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El patrimonio arquitectónico y artístico es el producto físico de una sumatoria de acciones sociales sobre un determinado territorio. Hay que diferenciar el patrimonio inmueble, que son las edificaciones más resaltantes de la ciudad, del patrimonio mueble, caracterizado por las pinturas, las esculturas y los retablos guardados durante siglos en las iglesias. Esta herencia histórico-artística es testimonio de diversos momentos, civilizaciones y grupos sociales. Por tal hecho, se debe resguardar, conservar y difundir como evidencia del proceso histórico de una colectividad —en este caso la de Jauja—, reconocer e infundir en el sentimiento ciudadano admiración, respeto y orgullo hacia esta sucesión patrimonial, a fin de afianzar una identidad cultural y potenciarla como recurso turístico. 1. Antecedentes La actual configuración urbana de Jauja, transitó por distintos procesos de cambio en su estructura, creándoce en este proceso elementos artísticos mestizos propios del valle y de cada época. Es así que se yuxtaponen diferentes estilos artísticos y arquitectónicos, en determinados casos para optimizar su nivel estético y, en otros, para disturbarlos o destruirlos completamente. Existe la posibilidad de entender a las ciudades peruanas fundadas durante la colonia como laboratorios territoriales, lugares donde los españoles experimentaban los ideales urbanos que en Europa no pudieron construir. Las formas de las trazas, las proporciones, las escalas, los usos, los artefactos arquitectónicos que eran importados, se sumaron al emplazamiento sostenible, al respeto por la naturaleza, a la visión ecocéntrica y al uso pertinente del espacio que eran propiedad intelectual de la herencia prehispánica. Esta adición positiva y complementaria de características, produjeron la ciudad que ahora en parte es Jauja. Cabe destacar que dentro de estos entes arquitectónicos se guarda, no con poco recelo, ejemplos universales únicos de retablística, escultura y pintura, en la cual se evidencia la fuerza y el peso de la iconografía occidental con aportes de factura provinciana, idílica. Con la llegada de este nuevo orden, se manifiestan nuevas formas de trabajar el espacio arquitectónico, y se ponen en debate la relación de formas y estilos que se puedan relacionar con la colonia española. Hay una posición frontal de construir una nueva nación, pues los cánones ahora son y quieren ser distintos. Sin embargo, en Jauja ese proceso demorará algunas décadas, demora que supo tener frutos en los dibujos y grabados de insignes viajeros que bebieron de la estadía placentera en esta ciudad. Es el punto de quiebre, especialmente, en las propuestas arquitectónicas, modificándose la atmósfera y forma urbanística, con tipologías predominantes de la época, instituidas con ese nombre en el territorio peruano. En el aspecto artístico, hay cambios sustanciales en elementos de la retablística y la pintura. Durante el siglo XX los cambios son sustanciales en la modificación y adecuación de propuestas vanguardistas arquitectónicas sobre bases y estructuras anteriores en la mayoría de inmuebles, cambiando la fisonomía urbanística, con una atmósfera y estética protourbana. En el periodo actual, la transición posmoderna que vive el patrimonio urbano arquitectónico de Jauja va de la mano con la pérdida del espíritu de valoración estética y respeto por la historia. Cánones ajenos y efímeros se han instalado en el gusto del ciudadano. Ahora el habitante pretende construir una ciudad moderna, entendida por el uso de materiales sintéticos y artificiales que malcombinan con los bienes 70 | | 71 36 Ventanas del antiguo local del Colegio San José. 37 Capilla sobre el antiguo Ushno inca de Hatun Xauxa. Ilustración de Charles Wiener (1880). 37

Libro jauja parte 2

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Page 1: Libro jauja parte 2

El patrimonio arquitectónico y artístico es el producto físico de una sumatoria de

acciones sociales sobre un determinado territorio. Hay que diferenciar el patrimonio

inmueble, que son las edificaciones más resaltantes de la ciudad, del patrimonio

mueble, caracterizado por las pinturas, las esculturas y los retablos guardados durante

siglos en las iglesias. Esta herencia histórico-artística es testimonio de diversos

momentos, civilizaciones y grupos sociales. Por tal hecho, se debe resguardar,

conservar y difundir como evidencia del proceso histórico de una colectividad —en

este caso la de Jauja—, reconocer e infundir en el sentimiento ciudadano admiración,

respeto y orgullo hacia esta sucesión patrimonial, a fin de afianzar una identidad

cultural y potenciarla como recurso turístico.

1. Antecedentes

La actual configuración urbana de Jauja, transitó por distintos procesos de cambio en

su estructura, creándoce en este proceso elementos artísticos mestizos propios del valle

y de cada época. Es así que se yuxtaponen diferentes estilos artísticos y arquitectónicos,

en determinados casos para optimizar su nivel estético y, en otros, para disturbarlos o

destruirlos completamente.

Existe la posibilidad de entender a las ciudades peruanas fundadas durante la

colonia como laboratorios territoriales, lugares donde los españoles experimentaban

los ideales urbanos que en Europa no pudieron construir. Las formas de las trazas, las

proporciones, las escalas, los usos, los artefactos arquitectónicos que eran importados,

se sumaron al emplazamiento sostenible, al respeto por la naturaleza, a la visión

ecocéntrica y al uso pertinente del espacio que eran propiedad intelectual de la

herencia prehispánica.

Esta adición positiva y complementaria de características, produjeron la

ciudad que ahora en parte es Jauja. Cabe destacar que dentro de estos entes

arquitectónicos se guarda, no con poco recelo, ejemplos universales únicos de

retablística, escultura y pintura, en la cual se evidencia la fuerza y el peso de la

iconografía occidental con aportes de factura provinciana, idílica.

Con la llegada de este nuevo orden, se manifiestan nuevas formas de trabajar el

espacio arquitectónico, y se ponen en debate la relación de formas y estilos que se

puedan relacionar con la colonia española. Hay una posición frontal de construir una

nueva nación, pues los cánones ahora son y quieren ser distintos. Sin embargo, en Jauja

ese proceso demorará algunas décadas, demora que supo tener frutos en los dibujos y

grabados de insignes viajeros que bebieron de la estadía placentera en esta ciudad.

Es el punto de quiebre, especialmente, en las propuestas arquitectónicas,

modificándose la atmósfera y forma urbanística, con tipologías predominantes de la

época, instituidas con ese nombre en el territorio peruano. En el aspecto artístico, hay

cambios sustanciales en elementos de la retablística y la pintura.

Durante el siglo XX los cambios son sustanciales en la modificación y

adecuación de propuestas vanguardistas arquitectónicas sobre bases y estructuras

anteriores en la mayoría de inmuebles, cambiando la fisonomía urbanística, con una

atmósfera y estética protourbana.

En el periodo actual, la transición posmoderna que vive el patrimonio urbano

arquitectónico de Jauja va de la mano con la pérdida del espíritu de valoración estética

y respeto por la historia. Cánones ajenos y efímeros se han instalado en el gusto del

ciudadano. Ahora el habitante pretende construir una ciudad moderna, entendida por

el uso de materiales sintéticos y artificiales que malcombinan con los bienes

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36 Ventanas del antiguo local

del Colegio San José.

37 Capilla sobre el antiguo Ushno inca

de Hatun Xauxa. Ilustración de

Charles Wiener (1880).

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patrimoniales antes descritos, conduciendo de manera inevitable a un conflicto

identitario.

2. Evolución y cambios significativos en el desarrollo urbano arquitectónico

La actual ciudad de Jauja nace como Pueblo de Indios, con una plaza central cuadrada

como eje ordenador. El paraje es una superficie llana. Ahí se destinan los lugares para

la Iglesia, el Cabildo y los vecinos más importantes. En la primera fase evolutiva,

alrededor del último tercio del siglo XVI, se construye una Capilla Primitiva de corte

isabelino, típica de los templos coloniales rurales; un Cabildo, que es de un solo piso,

con cobertura a dos aguas de tejas, vanos pequeños y una puerta principal, donde

destaca el revestimiento de cal sobre las paredes denotando importancia superlativa

sobre las demás edificaciones. Las casas de los vecinos son pircas de adobe revestidas

de barro de un solo piso con tejas y vanos diminutos de una o dos habitaciones. La

plaza es un espacio amplio con una horca al centro: aquí se realizan y mezclan

indistintamente eventos sociales, económicos y legales.

La segunda etapa evolutiva de la urbe jaujina es el recambio de la

infraestructura pública provocada por el desgaste normal de las edificaciones y los

movimientos sísmicos ocurridos. El antiguo cabildo deviene, durante los primeros

años del siglo XX, en equipamiento municipal de dos pisos y dos cuerpos con

estructura de barro y piedra, con arquerías pétreas en el frontis y un balcón corrido y

abierto en el segundo piso. La transformación de la Capilla Primitiva en la Iglesia

Matriz es un cambio arquitectónico que va acompañado de un cambio semántico. Se

construye una Iglesia más amplia, se demuele la casona ubicada entonces delante del

atrio, logrando un espacio más holgado. Se amplía y consolida la ciudad intramuros. El

remate de las manzanas de Calle Gálvez con la Plazoleta de Santa Isabel tiene el

emplazamiento de corte renacentista.

La tercera etapa es la actual imagen que presenta la Iglesia Matriz, propia del

siglo XX. La arquitectura se vio resguardada de la posibilidad de cambios morfológicos

bruscos, debido al estancamiento económico del siglo XIX. Este impasse sirvió para que

la urbe todavía conserve esa escala propia de un ambiente urbano monumental. Las

calles guardan ese aire personal y auténtico de una villa importante y, sobre todo, el

territorio circundante entendido como paisaje se mimetiza con la ciudad. La conexión

entre ambas es bilateral y clarísima.

3. El territorio como paisaje

El territorio que circunda a la urbe es un marco pictórico de estilo naturalista. La

cordillera con sus cielos azulados por el día y rojos en los atardeceres; la fertilidad del

suelo, que se traduce en un sinfín de hierbas, arbustos y árboles propios y foráneos; el

valle lleno de huertas y campos de cultivo, que se convierten en la más grande cualidad

del territorio jaujino. El otrora río de Jauja, que ingresa por la cabecera del valle con su

presencia silenciosa, logra irrigar los pueblos de nuestra llanura y darles constante

fecundidad. A este río se suman riachuelos que lo fortalecen y, a medida que avanza, va

dejando sólo vida y verdor. Son estas características únicas y genuinas que hacen del

territorio jaujino un paisaje polivalente para la ciudad. Aquí el hombre puede caminar

acompañado de un sincero silencio, aquí lo urbano finalmente se consolida como

proyecto, porque lo rural está unido a él y se siente a la naturaleza también como parte

del hombre. Vivir en Jauja es vivir en una urbe idílica.

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38 El Tambo de Xauxa en la Nueva

Coronica, de Guaman Poma de

Ayala (1614).

38

Page 3: Libro jauja parte 2

En 1875, un grabado de Charles Wiener perennizó un Ángulo de la Plaza

Mayor, donde se observa el Cabildo; la Iglesia Matriz con modificaciones en su

estructura y fachada; viviendas con características de estilo republicanas; y el uso del

espacio comercial que se daba a la Plaza. Para fines del siglo XIX una fotografía muestra

un plano panorámico de la ciudad desde el sector noroeste. Allí se puede apreciar las

construcciones arquitectónicas mestizas, típicas de la época y la estructura de la parte

posterior de la Iglesia Matriz. A principios del siglo XX encontramos la Plaza con

edificaciones modernas, arquitectónicamente mejor elaboradas, con muchos

establecimientos comerciales, sin la horca central, con jardinería en el área central y la

Iglesia Matriz con modificaciones sustanciales; y en los extremos pilas para el consumo

público del agua.

Para la década de los veinte del siglo XX la Iglesia Matriz fue sustituida por una

edificación de estilo neoclásico. Progresivamente la Plaza fue tornándose en parque,

con espacios de áreas verdes y árboles. Éste fue variando en su jardinería y espacios de

tránsito, y en la década de los sesenta sufre una variación considerable, debido a que se

sustituyen algunas viviendas por construcciones modernas, modificándose

totalmente la forma de la tradicional Plaza Mayor.

A lo largo de la historia de cuatro siglos y medio de esta Plaza, hubo

edificaciones destacables por su valor histórico, arquitectónico y de funcionalidad,

construidas en zonas anexas a la misma. Una de ellas es el Convento y la Iglesia Matriz

“Santa Fe de Jauja”, que fue erigida como cabecera de doctrina desde el último tercio

del siglo XVI. Fue modificado desde el siglo XIX, y a partir de entonces se realizó

intervenciones para su recuperación y conservación, haciéndose la última

intervención en la fachada durante la segunda década del siglo XX.

4. Patrimonio arquitectónico

La ubicación de la actual Plaza Mayor data de 1565. Perduró por muchos siglos como

un espacio abierto sin ornamentación de ningún tipo, donde se establecía la feria. A

partir de fines del siglo XIX se realizaron trabajos de jardinería y empedrado,

colocándole una pileta central. Desde principios del siglo XX se añadieron diversos

elementos decorativos progresivamente, como una glorieta de madera, vías

peatonales de cemento, faroles, bancos de descaso, pilas de agua y un arreglo de

jardinería con diseños simétricos. Es decir, la configuración estética de la Plaza es

típicamente de un parque que paulatinamente fue intervenido en cada gestión edil con

arreglos y modificaciones de piso y jardinería.

Configuración y cambios de los principales inmuebles

Desde el establecimiento de la Plaza Mayor, se erigen diversos inmuebles civiles y

religiosos en el entorno, con usos comerciales y residenciales. En primer término, se

construyó la Iglesia Matriz, en la cabecera de la Plaza. Una construcción con adobe y

piedra, revestida posteriormente de manera parcial con cemento; con una planta de

Cruz Latina y una sola nave.

En los laterales las construcciones fueron variando, desde las simples paredes o

tapiales que dividían los solares y lotes, en el siglo XVI. Posteriormente fueron

edificándose parcialmente viviendas de diversos tamaños, de una y dos plantas, con

patios y zaguanes. Para mediados del siglo XIX ya abundaban viviendas de dos

plantas, alternadas con pequeñas viviendas y cercos. Destacaban las ventanas con

balcón, los balcones con antepecho parcialmente cerrados y los balcones cerrados.

En el siglo XX se modernizan las construcciones, algunas con ligeros cambios

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39 Detalle de la Iglesia de Jauja.

Dibujo de Leoncé Angrand (1838).

39

Page 4: Libro jauja parte 2

en la fachada, otras con construcciones nuevas, adosándose a ella nuevas edificaciones

con modificaciones y añadidos en el frontis. Las viviendas se adecuaron a la estética

arquitectónica del momento, como una construcción sobria, sencilla, con una fachada

de dos pisos que exponía ventanas con balcón.

En el Frontis del Cabildo y de la Iglesia Matriz, había varios inmuebles de dos

pisos, predominando en ellas los balcones corridos con balaustradas, y balcones con

antepechos parcialmente cerrados, modificados con el correr del tiempo, sobre todo en

las fachadas. Entre los años sesenta y noventa la mayoría de estas viviendas de los

laterales fueron demolidas para dar paso a construcciones nuevas, por lo que

actualmente sólo quedan pocos inmuebles de ese corte.

Todas estas viviendas en el contorno de la Plaza Mayor tenían mucho en común

respecto de su construcción, pues eran de adobe, con pisos de ladrillo pastelero.

Posteriormente, algunas cambiaron a ladrillo común, techo de dos aguas cubiertos con

tejados, uso de madera en los balcones y otros componentes arquitectónicos, pintados

en su mayoría de blanco, logrando una belleza y proyección peculiar, principalmente

en el siglo XIX.

Evolución estilística y propuesta estética

Desde las primeras construcciones en el espacio de la Plaza Mayor, se percibe de

acuerdo a las informaciones gráficas, un proceso de renovación arquitectónica, en

función a los cánones estilísticos vigentes, en un periodo determinado con

planteamientos estéticos de acuerdo al gusto de los propietarios y de la colectividad

citadina del momento.

Estos cambios en el inmueble fueron progresivos y se desarrollaron en dos

formas: por simple imitación a lo vigente y por convicción estilística respecto de la

prioridad de servicio. Por lo tanto, en la primera forma se asume una construcción

imitativa que estaba lejos de un trabajo academicista, predominando la sencillez en el

uso del material, acabado, diseño y dimensión volumétrica. En este esquema están las

construcciones del siglo XIX, en un principio bajo el molde de las típicas casonas de

reminiscencia colonial tardía, que emulan a las grandes construcciones capitalinas,

pero en una versión simple, exentas de fastuosidad. Su modestia asume una belleza

peculiar, que se complementa con el medio paisajístico; y logran con el tiempo un

estándar arquitectónico que se replicó en todo el área andina por su funcionalidad y

facilidad constructiva. Tal es el caso de las casonas construidas con anterioridad a los

inmuebles en mención, cuyas características eran: construcción de adobe grueso

(adobón), madera de la localidad, techo de teja, piso de piedra en el exterior (patios) y

ladrillos pasteleros en el interior, casona con patios interiores y corredores,

construcción de dos plantas con balcón de cajón, entrada con zaguán, y paredes

enlucidas de blanco.

En una etapa posterior a la independencia, se asume el estilo republicano de

moda en la época, que se caracteriza por una propuesta más funcional, asumiendo

cumplir con las necesidades cotidianas del propietario. Estéticamente, incorporan

elementos neoclásicos que los hacen más sobrios, pero siempre manteniendo su

característica no academicista, típica de la provincia.

