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Sombras beligerantes: un estudio sobre las formaciones espaciales de la violencia de
los “capuchos”
Tesis de pregrado del programa de Antropología
Nicolás Vallejo Morales
Directora
María Victoria Uribe
Universidad del Rosario
Bogotá, 2017
1
Agradecimientos:
Quisiera empezar por agradecer a mis padres quienes a pesar de las circunstancias siempre
me dieron una palabra de aliento. A mi mamá, por ser ejemplo de fortaleza y perseverancia
y a mi padre por ser ejemplo de prudencia y paciencia. Sin ellos, no habría podido
desarrollar lo que considero es un pensamiento crítico y no me preguntaría por los
problemas de la sociedad en la que vivimos.
De manera entrañable debo agradecer a Mauricio Romero, Andrea Manrique y Andrés
Guzmán. Quienes me enseñaron a sentir empatía por las demás personas, quienes me
ensañaron que muchas veces el silencio también es cómplice, y quienes sobre todo me
enseñaron que “el único pez que nada con la corriente, es el que está muerto”.
También quisiera agradecer a mi tía Gloria, quien con su ayuda abrió las puertas de este
camino en los momentos en los que la vida parecía cerrarlos. De igual manera me gustaría
agradecer a mis abuelos quienes me recibieron y me dieron su apoyo en momentos difíciles
de incertidumbre.
Quisiera agradecer de manera muy sentida y especial a todas las personas que me
colaboraron en mi trabajo de campo, desde aquellos amigos y conocidos de las
universidades que me llamaban para avisarme que “habían capuchos”, hasta los
desconocidos, personas sin rostro, que en varias oportunidades me ayudaron a sortear la
inclemencia del gas lacrimógeno.
También quiero agradecer a las personas que estuvieron acompañándome en el proceso
académico que da lugar a este trabajo, especialmente a Francisco Villa, Juan David Niño
Kruh y Santiago Briceño. Especialmente quiero agradecer a María Juliana Valenzuela, ya
que supo hacer suyo mi camino durante la realización de este trabajo. Su apoyo
incondicional en los momentos más difíciles fue muy importante a la hora recuperar mi
ánimo ante las dificultades a ella también debo decir que su ayuda y comprensión se ven
reflejadas en cada una de las páginas de esta investigación.
A mi directora de tesis María Victoria Uribe deseo darle las gracias por la paciencia y la fe que
tuvo hacia mi proyecto, así como toda su ayuda y guía durante la realización del mismo, sin las
2
cuales no hubiera sido posible la concreción de las ideas en las que se basa la investigación. Por
último, quisiera agradecer a Thomas Ordoñez, ya que gracias a sus orientaciones es posible el
actual planteamiento de esta tesis y a José María Albán quien me brindó su ayuda desinteresada
al momento de ubicar este trabajo en un corpus conceptual más amplio.
3
Índice:
Introducción ……………………………………………………………....Pág 4
Análisis de Resultados……………………………………………………Pág 31
Agentes y espacios……………………………………………………Pág 31
Formaciones espaciales de la violencia………………………………….Pág 43
Consideraciones Finales………………………………………………….Pág 87
Glosario………………………………………………………………….. Pág 91
Bibliografía……………………………………………………………… Pág 93
4
Introducción
Antecedentes de la investigación:
En el año 2011 el gobierno colombiano, en cabeza del presidente Juan Manuel Santos,
propuso una reforma a la ley 30 de 1992. Esta propuesta fue recibida con un enorme
descontento entre los sectores estudiantiles universitarios, el cual se materializó en un
movimiento que se expresó mediante una serie de marchas, tomas culturales y otras
actividades con el fin de presionar al gobierno para que echara atrás el proceso de reforma.
Al asistir a algunas de las marchas mencionadas, me di cuenta de que había algunos sujetos
que buscaban darle a la marcha un tinte beligerante y que en ocasiones atacaban a la policía
con artefactos explosivos, en varias ocasiones dichos ataques desencadenaban
enfrentamientos entre la multitud de estudiantes que marchaba y el ESMAD1 de la policía.
Para este momento sólo escuchaba que las personas que asistían a la marcha, los miembros
de las comunidades universitarias se referían a estos sujetos como “capuchos”. En varias de
estas marchas parecía existir un rechazo a ellos, que se manifestaba en los gritos de “sin
violencia” de la multitud ante su accionar, sin embargo, también me di cuenta de que, en
otros momentos, estos gritos se remplazaban por una complicidad que se expresaba en una
furia desbordada, que en varias ocasiones terminó con destrozos de los locales del centro de
la ciudad y/o en enfrentamientos con la policía.
Definición del objeto de estudio
El objeto de estudio de la presente investigación son las formaciones espaciales de la
violencia. De esta manera debo aclarar que los “capuchos” sólo son el agente que lleva a
cabo el proceso que pretendo investigar. Estas formaciones son una fusión de elementos
topográficos, tácticos e ideológicos materializadas en el conjunto de prácticas que los
“capuchos” realizan con el fin de apropiarse de un espacio física y simbólicamente, para
poner en escena un acumulado ideológico que llega a su clímax cuando se produce un
enfrentamiento con la policía. Estas prácticas usualmente tienen la capacidad de cambiar la
significación del espacio ante una comunidad así sea temporalmente.
1 “Es la dependencia del Comando de Unidades Operativas Especiales, integrada por personal entrenado y
capacitado, encargado del control de disturbios, multitudes, bloqueos acompañamiento a desalojos de
espacios públicos o privados, que se presenten en zona urbana o rural del territorio nacional, con la eventual
materialización de hechos terroristas y delincuenciales, para restablecer el ejercicio de los derechos y
libertades públicas”.
5
¿Qué son los “capuchos”?
Para los fines de la presente investigación entenderé por “capuchos” a jóvenes que
pertenecen a organizaciones que se autodenominan clandestinas. Son fácilmente
reconocibles por las disposiciones corporales que asumen para ocultar su identidad. Estas
son el uso de una camiseta en su cara a forma de capucha y el uso de un overol o de ropa
ancha que oculta las prendas que lleva el sujeto en cuestión. Otro rasgo distintivo de “los
capuchos” es la utilización que hacen de la violencia política. Todas las organizaciones de
“capuchos” o “parches” llevan a cabo acciones violentas en algún momento, algunas hacen
más uso de este método que otras, pero todas se valen de la violencia para enviar un
mensaje político.
Teniendo en cuenta lo anterior, es pertinente mencionar que el mensaje enviado por “los
capuchos” suele ser un mensaje rebelde que impulsa a la realización de una revolución.
Dependiendo de la corriente ideológica a la que pertenezca la organización que emite el
mensaje, la forma a través de la cual pretenden llevar a cabo dicha revolución puede ser o
no mediante el uso de las armas2. También se debe mencionar que los despliegues de
violencia llevados a cabo por tales organizaciones suelen ser llevados a cabo, en el caso de
Bogotá, en las tres universidades públicas más importantes, la Universidad Distrital, la
Universidad Nacional y la Universidad Pedagógica.
Generalmente el “capucho” es usualmente un joven que halla profundamente injusto el
modelo capitalista y desea cambiarlo. Del mismo modo considera que las vías del diálogo
están cerradas debido a realidades históricas como el genocidio de la UP, la muerte de
Jaime Garzón y la persecución del paramilitarismo a los sindicatos y movimientos sociales,
por lo que se debe recurrir a las vías de hecho para que su reclamación sea escuchada. Hay
que decir que algunos de estos capuchos quieren ser guerrilleros y encuentran en “subirse al
monte” una alternativa, sin embargo, al no encontrar fuentes de reclutamiento terminan
integrándose a una organización de “capuchos” como lo puso en evidencia una
conversación que tuve con Paola integrante de uno de los grupos en estudio.
“parce usted sabe que aquí meterse en la política es sólo convertirse en uno de esos
hijueputas. Si usted no es como ellos, uno no puede llegar a un puesto donde pueda
ejercer el cambio, aquí la única es parárseles duro a esos pirobos” Después de un
2 Esto no sólo depende de la organización a la que pertenece, sino también de las condiciones coyunturales
que atraviesa el país.
6
rato de conversación Paola confesó: “Parce, la verdad yo soy más “elena” que
“fariana” a lo que yo le pregunté “¿por qué terminó entonces con los bolos?3” y ella
me dijo “pille, la verdad aunque a mí me traman más las políticas de los del ELN es
más fácil empezar a camellar con el MB y de ahí es más breve subirse al monte,
además lo importante no es qué parche tumbe al gobierno, sino tumbarlo”
Si bien es cierto los “capuchos” usualmente se refieren así mismos como actores
clandestinos o miembros de organizaciones clandestinas, quisiera cuestionar esta categoría
de clandestinidad4 debido a la forma en la que llevan sus acciones. Si bien es cierto los
miembros de estas organizaciones toman medidas para mantener en secreto su identidad,
también es cierto que se están poniendo en escena siempre con el fin de hacer conocer su
organización y darle estatus. Por tal motivo, utilizaré la categoría de semiclandestino como
parte del proceso de definición de los “capuchos”, con la cual me refiero a un sujeto u
organización que adopta una serie de medidas para ocultar su identidad personal y
mantenerla en secreto, pero que lleva a cabo apariciones físicas encubierto dando a
conocer, cuando menos, parte de sus prácticas con el fin de publicitarse.
Las organizaciones en las que se agrupan los “capuchos” son en su totalidad organizaciones
de izquierda radical, sin embargo, dentro de esta hay una variedad de corrientes ideológicas
que da lugar a la existencia de diversas organizaciones. Las más importantes son el
Movimiento Bolivariano de tendencia marxista-leninista “Fariana”5, la Unión Camilista
Revolucionaria, el Frente Estudiantil Revolucionario Sinpermiso y las Juventudes
Camilistas de tendencia socialista-camilista, el Movimiento Jaime Bateman Cayón que
reúne elementos de la corriente incipientes del M-19 mezclados con algunos elementos
políticos de las propuestas “farianas”, las Ovejas Rojinegras y el Movimiento Libre y
3 Apelativo que se utiliza para los miembros del Movimiento Bolivariano. 4En cuanto al concepto de clandestinidad me valgo de una construcción conceptual hecha a partir de las
historias que se consignan en Trochas y Fusiles (Molano 1994), Farc-EP: Una historia política (Medina
2006), ELN: Una historia política (Medina 2009), La Combinación de todas las formas de lucha de masas
(Vieira 1964), Los sueños y las montañas (Álape 1995), Al calor del tropel (Medina 1992) y El guerrillero
invisible (Broderick 2000). Así pues, la clandestinidad es entendida como un conjunto de prácticas que buscan
llevar al anonimato a un grupo de personas y al secreto toda la información sobre ellas, sus vidas y sus
acciones.
5 La ideología “Fariana” hace referencia a una ideología construida a partir de los postulados desarrollados
por los comandantes de la guerrilla de las FARC-EP
7
Pensante de tendencia anarquista, los Klan-destinos que definen su orientación como un
nacionalismo revolucionario y radical6, etc.
Algo que todas las organizaciones comparten, es el reconocimiento de sí mismas como
antagónicas al Estado, ellas se reconocen por fuera del mismo. Uno de los puntos que les
permite a las organizaciones identificarse como subversivas, insurgentes, rebeldes u otros
epítetos utilizados, es la utilización de material explosivo en sus acciones. La importancia
de dicha utilización es que, al entender al Estado como el ente encargado de ostentar el
monopolio de la violencia, el arma se convierte en un símbolo del desafío al Estado y
también de la no pertenencia al mismo. En el caso de los “capuchos”, la “papa bomba” y el
coctel molotov son los símbolos de su antagonismo, ya que son sus armas, los elementos
con los que se enfrentan a la fuerza pública, quién se supone7 debe ser la única con el poder
de ejercer la violencia directa.
Aunque los “capuchos” se reconocen a sí mismos como actores que están fuera del estado,
esta autoconcepción entra en tensión con algunas características de su accionar y de la
composición de las organizaciones a las que pertenecen. Si se tiene en cuenta que muchos
de los integrantes de estas organizaciones son estudiantes de universidades públicas,
encontramos la primera contradicción entre lo que ellos dicen sobre sí mismos y su
realidad, ya que al pagar una matrícula en una institución pública están haciendo parte del
estado. Del mismo modo, ya que el desarrollo de las acciones de los “capuchos” ocurre al
interior de las universidades públicas, existe una tensión entre el reconocerse por fuera del
estado y valerse de un medio del estado para poder expresar el mensaje político de sus
acciones.
Hay que aclarar que, aunque en ocasiones algunas organizaciones tienen fuertes lazos con
las guerrillas del país, los grupos de “capuchos” no son guerrillas urbanas o frentes urbanos
de los grupos insurgentes del país. Esta afirmación se sustenta en los siguientes puntos: los
“capuchos” no usan armas de fuego, sus enfrentamientos con la policía no tienen como
objetivo una victoria militar, carecen de los medios para sostener un combate con el
ejército, no poseen un orden cerrado efectivo y nunca se enfrentan al ejército sino sólo a la
6 Contienda Política. 2013. YouTube. 25 de marzo. Último acceso: 24 de agosto de 2017.
https://www.youtube.com/watch?v=NK06ipRj1OQ&t=202s 7 En Colombia el estado nunca ha tenido el monopolio de la fuerza, ya qe lo ha compartido con todo tipo de
grupos armados de derecha e izquierda.
8
policía. Así pues, es posible observar cómo estos puntos difieren radicalmente de
propuestas de guerrilla urbana como la de Carlos Marighella en la cual se anuncia:
El guerrillero urbano es un ser que combate a la dictadura militar con las armas, utilizando
métodos no convencionales. (…) es un enemigo implacable del gobierno y
sistemáticamente inflige daño a las autoridades y a los hombres que dirigen el país y ejercen
el poder. El principal objetivo de este guerrillero es el de perturbar, desgastar, desmoralizar,
a los militaristas, a la dictadura militar y a sus fuerzas de represión, así como atacar y
destruir la riqueza y la propiedad de los norteamericanos, a los directores de la empresa
extranjera y a la clase alta (Marighella 1972, 1).
Por otra parte, cabe decir que los “capuchos” no son un movimiento social, ya que la
naturaleza clandestina de sus organizaciones impide que se lleve a cabo un ejercicio de
construcción del movimiento amplio. En ese orden de ideas se podría decir que los
capuchos poseen una base social construida de manera similar a la forma en que lo hacen
las guerrillas, es decir la realización de acciones que puedan contribuir a construir la
legitimidad de las organizaciones con respecto a la población de los lugares en los que
operan8, pero no son un ente estable que lleve un proceso de acompañamiento continuo a
esta población. En ese orden de ideas las organizaciones de “capuchos” difieren
sustancialmente de algunos ejemplos nacionales de movimientos sociales como FECODE o
de movimientos estudiantiles como la OCE o la ACEU.
También es pertinente anotar que Para que se pueda hablar de un movimiento social se
necesitan tres condiciones:
1. Oportunidades políticas. Esta condición es fundamental para los movimientos sociales
que aprovechan las coyunturas políticas para movilizar a sus integrantes mediante paros,
huelgas, plantones etc. En el caso de los “capuchos” esto no se da porque sus apariciones
públicas son reiterativas y siguen patrones performativos que tienen que ver más con
teatralidad, con apariciones súbitas, están haciéndose presentes mediante sus propios
cuerpos (Uribe 2007, 15-31).
2. Estructuras de movilización. Los “capuchos” nunca llevan a cabo movilizaciones porque
sus acciones son cortas, efímeras y están circunscritas a los mismos espacios universitarios
8 Las FARC-EP llevaba a cabo su proceso de construcción de una base social de apoyo mediante la
realización de acciones pequeñas que le dieran legitimidad con la población más cercana, entre ellas se
encontraban la ejecución de ladrones y pequeños expendedores de drogas (Centro Nacional de Memoria
Histórica 2013)
9
en los que ponen en escena los performances con los que llevan a cabo la construcción de
formaciones espaciales de la violencia y a través de las cuáles reproducen su ideología. En
ese orden de ideas no se puede hablar de estructuras de movilización propiamente dichas
(Uribe 2007 15-31).
3. Marcos de acción colectiva. Podría decirse que los “capuchos” si tienen marcos en el
sentido en que tienen definiciones y significados compartidos que traen consigo cuando
actúan colectivamente (Uribe 2007, 15-31). Esta sería la única condición que comparten
con los movimientos sociales.
Hay que decir también que los medios de comunicación han tenido un papel importante a la
hora de construir una imagen respecto a los “capuchos”. Usualmente los epítetos utilizados
para referirse a estos sujetos son “vándalos”, “terroristas”, “infiltrados”, “desadaptados
sociales”, etc. Sin embargo, hay que decir que el origen de tales calificativos no se
encuentra en los medios de comunicación, por el contrario, estos sirven de eco para la
visión de algunos miembros del estado y sus órganos como la policía. Así se puede ver en
la siguiente cita, fragmento de una entrevista al general Luis Eduardo Martínez9:
Ya es el tercer día que tenemos que estar aquí controlando a todos estos vándalos
desadaptados sociales, hoy fue muy duro están utilizando armas no convencionales, están
utilizando inclusive explosivos con metralla. Estamos recogiendo todas esas evidencias, hoy
tenemos dos policías lesionados, tenemos algunos daños en la estación de Transmilenio de
enfrente de la universidad y tenemos dos capturados, esos dos capturados tendrán que
responder, no sólo por las lesiones causadas a nuestros hombres, sino también por los daños
y aquí hay evidencias claras de explosivos con metralla, es decir se configuraría ahí un tema
de terrorismo también. (…) Aquí no estamos enfrentados a simples estudiantes, aquí
estamos enfrentados a terroristas, para nadie es un secreto que ahí hay gente del PC3 y hoy
tenemos una evidencia que podemos mostrar y es una bandera de las FARC. Yo no creo que
estudiantes que se están preparando para servirle al país utilicen bandera de la far y
explosivos para atacar a la fuerza pública.10
Como se mencionó anteriormente, los “capuchos” operan principalmente en la Universidad
Pedagógica, la Universidad Distrital y la Universidad Nacional, en Bogotá. Si bien es
9 Entrevista hecha por el noticiero CM& al comandante de la policía metropolitana de Bogotá para la emisión
del 22 de agosto del 2013 10 Martínez, Alejandro. 2013. YouTube. 23 de agosto. Último acceso: 1 de Septiembre de 2016.
https://www.youtube.com/watch?v=lYzsNioaMh4
10
cierto, en Bogotá hay otras universidades públicas hay que tener en cuenta algunos aspectos
que impiden que el fenómeno se desarrolle en ellas y que terminan por privilegiar la
existencia en los lugares en los que se encuentran.
