidades. La segunda está representada por los años en los que

siendo joven, estudió filosofía. La tercera, cuando era un hombre ya

formado, es la del Teólogo. La cuarta y última es la de los años

durante los que ejercitó su ministerio sacerdotal. En todas estas

etapas Duarte será siempre inmortal.

De hecho, fue un niño tan estudioso de las humanidades que,

dotado como estaba de muy agradable talento y clara disposición

natural, parecía que no era alumno de las Musas tanto como de las

Gracias y de las virtudes. Preparado para toda bondad, moderación,

pudor, piedad, inocencia, parecía que nada tenía de la niñez, fuera de

los años. Por lo demás, era un anciano. Fue tan tenaz en el estudio y

amante del mismo, que ni el juego ni las diversiones, que retraen a la

mayoría, ni el trabajo y el cansancio, que suelen apartar del estudio a

todos los niños, lo alejaron del empeño de aprender y de los libros.

Cuando el espíritu debía descansar realmente con un ocio honesto,

buscaba como compañeros a los que eran similares a él, es decir, a

niños recatados, de costumbres sanas y de buena familia. Ya entonces

sobresalió en Duarte la afición singular de corregir y educar a los

niños. Si encontraba a alguno un poco más propenso a la virtud, lo

incitaba, le inspiraba el amor a la pureza y al casto temor, lo cual

nunca dejó de hacer, desde entonces, con toda clase de gente. Eran

tan asiduas sus visitas a la capilla que parecía que había colocado allí

todos sus placeres. Jugando al pie del altar, preludiaba ya entonces

los oficios de sacerdote, que más tarde desempeñaría seriamente.

Este fue Ignacio mientras era niño y estudiante de retórica. ¿Y

no es inmortal en esta época? Conocéis, oyentes, cuántos jóvenes

4

Page 84: laudationes quinque

estudiantes de Humanidades hubo en este colegio, y cuántos incluso

semejantes a Ignacio, moderados, compañeros, virtuosos, inocentes.

¡Cuán frecuentes han sido sus visitas al templo! ¡Cuán constantes en

la formación de su cultura! 3 ¡Qué atildados en sus palabras y

costumbres! ¿Quién no podría admirarse en tan tiernos años de tanta

constancia, con la que apenas apartados del pecho materno, ya

vistieron el aliento y las aficiones varoniles, de modo que ni las

delicias de la casa paterna ni el dulce recuerdo de las madres, ni el

amor a la patria ni los halagos los hacen regresar o los separan del

camino comenzado? Por esta razón, cuando los demás niños ven la

vivacidad y la alegría de estos y sus muy agradables costumbres, no

hay premio alguno que pueda contenerlos en su casa y, más aún,

vuelan hacia aquí y se reúnen con los compañeros más dulces. Y

puesto que se debe al ejemplo de Duarte el que se comporten así;

puesto que a Duarte se debe esta institución para educar a los niños,

¿quién dudaría que a través de ellos Ignacio respira todavía y vive

inmortal?

¿Y cómo se comportó Duarte, cuando era joven y estudiante de

filosofía? Entregada por entero su mente a Dios, investigando los

arcanos de la naturaleza 4 y sus causas, veía al Creador de las cosas

3 Según Gaffiot, s.v., el término humanitas se define como: a.' humanidad, naturaleza humana'; b. afabilidad, filantropía; c.cultura general del espíritu; d.civilización. Cicerón es quien ha definido y afirmado el concepto de humanitas, elaborado sin dudas por los griegos. Según el pensamiento ciceroniano, la humanitas representa el conjunto de cualidades intelectuales y morales, la cultura integral del hombre para la vida privada y social, lograda por una educación adecuada. No consiste en una eruditio ni en una urbanitas ni en un ideal ético elevado, sino en todos estos aspectos integrados. La humanitas, pues, es lo que hace que el hombre sea hombre y lo que le ha dado unidad y universalidad para siempre (Cf. Pro Archia I 1-3). 4 Nótese que Rafael Landívar (1731-1793) concluye su poema didáctico descriptivo, Rusticatio Mexicana, exhortando a la juventud a descubrir los arcanos de la naturaleza y a valorar las maravillas americanas:

En tibi, primaevo florens ardore iuventus, cui caelo natura dedit gaudere benigno,

5

Page 85: laudationes quinque

ocultándose por todas partes y lo admiraba. Si escudriñaba la

naturaleza del fuego, del mar, de los vientos, de la tierra, de las

plantas, de las flores, de las nubes, de los Cielos, si observaba la

fuerza y la sucesión del sol y de los astros, todas estas cosas lo

conducían a él que filosofaba acerca de ellas, hacia su Artífice y Señor.

Veía Duarte ante sí muchas cosas nuevas que ofrece nuestra América,

no solo las que son buscadas por los filósofos, sino las que tanto

maravillan a los naturalistas europeos,5 tales como el cielo, las

atque aures mulcere avibus, pictisque tueri libratas pennis caeli per inania turbas, cuique herbosus ager late viridantia praebet gramina odorifero semper fulgentia flore; en tibi, queis tetras, violenti ad littora Reni, fallere conabar curas, atque otia, cantus. Disce tuas magni felices pendere terras, divitiasque agri, praestantia munera caeli, explorare animo, ac longum indagare tuendo. Alter inauratos Phoebeo lumine campos incautis oculis, brutorum more, sequatur, omniaque ignavus consumat tempora ludis. Tu tamen interea, magnum cui mentis acumen, antiquos exuta, novos nunc indue sensus, et referare sagax naturae arcana professa ingenii totas vectigans exere vires, Thesaurosque tuos grato reclude labore. (App. 94-112 )

[He aquí para ti, juventud que floreces con el ardor de la primera edad, a quien la naturaleza concedió gozar un clima benigno, endulzar los oídos con los cantos de las aves, y contemplar sus bandadas disparándose a través del cielo con sus alas multicolores, y a quien el campo cubierto de hierbas ofrece vastamente gramíneas verdegueantes, que deslumbran con flores perfumadas, he aquí para ti, los cantos con los cuales intentaba engañar mis luctuosas preocupaciones y mi ocio a orillas del impetuoso Reno. Aprende a valorar tus fértiles tierras,a explorar animosamente y a investigar contemplando ampliamente las riquezas del campo, los exscelentes dones del cielo: Sea otro el que siga las campiñas doradas por la mluz del sol, con los ojos incautos, como los animales, y dilapide indolente todo el tiempo en juegos. Pero tú, que posees gran agudeza de entendimiento, despójate de las antiguas ideas y vístete ahora con las nuevas, y resuelta a develar sagazmente los misterios de la naturaleza, ejercita en la búsqueda todas las energías de tu ingenio y con gustoso esfuerzo descubre tus riquezas.] 5 El espíritu cientificista del siglo es contradictorio con respecto al continente joven. La flora y la fauna son desacreditadas y los suelos considerados débiles e inhóspitos. Algunas de estas teorías tienen como objetivo disminuir el valor y la importancia de un baluarte de España, foco de interés económico para el resto de Europa. Un científico tan prestigioso como George Buffon, en su Historia Natural Universal (1749), pone en tela de juicio varios de los beneficios atribuidos a la naturaleza americana. Aún más vehemente es el prusiano Cornelius de Pauw, que en su obra Recherches Philosophiques

6

Page 86: laudationes quinque

plantas, los animales, las fuentes, los árboles, los lagos, los mares, los

vientos, y otras particularidades desconocidas para Platón,

Aristóteles y Demócrito y para cualquiera de los filósofos anteriores a

Colón. Admiraba la abundancia inextinguible de oro y plata que atrae

la atención humana más que el hierro y llena de innumerables

huéspedes a América. Todo esto investigaba Duarte, no con el deseo

de tenerlo, si con el de conocerlo, y se aplicaba a sí mismo, aquellos

versos de Virgilio6:

“Otro esconde las riquezas y duerme sobre el oro enterrado; cambian

por el exilio sus moradas y dulces umbrales y buscan una patria que

yace bajo otro sol. En cuanto a mí, ante todo, que las dulces Musas

cuyo sacerdocio profeso tocado por su gran amor, me acojan e

indiquen los caminos y los astros del cielo, los eclipses del sol y las

variadas fatigas de la luna, de dónde proviene el temblor de la tierra,

con qué fuerza se acrecientan los profundos mares cuando rompen

sus barreras y descansan sobre sí mismos nuevamente, por qué los

soles invernales se apresuran tanto a bañarse en el océano o qué

demora obstaculiza las tardías noches.”

Satisfecho con el conocimiento de estas cosas, no se preocupaba

tanto por las cosas mismas, como el oro y la plata. Escudriñaba,

observaba, filosofaba, pero refería los estudios, las observaciones, la

filosofía, al Autor de la naturaleza. ¿Vivía él mismo escondido por

completo en sus libros, y por encima de todo lo terrenal y del mundo?

sur les Americains (1772) habla, sin pruebas científicas, de la naturaleza embrutecida de los criollos, indígenas y mestizos. Es durante la vigencia de estas ideas, cuando los jesuitas expulsos arriban al viejo mundo. Poco se sabe allí de América. Poco y mal. 6 Con frecuencia, las Laudationes ponen de manifiesto un intento de adaptación a un modelo ideal expresado por el texto clásico.

7

Page 87: laudationes quinque

No, vive y vivirá inmortal, en el corazón de estos jóvenes que este

nuestro Liceo entregó semejantes a Duarte filósofo. ¿Pues qué?

Tantos sabios filósofos, que por las riquezas de Duarte, por la

disciplina de Duarte viven en este colegio, ¿no son otros Duarte por

su vida? Estoy tentado a creer que Duarte se consagró al estudio de la

secta pitagórica en relación con la transmigración de las almas; de tal

manera me parece que él ha transmigrado por completo a vosotros,

jóvenes óptimos. ¿Acaso me engaño? ¿Acaso miento? Filósofos, ¿no

sois agitados por la misma fuerza, por el mismo aliento, que en otro

tiempo agitó a Duarte, no vivís la misma vida? Creedme, cuando os

dedicáis enteramente al estudio de la naturaleza, cuando unís las

investigaciones de física con la piedad, cuando satisfechos con el

conocimiento de las cosas mundanas, despreciáis las cosas mismas,

cuando de estas máximas riquezas americanas y de las venas de plata

y de oro, ninguna otra buscáis, fuera de la verdad filosófica, tantas

veces nos parece a mí y no solamente a mí sino a todos los que así os

ven estudiar física que ha revivido Ignacio joven, Ignacio filósofo.

Y esta ocasión me advierte de un hecho esclarecidísimo del

joven Ignacio. Nuestro Ignacio veía que la flor de la juventud no solo

era demasiado caduca, sino que también estaba expuesta a las

muchísimas acechanzas de manos rapaces o de ojos encantadores.

Comprendía que aquella florecilla, a menos que estuviera cercada de

espinas por doquier, no permanecería intacta o inviolable durante

mucho tiempo. Habiendo recapacitado largamente y en gran medida

sobre estas cosas, llegó hasta el altar como para consultar sobre ese

asunto a la Divinidad. Ante la bellísima imagen de la Virgen, ya de

pie, ya postrado, llamaba en auxilio de sus votos, el socorro de la

Virgen, las armas de la Virgen. Y la Virgen no faltó a los votos. Invade

8

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repentinamente a Ignacio una cierta llama celestial; los ojos están

encendidos, brilla en el rostro un sagrado ardor, el corazón, la mente,

el espíritu no respiran otra cosa que la Divinidad. Siente una casta

violencia: las entrañas se transforman, los miembros se corrigen y un

pudor áureo se le impone. Ignacio se queda estupefacto y exclama:

“¡Virgen, me reclamas a mí, a mí y al santo pudor! ¡Lo ofrezco, lo

consagro! ¡De esta manera favorece mis votos, Virgen! Moriría si

experimentase en mí otro amor que no sea el de la Virgen. ¡Sean

perpetuos este voto y este sacramento!”

Dijo y traspasó a manos de la Virgen un anillo que había traído

por casualidad. Y añadió: “ya que me he desposado contigo, Virgen,

he aquí el anillo, testigo sempiterno de mi amor y mi castidad.” Este

anillo, oyentes, se conserva en nuestro Sagrario como recuerdo de un

hecho tan grandioso y señal de la virtud que es exigida por Duarte a

nuestros filósofos. Y en verdad no ha dejado de conmover a nuestros

filósofos este ejemplo. En relación con esto, incluso, jóvenes

purísimos han dotado a Duarte de muy agradable inmortalidad. Pues

¿qué debe decirse que hacen aquellos que de este nuestro Monte

descienden cada día al campamento de Ignacio para emitir aquí voto

de castidad y seguir ya como integérrimos soldados, los estandartes

del capitán Ignacio?

Pero hay otra parte en la vida de nuestro Ignacio, más preclara

y divina. Hubiera tenido en menos la filosofía, si no hubiera

ascendido por ella como por ciertos escalones hasta el Autor de la

naturaleza. Sin duda, la Filosofía lo introducía en la Teología y la

Teología arrebataba por completo a Ignacio. Ardía en amor Divino, y

la sagrada disciplina que le permitía contemplar y conocer a Dios, no

podía dejar de serle gratísima y santísima. Así amaba Duarte a

9

Page 89: laudationes quinque

aquellos autores, aquellos libros que lo conducían muy cerca de Dios.

Veis qué libros ha dejado anotados con su propia mano, no poetas

lascivos, no inútiles narradores de fábulas, no escritores pedestres y

plagiarios, sino sólidos teólogos, Santos Padres, Doctores de pueblos

ancestrales, o los que pueden ayudar al conocimiento de la teología

moral escolástica, como la llaman; además, compilaciones de leyes,

derecho canónico, jurisconsultos e intérpretes de la Sagrada

Escritura, principales historiadores, y otros sin los cuales nadie puede

ser teólogo. Y Duarte no era de aquellos que, cuando han leído un

epítome, cualquiera sea, o algunos compendios, parecen haber tocado

con la mano el cielo mismo.

Apoyado, pues, en fundamentos sólidos, al mismo tiempo

consiguió nuestro Duarte la doctrina y los premios de la doctrina. Le

fue conferido por decreto de la Universidad el título de doctor. Este,

oyentes, fue Duarte y de esta manera deseaba que fuesen los teólogos

de nuestro colegio. ¿Y no los tuvo siempre así? Sin dudas, nuestros

teólogos que se consagraban a los estudios divinos, lo hicieron de tal

manera que no soportaban nada, en sí mismos, que no supiera a

Dios. ¿Y cuán semejantes nuestros doctores a Duarte doctor? Dejo a

un lado la severidad y constancia en los estudios, la reflexión asidua

sobre todas las partes de la Teología, el juicio agudo y perspicaz. Sólo

digo esto: si nuestros doctores no fuesen doctísimos, no existiría

tampoco la posibilidad de que todos los estudiosos, en estas

Provincias, prefirieran graduarse de doctores en el Liceo de Córdoba,

antes que en las demás Universidades. Así nuestros teólogos y

doctores velan por la fama y el nombre de Duarte. ¿Unicamente por

el nombre y la fama? No, por la vida. En efecto, debe decirse que

Ignacio teólogo vive y respira todavía en estos y por estos.

10

Page 90: laudationes quinque

Veis, oyentes, cuán inmortal es Duarte en tres aspectos de su

vida: como rétor, como filósofo, finalmente como teólogo. Ya hay

tantos argumentos para probar cuán inmortal es como sacerdote,

cuantos sacerdotes veis en la Provincia. Como sacerdote Ignacio fue

cultor de todas las virtudes, casto, puro, moderado, prudente, muy

ávido de la salvación de los demás, vengador de los crímenes,

abogado y padre de los pobres. Tan dedicado estaba a los libros y a la

contemplación de las cosas celestiales, que se podía dudar, con toda

justicia, si era más santo en nuestra casa o en el templo. Por esta

razón, Duarte mereció ser venerado e imitado por todos, y ser

llamado por el Rey Católico, Sacerdote santo y docto, en las cédulas

reales por las que se le concedía fundar nuestro colegio.

Por consiguiente, oyentes, hay muchísimos que, en este sentido,

han hecho y aún ahora hacen inmortal a Duarte. No solo sabéis sino

que veis cuántos sacerdotes, dotados de todas las virtudes, han

egresado de aquí. Y no solamente sacerdotes menores, este colegio

nuestro también ha dado obispos a estas Provincias, todos ellos

moderados, afables, recatados, serios, eruditos. Por lo cual cuando

veáis (y veréis a muchísimos), a algún sacerdote educado aquí, si es

muy santo, decid: “este es Duarte”; si es muy sabio, “este es Duarte”;

si es muy honesto, “este es Duarte”; si está muy entregado a los libros

y a los sagrados ministerios, “este es Duarte”.

Es por ello que dondequiera que contempléis a Duarte, os

aparecerá, oyentes, como inmortal, de tal modo que me parece que a

Duarte le sucedió lo que cuentan del Fénix. Este, en los montes más

altos de Arabia, después de haber buscado aromas de todas partes, se

echa sobre ellos y, encendida la hoguera con un rayo de sol, muere,

sin morir, pues resurge de su propia ceniza inmortal, nuevo y puro.

11

Page 91: laudationes quinque

Así Duarte, en este altísimo Monserrat, después de haber recogido, a

manera de aromas, los jóvenes más aventajados de todas las

provincias de América, murió, sin morir, pues de repente pareció que

revivía en los espíritus de estos jóvenes, y se convertía en inmortal.

De nuestro Duarte y de aquella ave que vive por siempre 7 puede

decirse al mismo tiempo lo que cantó el brillantísimo poeta

(Claudiano en el Fénix):

"Y es padre y prole de sí mismo...-el que había sido progenitor, ahora

salta como hijo- y nuevo sucede...Muere la vejez, sin perecer tú". 8

Puesto que esto es así, colegas míos, y puesto que no veis

muerto a Duarte, sino inmortal, cesad vuestras lágrimas y gemidos.

"Aléjense del sepelio los lamentos vanos, los llantos

vergonzosos y las quejas; ahoga el grito y deja a un lado las honras

vanas del sepulcro".9

7 El concepto de inmortalidad y eternidad atraviesa los cinco discursos laudatorios, pero en la Laudatio secunda aparece reforzado por la emersión del mito, considerado a juicio de Brunel (1994: 24), un “elemento extranjero”. En este caso se trata del mito del ave Fénix. Peramás adhiere a una de las dos tradiciones que siguen los mitógrafos: el ave prende fuego a la olorosa pira que ha formado y de sus cenizas surge un nuevo Fénix. 8 El mito del ave Fénix favorece la inclusión de unos versos de Claudiano:

Et pater est proles sui… (24) Qui fuerat genitor, natus nunc prosilit idem,(69) Succeditque novus...(70) ...moritur, te non pereunte, senectus. (103) Esta serie, que pertenece al carmen 27 dedicado al ave Fénix, no mantiene el orden que figura en el poema sino que es transpuesto por el jesuita. Asimismo, nótese que, salvo el v. 69, el resto no aparece citado de manera completa. Es probable que no sean omisiones por falta de memoria sino más bien una adaptación del material, una citación de alcance contextual, con la cual el jesuita refuerza y consolida su exposición acerca de la inmortalidad de Duarte. 9 Peramás cita: Horacio Libro 2, oda 17. Pero la cita es errónea, puesto que no es II 17 sino II 20, 21-24. La memoria poética no solo define el reconocimiento de los ecos de un

12

Page 92: laudationes quinque

¿Por qué, más bien, no os alegráis de que Duarte haya

descubierto esta nuestra sede, que alberga no solo excelentes niños y

jóvenes filósofos, sino también teólogos y santísimos sacerdotes, para

que ella velara por su inmortalidad? Así pues, ya que vosotros

mismos podéis dar a Duarte la inmortalidad, dádsela. No es necesario

que os traiga los ejemplos de los antiguos10 para que hagáis esto. En

efecto, esta ley no ha sido escrita, sino que es innata. No la hemos

aprendido, oído o leído; en verdad, la hemos tomado, absorbido y

expresado a partir de la naturaleza misma; no hemos sido enseñados

sino creados para ella; no hemos sido preparados, sino iniciados para

que todos los discípulos y los hijos no hagan otra cosa que velar por la

fama y la inmortalidad de aquellos de quienes han recibido la vida o

la doctrina. Por este motivo se levantaron muchas estatuas en Atenas,

muchas en las tribunas de Roma, para que expresaran las imágenes

de los hombres doctos y presentaran a los ciudadanos a aquellos cuya

muerte se lamentaba.

Los antiguos mortales hicieron esto para convertir de algún

modo en inmortales a los suyos. Sin embargo, jóvenes óptimos, yo no

os pido que erijáis estatuas en honor de nuestro Padre en este colegio,

que por la enseñanza de todas las disciplinas puede llamarse

texto en otro sino además la capacidad que presenta el lector de organizar el sentido de un texto en conexión u oposición Hacia el final de la Laudatio secunda, Peramás en su condición de autor-lector, define su obra en términos de oposición frente a los elogios de los primeros panegiristas ya mencionados, y convalida la exhortación a abandonar lágrimas y gemidos convocando la auctoritas horaciana una vez más. La fuerza persuasiva de la auctoritas es muy grande debido a la validez universal de la sabiduría que encierra. Quien transplanta un pasaje, quien cita, dice Guillén (1985: 276), “valora lo repetido no calcando sino recalcando y poniendo de manifiesto una voluntad de continuidad con tenacidad casi patética.” 10 La nobleza, las virtudes y la inmortalidad son tres tópicos que Peramás desarrolla en el elogio personal epidíctico de Duarte. En dicho elogio la significación de las citas y alusiones reside en la edificación de valores morales a partir de su funcionamiento retórico como antiquorum exempla. Cf. Suárez (2004).

13

Page 93: laudationes quinque

merecidamente una segunda Atenas. En efecto, las estatuas por más

artísticas que sean, son mudas e inanimadas. Pero colocad una

imagen de Duarte que sea semejante a aquella pintura hecha por

Zeuxis.11 Teniendo la intención de pintar un cuadro de Helena tomó

para su Helena lo que era más bello en cada una de las doncellas más

hermosas. Así fabricad vosotros una estatua de Duarte, compuesta de

esas cuatro partes que anteriormente mencioné. Esas partes sois

vosotros, vosotros mismos, destacadísimos jóvenes. Vosotros, por

medio de vosotros mismos, dad vida a Duarte, reivindicad sus manes,

velad por su inmortalidad. Y velaréis por ella, si vosotros reproducís a

Ignacio entre vosotros; si también vosotros fuereis siempre niños

sumamente moderados, como Ignacio cuando era niño; si fuereis

muy aplicados a la virtud y a la explicación de la naturaleza, como lo

fue siendo filósofo; si fuereis teólogos sapientísimos, como él; si

fuereis santos sacerdotes, como en otro tiempo fue Ignacio. He dicho.

****************************

11 Zeuxis de Heraclea es uno de los más famosos pintores griegos de finales del siglo V a.C. Atestigua su maestría la leyenda de que un racimo de uvas pintado por él fue picoteado por los pájaros. Sus obras más mencionadas son precisamente el retrato de Helena y el centauro hembra con su cría. Cf. Cic. Inv. II 1-2.

14

Page 94: laudationes quinque

LAUDATIO III

TERCERA ALABANZA En el tercer elogio de Ignacio Duarte y Quirós Peramás aborda el

tema de las riquezas y las virtudes del fundador del Colegio de

Monserrat y desarrolla su argumentación con el objetivo de

determinar si han sido más útiles las riquezas, las virtudes o si ambas

han aportado mayor provecho para la institución.

******************************

Page 95: laudationes quinque

Texto latino

CLARISSIMI VIRI D.D. IGNATII DUARTII ET QUIROSII

LAUDATIO III

QUAMQUAM PLURIMAS MAIORES NOSTRI lacrymas

Parenti optimo Ignatio Duartio et Quirosio morienti dederunt; et

orbitatem Collegii nostri in illius funere plenis planxerunt oculis:

tamen haud satis visi sunt fecisse officio, et pietati suis: et hac causa

vocarunt comploratores alios, qui eodem, ac ipsi, sensu animi

tangerentur, et secum de CLARISSIMI VIRI dolerent morte : nobis,

ad haec, posteris suis mandarunt pii, ac soliciti, ut plures quotannis,

pluresque in Ignatii tumulo lacrymas funderemus, certi, non tot eas

futuras unquam, quot eidem deberemus.

Quid enim, aiebant, praesentis illius virtutum exemplis, quibus

iam caremus, desiderabilius? Quid eiusdem opibus, quibus Collegium

hoc nostrum instruxit, et quibus amorem in nos suum testatus est,

largius? et non largas nos, vos aeternas, Collegae nostri, Ignatio

Duartio lachrymas dabimus? Extincto tam munifico, tam Sancto

Patre, ab luctu, et gemitibus, et planctu, et ululatibus unquam

temperabimus? Haec duo illi Duartii liberalitatem, et exempla

virtutum commemorando saepius, amorem erga eum nostrum

excitabant, et petebant lacrymas. Quas cum non negarimus : cum

quotidie ploratibus nostris, parietes isti personuerint: visum mihi est,

paululum hodie dolorem vestrum relevare, ereptosque paulisper

lacrymis oculos, ut ad duas illas causas, a maioribus commendatas

1

Page 96: laudationes quinque

nostris, convertatis, rogare vos, Collegae sapientissimi. Et mihi

quidem saepe id, et multum, cogitanti liquere satis non potuit: PLUS

ne DUARTII OPIBUS, quam VIRTUTUM EXEMPLIS deberemus.

Quare anceps ego et suspensus de utrisque hodie disputare constitui:

vos deinde Iudices eritis, Collegae nostri; atque utris plus debeat

Collegium nostrum iudicatote.

Atque ut ab opibus ordiar : an vos putatis in his Provinciis ante

annum MDCXCV. nullum nobilium adolescentium Seminarium

conditum fuisse, quod id utile Reipublicae futurum maiores nostri

non iudicaverint? Nihil illi fando acceperant, aut legendo noverant,

quanti ubique terrarum, et semper, et ab omnibus Nationibus, et

facta sint, et fiant haec puerorum Gymnasia, et Collegia? Europam

mitto : nihil hic in America movebantur fama Collegiorum S.

Ludovici Quitensis, S. Bartholomaei Sanfidensis, B. Martini Limani,

B. Ioannis Bap. Argentini, S. Ildephonsi Mexicani, et caeterorum.

Ignorabant Concilii Tridentini Decretis statui1, iuberi Legibus

Indicis2, in singulis Dioecesibus condi haec Seminaria? Enimvero

iniurius sit maioribus nostris viris prudentissimis, et sapientissimis,

qui ita aut ignaros rerum fecerit, aut tanto in negotio indiligentes.

Agitabatur ea res quidem, ac maxime, et sepe3 etiam tentata est.

Obversabantur ante oculos omnium, et probabantur Collegia

adolescentium. Et quidem Magnus ille Episcopus Ferdinandus

Trexius, qui Provinciae commodis invigilabat unice anno MDCIX ab

Rege Hispaniarum adiumenta petiit, quibus Collegium Iacobopoli,

ubi tum Antistitum Sedes erat, poneret. Et demum anno MDCXII

ipse Collegium inibi, D. Cathalinae Martyri dedicatum, erexit, et 1 Edición facsimilar: (1) Concil. Triden. Ses. 23 de Reform. C. 18. 2 Edición facsimilar: (2) Recop. Indc. Lib. 1 Tit. 23 Leg. 1. 3 Acerca de la evolución correspondiente al diptongo ai ( ai > ae > e), cf. Nierdermann (1953: 59).

2

Page 97: laudationes quinque

Iesuitarum fidei commisit. At postea, erepto fatis Antistite, et

Collegium ipsum brevi extinctum est4. Hic Cordubae anno MDCXIII

conditum aliud Collegium est, eiusdem Trexii Antistitis opibus,

consiliisque, cui S. Xaverio nomen fecit, tradiditque Iesuitis. Et cum

eo anno, die S. Petro sacra, Pontificum caerimoniis in Templo

Maximo fecisset, quatuordecim talares tunicas consecravit, iisque

totidem adolescentes nobilissimos, novi Collegii alumnos futuros,

induit. Post illa, Populi supplicatione, et Senatu, equitibus,

religiosisque Sodalitalibus, et Templi Maximi Sacerdotibus, atque

adeo ipso Antistite deducentibus, in aedes, quas magno sumptu

Antistes idem redemerat, induxit. Collegii huius fama adolescentes

Provinciae nobiles ita commovit; ut proximo anno MDCXIIII.triginta

iam ingeniosissimi alumni Collegium incolerent: qui redeuntem

Iacobopoli Antistitem Trexium magno apparatu, et humaniorum

litterarum, et Philosophiae, et Theologiae acutis prolusionibus

exceperunt.5 Tamen idem ferme fatum, quod Iacobopolitanum illud

hoc Cordubense Collegium excepit. Id adeo ex Nicolao Techo

Historico accipite. "Episcopus, inquit, Tucumanensis Ferdinandus

Trexus Cordubae Seminarium nobilium adolescentium, maiori

aviditate, quam successu instituit, Societatique tradidit, idque

aliquandiu usui fuit : quamquam paulo post, mortuo Episcopo,

deficientibus subsidiis aetatem non tulit."

Quare magno civium dolore Seminariorum spes praecisa est

omnis. Quid enim sperandum iam ultra erat, si nec Patriciorum, nec

vero Antistitum opes ad condendum, conditumque sustentandum

Seminarium satis essent? Hace puero Duartio, haec iam adolescente,

omnium querela: corrumpi otio iuventutem, occupari omnia 4 Edición facsimilar: (3) Pet. Lozan. Hist. Paraq. Lib. 6 c. 10. 5 Edición facsimilar: (4) Pet. Lozanus Hist. Paraq. Tom. 2 Lib. 7. c. 19.

3

Page 98: laudationes quinque

barbarie, silere artes, nullum sapientiae locum esse, peregrinari sacra

studia, teneri ab stultis insolenter omnia, sacra ipsa intermitti, quod

nullus esset vel tantis opibus, qui posset, vel tanta in Rempub[lica]

caritate, qui vellet Collegium erigere educandis adolescentibus,

tradendis bonis artibus : vel hoc solo nomine beatius esse longe

proximum Peruvium Tucumania, non quia auro, argentoque felix

supra fidem esset; sed quod Hispana ibi pubes, Hispani adolescentes,

Hispano digna sanguine disciplina, in Collegiis educarentur. Plenum

erat forum, plena templa, plenae privatae domus harum querelarum.

Has Duartius silens audiebat, nec spernebat omnino : tantum

consilium improbabat eorum, qui implere omnia querelis mallent,

quam tandem querelis obviam ire, et inveterato mederi malo. Ergo,

ut erat magno celsoque animo, lamentationes inanes mittens, iam

tum mente ingens opus concepit, quod, magno deinde Reipub[licae]

bono, re executus est.

Acceperat a maioribus suis dives patrimonium, quod industria

auctum, eo iam creverat, ut et Collegium condere posset, et conditum

sustentare. Aperuit rem viris doctis: probarunt, ultro incitarunt.

Relatum ad Regem est, vellet, iuberet Ignatii Duartii opibus

Collegium stare. Stare voluit, et iussit Carolus hoc nomine secundus

Hispaniarum Rex: datae in hanc rem sunt regiae tabulae : quibus

tabulis Ignatio Duartio et Quirosio concessum est; quoniam triginta

aureorum millia ad Collegii aedificationem daret, ut Collegium, quod

felix faustumque6 esset his Provinciis, aedificaret, sisteret, poneret:

postquam posuisset; uti eidem Ignatio Duartio et Quirosio iura,

immunitates, beneficia concederentur, quae iura, quae immunitates,

quae beneficia Collegiorum conditoribus concedi consueverunt. 6 Felix faustusque es una fórmula religiosa que a menudo es completada por fortunatus (Cf. Cic. Div.I 45,102; Varr.Ling.VI 86).

4

Page 99: laudationes quinque

Neque hoc ego loco praetermittam, Auditores quod Ignatii

liberalitatem commendat maxime. Nam cum Digestis Indicis

iubeatur,7 Regis stemma Collegiis condendis praefigi, deturque

Episcopis, siquidem ea suis opibus erexerint,uti sua pariter domestica

insignia suspendant; privatis vero conditoribus eo privilegio

interdictum sit: tamen Carolus II. Hispaniorum Rex Duartio dedit, ut

in Collegio suo Scuta gentilitia suspenderet : aequante tam munifica

liberalitate Duartii, quod a dignitate Antistitibus datum est.

Itaque, quod neque civium, neque Antistitum opibus stare

antea Collegium potuit; Duartii fortunis stetit, stabitque in aeternum.

Equidem cum Trexiana illa, quae antea dixi, Collegia complector

mente et cogitatione, videntur mihi ea, non quod re ipsa duratura

essent, fuisse posita : sed veluti rudimenta fuisse quaedam huius

nostri Duartiani numquam perituri. Et quidem quod alterum

Iacobopolitanum Cathalinae Martyri, id est, Virgini sapientissimae, et

Humanioribus, Philosophicis, Theologicisque litteris eruditae sacrum

fuerit: alterum Cordubense, dedicatum Xaverio Indorum Apostolo,

die Divo Petro Caelorum Clavifero devota: his rebus portendere ambo

mihi sunt visa, et studiorum nostrorum in trinis illis artibus

eruditionem; et futurum in eisdem convertendorum Indorum

studium, et demum Clavium illarum Duartianarum introducendis in

Caelum hominibus usum perpetuum : quae a me superioribus annis

dicta recordamini.

Sed ad opes Ignatii redeamus. Et quamvis in regiis tabulis

solum millia dicuntur data a Duartio; tamen nostris monumentis,

quae in Tabulario asservantur, duodequadraginta, eoque amplius ea

fuisse constat: praediis scilicet, et servitiis, et paternis domibus, et 7 Edición facsimilar: (5) Recop. Indic. Lib. 1 Tit. 23 Leg. 2.

5

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copiosa supellectili aedificationi Collegii attributis : quorum ego

bonorum aestimationem proferrem, si id necessarium putarem. Illud

unum maxime interest vestra scire, qualis, et quanta fuerit domestica

supellex Duartii. Nempe octo amplius millibus aestimata est. Luxum,

delicias, pompam, faustum, et mollis animi blandimenta dicet aliquis

potius, quam Sacerdotis modestam continentiam. Meliora precor :

audite, adolescentes; adeste hic Sacerdotes omnes, et quae tandem ea

Duartii supellex luxuriosa fuerit, animis accipite.

Libri, sacra instrumenta, vestes ad Sacrificia, Divorum8 Statuae,

et caetera, quae animi pietatem excitarent, pretiosa omnia : quae

autem ad corpus spectabant lectus, mensae, abaci, reliqua utensilia,

si quae a maioribus suis acceperat, dempseris, vilissima : non ibi vasa

aurea, aut toreumata, aut marmorei parietes, aut peregrinae

Tabulae : haec non sibi, quae ille cumque haberet, sed Divis

reservabat: contra quam alii faciunt, quorum cum domos, atque villas

in urbium exedificatas modum videris, subversosque eorum libidini

montes; templa Divorum squalere patiuntur, et iacere. Ac de libris

quidem vos ipsi testes estis, quos videtis notatos Duartii chirographo:

chirographo illo venerabili, quod, audeo dicere, plura vos doceat,

quam quae in libris intrinsecus continenteur. Certe quidem docet,

quos vos amare, et terere debeatis libros SS. Patrum, Theologorum,

Pontificum iuris, et Regum, Philosophorum, Historicorum, non

8 Landívar, al celebrar el trabajo de las minas de oro y plata, también emplea el lexema divus para referirse a los santos: Nunc animis frustrum lapidis purgantibus offert / nunc Divis, Verboque Patris, Castaeque Parenti. (R.M.VIII 258-259). (Arriba el custodio permanente bajo la amplia entrada de la mina vigila la puerta en guardia insomne, donde recibe fiel los fragmentos del excavado monte y resuelto socorre considerablemente a muchos pobres: ya ofrece un trozo de piedra a las almas que se purifican, ya a los santos, al Verbo del Padre y a la inmaculada Madre.)

6

Page 101: laudationes quinque

impurorumque Poetarum, non pedestrium scriptorum,

bucconumque.

Caeterum si singula, quae opibus Ignatii debetis, velim dicere,

nullus erit orationi modus. Hoc paucis dico; si domum amplam,

pulchramque, quae quadraginta millia, et plus eo, iusti rerum

aestimatores valere putant: si caeteras, et in urbe, et ruri

commoditates habetis, haec omnia Ignatio deberi. Deberi eidem

etiam ornatissimum Sacellum hoc decem instructum Romanis tabulis

pulcherrimis, quae tanto artificio SERRATUM illum MONTEM

Europaeum huc transtulerunt in Americam, ut iam oculis ipsis, non

solum mente, celsissimam illam Divae sedem videamus. Cernere hic

licet, uti sacer ille Antistes Petrus, plenus doloris, plenus lacrymarum,

tristi comitatu, Barcinone Serratum in Montem Virginis simulacrum

transfert: nequid ab Mauris impuris, iam per totam Hispaniam

impune volitantibus, contra Divae honorem fieret. Non procul hinc

splendent caelestia lumina, et caelestes sonant cantus, quibus sacrum

illud pignus, multis per annis, divinitus ostenditur piis pastoribus.

Hac Vicensis Antistes Gottomarus, populi magna supplicatione,

repertum simulacrum e specu illa antiqua ibi, ubi nunc est, collocat.

Parte alia divinus ille Petrus Nolascus Redemptoris Matrem consulit

de libertate afferenda captivorum. Est etiam Ignatio Equiti suus ibi

locus armis cincto, quae offert Virgini; et pretiosis vestibus, quas

tradit pauperi. Denique nihil tam illustre in Sacro illo Monte est, nihil

tam antiquum, quod Romanus pictor magnis his, et pretiosis tabulis

non transmiserit spectandum nobis.

Atque haec quidem Duartii opibus debemus. Iam de virtutum

exemplis pauca referam : omnia enim non possum. Et sit ab ipsis

opibus prima Duartii virtus, qua scilicet avaritiam, quae ferme

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Page 102: laudationes quinque

omnium mortalium animos corrumpit, atque habendi, possidendique

cupiditatem vicit: divitias enim, quibus caeteri ad amicitias,

clientelas, nobilitatem, honores, magistratus, sacerdotia emunda

utuntur, eas amplissimas Patriae, Reique publicae condonavit. Quare

vacuum terrenis malis animum occuparunt divinae virtutes pudor, et

iustitia, et incorrupta fides, et nuda veritas, et innocentia, et

modestia, et temperantia, et benemerendi de omnibus civibus

studium perpetuum. Quibus ille rebus invictum ab deliciis animum

ad labores, et dura quaeque applicuit.

