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CAPÍTULO 1. CONCEPTOS Y TEMAS GENERALESDE LA AGRICULTURA ORGÁNICA Definiciones y conceptos El término «agricultura orgánica» se refiere al proceso que utiliza métodos que respetan el medio ambiente, desde las etapas de producción hasta las de manipulación y procesamiento. La producción orgánica no sólo se ocupa del producto, sino también de todo el sistema que se usa para producir y entregar el producto al consumidor final. En el nivel internacional, se aplican dos fuentes principales de principios y requisitos generales que rigen la agricultura orgánica. Las Directivas del Codex Alimentarius para la Producción, Procesamiento, Etiquetado y Comercialización de los Alimentos Producidos Orgánicamente [1] constituyen una de esas fuentes. De acuerdo con el Codex, «La agricultura orgánica es un sistema de manejo holístico de la producción que promueve y mejora la salud del ecosistema, incluyendo los ciclos

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CAPÍTULO 1. CONCEPTOS Y TEMAS GENERALESDE LA AGRICULTURA ORGÁNICA

Definiciones y conceptos

El término «agricultura orgánica» se refiere al proceso que utiliza métodos que respetan el medio ambiente, desde las etapas de producción hasta las de manipulación y procesamiento. La producción orgánica no sólo se ocupa del producto, sino también de todo el sistema que se usa para producir y entregar el producto al consumidor final.

En el nivel internacional, se aplican dos fuentes principales de principios y requisitos generales que rigen la agricultura orgánica. Las Directivas del Codex Alimentarius para la Producción, Procesamiento, Etiquetado y Comercialización de los Alimentos Producidos Orgánicamente[1] constituyen una de esas fuentes. De acuerdo con el Codex, «La agricultura orgánica es un sistema de manejo holístico de la producción que promueve y mejora la salud del ecosistema, incluyendo los ciclos biológicos y la actividad biológica del suelo. La agricultura orgánica se basa en el uso mínimo de insumos externos y evita los fertilizantes y plaguicidas sintéticos. Las prácticas de la agricultura orgánica no pueden garantizar que los productos estén completamente libres de residuos, producidos por la contaminación general del medio ambiente. No obstante, se utilizan métodos para reducir al mínimo la contaminación del aire, el suelo y el agua. Los manipuladores, procesadores y comerciantes minoristas de alimentos orgánicos se rigen por normas que mantienen la integridad de los productos orgánicos. El objetivo principal de la agricultura orgánica es optimizar la salud y la productividad

de las comunidades interdependientes del suelo, las plantas, los animales y las personas.»

El objetivo principal de la agricultura orgánica es optimizar la salud y la productividad de las comunidades interdependientes del suelo, las plantas, los animales y las personas.

La otra es la Federación Internacional de Movimientos de Agricultura Orgánica (IFOAM)[2], un organismo internacional del sector privado que cuenta con unas 750 organizaciones miembros en más de 100 países. IFOAM define y revisa periódicamente, en estrecha consulta con sus miembros, las Normas Básicas que determinan el término «orgánico». De acuerdo con las Normas Básicas IFOAM 2002, la «agricultura orgánica es un enfoque integral basado en un conjunto de procesos que resulta en un ecosistema sostenible, alimentos seguros, buena nutrición, bienestar animal y justicia social. La producción orgánica es, por lo tanto, mucho más que un sistema de producción que incluye o excluye determinados insumos».

A diferencia de los alimentos etiquetados como «inocuos para el medio ambiente», «verdes» o «criados al aire libre», la etiqueta de «orgánico» denota el cumplimiento de métodos de producción y procesamiento específicos. Todas las normas existentes que regulan la agricultura orgánica prohíben la mayoría de los plaguicidas y fertilizantes sintéticos, todos los preservativos sintéticos, los organismos modificados genéticamente, los lodos cloacales y la irradiación. El cumplimiento de las normas de la agricultura orgánica, incluida la protección del consumidor contra prácticas fraudulentas, se garantiza mediante la inspección y la certificación. La mayoría de los países industrializados tienen regulaciones que rigen los alimentos etiquetados como «orgánicos». Otros términos que se utilizan, según los idiomas, son «biológico» o «ecológico».

Los principios de la agricultura orgánica están en consonancia con los principios de la agricultura biodinámica y la permacultura. Iniciada por Rudolf Steiner en 1924, la agricultura biodinámica abraza la comprensión espiritual y holística de la naturaleza y la granja dentro de ella, la granja es vista como un organismo autocontenido, en estado de evolución, que utiliza insumos externos en cantidades mínimas: se usan preparados biodinámicos y entre los requisitos se incluyen, la armonía del cultivo con los ritmos cósmicos, comercio justo y la promoción de asociaciones económicas entre productores, procesadores, comerciantes y consumidores. Los requisitos de certificación de la agricultura biodinámica (calificada de acuerdo con las regulaciones de la red Internacional Demeter en África, América, Australia y Europa) incluyen un número de normas orgánicas que están reconocidas por el Registro de las Normas para los Alimentos Orgánicos y por los planes gubernamentales de cooperación.

Recuadro 1: Cría orgánica de animales

La agricultura orgánica incluye sistemas de cultivo y de cría de animales, como también de piscicultura. La producción orgánica de animales enfatiza un programa activo de mane-jo de la salud que se ocupa de los factores ambientales para reducir el estrés y prevenir las enfermedades. La mayoría de las normas que regulan la cría orgánica de ani-males exigen que los animales tengan acceso a espacios adecuados, aire fresco, un espacio al aire libre, luz de día, sombra y refugio para las inclemencias del clima, todos ellos acordes con las especies y las condiciones climáticas. Las normas requieren un programa alimenticio equilibrado que incluya principalmente alimentos orgánicos. En general, en Argentina, Australia y América del Norte, se exige un 100 por ciento de alimentos orgánicos. Según las normas de IFOAM, de Asia y de la Unión Europea, sólo el 80 por ciento de los alimentos, o aún menos, deben ser orgánicos (el procentaje de la alimentación orgánica está aumentando gradualmente, de acuerdo con las normas de cada región).

Las normas definen el origen y tipos de suplementos y aditivos alimentarios permitidos, con el énfasis puesto en las sustancias biológicas y botánicas obtenidas de manera natural. Las normas de Argentina, Australia y América del Norte requieren que la cría orgánica de animales se maneje orgánicamente a partir del último tercio del período de gestación de la madre, o por lo menos a partir del nacimiento. En la actualidad, las normas asiáticas y europeas permiten que los animales provengan de orígenes no orgánicos a edades diferentes, según las especies.

En general, se prohíbe o restringe la atención sanitaria con productos sintéticos. Algunos organismos de certificación y normas nacionales prohíben el uso de antibióticos (si se utilizan antibióticos, los animales o sus productos se deben comercializar en el mercado convencional), mientras que otros especifican un período de retención, en general el doble o triple de lo que exigen los requisitos que figuran en la etiqueta, antes de que se pueda vender el animal o sus derivados como productos orgánicos. Las vacunas, en general, están permitidas con algunas restricciones. En términos generales, se prohíben los estimuladores de crecimiento y las hormonas..

Algunos organismos de certificación prohíben ciertas alteraciones físicas, como por ejemplo el corte del pico, mientras que otros lo permiten si el propósito de la práctica es mejorar o mantener la salud y seguridad del animal. En general, la castración y el corte de los cuernos están permitidos. Durante el transporte y el sacrificio, los animales deben ser tratados humanitariamente. Se debe llevar registros de origen de los animales; alimentos y suplementos alimenticios; medicamentos/antiparasitarios; manejo de la salud; producción y ventas.

A fines de la década del setenta, el ecologista Bill Mollison desarrolló el concepto de «permacultura» como una ciencia interdisciplinaria de la tierra. La permacultura es un sistema de diseño del paisaje y la sociedad que trabaja para conservar la energía en la granja (por ejemplo, el combustible obtenido de las cosechas, la leña, las calorías de los alimentos) o para generar más energía que la que consume. El cuidado de los asociaciones naturales (incluidas las zonas salvajes), la rehabilitación de las tierras degradadas y la independencia local son ejes de la permacultura[3]. La permacultura no tiene una certificación propia, pero la agricultura orgánica comparte este enfoque de manejo.

La «agricultura orgánica» no se limita a las granjas y productos orgánicos certificados sino que incluye a todos los sistemas agrícolas de producción que utilizan procesos naturales, en lugar de insumos externos, para mejorar la productividad. Los agricultores orgánicos adoptan prácticas para conservar los recursos, mejorar la biodiversidad y mantener el ecosistema para una producción sostenible. Esta práctica se orienta con frecuencia, pero

no siempre, hacia el mercado de los alimentos clasificados como orgánicos. Quienes están interesados en etiquetar y comercializar sus alimentos como orgánicos, por lo general buscan la certificación - sobre todo si cultivan para exportar. Sin embargo, numerosos agricultores practican técnicas orgánicas sin buscar o recibir el sobreprecio que se le dá a los alimentos orgánicos en algunos mercados. Muchos de los sistemas tradicionales de cultivo que se encuentran en los países en desarrollo están incluidos aquí.

La agricultura tradicional incluye prácticas de mane-jo que han evolucionado a lo largo de los siglos para crear sistemas agrícolas adaptados al medio ambiente local y a las condiciones culturales. Debido a su naturaleza, los sistemas tradicionales no usan insumos agrícolas sintéticos. Muchos de ellos, pero no todos, cumplen las normas de producción que se aplican a la agricultura orgánica.

A los efectos de este estudio, es importante distinguir la agricultura certificada de la agricultura no certificada. La agricultura que cumple con las normas de producción orgánica, pero no ha sido sometida a la inspección orgánica, es nombrada aquí como «agricultura orgánica no certificada» para distinguirla de la «agricultura orgánica certificada». Si bien las condiciones económicas e institucionales difieren, ambas se apoyan en la misma tecnología y en los mismos principios. Aunque los resultados puedan ser similares, es posible que la agricultura orgánica no certificada no represente necesariamente una elección deliberada entre los sistemas alternativos de producción - la falta de acceso a la compra de insumos puede limitar esa elección. Cualesquiera sea la motivación, una granja orgánica refleja un sistema de manejo donde el productor maneja conscientemente los recursos de acuerdo con los principios orgánicos. Por lo tanto, la agricultura orgánica no certificada abarca los sistemas tradicionales que no usan químicos y que aplican enfoques ecológicos para aumentar la producción agrícola.

La «agricultura orgánica» no se limita a las granjas y productos orgánicos certificados sino que incluye a todos los sistemas agrícolas de producción que utilizan procesos naturales, en lugar de insumos externos, para mejorar la productividad.

Contrastando con eso, algunos sistemas agrícolas no usan insumos comprados (por ejemplo, fertilizantes minerales o plaguicidas sintéticos) simplemente porque los agricultores no tienen dinero para comprarlos o no tienen acceso a ellos. Según las normas reconocidas internacionalmente, estos sistemas no se pueden considerar orgánicos. En general tienen una productividad baja, y muchas veces están en proceso de deterioro. Los sistemas negligentes a menudo producen una degradación en el medio ambiente (por ejemplo, la erosión del suelo) y pueden crear alteraciones que

amenazan a granjas vecinas, por ejemplo depósitos de malezas nocivas, plagas y enfermedades.

Las normas orgánicas requieren que los operadores conserven, restablezcan y mejoren los procesos naturales, y que trabajen con la naturaleza para proteger sus cosechas, en vez de someterla o dominarla. La toma de decisión del productor es, por lo tanto, esencial para diferenciar la agricultura orgánica de los sistemas que no usan insumos sintéticos por razones de irresponsabilidad o abandono. En este estudio no se considera «orgánica» la producción por negligencia, aun cuando las normas orgánicas de algunas jurisdicciones locales no hayan hecho esta distinción.

Todos los sistemas de manejo agrícola que aplican enfoques ecológicos, pero que utilizan algún insumo sintético y/o organismos modificados genéticamente (por ejemplo, manejo integral de plagas, labranza cero, agricultura conservacionista y agricultura sostenible de bajos insumos) quedan obviamente excluidos de la categoría orgánica.

Desarrollo de la agricultura orgánica

Hoy en día, el sector de la agricultura orgánica es el sector alimenticio que muestra mayor crecimiento. Las tasas de crecimiento en las ventas de alimentos orgánicos han oscilado entre el 20 y 25 por ciento anual a lo largo de una década. Los índices que corresponden a las tierras orgánicas de Europa, América Latina y Estados Unidos son excelentes. Entre 1995 y 2000, se ha triplicado la superficie total de tierras orgánicas en Europa y Estados Unidos. En los últimos 5 años, en Argentina, la superficie de tierras orgánicas aumentó en un 1 280 por ciento[4]. No obstante, estos reportes de aumentos en los porcentajes se deben analizar dentro del contexto de sus bajos niveles absolutos. A escala mundial, la agricultura certificada ocupa menos del 1 por ciento de las tierras y entre el 1 y 2 por ciento de las ventas de alimentos. En algunos casos, el crecimiento puede reflejar la puesta bajo un programa de certificación de tierras cultivadas durante largo tiempo de manera orgánica, en lugar de representar un cambio real en los sistemas de cultivo.

Hacia finales de los años 80, el desarrollo lento pero constante de la agricultura orgánica fue impulsado por organizaciones de base, agricultores y comerciantes. En los Estados Unidos, los estados de Oregon y California adoptaron su legislación orgánica en 1974 y 1979, respectivamente. En el resto del mundo, pasó largo tiempo antes de que las normas establecidas por la comunidad de agricultura orgánica (por ejemplo, la Asociación de Suelos -Soil Association- del Reino Unido en 1967 e IFOAM en 1980) tuvieran eco en las legislaciones nacionales y supranacionales y en los sistemas de control (por ejemplo, Francia adoptó sus leyes en 1985, y 1991 marcó la

adopción de la Regulación de la Unión Europea N° 2092/91). El reconocimiento del rol de la agricultura orgánica en el logro de objetivos medioambientales, incluyendo el uso sostenible de tierras reservadas[5], condujo a la adopción de medidas agroambientales para fomentar la agricultura orgánica (por ejemplo, la reforma de 1992 de la Política Agraria Común y la reglamentación complementaria de la Unión Europea N° 2078/92). Desde el punto de vista de la oferta, y en la Unión Europea, los instrumentos normativos estimularon a los pequeños agricultores a que cultivaran con métodos orgánicos ofreciendo compensaciones financieras por las pérdidas que pudieran sufrir durante la conversión.

Los consumidores interesados en la calidad de los alimentos, como también en la protección del medio ambiente, fueron los primeros en estimular la demanda. Se han desarrollado nuevas oportunidades de mercado como parte de una estrategia comercial que responde a los intereses de los consumidores, en particular en la Unión Europea y en Estados Unidos. Numerosas empresas importantes de alimentos consideran el procesamiento, manipulación, abastecimiento y promoción de alimentos orgánicos como elementos para crear una imagen pública positiva. En la actualidad, los comerciantes minoristas grandes y pequeños promueven y comercializan productos orgánicos con estrategias agresivas, en un escenario en el que grandes cadenas minoristas de alimentos tienen una importante participación en los mercados minoristas de alimentos frescos y procesados.

Los consumidores se muestran cada vez más escépticos sobre la seguridad de los alimentos convencionales y la solidez de la agricultura industrial. El uso de reguladores del crecimiento (por ejemplo, el Alar en los Estados Unidos) estimuló el interés en los alimentos orgánicos. La crisis con respecto a los alimentos contaminados con dioxina y las enfermedades del ganado (como por ejemplo la encefalopatía espongiforme bovina (BSE) y la fiebre aftosa en Europa) aumentaron aun más la demanda de los productos orgánicos. Las encuestas a consumidores muestran, en casi todos los países, la existencia de un segmento que demanda alimentos diferentes a los modificados genéticamente. Los gobiernos han respondido a esas inquietudes fijando objetivos para expandir la producción orgánica. De este modo, la preocupación de los consumidores y gobiernos por la calidad y seguridad de los alimentos se ha convertido en la mayor fuerza impulsora del desarrollo de la agricultura orgánica en los países industrializados. Si bien algunos pueden preguntarse por la validez de las inquietudes de los consumidores, no hay duda de que han contribuido al crecimiento del sector orgánico.

Estas preocupaciones también han abierto mercados posibles para los exportadores de los países en desarrollo, permitiéndoles aumentar los ingresos de divisas y diversificar sus exportaciones. Los sobreprecios en los

productos orgánicos que oscilan entre el 10 y el 50 por ciento, como también los mercados más seguros de los alimentos orgánicos, pueden servir de contrapeso a las pérdidas de convenios comerciales preferenciales, la caída en los precios de los alimentos y el cese de apoyo gubernamental a los insumos agrícolas y otros servicios. Los principales mercados del norte ofrecen buenas perspectivas para los proveedores de productos orgánicos que no se producen en esos países. Por ejemplo, café, té, cacao, especias, caña de azúcar, frutas tropicales y bebidas, como también productos frescos fuera de estación. Cada vez más, los gobiernos de los países en desarrollo están creando condiciones favorables para las exportaciones orgánicas.

La agricultura orgánica no certificada es de particular importancia porque cumple con los requisitos locales para los alimentos, al tiempo que ofrece protección y un uso sostenible de los recursos naturales. El manejo orgánico posibilita un ahorro en los costos de producción (especialmente significativos cuando se necesita efectivo para comprar insumos sintéticos) y promueve la independencia económica y/o alimentaria. En los mercados marginales y en las áreas de pocos recursos, donde los agricultores no tienen acceso a los insumos y las tecnologías modernas, la agricultura orgánica puede también aumentar la productividad de los sistemas tradicionales, optimizando el uso de los recursos locales[6].

Por ejemplo, cientos de miles de agricultores indígenas se han volcado al movimiento orgánico para restablecer, a lo largo de los Andes, sofisticadas prácticas agrícolas desarrolladas por los Incas. Se han generalizado las pequeñas huertas familiares, los grupos y asociaciones que comercializan los productos orgánicos en los mercados urbanos internos y en las ferias informales. Cuba ha adoptado la agricultura orgánica como parte de su política agraria oficial, con inversiones importantes en investigación y extensión, para compensar la escasez de insumos externos y sustituir los alimentos importados.

Recuadro 2: Residuos de plaguicidas en los alimentos convencionales, en los cultivados con el MIP y en los alimentos orgánicos, Estados Unidos

El efecto que tienen los diferentes sistemas de producción agrícola sobre la exposición de la dieta humana a los plaguicidas es un tema de considerable interés para científicos, organismos reguladores y el público en general; sin embargo, pocos análisis empíricos sobre niveles de residuos se han producido para dar una respuesta a ese problema. En la actualidad existe información suficiente sobre los niveles de residuos de plaguicidas en los alimentos cultivados orgánicamente, en los alimentos producidos con el Manejo Integrado de Plagas (MIP), en aquellos certificados como no conteniendo Residuos Detectables (NRD) y en los alimentos que no hacen declaraciones al respecto (que se supone que se cultivan de la manera convencional), lo que permite dar una respuesta al problema.

Los investigadores analizaron datos de residuos de plaguicidas en más de 94 000 muestras de alimentos orgánicos y no orgánicos de unos 20 cultivos diferentes a lo largo de casi una década. Los datos se obtuvieron de tres fuentes independientes de Estados Unidos: pruebas de alimentos seleccionados, realizadas por la Unión de Consumidores (CU) en 1997; encuestas sobre residuos, conducidas por el Programa de Datos sobre Plaguicidas del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, en una

amplia gama de alimentos disponibles en el mercado norteamericano, y encuestas sobre residuos en los productos alimenticios vendidos en California organizadas por el Departamento de Regulación de los Plaguicidas de ese estado.

Aspectos más destacados de la investigación:

 Los datos del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) mostraron que el 73 por ciento de los productos cultivados con sistemas convencionales contenían, como mínimo, residuos de 1 plaguicida, mientras que en las muestras orgánicas de los mismos cultivos sólo el 23 por ciento contenía residuos.

 Se realizó una segunda prueba con los datos de USDA, excluyendo los residuos de los insecticidas orgánicos clorados de alta persistencia, prohibidos desde hace mucho tiempo, por ejemplo DDT, dieldrin y clordan (que resultan de contaminación ambiental, no de las diferencias en los métodos de producción de cultivos). Las muestras orgánicas positivas disminuyeron de un 23 por ciento a un 13 por ciento, pero las muestras convencionales sólo cayeron del 73 por ciento al 71 por ciento.

 Más del 90 por ciento de la muestra de USDA de manzanas, duraznos, peras, frutillas y apio cultivados convencionalmente mostró residuos.

 Los cultivos convencionales tenían probabilidades de contener seis veces más cantidad de residuos de varios plaguicidas.

 En las pruebas del Estado de California, se encontraron residuos en más del 30 por ciento de los alimentos cultivados convencionalmente, pero sólo en el 6,5 por ciento de las muestras orgánicas. Los investigadores señalaron que los datos de California se basaban en pruebas que utilizaban métodos de análisis menos sensibles que los que se aplicaron para generar los datos de USDA, y por lo tanto, no incluían muchos residuos de bajo nivel, detectados por los métodos de prueba de USDA.

 Las pruebas de California también revelaron que la presencia de residuos de diferentes plaguicidas era nueve veces más frecuente en las muestras convencionales que en las muestras orgánicas.

 Las pruebas de CU encontraron residuos en el 79 por ciento de las muestras de cultivos convencionales y en el 27 por ciento de las muestras cultivadas orgánicamente, con presencia de residuos múltiples, seis veces más frecuente en los primeros.

 Los resultados para las muestras de MIP/NRD estuvieron a mitad de camino entre las muestras orgánicas y las convencionales.

Este análisis muestra de manera convincente que los alimentos cultivados con métodos orgánicos contienen menos residuos de plaguicidas que los alimentos convencionales. No obstante, señala que los alimentos orgánicos no están libres de plaguicidas, debido a múltiples factores que escapan al control del agricultor orgánico (por ejemplo, la fumigación con plaguicidas que se propaga desde los campos lindantes o la contaminación de tierras o aguas). Si bien los riesgos a la salud relacionados con la presencia de residuos de plaguicidas en los alimentos son todavía inciertos y están sujetos a fuertes debates, el riesgo es relativo, e indudablemente una menor exposición se traduce en un menor riesgo.

Fuente: Baker et al., 2002

Recuadro 3: Acuicultura orgánica

La acuicultura (el cultivo de plantas y animales acuáticos) se está expandiendo desde 1970 a una tasa promedio anual del 9 por ciento. Sin embargo, la cantidad y diversidad de los productos orgánicos certificados siguen siendo pequeñas (5000 tm, de las cuales el 80 por ciento corresponde al salmón), en parte debido a la ausencia de normas y criterios mundialmente reconocidos para la acreditación de acuicultura orgánica. Más del 91 por ciento de la producción total de la acuicultura marina convencional de 1999 crió plantas acuáticas y especies de moluscos que se alimentan en la parte baja de la cadena alimenticia acuática. Dada la posible introducción de técnicas apropiadas para el manejo de los recursos hidráulicos y los nutrientes, las perspectivas de una mayor producción, incluyendo producción orgánica, de plantas acuáticas y moluscos, son muy buenas.

La mayoría de los productos de acuicultura orgánica certificada que se producen en Europa usan aguas salobres y marinas, un recurso que en gran parte ha quedado sin explotar, y de esta manera se preservan los suministros de agua dulce para el consumo humano y la agricultura convencional. La acuicultura también abarca a las plantas acuáticas orgánicas, sea para el consumo directo del hombre o como insumos alimenticios para la cría de animales, incluso para el sector de la piscicultura orgánica.

Según los cálculos actuales de la producción de acuicultura orgánica certificada y una tasa anticipada de crecimiento anual del 30 por ciento desde 2001 a 2010, se puede esperar que la acuicultura orgánica certificada aumente de manera considerable, si bien continuará ocupando un pequeño sector en la producción total de la acuicultura.

Eficiencia en el uso de los recursos en la agricultura orgánica

Desempeño agronómico

Las comparaciones entre el desempeño de los sistemas convencionales de agricultura y los de la agricultura orgánica son significativas sólo cuando se realizan a lo largo de un período intergeneracional y de esa manera se puede evaluar la capacidad constante que tienen los recursos naturales para sostener la agricultura. Los rendimientos elevados de los sistemas no orgánicos son, con frecuencia, fruto de sistemas de explotación que degradan el suelo, el agua, la biodiversidad y los servicios ecológicos de los que depende la producción de alimentos.

La mayoría de las comparaciones de la eficiencia de los sistemas alternativos de producción se centran simplemente en el rendimiento bruto de los productos básicos comercializables. En general, los agricultores experimentan una disminución en los rendimientos después de que desechan los insumos sintéticos y convierten sus operaciones a la producción orgánica. Una vez que el agroecosistema se restablece y se implementan completamente los sistemas de manejo orgánico, los rendimientos aumentan de manera significativa.

Si la conversión al sistema orgánico parte de los sistemas de bajos insumos (en general tradicionales), entonces las cosechas tienden a ser estables. Un estudio realizado en Kenya[7] indica que la agricultura orgánica en los

trópicos da un buen resultado. Estas conclusiones se oponen al saber convencional que sostenía que ese sistema se vería limitado por un material orgánico insuficiente. Los sistemas orgánicos en áreas de potencial medio superaron apreciablemente los métodos convencionales en cuanto a los rendimientos en granos de maíz, los beneficios netos en dinero efectivo cobrado, el rendimiento sobre el capital y la ganancia familiar por día laborable. Por ejemplo, el maíz cultivado orgánicamente experimentó un menor daño provocado por gorgojos durante su almacenamiento que el producido por los sistemas convencionales. Esta información demuestra que los sistemas orgánicos pueden duplicar o triplicar la productividad de los sistemas tradicionales.

La productividad de los sistemas de agricultura orgánica varía a través de las diferentes etapas de explotación: i) la transición de una explotación convencional a una orgánica; ii) la conversión de la explotación tradicional a la orgánica; iii) la explotación orgánica basada en la substitución de insumos, y iv) el cambio completo a un enfoque ecosistémico. La necesidad de asegurar la viabilidad económica agrícola a corto plazo resulta en que pocos establecimientos puedan lograr un enfoque ecosistémico.

En la mayoría de los casos, los agricultores en transición sufren una reducción en la productividad, pero aun así, hay casos donde el sistema convencional se encuentra en tal estado de deterioro que hay importantes respuestas positivas en el rendimiento cuando se agrega materia orgánica, en particular cuando hay un remanente de fertilizante N sintético, como por ejemplo nitrato de calcio. Asimismo, hay casos en que los agricultores en transición tienen todavía restos de herbicidas que eliminan las malezas, bien entrado el segundo año de transición; para ellos la reducción de las cosechas relacionada con la presión de las malezas no comienza hasta el segundo o tercer año. Esto es muy común en las cosechas de granos, por ejemplo, trigo, arroz y maíz.

Las pérdidas de rendimientos son enormemente exageradas por las estaciones experimentales convencionales. La experiencia real de la mayoría de los agricultores en transición es que las pérdidas de rendimientos son tolerables. El aumento de necesidad de mano de obra (en particular para controlar las malezas) parece perjudicar a los agricultores norteamericanos más que los bajos rendimientos. Las pérdidas en la producción se deben a una multiplicidad de factores interrelacionados: la materia orgánica del suelo y la actividad biológica necesitan tiempo para establecerse; muchas granjas convencionales se encuentran en una rutina de plaguicidas que no permite el establecimiento de organismos benéficos para la eliminación de plagas, malezas y enfermedades; y los problemas de fertilidad son comunes hasta la restauración de una total actividad biológica (por ejemplo el

crecimiento de la biota del suelo, una mejor fijación de nitrógeno y el establecimiento de predadores naturales de plagas).

En los mercados marginales y en las áreas de pocos recursos, donde los agricultores no tienen acceso a los insumos y las tecnologías modernas, la agricultura orgánica puede también aumentar la productividad de los sistemas tradicionales, optimizando el uso de los recursos locales.

El grado de pérdida en la producción varía y depende de los atributos biológicos inherentes a la granja, de la pericia del agricultor, de la medida en que se usaron insumos sintéticos en cultivos anteriores y del estado de los recursos naturales[8]. Algunas veces son pocos años, y en otros casos puede llevar muchos años restaurar el ecosistema hasta el punto en que la producción orgánica sea viable en términos económicos. Hay suelos que son tan marginales y están tan agotados que no sería posible cultivarlos sin subsidios gubernamentales substanciales para ciertos productos básicos (por ejemplo, algodón, trigo y maíz en tierras marginales en zonas de las altas planicies de Estados Unidos).

A mediado plazo, y a medida que aumenta la experiencia, el valor de la agricultura orgánica se hace más evidente debido a las mejoras en la productividad y al aumento de fertilidad del sistema agrario. A largo plazo, el desempeño de la agricultura orgánica progresa en forma paralela a las mejoras en las funciones del ecosistema y las técnicas de explotación.

No se puede juzgar el desempeño de la agricultura orgánica a partir de la comparación de una única cosecha o de un único año. La agricultura orgánica se desempeña en general mejor si uno considera la producción total de cosechas útiles por área. Las mayores limitaciones que enfrentan los agricultores en proceso de transición son la falta de conocimientos, de fuentes de información y de apoyo técnico. Una mayor inversión en servicios adecuados de investigación y extensión puede ayudar a superar esas limitaciones.

Las fluctuaciones climáticas extremas representan para la agricultura una amenaza cada vez mayor. Los sistemas orgánicos parecen ser más estables y resistentes frente a las alteraciones climáticas, tal como surje de comparaciones con los sistemas convencionales en condiciones extremas, como por ejemplo sequías e inundaciones de gravedad. En 1993, el arroz convencional en Japón quedó prácticamente exterminado debido a un verano inusualmente frío mientras que los agricultores orgánicos produjeron el 60-80 por ciento del promedio anual[9]. La mejor composición de los agregados estables en la humedad en los suelos orgánicos y una compactación reducida del suelo tienen como resultado un mejor desempeño de los sistemas orgánicos en condiciones de inundación y sequía.

Las comparaciones del rendimiento ofrecen un panorama limitado, estrecho y con frecuencia engañoso de los diferentes sistemas de producción. La rentabilidad y la viabilidad económica a largo plazo serían mejores indicadores para determinar qué técnicas deberían elegir los operadores. La producción, el procesamiento y la comercialización orgánicas dependen de varios factores interrelacionados. La rentabilidad de la agricultura orgánica depende de los costos relativos de los insumos y la mano de obra, los costos reales de producción, las condiciones del mercado orgánico y convencional y las primas recibidas por los productos orgánicos. En algunos países, se dispone de aportes gubernamentales para la adopción de las técnicas orgánicas que compensan ciertos costos y alientan la implementación de prácticas que tienen beneficios de largo plazo en el medio ambiente. Las comparaciones precisas del desempeño económico deben tener en cuenta el desempeño a lo largo de una rotación completa, antes que en un único año. Por otra parte, los numerosos beneficios ambientales del cultivo orgánico, difíciles de cuantificar en términos económicos, son ingredientes fundamentales en cualquier comparación.

Desempeño económico

Sólo unos pocos estudios han evaluado la rentabilidad a largo plazo de los sistemas agrarios orgánicos. Si bien estos estudios varían en sus metodologías y conclusiones, muestran de manera sistemática altos ingresos en relación con la agricultura convencional, debido a las primas recibidas. No obstante, los costos se relacionan con la producción agrícola total de un establecimiento (la producción total de un abanico de especies y no de las cosechas de un único cultivo) a lo largo de un período de rotación completo: esto incluye tanto los productos comercializados como los productos no alimenticios (los utilizados para alimentar animales y suelos). En particular, es posible que los ingresos obtenidos en una estación parezcan elevados debido a las primas de precios pero en las siguientes estaciones de rotación parezcan bajos, si estos cultivos tienen un bajo valor comercial o ninguno. Al observar estas estaciones individualmente, no se obtiene una visión precisa de la viabilidad económica de la agricultura orgánica. Lamentablemente, los estudios comparativos de la producción orgánica y convencional o integrada se centran en un cultivo único y en un solo año.

El desempeño económico de la agricultura orgánica en Europa muestra una situación donde los agricultores orgánicos reciben apoyo financiero y precios de incentivo pero la mano de obra es cara. Un extenso análisis de la economía agrícola europea en términos de uso de mano de obra, rendimientos, costos y apoyo financiero llegó a la conclusión de que las ganancias de las granjas orgánicas son, en promedio, comparables a las de las granjas convencionales[10]. En los Estados Unidos, las ganancias también

son equiparables, a pesar de que no existan subsidios directos para la agricultura orgánica.

En los países en desarrollo donde la agricultura orgánica no está subsidiada, los insumos sintéticos son caros y la mano de obra es relativamente barata, los agricultores orgánicos orientados al mercado pueden alcanzar rendimientos más elevados gracias a los costos de producción reducidos y la producción diversificada. Por ejemplo, en Filipinas, las primas no son un incentivo suficiente para comercializar el arroz como orgánico. Los productores han adoptado, sin embargo, prácticas orgánicas porque de esa manera evitan los insumos externos en los costos de producción al tiempo que los rendimientos son más estables. En Madagascar, cientos de agricultores han aumentado sus producciones de arroz irrigado de dos a ocho toneladas por hectárea al utilizar semillas locales, composts y prácticas innovadoras de manejo del suelo, la siembra, el riego y la nutrición[11].

Los productos orgánicos tienden a imponer grandes sobreprecios en los países desarrollados en el nivel minorista: un promedio del 10 y 50 por ciento (y en algunos casos tanto como 100 y 200 por ciento) por encima de los precios convencionales por el mismo producto. Estas primas reflejan varios factores subyacentes, tanto del lado de la demanda como de la oferta. Las primas reflejan la fuerte demanda del consumidor, con algunos consumidores dispuestos a pagar primas más altas que otros. La mayoría de los consumidores de los países desarrollados están dispuestos a pagar una prima por un producto orgánico, pero sólo hasta cierto punto. A medida que la prima aumenta, el número de consumidores dispuestos a pagarla disminuye, porque el producto convencional siempre está al alcance como sustituto.

Las primas que superan el 50 por ciento en general ocultan restricciones de oferta y cuellos de botella subyacentes. Con frecuencia, estas primas son temporarias e impredecibles. Como se dispone de menos funguicidas y herramientas para el trabajo posterior a la cosecha, los productos orgánicos frescos suelen ser locales y de estación. Las elevadas primas a largo plazo a menudo reflejan serios problemas de producción relacionados con plagas endémicas crónicas y enfermedades que no se pueden manejar de manera efectiva por medio de las técnicas biológicas y culturales existentes. Por otra parte, en circunstancias donde los costos de producción orgánica son tan bajos o menores que los convencionales, frecuentemente no habrá precios orgánicos con premios por encima de los precios convencionales, o esta diferencia será muy pequeña.

Recuadro 4: Método simple para aumentar las producciones de arroz, Provincia de Yunnan, China

Bajo la dirección de un equipo internacional de científicos, los agricultores de la Provincia de Yunnan

en China implementaron un cambio simple en sus arrozales. En lugar de plantar un único tipo de arroz como han hecho tradicionalmente, los agricultores plantaron una mezcla de dos tipos. Con este simple cambio, los productores pudieron limitar la incidencia del tizón del arroz - la enfermedad más grave del producto básico más importante del mundo. En sólo dos años, los agricultores abandonaron los funguicidas químicos, de amplia difusión hasta ese momento para combatir la enfermedad. Muchos investigadores han argumentado largamente que la plantación de una diversidad de cultivos provocaría beneficios tales como una mayor productividad y la eliminación de enfermedades, comparado con plantaciones de una única variedad. Este estudio demuestra que tales métodos inocuos para el medio ambiente pueden ser muy eficaces, incluso aun más, como en este caso, que las prácticas químicas habituales.

La hipótesis científica que respalda este estudio, la más reciente entre el gran número de estudios que examinan los efectos de la biodiversidad, es simple. Si la variedad de un cultivo es propensa a una enfermedad, cuanto más concentrados se encuentran esos tipos, más fácilmente puede propagarse la enfermedad. No obstante, es menos probable que la enfermedad se propague si las plantas propensas a ella están separadas entre sí por otras clases de plantas que no sucumben a la misma y pueden actuar como barrera. El hongo del tizón del arroz, que destruye millones de toneladas de arroz y cuesta a los agricultores varios miles de millones de dólares anuales en pérdidas, se desplaza de una planta a otra como una espora aerotransportada - un método de transporte que se podría bloquear fácilmente por medio de una hilera de plantas resistentes a la enfermedad.

Los científicos pusieron a prueba la hipótesis pidiéndole a los agricultores que plantaran sus tierras en parcelas experimentales utilizando dos clases de arroz: un arroz estándar que en general no sucumbe a la enfermedad del tizón del arroz y un arroz adherente mucho más valioso, conocido por ser altamente propenso a la enfermedad. Los agricultores también sembraron parcelas de monocultivos de control, permitiéndole a los científicos probar la importancia de las mezclas en la salud y productividad de estas fincas agrarias.

Lo que los científicos detectaron fue que los productores obtuvieron de las mezclas más beneficios de los esperados. Las plantas resistentes impidieron el paso de las esporas transportadas por el aire en un arrozal, pero a medida que más agricultores comenzaron a participar en el estudio, estos efectos positivos se multiplicaron en toda la región. No sólo las esporas de la enfermedad dejaban de volar desde la hilera cercana, sino que ya no venían de los campos vecinos y así se sofocó rápidamente la propagación de la enfermedad a gran escala.

Además, los científicos descubrieron que las plantas de arroz adherentes, que se asomaban por encima de las plantas estándar más pequeñas con las que estaban sembradas, gustaban de condiciones más soleadas, más cálidas y secas que estando en un arrozal de plantas altas y adherentes. Estas condiciones parecieron desalentar el aumento del tizón de arroz en las plantas de arroz adherentes.

El hecho que el tizón del arroz sea la enfermedad más devastadora de este producto básico para la mayor parte de la población mundial, le da a este estudio una gran importancia. Los científicos entrevistados señalaron, sin embargo, que no había razones para creer que las mezclas no pudieran disminuir la propagación de enfermedades también en otros cultivos, si bien es probable que variara la potencia y utilidad del método. Como la biodiversidad es una herramienta fundamental en la producción orgánica, este estudio es de particular interés para los cultivos orgánicos, ya que no implica la aplicación de químicos.

Fuente: The New York Times, 2000

Las primas compensan a los agricultores por el hábil manejo de los recursos, los costos de mano de obra más elevados, mayores gastos de manipulación y las tarifas de administración, inspección y certificación. También reflejan el costo de evitar y mitigar las externalidades ambientales negativas en las que incurre la agricultura convencional. Entre ellas se incluye los costos por

daños al capital natural (por ejemplo, pérdida de tierra arable), la salud humana (por ejemplo, alergias, intoxicación, defectos de nacimiento, cáncer) y la disminución de la contaminación del agua, aire y suelo. Tales costos indirectos en general no se incluyen en los precios de los alimentos, y esto distorsiona el mercado (los precios comparativos de los productos orgánicos parecen altos) alentando actividades que son costosas para la sociedad.

Existen muchas razones que imponen costos adicionales en la comercialización de los productos orgánicos: tarifas de inspección y certificación, almacenamiento independiente, menos opciones para controlar plagas y enfermedades postcosecha, adecuadas condiciones de limpieza en el transporte y documentación pertinente, manipulación cuidadosa para evitar dilución y contaminación, embalaje apropiado y economías de escala. Como los productores orgánicos representan una proporción más pequeña en la industria agrícola, los productores particulares están muy dispersos. Los consecuentes costos de recolección y embalaje más altos aumentan los costos de transporte. Las infecciones de plagas y enfermedades pueden resultar en que las personas encargadas de la manipulación deban enfrentar una elección difícil: perder la mayor parte de la cosecha o posiblemente toda, o tratarla con una sustancia prohibida para recuperar las pérdidas y venderla como un producto no orgánico. La segregación aumenta los costos de manipulación. Muchos minoristas exigen que sus proveedores utilicen envoltorios individuales y etiquetas especiales para los alimentos orgánicos, condición no requerida en los productos convencionales.

Hasta la actualidad, los consumidores de los países industrializados han estado dispuestos a pagar una prima por los alimentos orgánicos porque perciben beneficios ecológicos, de salud y otros. Mientras que las encuestas muestran que la demanda no está satisfecha, los agricultores orgánicos también informan una demanda insuficiente de sus productos. Una expansión equilibrada de la oferta y la demanda y una reducción en los costos de la producción orgánica (lograda a través de una investigación dirigida a ese objetivo) será un factor para el mantenimiento de los precios orgánicos. En la actualidad, la tendencia general de la demanda de superar la oferta sugiere que la prima no se encuentra amenazada en la mayoría de las categorías de productos. Se espera que la producción orgánica continúe ofreciendo a muchos agricultores precios de incentivo y una alternativa rentable frente a los sistemas de producción convencional.

Los precios elevados y los puntos de venta limitados han restringido históricamente la demanda de la agricultura orgánica. Los precios más bajos expandirían el mercado orgánico sin desalentar a los productores, siempre que el sobreprecio compense los costos de transición y ofrezca un salario digno. La mayor parte del sobreprecio es captada por los minoristas, mayoristas, distribuidores y procesadores. Los minoristas pueden reducir los

precios manteniendo la rentabilidad de los agricultores orgánicos. Un sobreprecio para los productores del 10 o 20 por ciento, quizás incluso un 50 por ciento, casi no tendría impacto sobre los consumidores. Sin embargo, no parece probable que los minoristas acepten esta medida, y donde es posible, se están desarrollando canales de comercialización directa. En la actualidad, la estrategia de venta de las principales cadenas de alimentos minoristas es expandir la oferta a algunos productos orgánicos de bajo costo, producidos por un pequeño número de productores. Esta estrategia beneficia a algunas grandes granjas orgánicas, que se apoyan en la sustitución de insumos y el mercado global con una ventaja sobre los pequeños y medianos agricultores locales.

Se espera que la producción orgánica continúe ofreciendo a muchos agricultores precios de incentivo y una alternativa rentable frente a los sistemas de producción convencional.

Recuadro 5: Turismo ecológico como una herramienta para la conversión a la agricultura orgánica, Polonia

El Centro Europeo para la Agricultura y el Turismo Ecológico Polonia (ECEAT-Polonia) está utilizando el ecoturismo como una herramienta para ayudar a que los pequeños agricultores realicen la muchas veces difícil transición de la agricultura convencional a la agricultura orgánica. De esta manera, los productores se benefician financieramente, al tiempo que se difunden fuertes prácticas ecológicas y se protegen y comparten con los visitantes el paisaje natural, la biodiversidad, la cultura y las tradiciones locales.

En Polonia, la mayoría de los pequeños agricultores ya utilizan pocos plaguicidas y fertilizantes químicos, de modo que la transición a la agricultura orgánica no es, en realidad, tan difícil. Requiere principalmente educar a los agricultores en el enfoque orgánico y en algunas técnicas prácticas de este sistema de agricultura. Para los agricultores que desean convertirse a la producción orgánica, el turismo ecológico les ofrece un ingreso adicional durante y después del proceso de transición y ayuda a motivarlos para que realicen la transición al cultivo orgánico. El turismo ecológico también educa a los turistas sobre la agricultura y los alimentos orgánicos y ofrece otro mercado para los productos de los agricultores, además de los ingresos que surgen de proveer alojamiento a los turistas.

Enfoque del proyecto:

 Se identifican pequeños agricultores interesados en convertirse a la agricultura orgánica y al ecoturismo.

 Se visitan las granjas y se asesora a los agricultores sobre las ventajas de participar en el proyecto.

 Se realizan sesiones de capacitación formal para pequeños grupos de agricultores interesados, brindándoles información práctica sobre agricultura orgánica, ecoturismo, el mercado cada vez mayor de los productos orgánicos, toma de conciencia ecológica y la necesidad de cooperación entre los productores para lograr una exitosa transición al cultivo orgánico. Una vez que una granja cumple con las normas de Ecoland (una certificación reconocida internacionalmente) en la mitad de sus productos, como mínimo, puede participar en el programa de ecoturismo.

 Se preparan descripciones de las granjas participantes, sus alrededores y las atracciones turísticas

locales y se publican anualmente en un catálogo de turismo ecológico en polaco y en otros idiomas, en colaboración con la red ECEAT (con sede en los Países Bajos).

 Se lleva a cabo una campaña de promoción que enfatiza los objetivos económicos, ecológicos y sociales del proyecto, se organizan conferencias de prensa, entrevistas en radio y televisión, y se publican avisos y artículos en diarios y revistas.

 Los visitantes se registran como huéspedes de las granjas ECEAT y los agricultores llevan un registro financiero de los turistas ECEAT. Los agricultores donan el 10 por ciento de las ganancias de los turistas ECEAT a ECEAT-Polonia para contribuir con la publicación y distribución del catálogo. De una cifra inicial de 400 turistas de Europa Occidental en 1993, hubo 3 000 en 1998 y el 75 por ciento de los agricultores permanecieron en el proyecto.

 Las publicaciones y videos de ECEAT Polonia brindan más información sobre turismo ecológico, conciencia ecológica y cooperación con el medio ambiente a los agricultores que participan en el proyecto y al público en general.

El proyecto creció rápidamente y ha alcanzado un fuerte arraigo en Polonia. Está recibiendo el reconocimiento de organizaciones ecológicas, del público, de los gobiernos locales y de la industria privada como un medio de ayuda para la conversión a la agricultura orgánica. Se puede comprobar que la conversión a la agricultura orgánica por medio del ecoturismo representa una solución ecológica y económicamente sólida para los agricultores y para la sociedad, en particular para las áreas ambientalmente protegidas como por ejemplo las cercanas a los parques nacionales y lugares de atracción natural. El programa ECEAT, que comenzó en Polonia, se ha reproducido, con variaciones locales, en otros 23 países de Europa y es asistido por la red central ubicada en Amsterdam.

Fuente: Lopata, 2002

Mayores inversiones destinadas a la investigación y extensión ofrecerían soluciones de largo plazo a los problemas que plantea la producción orgánica y sus limitaciones en la manipulación. El redireccionamiento de tan sólo una parte del gasto público hacia los métodos biológicos y culturales podría aumentar los rendimientos, bajar los costos de manipulación, distribución y comercialización, y ofrecer a los consumidores alimentos orgánicos con precios más bajos. A medida que el mercado orgánico crece y madura, sus economías de escala deberían estrechar los márgenes con los productos convencionales.

En muchos países en desarrollo, no existen instituciones que puedan ayudar a los agricultores a producir, manipular y comercializar alimentos orgánicos. Los servicios de extensión impiden la adopción de la agricultura orgánica porque los funcionarios están entrenados para aconsejar a los agricultores que utilicen aquellos insumos que el centro de investigación haya determinado como los más eficaces. Por lo general, los métodos orgánicos se consideran como un regreso obsoleto a épocas de menor eficiencia.

El régimen de la propiedad agrícola es otro factor determinante, dado el compromiso a largo plazo que se requiere para que los métodos orgánicos

sean eficaces. Es poco probable que los agricultores arrendatarios inviertan el trabajo necesario y soporten el costoso período de conversión si no cuentan con una garantía de continuidad en el acceso a las tierras. Les puede llevar años recoger un rendimiento de sus inversiones y muy pocas veces los arrendatarios y aparceros se pueden dar el lujo de esperar tanto tiempo.

El comercio de los productos orgánicos se debe comprender en relación con los mercados internacionales. En los últimos treinta años, los precios que los agricultores reciben por los productos convencionales se han estancado o han disminuido en términos reales, y hay agricultores que a veces recaudan ingresos que están por debajo de los costos de producción. La caída relativa de los precios desde fines de los noventa afecta prácticamente a todos los productos agrícolas. Los precios bajos del café[12] forzaron a millones de pequeños agricultores a asumir deudas agobiantes, lo que resulta al final en la pérdida de sus derechos a las tierras.

Los bajos precios mundiales también significan bajas ganancias en las exportaciones: los ingresos por exportación de los cultivos para bebidas en los países en desarrollo cayeron en un 18 por ciento entre 1999 y 2000. Es probable que, a corto plazo, estos bajos niveles en los precios actuales de los productos básicos agrícolas no se modifiquen[13]. Los costos de los insumos para el cultivo convencional aumentaron considerablemente, y en general requieren una moneda fuerte para su importación.

La agricultura orgánica ofrece una oportunidad de mejorar los ingresos debido a la disposición de los consumidores a pagar sobreprecios por los productos orgánicos, y a los costos de producción más bajos por el uso reducido o por la ausencia de insumos importados. Aun cuando el sobreprecio de los productos orgánicos sea bajo, los precios estables y rentables a largo plazo ofrecen a los agricultores una mayor seguridad que los volátiles mercados convencionales.

Desempeño social

La conversión de una granja a las prácticas orgánicas afecta a todas las facetas de la actividad, por ejemplo, la demanda de mano de obra, las estructuras sociales y los procesos de toma de decisiones. Un emprendimiento de agricultura orgánica exige en general más mano de obra que los cultivos convencionales para poder reemplazar la energía externa y los insumos de capital, por ejemplo, fertilizantes y herbicidas. Sin embargo, el alcance depende de la intensidad de la actividad y del nivel de capitalización de la granja. El sistema que se aplica a la producción orgánica de cereales y lácteos en Australia, por ejemplo, resulta en demandas de recursos similares para los agricultores orgánicos y para los convencionales.

La diversificación de cultivos en las granjas orgánicas y los diferentes programas de siembra y cosecha distribuyen la mano de obra a lo largo de la temporada. Esto estabiliza el empleo, reduce la rotación, alivia los problemas relacionados con la mano de obra migratoria y permite que se distribuyan los costos fijos salariales. La diversidad en la producción agrícola y en los productos de valor agregado aumenta las oportunidades generadoras de ingresos y distribuye los riesgos de fracaso a

La demanda de mano de obra es, al mismo tiempo, una limitación para la conversión orgánica y una oportunidad para expandir el empleo en las comunidades rurales. Los países del norte con altos salarios y una población rural en descenso tienen grandes dificultades para encontrar una oferta de mano de obra adecuada. No obstante, esta limitación, se supera habitualmente con el empleo de mano de obra emigrada de los países en desarrollo y de países con economías en proceso de transición.

La introducción de la agricultura orgánica puede provocar cambios en la distribución de los sexos en la mano de obra ya que los hombres prefieren dedicarse a la agricultura mecanizada. En las naciones en desarrollo, las mujeres dependen del acceso a la propiedad comunal porque pocas veces son propietarias de las tierras. Dado que los créditos requieren en general la garantía de una propiedad inmueble, las personas que no poseen tierras, y en particular las mujeres, se encuentran imposibilitadas de obtener créditos de las instituciones crediticias. Por lo tanto, se podría suponer que la agricultura orgánica puede facilitar la participación de las mujeres ya que no depende de los insumos comprados y con ello reduce la necesidad de préstamos. Sin embargo, como la agricultura orgánica necesita varios años para que el suelo mejore, la falta de seguridad en el acceso duradero a la tierra no facilita que los hombres o mujeres inicien una empresa a largo plazo.

Para ser competitivos, los operadores orgánicos necesitan experimentar con nuevas técnicas y deben manejar la mano de obra, la tierra y el capital de manera muy diferente de cómo lo hacen los operadores convencionales. Las diferentes opciones que tienen los agricultores resultan en una diversidad de técnicas. Algunos tienen éxito, otros fracasan, y la diferencia radica, en general, en las investigaciones en que se embarcan los propios agricultores, ya sea de manera independiente o con la colaboración de las instituciones de investigación públicas. La investigación realizada en las granjas genera nuevos conocimientos que se comparten con otros agricultores. Estos procesos de aprendizaje conducen a una mayor innovación y a mayores probabilidades de que estas tecnologías perduren.

Al crecer apoyándose en los conocimientos locales, los enfoques de la agricultura orgánica revitalizan las costumbres tradicionales y la independencia local.

Al crecer apoyándose en los conocimientos locales, los enfoques de la agricultura orgánica revitalizan las costumbres tradicionales y la independencia local. Las oportunidades de empleo y los mayores rendimientos de la mano de obra alientan a las personas a permanecer en la agricultura y revigorizar a las comunidades rurales. El fortalecimiento de la cohesión y las asociaciones dentro de la comunidad orgánica contribuyen a crear mejores conexiones con las instituciones externas. Los grupos organizados, como por ejemplo las cooperativas de producción, tienen un mejor acceso a los mercados y pueden negociar sus necesidades como socios en condiciones de igualdad en la cadena de oferta alimentaria.

El entorno social de quienes están comprometidos con la agricultura orgánica en general mejora junto con el sistema de producción: en efecto, muchos sistemas orgánicos incorporan principios de comercio justo que mejoran las condiciones laborales. Las Normas Básicas de IFOAM incluyen un capítulo dedicado a las Normas de Justicia Social. Se basan en las convenciones de la Organización Internacional del Trabajo sobre el bienestar laboral y en las declaraciones de los derechos humanos de las Naciones Unidas. La versión 2002 de las Normas Básicas de IFOAM propone garantizar el acceso de trabajadores, familias de agricultores y población indígena a negociaciones colectivas en defensa de salarios justos, condiciones laborales saludables y seguras y servicios sociales.

Un número cada vez mayor de productos básicos de la agricultura orgánica certificada producidos por agricultores de pequeña escala que se organizan en cooperativas democráticas cumplen con los requisitos del comercio justo: los agricultores reciben una paga adecuada para cubrir los costos de producción y una prima social para mejorar la calidad de vida. Si bien la opinión generalizada del movimiento orgánico es que los requisitos sociales son necesarios, las normas específicas son discutidas. Los organismos normativos son sensibles a la soberanía nacional y al contexto cultural que gobierna las relaciones sociales y económicas. Estas normas podrían crear barreras comerciales para las exportaciones orgánicas de algunos países en desarrollo, pero es posible que esta presión desencadene reformas sociales y económicas en muchas naciones.

Recuadro 6: SEKEM y la sociedad egipcia para el desarrollo cultural

Creada en 1977, la iniciativa de SEKEM comenzó a utilizar métodos biodinámicos en 70 hectáreas de tierras desérticas, a 60 km al norte de El Cairo. El secreto del éxito de SEKEM no se ha de encontrar, sin embargo, en las prácticas agrícolas de la empresa sino más bien en sus esfuerzos para producir una integración entre las esferas económicas, sociales y culturales de la vida en todos los aspectos de su labor. Por lo tanto, se confiere a los empleados las condiciones que necesitan para desarrollar todo su potencial no solamente como empleados sino como miembros responsables y competentes de la sociedad.

El éxito inicial de la granja biodinámica SEKEM en la producción de frutas frescas, verduras y hierbas

lleva a que otros agricultores colaboren con la iniciativa. Actualmente, alrededor de 180 granjas que cultivan aproximadamente 2 700 hectáreas en todo Egipto, desde Asuán hasta Alejandría, están aplicando las pautas internacionales de la agricultura biodinámica. Como complemento, éste es el inicio de un desarrollo económico y cultural, con un programa que creó 1 200 empleos directos en proyectos de SEKEM y aproximadamente 2 500 empleos relacionados.

DESARROLLO ECONÓMICO: En la esfera económica, SEKEM estableció una nueva forma de gestión en la cadena de valor agregado, desde el agricultor hasta el consumidor, promocionando la asociación y la transparencia y garantizando productos de alta calidad, con el objetivo de asegurar el bienestar de la humanidad y el planeta. Para garantizar la correcta producción y comercialización de sus productos, SEKEM creó varias empresas especializadas.

 Isis: En 1981 SEKEM comenzó sus primeros embarques de ingredientes activos de hierbas medicinales a los Estados Unidos. En 1983, SEKEM ya estaba produciendo su primera línea de medicamentos en base a hierbas para el mercado local con el nombre comercial de Hierbas SEKEM y se formó la empresa Isis. Isis fue responsable de la producción y empaquetado de panes, productos lácteos, aceites, diferentes variedades de té y artículos conservables para supermercados locales con el nombre comercial Isis. En 1985, la línea de productos Isis se expandió para incluir bebidas de hierbas y especias diferentes que ahora también se comercializan en comercios de SEKEM en todo Egipto.

 Atos: Atos se creó en 1986 como una empresa conjunta entre SEKEM, Deutsche Investitions und Entwicklungsgesellschaft (DEG) y Dr. Schaette para desarrollar el mercado fitofarmacéutico de Egipto. Un grupo de médicos y farmacéuticos trabajan conjuntamente en la investigación y desarrollo de nuevos productos de origen natural para la atención de distintas enfermedades. En 1992 Atos firmó un acuerdo de licencia con Weleda, un destacado productor fitofarmacéutico de Alemania, para fabricar y comercializar medicamentos naturales en Egipto. En 1993, Atos lanzó Tomex 200 mg, una tableta de polvo de ajo concentrado estándar, y en 1995 otros productos fitofarmacéuticos. En 1997, el grupo de empresas elaboró un manual de calidad y recibió la certificación ISO 9001.

 Libra Egipto: Libra Egipto, creada en 1988, ofrece las materias primas de los agricultores y productores a las diversas empresas de SEKEM para su procesamiento y producción. En 1990, Libra Egipto, en colaboración con Eosta (Países Bajos) y Organic Farm Foods (Reino Unido), comenzó a exportar frutas y verduras frescas a Europa. En 1993, se creó Libra para el Cultivo Orgánico, para la producción orgánica de algodón y otros cultivos en Egipto y, en 1994, se plantaron 1 000 acres de algodón con métodos biodinámicos.

 Hator: Creada en 1996, la empresa Hator produce y empaca frutas y verduras frescas para el mercado interno y de exportación. Los productos se comercializan a través de Organic Farm Foods en Inglaterra y de Eosta en Holanda.

 Comercios Sekem: Desde 1996, se abrieron 7 comercios SEKEM que ofrecen al público la amplia variedad de productos SEKEM. Un efectivo sistema de comercialización garantiza la distribución eficaz de los productos con la cooperación de representantes mayoristas, minoristas y consumidores. Crea una interacción vital entre el agricultor, el productor y el comerciante, ofreciéndole al consumidor la máxima calidad posible a los mejores precios. Los productos que ahora se venden incluyen artículos para bebés y niños con el nombre de «CoTToN PEOPLE organic» («Personas de algodón orgánico»), que utilizan el algodón cultivado biodinámicamente por SEKEM y luego transformado en telas en la fábrica textil «CONYTEX» de la empresa. Esta ropa también se exporta a través de Alnatura, abasteciendo a mayoristas en Austria, Alemania y Suiza, y a través de Oskri en los Estados Unidos, que comenzó sus ventas en el comercio electrónico.

DESARROLLO SOCIAL Y CULTURAL: En 1984, el Dr Ibrahim Abouleish, creador de SEKEM, fundó la Sociedad Egipcia para el Desarrollo Cultural (SCD), una organización privada sin fines de

lucro registrada como una ONG en el Ministerio de Asuntos Sociales. El programa de actividades de SCD recibe el apoyo de numerosas organizaciones y donantes privados, gubernamentales, no gubernamentales, locales e internacionales. Las empresas de SEKEM también dedican parte de su excedente neto a financiar los objetivos de SCD.

En las últimas dos décadas, SCD ha expandido sus primeras iniciativas de educación básicas y en la actualidad implementa diversos proyectos y programas en las áreas del desarrollo económico, la salud pública y la educación. Este enfoque holístico del desarrollo enfatiza la participación, la integración y la necesidad de promover la interdependencia y la autodeterminación de los miembros de la comunidad a largo plazo.

 Educación: La escuela de SCD se creó en 1989 e incluye un jardín de infantes, una escuela primaria y una escuela secundaria para 300 alumnos. Basada en el plan de estudios del estado egipcio, la escuela de SCD enfatiza los programas que desarrollan la integridad interior y el carácter moral del individuo. La educación convencional se complementa con cursos de euritmia, artesanías, teatro, danza o música.

El Programa para Niños Analfabetos proporciona clases de alfabetización para niños que oscilan entre los 10 y 14 años de edad. Docentes especialmente capacitados ofrecen programas de estudio diseñados para elevar la conciencia y el conocimiento individual y social e introducir experiencias nuevas, ayudando a que los alumnos se vean a sí mismos como parte de una comunidad más amplia y facilitando su colaboración positiva.

El Programa para Niños Discapacitados abarca a los niños que tienen todo tipo de discapacidades, tanto físicas como mentales. El programa apunta a que los niños puedan ejercer sus plenos derechos como seres humanos y alcancen su independencia. No sólo intenta mejorar la calidad de vida de los niños, sino también garantizar que puedan llegar a ser miembros integrados de la sociedad en toda su amplitud.

El Centro de Educación para Adultos ofrece programas de conocimientos generales para los residentes adultos de la comunidad local en las diversas áreas educativas, con el objetivo de capacitar a los individuos para que realicen aportes positivos a sus comunidades y a su país. El programa del Centro incluye programas de alfabetización (lectura y escritura), clases de inglés (incluyendo cursos introductorios de computación), capacitación informática, higiene en el trabajo, arte, música y deportes.

 Salud: SCD administra un Programa de Atención Primaria de la Salud a través de su centro médico ubicado en los alrededores de la comunidad rural de Bilbeis. Además de proporcionar los servicios básicos de atención médica, el Centro también desarrolla actividades educativas sobre todos los aspectos de la salud pública, por ejemplo, la conciencia de la salud ambiental, la salud de la mujer y la planificación familiar. El objetivo principal de los esfuerzos de desarrollo sostenible del Centro médico es la prevención de infecciones y enfermedades a través de la implementación de mejores prácticas sanitarias y de higiene.

Además de los servicios que presta la clínica, el Centro también desarrolla un programa de promoción de prestaciones y ayuda social a través de su clínica móvil. De este modo, una población de 15 000 personas tiene acceso a una atención médica moderna en zonas alejadas.

 Empleos: Debido a la falta de oportunidades del mercado laboral actual, el Centro de Capacitación Vocacional creado por SCD proporciona a los jóvenes técnicas y conocimientos específicos para desarrollar trabajos por cuenta propia. Cada año cincuenta estudiantes participan en un programa de pasantía laboral de 2 o 3 años que los guía en todos los aspectos de la profesión elegida. Cuando se gradúan, cuentan con las técnicas suficientes para comenzar sus propios negocios o para encontrar empleo. A través de cursos intensivos, los estudiantes participan de inmediato en la producción donde se prefieren las habilidades prácticas a la teoría. La capacitación realizada por docentes profesionales extranjeros y locales incluye: agricultura biodinámica, carpintería, trabajos en

metal, instalaciones eléctricas, textiles, tecnologías apropiadas y estudios administrativos.

La iniciativa de SEKEM se considera un muy buen ejemplo de desarrollo integral dentro de Egipto. Ha divulgado la agricultura biodinámica en todo el país y le ha dado a los agricultores un fácil acceso a la educación y un estímulo para participar en actividades culturales. Ha quedado demostrado el éxito del sistema de recanalizar parte de las ganancias del sector comercial de la empresa al sector social.

Con vistas a transferir las ideas y técnicas subyacentes a otros lugares del mundo, SEKEM está colaborando con iniciativas similares en la India, Palestina, Senegal, Turquía y otras naciones.

Fuente: Klaus Merkerns (comunicación personal)

Desempeño institucional

Como «orgánico» es un concepto que se refiere al proceso de producción, los consumidores deben confiar en los programas de certificación que verifican esa condición. Las normas que especifican el proceso en la producción orgánica son muy precisas en comparación con las normas de otros tipos de producción. Los consumidores deciden comprar alimentos orgánicos, en parte, porque su elección refleja sus valores. Por ejemplo, muchos consumidores exigen que los alimentos orgánicos cumplan con normas estrictas de bienestar animal. Otros esperan que el término «orgánico» designe productos frescos, locales y con un mínimo procesamiento. Toda la comunidad orgánica requiere que no se utilicen organismos genéticamente modificados para producir o procesar alimentos o fibras orgánicos. Los temas sociales y económicos reciben cada vez más atención, como por ejemplo que los productores obtengan un precio justo.

La mayoría de los países industrializados tienen disposiciones que regulan la agricultura orgánica, incluyendo Australia y las naciones de la Unión Europea (1992), Suiza (1999), Japón y los Estados Unidos (2000). Algunos países en desarrollo también han delineado políticas y regulaciones de agricultura orgánica. En febrero de 2002, 56 países se encontraban en proceso de regular el sector orgánico. Surgen una serie de preguntas acerca de los alcances de esas regulaciones y de la forma de implementarlas, por ejemplo:

 la discriminación que se produce en las importaciones cuando se requiere el cumplimiento de normas no siempre apropiadas para las condiciones agroecológicas de los países exportadores;

 las múltiples acreditaciones de organismos de certificación necesarias para poder acceder a los tres principales mercados agrícolas orgánicos (Europa, Japón y Estados Unidos);

 las dificultades que enfrentan los comerciantes, provocadas por las diferencias de interpretación de las normas por parte de los diferentes organismos de certificación;

 la enorme carga de trabajo de las autoridades (y las consecuentes demoras) para negociar las equivalencias bilaterales;

 la limitación de los convenios bilaterales en cuanto a los productos que tienen ingredientes de distintas partes del mundo.[14]

Las Directivas del Codex Alimentarius para la Producción, Procesamiento, Etiquetado y Comercialización de los Alimentos Producidos Orgánicamente constituyen una base para armonizar las normas orgánicas y las regulaciones nacionales. La Comisión Codex sobre la Sistemas de Inspección y Certificación de Importaciones y Exportaciones de Alimentos está elaborando un Borrador de Directivas sobre la Interpretación de Equivalencias entre las Regulaciones Técnicas de Sistemas de Inspección y de Certificación de Alimentos, con el propósito de desarrollar una infraestructura de revisión de los requisitos técnicos, aparte de las medidas sanitarias relacionadas con la inspección y los sistemas de certificación. Estas Directivas proponen un proceso y principios generales para determinar la equivalencia de todos los sistemas alimenticios y revisten una importancia fundamental para la agricultura orgánica.

A falta de medidas oficiales relacionadas con las equivalencias, la comunidad orgánica ha organizado un programa internacional para acreditar organismos de certificación. El Programa de Acreditación de IFOAM, creado en 1992, elaboró procedimientos internacionales para evaluar los programas de certificación orgánica y evaluar la conformidad de las organizaciones que aseguran adherir a las normas orgánicas. Los programas de certificación involucrados con la agricultura orgánica se dirigen al Servicio Internacional de Acreditación Orgánica (IOAS), una ONG establecida en 1997, para obtener su acreditación. IOAS evalúa sus normas en relación con las Normas Básicas de IFOAM y examina la competencia de sus programas por medio de visitas a los campos y auditorías de acuerdo con criterios establecidos. Hasta la fecha, IOAS ha acreditado aproximadamente 20 organismos de certificación, que funcionan tanto en países desarrollados como en países en vías de desarrollo. Este servicio organizado de manera privada tiene la posibilidad de facilitar el comercio internacional de productos orgánicos, pero esta promesa sólo se cumplirá totalmente cuando sea reconocido por los gobiernos que han desarrollado normas para la agricultura orgánica.

Los países en desarrollo son importantes proveedores de productos básicos orgánicos. Sin embargo, necesitan dejar sentado que cumplen con las normas y disposiciones de los países importadores desarrollados. Es posible que los proveedores de muchos mercados deban obtener varias certificaciones: las normas aceptadas en Suiza quizás no estén reconocidas en los Estados Unidos o en Japón o viceversa. En países donde faltan ciertos servicios básicos, los proveedores deben, con frecuencia, contratar inspecciones y organismos de certificación extranjeros y en muchos casos, esto es prohibitivamente caro. Dado que una cierta parte de la certificación tiene un costo fijo, a las unidades más pequeñas los costos de certificación les representan un porcentaje mayor en las ganancias. Los pequeños agricultores tienen pocas posibilidades de exportar productos orgánicos certificados sin un apoyo gubernamental activo para la inspección y la certificación. Sin embargo, se están desarrollando sistemas de control alternativos para los pequeños agricultores, de modo que puedan asegurar la calidad sin depender totalmente de los inspectores y los organismos de certificación extranjeros.

Recuadro 7: Certificación de grupos de pequeños agricultores

Los grupos de pequeños agricultores varían mucho en tamaño, y pueden incluir desde menos de 100 miembros hasta miles de ellos. La mayoría de estos grupos no pueden pagar una visita anual de inspección de un organismo de certificación externo a cada uno de sus miembros, como lo exigen las regulaciones de la Unión Europea, Estados Unidos y Japón, y también los Criterios IFOAM para la Certificación Orgánica. Como resultado, la necesidad de inspecciones anuales, combinadas con los problemas de la inspección en sí misma, ha llevado al desarrollo de un sistema viable de certificación grupal.

Este sistema se crea en presencia de una estructura de apoyo dentro de esos grupos productores, conocido como Sistema de Control Interno (ICS). Sin embargo, los diversos certificadores han desarrollado sus propios métodos y enfoques para la certificación de grupos de pequeños agricultores y de los ICS. Generalmente están diseñados específicamente para ciertos grupos o para una región particular, pues lo que es aplicable en Perú quizá no es apropiado para Tailandia, o lo que funciona en los grupos de 100 agricultores podría ser impracticable en grupos con miles de miembros. Además, las autoridades competentes tienen diferentes requisitos.

A partir de un taller auspiciado por IFOAM en febrero de 2001, se creó una definición de ICS: «Un Sistema de Control Interno es un sistema documentado de garantía de calidad que permite que un organismo de certificación externo delegue la inspección anual de los miembros del grupo en inspectores locales que pertenecen al operador certificado». La tarea principal del organismo de certificación es, por lo tanto, garantizar el funcionamiento correcto del ICS. Un ICS se compone de una estructura de gestión acordada internamente, de inspectores internos capacitados y calificados y un comité de aprobación bien informado.

Hay aproximadamente 350 grupos de cultivadores orgánicos, que cubren a 150 000 pequeños agricultores en los países en desarrollo exportando sus productos orgánicos a los mercados del norte, y hasta la fecha existen 25 organismos de certificación que trabajan con estos grupos en todo el mundo. De hecho, las estimaciones indican que el 70 por ciento de los productos orgánicos importados a Europa son producidos por pequeños agricultores.

Es importante que los debates en curso sobre la confiabilidad de los ICS no pierdan de vista el hecho de que lleva muchos años desarrollar estos sistemas de calidad. En la mayoría de los casos ha habido un proceso de desarrollo gradual de acuerdos entre las organizaciones de pequeños agricultores y los

organismos de certificación. Evidentemente, los grupos de pequeños agricultores que llevan varios años de experiencia trabajando con un ICS estarán mejor organizados que un grupo que recién se encuentra en su primer año.

Como otra alternativa, algunos grupos de pequeños agricultores han optado por una forma de certificación que está fuera de los métodos actuales, como es el caso de Agreco, una organización de agricultores del Estado de Santa Catarina al sur de Brasil. Como ocurre con los ICS, todavía se encuentran en etapa de desarrollo y el hecho de que un número cada vez mayor de organizaciones de pequeños agricultores hayan convertido su producción a las normas orgánicas ilustra el éxito del movimiento orgánico. La certificación, organizada interna y externamente, les ofrece una mejor oportunidad en el mercado global.

Fuente: Wilhelm y Fürst, 2002. Schoenmakers, 2002

Muchos países en vías de desarrollo necesitan asistencia técnica externa para poder desarrollar las capacidades técnicas y organizativas y los conocimientos legales que se requieren para establecer programas de certificación y acreditación confiables. Algunos organismos de certificación son acreditados por el país importador. Esto requiere personal debidamente capacitado y estructuras administrativas. La equivalencia internacional de las distintas normas orgánicas nacionales reducirá los gastos generales de administración, mejorará las relaciones del sector público con los certificadores y comerciantes privados, y eliminará la certificación redundante. La carga de esta burocracia y los costos que conlleva cae en particular sobre los agricultores pobres de los países en desarrollo. La acreditación y equivalencia internacional beneficiará a los países exportadores e importadores por igual, ya que garantiza el cumplimiento de los requisitos de los importadores al tiempo que reconoce la competencia y la conformidad de los exportadores.

La conformidad con las normas debe estar garantizada de manera legítima y se debe hacer cumplir con sanciones suficientemente fuertes tanto en los países desarrollados como en los países en desarrollo. Hay evidencias de la existencia de fraudes en muchos países en vías de desarrollo. Casos recientes en Alemania (con contaminación de nitrofeno) y en los Estados Unidos (con aves de corral en el sudeste del país) muestran que los países desarrollados tampoco están libres de este fenómeno. La negligencia y el fraude dañan al agricultor orgánico honesto del país exportador y al consumidor del país importador. Los sistemas de garantía orgánica confiables y aplicables constituyen un elemento clave para el éxito del comercio de los productos de la agricultura orgánica. Es fundamental la creación de mecanismos de acreditación internacionales que determinen la equivalencia de los productos orgánicos importados.

Los sistemas de garantía orgánica confiables y aplicables constituyen un elemento clave para el éxito del comercio de los productos de la agricultura orgánica.

CAPÍTULO 2. LA AGRICULTURA ORGÁNICA Y EL MEDIO AMBIENTE

El enfoque ecosistémico en la agricultura orgánica

En muchos países, la agricultura es la principal forma de uso del suelo y los hábitats en tierras cultivadas representan un importante porcentaje de los hábitats naturales. Las zonas protegidas resultan insuficientes para la conservación de la naturaleza, especialmente para las especies migratorias (por ejemplo, los pájaros) porque los hábitats circundantes son tierras cultivadas que con frecuencia generan un efecto negativo. La agricultura, especialmente en su forma más extrema de monocultivo industrializado, altera el paisaje y daña los productos y servicios del ecosistema, incluyendo la biodiversidad en todos sus niveles. Tanto la invasión agrícola de los territorios, como la contaminación y la intensificación contribuyen a la degradación de los suelos y las aguas y también a la extinción de la biodiversidad.

Los enfoques actuales de la agricultura ecológica, como por ejemplo el manejo integrado de plagas, los sistemas integrados de nutrición de las plantas y los cultivos conservacionistas, contemplan un solo aspecto de los componentes de los sistemas de explotación agropecuaria: la ecología de las plagas, la ecología de las plantas y la ecología del suelo, respectivamente. La agricultura orgánica define estrategias que combinan estos elementos en un enfoque único. El manejo orgánico se concentra en las relaciones en la cadena alimentaria y en los ciclos de los elementos y busca maximizar la estabilidad y la homeostasis del agroecosistema.

Con un enfoque sistémico y sin el uso de agroquímicos, la agricultura orgánica impide que se degraden los recursos naturales y se pierdan tierras y potencial productivo. Para ella, la naturaleza es a la vez un instrumento y un objetivo. Al no utilizar sustancias sintéticas (por ejemplo, fertilizantes, plaguicidas, productos farmacéuticos), los agricultores orgánicos se ven obligados a restaurar el equilibrio ecológico natural porque las funciones del ecosistema son su principal «insumo» productivo. Por ejemplo:

 En muchos cultivos es posible mantener por debajo del nivel de daño económico una cantidad de plagas no específicas, que son económicamente perjudicia les para éstos, como por ejemplo el pulgón, el piojillo, la mosca blanca o los ácaros, mediante el uso de predadores y parasitoides que aparecen de manera natural o son introducidos intencionalmente. Los que aparecen naturalmente son productos y servicios directos de cercos vivos, de perímetros botánicamente diversos, de cultivos combinados o de malezas naturales; los segundos funcionan mejor cuando se introducen en hábitats enriquecidos botánica y ecológicamente.

 La única forma de combatir las plagas y enfermeda des del suelo en la agricultura orgánica es mediante una amplia rotación de los cultivos, combinando plantaciones botánicamente diferentes. Es de primordial importancia respetar dichas rotaciones y así lograr la diversidad del agroecosistema.

 Las rotaciones diversificadas y los sistemas agroforestales, garantizan una mejor absorción de los nutrientes del suelo y el uso eficaz del agua y la luz, gracias a las diferencias de crecimiento espacial y temporal de las raíces y la dispersión de las hojas.

 Los suelos con alta diversidad funcional de microorganismos, muy frecuentes tras décadas de agricultura orgánica[15], desarrollan propiedades que suprimen las enfermedades y permiten crear resistencia en las plantas.

 La restricción en el uso de insumos agropecuarios obliga a los agricultores a implementar técnicas preventivas apropiadamente. La prohibición de los herbicidas, por ejemplo, hace imposible ignorar los principios de la buena rotación de cultivos, ya que ello resultaría a largo plazo desastroso para los rendimientos y crearía problemas con las malezas. Debido a la prohibición del uso de fertilizantes comerciales solubles, resulta económicamente conveniente rotar cultivos que preserven los nutrientes y hacer un uso limitado de fertilizantes orgánicos para reducir pérdidas.

Al no utilizar sustancias sintéticas (por ejemplo, fertilizantes, plaguicidas, productos farmacéuticos), los agricultores orgánicos se ven obligados a restaurar el equilibrio ecológico natural porque las funciones del ecosistema son su principal «insumo» productivo.

Recuadro 1: El enfoque ecosistémico

El enfoque ecosistémico es una estrategia para el manejo integral de la tierra, el agua y los recursos vivos, que promueve la conservación y el uso sostenible de manera equitativa. Se basa en la aplicación de metodologías científicas adecuadas, centradas en niveles de organización biológica, que abarcan la estructura, los procesos, las funciones y las interacciones esenciales entre los organismos y su entorno. Es un hecho aceptado que los seres humanos, con su diversidad cultural, son un componente integral de muchos ecosistemas.

Este enfoque requiere de un manejo flexible para adecuarse al carácter complejo y dinámico de los ecosistemas y a la falta de conocimiento o comprensión de su funcionamiento total. En general, los procesos de los ecosistemas no son lineales y el resultado es que muchas veces muestran desfasajes. Los siguientes 12 principios del enfoque ecosistémico son complementarios y están interrelacionados:

Principio 1: Los objetivos del manejo de la tierra, del agua y de los recursos vivos son una cuestión de elección social.

Principio 2: El manejo debe estar descentralizado al nivel más bajo posible.

Principio 3: Quienes manejan el ecosistema deben contemplar los efectos (reales y potenciales) que sus actividades tienen sobre otros ecosistemas.

Principio 4: Al reconocer los beneficios potenciales del manejo, resulta necesario comprender y administrar el ecosistema en un contexto económico. Los programas de manejo de tales ecosistemas deben: a) reducir aquellas distorsiones de mercado que afectan negativamente a la diversidad biológica; b) adaptar los incentivos para fomentar la conservación de la biodiversidad y la práctica sostenible; c) dentro de lo posible, incorporar los costos y beneficios a ese ecosistema específico.

Principio 5: Conservar la estructura y funcionamiento del ecosistema y mantener sus servicios debe ser un objetivo prioritario del enfoque ecosistémico.

Principio 6: El manejo de los ecosistemas debe mantenerse dentro de los límites de su funcionamiento.

Principio 7: El enfoque ecosistémico debe emprenderse dentro de una escala espacial y temporal apropiada.

Principio 8: Al reconocer la variabilidad de las escalas temporales y los efectos de retardo que caracterizan a los procesos del ecosistema, se deben establecer objetivos de manejo a largo plazo.

Principio 9: El manejo debe contemplar la inevitabilidad del cambio.

Principio 10: El enfoque ecosistémico debe buscar la integración y el equilibrio adecuados entre la conservación y el uso de la diversidad biológica.

Principio 11: El enfoque ecosistémico debe contemplar todas las fuentes de información relevantes, incluyendo los conocimientos científicos, indígenas y locales, las innovaciones y las prácticas usuales.

Principio 12: El enfoque ecosistémico debe convocar a todos los sectores relevantes de la sociedad y las disciplinas científicas.

Fuente: Convención sobre Diversidad Biológica, 2002 (Decision V/6)

El valor económico directo que las funciones del ecosistema brindan a los agricultores orgánicos es un buen ejemplo del «beneficio compartido». Es primordial realizar un manejo flexible para lograr el dominio de las funciones del ecosistema y obtener rendimientos razonables de excelente calidad. Las condiciones de desarrollo en la agricultura orgánica no son óptimas, ni estáticas, ni previsibles. Los agricultores deben ser excelentes observadores y estar entrenados para reaccionar de manera flexible, actuando con intuición y de acuerdo con el contexto local. Por el contrario, otros sistemas de producción tratan de condicionar el medio ambiente de las plantas mediante el uso de una variedad de insumos para lograr un crecimiento óptimo. Además, la mayoría de las recomendaciones para agricultores convencionales y los programas de fertilización y fumigación están muy estandarizados y no son específicos para cada zona.

El enfoque de la agricultura orgánica no se limita únicamente a la producción. La cooperación intersectorial entre productores, ambientalistas, industriales, comerciantes, inspectores de calidad y consumidores es una característica muy común de esta actividad.

Doherty et al. (2000) describen a la agricultura sostenible como «las soluciones de ingeniería ecológica que tratan de manipular y explotar lo menos posible el ecosistema para el beneficio de la naturaleza y de la humanidad». En la actualidad no existe otro sistema de producción ecológica que haya logrado proporcionar funciones ecosistémicas y resultados socioeconómicos comparables a los de la producción orgánica.

Agricultura orgánica y recursosabióticos

Suelo

Como base central de toda actividad agropecuaria, el suelo es uno de los principales recursos naturales. Como los productores orgánicos no pueden compensar la pérdida de fertilidad de los suelos mediante insumos sintéticos, es un objetivo central de la agricultura orgánica conservar y mejorar su fertilidad[16]. Se ha investigado exhaustivamente el impacto que

tiene la agricultura orgánica sobre las propiedades del suelo, teniendo en cuenta especialmente los parámetros que se relacionan con el contenido de materia orgánica, la actividad biológica y la erosión.

Contenido de materia orgánica

El contenido de materia orgánica es importante para el medio ambiente por su capacidad de limitar el daño físico y de mejorar la disponibilidad de nutrientes y la actividad biológica. Los estudios que se realizan sobre este tema se concentran en la medición del contenido de carbón orgánico.

La investigación conducida por Stolze et al. (2000) muestra que, en las condiciones europeas, la agricultura orgánica tiene efectos beneficiosos sobre las características de la materia orgánica, porque el contenido de carbón orgánico es más alto en los suelos cultivados orgánicamente que en los convencionales. La fertilización se realiza con sustancias orgánicas, por ejemplo, estiércol de corrales, compost, abonos verdes, residuos de plantas y fertilizantes N-orgánicos de uso comercial. Como consecuencia, existe una amplia provisión de materia orgánica que pasa por los procesos de descomposición aeróbica.

La humedad, la temperatura y el oxígeno influyen sobre los procesos de mineralización y de descomposición. En condiciones de humedad tropical, estos procesos se realizan con mayor rapidez y a lo largo de todo el año, mientras que en condiciones templadas, son más lentos y se detienen durante los meses fríos. El tipo de suelo también desempeña una función importante. Los suelos arenosos secan rápidamente y el proceso de descomposición se hace más lento; por el contrario, los suelos ferralíticos en general no son muy fértiles pero favorecen la rápida descomposición y la formación de materia orgánica estable.

Recuadro 2: El enfoque ecosistémico para la recuperación del medio ambiente en Malleco, Chile

Entre los años 1994 y 1998, se realizó un proyecto educativo de recuperación del medio ambiente en cuatro comunidades (Collopulli, Lumaco, Purén y Ercilla) de la provincia de Malleco, a 600 km al sur de Santiago de Chile. Las cuatro comunidades cubren un área de aproximadamente

3 000 km2 y forman parte de la zona árida del interior de esa provincia. La precipitación media anual es de 800 a 1 200 mm y las temperaturas varían entre los 10°C y 27°C. La tala de los bosques autóctonos de esta región, la quema del suelo y los monocultivos de granos provocaron una destrucción y modificación constantes de la estructura y funcionamiento del ecosistema. Como resultado de la deforestación, la consecuente erosión y los cambios de los ciclos hídricos, en 1990 se llegó a un punto crítico con 14 000 km2 afectados por una degradación ecológica extrema. La situación se vio agravada por la creciente tensión social debido a la implantación de monocultivos forestales de Eucaliptus globulusy Pinus radiata en una tierra que históricamente había pertenecido a las comunidades indígenas.

La escasa productividad era un resultado directo de estas condiciones, pero además era consecuencia de los bajos niveles de materia orgánica en el suelo (entre 0,3 y 1 por ciento), de la acidez (un pH que

fluctuaba entre 4,5 y 5) y de la baja biodiversidad (solamente se hallaron entre 2 y 7 especies en los sistemas agrícolas y entre 1 y 8 especies en los sistemas forestales).

El proyecto tenía como objetivo mejorar la calidad de vida de la población creando economías locales más estables, una mayor seguridad alimentaria, mejores relaciones entre los géneros y mayor capital social. Este propósito se lograría mediante la capacitación, la educación y la integración de la agricultura orgánica a los degradados sistemas agrarios tradicionales, centrándose en la conservación y mejora de los suelos y aumentando la biodiversidad.

Técnicos agropecuarios de organizaciones no gubernamentales y de organismos municipales y públicos, en colaboración con el Centro para la Educación y Tecnología, capacitaron a más de 850 familias en el manejo de los recursos naturales y en las técnicas de agricultura orgánica. Las familias que participaron se conformaban de seis miembros promedio y tenían lotes que variaban entre 0,2 ha y 13,6 ha

La erosión del suelo era uno de los problemas más importantes que enfrentaban los habitantes de Malleco donde se perdían más de 60 toneladas/ha de suelo por año. Se introdujeron medidas para el control de la erosión, incluyendo un sistema de acequias y cercos vivos. Contribuyeron a conservar la humedad del suelo, mejorar su estructura y estabilidad, y eventualmente resultaron en la formación de terrazas. Se aumentó la productividad y diversificación de los cultivos mediante el uso de rotaciones de cultivos, incorporando barbechos y cultivos de abonos verdes de leguminosas. La introducción de árboles que conformaron un sistema agroforestal aportó recursos de leña, madera, fruta y sombra, pero además contribuyó al control de la erosión protegiendo los cursos de agua mediante la estabilización de los suelos y, al actuar como barreras, controlar la velocidad de los vientos. El manejo de plagas y enfermedades se logró exclusivamente mediante el control biológico y la rotación de cultivos. Tuvo especial éxito el uso de hongos hostiles a los agentes patógenos del suelo, del género Trichoderma, y el uso de esporas del género Beauveria para el control de la oruga del choclo, una importante plaga que afecta al maíz.Indicadores 1994 1998Erosión de los suelos 60 ton/ha 12 ton/haMateria orgánica 2,1% 3%Retención de agua/humedad 8% 11%Biodiversidad (índice Shannon) 1 2,28Saturación de aluminio 4,8 2,4Suma de bases:(magnesio, calcio y sodio) 5,75 8,8Hacia el final del proyecto (1998) se pudieron observar muchos cambios. Las prácticas de manejo orgánico habían conducido a un importante control de la erosión y a la mejora de la estructura y fertilidad del suelo (ver el cuadro). La consecuente mejora en la retención de la humedad del suelo, la reducción de la erosión y la introducción de la rotación de cultivos dieron como resultado una gran variedad de alimentos y forrajes con rendimientos mayores (aproximadamente un 20 por ciento en el caso de los cereales y entre el 20 y 60 por ciento en los cultivos hortícolas). Además, el área destinada al cultivo hortícola se amplió en un 260 por ciento y como resultado, los ingresos aumentaron de manera significativa, desde aproximadamente 1 300 dólares por año en 1994 a más de 6 000 dólares anuales en 1997.

En 1994 el uso de la tierra y el origen de los ingresos se centraban principalmente en la producción animal y en actividades de recolección (por ejemplo, leña y fruta). Sin embargo, al final del proyecto el interés se había centrado en la producción hortícola que empezó a contribuir hasta un 77 por ciento en el ingreso familiar. Esto es importante ya que, al comienzo del proyecto, solamente se destinaban al mercado los productos de origen animal (trabajo realizado generalmente por hombres). Los cultivos atendidos por mujeres aportaban una mínima contribución a la economía familiar. Este cambio en el uso de la tierra y en la generación de los ingresos ha tenido un importante impacto en la posición de la mujer en el ámbito familiar y en la comunidad.

El control de la erosión y las técnicas de la agricultura orgánica tuvieron un fuerte impacto en las vidas de las comunidades participantes, y fueron además factores fundamentales en el restablecimiento de los

entornos degradados. Este proyecto muestra cómo la agricultura orgánica puede llegar a ser un nexo importante entre la conservación de los recursos naturales y el desarrollo comunitario.

Fuente: suministrado a la FAO por el Consorcio Latinoamericano sobre Agroecología y Desarrollo (CLADES), Chile

Actividad biológica y microorganismos del suelo

Una intensa actividad biológica estimula el metabolismo entre el suelo y la flora y debe ser el centro de interés de la producción sostenible y del manejo de la fertilización. A diferencia de la agricultura convencional, los productores orgánicos dependen de una provisión alta y sostenida de sustancias orgánicas, incluyendo la rotación de cultivos con praderas temporarias de trébol/gramíneas, intersiembras, cultivos intercalados, abonos verdes y abonos de origen animal. En Europa, la agricultura orgánica se desempeña mejor que la agricultura convencional en cuanto a determinados parámetros: tiene por ejemplo, una actividad microbiana[17] de 30 a 100 por ciento más elevada, una biomasa significativamente más alta (entre 30 y 40 por ciento),y una mayor densidad (entre 50 y 80 por ciento) y diversidad de lombrices, una especie clave en la macro-fauna del suelo.

El suelo es el hábitat de las plantas, los animales y los microorganismos. A medida que las plantas incrementan la materia orgánica, la fauna del suelo se alimenta de ella y de sus restos, mientras los microbios descomponen las substancias orgánicas complejas en sus componentes minerales y dióxido de carbono. Un suelo vivo es fundamental para lograr la fertilidad porque es la actividad de los organismos que allí habitan la que permite disponer de los elementos de los residuos vegetales y los desechos orgánicos que se introducen en el suelo. Parte de este material permanece en la tierra y contribuye a su estabilización gracias a la acumulación de humus.

Los resultados de las diferentes investigaciones muestran que la actividad de los microorganismos es más elevada en los suelos manejados con métodos orgánicos que en los tratados convencionalmente. En consecuencia, los nutrientes se reciclan más rápidamente en los suelos orgánicos y su estructura se ve mejorada. Por ejemplo, Fliessbach et al. (2001) descubrieron en Suiza que la masa total de microorganismos en los suelos trabajados orgánicamente era hasta un 90 por ciento más alta. En cuanto a los hongos del suelo, Elmholt (1996) halló mayor abundancia de hongos saprófitos con un mayor potencial para descomponer la materia orgánica. Las micorrizas, importantes representantes de los hongos del suelo, viven en simbiosis con las raíces. Elmholt observó que la colonización micorrizal de las raíces era definitivamente mayor en los lotes orgánicos que en los convencionales[18].

Los procesos de mineralización son mucho más rápidos en los suelos ferralíticos tropicales y subtropicales que en los suelos típicos de las zonas templadas y continentales; por lo tanto es indispensable un alto contenido de material orgánico y una marcada actividad biológica para favorecer la fertilidad sostenible del suelo. El impacto positivo que tiene la agricultura orgánica sobre la actividad biológica, los microorganismos y el contenido de materia orgánica del suelo, a que se ha hecho referencia en los párrafos precedentes, también es válido para los suelos tropicales y subtropicales.

Erosión del suelo

Se supone que la erosión es la principal causa de la degradación del suelo en el mundo. La pérdida de la capa fértil por acción de la erosión resulta, por un lado, en rendimientos menores, y, por el otro, en una transferencia indeseable de nutrientes, plaguicidas y sedimentos a las aguas superficiales.

Reganold et al. (1987) realizaron a lo largo de varios años a partir de 1948 un estudio comparativo en granjas convencionales y orgánicas con el mismo tipo de suelo, ubicadas en las cercanías de Spokane, en Washington, EEUU, y descubrieron que la capa fértil era 16 cm más gruesa en los lotes trabajados orgánicamente. Probablemente esto se debía al cultivo de abonos verdes de leguminosas incluído en el tercer año de rotación y a la menor labranza del suelo en los campos orgánicos. Los suelos manejados orgánicamente no sólo tenían una capa fértil más profunda sino también un mayor contenido de materia orgánica, al tiempo que sufrían menos erosión que los suelos convencionales. La conclusión de los autores fue que la reducción de la erosión y el mantenimiento de la productividad del suelo era mejor en los sistemas de agricultura orgánica que en los sistemas convencionales.

En general, las técnicas de manejo orgánico, tales como la fertilización orgánica, la cobertura con materia seca o mulch y el uso de cultivos de cubierta mejoran la estructura del suelo y por lo tanto aumentan la infiltración y la capacidad de retención de agua, reduciendo sustancialmente el riesgo de erosión. Estas técnicas también son pertinentes en los suelos ferralíticos porosos de las regiones tropicales y subtropicales, muy susceptibles a la erosión por la acción de las frecuentes lluvias torrenciales.

Síntesis de los resultados de la investigación de los suelos y la agricultura orgánica

El ensayo DOC[19] realizado por el Instituto Suizo de Investigación de la Agricultura Orgánica (FiBL) ofrece una exhaustiva comparación de los parámetros, entre los suelos manejados con métodos convencionales y los

que utilizan técnicas orgánicas. A continuación se resumen los resultados de este ensayo:

 Gracias a los métodos de fertilización orgánica, el contenido de materia orgánica es generalmente más alto en los suelos trabajados orgánicamente que en los suelos de explotación tradicional, que han sido fertilizados exclusivamente con minerales. El alto contenido de materia orgánica contribuye además a evitar la acidificación del suelo.

 El manejo orgánico mejora la estructura del suelo incrementando su actividad y de esa manera reduce el riesgo de erosión.

 Los cultivos orgánicos se benefician con la simbiosis de las raíces y aprovechan mejor las propiedades del suelo.

 Los suelos cultivados orgánicamente muestran una actividad biológica (lombrices, hongos, bacterias, microorganismos) mucho mayor que los labrados en forma tradicional. Los nutrientes se transforman rápidamente y con ello se mejora la estructura del suelo.

 El manejo orgánico estimula el desarrollo de la fauna del suelo, por ejemplo, las lombrices y los artrópodos de superficie, mejorando las condiciones de crecimiento del cultivo. Una mayor cantidad de predadores ayuda a controlar los organismos dañinos[20].

El manejo orgánico mejora la estructura del suelo incrementando su actividad y de esa manera reduce el riesgo de erosión.

Aguas subterráneas y superficiales

El efecto perjudicial que la agricultura intensiva produce sobre las aguas subterráneas y superficiales se debe en gran parte a la erosión y a la contaminación provocada por plaguicidas y nitratos. Los principales riesgos de la agricultura sobre la calidad del agua son: altos niveles de fertilización orgánica en combinación con alta concentración de ganado, la excesiva aplicación de fertilizantes N minerales; la falta de una capa protectora del suelo; la escasa rotación en los cultivos y el laboreo frecuente; altos niveles de nitrógeno disponibles después de las cosechas y la contaminación del agua con pesticidas sintéticos.

La agricultura orgánica no emplea plaguicidas sintéticos y por lo tanto no existe el riesgo de esta contaminación en las aguas subterráneas y superficiales. En cuanto a las filtraciones de nitratos, el Cuadro 1 muestra

los resultados de la investigación realizada sobre estos índices en Alemania y los Países Bajos. El cuadro muestra que en Europa occidental los niveles de filtración de nitratos son significativamente inferiores en la agricultura orgánica que en los sistemas tradicionales.

Los menores índices de filtración de nitratos en la agricultura orgánica se deben a la prohibición del uso de fertilizantes N y a la disminución en la concentración del ganado. Estas limitaciones impuestas por la normativa de la agricultura orgánica dieron como resultado la escasa presencia -en términos económicos- de nitrógeno en los establecimientos orgánicos. Las consecuencias de la falta de nitrógeno en los establecimientos orgánicos son notables: los costos de oportunidad (costo de producción en la granja) de 1kg de nitrógeno en los establecimientos orgánicos pueden superar entre siete y dieciséis veces el costo de los fertilizantes N minerales[21]. Por lo tanto no sorprende que, al contrario de lo que ocurre en las granjas convencionales donde el abono y los lodos son en general un problema de deshechos, los agricultores orgánicos se vean obligados a desarrollar estrategias eficientes en el manejo del nitrógeno. Por ejemplo, los cultivos combinados, los abonos verdes, la óptima incorporación de las leguminosas a la tierra o el uso limitado de estiércol líquido para evitar la pérdida de nitrógeno.

Cuadro 1: Índices de filtración de nitratos por hectárea en la agricultura orgánica comparados con los sistemas agrícolas tradicionales

Reducción de los índices de filtración de nitratos en la agricultura orgánica comparados con la agricultura tradicional

Autores

> 50% Smilde (1989)> 50% Vereijken (1990)57% Paffrath (1993)

40% (arena)/0% (marga) Blume et al. (1993)

50% Reitmayr (1995)40% Berg et al.

(1997)64% Haas (1997)

Fuente: Stolze et al., 2000, ampliado.

Las plantas de tratamiento de aguas subvencionan la conversión a la agricultura orgánica en áreas de protección de aguas como una solución económicamente eficiente para reducir los costos de purificación del agua potable, minimizando la contaminación de las aguas subterráneas con nitratos y plaguicidas.

Como resultado, en algunas regiones de Alemania y Francia, las plantas de tratamiento de aguas subvencionan la conversión a la agricultura orgánica en áreas de protección de aguas como una solución económicamente eficiente para reducir los costos de purificación del agua potable, minimizando la contaminación de las aguas subterráneas con nitratos y plaguicidas.

Si bien son escasos los datos científicos de otras regiones climáticas, existen informes sobre los efectos positivos que la agricultura orgánica tiene sobre el problema de la infiltración de nitrógenos en una granja de cítricos en Cuba. Utilizando un compost de 60 kg de N por ha, la granja logró exactamente los mismos rendimientos que el manejo convencional con 200 kg de N mineral. Este ejemplo demuestra que la fertilización orgánica puede reducir el riesgo de la filtración de nitrógeno en condiciones climáticas extremas[22].

Uso de nutrientes

Por varias razones es importante un suministro adecuado y equilibrado de nutrientes. El exceso de nutrientes se puede perder y provocar la contaminación y eutrofización del agua y el aire. Al mismo tiempo, la escasez es sinónimo de una eventual sobreexplotación de los nutrientes del suelo, que en consecuencia produce la caída del rendimiento y la calidad de los cultivos.

La investigación realizada por Freyer (1997) en Suiza muestra que sólo un 14 por ciento de las granjas orgánicas tiene excedente de N, y el 1,5 por ciento, excedente de P. La mayoría de las granjas orgánicas tiene un balance negativo de N y de P. El Cuadro 2 muestra la comparación del equilibrio de fósforo y potasio entre granjas convencionales y orgánicas de distintos países europeos: si bien los resultados varían mucho entre los distintos estudios, se puede concluir que los excedentes de fósforo y potasio en las granjas orgánicas son significativamente inferiores a los de las convencionales.

Recuadro 3: Protección de las aguas subterráneas en Lituania

La región Karst al norte de Lituana se vió muy afectada por la contaminación provocada por la agricultura intensiva y el alto uso de fertilizantes y plaguicidas en las décadas del 60 y 70. En 1982, se introdujeron por primera vez restricciones sobre la producción agrícola, pero no tuvieron éxito. La forestación fue otra de las opciones que se propusieron, pero quedó descartada debido a la alta densidad de población rural y la buena fertilidad de los suelos, y se debió buscar otra alternativa.

En 1993, el Ministerio de Agricultura y el Ministerio de Protección del Medio Ambiente Lituanos crearon un proyecto piloto, el Programa Karst, cuyo objetivo era desarrollar un esquema de incentivo adecuado y rentable para la protección de las aguas subterráneas en una de las áreas más delicadas de Lituania. Los registros de concentración de nitrato tomados en distintos lugares de la región indicaron niveles muy superiores a los límites aceptados (50 mg de nitrato por litro-1) encontrándose

concentraciones máximas de 283 mg de nitrato por litro-1.

El Programa Karst es un esquema agroambiental integral que en 1998 abarcó unas 29 400 ha (con otras 165 900 ha que se incluirán en el programa) y cuyo objetivo es reducir la fuente puntual de contaminación e impedir su propagación por medio de métodos de cultivo más sostenibles. Con subvenciones para que los productores se vuelquen a las prácticas orgánicas, el programa ha fomentado la expansión de la agricultura orgánica en Lituania. El sector creció desde las primeras 9 granjas orgánicas certificadas en 1993 hasta alcanzar las 106 en 1998, con un área cultivada de 1 630 ha y 27 establecimientos (350 ha) ubicados en la región de Karst. En el año 2001 el número total de granjas orgánicas certificadas había llegado a 290 con 6 469 ha de tierra, junto con 8 empresas de procesamiento orgánico y otras 11 empresas orgánicas certificadas.

El Gobierno Lituano le dio prioridad a la agricultura orgánica (con la Ley N° 1-734, 1994) incluyéndola en el programa de financiación denominado «Agricultura Ecológica y Orden de Financiamiento» (Ministerio de Agricultura y Explotación Forestal, 1997. 03. 25, N° 114a). En este Programa, los gastos de certificación e inversión se financian durante tres años con los pagos por área que efectúa el Gobierno. Las tarifas varían de acuerdo con el cultivo: 700 Litas/Ha (175 $EE.UU.) por la cosecha de frutas y bayas, 350 Litas/Ha (88 $EE.UU.) por la cosecha de hortalizas y 150 Litas/Ha (38 $EE.UU.) para los cereales y pasturas. Los productos orgánicos del programa no tienen un sobreprecio (en Lituania, los productos certificados generalmente se venden con un sobreprecio que varía entre 10 y 20 por ciento); en cambio todos los productos se venden en los mercados locales bajo una ‘ecoetiqueta’ Tatula. Por lo tanto, a pesar de que el programa aumentó significativamente el área con manejo orgánico, el impacto sobre el mercado nacional de alimentos orgánicos fue mínimo. Sin embargo, el programa Karst ha sido muy elogiado y funciona como modelo para un esquema nacional agroambiental.