El primer factor es la existencia de una gran presencia de movimientos estudiantiles de
izquierda que de una u otra forma crean un ambiente de apoyo a las expresiones de
izquierda por más radicales que sean. En ese orden de ideas, universidades como la
Universidad Nueva Granada no tienen un ambiente propicio para el desarrollo del
fenómeno, especialmente si se tiene en cuenta que esta es una universidad militar que
promulga una ideología contraria a la izquierda. El segundo factor es la historia de las
universidades públicas relacionadas con la represión estatal o para estatal, eventos como el
asesinato de “Chucho León” y la toma de la universidad en 1984 por parte de agentes de la
policía y el DAS que terminó con un saldo de 17 estudiantes muertos en el caso de la
Universidad Nacional, la desaparición de los hermanos San Juan en la Universidad Distrital
o el asesinato de Darío Betancur en la Universidad Pedagógica, generan una “herida” en la
comunidad universitaria que logra hacer que esta tenga una profunda animadversión con
respecto a los agentes del estado.
Para recoger los elementos más importantes de los anteriores párrafos es pertinente
sintetizar una definición que responda a la pregunta ¿Qué es un “capucho”? Así pues, la
respuesta es que estos son jóvenes de un entorno urbano que se encuentran inconformes,
que tienen tendencias subversivas y que se valen de la semiclandestinidad para proteger su
identidad al tiempo que adelantan una actividad ilegal como es bloquear el tráfico de
algunas vías importantes de la ciudad o enfrentarse a miembros de la fuerza pública.
Objetivos y alcances de la investigación
La presente investigación es una etnografía de carácter descriptivo la cual pretende dar
cuenta de la construcción de formaciones espaciales de la violencia por parte de los
“capuchos” en las universidades públicas de Bogotá. En ese orden de ideas el aporte al
conocimiento que pretende hacer esta tesis es dar a conocer la forma en la que estos sujetos
se valen del espacio para poner en escena los símbolos con los que llevan a cabo su
ejercicio político.
Las formaciones espaciales de la violencia son importantes para los “capuchos” porque en
ellas confluyen el qué, el cómo y el dónde de las acciones de estos. En ese orden de ideas,
11
en las formaciones espaciales de la violencia convergen el espacio en el que los “capuchos”
aparecen (las universidades públicas), los símbolos que componen su ideología (la cual
pretenden reproducir), y por último la forma mediante la que intentan reproducir esta
ideología que es a través de un performance en el que se ponen en escena los símbolos
mencionados.
Considero importante anotar que es precisamente a través de la apropiación espacial que
ocurre que los “capuchos” transforman un espacio en una formación espacial de la
violencia. Teniendo en cuenta lo anterior, la pregunta que rige la presente investigación es
¿cómo los “capuchos” construyen las formaciones espaciales de la violencia?
Objetivos de la investigación
1. Observar los espacios en los que se desarrolla la investigación cuando no están
siendo utilizados por los “capuchos”. Esto con el fin de entender el contexto en el
que se sitúan estos últimos.
2. Hacer una comparación de los espacios cuando están los “capuchos” y cuando no
están. De esta forma se pueden observar las implicaciones (si existen) que tiene la
presencia de estos en los espacios en lo que se sitúan.
3. Identificar cuáles son los mecanismos de apropiación del espacio de los “capuchos”
a partir de las observaciones participante y no participante en las diferentes acciones
que son desplegadas por las organizaciones. Esto con el fin de entender por qué
ellos pueden hacer uso del espacio en cuestión, de la forma en la que lo hacen.
4. Analizar las tensiones que existen entre los “capuchos” y otros actores que
confluyen en los espacios a observar como estudiantes, miembros de movimientos
sociales, funcionarios de seguridad privada, etcétera. Lo anterior me permitirá
reconocerla existencia de disputas ideológicas materializadas en el espacio.
Estado del arte y revisión bibliográfica
En la revisión de literatura hecha al respecto de los “capuchos” se encuentran pocos
trabajos, de los cuáles ninguno se enmarca en el campo de la antropología, pero hay que
mencionar el artículo de los autores Ramiro Ceballos y Francine Cronshaw, The evolution
of Armed Conflict en Medellín, ya que en él es posible encontrar una referencia al término
los capuchos, sin embargo, los autores escriben acerca de una pandilla que operaba en
Medellín. Dicha pandilla difiere del objeto de investigación ya que su accionar mezclaba
12
delincuencia común con una vigilancia y guardia sistemática del barrio en el que sus
miembros vivían (Ceballos y Cronshaw 2001).
Además del artículo que acabo de mencionar, existen dos crónicas con un alto grado de
ficción que se refieren a organizaciones similares a las que me propongo investigar Al calor
del tropel (Medina 1992)y Ciudad blanca, ciudad fuego (Salamanca 2007). Estas dos
crónicas hacen un acercamiento a sucesos que ocurrieron alrededor de enfrentamientos
entre la fuerza pública y estudiantes al interior de la Universidad Nacional. Debo decir que
en la presente investigación estos textos no me sirven como material de referencia, aunque
a la hora de llevar a cabo el trabajo de campo me permitieron entender mejor el contenido
histórico de algunos lugares al interior de la Universidad Nacional, como los edificios en
los que actualmente funcionan la facultad de lingüística y la facultad de lenguas extranjeras
que antes fueron residencias estudiantiles, testigos de diversos enfrentamientos entre
estudiantes y policías
Ya que los “capuchos” comparten el espacio en el que actúan con parte del movimiento
estudiantil, decidí revisar el artículo Colombia en el cambio de siglo: actores sociales,
guerra y política de Mauricio Archila (2002). La revisión de este artículo me permitió
establecer que, aunque los “capuchos” podrían entrar dentro de la categoría de protestantes
no se pueden entender los mismos como un movimiento social. En este texto incluso el
autor hace una afirmación que concuerda con la visión de esta investigación y es que los
movimientos sociales requieren de permanencia (Archila 2002, 77), los “capuchos” al ser
un actor semiclandestino, no tienen una permanencia ya que su aparición es espontánea y
no llevan un proceso de acompañamiento efectivo a la comunidad. Para argumentar mejor
este punto me valgo del libro de María Victoria Uribe Salvo el poder todo es ilusión (2007)
en el que ella hace una revisión de las condiciones necesarias para categorizar un fenómeno
como un movimiento social.
Si bien es cierto los “capuchos” se soportan en la simpatía hacia la izquierda que genera el
movimiento social, por su forma de organizarse y de relacionarse con las comunidades
universitarias están más cerca de la forma en la que actúa la guerrilla. Por otra parte, el
origen del fenómeno de grupos de personas que se encapuchaban y se resguardaban bajo
disposiciones semiclandestinas o clandestinas en las universidades públicas se encuentra en
13
la infiltración de las células de las guerrillas en las universidades11. ¨Por esta razón el estado
del arte de este trabajo incluye varios textos sobre las guerrillas colombianas de las FARC-
EP y el ELN.
En cuanto a las FARC-EP, el trabajo más utilizado fue la tesis doctoral de Carlos Medina,
FARC-EP una historia política (2006) en la que se hace un recorrido por los momentos
más importantes de la guerrilla. Este texto tiene un anexo dedicado al Movimiento
Bolivariano y al Partido Comunista Colombiano Clandestino (PC3) que fue el más útil para
la presente investigación. La forma del autor de abordar el estudio del MB es a través de la
visión de la guerrilla por lo que él se vale exclusivamente de una descripción de lo que la
guerrilla determina que debe ser el Movimiento Bolivariano.
También utilicé la tesis doctoral de María Victoria Uribe, Salvo el poder todo es ilusión
(2007), Las vidas de Pedro Antonio Marín. Manuel Marulanda Vélez. Tirofijo (1989) de
Arturo Álape y el libro del sociólogo Alfredo Molano Trochas y fusiles, en los que se
privilegia el análisis de la etapa fundacional de la guerrilla, entre otros temas. Estos tres
textos, a pesar de estar escritos de manera muy diferente me permiten entender los símbolos
que utilizan los miembros del Movimiento Bolivariano en el espacio en el que actúan.
Para referirme al ELN me basé principalmente en la tesis doctoral de Carlos Medina,
Ejército de Liberación Nacional. Notas para una historia de las ideas políticas (2009) que
evalúa la historia de la organización guerrillera. Este texto me permitió entender la
ideología de esta organización la cual es adoptada por algunas organizaciones de
“capuchos” y expresada en las consignas que utilizan en su accionar. También me permitió
conocer la historia de Camilo Torres Restrepo quién es un personaje central en las
expresiones de uno de los grupos estudiados.
Además, utilicé bibliografía sobre Camilo Torres Restrepo como Unidad en la diversidad:
Camilo Torres y el Frente Unido del Pueblo (FCFU 2014) en donde hay un registro de
algunos de los discursos del sacerdote y guerrillero y también está la plataforma política de
la organización Frente Unido del Pueblo, organizada y liderada por el sacerdote. Estos
documentos me permiten entender la importancia de este personaje no sólo para las
11 Durante las décadas de 1970 y 1980 las guerrillas infiltraron algunas de sus células en universidades
públicas como la Universidad Nacional, la Universidad Industrial de Santander y la Universidad de
Antioquia, entre otras, y en universidades privadas como la Universidad de los Andes y la Universidad
Javeriana.
14
organizaciones estudiadas sino para uno los espacios que serán analizados, especialmente
para la Universidad Nacional.
También llevé a cabo una revisión sobre literatura relacionada con la corriente del
bolivarianismo por lo que incluyo el texto Pensamiento Bolivariano: origen, desarrollo,
vigencia (2005) escrito por el colectivo editorial “desde abajo”. Igualmente, me remití al
Manifiesto Bolivariano en el que se establecen ciertos parámetros políticos de las FARC-
EP y se empiezan a proyectar hacia un movimiento de masas. Estos dos textos me permiten
entender los horizontes políticos del Movimiento Bolivariano, una de las organizaciones
estudiadas. De la misma forma que con el texto de Medina sobre las FARC-EP, la presente
investigación podría hacer énfasis en las rupturas que hay entre los horizontes políticos
consignados en estos textos y las prácticas efectivas de la organización.
Asimismo, utilicé el libro Formations of Violence del antropólogo Allen Feldman (1991),
en el cuál el autor lleva a cabo un análisis de las prácticas encarnadas por los miembros del
IRA, de los B Specials y de otros actores del conflicto en Irlanda del Norte. Este libro me
permitió hacer uso de las teorías del autor sobre las prácticas encarnadas por actores del
conflicto armado, dentro de las que se encuentran las formaciones espaciales de la violencia
(1991).
En cuanto al análisis espacial es importante anotar que la presente investigación se
diferencia metodológica y epistemológicamente de la corriente de la geografía radical
(Delgado 2003, 79-100). Según el texto Debates sobre el espacio en la geografía
contemporánea del magister en geografía Ovidio Delgado, el interés general de la
geografía radical “no es el espacio absoluto como contenedor de objetos geográficos (…)
sino el espacio social producido por las relaciones sociales y las relaciones entre la sociedad
y la naturaleza” (Delgado 2003, 80). En ese orden de ideas, la “geografía radical” define el
espacio social como “un producto social históricamente constituido por la dinámica de los
modos de producción”.
Según Delgado, la utilización del concepto de modo de producción por esta corriente la
centra en el entendimiento de las técnicas de producción y de las sociedades clasistas ya
que, según sus teóricos, esto permite entender la naturaleza del dominio territorial (Delgado
2003, 80). Teniendo lo anterior en cuenta, considero importante anotar que la presente
investigación no pretende hacer un análisis del modo de producción y de la influencia de
15
las técnicas de producción en la producción social del espacio. Del mismo modo es
importante tener en cuenta que la presente investigación plantea una ruptura con el
determinismo que se le atribuye a la estructura de clases en términos de su reproducción
material e ideológica como se verá en el marco teórico.
Dentro de esta corriente se encuentran los trabajos de teóricos como David Harvey quien
entiende que “la geografía es una especia de “economía política” de la producción social
del espacio en todas las escalas geográficas.” (Delgado 2003, 84). La presente
investigación, no pretende hacer un análisis de la influencia de las estructuras económicas
en el espacio, sino más bien busca entender la forma en la que el espacio se produce en
términos simbológicos a partir de estructuras ideológicas.
Teniendo en cuenta lo anterior, este trabajo de grado se vale, nuevamente, de las
herramientas analíticas del Antropólogo Allen Feldman. En su libro Formations of
Violence Feldman se aproxima a la reproducción ideológica en la dimensión espacial a
través del desarrollo del concepto formación espacial de la violencia (Feldman 1991, 17-
45), nutriéndose para esta labor de las obras de los teóricos franceses Jaques Lacan y Louis
Althusser.
El trabajo del antropólogo Allen Feldman, al igual que la presente investigación, se
enmarcan en la línea de estudios de la Antropología de la Violencia. Al interior de esta
línea de estudios hay varias corrientes, sin embargo esta investigación concuerda con la
visión del antropólogo Christian Krohn-Hansen quién sostiene que la antropología de la
violencia debe realizar su análisis a partir de la acción y por lo tanto se centra en una
perspectiva que entiende la violencia como un performance (Krohn-Hansen 1994, 367).
Del mismo modo esta corriente se centra en entender la perspectiva del perpetrador, es
decir esta corriente pretende entender los motivos y los valores del usuario de la violencia
(Krohn-Hansen 1994, 367).
Teniendo en cuenta lo anterior considero importante dejar claro que, a pesar de que esta
investigación pretende entender los motivos de quien usa la violencia, no se adhiere a las
corrientes de la antropología de la violencia que caen en el relativismo cultural. Por
ejemplo, hay una ruptura con la teoría de Heelas quien sugiere que debido a las diferencias
que existen entre diversas culturas a la hora de categorizar la violencia no tiene sentido
categorizar un acto como violento sin antes tener el consentimiento de los participantes
16
(Heelas 1982, 50). Al respecto Krohn-Hansen sostiene que en caso de adoptar el
relativismo cultural radical de Heelas, no serviría de nada pensar en un concepto
comparativo de “violencia” ya que este sólo serviría para describir particularidades locales
y de manera siempre relativa.
Tomando como punto de partida el anterior párrafo, cabe anotar que el antropólogo Dave
Riches, encuentra cuatro propiedades básicas que tienen validez en varias culturas. Estas
propiedades son:
1. La puesta en escena de la violencia es susceptible de ser cuestionada en términos
de su legitimidad
2. La discrepancia en el entendimiento básico de la violencia debe ser mínima
entre quienes la discuten y se reduce a su sentido clave “el daño físico
retribuible”. Es poco probable que la violencia sea malentendida con respecto a
este sentido.
3. La práctica de la violencia es altamente visible a los sentidos.
4. La puesta en escena de la violencia en un nivel moderado de efectividad no
requiere mucho esfuerzo cuando ocurre a través de equipo especializado o
conocimiento esotérico (Riches 1986, 11).
El hecho de que existan puntos básicos que sean inherentes a diversas culturas permite
rebatir la perspectiva de Heelas, ya que nos brinda un lugar desde el cual empezar a
construir una teoría sobre la violencia. Esto se puede hacer debido a que estos puntos
básicos dan lugar a la posibilidad de usar el concepto de violencia de una forma
comparativa. Del mismo modo, Riches concluye que estos puntos básicos son evidencia de
que la violencia es única dentro de las acciones sociales, ya que cuando estas propiedades
actúan juntas permiten a la violencia operar tanto en un sentido simbólico como en un
sentido práctico y puede ser extremadamente efectiva como un medio de cambio o de
dramatización de ideas culturalmente importantes (Riches 1986, 11).
Este trabajo también se adhiere a un entendimiento de la violencia como un proceso
práctico y semántico. Un ejemplo de esto es la referencia a la cultura del terror que hace
Taussig al estudiar los problemas de la extracción de Caucho en el Putumayo. Él sostiene
que una de sus preocupaciones está ligada con los problemas que tuvo para evaluar e
interpretar los hechos constituidos en las muchas atrocidades ocurridas en el Putumayo,
17
según él, el problema se hizo tan complejo que lo llevo a concluir que precisamente era la
dificultad interpretativa el punto central en la cultura del terror (Taussig 1984, 494).
Teniendo en cuenta que el problema de la violencia también se vuelve un problema
semántico y hermenéutico, Taussig afirma que se debe mirar a la ideología no en las
estructuras sociales, sino en las historias, relatos, chismes que son contadas todo el tiempo
(Taussig 1984). Este análisis da lugar a un entendimiento de una sociedad en el que la
violencia que se construye como un gran proceso literario compuesto de las construcciones
culturales o ficciones a través de las que viven los miembros de todas las sociedades
(Krohn-Hansen 1994, 375-376).
A pesar de que la presente investigación considera a la violencia como un performance tal
como lo hace la teoría de Riches, no se adhiere a su teoría sobre un triángulo de la
violencia (que se genera en términos performativos). Según Riches, la acción violenta
siempre ocurre con un triángulo compuesto por el perpetrador, el testigo y la víctima
(Riches 1986), sin embargo, este autor no contempla que la víctima puede también
convertirse en un perpetrador al responder a la violencia. Del mismo modo, hay que tener
en cuenta que existen escenarios (como los contemplados en esta investigación) en los que
los testigos no siempre suelen tener un papel pasivo y en algunos casos se adhieren a
alguno de los actores que despliegan una puesta en escena violenta.
El antropólogo irlandés Jonathan Harden sostiene por el contrario que la violencia debe ser
considerada desde su punto más básico como una acción que viola las normas de la
performatividad (Harden 2010, 193). Por el contrario, la presente investigación encuentra
que el despliegue de la performatividad violenta está regida por unas reglas tácitas que
implican a los actores en confrontación.
Dentro de los estudios sobre la violencia que la conciben como un performance se
encuentran los estudios realizados por Veena Das. La obra de ella, a diferencia de la
presente investigación, se caracteriza por hacer un análisis de los procesos subjetivos que
genera la violencia en las víctimas y los testigos (Das 2008). Teniendo lo anterior en
cuenta, insertar a Das dentro de la corriente de estudios de la antropología de la violencia
(entendida desde la perspectiva de Krohn-Hansen) no es acertado ya que el análisis sobre
las víctimas se hace en detrimento de un análisis profundo sobre los victimarios. Con esto
en cuenta prefiero hacer uso del análisis del performance propuesto por Diana Taylor en su
18
libro The Archive and the Repertoire (2003), en el que ella se aproxima a la naturaleza del
mismo desde diversas perspectivas incluyendo la transmisión de la memoria traumática a la
cual me referiré más adelante en la investigación.
Considero importante anotar que Feldman tiene una gran importancia dentro de la
antropología de la violencia ya que su obre fue totalmente innovadora al llevar a cabo un
análisis sobre la forma en la que la violencia moldea el espacio. En ese orden de ideas,
Feldman es el único académico que ha logrado dar cuenta de una forma de espacialización
de la violencia de la forma tan efectiva y detallada que aparece en Formations of Violence
(1991).
Marco teórico
Para realizar esta investigación utilicé algunas herramientas analíticas con el fin de
aproximarme de la manera más apropiada al fenómeno estudiado. Para entender la
identidad, partí de la premisa de Nietzsche en la que Allen Feldman sustenta su trabajo.