La segunda forma se desarrolla entre finales del siglo XIX y principios del XX,

debido a la necesidad de dar otros usos a los inmuebles, motivada por una creciente e

intensa actividad económica en la región central, de la que Jauja es su principal núcleo

de desarrollo. En este momento la ciudad empieza a recibir ciudadanos ilustres y

hombres de negocios del país y el extranjero. Los cambios que se realizaron en los

inmuebles estuvieron orientados a procurar la máxima comodidad posible. De ese

modo, se modifican las fachadas y acondicionan los interiores, mostrando elegancia en

los acabados arquitectónicos en todos los ambientes, y reemplazándolos con

materiales de mejor calidad. Por ejemplo, se usa madera de pino para los pisos y

entrepisos del segundo y tercer nivel. Así también, se hacen los enlucidos con empaste

de yeso y colores vistosos en las paredes exteriores e interiores.

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40 Plano de Jauja hacia mediados

del siglo XIX.

40

Page 5: Libro jauja parte 2

La Iglesia Matriz

La Iglesia Matriz “Santa Fe de Jauja”, de la ciudad de Jauja, provincia del mismo

nombre, departamento de Junín, fue erigida como Iglesia Matriz, perteneciente al

convento del mismo nombre, fundada por los padres Franciscanos. Como Convento,

tenía un colegio para los hijos de los caciques, un hospital para el cuidado de los

enfermos y servía a modo de hospedaje para los visitadores. Para su mantenimiento

contaba con un considerable número de ganado vacuno, lanar y caballar. Asimismo,

poseía grandes extensiones de terreno para sembríos y pastizales, administrados y

regentados por las Cofradías en honor a la imagen de un santo de la Iglesia. Fue

declarada como Patrimonio Cultural Monumental por Resolución Directoral Nº 515-

89-INC/J, del 11 de agosto de 1989. Desde el siglo XVIII fue intervenida parcialmente

en su estructura arquitectónica: techo, muros laterales, contrafuertes del muro lateral

izquierdo, fachada, muro testero y el piso de la nave.

Es de gran valor arquitectónico porque tiene como fundamento que es una

edificación colonial mestiza, construida bajo el prototipo del estilo renacentista, con

una estructura de Catedral, pero con las características arquitectónicas de las Iglesias

rurales. También tiene un plano de Cruz Latina con una sola nave con crucero con

cúpula. Es una construcción de adobe con techo de dos aguas. El interior de los muros

laterales y del ábside con retablos eran de estilo renacentista, sustituidos luego con

retablos de estilo barroco en el siglo XVIII y con altares retablos de estilo neo clásico, a

partir del siglo XIX y principios del XX.

A la fecha quedan cinco altares retablos de estilo barroco, de bellísimo

ensamblaje y acabado, alterados e intervenidos parcialmente en su estructura

estilística (revertidos con purpurina y policromados, cubriendo el pan de oro original).

Son, a saberse, el Altar Retablo Mayor; el Altar Retablo “Virgen del Rosario”, en el lado

lateral izquierdo del transepto; el Altar Retablo “Santa Rosa”, en el lado lateral derecho

del transepto; el Altar Retablo “Santo sepulcro”, en la Capilla lateral del lado derecho

de la nave; y el Altar Retablo “Virgen dolorosa”, en la Capilla Lateral del lado izquierdo

de la nave.

Los espacios públicos de Jauja

Las calles de Jauja son, sin lugar a dudas, el espacio público más amplio del ambiente

urbano monumental. Debido al poco tránsito vehicular, sumado al paisaje del entorno,

es un lugar ideal para el peatón. Las casonas, con sus viguetas expuestas en los volados

de los techos a modo de escaleras al cielo, y esas alturas de vanos de arquitectura

republicana, logran configurar un espacio íntimo de escala humana que no se compara

con otra ciudad del valle.

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41 La Iglesia de Jauja hacia 1842.

Esta es la primera fotografía

que existe del Templo.

42 Las calles de Jauja hacia 1931

(colección xauxa tiempo y camino).

41

42

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Las edificaciones y los colores son alegres, ágiles y sencillos. En las calles

puedes crear y descubrir nuevas perspectivas a cada vuelta de mirada. Las calles están

construidas para servir al transeúnte. Las casonas silenciosas, altas y robustas no son

otra cosa que el reflejo propio del valle. Aquí se resumen las principales cualidades de

los pobladores y del paisaje. Estas vías tienen la peculiaridad de acompañar a las

personas de manera callada. La arquitectura es sin duda: sui generis, mestiza y

silenciosa.

La Plaza Mayor, de la que ya hemos comentado, tiene por cualidad la presencia

delimitante de la Iglesia Matriz, la Municipalidad y las aún casonas antiguas. Su forma

ortogonal conectada nos hace pensar en un pasado prehispánico totalmente diferente,

con otros valores y estilos de vida que, de alguna manera, se han recogido en la

artesanía y escultura del patrimonio mueble de las iglesias y en nuestras costumbres

festivas.

La plazuela de la Libertad tiene muchos méritos, sobre todo el de congregar

distintos usos durante distintas fechas, con un carácter polifuncional y versátil. La

presencia del Arco Roosevelt, diseñado por Wenceslao Hinostroza, que sirve de

puerta de ingreso a la arboleda, logra configurar un espacio singular. La “Alameda”

termina en un pequeño bosquecillo, que, con la cordillera como telón de fondo,

fecunda un paisaje semirural y semiurbano, como es y debe ser todo ideal de ciudad.

5. El patrimonio artístico

Dentro del patrimonio cultural mueble de la ciudad de Jauja destacan las obras de arte

religioso, albergadas y custodiadas en las iglesias y capillas de la ciudad. Son de mayor

relevancia las obras de la Iglesia Matriz, expresadas en las tallas retablísticas y

escultóricas, así también en lo pictórico.

Legado de retablística

Es un elemento fundamental en la ornamentación y decorado de la nave de las iglesias,

con la finalidad de albergar las imágenes escultóricas. Son construidas y ensambladas

en estructuras enormes para crear un efecto visual de deslumbramiento y admiración

en los feligreses.

Inicialmente, el interior de las iglesias se ornamentaba con pinturas murales,

tanto los laterales como el Altar Mayor, pero desde fines del siglo XVII se incorporan

Altares Retablos de estilo barroco español, empotrándolos sobre las pinturas murales.

La influencia del estilo barroco español sirve como prototipo en el proceso de

construcción de los retablos. Sin embargo, se añaden elementos vinculados a la cultura

andina, determinando una tipología de retablos mestizos. Son construidos en madera

de cedro, generalmente de dos a tres cuerpos, con sus respectivos bancos y sotabancos.

Están divididos en tres calles y son alternados con hornacinas, columnas salomónicas,

elementos decorativos propios del estilo barroco, y un remate en la parte superior.

Posteriormente, entre fines del siglo XVIII y principios del XIX, son remplazados por

altares retablos de estilo neoclásico, práctica que se desarrolla hasta principios del siglo

XX.

Los retablos de la Iglesia Matriz de Jauja son de extraordinaria factura, por su

ensamblaje, la calidad de las tallas, la tipología de sus elementos ornamentales y la

aplicación y bruñido del pan de oro. Nos detendremos en el retablo del Altar Mayor de

la iglesia para apreciar al detalle sus características.

Es de estilo barroco, tallado en madera de cedro, y revestido con aplicación de

pan de oro, restituido parcialmente en pan de bronce, y casi en su totalidad con

purpurina. Se levanta sobre un sotabanco revestido con ornamentación de tallas a

modo de cartelas, y cada una con la imagen en alto relieve de un querubín en el centro.

Tiene un banco, tres cuerpos, tres calles y un remate. El banco consta de un

entablamento con cartelas ornamentadas con frondas, alternadas con doce figuras

escultóricas de ángeles niños, enmarcados por listones dentados y flanqueada por dos

frisos a los extremos que llevan una escultura en relieve de un rostro femenino. En el

centro se ubica el sagrario que abarca hasta el sotabanco. Culmina con sus respectivas

cornisas dentadas.

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43 El Arco del Barrio de La Libertad (detalle).

Obra de Wenceslao Hinostroza.

44 Vista del Altar Mayor de la Iglesia

Matriz de Jauja.

45 Restauración del Altar como parte

del Proyecto Jauja Monumental.

46 Detalle del Altar Mayor.

44

46

45

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En el primer cuerpo, calle central, se levanta el tabernáculo donde

habitualmente se encuentra la custodia. El tabernáculo tiene una puerta corrediza

ovalada en cuyo frontis está esculpido en relieve el Cáliz, rodeado por frondas; en el

fondo se ubicaba la custodia. El tabernáculo esta flanqueado por dos columnas

salomónicas enmarcadas por listones dentados y rematadas por cartelas; al costado de

éstas, dos placas talladas a modo de frisos verticales. Separan las hornacinas laterales

dos columnas salomónicas de calle rematado de cartelas. En las calles laterales hay dos

hornacinas grandes, con peanas de base semicircular y venera en talla de alto relieve a

modo de resplandores. Las enjutas decoradas por volutas y ornamentos arabescos

flanquean las hornacinas y, a los extremos de cada una de éstas, hay dos columnas

salomónicas coronadas de cartelas en cuyo centro destaca un rosetón. Estas columnas

tienen a los lados frisos verticales, ornamentados en alto relieve con frondas. En la

parte superior del primer cuerpo hay una cornisa corrida en forma escalonada, con

molduras dentadas. En la hornacina de la calle lateral derecha se ubica la imagen

escultórica de Santo Domingo, y en la hornacina de la calle lateral izquierda la imagen

escultórica de San Francisco.

En el segundo cuerpo hay un entablamento en cada calle lateral con dos cartelas

alternadas por un friso, ornamentadas con elementos arabescos y con frondas. En la

calle central está una hornacina donde se ubica la imagen escultórica de la Virgen

Chapetona, conocida también como virgen de la “O” y como virgen de la

“Expectación”. Tiene una repisa semicircular con peana y venera, flanqueada por

columnas salomónicas coronadas con cartelas que lleva ornamentación arabesca y

frondas. Culmina a modo de cubierta con una cornisa escalonada y dentada, las enjutas

decoradas por volutas y ornamentos arabescos rodeando la hornacina de arco de

medio punto y rematado por una cubierta a modo de tornavoz. En los extremos,

colindantes con las calles laterales, se alza una columna salomónica en cada lado,

rematada por cartelas que se unen a la cornisa escalonada saliente. Las calles laterales

con una hornacina central, tienen a sus lados dos columnas salomónicas en cada una;

en la hornacina de la calle lateral derecha se ubica la imagen de San Francisco Javier, y

en la de la calle lateral izquierda la imagen de Santa Elena. Ambas hornacinas tienen la

misma estructura y elementos decorativos que los del primer cuerpo, y están

coronadas por una cornisa escalonada y dentada.

En el tercer cuerpo se alza en cada una de las calles laterales una hornacina con

arco de medio punto, festoneado, con peana recta y venera, flanqueada por columnas

salomónicas a cada extremo, y estas últimas coronadas con cartelas que llevan

ornamentación arabesca y frondas. Se culmina con una cornisa a modo de cubierta,

corrida en forma escalonada recta y oval, que deja en el centro una cúpula en la

dirección de la hornacina, decorada con seis aletas en forma de follajes serpenteantes

sobre cada una de las cúpulas, y lleva enjutas decoradas por volutas y ornamentos

arabescos flanqueando las hornacinas. En la calle central va una hornacina con las

características idénticas a las de las calles laterales y una cornisa a modo de cubierta en

forma escalonada y lobulada, semejando un frontón ovalado. Lleva como remate otra

hornacina ovalada, festoneada, con peana ovalada, flanqueada por cartelas

intercaladas con tableros, y como cubierta una cornisa corrida saliente, escalonada,

dentada y ovalada en el centro a modo de tornavoz. En esta hornacina se ubica la

imagen escultórica del Arcángel San Gabriel.

Legado pictórico

Las pinturas de formidable factura que tuvo la Iglesia Matriz de Jauja se han perdido en

su gran mayoría, y hoy sólo se aprecian de manera parcial. Formaban parte de un

conjunto de decoraciones pictóricas: tanto lienzos como pinturas murales, ubicadas en

los muros laterales de la nave de la Iglesia, en el alto y bajo coro, en los tijerales y en la

cubierta, con motivos sobre pasajes bíblicos, y sobre la vida de los santos de la Orden

Religiosa. Lograban un acabado que deslumbraba a los feligreses, por su colorido y

contenido, constituyéndose en un “Discurso en imágenes”, cuya lectura no sólo

afianzaba la creencia en las doctrinas de una religión occidental impuesta en esta parte

del “Nuevo mundo”, sino se convertía también en un elemento narrativo didáctico e

impactante, que sellaba la orientación de la fe en el individuo.

Desde fines del siglo XVI y principios del siglo XVII, se incorporan lienzos en el

interior de las Iglesias, con una finalidad didáctica y estética, aunque inicialmente ya se

incorporaban las pinturas murales. Estos lienzos se caracterizaban por ser de grandes

dimensiones. En un principio se traían desde España, luego las escuelas pictóricas

virreinales abastecían las demandas de las Iglesias, y es en esta perspectiva que la

Iglesia Matriz de Jauja poseyó pinturas de la Escuela Cusqueña y especialmente de la

Escuela Huamanguina.

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47 Cuadro de Santa Rosa de Lima,

siglo XVIII (colección del Barrio

de Cruz de Espinas).

48 Libros coloniales. Colección

especial de la Biblioteca Sociedad

Unión Artesanos.

47

48

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Los murales que inicialmente decoraban la Iglesia Matriz de Jauja, en cuanto a

su propuesta estilística, tenían influencia de la Pintura Románica con elementos

manieristas, y sobre todo del prototipo estético del pintor jesuita italiano Bernardo

Bitti, quien durante su permanencia en diversas ciudades del Perú formó artistas

locales. Posteriormente, los lienzos correspondían al estilo cusqueño y huamanguino.

Estéticamente, el arte pictórico tanto en los murales como en los lienzos logra

una particularidad en el uso del color pigmento, propio de la cultura andina, por lo

chirriante de sus gamas cromáticas en una aplicación plana y una formidable

utilización del color luz, en el juego del claroscuro de significante expresión. Sus

formas son redondas y rectas, y crean un movimiento y ritmo dinámico por su

composición, con mayor peso de líneas oblicuas y curvas dentro de una estructura de

formas horizontales y verticales, y por su cromatismo de tonos cálidos. Generan por

eso una armonía y equilibrio, extraordinariamente complementadas por el buen uso

de sus ejes compositivos y la adecuada aplicación de sus proporciones, logrando una

expresión de gran calidad artística.

Legado escultórico

Las esculturas de notable calidad que posee la Iglesia Matriz de Jauja formaron parte de

un conjunto de imágenes ubicadas en las hornacinas de los altares retablos de la iglesia.

Representan a la Sagrada Familia y a los santos vinculados a la Orden Religiosa, con

una calidad que impresionaba a los feligreses por su dimensión, policromado, acabado

y representación. Se constituyen en un elemento didáctico para el acercamiento a la fe

Católica.

Desde principios del siglo XVII, se incorporan imágenes escultóricas en las

hornacinas del interior de las Iglesias, con una finalidad didáctica y estética, al igual

que las pinturas. En un principio, sólo se representaban estas imágenes de manera

pictórica. Estas tallas escultóricas se caracterizan por ser de grandes dimensiones.

Inicialmente se traían desde España; luego, los talleres escultóricos de la Colonia,

especialmente los que se encontraban en el Cusco y en Lima, abastecían las demandas

de las iglesias. Por ello, la Iglesia Matriz de Jauja tiene como legado una considerable e

importante colección escultórica de buena factura técnica y estética.

Las esculturas que decoraban la Iglesia Matriz de Jauja, desde el siglo XVII en

cuanto a su propuesta estilística, son de dos tipos (barrocos y manieristas), con

elementos decorativos característicos de cada corriente.

Estéticamente, el arte de las tallas escultóricas logra una calidad peculiar en su

estructura y acabado, propio del arte mestizo. Existen cuatro tipos de escultura, que

destacan los diferentes periodos de su elaboración: las esculturas para vestir, con

miembros articulados; esculturas talladas en madera de maguey, revestidas

parcialmente con tela encolada, policromada, dorada, estofada y esgrafiada; esculturas

ensambladas, con tallados parciales en madera de maguey, especialmente en el rostro,

revestidas con tela encolada, policromada, dorada, estofada y esgrafiada; y esculturas

talladas en madera maciza, policromada, dorada, estofada y esgrafiada.

La riqueza del Patrimonio Arquitectónico y Artístico de la ciudad de Jauja

cobra importancia en la sociedad y en la cultura del poblador, no sólo por su trayectoria

histórica, sino por su propuesta estilística, su calidad estética y su significación en el

proceso de afianzar una identidad cultural. Esta valoración determina su resguardo,

conservación y divulgación, y es a lo que debemos apuntar.

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49 Detalle de esculturas de la

Capilla de Cristo Pobre.

50 Detalle de una columna en la

Capilla de Cristo Pobre.

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51 Balcón interior de una casona (detalle).

52 Balcón de casona esquina Jr. Gálvez y

Jr. Ayacucho.

53 Vitrales de la Capilla de Cristo Pobre,

mediados del siglo XX.

54 Detalle de zaguán de casona.

55 Escultura de un rostro existente en la

casona del Jr. Junín y Jr. Bolognesi.