Fuente: AGRIPO Agricultura y Polución, 2001

Cuadro 2: Ejemplos del equilibrio de P y K (kg/ha) comparando las granjas orgánicas con las granjas convencionales de países europeos

Equilibrio de P (kg/ha) Equilibrio de K (kg/ha)Orgánico Convencional Orgánico Convencional

Suecia -12 +37 -4 +39Países BajosGranja de cultivos comerciales +18 +23 +31 +25Horticultura +32 +60 +119 +110Tambo +8 +30 - -

AlemaniaGranja mixta -4 +13 +27 +31Tambo* +2 +5 +7 +20

Fuente: Stolze et al., 2000, modificado y * Haas et al., 2001.

A partir del balance negativo de nutrientes que se muestra en el Cuadro 2, surge la pregunta de si los sistemas de agricultura orgánica causan o no la pérdida gradual de los minerales del suelo. En primer lugar, la proporción de nutrientes solubles es menor en los suelos trabajados orgánicamente. Por otro lado, en más de 30 años, Mäder et al. (2000) no observó ninguna merma en los rendimientos orgánicos que indicara una escasez de nutrientes en las granjas orgánicas. Como se verá más adelante, una mayor actividad biológica y una mayor colonización micorrizal en las raíces contrarrestan la

deficiencia de nutrientes; de este modo, según constata Oberson et al (2000) en el caso del fósforo, se ha logrado el objetivo de la agricultura orgánica de aumentar la provisión de nutrientes por medio de la actividad biológica.

Una mayor actividad biológica y una mayor colonización micorrizal en las raíces contrarrestan la deficiencia de nutrientes.

Uso de la energía

El consumo de energía en la agricultura incluye el consumo directo de energía fósil (por ejemplo, combustible y aceite) y el consumo indirecto (por ejemplo, de la producción de fertilizantes y plaguicidas sintéticos). Sin contar el consumo indirecto de energía, las estadísticas de la OECD indican que la agricultura sólo ocupa un 2 por ciento del total de la energía directa que se utiliza en los países de la OECD. Sin embargo, los limitados recursos de energía fósil y la relevancia climática de su uso exigen un consumo eficiente de la energía, incluso en la agricultura. Los parámetros que permiten evaluar el uso de la energía en la agricultura son el consumo y la eficiencia.

Teniendo en cuenta el consumo de energía directo e indirecto, los cálculos científicos indican que las granjas orgánicas utilizan menos energía por hectárea que las convencionales: varios investigadores[23] calcularon que el consumo de energía en las granjas orgánicas representa sólo el 64 por ciento del consumo de las granjas convencionales. Otros estudios recientes[24] arrojan cifras menores, con un consumo en las granjas orgánicas que asciende a un 45 por ciento o entre un 30 y 50 por ciento del consumo en las granjas convencionales, respectivamente.

El Cuadro 3 muestra las cifras de consumo de energía (GJ) por hectárea y por unidad de producción (t) para diferentes cultivos, comparando los sistemas orgánicos y conventional de Alemania, Italia, Suecia y Suiza. El manejo de los cultivos es el factor determinante del consumo de energía en un cultivo dado e incluye la intensidad de labranza, el abono y el control de malezas. En una escala por hectárea, todos los autores hallaronun menor consumo de energía en las granjas orgánicas. Sin embargo, en el caso de las papas y manzanas orgánicas, el consumo de energía por unidad de producción es más alto con respecto a la producción convencional. Este es el resultado de un mayor insumo de energía para las labores mecánicas, como lo es el control de malezas en la producción orgánica, y del menor uso de fertilizantes N en la producción convencional.

Recuadro 4: Terra Preta - ¿manejo orgánico de los suelos? Brasil

La primera descripción de Terra Preta (do Indo), o tierra negra, es de Hartt en 1871, que la denominó «terra cotta». Estos suelos se hallaron por primera vez en la Cuenca del Amazonas en Brasil, luego se

encontraron en otros lugares de Ecuador y Perú, como también en África Occidental (Benin y Liberia) y en la Sabana de Sudáfrica. Muchos de estos suelos se consideran estériles, por lo tanto Terra Preta, con su fertilidad enriquecida por el alto contenido de materia orgánica y nutrientes, como nitrógeno, fósforo, potasio y calcio, es una anomalía. Enclavada en un paisaje de tierra árida, Terra Preta está dividida en parcelas que promedian las 20 ha, aunque también existen registros de sitios que tienen hasta 350 ha.

¿Cómo se formó Terra Preta?

La historia que se esconde detrás de Terra Preta recién comienza a develarse. Además de su marcada fertilidad, otro rasgo característico es la presencia de cerámica, carbón y sustancias ácidas muy aromáticas. Con esta evidencia, los investigadores creen que los suelos tienen un origen antropogénico y los estudios de carbono 14 revelaron una antigüedad que oscila entre los 1 780 y 2 260 años.

La teoría actual dice que los suelos de Terra Preta se encuentran sobre antiguos asentamientos indígenas, aunque no se sabe con certeza si los indios eligieron estos sitios por su fertilidad o si ellos mismos la formaron. Las evidencias sugieren que los indios modificaron la fertilidad del suelo con la quema de troncos, ramas, malezas, rastrojos, capa vegetal de los bosques cercanos y también con el carbón de las cocinas y las cenizas de las casas. Una fertilidad que persistió a través de los tiempos. El hallazgo de cerámicas ornamentales, de bosques de bambú, los vestigios de cultivos, de caminos, pozos y canales asociados con los suelos negros corroboran esta teoría, que también se confirma con la documentación de los europeos a su llegada al Brasil, cuando pudieron observar que estas prácticas aún se realizaban (McCann 2001).

¿Un nuevo modelo para la agricultura sostenible de hoy?

Hoy en día, el acceso a estas tierras negras está limitado por los reclamos de tierras y por los cambiantes sistemas de tenencia de la tierra que hacen que estas prácticas de enriquecimiento de la fertilidad del suelo ya no existan. Sin embargo, las investigaciones actuales apuntan a reproducir la formación de estos suelos en nuevas zonas sin agotar los recursos del entorno y en términos de décadas en lugar de siglos. Si esto es posible, los científicos creen que Terra Preta podría servir de modelo para el desarrollo de prácticas agrícolas intensivas en el trópico, de alto rendimiento pero sustentables.

Fuente: W. Sombroek (comunicación personal); Bechtold, 2001

Un segundo parámetro que es útil para evaluar el uso de la energía es el rendimiento energético. Éste proporciona información sobre la relación que hay entre el consumo y la producción de energía. Al comparar la rotación de los diferentes sistemas de producción en Irán, Zarea et al. (2000), observaron que la eficiencia energética de la agricultura orgánica era un 81 por ciento mayor, comparada con la agricultura convencional de altos insumos. En una investigación similar que se realizó en Polonia, Kus y Stalenga (2000) calcularon que una eficiencia energética de la agricultura orgánica superaba en un 35 por ciento a la convencional. En las condiciones mediterráneas de Italia, se observó una mayor eficiencia del orden del 25 por ciento en el trigo orgánico y un 81 por ciento en los sistemas de producción de viñedos orgánicos[25].

A pesar de que la prohibición de plaguicidas podría incidir en un mayor consumo de combustible en las granjas orgánicas, por el mayor control mecánico de las malezas[26], los resultados de las investigaciones que se presentan a continuación muestran que en cuanto al consumo de energía se

refiere, la agricultura orgánica tiene un mejor desempeño que la agricultura convencional. Los principales motivos son:

 la ausencia en las granjas orgánicas del uso de fertilizantes N minerales, que requiere de un gran consumo energético para su producción y transporte;

 un menor uso de comestibles (concentrados) de alto consumo energético;

 un menor insumo de fertilizantes minerales (P, K);

 la prohibición de plaguicidas sintéticos.

Cuadro 3: Cálculo del consumo energético de diferentes productos

Producto Uso de energía GJ/ha Uso de energía GJ/tConvencional Orgánico % del

convencionalConvencional Orgánico % del

convencionalTrigo de inviernoAlföldi et al. (1995)

18,3 10,8 -41 4,21 2,84 -33

Haas y Köpke (1994)

17,2 6,1 -65 2,70 1,52 -43

Reitmayr (1995) 16,5 8,2 -51 2,38 1,89 -21PapasAlföldi et al. (1995)

38,2 27,5 -28 0,07 0,08 +7

Haas y Köpke (1994)

24,0 13,1 -46 0,08 0,07 -18

Reitmayr (1995) 19,7 14,3 -27 0,05 0,07 +29CítricosBarbera y La Mantia (1995)

43,3 24,9 -43 1,24 0,83 -33

OlivoBarbera y La Mantia (1995)

23,8 10,4 -56 23,8 13,0 -45

ManzanaGeier et al. (2001)

37,35 33,8 -9,5 1,73 2,13 +23

LecheCederberg y Mattsson (1998)

22,2 17,2 -23 2,85 2,41 -15

Wetterich y Haas (1999)

19,1 5,9 -69 2,65 1,21 -54

Fuente: Stolze et al., 2000, ampliado.

Recuadro 5: Flujo energético y económico entre los sistemas de producción orgánicos y no orgánicos de frutilla, Provincia de Jiangsu, China

Se realizó un estudio comparativo de tres años de duración entre los sistemas de producción de frutillas orgánicas y convencionales en la localidad de Guangming, provincia de Jiangsu. El experimento utilizó seis lotes orgánicos y seis lotes no orgánicos de 27 m por 12,5 m. En el sistema orgánico se aplicaron fertilizantes orgánicos antes de arar y durante el período de crecimiento su utilizó abono de biogás de acuerdo con las condiciones de crecimiento. En el sistema no orgánico, las frutillas se fertilizaron según las técnicas convencionales utilizando fertilizantes compuestos. En el tercer año, se aplicaron herbicidas en el sistema no orgánico para controlar las malezas monocotiledóneas, mientras que en la tierra superficial del sistema orgánico sólo se desparramaron cenizas de biomasa para el control de las malezas, pero también para prevenir daños por heladas. Para combatir la putrefacción de la fruta por hongos, en el sistema orgánico se colocó paja de arroz debajo de las plantas de frutilla mientras que las plantas del sistema no orgánico se fumigaron con fungicidas. Se realizó una comparación entre la viabilidad económica, el flujo energético y el medio ambiente de los suelos de ambos sistemas de producción, para lo cual se hizo un registro detallado de los insumos, incluyendo materiales, condiciones de mano de obra y crecimiento, rendimientos de la fruta y la incidencia de las malezas y las plagas. A continuación se describen los resultados obtenidos al cabo de dos y tres años.

Rendimientos de frutas y biomasa vegetativa

El segundo y el tercer año muestran que el rendimiento de fruta fresca en el sistema orgánico fue un 29 por ciento (segundo año) y un 11,3 por ciento (tercer año) más alto que el del sistema no orgánico. La biomasa vegetativa del segundo año fue 12,3 por ciento inferior en el sistema orgánico con respecto al sistema no orgánico, pero en el tercer año fue un 17,7 por ciento más alto. La biomasa de malezas fue similar en ambos sistemas durante los dos años.

Análisis económico

En ambos años, los insumos, los productos y los ingresos netos del sistema orgánico fueron más altos que en el sistema no orgánico. Los mayores insumos del sistema orgánico consistieron fundamentalmente en mano de obra, en especial para las tareas de fertilización, pero se pudo ahorrar en la compra de fertilizantes químicos y plaguicidas. Sin embargo, el hecho de que la producción fuera mayor y los ingresos netos más altos, sugiere un mayor rendimiento de esta mano de obra.

Flujo de la energía

Los insumos energéticos del sistema orgánico se extrajeron principalmente de fuentes renovables, por ejemplo, el abono de origen animal y el biogás, y representaron un 98,8 por ciento y un 98 por ciento del total de los insumos energéticos del segundo y tercer año respectivamente. En el sistema no orgánico, el 70,5 por ciento (segundo año) y el 66,9 por ciento (tercer año) de los insumos energéticos se obtuvieron de fuentes no renovables, por ejemplo, la electricidad, los fertilizantes químicos, los plaguicidas y las herramientas. En el segundo año, la energía de los fertilizantes orgánicos fue del 84,3 por ciento del total de los insumos energéticos del sistema orgánico, lo que equivale a 5,64 veces la energía de los fertilizantes del sistema no orgánico. En el tercer año, la energía de los fertilizantes representó un 84,6 por ciento del total de los insumos energéticos, 8,57 veces más que en el sistema no orgánico. Sin embargo, la producción de energía fue similar en ambos sistemas, lo que significa una relación de insumo-rendimiento energético mucho menor en el sistema orgánico y, por lo tanto, un mejor rendimiento energético.

Análisis del medio ambiente.

Las especies y la biomasa de las malezas fueron similares en ambos sistemas; sin embargo, su oportuna eliminación impidió que se propagaran y afectaran el crecimiento de las frutillas. Las principales plagas fueron los hongos y las larvas de escarabajo. El uso de la paja de arroz debajo de las frutillas, en el sistema orgánico, y de los funguicidas en el sistema no orgánico logró controlar el hongo, pero no pudo eliminarlo. La larva de escarabajo no causó mayores daños en las frutillas. Los resultados de los análisis químicos, realizados sobre muestras de tierra tomadas antes de la siembra y la cosecha de las frutillas, indican que el contenido de materia orgánica en el suelo del sistema orgánico era más alto que en el sistema no orgánico (ver el cuadro siguiente). Sin embargo, el contenido de nitrógeno fue similar en

ambos sistemas.Año Sistema Antes del cultivo Después de la cosecha

MA (g/kg) Total N (k/kg) MA (g/kg) Total N (k/kg)2do Orgánico 21,3 1,50 18,1 1,42No orgánico 20,6 1,50 15,9 1,473ro Orgánico 20,0 1,33 22,1 1,41No orgánico 16,2 1,32 16,6 1,36

A pesar de que el sistema orgánico requirió de un desembolso financiero mayor, debido a la mayor necesidad de mano de obra, el rendimiento fue mejor que en el sistema no orgánico. No obstante, este estudio también demostró que existen muchas ventajas en la producción orgánica de frutillas en términos de mayores rendimientos, de eficiencia energética y de beneficios económicos

Fuente: Xi et al., 1997

En lo que al consumo de energía se refiere, la agricultura orgánica tiene un mejor desempeño que la agricultura convencional.

Sin embargo, es posible que en las granjas orgánicas de Europa[27] sea mayor la necesidad de mano de obra debido a la mayor producción de cultivos que requieren trabajo intensivo (por ejemplo, las hortalizas) y por las tareas de procesamiento y comercialización que se realizan en la granja. Los cultivos arables también ocupan un mayor insumo de mano de obra, por ejemplo, para el desmalezado mecánico.

En Europa, las cifras de mano de obra en las granjas orgánicas, comparadas con las cifras de las granjas convencionales, varían según el país y los estudios[28]. En general, la mano de obra por hectárea de tierra cultivada es un 10 ó 20 por ciento más alta en los establecimientos orgánicos. En el contexto europeo, el insumo de mano de obra es más alto en las granjas arables y mixtas orgánicas, mientras que los tambos orgánicos utilizan la misma cantidad de mano de obra, o menos, que los tambos convencionales similares. La necesidad de mano de obra en las granjas hortícolas es mucho más alta que en las convencionales. Existen pocos datos sobre la producción de cerdos y aves, pero la mano de obra por hectárea parece ser similar a la de las granjas convencionales, dada la reducida densidad de animales.

Agricultura orgánica y biodiversidad

Agricultura y biodiversidad

Por cientos de años, la agricultura contribuyó de manera considerable a la diversidad de especies y de hábitats, dando origen a muchos de los paisajes

de hoy. Sin embargo, durante el último siglo, la agricultura moderna intensiva, como consecuencia de los altos insumos de plaguicidas y fertilizantes sintéticos y de la especialización del monocultivo, ha tenido un impacto nocivo sobre la diversidad de los recursos genéticos de las variedades de cultivos y de razas de animales, sobre la diversidad de las especies silvestres de la flora y de la fauna y sobre la diversidad de los ecosistemas. La Lista Roja de especies en peligro de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) del año 2000 resalta la pérdida del hábitat como la mayor amenaza a la que se enfrenta la biodiversidad, con las actividades agrícolas afectando al 70 por ciento de todas las especies de aves amenazadas y al 49 por ciento de todas las especies de plantas[29].

En 1996, como consecuencia del aumento de la pérdida de biodiversidad de la agricultura en una escala global, la Convención sobre Diversidad Biológica desarrolló un programa de trabajo sobre el tema. Este programa sostiene, entre otros conceptos, que se deben alentar aquellas prácticas agrícolas que detengan la degradación y restablezcan y aumenten la diversidad biológica, entre las que se encuentra la agricultura orgánica[30].

La agricultura orgánica depende de la estabilización de los agroecosistemas, del mantenimiento del equilibrio ecológico, del desarrollo de los procesos biológicos hasta su nivel óptimo y de relacionar las actividades agrícolas con la conservación de la biodiversidad. Las especies salvajes brindan una serie de servicios ecológicos dentro de los sistemas orgánicos: la polinización, el control de plagas y el mantenimiento de la fertilidad del suelo. Por tal motivo, niveles más elevados de biodiversidad pueden fortalecer las funciones esenciales para los sistemas agrícolas y, por ende, para el desempeño agrícola. La promoción del aumento de la biodiversidad funcional constituye una estrategia ecológica clave para lograr mantener la sostenibilidad de la producción en granjas orgánicas. Los sistemas orgánicos también utilizan menor cantidad de insumos externos y no usan fertilizantes químicos, plaguicidas, organismos genéticamente modificados ni medicamentos sintéticos. Por el contrario, los sistemas están diseñados para poder aplicarse en armonía con la naturaleza, con el fin de determinar los rendimientos agrícolas y la resistencia contra las enfermedades. La agricultura orgánica apunta a optimizar la calidad en todos los aspectos de la agricultura y del medio ambiente, mediante el respeto de la capacidad natural de las plantas, de los animales y del paisaje.

Por ejemplo, el control biológico de las plagas en las granjas orgánicas se basa en el hecho de mantener poblaciones sanas de predadores y parásitos de plagas. Un estudio que se llevó a cabo en California, en el que se comparaban los campos de tomates convencionales con los orgánicos, mostró la existencia de una mayor cantidad de enemigos naturales y una

riqueza de especies más elevada en los campos de tomates orgánicos. No se registró una diferencia significativa por daño alguno en el follaje o en el fruto del tomate, lo que refleja que el sistema orgánico alcanza los mismos niveles de control de plagas sin tener la necesidad de aplicar plaguicidas químicosintéticos[31].

De esta manera, la agricultura orgánica está abocada y comprometida a la conservación y al aumento de la biodiversidad dentro de los sistemas agrícolas, tanto desde una perspectiva filosófica cuanto desde el punto de vista pragmático de mantener la productividad. Con este fin, la importancia de la biodiversidad como parte de un sistema orgánico bien equilibrado forma parte de las Normas Básicas Internacionales para la Producción y el Procesado Orgánico de IFOAM.

Una gran cantidad de estudios científicos, en su mayoría de Europa y de América del Norte, demuestra que la biodiversidad en las granjas orgánicas es más elevada que en las convencionales. Por lo general, la biodiversidad se evalúa en tres niveles distintos[32]:

 La diversidad genética: la variación entre los ejemplares y entre las poblaciones dentro de una especie.

 La diversidad de las especies: las distintas clases de plantas, de animales y de toda otra forma de vida dentro de una región o de una comunidad.

 La diversidad del ecosistema: la variedad de hábitats que se encuentran dentro de un área (por ejemplo, praderas, pantanos y bosques).

En las secciones que a continuación se detallan, se describen estos niveles de biodiversidad para mostrar la relación entre la biodiversidad y la agricultura orgánica.

En general, el grado de biodiversidad en los agroecosistemas depende de cuatro características principales de los agroecosistemas[33]:

 La diversidad de la vegetación dentro y alrededor del agroecosistema.

 La permanencia de diversos cultivos dentro del agro ecosistema.

 La intensidad del manejo y la actividad agrícola.

 El grado de aislamiento del agroecosistema con relación a la vegetación natural.

Recuadro 6: Productores de bajos recursos desarrollan cultivos resistentes a las plagas, Sudáfrica

El sorgo es un cultivo indígena de África cultivado por los agricultores de escasos recursos en Sudáfrica. Estos agricultores seleccionan las semillas a sembrar de sus propias cosechas, dado que el sorgo es una planta de polinización abierta. Los agricultores utilizan su propio criterio acerca del momento en el que se deberá hacer la selección de semillas para la próxima estación. Esta selección de características específicas que los agricultores hicieron en forma personalizada puede originar el desarrollo de un sorgo con características únicas. Durante el proceso de selección, los agricultores eligen las cabezas de sorgo de plantas saludables y las semillas con el color, el tamaño y la compactación de la espiga deseados. Se descartan todas las cabezas que posean el mínimo indicio de enfermedad o de daño ocasionado por insectos. A largo plazo, esta práctica de selección puede originar el desarrollo de variedades de cultivos con una tolerancia o resistencia contra ciertas plagas y enfermedades.

Un buen ejemplo del desarrollo de una variedad resistente contra una plaga, lo constituye una variedad de sorgo indígena resistente al barrenador Chilo partellus. La semilla de una variedad de sorgo de KwaZulu/Natal se obtuvo en una exhibición agrícola realizada por mujeres agricultoras de las comunidades asentadas al norte de la provincia. Los criterios utilizados para seleccionar la semilla fueron la preferencia del color, el tamaño de la semilla y los núcleos redondos. Para determinar otras características de las variedades, se plantó la semilla en la granja experimental del ARCGrain Crops Institute de Potchefstroom y las variedades se evaluaron con relación a la resistencia contra los barrenadores lepidópteros. Anualmente, se hacen clasificaciones similares de otras variedades de sorgo. Los niveles de resistencia contra los barrenadores se comparan con aquellos de otras variedades que poseen niveles elevados de resistencia, ya probados. En la clasificación se comprobó que una de las variantes que las mujeres obtuvieron en KwaZulu/Natal era muy resistente contra el gusano barrenador Chilo y que poseía un desarrollo significativamente reducido de larvas alimentándose en los verticilos de las plantas. Se comprobó que el mecanismo de resistencia de esta variedad era la antibiosis y que el nivel de resistencia resultó ser igual a aquellos correspondientes a las fuentes más resistentes conocidas por los multiplicadores de sorgo en el mundo. Será un gran desafío descubrir qué otras características útiles y únicas pueden presentarse en el germoplasma que mantienen las comunidades de escasos recursos.

Fuente: Southern Africa Centre for Cooperation and Agricultural Research, 1999

Diversidad de recursos genéticos en la agricultura orgánica

Diversidad más elevada de los cultivos en las granjas orgánicas

Las granjas orgánicas presentan una diversidad más elevada de especies domesticadas que las granjas convencionales dado que son, en su mayoría, granjas mixtas que integran la crianza de animales con la producción de cultivos. Utilizan además rotaciones amplias y diversas, intercultivos y coberturas verdes, y mantienen la fertilidad del suelo por medio del cultivo de leguminosas que fijan el nitrógeno.

Hausheer et al. (1998) evaluaron las rotaciones de los cultivos en 110 granjas orgánicas, integradas y convencionales, en un proyecto suizo piloto. Descubrieron mayor diversidad de rotaciones de cultivos (4,5 cultivos diferentes en las orgánicas frente a 3,4 cultivos distintos en granjas integradas) y un número más elevado de cultivos, que incluyen los perennes, vegetales y hierbas (10,2 en las granjas orgánicas e integradas y 7,4 en las convencionales).

El mantenimiento de los recursos genéticos en la agricultura orgánica

En la actualidad, la adopción de cultivares y de variedades uniformes y de alto rendimiento ha originado una reducción considerable en la cantidad de plantas y de animales que se utilizan en agricultura. Sólo 120 especies de plantas cultivadas y 14 especies de mamíferos y aves proporcionan el 90 por ciento del alimento humano.

Esta tendencia del monocultivo y de la uniformidad queda evidenciada en el hecho de que en India, durante la Revolución Verde, la cantidad de variedades de arroz cultivadas disminuyó de más de 100 000 a 10. Además, el 50 por ciento de la raza caprina, el 20 por ciento de la bovina y el 30 por ciento de la ovina están en peligro de extinción[34]. En México, hoy se conoce sólo el 20 por ciento de las variedades de maíz existentes en 1930. En China, se usaron casi 10 000 variedades de maíz en 1949; en los años 70, sólo aproximadamente 1 000 se continuaban usando[35]. Esta tendencia también es visible en el caso de los animales: 740 razas de animales se extinguieron durante el siglo veinte. En la actualidad, 1 350 razas enfrentan la posibilidad de extinguirse, perdiéndose dos razas por semana[36].

Los productores orgánicos buscan variedades productivas que se adecúen a las condiciones locales de clima y suelo y que no sean susceptibles de adquirir enfermedades o padecer ataques de plagas. Las normas de la agricultura orgánica recomiendan el cultivo de variedades que se adapten al lugar[37], características que con frecuencia se encuentran en los cultivos nativos más antiguos. Sin embargo, esto no significa que la agricultura orgánica establece límites estrechos respecto de la utilización de variedades modernas de máximo rendimiento que, por lo general, son elegidas por ser resistentes a plagas y enfermedades. Más aún, la preservación de las variedades y especies nativas constituye una iniciativa importante del movimiento orgánico más allá de que su implementación real dependa de los agricultores en forma individual.

Muchos bancos de semillas y programas de conservación de variedades indígenas están relacionados, en todo el mundo, con proyectos de agricultura orgánica. Por ejemplo, el Proyecto de Agricultura Sostenible y Desarrollo Rural en Kenya está trabajando con comunidades del distrito de Gilgil para desarrollar sistemas orgánicos que aumenten la seguridad alimentaria a través de un programa de conservación de la semilla de una comunidad indígena. Las semillas indígenas mostraron un mejor desempeño en condiciones adversas de sequía[38].

Los productores orgánicos buscan variedades productivas que se adecúen a las condiciones locales de clima y suelo y que no sean susceptibles de adquirir enfermedades o padecer ataques de plagas.

Ingeniería genética, biodiversidad agrícola y agricultura orgánica

Además de la adopción de cultivares uniformes y de alto rendimiento, otra posible amenaza para la diversidad genética y la biodiversidad en general, son los posibles efectos adversos de la liberación, en el medio ambiente, de organismos obtenidos por medio de ingeniería genética.

Recuadro 7: Multiplicación de plantas y eficiencia energética - un ejemplo con zapallos cubanos

Desde el comienzo de la crisis económica del año 1989, el gobierno cubano ha tratado de reducir el impacto negativo de la falta de insumos para la agricultura. Las estrategias nacionales se han implementado para acelerar la investigación y su aplicación en áreas que comprenden el control biológico, las rotaciones de cultivos y las policulturas. Esto ha originado grandes cambios en algunos de los objetivos de la multiplicación de plantas en Cuba y la búsqueda de métodos más adecuados para la multiplicación participativa.

La investigación sobre la calabaza (Cucurbita moschata) constituye un ejemplo claro de cómo han cambiado la agricultura y los sistemas de multiplicación de plantas. No se aplicaron productos químicos a los campos de calabazas cubanas y la irrigación artificial se redujo de manera considerable. Inicialmente, se mantuvo la utilización de las semillas convencionales pero la reducción sustancial del rendimiento exigía un cambio. Después de explorar en vano variedades nuevas de semillas de compañías internacionales, se investigaron razas nativas provenientes de diversas fuentes dentro de Cuba. Cuba comenzó entonces a implementar un sistema participativo de multiplicación, en el que los mismos agricultores llevaban a cabo las pruebas piloto en sus propias tierras, en colaboración con los investigadores.

Este cambio de enfoque dio origen a debates sobre la eficiencia, las ventajas y las debilidades de los químicos en comparación con los insumos orgánicos y su aplicación a la multiplicación de plantas dentro del país. En términos de consumo energético, los insumos utilizados en la granja y la participación de los agricultores, el esfuerzo de colaboración tendiente a la mejora del cultivo bajo condiciones de escasos insumos era mucho más eficiente (ver cuadro a continuación). Sorprendentemente, el rendimiento que se obtuvo bajo el sistema de escasos insumos fue comparable a los rendimientos obtenidos con el paquete convencional de altos insumos tecnológicos.

Claramente, los conocimientos y las habilidades agrícolas de los agricultores constituyeron una fuente de inspiración para desarrollar un enfoque nuevo y cooperativo para lograr un uso más eficiente de los insumos tales como la energía, una producción más redituable del cultivo y el mantenimiento de una mayor diversidad genética en el lugar de origen.Indicadores Cultivo de la calabaza

antes del período especial (1980)

Cultivo de la calabaza bajo las condiciones del período especial (1990)

Fertilización mineral(kg ha-1)

Nitrógeno: 42Fósforo: 39Potasio: 62

0

Mejoramiento del suelo orgánico

Rara vez aplicado Típicamente 6-7 ton ha-1

Frecuencia y cantidad de irrigación artificial(estación estival)

9-11 veces por estación-1

2000 m3 ha-12-4 veces por estación-1

200m3 ha-1

Mantenimiento varietal y multiplicación de la semilla

Aislamiento Polinización cruzada

Control de plagas y enfermedades

Agroquímico intensivo Biológico

Utilización de abejas melíferas

Esporádica Frecuente

Rendimiento 6-8 ton ha-1 6-8 ton ha-1

Participación del agricultor Producción de semillas contratada

Selección en la granja de variedades emparentadas

Participación del investigador

Clasificación del germoplasma y evaluación y sección varietal.Control de polinización cruzada.

Clasificación del germoplasma, facilitando la disponibilidad de uno nuevo; evaluación de las variedades con los agricultores

Requerimientos de energía(kcal ha-1)

Fertilización: 679 000Irrigación: 10 160 000Plaguicidas: 6 160 000Total: 16 999 000

Fertilización: 42 000Irrigación: 3 697 200Plaguicidas: 88 000Total: 3 827 200

Fuente: Ríos Labrada, 2002, modificado

Las plantas diseñadas para controlar las plagas, obtenidas por ingeniería genética, pueden tener efectos adversos en los insectos beneficiosos y también en otros organismos que no son su objetivo. Existen reportes de que la planta de colza con resistencia contra los insectos inducida por modificación genética, perjudica a insectos beneficiosos tales como las abejas melíferas[39]. La utilización de plantas resistentes contra los herbicidas puede resultar en un aumento en el uso de herbicidas, incrementando los efectos negativos de la agricultura intensiva en la biodiversidad natural. Más aún, existe el peligro de que las plantas transgénicas puedan transformarse en silvestres y, de esta manera, suprimir la flora autóctona. Las poblaciones de plantas de colza silvestres de Canadá son resistentes contra tres herbicidas y se han convertido en uno de las malezas más problemáticas[40].

Recientemente, se informó que en Oaxaca, Méjico, se produjo la introgresión de ADN transgénico en variedades nativas y tradicionales de maíz[41]. La preocupación por los efectos potenciales de la introducción de transgénicos en la diversidad genética de las variedades nativas de los cultivos y de sus parientes silvestres en las áreas de origen y de diversificación de dichos cultivos ha aumentado, dado que tal diversidad es esencial para la seguridad alimentaria global.

En la medida en que la agricultura orgánica dependa del hecho de mantener el equilibrio ecológico y la diversidad de los agroecosistemas, la ingeniería genética constituye una contradicción respecto de los objetivos principales de la agricultura orgánica. La agricultura orgánica, en sus normas, no acepta la ingeniería genética, dado que esta última se centra en una creación genética, sin tener en cuenta al organismo completo o al sistema agrícola en el que dicho organismo se desenvuelve..

Diversidad de especies en la agricultura orgánica

Se ha demostrado que la diversidad de la flora contribuye con la estabilidad del ecosistema, mientras que la comunidad de invertebrados asociada a los límites del campo desempeña muchas funciones en el ecosistema, que incluyen el control biológico de plagas y de enfermedades, la polinización y el recurso de alimentos para niveles tróficos más elevados.

Diversidad de la flora

En la actualidad, está en riesgo la diversidad de la flora silvestre típica de los campos arables que constituye el hábitat principal para una amplia gama de especies. Muchas especies están en peligro debido a la intensificación agrícola que incluye el uso intensivo de fertilizantes minerales y de herbicidas, el manejo intensivo del suelo y la destrucción de los hábitats. En las especies de las praderas, la diversidad está también disminuyendo debido a la intensificación del manejo del pastoreo y a la mayor cantidad de insumos fertilizantes que se utilizan.

Mientras que en la agricultura convencional la maleza se considera perjudicial para el cultivo y se la elimina mediante el uso de herbicidas, en los sistemas orgánicos, algunas de las plantas que crecen en las adyacencias del cultivo son deseables, hasta cierto punto, por considerarlas útiles, dado que brindan una amplia gama de servicios ecológicos. Dichos servicios incluyen la protección contra la erosión del suelo, y la provisión de abrigo y recursos alimenticios para los organismos beneficiosos y los agentes polinizadores.

La Figura 1 muestra los resultados de diversos estudios que comparan la diversidad de flora en campos orgánicos y convencionales. En todos los casos, la agricultura orgánica mostró poseer una diversidad de flora más elevada. Diversos análisis comparativos que se llevaron a cabo en Europa demostraron que la diversidad de las especies de plantas en terrenos arables orgánicos es de un 30 a un 350 por ciento más elevada que en los campos convencionales. En los bordes de los campos, la cantidad de especies de plantas puede duplicar a la que se encuentra en los campos convencionales mientras que, en el interior de los campos, dicha cantidad puede ser hasta seis veces mayor si se la compara con los campos convencionales.

En Suecia, se registraron especies en vías de extinción, en peligro y exóticas en los campos arables orgánicos, hecho que demuestra que la agricultura orgánica puede contribuir a mantener la biodiversidad[42].

En Rumania, un estudio de malezas llevado a cabo en campos de maíz registró una diversidad bastante más elevada de especies de maleza en los campos de maíz orgánicos. Este estudio se realizó en un marco de un proyecto de investigación que evaluaba la posibilidad de la agricultura orgánica en tres países por los que atraviesa el río Danubio. En dicho estudio, también se registraron los efectos positivos del sistema orgánico para otros indicadores de biodiversidad (por ejemplo, artrópodos y lombrices que habitan en la tierra)[43].

En la mayoría de los casos, en los terrenos arables, la agricultura orgánica conserva mejor que la convencional las especies de flora de plantas típicas del lugar. Un estudio comparando los campos orgánicos con los convencionales demostró que, en el sistema orgánico, el porcentaje de campos con especies de flora en peligro era de un 79 por ciento frente a un 81 por ciento registrado 27 años atrás, demostrando de esta manera que el porcentaje casi no había variado. En los campos convencionales el índice cayó de un 61 por ciento a un 29 por ciento[44] en el mismo período.

Figura 1: Estudios comparativos de la cantidad de especies de flora de maleza arable en campos arables orgánicos y convencionales de Europa

Central

El número de especies encontrados en los campos orgánicos comparados a los convencionales, en porcentajes (convencional =100%).

Fuente: Frieben 1997, modificado por Köpke 1999

Por lo general, la diversidad más elevada de la flora en los campos arables orgánicos se debe a la prohibición de fertilizantes nitrogenados y herbicidas sintéticos. La disponibilidad limitada y el menor uso de nitrógeno, la aplicación de control mecánico y térmico de la maleza, las rotaciones de cultivos más diversos y, en general, una diversidad de cultivos más elevada, originaron condiciones más favorables para muchas especies de plantas silvestres.

En las praderas orgánicas, el promedio de especies que se encontró fue aproximadamente un 25 por ciento más elevado que el hallado en las convencionales, incluyendo algunas especies en vías de extinción. La estructura de la comunidad de plantas en las praderas orgánicas es aún más pareja y más típica de ese sitio específico que en la agricultura convencional[45]. La diversidad elevada de flora, con frecuencia, es producto no sólo de menores índices de ganado y de niveles de fertilización más bajos, sino también de fechas más tardías de segado, especialmente en médanos, lo que significa que las especies de pasto pueden alcanzar el estadio de floración y, por lo tanto, tener una tasa de reproducción más elevada[46].

La disponibilidad limitada y el menor uso de nitrógeno, la aplicación de control mecánico y térmico de la maleza, las rotaciones de cultivos más diversos y, en general, una diversidad de cultivos más elevada, originaron condiciones más favorables para muchas especies de plantas silvestres.

Efectos de la vegetación en la diversidad de fauna

La maleza influye en la diversidad y abundancia de artrópodos (por ejemplo, escarabajos, hormigas y arañas) que actúan como recurso de alimentación, de protección y de abrigo. Las malezas pertenecientes a las familias Umbelliferae, Leguminosae y Compositae desempeñan un papel ecológico muy importante, dado que proporcionan alimento a varias especies de artrópodos y, de esta manera, mejoran su reproducción[47]. Estudios realizados en parcelas de tomates sobre los efectos del control de malezas en las especies de artrópodos que habitan en la superficie demostraron que la biomasa de malezas influye notablemente en la abundancia de especies. La cantidad de especies era inferior en los lugares en los que se controlaba la maleza con acolchados de paja de centeno. Eliminar la maleza en un radio de 20 cm de cada planta redujo la biomasa de la maleza pero retuvo

poblaciones de artrópodos más elevadas que las que se encontraron en las parcelas que se trataron con herbicida o acolchado[48].

Con relación a los agentes polinizadores que se benefician en gran medida con la riqueza de flores, es muy importante el hecho de que la floración de la maleza sea más diversa y abundante en los campos arables orgánicos y en las praderas orgánicas que en los campos convencionales, en los que se encuentran muy pocas especies y en pequeña cantidad. Muchas especies de insectos que se nutren del néctar y del polen poseen una tasa de reproducción más elevada al beneficiarse con una mejor provisión de alimento a través de comunidades de plantas ricas en especies.

Se puede asumir que, en el caso de las mariposas[49], el sistema orgánico también favorece una abundancia de agentes polinizadores como las abejas y las avispas. Las plantas en el estadio de floración también son importantes para muchos artrópodos beneficiosos tales como los predadores y los parasitoides[50].

Los huertos ricos en crecimiento de vegetación intercalada poseen una incidencia menor de plagas de insectos que aquellos huertos tratados con herbicidas, principalmente como consecuencia de una mayor cantidad y eficacia de predadores y parásitos[51]. De manera semejante, en otros cultivos permanentes, los cultivos de cobertura no sólo controlan la erosión y proporcionan nutrientes sino que también proveen una diversidad elevada de especies de flora y de fauna. Esto se comprobó en la producción orgánica de olivas[52] y en el crecimiento orgánico de vid, por ejemplo en California[53].

Con el propósito de diversificar el sistema agrícola y atraer los artrópodos y los agentes polinizadores, se siembran franjas de flores silvestres en los huertos de agricultura orgánica. En un huerto orgánico de Suiza, se descubrió que el manejo de esas franjas favorecía los insectos y las arañas beneficiosas que reducían la densidad de los áfidos. Dicha densidad se redujo como consecuencia de una mortalidad más elevada debido al aumento en la cantidad de predadores que se alimentaban de los áfidos[54]. Las medidas destinadas a manejar adecuadamente los hábitats y, por ende, aumentar la diversidad floral y estructural, constituyen una estrategia clave para un mejor control natural de plagas.

Los huertos ricos en crecimiento de vegetación intercalada poseen una incidencia menor de plagas de insectos que aquellos huertos tratados con herbicidas, principalmente como consecuencia de una mayor cantidad y eficacia de predadores y parásitos.

Diversidad de la fauna

La agricultura orgánica manifiesta en la mayoría de los casos una biodiversidad de fauna más elevada que en la agricultura convencional. Además de que los campos orgánicos cuentan con mejores recursos alimenticios, los factores clave consisten en un manejo de la protección de las plantas que sea más compatible con la fauna, en la fertilización orgánica, en la rotación de cultivos más diversificada y en paisajes más estructurados con hábitats seminaturales y bordes vivos.

Los efectos de la agricultura orgánica en la biodiversidad de la fauna se han estudiado particularmente en lo que respecta a la fauna del suelo y a los pájaros. Una revisión de 44 estudios de investigación que se llevaron a cabo en Europa y en los Estados Unidos de América (sobre granjas y proyectos piloto) sobre los efectos de los sistemas agrícolas en los invertebrados y en los pájaros beneficiosos, muestran en casi todos los casos, un mejor desempeño del sistema orgánico (ver Cuadro 4). De los grupos de fauna analizados (por ejemplo, lombrices, artrópodos y pájaros), la agricultura orgánica demostró ser mejor en términos de abundancia en 49 de 55 investigaciones. En relación con la diversidad de especies, 15 de las 23 investigaciones mostraron un mayor riqueza en la agricultura orgánica. En ningún caso, la agricultura convencional obtuvo un desempeño mejor.

Estudios de investigación que se llevaron a cabo en Europa y en los Estados Unidos de América (sobre granjas y proyectos piloto) sobre los efectos de los sistemas agrícolas en los invertebrados y en los pájaros beneficiosos, muestran en casi todos los casos, un mejor desempeño del sistema orgánico.

Cuadro 4: Efectos de la agricultura orgánica y la agricultura convencional en la fauna

Grupo animal especies

Abundancia - cantidad de ejemplares Diversidad de especies - cantidad de especies

Mejor desempeño

en la agricultura orgánica

Poca diferencia

entre la agricultura

orgánica y la convencional

Mejor desempeño en la agricultura convencional

Mejor desempeño

en la agricultura orgánica

Poca diferencia

entre la agricultura

orgánica y la convencional

Mejor desempeño en la agricultura convencional

Lombrices 17 1 0 4 3 0Artrópodos

 Carábidos13 2 0 6 2 0

 Arañas6 1 0 0 0 0

 Miriápodos4 0 0 1 1 0

 Chinches2 1 0 1 1 0

 Ácaros2 0 1 1 1 0

Pájaros 5 0 0 2 0 0Total de casos en todos los grupos animales

49 5 1 15 8 0

Fuente: Pfiffner et al., 2001, modificado.

La mayoría de las especies que pertenecen a los grupos de animales mencionados en el Cuadro 4 son organismos beneficiosos y cumplen servicios ecológicos.

Los casos en los que la biodiversidad de los sistemas orgánicos no es mejor que en los sistemas convencionales se podría explicar por la presencia de especies resistentes que no poseen requisitos especiales respecto de sus hábitats, tal como en el caso de algunas especies de arañas.

Lombrices

Las lombrices son bioindicadores muy apropiados para medir la fertilidad del suelo y se las conoce por su sensibilidad a los plaguicidas sintéticos y a muchas prácticas agrícolas. Como consecuencia de su biología, las poblaciones de lombrices pueden indicar la situación estructural, microclimática, nutritiva y tóxica de los suelos. En la agricultura convencional, las lombrices están afectadas por la utilización de plaguicidas dañinos y por el laboreo intensivo del suelo.

En general, las lombrices pueden acelerar los ciclos de los nutrientes. Sus deposiciones mejoran la estructura del suelo y poseen una concentración elevada de nutrientes accesibles para las plantas. La excavación que realizan las lombrices aumenta la aireación, la porosidad y el drenaje del suelo, todos estos factores importantes en el desarrollo de un sistema radicular sano. Las lombrices también juegan un papel importante en el control de plagas y enfermedades, que incluyen la reducción de crisálidas minadoras de hojas y de agentes patógenos de la sarna en los huertos[55].

Diversas investigaciones realizadas en Europa y América del Norte demostraron que, por lo general, los suelos manejados orgánicamente exhiben mayor cantidad de lombrices y más especies que las granjas o parcelas que se manejan en forma convencional[56] (ver Figura 2). La biomasa de las lombrices en el sistema orgánico del proyecto a largo plazo DOC de Suiza fue de un 30 a un 40 por ciento más elevado que en un sistema convencional y la cantidad de ejemplares un 50 a un 80 por ciento más alto[57]. Las especies de lombrices que excavan en forma vertical son de gran relevancia agroecológica (por ejemplo, para la filtración de agua, la aireación del suelo, la reducción de la erosión) y aumentaron con la agricultura orgánica. El registro de una mayor presencia de estas especies en

las parcelas biológicas podría ser debido a los efectos específicos de los plaguicidas sobre las especies[58]. Las especies que excavan verticalmente están más expuestas a los plaguicidas dado que se arrastran sobre la superficie de la tierra para alimentarse y aparearse. Además, pueden ser afectadas por el agua contaminada con plaguicida que fluye dentro de sus cuevas. La disminución de las lombrices más jóvenes en las parcelas convencionales se puede explicar con el hecho de que su hábitat preferido lo constituyen las capas superiores de tierra. De esta manera, se exponen a concentraciones más elevadas de plaguicidas que las adultas, dado que las más jóvenes no son capaces de escapar a capas más profundas del suelo. En 1998, en un campo orgánico de cebada de Bulgaria, un metro cúbico de suelo poseía 124 lombrices frente a sólo 21 que presentaba el suelo convencional[59].

Figura 2: Biomasa y densidad de las lombrices en el ensayo a largo plazo DOC de Suiza (promedio de tres años)

Fuente: Pfiffner y Mäder, 1997

La materia orgánica constituye un recurso alimenticio importante para las lombrices y se puede mantener por medio de un sistema adecuado de fertilización y de rotación de los cultivos. Las investigaciones han demostrado que las lombrices también se benefician en gran medida con el abono verde y con la plantación de trébol en la rotación de cultivo[60]. Las prácticas agrícolas menos intensivas (protección de plantas, cultivo de suelos), el manejo más favorable de fertilizantes y las rotaciones de cultivos más diversificadas en las granjas orgánicas aumentan las poblaciones de especímenes y de especies ricas en lombrices.

Artrópodos

Entre los artrópodos beneficiosos que viven sobre la superficie de la tierra se pueden mencionar los escarabajos (carábidos), los aleócaros (stafilinidos) y las arañas. Muchas de estas especies de polífagos, que se alimentan con una amplia gama de alimentos, son importantes predadores y en los cultivos juegan un papel muy importante en la regulación de varias especies[61]. Además, algunos artrópodos, en especial los carábidos, son considerados indicadores sensibles de la calidad del hábitat[62]. El monitoreo de ellos aporta información útil sobre la sostenibilidad de los distintos sistemas agrícolas que se emplean en las granjas.

En la agricultura convencional, los plaguicidas sintéticos pueden tener un impacto negativo en los artrópodos beneficiosos. Los plaguicidas afectan a los artrópodos, ya sea directamente, por medio de la contaminación o la reducción de sus presas, o mediante alteraciones del microhábitat. La tasa de reproducción puede reducirse como consecuencia a largo plazo de los efectos subletales de los plaguicidas sintéticos que se utilizan en la agricultura convencional. Los fungicidas foliares pueden ocasionar la muerte de tisanuros y, de esta forma, influir negativamente en los predadores polífagos[63]. Una fertilización más elevada en los campos convencionales ocasiona una densidad mayor de cultivos, lo que puede alterar no sólo el microclima sino también reducir la presencia de especies que dependen de un microclima cálido y de la luz. Este fenómeno se descubrió no sólo en el ensayo a largo plazo DOC sino también a nivel de la granja[64]. La fertilización orgánica puede aumentar los artrópodos epigeos por medio de una provisión más rica de mesofauna que descompone los componentes orgánicos.

En varias investigaciones de sitios agrícolas, al igual que en parcelas de ensayo, se encontró una elevada diversidad y cantidad de artrópodos en parcelas orgánicas y biodinámicas, en comparación con las parcelas convencionales (ver Cuadro 4). En el ensayo a largo plazo DOC, el tratamiento orgánico y biodinámico poseía hasta un 100 por ciento más de carábidos, un 60 a 70 por ciento más de stafilinidos y un 70 a 120 por ciento

más de arañas (ver Figura 3). En general, los campos orgánicos se caracterizaron también por tener una distribución de especies aún más pareja, lo que significa que la comunidad no está tan dominada por pocas especies[65].

Los investigadores también descubrieron una mayor diversidad y abundancia de muchas otras especies de invertebrados en los sistemas de agricultura orgánica (ver Cuadro 4). Por ejemplo, en un estudio comparativo de comunidades de arañas en campos invernales de trigo del Reino Unido, tanto orgánicos como convencionales, se descubrió que la abundancia y diversidad de arañas es mayor en los campos orgánicos. Se arribó a la conclusión de que el aumento en los niveles de vegetación baja (por ejemplo, especies de hoja ancha y de pasto) afectó los resultados de manera considerable en los campos orgánicos[66]. Significativamente, en las granjas orgánicas se han registrado más mariposas que no son consideradas plaga, si bien no se notó una diferencia importante en la abundancia de especies de plagas[67].

Figura 3: Densidad de artrópodos beneficiosos (carábidos, stafilinidos y arañas) en el ensayo a largo plazo DOC de Suiza (promedio de tres

años)

Fuente: Pfiffner y Niggli, 1996

La calidad y la cantidad de alimento constituyen factores clave para la supervivencia de las poblaciones de artrópodos que encuentran una elevada proporción de sus recursos alimenticios en los campos orgánicos incluyendo las plantas no herbáceas en floración[68].

En varias investigaciones de sitios agrícolas, al igual que en parcelas de ensayo, se encontró una elevada diversidad y cantidad de artrópodos en parcelas orgánicas y biodinámicas, en comparación con las parcelas convencionales.

Diversas prácticas agrícolas típicas de granjas orgánicas (por ejemplo, la prohibición de plaguicidas sintéticos, la fertilización orgánica y la diversidad de hábitats) producen un deterioro menor en las especies de artrópodos en comparación con los que produce la agricultura convencional.

Pájaros

Los pájaros son organismos indicadores apropiados que reflejan el estado ambiental de la naturaleza y de la infraestructura del paisaje, incluyendo las tierras agrícolas. Muchas especies de pájaros se alimentan de insectos y su presencia abundante puede también contribuir a un mejor control natural de las plagas.

Las poblaciones de una gran cantidad de especies de pájaros han declinado durante las últimas décadas en las tierras de labranza de Europa Occidental. Esta situación está probablemente relacionada a la intensificación de las prácticas agrícolas que incluyen una reducción general de la diversidad de cultivos, un aumento en el tamaño promedio de los campos, rotaciones simplificadas, el cultivo de hábitats naturales, el drenaje y un aumento en el uso de fertilizantes y de plaguicidas sintéticos. En las investigaciones se descubrió una relación entre el uso de plaguicidas y una disminución en la calidad y en la cantidad de alimento disponible para los pájaros en las tierras cultivadas con el sistema convencional. Como consecuencia, se registró una disminución en la reproducción de los pájaros[69].

Diversos estudios demuestran que la densidad de pájaros es más elevada en las granjas orgánicas. Un estudio realizado por Rhône-Poulenc (1997) ha verificado un aumento anual constante de la cantidad de territorios de pájaros en las tierras convertidas a la producción orgánica y una cantidad total de territorios más elevada en las tierras manejadas orgánicamente.

Un estudio que llevó a cabo el British Trust for Ornithology (Fondo Brítanico para la Ornitología, 1995) comparó la reproducción y la

hibernación en 44 granjas orgánicas y convencionales. El estudio concluyó que las densidades de reproducción de las alondras eran significativamente superiores en las granjas orgánicas y que, por lo general, las densidades de pájaros más elevadas, en especial durante el invierno, se encontraban en las granjas orgánicas[70].

Un estudio de tres años que se realizó en Dinamarca se concentró en los hábitats no cultivados, tales como los setos vivos, de las granjas convencionales y de las orgánicas, y sus efectos en las poblaciones de pájaros. La abundancia de pájaros era de 2 a 27 veces mayor en las granjas orgánicas. En total, 24 especies prevalecían más en las granjas orgánicas que en las convencionales y, en Dinamarca se registró la disminución de 11 de dichas especies desde el año 1976[71].

Christensen et al. (1996) investigaron un total de 31 granjas, comparando las densidades de pájaros en las tierras orgánicas con las de aquellas tierras con manejo convencional. En uno de los lugares investigados, se encontró que había una densidad de población media de 22,8 parejas de pájaros reproductores por cada diez hectáreas en las tierras orgánicas frente a 9,9 parejas en las tierras convencionales. En las granjas que se seleccionaron para llevar a cabo el estudio de los pájaros, también se comparó la flora y la fauna de invertebrados en las tierras manejadas con el sistema convencional y en las orgánicas. Para fines de junio, los campos orgánicos tenían entre un 50 a un 70 por ciento más de especies de plantas silvestres que los campos convencionales, con más maleza y biomasa. Estas diferencias se incrementaron de manera pronunciada durante la temporada de producción debido al tratamiento con herbicidas que se utiliza en las áreas convencionales. La biomasa promedio de los campos orgánicos era significativamente más estable que la de los campos convencionales, resultando una mayor seguridad de provisión de alimentos. Estos resultados demuestran que la disponibilidad de alimento es un factor clave en conexión con la reducida cantidad de pájaros en las áreas agrícolas convencionales.

Existe una más elevada diversidad de especies y cantidad de pájaros y de territorios para pájaros en las granjas orgánicas como consecuencia de contar con mejores hábitats de reproducción y mejores condiciones de alimentación.

En los países productores de café de Latinoamérica, el cultivo orgánico de café y de cocoa bajo sombra puede poseer un impacto importante en la biodiversidad. Un estudio que llevó a cabo el Smithsonian Migratory Bird Centre (Centro Smithsoniano de Pájaros Migratorios) en Colombia y en México demostró que había una cantidad 90 por ciento menor de pájaros en las plantaciones de café al sol que en los cultivos de café que se realizaban bajo sombra[72]. Si bien las normas orgánicas no especifican de manera

explícita que el café debe cultivarse bajo sombra, dicha práctica se recomienda dado que cumple con los requisitos de promover y aumentar la fertilidad del suelo, mejorar el control de plagas y de enfermedades y expande las opciones de producción del cultivo[73].

En resumen, las razones por las que existe una más elevada diversidad de especies y cantidad de pájaros y de territorios para pájaros en las granjas orgánicas como consecuencia de contar con mejores hábitats de reproducción y mejores condiciones de alimentación. Entre otros motivos se pueden mencionar la ausencia de plaguicidas sintéticos, la existencia de más hábitats seminaturales (cercos vivos, bordes de campo) y una diversidad mayor de cultivos en las granjas orgánicas[74].

Otros animales

Existen pocos trabajos disponibles acerca de los efectos de la agricultura orgánica en los grupos de animales salvajes. Sin embargo, éste podría ser un tema importante de investigación, en particular en relación con los agentes polinizadores. Muchas plantas requieren polen de otros individuos para germinar y reproducirse.

Más del 80 por ciento de todas las especies en floración y más de las tres cuartas partes de los cultivos más importantes del mundo dependen en los agentes animales de polinización. Los principales agentes son las abejas: aproximadamente el 73 por ciento de los cultivos de castañas de cajú, calabaza, mangos, cocoa y arándanos del mundo son polinizados por alguna variedad de abejas, 19 por ciento por moscas, 6,5 por ciento por murciélagos, 5 por ciento por avispas, 5 por ciento por escarabajos, 4 por ciento por pájaros y 4 por ciento por mariposas y polillas[75]. Del centenar de cultivos principales que forman la mayor parte de la provisión de alimentos del mundo, sólo el 15 por ciento está polinizado por abejas domésticas (la mayoría de las abejas melíferas, el abejorro y abejas de la alfalfa), mientras como mínimo un 80 por ciento los polinizan abejas salvajes y otras especies salvajes (dado que se estima que existen aproximadamente 25 000 especies de abejas, el número total de agentes polinizadores muy probablemente exceda las 40 000 especies). El costo de los servicios prestados por agentes polinizadores nativos se estima en 4,1 mil millones de dólares por año sólo para la agricultura de los Estados Unidos de América[76]. Los agentes polinizadores proporcionan un servicio esencial para el ecosistema que contribuye al mantenimiento de la biodiversidad y asegura la supervivencia de especies de plantas entre las que se encuentran aquellas plantas que brindan seguridad alimentaria a muchos hogares.

Recuadro 8: Murciélagos - ¿un aliado olvidado de la agricultura?

Los murciélagos habitualmente tienen mala prensa. Se los considera plagas y portadores de enfermedades. Casi la mitad de las 1 000 especies conocidas de murciélagos están total o parcialmente amenazadas. Y se suele minimizar con frecuencia el papel que desempeñan en la agricultura. Muchas especies son muy beneficiosas como agentes polinizadores, como diseminadores de semillas y controladores de insectos. Muchas plantas tropicales de importancia tales como las bananas, los frutos del árbol del pan, los mangos, las castañas de cajú, los dátiles y los higos dependen de los murciélagos para la polinización y dispersión de las semillas. En los Estados Unidos de América, durante cada verano, una colonia de 150 murciélagos marrones grandes puede proteger los cultivos de 18 millones o aun más de gusanos de la raíz.

Otro beneficio que los murciélagos proporcionan a los agricultores es el del guano. Malcolm Beck, de Texas, recolecta y vende guano de Bracken Cave a través de su emporio orgánico de jardinería, Garden-Ville. Bracken Cave constituye el hábitat de la colonia más grande de murciélagos que se conoce en todo el mundo: unos 20 millones de murciélagos mejicanos sin cola que, además de tener la habilidad de alimentarse con aproximadamente 200 toneladas de insectos por noche, también depositan vastas cantidades de guano. El guano es apreciado por Malcolm Beck y muchos agricultores y jardineros orgánicos por sus propiedades como fertilizante para plantas, reconstituyente del suelo, depurador del suelo, fungicida, nematicida y activador de abono orgánico. El guano contiene aproximadamente el 10 por ciento de nitrógeno, el 3 por ciento de fósforo y el 1 por ciento de potasio junto con todos los otros oligoelementos menores, necesarios para la salud total de la planta.

El ciclo del guano comienza cuando los insectos comen la materia de la planta y, a su vez, los murciélagos comen y digieren dichos insectos. Los murciélagos entonces depositan sus desechos, los que son procesados una vez más por millones de escarabajos que los descomponen en microorganismos. En el caso de Bracken Cave, estos microorganismos permanecen preservados y protegidos dentro de la cueva y, una vez que los murciélagos han migrado hacia el sur por el invierno, se extraen aproximadamente 50 toneladas de guano por año.

Los murciélagos están muy amenazados por una variada gama de problemas que incluyen la pérdida de hábitat, el conflicto con los humanos y el uso de plaguicidas. Si bien la relación entre la disminución de la población de murciélagos y el manejo de las tierras agrícolas no se ha demostrado claramente, la agricultura orgánica puede desempeñar un papel importante en la conservación de los murciélagos al proporcionarle el hábitat y las fuentes de alimento mientras que, al mismo tiempo, se beneficia de los servicios que brindan estos mamíferos comúnmente olvidados.

Fuente: Keleher, 1996; IUCN Species Survival Commission, 2002

La disminución registrada en las poblaciones de agentes polinizadores en la actualidad amenaza tanto los rendimientos de los cultivos de alimentos más importantes cuanto la supervivencia de las especies de plantas silvestres. Como consecuencia de una epidemia de ácaros, desde 1988 ha desaparecido la cuarta parte de las abejas melíferas salvajes y domésticas de América del Norte lo que representó un costo de 5,7 mil millones por año para los agricultores estadounidenses[77].

En la actualidad, 82 especies de agentes polinizadores mamíferos, incluyendo murciélagos, 103 especies de agentes polinizadores aviares y un reptil están amenazados o extinguidos de acuerdo con los criterios de UICN; siendo elevada la proporción de agentes polinizadores vertebrados amenazados en relación con el número total de vertebrados de su género. Geográficamente, gran cantidad de agentes polinizadores vertebrados está en riesgo en Australia, Colombia, Ecuador, Indonesia, Madagascar, México,

Papua-Nueva Guinea, Perú y los Estados Unidos de América. Entre las amenazas más comunes se incluyen: la pérdida de lugares para posarse y anidar, la fragmentación del hábitat con motivo de la conversión o destrucción de la vegetación, la fragmentación del hábitat por la excesiva exposición de las plantas con néctar a los herbicidas y de los agentes polinizadores a los plaguicidas, la caza indiscriminada, los trastornos en los corredores de néctar que requieren los agentes polinizadores migratorios y la competencia por parte de especies invasivas[78].

Al no utilizar herbicidas o plaguicidas químico-sintéticos y al promover la diversidad del ecosistema, se puede suponer que la agricultura orgánica beneficia a los agentes polinizadores y contribuye a su conservación y supervivencia. Diversidad del ecosistema

Diversidad del ecosistema

De acuerdo con el World Resources Institute, un ecosistema está constituido por organismos de un hábitat en particular, como por ejemplo una granja o un bosque, junto con el paisaje físico en el que viven. Aunque muy pocas investigaciones se han llevado a cabo para comparar la diversidad del agroecosistema en los distintos regímenes agrícolas, es muy probable que muchos de los principios de la agricultura orgánica tengan un impacto positivo en la diversidad del ecosistema[79].

Diversidad del ecosistema en las normas de la agricultura orgánica

Las Normas Básicas de IFOAM para la Producción y Procesamiento en la Agricultura Orgánica actualizadas en el 2002[80] incluyen los principios y las recomendaciones sobre los «ecosistemas orgánicos», y se toman previsiones «mantener una porción significativa de las granjas con el fin de facilitar la conservación de la biodiversidad y de la naturaleza», incluyendo (entre otros) los hábitats en los que se refugia la vida salvaje y los corredores silvestres que proporcionan nexos y conectividad al hábitat nativo.

Las normas orgánicas suizas exigen que los agricultores orgánicos utilicen el 7 por ciento de sus tierras como hábitats seminaturales, incluyendo los bordes de los campos. Otros organismos de certificación incluyeron en sus normas requisitos de biodiversidad. Esto se aplica a los agricultores orgánicos y de bajos insumos que reciben pagos y subvenciones directas bajo esquemas agro ambientales. Las subvenciones por parte del estado están relacionadas con el desempeño ecológico que se controla mediante servicios de inspección.

Recuadro 9: Arroz en el Delta del Ebro, España

El Delta del Ebro representa uno de los pantanos más importantes de Europa. La conservación de un

ecosistema y de una diversidad biológica saludables constituye una prioridad en este medio exclusivo constituido por lagunas interiores, pantanos y arrozales. El Delta representa un hábitat importante para las especies residentes de pájaros y constituye también un lugar excelente de descanso, de muda de plumaje y de alimentación para muchas especies de aves migratorias. En la actualidad, un total de 330 especies de pájaros habitan o se observaron en el Delta del Ebro. El área comprende el Parque Nacional y el Área de Protección Especial (SPA), que incluye la Reserva Ornitológica de SEO/Bird Life, cumpliendo con el propósito de la recuperación y el manejo ecológico de los pantanos y el incremento de la diversidad biológica.

En 1997, LIFE comenzó con un proyecto titulado «Mejora del manejo del hábitat en el Área de Protección especial del Delta del Ebro» a efectos de extender el área ocupada por hábitats naturales y restaurar el equilibrio ecológico entre los pantanos, las lagunas y los arrozales, mitigando los impactos ambientales negativos causados por la utilización indiscriminada y en gran escala de plaguicidas y fertilizantes. El monitoreo científico indica que la agricultura orgánica constituye el sistema ambiental y agrícola más apropiado para lograr el objetivo enunciado.

Los datos disponibles prueban que el manejo orgánico de los arrozales proporciona áreas óptimas de forraje para los pájaros, muy beneficiosas para muchas especies de pájaros en peligro, tales como la garcilla bueyera (Bubulcus ibis), la garceta común (Egretta garzetta), la garza real (Ardea cinerea), la garza imperial (Ardea purpurea), el calamón común (Porphyrio porphyrio), la garcilla cangrejera (Ardeola ralloides), la cigueñuela común (Himantopus himantopus) y muchas otras.

También se comprobaron efectos beneficiosos en la densidad y en la diversidad de las especies en los macroinvertebrados acuáticos (Odonatos, Hemípteros y Gasterópodos) y en las plantas - en especial, en las Najas minor, en las Najas marina, en las serradas mayor (Scirpus maririmus) y en algunas macro algas. Durante el período de inundación, las redes de los canales de irrigación y los arrozales orgánicos próximos a las lagunas se transforman en un nexo importantísimo entre el ambiente marino y el ribereño, y proporcionan un hábitat importante para muchas especies de peces y anfibios, tales como gambusia (Gambusia holbrooki), carpa (Cyprinus carpio), fartet (Lebias ibera - un pez endémico del oeste del Mar Mediterráneo), rana de Coruña (Rana perezi) y otros. Se descubrió también que la calidad del agua es superior en los cultivos orgánicos de arroz (en términos de los nutrientes disueltos y de la presencia de residuos de agroquímicos), de manera tal que se concluye que la agricultura orgánica es beneficiosa no sólo para el sistema del arroz, sino también para todas las especies vivientes y hábitats que están presentes en el Delta del Ebro.

Hablando en términos económicos, el precio de venta del arroz orgánico del Delta del Ebro es más elevado que el del arroz convencional, permitiéndoles a los agricultores obtener una mayor ganancia, pese a los costos más elevados de mano de obra (la agricultura orgánica de este sistema en particular requiere el 25 por ciento más que la convencional), y un menor rendimiento (15 por ciento en los arrozales orgánicos). La comercialización del arroz orgánico constituye otro de los objetivos del proyecto, consecuencia directa del crecimiento esperado de la cantidad de granjas que transformarán sus campos en plantaciones orgánicas (en la actualidad, existen tres granjas orgánicas de cultivo de arroz involucradas en este proyecto).

Fuente: Ibáñez C., 1999; Seo/BirdLife, 1999; Riera et al., 1998

La agricultura orgánica posee un alto potencial para revertir la disminución abrupta de la biodiversidad.

En Suecia, un grupo de trabajo constituido por grupos de agricultores orgánicos, conservacionistas de la naturaleza, agencias gubernamentales y universidades, ha estado trabajando desde el año 1997 para fortalecer los vínculos entre la agricultura orgánica y la conservación de la biodiversidad, diseñando planes para la biodiversidad en las granjas orgánicas. Los

objetivos principales, además de colaborar para que la agricultura orgánica mejore la biodiversidad, consisten en promover la cooperación y el diálogo entre los movimientos de conservación de la naturaleza y los de la agricultura orgánica, difundiendo conocimientos sobre la biodiversidad en la agricultura orgánica. A partir de allí, incentivar y llevar a cabo debates dentro de un esquema de ejercicios de planificación que conduzcan a delinear propuestas para implementar cambios en la norma orgánica más importante del país (establecido por el órgano de certificación, KRAV), para requerir a todos los agricultores orgánicos que posean un plan para el manejo de la biodiversidad en sus granjas a partir del año 2001[81].

La agricultura orgánica posee un alto potencial para revertir la disminución abrupta de la biodiversidad. Sin embargo, se deben realizar esfuerzos para mejorar las normas básicas orgánicas sobre biodiversidad y paisaje. Experiencias concretas demuestran que existe un potencial sinérgico considerable entre la conservación de la biodiversidad y los ingresos de la granja. Los temas de biodiversidad cuyo desempeño es mensurable son cada vez más importantes como base para subsidios y, al menos en algunos países, también influyen en las decisiones de los consumidores cuando compran productos orgánicos.

Hábitats seminaturales como parte de la agricultura orgánica

La conservación y el manejo de hábitats seminaturales juegan papeles preponderantes en la agricultura orgánica. Los hábitats naturales son refugios para las especies de plantas en peligro que, en tiempos anteriores se encontraban en lomas y campos arables. Los hábitats seminaturales y los márgenes del campo son también esenciales para la supervivencia de muchos invertebrados, en especial, como consecuencia de la existencia de alimento y condiciones aptas para la hibernación. También cumplen la función de ser nexos cruzados entre las lomas, los campos en barbecho y los diversos bordes del campo.

Mediante información cuantitativa procedente de Suiza[82] se demostró que la proporción de hábitats semi-naturales y de bordes de campo por granja asciende a 16 por ciento en las granjas orgánicas frente al 3,7 por ciento de las granjas convencionales. También se observó[83] que, en Alemania, los agricultores orgánicos tomaron medidas específicas para incrementar la diversidad del hábitat (cercos vivos, bosques frutales de bajos insumos, estanques, corredores, hábitats interconectados, refugios para la vida salvaje y aparatos específicos) y también mejorar la conección entre las áreas agrícolas y los hábitats circundantes.

Un estudio reciente[84], que se llevó a cabo también en Suiza, demostró cuán importante es la combinación e integración de los hábitats seminaturales con

las granjas orgánicas para la conservación y mejora de la diversidad de especies y la abundancia artrópodos beneficiosos. En dicho estudio, se comparó la agricultura orgánica con el manejo de cultivos integrados de bajos insumos dentro del marco de un estudio que se realizó con granjas apareadas. También se han utilizado paisajes seminaturales adyacentes para comparar los efectos de la agricultura orgánica y del sistema agrícola de bajos insumos en la fauna de escarabajos carábidos y de arañas. Muchas especies exóticas o en peligro que viven bien en hábitats seminaturales y los márgenes de los campos eran más abundantes en los campos arables orgánicos que en los campos de manejo integrado. Especies agroecológicamente importantes, tales como las de los carábidos y las de las arañas del lobo (schizolycosa), se encontraron también en mayor cantidad en las granjas orgánicas. Este aspecto indica que la mejora en la infraestructura del paisaje en combinación con la agricultura orgánica puede constituir un factor importante para la conservación y el aumento de las comunidades ricas en especies en los terrenos agrícolas. Además, este enfoque ha demostrado un control natural de las plagas para una plaga de la colza (el escarabajo del polen de la colza), en Alemania[85], y para el áfido del roble de la cereza, en Suecia[86].

El desarrollo del paisaje y la agricultura orgánica

La agricultura orgánica posee el potencial para un desarrollo positivo del paisaje dado que requiere por sí misma una infraestructura de paisaje diversa con hábitats seminaturales[87]. Mediante el estudio de la granja en su totalidad o incluso de todo el paisaje dentro del cual la granja opera, los investigadores tratan de encontrar la manera de caracterizar los beneficios de la agricultura orgánica para el ecosistema. Un proyecto de investigación financiado por la Unión Europea probó que la diversidad del paisaje y de los sistemas agrícolas era mayor en las granjas orgánicas en relación con la clase de terreno utilizado, los cultivos, el ganado, las plantaciones (cercos, arbustos solitarios, árboles) y la flora. En términos de diversidad de paisaje, los tipos orgánicos de agricultura poseen un alto potencial para contribuir positivamente con un paisaje agrario sostenible[88].

Recuadro 10: La promoción de la conservación de la biodiversidad en el paisaje de las plantaciones de café: Parques Nacionales El Imposible y Los Volcanes, El Salvador

El Salvador, el país más pequeño de América Central, se encuentra frente a serios problemas de degradación ambiental. De hecho, sólo el 2 por ciento de su cobertura forestal original permanece en las condiciones naturales. La principal causa de esto se debió a la utilización de prácticas agrícolas insostenibles que contribuían con la erosión del suelo y con una degradación ambiental en general.

Más de la mitad de la población de El Salvador habita en áreas rurales y trabaja en granjas de menos de 3 ha El cultivo principal es el café (aproximadamente el 9 por ciento de la superficie del país), que se produce en 20 000 granjas de café que emplean alrededor de 134 000 personas. Aproximadamente el 95 por ciento de dicho café se cultiva bajo algún tipo de sombra, brindando oportunidades importantes para la conservación de la biodiversidad. Como el café plantado bajo sombra mantiene una cubierta forestal,

estas plantaciones son particularmente importantes para las especies de pájaros migratorios y residentes. Investigaciones llevadas a cabo por el Centro Smithsoniano de Pájaros Migratorios (Smithsonian Migratory Bird Centre) han mostrado que la cantidad de especies de pájaros que se encontraron en las plantaciones de café bajo sombra casi duplica la que se registró en las plantaciones de café realizadas al sol (Smithsonian 1994). Sin embargo, el café plantado bajo sombra en El Salvador no es sólo importante para los pájaros sino que también proporciona hábitats de relevancia para una amplia gama de vida salvaje, por lo general altamente endémica, que incluye las salamandras, los escarabajos, los murciélagos y las orquídeas.

A principios de la década del 1970, la mayor parte de la producción de café de El Salvador se plantaba bajo sombra y, en su mayoría, era orgánica. En los años 70, se produjo una gran transformación cuando se comenzaron a utilizar agroquímicos en casi todas las plantaciones y se removieron los árboles que proporcionaban sombra para evitar que se extendiera la roya del café. Sin embargo, durante la guerra civil, se abandonaron muchas plantaciones e incluso muchos agricultores retomaron la producción orgánica. Si bien no hay organismos de certificación en el orden nacional en El Salvador, se estima que existen alrededor de 2 000 ha de café orgánico certificado y que otras 2 000 ha se encuentran en el proceso de conversión al sistema orgánico.

Un proyecto de Global Environment Facility (GEF), ubicado en la cadena de montañas Apanece, apunta a aumentar el área cultivada de café bajo sombra mientras mantiene la integridad natural de los bosques. Esto tiende a conservar la biodiversidad crítica a través del mantenimiento y del aumento de los hábitats dentro de las plantaciones de café bajo sombra, en especial, dentro del corredor biológico que une los dos parques nacionales más importantes: El Imposible y Los Volcanes. Con el proyecto GEF también se espera poder brindar el estímulo financiero al programa de ECO-OK de Rainforest Alliance que, en el año 1997, dio origen a debates con SelvaNatura acerca de la creación de un programa de certificación en El Salvador en colaboración con los organismos de certificación de Guatemala y de Costa Rica.

Mediante el mantenimiento de una cobertura forestal densa en las plantaciones de café bajo sombra, se puede lograr que funcionen como zonas de aislamiento y que constituyan la columna vertebral del corredor biológico que une los dos parques nacionales y otros fragmentos del bosque. Esta área dará origen a uno de los corredores más importantes del Programa del Corredor Biológico Mesoamericano[89]. El área del proyecto GEF cubre aproximadamente una superficie de 75 000 ha, cuyo 5 por ciento ya está certificado como café orgánico cultivado bajo sombra y café amistoso con la biodiversidad (café cultivado como mínimo bajo un 40 por ciento de sombra)[90].

Investigaciones ecológicas que se llevaron a cabo en estos parques nacionales y en las adyacencias de las plantaciones de café registraron la presencia de más de 300 especies de pájaros, (entre las que se pueden mencionar especies endémicas, especialistas de bosque amenazados y pájaros de presa como por ejemplo el halcón-águila negra Spizaetus tyrannus), 31 especies de mamíferos (algunos de ellos pertenecen a especies en peligro, tales como el ocelote, la basáride y el puercoespín mejicano), 26 especies de reptiles y 326 especies de árboles y arbustos. El café orgánico plantado bajo sombra puede colaborar muchísimo para proteger estas especies.

Fuente: GEF, 2002

Áreas protegidas

De acuerdo con la definición de la Comisión Mundial de Áreas Protegidas (World Commission on Protected Areas), se consideran protegidas aquellas áreas dedicadas especialmente a la protección y al mantenimiento de la diversidad biológica. Las áreas protegidas no son siempre reservas naturales estrictas. Por el contrario, dichas áreas pueden cumplir muchas funciones que se complementan con la conservación de la biodiversidad. Como consecuencia de los beneficios en la biodiversidad, la agricultura orgánica

ofrece una opción de gestión agrícola importante en diversas categorías de áreas protegidas[91].

En Italia, por ejemplo, el proyecto de la Asociación Italiana de Agricultura Biológica (AIAB), «Agricultura Orgánica y Agroecología en Parques Regionales», ha estado trabajando en colaboración con las autoridades regionales de parques en la región de Emilia Romagna con el fin de promover la agricultura orgánica en relación con el programa regional de agroambiente. Durante los primeros dos años de la actividad (1996-1997), se registró un incremento en la tasa de adhesión al programa regional agroambiente, en particular respecto de la agricultura orgánica, por parte de agricultores del parque y de la zona de aislamiento que lo rodea. Entre los años 1996 y 1997, 113 granjas del área se presentaron para solicitar la certificación, frente a sólo 73 que lo hicieron entre 1994 y 1996[92].

Existen más ejemplos en Europa y en los Estados Unidos de América en los que se promovió la agricultura orgánica en las reservas de la biosfera. La Estancia Itabo en el Paraguay abarca un área protegida de 5 000 hectáreas de Bosque Atlántico Interior de alta calidad. La estancia constituye un buen ejemplo de la utilización del bosque tropical en línea con los objetivos de conservación del área protegida mediante el cultivo orgánico de yerba mate y de palmitos Euterpe edulis[93].

Como consecuencia de los beneficios en la biodiversidad, la agricultura orgánica ofrece una opción de gestión agrícola importante en diversas categorías de áreas protegidas.

Zonas de aislamiento

Un nexo secundario y ligado estrechamente con la diversidad del ecosistema, el manejo del área protegida y la agricultura orgánica se encuentra en las zonas de aislamiento (región cercana al límite del área protegida). Las zonas de aislamiento son, por su naturaleza, áreas en las que el manejo de las tierras apunta a mantener la integridad del ecosistema del área central protegida. En los lugares en los que la agricultura constituye el uso dominante de la tierra en las zonas de aislamiento, los efectos perjudiciales de los sistemas agrícolas se pueden reducir mediante la conversión a sistemas orgánicos. En los lugares en los que la agricultura constituye el uso dominante de la tierra en las zonas de aislamiento, los efectos perjudiciales de los sistemas agrícolas se pueden reducir mediante la conversión a sistemas orgánicos.

La utilización de la agricultura orgánica en las zonas de aislamiento protegidas se exploró en el Corredor Biológico Mesoamericano, un complejo de áreas protegidas y de gestión sostenible que abarca siete países.

La iniciativa plantea una variedad de usos de tierra sostenibles dentro de las zonas de aislamiento y de las áreas de conexión, que incluyen la gestión de bosques y la agricultura orgánica certificados[94].

En los lugares en los que la agricultura constituye el uso dominante de la tierra en las zonas de aislamiento, los efectos perjudiciales de los sistemas agrícolas se pueden reducir mediante la conversión a sistemas orgánicos.

En el Perú, las prácticas de la agricultura orgánica se promueven en la zona de aislamiento del Santuario del Bosque de Ampay. Gracias a medidas informativas, aumentó el conocimiento de la población acerca de la importancia biológica del santuario y, como consecuencia, el área se transformó en un área de conservación prioritaria para el ecoturismo, para la inversión gubernamental y privada de infraestructura, de promoción y de conservación de los recursos naturales[95].

En los lugares en los que la agricultura constituye el uso dominante de la tierra en las zonas de aislamiento, los efectos perjudiciales de los sistemas agrícolas se pueden reducir mediante la conversión a sistemas orgánicos.

Recuadro 11: Resistencia agroecológica después del huracán Mitch, Nicaragua

Una perturbación ecológica extrema, el Huracán Mitch, permitió evaluar durante una década las prácticas de manejo sostenible de tierras en Nicaragua y observar si dichas prácticas, en realidad, apuntaban a la obtención de niveles más altos de sostenibilidad. Este estudio se logró por medio de la participación de 19 organizaciones no gubernamentales y más de 800 agricultores del Movimiento Nicaragüense Campesino a Campesino (MCAC). Se seleccionaron cuatrocientos cincuenta y dos sitios apareados (uno manejado en forma convencional y, el otro, agroecológicamente). Mediante el uso de indicadores predeterminados (profundidad de la capa superior y cultivable del suelo, de la capa húmeda, de la cubierta vegetal, de los derrumbes, de la erosión de arroyos y de la erosión en cárcava, se pudieron conocer las consecuencias erosivas del huracán.

El estudio demostró que:

 Capa fértil: En promedio, las parcelas agroecológicas tenían un 40 por ciento más de capa fértil que las convencionales. Sólo el 20 por ciento de los pares observados, mostraron que las parcelas convencionales poseían igual o mayor cantidad de capa fértil que las parcelas agroecológicas. En el 50 por ciento de las observaciones, las parcelas agroecológicas tenían una capa fértil de 2cm y en el 20 por ciento de las observaciones, tenían 5cm. Si bien estas diferencias parecen carecer de importancia, la pérdida de tan sólo 2 cm de suelo equivale aproximadamente a un índice de erosión de 100 toneladas/ha/año (Toness et al. 1998).

 Profundidad hasta la capa húmeda: El indicador que se utiliza para comparar los niveles de humedad del campo no establece la humedad del campo per se, sino en comparación con la superficie seca de la tierra. Se suponía que la tierra húmeda que se encontraba cerca de la superficie indicaba niveles más elevados de humedad del campo. En promedio, los agricultores deben excavar el 10 por ciento menos en las parcelas agroecológicas que en las convencionales con el fin de llegar a la capa húmeda. En el 20 por ciento de las observaciones apareadas, la humedad se encontraba como mínimo a 7 cm más de profundidad en las parcelas convencionales. Sin embargo, en el 20 por ciento de las

observaciones apareadas, los niveles de humedad en las parcelas agroecológicas eran, como mínimo, 3 cm más profundos. En la mitad de los casos no se registraron diferencias.

 Cubierta de vegetación: La cantidad de vegetación se considera tanto un indicador del impacto de la tormenta así como también una indicación general sobre los procesos ecológicos regenerativos de la granja. Las parcelas agroecológicas poseían al menos un quinto más de cubierta vegetal que las parcelas convencionales.

 Erosión: derrumbes, arroyos y barrancos: En promedio, las parcelas agroecológicas perdieron menos del 18 por ciento menos tierras arables como consecuencia de derrumbes que las parcelas convencionales y tuvieron una incidencia 49 por ciento menor de derrumbes. Las parcelas agroecológicas también promediaron el 47 por ciento menos de erosión en los arroyos que las convencionales y 69 por ciento menos de erosión en los barrancos. La frecuencia de erosión en los arroyos en las granjas agroecológicas fue un 58 por ciento menor que en las granjas convencionales, donde el 80 por ciento de las parcelas convencionales sufrieron una erosión de hasta 78,1m2/ha más que las parcelas agroecológicas. El 80 por ciento de las parcelas convencionales también perdieron como mínimo 20 m3/ha más de tierra como consecuencia de la erosión en barrancos que las parcelas agroecológicas.

Las conclusiones de este estudio validan muchos años de duro trabajo en la conservación del suelo, en la forestación y en la diversidad agroecológica por parte de los agricultores del MCAC. Al indicar una conservación mejor del suelo y mayor resistencia conforme a las prácticas agroecológicas del MCAC, la tendencia en la resistencia agroecológica sugiere que las prácticas del manejo de tierra sostenible han resultado efectivas al construir y conservar el suelo, el agua y la vegetación con el transcurso del tiempo. Sin embargo, se debe tener en cuenta que aunque las cuestas muy empinadas pueden disminuir significativamente la resistencia frente a eventos de precipitaciones copiosas o extremas, las granjas con manejo de tierras sostenibles del MCAC se defendieron mejor que las vecinas convencionales, especialmente que las ubicadas en las laderas del istmo Centro Americano, una zona propensa a los huracanes.

Fuente: Holt-Giménez, 2002

Apoyo a la agricultura orgánica por sus beneficios de biodiversidad

Existe un creciente reconocimiento entre las organizaciones de conservación de la naturaleza que indica que muchas de las especies interactúan con los sistemas agrícolas, aún cuando su hábitat primario se encuentra en áreas naturales. El manejo de estos sistemas agrícolas puede, de esta manera, afectar notablemente no sólo todos los niveles de la biodiversidad sino también el éxito de algunas especies en particular. La organización de conservación alemana BUND sostiene que los conceptos tradicionales de protección de la naturaleza han fracasado porque no se han logrado los objetivos de conservación, ni siquiera en las áreas protegidas, como consecuencia de la intensificación agrícola en las áreas circundantes. Por tal motivo, muchas organizaciones de conservación están incentivando la extensificación general de la utilización de terrenos agrícolas y promoviendo la agricultura orgánica[96].

En 1999, tuvo lugar un taller en Vignola, Italia, organizado por The World Conservation Union (IUCN) e IFOAM junto con World Wide Fund for

Nature (WWF) para intercambiar ideas e información sobre la agricultura orgánica y la biodiversidad. Se diseñó un plan de acción, bajo la denominación de Declaración de Vignola, para los movimientos de conservación de la naturaleza y los orgánicos[97].

Tanto en los países desarrollados como los en vías de desarrollo, la conservación de la naturaleza constituye una de las fuerzas motoras que impulsan el crecimiento de la agricultura orgánica. Aunque menos importante que las perspectivas del mercado y del desarrollo, una investigación reciente resalta una serie de ejemplos en los que las organizaciones de conservación de la naturaleza se encuentran trabajando en colaboración con los agricultores locales que viven en o cerca de las áreas de considerable interés para conservación de la naturaleza[98].

En los últimos veinte años, los gobiernos han diseñado políticas tendientes a alentar los vínculos entre la agricultura orgánica y la conservación de la biodiversidad.

En la Unión Europea, la preocupación por el medio ambiente ha ido ganando un lugar predominante en la política agrícola. La contribución más destacada de la Política Agraria Común de la Unión Europea en relación con sistemas más ambientalmente sostenibles ha sido la introducción de los programas agroambientales de 1993, que en la actualidad tienen continuidad en la agenda del año 2000. El impulso por algunas de estas iniciativas deriva de la Convención para la Diversidad Biológica.

La implementación de medidas agroambientales de toda la Unión Europea e incluso de otros países de Europa constituye el núcleo de la estrategia ambiental de la Comunidad Europea. La agricultura orgánica ha desempeñado un papel preponderante en la política agroambiental de la mayoría de los países. La razón principal que sustenta el apoyo a esta política es la consecuencia de haber percibido los efectos ambientales positivos de la agricultura orgánica[99].

En otras partes del mundo, los gobiernos y las agencias de desarrollo están comenzando a promover la agricultura orgánica, en especial en las áreas protegidas, como consecuencia de sus efectos beneficiosos con relación a la biodiversidad.

La agricultura orgánica trae aparejados diversos beneficios ambientales pero la pregunta surge al cuestionarse cuándo es el momento para iniciar la conversión de las tierras al manejo orgánico. Uno de los enfoques para determinarlo consiste en examinar los beneficios que se obtienen al apartarse de la agricultura convencional. Una de las estimaciones de las externalidades ambientales negativas de la agricultura convencional en los

Estados Unidos de América, deriva de Pimentelet al. (1993), quien estimó que los costos externos y privados indirectos totales del uso de plaguicidas sintéticos ascienden a 12,1 mil millones de dólares por año: esto incluía los costos de insumos privados por un monto de 4 mil millones de $EE.UU. y 5 mil millones de $EE.UU. en concepto de costos ambientales y de salud. Los agricultores recibían un incentivo de 12 mil millones de dólares para utilizar estos plaguicidas. En comparación, los beneficios privados que percibieron los agricultores se calcularon en 16 mil millones de dólares pero, en su decisión, ignoraron el costo de 8,1 mil millones impuesto sobre el resto de la sociedad. Estos cifras, un tanto desactualizadas, reflejan la naturaleza y magnitud del problema.

La agricultura orgánica ha desempeñado un papel preponderante en la política agroambiental de la mayoría de los países.

Redman (1996) estimó los costos para depurar el agua potable en el Reino Unido en más de 2 mil millones de dólares en concepto de inversiones iniciales, más 240 millones por año. Estos costos se relacionan con la contaminación de plaguicidas y nitratos.

Los ejemplos de las externalidades ambientales se deberían utilizar con mesura como consecuencia de las dificultades que se presentan al evaluar y calcular el daño ambiental y valuar los beneficios que se obtendrían en el caso de evitarlos. Como consecuencia de su naturaleza compleja, no existen mercados que valúen las externalidades ambientales. Un enfoque preventivo de este problema es el de establecer normas y diseñar medidas que puedan hacer cumplir estas normas de la mejor manera.

Otro enfoque para estimar los costos es el de considerar los costos para cumplir con las normas y reglamentaciones ambientales. Un estudio que comparaba los impactos de las normas ambientales en la agricultura en Australia, en Canadá, en la Unión Europea, en Nueva Zelanda y en los Estados Unidos de América concluyó que, en general, dichos costos deberían ser inferiores al 3 o 4 por ciento del producto bruto, si bien las industrias de cría intensiva de animales enfrentan costos externos más elevados[100].

Los problemas agrícolas relacionados con el ambiente, se asocian principalmente, con las operaciones de calidad de agua y crianza intensiva de animales. De modo ilustrativo, una investigación que utiliza información del gobierno del Reino Unido indica que, en Inglaterra y Gales, los costos para cumplir con las Directivas de los Nitratos redujeron los ingresos netos de las granjas en un 2,4 por ciento en el sector avícola, en un 11,3 por ciento en la industria porcina, en un 4,5 por ciento en el ganado vacuno y en un 9,6 en las granjas de productos lácteos[101]. La mayoría de los costos se

relacionan con el desembolso de capital para manejar de manera adecuada el abono. Se estima que las normas que rigen el bienestar animal para aves y cerdos reducen los ingresos netos de las granjas en un 38 y 6 por ciento, respectivamente. Los cultivos no enfrentan los mismos costos para cumplir con las normas. La implicancia de estas cifras estimativas consiste en que, quizás, la preocupación ambiental no justifica el abandono del uso de plaguicidas y de fertilizantes sintéticos que implicaría una conversión generalizada a la agricultura orgánica. Sin embargo, este enfoque ignora el daño ambiental que se ocasiona aún cuando se haya cumplido con las normas y reglamentaciones vigentes.

Existen pruebas de que los consumidores que ingresaron recientemente en el mercado orgánico están menos motivados por temas ecológicos y están más interesados en el alimento orgánico como representativo de un producto saludable y seguro[102]. Lo que resulta interesante es que las ventas de los productos orgánicos se han incrementado muchísimo como consecuencia de la difusión de recientes alertas en materia alimenticia[103], sugiriendo que los consumidores nuevos están más preocupados por el producto en sí mismo además de, o quizás en lugar de, estar preocupados por el medio ambiente en el que se produce. Sin embargo, el aumento en las ventas no se limitaron a los productos (la carne vacuna por ejemplo), a la que dichas amenazas y prevenciones iban dirigidas. Esta distinción entre la seguridad de los alimentos y la preocupación ambiental posee implicancias importantes para la producción y las políticas futuras.

Agricultura orgánica y cambios climáticos

El cambio climático global está considerado como uno de los problemas ambientales más urgentes. El impacto negativo más importante del cambio climático es la emisión de gases invernadero (CO2, CH4, N2O), que son la consecuencia directa o indirecta de la combustión de recursos no renovables (carbono ligado al petróleo de origen mineral o al carbón). La selva tropical alberga la biomasa viviente más grande en suelos muy delicados que pueden perder completamente su fertilidad cuando se los tala indiscriminadamente como ha ocurrido durante las últimas décadas.

La agricultura aporta más del 20 por ciento de las emisiones globales de gas invernadero antropogénico[104]. Más aún, la intensificación agrícola ha tenido impactos considerables en detrimento de los ecosistemas terrestres y

acuáticos en todo el mundo. La duplicación de la producción durante los últimos 35 años estuvo asociada con el aumento de 6,9 veces la fertilización con nitrógeno, de 3,5 veces la fertilización con fósforo y de 1,7 veces las tierras irrigadas[105].

Sin embargo, la agricultura no sólo contribuye con el calentamiento global sino que también, en gran medida, se encuentra afectada por él. De acuerdo con Burdick (1994), el calentamiento global en aumento cambiará las zonas cultivables hacia los polos, el crecimiento, el cultivo y la producción de plantas peligrarán como consecuencia de los cambios en la distribución de las lluvias, del incremento de la radiación de rayos UV-B, y de los cambios en la composición química de la atmósfera. En las regiones que poseen clima continental, los suelos están sujetos a la disecación, lo que ocasionará cambios de clima que agravarán los problemas de salinidad, de erosión y de desertización. Habrá episodios climáticos extremos con más frecuencia. Las plagas y las enfermedades proliferarán al verse favorecidas por un clima más cálido. Todos estos factores tendrán impactos negativos en los rendimientos agrícolas[106].

Recuadro 12: Artículos relevantes del Protocolo de Kyoto

Artículo 2.1: Con el fin de promover el desarrollo sostenible, cada una de las partes ... al cumplir los compromisos cuantificados de limitación y reducción de las emisiones contraídos en virtud del Artículo 3, deberá:

(a) Aplicará y/o seguirá elaborando políticas y medidas de conformidad con sus circustancias nacionales, por ejemplo:

(ii) Protección y mejora de los sumideros y depósitos de los gases de efecto invernadero ...; promoción de prácticas sostenibles de gestión forestal, de forestación y de reforestación;

(iii) Promoción de modalidades agrícolas sostenibles a la luz de las consideraciones del cambio climático.

Artículo 3.4...cada una de las Partes incluídas en el Anexo I presentará ... datos que permitan establecer el nivel de carbono almacenado correspondiente al año 1990, y hacer una estimación de las variaciones de ese nivel en los años siguientes.

...modalidades, normas y directrices sobre la forma de sumar o restar...actividades humanas adicionales relacionadas con las variaciones de las emisiones por las fuentes y la absorción por los sumideros de gases efecto invernadero en las categorías de suelos agrícolas y de cambio del uso de la tierra y silvicultura.

Fuente: Un framework Convention on Climate Change

La agricultura orgánica no sólo permite que los ecosistemas se adapten mejor a los efectos de los cambios climáticos sino que también ofrece un mayor potencial para reducir la emisión de gases invernadero.

Dado que el cambio climático posee un impacto directo en la agricultura, se necesita desarrollar y aplicar métodos agrícolas ambientalmente sanos. La agricultura orgánica no sólo permite que los ecosistemas se adapten mejor a los efectos de los cambios climáticos sino que también ofrece un mayor potencial para reducir la emisión de gases invernadero[107]. Más aún, la agricultura mixta y la diversidad de rotaciones de cultivos orgánicos protegen la superficie frágil de la tierra e incluso pueden contrarrestar el cambio climático al restablecer el contenido de materia orgánica[108]. La idea de los sumideros del carbono del Protocolo de Kyoto (Artículo 3.4) puede, en parte, llevarse a cabo eficientemente por medio de la agricultura orgánica. En el Cuadro 6 se resumen los caminos potenciales y el papel de la agricultura orgánica para contrarrestar el cambio climático global.

La agricultura orgánica no sólo permite que los ecosistemas se adapten mejor a los efectos de los cambios climáticos sino que también ofrece un mayor potencial para reducir la emisión de gases invernadero.

Dióxido de carbono

El cultivo de la tierra que incluye la tala indiscriminada de los bosques naturales ha originado la principal emisión de CO2 que se le puede atribuir al sector agrícola[109]. Los procesos del suelo en relación con el carbono se caracterizan por el equilibrio dinámico de la entrada (fotosíntesis) y de la salida (respiración). Principalmente, toda la materia orgánica que ingresa en el suelo se mineraliza. El hecho de cambiar el manejo de las tierras y las condiciones ambientales puede inducir a que se produzca un cambio, temporario o definitivo, a un nivel nuevo que se considere estable. En las dos secciones siguientes se explicará el papel que desempeña la agricultura orgánica con relación a las reservas de carbono y a la emisión de CO2.

Emisiones

La conversión de la vegetación natural en la agricultura constituye la fuente principal de CO2, no sólo como consecuencia de las pérdidas de la biomasa de las plantas sino también por el aumento de la descomposición de la materia orgánica del suelo, debido a la alteración y los costos energéticos de diversas prácticas agrícolas tales como la fertilización y la irrigación. Las emisiones de CO2 del sector agrícola representan del 21 al 25 por ciento del total de las emisiones de CO2, como consecuencia de los combustibles fósiles utilizados en las granjas, del cambio de pautas sobre los cultivos y, en especial, de la deforestación. La aplicación de prácticas adecuadas de manejo podría incrementar los depósitos de carbono, y las mejoras en la eficiencia energética junto con la producción de energía a partir de los cultivos y de los residuos, constituirían una potencial atenuante o un depósito acumulativo de carbono[110].

Las emisiones de CO2 por hectárea de los sistemas de agricultura orgánica son del 48 al 66 por ciento menores que las de los sistemas convencionales.

Con el fin de comparar sistemas agrícolas, se los subdividió de acuerdo con las emisiones, ya sea por la combustión de petróleo y de combustible (energía directa) o por el uso de petróleo y de combustible para la producción y el transporte de fertilizantes, maquinaria y plaguicidas sintéticos (energía indirecta).

Las emisiones de CO2 por hectárea de los sistemas de agricultura orgánica son del 48 al 66 por ciento menores que las de los sistemas convencionales[111]. Haas y Köpke (1994) calcularon que las emisiones de CO2 de las granjas orgánicas alemanas ascendían a 0,5 toneladas de CO2 por hectárea, mientras que en la agricultura convencional dicha cifra era de 1,3 toneladas, registrándose una diferencia del 60 por ciento (Cuadro 5). Los efectos más importantes de la agricultura orgánica, responsables de esta diferencia son[112]:

 el mantenimiento y el aumento de la fertilidad del suelo mediante el uso de abono de corral;

 la supresión de fertilizantes y plaguicidas sintéticos;

 la disminución en el uso de alimentos que consuman mucha energía.

En la agricultura orgánica, casi el 70 por ciento del CO2 es consecuencia del consumo de combustible y de la producción de la maquinaria, mientras en los sistemas convencionales el 75 por ciento de las emisiones de CO2 se atribuyen a los fertilizantes de N, los piensos y los combustibles[113].

Los suelos como un depósito del CO2 atmosférico

Los niveles de carbono del suelo han disminuido como consecuencia de la utilización de las tierras con fines agrícolas[114]. Las estrategias agrícolas sostenibles, que abarcan el reciclado de materia orgánica, la restricción del ciclo interno de nutrientes y la práctica de la labranza mínima o la labranza cero, pueden restablecer los niveles de materia orgánica y reducir las pérdidas del sistema. La agricultura mixta, con enmiendas de abono orgánico, origina niveles más elevados de materia orgánica en el suelo. En combinación con otras técnicas de agricultura orgánica, Drinkwater et al. (1998) demostraron, por medio de un experimento a largo plazo, la existencia de una ganancia considerable de materia orgánica en el suelo, en comparación con el sistema convencional, con rendimientos comparables.

Muchos experimentos a largo plazo realizados en el mundo reconocen que la fertilización orgánica (abono animal, abono verde, cultivo intercalado y cultivo de cobertura) reconstruye la materia orgánica del suelo[115] La acumulación de materia orgánica en el suelo está condicionada por el tipo de suelo, el clima y los factores de manejo y puede alcanzar cierto nivel de saturación.

Cuadro 5: Secuestro de carbono por los sistemas agrícolas orgánicos y convencionales como resultado de diferentes rotaciones de cultivos*

Orgánico Convencional Diferenciat CO2

-C ha-1

Cultivos comercializables

 por encima de la biomasa de la tierra3,76 4,95 -1.18

 biomasa de la raíz1,44 0,89 0.55

Cultivos intercalados**

 por encima de la biomasa de la tierra0,55 0,22 0.33

 biomasa de la raíz0,22 0,09 0.13

Malezas

 por encima de la biomasa de la tierra0,22 0,04 0.17

 biomasa de la raíz0,04 0,01 0.03

Suma 6,23 6,19 0,04Insumo de energía 0,15 0,29 -0,14Total 6,08 5,91 0,18Eficiencia del secuestro de carbono 42,8 21,6

Fuente: Haas y Köpke, 1994.

*No incluye abono. **Los cultivos intercalados (intercultivos) se siembran después de cosechar el cultivo principal para capturar los nutrientes y proporcionar cobertura al suelo. También se pueden intersembrar en el cultivo principal.

Haas y Köpke (1994) calcularon que pese a que, en general, los rendimientos de los cultivos son más bajos, la productividad de las plantas en la agricultura orgánica representa casi el mismo retorno de materia orgánica que en un sistema convencional (Cuadro 5). Esto se debe a la existencia de más rotaciones de cultivos diversos, y a períodos más extensos en los que el suelo está cubierto por plantas. Por otra parte, los rendimientos de los cultivos orgánicos en los países en desarrollo pueden ser considerablemente más elevados que en el promedio nacional, lo que tienen implicancias respecto del retorno de materia orgánica y los depósitos de carbono[116]. Un incremento del 20 por ciento en la materia orgánica del

suelo como consecuencia de la agricultura orgánica resultaría en una cantidad estimada de 9 t de carbono por ha, lo que está de acuerdo con los resultados por un período de 15 años[117]. Smith et al. (1997) calcularon un aumento potencial considerable del carbono del suelo cuando se combinan el abono, el reciclado de paja, labranza mínima, la reforestación y la producción de plantas que ahorran energía.

Cuadro 6: Caminos de la agricultura orgánica para reducir directa o indirectamente las emisiones de gas de vestigios agrícolas

(  alta,   baja, - sin potencial))

CO2 CH4 N2OUso y manejo de tierras de cultivo

Cubierta del suelo permanente -

Prácticas de cultivo y labranza del suelo reducidas -

Restricción de barbecho en regiones (semi) áridas - -

Diversificación de rotaciones de cultivo, incluido producción de forraje

-

Restablecimiento de la productividad de los terrenos degradados

-

Agroforestación - -

Uso de abono y desechosReciclado de desechos municipales y abono orgánico -

Biogás proveniente del estiércol líquido - -

Cría de animalesReproducción y crianza para longevidad -

Restricción de la densidad del ganado

Reducción de la importación del forraje -

Manejo de fertilizantesRestricción de los nutrientes externos (reciclado de nutrientes) -

Plantas leguminosas -

Integración de la producción de plantas y de animales -

Cambio en el comportamiento del consumidorConsumo de productos regionales - -

Cambio hacia los productos vegetarianos -

Fuente: Sauerbeck, 2001; Cole et al., 1997.

Dióxido nitroso

Las emisiones de dióxido nitroso no sólo contribuyen seriamente con el efecto invernadero, también colaboran con la disminución del ozono de la estratósfera. Casi el 90 por ciento del N2O global atmosférico se forma durante la transformación microbiana del nitrato (NO3

-) y del amoníaco (NH4

+) en los suelos y en el agua.

En forma global, la agricultura contribuye con el 65 al 80 por ciento del total de N2O, especialmente a partir de los fertilizantes nitrogenados en los suelos cultivados, del ganado y de los alimentos para animales. En los países de la OECD el aporte de la agricultura a las emisiones de N2O se estima en el 58 por ciento[118]. Las emisiones de N2O de los suelos derivan de la pérdida improductiva del N móvil. Todo insumo de nitrógeno (fertilizantes minerales y orgánicos, N fijado de manera biológica, residuos de cultivos) así como también la mineralización de los compuestos de nitrógeno presentes en los suelos ricos en materia orgánica, contribuyen con la emisión de N2O. En especial, en los suelos agrícolas, la producción elevada de N2O depende del nivel de fertilización con nitrógeno[119]. El Panel Intergubernamental sobre Cambios Climáticos considera que los insumos mencionados con anterioridad constituyen factores determinantes de las emisiones de N2O.