Dicha premisa es que la agencia no es la generadora del hacer, sino el producto del mismo
(Feldman 1991). En ese orden de ideas, Feldman también sostiene que para poder entender
las formas en las que se produce la identidad, es necesario remitirse al análisis de las
prácticas, ya que es a partir de la agencia del sujeto que se establece una ruptura con la
identidad que proviene de estructuras sociales más generales, logrando así, crear nuevas
estructuras.
De la misma forma, utilizo el concepto de ideología propuesto por el filósofo francés Louis
Althusser porque me permite entender con más profundidad los planteamientos de Allen
Feldman respecto a la importancia de las prácticas. Según este autor, “la ideología es una
“representación” de la relación imaginaria de los individuos con sus condiciones reales de
existencia” (Althusser 1989, 197). La ideología tiene una incidencia en el proceso de
construcción de identidad anteriormente descrito, ya que según Althusser “Diremos pues,
considerando sólo un sujeto (un individuo), que la existencia de las ideas de su creencia es
material, en tanto esas ideas son actos materiales insertos en prácticas materiales, reguladas
por rituales materiales definidos, a su vez, por el aparato ideológico material del que
proceden las ideas de ese sujeto.” (Althusser 1989, 199).
19
Sin embargo, las propuestas conceptuales de Althusser se pueden complementar con los
postulados de Stuart Hall, quien sostiene que “no hay ninguna ley que garantice que la
ideología de una clase sea dada inequívocamente dentro de la posición que la clase ocupa
en las relaciones económicas de la producción capitalista o se corresponda con ella”12 (Hall
2010, 197). Si se toma la anterior afirmación como punto de partida también se puede
entender que la ideología no necesariamente es determinada por el aparato ideológico13 que
la produce, ya que la agencia del sujeto podría llegar a modificarla a través de prácticas
materiales.
En este punto considero pertinente mencionar que Feldman concibe a las prácticas violentas
como una formación ideológica en sí misma en tanto forman un lenguaje unificado de
significación material circulando entre bloques antagónicos (Feldman 1991, 1). En ese
orden de ideas las formaciones espaciales de la violencia serían expresiones ideológicas
materializadas en el espacio.
Para entender con mayor eficacia la forma en la que interactúan ideología y espacio (y por
lo tanto de las formaciones espaciales de la violencia) me valdré de los postulados del
antropólogo Allen Feldman. En primer lugar, él se refiere a las formaciones espaciales de
la violencia como procesos en los que se fusionan la topografía de un lugar, la táctica de los
agentes que en el lugar se encuentran y la ideología de los mismos. Estos elementos se
fusionan en un espectáculo movilizador que canaliza la percepción y el despliegue del
intercambio violento (Feldman 1991, 36). Este espectáculo se lleva a cabo a través de
prácticas concretas en las que se sintetizan la violencia propia de un agente con el uso de
significados históricos ligados a lugares o de la construcción de estos significados a partir
de hechos históricos concretos (Feldman 1991, 17-45).
Así pues, Feldman propone tres conceptos sobre los que versa su análisis sobre la forma en
la que los actores del conflicto irlandés se relacionan con el espacio. Cada uno de estos
12 Hall también afirma que “La afirmación de que “no hay garantía”-que rompe con la teleología- también
implica que no necesariamente no hay correspondencia. Esto es, no hay garantía de que bajo todas las
tuartcircunstancias, ideología y clase nunca puedan articularse juntas de ninguna manera o producir una
..fuerza social capaz, por un tiempo, de una “unidad en la acción” autoconsciente en una lucha de clases.”
(2010, 197) 13 Se debe tener en cuenta que Althusser considera que los aparatos ideológicos siempre pretenden reproducir
una ideología acorde al modo de producción que pretenden perpetuar. En ese orden de ideas la función del
aparato ideológico, en últimas, es reproducir las formas ideológicas que benefician a ciertas clases sociales.
20
conceptos tiene que ver con una formación espacial de la violencia diferente. Antes de
seguir adelante considero pertinente aclarar que estos no son mutuamente excluyentes y por
el contrario suelen estar relacionados. El primero de ellos es la interface, que es entendida
como una construcción espacial que está íntimamente ligada con la actuación violenta, ya
que es en este espacio donde se lleva a cabo un despliegue del ejercicio violento (Feldman
1991, 28). La interface además suele ser el lugar dónde se llevan a cabo diversas formas de
apropiación ideologizada del espacio, allí ocurren despliegues de símbolos, fortalecimiento
de tensiones políticas, entre otras. Cabe anotar, que la interface suele ser coyuntural y
flexible, sin embargo, hay momentos en los que la situación del contexto torna dichas
interfaces rígidas y constantes (Feldman 1991, 28-36).
El segundo concepto que utiliza Feldman para referirse a una formación social de la
violencia es el concepto de santuario. Dicho concepto se refiere a un espacio que está
pensado para subordinar la violencia a las necesidades de vivienda y desarrollo comunitario
a través del asilamiento de la violencia (Feldman 1991, 37). Dicho lugar permite la
reproducción espacial y material de la comunidad durante los momentos en los que se
efectúan acciones violentas (Feldman 1991, 36-39). Para esta investigación, entenderé el
concepto como una disposición que adopta un espacio (las universidades) en la que se
subordina la acción violenta al bienestar de la comunidad universitaria a través de la
ausencia de violencia por parte de las organizaciones en cuestión.
Por último, el autor se refiere a la retirada, la cual, si bien es cierto no se refiere a un
espacio concreto sino más bien a una práctica de los sujetos, implica una configuración de
los lugares con el fin de convertirlos en propicios para tal práctica. Tal configuración
espacial, hace necesaria la creación de lugares como las “casas seguras”, en dónde se deja
todo el material de la acción violenta llevada a cabo y dónde, según Feldman ocurre un
proceso de “descontaminación material y simbólica” (Feldman 1991, 44). En el caso de la
presente investigación se refiere a puntos de las universidades en dónde existen las
condiciones espaciales y físicas necesarias para la ocurrencia de un proceso similar.
Para poder utilizar de una manera más efectiva los conceptos retomados de la teoría de
Feldman, me valgo del concepto de performance utilizado por Diane Taylor en su libro The
Archive and the Reportoire (2003). Este concepto hace referencia a las prácticas y eventos
como bailes, obras de teatro, despliegues políticos, rituales y funerales, que implican un
21
nivel de teatralidad (o puesta en escena) ensayada o espontánea que se categorizan como un
“comportamiento socialmente adecuado” (Taylor 2003, 3).
En concordancia con el concepto de performance explicado en el anterior párrafo también
me remito al concepto de violencia performativa. Este concepto hace referencia a un modo
de comunicación a través del cual los activistas o militantes buscan llevar a cabo una
transformación social a través de la puesta en escena de una confrontación simbólica (Juris
2005, 415).
Como se mencionó unos párrafos atrás los “capuchos” construyen formaciones espaciales
de la violencia, es decir un espectáculo localizado en un lugar que se construye a partir de
la dimensión topográfica del lugar y de las dimensiones tácticas e ideológicas del agente.
Este espectáculo puede ser entendido como un performance, ya que coinciden con algunos
de los significados que están presentes en los espacios en los que operan, por lo que
terminan siendo entendidos como un “comportamiento adecuado” por una franja de la
población presente en los lugares en cuestión. Así mismo, algunos de espectáculos deben
ser entendidos como violencia performativa ya que los militantes de las organizaciones
estudiadas pretenden comunicar un mensaje y, por lo tanto, reproducir su ideología a través
de una confrontación simbólica
Los performances al ser el medio a través del cual la ideología se lleva a la materialidad y
por lo tanto se reproduce, terminan además siendo los medios que permiten la realización
del proceso al cual Stuart Hall se refiere como doble articulación (2010). Según la lectura
que Hall hace de Althusser, la ideología no sólo debe ser entendida a partir de una
causalidad estructural, sino también debe tenerse en cuenta el papel de la práctica (Hall
2010, 198). Así pues, Hall afirma:
“Por “doble articulación” quiero decir que la estructura —las condiciones
dadas de existencia, la estructura de determinaciones en cualquier
situación— puede también ser entendida, desde otro punto de vista,
simplemente como el resultado de prácticas previas. Podríamos decir que
una estructura es lo que prácticas previamente estructuradas han producido
como resultado. Estas entonces constituyen las “condiciones dadas”, el
punto de partida necesario para nuevas generaciones de prácticas. En
ninguno de los casos debería tratarse la “práctica” como transparentemente
intencional: nosotros hacemos la historia, pero sobre la base de condiciones
22
precedentes que no son producto nuestro. La práctica es la manera como
una estructura es reproducida activamente. Aun así, necesitamos ambos
términos si hemos de evitar la trampa de tratar a la historia como el
resultado de una maquinaria estructuralista que se mueve sobre sí misma.
La dicotomía estructuralista entre “estructura” y “práctica” —como la
dicotomía similar entre “sincronía” y “diacronía”— sirve un propósito
analítico útil pero no debería ser fetichizada en una distinción rígida y
mutuamente exclusiva. (Hall 2010, 198)
Teniendo en cuenta la anterior definición, cabe anotar que, en el contexto de la presente
investigación, las prácticas analizadas son performances y acciones de violencia
performativa. Estos se relacionan con la estructura ideológica de la que se vale cada
organización en un proceso de doble articulación a través del cual esta estructura se
reproduce conservando los cambios que el performance produce a su estado original.
Herramientas metodológicas
Para realizar la investigación tuve que llevar a cabo un proceso de delimitación del objeto
de estudio en términos espaciales, temporales y poblacionales. Esta delimitación consistió
en términos espaciales en primer lugar en restringirme a la ciudad de Bogotá y em segundo
lugar a remitirme a los espacios universitarios que más presencia de capuchos tienen. En
ese orden de ideas la investigación fue realizada en la Universidad Distrital Sede Macarena
A, la Universidad Pedagógica Nacional sede Calle 72 y la Universidad Nacional de
Colombia.
En cuanto a la delimitación de la población, restringí mi investigación al Movimiento
Bolivariano y a la Unión Camilista Revolucionaria. Esta decisión se basa en varios
elementos, el primero de ellos es que estas son las organizaciones más grandes en cuanto a
número de militantes se refiere, en segundo lugar, estas dos organizaciones son las que han
llevado a cabo acciones con un mayor impacto en las otras organizaciones y por último
porque son las organizaciones a las que más han hecho referencia los medios de
comunicación14.
14 Es necesario aclarar que los medios de comunicación raramente se refieren en las noticias que transmiten a
la organización que está llevando a cabo la acción sobre la que pretenden informar. Usualmente se refieren a
23
En cuanto a la delimitación temporal el trabajo de campo que realicé para la investigación
duró 4 años, empezó en agosto del 2012 y se extendió hasta junio del 2016. Este periodo
estuvo marcado por los rezagos de la fuerza que el movimiento estudiantil adquirió en 2010
y 2011 en su proceso lucha contra la reforma a la ley 30 de 1992, también estuvo marcado
por dos paros agrarios que dieron lugar a múltiples enfrentamientos entre diversas
organizaciones de “capuchos” y la policía, por último este período fue testigo de la captura
de 13 presuntos miembros del grupo “Llamarada mentes libertarias” parte de la Unión
Camilista Revolucionaria por parte de la policía, además este espacio de tiempo estuvo
influenciado de una manera muy fuerte por la negociación que adelantaron el gobierno de
Colombia y la guerrilla de las FARC-EP.
Trabajar con una organización de carácter semiclandestino representó algunas dificultades
metodológicas en la realización del trabajo. La primera de ellas es que los miembros de las
organizaciones estudiadas se rehusaron a darme entrevistas. Por tal motivo, debí recurrir a
la metodología de la entrevista etnográfica o no directiva (Guber 2001), ya que, en el marco
de una etnografía, este método me permitía hacer uso de la cercanía que tenía con las
personas con las que estaba trabajando para poder obtener la información necesaria a través
de conversaciones que ellas mismas guiaban.
La anterior metodología requería para su implementación el uso de la observación
participante y de la interacción con miembros de las organizaciones estudiadas fuera de los
contextos en los que se llevaban a cabo los despliegues de estas. Además, planteó la
necesidad de una observación no participante en la cual el rol de espectador me permitía
constatar aspectos que aparecían en las conversaciones con las prácticas que adelantaban
los sujetos con quienes estas habían sido mantenidas.
A continuación, describiré de forma más detallada el uso de cada herramienta
metodológica:
Observación no participante
Este tipo de observación fue desarrollado durante la primera parte del proceso. En esta
parte no había llevado a cabo un acercamiento a ningún miembro de ninguna organización,
por lo que mi trabajo se restringía a ubicarme en una posición de espectador y mirar las
los “capuchos” como “estudiantes encapuchados” o “encapuchados”. Sin embargo, en varias ocasiones se han
referido a estas organizaciones por sus nombres cuando se producen enfrentamientos contra la policía.
24
acciones “de lejos”. Para poder realizar este trabajo le pedí a las personas que conocía en
las universidades Distrital y Nacional15 que me llamaran cuando vieran la presencia de los
“capuchos” con el fin de moverme hacia esos espacios a observar.
Este proceso implicó varios niveles de distancia física que dependían de las acciones que
los “capuchos” estuvieran llevando a cabo. De esta manera, la distancia física que tenía con
respecto a ellos era muchísimo menor en acciones como “paradas” en la plaza del Che o
tomas de edificios que en los enfrentamientos con la policía. De hecho, durante este punto
de la investigación, los enfrentamientos entre la policía y los “capuchos” fueron observados
desde el puente peatonal de la estación de Transmilenio que se llama Universidad Nacional
ya que este punto me permitía llevar a cabo una observación efectiva del enfrentamiento de
una forma segura en la que no sufría del efecto de los gases lacrimógenos utilizados por el
ESMAD.
Este proceso de observación no participante me permitió entrever las disposiciones
espaciales más evidentes. Dicha observación no participante me permitió corroborar que
existía un manejo del espacio tanto por parte de los policías como por parte de los
“capuchos”. Siendo así el ESMAD nunca entra a la universidad y los “capuchos” nunca se
alejan mucho de ella, esto es reflejo de la existencia de una frontera efectiva. También me
permitió ver que hay lugares determinados en las universidades donde se llevan a cabo
dichos enfrentamientos y siempre son los mismos lugares.
Durante la primera etapa de mi trabajo de campo en la que utilicé la metodología de la
observación no participante, me di cuenta de que para poder entender con mayor detalle el
problema del uso, la apropiación y la significación del espacio era necesario emprender un
proceso de observación participante. Esta nueva metodología me dio la posibilidad de
entender con mayor detalle algunos aspectos del fenómeno como se verá a continuación.
Observación participante
Por definición la observación participante es una metodología que implica acercarse a la
gente y hacerla sentir lo suficientemente cómoda con su presencia como para poder
observar y registrar la información acerca de sus vidas (Russel 2006, 342), además, esta
15 En el momento en el que llevé a cabo este tipo de trabajo no conocía a nadie en la universidad pedagógica
25
metodología implica hacerse parte de las actividades del objeto de estudio. En el caso de la
presente investigación, lograr el nivel de cercanía suficiente para entender cómo se llevaban
a cabo los procesos mediante los cuales los “capuchos” construyen socialmente el espacio
en el que se desenvuelven, requirió llevar a cabo una primera fase de acercamiento que
consistió en hacer parte de las actividades llevadas a cabo por los grupos investigados.
Luego de esta primera fase de acercamiento tuve acceso a algunos miembros de las
organizaciones estudiadas, la Unión Camilista Revolucionaria y el Movimiento
Bolivariano. Con estas personas sostuve conversaciones que me permitieron entender
algunos aspectos de la jerga utilizada por los “capuchos”, entender cómo se adelantaban
algunas de las acciones y saber de la existencia de mecanismos de formación política
internos. El contacto con estas personas también me permitió saber de antemano cuándo se
llevarían a cabo algunas acciones. Esta información fue especialmente útil, porque me
permitió planificar mi trabajo de campo. El grupo al que tuve acceso estaba compuesto por
6 personas que, hasta donde sé no se conocían entre ellas, tres del Movimiento Bolivariano
(Paola, Vladimir y Sergio) y tres de la Unión Camilista Revolucionaria (María, Camila y
Julián)16.
En la etapa de la investigación en la que utilicé este método, participé de 16
enfrentamientos y de 3 “pupitrazos”17. Esta participación tuvo un límite que consistió por
ejemplo en la baja interacción con los miembros de la organización, la no manipulación del
material explosivo y la incapacidad de acercase a los lugares donde preparan dicho
material.
La observación participante también implicó pasar bastante tiempo con los miembros de
estas organizaciones en las dimensiones más cotidianas, en su rol de estudiantes. Este
tiempo osciló entre 9 y 25 horas semanales a lo largo de 4 años, en las cuáles compartí con
ellos espacios tan cotidianos como la hora del almuerzo, jugar un partido de fútbol e incluso
el realizar los trabajos de la universidad junto a ellos. Estos contextos cotidianos fueron los
que me permitieron hacer un uso efectivo de la entrevista etnográfica.
16 Todos los nombres fueron cambiados para mantener las disposiciones de seguridad de la organización 17 Un “pupitrazo” consiste en un enfrentamiento de la policía con manifestantes que no hacen parte de
ninguna organización de “capuchos”. Usualmente las personas que se enfrentan a la policía se valen
expresamente del uso de piedras u ocasionalmente de algún coctel molotov, pero no se hace uso de material
explosivo.
26
Teniendo en cuenta lo anterior la forma en la que realicé el trabajo de observación
participante fue asistiendo casi todos los días a la Universidad Nacional durante de
noviembre del 2013 y febrero, marzo, abril, mayo, agosto, septiembre del 2014 y a la
Universidad distrital casi todos los días de octubre y noviembre del 2014 y febrero, marzo,
abril y mayo del 2015. Después de agosto del 2015, mi asistencia a las universidades
públicas se redujo progresivamente hasta cesar por completo a finales de noviembre de
2016. Mi asistencia a la Universidad Pedagógica fue esporádica reduciéndose a 25 veces a
lo largo de toda la investigación. La rutina anteriormente descrita se rompía cuando los
militantes que me ayudaron a lo largo de la investigación me informaban de alguna
actividad en alguna universidad diferente a la que estaba asistiendo.
Entrevista etnográfica o no directiva
La entrevista es “una estrategia para hacer que la gente hable sobre lo que sabe, siente y
cree” (Spradley 1979, 9). La entrevista etnográfica busca “la obtención de conceptos
experienciales que permitan dar cuenta del modo en que los informantes conciben, viven y
asignan contenido a un término o una situación; en esto reside, precisamente, la
significatividad y confiabilidad de la información” (Guber 2001, 80).