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Jauja, universo de tradiciones populares

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Al recorrer los numerosos distritos de la provincia de Jauja, sorprende su diversidad

ecológica formada por altas punas, donde recrean gráciles vicuñas o afamados ovinos

merino. O descendiendo sus sanos y secos valles cordilleranos, que reconfortan no sólo

al cuerpo, sino al alma atribulada. Y si alcanza el tiempo, amigo viajero, proseguiremos

a las cálidas quebradas que bajen al llano amazónico, pobladas de hermosas orquídeas

y saborearemos el aromático aguardiente del camino. Esta diversidad ecológica se

complementa con el alma festiva y generosa de su gente, que se expresa en el denso

calendario de fiestas y ceremonias, donde se ofrecen danzas multicolores y antiguas

costumbres señoriales. Nos da además la oportunidad de probar su deliciosa

gastronomía, comprar su creciente producción artesanal o escuchar los inigualables

huaynos de sus afamados conjuntos musicales. Todo ello convierte a Jauja en la

emblemática provincia de la cultura viva de la región Junín.

La danza y los antiguos estamentos sociales

Si uno asiste a las numerosas festividades que ofrece la provincia de Jauja, rápidamente

le sorprenderá cómo, a través de los personajes y la coreografía de sus danzas, la

historia y el mito se entrecruzan en la tradición popular. Iniciamos este recorrido con la

fiesta de la Navidad (25 de diciembre), que al unirse con las festividades del Año

Nuevo y de la Bajada de Reyes (1 y 6 de enero), forman un corpus identitario de danzas

relacionadas con la Adoración al Niño Jesús y con el inicio del año. Entre estas danzas

sobresalen los pastores y la huaylijía, cuya costumbre los obliga a rendir pleitesía al 1recién nacido durante la Nochebuena, en los tradicionales nacimientos que se

confeccionan al interior de los templos, capillas y casas de oferentes. La danza de los 2pastores suele estar conformada por niños y niñas que visten la tradicional ropa de

labriego, llevando en una de las manos sus sonajas de latón y alambre, confeccionadas

con chapas aplastadas de gaseosas, con las que acompañan los villancicos navideños

que cantan dentro del templo o en la plaza del pueblo. En este último espacio invitan a

los presentes para la adoración y recogen la limosna al “Niño Dios”. Si bien la música de

la comparsa de los pastores se distingue por los cantos que ejecutan y el golpe de sus 3sonajas, en ocasiones también les acompaña una orquesta típica o el antiguo conjunto de

arpa, violín y flautas. La huaylijía es otra danza que evoca la visita y adoración de los

pastores, y en algunos distritos está conformada sólo por damas, mientras en otros es

mixto; en la mayoría de los distritos de la provincia las muchachas visten el traje de 4fiesta de jaujina , y donde se presentan los varones, éstos salen como pastores de las

5alturas o de jocosos chutos . Por ejemplo, en el distrito de Muquiyauyo la huaylijía está

conformada por parejas de muchachas que visten de manera muy similar al traje de la 6chupaquina , portando su sonaja y azucena (ramas o varas ramificadas forradas de papel

de color), las cuales serán quemadas el último día de su visita, mientras prometen en las

estrofas de su hermoso canto, retornar la próxima Navidad. Aquí la danza también es 7acompañada por numerosos huaquis o pastores de llamas , que cual guardianes, cuidan

a sus muchachas de los chutos enamorados que las rodean. El chuto, que evoca al pícaro

e independiente indio del valle, lleva una máscara de cuero o badana, donde

sobresalen sus sensuales labios, que desmayan a las muchachas, y con su voz en falsete

e independencia festiva, lo convierte en el personaje preferido por los jóvenes, pues les

brinda anonimato, y la oportunidad para enamorar a la chica que atormenta sus días o

para tomar represalia del ocasional rival. La danza de la huaylijía suele ser acompañada

por una orquesta típica, a la que se suman distintivas flautas o pitos.

En estos días de Navidad también se ofrecen las danzas de la tunantada y del

chacranegro, que unidas a la huaylijía, configuran en sus personajes a los tradicionales

estamentos coloniales de españoles, negros e indios. El chacranegro o negro, representa

al esclavo negro que trabajaba en la hacienda costeña, y que tenía en la Navidad

oportunidad de descansar y brindar su homenaje al “amito Jesús”. La comparsa suele 8 9estar conformada por un caporal o mayú y numerosos chacranegros ; en algunos distritos

también acompañan negras o mallicas, que llevan un parasol, que es un sombrero de

paja apoyado sobre un velo de encajes y un fresco vestido de algodón.

Tradicionalmente la danza se acompañaba con violines, bombo y tambor, como aún 10sucede en Muquiyauyo, incorporándose en las últimas décadas la banda de música . En

Sincos, el chacranegro está conformado sólo por varones, cuyos caporales llevan un

sombrero cucurucho negro y amplia capa del mismo color, y son seguidos por sus

chacranegros, que colocan en su sombrero de paja alguna figura femenina y portan un

puro (calabaza seca), que se usa como sonaja y para marcar el ritmo que ejecuta la banda

de música. Otra particularidad del lugar es que los danzantes también evocan su

habilidad para curar cualquier enfermedad, por lo que cargan una alforja llena de

hierbas medicinales, que aplican jocosamente a toda persona que se les cruza en el

camino.

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56 La Pachahuara, distrito de Acolla.

57 El huaqui de la huaylijía de

Muquiyauyo.

57

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Durante la fiesta de Año Nuevo aparecen por las calles de algunos distritos las

danzas del corcovado y del viejito, ambas representando a los más ancianos pobladores,

quienes advierten la importancia de guardar las tradiciones y la algarabía que sienten 11de llegar a un nuevo año. El corcovado representa justamente la alegría del anciano

español, que convierte el suave y lento ritmo de su danza en rápidos y vigorosos

movimientos a su remate, simbolizando el deseo de seguir gozando de la fiesta. Este

danzante carga una alforja con algún animalillo disecado, para asustar a las muchachas

que visten de jaujinas y que bailan coquetamente a su lado. La danza es acompañada

por una sonora banda de música, cuyos acordes finales provocan seguir el ágil paso de

estos ancianos. Sobresale en esta danza el distrito de Yauli, con la presentación de

numerosos corcovados o auquish cumu, algunos elegantemente vestidos y siempre

acompañados de jaujinas regiamente vestidas y de graciosos chutos que abren paso a su

institución. La danza de los viejitos representa a los ancianos pastores y está 12conformada por el viejo o curcunchu , quien bajaba a la fiesta acompañado de su esposa

13o vieja y de sus hijas casaderas, vestidas de jaujinas, las cuales ocultan su bebe o guagua

con su madre. Los viejos de la muchacha se trasladan por las calles bajo los acordes de

un huayno y mostrando aún su capacidad reproductiva, aunque a veces alguno cae al

piso completamente exhausto. Al concluir el baile corren presurosos y amenazantes si

a algún atrevido se le ocurre enamorar a su hija, y sólo se lo permiten si invita una

gaseosa a “la familia”. La hija viste el traje festivo de jaujina, ocultando su identidad

masculina tras su máscara de malla, y con voz en falsete coquetea con cuanto chico se le

cruza, provocando escenas hilarantes luego de la danza. Estas escenas se disfrutan en

el distrito de Sincos durante la fiesta de Año Nuevo. La temporada de la Navidad suele

cerrarse con la fiesta de los Reyes Magos (6 de enero), en que los miembros de las

diversas comparsas que aún danzan hasta esta fecha, eligen a los oferentes o

patrocinadores que los acogerán en la siguiente Navidad. En las familias que tienen sus

nacimientos, éstos se desarman al ritmo de villancicos y con la participación de la

familia extensa y otros invitados, quienes se van acercando frente al Niño Jesús para

dejar alguna donación mientras retiran alguna imagen del nacimiento.

La siguiente fiesta más importante, y que se celebra a todo lo grande en Jauja, es

la de San Sebastián y San Fabián, popularmente conocida como “la fiesta del 20 de

enero”, en el distrito de Yauyos. Se distingue por las numerosas comparsas de la

tunantada que se presentan, convirtiéndose en la danza distintiva de la provincia. Si

bien la tradición señala que la tunantada nació en Huaripampa, rápidamente se

extendió a las principales festividades de la provincia de Jauja, como lo atestigua el rico

calendario provincial que se adjunta en la presente publicación. La tunantada

representa al tercer estamento de la sociedad colonial, conformada por españoles,

criollos y mestizos, así como por algunos indios libres. Entre los principales personajes 14de esta danza tenemos al tunante o príncipe , un solterón y seductor con las damas de la

región. Por ello, en su coreografía baila separado de las chupaquinas y jaujinas, quienes

también bailan solas, aludiendo a la fugacidad de la relación. Da garbo a su coreografía

un elegante y pequeño bastón charolado que lleva en la mano derecha, mientras la

izquierda se repliega suavemente encima de su cintura. La chupaquina o huanquita luce

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58 Los Viejitos, distrito de Sincos.

58

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sus pícaros ojillos huancas, aunque detrás puede bailar algún conocido amigo. Su

blusa luce la tradicional pechera de plata, en referencia a la legendaria riqueza de

Catalina Huanca. A pesar de que se cubre con un fino velo, la cautivante sonrisa de la

jaujina ilusiona a los jóvenes que se le acercan, además de su cadencioso baile de

gráciles movimientos circulares. Abren paso a la comparsa numerosos chutos 15“elegantes” , indios acriollados que imitan el garbo del tunante, hablan en falsete, y

algunos pícaros muestran un pequeño muñeco que los imita, usándolo para seducir a

alguna muchacha; otros llevan una muñeca jaujinita, evocando el amor perdido o por

conquistar. Un siguiente personaje que acompaña a la comparsa de la tunantada es el

chuto o huatrila, cuya vestimenta evoca al indio sencillo de las alturas. También la 16acompaña el argentino o tucumano , que representa al antiguo arriero del sur argentino

que traía o llevaba sus mulas cargadas de mercadería a las florecientes ferias coloniales.

En ocasiones, y en diversas comparsas de la tunantada, se incorporan otros personajes,

como el jamile o boliviano, que evoca al vendedor del altiplano boliviano, quien traía

yerbas y amuletos para la suerte; el doctorcito, cuyo vestuario recuerda al abogado con

su antiguo sombrero de bombín negro y elegante saco de frac oscuro; el chuncho o anti,

con corona y plumajes, que evoca su origen amazónico; el mexicano o charro, con su

distintivo sombrero de ala ancha y vestuario ceñido al cuerpo; el chalán norteño, que usa

sombrero de paja y poncho de algodón blanco; la maría pishana y su viejo o auquish, que

representan a los ancianos pobladores del lugar, y cuya edad no es impedimento para

hacer múltiples bromas a los presentes. En la fiesta del 20 de Enero, que de una fecha se

prolonga a una semana, las diversas instituciones de la tunantada que salen a bailar

aceptan las numerosas invitaciones de sus asociados, en que confraternizarán cada día,

celebrando el concurso en la plaza monumental, y elegirán a los oferentes del próximo

año, siempre bajo los acordes de la danza que interpreta la orquesta típica. Se cierra esta

suntuosa fiesta con el concurso de chalanes con sus respectivos caballos de paso, y se

remata con el tradicional jalapato, mecanismo festivo para reconocer a los

patrocinadores del próximo año. En la costumbre del jalapato se agasaja previamente al

desventurado pato, vistiéndolo con gala y haciéndolo partícipe de la confraternidad

institucional, para luego llevarlo a la plaza 20 de enero, y bajo los acordes musicales de

huaynos y marineras, colocarlo colgado de cabeza al suelo sobre la soga móvil superior

de un arco, cuyos lados están forrados de hojas de eucalipto y serpentinas, donde

esperará su final a manos de algún chalán vigoroso y rápido que le romperá el cuello e

izará su cabeza como trofeo.

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59 Chutos de Tunantada, distrito

Metropolitano de Yauyos.59

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El carnaval jaujino

Cuando evocamos febrero, viene a nuestra memoria no sólo el juego del agua, los

carros alegóricos o los tradicionales bailes de carnaval de la primera capital y sus

alrededores, sino también la herranza del ganado ovino en los hatos familiares y

comunales, que se da en un contexto de abundante y fresco pasto, que favorece un buen

parimiento y mejor alimento para el ganado. La herranza no es sólo colocar una marca

o señal al ganado, sino también seleccionar su calidad, curarlo de alguna enfermedad y

contabilizar a los recién nacidos. Asimismo, se aprovecha este contexto para agasajar al

pastor por su buen desempeño o reprenderlo si ha faltado a alguna obligación. Todo 17esto se realiza bajo los acordes de los cachos o waqra , violines y el canto de las tinyeras.

18Otra costumbre es el afamado puchero de Paca, donde los mayordomos invitan a la

población, en especial a los niños y ancianos, a probar esta deliciosa y nutritiva sopa. Se

sirve en el atrio del templo Señor Ánimas de Paca, acompañado del halay o pan de

carnaval y chicha de jora. Esta costumbre expresa la voluntad de los pobladores de

compartir los primeros y abundantes frutos de la cosecha con los más necesitados. Hay

otras estampas costumbristas que se dan en los carnavales. Algunas de ellas son

mecanismos sociales para renovar el patrocinio festivo (padrinazgo institucional) y

para apoyar con parte del costoso gasto ceremonial de las instituciones carnavaleras. 19 20Entre estas costumbres tenemos el jalacinta , el jalapato antes descrito, el rompeolla y el

cortamonte, que pasaremos a describir a continuación. Como los carnavales están

asociados al cortejo y a la competencia de los jóvenes, nos detendremos en el carnaval

jaujino, no sin antes reconocer la peculiaridad del carnaval marqueño, danza distintiva

de la juventud del valle de Yanamarca, que se baila vigorosa en un solo pie y abriendo

los brazos, como evocando al águila dispuesta a la caza. Acompaña a esta danza una

orquesta típica que aún conserva el tradicional complemento del waqrapucu (corneta de

cacho en espiral) y la tinya (tambor indio).

La ciudad de Jauja, todos los años, se esmera en celebrar los carnavales a la

usanza de su pasado señorial. Por ello, días antes, cientos de jóvenes —y otros no

tanto— van presurosos a adquirir sus tradicionales trajes de fiesta, para el día en que su

institución barrial lo celebre con el tradicional cortamonte. La adscripción barrial es por

residencia espacial o por compartir un patrilinaje. Por ello, el barrio suele estar 21conformado por jaujinos e “hijos residentes” . Hay barrios muy prestigiosos, como La

Libertad (fundado en 1871) o Huarancayo (fundado en 1928), que abarcaban el antiguo

radio urbano de la ciudad. Con el crecimiento territorial fueron apareciendo otros

barrios en la ciudad, aunque no todos celebran los carnavales. De las estampas 22distintivas del carnaval jaujino, sobresale el padrinazgo del cortamonte , que tiene dos

etapas bien definidas: la “traída de monte” y el “cortamonte” propiamente dicho.

Algunos barrios realizan estas dos etapas el mismo día; otros las separan debido al

número de padrinos que se ofrecen y a las invitaciones que sus oferentes hacen (no hay

que olvidar que el prestigio de los padrinos suele medirse por el gasto que realizan y

por las invitaciones que reciben de sus oferentes). Ser padrino, oferente o socio implica

siempre algún sacrificio en bien de los demás. Por ello es interesante constatar que el

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Page 16: Libro jauja parte 2

dicho popular asigna sobrenombres a las personas que no cumplen con ciertas normas

de apoyo o responsabilidad recíproca. Estos sobrenombres son formas de control

social y de vergüenza pública para quien sea señalado con uno. Así por ejemplo, la

persona que asiste a las invitaciones festivas (comidas o bailes) sin ser expresamente

invitado es llamada fiesta alljo (perro de fiesta) o cuyucara (sinvergüenza); al que va sólo

a comer y se retira inmediatamente le dicen hueleguiso; al que come en exceso lo

conocen como matipupu; al que exige comida y bebida sin ser miembro de la institución

festiva le dicen jatipacuy o cuello; al chismoso o mal hablado le dicen huashuarima; al que

se emborracha y hay que recogerlo le dicen cachis; finalmente, un fuerte insulto de

desprecio es ismaycunti (recoge excremento). Si el padrino es tacaño o no tiene

suficiente dinero para agasajar a los asistentes, suelen murmurar de él alalau padrino o

padrino hueso. Es costumbre que cuando una persona se ha comprometido a asumir un

cargo festivo y fallece un pariente cercano suyo (padres, cónyuge o hijo), le es

exonerado el gasto de ese año, pero se le exige asumir el cargo al año siguiente. Si la

persona o pareja comprometida no cumple su cargo festivo, recibe la crítica y burla

general a través de unos muñecos que los representan y que se colocan en el monte o

árbol que debían presentar, procediendo luego a quemarlos bajo los acordes de una

marcha fúnebre. Además de esta sanción, se les excluye de todas las celebraciones

institucionales.

Cada padrino y su pareja se encargan de sufragar los gastos que le demande su

padrinazgo de cortamonte. Entre sus obligaciones están contratar tres conjuntos

instrumentales: para el día de la “traída de monte”, contrata el conjunto de waqra o

wajlas y su tinya, y una orquesta típica; para el segundo día o “cortamonte”, una banda de

música. Debe también atender con abundante bebida y comida a los socios y familiares

que asistan del barrio, comprar las necesarias bombardas y cohetes que avisarán los 23momentos más importantes de la fiesta , presentarse a todos los eventos con el

tradicional atuendo típico: terno para el varón y vestido de carnaval para la dama. Rara

vez alquila el atuendo, pues asumir el padrinazgo es un acontecimiento en la vida de

una persona. Los invitados y parientes, en cambio, si es que no tienen el respectivo

atuendo típico, lo alquilan. Además de estas obligaciones, los padrinos deben afrontar

otros gastos menores y contar con el apoyo necesario para la atención de los socios, por

lo que la familia y amistades cercanas se convertirán en su soporte. Sin la ayuda mutua

a través del parentesco y la amistad, sería muchas veces imposible afrontar

personalmente el padrinazgo. Ahora bien, este apoyo no es desinteresado, ya que

tiempo después los colaboradores pedirán a los padrinos devolverles el favor en otra

fiesta o con alguna ayuda personal.