Los ecosistemas tropicales, que en la actualidad son una fuente importante de N2O (y de NO), están con frecuencia limitados en fósforo más que limitados en N, como es el caso de los ecosistemas terrestres del hemisferio Norte. El uso de fertilizantes nitrogenados en estos ecosistemas limitados en fósforo genera flujos de N2O (y NO) que son de 10 a 100 veces más elevados que la adición del mismo fertilizante en los ecosistemas cercanos, limitados en N[120].

La prohibición en la agricultura orgánica del nitrógeno mineral producido sintéticamente restringe la productividad a los límites del sistema natural (por ejemplo, la fijación de N) o a los límites definidos por el balance anual de nutrientes de la granja, que incluyen forraje y fertilizantes orgánicos. Por lo tanto, es probable que la agricultura orgánica emita menos N2O debido a las restricciones:

 un menor insumo sistemático de N;

 menos N proveniente de abono orgánico, debido a densidades más bajas de ganado;

 una relación de C/N más alta de abono orgánico utilizado y menos nitrógeno mineral disponible en el suelo como una fuente de desnitrificación[121];

 la permanente cobertura vegetal en los sistemas orgánicos, que resulta en una captación más eficiente del nitrógeno móvil presente en los suelos, reduciendo de esta manera el potencial y el riesgo de las emisiones de N2O.

De acuerdo con David Tilman (1998) «los ecosistemas sostenibles y productivos poseen un ciclo interno riguroso de nutrientes, una lección que la agricultura debe volver a aprender».

Metano

Se considera que la agricultura es responsable por aproximadamente dos tercios del total del CH4

[122] producido por el hombre, en especial, a partir de los arrozales, de la combustión de la biomasa y de los rumiantes (fermentación entérica y tratamiento de desechos de animales). Sin embargo, se considera que los suelos agrícolas aeróbicos constituyen sumideros para el CH4-atmosférico. La fertilización con nitrógeno mineral ha demostrado que inhibe la oxidación del CH4

- de los suelos. El nivel más bajo de fertilización nitrogenada en la agricultura orgánica puede, por lo tanto, presentar una ventaja respecto de la oxidación del CH4.

Sin embargo, no existen antecedentes acerca de los efectos de la agricultura orgánica respecto de las emisiones de metano. Es probable que la producción orgánica no afecte la emisión de metano por parte de los rumiantes. Sin embargo, la proporción más elevada y la menor productividad de los rumiantes en la agricultura orgánica pueden ocasionar emisiones de CH4 levemente superiores. Por otra parte, las normas y los programas de reproducción apuntan a la longevidad con el fin de prolongar el período productivo en relación con la vida improductiva del ganado joven. De esa misma manera, la emisión «improductiva» de CH4

-de terneros y de vaquillonas puede reducirse.

Agricultura orgánica y desertización

La degradación de las tierras secas se denomina desertización. Las causas de la desertización son el sobrecultivo, la utilización excesiva de las tierras para el pastoreo y la deforestación, que derivan en agotamiento y erosión del suelo. La productividad del suelo disminuye, se reduce la producción de alimentos, se le quita a la tierra su cobertura vegetal y todo ello impacta en forma negativa en áreas que no están afectadas directamente por estos síntomas, causando inundaciones, salinización del suelo, deterioro de la calidad del agua y obstrucción de ríos, corrientes y reservorios con sedimentos[123].

Los suelos que se manejan orgánicamente poseen un alto potencial para contrarrestar los efectos de la degradación del suelo, dado que se adaptan mejor tanto a la tensión del agua como a la pérdida de nutrientes.

Los suelos que se manejan orgánicamente poseen un alto potencial para contrarrestar los efectos de la degradación del suelo, dado que se adaptan mejor tanto a la tensión del agua como a la pérdida de nutrientes. Los agricultores orgánicos nutren sus suelos con fertilizantes orgánicos y, por lo tanto, pueden mejorar los suelos degradados y problemáticos. La capacidad de retención del agua y de los nutrientes se incrementa gracias al alto nivel de materia orgánica y la cobertura permanente del suelo. Los microorganismos poseen una base sólida de alimentación y crean una estructura estable en el suelo. La cantidad de agua que se requiere para irrigación puede reducirse sustancialmente como consecuencia de la elevada capacidad de retención de humedad resultante.

Existe muy poca evidencia científica que pruebe el potencial de la agricultura orgánica para combatir la desertización, pero diversos ejemplos prácticos de los sistemas de la agricultura orgánica en áreas áridas muestran cómo la agricultura orgánica puede colaborar para que las tierras degradadas vuelvan a recuperar la fertilidad.

Una granja biodinámica de SEKEM en Egipto cultiva 70 hectáreas de desierto cerca de El Cairo. Por medio de la aplicación de métodos agrícolas orgánicos y biodinámicos (abono orgánico, acolchado, cultivo de cobertura) las arenas del desierto se convirtieron en suelo fértil, sustentando ganado y abejas.

Recuadro 13: El sistema sandwich FiBL

El sistema sándwich se desarrolló en el Instituto Suizo de Investigación para la Agricultura Orgánica, FiBL. Consiste en una pequeña franja con cultivos de cobertura directamente por debajo de la franja de árboles. A la derecha y a la izquierda de la cubierta, se trabaja el suelo con herramientas relativamente sencillas. De esta manera, la superficie de suelo libre de maleza es la misma que la que se obtiene con la labranza de toda la franja de árboles.

El sistema sustenta un concepto completo de nutrición orgánica (aplicación eficiente de abono orgánico en franjas).

El abono orgánico y los fertilizantes se aplican mecánicamente en las franjas cultivadas y se entierran 5 cm en el suelo.

Se cubre el callejón por medio de un cultivo de leguminosas de cobertura. Con frecuencia, en las zonas secas no es posible tener una cobertura de cultivo permanente. Por lo tanto, en dichas áreas, se recomienda tener un cultivo de cobertura herboso durante la estación lluviosa, que se complementaría con un acolchado seco.

La ventaja de este sistema consiste en que logra varios objetivos de la agricultura orgánica. La cobertura del suelo con cultivos valiosos, especialmente seleccionados, el hecho de evitar la erosión y la desecación, la fertilización orgánica focalizada según los objetivos, la ausencia de competencia por agua en el área de raíces finas.

Fuente: Kilcher (FiBL)

La agricultura orgánica puede crear microclimas adecuados en las áreas secas. Por ejemplo, en Kenya, el Centro Internacional para la Investigación de la Agroforestación (ICRAF), dirige proyectos de agricultura orgánica para luchar contra las sequías[124]. La agroforestación genera múltiples beneficios que incluyen el control de la erosión y la retención de la humedad. En Tanzania, las huertas familiares de Chagga, situadas sobre las laderas del Monte Kilimanjaro donde se produce el café orgánico certificado, constituyen un ejemplo excelente de agroforestación. El sistema

incluye una diversidad de cultivos comercializables y de subsistencia (por ejemplo, bananas, café, ñame y frijoles) al igual que ganado. El ganado y los cerdos se mantienen en establos («cero pastoreo») y el abono se recicla como fertilizante. Las huertas familiares están diseñadas para maximizar la diversidad. Sofisticados sistemas de zonificación vertical proporcionan una variedad de condiciones con mucho sol o más frescas para las distintas especies[125].

La agricultura orgánica puede contrarrestar con éxito la erosión. Mientras que en la agricultura convencional de los trópicos, el suelo plano se erosiona como consecuencia del uso de herbicidas y la falta de una cubierta del suelo, en la agricultura orgánica, la cubierta del suelo constituye una parte intrínseca del sistema. En ensayos que se llevaron a cabo en una plantación de cítricos de Cuba, el Instituto Cubano de Cítricos y el Instituto suizo FiBL utilizan Teranamus labialis, Arachis pintoi, Neonotonia wightii y otras legumbres. Estos cultivos leguminosos adaptados localmente pueden colaborar para restablecer muy rápido los suelos degradados, suprimir con éxito la maleza, fijar el nitrógeno y prevenir la erosión. Los experimentos de FiBL también demostraron que los cultivos de cobertura no compiten por nutrientes o por agua con los cultivos principales. Sin embargo, la condición previa consiste en que el sistema se establezca adecuadamente y se adapte al suelo y a las condiciones climáticas (por ejemplo, el sistema sándwich FiBL (ver Recuadro 13). La vida del suelo mejora en gran medida y la capacidad de retención del agua se incrementa. Las plantas que cubren los cultivos también sirven como hábitats para los predadores.

Figura 4: Evaluación del impacto ambiental relativo de los sistemas de producción orgánica de bajos insumos y de altos insumos en granjas de

productos lácteos en Baviera

Cada sistema: promedio seis granjas. Más grande el aréa, mejor el impacto ambiental.Fuente: Haas et al. 2001

Cuadro 7: Evaluación del impacto de la agricultura orgánica en el medio ambiente comparado con el de la agricultura convencional, basándose en un análisis de criterios múltiples

* evaluación dificultosa debido a la falta de datos.X: intervalo confidencial subjetivo de la evaluación final con una X.Fuente: Stolze et al., 2000, modificado por Pfiffner et al., 2001.

La agricultura orgánica también puede contrarrestar los problemas de salinización. Fazenda Tamanduà en Brazil está situada en un área afectada

seriamente por la salinización, ocasionada por la aplicación de técnicas de irrigación inadecuadas. Es una granja orgánica certificada, con más de 3.000 hectáreas de las cuales 650 están cultivadas con árboles de mango. Como consecuencia de las condiciones áridas, la irrigación es un requisito previo a la producción agrícola. La agricultura convencional que se aplica en el área utiliza agua de los ríos y ocasiona aún más salinización debido a un exceso de irrigación con agua ya salinizada. Fazenda Tamanduà limita el uso del agua a la que proviene de la lluvia, la que recoge en recipientes para recolectar agua de lluvia evitando, de esta manera, el agotamiento de los recursos de agua. Al mismo tiempo, la salinización de los suelos se reduce considerablemente. Los regímenes de fertilización incluyen el pastoreo del ganado bajo los árboles de mango así como también la aplicación de abono orgánico elaborado. La sustancia orgánica actúa como una esponja en el suelo y los campos de esta manera fertilizados poseen una capacidad de retención de la humedad más alta y, por ende, necesitan menos irrigación.

Aunque la adopción de la agricultura orgánica parece ser una alternativa posible para las áreas áridas, existe una variedad de limitaciones para adoptar los sistemas de agricultura orgánicos o, incluso, las técnicas individuales. Entre las limitaciones se pueden mencionar la falta de conocimiento, la falta de materiales orgánicos, la tenencia insegura de la tierra, la percepción de que la agricultura orgánica es antigua y el hecho de que los servicios de extensión promueven la agricultura con la utilización de químicos. La promoción de la agricultura orgánica a través de la educación y del entrenamiento en países que sufren desertización podría ser una clave para hacer que la tierra degradada recupere su capacidad productiva.

Agricultura orgánica y estudios exhaustivos

Se pueden calcular las evaluaciones completas del impacto ambiental de la agricultura mediante el uso de las categorías de indicadores de la OECD. Un ejemplo lo constituye la evaluación del ciclo de vida de los sistemas de producción de granjas de productos lácteos realizada por Haas et al. (2001). Los autores compararon tres sistemas de producción de productos lácteos en los Alpes de Baviera: orgánico, convencional de bajos insumos y convencional de altos insumos. La Figura 4 muestra los resultados relacionados con el área. La agricultura orgánica demostró haber tenido

mejores resultados en todas las categorías de indicadores: impactos bióticos y abióticos, paisaje y bienestar animal.

Otro estudio comparó los sistemas de producción de manzanas orgánico, convencional e integrado. Los rendimientos eran similares en los tres sistemas. El sistema orgánico y el integrado tenían una calidad de suelo superior y un impacto ambiental negativo potencialmente inferior. El sistema orgánico era más redituable y utilizaba la energía de manera más eficiente que los otros sistemas. Se registraron diferencias significativas entre los tres sistemas de producción de manzanas al considerar los impactos ambientales por el uso de pesticida. La producción orgánica de manzana obtuvo una calificación 4,7 veces mejor que la producción integrada y de 6,2 veces respecto de la producción convencional[126].

Stolze et al. (2000) dieron otro ejemplo de la evaluación completa del impacto ambiental. El Cuadro 7 presenta la evaluación de casi 400 estudios que comparan la agricultura orgánica con la convencional o con la integrada en Europa. Los resultados arrojan la evaluación promedio final y el intervalo de confianza. Si se compara la agricultura orgánica con la convencional, se observa que la orgánica posee un mejor desempeño en la mayor parte de las categorías, e incluso mucho mejor, si se considera el impacto ambiental.

Conclusiones

La agricultura orgánica brinda una amplia gama de productos y servicios ambientales, a saber:

Suelo

 El contenido de materia orgánica es, por lo general, más elevado en los suelos que se manejan orgánicamente, lo que indica no sólo una mayor fertilidad y estabilidad de los suelos orgánicos sino también una capacidad de retención de humedad más elevada, que reduce el riesgo de erosión y desertización.

 Los suelos cultivados orgánicamente poseen una actividad biológica superior y una mayor cantidad de masa de microorganismos, que aceleran el reciclado de nutrientes y mejoran la estructura del suelo. Si bien la proporción de las fracciones de nutrientes solubles es más baja en los suelos

de manejo orgánico, no se registra una disminución en los rendimientos orgánicos dado que la actividad biológica y la micorrización son más elevadas y contrarrestan la deficiencia de nutrientes.

Agua

 La agricultura orgánica no representa riesgo alguno en relación con la contaminación del agua subterránea y superficial a través de plaguicidas sintéticos.

 Los índices de filtración de nitrato por hectárea son muy inferiores en la agricultura orgánica en comparación con los sistemas convencionales.

Aire

 La agricultura orgánica permite que los ecosistemas se adapten mejor a los efectos de los cambios climáticos y posee un potencial mayor para reducir las emisiones de gas invernadero.

 Las estrategias agrícolas orgánicas, mediante el reciclado de la materia orgánica y al restringir los ciclos internos de nutrientes, contribuyen con el secuestro de carbono.

Energía

 La agricultura orgánica se desempeña mejor que la convencional en una escala por hectárea, tanto con relación al consumo directo de energía (combustible y petróleo) como y al indirecto (fertilizantes y plaguicidas sintéticos).

 La eficiencia de la utilización de la energía es elevada en las granjas orgánicas.

Biodiversidad

 Se demostró que aumentan todos los recursos genéticos agrícolas, que comprenden también insectos y microorganismos, cuando se cultiva la tierra con el sistema orgánico.

 Existe mayor diversidad y cantidad de flora y de fauna silvestres en y alrededor de las granjas orgánicas que en las granjas de agricultura convencional o integrada.

Servicios ecológicos

 La agricultura orgánica ofrece recursos alimenticios y abrigo para artrópodos y pájaros beneficiosos, contribuyendo de esta manera al control natural de las plagas.

 La agricultura orgánica contribuye con la conservación y supervivencia de los agentes polinizadores, gracias a la prohibición de los plaguicidas y de los herbicidas químico sintéticos, y al mejorar la diversidad del ecosistema.

Paisaje

 El sistema de agricultura orgánica crea una diversidad de paisajes que contribuyen con la diversidad funcional y con los valores estéticos.

 El establecimiento de hábitats seminaturales dentro de los sistemas orgánicos y el hecho de evitar la utilización de plaguicidas contribuyen a mantener la conectividad biológica y la red ecológica, beneficiando tanto a la agricultura como a la conservación de la naturaleza.

Como evaluación final, se puede decir que el buen manejo de la agricultura orgánica origina condiciones ambientales más favorables a todo nivel. La agricultura orgánica contrarresta el agotamiento de los recursos (suelo, agua, energía, nutrientes), contribuye de manera positiva a los problemas relacionados con los cambios climáticos y con la desertización y puede colaborar para mantener y mejorar la biodiversidad en una escala global.

No existe demasiada evidencia científica respecto de los beneficios ambientales de la agricultura orgánica en el hemisferio Sur, pero muchas experiencias indican que los puntos mencionados más arriba también son aplicables a los trópicos y subtrópicos. Sin embargo, existe la necesidad urgente de investigar las interacciones entre las prácticas de la agricultura orgánica y las dinámicas de los recursos naturales en esas áreas.

Como evaluación final, se puede decir que el buen manejo de la agricultura orgánica origina condiciones ambientales más favorables a todo nivel.

CAPÍTULO 3. AGRICULTURA ORGÁNICA CERTIFICADA - SITUACIÓN Y PERSPECTIVAS

Introducción

El interés por el medio ambiente, la escasez de los alimentos, los subsidios para la producción y las reformas institucionales son los temas que han contribuido al crecimiento de la producción y las ventas orgánicas en los últimos años. Las ventas globales minoristas de productos orgánicos certificados alcanzaron aproximadamente los 16 mil millones de dólares en el 2000. Para algunos productos orgánicos, la participación en algunos mercados nacionales alcanzó un 10 o incluso un 15 por ciento. Las ventas orgánicas representan una pequeña porción de las ventas globales de alimentos y bebidas, entre el 1 y 2 por ciento, pero constituyen un mercado en aumento que parece ser mucho más que una moda pasajera. Si bien gran parte de los consumidores ven a los productos orgánicos como alimento para unos pocos privilegiados, los productos van ganando una aceptación cada vez mayor.

El mercado alimentario de los países en desarrollo está evolucionando de manera rápida. El aumento de la demanda de productos naturales parece incongruente, si se tiene en cuenta el incremento en las ventas de los alimentos procesados y las comidas rápidas (fast food). Los alimentos orgánicos certificados se han introducido cada vez más en las cadenas de supermercados y ganan una exposición mucho mayor al público masivo. En este entorno cambiante, nuevos factores impulsarán el crecimiento de las ventas orgánicas en el futuro.

El propósito de este Capítulo es examinar el estado actual de la agricultura orgánica certificada y evaluar su situación y perspectivas para los próximos años. Si bien los pronósticos son por sí poco confiables, es útil concentrarse en los factores que pueden impulsar las tendencias. Aunque algunos de esos factores, en especial los que tienen que ver con la seguridad de los alimentos y las innovaciones tecnológicas, son imprevisibles en su aparición y su

magnitud, se pueden observar otros (por ejemplo, el crecimiento de los ingresos) que están limitados por los factores indirectos de la oferta (por ejemplo, falta de alimentos) y determinados por los cambios institucionales (por ejemplo, la equivalencia de las normas) y las políticas (por ejemplo, los subsidios agrícolas y las regulaciones del medio ambiente).

En este Capítulo se describen aquellas características distintivas de la agricultura orgánica que tienen impacto sobre el mercado y el comercio de los productos básicos orgánicos. Se analiza la situación actual de la producción orgánica, la comercialización minorista y el comercio internacional. El estudio de las tendencias y factores que impulsan el crecimiento orgánico muestra las perspectivas de la producción y la venta orgánicas hasta el año 2010 y señala las consecuencias de ese crecimiento en el comercio de los productos básicos y en el uso de la tierra.

La industria orgánica a fines de siglo

No existen datos oficiales sobre la producción, consumo, comercio o precios de los productos orgánicos. Los organismos nacionales de estadísticas tienden a ver a la producción orgánica y como un hecho poco importante y no elaboran estudios especializados. Las mejores estimaciones sobre el estado de la agricultura orgánica se refieren al uso de la tierra y a las ventas minoristas. En cuanto a la producción, los organismos de certificación recogen datos en el nivel de las granjas, pero por razones de confidencialidad muchas veces son renuentes a divulgarlos.

Las ventas orgánicas representan una pequeña porción de las ventas globales de alimentos y bebidas, entre el 1 y 2 por ciento, pero constituyen un mercado en aumento que parece ser mucho más que una moda pasajera.

Parte de la producción de las granjas orgánicas certificadas se vende como producto convencional por falta de mercado, lo que complica aún más la recopilación de datos. Por ejemplo, en Australia, aproximadamente un tercio de los cultivos y animales de cría que se producen orgánicamente se vende en el mercado convencional[127]. Algunos de esos productos orgánicos australianos se llegan a venden en un 90 por ciento en el mercado convencional, como por ejemplo las carnes. Además, algunos agricultores que cultivan orgánicamente ni siquiera se molestan en obtener una certificación. Hay lugares (por ejemplo, Suecia) donde los sistemas de cultivo reciben subsidios para implementar técnicas orgánicas, pero los productos resultantes no están certificados como productos orgánicos. Por

último, algunas tierras pueden clasificarse como orgánicas a partir de determinado año, aunque no haya habido grandes cambios en cuanto a los métodos de manejo. Sin embargo, se dispone de algunas estimaciones, en general aportados por los organismos de certificación.

Características relevantes de la agricultura orgánica

La agricultura orgánica presenta una serie de características distintivas. Estos rasgos permiten identificar las fuerzas que actúan en el proceso de crecimiento de la producción y las ventas de los productos orgánicos. Podemos mencionar:

 la agricultura orgánica es un sistema de producción orientado a los procesos, más que a los productos;

 el proceso de la agricultura orgánica implica restricciones significativas que elevan los costos de producción y comercialización;

 los consumidores compran los productos principalmente porque perciben los beneficios que aportan a la salud, a la seguridad en los alimentos y al medio ambiente.

Producción orientada a los procesos

La característica más notable de la agricultura orgánica es el énfasis que pone en el proceso de producción, en vez de en el producto en sí mismo. Con un esquema de certificación creíble, el consumidor tiene la garantía de que los productos se producen de acuerdo con ciertas normas definidas y que seguramente:

 tienen un nivel bajo de residuos de plaguicidas;

 se cultivan con métodos que son favorables al medio ambiente y que respetan ciertas normas, como por ejemplo, el tratamiento humanitario de los animales;

 ofrecen pagos justos a los productores, especialmente en los países en desarrollo.

Estas características no son observables en los productos en sí. Al no saber exactamente qué están comprando, es posible que los consumidores se inclinen a elegir productos que aunque no sean orgánicos ofrezcan características similares, por ejemplo los animales «criados al aire libre». Las ventas orgánicas futuras muy probablemente tendrán que competir con productos que utilizan etiquetas ecológicas, pero que posiblemente no tienen ninguna verificación y son de costos más bajos, comparados con los precios de los productos orgánicos.

La agricultura orgánica es un sistema de producción orientado a los procesos, más que a los productos.

Costos de producción y comercialización

La característica principal de los métodos de producción orgánica es la restricción en el uso de:

 fertilizantes y plaguicidas sintéticos para la producción de cultivos y forraje;

 productos sanitarios sintéticos, estimulantes y hormonas para el crecimiento en la producción de los animales de cría;

 conservantes sintéticos, y radiación en la manipulación postcosecha;

 organismos genéticamente modificados, en todas las etapas de la cadena alimenticia.

Estas limitaciones implican la introducción de cambios en las rotaciones para alejarse de los monocultivos, y en los sistemas dedicados sólo a los cultivos, incluir la cría de algunos animales. En las granjas orgánicas, los rendimientos son en general más bajos si se los compara con los de los sistemas agrícolas de altos insumos, especialmente durante los años de conversión. Por ejemplo, en Europa, se observó que el rendimiento de las cosechas de cereales representa aproximadamente un 60 y 70 por ciento de los rendimientos obtenidos con altos insumos externos. La carga animal en los pastos orgánicos también tiende a ser menor[128]. Como en general el ganado ofrece un beneficio por hectárea menor que el de los cultivos, los productores de animales y de cultivos orgánicos se encuentran en doble desventaja, ya que obtienen menos rendimientos, especialmente durante el proceso de conversión, y una mezcla de producción menos favorable. Sin embargo, esto se puede compensar con precios de producción más altos y

costos de insumos más bajos. Hay que señalar que muchos agricultores orgánicos europeos reciben subsidios adicionales.

Recuadro 1: Algodón orgánico certificado en Uganda

La producción de algodón se introdujo en Uganda en la década de 1940, pero el sector prácticamente se derrumbó entre 1972 y 1986 debido a los bajos precios, la falta o demora de los pagos y un entorno político desfavorable atribuido a la rebelión armada y a la inseguridad. El período posterior a 1986 presenció una reactivación de la agricultura y un rejuvenecimiento del sector de los cultivos comercializables. Esto pavimentó el camino para la producción orgánica de algodón, junto con la producción convencional, en ciertos distritos de Uganda incluyendo las regiones de bajo potencial en el este y el noreste. En 1994, participaban en la producción orgánica de algodón solamente 200 agricultores. En el año 2000, unos 24 000 habían adoptado los métodos orgánicos.

Sistemas de producción

La mayoría de los productores de algodón son agricultores de bajos recursos que cultivan en pequeña escala. El manejo de la fertilidad del suelo se realiza con prácticas culturales tradicionales, como por ejemplo el uso del barbecho y las rotaciones. La diferencia principal entre la producción orgánica y la convencional es que el algodón convencional se produce con pequeñas cantidades de fertilizantes minerales y plaguicidas químicos mientras que los agricultores orgánicos confían en las rotaciones de los cultivos y en el control natural de las plagas. La producción orgánica de algodón es fundamentalmente una actividad comercial del sector privado, organizada por exportadores, mientras que el sistema convencional está regulado por el gobierno (La Autoridad para el desarrollo del algodón y funcionarios agrícolas).

La producción del algodón convencional no está bien organizada, aunque la Autoridad para el desarrollo del algodón y los funcionarios agrícolas tienen el mandato de facilitar la producción y la comercialización a través de cooperativas. Esta falta de organización se atribuye a un servicio de extensión ineficiente y a los bajos precios.

Apoyo

Al principio, el gobierno se opuso a la producción de algodón orgánico. Sin embargo, a medida que los funcionarios empezaron a observar resultados positivos, comenzaron a eximir a algunas zonas de Uganda de sus campañas de promoción de plaguicidas. Un distrito de Uganda comenzó recientemente a promover las técnicas orgánicas de cultivo. No obstante, la iniciativa de cultivar algodón orgánico ha recibido escaso apoyo en materia de investigación. Por eso se hace necesario que aumentar las posibilidades de esta actividad a través de la investigación y la capacitación.

Al ser impulsada por el mercado, la producción de algodón orgánico se estructura bien si cuenta con un apoyo importante. Los agricultores que se dedican a la producción orgánica del algodón reciben el apoyo de la Promoción para la Exportación de Productos Orgánicos de África (EPOPA), programa regulado por la Autoridad Sueca para el Desarrollo Internacional. EPOPA trabaja con grandes grupos de pequeños agricultores (por ejemplo, cooperativas) y brinda asesoramiento técnico sobre producción y comercialización. También conecta a exportadores e importadores de algodón orgánico con los mercados europeos, por ejemplo Suecia. Algunos grupos de exportadores, como por ejemplo la organización African Fair Trade, participan en el programa como compradores de algodón orgánico, pero también financian los cultivos y le garantizan a los agricultores precios mínimos justos. Dentro de este programa EPOPA, se contrató a un organismo certificador sueco (KRAV) para que prestara servicios de inspección y certificación a los agricultores orgánicos y se están usando los Sistemas de Control Interno (ICS) de acuerdo con las pautas ISO 53. También se brindan servicios de extensión.

Desempeño agrícola y económico

La producción de algodón tiene un rendimiento de 1 000 y 1 250 kg por hectárea sembrada que dan entre 300 y 320 kg de algodón desmotado. Al estudiar los sistemas orgánicos y convencionales, van

Elzakker y Tulip (2000) elaboraron un informe que señala que los agricultores orgánicos han comenzado a obtener altos rendimientos de algodón comparados con los de los sistemas de cultivo convencional en los mismos lugares estudiados.

El desempeño económico de la producción de algodón orgánico es mucho más alto que el desempeño de la producción convencional gracias a los sobreprecios recibidos. En promedio, el algodón orgánico recibe un 20 por ciento de sobreprecio en las exportaciones. Aproximadamente la mitad va al agricultor, lo que significa una prima del 15 ó 20 por ciento sobre el precio de salida de la granja. Los agricultores orgánicos pueden, por lo tanto, obtener una buena tasa de rendimiento de su mano de obra, lo que ha provocado que muchos se sientan atraídos por la producción orgánica.

Los exportadores también alcanzan márgenes de ganancia más altos que los exportadores de algodón cultivado con las técnicas convencionales. El costo de inspección y certificación, aunque al principio era alto, bajó sustancialmente desde que la producción orgánica de algodón se ha impuesto.

El algodón convencional recibe un precio bajo y ninguna prima, situación que se ve empeorada por las deficientes infraestructuras de comercialización. Sin embargo, el precio más alto que se paga por el algodón orgánico ha tenido una influencia positiva en el precio convencional, ya que los compradores del algodón convencional se ven forzados a ofrecer mejores precios, (aunque más bajos que los ofrecidos por el algodón orgánico) y otros incentivos, como por ejemplo herramientas de cultivo, para asegurar su aprovisionamiento.

Fuente: Walaga, 1997; van Elzakker y Tulip, 2000

A menudo se puede observar que el desempeño económico de las granjas orgánicas es equiparable al de las granjas convencionales, aun sin subsidios adicionales y, algunas veces, incluso sin sobreprecios. Por ejemplo, en un estudio realizado sobre la agricultura orgánica europea en varios países, se señala que «las ganancias de las granjas orgánicas son bastante similares a las de las granjas convencionales equivalentes.» Los autores[129] hacen la salvedad de que el grado de variación que existe en las muestras es muy elevado y destacan los riesgos y las posibilidades implícitas. En un estudio anterior, Lampkin y Padel (1994) hacen referencia a resultados similares observados en varios países europeos. Un estudio realizado en Dinamarca con datos del año 1996 demostró que tres tipos de granjas orgánicas (cerealeras, lecheras y de cría de cerdos) eran igualmente o más rentables que las granjas convencionales de características similares[130]. En general, es más fácil convertir granjas lecheras que las de cría intensiva de animales.

Gran parte del precio al consumidor está representado por los costos incurridos una vez que los productos, tanto convencionales como orgánicos, salen de la granja. Un pan le cuesta al consumidor entre diez y veinte veces más de lo que recibe el productor por el trigo, en parte debido a las diferentes etapas de procesamiento (almacenamiento, manipulación, distribución, molienda, horneado y venta al por menor). Pero incluso los productos que han sufrido relativamente poco procesamiento, la leche por ejemplo, acaban siendo tres veces más caros en el mercado minorista. Los costos de comercialización de los productos orgánicos son más altos por la necesidad de mantenerlos apartados y de esa manera preservar su identidad

orgánica. Además, la certificación y la pequeña escala de distribución contribuyen a elevar los costos. A medida que la agricultura orgánica vaya logrando una mayor participación en el mercado, las economías de escala podrán disminuir estos costos de manera significativa.

Beneficios para el consumidor

No es fácil generalizar sobre las razones por las cuales los consumidores adquieren productos orgánicos[131]. Muchos creen que son mejores para la salud o que tienen mejores cualidades organolépticas. Estas afirmaciones son difíciles de comprobar[132], aunque algunos informes recientes señalan que hay una diferencia real en cuanto al contenido de nutrientes y vitaminas[133]. Para algunas personas, la seguridad de los alimentos parece ser el aspecto fundamental, mientras que para otras, los temas que conciernen al medio ambiente son de primordial importancia.

Se considera que los métodos de producción orgánica, comparados con los de la agricultura convencional, tienen menos efectos perjudiciales sobre el medio ambiente. Esto no es sorprendente, ya que el medio ambiente es el objetivo original de la agricultura orgánica. Una mayor preferencia por la agricultura orgánica reduciría los costos de limpieza ambiental y disminuiría el daño relacionado con las externalidades. Los subsidios a la agricultura orgánica se promocionan como justificados por los beneficios ambientales que esta produce. La agricultura orgánica es un enfoque que se puede utilizar para alcanzar objetivos de calidad ambiental. Los responsables de la formulación de políticas agrícolas están comenzando a evaluar formas de facilitar el desarrollo de la agricultura orgánica para potenciar al máximo los beneficios al medio ambiente.

La agricultura orgánica gana terreno

Superficie con agricultura orgánica certificada

La Federación Internacional de Movimientos de Agricultura Orgánica (IFOAM) colaboró con la Fundación para la Ecología y la Agricultura (SOL) en Alemania para obtener cálculos actualizados de la tierra orgánica certificada[134]. De acuerdo con este estudio, la superficie global de la tierra bajo agricultura orgánica certificada en el año 2002 era de 17,8 millones de hectáreas de los cuales:

 7,7 m ha están ubicadas en Oceanía (principalmente en Australia);

 4,2 m ha en Europa (Italia cuenta con la superficie más grande, 1 millón de hectáreas);

 3,7 m ha en América Latina (casi la totalidad en Argentina);

 1,3 m ha en América del Norte (EE.UU. con casi 0,9 millones de hectáreas);

 94 000 hectáreas en Asia;

 60 000 en África.

Figura 1: Cálculos aproximados (bajos) mundiales de las tierras orgánicas certificadas, 2002

La falta de un sistema de recopilación de datos de la agricultura orgánica, de reconocimiento mundial, es un inconveniente serio en términos de confiabilidad de la información. Algunos de los datos publicados por la FAO en el año 2002 sugieren que las cifras mencionadas están por debajo de lo que corresponde a las tierras orgánicas certificadas. En realidad:

 Argentina tiene 3,2 millones de hectáreas de tierras orgánicas certificadas[135] (en lugar de los 2,8 millones informadas por SOL);

 Uganda tiene 122 000 ha[136] (en vez de las 5 000 hectáreas informadas por SOL);

 Sudáfrica tiene 45 000 ha[137] (en vez de las 6 000 hectáreas informadas por SOL);

 India[138] estima una superficie de tierras orgánicas certificadas de 41 000 ha (mientras que SOL informa 2 800 ha).

Esos pocos ejemplos insinúan una superficie de tierra orgánica certificada que supera en un medio millón de hectáreas las cifras disponibles.

Uso de la tierra

Menos de la mitad de los 18 millones de hectáreas mundiales de tierra orgánica certificada está destinada a la agricultura. En Australia, alrededor de 7 millones de hectareas certificadas orgánicas son tierras de pastoreo. Estas tierras pertenecen a un grupo económico (Organic Beef Enterprises, OBE), que cuenta con 30 miembros. Un miembro de OBE tiene la propiedad más grande del mundo (994 000 ha) junto con otras cuatro propiedades, con un total de 3 248 290 ha[139]. En Argentina, el 91 por ciento de las tierras orgánicas certificadas (ó 2,9 millones ha) son tierras de pastoreo natural para ovejas y ganado (por ejemplo, la Patagonia) y zonas de bosques para apicultura. También aquí, un solo propietario posee dos extensas propiedades de pastoreo de ovejas que abarcan 0,5 millones de hectáreas[140]. Tanto en Australia como en Argentina, la naturaleza extensiva de los sistemas de cría de animales es la opción de manejo más adecuada para las condiciones de tierras secas y es común que haya grandes granjas. En contraste con estas enormes propiedades dedicadas a la producción orgánica de animales, los pequeños agricultores orgánicos se caracterizan por dedicarse a tierras agrícolas (con unas pocas excepciones).

En los Estados Unidos de América, a fines de los años 90, menos del 1 por ciento de los cultivos y tierras de pastoreo (es decir, 545 000 ha[141]) obtuvo la certificación orgánica a pesar de la rápida expansión (23 por ciento anual) de las ventas minoristas durante esa década.

Las estadísticas del Departamento de Agricultura de los EE.UU. muestran que la superficie de tierras de cultivo orgánico certificado en 1997 era de 345 000 hectáreas, más que el doble de las estimaciones de 1992. Los cultivos más significativos son trigo (50 000 ha), maíz (17 000 ha), cebada (12 000 ha) y avena (12 000 ha). En total, los granos orgánicos mostraron un crecimiento anual del 23 por ciento en los dos años desde la encuesta anterior realizada en 1995. Sin embargo, estos cultivos abarcan sólo el 0,2 por ciento de la superficie total de granos cultivada en los Estados Unidos. En términos de avances en la producción convencional, los cultivos más significativos son la escanda (triticum spelta) (37 por ciento de la superficie convencional), el trigo sarraceno (30 por ciento), las hierbas (37 por ciento) y las verduras mixtas en parcelas que ocupan menos de 2 ha (37 por ciento).

Menos de la mitad de los 18 millones de hectáreas mundiales de tierra orgánica certificada está destinada a la agricultura.

La superficie de las tierras de pastoreo orgánicas en los Estados Unidos ascendía a 200 000 hectáreas en 1997, con un aumento del 80 por ciento respecto a 1995. Aproximadamente un tercio de la superficie orgánica certificada en 1997 se encontraba en Alaska y casi la mitad en Colorado, donde la productividad puede no ser tan alta como la de otras regiones. Existe poca relación entre el número de animales y la superficie orgánica certificada. Las cifras de ganado vacuno cayeron de 6 796 en 1992 a 4 429 en 1997. Los grandes aumentos que se registraron desde 1992 fueron en las vacas lecheras (de 2 265 a 12 897) y las gallinas ponedoras (de 44 000 a 538 000). Si se suman los cultivos, los pastizales y las tierras de pastoreo se obtiene, en el año 1997, una superficie dedicada a la producción orgánica certificada de un 0,2 por ciento del total de la tierra agrícola de los Estados Unidos[142].

Los datos del uso de la tierra agrícola orgánica certificada en la Unión Europea indican un aumento anual promedio del 24,5 por ciento en los cinco años anteriores al 200017. La información reveló una variación considerable en los países de la Unión Europea, con los países nórdicos (Dinamarca, Finlandia y Suecia) y Austria utilizando por encima de un 5 por ciento de tierras arables. Grecia, Portugal y España muestran índices de crecimiento aún más altos. La contribución más rápida al crecimiento de la Unión Europea en los últimos años proviene de Italia y del Reino Unido, ya que estos países tienen una base de tierras mucho myor que la de los países del norte. Los cambios en los pagos gubernamentales a los agricultores orgánicos aumentaron significativamente la producción orgánica en estos países.

Figura 2: Pastizales orgánicos y tierra arable orgánica en los países con mayor superficie

Recuadro 2: Agricultura orgánica en Australia

En los últimos años hubo en Australia un aumento significativo de la superficie de tierra destinada a la producción de alimentos orgánicos. Se estima que alcanza aproximadamente unos 7,5 millones de hectáreas, de los cuales la gran mayoría se destina a las empresas de carne orgánica. Sólo medio millón de hectáreas se dedica a la producción agrícola.

La definición australiana

La definición australiana de agricultura orgánica afirma que «orgánico (biodinámico, biológico, ecológico o cualquier otro término similar) significa producido por medio de prácticas específicas de manejo que cuidan el medio ambiente y el suelo. Los químicos sintéticos (incluyendo plaguicidas y fertilizantes) no están permitidos fuera de los enumerados en el Anexo I de la Norma Nacional de Productos Orgánicos y Biodinámicos».

Legislación y políticas

La producción orgánica en Australia tiene protección legal desde 1992, con enmiendas de 1998. La legislación cubre la producción de cultivos, la crianza de animales y el procesamiento, empaquetado, almacenamiento, transporte y etiquetado de los alimentos. La legislación no ordena que cada granja que etiquete o venda sus productos como orgánicos deba ser certificada, sólo se implementa para la exportación de los productos agrícolas etiquetados como orgánicos.

Estas normas nacionales se usan para determinar la equivalencia entre los productos orgánicos nacionales e importados producidos orgánicamente. Los organismos de certificación que desean acreditarse conforme a estas normas deben solicitarlo al Servicio Australiano de Inspección y Cuarentena, la autoridad competente que aprueba las acreditaciones. A fines del año 2000 habían obtenido la acreditación del Gobierno siete organismos de certificación australianos. De estos siete organismos de certificación, cinco pueden exportar a la Unión Europea según las disposiciones del Artículo 11 de la Regulación de la UE 2092/91; sin embargo, los siete organismos pueden exportar a países no europeos, por ejemplo Canadá, Japón, Suiza y los Estados Unidos. Sólo un organismo de certificación nacional, la Asociación Nacional para la Agricultura Sostenible, está acreditado ante la IFOAM. En la actualidad, no hay organismos de certificación extranjeros trabajando en Australia y ningún organismo de certificación local trabaja en asociación con organismos de certificación internacionales.

El objetivo de la política gubernamental con respecto a la agricultura orgánica es promover el desarrollo rural y alentar al mismo tiempo la exportación de los productos orgánicos australianos. Los departamentos agrícolas regionales del Gobierno son la estructura responsable de la agricultura orgánica y aunque no hay un apoyo económico directo, en 2000-2001 se entregaron 250 000 $A (aproximadamente 130 000 $EE.UU.) para investigación y hasta 1.000.000 $A (520 000 $EE.UU.) para apoyo de los agricultores. La mayoría de los programas de promoción de la agricultura orgánica fueron, sin embargo, responsabilidad de organismos privados (por ejemplo Agricultores Orgánicos de Canberra y Agricultores Orgánicos de Brisbane) y es a través de estas organizaciones que los agricultores orgánicos acceden a la capacitación y a la asistencia técnica.

El mercado agrícola orgánico

En 1996 se estimaba que el sector orgánico en Australia llegaba a los 90 millones $A (70 millones $EE.UU.) con otros 30 millones $A (23 millones $EE.UU.) proveniente de las exportaciones. Ahora, se calcula que el mercado potencial incluyendo las exportaciones podría superar los 200 millones $A (155 millones $EE.UU.).

Se desconoce el valor total de los productos orgánicos importados, pero consisten principalmente en granos orgánicos de los Estados Unidos. Las exportaciones orgánicas incluyen productos de huerta, granos y productos procesados a Asia; productos de huerta, granos, vino y carne a la Unión Europea y carne a los Estados Unidos.

En el mercado local, los productos orgánicos reciben un sobreprecio importante, comparado con el precio de los productos cultivados con técnicas convencionales. En el caso de los cereales y los productos animales varía entre el 50 por ciento y el 75 por ciento y para las frutas y verduras es en general el 50 por ciento o el 60 por ciento. La mayor parte de los alimentos orgánicos se venden en los supermercados, pero también en comercios especializados y en restaurantes. Hay una sola asociación de comerciantes minoristas orgánicos: la Asociación de Minoristas y Agricultores Orgánicos de Australia, con sede en Victoria.

Fuente: suministrado para FAO por el Servicio de Inspección y Cuarentena Australiano, Mayo 2001

Cuadro 1: Uso de la tierra orgánica certificada en la Unión Europea, 2000

País Uso de la tierra (ha)

Porción de la superficie agrícola total

Índices de crecimient anual promedio en cinco años

Austria 267 000 7,74 -4Bélgica 20 265 1,52 43Dinamarca 165 258 6,09 32Finlandia 147 423 5,66 27Francia 370 000 1,22 26Alemania 546 023 3,15 12Grecia 24 800 0,43 60Irlanda 32 355 0,73 21Italia 1 040 377 6,02 38Luxemburgo 1 030 0,81 13Países Bajos 27 820 1,40 17Portugal 50 000 1,26 36España 380 920 1,52 74Suecia 171 682 4,99 16Reino Unido 500 000 3,15 59Unión Europea

3 744 953 2,76 24,5

Fuente: Organic Centre Wales.(los cálculos no incluyen el uso de la tierra orgánica no certificada de Alemania y Suecia).

Hay también una nueva categoría de agricultores orgánicos: los agricultores con subsidios. En países como Austria, Finlandia, Italia y Suecia, una gran proporción de la tierra orgánica es manejada por agricultores que no venden sus productos como orgánicos. Por ejemplo, en Suecia, la tierra manejada orgánicamente representa el 14 por ciento del total de tierras agrícolas. Sin embargo, sólo un 7 por ciento de esta superficie es tierra orgánica certificada. Suecia es el único país de la Unión Europea donde los agricultores orgánicos reciben subsidios sin estar certificados como orgánicos[143].

En Japón, de acuerdo con el informe del Centro de Comercio Internacional (ITC), la superficie de producción orgánica en el año 2000 era de sólo 1 000 ha, apenas 0,02 por ciento de la superficie total en producción. Otros cálculos indican 5 000 hectáreas[144]. Estos cálculos pequeños son coherentes con los cálculos de las importaciones que representan el 80 ó 90 por ciento del mercado.

ITC[145] informa que aproximadamente cien países en desarrollo producen productos orgánicos certificados en cantidades comerciales. La superficie de tierra con manejo orgánico en África, Asia y América Latina es, en la actualidad, pequeña, pero está en rápido crecimiento. Un excelente ejemplo es Argentina, donde la producción orgánica creció desde 231 000 ha en 1997 para alcanzar las 3 200 000 ha en el año 2001, lo que representa un crecimiento del 90 por ciento anual[146]. De igual manera se está expandiendo la tierra con manejo orgánico certificado en África. Las superficies más grandes se encuentran en Uganda (122 000 ha)[147] y Sudáfrica (45 000 ha)[148].

Otros ejemplos de tierras orgánicas certificadas en países en desarrollo son: Brasil (270 000 ha), México (86 000 ha), India (41 000 ha), China (40 000 ha), Perú (27 000 ha), Colombia (23.000 ha), Turquía (21 000 ha), Paraguay (19 000 ha), Túnez (18 000 ha), Marruecos (12 000 ha), Costa Rica (10.000 ha), Rusia (10 000 ha) y Zambia (6 700 ha)[149].

Figura 3: Tierras orgánicas certificadas en algunos países en desarrollo, 2002

Un mercado minorista en expansión

Por falta de datos sobre producción, quizás la mejor información que se puede tomar para evaluar el tamaño y el crecimiento del mercado orgánico sea la venta minorista. ITC estimó que las ventas minoristas de bebidas y alimentos orgánicos en los principales mercados alcanzan unos 16 mil millones de $EE.UU. en 2000, con 7 mil millones de $EE.UU. en Europa y 8 mil millones de $EE.UU. en los Estados Unidos (ver el Cuadro 2).

El mercado japonés está dominado por las importaciones, con un 80 ó 90 por ciento de productos extranjeros. El Departamento de Agricultura de EE.UU. estima que las ventas orgánicas en Japón alcanzaron los 3,2 mil millones de $EE.UU. en 2000 pero quizás sólo el diez por ciento del mercado, 300 millones de $EE.UU., era verdaderamente orgánico[150]. El mercado parece estar creciendo con fuerza (15 por ciento) desde una base mínima, aunque algunos exportadores informan que hay una confusión en el mercado desde la introducción de las Normas Orgánicas de Japón en 2001 y una caída del 90 por ciento en las exportaciones orgánicas a Japón. Parece que algunos minoristas encontraron problemas para la continuidad del abastecimiento bajo las nuevas normas que son más exigentes, y prescindieron de las ventas orgánicas, prefiriendo en su lugar los productos «sin agregados químicos». Muchos de estos productos habían llevado previamente la etiqueta de «orgánicos» y, después de la introducción de las normas, se volvieron a etiquetar y se promocionaron como «verdes»[151].

Otro obstáculo es que la fruta orgánica importada a Japón corre el riesgo de ser fumigada al entrar al país. Si esto ocurre, ya no se podrá vender como orgánica. Estos impedimentos limitan el desarrollo del mercado orgánico en Japón.

ITC estimó que las ventas minoristas de bebidas y alimentos orgánicos en los principales mercados alcanzan unos 16 mil millones de $EE.UU. en 2000, con 7 mil millones de $EE.UU. en Europa y 8 mil millones de $EE.UU. en los Estados Unidos.

Recuadro 3: Agricultura orgánica en los Estados Unidos de América

El mercado agrícola orgánico

Las ventas minoristas de bebidas y alimentos orgánicos en los Estados Unidos ascendieron a unos 8 mil millones $EE.UU. en el año 2 000 (y se esperaba que alcanzaran los 9,5 mil millones $EE.UU. en 2001) convirtiendo a ese país en el mercado más grande del mundo para este grupo de productos. Fuentes de la industria esperan que el fuerte crecimiento experimentado en los últimos años continúe en el mediano y largo plazo, con cálculos que indican que podría alcanzar los 20 mil millones $EE.UU. en 2005. Una comercialización agresiva y la mayor conciencia de los consumidores son fuerzas que impulsan este crecimiento, pero el hecho de que los principales fabricantes de alimentos del país estén interesados en desarrollar líneas de productos orgánicos puede también resultar en un crecimiento del mercado de esos productos.

El Servicio de Investigación Económica (ERS) del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) estima que 5 000 agricultores obtuvieron certificación (otorgada por el estado o por organismos de certificación privados) como productores orgánicos en 1997. De acuerdo con los datos de la Fundación de Investigación en Agricultura Orgánica, esta cifra aumentó a 6 600 en 1999 y llegó a 7 800 en enero del 2000. Sin embargo, hay también un número desconocido de agricultores orgánicos no certificados, ya que el Programa Orgánico Nacional (NOP) exime a los pequeños productores del proceso de certificación.

En 1997, 545 000 ha. fueron certificadas como orgánicas en 49 estados, lo que constituye un aumento del 44 por ciento desde 1992. Al tiempo que las tierras de cultivo se beneficiaron con esta expansión y alcanzaron aproximadamente el 63 por ciento del total de las tierras orgánicas en 1997, la superficie de las tierras de pastizales orgánicos descendió a menos del 37 por ciento. Los cinco estados agrícolas más importantes (California, Idaho, Minnesota, Montana y Dakota del Norte) agrupaban casi la mitad del total de las tierras de cultivo en 1997, mientras que los 10 estados más grandes (Colorado, Florida, Iowa, Nebraska y Wisconsin) reunían dos tercios. La Figura adjunta muestra cómo se usa esta tierra orgánica de cultivo. Aunque la tierra de cultivo orgánica se expandió rápidamente en los últimos años, sólo el 0,23 por ciento del total se certificó como orgánica 1997 y existían grandes diferencias entre los distintos tipos de cultivos (ver la Figura a continuación). Por ejemplo, sólo el 0,1 por ciento de los cultivos de maíz, soya y algodón se cultivó con sistemas de manejo orgánico certificado en 1997, comparado con el 1-2 por ciento de los cultivos de avena, centeno, arvejas secas y lentejas, lechuga, manzana y uva y aproximadamente un tercio de trigo sarraceno, escanda (triticum spelta), hierbas y verduras mixtas (entre 30,1 y 37,6 por ciento). No se dispone de estadísticas en cuanto a los volúmenes de producción.

También hubo marcados incrementos entre 1992 y 1997 en el caso de las vacas lecheras orgánicas (469 por ciento), las gallinas ponedoras (1 123 por ciento) y los pollos parrilleros (120 por ciento) contándose con 23 estados que criaron animales orgánicos certificados; aunque en el mismo período, la producción de carne de vaca orgánica disminuyó un 35 por ciento, los cerdos un 65 por ciento y las ovejas y corderos un 42 por ciento. Una vez más no se cuenta con estadísticas sobre los volúmenes de producción; sin embargo, menos del 1 por ciento de la producción total de animales en los Estados Unidos es orgánica. Una de las principales causas es que hasta febrero de 1999 no había etiqueta orgánica para las carnes y aves, mientras que los productos agrícolas y los derivados de animales que no

eran carnes tuvieron su etiqueta orgánica ya en 1990. A partir de que el USDA aprobó la etiqueta en 1999, la demanda comenzó a crecer.

De acuerdo con una fuente de la industria, alrededor del 80 por ciento de la producción orgánica proviene en la actualidad de granjas familiares y los agricultores orgánicos producen en áreas más pequeñas que los agricultores convencionales (especialmente en el caso de las verduras). Sin embargo, hay algunas granjas orgánicas que operan en gran escala, por ejemplo, Pavich Family Farms en California, que administra más de 1 600 ha de tierra orgánica y 200 ha en estado de conversión al sistema orgánico. Pavich Family Farms es el agricultor y despachante de uvas de mesa orgánicas más grande del mundo y provee al mercado con más de 60 variedades de frutas y verduras que se comercializan con el nombre comercial Pavich.

Importaciones y exportaciones

Como los productos orgánicos no están clasificados por separado en la Organización Mundial de Aduanas, hay pocas estadísticas disponibles del comercio exterior de productos orgánicos, mientras que los Estados Unidos no tienen estadísticas oficiales, sólo cálculos estimativos. El Estudio sobre Exportación de Productos Orgánicos de los Estados Unidos a Asia y Europa realizado por la Asociación de Comercio Orgánico (OTA, Organic Trade Association) afirma que los Estados Unidos exportan más de 40 millones de $EE.UU. anuales en productos orgánicos al Reino Unido y entre 40 y 60 millones de $EE.UU. a Japón. Las exportaciones orgánicas de los Estados Unidos a Europa crecen aproximadamente un 15 por ciento por año, mientras que las exportaciones a Japón crecieron entre un 30 y un 50 por ciento al año.

A pesar de la gran escala de producción y exportación desde los Estados Unidos, también existen muchas oportunidades para importar. Más específicamente en el caso de los productos tropicales que no se cultivan en los Estados Unidos, los productos de fuera de estación que tienen períodos de escasez temporal o más permanente debido a la mayor demanda, y las especialidades o productos exóticos (por ejemplo, vinos, alimentos autóctonos o alimentos envasados por el comercio minorista).

Canales de distribución

Tradicionalmente, los productos orgánicos se han vendido fuera del sistema de distribución convencional, por ejemplo, en ventas realizadas en las granjas, en los mercados al aire libre, en comercios de comestibles especializados y en los minoristas de productos naturales. De igual manera, la mayor parte del procesamiento y el envasado estaba a cargo de empresas pequeñas y medianas, en lugar de los grandes fabricantes de alimentos. Sin embargo, a medida que el mercado orgánico fue creciendo, las ventas también se trasladaron al comercio minorista tradicional y empezó a participar cada vez más la industria alimenticia convencional.

En general, el consumidor de productos ecológicos puede esperar un sobreprecio del 10 ó 20 por ciento sobre los productos, o un máximo de 25 por ciento. Sobreprecios más altos alejarían a los consumidores. Los exportadores de los países en desarrollo también pueden recibir primas del orden del 10 y 25 por ciento, aunque en algunos casos hasta pueden llegar a ser de 100 por ciento o más, si el producto escasea.

Importadores y proveedores de ingredientes: se encuentran en todo la nación, pero en especial en California y los Estados de Nueva York y Nueva Jersey. Tienden a especializarse en ciertos grupos de productos, como por ejemplo frutas y verduras, frutas secas, especias e hierbas. Algunos de estos proveedores tienen una línea orgánica junto con una convencional, otras se especializan en orgánicos y han construido su negocio desde cero.

Distribuidores y mayoristas de alimentos naturales: hay muchos mayoristas, distribuidores y comerciantes que participan en la distribución de bebidas y alimentos orgánicos en todo el país. Sin embargo, algunas importantes empresas, por ejemplo, las distribuidoras de alimentos naturales, están desempeñando un papel destacado, en particular con los comestibles procesados y envasados. Pueden importar los productos en forma directa o a través de empresas asociadas, pero obtienen la mayor parte

de sus productos de importadores orgánicos especializados o de productores y fabricantes internos.

Procesadores y fabricantes de comestibles: en general son empresas pequeñas y medianas que han sido pioneros en el procesamiento y la fabricación de los productos orgánicos y están ubicadas cerca de la comunidad agrícola. Hoy día, las empresas pequeñas todavía desempeñan un papel relevante en la industria orgánica, pero es significativo que haya cada vez más fabricantes y comerciantes tradicionales de comestibles, incluyendo las grandes empresas multinacionales, que estén desarrollando y comercializando líneas de productos ecológicos, para lo que utilizan ingredientes nacionales y extranjeros. De hecho, en la actualidad, la mayor parte de las ventas se realizan a través de dos canales principales: los comercios minoristas de productos naturales y los supermercados convencionales.

Mercados de exportación: el sector privado, la Asociación de Comercio Orgánico (OTA) y el USDA participan activamente en la promoción de las exportaciones de bebidas y alimentos orgánicos de los Estados Unidos. La OTA y USDA financian de manera conjunta algunas actividades para promover las exportaciones, y el Programa para el Acceso a los Mercados, organizado por USDA, entregó 48 000 $EE.UU. en el año 2001 con una cantidad similar prevista para el 2002. En el año 2001, OTA también publicó «Buying Organic Products from the United States» para promocionar las ventas internacionales de los productos orgánicos de los Estados Unidos.

Tierras de cultivo certificadas como orgánicas (1997)

Fuente: ITC, 2002

Los Estados Unidos de América, el único gran mercado por valor de 8 mil millones de dólares en el año 2000, espera un fuerte crecimiento en las ventas minoristas orgánicas, llegando tal vez a los 20 mil millones de $EE.UU. en el año 2005. El cálculo actual representa un crecimiento del 23 por ciento anual sobre los diez años anteriores. El crecimiento de los últimos años se atribuye a las dudas que provocan en los consumidores los organismos modificados genéticamente, y a que los supermercados incluyen líneas orgánicas en sus estantes[152].

Hay algunas evidencias de que las primas orgánicas en los Estados Unidos son tan altas como en Europa. En toda la década del 90 se observaron primas del 100 por ciento en varias frutas y verduras y en los productos lácteos. Kortbetch-Olesen, 2002, señala, sin embargo, que las primas al consumidor se encuentran en general dentro del 10 y el 20 por ciento, aunque los exportadores ocasionalmente pueden recibir sobreprecios del 100 por ciento si escasean los suministros. En los mercados de los Estados Unidos, los consumidores parecen estar más preocupados por el medio ambiente que en Europa, donde la seguridad y la salud de los alimentos parecen ser un problema mayor[153]. El Departamento de Agricultura de EE.UU. pronostica que la agricultura orgánica seguirá siendo un sector en expansión durante un cierto tiempo. En contraste con Europa, el contribuyente norteamericano no ha subsidiado en el pasado a los agricultores orgánicos, aunque algunos estados ofrecen asistencia financiera para la certificación. Es probable que esto cambie con la Ley Agrícola del año 2002 de EE.UU. que ofrece asistencia financiera para la certificación orgánica en todo el país.

Cuadro 2: El mercado internacional de alimentos y bebidas orgánicos

País plazo Ventas minoristas 2000

($EE.UU.m)

Participación en el mercado

(%)

Índices de crecimiento anual esperado a mediano

(%)Alemania 2 200-2 400 1,25-1,5 10-15Reino Unido 1 000-1 050 1,0 25-30Italia 1 000-1 050 1,0 15-20Francia 750-800 1,0 15-20Suiza 425-450 2,0-2,5 15-20Dinamarca 350-375 2,5-3,0 10-15Austria 250-300 2,0 10-15Países Bajos 225-275 0,75-1,0 10-20Suecia 125-150 1 20-25Resto de Europa 300-400 - -Sub-Total (Europa)

6 625-7 250 - -

Estados Unidos 8 000 1,5 15-20Japón 300* - 15-20Australia 170 - -Nueva Zelanda 59 - -Argentina 20 - -China 12 - -Taiwan 10 - -Filipinas 6 - -Total 15 202-15 827 1,0 15-20**

Fuente: ITC 2001, Departamento de Agricultura de EE.UU. del año 2000, y cálculos propios.

*ITC calcula las ventas orgánicas japonesas en 2 500 millones $EE.UU., pero esto incluye los alimentos producidos localmente comercializados como «libres de sustancias químicas» o «con bajo contenido de sustancias químicas» (ver el texto).

**Promedio ponderado.

En la Unión Europea, las cadenas minoristas o las empresas procesadoras de alimentos están muy activas aumentando la oferta de productos orgánicos para mejorar la competitividad y responder a la creciente demanda de los consumidores. Los mayoristas o procesadores ofrecen a los productores contratos de largo plazo que garantizan durante varios años un sobreprecio por los productos orgánicos. Los sobreprecios de los productos básicos orgánicos son un 20 por ciento más bajos en los países que tienen una alta participación de cadenas minoristas de alimentos (por ejemplo, Austria, Dinamarca, Suiza), básicamente debido a los menores costos de distribución. En el año 2000, la Unión Europea era un importador neto de cereales, semillas oleaginosas, verduras y carnes orgánicos y un exportador neto de aceitunas, vino y productos lácteos orgánicos. Los sobreprecios variaban desde el 31 por ciento en el caso del vino tinto de mesa orgánico hasta el 113 por ciento para el pollo orgánico. Los países que tienen la mayor participación de productos orgánicos en su mercado (por ejemplo, Dinamarca y Suecia) tienen una etiqueta nacional que cuenta con el reconocimiento de los consumidores[154].

El papel que desempeñan las grandes industrias alimenticias en el impulso de la agricultura orgánica se ilustra con más detalle en el sector lácteo de Nueva Zelanda. El ingreso en septiembre de 2002, de Productos Lácteos de Nueva Zelanda, una división de comercialización de ingredientes y de fabricación con sede en Fonterra, en el procesamiento de leche orgánica para producir quesos cheddar orgánicos está cambiando la composición y el volumen de las exportaciones orgánicas. La decisión de ingresar en el mercado orgánico se tomó después de una extensa evaluación para comprobar si el mercado garantizaría que las primas de por lo menos el 20 por ciento fueran sostenibles a largo plazo, a fin de justificar la estructura de mayores costos (tanto de la producción como del procesamiento en la granja)[155].

En la mayoría de los países en desarrollo no hay mercados para los productos orgánicos certificados. Sin embargo, en algunos países se están desarrollando mercados orgánicos urbanos (por ejemplo, en Argentina, Brasil, China, Egipto, Jordania). Se espera que la mayor demanda de alimentos orgánicos en los países desarrollados beneficie a las exportaciones de los países en desarrollo, a través de nuevas oportunidades de mercado y sobreprecios, especialmente para los productos tropicales y fuera de

estación. Los exportadores de los países en desarrollo, no obstante, necesitarán igualar las condiciones de producción y certificación de los exportadores de los países desarrollados y superar las preferencias de los consumidores por la producción local.

Características de los mercados

Variaciones en la participación de los mercados

A pesar de las altas tasas de crecimiento, las ventas de los productos agrícolas orgánicos en los países industrializados en el año 2000 se estimaron en menos del 2 por ciento del total de las ventas minoristas mundiales de comestibles. No obstante, en determinados países y para determinados productos, la participación de los productos agrícolas orgánicos en el mercado puede ser apreciablemente mayor. Los productos de huerta orgánicos de la Columbia Británica, en Canadá, ocupan un 8,7 por ciento de las ventas comerciales[156]. Las ventas de alimentos orgánicos en Dinamarca ocuparon el 3 por ciento del mercado. En Alemania, ciertos productos básicos como por ejemplo los productos lácteos orgánicos ocupan más del 10 por ciento del mercado y los alimentos orgánicos para bebés entre el 80 y el 90 por ciento[157]. El café orgánico representa el 0,2 por ciento del consumo mundial de café y ocupa el 0,5 por ciento de los mercados de café de los Estados Unidos y de la Unión Europea[158].

Flujo y reflujo de las ventas

A pesar de los índices de crecimientos positivos que se enumeran en el Cuadro 2, las ventas orgánicas se han estancado en algunos mercados en países que previamente tuvieron un crecimiento sostenible durante varios años (por ejemplo, Austria, Dinamarca, los Países Bajos y Suiza)[159]. Esto indica que los mercados no se expanden de manera continua y pueden revertirse debido tanto a cambios en la oferta que aumentan o reducen los precios, como a los efectos de las políticas y promociones o a la inconstancia de los compradores. Está claro que los diferentes mercados están siendo impulsados por una variedad de factores.

El crecimiento del consumo de verduras orgánicas se detuvo en los Países Bajos en 1997, aunque se duplicó en Bélgica, Grecia y Suiza[160]. Las ventas de cereales también se redujeron en los Países Bajos desde 1993 a 1997[161] mientras que el crecimiento continuó siendo fuerte en Finlandia. En los Estados Unidos, el sector orgánico creció rápidamente entre 1972 y 1975, luego se hundió y comenzó a crecer nuevamente entre 1978 y 1981. Entre 1981 y 1983, el sector orgánico de los Estados Unidos no quedó excluido de la sucesión de quiebras que afectaron a todo el sector agrícola. Combinado con la desfavorable política del USDA hacia la agricultura

orgánica, fue necesaria una década para reconstruir la infraestructura de producción y comercialización de los productos orgánicos básicos y volver a los niveles que había tenido en los años 80.

No parece haber una relación evidente entre la participación de la producción orgánica medida en superficie bajo manejo orgánico y la participación en el mercado orgánico, en Europa al menos[162]. Los mercados de los productos lácteos varían diez veces si se comparan los índices de Suecia (2-3 por ciento) y de Finlandia (0,2-0,3 por ciento), aunque la porción de tierra con manejo orgánico es similar.

Falta de transparencia en los mercados

ITC informa que «la transparencia de los mercados orgánicos está lejos de ser óptima»: es necesario recopilar datos durante varios años para poder identificar los mercados en aumento y pronosticar su desarrollo.

A medida que los mercados maduran, es razonable esperar que la información vaya fluyendo rápidamente a través de ellos, lo que implicará que los productores, distribuidores y consumidores respondan de manera inmediata a los cambios. Esto se muestra por la ausencia de sacudidas fuertes de precios y de diferencias de precios regionales entre los mercados. En el caso de los productos básicos de fácil almacenamiento y transporte, por ejemplo trigo y arroz, sería esperable encontrar precios relativamente similares en todo el mercado europeo. En el sector orgánico, esto parece válido en el caso de los productos lácteos, con sobreprecios en toda Europa de alrededor del 20-30 por ciento, pero no así en los otros productos principales.

A medida que el mercado orgánico madure, también deberá tornarse más eficiente. La oferta excesiva de productos orgánicos no puede ser absorbida por los mercados a menos que todos participantes trabajen conjuntamente para beneficiarse de las economías de escala. Los mayores volúmenes de productos orgánicos deben resultar en una disminución de los sobreprecios orgánicos, en particular al reducir los costos de transporte y el margen de la comercialización.

A medida que el mercado orgánico madure, deberá tornarse más eficiente. La oferta excesiva de productos orgánicos no puede ser absorbida por los mercados a menos que todos los participantes trabajen conjuntamente para beneficiarse de las economías de escala.

Márgenes de comercialización altos

Los márgenes de comercialización representan un impedimento para la rápida expansión futura del sector alimentario orgánico. Tradicionalmente, los productos orgánicos se vendían a través de canales alternativos, es decir, con entregas a domicilio, en las granjas, en los mercados al aire libre y en los comercios de alimentos naturales en vez de los supermercados. Algunos consumidores gozaban del placer de conseguir sus comestibles directamente de manos de los productores, casi como si ellos mismos los cultivaran, y los productores tenían la oportunidad de recoger parte de los márgenes de comercialización.

Con el aumento de las distancias entre los productores y consumidores, y con el ingreso de comerciantes y minoristas al sector orgánico, los márgenes de comercialización aumentaron. Existen, desde ya, razones para la existencia de estos altos márgenes. Los márgenes reflejan los pagos de almacenamiento, transporte, manipulación, empaquetado, procesamiento y seguros. Como los productores orgánicos representan una pequeña proporción de la industria alimenticia, los productores individuales están dispersos, lo que suma costos de transporte. El almacenamiento puede ser más caro al no utilizarse plaguicidas. La necesidad de separar los productos puede aumentar los costos de manipulación y exige empaquetado y etiquetado individual. Algunas veces, la falta de infraestructura (molinos que puedan mantener la separación entre los productos convencionales y orgánicos) hizo que los productores tuvieran que realizar ellos mismos algunas tareas de manipulación.

Pequeña economía de escala

Aparentemente hay posibilidades de reducir los costos de comercialización a medida que el mercado orgánico crezca. Las economías de escala deberían reducir estos costos para acercarse a los márgenes de los productos convencionales. Si los costos de comercialización se pudieran reducir a los niveles convencionales, los costos adicionales de producción del 10-20 por ciento, e incluso el 50 por ciento, pasarían inadvertidos a los consumidores. La consecuencia de esto sería una rápida expansión del mercado orgánico.

Por ejemplo, el producto convencional por el cual el agricultor recibe 100 $EE.UU. se vende al consumidor final a 200 $EE.UU. Los sobreprecios orgánicos del 25 y 20 por ciento para el productor y el consumidor respectivamente implican que los productores orgánicos están recibiendo 125 $EE.UU. (=100 $EE.UU. *125 por ciento) y los consumidores orgánicos están pagando 240 $EE.UU. (=200 $EE.UU. *120 por ciento). Por lo tanto, el margen de comercialización orgánico es de 115 $EE.UU. (es decir, 240 $EE.UU.-125 $EE.UU.) comparado con el margen convencional de 100 $EE.UU. (es decir, 200 $EE.UU.-100 $EE.UU.). Cuando los márgenes de comercialización son altos, como por ejemplo en el caso de los

productos con un alto grado de procesamiento, la prima minorista debería ser relativamente pequeña. Este es el caso de los cereales dinamarqueses (Cuadro 3). Cuando la prima minorista es cero, los costos de producción extra se absorben antes de llegar al consumidor.

Cuadro 3: Primas del productor y el minorista en Dinamarca, 1997-1998

Producto orgánico Prima del productor (%) Prima del minorista (%)Verduras 25-50 20-50Cereales 60-70 0-20Productos lácteos 20-25 20-30Papas 25-50 20-50Frutas >100 50-100

Fuente: Michelsen et al., 1999.

Alimentos con mínimo procesamiento

Los consumidores de productos orgánicos han manifestado siempre una preferencia por los alimentos que tienen poco procesamiento y las normas orgánicas reflejan esto hasta cierto punto, al alentar niveles mínimos de procesamiento. En la actualidad, la proporción de los productos procesados y el grado de procesamiento es más bien bajo, con la sola excepción, quizá, de los productos lácteos, bebidas y cereales. Este bajo nivel de procesamiento se puede atribuir a los valores tradicionalmente aceptados del significado del término orgánico, y la preocupación sobre la necesidad, o la ausencia, de aditivos para preservar el producto.

El procesamiento limitado restringe la variedad de productos que se pueden vender. A medida que la industria orgánica se desarrolla y se desplaza hacia los mercados tradicionales, aparece una mayor presión por parte de algunos productores y consumidores para que se aumenten los niveles de procesamiento. El desarrollo de la venta en los supermercados, que en general utilizan sistemas integrados verticalmente desde el productor al consumidor, hizo que aumentara la variedad de alimentos orgánicos procesados. Estas empresas tienen más posibilidades de buscar materia prima en el exterior. Existe un comercio cada vez mayor de productos que se envían desde los países en desarrollo a los países desarrollados para ser procesados. Un mayor nivel de procesamiento significa que las imperfecciones superficiales dejan de ser importantes en el caso de varios productos orgánicos, por ejemplo las frutas y verduras. Esta tendencia hacia la industrialización de la agricultura orgánica es resistida por muchos en la comunidad orgánica, ya que la consideran como un alejamiento de los valores tradicionales. El tamaño y la naturaleza del mercado orgánico

certificado del futuro dependen en cierto modo de cómo se resuelva este tema.

Recuadro 4: Agricultura orgánica en Sudáfrica

Legislación

El sector orgánico certificado en Sudáfrica está surgiendo y todavía es muy pequeño. Actualmente, el gobierno sudafricano está elaborando normas nacionales mínimas para la agricultura orgánica. Estarán basadas en las recomendaciones de IFOAM, en las regulaciones de la Unión Europea y en fragmentos de las pautas del Codex Alimentarius, adecuadas a las condiciones sudafricanas. Cubrirán la producción de cultivos, la cría de animales, el procesamiento de los alimentos y la manipulación y etiquetado y obligarán a cada granja que venda o etiquete productos orgánicos a estar certificada. Se espera que estas normas sean aprobadas en el Parlamento con carácter de ley en el 2002. Entretanto, la Ley de Productos Agrícolas de 1990 (Ley 119 de 1990) incluye disposiciones que rigen la producción orgánica.

Apoyo para la agricultura orgánica

Aunque el Ministerio de Agricultura, a través del Directorio de Salud y Calidad Vegetal, es la agencia gubernamental responsable de la agricultura orgánica, el gobierno en sí no tiene una política formal que la promocione. Por el momento no hay programas de apoyo económico para la agricultura orgánica ni disposiciones presupuestarias específicas para la investigación, la capacitación o el apoyo a los mercados. La mayor parte del apoyo que recibe la agricultura orgánica en Sudáfrica proviene, por lo tanto, del sector privado, por ejemplo de la Asociación de Agricultura Orgánica de Sudáfrica (OAASA), la Asociación de Productores Orgánicos del Cabo y la Asociación Biodinámica de Sudáfrica. Estas instituciones han organizado cursos de capacitación para los agricultores, han iniciado campañas de concientización mediante la publicación y distribución de material escrito y realizan con regularidad campañas de información en los supermercados.

Inspección y certificación

La inspección y certificación de las granjas orgánicas de Sudáfrica se realiza a través de organismos de acreditación internacionales (por ejemplo ECOCERT, Soil Association y Société Générale de Surveillance (SGS)) y nacionales (por ejemplo, Afrisco y Bio- Org de Pretoria). De todos los organismos de certificación internacionales que funcionan en Sudáfrica, sólo SGS tiene una sucursal en Sudáfrica. Sin embargo, todos certifican los productos para exportarlos a los países de la Unión Europea según las disposiciones del Artículo 11 de la Regulación de la UE 2092/91. Los dos organismos de acreditación sudafricanos se manejan con los anteproyectos de las normas que está elaborando el gobierno. Todos los organismos de certificación se deben registrar ante el gobierno. Una vez que los anteproyectos entren en vigencia, los organismos de certificación deberán aplicar las normas mínimas y serán supervisados. El Departamento Nacional de Agricultura acreditará a los organismos de certificación.

El mercado orgánico

Los productos orgánicos en Sudáfrica en general se venden en los supermercados, en entregas a domicilio, directamente del agricultor, a través de restaurantes especializados y en mercados orgánicos especiales. Algunas escuelas han comenzado a servir comida orgánica. Se estima que las verduras reciben un sobreprecio de alrededor del 15 por ciento, mientras que las frutas y los productos animales reciben en general sobreprecios de aproximadamente un 10 por ciento.

Hay muchas etiquetas ecológicas en el mercado de Sudáfrica, aparte de las que proporcionan los tres organismos de certificación internacionales; muchos agricultores tienen sus propias marcas comerciales o comercializan los productos con el nombre de sus granjas o empresas, por ejemplo: Wensleydale (frutas y verduras), Sunmark (frutas y verduras), Pecans (nueces), Down to Earth Herbs (hierbas), Spier (frutas y verduras), Nature’s Best (granos, hierbas y verduras), Organic World (granos, frutas secas y

semillas) además de muchas otras.

Aunque el sector orgánico en Sudáfrica se encuentra en sus inicios, con cálculos oficiales que le atribuyeron sólo 5 000 ha orgánicas certificadas en el año 2000 y otras 1 000 en conversión, los agricultores orgánicos sudafricanos producen una gran variedad de productos. Entre ellos se incluyen cereales de varios tipos; verduras, raíces y tubérculos; hierbas y especias; frutas, nueces y té de ruibarbo. También se producen vino y aceite de oliva orgánico y se comenzaron a explotar tambos orgánicos en el noroeste.

De acuerdo con OAASA, sin embargo, la oferta de productos orgánicos es menor que la demanda. Por lo tanto, se importan muchos productos orgánicos, incluyendo granos, frutas secas, té de hierbas y té de Ceilán, alimentos procesados, salsas y productos de soya de Egipto, Europa, el Reino Unido y los Estados Unidos. También se importan de Nueva Zelanda frutas y verduras. Por otra parte, las exportaciones son básicamente hacia Europa e incluyen verduras y productos vegetales, frutas procesadas, azúcar, vino y té de ruibarbo. También se exportan uvas a los Estados Unidos.

La agricultura orgánica no certificada

No todos los agricultores orgánicos de Sudáfrica están certificados, aunque sigan los principios de la agricultura ecológica. OAASA estima que hay aproximadamente 100 agricultores que practican el cultivo orgánico pero no están certificados, ocupando unas 1 000 ha. Los destinos principales para sus productos son los mercados locales de los pueblos o los mercados de agricultores.

Perspectivas y restricciones

Como sucede en muchos sectores orgánicos en desarrollo, es necesario superar una serie de desafíos. Tal vez lo más importante, es que Sudáfrica carece de inspectores y auditores entrenados, y esto limita la capacidad de garantizar el cumplimiento de las normas agrícolas orgánicas. La infraestructura es débil, los costos de certificación son restrictivos y el conocimiento general del consumidor acerca de los beneficios de la agricultura orgánica es bajo.

Estimación de la superficie productiva de cultivos orgánicos (ha) 2000

Fuente: suministrado para FAO por el Departamento Nacional de Agricultura, Sudáfrica, enero 2002

Características del comercio internacional

Flujos comerciales

Si bien no se dispone de datos oficiales sobre el comercio de productos orgánicos, las evidencias muestran que, con la demanda sobrepasando a la producción, el comercio de los productos orgánicos en los países desarrollados es relativamente significativo.

Gran parte del intercambio comercial orgánico se realiza entre los países de la Unión Europea y entre los países del NAFTA. En cuanto al comercio orgánico intercontinental, se realiza entre los Estados Unidos y Europa. Un tercio de la producción orgánica de los Estados Unidos se exporta, principalmente a Canadá, Europa y Japón. Como se ha visto anteriormente, el 80-90 por ciento de los productos orgánicos que se consumen en Japón es de origen importado. Alrededor del 70 por ciento del consumo del Reino Unido es importado, principalmente de otros miembros de la Unión Europea.

Cada vez más, los países en desarrollo pueden cumplir con los requisitos de las normas correspondientes y proveen productos tropicales y de contraestación. Los mercados exportadores son el principal punto de venta para los productores orgánicos de muchos de los países en desarrollo, dada la pequeñez de los mercados locales. Egipto y Marruecos tienen la ventaja

de la proximidad del expansivo mercado europeo, que busca productos frescos, naranjas por ejemplo, a lo largo de todo el año. Argentina tiene status de «Tercer País» en la UE, reduciendo los costos de recertificación y de inspección. China tiene el potencial de ser un país exportador clave aun en en desarrollo, con una gran superficie agrícola, costos bajos de mano de obra, y el mercado japonés muy cerca. En el futuro, los países que se unan a la Unión Europea tendrán mayores oportunidades para exportar a los miembros actuales. Chile está aumentando sus exportaciones de productos de huerta de contraestación a América del Norte.

Cada vez más, los países en desarrollo pueden cumplir con los requisitos de las normas correspondientes y proveen productos tropicales y de contraestación.

Acceso a los mercados

En términos de acceso al mercado, los productos orgánicos no tienen per se un acceso preferencial con respecto a los productos convencionales, y existen aranceles significativos (del 100 por ciento o más) sobre muchos de los productos agrícolas en la mayoría de los países desarrollados. No obstante, los aranceles agrícolas tienen un componente específico (que es $EE.UU./t) de modo que las mercaderías de alto valor tienen un porcentaje menor. Por ejemplo, las importaciones de arroz al Japón atraen un derecho aduanero de 402 yen ($EE.UU. 3,07) por kg. En términos de porcentajes, esto representa una tasa mayor sobre el arroz convencional comparado con el arroz orgánico de mayor precio. Como resultado, estos aranceles específicos favorecen la importación de los productos orgánicos.

Desde 1995, se importan muchos productos agrícolas con distintos tipos de arancel, con importaciones con sistema de cuotas que atraen un arancel nominal de un 5 por ciento, por ejemplo, mientras que las importaciones que exceden la cuota pueden enfrentar aranceles de 50 o 100 por ciento más. En estos niveles, los aranceles pueden, en verdad, evitar que ingresen importaciones que superen la cuota, lo cual es exactamente la intención en la mayoría de los casos. Las restricciones de este tipo deberían favorecer los productos de alto valor, como los artículos orgánicos. Esto se debe a que las cuotas se basan en las cantidades físicas y se puede proveer un mayor valor de exportaciones si el valor por unidad es más alto.

Sin embargo, lo que realmente sucede depende de cómo se administran las cuotas. Muchas son asignadas a los países que ya han exportado en el pasado. Esto dificulta el ingreso de países que no tienen una historia de exportaciones en el mercado. El segundo método es por orden de llegada. Esto significa que la cuota se asigna a quienes la solicitan por orden de llegada. Este método favorece a los países que tienen la capacidad de

exportar a comienzos del período contable. No queda claro si esto favorece o no a los exportadores orgánicos. Por lo tanto, los cambios en los métodos con los que las importaciones se regulan pueden afectar a diferentes cultivos y a diferentes países de distintas maneras, algunos favoreciendo a los productores orgánicos, otros actuando en contra.

Factores que impulsan el crecimiento agrícola orgánico

Tendencias en el crecimiento del mercado

La mayoría de los analistas que estudian el futuro a largo plazo de la industria orgánica son cautelosos en su optimismo, y pronostican un crecimiento anual de los mercados orgánicos del 20 por ciento a mediano plazo. El mercado de los alimentos orgánicos certificados en 2000 fue de alrededor 16 mil millones de $EE.UU., tomando una medición conservadora del mercado japonés con $300 millones (ver el Cuadro 2).

El cálculo mínimo de la tasa de crecimiento del mercado en los distintos países es diferente en cada caso y alcanza entre un 10 y 25 por ciento. Suponiendo que los cálculos de crecimiento más bajos (10 por ciento para cada país) se mantienen durante diez años, estimularía el mercado global en 61 mil millones de $EE.UU. en términos nominales para el 2010. Esto representaría una participación en el mercado del orden del 3,5 por ciento, considerando sólo un crecimiento del 2 por ciento anual del mercado total de alimentos[163]. De igual manera, las tasas más altas calculadas (entre el 15 y el 30 por ciento), si se sostienen en todos los mercados orgánicos, harían que las ventas minoristas alcancen los 94 mil millones $EE.UU. en el año 2010 con una participación del 5 por ciento en el mercado (ver el Cuadro 4).

Algunos autores especularon que los índices de crecimiento podrían alcanzar el 30 por ciento anual, y efectivamente esto se pudo observar en algunos mercados. Un crecimiento general sostenido del 30 por ciento resultaría en una escala de ventas orgánicas del orden de los 210 mil millones $EE.UU. en el año 2010, o el 11 por ciento del mercado global. Esto no parece probable dado el estado actual del mercado.

Si los altos índices de crecimiento continúan hasta el año 2005 y luego se aplican los estimativos más bajos, las ventas globales en el año 2010 representarían $73 mil millones. La tasa más baja, desde el 2006, tiene una influencia marcada en el cálculo final porque la base es más alta. Estas proyecciones a diez años sirven para ilustrar el tipo de tasa de crecimiento

que se necesita para alcanzar ciertos niveles o participación en el mercado. Sin embargo, la conclusión de un crecimiento continuo del mercado no queda descartada.

Estudiando la variación de las proyecciones del año 2010 queda claro que las tasas de crecimiento supuestas hacen una gran diferencia en las ventas a diez años. Si bien las ventas orgánicas han sido inusitadamente rápidas en los últimos años debido al interés suscitado por la seguridad de los alimentos, es probable que los índices de crecimiento sean más bajos en la última parte de la década[164].

Los escándalos y los temores también podrían provocar caídas en la demanda de los alimentos orgánicos en casos de:

 fraudes generalizados y repetidos que llevan al descreimiento del consumidor frente a las etiquetas orgánicas;

 una amenaza en la seguridad de los alimentos que no dé a los alimentos orgánicos una mayor ventaja por sobre los convencionales (por ejemplo, la salmonella en brotes de alfalfa en los Estados Unidos).

El crecimiento anual de los mercados orgánicos será de alrededor del 20 por ciento a mediano plazo.

Cuadro 4: Cálculos para las ventas minoristas de bebidas y alimentos orgánicos en el 2010

País Índices de crecimiento anual esperado a mediano plazo (%)

Ventas estimadas en 2010* ($EE.UU.m)

Alemania 10-15 5 706-8 900Reino Unido 25-30 9 313-13 786Italia 15-20 4 046-6 192Francia 15-20 3 034-4 644Suiza 15-20 1 719-2 631Dinamarca 10-15 908-1 416Austria 10-15 648-1 011Países Bajos 10-20 584-1 393Suecia 20-25 774-1 164Resto de Europa 10-15 778-1 214Subtotal (Europa)

- 27 510 - 42 351

EE.UU. 15-20 32 364 - 49 534Japón 10-15 778-1 214Australia 10-15 441-688Nueva Zelanda 10-15 153-239Argentina 10-15 52-81China 10-15 31-49Taiwan 10-15 26-40

Filipinas 10-15 16-24Total 15-20** 61 372 - 94 220

* Los cálculos del índice de crecimiento en los estados miembros de la Unión Europea se extraen de ITC, 2001. Donde no está especificado, se supone que los índices de crecimiento oscilan entre un 10 y un 15 por ciento anual. Las estimaciones de ventas para 2010 se basan en esos índices de crecimiento, aplicados sobre el más bajo de los cálculos de ventas del año 2000.

**Promedio ponderado.

Recuadro 5: Agricultura orgánica en India

La definición hindú

«La agricultura orgánica es un sistema de diseño y manejo de cultivo que crea un ecosistema y puede lograr una productividad sostenible sin el uso de insumos externos artificiales como por ejemplo fertilizantes y plaguicidas químicos».

Legislación

La estrategia que el Gobierno de la India utiliza para la agricultura orgánica está cubierta por el Programa Nacional de Producción Orgánica cuyo propósito es promover la producción sostenible, la conservación del medio ambiente, la reducción de la importación y el uso de agroquímicos, la promoción de la exportación y el desarrollo del campesinado. Esta estrategia está promovida por el Ministerio de Agricultura, el Ministerio de Medio Ambiente y el Ministerio de Comercio. Sólo se ha elaborado una legislación específica para la exportación de productos orgánicos. Está regulada por la Comunicación Pública Nº 19 (RE-2001)/1997-2002, 11 de junio de 2001 (modificada por la disposición 25 (RE-2001)/1997- 2002, del 2 de julio de 2001).

Apoyo para la agricultura orgánica

 Económico: Los agricultores cuentan con un programa de apoyo económico directo, aunque limitado en escala. Como un incentivo para la adopción del cultivo orgánico, se entregan 10 000 rupias (230 $EE.UU. aproximadamente) por ha durante el período de conversión (3 años) y a la finalización del mismo (según corresponda). El costo total para el país será de 3,5 millones de rupias (80 000 $EE.UU.) anuales hasta 2006-2007. El propósito de esta asistencia financiera es compensar las pérdidas, promover la agricultura orgánica, apoyar el desarrollo de infraestructuras (por ejemplo, la compra de maquinarias y equipos y la reconstrucción de edificios rurales), y la realización de estudios de viabilidad y de preparación de lineamientos para la producción orgánica. Existen algunos otros incentivos financieros, por ejemplo deducciones impositivas y condiciones crediticias preferenciales.

 Investigación: Aunque el apoyo para la investigación agraria no es específico de la agricultura orgánica, se da respaldo por ejemplo al desarrollo de biofertilizantes y el control biológico de plagas y enfermedades. El esquema para el desarrollo de biofertilizantes incluyó un desembolso de 1,3 millones $EE.UU. entre los años 1998-2002, y un sistema regular de extensión, asistencia técnica y capacitación de los agricultores. También existe en el nivel de las comunidades un programa para la promoción de las granjas y huertas orgánicas autosuficientes. Hasta el momento se han desarrollado 4 granjas modelos que se han ido reproduciendo. En la actualidad, existen 10 granjas que siguen el modelo desarrollado para la producción del arroz joha orgánico y 20 granjas que usan el modelo para la producción orgánica de azúcar de caña en Siphajar, cerca de Guwahati. Existen 10 granjas que producen ananá orgánico en Jumerdhepa cerca de Agartala aplicando otro modelo y unas 20 granjas más que utilizan el cuarto

modelo para la producción de fruto de la pasión (maracuyá) orgánico en Mao, cerca de Manipur.

 Comercialización: No hay un apoyo regular a la comercialización o a la certificación de los productos orgánicos, aunque, ocasionalmente y en forma particularizada, se puede disponer de ayuda financiera.

Inspección y certificación

India no cuenta con organismos de certificación locales, sin embargo, hay en el país dos organismos internacionales, concretamente IMO India, parte del Instituto de Mercadoecología de Suiza y Skal India, filial de Skal International, de los Países Bajos. ECOCERT International también es un organismo activo en India, pero no tiene filial local. Estos organismos regulan la exportación a la Unión Europea según el artículo 11 de la Regulación UE 2092/91, pero también certifican con normas de los países que no pertenecen a la Unión.

Se ha aprobado un Reglamento Nacional de Acreditación (mayo de 2001) para regular los organismos de certificación.

Los organismos de certificación que ya trabajaban en la India están siendo acreditados con esta herramienta. Las pautas que se aplican siguen las normas de la comisión Codex Alimentarius de la FAO/OMS con respecto a la producción, etiquetado y comercialización de los alimentos producidos de manera orgánica. En la actualidad, la autoridad competente que aprueba la acreditación es el Comité Directivo Nacional para el Cultivo Orgánico, presidido por el Secretario de Comercio del Gobierno de la India, junto con miembros del Ministerio de Agricultura. Sin embargo, el Ministerio de Agricultura será el Ministerio responsable de elaborar los mecanismos de las normas orgánicas en el curso del tiempo.

El mercado orgánico

En el período 2000-2001 había aproximadamente 41 000 ha de tierras certificadas como orgánicas en India. En la actualidad, los productos orgánicos que se venden en el mercado interno reciben un sobreprecio que oscila entre el 20 y el 30 por ciento por encima de los productos convencionales. Estos alimentos orgánicos en general se venden directamente desde el agricultor o a través de comercios y restaurantes especializados. Como la India no tiene una legislación nacional aplicada a la agricultura orgánica, no hay obligación que los productos con etiqueta orgánica estén certificados, aunque se espera crear un Logo Orgánico nacional para las exportaciones.

Muchos agricultores orgánicos están organizados en asociaciones, por ejemplo la Asociación Manufacturera de Té Orgánico, de Calcuta; el Fondo Delhi para el Desarrollo, con sede central en Nueva Delhi y la Asociación Vidharbha de Agricultura Orgánica, de Hingarh Ghat. Existen otras asociaciones de agricultores pero aún resta que se oficialicen.

La India no importa productos orgánicos, y el mercado de exportaciones se estima que alcanzó unos 700 000 $EE.UU. en 2000-2001. El mercado principal de los productos exportados fue la Unión Europea e incluyó arroz, legumbres, productos de caña de azúcar, nueces, pulpa de frutas, té, café y especias.

Futuros desarrollos

Se están cultivando grandes franjas de tierra con muy poco uso de agroquímicos y los sistemas de producción tradicional que los agricultores adoptan para los cultivos perennes no utilizan, en su gran parte, fertilizantes ni plaguicidas. Aunque los rendimientos de estas zonas son bajos y la producción es en general para la subsistencia, existen grandes posibilidades para la agricultura orgánica. Los estudios realizados en diferentes universidades e instituciones indican que la productividad de estas zonas se podría mejorar con la adopción de técnicas orgánicas, por ejemplo abono orgánico y bioplaguicidas. Recientemente se reguló un paquete de prácticas orgánicas para una serie de cultivos y en el momento

se encuentra en etapa de implementación.

Hay una valoración cada vez más marcada por los alimentos cultivados orgánicamente, en especial por el hecho que le agrega a la producción un valor adicional. Sin embargo, existen varios desafíos que la India y su comunidad orgánica deben enfrentar:

 es necesario incrementar el conocimiento de los productores, procesadores y consumidores con respecto a la agricultura orgánica y al potencial de sus productos en los mercados interno y de exportación;

 los mercados internos necesitan desarrollarse y recibir apoyo, como también es necesario estimular las ONG;

 se debe fomentar un enfoque holístico del cultivo orgánico, tanto en el nivel de los agricultores como en los institutos de investigación y en las universidades;

 es necesario desarrollar la certificación local y elaborar una base de datos de las granjas orgánicas, como también se debe comenzar y mantener la comercialización de los productos.

Fuente: suministrado a FAO por el Ministerio de Agricultura, India, diciembre de 2001

Demanda de productos

Los factores que afectan la demanda de los productos orgánicos a largo plazo son el crecimiento en los ingresos, los precios relativos, la conciencia ambiental y los choques exógenos (por ejemplo, escándalos por los alimentos).

En algunos países en desarrollo, están surgiendo mercados locales para la agricultura orgánica certificada, en especial a través de comercios especializados localizados en las grandes ciudades. Aunque estos mercados son todavía pequeños, podrían desarrollarse rápidamente. Los mercados orgánicos locales tienden a aumentar con el aumento en los ingresos y con una mayor conciencia ambiental.

La evidencia teórica y empírica indica que la demanda de productos ecológicos está estrechamente relacionada con el nivel en los ingresos una vez que los ingresos nacionales superan los 8 000 $EE.UU. por persona y por año[165]. Esto varía de país a país y según el tipo de problemas (por ejemplo, desde la limpieza en el agua hasta la extinción de la biodiversidad), siendo los contaminantes locales del aire y el agua los primeros en ser atendidos. Los contaminantes globales, por ejemplo los gases invernadero, parecen ser una excepción, pero los contaminantes de la agricultura convencional se encuentran entre los que tienden a reducirse a medida que los países con mayores ingresos imponen regulaciones más estrictas[166]. En

la medida que la demanda de alimentos orgánicos mejora el medio ambiente físico y social, el aumento en los niveles de ingreso debería incrementar la participación de los productos orgánicos en el mercado.

Los aumentos más rápidos de los ingresos suceden en áreas donde el mercado orgánico es pequeño o los productos no están certificados. China es un mercado de crecimiento rápido, pero las ventas orgánicas comienzan desde una base baja y en general son superadas por los alimentos «verdes» (es decir, alimentos que se producen con prácticas que reducen el uso de insumos sintéticos).

No todas las pruebas indican que haya una relación entre los ingresos y la demanda de los alimentos orgánicos. Un estudio actitudinal de 1 200 consumidores australianos encontró que el número de personas que consumen alimentos orgánicos tiende a aumentar con el incremento de los salarios, aunque no de manera significativa. Inclusive, el efecto no persistió más allá de las ganancias promedio[167]. Esto contradice la idea de que los productos orgánicos son artículos suntuarios. Los estudios actitudinales tienen sus puntos débiles en cuanto a que es posible que los entrevistados no se comporten como declaran.

En Argentina, el 20 por ciento del valor total de la producción orgánica nacional del año 2000 se vendió en los mercados locales. En el año 2001, la crisis económica redujo el mercado orgánico interno al 7 por ciento. Sin embargo, es interesante notar que esta reducción de los mercados orgánicos internos afectó a los productos animales más caros (aves, carne vacuna, lácteos)[168] pero no al mercado interno de verduras, huevos y miel, que proporcionalmente, aumentó.[169]

Un estudio actitudinal sobre 470 consumidores de Kansas (EE.UU.) encontró que el ingreso, los precios relativos y el tamaño de la familia determinaban las compras orgánicas[170]. La conclusión de los autores fue que si se podían superar ciertos obstáculos de comercialización, sería posible obtener aumentos significativos en las ventas de productos orgánicos en tanto los ingresos aumentan y, lo que es más importante, los precios relativos se mueven a favor de los productos orgánicos.

Es ilustrativo examinar un mercado orgánico maduro y de buen funcionamiento. Dinamarca es un ejemplo de este tipo. El sistema de etiquetado de la agricultura orgánica goza de reconocimiento y de confianza. La mayoría de los productos se venden en supermercados. La oferta es relativamente estable y los sobreprecios son moderados. Un estudio realizado en 2 000 hogares daneses analiza la respuesta que tienen los consumidores frente a los cambios en los precios minoristas[171]. Los cálculos indican que los consumidores son muy sensibles a los cambios que

se suceden en los precios orgánicos, especialmente los que afectan a los productos animales. El análisis muestra que si los precios orgánicos caen un 20 por ciento, el mercado orgánico aumentaría de un 10 a un 15 por ciento en el caso de los productos lácteos (ver el Cuadro 5). Esto implica que una reducción del 20 por ciento en los precios obtendría una respuesta por volumen del 50 por ciento.

Los factores que afectan la demanda de los productos orgánicos a largo plazo son: el crecimiento en los ingresos, los precios relativos, la conciencia ambiental y los choques exógenos (por ejemplo, escándalos por los alimentos).

Cuadro 5: Cambios estimados en el mercado orgánico danés a partir de una reducción del 20 por ciento en los precios

Participación en el mercado actual (1997-1998)

Participación en el mercado estimada

Respuesta por volumen

% % %Productos lácteos

10 15 50

Panes y cereales

5 7 40

Carnes 1 2 100Otros 4 6 50

Fuente: Wier y Smed, 2000.

Si bien hay pocos mercados que compartan las características del de Dinamarca, las implicancias de estos resultados son evidentes. Los costos relativos más bajos al consumidor final estimularán el mercado.

Es difícil analizar o predecir los cambios en los gustos y preferencias, pero esas son probablemente las fuerzas que impulsan el crecimiento actual de la demanda de productos básicos orgánicos. La mayor conciencia del medio ambiente y los temas que conciernen a la seguridad de los alimentos son factores de relevancia. En algunos mercados, el interés por el bienestar de los animales es una fuerza importante. En los últimos años, la preocupación por los organismos modificados genéticamente contribuyó a una mayor concientización, como también sucedió con las enfermedades de animales y las bacterias resistentes a los antibióticos. Si se comprueba que la nueva tecnología implica riesgos para la salud o el medio ambiente, es probable que aumente la demanda de los productos orgánicos. Por otra parte, si estas preocupaciones se calman, el crecimiento actual en la demanda se puede ver reducido.

Oferta de productos

Hay varios factores que limitan la capacidad de aumentar la oferta de los productos orgánicos en respuesta a una demanda cada vez mayor, al menos a corto plazo. Por otra parte, existe una serie de factores que deberían provocar una baja en los costos de producción, y que pueden ser mucho más importantes que los negativos.

Parece razonable esperar que quienes puedan convertirse a la agricultura orgánica será más fácil si lo hacen rápido. A los recién llegados les tomará más tiempo entrar en funcionamiento. El manejo orgánico requiere no solamente una mezcla diferente de insumos y productos sino también una manera nueva de hacer las cosas. El conocimiento de cómo cultivar orgánicamente no está fácilmente disponible, ya que en la mayoría de los países se cuenta con pocos cursos y asesores para capacitar a los interesados. Hasta cierto punto, los agricultores deben aprender mientras trabajan. Aquellos que no tienen esa capacidad encontrarán que la transición es más difícil y cara.

El mayor número de agricultores orgánicos y la comunicación electrónica facilitan que los conocimientos se compartan y se aprenda de los errores de unos y otros. A medida que se extiende el conocimiento de las prácticas orgánicas, se deberían mejorar la eficiencia productiva. La mayor aceptación de los métodos de manejo orgánico también puede conducir a un aumento en las inversiones para desarrollar la investigación agrícola orgánica, intensificando así la productividad.

El período de conversión es costoso debido a los errores de manejo inevitables, pero también por inversiones adicionales, por ejemplo:

 puede ser necesario colocar nuevos alambrados para arreglar los campos más pequeños, de modo que los animales se utilicen de manera más estratégica para controlar las malezas;

 puede ser necesario construir en la granja silos y/o graneros de almacenamiento;

 puede ser necesario rediseñar y construir nuevos albergues para animales y satisfacer distintos tipos de necesidades, como por ejemplo la crianza al aire libre;

 en el caso de algunos productos (frutas por ejemplo), el control orgánico de plagas es tan difícil, que podría ser necesario volver a plantar todo el huerto con variedades más resistentes; y

 es posible que los agricultores orgánicos necesiten desarrollar nuevas estrategias de comercialización en vez de utilizar los canales de venta establecidos.

Recuadro 6: Agricultura orgánica en China

La agricultura orgánica es de desarrollo relativamente reciente en China. Sólo unos pocos institutos e investigadores han estado comprometidos en actividades relacionadas con la agricultura orgánica y la producción de alimentos orgánicos, e incluso en muy pequeña escala. Unos de estos institutos es la División de Ecosistemas Rurales del Instituto Nanjing y Ciencias del Medio Ambiente, un departamento de la Agencia Estatal de Protección del Medio Ambiente (SEPA)

En 1994, con el fin de promover el desarrollo de los alimentos orgánicos y para proteger el medio ambiente rural de la contaminación, SEPA creó el Centro para el Desarrollo de Alimentos Orgánicos (OFDC). OFDC preparó una serie completa de normas para la producción agrícola orgánica y el procesamiento de alimentos, junto con regulaciones administrativas para el etiquetado de los productos orgánicos. Este organismo es responsable de la inspección, certificación, etiquetado, investigación, educación y capacitación relacionada con los alimentos orgánicos.

Estas normas cubren cultivos, huevos y productos lácteos, apicultura, hongos, productos de brotes y plantas silvestres; procesamiento de productos orgánicos; distribución y ventas; almacenamiento y empaquetado; inspección y auditoría; calidad del aire, del agua y del riego que se usa en la producción; y materiales permitidos y prohibidos en la producción y procesamiento.

En 1995 comenzó un programa formal de certificación nacional, que especificaba los procedimientos que se deben seguir para obtener la certificación orgánica. OFDC también estableció una relación estrecha con la Asociación para la Mejora de los Cultivos Orgánicos (OCIA) de los Estados Unidos, la que creó una sucursal nacional dependiente de OFDC en 1995.

Mercados para los productos orgánicos chinos

El primer producto que se certificó como orgánico fue el té proveniente de la provincia de Zhejiang a comienzos de los 90. Con los años se fueron introduciendo metodologías, inspección y certificación y se comenzó con la capacitación de inspectores a cargo de expertos extranjeros. En 1996 ya estaban participando en la producción y procesamiento de alimentos orgánicos unos 10 000 agricultores y diez procesadores, y se certificaron entre 20 y 30 productos diferentes. Entre ellos figuran poroto de soya, trigo sarraceno, sésamo, semillas de girasol y zapallo, arroz, nueces, té, productos apícolas, hierbas medicinales y leche, y algunos productos procesados, como por ejemplo, jugos de frutas, fideos y bebidas.