Una de las ventajas de este tipo de entrevista es que permite al informante traer a colación
aspectos importantes que el investigador, por no tener el bagaje experiencial con la
población estudiada podría no tener en cuenta. Esto sólo se logra analizando “temas y
conceptos que la población expresa por asociación libre; esto significa que los informantes
introducen sus prioridades, en forma de conversación y practicas atestiguadas por el
investigador” (Guber 2001, 82)
Teniendo en cuenta lo anterior, la inmersión en campo descrita en el apartado de
observación participante me permitió tener los espacios en común para poder observar
algunas prácticas de los militantes con los que tuve contacto y también desarrollar un gran
número de conversaciones con ellos. A partir de dichas conversaciones y de la observación
de las prácticas mencionadas pude entender que el espacio es el lugar en el que se lleva a
cabo el despliegue de todos los elementos simbólicos, identitarios y políticos de las
organizaciones estudiadas. También pude entender ciertas particularidades de los espacios
27
en los que se lleva el despliegue y una suerte de “normas” que se deben seguir para llevar a
cabo una apropiación efectiva del espacio, al respecto de éstas me referiré en un apartado
siguiente en el texto.
Otro aspecto importante que logré entender a través de esta metodología fue la
interiorización de las palabras utilizadas por los miembros de esta organización para
referirse a sus prácticas y a la cotidianidad de sus acciones. Hay dos niveles de cotidianidad
que interactúan en la vida de los “capuchos”. El primero de estos es su cotidianidad como
estudiantes, el segundo tiene que ver con las acciones que llevan a cabo como “capuchos”.
La distinción de estos dos niveles de cotidianidad está marcada por el uso de un arsenal
simbólico al cual me referiré en el análisis de los resultados. En el primero de esos niveles
de cotidianidad, hay un uso nulo de dicho arsenal. En el segundo, hacen uso de todo este
arsenal que consiste entre otros en el uniforme y la investidura que éste les da. De esta
manera puedo acercarme un poco más a la realidad en la que se desenvuelve la población
estudiada y entender el porqué de ciertas prácticas o disposiciones, que sin el entendimiento
de las palabras que utilizan para identificar sus acciones.
Además de las palabras utilizadas por los “capuchos” me di cuenta de que un gran parte del
material de análisis se encontraba en el despliegue de ciertas prácticas que dejaban una
huella sobre el espacio. Por esta razón decidí empezar la creación de un archivo digital que
lograra recolectar imágenes de dichas huellas.
Los militantes de las organizaciones con quienes trabajé nunca me permitieron grabar las
conversaciones que teníamos, por esta razón me vi obligado a tomar apuntes de las
conversaciones que teníamos en mi diario de campo. A su vez, me valí de esas notas para
hacer una recreación de las conversaciones que sostuve con estas personas. Mi diario de
campo consta de dos cuadernos en los que tomé apuntes sobre los performances de las
organizaciones estudiadas, de las conversaciones que sostuve con las personas que me
ayudaron en mi trabajo y de algunos grafitis y frases que veía cuando no llevaba una
cámara conmigo. También contiene algunos dibujos como un bosquejo de los edificios de
las universidades y elementos de publicidad de las organizaciones estudiadas.
Archivo digital
28
Parte importante de esta investigación fue la construcción de un archivo consistente en
fotografías tomadas por mi durante mi trabajo de campo, videos y canciones. En este incluí
fotos de grafitis, fragmentos de noticieros que se refieren a los “capuchos” o sus acciones,
fotos de algunas acciones llevadas a cabo por las organizaciones en cuestión, videos
creados por los grupos y canciones utilizadas por estos grupos en diversos contextos. Así
pues, la proveniencia de las imágenes y videos es variada, los videos y las canciones
provienen la página YouTube.
El archivo está compuesto por 91 fotos y 13 videos. 26 de las fotos son de grafitis, 15 son
de enfrentamientos con la policía, 28 son de paradas 8 son de banderas e insignias, 5 son
del foro de acción colectiva estudiantil violenta de la Universidad Nacional y 9 son de
publicidad (volantes, comunicados, separadores, etc.). En cuanto a los videos hay 8 videos
creados por las organizaciones y 5 videos que contienen fragmentos de noticieros en los
que se hace referencia a los “capuchos” o a sus acciones. Hay que mencionar que no todas
las fotos ni videos del archivo están relacionados con el MB o la UCR, sin embargo, la gran
mayoría si lo está.
Este archivo me permitió encontrar los elementos discursivos como frases, consignas,
lemas, etcétera, con los que cada organización se apropia del espacio. Así pues, pude
empezar a aplicar el concepto del antropólogo Allen Feldman de interface (1991) en el que
se sostiene que los actores hacen una apropiación ideologizada del espacio.
Reflexiones metodológicas
A lo largo del tiempo que estuve realizando mi trabajo de campo existieron cambios en la
forma de percibir a los “capuchos”. En un primer momento, los concebí como una suerte de
guerrilla urbana que se apropiaba del espacio de las universidades públicas para darse
publicidad y pensaba que tal vez estas personas podrían llegar a construir un nuevo grupo
insurgente en el país. Sin embargo, con el paso del tiempo y la cercanía que empecé a tener
con algunos de sus militantes me di cuenta de que su existencia, más allá de pretender crear
una nueva insurgencia, buscaba expresar un descontento y reproducirlo principalmente a
través de la violencia performativa.
29
Los últimos meses de la investigación, entendí que el proceso de acercamiento que había
tenido con los “capuchos” generó en mí una percepción muy familiar de estos grupos por lo
que normalicé muchos de sus comportamientos, el conjunto de expresiones que utilizaban
para referirse a su cotidianidad como “capuchos”, el discurso que manejaban para referirse
a sí mismos y a la policía, la forma en la que se enfrentaban con la policía, su forma de
relacionarse con la comunidad universitaria, entre otros. Esto generó un conjunto de
dificultades en el proceso investigativo.
La primera dificultad con la que me enfrenté fue que al normalizar muchas de las prácticas
de los “capuchos” el proceso de recolección de datos se hizo cada vez más difícil en el
último año de la investigación. Sin embargo, esto también significó una ventaja y es que
pude darme cuenta de las anomalías que se presentaban en algunos momentos, por ejemplo,
en el “tropel” ocurrido el 20 de mayo del 2015. Otra dificultad fue que al analizar los datos
recolectados a lo largo de la investigación perdí la perspectiva de la importancia de algunos
datos y por ejemplo explicar lo que era un “tropel” no tenía ninguna pertinencia.
Debido a lo anterior durante la etapa de escritura del documento final me debí someter a
dos momentos de distanciamiento con mi objeto de estudio. El primero de estos momentos
fue en el momento preciso en el que empecé con la escritura del movimiento final y
consistió en dejar de frecuentar los espacios estudiados y cortar la comunicación con los
militantes que me colaboraron en la investigación. El segundo momento, ocurrió alrededor
de 4 meses después en el que una revisión del primer informe de resultados me mostró que
estaba obviando muchos detalles importantes y que mi investigación había perdido la
perspectiva investigativa con la que había empezado. En este momento tuve que llevar a
cabo una relectura de los datos y hacer, nuevamente, una evaluación de la importancia de
los datos que recolecté en campo y de su pertinencia para el análisis y la descripción del
fenómeno.
Al final debo afirmar que si bien es cierto aproximarse tanto al objeto de estudio puede
llegar a tener consecuencias negativas en la investigación, no hacerlo significa perder la
riqueza potencial de la investigación. Con respecto a esta distancia considero que Taussig
tiene una cita que describe perfectamente mi punto, él afirma que es seguramente en las
arenas del rumor, el chisme, las historias y las conversaciones cotidianas donde la ideología
y las ideas adquieren un gran poder emocional y entran en una circulación social activa y
30
una existencia llena de sentido (Taussig 1984, 494). En ese orden de ideas no tener un
acercamiento al objeto de investigación implica perder de vista todo el entendimiento del
sentido social de las acciones llevadas a cabo por los sujetos investigados.
31
Análisis de Resultados
Agentes y espacios
El Movimiento Bolivariano por la nueva Colombia, la patria grande y el socialismo.
El Movimiento Bolivariano se empezó a gestar a partir del manifiesto bolivariano que las
FARC-EP dieron a conocer a finales de 1997 (Medina 2006, 254-262). El imaginario que la
guerrilla impulsa en dicho manifiesto encuentra dentro de sus principales pilares elementos
como la unificación de la patria grande y la lucha contra el imperialismo estadounidense.
Hay que aclarar que el pensamiento bolivariano que se encuentra en dicho manifiesto, no es
necesariamente una corriente que encuentra su origen en las FARC-EP, de hecho es
necesario aclarar que la guerrilla se une a dicha corriente que encuentra sus raíces en una
tradición revolucionaria que se ha valido de experiencias como la de 1910 en México y que
encuentra como exponentes a Cesar Sandino en Nicaragua, a Ernesto Guevara y Fidel
Castro en Cuba, a Hugo Chávez en Venezuela, entre otros y que si bien recibe el nombre de
bolivarianismo, no se refiere exclusivamente al pensamiento de Simón Bolívar, sino más
bien al enfrentamiento de ciertos sectores de Latinoamérica al imperialismo y
neocolonialismo estadounidense (Ediciones Desde Abajo 2005, 7-17).
El manifiesto bolivariano anuncia la existencia de un grupo social que se ha perpetuado en
el ejercicio del poder en Colombia, lo cual le ha permitido favorecer a los propietarios e
inversionistas de capital extranjero en detrimento de las clases populares a través de los dos
partidos políticos tradicionales, liberal y conservador (Medina 2006, 254-262) .Así mismo,
el manifiesto pretende ser un modelo de democracia y termina realizando la siguiente
invitación:
Porque en Colombia las mayorías aún nos indignamos ante las injusticias y tenemos la
decisión de no permanecer indiferentes, invitamos a los inconformes; a los trabajadores que
forjan el progreso económico y social, víctimas de los bajos salarios, los atropellos y la
explotación; a los campesinos, eternos olvidados con cuya sangre se han regado todos los
surcos y bosques de nuestra nación; a los desempleados y a los trabajadores de la llamada
economía informal; a los estudiantes; a los nuevos profesionales y técnicos que ingresan en
el incierto mercado del trabajo; a las mujeres, verdadero ejemplo y aliento en la lucha de los
32
pueblos por la convivencia y la igualdad; a los intelectuales y artistas pues su creatividad y
altiva presencia debe volver a ser luz en las jornadas populares; a los periodistas
independientes; a los militares patriotas cansados de ser verdugos de sus propios hermanos;
a los desplazados por la violencia que llenan los tugurios de las ciudades o andan errantes; a
los habitantes de los barrios marginales y de las comunas; a los sacerdotes sensibles ante la
cruel arrogancia de los poderosos; a los creyentes de todas las religiones porque la libertad
de cultos es premisa del respeto por el prójimo; a los indígenas de todas las comunidades
pues solo un gobierno de mayorías será garante de sus culturas, de sus milenarias tierras y
de su organización; a los negros para alcanzar plenos e iguales derechos; a los luchadores
por el respeto a los Derechos Humanos, defensores de Presos Políticos y familiares de
desaparecidos; e invitamos especialmente a la juventud, convocamos su histórica rebeldía
contra la injusticia, su generosidad con los débiles, su irreverencia creadora porque solo con
audacia e imaginación colectiva seremos capaces de abrir los nuevos caminos de la Patria
Amable en la que queremos vivir y dejar como herencia a nuestros hijos.
A todos los invitamos a organizar esta nueva herramienta de lucha que llamaremos
MOVIMIENTO BOLIVARIANO POR LA NUEVA COLOMBIA para cimentar futuro
sobre nuestros históricos valores patrios, para juntar esfuerzos y esperanzas y concluir lo
que el Libertador Simón Bolívar empezó y está por terminar: la independencia nacional y la
justicia social.18
Así pues, en el año 2000 aparece el Movimiento Bolivariano como un movimiento amplio,
sin estatutos y se reconoce a Alfonso Cano como responsable y director nacional en una
carta escrita por Manuel Marulanda Vélez. En la carta que el comandante en jefe leyó en el
lanzamiento de la organización, se establece que la naturaleza de la misma será clandestina,
mientras las condiciones del país así lo requieran.
Mi primera aproximación al Movimiento Bolivariano fue, de hecho, mediante la revisión de
un video encontrado en la página YouTube. El video es un fragmento del noticiero CM&
en el que se anunciaba que enfrentamientos entre un grupo de encapuchados y la policía
18 Fragmento Manifiesto Bolivariano en: Medina, Carlos. 2006. FARC-EP una historia política. Bogotá:
Universidad Nacional de Colombia.
33
dejó seis heridos en la Universidad Nacional y en la Universidad Pedagógica en Bogotá19.
El video que dura alrededor de minuto y medio sostiene que la razón de los disturbios fue la
conmemoración de 10 años del Movimiento Bolivariano.
Semanas después visité la Universidad Nacional y observé que en el techo de uno de los
edificios que se encuentra en el marco de “La Che”, había una sigla pintada con el amarillo,
azul y rojo de la bandera de Colombia y con las letras MB. Hasta ese momento no había
entendido que la sigla, que era recurrente en los muros de la universidad, se trataba de la
abreviación del Movimiento Bolivariano.
Las constantes alusiones de los grafitis en las paredes a las FARC-EP y a su comandancia,
me llevaron a pensar en la relación entre el Movimiento Bolivariano y la organización
guerrillera. En un comienzo pensé que dicha relación se refería meramente a una cuestión
de simpatía política, sin embargo, con el tiempo llegué a la conclusión de que la relación es
más estrecha de lo que pensaba, especialmente al leer el Manifiesto Bolivariano
anteriormente descrito.
A pesar de lo anterior, el MB no puede ser catalogado como una guerrilla urbana, porque si
bien tienen lazos directos en un sentido político y probablemente logístico con la
organización guerrillera, hay que anotar que uno de los rasgos más importantes del MB es
la no utilización de armas de fuego. Si bien es cierto la organización hace uso de una
cantidad considerable de material explosivo, este no tiene un alto poder destructivo. En
segundo lugar, en las formaciones, aunque se pretende tener una disciplina militar, es
evidente la inexistencia de la misma. Por último, la correlación de fuerzas es tan desigual
entre los miembros del Movimiento Bolivariano y la policía (usual enemigo) que la victoria
es imposible y ni siquiera es un objetivo.
Como se puede ver en el anterior párrafo, categorizar al MB resulta una compleja labor.
Aunque en palabras de las FARC-EP este es un movimiento amplio, la naturaleza
clandestina que se le ha querido atribuir desde el momento de su creación hasta ahora crea
una contradicción cuya consecuencia es que ni la clandestinidad, ni la amplitud se hayan
podido concretar de manera eficaz. Por un lado, la barrera simbólica que crea la capucha, el
uniforme, la jerga y el despliegue de violencia, con la comunidad universitaria es lo
19 Upnrebelde. 2010. YouTube. 9 de Diciembre. Último acceso: 12 de Marzo de 2016.
https://www.youtube.com/watch?v=Lx1_7wp_kJ4
34
suficientemente fuerte para crear reticencia en la mayoría de los sujetos que la componen.
Por otro lado, la necesidad de mostrarse ante la comunidad universitaria en un acto casi
teatral implica la aparición de los miembros del movimiento en público, y esto a pesar de
las medidas de seguridad tomadas no permite la existencia de una disposición clandestina20
entendida como un conjunto de medidas para mantener el secreto.
A lo largo de mis observaciones e interacciones con el MB me di cuenta de que existían
algunos rasgos que lo diferencian ampliamente de los otros grupos de capuchos que operan
en las universidades públicas de Bogotá. El primero de estos rasgos tiene que ver con el
número de militantes que despliegan. Generalmente la mayoría de organizaciones de
capuchos utiliza un número de militantes en los enfrentamientos con la policía que oscila
entre 20 y 50 dependiendo del escenario (la universidad pedagógica, al ser más pequeña
requiere una menor cantidad de personas para mantener un enfrentamiento durante horas).
El Movimiento Bolivariano suele utilizar entre 60 y 180 militantes en sus enfrentamientos,
mostrando una mayor capacidad de reclutamiento. De la misma forma utilizan muchísimo
más material explosivo que otros grupos siendo esta una de las evidencias del apoyo de las
FARC-EP a la organización.
Además de los rasgos militares de la organización, el despliegue de propaganda también es
más grande que el de las demás organizaciones. Generalmente en sus acciones los
militantes del MB suelen entregar calcomanías, separadores de páginas, volantes, botones,
etcétera, con las figuras de sus comandantes caídos o con eslóganes de sus propias
campañas publicitarias, como el que utilizaron en el 50 aniversario de las FARC-EP que
decía “Desde Marquetalia hasta la victoria”. Además, en ocasiones sacan revistas que
contienen varios comunicados escritos por miembros del MB acerca de diversos temas de
actualidad universitaria y nacional.
20 Clandestino: Secreto, oculto o dicho secretamente por temor a la ley o para eludirla (Real Academia de la
Lengua Española 2016)
1. Publicidad FARC-EP, campaña publicitaria de
conmemoración de los cincuenta años
35
Por último, se debe resaltar que el Movimiento Bolivariano nunca se ha reconocido como
un movimiento estudiantil a pesar de que las universidades públicas son su teatro de
operaciones en Bogotá. Dicha situación los ha llevado a ser excluidos (o autoexcluirse) de
eventos como el Foro de Acción Colectiva Estudiantil Violenta, llevado a cabo en la
Universidad Nacional a finales del 2012 o los Diálogos por la Paz y la Convivencia que
tuvieron lugar en la Universidad pedagógica en el 2014. Al definirse como movimiento
popular clandestino, justifican su accionar en situaciones de coyuntura nacional o en fechas
de conmemoración de algún suceso importante para las FARC-EP.
2. Formación del Movimiento Bolivariano en la Plaza del "Che" en la Universidad Nacional de Colombia. 25 de mayo de
2014
La Unión Camilista Revolucionaria (UCR)
La UCR es una plataforma clandestina en la que convergen varios grupos de diverso
tamaño y trayectoria que tienen una línea de pensamiento inspirada en el pensamiento
transformador de Camilo Torres Restrepo. Dentro de esta plataforma, hay varios grupos,
siendo los más conocidos el TNT (tercos, necios y transformadores), Llamarada Mentes
Libertarias, Barricada y el MER (Movimiento Estudiantil Revolucionario). Rastrear el
nacimiento de esta organización es muy difícil porque a diferencia del MB no tuvieron un
36
evento de lanzamiento y no tienen una relación evidente con ninguna guerrilla. En palabras
de María, una de sus integrantes, la UCR es “una plataforma de parches que se acogen al
pensamiento de Camilo, entonces pues dentro de la UCR hay varias corrientes, pero al fin y
al cabo todas buscan lo mismo y es la unidad de la izquierda y el enfrentamiento al Estado
para construir el socialismo.”
La UCR es la segunda organización de “capuchos” más grande de Bogotá, posiblemente
debido a la mezcla de pequeños grupos que confluyen en ella. Además de eso, hay que
mencionar que el TNT un grupo que durante años tuvo muchos militantes y una gran
presencia en Bogotá, integra la plataforma. Este grupo tiene alrededor de 16 años y es el
único grupo integrante de la UCR que en algún momento realizó una acción conjunta con el
MB que consistió en un evento de presentación de los dos grupos el día de la inducción de
los estudiantes nuevos en la Universidad Distrital en el año 2008.