Vigilabat, sudabat, sua negligebat, nihil denegabat, quod dono

dignum esset. Et quo universam Rempublicam uno beneficio

complecteretur, Collegium hoc posuit. In quo equidem haud scio, an

animi magnitudinem, an liberalitatem, an vero prudentiam

commendem magis: est enim magnitudinis animi, quod voluerit; et

liberalitatis, quod opibus condiderit; et prudentiae, quod certis

legibus Collegium hoc nostrum solidissime firmarit. Nam qui liberis,

et ne potibus magnificas domos aedificent, qui suos lactent, qui

beneficia iis, unde plus sperant, faciant : invenies plurimos: qui ob

unius patriae caritatem publicum opus urgeant, qui instruendis

doctrina pueris, qui formandis optimis civibus opes produndant suas,

tam pauci sunt, ut vix eorum in singulis saeculis duo sint paria.

Ad liberalitatem etiam Duartii pertinent singularis illa in

Religiosos viros munificentia, et in egenos largitas. Submittebat

identidem ille viris sacratis, quibus vel inopiam sublevarent, vel arcte

minus viverent. Pueris autem, puellisque orbis, pudentibusque

faeminis, quibus forma ob domesticam miseriam in discrimen

venerat, praebebat necessaria, ne pudorem proicerent. Visus etiam

est indumenta ipse per se pauperibus dividere; et quos fortuna

8

Page 103: laudationes quinque

nobiles loco moverat, hos fovebat, casum miseratus : et ne iniquitate

temporum pressi, admitterent aliquid nobilitate pristina indignum.

Neque vero caeterae in Duartio virtutes liberalitati non fuerunt

pares. Atque in primis tantus fuit, et tam tener, et tam constans

Duartii amor in Virginem, ut nullius in Matrem vel carissimam tanta

filii sit pietas, quanta in Deiparam fuit Duartii. Testes huiusque in

Virginem amoris este, Cordubenses cives, Cordubenses viae. Quoties,

(vos cives, viasque apello) quoties Duartium Virginis simulacrum

illud, quod ad nos quasi haereditarium pervenit, publice gestantem

vidistis? Ut solent alii in Sanctioris hebdomadae supplicationibus

cruces, spinas, lora, catenas, aliaque pietatis instrumenta producere,

et ostentare populo; Duartius noster, quoties inter annum

supplicationes habebantur, simulacrum illud complexus, per vias,

forumque circumgestabat, ea animi modestia, ita in Virginem defixis

oculis, eoque ardore, ut in statuam illam inanimem vitam

spiritumque transferre suum quodammodo videretur.

Degebat ruri interdum Duartius, quo sine interpellationibus

liberius posset, et diutius Deo, et divinis rebus vacare : ubi autem

devotus aliquis Virgini dies adventabat, repetebat urbem, ut esset

exemplo omnibus, quibus religionibus, qua pietate sacri isti agitandi

sunt dies. Ergo magnam diei partem, atque adeo ad ipsum meridiem,

in Templo consumebat, Virginis insistens laudibus. Deinde plenus

Numine, domum redibat, eoque invitabat ad se Religiosos aliquot

viros, qui et secum Virginem celebrarent, et laetis, et honestissimis

assisterent mensis. Ad haec, cum erat in urbe, singulis Saturni

diebus, quod ii Virgini sacri sint dies, Collegii alumnis, in triclinio

accumbentibus, cibos ipse per se ministrabat: quos haec Duartiana

pietas, et alacritas multo reddebat caenantibus dulciores.

9

Page 104: laudationes quinque

Atque haec quidem in Matrem, in Filium optimum non minor,

imo multo maior fuit pietas. Sacris initiatus, Sacerdotis partes omnes

implevit, quo aeterno Pontifici sanctum munus probaret. Ubi

litandum erat, victimae maiestati commotus, deficiebat pene animo:

et plenus Numine, quas sacer ardor intus eliquabat lacrymas,

reddebant oculi foras. Visus est saepe inter sacrificandum

collacrymans Sacrificio: adeo ut vel adstantes accenderet Sacerdotis

modestia, et gravitas. Hic conceptus in aris ignis, durabat scilicet,

erumpebatque saepe flamma, praesertim ubi ante latentis Domini

Altare prosternebatur.

Quare octo dies illos, qui agendis Christo gratiis, pro divino illo

epulo nobis apparato singulis annis consecrari solent : et quibus

latens toto anno in Sacrario Numen sublime in solio populo

proponitur : hos Duartius dies, nequo privaretur momento praesentis

Christi conspectu, in Templo totos exigebat stans modo, modo genu

nitens, multa prece, multisque lacrymis adorans Deum patentem: nec

prius inde discedebat, quam velo obducto, sol ille spledidissimus

occidebat. Adeo Duartii cor amans occuparat pietas. Cuius rei,

publicae etiam viae testes fuerunt, cum Eucharisticae supplicationis

comes pius, in prodiens e Templo Numen vota fundebat sua, totus

ardens amore.

Quibus ille rebus effecit, ut veluti patriae decus singulare, et

unicum virtutum omnium exemplum haberetur. Certe nullum omisit

Duartius aut benefaciendi, aut de civibus benemerendi officium. Ille

scelerum vindex, ille tenuiorum praesidium, ille orborum civium

parens, ille Ethnicorum, qui nos circumstant, procurator solicitus, ut

illos e tenebris latebrisque, quibus impietatem contegunt suam,

eriperet. Atque in hoc ego studium illud refero, quod cum

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Page 105: laudationes quinque

Ecclesiasticas dignitates minime noster ambiret, tamen Cruciatae

Commissarius, quem vocant, esse voluerit : nempe ut Maurorum, et

Ethnicorum pro sua parte ferociam frangeret: et ab his misere

detentos Christianos eriperet. At quam idem domi sanctus, quam

libris, et rerum contemplationi caelestium deditus!

Apud se eos dumtaxat familiares retinuit, qui aliis exemplo, sibi

essent incitamento virtutum. Qui inter eos excellebat pietate, is,

veluti fidus Achates, erat perpetuus Duartio et socius, et comes :

nunquam foras prodibat, nunquam rusticabatur, nunquam aliquem

conveniebat, quin interesset, vel certe non abesset probus ille comes.

Scilicet ut praesto esset? Ut mandata exciperet? Nihil minus. Adesse

iubebatur, ut testis sibi rerum suarum omnium esset. Intelligebat

enim Duartius; et si, ne desis officio, satis sit proposita ubique Dei

praesentia, tamen hominis frugi praesentiam, ut apud te sis, ubi

fueris cumque iuvare quamplurimum.

Dixi, Duartium usum ad haec familiarium ministerio : neque

enim ausus sum illos, etsi conditione liberi non erant, servos

appellare. Quid enim? Eos appellem ego servos, quos liberum habuit

loco, quos tractavit humanissime, quibus plus in herum, quam hero

in ipsos erat potestatis? Adeste animis, et accipite servorum in herum

ministerium novum, inauditum. Fidelissimum servorum Duartius, in

intimum conclave vocatum, armabat in se ipse virgis, et flagris: et

nudo repente tergo, caede, inquiebat, ne parce flagris; ne me

mancipium turpe, pessimum Dei servum, caede, saevi.

Cum primum haec audiit servus, totus horruit; tristeque

deprecatus ministerium est, et lora proiecit. Instabat Duartius virgas

reddebat: sed rursus debiles, tremulaeque servi manus. Parendum

tamen erat; caedendus Ignatius; donec herili respersus servus

11

Page 106: laudationes quinque

sanguine, aut stabat attonitus, aut pius fugiebat. At ubi animadvertit

servus eo se die cariorem hero, quo die loris in eum crudelius

saevisset; tales tantaeque fiebant in Duartium pugnae, ita plagae

addebantur : plagis, ut ad necem caedi videretur. Quid, Auditores?

Hoc est herum, aut hoc est servum esse? Fac in conclave illud

sanctissimum aliquem ex ignotis introduci: videt caedentem, videt

caesum; utrum herum putabit, utrum servum?

Quod si me interrogetis, cur haec ille a servis pati voluerit? Non

difficilis responsio est. Cum se per se ipse Duartius torqueret,

quantum posset; nec posset, quantum vellet; serviles ad voluntarium

supplicium quaerebat manus, multiplicabatque tortores. Et qui nullo

non iudice absolveretur, ipse de se iudex, et reus satis invenit causae,

cur a servo torqueretur, et verberaretur: et cui servo publice ne

testimonii quidem in herum ius esset, cautione legum: ei servo domi

in heri tergum, ne dicam vitam, ius erat. Quod ita magnum est, et

inusitatum, Auditores, ut in quo id inveniatur, supra nihil dici iam

possit, ubi id dixeris. Sic doctus Mabillonius in Annalibus,9 cum de

Sancto Bavone dixisset, docuisse Ethnicos sacra Dogmata magnis

laboribus, attritumque ieiuniis, et vigiliis, meditandis rebus

caelestibus vacasse assidue; tandem addidit, eo cruciandi sese studio

processisse, ut voluerit, et sustinuerit a servo caedi : nempe id ieiunii,

id perpetuis meditationibus, id est vigiliis maius.

Iam, ne si persequar singula constitutos mihi dicendi fines

transgrediar, qua liberalitate, temperantia, pietate, modestia, in sese

severitate audistis fuisse Duartium, eundem in caeteris exercendis

virtutibus tenorem tenuisse cogitate. Quae cum ita sint, ut unde

incoepit, eodem terminetur oratio, cum iam vos de Ignatii opibus,

9 Edición facsimilar: (6) Lib. 13 n. 44.

12

Page 107: laudationes quinque

exemplisque virtutum, audieritis, iudicandum vobis est utris ille

Collegio huic nostro magis profuerit : utraque inter se comparate

sedulo, perpendite omnia diligenter, et a quibus stet victoria,

iudicate. Neque imitari vos Simonidem illum velitis, qui rogatus

quondam, utrum aestimabilius sibi videretur, Sapientiane, (quo

etiam nomine virtutes Philosopho dignas intelligebant veteres) an

divitiae; nihil certi sibi esse respondit; cum videret a sapientibus

divites coli, a divitibus sapientes non item.10 At dubitare ipsi non

licuit, vel certe liberius profiteri debuit, multo aestimabiliorem

divitiis esse sapientiam: divitias autem cum sapientia coniunctas

multo utiliores: quae mortalium omnium sapientissimi responsio

est:11 utilior est, inquit, sapientia cum divitiis. Id adeo in Duartio

videre licet, qui et sapientia, et virtutibus una cum divitiis vobis fuit

utilissimus.

Equidem sic existimo, cum plurimum sapientiae, et virtutibus

tribuendum sit, nisi in Duartio cum opibus simul fuissent, eorum

utilitatem ad paucos fuisse redundaturam: nunc cum per opes hoc

Collegium steterit, propositum esse plurimis, et vobis maxime,

exemplum illud sanctissimum, quod intueamini, atque imitemini.

Caeterum vestras has divitias in eo sitas esse existimare debetis, ut de

vestro hoc Collegio dici possit, quod de Urbe Romana Historicorum

princeps Livius gloriabundus scripsit: Nulla unquam Respublica nec

maior, nec sanctior, nec bonis exemplis ditior fuit. 12 Dixi.

10 Edición facsimilar: (7) Apud Feijoum Tom. 4 Dis. 2 Paragr. 8. 11 Edición facsimilar: (8) Ecclesiastes. c. 7. Se trata de Ecclesiastés 7, 11, cuyo texto, según la Vulgata es: “bona est sapientia cum divitiis”. 12 Edición facsimilar: (9) Lib. 1. Dec. 1. init. Se trata de Tito Livio, Ab Urbe condita, Praef. 11.

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Page 108: laudationes quinque

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14

Page 109: laudationes quinque

Texto en español

TERCERA ALABANZA AL MUY ILUSTRE VARON

SEÑOR DOCTOR IGNACIO DUARTE Y QUIROS

Aunque nuestros mayores muchas lágrimas derramaron por la

muerte de nuestro óptimo padre Ignacio Duarte y Quirós y lamentaron

con los ojos llenos de lágrimas la orfandad de nuestro colegio, sin

embargo, en sus funerales no parece que hayan cumplido lo suficiente

con su deber y piedad, y, por esta causa, llamaron a otros que se

lamentaban para que se conmovieran con el mismo sentimiento de

espíritu y se dolieran con ellos de la muerte del muy ilustre varón.

Además, solícitos y piadosos, nos encargaron a nosotros, sus

sucesores, que derramáramos, cada año, muchísimas lágrimas sobre el

sepulcro de Ignacio, seguros de que ellas no serían nunca tantas,

cuantas le debíamos a él mismo.

En efecto, ¿qué más deseable – decían- que los ejemplos de sus

virtudes, estando presente, ejemplos de los que ya carecemos? ¿Qué

más generoso que sus recursos con los que fundó este colegio nuestro y

con los que atestiguó su amor hacia nosotros? ¿Y no lloraremos por

Ignacio Duarte, nosotros profusamente, y vosotros, colegas,

eternamente? Muerto un padre tan munificente y tan sano, ¿seremos

alguna vez moderados en el llanto, los gemidos, el lamento y los

clamores? Estas dos cosas, al recordar a menudo la liberalidad y los

ejemplos de las virtudes de Duarte, excitaban nuestro amor hacia él y

reclamaban lágrimas. Ya que no las hemos negado, ya que día a día

estas paredes han resonado con nuestros llantos, me pareció bien

aliviar un poco hoy vuestro dolor, y rogaros, colegas sapientísimos, que

1

Page 110: laudationes quinque

dirijáis por un tiempo vuestros ojos arrancados de las lágrimas, hacia

aquellos dos asuntos, encomendados por nuestros mayores.

Ciertamente, para mí que he meditado esto con frecuencia y mucho,

no pudo aclararse suficientemente si debíamos más a las riquezas de

Duarte que a los ejemplos de sus virtudes. Por tanto, yo, dudoso y en

suspenso, he resuelto disertar hoy acerca de ambos temas; luego

vosotros, colegas, seréis los jueces y juzgaréis a cuál de los dos debe

más nuestro colegio.

Empezaré por las riquezas. ¿Pensáis, por ventura, que en estas

provincias, antes del año mil seiscientos noventa y cinco no se fundó

ningún Seminario de jóvenes nobles, porque nuestros mayores

juzgaron que no sería útil a la república? ¿No habían oído o leído en

cuánta estima han sido tenidos y cuánta estima tienen estos gimnasios

y colegios de niños, en todas partes, siempre, y por todas las naciones?

Paso por alto a Europa. Aquí en América ¿no eran incitados por la

fama de los colegios de San Luis de Quito, de San Bartolomé de Santa

Fe, del Bienaventurado Juan Bautista de La Plata, de San Ildefonso de

Méjico y otros?1 ¿Ignoraban que se estableció por los decretos del

Concilio de Trento, y se ordenó por las Leyes de Indias que en cada

Diócesis se fundaran estos seminarios? Pero, en efecto, sería injusto

con nuestros mayores, sensatísimos y prudentísimos varones, quien

los considere ignorantes de los hechos o poco diligentes en asuntos de

tanta importancia.

1 Es posible que la vocación docente de los Jesuitas se afianzara definitivamente después de la creación del primer Colegio de la Orden, en Mezina, a sólo ocho años de fundada la misma, en 1548. Desde entonces fueron creando y dirigiendo un número creciente de establecimientos educacionales conocidos con el nombre de Colegios Convictorios, Seminarios, Colegios Máximos o Universidades. Estos colegios dedicados a la enseñanza secundaria y superior, fueron numerosos en Europa. En América, sucedió lo mismo. Peramás menciona no menos de veinte.

2

Page 111: laudationes quinque

Lo cierto es que este asunto se trataba muchísimo y a menudo se

intentó hacer algo. Ante los ojos de todos se presentaban y aprobaban

los colegios de jóvenes. Aquel gran obispo Fernando Trejo, que como

ninguno velaba por los intereses de la provincia, en el año mil

seiscientos nueve, pidió ayuda al rey de España, para fundar un colegio

en Santiago del Estero, donde estaba la sede de los obispos. Y,

finalmente, en el año mil seiscientos doce él mismo erigió en esa

ciudad un colegio dedicado a la mártir Santa Catalina, y lo confió al

cuidado de los jesuitas. Pero, arrebatado luego el Obispo por el

destino, en poco tiempo también el colegio dejó de existir. 2

Aquí en Córdoba, en el año mil seiscientos trece, fue fundado,

mediante los recursos y consejos del mismo obispo Trejo, otro colegio,

al que le dio el nombre de San Javier y entregó a los jesuitas. Cuando

ese mismo año, el día de San Pedro, se celebró una misa pontificial en

el Templo Máximo, consagró catorce sotanas y vistió con ellas a

numerosos jóvenes nobilísimos, futuros alumnos del nuevo colegio.

Después, en medio de la aclamación popular, los condujo, en

compañía del Cabildo, caballeros, cofradías religiosas, canónigos del

Templo Máximo y el obispo en persona hasta la casa que él mismo

había adquirido a gran precio. La fama de este colegio movió a los

jóvenes nobles de la provincia de tal manera que al año siguiente, en

mil seiscientos catorce, treinta alumnos naturalmente muy aptos,

habitaban el colegio. Estos mismos acogieron con gran pompa e

interesantes certámenes públicos de Humanidades, Filosofía y

Teología, al obispo Trejo cuando regresaba a Santiago. A pesar de 2 Conviene recordar que el Obispo Trejo y Sanabria ofreció una fundación, es decir, proporcionar los medios para que el Colegio Máximo pudiera continuar con los estudios superiores que en 1612 habían sido trasladados al Colegio que los jesuitas dirigían en Chile. A tal efecto, entregó al Provincial jesuítico Padre Diego de Torres, un acta pormenorizada por la cual hacía donación de sus bienes y dejaba sentadas las condiciones y objetivos de la misma.

3

Page 112: laudationes quinque

todo, casi la misma suerte que acompañó a aquel colegio de Santiago,

acompañó a este de Córdoba. Así lo podéis leer en el historiador Padre

Nicolás Del Techo:3 "El obispo del Tucumán,” dice, " Fernando Trejo,

fundó con mayor deseo que fortuna, y entregó a la Compañía, en

Córdoba, un seminario de jóvenes nobles. Este prestó utilidad durante

algún tiempo, aunque poco después, muerto el Obispo, no pudo

subsistir por falta de recursos."

Por lo cual, toda la esperanza en los seminarios fue arrancada

con gran dolor de los ciudadanos. Pues ¿qué había que esperar más

allá, si no bastaban las riquezas de los nobles ni de los obispos para

fundar y sostener un seminario después de fundarlo? Esta ya era la

queja de todos, durante la niñez y la adolescencia de Duarte: la

juventud se corrompía por el ocio, la barbarie se apoderaba de todo,

las artes hacían silencio, no había lugar para la sabiduría; los estudios

sagrados emigraban, todos los asuntos eran manejados por los

ignorantes contrariamente a las costumbres, los oficios sagrados se

interrumpían, ya que ninguno tenía ni tantas riquezas ni tanto amor

por el interés público, de modo que pudiese o quisiese fundar un

colegio para educar y enseñar a los jóvenes las artes liberales. Sólo por

esta causa Perú era más feliz que el mucho más cercano Tucumán; no

porque estuviese provisto de oro y plata más allá de lo creíble, sino

porque la juventud hispana, los jóvenes hispanos, eran educados allí,

en los colegios, por una disciplina digna de la sangre hispana. Llenas

estaban de estas quejas las plazas, llenos los templos y llenas las casas

particulares. Duarte las escuchaba en silencio y no las despreciaba en

absoluto; únicamente desaprobaba el consejo de quienes preferían

3 Nicolas du Toict, castellanizado Del Techo, (1611-1680) fue un sacerdote jesuita que vivió muchos años en las misiones del Guayrá, y escribió una Historia de la Provincia del Paraguay de la Compañía de Jesús.

4

Page 113: laudationes quinque

colmar todo con quejas a enfrentarlas y poner remedio al inveterado

mal. Por consiguiente, como tenía un espíritu grande y elevado,

dejando de lado los lamentos inútiles, ya entonces concibió en su

imaginación una obra ingente que más tarde, con gran beneficio e

interés público, realizó.

Había heredado de sus mayores un rico patrimonio, que,

aumentado por el trabajo, se había acrecentado hasta tal punto que

podía fundar y sostener un colegio una vez fundado. Manifestó su

propósito a los hombres doctos: lo aprobaron y, además, lo animaron.

Se propuso al rey que, si quería, ordenase que el colegio se fundase con

los recursos de Ignacio Duarte. Así lo quiso y lo ordenó Carlos,

segundo rey de España con este nombre. Para este fin fueron

despachadas cédulas reales por medio de las cuales se permitía a

Ignacio Duarte y Quirós, puesto que cedía treinta mil pesos para

edificar un colegio, que edificara y erigiera un colegio que fuera de

buen augurio y próspero para estas provincias y que, después que lo

hubiese edificado, se concediesen al mismo Ignacio Duarte y Quirós

los derechos, inmunidades y beneficios que se había acostumbrado

conceder a los fundadores de colegios.

Y no pasaré por alto, oyentes, lo que ensalza en extremo la

liberalidad de Ignacio. Pues, aunque en la Recopilación de Leyes de

Indias se ordena que el escudo real se coloque al frente de los colegios

que se funden, que se conceda a los obispos, si en verdad los han

fundado con sus propios bienes, colgar igualmente sus propios

escudos y se niegue a los fundadores particulares este privilegio, sin

embargo, el rey de España, Carlos Segundo, concedió a Duarte que

pusiera en su colegio los escudos de familia: puesto que la munificente

5

Page 114: laudationes quinque

liberalidad de Duarte igualaba lo que ha sido dado a los obispos por su

dignidad.

Así el colegio que antes no pudo mantenerse ni con las riquezas

de los ciudadanos ni con la de los obispos, se estableció con los bienes

de Duarte y permanecerá por siempre. Ciertamente, cuando abarco

con la mente y la imaginación aquellos colegios de Trejo, de los que

hablé antes, me parece que han sido fundados no porque habrían de

mantenerse realmente, sino porque eran como ciertos rudimentos de

este nuestro Duarte, que no ha de perecer nunca. Y por cierto, el

hecho de que el primero, el de Santiago, haya sido consagrado a la

mártir Catalina, es decir, a la virgen sapientísima y erudita en

Humanidades, Filosofía y Teología, y el segundo, el de Córdoba,

dedicado a San Javier, apóstol de los Indios, en el día dedicado a San

Pedro, el portero celestial, me parece que ambos predicen la erudición

de nuestros estudios en esas tres disciplinas, el futuro fervor en ellas

por la conversión de los Indios y, por último, el empleo perpetuo de

aquellas llaves de Duarte para introducir a los hombres en el cielo.

Recordad lo que os he hablado en años anteriores.

Pero volvamos a las riquezas de Duarte. Aunque en las cédulas

reales se dice que solamente ha dado Duarte treinta mil pesos, sin

embargo, consta en nuestros documentos, que se guardaban en el

archivo, que fueron más de treinta y ocho mil; porque otorgó, para la

edificación del colegio, las fincas, los esclavos, las casas paternas y

abundantes muebles. De estos bienes estimaría yo el precio, si lo

juzgara necesario. A vosotros solamente os interesa saber de qué

calidad y cuán ricos han sido los muebles domésticos de Duarte.

Recientemente fueron tasados en más de ocho mil pesos. Alguien

podría hablar del lujo, las comodidades, la pompa, la prosperidad y la

6

Page 115: laudationes quinque

seducción de un ánimo muelle antes que de la mesurada compostura

de un sacerdote. Os ruego mejores cosas: oíd, jóvenes, estad aquí

presentes todos los sacerdotes y aprended finalmente cuál ha sido el

lujoso mobiliario de Duarte .

Libros, sagrados instrumentos, vestiduras para los divinos ofi-

cios, estatuas de los santos, y restantes cosas, todas valiosas, que

excitan la piedad del espíritu. En lo que respecta al cuerpo, el lecho,

las mesas, los ábacos y otros utensilios, si exceptuamos lo que había

heredado de sus mayores, eran del precio más bajo. No había vajilla de

oro o cincelada, ni paredes de mármol, ni cuadros extranjeros. Estas

cosas, si algunas tenía, no las reservaba para sí, sino para los santos, al

contrario de lo que hacen otros que, a pesar de que vemos que han

edificado sus casas y quintas a manera de ciudades y para ello han

removido los montes, a expensas de su capricho, permiten que los

templos de los santos estén sucios y abandonados. Vosotros mismos

sois testigos, en lo que se refiere a los libros que veis señalados con la

firma de Duarte, con esa firma venerable, que -me atrevería a decir - os

enseña más de lo que está contenido dentro de los libros. Sin duda, os

enseña qué libros debéis amar y conservar: los de los Santos Padres y

Teólogos, los de derecho pontificio, los de los Reyes, Filósofos,

Historiadores, y no los de los poetas desvergonzados o los de los

escritores pedestres e impertinentes.

Si quisiera hablar de cada una de las cosas que debéis a las

riquezas de Ignacio, no habría límite para el discurso. Lo diré en pocas

palabras: si tenéis una casa amplia y bella que los justos tasadores

opinan que vale cuarenta mil pesos y más que esto; si tenéis en la

ciudad y en el campo otras comodidades, todo esto se lo debéis a

Ignacio. También digo que le debéis esta capilla llena de ornato y

7

Page 116: laudationes quinque

cubierta con esos diez bellísimos cuadros romanos, que con tanto arte

ha transportado aquel Monserrat europeo a América, de modo que ya

con los ojos mismos, no solo con el espíritu, vemos la altísima sede de

la Virgen. Aquí se puede ver cómo aquel sagrado obispo Pedro, lleno

de dolor, lleno de lágrimas, con una triste comitiva, traslada desde

Barcelona al Monserrat la imagen de la Virgen, para que a partir de

los Moros, que ya recorrían impunemente toda España, nada atentase

contra el honor de María.

No lejos de aquí resplandecen las celestiales luminarias y

resuenan los celestiales cantos con los cuales aquella sagrada prenda

muchos años después es mostrada por obra divina a los piadosos

pastores. Por aquí Gotomaro,4 obispo de Vigo, en medio de una gran

procesión popular, coloca allí, donde ahora está, la imagen sacada de

aquella antigua cueva. En otra parte, aquel divino Pedro Nolasco5

consulta a la Madre del Redentor acerca del modo de asegurar la

libertad de los cautivos. Allí, igualmente, tiene su lugar el caballero

Ignacio, ceñido con las armas que ofrece a la Virgen y con los preciosos

vestidos que entrega a un pobre. En suma, nada hay tan ilustre en

aquel sagrado Monte, nada tan antiguo, que el pintor romano no haya

transmitido en estos grandes y preciosos cuadros para que nosotros lo

contemplásemos

Por cierto debemos esto a las riquezas de Duarte. Ya referiré

pocos ejemplos de sus virtudes pues no puedo todo. Y de entre las

riquezas mismas sea la primera virtud de Duarte, aquella con la cual

venció evidentemente la avaricia y el deseo de tener y poseer que

4 Gotomaro fue obispo de Iria (identificada aquí con Vigo, en Galicia), sufragáneo de Braga, a mediados del siglo VII. 5 San Pedro Nolasco (1206-1252), de origen presumiblemente español, es el fundador de la orden de los Mercedarios, o de la Misericordia, encargada de recaudar fondos para el rescate de cristianos en poder de los musulmanes.

8

Page 117: laudationes quinque

corrompe casi siempre los ánimos de todos los hombres. Pues entregó

a la Patria y al bien público aquellas valiosísimas riquezas,6 de las

cuales otros se valen para granjearse amistades, clientes, nobleza,

honras, magistraturas y dignidades eclesiásticas. Es por ello que

divinas virtudes ocuparon el ánimo, vacío de males terrenales: el

sentimiento de pudor, el espíritu de justicia, la fe incorruptible, la

verdad desnuda, la inocuidad, la moderación , la templanza y el deseo

continuo de prestar servicio a todos sus conciudadanos. A causa de

aquellas virtudes, aplicó, además, el ánimo libre de placeres al trabajo

y a las tareas más duras.

Velaba, se cansaba, descuidaba sus asuntos, nada negaba que

fuera digno de regalar y, para abarcar a toda la república con un solo

beneficio, fundó este colegio. En esto, no sé, por cierto, si debo elogiar

más su magnanimidad de espíritu, su liberalidad o su prudencia; pues

es propio de su magnanimidad el hecho de haber querido; de su

liberalidad, el haber empleado sus riquezas; de su prudencia, el haber

afirmado sólidamente con estatutos fijos este nuestro colegio.

Encontrarás a muchísimos que edifican para sus hijos y nietos casas

magníficas, alimentan a los suyos, otorgan beneficios a aquellos de

quienes esperan retribuyan más. Los que trabajan con diligencia

solamente por el amor a la patria, los que prodigan sus riquezas en la

educación de los niños y en la formación de óptimos ciudadanos, son

tan pocos que apenas hay dos iguales en cada siglo.

A la liberalidad de Duarte también corresponde aquella singular

generosidad para con los clérigos y aquella prodigalidad hacia los 6 Tras ingresar en la Compañía de Jesús en México y recibir las órdenes sacerdotales, Rafael Landívar regresa en 1761 a Guatemala donde lleva a cabo su conocida "renuncia de bienes" en favor de los guatemaltecos, familiares, sirvientes, esclavos y del Colegio San Borja.

9

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necesitados. Continuamente proporcionaba recursos a los sacerdotes

para que aliviaran su pobreza o vivieran menos estrechamente. A los

niños y niñas huérfanos y a las mujeres recatadas para las cuales su

hermosura significaba un peligro a causa de la miseria doméstica les

suministraba lo necesario para que no echaran por tierra el honor. Se

lo vio repartir sus vestiduras por sí mismo a los pobres y compadecido

de su desgracia ayudaba a los nobles a quienes la suerte había hecho

perder su estado para que, aplastados por la iniquidad de las

calamidades, no cometiesen algo indigno de su antigua nobleza.

En verdad, las demás virtudes no fueron en Duarte desiguales a

su liberalidad. Y entre las primeras su amor hacia la Virgen fue tan

grande, tan tierno, tan constante que de ningún hijo hubo afecto tan

grande para una madre queridísima como grande fue el de Duarte

para la Madre de Dios. Sed, ciudadanos cordobeses, calles cordobesas,

testigos de este amor a la Virgen. ¿Cuántas veces (a vosotros o llamo,

ciudadanos y calles), cuántas veces habéis visto a Duarte llevando

públicamente aquella imagen de la Virgen que, a manera de herencia,

ha llegado hasta nosotros? Como otros, en las procesiones, suelen

sacar y mostrar al pueblo cruces, espinas, correas, cadenas y los

restantes instrumentos de piedad, así nuestro Duarte, en cuantas

procesiones había durante el año, llevaba en sus brazos, aquella

imagen a través de las calles y plazas con tal humildad de espíritu, con

los ojos tan fijos en la Virgen, y con tanto fervor que parecía que quería

en cierto modo transmitir a aquella estatua inanimada su vida y su

aliento.

A veces Duarte moraba en el campo para poder dedicarse más

libremente sin interrupciones y durante más tiempo a Dios y a las

cosas divinas, pero cuando se avecinaba algún día consagrado a la

10

Page 119: laudationes quinque

Virgen, volvía a la ciudad para demostrar con el ejemplo a todos con

qué ceremonias religiosas, con qué piedad estos días debían ser

celebrados. Así pues, pasaba en el Templo gran parte del día hasta el

mediodía mismo, ocupado en las alabanzas a la Virgen. Después, lleno

de inspiración, volvía e invitaba a algunos clérigos para que celebraran

a la Virgen junto a él y lo acompañaran en las mesas no solo alegres

sino muy moderadas. Además cuando estaba en la ciudad, todos los

sábados porque estos días se hallan consagrados a la Virgen, él en

persona servía los alimentos a los alumnos del colegio sentados en el

comedor. La piedad y satisfacción de Duarte los volvía mucho más

agradables para quienes los comían.

Y esto en relación con la Madre. La piedad para el Hijo óptimo

no fue menor sino mucho mayor. Ordenado sacerdote cumplió todos

los deberes de un sacerdote para rendir el santo culto al Pontífice

eterno. Cuando había que celebrar, conmovido por la majestad de la

víctima casi se desmayaba lleno de inspiración y los ojos arrojaban

lágrimas que fundía por dentro el sagrado fervor. Muchas veces se lo

vio acompañar el sacrificio con sus lágrimas, mientras lo ofrecía, de tal

manera que aun la humildad y la gravedad del sacerdote enardecía a

los que estaban presentes. Este fuego, concebido en el altar, era

duradero evidentemente y con frecuencia la llama saltaba, sobre todo

cuando se prosternaba ante el altar del oculto Señor.

Es por esto que aquellos ocho días que solían consagrarse cada

año para dar gracias a Cristo por el divino banquete preparado para

nosotros y en los cuales la Divinidad oculta durante todo el año en el

Sagrario se coloca en lo alto del trono ante el pueblo, Duarte los pasaba

íntegros en el templo para no privarse ni un instante de la presencia de

Cristo, ya de pie, ya de rodillas, adorando a Dios manifiesto con

11

Page 120: laudationes quinque

muchas plegarias y muchas lágrimas, y no se apartaba de allí hasta que

corrido el velo aquel sol resplandeciente se ocultaba. Así la piedad

había ocupado el amante corazón de Duarte. De esto fueron testigos

también las calles públicas, cuando como acompañante piadoso de la

procesión Eucarística al salir del templo, dirigía sus preces a la

Divinidad completamente inflamado por el amor.

Con esto logró que fuera considerado como una singular honra

de la patria y un ejemplo único de todas las virtudes. En verdad,

Duarte no omitió ninguna obligación de beneficiar a sus

conciudadanos o de prestarles buen servicio. El fue el que castigó los

crímenes, defensor de los débiles, padre de los ciudadanos desvalidos,

procurador solícito de los paganos que nos rodean para arrancarlos de

las tinieblas y escondrijos con los que encubren su impiedad. Y,

precisamente, refiero aquí aquella preocupación que, aunque de

ninguna manera buscaba las dignidades eclesiásticas, le hizo querer

ser nombrado, como dicen, Comisario de la Cruzada, para quebrantar

por su parte la ferocidad de los Moros y de los paganos y arrancar a los

cristianos detenidos por estos en condiciones miserables. Sin embargo,

¡cuán santo fue, cuán dedicado a los libros y a la contemplación de las

cosas celestiales!

Sólo retuvo cerca de sí a aquellos familiares que eran ejemplo

para los demás y para él mismo aliciente de virtudes. El que entre ellos

sobresalía en la piedad, ese como el fiel Acates, 7 era amigo y

compañero perpetuo de Duarte; nunca salía afuera, nunca vivía en el

campo, nunca visitaba a alguien, sin que interviniese o por lo menos

7 Troyano, fiel amigo de Eneas, a quien acompañó en sus viajes hasta Italia. Según una tradición, fue quien dio muerte a Protesilao, primer griego que desembarcó en suelo troyano.

12

Page 121: laudationes quinque

no estuviese ausente aquel buen compañero. ¿Para que estuviera a

disposición? ¿Para que recibiese encargos? De ningún modo. Le

ordenaba estar presente para que fuera testigo de todas sus cosas. Pues

Duarte comprendía que, aunque la presencia de Dios era

suficientemente propuesta por todas partes para no faltar al deber, con

todo ayudaba muchísimo la presencia de un hombre de bien, cerca de

nosotros y donde estuviésemos.

He dicho que Duarte empleaba para esto la ayuda de los

familiares. En efecto, no he osado llamarlos esclavos aunque no eran

de condición libre. ¿Pues qué? ¿Podría llamar esclavos yo a quienes

tuvo en lugar de hijos, a quienes trató muy humanamente, quienes

tenían más poder sobre el amo, que este sobre ellos? Prestad atención

y escuchad un servicio de los esclavos hacia el amo, nuevo e inaudito.

Después de haber llamado y conducido al más fiel de sus esclavos a un

aposento íntimo, Duarte mismo se armaba de varas y látigos y

desnuda repentinamente la espalda le decía: " hiere, no perdones a los

azotes; y bien a mí que soy un esclavo infame, el peor de los esclavos

de Dios, azótame, sin piedad."

Tan pronto como el esclavo oyó esto, se horrorizó completa-

mente y suplicando que se le eximiera de este triste servicio arrojó el

látigo. Persistía Duarte y le devolvía el látigo; pero nuevamente las

manos del esclavo se ponían débiles y trémulas. Con todo, había que

obedecer; había que azotar a Ignacio hasta que el esclavo, salpicado

con sangre de su amo, se quedaba atónito o compadecido huía. Pero

cuando el esclavo se dio cuenta de que había sido más querido por su

amo, ese día en que precisamente había sido más despiadado en

azotarlo, tales y tantos combates se desataban contra Duarte, las

heridas se sobreponían de tal modo que parecía que lo quería matar a

13

Page 122: laudationes quinque

azotes. ¿Qué es esto, oyentes? ¿Esto es ser amo o ser esclavos?

Introduzcamos a cualquier desconocido en aquel cuarto santísimo: ve

al que azota, ve al azotado. ¿Cuál pensará que es el amo y cuál el

esclavo?

Si me preguntáis por qué quería sufrir esto por parte de los

esclavos, la respuesta no es difícil. Al atormentarse Duarte por sí

mismo cuanto le era posible y al no poder cuanto quería, requería las

manos de los esclavos para el suplicio voluntario y multiplicaba los

verdugos. Quien no hubiera dejado de ser absuelto ante juez alguno

convertido en juez de sí mismo y en reo, encontró suficiente motivo

para ser atormentado y azotado por un esclavo y este esclavo que en

público ni siquiera tenía derecho a dar testimonio contra su amo, por

privilegio de las leyes, ese esclavo tenía derecho sobre su espalda, por

no decir sobre su vida. Tan grande e inusitado es el hecho, oyentes,

que si lo encontramos en alguno, ya no puede decirse nada más,

después de haber dicho esto. Así el docto Mabillon8 en los Anales,

habiendo narrado que San Bavón enseñó con gran esfuerzo a los

paganos los sagrados dogmas y que consumido por los ayunos y

vigilias se dedicó a la meditación asidua de las cosas celestiales, añade

por último que llevó tan adelante el empeño de mortificarse que quiso

y soportó ser azotado por un esclavo pues eso es mayor que los ayunos,

las continuas meditaciones y las vigilias.

Para no transgredir ya los límites que me han impuesto para

hablar si enumero cada cosa- escuchasteis qué liberal, temperante,

piadoso, moderado, severo fue Duarte consigo mismo- pensad que

mantuvo el mismo tenor en el ejercicio de las otras virtudes. Ya que es

8 Jean Mabillon, monje benedictino de origen francés (1632-1707). La obra aquí citada, cuyo título completo es Vetera Analecta, consta de cuatro tomos en los que narra sus numerosos viajes, en medio de extensas reflexiones sobre temas filosóficos y teológicos.