En China hay un gran potencial para la producción orgánica, como lo demuestra el caso del té. Los primeros estudios realizados en el condado de Jingxian, en la provincia de Anhui, mostraron que el 80 por ciento de las plantaciones de té estaban ya produciendo té sin usar fertilizantes y plaguicidas químicos, una condición esencial para la producción de té orgánico. Los problemas de plagas se controlan fácilmente por medio de medidas manuales y biológicas y el té que se recoge antes de Qingming (una de las 24 temporadas agrícolas chinas, en general en abril) está libre de plagas. Por lo tanto, no sería difícil realizar la transición a la producción orgánica certificada.

Sin embargo, el mercado interno chino de alimentos orgánicos está por desarrollarse, aunque en la ciudad de Nanjiang se venden algunos productos como por ejemplo miel, té, leche en polvo y arroz. Con el rápido desarrollo económico que se está experimentado en China y con el mayor interés que existe por los temas relacionados con la contaminación de los alimentos, es probable que aumente la demanda de los productos orgánicos. Se estima que en los próximos años el volumen de ventas de los principales productos orgánicos podría aumentar de 1 a 2 por ciento de las ventas totales de alimentos en China. El potencial del mercado interno de alimentos orgánicos es, por lo tanto, enorme.

En 1996 se exportaron alrededor de 1 800 toneladas de productos orgánicos a países de Europa, Japón y Estados Unidos, nueve veces el volumen de las exportaciones de 1994. También aumentó la cantidad de operadores de alimentos orgánicos, de dos que existían en 1993 a cinco en 1996. China es un gran productor agrícola y exporta cantidades considerables de subproductos y productos a los mercados internacionales. Si entre el 5 y el 10 por ciento de estos productos obtienen la certificación orgánica, también tendrán un gran potencial en el mercado internacional.

Problemas y restricciones

El sector orgánico en China está aún en pañales y por lo tanto enfrenta una serie de problemas y restricciones. Entre ellos se incluye la necesidad de:

 ampliar el conocimiento y mejorar la educación sobre los temas relacionados con los alimentos orgánicos y la reducción en el uso de fertilizantes y plaguicidas químicos;

 mejorar la estructura del mercado interno de productos orgánicos y el acceso a los mercados orgánicos internacionales. Los mercados internos bien desarrollados serán propicios para mejorar las exportaciones;

 aumentar el número de granjas orgánicas y crear bases productivas para una oferta sostenible de productos orgánicos;

 aumentar la diversidad de los alimentos orgánicos, en especial los alimentos frescos y los procesados, para satisfacer la variedad de la demanda;

 desarrollar técnicas adicionales de producción y procesamiento (por ejemplo, para la salsa de soya y la leche de porotos de soya en polvo).

 desarrollar la inspección y certificación de acuerdo con IFOAM, por ejemplo, para aumentar la competitividad global.

China cubre una amplia superficie y tiene una larga historia de agricultura tradicional. Los agricultores han acumulado una rica experiencia y han desarrollado a lo largo de miles de años muchas técnicas agrícolas apropiadas, como por ejemplo, las rotaciones en los cultivos, el mantenimiento de la diversidad agrícola, el mejoramiento de la fertilidad de los suelos y el control de plagas, que probablemente se pueden aplicar fácilmente a las prácticas orgánicas. Por lo tanto, el potencial de la agricultura orgánica en China es enorme.

Fuente: Li Zhengfang, 2002

Todos estos factores elevan los costos de producción. Naturalmente, estas dificultades no son las mismas para todas las empresas. Es relativamente fácil convertir la producción láctea al manejo orgánico en países como Austria, Dinamarca, Finlandia y Suiza, y esto ha llevado a una importante penetración de productos orgánicos en el mercado lácteo de estos países.

Además del conocimiento y la inversión que se requieren durante el período de conversión, existen también requisitos temporales, especialmente en lo

que concierne al tiempo necesario para que el suelo responda al nuevo manejo, con las posibles consecuencias de rendimientos más bajos en los primeros años. Asimismo, los productos que se cultivan durante el período de conversión en general no reúnen las condiciones necesarias para los sobreprecios.

Otra limitación es el creciente costo de los insumos a medida que la demanda aumenta. Aunque los agricultores orgánicos prefieren confiar en un sistema cerrado con un mínimo uso de insumos comprados, esto no siempre es posible. Una preocupación es la disponibilidad de semillas o plantas que sean aceptables para el manejo orgánico (por ejemplo, semillas sin OMG, semillas no revestidas con fungicidas o variedades adecuadas de polinización abierta). Otra es la disponibilidad de razas de animales adecuadas. La falta de nutrientes orgánicos suficientes podrían causar problemas en los sistemas de cultivos orgánicos que no se integren con animales o que tengan una producción relativamente intensiva. Las fuentes de nutrientes incluyen el abono animal, los extractos de algas, los cultivos fijadores de nitrógeno, los deshechos de procesamiento de los alimentos y los residuos domésticos transformados en abono. Es posible que deban desarrollarse nuevas tecnologías para poder hacer mejor uso de éstos y otros insumos potenciales. Algunos costos pueden quizá bajar a medida que la demanda aumente y estimule la producción.

En relación con la cría de animales, más específicamente, las normas de producción exigen que la alimentación y el forraje sean orgánicos o permiten excepciones, sólo en una pequeña proporción (menos del 20 por ciento). La disminución gradual en el porcentaje de la alimentación no orgánica aumentará el precio de la orgánica si la oferta no responde a tiempo a la mayor demanda. De acuerdo con el Ministerio de Alimentos, Agricultura y Piscicultura de Dinamarca (1999), la oferta de pollos parrilleros orgánicos está limitada en ese país por la insuficiente disponibilidad de alimentación orgánica. La producción porcina enfrentó las mismas limitaciones. No obstante, hay otros factores que también intervienen en la determinación del precio. El aumento de los precios en la alimentación de los animales significará que algunos agricultores reduzcan la producción, y otros aumenten la producción de alimentos. El sector orgánico danés sugiere que la disminución en la proporción de alimentación no orgánica en los diferentes tipos de granjas desde el 20% al 0 % produce un cambio en los rendimientos, de DKr 3 566 millones (aproximadamente 471 millones de $EE.UU.) a DKr 3 350 millones (aproximadamente 443 millones de $EE.UU.) para el sector en su totalidad, suponiendo que el 20 por ciento de todas las granjas están utilizando técnicas de manejo orgánico[172]. El sector porcino es el más golpeado, con un rendimiento neto nacional que cayó de DKr 2 447 millones (aproximadamente 323 millones de $EE.UU.) a DKr 2 293 millones (aproximadamente 303 millones de

$EE.UU.). Los efectos relativos serían claramente más marcados si los niveles de adopción de los métodos orgánicos fueran más altos - al menos en las condiciones actuales de precios de insumos y productos, y el estado de la tecnología. Estos resultados no se pueden generalizar en otros países que tienen una estructura industrial diferente a Dinamarca, o incluso en distintos años.

La agricultura orgánica representa un paradigma diferente a la agricultura convencional[173]. Las técnicas e innovaciones que se aplican en un caso pueden ser difíciles de transferir al otro. Es probable que la mayor investigación en los métodos orgánicos pueda reducir de manera significativa la desventaja en los costos, que actúa como un impedimento para que muchos agricultores se conviertan a la agricultura orgánica.

La mayor demanda de nutrientes y forraje orgánicos tenderá a aumentar los costos en el corto plazo, a medida que la agricultura orgánica se expanda, según cada país e industria particular. La disponibilidad de semillas y razas de animales orgánicas también puede restringir el crecimiento en el corto plazo. Sin embargo, según los niveles de expansión probables para los próximos diez años, no se cree que este tipo de restricciones en la oferta afecten a la mayoría de los mercados. Es probable que diversos factores que tienden a bajar los costos sean de mayor relevancia.

Posiblemente, los costos de abastecimiento de los productos orgánicos al consumidor disminuirán a medida que las economías de escala y la investigación y el desarrollo en la producción y comercialización se vuelvan más eficaces.

Las normas de la agricultura orgánica

Además de los factores subyacentes de la oferta y la demanda, otro aspecto que se debe considerar al analizar el futuro de la agricultura orgánica es el que se refiere a las normas de producción, procesamiento y manipulación, como también al cumplimiento del sistema de garantía orgánica (inspección, certificación y acreditación). El problema del cumplimiento de las requisitos de los diferentes países está desarrollado en el Capítulo 1 (ver Desempeño institucional).

Existe un equilibrio entre la amplitud y la profundidad de las normas. Como sucede con cualquier producto, cuando más exigentes son las normas, más se cumplen las demandas de los consumidores. Sin embargo, las normas de producción más rigurosas limitan el alcance de la oferta orgánica, ya que pueden participar menos agricultores.

Las Comisión Europea está bajo constante presión por parte de la industria alimentaria para que las normas sean más flexibles: El riesgo es que el concepto de agricultura orgánica se diluya. El sector orgánico está en competencia con otras alternativas agrícolas sostenibles, todas llamando la atención del consumidor, y puede salir perdiendo si no satisface sus expectativas.

Las normas requieren acatamiento y la garantía de que se reúnen los requisitos orgánicos. En la actualidad, los mercados orgánicos internacionales (Unión Europea, Japón, Estados Unidos), están sujetos a regulaciones gubernamentales y a condiciones de acceso. Los países desarrollados enfrentan problemas con las numerosas acreditaciones de los organismos de certificación y las complicaciones administrativas. Los países en desarrollo en general requieren que la certificación la extienda un organismo extranjero, que puede ser prohibitivamente caro. Algunos países logran que sus organismos de certificación sean aceptados como equivalentes a los del país importador.

La coordinación y equivalencia de las normas de producción y certificación orgánica puede facilitar el comercio ya que otorga credibilidad a los productos. Ahorra costos y elimina los obstáculos que actualmente impiden la participación de muchos productores en el comercio orgánico internacional, en especial los pequeños agricultores de los países en desarrollo.

Es probable que en los años venideros la evolución de las normas orgánicas y la creación de sistemas de garantía que tengan en cuenta una diversidad de condiciones y necesidades afecten la naturaleza y el volumen del mercado orgánico y su posición en relación con la competencia.

Es probable que en los años venideros la evolución de las normas orgánicas y la creación de sistemas de garantía que tengan en cuenta una diversidad de condiciones y necesidades afecten la naturaleza y el volumen del mercado orgánico y su posición en relación con la competencia.

Participación de los gobiernos

Unión Europea

El papel que desempeñan la mayoría de los gobiernos respecto de la agricultura orgánica ha sido el de reglamentar la certificación y la producción orgánica y el de dar apoyo a los productores. En el año 1997, los fondos que se destinaron a la agricultura orgánica ascendieron a EUR 186 millones, menos del 0,5 por ciento del total de EUR 40,5 miles de millones

(40,5 miles de millones $EE.UU.) del presupuesto anual de la Unión Europea destinado a la agricultura[174].

Las políticas de la Agenda 2000 de la Unión Europea contemplaban un aumento en el apoyo para la provisión de servicios ambientales sin colaborar específicamente con la agricultura orgánica[175]. Quizás, lo más importante, fueron los cambios que se introdujeron en la Agenda 2000, por medio de los cuales se les permite a los estados miembro destinar a medidas agroambientales el apoyo directo que les brindaban a las grandes granjas, haciendo recaer en los gobiernos nacionales la responsabilidad de determinar sus resultados ambientales y su apoyo a la agricultura orgánica. Sin embargo, la agricultura orgánica debe competir con otros esquemas agroambientales, dado que los agricultores pueden recibir subsidios del gobierno cuando eligen cumplir con esquemas alternativos tales como el manejo integrado de plagas. No obstante, hay pruebas de que existen mayores subsidios y mayor interés en el apoyo a la agricultura orgánica. Por ejemplo, en el Reino Unido, la ayuda a agricultores que se conviertan a la agricultura orgánica aumentó de 1 millón de £ (1,5 millones de $EE.UU. aproximadamente) en el año 1997 a 18 millones de £ en el año 2001 (28 millones de $EE.UU. aproximadamente)[176].

Un traspaso hacia la agricultura orgánica reduciría los pagos de apoyo que se realizan en la Unión Europea pero aumentarían las inversiones que los gobiernos harían en los estados miembro[177]. La reducción de los pagos de la Unión Europea se debe a que existen menos subsidios para la actividad ganadera que para los cereales y los productores orgánicos tienden a poseer más ganado en sus sistemas. Un cambio hacia los métodos orgánicos muy probablemente originaría una caída en la producción de cereales y una reducción en la necesidad de obtener subsidios de exportación y en los costos de intervención y de almacenamiento[178].

Un estudio detallado del sector agrícola danés, que utilizó datos obtenidos por el Instituto Danés para la Economía Agrícola y Pesquera, evalúa la contribución del apoyo local respecto de los rendimientos brutos conforme a los acuerdos que existían en ese momento[179]. En el año 1996, los subsidios agrícolas que promediaban las DKr 149 000 por granja (17 890 $EE.UU. al tipo de cambio vigente) excedían los rendimientos netos y aportaban el 9 por ciento del rendimiento bruto sobre las granjas convencionales. El autor observa que tanto los contribuyentes como los agricultores habrían tenido una mejor posición económica en ese año si no se les hubiera requerido que produjeran algo antes de percibir el subsidio. Las granjas orgánicas, en promedio, recibieron el subsidio convencional de DKr 124 000 (14 880 $EE.UU.) por granja más un subsidio adicional por dedicarse a la agricultura orgánica de DKr 53 000 (6 360 $EE.UU.) por granja. Los subsidios aportaron el 11 por ciento del rendimiento bruto. Sin embargo, los

sobreprecios orgánicos aportaron el 26 por ciento, hecho que indica que los consumidores estaban colaborando con los contribuyentes en la provisión de mercaderías ambientales.

Recuadro 7: Agricultura orgánica en Costa Rica

En los últimos 15 años, un gran número de pequeños agricultores de Costa Rica han hecho la transición a la agricultura orgánica, en gran parte por iniciativa propia. Las razones principales de este cambio han sido los problemas económicos causados por los altos costos de los agroquímicos y su pérdida de efectividad, los aspectos relacionados con la salud, el interés por el medio ambiente y la biodiversidad y una búsqueda de mercados alternativos.

En la actualidad, Costa Rica tiene más de 9 400 hectáreas destinadas a la producción orgánica, que representan casi el 2 por ciento de la superficie total de tierra utilizada para cultivos permanentes y tierra arable. Esto significa más de 4 000 agricultores organizados en 135 organizaciones productivas, que cultivan una serie de productos tales como bananas, plátanos, ananás, mangos, naranjas, caña de azúcar, mora, cacao y café. La mayoría de estos productos se exportan, principalmente a la Unión Europea y a los Estados Unidos.

Razones del éxito del sector orgánico

 Conciencia: Varias empresas locales tuvieron éxito al desarrollar la agricultura orgánica, tanto en el mercado local como en los mercados de exportación. Gran parte de este éxito se debe a la participación de los productores locales en diversas ferias internacionales de productos orgánicos, pero también en las ferias locales donde los productores orgánicos venden sus productos directamente a los consumidores, estableciendo así una relación de confianza entre el productor y el consumidor.

 Situación legal: Costa Rica elaboró leyes y normas nacionales en el campo de la agricultura orgánica y posee un sistema de inspección y certificación muy organizado. Costa Rica está gestionando la equivalencia con la Regulación de la UE 2092/91 para poder aumentar las exportaciones de los productos orgánicos del país a los países de la Unión Europea.

 Inspección y certificación: Las autoridades nacionales de Costa Rica acreditaron tres agencias de certificación; dos son nacionales (ECO-LOGICA y AIMPCOPOP) mientras que la tercera (BCS-OKO Garantie) es alemana.

 Promoción: El Ministro de Agricultura y Ganadería (MAG), a través del Directorio de Servicios de Protección Fitosanitaria, supervisa y controla el cumplimiento de las reglas y procedimientos establecidos para el sector. Se crearon tres organismos dentro del MAG para promover la agricultura orgánica:

- el Servicio Fitosanitario Estatal responsable de registrar y controlar las agencias de certificación orgánica;

- la Comisión Nacional de Agricultura Orgánica que actúa como organismo asesor del MAG;

- el Programa Nacional de Agricultura Orgánica que brinda apoyo institucional para la producción y la coordinación de esfuerzos (tanto privados como públicos) y que promueve y fomenta la agricultura orgánica.

Además de estos organismos, la Agencia de Promoción de Comercio Exterior de Costa Rica (PROCOMER) desarrolló en los últimos años un programa de asistencia al cultivo orgánico, y ofrece información y capacitación a los productores con vistas a promover los productos orgánicos nacionales

en los mercados internacionales.

Aunque la producción orgánica tiene que superar todavía muchos obstáculos, el Gobierno de Costa Rica reconoce que hay un gran potencial en ese área. Se ha comprometido a continuar brindando a los productores orgánicos y al desarrollo de la agricultura orgánica en general toda la asistencia necesaria, no sólo en el ámbito local, sino también en la promoción de mercados de exportación.

Fuente: OMC, 2001

La estrategia de la Unión Europea sobre el desarrollo sostenible reconoce, en forma tácita, el impacto de la Política Agraria Común (CAP) sobre el ambiente (por ejemplo, una disminución en la biodiversidad). La revisión a mediano plazo de la CAP en el año 2002 apuntará a premiar la calidad más que la cantidad de la producción agrícola al incentivar la agricultura orgánica y trasladar los subsidios de apoyo al mercado hacia el desarrollo rural.

En mayo del año 2001 y en marzo del 2002, los Ministros de agricultura europeos se reunieron para discutir acerca de las perspectivas de la

agricultura orgánica[180]. Se arribó al compromiso de iniciar un proceso que tienda a lograr el desarrollo de un Plan de Acción Europeo dentro de los próximos dos años, que contenga una estrategia consensuada que cubra todos los aspectos de los alimentos y de la agricultura orgánica en Europa. El Plan de Acción asegurará, entre otros conceptos, que la agricultura orgánica constituye un elemento clave de la reforma de la Política Agraria Común y de los programas ambientales, y que tendrá en cuenta otras iniciativas de políticas (por ejemplo, las negociaciones de ingreso de la CEE, las negociaciones de la OMC). Es muy probable que la instauración de tal Plan de Acción sobre la agricultura orgánica en Europa posea un efecto multiplicador en otros países.

Diversos gobiernos europeos han fijado objetivos para convertir sus tierras agrícolas a tierras de manejo orgánico, con fines no sólo ambientales. Para el año 2005, el objetivo para la conversión al manejo orgánico de la tierra en Dinamarca e Italia es del 10 por ciento, y del 20 por ciento en Suecia. Para el año 2010, los Países Bajos y Noruega apuntan a un 10 por ciento cada uno, Alemania a un 20 por ciento y el Reino Unido a un 30 por ciento. Los países de la Unión Europea que poseen la mayor superficie de tierras agrícolas (Francia y España) poseen índices muy bajos de conversión en la actualidad, a pesar de que España recientemente ha impulsado su conversión orgánica. El hecho de lograr estos objetivos ambiciosos depende de los subsidios gubernamentales y del apoyo del consumidor.

Los objetivos y los subsidios no son uniformes en todos los estados miembro de la Unión Europea, lo que refleja una discrepancia en los objetivos. Las políticas para la agricultura convencional también afectan la agricultura orgánica. Principalmente, el hecho de construir una base consumidora local es de vital importancia para cualquier país que pretenda fomentar la conversión orgánica.

Estados Unidos de América

En los Estados Unidos, casi no ha existido apoyo de subsidios federales para la agricultura orgánica. El Programa de Seguridad de Conservación otorga hasta 50 000 $EE.UU. por año a los agricultores individuales que puedan cumplir con los requisitos ambientales específicos. Si bien los agricultores orgánicos están muy bien posicionados para cumplir con dichos requisitos, muy pocos son lo suficientemente grandes como para recibir esa suma de dinero. Si se tienen en cuenta suposiciones razonables respecto de los pagos promedio (entre 5 000 y 15 000 $EE.UU. por granja por año) y los índices de crecimiento en la cantidad de granjas (entre el 14 y el 17 por ciento por año), la reducción en los costos rondaría entre los 343 y los 1 031 millones $EE.UU. aproximadamente. Como menos del 50 por ciento de los

agricultores orgánicos de los Estados Unidos ganan 15 000 $EE.UU. o más por año, los pagos propuestos representan un subsidio considerable[181].

La Ley Agraria de EE.UU. (Farm Bill) del año 2002 incluye fondos destinados para compartir los costos de la certificación orgánica, que cubren el 75 por ciento de los honorarios por inspección y certificación de una operación y hasta 500 $EE.UU. por granja por año. En algunos estados tales como Minnesota, la conversión de tierras ha comenzado a recibir pagos en apoyo a la transición orgánica de hasta 20 $EE.UU. por ha. agrícola y de 10 $EE.UU. por ha de pastizales.

Políticas ambientales

Las políticas agrícolas y ambientales están ligadas. Algunos gobiernos consideran que la agricultura orgánica desempeña un papel específico, que su incidencia negativa con relación al impacto ambiental es menor y que posee mayores servicios ecológicos positivos que la agricultura convencional, pese a que existe una amplia gama de sistemas agrícolas convencionales que tienen impactos ambientales de distintos grados.

De acuerdo con lo mencionado más arriba, en la mayoría de los países, los subsidios gubernamentales para la producción orgánica han evolucionado a partir de los esquemas agroambientales. Los objetivos ambientales continuarán con la tendencia de instar al gobierno a que brinde apoyo a la agricultura orgánica. Por ejemplo, la Federación Orgánica de Australia ha desarrollado un ambicioso plan de cinco años que apunta a aumentar el sector orgánico del 1 al 4 por ciento de la producción agrícola para el año 2006. Sin embargo, el gobierno consideraría el sector entre los sistemas de manejo ambiental en vías de desarrollo en la actualidad, basados en los productos básicos.

Los subsidios gubernamentales para la producción orgánica han evolucionado a partir de los esquemas agroambientales.

La industria orgánica recibiría un mayor impulso si se cobraran las externalidades ambientales asociadas con la agricultura convencional a quienes contribuyen con el problema. Esto ha resultado difícil en la agricultura dado que la fuente de polución con frecuencia está dispersa y depende de una variedad de factores, hecho que dificulta cuantificarla. No obstante, el hecho de cambiar al principio de «el productor paga», significaría que el costo de eliminar la polución de la agricultura pasaría de los contribuyentes a los productores agrícolas. Estos costos probablemente se pasarán a los consumidores, con un impacto favorable en el precio relativo de las mercaderías orgánicas con respecto a las convencionales.

No se ha evaluado aún suficientemente la contribución de la agricultura orgánica a la implementación de acuerdos ambientales internacionales. Sin embargo, existen razones (ver Capítulo N 2) para creer que la agricultura orgánica facilitaría la posibilidad de alcanzar los objetivos ambientales tales como:

 los objetivos de la Convención de Diversidad Biológica para la conservación y uso sostenible de la biodiversidad;

 los objetivos del Protocolo de Kyoto sobre Cambio Climático para limitar las emisiones de los gases invernadero y el posible acuerdo acerca del papel de los sumideros para secuestrar carbono;

 los objetivos de la Convención para Combatir la Desertización para el desarrollo rural.

La agricultura orgánica también podría contribuir con los objetivos de otras políticas mediante la provisión de alimentos que los consumidores comprueben que son seguros y saludables, reduciendo de esta manera los pagos gubernamentales que se relacionen con el superávit de producción, incentivando el desarrollo regional y aumentando el bienestar animal.

Investigación y desarrollo tecnológico

Hasta el momento los avances e innovaciones en la agricultura orgánica han sido desarrolados por los propios agricultores orgánicos. Parecería ser que la investigación formal de la agricultura orgánica no atrae demasiados subsidios, pese a la envergadura del sector. Por ejemplo, en los Estados Unidos de América, la agricultura orgánica representó aproximadamente el 1 por ciento de la agricultura en los años 90 mientras que la investigación orgánica representó el 0,1 por ciento de los fondos federales destinados para la investigación agrícola[182].

La mayor parte de la investigación de la agricultura orgánica en Australia, en Europa y en los Estados Unidos se encuentra en el área de la producción agrícola. Es necesario realizar más trabajos en el área de la comercialización. Se conoce muy poco acerca de la reacción de los consumidores respecto de los cambios en los precios u otras características del producto. ¿Cuán rápidamente se reducirían los sobreprecios con la expansión del mercado orgánico? ¿Qué es lo que lleva a un cambio en los gustos o preferencias? ¿Por qué los mercados están creciendo con una velocidad diferente? ¿Cuál es el mejor enfoque para promover el desarrollo del mercado? ¿Cómo se puede hacer para que los mercados operen mejor? De la misma manera, parecería ser que existe muy poco análisis de las

políticas más allá de un estudio llevado a cabo por la Comisión Europea[183]. La instauración de un método sistemático para evaluar los gastos de investigación y los beneficios para la agricultura orgánica constituirían un paso importante y útil.

El hecho de impulsar la agricultura orgánica requerirá cambios significativos en la política pública tendiente a apoyar la conversión a los métodos orgánicos junto con inversiones públicas en investigación y extensión (entendiéndose un cambio importante en el comportamiento como consecuencia de actitudes arraigadas en el personal de extensión). Sin lugar a dudas, fuertes intereses creados se opondrán vehementemente a dichos cambios.

Parecería ser que la investigación formal de la agricultura orgánica no atrae demasiados subsidios, pese a la envergadura del sector.

Recuadro 8: Agricultura orgánica e ingeniería genética

Un estudio reciente[184] identificó los cuatro orígenes principales de la presencia adventicia de cultivos obtenidos por medio de la ingeniería genética (IG) a nivel de granja. Estos son: impurezas de las semillas; polinización cruzada; voluntarios (plantas de la temporada anterior y plantas que crecen por medio de semillas que se propagaron); y prácticas de cosecha/almacenamiento (mezcla de granos después de la cosecha). El nivel de presencia adventicia de cultivos obtenidos por medio de IG depende del tipo de cultivo y de granja. La agricultura orgánica posee tolerancia cero con relación a los OGM y cualquier contaminación resultaría en la pérdida del valor de mercado y, por lo tanto, de la viabilidad de la agricultura orgánica. Lo más importante es que la libertad de elección de los agricultores orgánicos y de los consumidores se ve amenazada por la liberación no regulada de OGM.

Contaminación de la agricultura orgánica con IG

Se calcula que la contaminación de los campos orgánicos con productos de la Ingeniería Genética ha producido una pérdida económica (ventas perdidas y precios más bajos) de más de 90 millones de dólares por año en América del Norte.[185] En Canadá, la introducción (en los años 90) de los cultivos de canola obtenidos genéticamente (por ejemplo, la semilla oleaginosa de colza) contaminó todos los cultivos de canola a lo largo de las praderas de Saskatchewan. Los agricultores orgánicos han dejado de cultivar canola con motivo de la preocupación de la contaminación con IG. Los productos orgánicos no pueden contener OGM y, de esa manera se privó a los productores orgánicos de Saskatchewan tanto de una herramienta valiosa en sus rotaciones como de un cultivo de alto rendimiento con un mercado creciente. En el año 1998, comenzaron a llevarse a cabo pruebas de campo limitadas de trigo obtenido mediante IG con el fin de introducirlo como un cultivo comercial en el año 2004. Si bien el trigo constituye un cultivo de autopolinización, existe el peligro de que el polen del trigo obtenido mediante IG se extienda: la contaminación genética del trigo orgánico devastaría el sector orgánico de Saskatchewan. En enero del año 2002, se presentó en la corte un recurso de amparo contra Monsanto y Aventis por parte de dos agricultores orgánicos en representación de todos los agricultores de granos certificados de Saskatchewan, demandando: compensación por daños causados a los agricultores orgánicos certificados como consecuencia de la introducción de la canola obtenida mediante IG en el ambiente rural; una orden judicial para evitar la introducción de trigo obtenido mediante IG[186]. El resultado de este primer caso legal será de gran importancia para las políticas futuras en relación con el impacto de la biotecnología en la agricultura orgánica.

Áreas libres de OGM

En Nueva Zelanda, el Ministerio de Agricultura ha proporcionado un subsidio para el desarrollo de un plan estratégico para la industria orgánica: uno de los cinco temas más importantes que se tratan es el de

mantener a Nueva Zelanda libre de la IG. Un estudio llevado a cabo en el año 2001 por el Ministerio del Medio Ambiente sobre los impactos potenciales de las pérdidas controladas y no controladas de OGM en el medio ambiente de Nueva Zelanda informa que el país con imagen «ecológica» proporciona un valor considerable a las exportaciones orgánicas. El gobierno emitió una moratoria para la liberación de OGM en el ambiente hasta octubre del año 2003. Sin embargo, es probable que Nueva Zelanda evalúe las ganancias potenciales del uso controlado de la tecnología de modificación genética en la agricultura convencional frente a las pérdidas potenciales de la agricultura orgánica al perder su condición de libre de IG[187].

Un enfoque pragmático para restablecer la libertad de operar para los agricultores orgánicos y para los transgénicos podría lograrse mediante el establecimiento, por las autoridades locales o centrales, de distritos o enclaves en los que sólo un tipo de sistema agrícola estuviera permitido. En China, las autoridades dedicadas al planeamiento de la Provincia de Yunnan decidieron transformar, en su totalidad, el sistema alimenticio local a producción de alimentos «verdes», con la intención declarada de exportar productos libres de OGM al mercado europeo. En Chile, en el año 2001, se esbozó el proyecto de un plan de la Oficina Regional del

Ministerio de Agricultura y la Comisión Ambiental Nacional proponiendo convertir la industria agrícola total en la región XI del país, a la agricultura orgánica. El objetivo es lograr que los sectores agrícola, ganadero y pesquero del área estén libres de químicos y de OGM en los próximos dos años, a fin de ofrecer a la región una ventaja potencial debido a su aislamiento[188].

El aislamiento espacial de los campos OGM, el manejo de los límites a lo ancho de la región, el establecimiento de zonas libres de OGM para proteger los cultivos orgánicos, y la segregación estricta durante el período de postcosecha constituyen opciones que podrían restablecer la libertad de los productores y de los consumidores para elegir entre los sistemas agrícolas y alimentos específicos.

En la actualidad, se están realizando grandes inversiones en biotecnología, que representa la antítesis de la agricultura orgánica: Mientras la ingeniería genética aísla y reduce los problemas complejos a temas simples e investiga una solución basada en un único factor, la agricultura orgánica se ocupa de toda la granja y de las relaciones intrínsecas entre todos los seres vivos. En la actualidad, la investigación sobre la agricultura orgánica carece aún de los subsidios necesarios.

Por ejemplo, los datos que están disponibles indican que en el año 2001, el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos gastó 5 millones de $EE.UU. en la investigación de la agricultura orgánica y 210 millones en la investigación de la biotecnología[189]. Esta disparidad en cuanto a la asignación de recursos para la investigación sería mayor si se consideraran las inversiones privadas destinadas a la biotecnología. Un estudio sobre las granjas orgánicas de los Estados Unidos de América refleja que menos del 0,1 por ciento del total de las tierras de estaciones experimentales de los Estados Unidos está destinado a la investigación orgánica.

Un conocimiento científico más profundo sobre la biotecnología y la percepción de las personas en relación con la seguridad y los beneficios de los organismos modificados genéticamente (OMG) en comparación con los productos orgánicos tendría un impacto significativo en ambos sistemas.

Recientemente, diversos gobiernos aumentaron su apoyo a la investigación de la agricultura orgánica. En los Estados Unidos de América, la Ley Agrícola 2002 otorga 15 millones $EE.UU. destinados a la investigación orgánica específica. En Europa, los fondos que se destinan a la investigación pública varían: El Instituto Francés de la Investigación Agrícola Nacional ha destinado, desde el año 2000, 5,5 millones $EE.UU. por año para su programa de investigación orgánica; en el Reino Unido, se fijó un fondo de investigación por 5 años de 7,9 millones $EE.UU. para atender las demandas locales de alimentos orgánicos. En Nueva Zelanda, el gobierno asignó 45NZ$ millones (21 millones $EE.UU. aproximadamente) por año para la investigación de la agricultura sostenible que beneficiarán a la agricultura orgánica (por ejemplo, el control biológico y los sistemas de reducción de insumos químicos) y 2,6NZ$ millones (1,2 millones $EE.UU. aproximadamente), específicamente para la investigación de la agricultura orgánica[190].

Algunos gobiernos de los países en vías de desarrollo también han comenzado a invertir en la investigación de la agricultura orgánica. Por ejemplo, el Ministerio de Agricultura de la India impulsa a los gobiernos estatales a separar el 50 por ciento de las tierras de las granjas del gobierno para la agricultura orgánica. El Ministerio también sugiere que se preparen y hagan circular entre los estados modelos de agricultura orgánica para su implementación. Se estimula a cada estado para que desarrolle una unidad adecuada para la promoción de la agricultura orgánica. El gobierno de Madhya Pradesh ha tomado la iniciativa al respecto, al reservar para la agricultura orgánica la mitad de sus terrenos cultivables mientras que al mismo tiempo también identifica una villa en cada bloque como una villa de agricultura orgánica[191].

Perspectivas de la agricultura orgánica

Protagonistas principales

Se espera que, en los países industrializados, la demanda de productos orgánicos continúe en aumento, quizás en un porcentaje superior al que se registró en los últimos años, del 20 por ciento. Sin embargo, el crecimiento futuro de la agricultura orgánica dependerá de las restricciones en el suministro más que de los cambios en la demanda. Hasta el momento, la tendencia ha reflejado que la demanda crece más rápido que el

abastecimiento, hecho que podría moderarse a medida que más «seguidores» (en oposición a los «innovadores») entren al mercado.

El crecimiento futuro de la agricultura orgánica dependerá más de las restricciones en el suministro que de los cambios en la demanda.

Los países en vías de desarrollo están comenzando a beneficiarse con las oportunidades del mercado orgánico pero, bajo las circunstancias actuales, los grandes productores y operadores están mejor posicionados para acceder a mercados internacionales. Las cantidades limitadas de productos orgánicos y las normas de calidad que se demandan al igual que las normas que rigen la producción y el procesamiento orgánicos podrían limitar a los países en vías de desarrollo en su capacidad para satisfacer la demanda de alimentos orgánicos de los mercados del norte. La comercialización de los alimentos orgánicos podría dejar de alentarse como consecuencia de las dificultades que existen para cumplir con las normas extranjeras y por los elevados costos de los sistemas de certificación, en especial, cuando no está establecida la equivalencia internacional. El acceso a la inspección y a la certificación, al igual que la necesidad de desarrollar nuevas formas para procesar alimentos orgánicos, constituyen los desafíos que las grandes compañías alimenticias, ya establecidas, pueden enfrentar mejor[192].

Se espera que las compañías alimentarias multinacionales serán protagonistas importantes en la provisión de alimentos orgánicos, tanto en términos de producción contratada como de comercialización internacional. En particular, el crecimiento de los alimentos orgánicos procesados se verá facilitado por la capacidad de estas compañías de reunir ingredientes de distintas partes del mundo y de guiar la producción para que cumpla con necesidades específicas. Al mismo tiempo, existen numerosas oportunidades para los productores y exportadores de los países en vías de desarrollo para que entren en mercados de productos orgánicos con valor agregado utilizando la tecnología disponible simple (por ejemplo, el secado al sol en pequeña escala de frutas tropicales).

A medida que la agricultura mundial se globaliza, unas pocas grandes compañías privadas controlarán cada vez más las cadenas de provisión de alimentos en el ámbito mundial. Sólo un puñado de empresas multinacionales posee no solo el potencial para limitar la elección de los agricultores respecto del tipo de alimento que producen sino también para influir en las preferencias de los consumidores a través de campañas masivas de influencia sobre la opinión pública.

Existen dos fuerzas contrapuestas que influirán en el crecimiento de la agricultura orgánica. Desde el punto de vista de la producción, las compañías agroquímicas multinacionales, que en la actualidad también son

proveedores de semillas y variedades genéticamente modificadas patentadas, no parecen estar dispuestas a aceptar la pérdida de gran parte de su participación en el mercado de insumos. Se han llevado a cabo ya grandes inversiones en campañas para desanimar a los productores y a los consumidores de alimentos orgánicos.

Desde el punto de vista de la demanda, las compañías de mega distribución de alimentos intentarían guiar y adaptar el mercado orgánico a sus requisitos de comercialización masivos de acuerdo con la manera en que ya lo han hecho en el sector convencional. Los grandes minoristas comenzaron a establecer sus propios estándares orgánicos, basándose en requisitos mínimos de sustitución de insumos, con el fin de satisfacer la producción industrial y el modelo de distribución.

Sin embargo, existen diversos factores que inciden en distintas clases de consumidores. Los grandes distribuidores de alimentos se están dando cuenta de que no se puede esperar que todos los consumidores se comprometan con la cultura de la «comida rápida», ni todos ellos pueden aceptar la cultura de alimentos orgánicos. Dentro de la categoría de consumidores de orgánicos, están aquellos que demandan alimentos orgánicos de preparación rápida (por ejemplo, las cenas preparadas en cajas para microondas). La mayor parte de la demanda de alimentos orgánicos, sin embargo, está basada en alimentos muy poco procesados, en el rechazo de las tendencias masivas del mercado y en el aumento de la fragmentación y especialización de los mercados.

El crecimiento de los alimentos orgánicos corporativos a nivel industrial está provocando respuestas de la comunidad agrícola orgánica, principalmente, preocupados por mantener la integridad de la agricultura orgánica y la viabilidad de los pequeños agricultores orgánicos. Los mercados locales, las ferias de agricultores, las entregas a domicilio y los esquemas comunitarios están emergiendo como estrategias de comercialización alternativas para la agricultura orgánica.

El redescubrimiento y valorización de la producción regional de alimentos y de las culturas culinarias locales, asociados a las preocupaciones por el consumo de energía, podrían limitar la futura comercialización de productos orgánicos, esencialmente, a productos tropicales sin procesar. En realidad, el alto consumo de energía vinculado con el transporte internacional de alimentos y la probable introducción de normas sobre las «millas de los alimentos» (relacionadas con la distancia que existe entre los lugares de producción y los mercados) para los alimentos orgánicos certificados podría resultar en el establecimiento de pequeñas cadenas de ventas de alimentos, que fortalecerían los mercados internos orgánicos.

Recuadro 9: Agricultura orgánica en Brasil

La definición brasilera

«El sistema de producción orgánica se refiere a los procesos de producción agrícola o industrial que utilizan tecnologías que optimizan el uso de recursos naturales y socioeconómicos, respetan la integridad cultural, apuntan a la autosostenibilidad en tiempo y en espacio, maximizan los beneficios sociales, minimizan la dependencia de la energía no renovable y no utilizan plaguicidas u otros productos sintéticos tóxicos, organismos genéticamente modificados, o radiación ionizada en ninguna de las etapas de su proceso de producción, de almacenamiento o de consumo, ni tampoco en sus etapas intermedias, privilegiando la salud ambiental y humana y asegurando la transparencia en todos los estadios de producción y de los procesos de transformación».

Legislación

En la actualidad, la legislación brasilera que reglamenta la agricultura orgánica consiste en una Instrucción Normativa del Ministerio de Agricultura (IN07/1999, 19 de mayo de 1999) que abarca la producción de cultivos, la cría de animales, el procesamiento de alimentos, la manipulación y el etiquetado. La legislación específica sobre la agricultura orgánica aún está por votarse en el Congreso de Brasil, dado que existe un proyecto al respecto (N° 659/99). La legislación que está vigente establece que todos los agricultores que vendan o etiqueten productos como orgánicos deberán obtener la certificación que los habilita como tales.

Apoyo para la agricultura orgánica

El gobierno brasilero apunta a generar el desarrollo rural a través de su estrategia de la agricultura orgánica. El Ministerio de Agricultura (Embrapa[193]), los gobiernos local y regional (por ejemplo, PESAGRO y EPAGRI[194]) y las agencias especializadas tales como las ONG (ASPTA[195]) y las asociaciones que nuclean a los agricultores (por ejemplo, ABIO y AAGE[196]) son todos responsables de la promoción de las actividades de agricultura orgánica. El apoyo financiero de las operaciones de la agricultura orgánica lo brinda el gobierno nacional y local, pero sólo a través de bancos oficiales. Algunos de estos bancos proporcionan créditos sólo para el período de conversión, por ejemplo el Banco Axial que otorga entre 500 000 a 2 millones de $EE.UU. durante 10 años. Otros, otorgan créditos una vez finalizado el período de conversión y como crédito anticipado de posibles cosechas, por ejemplo el Banco do Brasil posee una línea de apoyo financiero para agricultores ya certificados. La ayuda financiera también está disponible para inversores en menor escala a través de, por ejemplo, Widar, un agente financiero que apunta a los particulares y que proporciona pequeñas cantidades de dinero (entre 1 000 y 2 500 $EE.UU.) durante el período de conversión. El apoyo financiero, con frecuencia, se brinda para ayudar al desarrollo de la infraestructura y del mantenimiento general, pero también para actividades tales como la compra de semillas.

La agricultura orgánica también está recibiendo atención a través de la provisión de fondos para la investigación. Tanto Embrapa como el Consejo Nacional para el Desarrollo Tecnológico y Científico recibieron llamados en el año 2001 para proyectos de agricultura orgánica. Algunas municipalidades también proporcionan mercados de calle especiales para productos orgánicos. El estado de Paraná ha obtenido un préstamo del Banco Mundial destinado al entrenamiento de 100 profesionales en el campo de la agricultura orgánica.

La mayoría de los programas promoviendo la agricultura orgánica los llevaron a cabo las ONG y las asociaciones que nuclean a los agricultores. Las agencias gubernamentales comenzaron a participar desde hace muy poco tiempo. En la actualidad, en algunos estados (Paraná y Río de Janeiro) las agencias de extensión oficiales están promocionando la agricultura orgánica. En el estado de Río de Janeiro, Embrapa posee un programa que involucra a 5 000 personas y promueve la agroecología en los jardines hogareños.

Inspección y certificación

El Ministerio de Agricultura es el responsable de acreditar la certificación de los organismos que

trabajen en Brasil de acuerdo con la norma IN 06/2002 (10 de enero de 2002). Sin embargo, ningún organismo de certificación posee acreditación oficial en la actualidad.

Existen organismos dentro de Brasil para la certificación de productos orgánicos para el mercado interno. Las normas y estándares de estos organismos de certificación están ya aceptados y reconocidas por los productores, los consumidores y los minoristas. Sin embargo, hay algunas asociaciones de productores orgánicos que optaron por el sistema de autocertificación para sus productos orgánicos.

Muchos organismos de certificación que funcionan dentro de Brasil están reconocidos por la comunidad internacional. Algunos de ellos, inclusive, son organismos internacionales con una sucursal en Brasil por ejemplo OIA-Brasil[197], ECOCERT-Brasil[198], Skal-Brasil[199] y FVOBrasil[200]. Estos diversos organismos de inspección y certificación tienen acceso a distintos mercados. ECOCERT y OIA certifican productos para la exportación a la Unión Europea de acuerdo con lo dispuesto en el Artículo 11 de la Reglamentación EU 2092/91, mientras que FVO-Brasil certifica de acuerdo con los estándares aceptados en los Estados Unidos de América. Existe un organismo de certificación local, AAO[201], que trabaja junto con el organismo de certificación internacional OIA. Cada organismo de certificación proporciona su propia etiqueta a colocar en el producto que certifica y el mayorista Horta y Arte posee una marca orgánica certificada por AAO.

Mercado interno

En el año 1999, el Mercado interno de productos agrícolas orgánicos en Brasil se estimó en 150 millones $EE.UU. aproximadamente. Los vegetales y las frutas orgánicas que se venden en el mercado interno por lo general tienen precios que oscilan entre un 20-40 por ciento más altos que los productos producidos de manera convencional, mientras que los cereales orgánicos tienen precios 50 por cientos más altos. Los productos orgánicos que se venden localmente se encuentran en supermercados, comercios especializados y restaurantes, en mercados de calle y en repartos especiales, y existe una gran cantidad de mayoristas que se dedican sólo a productos orgánicos. En Brasil, los aviones también están comenzando a servir alimentos orgánicos.

Algunos agricultores dentro de Brasil siguen los principios de la agricultura orgánica pero no están sujetos a la inspección y a la certificación. Este es el caso de algunas familias de agricultores y de algunos sistemas de agroforestación. Lo mismo ocurre con algunos individuos y grupos que se dedican a actividades de extracción, aunque dicha producción en general no está orientada hacia el mercado sino a la subsistencia.

Mercado internacional

Se desconoce el valor total de los productos orgánicos importados por Brasil, pero los productos importados consisten en semillas, aceite de oliva de Italia, vinagre de Paraguay y arroz de la Argentina. El mercado de exportación para los productos orgánicos brasileros, sin embargo, estuvo estimado en los 100 millones $EE.UU. por año para 1999 y 2000. Las exportaciones incluyen jugo de naranja, azúcar, soya, café y frutas para la Unión Europea, frutas y urucum (bixa orellana) para los Estados Unidos de América y café para Japón.

Capacitación y conciencia

La agricultura orgánica está comenzando a entrar en el mundo académico de Brasil. En la actualidad, existen tres universidades que están dictando cursos de posgrado y doctorados con especialización en agricultura orgánica. Además, cinco institutos dedicados a la investigación agrícola están ofreciendo cursos sobre el aumento de la capacidad y del rendimiento. Las asociaciones que nuclean a los productores orgánicos también están proporcionando asistencia técnica, dos ONG (CEPAGRI[202] y AS-PTA) y algunas organizaciones dedicadas a la inspección y a la consultoría. Entre otras actividades que colaboran para aumentar la conciencia sobre la agricultura orgánica se podrían mencionar las publicaciones, las campañas informativas en supermercados y las emisiones radiales y televisivas.

Desafíos futuros

En el año 2001 las tierras orgánicas certificadas de Brasil ocupaban aproximadamente 269 718 ha, reflejando un aumento de más del 160 por ciento respecto del año 2000. La cantidad de agricultores certificados se duplicó durante este período, aumentando de 4 500 en el año 2000 a 7 063 en el año 2001. Sin embargo, el pequeño pero creciente sector agrícola orgánico aún debe enfrentar una serie de desafíos. En primer lugar, está la urgencia de acreditar los organismos de certificación que trabajan dentro de Brasil de acuerdo con las normas y estándares nacionales. También existe una necesidad urgente de crear una etiqueta unificada para los productos orgánicos con el fin de que los consumidores los puedan identificar con mayor facilidad. Como otras prioridades a tener en cuenta, se pueden mencionar el lanzamiento de campañas que aumenten la conciencia en forma continua y la investigación del manejo orgánico para tierras tropicales y las variedades apropiadas, y el entrenamiento de los agricultores.

Fuente: proporcionada a la FAO por Embrapa Agrobiology del Ministerio de Agricultura de Brasil, abril de 2002

Comercialización de productos básicos

Los productos orgánicos que más se comercializan son los cereales, las frutas y el vino, al igual que los frutos y los vegetales tropicales y no estacionales. En los años venideros, es probable que los países en vías de desarrollo ganen una participación en el mercado relativamente considerable con relación al café, al té, al cacao, a las hierbas y las especias, a las frutas secas y a las nueces. Los alimentos orgánicos para bebés, las bebidas y los vegetales congelados probablemente dominen las importaciones.

La comercialización de semillas oleaginosas (en especial de aquellas de zonas templadas tales como la soya y la colza) está sujeta a mayores cambios dado que las oleaginosas constituyen el foco de la biotecnología. Evidencias futuras sobre la seguridad ambiental y la seguridad de los alimentos, y sobre la aceptación de los consumidores, de cultivos de oleaginosas modificados genéticamente podrían ya sea aumentar el potencial de los países exportadores netos a través de una producción convencional mejorada o crear nuevos mercados (y más exportadores) de cultivos oleaginosos orgánicos. En la actualidad, los productores mayores de soya (Argentina, Brasil y Paraguay) se están confrontando muy duramente con la soya GM (y con el maíz Bt) que se volvieron cultivos dominantes en estos países. En Canadá, los productores orgánicos ya no pueden comercializar su colza bajo el nombre de «orgánica» como consecuencia de la contaminación de los campos orgánicos con colza modificada genéticamente (ver Recuadro 9).

En la actualidad, la comercialización de carne orgánica y de productos orgánicos derivados del ganado (por ejemplo, productos lácteos) es baja, en parte, debido a que las normas de toda la Unión Europea se adoptaron en el año 2000 y a que el Departamento de Agricultura de los EE.UU. levantó su prohibición de etiquetar y comercializar carne orgánica recién en febrero del

año 1999. Existen grandes posibilidades para la exportación de carnes orgánicas, vacuna y de cordero, debido al alto valor de los productos derivados de la ganadería al igual que a la preocupación reinante respecto de la seguridad de la carne industrial.

La demanda mundial de carne está aumentando y el pronóstico indica que continuará en aumento con el crecimiento económico; se calcula que muchos países (tales como Japón, considerado el mayor importador de carne, seguido por la UE) tendrán mayor interés por la carne orgánica como resultado de la preocupación que existe en relación con la seguridad de los alimentos. Australia y Nueva Zelanda, considerados como los exportadores más importantes de carne, poseen una ventaja comparativa respecto de la conversión masiva a la producción de carne orgánica.

Es muy costoso para quienes se dedican a la cría intensiva de ganado convertirse a la producción orgánica. Por el contrario, la conversión de sistemas extensivos, basados en pastizales, podría ser mucho más atractiva si las primas de los precios pudieran capturarse para la carne orgánica y los productos derivados del ganado. En realidad, la expansión espectacular de la tierra orgánica en la Argentina que varió de menos de 0,5 millones de ha en el año 1999 a 3 millones de hectáreas en el año 2000 tuvo lugar principalmente en las praderas como respuesta a la demanda de carne orgánica, si bien esto refleja la reclasificación y la extensión de la certificación más que un cambio real en los sistemas agrícolas. La producción orgánica de ganado podría mejorar tanto la productividad como el rendimiento de los pastizales existentes, y al mismo tiempo lograr que praderas naturales sin explotar comiencen a utilizarse de manera sostenible (por ejemplo, en China).

La revisión actual de las políticas de la agricultura, como la de la Unión Europea, a favor de la agricultura orgánica, podría resultar en superávits más pequeños de cereales. En el caso de que Australia y América del Norte (que juntos con Europa Occidental son los más grandes exportadores de cereales) siguieran esta tendencia, podría ocasionarse un déficit respecto de la disponibilidad de alimentos orgánicos en los mercados mundiales. En los países en vías de desarrollo, este hecho induciría a la implementación de cambios en las prácticas alimentarias de los animales (de parcelas intensivas para ganado a sistemas integrados de cultivo y animales) que dependen de cereales importados (y de aceites) para la alimentación.

En los países en vías de desarrollo, una disminución eventual en la disponibilidad de alimentos importados, sin lugar a dudas, dará lugar a un período con dificultades para amoldarse. Una adaptación positiva sería el establecimiento de cadenas más pequeñas de producción- consumo de

alimentos por medio de la utilización eficiente de los recursos locales y más mercados domésticos desarrollados para los productos básicos orgánicos.

La producción orgánica de ganado podría mejorar tanto la productividad como el rendimiento de los pastizales existentes, y al mismo tiempo lograr que praderas naturales sin explotar comiencen a utilizarse de manera sostenible.

Uso de la tierra

Los compromisos de políticas favorables y los programas de apoyo relacionados (por ejemplo, el apoyo a la producción, el subsidio para la investigación, las pruebas de campo y el desarrollo de conocimientos y de comercialización) llevarían a asumir que, para el año 2010, Europa Occidental, en promedio, podría tener la décima parte del total de sus tierras agrícolas bajo manejo orgánico. Si se mantuvieran estas políticas al igual que la tendencia del crecimiento orgánico, se calcula que en el año 2030, hasta un cuarto de las tierras agrícolas de la Unión Europea se manejarían orgánicamente.

La falta de datos y los cambios rápidos no permiten realizar pronósticos respecto del alcance del manejo de tierras orgánicas en otros lugares. Los cambios en el uso de la tierra no serán lineales sino que responderán a las innovaciones tecnológicas y a eventos imprevistos. Un ejemplo lo constituye el desarrollo de la agricultura orgánica en Europa: le llevó 30 años a la agricultura orgánica ocupar el 1 por ciento de la tierra agrícola y poder figurar en un lugar visible en los mercados de alimentos. Luego, la crisis de la seguridad de los alimentos produjo un aumento espectacular (e imprevisible), con países tales como el Reino Unido que apuntan a tener el 30 por ciento de las tierras con cultivos orgánicos dentro de 10 años. Esto indica que las tendencias del crecimiento de la agricultura orgánica están sujetas a desviaciones fundamentales.

Teniendo en cuenta los factores que podrían cambiar en forma radical el rumbo futuro de la agricultura como un todo, se espera que la demanda de los productos certificados en los países industrializados y la necesidad de cumplir con los requisitos de abastecimiento orgánico por parte de los países en vías de desarrollo inducirán cambios en el uso de la tierra en todo el mundo. Como consecuencia, este hecho traerá aparejados cambios en los modelos de abastecimiento y distribución de alimentos tanto en los países desarrollados como en los en vías de desarrollo.

Por ejemplo, las demandas de la sociedad respecto de la calidad de la tierra y del agua y la expansión del manejo orgánico de las tierras implicarán cambios en las políticas con el fin de evitar desvíos contaminantes de áreas

vecinas con cultivos convencionales para proteger las granjas orgánicas o impulsarán su establecimiento en regiones adecuadas y protegidas (ver Recuadro 10). La adopción de la producción de ganado orgánico podría revertir la tendencia actualmente en aumento de la adopción de sistemas de producción animal intensiva que ocasionan problemas considerables de contaminación al igual que la degradación en donde se producen los alimentos y el forraje.

La demanda de los productos certificados en los países industrializados y la necesidad de cumplir con los requisitos de abastecimiento orgánico por parte de los países en vías de desarrollo inducirán cambios en el uso de la tierra en todo el mundo.

Más específicamente, la agricultura orgánica podría constituir una gran fuerza hacia:

 la diversificación y la intensificación del uso de las tierras agrícolas existentes a través de mejores rendimientos y de una intensidad de cultivo más elevada. Por ejemplo, en Asia Oriental, los arrozales orgánicos poseen un gran potencial no sólo para mejorar la productividad del arroz sino también para el doble cultivo al integrar los peces;

 el fortalecimiento de la fertilidad de la tierra y la prevención de la erosión y, como consecuencia, la disminución anual de la pérdida de tierras agrícolas debido a la degradación y a la desertización;

 la disminución en el desmonte de tierras nuevas para la agricultura;

 la mejor utilización de la tierra reservadas;

 la producción de alimentos en muchas áreas protegidas y en las zonas de aislamiento;

 la posibilidad de proporcionar una opción para el uso productivo de tierras urbanas disponibles para la producción de alimentos (tal como se está llevando a cabo en la Argentina y en Cuba).

Recuadro 10: Agricultura orgánica en la República Checa

La definición checa

«Agricultura orgánica se refiere al manejo agrícola especial que tiene en cuenta el cuidado del ambiente y sus partes individuales, mediante el establecimiento de límites y prohibiciones en relación con el uso de materias y procedimientos que tengan un efecto adverso sobre el ambiente, ocasionen polución,

contaminen el ambiente o aumenten los riesgos de contaminación de la cadena alimentaria. Asimismo, también vela por las manifestaciones externas del comportamiento y bienestar de los animales de cría, de acuerdo con los requisitos de la legislación vigente respectiva».

Legislación

La agricultura orgánica en la República Checa se encuentra bajo la responsabilidad del Ministerio de Agricultura. Su política global en relación con la agricultura orgánica apunta a impulsar la conservación ambiental, a reducir la importación y el uso de agroquímicos y al desarrollo rural general. Sólo las granjas certificadas como orgánicas pueden vender productos etiquetados como tales. La legislación que ampara lo antedicho y al sector orgánico es la Ley de Agricultura Orgánica N° 242/2000 Coll. y el Decreto gubernamental N° 53/2001 Coll. Ambos entraron en vigencia el 1 de enero del año 2001 y el 12 de febrero del año 2001, respectivamente. Dicha legislación se aplica a la producción de cultivos, a la crianza de animales, al procesamiento de alimentos, a la manipulación y al etiquetado.

Apoyo económico

Un respaldo adicional por parte del gobierno se refleja a través del apoyo económico directo. Éste se proporciona durante el período de dos años de conversión y durante todo el tiempo después de que la granja se certificó como orgánica. Este apoyo principalmente compensa las pérdidas que se ocasionan en la producción pero también funciona como promoción general de la producción orgánica. En el año 2000, este hecho estuvo representado por pagos directos que ascendían a 50 $EE.UU./ha/por año en concepto de tierra arable, 25 $EE.UU./ha/por año por los médanos y las pasturas y 87,5 $EE.UU./ha/por año como cultivos permanentes (por ejemplo, bosques frutales y viñedos), al igual que vegetales que se produjeran en terrenos arables. El costo total de la República Checa de este año fue de 2 227 000 $EE.UU. aproximadamente, un 46 por ciento de incremento en el año 1998, cuando los pagos directos ascendieron a 1 202 275 $EE.UU. aproximadamente. El gobierno nacional también brinda apoyo financiero y servicios de extensión destinados al entrenamiento del agricultor, a la comercialización de la biocarne y a la promoción de la agricultura orgánica.

Inspección y certificación

Los organismos de certificación que desean operar dentro de la República Checa pueden solicitar la acreditación al Departamento de Política Estructural y Desarrollo Rural del Ministerio de Agricultura de acuerdo con el Artículo 29 de la Ley de Agricultura Orgánica. Sobre la base de los resultados de un proceso de selección, el Ministerio dá forma a un contrato por medio del cual permite a la «persona autorizada» llevar a cabo las inspecciones y otras actividades profesionales que estén relacionadas con la agricultura orgánica.

La República Checa sólo posee una agencia certificadora, KEZ o.p.s., que es reconocido tanto en el ámbito nacional como internacional. KEZ está autorizada conforme al Artículo 29 de la Ley de Agricultura Orgánica y certifica los productos para el consumo interno y para exportar a la Unión Europea como así también a los países que no pertenecen a la Unión. KEZ trabaja en asociación con organismos de certificación internacionales, si bien no existen organismos de certificación nacionales que desarrollen sus actividades independientemente dentro de la República Checa. La República Checa se ha presentado para solicitar su incorporación en el Anexo del Artículo 11 de la Reglamentación (EEC) N° 2092/91 por medio del cual, si se la acepta, demostraría que las normas a las que se someten los agricultores orgánicos checos se consideran equivalentes a las de la Unión Europea. La República Checa posee sus propias normas para determinar la equivalencia de los productos orgánicos importados y de producción nacional. Aquellos países junto con los organismos de inspección que los certifican, cuya certificación esté considerada equivalente a la de la Ley de Agricultura Orgánica serán incorporados en una lista, Anexo N° 15 del Decreto N° 53/2001 Coll.

El mercado interno

La legislación nacional impone un sistema de inspección y de certificación de todos los productos que se etiqueten como orgánicos. Si bien no existen cifras estimativas respecto del consumo local de

productos orgánicos, los sobreprecios para los productos orgánicos son de un 25 por ciento aproximadamente para cereales, 30 por ciento para frutas y verduras y 40 por ciento para los productos derivados de la ganadería. Los productos orgánicos se venden en los supermercados, comercios especializados, ventas directas en las granjas y, algunas veces, a restaurantes especializados y en entregas domiciliarias. También existen unos pocos mayoristas especializados en productos orgánicos.

Todos los productos orgánicos certificados por KEZ reciben una etiqueta oficial del estado, pero la cadena de supermercados Ahold tiene una etiqueta con una marca especial para sus productos orgánicos: Selsky Dvu°r, de la misma manera que la tiene PRO-BIO, uno de las asociaciones de agricultores que existen en la República Checa.

Desde 1990, se llevan a cabo campañas que promueven la toma de conciencia respecto de la agricultura orgánica. Se publicaron revistas y otros materiales informativos en el año 1990, al mismo tiempo que se lanzaron campañas en las escuelas y, desde 1993, se realizaron exhibiciones comerciales. En el año 1999, se lanzaron programas televisivos y radiales, iniciándose en el año 2000 las campañas informativas en los supermercados.

Producción orgánica

Las estadísticas proporcionadas por el Ministerio de Agricultura demuestran que la agricultura orgánica está creciendo en la República Checa tanto en términos de cantidad de granjas como de superficie de terreno certificada, pese a que el sector correspondiente a la agricultura orgánica aún permanece pequeño en relación con el de la agricultura en general: el 2,5 por ciento de las tierras agrícolas están certificadas como orgánicas (99 757 ha), el 1,5 por ciento (65 942 ha) se encuentran en conversión. Sin embargo, se registró casi un 40 por ciento de aumento en el área de tierra certificada como orgánica entre los años 1999 y 2000 y un incremento de un tercio en la cantidad real de granjas orgánicas. La tierra orgánica certificada se puede clasificar en un 9,3 por ciento como tierra arable, un 90,3 por ciento como tierras de pasturaje permanente, 0,3 por ciento bajo culturas permanentes (por ejemplo, frutales) y un 0,1 por ciento bajo otros conceptos. La cantidad de productores, procesadores e importadores orgánicos registrados también mostró un 16 por ciento de aumento durante el mismo período.

La producción de cultivos orgánicos se centra principalmente en cultivos de cereales (11 099 toneladas) y en la producción de frutas y de vegetales (8 864 toneladas en el 2000). Las legumbres al igual que otros cultivos especiales tales como las uvas para vino crecen en una escala mucho menor (1508 toneladas). Mientras que la producción de los cultivos se ha visto incrementada entre los años 1999 y 2000, la producción animal orgánica en general ha disminuido, con excepción de las especies bovinas que reflejaron un crecimiento en la producción de un 20 por ciento aproximadamente; 5 289 cabezas en 1999 y 6 675 cabezas en 2000.

La República Checa también produce leche y huevos orgánicos y posee establecimientos para el procesamiento de productos orgánicos. Por ejemplo, existen cinco bodegas orgánicas que, en el año 2000, produjeron 6 400 hl. de vino, diez plantas que están destinadas al procesamiento de productos lácteos orgánicos, cuatro molinos de harina orgánica y una planta de jugo de fruta orgánico. Algunas plantas procesadoras que producen comúnmente productos convencionales, sólo en algunas ocasiones se dedican a los productos orgánicos, por ejemplo: cinco panaderías, dos molinos de harina y dos plantas procesadoras de productos lácteos.

En la actualidad, no está disponible el valor estimado del mercado interno para los productos orgánicos, como tampoco lo están los valores del comercio internacional tanto de las importaciones como de las exportaciones. Sin embargo, los principales socios comerciales son los siguientes:País importador Productos País exportador ProductosAustria té Austria cereales, té, especias,

hierbas, maíz, cebollas y arvejas

Bélgica, Francia y Japón

Fideos, aceites, miel, bebidas de soya, salsas, arroz, legumbres

Alemania y Eslovenia

cereales, maíz, cebolla y arvejas

Alemania Fideos, aceites, miel, bebidas de soya, Gran Bretaña y cereales, té, hierbas y

cereales, té, especias y hierbas Países Bajos especiasGran Bretaña e Italia

Té, azúcar y quinoa Eslovaquia Harina, hierbas y especias

Países Bajos Fideos, aceites, miel, bebidas de soya, salsas, arroz, legumbres, té, azúcar, quinoa y queso

Suiza cereales Harina, hierbas, especias y

Fuente: proporcionada a la FAO por el Ministerio de Agricultura, República Checa, abril de 2002

Cuadro 6: Principales fuerzas que influyen en el crecimiento de la agricultura orgánica

INCENTIVOS FALTADE INCENTIVOSDinámica del mercado

Ingreso de grandes industrias alimenticias y de minoristas (por ejemplo, Unilever, Tesco, Sainsbury) en el sector de la agricultura orgánica.

Presión de la industria agroquímica sobre los agricultores y sobre las decisiones de los responsables de la formulación de políticas y competencia de otros productos «verdes» (tales como los que están «libres de químicos» o«de crianza al aire libre»).

Preocupación ambiental, de la salud y de la seguridad de los alimentos producto de la agricultura industrial, que aumenta la demanda de los alimentos orgánicos (por ejemplo, hormonas, antibióticos, dioxinas, Alar, encefalopatía espongiforme bovina BSE, OGM, plaguicidas que ocasionan trastornos endocrinos, patógenos resistentes a antibióticos, radiación).

Epidemias agrícolas que desvían recursos de la agricultura orgánica (por ejemplo, la fiebre aftosa u otras emergencias) o que inevitablemente contaminan los sistemas orgánicos (por ejemplo por medio de OGM).

Disminución en los precios de los productos básicos convencionales y deterioro de los acuerdos de comercialización preferenciales en el ámbito mundial que favorecen la diversificación hacia la agricultura orgánica.

La eficiencia económica dependerá del alcance del apoyo a la producción agrícola, de los costos de la producción real y de los precios de los alimentos.

PolíticasMayor armonización y reconocimiento mutuo de las normas de la agricultura orgánica y cumplimiento del sistema de garantía orgánica.

Fragmentación de las normas que pudieran ocasionar costos a los exportadores que abastecen diversos mercados. Dilución de las normas que puedan originar el descreimiento y abandono del consumidor. Falta de sanción del fraude, lo que provocará la pérdida de confianza en la demanda orgánica.

Políticas agrícolas y/o estrategias de seguridad alimentaria que incluyen planes de acción destinados específicamente a la agricultura orgánica, con fijación de objetivos de desarrollo, entrenamiento, capacitación y servicios de consultoría para agricultores y desarrollo de mercado.

Políticas de provisión de alimentos que disminuyan la inversión pública en cuanto a la toma de conciencia agrícola y que permitan la competencia de precios sólo entre los productos básicos mundiales.

Medidas agroambientales que impliquen el aumento de las regulaciones relacionadas con los insumos agrícolas sintéticos e implementación de acuerdos ambientales globales (por ejemplo, las convenciones sobre diversidad biológica, los cambios climáticos y la lucha contra la desertización).

Barreras potenciales de comercialización contra los alimentos orgánicos y medidas de la OMC que no favorecen la integración de consideraciones ambientales en las políticas agrícolas.

Desarrollo de la tecnologíaInversiones públicas y privadas en investigaciones sobre agricultura orgánica (por ejemplo, sustitutos de los insumos sintéticos para la producción y el procesamiento) y desarrollo de los conocimientos orgánicos.

Investigación agrícola y programas de extensión que promuevan el uso intensivo de insumos externos. Innovación científica potencial que garantice la seguridad y la calidad tales como nuevos productos biotecnológicos.

La agricultura orgánica pasa a ser una opción atractiva, si se considera la conversión inevitable de tierras agrícolas a usos urbanos (en especial en las zonas adyacentes a las áreas urbanas en las grandes ciudades), la necesidad de proteger el ambiente y de detener la extinción de la biodiversidad, así como también la importancia de aumentar la producción de alimentos sin perder la tierra arable o sin desmontar nuevas tierras. En la mayoría de los países europeos, se percibe la agricultura orgánica como un medio poderoso para recuperar y otorgar nuevo valor y renovada importancia a las características tradicionales de las áreas rurales. El agroturismo bioecológico se está promoviendo como una actividad que no sólo produce fibras y alimentos específicos (tradiciones gastronómicas y artesanías) sino que también ofrece un paisaje típico, servicios ambientales y una hospitalidad rural. También existen otros caminos para que los países en vías de desarrollo que posean un gran capital ambiental puedan explorar en relación con la generación de ingresos y la producción de alimentos.

Fuerzas en juego

El mercado de alimentos orgánicos certificados comprende una pequeña (16 mil millones de $EE.UU.) pero creciente participación (1-2 por ciento) del total del mercado alimentario. En especial en Europa, este crecimiento aumentó, desde el lado de la oferta, mediante los subsidios a la producción que se otorgaron a los agricultores orgánicos y, desde el lado de la demanda, por las impresiones adversas relacionadas con la seguridad de los alimentos convencionales, recientemente estimuladas por crisis de confianza. Sin embargo, el crecimiento en el mercado orgánico también ha sido fuerte en los mercados donde estos factores fueron menos evidentes, como sucedió en Australia, Japón y los Estados Unidos de América y en algunos países en vías de desarrollo.

Es probable que el mercado global de productos orgánicos certificados continúe creciendo entre un 10- 20 por ciento por año en el futuro inmediato. Para el año 2010, el mercado habrá crecido a 61-94 miles de millones de $EE.UU. en los países con mercados orgánicos certificados, o entre un 3,5 y un 5 por ciento del mercado alimentario global. Este cálculo se basa en los mercados certificados en la actualidad; la expansión sería aún mayor si se incluyeran los mercados orgánicos no certificados (ver Capítulo 4).

La desregulación de las políticas agrícolas dejarán libradas las decisiones respecto del tipo de agricultura y de producción de alimentos más adecuados a las fuerzas del mercado. El desarrollo de la agricultura orgánica certificada será governado en el futuro por las fuerzas del Mercado, especialmente por la creciente preocupación de la sociedad con la seguridad de los alimentos producidos por sistemas convencionales; el creciente interés de las empresas

multinacionales en los productos orgánicos; la desconección de los subsidios a la agricultura de la producción y el creciente énfasis en el rol de la agricultura como proveedora de bienes de uso público.

Las implicancias para los gobiernos que desean desarrollar el sector orgánico incluyen el desarrollo de un marco político adecuado que asegure la transparencia y la calidad apropiada de los productos de agricultura orgánica. Esto es particularmente importante para los países exportadores. Otro paso importante lo constituyen la investigación y el desarrollo para colaborar con los agricultores para que gocen de los beneficios de la mejora en la productividad y del aumento de la eficiencia en el transporte, la manipulación, el almacenamiento, el procesamiento y la venta al por menor, incluyendo el desarrollo y promoción de los mercados.

Para el año 2010, el mercado habrá crecido a 61-94 miles de millones de $EE.UU. en los países con mercados orgánicos certificados, o entre un 3,5 y un 5 por ciento del mercado global de alimentos.

A mediano plazo, se espera que todas las formas de la agricultura sostenible, incluyendo la producción integrada y la agricultura orgánica, converjan en relación con su contribución a la calidad ambiental, a la seguridad de los alimentos y a la fijación del precio mínimo de venta al público. Sin embargo, la distinción permanecerá con la agricultura biotecnológica, especialmente los alimentos y las fibras obtenidas por medio de la ingeniería genética. El grado de éxito y aceptación de la agricultura biotecnológica tendrá una gran influencia en las políticas agrícolas y en la viabilidad de la agricultura orgánica.

El Cuadro 6 presenta las principales fuerzas que influyen en el crecimiento de la agricultura orgánica, la dinámica del mercado, las políticas y el desarrollo tecnológico.

Conclusiones

Tanto las fuerzas del mercado y de la agricultura así como las políticas ambientales incrementarán la demanda y la oferta de los productos certificados de la agricultura orgánica. El aumento de la conversión a la agricultura orgánica traerá aparejados notables cambios en el uso del terreno y en las cadenas de provisión de alimentos. La agricultura orgánica posee el potencial de achicar la brecha productor-consumidor y de mejorar los mercados de alimentos locales. La agricultura orgánica ocasionará una

disminución en el superávit de alimentos en los países industriales y mejorará la productividad en los países en vías de desarrollo.

Más allá de que los precios de los alimentos orgánicos disminuirán si cambia el equilibrio entre la oferta y la demanda, se espera que permanezcan por encima de los precios de los alimentos convencionales. A corto plazo, la evolución de la comercialización de los productos certificados dependerá de la instauración de equivalencias entre los normas de la agricultura orgánica. Si la atención sólo se centra en las exportaciones, es probable que sea contraproducente para el desarrollo de la agricultura orgánica y debería ponerse más atención en el potencial de los mercados orgánicos locales/internos.

Los requisitos establecidos por la agricultura orgánica, sea certificada o no, darán origen a innovaciones que podrían tener amplias derivaciones. La urgente necesidad de adherir a elevadas normas ecológicas y sociales hará que, en algunos lugares, se produzcan sistemas agrícolas muy adelantados respecto de las empresas orgánicas actuales. La agricultura orgánica ha creado un incentivo para el manejo ecológico basado en el mercado. La demanda de servicios ambientales y sociales continuará en aumento y la agricultura orgánica proporciona una fuerte respuesta al respecto.

Los requisitos establecidos por la agricultura orgánica darán origen a innovaciones que podrían tener amplias derivaciones.

CAPÍTULO 4. AGRICULTURA ORGÁNICA NO CERTIFICADA EN LOS PAÍSES EN VÍAS DE DESARROLLO

Introducción

La agricultura orgánica no certificada se refiere a los sistemas agrícolas que utilizan procesos naturales, en lugar de insumos externos, para mejorar la productividad.

En este capítulo se describen las características agroecológicas de las granjas rurales pequeñas en los países en vías de desarrollo, como también la naturaleza y el impacto de una serie de iniciativas que apuntan a mejorar la eficiencia de los pequeños sistemas agrícolas que trabajan con recursos locales. La mayoría de los beneficiarios de esos proyectos se pueden considerar agricultores orgánicos no certificados.

Un cierto porcentaje de los agricultores de escasos recursos se dedica a prácticas que se podrían llamar «orgánicas por negligencia», pero que en general tienen baja producción debido a la marginalidad de los recursos o porque quedan sujetas a la degradación del medio ambiente. Aunque esos sistemas no caen dentro de la categoría de la «agricultura orgánica no certificada», ofrecen ventajas relativas para hacer la «conversión» o la «actualización» a sistemas agrícolas orgánicos no certificados.

Este capítulo analiza las posibilidades de la agricultura orgánica no certificada haciendo uso de las estrategias implementadas por los pequeños agricultores para producir sus alimentos de manera sostenible y los factores que afectan la viabilidad de las mismas. Las tendencias se describen por medio de ejemplos tomados de distintos países. Por último, se definen propuestas para escalar la agricultura no certificada en los países en desarrollo.

Escenario para el desarrollo de la agricultura orgánica no certificada

Desigualdades agrícolas y pobreza de los pequeños agricultores

La población agrícola global de 3 mil millones de habitantes ocupa de manera activa a 1,3 mil millones de personas, casi la mitad de la población mundial activa. Dos tercios de los agricultores del mundo utilizan insumos de la Revolución verde, por ejemplo variedades de cultivos y razas de animales mejoradas, alimentos concentrados y fertilizantes y plaguicidas sintéticos. El sector de pequeños agricultores, largamente desatendido por los avances tecnológicos, incluye unos 450 millones de personas en

actividad y representa un total de 1 250 millones de habitantes que tratan de sobrevivir de la agricultura (en especial en África intertropical, los Andes y Asia central).

La mayoría de estos pequeños productores están privados de tierras, que son propiedad de grandes patrimonios; cultivan micropropiedades (de escasos cientos de metros cuadrados) que les son entregadas y mucho más pequeñas que la superficie requerida para cubrir las necesidades alimenticias de una familia, o recurren al trabajo casual en las grandes fincas por salarios que no superan los 2 dólares diarios. La situación es por lo tanto de extrema pobreza e inseguridad alimenticia crónica para los centenares de millones de agricultores que no poseen tierras (por ejemplo, los agricultores de cereales en los Andes, los Himalayas o Sudán)[203].

El aumento de la productividad a partir de la Revolución verde benefició a los países desarrollados y a las regiones propicias de los países en desarrollo, pero esto provocó una caída abrupta en los precios agrícolas reales (por ejemplo, en menos de 50 años, el precio real del trigo en los Estados Unidos bajó casi dos tercios) y en algunos casos produjo excedentes significativos que se destinaron a la exportación. El comercio internacional, los excedentes de bajo costo y la caída de los precios agrícolas y de los productos básicos tropicales de exportación contribuyen a la pobreza de los productores y vendedores de las mercancías agrícolas.

El sector de pequeños agricultores, largamente desatendido por los avances tecnológicos, incluye unos 450 millones de personas en actividad y representa un total de 1 250 millones de habitantes que tratan de sobrevivir de la agricultura.

Además, los mercados agrícolas internacionales, si bien son importantes en términos absolutos, representan una proporción pequeña de la producción y el consumo mundial (por ejemplo, sólo un 6 por ciento al año 2000). Sólo los productores y exportadores que cuentan con ventajas comparativas específicas pueden acceder a los mercados internacionales de productos agrícolas básicos (es decir, los exportadores de los grandes establecimientos rurales de América Latina, Sudáfrica y Zimbabwe que poseen grandes extensiones de tierra de poco valor y mano de obra barata; y los agricultores subsidiados de los Estados Unidos y la Unión Europea).

Los países en desarrollo, que tradicionalmente han obtenido un superávit neto en el comercio agrícola, tienen en la actualidad un saldo negativo (en términos de valores, pasaron de tener un saldo comercial positivo de 17,5 mil millones de $EE.UU. en el año 1977 a un déficit de 6 mil millones $EE.UU. en el año 1996). Esta caída drástica, que podría aumentar en las décadas futuras (para el año 2030, podría cuadriplicarse el déficit comercial

de los países menos desarrollados), refleja un crecimiento de las importaciones en varios países en desarrollo y los efectos de las políticas proteccionistas en los principales países industrializados[204].

Las empresas agrícolas y alimentarias multinacionales operan en muchos países y cubren toda la cadena alimentaria, desde la producción y comercialización de semillas e insumos, pasando por la compra de cultivos y animales, hasta el procesamiento y distribución de los alimentos. Estas grandes corporaciones pueden ejercer un poder monopólico de compra o de venta, y de esa manera presionar a los agricultores con contratos de producción o de copropiedad en el manejo de la tierra y los animales. Este sistema obliga a los agricultores a comprar los insumos de la empresa y a vender sus productos sólo a esa empresa. En esas condiciones, los agricultores pierden su capacidad empresarial mientras que los salarios y las exigencias en las normas del medio ambiente disminuyen.

Contribución del sector de pequeños agricultores al suministro de alimentos

Millones de pequeños agricultores de escasos recursos, que operan fuera del mercado agrícola mundial, contribuyen en gran medida al abastecimiento de alimentos regional y local de alimentos.

Figura 1: Índice de precios de productos básicos

Recuadro 1: Desde las Escuelas de campo para agricultores hasta el Manejo Integrado de Plagas

Comunitario

El Manejo Integrado de Plagas se desarrolló como consecuencia de los múltiples problemas que surgieron a partir de la Revolución verde. Los programas para el desarrollo agrícola se basaban en sistemas muy centralizados diseñados para proveerle a los pequeños agricultores paquetes de insumos e información. Estos sistemas centralizados no pudieron tener en cuenta la realidad de la gran diversidad agroecológica en los países, regiones e incluso en los pueblos y aldeas. La recomendación de usar insecticidas de amplio espectro subsidiados provocó brotes masivos de insectos ya que esto desestabiliza las poblaciones de enemigos naturales. Además, la situación se vio agravada por la imposición de paquetes de nutrientes impuestos desde arriba y diseñados de manera centralizada, que se deben ajustar a las condiciones específicas de los suelos, pero que no fueron acompañados por la enseñanza de los conocimientos necesarios para hacer esos ajustes.

Estos problemas, junto con un estancamiento en los rendimientos del arroz, exigieron replantear los enfoques de protección de los cultivos. Esto llevó al desarrollo de una visión más holística de lo que constituye un agroecosistema y de la manera en que las intervenciones del hombre podrían mejorar o deteriorar un ecosistema dado. Uno de los resultados fue el Manejo Integrado de Plagas (MIP).

El MIP para la producción de arroz se basa en tres procesos claves:

 la energía se almacena como materia orgánica del suelo y se incorpora al sistema a través de los microorganismos y los insectos consumidores de detritos;

 el plancton acuático aporta alimentos para los insectos;

 las larvas y los animales que se alimentan de plancton y detritos son una abundante fuente de alimento alternativo para los predadores desde el inicio de la temporada hasta después de la cosecha.

La existencia de abundantes presas alternativas «independiza» a las poblaciones depredadoras de las poblaciones de plagas. Esto le da a los predadores la oportunidad de aventajar a las poblaciones normales de plagas y como resultado, aumenta la mortalidad de las plagas debido a la depredación. Este proceso minimiza la probabilidad de que las plagas puedan «escapar» al control de los enemigos naturales y alcanzar niveles de estallido.

El MIP se introdujo por medio de las Escuelas de campo para agricultores (ECA). Entre el año 1990 (con la introducción de ECA en Indonesia) y 1999, más de dos millones de agricultores de arroz en Asia y el sudeste asiático participaron en las Escuelas de campo para agricultores. La Escuela de campo para agricultores se convirtió en un enfoque modelo para la educación de los agricultores en Asia y muchos lugares de África y América Latina, y se la utiliza con una variedad de cultivos que incluye algodón, te, café, pimienta, verduras, granos pequeños y legumbres.

Los agricultores que participaron en las Escuelas de campo redujeron el uso de plaguicidas, mejoraron el uso de insumos tales como el agua y los fertilizantes, obtuvieron mejores rendimientos y lograron mayores ingresos. Gradualmente fueron incluyendo otros cultivos y una variedad de actividades relacionadas con sus agroecosistemas. Los ex alumnos de MIP se encuentran a la vanguardia de los sistemas agrícolas sostenibles en sus pueblos y promueven la seguridad de los alimentos para sí mismos, sus hijos y las generaciones venideras.

Muchos de los agricultores se capacitaron como instructores agrícolas MIP. CARE Bangladesh realizó una evaluación de sus instructores agrícolas MIP y descubrió que el «reconocimiento social» que éstos reciben es mucho más importante que la posibilidad de ganar dinero como instructor agrícola MIP. Señalan que otros agricultores se dirigen a ellos para aprender sobre MIP y que están orgullosos del reconocimiento que reciben de sus vecinos. Los instructores agrícolas MIP también crearon vínculos y redes con diferentes organizaciones y ayudan a que sus comunidades adquieran información y tecnologías nuevas. También favorecen la cohesión comunitaria a través de la reorganización de

asociaciones de ex alumnos de ECA en grupos similares a las cooperativas agrícolas, implementan ensayos de campo teniendo en cuenta los intereses y los problemas locales y participan en programas de ayuda escolar en temas relacionados con la ecología y la producción agrícola.

Durante más de 10 años, los programas de capacitación MIP desarrollados en Asia tuvieron numerosos objetivos y alcanzaron un éxito considerable. Los objetivos explícitos son: desarrollar técnicas y capacidades en los agricultores, conservar la biodiversidad, la seguridad alimentaria, la educación comunitaria, proteger la salud humana y estimular la reforma de políticas. Los agricultores e instructores, facultados con las herramientas que les otorga la capacitación MIP, están organizando sus propios grupos y persiguen sus propios objetivos pragmáticos. El diseño de estos objetivos debe abarcar los temas que afectan al sustento rural, no sólo la integración del manejo de las plagas con otros aspectos de la producción agrícola (por ejemplo, el manejo de los suelos y el agua), sino también con la salud, la educación, el crédito y otros aspectos definidos de la agricultura.

Fuente: Pontius et.al., 2001

En América Latina, la población campesina incluye 75 millones de personas, lo que representa casi dos tercios de toda la población rural de la región[205]. Mientras que el tamaño promedio de las granjas es aproximadamente 1,8 hectáreas, la contribución de la agricultura campesina al abastecimiento general de alimentos en la región es significativo. En la década del 80, estos pequeños agricultores obtuvieron, en un 38 por ciento de toda la tierra agrícola, el 41 por ciento de los cultivos alimentarios consumidos en el mercado doméstico y contribuyeron al suministro general de alimentos con un 51 por ciento del maíz, un 77 por ciento de los frijoles y un 61 por ciento de papas[206]. En Brasil, el 85 por ciento de los agricultores son familias que producen, en un 30 por ciento de los terrenos agrícolas del país, el 84 por ciento de la producción total de mandioca y el 67 por ciento de la de frijoles. En Ecuador, el sector campesino ocupa más del 50 por ciento del área destinada a los cultivos alimentarios (por ejemplo, maíz, frijoles, cebada y okra). En México, los pequeños agricultores ocupan como mínimo un 70 por ciento del área destinada al maíz y un 60 por ciento del área con cultivos de frijoles.

Aparte de los campesinos y los agricultores familiares, alrededor de 50 millones de indígenas, pertenecientes a unos 700 grupos étnicos diferentes, viven y utilizan las regiones tropicales húmedas de América Latina. De éstos, aproximadamente dos millones viven en el Amazonas y en el sur de México. En ese país, la mitad de las zonas tropicales húmedas las utilizan las comunidades indígenas y los «ejidos» que se caracterizan por usar sistemas integrados de agroforestería con una producción destinada a la subsistencia y los mercados regionales locales[207].

Además de estas familias agricultoras, hay millones de familias «sin tierra» que viven en las áreas rurales (4 millones sólo en Brasil); muchas de ellas se están volcando a la agroecología, estimuladas por las directivas del Movimiento Sin Tierra (MST).

En África, entre el 60 y el 80 por ciento de la mano de obra está comprometida en la agricultura. La mayoría de los agricultores (muchos de ellos mujeres) son pequeños productores con granjas de menos de 2 hectáreas. Utilizan recursos locales pero probablemente usan insumos agrícolas externos en pequeñas cantidades. La agricultura de bajos insumos externos produce la mayor parte de los granos y legumbres y casi todos los cultivos de raíces, tubérculos y plátanos (ver Cuadro 1). La mayoría de los cultivos alimentarios se cultivan prácticamente sin fertilizantes ni semillas mejoradas[208]. Aunque la producción de alimentos per cápita disminuyó en las últimas décadas (África fue en algún momento autosuficiente en cereales), los pequeños agricultores todavía producen la mayor parte.

Millones de pequeños agricultores de escasos recursos, que operan fuera del mercado agrícola mundial, contribuyen en gran medida al abastecimiento regional y local de alimentos.

En Asia, la mayoría de los millones de agricultores de arroz trabajan granjas que no superan las 2 hectáreas. Los cultivos locales, producidos en su mayoría en tierras altas y/o en condiciones de secano, constituyen el grueso del arroz producido por pequeños agricultores de Asia.

Renacimiento de la agricultura tradicional y manejo ecológico

La especialización excesiva, el monocultivo extensivo, el abandono de regiones agrícolas (debido a sus condiciones desventajosas), los problemas de empleo, el deterioro del medio ambiente y las dificultades en el mantenimiento de la tierra indujeron a la adopción, en distintos lugares del mundo, de formas ecológicas de agricultura. Aunque las tecnologías agrícolas modernas están prácticamente ausentes, los pequeños agricultores de las sabanas africanas, los Andes y los altos valles de Asia combinan de manera ingeniosa sistemas de cultivos y cría de animales para ajustarse a las cambiantes condiciones económicas, ecológicas y demográficas con el fin de crear sistemas de producción que satisfagan sus necesidades de alimentos.

La gran mayoría son campesinos, indígenas y familias que todavía cultivan los valles y laderas utilizando métodos tradicionales, a menudo en ambientes muy heterogéneos y marginales. Estos agricultores casi no utilizan agroquímicos, más que nada porque la Revolución verde los pasó por alto, pero también porque la complejidad ecológica de sus sistemas de explotación agrícola no requiere insumos externos. Hoy día, varios millones de pequeños agricultores y de indígenas están practicando, por propia iniciativa o como parte de los programas patrocinados por diversas instituciones, una agricultura de subsistencia que conserva los recursos, o están en el proceso de convertirse a una u otra forma de manejo ecológico.

Un ejemplo destacable es el enfoque de las Escuelas de campo para agricultores (ECA) para el Manejo Integrado de Plagas patrocinadas por FAO en Asia, que surgieron en respuesta a los problemas relacionados con la dependencia del control químico de las plagas de insectos, y los subsiguientes ataques masivos de insectos, y los menores rendimientos en las variedades mejoradas de arroz introducidas por la Revolución verde. (Ver Recuadro 1)[209]. En África, por lo menos 730 000 familias ubicadas en aproximadamente 700 000 hectáreas adoptaron las prácticas agrícolas sostenibles, incluyendo los sistemas de bajos insumos externos y los sistemas integrados. En Asia, esta cifra alcanza los 2,3 millones de familias que cultivan 1,75 millones de hectáreas[210].

Cuadro 1: La contribución de los agricultores de pobres recursos al abastecimiento de alimentos en África

Cultivos Uso de insumos externos % de cultivos producidos con sistemas agrícolas que utilizan pocos insumos externos

Mijo Prácticamente no se utilizan fertilizantes y se usan muy pocas semillas mejoradas.

72%

Sorgo Situación similar al mijo, pero los insumos híbridos y comerciales son cada vez más importantes en algunas áreas.

61%

Maíz Por lo menos el 75% se produce sin semillas híbridas y con menos fertilizantes que los recomendados; pero probablemente hasta dos tercios de la producción se cultiva con semillas mejoradas no híbridas y niveles moderados de fertilizantes.

37%

Arroz Por lo menos el 75% se produce usando niveles de fertilizantes menores que los recomendados y con riego inadecuado (y no más del 5% utiliza variedades de alto rendimiento).

76%

Legumbres (por ejemplo, frijol chino, frijol de palo, frijol y maní)

La mayoría de estos cultivos no recibe insumos comerciales, pero parte de la producción se obtiene en condiciones de altos recursos (por ejemplo, hasta el 50% de la producción de maní es una variedad resistente al virus rossette).

55% del maní49% de frijoles

Raíces, tubérculos y plátanos (por ejemplo, mandioca, ñame, malanga -Xanthosoma sagittigolium-, y batata)

Prácticamente no se utilizan fertilizantes ni semillas mejoradas, salvo algunas excepciones (por ejemplo, variedades de mandioca resistentes al mosaico. Pequeña producción de plátanos para exportación.

93% de mandioca100% de ñame100% de malanga

Fuente: OTA, 1988, modificado.

Varios millones de pequeños agricultores y de indígenas están practicando, por propia iniciativa o como parte de los programas patrocinados por diversas instituciones, una agricultura de subsistencia

que conserva los recursos, o están en el proceso de convertirse a una u otra forma de manejo ecológico.

Recuadro 2: Un experimento nacional de agricultura orgánica, Cuba

Después de la revolución de 1959, el desarrollo de la agricultura cubana se transformó con el objetivo de satisfacer las crecientes necesidades alimentarias de la población; crear fondos de exportación para obtener las materias primas de la industria alimentaria y erradicar la pobreza del campo. Aplicando los conceptos de la modernización agropecuaria al estilo de la Revolución verde y con un apoyo considerable por parte de la Unión Soviética y los estados socialistas de Europa del Este, Cuba luchó por la idea de una agricultura de altos insumos, concentrándose exclusivamente en la eficiencia y la productividad.

Este modelo agrícola necesitó de una gran dependencia externa, y empezaron a surgir varias consecuencias económicas, ecológicas y sociales: fue necesario disponer de subsidios para la producción; un millón de hectáreas de suelos empezaron a sufrir la salinización; se agudizó la erosión de los suelos; éstos se volvieron cada vez más compactos y áridos; se deforestaron terrenos agrícolas y se aceleró el éxodo de la población rural a las zonas urbanas.

Cuando cayó el bloque socialista, la capacidad de compra extranjera de Cuba se redujo drásticamente, en un 80 por ciento. Fueron necesarios 750 millones de $EE.UU. para destinarlos exclusivamente a la compra de combustible y 440 millones de $EE.UU. para alimentos básicos. Esto afectó la capacidad de compra de insumos agrícolas. El resultado de esta situación fue una caída radical de la producción, que afectó con más severidad a las grandes empresas caracterizadas por los monocultivos y los sistemas artificiales basados en los altos insumos. De hecho, todos los agricultores sufrieron, pero los pequeños y medianos agricultores fueron los menos afectados.

Para poder desenvolverse en la nueva situación, el gobierno cubano implementó cambios y estrategias destinadas a reducir los impactos negativos sobre la economía nacional. En el caso de la agricultura, se tomaron medidas organizativas técnicas. Se descentralizaron las empresas estatales mediante la creación de las Unidades Básicas de Producción Cooperativa y se desarrollaron otras formas de redistribución de tierras, por ejemplo abriendo oportunidades para que los habitantes urbanos regresaran al campo.

También se crearon estrategias nacionales para reducir el impacto negativo de la falta de insumos. Entre las nuevas estrategias y alternativas de producción se incluyeron:

 La producción en gran escala de agentes de control biológicos para contrarrestar las plagas nacionales más importantes, lograda a través de la creación de 218 Centros Reproductivos Entomófagos y Entomopatógenos en respuesta a la escasez de plaguicidas.

 Se desarrollaron rotaciones de cultivos y policultivos para estimular la fertilización natural del suelo, restaurar la capacidad productiva y producir más cosechas.

 Se sustituyeron los fertilizantes químicos por abonos verdes, fertilizantes biológicos y otros abonos orgánicos como compost y humus de lombriz. El uso de los biofertilizantes se aplica exitosamente en una escala comercial.

 Se reactivó el uso de bueyes para tracción animal debido a la disminución del número de tractores. Antes del colapso del bloque soviético, había 90 000 tractores en Cuba con importaciones de 5 000 por año, y menos de 100 000 equipos de bueyes. Hoy, hay menos de 30 000 tractores y los equipos de bueyes aumentaron hasta sumar 300 000.

 Se desarrolló la agricultura urbana para promover la producción y la autosuficiencia alimentaria. Esto se logró a través de los «organopónicos», las huertas intensivas, las huertas familiares, las granjas periurbanas y las huertas empresariales autosuficientes. En 1995 había 1 613 organopónicos, 429 huertas intensivas y 26 604 huertas populares en toda Cuba.

 Se están identificando otras alternativas, por ejemplo, los sistemas agropecuarios que integran cultivos y animales. Los animales desempeñan un papel fundamental en la eficacia de los sistemas porque convierten la materia vegetal residual y seca en proteínas biológicas de alto valor. Las investigaciones sugieren que un 75 por ciento de cultivos y un 25 por ciento de animales es lo más redituable en las condiciones actuales. Sin embargo, en el futuro puede aumentar el porcentaje de animales a medida que se obtengan mejoras tecnológicas y ecológicas.

En el año 1992, se fundó la Asociación Cubana de Agricultura Orgánica (ACAO) y desde entonces desempeña un importante papel en la promoción de la agricultura orgánica, desarrolla campañas de concientización, implementa proyectos y crea modelos pilotos. Como consecuencia, se han fortalecido las relaciones entre los Ministerios gubernamentales con respecto a la agricultura orgánica y aumentó la participación de las organizaciones y cooperativas de agricultores en todo el país.

Estos enfoques muestran la posibilidad de producir usando métodos sostenibles, aumentar de este modo la autosuficiencia y reducir al mismo tiempo los impactos negativos sobre la salud y el medio ambiente causados por la agricultura convencional. La agricultura cubana ya acumuló valiosas experiencias de transición a una producción agroecológica que cuida el medio ambiente y que produce alimentos sanos y suficientes para toda la población. No obstante, este esfuerzo podría verse frustrado ante futuros cambios en las condiciones económicas si su potencial no se asimila como una necesidad vital para el desarrollo del país. Es más difícil crear conciencia que tecnología y éste constituye el desafío del futuro.

Fuente: Funes Monzote, 1998

Pretty y Hine (2000) examinaron las iniciativas de unos 8,98 millones de pequeños agricultores que adoptaron, desde comienzos de los años 90, prácticas agrícolas sostenibles en 28,92 millones de hectáreas en 52 países en África, Asia y América Latina. Las prácticas incluían el manejo ecológico del suelo, el manejo integrado de plagas y, en menor grado, el manejo agrícola orgánico[211]. Las prácticas agrícolas sostenibles produjeron aumentos en la producción por hectárea del orden del 50 y 100 por ciento en las áreas de secano, características de los pequeños agricultores que habitan ambientes marginales. Estas mejoras en el rendimiento representan un gran avance en el logro de la seguridad alimentaria entre los agricultores.

El surgimiento de la agricultura orgánica no certificada

La mayoría de los agricultores pobres, si bien tienen patrimonios exiguos y capitales pequeños, manejan sistemas agrícolas diversos que se podrían considerar «orgánicos» porque no utilizan plaguicidas o fertilizantes químicos sintéticos, utilizan tecnologías que optimizan el flujo de nutrientes, y aprovechan los recursos locales, como por ejemplo las semillas autóctonas y el conocimiento tradicional. Las características de las fincas orgánicas no certificadas incluyen los policultivos, la agroforestería, los sistemas que combinan cultivos con animales y los modelos indígenas mejorados que son

agrícola, ecológica y culturalmente probados. Estos sistemas apuntan a las necesidades alimentarias familiares y a los mercados locales, sin diferenciación de productos o precios.

Cuba adoptó, en 1993, una estrategia nacional para convertir la agricultura a un sistema confiable de abastecimiento de alimentos. La agricultura orgánica no certificada ocupa casi todas las tierras agrícolas, incluyendo las Unidades Básicas de Producción Cooperativa y la agricultura urbana (por ejemplo, los organopónicos, huertas intensivas), que permiten la autosuficiencia alimentaria a todas las granjas y a los trabajadores agrícolas (ver el Recuadro 2).

Hay también una categoría cada vez más grande de agricultores orgánicos no certificados que buscan mejores condiciones de comercialización para sus productos, en especial en los centros urbanos. Están desarrollando métodos alternativos de certificación y canales de comercialización que se apoyan en las organizaciones comunitarias y que son más adecuadas para sus ambientes naturales y socioeconómicos (ver el Caso de Estudio 7 del Capítulo 7).

Por último, hay un gran número de pequeños agricultores que se encuentran en estado de transición al sector orgánico certificado reconocido internacionalmente, con miras a aprovechar los lucrativos mercados de exportación. A través de sus propias iniciativas, o como parte de proyectos de desarrollo, siguen las normas internacionales de producción y certificación orgánica. Con el propósito de facilitar el acceso de los pequeños agricultores a las normas orgánicas internacionales, la Federación Internacional de los Movimientos de Agricultura Orgánica (IFOAM) está trabajando en todo el mundo para desarrollar un sistema confiable de certificación de los pequeños productores, el Sistema de Control Interno (ver el Recuadro 5 del Capítulo 1).

La situación de los agricultores orgánicos no certificados es muy diferente a la de los agricultores orgánicos certificados cuya producción está determinada por el mercado y que se destina en su mayor parte a los mercados de exportación. Los costos que implica el cumplimiento de las normas internacionales de producción, certificación y distribución hacen que las granjas utilicen sistemas relativamente menos diversificados para poder aumentar la producción. Estos sistemas se diseñan para poder producir de manera eficaz algunos productos básicos orgánicos de alto valor (por ejemplo, café, caña de azúcar) y se basan en la sustitución de insumos (y son, por lo tanto, muy dependientes de los insumos orgánicos).

Aunque la viabilidad económica es importante para todos, los agricultores orgánicos no certificados, que no apuntan a los mercados, son proclives a

establecer sistemas más diversificados que manejan siguiendo el enfoque ecosistémico (ver el Capítulo 2). La diversidad de sus productos, incluyendo los árboles, los cultivos, las plantas medicinales, etc. son más adecuados para satisfacer las necesidades de alimento, leña y demás productos.

Las características de las fincas orgánicas no certificadas incluyen los policultivos, la agroforestería, los sistemas que combinan cultivos con animales y los modelos indígenas mejorados que son agrícola, ecológica y culturalmente probados.

Recuadro 3: Desarrollo agroecológico en las pequeñas cuencas fluviales de Perú

Los valles fluviales de Mashcón y Chota están ubicados en el distrito de Cajamarca en las sierras norteñas de Perú. Cubren un área de aproximadamente 31 000 ha, y se encuentran a 2 500-3 500 m por encima del nivel del mar. Las precipitaciones anuales promedian los 700 mm, concentradas entre los meses de diciembre y marzo. La población incluye unas 7 800 familias con un promedio de seis miembros. La mayoría de la población es femenina y las personas mayores de 50 años son analfabetos. El 50 por ciento de la población es activa económicamente, y posee propiedades cuyo tamaño oscila entre 1 y 5 ha. La productividad es baja y los métodos son extensivos; por ejemplo, el rendimiento de las papas y el olluco (Ullucus tuberosus) llega a las 5 toneladas por hectárea, mientras que el arroz y el tarwi (Lupinus mutabilis) sólo llegan a la 0,5 toneladas Estas actividades, junto con las actividades no agrícolas, generan sólo un cuarto de los ingresos necesarios para cubrir las necesidades familiares.

La severa deforestación, la pérdida de la vegetación nativa y el pastoreo excesivo han comprometido los recursos naturales y han desatado graves problemas de erosión. La incapacidad para controlar este fenómeno y conservar la fertilidad del sistema hizo que disminuyera la productividad agrícola y provocó la erosión genética de las especies animales y vegetales. La intensificación de las plagas y las enfermedades creó una dependencia cada vez mayor de los insumos externos. La acumulación de estos factores resultó en un debilitamiento de las instituciones tradicionales; sin embargo, las familias estaban dispuestas a aprender e implementar nuevas técnicas.

En Maschón y Chota, el Centro de Investigación, Educación y Desarrollo (CIED, una ONG peruana) trabajó con las familias para poner en práctica actividades de desarrollo agrícola y se concentró en el restablecimiento estructural del ecosistema a través de la agroforestación. Esto se implementó en tres etapas: el rediseño de la tierra, la recuperación de la fertilidad del suelo y el manejo del sistema productivo.

El rediseño de la tierra incluyó la construcción de zanjas filtrantes, la plantación de barreras vegetales y el control de las cárcavas producidas por las tormentas. Se crearon viveros para la producción de árboles de especies nativas y exóticas. Los ejemplares jóvenes se usaron para crear cercas vegetales, plantadas en el perímetro de los terrenos y forman barreras biológicas que protegen los cultivos contra los fuertes vientos. Se restableció la fertilidad del suelo a través de la combinación de técnicas que incluían el uso del compost, el abono animal, la rotación de los cultivos y los cultivos mixtos. Estos sistemas productivos se manejaron de acuerdo con los principios de la agricultura orgánica. Al aumentar la diversidad de los cultivos y las rotaciones, se aprovecharon las combinaciones favorables de cultivos, lo que constituyó una herramienta eficaz contra la diseminación de las plagas. Cuando había un problema de plagas, se atacaba con insecticidas «caseros» basados en grasa animal saponificada y aceites comestibles mezclados con extractos de ajo, ají picante y ortiga. También se construyeron lugares de almacenamiento de agua que permitieron el riego a través de un sistema de aspersión, lo que resultó en un uso más económico del agua y en un aumento de las cosechas anuales. Además de esto, las tierras de pastoreo natural se sembraron con pastos y se prestó especial atención a que la cantidad de animales no excediera la capacidad de esas tierras.