La Unión Camilista Revolucionaria o “Los Camilos” como se les conoce en el argot de la
comunidad universitaria, también suelen usar un gran número de militantes en sus acciones,
en sus enfrentamientos con la policía suelen usar entre 60 y 90 militantes. En cuanto a la
propaganda se refiere utilizan más el grafiti que cualquier otro tipo de expresión, aunque en
ocasiones han sacado revistas que funcionan de manera muy similar a las utilizadas por el
Movimiento Bolivariano. Además, en una ocasión el grupo Barricada, integrante de la UCR
utilizó pequeños almanaques para promocionarse y para conmemorar el fallecimiento de
Camilo Torres Restrepo.
Un rasgo importante de “Los Camilos” es que la mayoría de sus acciones son
enfrentamientos con la policía, o jornadas de pintas (acciones que consisten en escribir
grafitis y/o pintar murales por toda una universidad). Es tal vez por ese motivo que los
enfrentamientos que más polémica han generado en los últimos años han sido llevados a
cabo por la UCR. El 3 de octubre del año 2012 la polémica se encendió debido a que los
militantes de la UCR incendiaron el carro de uno de los estudiantes de la universidad y el
20 de mayo del año 2015 el personal de seguridad privada de la Universidad Nacional
incautó, según cifras de la policía, 800 artefactos explosivos que fueron entregados a la
policía21 hubo varios heridos del ESMAD según un comunicado de Llamarada ML 20
21 Citynoticias. 2015. YouTube. 20 de mayo. Último acceso 25 de Noviembre de 2016
https://www.youtube.com/watch?v=tOHYf4djkeQ
37
policías fueron heridos mientras que los noticieros de ese día se referían a 9 policías22, esta
última acción terminó con la detención de 15 supuestos miembros de Llamarada ML el 14
de julio de 2015.
La UCR justifica sus acciones con respecto a sucesos de coyuntura nacional y también de
coyuntura universitaria, ellos se identifican como un movimiento popular pero también
reconocen tener un gran componente estudiantil. Sin embargo, cada organización que
compone la plataforma tiene rasgos específicos que se ven opacados por los rasgos
generales de la plataforma UCR a la hora de llevar a cabo sus apariciones.
3. Formación de la Unión Camilista Revolucionaria en la plaza del "Che" en la Universidad Nacional antes de un
enfrentamiento con la policía. 30 de octubre de 2013
Descripción de los espacios
La Universidad Pedagógica Nacional dispone de varias sedes, pero la estudiada se
encuentra ubicada entre las carreras 11 y 12, entre las calles 72 y 73, en pleno centro
financiero de la ciudad. Es el escenario más pequeño de los estudiados, pero por su
ubicación estratégica, no deja de ser el escenario de enfrentamientos importantes
relacionados con las coyunturas nacionales. Dispone de dos plazoletas, la Camilo Torres
Restrepo, la Darío Betancourt23 y las canchas suelen ser usadas como una tercera; también
cuenta con cuatro edificios de salones el A, el B, el C y el P. Además, tiene tres puertas,
una ubicada sobre la calle 72, otra ubicada sobre la calle 73 y una última ubicada sobre la
22 Ibíd. 23 Historiador, profesor y director del departamento de ciencias sociales por trece años de la Universidad
Pedagógica Nacional secuestrado y asesinado en 1999 cerca de la ciudad de Bogotá.
38
carrera 13, en las que generalmente están ubicados celadores pidiendo el carné para
ingresar al centro educativo.
El ambiente de la universidad suele ser festivo, no es extraño encontrar música a alto
volumen y el consumo de licor dentro de la universidad, especialmente en horas de la tarde
y de la noche, factores que hacen que la universidad tenga un ambiente relajado e incluso
festivo. También, igual que en las demás universidades públicas, es normal encontrarse con
“chazas” puestos de venta de dulces, cigarrillos, paquetes de comida, etcétera, por lo que
para los estudiantes no resulta imperativo salir de la universidad para poder satisfacer un
pequeño antojo. También es necesario decir que al interior de la universidad no es raro
encontrar venta de bebidas alcohólicas y de Marihuana, especialmente en la zona conocida
como “la calle del pecado” un pequeño pasadizo que queda en el costado de la universidad
que colinda con la carrera 11 hacia la esquina de la calle 73.
La Universidad Pedagógica Nacional es tal vez, de las tres universidades, donde mayor
aceptación tienen “los capuchos”, por esta razón es donde opera un mayor número de
organizaciones y también donde tienen más diversidad en su orientación política tienen.
“La Peda”24, tiene una particularidad que diferencia el accionar de las organizaciones de
capuchos con respecto a las otras universidades, esto tiene que ver con la cercanía de la reja
a las calles. Debido al tamaño de la universidad, las rejas y puertas de la misma quedan
muy cercanas a la calle por un lado y a los edificios de salones por el otro lado; esto la
convierte en un escenario complejo cuando se llevan a cabo los enfrentamientos con la
policía por diversos motivos, el primero de ellos tiene que ver con la corta distancia a la que
están los capuchos de los agentes policía por lo que el riesgo de estos últimos de ser
impactados por una papa bomba es mayor, en segundo lugar el gas lacrimógeno logra
inundar casi toda la universidad obligando a la evacuación de los edificios y a la
cancelación de las clases. En una de mis conversaciones con Vladimir, él me decía “pille
ñero, la “Nacho”25 es como el pregrado del “tropel”, la “Distri”26 es como la maestría y la
“Peda” es el doctorado, eso allá los “tropeles” son horror mierderos”
La Universidad Distrital Francisco José de Caldas, también tiene varias sedes, sin embargo,
las sede en la que se llevan a cabo los despliegues de “los capuchos” con mayor frecuencia
24 Expresión para referirse a la Universidad Pedagógica 25 Expresión para referirse a la Universidad Nacional 26 Expresión para referirse a la Universidad Distrital
39
es la sede Macarena A, por lo que es la sede en la que centré mis observaciones. Dicha sede
queda entre la carrera 3 y la avenida circunvalar a la altura de la calle 26 a. En esta sede se
ubica la facultad de ciencias y educación.
“La Macarena”27 está construida sobre una montaña por lo que todo el terreno es empinado.
En la parte baja de la universidad, sobre la carrera tercera se encuentra la entrada principal
de la universidad, luego, de abajo hacia arriba, se encuentran los parqueaderos de la misma
y a continuación la universidad se divide en tres zonas, el edificio principal, el bosque y
“los galpones”, un conjunto de salones que están esparcidos al lado del bosque en pequeñas
edificaciones de dos pisos, en cada uno hay un salón. El edificio principal se caracteriza por
tener un intrincado sistema de corredores distribuidos en 5 pisos; a la altura del tercer piso
del edificio, entre este último y el bosque, se encuentra una plazoleta llamada la América
Latina y en el costado sur del edificio a lo largo de sus 5 pisos de altura se encuentra otra
plazoleta llamada la Aburrida. Bajo la segunda entrada del edificio principal de norte a sur
se encuentra otra plazoleta llamada Manuel Infante en la que se llevan a cabo las
formaciones de “los capuchos”.
El ambiente de la Universidad Distrital durante el periodo de investigación fue muy
variado, estuvo atravesado por dos paros y un relativo auge de las organizaciones
estudiantiles. Este auge se ve reflejado, en la cotidianidad, en un ambiente de solidaridad
entre estudiantes y la integración de estos con algunos profesores quienes se preocupan por
las reivindicaciones de los respectivos paros y también se ve reflejado en una mayor
participación por parte de la comunidad universitaria en acciones que impliquen un
enfrentamiento con la policía.
En la Universidad Distrital el consumo de alcohol usualmente se restringe a los viernes en
la tarde y noche y generalmente ocurre en la parte alta de “la Aburrida” o en el techo del
edificio principal; en cuanto al consumo de drogas este se restringe al bosque. Es probable
que esa restricción se deba a las amenazas del Movimiento Bolivariano a los distribuidores
de drogas de la universidad como lo ejemplifica el siguiente fragmento de mi diario de
campo:
27 Así se refieren los estudiantes a las sedes Macarena A y B de la universidad distrital
40
(…) entonces, quien se dirigía a los estudiantes reunidos en la plaza Manuel
Infante declaró “(…) Hoy queremos hacer una denuncia compañeros, al
personaje llamado Eduardo Vélez, conocido paramilitar acá y distribuidor
de drogas. Lo denunciamos y le ponemos un ultimátum, la universidad
distrital no es una olla, la universidad distrital no es un cartucho, la
universidad distrital no es una calle del Bronx. (…)” Después de esto, otros
militantes encapuchados del Movimiento Bolivariano escribieron con
pintura en una pared “Fuera tiras, jíbaros de la UD. La academia se respeta”
y en otra pared “Jíbaros Paramilitares los declaramos objetivo militar” y
firmaron con su acostumbrada MB y también con la F encerrada en un
círculo y las letras EP a continuación, símbolo de las FARC-EP.
El discurso mencionado en el anterior fragmento está firmado por el Partido Comunista
Colombiano Clandestino (PC3), el Movimiento Bolivariano por la patria grande y el
socialismo y las Milicias Bolivarianas y Populares de los frentes 51 Jaime Pardo Leal, 52
Juan de la Cruz Varela y 53 José Antonio Anzoátegui.
4. Grafiti con amenaza del Movimiento Bolivariano hacia los jíbaros de la Universidad Distrital.
En el otro lado del muro la inscripción dice: "Señores Jíbaros Paramilitares son declarados
objetivo militar" conla firma de las FARC-EP.
41
También es importante mencionar que la Universidad Distrital tiene lugares que están
directamente relacionados con algunos vejámenes que el estado tuvo contra su comunidad.
En un momento de la investigación le pregunté a Vladimir por el nombre de la “Aburrida”
y él me explicó:
“Vea parce, esta universidad es un video, porque dentro de ella la memoria
de las cagadas del estado está muy presente. Pille, “La aburrida” se llama
así porque una vez en los setentas hubo una marcha de estudiantes. En esa
marcha la policía empezó a disparar “rafagazos” de fusil contra la gente y
en esas se bajaron a un chino. Ese chino era el novio de una nena y después
de eso la nena se sentaba en la parte alta de esa plazoleta a mirar hacia el
fondo siempre con cara de aburrida. Pero eso no es lo único, el auditorio
central se llama hermanos San Juan y es porque había dos chinos uno que
estudiaba acá y otro en “la nacho” y un día los desaparecieron y cuando
volvieron a aparecer los encontraron torturados vueltos mierda y pues
muertos.”
La Universidad Nacional de Colombia es la universidad pública más antigua del país. Su
campus en Bogotá se encuentra entre las calles 53 y 26 entre las carreras 30 y 50 siendo el
campus universitario más grande de la ciudad. Pose 121 Hectáreas de área
aproximadamente siendo también la universidad más importante de la ciudad y del país. Ya
que la universidad Nacional tiene un gran número de edificios, me concentraré en nombrar
los lugares que fueron más importantes para la investigación, estos son, “La Che” que es la
plaza más importante de la universidad, la entrada de la calle 45 con carrera 30 y la entrada
principal de la calle 26 (además de esta hay una pequeña puerta hacia el occidente que
queda al lado del ICA).
Debido a su gran tamaño tipificar el ambiente de la Universidad Nacional resulta ser algo
casi imposible, porque en ella coexisten diferentes ambientes que raras veces suelen ser
estáticos. Sin embargo, también es posible encontrar ciertas similitudes con otras
universidades públicas como la existencia de chazas a lo largo de toda la universidad,
siendo los puntos en los que más se encuentran las entradas de la mayoría de edificios de la
universidad y “La Che”. Otra similitud con otras universidades es el consumo de licor y
marihuana al interior del campus, aunque en el caso de la nacional, dicho comportamiento
42
no tiene áreas específicas, sí existen lugares en los que hay una mayor densidad de
población dedicada a esta actividad, ejemplo de esto son “El jardín del Freud” ubicado al
lado del departamento de sociología, la playita que queda hacia el costado occidental de
“La Che” y “El Humboldt” situado detrás de la facultad de veterinaria.
La universidad Nacional tiene la particularidad de tener varias placas conmemorativas a lo
largo del campus, por lo que este aún continúa cargando con el peso de enfrentamientos
entre los estudiantes y las fuerzas del estado ocurrido hace varias décadas. Ejemplo de esto,
es la placa que se encuentra entre la sala de informática y la “perola” en el costado oriental
de la plazoleta del “Che” en la que se conmemoran a los estudiantes caídos y/o
desaparecidos del 8 y 9 de junio de 1954 y algunos muertos y desaparecidos del 16 de
mayo de 1984. También en la capilla de la universidad se encuentran varias placas
conmemorativas de Camilo Torres Restrepo. Teniendo lo anterior en cuenta considero que
la universidad aún tiene en su estructura física evidencias de las “heridas” que han dejado
las fuerzas del estado en su memoria.
A pesar de lo anterior, la comunidad universitaria de la Universidad Nacional se muestra
cada vez más reacia a la movilización política. Considero que uno de los puntos más
importante fue la utilización del mecanismo del paro por parte del sindicato de trabajadores
de la universidad con mucha frecuencia, esto generó una animadversión del movimiento
estudiantil al sindicato, pero sobre todo, al no permitir la realización de las clases durante
periodos prolongados de tiempo, generó la imagen de que la movilización política no tiene
un fin específico, no es eficiente, no respeta los intereses de otros sectores, etcétera y dio
lugar y fuerza al uso del término “mamerto” para referirse a cualquier sujeto que tenga un
discurso de izquierda con el fin de deslegitimarlo a él y a sus acciones.
Teniendo en cuenta lo expuesto en el anterior párrafo es entendible que “La Nacho”
posiblemente sea, de las tres universidades, en la que la comunidad universitaria menos
apoya a los “capuchos” (en sentido proporcional a su población), incluso llegando en
ocasiones a presentarse disputas entre miembros de esta última y los militantes de las
organizaciones mencionadas28. Cabe aclarar que la división de simpatías con los capuchos
28 Ejemplo de esto fue el incidente que ocurrió el 13 de abril de 2013 en el que un profesor y varios
estudiantes entablaron una discusión acalorada con un grupo de militantes del Movimiento Bolivariano que
estaban cargando algunos elementos (mesas, canecas, etc.) a una volqueta. A la discusión se sumaron más
43
ocurre claramente por facultades, siendo así, los estudiantes de la facultad de ingenierías y
de la facultad de matemáticas quienes se oponen de manera más vehemente a estas
organizaciones, mientras que, en facultades como ciencia política y ciencias humanas, no
hay un nivel tan alto de oposición.
Aún no teniendo el mismo apoyo con el que cuentan en otras universidades, los “capuchos”
en la Universidad Nacional generalmente hacen los despliegues más grandes. Ejemplo de
esto fue el enfrentamiento con la policía, llevado a cabo el 14 de mayo del 2014 en apoyo al
paro agrario por el que atravesó el país en ese momento. Ese día se unieron la UCR, el
Movimiento Jaime Bateman Cayón, el Frente Estudiantil Revolucionario Sinpermiso y el
Movimiento Revolucionario Unificador del Pueblo, por lo que hicieron presencia alrededor
de 250 “capuchos” distribuidos en las entradas de la calle 45 y de la calle 26 de la
universidad y mantuvieron un enfrentamiento con el ESMAD de aproximadamente 4 horas.
Formaciones espaciales de la violencia
En la presente sección se analiza la forma en la que funcionan las formaciones espaciales
de la violencia. Sin embargo, antes de entrar en materia, considero necesario referirme a la
existencia de una frontera muy efectiva en los espacios analizados durante mi trabajo de
campo. La frontera en cuestión es la reja de las universidades y su funcionamiento está
relacionado con la policía, ya que, en todo momento, para que haya un ingreso de la fuerza
pública a la universidad se debe contar con una autorización superior.
En el caso de la necesidad de ingreso por un disturbio la policía debe pedir permiso ante la
autoridad del poder ejecutivo a la que corresponda los predios de la universidad. En ese
orden de ideas para tener ingreso a la Universidad Nacional o a la Universidad Pedagógica
Nacional se necesita un permiso de la presidencia de la república, mientras que en el caso
de la Universidad Distrital se necesita autorización de la Alcaldía Mayor de Bogotá. En el
estudiantes generando tensión; aunque los militantes del Movimiento Bolivariano detonaron una papa bomba
contra el suelo, los estudiantes no detuvieron sus reclamaciones y la exigencia a los encapuchados de que
abandonaran el lugar. Finalmente, eso fue lo que ocurrió, los militantes del MB se retiraron dejando atrás la
volqueta, sin embargo, llevaron a cabo el enfrentamiento con la policía que tenían planeado.
44
caso de que la policía necesitara entrar por alguna otra razón requiere de una autorización
judicial expedida por la fiscalía.
A esto se suman las “heridas” que la fuerza pública ha dejado en las memorias de las
comunidades universitarias de las universidades públicas en el país producto del asesinato
de miembros de las mismas a manos de fuerzas estatales y paraestales. Dentro de estos
asesinatos se cuentan el del profesor de la Universidad Nacional Alberto Alava en 1982 a
manos del MAS (Muerte a Secuestradores)29 y los estudiantes Johny Silva de la
Universidad del Valle en 200530 y Oscar Salas31 de la Universidad Nacional en 2006 a
manos del ESMAD, sólo por mencionar algunos casos. Tal “herida” crea una
animadversión de las comunidades universitarias al estado y sobre todo a la fuerza pública,
por lo que los espacios de las universidades públicas son espacios en los que su presencia es
rechazada.
Según Feldman, la fusión de hechos históricos con un espacio determinado, a través de
diversos tipos de investidura simbólica da lugar a la autonomía política de un espacio. Es
así que la “herida” mencionada en el párrafo anterior, apropiada en diversas
manifestaciones como marchas del movimiento estudiantil, apariciones de los “capuchos” y
ejercicios de memoria histórica realizados por grupos académicos, termina por darle una
autonomía a la universidad en términos políticos que refuerza la autonomía de la misma en
términos jurídicos. Esta autonomía política logra darle fuerza a la frontera que supone la
reja en las universidades públicas de Bogotá. Sin embargo, esta autonomía también es
relativa, porque, aunque la policía debe pedir ingreso y aunque las comunidades
universitarias tienen un alto grado de animadversión hacia esta, en varias ocasiones el
ESMAD ha ingresado a los centros educativos.