En la “traída de monte” sólo se exige a los jóvenes llevar su sombrero de paja y

la manta o ushcata. Las muchachas llevan además talco, pica-pica y alguna ortiga para

los más osados. Los varones deben llevar un lazo fuerte para ayudar a jalar el árbol.

Desde muy temprano se reúnen los socios varones en casa del padrino, quien invita la 24tradicional patasca , café y bollo o pan serrano. El desayuno es acompañado con la

25música de la herranza de ganado , que se ejecuta con varios waqras o waqrapucu y la

tinya. Concluido el desayuno, se sale hacia algún bosque cercano para cortar y traer el

árbol o monte. Aquí se realiza el jilo cuchuy o corte de árbol. Para ello se elige el primer

árbol de eucalipto a cortar. El padrino pide a uno de los presentes que trepe a la mitad

del árbol para amarrar una soga y poder favorecer y guiar su caída. Luego de que se

amarró la soga en el árbol, el padrino procede a dar el primer hachazo, para luego

seguir todos los varones que lo deseen. Durante el corte se sirve chicha de jora y licor de

caña, mientras los músicos ejecutan la herranza. Al caer el primer árbol, se cortan de

inmediato las ramas inútiles, dejando sólo las cercanas a la copa (lugar donde la

madrina colocará los regalos en el cortamonte). Luego todos los presentes amarran sus

sogas en el árbol caído, y a una sola voz de mando del padrino, realizan el jilo huantuy,

es decir cargar lentamente el árbol sobre la carrocería de un camión. Concluida esta

costumbre, se toma un breve descanso, donde se sirve el tradicional puñal (caña pura) y

se bebe abundante cerveza y chicha de jora.

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60 Carnaval Marqueño,

distrito de Marco.

61 El Carnaval Jaujino,

el baile y el atuendo típico.

62 Traída de Monte en el

Carnaval Jaujino.

62

Page 17: Libro jauja parte 2

Mientras esto sucede con el grupo que acompaña al padrino, en casa de la

madrina se van juntando las muchachas para terminar de arreglarse, pues han de 26acompañarla a que lleve la shacta a todos los asistentes. Este acompañamiento es

amenizado con los huaynos de carnaval que ejecuta la orquesta típica. Antes del

mediodía parte la madrina y sus acompañantes en dirección a la plaza de Jauja, para

luego proseguir al tradicional puente sobre el río Yacus u otro lugar predeterminado.

Durante el trayecto descansan unos minutos (kaypincruz), momento en que se bebe y se 27realiza el manshu en el caso de que encuentren a algún varón despistado de la

institución barrial. Luego la madrina ordena la explosión de un cohete para avisar que

se parte hacia el lugar del encuentro con los varones. En el grupo de varones, luego de

cargar el monte, el padrino ordena encender un cohete para avisar el final del jilo

huantuy, y dirigirse al encuentro de las muchachas. Pasado el mediodía, suele darse el

talipakuy o encuentro para jugar carnaval entre los varones y damas de la institución.

Para ello el padrino se adelanta para recibir a la madrina ante el llamado que ella hace.

Cuando está cerca de la madrina, las damas lo sorprenden y le untan el rostro y la

cabeza con abundante harina de maíz, al tiempo que gritan a viva voz el nombre de la

madrina. Enseguida avanzan las muchachas amenazadoras sobre los varones, quienes

al reaccionar, inician el talipakuy, en que varones y damas se untan el rostro con harina

de maíz. Algunos llevan ortigas o esconden globos de agua que sorpresivamente

arrojan sobre su oponente. Todo esto se realiza bajo los acordes de la orquesta típica y el

sonido peculiar de los waqras. Luego de 20 minutos de juego, en el que participan

personas de toda edad, se inicia el baile general, donde se cogen de las manos

formando un gran círculo que se junta cada cierto tiempo. Al centro bailan los

padrinos, quienes reciben las vivas de los asistentes. Concluido el baile, el padrino da la

orden para que se sienten, pues se ha de servir la shacta. Todos tienden su manta o

ushcata sobre el suelo, formando un gran círculo a la espera de la madrina, quien

reparte la shacta con el apoyo de sus parientes cercanos. Terminado el tradicional

convite, los padrinos encabezan el retorno a la ciudad bajo los acordes de huaynos de

carnaval. En el camino y por las calles, los varones emiten silbidos característicos 28mientras las mujeres gritan a viva voz sus guapidos . En el trayecto numerosas personas

agolpadas en balcones o tiendas les arrojan baldes de agua o globos, compartiendo así

la algarabía del juego del carnaval. Al llegar al lugar donde se realizará el cortamonte, la

madrina y sus acompañantes se encargan de colocar los adornos y obsequios al monte

(globos, baldes, pañolones, mantas o llicllas), mientras los varones ayudan a colocar las

soguillas para el jilo shalcuy o parada de monte. Cuando todo está listo, todos los

varones jalan las soguillas desde tres lugares establecidos por los conocedores, hasta

encajar definitivamente el árbol en un agujero previamente abierto, lo cual es

anunciado con una bombarda, mientras las muchachas bailan agarradas de la mano.

Cuando el monte está plantado, los varones buscan sus parejas y se ponen también a

bailar bajo los acordes de la orquesta típica alrededor del monte; y luego, encabezados 29por los padrinos, recorren en pandillada las diferentes arterias de la ciudad hasta altas

horas de la noche.

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63 Shajta, plato típico de Jauja

que se sirve en época de carnavales.

63

Page 18: Libro jauja parte 2

Al día siguiente es el “Cortamonte”. Aquí el varón debe ir bien vestido, llevar

su sombrero de paja fina con ala corta y cinta de terciopelo negro o marrón que lo

circunde. Un pañuelo blanco y con bordados a sus extremos le cubre el cuello, y va

sujeto por un pequeño aro dorado. Viste además terno oscuro con camisa blanca y

corbata, que le da prestancia al bailar. Finalmente, lleva medias negras o blancas y

zapato negro y bien lustrado. En algunos barrios, suelen adicionar un fino poncho de

color blanco o marrón para la lluvia. La muchacha también lleva sombrero de paja

pintado de blanco y de consistencia más dura. El listón que le adorna es de terciopelo

negro y más ancho. El sombrero se coloca ligeramente inclinado a la derecha. Usa

pendientes de plata u oro, y sobre la espalda lleva una lliclla o manta de terciopelo 30brillante, cuyo color debe hacer juego con su faldellín . Los grabados de la lliclla aluden

por lo general a las flores del lugar. La forma es rectangular y su lado interno es de forro

de castilla. La lliclla es abrochada con un primoroso prendedor de plata afiligranada.

Debajo de la lliclla hay un hermoso camisón o monillo de seda con encajes y bordado de

pedrería sobre múltiples figuras geométricas. Sus mangas terminan en un puño

amplio que da gracilidad a su baile. El largo faldellín, que antiguamente le cubría hasta

los tobillos, es de gabardina o lanilla, y de colores fuertes (azul, negro, marrón, rojo,

verde) con franjas horizontales de cintas de terciopelo. Debajo del faldellín tiene entre

dos a tres fustanes blancos con bellos encajes, a veces almidonados. Finalmente, lleva

medias finas y zapato de taco.

En este día, los padrinos son acompañados por una sonora banda de música, que

desde tempranas horas ameniza con huaynos regionales de carnaval. El desayuno se

sirve en casa del padrino, siendo tradicional la “sopa verde” o yacuchupe, café y pan.

Concluido el desayuno, algunas instituciones celebran su misa de fiesta. Se pasa al

local institucional para departir con los socios y se visita a las autoridades del distrito.

En ese ínterin, pueden recibir el brindis de algún socio en su domicilio. Pesar a que

estas actividades son realizadas con baile de por medio, aún no se viste el traje de fiesta

para el cortamonte. Llegado el almuerzo, que suele invitar la madrina, los socios se

reúnen en casa de ella. Aquí ya deben llegar completamente vestidas las parejas, pues

al finalizar el suculento convite saldrán por las calles bailando el carnaval jaujino en

dirección al cortamonte. Llegada la hora de partir, los padrinos presiden el barrio,

llevando el varón el hacha completamente engalanada. Los demás socios los siguen en

pareja, ocupando el ancho de las calles que transitan. Remata la comparsa la sonora

banda de música. Al llegar al lugar del cortamonte, las parejas bailan alrededor del árbol

que se cortará, mientras los padrinos dan el primer corte, tomándose cada uno su

tiempo. A partir de ese momento, entran las demás parejas para dar los sucesivos

cortes al monte, no sin antes brindar cada pareja “de golpe” (tomar todo sin parar) una

copa de cerveza, champagne y whisky, para “darse fuerza y ánimo”. Hay que señalar

que son pocas las parejas que logran tomar “de golpe” las tres copas. Cuando el grosor

del tronco disminuye peligrosamente, sólo se acercan las parejas realmente

comprometidas a asumir el padrinazgo. Esto se hace para asegurar la continuidad

festiva el siguiente año, pues una pareja desconocida o sin garantía económica pondría

en riego la costumbre institucional. Al caer el monte los futuros padrinos son alzados en

hombros y felicitados por el padrino saliente, los socios y los amigos cercanos. Los

obsequios que colgaban del monte son rápidamente recogidos por el público, luego de

su caída. A partir de este momento los padrinos salientes pasan a segundo plano de la

fiesta, siendo los nuevos padrinos quienes ordenarán a la banda de música y

encabezarán la pandillada hacia el centro de la ciudad, portando el varón el hacha

respectiva y su dama una banda de terciopelo en el pecho. El baile se prolongará hasta

altas horas de la noche, pues los nuevos padrinos reciben continuos homenajes.

En los últimos años, instituciones como la Beneficencia de Jauja y algunas

personas que gustan del carnaval, han buscado rescatar algunas costumbres mestizas

del carnaval jaujino. Tenemos, por ejemplo, la calistrada, cuyo nombre deriva de Don

Calixto o Rey Momo, que se presenta acompañado de numerosos enmascarados, e

impone por estos días su poder de juzgar y sentenciar las faltas. El Rey Momo es

acompañado por dos jinetes que le abren paso, seguido de numerosos disfrazados. 31Detrás van los carros alegóricos de diversos barrios e instituciones, con sus reinas e

intérpretes de la melancólica muliza jaujina. En la plaza de Jauja espera al cortejo una

multitud, pues ahí leerá su bando del Rey Momo. En la lectura del bando, medio en

broma y medio en serio, se van señalando algunas acciones impropias de las

autoridades o vecinos conocidos (quedarse solteros, ser infieles, corruptos, ociosos o

gastadores), y tras la frase del Rey Momo “Mando y ordeno…”, se señala cómo deben

arreglarse dichas faltas. Al final del bando, dos trompetas tocan a modo de aviso un

breve saludo. En las principales ciudades de la región se tenía la costumbre, para el

Miércoles de ceniza, de quemar y enterrar al Rey Momo, desechando así los potenciales

males y burlas traídas por su breve “reinado”, y volviendo así a ordenar el mundo

social. Esta costumbre fue desapareciendo en las ciudades por la presión de los que se

sentían afectados durante la lectura del bando del Rey Momo.

104 | | 105

64 Calistrada jaujina.

64

Page 19: Libro jauja parte 2

La Semana Santa y la tropa de Cáceres

Después del miércoles de ceniza se inicia la cuaresma, donde no hay mayores

festividades, salvo los aniversarios políticos de algún distrito de la provincia. Este

período de cuarenta días culmina con la Pascua de Resurrección al final de la Semana

Santa, que abrirá nuevamente el tiempo festivo, no sin antes mostrar el enorme fervor

cristiano de sus pobladores con ayunos penitenciales y procesiones que irán señalando

los principales pasajes del sacrificio de Jesús: su entrada a Jerusalén montado en un

pollino, el encuentro con su madre Dolorosa, el oscurecimiento o tenepla del templo

ante su muerte o su feliz resurrección al amanecer del sábado de gloria. Estas formas de

ayuno, así como las procesiones, tendrán algunas variantes locales, sea en los alimentos

que se consumen o en la elaboración de altares y alfombras de flores o aserrín de color.

Además de estas costumbres, el distrito de Sincos escenifica, con absoluto realismo, la

Pasión y Muerte de Jesús, drama que se realiza en la plaza y en las calles del pueblo, y

donde participan decenas de pobladores que cada viernes Santo se transforman en

discípulos, captores, jueces o ejecutores de Jesús. El drama de la pasión se inicia en un

paraje cercano que evoca el huerto de Getsemaní, donde se detiene a Jesús. Luego del

beso que su discípulo Judas le estampa, es arrastrado desde aquí por la soldadesca que

lo insulta y lo amenaza hasta la plaza principal, donde será flagelado. Esta orden es

cumplida con mucho realismo al lado del templo. Como esto no espanta al furioso

gentío que pide su muerte, Poncio Pilatos, cuyo palacio se ubica en el local municipal,

intenta desde el balcón calmar al gentío y propone su intercambio por Barrabás,

propuesta que es negada y que sella la suerte de Jesús. El condenado a muerte por

crucifixión tiene un duro ascenso con la cruz, desde la plaza de Sincos hasta un amplio

mirador que hará de Calvario, donde finalmente será crucificado junto a dos ladrones.

Impresionan las distintas escenas que se suceden, más el fuerte ventarrón que sopla en

el mirador y al gentío que participa en silencio, observando la muerte de Jesús, en que

uno se siente retroceder dos mil años y presenciar la muerte del Salvador.

Hay que resaltar que durante la Semana Santa, la provincia de Jauja no sólo

revive pasajes sacros de la Pasión y muerte de Jesús, sino también, en algunos de sus

distritos, de la historia nacional, como los de la Campaña de la Breña (1881-1883), de la

Guerra del Pacífico. La danza que recuerda estos pasajes históricos es la Tropa de 32Cáceres o magtada , que se presenta en desfiles competitivos en la provincia de Jauja,

los miércoles, jueves y viernes Santos, pero es el jueves Santo el día en que los desfiles

adquieren mayor envergadura, pues las comunidades del valle de Yanamarca, que

dieron origen a esta costumbre, también presentan los batallones de las “Fuerzas

Armadas”, que compiten en la creación de marchas militares, desfiles militarizados y

dramatizaciones alusivas a la historia bíblica, al pasado Inca, a la gesta de la

Independencia, a la guerra del Pacífico o a acontecimientos de actualidad (episodios o

personajes políticos, noticias mundiales y reflexiones morales). La razón de que la

magtada se realice durante la Semana Santa es que algunos eventos importantes de la

Campaña de la Breña ocurrieron por esas fechas. La magtada representa a los valerosos

campesinos que tomaron las armas para apoyar al héroe de la resistencia, Andrés

Avelino Cáceres, quién se batió junto a otros oficiales que no capitularon ante el

invasor chileno, durante la Guerra del Pacífico. La magtada presenta al desfilar su banda 33de guerra y la escolta, ambas conformadas por miembros de la misma danza. Sigue el

34 35Mariscal o tayta Cáceres , quien representa al héroe breñero, seguido de su comandante ,

es decir el intermediario con su tropa campesina, y se dirige a ella en quechua. La tropa 36está conformada por un número variable de magtas , que representan a los

campesinos-guerrilleros que enfrentaron al ejército regular chileno durante los años 37de ocupación. Sigue un grupo de rabonas , que son las heroicas esposas que

acompañaban a la tropa de magtas, prestando ayuda a los heridos y brindando

consuelo a sus esposos, después de los enfrentamientos o de las fatigosas caminatas. 38Siguen uno o más rancheros , encargados de conseguir cualquier alimento y leña para

39cocinar. Finalmente, se presenta a uno o dos soldados chilenos , con quienes se

escenifica algún hecho histórico de la campaña de la Breña.

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65 Tropa de Cáceres o Majtada,

valle de Yanamarca.

65

Page 20: Libro jauja parte 2

La competencia de batallones de la “Fuerza Armada” es lo que más atrae al

lugareño y al visitante, por el desfile y la variedad de escenas que se presentan. Esta

competencia se realiza en la tarde del Jueves Santo y en tres sedes simultáneas del valle

de Yanamarca, siendo la del distrito de Acolla la que resalta por el número de batallones

y la variedad de temas que se escenifica. En cada batallón suelen participar cientos de

pobladores de una comunidad, presentándose como parte de la banda de música, de la

escolta, de los diversos contingentes armados (fuerza aérea, comandos, marina de

guerra, fuerzas especiales, etc.), o en alguna de las cortas escenificaciones que se

suceden. No hay que olvidar que detrás de cada escena hay semanas de discusión y

preparación por parte de los miembros de las asociaciones barriales y vecinales de cada

comunidad campesina, sea en la escenografía, la secuencia y los personajes a

representar; por ello, no sorprende ver en el Jueves Santo por alguna carretera del valle

de Yanamarca al Mariscal Cáceres a caballo, o encontrarse con algún contingente

armado, o ver convertidos los tractores, camiones, autos y triciclos en impresionantes

tanques, portaviones, aviones, helicópteros, o si la imaginación lo permite, en las torres

gemelas de New York, en el metro de Madrid, en la embajada de Japón o en la sede

judicial donde se condenó a Fujimori. Si bien los premios que reciben los ganadores son

un reconocimiento a su esfuerzo y creatividad escenográfica, a lo que aspira realmente

cada comunidad es a acceder a los ingresos económicos derivados por la organización

del desfile, pues estos fondos han permitido realizar alguna mejora en beneficio de su

población. Curiosamente, estas aspiraciones comunales terminaron desintegrando la

unificada asociación intercomunal de la Semana Santa que se formó a mediados de la

década de los sesenta del siglo pasado. Hoy en día las comunidades que participan en

estos desfiles competitivos en diferente sede, están comprendiendo la necesidad de

volver a unificarse, para sacar adelante esta hermosa y dinámica expresión festiva de

los “Desfiles cívico-patrióticos y religiosos de Semana Santa”, como lo acordaron el

año pasado las comunidades del sector oriental del valle de Yanamarca.