14

Page 123: laudationes quinque

así para que el discurso termine allí donde empezó, habiendo vosotros

escuchado el relato de sus riquezas y ejemplos de sus virtudes, tenéis

que discernir con cuál de ellos aportó mayor provecho al colegio:

comparad uno y otro aporte entre sí cuidadosamente y con gran

diligencia ponderad y juzgad de parte de quién está la victoria. No

imitéis a Simónides9 que preguntando antaño cuál de las dos le parecía

más estimable, si la sabiduría (con cuyo nombre entendían los

antiguos las virtudes dignas de un filósofo) o las riquezas, respondió

que no sabía, porque veía que los ricos eran agasajados por los sabios,

y los sabios por los ricos no del mismo modo.

No debió dudar o por lo menos debió confesar más libremente

que la sabiduría es mucho más estimable que las riquezas, pero que las

riquezas acompañadas de la sabiduría son mucho más útiles. Esta es la

respuesta del más sabio de todos los hombres: " Es más útil,” dice, “la

sabiduría acompañada de las riquezas", lo cual puede verse en Duarte

que por la sabiduría y las virtudes unidas a las riquezas, os fue

utilísimo.

Yo por lo menos pienso que aunque debe atribuirse mucho a la

sabiduría y a las virtudes, si ellas en Duarte no hubieran sido al mismo

tiempo acompañadas de las riquezas, a pocos hubiera redundado su

utilidad. Ahora que por medio de las riquezas se ha levantado este

colegio, debéis pensar que aquel ejemplo santísimo fue propuesto para

que muchísimos, en particular vosotros, lo contemplaran e imitaran.

Además debéis pensar que estas vuestras riquezas han sido puestas en

él de modo que de vuestro colegio puede decirse lo que Livio, príncipe

de los historiadores, escribió con orgullo de la ciudad de Roma:

9 El poeta Simónides de Ceos vivió entre 556 y 468 aproximadamente. Sus poemas, de los que se conservan sólo fragmentos aislados, merecieron el comentario de filósofos como Platón e historiadores como Heródoto.

15

Page 124: laudationes quinque

“jamás ninguna república fue ni más grande, ni más íntegra, ni más

rica en buenos ejemplos." He dicho.

********************************

16

Page 125: laudationes quinque

LAUDATIO IV

CUARTA ALABANZA

En el cuarto elogio Peramás hace referencia a las virtudes y a las

acciones duartianas a partir de la comparación de la figura de Ignacio

Duarte con la de San Ignacio de Loyola. Ambos han sido muy

semejantes, de modo que aquel que conozca a uno conocerá a los dos.

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Page 126: laudationes quinque

Texto latino

CLARISSIMI VIRI D.D. IGNATII DUARTII ET QUIROSII

LAUDATIO IV MAXIMUS, ET INFINITUS FUERIT necesse est dolor,

Auditores, quem tot anni nec finire potuerint, nec lenire.

Sexagesimus iam annus est, ex quo dura nimis, et crudelis mors, et

triste fatum Collegii nostri Conditorem Ignatium Duartium et

Quirosium abstulit : et quas tum plurimas maiores nostri profuderunt

lacrymas, alii atque alii deinceps exceperunt, et luctuosissimum

casum quotannis, imo quotidie deplorarunt. Tamen remisit doloris

pars nulla, et in dies integrascit Duartianae mortis sensus.

Id cum ego saepius, multumque mecum ipse cogitassem, tum

his diebus, qui mihi dati sunt ad commentandum, cum Duartii res

gestas, et virtutes propius inspexi, talem ac tantum parentem

amisisse nos vidi, ut Collegii nostri in illius morte orbitas aeternis

mihi lacrymis digna videatur. Quare quae mihi ad laudandum

Ignatium commentatio esse debuit, perpetuus de ipsius morte dolor

fuit, et luctus : et ipso adeo hoc mane cum vos maestissimos, et

atratos parietes, et piaculare sacrificium institui vidi, et lugubres

cantus audivi, non satis consilii fuit, quid agerem, qut quid dicerem.

Steti stupenti similis : languebat vox, spiritusque. At illa ipsa tandem

triste funus canentium vox, quae me exanimarat, animum reddidit,

cum demum intulit : QUONIAM NON REPELLET DOMINUS

PLEBEM SUAM : QUIA IN MANU EIUS SUNT OMNES FINES

TERRAE, ET ALTITUDINES MONTIUM IPSE CONSPICIT. 1

1 Edición facsimilar: (1) Sumptum id ex pervigilio mortuorum, quod ante Sacrum fuit.

1

Page 127: laudationes quinque

Respiravi scilicet : et cum lugerem antea orbitatem Collegii

nostri; solatio illud postea fuit : DOMINUM ESSE, QUI NEC

PLEBEM HANC SUAM REPULISSET, et parentis loco pro Duartio

nobis successisset. Dolueram, Montem hunc nostrum, Duartio vivo,

florentissimum; Duartio iam mortuo, squalentem futurum, et solis

aptum feralibus Cupressis : at demum audivi : DOMINUM ESSE,

QUI ALTITUDINEM HUIUS NOSTRI SERRATI MONTIS

CONSPICERET. Timueram, ne nullus iam futurus esset adolescens

nobilis, qui huc vellet ascendere, Duartio e vivis rapto : sed vox illa

me docuit : IN MANU DOMINI ESSE OMNES FINES TERRAE, ut

undique terrarum adolescentes optimos, Sodales nobilissimos huc

advocaret, futuros vestros socios, et pro Duartii morte comploratores.

Complorabunt vobiscum una, quoties rerum gestarum Duartii

in mentem venerit, Collegii casum : commemorabunt virtutum eius

exempla : admirabuntur magnanimitatem : et quoties Ignatii nomen

audient, collacrimabunt. Sed, audito Ignatii nomine, rebus eius gestis

commemoratis, nihil est, adolescentes optimi, cur commoveamini,

nihil est cur tristemini : imo vero illustre nomen illud, et facta digna

nomine, consolationi vobis debent esse, et solatio. Id ego vobis statui

nunc ostendere : nempe IGNATII nomine res Duartii omnes,

virtutesque, et vestram consolationem contineri. Quo id ego

deduxerim, attendite.

Principio grande hoc opus Collegii nostri molitus, quo illius

immortalitati, et regni huius, urbisque perpetuae utilitati consuleret

Duartius, Societatis hominibus voluit illud tradi. Putet aliquis hoc de

tradendo Societati Collegio nostro consilium solius Duartius fuisse, et

non decretum Numinis. Sed, credite, cum Duartio ipso et nata, et

2

Page 128: laudationes quinque

adulta res ista est, et Deus, qui IGNATII nomen puero Duartio dedit,

adolescenti, et seni iniecit mentem, ut et res suas IGNATIO

committeret, et Loyolam propius imitaretur. Neque enim Duartius

IGNATII nomen habuit, et animum Ignatii, et virtutes non habuit;

sed similis nomine, officio, et rebus gestis fuit simillimus, adeo ut

nulla in Duartio laus fuisse videatur maior, quam quod fuerit ALTER

IGNATIUS. Nam si Alexandri Magni maxima laus fuit, quod Mars

alter, et Caesaris, quod alter Alexander diceretur : haec summa

Duartii laus esto : ALTER IGNATIUS. Quam res gestae illius hanc illi

laudem, nomenque pepererint; et quanta inter Duartium, et Loyolam

similitudo intercesserit, expediam inter se utrumque componendo.

Loyola, abiectis Martis armis, novum orsus vitae genus,

advocavit sibi Patronam Virginem : ratus quod res erat, tum sibi fore

Numen propitium, cum maxime Virginis fidei sese, et clientelae

commisisset. Aegrotabat e vulnere recens Ignatius, cum repente e

Caelo delapsa Virgo, luce conclave, gaudio Ignatium implevit, et

novitium animum ita in virtutum decretis confirmavit, tantamque

clienti suo vim addidit, ut deinceps Ignatius in potestate corpus, et

impotentes cordis cupiditates habuerit. Qua re incitatus Loyola

amorem, operam, studium, se, et sua omnia Virgini devovit,

statuitque, cum sibi primum per valetudinem liceret, eius aliquod

Templum, pie peregrinantium ritu, adire, atque ibi Patronae optimae

sese totum sistere.

Plurimae erant in Hispania devotae aedes Virgini, velut

COLUMNATA, ATOCHIANA, GUADALUPICA, caeterae, quae ad

sese Ignatium allicerent. Pependit ea re animi diu, incertus, quo

demum inclinaret: excitabant aedes suos quaeque amores: ac vicit

tandem, vicit celebratissimum MONTISERRATI Templum. Nec mora

3

Page 129: laudationes quinque

ulla: iter arripit, currit, volat, et Templum Divae ingressus, ante

Virginis aras novus miles, novum Sacramentum dixit, pugnaturus

deinceps Virginis auspiciis difficillimam sane pugnam, sed orbi

eandem utilissimam. Sacramenti obses fuit suspensus ex ara pugio.

Quot hic a Virgine Ignatius beneficia acceperit, non attinet dicere :

illud certum est, observatam perpetuo oculis, et Ignatii animo

Serratimontis speciem: de hoc illum montem crebros habuisse

sermones, et si munis corpore, mente ibi semper habitasse : quare

cum primi Socii Romae Templa, ubi concionarentur, inter se

compararunt, Ignatius sibi Montiserrati aedes depoposcit.

Hic fuit in Montiserrati Virginem amor Loyolae: et hac in re

Duartius ita Ignatius fuit, ut nihil supra. Duartius cum

castigatissimam pueritiam egisset, iam adolescens, quo sibi Virginem

demereretur, Templum, ubi pulcherrimum illius simulacrum erat,

adiit, et se, suaque omnia Divinae Matri devovit. Haec, ut olim

Loyolae, caelestem flammam castissimo iuveni iniecit, et aureum

dedit pudorem. Tum Duartius perpetuam ei castitatem despondit; et

ut Ignatius arma, sic ipse annulum, quem tulerat, e Virginis

simulacro in devotionis testimonium suspendit. Sed cum nihil, quod

spectaret Virginem, non faceret maximi Duartius, tamen MONTEM

SERRATUM tanti fecit, ut eo vota sua omnia, cogitationes, studia

direxisse videretur. Et cum de danda Collegio nostro Patrona

cogitabat, occurerunt illi, credo, perinde ac Loyolae, sacra illa nomina

ATOCHIANUM, COLUMNATUM, GUADALUPICUM, caetera : sed

demum MONSSERRATENSE praelatum est: eaque est Collegii nostri

lex altera. MONTISERRATI NOMEN COLLEGIO AETERNUM

ESTO.

4

Page 130: laudationes quinque

E Serratomonte ad hominum commercia descendens Loyola,

primum ad studia litterarum animum adiecit, ut, qui nulli postea non

esset profuturus, iam tum prodesset pueris. Igitur repuerascere homo

id aetatis inter pueros coepit. Grammatices praeceptiones illas,

nomina, verba, genera, syllabas, caetera gravibus iam fastidiosa viris,

ut solent pueri crustula, suo ipse avide absorbebat. E Grammaticis

Philosophos adiit: et spinosa illa Logices principia, commentationes

physicas, et obscura illa, et procul fugientia decreta Metaphysices

sedulus audiit. Inde ad sacra Theologiae adyta , et divina mentis

templa transiit, laetus, veluti e mari turbido ad portum placidum

devenisse. Atque haec studia Loyola sic excoluit, ut Grammaticus,

puerorum innocentia; Philosophus, sapientium

constantia;.Theologus, pium virorum sanctitate, et gravitate esset

exemplo omnibus, qui videbant studentem. Atque haec quidem

Loyolae studia.2

Duartius autem tam illi fuit in studiis similis, ut in Duartio

revixisse Loyola videretur, qui studeret rursus litteris. Quippe

Grammaticus sic Duartius fuit, ut reliqui pueri ingenium eius,

virtutesque mirati, non tam suum putarent condiscipulum esse,

quam Magistrum morum. Et quamvis praestaret eloquentia

plurimum, numquam tamen erat eloquentior, quam ubi de

amplectenda virtutis pulchritudine, deque Deo, et Virgine

loqueretur : adeo cor amans verba sequebantur : ut accomodari

Duartio possit, quod de Loyola ait pictus Maffaeus. "Animum ad

rerum caelesium sensa concipienda longo iam usu promptum et

agilem, si amandi vocabulum, vel alia quaepiam eiusmodi vox

admonuisset eorum, quae pie ac religiose cogitare, et commentari 2 Edición facsimilar: (2) Quae hactenus dicta de Ignatio Loyola sunt, diximus ex probatis auctoribus Ribadeneira, Fluvia, etc.

5

Page 131: laudationes quinque

consueverat, subito pene abstractus a sensibus, in contemplationem

Divinae charitatis, ac sempiternae beatitudinis tota mente

raperetur."3

Philosophus vero de natura ita disputabat Duartius, ut ubique

conditorem spectaret ipse, et aliis spectandum daret, seu Caelum

suspiceret, seu elementa, et caetera introspiceret : ut iterum illud

politi Maffaei nostro Ignatio attribuas. "Procedente deinde

tempore...tantam eius generis (divina contemplandi) facultatem

adeptus est, non modo ut e Caeli, siderumque aspectu, quo maxime

capiebatur, sed etiam ex intuitu floris, aut herbae, aut levissimae

cuiuslibet rei, confestim in Dei cogitationem, amoremque suavissime

raperetur."4 Iam Theologus Duartius expressit totum Loyolam, sive

Deum contemplaretur, sive contemplatus eundem amaret.

At Loyolam ipsum iterum spectemus propius. Instructus his

iam litteris coepit contra hominum vitia, et Daemonis malas artes

pugnare. Carpebat morum licentiam, reprehendebat singulorum

peccata ordinum, iram praeterquam in armis, militum, et luxuriam;

corruptos iudicum animos; otia, et petulantiam iuvenum; senum

levitatem, et omnia mordendi libidinem; ad haec coercebat improbos,

revocabat perditos, aliis vitiorum fugam, aliis amorem virtutis

inspirabat, aderat aegrotantibus, custodias invisebat, sublevabat

pauperes, in omne omnium hominum genus benignus erat, et pius:

contra, in sese ita saeviebat, ut vix iam membra essent, quae plagas

exciperent.

Haec in Europa Loyola: et quo ei in America similis esset

Duartius, nihil omisit, quo minus inserviret omnium commodis, et

aliis persuaderet sanctitatem, alios revocaret a vitiis. Quam ille in 3 Edición facsimilar: (3) Maffae in vita Ign. Lib. 1. c. 16. 4 Edición facsimilar: (4) Idem Maf. Lib. 3. c. 1.

6

Page 132: laudationes quinque

cives suos liberalis! quam de illorum salute solicitus! quam largus in

inopes! quam bonorum fautor, parensque! In vexando autem,

domandoque corpore tantus fuit, ut serviles etiam manus caedendis

membris adhiberet. Ad extremum is erat Duartius, ut, si eadem

tempestate cum Loyola vixisset, uter Cordubae, uter Parisiis

versaretur, vix dicere potuisses : dixisses eundem utrobique. Ita illi

inter se similes fuerunt. Quod si Alexander ille M[agnus] de

Hephaestione amico illo suo, et aequali, et suarum rerum imitatore,

iure dixit : ET HIC ALEXANDER EST, eum monstrans digito:5 cur

nobis non licebit dicere de Duartio nostro Ignatii assecla, eiusque

imitatore: ET HIC IGNATIUS EST?

Sed non id mihi propositum est, Auditores, ut singulas inter se

utriusque Ignatii res gestas comparem : neque enim per tempus licet:

sed quae sunt in utroque illustriores. Est quidem in Loyola nihil

illustrius, quam Societatis institutio. Cum prodesse vellet omnibus

Ignatius, nec posset nisi praesentibus : absentes vero, quos animo

complectebatur, prohiberetur locorum intervallis, ne re iuvaret ipsa :

huic ut malo mederetur, atque ut in Europa simul esset, et in Africa,

Asia, et America, fieretque idem quodammodo immortalis, et

immensus, excogitavit maximum, immortale, divinum opus,

Societatem. Ex hac ille socios distribuit quoquo versus : Socios, qui

Sacra Ministeria ab ipso instituta continuarent; Socios, qui et in

Provinciis omnibus, et aetatibus viverent omnibus; Socios, qui

profligarent impios Ecclesiae hostes, et erigerent Catholicos; Socios,

qui Idolorum templa everterent, et Ethnicos convincerent; Socios, qui

aperirent Gymnasia Iuventuti; Socios, qui artes, et disciplinas

5 Edición facsimilar: (5) Q. Curtius Lib. 3.

7

Page 133: laudationes quinque

promoverent omnes; Socios, qui libris, qui virtutibus, qui pie effuso

sanguine implerent Orbem terrarum.

Neque id dumtaxat praestitit Loyola : sed cum iam suis domos

posuisset, Collegia etiam ponere alienis voluit, ratus, sic propius

adolescentibus, propius urbibus subveniri. Quare proficiscenti Iaio

Socio in Germaniam, Lutherana afflatam peste, id in primis

mandavit, ut ageret prolixe cum Episcopis de Collegiis Adolescentium

erigendis : id Germaniae salutem, et vitam fore. Et quo res haec

movenda esset ardore, ostendit ipse Romae, cum maximum illud, et

Princeps omnium Germanicum Collegium posuit. Adscivit ipse per

se, qui arcem illam Religionis tenerent, viginti quatuor nobilissimos

adolescentes. Hos aluit suis sumptibus, cum vix domi suppeterent

necessaria. Contraxit in eo sustentando ingens aes alienum, cuius

magnitudine erant iam, qui putarent brevi dissolvendum Collegium.

Sed extat hac in re praeclarum Ignatianae constantiae

exemplum, quod ipsis Maffaei scriptoris verbis accipite. "Vir quidam

princeps Collegii Germanici tutelam, ac patrocinium oneris, et

impendii gravitate defatigatus abiicere cogitabat; idemque auctor erat

Ignatio, ut, ne in re tam desperata, ac paene collapsa, diutius operam

et oleum perderet: sane fortiter Ignatius illi respondit : faceret ipse,

quod vellet: se quidem, quoad viveret, eam procurationem nunquam

esse depositurum: neque vero dubitare, quin tam praeclare

inchoatum opus, divina providentia conservatura esset." 6 Nec spes

fefellit Ignatium. Nam , corrogatis nummulis, iuvenes tamdiu aluit,

donec certi Collegio census attributi sunt a Gregorio XIII. Pont[ifice]

Max[imo] eumque id deinceps in splendorem devenit, quem saepe de

Germanico Collegio audistis. Tanti Collegia fecit Ignatius. 6Edición facsimilar: (5) Maf. in vita Lib. 3 c. 14.

8

Page 134: laudationes quinque

Ignatium dixi? Quem? Utrumlibet, per me licet, putetis, vel

Loyolam, vel Duartium. Idem enim utrique in Collegia adolescentium

studium fuit : et quod Romae Loyola, hoc Cordubae fecit Duartius.

Optabat hic quam maxime, cinctam videns urbem, et has Provincias

caecis Ethnicis, per multos esse praecones Evangelii, qui eis lucem

ferrent. Cupiebat, cum distractos ruri Hispanos cerneret, et rebus

intentos suis magis, quam divinis, optimos ad eos Parochos mitti, qui

sacra curarent. Dolebat, ingenuos pueros temere per Urbem vagari, et

otio diffluere, et quod subigi cultura posset ingenium, id malis artibus

corrumpi. Desiderabat in Magistratibus integritatem, tractandaeque

artem Reipublicae. Culpabat in patribusfamilias nullam liberorum

curam. Erat etiam, quod in Sacerdotibus vellet castigari: nec tam

ipsorum putabat vitium, quam quod ante pueri et adolescentes bonis

Magistris caruissent. Volebat ad haec solum aliquod, et quasi fundum

esse, unde, et sacris familiis probi sodales, et Templis optimi

Sacerdotes, et supremis Cathedris Antistites sanctissimi provenirent.

Haec Duartii occuparant animum, haec secum ipse dies

noctesque versabat, siquo modo mederi tantis posset malis,

perfecitque tandem meditando, vigilandoque, ut id staret publice,

unde publicum remedium peteretur. Sed quid stetit? Stetit gentium

harum lumen, Americae deliciae, stetit Parochorum, qui ruri

Hispanos curent, faecunda domus, stetit adolescentium arx, pietatis

ara, optimarum artium sedes, stetit Senatorum, Religiosorum

virorum, Sacerdotum sanctorum, illustrium Antistitum sacrum

domicilium, stetit, quo uno omnia dixerim verbo, stetit hoc Collegium

Monsserratense. Quo quidem, ut ego existimo, illud assecutus

Duartius est, quemadmodum antea per Societatem Loyola, ut esset

9

Page 135: laudationes quinque

quodammodum immortalis, immensusque, cum Collegii alumni

ubique sint, et semper consulant hominum saluti.

Atque hoc unum est, Auditores, quod Duartium Loyolae

simillimum fecit, ut de utroque illud dici possit : Qui utrumvis recte

norit, ambos noverit. Etsi nihil aliud in Loyola, et Duartio videretis,

quam hanc de condendis Collegiis voluntatem, et studium singulare,

facile animadverteretis, eundem in utroque animum, idemque in

adiuvandis hominibus, urbibusque consilium fuisse. Quare quod

addam, nihil est, in unum vos moneo, atque obtestor, optimi

adolescentes, cum immortales debeatis Duartio referre gratias pro

hoc vestro Collegio nobilissimo, traditaque vobis disciplina, ne in

officii genere ponatis lacrymas, quibus Duartio vestro parentetis.

Nihil opus hic luctibus, lamentatione, gemitibus. Mortuum plangitis?

Atqui heros vester immortalis est: nec illum mors abstulit, sed nobis

eundem superi inviderunt, traxeruntque ad sese. Imitamini hac vos

parte Iesuitas, ut Duartius Loyolam imitatus est. Nam Iesuitae pro

Ignatio suo aniles lacrymas fundunt; mortem accusant; sese

torquent; consolationem admittunt; quaeruntve? Scilicet Religioni id

ducerent, et piaculo, si mortuum lugerent, quem sciunt immortalem,

et regnantem cum superis. Haec vos quoque de Ignatio vestro et

cogitare potestis, et sperare. Dixi.

*************************************

10

Page 136: laudationes quinque

Texto en español

CUARTA ALABANZA AL MUY ILUSTRE VARON

SEÑOR DOCTOR IGNACIO DUARTE Y QUIRÓS

Es necesario, oyentes, que sea muy grande e infinito el dolor al

que durante tantos años no han podido poner término ni aliviar. Hace

ya sesenta años que la muerte, demasiado dura y cruel, y el triste

destino arrebataron a Ignacio Duarte y Quirós, fundador de nuestro

colegio. Unos y otros recibieron sucesivamente las lágrimas que

entonces nuestros antepasados derramaron en abundancia y lloraron

la muy lamentable desgracia cada año, más aún, cada día. Sin

embargo, no ha cedido ninguna parte del dolor y día a día se agrava el

sentimiento por la muerte de Duarte.

Habiendo recapacitado mucho estas cosas muy a menudo,

principalmente en estos días que me han sido otorgados para preparar

el discurso, cuando contemplé más de cerca las hazañas y virtudes de

Duarte, advertí que hemos perdido a un padre de tal índole que me

parece que la orfandad producida por su muerte, en nuestro colegio, es

digna de eternas lágrimas. Es por esto que lo que debió ser para mí

una disertación para alabar a Ignacio, fue continuo dolor y llanto por

su muerte; y esa misma mañana, al veros sumamente tristes, las

paredes cubiertas de negro y al oír la misa de difuntos y los cantos

lúgubres, no atiné suficientemente a hacer o decir lo que debía. Me

quedé estupefacto, la voz y la respiración languidecían. Pero,

finalmente, la misma voz de los cantores del responso, que me había

desalentado, me reanimó, cuando precisamente añadió: " Puesto que

1

Page 137: laudationes quinque

el Señor no rechazará a su pueblo; porque en su mano están todos los

confines de la tierra y el mismo contempla las alturas de los montes." 1

Volví a respirar naturalmente y al llorar ante la orfandad de

nuestro colegio, me sirvió de consuelo, aquello de que " era el Señor,

quien no ha rechazado a su pueblo", y ha ocupado su lugar de padre

para nosotros. Me causaba dolor este nuestro monte, lleno de flores,

mientras vivió Duarte; muerto él, estaría árido y sería apto únicamente

para los fúnebres cipreses; pero otra vez oí que " el Señor era quien

contemplaba la altura de este nuestro Monserrat". Temía que ya no

hubiese ningún joven noble que quisiera subir hasta aquí una vez

arrebatado Duarte de entre los vivos; pero la voz me enseñó que " en

la mano del Señor estaban los confines de la tierra", para convocar de

todas partes de la tierra jóvenes óptimos, compañeros nobilísimos,

futuros colegas vuestros que se lamenten por la muerte de Duarte.

Lamentarán al mismo tiempo con vosotros, cuantas veces

recuerden las hazañas de Duarte, la desgracia del colegio; harán

mención de los ejemplos de sus virtudes; admirarán su magnanimidad

y cuantas veces oigan el nombre de Ignacio, llorarán. Pero, una vez

escuchado el nombre de Ignacio y recordadas sus hazañas, no hay

razón, óptimos jóvenes, de que os conmováis ni de que os entristezcáis.

Por el contrario, en verdad, aquel ilustre nombre y los hechos dignos

de tal nombre deben ser para vosotros motivo de consuelo y

compensación. Es lo que me propuse demostraros, es decir, que todos

los hechos y las virtudes de Duarte y vuestro consuelo están

contenidos en el nombre de Ignacio. Prestad atención cómo lo he

deducido.

1Tomado del responso de los muertos que se reza antes de la misa.

2

Page 138: laudationes quinque

Al principio, habiendo planeado la gran obra de nuestro colegio,

Duarte quiso entregarlo a los religiosos de la Compañía para que ellos

contribuyeran a su inmortalidad y a la perpetua utilidad de este reino y

ciudad. Alguien podría pensar que la resolución de entregar este

colegio a la Compañía fue únicamente de Duarte y no decreto de la

Divinidad. Pero, creedme, cuando el asunto nació y creció en Duarte,

Dios que concedió al niño Duarte el nombre de Ignacio, inspiró al

joven y anciano para que entregara a San Ignacio sus cosas e imitara

más de cerca a Loyola. En efecto, Duarte no tuvo el nombre de Ignacio

ni su espíritu ni sus virtudes; sino que semejante en el nombre y

ministerio, le fue muy semejante en las hazañas, tanto que parece que

ninguna alabanza mayor puede aplicarse a Duarte como decir que fue

un segundo Ignacio. Pues, si la máxima alabanza de Alejandro Magno

fue ser llamado segundo Marte, y la de César fue ser llamado segundo

Alejandro, que la alabanza suma de Duarte sea ser llamado segundo

Ignacio. Explicaré cómo sus hazañas le han dado esta alabanza y

nombre y cuánta semejanza ha mediado entre Duarte y Loyola

comparando entre sí a uno y a otro.

Tras haber abandonado las armas de Marte2 y haber iniciado un

nuevo estilo de vida, Loyola eligió por patrona a la Virgen,3 pensando

que Dios le sería propicio, al entregarse por completo a la fe y a la

protección de la Virgen. Siendo joven, Ignacio estaba enfermo a causa

2 A los 26 años Loyola luchó junto a su señor, Juan Velásquez de Cuéllar, enfrentando al cardenal Cisneros, regente de Carlos I, para conservar el señorío de unas villas castellanas y rescatarlas del dominio de Germana de Fois, a quien el propio Carlos I las había donado injustamente. La derrota y muerte de Velásquez de Cuellar lo dejó sin sueldo ni beneficio. En 1517 pasó al servicio del virrey de Navarra y en 1521 durante el levantamiento de este territorio sufrió una herida en una pierna a raíz de la cual quedó cojo. 3 San Ignacio de Loyola tuvo una gran devoción por Nuestra Señora de Monserrat y Nuestra Señora de la Guía, esta última venerada en Manresa. Fue tanta la devoción que estas dos imágenes le despertaron cuando las visitó que la tradición popular señala a la Virgen como la impulsora de su consagración a la vida religiosa.

3

Page 139: laudationes quinque

de una herida, cuando descendiendo repentinamente del cielo la

Virgen, iluminó todo el aposento y lo llenó de gozo. Y de tal manera

fortificó el novel espíritu en los preceptos de las virtudes y añadió tanto

vigor a su protegido, que continuamente Ignacio mantuvo sujetos el

cuerpo y las desenfrenadas concupiscencias del corazón. Incitado por

esto Loyola se consagró a sí mismo y a todas sus cosas, su amor,

trabajo y afición a la Virgen y decidió visitar, tan pronto como la salud

se lo permitiera, alguno de sus templos, según el rito piadoso de los

peregrinos, y entregarse allí absolutamente a la óptima Patrona.

Muchos templos había en España consagrados a la Virgen, como

el del Pilar, Atocha, Guadalupe y otros que atraían a Ignacio. Se quedó

perplejo dudando a dónde inclinarse; cada templo despertaba su amor

y finalmente venció el celebérrimo de Monserrat.4 No hay demora,

emprende precipitadamente el viaje, corre, vuela y habiendo entrado

en el templo de la Virgen, ante su altar prestó, como nuevo soldado, un

nuevo juramento para sostener sucesivamente bajo sus auspicios un

combate dificilísimo, pero utilísimo al mundo. Como prenda del

juramento la daga quedó suspendida del altar.5 No corresponde decir

cuántos beneficios de la Virgen Ignacio recibió en ese lugar. Lo cierto

es que la figura del Monserrat se presentó ante los ojos y la

imaginación de Ignacio, de este monte conversó con frecuencia y

habitó siempre allí si no con el cuerpo al menos con el espíritu. Es por

esto que cuando los primeros compañeros en Roma se distribuyeron

entre sí los templos en que predicarían, Ignacio eligió el de Monserrat.

4 Deseoso de completar su consagración a Dios con una peregrinación a Tierra Santa, Loyola emprendió su viaje tan pronto como terminó su convalecencia (1523). La primera parada fue el Monasterio de Monserrat. 5 El 24 de marzo de 1522 ofreció la espada y el puñal delante del altar de Nuestra Señora de Monserrat. Allí dejo sus vestimentas y vistió las armas de Cristo.

4

Page 140: laudationes quinque

Este fue el amor de Loyola para con la Virgen de Monserrat; en

eso Duarte fue tan Ignacio que en nada lo supera. Habiendo

conservado una niñez muy casta, Duarte ya joven, para captarse la

benevolencia de la Virgen, llegó al templo donde había una bellísima

imagen de ella, y se consagró con todas sus cosas a la Divina Madre.

Esta, como en otro tiempo a Loyola, infundió al castísimo joven una

celestial llama y le otorgó el áureo pudor. Entonces Duarte le hizo voto

de perpetua castidad y al igual que Ignacio que colgó las armas, así él

mismo dejó el anillo que había llevado en la imagen de la Virgen como

testimonio de consagración. Pero, aunque Duarte apreciaba

sobremanera cuanto se refería a la Virgen, sin embargo, estimó tanto a

Monserrat que parecía que había dirigido allá todos sus votos, sus

pensamientos, sus preocupaciones. Cuando pensaba en la patrona que

debía dar a nuestro colegio, se le ocurrieron, creo, lo mismo que a

Loyola, aquellos sagrados nombres de Atocha, Pilar, Guadalupe y

otros; pero finalmente fue preferido el de Monserrat. Y esta es una

segunda norma de nuestro colegio: sea Monserrat el nombre eterno

del colegio.

Al descender del Monserrat al trato con los hombres, Loyola se

aplicó en primer lugar al estudio de las Letras, para que ser ya

entonces útil a los niños, él que a ninguno había de dejar de ser útil.

Por lo tanto, el hombre volvió a ser niño entre los niños. El mismo

absorbía con avidez, como los niños las golosinas, los preceptos de la

Gramática: nombres, verbos, géneros, sílabas y todo lo demás que da

fastidio a los hombres formados. Después de la Gramática, vino la

Filosofía. Con gran constancia escuchó los espinosos principios de la

Lógica, los estudios acerca de la Física y aquellos oscuros y casi

inasibles axiomas de la Metafísica. Luego llegó a los sagrados arcanos

5

Page 141: laudationes quinque

de la Teología y a los templos del pensamiento divino, con tanta alegría

como si hubiese pasado de un mar turbulento a un apacible puerto. Y

Loyola cultivó todas estas disciplinas de tal manera que al estudiar

Gramática, con la inocencia de los niños, Filosofía con la constancia de

los sabios y Teología con la santidad de los varones piadosos, sirvió de

ejemplo a todos los que lo veían estudiar. Esto en cuanto a los estudios

de Loyola.6

Duarte fue tan semejante en sus estudios a Loyola que parecía

que este había revivido en aquel, para dedicarse de nuevo al

aprendizaje de las Letras. De tal manera se comportó Duarte cuando

estudiaba Gramática que los demás niños admirados de sus

condiciones naturales y virtudes no lo consideraban tanto un

condiscípulo cuanto un maestro de costumbres. Y aunque sobresalía

muchísimo en elocuencia, sin embargo nunca era más elocuente que

cuando hablaba de abrazar la hermosura de la virtud o de Dios y de la

Virgen. Las palabras acompañaban el corazón amante de tal manera

que se puede aplicar a Duarte lo que el ornado Maffei dice de Loyola:

"Si el vocablo amor o alguna otra palabra de esta clase hubiese

recordado el espíritu ya pronto y ágil por el prolongado uso a concebir

sentimientos de verdades celestiales, de aquellas cosas en las que había

solido recapacitar y meditar piadosa y religiosamente; de repente, casi

abstraído de los sentidos, sería arrebatado por completo hacia la

contemplación de la caridad divina y de la beatitud eterna."

Pero cuando estudiaba Filosofía, Duarte discutía acerca de la

naturaleza de tal manera que dondequiera contemplaba al Creador y lo

mostraba para que otros lo contemplaran ya levantaba los ojos al

cielo, ya examinaba los elementos y demás seres. De igual modo, es 6 Lo que hasta aquí se ha dicho de San Ignacio de Loyola, lo hemos sacado de los autorizados escritos de Ribadeneira, Fluviá, etc.

6

Page 142: laudationes quinque

posible atribuirle el otro pasaje del ya citado elegante Maffei: "Con el

transcurso del tiempo..., alcanzó tanta facultad en eso (en la

contemplación de las cosas divinas), que no solo por la observación del

cielo o de las estrellas, que le atraía muchísimo, sino también por

haber fijado la mirada en una flor, o en una hierba o en cualquier cosa

muy insignificante, era arrebatado, sin pérdida de tiempo y

suavemente, para pensar en Dios y amarlo." Ya siendo teólogo, Duarte

representó a Loyola por completo en la contemplación y en el amor a

Dios.

Pero, de un modo más particular, miremos nuevamente al

mismo Loyola. Equipado ya con estas Letras, comenzó a pelear contra

los vicios de los hombres y las malas artes del demonio. Disminuía la

licencia de las costumbres, reprendía cada uno de los pecados

individuales: la ira, salvo en los combates de los soldados, la lujuria,

los ánimos corrompidos de los jueces, la ociosidad y la petulancia de

los jóvenes, la ligereza de los ancianos y el deseo de vituperar todo;

además reprimía a los malvados, llamaba al buen camino a los

perdidos; a unos inspiraba el deseo de huir de los vicios y a los otros el

amor a la virtud , asistía a los enfermos; visitaba las cárceles, ayudaba

a los pobres, era benigno y piadoso para con todos los hombres y, al

contrario, se enfurecía contra sí mismo de tal modo que apenas

bastaban sus miembros para recibir heridas.

Esto hizo Loyola en Europa. Para ser semejante en América,

Duarte nada omitió que fuera útil a todos: aconsejar la santidad a

unos, apartar de los vicios a otros. ¡Cuán liberal fue con sus

conciudadanos! ¡Cuán solícito para la salvación de ellos! ¡Cuán

pródigo con los menesterosos! ¡Qué sostén para los buenos y qué

padre! Al maltratar y domar su cuerpo fue tan excesivo que empleaba

7

Page 143: laudationes quinque

hasta las manos de los esclavos para herir sus miembros. En suma,

este era Duarte de modo que si hubiera vivido durante el mismo

tiempo con Loyola apenas se hubiera podido decir cuál moraba en

Córdoba y cuál en París; más bien, hubiéramos dicho que el mismo

moraba en ambos lugares. ¡Tan semejantes fueron entre sí! Si aquel

Alejandro Magno dijo con razón acerca de Hefestión, su amigo,

coetáneo e imitador de sus hazañas: "Este también es Alejandro", al

mismo tiempo que lo señalaba con el dedo, ¿por qué a nosotros no se

nos permitirá decir de nuestro Duarte, discípulo e imitador de Ignacio,

“este también es Ignacio”?

Pero no me he propuesto, oyentes, comparar entre sí cada una

de las hazañas de uno y otro Ignacio, ni tampoco el tiempo lo permite.

Sólo hablaré de las que son más ilustres en ambos. Por cierto, nada

más ilustre en Loyola que la fundación de la Compañía.7 Ignacio, al

querer aprovechar a todos y al no haber podido, a excepción de los

presentes, al impedirle en verdad la distancia realizar algo en favor de

los ausentes, a quienes abrazaba con el espíritu, para remediar este

mal y para estar simultáneamente en Europa, Africa, Asia y América y

7 Ignacio tenía 38 años cuando se trasladó a Francia donde siguió estudiando siete años más. Pedía limosna a los comerciantes españoles para poder mantener sus estudios. Animó a muchos de sus compañeros universitarios a practicar con mayor fervor la vida cristiana. En 1534 se unieron a él seis estudiantes de Teología: Pedro Fabro, Francisco Javier, Jaime Laínez, Alfredo Salmerón, Simón Bobadilla y Nicolás Rodríguez. Motivados por los dichos de Ignacio, hicieron votos de castidad, pobreza y vida apostólica. Loyola mantuvo la fe de sus seguidores a través de conversaciones personales y con el cumplimiento de sencillas reglas de vida. Poco después tuvo que interrumpir sus estudios por motivos de salud y regresó a España. Dos años más tarde, se reunió con sus compañeros que se encontraban en Venecia y se trasladaron a Roma para ofrecer sus servicios al Papa. Decidieron llamara a su asociación Compañía de Jesús porque estaban decididos a luchar contra el vicio y el error bajo el estandarte de Cristo.La nueva institución fue aprobada por Paulo III el 27 de setiembre de 1540 con la bula Regimini militantes Ecclesiae. Los medios de apostolado empleados habrían de ser la orientación de las almas a través de los Ejercicios Espirituales, la frecuencia de los sacramentos, la catequesis, la predicación, las misiones entre infieles y la instrucción y formación de la juventud. Elegido General, Ignacio escribió las Constituciones con las declaraciones de la Compañía, obra maestra de ciencia jurídica y perfección cristiana.

8

Page 144: laudationes quinque

convertirse, en cierto modo, en inmortal e inmenso, imaginó una obra

muy grande, inmortal, divina: la Compañía. Desde esta distribuyó

compañeros por todas partes; compañeros para que continuasen los

sagrados ministerios, instituidos por él; compañeros para que vivieran

en todas las provincias y en todas las edades; compañeros para que

vencieran a los impíos enemigos de la iglesia y animaran a los

Católicos; compañeros para que derribaran los templos de los ídolos y

convencieran a los paganos; compañeros para que abrieran colegios de

jóvenes; compañeros para que promovieran el estudio de las artes y

todas las disciplinas; compañeros para que llenaran el orbe de las

tierras con libros, virtudes y sangre derramada piadosamente.