29 Centro Nacional de Memoria Histórica. 2013. Centromemoria.gov.co. 20 de agosto. Último acceso: 10 de
agosto de 2017. http://centromemoria.gov.co/el-profesor-alava-el-magnicidio-del-mas-2/ 30 Periódico El País. 2017. Elpais.com.co. 16 de junio. Último acceso: 10 de agosto de 2017.
http://www.elpais.com.co/judicial/condenan-a-la-policia-por-muerte-de-estudiante-jhonny-silva.html 31 Daniel Pacheco. 2010. Elespectador.com. 22 de febrero. Último acceso: 10 de agosto de 2017.
http://www.elespectador.com/opinion/oscar-salas-y-las-victimas-del-esmad-columna-189286
45
Tal vez la existencia de esa frontera es la configuración espacial más importante de todas,
ya que, gracias a esta frontera, los organismos de seguridad estatal no tienen una presencia
dentro de los centros educativos más allá de sus agentes infiltrados, mejor conocidos como
“tiras”. Estos personajes crean un ambiente de zozobra en momentos de tensión como los
enfrentamientos con la policía o las tomas de algunos edificios. Esta zozobra también es
producida por los infiltrados de organismos paramilitares a quienes se les denomina de
igual manera. Durante mi investigación fui testigo de la tensión que producen estos sujetos
como se expresa en el siguiente fragmento de mi diario de campo:
Cuando el pupitrazo ya se había terminado, todas las personas que quedábamos
dentro de la universidad a excepción del personal de seguridad privada empezamos
a salir al mismo tiempo. En el momento en el que el semáforo de la tercera cambió
Vladimir me dijo “camine rápido camine rápido” mientras atravesábamos, unos
sujetos que estaban fuera de la universidad y que se ubican al lado del puente
peatonal con un pendón que decía “Sí a la dossis personal”, se empezaron a acercar
5. La reja de las universidades públicas supone una frontera
que rara vez es atravesada por la policía. Incluso en las
confrontaciones la policía suele quedarse fuera de la
universidad pública
46
al tumulto a repartir unos volantes. Ante la situación Vladimir sólo se alteró más y
me dijo “muévase rápido, no corra, pero camine rápido y no los mire”.
Después de que habíamos atravesado la carrera tercera una persona de la multitud
les gritó a quienes estaban repartiendo volantes “ábranse de aquí “tiras” hijueputas,
ábranse “paracos” de mierda”. Acto seguido los sujetos que repartían los volantes
les empezaron a gritar “buena, buena bolivarianos, muy bien MB muy bien”. A
continuación, Vladimir y yo nos internamos en una cafetería en el centro y al
preguntarle por lo que acababa de ocurrir él me dijo: “pille parce, esos pirobos de la
legalización son los jíbaros “paracos” que se la pasan chirretiando32 a la gente de la
universidad y vendiéndoles vareta y esos pirobos son tiras, entonces los manes lo
que estaban haciendo era marcar a la gente, a los que los manes les entregaban el
papelito era porque sabían que son de algún parche y seguramente debía haber por
ahí algún tombo tomándoles fotos”
La naturaleza de los “tiras” y las respuestas que frente a estos personajes tienen algunos
miembros de las comunidades universitarias hacen parte de la materialización de las
formaciones espaciales de la violencia en las universidades públicas. Al entender la
universidad pública como una isla a la que no accede el control policial, la fuerza pública
infiltra este espacio y los estudiantes rechazan su presencia.
Sin embargo, para entender de una manera más completa la forma en la que los “capuchos”
construyen socialmente el espacio en el que se desenvuelven es importante volver a los
conceptos del antropólogo Allen Feldman. En su libro Formations of violence (1991)
Feldman se encarga de analizar las formas, en las que los militantes del IRA y de otros
actores del conflicto armado ocurrido en Irlanda del Norte durante la segunda mitad del
siglo XX, ponían en escena la violencia generando diferentes tipos de formaciones, entre
ellas las que el autor denomina formaciones espaciales de la violencia. Feldman afirma que
no se puede hacer una separación del ímpetu ideológico de la violencia del espectro
espacial. Al respecto, también afirma que la apropiación del espacio que hacen las
multitudes violentas está dotada de un aura santificada que les proporciona la recreación de
la historia (Feldman 1991, 27).
32 Esta expresión hace referencia a la descomposición social de un entorno o un grupo de personas por el
consumo de drogas.
47
Algo similar ocurre en el caso de los “capuchos” en las universidades públicas de Bogotá.
Los “capuchos” llevan a cabo una apropiación de la “herida” dejada por la fuerza pública
en cada universidad y usualmente invocan a los mártires para recrear el enfrentamiento en
el que cayeron. Dicha invocación suele ocurrir en varios momentos, pero el momento más
claro es en el momento en el que la multitud que combate a la policía canta “van a volver,
las balas, que disparaste van a volver, la sangre que derramaste la pagarás, los hombres que
asesinaste no morirán, ¡no morirán!”. Sin embargo, esta apropiación conlleva una fusión de
la rememoración de hechos que hacen parte de la “herida” en cuestión y de elementos
propios de la ideología de cada grupo de “capuchos”.
Según Stuart Hall, la reproducción ideológica ocurre a través de un proceso que él
denomina doble articulación. En este proceso, se articulan una estructura, entendida como
las condiciones previas a una acción, con una práctica que termina por cambiar algunos
aspectos de estas condiciones sin transformarla por completo (Hall 2010, 196-199). En ese
orden de ideas el proceso de fusión descrito en el anterior párrafo termina dando como
resultado una reproducción ideológica de la “herida” abierta por la fuerza pública en las
universidades públicas en la que aparecen nuevos elementos aportados por los agentes que
llevan a cabo dicha reproducción.
En el proceso de explicar la forma en la que operan las formaciones espaciales de la
violencia, Feldman desarrolló tres conceptos que pueden llegar a ser muy útiles para
entender la forma en la que actúan los “capuchos”. A continuación, me valdré de ellos para
analizar los datos encontrados a lo largo de mi trabajo de campo.
Interface
El primero de estos conceptos es el de interface, este concepto hace referencia al lugar en el
que se lleva a cabo la puesta en escena de los performances violentos, es decir de los
enfrentamientos entre “capuchos” y policía. Según Feldman, esta formación es una
construcción topográfico-ideológica que separa simbólicamente a las comunidades
(Feldman 1991, 28).. El antropólogo ubica en Belfast la práctica usual que está ligada a las
interfaces, las marchas. Estas tienen un patrón espacial que consiste en el movimiento de
los participantes desde el centro de la comunidad (espacialmente hablando), en el que la
audiencia es étnicamente homogénea, hacia los límites por los que se desarrolla la mayor
48
parte de la marcha acentuando una división simbólica con la comunidad adyacente
compuesta en su mayoría por el grupo étnico contrario (Feldman 1991, 29).
Feldman sostiene que la práctica de marchar a lo largo del límite existente entre las dos
comunidades hace que la comunidad adyacente se transforme en una audiencia involuntaria
y un objeto de desafío a través del despliegue agresivo de símbolos políticos y de música
(Feldman 1991, 29). El antropólogo además afirma que la violencia que puede resultar de
esas tensiones espaciales se puede ver potenciada por la concentración de signos políticos
antagónicos en la interface. En cuanto a la naturaleza de la interface como límite sostiene
que esta funciona como un límite sobreentendido que sólo se formaliza en momentos
cruciales determinados por el calendario o la situación política del momento (Feldman
1991, 29). En términos políticos y simbólicos, Feldman también hace referencia a un
traslado temporal de los centros simbólicos de las comunidades, estos se desplazan desde
los focos residenciales, los distritos comerciales o las iglesias hacia los márgenes de la
comunidad, hacia la interface (Feldman 1991, 30).
En el curso de mi trabajo de campo pude observar que el momento en el que las interfaces
se formalizan está determinado por el uso de violencia performativa por parte de los
“capuchos” es decir por una forma de comunicación que a través de la confrontación
simbólica que pretende llevar a cabo una transformación social (Juris 2005, 415). De la
misma forma considero importante mencionar que el uso de esta violencia performativa
también está determinado por fechas conmemorativas o por las coyunturas políticas. En el
caso de los “capuchos” la práctica de violencia performativa que ponen en escena en la
interface es el “tropel”. En términos generales, este consiste en un enfrentamiento entre la
policía y una o varias organizaciones de “capuchos”.
Teniendo en cuenta lo anterior es importante llevar a cabo una descripción más profunda de
esta práctica con el fin de ver la forma en la que esta se interrelaciona con el espacio. Para
empezar, considero importante anotar que, al ser una práctica de violencia performativa, el
“tropel” es una forma de comunicación que busca a través de la confrontación simbólica
entre “capuchos” y policías llevar a cabo una transformación de la sociedad por parte de los
49
primeros. El armamento utilizado en un “tropel” consiste en “voladores”, “papas bomba”33,
piedras, ladrillos, hondas, caucheras y cocteles Molotov por parte de los “capuchos”,
mientras que, el ESMAD de la policía hace uso de las siguientes armas de letalidad
reducida: gas lacrimógeno, gas pimienta, gas vomitivo, gas paralizante, balas de goma,
bolas de pintura, granadas aturdidoras y chorros de agua a presión. El ESMAD también
hace uso de otras armas que son descritas con gran precisión por Sergio:
“Vea parce una “recalzada” es una granada de metralla que ellos mismos hacen. Lo
que hacen es coger una granada de gas vacía o el casquillo de una granada de gas de
las grandes y la rellenan con pólvora y con puntillas, canicas, pedazos chiquitos de
lata, mejor dicho, con todo lo que haya a la mano, luego sellan la punta con parafina
y le ponen una mecha. Cuando los manes votan una mierda de esas uno lo que hace
es que se mete detrás de lo que pueda porque si no, una de esas esquirlas le pude
volver mierda el brazo o la pierna. Pille parce, no sé bien si fue a Oscar Salas o a
Jhony Silva al que el ESMAD mató con una recalzada porque una de las canicas se
le metió por el ojo y paila.”
Vladimir también lleva a cabo una descripción al respecto del uso de armas no
convencionales por parte de la fuerza pública:
“Ñero, esos manes son unas re gonorreas. Pille, una vez estábamos en la maca en
una “fiesta” y los pirobos esos llegaron con sus tanquetas cuando qué vemos, los
chorros de agua perro eran cafés, quién sabe de qué caño inmundo sacaron el agua
esos malparidos esa vez. Y lo peor es que esa agua tenía algo, unos decían que era
mostaza porque cuando pasaba la brisita esa que deja el chorro como con goticas,
parce esa mierda ardía como si le hubieran gaseado el ojo directamente. Esos manes
son unos malparidos, salen en noticia a decir que les votamos papas y que no sé
qué, pero vaya a ver qué le hace una aturdidora si le coge el pie, esas vainas son lo
mismo que una papa bomba.”
33 Es un artefacto explosivo muy rudimentario y con un bajo nivel destructivo. Es un explosivo de impacto,
por lo que la forma de usarlo es arrojarlo como si de una piedra se tratara y al momento de impactar contra su
objetivo el artefacto estalla generando un ruido ensordecedor y una nube de humo blanco. Dependiendo de su
tamaño puede denominarse Papa bomba cuando es grande o mediano o “peto” cuando es pequeño.
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A pesar de ser lo más evidente, el “tropel” es más que una confrontación y empieza mucho
antes del “combate”. Usualmente un día en el que hay “tropel” empieza con la aparición de
dos o tres personas encapuchadas y uniformadas en algún edifico de la universidad, su
presencia inmediatamente llama la atención, aunque ellos procuren pasar desapercibidos.
Después de unos quince minutos a media hora, empiezan a aparecer más encapuchados en
sectores diversos de la universidad en la que vaya a ser llevado a cabo el “tropel”;
dependiendo de la magnitud del mismo se establece en este momento la “cocina”, si es un
tropel de larga duración usualmente la “cocina” se establece en este momento, cuando es un
“tropel pequeño”, la instalación de la “cocina” ocurre después de la formación.
La “cocina” es un lugar que los “capuchos” establecen cuando se lleva a cabo un “tropel”,
esta se ubica al interior de la universidad en un lugar lejano a la confrontación y es utilizado
para fabricar las “papas bomba” que serán utilizadas para enfrentarse con la policía. Su
tamaño depende de la cantidad de material explosivo que vaya a ser utilizado, de igual
forma ocurre con el número de militantes que la protegen. Alrededor de la cocina suele
haber un anillo de seguridad que no permite que ninguna persona no autorizada se acerque
a ella. Este lugar suele ser protegido con más recelo que cualquier otro debido al peligro
que representa lidiar con material explosivo. Al respecto Paola manifestó en una ocasión
“Cuando nos dicen que va a ser una farra34 bien sabrosa nosotros sabemos
que tenemos que desalojar algún edificio para montar ahí la cocina. La
última vez fue el de socio35 la dinámica es sencilla nadie entra, nadie sale al
edificio. Ese lugar es el más peligroso del tropel, incluso más que “el
frente”, porque ahí es donde está todo el mate.36 A los del Bateman se les ha
volado la cocina un par de veces, a mí se me hace curioso que preciso sea a
esos manes a los que siempre se les estalla, eso es lo que pasa cuando uno
empieza a meter al que sea a la loca, siempre se le meten los tiras y paila,
por eso pasan las cosas que pasan.”
34 Esta y otras palabras sinónimos de fiesta son usadas para referirse a un tropel 35 Paola se refería al edificio de sociología de la Universidad Nacional 36 Expresión utilizada para referirse al material con el que se van a hacer las papas bomba que luego serán
arrojadas al ESMAD.
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En otra ocasión Paola también me comentó
“Parce, es que la cocina tiene que ser el lugar más protegido porque es el
lugar más peligroso y a veces es el lugar donde más tensión hay, como
nadie ve qué es lo que está pasando en “el frente” pues uno siempre anda
bien azarado. Pille yo nunca he pillado que los compas lleven fierros, pero
una vez llegó uno de los manes que patina37 ahí a armar la espantosa y a
decir “que no sé que, que se van a meter los tombos que se van a meter, que
corramos” y el compa que estaba encargado de la “cocina” le dijo “bueno
ya deje de calentar el parche pirobo, deje el escándalo, igual tranquilos
todos que si se meten los sacamos a plomo””.
Con respecto a las cocinas Julián expresó en alguna ocasión:
“Pille parce, si a uno un “tira” le quiere hacer el daño se le mete a la cocina.
Cuando una “cocina” se vuela el impacto negativo para la organización es
terrible por donde se le mire. Primero cuando se vuela una cocina
generalmente hay heridos, luego pues parce a usted se le vuela el material
que le va a echar a los tombos entonces con qué les va a dar después, eso
quiere decir que inmediatamente se cae el tropel y que toca abrirse en el
acto y pues parce a eso súmele el miedo de todos en el parche porque se
sienten frágiles. Por eso es que la “cocina” se cuida tan bien casi se podría
decir que es el corazón del tropel.”
Después de la instalación de la “cocina” lo que generalmente ocurre es que los “capuchos”
que han aparecido se dirigen hacia la plaza en la que se vayan a ubicar y a este mismo lugar
llegan los demás; esto puede tardar dependiendo del número de militantes que vayan a
hacer presencia, entre 15 minutos y media hora aproximadamente. En este punto,
usualmente comienza un discurso que varía considerablemente según la ocasión, pero que
siempre tiene ciertos elementos reiterativos como la injusticia que existe en el país producto
de la mala distribución de la riqueza, la existencia de atrocidades que lleva a cabo el
gobierno para perpetuarse en el poder y un discurso de clase en el que se identifica como
37 Expresión que se refiere al acto de llevar las papas bomba de la “cocina” hacia “el frente”, el lugar de
confrontación entre la organización de “capuchos” y la policía.
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culpable de la situación en cuestión a las élites económicas que mediante su poder han
logrado influir en el gobierno o al gobierno directamente enunciándolo como “élite en el
poder”. Sin embargo, el elemento que aparece en todos los discursos y que es más
importante para la investigación es la enunciación de la universidad como una mezcla de
lugar y comunidad que debe estar presto al combate por la justicia.
Para Sergio y para Camila el discurso que siempre se hace antes de un “tropel” es parte
vital del mismo porque es en ese punto en el que se hace a la comunidad universitaria
partícipe de la acción política de la organización, a través de la acción violenta. Sergio por
ejemplo decía:
“Es que usted tiene que entender algo, a esos manes nadie les copió por
qué. Pues fácil porque los manes no echaron el carreto38 antes del tropel y
así se dieron cuenta que eran tiras. Pille, el carreto es la forma en la que
nosotros le contamos a la gente y les explicamos el porqué del “tropel” a la
gente no le gusta ir a prenderse con los tombos, a chupar gas y a que los
mojen porque si, ellos lo hacen por algo, ellos salen con uno por una razón
y esa razón se las contamos nosotros siempre en el carreto.”
Camila también se refería al respecto de los discursos diciendo lo siguiente
“Mira tú tienes que entender una cosa y es que si nosotros no le decimos a
las personas por qué estamos haciendo, lo que hacemos, entonces pues
nuestra acción no tiene sentido. Nosotros existimos para pelear por la gente
y lo mínimo sería querer contarle a la gente por qué hacemos lo que
hacemos. También tienes que tener en cuenta que para nosotros es
importante no salir sólo nosotros, sino que la gente también entienda que es
importante pelear y si queremos que eso pase, pues lo mejor es contarle a la
gente por qué peleamos porque así vamos a despertar la simpatía y la
solidaridad de la gente y van a pelear con nosotros por un país mejor.”
38 Esta expresión hace referencia al discurso que las organizaciones hacen antes de cada enfrentamiento.
53
6. Discurso proferido por el grupo Estudiantes UN en la plaza del "Che" en la Universidad Nacional 17 de noviembre
2016
Según los “capuchos” sobre este discurso se construye el mensaje que pretenden comunicar
cuando hacen uso de la violencia performativa, es decir del “tropel”. Sin embargo,
realmente el discurso no es lo suficientemente efectivo para transmitir el mensaje y de esta
forma termina siendo la confrontación simbólica con la policía la encargada de llevar a
cabo el mensaje de transformación social de los “capuchos” a la comunidad universitaria.
La forma de los “capuchos” de iniciar la confrontación es deteniendo el tráfico de la calle
inmediata a la zona de interface hasta la llegada del ESMAD. Generalmente, cuando el
cuerpo antidisturbios de la policía llega, los “capuchos” se repliegan hacia la universidad y
la confrontación ocurre en la puerta.
Las interfaces que tienen los “capuchos” en Bogotá son en el caso de la Universidad
Distrital la puerta que queda sobre la avenida tercera hacia el sur, es decir la puerta
principal y toda la reja que queda contigua a la carrera tercera. En la Universidad Nacional
dependiendo de las características del tropel la interface puede ser la entrada de la calle 45
con carrera 30, la entrada de la calle 26 o las dos, también es pertinente anotar que en
ocasiones el tropel sale de la universidad al barrio que queda adyacente a la puerta de la 26.
Esto, ha ocasionado una respuesta de los habitantes del sector que es colocar unos avisos en
sus casas que dicen “nuestro barrio no es un campo de batalla”. En cuanto a la universidad
pedagógica, debido a su tamaño, la interface es la reja que sirve de límite con la calle 72 y
su puerta, el muro que sirve de límite con la carrera 11 y el muro que sirve de límite con la
calle 73 y su puerta, no es extraño que los capuchos lleven el enfrentamiento en la calle 73.
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Así como en Belfast la forma de apropiarse y utilizar las interfaces es a través de las
marchas, en Bogotá, los capuchos se apropian de las interfaces construidas en las
universidades públicas a través del “tropel”. De esta forma, todas las personas que están
fuera de la universidad se convierten en una audiencia involuntaria de la puesta en escena
de la acción violenta, pero también del despliegue agresivo de símbolos y cánticos cargados
de contenido político.