Este programa se centró principalmente en Mashcón, donde participaron 500 familias. Sin embargo, al ver los resultados de las actividades, 18 dirigentes campesinos de Chota alentaron a 742 familias para que desarrollaran actividades similares. A partir de las tierras degradadas, los agroecosistemas

productivos se fueron transformando y diversificando con la plantación de centenares de árboles y con un cuidadoso manejo de las tierras de pastoreo donde los animales se mantienen en establos. Se logró una mayor seguridad alimentaria y las familias han podido interactuar más con los mercados locales. También pudieron comprar forraje para sus animales y lograron mantener sus cabezas de ganado todo el año.

Un estudio económico mostró que antes de la intervención, el estrato más pobre de la comunidad incluía el 70 por ciento de las familias. Tenían un ingreso anual de 470 $EE.UU. aproximadamente, cuando la línea de pobreza estaba en los 512 $EE.UU. De las familias que siguieron el programa, el 77 por ciento tiene ahora una subsistencia segura que equivale a 735 $EE.UU., mientras que el 23 por ciento alcanza los 1 123 $EE.UU. El primer grupo necesita todavía de la migración estacional para complementar sus ingresos, mientras que el segundo grupo puede vivir de sus actividades agrícolas ya que al tener más tierras y animales puede vender sus excedentes.

Tanto en Maschón como en Chota, los sistemas agrícolas estaban degradados y habían sufrido altos niveles de erosión que, junto con las presiones sociales y económicas, daban una baja productividad y amenazaban a la seguridad alimentaria. En respuesta a la demanda de las comunidades locales, se puso atención en cómo superar estos problemas y restablecer el potencial productivo usando los recursos locales, la agricultura orgánica y la combinación de la experiencia local con el conocimiento técnico externo. Como consecuencia, aumentaron los ingresos y se fortaleció la posición de las mujeres a medida que sus actividades comenzaban a generar ganancias y podían participar más activamente en el proceso de toma de decisiones dentro de la familia y de la comunidad. Los efectos de estas mejoras no sólo se observan en términos de la producción agrícola y la conservación de los recursos, sino que se extienden a otras facetas de la vida comunitaria.

La conservación de la estructura y función del ecosistema era la prioridad de este programa. La introducción de la agricultura orgánica condujo a la creación de micro y mesoclimas, por ejemplo a través de la formación de cercos y barreras naturales contra los vientos fríos, pero también mejoró los servicios ecosistémicos tales como los refugios para los predadores de plagas y los agentes polinizadores. Sin embargo, fue fundamental tomar en cuenta la posición de los campesinos dentro del ecosistema. Debía garantizarse la viabilidad económica de las actividades de los agricultores, pero al mismo tiempo era necesario estimular la integración de las prácticas de conservación. El éxito económico de estas nuevas prácticas de manejo fue, en realidad, el principal factor que determinó la velocidad de respuesta de las comunidades. Esto quedó claramente demostrado en la comunidad de Chota, que inspirada por las actividades de Mashcón, inició sus propias acciones para restablecer los ecosistemas degradados. Esto muestra la importancia que tiene el movimiento de información entre los mismos campesinos para que se divulguen eficientemente las prácticas agrícolas sostenibles y la conservación de los recursos, como también el movimiento de información entre técnicos y campesinos.

Otro factor que apunta al éxito es que el programa no buscó reemplazar los sistemas agrícolas tradicionales, sino apoyarse en sus fortalezas y en los conocimientos locales, mientras que se complementaba con las técnicas agrícolas orgánicas introducidas por una ONG local. Por medio del intercambio de información con otros campesinos y la ayuda externa, los agricultores pudieron elaborar acciones apropiadas que garantizaran la productividad a largo plazo de sus propios ecosistemas agrícolas, aumentando al mismo tiempo la recuperación del ecosistema de la comunidad como totalidad. Este fortalecimiento de la productividad agrícola ayudaría a reducir la vulnerabilidad de las comunidades y familias frente a los impactos y cambios sociales, económicos y ambientales.

Fuente: suministrado a la FAO por el Consorcio Latinoamericano sobre Agroecología y Desarrollo (CLADES), 2001

Las características agroecológicas de las estrategias agrícolas indígenas

Durante siglos, los agricultores tradicionales de los países en desarrollo han creado y/o heredado sistemas agrícolas complejos adaptados a las condiciones locales. Esto permitió que millones de pequeños agricultores manejen de manera sostenible ambientes hostiles, satisfagan sus necesidades alimentarias y mantengan la integridad de los recursos naturales.

Sistemas adaptados al medio ambiente

Rendimientos sostenibles

En la agricultura de los campesinos de América Latina, la persistencia de más de tres millones de hectáreas bajo manejo tradicional en forma de terrenos elevados, terrazas, policultivos y sistemas agroforestales destaca el éxito que tuvieron las estrategias indígenas y constituye un tributo a la creatividad de los agricultores tradicionales. Estos microcosmos de agricultura tradicional ofrecen modelos promisorios para otras áreas porque promueven la biodiversidad, se desarrollan sin agroquímicos y sostienen rendimientos durante todo el año[212].

Un ejemplo son los chinampas de México que a mediados de los años 50 obtuvieron rendimientos de 3,5 y 6,3 toneladas por hectárea[213]. En esa época, eran los más altos rendimientos estables del país. Comparativamente, el promedio de los rendimientos de maíz en los Estados Unidos en 1955 era de 2,6 toneladas por hectárea y no superó las 4 toneladas por hectárea hasta 1965[214]. Sanders (1957) estimó que cada hectárea de chinampa podía producir el alimento suficiente para 15-20 personas por año en los niveles de subsistencia modernos. Los estudios más recientes indican que cada chinampero puede trabajar tres cuartos de hectárea de chinampa por año[215], lo que significa que cada agricultor puede mantener entre 12 y 15 personas.

Los sistemas campesinos en su mayoría son productivos a pesar del bajo uso de insumos químicos y en general la mano de obra agrícola obtiene un buen beneficio por unidad de insumo. El rendimiento de la energía de mano de obra que se gasta en una granja de maíz maya típica es suficientemente alto como para asegurar la continuidad del sistema actual. Para cultivar una hectárea de tierra, que en general produce 4 230 692 calorías, se requiere unas 395 horas; de esta manera, el trabajo de una hora produce aproximadamente 10 700 calorías. Una familia de tres adultos y siete niños consumen alrededor de 4 830 000 calorías de maíz por año, con lo cual una hectárea aporta los alimentos para una familia tipo de 5 o 7 personas [216].

Los sistemas campesinos en su mayoría son productivos a pesar del bajo uso de insumos químicos y en general la mano de obra agrícola obtiene un buen beneficio por unidad de insumo.

Rendimiento del trabajo

En estos sistemas también se dan índices de rendimiento favorables entre insumos y productos en términos de energía. En las laderas mexicanas, el rendimiento de maíz en los sistemas que dependen del trabajo manual es de 1 940 kg por hectárea aproximadamente y el coeficiente de insumo-producto es 11: 1. En Guatemala, los sistemas similares rinden unos 1 066 kg por hectárea de maíz, con un coeficiente de eficiencia de la energía de 4,84. El rendimiento por semilla plantada varía de 130 a 200. Cuando se utiliza tracción animal, no necesariamente aumenta el rendimiento pero la eficiencia de la energía baja a valores que oscilan entre 3,11 a 4,34. Cuando se usan fertilizantes y otros agroquímicos, los rendimientos pueden aumentar de 5 a 7 por hectárea, pero los coeficientes de energía son más ineficientes (menos de 2,5). La mayoría de los campesinos, sin embargo, son pobres y en general no tienen los recursos para comprar esos insumos, a menos que los agroquímicos estén subsidiados o consigan créditos.

Flujos de nutrientes equilibrados

La mayor parte de la producción de los productos básicos en las zonas tropicales de América Latina se realiza en policultivos. Más del 40 por ciento de la producción de mandioca, el 60 por ciento del maíz y el 80 por ciento de los frijoles se cultiva de manera combinada entre sí o con otros cultivos[217]. Por medio de la plantación intercalada, los agricultores cumplen simultáneamente con varios objetivos de producción y conservación. De esta manera, con cultivos mixtos, aprovechan la capacidad que tienen los sistemas agrícolas de volver a utilizar sus propios nutrientes almacenados y la tendencia de algunos cultivos de enriquecer el suelo con materia orgánica.

En África, la mayoría de los pequeños agricultores practican una u otra forma de cultivo alternado. Estos sistemas, mejorados a lo largo de los siglos, permitieron que los agricultores respondieran a los desafíos impuestos por sus entornos físicos y socioculturales. El sistema alternado, que implica que los cultivadores se desplazaran de un sitio a otro en búsqueda de selva virgen, se pudo sostener dada la existencia de tierras suficientes y una presión demográfica baja. El sistema de reposos rotativos es una variación muy usada en todas las regiones ecológicas de África subsahariana. Es un sistema extensivo de producción alimentaria en el que se despeja e incendia la selva natural, la selva secundaria o las zonas boscosas. Los agricultores seleccionan cuidadosamente los sitios, por medio de plantas guías que indican el crecimiento y la biomasa vegetal, que una

vez incendiadas pueden producir cenizas con el mejor rendimiento químico. Los desmontes temporales se cultivan hasta que el rendimiento de los cultivos empieza a declinar, (en general 2 ó 3 temporadas de crecimiento), luego se abandona la tierra para que crezca un bosque o arbustos durante un período de 4 a 20 años. Durante este tiempo de reposo, la fertilidad del suelo se regenera y disminuyen los problemas de plagas y malezas. Sin embargo, este sistema no cumple sus funciones regenerativas cuando el tiempo de reposo queda reducido por razones de presión demográfica.

Control de plagas y enfermedades

Al plantar simultáneamente varios cultivos, la cantidad de predadores y parásitos puede aumentar, lo que evita a su vez la formación de plagas, y de esa manera se reduce la necesidad de usar insecticidas químicos caros y peligrosos (ver el Capítulo 2). Por ejemplo, en las llanuras tropicales, los policultivos de maíz-frijoles-calabaza sufren menos ataques de orugas, salta hojas -Homoptera Cicadellidae- y piojillos que los monocultivos similares, ya que esos sistemas albergan mayor cantidad de avispas parásitas.

Recuadro 4: Experimentación de los agricultores de Malawi

En 1993 un grupo pequeños agricultores de Malawi decidió comenzar una experiencia de autosustento utilizando prácticas orgánicas de mejora del suelo. Estos agricultores enfrentaban una productividad muy inferior a los niveles de subsistencia, suelos deteriorados y precios de insumos agrícolas en continuo aumento. Como resultado, crearon la Granja Demostrativa de Abono Orgánico de Lipangwe (LOMADEF), un pequeño establecimiento ubicado en un paisaje de grandes ondulaciones con el propósito de demostrar los beneficios de la agricultura orgánica y, más específicamente, para:

 reducir la dependencia de los fertilizantes artificiales como medio de obtener una productividad sostenible del suelo;

 infundir un sentido de confianza entre los agricultores;

 establecer granjas demostrativas de una agricultura sostenible para pequeños agricultores, en primer lugar en el sur de la región central y luego en otras partes de Malawi, creando un grupo de entusiastas de la agricultura orgánica que luego puedan difundir el concepto;

 usar la granja de demostración para que los agricultores de todo el país puedan visitarla y aprender las técnicas orgánicas.

La primera medida de LOMADEF fue el uso de abono animal en los campos. Mientras que los agricultores cercanos sufrían cultivos languidecentes y raquíticos, la granja LOMADEF tuvo resultados muy evidentes: se desarrollaron mejores cultivos. El interés de los vecinos por lo que veían en la granja alentó la formación de un club que comenzó a explorar los aspectos de la agricultura orgánica y a capacitar a todos los que se interesaran.

En el mismo año en que se formó el club, se recibieron fondos destinados a la granja modelo. En la temporada de 1994/95 (que fue muy seca) y en 1995/96 (un año mucho más húmedo), los agricultores

observaron que el desempeño agrícola de la granja era mucho mejor que el de las granjas circundantes.

Muy pronto, el gobierno y varias ONG relacionadas con la actividad agropecuaria comenzaron a notar lo que estaba sucediendo. Desde entonces, invitaron a más de 1 200 agricultores a que observen los beneficios de la agricultura orgánica y aprendan algunas prácticas sencillas de cultivo. LOMADEF se ha extendido hasta contar con trece asociaciones en distintos lugares del país y sus miembros llegan hoy a las 200 personas.

Las experiencias de este tipo indican que los proyectos modelos manejados por agricultores que muestran tecnologías accesibles son muy atractivos para los pequeños agricultores. Un mayor número de granjas serviría de estímulo para que los agricultores adopten la agricultura orgánica y, de hecho, otras tecnologías de bajos costos.

Fuente: Kanjanga, 2002

Recuadro 5: Del algodón químico al algodón orgánico, Egipto

Se sabe que el algodón es uno de los cultivos que más sufre el ataque de plagas. En efecto, el 18 por ciento de los ingredientes activos químicos para la protección vegetal se utiliza en los campos de algodón, que sólo representa el 0,8 por ciento de la superficie cultivada del mundo. El uso intensivo de agroquímicos en la agricultura egipcia comenzó con la construcción de la represa de Aswan que detuvo las fértiles inundaciones del Nilo. En sólo 20 años, la cantidad total de plaguicidas en los cultivos de algodón alcanzó las 1 800 toneladas en 245 000 hectáreas, mientras que el rendimiento promedio de algodón crudo permaneció estable en los 2 250 kg por hectárea.

Como consecuencia de la experiencia positiva que se obtuvo con el cultivo biodinámico de hierbas, cereales y verduras, en 1990 se le solicitó a SEKEM que aplicara los métodos biodinámicos a la producción de algodón. Esto se realizó con la colaboración de científicos, agricultores, asesores y consumidores. Por primera vez, se utilizaron feromonas para controlar los insectos del algodón en los campos como parte de un concepto biodinámico holístico y, a pesar de muchas dudas, el sistema tuvo éxito. Cada vez más, las autoridades fueron adoptando métodos de control de insectos sin plaguicidas y hoy en día, se aplican en casi el 80 por ciento de los campos de algodón de Egipto. En el año 1995 el consumo total de plaguicidas en las regiones algodoneras quedó reducido a 320 toneladas en prácticamente la misma superficie cultivada. Mientras tanto, el rendimiento promedio de algodón crudo aumentó casi 30 por ciento para alcanzar los 3 000 kg por hectárea. Tras este éxito, SEKEM organizó la primera conferencia internacional sobre algodón orgánico en el Cairo.

Las granjas de algodón orgánico están localizadas en Fayoum, Kaliubea (una zona de delta al sur del país) y en Abou Matameer en el norte. Las variedades cultivadas son dos tipos de largo período combinados con trébol y/o las cebollas tempranas como cultivos adicionales. Las cebollas tienen el potencial de proteger las plantas contra las plagas y estimular la micorriza, contribuyendo al crecimiento de las plantas jóvenes de algodón durante las primeras semanas.

La siembra comienza a fines de febrero hasta principios de marzo. La fertilización del algodón biodinámico se basa en 45-60 m3/ha de abono animal compostado. Si ya no está incluido en el compost, se aplican 500 kg/ha de cenizas de leña y/o 600 kg/ha de fosfato mineral.

Después de algunos años de investigaciones de campo y mejoras continuas, se desarrolló un sistema de control de insectos basado solamente en sustancias naturales y feromonas. El diseño y la ubicación de las trampas de feromonas es fundamental porque de ello depende el éxito de la protección vegetal contra las plagas más importantes: el gusano de hoja, la lagarta rosada y la oruga de la cápsula del algodón. Los agricultores biodinámicos egipcios trabajan de manera conjunta con los científicos de diversos centros de investigación para desarrollar estos tratamientos.

El proceso de cultivo completo se realiza con la ayuda de asesores capacitados de larga experiencia. Dentro de la estructura en pequeña escala de las granjas de las zonas rurales, colaboran con los agricultores para observar el desarrollo de los insectos perjudiciales. Un equipo de expertos visita

semanalmente las granjas, hace preguntas y resuelve problemas urgentes.

El último riego se realiza 30-40 días antes de la cosecha, lo que permite que las plantas de algodón maduren de manera pareja. Se estimula la maduración de las últimas cápsulas con la aplicación de una preparación biodinámica de cuarzo. Al igual que el algodón cultivado con técnicas convencionales, el algodón biodinámico se recoge a mano y en dos o tres vueltas.

A diferencia de las plantas convencionales, el algodón biodinámico permanece verde hasta la cosecha. Esto reduce los defectos de las fibras y aumenta la calidad. El algodón biodinámico también tiene fibras más elásticas y los demás parámetros de calidad son en general mejores que los del producto que se obtiene en las granjas convencionales.

Siguiendo ciertos pasos especiales de procesamiento, determinados por los expertos egipcios, el algodón se hila, teje, tiñe y finalmente se le da un acabado con aditivos sintéticos químicos utilizando medios térmicos y mecánicos. Con este material, la fábrica textil SEKEM confecciona ropa para bebés y niños de primera calidad. Las prendas fabricadas con algodón cultivado con técnicas biodinámicas se comercializan con la marca «Cotton PEOPLE organic».

Tienen dos canales de distribución. En primer lugar, la exportación a través del socio alemán Alnatur que provee a los principales mayoristas de Austria, Alemania y Suiza. En segundo lugar, a partir del año 1995, comenzó una intensa comercialización y distribución interna local a través de tres comercios SEKEM en El Cairo y una cadena minorista con diez comercios en El Cairo y Alejandría.

Fuente: Klaus Merkerns (comunicación personal)

La diversidad vegetal también ofrece un hábitat alternativo y recursos alimentarios, por ejemplo, polen, néctar y también lugares huésped para predadores y parásitos. En Tabasco, México, se encontró que los huevos y larvas de la plaga lepidopterana Diaphania hyalinata mostraban un índice de parasitismo del 69 por ciento en los policultivos, comparado con el 29 por ciento de los monocultivos. De igual modo, en el Valle del Cauca en Colombia, la larva de Spodoptera frugiperda sufre un mayor parasitismo y depredación en las mezclas de maíz y frijoles, debido a una serie de avispas Hymenopteras y escarabajos predadores, que en los monocultivos de maíz[218].

Debajo de la estructura simple del monocultivo de arroz asiático (sawah) hay un complejo sistema de controles naturales incorporados y diversidad genética[219]. Aunque estos sistemas prevalecen más en el sudeste asiático, los agricultores de arroz de las regiones tropicales de América Latina también cultivan variedades de arroz sensibles al fotoperíodo, adaptadas a las diferentes condiciones ambientales. Los agricultores intercambian semillas con sus vecinos porque notan que cualquiera de las variedades comienza a tener problemas de plagas si se la cultiva en la misma tierra durante años. La diversidad temporal, espacial y genética de los cultivos de las distintas granjas confiere una resistencia, al menos parcial, contra las plagas. En años recientes, los investigadores chinos iniciaron una campaña en Yunnan, para propiciar que los agricultores de diez municipios, en un área de 5.350 hectáreas, plantaran mezclas de variedades e híbridos locales

de arroz en vez de monocultivos. La mayor diversidad genética redujo la incidencia del tizón del arroz en un 94 por ciento y aumentó los rendimientos totales en un 84 por ciento. Después de dos años, no fue necesario utilizar más fungicidas[220].

La diversidad temporal, espacial y genética de los cultivos de las distintas granjas confiere una resistencia, al menos parcial, contra las plagas.

Sistemas diversificados

Una característica saliente de los sistemas agrícolas tradicionales es su grado de diversidad genética en términos de diversificación espacial y temporal e integración de cultivos, árboles y/o animales. Esta estrategia campesina de distribuir el riesgo por medio de la variedad de plantas y animales estabiliza los rendimientos a largo plazo, promueve la diversidad alimentaria y aumenta las ganancias con bajos niveles de tecnología y con recursos limitados[221].

Combinaciones horizontales: sistemas de cultivos múltiples

En la mayoría de los sistemas de cultivos múltiples desarrollados por pequeños agricultores, la productividad en términos de productos cosechables por área unitaria es mayor que en los sistemas de cultivo único con el mismo nivel de manejo. El aumento en los rendimientos puede oscilar entre el 20 y el 60 por ciento. Una combinación de factores puede explicar estas diferencias, pero es de destacar la reducción de pérdidas por malezas, insectos y enfermedades y el uso más eficaz de los recursos disponibles de agua, luz y nutrientes[222].

En México, es necesario cultivar una parcela de 1,73 ha con monocultivo de maíz para producir la misma cantidad de alimento que la que se produce en una hectárea de maíz mezclado con frijoles. Además, el policultivo de maíz-calabaza-frijol produce hasta 4 toneladas por hectárea de materia seca que se incorporará al suelo, comparado con las 2 toneladas que se obtienen en el monocultivo de maíz. En Brasil, los policultivos que contienen 12 500 plantas de maíz y 150 000 plantas de frijoles por hectárea producen un 28 por ciento más de rendimiento[223].

Combinaciones verticales: agroforesería

Los agroecosistemas tropicales compuestos de campos cultivados y campos en reposo, huertas domésticas complejas y parcelas agroforestales contienen en general más de 100 especies vegetales. Estas plantas se usan para materiales de construcción, leña, medicamentos, alimentación de animales y

alimentación humana. Entre los ejemplos que podemos mencionar se encuentran los sistemas de agroforestación de uso múltiple explotados por los Huastecas y los Lacandones de México, los indios Bora y Kayapó de la cuenca del Amazonas y muchos otros grupos étnicos que incorporan los árboles a sus sistemas de producción[224]. Algunos huertos domésticos son muy eficientes en cuanto al uso de la tierra e incorporan una variedad de cultivos con hábitos de crecimiento diferentes. El resultado es una estructura similar a las selvas tropicales, con especies diversas y una configuración en capas[225].

Recuadro 6: Café de Etiopía - naturalmente orgánico

Etiopía es el principal centro de origen y de diversidad genética de la planta de café arábica. Desempeñando un papel vital en la vida cultural y socioeconómica del país, el café arabica L. es el cultivo comercial más importante en la economía nacional (genera el 60 por ciento de las ganancias en divisas extranjeras). El veinticinco por ciento de la población etíope (15 millones) depende, directa o indirectamente, del café para su sustento.

Etiopía tiene la base genética más grande de café arabica del mundo, con unas 140 variedades locales conocidas. Esto ha producido una gran variabilidad en las características y disponiblidad de las diferentes plantas, que son resistentes a las plagas y enfermedades (por ejemplo, se identificaron 15 genotipos resistentes a la Antracnosis del cafeto) que además son de alto rendimiento y primera calidad. Gracias a la altitud apropiada, precipitaciones abundantes, temperaturas óptimas y suelos fértiles, el potencial del café es muy alto en Etiopía.

Los pequeños agricultores de café, que cultivan un promedio de media hectárea, son los productores principales de Etiopía, y dependen en su mayor parte de la mano de obra familiar. Hay cuatro tipos de sistemas de producción: café selvático, café semiselvático, café de huerta y café de plantación. El 95 por ciento del café que se produce con estos sistemas es orgánico.

Café selvático: representa aproximadamente el 10 por ciento de la producción total de café y se lo encuentra en el sur y sudoeste del país. Crece silvestre debajo de los árboles de la selva natural. Muestra una gran variedad y es de enorme valor por su resistencia a las enfermedades naturales. Las selvas tropicales de Etiopía son la fuente principal de la variabilidad genética de café arabia.

Café semiselvático: representa aproximadamente el 35 por ciento de la producción total de café y se lo encuentra en los mismos lugares que el café selvático. Al adquirir tierras selváticas para las granjas cafeteras, los agricultores entresacan y seleccionan los árboles para garantizar que los cafetos reciban luz de sol suficiente y sombra adecuada. Cortan las malezas una vez al año para facilitar la recolección de los granos de café.

Café de huerta: se cultiva en las cercanías de las casas, especialmente en las zonas del sur y este del país y representa el 35 por ciento de la producción total. Se espera que este método aumente con la introducción del sistema en el sudoeste de Etiopía. El café se planta en bajas densidades, entre 1 000 y 1 800 árboles por hectárea, se fertiliza más que nada con deshechos orgánicos y se lo intercala con otros cultivos.

Café de plantación: se refiere al café que se cultiva en plantaciones que pertenecen al estado y en las granjas de pequeños agricultores. En este sistema de producción, se utilizan determinados plantines recomendados y se practican las técnicas de espaciado, recubrimiento con paja y hojas secas, abono, desmalezado, regulación de la sombra y poda. Sin embargo, el café tiene todavía una gran diversidad de variedades porque los plantines en general son de origen silvestre. Sólo las plantaciones que pertenecen al estado usan fertilizantes y herbicidas químicos, y estas representan un 5 por ciento aproximadamente de la producción total. Las granjas de café manejadas por pequeños agricultores representan un 15 por

ciento de la producción total de Etiopía.

Aunque no está certificado como orgánico, la mayoría de los compradores saben que la mayor parte del café etíope reúne las condiciones de un producto orgánico. La fertilidad del suelo se mantiene mediante el reciclado orgánico, es decir, a través de la caída de hojas, la poda y los residuos de los árboles de sombra y de café, y los productores utilizan fertilizantes orgánicos para complementar la fertilidad natural.

Fuente: Autoridad de Café y Té de la República Democrática Federal de Etopía, 1999

En los sistemas agrícolas parecidos a la selva, los ciclos de los nutrientes son estrictos y cerrados. En muchos sistemas de agroforestería tropical, tales como el café tradicional bajo árboles de sombra (por ejemplo Inga sp., Erythrina sp.), el total de nitrógeno que se desprende de las hojas de los árboles, los deshechos y la fijación simbiótica puede llegar a ser diez veces más alta que la producción de nitrógeno neto por cosecha, que en general promedia los 20 kg anuales por hectárea. En otras palabras, el sistema compensa ampliamente el nitrógeno que se pierde por cosecha con el subsidio aportado por los árboles de sombra. En los sistemas muy evolucionados, los investigadores han encontrado evidencias de sincronía entre los niveles máximos de la transferencia de nitrógeno al suelo por los deshechos en descomposición y los períodos de una alta demanda de nitrógeno por la floración y fructificación de las plantas de café[226].

Gracias a las condiciones de cultivo que se extienden durante casi todo el año, los agricultores indígenas pueden alternar la plantación y cosecha de cultivos y árboles para aumentar los rendimientos globales. Por ejemplo, los Bora plantan una gran diversidad de cultivos, incluyendo 22 variedades de mandioca amarga y dulce intercaladas con piñas tropicales, árboles frutales y otros cultivos anuales menores. En el Amazonas, los rendimientos de los Kayapo son casi 200 por ciento más altos que en los sistemas colonialistas y 175 por ciento que los de la ganadería[227]. En México, los indios Huastecas explotan una serie de campos cultivados, otros en reposo, huertos domésticos complejos y parcelas de selva que totalizan unas 300 especies. Las zonas que rodean las casas tienen por lo general entre 80 y 125 especies de plantas útiles, la mayoría plantas medicinales autóctonas[228].

Integración espacial: sistemas de cultivos y de animales

Muchos agricultores integran animales (ganado vacuno, porcino y aves de corral) en sus sistemas agrícolas. Además de proporcionar leche, carne y tracción, estos animales agregan otro nivel trófico al sistema, haciéndolo aún más complejo. Los animales se alimentan de los residuos de los cultivos y de las malezas, y tienen poco efecto negativo sobre la productividad agrícola. Esto sirve para que la biomasa que no se utiliza se convierta en proteína animal. La necesidad de alimentos para los animales también obliga

a ampliar la base de cultivos para incluir especies vegetales que además son útiles para conservar los suelos y el agua. A menudo se plantan legumbres para aportar forraje de calidad, pero también sirven para mejorar el contenido de nitrógeno de los suelos[229]. El abono animal le devuelve al suelo materia orgánica.

Combinaciones temporales: rotaciones

No todos los agricultores confían en los sistemas diversificados en el espacio. Por ejemplo, en el sur de Brasil, las familias cultivan maíz, frijoles, porotos de soya y trigo en forma de monocultivos, utilizan tecnologías de bajos insumos y alcanzan rendimientos aceptables (2,7 toneladas por hectárea en maíz y 1,5 toneladas por hectárea en porotos de soya). Muchos de los agricultores han adoptado sistemas de labranza cero que conservan los suelos y mejoran los niveles de materia orgánica pero evitan la dependencia de los herbicidas que caracteriza a los monocultivos de labranza cero de gran escala. La clave del éxito agroecológico es el diseño de las rotaciones con cultivos de protección y abonos verdes que proporcionan una adecuada cobertura del suelo y permiten que se acumule la materia orgánica[230].

Esta estrategia campesina de distribuir el riesgo por medio de la variedad de plantas y animales estabiliza los rendimientos a largo plazo, promueve la diversidad alimentaria y aumenta las ganancias con bajos niveles de tecnología y con recursos limitados.

Sistemas agrícolas indígenas como modelos de diseño

Indudablemente, el conjunto de prácticas de manejo tradicional usadas por muchos agricultores de escasos recursos representa una rica experiencia en la creación de ecosistemas agrícolas bien adaptados a las circunstancias agroecológicas y socioeconómicas de los campesinos. En general, las técnicas que utilizan se adaptan muy bien a las condiciones locales. Tienden a depender más de los conocimientos que de los insumos, pero no todas son eficaces o se pueden aplicar en otros lugares, de modo que en general es necesario modificarlas y adaptarlas. El desafío es que esas modificaciones se basen en las razones y conocimientos de los campesinos.

Recuadro 7: Sistema de intensificación del arroz, Madagascar

El arroz es uno de los cultivos domesticados más antiguos y ha crecido en condiciones de riego durante más de 4 000 años. El Sistema de Intensificación del Arroz (SIA), desarrollado por Fr. Henri de Laulanié en Madagascar en los años 80 ha producido grandes aumentos en los rendimientos sin requerir la compra de nuevas semillas, fertilizantes químicos u otros insumos, y sólo necesitó cambios simples en el manejo del cultivo.

Existen seis prácticas claves que en su conjunto forman el SIA, de las cuales, cuatro se alejan

drásticamente de las maneras en que los agricultores de todo el mundo han cultivado el arroz en regadío por milenios:

 Se transplantan plantines muy jóvenes, de 8 o 15 días, cuando tienen sólo 2 hojas, ya que tienen más capacidad de ahijamiento que los plantines más grandes.

 Se transplantan individualmente, en vez de los grupos usuales de tres o cuatro por mata, y de manera rápida y cuidadosa para evitar que se sequen y dañen.

 Los plantines se transplantan siguiendo un esquema cuadrado con una distancia de 25 cm por 25 cm entre sí. Si las condiciones del suelo son buenas se puede aumentar a 50 cm por 50 cm, para permitir que las raíces tengan más espacio para extenderse y la parte aérea de la planta pueda crecer mejor.

 En toda la fase del crecimiento vegetativo, los campos se mantienen bien aireados, en vez de inundados. Sin embargo, durante la fase reproductiva se mantiene una película fina de agua (de 1 a 3 cm), que se drena 25 días antes de la cosecha.

 El desmalezado es importante ya que sin inundación el crecimiento de las malezas puede ser un problema. Se debe realizar unos 10 días después de haberse transplantado los plantines y luego cada 10 o 15 días.

 Se recomienda aplicar compost para mejorar la estructura y la salud del suelo.

Estas técnicas de manejo han duplicado e incluso triplicado los rendimientos de arroz en casi todas las variedades. Los agricultores de la zona periférica del Parque Nacional Ranomafana en Madagascar, un área de selva tropical con alturas que oscilan entre los 400 y 1 200 m por encima del nivel del mar, obtienen rendimientos de arroz de regadío que promedian las 2 toneladas por hectárea. Sin embargo, los agricultores obtuvieron por medio de las técnicas SIA un promedio de 8,1 t/ha en las cinco temporadas (1994/5-1998/99). La cantidad de agricultores que utilizaron estas técnicas en esa época aumentó de 38 a 396, y algunos obtuvieron rendimientos de 14 a 16 t/ha. Los ensayos anteriores que se realizaron en el área con variedades de alto rendimiento y con fertilizantes químicos promediaron las 3 t/ha, alcanzando un máximo de 5 t/ha.

Es posible que el sistema de intensificación del arroz no pueda aplicarse en todas partes, como por ejemplo, en los lugares donde la mano de obra es limitada, ya que estas técnicas SIA requieren más trabajo y habilidades agrícolas específicas, o donde la infraestructura o la capacidad necesaria para proveer agua son insuficientes. No obstante, con ayuda de la Asociación Tefy Saina (una ONG malgache) y el Instituto Internacional Cornel para la Agricultura y el Desarrollo Alimentario, el SIA se difundió a China, Indonesia, Filipinas, Camboya, Nepal, Costa de Marfil, Sri Lanka, Cuba, Sierra Leone y Bangladesh, con resultados muy positivos.

Fuente: CIIFAD, 2002

Indudablemente, el conjunto de prácticas de manejo tradicional usadas por muchos agricultores de escasos recursos representa una rica experiencia en la creación de ecosistemas agrícolas bien adaptados a las circunstancias agroecológicas y socioeconómicas de los campesinos.

«Tala y quema» o «milpa» es quizá uno de los mejores ejemplos de una estrategia ecológica para manejar la agricultura en los trópicos. Por medio de un mosaico de parcelas con cultivos y otras en reposo, los agricultores captan la esencia de los procesos naturales de regeneración de los suelos, típica de cualquier sucesión ecológica.

Al comprender la lógica de la «milpa», el «abono verde», un descubrimiento contemporáneo, ha abierto un camino ecológico a la intensificación de la milpa en zonas donde ya no son posibles los largos períodos de reposo debido al crecimiento demográfico o a la conversión de los bosques en campos de pastoreo.

Uno de los sistemas tradicionales es el «frijol tapado» que se usa para producir frijoles en las laderas empinadas de las zonas de mediana altura de América Central, con grandes precipitaciones, donde se cultiva la mayor parte de la producción de frijoles de la región. Para comenzar el proceso, los agricultores eligen un campo en reposo que tenga dos o tres años de antigüedad y donde la vegetación leñosa domina los pastos. Si el período de reposo es menor de dos años, entonces los pastos cubrirán las plantas de frijoles que vayan apareciendo y la fertilidad del suelo no se habrá recuperado totalmente desde la cosecha anterior. A continuación, se cortan con machetes los senderos a través del campo. Luego se siembran al voleo las semillas de frijol en la vegetación en reposo. Por último, se corta la vegetación en reposo con semillas de frijol formando un colchón que se deja descomponer y que aporta nutrientes a las plantitas en pleno desarrollo. La cosecha se realiza aproximadamente doce semanas después de la siembra al voleo. En Costa Rica, los cálculos estimativos indican que el 60 o 70 por ciento de los frijoles del país se producen con el sistema de frijol tapado. Comparado con los métodos que insumen una mayor mano de obra y el uso de químicos, el sistema del tapado tiene una tasa de rendimiento mayor debido a sus bajos costos.

El sistema tapado permite la producción de frijoles para el consumo doméstico y para la venta y complementa de este modo los magros ingresos en épocas de penurias económicas. Los beneficios redituables son: i) evita el uso de químicos agrícolas caros y potencialmente tóxicos; y ii) requiere poca mano de obra. Se reduce la erosión del suelo porque la cubierta de vegetación evita que la tierra quede expuesta a las precipitaciones abundantes.

Las experiencias en América Central demuestran que los sistemas de maíz basados en «mucuna» son muy estables y permiten niveles de remndimiento respetables todos los años (en general entre 2 y 4 ha). En particular, el sistema parece reducir enormemente las condiciones extremas de sequía ya que la capa de paja y hojas secas conserva la humedad en el suelo. Al tener

el nivel apropiado de humedad, los cultivos disponen de los nutrientes (N, P, K, Ca, Mg, etc.) necesarios. Además, la mucuna elimina las malezas (con excepción de R. cochinchinensis), ya sea porque la mucuna impide físicamente que germinen y se desarrollen o que sobrevivan por mucho tiempo, o porque el enraizado superficial de las malezas en la capa de desechos y su interfaz con el suelo permite controlarlas más fácilmente. Los datos muestran que este sistema, basado en los conocimientos de los agricultores y que implica una rotación constante de la mucuna y el maíz, se puede sostener durante quince años como mínimo, con un nivel de productividad razonablemente alto y sin disminución aparente de la base de recursos naturales[231].

El potencial de la agricultura orgánica no certificada

Como se explicó anteriormente, es necesario comprender mejor la ecología agrícola y la etnoecología de los sistemas de cultivo indígenas y tradicionales para poder continuar desarrollando los sistemas agrícolas. Esto sólo se puede lograr a través de estudios integrales que determinen la multiplicidad de los factores que condicionan la manera en que los agricultores perciben y modifican su medio ambiente para luego traducir esa información en términos científicos modernos.

Productividad y capacidad de recuperación agrícola

Seguridad alimentaria

El análisis de los proyectos agroecológicos muestran en forma convincente que estos sistemas, a diferencia de lo que afirman algunos críticos, no están limitados a producir bajos rendimientos y por el contrario, registran aumentos importantes en la producción. En algunos, se han observado marcados incrementos en los rendimientos de los productos más buscados por los habitantes de pobres recursos (arroz, frijoles, maíz, mandioca, patata, cebada); estos aumentos se basan en el trabajo y en los conocimientos, en lugar de depender de insumos adquiridos de alto costo, y sacan provecho de los procesos de intensificación y de sinergia[232].

Cuba ofrece un ejemplo histórico de la posibilidad que tiene el manejo orgánico para mejorar la productividad y de esa manera contribuir a la seguridad alimentaria. Después de que Cuba perdió el 80 por ciento de su capacidad de importación, las granjas no tuvieron más combustible para los tractores, ni fertilizantes o plaguicidas; los rendimientos bajaron y el consumo de calorías per cápita cayó de 1 908 calorías (en 1989) a 1 863 en

1994. A través del desarrollo y la divulgación masiva de las técnicas orgánicas, la agricultura cubana se recuperó y para el año 2000, el nivel de calorías había aumentado a 2 585. La producción de tubérculos y plátanos se triplicó y la producción de verduras se duplicó entre 1994 y 1999. En el mismo período, los rendimientos de frijol aumentaron un 60 por ciento mientras que la producción cerealera subió de 300 818 toneladas métricas a 551 000[233]. En 1999, la agricultura orgánica urbana no certificada (en huertas domésticas, canteros elevados y huertas intensivas) produjo el 65 por ciento del arroz del país, el 46 por ciento de las verduras frescas, el 38 por ciento de las frutas no cítricas, el 13 por ciento de las raíces, tubérculos y plátanos y el 6 por ciento de la producción de huevos[234].

En Ghana, la rehabilitación de los recursos hídricos y la fertilidad de los suelos en el Distrito de Techiman se llevó a cabo mediante la reforestación y la producción de cultivos orgánicos. Los resultados satisfactorios que se obtuvieron en el fortalecimiento de la fertilidad de los suelos y en la generación de nuevas fuentes de ingresos (cultivo de cajú orgánico) llevaron a que el Ministerio de Alimentación y Agricultura difundiera la agricultura orgánica, como una alternativa viable para los agricultores en pequeña escala, que son los que producen el 80 por ciento de los alimentos que se cultivan localmente. El sistema redujo gradualmente la agricultura de corte y quema, cambiando a técnicas de cultivo intensificado.

Se han observado marcados incrementos en los rendimientos de los productos más buscados por los habitantes de pobres recursos (arroz, frijoles, maíz, mandioca, patata, cebada); estos aumentos se basan en el trabajo y en los conocimientos, en lugar de depender de insumos de alto costo, y sacan provecho de los procesos de intensificación y de sinergia.

En Argentina se ha estado experimentando con un modelo de huertos orgánicos desde comienzos de los años 90, que promovió empleos y autosuficiencia alimentaria en poblaciones urbanas y rurales. Antes de 1996, el proyecto había beneficiado a casi dos millones de personas, desempleados, indígenas y personas en situación de riesgo alimentario (por ejemplo, jefas de familia, ancianos y niños).

Más importante que los simples rendimientos, las intervenciones agroecológicas aumentan de manera significativa la producción agrícola total a través de la diversificación de los sistemas de cultivo, tales como la cría de peces en arrozales o el cultivo de especies mezcladas con árboles, o la inclusión de cabras o aves en el funcionamiento doméstico.

Fortaleza ecológica

La agricultura orgánica aumenta la estabilidad de la producción, tal como se observa en la reducción de los coeficientes de variación en los rendimientos de cultivos trabajados con un mejor manejo de la tierra y el agua[235]. En efecto, las intervenciones agroecológicas disminuyen de manera significativa la vulnerabilidad de los pequeños agricultores frente a los desastres naturales y otro tipo de disturbios.

Las encuestas llevadas a cabo en las regiones montañosas de América Central después del huracán Mitch señalaron que los agricultores que utilizaban prácticas de cultivo intercalado, cultivos de protección y agroforestería sufrieron menos daño que sus vecinos convencionales. El estudio, encabezado por el movimiento Campesino a Campesino, movilizó a 100 equipos formados por agricultores y técnicos y a 1 743 agricultores para realizar comparaciones pareadas de indicadores agroecológicos en 1 804 granjas convencionales y sustentables vecinas. Abarcó 360 comunidades y 24 departamentos de Guatemala, Honduras y Nicaragua. Las parcelas sostenibles tenían entre un 20 por ciento y un 40 por ciento más de capa fértil, más humedad en los suelos, menos erosión y sufrieron menos pérdidas económicas que sus vecinos convencionales[236]. Estos datos son de vital importancia para los agricultores de escasos recursos que viven en ambientes marginales, y deberían constituir la base de estrategias de manejo de los recursos naturales que promuevan la diversificación temporal y espacial de los sistemas agrícolas ya que esto conduce a una mayor productividad y probablemente pueda garantizar una mayor estabilidad y recuperación ecológica.

Manejo ecológico

Los proyectos que apuntan a mejorar la seguridad alimentaria de las familias de pocos recursos, a conservar y/o regenerar la base de recursos naturales (suelo, agua y recursos genéticos) y a ofrecer oportunidades de ingresos se pueden concentrar en algunas intervenciones clave:

 la conservación del suelo y la mejora de su calidad;

 un uso más eficiente del agua, en especial en las zonas secas y de secano;

 el manejo de plagas, enfermedades y malezas por medio de estrategias botánicas, biológicas y culturales, en particular la diversidad de cultivos para aumentar la inmunidad contra las plagas;

 la conservación in-situ de la biodiversidad agrícola;

 el diseño de sistemas agrícolas diversificados e integrados.

Recuadro 8: «Nayakrishi Andolon» - Nuevo sistema de cultivo en Bangladesh

La agricultura convencional en Bangladesh introdujo variedades de semillas de alto rendimiento en los mercados locales y difundió el uso de fertilizantes y plaguicidas artificiales. Después del impulso inicial que tuvo la productividad, muchos agricultores observaron que los rendimientos comenzaban a disminuir y que era necesario agregar cada vez más fertilizantes por acre. La cantidad de fertilizantes necesarios aumentó cien veces a lo largo de 30 años y para empeorar la situación, los precios se triplicaron durante ese período. Todos empezaron a perder.

Atrapados en este ciclo de comprar más insumos para producir menos, los agricultores de todo el país sufrieron quiebras. Muchos se vieron obligados a vender sus tierras y mudarse a las ciudades en una búsqueda desesperada de trabajo. Más tarde, en 1998, hubo una inundación muy grande, provocada por un diluvio que duró semanas, y muchos agricultores perdieron todo.

En los alrededores de Tangail, al norte de Dhaka, la inundación castigó con particular dureza. Los agricultores que necesitaron ayuda para comprar semillas nuevas y fertilizantes acudieron a UBINIG (sigla Bengali para «Investigación de políticas alternativas de desarrollo»), una ONG dedicada a trabajar con los tejedores de la zona. UBINIG aceptó colaborar, pero sólo si los agricultores estaban dispuestos a considerar la posibilidad de utilizar métodos de producción alternativos.

UBINIG organizó reuniones para explicar a los agricultores alternativas al cultivo dependiente de químicos. Fueron las mujeres las que respondieron más positivamente al principio, pero luego de conocer las posibles consecuencias de abortos espontáneos y problemas de salud en hombres y animales, otros agricultores vieron la posibilidad de otras opciones que no fueran el aumento de deudas, el endurecimiento de la tierra y el envenenamiento de los peces.

Con la ayuda de UBINIG, estos encuentros se convirtieron en un movimiento nacional denominado «nayakrishi andolon». Se eligió este nombre porque nayakrishi significa «nueva agricultura». Muestra que los agricultores no retroceden a la agricultura tradicional, sino que aprenden de los errores de la «Revolución verde» y se dirigen hacia algo nuevo y mejor.

En vez de obtener de sus campos un solo cultivo, empezaron a intercalar cultivos diferentes. Es el caso de un agricultor que sólo producía caña de azúcar y ahora cultiva siete variedades de cultivos: cebollas, ajo, patatas, rábanos, lentejas, zapallos y batatas mientras que continúa cultivando caña de azúcar de manera intercalada. Los fertilizantes artificiales se reemplazan con leguminosas (por ejemplo legumbres y chaucha turca) y el compost se hace con jacinto de agua (una especie considerada anteriormente una plaga invasiva), hojas de plátano, paja de arrozales y estiércol vacuno. El suelo se vuelve a ablandar y se cubre con restos de gusanos y lombrices. En todo Bangladesh, 65 000 familias rurales se convirtieron a nayakrishi y UBINIG ha creado cinco centros nayakrishi en diferentes lugares del país. Estos centros realizan talleres para agricultores y coordinan el intercambio de experiencias y conocimientos entre los pueblos y aldeas. Por ejemplo el centro de Tangail emplea en la actualidad 40 personas, muchos de los cuales son trabajadores que viajan y concurren a las reuniones que se realizan en localidades cercanas, para difundir el concepto de nayakrishi.

Fuente: Greenpeace, 2001

Recuadro 9: Proyecto comunitario para la recuperación de los sistemas productivos y la protección del territorio, Colombia

Ubicado en la cuenca más baja del Río Calima, con un área de aproximadamente 96.000 ha y hogar de unas 640 familias, este proyecto incluyó al 10 por ciento de la población, en su mayoría perteneciente a las comunidades negras. El Río Calima corre a través de la región biogeográfica de Choco que se extiende desde Panamá a Ecuador y es considerada una de las zonas más áridas del mundo, pero también una de las más ricas en fauna y flora. La enorme biodiversidad biológica encontrada en la región ha llevado a la proliferación de actividades de extracción, especialmente de maderas finas y oro.

La gran explotación produjo una reducción en la diversidad de la flora y la fauna, el deterioro de los ecosistemas y la pérdida de las fuentes de alimentos y de medicinas usadas tradicionalmente.

Entre 1974 y 1995, el estado concedió las actividades extractivas a la empresa Pupapel (parte de Cartón Colombia) en un área de 61 600 ha. En ese tiempo, muchos habitantes abandonaron casi completamente sus actividades tradicionales de caza, pesca, recolección, agricultura y artesanías y se dedicaron a la extracción y venta de maderas y a los empleos ofrecidos por Pupapel.

Las comunidades enfrentan ahora varias presiones de índole económico, social y ambiental que incluyen:

 el desplazamiento territorial y la migración a los centros urbanos;

 la erosión cultural y la ruptura de la unidad familiar;

 la implementación de planes y proyectos de desarrollo inadecuados que incluían los monocultivos;

 la destrucción del hábitat debido al uso inapropiado de maquinarias pesadas para la extracción de madera y oro;

 rupturas en el sistema de comercialización local;

 sistemas de crédito inaccesibles;

 problemas fitosanitarios.

Para combatir estos problemas, los miembros de la comunidad se unieron con organizaciones que ya existían (por ejemplo ONCAPROTECA (una organización de agricultores negros para la defensa del territorio bajo de Calima) y con el Frente de Campesinos de la Asociación de la Casa de la Vida), para formular una propuesta. También recurrieron a la Fundación Trópico, una ONG local que participa en la educación formal y no formal de los grupos étnicos, granjeros, jóvenes, niños y mujeres, para solicitarle asesoramiento técnico.

El proyecto comenzó en 1997 y duró 24 meses. Su objetivo principal era la conservación y promoción de la biodiversidad local a través de un método de recuperación agrosistémica que, a mediano y largo plazo, restableciera los ecosistemas naturales mediante cambios de las actividades productivas. El proyecto se centró en la recuperación de las especies salvajes y cultivadas que habían desaparecido o que estaban en desuso, por medio de la introducción de técnicas agroecológicas. Evaluó la posible producción y comercialización de especies ornamentales y árboles frutales de la zona y comenzó un proceso de fortalecimiento de la base organizativa de la comunidad. Su meta posterior era un título de propiedad de tierras colectivo, que le diera más control a los miembros de la comunidad en las decisiones que se tomaban sobre sus territorios.

Esforzándose en primer lugar para asegurarse los alimentos y en segundo lugar para obtener otras fuentes de ingreso, se organizaron reuniones y talleres para personas de todas las edades, donde se favorecía el intercambio y recuperación de los conocimientos agrícolas, las tradiciones culturales y el manejo de técnicas. A través de estos encuentros, se identificaron especies no tradicionales para su posible comercialización. Con la ayuda de la Fundación Trópico, se introdujeron estas especies en las 60 granjas que participaban del proyecto.

Tradicionalmente, los sistemas agrícolas se basaban en una mezcla de agroforestería en pequeña escala, casi independiente de los insumos externos, y, aprovechando el sistema forestal sin modificar su estructura o su capacidad natural, cultivaban arroz y maíz en huertos domésticos o en pequeños campos abiertos en los bosques. Utilizando una combinación de métodos tradicionales y técnicas de producción orgánicas, las 60 familias que participaron en el proyecto comenzaron a fortalecer sus capacidades productivas. Se sembraron plantas aromáticas y medicinales junto con cultivos hortícolas usados tradicionalmente por sus propiedades repelentes y alelopáticas, se aplicó abono animal y compost y se utilizaron fertilizantes foliares y extractos vegetales para el control de gusanos y plagas de insectos. La selección y cosecha de semillas de diferentes especies y variedades que se distribuían en los talleres fue también una actividad importante. Se usaron algunas parcelas de tierra simplemente para multiplicar las semillas y el material que utilizarían otros agricultores.

Se identificaron algunas especies ornamentales, por ejemplo Zingeberales, y árboles frutales como Chontadura (Bactrus gasipaes) y Borojo (Borojoa patinoi cuatrocasa) con posibilidades de comercialización en los principales mercados. El criterio para la selección de frutales fue su duración de vida postcosecha. Las frutas elegidas sobrevivían varios días después de la cosecha, lo que permitía el almacenamiento y el transporte. La Fundación Trópico le brindó a los granjeros asesoramiento y conocimientos técnicos sobre los hábitats y requisitos de crecimiento de estas especies, pero también llevó a cabo estudios de viabilidad de su comercialización.

Se organizaron talleres para difundir el contenido de la Ley 1745 de 1995, la Ley 70 de 1993 y las Leyes 21 y 99 de 1993. Se trata de herramientas jurídicas que le confieren a las comunidades derechos sobre el uso y manejo de sus tierras. También garantizan que las comunidades cumplan con sus obligaciones en cuanto al manejo ecológico de la tierra.

Al final del proyecto, 60 granjeros capacitados estaban trabajando campos diversificados que producían cultivos alimentarios, por ejemplo, arroz, bananas, yuca (Manihot escilenta), verduras, frijoles y maíz y diez especies ornamentales que incluían ave del paraiso, jengibre y miembros de la familia de las Heliconiaceas. En la zona se establecieron tres viveros para la producción de especies ornamentales y de árboles frutales, con una capacidad de 5 000 plantas cada uno. Estos cambios produjeron un aumento en la cantidad y variedad de la producción alimentaria familiar disponible todo el año, con una importante disminución en el costo de vida de las familias y la generación de empleos que reducían la necesidad de migrar a las zonas urbanas en búsqueda de trabajo. Los beneficios de esto se pueden observar en la menor dependencia de productos agrícolas comprados para consumo familiar y el fortalecimiento de los mercados locales debido a la mayor producción y al eficaz uso del agroecosistema. El regreso a la agricultura ayudó a reducir la presión sobre las especies forestales naturales, fomentó la plantación de árboles nativos y la creación de cercos naturales.

Las experiencias que se recogieron en este proyecto, por ejemplo, las técnicas de manejo, las variedades de cultivos y semillas, se compartieron con otras comunidades y al cabo de dos años, se había creado una red de 120 campesinos. También se creó en el área un Consejo de la Comunidad Negra que promovía el manejo responsable de los recursos naturales para el beneficio común y ejercía el control en el uso y manejo del territorio. El representante legal del Consejo elaboró una propuesta para un título de propiedad colectivo de la tierra en la cuenca inferior del Río Calima. Esto permitiría que un total de 640 agricultores pudieran acceder y usar 96 000 ha de tierra.

El proyecto comenzó a resolver los verdaderos problemas que enfrentaban las comunidades. Como estaba concebido, formulado y ejecutado a través de la participación de los actores comunitarios, reflejaba las aspiraciones de los beneficiarios. No perseguía la transformación del sistema productivo tradicional, sino más bien su mejora y desarrollo. No obstante, quedan todavía dificultades que deben solucionarse. Las familias tienen derechos de usufructo sobre sólo 2,6 ha. Debido al carácter de la tierra, esto es insuficiente para permitir la subsistencia en el tiempo. Pero una vez que se obtengan los títulos colectivos, esto permitirá que las comunidades regulen el acceso a la tierra y estabilizará la producción de la región.

Fuente: suministrado a la FAO por Mario Ahumada, Movimiento Agroecológico para Latinoamérica y el Caribe, (MAELA), 2002

Las técnicas y planes agrícolas orgánicos que se promueven funcionan como una «plataforma ecológica» que activa y afecta a los componentes y procesos claves del ecosistema agrícola:

 reciclando la biomasa y equilibrando el flujo y disponibilidad de los nutrientes;

 asegurando las condiciones favorables del suelo para el crecimiento vegetal a través de una materia orgánica y una actividad biótica del suelo mejoradas;

 reduciendo las pérdidas de radiación solar, de aire, agua y nutrientes por medio del manejo del microclima, la captación de aguas y la cobertura del suelo;

 aumentando las especies y la diversidad genética del agroecosistema, en el tiempo y el espacio, con el fin de reducir la invasión de plagas;

 mejorando las interacciones beneficiosas y la sinergia biológica entre los componentes de la biodiversidad agrícola para promover los procesos y servicios ecológicos claves tales como el control natural de las plagas y la fertilidad intrínseca del suelo.

Es difícil, sin embargo, evaluar todas las posibilidades que tienen esos sistemas intensificados y diversificados porque existe poca investigación y experiencia al respecto como para establecer cuáles son sus limitaciones. No obstante, los datos de los proyectos agroecológicos muestran que la agricultura tradicional y las combinaciones de animales se pueden adaptar para aumentar la productividad cuando se mejora la estructura biológica de la granja o cuando se utilizan eficientemente los recursos locales[237].

En general, se puede observar que, a lo largo del tiempo, los sistemas agrícolas:

 muestran niveles más estables de producción total por área unitaria;

 proporcionan un rendimiento de la mano de obra y otros insumos suficiente para proveer un sustento aceptable a los pequeños agricultores y sus familias; y

 aseguran la protección y conservación del suelo, como también mejoran la biodiversidad.

Desarrollo comunitario

Los agricultores orgánicos no certificados muestran un alto grado de dinamismo y flexibilidad. Un indicador de este proceso ha sido el surgimiento de fuertes movimientos de campesino a campesino, de asociaciones y cooperativas.

Muchos de los agricultores orgánicos de los países en desarrollo no tienen acceso a los mercados lucrativos. Esto se debe a los costos de certificación relativamente altos y al uso de normas internacionales que son ajenas a las realidades de los pequeños agricultores, inmersos en condiciones agroecológicas totalmente diferentes. En efecto, muchos agricultores en los países en desarrollo perciben a la agricultura orgánica como un producto que satisface la demanda de los consumidores de los países desarrollados e incorporados en sistemas de comercio y distribución como los que predominan en la agricultura convencional.

Una consecuencia de esto es el surgimiento de redes alternativas, por ejemplo, la Rede Ecovida de Agroecologia, y Econeve en el sur de Brasil, formadas por docenas de organizaciones y cooperativas de agricultores que iniciaron un nuevo proceso autónomo de «certificación participativa», interesados en la producción para los mercados locales y alimentados por una solidaridad cada vez mayor de parte del movimiento local-regional de consumidores. Las regiones del sur de Brasil (Rio Grande de Sul, Santa Catarina y Paraná) albergan al 25 por ciento de la población total de pequeños agricultores (aproximadamente un millón de familias), que generan el 30 por ciento de la producción total de los pequeños agricultores brasileros. Se espera que entre el 30 y 40 por ciento de estos agricultores se unan a Ecovida y otras redes similares, y se conviertan de esta manera en una importante fuerza que modele la alternativa de la producción y certificación «orgánica». También están surgiendo otras iniciativas similares en países tales como Colombia, Costa Rica, Ecuador, Nicaragua y Uruguay.

En algunas regiones, las instituciones estatales o municipales han adoptado políticas de investigación y extensión para beneficiar directamente a las pequeñas granjas agrícolas. Por ejemplo, en Rio Grande do Sul en Brasil, las instituciones de extensión e investigación EMATER y FEPAGRO adoptaron la ecología agrícola como la base metodológica y tecnológica del desarrollo de la agricultura familiar en el estado. EPAGRI en Santa Catarina también está siguiendo un camino similar, y el gobierno estatal anunció la eliminación total del uso de plaguicidas en el estado. Se espera que estos cambios institucionales aumenten la viabilidad de los agricultores orgánicos no certificados y que promuevan la conversión de muchos productores que todavía utilizan agroquímicos a formas de producción con bajos insumos externos.

Los agricultores orgánicos no certificados muestran un alto grado de dinamismo y flexibilidad. Un indicador de este proceso ha sido el surgimiento de fuertes movimientos de campesino a campesino, de asociaciones y cooperativas.

Factores que afectan la viabilidad de los pequeños agricultores

La globalización y la penetración en el mercado conducen a un colapso ecológico que está socavando la sostenibilidad de la agricultura de pequeña escala en general. La degradación del suelo se está acelerando, la organización social y comunitaria está cayendo, los recursos genéticos se debilitan y las tradiciones se están perdiendo. La erosión del suelo y la deforestación son tal vez los síntomas principales del ciclo vicioso de la pobreza y la degradación ambiental. Muchos pequeños agricultores se han convertido en agentes de destrucción, al sobreexplotar los recursos naturales, motivados por la escasez de tierras y la falta de oportunidades económicas.

Numerosos factores están afectando negativamente la viabilidad de los pequeños agricultores, entre los que se incluyen:

 El libre comercio y la competencia desleal de los países del norte, que hacen que los precios de los productos agrícolas domésticos bajen.

 La concentración de las mejores tierras en manos de unos pocos propietarios poderosos.

 El control de los principales mercados por algunas corporaciones multinacionales.

 La existencia de políticas en contra de los campesinos a favor de las importaciones en vez de la producción doméstica donde los pequeños productores pueden competir.

 El surgimiento de la biotecnología y las patentes de semillas.

 La privatización de los organismos de investigación y de extensión pública.

 La orientación hacia la exportación y el enfoque monocultivista de las políticas convencionales.

 La falta de fondos para proyectos de investigación y desarrollo de una agricultura sostenible.

Al mismo tiempo, la mayoría de las políticas agrícolas pasadas y actuales no han apoyado prácticas y tecnologías que incluyan aspectos sociales y ambientales. Entre los ejemplos comunes podemos mencionar:

 Los incentivos y subsidios económicos para plaguicidas y fertilizantes que tienden a perpetuar la dependencia agroquímica, aun cuando son evidentes los impactos negativos en el medio ambiente.

 Los subsidios o políticas que prescriben plantar variedades uniformes, junto con los requisitos de usar insumos asociados que refuerzan la dependencia química.

 Las políticas agrarias que minan la seguridad de la propiedad de los pequeños agricultores y en consecuencia desalientan las inversiones en prácticas sostenibles.

 Las políticas del comercio y el mercadeo que promueven las inversiones en cultivos inadecuados para los agricultores más pobres, o que crean oportunidades de mercado no equitativas.

Las políticas sectoriales y de reforma macroeconómica no generan un medio ambiente apropiado para los agricultores pequeños y pobres. En la mayoría de los casos el crecimiento agrícola se concentra en el sector comercial y no se ha movido de ahí. Hoy se pueden observar varias tendencias negativas que afectarán drásticamente el alcance y la dinámica de la agricultura familiar y rural en los países en desarrollo, entre ellas mencionamos[238]:

 La escasez de tierra debido a la distribución desigual y al crecimiento de población está obligando a que los granjeros subdividan sus parcelas entre los miembros de la familia, lo que provoca una marcada reducción en la relación tierra/persona.

 La falta de oportunidades económicas en las áreas rurales está provocando la migración a las ciudades, especialmente de hombres y mujeres jóvenes (entre los 10 y 20 años de edad). Esto deja el trabajo de la granja en manos de una población envejecida y produce un agudo vacío sociocultural.

 La liberalización del comercio ha reducido la protección en una época en que los precios de los productos básicos han alcanzado mínimos históricos, imposibilitando que los pequeños agricultores compitan en los mercados domésticos. Ha habido una marcada disminución en la cantidad de tierra cultivada con productos tradicionales como maíz y frijoles, pero también café y otros cultivos comerciales. La caída de precios de esos cultivos y la falta de crédito, como también las largas distancias hasta los mercados, son factores que llevaron a un gran empobrecimiento del sector de los pequeños agricultores.

 Como los programas y subsidios gubernamentales se concentraron en los agricultores comerciales grandes y medianos, la investigación y extensión apropiadas para los sistemas agrícolas orgánicos permanecieron limitados o inexistentes.

El gran desafío del futuro supone la promoción de cambios institucionales y de políticas que apoyen a los pequeños agricultores.

Recuadro 10: Programa de agroecología en la municipalidad de Comanche, región andina, Bolivia

La municipalidad de Comanche se encuentra al noreste de la Provincia de Pacajes, a 70 km de La Paz. Consiste de 29 comunidades agrícolas Aymaras que incluyen a 1 237 familias con un promedio de cinco personas. El ingreso anual per cápita es de 150 $EE.UU. y el 15 por ciento de las familias agricultoras no poseen tierras. Esta área geográfica cubre aproximadamente 500 km2 e incluye cadenas montañosas, cerros y planicies. La temperatura promedio es 7,8°C pero varía entre -15°C y 25,6°C con heladas que afectan severamente a los sistemas productivos. La precipitación anual es solamente 561,7 mm, que se agrava en los años de sequía cuando las precipitaciones no exceden los 150 mm/año. Uno de los mayores problemas que enfrentan estas comunidades es la degradación del suelo. Las altas concentraciones naturales de sal, los procesos erosivos causados por el viento y las lluvias y el exceso de pastoreo han producido la pérdida de los suelos y reducido la productividad.

La familia promedio tiene acceso a 34 ha, de las cuales el 8 por ciento se destina a los cultivos anuales y el resto al pastoreo. Los cultivos que se producen son muy diversos, por ejemplo, existen 45 ecotipos de patatas (Solanum tuberosa ySolanum andigena), cinco variedades de quinoa y otros tubérculos andinos, pero hay muy poca diversidad en cuanto a las especies cultivadas. Sin embargo, el ganado es muy variado en términos de especies, razas, sexo y edad de los animales, lo cual constituye un invalorable recurso genético con siglos de adaptación a las condiciones locales. Este es el caso de las ovejas y vacas, pero también el de las especies sudamericanas de camélidos originarias de la región. La principal fuente de alimento de estos animales heterogéneos son las tierras naturales de pastoreo donde se pueden identificar 84 especies de hierbas y arbustos de alta montaña y de altitud media. Sin embargo, estos terrenos han sufrido una fuerte erosión por causa del exceso de pastoreo.

En 1991, se inició un programa agroecológico con la participación del Consejo de Desarrollo del

Comanche (CODECO), el gobierno municipal, en representación de las comunidades y los Servicios Múltiples de Tecnologías Apropiadas (SEMTA), una ONG para el desarrollo rural. El programa tenía tres objetivos principales: el manejo sostenible de los recursos naturales; la introducción de técnicas agrícolas orgánicas con el propósito de mejorar los ingresos y la seguridad alimentaria local; y la mejora de la salud y la higiene básica a través de la educación, fortaleciendo la posición de las mujeres en las comunidades.

Entre los años 1994 y 1997 se introdujeron varias técnicas, incluyendo la creación de surcos para infiltración, la plantación de cultivos para forraje (como Dactylis glomerata y Festuca spp.), y la siembra y mejora de las pasturas naturales, fertilizadas con abono animal. Se fomentó la producción de forraje a través del cultivo de alfalfa, avena y cebada que producen altos rendimientos y su conservación como ensilaje y heno. Se mejoró el manejo del ganado bovino y ovino y se seleccionaron cuidadosamente los animales para reproducción y engorde en las épocas donde hay más forraje. También se construyeron embalses para recoger el agua para consumo y riego.

El programa tuvo varios logros, uno de los cuales fue la recuperación de 6 341 ha de tierra. Al comienzo del programa, la granja promedio de 34 ha tenía 24 ha de tierra degradada o no cultivada. Las técnicas introducidas lograron que se recuperara un promedio de 10 ha por granja, lo que significó una expansión del 42 por ciento en las tierras de pastoreo. Se mejoraron las praderas con el aumento de las poblaciones de la diversidad botánica nativa y con la incorporación de variedades nuevas. Éstas se adaptaron bien a la zona, y la producción de pastura aumentó de 1 400 kg de materia seca por hectárea a 5 700 kg/ha. Todo esto, junto con una mejor producción de forraje, aumentó la capacidad de carga de animales por hectárea y tuvo un impacto significativo en los ingresos de las familias.

La cubierta herbácea ha reducido la erosión y mejorado la capacidad de la tierra para retener el agua: la humedad del suelo aumentó entre el 200 y 500 por ciento. La construcción de represas con una capacidad de 30 000 m3 mejoró la disponibilidad de agua potable y de riego.

La introducción de majadas móviles permitió una mayor participación de las mujeres en las actividades ganaderas. Al disponer de más tiempo, ellas comenzaron a tener más influencia en el proceso de toma de decisiones dentro del seno familiar. Ahora pueden dedicar más tiempo a otras actividades.

La mayor productividad, tanto en la cría de animales como en los cultivos de forraje, fortaleció la seguridad alimentaria de la región. Las tecnologías agroecológicas introducidas mejoraron la cantidad y la calidad de los alimentos para el consumo propio y durante los seis años del programa, el ingreso familiar promedio se incrementó en un 40 por ciento principalmente por las mejoras de las actividades agropecuarias. El aumento en la producción de carnes también favoreció las ventas. El reconocimiento de las condiciones ecológicas de la región produjo una preferencia de los mercados por la carne producida en Comanche, aunque no tuviera la certificación orgánica.

Fuente: suministrado a la FAO por Andrés Yurevic, de el Consorcio Latinoamericano sobre Agroecología y Desarrollo (CLADES), 2001

Escalada de la agricultura orgánica no certificada

En la mayoría de los casos, los pequeños agricultores que adoptan modelos agroecológicos e incluyen la agricultura orgánica alcanzan niveles importantes de seguridad alimentaria y de conservación de los recursos

naturales. Dados los beneficios y ventajas que estas iniciativas aportan, surgen dos preguntas fundamentales:

 ¿Por qué no se difunden más estos beneficios?

 ¿Cómo se pueden escalar estas iniciativas para que tengan mayor impacto?

A efectos de este Capítulo, se entiende por escalada la difusión y adopción de los principios orgánicos en extensas zonas, por parte de un vasto número de agricultores y técnicos. Esto significa un aumento significativo de los conocimientos y el manejo de los principios y tecnologías de la agricultura orgánica entre agricultores de distinta condición biofísica y socioeconómica y entre los actores institucionales involucrados en el desarrollo del sector de los pequeños productores.

A pesar de los esfuerzos de las ONG para promover el cambio a las prácticas agrícolas orgánicas, la adopción sigue quedando limitada a los campesinos que reciben asistencia financiera o técnica directa (aunque la adopción espontánea se da con gran frecuencia). Sin ese apoyo, las prácticas se abandonan rápidamente, lo cual indica que su viabilidad económica subyacente no siempre es evidente para los agricultores. En estos casos, se deben cumplir al menos tres condiciones para asegurar la adopción[239]:

 mayores inversiones y servicios públicos a disposición de los agricultores ubicados en zonas distantes;

 mejor acceso a la información sobre la producción orgánica y los mercados de productos básicos;

 promoción de medidas que permitan que los agricultores puedan invertir sus recursos en los sistemas agrícolas orgánicos: principalmente, la seguridad en el régimen de tenencia de tierras.

Existe otro factor importante que limita la divulgación de las prácticas orgánicas y/o las innovaciones agroecológicas: sólo unas pocas instituciones que promueven dichas iniciativas han analizado o sistematizado los principios que determinaron el nivel del éxito de los emprendimientos locales y pudieron dar validez a ciertas estrategias específicas. Por lo tanto, es fundamental investigar y promover una mejor comprensión de las condiciones agroecológicas y socioeconómicas en las que se adoptaron e implementaron las prácticas alternativas. Esta información puede explicar las probables restricciones y oportunidades que los agricultores deberán enfrentar.

Una aproximación diferente significa ofrecer indicaciones técnicas o metodológicas sobre casos reales que hayan logrado un cierto nivel de éxito. Es cierto que en todos los países existen restricciones que limitan la escalada, como por ejemplo la falta de mercados y la carencia de políticas y tecnologías agrícolas adecuadas. Por otra parte, las oportunidades para escalar la agricultura orgánica existen, incluyendo la sistematización y aplicación de los enfoques que han tenido éxito en el nivel local y la eliminación de los factores restrictivos.

De esta manera, las estrategias de escalada deben aprovechar los mecanismos que facilitan la divulgación de los conocimientos y la creación de canales de intercambio viables, como por ejemplo:

Recuadro 11: Escalar y escalar aún más: desarrollo participativo en Brasil

Antecedentes

El programa de AS-PTA (Asistencia y Servicio para los Proyectos Agrícolas Alternativos) está ubicado en la parte sur del Brasil, en la frontera de los estados de Paraná y Santa Catarina. En este programa participan veintidós municipalidades, que cubren 13 000 km2 con una población de 55 000 familias de agricultores (aproximadamente 250 000 habitantes). Las granjas familiares son pequeñas y aunque representan el 90 por ciento de la totalidad de granjas, sólo ocupan un tercio de la tierra de cultivo.

La zona forma parte del bioma bosque atlántico, una selva tropical mixta muy rica en biodiversidad. Su clima es subtropical, fresco y húmedo con un promedio anual de precipitaciones que oscila entre los 1 300 mm y 1 700 mm. La región es accidentada y montañosa, con pequeños valles que presentan suelos ácidos con escaso contenido de fósforo.

Los cultivos son diversificados, pero el ingreso monetario se basa principalmente en la producción de tabaco y frijoles, y luego cebollas, patatas y yerba mate. Prácticamente todos los granjeros cultivan maíz, en especial para propio consumo. Los caballos desempeñan un papel importante como animales de tracción y casi todas las granjas tienen unas pocas cabezas de ganado, cerdos y aves para el consumo interno.

Los sistemas de cultivo combinan características tradicionales y modernas. Los períodos de barbecho son cortos por falta de tierra suficiente y la fertilización es química u orgánica. Se usan biocidas en determinados cultivos como el tabaco y las patatas, pero esto depende de los recursos de los agricultores. El promedio de rendimientos es bajo: 16 760 kg/ha para las patatas; 7 828 kg/ha para las cebollas; 472 kg/ha para los frijoles y 2 306 kg/ha para el maíz, aunque la producción general por hectárea puede ser significativa. El ingreso familiar promedio varía entre 660 $EE.UU. y 1 020 $EE.UU. por año.

Problemas y propuestas técnicas más importantes

La acidez del suelo y la poca disponibilidad de fósforo asociado con la poca extensión de tierra para cultivo y los limitados recursos financieros para la fertilización química u orgánica resulta en un agotamiento de los nutrientes del suelo y en menores rendimientos. Las pendientes empinadas, las fuertes precipitaciones y las prácticas de labranza «cuesta abajo «producen una gran erosión y pérdidas de suelo. El reemplazo del frijol tradicional y de las variedades de maíz por otras mejoradas tuvo también efectos devastadores en la eficiencia de los sistemas en el contexto de las prácticas agronómicas actuales. Por último, el uso indiscriminado de biocidas produjo la contaminación tóxica tanto de los agricultores como del medio ambiente, sin reducir las plagas o las enfermedades de los cultivos. Las dificultades para acceder a los créditos y a los mercados monopsónicos también

contribuyen a los bajos ingresos de la región.

AS-PTA comenzó sus trabajos de desarrollo con tres comunidades y unos 160 agricultores en 1994. Al llegar el año 2000, estaba trabajando con 5 000 familias y unas 150 comunidades. El enfoque adoptado fue identificar las principales restricciones en los ecosistemas agrícolas a través de métodos participativos y elaborar soluciones técnicas mediante la investigación que involucrara a todos los agricultores. Las alternativas agroecológicas fueron presentadas por el equipo técnico de AS-PTA y por los agricultores. Las propuestas se adaptaron y probaron en los campos de los granjeros y en parcelas experimentales de pequeña escala que ellos mismos diseñaron.

Se probaron docenas de propuestas técnicas, ya sea aisladamente o en forma combinada, según la decisión de cada agricultor. Los resultados se presentaron y discutieron en reuniones regionales y comunitarias con muchas visitas a los campos para ilustrar las prácticas de mejor rendimiento. Los agricultores emprendieron nuevos proyectos a la luz de estos resultados, multiplicando el proceso experimental en soluciones más complejas. A medida que los resultados obtenidos por el primer grupo se fueron divulgando, nuevos participantes se unieron a la dinámica de experimentación.

Las alternativas técnicas introducidas se pueden clasificar en tres categorías principales: mejor manejo de los recursos genéticos, manejo ecológico del suelo y agroforestación. La primera categoría implicó la reintroducción y la mejora de variedades tradicionales de semillas de frijoles y maíz. El segundo grupo de tecnologías incluye una amplia gama de prácticas, desde los barbechos perfeccionados, el uso de diversos fertilizantes orgánicos y fosfato mineral, la introducción de abono verde en los suelos no cultivados y cultivos de protección (sin herbicidas) y el reciclado de los residuos sin utilizar el fuego. Las prácticas agroforestales incluyen el manejo del bosque atlántico para la producción de yerba mate plantada bajo sombra.

Impactos agronómicos, ambientales y económicos

La producción de semillas de las variedades tradicionales de frijoles y maíz creció de manera exponencial. Se reintrodujeron en la región unas 112 variedades de maíz, 98 de frijoles, 10 de papas y 16 de arroz. El arroz es un cultivo secundario al que AS-PTA no le prestó una atención especial pero los agricultores aplicaron los conocimientos adquiridos en los otros experimentos.

La simple reintroducción de las variedades tradicionales más rendidoras aumentó la producción aproximadamente en un 50 por ciento sobre los promedios de la región, alcanzando los 3 600 kg/ha para el maíz y los 1 800 kg/ha para los frijoles. Las granjas que adoptaron también otras técnicas agroecológicas, además de la selección y reproducción de las variedades tradicionales, obtuvieron rendimientos de 5 000 kg/ha en el caso del maíz y 3 000 kg/ha en los frijoles.

La introducción de prácticas de labranza cero sin herbicidas resultó en una ganancia neta que supera los 100 $EE.UU./ha, sólo con maíz y frijoles. Las evaluaciones que se realizaron entrevistando a los agricultores indican que las prácticas agroecológicas representan una mejora «significativa» tanto en el nivel de los rendimientos como en el de los ingresos. Aunque no se dispone de cifras exactas, el hecho de que más de cinco mil agricultores adoptaran docenas de alternativas técnicas confirma esta afirmación.

Obstáculos y limitaciones identificados

AS-PTA y los líderes campesinos han identificado tres grandes limitaciones en el programa. La primera se refiere a los costos de la innovación técnica. Las propuestas agroecológicas que se difundieron en la región son bastante baratas, pero aun así requieren un mínimo de inversión que los agricultores pobres no pueden afrontar. La velocidad con la que cada agricultor las adopta depende entonces de cuánto puede invertir de sus propios recursos, porque el crédito es por el momento casi imposible de obtener. El segundo problema está relacionado con el acceso a los mercados. Los agricultores se muestran desalentados de invertir en mejoras de la producción ya que muchos de los beneficios quedan en manos de los intermediarios, particularmente en el caso del tabaco y los frijoles. El tercer problema se relaciona con los costos de la dinámica social necesaria para generar y divulgar la tecnología. Existe un

interés de que AS-PTA se amplíe e incluya a más comunidades, pero la falta de recursos lo hace imposible.

Propuestas para ampliar aún más el programa

Los cálculos preliminares indican que un préstamo promedio de 500 $EE.UU. sería suficiente para que cada agricultor pudiera cubrir los costos de conversión a un sistema agrícola agroecológico. El crédito oficial no es tan escaso; en el año 2000, la disponibilidad de créditos públicos para agricultores familiares alcanzó a los 2,7 mil millones de $EE.UU. El mayor problema está relacionado con las condiciones de acceso y con la fuerte resistencia de los agentes de crédito público para manejar préstamos pequeños. Se estima que serían necesarios 27,75 millones de $EE.UU. para financiar la conversión agroecológica de las 55 000 familias agricultoras de la región.

Sin embargo, el crédito no es lo único necesario para realizar el proceso de conversión. La innovación y adaptación tecnológica es una actividad permanente y generalizada ya que las alternativas agroecológicas no funcionan como paquetes cerrados sino que deben diseñarse específícamente para cada situación. Esto se realiza a través de un proceso intensivo de educación, experimentación e intercambio entre agricultores, el cual tiene un costo que AS-PTA denomina el costo de la dinámica social. Haciendo una extrapolación de los costos invertidos en otras experiencias, se necesitarían 8 millones de $EE.UU. durante cinco años para facilitar la difusión de la agroecología a los 55 000 agricultores de la región, equivalente a 30 $EE.UU. por familia cada año.

Para enfrentar las condiciones monopsónicas del mercado, la propuesta es ampliar y unir las diversas cooperativas agrícolas pequeñas que existen. Esto requerirá inversiones del orden de los 2 millones de $EE.UU. en equipos, infraestructura y vehículos. Las proyecciones indican que unas 20 000 familias se embarcarán en operaciones de procesamiento/comercialización que representan un promedio de 100 $EE.UU. por agricultor en créditos. Se supone que los costos operativos serán cubiertos por los propios recursos de los agricultores como ocurre con las experiencias en pequeña escala que se realizan en la región. Por último, los costos de AS-PTA en este proceso de escalada ascenderían a los 1,7 millones de $EE.UU. en un período de cinco años.

Lecciones aprendidas

Nuestra experiencia en el centro sur de Paraná muestra cómo el trabajo realizado por una ONG con un personal local de sólo tres técnicos, sumado a una intensa participación social, produjo un salto de más del 3 000 por ciento en el número de beneficiarios a lo largo de cinco años. El presupuesto proyectado que se necesita para aumentar la escala de este programa y beneficiar a los 55 000 agricultores de la región puede parecer caro, pero a nivel per cápita, los 9,7 millones de $EE.UU. en subsidios representan aproximadamente sólo 175 $EE.UU. por agricultor en cinco años, o sólo 35 $EE.UU. por año. En comparación, los gastos anuales del gobierno en investigación y extensión promedian aproximadamente los 1 000 $EE.UU. por agricultor beneficiario (convencional y otros). Además, la experiencia de AS-PTA en Paraná y en otros lugares de Brasil muestra un grado de adopción más alto que los servicios de investigación y extensión oficiales.

En la actualidad, AS-PTA está negociando la donación de fondos para financiar esta gran empresa de escalada. Se espera que representará un ejemplo muy claro de cómo se podrían utilizar los fondos estatales ya disponibles de una manera más racional y eficiente en beneficio de los 5 millones de familias agricultoras de Brasil.

Fuente: von der Weid, 2000

La viabilidad económica

 Fortalecer las organizaciones de productores por medio de la creación de canales de comercialización alternativos. La idea principal es evaluar si la

promoción de los mercados gestionados por los agricultores constituye un mecanismo que puede mejorar la viabilidad económica del enfoque agrícola orgánico y proporcionar la base para el proceso de escalada.

 Crear oportunidades comerciales apropiadas, como por ejemplo el acceso de los pequeños agricultores a los mercados de «comercio justo».

 Desarrollar procedimientos de certificación alternativos más flexibles y baratos.

La divulgación de conocimientos

 Elaborar métodos para rescatar, recopilar y evaluar tecnologías agrícolas orgánicas satisfactorias, generadas por los mismos agricultores y difundirlas entre los productores de distintas zonas.

 Difundir las tecnologías que tienen un alto potencial mediante visitas de intercambio, conferencias de agricultores nacionales y locales y publicación de manuales donde se explican las tecnologías que pueden aplicar los técnicos involucrados en los programas de desarrollo de la agricultura orgánica.

 Capacitar a las agencias de investigación y extensión en la agricultura orgánica con el fin de que incluyan los principios orgánicos en los programas d e extensión.

Las asociaciones entre instituciones(ONG, investigadores, agencias gubernamentales)

 Desarrollar la colaboración entre los agricultores y las instituciones. Las alianzas entre técnicos y agricultores son fundamentales para generar y difundir las técnicas agrícolas orgánicas que enfatizan el manejo de la biodiversidad y el uso racional de los recursos naturales.

 Fomentar asociaciones entre las ONG locales y los agricultores para reemplazar la transferencia vertical de tecnología por un desarrollo tecnológico participativo y por la investigación y desarrollo centrados en el agricultor.

La asignación de recursos

 Aumentar las inversiones públicas en programas participativos de extensión e investigación agroecológica, que enfaticen las necesidades de los pequeños agricultores.

 Redireccionar los subsidios adjudicados a las tecnologías convencionales para apoyar la conversión de los pequeños agricultores a la agricultura orgánica.

Las políticas de apoyo

 Eliminar los subsidios e incentivos para plaguicidas y fertilizantes.

 Adoptar políticas que promuevan la oferta local de alimentos.

 Asegurar la tenencia de las tierras, ya que la inseguridad es lo que más contribuye a la baja productividad y la ineficiencia.

Independientemente de la medida que se aplique, el desarrollo y la implementación de estrategias que favorezcan la acumulación de la experiencia adquirida se deben adecuar al contexto regional o nacional de cada país.

La principal expectativa de cualquier proceso de escalada es que debería expandir la cobertura geográfica de las instituciones participantes, aumentar el número de proyectos que pretende implementar y evaluar el impacto que tienen las estrategias usadas. Un objetivo de investigación clave debería ser que la metodología que se use permita realizar un análisis comparativo de la experiencia, extrayendo los principios que se pueden aplicar en otras iniciativas locales e ilustrando de este modo los distintos procesos de desarrollo.

Las estrategias de escalada deben aprovechar los mecanismos que facilitan la divulgación de los conocimientos y la creación de canales de intercambio viables.

Conclusiones

La agricultura orgánica no certificada en los países en desarrollo es practicada por millones de indígenas, campesinos y pequeñas granjas familiares que producen para su subsistencia y para los mercados locales.

Estos agricultores hacen una importante contribución a la seguridad alimentaria regional: en América Latina, representan más del 50 por ciento de la producción de maíz, frijoles, mandioca y patatas; en África, la mayor parte de los cereales, raíces y tubérculos; en Asia, el grueso del arroz. La mayoría de los agricultores disponen de poca tierra y capital o, como mucho, poseen pequeñas chacras de menos de 2 hectáreas ubicadas por lo general en áreas marginales (laderas, áreas secas o semiáridas).

Se estima que los niveles de pobreza aumentarán en regiones como África, por ejemplo, a menos que se corrijan las desviaciones institucionales y políticas y se modifiquen los mercados imperfectos que afectan a los pequeños agricultores. La tendencia de los gobiernos es crear programas diseñados para acercar la agricultura de las pequeñas granjas a la tecnología (de alto insumo) y a los cultivos de mayor valor especialmente para los mercados de exportación, con el supuesto que de esa manera se volverán más productivos y competitivos. Históricamente, este enfoque ha pasado por encima de los pequeños agricultores de escasos recursos mientras que las desigualdades que perpetúan la pobreza quedan intactas.

El desafío es promover los enfoques agroecológicos que aumentan la diversidad de producción de los cultivos alimentarios Para que esto se logre, es necesario nada menos que un cambio en los paradigmas del desarrollo agrícola: en particular, se deben expandir y promover los mercados locales y regionales, asegurar la tenencia de las tierras y abastecer de servicios básicos a las poblaciones rurales pobres.

Cada vez más agricultores toman conciencia de las oportunidades y ventajas que ofrecen los métodos agrícolas orgánicos; por lo tanto, se unen a las filas de los agricultores orgánicos no certificados. Esto les permite obtener normas de certificación menos caras y estrictas y mercados más flexibles, mientras que evitan los paquetes tecnológicos que dependen de la sustitución de insumos. Este movimiento no certificado está surgiendo aceleradamente en Brasil y se espera que se difundirá a toda América Latina. También se están volcando a la agroecología como base tecnológica para la producción una gran masa de gente y tierras relacionada con los movimientos sociales que luchan por los derechos a la tierra (esto es, MST en Brasil y Zapatistas en México). El propósito es desarrollar formas de certificación locales y autónomas que respondan mejor a las necesidades y demandas de los agricultores y consumidores de determinadas áreas. Esto es particularmente relevante si el objetivo es producir alimentos orgánicos para el consumo local y establecer sistemas sostenibles de abastecimiento alimentario. La mayor parte de la producción de alimentos orgánicos certificados en los países en desarrollo se destina a la exportación, que aporta escasos beneficios a los habitantes locales, especialmente los más pobres.

La agricultura orgánica no certificada en los países en desarrollo es practicada por millones de indígenas, campesinos y pequeñas granjas familiares que producen para su subsistencia y para los mercados locales.

El surgimiento de asociaciones y cooperativas de agricultores vinculadas a movimientos de solidaridad de consumidores llevará a procedimientos de etiquetado y certificación más flexibles, y a un conjunto de sistemas de mercado alternativos, basados en la confianza mutua entre los agricultores y consumidores de regiones particulares. Existen buenos ejemplos de acuerdos cooperativos alternativos que resultan de coaliciones donde participan organizaciones de agricultores, movimientos de consumidores y ecologistas, y organismos no gubernamentales.

Entre los factores que limitan el desarrollo y la difusión de la agricultura orgánica no certificada se incluye la falta de mercados locales bien desarrollados y la escasez de investigación y extensión requeridas para satisfacer las necesidades tecnológicas, entre otras, de los agricultores. Las políticas que estimulan la producción para exportación también perjudican a los pequeños agricultores porque desalientan la producción local y los mercados orgánicos lucrativos son capturados por los agricultores de mediana y gran escala con mejor posición económica.

A pesar de estas limitaciones, hay grandes oportunidades para el desarrollo y difusión de la agricultura orgánica no certificada. La experiencia acumulada y la sistematización de las iniciativas agrícolas orgánicas en los países en desarrollo demuestra cuáles son los principios y procesos necesarios para lograr una seguridad alimentaria y combatir la pobreza mientras se regenera/conserva la base de recursos. Existe una gran variedad de enfoques participativos y agroecológicos que, donde se aplicaron, condujeron a una agricultura sostenible. Estos principios se pueden aplicar a otras comunidades rurales a través de las redes de agricultores o por medio de proyectos en el nivel de las bases, y así difundir los beneficios de la agricultura orgánica. En algunas regiones, las instituciones estatales o municipales han adoptado políticas de investigación y extensión para beneficiar directamente a las pequeñas granjas agrícolas (por ejemplo, en Río Grande do Sul, Brasil). Se supone que estos cambios institucionales aumentarán la viabilidad de la agricultura orgánica no certificada.

El desafío final es aumentar aquello que funciona bien, fortalecer los puntos débiles para facilitar la difusión y la viabilidad de la agricultura orgánica no certificada y crear las adecuadas redes de consumidores y agricultores con miras a expandir el mercado local junto con las asociaciones y alianzas necesarias para proveer los servicios de investigación y extensión apropiados para mejorar la productividad.

La experiencia acumulada y la sistematización de las iniciativas agrícolas orgánicas en los países en desarrollo demuestra cuáles son los principios y procesos necesarios para lograr una seguridad alimentaria y combatir la pobreza mientras se regenera/conserva la base de recursos.

CAPÍTULO 5. ENSEÑANZAS DE LOS PROYECTOS ORGÁNICOS CERTIFICADOS Y NO CERTIFICADOS EN LOS PAÍSES EN VÍAS DE DESARROLLO

¿Por qué agricultura orgánica para la seguridad alimentaria?

Los métodos agrícolas modernos trajeron aparejados aumentos significativos en la productividad: mayor cantidad de cereales y de animales por hectárea, más carne y leche por animal, más producción de alimentos por persona empleada. Se pueden producir grandes cantidades de alimentos si se poseen insumos, conocimientos y habilidad. Sin embargo, la mayoría de los agricultores de los países en vías de desarrollo son pobres y están marginados de los mercados de insumos y productos, y aproximadamente 790 millones de personas aún siguen padeciendo hambre. Como consecuencia, surge un cuestionamiento importante acerca de hasta qué punto los agricultores pueden mejorar la producción doméstica de alimentos

por medio de tecnologías e insumos baratos, de bajo costo y que estén disponibles localmente[240]. Otro tema adicional es hasta qué punto lo pueden llevar a cabo con métodos que no empeoren el daño ambiental ya causado por la agricultura.[241].

En oposición a los sistemas modernos, la agricultura orgánica representa un intento conciente de obtener el mejor uso de los recursos naturales locales. El objetivo de la agricultura orgánica, también conocida como agricultura ecológica o biológica, es crear sistemas agrícolas viables tanto ambiental como económicamente, que dependan de recursos renovables locales o derivados de las granjas, e incluyan el manejo de los procesos ecológicos y biológicos. La utilización de insumos externos, sean inorgánicos u orgánicos, se reduce tanto como sea posible. En los últimos años se ha observado un drástico aumento en cuanto a la adopción de la agricultura orgánica por parte de los países industrializados, según se ilustra en el Capítulo 3.

Para la mayoría de los agricultores, lo más importante es que representa un sistema agrícola más que un simple conjunto de tecnologías. El objetivo fundamental es encontrar diversos métodos para lograr que los alimentos crezcan en armonía con la naturaleza. El término orgánico «se comprende mejor si se lo piensa no en relación a los insumos usados, sino como el concepto de la granja como un organismo en el que sus partes componentes - los minerales de la tierra, la materia orgánica, los microorganismos, los insectos, las plantas, los animales y los humanos - interactúan para crear un todo coherente y estable»[242].

Estas interconexiones son importantes. Lady Eve Balfour, fundadora de la Asociación de la Tierra (Soil Association) y autora de The Living Soil[243], consideró la agricultura como un servicio vital para la nación: «Si la salud de la nación depende de la manera en la que crecen los alimentos, entonces, la agricultura deberá considerarse como uno de los servicios para la salud, más aún, el servicio primordial para la salud». Ella, al igual que otros fundadores del movimiento orgánico tales como Albert Howard y Friend Sykes, consideraron que la agricultura está íntimamente ligada con la salud del hombre y del ambiente. Esto debería cambiar nuestra visión acerca de la producción de alimentos: «una vez que la agricultura pasa a ser considerada como un servicio de salud, lo único a tener en cuenta respecto de todo asunto relacionado con la producción de alimentos debería ser: ¿Es necesario para la salud de las personas? Lo que esté relacionado con la economía corriente ocupará un segundo lugar»[244].

La mayoría de los agricultores en los países en desarrollo son pobres y están marginados de los mercados de insumos y productos.

Pruebas recientes de los sistemas orgánicos certificados y no certificados en los países en vías de desarrollo

La Universidad de Essex, en el Reino Unido, concluyó recientemente una auditoría sobre los avances en la sostenibilidad agrícola en 208 proyectos que se llevaron a cabo en 52 países en vías de desarrollo[245]. Estos proyectos incluían tanto los sistemas integrados como los sistemas casi orgánicos (179 casos), al igual que los sistemas orgánicos certificados y no certificados (29 casos). Estos casos orgánicos comprendían una combinación de sistemas de agricultura basados en alimentos, en fibras y en bebidas, en 154 742 granjas familiares de 106 197 ha (Cuadro 1). El área promedio por hogar es pequeña (0,7 ha), dado que muchos proyectos incluyen una producción de vegetales orgánicos en pequeña escala.

Esta auditoría reflejó que se presentan prometedoras mejoras por medio de uno o más de cuatro mecanismos:

 Intensificación de un solo componente del sistema agrícola - tal como la intensificación de las huertas hogareñas con vegetales y árboles.

 Adición al sistema agrícola de un elemento productivo nuevo - tal como la piscicultura en los arrozales - que hagan crecer la producción de alimentos y de ingresos totales de la granja, pero que no necesariamente afecten la productividad de cereales.

 Mejor utilización del capital natural para incrementar la producción agrícola total, en especial del agua (mediante un cronograma de utilización de agua para la cosecha y para el riego) y de la tierra (por medio del rescate de la tierra degradada), que permite el crecimiento de nuevos cultivos adicionales de tierras secas y/o el aumento de la provisión de agua para los cultivos de regadío.

 Mejoras en los rendimientos por hectárea de los alimentos básicos mediante la introducción de elementos regenerativos nuevos en los sistemas agrícolas (por ejemplo, el manejo integrado de las plagas) o de variedades de cultivos y razas de animales adecuadas para el medio.

En todos los casos en los que existen datos confiables, se ha demostrado un aumento en la productividad por hectárea de los cultivos de alimentos y el mantenimiento de los rendimientos de fibras. Esto es contrario a la creencia popular respecto de que la agricultura orgánica no puede aumentar la

productividad agrícola[246], pese a que aún se desconoce si un cultivo orgánico en transición que brinda mayores beneficios en la escala en la que se presenta en estos proyectos, producirá los alimentos necesarios para cumplir con los requerimientos alimentarios actuales de los países en vías de desarrollo; y sin considerar los requerimientos futuros que vendrán a consecuencia del crecimiento continuo de la población y la adopción de dietas más urbanas y más ricas en carne. Lo que se observa es muy prometedor. Existen también posibilidades adicionales, dado que hay pruebas que indican que la productividad puede aumentar a través del tiempo si se acumulan recursos naturales, sociales y humanos. Estos descubrimientos son similares a los de McNeely y Scherr (2001b) y de Parrot y Marsden (2002) cuyas revisiones recientes sobre ecoagricultura tanto en los países en vías de desarrollo como en los industrializados también indicaron que existen nuevas maneras de alimentar al mundo y salvar la biodiversidad.

El tema de reunir recursos a través del tiempo es importante. Si los sistemas agrícolas poseen bajos recursos naturales, sociales y humanos, ya sea intrínsecamente o como consecuencia de la degradación, entonces, un cambio abrupto hacia prácticas «más sostenibles» que se apoyen en dichos recursos no será exitoso de inmediato - o, al menos, no será tan exitoso como debería ser. En Cuba, por ejemplo, en el año 1994, las huertas orgánicas urbanas produjeron 4 000 toneladas de alimentos. En cinco años, la producción había aumentado a más de 700 000 toneladas, en parte, debido a un aumento en la cantidad de huertas pero también como consecuencia de que la productividad por área creció a un ritmo constante a través del tiempo[247].

El aumento de la productividad a través del tiempo se observó también en los estanques piscícolas de Malawi, cuyo tamaño es de 200-500 m2 y están integrados a la granja de manera tal de reciclar los desechos provenientes de otras empresas agrícolas y hogareñas. En 1990, los rendimientos ascendían a 800 kg/ha, pero aumentaron de manera constante a casi 1 500 kg/ha a lo largo de seis años. Brummet (2000) indica que «a medida de que los agricultores adquieren mayor conocimiento acerca de cómo funciona este nuevo sistema y toman conciencia de su potencial, tienen también mayores posibilidades de evolucionar hacia una mayor productividad y rentabilidad». Es revelador que los rendimientos disminuyeron en aquellos casos en los que no se utilizaron enfoques participativos para trabajar con los agricultores, imponiéndoseles sistemas ya estructurados.

Cada tipo de mejora agroecológica, por sí misma, puede contribuir de manera positiva al aumento en la producción. Sin embargo, otra contribución resulta de las combinaciones. Los métodos reduccionistas de análisis que miden los efectos de una variable por vez mientras las otras se

mantienen sin cambiar, conocido como el enfoque ceteris paribus, tienden a no captar ni apreciar los efectos sinérgicos. Esto impide apreciar la sinergia, en donde el todo es mayor que la suma de las partes. De esta manera, la conservación de la tierra y del agua que pone énfasis en la construcción de terrazas y otras medidas físicas para evitar la pérdida de tierra, es mucho menos efectiva que cuando se la combina con métodos biológicos que buscan aumentar la productividad del sistema, tal como los abonos verdes y los cultivos de cobertura.

Cuadro 1: Resumen de la escala y los impactos de los proyectos e iniciativas orgánicas, certificadas y no certificadas

País Proyecto Cantidad de granjas

familiares

Área bajo agricultura

orgánica (ha)

Cambios en la productividad

1. Bolivia Programa integrado PRODINPO

2 000 1 000 El rendimiento en patatas aumentó de 4 a 10-15 t/ha

2. Brasil AS-PTA 15 000 60 000 El rendimiento en frijoles aumentó en un 50-100%

3. Brasil Agroecología en Zona da Mata

215 50 Café - nd

4. Camerún Café Macefcoop 600 300 Café - nd5. Chile Huertas orgánicas de

vegetales del CET10 5 Vegetales 20-30 kg por

mes6. Cuba Huertas orgánicas urbanas 26 000 8 000 El total de la producción

aumentó de 4 000 a 700 000 t/año

7. República Dominicana

Proyecto Plan Sierra 2 000 1 000 Maíz - nd

8. Egipto SEKEM Algodón biodinámico

150 2 000 El algodón de 2,25 a 3,0 t/ha

9. Etiopía FAO Libre del hambre/ Freedom from Hunger

2 300 2 150 Los rendimientos de batatas aumentaron de 6

hasta 30 t/ha10. Etiopía Programa de desarrollo

rural12 500 5 000 Los rendimientos de

cereales seintegrado Cheha incrementaron en un 60%

11. Guatemala San José Poacil ADECCA 1 450 1 260 Cultivos mixtos - nd12. India SPEECH, Tamil Nadu 500 409 Nuevos cultivos de arroz

en la estación seca13. Kenia Centro de Agricultura de

Manor House70 000 7 000 Los rendimientos del maíz

de 2,25 hasta 9 t/ha; cultivos nuevos de

vegetales14. Kenia Programa C-MAD 500 1 000 El maíz de 2 t/ha hasta 4

t/ha15. Kenia Educación Mumias para el

Proyecto de Empoderamiento

2 069 217 Los rendimientos de frijoles/maníes desde 300 a

600 kg/ha16. Kenia Manejo Push-pull de la

plaga300 150 Rendimientos de maíz

60%17. Lesotho Sistemas agrícolas

Machobane2 000 1 000 La totalidad de la

productividad del sistema mejorada

18. Malawi Acuicultura en pequeña escala

200 10 Nuevos cultivos de peces

19. México Café orgánico ISMAM 1 200 1 200 Café - nd20. México Comercio justo y café

orgánico de UCIRI4 800 5 000 Los rendimientos de café

de 300-600 kg/ha hasta 600-1 200 kg/ha

21. Nepal Bienestar y desarrollo de la comunidad aumentaron (nd), vegetales nuevos

600 250 Los rendimientos de maíz y de arroz

22. Nepal Programa de permacultura Jajarkot

580 350 Los rendimientos de arroz, desde 1,8 a 2,4 t/ha; el

maíz desde 1,2 a 1,6 t/ha23. Pakistán Grupo de mejoramiento de

las mujeres rurales de Sindh

5 000 2 500 Los rendimientos de mango de 7,5 a 22,5 t/ha; los cítricos de un 12 hasta

30 t/ha24. Senegal Centro de Investigación de

Agricultura Regenerativa de Rodale

2 000 2 000 Los rendimientos de mijo/sorgo de 0,34 a 0,6-

1,0 t/ha25. Senegal Algodón orgánico ENDA 523 233 Rendimiento de algodón -

sin cambios a 300 kg/ha26. Tanzania Algodón orgánico GTZ 134 778 Rendimiento de algodón -

sin cambios a 660 kg/ha27. Zimbabwe Proyecto de Seguridad

Alimentaria Chivi500 600 Rendimientos de

sorgo/mijo se duplicaron; cultivos vegetales nuevos

28. Zimbabwe Silveira House 1 211 735 Cultivos vegetales nuevos29. Zimbabwe Algodón del valle Zambezi 400 2 000 Algodón - nd

TOTAL 154 742 106 197

(nd = no existen datos confirmados sobre rendimientos).

Los sistemas de agricultura son más productivos cuando se incrementa el capital humano, especialmente cuando aumenta la capacidad de los agricultores para innovar y adaptar los sistemas de sus granjas para obtener resultados sostenibles[248]. La agricultura sostenible no consiste en un conjunto de tecnologías definido concretamente ni tampoco constituye un simple modelo o paquete para ser aplicado en forma amplia o en un tiempo determinado, sino que requiere que se lo considere como un proceso de aprendizaje social[249]. La falta de información sobre agroecología y la ausencia de las habilidades necesarias para manejar granjas complejas constituyen las barreras más importantes en relación con la adopción de la agricultura sostenible.

Los sistemas de agricultura son más productivos cuando se incrementa el capital humano, especialmente cuando aumenta la capacidad de los agricultores para innovar y adaptar los sistemas de sus granjas para obtener resultados sostenibles.