La cruz y la cosecha

A la llegada de los españoles, uno de los símbolos cristianos que rápidamente se

reinterpretó en la creencia andina fue la cruz, pues su celebración (3 de mayo) coincidía

con el evento más importante en las sociedades andinas: la cosecha grande. Asimismo,

los propios doctrineros facilitaron su sincretismo, al colocar cruces en toda huaca o

lugar sagrado al que sometían. Rápidamente la cruz adquirirá vida propia; no será ya

sólo la entidad sagrada, sino también representará al cuerpo social al que protegía: el

ayllu. De esta manera, van a florecer cruces por todo el Ande: a la entrada de las

reducciones indias, cerca de las sementeras de alguna cofradía o barrio, o en la parte

alta de la montaña protectora del pueblo. Esta multiplicidad de la cruz, a través del

tiempo, explica el inusual afecto que hoy brindan los pobladores a sus cruces,

limpiándolas, pintándolas o vistiéndolas con lienzos hermosamente bordados y con

los primeros frutos de la cosecha. Y al igual que todo evento cultural de esa

trascendencia, tendrá una danza que la agasaje: la jija. Según la tradición oral de la

provincia, esta danza se originó en el distrito de Paccha, transformando la antigua

danza de los cegadores, cuyos cabecillas cargaban presurosos y en sus mantas

multicolores, los primeros atados de cebada, habas o mazorcas de maíz, para “vestir” a

la cruz que los protegía. En la actualidad podemos ver diversas formas de vestir la jija.

En algunos distritos se utiliza aún parte del antiguo vestuario de los cegadores,

conformado por sombrero, manta multicolor que cruza la espalda, camisa y pantalón

de bayeta, y la tradicional hoz para cortar la cebada. En otros distritos incorporan al

pantalón una basta bordada con figuras de animales, plantas o personajes de la historia

nacional. Y en los distritos con la jija “más moderna”, el danzante usará sombrero de 40pana y un elegante terno con diversos aditamentos . Antes sólo bailaban la jija los

varones; ahora en algunos distritos también participan las damas, como pareja del 41jijero. El jijero mayor, que usa una banda especial, guía la coreografía y guarda la

disciplina del grupo. La danza es acompañada por una orquesta típica o por el

tradicional conjunto de arpa, violín, tinya y uno o dos clarinetes.

Entre las fiestas de junio y julio, sobresalen la de San Antonio (13 de junio), de

San Juan Bautista (24 de junio) y de María Magdalena (22 de julio). En ellas la tunantada

es la danza distintiva; pero es en la fiesta del Corpus Christi, que celebra un alejado

anexo de Sincos (Aramachay), la que expondrá una de las danzas más antiguas de la 42región: la huancadanza , que evoca al antiguo guerrero huanca que opuso tenaz

resistencia al conquistador cuzqueño. Esta danza sólo lo pueden bailar ágiles y

resistentes jóvenes, por el agotador movimiento de brazos y piernas que exige su

coreografía. La huancadanza es acompañada por el sonido de los cascabeles de metal

que portan los danzantes en las pantorrillas y por el tradicional conjunto de pincullo y

tinya que ejecuta de manera simultánea su músico.

108 | | 109

66 Cruz de Mayo

en Ataura.

66

Page 21: Libro jauja parte 2

Culinaria festiva

En las festividades posteriores a la cosecha, el visitante tiene oportunidad de saborear

una mayor variedad gastronómica, y si quiere comprar, los feriantes se la ofrecerán a

precios rebajados. Entre los caldos, sobresale la madrugadora patasca, donde reposan

maíces reventados con retazos de panza, tripa y charqui, que despiertan al más

dormido. También tenemos el umancaldo, con su aromático sabor a pellejo tostado,

acompañado de papas bien cocidas y la disputada “mariposa” del carnero o su

criadilla. Le sigue el chupe verde, donde la hierbabuena y el culantro se entremezclan

con trozos de queso, huevo y papas, reconfortando cualquier maltrecho estómago; y

finalmente, el patachi, cuya sopa de trigo pelado se complementa con habas y retazos de

charqui (carne seca) y carán (pellejo de cerdo), que le dan el sabor final. Al mediodía, la

madre tierra o pachamama nos devuelve el dulce olor de su vientre con la famosa

pachamanca (olla en la tierra), donde las humeantes habas, humitas y papas compiten

con sabrosos trozos de carnero, cerdo o pollo, que han sido untados con el aromático

huacatay, y donde la hierba silvestre de la marmaquilla selló su exterior. También los

feriantes nos llamarán para que nos sirvamos un delicioso cuy en salsa de maní, con su

porción de papas o arroz; o el cuy shactado, untado con el ají panca y sus porciones de

papa. No debemos olvidar las diversas presentaciones de la trucha (al ajo, frita,

arrebozada, a la parrilla o en cebiche), ni el chicharrón colorado, cuyo ají le da el nombre y

se sirve con abundante arroz amarillo; ni el delicioso carnero al palo, que por sí solo basta

para calmar el paladar más exigente. Es importante, al final de cualquiera de estos

poderosos platos, servirse un mate o una copita de anisado, para asegurar la digestión.

Si sólo se quiere calmar el hambre, no falta en cada esquina el tradicional 43vendedor de humitas dulces y saladas; o la lechonera, que nos ofrece el tierno lechón

horneado, con salsa criolla o con algún afamado pan o bollo jaujino. Entre los dulces

destacan la gelatina de pata, con su chancaca de caña y su punto de canela y clavo de olor;

o las variadas mazamorras de caya (oca), chuño, durazno, níspero, guinda y maca, poco

conocidas por el visitante, pero deliciosas cuando son preparadas diligentemente por

alguna mamacha. Entre los refrescos, sobresale la chicha de jora, en sus diferentes

estados de maduración, seguida de las chichas de maní y de soya, que calman la sed ante

el inclemente sol serrano del mediodía. Al atardecer, cuando el frío exige abrigo, un 44calientito lo someterá, pero si no basta, adicione un mate de cebada o café de

45Chanchamayo, complementado con alguna cachanga o los tradicionales picarones de

zapallo.

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67

68

Page 22: Libro jauja parte 2

La fiesta de los animales

A pesar de que el calendario eclesial consigna el 25 de julio como la fecha de la fiesta a

Santiago Apóstol, patrón del ganado mayor, en la provincia de Jauja las familias

ganaderas recién festejan al Santo y a los animales dentro de las primeras tres semanas

del mes de agosto. En la víspera del santiago, o herranza del ganado, llegan los músicos

contratados a casa de la familia del hato, portando los tradicionales instrumentos

musicales propios del evento: parejas de cacho o waqra, un violín y la tinya. Durante la

noche de víspera, el “patrón” o dueño del ganado se reúne con sus familiares en su

casa, donde realiza la ceremonia del coca quinto, escogiendo las hojas de coca entera (las

hojas macho serán alargadas, y las hembras redondas) como ofrenda al wamaní o

espíritu de la montaña y al ganado. Estas hojas se colocan sobre un plato hondo que

luego se llevará ante el pequeño altar levantado a Santiago Apóstol, quien custodia las

cintas de colores e instrumentos que se usarán en la herranza. Mientras se realiza el coca

quinto, se chaccha (mastica) las demás hojas de coca, se bebe licor y se conversa de la

familia y el hato. Antes del amanecer, y por orden del “patrón” del ganado, se realiza el

rito del luci luci, ceremonia que purifica con fuego, tanto al ganado como al pastor e

invitados. Para ello se enciende la paja seca y se roza a los animales y personas, siendo

acompañados por el tono musical que denomina este ritual. Luego se dirigen a visitar a

los demás parientes que tienen ganado, para acompañarlos en el luci luci. Concluida la

visita, retornan todos al domicilio del “patrón” para servirse la patasca que éste invita.

A continuación se irán a descansar algunas horas, pues a mediodía se iniciará la

herranza o marca. Llegada esta hora, vuelven a servirse la patasca y algún otro guiso, 46mientras el “patrón” prepara las cintas para la señal del ganado y las huallas que

obsequiará a sus invitados y a quienes lo ayuden a atrapar el ganado. También algunas

familias aprovechan para desenterrar las ollitas de barro que guardaban las cintas del

año anterior y descubrir si hay pequeños insectos sobre ellas. Si fuera así significará que

el presente año será favorable para el ganado.

Concluido el almuerzo, el “patrón” invita a familiares y convidados a salir al

campo y realizar la herranza del ganado. Llegados a dicho lugar, los presentes juegan

imitando diversas acciones ganaderas y realizan la mishquipa, donde se fraterniza

chacchando hojas de coca y bebiendo, mientras el “patrón” hace la mesa ritual, donde se

ubica la efigie ecuestre del Patrón Santiago y se colocan hojas de coca, cigarros, licor,

cintas para los animales y los implementos de la marca. Al terminar la mishquipa, el

patrón selecciona qué animal deben traer los jóvenes, para colocarle la respectiva señal

o cintas de color, sea en la oreja (si es hembra) o alrededor de su cuello (si es macho).

Todo esto se realiza con algarabía y bajo las melodías de la herranza que ejecutan los

cacheros del waqra, el violinista y la cantora. Finalizada la herranza, se despide a los

animales ejecutando el tono musical del despacho y se arrojan caramelos y galletas de

“animalitos” sobre el ganado. Son los niños quienes más aprovechan y festejan esta

situación. Este homenaje a los animales es por su ayuda en el trabajo agrícola, el

transporte que brindan o los productos que de ellos obtiene la familia (carne, leche,

queso, cuero, fibra, etc.).

112 |

67 Dulces jaujinos.

68 Patasca, principal plato

tradicional de Jauja.

69 Herranza, ritual de

marca del ganado.

69

Page 23: Libro jauja parte 2

En agosto, septiembre y octubre se lucen una variedad de fiestas en la provincia

de Jauja, sobresaliendo las festividades relacionadas a la Virgen María (Nieves,

Cocharcas, Natividad, Mercedes y Rosario), quizás como sincretismo del culto a la

fertilidad de la pachamama y el contexto de la siembra. Entre estas fiestas, en la primera

semana de octubre la ciudad de Jauja rinde homenaje a su Mamanchic Rosario, como

cariñosamente llama la población a su patrona, la Virgen del Rosario. Si bien su origen

festivo se pierde en el siglo XVI, hoy en día su celebración congrega a los jaujinos

dispersos por el mundo, en una semana que entremezcla tanto la alegría del

reencuentro y el recogimiento de sus ceremonias religiosas con la diversión de sus

espectáculos festivos. Sus días de celebración evidencian todo el complejo

organizativo y la riqueza cultural de una fiesta patronal en la provincia.

Tradicionalmente, los patrocinadores o alfereces realizaban la labranza de ceras para la

procesión. Ahora el mercado pone a su disposición una variedad de ceras, unas hechas

aquí, otras compradas en la ciudad de Lima. Días antes de la fiesta, los devotos y

oferentes de la Archicofradía del Santo Rosario realizan la novena, con oraciones y

misas diarias en honor a la Mamanchic del Rosario, que ha sido entronizada en su anda

desde el primer día, mientras se continúa con la limpieza y el arreglo al templo.

Llegado el día de víspera, los miembros de la banda de música ensayan algunos géneros 47populares, mientras el alférez al que toca organizar esa víspera recibe el apoyo de

decenas de oferentes, pues debe encargarse del reparto de los dulces molletes y servir la

tradicional chicha de maní y el calientito. En la tarde se inicia la retreta en la plaza

mayor, hasta las siete de la noche, hora en que se celebra la misa de víspera, a la que asiste

el alférez responsable de esa noche y las autoridades del pueblo. Llegada las diez de la

noche, la banda de música del alférez rompe el bullicio, con famosos huaynos, marineras

y toriles, mientras la población se concentra en la plaza mayor para presenciar los

luminosos toros locos y la quema del castillo de varios “pisos” de altura de esa noche. El

resplandor aclarará entonces por largos minutos la noche de la ciudad de Jauja. El

jolgorio de la música y el consumo de bebidas prolongarán la víspera por algunas

horas, aunque la mayoría se retirará a descansar, para asistir desde temprano a las

importantes ceremonias de la fiesta.

Al amanecer las bombardas anuncian el inicio del día central. En las siguientes

horas se servirá un suculento desayuno de fiesta, para que luego el alférez, acompañado

de su respectiva banda de música, asista a la misa de fiesta y a la procesión en honor a

Mamanchic Rosario. Luego de esta ceremonia religiosa, se invita el almuerzo de fiesta

para toda la población, y concluido éste, se cierran las obligaciones del primer alférez

con el tradicional baile de la pandillada, donde las parejas irán invitando diversos licores

a los transeúntes que encuentren en el camino. Esa misma noche, pasará la víspera a

manos del siguiente alférez, replicando similares celebraciones hasta el siguiente día;

donde tomará la posta un tercer alférez de la fiesta. Como la municipalidad provincial

tiene el primer alferado, el devoto que quiere ser alférez para el próximo año suele

presentarse luego de la misa del día central correspondiente. El coso taurino abrirá sus

puertas durante la semana para realizar dos tardes de corridas, a las que asisten los

alfereces y las autoridades de la ciudad.

En noviembre se realizan pocas celebraciones y sin la pompa acostumbrada,

quizás porque la población dedica más tiempo a la siembra y debe invertir en ella. Las

ceremonias que sobresalen son la fiesta de Todos los Santos y el día de los Difuntos.

Ambas festividades son importantes, pues es el eterno lazo que une a los pobladores

con quienes los precedieron. La danza distintiva de este mes y parte de diciembre es la

pachahuara, cuyos personajes, asociados a los esclavos negros, renacen con su

liberación, secuencia que se representa en la misma danza. La tradición popular

maneja dos versiones sobre el origen de la danza. La primera sostiene que la pachahuara

evoca a los esclavos negros de la costa, que al sublevarse de sus amos, se refugiaron en

el valle del Mantaro. La segunda, que la secuencia de la danza evoca la libertad

ordenada por el Mariscal Ramón Castilla a mediados del siglo XIX. La pachahuara está 48 49conformada por un mayu o caporal , varias parejas de danzantes pachahuara , una

50negra o dama , y un número variable de chutos, estos últimos encargados de atender y

prestar apoyo a los demás. Si bien la danza es interpretada por una banda de música, los

danzarines marcan el compás con una pequeña campanita que portan. La pachahuara

suele presentarse en las principales fiestas de la provincia de Jauja, e inclusive se

organizan concursos entre los pueblos, como sucede en el valle de Yanamarca, donde

la tradición le da su origen.

El día de los Difuntos es otra ceremonia que complementa al día de Todos los

Santos, una tradición del ámbito familiar, donde se recuerda a los parientes fallecidos

con oraciones y visitas a sus urnas sepulcrales. Por ello, en la víspera se acostumbra a

preparar los alimentos y bebidas que más apetecían a los finados, así como las

tradicionales tanta wawas o panes antropomorfos. Estos alimentos luego serán llevados

a un cuarto especial de la casa y colocados sobre una mesa, a la espera que los espíritus

de los parientes “se acerquen y los prueben”. Algunas familias tienen la costumbre de

espolvorear harina en el piso y alrededor de la mesa, para luego interpretar los rastros

que las almitas dejaron en la harina. Al día siguiente, la familia en pleno se dirige al

cementerio, llevando algunas la comida y bebida “probada” por los parientes

fallecidos, para dejarlas cerca de su nicho, al tiempo que lo limpian o restauran. Es

costumbre para este día contratar en el cementerio los servicios de algún rezandero,

para que cante o rece un responso. Estos rezanderos cuentan con un amplio repertorio

de oraciones y cantos en latín, quechua y castellano. Otras familias más acomodadas

contratan una pequeña orquesta o un conjunto musical, para que ejecuten los géneros

musicales que más gustaban a los fallecidos.

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Page 24: Libro jauja parte 2

El arte en la madera, el cuero y el tejido

A comienzos del siglo XX, en la feria dominical de Huancayo competía la zapatería

artesanal de Julcán con la creciente presencia de la zapatería industrial de esa ciudad.

Esta competencia se mantuvo de igual a igual hasta la década de los 60, cuando la

industria limeña del calzado toma el mercado regional. Julcán se mantuvo, pues supo

dirigir su oferta hacia el mercado minero, que compraba mensualmente cientos de

pares de zapatos, en especial los botines con puntas de metal, apreciados no sólo por la

industria minera, sino por la naciente industria de la construcción. En la actualidad va

cediendo el mercado regional ante los menores precios del zapato industrial de la costa

norte y el creciente predominio de la zapatilla en la estética del vestir diario. Pero,

amigo viajero, si aún aprecia la buena calidad del zapato antiguo, más aún si lo gusta a

la medida, no dude en acercarse al distrito de Julcán y cerciorarse de su fama,

comprando zapatos para usted y su familia. Otra importante actividad artesanal que

aún perdura en la región es el tallado. Por ello, Jauja se distingue por conservar eximios

talladores en madera, principalmente en el distrito de Molinos, donde aún perdura el

arte de convertir el aliso en águilas, leones, labriegos o máscaras de danza. Asimismo,

también elaboran un sinnúmero de objetos de madera, sean de uso utilitario,

ceremonial o de adorno. Esta tradición se ha trasmitido a través de los varones de las

cuatro últimas generaciones y de aquellas personas que gustan del arte del tallado,

pero siempre visto como complementaria a otras actividades productivas. El tallado

no ha sido trasmitido a las mujeres, por ser considerado una actividad peligrosa (por la

fuerza que requiere o por el riesgo de herirse). El proceso del tallado es bastante simple.