Loyola no se contentó solamente con esto sino que habiendo

levantado casas para los suyos, quiso también fundar colegios para los

extraños, pensando que así se ayudaba más de cerca a los jóvenes, más

de cerca a las ciudades. Es por esto que, al marchar su compañero Le

Jay a Alemania, infestada con la peste luterana, le recomendó

especialmente que hablara prolijamente con los obispos acerca del

establecimiento de colegios para jóvenes porque esto sería la salvación

y vida de Alemania. Y cuando fundó el Colegio Germánico, el más

grande y principal entre todos, mostró en Roma con cuánto ardor este

asunto debía tratarse.8 El en persona escogió a veinticuatro jóvenes

nobilísimos para que defendiesen esa fortaleza de la Religión. Los

alimentó a sus expensas, aunque apenas había lo necesario. Contrajo

en su sostenimiento una deuda enorme, cuyo monto hacía creer que en

breve el colegio debía ser clausurado.

8 Loyola fundó instituciones de interés universal: en 1531 el Colegio Romano, modelo de seminario y cenáculo de santos y eruditos a través de los siglos, y en 1532 el Colegio Germánico, destinado a la preparación de futuros apóstoles de la Alemania luterana.

9

Page 145: laudationes quinque

Pero ha llegado hasta nosotros un ejemplo esclarecido de la

constancia de Ignacio en este asunto, cuyo relato oíd del mismo

Maffei: " un cierto hombre importante pensaba abandonar, agobiado

por el peso de la carga y de los gastos, la tutela y el patrocinio del

colegio germánico, y aconsejaba a Ignacio que no perdiera más el

tiempo y el trabajo en una obra de tan poca esperanza y casi

malograda. A este Ignacio respondió esforzadamente que hiciera lo

que quisiese; que mientras viviese él no abandonaría esa tarea y que

no dudaba que la divina Providencia conservaría la obra tan

preclaramente empezada." Y la esperanza no engañó a Ignacio. Pues,

reunido un poco de dinero, sustentó a los jóvenes durante largo tiempo

hasta que el Papa Gregorio XIII asignó rentas fijas al colegio y este

consiguió el esplendor que habéis oído a menudo sobre el Colegio

Germánico. Ignacio mucho estimó los colegios.

¿He nombrado a Ignacio? ¿A cuál de ellos? Pues por lo que se

refiere a mí, podéis pensar en cualquiera de los dos, en Loyola o en

Duarte. En efecto, ambos poseyeron el mismo afán de fundar colegios

para jóvenes y lo que en Roma hizo Loyola, Duarte lo hizo en Córdoba.

Al ver a la ciudad y estas provincias rodeadas por ciegos idólatras,

deseaba en grado sumo que hubiera muchísimos pregoneros del

Evangelio que les llevasen la luz. Viendo a los españoles dispersos por

el campo y más atentos a sus cosas que a las divinas, ansiaba enviarles

intachables párrocos para que ejercieran el sagrado ministerio. Se

dolía de que los niños de buena familia anduvieran a la deriva por la

ciudad y se relajaran por el ocio y que la condición innata que podía

ser cultivada se corrompiera con malas artes. En los magistrados

echaba de menos la integridad y el arte de gobernar. Culpaba a los

padres por la falta de cuidado hacia los hijos. Había también algo que

10

Page 146: laudationes quinque

deseaba corregir en los sacerdotes, pero no pensaba que era tanto por

culpa de ellos, como porque habían carecido de buenos maestros,

cuando eran niños y jóvenes. Para esto quería que hubiera, aunque

más no fuera, una especie de finca, de donde proviniesen buenos

compañeros para las sagradas congregaciones, óptimos sacerdotes

para los templos y santísimos obispos para las diócesis.

Estos pensamientos preocupaban el espíritu de Duarte y día y

noche cavilaba consigo mismo sobre el posible remedio para tan

grandes males. Finalmente meditando y velando logró que se

levantara públicamente aquello de donde el remedio público sería

buscado. Pero ¿qué se levantó? Se levantó la lumbre de estos pueblos,

el orgullo de América; se levantó la fecunda casa de los párrocos que

han de cuidar a los españoles en el campo; se levantó la fortaleza de los

jóvenes, el altar de la piedad, la residencia de las mejores disciplinas;

se levantó la sagrada sede de cabildantes, religiosos, santos sacerdotes,

ilustres obispos; para decirlo con una sola palabra se levantó este

Colegio de Monserrat. Con este, según pienso yo, Duarte ha logrado lo

que, en cierto modo, por medio de la Compañía, logró Loyola: ser, de

alguna manera, inmortal e inmenso, ya que los alumnos del colegio

están en todas partes y velan siempre por la salvación de los hombres.

Y esto es lo único, oyentes, que hizo a Duarte muy semejante a

Loyola, de modo que de uno y otro puede decirse lo siguiente: " El que

conozca a cualquiera de los dos, conocerá a ambos.” Aunque no vieseis

en Loyola y en Duarte nada más que esta voluntad y empeño singular

por fundar colegios, fácilmente advertiríais que existió en uno y otro la

misma intención, la misma decisión de ayudar a hombres y a ciudades.

Es por esto que nada hay que añadir. Unicamente os aconsejo y os

ruego jóvenes óptimos, que ya que debéis agradecer eternamente a

11

Page 147: laudationes quinque

Duarte por la fundación de este muy noble colegio vuestro y por la

enseñanza que se os imparte, no derraméis obligadamente lágrimas

para honrar a vuestro Duarte. No hay aquí necesidad de llanto, de

lamentación, de gemidos. ¿Lloráis al muerto? Y bien, vuestro héroe es

inmortal y la muerte no lo ha arrebatado sino que los dioses lo han

envidiado y lo han llevado junto a sí. Imitad, en esto a los jesuitas,

como Duarte imitó a Loyola. ¿Acaso los jesuitas derraman lágrimas

por su Ignacio a la manera de las viejas? ¿Acusan a la muerte?

¿Admiten consuelo o lo buscan? Evidentemente tendrían escrúpulos y

considerarían una falta digna de ser expiada, si lloraran a un muerto

que saben que es inmortal y que reina con los habitantes de las

moradas celestiales. También vosotros podéis pensar y esperar esto de

vuestro Duarte. He dicho.

***********************************

12

Page 148: laudationes quinque

LAUDATIO V

QUINTA ALABANZA

En la quinta alabanza, precedida por un discurso prefacial dirigido al

lector, se une el elogio de Duarte con el elogio y recomendación de los

colegios americanos para jóvenes. La finalidad de dichos colegios es

formar óptimos gobernantes. En este sentido, Peramás intenta

demostrar la necesidad y utilidad de estas instituciones, para lo cual

analiza primero la situación de las mismas en Europa.

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Page 149: laudationes quinque

Texto latino

LECTORI

Do tibi, Lector, quintam D.D. IGNATII DUARTII ET QUIROSII

laudationem: si quidem DUARTII laudatio dicenda est, quae

perpetua est Americanorum Collegiorum adolescentium laus, et

commendatio. Sed, ut voles, hanc nostram orationem vocato:

dummodo consilii nostri causas tibi probaverimus. Nempe prima, vel

in primis DUARTII laus est, Regium hoc COLLEGIUM

MONSSERRATENSE condidisse: hinc illi nomen immortale, hinc illi

anniversarii honores, et publica gratulatio. At vero haec illius laus

talis est, quam per se nullus satis intelligat, nisi quanti Collegia

iuvenum facienda sint, idem intellexerit. Hac nos causa Collegiorum

istorum necessitatem, et utilitatem, prasertim in America, pluribus

ostendere voluimus.

Quod si de Europaeis Collegiis multa diximus, id fuit

Collegiorum origines investigasse: nec de Collegiis NOVI ORBIS

potuimus apte dicere; quin ea e VETERE ORBE huc traheremus.

Fecimus scilicet, quod Historici solent, qui, ut de inventa America

narrent, inventoris Columbi genus, et natale solum expediunt prius:

vel, quod faciunt Geographi, qui Americae descriptionem daturi, in

eadem tabula, Europae partem, quae ex adversum Novo est Orbi, et

unde huc prospectus est, addunt pariter. Quod multa ipsorum

auctorum verbis unde illa exscripsimus, dederimus, non reprehendes,

credo : vel quia plus est ponderis, quo minus verba aliorum mutes :

vel quia testium verba, in iudicio pure, et sancte, ut ipsi dixerint, ab

oratore proferenda sunt : vel denique quia, quo pauciora de nostro,

1

Page 150: laudationes quinque

aliorum plura sint : minus erunt laudationes nostrae vituperabiles.

Haec te monuisse volui. Vale.

CLARISSIMI VIRI D.D. IGNATII DUARTII ET QUIROSII

LAUDATIO V

ITA SUPERIORIBUS ANNIS, QUIBUS PER quadriennium ex

hoc loco de Cl[arissimo] Viro Ignatio Duartio et Quirosio dixi, eius

funus prosecutus sum, et lamentatus triste fatum, et questus fortem ;

ut has vestras lacrymas dolori tanto ; et tanto huic vulneri tempus

ullum mederi posse penitus negaverim. Amisisse vos, aiebam,

Parentem Opt[imum] Doctorem sapientissimum, Collegii vestri

Conditorem liberalissimum, et columen vestrarum rerum unicum, et

vestras spes. Sed ut, quod res est, dicam: meis illis orationibus vestri

potius rationem, quam Daurtii habui; et dolorem vestrum attendi

magis, quam rem totam, et causam. Cum enim de Duartii morte

dolendi causas ad vos tantum derivavi, publicum luctum, et

complorationem civium caeterorum, quasi nihil res haec ad alios

pertineret, tacitus praeterivi.

Quod siquis ita interpretatus sit, ut vobis unis de Duartii morte

dolendum, dixisse me putet; negasse autem eundem urbi, eundem

Regno, eundem Provinciis his omnibus, eundem huic NOVO ORBI

complorandum; is vehementer errat. Neque enim minus cives reliqui

Duartio debent, quam vis: nec pauciores sunt dolendi causae caeteris,

et toti adeo Americae, quam Collegio nostro. Hanc ego causam

2

Page 151: laudationes quinque

publicam, quae cum Duartii laudibus coniuncta est, hodierno die

agere decrevi, et vobis demonstrare. Quod quam facile ad probandum

sit, vel ex horum Collegiorum natura ipsa, ac conditione licet

perspicere: quippe Collegia ista, non ad vestram tantum, vel aliorum

adolescentium commoditatem, sed ad totius Provinciae, et Americae

utilitatem conduntur. Cum enim ex optima adolescentium

institutione totus Reipublicae status pendeat; nec aliis utatur civitas

Consulibus, Praetoribus, Ducibus, Sacerdotibus, caeterisque

Magistratibus, quam quos a teneris annis praeceptorum cura instituit

eidem iuvenes: qui aluerit hos iuvenes, et docuerit, huic et

Sacerdotes, et Duces, et Praetores, et Consules, caeterique

Magistratus debebuntur: Conditores autem Collegiorum sunt, qui,

conquisitis optimis morum, et artium magistris, positisque publicis

domiciliis, iuvenes hos alunt, docentque: igitur Collegiorum

Conditoribus, quotquot optimi sunt in Republica debentur

Magistratus.

Equidem sic existimo, nullum a cive maius civitati praestari

beneficium posse; quam si arcem quamdam erigat, quo hostium

presse malis, iuventus confugiat: si portum et monstret, et aperiat,

quem, tot expositi procellis, naufragiisque, adolescentes tuto intrent:

si fontem denique deducat aliquem, unde in omnes partes, et

membra Reipublicae sanguis, et vigor influat: atqui et hunc fontem,

et portum istum, et illam arcem Collegia adolescentium esse, nemo

erit tam iniustus rerum aestimator, quin videat, et quin dicat.

Sed ne cui vestrum mirum esse videatur, me in hac solemni

laudatione, cum res agatur hoc funebri apparatu, tanto conventu

hominum, et frequentia, statim ab initio Collegiorum utilitatem adeo

magnificis verbis praedicare; quaeso a vobis, ut in hac causa mihi

3

Page 152: laudationes quinque

detis hanc veniam, accomodatam Duartio nostro, vobis,

quemadmodum spero, non molestam; ut me de Conditore amplissimi

Collegii dicentem, hoc concursu hominum litteratissimorum, hac

vestra humanitate, patiamini de Collegiorum originibus, institutione,

utilitate paulo loqui liberius. Quod si mihi a vobis tribui, concedique

sentiam: perficiam profecto, e inter magnas Ignatii Duartii laudes

hanc fuisse putetis principem, et maximam, tam amplum, tam nobile,

tam utile, Collegiis in vetere illo Orbe olim institutis communes sunt:

deinde de iis, quae precipue eiusmodi Collegia in hoc NOVO ORBE

commendant, video mihi esse dicendum. Nam si Collegia haec

adolescentium in Europa utilia, ac necessaria sunt, multo sunt eadem

in America utiliora, et necessariora.

Principio multa fuerunt, vel inter antiquos Hebraeos, eiusmodi

Collegia, veluti in Bethel, in Hierico, in Rammatha: et Seminarium

illud nobilissimum in monte Sion, quod Rex David exstruxit

magnificentissime: ubi Hebraeorum. Nam cum solae existerent

sacrae illae Familiae in desertis locis: ibi domi sancti illi adolescentes

instituebantur: et has tu domos merito Collegia quaedam vocaveris,

ubi Abrahamus, et reliqui Patriarchae, Rectores erant, et Ministri

morum.

Quod est de Abrahamo multo certius: hic enim in Sichem et

Mambre scholas aperuit, et suos docuit, quae optime callebat ipse (ut

est apud Iosephum) Eloquentiam, Poesin, Philosophiam,

Theologiam, Astronomiam, et caeteras artes. Ex his deinde prodiit

Collegiis Ioseph ille sapientissimus, qui traducutus in Egyptum,

Egyptios docuit, quae a maioribus ipse didicerat (etsi postea Egyptii

pro vanitate gentis traditam sibi doctrinam corruperunt); ut

erudiret, aiunt de Ioseph sacri libri, Principes eius sicut semet ipsum,

4

Page 153: laudationes quinque

et senes eius prudentiam doceret.1 Excusso postea Egyptiorum iugo,

Hebraei suas illas maiorum artes restituerunt, et castra illorum

Collegia facta sunt peripatetica. Et quidem Moyses Eumolpo apud

Clementem Alexandrium dicitur, docuisse Hebraeos Grammaticam,

nec eam solum, quae hoc nomine vocari solet, sed etiam litterarum

omne genus. 2

Haec olim religiosi illi viri. Nec Christiani viam aliam secuti

sunt ad stabiliendam religionem. Nam praeter scholam

Alexandrinam, ubi Origines professus est artes omnes in Gymnasio,

quod vere Seminarium Alexandrinum dixeris: Caesareae Palestinae,

in urbe illa nobilissima, Pamphilus Sacerdos, non opulentus minus,

quam pius, magnificum Collegium exstruxit, ubi inter alios litteris

studuit celebris ille Eusebius, qui ab hoc Pamphilo, Eusebius

Pamphili dictus est. Propagari deinde sacra disciplina coepit, et

constitutae Scholae sunt Antiochiae, et Constantinopoli: ubi

Constantinus ille Magnus nobilissimum Collegium adolescentium, et

magnificentissimum condidit: in quo dudodecim sapientissimi viri

erant, qui puerorum studia curarent: quod postea Collegium

incendere iussit, leonina plusquam rabie, Leo ille Isauricos.3

Sed haud mirum est, Christianos homines educandis

adolescentibus Collegia instituisse, cum vel prisci illi Romani Collegia

adolescentium in urbe sua esse voluerint. In his Collegiis Romani

pueri educabuntur: veluti in Augurum Collegio, ubi iuvenes

docebantur augurum disciplinam. Romulus etiam Collegium posuit,

quod FRATRUM ARVALIUM vocarit: addidit deinde aliud Romae vel

1 Edición facsimilar: (1) Ps. 104. 2 Edición facsimilar: (2) De antiquorum Seminariis videsis Cresolium in Mistag. Lib. 2.c. 14. Sec.1. et Calinum. Lec. Sac. Tom. 1. Lec. 44. 3 Edición facsimilar: (3) Vide iterum Cresol. Ib. Sec. 2. De Collegio Constantinopolitano. Vid. Casanium. Vit. S. Stanislai. c.3.

5

Page 154: laudationes quinque

Numa, vel Tullus Hostilius.4 Quid quod eiusmodi Collegia apud

Iapones etiam, et Sinas, Indorum illos sapientissimos, reperta sunt?

Ut his Collegiis non immerito tribuas, quod illi supra caeteros

orientales emineant. 5

Serius in Occidentem, quod Aotus bellorum motibus

concuteretur, colendarum litterarum, exstruendorumque

Collegiorum studium transiit. Sed armis quiescentibus, Agapitus

Pontif[ex] Max[imus] et alii minores Pontifices in promovenda

studia, ponendasque studiorum domos incubuerunt: nec desuerunt

sanctissimorum horum virorum studiis studia Regum. Certe in

Capitulario Caroli Magni decretum erat de constituendis scholis per

singula Monasteria, vel Episcopia. Concilia item Gallicana praeclaris

legibus rem eandem sanxerunt.

Certe in Capitulario Caroli Magni decretum erat de

constituendis scholis per singula Monasteria, vel Episcopia. Concilia

item Gallicana praeclaris legibus rem eandem sanxerunt. Sed haud

scio, an nobilius in antiquis Conciliis decretum ullum sit, quam illud

Toletani II. habiti an[no]. DXXXI. Id cap[itulo] I. statuit. “De his,

quos voluntas parentum e primis infantiae annis Clericatus officio

manciparit, statuimus observandam: ut mox cum detonsi, vel

ministerio electorum contraditi fuerint, in domo Ecclesiae, sub

Episcopi praesentia a praeposito sibi debeant erudiri. Adeo vetus in

Hispania est de Collegiis adolescentium cura, studiumque”.

Sed instar sit omnium Conciliorum Concilium Tridentinum,

quod, cum veluti ex turri altissima Christianae Reibub[licae] partes

omnes prospiceret, ut quid cuique parti, Sacerdotum paresertim

4 Edición facsimilar: (4) Alexander ab alex. Lib. I. c. 26. 5 Edición facsimilar: (5) Tursel. Vita Xaver. Lib. 4.c.I.

6

Page 155: laudationes quinque

ordini, maxime profuturum esset, decerneret, decretum hoc edidit:6

Cum adolescentium aetas, nisi recte instituatur, prona sit ad mundi

voluptates sequendas; et nisi a teneris annis ad pietatem, et

religionem informetur, antequam vitiorum habitus totos homines

possideat, nunquam perfecte, ac sine maximo, ac singulari

propemodum Dei Omnipotentis auxilio, in disciplina Ecclesiastica

perseveret; sancta synodus statuit, ut singulae Cathedrales,

Metropolitanae, atque his maiores Ecclesiae, pro modo faculatum, et

Dioecesis, vel eius Provinciae, si ibi non reperiantur, numerum in

Collegio ad hoc prope ipsas Ecclesias, vel alio in loco convenienti, ab

Episcopo eligendo, alere, ac religiose educare, et in Ecclesiasticis

disciplinis instituere teneantur”.

Nec tacendi hoc sunt loco Monachi, qui rem hanc omnium

maxime promoverunt. Nam cum Reipublicae et ipsi pro virili parte

cuperent fervire, hoc sibi negotii sumpserunt, ut nobilium filios domi

educarent, instituerentque litterarum documentis, et virtute. Hac re

Magnus ille Basilius in Regulis fusius disputatis7 illud agit: Quomodo

artium magistri peccantes pueros corrigere debeant. Quam ille rem

prudenter explicat, ac sapientissime. Et ad parentem pueri cuiusdam,

qui in Collegio suo immature mortuus fuerat, ita Basilius humaniter

scribit:8 “Quoniam nos Dominus in secundarium parentum Ordinem

Christianis constituit, dum nobis puerorum in se credentium

formationem, quae per pietatem est, concredidit, calamitatem illam,

quae in obitu beati aim filii tui accidit, etiam ad nos proprie pertinere

iudicamus. ... Ingemuimus, erepto puero, quem in ipso aetatis flore

6 Edición facsimilar: (6) Sess. de Reform. c. 18. 7 Edición facsimilar: (7) Interrogat. 53. 8 Edición facsimilar: (8) Epistol. 20.

7

Page 156: laudationes quinque

ad hoc a se dimiserant (parentes), ut in studio disserendi

exerceretur”.

Sed audite hic, Collegae mei, quales Collegii alumnos habuerit

Basilius, et quales nos esse oportet. “Mortuus est puer, addit,

secundum aetatem vitalis, (id est quem diutius victurum diceres.) in

choris coaetaneorum honeste se gerens, acceptus doctoribus, simplici

alloquio etiam ferocissimum quemque ad benevolentiam pertrahere

valens, acutus in disciplinis, mansueto ingenio, et supra aetatem

modesto, et si plura quis referat, adhuc tamen minus, quam veritas

exposcit narrabit. ... Non patravit malum aliquod, non struxit dolos

proximo, non male agentium conventiculis immiscuit se, non

sustinuit peccandi vim, (id est, restitit) non mendacium, non

ingratitudinem, non avaritiam, non studium voluptatum, non carnis

affectus, qui imperitis animis innasci solent, expertus est, nec ulla

vitiorum istorum cicatrice in anima notatus hinc migravit, sed purus

ad meliorem fortem discessit”. Haec de alumno illo suo Basilius. Et

proh Deus immortalis! quam illustria, quam sancta essent Collegia

nostra, si multis eiusmodi adolescentibus abundarent!

Iam quod in Oriente Basilius, idem in Occidente praestitit

occidentalium Monachorum Princeps D. Benedictus, qui cum etiam

tum puer Romae studiosorum vitia adolescentium, et lasciviam

vidisset, secessit ipse inde: et iam vir, et senex secessum in suorum

domibus patere voluit nobilibus adolescentibus. Igitur domi

instruendos recepit primorum urbis liberos, veluti Maurum, et

Placidum: et multo post in eodem Casinate monte educatus, et

institutus est Thomas ille Aquinas, qui inde, tamquam sol alter

splendidissimus, descendit totum illustraturus Orbem. Atque haec

8

Page 157: laudationes quinque

fuerunt Collegiorum, quae apud Religiosos viros nunc sunt,

rudimenta quaedam.

Sed cum constanti adeo per omnes aetates studio haec Collegia

excitari viri prudentissimi curarint, fieri non potest, quin summam

illi in his utilitatem, aut etiam necessitatem viderint. Videbant scilicet

teneram illam puerorum aetatem, ceream in vitium flecti,

monitoribus asperam, si parentum indulgentiae permitteretur, plus

daturam mali, quam boni. Parentes saepe non posse, saepius nolle

liberorum vitia corrigere: imo ne vitia quidem parentibus videri, quae

in filiis sunt vitiosissima. Ut nullus non pucherrimus matri filius, sic

nullus non bonus. Id exprimunt haec carmina:9

At, pater ut gnati, sic nos debemus amici,

Si quod vitium est, non fastidire. Strabonem10

Appellat paetum pater, et pullum, male parvus

Sicui filius est. Etc.

Ad haec emittuntur liberi, cum libuerit, domo: vagantur per

urbem soli, vel illis adhaerescunt, quorum e consortio nocentes

domum redeunt, qui innocentes exierant, parentibus interea vel rem

ignorantibus, vel male conniventibus. Nempe corruptum a natura

solum nobis haereditate contigit, quod antequam spinas coeperit

insitas emittere, purgari oportet, subigi, coli, semente spargi optima.

In Seminariis haec fiunt facillime, ubi cultores experti sunt, qui quem

quisque fructum ferre possit, et quando arari, quid in eo seri, quae

putari debeant, probe norunt: culturae huic optatus respondet

fructus, quem nunquam domi adolescentes darent: quaedam enim 9 Edición facsimilar: (8) Horat. Saty 3 Lib. I. 10 Edición facsimilar: * Id est, distoris oculis,et vocat paetum, id est, pulchris oculis.

9

Page 158: laudationes quinque

sunt semina, quae suis relicta solis, vix bona: alio translata,

laetissimos fructus ferunt. Nullus est in Collegiis vacandi locus,

nullum otium: certa contra virtutum exercitia, certa litterarum: suum

est legendis libris tempus, suum frequentandis scholis, suum

exercendis sacris rebus, suum etiam honestis recreationibus animo

relaxando.

Sunt ad haec socii pari conditione, nobilitate, studiis, qui, alii

aliis, testes sibi sunt, et censores morum. Instat loci praeses omnibus,

et alias omnes publice, statis horis, alias singulos privatim ad

virtutem, et animi nobilitatem excitat. Ac veluti ab specula

gubernator, observatis stellis, quo dirigendus cursus sit, praecipere

solet, et docet tempestates imminentes, et latentes scopulos, et

locorum pericula nautis monstrat; sic rector verbis instruit, et monet

alumnos, quae eos, cum hinc egressi fuerint, et syrtes, et pericula

maneant, et quo cursum debeant dirigere, et quas stellas sequi.

Deinde conformandae recte vitae praecepta tradit; et historiarum

exemplis praecepta confirmat: nec frustra: plerique, quod audiunt,

exprimunt moribus: hos ille laudat, hos stimulat: spectent caeteri, et

ipsi quoque laudanda facere student.

Quid quod, in domo parentum inclusi iuvenes carent

aemulatione ad studia, eaque re torpent, et sordescunt? At in

Collegiis, ubi tot iuvenes praestantes ingenio sunt, qui honores

litteratorum hominum, et merentur, et recipiunt, cessare non licet vel

ignavissimo. Accenditur sic fax illa nobilis, et stimulus, qui maxime

adolescentes pungit, ut quo alios ascendere vident, cupiant eodem et

ipsi enniti, et subire: mirantur praeeuntes, et admirationi esse volunt

sequentibus. Hac re promovent maxime studia litterarum, et surgit,

10

Page 159: laudationes quinque

et crescit paulatim generosus ardor ille praestandi digna, indigna

fugiendi, quo sine Respublica stare non potest.

Egressis deinde Collegio longo usu virtus insita durat: et quos

Seminariis puerulos civitas tradiderat, recipit iam doctos, castosque;

et quibus rerum gubernacula committere possit; habetque quos

Consules, Praetores, Sacerdotes eligat. Haec ex Collegiorum

institutione proveniunt commoda, quae frustra a parentum domibus,

et blanditiis petas, speresve: certe ea est aurea D. Chrysostomi vox:

Eos, qui domi cum parentibus morantur, non valde illustres, nec

insigni sapientia praeditos videas.11 In Collegiis vero ubi ille male

indulgens parentum amor non est, sed amor solidus; ubi aliquid

peccat puer, reprehenditur, vapulat: et vapulasse omnes, et

reprehensos tum dicas: ita alienis poenis sapiunt, et cavent. Praeterea

qui praesunt Collegiis, viri et prudentes, et honoris, et famae non

prodigi, sed soliciti, summam adhibent curam, ac eo intendunt

nervos omnes; ne conceptam de instituendis pueris spem frustrentur:

et optant vehementer, ut quos Respublica fidei credidit suae, eosdem

optime institutos, et bene morigeratos reddant. Quare his morum

Magistris accomodare illud Horatii poteris.

Os tenerum pueri balbumque Poeta figurat;

Torquet ab obscaenis iam nunc sermonibus aurem.

Mox etiam pectus praeceptis format amicis,

Asperitatis, et invidiae corrector, et irae:

Recte facta refert; orientia tempora notis

11 Edición facsimilar: * Quam auream sententiam aureis inclusit verbis aetate nostra Poeta nobilissimus Franciscus Grimaldi: (De vita Aulica. lib.I.) Dulcis amor patris, blanda indulgentia matris Ad laudem coeptum saepe moratur iter.

11

Page 160: laudationes quinque

Instruit exemplis. Et c[aetera].12

Haec, et plura sunt alia, quae antiquos ad condenda Collegia

adolescentium commoverunt. Et cum Novus hic Orbis, America,

inventus est, Reges Catholici docti, quam ad instituendos iuvenes

Hispanos, qui in his Provinciis deinceps nascerentur, aut migrarent

huc ex Europa, et quam ad docendos Indos qui erant innumerabiles,

futura essent utilia Seminaria, statim lege13 sanxerunt: ut in singulis

Provinciis nobilium adolescentium Collegia conderentur. Quod

Lusitani etiam in India illa sua recens inventa viderunt: nec

sperarunt, Indicam iuventutem recte institui, nec promoveri inter

Ethnicos Religionem posse, nisi Coae in principe urbe, Collegium

adolescentium erigerent. Erexerunt igitur Collegium SANCTAE

FIDEI, quod Franciscanis Sodalibus commiserunt.Hi postea

advenienti Xaverio sponte illus tradiderunt; nec Xaverius, pro eo, quo

erat Lusitanorum adiuvandorum, convertendorumque Indorum

studio, administrationem illam recusavit.14 Adeo viri Apostolici rem

hanc, ubi recens Religio, et fides esset, veluti in America est, et

utilem, et necessariam existimarunt.

Regum igitur parens mandatis praeclarissimus ille Peruviae

Prorex Toletus anno MDLXXVIII. Collegium S. Philippi erexit in

Limana Academia: quod Maiorum illorum, quae vocant, Collegiorum

utitur privilegiis. Anno deinde MDLXXXII. Prorex Martinus

Enriquius Regale Collegium S. Martini posuit. Et demum an[no]

MDXCI S. Thoribius Alphonsus Mogroveius Collegium condidit,

quod a Conditore Sanctissimo S. Thoribii nunc vocant. Ita Limae, in

12 Edición facsimilar: (9) Epist. I. Lib. 2. 13 Edición facsiilar: (10) Digestis Indicis. lib I. cit. 23. leg. I. 14 Edición facsimilar: (11) Turselinus vita Xaverii. lib. 2. c. 4

12

Page 161: laudationes quinque

nobilissima illa Americae urbe, tria sunt Collegia iuvenum, unde

veluti ex tripode quodam sapientiae petuntur oracula: et ubi Limana

ingenia, auro, et argento suis pretiosiora, limantur affabre.

Roderisius Valdesius in suo illo Poemate Hispano Latino, quod ad

intitutionem Caroli II. regis, etiam tum pueri, condidit, complexus est

haec tria Collegia, eorumque laudes.15

Tantas Collegiales Togas,

Tam eruditas, quam varias,

De Philippo Togas regias,

Regias Togas Martinianas.

De Sanctissimo Thoribio

Togas Metropolitanas,

Que alternandose conformes

Frequentant devotas aras.

De iisdem Collegiis Franciscus Haroldus agit in Lima Limata,16

et: “ex omnibus, ait, his tribus Collegiis prodierunt Eximii Viri ad

omnes Reipublicae dignitates, et officia tam Ecclesiastica, quam

Saecularia”.17

Mexici, quod alterum est Americae caput, an[no] MDLXXIII

condita etiam adolescentium Collegia sunt. Cur, et a quo condita

fuerint, reddidit Franciscus Zachinus.18 “Porro, inquit, anno

MDLXXIII, dum Provincialis (Petrus Sancius) quid maxime pro 15 Edición facsimilar: (12) De Lima paragr. 31. 16 Edición facsimilar: (13) In app. c. 8. V. Limensis Academia. 17 Edición facsimilar: (14) Meminit etiam Limanorum iuvenum Collegg. And. Mendo De iure Academico lib. I. quaest. 6. ubi laudat maxime Limanam, et Mexicanam Academias: et de Colleg. S. Martini ait ex D. Leone Pinello: “sublime hoc est iuventutis scientificae emporium”. Laudat etiam tria haec Collegia Georgius Iuan in Itin. suo ad Americam Meridionalem. Part. 2. lib. 1, c. 3. 18 Edición facsimilar: (15) Hist. Soc. I. part. 4. lib. 1. n. 192.

13

Page 162: laudationes quinque

rerum statu promovere pietatem posset, circumspicit, nihil reperit

MAGIS NECESSARIUM, quam idoneos Ecclesiae Ministros, ac

bonam educationem iuniorum. Iam enim cunctus indigenarum

populus Baptismum susceperat; sed primis Magistris morte

absumptis, paulatimque sequentium laxatis moribus, aparebat

horum incuria, et interdum non rectis exemplis, pietatem non altas in

gente radices immittere: potius partem magnam non nisi externam

Christiani professionem habere. Nec vero deerat his indoles, aut

voluntas, si recte instituerentur ad virtutem. Ad haec Hispana

iuventus nullo cultu educata primam naturae facilitatem, ad virtutis

disciplinam a Deo concessam, vitiis imbuebat. Ergo utrique huic

incommodo eadem opera posse obviam iri Sancius intellegens, recte

formanda litteris, ac moribus tenera aetate; de scholasticorum

Collegiis, Complutensium, ac Salmanticensium instar, excitandis pro

concione disseruit: ratione proposita, qua certa collata pecunia ad

perpetuum parandum vectigal, qui aut liberos, aut cognatos, aut

quosvis ex pietate vellent alere, ius perpetuum, ad haeredes

transiturum, Patroni adquirerent. Volentibus excepta animis

cohortatio. Inchoatur COLLEGIUM APOSTOLORUM PETRI ET

PAULI nomine, apposito Rectores prudente, ac pio: et additi aliquot

Collegis convictores: et alia subinde Collegia eiusdem Sancii hortatu,

et magno labore structa: quod primum ornamentum, et adiumentum

ab Societate Civitas, et Universitas Mexicana accepere”.

Erravit hic illud Zachinus, quod primum a Sancio conditum

Collegium adolescentium SANCTORUM APOSTOLORUM PETRI ET

PAULI NOMINE DONARIT: id enim nomen Collegii Maximi

Iesuitarum Mexici est: at Collegium adolescentium, quod ibi, Rege

Philippo II, conditum est, a SANCTO ILDEPHONSO vocant. Nec

14

Page 163: laudationes quinque

possum huius ILDEPHONSIANI COLLEGII, cum illius huc mihi

mentio inciderit, non aliquid dicere: quippe et decus magni Mexici

illud est, et viros sapientissimos dedit isti urbi innumerabiles. Videre

id licet aliqua ex parte in libro, qui COLLEGII ILDEPHONSIANI

nomine editus est an[no] MDCCXI.VIII. Liber hic multorum

alumnorum nomina continet, et dignitatum; quas obtinuerunt,

meminit: sed maior Collegii laus, ab carminibus, quae ibi eduntur,

mihi nunc petenda est: ita erudita, ita ingeniosa sunt, et Phaebo

digna. Scilicet ludos Poeticos indixerat Collegium ob inaugurationem

Ferdinandi SEXTI Regis Hispaniarum. Alumni Ildephonsiani et

ingenii, et amoris erga Regem sui, editis carminibus, tribus

certaminibus, magnum signum dederunt: et quod mirandum magis:

omnes Regis laudes a SEXTI nota peti voluerunt. Liber iustus est,

carmina omnis generis innumerabilia, omniaque inclusa SEXTO

numero veluti quodam orbe aureo circulove. Nimirum variarunt

prodigaliter hunc numerum, ingeniose petitis inde Regis laudibus:

et, quod vix credas, vitium illud vitarunt: Delphinum in sylvis

pigentis fluctibus aprum.19

Vel inde poteris coniicere, quales reliqui victores fuerint, cum

qui tertii certaminis tertium praemium meruit, D.D.Iosephus

Ign[atius] Guraya hos versus fecerit, quos ego admodum ingeniosos,

et dulces puto:

SEXTI nomine iam nites in orbe,

Reddens tempora, Ferdinande, digna,

Signari melioribus lapillis.

19 Edición facsimilar: (15) Horat. in art. Poet.

15

Page 164: laudationes quinque

Berillus vario nitens colore,20

Senis pulchrior angulis meretur,

Praeclari imperii notare saecla.

Hunc ergo accipe, quem tibi Minervae

Offert nunc soboles suo Patrono,

Cui totam voluit domum sacrare;

Hunc mittit lapidem unicum; sed ipse

Nil tota minor est domo lapillus,

Qui Regis numerum capit notatum:

Denique de hoc libro amplius dicam, quam monumentum

praeclarum esse Mexicanorum ingeniorum. Atque si in reliquis

Americae Provinciis, tam Litterae humaniores colerentur, quam

coluntur mexici, brevi latium, et illam victricem veteris terrarum

Orbis linguam in NOVUM ORBEM navigarem videremus. Quare de

Ildephonsianis alumnis liceat id Monsserratensi alumno cecinisse.

Dum canitis SEXTI TRINO certamine laudes;

Audiit, attonito turba NOVENA choro.

Pellimur heu! dixit, Parnassi culmine Phaebus:

Orbis et antiquus vincitur ORBE NOVO.

SEXTUS SEXCENTOS dedit uno nomine Phaebos:

Ildephonsiacos in iuga sacra vocans.

Ergo fonte tuo veteri iam, Phaebe, recede:

Et bibe MEXICEO, siqua canenda, lacu. 20 Edición facsimilar: (16) Id argumenti tertio loco propositum fuerat, ut celebraretur Ferdinandi Sexti laus a Berillo lapide, qui [ut apud Isidorum est lib. 16. orig. c. 7) in India gignitur viriditate similis smaragdo. Politur ab Indis in sexangulas formas ... aliter politus non habet nitorem: hinc SEXTI petenda erat laus, hinc Collegii Ildephonsiani, quod viridi colore in trabea alumnorum utitur, laetitia in Sexti Ferdinandi inauguratione exprimenda.

16

Page 165: laudationes quinque

Magnum Morerii Dictionarium de Collegiis mexicanis sic

narrat.21 “Collegia adolescentium Mexici sunt haec: MAIUS illud de

SANCTIS conditum anno MDLXXIII, ab Il[lustrissimo] D. Francisco

Garcia Rodriguez Sartoi, Antistite Guadalaxariensi: Collegium

omnium princeps illic est: et alumnorum multi Archiepiscopi postea,

Episcopi, et Senatores ibi fuerunt, et alibi: Collegium Imperiale

Sanctae Crucis Caciquiorum cond[itum] an[no] MDXXXVII. Regium

Col[legium] S. Ioannis Lateranensis cond[itum] an[no] MDLVII.

Col[legium] S. Ildephonsi cond[itum] an[no] MCDXXXVI. Col[legium]

S. Raymudi Nonnati, quod curant Reverendi Patres Mercenarii

condit[um] an[no] MDCLIV. Seminarium Tridentinum cond[itum]

an[no] MDCLXXX-XIX.

