Upload
others
View
4
Download
0
Embed Size (px)
Citation preview
A R G U M E N T O
DE
LA D O L O R E S Drama lírico en tres actos, arreglado sobre el drama del mismo título
DE
DON JOSÉ FEL1Ü Y
LBTEA Y MUSICA DE
D O N T O M Á S B R E T Ó N
'íkiye con f.xlto eociraordinario «a el teatro de la Zarzuela
el d ía 16 de M&ÍJ: k 18:
L a a c c i ó n pasa en C a l a t a y u d ( A r a g ó n ) .
MADRID
Imp. de Diego Pacheco Latorre, Plaza del Dos de Mayo, o 1895
' - riilílir ; - ;.
P E R S O N A J E S
LA DOLORES Sra. Corona. GASPARA » Fábregas. XiAZARO Sr. SimonettL MELCHOR » Mestres. E L SARGENTO ROJAS » Sigler. PATRICIO > Visconti. CELEMÍN » Alcántara.
Aldeanos, soldados, mujeres, músicos y coro general.
La acción tiene lugar en Calatayud (Aragón).
. Se han estrenado tres preciosas decoraciones debidas al pincel de los Sres. Bussato y Amallo, y un magnífico vestuario.
La orquesta y el coro han sido aumentados para esta ópera.
A C T O P R I M E R O
Biaza del Mercado en Calatayud, á la izquierda puerta de entrada
a l mesón de la Gaspara, á la derecha fábr ica de alpargatas.
E S C E N A P E I M E B A
A la izquierda, Patricio y Celemín, sentados jun to á una méSa «hablando de los amores de la Dolores. E n el centro, puestos de vendedores de frutas; á la derecha, obreros trabajando, alpargatas en segundo término, hilanderas. D e s p u é s beatas j Gaspara.
U n anciano atraviesa la escena cantando la siguiente copla: Solo á dos teclas responden
en m i t ierra las muchachas; a l querer, suena la una, la otra suena á la venganza.
Patr icio y Celemín dicen que parece hecha para Dolores, la •cuál, s e g ú n opina Celemín, no quiere más que al valiente Melchor el barbero, cosa que no satisface á Patricio, pero se consuela a l saber que él con otra se casa.
Suena el redoble de un tambor y llegan soldados, el pueblo sale á recibirlos. Son mandados por el sargento Rojas, algo fanfar r ó n , del cual se r í e n mientras canta. HOJAS. YO soy un soldado valiente y audaz;
si alguno me ofende, le mato, y en paz. G a n é cien batallas, espanto infundí , y de acciones tantas ileso salí . L a guerra es m i anhelo, m i afán é i lusión; yo mato sin tregua, sin duelo y p e r d ó n . A l mismo Cabrera yo le hice correr un d ía que el tonto me quiso coger. Soy otro Cid, no hay m á s que ver.
CORO. Que es otro Cid, hay que creer. ROJAS. YO soy así, muy liberal ,
tierno al amor, noble y leal.
— 6 —
COEO. (Qué fanfarrón, qué original , nunca yo v i , otro que tal.)
Reparte las boletas i su gente y él queda en la plaza»
E S C E N A I I
T Patr icio se bur la del sargento Rojas p r e g u n t á n d o l e porque-deja á su gente. Eojas le contesta que por conquistar á Dolores, muchacha hermosís ima según le han dicho. Patricio le dice q u » aquella plaza es tá sitiada por él. Piden vino y sale Dolores. Rojas se queda inmóvil ante tanta hermosura. Dolores le pregunta si le» ha dado a l g ú n m a l .
ROJAS. ¡Es que estoy contemplando la Corte Celestial!
R í e s e Dolores, y Rojas loco de amor, la dice: Capaz un trono por tí me siento
de conquistar. Si t ú te apiadas de m i tormento, si te conmueve m i tierno acento, si mis amares quieres premiar.
Patr ic io, celoso, se aproxima á Dolores, diciendo: Y o soy más rico y antes te adoro
que el mil i tar . S e r á s la dueña de mi tesoro; por t í , se corre m a ñ a n a un toro y hoy la rondalla v e n d r á á tocar.
Dolores se aburre y propone que beban para librarse de s u » impertinencias.
E S C E N A I I I
L á z a r o se aproxima t í m i d a m e n t e y saluda á Dolores, á la cual indica d e b í a estar en el mesón y no perdiendo tiempo. Rojas pregunta qu ién es, y Patricio le dice que sobrino de la Graspara y un m r a en agraz. Viene Melchor, novio de Dolores, y Rojas muy amable le ofrece de beber, á lo que se niega ordenando los dejen solos, pues tiene que hablar con Dolores.