Teniendo en cuenta lo anterior considero pertinente hacer una descripción del arsenal
simbólico que suele ser utilizado por los “capuchos” para apropiarse de la interface, hacer
uso de la misma y para enfrentarse simbólicamente a la policía en la búsqueda de efecturar
un cambio social. El primero de estos símbolos es la capucha la cual consiste en una
camiseta que se pone sobre el rostro, logrando ocultar todos los rasgos del mismo en
ocasiones incluso no permite ver los ojos del sujeto. Esta ha sido dotada del significado de
la rebeldía a un nivel internacional, siendo el símbolo por excelencia de la protesta violenta.
En el caso colombiano además de ser el símbolo de la protesta es el símbolo de la respuesta
beligerante a la persecución estatal y para estatal, encargada de señalar individuos y
eliminarlos.
También la bandera de la organización que esté apropiándose del espacio suele de ser un
símbolo importante con el que se construye la interface. Usualmente esta constituye un
símbolo de rebeldía hacia el estado y sus fuerzas por ser alusiva a una organización que
dice enfrentarse a él. En el caso del Movimiento Bolivariano, el uso de este símbolo tiene
un efecto más desafiante ya que esta organización utiliza la bandera de la guerrilla de las
7. Militantes del Movimiento Bolivariano en medio de un
"tropel" 17 de abril del 2013. En la foto aparecen posando
con uno de sus símbolos más potentes, la bandera de la
guerrilla de las FARC-EP.
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FARC-EP. Hay varias razones por las que usar la bandera de esta organización es más
desafiante que cualquier otra, la primera de ellas tiene que ver con que esta guerrilla ha sido
construida discursivamente por el gobierno como el enemigo de la nación. La segunda es
porque el lugar que le corresponde a las FARC-EP en los imaginarios de la población es el
campo, haciendo que tener uno de sus símbolos en un contexto urbano tenga un mayor
impacto. Por último, considero importante mencionar que cuando la policía se da cuenta de
que la organización que hace uso de la interface es el MB actúa con más cautela como si de
una u otra forma el símbolo de las FARC-EP inspirara algo de temor en ellos.
Otro símbolo utilizado por los “capuchos” son sus consignas las cuáles suelen escribir en
grafitis en las calles hacia las que se expanden las interfaces. En esas consignas los
“capuchos” suelen dar una expresión material a la ideología que poseen. Así por ejemplo se
encuentran “A estudiar y a luchar por la liberación nacional” o “Desde el barrio y la vereda
todos juntos por el socialismo”.
El último símbolo utilizado por los “capuchos” son sus propias armas. Al ser elementos
hechizos, creados de manera muy rudimentaria y estar enfrentados a armas producidas en
masa, con mejor capacidad de daño, mayor alcance, etcétera, su uso representa su propia
lucha. Es decir, en las armas que cada bando utiliza se refleja su posición en su lucha. En
ese orden de ideas la batalla ideológica entre “las fuerzas opresoras del Estado” y “los
impulsores de la revolución”, encuentran en la materialidad dos símbolos cuyos
componentes físicos son la tanqueta de la policía y la papa bomba o el coctel molotov de
los “capuchos”.
8. "Capucho" arroja coctel molotov contra una tanqueta en medio de un "tropel" el 18
de noviembre de 2014. La diferencia entre las armas utilizadas en los enfrentamientos es
un símbolo usado por los "capuchos" en el despliegue de la violencia performativa
56
Una de las prácticas que ocurre relacionada con la interface es el desplazamiento temporal
del centro simbólico de la comunidad universitaria desde su centro hacia la frontera en la
cual se está llevando a cabo el despliegue de la actividad violenta. Para poder dar cuenta de
ese desplazamiento me enfoqué en buscar los lugares que suelen ser apropiados por los
actores políticos que desarrollan su actividad en las universidades (movimientos
estudiantiles, partidos políticos, organizaciones de “capuchos”, etc.) encontrando que estos
espacios son las plazoletas principales de las universidades, es decir en la Universidad
Nacional la Plaza del “Che”, en la Universidad Distrital la Plazoleta “Manuel Infante” y en
la Universidad Pedagógica las canchas.
De esta manera es posible observar que en el momento inmediatamente anterior a la
utilización de la interface ocurre el desplazamiento del centro simbólico. Este
desplazamiento ocurre cuando se termina el discurso en el que se explica el porqué del
“tropel” y los militantes de estas organizaciones se dirigen hacia las interfaces. En este
momento no sólo se mueve la organización en cuestión, sino también se mueve el centro de
mayor actividad de la universidad y una parte considerable de la comunidad universitaria
que suele unirse a la confrontación.
Así pues, las plazoletas pasan a ser lugares vacíos mientras que las interfaces y las zonas
aledañas reciben el afluente de personas que proviene de los centros. Las “chazas” son
desmontadas y la actividad de las personas que usualmente se encuentran cerca de las
interfaces se transforma. De esta forma, el espacio que usualmente suele ser de tránsito se
convierte en un lugar de permanencia de las personas que desarrollan uno de dos tipos de
actividad, la primera es la de observador pasivo del “tropel” y la segunda es participante de
la confrontación entre los “capuchos” y la policía.
La cantidad de personas de la comunidad universitaria que se desplaza en este momento
hacia la interface y se hace partícipe de la confrontación se convierte en uno de los
indicadores del éxito de un “tropel”. Así lo deja muestra una conversación con Paola:
“No parce, nosotros somos muy conscientes de que nunca le vamos a ganar
a la policía, esa es la tarea de los que están en el monte. Nuestra labor es
57
lograr solidarizar a la gente con nuestra lucha y hacer que se unan en la
rabia cada vez que nos prendemos con los tombos. Mejor dicho, el objetivo
nuestro es que se rebote la mayor cantidad de gente con nosotros porque así
la universidad se vuelve un escenario de debate político no sólo en el “bla
bla bla”, sino también en la práctica.”
Para constatar la información que me estaba dando Paola me remití a los otros militantes
con los que estaba trabajando y obtuve los siguientes resultados: En mi conversación con
Vladimir, él me dijo:
“ñero es que montar la hijueputa y “tropelear” nosotros solos no tiene
mucho sentido, pa eso está la gente que se prende en el monte. Para
nosotros es importante que la gente salga con nosotros, que la gente nos
apoye, que la gente se le pare duro a los tombos. Es que pille ver que la
gente está reventándose con los tombos nos hace pensar que la gente está
entendiendo el porqué de nuestra lucha y que están de acuerdo en
enfrentarse con el Estado por esas razones, usted sabe, salud, educación,
trabajo digno, tierra”
Por su parte, Sergio me explicó:
“Vea mano, nuestra organización se basa en la legitimidad de nuestros
actos. Si nosotros no somos legítimos la gente no nos va a caminar.
Entonces qué pasa, para nosotros ver que la gente está apoyando un
“tropel” o cualquier acción es perfecto porque así nos damos cuenta de que
estamos haciendo las cosas bien. Ahora, el problema es cuando la gente no
nos camina, porque ahí nos pone en una situación de autocrítica y de
preguntarnos ¿qué estamos dejando de hacer bien?”
Las anteriores conversaciones se llevaron a cabo con los militantes del Movimiento
Bolivariano con quienes estuve durante mi trabajo de campo. Por su parte los militantes de
la Unión Camilista Revolucionaria, empezando por Camila, me comentaron lo siguiente:
“Lo ideal parce es que no sólo salgamos los del parche que organizamos el
“tropel” la idea es que la gente se pegue. En términos logísticos eso nos
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permite que dure más, pero no sólo es eso, también tienes que tener en
cuenta que la idea de un “tropel” entre otras es romper con la cotidianidad
para mostrar algo y pues para los que salen a “tropelear” claramente la
cotidianidad de sus clases y eso se rompe y pues terminan es allá gaseados
llorando. No parce y sabes qué más, piensa en que si la gente sale con uno
es porque también está viendo la injusticia ¿Por qué crees que cuando hay
paros cívicos o algo así bien gonorrea es que la gente más se mete a
“tropelear”? pues porque está viendo la injusticia ahí, en el acto.
Mira todo lo que pasó ahorita con el paro agrario, cuando la vuelta empezó
por allá en Tibú pues como que la gente igual salía, pero cuando empezaron
a salir todos esos videos de los del ESMAD reventando a la gente y
robándoles las cosas y tal, pues ahí si fue que la gente se revotó y si te das
cuenta los “tropeles” eran más vastos y la gente salía más. Para uno, ver que
la gente está saliendo a apoyar el tropel es una chimba porque pues para eso
es que es un “tropel” para que la gente pueda parársele al estado y
demostrarle su digna rabia.”
9. Miembros de la comunidad universitaria se suman a
un "tropel" y se enfrentan a la policía. 30 de octubre de
2014. Imágen clara de la reja como frontera
59
Julián por su parte expresó:
“Pues pille, no es algo así como que si la gente no quiere salir uno no salga
a “tropelear”. Si nosotros consideramos que la acción se tiene que llevar a
cabo la llevamos así nos toque solos. Ahora, que si la gente se nos une pues
muchísimo mejor, de hecho la idea general es que si la gente no quiso
participar o no le gustó una de nuestras acciones, entre en debate con
nosotros y a partir de ese debate o incluso de una acción futura pues se vaya
haciendo consciente de por qué hacemos lo que hacemos y que a la larga
termine uniéndose ya sea a nuestras acciones, pero preferiblemente a
nuestra lucha.”
Teniendo en cuenta lo anterior, es posible afirmar que, en el proceso de desplazamiento del
centro simbólico de la universidad, desde el centro espacial de la comunidad universitaria
hacia la zona de interface, se expresa uno de los objetivos de los “capuchos”, convencer a
las personas de que su acción es legítima y de que por esto es legítimo unirse a la lucha que
ellos adelantan. En ese orden ideas considero importante anotar que la forma en la que los
10. Miembros de la comunidad universitaria atacán una tanqueta de la policía en las inmediaciones de la
Universidad Nacional durante un "tropel". 22 de agosto de 2013.
60
“capuchos” configuran espacios como formaciones espaciales de la violencia termina
expresando algunos elementos de su horizonte político.
Además, del acto de atacar a la policía, otra forma de expresar el apoyo de algunos
miembros de la comunidad universitaria a los “capuchos” es la adopción de cantos que
utilizan estos últimos. Esta práctica es llevada a cabo con un grado de agresividad evidente
hacia los policías, sin embargo, considero importante ahondar en los detalles de la misma.
Los cantos son otro performance con el que los “capuchos” forman una interface. Como
mencioné anteriormente, Feldman asegura que un elemento fundamental en la
configuración de esta formación espacial es el despliegue agresivo de música (Feldman
1991, 29). Estos cantos se mezclan con consignas que no sólo son utilizados por los
capuchos, sino también por organizaciones de estudiantes. Usualmente, los primeros en
hacer uso de los cantos en un “tropel” son los “capuchos”. En el momento en el que se lleva
a cabo la parada militar es usual que los “capuchos” empiecen a hacer canticos y que griten
consignas mientras que detonan algunos artefactos explosivos en la plaza en la que llevan a
cabo su parada. Cada grupo de “capuchos” utiliza canticos diferentes, sin embargo, hay
canciones utilizadas por todos como las siguientes:
“Si me quitan el pan de la boca
Yo peleo39
Si me quitan la casa y el rancho
Yo peleo
Si me quitan el salario con impuestos
Yo peleo
Yo peleo
Yo peleo.
La acción violenta no es toda igual
Es justa la del pueblo
Buscando libertad”
“Van a volver
39 En ocasiones en vez de utilizar la expresión “yo peleo” se utiliza la expresión “tropeleo”
61
Las balas que disparaste van a volver
La sangre que derramaste la pagarás
Los hombres que asesinaste no morirán
¡No morirán!”
“¿Quién es usted?
Soy estudiante
No lo escuché
Soy estudiante
Soy, soy estudiante, soy
Yo quiero estudiar
Para cambiar la sociedad
Vamo’ a la lucha”
La tercera canción no sólo es utilizada por los “capuchos” sino también por organizaciones
estudiantiles. También considero importante anotar que esta canción fue utilizada, sobre
todo, durante los primeros meses de la investigación, cuando los rezagos del paro del 2011
aún estaban presentes en el ámbito políticos de las universidades públicas. Además de estas
canciones, durante el enfrentamiento es común escuchar un fragmento de la canción La
Milonga del Fusilado de Jorge Cafune y que se convirtió en una consigna que se grita no
sólo en tropeles sino también en las marchas y que no sólo es utilizada por los “capuchos”
sino también por el movimiento estudiantil.
“Mi sueño el que sigue entero
Mi voz la que está gritando
Y sepan que sólo muero
Si ustedes van aflojando
Porque el murió peleando
Vive en cada compañero
Por nuestros muertos
ni un minuto de silencio
Toda una vida de combate
62
¿Hasta dónde?
¡Hasta la victoria!
¿Hasta cuándo?
¡Hasta que sea necesario!
Y de ser preciso
¡Hasta la muerte!”
En cuanto a las organizaciones estudiadas los canticos utilizados son, en el caso de la UCR:
“Camilo,
Guevara,
el pueblo se prepara”,
“A estudiar
y a luchar
por la liberación nacional”
“Estudiantes
junto al pueblo
construyendo alternativas de poder popular”
Además de los cánticos utilizados la Unión Camilista Revolucionaria suele usar en los
“tropeles” y en todas sus acciones la consigna “Unión Camilista por Colombia Socialista”
la cual gritan todos al unísono. En cuanto al Movimiento Bolivariano, estos llevan a cabo el
mismo proceso de cantar canciones durante las paradas mientras detonan algunas “papas
bomba”. Las canciones suelen ser las siguientes:
“Alerta
Alerta
Alerta que camina
La espada de Bolívar
Por América Latina”
63
“Con Bolívar
Con Manuel
Con el pueblo
Al poder”
Por otra parte, la consignas que gritan los miembros del MB son las siguientes:
“Fuera yankis de Colombia
La patria se respeta
Comandante Manuel Marulanda Vélez
¡Juramos Vencer y Venceremos!
Comandante Manuel Marulanda Vélez
¡Juramos Vencer y Venceremos!”40
“Somos FARC
Ejército del Pueblo
Somos FARC
Ejército del Pueblo”
“Ante el altar de la patria
Hemos jurado vencer
¡y venceremos!”
“Movimiento Bolivariano por la nueva Colombia
¡La patria Grande
Y el socialismo!”
Por último, cabe anotar que en el proceso de utilización de las interfaces los “capuchos”
escriben grafitis con el nombre de su organización como forma de apropiación del espacio.
En ese orden de ideas es común encontrar en estas zonas grafitis con frases cortas como
“¡Camilo Vive!”, “FARC-EP 50 años junto al pueblo” o incluso sólo los nombres de las
40 Esta consigna puede varia ya que los militantes que la gritan suelen cambiar el nombre de Manuel
Marulanda Vélez por el de algún otro comandante de las FARC-EP muerto, por ejemplo, Alfonso Cano, Iván
Ríos o Jacobo Arenas.
64
organizaciones. Esto implica una gran diferencia con la forma en la que los “capuchos”
escriben sus grafitis en otros contextos diferentes al “tropel” y por lo tanto en formaciones
espaciales diferentes a la interface.
El hecho de que, en el enfrentamiento con la policía, esta responda con violencia a los
“capuchos” y que haya miembros de la comunidad universitaria que se adhieran a las
acciones de violencia performativa de los “capuchos”, es un ejemplo de que el concepto de
triángulo de la violencia descrito por el autor David Riches en su libro Antrhopology of
Violence no puede ser generalizable. Esto se debe a que este antropólogo sostiene este
triángulo está construido por un perpetrador quién pone en escena la violencia, una víctima
que es quién recibe la violencia y un testigo que es una individuo o grupo que observa
pasivamente el performance (Riches 1986). En este caso las prácticas de violencia
performativa tienen un grupo que pone en escena la violencia, otro grupo que la recibe y la
responde y una comunidad espectadora, de la cual algunos de sus miembros se adhieren a la
puesta en escena de la violencia. En ese orden de ideas, las prácticas de violencia
performativa llevada a cabo por los “capuchos” en la interface rompen por completo con el
esquema propuesto por Riches.
En el mismo sentido Diana Taylor anota que para la transmisión efectiva de la memoria
traumática (en este caso encarnada en la “herida” dejada por los organismos de la fuerza
pública en las universidades públicas) es necesario un performance interactivo, es decir un
performance en el cuál el testigo del mismo se haga participante y copropietario del evento
(Taylor 2003, 167). Precisamente el discurso proferido en la plaza central de la universidad,
como se puede apreciar en las citas, pretende que la violencia performativa sea interactiva e
integra a los testigos haciéndolos parte del performance y copropietarios del mismo. En ese
orden de ideas, la forma interactiva de la violencia performativa es una clara evidencia que
el triángulo de la violencia propuesto por Riches no es generalizable a todos los casos.
Feldman sostiene que para que el intercambio violento que ocurre en la interface pueda
funcionar con total efectividad es necesaria la existencia de una suerte de retaguardia.
Dicha retaguardia debe estar habitada por una comunidad que sea ideológicamente afín al
grupo que se encuentra en la frontera llevando a cabo el enfrentamiento violento que lo
apoya y que sirve como fuente de reclutamiento (Feldman 1991, 35). En las universidades
públicas de Bogotá, no siempre la población que la habita es afín o indiferente a las
65
acciones llevadas a cabo por los “capuchos”. Durante mi trabajo de campo pude observar
cómo los miembros de la comunidad universitaria que no poseen una ideología afín a la de
las organizaciones de “capuchos” impidieron la toma de un edificio donde se pretendía
instalar una “cocina”. En esa ocasión los estudiantes del conservatorio de música de la
Universidad Nacional fueron los encargados de frustrar el emplazamiento de esta.
Para poder mitigar los efectos de la coexistencia de diversas ideologías en el interior del
espacio en el que operan los “capuchos”, estos últimos no sólo se valen del despliegue de la
violencia, sino que también utilizan otro tipo de performances que están encaminados a la
ampliación de su ideología dentro de la comunidad. De esta forma se crea una
configuración que liga a las formaciones espaciales con performances específicos. En ese
orden de ideas, así como el intercambio violento está ligado a la interface, las prácticas
encaminadas a construir la afinidad política se desarrollan en el santuario.
El Santuario
Según Feldman, el complejo Santuario-Interface intenta subordinar la difusión de la
violencia a los prerrequisitos de vivienda y reproducción de las familias a través del
confinamiento de la violencia a la Interface. El Santuario entonces, está constituido por un
espacio que está reservado para la vivienda y la reproducción ideológica y material de la
comunidad (Feldman 1991, 36). El antropólogo, también afirma que el Santuario, a pesar
de su racionalidad defensiva, constituye un intento explícito de territorializar la violencia y
de mantener la institución de la interface como el lugar prescrito para la violencia (Feldman
1991, 37).