Hic praeterquam quod omnia male perventuntur, quod

antiquiora Collegia prius, quam recentiora, numerari decuit: pleraque

etiam, meo quidem iudicio, sunt falsa. Nam Collegium

Ildephonsianum, quod Rege Philippo II conditum esse constat, reiicit

ad annum LDCXVIII: et cum Regium illud sit, id silet, quod non de

aliis siluit. Video deinde, alumnos Ildephonsianos gloriari, et Regium

esse, et caeteris antiquius Collegium suum; qua laude, et titulo

utuntur etiam cum librum illum (cuius nos supra meminimus, et ubi

pag. 21. disserte dicitur Collegium, Rege Philippo II conditum fuisse)

Reginae Mariae Barbarae, Ferdinandi uxori, dedicant, quam non

fallerent, credo.

Annuae Litterae Soc[ietatis] Iesu edit[ae] an[no] MDCX, id est

octo ante Morerianos annis, aiunt: ad S. ILDEPHONSUM inter

alumnos praeclarum certamen esse; nullo aliis de virtute concedente.

21 Edición facsimilar: (17) D. Morerii. V. Mexicum.

17

Page 166: laudationes quinque

Et Litterae an[no] MDCXIII aiunt. “Seminarium (S. Ildephonsi)

Mexicanum ex centum sexaginta egregie moratis alumnis sex et

viginti produxit in publicum, suo merito laureae praerogativa

donatos, cum honorifico testimonio industriae in disciplinis utiliter

collocatae. Ildephonsianum hoc caeteris nobilium Hispanorum

Collegiis (nam S. Crucis Collegium Caciquiorum utique antiquitate

caetera vincit: sed non nobis de eo sermo est) antiquius eo etiam

existimo, quod ad illum excitandum (quasi de re nova, et Mexici non

via unquam) Sancius Iesuita pro concione de utilitate Seminarium,

ubi adolescentes Hispani, futuri Sacerdotes, et urbis magistratus,

docerentur, disseruerit: quod, credo, non faceret, si ex aliis iam

Hispanorum excitatis Collegiis haec ibi utilitas constaret. Concionem

autem narravit supra Zachinus. Sed editorem Magni Dictionarii

corrigant ii, quorum interest.

Igitur ab istis veluti duobus orbis Americani cardinibus, Lima et

Mexico, excitandorum Collegiorum studium propagatum fuit. Et

quidem an[no] MDXCIIII Ludovicus Lopius de Solis, Augustinianus,

Quitensis Antistes, condidit Quiti Seminarium S. Ludovici, quod

singulari benevolentia Societati Iesu tradidit, et amplissimis verbis

commendavit Regi Catholico, qui rei certior factus Senatui Quitensi

mandavit anno MDCV: ut conservationi COLLEGII QUITENSIS AD

PROPAGANDUM EVANGELIUM, DOCENDOS HISPANOS,

CONVERTENDOS INDOS, ET AD BONUM COMMUNE

REIPUBLICAE, EIUSDEMQUE ORNAMENTUM, ET DECUS

CONDITI, invigilaret unice.22

Eodem ferme tempore Collegium aliud (cui S. Bartholomeo

nomen est) positum est in urbe Sanctae Fidei de Bogota. Quae

22 Edición facsimilar: (18) Apud Emmanuel. Rodericium Mannon. et Amazon. lib. 1. c. 8.

18

Page 167: laudationes quinque

duorum horum Collegiorum institutionem consecuta sint commoda

ex Emmanuele Rodericio23 accipite: cuius ego verba eo libentius hic

latine reddam, quod et Collegiorum utilitatem commendant maxime,

et studiorum initia in hac nostra America Meridionali historica

quadam narratione comprehendunt. “Duo illa, inquit, Collegia S.

Bartholomaei in urbe Sanctae Fidei, et S. Ludovici Quitensis, fontes

quidam fuerunt (idque Americanarum rerum sciens negabit nemo)

studiorum in America, quae studia magnopere erant necessaria ad

informandos parochos, et Evangelii concionatores, quorum vel

innumerabiis multitudo vix his Provinciis sufficeret: idem de Peruvia,

Chili, et TUCUMANIA puta. Crescebant quotidie numero

Hispanorum liberi, erantque illorum iam plurimi cum in Americam

Societas Iesu navigavit: navigavit autem cum primum iaciebantur

fundamenta Limanae, et mexicanae Academiarum, quae in binis sunt

urbibus Americae principibus. Et quamquam decretum Regis de

condendis istis Academiis editum est an[no] MDLI;24 tamen cum

anno MDLXVII. Societas Iesu in Peruviam primum ingressa est,

Limana Academia, parum processerat, neque eius satis administratio

constabat. Quare Prorex Franciscus Toletus, sapiens ille Praetor, qui

rem ibi Christianam, et regni negotia, urbanasque utilitates

promovebat maxime, tradere Societati voluit Academiam hanc anno

MDLXVIII. Quam cum Provincialis fortiter recussasset, succensuit ea

re Toletus Societati non parum... At Societas contenta est, aperuisse

ibi Grammatices scholas... Ex eo tempore, maxime post S. Martini

Collegium conditum, coeperunt studia ibi plurimum florere: et

23 Edición facsiilar: (19) Idem Lib. 1. cap. 9. 24 Edición facsimilar: (20) Franciscus Echave Stella Limana c. 4. ait conditam Academiam Limanam an. 1549. Sed Petrus Peralta Lima condita Cant. 5. eundem cum Roder. annum posuit. addit diem conditae Acad. fuisse 4. idus Maii an. 1551.

19

Page 168: laudationes quinque

provenit fructus ingens doctorum hominum, qui eius urbis honores,

et Magistratus consecuti sunt omnes.

Eodem tempore, et causis iustioribus, in aliis Provinciis ubi

Academiae non erant, professa est Societas iesu Grammaticam,

Philosophiam, et Theologiam, velut in TUCUMANIA, in PROVINCIA

FLUMINIS ARGENTEI, in Chili Regno, in urbibus Arequipa, et

Quito, et in fano Sanctae Fidei de Bogota. Unde paucis post annis

prodierunt adolescentes ingeniosi, et dignissimi Artium, et

Theologiae laureis; quas tamen, et si magnis itineribus et sumptibus

quaererent, peterentque in publicis Academiis candidati; iacebant

tristes, reiiciebanturque, quod illorum studia, et merita nec legitima

fuissent, nec publice quaesita. Quorum candidatorum querelae cum

deletae essent ad Philippum Regem, his litteris datis an[no]

MDCXVII Cardinalem Borgiam de Velasco rogavit, ut, quoniam in

America binae dumtaxat Academiae essent Limae, et Mexici, quae res

et sumptus, et incommoda pareret maxima Hispanorum liberis, ab

istis duabus urbibus remotis, qui tamen digni erant ob studia Artium,

et Theologiae Doctorum laureis: quae si concederentur, plurimi futuri

essent, qui spe honoris ad litteras incumberent, magno Evangelii

propagandi, et caeterarum rerum sacrarum futuro bono: ob eas res

peteret suo nomine a Romano Pontifice, vellet, iuberet, Academias

constitui in Collegiis Societatis Iesu Insularum Philippinarum, et

Novi Regni Granatae, et Chilis, et TUCUMANIAE, ET FLUMINIS

ARGENTEI. Rem concessit Gregorius XV Pontif[ex] Max[imus] edito

decreto anno MDCXXII. Et Philippus IV qui patri demortuo

successerat, iussit eodem anno MDCXXII Academias illas in Insulis

Philippinis, in Novo Regno Granatae, et in Chili, et in TUCUMANIA,

et in PROVINCIA FLUMINIS ARGENTEI, erigi; erectasque committi,

20

Page 169: laudationes quinque

tradi, concedi Collegiis Societatis Iesu earum Provinciarum”.

Hactenus Rodericius.

Haec fuerunt, Auditores, initia studiorum, et Academiarum in

his Provinciis: quae omnia Collegiis adolescentium deberi certum est.

Neque enim firmari potuissent Academiae, aut in Novo Regno

Granatae; nisi illic S. Bartholomaei; aut in regno Chilensi; nisi S.

Xaverii Collegium esset. Et hic Cordubae, nisi hac in rupe

Monsserratensi, tamquam Civitas quaedam supra montem posita,

Academiae fundamenta iacerentur; vix ea staret. Sed de Collegio in

urbe S. Iacobi Chilensi condito, sic narrat Nicolaus Techus:25 “in

Regni metropoli, postulante Senatu regio, et urbis magistratu,

Seminarium nobilium adolescentium erexit an[no] MDCXI. Didacus

Torres. Causa instituendi fuit, quod primarii adolescentes in domibus

parentum, exuberante omnibus illecebris Chilensi Regno indulgenter

nimis, ac deliciose, non sine morum pernicie educarentur; et

speraretur, sub cura Societatis iuvenes Reipublicae regendae idoleos

formatum iri”.

Huic Collegio, et caeteris, quae paulo ante diximus, addendum

est Collegium adolescentium S. Ildephonsi Angelopolitanum, quod

superiore saeculo ineunte, aut non multo secus, condidit Antistes

Angelopolitanus D. Alphonsus de la Mora Escobarius. Eduxit

Collegium hoc viros quamplurimos et virtute, et sapientia

praestantissimos: atque ut nomine, sic etiam re simillimum est

Collegio S. Ildephonsi Mexicano, quod ad illius commendationem

satis esto. De Collegiis autem, quae in hac Tucumania Provincia olim

fuerunt, dixisse me memini superioribus laudationibus. Nimirum

fuisse Iacobopoli Collegium S. Catherinae, et hic Cordubae alterum S.

25 Edición facsimilar: (21) Lib. 4. cap. 4.

21

Page 170: laudationes quinque

Xaverii. Videntur etiam olim fuisse Bonis Auris adolescentium

Collegia: ait enim26 Techus ante an[no] MDLXXXVI : “In Tucumania,

et Portu Boni Aeris Regum Catholicorum auctoritate, et sumptu

Episcopales sedes erectae, Canonicorum Collegia instituta, et

Seminaria constructa sunt”.

Sed Collegia haec omnia, alia liis causis, dilapsa sunt: donec,

quod instar omnium est, constitit Collegium hoc nostrum

DUARTIANUM quod ab an[no] MDCXCV stat Regum Catholicorum

auctoritate, stabitque in aeternum, superis faventibus. De Seminario

isto Lauretano, quod etiam hic positum videtis, et quod conditum

Iacobopoli fuit an[no] MDCXCVII decreto Caroli II; et inde huc

translatum, cum transferri Cordubam iussit Sedem Episcopi

Inn[ocentius] XII an[no] MDCXCIX: de hoc ego Collegio id unum

dixerim: si tales post hac Antistites nactum fuerit, qualem nactum est

Decessorem Antistitem Il[lustrissimum] D.D. Petrum Michaelem de

Argandonna; (qui Argentinus nunc Archiepiscopus est, et qui antea

Episcopus Patriam hanc nobilitavit suam, et magnifico auxit Templo)

et qualem nunc habet Episcopum Il[lustrissimum] D.D.

Emmanuelem Abad de Illana; nec illud Seminariorum nulli cedet;

certe videmus nunc in nostro Antistite instaurata illa Gregoriana

tempora, cum Pontifex ipse per se alumnos suos cantum pium, et

concordes pietati docebat mores.

Sed hoc loco praeterire non possum, quod de his duobus

Collegiis Cordubensibus, et nostra Academia, scripsit ad

Bened[ictum] XIV Il[lustrissimus] D.D. Petrus Michael de

Argandonna, quem modo laudavimus an[no] MDCCL. “Duo etiam

Cordubae, ait, iuventuti non sine ingenti profectu educandae

26 Edición facsimilar: (22) Lib. 1. cap. 22.

22

Page 171: laudationes quinque

Seminaria existunt. Alterum tridentinum Beatae Mariae Lauretanae,

ac D. Thomae Doctori Angelico sacrum sub cura Rectoris presbyteri

Saecularis, qui sex tantummodo alumnos (crevit iam illorum

numerus) moderatur, quibus onus incumbit Cathedrali Ecclesiae in

Divinis inserviendi. ... Alterum Seminarium Divae Virgini Montis

Serratensis sacrum sub cura, et regimini Patrum Societatis Iesu

quinquaginta (maior iam numerus est) praeter propter Alumnos

educat. Utriusque autem Seminarii incolae litteris, et virtute egregie

excoluntur in publica PONTIFICIA, AC REGIA UNIVERSITATE,

quae in memoratae Societatis Iesu Collegio a saeculo, et ultra

constituta est, ac praeter duas Cathedras Grammaticae, Poesi, ac

Rhetoricae edocendis, octo alias habet pro Theologia tum Morali, tum

Scholastica, pro Sacris Canonibus, pro Sacra Scriptura, ac pro

universa Philosophia. Iisdem facultatibus addiscendis strenui

discipuli incumbunt, gloriosaque aemulatione decertant, donec ad

brevium lauri litterariae perveniant. Plurimum ad id prodest eximia

plane cura, ac diligentia, qua Professores Iesuitae disciplinis iisdem

tradendis, ac omni in auditoribus suis virtuti promovendae semper

invigilant.

His Argandonnae litteris Pontif[icis] Max[imi] nomine rescripsit

an[no] MDCCLII Sac[ra] Congregatio Concilii, et quod ad Collegia

adolescentium attinet, cum caetera probasset; “Idem te quoque, ait,

praestare confidimus in Cleri moribus efformandis, ut idonei ad

Altaris ministerium assumantur; cuius rei magnam nobis spem fecit

ampliandi Seminarii consilium, quod suscepisti, ut splendeant illi

coram tot Gentibus sicuti ardentes lucernae in domo Dei;

sacrarumque aedium decori Clericorum virtus, atque religio apprime

conveniant”. Tanti Romani Patres Americana faciunt Collegia

23

Page 172: laudationes quinque

adolescentium! Utraeque et Antistitis, et Sacrae Cong[regationis]

litterae editae sunt Romae typis elegantissimis an[no] MDCCLII.

Haec habui, Auditores, quae de Collegiis Americanis

adolescentium quasi historica quadam narratione dicerem: alia me

omisisse crediderim, digna, quae dicerentur: sed desererunt me vel

libri, vel tempus, ad cognoscendum: Nam tametsi Georgius Juan in

itin[ere] suo ad Americam meridionalem, suis cuiusque locis,

meminit Collegiorum adolescentium S. Christophori Guamangensis;

et S. ioannis, et S. Christophori Argentinorum; et Pacensis S.

Hieronymi; et Cuzquiensium S. Antonii, et S. Bernardi, tum S.

Ludovici, et S. Bernardi Quitensium: tamen ita horum meminit, ut

nec a quo, nec quo tempore condita fuerint, quod mihi de omnibus

aliunde scire non licuit, dixerit, nec eorum laudes posuerit: qua re

minus ille fuit nobis usui.

Aggrediar nunc causas illas exponere, quibus causis UTILIORA

sunt, et NECESSARIORA adolescentium Collegia in America, quam

in Europa. Quas mihi causas videtur sapienter attigisse Philippus II

decreto illo suo, quod supra citavi pro Collegio Ludoviciano Quitensi:

nempe oportere hic condi haec Collegia.” AD PROPAGANDUM

EVANGELIUM, DOCENDOS HISPANOS, CONVERTENDOS

INDOS, ET AD BONUM COMMUNE REIPUBLICAE, EIUSQUE

ORNAMENTUM, ET DECUS. Pergite me, quod facitis, libenter de

singulis his partibus dicentem audire, viri sapientissimi.

AD DOCENDOS HISPANOS sunt haec Collegia utilia, nec utilia

solum, sed etiam necessaria. Nam in Europa plurimi sunt, qui

Hispanorum liberos et publice, et privatim doceant et student ibi

plurimi litteris; nec litterarum praemia suppetunt omnibus: quare

adolescentes, et Sacerdotes multi ingeniosi, doctrina praestantes, et

24

Page 173: laudationes quinque

virtute, a candidatis aliis, et competitioribus honorum victi, coguntur

Provinciam eam subire, ut nobilium adolescentium curam suscipiant.

Domi sunt, illorum moribus, et studiis praesunt, deducunt foras,

domum reducunt, et testes adsunt ubique: quo fit, ut si maxime

velint; nobilium liberis nec otiari liceat domi, nec malis esse foris

censoris metu. At in America nostra nec mos iste invaluit, nec tot

Hispaniorum liberis nobilibus censores satis essent; cum non multi

studiorum laborem, et molestiam subire hic velimus: quare, relictis

pueris domi solis, nullus, qui studia urgeat, adest, et domo egressis,

quo libet, quibuscum libet, ire licet: et saepius adolescentibus nec

graves placent mores, nec boni socii comitesque. His malis occurritur

in Collegiis, ubi multi adsunt censores, et Magistri morum, qui studia

promoveant, et coerceant adolescentium licentiam.

Quod si in Europa, ubi maiora domi adiumenta sunt ob hos

domesticos censores, quos dixi, educandis liberis; tamen, qui melius

sapiunt, publicis eos Collegiis includunt: quanto id magis fieri oportet

in America, ubi adiumentum nullum ferme domi, impedimenta sunt

plurima? At enim adest domi Pater, qui Paedagogi loco, studiis

liberorum praesit, castigetque moras. Scilicet tu a Patre, negotiis, et

mercaturae dedito obtineas, ut litterarum apices, et puncta curet?

Malit ille enim enimvero nummos domi, quam foris vagantis filii

passus numerare. Sed esto: praesit studiis, et moribus Pater, si domi

est: at in his Provinciis saepissime Pater domi non est: quod omnia a

negotiatione externa pendeant, et sint itinera longissima, quibus

menses plurimos, annos totos consumunt Patres: luctante interea

domi cum liberis matre, quae, ut natura timidior est, et indulgentior,

in procaces pueros imperium vix obtinet: unde mores corruunt,

profliganturque.

25

Page 174: laudationes quinque

Quin etiam, ut Hispanorum domus, et servorum, et ancillarum

gregibus abundant, videt saepe SARA prudens filiolum ludentem cum

Ismaele servo, nec tamen audet marito dicere: Eiice ancillam hanc, et

filium eius:27 quare bibit cum ludo innocens infantulus non

innocentes mores. In Collegiis commercia haec omnia, ludique cum

infimae fortis hominibus interdicuntur: et ISAAC dignam ingenuo

puero, et nobili institutionem accipit. At haec in America abundant

lenocinia, luxus, otium, divitiae, instrumenta malorum: quibus

innutritus puer domi, auri, argentique copia circumfluens, et

beatulus, ut sibi quidem videtur, quo proclivis natura est, fertur

praeceps. Abstrahendus igitur, depellendusque a matre est, severa

disciplina coercendus, docendusque, qui Conditori omnium, et datori

bonorum, copiarumque gratus sit, et qui donis naturae temperate

utatur, et modeste. Quae cum in Collegiis doceatur puer, reversus

postea domum domestica oblectamenta haec temperare novit. Audi,

quid Techus de hac Americana abundantia dixerit:28 Quamvis

Hispana natio frugalis sit, et naturam temperantiae artibus coercere

noverit, tamen indigenarum feminarum multitudo, licentiaque ita

corruperant mores, ut fortem suam Hispani lamentaretuntur. Et non

hic tu, ut haec a puerulis averteres, cum Iuvenale clamares:29

Nil dictu foedum, visuque haec limina tangat,

Intra quae puer est procul hinc, procul inde puellae,

Lenonum et cantus pernoctantis parasiti,

Maxima debetur puero reverentia.

27 Edición facsimilar: (23) Genes. 21. 28 Edición facsimilar: (24) Lib. 1. c. 20. 29 Edición facsimilar: (25) Iuv. Satyr. 14.

26

Page 175: laudationes quinque

Et cum Horatio,30 ut pueri domo ad Collegia confugerent:

... Nunc adhibe puro

Pectore verba, puer: nunc te melioribus offer.

Quo semel est imbuta recens, servabit odorem

Testa diu.

Sed AD BONUM COMMUNE REIPUBLICAE, EIUSQUE

ORNAMENTUM, ET DECUS dicuntur a Rege Collegia necessaria.

BONA, quae maxime a Collegiis adolescentium peti debent, vel ad

civilem institutionem pertinent, vel ad sacram. Atqui utraque haec

institutio nusquam gentium utilior, aut necessarior est, quam in

America: nullum est Regnum, Provincia nulla, cui meliores, et

sanctiores vel civiles Magistratus, vel sacri opus sint quam huic

NOVO ORBI; quam rem si Americae dederint Collegia

adolescentium, ingens, infinitum bonum dedisse dicenda sunt. Agitur

autem in Collegiis haec res maxime, ut de sacris, et civilibus officiis

adolescentes moneantur, vel proponendis his, qui hac olim laude

floruerunt; vel tradendis, explicandisque praeceptis, quae usus, et

antiquitas in Republica probaverunt; vel legendis Historiis, ubi

plurima in utramque partem exempla sunt, sive eorum, quos laudes,

et imiteris, sive eorum, quos vituperes, et quorum caveas exitus. Iam

meliores oportere hic esse Rerum principalium moderatores, quam in

aliis Provinciis graviter docet Iosephus Acosta rerum Americanarum

in primis gnarus:31

“In aliis, inquit, Rebuspublicis, et civitatibus ex multa

antiquitate fundatis, et constitutis, habent moderatores adiumenta 30 Edición facsimilar: (26) Hor. Lib. 1. Epist. 2. 31 Edición facsimilar: (27) Acosta de Proc. Ind. sal. lib. 3. c. 4.

27

Page 176: laudationes quinque

plurima, eademque maxima, quibus etiam volentes non sinuntur

errare. Sunt leges publicae utiles, est patriae consuetudo, sunt

exempla maiorum, est denique quidam rerum veluti cursus ipsa

antiquitate firmatus, quo in otio, et negotio facile, ac tranquille

civitatis status per se consistit; vel certe ii deflectat paululum, modica

rectoris motione dirigitur, sicut in tranquillo, ac tuto mari clavum

tenenti usu venit. At in Indicana moderatione, cum praesertim nova

regna adeuntur, atque habitantur a nostris, omnino est secus. Omnia

nova, iura, naturali excepto, incerta, nulla propemodum firma

auctoritas, exemplaque superiorum temporum vel nulla, vel non

imitanda, eventus quotidie inopinati, repentinae plerumque, ac

periculosae mutationes, municipalia iura tum ignorata, tum non satis

firma ad iudicandum; Hispanienses, Romanaeque leges barbarorum

diu receptis moribus repugnantes, status ipse Reipublicae adeo

inconstans, et varius, suique dissimilis, ut quae heri commodissima,

rectissimaque habebantur, hodie, rebus commutatis, iniquissima, ac

periculosissima existant. Hic, quis non videat, qualem moderatorem

eiusmodi Respub[lica] efflagitet, quam sapientem, quam cordatum,

quam integrum, atque constantem? quippe cuius consilio, ac

prudentia commissa sunt omnia; in quo praesidia omnia belli

pacisque constituta, collocataque sint. Si enim primos civitatum

conditores optimos, ac sapientissimos esse antiquitas voluit ad prima

fundamenta iacienda; profecto perspicuum est non nisi

praestantissimos lectissimosque viros orbis indagatores, ac novarum

gentium duces esse debere”.

Quae cum ita sint, aliqua esse hic debet, ubi optimi isti

moderatores efformentur, officina: quo tu nomine recte Collegia

adolescentium vocaveris: ibi enim, qui administraturi postea sunt

28

Page 177: laudationes quinque

Provincias has, instruuntur bonis praeceptis, ut sciant; et virtutibus,

ut velint Provincialibus suis prodesse. Quod autem ad ornamentum

et decus Reipublicae Collegia pertineant, vel hinc facile coniici potest,

quod eis maxime concessa civibus felicitate. An tu putas, aut

Mexicum tot illis Collegiis Maiore de Sanctis, Lateranensi,

Ildephonsiano, caeteris; aut Limam Philippico illo, aut Martiniano,

aut Thoribiano non gloriari, aut Chile Xaveriano illo suo? Nempe

cum omnis Reipublicae gloria posita sit; et nobilitate civium, et

virtute, non possunt non esse gloriae, ornamentoque civitatibus

domus illae sanctissimae, ubi nobilissimi civium virtutibus

instruantur, ut in Collegiis instruuntur, omnibus: et unde prodeant,

qui deinde rebus gestis, et doctrina artium, illustraturi sunt urbem.

Iamvero AD PROPAGANDUM EVANGELIUM utilia Collegia

sunt ex Regis verbis. Scilicet petendi hinc sunt Evangelii praecones

optimi. Hac de re, quae de civilibus Magistratibus diximus,

accomodari facile possunt Sacerdotibus, qui multo hic, quam alibi

terrarum sanctiores sint, et sapientiores necesse est. Nam cum vel

inter Indos, vel Hispanos, qui ruri sunt, versentur plurimi, multa per

se ipsi decidere debent, et constituere. Et nisi sancti iidem, et bene

docti sint, non quo recta ratio, et doctrina, vel vocabit virtus, rem

deducent; sed quo libido, quo stultitia trahet. Quos ibi consulat nullos

habet: Antistes procul est: libris ferme caret: quid igitur hic faciet,

nisi ab adolescentia ingenium doctrina subactum habeat? Nova

deinde, ut in NOVO ORBE, et novis oppidis, vel ad rem moralem, vel

ad ius civile, vel Pontificium, spectantia accidunt, ubi vel

interpretandum, vel extendendum, vel temperandum ius est: quae

frustra ab eo speres, qui non optime institutus sit, nec multa audierit,

legeritque, antequam huc angustiarum redactus fuerit. Atqui in

29

Page 178: laudationes quinque

Collegiis haec agitantur omnia, et documenta traduntur, quibus si

minus quid quaeque in re nova fieri debeat, scias: at scies, qui quaque

in re minus erres. Antistites vel si diligentissimi sint, docere omnia

per se ipsi non possunt, nec praestare, nequid unquam agant stulte

stulti Parochi. Quod siquid praecipiant, vel nova huc deducta

Romanorum Pontificum decreta transmittant: si curio ille solitarius

vel nesciat, quod a litteris destitutus sit; vel nolit, quod sit improbus,

parere praecipientibus, in ovium, plebisque damnum id recidat,

necesse est.

Dicam hic quod, ante Collegium S. Bartholomei conditum,

accidit in provincia Sanctae Fidei de Bogota: dicam inscitiae

cuiusdam Parochi portentum detestandum. Circum ille ducturus erat

oppidum Eucharistiae Sacramentum publica supplicatione.Aderant

iam parati cives, iam thura incendebantur, iam anteibant funalia,

cantoresque, et tibicines alternis praecinebant. Sed ecce sibi: res

nova, et improvisa rem totam, et Parochum turbavit. Hostiam ante

consecratam, maiori quam oportuit orbe, non capiebat argentea pixis,

qua erat includenda. Quid his Parochus faceret? Expectate facinus,

quantumvis indignum, et nominis stultissimi. Homo ingenio

promptus, ubi se paululum circumspexit: huc forfices, huc, ait,

forfices.Allatae sunt forfices. Tum bonus ille ferro, et fornicibus ea

parte Hostiam minuit, qua parte maior erat theca: et iam minorem

inclusit. O mortalium omnium hominem sanctissimum, et impium!

Tu ne ausus es ferro sacra illa membra tangere. Tu Sacerdos, tu rei

curator sacrae, divino corpori ferrum admovere non veritus es, non

timuisti? Non manus stupuerunt tuae, non horruerunt oculi tantum

nefas? Quam, quaeso, maiorem a Iudaeis iniuriam Christus ferret?

Catenas ferreas, ferreos clavos, hastile ferreum. Iam clavos, iam

30

Page 179: laudationes quinque

lanceam, iam ferrum non a milite Ethnico; sed a Sacerdote: non a

Iudaeis; sed a Christiano Christo sustinet. O pudendae inscitiae,

temeritatisque pudendum facinus! sed pudet et me tam tetrae rei

diutius meminisse.

Fuit etiam ibi, qui multis ante annis initiatus sacris, et iam

pinguis Sacerdos, rogatus publice a Magistratu, ut hispane

interpretaretur latinum librum: nescire sese respondit

interpretationes eiusmodi: id unum scire, peregrinam illam linguam,

cum ipse Sacerdos factus esset, nondum in provinciam transvexisse:

Hispanum esse, et Hispane nosse, latine non nosse.32

Non his, credo, sapientior ille fuit Sacerdos, qui in urbe

Assumptionis Paraquariae, quod Commissarius, quem vocant,

Cruciatae esset, edixit: ut Sacerdotes omnes, omnes Monachi,

caeteri, qui Breviaria, Missalia, diurnos illos minutiores libros,

procuratoris Escurialis non signatos chirographo, haberent, ad sese

comportarent, vel comburendos, vel tineis, blattisque contradendos:

piaculum esse libros illos sine Procuratoris Escurialis nomine vendi,

legive. Intercesserunt viri aliqui sapientes, piique, siquidem nullus

erat in Provincia sacer liber, ea notatus manu: et si, qui erant, alios

combureret, perderetve, nec solvi a Sacerdotibus statas preces posse,

nec sacra fieri. Atqui satius est, ait, sacra omnia intermitti, et cessare

preces, et templa claudi, et nihil legi, quam ab Escuriali procuratore

non transmissos libros legi: omnino Escurialem Procuratorem ad

preces, et sacrificium necessarium esse: tueri se Escurialis

Procuratoris privilegia, et iura debere.33 Quid plura? Homo

importunus re non destitit, donec a maiore Magistratus iussus est 32 La edición facsimilar consigna aquí el número (28), pero no aparece la nota correspondiente al pie de página. 33 Edición facsimilar: (29) Privilegium est Procuratori Hieronymiani Escurialis, ut Chirographo notet Sacerdotum sacros libros in Hispania divendendos.

31

Page 180: laudationes quinque

sapere.34 Id in ea urbe accidit, antequam Collegium hoc nostrum illuc

sapientes, et prudentes Sacerdotes, quod nunc facit, transmitterett:

plures enim (quod scitis) urbs ea nobilissima adolescentium huc

mittit, in hoc nostro Collegio erudiendos litteris.

Iam ab istis Sacerdotibus, quid tu speres sani? Atqui plures

essent illorum similes, nisi in Collegiis adolescentium artes, et

prudentiam docerentur. At cur id de illitteratis, et stultis queror? Vel

etiam ii, qui ab adolescentibus probe instituti sunt, timendum est, en

otio victi, taedioque, cum ruri, et inter Indos erunt, acceptas artes, et

libros abiiciant. Nam, ut ego quidem existimo, solitudo, et cum

rudibus hominibus usus, ubi iam tu in animum induxeris, te, prout

illi stulti sunt, satis doctum, non multum iuvant, ut ad libros

incumbas. Abhorret enim ferme ab ignaris vir doctus, et legi, et

audiri, et sua probari vult a sapientibus, et iustis rerum

aestimatoribus, Sapientia enim absconsa, ait sapientissimus ille,35 et

thesaurus invisus, quae utilitas in utrisque? Atque ut Americanos

thesauros auri, argentique invisos esse non patimur, sed exercemus,

sed magnis laboribus in lucen trahimus: contra, si educi foras non

possint, despicimus, et nihil in effodiendis operae, aut curae

consumimus: sic si absconsa esse cogatur Parochi sapientia, nec

possit apparere, ut inter rudes non potest, nec ea magni fiet, nec ultra

petetur a libris. Quare, cum iuvenes etiam tum sunt, monendi

maxime, et ita ad studia litterarum, et libros sunt alliciendi, ut

sciendi, legendique amor intercidere numqueam possit, vel si soli

sint.

At dicuntur etiam a Rege AD CONVERTENDOS INDOS idonea

Collegia adolescentium. Quo enim doctiores, et sanctiores Indorum 34 Edición facsimilar: (30) Narrat Pet. Lozanus Histor. Paraq. tom. 2. lib. 4., c. 21. 35 Edición facsimilar: (31) Ecclesiastici. cap. 20.

32

Page 181: laudationes quinque

concionatores sint, multo plures eorum ad Religionem convertentur.

Atqui id maxime fit in Collegiis, ut sancti sint, et docti, qui ad Indos

mittendi sunt. Neque vero illi sunt serendi, qui ad innstruendos

Indos, et rudes curandos homines, doctrinam parvi pendunt, et

studiae negligunt. Audiant ii Acostam experientissimum virum illum.

“Tria, inquit, in omni Christi ministro, qui Indorum salutem sit

curaturus, quaerenda sunt, vita integra, doctrina idonea, copia

sermonis: quorum si desit aliquid, et aliis profuturus non est, et

periculum animae suae non leve ipse sustineat.”36 Addit idem alibi37

“Sciat (Indorum curator) quae forma Cathechismi servanda, quis

ordo Sacramentorum tenendus, quantum sibi liceat in absolutione,

quae sint reservata crimina, quae privilegia Neophitorum a Summis

Pontificibus data, caeteraque talia (quorum unum est, ut ait idem

alibi, praecepta Divina, qui serventur, qui violentur.) Neque his

contentus pergit ultra.38 Et tametsi, ait, in pleriaque mediocris

quaedam doctrina sit satis, tamen eos, ad quos recurrunt caeteri, a

quibusque velut fonte hauriunt, tam esse oportet absoluta Theologiae

facultate instructos in NOVO ORBE, ut nusquam gentium amplius ...

Nam ad pellendos errores Indorum, et ad novam tuendam religionem

Theologiae doctrina magnopere necessaria est ... In NOVO ORBE

nova esse negotia oportet, novos mores. Militiae, mercaturae,

nauticae, totius Indicae administrationis difficultates occurrunt

quotidie novae, magnae, quibus nisi sacrae doctrinae lux adsit, eaque

copiosa, in magnis ignorantiae tenebris, ac certo periculo salutis suae

homines versentur, necesse est.” I nunc, da Indis stultos parochos, da

illitteratos Sacerdotes Americae.

36 Edición facsimilar: (31) Acosta de proc. Ind. sal. lib. 4. c. 6. 37 Edición facsimilar: (32) Idem lib. 4. cap. 10. 38 Edición facsimilar: (33) Idem lib. 4. cap. 11.

33

Page 182: laudationes quinque

Et cum extra Seminaria, et Collegia serium in adolescentibus,

tanta auri, argentique copia, et tantis deliciis, otio, divitiis, luxu

plenis, frustra speres studium litterarum, necessaria omnino

studiosis, et futuris Sacerdotibus Collegia ista sunt. Neque sacra

dumtaxat studia, quae Acosta ibi prosecutus est, sed Philosophia, et

bene dicendi ars plurimi hic faciendae sunt. Conducit enim maxime

Indorum saluti concionatorem in dicendo, explicandaque natura

exercitatum esse. Docet id Iosephus Paulus Arriaga, qui diu inter

Indos versatus est. “Vidi, inquit,39 concionatorem quemdam, qui ad

refutandos Indorum errores, quos habent de Pacarinis, (sic vocant

maiores suos) fingunt enim alios ab alio fonte, aut monte, et alios

aliunde ortos esse, ad refutandos errores hos rationes multas

afferebat, Indorum ingenio aptas, illam utique: similem a simili

gigni. Atque ut errorem evelleret illum, quo negabant omnes homines

ab iisdem parentibus oriri, et descendere potuisse; promebat inter

concionandum spicam tritici versicolorem: interrogabat deinde

Indos, eam ostentans, quot e granis nata illa fuisset spica? Ab uno

scilicet, respondebant. Qui igitur, aiebat, cum illud granum singulare,

vel album, vel atrum, vel purpureum, uno utique colore, fuerit; tamen

in spica hac, ab eo orta, alba sunt, et atra, et purpurea, et pallida

simul grana? Iam ut eis persuadere fulmen Deum non esse, nes

posse, explicabat perspicue, ut vel rudes ipsi intelligerent qui nubes

fierent, qui fulmina, et c[aetera]. Et dicitur Ingarum quidam hac

maxime ratione motus fuisse, ne solem crederet Deum, quod illi

obiectum fuisset, solem nec cum vellet, nec ubi vellet, stare posse:

qua re satis apparebat, ab alio eum potentiore trahi, regique. Dici vix

potest, quantum, cum haec audiunt, et perspiciunt, delectentur Indi:

39 Edición facsimilar: (34) Extirpat. Idolat. in Peruvia cap. 13.

34

Page 183: laudationes quinque

ut vel hinc pateat, quam sit innatum homini sciendi, cognoscendique

studium ... Postea, maximi, ait, momenti res est, ut Indi in religione

promoveant plurimum, illorum concionatores bonos, sanctos,

diligentes, ac artium peritos, praesertim Theologiae, esse; est enim

error maximus vel affirmare, vel sentire, opus non esse Theologia

nobis ad docendos Indos: quod nimium iam multi in Peruvia

dictitant. Haec ille Hispanis verbis, quae nos latina fecimus.

Quae quidem omnia haud difficulter rudibus etiam Hispanis,

quos inter parochi sunt, accomodari possunt. Nam et dicendi arte

praestet, necesse est, qui hos moveat, et decipi eos facile et aliquibus

superstitionibus, vel ab Indis Ethnicis, vel a malis Christianis ortis:

quibus erradicandis magno erit adiumento naturae vires a

Philosophia didicisse: quae nisi tu in Collegiis didiceris, ut hic rerum

status est, bonus, credo, mercator potius, quam sapiens eris

Philosophus.

Atque haec sunt, Auditores, quae doctrinam a Collegiis

adolescentium petendam esse probant: ab iisdem quaerendam

sanctitatem vitae multa sunt plura quae probent: neque enim

Sacerdoti Americano periculi minus est a sanctitatis, quam a

doctrinae inopia: ita ubique scopuli sunt, ubique syrtes, ubi mores

faciant naufragium. Nimirum soli hic curiones agunt, procul a

Rectoribus, et censoribus inter servitia, inter Indos, proiectae

verecundiae homines, et faeminas: quam igitur sanctus sit necesse

est, qui inter haec malus non sit? “Abundant servi, ancillaeque: at

ubique terrarum, ait D.Chrysostomus,40 pro comperto habetur

servorum genus impudens ferme esse, formatuque difficile, lascivum,

lubricum.” Cuius rei eam ipse reddit causam: “cum negligantur,

40 Edición facsimilar: (35) Homil. 4. in Epist. ad Titum.

35

Page 184: laudationes quinque

neminemque habeant, cui componendi illos, ac formandi studium sit,

merito ad ipsa nequitiae praerupta, ac praecipitia devolvuntur: si

enim ubi pater instat, et mater, et paedagogus, et nutricius, et

Magister, et aequales, et alia plurima, perdifficile quispiam malorum

contubernia, confortiaque devitat: quid putas his omnibus destitutos,

qui quotidie scelestus commiscentur hominibus, et cum quibus

volunt, licenter congrediuntur, cum sit nemo, qui ipsorum

conversationem, amicitiasque disquirat; quid arbitraris eiusmodi

homines fore?