Primero se corta el tronco pensando en la forma y tamaño de la escultura. Enseguida se

quita la corteza palanqueando con la azuela y golpeando con la comba. Estos mismos

instrumentos, distinguiendo grosores de azuelas y tamaños de combas, servirán para

darle la forma definitiva a la escultura. Luego se procederá a lijar, como acabado final.

No se barniza ni pinta, ni se le da ningún tipo de tratamiento a la escultura. Esto es lo

distintivo del tallado de Molinos. Otra actividad artesanal reconocida en la provincia

es la elaboración de pintorescos muñecos a crochet y palito, que evocan los diversos

personajes de las danzas regionales, como tunantes, jaujinas, chutos, tucumanos,

huanquillas, chacranegros, etc. Tienen gran demanda las hermosas muñecas jaujinas, por

su colorido y porte. Como ve, amigo lector, visite la provincia en cualquier época del

año, pues encontrará la expresión no sólo de sus creencias, sino una variada riqueza

cultural en su tradición oral, danzas, gastronomía y artesanía.

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70 Artesanía jaujina en madera.

71 La manta jaujina de

múltiples colores.

70

71

Page 25: Libro jauja parte 2

Crónica del amor crónico: un relato sobre Jauja

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Page 26: Libro jauja parte 2

En momentos felices gocé de las palabras con mis paisanos. Hablábamos de nuestra

natal ciudad, rememorando los sitios que nos habían prodigado alegrías o pesares. En

aquellos tiempos andábamos por los campos gustando del aroma de sus prados, de

sus olores pajizos en agosto, buscando de dónde venía ese hilo de fragancia de pan

caliente o haciendo un alto en los senderos para tomarnos un refresco en la tienda de

alguna lugareña de Huertas. Entonces ella nos sugería ir a la plaza del villorrio, que ahí

había fiesta, y encontraríamos molletes, aldabitas, maicillos, chicha de maní,

picarones, picante de cuyes, y más alegría. Estos sentimientos nos traen la campiña y

las calles de nuestra Jauja, la Samaritana y su fuente de agua. Eran tiempos en que los

sueños eran nutridos por nuestros maestros que ya conocían otras urbes y nos instaban

a conocer el mundo. Y así fue.

Fuimos a otros lares, con ilusiones y anhelos que nuestra ciudad no nos podía

brindar más: los estudios, la universidad y el encanto que nos prometía la aventura en

la gran capital.

Ahora “pasando la vida…” para descifrar qué somos, qué nos caracteriza y nos

define como hijos de esta santa tierra. Nos ponemos a meditar y sobre nosotros hay un

cielo limpio y aturquesado, lavado por las lluvias en esta primavera aún fría,

convidándonos su hálito, mientras por la calle Grau corren los mototaxis, casi

atropellándonos, señalándonos que los tiempos cambiaron.

Reconocemos nuestros alrededores: las calles y jardines mustios y

descuidados, las casonas vetustas y abandonadas. Hay una pretensión de adecuarlas,

de cambiarlas como en otras ciudades, quizá más prósperas económicamente, pero sin

alma, sin ancestros, sin raíces.

Hace ya un largo tiempo de cuando volvíamos, todavía en el tren que hacía su

rutinario trayecto desde Desamparados, su estación en Lima, hasta nuestra estación

familiar, cálida y acogedora de Jauja. Existía un alborozo, unas ganas de permanecer

parado frente a la Iglesia Matriz, de sentir la vuelta, escuchando el zureo de los cuculíes

entre los recios cipreses del parque en oferencia de una amanecida de paz.

Después de haber pasado por Paccha Miraflores, contemplamos entre la bruma

de la tarde el puente Colonial cercano al puente Inca, únicas evidencias del pasado

prehispánico y colonial que se encuentra en esta parte estrecha del río Mantaro. Luego

encontramos el último túnel del trayecto para estar cercanos a Siclachaca, donde

funcionaba la hidroeléctrica de la familia Landa, que proveía de energía a Jauja,

haciendo una sana competencia con la “Febo” de Muquiyauyo.

Se abría horizontal, extenso y esplendoroso el valle, que nos sorprendía con un

aroma de retamas en flor, de lluvia, sembríos y eucaliptos. Estábamos en Jauja, pronto

la casa…, la familia. El tren avanzaba a la garita del Tambo, donde con un cambio de vía

se entraba retrocediendo a nuestra ciudad. Los auxiliares de apoyo, con una casaca

ceñida y sus quepis de cuero, se identificaban de manera distintiva y apresuraban el

desembarque a los que bajábamos en la estación.

Dentro del vagón hay el afán por hacerse rápido de las maletas de viaje y los

paquetes guardados en los anaqueles, que eran regalos que traíamos desde la capital.

Acaecía el alboroto y todos querían bajar. Los auxiliares nos apuraban. Ya había

sonado la primera campanada, y el tren resoplaba con un suelto de olores a carbón y

aceite. La maquinaria bufaba como si el viaje habría cansado a sus estructuras

metálicas. El sonido de la caldera era un hervidero de añoranzas.

Ya en el terraplén de espera, estaban los amigos y parientes que nos

aguardaban ansiosos, prestos a ayudarnos con los paquetes y efectos personales. Pero

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72 Vista de la Iglesia de Jauja

a mediados del siglo XX.

73 La Estación del tren de Jauja

(colección Sociedad Amantes

del Ferrocarril).

73

Page 27: Libro jauja parte 2

antes, los abrazos, los besos intensos y esas emociones únicas de encontrarse con los

nuestros después de tanto tiempo. En el corazón saltaban lágrimas íntimas, vivas:

¿Cómo estás…? Bien, bien… ¿Qué tal el viaje…? ¿Cómo pasaron Ticlio…? Mucho

frío… ¿Hay nevada…? ¡Sí, sí, mucha nevada…! Casi nos quedamos en Galera… ¿Nada

de soroche…? Y así se iniciaba la conversa hasta el día del retorno, en que con los

adioses nuevamente nos iríamos lejos, muy lejos. Con un sentimiento de pertenencia a

nuestra tierra en los húmeros.

Sonaba la tercera campanada y el tren avanzaba a Huancayo con fuertes

resoplidos. Las vivanderas que llevaban tamales, humitas, chicharrones, bizcochuelos,

bollos y dulces arreglaban sus bártulos y las bolsas de papel de despacho, haciendo

cuentas de sus ventas entre risueños comentarios. En casa preparaban una “agüita

caliente” para los recién llegados, un caldo de gallina reposaba ya en el caldero

cocinado en fogón a leña. El estofado de ternera al vino era el plato de fondo. Para

terminar, una mazamorra de harina de trigo con leche y chancaca, y para los

entremeses quesito con cancha de maíz “chulpi” como le gustaba al “niño”, a decir de

mamá Teresa, la tradicional ama de llaves, la fiel y noble niñera de la familia, afanosa

con quienes la ayudaban, para que la cena de recibimiento sea única, y que de ahí, en

“aquel entonces”, quede grabada con el sentimiento de haber existido, repitiéndose en

las reminiscencias como las añejas mulizas que desde niños dimos oídos entre los

sueños, transportándonos al hogar, como ese sabor de dorada rosca, y un manjar

blanco que yantamos para decir siempre.

Estábamos en la vieja casa encuadrada entre las dos esquinas, con su gran

balcón de cajón y celosías neoclásicas que dan a la calle. Tenía ese olor a palo santo,

alcanfor y rancio aceite de rosas, dormitorio empapelado, cortinas aterciopeladas y

cortasoles de un tul extranjero, un tanto desteñidos por el sol serrano de las mañanas.

Las cómodas y roperos de cedro estaban entre petacas y baúles, y la cama era de acero y

bronces bruñidos con perinolas, que sacábamos cuando chicos para ir a jugar

trompitos con los primos. Eran un bien esa cobija con sábanas de lino y bayeta fina, las

abrigadoras frazadas de Santa Catalina, los edredones franceses y almohadas de

plumas de ganso, su mesa de noche, la palangana del aseo diario, los estuches de cuero

de los lentes de carey para leer bien el libro de aventuras y poesía, el vaso con agua a

medio tomar; tantos utensilios, adminículos sofisticados para llevar las píldoras y el

zen-zen para el mal aliento, el daguerrotipo del hijo ausente y hasta la bacinica. Mamá

María, la abuela con tantos años transitando en ese segundo piso desde donde ejercía

su mando familiar y haciendo los días llenos de ternura y vanas tirrias con la familia,

hacía sentir su tesón en la fortuna que venía de los campos labrados del “fundo” con el

sudor de los “partidarios”.

Esos partidarios servían fielmente en las casas de los propietarios de tierras y

del comercio de abastecimientos con Lima que por legado poseían. Compartían

labores y gastos, así como las tareas agropecuarias. Eran los que proveían la casa de

alimentos, de la leche diaria, los choclos, la cebada, el trigo, el pasto para los animales

122 |

74 Balcón de casona,

tercera cuadra del Jr. Gálvez.

74

Page 28: Libro jauja parte 2

menores: cuyes, conejos, cerdos, corderos, gallinas, patos, pavos, y sobre todo hacían

los recios trabajos del mantenimiento y seguridad de cada predio. Pero no sólo eso:

eran los que en las celebraciones cantaban los villancicos en Navidad con sus maneras

propias y participaban en las huayligías, donde las agraciadas adolescentes mostraban

sus galas y la hermosura de sus rostros cándidos, llenos de frescos gestos propicios al

corazón y razón de los jóvenes. Los sones de arpa y violín, “huaucos” y el “Tillu-Tillu”,

con sus compases y ritmos, embelesaban la secreta heredad de nuestros orígenes

mestizos. Eran el “servicio” en toda ocasión, y también ellos participaban en el festejo,

dando inicio a las faenas campesinas, la roturación de los campos de cultivo haciendo

un “tincuy” o un “Pago” a la “Mamapacha” para que la siembra grande resulte buena,

con tinya, pincullo y wagla. Arengaban a los gañanes, pisando y bailando sobre la

tierra que prodiga nuestro existir, identificados cada uno con el son de hayllis y

harawis, con sus versos reclamando mayores dones, para vivir en armonía.

Así, mancomunadamente, construyeron las casonas, levantaron dinteles,

dieron forma a sus ventanales, puertas, empedrados y todo bello atributo que tienen

las residencias, que resisten hasta ahora el avatar de los tiempos.

El estrepitoso ruido de los 21 cohetes reventados al amanecer, de diana y

celebración por nuestra patrona “Mamallanchi Rosario”, nos despertaba junto con las

campanadas únicas de la Iglesia Matriz, cuyo son penetra al corazón con el sutil

encantamiento de llegar al término de la nostalgia, como si nos levantaran el alma

palomas albas.

Luego de los aseos personales, se presentaba el desayuno copioso de atenciones

y reminiscencias. Saboreábamos los cusáis, los molletes, el pan de huevo —que no lleva

ese nombre por tener huevos en su elaboración, sino porque antaño se cambiaba dos de

aquéllos por un huevo—, o el misti, que es un pan integral…, ¡ah!, pero si hablásemos

de panes no terminaremos este escrito. Acabado el desayuno, después del yacuchupe

“levanta muertos”, estamos listos para la nueva jornada. Contemplamos el jardín

interior que existe en nuestras casas y nos damos cuenta que en los profundos

sentimientos este mágico jardín es eterno, con sus rosas, geranios, clavelinas, la malva

rosa, el cedrón, el romero y ese arco alzado de madreselvas que se sostiene en una

pilastra del corredor de los dormitorios, coincidiendo con las retamas que adornan el

corredor o las del patio trasero junto al huerto, dándonos sus últimos perfumes

ensoñadores.

Toda la casa estaba llena de diferentes maceteros, grandes, pequeños, con

violetas, dogos, claveles chinos, llamaplatas de la suerte, una infinidad de plantas raras

y lindas, tantas como el fino empedrado del patio principal.

Nuestra ansia, ahora, es estar listos para ir a escuchar la misa de la Santa

Patrona, en la Iglesia Matriz. Nos acicalamos y vestimos un terno oscuro de casimir

inglés, la camisa de seda, una corbata sobria; calzamos zapatos de cuero negro de

becerro. Hay que estar elegantes, presentables y con una fragancia a pinos y espliego, si

no, seremos víctimas del cotilleo de las beatas.

Saldremos en procesión, contritos, meditando el sermón. Se caminará

alrededor del parque, donde prolijos parientes han adornado los recibos y paradas, y

los balcones se han ataviado con flores y mantillas sobrias labradas a mano con

primorosos arabescos. Hay también arcos de papel crepé multicolor, con flores frescas.

Los homenajes son en los altares familiares, donde resalta la réplica de la imagen

sagrada, frente a una pequeña alfombra. En cada partida se oirá el cantar de los

responsos proclamando religiosidad, solidarizándose y dando presentes y dádivas a

quien los necesite. De aquí devienen las mayordomías, las archicofradías que son las

depositarias del bien y de la fe en Jauja. Avanza ya la procesión, las escoltas escolares y

las delegaciones religiosas entre lábaros y banderas. Allí se encuentran ya ordenados

los allegados y amigos: el pueblo. Esta sagrada imagen ha juntado a todos. Vuelve a su

lugar en la Catedral y nuevamente sartas de cohetones con sus estruendos compiten

con la algarabía de campanas y aplausos. Hay rezos mudos con cantos fervorosos, un

aniversario más que sella la esperanza de nuestros hogares.

124 | | 125

75 Jaujina, dibujo de

Charles Wiener (1880).

75

Page 29: Libro jauja parte 2

La evocación, o echar de menos. ¿Dónde estará?, ¿qué es lo que pasó? Extrañar

y añorar. Queda en los resquicios íntimos un escenario que fue, y ahora a diario, nos

dan una realidad cambiante, una vorágine de sentidos y afirmaciones de muchachos

en bicicleta, de paseos por las mañanitas estudiando en los campos: “el bosque de la

china”, “la alameda del cementerio”, “el cerco de Rivera”, “el campo de aterrizaje”, o

las veces en que íbamos a nadar al “yacus” protegidos por el “inca dormido”, que

desde lejos contemplábamos y nos hacía pensar en la laguna de Paca o “Cóndor

shinja”, la montaña ave enterrando su pico en Santa Ana.

Somos de las primeras colleras de barrio: “los terribles”, “los halcones”,

“Excélsior”, “impalas”, “círculo lluvia”, los que aprendimos a tocar una guitarra y a

cantar mulizas gracias a las enseñanzas de “Pupo Abregu”, de “Pepe Martínez” y de

tanto amigo que se disponía a cantar, a hacer música, a dar serenatas para tanta chica

linda que nos arrebolara las mejillas, el corazón. Escribíamos poemas a las muchachas

y sus cándidos ojos, enamorándolas haciendo un “bollito” en los carnavales. ¡Ah!, los

cortamontes, las “traídas” y la pandillas haciendo prosas y galas en los pasacalles y al

pie del monte, con la niña de mis ojos: ella con su sombrero blanquito, pequeño y lindo,

con esa mantilla de claveles, rosas y dalias estampadas por la familia Velasco; con su

monillo ornado de chutases, lentejuelas y mostacillas resaltando sus duros pechos

jóvenes, pasionales y sensuales como los tonos de la banda de músicos. “Huarancayo

de mis penas”, escribo: Huarancayo de mis amores. Qué decir de esos piecesillos que

asoman de sus zapatos de charol, altos y finos, danzando los compases con elegancia,

levantando levemente los faldellines, luciendo los tres fustes largos planchados con

almidón, bordados a la bolilla y crochet por nobles manos que han sabido hacer volar

mariposas en un jardín de maravilla y sentimientos en hilos de marca Tren y Cadena.

Aquello exige engalanarlas con una vueltecita picada aferrando el corazón, que

latiendo fuertemente ya se sale, sacando la gallardía y prosa de jaujino bailando y

guapeando la vida.

Somos “chutos decentes” para conversarles bajo la careta sus verdades a

nuestros mayores y descubrirlos cantándoles con quirquinchos chilladores sus

secretos amores. ¡Estos cullucaras!, beber nomás quieren: “dos cervecitas, por favor,

caserita”.

Somos aquellos de las escapadas del colegio que se van a campos abiertos, a la

“era de las Ánimas”, a corretear y terminar la jornada bañándose en un “puyunto”

hondo del “yacus” en “Cormis”, en “Viscap”.

Volver y retornar más fuertes, tiernos como las canciones trovadas. Profesar

insondables horizontes encarnados, grosellas y violetas que despiden la tarde detrás

de los cerros de San Juan Pata y Huancas. Imaginar a la Samaritana de Don Pedrito

Monge Córdova conversando elegante por la calle Sucre con el amigo de siempre: Don

Miguelito Martínez, hablando acaso de lo último ocurrido a los “Xauxales”, de artes y

letras, o tal vez de sus relatos de “pishtacos”, “aparecidos” y todas las ocurrencias

dadas en nuestra literatura oral: ese libro no escrito, contundentemente humano y

propio.

Hay tantas cosas para deciros. Hablar de nosotros pareciera fácil y no lo es.

Reconocer la personalidad social de los pueblos es una pregunta que linda con la

interpretación multidisciplinaria de varias ciencias, técnicas y metodologías. Hay que

crecer y creer en el asombro y la admiración de quienes podemos caminar con la frente

alta en el mundo. Airosos proclamarnos: “Rajatablas”, por decir cueste lo que cueste

nuestras verdades pertinaces, de ser derechos y honestos.