Se tiene menos conocimientos acerca de las tecnologías orgánicas y de conservación de los recursos que respecto de la utilización de insumos

externos en los sistemas modernizados. Como consecuencia, se puede observar de manera clara que el proceso mediante el cual los agricultores aprenden sobre las alternativas tecnológicas es crucial. Si se les impone por la fuerza, sólo lo adoptarán durante un lapso determinado. Si, por el contrario, el proceso es participativo y tiende a mejorar la capacidad de los agricultores para aprender sobre la granja y sus recursos, entonces se habrán sentado las bases para el rediseño y la innovación continua. Tal como lo mencionaron Bunch y López (1996) en relación con la agricultura Centroamericana, «lo que se necesita hacer sostenible es el proceso social de innovación en sí mismo».

Los resultados en alimentos no constituyen las únicas medidas del éxito. Una selección de los efectos secundarios positivos de estos proyectos y de estas iniciativas incluyen:

 Aumento del capital natural, que incluye un incremento en la retención del agua en las tierras; mejoras en la capa freática (con más cantidad de agua potable en la estación seca); una erosión reducida de la tierra combinada con un aumento de la presencia de materia orgánica en las tierras, que a su vez origina un mejor secuestro de carbono y un aumento en la agrobiodiversidad.

 Mejoras en el capital social, - que incluye no sólo una mayor cantidad de organizaciones sociales sino también que éstas son más fuertes en el ámbito local - nuevas normas y disposiciones que rijan el manejo colectivo de los recursos naturales y una mejor conexión con las instituciones externas que fijan las políticas agrícolas.

 Aumentos en el capital humano, que incluye una mayor capacidad local para llevar a cabo experimentos y para resolver problemas; una incidencia reducida de la malaria en las zonas en las que se practica la piscicultura en los arrozales; un aumento de la autoestima en grupos anteriormente marginados, una mejora en la condición de las mujeres; una mejora en la salud y en la nutrición de los niños - en especial, debido a la mayor cantidad de alimentos en las estaciones secas - una migración inversa y mayores oportunidades locales de trabajo.

Veintinueve relatos de estudios de casos

Existe una amplia gama de métodos y tecnologías que se utilizan en estos proyectos de transición a la agricultura orgánica. Tal como se indicó más arriba, el tema clave es la integración de dichos métodos y tecnologías para producir sistemas de agricultura efectivos, más que sólo la modificación de

simples componentes. A continuación, se presenta el relato de estos casos de agricultura orgánica, seguidos de una sección con las enseñanzas que dejaron.

Bolivia: Programa de Desarrollo Integrado, Vecinos Mundiales, Norte de Potosí[250]

Desde la década del 80, el Programa Integrado de Desarrollo del Norte de Potosí, (PRODINPO) de los Vecinos Mundiales, ha llevado a cabo en las altas montañas de Bolivia (2 800-4 000 metros sobre el nivel del mar), una investigación sobre la manera de mejorar la productividad de la patatas. Los suelos arenosos francos sufren una profunda erosión, y la alta densidad de población ha forzado el cultivo de laderas de hasta 50 grados. Los altos índices de analfabetismo, la falta de investigación agrícola y de extensión junto con una profunda desconfianza local, representan un gran desafío para este proyecto. Además, la tasa de mortalidad infantil de la zona fue de 200/1 000; la de mortalidad materna de 100/1 000, y el promedio de vida de 36 años.

Al inicio, el proyecto buscó mejorar la producción del ganado y del maíz. Después de los fracasos, los agricultores solicitaron que se enfocara en las patatas.. Su interés estaba centrado en probar variedades nuevas que pudieran colaborar para mejorar la seguridad alimentaria mediante la utilización de prácticas agrícolas tradicionales. El rendimiento de los cultivos varía drásticamente de una ladera a otra y de una quebrada a otra, de tal manera que la posibilidad de aprender acerca de esta variabilidad era la parte central de este proyecto, que se enfocó en que los agricultores experimentaran con tecnologías nuevas y las adaptaran a sus circunstancias particulares, basándose en su propia capacidad. Las comunidades eligieron a sus propios promotores agrícolas para que las enseñanzas se difundieran así como también para que fueran el medio para un mejor entrenamiento.

Los agricultores evaluaron muchas variedades de patatas en los ensayos en granja, adoptaron espacios uniformes y cultivos profundos, experimentaron abonos verdes (en especial, lupinos) y abonos animales, y experimentaron con variaciones en el tamaño de la semilla. Unos 2 000 agricultores mejoraron la producción de patatas de 4 000 k/ha a 10-15 000 kg/ha. Un ejemplo de cómo el proyecto se alejó de las disposiciones que rigen las prácticas agrícolas se centra en la adopción de lupinos entre los cultivos de rotación. La propagación de mucuna en América Central al igual que su efecto extraordinario en el rendimiento del maíz, hizo que Vecinos Mundiales enviara 13 promotores agrícolas de Bolivia y Perú a Honduras. La Mucuna no crece por encima de los 2 800 metros sobre el nivel del mar, y el cultivo hubiera sido destruido como consecuencia del proceso de la formación de los montículos de tierra alrededor de las papas hacia la época

de cosecha. Sin embargo, los lupinos se identificaron como una alternativa - pueden fijar 200 kg N/ha/año, y benefician las tierras cuando se los incorpora como abono verde. Los agricultores al principio eran incrédulos pero su asociación de larga data con los beneficios de la experimentación los persuadió y probaron. Los rendimientos de patata se incrementaron en forma inmediata de 1 780 kg/ha a 8 500 kg/ha con los lupinos, y aumentaron a 13 000 kg/ha cuando también se incorporó el abono de ovejas. El desembolso por los lupinos asciende a $EE.UU. 18/ha en comparación con $EE.UU. 170/ha para una cantidad equivalente de fertilizante inorgánico.

El proyecto produjo muchos beneficios sociales y mejoró la seguridad alimenticia y la salud de los hogares. Una vez que se aumentaron los rendimientos, muchos agricultores, en realidad, redujeron el tamaño del campo, algunas veces hasta casi un 90 por ciento, con el fin de focalizar sus esfuerzos. La reducción en el tamaño de los campos trajo aparejados grandes beneficios para las mujeres, dado que se les facilita continuar cultivando mientras los hombres migran a las ciudades en búsqueda de trabajo.

Una vez que se aumentaron los rendimientos, muchos agricultores, en realidad, redujeron el tamaño del campo, algunas veces hasta casi un 90 por ciento, con el fin de focalizar sus esfuerzos.

Brasil: consultores de proyectos de agricultura alternativa[251]

La Assesoria e Serivicios a Projectos de Agricultura Alternativa (AS-PTA) es una ONG sin fines de lucro que apunta a promover el desarrollo sostenible para la agricultura brasilera mediante la ayuda para construir un modelo de desarrollo de agricultura alternativa basado en la agroecología y con el apoyo de una comunidad agrícola, constituida por pequeños y medianos productores. AS-PTA fue fundada en 1989 y trabaja directamente con agricultores en una modalidad participativa investigando y desarrollando tecnologías y métodos adecuados de agricultura sostenible. El modelo de desarrollo agrícola de AS-PTA se basa en tres aspectos fundamentales:

 el fortalecimiento de la organización de los pequeños agricultores;

 el desarrollo de un conocimiento práctico y científico de agroecología, y

 la participación de base.

Los proyectos de demostración alientan a los agricultores a utilizar técnicas tales como abonos verdes, diversificación de los cultivos de vegetales, acolchado y preparación de compost, mínima labranza del suelo, cultivo en curvas de nivel y varios métodos de conservación de la tierra y del agua. AS-PTA desarrolló una red nacional de ONG, provee publicaciones y brinda

servicios de consultoría, realiza proyectos de demostración y apoya programas para colaborar con la transición hacia una agricultura más sostenible en Brasil.

Brasil: sistemas de cultivo agroecológicos en Zona da Mata[252]

Este proyecto se lleva a cabo con alrededor de 200 agricultores que se encuentren en las proximidades de un área de conservación determinada. Una zona de aislamiento que incorporó cinco municipalidades alrededor de un parque impulsó a los agricultores a tomar conciencia del valor local y nacional de los recursos. Los agricultores rediseñaron diversos sistemas agrícolas mediante la utilización de una serie de métodos participativos con el fin de obtener el mayor beneficio de las relaciones agroecológicas para el cultivo de café, poniendo énfasis, en particular, en los abonos verdes, en la conservación de la tierra y en las prácticas agroforestales. Se han incorporado cinco sindicatos de agricultores a la asociación regional y centran su atención en el hecho de agregar valor a través del procesamiento de los granos de café y de las ventas directas al mercado. Estos grupos también ayudaron a mejorar la provisión de forraje para los agricultores particulares.

Camerún: café orgánico Macefcoop[253]

Macefcoop es una organización cooperativa de agricultores de Mamfe, situada cerca de la frontera nigeriana en Camerún, que centra la atención en el procesamiento y en la comercialización del café orgánico. Hasta el año 1992, el gobierno reglamentó toda la comercialización del café y el cacao y el Consejo de Comercialización lo monopolizó. Después del año 1992, las cooperativas y las empresas privadas estaban en condiciones de comercializar sus propios productos pero los agricultores notaron que muchas organizaciones carecían de experiencia y conocimientos sobre temas de producción y, como consecuencia, muchos agricultores comenzaron a organizarse por sí solos. Macefcoop comenzó de esta manera en el año 1994 y para el año 1999 ya contaba con más de 600 miembros. La tarea no fue sencilla; la falta de capital de trabajo, de camiones que recogieran los granos de café en la entrada de la granja, de plantas procesadoras y las comunicaciones inadecuadas respecto del comercio equitativo y otros exportadores demostraban que Macefcoop necesitaba apoyo. Sin embargo, los agricultores querían lograr exportar su propio café y estaban entusiasmados en producir orgánicamente, dado que no utilizaban plaguicidas ni fertilizantes químicos. Macefcoop estuvo en condiciones de superar estos problemas y los obstáculos frente a la certificación orgánica de UE con el apoyo de los compradores y de una ONG europea. En junio del año 1999, se reconoció formalmente el café de Macefcoop como orgánico y salieron del Puerto de Douala las primeras 600 bolsitas de café robusta

orgánico, el primero de África en ser etiquetado como orgánico y de comercio justo.

Chile: huertas orgánicas de vegetales del CET[254]

En Chile, CET constituyó una de las primeras ONG que combinó las mejoras tecnológicas con la organización de la comunidad y, desde el año 1980, trabajó en un programa de desarrollo rural enfocado a ayudar a los campesinos a lograr, durante todo el año, la autosuficiencia en la provisión de alimentos al mismo tiempo que reconstruyen la capacidad productiva de sus pequeñas fincas. El enfoque fue el de establecer varias granjas modelo de media hectárea, que tuvieran una secuencia rotacional temporal y especial de forrajes y de cultivos en hileras, vegetales, bosques y árboles frutales, y de animales. La mayoría de los vegetales crecen en canteros elevados con mucho compost situados en la sección del huerto. Cada una de ellas puede producir hasta 83 kg de vegetales por mes, hecho que se considera una mejora significativa en relación con los 20-30 kg que se producían en los anteriores jardines con menos manejo mantenidos alrededor de los hogares. Los 200 metros cuadrados restantes que se encuentran alrededor de la casa se utilizan como bosque frutal y cría de animales (vacas, gallinas, conejos y colmenas mejoradas). A través de los años, se observó una mejora en la fertilidad de la tierra de la granja demostrativa original, no registrándose la aparición de plagas serias ni de problemas de enfermedades. Los árboles frutales de la huerta y de las hileras de cercos, al igual que de los cultivos de forrajeras, son altamente productivos. La producción de leche y de huevos excedió ampliamente aquélla correspondiente a las granjas convencionales. En el caso de que todo lo producido en la granja se vendiera a precios mayoristas, la familia podría generar un ingreso neto mensual una vez y media mayor que el salario mínimo legal en Chile, dedicándole a la granja sólo unas pocas horas por semana.

La mayoría de los vegetales crecen en canteros elevados con mucho compost situados en la sección del huerto. Cada una de ellas puede producir hasta 83 kg de vegetales por mes.

Cuba: huertas urbanas orgánicas[255]

Dos corrientes importantes de agricultura orgánica emergieron en Cuba. En primer lugar, las huertas orgánicas intensivas se desarrollaron en las áreas urbanas: las huertas para autoprovisión en colegios y lugares de trabajo (autoconsumos), las huertas de camas elevadas (organopónicos) y las huertas intensivas comunitarias (huertos intensivos). En la actualidad, existen más de 7 000 huertas urbanas y la productividad aumentó de 1,5 kg/m2 a casi 20 kg/m2. En segundo lugar, la agricultura sostenible se

promueve en las zonas rurales, donde el impacto de la nueva política ha sido notable. Se establecieron más de 200 Centros para la Reproducción de Entomófagos y Entomopatógenos (CRE) destinados a la fabricación artesanal de bioplaguicidas. Éstos producen, por año, 1 300 toneladas de Bacillus Thuringensis (Bt) para el control de lepidóptera, casi 800 toneladas de Beaveria para el control de los escarabajos, 200 toneladas de Verticilliumpara el control de la mosca blanca y 2 800 toneladas de Tricoderma, un enemigo natural. Muchos métodos de control biológicos demuestran ser más eficaces que los plaguicidas. Existen 170 centros de vermicompost, cuya producción anual aumentó de 3 a 93 000 toneladas La rotación de los cultivos, el abono verde, los cultivos intercalados y la conservación de la tierra se incorporaron todos a la agricultura de policultivos.

Las huertas orgánicas intensivas se desarrollaron en las áreas urbanas: las huertas para autoprovisión en colegios y lugares de trabajo (autoconsumos), las huertas de camas elevadas (organopónicos) y las huertas intensivas comunitarias (huertos intensivos).

El Grupo de Agricultura Orgánica (GAO), surgido de la Asociación Cubana de Agricultura Orgánica (ACAO) constituida en el año 1993, estuvo a la vanguardia de la transición hacia la agricultura sostenible. GAO agrupa a los agricultores, a los administradores de campo, a los especialistas, a los investigadores y a los funcionarios gubernamentales con el fin de colaborar en la divulgación del concepto de que las alternativas que se basan en los sistemas orgánicos pueden producir alimento suficiente para todos los cubanos. A pesar de que se observó un gran progreso, aún existen muchas dificultades entre las que se encuentra la necesidad de demostrar el éxito del sistema alternativo a muchos escépticos: agricultores, científicos y los responsables de la formulación de políticas, y también desarrollar nuevas tecnologías lo como para enfrentar los problemas emergentes, coordinar que todos trabajen juntos, descentralizar la toma de decisiones a nivel del agricultor, y lograr una reforma agraria adecuada con el fin de impulsar y estimular la inversión en la formación de recursos naturales.

República Dominicana: Plan Sierra de conservación de la tierra[256]

El proyecto de ecodesarrollo denominado Plan Sierra se propuso desafiar la relación que existe entre la pobreza rural y la degradación ambiental en la zona de la cordillera central de la República Dominicana. La estrategia consistió en desarrollar sistemas de producción alternativos frente a los métodos erosivos que utilizaban los agricultores locales. El control de la erosión en la Sierra no sólo es importante para lograr una mejor calidad de vida para estos agricultores sino que también representa tanto un potencial hidroeléctrico como un área adicional de 50 000 hectáreas de tierra de

regadío en el curso inferior del valle del Cibao. El primer objetivo del Plan Sierra fue el de desarrollar y difundir los sistemas de producción que proporcionaban rendimientos sostenibles sin degradar la tierra y, de esta manera, se aseguraba la productividad de los agricultores y el autoconsumo. Más específicamente, el objetivo era permitir a los agricultores que utilizaran de manera más eficiente recursos locales tales como la humedad de la tierra y los nutrientes, los residuos de las cosechas y de los animales, la vegetación natural, la diversidad genética y el trabajo familiar. De esta manera, sería factible satisfacer las necesidades básicas de la familia, de alimentos, de ingresos, de leña, de materiales para la construcción y de plantas medicinales. Una amplia gama de métodos agrícolas se integran de diversas maneras:

 prácticas de conservación de la tierra, tales como la construcción de terrazas, la labranza mínima de la tierra, los cultivos en corredores, los cercos vivos, y los acolchados;

 la utilización de árboles y arbustos de leguminosas plantados en corredores, para la fijación de nitrógeno, la producción de biomasa, el abono verde, la producción de forraje y la captura de sedimento;

 el uso de fertilizantes orgánicos basados en la óptima utilización de los residuos de plantas y de animales;

 las combinaciones adecuadas de policultivos y/o de rotaciones plantadas en curvas de nivel y también la búsqueda de los calendarios de plantación; y densidad de cultivos óptimos; y

 la conservación y almacenamiento de agua mediante técnicas de acolchado y cosecha de agua.

Los animales, los cultivos, los árboles y/o los arbustos están integrados con el fin de obtener múltiples beneficios tales como la protección de la tierra, la producción diversificada de alimentos, la leña y la mejora en la fertilidad de la tierra.

Los animales, los cultivos, los árboles y/o los arbustos están integrados con el fin de obtener múltiples beneficios tales como la protección de la tierra, la producción diversificada de alimentos, la leña y la mejora en la fertilidad de la tierra.

Egipto: algodón biodinámico SEKEM[257]

En el año 1977, la granja SEKEM comenzó el movimiento biodinámico en Egipto con el propósito de integrar el desarrollo rural con la agricultura biodinámica y contrató a la Asociación Biodinámica Egipcia (Egyptian BioDynamic Association, EBDA) para que cultivara vegetales, hierbas y otros productos para SEKEM. Después de haber tenido éxito con otros cultivos, SEKEM comenzó a aplicar métodos biodinámicos en el algodón en colaboración con científicos, agricultores, consultores y consumidores. Además, en el año 1980, el gobierno egipcio lanzó un programa de Manejo Integrado de Plagas (MIP) para el algodón con el fin de reducir la cantidad de plaguicidas que se utilizaban. En Egipto, la mayor parte del algodón lo cultivan pequeños agricultores, en rotación con otros cultivos. El principal incentivo para que los agricultores produzcan orgánicamente lo constituyen los precios más altos. El éxito obtenido en Egipto en la producción de algodón biodinámico ha sido el resultado de la colaboración entre SEKEM, EBDA, Cotton People Organic, la Unión de Agricultores y Exportadores de Agricultura Biodinámica y Orgánica y el grupo alemán Natura.

Hay un mayor contacto directo entre los agricultores y los compradores, lo que trae aparejado un mayor entendimiento y una mejor eficiencia.

La transferencia del conocimiento y de la experiencia «know-how» orgánicos se lleva a cabo principalmente en el campo durante visitas de grupo y de inspección, y EBDA brinda entrenamiento, consejos y algunos insumos específicos a los agricultores. Los agricultores orgánicos tienden a diversificar el sistema de sus granjas y utilizar técnicas tales como la preparación de compost, los abonos verdes y el manejo biológico de las plagas. Los rendimientos en algodón aumentaron en un 30 por ciento en comparación con los obtenidos en el algodón cultivado de manera convencional (existe una disminución en los rendimientos inmediatamente después de la conversión, pero posteriormente aumentan a 3 000 kg/ha) y hay un mayor contacto directo entre los agricultores y los compradores, lo que trae aparejado un mayor entendimiento y una mejor eficiencia. Los trabajadores de campo y los aldeanos no no se exponen más a plaguicidas tóxicos y los riesgos asociados con la salud; hay menor contaminación de agua y existe una menor lixiviación de nutrientes de la tierra que dió como resultado una menor eutroficación de los cursos de agua.

Hay un mayor contacto directo entre los agricultores y los compradores, lo que trae aparejado un mayor entendimiento y una mejor eficiencia.

Etiopía: FAO Libre del hambre[258]

El proyecto «Libre del hambre (Freedom from Hunger)» de la FAO lanzado al sur de Etiopía involucra a los agricultores con el fin de aumentar la

seguridad alimentaria del área. Antes de que comenzara el proyecto, la mayoría de las familias de agricultores padecían hambre por lo menos durante tres meses al año, pero la introducción de la batata con su característica de maduración temprana, permitió tres cosechas anuales con una producción que ascendió a los 30 000-40 000 kg/ha, de manera tal que hoy se satisfacen los requerimientos calóricos. En la actualidad, mediante la utilización de métodos de conservación de la tierra y la aplicación de compost, se logró que tierras anteriormente degradadas se repusieran abasteciéndose de nutrientes. De la misma manera, se están llevando a cabo cultivos combinados y se está utilizando el Neem para el control de plagas reemplazando a los plaguicidas químicos. Durante la sequía que tuvo lugar en el año 1984-5, los agricultores migraron del área pero la difusión de la extensión y experimentación utilizando el método de campesino a campesino dió como resultado que haya agricultores más capacitados para enfrentar la sequía y otras desventajas. Muchos de los que habían migrado comenzaron a asentarse nuevamente en las áreas involucradas en el proyecto. Los ingresos familiares del agricultor se duplicaron desde que se puso en marcha el proyecto.

El método de campesino a campesino dió como resultado que haya agricultores más capacitados para enfrentar la sequía y otras desventajas.

Etiopía: Proyecto de desarrollo rural integrado Cheha[259]

Éste es un ejemplo de un proyecto integrado y de relativa pequeña escala que produce un significativo impacto en la seguridad alimentaria regional. Ha estado trabajando en el sudoeste de Etiopía desde la sequía del año 1984 e introdujo nuevas variedades de cultivos (vegetales) y de árboles (frutales y forestales), promovió los fertilizantes orgánicos y los productos botánicos para el control de plagas, e introdujo también servicios veterinarios. Unas 12 500 granjas familiares que cubren aproximadamente 5 000 ha adoptaron la agricultura sostenible, originando una mejora del 70 por ciento en los niveles de nutrición totales, y un 60 por ciento de aumento en el rendimiento de los cultivos dentro del área destinada al proyecto. Algunos agricultores comenzaron a vender los superávit de su producción en los mercados locales, obteniendo de esta manera un mayor ingreso, tan necesario para sus familias. Como consecuencia, un área que dependía totalmente de una ayuda alimentaria de emergencia, pasó a ser autosuficiente en cuanto a la producción de alimentos para el autoconsumo y, además, obtuvo superávit. Sin embargo, la promesa concreta del programa radica en el hecho de que los agricultores reproducen actividades por iniciativa propia (incluyendo algunas fuera del alcance del proyecto), donde con anterioridad se los ha tenido que estimular para que participaran mediante pagos de alimento a cambio de trabajo.

Como consecuencia, un área que dependía totalmente de una ayuda alimentaria de emergencia, pasó a ser autosuficiente en cuanto a la producción de alimentos para el autoconsumo y, además, obtuvo superávit.

Guatemala: San José Poacil ADECCA[260]

ADECCA constituye una organización comunitaria de base cuyos orígenes se remontan a la villa de Hacienda Vieja, situada a más de cien kilómetros de la Ciudad de Guatemala. ADECCA surgió de asociaciones de comunidades que contaban con una cantidad de ONG que brindaban asistencia humanitaria y auxilio para emergencias (después de disturbios sociales que tuvieron lugar durante varios años) y se constituyó en el año 1987 con el objetivo de lograr el desarrollo planificado del área. El director de ADECCA, Santiago Chutá Chan dijo: «quisimos demostrar al mundo que, cuando se les permite, los campesinos pobres tienen la capacidad de identificar sus propios problemas y sus propias necesidades, y resolverlos». Los programas de ADECCA abarcan cuatro áreas: salud, agricultura, ganadería y artesanías y cultura. ADECCA también proporciona técnicas participativas de entrenamiento agrícola tales como métodos de conservación de la tierra y el agua, plantación de árboles, preparación de compost. A partir de 1994, comenzó a promover la agricultura orgánica debido a sus costos más bajos y a los beneficios para el ambiente y la salud. ADECCA lanzó planes de créditos renovables manejados por la comunidad, que otorga préstamos destinados al ganado y a las semillas, que se pueden devolver al año siguiente. En la actualidad, ADECCA trabaja con 22 comunidades y, como consecuencia de sus actividades, aumentó la producción agrícola, se cría más ganado y tanto la migración estacional como el nivel de endeudamiento de los agricultores locales frente a las empresas privadas y a las plantaciones costeras disminuyeron. Además, las comunidades se dieron cuenta del valor del éxito que obtuvieron al trabajar conjuntamente para resolver los problemas.

«Quisimos demostrar al mundo que, cuando se les permite, los campesinos pobres tienen la capacidad de identificar sus propios problemas y sus propias necesidades, y resolverlos».

India: la Sociedad para la educación del pueblo y para el cambio económico, Tamil Nadu[261]

Desde el año 1986, la Sociedad para la educación del pueblo y para el cambio económico (SPEECH) trabajó en el distrito de Kamarajar de Tamil Nadu y colaboró en la formación y fortalecimiento de grupos y de instituciones locales en 45 villas. La región se conoce por las graves sequías, los monzones erráticos, la falta de servicios y la marcada división

socioeconómica y cultural. Los grupos de la villa, o sanghas, adoptaron una variedad de enfoques de agricultura sostenible con el fin de utilizar mejor los recursos existentes. La captación de agua fue particularmente efectiva dado que no sólo restituye a la producción tierras que se habían abandonado, sino que también implica que una cantidad suficiente de agua se puede guardar para un cultivo adicional de arroz en la pequeña cantidad de tierra de regadío. Se introdujeron las vacas lecheras, lo que benefició a mujeres y a niños. Los rendimientos de sorgo y de mijo se duplicaron y se están plantando cultivos extra y árboles frutales y de madera para la construcción. A medida de que los sanghas adquirieron más confianza y seguridad, comenzaron a desarrollar nuevas actividades tales como brindar asistencia sanitaria, construir caminos y manejar planes de ahorro y de créditos. Se eligen representantes para un Consejo de Gobierno Grupal, una sociedad independiente que provee una plataforma para los grupos locales con el fin de discutir y enfrentar los problemas que surgen.

Kenia: el Centro agrícola de Manor House, Kitale[262]

El Centro agrícola de Manor House se fundó en el año 1984 como consecuencia de una sequía que duró tres años. El complejo del Centro de entrenamiento y de investigación incluye la demostración de jardines y de instalaciones para ganado que brindan un modelo de trabajo en sistemas agrícolas biointensivos para los pasantes, visitantes y miembros de las comunidades locales. El Centro proporciona entrenamiento práctico a gente joven, agricultores y funcionarios de las agencias gubernamentales y de las ONG, al mismo tiempo que conduce investigaciones adaptativas. En el Centro se entrenaron unos 6 000 agricultores en 185 grupos comunales, de los cuales 3 000 ya adoptaron la agricultura biointensiva. El principal impacto se produjo en la producción de vegetales. Muchos duplicaron sus rendimientos mediante los sistemas de doble cavado y de preparación de compost, utilizando métodos locales de control de plagas y de enfermedades (tales como la plantación de girasoles para atraer a los predadores, extractos de plantas locales para controlar al barrenador del maíz y los cultivos intercalados para reducir las plagas del tomate). Se registró un gran ahorro en plaguicidas dado que los agricultores disminuyeron su utilización. Los agricultores descubrieron que el fósforo se limita después de períodos de seis años de preparación de compost, de manera tal que se agregó polvo de hueso al abono. El Centro impulsa y estimula a estos grupos de agricultores para que entrenen a otros agricultores vecinos.

Muchos duplicaron sus rendimientos mediante los sistemas de doble cavado y de preparación de compost, utilizando métodos locales de control de plagas y de enfermedades.

Kenia: Programa de movilización de la comunidad contra la desertización[263]

El Programa de movilización de la comunidad contra la desertización (C-MAD) se lleva a cabo en una zona «de bajo potencial» del sur de Nyanza, Kenia occidental. El área afectada por el programa tiene sólo una estación lluviosa, y la tierra se degrada seriamente debido a la gran cantidad de cultivos para pastoreo y a la deforestación. El proyecto comenzó como un esfuerzo para plantar árboles, que se expandió para incorporar la conservación de la tierra, la fertilidad del suelo y los métodos de agricultura orgánica. En la actualidad, focaliza su atención en todo lo que se relacione con las mejoras agrícolas. Los procesos sociales incorporan métodos participativos de aprendizaje, forman grupos de investigación basados en los agricultores, fortaleciendo los grupos de la comunidad y de la villa y colaborando con la investigación gubernamental y no gubernamental y las agencias de extensión. Trabaja con aproximadamente 500 agricultores en unas 1 000 hectáreas, y los rendimientos de maíz se incrementaron de 2 a 4 t/ha. Los ingresos también aumentaron para muchos agricultores después de cultivar frutas (cítricos, naranjas, mangos, ananás). El proyecto originó un aumento en el empleo local como consecuencia de la creciente demanda de mano de obra en las granjas. El cultivo de vegetales en los jardines domésticos también mejoró la seguridad alimentaria. El proyecto también redujo la mortalidad infantil y mejoró las condiciones sanitarias y nutricionales.

El proyecto originó un aumento en el empleo local como consecuencia de la creciente demanda de mano de obra en las granjas.

Kenia: Proyecto Mumias de educación para el empoderamiento[264]

El Proyecto Mumias de educación para el empoderamiento (MEFE) se lleva a cabo en unos 2 070 hogares de Kakamega, y en un área de Kenia occidental que se caracteriza por los altos índices de desnutrición rural, mortalidad infantil y analfabetismo. Antes del proyecto, 1 de cada 4 personas padecía una grave inseguridad alimentaria, existiendo hogares que sólo tenían asegurados los alimentos entre 1-3 meses por año. El proyecto utiliza un proceso de aprendizaje estructurado (REFLECT) para estimular a los grupos a que analicen de manera crítica su propio entorno y busquen soluciones nuevas que se basen en los recursos localmente disponibles. El proyecto utiliza una serie de métodos de manejo biológico de plagas junto con legumbres, cultivos de cobertura y abonos verdes para mejorar la fertilidad de la tierra. Se incorporaron a las granjas canteros elevados para aumentar la producción de los vegetales.

Como resultado, los rendimientos de los frijoles y de los maníes se duplicaron de 300 a 600 kg/ha. El proyecto demostró que se observó una mejora en la seguridad alimentaria de 3-6 meses para un hogar típico. El aumento en el consumo de proteínas benefició particularmente la salud de los niños.

Kenia: «Vutu-sukumu» Manejo de plagas en los sistemas de pequeños agricultores[265]

La tarea de ICIPE está focalizada en el diseño de una tecnología de bajo costo para el control de plagas. Trabaja en estrecha colaboración con agricultores con el propósito de probar y adaptar tecnologías. También está produciendo efectos sinérgicos inesperados por medio de la manipulación de los sistemas agrícolas y de los paradigmas que los definen. Una de las actividades es la de investigar nuevos enfoques de manejo del hábitat a efectos de eliminar el barrenador del cereal y las poblaciones de Striga en el maíz y en el sorgo. Esta proyecto está desarrollando nuevas estrategias «de empuja y tira» para repeler los barrenadores de los cultivos de cereales y atraerlos a los cultivos intercalados o a las barreras de forrajeras. Se observó una extraordinaria multifuncionalidad en una variedad de forrajeras y legumbres en los sistemas de cereales. La estrategia consiste en atrapar las plagas en plantas cazadoras muy sensibles (efecto «tira») y hacerlas alejarse de los cultivos mediante el uso de intercultivos repelentes (efecto «empuja»):

 Las forrajeras, Pennisetum purpureum (pasto Napier) y Sorghum vulgare sudanense (sorgo del Sudán) atraen mayor cantidad de oviposiciones por los barrenadores que el maíz cultivado.

 Las plantas forrajeras que no son huésped, Melinis minutiflora (pasto gordura) y Desmodium uncinatum (hoja plateada) repelen los barrenadores hembra (Chilo spp).

 Los cultivos intercalados con pastos gordura (Melinis minutiflora) aumentan el parasitismo, en particular, como consecuencia del parasitoide larval, Cotesia sesamiae, y del parasitoide de la pupa Dentichasmis busseolae. Melinis contiene diversos componentes fisiológicamente activos. Dos de ellos inhiben la oviposición (puesta de huevos) en Chilo, aún en concentraciones bajas.

 Los pastos gordura también emiten una sustancia química (E-4,8-dimetil-1,3,7-nonatriene), que reúne los enemigos naturales de los barrenadores.

 El pasto Napier también posee su propio mecanismo de defensa contra los barrenadores de los cultivos: cuando las larvas ingresan en el tallo, en el pecíolo o en el pedúnculo, la planta produce una sustancia de textura gomosa que mata la plaga.

 El Sudán grass también incrementa la eficiencia de los enemigos naturales: el índice de parasitismo de las larvas de los barrenadores manchados, Chilo partellus se triplicó, de 4,8 por ciento a 18,9 por ciento, cuando se plantó el pasto alrededor del maíz en un campo y, del 0,5 por ciento al 6,2 por ciento en Busseola fusca, otra plaga importante.

 ICIPE descubrió que intercalando el cultivo del maíz con forraje de legumbres Desmodium uncinatum (hoja plateada) y D. intortum (hoja verde) redujo la infestación de la maleza parásita, Striga hermonthica por un factor de 40 en comparación con el monocultivo de maíz. La reducción de la infestación de Striga como consecuencia de los cultivos intercalados con el maíz de dos variedades de Desmodium fue mucho más significativa que la intercalación con soja, crotalaria y lentejaro de vaca/caraota/cowpea.

Los investigadores de ICIPE y de IACR-Rothamsted observaron que dicha estrategia «empuja y tira», utilizando plantas atractivas como cultivos trampa y plantas repelentes como cultivos intercalados, reduce el ataque de los barrenadores e incrementa los niveles de parasitismo de los barrenadores en el maíz protegido, lo que resulta en un aumento significativo del rendimiento. Las pruebas que se llevaron a cabo con participación de los agricultores en los años 1997 y 1998 demostraron aumentos importantes en el rendimiento del maíz. En la actualidad, el objetivo consiste en desarrollar un sistema de cultivos basado en el maíz que reduzca las pérdidas en el rendimiento como consecuencia tanto del barrenador como del Striga y que, al mismo tiempo, mejore la fertilidad de la tierra debido a la fijación del nitrógeno por la acción del Desmodium. Tal sistema de rediseño y diversidad posee muchas de las características de las granjas «tradicionales» de Kenia.

La estrategia «empuja y tira», utilizando plantas atractivas como cultivos trampa y plantas repelentes como cultivos intercalados, reduce el ataque de los barrenadores e incrementa los niveles de parasitismo de los barrenadores en el maíz protegido, lo que resulta en un aumento significativo del rendimiento.

Lesotho: Sistema agrícola Machobane, Lesotho[266]

El Sistema agrícola Machobane constituye un ejemplo de un sistema rediseñado fundamentalmente para obtener beneficios multifuncionales.

Lesotho está afectada seriamente por la erosión y la degradación de la tierra. Durante los últimos veinte años, la tierra arable disminuyó del 14 al 9 por ciento de la superficie total del país y el rendimiento de los cultivos, en la actualidad, llega sólo a la mitad del nivel que se registró en los años 70. El Dr. J.J. Machobane, un agrónomo de Mosotho, concibió su sistema hace 40 años, mediante la experimentación durante 13 años en su propia tierra antes de intentar lanzarlo entre sus pares agricultores. A diferencia de la mayoría de los métodos de extensión, el enfoque de Machobane comienza con los requisitos de comportamiento básicos para adoptar el mensaje técnico:

 autosuficiencia: los agricultores deben estar convencidos de que pueden lograr la seguridad alimentaria sin colaboración externa;

 apreciación de la base de recursos: los agricultores deben estar preparados para trabajar duro y convencidos de que pueden mejorar la producción del cultivo por medio de la explotación completa de su base de recursos;

 aprender y enseñar al hacer: los agricultores deben estar entrenados en sus propios campos y los entrenadores deberán estar preparados para trabajar a la par de ellos;

 divulgación espontánea de la tecnología: los agricultores aprenden de otros agricultores, y los agricultores de Machobane tienen la obligación de ayudar a sus vecinos.

En las áreas de las montañas de Lesotho, la mayoría de los cultivos crecen en suelos aterrazados, pero la estructura pobre de la tierra, el manejo inadecuado de la fertilidad del suelo y las precipitaciones irregulares hacen que la productividad de la tierra sea baja y muy variable. De acuerdo con Machobane, estas limitaciones se pueden superar mediante la explotación racional de la base de recursos y la minimización de la necesidad de la compra de insumos. Los elementos técnicos incluyen la intercalación de cultivos, la colocación localizada de ceniza (proveniente de desechos del hogar) y abono, la eliminación de malezas, la introducción de la patata como cultivo comercializable, la preservación de los enemigos naturales, las rotaciones de hileras, y las legumbres con los cereales.

Los agricultores que adoptan el sistema Machobane subrayan tres ventajas del sistema:

 mayor productividad de la tierra (0,4 ha por familia suficientes para la seguridad alimentaria en relación con la más normal de 1,2 ha);

 mayor ingreso en efectivo obtenido por la plantación de patatas; y

 mejor resistencia a las sequías: sus campos están verdes en comparación con los campos que no se sometieron al sistema Machobane durante la sequía.

Además, el sistema reducirá notablemente las fluctuaciones en los ingresos de la granja al combinar la disminución de las fluctuaciones de los rendimientos de los cultivos individuales, repartiendo el riesgo de las cambios en los rendimientos y en los precios mediante la plantación de una gama más amplia de cultivos y dependiendo menos de los insumos importados (fertilizantes y plaguicidas). En la actualidad, unos 2 000 agricultores se encuentran operando con este sistema.

Malawi: acuicultura en pequeña escala[267]

El Centro internacional para el manejo de los recursos acuáticos vivientes (ICLARM) trabaja para integrar la cultura de los estanques piscícolas a los sistemas agrícolas de bajos insumos de Malawi. El programa utiliza un proceso participativo de agricultores junto con científicos para realizar un mapeo del flujo de recursos en las granjas y luego identificar el potencial de ajustes necesarios para producir efectos sinérgicos. Se ha trabajado con unos 2 000 agricultores individuales tanto en mejoras de los vegetales de los huertas hogareñas como en la acuicultura de los estanques piscícolas. Este componente integrado de agricultura-acuicultura con frecuencia comprende sólo 500 m2 de una granja cuyo tamaño promedio oscilaría en las 1,5 hectáreas. Hasta el momento, la intensificación de este componente central originó mejoras importantes en la seguridad alimentaria - los rendimientos de los vegetales aumentaron de 2 700 a 4 000 kg/ha, y los estanques piscícolas producen el equivalente a 1 500 kg/ha de peces - una nueva fuente de alimento para los hogares. Estas granjas integradas también producen seis veces más que las granjas convencionales - contribuyendo el elemento vegetal-pez en hasta un 70 por ciento de los ingresos anuales. ICLARM documentó la mejora continua de la productividad en estos sistemas entre los agricultores que colaboraron con un aumento constante de la productividad del estanque de 800 a 1 500 kg/ha. Por el contrario, entre aquellos agricultores que fueron entrenados sólo con el sistema de Entrenamiento y Visita convencional en el sur de Malawi, se notó una caída constante en los rendimientos, dado que los sistemas sobrediseñados se desmembraron ya que los agricultores perdieron el control. Un enfoque centrado en la formación de recursos, del capital natural de la granja y del propio capital humano de los agricultores (habilidades y conocimiento) permite un reajuste continuo a través del tiempo.

Un enfoque centrado en la formación de recursos, del capital natural de la granja y del propio capital humano de los agricultores (habilidades y conocimiento) permite un reajuste continuo a través del tiempo.

México: café orgánico ISMAM[268]

Durante la última década, miles de pequeños propietarios mejicanos cambiaron a la agricultura orgánica. ISMAM, una cooperativa agrícola, se constituyó hace más de diez años con pequeños plantadores de café con el fin de enfrentar los problemas de la baja productividad, las condiciones de comercialización pobres y la extrema pobreza de los hogares agrícolas. Mediante la adopción de las técnicas orgánicas y de la mejora de la calidad, ISMAM pudo enfrentar la degradación de la tierra y los bajos rendimientos, tornándose un mercado especializado que compensó los esfuerzos adicionales hacia la producción agrícola sostenible. Las técnicas incluyen la intercalación y la rotación de cultivos para el control de plagas y el manejo de la fertilidad. Los agricultores en la actualidad reconocen que las tierras vírgenes circundantes juegan un papel clave para mantener las condiciones ecológicas favorables, refugios para el control de plagas y el aislamiento de los extremos climáticos. ISMAM trabaja con una administración sólida, responsable y participativa, y muy trabajadora que, recientemente se transformó en una gran agroindustria con instalaciones procesadoras propias y mercados de exportación directos en Europa, en Japón y en los Estados Unidos de América. ISMAM comenzó a producir mezclas y café soluble para el mercado local y a diversificar su producción agrícola para una mayor seguridad alimenticia. Un porcentaje de las ganancias se entrega a las comisiones regionales de la cooperativa para ser inviertido en trabajos sociales. En el año 1995, ISMAM recibió el premio a la Agroexportación nacional y en la actualidad goza de una posición privilegiada con relación al crédito y al apoyo gubernamental, habiendo diversificado sus negocios en una amplia variedad de áreas que incluyen el ecoturismo.

Los agricultores en la actualidad reconocen que las tierras vírgenes circundantes juegan un papel clave para mantener condiciones ecológicas favorables, refugios para el control de plagas y el aislamiento de los extremos climáticos.

México: el comercio equitativo de UCIRI y el café orgánico[269]

La Unión de Comunidades Indias de la Región del Istmo (UCIRI), fue constituida por agricultores de Oaxaca para el cultivo y la comercialización del café orgánico. La idea era, en parte, reducir la dependencia crediticia pero también para mejorar los rendimientos. El cultivo de café orgánico demanda una administración más activa y un mayor aporte de trabajo por parte de los agricultores. El café se planta en curvas de nivel para detener la

erosión de la tierra. Allí también se colocan residuos de maleza y ramas recortadas. Se construyen terrazas en forma de media luna por cada cafeto. Originariamente, los granos de café se despulpaban en los canales, hecho que contaminaba muchísimo el agua, en la actualidad, los agricultores utilizan la pulpa en los campos después de la preparación de compost, junto con abono animal, cal y el material proveniente de plantas verdes. Este sistema mejorado produce entre 600-1 200 kg/ha de granos de café, lo que constituye una mejora del 30-50 por ciento en comparación con las prácticas anteriores. La Unión está compuesta por 4 800 miembros y ha formado su propia infraestructura para el transporte, el almacenamiento, el procesamiento y la exportación de café. La prima recibida por parte de las organizaciones de comercio justo de café se utiliza para llevar a cabo una variedad de fines sociales, especialmente, mejorar las escuelas. La Unión también está a cargo de los sistemas de transporte público y de seguro médico, y posee varios negocios.

La prima recibida por parte de las organizaciones de comercio justo de café se utiliza para llevar a cabo una variedad de fines sociales, especialmente mejorar las escuelas.

Nepal: Bienestar Comunitario y Sociedad de Desarrollo[270]

En el año 1990, Bienestar Comunitario y Sociedad de Desarrollo (CWDS) se estableció en Nepal como una ONG cuyo principal objetivo era elevar la comunidad rural mediante la mejora de los ingresos hogareños y las condiciones de vida, con la introducción de la agricultura sostenible y de actividades relacionadas con el desarrollo rural. CWDS se dedica a la promoción de la agricultura orgánica en distintas partes del país, tanto por sí sola como con la colaboración de otras ONG y agencias gubernamentales y, desde el año 1992, es miembro de la Federación Internacional de Movimientos de la Agricultura Orgánica (IFOAM). La participación activa de los miembros de la comunidad y el uso de los recursos disponibles localmente constituyen la base de todas las actividades del desarrollo, que aseguran la apropiación de los programas por parte de la comunidad. CWDS promueve diversas granjas con cultivos integrados y producción ganadera, e impulsa a los agricultores a que adopten técnicas tales como los cultivos mixtos/múltiples, los abonos verdes y la agroforestería, al igual que introducir nuevas especies vegetales. Esta agricultura sostenible brindó varios beneficios en la granja, incluyendo una disponibilidad mayor de forraje para los animales, de leña y madera para la construcción, un mayor contenido de materia orgánica en la tierra y una disminución de la erosión del suelo. Las granjas son más resistentes a las condiciones climáticas adversas y están «más verdes» durante todo el año. Además, aumentó la salud y la calidad nutricional de los hogares agrícolas (en especial, de los niños). Muchos grupos de agricultores y de mujeres emergieron al centrar su

atención en planes de créditos y de ahorro y en el manejo comunitario de los recursos naturales. CWDS también proporcionó capacitación a los adultos y clases de alfabetización, al igual que capacitación sobre agricultura participativa, lo que dió origen a la experimentación y a iniciativas propias del agricultor.

La participación activa de los miembros de la comunidad y el uso de los recursos disponibles localmente constituyen la base de todas las actividades del desarrollo, que aseguran la apropiación de los programas por parte de la comunidad.

Nepal: Programa de permacultura Jarjarkot[271]

El Programa de permacultura Jarjakot (JPP) consiste en una organización que está situada en las montañas centrales del Himalaya, en Nepal. El proyecto se lanzó en el año 1988 y aumentó de un acre de tierra a más de cincuenta villas en el área. JPP promueve la permacultura como un sistema agrícola participativo basado en la comunidad. Estableció muchos sitios experimentales para mostrar cómo se puede practicar la agricultura sostenible por medio de la implementación de un buen diseño de la granja y de técnicas, entre las que se pueden mencionar la preparación de compost, el abono verde, los cultivos de rotación/mixtos, la reducción del trabajo de labranza del suelo, el acolchado, el pastoreo controlado, la agroforestación y el manejo biológico de plagas. JPP también brinda programas de entrenamiento sobre producción de frutas y vegetales, apicultura y sistemas de tejido y de agua potable. Fueron muchos los beneficios producidos como resultado de las actividades del proyecto Jarjarkot y de la divulgación de tecnologías de agricultor a agricultor hacia las comunidades que no se encuentran comprendidas en el área afectada por el programa. Los rendimientos de los cultivos mejoraron, disminuyó la utilización de insumos externos y se registró una mayor cubierta forestal y de biodiversidad alrededor de las tierras de cultivo como consecuencia de la agroforestación (840 ha de bajo bosque) Esto significa que, en la actualidad, las fincas ofrecen una mayor resistencia a la sequía dado que los cursos de agua están más altos y los riachuelos se secan por períodos más cortos. Además, se formaron 44 comunidades autoadministradas locales o grupos de agricultores que otorgan fondos y préstamos bancarios para granos. Algunos agricultores también dejaron de migrar estacionalmente para la obtención de ingresos de dinero ya que los obtuvieron por medio de la cría de abejas.

Pakistan: Grupo de mejoramiento de las mujeres rurales de Sindh, producción de frutas orgánicas[272]

El Grupo de mejoramiento de las mujeres rurales de Sindh apunta a capacitar a las mujeres en el Pakistán rural, mejorando sus oportunidades.

En el año 1989, se lanzó el proyecto de producción de frutas orgánicas. Los rendimientos del mango y de frutas cítricas aumentaron en un 150-200 por ciento después de adoptar las técnicas de la agricultura orgánica, tales como el acolchado, la producción sin labranza, la preparación de compost y la plantación de árboles frutales en camas de doble cavado. En la actualidad, la calidad del producto es mucho mejor y los precios de mercado para la fruta se incrementaron en un 50-60 por ciento. Como consecuencia, los ingresos de la granja son más altos e incluso se duplicó y triplicó la seguridad alimentaria en la zona. Las fuentes de empleo aumentaron debido al proyecto y, en particular, se registró un incremento en la cantidad de mujeres empleadas en la producción de frutas orgánicas. En la granja de Panwhar, el Grupo de mejoramiento de las mujeres rurales de Sindh también brinda capacitación para los adultos y entrenamiento sobre producción de árboles frutales para muchos agricultores. Esto resultó en la experimentación y el liderazgo de las iniciativas por parte de los agricultores. Al trabajar con esta modalidad, los agricultores y las comunidades generaron un mejor manejo de los recursos locales, tanto naturales como humanos del área.

Senegal: Centro de investigación de agricultura regenerativa Rodale[273]

En los países sahelianos, las mayores preocupaciones sobre la producción de alimentos se relacionan con las tierras, muchas de las cuales son arenosas y con bajo contenido de material orgánico. En los lugares en los que son más pesadas y de mejor calidad, están sujetas a un uso intensivo y, como consecuencia, más expuestas a la erosión del agua y del viento. En Senegal, la erosión de la tierra y la degradación amenazan extensas superficies de terrenos agrícolas. Desde el año 1987, el Centro de investigación de agricultura regenerativa Rodale (RARC) trabajó estrechamente con las asociaciones de agricultores y con los investigadores gubernamentales para mejorar la calidad de las tierras en Senegal, mediante la utilización de métodos de agricultura orgánica. La agricultura regenerativa en la cuenca del maní trajo aparejados beneficios económicos, sociales, ambientales y biofísicos positivos. El sistema de cultivos primarios de la región consiste en una rotación de mijo-maní. Se queman los campos para limpiarlos y luego, se los cultiva llevando a cabo una labranza superficial con animales. Sin embargo, decayeron notablemente los períodos de barbecho y la utilización de fertilizantes y plaguicidas inorgánicos resulta rara entre los pequeños propietarios debido a los altos precios. También se comprobó que no se obtienen los rendimientos esperados con los fertilizantes inorgánicos salvo que se registren mejoras concurrentes de la material orgánica - los nutrientes se lavan con las primeras lluvias, o son tomados por los microbios de la tierra o por malezas. Aquellas tierras con un bajo contenido de materia orgánica tampoco retienen bien la humedad.

«En última instancia, los rendimientos de los cultivos no están ligados a las cantidades de precipitaciones anuales. Las sequías, si bien poseen un efecto negativo en los rendimientos, no constituyen la causa de que la totalidad del cultivo fracase».

RARC trabaja con alrededor de 2 000 agricultores en 59 grupos para mejorar la calidad de la tierra, integrar al ganado que se alimenta en el establo a los sistemas de cultivos, agregar legumbres y abonos verdes, mejorar el uso de abonos y de fosforita, incorporar sistemas de recolección de agua y desarrollar sistemas de preparación de compost efectivos. Como resultado, se registró una mejora en los rendimientos del mijo de un 75-195 por ciento: de 330 a 600-1 000 kg/ha y, en los rendimientos del maní, entre 340 a 600-900 kg/ha. Los rendimientos también sufrieron menos variaciones cada año, con las consecuentes mejoras en la seguridad de alimentos de los hogares. Como dijo Amadou Diop: «en última instancia, los rendimientos de los cultivos no están ligados a las cantidades de precipitaciones anuales. Las sequías, si bien poseen un efecto negativo en los rendimientos, no constituyen la causa de que la totalidad del cultivo fracase».

Senegal: producción de algodón orgánico[274]

En el año 1993, una asociación entre ENDA-Pronat, una ONG de África occidental, Pesticides Trust y un grupo de agricultores de Koussanar (ansiosos de que se conviertan más a la producción agrícola sostenible) estableció el algodón orgánico experimental en Koussanar, Senegal. Los objetivos de este proyecto consistían en:

 reducir la utilización de químicos sintéticos en la producción del algodón;

 reducir los impactos de estos químicos en la salud humana, en el ganado y en el ambiente;

 mejorar los ingresos de los agricultores y reducir su endeudamiento; y

 si la prueba piloto resultaba exitosa, utilizarla para la demostración y reproducción.

Para el año 1996, un agrónomo y dos extensionistas fueron a Koussanar para proporcionar apoyo rápido y efectivo a los agricultores voluntarios y a la recientemente desarrollada organización. Las recomendaciones técnicas incluían sembrar lo más tempranamente posible, arar antes de sembrar, el uso de la margosa para el control de la plaga, la utilización de la orina de vaca como fertilizante y agente para el control de la plaga y la recolección manual del algodón. En el año 1998, se produjeron 23 toneladas de semilla de algodón como consecuencia del proyecto y se establecieron mercados

para el algodón orgánico localmente en Senegal y también en Europa. El proyecto también repercutió con éxito en los temas relacionados con el sexo de la población involucrada: «Grouppement de neem», constituido por mujeres, se dedicaron a la preparación y a la venta de preparaciones de margosa para el control de plagas. La cantidad de mujeres agricultoras que se dedicó al cultivo del algodón orgánico se incrementó de manera constante (dado que no necesitan comprar insumos químicos costosos ni participar en la actividad predominantemente masculina como lo es la fumigación de los cultivos) y las mujeres están representadas en las estructuras de la organización de los nuevos agricultores. El proyecto, si bien en su etapa preliminar, demostró que es posible cultivar algodón orgánico en Senegal.

La cantidad de mujeres agricultoras que se dedicó al cultivo del algodón orgánico se incrementó de manera constante (dado que no necesitan comprar insumos químicos costosos ni participar en la actividad predominantemente masculina como lo es la fumigación de los cultivos).

Tanzania: algodón orgánico[275]

El algodón constituye la segunda exportación más importante para Tanzania y, por lo general, lo producen los pequeños propietarios en dos áreas principales, «el área occidental para cultivo del algodón» (WCGA) y «el área oriental para cultivo del algodón» (ECGA), mediante la utilización de muy pocos insumos agrícolas. En el año 1994, el gobierno de Tanzania liberó el mercado de algodón para permitir que las empresas privadas compraran la semilla de algodón a los agricultores para dedicarse a la limpieza del algodón. Una de tales empresas (CIC Limited), una empresa textil de Tanzania, se abordó el programa GTZ-Protrade con el fin de llevar a cabo un estudio de factibilidad sobre el algodón orgánico. Se eligió como área del proyecto a una villa situada en el distrito de Meatu District, en la región de Shinyanga Region, al noroeste del país dentro del WCGA y 45 agricultores contratados produjeron algodón orgánico durante la temporada 1994/5. Por diversas razones, esta área era particularmente adecuada para el proyecto dado que aquí el algodón se produce a niveles bajos de rendimiento de manera que los riesgos de que los rendimientos disminuyan durante la conversión son menores y, por lo tanto, los agricultores están más entusiasmados en participar. La mayoría de las granjas poseen áreas de tierras con barbecho que actúan como refugios para los enemigos naturales de las plagas de insectos y los agricultores crían gran cantidad de ganado de manera tal que pueden proporcionar fertilizantes de abono natural para sus cultivos de algodón. El proyecto de manejo integrado de las plagas GTZ ofreció colaboración para la capacitación del personal de extensión e investigación y en el área se encontraban en construcción dos empresas privadas que se dedicaban a la limpieza del algodón. Los agricultores afectados al proyecto estuvieron de acuerdo en cultivar orgánicamente y en

implementar los cultivos de rotación, al igual que los de trampas para el control de plagas de insectos a cambio de insumos y de mercados garantizados para colocar su algodón. Para el año 1997, el proyecto ya contaba con 134 agricultores que producían un promedio de 663 kg/ha de algodón ya certificado como orgánico.

Zimbabwe: Proyecto de seguridad alimentaria Chivi[276]

El Proyecto de seguridad alimentaria Chivi apunta a desarrollar economías rurales resplandecientes que se basan en la agricultura sostenible y en otros recursos naturales disponibles localmente. El proyecto impactó en forma positiva sobre la disponibilidad local de los alimentos al incrementar la producción de especies de cultivos locales que toleraran la sequía (por ejemplo, pequeños granos tales como el sorgo y el mijo). Los agricultores del proyecto que se desempeñaban en este distrito tan proclive a las sequías informaron que los rendimientos registraron más que una duplicación desde el momento en que el proyecto se inició en el mes de febrero del año 1991. En la actualidad, algunos agricultores se encuentran en condiciones de consumir algunos cultivos de alimentos «fuera de temporada», por ejemplo green mealies y algunas especies de cultivos vegetales. Las técnicas de riego para la cosecha también mejoraron la producción vegetal, en especial para el consumo local pero en parte también para la venta. Entre otros cambios se pueden mencionar la utilización de abonos provenientes del ganado, el uso de plaguicidas autóctonos y la intercalación de cultivos múltiples. Se brindó entrenamiento y apoyo en cuanto a las prácticas para el manejo sostenible de la tierra a más de 500 agricultores quienes, a su vez, demostraron estas prácticas agrícolas buenas a otros agricultores que las están adoptando cada vez más. Al menos surgieron unos 20 grupos de manejo de recursos locales y los participantes aprendieron y descubrieron su capacidad inmensurable de autoayudarse a través de la participación activa en sus propias actividades con un mínimo de asistencia externa.

Los participantes aprendieron y descubrieron su capacidad inmensurable de autoayudarse a través de la participación activa en sus propias actividades con un mínimo de asistencia externa.

Zimbabwe: Programa de agricultura sostenible Silveira House[277]

Silveira House promueve la agricultura sostenible en el distrito de Mutoko en Zimbabwe mediante demostraciones y talleres llevados a cabo en las villas y por medio de impulsar a los agricultores a que introduzcan técnicas tales como los cultivos intercalados, la utilización de abono animal, la preparación de compost, las medidas de conservación de la tierra y del agua y la agroforestación con el fin de crear sistemas de cultivos y de cría de ganado integrados. El entrenamiento está organizado de tal manera que hace

que los agricultores primero utilicen sus conocimientos técnicos autóctonos, estimulándolos a que experimenten, que sean observadores y que estén en armonía con la naturaleza. Se brinda colaboración a aquellos agricultores que se entrenaron para que organicen y entrenen a otros. Sus granjas también actúan como modelos con el fin de que otros puedan aprender. El programa realizó un esfuerzo por dirigirse a los agricultores más pobres, aquellos que no tengan una participación activa en otros proyectos gubernamentales o no. Los agricultores que participan en el programa tienen que unirse para formar grupos con comisiones fuertes. La seguridad alimentaria en las villas aumentó y hay más cantidad de alimentos disponibles dado que los agricultores aprendieron que hay que diversificar. Se registró un incremento en los rendimientos de los cultivos de los huertos domésticos y en las parcelas de ensayo. Los agricultores también dejaron de aplicar plaguicidas y fertilizantes químicos, eligiendo utilizar compost y abonos verdes o líquidos.

El entrenamiento está organizado de tal manera que hace que los agricultores primero utilicen sus conocimientos técnicos autóctonos, estimulándolos a que experimenten, que sean observadores y que estén en armonía con la naturaleza.

Zimbabwe: Proyecto de algodón orgánico del valle Zambezi[278]

El Proyecto de algodón orgánico del valle Zambezi en Zimbabwe lo inició un grupo de agricultores de escasos recursos, en su mayoría mujeres, que estaban entusiasmadas para producir algodón sin utilizar plaguicidas como consecuencia de razones económicas, de salud y ambientales. Estos agricultores trabajaron en colaboración con una ONG local (ZIP Research), Novib, la Red de Acción contra los plaguicidas, Cargill y el consultor local de Agro Eco. Zip Research brinda a los agricultores entrenamiento y asistencia para la investigación en relación con el manejo de las plagas y la agricultura orgánica. Los agricultores asisten a escuelas de campo para agricultores especializadas en el manejo de plagas naturales y en la agricultura orgánica. Dichas escuelas las facilitan los agricultores locales entrenados (trabajadores agrícolas de campo). Estos trabajadores colaboran en la investigación participativa de los agricultores y también son los responsables en operar el «sistema de control interno» orgánico. Se encontró un mercado local para el maní con el fin de estimular a que más mujeres incursionaran en el proyecto orgánico. Además, los inspectores orgánicos aceptaron la cláusula «excepción especial para las esposas», por medio del cual se puede permitir que las esposas certifiquen el algodón que no está fumigado, aún cuando su marido sea un agricultor convencional. La comercialización de los productos orgánicos constituye un aspecto crucial para este proyecto. La cosecha del año 2000 (1 tonelada de fibras) se procesó localmente como remeras impresas con calidad de exportación. Se

esperó que la cosecha siguiente fuera de 50-70 toneladas de semilla de algodón orgánico dependiendo de las lluvias. Debido a este proyecto, los agricultores del valle de Zambezi pudieron comercializar el primer algodón orgánico de Zimbabwe y Zip Research desarrolló un proceso de conversión orgánica para cultivos de productos básicos que pudieran utilizarse para colaborar con la conversión de otros pequeños propietarios de África.

Enseñanzas clave que se aprendieron en los procesos para lograr mejoras

Con frecuencia, las transiciones en la agricultura se conciben como que requieren cambios repentinos tanto en las prácticas como en las actitudes. Sin embargo, no todos los agricultores pueden o quieren aventurarse a tal salto. No obstante, todos pueden seguir pequeños pasos que, uno tras otro, pueden originar grandes transformaciones. A través de la evidencia empírica del campo, se desarrolló una tipología de las mejoras para demostrar dónde se podrían realizar ajustes hacia la sostenibilidad[279]. Las primeras mejoras incluyen aquellas que afectan el capital natural en forma positiva de distintas maneras (Mecanismos 1-4). La segunda mejora el capital social y humano (Mecanismos 5-6) y, la tercera, se refiere a mejorar el retorno financiero de los agricultores y/o su acceso a la financiación y al crédito (Mecanismos 7-9).

Mecanismo 1: mejor utilización de los recursos naturales disponibles localmente

Hay disponibles una gran variedad de tecnologías y de prácticas que los agricultores y las comunidades pueden utilizar para lograr una mejor y más productiva utilización de los recursos naturales disponibles; el concepto básico sería que, por varias razones, el agua, las tierras y la biodiversidad no se utilizaron de manera más efectiva en el pasado. Las opciones incluyen agua para la cosecha, la conservación de la tierra y del agua tales como: el cultivo en curvas de nivel, las terrazas, la labranza mínima de la tierra, franjas de pasto; la preparación de compost, los abonos animales, el manejo y el programa de riego, el restablecimiento de la tierra degradada o abandonada; el pastoreo rotativo; el manejo del hábitat para los predadores de plagas; los sistemas de drenaje y subsuelo; los canteros elevados o chinampas; los bioplaguicidas y los biofungicidas.

Mecanismo 2: intensificar microambientes en el sistema agrícola (jardines, huertas, estanques)

Otra mejora para los sistemas de agricultura o de los medios de vida incluye el hecho de intensificar un solo subcomponente de su granja, dejando al

resto sin modificar. Estas tecnologías pueden aumentar de manera significativa la producción total de alimentos para quienes vivan de la actividad rural, en especial de proteínas y de vegetales. Los beneficiarios con frecuencia son los niños durante las temporadas de «hambre». Las opciones incluyen: vegetales sobre los diques de los arrozales; huertos domésticos; estanques piscícolas; cultivos en los barrancos; y dispositivos de decantación de limo.

Mecanismo 3: diversificación por medio de la adición de nuevos componentes regenerativos

La tercera clase de mejora del capital natural incluye la diversificación de la totalidad del agroecosistema a través de la adición de componentes regenerativos nuevos tales como las legumbres en las rotaciones de los cereales, los peces en el caso del arroz, la agroforestación y el ganado.

Estas tecnologías pueden resultar en interacciones sinergísticas, en donde un componente del sistema contribuye positivamente al éxito de los otros componentes. Entre las opciones, se pueden mencionar: legumbres en los sistemas de cultivos (cultivos de cobertura, abonos verdes) y pasturas; ganado integrado (por ejemplo, aves de corral, rumiantes alimentados en establos); piscicultura en los arrozales; Azolla en el arroz; árboles en los sistemas de cultivos, incluyendo parcelas forestales; liberación de enemigos naturales para el control de plagas; y manejo del hábitat para el control de plagas y aumento de los elementos beneficiosos (por ejemplo, setos verdes o vivos, beetle banks, floración y franjas de pasto).

Mecanismo 4: mejor utilización de los insumos no renovables y de las tecnologías externas

En el caso de que se utilicen insumos no renovables y externos, el sistema se puede convertir en más sostenible, garantizando la aplicación precisa de aquellos insumos que no tengan o que tengan pocos residuos o que no dañen el capital natural o humano. Tales enfoques se combinan de manera similar con la introducción de alternativas regenerativas. Las opciones a tener en cuenta son: semillas nuevas, fumigación de parcelas de botánicos, pequeñas dosis de esprays o esprays no tóxicos; servicios veterinarios; feromonas, machos estériles; especies de cultivos y razas de animales resistentes y maquinaria (por ejemplo, herramientas de mano, arados).

Mecanismo 5: procesos sociales y participativos que tienden a lograr la acción grupal

Estas mejoras centran la atención en los procesos sociales y participativos que traen aparejados aumentos en el capital social y que, como

consecuencia, aumenta la capacidad de los individuos para trabajar conjuntamente en la resolución de los problemas habituales de manejo de recursos, constituyendo grupos abocados al manejo de las plagas, del riego, de la cuenca colectora, de los bosques conjuntos o de los créditos. Entre las opciones se pueden mencionar: grupos de investigación y de experimentación de los agricultores, grupos de manejo de recursos y de usuarios (por ejemplo, la protección forestal, la piscicultura, el riego y las cuencas colectoras); los grupos de crédito y las asociaciones horizontales entre las agencias externas sectoriales (por ejemplo, privadas y estatales).

Mecanismo 6: formación de capital humano a través de los programas de aprendizaje continuo

Estas mejoras se orientan a la formación del conocimiento y de las habilidades de los agricultores para incrementar las habilidades y las capacidades analíticas, con el fin de innovar y controlar sus sistemas agrícolas. Una preocupación principal en las transiciones hacia un sistema más sostenible lo constituyen los niveles de conocimiento humano y las habilidades que se requieren para el manejo de sistemas más complejos (es mucho más sencillo, por ejemplo, fumigar con un pesticida que cultivar para los insectos beneficiosos). Las opciones abarcan: escuelas agrícolas de campo para aumentar el conocimiento agroecológico, entrenamiento y capacitación sobre liderazgo, clases de alfabetización para adultos, desarrollo de conocimientos basándose en la computación, extensión de agricultor en agricultor y programas de experimentación de los agricultores.

Cuadro 2: Resumen de la utilización de mecanismos para la mejora de la sostenibilidad agrícola: comparación de los proyectos orgánicos con una base de datos de agricultura sostenible en su totalidad

Mecanismos de Mejora Proporción de los proyectos de agricultura orgánica que

utiliza cada una de las mejoras

Proporción de todos los 208 proyectos de la base de datos

SAFE que utiliza cada mejora1: Mejor utilización de los recursos naturales disponibles localmente

93% 92%

2: Intensificar microambientes en el sistema agrícola (jardines, huertas, estanques)

37% 21%

3: Diversificación por medio de la adición de nuevos componentes regenerativos

93% 60%

4: Mejor utilización de los insumos no renovables y de las tecnologías externas

7% 18%

5: Procesos sociales y participativos que tienden a lograr la acción grupal

50% 55%

6: Formación de capital humano a través de los programas de aprendizaje continuo

97% 88%

7: Acceso a financiamiento asequible (crédito, subvenciones, subsidios)

13% 17%

8: Valor agregado a través del procesamiento para reducir pérdidas y para aumentar los retornos

7% 12%

9: Adición de valor a través de la comercialización directa u organizada para consumidores

40% 15%

Mecanismo 7: acceso a financiamiento asequible (crédito, subvenciones, subsidios)

El hecho de mejorar el acceso al financiamiento es vital para ayudar a las familias de los agricultores para que desarrollen un sistema de manejo más sostenible. Esto se puede lograr mediante créditos accesibles (por ejemplo, a través de instituciones de microfinanciamiento y de organizaciones sociales, en particular de mujeres), o a través de familias que tengan acceso a nuevos recursos de financiamiento externo (subvenciones y subsidios, o de turistas y visitantes). Los componentes incluyen: el acceso a créditos asequibles, la posibilidad de obtener subvenciones y subsidios del gobierno, el incremento en los retornos sobre las ventas de los productos, la atracción de nuevos recursos de dinero para el capital natural (por ejemplo, el ecoturismo, la caza de fauna salvaje, los créditos para el secuestro del carbono).

Mecanismo 8: valor agregado a través del procesamiento para reducir pérdidas y para aumentar los rendimientos

Existe disponible una gran variedad de opciones para incrementar los rendimientos de las familias, ya sea mediante la reducción de las pérdidas con motivo de las plagas (mejor almacenamiento y tratamiento) y de los procesos ineficientes (por ejemplo, cocinas que ahorran combustible); o por la adición de valor antes de la venta o del uso (conversión de los productos primarios a través del procesamiento). Las opciones incluyen: las tecnologías postcosecha, el procesamiento de los productos primarios antes de la venta (por ejemplo, frutas secas, chutney, prensa de aceite, aserraderos); el etiquetado de los productos para poder localizarlos (ubicación o ecoetiquetas); cocinas de combustible eficientes.

Mecanismo 9: adición de valor a través de la comercialización directa u organizada para consumidores

Las familias de los agricultores también pueden agregar valor a su producción mediante una mejor comercialización. Esto se puede lograr a través de mejoras de la infraestructura física (por ejemplo, caminos, transporte) o por medio de la comercialización directa y venta a los consumidores (de esta manera, se elimina a los mayoristas y a los «intermediarios»). Las opciones abarcan: los caminos y la infraestructura

rural, los mercados de agricultores, los negocios con productos de la granja, los envíos directos y la agricultura apoyada por la comunidad, los grupos de productores para la comercialización colectiva, los programas de comercialización ética para asegurar que el valor llegue a las comunidades rurales y a quienes de ello subsistan y programas de turismo ecológico (de promoción de la fauna y flora silvestres de las granjas).

El Cuadro 2 contiene un resumen de las clases de mejoras que se utilizaron en estos 29 proyectos orgánicos, certificados y no certificados, en relación con aquéllos que se utilizaron en 208 proyectos de la base de datos. El resultado indica que:

 los proyectos orgánicos se integran más que el promedio que figura en la extensa base de datos dado que, en promedio, utilizan una mayor cantidad de mecanismos de mejora;

 los proyectos orgánicos son más proclives a focalizar su atención en la intensificación de los microambientes de las granjas (37 por ciento en comparación con el 21 por ciento), y casi todos los proyectos orgánicos (93 por ciento) diversificaron mediante la adición al sistema de componentes regenerativos (en comparación con sólo el 60 por ciento de todo el conjunto de datos);

 la mitad tanto de los sistemas orgánicos como casiorgánicos se centran en la formación de un capital social a través de grupos;

 casi todos los proyectos orgánicos (97 por ciento) poseen un elemento de desarrollo del capital humano, en relación con el 8 por ciento de todo el conjunto de datos;

 tanto los sistemas orgánicos como los casi orgánicos utilizan muy poco los mecanismos de crédito y de adición de valor para producir, siendo los proyectos orgánicos los que peor resultan en ambos puntajes;

 el 40 por ciento de los proyectos orgánicos le están adicionando valor a través de conexiones directas con los mercados y con los consumidores, porcentaje que resulta mucho más elevado que el 15 por ciento que se registra en la base principal de datos.

Estos resultados hacen notar que se están aplicando ampliamente las mejoras técnicas que tienden a la acumulación de capital natural. Sin embargo, aún existe la necesidad de centrar la atención aún más en el capital social y en el desarrollo institucional con el fin de aumentar la capacidad de

recuperación y de innovación dentro de las comunidades, colaborando con la divulgación de las buenas prácticas. El puntaje bajo para acceder al crédito es preocupante, así como también lo es el hecho de la falta de atención que se le presta a la adición de valor para producir antes de la comercialización. Un 40 por ciento de los proyectos orgánicos consiste en un nexo directo con los consumidores y con los mercados. Pese a que son mucho mejor que los de la base de datos principal, siguen siendo sorprendentemente bajos.

Se están aplicando ampliamente las mejoras técnicas que tienden a la acumulación de capital natural. Sin embargo, aún existe la necesidad de centrar la atención aún más en el capital social y en el desarrollo institucional.

Conclusiones de experiencias de aumento de la agricultura orgánica

Por medio de estos casos se puede llegar a varias conclusiones acerca de la agricultura orgánica certificada y no certificada:

 Las tecnologías y los procesos sociales para las mejoras en el ámbito local se están probando y estableciendo cada vez mejor y se observan beneficios en términos de aumento en la productividad.

 Las condiciones sociales e institucionales para la divulgación son menos conocidas, si bien se están estableciendo en varios contextos (en particular, entre los grupos sociales en el ámbito local y en las nuevas asociaciones entre las agencias externas).

 Las condiciones políticas para que aparezcan políticas de apoyo son las que menos se establecen y sólo existen pocos ejemplos de progreso real.

La mayor parte de las mejoras que tuvieron lugar en la agricultura orgánica y que se registraron en la década pasada surgieron pese a la existencia de políticas nacionales. Se necesita reformar dichas políticas. Aquellas políticas que tienden a originar una producción de alimentos mayor tendrán que cambiar si también quieren que haya beneficios ambientales y sociales. Las políticas de alimentos encuadradas en originar alimentos baratos y abundantes sin tener en cuenta la calidad, también deberán cambiar. Por otra parte, las políticas de desarrollo y las instituciones rurales que se centren en soluciones exógenas para los problemas económicos y sociales de las comunidades rurales no se adecuan a las necesidades del desarrollo participativo basado en la comunidad. Sin embargo, existió un

reconocimiento global creciente de la necesidad de políticas que apoyen la agricultura sostenible en general y, en algunos casos, específicamente la agricultura orgánica. Si bien casi todos los países apoyan hoy la agricultura orgánica, la evidencia demuestra que sólo se hicieron reformas incompletas.

En algunos contextos en donde se adopta la agricultura orgánica, también existirán compensaciones recíprocas críticas que puedan limitar la difusión. El problema secundario principal que puede surgir en estos proyectos se relaciona con los cambios en la asignación de recursos entre los arrendadores y los arrendatarios y entre los hombres y las mujeres:

 La agricultura orgánica que incrementa la base de recursos puede simplemente aumentar los incentivos para que se hagan cargo intereses más poderosos, tales como los arrendadores tomando tierras ya degradadas de los arrendatarios, quienes adoptaron métodos para mejorar la tierra.

 Los ingresos adicionales que deriven de las ventas de productos orgánicos, en particular del café y del algodón (pero no de vegetales), se destinarán directamente a los hombres del hogar, quienes con menos frecuencia tienden a invertir en los niños y en el hogar como un todo.

La experiencia de los ejemplos que se mencionaron con anterioridad indica que el desarrollo de la agricultura orgánica en los países en vías de desarrollo requerirá las siguientes acciones:

 La agricultura orgánica no certificada está contribuyendo de manera importante a la reducción de la pobreza y a la mejora de los medios de vida rurales y podría aportar más aún si existieran más políticas y colaboración por parte de las instituciones.

 La agricultura orgánica tiende más a un manejo y a un conocimiento intensivo, de manera tal que requiere la formación de la capacidad de aprendizaje y cooperativa de los individuos y de los grupos. Este hecho necesita de una inversión en el desarrollo de capital social en el ámbito local.

 La agricultura orgánica certificada y no certificada tiende a tener éxito cuando las organizaciones operan en asociación con otras y, como consecuencia, existe la necesidad de trabajar en el ámbito local, nacional e internacional, y de promover nexos entre los gobiernos, las ONG y el sector privado.

 Existe la necesidad de invertir más en programas de microcréditos para los hogares rurales.

 Existe la necesidad de desarrollar marcos políticos permisivos que fomenten la propagación de más sistemas de agricultura orgánica, que tengan coherencia tanto entre los países industrializados como en los que se encuentran en vías de desarrollo.

 Existe la necesidad de redireccionar una gran proporción de los presupuestos destinados a la investigación y a la ciencia hacia las tecnologías agroecológicas y a establecer mejores nexos entre los científicos y los agricultores, siendo la tierra, el agua y el manejo de la biodiversidad y de sus interacciones las principales prioridades.

Los casos que se comentaron en este Capítulo muestran que el aumento en la sostenibilidad agrícola a través de la adopción de métodos orgánicos puede complementarse con las mejoras de los medios de vida de la población rural, dado que se produce un aumento en la producción de alimentos a un costo relativamente bajo. Si se adoptaran ampliamente estos enfoques, tendrían un impacto significativo en los medios de vida de la población rural al igual que en la seguridad alimentaria local y regional. Sin embargo, existen mayores restricciones para superar. Habrá perdedores junto con ganadores y algunos de los perdedores son, en la actualidad, jugadores poderosos (por ejemplo, las compañías de agroquímicos). No obstante, existen organizaciones sociales y movilizaciones en una cantidad de contextos que ya están propiciando alianzas formales e informales nuevas que protegen lo que ya se ha logrado al respecto y desarrollan las condiciones para una mayor difusión[280]. El hecho de mejorar la sostenibilidad agrícola a través de la adopción de la agricultura orgánica no traerá aparejadas todas las soluciones, si bien en los últimos años el progreso que se registró fue promisorio. Estos beneficios de la seguridad alimentaria y de las mejoras al capital natural, social y humano, se podrán difundir a mayor cantidad de agricultores y de población rural en las próximas décadas con más apoyo explícito, en particular, a través de reformas de las políticas internacionales, nacionales y locales.

La agricultura orgánica certificada y no certificada tiende a tener éxito cuando las organizaciones operan en asociación con otras.

CAPÍTULO 6. ACUICULTURA ORGÁNICA - ESTADO ACTUAL Y PERSPECTIVAS

Estado de desarrollo y de avance de la acuicultura orgánica

Al igual que la agricultura orgánica, la acuicultura (cría y cultivo de animales y plantas acuáticas, respectivamente) constituye uno de los sectores de la alimentación que registra el crecimiento más rápido en el mundo. Globalmente, la producción de acuicultura ha crecido a un índice promedio del 9 por ciento por año desde 1970 en comparación con el 2,9 por ciento que se registró en la producción de carne obtenida en medio terrestre y del 1,3 por ciento respecto de la pesca de captura (Figura 1). Sin embargo, hasta la fecha, la acuicultura quedó rezagada respecto del sector agrícola en relación con las cantidades y la diversidad de los productos orgánicos certificados[281]. En gran parte, este retraso se debe no sólo a la ausencia de normas y de criterios de acreditación aceptados universalmente acerca de la producción en la acuicultura orgánica sino también a que los organismos de certificación se encontraban casi totalmente restringidos (hasta hace muy poco tiempo) a muy pocas organizaciones dentro de los países desarrollados (Europa, América del Norte y Oceanía) aún cuando dichos países produjeron menos del 10 por ciento de la producción total global de acuicultura en el año 1999[282].

A pesar de que no existen datos estadísticos oficiales disponibles respecto de la producción global de los productos certificados de acuicultura, se estima que en el año 2000 la producción total fue de aproximadamente 5 000 toneladas métricas (Tm), provenientes en su gran mayoría de los países

europeos. Esta modesta cantidad representa alrededor del 0,01 por ciento del total de la producción global de acuicultura o sea un 0,25 por cieno del total de la producción de acuicultura europea. De acuerdo con Bergleiter[283] el volumen total de los productos de la acuicultura orgánica que se comercializaron en Europa en el año 2000 fue entre 4 400 y 4 700 toneladas que estuvieron conformadas por:

 4 000 toneladas de salmón (producido por granjas irlandesas y escocesas para vender a Austria, Bélgica, Francia, Alemania, Irlanda, Luxemburgo, los Países Bajos, Suiza y el Reino Unido);

 100-200 toneladas de truchas (producidas en granjas escocesas y alemanas para vender a los mercados locales);

 200-400 toneladas de carpa y de especies de agua dulce tales como la tenca (producida en granjas austriacas y alemanas para vender principalmente a los mercados locales);

 100 toneladas de mejillones (producidos en una granja irlandesa para vender a Alemania).

Figura 1: Contribución de la acuicultura al total de desembarques mundiales de pescado entre 1970-1999

Fuente: FAO, 2001b

La acuicultura quedó rezagada respecto del sector agrícola en relación con las cantidades y la diversidad de los productos orgánicos certificados.

Cuadro 1: Programas de certificación de la acuicultura orgánica, cosechas y normas en el año 2001

Programa de certificación Certificación orgánica de/Normas para1. EUROPACertificadores privados de acuicultura orgánicaBIOSUISSE (Suiza) truchaDEBIO (Noruega) salmón, truchaERNTE (Austria) carpa, truchaKRAV (Suecia) salmón, trucha, salvelino del ÁrticoBioland, Demeter, Biokreis (Alemania) carpaNaturland1 (Alemania) carpa/tenca (1995), salmón (1996), trucha (2000), mejillón

(1999), camarón (2001)1

SOIL(ReinoUnido) salmón, trucha (1999)TÚN (Islandia) salmón, trucha, salvelino del Ártico, alga marina (1999)QCI (Italia) trucha, mero, dentón (2001)2

Normas nacionales de acuicultura orgánicaFrancia normas de acuicultura orgánica, desde 2000ReinoUnido normas de acuicultura orgánica, desde 20002. OCEANÍACertificadores privados de acuicultura orgánicaBIOGRO (Nueva Zelanda) salmón (1994)3, cangrejo de río, ostras, algas marinas (1999)BFA(Australia) normas de acuicultura orgánica, desde octubre de 2001NASAA(Australia) normas de acuicultura orgánica, desde 1999Normas nacionales de acuicultura orgánicaAustralia normas de acuicultura orgánica, desde septiembre de 20013. ASIACertificadores privados de acuicultura orgánicaACT2 (Tailandia) camarones4. AMÉRICADELNORTECertificadores privados de acuicultura orgánicaFOG (EUA)FVO (EUA)NOFAMassachusetts (EUA)Normas federales estadounidenses de acuicultura orgánicaIndiana normas de acuicultura orgánica, desde 2001Iowa5. INTERNACIONALNormas internacionales de acuicultura orgánicaIFOAM Borrador de Normas sobre Acuicultura Orgánica adoptadas en

el año 2000, pero que aún no se adoptaron como normas finales

1 200 toneladas de camarones que una granja ecuatoriana exportó al Reino Unido.

2 Lotes experimentales de mero europeo orgánico no certificado y de dorada producidos en Italia y entregados en los mercados locales en el año 2001 (Crosetti, 2001).

3 500-800 toneladas de salmón de una sola granja discontinuada desde aquel momento (Paul Steere, The New Zealand King Salmon Co. Limited (comunicación personal).

Fuente: Bergleiter, 2001, modificado.

Lamentablemente, casi no existen datos disponibles de países fuera de Europa. Nueva Zelanda fue uno de los productores extraeuropeos más importantes. El primer establecimiento de acuicultura certificada en Nueva Zelanda[284] fue una granja de salmones con una producción aproximada de 500-800 toneladas de salmón orgánico cuyo destino era el mercado europeo (la producción se discontinuó[285]). Entre los países fuera de Europa que están tratando activamente de desarrollar la industria acuicola orgánica rigiéndose por normas nacionales o privadas se pueden mencionar Australia, Canadá (salmónidos), Chile (salmónidos), Ecuador (camarones), Indonesia (camarones), Nueva Zelanda (mejillones), Perú (camarones), Tailandia (camarones), Vietnam (camarones) y los Estados Unidos de América (sin especies específicas). El Cuadro 1 resume las organizaciones que, en la actualidad, están certificando productos de acuicultura orgánica, junto con las especies certificadas y las normas específicas de acuicultura orgánica que se utilizaron.

Se estima que en el año 2000 la producción total fue de aproximadamente 5 000 toneladas métricas, provenientes en su gran mayoría de los países europeos.

El lento crecimiento inicial de la acuicultura orgánica se debió a la ausencia de normas y reglamentaciones de producción y manejo de productos de acuicultura orgánicos reconocidas internacionalmente y universalmente aceptadas.

Tal como se mencionó con anterioridad, el lento crecimiento inicial de la acuicultura orgánica se debió a la ausencia de normas y reglamentaciones de producción y manejo de productos de acuicultura orgánicos reconocidas internacionalmente y universalmente aceptadas. Por ejemplo, pese a que tanto la Comisión del Codex Alimentarius de la FAO/OMS como la Unión Europea establecieron los lineamientos y fijaron las normas para los alimentos producidos orgánicamente, ninguno de ellos ha tratado aún la acuicultura orgánica.

Al tomar conciencia de la necesidad de que se tratara este tema, la Federación Internacional de los Movimientos de la Agricultura Orgánica (IFOAM) redactó el proyecto de las Normas básicas para la acuicultura orgánica. Estos lineamientos se redactaron por primera vez en el año 1998 e IFOAM los adoptó como Borrador de Normas en la Asamblea General en Basilea, Suiza, en el año 2000. Se revisó el Borrador de Normas con posterioridad (basándose en las deliberaciones y en los aportes de un Grupo de trabajo sobre acuicultura orgánica de la IFOAM y de otros grupos de interés). Se estima que se aprobarán como normas finales en la próxima Asamblea General de la IFOAM[286]. El Cuadro 2 muestra los principios

generales de IFOAM sobre la acuicultura orgánica conforme lo dispuesto en el último proyecto de normas sobre acuicultura.

Estados Unidos de América también ha progresado, si bien a un paso más lento. Diez años después de que se promulgara la Ley de Producción de Alimentos Orgánicos en los Estados Unidos de América, el Programa Orgánico Nacional del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos de América (USDA/NOP) publicó la tan esperada Norma Final sobre Normas Nacionales de Producción, Manipulación y Procesamiento de Cultivos y Cría de Animales Orgánicos[287]. Las normas sobre animales acuáticos aún no se incluyeron. Sin embargo, eventualmente se incluirán en la Norma Final. El Consejo de Normas Nacionales Orgánicas (NOSB) originó una Grupo de Trabajo Acuático y un Grupo de Trabajo de Acuicultura en el año 2000 con el propósito de examinar los temas clave y formular las recomendaciones necesarias para someterlas a consideración del USDA/NOP. Dichas recomendaciones se sometieron en el mes de octubre del año 2001. Entre las más significativas y obligatorias para los productores de acuicultura orgánica en los Estados Unidos, se puede mencionar la que consiste en una asignación máxima del 5 por ciento de harina y aceite de pescado para las dietas de animales acuáticos. Esto se debe a que las Normas nacionales existentes establecen que el ganado que se críe orgánicamente se alimente en un 100% con alimentos orgánicos. Esto también es aplicable a los animales acuáticos orgánicos. Como consecuencia, la harina y el aceite de pescado requeridos por varios animales acuáticos, deben también ser orgánicos. A pesar de la intensa actividad del Grupo de Trabajo Acuático, aún no está claro el momento en el que el USDA/NOP redactará el proyecto de una norma de acuicultura orgánica[288]. Además, la Ley de Producción de Alimentos Orgánicos establece específicamente que «el o después del 1° de octubre de 1993, un individuo podrá vender o etiquetar un producto agrícola como producido orgánicamente, sólo si dicho producto se produce y se maneja de acuerdo con lo dispuesto en este capítulo». Esto deja a los acuicultores que están considerando pasar a la producción orgánica y también a aquéllos que ya consiguieron la certificación orgánica privada en una difícil posición, en especial a medida de que la fecha de implementación de la Norma Final de octubre de 2002 se aproxima. En diciembre del año 2001, el USDA aún se encontraba indeciso sobre el hecho de si otorgar a estos productores la tan necesaria oportunidad de llamar a sus productos orgánicos después de octubre del 2002.

Cuadro 2: Borrador de los principios generales de IFOAM en relación con la producción de la acuicultura orgánica

Conversión a la acuicultura orgánica

 La conversión a la acuicultura orgánica consiste en un proceso mediante el cual se desarrollan prácticas piscícolas que impulsen y mantengan un ecosistema acuático viable y sostenible. El lapso entre el comienzo del manejo orgánico y la certificación de la producción se conoce como el período de conversión.

 Los métodos de producción de la acuicultura pueden variar de manera considerable según la biología de los organismos, la tecnología utilizada, las condiciones geográficas, la estructura patrimonial, el período de tiempo, etc. Estos aspectos se deberían considerar cuando se especifica cuánto durará la conversión.

Condiciones básicas

 Las técnicas de manejo se deberán regir conforme a las necesidades fisiológicas y etológicas de los organismos en cuestión. Se debería permitir que los organismos pudieran satisfacer las necesidades básicas de comportamiento. Las técnicas de manejo, en especial cuando se las aplica para ejercer una influencia en los niveles de producción y en la velocidad de crecimiento, deben mantener y proteger el bienestar y la salud de los organismos.

 Cuando se introducen especies no nativas, se debe tener especial cuidado para evitar trastornos permanentes en los ecosistemas naturales.

Ubicación de las unidades de producción

 La ubicación de las unidades de producción mantiene la salud del medio acuático y del ecosistema acuático y terrestre circundante.

Ubicación de las áreas de recolección

 Los organismos silvestres, sedentarios que se encuentran en áreas de recolección abiertas se pueden certificar como orgánicos si derivan de un medio ambiente sin contaminar, estable y sostenible.

Salud y bienestar

 Las prácticas de manejo logran un alto nivel de resistencia a las enfermedades y de prevención de las infecciones.

 Todas las técnicas de manejo, en especial aquéllas que influyen en los niveles de producción y en la velocidad de crecimiento, mantienen la salud y el bienestar de los organismos. Se debería manejar lo menos posible a los organismos acuáticos vivientes.

 El bienestar de los organismos es lo más importante a tener en cuenta al elegir el tratamiento contra las enfermedades o las lesiones.

Razas y cría/reproducción

 Las estrategias y las prácticas de cría/reproducción en la acuicultura orgánica interfieren lo menos posible con el comportamiento natural de los animales. Se utilizan métodos de cría/reproducción naturales.

Nutrición (Acuicultura)

 La acuicultura orgánica proporciona una dieta de buena calidad, balanceada de acuerdo con las necesidades nutricionales del organismo. Los alimentos se ofrecen a los organismos de manera tal que se les permita un comportamiento alimentario natural, con el mínimo de pérdida de alimento en el ambiente.

 La alimentación compromete a los productos derivados del procesamiento de alimentos orgánicos y a los recursos alimentarios marinos silvestres que, de otra manera, no son aptos para el consumo humano.

Cosecha

 La cosecha de organismos acuáticos orgánicos certificados en recintos o en áreas de recolección produce un estrés mínimo en los organismos. El acto de recolección no afecta en forma negativa las áreas naturales.

Transporte de animales marinos vivos

 El medio de transporte debería ser el apropiado para la especie de acuerdo con la calidad del agua, incluyendo la salinidad, la temperatura, el oxígeno, etc. La distancia, la duración y la frecuencia del transporte deberían minimizarse.

Matanza

 El proceso de matanza minimiza el estrés y el sufrimiento del organismo.

 El manejo y las técnicas de la matanza se rigen teniendo en cuenta, cuidadosamente, la fisiología y la etología de los organismos en cuestión y de las normas éticas aceptadas.

Fuente: IFOAM, 2002.

Ante la inexistencia de normas internacionales/regionales, se dejó a cargo de los estados miembro individuales y de los agentes de certificación privados/no gubernamentales la tarea de establecer sus propios estándares específicos de acuicultura orgánica y de desarrollar los organismos de acreditación pertinentes (Cuadro 1). Por ejemplo, si bien la Soil Association redactó su primer proyecto de normas de acuicultura orgánica en el año 1989, no fue vigente hasta el año 1998 que su Consejo, después de revisiones posteriores de este proyecto de normas, las aprobó como normas provisorias, pudiendo el salmón y la trucha orgánicos certificados llegar al mercado al año siguiente (las normas provisorias sólo se aplicaban a la producción de salmónidos)[289]. El Registro de Normas de Alimentos Orgánicos del Reino Unido reconoció oficialmente desde ese entonces estas normas de acuicultura de salmónidos como sus Normas oficiales para la Producción de Alimentos Orgánicos[290], junto con aquéllas de dos certificadores privados del Reino Unido (Food Certification Scotland Ltd y Organic Food Federation) de acuerdo con la Reglamentación 2092/91 del Consejo de la Unión Europea. Hasta el presente, otro país que desarrolló normas nacionales de acuicultura fue Francia[291] y más recientemente, en septiembre del año 2001, Australia[292].

Naturland es un órgano de certificación privado con sede en Alemania que está comprometido activamente en la promoción y el desarrollo de la acuicultura orgánica en Europa y el mundo. La asociación inició estas actividades en el año 1995 con el desarrollo de normas de acuicultura orgánica y la certificación inicial de la producción de carpa y de tenca, en el sur de Alemania, mediante la utilización de técnicas de crianza en estanques[293]. El desarrollo de las normas para los criadores de salmónidos y de mejillones en Irlanda, que se produjo unos años después, dio lugar a que el salmón y los mejillones orgánicos entraran en los mercados en los años 1996 y 1999, respectivamente[294]. Aún más recientemente, Naturland se extendió a los países en vías de desarrollo mediante las normas para la producción orgánica de camarones en estanques.

Los camarones criados de esta manera representan el producto básico acuícola más valioso comercializado internacionalmente (valuado en 6,7 mil

millones de $EE.UU. en el año 1999 o sea el 12,4 por ciento del valor de la producción total global de acuicultura), con un 99,4 por ciento de la producción global total originándose en los países en vías de desarrollo dentro de las regiones de Asia y de América Latina[295]. Con el apoyo de GTZ de Alemania (Gesellschaft für Technische Zusammenarbeit mbH), Naturland inició su primer proyecto piloto para la producción orgánica de camarones en el Ecuador y, desde entonces, otros países (tales como Indonesia, Perú y Vietnam) demostraron interés en el proyecto[296]. Después de la certificación de la primera granja ecuatoriana de camarones en mayo del año 2000, se espera vender el primer lote (200 toneladas) de camarones orgánicos certificados en el Reino Unido en el año 2001 (Cuadro 1).

Recuadro 1: Comisión Asesora Europea sobre Pesca Continental, Grupo de trabajo de piscicultura orgánica

En la vigésimo primera sesión de la Comisión Asesora Europea sobre Pesca Continental (CAEPC) que tuvo lugar en Budapest en el año 2000, se decidió formar un Grupo de trabajo ad hoc sobre la piscicultura orgánica, cuyos principales objetivos son:

 compilar material sobre el estado y el desarrollo de la piscicultura orgánica;

 rever y debatir los aspectos técnicos de la producción orgánica de peces;

 considerar las condiciones de mercado relacionadas con la piscicultura orgánica;

 definir las necesidades de investigación.

El Grupo de trabajo también centrará su atención en los aspectos técnicos respecto de los lineamientos disponibles al presente para la producción de peces orgánicos.

Las cifras estimadas actuales indican que en el año 2000 la piscicultura orgánica representaba aproximadamente sólo un 0,2 por ciento del total de 2 millones de toneladas de la producción de acuicultura europea. Sin embargo, la piscicultura orgánica merece la atención de la CAEPC dado que es usual que los índices de crecimiento sean del 25 por ciento en los productos orgánicos. Las especies que típicamente se crían incluyen carpa, tenca, lucio, lucioperca y coregónidos en Austria, carpa y trucha en Alemania, salmón en Irlanda y salmón y trucha en el Reino Unido. Los sistemas de cultura que se utilizan consisten en estanques tradicionales para carpa y por pez, estanques terrestres para truchas y jaulas oceánicas para salmón.

La primera tarea del Grupo de trabajo fue difundir un cuestionario a los puntos focales nacionales de la CAEPC con el propósito de obtener una perspectiva general en relación con la piscicultura orgánica en Europa. Se requiere la preparación de un segundo cuestionario que incluya los ambientes salobres y marinos dado que el primero sólo cubría los ambientes de agua dulce.

Después de que, en febrero del año 2002, tuviera lugar un taller en Nuremberg, se destacaron una serie de temas importantes a los que la explotación piscícola orgánica se enfrenta en la actualidad, entre los que se pueden mencionar:

 Aspectos nutricionales: Nivel aceptable de residuos en los alimentos para peces, el reemplazo de

harina y de aceite de pescado por fuentes de proteínas alternativas, la utilización de antioxidantes naturales, flujo de nutrientes y temas ambientales asociados.

 Instalaciones: materiales de construcción permitidos, densidades de repoblación, el rol de la oxigenación y aspectos de la calidad del agua.

 Temas poscosecha: incluyen la matanza, el manipuleo, el transporte y el procesamiento.

El Grupo de trabajo de la CAEPC apunta a desempeñar un papel preponderante, facilitando el análisis científico de estos temas.

Fuente: Matthias Halwart (Comunicación personal)

A pesar de su tardío comienzo y de su pequeño tamaño, en la actualidad, el sector correspondiente a la acuicultura orgánica cuenta con 20-25 organismos de certificación privados y no privados (Cuadro 1). Dichos organismos poseen una serie de normas diversas de acuicultura que muchas veces varían considerablemente de un país a otro, de certificador a certificador y de especie a especie. En gran parte, éstas reflejan las diferencias que existen entre los certificadores individuales, los criadores y otros grupos de interés (incluyendo el público y el consumidor, las ONG, etc.) en la interpretación de lo que realmente significa e implica la acuicultura orgánica. Existe una urgente necesidad de que se acepten y adopten universalmente un vasto conjunto de principios básicos y normas de producción[297].

A pesar de su tardío comienzo y de su pequeño tamaño, en la actualidad, el sector correspondiente a la acuicultura orgánica cuenta con 20-25 organismos de certificación privados y no privados.

La acuicultura orgánica y el medio ambiente

A diferencia de los sistemas de producción agrícola terrestre que dependen del agua dulce, la acuicultura (incluyendo la acuicultura orgánica) también puede llevarse a cabo en ambientes con aguas salobres y/o marinas. Por ejemplo, en la actualidad, más de la mitad (54,7 por ciento) de la producción de acuicultura global total tiene su origen en aguas marinas o salobres de la costa (Figura 2). Esto incluye las plantas acuáticas y los moluscos dentro de aguas marinas (46,6 por ciento y 44,4 por ciento de la producción marina total en el año 1999) y los crustáceos (camarones, cangrejos) y los peces de escama (principalmente salmónidos) en aguas salobres (56,2 por ciento y 35,7 por ciento de la producción total de aguas salobres en el año 1999[298]). En el caso de la totalidad de los productos de acuicultura orgánica certificada que se informaron y que se produjeron en Europa (4 200-4 700 toneladas en el año 2000[299]), entre un 87-93 por ciento de ellos se

produjeron en aguas marinas y salobres (por ejemplo, el salmón del Atlántico y los mejillones comunes). La utilización de estos vastos recursos acuáticos, hasta la fecha no explotados (más de las dos-terceras partes de nuestro planeta está cubierta por océanos), es esencial ante la necesidad urgente de conservar el valioso suministro de agua dulce para el consumo humano y para la agricultura convencional, incluyendo la producción de ganado[300]. Además de la producción de peces y de moluscos orgánicos, los mares albergan la promesa para la producción de plantas acuáticas orgánicas ya sea para el consumo humano directo o como insumos de alimentación orgánica tan necesarios para la cría de animales[301].

Para que el sector de acuicultura orgánica pueda coexistir con éxito con otros sectores de producción de alimentos, tendrá que proveerse de sus propios alimentos orgánicos y sus recursos de nutrientes. Por ejemplo, una de las principales preocupaciones para la producción orgánica de las especies de peces carnívoros tales como el salmón y la trucha (más del 73 por ciento de la producción de peces de aleta criados en los países en vías de desarrollo consiste en especies de peces carnívoros) es la de utilizar o no la carne y el aceite de pescado entre los alimentos orgánicos para estas especies[302]. En particular, las dudas residen en:

 si es posible certificar un producto que derive de animales silvestres capturados[303];

 cuál sería el nivel máximo de harina o de aceite de pescado que se podría utilizar en los alimentos orgánicos certificados[304];

 la transferencia de las fuentes esenciales de proteínas y de lípidos de una parte a otra parte del globo[305];

 relación con la ética y la sostenibilidad a largo plazo al producir especies de peces carnívoros orgánicas[306].

Para que el sector de acuicultura orgánica pueda coexistir con éxito con otros sectores de producción de alimentos, tendrá que proveerse de sus propios alimentos orgánicos y sus recursos de nutrientes.

Si se observan los principios orgánicos, es esencial que los productos:

 se obtengan de granjas manejadas en forma sostenible (de acuerdo con los lineamientos de manejo aceptados internacionalmente);

 deriven de productos de industrias pesqueras disponibles localmente (que incluyan el residuo del procesamiento de pescado) no aptos para el consumo humano directo;

 estén libres de aditivos sintéticos y de contaminantes no deseados;

 se provean sólo a las especies acuáticas orgánicas que se críen, que naturalmente posean hábitos alimenticios ictiófagos.

Figura 2. Principales grupos de especies de acuicultura por ambiente de cría en 1999

Fuente: FAO, 2001b

Recuadro 2: ¿Constituyen los camarones orgánicos una nueva posibilidad?

La polución y la pesca excesiva redujeron muchísimo la ictiofauna natural, motivo por el cual ya no se puede garantizar la provisión suficiente de pescado y de otros frutos del mar. La acuicultura se expandió globalmente para cubrir la demanda. Sin embargo, existen estudios que demuestran que la acuicultura intensiva se encuentra ligada a una serie de problemas tales como la devastación de valiosos manglares para la construcción de estanques con el consecuente deterioro para las comunidades que viven de la pesca que dependen del mangle para área de cría para las poblaciones de peces y para la pesca artesanal. El manejo inadecuado también puede originar enfermedades y el abandono de estanques degradados por una acumulación incontrolable de nutrientes y de plaguicidas. El uso irrestricto de antibióticos también puede conducir a que los agentes patógenos se hagan resistentes tanto en los organismos criados como en aquellos que los consumen.

Los camarones se producen principalmente en el sudeste de Asia y en América Latina. En realidad, los productores más importantes de camarones (P. monnodon y P. vannamei) en el mundo son Tailandia y Ecuador, y sus economías dependen en gran medida de la industria de los camarones. Sin embargo, el rápido aumento de la producción acuícola padeció algunos efectos negativos tanto socioeconómicos como ecológicos. Los consumidores se han vuelto más conciente de las amenazas ambientales y socioeconómicas para las pequeñas comunidades pesqueras debido a la acuicultura intensiva, mediante campañas conducidas por diversos organismos ambientales y por ONG que, en algunos casos, llegaron a lanzar campañas que boicoteaban los productos acuícolas.