Vidit haec ab ancillis mala, servisque, Synodus I Limana anno

MDLXXXVIII cui interfuit, et praefuit S. Thoribius. Haec cum

invalescentem ancillarum videret impudentiam, ne longius pestis

serperet, sanxit cap[itulo] XIX. “Quia multi servas habent, qui non

solum negligenter, sed quod peius est, volenter, et gaudenter

consentiunt, et permittunt eas in concubinatu vivere, propter lucrum,

quod ipsis ex partu servarum accrescit, nullius pensi habentes

obligationem, qua tenentur eas Dei legem docere, et ad eius

observantiae hortari: et quoniam nobis, ut ipsorum Pastori, et

Praelato, expedit obviare huic malo, hortamur, et commonemus, ut

illico remedium adhibeant, ut ipsorum servae bene vivant, omnem

peccandi occasionem eis penitus auferendo; praesenti provisione

eosdem praemonentes quod cum omni rigore contra ipsos

procedemus, tamquam contra fautores, et participes istius delicti.

Nostrisque Vicariis, et Parochis, praecipimus, ut eorum unusquisque

in loco suae curae hoc nostrum synodale capitulum populo palam

legant, ut eius ignorantia a nemine praetendi possit: hortamurque

Praedicatores, et Confessarios, ut eiusmodi servarum Dominos

36

Page 185: laudationes quinque

moneant.”41 Vide tu hic quanta ab harum ancillarum impudentia, et

lascivia, et Venere timenda est corruptio adolescentium inter tot

earum greges tanta licentia versantium?

Neque vero in America minus periculi ab indis est, quam a

servis. Producamus eam in rem iterum Acostam testem.42

“Barbarorum, ait, commoratio est omni humanitate destituta ad

bonum, ut tamen ad malum nihil illa magis pertrahat, et irritet.

Impudicitiae omnis vorago ingens, ubi hominum timor nullus,

faeminarum mira lascivia, et procacitas, pudor penitus omnis

ignotus, occasio frequentissima, non tam quaesita ad libidinem,

quam libidinem ipsam quaerens. Timor quidem Dei potentissimus

est ad retinendum peccato: at ubi pudore pariter, ac metu humano

destituitur, tum vero urgetur ipsa facilitate peccandi, facillime, quae

nostra est miseria, abiicitur ... Apud barbaras faeminas pudor tam

deest, ut nihil hac parte a pecude distent: imo vero cum pecudes

pudore non superent, libidine superant. Quis igitur ex tanto incendio

sospes exibit, nisi cum gratia divina protexerit, et quotidiana carnis

mortificatio vallaverit?”

Sunt plurimi, fateor, qui inter tot syrtes, et carybdes, et Circaeos

impudicitiae scopulos ceratis navigent auribus: sed eorum plerique,

aut omnes ferme, in Collegiis educati sunt: et si ibi educati non sint,

optandum magis, credo, quam sperandum est, contra haec satis eos

tutos fore, ac potentes. Neque tamen omnia nos hic pericula

recensuimus, quae Parochum Indorum circumstant; sunt enim alia,

et fortasse maiora, vel neglecti officii, curaeque depositae: vel

avaritiae, de quibus sigillatim mihi dicendum non est: illud dumtaxat

dixerim, quod dixit Arriaga, quem supra laudavimus, AD INDOS 41 Edición facsimilar: (36) Apud Haroldum LIMA LIMATA post. CC. 42 Edición facsimilar: (37) De Procur. Ind. sal. lib. 4. cap. 4.

37

Page 186: laudationes quinque

CONVERTENDOS paucos esse, qui ingredi velint, nisi per AUREUM

OSTIUM, ET ARGENTEUM. Proh Deus immortalis! Quam hoc

ostium a Pauli diversum ostio, quo ad convertendas Macedonicas

gentes ingrediebatur! “Ostium enim, inquit, mihi apertum est

magnum et evidens, et adversarii multi.”43

Neque ita hebetes sunt Indi, et tardi, qui Sacerdotes istos

AUREOS, ET ARGENTEOS, et delicatulos, et lascivos non satis

notent. Dicam, quod hac de re Acosta dixit, et dicam ipsius verbis:44

“Cum quadam in urbe in foro Clericum concionantem inter caeteros

audisset Curaca quispiam Indorum, (nomen id dignitatis est inter

Indos) et sermonis ardorem, et vim admiratus esset, conversus ad

Hispanos quaesivit: quaenam ratio hominis, et quod institutum

esset? Cum respondisset quispiam, hominem esse sanctum, qui

salutem ipsorum tantummodo quaereret: perrexit ultra quaerere:

utrum deliciis, opibusque vacaret? Cum esset responsum, minime

isthaec ab illo quaeri: subdidit barbarus: cur ergo non alio utitur

habitu, ac veste, ut genus vitae declaret? (quasi qui clericali uterentur

veste deliciis unice studerent, et opibus.) Vide, quaeso, quam apud

illum laborarit ordo Ecclesiasticus. Atque utinam solus esset.”

Videtur etiam huc facere, quod Mexicanus quidam Hispanis

respondit. Cum rogaretur Mexici Indus quidam iam christianus, cur

adeo pauci Mexicanorum Religionem amplecterentur nostram: quod

cessant, dixit, veri Sacerdotes, et Ministri Christi. Si tam illi in

proponendo Christo nostris gentibus laborarent, quam hic olim

laboratum est ab falsis Sacerdotibus pro Idolis colendis, nullus iam

nostratium non esset Christianus.45 O dedecus, et probrum

43 Edición facsimilar: (38) Ad Corint. 1. c. 16. 44 Edición facsimilar: (39) De proc. Ind. sal. lib. 1. cap. 12. 45 Edición facsimilar: (40) Narrat Ioan. de Torquemada Monarch. Indian.

38

Page 187: laudationes quinque

Sacerdotum Christianorum! Ergo ne ab Ethnicis vincemur

Sacerdotibus? Ergo en solicitiores illi erunt de avita superstitione,

quam de Religione nostra nos? O vos sancta Collegia adolescentium,

ubi futuri Sacerdotes, et Plutonem, et Venerem vincere docentur, et

studere unice saluti Indorum procurandae! O pia Collegia, quam vere

vos dicimini, et iuste a Rege Catholico idonea esse, et utilia AD

CONVERTENDOS INDOS!

Sed iam satis mihi videor explicasse Regis verba, quibus

Collegiorum adolescentium utilitatem commendavit. Quam cum hic

in America viri sapientes, et harum rerum experti viderint, eorum

excitandorum, et auctores, et fautores fuerunt. Vel Americana ipsa

Concilia summopere id egerunt, ut Collegia haec in urbibus primariis

ponerentur, et solide fundarentur. Arequipensis Synodus, coacta

anno MDCLXXXIV. Antistite D. Antonio de Leon, totum tituli tertii

libri tertii caput de conservatione Collegii adolescentium scripsit. Et

Synodi Pacensis, quam coegit an[no] MDCXXXVIII. Sapientissimus

ille Antistes D. Felicianus de la Vega, caput tertium tituli octavi totum

est de conservatione Seminarii: et haec quidem prima capitis verba:

“Vicarius noster incumbet in hanc rem summopere, ut Seminarium

optime administretur, et probe gubernetur, et leges severe

observentur, etc.

Sed quod nos propius spectat, hanc rem praeclare ursit Synodus

I. Tucumanensis, quam habuit Il. Antistes Ferdinandus Trexus an[no]

MDXCVII. Huius Synodi constitutionem XV partis III opere pretium

duximus ad verbum ab Hispano exemplo latinam facere: “Concilium,

inquit, et Synodus Provincialis iubent in singulis Dioecesibus

Collegium condi, ubi adolescentes litteras doceantur, et virtutem:

quo, qui ad dignitatem Sacerdotii adspirant, mature informentur Dei

39

Page 188: laudationes quinque

timore, et studia urgeant, quorum deinde ipsis futurus est usus: nam

ut sapiens ait: adolescens iuxta viam suam, etiam cum senuerit, non

recedet ab ea.

Et quoniam rogat nos Rex Catholicus, datis litteris, ut

Collegium quamprimum ponamus in oppido NOVI MATRITI46 quod

veluti in umbilico Provinciae est, et ubi quies est, et commoditates,

quibus studiosis litterarum opus est: ob eam rem volumus, et

iubemus, iam nunc illam partem legitimam, quam Concilium

Provinciale definivit, hoc est, ex centenis trinas, extrahi ab bonis piis;

quam partem Collegio adiudicamus; isque eam exiget, quem nos

exigendae praeficiemus. Sed quoniam quae hac parte Collegio

conceduntur, parvi momenti sunt: et multo plura sunt opus ad illius

conservationem, hac re auctores sumus omnibus, qui liberos suos in

Collegio alere voluerint, ut necessaria ad victum illorum suppeditent:

donec creverint Collegii reditus: pertinet enim haec res ad CIVIUM

ET REIPUBLICAE bonum, et DECUS, ac splendorem Provinciae.”

Haec Synodus Tucumanensis I.

Hae Synodi secutae sunt auctoritatem Concilii Limani I. quod

coegit sanctus ille Praesul Thoribius Alphonsus Mogovreius, et quo

nos, qui ad illud, adductis aliorum Antistitum decretis, veluti

quibusdam gradibus, ascendimus, orationem nostram absolvere

voluimus. Thoribius igitur, qui Collegiorum adolescentium utilitatem,

et necessitatem probe noverat, non solum, quod impedimenta

educandae iuventutis in America, quae supra docuimus, praesens

viderat; sed etiam, quia ipse olim alumnus fuerat Collegii illius

Maioris Ovetensis, quod Salmanticae est, et unde Cardinales,

Archiepiscopi, Episcopi, Sacri Quaesitores, Praetores innumerabiles

46 Edición facsimilar: * Periit oppidum hoc, et en reliquiae quidem illius restant.

40

Page 189: laudationes quinque

prodierunt; ita de hac re decrevit cum Concilio Patrum, quod

habitum est Limae an[no] MDLXXXIII, et quod deinde Pontifex

Max[imus] approbavit. “Quoniam in sacro Concilio Tridentino inter

alia in Synodo Provinciali tractanda; peculiari quadam ratione

iniunctum est, ut de Seminariis tan[torum] Patrum, imo Spiritus

Sancti auctoritate decretis, instituendis agatur: atque illud maxime

perspicuum est, NULLAM HOC SALUTARI INSTITUTO

ECCLESIAM PERINDE INDIGERE UT HANC NOSTRAM

INDICANAM in qua novae plantae Evangelicae acurate nutriendae

sunt, et ad propagandam Christi fidem instituendae. Haec sancta

Synodus, officium suum agnoscens, Episcopos omnes, atque Pastores

ex parte Omnipotentis Dei obtestatur, atque eorum conscientias,

quantum potest, onerat, ut in Ecclesiis suis, quamprimum Seminaria

praedicta puerorum excitanda curent, omnibus impedimentis

quacunque ratione postpositis, et c[aetera]. (42) Omnia haec Limani

Concilii verba sunt: quibus non video, quid gravius, quid grandius,

quid firmius dici possit ad commendationem Collegiorum

adolescentium. Decretum hoc certe tale est, quod orationem hanc

nostram DE UTILITATE, ET NECESSITATE Collegiorum, in America

praesertim, probet maxime.

Haec sunt, quae de Americani Collegiis adolescentium dicenda

putavimus: nimis ea fortasse multa, praesertim cum non de hac re

perpetuam orationem; sed laudationem Duartii instituere

debuerimus. At vero Duartii ipsius liberalitas, Duartii consilium,

Duartii auctoritas, Duartii vita, Duartii studia, Duartii exempla eo nos

vocarunt, ut de Collegiis adolescentium fusius diceremus: quae enim

diximus, omnia non tam Collegia commendant, quam nomen,

gloriam, decus, laudes, et famam Duartii: qui nullis pepercit

41

Page 190: laudationes quinque

laboribus, et molestiis, ut rem hanc promoveret, qui ingens

patrimonium profudit in condendo hoc Collegio nobilissimo, qui tam

longos, et crebros de Collegiorum utilitate, et necessitate sermones

apud omne hominum genus vivens habuit.

Quid quod Duartianum Collegium est, quod et commoditates,

quas dixi ex Collegiis nasci, et incommoda, quae si ea non sint, timeri

debent, probat in primis? Videtis enim, quam hinc egressi

adolescentes inter delicias, modesti; inter auri, argentique copiam,

continentes; inter servitia, graves; inter Indos, sancti; inter pericula,

cauti; inter res gerendas, prudentes; inter rudes, docti; inter

licentiam, et prava hominum exempla, incorrupti sint. Videtis quam

ii, qui hinc ad civiles honores, et dignitates vocati sunt, moderatores

recti, et sapientes fuerint; quam civium commoda, fortunasque

promoverint, quam omnem Rempublicam graviter, et sancte

administraverint. Videtis, quam, qui ex Collegio nostro vel ad

procuranda sacra Hispanorum, vel ad Indorum salutem solicitandam

profecti sunt Sacerdotes, omnes Parochorum, et Concionatorum

partes impleverint, quam incorrupti ipsi corruptos aliorum mores

correxerint, quam instituti optime, et doctrina omni abundantes, et

sapienter negotia pia tractarint, et suos caelestia docuerint, et divina.

Quare meritus est his rebus Duartius, non modo Collegii huius

alumnorum memoriam perpetuam, sed etiam Provinciarum harum

omnium, et totius NOVI ORBIS in quem longe lateque beneficii huius

magnitudo dimanat, gratulationem, et studium sempiternum. Vos

autem, Collegae mei, qui propius Duartii liberalitatem experimini,

qui sapientiam, et doctrinam nostis, qui videtis, quam vos amarit, et

vestra commoda unice procurarit; vos artes omnes, vos studia, vos

litteras, vos cogitationes omnes, et curas eo conferre debetis, ut tantis

42

Page 191: laudationes quinque

Duartii beneficiis satisfaciatis, vel aliqua saltem ex parte

respondeatis. Hac vos re, Rethorices studiosi, ita voces, linguam

eloquentiam, dicendi facultatem omnem exercere oportet; ut vestris

orationibus Duartii praeclaras laudes in primis praedicetis.

Et vos, Philosophi, eo vires ingenii, et scrutandae naturae

solertiam convertite, ut praeclaras Duartii dotes, et indolem

contemplemini, eiusque ingenium suspiciatis, et admiremini: atque

eam Philosophiae partem, quae Ethices est, diu multumque evolvite,

eo consilio, ut Ignatium vestrum, omnibus illis dotibus, quibus ibi

Philosophus dicitur debere constare, constitisse, atque excelluisse

cognoscatis. Et vos demum, Theologi, virtutes illas divinas, quibus

praestitit, et sacra studia, quae nunquam intermisit, et sapientiam,

quam assecutus est, et quae edidit, exempla virtutum, Theologicis

momentis ponderate. Neque ita vos ego, Collegae, ad haec hortor,

quasi ad vos unice arbitrer pertinere: pertinent enim ad universas has

Provincias, et regna, quae hoc beneficio Duartio devincta sunt. Atque

hac ego causa in hoc MONTE SERRATO altissimo Collegium

nostrum exaedificatum puto, ut cum ab omnibus horum regnorum

incolis undique conspici possit, omnium excitet admirationem,

plaususque. Dixi.

**************************************

43

Page 192: laudationes quinque

44

Page 193: laudationes quinque

Texto en español

AL LECTOR 1

Te entrego, lector, el quinto elogio del Señor Doctor Ignacio

Duarte y Quirós, si debe llamarse elogio de Duarte el que es una

continua alabanza y recomendación de los Colegios Americanos para

jóvenes. Pero llama como quieras a nuestro discurso siempre que nos

apruebes las causas de nuestra determinación. La primera alabanza

de Duarte o una de las primeras es haber fundado este Real Colegio

de Monserrat. De aquí aquellas honras que se llevan a cabo todos los

años y la congratulación pública. Pero esta alabanza es de tal índole

que nadie por sí mismo puede entenderla lo suficiente si no

comprende cuánto deben estimarse los colegios para jóvenes. Por

este motivo, nosotros hemos querido demostrar ampliamente la

necesidad y utilidad de tales colegios, particularmente en América.

Si hemos hablado mucho de los colegios europeos, ello se ha

debido a la necesidad de investigar los orígenes de los mismos. No

hubiéramos podido hablar con exactitud de los colegios del Nuevo

Mundo, si no hubiéramos trasladado hacia aquí los del Viejo. Sin

dudas, hemos procedido como suelen hacerlo los historiadores que,

para narrar el descubrimiento de América, hablan primero del linaje

y la patria de su descubridor Colón; o como los geógrafos que, al

representar a América, añaden en el mismo mapa la parte de Europa

que está enfrente del Nuevo Mundo y desde donde se ve hacia aquí.

1 Este texto liminar autoral que constituye un discurso a propósito del quinto elogio se denomina, en términos de Genette (2001: 137), prefacio. Como es costumbre en los prefacios o prólogos del siglo XVIII, Peramás retoma la fórmula te monuisse volui La función prefacial se ejerce sobre el lector, según se advierte en la apelación inicial. Nótese que en dicha apelación el autor no acude a la valoración normal que suele figurar en otros prólogos (amigo benévolo, lector benigno, cándido, caro, curioso, pío, etc). Cf. Marrero-Fente (1999: 86).

1

Page 194: laudationes quinque

Creo que no reprenderás que hayamos dicho mucho con las palabras

de los mismos autores, de donde hemos copiado aquellas noticias,

puesto que más peso tienen, cuanto menos mudes las palabras de los

otros; puesto que las palabras de los testigos deben ser referidas

correcta y fielmente por el orador en el juicio, como ellos mismos las

han dicho; finalmente, puesto que tanto menos dignos de reproche

serán nuestros elogios cuanto que se habla más de las cosas ajenas

que de las nuestras. He querido advertirte de esto. Adiós.

QUINTA ALABANZA AL MUY ILUSTRE SR. DR. IGNACIO

DUARTE Y QUIRÓS

A lo largo de los cuatro años precedentes he hablado desde este

lugar del muy ilustre varón Ignacio Duarte y Quirós, he acompañado

sus honras fúnebres, he lamentado el triste sino y me he quejado de la

dura suerte de tal manera que negué que vuestras lágrimas y el

tiempo pudieran curar completamente un dolor y una herida tan

grandes. Decía que vosotros habíais perdido a un padre sin par, a un

doctor sapientísimo, al liberalísimo fundador de vuestro colegio, al

insustituible sostén de vuestras cosas y, finalmente, de vuestras

esperanzas. Pero, para decir la verdad, en aquellos discursos os tuve

más en cuenta a vosotros que a Duarte y atendí más a vuestro dolor

que al asunto todo y a su causa. Pues cuando desvié únicamente hacia

vosotros las causas del dolor por la muerte de Duarte, omití en

silencio el llanto público y el lamento de los demás conciudadanos

como si este asunto nada tuviera que ver con otros.

2

Page 195: laudationes quinque

Si alguien ha interpretado de tal modo que piense que yo he

dicho que vosotros únicamente os debéis doler por la muerte de

Duarte y que la ciudad, el reino, todas estas provincias, este Nuevo

Mundo no tienen por qué lamentar su muerte, se equivoca

muchísimo. En efecto, no menos que vosotros deben a Duarte los

restantes ciudadanos, ni los demás, e incluso toda América, tienen

menos causas de dolor que nuestro colegio. Hoy he resuelto tratar y

demostraros esta causa pública que va unida a las alabanzas de

Duarte.

A partir de la naturaleza y condición misma de estos colegios se

puede comprender cuán fácil es probar mi tesis, porque ellos se

fundan no solo para utilidad vuestra o de los demás jóvenes, sino

también de toda la provincia y de América. En efecto, puesto que todo

el estado de la república depende de la mejor formación de los

jóvenes y la administración no se vale de otros gobernadores,

intendentes, jefes, sacerdotes, y demás magistrados que no sea de

aquellos jóvenes a los que el cuidado de los preceptores preparó para

ella desde la tierna infancia, quien sustentare y enseñare a estos

jóvenes, con este estarán en deuda sacerdotes, jefes, intendentes,

gobernadores y demás magistrados. Son fundadores de colegios los

que, después de haber buscado maestros inmejorables por sus

costumbres y conocimientos, y edificadas sedes públicas, sustentan y

enseñan a los jóvenes. Por lo tanto, estamos en deuda con los

fundadores de colegios por cuantos magistrados intachables hay en la

República.

Yo al menos pienso que ningún ciudadano puede prestar un

beneficio mayor a la comunidad que si erige una especie de fortaleza

adonde la juventud acosada por los males de los enemigos corra a

3

Page 196: laudationes quinque

refugiarse; si muestra y abre un puerto al que los jóvenes expuestos a

tantas borrascas y naufragios entren seguros; si lleva, por último, el

agua de una fuente de la que fluya el vigor y la sangre por todas las

partes y miembros de la república. Nadie será tan injusto evaluador

de las cosas como para no ver y proclamar que tal fuente, tal puerto y

tal fortaleza son los colegios de jóvenes.

Pero para que no os parezca digno de sorpresa que yo, al

pronunciar este solemne elogio, en medio de tan fúnebre pompa y de

tan gran número de asistentes empiece con magníficas palabras a

ensalzar tanto la utilidad de los colegios, os pido me concedáis en esta

causa un permiso acomodado a la honra de nuestro Duarte y no

fastidioso para vosotros, así lo espero: que al hablar yo del fundador

de este colegio celebérrimo ante un grupo de hombres tan letrados,

ante vuestra humanidad, toleréis que diserte un poco más libremente

acerca de los orígenes, fundación y utilidad de los colegios. Si me lo

concedéis ampliamente, lograré sin duda, que penséis que entre las

grandes alabanzas de Ignacio Duarte la principal y la máxima es

haber fundado este colegio tan amplio, tan noble, tan útil. En primer

lugar, veo que tengo que hablar de aquellas condiciones que son

comunes a los colegios fundados en otro tiempo en aquel Viejo

Mundo y luego de las que hacen particularmente recomendables los

colegios de jóvenes en el Nuevo. Pues si estos colegios de jóvenes son

útiles y necesarios en Europa, mucho más útiles y necesarios son los

mismos en América.

Al principio, hubo muchos colegios de esta clase, aun entre los

antiguos Hebreos, como en Betel, en Jericó, en Ramata y aquel

nobilísimo seminario que el Rey David hizo edificar con gran

magnificencia en el monte Sión, donde se enseñaban las artes

4

Page 197: laudationes quinque

liberales y disciplinas sagradas de los hebreos. Yo no puedo creer que

sean otra cosa que colegio de jóvenes aquellos Tabernáculos de los

antiguos hebreos. Pues al estar solas aquellas sagradas familias en

lugares desiertos, allí los virtuosos jóvenes se instruían. A estas casas

se las puede llamar colegios, donde Abraham y los demás Patriarcas

eran rectores y ministros de costumbres.

Esto es mucho más cierto si se refiere a Abraham. En efecto,

este abrió escuelas en Siquén y Mambré y enseñó a los suyos lo que él

mismo muy bien sabía (así lo escribe Josefo2): elocuencia, poesía,

filosofía, Teología, Astronomía y demás disciplinas. De estos colegios

egresó aquel sapientísimo José que, trasladado a Egipto, enseñó a los

egipcios los conocimientos que él mismo había aprendido (aunque

después los egipcios, por su vanidad, corrompieron la doctrina que se

les había enseñado). “Para que enseñase”, dicen de José los sagrados

libros, “a sus príncipes como así mismo, y enseñase la prudencia a sus

ancianos”. Luego de haber sido sacudido el yugo de los egipcios, los

hebreos restituyeron las disciplinas de sus antepasados y sus

campamentos fueron convertidos en colegios ambulantes. Y

ciertamente Eumolpo, según escribe Clemente de Alejandría, 3dice

que Moisés enseñó a los hebreos la Gramática y no solo la disciplina

que suele llamarse así, sino también toda clase de Letras.

Esto hicieron antaño los varones piadosos. Tampoco los

cristianos siguieron otro camino para consolidar la religión. Pues,

2 Flavio Josefo (37-100) recibió la acostumbrada instrucción que las familias sacerdotales daban a sus hijos y adquirió una vasta cultura en todo el saber hebraico. Entre sus obras se destacan La guerra de los judíos, Antigüedades Judaicas, Contra Apión. 3 Clemente de Alejandría nació probablemente en Atenas hacia la segunda mitad del siglo II y murió en Antioquía en 215. Es una de las figuras más notables de la literatura griega cristina del siglo III. Stromata, Protréptico y El Pedagogo son algunas de sus obras más famosas.

5

Page 198: laudationes quinque

fuera de la escuela de Alejandría, donde enseñó Orígenes4 todas las

disciplinas en el gimnasio que en verdad se puede llamar seminario

de Alejandría, el sacerdote Pánfilo, no menos rico que piadoso,

edificó en la muy noble ciudad de Cesárea de Palestina, un magnífico

colegio en el que entre otros estudió aquel célebre Eusebio5 que, a

causa de este Pánfilo, fue apellidado Eusebio de Pánfilo. Comenzó a

propagarse luego la sagrada enseñanza y se instituyeron escuelas en

Antioquía y en Constantinopla, en la cual Constantino el Grande

fundó un nobilísimo y muy magnífico colegio de jóvenes, donde había

doce hombres muy sabios para cuidar de los estudios de los niños.

León Isaúrico ordenó más tarde, con rabia más que leonina,

incendiar este colegio.

Pero no hay que admirarse de que los cristianos hayan fundado

colegios para la educación de los jóvenes, ya que los antiguos

romanos quisieron que los hubiera en su ciudad. En estos colegios se

educaban los niños romanos, como en el Colegio de los Augures,

donde a los jóvenes se les enseñaba la disciplina propia de los

Augures. También Rómulo fundó un colegio al que llamó de los

Hermanos Arvales. Luego Numa o Tulo Hostilio añadieron otro en

Roma. ¿Qué diremos de los colegios de jóvenes descubiertos entre los

4 Orígenes nació en 185 en Alejandría y murió en 252 en Tiro. Era de familia cristiana. Tras haber adoptado la profesión de gramático, la abandonó para dedicarse a la catequesis. Años más tarde creó un centro de enseñanza superior llamado “Didascaleion” y renunció a sus funciones de catequista. Dicho centro comprendía la enseñanza de todas las ramas de la cultura pagana. Este es el primer esbozo de lo que será la Universidad Medieval. Dio muestras de su genio en todas las actividades que desarrolló. Marcó la teología oriental con su sello y dejó su huella en la occidental. 5 San Eusebio de Cesárea es considerado el padre de la historia eclesiástica. Nació entre los años 260 y 265 en Palestina, probablemente en Cesárea, Allí estudió en la escuela fundada y en la biblioteca dejada por Orígenes, junto con el sacerdote Pánfilo, cuyo nombre añadió al propio. Eusebio fue sobre todo autor apologético como lo prueban las siguientes obras: Contra Hierocles, Preparación evangélica, Demostración evangélica. Tenía la costumbre de volver sobre sus obras y de justificar sus afirmaciones con la cita de fuentes. A tal costumbre, pues, se debe la valiosa documentación contenida en Historia eclesiástica.

6

Page 199: laudationes quinque

japoneses y los chinos, los más sabios de los indios? No sin razón se

puede atribuir a estos colegios el hecho de que aquellos pueblos se

destacan por encima de los demás orientales.

La preocupación por el cultivo de las letras y la fundación de

colegios pasó más tardíamente a Occidente porque este era agitado en

su totalidad por las convulsiones de la guerra. Pero aquietadas las

armas, el Papa Agapito y otros obispos se empeñaron en promover

los estudios y en fundar las instituciones. A los afanes de estos

santísimos varones no les faltó el afán de los reyes. Ciertamente en el

Capitulario de Carlomagno había un decreto acerca de la fundación

de escuelas en cada uno de los monasterios y obispados. Igualmente

los Concilios de la Galia ordenaron el mismo asunto con ilustres

leyes. Pero no sé si hay algún decreto más esclarecido, entre los de

los antiguos Concilios, que aquel de Toledo II, celebrado el año

quinientos treinta y uno. En el capítulo primero establece: “Respecto

de aquellos a quienes la voluntad paterna ha entregado, desde los

primeros años de la infancia, al ministerio de la clerecía, ordenamos

que se observe que, una vez recibida la tonsura o después que hayan

sido asignados al ministerio de los elegidos, deben ser instruidos en la

casa de la Iglesia, ante la presencia del obispo, por una persona que

tenga mando sobre ellos”. Tan antiguo es en España el cuidado y

preocupación por los colegios de jóvenes.

Pero valga por todos los Concilios el Concilio Tridentino, el

cual, mirando, como desde una torre altísima, todas las partes de la

República Cristiana, para mandar lo que a cada una de esas partes, en

especial al orden sacerdotal, había de ser más útil, dio a luz este

decreto: “ Puesto que la edad juvenil, si no se la educa rectamente, se

inclina a seguir los placeres mundanos, y si no se la forma, desde los

7

Page 200: laudationes quinque

tiernos años, en la piedad y la religión, antes de que el hábito de los

vicios posea enteramente a los hombres, nunca persevera de una

manera perfecta, sin un máximo y singular auxilio de Dios

Omnipotente, en la disciplina Eclesiástica, el Santo Sínodo ordena

que cada una de las Catedrales Metropolitanas y las Iglesias Mayores

que estas, según la medida de sus facultades y la amplitud de la

diócesis, están obligadas a sustentar, educar religiosamente e instruir

en las disciplinas eclesiásticas, una cantidad determinada de niños de

la misma ciudad y diócesis o de esa provincia, si allí no se

encontraren, en un colegio apropiado y vecino a las mismas iglesias o

en otro lugar conveniente, que debe ser elegido por el obispo.”

No deben ser silenciados en este lugar los monjes, que

promovieron esto más que nadie. Pues, al desear, según la medida de

sus fuerzas, servir ellos mismos a la república, tomaron a su cargo

educar a los hijos de los nobles e instruirlos en las letras y en la

virtud. Por eso, aquel Basilio el Grande, en las Reglas más

ampliamente discutidas, propone lo siguiente: cómo los maestros

deben corregir a los niños que cometen una falta. Explica este asunto

con sensatez y muy sabiamente. He aquí lo que escribe, lleno de

humanidad, al padre de cierto niño que había muerto

prematuramente en su colegio: “Ya que Dios nos ha constituido para

los Cristianos, como en una segunda clase de padres, cuando nos

confió la formación, que se da por medio de la piedad, de los niños

que en él creen, pensamos que la calamidad que acaeció con la

muerte de tu hijo bienaventurado también nos toca de cerca…Hemos

gemido, al haber sido arrebato el niño, a quien (los padres) habían

renunciado en la flor misma de la edad, para que se ejercitara en el

estudio de la elocuencia.”

8

Page 201: laudationes quinque

Pero escuchad, colegas míos, cuáles han sido los alumnos del

colegio de Basilio y cuáles conviene que seamos nosotros. “Ha muerto

un niño”, añade, “vital según su edad (es decir, de quien podíamos

decir que viviría mucho tiempo), que se comportaba honestamente en

los coros de sus coetáneos, aceptado por sus maestros; que podía, con

su conversación sencilla, atraer a su benevolencia al más feroz de los

hombres; agudo en los conocimientos, de índole mansa y moderado

más de lo que exigía su edad, y de quien, aunque refiramos más

cosas, sin embargo, diremos menos de lo que la verdad exige…No

hizo mal alguno; no preparó engaño contra el prójimo; no se mezcló

en las reuniones de los que obraban mal; resistió a la violencia del

pecado; no experimentó la mentira, ni la ingratitud, ni la avaricia, ni

el amor a los placeres, ni los afectos de la carne, que suelen nacer en

los espíritus inexpertos y, sin haber sido marcado por cicatriz alguna

de esos vicios en su alma, no se marchó de aquí, sino que puro partió

hacia mejor suerte”. Esto escribió Basilio de su alumno. ¡Oh, Dios

inmortal! ¡Qué ilustres, qué santos serían nuestros colegios si

abundaran muchos jóvenes como ese!

Lo que Basilio realizó en el Oriente, en el Occidente lo hizo el

primero de todos los monjes occidentales, San Benito, quien,

habiendo visto en Roma, aún siendo niño, los vicios y lascivia de los

jóvenes estudiosos, se apartó de allí. Ya hombre maduro y anciano,

quiso que el retiro para los jóvenes nobles fuera accesible en las casas

de los suyos. Por consiguiente, recibió para instruirlos en casa, a los

hijos de los principales de la ciudad, por ejemplo, a Mauro y Plácido.

Mucho después se educó e instruyó, en el mismo Monte Casino,

Santo Tomás de Aquino, que, desde allí, como un segundo sol muy

resplandeciente, descendió para iluminar el orbe entero. Y estos

9

Page 202: laudationes quinque

fueron, en cierto modo, algunos de los rudimentos de los colegios que

ahora se encuentran en casa de los religiosos.

Pero ya que varones prudentísimos se han ocupado de fundar

estos colegios con afán constante, durante todas las épocas, no puede

suceder que no hayan visto en ellos suma utilidad o, incluso,

necesidad. Veían, sin dudas, que la tierna edad de los niños se

inclinaba al vicio como si fuese de cera, áspera para sus maestros y, si

se la dejaba librada a la indulgencia de los padres, produciría más

males que bienes. Veían que los padres muchas veces no podían y

muchas más no querían corregir los vicios de los hijos; por el

contrario, ni siquiera a los padres les parecían vicios, las cosas que

son muy viciosas en los hijos. Así como para una madre ningún hijo

es feo, así también ninguno es malo. Lo expresan los versos

siguientes:

“Pero como el padre no se disgusta por el defecto del hijo, así

nosotros, no debemos disgustarnos por el del amigo, si es que existe

alguno. El padre llama al tuerto6 ojitos furtivos y si tiene un hijo

demasiado pequeño,7 le dice pichón.”8

A esto se añade que los hijos se escapan de la casa, cuando les

viene en gana; vagan solos por la ciudad o se juntan con aquellos de

cuya compañía vuelven a casa dañados quienes salieron inocentes,

mientras los padres o lo ignoran o cierran torpemente los ojos. Nos

ha tocado en herencia un suelo corrompido por la naturaleza, que es

6 Es decir, de ojos torcidos y lo llama paetum, esto es, de hermosos ojos. 7 Hor. Sat. I 3, 43-46. Peramás comete un error al citar el v. 44: si quod vitium est, en lugar de si quod sit vitium. 8 En Roma Strabo, Paetus y Pullus suelen ser cognomina basados frecuentemente en alguna particularidad física.

10

Page 203: laudationes quinque

necesario limpiar, remover, cultivar y sembrar con la mejor semilla,

antes que comience a levantar las espinas que crecen

espontáneamente. Esto se hace con suma facilidad en los seminarios,

donde hay cultivadores expertos, que conocen perfectamente qué

fruto puede dar cada uno, cuándo se debe arar, qué es conveniente

sembrar, qué podar.9 A este cultivo responde el fruto deseado que los

jóvenes nunca darían en casa; en efecto, existen algunas semillas que,

si son dejadas en sus tierras, apenas son buenas, y si son trasladadas

a otro lugar, dan frutos muy agradables. En los colegios no hay

ocasión de estar desocupado, ningún ocio; al contrario, ejercicios

determinados de virtudes y letras. Hay un tiempo destinado a leer,

otro para ir a clase, otro para dedicarse al culto, otro para relajar el

ánimo con honestas recreaciones.

Además hay compañeros de igual condición, nobleza, aficiones

que se sirven recíprocamente de testigos y censores de las

costumbres. El jefe de la casa vigila a todos y unas veces

públicamente en determinadas horas y otras, en particular, excita a

9 Como ya hemos señalado, Peramás se apropia del texto clásico para adaptar su discurso al modelo ideal expresado por aquel. Así, pues, las imágenes agrarias de este pasaje se presentan como alusiones a Verg. G. I 50-53: Ac prius ignotum ferro quam scindimus aequor, uentos et uarium caeli praediscere morem cura sit ac patrios cultusque9 habitusque locorum, et quid quaeque ferat regio et quid quaeque recuset. (Pero antes de hender con el hierro la ignota llanura, hay que conocer anticipadamente los vientos y los variados factores climáticos, los antiguos cultivos, los hábitos de los terrenos, qué produce cada región y qué rechaza.) Virgilio lleva al lector al momento paradigmático de la confrontación inicial con la naturaleza, que implica una ignorancia definitiva. En estos versos de instrucción técnica el mantuano introduce el concepto lucreciano de ley natural. Antes de sembrar el agricultor debe determinar qué tipo de semillas conviene más en función de los suelos y del clima. La naturaleza ha determinado que distintos productos crecen en distintas regiones y el agricola debe considerar esta ley para tener éxito. En el texto de Peramás los maestros y profesores de los colegios y seminarios son los agricultores portadores de conocimientos que aseguran el fruto deseado.

11

Page 204: laudationes quinque

todos a la virtud y a la nobleza de ánimo. Y como desde su puesto de

vigilancia el piloto suele recomendar, después de observar las

estrellas, adónde debe encaminarse la nave y señala las tempestades

inminentes, los escollos ocultos y muestra a los marineros los lugares

peligrosos; así el rector instruye con sus palabras y avisa a los

alumnos acerca de los escollos y peligros que les aguardan, cuando

hayan salido de aquí, y acerca del lugar adonde deben dirigirse y qué

estrellas seguir. Luego enseña los preceptos para la formación recta

de la vida y los confirma con ejemplos históricos y no en vano, pues

la mayoría expresa con sus costumbres lo que oye. A unos alaba, a

otros estimula. Los demás miran y se empeñan en hacer ellos mismos

también cosas dignas de alabanza.

¿No es acaso verdad que los jóvenes, recluidos en casa de sus

padres, carecen de emulación para el estudio y por esta razón se

entorpecen y se malogran? En los colegios, en los que hay tantos

jóvenes aventajados por su inteligencia, que merecen los honores de

los hombres letrados y los reciben, no le es lícito haraganear ni

siquiera al más incapaz. Aquella antorcha ilustre y el estímulo que

punza especialmente a los jóvenes, se enciende de tal manera que

ellos mismos desean escalar y subir allí adonde ven que otros

ascienden. Admiran a los que van a la vanguardia y quieren ser objeto

de admiración para los que marchan en la retaguardia. Por esto,

promueven especialmente los estudios literarios y surge y crece

paulatinamente aquel noble ardor de realizar cosas dignas y de huir

de las indignas, sin el cual la república no puede permanecer.En los

que han egresado del colegio, la virtud, arraigada por el prolongado

hábito, perdura, y la ciudad recibe ya doctos y castos a los que había

entregado niñitos a los seminarios, y tiene a quienes pueda

12

Page 205: laudationes quinque

encomendar el timón de la administración pública y elegir

gobernadores, intendentes, sacerdotes. Estas utilidades provienen de

la fundación de los colegios, que en vano pueden buscarse o

esperarse de la casa y de las caricias de los padres. Por cierto, aquella

sentencia de San Juan Crisóstomo es de oro: “Se puede ver que

aquellos que viven en sus casas con sus padres no son muy ilustres ni

dotados de insigne sabiduría.” 10Pero en los colegios donde no existe

aquel indulgente amor de los padres, sino un sólido afecto, cuando el

niño comete un falta, es reprendido y castigado y se puede decir

entonces que todos son castigados y reprendidos. Así escarmientan

con los castigos ajenos y se vuelven cautos. Además los que gobiernan

los colegios son hombres prudentes y no despreocupados por la

honra y la reputación, sino que solícitos aplican suma preocupación y

para ello orientan todos sus recursos para no quebrantar la esperanza

concebida acerca de la educación de los niños, y desean

vehementemente devolver muy bien instruidos y bien morigerados a

los que la república confió a su lealtad. Es por eso que a estos

maestros de costumbres se les puede aplicar aquello de Horacio:11

“El poeta configura la tierna y balbuciente boca del niño,12 y aparta

inmediatamente su oído de conversaciones obscenas. Luego también

forma el espíritu con preceptos amigos.13 Corrige la aspereza, la

envidia y la ira. Cuenta acciones correctamente; instruye a las

generaciones nacientes con ejemplos conocidos.” 10 Esta áurea sentencia encerró en áureos versos, el celebérrimo poeta de nuestro tiempo Francisco Grimaldi (De la vida cortesana, libro 1): “El dulce amor del padre, la blanda indulgencia de la madre / muchas veces retardan el viaje ya emprendido hacia la gloria.” 11 La epístola horaciana (II 1, 126-131) puede guiar las acciones del maestro. 12 Horacio apunta al uso de la poesía para enseñar a los niños cómo hablar. Cf. Rudd (1989: 95) 13 Horacio se refiere a preceptos que apunten a vivir en términos amistosos, idea que es ilustrada en el v. 129. Cf. Rudd (1989: 96).