Nos hemos salido del cuadro para encontrarnos con uno actual, diverso,

interesante, trascendente y fundamental, que es saber convivir y respetar a esta

naciente plantita de maíz que vigorosamente levanta su guedeja. Papa, digo: aquella

que muestra sus moradas y blancas flores cubriendo la ciudad y el campo de un

bálsamo nuevo, un sabor diferente con sones de “chicha” y movidas de caderas

provocativas y desfachatadas, huachafas, kitsch (dicen los entendidos), que en el fondo

nos percata de la gran fuerza que pocos advierten de nuestro diario pisar el callo de la

realidad circundante. Y nos proponemos elevarnos hasta los ojos de los buenos dioses

para calentarnos la vida para más vida, con el fuerte huracán de creatividades que se

dan en esta migración de permitidos y posibles rostros anónimos: desde los antiguos

“partidarios” y la convivencia abierta de un solo himno dado entre los modos de

pensar, hablar, bailar y hasta de saborear las cadencias de nuestros platos típicos. De

beber ya no sólo chicha donde “Mamá Huchi”, sino llegar a “la Tinya” y pedir unas dos

“chelitas” para comenzar la jornada, mientras en los resquicios añoramos y vemos

cómo la procesión va saliendo de la Capilla del Carmen ahora que nuestra Capital

Histórica del Perú ha prometido renacer y volver a sus heredades con la actual gente,

con sus maneras, tradiciones y costumbres, logrando respetar lo que por los tiempos

dejaron los precedentes, y gracias a ellos podremos seguir dándole su real título:

Pedacito de cielo, país mío: Jauja.

126 | | 127

Page 30: Libro jauja parte 2

Recorrido hacia la selva de Jauja

| 129

76

Page 31: Libro jauja parte 2

130 |

76 Camino a Uchubamba,

la selva de la provincia.

77 Lugareña en cañaveral.

78 Vista panorámica del

distrito de Monobamba.

| 131Casi la mitad del territorio de la provincia de Jauja está constituida por una parte de

selva. Esta situación por lo general suele pasar inadvertida porque el centro de la vida

social está asentada en la ciudad y los pueblos aledaños a ella, en los valles del Mantaro,

Yacus y Yanamarca. Sin embargo, la selva de Jauja tiene un encanto y un misterio que

difícilmente se puede encontrar en otra región. Se constituye concretamente por el

distrito de Monobamba, sus anexos, y el anexo de Uchubamba del distrito de Masma.

Es una región un tanto distante debido a que se ubica a noventa kilómetros de la ciudad

de Jauja, aunque hay una trocha carrozable que la conecta. La zona siempre ha llamado

la atención de aquellos que han hecho tránsito por sus alrededores, los que han dejado

testimonio de su admiración hacia el paisaje y la naturaleza.

Históricamente, en la Colonia, fue importante a partir los primeros intentos de

colonización por los Franciscanos desde el Convento de Santa Rosa de Ocopa durante

el siglo XVIII. Hacia mediados de este siglo, la conversión se hallaba floreciente en el

lugar, lo que se refleja en las edificaciones coloniales existentes, sobre todo en

Uchubamba. En la región también se establecieron importantes unidades productivas,

como son haciendas de cañaveral, estancias ganaderas e ingenios, de propiedad de la

élite española y nativa de Jauja. Después, fue en parte escenario de la sublevación de

Juan Santos Atahualpa en 1752. Es de recuerdo la casas y la Capilla que se quemó en

Monobamba en este proceso por parte de los “infieles”, quienes victimaron a buen

número de pobladores y condujeron a otros tantos ante la presencia del “Inca” rebelde,

en Quimiri.

Una de las descripciones más importantes que existe sobre esta región fue

efectuada por el sabio Antonio Raimondi, que estuvo por Monobamba en abril de 1855.

En general, Raimondi se detiene en la configuración social de la zona y ofrece una

lectura un tanto prejuzgada. Al parecer, estuvo alojado en la casa hacienda de un señor

llamado Manuel Monteblanco, que dice es el único forastero que se ha sostenido en

Monobamba, pero que ha tenido muchos obstáculos para hacer sus plantíos de tabaco

y café, porque ningún indio quería venderle terreno, a pesar que los tienen sin ningún

documento. También refiere que muchas veces se han sublevado contra dicho señor

Monteblanco; y “[…] si no fuese por su valor y la cobardía de los indios, lo habrían

asesinado, quién sabe desde cuándo”.

Independientemente de la subjetividad del juicio de Raimondi, interesa

destacar la productividad de la zona, una característica que hasta hoy la tiene, y que

está determinada por el cultivo del café y la producción, sobre todo, de caña de azúcar.

En efecto, el cultivo de este último producto es célebre a lo largo de la historia de esta

región. Es en el anexo de Rondayacu de Monobamba donde están instalados los

principales trapiches productores, que, a decir de los lugareños, fueron traídos por

inmigrantes italianos. Antes como ahora, abastece de aguardiente de caña a los

diferentes poblados que conforman la región del Mantaro, los que a la vez se disfrutan

en el ciclo festivo local.

A ello habría que agregar, en el plano de lo productivo, la importancia que han

tomado sus recursos hidráulicos que se originan en el río Chontabamba, donde están

instaladas las centrales hidroeléctricas de Edegel y Simsa. Esta es una de las razones

por la cuales esta parte de Jauja tiene un rol clave en el desarrollo de la economía de la

región central en general. Este recurso permite vislumbrar un futuro muy promisorio y

en cual tienen muchas expectativas sus pobladores, debido a que la posibilidad de

crear más represas es muy viable.

Por otro lado, la belleza de sus paisajes y prácticamente el sinfín de opciones

que tiene para la aventura, convierten a la zona en un inmejorable destino turístico. El

mismo hecho de ir caminando desde Jauja hacia su selva es una experiencia fascinante,

muy gratificante, en la que se interioriza profundamente. El cambio de climas tan

espectacular que hay en el camino, donde en un momento estamos en la puna y en otro

en la selva alta; las cataratas de las laderas; las aguas termales; la sensación de libertad y

la de estar en un santuario de la naturaleza, son parte de un patrimonio que todavía no

es aprovechado a cabalidad.

Recorrer estos paisajes no hacen pensar que la mano de un artista de la

inmensidad tuvo algo que ver en su creación. La presencia del pasado y las

posibilidades del futuro son parte de una realidad de quienes diariamente habitan esta

portentosa tierra. Una maravilla escondida de Jauja.

77

78

Page 32: Libro jauja parte 2

La Mujer Xauxa

Gerardo Garcíarosales

LA MUJER XAUXA era el complemento exacto del moradorvalleandino,y compartía comedida sus designios y quehaceres;era el sostén exuberante del espíritu de quien brillabaen las batallasy proporcionaba holguras a su mesa;mantenía su lecho tibio entre mieles y frutas,mujer que esperaba paciente y decidida la derrotao el triunfo;mujer que proveía todo cuando llegaba la época de cultivarel hogar y la tierra,la que brindaba silenciosa el alimento a su prole.

Como pocas mujeres ocupaba el mismo lugar del hombre,y el sitio que le correspondía era el de la florcuando los sembríos están aptos para frutecer,señalaba con exactitud el tiempo para la unióny la procreación,era el eslabón viviente para la continuidad de la especie.

La línea leve de su cuerpo y esenciavolaban en paralelo,y no se puede decir cual de los dos era más cultivada.Tomaba para su cuidado lo que crecía espejeante bajo el cieloo sobre la tierra;el mutuy mantenía su rostrosin ajaduras aun en la edad maduracuando vamos declinando;la quinina le purificaba y mantenía intacta sus mielesíntimas,la floración del yalán le daba verdadera plenitudentre los trinos de la lluvia,la morada flor del tantal hacia sus cabellos levesy misteriosos;el molle conservaba su dentadura fresca de alburas,el matico daba a sus manos claridad de constelacionesel fruto del capulí hacía de su mirada un zureo de palomasde monte,el jinllo preservaba su fragancia y la hacía frescuradel valle;por éstas formas de luz en flor y por su gracilidadde vicuña y de río, realmente cautiva.

La fuerza incontenible de su espíritu y la vitalidadde su entregahacen de esta MUJER XAUXAparte de otra sorprendente historia.

Tomado de Aquel hombre Xauxa.

Poesía | 133

Page 33: Libro jauja parte 2

Llantocalladoalegretristerememorarecuerdosentusojos.

Queso shajtado cuyes choclos cancha papas…Sedentes todos comen con fruición. Opíparo Shajteo.Costumbre de corazón nuestro. Antigua mesa.Coloquios antiguos de bocas que piensan.

Parejas bailan cantando ardorosos guaynos.Mis ojos mulizean el amor y su aroma.Guayno que pronto serás ausente. Alegras mibreve felicidad. Mediodía. Dicha colectiva.El Yacus canta susurrando y caminando.

Mi Barrio abre sus celosos sueños.Entrada de Paca a Jauja llora en mí. Falsía recorre tus labios de solo amor.Bajo el monte, Reloj de campana, Pajabrava,WaranKayo de mis penas… se adueñan de mí.Bailamos. El arpa, los clarinetes, el violín, los saxos,serenata diurna para ti. Brisa dormida en la soledad de mi pecho.

Jauja es mi tierra cercana y confidente.Jauja es mi doliente sueño lejano.Jauja es mi espejo huraño y materno.Jauja es mi vida y efímera eternidad.

Faena colectiva. Amarrar los vientos. Líder jiloconfía en nosotros. Adornos y regalos: serpentinas y globosmultiris, frazadas, ropas, colchas… Atavío de fiesta.Las voces se alzan con fuego febril. Manos a la obra.Sogas que arden en las palmas. Tentemozos yerguen su acompasado sudor como de bisagras de madera. Líder enhiesto.¡Ya está! Ya está. Ojos satisfechosrespiran en lo alto de su copa. Redivivo ya en el penosoHatun Jilo Shalkuy.

Noche ufana en la traída. Bailemos. Bailamos. Parejitas jóvenes ensayan. Hacen su bollito. Guapidos.Late mi Barrio. Su ausente espera de padre y madre.Siento en mí el pecho de amado hogar.Lenta la noche. Mis pasos también. La vida también.Eso lo sabe el Hatun Jilo Sajtay.Trenzo la guayunka de la eterna incertidumbre… Jauja.

Tomado de Cuerva Noche.

Traída de Monte

Luis S. Suárez Galarza

Sudor de tinya clamorea tictac en rítmicos latidosy en el corazón abiertode la wajla desocupando penas. A tu puerta tinya tuya cardíaca.Asoman a la calle viriles sombrerosuwishkatas insomnes cohetes.Revienta la humeante pataskaen tu anhelante y guapeante pecho. Grupo de voces ambulantes para la traída.En mancha para la pataska. Un trago de rico anisado.Café de bruno aroma. Pan de a güevo, bollito.¿Una yapita paracá? ¡Una yapita, pacá!Una yapita, carajo, con rocoto.

¡Ya! ¡Al carro! ¡ Todos! ¡Vamos, todos!La mancha se aprieta adentro. Inefable alegría.¡Agua! ¡Agua! ¡Agua! Todos miramos las alas delviejo sombrero en el techo negro de tu ojos.Cierto temor y ansia de gozo. Caen ruidos mojados. Camión, bacán, recibe baldazos de fiesta.

Corren de manos a labios copitas de trago corto. Gargantas arden con gozo. ¡Salú, paisita! ¡Salú, hermanito!¡Salú, choche! ¡Salú, cuello! ¡Salú, oón!Baldes manos femeninas en tazas en vasoschicha de jora chicha de maní.Fruición de dioses. De hombres.

Cerco: eucaliptos, alisos, guindales, pinos, cipreses.Cerco sembrado de multiris grupos.Vaivén de hachazos al líder.Trisca en el pastogramalfalfa con rocío de tierna luna. Cae sin queja caenelpasto con ruido verde.Ávidos ebriostodos preguntan con los ojos.El aire del cerco bailando respira el Jilo Kuchuy.

Faena febril carga al líder.Inefable batahola en innúmeras manosbrazoshombrosjadeantespechos tarea de titanes: Jilo Wantuy.Tinya de pasos dulces redundantes.Sudor en la boca colectiva de la wajla.Avidezalgazara alocado gentiointacto.

Rumbo inexorable de exultantes mujeres.Bailando y guapeando están viniendo a esta batalla.Encuentro de amorosa guerra. Latidos febriles de juguetonharina.Ávidasblancasfugitivasalas del Tinkunakuyte acarician agresivas enmascarando de talco harina picapicatu caracabezapechoespaldaarribabajo todotodotodo.Mulizas y guaynos entran en tu abierto pecho.

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Page 34: Libro jauja parte 2

Calendario | 137

Enero01 Año Nuevo

En Llocllapampa. Corcovado(d), Huaylijía(d)En Leonor Ordóñez. Corcovado(d)En Marco. Corcovado(d), Huaylijía(d)En Muquiyauyo. Corcovado(d)En Paca. Huaylijía(d), Tunantada(d)En Sincos. Viejito(d)En Tunan Marca. Huaylijía(d)

01 Niño JesúsEn Curicaca. Pachahuara(d)En Huamalí. Tunantada(d), Corcovado(d)En Julcán. Huaylijía(d)En Marco/Tragadero. Tunantada(d)En Molinos. Huaylijía(d)En Yauli. Huaylijía(d), Corcovado(d)

06 Bajada de ReyesEn Acolla. Corcovado(d) y pandillasEn Huaripampa. Negro(d), Tunantada(d), Huaquis(d)En Paca. Huaylijía(d)En Parco. Huaylijía(d)En Sincos. Corcovado(d)En Tunan Marca. Huaylijía(d)

08 Niño JesúsEn Huertas. Huaylijía(d)

15 Niño JesúsEn Ataura. Corcovado(d), Tunantada(d)En Chunán. Huaylijía(d)En Pancán. Negritos(d)

20 San SebastiánEn Huaripampa. Corcovado(d)En Yauyos. Tunantada(d)

20 Creación PolíticaEn Ricrán.En Yauli.

29 Creación PolíticaEn Yauyos.

Calendario festivo de la provincia de JaujaMes, Fecha. Fiesta y/o Ceremonia (Distrito/anexo. danza)

79

Page 35: Libro jauja parte 2

Febrero02 Virgen Candelaria

En Muquiyauyo. Principal(d)En Huaripampa.

M Jueves de Comadres

En Marco. Faena comunal con danza carnavalescaEn Paca. Pachahuara(d)En Huertas. Pachahuara(d)En Acolla. Pachahuara(d)

M Carnavales Se inicia en todo el valle, con cortamontes y marca del ganado ovino.En Marco. Se baila el Carnaval MarqueñoEn Paccha. Costumbre de la batalla de flores.

28 Creación PolíticaEn Masma Chicche

MarzoM Semana Santa

En todo el valle se realizan ceremonias litúrgicas cristianas.En Jauja. Miércoles Santo: La Magtada (r)En Acolla. Jueves Santo: La Magtada (r) En Marco. Jueves Santo: La Magtada (r)En Paca. Viernes Santo: La Magtada (r)En Sincos. Virnes Santo: Pasión y muerte de Jesús (r)

27 Creación PolíticaEn Ataura

Abril15 Creación Política

En Janjaillo.

25 Creación Política En Jauja.

Mayo01 Cruz

En Huaripampa. Jija(d)

03 CruzEn Huancas.En Muqui. Jija(d)

04 Cruz En Sausa. Jija(d)

11 Cruz En Paccha. Jija(d)En Muquiyauyo. Jija(d)

15 Niño JesúsEn Huancas. Tunantada(d)

15 Cruz

En Marco. Jashasaco(d), Yanacaldo(d)

20 Cruz En Paca.En Huertas.

28 Cruz En Sincos. Chonguinada(d)

30 Cruz En Marco/Tragadero.

Junio10 Creación Política

En Muqui.

13 San AntonioEn Leonor Ordóñez. Tunantada(d)En Parco. Tunantada(d)

15 San Antonio

En Paccha. Huancadanza(d)

24 San Juan BautistaEn Acolla (P). Tunantada(d)En Muquiyauyo (P).En Tunan Marca. Tunantada(d). En Monobamba/Uchubamba (P).En Masma.

29 San Pedro y San PabloEn Chunán.

M Corpus ChristiEn Sincos/Aramachay. Huancadanza(d)

Julio22 María Madgalena

En Marco (P). Tunantada(d) 25 Santiago

Se inicia en esta fecha hasta finales de agosto la marca o herranza del ganado mayor.

25 San CristóbalEn Huamalí (P).

27 Santa AnaEn Sincos. Chonguinada(d)

Agosto05 Virgen de las Nieves

En Acolla. Tunantada(d)En Paca.En Masma.

09 San Lorenzo

138 | | 139

Page 36: Libro jauja parte 2

En San Lorenzo (P)

12 Santa CeciliaEn Acolla.

16 San RoqueEn Sincos (P). Avelino(d) y Ñusta(d)

30 Santa RosaEn Acolla.

Septiembre08 Virgen de Cocharcas

En Apata. Tunantada(d), Cóndores(d)

09 Creación PolíticaEn Molinos.

15 San Antonio de PaduaEn Yauli.

15 Virgen de la Natividad (octava)En El Mantaro. Tunantada(d)En Tunan Marca. Jija(d)

24 Virgen de las MercedesEn Muqui. Tunantada(d)

En Ataura.24 Santa Margarita

En Ricrán.

26 Creación PolíticaEn Sincos.

29 San Miguel

En Huaripampa (P). Auquish Capitán(d)

29 San Antonio de PaduaEn Pancán. Pachahuara(d)

Octubre02 Creación Política

En Masma.