E S C E N A I V
Solos ya, Dolores, con energ ía , pregunta á Melchor ST es cierto que se casa, él dice que ella reclama á su antiguo amante cumpla con ella la palabra e m p e ñ a d a y cubra el ba ldón que por causa suya pesa sobre su honra. Melchor se niega y ella le j u r a guerra á muerte, diciéndole:
Maldi ta sea la aciaga hora en que inocente su fe creí; mas por la i r a que me devora, venganza j u r o tomar de t í . D i r é quien eres á t u futura, que no soy sola te p roba ré , y aquel que vengue mi desventura, la vida entera le e n t r e g a r é .
Oyese un pasacalle y el ruido de la gente que se aproxima.
E S C E N A V
L a rondalla precedida de Patricio que viene muy contento con una larga vara marcando el compás canta:
E n noches de verbena, correrla es dado; Patricio á rica cena nos ha invitado. ¡Viva Patricio que es tá con sus amores por la gent i l Dolores que pierde el juicio!
Patricio dice como organizador de la fiesta: Gracias, muchachos, tomad asiento:
á todos hoy convido, reine el contento. Salga Gaspara con la Dolores, y á vosotros os pido que la echéis flores.
V a n saliendo del mesón Gaspara, Dolores y los demás perso-
najes. Tocan y bailan una preciosa jota y Celemín ha sacado su gui tarra y cantan las siguientes coplas:
CANTADOR.—Es de E s p a ñ a y sus regiones, A r a g ó n , la m á s famosa, porque aqui se halló la V i r g e n , y aquí se canta la jota .
CELEMÍN.—Por una moza del barr io, Patricio es tá que se muere; no d i ré cual es su nombre, que ella lo d iga si quiere.
CANTADOR-—Grande como el mismo sol, es la jota de esta tierra; si en amor luce sus i r i s , lanza rayos en la guerra.
Por eso cantamos los de A r a g ó n , cuando enamoramos tan dulce son. Y en la l i d sabemos, quiere decir, que vencer debemos ó bien morir .
E l sargento Rojas pide le apunten por soleá y canta t a m b i é n aludiendo á Dolores.
Melchor ofrece otra copla, ante cuyo anuncio tiembla Dolores; conoce á su amante y no duda que será un insulto, como así sucede.
Si vas á Calatayud, pregunta por la Dolores, que es una chica muy guapa y amiga de hacer favores.
E l efecto es inmediato. Todos se levantan, g r i tan y gesticulan. Rojas y Patricio contienen los ánimos, pero éstos no se calman hasta que Dolores se mete en el mesón y Melchor se va por el fondo, no sin que ambos se hayan retado nuevamente.
Sigue el baile y al empezar nuevamente cae el telón.
A C T O I I
Patio del mesón de la Gaspar a,
Q-aspara aconseja á su sobrino estudie y la ofreza marchar al Seminario al siguiente día, pero queda solo y pide á Dios apague-el fuego que le abrasa el alma. En t ra Patr ic io y se burla d r i t a . Patricio trae unos regalos para Dolores. Rojas ¡sale por la ga l e r í a , viendo á Patricio entretenido con los regalos; éste i nv i t a á Rojas á ver los regalos.
Celemín y el coro anuncian que el toro que ha de lidiarse es tá ya encerrado. Rojas se ofrece á matarlo, y Patricio se alegra, por que el toro le q u i t a r á su r i v a l .
Celemín anuncia que el almuerzo espera, pero Rojas quiere que antes le oigan lo que va á hacer, y dice mientras todos se burlan de él:
Así que en el circo la res se presente, sereno y valiente me acerco á la res.
Le pongo dos parches, la moña le quito, los lances repito, le paro los piés .
D e s p u é s los peones la llevan ligeros á que los piqueros le zurzan la p i e l .
A cambio de un vuelco le pican con br ío , yo al quite me avío sacando al burel.
E l toro, ya en palos, humilla el hocico, m á s córrelo un chico; le alegro después .
Y cuelgo, si logro medir los terrenos, tres pares muy buenos, de frente los tres.
— 10—
Y cojo en seguida la espada y el trapo, lo brindo, y muy guapo me voy á matar.
Le empapo y domino con arte y salero, le cito, le espero, y le echo á rodar.