13

Page 206: laudationes quinque

Estas y otras muchas cosas movieron a los antiguos a fundar

colegios de jóvenes. Cuando este Nuevo Mundo, América, fue

descubierto, los Reyes Católicos, convencidos de cuán útiles serían los

seminarios para educar a los jóvenes españoles, que nacieran después

en estas provincias o emigraran hacia aquí desde Europa, y para

enseñar a los indios, que eran incontables, estatuyeron por ley que en

cada una de las provincias se fundasen colegios de jóvenes nobles. Lo

mismo vieron los portugueses en aquella su India recién descubierta,

y no esperaron que la juventud de esa región pudiese educarse del

modo debido, ni adelantar la Religión entre los paganos, si no

levantaban, en Goa, la ciudad capital, un colegio de jóvenes.

Fundaron, por lo tanto, el colegio de la Santa Fe, que encargaron a la

congregación de los franciscanos. Después estos, por su propia

voluntad, lo traspasaron a San Francisco Javier,14 que acababa de

llegar. Javier no rehusó aquella gestión por el deseo que tenía de

ayudar a los portugueses y convertir a los indígenas. Tan útil y

necesario consideraron los varones apostólicos este asunto, donde la

Religión y la Fe eran recientes, como en América.

Por lo tanto, obedeciendo a los mandatos regios, el ilustrísimo

Francisco de Toledo, virrey del Perú, fundó en el año mil quinientos

setenta y ocho, en la Universidad de Lima el Colegio de San Felipe, el

cual goza de los privilegios de los colegios llamados mayores. En el

año mil quinientos ochenta y dos el virrey Martín Enríquez fundó el

Real Colegio de San Martín. Y por último en el año mil quinientos

noventa y uno, Santo Toribio Alfonso Mogrovejo, erigió el colegio 14 Francisco Javier (1506-1552) fue un sacerdote jesuita español que misionó durante muchos años en el Oriente (China, India y Japón). Fue canonizado en 1622. La Iglesia Católica lo considera patrono oficial de las misiones extranjeras y de todas las obras relacionadas con la propagación de la fe.

14

Page 207: laudationes quinque

que, en honor de su santísimo fundador, ahora llaman de Santo

Toribio. Así en Lima, nobilísima ciudad de América, hay tres colegios

de jóvenes de donde como de cierto trípode de sabiduría se solicitan

oráculos y donde los talentos limeños más preciosos que su oro y que

su plata, son limados artísticamente. Rodrigo Valdés,15 en su poema

Hispano Latino, que escribió para la instrucción del rey Carlos II,

todavía niño, abarcó estos tres colegios y sus alabanzas.

Tantas colegiales togas

Tan eruditas, quam varias,

De Phillipo Togas Regias

Regias Togas Martinianas

De Sanctissimo Thoribio

Togas Metropolitanas

Que alternándose conformes

Frequentant devotas aras.

De los mismos colegios trata Francisco Haroldo 16 en Lima

Limada y de todos estos tres colegios, dice “han egresado varones

eximios para ocupar todas las dignidades de la república y todos los

cargos tanto eclesiásticos como seculares.17

15 Rodrigo de Valdés, sacerdote jesuita nacido en Lima en 1609 y fallecido en 1682, es autor del Poema heroico hispano-latino panegírico de la fundación y grandezas de la ciudad de Lima, escrito en latín con versificación española. 16 Francis Harold, sacerdote de la orden franciscana, nacido en Irlanda en 1620 y fallecido en Roma en 1685, es autor de varias obras, entre ella la que aquí se cita, cuyo título completo es Lima Limata conciliis, constitutiuonibus synodalibus et aliis monumentis, notis et scholiis illustrata. 17 Hace mención también de los colegios de jóvenes de Lima, Andrés Méndez en Derecho Académico, libro I cuestión 6, donde alaba principalmente las universidades de Lima y de México, y del Colegio de San Martín dice, tomándolo del Doctor León Pinelo: “este es un sublime emporio de la juventud estudiosa.” Alaba también estos tres colegios Jorge Juan en su Viaje a la América Meridional, parte 2, libro 1, cap.3.

15

Page 208: laudationes quinque

En México que es otra capital de América se fundaron colegios

de jóvenes en mil quinientos setenta y tres. Por qué y por quién han

sido fundados lo refirió Francisco Zachino.18 “Además mientras el

Provincial” (Pedro Sánchez), dice, “investiga en el año mil quinientos

setenta y tres qué podía acrecentar la piedad, de acuerdo con el

estado presente, encuentra que nada era más necesario que ministros

idóneos de la Iglesia y la buena educación de los jóvenes. Pues ya

todo el pueblo indígena había recibido el Bautismo; pero, arrebatados

por la muerte los primeros maestros y relajadas paulatinamente las

costumbres de los que siguieron, aparecía por su negligencia y aun

por los ejemplos nada buenos que la piedad no había arraigado

profundamente en esa gente, sino más bien que la mayor parte no

tenía más que una profesión de fe cristiana meramente externa. No

les faltaba a ellos disposición natural o voluntad para ser educados en

la virtud.

Además la juventud española educada sin cultura alguna

llenaba de vicios la facilidad inicial de la naturaleza concedida por

Dios para el aprendizaje de la virtud. Pensando, pues, poder lograr

ambos propósitos con la misma obra, es decir, la recta formación en

letras y costumbres, de la edad infantil, Sánchez habló en público de

la necesidad de fundar colegios a la manera de los de Alcalá y

Salamanca, después de proponer el modo por el cual, recogiendo una

cantidad fija de dinero para obtener una renta perpetua, los que

deseasen sustentar piadosamente a sus hijos o a sus parientes o a

cualesquiera, podían adquirir el derecho perpetuo de Patrono,

transmisible a sus herederos. La exhortación fue recibida con buena

voluntad. Se comienza el Colegio de los Apóstoles Pedro y Pablo, y se 18 Francesco Sacchini, que de él se trata, fue un sacerdote jesuita italiano (1570-1625), autor de una Historia Societatis Iesu y de varias biografías de personajes sobresalientes.

16

Page 209: laudationes quinque

pone al frente un rector prudente y piadoso. Se agregan algunos

convictores a los colegas. Luego, gracias a la exhortación del mismo

Sánchez, se levantaron con gran trabajo otros colegios. Este fue el

primer ornato y ayuda que la ciudad y Universidad de México

recibieron de la Compañía.”

Se equivocó Zachino al llamar de los Santos Apóstoles Pedro y

Pablo al primer colegio de jóvenes fundado por Sánchez; en efecto,

este nombre es el del Colegio Máximo de los jesuitas de México. Pero

llaman de San Ildefonso al colegio de jóvenes que fue fundado allí por

el rey Felipe II. No puedo dejar de decir algo de este Colegio de San

Ildefonso, ya que lo he mencionado. Es la honra del gran México y ha

dado a esa ciudad incontables hombres sapientísimos. Se puede ver

algo de eso en el libro que con el título Colegio de San Ildefonso ha

editado en el año setecientos cuarenta y ocho. Este libro contiene los

nombres de muchos alumnos y recuerda las dignidades que han

obtenido. Pero el mayor encomio de este colegio debo buscarlo ahora

en las poesías que allí se publican y que tan eruditas, tan ingeniosas,

tan dignas de Apolo son. El colegio había mandado la celebración de

juegos poéticos con motivo de la ascensión al trono del rey de España

Fernando VI.19 Con la publicación de dichas poesías en tres

certámenes los alumnos del colegio dieron una gran muestra de

talento y de amor a su rey y lo que es más admirable: todas las

alabanzas al rey quisieron buscarlas en la palabra sexto. El libro es

razonable, las poesías de todo género, innumerables, y todas,

encerradas por el número sexto, como en un círculo de oro. Por

cierto, variaron prodigiosamente este número puesto que buscaban

19 Famoso por publicar poesías latinas y celebrar los ludi poetici, el Colegio de San Ildefonso de México se hermana en el siglo XVIIII con el Colegio de Monserrat en la tradición clásica.

17

Page 210: laudationes quinque

con ingenio motivos de alabanza para el rey y aunque apenas pueda

creerse, evitaron aquel defecto “del que pinta a un delfín en los

bosques y a un jabalí en las olas.” 20

De ahí que se pueda conjeturar cuáles han sido los restantes

vencedores, cuando el Señor Doctor José Ignacio Guraya, quien

mereció el tercer premio en el tercer certamen, compuso estos versos,

muy ingeniosos y dulces, según mi opinión:

“Ya resplandeces con el nombre de sexto en el mundo, haciendo que

los tiempos, Fernando, se vuelvan dignos de ser señalados con las

mejores piedritas. El berilo21 esplendente por su variado color, más

hermoso por sus seis ángulos merece señalar los siglos del preclaro

imperio. Recibe, pues, para ti Minerva a este, al que la progenie ahora

ofrece a su patrono, a quien quiso consagrar la casa toda; envía esta

piedra única; pero la piedra misma que abarca el número señalado

por el Rey en nada es menor que toda la casa.”22

Finalmente, nada más diré de este libro, sino que es un

monumento preclaro de los talentos mexicanos. Y, si en las restantes

provincias de América, se cultivaran tanto las Humanidades como se

cultivan en México, veríamos que dentro de poco navegan hacia el

20 Hor. P. 30. El adynaton del v. 30 que muestra seres fuera de su medio habitual no es utilizado por Horacio como imagen de lo imposible sino como símbolo del desorden y la variación que menoscaban la unidad de la obra y desvirtúan el praeceptum del simplex et unum. Cf. Suárez (1998: 167, 171). 21 Se había propuesto como argumento para el tercer certamen, que se tomara como un motivo de alabanza para Fernando VI el berilo que (como escribe Isidoro en el libro 16 de los Orígenes, cap. 7) nace en la India parecido por su color verde a la esmeralda. Es tallado por los indígenas en forma hexagonal…tallado de otra manera no reluce. A partir de aquí debía buscarse un motivo de alabanza del término sexto y debía expresarse la alegría del Colegio de San Ildefonso, porque en la trábea de los alumnos se usa el color verde por la ascensión de Fernando. 22 Los versos de José Guraya son endecasílabos falecios.

18

Page 211: laudationes quinque

Nuevo Mundo el Lacio y aquella lengua vencedora del antiguo orbe

de la tierra. Es por esto que se le podría permitir a un alumno del

Monserrat cantar acerca de los alumnos del colegio de San Ildefonso,

lo siguiente:

“Mientras cantáis en tres certámenes las alabanzas del Sexto, escuchó

la multitud, atónito el coro. ¡Ay! Somos arrojados, dijo Febo, de la

cumbre del Parnaso: Ya el orbe antiguo es vencido por el orbe nuevo.

Sexto ofrendó con un solo nombre, a seiscientos Febos; y llama a los

de Ildefonso a los sagrados montes. ¡Ea! Apártate ya, Febo, de tu

antigua fuente, y bebe del lago Mexicano, si algo has de cantar.”

El gran diccionario de Morerio dice de los colegios mexicanos:

“Estos son los colegios de jóvenes en México: el Mayor, llamado de

Todos los Santos, fundado en el año mil quinientos setenta y tres, por

el ilustrísimo Monseñor Francisco García Rodríguez Sartoi, obispo de

Guadalajara. Este es el principal de todos los colegios y muchos de

sus alumnos fueron después arzobispos, obispos y cabildantes. En

otros lugares se encuentran el Colegio Imperial de Santa Cruz de los

Caciques, fundado en el año mil quinientos treinta y siete; el Real

Colegio de San Juan de Letrán, fundado en el año mil quinientos

cincuenta y siete; el Colegio de San Ildefonso, fundado en mil

seiscientos dieciocho; el Real Colegio de Nuestro Señor Jesucristo,

fundado en el año mil seiscientos treinta y seis; el Colegio de San

Ramón Nonato, a cargo de los Reverendos Padres Mercedarios,

fundado en el año mil seiscientos cincuenta y cuatro; el Seminario

Tridentino fundado en el año mil seiscientos ochenta y nueve.

19

Page 212: laudationes quinque

Además de que aquí todo es tergiversado, porque convenía

enumerar los colegios más antiguos antes que los modernos, la mayor

parte de lo que dice es, según mi juicio, falso. Pues, el Colegio de San

Ildefonso, que nos consta que fue fundado por el rey Felipe II, lo

retrasa hasta el año mil seiscientos dieciocho, y a pesar de ser Real,

hace silencio, aunque no hace lo mismo con los otros. Veo luego que

los alumnos del Colegio de San Ildefonso se jactan de que su colegio

es Real y más antiguo que los demás. De esta alabanza y título se

valen también cuando dedican aquel libro (del cual hemos hecho

mención arriba y donde en la página veintiuna, se dice

elocuentemente que el colegio ha sido fundado por el rey Felipe II) a

la reina María Bárbara, esposa de Fernando, a la cual no podían,

según me parece, engañar.

Las Cartas Anuas de la Compañía de Jesús,23 editadas en el año

seiscientos diez, esto es, ocho años antes de la fecha que asigna

Morerio, dicen: “En el colegio de San Ildefonso se realiza un preclaro

certamen; porque nadie cede a nadie en virtud”. Y las Cartas del año

mil seiscientos trece dicen: “El Seminario (de San Ildefonso) de

México ha presentado al público entre los ciento sesenta alumnos

bien preparados, a veintiséis condecorados merecidamente con el

doctorado, con un testimonio honorífico del trabajo puesto al servicio

de los estudios.” A este Colegio de San Ildefonso más antiguo que los

demás colegios de nobles españoles (pues el de la Santa Cruz de los

Caciques verdaderamente supera a todos en antigüedad; pero por

23 Los miembros de la Compañía de Jesús ocupan un lugar destacado dentro de nuestra evolución historiográfica, por cuanto entre los siglos XVII y XVIII realizaron el mayor aporte al estudio de la historia de nuestro país en el período hispánico. Estos religiosos contaron desde un principio con sus propios cronistas encargados de redactar las Cartas Anuas, extensa información que cada año era elevada por los padres provinciales al general de la Orden, residente en Roma, sobre diversos aspectos de las misiones ubicadas en esta parte de América.

20

Page 213: laudationes quinque

ahora no hablaremos de él), lo considero incluso más antiguo por el

hecho de que para estimularlo el jesuita Sánchez habló en público

como de cosa nueva y nunca vista en México, de la utilidad de los

seminarios donde los jóvenes españoles, futuros sacerdotes y

magistrados de la ciudad, serían enseñados. Creo que no hubiera

hecho esto si esta utilidad se hubiera probado allí de otros colegios de

españoles. Zachino, con todo, refirió la arenga más arriba. Pero los

que tengan interés corrijan al editor del Gran Diccionario.

Por lo tanto, a partir de estos dos puntos del mundo

americano, Lima y México, se propagó el afán por la fundación de

colegios. Y ciertamente en el año mil quinientos noventa y cuatro,

Luis López de Solís, agustino, obispo de Quito, fundó allí el seminario

de San Luis que entregó con singular benevolencia a la Compañía de

Jesús y recomendó con palabras de grandísima significación al Rey

Católico, quien al conocer el asunto, encargó al Cabildo de Quito, en

el año mil quinientos noventa y cinco, que velara muy especialmente

por la conservación del Colegio de Quito, fundado para la

propagación del Evangelio, la enseñanza de los españoles, la

conversión de los indios, para el bien común de la república y ornato

y decoro de la misma.

Casi por el mismo tiempo, otro colegio (que se llama de San

Bartolomé) fue fundado en la ciudad de Santa Fe de Bogotá.

Escuchad qué utilidad ha reportado la fundación de estos dos colegios

a partir de Manuel Rodríguez,24 cuyas palabras traduzco al latín tanto

más gustoso puesto que mucho hacen valer la utilidad de los colegios

y abrazan como en un relato histórico los comienzos de los estudios

en esta nuestra América meridional. “Aquellos dos colegios”, dice, “el 24 Manuel Rodríguez, jesuita colombiano (1640-1701) que fue procurador de la Orden en la región amazónica, es autor de una obra titulada El Marañón y Amazonas.

21

Page 214: laudationes quinque

de San Bartolomé en la ciudad de Santa Fe y el de San Luis en Quito,

fueron una especie de fuentes (esto no lo negará nadie que sepa la

historia de América), de los estudios en América, los cuales eran

sumamente necesarios para la formación de párrocos y predicadores

del Evangelio, cuyo número, aunque fuera incontable, apenas

bastaría para las necesidades de estas provincias. Lo mismo se debe

pensar del Perú, de Chile y del Tucumán. Día a día los hijos de

españoles aumentaban en número y eran ya muchísimos, al tiempo

que la Compañía de Jesús se hizo a la mar; se hizo a la mar tan pronto

como se echaban los cimientos de las Universidades de Lima y de

México, que están en estas dos ciudades capitales de América…Y

aunque el decreto del rey acerca de la fundación de estas

universidades fue publicado en el año mil quinientos cincuenta y

uno,25 sin embargo, cuando en el año mil quinientos sesenta y siete,

llegó por primera vez al Perú la Compañía de Jesús, la Universidad de

Lima poco había adelantado y su administración no se mantenía

suficientemente. Es por esto que el virrey Francisco de Toledo, sabio

gobernante, que promovía en gran medida la fe cristiana, los asuntos

del reino y el provecho de la ciudad, quiso entregarla a la Compañía

en el año mil quinientos sesenta y ocho. Habiéndose negado el

Provincial enérgicamente, el virrey no se enfadó poco con la

Compañía…Pero la Compañía se contentó con haber abierto allí

escuelas de Gramática…Desde aquel tiempo, principalmente después

de la fundación del Colegio de San Martín, allí empezaron a florecer

muchísimo los estudios y provino una copiosa producción de

25 Francisco Echave, en la Estrella de Lima, cap. 4, dice que la Universidad de Lima fue fundada en el año 1549; Pedro Peralta, en La Fundación de Lima, canto 5, da el mismo año que Rodríguez y añade que fue fundada el 12 de mayo de 1551.

22

Page 215: laudationes quinque

hombres doctos, que consiguieron los cargos de esa ciudad y todas las

magistraturas.

Al mismo tiempo y por causas más justas, en las otras

provincias donde no había universidades, enseñó la Compañía de

Jesús, Gramática, Filosofía y Teología, como en el Tucumán, en la

Provincia del Río de la Plata, en el reino de Chile, en las ciudades de

Arequipa y Quito y en la Iglesia de Santa Fe de Bogotá. A causa de

esto, pocos años después, egresaron jóvenes talentosos y muy dignos

de ser doctorados en Artes y Teología; aunque buscaban estos grados

a costa de viajes y grandes gastos, y los solicitaban como candidatos

en las universidades públicas, sin embargo, estaban apesadumbrados

y eran rechazados en vista de que sus estudios y méritos no eran ni

legítimos ni requeridos públicamente. Habiendo llegado las quejas de

estos candidatos a oídos del rey Felipe, este por carta fechada en el

año mil seiscientos diecisiete, le pidió al Cardenal Borja de Velasco

que, puesto que en América había solamente dos universidades, la de

Lima y la de México, lo cual acarreaba gastos e incomodidades muy

grandes a los hijos de los españoles, alejados de esas dos ciudades y

que, sin embargo, eran dignos, por sus estudios, de recibir doctorados

en Artes y Teología, y que si tales cosas se concediesen, habría

muchísimos que por la esperanza de la honra, se dedicarían a las

letras, con gran provecho futuro de propagar el Evangelio y las demás

cosas que atañen al culto cristiano; le pidiese al Sumo Pontífice en su

nombre por las razones antedichas que quisiera y ordenara que se

fundasen universidades en los colegios de la Compañía de Jesús, de

las islas Filipinas, del Nuevo Reino de Granada, de Chile, del

Tucumán y del Río de la Plata. Accedió Gregorio XV por un decreto

publicado en el año mil seiscientos veintidós. Felipe IV que había

23

Page 216: laudationes quinque

sucedido a su padre difunto, ordenó en el mismo seiscientos

veintidós, que aquellas universidades fueran fundadas en las islas

Filipinas, en el Nuevo Reino de Granada, en Chile, en el Tucumán y

en la Provincia del Río de la Plata y que, una vez fundadas, fueran

encomendadas, entregadas y cedidas a los colegios de la Compañía de

Jesús de tales provincias. Hasta aquí Rodríguez.

Estos fueron, oyentes, los comienzos de los estudios y de las

universidades en estas provincias. Es cierto que todo esto se debe a

los colegios de jóvenes. En efecto, no hubieran podido consolidarse

las universidades en el Nuevo Reino de Granada, si no hubiera

existido allí el Colegio de San Bartolomé; o en el Reino de Chile, si no

hubiera existido el de San Javier. Aquí, en Córdoba, si no se echaran

los cimientos de la Universidad en esta roca de Monserrat, como una

ciudad colocada sobre un monte, apenas podría permanecer en pie.

Pero del colegio fundado en la ciudad de Santiago de Chile cuenta

Nicolás del Techo:26 “En la capital del reino, por las peticiones del

Real Cabildo y del Alcalde de la ciudad, el Padre Diego Torres fundó

un seminario de jóvenes nobles en el año mil seiscientos once. El

motivo de esta fundación fue que los jóvenes de la primera nobleza,

en las casas de sus padres, por la abundancia de incentivos

pecaminosos del Reino de Chile, eran educados con demasiada

indulgencia y delicadeza, no sin destrucción de las costumbres y se

esperaba que bajo el cuidado de la Compañía se formasen jóvenes

aptos para regir la república” 26 El jesuita Nicolás del Techo (a quien ya nos hemos referido en una nota anterior) escribió una Historia de la Provincia del Paraguay, publicada en 1673 en la ciudad de Lieja y traducida al castellano en 1897. El propósito fundamental de esta obra es resaltar la tarea cumplida por los misioneros, a los que dedica varios capítulos biográficos. En el aspecto histórico narra los sucesos ocurridos en el Río de la Plata, anteriores al establecimiento de la Orden y reproduce los errores de la obra de Ruy Díaz de Guzmán sobre la cual se basa. Pese a ello fue un hábil narrador y su trabajo debe recordarse por cuanto inicia la labor historiográfica de la Compañía de Jesús.

24

Page 217: laudationes quinque

A este colegio y a los demás que mencionamos poco antes, debe

añadirse el Colegio de jóvenes de San Ildefonso de Los Angeles que, a

principios del siglo pasado, más o menos, fundó el Doctor Alfonso de

la Mota Escobar, obispo de Los Angeles. Este colegio formó a

muchísimos varones aventajadísimos en virtud y sabiduría; y así

como se parece en el nombre, así también es muy semejante al

Colegio de San Ildefonso de México, lo cual es suficiente para su

encomio. Recuerdo haber hablado en las alabanzas anteriores de los

colegios que hubo antaño en esta provincia del Tucumán.

Seguramente, dije que hubo en Santiago el Colegio de Santa Catalina

y aquí en Córdoba, otro, el de San Javier. Parece que en Buenos Aires

también hubo, en otro tiempo, colegios de jóvenes, porque el Padre

del Techo, en el año mil quinientos ochenta y seis, dice: “En el

Tucumán y en el puerto de Buenos Aires, se erigieron con

autorización y fondos de los Reyes Católicos, sedes episcopales y se

construyeron Colegios de Canónigos y Seminarios. “

Pero todos estos colegios, unos por una causa y otros por otra,

no subsistieron, hasta que se levantó este (que vale por todos)

nuestro colegio de Duarte, que desde el año mil seiscientos noventa y

cinco, por autorización de los Reyes Católicos, permanece y

permanecerá eternamente, con la ayuda del cielo. Acerca de este

seminario de Loreto, que también veis edificado aquí y que fue

fundado en Santiago, en el año mil seiscientos noventa y siete, por

decreto de Carlos II y luego trasladado aquí cuando Inocencio XII en

el año mil seiscientos noventa y nueve, mandó que la sede del

obispado fuera trasladada a Córdoba, sólo me bastará decir que, si le

tocan en suerte tales obispos, como fue el anterior ilustrísimo Señor

Doctor Pedro Miguel de Argandeña (que es ahora obispo de La Plata

25

Page 218: laudationes quinque

y antes ennobleció a esta su patria y la enriqueció con un magnífico

templo) y como es el Ilustrísimo Señor Doctor Manuel Abad de

Illana, aquel seminario no cederá a ninguno. Por cierto que ahora

vemos restaurados en nuestro obispo aquellos tiempos de Gregorio,

cuando el Papa, en persona, enseñaba a sus alumnos el canto pío y

costumbres acordes a la piedad.

Pero no puedo omitir lo que de estos dos colegios cordobeses y

de nuestra Universidad, en el año mil setecientos cincuenta escribió

al Papa Benedicto XIV, el Ilustrísimo Señor Doctor Pedro Miguel de

Argandoña, a quien poco antes hemos elogiado: “Hay también en

Córdoba dos seminarios para educar a la juventud no sin gran

provecho. Uno es el Tridentino, dedicado a la Bienaventurada Virgen

de Loreto y al Doctor Angélico Santo Tomás, bajo el cuidado de un

rector, presbítero secular, que dirige solamente a seis alumnos ( ha

crecido ya su número), a quienes incumbe el cargo de atender la

iglesia catedral en el culto divino. El segundo seminario, dedicado a la

virgen de Monserrat, bajo el cuidado y el régimen de los Padres de la

Compañía de Jesús, educa más o menos cincuenta alumnos (el

número ya es mayor). Los moradores de uno y otro seminario son

especialmente formados en letras y en virtud, en la Universidad

Pontificia y en la Real, que fue fundada hace más de un siglo en el

colegio de la citada Compañía de Jesús. Además de dos cátedras de

Gramática para la enseñanza de la Poética y de la Retórica, tiene otras

ocho: Teología Moral, Escolástica, Sagrados Cánones, Sagrada

Escritura y toda la Filosofía. Para aprender estas disciplinas animosos

discípulos se esfuerzan y luchan con gloriosa emulación hasta que

consiguen el premio del doctorado. Muchísimo se aprovecha el

cuidado absolutamente eximio y la diligencia con que los profesores

26

Page 219: laudationes quinque

jesuitas velan continuamente para enseñarles las disciplinas

antedichas y adelantarlos en toda clase de virtudes.”

A esta carta de Argandeña respondió en nombre del Papa, en el

año mil setecientos cincuenta y tres, la Sagrada Congregación del

Concilio, después de haber aprobado los demás asuntos que atañen a

los colegios de jóvenes: “Confiamos en que mantienes el mismo

empeño en la formación de las costumbres del Clero, para que los

idóneos sean llevados al ministerio del altar; de esto nos ha dado gran

esperanza la resolución que tomaste de ampliar el Seminario, para

que resplandezcan en la presencia de tanta gente como antorchas

ardientes en la casa de Dios, y la virtud y religión de los clérigos

convenga excelentemente al decoro de la sagrada casa.” ¡Tanto

estiman los Padres de Roma los colegios americanos de jóvenes!

Ambas cartas, la del obispo y la de la Sagrada Congregación, fueron

impresas en caracteres elegantísimos en el año 1753, en Roma.

Esto, oyentes, es lo que he tenido que decir en una especie de

relato histórico de los colegios americanos de jóvenes. Me inclino a

creer que he pasado por alto otras cosas dignas de ser contadas; pero

me han faltado o los libros o el tiempo para investigarlas. Pues

aunque Jorge Juan, en su Itinerario hacia la América Meridional, en

algunos lugares recuerda los Colegios de jóvenes de San Cristóbal de

Guamanga; de San Juan y de San Crisóstomo de La Plata; de San

Jerónimo de la Paz; de San Antonio y de San Bernardo del Cuzco y de

San Luis y San Fernando de Quito; sin embargo, de tal manera los

recuerda que no ha dicho ni por quién ni en qué tiempo fueron

fundados, ni ha enumerado sus méritos. Puesto que no me fue

posible hallar estos datos en otra obra, este autor me ha sido menos

útil.

27

Page 220: laudationes quinque

Empezaré ahora a exponer aquellas causas por las que son más

útiles y más necesarios los colegios de jóvenes en América que en

Europa. Me parece que Felipe II ha abarcado sabiamente estas

causas, en aquel decreto suyo, que he citado arriba, a favor del colegio

de San Luis de Quito.Evidentemente convenía fundar tales colegios

“para la propagación del evangelio, la enseñanza de los españoles, la

conversión de los indios y para el bien común de la república y ornato

y decoro de la misma.”

Proseguid como lo hacéis, escuchándome gustosos, varones

sapientísimos, mientras trato cada uno de estos temas.

Estos colegios son únicamente útiles para la enseñanza de los

españoles y no son sólo útiles sino también necesarios. Pues en

Europa hay muchísimas personas para enseñar a los hijos de los

españoles en público y en privado; muchísimos se dedican a las

letras; no bastan los premios de las letras para todos. Es por esto que

muchos jóvenes y sacerdotes talentosos, aventajados en doctrina y

virtud, vencidos por otros candidatos y competidores en las honras,

son obligados a penetrar en esa provincia para tomar a su cargo el

cuidado de los jóvenes nobles. Moran en casa de estos, están al frente

de sus costumbres y estudios, los conducen afuera, los vuelven a su

casa y por todas partes están como testigos. Por lo cual sucede que, si

tuvieran vehementes deseos, no se les permite a los hijos de los

nobles ni entregarse al ocio en casa ni portarse mal fuera, por miedo

al censor. Pero en nuestra América no ha prevalecido aquella

costumbre ni habría suficientes censores para los hijos nobles de

españoles, porque no muchos queremos soportar aquí la labor y

molestia de los estudios. Es por esto que, una vez que los niños son

dejados solos, en casa, no hay nadie que los incite al estudio y a los

28

Page 221: laudationes quinque

que salen de casa les es permitido ir a donde quieren con quienes se

les antoja. Y la mayor parte de las veces a los jóvenes no les agradan

las costumbres severas ni los buenos compañeros. Estos males se

afrontan en los colegios, donde hay muchos censores y maestros de

costumbres que promueven los estudios y corrigen la libertad sin

control de los jóvenes.

Sí, en Europa, donde hay más ayuda a causa de estos censores

domésticos de que he hablado para educar a los hijos, sin embargo,

los que demuestran más sensatez, los encierran en los colegios

públicos. ¿Cuánto más es necesario que suceda en América, donde la

ayuda doméstica es casi nula, y los impedimentos muchísimos? Pero,

en efecto, en casa está el padre para que en lugar del pedagogo

gobierne los estudios de los hijos y corrija sus tardanzas. Pero ¿podría

exigírsele a un padre, dedicado a los negocios y al comercio, que cuide

las tildes de las letras y los puntos? En efecto, él preferiría contar las

monedas en casa antes que los pasos del hijo que está afuera de aquí

para allá. Pero supongamos que el padre gobierna los estudios y

costumbres si está en su casa; en estas provincias muy

frecuentemente el padre no está en su casa porque todos los asuntos

dependen de la negociación en el exterior y son larguísimos los viajes

en los cuales los padres pasan muchísimos meses y aun años enteros;

la madre, entretanto, lucha con los hijos en casa y como ella es de por

sí más tímida e indulgente, apenas puede mantener su autoridad

sobre los niños procaces. De ahí que las costumbres decaigan y se

arruinen.

Más aún, como las casas de los españoles abundan en esclavos y

esclavas, a menudo la prudente Sara ve a su hijito jugando con el

esclavo Ismael y, sin embargo, no se atreve a decirle al marido: echa a

29

Page 222: laudationes quinque

esta esclava y a su hijo. Es por esto que el niñito inocente bebe con el

juego costumbres no inocentes. En los colegios todos estos tratos y

juegos con hombres de ínfima clase están prohibidos, e Isaac recibe

una educación digna de un niño libre y noble. En América abundan

estos atractivos- lujo, ocio, riquezas-, instrumentos del mal. El niño

alimentado con dichos atractivos en su casa, desbordante de oro y

plata y poco feliz, según parece, se precipita adonde la naturaleza se

inclina. Por lo tanto, debe ser alejado y arrancado de la madre,

obligado con severa disciplina y enseñado para que muestre su

reconocimiento al fundador y dador de todos los bienes y riquezas y

para que utilice los dones de la naturaleza con mesura y moderación.

Puesto que en los colegios al niño se le enseña esto, al regresar luego

a su casa, aprende a moderar estas diversiones domésticas.

Escuchemos lo que dice Nicolás del Techo de esta abundancia

americana: “Aunque el pueblo español es frugal y sabe moderar la

naturaleza con las artes de la templanza, sin embargo, la multitud de

mujeres indígenas y su libertinaje habían corrompido las costumbres

de tal manera que los españoles se lamentaban de su suerte.” Y para

apartar a los niños de tales cosas no se podría aquí proclamar con

Juvenal: “Nada torpe de decir y de ver toque estos umbrales, dentro

de los cuales hay un niño. Lejos de aquí, lejos de ahí las muchachas

de los rufianes y los cantos del parásito trasnochador. Máximo

respeto se le debe al niño.”27

Y con Horacio para que los niños huyeran de su casa y se

refugiaran en los colegios:

27 Juv. 14.44-47. En el v. 45 Peramás cambia la lectio pater de Juvenal (intra quae pater est) por puer. Quizás haya sido un error involuntario. Pero no es ilógico pensar en un cambio intencional para adecuar el exemplum y la cita a la temática planteada.

30

Page 223: laudationes quinque

“…Ahora recibe con un pecho puro las palabras ¡oh, niño!, ahora

ofrécete para cosas mejores. La vasija guardará largo tiempo el olor

con el que se impregnó hace poco. ”28

Pero el Rey dice que los colegios son necesarios para el bien

común de la república, su ornato y su honra. Los bienes que

principalmente deben exigirse a los colegios de jóvenes corresponden

a la educación civil o a la sagrada. Una y otra educación en ninguna

parte es más útil o más necesaria que en América; ningún reino,

ninguna provincia hay que tengan mayor necesidad de mejores o de

más honestos magistrados, civiles o eclesiásticos, que este Nuevo

Mundo. Por consiguiente, si los colegios de jóvenes en América, han

cumplido con este cometido, hay que decir que han hecho un bien

enorme e infinito. En los colegios se trata especialmente de enseñar a

los jóvenes los deberes eclesiásticos o civiles, o de proponer como

ejemplos a los que en otro tiempo florecieron con alabanza; o de

exponer y explicar los preceptos que el uso y la antigüedad han

aprobado en la república; de leer la historia, donde existen

numerosísimos ejemplos en ambas partes de aquellos para alabar o

imitar; o de aquellos para vituperar y de cuyo final hay que

precaverse. Ya el Padre José de Acosta,29 conocedor como pocos de

los asuntos americanos, nos enseña con palabras de peso, que

conviene que aquí los gobernantes sean mejores que los de otras

provincias: “En otras repúblicas”, dice, “y naciones fundadas y

28 Hor. Ep. I 2, 67-70. 29 José de Acosta nació en Medina del Campo en 1539 y murió en Salamanca en 1600. Muy joven ingresó en la Compañía de Jesús. En 1571 pasó al Nuevo Mundo donde fue misionero en Arequipa y La Paz, y general de su Orden en el virreinato del Perú. Intervino en el Concilio de Lima. En 1587 volvió a España donde fue nombrado visitador de la Compañía. Su obra principal es su importantísima Historia Natural y Moral de las Indias que fue traducida a varios idiomas.

31

Page 224: laudationes quinque

constituidas desde mucho tiempo atrás, los gobernantes tienen

copiosa y grandísima ayuda que no les permite equivocarse, aunque

quisieran. Son útiles las leyes públicas, la patria tiene costumbre,

existen los ejemplos de los antepasados y, por último, cierta marcha

de los acontecimientos, reforzada por la antigüedad misma, con la

cual se mantiene fácil y tranquilamente el estado de la nación, en los

tiempos de paz y en los de turbulencia. Si se desvía un poco, se alinea

con un simple movimiento del gobernante, como le sucede al piloto

en un mar tranquilo y seguro. Pero, en el gobierno de las Indias,

particularmente cuando los nuevos reinos son descubiertos y

habitados por los nuestros, pasa de muy diverso modo. Todas las

cosas son nuevas; el derecho, salvo el natural, es incierto; casi

ninguna autoridad es firme; los ejemplos de los tiempos pasados o no

existen o no deben ser imitados; los acontecimientos cotidianos son

impensados; repentinos, por lo general, y peligrosos los cambios; los

derechos municipales son ignorados o no lo suficientemente sólidos

para juzgar; las leyes hispánicas o romanas, contrarias a las

costumbres inveteradas de los bárbaros, y la organización misma de

la república, tan inconstante y diversa, tan diferente, que las cosas

que ayer eran consideradas utilísimas y muy correctas, se convierten

hoy, tras el cambio de las circunstancias, en muy injustas y

peligrosas. Por tanto, ¿quién no vería qué gobernante reclama tal

organización política, qué sabio, qué cuerdo, qué integro y

constante? De hecho, a su sensatez y prudencia se ha entregado todo;

a este se le han fijado y dispuesto todos los implementos de la guerra

y de la paz. Si, en efecto, la antigüedad quiso que para echar los

primeros cimientos los primeros fundadores de las naciones fueran

los mejores y los más sensatos, es verdaderamente evidente que los

32

Page 225: laudationes quinque

descubridores de un mundo y jefes de nuevos pueblos no pueden ser

sino muy sobresalientes y escogidos.”

Ya que esto es así, debe haber aquí alguna fábrica donde se

formen esos óptimos gobernantes. Con tal nombre se puede designar

correctamente a los colegios de los jóvenes, pues aquellos que

después han de administrar estas provincias allí son educados con

buenos preceptos para que sepan y en virtudes para que quieran ser

útiles a sus conciudadanos. De ahí que fácilmente puede conjeturarse

que los colegios apunten al ornato y honra de la república, o que las

ciudades se jacten muchísimo de ellos, por así decirlo con una

felicidad, única y muy importante, concedida a los ciudadanos.