Por tal motivo, la cría de camarones constituye un tema un tanto controvertido, si bien también se convierte en un desafío para la comunidad orgánica y en la posibilidad para demostrar el potencial positivo de la acuicultura orgánica. Algunos organismos de certificación comenzaron con los esfuerzos al finalizar los años 90 (por ejemplo, Naturland) para crear normas para la producción orgánica de camarones y, recientemente, IFOAM redactó el proyecto de normas que rigen la piscicultura orgánica. En el año 2000, Naturland certificó los primeros camarones orgánicos provenientes de una proyecto piloto de Ecuador, apoyado por GTZ. Desde aquel momento, los criadores de camarones de Java y de Vietnam entraron en la escena orgánica y, en la actualidad, se encuentran en proceso de certificación.

Fuente: Bergleiter, 2002

Si se utilizan los cuerpos públicos de aguas para la producción acuícola no es necesariamente una solución mágica para la producción orgánica, en particular, para el cultivo de aquellos animales que se crían en jaulas de red. La vulnerabilidad de las jaulas de red en los ecosistemas acuáticos abiertos trae aparejada una serie de problemas únicos[307] que incluyen un aumento de los escapes de estos sistemas, la fuga de efluentes no tratados y la exposición a pérdidas químicas. Si bien estos problemas no constituyen necesariamente barreras, se pueden considerar como limitaciones para la certificación orgánica por parte de algunos organismos certificadores. Pese a que este tema puede resultar particularmente controvertido en los Estados Unidos, en Europa, otros temas tales como la posibilidad de que los peces orgánicos puedan tener un «comportamiento natural» (por ejemplo, el hecho de desplazarse libremente y mostrar su comportamiento migratorio normal) podrían considerarse igualmente importantes[308].

Utilizar los cuerpos públicos de agua para la producción acuícola no es necesariamente una solución mágica para la producción orgánica, en particular, para el cultivo de aquellos animales que se crían en jaulas de red.

Sin embargo, es importante recordar que más del 91 por ciento de la producción de acuicultura marina convencional total del año 1999 se hizo con especies de plantas acuáticas y de moluscos alimentándose en la parte baja de las cadenas alimenticias acuáticas. Tal como se mencionó con anterioridad, es considerable la posibilidad de un aumento en la producción de plantas acuáticas y de moluscos cultivados orgánicamente con la introducción de técnicas adecuadas de manejo del agua y los nutrientes.

Posibilidades a largo plazo de los productos de la acuicultura orgánica certificada

Si se toman en cuenta las cifras estimativas actuales de la producción acuícola orgánica certificada junto con un índice de crecimiento anual compuesto anticipado del 30 por ciento desde el año 2001 hasta el 2010, del 20 por ciento desde el año 2011 hasta el 2020 y del 10 por ciento desde el 2021 hasta el 2030, se estima que la producción se multiplicará en 240 veces, de 5 000 toneladas en el año 2000 a 1,2 millones para el año 2030. Dicha producción de productos acuáticos certificados equivaldría al 0,6 por ciento del total de la producción acuícola estimada para el año 2030. Se estima que el total de la producción acuícola mundial aumentará 4 veces, de alrededor de 45 millones de toneladas métricas (Tm) en el año 2000 a más de 194 millones de toneladas para el año 2030, registrándose un crecimiento del sector a un promedio del 5 por ciento por año. Estos estimativos se basan fundamentalmente en los niveles de producción acuícola orgánica certificada de los países desarrollados, asumiendo que los mercados más importantes para los productos acuáticos certificados serán Europa y América del Norte en el oeste, junto con Australia, Japón, Nueva Zelanda y Singapur en el este. La demanda en los países que se mencionaron en el último lugar se verá estimulada por la creciente conciencia respecto de la polución ambiental y las dudas por la seguridad de los productos acuáticos para el consumo humano, al igual que por el estado de los recursos pesqueros globales y la sostenibilidad a largo plazo de los sistemas de producción de alimentos acuáticos actuales.

Se estima que la producción acuícola orgánica se multiplicará en 240 veces, de 5 000 toneladas en el año 2000 a 1,2 millones para el año 2030. Dicha producción de productos acuáticos certificados equivaldría al 0,6 por ciento del total de la producción acuícola estimada para el año 2030.

Recuadro 3: Piscifactoría de Sierra Nevada, España

Piscifactoría de Sierra Nevada, S.L. (Ltd.) es una empresa familiar, constituida en el año 1964 en Riofrío, una pequeña villa en las montañas de Loja, cerca de Granada. La piscifactoría se transformó en un pilar de fundamental importancia para la economía de Riofrío. Además de los 20 miembros con los que cuenta entre su personal, contribuyó con la industria local a través de la buena reputación de sus truchas y de sus esturiones. En una villa de tan sólo 300 habitantes, existen 11 restaurantes que se especializan en platos de pescados y que venden aproximadamente 500 000kg de trucha por año.

Desde sus comienzos, la piscifactoría se negó a aplicar métodos de acuicultura intensiva. Por el contrario, eligió el camino de la investigación y de la experimentación con el propósito de desarrollar un enfoque alternativo. El señor Domezain, gerente técnico, aprecia el entusiasmo de algunos de los investigadores, que con frecuencia trabajan ad honorem, reconociendo su aporte al proyecto. Entre los importantes logros, se puede mencionar el desarrollo de un esquema de purificación de agua que se basa en un sistema de filtros de vegetación natural que, al mismo tiempo, mejora el ecosistema acuático.

En el año 2000, la piscifactoría se presentó ante la Comité Andaluz de Agricultura Ecológica, (CAAE)

para solicitar la certificación. En ese momento, la CAAE no contaba con normas que reglamentaran la acuicultura, transformándolo en un desafío y, en la actualidad, después de 18 meses, existen en el mercado trucha, esturión y productos procesados certificados por la CAAE, que llevan su logotipo. La Piscifactoría de Sierra Nevada alimenta sus esturiones de acuerdo con una fórmula propia que cumple con las normas establecidas por la CAAE.

Parecería ser que la Piscifactoría de Sierra Nevada es la primera del mundo en haber obtenido el esturión orgánico certificado. También constituye la única piscifactoría, tanto convencional como orgánica, que cría la especie de esturiónAcipenser vaccarii del sur de Europa, originaria de Andalucía pero que está considerada como extinguida en estado salvaje. La población de peces actual proviene de huevos que se compraron hace 15 años.

Si existieran más piscifactorías y países que produjeran esturión orgánico, su influencia sobre la industria sería aún más positiva. El esturión pertenece a una especie muy amenazada y la piscicultura orgánica podría constituir una alternativa para la captura de peces en estado salvaje. La acuicultura orgánica podría también ser un recurso para repoblar las áreas en las que los habitantes salvajes se están extinguiendo.

Fuente: Alonso Villalón, 2002

Sin embargo, estos estimados podrían variar de manera drástica si los países en vías de desarrollo se abocaran seriamente a los métodos de producción de acuicultura orgánica certificada. Hasta la fecha, la producción de acuicultura orgánica certificada en el mundo en vías de desarrollo se vió restringida a la producción experimental limitada de camarones orgánicos en unos pocos países (Ecuador, Vietnam e Indonesia) por los certificadores de países desarrollados[309]. Por ejemplo, los países en vías de desarrollo produjeron más del 90,3 por ciento del total de la producción acuícola global en el año 1999[310], hecho que indicó un aumento a un índice promedio del 12,5 por ciento por año desde el año 1990 en comparación con el 2,1 por ciento que se registró en los países desarrollados (Figura 3).

Entre los países en vías de desarrollo, China ocupa un lugar preponderante dado que posee una historia y una tradición de 3000 años en acuicultura, que incluyen el desarrollo y la utilización de métodos de producción de peces de agua dulce basados en la aplicación de sistemas de cultivos integrados holísticos y de técnicas de cría de policultura[311]. Las estrategias de cría de policulturas de peces en China (que datan de la Dinastía de Tang o del siglo 7° AC) radican en los tres principios básicos siguientes:

 la utilización completa del estanque de peces en toda su profundidad, desde la superficie hasta la zona bentónica;

 la utilización completa de toda clase de alimento natural presente en el estanque, que incluya fito y zooplancton, benton, rebrotes, detritos, plantas acuáticas;

 aprovechar los beneficios mutuos al mismo tiempo que se evita la competencia por el alimento, la cría de distintas especies que posean hábitos alimentarios complementarios dentro del mismo estanque de engorde[312].

Figura 3: Producción mundial de acuicultura clasificada por los principales grupos económicos de países

Fuente: FAO, 2001b.

Por último, y no por eso menos importante, se informó que China continental produjo más que las dos terceras partes de la producción acuícola global total en el año 1999 (30 millones de toneladas o el 70,2 por ciento del peso), que incluye el 66,3 por ciento del total de peces de aleta criados, el 78,3 por ciento del total de moluscos criados, el 76,7 por ciento del total de las plantas acuáticas cultivadas y el 34,6 por ciento del total de crustáceos criados en el mundo)[313].

Desarrollo potencial en los países en vías de desarrollo e impacto probable en la seguridad alimentaria

A pesar de que la producción de productos acuícolas orgánicos certificados en los países en desarrollo se encuentra en un estadio inicial, dichos países y en particular los países que presentan déficit alimentario debido a sus bajos recursos (LIFDC) produjeron más del 90,3 por ciento y un 82,5 por ciento del total de la producción acuícola total en el año 1999[314]. Más aún, el crecimiento de la producción acuícola entre los países en vías de desarrollo y los LIFDC creció de manera constante y, en la última década, ha estado creciendo a un ritmo 6 veces mayor que el del sector de la acuicultura en los países desarrollados (Figura 3). En contraposición con lo que ocurre en los países desarrollados, donde la producción acuícola de los peces de aleta en la actualidad apunta a la producción de especies carnívoras de valores más elevados, la mayor parte (93,7 por ciento) de la producción acuícola de los peces de aleta dentro de los países en vías de desarrollo está enfocada a las producciones de menor valor (en términos de comercialización relativos y, como consecuencia, más accesibles en términos económicos) de especies que se alimentan por filtración de aguas dulces (28,7 por ciento del total, entre las que se encuentran la carpa plateada, la carpa cabezona y la carpa catla) y de especies de peces omnívoras/herbívoras (64,9 por ciento del total, entre ellas la carpa herbívora, la carpa común, el carpín, la tilapia del Nilo, la carpa rohu) que se alimentan en la base de la cadena alimentaria acuática.

Figura 4. Producción total de carnes obtenidas en medio terrestre y acuático en China continental entre 1970-1999

Fuente: FAO, 2001b, 2001c

En el año 1999, en términos de provisión de alimentos, la acuicultura suministró más del 34,3 por ciento del total de los suministros globales de peces comestibles globales. En la actualidad, si bien la acuicultura figura en el cuarto lugar en términos de producción global de carne de cría (20,3 millones de toneladas en el año 1999) después de la carne de cerdo (89,9 millones de toneladas), de la carne vacuna y de ternera (56,0 millones de toneladas) y de la carne de pollo (55,5 millones de toneladas[315]), en China, se posiciona en el segundo lugar después de la carne de cerdo (Figura 4).

En la actualidad, en términos de carne animal y de acuerdo con los balances de alimentos de la FAO (promedio 1997-1999), se está consumiendo más pescado y mariscos que otro tipo de carne. La carne de pescado (que provenga tanto de la pesca de captura como de la acuicultura) representa el 15,9 por ciento del suministro proteico animal total, le sigue la carne de cerdo (15,2 por ciento), la carne vacuna y de ternera (13,4 por ciento), y la de ave (13 por ciento). En general, los individuos que habitan en África y en Asia (incluso los LIFDC) dependen mucho más del pescado como parte de

su dieta diaria que los habitantes de países más desarrollados y de otras regiones del mundo.

En gran parte, el factor preponderante que impulsa a un mayor consumo de pescado (respecto de otras fuentes de proteína animal) en los países en vías de desarrollo y en los LIFDC está determinado por su precio más bajo y por la mayor facilidad de alcance en comparación con otras fuentes de proteína animal. Por tal motivo, si la producción acuícola orgánica certificada crece, convirtiéndose en un sector mayor, y se consume localmente, las especies que se alimentan en la parte baja de la cadena alimentaria acuática deberán ser el objetivo de la producción.

El verdadero desafío a largo plazo para el sector de la acuicultura orgánica consistirá en ser visto como un reciclador de nutrientes y de recursos valiosos del sector de producción más amplio representado por la agricultura y la ganadería y, en consecuencia, como una actividad muy positiva que constituye un beneficio neto para la sociedad y para el medio ambiente.

Si la producción acuícola orgánica certificada crece, convirtiéndose en un sector mayor, y se consume localmente, las especies que se alimentan en la parte baja de la cadena alimentaria acuática deberán ser el objetivo de la producción.

CAPÍTULO 7. INNOVACIONES DE LOS AGRICULTORES, DESARROLLO DE LAS COMUNIDADES Y MANEJO ECOLÓGICO EN LA AGRICULTURA ORGÁNICA. ESTUDIO DE CASO

ESTUDIO DE CASO 1: Cultivo de caña de azúcar sin labranza con riego por líneas alternadas, Belgaum, Karnataka, India

Antecedentes

Suresh Desai es miembro fundador de un Club de Agricultores Orgánicos en Belgaum, distrito de Karnataka, India. Tiene 400 miembros, algunos de los cuales ya están cultivando orgánicamente, mientras que otros se encuentran en el proceso de cambio.

Suresh nació en la aldea de Bedkihal, distrito de Belgaum, en una familia numerosa y tradicional del sur de la India, integrada por 67 miembros. Después que terminó sus estudios, Suresh se ocupó de la propiedad familiar de 4,5 hectáreas, en una región donde se cultiva principalmente la caña de azúcar. Durante casi una década como administrador de la granja, siguió las prácticas convencionales basadas en insumos externos, utilizando fertilizantes y plaguicidas químicos. Como la mayoría de los demás agricultores de la zona, cultivó tabaco y caña de azúcar, un cultivo comercial que requiere grandes cantidades de agua.

Usando el método convencional, la caña de azúcar se cultiva en ciclos de tres años. Necesita alrededor de 18 meses para madurar, luego se la cosecha y se dejan los vástagos para que crezcan produciendo una nueva cosecha. Después de cortar las cañas, quedan en los campos muchos restos. Parte se usa como material para techos mientras que el resto se quema, generalmente de noche. La quema puede dañar las raíces, pero el crecimiento inicial de los vástagos es muy bueno porque los nutrientes de la basura se solubilizan cuando se queman. Esta práctica permite controlar las plagas y evita la contaminación de futuros cultivos. Sin embargo, lo que la mayoría de los agricultores no se daban cuenta es que gran parte de los nutrientes contenidos en las cenizas se pierde por lixiviación con el primer riego, y como la demanda de agua es muy alta en la caña de azúcar (las

recomendaciones indican que debe recibir una cubierta de agua del 100 por ciento, inundando el cultivo), esto puede ser un problema grave. Después de la cosecha de los vástagos, el campo se deja en barbecho hasta el próximo ciclo de plantación a los seis meses o al año.

Los rendimientos de Suresh eran de 75 a 90 toneladas por hectárea, similares a los de sus vecinos. Sin embargo, comenzó a dudar porque notaba que en sus campos se producía un proceso de deterioro. Los cultivos se veían afectados más a menudo por plagas y enfermedades, el suelo iba perdiendo gradualmente la fertilidad y estructura originales y el abastecimiento de agua disminuía. En resumen, la propiedad familiar estaba en decadencia.

Lo que la mayoría de los agricultores no se daban cuenta es que gran parte de los nutrientes contenidos en las cenizas se pierde por lixiviación con el primer riego.

Experimentos iniciales con prácticas orgánicas

En ese momento, se le ocurrió que en realidad había muchos residuos disponibles en los campos de caña de azúcar, hasta el momento considerados inútiles. Ante la escalada de precios de los insumos externos, Suresh se lanzó a una serie de experimentos que eventualmente provocarían grandes cambios en el cultivo de sus campos de caña de azúcar. Suresh señala que el factor desencadenante de su alejamiento de la agricultura química fue de índole económico. La comprobación de que disponía de materiales orgánicos y que si los utilizaba, podía revertir el proceso de degradación de la propiedad, le indicó una posible salida de la situación.

Primero preparó un compost con los residuos y lo usó para fertilizar sus cultivos de caña. De esta manera, pudo reducir hasta cierto punto los fertilizantes químicos. Aunque la preparación de compost requería mucho trabajo de recolección, mezcla, riego, y transporte de la materia orgánica a los campos. Se le ocurrió que si podía evitar el trabajo de acarrearla de un lado a otro, ahorraría tiempo y esfuerzo.

Esto lo llevó al próximo paso en el cual los residuos orgánicos se incorporaron in situ en los campos que los producían. Con este método, Suresh pudo reducir la aplicación de fertilizantes químicos en un 50 por ciento, mientras que mantenía los mismos niveles de producción. Sin embargo, comenzaron a aparecer problemas relacionados con el riego en los suelos negros de algodón. Los niveles de las aguas subterráneas habían disminuido drásticamente mientras que los campos se cargaban de agua salobre. Suresh entendió que el mismo riego estaba estropeando los suelos lenta pero ininterrumpidamente.

Esto lo condujo al tercer cambio en su razonamiento y su práctica agrícola. Imaginó que si los restos del corte de las cañas se mantenía «sobre» el suelo como un colchón, las pérdidas por evaporación disminuirían notablemente, se necesitaría menos riego y el problema de la salinización se podía llegar a superar.

Al dejar todos los restos sobre el campo formando un colchón, Suresh observó que el riego se dificultaba porque los residuos obstruían la circulación del agua. La idea de que los restos se podían guardar en una hilera y verter el agua de riego en la siguiente fue la solución a su problema. Lo llamó sistema de riego de «uno en dos». Además, al conectar dos hileras de riego con una zanja perpendicular en los extremos, se le facilitó aún más la tarea (ver la Figura en la página 183).

Inmediatamente, Suresh Desai redujo la cantidad de riego necesario en un 50 por ciento, y después de cosechar la caña, recogió los restos que quedaban en la hilera usada como canal de riego.

Así continuó durante tres años y comenzó a observar una notable mejoría en la tierra y un aumento importante en la vida útil del suelo. También comenzó a usar un acondicionador para el suelo y a introducir abono verde entre las hileras de caña, y notó que era innecesario usar fertilizantes químicos. Observó que sus cultivos eran saludables y que ya no necesitaba utilizar químicos para combatir las plagas y enfermedades. Además, debido a la intensa vida del suelo y a la acción que esto provocaba, Suresh tuvo la osada idea de que podía parar de cultivar por completo, y así lo hizo. En los últimos 5 años, sus campos no fueron arados ni removidos. El único trabajo que se realiza es el mantenimiento periódico de los canales de riego.

Cultivo sin labranza y con riego reducido - los efectos obtenidos

Desde que se dejó de arar la tierra, el suelo aumentó su capacidad de retener el agua. Por lo tanto, se redujo la frecuencia de un riego cada 10 o 12 días a un riego cada 20 o 25 días, con lo que se logró un ahorro del 50 por ciento en los requerimientos de agua.

Suresh descubrió que los cultivos crecían aun cuando el riego se redujera cada tres hileras. Esto significa un ahorro adicional del 25 por ciento. En la actualidad, Suresh está experimentando con bajar los límites de riego a un canal cada cuatro hileras.

En general, el sistema de Suresh permite reducir el uso de agua en un 75 a 80 por ciento comparado con el uso convencional.

Fertilidad del suelo

La fertilidad del suelo en la granja de Suresh Desai se mantiene con la combinación de cuatro factores:

 riego reducido;

 preparación de compost con restos de cosecha;

 abono verde;

 preparación del suelo.

Riego reducido: al reducirse el riego, disminuye la concentración de sales. También restringe las pérdidas de nutrientes por lixiviación. Se evita la compactación del suelo que resulta del riego excesivo.

Preparación de compost con restos de cosecha: cuando los restos se dejan como acolchado en los campos, la evaporación de humedad se reduce significativamente. El suelo queda protegido de la acción directa de los elementos y por lo tanto la vida se desarrolla muy bien. La calidad y la estructura del suelo mejora. Finalmente, al descomponerse los restos, las raíces absorben los nutrientes para producir un nuevo crecimiento.

Abono verde: el abono verde es, según Suresh, una fuente de nitrógeno y de otros elementos que compensan el alto contenido de carbono en los restos de cosecha.

Utiliza una combinación de diversas plantas para obtener su mezcla de abono verde. También cree que con esta combinación, se pueden resolver los efectos negativos del modelo de monocultivo sin rotación, como el caso de los campos de caña de azúcar. Además, su mezcla de abono verde consiste en plantas de la época en que se practicaba el cultivo de secano, y restablece el equilibrio del suelo, que estas plantas ayudan a mantener.

La mezcla de abono verde generalmente se compone de frijol chino, mostaza, amaranto, coriandro, sésamo, cáñamo de Bengala y garbanzos, entre otros. Al principio, Suresh preparaba una mezcla de abono verde que sembraba entre las líneas de cañas por medio de una herramienta tirada por bueyes. Hoy en día, las semillas del abono verde se mezclan con arcilla y abono y se forman pequeñas bolas, que se tiran entre los restos de cosecha a intervalos regulares entre las cañas. Las plantas de abono verde se cortan una o dos veces cada 30 o 40 días.

Preparación del suelo: para aumentar la descomposición de la basura de las cañas de azúcar, Suresh aplica un acondicionador líquido en los campos en el momento del riego. Consiste en 250 gramos de levadura mojada y 500 gramos de azúcar de caña, mezclados con 10 kg de estiércol de vaca y un

poco de agua. Esto aumenta la proliferación de hongos, acelerando la descomposición de las fibras de la basura. En efecto, después de la aplicación de este compuesto, se puede observar claramente un rápido desarrollo de hongos, que forman a veces una torta blanca. Según Suresh, esto influye mucho en la capacidad del suelo para retener el agua y le permite regar sólo cada 25 días.

Con la aplicación de la cobertura de restos, el abono verde y el acondicionador, el suelo se ha vuelto fértil, saludable y dulce. La prueba es

que sus cañas, de rápido crecimiento, son vigorosas, robustas y no presentan problemas.

Otros impactos

 El tiempo de maduración de las cañas de Suresh es de 8 y 8 meses y medio comparado con los 11 o 12 meses del sistema convencional.

 La obtención de azúcar es mucho mejor en sus cañas que en las cultivadas químicamente. Aunque las vende junto con las de los otros agricultores (lo que hace difícil dar cifras exactas), Suresh tiene la información que la recuperación de azúcar en sus cañas es de 11,5 por ciento mientras que para los otros productores es de 11 por ciento como máximo.

 Sus cañas son muy saludables y no tienen problemas de manchas o de brotes verdes. No necesitan pulverizaciones químicas ni botánicas.

 Suresh obtiene un rendimiento promedio de 100 toneladas por hectárea. Los métodos convencionales de sus vecinos obtienen un promedio de 110 toneladas por hectárea, pero los costos de Suresh son mucho menores.

 Asegura que con su método, la cantidad de agua de riego requerida es incluso menor que la que se consume con el riego por aspersión.

 Como se practica muy poca labranza, no hay barbecho ni se vuelven a plantar cañas de azúcar, la necesidad de mano de obra es menor.

 El interés de Suresh en los ciclos biológicos naturales tomados como insumo principal de la granja produjo un gran aumento en la biodiversidad del suelo. Esta biodiversidad hace parte del trabajo por él y mantiene el nivel de los rendimientos.

 El uso de los cultivos de secano tradicionales en sus mezclas de abono verde funciona como una fuente de genes para las especies en rápida desaparición.

Impactos financieros

Suresh Desai pudo reducir drásticamente su inversión en efectivo por hectárea. Se debe principalmente a una reducción del 30 por ciento en la mano de obra y en la menor necesidad de riego. Los datos comparativos son los siguientes:

Suresh Desai en Rs. Otros en Rs.Costo de insumos por hectárea 3 700 Costo de insumos por hectárea 15 000Rendimiento 100 toneladas/hectárea (a Rs 600/toneladas)

59 000 Rendimiento 110 toneladas/ hectárea

66 000

Beneficio neto 55 300 Beneficio neto 51 000

Estas son cifras promedios. En algunos casos, cuando los agricultores tratan de que sus rendimientos superen las 120 toneladas con las prácticas convencionales, el costo de los insumos por acre puede elevarse hasta Rs 24 700 por hectárea. Las inversiones del cultivo orgánico también aumentan si se utilizan insumos externos adicionales.

Un proceso continuo de aprendizaje y mejora de diseño

La experiencia agrícola de Suresh lo ha llevado hasta el momento a desarrollar un plan totalmente nuevo para sus cultivos de caña de azúcar. El plan está todavía bajo estudio y se encuentra solamente en la etapa de «diseño». El nuevo diseño agrícola ofrece:

 mayor espacio entre los vástagos y las hileras;

 mayor ahijamiento por el «método de corte»;

 intercalación de cultivos alimentarios de tierras secas y caña de azúcar.

En la práctica convencional, el espacio entre las hileras de caña es de 0,75 a 1 m, y en las hileras, el espacio entre las semillas o vástagos es de aproximadamente 15 cm. Este sistema de plantación requiere hasta 7,5 toneladas de semillas por hectárea. Con el nuevo diseño de Suresh, sólo se necesitan entre 1 000 y 1 250 kg de semillas por hectárea. El plan mejorado consta de una técnica de pares de hileras con una distancia de 1 a 1,25 m entre sí, una distancia de 30 cm entre los vástagos y una distancia de 2,5 a 3 m entre los pares de hileras (ver la Figura en la página 185).

Suresh confía en que con el mayor espacio aparecerán más retoños. También utiliza una técnica efectiva para estimular el ahijamiento. Consiste en cortar el primer brote a los 45 días. Suresh ya tiene cierta experiencia con este método, que ha sido una práctica tradicional en su región.

Al principio, Suresh recomienda dejar crecer cultivos de abono verde en los espacios más grandes entre los pares de hileras. Pero el objetivo fundamental es usar este espacio para cultivar otros cultivos alimentarios de «tierra seca», por ejemplo granos, oleaginosas y legumbres. Estos cultivos se beneficiarán con el medio ambiente húmedo creado por el riego de las cañas.

Suresh estima que podrá mantener el mismo rendimiento de cañas con este nuevo sistema. De todos modos, habrá alcanzado un nivel muy alto de eficiencia en el uso del agua de riego. Considera que éste es su mayor logro y una fuente de satisfacción y significado para su vida de agricultor. A pesar de todas sus innovaciones y ahorro de agua, Suresh pudo mantener el nivel de sus rendimientos en las 75 y 100 toneladas de caña por hectárea.

Limitaciones del sistema

Aunque Suresh recicla todos los residuos orgánicos en el compost de basura, usa la misma variedad de caña que los otros agricultores (N° 7/40), que aparentemente deja poca basura. No utiliza ningún otro tipo de abono, ya sea, abono de corral, compost, bagazo o lodo como tampoco ningún pulverizador de follaje, por ejemplo, orina de vaca o líquido de abono de lombriz que podrían mejorar considerablemente sus rendimientos.

Los peones no están muy dispuestos a trabajar en sus campos por el temor a las víboras y escorpiones que, según creen, viven debajo del colchón. Esto es a pesar del hecho de que no ha ocurrido ningún accidente de esta naturaleza durante los ocho años que Suresh estuvo cultivando con este método. Sin embargo, ahora que hay cada vez más agricultores que lo adoptan, esta limitación está desapareciendo gradualmente.

Divulgación de los métodos de Suresh

En la actualidad, 250 agricultores vecinos están siguiendo el método de Suresh Desai o con alguna variación. Hay un total de 300 hectáreas bajo este sistema agrícola.

¿Cómo llegó a otros agricultores? Su enfoque de divulgación es en realidad muy simple.

Suresh organiza días agrícolas, donde otros agricultores están invitados a sus campos. Explica y analiza su idea en los mismos campos de cañas de azúcar y si hay algunos agricultores decididos a cambiar, describe detalladamente los pasos que deben seguir. Suresh les aconseja que al principio utilicen compost y tortas oleaginosas. Es para estimular los organismos necesarios para el procesamiento de la basura. La torta oleaginosa sirve como una trampa para los hongos.

No todos los agricultores dejan de usar los insumos químicos por completo. Algunos no van más allá del método de riego uno en dos. Por otra parte, algunos de los que adoptaron su método obtuvieron mejores resultados que el mismo Suresh. Actualmente se pueden ver en los alrededores de Bedkihal muchas variaciones del método. Algunos agricultores preparan el compost

de basura con riego por aspersión o por goteo, otros usan insumos orgánicos como bagazo, mientras que otros todavía usan una pequeña cantidad de insumos químicos. El número de agricultores que adoptan el método está creciendo lentamente pero a ritmo constante.

Los canales para irrigación alternada en forma de «U» de Suresh Desai

Diseño en hileras apareadas

¿Por qué el riego por hileras alternadas, sin labranza, no se ha difundido a otras regiones fuera de Belgaum-Bedkihal?

En primer lugar, puede ser que sólo tengan acceso a sus campos los agricultores de las inmediaciones. Segundo, sólo recientemente se ha hecho alguna mención en los diarios locales y en algunos programas radiales sobre las innovaciones de Suresh Desai. En este momento se está preparando material audiovisual con sus métodos para que la información llegue a un público mucho mayor. Suresh Desai es también un activo miembro fundador del «Club de Agricultores Orgánicos» y ha participado en numerosos talleres y eventos agrícolas realizados en todo el país.

Por último, puede ser que los agricultores que visitan los campos de Suresh se sientan desilusionados, ya que no encuentran en ningún lado los cultivos «extraordinarios» que imaginan. Encuentran cultivos robustos y notablemente sanos, pero en lo demás, son casi como los propios. Existe una tendencia que evalúa el éxito de las prácticas orgánicas sólo en términos de «rendimientos». Esto es engañoso ya que lo importante no es sólo el «beneficio neto», sino también la «calidad». Como Suresh usa pocos insumos externos, sus inversiones son bajas mientras que sus rendimientos alcanzan un nivel promedio, pero su beneficio neto es más alto que el de un agricultor convencional.

Se pueden obtener mejores rendimientos y esto se ilustra claramente en el caso de Satish Kulkarni. Aplica una buena dosis de bagazo encima de la basura y de esta manera puede obtener rendimientos de hasta 175 toneladas por hectárea.

Pero Suresh está feliz y satisfecho con sus resultados. No arriesga nada, ni necesita una gran inversión de dinero en efectivo. En general, Suresh tiene rendimientos estables y seguros.

Como Suresh usa pocos insumos externos, sus inversiones son bajas mientras que sus rendimientos alcanzan un nivel promedio, pero su beneficio neto es más alto que el de un agricultor convencional.

¿Qué se puede aprender de la experiencia de Suresh?

En todo el proceso de experimentación, Suresh aprendió una serie de lecciones que son fundamentales para la agricultura orgánica y para el uso sostenible de los recursos naturales:

 El exceso de riego causó muchos problemas en el suelo, incluyendo la salinización, la saturación hídrica y el aumento de plagas y enfermedades.

 Suresh descubrió a través de un proceso de prueba y error que estos problemas se podían solucionar fácilmente:

 incorporando al suelo los restos de la caña de azúcar, lo cual aumenta el contenido de materia orgánica, mejora la capacidad de retención del agua del suelo y reduce la necesidad de riego.

 manteniendo una cubierta sobre el suelo con cultivos de protección y acolchados, que disminuyen la evaporación y reducen la concentración de sales.

 Al disminuir la necesidad de riego, Suresh vio una mejoría importante en la estructura del suelo y una mayor descomposición, con una liberación de nutrientes más rápida. Estos ciclos y procesos biológicos pudieron reemplazar a los insumos químicos que usaba previamente.

 El uso de los abonos verdes aumenta la fertilidad y resuelve los problemas asociados con el monocultivo continuo de caña de azúcar.

 El suelo de la granja de Suresh tiene tanta actividad que sólo se necesita una labranza mínima, los organismos del suelo hacían todo el trabajo por él. Suresh plantó todas sus semillas en bolas de estiércol con lo que se evitó la necesidad de trabajar la tierra.

 La gran actividad biológica del suelo disminuyó los problemas de plagas y enfermedades, y sus cañas de azúcar se desarrollan saludables y robustas.

 Como la tierra comenzó a ser trabajada por Suresh, la demanda de mano de obra se redujo aproximadamente en un 30 por ciento.

 Suresh también aprendió que la conversión a su sistema no se puede hacer de inmediato, sino a lo largo de un proceso gradual.

A partir de su experiencia se puede observar que una biodiversidad del suelo variada es una herramienta poderosa para la agricultura orgánica y puede sustituir los insumos externos casi en su totalidad. Como lo demuestra Suresh, los agricultores son una fuente de innovación importante y deberían recibir apoyo para sus experimentos y para la difusión de sus logros. Además, deberían ser estimulados a continuar sus ensayos y mejorar sus sistemas agrícolas frente a un agroecosistema en constante cambio.

Como la tierra comenzó a ser trabajada por Suresh, la demanda de mano de obra se redujo aproximadamente en un 30 por ciento.

ESTUDIO DE CASO 2: Cultivo con malezas, Mohanpur, Uttar Pradesh, India

Antecedentes

Shoor Vir Singh, un agricultor de Chanda Nagli, una aldea cercana a Mohanpur en Uttar Pradesh, en el norte de la India, conserva cuidadosamente las semillas de 95 malezas diferentes que crecen en su granja. Se podría creer que son semillas de plantas medicinales y que el pilar de su granja es el cultivo de hierbas medicinales que se usan en las preparaciones ayurvédicas. Por cierto, los médicos locales usan algunas de estas malezas, pero esto no es la razón principal para guardarlas.

En su granja de 3,6 hectáreas, Shoor Vir cultiva arroz, trigo, legumbres y oleaginosas, hortalizas y caña de azúcar, como muchos de sus vecinos, pero lo hace de una manera muy diferente. La presencia de malezas lo ha ayudado a curar su suelo y hacerlo cada vez más fértil. Sus malezas han evitado que los cultivos contraigan enfermedades y plagas.

Desde 1983, Shoor Vir Singh había estado observando los efectos negativos de la agricultura moderna y de los químicos en sus campos y en su propia vida. De modo que destinó una parcela de media hectárea para cultivar sin químicos sintéticos. Los resultados no siempre fueron buenos, pero fueron lo suficientemente alentadores como para que Shoor Vir siguiera investigando y se diese cuenta de que tendría que aprender y mejorar sus métodos. En 1985 se enteró del método agrícola natural del agricultor japonés Masanobu Fukuoka, a través de su hermano, un profesor del Instituto Indio de Tecnología de Delhi.

Aprendió que la Agricultura Natural se basa en los cuatro principios siguientes:

 No se labra ni se remueve la tierra. La tierra es trabajada por las lombrices y otros organismos del suelo, las raíces de plantas y los microbios.

 No se usan fertilizantes o compost preparado. El suelo se mantiene fértil con el reciclado de los residuos de los cultivos in situ en forma de colchón; cada tanto se puede esparcir un poco de abono sobre el acolchado.

 No se desmaleza. Las malezas se controlan por medio de una selección de plantas leguminosas, con cubierta vegetal y con la inundación de los campos.

 No se fumiga con plaguicidas ni con otras sustancias químicas sintéticas. Se mantiene un equilibrio ecológico casi perfecto en los lugares donde hay plagas y enfermedades, pero nunca se llega al punto de necesitar plaguicidas u otros productos dañinos. Ocasionalmente, se pueden usar productos naturales inofensivos, para ayudar a que las plantas se defiendan de los ataques.

Shoor Vir decidió probar este método en su parcela experimental, donde había estado cultivando orgánicamente durante los últimos 2 años y medio.

Shoor Vir Singh, conserva cuidadosamente las semillas de 95 malezas diferentes que crecen en su granja.

Los primeros ensayos con la agricultura natural

Después de la cosecha de verano de 1985, Shoor Vir aró superficialmente su parcela orgánica y sembró al voleo semillas de arvejas y mostaza. Las cubrió con paja y con los residuos que le habían quedado de la cosecha anterior. Cuando cosechó los cultivos en abril de 1986, Shoor Vir se encontró con la agradable sorpresa de que había obtenido un muy buen rendimiento de arvejas, mientras que con la mostaza no le había ido nada bien. Esto le hizo pensar que en la agricultura natural es necesario estudiar cuidadosamente las combinaciones de cultivos para que no interfieran entre sí.

Rendimientos de arvejas y de mostaza en la agricultura natural y convencional, Mohanpur, 1986

Cultivo Agricultura natural Agricultura convencionalArvejas 1 125 kg/hectárea 625 - 750 kg/hectáreaMostaza 440 92 lb/hectárea (no hay cifras disponibles)

Estos resultados alentaron a Shoor Vir y en la temporada de verano e invierno de 1986 - 1987 probó distintas combinaciones de cultivos con este sistema sin labranza. Los resultados fueron diversos, algunos cultivos tuvieron un rendimiento muy flojo pero otros, como por ejemplo las lentejas y la mostaza se desempeñaron mucho mejor que en la agricultura convencional.

A partir de estos primeros ensayos, Shoor Vir reunió una serie de observaciones interesantes:

 contrario a las predicciones de sus vecinos, notó una mejora excepcional en las condiciones del suelo. En realidad, la tierra estaba adquiriendo su capacidad productiva;

 los cultivos obtuvieron buenos rendimientos a pesar de la presencia de malezas y pastos;

 como no se trabajó la tierra, el sistema de raíces de algunas plantas pudo sobrevivir a la estación seca. Esto produjo cultivos más saludables en la temporada siguiente, cuando llegaron las lluvias, sin necesidad de sembrar o plantar.

Como no se trabajó la tierra, el sistema de raíces de algunas plantas pudo sobrevivir a la estación seca.

Otros experimentos

Después de este período inicial de ensayos aleatorios, Shoor Vir, con ayuda de su hermano y amigos, amplió su parcela experimental a 1,2 hectárea para continuar su sistema agrícola natural. Esta vez, elaboró un plan de experimentación muy bien concebido y detallado. Como cultivos principales, eligieron arroz, frijol urd, mijo perla, mijo pequeño, cáñamo de Bengala mientras que el frijol de palo, el sorgo y la habichuela dorada sirvieron de cultivos secundarios.

Como se utilizaron varias combinaciones de cultivos, es difícil evaluar los resultados de estos experimentos. Por ejemplo, el rendimiento del arroz fue de 1 500 kg por hectárea mientras que otros agricultores obtuvieron 3 750 kg. La diferencia es que en los campos de Shoor Vir se cultivaron muchos otros cultivos además del arroz. La cosecha de estos otros cultivos también fue menor que la «vegetación pura» de los campos vecinos, pero en general los resultados fueron positivos y sólidos financieramente.

Sin embargo, después de cuatro años sin labranza observaron que algunos pastos nocivos (seru) asfixiaban los campos. Los rizomas subterráneos resultaron ser un obstáculo particularmente infranqueable que impedía el crecimiento de los cultivos y Shoor Vir debió arar nuevamente.

Poorak Kheti

Basándose en sus años de experiencia, Shoor Vir desarrolló su propio sistema agrícola, que denominó Poorak Kheti o «agricultura complementaria». En la naturaleza, afirma Shoor Vir, todas las plantas y organismos vivientes se complementan mutuamente y producen un

equilibrio dentro del medio ambiente. Es nuestro conocimiento limitado de las cualidades de los organismos vivientes lo que nos hace verlos como dañinos.

En la práctica de Poorak Kheti, Shoor Vir se apoya en una labranza mínima y en el reciclado de los residuos de los cultivos. Se aprovecha de las termitas para remover la materia orgánica. La fertilidad del suelo es aumentada con ayuda de las malezas seleccionadas para tal fin. La identificación de esas malezas se basa en años de observación detallada (cuáles son las malezas que se deben proteger y cuáles deben controlarse). Por ejemplo, encontró que las malezas y los pastos como baru (Sorghum halepense), doob (Cynodon dactylon), tipatiya y motha (Cyperus rotundus) crecen muy bien con la caña de azúcar.

En el curso de su investigación, llegó a ciertos principios rectores que le permitían identificar las buenas combinaciones de cultivos: soporte mutuo, distancia y sombra, necesidad de agua de riego.

Utiliza una mezcla de sorgo, mijo perla, mijo pequeño, frijol urd, habichuela dorada y algodón para mantener el equilibrio de sus campos. Estas plantas mantienen el equilibrio dentro del suelo, y a través del reciclado de todos los residuos en forma de colchón, también sobre él. Cultiva ciertas plantas de raíces profundas porque exudan determinados jugos que benefician a otros cultivos y le aportan al suelo ciertos oligoelementos.

Utiliza pequeñas cantidades de agua de riego y no cultiva en verano, sino que mantiene a los campos bajo una cubierta de malezas constante. Las plantas que crecen entre las malezas son en general muy resistentes pero cuando es necesario controlar las plagas, Shoor Vir Singh le pide ayuda a los pájaros (ver más adelante). Algunas plagas se controlan pulverizando una solución diluida de azúcar de caña que atrae a las hormigas a un festín de huevos y larvas.

La fertilidad del suelo es aumentada con ayuda de las malezas seleccionadas para tal fin.

Semillas de soporte y protección

Shoor Vir ha identificado dos importantes elementos en su enfoque agrícola dignos de mención. Los denomina «semillas de soporte» y «semillas de protección» y el hallazgo fue el resultado de un cuidadoso estudio de las diferentes combinaciones de cultivos, que lo llevaron a elaborar estos conceptos.

Semillas de soporte

Algunos de los criterios que caracterizan a una semilla de soporte son:

 forma y altura de las plantas;

 penetración de las raíces;

 necesidades de nutrientes.

Tomemos un ejemplo: si el cultivo principal es el mijo pequeño, se siembran al mismo tiempo pequeñas cantidades de sorgo, mijo perla y frijol de palo. El mijo pequeño tiene solamente raíces superficiales, el sorgo y el mijo perla se introducen un poco más, mientras que las raíces del frijol de palo son muy profundas.

Aparte de la forma y altura de la planta o la profundidad de la penetración de las raíces, también se toman otros criterios. Por ejemplo, si el cultivo principal es el frijol de palo, se debe sembrar al lado mijo pequeño. El mijo pequeño está listo para cosechar cuando el frijol de palo está en plena floración. Shoor Vir afirma que mientras cosecha el mijo pequeño, el agricultor en realidad ayuda a la polinización del frijol de palo y obtiene un mejor fruto.

Semillas de protección

Shoor Vir Singh usa a los pájaros en su programa de control de plagas. Para atraer a los pájaros, siembra algunas semillas de sorgo y de mijo perla en medio de otros cultivos y las llama semillas de protección. Los pájaros se sienten muy atraídos hacia estas plantas y encuentran un lugar ideal de aterrizaje en sus tallos. Pero mientras se alimentan de esos granos, también se encuentran con los insectos de las legumbres, las oleaginosas o las hortalizas. En el caso del gusano taladrador de las vainas y las frutas, Shoor Vir arroja un surtido de semillas en el medio del cultivo afectado. Esto atrae a los pájaros que bajan para saborear los granos, pero mientras lo hacen se fijan en los insectos y acaban también con ellos (como si fuera un verdadero plato no vegetariano). Incluso los pavos reales llegan a sus campos para disfrutar de un bocado.

Las semillas mejoradas o híbridas no parecen ser adecuadas para este tipo de agricultura: se obtienen resultados mucho mejores con las variedades locales, pero aún hay problemas para encontrar esas semillas autóctonas.

Algunas observaciones y aprendizajes importantes

 Las semillas mejoradas o híbridas no parecen ser adecuadas para este tipo de agricultura: se obtienen resultados mucho mejores con las variedades locales, pero aún hay problemas para encontrar esas semillas autóctonas.

 Las semillas que crecen naturalmente con este método son menos afectadas por las plagas del almacenamiento. Por ejemplo, las semillas de la habichuela dorada, normalmente muy susceptibles a los gorgojos, se han mantenido intactas durante diez años en un contenedor ordinario sin ningún tratamiento.

 Shoor Vir sostiene que los cultivos pueden desarrollarse muy bien en medio de las malezas, y sólo es necesario protegerlos de algunas especies. Las controla realizando siembras tempranas, seleccionando la adecuada combinación de cultivos y utilizando ciertas legumbres que dominan las malezas. Todas las malezas se «cosechan» y se usan como abono in situ en forma de colchón.

 Berseim, mostaza y cebada es la combinación de forraje ideal para los animales.

 La combinación de lentejas, mostaza y lino funciona muy bien y es muy productiva. Por el contrario, las lentejas y el trigo no se llevan bien: como las lentejas maduran entre 10 y 14 días antes que el trigo, el cultivo de trigo se daña durante la cosecha de lentejas.

 La combinación de sorgo, frijol de palo y frijol urd ayuda a equilibrar el pH del suelo.

 Los cultivos que se combinan con Cyperus rotundus posiblemente son influenciados en sabor y calidad por el exudado de sus raíces.

 Mientras los agricultores químicos necesitan regar cada diez días, en la agricultura orgánica el riego se puede reducir a una vez cada 20 días, pero con el sistema de Shoor Vir, es necesario sólo cada 35 y 40 días. Para el trigo, necesita dos o tres riegos como máximo, mientras que otros agricultores de su zona necesitan regar entre cinco y seis veces.

 Shoor Vir también observa que en sus campos prácticamente no hay saturación hídrica durante las lluvias más intensas y prolongadas.

 En condiciones adversas, ya sea de sequía o inundación, los rendimientos de los campos son siempre mejores que en las granjas químicas convencionales.

 El ecosistema se desarrolla muy rápidamente y crea un equilibrio en la granja. Se encuentran abejas, arañas, lombrices, pájaros e incluso serpientes en grandes cantidades. Shoor Vir señala que esta fauna desempeña un papel fundamental en el manejo de la fertilidad del suelo y en el control de las plagas.

 Las termitas son el terror de los granjeros, pero Shoor Vir afirma que si uno las alimenta con acolchado de hierbas y un poco de estiércol de vaca, dejan tranquilas a las plantas y además realizan la tarea de fortalecer el suelo. No hay escasez de zinc en los campos donde las termitas están activas.

 Aun los animales grandes como los ciervos, que dañan ocasionalmente los cultivos cuando pastan de noche, no son molestados. Shoor Vir dice que estos animales dejan sus excrementos y esto aumenta la fertilidad del suelo y la productividad anual.

Las termitas son el terror de los granjeros, pero Shoor Vir afirma que si uno las alimenta con acolchado de hierbas y un poco de estiércol de vaca, dejan tranquilas a las plantas y además realizan la tarea de fortalecer el suelo.

Limitaciones y posibilidades en el sistema agrícola de Shoor Vir

 Se necesita casi el doble de semillas en la agricultura con labranza mínima. Se requiere más atención después de la siembra para mantener alejados a los pájaros. Sin embargo, esta desventaja se puede resolver colocando las semillas en pequeñas bolas de arcilla.

 Cada vez es más difícil encontrar semillas locales y para ello se requiere tiempo y esfuerzo.

 Debido a la cubierta vegetal, a la irregularidad de los campos por la mínima labranza, los animales cavadores, etc., el riego resulta más difícil. Esto se soluciona cavando pequeñas zanjas.

 Aun en el verano, que es la temporada «baja», los campos están verdes y exuberantes de malezas y pastos. Esto supone una mayor atención para evitar que el ganado pastoree o para alejar a los recolectores de pasto.

 Como todos los residuos de los cultivos regresan a los campos como cubierta vegetal, es más difícil mantener animales en la granja. Esto se podría solucionar sembrando más plantas forrajeras perennes o creando una parcela separada para forraje.

Cuando Shoor Vir comenzó con la agricultura orgánica, sus rendimientos bajaron, pero hizo grandes progresos desde sus primeros experimentos. Dice que cometió muchos errores como cualquier aprendiz, y que no tuvo acceso a ningún tipo de información sobre este tema. Pero ahora se siente confiado que en el lapso de un año puede tomar cualquier terreno y «convertirlo en orgánico», sin ninguna pérdida en la productividad. Su sistema tiene grandes posibilidades de difusión a otros agricultores que financieramente son pobres, pero ricos en recursos naturales. A través de la observación intensa de sus campos y los ciclos y procesos naturales, Shoor Vir se convirtió en un filósofo. Recibe en su granja a los visitantes y los deleita con reflexiones profundas sobre el ser, la interrelación de todas las cosas vivientes y el propósito de la vida.

Se siente confiado que en el lapso de un año puede tomar cualquier terreno y «convertirlo en orgánico», sin ninguna pérdida en la productividad.

ESTUDIO DE CASO 3: Desarrollo de la tierra y renacimiento de la agricultura tradicional en las comunidades tribales de Nilgiris, Tamil Nadu, India

Información general

Ubicación

El proyecto está localizado en el sur de India, en la región noroeste de Tamil Nadu, no lejos de la ciudad de Ooty, capital del Distrito de Nilgiris, en la frontera de los estados de Kerala y Karnataka. Las aldeas que abarca el proyecto son parte de las Talukas de Kotagiri Coonoor[316]. Las tierras están cerca de las zonas boscosas, a una altura media de 800-1 000 metros. Toda

la zona de Nilgiris se eleva a un máximo de 2 600 m. El área se encuentra en el trópico húmedo/semihúmedo.

Medio ambiente

El Nilgiris es una de las zonas con mayor fragilidad ecológica de la India. Los cerros son empinados. Los bosques tradicionales fueron diezmados y aún corren peligro, debido al crecimiento de las grandes plantaciones de té y a la destrucción de la flora natural con la introducción de árboles comerciales exóticos. En consecuencia, la erosión del suelo es galopante. Las plantaciones de té y de café reemplazaron vastas zonas de vegetación autóctona y los pantanos se convirtieron en campos agrícolas. El cincuenta por ciento (30 000 ha) de la superficie cultivada son plantaciones de té. Las plantaciones de té convencionales usan muchos fertilizantes y plaguicidas químicos y reducen la capacidad del suelo para retener el agua. Los bosques restantes son fundamentales para la conservación de la flora y la fauna y para el sustento de las masas de agua que consisten en dos ríos principales, el Bhavani y el Moyar y sus numerosos afluentes. Irrigan grandes zonas y generan energía hidroeléctrica.

La región forma parte de la Reserva biosférica de Nilgiris, bajo el Programa del Hombre y la Biosfera de la UNESCO. En los siglos diecinueve y veinte, el corte ilegal de especies valiosas produjo la deforestación. El Departamento Forestal se hizo cargo de las extensas praderas que pertenecían a las comunidades indígenas y las reemplazó con plantaciones de acacias, eucaliptus y árboles de quina. Los efectos negativos de las prácticas de corte y quema, del pastoreo excesivo, de los incendios y del desarrollo de grandes plantaciones en las zonas más bajas han sido considerables.

Limpiando el terreno en Nilgiris

Sin embargo, todavía hay grandes extensiones de vegetación forestal original de Nilgiris. Allí, las personas viven en armonía con los bosques y recogen los productos forestales no madereros (NTFP) como por ejemplo, nuez moscada silvestre, canela, caña de azúcar, pimienta, miel y plantas medicinales. Estos bosques de árboles de hoja caduca y matorrales espinosos se encuentran a una altura de 800 y 1 200 m. El palo rosa es la especie dominante de las zonas húmedas, la teca y el sándalo de las regiones más secas. Pero la biodiversidad de los bosques es mucho más amplia: Erythrina, Dendrocalamus, Cedrella toona, Terminalia, Anogiessus latifolia, Pterocarpus marsupium crecen en las zonas húmedas,Zizyphus y Vitis junto con muchas variedades de pastos y de hierbas, en las áreas más secas. La zona es también rica en su fauna. Elefantes, bisontes, dos variedades de ciervos (ciervo manchado y ciervo ladrador), osos, leopardos y numerosos animales pequeños tienen su hábitat en el área.

Es interesante la historia del cambio del cultivo tradicional a los cultivos comerciales más recientes de té, café y hortalizas. En 1818, cuando los británicos entraron en el Distrito, encontraron una «población primitiva» que practicaba la agricultura de corte y quema. A partir de 1820, los británicos introdujeron las hortalizas. Los Badagas, en la meseta de Nilgiris, se dedicaron al cultivo de frijoles, coliflor, repollo y zanahorias en gran escala. En 1897, se plantaron 1 600 ha de té, que en 1949 habían aumentado a 8 900 ha. En la actualidad, el té ocupa el 50 por ciento de la superficie cultivada de Nilgiris, lo cual introdujo un cambio significativo en el uso de la tierra, destruyó las praderas y pantanos y reemplazó un cultivo mixto por un monocultivo comercial.

En 1838, se introdujo el café en las laderas de los cerros y en las zonas donde vivían los cazadores/recolectores. Los Kurumbas, Irulas y Jenu Kurumbas conocieron muy pronto este cultivo y lo difundieron en las zonas arboladas más bajas. Las principales plantaciones de café se encontraban en la región de Gudalur- Wynaad pero también en las laderas de las Talukas de Coonoor y Kotagiri. El café se transformó en parte integral de los hogares tribales y en una bebida muy popular. Hoy, sin embargo, el café enfrenta la amenaza de un cultivo más lucrativo y resistente, el té.

Los habitantes

El distrito «Nilgiris» es uno de los 26 distritos de Tamil Nadu y es el de menor densidad demográfica, con una población de menos de 1 millón de habitantes, sobre una población total en Tamil Nadu de más de 60 millones.

En 1991, la población tribal que ocupaba los cerros ascendía a 25 000 habitantes (Censo de la India, 1991), pero es posible que haya aumentado

levemente desde entonces. Las principales comunidades que se dedican a la caza y la recolección están formadas por: Alu Kurumbas (5 000); Irulas (6 000), Jenu Kurumbas (1 000), Betta Kurumbas (3 000) y Kasavas (1 000). Hablan Dravídico y pertenecen a la población india autóctona. Viven predominantemente en los bosques pero han ido participando en actividades agrícolas en su rol de pequeños agricultores. Practican la agricultura migratoria y las técnicas de corte y quema. Fundamentalmente, se trata de una economía de subsistencia con cierta cantidad de mano de obra asalariada que trabaja en las plantaciones. Un estudio realizado por Keystone[317] en el año 1997 en los poblados indígenas reveló que el 39 por ciento no posee tierras, el 14 por ciento tiene menos de 0,4 ha, el 35 por ciento entre 0,4 y 0,8 ha y el 12 por ciento entre 0,8 y 1,2 ha.

Con el aumento de las plantaciones de té, todas las comunidades perdieron sus derechos de usufructo. La vida es inestable para las poblaciones autóctonas y para sobrevivir, muchos dependen de los jornales diarios que ganan en las plantaciones. Un dato interesante es que el número de mujeres que trabajan es mucho más alto que el número de hombres. El ingreso semanal máximo es, incluyendo los productos forestales no madereros, Rs. 200-250 por semana (4-5 $EE.UU.). Sin embargo, el tipo de trabajo depende de la remuneración disponible y de la estación del año. La recolección de NTFP comienza en enero/febrero y finaliza con la cosecha de la miel en mayo-junio. Entre julio y noviembre, los habitantes del altiplano no tienen otra opción que buscar un trabajo asalariado. En otras zonas, donde es difícil conseguir trabajo, la gente complementa sus magras comidas con raíces de los bosques. Aun así, la supervivencia es difícil, no teniendo prácticamente reservas. En épocas de enfermedad, en los festivales o funerales, dependen de los prestamistas con tasas de interés exorbitantes, que alcanzan hasta el 120 por ciento anual.

En conclusión, existen dos problemas principales: un medio ambiente sumamente frágil y una comunidad tribal marginada.

La convicción de Keystone es que el medio ambiente y los habitantes se interrelacionan y la mejora ambiental es imposible sin una fuerte participación de las comunidades. Keystone enuncia su misión como: «El objetivo consciente de mejorar la calidad de vida y el medio ambiente. Esto significa: abrir nuevos caminos que sean innovadores y relevantes y tratar los diversos problemas/temas de una manera integral».

Con el aumento de las plantaciones de té, todas las comunidades perdieron sus derechos de usufructo.

Vivero de la aldea

El agroecosistema

El anteproyecto

En 1995, Keystone comenzó a trabajar con las comunidades tribales de los Irulas y Kurumbas en apicultura. El objetivo principal era mejorar sus técnicas de recolección y procesamiento de la miel. Fue en este tiempo que surgió la idea de desarrollar otras alternativas que no fueran las plantaciones de té. Las razones fueron las siguientes:

 las plantaciones de té, con excepción de las orgánicas, utilizan muchos fertilizantes y plaguicidas químicos;

 el té es un monocultivo, que pone en peligro las laderas más bajas de Nilgiris;

 la capacidad de retención de agua disminuye y se destruyen vastas extensiones de bosques para cultivar el té, con lo que se reduce la seguridad alimentaria de los lugareños;

 además, aumenta la necesidad de leña para procesar el té.

Algunos de estos aspectos también se aplican al café, excepto que no es un monocultivo y que en realidad se lo cultiva con una variedad de árboles de sombra: jaqueiras, ceibas, pimenteros falsos, naranjos, guayabas, etc. La retención de agua es por lo tanto mucho mejor.

Los cultivos tradicionales y el café se introdujeron para aumentar la biodiversidad y para disminuir en los pobladores su dependencia de los salarios. En 1996, se adquirieron de diversos poblados 7 kg de semillas de mijo y se distribuyeron en una aldea junto con semillas de zapallo, ají y

mostaza para realizar un experimento. Esto produjo lo suficiente como para comenzar un banco de semillas ese mismo año. En 1997, estas semillas tradicionales se sembraron en 0,6 ha de tierra, propiedad de los Kurumbas, en la aldea de Semmanarai. El interés de las familias se despertó cuando se dieron cuenta de la importancia de los cultivos alimentarios y de las hortalizas, especialmente para los bebés y los niños. En 1998, el experimento recibió un impulso cuando otras tres aldeas se ofrecieron a despejar sus tierras para plantar mijo y hortalizas. De esta manera, 44 habitantes de cuatro aldeas se sumaron al proyecto.

En la aldea de Vagapanai, después de un primer fracaso de Keystone para aumentar la cría de abejas, se realizaron reuniones donde se analizaron los problemas anteriores y se acordaron nuevos enfoques. En 1998, 18 familias decidieron producir hortalizas y comenzaron a preparar la tierra. Este número llegó a las 27 familias actuales, que prácticamente significa toda la población. Se ocuparon de la tierra, construyeron pequeñas chozas en la tierra cultivada y se mudaron con sus niños, cabras, perros y gallinas, y regresaron cada tanto sólo para controlar sus casas y comprar provisiones. De esta manera podían, más fácilmente, desmalezar y proteger sus campos contra los monos, jabalíes, búfalos y elefantes. El primer cultivo cosechado fue maíz y se lo celebró con una gran fiesta. Muy pronto siguieron otros granos y hortalizas.

Los cultivos tradicionales y el café se introdujeron para aumentar la biodiversidad y para disminuir en los pobladores su dependencia de los salarios.

En 1997, un habitante Kurumba emprendió otra iniciativa interesante para establecer un vivero de café. Se cultivaron aproximadamente 4 800 plantitas jóvenes y se distribuyeron gratis 350 en toda la aldea mientras que el resto se vendió. Keystone supervisó los resultados y decidió en 1998 crear dos viveros más de café en otras aldeas para plantar los árboles jóvenes en tierras tribales. En total se criaron 9 500 retoños, de acuerdo con las normas agrícolas orgánicas. Desde el punto de vista ecológico, el café es un cultivo mucho mejor que el té, porque crece junto con muchos otros cultivos. Poco a poco, surgió la idea de cambiar el medio de subsistencia de las tribus con la producción orgánica de cultivos alimentarios y comerciales (café) y de mejorar el medio ambiente agroecológico.

La agricultura tradicional ya estaba establecida. Antes de la llegada de los británicos, los pueblos indígenas de Nilgiris, especialmente los Irulas, producían cultivos mixtos en las laderas de las montañas y practicaban las técnicas de corte y quema. Incluso los Badagas, que eran agricultores, cultivaban las mismas variedades en la región de mesetas. Los cultivos siguientes más conocidos, están enumerados en el Cuadro a continuación.

Nombre local Nombre Nombrecomún botánico

Ragi Mijo africano Eleusine corocanaSamai Mijo pequeño Panicum sumatrenseTenai Mijo italiano Setaria italicaKeerai Amaranto Amaranthus caudatusKadaghu Mostaza Brassica junceaMilaghu Ají Capsicum frutescensMacca Cholam Maíz Zea maysPusinakai Zapallo Curcurbita pepoAvarai Dólico gigante Dolichos lablabTuvaraiTakkali Tomate Lycopersicum esculentiumManjhal Cúrcuma Curcuma longa

Objetivos del proyecto

Al principio, Keystone usó sus propios recursos financieros para comenzar el proyecto, hasta que obtuvo ayuda financiera externa. En junio de 1999, comenzó el proyecto de tres años con ayuda financiera que brindó Inter-Cooperation, (un organismo creado por la Cooperación para el Desarrollo Suizo con el propósito de encargarse del Manejo de los Recursos Naturales).

El programa de Keystone tiene una visión integral de la tierra y su propósito es lograr los objetivos siguientes:

 promover el cultivo tradicional para garantizar la seguridad alimentaria de las familias;

 fomentar el cultivo de mijo y de hortalizas para mejorar el consumo alimentario;

 desalentar la propagación del té en las laderas más bajas;

 promover que las tribus comiencen a desarrollar sus propios viveros de café; plantar los retoños en las tierras de las aldeas;

 crear un banco de semillas de mijo poco común y de semillas de grano grueso para que otras aldeas puedan usarlas y para la conservación de las variedades locales.

El objetivo general del proyecto es promover una forma de uso de la tierra que preserve la biodiversidad, realce una mezcla de cultivos alimenticios y comerciales y sea sostenible ecológicamente.

Objetivos específicos del proyecto

Los objetivos específicos del proyecto son:

 iniciar métodos de conservación del agua y el suelo en las tierras actuales;

 ofrecer opciones para cultivar diferentes cultivos/plantas/árboles;

 proveer a las familias complementos alimentarios a través de la reactivación de la agricultura tradicional;

 integrar las actividades externas de floricultura y apicultura;

 promover una combinación de cultivos/oleaginosas comerciales con variedades tradicionales útiles;

 documentar las prácticas indígenas tradicionales en los sistemas agrícolas montañosos (por ejemplo, bancos de semilla, sistemas de trueque, control de roedores, rituales culturales y sociales de la región montañosa);

 establecer un banco de semillas y viveros de cultivos útiles para zonas de montaña;

 crear parcelas de biodiversidad más grandes dentro de las áreas agrícolas a través de la introducción de arbustos de café de sombra de distintos niveles,

 despertar una mayor conciencia de la importancia que tiene el desarrollo sostenible de la tierra frente a la agricultura tradicional migratoria de subsistencia;

 diseñar un paquete de beneficios que combinen la producción recolectora y agrícola.

En marzo del 2000, a comienzos del proyecto, se seleccionaron diez aldeas que abarcaban un total de 55,25 ha y 174 familias. En abril de 2001, el área se extendió a otras seis aldeas. En todos los poblados, se realizaron reuniones para analizar los problemas más apremiantes, se elaboró una estrategia de implementación y se decidió cuáles iban a ser las contribuciones financieras, de personal y de mano de obra de los

agricultores y de Keystone. Las aldeas se seleccionaron según el interés de los agricultores, el estado de sus tierras y la participación en otras actividades de Keystone.

El proyecto presenta tres características definidas. La primera es el desarrollo de la agricultura tradicional/ orgánica con el cultivo de mijo y hortalizas para complementar la dieta. La segunda es el desarrollo de los cultivos comerciales, incluyendo café y hortalizas. La tercera es la integración de la floricultura y apicultura. De este modo, las actividades fueron:

 Bancos de semillas de las aldeas: para conservar y aumentar las variedades locales de los cultivos alimentarios incluyendo el mijo (africano, menor, proso y de cola de zorra) y otras semillas: especies de amaranto, dólico gigante, maíz, mostaza y porotos.

 Creación de viveros: como la base del cultivo del café y otras especies comerciales, incluyendo roble plateado, pimentero falso (schinus molle), ceiba, tamarindo y lima. Los pobladores mantienen el vivero en un lugar común de la aldea.

 Conservación del suelo y la humedad: estas actividades se iniciaron después de mucho debate y resistencia de los aldeanos. Sostenían que nunca antes habían realizado un trabajo agrícola en zonas de montañas empinadas. Además, preferían las prácticas profundamente arraigadas de quema y corte ya que requerían poco esfuerzo. Keystone tuvo que convencerlos de que el corte y la quema crea una serie de problemas para su seguridad alimentaria y explicó en detalle las ventajas de muchos de los elementos del sistema tradicional que ellos tenían y que favorecían un enfoque orgánico. Algunos aldeanos aceptaron las ideas y comenzaron a trabajar. Al comienzo, Keystone debió invertir sumas considerables y una importante tarea de supervisión. Con un enfoque que marcaba un cambio decisivo, se cavaron zanjas y se llenaron con las primeras lluvias. Los rendimientos aumentaron. Se construyeron terraplenes de piedras en las laderas más empinadas con tierra suelta y bancales de vegetación en las zonas más frágiles. Se construyeron retenciones de agua temporarias taponando las cárcavas.

 Trazado de la Evaluación Rural Participativa y estudio de la biodiversidad agrícola: este ejercicio participativo se lleva a cabo en las aldeas donde se está implementando el trabajo de desarrollo. Las tierras están demarcadas y se conoce su condición y utilización. Se recogieron relatos sobre la historia de la aldea, usos anteriores de la tierra, fuentes de agua, detalles del hábitat y prácticas de comercio. Se hizo un seguimiento

del movimiento de la capa freática y se establecieron ciertas características claves de los poblados, como por ejemplo, la extensión de las tierras en los diferentes asentamientos, la superficie que cada persona poseía, los cultivos y la producción por unidad de tierra. ¿Quiénes son los beneficiarios de estos cultivos? ¿Sólo son para el consumo del hombre? ¿Son también para forraje? ¿Quiénes son los usuarios? Esta investigación permite definir los problemas, y buscar soluciones y enfoques para el futuro.

 Documentación de las prácticas tradicionales: el proyecto documenta las tradiciones y creencias utilizadas por los indígenas en el cultivo del mijo y la relación del bosque con la agricultura. El motivo es que las prácticas existentes, excepto el corte y quema, constituyen el mejor punto de entrada para mejoras ulteriores, ya que generalmente se relacionan con los enfoques y técnicas de la agricultura orgánica. Incluyen cultivos mixtos, cultivos intercalados con hortalizas, técnicas de preservación/selección de semillas y cultivos rotativos.

 Centro de recursos: en una de las aldeas, se organizó un centro de recursos. Construido con materiales locales y utilizando las capacidades disponibles, sirve de lugar de reunión y centro de capacitación de los agricultores que vienen de las aldeas vecinas. Además, funciona un banco de semillas de la aldea y un colmenar. Se ha concluido otro centro en una aldea diferente que servirá de lugar central de reuniones, de secadero de café y pimienta y como centro de actividades rentables como por ejemplo, la fabricación de almohadas, almohadones y velas de cera de abeja.

 Apicultura y floricultura: las mejoras de la apicultura han sido el pilar de las primeras intervenciones a largo plazo de Keystone y se han integrado al proyecto.

 Mecanismos de compra: Aunque en el proyecto no se mencionan específicamente los planes de compra de los cultivos comerciales a los agricultores, Keystone los agregó a las otras actividades, ya que son un componente importante. Las facilidades de compra se ofrecen como una opción de ingresos. Esto estimula a los agricultores y actúa como incentivo, mientras que los deja libres para comercializar sus productos en otros lugares, si pueden obtener precios mejores.

Cosechando amaranto

Keyston explicó en detalle las ventajas de muchos de los elementos del sistema tradicional que ellos tenían y que favorecían un enfoque orgánico.

Gestión

Es necesario una gestión eficiente y eficaz para obtener resultados sostenibles en un proyecto tan complicado como éste, usando enfoques participativos junto con una contribución sustancial de los agricultores. El personal del proyecto trabaja conjuntamente con jóvenes nativos capacitados que en los lugares de trabajo colaboran en todo lo que pueden e informan sobre los logros obtenidos, los problemas, y los pagos de salarios. Con respecto a las herramientas para las granjas, el almacenamiento de semillas y los equipos para el desarrollo de los viveros, el proyecto se vinculó con la Universidad Agrícola de Tamil Nadu para las técnicas de postcosecha y con una ONG, Kudumbam, que trabaja en el mismo rubro de actividades. Un ejemplo de esta cooperación es el desarrollo de un pequeño campo de mijo perla. Aunque al principio hubo interés en cultivar mijo, los agricultores se resistían a continuar debido al trabajo monótono de descascarillado que debían hacer las mujeres. A través de la continua interacción y negociaciones con la universidad y un fabricante privado, se creó una máquina para descascarillar el mijo. Desde entonces, está instalada en una

aldea y se la utiliza mediante el pago de una pequeña tarifa, lo que ha revivido el interés por este cultivo.

Keystone también trabaja con la Comisión del Café en el mejoramiento de las semillas y en los ensayos de café en las granjas, utilizando prácticas orgánicas. Por otra parte, se desarrolló una buena relación de trabajo con el Departamento Forestal de Tamil Nadu para buscar una solución al problema de las tierras tribales, en general demarcadas insuficientemente y sin una condición jurídica clara.

En los comienzos del proyecto, el personal de gestión era suficiente, pero como se fue expandiendo, la capacidad actual no alcanzará y los presupuestos resultarán limitados. Además, tres años es un período muy corto para que un proyecto consolide sus objetivos de conservación de la biodiversidad y la seguridad alimentaria. Es de esperar, por lo tanto, que después de una evaluación, el patrocinador tome las medidas adecuadas para proteger este proyecto.

El mecanismo de recompra o compra asegurada demostró ser un incentivo importante para que los agricultores sigan siendo «orgánicos».

Resultados

Conocimiento tradicional, trazado y transecciones de biodiversidad

Después de cinco semestres, se finalizó la documentación del conocimiento tradicional, el trazado de las áreas y las transecciones de biodiversidad. Todavía falta elaborar un documento final.

Participación de los agricultores

Se sucedieron más reuniones con los agricultores y su participación fue cada vez mayor a medida que aumentó el interés de trabajar la tierra, en detrimento del trabajo asalariado en las plantaciones. En 1999, la comunidad aportó el 20 por ciento de los costos de los viveros. Este porcentaje aumentó a un 60 por ciento en el año 2000. Ese mismo año, la contribución para los costos de preparación de las tierras ascendió a 25 por ciento pero llegó al 50 por ciento en el 2001.

Bancos de semillas y viveros

Se instalaron bancos de semillas en tres aldeas y se distribuyeron 25 kg de semillas en el año 1999, llegando a los 150 kg actuales por temporada. Los viveros se instalaron en cuatro aldeas y produjeron más de 75 000 retoños en

1999-2000. En los años 2000-2001, cuando se necesitaron menos plantas, los viveros de tres aldeas produjeron 40 000 ejemplares.

Conservación del suelo y el agua

La capacitación para conservar el agua y el suelo ha sido muy satisfactoria. En 1999, se creó una red de riego secundaria en cuatro aldeas; cercos naturales y diques de consolidación en un poblado; se cavaron 644 zanjas y se construyeron 583 m de cercos de piedra. Esto ascendió a 2 800 m de terraplenes de piedra, 178 m3 de pequeños diques, 9 144 m de zanjas y 4 267 m de zanjas escalonadas.

Mecanismo de recompra y comercialización

El mecanismo de recompra o compra asegurada demostró ser un incentivo importante para que los agricultores sigan siendo «orgánicos». La recompra está garantizada para la miel y cera de abeja recogida. La cantidad actual es de alrededor de 4-5 toneladas por año. El precio de compra es un 50 por ciento más alto que los precios locales. Habitualmente, el precio se fija a principios de la temporada. La miel se comercializa a precios levemente inferiores que los precios de empresas, tales como Dabur, (una de las empresas productoras de miel más 198 grandes de la India). Esto indica el gran margen de los intermediarios. Las cantidades de recompra en el caso del café (1 tonelada) y la pimienta (700-800 kg) son más limitadas hasta el momento, ya que Keystone no exploró suficientemente los mercados para que absorbieran la producción total. En estos productos, se paga un 10 por ciento de sobreprecio sobre las tarifas mayoristas preponderantes en el mercado más cercano. Como es precio de salida de granja, los agricultores no incurren en costos de transporte y de esta manera el sobreprecio real es más alto. Estos productos se venden en los mercados locales a precios un poco más altos que los productos convencionales y más del 60 por ciento de todos los productos comerciales se venden en el Nilgiris.

Análisis

Nunca es fácil transferir tecnologías nuevas, especialmente en una situación donde las viejas tradiciones y creencias están tan arraigadas. Lo que ayudó en gran medida fue que Keystone tomó estas tradiciones muy seriamente y las usó como punto de partida para mejorar sus prácticas. Sin embargo, convencer a los indígenas a que abandonaran sus técnicas de corte y quema no fue una tarea simple. Es mucho más fácil convencerlos de que hagan bancales, zanjas y de trabajar el suelo, especialmente en las laderas más empinadas. Además, estos pobladores pertenecen básicamente a comunidades cazadoras y recolectoras, de modo que el interés por la

agricultura era muy bajo al principio. No obstante, el proyecto tuvo éxito en varias aldeas.

Otra dificultad, muy común en los proyectos rurales de la India, es la dependencia del Gobierno. No resultó fácil convencer a los habitantes de que su destino estaba en sus propias manos y que si se hacían cargo podrían obtener mejores resultados que si esperaban la ayuda que tal vez nunca llegaría. Una vez que esto se logró, los agricultores hicieron sus propias contribuciones.

En el segundo y tercer semestres, las lluvias fueron escasas y los rendimientos mucho menores que los esperados, limitando el interés de los lugareños. Se instaló una red de riego secundaria en varias aldeas, pero todavía es insuficiente y debe agrandarse. Otro problema fue el ataque de los animales salvajes y sólo se pudo resolver en los lugares donde los pobladores protegieron sus cultivos.

Fue de gran valor la capacitación diaria de los jóvenes. A medida que el proyecto va creciendo, esta formación se debe incrementar. También es necesario capacitar a entrenadores para que enseñen cómo aplicar eficazmente los conocimientos tradicionales y los conceptos de la agricultura orgánica. Sin embargo, existen pocas instituciones de capacitación en sistemas agrícolas orgánicos en las zonas montañosas y el hecho de que la instrucción se deba dar en el idioma local acarrea otra dificultad.

Aunque los mecanismos de recompra no estaban incluidos en el proyecto, resultaron indispensables para entusiasmar a los agricultores y para evitar que volvieran a sus antiguos hábitos. Para poder recomprar, sin embargo, Keystone tiene que comercializar los productos sin sufrir pérdidas y así poder mantener algunas reservas para los riesgos inevitables en empresas como éstas.

Se realiza un control interno de la producción orgánica, pero en el futuro cercano será necesario implementar un adecuado proceso de certificación para obtener precios minoristas más altos en el mercado local o para poder exportar.

Se realiza un control interno de la producción orgánica, pero en el futuro cercano será necesario implementar un adecuado proceso de certificación para obtener precios minoristas más altos en el mercado local o para poder exportar.

Lecciones aprendidas

Duración

Desde los comienzos, fue claro que un proyecto dirigido a poblaciones indígenas, con un interés primordial en la 199 caza y la recolección y ninguno en la agricultura, iba a resultar una tarea difícil. A pesar de la amplia experiencia de Keystone en el área, llevó más de seis meses poner en marcha el proyecto. Por lo tanto, es una ilusión pensar que un proyecto ecosistémico de esta naturaleza, con un sustancial elemento de participación, se pueda completar en tres años.

Reunión en la aldea

Enfoque

Sin duda, un enfoque con más directivas, impulsado por la oferta y con insumos físicos libres, habría producido resultados más rápidos y más cuantificables. Pero la experiencia ha demostrado una y otra vez que estos resultados son en general efímeros y desaparecen incluso antes de que se interrumpa la asistencia. El enfoque que se eligió, de analizar los problemas con la población, encontrar soluciones de largo plazo y llegar a un acuerdo con respecto a la colaboración, llevó evidentemente un largo tiempo. Pero una vez logrado, da un fuerte sentido de propiedad y de esta manera la sostenibilidad tiene más probabilidades. Esto no significa que la tarea de Keystone esté finalizada en las aldeas donde tuvo éxito, sobre todo si se quiere evitar el retorno al sistema anterior tan pronto surjan los primeros problemas, como por ejemplo la falta de lluvias. Por otra parte, las

actividades y los ciclos agrícolas deben planificarse muy bien para mantener el interés de la gente y para evitar que la tierra quede inactiva nuevamente.

Bancos de semillas y viveros

Fue una excelente medida comenzar los bancos de semillas para la producción alimentaria y el propio consumo simultáneamente con los viveros de cultivos comerciales. De esta manera, se podrían sembrar las semillas y plantar las plántulas en cuanto se completaran las tareas de preparación de las tierras, las zanjas y los terraplenes. Incluso los aldeanos podrían apreciar que la visión de Keystone era realmente comercial. Podrían acostumbrarse, desde el comienzo, a la idea de que una variedad mayor de legumbres y hortalizas no sólo enriquece el medio ambiente, sino que contribuye a que se obtengan rendimientos suficientes, especialmente cuando las lluvias son escasas.

Conocimientos tradicionales

La documentación y el uso de los conocimientos tradicionales ha sido una estrategia importante para las mejoras futuras. Pero es necesario analizarlos mejor y utilizarlos en el contexto de los cultivos orgánicos. El corte y la quema también forma parte de los conocimientos tradicionales, pero para poder proteger este medio ambiente frágil, es necesario abandonar la práctica. Había que convencer a los pobladores que esta técnica es una amenaza para los bosques y daña el suelo, poniendo en peligro al ecosistema donde viven y en consecuencia a su propia existencia.

Capacitación y gestión

La capacitación de los jóvenes de la zona y su participación en tareas diarias de supervisión y control funcionó positivamente. Estos jóvenes aprenden a adoptar los conocimientos tradicionales útiles y mejorarlos con las prácticas agrícolas orgánicas. Se debe intensificar más la capacitación, para lo cual es necesario disponer de recursos humanos y financiamiento.

Comercialización y recompra

La capacidad de Keystone para comercializar los cultivos comerciales y los productos externos de la granja puede llegar a ser la prueba decisiva del proyecto. En cualquier proyecto de cambio, los factores económicos son de gran relevancia. Keystone ofrece un precio mejor, pero para compensarlo, tiene que estar seguro que sus costos de manipulación son más bajos que los costos de los otros intermediarios y/o que su precio de venta es más alto. Mucho se ha hecho en este sentido, pero dadas las cantidades, probablemente es necesario hacer mucho más. Sin embargo, esto requiere

capital y técnicas profesionales de marketing, además de una adecuada certificación en el futuro.

Conexiones

Keystone se ha relacionado con algunas instituciones, en particular la Universidad de Agricultura de Tamil Nadu y la Comisión del Café, para solicitarles colaboración en la búsqueda de soluciones rentables para los problemas apremiantes. Por otra parte, Keystone se vincula también con organismos de su propia red, en particular la ONG Kudumbam, que trabaja en el mismo campo. Keystone está abierto a implementar nuevas ideas prácticas y todo asesoramiento en este sentido es muy bien recibido.

Asociación con la comunidad

Los resultados que se obtuvieron hasta ahora se deben principalmente a la asociación de Keystone con la comunidad. Las comunidades aumentaron su contribución financiera de un 25 por ciento a un sorprendente 50 - 60 por ciento. La mayor parte de la documentación y planificación se realizó en las aldeas, tarea en la que participó la comunidad desde el comienzo.

Esto produjo una reactivación de los cultivos tradicionales y se puso énfasis en la agricultura orgánica y la seguridad alimentaria durante ocho meses. Todo ingreso en efectivo es un superávit que se usa principalmente para la educación de los niños, medicina, reparaciones o construcción de viviendas.

La dignidad de los pobladores indígenas ha aumentado; ahora trabajan su propia tierra en lugar de tierras ajenas y debido a esta asociación el frágil ecosistema mejoró y continuará haciéndolo. El medio ambiente y los propios intereses se pueden interrelacionar.

Los jóvenes aprenden a adoptar los conocimientos tradicionales útiles y mejorarlos con las prácticas agrícolas orgánicas. 7

ESTUDIO DE CASO 4: La protección de los recursos frágiles a través del manejo tradicional en Naw, República Islámica de Irán

Introducción

La aldea de Naw está situada en el Valle de Houraman en Kurdistán, que forma parte de una región montañosa aislada a unos 1 100 metros sobre el nivel del mar. La principal vía de acceso a Naw es de tierra y grava y la ciudad más próxima queda a 35 km de distancia. La aldea cuenta con 160 familias y un poco más de 800 habitantes.

La región occidental de Irán, incluyendo Kurdistán, es especialmente apta para los cultivos de secano ya que las precipitaciones son adecuadas para este propósito. El valle de Houraman tiene un sistema agrícola complejo e integral, consiste en cultivos de secano, huertos de árboles frutales, pastoralismo transhumante, agroforestería y recolección de productos forestales. Recibe relativamente pocas precipitaciones. Las tierras de pastoreo son importantes en la economía hogareña porque brindan alimentos para los animales y acceso a los productos de los bosques. Hay unas 900 ha de tierra agrícola, de las cuales aproximadamente unas 700 ha son granjas, mientras que las restantes son tierras de pastoreo. El sistema tradicional de explotación de los recursos naturales es razonablemente sostenible.

Además de la agricultura y la cría de animales, el sistema productivo de Naw incluye las artesanías. Se puede observar que las mujeres participan en la mayoría de las actividades económicas, y los frutos de su trabajo se usan equitativamente. Las instituciones gubernamentales casi no influyen en las actividades sociales y económicas de la región.

Características de la región

Clima

Por estar en un valle de montañas, Naw tiene su propio microclima. En las zonas más altas, las precipitaciones pueden ascender a 700 mm con una regularidad razonable, y se distribuyen mayormente en el otoño, invierno y primavera. En la región más baja, llueve bastante menos. Esta distribución permitió la expansión de los cultivos de secano y de árboles. Las temperaturas máximas promedio son de unos 20,5°C y las mínimas descienden a los 7°C. La temperatura media es de alrededor 13,8°C.

Recursos del suelo

Las laderas en pendiente de la región, el terreno montañoso y las ocasionales lluvias intensas han causado erosión en los suelos, especialmente en las zonas más altas. Esto resultó en una capa arable delgada con un predominio de grava y roca e hizo que quedaran expuestas muchas áreas rocosas con escasa nutrición. En general, los suelos originales son arcillosos y arenosos con bajo contenido de materia orgánica, pero están bien drenados sin problemas de salinidad.

Los campesinos de Naw clasifican sus suelos en tres categorías: arcilla, blanco (arcilla de origen de Marne) y negro (volcánico), y consideran que la mayoría de los suelos usados para huertos o cultivos de secano necesitan fertilizante animal. No se conoce el uso de fertilizantes químicos o compost en la región.

Los campesinos del lugar crean huertos formando terrazas con paredes de piedra según un sistema que se conoce como «Talan». Generalmente la capa arable para cubrir estas terrazas se transporta con mulas. Luego se plantan árboles y el agua se absorbe y conserva en las terrazas.

En las zonas de pastoreo se utiliza un sistema de microcuencas con forma de contenedores semicirculares de piedra que rodean los robles. Esto permite recoger y almacenar agua y humedad alrededor de los árboles.

Pueblo Naw

Recursos hídricos

Los recursos hídricos incluyen el agua subterránea y el agua de superficie. Los agricultores construyen terraplenes de piedra y tierra o acequias y canales de piedra que recogen las lluvias estacionales y la nieve derretida y luego llevan el agua a los viñedos, granados e higueras. Estos canales de piedra miden a veces más de dos metros de altura. Generalmente, los viñedos de secano se arman a lo largo de estos canales o en las tierras altas recolectoras de nieve. Las aguas subterráneas aparecen como manantiales en las aldeas, con un rendimiento de 5 a 40 litros por segundo. El agua necesaria para los huertos proviene de dos grupos de manantiales. Unos seis manantiales ubicados en los terrenos altos proveen el agua para los animales. Estas aguas subterráneas y estacionales proporcionan agua de calidad que se recoge en odres desde los arroyos ubicados en las zonas altas

de la aldea. Algunos embalses pequeños localizados cerca de los manantiales aportan el agua para los animales. En esta región el rendimiento total de agua subterránea de los manantiales es de aproximadamente 2,6 millones de metros cúbicos por año.

En la región se encuentra una variedad de agentes naturales de control biológico, por ejemplo, la mariquita de siete puntos, el león de los pulgones, arañas y otras especies, razón por la cual no se usan insecticidas.

La biodiversidad y el manejo de los recursos naturales

La cadena montañosa de Zagros tiene su propio sistema climático con muchos hábitats diferentes que han dado origen a una considerable diversidad biológica en los recursos genéticos, en las especies y en el ecosistema. En esta región, hay pendientes empinadas, montes y bosques que forman parte del bioma natural. Las comunidades vegetales de robles, pistacho silvestre y almendros forman hábitats apropiados para la fauna salvaje incluyendo muchas especies de mamíferos, reptiles, aves e insectos. La fauna predominante incluye ardillas, serpientes, lagartos, ovejas y cabras de montaña, zorros, lobos, chacales, conejos, jabalíes, leopardos y aves, por ejemplo, codornices, aves acuáticas y de rapiña incluyendo águilas e insectos tales como saltamontes, lepidópteros, escarabajos, insectos de Sunn, mariquitas y otros. Hay algo de agroforestación dispersa en estos bosques.

En la región se encuentra una variedad de agentes naturales de control biológico, por ejemplo, la mariquita de siete puntos, el león de los pulgones (Chrysopa spp.), arañas y otras especies, razón por la cual no se usan insecticidas. También hay aves, como las codornices y las especies locales del gorrión, que controlan las plagas de ciertos cultivos. Generalmente, las comunidades de la zona protegen a estas especies.

Entre la biodiversidad vegetal de la región se encuentran las especies de árboles y arbustos Quercus persica (roble persa), Pistacia mutica (pistacho silvestre), Acer persicum (arce persa), Crataegus sp. (espino), Amygdalus orientatus(almendro silvestre), Amygdalus scoparia (almendro montañés), Rhus sp. (zumaque), Pyrus glabra (peral silvestre) y una planta con el nombre Kurdo «homr». También hay plantas silvestres anuales con cualidades medicinales, como por ejemplo Glycyrrhiza glabra (regaliz), Fumaria parviflora (fumaria) y Althaea officinais (anís), entre otras.

Las hojas y bellotas del roble se usan como alimento para los animales, mientras que la madera y el tanino que se extrae de las bellotas tienen uso

industrial y medicinal. Las bellotas se muelen, después de que se extrae el tanino por un proceso de ósmosis en agua, y con esa harina se hace un tipo de pan que se consume especialmente en épocas de escasez de alimentos. El pistacho silvestre produce una resina que se usa localmente, aunque también se la procesa y exporta. La extracción de la resina proporciona otra fuente de ingresos para los habitantes de la región. Los montes, árboles y arbustos son propiedad de clanes y a veces de familias, cuyos derechos se heredan. Algunas veces, hasta diez familias pueden tener derechos sobre sólo uno o dos árboles.

Las especies en las tierras de pastoreo incluyen muchas plantas anuales y perennes de la familia graminidae, leguminosae y otras más. Astralagus spp. (incluyendo A. acutus y A. dolius) son comunes. Esta última sirve para alimento animal y como fuente de una resina con usos farmacéuticos e industriales. En las zonas con cultivos de secano también se encuentran algunas especies anuales que sirven de alimento.

A diferencia de muchas partes del cordón montañoso de Zagros, el Valle de Houraman en general, y el área de Naw en particular, se encuentra en condiciones ecológicas razonablemente buenas. La variabilidad en la humedad, estructura y capacidad de retención de agua de los suelos, como también la distribución de las lluvias, la altitud y las laderas son algunos de los múltiples factores que han hecho posible la gran diversidad de los recursos genéticos. Entre las prácticas que contribuyen a esta biodiversidad, se pueden mencionar los siguientes factores.

La agrobiodiversidad en los recursos de semillas

La agrobiodiversidad de Naw ha demostrado ser muy fuerte. Hasta ahora, ha habido poca presión externa para reemplazar las variedades locales. Estas incluyen ocho variedades de trigo, cinco variedades de cebada y ocho de maíz; nueve de moras, cinco variedades de granadas, cuatro variedades de higos y nueve de peras y uvas respectivamente[318].

La gestión ambiental

La gestión ambiental de esta región depende del estilo de vida de las comunidades rurales. La mayoría de las aldeas del valle de Houraman tienen un esquema migratorio vertical, donde pasan un tercio del año en las tierras altas llamadas «hawar». Cada hawar tiene su propio nombre y actúa como una segunda aldea con producción, hábitat y sistema agrícola propios.

El agua necesaria para la población, la agricultura y los animales proviene de los manantiales. Las aguas residuales se almacenan en tanques de 6x4x1

metros aproximadamente y se usan para el riego de los huertos de nogales y hortalizas.

En el hawar, cada familia tiene un terreno y las tierras de pastoreo se cuidan como propiedad común. Parte de las tierras de pastoreo se protege y no se puede utilizar hasta el mes de mayo. En los meses restantes de primavera y verano, además del pastoreo extensivo, el pasto de las praderas gia-jar se cosecha tres veces. El pasto cosechado se deja secar y si es necesario se pisotea con bueyes o mulas y luego se lo almacena para alimentar a los animales de la aldea en el invierno.

En el hawar, los pobladores tienen sus modos tradicionales de proteger y mejorar las especies más apreciadas. Se recogen las semillas mientras los animales pastorean en su constante subida (similar al alpage en Europa). En la época de regreso a la aldea base, al final del verano, las semillas recogidas se dispersan en las praderas. Los animales se dejan en estas tierras, las fertilizan y su movimiento trabaja el suelo, enterrando las semillas. Cuando llega la próxima temporada de lluvias, las praderas se han renovado con esta vegetación.

La energía para cocinar y para procesar los productos lácteos se obtiene en el hawar podando las ramas principales de los robles. Hasta épocas recientes, los aldeanos a veces tenían que cortar árboles enteros para juntar leña para el invierno. Este fue uno de los factores que contribuyó a que se perdiera la capa vegetal y aumentaran las inundaciones de los campos. Últimamente, las agencias gubernamentales lograron suministrar combustible fósil, parafina (kerosene) por ejemplo. Esto redujo la tala de árboles y aumentó el interés de la población local para proteger las praderas y bosques. Como consecuencia, los habitantes de la región observan una mejora definitiva en la vegetación y una mayor abundancia de fauna salvaje. Las frecuentes inundaciones del pasado no han sido un problema en la última década. Esto se puede notar especialmente en los canales y barrancos, ricos en arbustos y árboles, lo que permite detener las aguas descendentes y evitar inundaciones.

En las tierras de cultivo, una vez que se cosecha el trigo y la cebada, la paja restante provee el alimento para los animales, mientras que en las praderas más altas, las pasturas se cosechan y se guardan como alimento para el invierno. Las hojas de los robles también se usan en pequeñas cantidades como alimento de los animales, el corte parcial tiene un efecto de poda en los árboles. El tiempo que los animales pasan en el hawar no es tanto como para dañar los árboles o las praderas, ya que como se los lleva a pastar más arriba, las laderas empinadas no se usan para pastoreo.

En el hawar, los pobladores tienen sus modos tradicionales de proteger y mejorar las especies más apreciadas. Se recogen las semillas mientras los animales pastorean en su constante subida.

Los sistemas agrícolas de Naw

El sistema agrícola de Naw es un conjunto interactivo de actividades agrícolas, hortícolas, de pastoreo y forestales (en general de cosecha). La agricultura cubre unas 700 ha de las cuales 40 son huertos parcialmente irrigados. Los cultivos de secano incluyen viñedos, granos y legumbres. Los higos y las granadas constituyen la mayor parte de la horticultura de huertos y los granos se siembran en otoño y se cosechan alrededor de junio.

El sistema de rotación agrícola depende de la calidad del suelo, los pronósticos de lluvias, la percepción de la situación en el mercado y la disponibilidad de mano de obra y herramientas agrícolas.

Las rotaciones más corrientes son:

 trigo-garbanzo-trigo;

 trigo-cebada-trigo;

 trigo-garbanzo-cebada-trigo.

El sistema de rotación está impulsado parcialmente por la demanda del mercado, pero también por las necesidades de la economía de subsistencia. Un factor importante que determina el papel dominante del trigo y la cebada en el sistema de rotación es la necesidad de alimentar a los animales. En el verano, se alimentan de los rastrojos de los granos y de las pasturas, mientras que en invierno comen paja, heno y cebada, además de los cortes de los árboles almacenados.

Los cultivos hortícolas de verano se plantan en una escala limitada, principalmente para satisfacer las necesidades familiares, aproximadamente 0,4 ha por hawar.

La mayor parte del estiércol animal se usa en los huertos, alrededor de 6-7 kg por árbol, y se coloca en septiembre. Las semillas que se usan para la agricultura son variedades autóctonas locales y los árboles que se plantan en los huertos también son recursos genéticos de la zona. En la región no se percibe que haya necesidad de insumos tales como semillas y plantines, fertilizantes y plaguicidas químicos o maquinarias agrícolas.

La principal plaga de los granos es la de langostas de Sunn, aunque no ha habido en esta área ningún brote importante. La manera que tienen los

agricultores de manejarla es por medio del humo. Los agricultores también dicen que los pájaros cazan las langostas y de este modo no causan grandes daños.

Los factores naturales y culturales, como la topografía, las precipitaciones, la tenencia de la tierra y la autosuficiencia, juegan un papel importante en la producción de los cultivos de secano, por ejemplo, los granos y las legumbres. Después de la nacionalización de las praderas por parte del Shah, las comunidades comenzaron a alejarse de ellas. Sólo algunos agricultores trataron en las últimas dos décadas de practicar el cultivo de secano en esas tierras con la idea de recuperarlas. Sin embargo, al darse cuenta de que este enfoque estaba causando la erosión del suelo y las inundaciones, comenzaron nuevamente a cuidar mejor las praderas.

Un factor importante que determina el papel dominante del trigo y la cebada en el sistema de rotación es la necesidad de alimentar a los animales.

La estructura económica

El ingreso anual promedio de cada hogar proveniente de los cultivos de secano y de los huertos es de 824 000 riales (470 $EE.UU.) y 830 000 riales (475 $EE.UU.), respectivamente. No se conocen datos sobre la cría de animales.

El ingreso que aporta la agricultura no es muy considerable, dado el nivel general del costo de vida. El ingreso más alto entre los cultivos de secano proviene del trigo y, entre los productos de huerto, del granado. El principal mercado de productos de la granada, especialmente su salsa y semillas, es en las aldeas vecinas. Se estima que un 80 por ciento de los productos agrícolas se usan para cubrir las necesidades de subsistencia y el resto se vende a los intermediarios en los mercados locales. En la actualidad no hay inversiones de los departamentos gubernamentales para mejorar la agricultura. El bajo nivel de producción comercial y los caminos de acceso deficientes desalientan el transporte en la región. La alta calidad de la granada que se produce en Naw, el uso de los métodos orgánicos naturales y el alto nivel de los conocimientos técnicos de los campesinos dan fundamentos para creer que si se recibiera ayuda habría un mercado potencial muy bueno para este producto fuera de la región.

La mano de obra para las tareas agrícolas y la cría de animales proviene del núcleo familiar, y en épocas de cosecha y demás actividades las distintas familias se ayudan entre sí. Las decisiones en cuanto a las obras públicas, como por ejemplo la apertura y cierre de las acequias de riego, la limpieza de los canales y la regulación del uso del agua en los huertos se toman en la

comunidad después de realizarse consultas entre los distintos miembros. Los usuarios realizan colectivamente estas obras bajo la supervisión de los ancianos de la comunidad. Las mujeres participan principalmente en la cosecha y en las actividades de procesamiento, por ejemplo la recolección de lentejas y garbanzos, la preparación de la salsa de granada, la recolección de uvas, pepinos y tomates. También tienen otras responsabilidades, como por ejemplo el traslado de piedras para la construcción, el pastoreo y ordeñe de los animales, el procesamiento de los lácteos, la recolección y transporte de la leña y abono para combustible, la recolección de plantas silvestres, el procesamiento de las pasas de uva y jarabe, el secado de los higos y las semillas de granada.

El comercio, cuando se realiza, es principalmente para cubrir las necesidades de las familias y no tiene fines de lucro. Aunque se utiliza el dinero, el trueque todavía caracteriza a las sociedades tribales de la región.

La alta calidad de la granada que se produce en Naw, el uso de los métodos orgánicos naturales y el alto nivel de los conocimientos técnicos de los campesinos dan fundamentos para creer que, si se recibiera ayuda, habría un mercado potencial muy bueno para este producto fuera de la región.

El tiempo promedio en personas-días (p-d) de trabajo manual utilizado por hectárea para los diferentes cultivos es 60 p-d, y puede ascender hasta 72 p-d en las tierras irrigadas pero sólo 20 p-d para los productos de secano. Dada la pirámide de edad de la aldea y las oportunidades limitadas de la agricultura del área, el tiempo sobrante de hombres y mujeres se dedica a la principal actividad no agrícola de Naw, la fabricación de giwah (giveh en persa), una especie de calzado tramado, hecho de algodón tejido en la parte superior y de algodón prensado en la suela. Esta actividad artesanal es típica de la región kurda y tiene un buen mercado local y nacional. En realidad, esta actividad aporta casi el 70 por ciento de los ingresos de la población. La segunda actividad de importancia económica es el trabajo estacional migratorio en las ciudades vecinas y distantes del país.

La actividad artesanal aporta casi el 70 por ciento de los ingresos de la población.

Algunas características sociales

En períodos de necesidad, las personas de diferentes familias colaboran entre sí con mano de obra o con productos agropastoriles, sin esperar una retribución inmediata. Las relaciones de parentesco y de clan son importantes en la región y la cooperación tanto a nivel individual como grupal es una fuerte tradición que tiene un alto valor social. Un ejemplo de esta cooperación es lo que se denomina «gol kardan» que incluye la siembra, el desmalezado y la cosecha. Los hombres de la aldea se dividen en diferentes equipos, cada uno bajo la dirección de un «berawan.» Cada equipo se hace cargo de un campo por vez hasta que el trabajo de todos está terminado. La recolección de la resina de los árboles de pistacho silvestre es otra de las actividades que se realizan colectivamente.

No existen las cooperativas formales en esta región. Los campesinos de la comunidad no tienen prácticamente ninguna relación con las instituciones gubernamentales, salvo un par de maestros de la escuela local. Si bien el Gobierno cuenta en la provincia con muchos organismos de investigación y desarrollo para temas como el cultivo de secano, la conservación del suelo y el agua, la mejora de las semillas y plántulas y las plagas y enfermedades de la flora, en realidad, los agricultores de la zona no tienen ninguna relación con ellos y no reciben ningún beneficio de su trabajo. La principal fuente de conocimiento técnico es el conocimiento tradicional e indígena adquirido a lo largo de siglos y transmitido de generación en generación.

Sistemas agrícolas, ecológicos y económicos

A pesar de la falta de acceso al asesoramiento «técnico» moderno y a los insumos agrícolas y el medio ambiente relativamente adverso dado lo empinado del terreno, la escasez de agua para una agricultura de riego extendida y la pobreza de los suelos, la comunidad ha logrado mantener un sistema razonablemente productivo, especialmente para cubrir sus necesidades de subsistencia. Esto se hizo a través de la aplicación del conocimiento y saber tradicional, los cultivos de secano extensivos y la integración de varios tipos de agricultura con la forestación, la recolección de productos forestales no madereros y el manejo de las praderas para la cría de animales. Los beneficios mutuos de la agricultura y la cría de animales permiten mantener una alta productividad en ambas actividades y resguardar las condiciones de los suelos y las pasturas.

La superficie promedio de tierra con cultivos de secano para cada familia es de 6 ha aproximadamente, unas diez veces más que las tierras con cultivos de riego anuales. La baja productividad total de los agroecosistemas y el carácter de subsistencia de la agricultura no permiten ahorrar. Por lo tanto, muchas de las familias viven en un estado de relativa pobreza. La subdivisión de los derechos de la tierra por razones de herencia puede convertirse en un problema futuro.

La sociedad de Naw desarrolló su sistema agrícola particular basado en sus condiciones climáticas, topográficas y de agrobiodiversidad, la predominancia de las tradiciones tribales y la dependencia de la agricultura y la cría de animales transhumante y estacional. Con estos elementos utilizó de manera sustentable su medio ambiente y sus recursos naturales.

Lecciones aprendidas

Las claves del éxito de los sistemas de sustento de la región de Naw son:

 la protección de los agroecosistemas sin insumos artificiales externos;

 la confianza de satisfacer las necesidades a través de una subsistencia basada en el agroecosistema;

 el uso de sistemas tradicionales de cooperación comunitaria y de manejo de los recursos;

 la falta de dependencia de actores externos o de organismos gubernamentales;

 la preservación de la biodiversidad biológica, silvestre y agrícola, a través de una variedad de enfoques de manejo agrícola y ambiental interdependientes y del uso óptimo de la migración estacional vertical para evitar el estrés excesivo de las praderas y los bosques.

ESTUDIO DE CASO 5: Proyecto de comercio equitativo de arroz orgánico: de vuelta a la escuela en los campos de los agricultores, Provincias de Surin y Yasothorn, Tailandia

Antecedentes

El proyecto y las organizaciones

El arroz Jazmín es uno de los arroces más famosos del mundo por su fragancia y delicadeza, y la región noreste de Tailandia hospeda el arroz jazmín de mejor calidad. Hace unos diez años, se inició un proyecto comercial con la colaboración de varias ONG tailandesas de Surin y Yasothorn y una organización suiza de comercio equitativo, llamada Claro. Alrededor de 1996, el proyecto se extendió e incluyó la agricultura orgánica como su objetivo central. Los grupos a los que está dirigido en la actualidad son agricultores en pequeña escala con propiedades de 4,10 ha promedio por familia. Todos los productores son miembros de las organizaciones agrícolas locales. Los de la provincia de Surin son miembros del Grupo de Agricultura Natural (NAG) patrocinado por ONG locales (por ejemplo, Apoyo Agrícola de Surin (SFS)) y los de la provincia de Yasothorn pertenecen a la organización de agricultores independientes llamada Red de Grupos de Agricultores (FGN-Yasothorn). El arroz se comercializa a través de la Cooperativa de la Red Verde. El proyecto de comercio equitativo de arroz orgánico se lleva a cabo a través de las organizaciones agrícolas locales, las ONG de la región, la Fundación de Red Terrestre y la Cooperativa de la Red Verde.