Todos dicen: E s t á muy bien contado, veremos al l idiar .
V á n s e al interior del mesón, en donde como ha dicho Celemín^ les espera el almuerzo. Llega Melchor y dice á Patricio y á Rojas:
Amante he sido de la Dolores, y cuando quise la abandoné : si hay quien suspire por sus favores, p í d a m e cuentas y las d a r é .
A l reto nadie responde; el valor no predomina en ninguno. Exasperado Melchor, canta otra copla m á s insultante, y al pedir la gui tar ra aparece Dolores con ella en la mano, dicióndole: « P r e venida, te la vengo yo á t rae r .»
L a serenidad y altivez de ésta dejan perplejo á Melchor, y dan ánimo á Patricio y Rojas, que se mofan del va l en tón preguntándole por el cantar. Melchor les apuesta vencer la fiera, y que aquella misma noche ha de entrar en el cuarto de Dolores.
Patricio y Rojas esperan en la plaza.
E S C E N A V I I
Melchor y Dolores Melchor se aproxima á Dolores, y con car iñoso acento la ofre
ce la paz, rogándo le le abra la puerta aquella noche á las diez. N i é g a s e en principio, mas al fin cede á la p re t ens ión .
E S C E N A V I I I
Dolores, Boj as y Patricio
Dolores, al verse sola se pregunta: S e r á posible, ¡oh cielo,
—11 —
que m i alma dolorida pueda gozar aún en esta vida, horas de paz, de dicha y de contento!
Patr icio y Rojas entran precipitadamente, y preguntan á Do-ores si es cierto que ha dado una cita á Melchor. L a infeliz com
prende la malignidad de Melchor, y llena de dolor da un gr i to mas al mismo tiempo, reponiéndose, suelta una carcajada, diciendo que ha querido burlarse de él.
Patricio, animado, le ruega premie su ardiente amor, y eila le cita para aquella noche á las diez, haciendo lo propio con el sargento. Ambos se escaman, porque aunque el uno ignora la cita del otro, la hora coincide con la que ha dicho Melchor, á quien temen.
L a m é n t a s e Dolores de su cruel destino; aparece Láza ro , y aí verla sola se atreve á declarárselo, revelación que no deja de asombrarla. Láza ro la coje de la mano, al ver que Dolores no se enoja, y estampa en ella un beso. Celemín, que ha presenciado la escena, l lama á grandes voces á todos los que hay en el mesón. E n t r a el coro y se burlan del curita; éste coje á Celemín por el cuello y le golpea.
Celemín anuncia á Dolores que Melchor le prepara cantar oon la orquesta sus paces, noticia que alarma á ésta, pues ve otra nueva infamia que medita contra ella.
Empieza el bullicio y el sargento Rojas, con gran prosopopeya dice «que va á la a rena» .
Colócanse unos sobre la tapia y otros en la galer ía , y figura que el toro se está lidiando d e t r á s del muro, que es la plaza del pueblo.
Gr i tan unos, aplauden otros, hasta que figura que el mi l i ta r se ha quedado sólo y el toro le coje. Las mujeres dan un grito, y L á z a r o se lanza á la plaza, lo salva y mata al toro.
L a ovación que se le t r ibuta cuando entra trayendo á Rojas, es grande y merecida. Melchor se acerca á Dolores y la recuerda la cita, y és ta asiente. R á p i d a m e n t e se vuelve á Láza ro y le cita á dicha hora en su cuarto, al que promete i r .
Todos, incluso Dolores, brindan en honor de la va len t ía de L á z a r o .
A C T O I I I
Sala del mesón.
Lázaro , con el rosario en la mano, reza la le tan ía á la cual responden los asistentes. Durante ésta, Dolores pregunta á Cele
mín si ha visto á Melchor, y és te le dice que sí y que no fa l t a rá . Láza ro cita á Dolores á las diez.
Celemín solo con Lázaro le dice: Pues solos un momento
quedamos por azar, m i honrado pensamiento te quiero declarar.
Venganza por mi nombre j u r ó tomar de t í ; mas eres todo un h o m b r e . . . no hay más que hablar por t í .
Le ofrece la mano, que L á z a r o estrecha, y cont inúa hablando de Dolores, aconsejándole la olvide, pues no es digna de él, porque ha concedido á otro sus favores. Lázaro , exasperado exclama:
Y sabe que el que ofenda de hoy más á esa mujer, en singular contienda conmigo se ha de ver.