¿Acaso no se enorgullece México con sus colegios, el Mayor de Todos

los Santos, el de San Juan de Letrán, el de San Ildefonso y los otros; o

Lima con el San Felipe, el de San Martín, el de Santo Toribio; o Chile

con el suyo, el de San Javier? Puesto que toda la gloria de la república

está colocada no solo en la nobleza de los ciudadanos sino también en

su virtud, no pueden dejar de ser motivo de gloria y ornato para las

ciudades aquellas casas muy respetables, donde jóvenes muy nobles

son educados en las virtudes, como en los colegios, y de donde

provienen los que han de ilustrar la ciudad con sus hazañas y la

enseñanza de disciplinas.

En verdad, los colegios son útiles para la propagación del

Evangelio, según las palabras del Rey. Evidentemente, de aquí deben

ser buscados los mejores pregoneros del Evangelio. Por esto, lo que

hemos dicho de los magistrados civiles puede acomodarse fácilmente

a los sacerdotes que es necesario que sean más santos y más sabios,

aquí mucho más que en cualquier parte. Pues, al pasar la mayor parte

de ellos su vida entre los indios o entre los españoles que viven en el

33

Page 226: laudationes quinque

campo, deben decidir y establecer muchas cosas por sí mismos. Y si

ellos mismos no son santos y no están bien instruidos, no resolverán

de acuerdo con la recta razón, la doctrina o las exigencias de la virtud,

sino según el impulso del capricho o de la ignorancia. Allí el sacerdote

no tiene a quién consultar: el obispo está lejos, casi siempre carece de

libros. ¿Qué hará, por lo tanto, si no ha cultivado desde la juventud

sus condiciones naturales con la doctrina? Nuevas medidas, como en

un nuevo mundo y en nuevas ciudades, ocurren en la moral, en el

Derecho Civil o en el Canónico, cuando el derecho debe ser

interpretado, extendido o atenuado. En vano puede esperarse esto de

aquel que no haya sido instruido de manera óptima, o no haya

escuchado y leído mucho antes de ser llevado a tales aprietos. En los

colegios, por cierto, todo esto se trata y se dan las normas para que

sepamos qué se debe hacer en cada caso nuevo. Se sabrá si se comete

el menor error en todas las cosas. Los obispos, aunque sean muy

diligentes, no pueden enseñar todo por sí mismos ni lograr que los

párrocos no hagan algo insensatamente alguna vez. Si algo ordenan o

transmiten los nuevos decretos de los Pontífices romanos traídos

hasta aquí, si aquel curión solitario no sabe, porque ha sido apartado

de las letras, o no quiere, porque es ímprobo, obedecer las órdenes,

es necesario que esto vaya en perjuicio de la grey y del pueblo.

Narraré aquí lo que acaeció en la Provincia de Santa Fe de

Bogotá antes de la fundación del Colegio de San Bartolomé. Hablaré

del monstruoso y detestable error de cierto párroco. Estaba a punto

de conducir alrededor de la ciudad, el Sacramento de la Eucaristía en

una procesión pública. Los ciudadanos ya estaban preparados; los

incensarios despedían ya su aroma; las antorchas ya precedían y los

cantores y músicos alternaban sus partes. Pero he aquí que una

34

Page 227: laudationes quinque

situación nueva e imprevista conturba todo e, incluso al párroco. La

hostia recién consagrada a causa de su circunferencia mayor de la

conveniente, no cabía en el viril de plata, en el cual debía ser

encerrada. ¿Qué podía hacer este Párroco? Esperad un acto indigno

tanto como se quiera y propio de un hombre sumamente insensato.

El muy listo, cuando apenas reflexionó, dice: “tráiganme unas tijeras,

pronto, unas tijeras.” Le trajeron las tijeras y entonces él, bueno para

el hierro y las tijeras, cortó aquella parte de la hostia que no cabía en

el viril y, así recortada, la encerró. ¡Oh el más insensato y el más

impío de los hombres! ¿Tú osaste tocar con el hierro aquellos

sagrados miembros? ¿Tú, sacerdote, tú encargado del culto, no has

temido acercar el hierro al divino cuerpo? ¿No se entorpecieron tus

manos, no se horrorizaron tus ojos ante tan enorme delito? ¿Qué

mayor injuria soportaría Cristo de parte de los judíos? Soporta las

cadenas de hierro, los clavos de hierro, la lanza de hierro. Cristo ya

sostiene los clavos, la lanza, el hierro no de un soldado pagano, sino

de un sacerdote; no de los judíos, sino de un cristiano. ¡Oh ignorancia

vergonzosa y hecho vergonzoso de la temeridad! Pero ya me

avergüenzo de alargar la narración de un asunto tan horrible.

Hubo también allí quien, después de muchos años de ordenado

y siendo ya un fecundo sacerdote, respondió, al pedirle públicamente

un magistrado que tradujera al español un libro en latín, que no sabía

traducir y que sólo sabía que, habiendo sido ordenado sacerdote, esa

lengua extranjera no había sido introducida todavía en la provincia,

que él era español, que sabía español y no latín.

Creo que no fue más sabio aquel sacerdote que, en la ciudad de

Asunción del Paraguay, puesto que era comisario de la cruzada,

ordenó que todos los sacerdotes, todos los frailes y los restantes que

35

Page 228: laudationes quinque

tuvieran breviarios, misales y aquellos libros diurnos más pequeños,

sin la firma del Procurador del Escorial, se los trajeran para

quemarlos o entregarlos a la polilla, porque era pecado que aquellos

libros se vendieran o leyeran sin el nombre del Procurador del

Escorial. Se interpusieron algunos varones sabios y piadosos, ya que

no había en la provincia ningún libro sagrado con tal firma y si

quemaba o destruía los que había, no podrían los sacerdotes rezar ni

celebrar el culto. Pero decía que era mejor que se interrumpiera todo

el culto, cesaran las oraciones, se cerraran los templos y no se leyera

nada que no fueran los libros enviados por el Procurador del Escorial;

que el Procurador del Escorial era absolutamente necesario para las

preces y la celebración del Sacrificio y que él debía proteger los

privilegios y derechos del Procurador del Escorial. 30 ¿Qué más? El

hombre importuno no desistió de esto hasta que un magistrado

superior le ordenó entrar en razones. Esto sucedió en aquella ciudad,

antes de que nuestro colegio enviara hacia allá, lo cual hace ahora,

sabios y prudentes sacerdotes; en efecto, (como sabéis), esa ciudad

nobilísima envía hacia aquí muchísimos jóvenes para instruirse en las

letras en este nuestro colegio.

¿Qué se puede esperar de bueno de tales sacerdotes? Y habría

muchísimos semejantes a ellos, si no fueran instruidos en

conocimientos y en prudencia en los colegios de jóvenes. Pero ¿por

qué me quejo de los iletrados e ineptos? Incluso hay que temer que

aquellos que desde la adolescencia han sido bien formados, vencidos

por el ocio y por el tedio, arrojen, cuando estén en el campo y entre

los indios, los conocimientos aprendidos y los libros. Pues, según yo,

al menos, pienso, la soledad y el trato con hombres incultos no 30 Es privilegio del Procurador del Escorial de los Jerónimos firmar los libros sagrados de los sacerdotes, que hayan de venderse en España.

36

Page 229: laudationes quinque

ayudan mucho para dedicarse a los libros, cuando nos hemos

convencido de que, en la medida en que son insensatos, basta con ser

doctos. En efecto, el varón docto se aparta casi siempre de los

ignorantes y quiere ser leído, oído y aprobado por los sabios y por los

justipreciadores de las cosas. “La sabiduría escondida”, dice el más

sabio, “y el tesoro invisible ¿qué utilidad en ambos?” Y así como no

toleramos que los tesoros americanos de oro y plata queden sin ser

vistos, sino que trabajamos incansablemente para sacarlos a la luz

con grandes esfuerzos y, si no se pueden extraer, los despreciamos y

no nos preocupamos más en excavarlos; así también, si la sabiduría

del párroco es constreñida a estar escondida y no puede aparecer

entre los incultos, no será apreciada, ni tampoco en adelante buscada

en los libros. Es por esto que, cuando aún son jóvenes, deben ser

prevenidos de manera muy especial e incitados al estudio de las letras

y de los libros, de tal modo que el amor a la ciencia y a la lectura

jamás se pierda, aun cuando estén solos.

Asimismo, el rey dice que los colegios de jóvenes son útiles para

la conversión de los Indios. En efecto, cuanto más doctos y más

santos sean los predicadores de los indios, tanto más muchos de ellos

se convertirán a nuestra religión. En los colegios se logra

principalmente que sean santos y doctos aquellos que han de ser

enviados a los indios. No deben ser soportados aquellos que estiman

en poco la doctrina y menosprecian los estudios en lo que respecta a

la instrucción de los indios y el cuidado de los hombres incultos.

Escuchen ellos al Padre Acosta, varón sumamente experto: “Tres

cosas, dice, deben requerirse en todo ministro de Cristo, que ha de

procurar la salvación de los indios: vida íntegra, doctrina idónea,

abundancia de palabra. Si alguna de ellas faltare, no solo no será útil

37

Page 230: laudationes quinque

al prójimo, sino que también él mismo pondrá en grave peligro a su

alma.” Añade en otro lugar: “sepa (el misionero de indios) qué forma

de catecismo debe guardarse, qué orden debe mantenerse en los

Sacramentos, cuánto le está permitido absolver, cuáles son los

pecados reservados, cuáles los privilegios concedidos por los Sumos

Pontífices a los neófitos y otras cosas semejantes (de las cuales una

sola, según él mismo en otro lugar: cómo se guardan, cómo se violan

los preceptos divinos)”. Y, no contento, prosigue más adelante: “Y,

aunque en la mayoría de los casos basta cierta doctrina mediocre, sin

embargo, es conveniente que aquellos a quienes recurren los demás y

de quienes se absorbe como de una fuente estén dotados de tan

absoluto dominio de la Teología, en el Nuevo Mundo, como en

ningún otro pueblo … Pues, para rechazar los errores de los indios y

proteger la nueva religión, es muy necesaria la doctrina… En el Nuevo

Mundo conviene que sean nuevos los asuntos, nuevas las costumbres.

Cada día ocurren nuevas y grandes dificultades en la milicia, el

comercio, la navegación y en toda la administración de las Indias. Si

la luz de la sagrada doctrina no las asiste en abundancia, es forzoso

que los hombres vivan en las grandes tinieblas de la ignorancia y

pongan en peligro su salvación” Ahora vayamos y enviemos hacia los

indios párrocos insensatos y sacerdotes incultos a América.31

Puesto que, fuera de los seminarios y colegios, en vano puede

esperarse un serio estudio de las letras en medio de tanta abundancia

de oro y plata, tantas comodidades, ocio, riqueza, lujo, los colegios

para jóvenes estudiosos y futuros sacerdotes son absolutamente 31 Las naciones europeas tienen un camino seguro, trazado desde la antigüedad. El gobernante, aunque quiera, no puede equivocarse. Algo muy distinto es el gobierno de los pueblos nuevos. América es un mundo donde no prevalece la tradición, en donde todo es incierto pues los ejemplos del pasado no existen o no deben imitarse, un mundo inconstante e imprevisto. En consecuencia, el gobernante americano tiene que saber cómo interpretar y qué hacer ante una situación nueva.

38

Page 231: laudationes quinque

necesarios. No solo los estudios sagrados, que Acosta se encargó de

describir allí, sino que la Filosofía y el arte del bien decir deben

estimarse aquí muchísimo. En efecto, conduce en gran medida a la

salvación de los indios que el predicador esté ejercitado en hablar y

en la explicación de los fenómenos de la naturaleza. Así lo enseña

José Pablo Arriaga32 que durante largo tiempo vivió entre los indios.

“He visto a cierto predicador que, para refutar los errores que los

indios tienen acerca de los Pacarinos (así llaman a sus mayores),

imaginan, en efecto, que unos han nacido de una fuente o monte, y

otros de otro lugar; para refutar, digo, estos errores traía muchas

razones, acomodadas a la inteligencia de los indios y entre ellas, la

siguiente: el semejante engendra al semejante. Y para arrancarles

aquel error por el que negaban que todos los hombres pudieran haber

nacido y descendido de los mismos padres, mostraba, mientras

predicaba, una espiga de trigo de diversos colores. Preguntaba luego a

los indios, mostrándosela, de cuántos granos había nacido esa espiga.

De uno solo naturalmente respondían. “¿Cómo pues, decía, aunque

aquel único grano había sido de un solo color, ya fuese blanco, negro

o rojo, los granos que se hallan en esta espiga nacida del tal grano,

son unos blancos, otros negros, otros rojos, otros descoloridos?” Ya

para convencerlos de que Dios no es ni puede ser el rayo, les

explicaba claramente para que aun los ignorantes pudieran entender

cómo se producían las nubes, cómo los rayos, etcétera. Y se dice que

uno de los Incas fue inducido a creer que el sol no era Dios, porque le

habían manifestado que el sol no podía estar fijo cuando y donde

quería y que por esta razón aparecía arrastrado y gobernado por otro

32 El jesuita español Pablo José de Arriaga (1562-1622) ejerció su apostolado en Perú, donde dirigió los colegios de Lima y Arequipa. Es autor de numerosas obras de tema teológico y catequístico.

39

Page 232: laudationes quinque

más poderoso que él. Apenas se puede decir cuánto se deleitan los

indios, cuando oyen y comprenden estas cosas. Seguramente a partir

de aquí se pone de manifiesto cuán innato es en el hombre el afán de

saber y conocer…” Luego dice:“es de capital importancia que para que

los indios avancen lo más posible en la religión, sus predicadores

sean buenos, santos, diligentes y expertos en disciplinas,

particularmente en Teología; en efecto, es un error grandísimo

afirmar o sentir que la Teología no nos es necesaria para la enseñanza

de los indios, lo cual algunos ya repiten demasiado en el Perú.” Aquel

dijo en español lo que nosotros tradujimos al latín.

Ciertamente, todo esto puede acomodarse sin dificultad a los

españoles incultos, entre quienes se hallan los párrocos. Pues es

necesario que sobresalga por su elocuencia para que pueda

conmoverlos y es fácil que ellos sean engañados por algunas

supersticiones, nacidas de los indios paganos o de los malos

cristianos. Para erradicarlas será de gran ayuda el haber aprendido de

la filosofía las fuerzas de la naturaleza. Si no las aprendemos en los

colegios, según se hallan las cosas, creo que saldremos buenos

comerciantes antes que sabios filósofos.

Estos son, oyentes, los argumentos que prueban que la doctrina

debe buscarse en los colegios de jóvenes. Hay otros muchos que

prueban que debemos buscar en los mismos la santidad de la vida; en

efecto, el sacerdote americano no corre menos riesgo por falta de

santidad que de doctrina; así en todas partes hay escollos, en todas

partes Sirtes en las que las costumbres pueden naufragar. Sin dudas,

aquí los curas moran solos, alejados de los superiores, entre los

esclavos, entre los indios, hombres y mujeres de abandonado pudor.

En consecuencia, ¿cuán virtuoso es necesario que sea para que no se

40

Page 233: laudationes quinque

pervierta entre estos peligros? Abundan los esclavos y las criadas.

“En todas partes”, dice San Juan Crisóstomo, “se sabe a ciencia cierta

que los esclavos son casi siempre desvergonzados, difíciles de educar,

lascivos, propensos al mal.” El mismo da la causa de esto, cuando

dice: “En razón de que son abandonados y no tienen a nadie que se

preocupe por corregirlos y educarlos, ruedan justamente hacia los

mismos precipicios de la maldad y sus abismos. Si, en efecto, alguien,

cuando el padre, la madre, el pedagogo, el ayo, el maestro, los

coetáneos y los demás están muy cerca, evita el trato y compañía de

los malvados con muchísima dificultad, ¿qué podemos pensar de los

que están al margen de estas ayudas, que se mezclan cotidianamente

con hombres criminales y se encuentran libremente con quienes

quieren ya que no hay nadie que examine sus conversaciones y

amistades? ¿Qué clase de hombres creemos que serán?

El Concilio primero de Lima, en el cual intervino y del cual fue

presidente Santo Toribio, en el año mil quinientos ochenta y ocho, vio

estos males provenientes de las criadas y de los esclavos. Al ver que la

desvergüenza de las criadas crecía, para que la ruina no avanzara por

más tiempo, estableció en el capítulo diecinueve: “ya que muchos

tienen esclavas, y no solamente con negligencia sino, lo que es peor,

con voluntad y gustosos consienten y permiten que ellas vivan en

concubinato, a causa de la ganancia que les aumenta por los partos de

las mismas, sin estimar en lo más mínimo su obligación de enseñarles

la ley de Dios y de exhortarlas a su observancia; puesto que a

nosotros, como pastor y prelado de los mismos, nos incumbe prevenir

este mal, exhortamos y amonestamos que inmediatamente pongan

remedio para que sus esclavas vivan bien quitándoles por completo

toda ocasión de pecar, advirtiéndoles con esta provisión que

41

Page 234: laudationes quinque

procederemos con todo rigor contra ellos mismos, tanto como contra

los defensores y los cómplices de tal delito. Y a nuestros vicarios y

párrocos ordenamos que cada uno de ellos, en el lugar dedicado a su

cuidado, lea públicamente este capítulo de nuestro concilio, para que

nadie pueda alegar su desconocimiento y exhortamos a los

predicadores y confesores que adviertan a los amos de tales esclavas.”

¿Vemos aquí cuánta corrupción hay que temer por la desvergüenza,

la lascivia y el placer de estas esclavas, en perjuicio de los jóvenes que

viven con tanto libertinaje entre sus tantos rebaños?

Pero en América los indios no significan menor peligro que los

esclavos. Con respecto a tal afirmación, aduzcamos nuevamente el

testimonio de Acosta. “El modo de vivir de los bárbaros se halla tan

desprovisto de toda ayuda humana para el bien que, sin embargo,

nada arrastra e incita más al mal que él. Ingente es el abismo de toda

impudicia cuando el temor de los hombres es nulo; sorprendente la

lascivia y la procacidad de las mujeres; el pudor absolutamente

desconocido. Muy frecuentemente, la ocasión es buscada no tanto

para satisfacer el deleite cuanto ella misma lo busca. Ciertamente el

temor a Dios es poderosísimo para resistir al pecado; pero cuando

uno es apartado al mismo tiempo del pudor y el temor humano,

entonces, en verdad, es urgido por la facilidad misma de pecar y

muy fácilmente (esta es nuestra miseria) el temor a Dios es

abandonado…Entre las mujeres bárbaras falta tanto pudor que en

este sentido en nada se distinguen de los animales; por el contrario,

aunque no superen a los animales en pudor, los superan en lujuria.

¿Quién, pues, saldrá salvo de incendio tan grande, si no lo protege la

gracia divina y la cotidiana mortificación de la carne no lo circunda

como con un vallado?”

42

Page 235: laudationes quinque

Son muchísimos, lo confieso, los que navegan en medio de

tantas Sirtes, Caribdes y escollos circeos de impudicia, con los oídos

cerrados con cera; pero la mayor parte de ellos o casi todos han sido

educados en los colegios, y si allí no lo han sido, creo que hay que

desear más que esperar que ellos estén bastante seguros o puedan

estarlo contra estos peligros. Sin embargo, no hemos rememorado

aquí todos los peligros que rodean al párroco de los indios; hay otros,

incluso, y quizás mayores- el del deber abandonado y la misión

encomendada o el de la avaricia- acerca de los cuales no debo hablar

particularmente. Solo diré lo que dijo Arriaga, a quien anteriormente

hemos alabado: “Para la conversión de los indios hay pocos que

quieran entrar, a menos que sea por la puerta de oro y plata.” ¡Por

Dios inmortal! ¡Qué diferente es esta puerta de aquella por la cual

Pablo entraba para convertir a los Macedonios¡ “En efecto, dice, se

me ha abierto una puerta grande y clara y los adversarios son

muchos.”

No son tan torpes y lentos los indios de modo que no señalen

suficientemente a esos sacerdotes de oro y plata, muelles y lascivos.

Referiré lo que ha contado Acosta respecto de tal cosa y lo haré con

sus mismas palabras: “Habiendo escuchado algún Curaca indio (este

es nombre de una dignidad entre los indios) a un clérigo que

predicaba entre los demás en la plaza de una ciudad y habiéndose

admirado del fervor y fuerza del sermón, se volvió a los españoles y

les preguntó cuál era el modo de vivir de este hombre. Habiendo

respondido uno que era un santo y que buscaba únicamente la

salvación de ellos, preguntó de nuevo el indio si estaba libre de

placeres y de riquezas. Al respondérsele que de ninguna manera

buscaba eso, añadió el bárbaro por qué, pues, no usaba otro hábito y

43

Page 236: laudationes quinque

vestiduras para mostrar su estilo de vida (como si los que usaban la

vestidura clerical, se dedicaran exclusivamente a los placeres y a las

riquezas). Podemos ver, por favor, ¡cuánto ha peligrado el orden

eclesiástico con él! Y ¡ojalá fuera él solo!” Parece que también aquí

viene bien lo que un mexicano respondió a los españoles.

Habiéndosele preguntado en México a cierto indio ya convertido al

Cristianismo por qué tan pocos mexicanos abrazaban nuestra

religión, respondió: “porque faltan verdaderos sacerdotes y ministros

de Cristo. Pues si ellos trabajasen para dar a Cristo a nuestro pueblo

tanto cuanto antaño trabajaron aquí los falsos sacerdotes a favor del

culto de los ídolos, ya alguno de los nuestros sería cristiano” ¡Oh

deshonra y vergüenza de los sacerdotes cristianos! ¿Por lo tanto,

seremos vencidos por los sacerdotes paganos? ¿Serán ellos más

solícitos en su antigua superstición que nosotros en nuestra religión?

¡Oh vosotros, santos colegios de jóvenes, donde a los futuros

sacerdotes se les enseña a vencer a Plutón y a Venus y a preocuparse

únicamente por la salvación de los indios! ¡Oh piadosos colegios!

¡Cuán justamente dice el Rey Católico que sois apropiados y útiles

para la conversión de los indios!

Pero me parece que ya he explicado bastante las palabras del

Rey, con las que recomendó la utilidad de los colegios de jóvenes.

Puesto que en América los varones sabios y expertos en tales asuntos

vieron esta utilidad, favorecieron y aconsejaron la fundación de

aquellos colegios. Incluso, los concilios americanos mismos

procuraron que estos colegios fueran erigidos y bien respaldados en

las principales ciudades. El Concilio de Arequipa, reunido en el año

mil seiscientos ochenta y cuatro, siendo obispo Don Antonio de León,

llamó “Acerca de la conservación del colegio de jóvenes” a todo el

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Page 237: laudationes quinque

capítulo del título tercero del tercer libro. Todo el capítulo tercero del

título octavo del Concilio de la Paz que reunió, en el año mil

seiscientos treinta y ocho, el sapientísimo obispo Don Feliciano de la

Vega, trata de la conservación del seminario. Estas son las primeras

palabras del capítulo: “Nuestro Vicario se preocupará

extremadamente para que el seminario sea administrado lo mejor

posible, gobernado con rectitud y para que las leyes se observen de

modo severo, etc.”

Pero, en cuanto se refiere a nosotros con más atención, el

Concilio primero del Tucumán que congregó el Ilustrísimo Fernando

de Trejo en el año mil quinientos noventa y siete insistió claramente

en esto. Hemos creído que valía la pena traducir del castellano al latín

la Constitución décima quinta de la tercera parte de este Sínodo que

dice: “El Concilio y el Sínodo Provincial ordenan que en cada una de

las diócesis se funde un colegio donde los jóvenes sean enseñados en

letras y en virtud, para que aquellos que aspiran a la dignidad

sacerdotal sean formados prematuramente, en el temor de Dios y se

ocupen de los estudios que después les han de ser útiles; pues como el

sabio dice: “el joven, según su camino, no se apartará de él, aun

cuando envejeciere”.

“Y puesto que nos ruega el Rey Católico por sus cédulas que

fundemos cuanto antes un colegio en la ciudad de Nuevo Madrid33

que está en el centro de la provincia, y donde hay tranquilidad y

comodidades que son necesarias para los estudiosos de las letras; por

ese motivo queremos y ordenamos ya ahora aquella parte legítima

que ha definido el Concilio Provincial, esto es, que de los bienes píos

sea extraído el tres por ciento que adjudicamos al colegio; este la

33 Esta ciudad ha desaparecido y ni siquiera quedan sus restos.

45

Page 238: laudationes quinque

exigirá a quien hemos puesto al frente para que la exija. Pero ya que

los recursos que, por tal concepto, se conceden al colegio, son de poca

importancia, y son necesarios muchos más para su conservación, por

esto aconsejamos a todos los que quisieran sustentar a sus hijos en el

colegio que les proporcionen lo necesario para su vida, hasta que

crezcan las rentas; en efecto, esto contribuye al bien y honra de los

ciudadanos y de la república y esplendor de la provincia.” Hasta aquí

el primer Sínodo de Tucumán.

Estos Sínodos siguieron la autoridad del primer Concilio

Limeño que reunió el santo prelado Toribio Alfonso Mogrovejo, y con

el cual nosotros que hemos ascendido como por ciertos escalones

hasta aquel, una vez aducidos los decretos de los demás obispos,

hemos querido terminar nuestro discurso. Por lo tanto, Toribio que

conocía bien la utilidad y necesidad de los colegios de jóvenes, no solo

porque había presenciado los impedimentos para la educación de la

juventud en América que hemos mencionado más arriba, sino

también porque había sido en otro tiempo alumno de aquel Colegio

Mayor Ovetense, que está en Salamanca y del cual han provenido

cardenales, arzobispos, obispos, sagrados inquisidores, innumerables

gobernadores, resolvió acerca de este asunto con el Concilio de

Padres, que fue celebrado en Lima en el año mil quinientos ochenta y

tres, y el Papa después aprobó: “Ya que en el sagrado Concilio de

Trento, se encomienda de peculiar manera que, entre los asuntos que

deben discutirse en el Sínodo provincial, se trate la fundación de los

seminarios, ordenados por la autoridad de los Padres y del Espíritu

Santo; y ya que es muy claro aquello de que ninguna iglesia necesita

tanto de esta saludable institución como esta nuestra institución

indiana, en la que las nuevas plantas evangélicas deben ser nutridas

46

Page 239: laudationes quinque

cuidadosamente y formadas para la propagación de la fe cristiana,

este santo Sínodo, conociendo su deber, ruega encarecidamente, de

parte de Dios Omnipotente, a todos los obispos y pastores y, cuanto

puede, grava sus conciencias para que en sus iglesias procuren erigir

lo antes posible los antedichos seminarios de niños, tras posponer de

cualquier forma todos los impedimentos, etc. Todas estas palabras

son del Concilio Limeño y no veo qué pueda decirse de más peso, de

mayor amplitud y solidez para recomendar los colegios de jóvenes.

Este decreto es por cierto de tal índole que prueba en grado sumo

nuestro discurso acerca de la utilidad y necesidad de los colegios,

sobre todo en América.

Esto es lo que hemos creído que debía decirse de los colegios

americanos de jóvenes. Quizás es demasiado, especialmente porque

era deber nuestro dedicar todo el elogio a Duarte, y no todo el

discurso a este asunto. Sin embargo, la liberalidad del mismo Duarte,

su prudencia, su autoridad, su vida, sus estudios, sus ejemplos nos

han incitado a tal punto que hemos hablado de los colegios de

jóvenes; en efecto, todo lo que hemos dicho no recomienda los

colegios tanto como ensalza el nombre, la gloria, la honra, la alabanza

y la reputación de Duarte, que no ahorró trabajo alguno ni molestias,

para promover este asunto, invirtió su cuantioso patrimonio en la

fundación de este colegio nobilísimo y, mientras vivió, mantuvo

prolongadas y frecuentes conversaciones con toda clase de hombres

sobre la utilidad y necesidad de los colegios.

¿Qué diremos de este colegio de Duarte que convence

principalmente acerca de los bienes que he dicho nacen de los

colegios y de los males que deben temerse, si aquellos no existen?

Veis, en efecto, cuán modestos son, en medio de las comodidades, los

47

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que egresan de aquí; temperantes, entre la abundancia del oro y la

plata; serios, entre los esclavos; santos, entre los indios; cautos en los

peligros; prudentes en la administración de los asuntos; doctos entre

los ignorantes; incorruptos, entre el libertinaje y los malos ejemplos

de los hombres. Veis cuán rectos y sabios gobernantes han sido los

que desde aquí fueron llamados para ocupar cargos y dignidades

civiles; cuánto han promovido los intereses y haberes de sus

conciudadanos y cuán seria y honestamente han administrado toda la

república. Veis cuánto han cumplido con sus oficios de párrocos y

predicadores los sacerdotes que surgieron de nuestro colegio para

atender el culto entre los españoles o para procurar la salvación de los

indios; cuán incorruptos ellos mismos han corregido las corrompidas

costumbres de los otros y cuán bien instruidos y ricos en toda

doctrina han tratado sabiamente los asuntos piadosos y enseñado a

los suyos las cosas celestiales y divinas. Es por esto que Duarte

mereció no solo el recuerdo perpetuo de los alumnos de este colegio,

sino también el reconocimiento y el eterno afecto de todas estas

provincias y de todo el Nuevo Mundo, sobre el cual se extiende a lo

largo y a lo ancho la grandeza del beneficio. Y vosotros, compañeros

míos, que experimentáis más de cerca la liberalidad de Duarte, que

conocéis su sabiduría y doctrina, que veis cuánto os ha amado y

procurado como ninguno vuestro bien, vosotros debéis conducir

todas los conocimientos, los estudios, las letras, los pensamientos y

cuidados a tal punto que podáis satisfacer tantos beneficios de Duarte

o, por lo menos, responder en parte. Por esto, estudiantes de

Retórica, conviene que ejercitéis las voces, la lengua, la elocuencia,

toda la facultad de decir, para que proclaméis principalmente con

vuestros discursos las preclaras alabanzas de Duarte. Y vosotros,

48

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filósofos, dirigid las fuerzas de la inteligencia y el afán de escudriñar

la naturaleza, para que contempléis las esclarecidas dotes y el

carácter de Duarte, miréis y os maravilléis de su inteligencia; meditad

mucho y largo tiempo aquella parte de la Filosofía que se llama Etica,

con el propósito de conocer que vuestro Ignacio debió mantenerse

firmemente y destacarse en todas aquellas dotes por las que allí es

llamado filósofo. Y precisamente vosotros, Teólogos, valorad aquellas

virtudes divinas en las que sobresalió, los sagrados estudios que

nunca interrumpió, la sabiduría que alcanzó y los ejemplos de

virtudes que dio. No os ruego, compañeros, ni os exhorto, como si

pensara que esto atañe únicamente a vosotros; en efecto, atañe a

todas estas provincias y reinos que están ligados por este beneficio de

Duarte. Y por tal motivo yo pienso que nuestro colegio ha sido

edificado en este altísimo Monserrat, para que pueda ser visto por

todos los habitantes de estos reinos, y excite la admiración y aplausos

de todos. He dicho.

*****************************

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50

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• ZANKER, G. (1981), “Enargeia in the ancient criticism of

poetry”, RhMPh, pp.297-311.

OBRAS DE CONSULTA GENERAL

• CATURELLI, A. (1991), Historia de la Filosofía en Córdoba

(1610-1983), Córdoba.

• CONTE, G.B. (1986), The rhetoric of imitation. Genre and

poetic memory in Virgil and other latin poets, Ithaca and

London.

• DE TORQUEMADA, J. (1969), Monarquía Indiana, México.

• DECORME, G. (1941), La Obra de los Jesuitas Mexicanos

durante la época colonial (1572-1767), México.

• DUTOIT, E. (1936), Le Thème de l´adynaton dans la Poésie

Antique, Paris.

• ERNOUT, A. - THOMAS, F. (1984), Syntaxe Latine, Paris.

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• FRASCHINI, A. (1999) , “El aporte jesuítico al desarrollo de la

tradición clásica en Latinoamérica”, en BAÑULS OLLER, J.V.-

SÁNCHEZ MÉNDEZ, J.- SANMARTÍN SÁEZ, J.(Eds.),

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Autònoma de Barcelona, Universitat de València, pp.191-194.

• FRASCHINI, A. - SÁNCHEZ, L. (2005), Index Librorum

Bibliothecae Collegii Maximi Cordubensis Societatis Iesu.

Anno 1757. Edición Crítica, filológica y biobibliográfica.

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• FRÍAS, L. (1939), “¿Echenique o Peramás autor de las

Laudationes?”, Estudios, Buenos Aires.

• GLARE, P. (ed.) (1997), Oxford Latin Dictionary, Oxford.

• GONZÁLEZ PORTO-BOMPIANI (edd.) (1973), Diccionario de

autores, Barcelona.

• HEREDIA CORREA, R. (1994), “El neolatín en los orígenes de

nuestra identidad nacional”, Noua Tellus 12, pp. 197- 213.

• HERNÁNDEZ SÁNCHEZ BARBA, M. (1971), “La sociedad

colonial americana en el siglo XVIII, en Historia de España y

América, Barcelona, p. 467.

• MÉNDEZ PLANCARTE, G. (1962), Humanistas Mexicanos del

s. XVIII, México.

• MENÉNDEZ Y PELAYO, M. (1893), Antología de Poetas

Hispanoamericanos, Madrid.

• MORTARA GARAVELLI, B. (1988), Manual de Retórica,

Madrid.

• NAVARRO, B. (1956), Vidas de Mexicanos Ilustres del s. XVIII,

México.

4

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• OSORIO ROMERO, I. (1979), Colegios y Profesores Jesuitas

que enseñaron Latín en Nueva España, México.

• OSORIO ROMERO, I. (1981), “Jano o la Literatura Neolatina

de México (Visión retrospectiva)”, Humanistica Lovaniensia,

pp. 124- 155.

• PÁGINA WEB http://www.raicesyalasdecor

• PERAMÁS, J. (1768), Diario del destierro, prólogo de Lilia

Perrén de Velasco, Córdoba.

• PERUTELLI, A. (1978), “L´inversione speculare: per una

retorica dell´ ekphrasis”, MD, pp.87-98.

• SARIEGO, J. (2005), “Evangelizar y Educar: los Jesuitas de la

Centroamérica Colonial”, en Conferencia de Provinciales

Jesuitas de América Latina, Documento Web, pp.1-11.

• SUÁREZ, M.(2004), “Lectura retórica de las Laudationes

Quinque: aproximación al Prologus y a la Laudatio prima”, en

MATURO, G.(ed.), Relectura de las Crónicas Coloniales del

Cono Sur, Buenos Aires, pp. 191-216.

• SUÁREZ, M. , Landívar y Virgilio. La hipertextualidad de la

Rusticatio Mexicana, Tesis doctoral, Buenos Aires.(en prensa).

• VARGAS ALQUICIRA, S. (1986), La Singularidad

Novohispana en los Jesuitas del s. XVIII, México.

• VILLACORTA, A. (1931), Estudios Bio-bibliográficos sobre

Rafael Landívar, Guatemala.

• WEST, D. (1990), “The shield of Aeneas”, en HARRISON, S.

(ed.), Oxford readings in Vergil´s Aeneid, Oxford, pp. 295-304.

5

Page 248: laudationes quinque

FUENTES

1. CITADAS POR PERAMÁS

• BIBLIA VULGATA

Liber Prouerbiorum 8.11

Liber Ecclesiastes 7.11

Prophetia Danielis 12.3

Euangelium secundum Matthaeum 5.14

Epistula ad Ephesios. 6.16-17

Apocalypsis Ioannis 2.3

• BOECIO, SEVERINO

De consolatione Philosophiae

• CICERÓN

De Inuentione II 1-2

In M.Antonium oraciones Philippicae 9.5

• CLAUDIANO

Carmen 27.24, 69, 70, 103

• DE ACOSTA, JOSÉ

De procuranda Indorum salute

Historia Natural y Moral de las Indias.

• DEL TECHO, NICOLÁS

Historia de la Provincia del Paraguay.

• DÍAZ DE LA CALLE, JUAN

Noticias sacras y reales de los dos Imperios de las Indias

Occidentales.

• ECHAVE, FRANCISCO

La estrella de Lima.

1

Page 249: laudationes quinque

• GRIMALDI, FRANCISCO

De la vida cortesana

• HAROLDO, FRANCISCO

Lima Limada

• HORACIO

Ars Poetica 30

Carmina

2.20, 21-24

4.4.29-32

Epistulae

I 2, 67-70

II 1, 126-131

Satirae

I 3, 43-46

• JORGE, JUAN

Viaje a la América Meridional

• JUVENAL

Satirae 14.44-47

• LOZANO, PEDRO

Historia de la conquista del Paraguay, Río de la Plata y Tucumán.

• MABILLON, JEAN

Annales

• MAFFEI, GIOVANNI PIETRO

De vita et moribus Ignatii Loiolae.

• MÉNDEZ, ANDRÉS

Derecho académico

• PLINIO

Epistulae

2

Page 250: laudationes quinque

3.1.9

• TITO LIVIO

Ab urbe condita Praef. 11

• VALDÉS, RODRIGO

Poema Hispano Latino

• VIRGILIO

Aeneis 6. 883-886

1.1. AUTORES CITADOS SIN ESPECIFICACIÓN DE OBRA

ARRIAGA, JOSÉ PABLO

CLEMENTE DE ALEJANDRÍA

EUSEBIO DE CESAREA

FEIJÓO, BENITO JERÓNIMO

FLAVIO JOSEFO

QUINTO CURCIO

RODRÍGUEZ, MANUEL

ZACHINO (FRANCESCO SACCHINI)

1.2. OBRAS CITADAS SIN ESPECIFICACIÓN DE AUTOR

In Elogium Ecclesiae

Concilio Tridentino (seguramente se trata de las Resoluciones)

Recopilación Indiana.

3

Page 251: laudationes quinque

2. CITADAS POR LA TRADUCTORA

• AMBROSIO

Enarrationes in psalmos XII, 118

• APULEYO

Metamorphoses 10.30

• CICERÓN

Pro Archia I 1-3

Epistulae ad Atticum 12, 1,1

Brutus 291

De diuinatione I 45, 102

De legibus III 9

De oratore II 6, 22

• COLUMELA

De re rustica 12.3, 8

• LANDIVAR, RAFAEL

Rusticatio Mexicana VIII 258-259

Appendix 94-112

• OVIDIO

Metamorphoses

1. 452 ss

2.340 ss

3.339 ss

10.106 ss

Fasti

4. 223 ss

• POMPONIO

4

Page 252: laudationes quinque

Cosmographia 163

• PS. AMBROSIO

Sermones 16. 28

• QUINTILIANO

Institutio Oratoria

3.7,28

8.3, 61

9.2, 40

• RHETORICA AD HERENNIUM

I 2, 2

• TERENCIO

Hecyra 441

• VARRÓN

De lingua latina VI 86

• VIRGILIO

Georgica 1. 50-53

Aeneis 1. 532

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5