02 Virgen del RosarioEn JanjailloEn Jauja.

04 San FranciscoEn Sincos.

13 Creación PolíticaEn Canchayllo.

18 San LucasA nivel regional se agazajan a los pastores y sus animales.

23 Creación PolíticaEn Llocllapampa.

Noviembre01 Todos los Santos

En Masma. Pachahuara(d)

01 Señor Cruz de Espinas En Marco/Muquillanqui. Pachahuara(d)En Marco. Pachahuara(d)

02 Dia de Difuntos

A nivel regional.

16 Creación PolíticaEn Apata.En Huaripampa.

21 Creación PolíticaEn El Mantaro.

Diciembre04 Creación Política

En Huamalí.

08 Inmaculada ConcepciónEn Ricrán.En Marco/Tragadero. Pachahuara(d)

25 NavidadA nivel regional se construyen nacimientos y se interpretan cantos de villancicos. En Acolla. Pachahuara(d), Huaylijía(d) y Chacranegro(d)En Llocllapampa. Pachahuara(d)En Muquiyauyo. Huaylijía(d), Pastor(d), Chacranegro(d), Tunantada(d)En Sincos. Chacranegro(d), Negro Decente(d)En Marco. Huaylijía(d)En Masma. Tunantada(d)En Curicaca. Pachahuara(d)En Huaripampa. Huaylijía(d), Huaqui(d)En Muqui. Chacranegro(d)En Leonor Ordoñez. Lastashnegro(d)En Tunan Marca. Huaylijía(d)En Ricrán. Huaylijía(d)

Nota del calendario festivo de la provincia de Jauja

1Elaboración de Manuel Ráez R. La letra (M) significa que la fiesta es de fecha movible, si la festividad es principal o patronal (P), cuando se refiere a una danza (d) y si es una representación (r).

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1 Los nacimientos o también llamados belenes, recrean en miniatura al poblado de Belén, que vio nacer en absoluta precariedad a Jesús. Según la tradición itálica, esta costumbre la inició San Francisco de Asís en la Navidad de 1223, al sorprenderlo una tormenta de nieve, cerca del poblado de Greccio. Posteriormente, con la conquista española, se extenderá esta costumbre a tierras americanas. 2 En la danza de pastores, el varón usa camisa y pantalón de bayeta y una manta multicolor que le cruza el pecho; la niña lleva una blusa clara con encajes, falda de color y similar manta multicolor.3 La orquesta típica está conformada por numerosos saxos (altos y bajos), algunos clarinetes y un arpa y violín. Este conjunto instrumental se fue formando a inicios del siglo XX dentro de las tradicionales orquestas de flauta, arpa y violín, reemplazando rápidamente el saxo y el clarinete a las flautas.4 La jaujina suele llevar un sombrero huanca blanco (endurecido) o uno de pana circular, no usa máscara, aunque en ocasiones se cubre con un fino velo, su manta está bordada con figuras de flores y que cubre una hermosa blusa o monillo de color claro con mostacillas y lentejuelas, su falda es de llamativo color y con pliegues, que cubren bordadas enaguas blancas, luce finas medias y zapato de charol. Al danzar, en una mano lleva un pañuelo de encajes, y con la otra mano va levantando armoniosamente su falda. 5 El chuto o huatrila cubre su cabeza con un chullo de colores, máscara de cuero o badana, lleva camisa cubierta por un hermoso chaleco bordado y pantalón hasta la rodilla, medias de lana y sandalias de pellejo. En una mano sostiene un lazo o un largo bastón de múltiple forma, con el que gasta bromas a los asistentes.6 La chupaquina o huanquita lleva el sólido sombrero blanco de las huancaínas y máscara de malla que luce sus picaros ojillos y el rosado de su piel, cubre a su blusa una manta primorosamente bordada de flores regionales, que hacen juego al bordado de su faldellín que se pliega sobre el antiguo anaco negro, sobre su blusa luce una pechera de monedas; al bailar, levanta con una mano su fino pañuelo de lino blanco, y la otra mano, la apoya elegantemente sobre su faja.7 El huaqui lleva sombrero de paja para proteger su reseco rostro de los fuertes rayos solares (máscara de madera rojiza), camisa clara, chaleco y pantalón bordado hasta la rodilla, su faja sostiene una bolsa de cuero de oveja donde lleva su fiambre u hojas de coca para masticar su soledad. Asimismo, en una mano porta su lazo ganadero y en la otra una sonaja con la que acompaña el recio zapateo de sus botas.8 El mayu lleva un alto sombrero de paja, máscara negra de badana, amplia capa que cubre su camisa clara, usa pantalón de algodón que termina en altas botas juega con un amenazante látigo.9 El chacranegro lleva sombreo de paja, máscara de badana, camisa y pantalón blanco de algodón. 10 La banda de música está formada por diversos instrumentos modernos de metal, como trompetas, cornetas, trombones, bajos, tambores, redoblantes, bombo y platillo. Hay bandas que superan el medio centenar de músicos. Este conjunto instrumental se masificó cuando los conscriptos aprendían a tocarlos en los cuarteles militares, y a su retorno, por cuestiones de sonoridad y prestigio social, terminaron reemplazando las flautas y tambores indios.11 El corcovado usa una blanca y abundante cabellera hecha de lana de oveja, aunque se note su

pronunciada calvicie. La cabellera está unida a la máscara de badana blanca que delata su crecida barba en su tez algo perdida; usa una fina camisa, chaleco y pantalón de bayeta colorida, cuya basta llega a la rodilla o pantorrilla, cubriendo parte de sus medias de lana, que terminan en lustrosos zapatos negros.12 El viejo lleva un sombrero estropeado, su rostro curtido por el frío refleja su edad, que el artesano plasma en la máscara de madera de aliso; viste saco, camisa y pantalón de bayeta; algunos cargan su talega o pullo con su respectiva shacta (queso, maíz tostado y trozos de cuy), mientras se apoyan en un bastón, que lo usan amenazantes al que se atreva enamorar a su hija.13 La vieja lleva vestido de bayeta y carga la guagua de su hija en su manta o quipe. Al igual que el viejo, ella usa bastón y sandalia de cuero que confeccionan.14 El tunante lleva sombrero emplumado de color, larga cabellera ensortijada y máscara de malla que evidencia su fenotipo criollo o hispano, su vestuario se luce con un saco enjoyado en sus hombreras y pechera, rematado con un cuerno hueco de toro, forrado en plata, que le sirve como cantimplora de finísimo licor; sus pantalones son de seda y le llegan hasta la rodilla, a la usanza varonil del siglo XVIII, remata su vestuario unas largas medias y zapato de tela bordada. Da garbo a su coreografía, un elegante y pequeño bastón charolado que lleva en la mano derecha mientras la izquierda se repliega suavemente encima de la cintura.15 El chuto elegante lleva un sombrero bombín de pana con cintas de colores, máscara de piel curtida de oveja con lana a modo de barba o bigote, cubre su cuello un amplio pañuelo que protege su fina camisa de color claro y corbata. Ésta siempre le sobresale a su hermoso chaleco bordado, mientras una manta colorida le entrecruza el pecho; asimismo, usa guantes de cuero y correa de similar material que sostiene su corto pantalón bordado, a imitación de su señor. Finalmente, lleva largas medias de lana y botines altos.16 El tucumano o argentino lleva sombrero de paja, máscara de malla oscurecida por sus largas caminatas, pañuelo de color en el cuello y un amplio poncho oscuro plastificado, que en ocasiones se faja en la cintura con su soguilla de arriero; el resto de su vestuario es a la usanza del ganadero sureño, pantalón de montar rematado con altas botas de cuero y espuelas de metal.17 El waqra o cacho es una corneta confeccionada con partes del cuerno hueco, que tradicionalmente se unían con tendones y pellejo, en la actualidad usan retazos de jebe y clavos. El waqra es de forma ondulante o en espiral (waqrapucu). Aparentemente, este instrumento reemplazó al antiguo wauko, que señalan las crónicas, confeccionado de la frente y cuernos de la taruca (ciervo americano). 18 El puchero es una sustanciosa sopa de menestras, verduras, papa y carnes de res, cordero y cerdo. Se cocina en grandes peroles desde la madrugada.19 El jalacinta es una costumbre festiva que permite algunas instituciones y barrios sufragar sus gastos ceremoniales y sociales, mediante el compromiso escrito en cada cinta, y que jalarán las parejas que bailen bajo su arco. Los padrinos de cintas ofrecerán la comida y bebida correspondiente, así como, colocar el arco de cintas de color con los compromisos correspondientes, siendo la cinta del padrinazgo la más costosa. 20 El rompeolla, es una costumbre muy común entre las comunidades del valle de Yanamarca. Los padrinos presentan pequeñas ollas en cuyo interior se anota en papel alguna colaboración para el siguiente año (una de las ollas señalará el padrinazgo). Luego el padrino empieza a arrojar las ollas entre los asistentes, quien deja caer y romper alguna olla, asume la colaboración que indica en su interior. El nuevo padrino de ollas se encarga de presentar para el siguiente año una mesa con todo tipo de licores para la institución, más las ollas de la costumbre.21 Esta es la popular denominación a los lugareños que han migrado a otras localidades del país. Suelen organizarse en asociaciones de ayuda mutua para recrear su identidad cultural y para prestar colaboración a su localidad de origen. 22 El cortamonte, conocido en otras localidades como yunsa, es una tradición que permite hacerse del padrinazgo festivo de una institución, haciéndose público el hecho, mediante el corte de un árbol levantado por los padrinos de la fiesta que culmina. 23 Las bombardas se utilizan para dos momentos importantes: dos, para el momento de levantar el árbol adornado (al final de la “traída de monte”), y otros dos, para el momento en que cae el árbol (al final del “Cortamonte”). Los cohetes se usan en momentos menos importantes: los 21 camaretazos del amanecer, en las comidas, para la partida de los grupos y en su encuentro o para la misa. 24 La patasca es la tradicional sopa de fiesta hecha de maíz (mote) pelado y hervido con trozos de carne y vísceras de ganado. Se le agrega en el momento de servir yerbas aromáticas. Para cocinar el maíz y la carne se suele dejar hirviendo por más de doce horas. 25 La música de la herranza de carnavales se interpreta durante la marca o señal que se le hacen en esta época a los animales menores (ovinos preferentemente). Por esta razón, es tradicional en Jauja acompañar con esta música la “traída del monte”. 26 La shacta consiste en trozos de cuchikanka (cerdo horneado), choclo sancochado, trozos de

Notas del Capítulo: Jauja, universo de tradiciones populares

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queso fresco untado con ají amarillo, dos o tres papas cubiertas con ají colorado y salsa de maní.27 Si dentro del grupo de la madrina encuentra algún varón, pues sólo es reunión de mujeres, le obligan a beber abundante licor, por no respetar la costumbre.28 El guapido es una sonora interjección de alegría que se emite al bailar. Algunas mujeres nos señalaban que si bien el guapido es una práctica en toda la región se puede distinguir el guapido de las mujeres de Huancayo de las de Jauja.29 Se acostumbra llamar pandillada cuando se baila en grupo por las calles. 30 La costumbre jaujina señala que la vestimenta no debe exceder de tres colores: uno para la lliclla, otro para el monillo y otro para el faldellín.31 Los carros alegóricos son una continuidad cultural de los antiguos currus navalis (barco carro) de origen griego, que mostraban diferentes alegorías en carromatos jalados por bueyes o caballos y que se diseminó luego en toda Europa.32 Su nombre se deriva de magta o joven campesino. Esta danza se origina en la comunidad de Acolla en 1928, por iniciativa de algunos jóvenes acollinos que trabajaban en el tendido ferroviario a Huancavelica, por ello, sus magtas usan el vestuario campesino de esa región.33 La Banda de Guerra suele estar conformada de dos a seis cornetas y de uno a tres tambores. El Corneta Mayor es el que lleva los acordes de la marcha34 El mariscal usa sombrero tricornio, saco militar y pantalón de bayeta, sable y las insignias de su grado.35 El comandante usa uniforme parecido al mariscal pero sin algunas insignias de mando, o en su defecto, usa el actual uniforme militar de campaña.36 El magta viste sombrero de lana o chullo, poncho a la usanza del campesino huancavelicano, camisa, faja, pantalón de bayeta, medias de lana y sandalias de cuero; por lo general usa trozos de lana blanca en el hombro izquierdo, y negro en el derecho, igual en el color de sus medias, estos colores le permite al magta sincronizar los giros ante la voz de mando de su comandante.37 La rabona lleva sombrero de lana, una lliclla y camisón de color, faja y falda oscura, usa también medias de lana y sandalia de cuero; suele llevar una honda.38 El ranchero tiene el rostro embadurnado de hollín, llevan enormes cucharones de madera y de su cintura cuelgan pieles de conejos y gatos. Usa por lo general casco, saco militar o minero, pantalón, botas o sandalia de cuero.39 El chileno usa el uniforme del ejército chileno: kepí blanco, saco azul y pantalón rojo, algunos llevan su tradicional “mochila cama”, aunque en las escenificaciones la mayoría de las comunidades presentan al chileno de un único color. Cuando se presentan varios chilenos, uno de ellos hace de oficial y lleva la bandera del país sureño.40 El jijero lleva pañuelos bordados en los bolsillos del saco, le cruza una banda bordada de flores o figuras de la historia nacional o una banda metálica que sostiene su clásica cantimplora de licor o cacho (cuerno de vacuno), la basta de su pantalón está bordada con iconografía regional. Cada jijero tiene un trago distinto, que comparte con los presentes luego de bailar su mudanza. 41 La danza jija tiene tres partes: pasión (donde el baile es lento), surge o pasacalle (para el traslado por las calles) y mudanza (conformado por 24 figuras coreográficas).42 El danzante de huancadanza lleva una corona con plumajes, máscara de malla que se apoya sobre un pañolón que le cubre la cabeza, usa un pulóver largo sobre la camisa, adquiriendo forma de faldellín, al adherirse su cinturón; el pantalón es de bayeta oscura con una pantorrillera que sujeta varios cascabeles de metal, para ayudar a marcar el ritmo de la danza. Sus manos sostienen largos pañuelos de color, con los que da prestancia a sus movimientos coreográficos. 43 La humita es una masa de maíz tierno y cocido dentro de una panca, suele prepararse con canela y clavo de olor; si va a ser dulce, se agrega pasas y azúcar o chancaca, y si va a ser salada, la infaltable sal al gusto.44 El calientito es un mate de alguna hierba aromática, alcohol de caña, miel y jugo de limón. 45 La cachanga es una fritura que ha mezclado harina con levadura, huevo, sal y algo de azúcar. 46 La hualla está confeccionada con un lazo que une frutas y panes. Últimamente han agregado agua gaseosa, y se coloca a modo de banda sobre el pecho.47 Es importante señalar que en los últimos años, la Municipalidad Provincial de Jauja participa institucionalmente como primer alférez de la fiesta.48 El mayu o caporal de la pachahuara se distingue por llevar un látigo o una capa grande.49 El danzante de la pachahuara usa sombrero de paja con plumas de color, máscara de badana, un elegante saco de felpa con dorados bordados de bajo relieve y a su interior usa una fina camisa blanca de cuyas mangas sobresalen pañuelos de seda, lleva pantalón de color hasta la rodilla y medias de encaje que calzan en sus zapatos. Usa guantes negros, portando en la mano derecha su campanilla de bronce para el ritmo; y en la otra mano, su distintivo paraguas. 50 La negra o dama viste como jaujina o como una mujer morena de la ciudad (cabello recogido, máscara de badana negra, falda y blusa).

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79 Detalle del atuendo de la danza

los Cóndores, Apata.

80 Capilla de Cristo Pobre.

81 Paraje denominado Hualimalca,

Pomacancha.

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Proyecto Jauja Monumental Equipo de Jauja del Gobierno Regional Junín Hijo predilecto de Jauja: Dr. Vladimiro Huaroc Portocarrero Director Regional de Comercio Exterior y Turismo - Junín: Mg. José Luis Álvarez RamosJefatura Oficina Zonal Jauja: Lic. Silvia Salas AlvaradoSupervisor Social: Lic. Marko Capcha SolísCoordinador Social: Prof. Sergio Castillo FalconíHistoriador: Mg. Carlos H. Hurtado AmesInvestigación: Lic. Elena Núñez Fuentes

Promotores Sociales:

Luis Palomino Pastrana / Lisandra Artica Vílchez /Hérmenes Quispe López / Arcenio Gago Lino / Noel Gamión Quinto

Equipo Técnico

Coordinación Expediente Técnico: Arq. César Martínez Vitor / Arq. Máximo Orellana Tapia Coordinador Infraestructura: Arq. José María GálvezSupervisor Infraestructura: Arq. José Díaz IllanesResidente Refacción Iglesia Matriz: Arq. Percy Vílchez DamiánResidente Refacción Capilla de Cristo Pobre: Arq. Jaime Landeo MorenoResidente Peatonalización Jr. Junín: Ing. Rodrigo Luya GarcíaResidente Refacción Fachadas Jr. Junín y Jr. Grau: Arq. Tania Arge Espinoza

Fotografías adicionales:

César Vega, foto N° 18, 19, 20, 76, 79Ricardo Rodríguez, 15, 49, 50, 62Manuel Ráez, 57, 58, 69Jesús Raymundo, 2Andrés Mendoza, 60Jorge Jaime, 61Gotardo Bernedo, 36Henry Gines, 77, 78

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Impreso en:Soluciones Gráficas S.A.C.

Jr. Puno N° 514 - Huancayoe-mail: [email protected]