La región noreste de Tailandia hospeda el arroz jazmín de mejor calidad.

La agricultura y la situación socioeconómica

Topográficamente, la región del noreste, conocida con el nombre local de Isan, está dominada por la Altiplanicie de Khorat y limita al norte y este con el Río Mekong. La zona norte tiene algunas montañas altas y varias mesetas

que oscilan entre los 300 y los 1 200 metros sobre el nivel del mar. El suelo es pobre, y en varias partes de la región, se pueden encontrar depósitos de sal en el subsuelo. Se calcula que aproximadamente 2 848 millones de hectáreas de tierra (16,9 por ciento) están afectadas por la salinidad del suelo.

Resumen de las organizaciones productoras de Surin y Yasothorn

Productores de Surin Productores de YasothornOrganización agrícola Grupo de Agricultura

NaturalRed de Grupos de Agricultores de Yasothorn

Fundada 11 de junio de 1992 8 de marzo de 1996Zonas de funcionamiento 10 subdistritos de 6

distritos de Surin43 subdistritos de 8 distritos de Yasothorn (Noreste de Tailandia)

Total de miembros 456 familias agrícolas 7 087 familias agrícolasMiembros que solicitaron la certificación orgánica en el año 2001

113 familias 192 familias

Total de agricultores en la provincia

167 362 familias 70 514 familias

Total de tierra arrocera en la provincia

467 000 hectáreas 174 000 hectáreas

ONG que apoyan la organización de productores

Apoyo Agrícola de Surin Ninguna

Coordinador del proyecto Fundación de Red Terrestre (Earth Net Foundation): una ONG nacional cuyo objetivo principal es promover la agricultura orgánica

Cooperativa de la Red Verde (Green Net Cooperative): una organización tailandesa de comercio equitativo

Aproximadamente un 68,6 por ciento de las tierras agrícolas del noreste están cultivadas con arroz. El arroz se cultiva predominantemente en las llanuras durante la temporada de lluvias; las variedades locales se destinan al consumo familiar mientras que las variedades de mayor rendimiento o las más valiosas se envían a los mercados. En las tierras altas, se cultivan diversos cultivos comerciales, incluyendo la tapioca, la caña de azúcar, el maíz, el frijol y el yute.

La región del noreste es también la zona más pobre del país. El ingreso anual promedio es aproximadamente un tercio del ingreso nacional, es decir 19 331 Baht (alrededor de 450 $EE.UU.). Casi la tercera parte de la población del noreste trabaja en el sector agrícola.

Agricultura convencional

Todas las granjas son de secano. Las precipitaciones promedio en Surin son de 1 440 mm mientras que Yasothorn tiene precipitaciones levemente más altas, 1 800 mm. La mayoría de las granjas tienen suelos de arena y arcilla con bajo contenido de materia orgánica. La erosión del suelo es limitada

porque la tierra es plana, los agricultores construyen pequeños diques para regular el agua y detener el flujo del agua de superficie, y además tienen en sus arrozales árboles perennes que sirven como escudos efectivos contra el viento.

El programa de cultivos comienza en mayo después de las primeras lluvias. Los agricultores aran la tierra para quitar las malezas. Los deshechos de las malezas se incorporan al suelo y se dejan descomponer. Después de la descomposición, se vuelve a arar para aflojar la capa fértil y allanar el campo para regular el nivel del agua. Tradicionalmente se usaban búfalos para preparar la tierra; sin embargo, cada vez más se usan arados mecánicos. Las plántulas de arroz se preparan durante la etapa de preparación de la tierra y se transplantan en los campos entre junio y agosto. El arroz es un cultivo anual y necesita entre unos 90 y 120 días para madurar. Se deja que el grano se seque en el campo antes de la cosecha a fines de noviembre y se prolonga hasta diciembre. Se realizan muy pocas actividades agrícolas después de la cosecha del arroz porque no hay agua suficiente durante la estación seca. En las áreas irrigadas, los agricultores plantan cultivos leguminosos (por ejemplo, maní o frijol de playa) o cultivos comerciales (por ejemplo, melón) en los campos arroceros, y algunos también cultivan hortalizas durante el invierno (entre diciembre y verano) ya que hay pocos problemas de plagas en este período.

El arroz se cultiva sólo una vez al año y por lo tanto sufre pocos problemas de infestación de plagas. La principal plaga que los agricultores denuncian es la del cangrejo de agua dulce. Según el método convencional, se la controla con una mezcla de plaguicidas con arroz hervido y se la aplica en el momento. Los agricultores también aplican fertilizantes sintéticos a las plántulas después del transplante justo antes de la floración. Una aplicación promedio de fertilizante químico oscila entre 15-29 kg/rai (94-180 kg/hectárea).

Agroecosistema

Desde principios de la década de los setenta, las ONG locales lanzaron diversos programas de desarrollo comunitario en la región noreste del país. Estos programas se concentraban en actividades de autoayuda, como por ejemplo, bancos de arroz, tiendas en las aldeas, grupos de ahorro, medicina a base de hierbas y cultivos de subsistencia. Algunas ONG también dieron su apoyo a las organizaciones de agricultores para establecer un molino arrocero como un medio de mejorar el bienestar económico de los miembros. Con la mayor toma de conciencia de los temas ambientales a mitad de los ochenta, muchos organismos se embarcaron en actividades agrícolas ecológicas. Para los agricultores, esto significó una oportunidad de restablecer un equilibrio ecológico, de reducir el uso de agroquímicos y la

dependencia de los caros insumos externos, de mejorar la fertilidad de los suelos y obtener un sobreprecio (si la granja es una granja orgánica certificada).

Propósitos y objetivos del proyecto

El propósito del proyecto de comercio equitativo de arroz orgánico es el desarrollo humano a través de la producción ecológica. Es una convicción de los promotores que la producción ecológica, especialmente la agricultura orgánica, constituye una solución para las familias agrícolas tailandesas. La producción de alimentos y fibras en Tailandia es en la actualidad insostenible porque las prácticas agrícolas se basan en los agroquímicos y en la explotación de los recursos naturales. La agricultura orgánica que enfatiza la conservación y rehabilitación es una solución para la falta de sostenibilidad del medio ambiente y para lograr el uso sostenible de los recursos naturales. Al mismo tiempo, a medida que hay más consumidores en todo el mundo que demandan alimentos más seguros y una agricultura con responsabilidad ambiental, los productos orgánicos tienen mejores oportunidades de acceder a los mercados. Esto a su vez garantiza ingresos más justos para las familias agricultoras orgánicas en pequeña escala.

El propósito del proyecto de comercio equitativo de arroz orgánico es el desarrollo humano a través de la producción ecológica.

El objetivo del proyecto, «colocar al agricultor en el centro del proceso de desarrollo» tiene en cuenta tres aspectos interconectados:

 toma de conciencia y responsabilidad ética;

 capacidades y tecnología apropiadas;

 organización de base.

La toma de conciencia no es suficiente para convencer a los productores para que cambien sus métodos de producción y utilicen un camino más sostenible. Por esta razón la toma de conciencia debe estar ligada a la responsabilidad ética. Una dinámica de acción-reflexión donde el productor reflexiona sobre sus prácticas permite una mayor toma de conciencia mientras que un rendimiento más justo de los productos de la granja le ofrece al productor un incentivo para comprometerse y responsabilizarse éticamente. El proyecto está convencido de que un proyecto de desarrollo de la agricultura orgánica también debe incoporar actividades de aprendizaje prácticas donde el productor tenga la oportunidad de practicar y reflexionar sobre sus acciones y aportar oportunidades de comercio equitativo, ofreciendo precios más justos por los productos orgánicos. Para poder obtener rendimientos justos, el proyecto orgánico debe incluir como

componente clave el procesamiento y la gestión postcosecha (por ejemplo, garantía de la calidad y desarrollo del producto).

Las habilidades prácticas y la tecnología apropiada son fundamentales para la producción ecológica. Una de las mayores restricciones de la agricultura orgánica es la falta de habilidades prácticas y tecnologías apropiadas que el agricultor pueda implementar en su granja. Si bien con frecuencia el conocimiento indígena es elogiado, se hacen pocos esfuerzos concretos para revitalizarlo y sobre todo para mejorarlo para que pueda ofrecer soluciones prácticas a los problemas actuales que enfrentan las comunidades agrícolas locales. El proyecto está abocado al desarrollo tecnológico participativo y al aprendizaje, y utiliza dos metodologías conocidas como «Escuela de campo para agricultores» (FFS) y «Desarrollo tecnológico participativo» (PTD) como herramientas principales para desarrollar la tecnología y las habilidades agrícolas orgánicas apropiadas mientras que también se incorporan los conocimientos indígenas locales. Cree que las organizaciones de productores desempeñan un papel clave en la agricultura orgánica y que se deben fortalecer para prestar servicios tecnológicos eficaces a sus miembros, reafirmando la responsabilidad ética y ocupándose de los productos orgánicos.

Las «Escuelas de campo para agricultores» y el «Desarrollo tecnológico participativo» son las herramientas principales para desarrollar la tecnología y las habilidades agrícolas orgánicas apropiadas mientras que también se incorporan los conocimientos indígenas locales.

Enfoque y actividades del proyecto

El proyecto trabaja con organismos locales dedicados a la agricultura orgánica y al desarrollo sostenible para crear un programa de conversión orgánica que consta de tres componentes principales: desarrollo técnico en escuelas de campo para agricultores, acceso a los mercados y certificación orgánica.

Antes de que el programa comience, se realiza un estudio de campo para recoger información sobre las organizaciones de productores, las prácticas agrícolas actuales, el uso de agoquímicos y los esquemas de cultivos. Esta información sirve de base para evaluar la viabilidad del proyecto y las posibilidades del mercado. Si el proyecto es viable, se organizan a continuación una serie de talleres y actividades de capacitación. Los dos primeros talleres se diseñan para informar a los futuros productores y analizar con ellos los requisitos de la agricultura orgánica (por ejemplo, principios, normas y certificación, calidad de los productos), el rol de la organización de productores y los principales componentes y procesos del proyecto. En esta etapa, se analizan y acuerdan los roles y responsabilidades

de los participantes (productor, organización de productores, procesador, organización no gubernamental, Cooperativa de la Red Verde) que participan del proyecto. También se estudian los sobreprecios garantizados de los productos y el nivel de calidad aceptable. El sobreprecio se determina en conjunto en un taller de costos de producción en el que los productores participantes calculan los costos de producción y estiman un nivel apropiado de sobreprecios orgánicos.

Se organiza un taller de desarrollo tecnológico de la agricultura orgánica con la Escuela de campo para agricultores (FFS). La FFS es un enfoque de aprendizaje participativo para adultos donde, durante la temporada de cultivos, los agricultores participantes se reúnen regularmente (por ejemplo cada 7, 10 o 14 días) para aprender sobre el manejo agroecosistémico de un campo orgánico seleccionado, conocido como «campo escuela». En este campo escuela, el terreno se divide por la mitad, en una parte se cultiva arroz convencional, en la otra arroz orgánico. El campo con arroz convencional se maneja de la misma manera en que los agricultores locales manejan sus propios campos convencionales, mientras que el campo orgánico se maneja de acuerdo con las normas orgánicas, con decisiones conjuntas respecto a la fertilización y las estrategias de control de plagas. Se estimula a que los agricultores participantes observen ambos campos con condiciones similares a las de sus propios campos, y comparen el crecimiento y el rendimiento de los cultivos. Este ejercicio se realiza en pequeños grupos para facilitar una participación activa y un desarrollo grupal. El grupo discute y analiza las condiciones agrícolas y luego elabora recomendaciones de manejo orgánico para el campo escuela. En una sesión plenaria, cada grupo presenta sus observaciones y sugerencias y un facilitador sintetiza las recomendaciones. Estas recomendaciones de manejo se prueban en el campo escuela y los agricultores pueden observar los resultados en la próxima sesión de aprendizaje. A través de este proceso, los agricultores tienen oportunidad de compartir los conocimientos autóctonos y aprender diferentes alternativas de manejo orgánico aplicables a sus situaciones locales. Algunos agricultores adoptan las recomendaciones en sus granjas después de observar los resultados obtenidos en los campos escuela.

Se estimula a que los agricultores participantes observen ambos campos con condiciones similares a las de sus propios campos, y comparen el crecimiento y el rendimiento de los cultivos.

Aparte de la actividad de campo, el facilitador FFS también organiza actividades grupales para fortalecer la organización de productores. Además, los agricultores pueden adquirir conocimientos nuevos sobre diferentes tópicos en un sesión de «temas especiales». En esta oportunidad, se incluyen

temas diversos, como por ejemplo la producción de compost, las normas orgánicas y los requisitos de certificación.

Como cada sesión FFS dura medio día y se organiza a intervalos regulares durante toda la temporada de cultivos, al finalizar el curso FFS, los agricultores participantes pueden acumular los conocimientos tecnológicos básicos de la agricultura orgánica. Esta metodología es mucho más efectiva como proceso de aprendizaje que los métodos tradicionales de capacitación donde los agricultores se sientan a escuchar clases de capacitación durante todo un día o a lo largo de varias jornadas. La FFS se puede extender a la estación seca cuando se siembra un cultivo de rotación y puede continuar un segundo año.

En algunos grupos de productores donde los agricultores participantes están interesados en probar técnicas adicionales no incorporadas a la FFS, se organiza una actividad de Desarrollo técnológico participativo (PTD). En este taller, primero se analiza y evalúa una técnica específica. Luego, el grupo comienza un ensayo de campo en los propios campos de los participantes. Los resultados se presentan más tarde ante el grupo para compartir las conclusiones obtenidas. Una vez finalizado el curso, se fomenta que los agricultores continúen trabajando juntos para desarrollar otras tecnologías ecológicas utilizando la metodología PTD. Esto permite que diseñen y controlen el proceso de desarrollo tecnológico apropiado a sus cambiantes condiciones agroeconómicas locales.

Componentes y actividades fundamentales del programa de conversión orgánica

Actividades Días/Período ObjetivosEstudio de campo 1-2 días

 Recopilación de información sobre las prácticas de labranza actuales y la situación agrícola

Taller de capacitación # 1:

Proyecto de conversión orgánica

2-3 días Principios de la agricultura orgánica

 Componentes y actividades del programa de conversión orgánica

 Participación y responsabilidad de los agricultores

Taller de capacitación # 2:

Normas y certificación orgánica

2-3 días Capacitación sobre las normas orgánicas y los

requisitos de certificación

 Fijación de precios orgánicos a través de un ejercicio participativo de análisis de costos y precios

 Preparación para las Escuelas de campo para agricultores

Escuela de campo para agricultores

Cada 7 - 14 días durante la temporada (sesiones de medio día)

 Análisis agroecológico

 Dinámica de grupo

 Tópicos especiales sobre temas de interés de los agricultores

Desarrollo de la tecnología orgánica

Opcional Desarrollo de tecnología adicional empleando

un modelo de desarrollo técnico participativoSeguimiento y observación del campo

2 - 3 veces por año Seguimiento del campo por medio de un sistema

de control interno como parte del proceso de certificación orgánica

Evaluación Una vez por año Debate general con todos los agricultores

participantes para evaluar las actividades del programa y planificar actividades futuras

Como el proyecto requiere una certificación orgánica, se cuenta con un certificador orgánico privado de la región, el organismo de Certificación de Agricultura Orgánica Tailandesa (ACT). En noviembre del año 2001, ACT obtuvo la acreditación ante la IFOAM a través del Servicio de Acreditación Orgánica Internacional (IOAS). Como el proyecto trabaja con agricultores en pequeña escala, la certificación orgánica se otorga a grupos de productores, y las entidades autorizadas son las organizaciones de agricultores. Éstas reciben el apoyo necesario para desarrollar Sistemas de Control Internos (ICS) y supervisar el cumplimiento de las normas orgánicas. Se capacita a los dirigentes agrícolas y a su personal (a veces también pueden ser personal de una ONG) para implementar los ICS y realizar seguimientos e inspecciones de las granjas. Esto fortalece aún más las organizaciones de productores y garantiza el cumplimiento de las normas orgánicas y los requisitos de certificación.

Durante la temporada agrícola, los participantes pueden necesitar insumos orgánicos, como por ejemplo abono animal, no disponibles en cantidades suficientes en las localidades cercanas. En general, el Proyecto ayuda a que las organizaciones de productores identifiquen las fuentes de esos insumos agrícolas y también puede colaborar para solicitar créditos.

Después de la cosecha, el producto orgánico se envasa y etiqueta en bolsas específicas provistas por el Proyecto. Las bolsas identifican distintos tipos de arroz, (por ejemplo, orgánico y en proceso de conversión). Luego se las envía al depósito del molino arrocero. El proyecto también ayuda a que el molino arrocero (manejado por las organizaciones de agricultores) desarrolle

un proceso de seguridad de la calidad para sus operaciones de molienda y empaquetado.

Las organizaciones de agricultores reciben el apoyo necesario para desarrollar Sistemas de Control Internos (ICS) y supervisar el cumplimiento de las normas orgánicas.

Producción de arroz orgánico

El cultivo de arroz orgánico es similar al cultivo convencional descripto anteriormente. Las diferencias son:

 en lugar de fertilizantes químicos, se usa abono animal estacionado (bolas de estiércol de gallinas y vacas);

 el control de plagas se realiza a través de métodos físicos (por ejemplo, desmalezado manual y trampas para cangrejos);

 se usan abonos verdes, por ejemplo:

 habichuela dorada (Vigna radiata L.), sembrada al voleo junto con el arroz;

 sesbania (Sesbania rostrata) sembrada a principios de la temporada de lluvias;

 frijol de playa (Canavalia ensiformis) sembrado a principios de la temporada de lluvias o después de la cosecha del arroz como cultivo de rotación.

No se practica la intercalación porque el cultivo de arroz es semiacuático. La rotación de cultivos existe en escala limitada ya que no hay agua para riego durante la estación seca. Se encuentran árboles perennes aislados que pueden resistir las sequías y la saturación hídrica (se calcula que entre un 5 y 10 por ciento de los campos están cubiertos por árboles) y mantienen una cierta biodiversidad en las granjas. Algunos agricultores tratan de plantar arbustos o árboles en el perímetro de los campos pero la mayoría no sobrevive la estación seca. Sin embargo, el Proyecto fomenta esta práctica y pide que los agricultores le den más importancia a esta tarea.

La región está localizada en un área de suelos arenosos -con algunas excepciones de suelos de arcilla-, y poca fertilidad. En ambos casos, el contenido de materia orgánica es bajo. La erosión no es un problema serio

debido a los terraplenes que reducen la erosión del suelo causada por el desplazamiento del agua de superficie. El tema más desafiante de este proyecto es el manejo de la fertilidad de los suelos.

Algunas granjas convencionales practican la quema de paja y todos los años hay incendios incontrolados en las granjas orgánicas.

Se practica la rotación de cultivos sólo en zonas limitadas y se debe en general a la falta de agua. En esos casos se siembran después de la cosecha del arroz ciertas legumbres, por ejemplo frijol de playa o maní. Los agricultores que tienen acceso a un estanque o pozo de agua cultivan el repollo chino para consumo familiar y para comercializar en el mercado local (principalmente en la aldea) después de haber cosechado el arroz. El cultivo de hortalizas también cumple con las normas orgánicas de ACT pero no se venden como productos orgánicos certificados porque los mercados locales no requieren un sello de certificación. Las ONG locales venden algunas verduras a los consumidores provinciales con un pequeño sobreprecio pero otras se venden a los comerciantes locales convencionales sin ninguna prima.

El tema más desafiante de este proyecto es el manejo de la fertilidad de los suelos.

Manipulación y procesamiento postcosecha del arroz orgánico

La cosecha y la trilla se hacen manualmente. Sin embargo, como cada vez se utilizan más trilladoras, si la máquina no está perfectamente limpia antes de cambiar a los cultivos orgánicos, hay riesgo de contaminación con los productos convencionales. Los agricultores orgánicos aprenden técnicas de limpieza apropiadas antes de trillar el arroz orgánico.

Antes de la cosecha, las organizaciones de productores realizan una encuesta de cada campo orgánico y calculan el rendimiento probable. Se distribuyen bolsas de polietileno entre todos los agricultores orgánicos (tanto aspirantes como miembros activos). Las bolsas llevan una etiqueta de «orgánico» o «en conversión» y tienen espacio para incluir el nombre y el número de identificación del agricultor.

Después de la trilla, algunos agricultores almacenan el arroz en sus casas mientras que otros lo transportan al molino arrocero de la organización de productores.

Después de la trilla, algunos agricultores almacenan el arroz en sus casas mientras que otros lo transportan al molino arrocero de la organización de productores. El arroz almacenado se guarda en una finca especial contigua a

la casa. Durante el almacenamiento, el arroz con cáscara orgánico se conserva en bolsas de polietileno de 40 kg. No se utilizan sustancias prohibidas durante las operaciones de postcosecha y de almacenamiento.

Cuando hay un pedido de compra, el molino arrocero organiza la molienda y vende el arroz elaborado a la Cooperativa de la Red Verde (GNC). Luego se envía al Fondo Arrocero (en Surin) para que lo empaqueten de acuerdo con los requisitos de los clientes.

Expansión de la superfice de arroz orgánico organizada por el proyecto

(1 hectárea = 6.25 rai)

Análisis y lecciones aprendidas

En términos de producción ecológica, el proyecto tuvo bastante éxito en su objetivo de apoyar la conversión a la agricultura orgánica. El índice de crecimiento en los últimos dos años ha sido notable y las tierras certificadas se duplicaron. La figura siguiente muestra la expansión de la superficie de arroz orgánico organizada por el Proyecto. Es interesante notar que durante 1999, el número de granjas de arroz orgánico disminuyó. La razón de este fenómeno es que ACT implantó normas orgánicas más estrictas, por ejemplo no se permitió más la conversión parcial. Como consecuencia, algunos agricultores sintieron que no podían continuar el proceso de certificación y abandonaron. Al año siguiente, el Proyecto extendió su

apoyo técnico a los que habían abandonado y a los nuevos agricultores que deseaban completar su proceso de conversión total. La conversión requiere un mínimo de 12 meses para los cultivos anuales y comienza a partir de la fecha en que el agricultor solicita el sistema de control interno del Proyecto. La conversión se puede prolongar si el campo tiene un fuerte historial de agroquímicos. Este apoyo va acompañado con créditos para fertilizantes orgánicos que otorga el proyecto para que los agricultores participantes puedan garantizar que los rendimientos de los campos se puedan mantener durante el período de conversión. Esto permitió que un mayor número de agricultores convirtiera con éxito todos sus campos de arroz a la agricultura orgánica.

Algunos de los beneficios sociales y agroecológicos que se desprenden del Proyecto de Comercio Equitativo de Arroz Orgánico son:

La mejora de la estructura del suelo

El beneficio que más frecuentemente se menciona entre los agricultores orgánicos es que «la tierra es más negra y más suave». Esto se puede atribuir a la reincorporación de la materia orgánica en el suelo. La paja y los tallos del arroz, que anteriormente se quemaban, se vuelven a invertir en la tierra. El abono animal y verde que los agricultores aplican también le añaden materia orgánica al suelo. Todo esto contribuye a mejorar su estructura física ya que la materia orgánica en descomposición le agrega humus a la tierra.

La conservación de los recursos naturales

Como se menciona anteriormente, los agricultores han conservado árboles perennes en los arrozales de la región de Isan. El proyecto contribuye también a esta conservación porque requiere que se mantengan los árboles que ya existen. El cese de la aplicación de agroquímicos, tanto fertilizantes como plaguicidas sintéticos, significa que se agregan menos sustancias dañinas al ecosistema local, contribuyendo así al mantenimiento de una ecología equilibrada.

La biodiversidad mejorada

El cese en el uso de agroquímicos ayudó a que aumentara la población animal en el ecosistema del arroz. Los agricultores observan un incremento de enemigos naturales, por ejemplo, arañas, aves y peces.

La salud

Los agricultores de arroz orgánico tienen menos riesgo de exposición a los plaguicidas, especialmente si se considera que en los arrozales trabajan parados en el agua, que anteriormente estaba contaminada con pesticidas. Por otra parte, los campos de arroz se han convertido en una fuente importante de alimentos más sanos y saludables, incluyendo hortalizas y animales (principalmente los peces naturales) para el consumo familiar.

Los campos de arroz se han convertido en una fuente importante de alimentos más sanos y saludables, incluyendo hortalizas y animales (principalmente los peces naturales) para el consumo familiar.

Beneficios económicos

El Proyecto de Comercio Equitativo de Arroz Orgánico se basa en los principios del comercio equitativo. Se le garantiza al arroz orgánico producido un sobreprecio justo. El precio se fija teniendo en cuenta los costos de producción. En la actualidad, el arroz elaborado certificado se compra localmente a los agricultores a 10 TBT/kg (0,24 $EE.UU.), 8 TBT/kg (0,19 $EE.UU.) por el arroz elaborado en conversión, y 7 TBT/kg (0,167 $EE.UU.) para el arroz orgánico no certificado. Se trata de un sobreprecio significativo ya que el arroz elaborado convencional se vende actualmente a sólo 4,7 TBT/kg (0,11 $EE.UU.). Estos precios de salida de la granja incluyen el sobreprecio orgánico y el sobreprecio del comercio equitativo. El sistema de sobreprecios permitió que los productores de arroz orgánico duplicaran sus ingresos en los últimos dos años.

El principal mercado para el arroz orgánico de comercio equitativo se encuentra en Europa a través de la Asociación Europea de Comercio Equitativo y diversas cooperativas de consumidores. Por año se venden unas 250 toneladas de arroz a través de estos canales. Pero no todo el arroz orgánico no certificado y en conversión es absorbido por el sistema de comercio equitativo, aunque el proyecto esté comprometido a comprarle a los agricultores el producto (con sobreprecio). El excedente se vende localmente en el mercado convencional a precios locales (sin ningún sobreprecio), y la pérdida la absorbe el Proyecto.

Otro beneficio económico importante es el control del proceso de producción que realiza el agricultor. Esto significa que los granjeros no sólo ejercen el manejo y el control a nivel de la granja, sino también controlan el procesamiento y elaboración (es decir, el molino arrocero) y hasta cierto punto controlan el mercado, a través de la Cooperativa de la Red Verde. De esta manera, los agricultores pueden garantizar los máximos beneficios en forma directa y determinar su distribución.

Estos precios de salida de la granja incluyen el sobreprecio orgánico y el sobreprecio del comercio equitativo. El sistema de sobreprecios permitió que los productores de arroz orgánico duplicaran sus ingresos en los últimos dos años.

Restricciones

Hasta el momento, el proyecto ha tenido un gran éxito. Todos los años, un creciente número de agricultores se muestran interesados en participar a medida que se enteran de los beneficios que aporta. Sin embargo, también existen algunas restricciones para su expansión:

Conversión

El período de conversión orgánica es normalmente de 1 a 3 años; sin embargo ATC fija un mínimo de 12 meses para el arroz. En ese período, los productores deben cumplir totalmente con las normas orgánicas, por ejemplo, no aplicar sustancias prohibidas, y con el «manejo positivo», es decir, mejorar la fertilidad del suelo y prevenir la contaminación. También deben someterse a las inspecciones del cuerpo de certificación.

Existen dos grandes problemas durante la conversión orgánica: uno tecnológico y el otro financiero. Durante la conversión orgánica, los agricultores deben planificar y manejar sus granjas cuidadosamente de acuerdo con las normas orgánicas y los requisitos de certificación. Esto supone un conocimiento tecnológico apropiado de los cultivos, las condiciones ecológicas locales y la demanda del mercado para que la producción se pueda mantener sin pérdidas significativas. El apoyo es fundamental durante este período; de lo contrario, hay un alto riesgo de que los agricultores abandonen la conversión.

Otro problema es que los productos cultivados o cosechados durante este período no se pueden etiquetar con un sello orgánico. En los mercados de la Unión Europea, Japón y Estados Unidos, los productos orgánicos en conversión no pueden venderse como orgánicos y por lo tanto no pueden exigir un sobreprecio. Como el proyecto está vinculado con la Cooperativa de la Red Verde (GNC) que adoptó una política de comercio equitativo, el arroz en conversión se vende en el mercado interno y en el de exportación como arroz de comercio equitativo. Sin embargo, como se mencionó anteriormente, no todo el arroz que no tiene certificación y el de conversión se puede vender con un sobreprecio para cubrir los costos adicionales, especialmente en el mercado interno donde el comercio del arroz es muy competitivo. Esto significa que la GNC debe correr con los costos más altos del arroz de conversión. En los casos en que no existe una organización local de comercio equitativo como la GNC o los productores no tienen

acceso a los mercados de comercio equitativo, es económicamente difícil que los agricultores emprendan la conversión orgánica. Por consiguiente, es necesario un subsidio durante la conversión inicial de modo que los agricultores estén recompensados por sus esfuerzos desde el comienzo.

Los productos orgánicos en conversión no pueden venderse como orgánicos y por lo tanto no pueden exigir un sobreprecio... el arroz en conversión se vende en el mercado interno y en el de exportación como arroz de comercio equitativo.

Beneficios socioeconómicos

A pesar de este éxito, la mayoría de los agricultores no se convierte. La lentitud se puede atribuir a factores socioeconómicos. Casi todos los agricultores sufren presiones financieras para mantener la productividad de sus granjas y pagar los préstamos que obtuvieron. Al mismo tiempo, han sido adoctrinados para creer que el uso de agroquímicos garantiza buenos rendimientos y que representa una práctica agrícola «moderna». Los agricultores que «regresan» a la práctica de no usar agroquímicos son vistos como atrasados. La actitud de «esperar y ver» y el obstáculo mental de la «agricultura moderna» indican que la mayoría de los agricultores no están convencidos aún que la agricultura orgánica y el comercio equitativo puedan ofrecer una solución para el desarrollo agrícola.

Manejo del proyecto

El proyecto implica la presencia de algunas organizaciones no gubernamentales como elementos complementarios. Las ONG locales tienen en general su propia agenda e intereses y no están necesariamente listas para comprometerse totalmente con el proyecto. Por otra parte, estas ONG dependen de fuentes de financiación externas que sólo pueden estar garantizadas durante 2 o 3 años, tras lo cual se debe enviar y aprobar una nueva propuesta. El proyecto está tratando de resolver este problema creando un fondo de reserva de extensión orgánica con una proporción fija del ingreso de las ventas. Sin embargo, las ventas totales son todavía pequeñas para apoyar un servicio de extensión viable. Para lograr una masa crítica de sustentabilidad, es necesario una inversión inicial, ya sea a través de un fondo de desarrollo o de fuentes privadas.

La actitud de «esperar y ver» y el obstáculo mental de la «agricultura moderna» indican que la mayoría de los agricultores no están convencidos aún de que la agricultura orgánica y el comercio equitativo puedan ofrecer una solución para el desarrollo agrícola.

La contribución a un desarrollo sostenible

A partir de la evaluación interna del proyecto, se puede observar que los productores participantes obtuvieron ingresos más altos pero también contraen más deudas durante el período inicial. La mayor parte de la deuda no se relaciona con la agricultura orgánica sino más bien con un aumento en el consumo personal, por ejemplo motocicletas (para los jóvenes), refrigeradores, televisores y maquinarias agrícolas. Aunque es comprensible que los agricultores deseen utilizar sus ingresos más altos para bienes que les brindan confort y comodidad, no es claro dónde se debe trazar la línea de «lo apropiado». El incremento en los ingresos y el incremento correspondiente en las deudas no es justificable en términos de un desarrollo sostenible. Por lo tanto, el proyecto decidió en el año 2001 atender las cuestiones del consumo en las comunidades rurales a través de un esquema «independencia y autosuficiencia». El propósito de este plan es fomentar que los agricultores produzcan lo que «necesitan» y recortar lo que «desean». Esto incluirá el análisis de los ingresos y egresos familiares, la producción colectiva de fertilizantes orgánicos (por ejemplo, compost), el desarrollo de los mercados locales y el comercio directo entre las comunidades.

Otra limitación importante tiene que ver con la seguridad alimentaria. En la actualidad, casi todos los agricultores destinan parte de sus tierras al cultivo de variedades locales de arroz para el consumo familiar. De esta manera la familia se asegura el abastecimiento de arroz. El proyecto se enfocará en la producción de otros alimentos, como por ejemplo hortalizas y peces, para garantizar la seguridad alimentaria a nivel de las familias y la comunidad.

Lecciones

La clave del éxito del proyecto de comercio equitativo de arroz orgánico es el programa de manejo integral que abarca el apoyo técnico, el servicio de extensión, la manipulación postcosecha, el procesamiento y la comercialización equitativa. Los componentes fundamentales del programa son:

 La clara división de los roles y responsabilidades de cada uno de los actores y la distribución transparente de los beneficios. Esto permite que todos los grupos de interés sepan qué se espera de ellos y qué pueden esperar ellos del proyecto. Cuando la relación es clara, entonces se produce una sinergia entre el compromiso y la cooperación.

 La extensión participativa y el desarrollo tecnológico. Esto fomenta que los agricultores tomen el control de su sistema productivo e intensifiquen la confianza a través del aprendizaje en sus propios campos.

 La garantía del sobreprecio asegura que los agricultores puedan vender sus productos orgánicos a un precio justo. Desde el año 2001, el precio con prima de la Cooperativa de la Red Verde se fijó en 10 TBT/kg de arroz (el precio de mercado en enero de 2002 era 4,7 TBT/kg).

 La planificación y el manejo general de la cadena de abastecimiento garantiza que la operación de cada etapa se planifique y se sincronicen los eslabones (desde la producción hasta la comercialización).

El Proyecto terminó la etapa experimental preliminar y ahora está comenzando su etapa de expansión. Todavía resta mejorar el diseño de muchos de sus componentes.

La planificación y el manejo general de la cadena de abastecimiento garantiza que la operación de cada etapa se planifique y se sincronicen los eslabones (desde la producción hasta la comercialización).

ESTUDIO DE CASO 6: La agricultura orgánica y el sustento rural en el Distrito de Iganga, Uganda

Antecedentes

Ubicación y cobertura del proyecto

El proyecto «Erradicación de la pobreza a través de las tecnologías sustentables en el medio ambiente» (PEEST) se implementó en el Distrito de Iganga a partir de junio de 1997 a cargo de la Red Africa 2000[319]. El objetivo del proyecto es combatir la degradación del medio ambiente promoviendo el desarrollo sostenible para mejorar el sustento de los pequeños agricultores del Distrito. El Distrito de Iganga[320] está ubicado al este de Uganda entre las latitudes 10 00’ S - 10 06’ N y las longitudes 330 57’ E - 330 12’ E. El promedio de precipitaciones anuales es de aproximadamente 1 250 mm a lo largo de 100 - 130 días por año y se asocia principalmente con las bajas presiones de abril-mayo y septiembre- noviembre. Los suelos son predominantemente ferralíticos con suelo franco arenoso marrón rojizo. La roca madre de los suelos es gneis, granito y cuarcita. Los suelos del Distrito son poco profundos y representan casi las últimas etapas de la acción de los elementos y, debido a la prolongada filtración, son de baja y mediana productividad[321]. Se caracteriza por la ondulación de sus cerros de cimas planas con pendientes que oscilan entre los dos grados en las cuestas más bajas, cinco grados en las medianas y doce

grados en la cima. Los cerros están separados por amplios valles, ocupados por pantanos sin drenaje o que se vacían a través de arroyos de aguas mansas[322].

El Distrito tenía una población de 944 000 de acuerdo con las cifras del último censo del año 1991 y su tasa de crecimiento anual era de 3,5 por ciento, superando al promedio nacional de 2,5 por año[323]. Es uno de los distritos de Uganda más densamente poblados con unos 200 habitantes por km2. La situación de la población se agrava con la naturaleza polígama de muchas de las familias, lo que hace que el tamaño de la familia supere el promedio nacional de siete. El 95,4 por ciento de la población del Distrito es rural y el 85,3 por ciento de los hogares depende de la agricultura como medio de vida, con sólo un 6,5 por ciento que participa en otros oficios[324]. La agricultura de subsistencia en pequeña escala ocupa 3 949 km2 mientras que la de gran escala ocupa sólo 19,4 km2[325]. Las propiedades tienen un promedio de dos hectáreas y mantienen una familia de ocho miembros[326]. Se siembra con los sistemas tradicionales una gran variedad de cultivos para alimentos y para vender. Los más importantes son batata, mandioca, maíz, banana, arroz, ñame, regaliz, mijo, sorgo, frijol, maní, poroto de soya, simsim, tomates, repollo, ananá y los cultivos comerciales tradicionales de café y algodón[327]. Una granja típica de este distrito incluye algunos cultivos perennes, como el café y la banana, árboles frutales (naranjos, mangos, paltas, jaqueiras y papayas) y árboles de sombra como el Ficus natalensis y Albizia sp. que crecen contiguos a la casa en una superficie que abarca aproximadamente el 25 por ciento de toda la propiedad. El resto de la tierra está con cultivos anuales y en barbecho. Las familias tienen pequeñas cantidades de animales que pueden incluir 1 - 10 cabezas de ganado, 2 - 10 cabras, 2 - 4 ovejas, 1 - 5 cerdos y más de 10 gallinas[328]. El ganado y las gallinas están sueltos mientras que las cabras, cerdos y ovejas en general se mantienen encerrados y reciben alimentación suplementaria con los restos de los cultivos de la granja. Las gallinas son muy comunes en el Distrito y casi todos los hogares tienen algunas. Los animales son muy apreciados por su carne, leche, función social y como una reserva económica.

Los sistemas agrícolas tradicionales que emplean los agricultores son de secano e integran árboles con cultivos y animales en el mismo terreno, con distintas combinaciones y rotaciones. La principal fuente de mano de obra agraria es la familia integrada por el esposo, esposa, hijos y todos los miembros del clan familiar que puedan estar viviendo en la casa. Sólo el 6 por ciento de los agricultores usan mano de obra contratada mientras que el 7 por ciento usan bueyes. Se utilizan herramientas agrícolas simples como azada de mano, machete, hacha, desmenuzadoras y pala. Casi todos los agricultores usan sus propias semillas de la temporada anterior excepto el algodón, que se compra o se obtiene a través de la Organización para el Desarrollo Algodonero.

Labalab y materia seca como estiércol en el campo de plátano de la Sra. Ssebuliba

Según los años de instrucción escolar, el índice de alfabetismo en los hombres es del 60,5 por ciento mientras que sólo el 40,7 por ciento de las mujeres sabe leer y escribir[329]. Sin embargo, la experiencia de campo indica que muchas de estas personas, consideradas alfabetizadas según el censo, han perdido su instrucción a lo largo del tiempo. El proyecto abarcó 23 465 familias entre 1997 y 1999 pero las actividades intensivas de capacitación, extensión y crédito (en especie) llegaron a 10 000 familias.

Biodiversidad

La vegetación más predominante es el mosaico de bosque/ sabana que consiste en una mezcla de restos de selva tropical y árboles de sabana con una capa de pastos y arbustos. Esta combinación es el resultado de la tala de los bosques originales para agricultura, pastoreo, madera y combustible. La flora y fauna del Distrito se encuentra en dos zonas protegidas, la «reserva forestal de Busoga» y la «reserva forestal de Bukaleba», y en tierras privadas con vegetación natural. Incluye ciervos rojos, búfalos, hipopótamos, cocodrilos, monos, mandriles, antílopes, cerdos salvajes y muchas aves.

El Distrito está situado en una zona baja con una red extensa de pantanos y ciénagas con juncos de papiro y otras especies acuáticas. Con una superficie

de 1 215 km2, estos pantanos se vierten al sur del Lago Victoria y al norte del Lago Kioga y son el hábitat de una importante flora y fauna, como por ejemplo el antílope sitatuga, Clarias sp., Protopterus aethiopicus, Mormyrids sp., la grulla con cresta, el ambatch, aguilas, el cucú de pico amarillo. Las tierras pantanosas también modifican las condiciones climáticas, fijan el dióxido carbono, regulan las corrientes del agua de lluvia, actúan como una trampa de sedimentos y nutrientes y retienen los materiales tóxicos de los residuos de los afluentes. En estos lugares se realizan una serie de actividades, tales como la pesca y la recolección de materiales para combustible, artesanías y construcción que se extraen del Cyperus papyrus, Cyperus latifolius, Cladium jamaicense, Phoenis reclinata yRaphia farnifera. Las tierras inundadas también se usan para el pastoreo comunal durante la estación seca.

El distrito de Iganga pertenece a la cuenca del río Nilo e incluye los Lagos Victoria y Kioga. La deforestación y el drenaje de los pantanos afectaron el microclima local y la circulación regulada de agua en el sistema del río Nilo. La erosión del suelo contribuye al aterramiento del río Nilo y los lagos relacionados. El Río Nilo y los Lagos Victoria y Kioga son el sustento de millones de habitantes en Uganda, Tanzania, Sudán y Egipto.

Los pequeños agricultores dependen en general de la producción de variedades autóctonas (batatas, Dioscorea sp., mijo, frijol de palo, frijol chino, Capsicum frutescens, arrurruz, berenjena, etc,) y de su propagación de semillas. Por esta razón, los agroecosistemas del Distrito de Iganga constituyen zonas de conservación de la biodiversidad agrícola in situ muy importantes mundialmente.

Los pequeños agricultores dependen en general de la producción de variedades autóctonas y de su propia propagación de semillas.

Análisis de la situación

Desde la década de los setenta los ecosistemas agrícolas y naturales se han ido degradando debido al rápido crecimiento demográfico y al deterioro de la situación económica. A medida que la población aumentaba, los bosques naturales y los pantanos se fueron despejando para actividades agrícolas, leña, madera y asentamientos de pobladores. Los pantanos se convirtieron en tierras agrícolas para cultivos de arroz, caña de azúcar, ñame, mijo, batata y producción de hortalizas. En 1997, había 591 km2 de zonas pantanosas convertidas, lo que representa aproximadamente un tercio de la superficie previa. La tala de los bosques y la recuperación de los pantanos modificó los ecosistemas naturales, destruyendo la biodiversidad, reduciendo la capa freática y alterando la dinámica del desplazamiento de las aguas. Con el tiempo, disminuyó la flora y la fauna y los suelos de los pantanos se

secaron, o se redujeron y se volvieron estériles debido a la oxidación y a la precipitación de ácidos o sales[330].

El desmonte generalizado de los bosques, montes y zonas anegadizas produjo una mayor escasez de leña para combustible, de madera para distintos usos y de agua potable de los pozos naturales y de los arroyos. La gran erosión del suelo que se deposita en el Lago Victoria está destruyendo las zonas de reproducción de peces en las orillas de los lagos.

En el año 1997, muchos agricultores del Distrito de Iganga enfrentaban altos niveles de pobreza (mayores que el promedio nacional del 45 por ciento de personas que viven por debajo de la línea de pobreza con un dólar por día) y de inseguridad alimentaria. Las causas son múltiples:

 La creciente población rural extendió sus fronteras agrícolas a los ecosistemas de bosques naturales y de zonas anegadizas. El Distrito sufre ahora sequías locales más frecuentes, los manantiales se secan más rápido durante la estación seca y la escasez de madera para combustible se convirtió en un problema serio.

 La degradación de los recursos naturales debido a las prácticas de cultivo inapropiadas, como por ejemplo, períodos de barbecho breves, corte y quema, exceso de pastoreo, monocultivo y abuso de agroquímicos, tuvieron como consecuencia rendimientos bajos y pasturas degradadas.

 Una mayor escasez de madera de combustible. El 95 por ciento de la energía que se consume en el distrito se obtiene de la biomasa forestal, incluyendo principalmente la producción de leña y carbón para cocinar, para alumbrado y para el procesamiento de pescado[331]. La energía es un tema muy crítico en la comunidad, porque las fuentes de biomasa leñera se van agotando rápidamente y la biomasa agrícola, que se podría utilizar para reponer la fertilidad del suelo, también se usa para combustible.

 Organizaciones de agricultores poco sólidas que producen un capital social bajo. El gran movimiento cooperativo que se había desarrollado en el curso del tiempo fracasó en los años 70 debido a la interferencia del Gobierno, con la designación de dirigentes y la consecuente destrucción de su base democrática, y la falta de pago de los productos agrícolas enviados a organismos gubernamentales a través del movimiento cooperativo.

 Insumos agrícolas caros y en general inadecuados.

 Servicios de extensión inadecuados y/o inaccesibles.

 Sistemas de comercialización deficientes.

 Falta de acceso a los créditos.

 Pronunciada desigualdad de los sexos.

Esta es la situación reinante en la región. Sin embargo, dispone de una infraestructura vial relativamente buena; está ubicada sobre la autopista de Kampala - Mombasa y tiene un acceso fácil a los principales mercados de productos básicos agrícolas de Kampala y Kenia. La zona también cuenta con fertilizantes inorgánicos y agroquímicos sintéticos, muy promocionados por los servicios de extensión del Gobierno con apoyo de Sasakawa Global 2000, una ONG internacional. Sin embargo, esta campaña enérgica es inútil porque se basa en el enfoque habitual de imposición de órdenes e ignora la limitación en el uso de los fertilizantes inorgánicos por parte de los agricultores. Este estado de cosas socavó los medios de vida de los habitantes y se debió encontrar un nuevo enfoque que solucionara esta situación de deterioro.

A principios de la década de los noventa, la Red África 2000 (A2N) brindó apoyo a un grupo de agricultores, la «Asociación Comunitaria para el Desarrollo Rural (CARD), para mejorar la productividad de sus sistemas agrícolas por medio de tecnologías y prácticas de la agricultura orgánica (llamada «agricultura sostenible» en el proyecto) como alternativas de los métodos convencionales. Este proyecto piloto tuvo un éxito impresionante entre los agricultores quienes lograron más seguridad alimentaria, mayores ingresos y aumentaron el capital social y la productividad de sus recursos naturales. Esto atrajo la atención e interés de agricultores, dirigentes locales e investigadores y en 1997, la A2N, con apoyo de las autoridades y agricultores del distrito, estaba en condiciones de lanzar un proyecto para beneficiar a muchos otros grupos agrícolas.

Propósitos y objetivos del proyecto

El proyecto de tres años para la Erradicación de la pobreza a través de las tecnologías ambientalmente sostenibles comenzó en 1997 con el propósito de mejorar los medios de subsistencia de los pequeños agricultores por medio del aumento de la productividad agrícola y del manejo sostenible de los recursos naturales.

Los objetivos específicos del proyecto eran:

 aportar conocimientos y habilidades para que las comunidades puedan manejar su medio ambiente y sus recursos naturales de una manera sostenible;

 contribuir a que las comunidades del Distrito mejoren su alimentación y seguridad alimentaria y aumenten sus ingresos y la producción de madera para combustible;

 garantizar la participación activa y conjunta tanto de hombres como de mujeres para la mejora del bienestar familiar;

 garantizar que se reproduzcan proyectos y prácticas exitosas, cuando las condiciones lo permitan, y evitar la repetición de los fracasos.

La A2N buscaba facilitar que los agricultores mejoraran la sostenibilidad de los sistemas agrícolas mediante tecnologías que aumentaran el uso eficiente de los recursos agrícolas disponibles, redujeran las pérdidas innecesarias del sistema, incrementaran la productividad de los recursos naturales a través de la maximización de los insumos naturales en el sistema, facilitaran el acceso a los insumos orgánicos y promovieran los cultivos autóctonos y las variedades resistentes a las enfermedades. Para lograrlo, se realizaron importantes inversiones en términos de capacitación y servicios de extensión. La empresa patrocinante holandesa, Cordaid (formalmente Bilance), ha estado financiando el proyecto desde 1997 y se obtuvo cooperación técnica externa del Centro Internacional para la Investigación de la Agroforestación (ICRAF), el Centro para la Agricultura Tropical (CIAT), el Programa de Fertilidad y Biología de los Suelos Tropicales (TSBF), el Instituto de Investigación Agrícola de Kawanda (KARI) de la Organización para la Investigación Agrícola (NARO), el Departamento de la Ciencia del Suelo de la Universidad de Makerere y la Unidad de gestión de las tierras regionales de SIDA que trabajaron conjuntamente para elaborar planes de desarrollo de agricultura sostenible. Los beneficiarios directos de la primera fase fueron aquellos agricultores que ya estaban organizados en grupos. En general se trataba de organizaciones agrícolas de 15 o 50 miembros en 21 grupos comunitarios. En la segunda fase, el proyecto se expandió y prestó sus servicios a los agricultores que no eran miembros de grupos y asociaciones. Esto permitió que el proyecto beneficiara a los agricultores más pobres, que normalmente no pertenecían a las organizaciones comunitarias agrícolas.

Sistema mixto con café, plátano, achira (Canna indica), fruta de la pasión y Calliandra

Actividades y gestión del proyecto

Campañas de concientización

El objetivo era que las comunidades tomaran conciencia de la vinculación que existe entre los recursos naturales y los medios de subsistencia y que adoptaran medidas para recuperarlos. La campaña de concientización incluyó películas de video, reuniones y talleres.

Planeamieto

El proyecto usó la Metodología de Participación Activa para facilitar la planificación. Los agricultores determinaron y describieron qué querían ser en 5 o 10 años, identificaron y analizaron los obstáculos y limitaciones que encontraban y elaboraron soluciones prácticas. Estas ideas se aplicaron en proyectos más pequeños que se debían implementar en las familias y las comunidades. Con ayuda del proyecto, los agricultores comenzaron a desplegar estos pequeños proyectos.

Los agricultores determinaron y describieron qué querían ser en 5 o 10 años, identificaron y analizaron los obstáculos y limitaciones que encontraban y elaboraron soluciones prácticas.

Entrenamiento y servicio de extensión

Cubrió aspectos de la agricultura sustentable y el manejo de los recursos naturales con el fin de ampliar los conocimientos y las destrezas técnicas de los agricultores y así estar más preparados para enfrentar los desafíos de las condiciones naturales y socioeconómicas cambiantes. La capacitación se dividió en dos secciones:

 Parte 1: Incluyó la capacitación en tecnologías de manejo del suelo orgánico, por ejemplo: producción y manejo de compost, recubrimiento con paja y hojas secas, barbechos mejorados con leguminosas fijadoras de nitrógeno, y tecnologías de agroforestación, captación de aguas de lluvia y control de la erosión del suelo.

 Parte 2: Se realizó a continuación de las sesiones de planificación anteriores e incluyó la capacitación en cultivos, agroforestación, manejo orgánico de las plagas y cría de animales.

Se llevaron a cabo talleres, demostraciones prácticas e intercambio de visitas con otros agricultores orgánicos de otros distritos. Todo el programa de capacitación se desarrolló en la comunidad, generalmente en los campos de los agricultores y en el idioma local. Durante los cursos, los facilitadores invitaban a los participantes a que contribuyeran con las tecnologías y prácticas que estaban usando y que consideraran provechosas. Se realizaron debates y se ofrecieron propuestas para mejorar los aspectos necesarios. De esta manera, el proyecto pudo incluir los conocimientos existentes de los agricultores. El servicio de extensión en las granjas estuvo a cargo del personal del proyecto y de «instructores agricultores» seleccionados en la comunidad que contaban con la capacitación necesaria y con bicicletas para desplazarse con facilidad en sus aldeas respectivas. A2N elaboró un manual práctico de agricultura sostenible para pequeños agricultores y lo entregó a los grupos agrícolas para que lo utilizaran como material de referencia y consulta.

Documentación, intercambio de información y creación de redes

Esto apuntó a que las comunidades pudieran realizar elecciones bien fundadas en sus intentos de desarrollo agrícola. Las experiencias y el conocimiento de los agricultores se documentaron y publicaron en un boletín trimestral llamado «Notiecología de Uganda». Se organizaron visitas entre los agricultores que participaban en el proyecto y los de otros distritos donde A2N estaba implementando proyectos similares. Esto permitió que aprendieran de las experiencias de los otros en materia de agricultura sostenible. Este intercambio de visitas impulsó a los agricultores a la acción. Al regresar de sus visitas, se sentían siempre más motivados y entusiastas que antes.

Este intercambio de visitas impulsó a los agricultores a la acción.

Esquema de crédito rotativo

Se usó este esquema para permitir que los agricultores pobres adquirieran bienes productivos. Recibieron semillas de legumbres (Calliandra, lablab, Sesbania sesban, Mucuna, Carnavalia, Tephrosia, Styloanthes, Siratro) para el manejo de la fertilidad del suelo y para forraje; material de plantación de variedades mejoradas (por ejemplo, porotos, maíz, maní, mandioca, banana y pasto elefante); animales (por ejemplo, conejos, cabras y novillos) y variedades agrícolas autóctonas (por ejemplo, ñame y regaliz) que eran escasas en la región.

Desarrollo organizacional

Los grupos de agricultores se capacitaron en Gestión Organizacional y se fortalecieron en el logro de sus objetivos y como agentes eficientes para ofrecer servicios y forjar alianzas con agencias e instituciones de desarrollo.

Conservación de la energía

Los agricultores recibieron capacitación en construcción y en el uso de cocinas eficientes como la «cocina Lorrena», Estas estufas requieren entre un 50 y un 70 por ciento menos de madera para combustible y mejoran el ambiente donde se cocina, reduciendo de esta manera los riesgos para la salud. Las tecnologías agroforestales promocionadas también estaban dirigidas a generar una biomasa para combustible.

Sensibilización de género

Se tuvo en cuenta este tema con el fin de mejorar las relaciones entre los sexos y reducir las desigualdades en los hogares y en las comunidades, en términos de acceso y manejo de los recursos. Esto permitiría una participación y cooperación eficaz de ambos géneros en el manejo de sus recursos naturales. La región se caracteriza por una grave desigualdad entre sexos donde las mujeres realizan la mayor parte del trabajo en los campos, pero en muchos casos no tienen ni voz ni voto con respecto a cómo se utilizan las ganancias de su trabajo.

Cuatro especialistas en desarrollo agrícola establecidos permanentemente en la región coordinaron las actividades, junto con 26 «instructores agricultores» contratados en la comunidad, quienes trabajaron para motivar y brindar servicios de extensión a los agricultores de los alrededores. Tres funcionarios de A2N[332] aportaron soporte técnico y administrativo desde las oficinas de Kampala.. También se obtuvo asistencia técnica de los

científicos de ICRAF, CIAT, TSBF, KARI/NARO y la Universidad de Makerere que se unieron al proyecto en distintas oportunidades.

En julio del año 2000, después de tres años de haberse iniciado el programa, se llevó a cabo una evaluación de las tareas realizadas[333]. Se consideró que el proyecto era muy positivo pero se indicaron las recomendaciones siguientes para la Fase 2:

 Como la estrategia de movilización se aplicó en los grupos, no alcanzó a los agricultores más pobres, ya que ellos no pertenecen a ninguna organización agrícola. Se recomendó que la movilización se realizara en las aldeas y se utilizaran los dirigentes comunitarios como la mejor manera de motivar a los sectores más pobres.

 Se debería introducir un componente funcional de alfabetización de adultos para que los miembros de la comunidad analfabeta pudieran participar con eficacia en el proyecto. Mientras tanto, la metodología de capacitación debía poder beneficiar también a los agricultores analfabetos.

 La conciencia de género debería intensificarse.

 Los «instructores agricultores» deberían capacitarse en los métodos de extensión participativos y deberían recibir certificados acreditando dicha formación. No deberían estar sobrecargados con tareas de movilización y extensión ya que esto redunda en perjuicio de sus propias granjas.

 El proyecto debería apoyar el fortalecimiento de las organizaciones agrícolas y la comercialización.

 Debería continuar con su tarea de conseguir créditos para los agricultores.

Las campañas de movilización, concientización y capacitación se realizan en las aldeas, e incluyen a los agricultores pobres que no pertenecen a los grupos organizados.

A partir de la experiencia recogida, el proyecto emprendió la Fase 2 con los objetivos siguientes:

 consolidar los logros de la Fase 1;

 movilizar y facultar a los pobladores más pobres para que participen con eficacia en las actividades destinadas a promover el desarrollo sostenible de la agricultura;

 fortalecer la capacidad de los distritos para que promuevan el desarrollo sostenible de la agricultura;

 afianzar la organización agrícola para mejorar el capital social y las oportunidades de comercialización.

La Fase 2, a lo largo de sus tres años, fortaleció las asociaciones con las instituciones técnicas e incluyó a un nuevo socio, el Instituto de Agricultura Orgánica de la Universidad de las Ciencias Agrícolas de Austria. También se unió al proyecto personal gubernamental que se capacitó en el uso de las tecnologías y prácticas orgánicas en los lugares de trabajo. En la actualidad, el proyecto se implementa junto con los gobiernos locales del Distrito. Las campañas de movilización, concientización y capacitación se realizan en las aldeas, e incluyen a los agricultores pobres que no pertenecen a los grupos organizados. Estos cambios posibilitaron que el proyecto contara con mayor capacidad técnica, más apoyo político y recursos materiales y por lo tanto un mayor alcance en la población del distrito. A su vez, esto tuvo una enorme influencia en el ecosistema a medida que se propagan las prácticas y tecnologías de manejo sostenible de los recursos naturales en un área más amplia.

Análisis y lecciones aprendidas

Se hizo un seguimiento continuo del proyecto durante todo el proceso de implementación y cuando fue necesario se introdujeron los cambios de enfoque pertinentes. Esto garantizó que el proyecto siguiera su curso y solucionara las limitaciones más importantes. A los tres años se realizó una evaluación a cargo de un facilitador externo[334]. Los resultados mostraron que el proyecto había hecho importantes aportes para la solución de los problemas ambientales de la comunidad y había colaborado con los agricultores en sus esfuerzos por mejorar sus medios de subsistencia a través de una mayor seguridad alimentaria, mejores ingresos y una mejor calidad de sus recursos naturales. La primera fase aumentó la conciencia ecológica de la comunidad, equipó a los agricultores con conocimientos y capacidades analíticas sobre su medio ambiente para manejar de manera sostenible sus recursos agrícolas y naturales. Esto se tradujo en una mayor productividad de los recursos naturales. La evaluación recomendó que el proyecto se extendiera a una próxima fase (a partir de julio del año 2000) para que pudiera incluir a muchos más agricultores del Distrito, resolver el problema del analfabetismo y fortalecer las organizaciones agrícolas.

La continuidad del proyecto tiene como propósito posibilitar que los agricultores recuperen la productividad de sus tierras empobrecidas. Las tecnologías y prácticas, adaptadas a las condiciones de la región, redujeron la erosión de los suelos, conservaron la humedad del suelo, permitieron que se evitara la pérdida de los nutrientes de la tierra, mejoraron la fertilidad y en consecuencia aumentaron la productividad agrícola. Al mejorarse la fertilidad del suelo, los agricultores no tuvieron que seguir ganando tierras a los bosques y zonas pantanosas. Ahora pueden producir productos agrícolas adecuados en sus propias tierras. Las nuevas tecnologías agroforestales aumentaron el abastecimiento de forraje y de madera para combustible y mejoraron la fertilidad de los suelos, mientras que la nueva cocina redujo la demanda de leña. La promoción de las variedades autóctonas contribuyó a que se mejorara la seguridad alimentaria y la conservación de la agrobiodiversidad local. De los 10 000 agricultores que participaron en la primera fase del proyecto, el 99 por ciento incrementó su abastecimiento de alimentos y el 89 por ciento mejoró sus ingresos. De estos últimos, el 44 por ciento señaló que esto se debió exclusivamente a los beneficios del proyecto[335]. El 61 por ciento de los agricultores observaron un marcado ahorro tanto de esfuerzos como de dinero para obtener leña para combustible como consecuencia de las nuevas cocinas y las tecnologías de agroforestación. El aspecto más significativo, pero en general ignorado, fue el caudal de conocimientos y habilidades con el que fueron dotados los agricultores y que incrementó su autoestima y su confianza como agentes de su propio desarrollo.

El efecto general del proyecto sobre el ecosistema fue la reducción de la presión en los recursos de los bosques y los pantanos de la región porque debido al aumento de la productividad, cada vez más agricultores pueden obtener los recursos adecuados para su subsistencia, como por ejemplo leña y alimentos, de sus propias granjas. El proyecto se encuentra ahora en su segunda fase de implementación con el objetivo de incluir a un total de 50 000 hogares en el distrito. Los agricultores propagan las prácticas y las tecnologías de cultivo orgánico y de esa manera se multiplican los aportes de la agricultura orgánica al ecosistema del Distrito.

Al mejorarse la fertilidad del suelo, los agricultores no tuvieron que seguir ganando tierras a los bosques y zonas pantanosas.

Limitaciones y dificultades

El mayor obstáculo fueron los bajos niveles de alfabetismo en la mayoría de las mujeres. Esto limitó la participación en los cursos de capacitación y en el registro de datos para referencia y estudio futuros. Sin embargo, con la ayuda de medios visuales se hizo todo lo posible para que la capacitación fuera práctica. En la segunda fase del proyecto se incorporó la campaña de

alfabetización adulta. Los agricultores también señalaron que las prácticas y tecnologías de la agricultura orgánica, si bien son muy apropiadas para sus circunstancias, requerían en los comienzos grandes inversiones de trabajo y ellos no disponían de las herramientas apropiadas (por ejemplo, palas, carretillas y azadones). Este problema es un claro indicador de los niveles de pobreza de la región ya que las herramientas mencionadas son las herramientas agrícolas básicas. El proyecto proporcionó algunas herramientas a crédito pero el mensaje fue que los agricultores trabajaran para aumentar sus ingresos y poder comprarlas con sus propios ahorros.

A diferencia de otras regiones donde los grupos agrícolas y el trabajo grupal son prácticas bien instituidas que permiten enfrentar tareas que constituyen un reto, tales como la creación de una estructura de control de la erosión del suelo, la organización social de Iganga es todavía fuertemente individualista y cada familia trabaja por su cuenta. A partir de las experiencias realizadas en otros lugares de Uganda, los responsables del proyecto fueron concientes de este problema y trabajaron para educar a la comunidad en la conciencia de género. También se estimuló la participación de todos los miembros de la familia en las diversas actividades de capacitación y en las visitas de intercambio a otras granjas con el propósito de eliminar las diferencias en el acceso al conocimiento y la información, causa parcial de la desigualdad. El objetivo era mejorar la participación de todos los miembros de la familia en las actividades agrícolas en lugar de dejar la carga sobre las mujeres y niños. Pero la conciencia de género está directamente relacionada con un cambio de actitud y en general lleva tiempo para que se puedan apreciar los resultados. En las familias donde el mensaje fue aceptado, no se observaron problemas con el trabajo, ya que todos los miembros participan en las actividades de la granja y, a veces, invierten parte de los ingresos para contratar mano de obra externa.

La mayor inversión de trabajo es en general al comienzo de la implementación de las tecnologías orgánicas. Con el tiempo, a medida que la granja se estabiliza, se reduce la carga de trabajo.

El índice de adopción de las tecnologías y prácticas varía de agricultor en agricultor pero está directamente relacionado con el grado de armonía que hay entre los sexos en el seno familiar, la disponibilidad de mano de obra en la familia, la superficie de la tierra y la incidencia de los problemas de salud, por ejemplo, malaria y HIV/SIDA, que afectan las actividades agrícolas. Además, la mayor inversión de trabajo es en general al comienzo de la implementación de las tecnologías orgánicas. Con el tiempo, a medida que la granja se estabiliza, se reduce la carga de trabajo. Esto es muy evidente en los hogares de las regiones donde se desarrolló el proyecto.

El principal obstáculo para mejorar las relaciones entre los sexos es el problema de la poligamia, con numerosos hombres que tienen más de una esposa. Esto limita la efectividad de los mensajes de género ya que son contrarios a la práctica de la poligamia, que se basa en el control y el sojuzgamiento.

El proyecto trabajó en el nivel de la comunidad y requirió una gran inversión en tareas de concientización comunitaria y ambiental. Estas actividades demandaron mucho tiempo, algo difícil de manejar en un proyecto que tiene objetivos temporales precisos. En el proceso, aquellos que por una razón u otra son lentos para responder, van quedando excluidos. En segundo lugar, la promoción de la agricultura orgánica requiere mucho tiempo en servicios de capacitación y extensión en comunidades desmoralizadas por experiencias anteriores con programas gubernamentales. Se dedica un gran esfuerzo para crear la confianza necesaria no sólo en el proyecto sino en el enfoque de la agricultura.

Lecciones aprendidas

En la mayoría de los casos, las tecnologías que se promovían no eran nuevas sino sólo una mejora de los propios métodos tradicionales de los agricultores. Por ejemplo, los agricultores siempre usaron la materia orgánica y técnicas de agroforestación para mejorar la fertilidad de los suelos. El proyecto sólo capacitó a los agricultores para que pudieran mejorar su manejo de la materia orgánica y reducir las pérdidas de nutrientes en el sistema a través del compost y de mejores barbechos usando leguminosas fijadoras de nitrógeno, abono verde y arbustos de rápida maduración agroforestal. Los recursos necesarios para aplicar estas tecnologías estaban al alcance de los agricultores y requerían mayormente un esfuerzo adicional (mano de obra) y determinadas técnicas básicas.

Los suelos arenosos, característicos del Distrito, son generalmente de baja fertilidad y tienen un alto índice de filtración. Rápidamente respondieron al nuevo manejo de la materia orgánica generando más nutrientes y aumentando su capacidad de retención de la humedad. En consecuencia, los resultados de los esfuerzos de los agricultores se pudieron observar en poco tiempo y con mucha claridad. Lograron la seguridad alimentaria en un plazo breve y comenzaron a aumentar sus ingresos familiares.

La política nacional agraria propugna la seguridad alimentaria a través de la comercialización de la agricultura de subsistencia[336]. Esto significa invariablemente que se produzcan monocultivos destinados al mercado. En una situación de precios agrícolas volátiles sin garantías de precios mínimos, esta puede ser una vía muy peligrosa. Con este proyecto, los agricultores pudieron obtener seguridad alimentaria por medio de la recuperación de sus

recursos naturales y aumentaron la producción de diversos cultivos alimentarios. Con una seguridad garantizada, comenzaron a comercializar algunos de sus productos. La queja más generalizada de la segunda fase del proyecto ha sido el problema de la comercialización. Los agricultores obtenían precios bajos porque iban al mercado individual y por lo tanto con una capacidad de negociación limitada. Usaban los mercados locales de la región que en general estaban a cargo de intermediarios, hombres y mujeres.

Los recursos necesarios para aplicar estas tecnologías estaban al alcance de los agricultores y requerían mayormente un esfuerzo adicional (mano de obra) y determinadas técnicas básicas.

La capacitación fue participativa y práctica y se basó en los conocimientos autóctonos de los agricultores, donde éstos aportaban las técnicas en uso. Las visitas y el intercambio de experiencias permitió que los agricultores aprendieran unos de otros. El proyecto había asignado personal dotado de mucha experiencia y conocimientos en todos los niveles, tanto para el trabajo de campo como para las tareas administrativas de A2N. Estos profesionales verificaban que los agricultores recibieran la asistencia para resolver sus obstáculos, y cuando era necesario, ayudaban a que obtuvieran recursos, como por ejemplo, semillas de leguminosas, variedades mejoradas de cultivos y razas de animales que no se conseguían en la comunidad. El plan de implementación del proyecto consideró el reclutamiento de instructores agricultores en la comunidad, que recibían la capacitación correspondiente para movilizar a sus compañeros y brindarles algunos servicios de extensión. Estas personas desempeñaron un papel fundamental en la movilización de los pobladores, brindando conocimientos y creando interés.

Por último, a partir del año 1997, el proyecto recibe el apoyo financiero de Cordaid de los Países Bajos. Esto permitió que el programa pudiera contratar personal técnicamente competente, dedicado, motivado y capaz de trabajar en condiciones rurales. El organismo patrocinante siempre ha entregado los fondos para el proyecto con puntualidad, lo que permite que el personal se concentre en los aspectos organizativos y técnicos de la implementación del proyecto.

Por otra parte, el programa enfrentó muchas limitaciones por causa de las graves desigualdades entre los sexos, debido a la práctica de la poligamia, mencionada anteriormente. Los mensajes que atendían las diferencias de género, como por ejemplo, un mayor control del salario por parte de las mujeres, socavaban el poder necesario para continuar las prácticas poligámicas. Consecuentemente, las familias polígamas no eran receptivas a los mensajes de género. Afortunadamente, las actividades de género del proyecto están enmarcadas en el contexto de la política nacional de equidad

de los sexos y por lo tanto no se consideran como defensoras de conceptos foráneos sino de valores nacionales reconocidos.

Los pocos grupos y organizaciones agrícolas con las que se trabajó eran poco sólidos en su estructura. Se habían formado después de la hambruna de 1995- 1996 pero no habían superado las etapas iniciales de formación. Esto significaba que el proyecto debía proveer la mayor parte de los recursos que se necesitaban para las actividades, prácticamente sin ninguna contribución por parte de los agricultores. Las actividades, especialmente las de concientización y capacitación, eran costosas y demandaban mucho tiempo.

A medida que el proyecto fue progresando y comenzó a tener impacto sobre la productividad, surgió el problema de comerciar los productos excedentes. Se trata de un problema serio, ya que hay muchos agricultores que producen pequeñas cantidades pero no se cuenta con organizaciones eficaces que se ocupen de la comercialización. La lección que aquí se rescata es que el fortalecimiento de las pequeñas organizaciones agrícolas es fundamental para promover la agricultura orgánica en las comunidades.

Frijol mucuna y cúmulos de abono en el campo de plátano de la familia Magumba

Los organismos agrícolas más sólidos también juegan un papel importante en la tarea de presionar al gobierno local para que contribuya con el proyecto. En este caso, el proyecto no incluyó en sus comienzos ninguna

estructura gubernamental por una serie de razones. La más importante fue que el gobierno local no comprendía bien los conceptos de la agricultura orgánica y además el Distrito atravesaba una época de agitación política con muchas disputas entre las autoridades políticas locales. En la segunda fase, comenzaron a participar los organismos oficiales locales y se obtuvieron algunas contribuciones para el proyecto. Debido al creciente proceso de descentralización en Uganda, los recursos para los servicios de extensión agrícola serán aportados por los subcondados, según las necesidades que determinen los agricultores. Esto exige una sólida organización de los agricultores que les permita definir cómo usar los recursos, contratar a los proveedores de los servicios de extensión, supervisarlos y evaluarlos.

Conclusiones

Los enfoques orgánicos a la producción agrícola contribuyeron en gran manera a la recuperación de los degradados recursos del distrito y en consecuencia a la mejoría de los medios de subsistencia de los hogares rurales. Son muy adecuados para los agricultores pequeños y de escasos recursos económicos y es necesario propagarlos para beneficiar más rápidamente a otros. Sin embargo, sigue siendo un gran desafío el rápido aumento demográfico de una población predominantemente rural. El proyecto reconoció este problema y agregó la «planificación familiar (llamada «Educación para la Vida Familiar») y el HIV/SIDA» en sus intervenciones pero es necesario realizar mayores esfuerzos a el nivel internacional, nacional y doméstico para controlar los índices de natalidad y para proporcionar salidas de mercados para los productos agrícolas. La desigualdad entre los sexos sigue siendo una limitación grave para el desarrollo de la agricultura orgánica ya que afecta la utilización de la mano de obra y la asignación de los recursos. La línea dominante del proyecto ha sido el género e instituyó incentivos para las familias que muestran un grado más alto de igualdad de sexos para promover el cambio. La igualdad de género es un fenómeno social y se requiere tiempo para que tenga efecto sobre las familias.

Desde sus comienzos, el proyecto se concentró en la recuperación de la producción y en general tuvo éxito. Sin embargo, en el año 2000, los agricultores se quejaban de la falta de canales comerciales para sus productos, como consecuencia de la mayor producción. La Fase 2 comenzó a trabajar en la promoción de la comercialización fortaleciendo las organizaciones de agricultores. Es necesario un mayor esfuerzo para conectar los productos orgánicos con los comerciantes e intermediarios nacionales e internacionales y de esa manera los agricultores podrán recibir todos los beneficios de la agricultura orgánica. Este es el estímulo que falta para que la adopción de la agricultura orgánica sea más generalizada en el distrito y en el país.

ESTUDIO DE CASO 7: Vida rural y agroecología sostenible, Estado de Santa Catarina, Brasil

Reseña e introducción

Este caso analiza y resume una experiencia de desarrollo sostenible basada en la agroecología, realizada por la Asociación de Agricultores Ecológicos de las Laderas del Estado de Santa Catarina (Agreco), una ONG del sur de Brasil. Una de las características principales de este sistema ecológico es que considera no sólo la organización, el manejo y el control de los sistemas biofísicos (llamados «sistemas de producción» o «sistemas duros») sino que también apunta a comprender y desarrollar las interacciones que caracterizan a los sistemas más abstractos y complejos (llamados «sistemas blandos»), en particular las relaciones humanas y el desarrollo sostenible del territorio en el que el ecosistema actúa.

Esta experiencia la iniciaron personas que habían nacido en el territorio, pero que al igual que la mayoría de los brasileños, emigraron a las ciudades. Muchos de estos «nuevos habitantes urbanos» permanecieron en contacto con familiares y amigos que se quedaron y comenzaron a aprovechar una oportunidad de desarrollo que comenzó con la venta de los productos orgánicos producidos en el territorio. Se dieron cuenta que la agroecología y la agricultura orgánica podían ser la base de una estrategia de desarrollo metodológico y filosófico para las familias agricultoras que viven en las laderas del Estado de Santa Catarina.

Por consiguiente, se formó Agreco como una red organizada de varias agroindustrias pequeñas creadas para procesar y agregar valor a los productos orgánicos básicos y asesorar en la comercialización. Muy pronto otros proyectos de desarrollo complementaron la iniciativa:

 un proyecto de turismo rural, que consolidó la relación entre los habitantes urbanos y rurales y crearon nuevas oportunidades de ingresos;

 una cooperativa de crédito, que ofreció una alternativa del sistema financiero oficial al cual generalmente los pequeños agricultores no tienen acceso.

Además, se organizaron dos foros importantes: el Foro de la Economía Solidaria, que reunió a consumidores urbanos y productores rurales, y el

Foro para el Desarrollo de las Laderas que incluyó a grupos interesados en una acción colectiva para el desarrollo sostenible de la región.

La agroecología y la agricultura orgánica podían ser la base de una estrategia de desarrollo metodológico y filosófico para las familias agricultoras.

Historia y características del territorio

Las laderas del Estado de Santa Catarina en el sur de Brasil es un territorio muy hermoso (aproximadamente 2 000 kilómetros cuadrados) donde nacen y se desarrollan muchos ríos estratégicos para Santa Catarina. Forman una de las cuencas más grandes del Estado, que incluye algunas de las ciudades más pobladas de Santa Catarina, por ejemplo Florianópolis (capital del estado), São José, Palhoça y Biguaçu. Del subsuelo, emergen aguas minerales y termales. La región se caracteriza por una topografía montañosa con altitudes que oscilan entre los 400 y 1 800 metros encima del nivel del mar y ofrece una variedad de condiciones climáticas y tipos de vegetación. Desde una perspectiva de desarrollo sustentable, estas características brindan oportunidades para la creación de parques naturales, la intensificación del agroecoturismo y otros proyectos de manejo del medio ambiente.

La mayoría de los pueblos comparten problemas y características similares: una población pequeña, una economía rural tradicional y una ubicación alejada de los caminos principales y de los centros de consumo urbanos y turísticos. En la actualidad, la agricultura es la actividad económica principal de aproximadamente el 80 por ciento de las familias.

Durante el período de la primera colonización, a fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX, se practicaba un tipo de agricultura «tradicional», caracterizada por una diversidad de cultivos y animales destinados principalmente a la subsistencia. A partir de los comienzos de los años sesenta, la agricultura experimentó su primer proceso de transformación con la parcial modernización de los cultivos de tabaco. El tabaco se transformó en el primer cultivo comercial para la mayoría de los pequeños agricultores de la región, quienes comenzaron a comprar insumos modernos (fertilizantes, plaguicidas y fungicidas químicos) y a vender las cosechas a las empresas tabacaleras. A comienzos de la década de los noventa, al igual que en la mayoría de las regiones de Brasil y otros países en vías de desarrollo, este proceso parcial de modernización (que ocurrió particularmente en el caso del tabaco, los porotos de soya, el arroz de regadío y las manzanas) empezó a mostrar resultados sociales y ambientales negativos: éxodo rural, pobreza, violencia urbana, degradación del medio

ambiente, problemas de salud y otros efectos socioambientales que alcanzaron niveles nunca vistos en la región.

Asociación ecológica de campesinos de la ladera del Estado de Santa Catarina

En un intento por obtener otra fuente de ingresos y como resultado de la crisis tabacalera (debido especialmente a los efectos sociales y ambientales negativos, junto con los bajos precios y los ingresos reducidos de las familias), muchos agricultores emprendieron sistemas de producción de aves y cerdos, diseñados y controlados por las grandes agroindustrias. Otros incrementaron la extracción de madera autóctona, la producción de carbón y la caza de animales para la supervivencia. Estas actividades aumentaron la degradación ambiental, como por ejemplo, la contaminación del agua, la erosión del suelo y la devastación de la vegetación autóctona.

Como consecuencia, muchas personas originarias de la región emigraron a las ciudades; sin embargo, mantuvieron conexión con el territorio y con familiares y amigos que se habían quedado allí. La familia de Florentino Schmidt, por ejemplo, decidió comercializar los productos de la región. En 1982, motivados por los efectos negativos, tanto en la salud ambiental como en las personas (por ejemplo, contaminación del agua y el suelo, intoxicación y enfermedades debido a los agroquímicos), la familia Schmidt decidió interrumpir la producción de tabaco y regresar a la producción diversificada de hortalizas, huevos, queso y otros productos. Vendieron sus productos directamente a los consumidores en los centros urbanos, haciendo entregas domiciliarias en hogares, universidades y otros lugares. Más tarde,

se unieron a este proyecto otras familias vecinas, aumentando las oportunidades laborales y salariales en el área.

La fundación de Agreco y la opción de desarrollo ecológico

Desde mayo de 1991, con la primer Gemüse Fest (Festival de la Huerta), la relación entre la población rural que fue a las ciudades a estudiar y trabajar y las familias que permanecieron en el territorio ha sido cada vez más fuerte. La Gemüse Fest se ha convertido en un evento anual que moviliza a muchas familias de la región, y es una oportunidad de encuentro entre agricultores y amigos o familiares radicados en los centros urbanos. A partir de estos encuentros han surgido asociaciones que tienen el propósito de fortalecer oportunidades y alternativas económicas y en 1996 se fundó la Asociación de Agricultores Ecológicos de las Laderas de Santa Catarina (Agreco).

Agreco es una organización civil sin fines de lucro (una ONG que incluye principalmente la población local pero también algunos «extranjeros») con base en Santa Rosa de Lima. El objetivo de la organización es, a través de la agroecología y la agricultura orgánica, la cooperación, la solidaridad y el trabajo en equipo, contribuir a la transformación de los sistemas de producción de sus familias agricultoras asociadas (de sistemas químicos a sistemas orgánicos), agregar valor a la producción por medio del procesamiento y la comercialización, consolidar las relaciones entre la población urbana y rural, crear nuevas oportunidades de ingresos mediante el turismo rural ecológico, la asistencia técnica y administrativa, el asesoramiento en la gestión agrícola, el acceso a los recursos financieros y colaborar para que se organicen grupos de familias agricultoras y pequeñas unidades agroindustriales.

Tras la creación de Agreco, y en respuesta a los efectos negativos sobre el medio ambiente, el organismo determinó en el Reglamento Interno de la Asociación (Regimento Interno da Associação, 1997) que todos los asociados debían desarrollar sistemas agroecológicos y promover en sus granjas el manejo sostenible. Como resultado, las actividades promovidas por Agreco contribuían a que disminuyera el cultivo intensivo de tabaco, la cría de aves y cerdos, la extracción de madera, la producción de carbón y la caza mientras se incrementaba la protección de la flora y la fauna autóctonas.

Además de estos objetivos, se organizaron dos foros importantes: el Foro de la Economía Solidaria, que reúne a los consumidores urbanos y los productores rurales, y el Foro para el Desarrollo de las Laderas que incluye a grupos interesados en una acción colectiva para el desarrollo sostenible de la región.

La Gemüse Fest se ha convertido en un evento anual que moviliza a muchas familias de la región, y es una oportunidad de encuentro entre agricultores y amigos o familiares radicados en los centros urbanos.

Desarrollo sostenible basado en la agroecología

La ideología de Agreco en cuanto al desarrollo sostenible se basa en los sistemas agroecológicos y en la solidaridad se ubica en el contexto de la crisis socioambiental de la agricultura moderna. El enfoque de la organización apunta a desarrollar las políticas y sistemas agrícolas por medio de la cooperación y la solidaridad en lugar de la competencia y el individualismo. También apunta a vincular las prácticas agrícolas tradicionales todavía vigentes en las familias agricultoras de la región con los principios de desarrollo sostenible y los conocimientos ecológicos acumulados por la ciencia en las últimas décadas. Con este fin, Agreco creó lazos con la Universidad Federal de Santa Catarina (UFSC), el Consejo Científico y Tecnológico de Brasil, el Ministerio de Desarrollo Rural, el Gobierno de Santa Catarina y con otros grupos de interés y gobiernos municipales de la región.

La ideología de Agreco en cuanto al desarrollo sostenible se basa en los sistemas agroecológicos y en la solidaridad.

En 1997, participaron en el primer sistema de producción orgánica de legumbres, miel, granos y frutas, 20 familias y alrededor de 50 personas relacionadas con Agreco. Más tarde, se organizaron otros sistemas de producción orgánica, ampliando el territorio operativo de Agreco e incluyendo a un número mayor de familias y más variedad de productos. En el año 1998, Agreco incluyó unos 200 asociados que representan 50 familias. Hoy cuenta con 500 asociados y 200 familias.

Esta mayor participación se logró con la creación de una red de 53 agroindustrias pequeñas financiadas por el Programa Nacional de Fortalecimiento de la Agricultura Familiar (Pronaf), a través de préstamos especialmente diseñados para satisfacer los requisitos y capacidades de las familias agriculturas. La red se creó con vistas a procesar y agregar valor a los distintos productos orgánicos básicos, facilitar la comercialización y crear empleos para las familias. Existen en la actualidad 27 agroindustrias que procesan hortalizas, mermeladas, alimentos enlatados, aguardiente de caña de azúcar, miel, leche, huevos, pollos orgánicos y pan que proveen de 206 empleos a 120 familias. Otros 299 empleos de 120 familias surgen de la producción orgánica principal. La mayoría de las unidades productivas básicas se encuentran en el proceso de transformación de sistemas convencionales a sistemas orgánicos mientras que todas las agroindustrias

han estado funcionando con el sistema orgánico desde el principio. En agosto del año 2001, se celebró el Primer Festival de Productos Orgánicos.

La red de agroindustrias está coordinada y asistida por una unidad de apoyo central que brinda asesoramiento técnico y de gestión a las agroindustrias individuales, particularmente en la planificación del proceso de comercialización y producción. Se trata de una especie de «red virtual» (un «sistema blando») que funciona en un espacio físico muy limitado que comprende cuatro habitaciones: secretaría, computación, técnica y biblioteca, muy diferente de las grandes cooperativas tradicionales. Todas las actividades de comercialización las realiza directamente la unidad de apoyo central. Después de que se establece el plan productivo para cada agroindustria, éstas interactúan entre sí para intercambiar algunos productos básicos y mano de obra familiar. También «hablan» entre sí sobre la organización y participan en las reuniones y eventos de Agreco.

La red de agroindustrias ha sido muy importante para revertir el estancamiento económico de la región y para crear nuevas alternativas de empleo para las familias agricultoras. Estimuló a los asociados para que trabajen en grupo, agreguen valor y mejoren la calidad de sus productos, procesándolos de acuerdo con la demanda del mercado y para que favorezcan el acercamiento entre productores y consumidores.

Los productos orgánicos de la región se venden en la actualidad en más de diez cadenas de supermercados en todo el Estado de Santa Catarina, y el volumen de ventas se incrementa cada año. Los productos se comercializan en las ferias locales y por la entrega directa de pequeñas canastas a los consumidores urbanos de Florianópolis, la capital del estado. Las escuelas de Santa Catarina también comenzaron a servir productos orgánicos de Agreco.

La red de agroindustrias ha sido muy importante para revertir el estancamiento económico de la región y para crear nuevas alternativas de empleo para las familias agricultoras.

Proyecto de vida rural sostenible

Inspirado en las experiencias de Agreco, en enero de 2001 se implementó el Proyecto de vida rural sostenible con el apoyo financiero y técnico del Servicio Nacional para la Asistencia de las Pequeñas y Medianas Empresas (Sebrae Nacional, un grupo de pequeñas empresas con vínculos informales con el Gobierno). Este proyecto tiene como propósito consolidar el nuevo proceso de desarrollo sostenible en las laderas de Santa Catarina ofreciendo referencias metodológicas y teóricas que orienten iniciativas similares en otras regiones de Santa Catarina y Brasil. El eje es el desarrollo de un

proceso de aprendizaje que presta ayuda a la capacitación de los asociados de Agreco y de otras personas interesadas.

El proyecto se subdivide en seis subproyectos (o ejes temáticos):

 motivación;

 aprendizaje (incluye la capacitación);

 producción y procesamiento orgánico;

 mercado y comercialización;

 implementación de los procesos de control de calidad, gestión y certificación de calidad; y

 agriturismo, comunicación y cultura.

Las ciudades de Santa Rosa de Lima y Anitápolis son los participantes principales, pero también están incluidas otras 15. El primer año de actividades se basó en la realización de campañas de concientización que consolidaron la etiqueta de Agreco (a través de la autocertificación) como un sinónimo de calidad y producción ecológica y en la diversificación y expansión del proceso de comercialización por medio de una política que determinaba los principios y normas básicas para la conversión de los sistemas convencionales a los sistemas orgánicos.

El propósito general es expandir el sistema de Agreco a través de la cooperación con otras organizaciones agrícolas y crear una red para la comercialización de los productos orgánicos en todo Brasil. En las áreas de manejo agrícola, control de calidad y certificación, se establecieron las características y el costo de cada producto y se realiza una supervisión para apoyar la política de precios. La política de precios establece el precio final de cada producto y el ingreso de cada persona involucrada en la cadena de producción de acuerdo con los costos respectivos de cada fase. Se utilizan dos parámetros para fijar el rango de precios, en primer lugar los costos de producción y luego el precio de mercado. El objetivo para 2002 es vender la mitad de la producción de Agreco en el mercado institucional (principalmente en escuelas) y a través de los organismos de consumidores pero también consolidar la política de precios según los costos de producción. Una de las características fundamentales del sistema de Agreco es que su proceso de planificación comienza al final de las «múltiples cadenas de producción». En otras palabras, comienza en el mercado. El mercado institucional no sólo ofrece una posibilidad de expandir la producción sino también un camino para acercar a los productores y consumidores y contribuir a que aumente el número de consumidores y productores informados. En este proceso, las escuelas brindan, además de un

mercado potencial, una oportunidad de aprendizaje para los niños y sus padres, quienes se espera que se transformen en consumidores bien informados.

La política de precios establece el precio final de cada producto y el ingreso de cada persona involucrada en la cadena de producción de acuerdo con los costos respectivos de cada fase.

El agriturismo como un medio para crear nuevas oportunidades de ingreso y formar un puente entre la vida rural y urbana

Desde 1997, Agreco ha estado alentando a las familias agricultoras a que inicien actividades de agriturismo en sus granjas en el marco de un programa incluido en su plan de trabajo operativo, motivado por el creciente número de visitantes en la región. Además de la belleza natural de la zona, el sistema de producción, procesamiento y comercialización orgánico desarrollado por Agreco atrajo el interés de muchos, inclusive de técnicos y otros agricultores.

En 1999, se creó una asociación de agriturismo llamada Acolhida na Colônia, con la participación de 50 miembros orgánicos de Agreco. La Asociación sigue los principios y el nombre de la asociación francesa «Accueil Paysan[337]» que apoyó esta actividad. La asistencia financiera para las actividades de agriturismo de Agreco proviene de Pronaf y de la empresa de turismo brasilera, Embratur (un organismo gubernamental).

Uno de los beneficios principales de la asociación de agriturismo, Acolhida na Colônia, es la creación de nuevas oportunidades de empleo e ingresos para muchas familias agricultoras de la región, particularmente en el caso de mujeres y jóvenes, que en general son los primeros en emigrar a las ciudades. Otro beneficio importante es la consolidación de las relaciones entre la población rural y urbana, por medio de las visitas a la región para conocer a los productores y saber dónde y cómo viven, y también para verificar que los productos que compran y comen son efectivamente orgánicos.

Uno de los beneficios principales de la asociación de agriturismo, Acolhida na Colônia, es la creación de nuevas oportunidades de empleo e ingresos para muchas familias agricultoras de la región.

La cooperativa de crédito: un acceso de las familias agricultoras a la financiación

La transición de la agricultura convencional a la orgánica, como el procesamiento y comercialización de los productos, requieren de importantes medios financieros. No obstante, las pequeñas familias agricultoras de la región están sufriendo las consecuencias negativas de los procesos económicos que atraviesa Brasil y la mayoría de los países en desarrollo en las últimas décadas, como ser el crecimiento de la pobreza y el éxodo rural, el aumento de la violencia urbana y la concentración de los ingresos en unos pocos.

Una de las dificultades más grandes que tienen los pequeños agricultores es acceder al sistema financiero oficial, ya que no pueden ofrecer las garantías mínimas o cumplir con los requisitos bancarios usuales. Muchas de las familias ni siquiera son propietarias de la tierra que cultivan. Para superar este problema, Agreco se unió con otros organismos locales para crear una cooperativa de crédito llamada CrediColônia (o Credi, como se la conoce), a efectos de financiar la producción, el procesamiento y la comercialización de los productos orgánicos. En la actualidad, todos los recursos financieros de Agreco pasan a través de la cooperativa de crédito como lo hacen la mayoría de sus asociados. La cooperativa funciona como cualquier banco tradicional excepto que no requiere ningún aval u otra garantía financiera de

las familias agricultoras. Enfoca sus inversiones en el desarrollo de actividades y sistemas agroecológicos en la región.

Además de facilitar el acceso de los agricultores al crédito, la cooperativa CrediColônia es una institución estratégica para movilizar los ahorros locales y la asistencia financiera proveniente de otras regiones o países, y aplica esos recursos al desarrollo sostenible regional. Credi espera expandir sus actividades a todo el territorio de Agreco en un futuro próximo.

La cooperativa funciona como cualquier banco tradicional excepto que no requiere ningún aval u otra garantía financiera de las familias agricultoras.

El Foro para el desarrollo de las laderas: del individualismo y la competencia a la acción colectiva y solidaria

Al igual que en la mayoría de las regiones de Brasil, los problemas de infraestructura (por ejemplo, suministro de energía eléctrica, construcción y mantenimiento de caminos, comunicación, educación y servicios de salud) son comunes a todos los pueblos pequeños de las laderas de Santa Catarina. Como en las otras regiones, estos problemas siguen sin solucionarse debido a su escala física y al aislamiento. La solución de este tipo de problemas requiere por lo general una acción colectiva planeada a nivel regional.

Esta situación motivó a Agreco a unirse con grupos interesados en realizar acciones colectivas para el desarrollo sostenible de la región. Como resultado, se creó el Foro para el desarrollo de las laderas con el propósito de escapar del individualismo y la competencia y promover la acción

colectiva y la solidaridad entre las diversas instituciones y grupos de la región para solucionar los problemas comunes. Basándose en los principios de participación, solidaridad y agroecología, el Foro atrae asociaciones locales, regionales y nacionales.

Incluye participantes de 15 ciudades, caracterizadas por economías fundamentalmente agrícolas desarrolladas por familias agricultoras y que sufren un grave éxodo rural. El Foro realizó su primer encuentro abierto en mayo de 2001 en Santa Rosa de Lima y desde entonces celebra sus reuniones mensuales en las distintas ciudades del territorio con el apoyo organizativo de instituciones importantes como la Universidad Federal de Santa Catarina.

En estos encuentros mensuales (abiertos a todos los interesados) se invita a distintos grupos de interés a debatir acciones y políticas (en general, problemas de infraestructura: suministro de energía, construcción y mantenimiento de caminos, comunicación, educación y servicios de salud). En cada reunión, un grupo diferente organiza y coordina los debates. Las reuniones se desenvuelven en un ambiente distendido y amistoso y esto facilita la solidaridad entre los participantes y la definición de las acciones colectivas. Entre las principales acciones prioritarias del año 2001 se encuentran las que mejoraron los sistemas de comunicación, de energía, de caminos y los servicios de educación y salud (especialmente almuerzos y transporte para estudiantes). Estas actividades están financiadas por distintos grupos de interés que varían de acuerdo con el tema, por ejemplo, la construcción y el mantenimiento de los caminos y las actividades educativas están financiadas por el gobierno estatal y/o el gobierno municipal a través de sus departamentos específicos mientras que otras actividades reciben financiación de organismos privados, no gubernamentales y gubernamentales.

El Foro de la economía solidaria: expandiendo los límites del sistema y aproximando los consumidores urbanos a los productores rurales

La experiencia de Agreco despertó el interés de varias organizaciones similares ubicadas en regiones rurales y urbanas. En consecuencia, se creó en el año 2001 un Foro de la economía solidaria con la participación de 22 organizaciones de agricultores y consumidores urbanos de las ciudades costeras más pobladas de Santa Catarina.

El Foro de la economía solidaria expande los límites del proyecto de desarrollo rural sostenible de Agreco y vincula a los consumidores urbanos con los productores rurales. Las principales acciones incluyen la organización de almuerzos orgánicos para las escuelas y dos entregas semanales de canastas orgánicas en los centros urbanos, (entre 150 y 200

canastas por vez). Este proceso permite la comprensión de los participantes en cuanto a temas relacionados con la seguridad alimentaria, la contaminación del agua con agroquímicos, el aumento de la pobreza, la degradación del medio ambiente y el éxodo rural y demuestra que la violencia urbana y la concentración de los ingresos son fenómenos interrelacionados causados tanto por las actividades rurales como las urbanas.

Las principales acciones incluyen la organización de almuerzos orgánicos para las escuelas y dos entregas semanales de canastas orgánicas en los centros urbanos, (entre 150 y 200 canastas por vez).

Son considerados problemas en común que interesan y afectan a los ciudadanos rurales y urbanos. Como consecuencia, las actividades del Foro de la Economía Solidaria hacen posible una mayor colaboración y solidaridad entre la población rural y urbana para promover una vida sostenible en ambas regiones.

Lecciones aprendidas, resultados y perspectivas

En sus cinco años de existencia, Agreco promovió efectos positivos, tanto en la conservación del medio ambiente como en la generación de empleos e ingresos. También mejoró las perspectivas socioeconómicas y el entusiasmo de las familias agricultoras que viven o que tienen compromisos en el territorio. Se observaron otros efectos positivos en cuanto a las metodologías relacionadas con el manejo conjunto de la red de pequeñas agroindustrias (cada una dirigida por un grupo de familias). Sin embargo, el proyecto enfrenta algunas dificultades. Sólo se abrieron la mitad de las 53 pequeñas agroindustrias planificadas. La razón fundamental es que la principal fuente de apoyo financiero de estas agroindustrias es Pronaf, que utiliza el sistema bancario oficial tradicional e impone requisitos que las familias agricultoras no pueden cumplir.

Las 27 agroindustrias incluyen 120 familias (de unas que originalmente se esperó con las 53 agroindustrias) y generan 505 nuevos puestos de trabajo de tiempo completo y parcial. Estos son resultados importantes para un territorio que se caracteriza por tener pequeños poblados, pero representan sólo una pequeña indicación de éxito, dado los requerimientos de empleos e ingresos de todo el país. Un aspecto muy positivo que se puede observar es el cambio de actitud en la mayoría de las familias y en los dirigentes regionales y locales hacia el desarrollo de la región. De una actitud de resignación al estancamiento económico y al éxodo rural, estos actores comenzaron a observar nuevas alternativas económicas y nuevas fuentes de trabajo y oportunidades de desarrollo. Estas actividades les aportan en

general ingresos suficientes para cubrir las necesidades familiares y sólo ocasionalmente son necesarias otras actividades no agrícolas.

En este contexto, merece destacarse la opción de acciones colectivas y sistemas agrícolas orgánicos como la principal estrategia para un desarrollo sostenible y en la actualidad Agreco está expandiendo sus actividades operativas en toda la región. A pesar de una cierta inercia al cambio, y gracias al éxito del proyecto, ha aumentado la disposición y entusiasmo de los asociados a trabajar en grupo como asimismo la confianza entre asociados y demás actores y grupos interesados.

La expansión de las actividades en la región de las laderas generó dificultades operativas pero también ayudó a promover la acción colectiva, particularmente en las actividades de agriturismo y de intercambio cultural, y en la producción, procesamiento y comercialización de los productos básicos. Hoy día se están investigando y creando nuevos mercados, incluyendo la expansión de las comidas orgánicas para estudiantes y la entrega domiciliaria de canastas orgánicas en los centros urbanos, junto con las ventas en las ferias locales y las cadenas de supermercados regionales. También se estudia la posibilidad de comerciar productos en el mercado internacional, y se debate el tema de la certificación de los productos para el mercado exterior ante organismos de certificación aceptados internacionalmente que operan en Brasil (por ejemplo, Ecocert).

Sin embargo, la política de Agreco no es expandirse a todo el Estado de Santa Catarina o a otras regiones brasileras. La idea es servir de ejemplo e interactuar con otras asociaciones de agricultores y consumidores, cada una con sus propias características particulares, pero funcionando como parte de una red organizada más grande enlazada por el mismo interés en los principios agroecológicos y en el desarrollo sostenible.

Agreco es una asociación agrícola ecológica que atrae la atención de instituciones y personas de todo el país y del exterior. Se convirtió en una referencia para iniciativas similares destinadas a construir un desarrollo sostenible basado en los sistemas agroecológicos y en la acción colectiva. En sus cinco años de funcionamiento, el proyecto recibió apoyo de muchos organismos gubernamentales y no gubernamentales, pero la clave de su éxito radica, sin duda, en la participación entusiasta de los dirigentes locales y regionales que promovieron la interacción entre las distintas instituciones y grupos de interés. Las metodologías y principios utilizados para desarrollar el sistema de Agreco se sistematizaron como una referencia para implementar experiencias similares en otras regiones o países. Las metodologías se fundamentan en los principios de la agroecología, la sustentabilidad y la solidaridad, como también en el concepto de que los seres humanos deben ser los actores principales de su propia historia.

En síntesis, la experiencia de Agreco da validez a la producción orgánica, a los principios ecológicos y a la red organizada de pequeñas empresas como la base fundamental de un proyecto de desarrollo sostenible. Por otra parte, las familias agricultoras y los consumidores urbanos se han fortalecido para construir juntos un proyecto de vida sostenible.

La opción de acciones colectivas y sistemas agrícolas orgánicos es la principal estrategia para un desarrollo sostenible en la actualidad.

[337] Los principios fundamentales de la asociación Accueil Paysan son: el turismo tiene que complementar (y no sustituir) las actividades agrícolas habituales y las familias de los agricultores deben seguir viviendo en sus granjas. El servicio de hospedaje debe utilizar los edificios existentes de la granjas después de que se reacondicionen si es necesario. Las familias de los agricultores tienen que desear recibir visitantes e intercambiar sus experiencias de vida con ellos. Las familias también deben interesarse por mejorar la calidad de sus productos y servicios y al mismo tiempo cuidar el medio ambiente y ofrecer precios razonables a los visitantes.

CUBIERTA POSTERIOR

La agricultura orgánica se define como un sistema de producción de alimentos «sensible» desde el punto de vista del medio ambiente y del entorno social. Esta publicación examina los múltiples aspectos de la agricultura orgánica, y su contribución a la sanidad ecológica, a los mercados internacionales y a la seguridad alimentaria local. Partiendo de experiencias llevadas a cabo en diversos lugares del mundo, se analizan las posibilidades de una adopción más generalizada de la agricultura orgánica. Las numerosas situaciones presentadas reflejan la decisión de millones de personas, provenientes de todos los sectores sociales y económicos, de adoptar esta nueva ética agraria de integridad de los alimentos.

En esta publicación se reconoce el aporte de los pequeños agricultores que persiguen poner en práctica sistemas de producción de alimentos plenamente integrados. Estos agricultores, junto con los consumidores que han creado, en el mercado, los incentivos para el manejo ecológico de los sistemas agrícolas, son las figuras centrales del movimiento en pro de la agricultura y los productos orgánicos. Se discuten en este libro las carencias del apoyo institucional al fomento e intercambio de conocimientos en materia de agricultura orgánica, porque se considera que tales conocimientos podrían ampliar ulteriormente las repercusiones positivas de la agricultura orgánica en el ambiente natural y humano.

Agricultura Orgánica, Ambiente y Seguridad Alimentaria

Editado porNadia El-Hage Scialabbay Caroline Hattam

Indice

ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LA AGRICULTURA Y LA ALIMENTACIÓN

Roma, 2003

Foto de la cubierta: Uso de abejas como «médicos voladores»

El moho gris es la enfermedad más grave de las fresas.

Un nuevo e ingenioso método de control orgánico consiste en el uso de abejas melíferas o abejorros. Al salir de la colmena, la abeja moja sus patas en un baño que contiene un hongo inofensivo que actúa como un antídoto natural contra el moho gris. Cuando las abejas polinizan los capullos de fresa, la hongo inofensivo inocula con moho gris. Estudios recientes realizados en los Estados Unidos y en Suiza muestran que los rendimientos de fresa pueden duplicarse con la ayuda de estos «doctores voladores» (IFOAM, 2002b).

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ISBN 92-5-304819-0

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© FAO 2003

Agricultura orgánica, ambiente y seguridad alimentariaEditado por Nadia El-Hage Scialabba y Caroline Hattam

280 pp, 16 figuras, 21 cuadros, Colección FAO: Ambiente y Recursos Naturales N° 4

FAO, Roma, 2003