Dolores, que ha oído la defensa de Lázaro , le da las gracias. Ent ra Patricio en busca del colegial para llevarlo de ronda, pero és te se disculpa por hallarse cansado.
E S C E N A I V
Gaspara, Dolores y Lázaro
Apenas solas, Gaspara, con i ra reconcentrada, dice á Dolores: ¡Infame sirvienta!
T a m b i é n á mi ahijado
me le has conquistado... DOLOEES. ¡Gaspara! GASPABA, ¡Chitóa!
¡Aquí está la cuenta! (Le da d i m r o . ) Mañana á la aurora te marchas.
DOLORES. ¡Señora! GASPABA. Sin más dilación.
Ruega á su ama la infeliz Dolores, que aleje aquella misma noche á Lázaro del mesón, para lo cual le prepon© que salga con un arriero que va á partir. Acepta Gaspara el consejo, llama á Lázaro y hace que se lleve á efecto el pensamiento de Dolores, á la que, una vez fuera su ahijado, dice que si quiere puede continuar en el mesón.
ESCENA V
Dolores Tarde sentí, cuitada,
lo que sentir quería... ¡Pobre alma mía! ¡Huérfana, sola, deshonrada; ni aun puedo amar! Hoy que mi amor despierta en la región más pura, ¡qué desventura!, árida y triste, fría, yerta... la logro hallar! ¡Mas quién, Dolores, pudo esperar mejor destino, con tus amores!
» Si el vuelo alzaste, la de la copla sé, tal es tu sino ¡Triste!... ¡sonaste!
E8QENA V I
Dolores y Lázaro Y a no teme, pues ha cerrado bien la puerta para que no entre
— 14 —
Melchor á quien aborrece; pero al i r á cerrar la ventana salta por ella Lázaro . Estupefacta, exclama: «Aquí tú!»
L á z a r o logra que Dolores le confiese que le ama, y loco de alegr ía , la j u r a que se r á su esposa. Oyese la rondalla y la copla fata l «Si vas á O a l a t a y u d » , etc., ante cuya infamia quiere Láza ro retar al autor; pero Dolores le e n g a ñ a diciendo que no es para ella.
Dan las diez y llama Melchor. Láza ro quiere abrir, á lo que se opone Dolores, y para lograr que se retire, le dice que s e r á su madrina, y la ruega no la disguste. Cede Lázaro y se va.
E S C E N A V I I
Dolores y Melchor
Abre la puerta Dolores y aparece Melchor promoviéndose en tre ambos una violenta escena; pues él quiere hacer las paces y que ella le ame, cosa ya imposible. Dolores le recuerda el pasado.
¡Qué m á s quieres hacer... Traidor, m i honor robaste; después me abandonaste! ¡Mi padre, pobre anciano, por t í vi l lano á la tumba bajó! ¡Te p e r s e g u í anhelante, esperando constante... y m i honor en girones con tus canciones, por la calle rodó.
Melchor responde que aquello pasó, que ha apostado que cer r a r í a la puerta y que los de afuera se b u r l a r í a n .
(Se dirige hacia Dolores.) A l abalanzarse hacia Dolores, se abre la puerta y aparece
pá l ido de i ra , Láza ro , que le dice: «Espera .» Melchor se mofa y escarnece á Dolores, preguntando si es
suya. Lázaro le responde que lo será cuando le haya matado. Dolores implora. Se desafian y salen al j a r d í n cerrando la puerta por dentro.
•15-
Dolores forcejea la puerta y viendo que no puede abrir, pide socorro, á cuyas voces acuden todos.
Lázaro , jadeante, aparece en el umbral y se deja caer sobre el banco diciendo: jA.bí se quedó! Dolores se opone á que entren en su cuarto, pero Celemín logra separarla y al ver lo que en él encierra, exclama: CELEMÍN,
DOLORES. LÁZARO,
GASPARA. CELEMÍN. LÁZARO.
DOLORES. LÁZARO.
¡Muerto 4e encuentra aqu í Melchor!
¡Yo le maté! No es cierto,
yo soy su matador. ¡Gran Dios! (Se desmaya.)
¿Por qué? L iv i ano
mancil ló esta mujer. ¡Yo la amo!...
¡Huye! ¡Nó; él fué un villano!
Yo quedo de su muerte á responder.
F I N
m
ADEVRTENCIA
Fara anunciar en el Telón y vestíbulos del Teatro
de la Zarzuela, dirigirse durante la función al puesto
de periódicos.