En el caso de los “capuchos” considero pertinente mencionar que, al no tener relaciones de
vivienda o reproducción familiar al interior de la universidad, el santuario se restringe al
lugar donde se lleva a cabo la reproducción ideológica de la comunidad universitaria y el
desarrollo de la cotidianidad académica. Esta reproducción ideológica de la comunidad
universitaria se refiere a la adopción de la ideología de los “capuchos” por parte de los
miembros de la misma Por otra parte, el desarrollo de la cotidianidad académica permite
que haya una reproducción material del espacio, ya que permite que la universidad continúe
en funcionamiento. Hay que tener en cuenta que, aunque las universidades públicas tienen
66
una gran presencia de organizaciones de izquierda, no son comunidades políticamente
homogéneas. En ese orden de ideas, las organizaciones de “capuchos” deben llevar a cabo
performances en los que ponen en escena elementos de su ideología con el fin de
reproducirla.
Uno de estos performances es la escritura de grafitis en las paredes de las universidades. En
estos grafitis se escriben consignas, mensajes o en ocasiones amenazas. Además de los
grafitis, los “capuchos” también llevan a cabo paradas en las que se valen de un arsenal
simbólico compuesto por sus uniformes, banderas de la organización y también pendones
alusivos al mensaje que quieran dar en ese momento. Usualmente, estos pendones llevan
esténciles con los rostros de los mártires de la organización que esté llevando a cabo el
performance.
13. Apropiación del espacio por parte de los integrantes del
Movimiento Bolivariano a través de un grafiti en un muro del
museo de arte de la Universidad Nacional. Abril de 2013
11. Grafiti escrito por miembros del Movimiento Bolivariano en
la Universidad Distrital. Octubre 2013
12. Grafiti hecho por el grupo Llamarada Mentes
Libertarias, parte de la Unión Camilista
Revolucionaria en la Universidad Nacional. Octubre
de 2013
67
La reproducción ideológica de los “capuchos” en el santuario implica la disputa ideológica
entre las organizaciones de “capuchos” y su enemigo, es decir el estado (que se materializa
en el ESMAD). Esta lucha ideológica no implica un enfrentamiento violento, por el
contrario, es una lucha por las simpatías por lo que ocurre a través del performance. En el
caso de los “capuchos” ellos se valen de las universidades públicas (y más precisamente de
su espacio) y de algunos videos en la página de internet YouTube para poder ponerse en
escena, ya que al ser un actor que se encuentra por fuera de la ley su acceso a otros medios
es reducido. La otra cara de la moneda es el estado quien posee sus aparatos ideológicos de
estado de información a través de los que reproduce su ideología (Althusser 1989, 189),
estos aparatos son la prensa, la radio, la televisión, etc. (Althusser 1989, 190).
Si bien es cierto los mecanismos del estado no operan en el espacio de las universidades
públicas (es decir en el santuario) de una forma tan evidente, si es en este espacio en el que
los “capuchos” se expresan con todos los elementos simbólicos que componen su ideología.
Así pues, en el momento en el que hacen su aparición estos últimos, es donde se presenta la
disputa y la tensión ideológica. En ese orden de ideas la reproducción ideológica de las
organizaciones de “capuchos” es resultado de esa tensión, en la que algunas personas
terminan por generar simpatías hacia ellos. La reproducción ideológica también es producto
de la doble articulación entre las estructuras ideológicas de la organización que se expresan
en sus performances (o sea en prácticas) y la “herida” que ha dejado la fuerza pública en las
universidades que está materializada en la división espacial adentro- afuera de la
universidad pública.
El santuario también puede ser construido a partir de eventos institucionales que las
universidades abren a las organizaciones de “capuchos”. Dichos espacios suelen surgir
como una suerte de espacio político que se hace para disminuir algunas tensiones
ideológicas que se presentan entre estos grupos y otras facciones de las comunidades
universitarias. El primero de ellos fue el Foro de Acción Colectiva Estudiantil Violenta
llevado a cabo en la Universidad Nacional a finales del año 2012, el cual tenía como fin
abrir un espacio en el que todas las organizaciones pudieran expresar el porqué de su acción
violenta sin que cada organización se estuviera tomando la plaza central una vez por
semana.
68
El segundo de estos eventos fue el foro por la libertad de expresión que también se llevó a
cabo en la Universidad Nacional de Colombia. Este foro surgió como un espacio de diálogo
entre dos facciones que se disputaban las paredes de la universidad con el fin de escribir
grafitis. La primera de estas facciones eran las organizaciones de “capuchos” y la segunda
era el colectivo “Señor Rayón”. Este último se encargaba de sabotear los mensajes escritos
por los “capuchos” valiéndose de la figura de un performance en el que existía un
“superhéroe” encarnado en un hombre que andaba semidesnudo por la universidad
interviniendo los grafitis de los “capuchos”. Después del evento, el colectivo “Señor
Rayón” detuvo su actividad en la universidad y se dedicó a hacer propaganda positiva de la
Universidad Nacional fuera de esta.
El tercero de estos eventos fueron los diálogos para la paz y la convivencia desarrollados en
la Universidad Pedagógica. Este evento estuvo impulsado por el rector Adolfo Atehortúa, y
en él se ofrecía a los “capuchos” un espacio institucional para exponer sus ideas y para dar
un mensaje a la comunidad universitaria. Sin embargo, la condición que exponía el rector
fue un “cese al fuego” de un mes, es decir, un mes en el que ninguna organización de
capuchos se enfrentaría con la policía por ninguna razón. La realización de este evento fue
14 y 15. Imágenes del foro de acción
colectiva estudiantil violenta en la
Universidad Nacional. Octubre 2012
69
para detener los “tropeles” que se estaban llevando al menos una vez a la semana en este
centro educativo.
Aunque varias organizaciones (entre ellas el Movimiento Bolivariano) emitieron
comunicados en los que sostenían que no se acogían al cese al fuego y que en el momento
que lo consideraran pertinente se enfrentarían al Estado, fue un mes en el que no se llevó a
cabo ningún tropel y al final del cual se realizó el evento con la participación de las
organizaciones PoliKarpas, Movimiento Subversivo Pedagógico, Comando Popular Tierra
Insurgente, Movimiento Jaime Bateman Cayón, Resistencia Popular41, Ovejas Rojinegras y
el TNT quien en su intervención se expresó en nombre de la UCR.
Estos procesos significaron para los “capuchos” un paso en la construcción del santuario ya
que la apertura de un espacio por parte de la rectoría encarnó su reconocimiento como
actores de la comunidad universitaria. Además, se les otorgó una capacidad de negociación
que fue reflejo de su agencia política y de su estrecha relación con la universidad.
Guardando las proporciones ocurrió algo similar al otorgamiento del estatus de beligerancia
a un grupo insurgente. En ese orden de ideas, la aceptación de la comunidad universitaria a
dichas organizaciones creció ya que el evento sirvió como mecanismo de reproducción
ideológica de las mismas.
La manera en la que los “capuchos” se relacionan con el santuario permite pensar también
en la forma como la guerrilla, especialmente las FARC-EP, se relacionan con la población
civil. Al respecto, el trabajo de Centro Memoria Guerrilla y población civil sostiene que la
forma en la que la guerrilla se relaciona con las poblaciones de los lugares a los que iba
llegando era a través de acciones que pudieran darles legitimidad con la población del lugar
y que las volviera afines ideológicamente. En ese orden de ideas realizaban acciones como
ejecuciones de ladrones y expendedores de droga para reproducirse ideológicamente
(CNMH 2013). Estas acciones que también pueden ser catalogadas como performance42
operan de la misma forma sólo que en una escala diferente a los performances puestos en
escena por los “capuchos” en el Santuario.
El santuario en cada universidad también está en una disputa ideológica de menor tensión
entre las organizaciones de “capuchos” ya que cada una quiere imponer los rasgos más
41 Resistencia Popular es una facción de la UCR, sin embargo, ese día no tuvieron su vocería, sino que
realizaron una ponencia en la que expresaron elementos muy puntuales de su accionar. 42 Revisar la definición del concepto en el maro teórico.
70
detallados de su propia ideología con el fin de reclutar a nuevos miembros. Así pues, cada
organización tiene una forma característica de construir el santuario que le permite, no sólo
reproducir una ideología de izquierda (que es el objetivo de todas las organizaciones43),
sino los rasgos ideológicos de su organización. Una expresión material de esta disputa entre
las organizaciones es la coexistencia en un mismo muro de grafitis o publicidad de varias
organizaciones.
Para entender mejor estas diferencias a continuación me propongo a explicar la forma en la
que las dos organizaciones estudiadas (Movimiento Bolivariano y Unión Camilista
Revolucionaria) se relacionan con los espacios de la universidad en los que no se ubican los
enfrentamientos con la policía. Para eso me valdré de la observación llevada a cabo en
campo, del archivo digital creado y de testimonios de los militantes.
La Unión Camilista y el santuario de Camilo Torres
La Unión Camilista Revolucionaria tiene una ventaja en términos de la construcción de
lazos con el espacio en las universidades públicas. Esta ventaja tiene que ver con el origen
43 Para las organizaciones primero es necesario reproducir un ambiente que les sea propicio a los “capuchos”.
Después de esto cada organización se preocupa por intentar reclutar al mayor número de personas.
15. En este muro se aprecian una publicidad del grupo de "capuchos" "Klan-destinos", una bandera
de la guerrilla ELN puesta por el grupo de "capuchos" "Juventudes Camilistas" y debajo de esta, la
publicidad de un grupo de "capuchos" llamado "MRUP". 2013
71
simbólico de la organización, es decir con la figura de Camilo Torres Restrepo. Debido a la
relación que tiene la figura del sacerdote, académico y guerrillero con el movimiento
estudiantil y con las universidades públicas, hay mayor aceptación de la comunidad a los
discursos que utilizan su figura.
Camilo Torres fue, como se mencionó en el anterior párrafo, un sacerdote católico,
académico y líder social que se unió a las filas de la guerrilla del ELN a mediados del siglo
XX. Su figura tiene una gran relación con las universidades públicas, especialmente con la
Universidad Nacional, ya que él fue capellán de la misma y realizó un acompañamiento a
los procesos de reivindicación del movimiento estudiantil durante su estadía en el cargo.
Así pues, durante su paso por la Universidad Nacional, Camilo Torres tuvo problemas con
las autoridades eclesiásticas, especialmente con el cardenal Luis Concha quién lo retiró del
cargo de capellán de dicho centro educativo. El argumento, del cardenal era que un
sacerdote no debía entrometerse en asuntos políticos. Tiempo después, Torres pidió la
reducción al estado laico y fundó su Frente Unido del Pueblo, un movimiento social que
pretendía aglutinar a diversas corrientes con el fin de hacer un cambio radical en las
estructuras sociales (Medina 2009, 84-109). Durante su actividad política Torres fue
víctima de la presión de diversos sectores políticos, por lo que se empezó a sentir en peligro
y terminó uniéndose a la guerrilla del ELN (Medina 2009, 84-109).
La Unión Camilista Revolucionaria, hace especial uso de una imagen de Camilo Torres que
privilegia el período en el que fue un líder social y dio el salto a la insurgencia y es a partir
de esta imagen que construyen su ideología. Por lo tanto, se valen de discursos, cartas y
mensajes del sacerdote para darle forma a su propuesta política. Al respecto Camila se
refirió diciendo:
“El horizonte político de la UCR es la búsqueda del socialismo mediante un
proceso de lucha que acerque a los estudiantes a la realidad del país y que
también lo lleve a expresarse en contra de las injusticias de varias formas.
Ahora ese enfrentamiento, esas denuncias que se hacen se deben llevar
hasta las últimas consecuencias como decía Camilo y pues en este país eso
significa generalmente terminar dándose con el ESMAD porque aquí ante
el menor grado de protesta hay represión y pues si uno está organizado
puede resistir para hacer llegar la voz de protesta lo más lejos posible”
72
En el anterior fragmento del diario de campo Camila hacía referencia a un mensaje de
Camilo Torres. Este mensaje hace parte de un discurso que Camilo Torres dio en la
Universidad Nacional en el que hizo además un llamado a la unidad por encima de las
ideologías y en el que sostiene que “Mientras no haya un grupo de estudiantes y
profesionales resueltos a sufrir todas las consecuencias de la represión que les impondrá
este sistema que está organizado contra los que quieren cambiar el estado de las cosas en
Colombia, no habrá en nuestro país un verdadero liderazgo revolucionario (FCFU 2014,
85)”.
Teniendo en cuenta lo anterior considero que es pertinente anotar que la mayoría de
performances que la UCR, o los grupos que la componen, llevan a cabo en el santuario con
el fin de reproducir su ideología dentro de la comunidad, se valen una apropiación histórica
de “Camilo” en la que se exalta su rol de líder social, pero sobre todo su compromiso con
su causa política que lo llevó a la muerte. Paradójicamente, se recuerda su muerte a través
de la figura de una vida eterna con la frase “Camilo vive” y/o algunas derivaciones. La
fusión de la rememoración de Camilo Torres, con el espacio está expresada casi siempre en
grafitis con frases cortas sobre el sacerdote siendo esta la modalidad de performance más
utilizada por la UCR.
16. Al tomar esta foto el "capucho" me pidió el favor de que se viera la figura de Camilo
Torres Restrepo. Junio 27 del 2013
73
Cabe anotar que la UCR tiene otra ventaja y es que en las tres universidades públicas existe
un gran afecto por la figura del sacerdote producto du se acompañamiento a los procesos de
reivindicación adelantados por el movimiento estudiantil en la década de 1960. Por esta
razón, además de los grafitis hechos por los “capuchos”, existen murales con el rostro del
sacerdote en las tres universidades. Estos murales son casi permanentes en algunos espacios
como la biblioteca central de la Universidad Nacional.
Además de la realización de grafitis alusivos a Camilo Torres, otra forma de la UCR de
reproducir su ideología es hacer presencia cuando hay algún problema a nivel universitario
o nacional y entablar el diálogo con la comunidad al respecto de este. Esta práctica suele
suceder días antes de que la UCR lleve a cabo un “tropel” por lo que es evidente la forma
en la que a nivel espacial construyen el santuario para poder usar la interface
efectivamente. En términos performativos, primero hacen una puesta en escena meramente
política para ganar el apoyo ideológico que luego usaran en el despliegue de una puesta de
escena violenta que implique un enfrentamiento con la policía.
Sin embargo, en ciertas coyunturas políticas, el uso del santuario por parte de este grupo no
precede a ningún enfrentamiento. Ejemplo de esto fue un performance realizado por el MER
(Movimiento Estudiantil Revolucionario – Facción de la UCR) en la Universidad Pedagógica
Nacional antes de la realización de los diálogos para la paz y la convivencia impulsados por el
rector del momento Adolfo Atehortúa. Este consistió en una parada que contó con alrededor de
30 militantes de la organización. Durante la parada se profirió un discurso en el que se
denunció la poca efectividad que estaban teniendo las medidas de la rectoría contra el tráfico de
drogas al interior de la universidad, problema que los voceros de la organización relacionaron
directamente con la paramilitarización que según ellos, ocurría al interior de la institución
educativa.
El discurso estuvo seguido de la detonación de al menos 50 “papas bomba” en las canchas.
Según el vocero de la organización, aunque hubieran preferido llevar la protesta a las calles, no
querían dañar el proceso que impulsaba el rector de la universidad. Esto generó simpatías
dentro de la comunidad, ya que algunas de las personas reconocieron este acto del MER como
una contribución al proceso del rector y también les dieron legitimidad por denunciar un grave
problema que aqueja a los estudiantes de dicha universidad. Cabe anotar que otro punto en el
que esta acción fue exitosa es que en el mes inmediatamente anterior a los diálogos ninguna
74
otra organización hizo presencia, por lo que el MER logró llamar la atención mucho más que
los demás grupos de “capuchos”.
El Santuario “Fariano” del Movimiento Bolivariano
Los Performances del Movimiento Bolivariano siempre se caracterizan por tener un alto
grado de espectacularidad, especialmente los que se desarrollan dentro del santuario.
Además de esto, estos se caracterizan por intentar reproducir la ideología “fariana” es decir,
la ideología de las FARC-EP. Para esto llevan a cabo paradas en las que utilizan muchísimo
tipo de material alusivo a los comandantes de la guerrilla, como pendones, banderas y
avisos de papel que se pegan en los muros. De la misma forma que la UCR, el MB se
aproxima a la muerte de sus mártires con la imagen de una vida eterna por lo que sus
militantes escriben frases como “los que mueren por el pueblo para siempre vivirán” o “a
los que mueren por la vida no los mata ni la muerte” acompañadas de la sigla MB y en
ocasiones de la sigla FARC-EP.
Durante mi trabajo de campo la forma en el que el Movimiento Bolivariano construyó el
santuario sufrió una transformación debido al proceso de paz que se adelantó entre las
FARC-EP y el gobierno colombiano. Así pues, recordando que las formaciones espaciales
de la violencia son una fusión la dimensión topográfica en al que se desenvuelve un agente
y sus dimensiones tácticas e ideológicas, considero pertinente mencionar que este cambio
obedeció a un cambio táctico de la guerrilla que se vio reflejado en la forma de operar del
Movimiento Bolivariano.
La primera forma de construir el santuario estuvo marcada por una táctica de lucha armada
y una ideología de victoria militar. Esto se vio reflejado en un uso activo de la interface que
17. Mural en la Universidad Pedagógica
Nacional con el rostro del comandante de las
FARC-EP Alfonso Cano. Llama la atención el
reiterativo mensaje de vencer. Diciembre de
2012
75
a su vez se expresaba en discursos, grafitis y publicidad siempre beligerantes en el
santuario. En ese orden de ideas tal vez las palabras más usadas por el MB en todas sus
formas de expresión eran venceremos y victoria. De igual manera, los mensajes más
repetitivos eran “Juramos vencer y venceremos” y desde el año 2014 hasta finales de 2015
“Desde Marquetalia a la Victoria”.
La segunda forma de construir el santuario estuvo marcada por la ausencia de “tropeles” es
decir por la ausencia de enfrentamientos con la policía y por lo tanto por la no utilización
de la interface. La expresión que esto tuvo en el Movimiento Bolivariano fue una baja
aparición del mismo que se limitaba a la escritura de mensajes en los muros con mensajes
alusivos a la paz como “MB por la paz” o “Paz con justicia social MB”.
18. Grafiti escrito por el Movimiento Bolivariano en un muro de la facultad de lingüística de la Universidad Nacional
con mensaje referente a la paz. Septiembre del 2016
A pesar de que cada uno de los momentos mencionados en los párrafos anteriores tiene sus
particularidades, los medios a través de los que se lleva a cabo el proceso de reproducción
ideológica siempre son los mismos: paradas, discursos, grafitis y música. Cuando el MB
realiza algún performance en el santuario es normal que usen parlantes y micrófono para
proferir el discurso. Estos parlantes también son utilizados para poner música de las FARC-
EP, especialmente música de Julián Conrado44, aunque también son utilizadas otras
44 Julián Conrado es un guerrillero de las FARC-EP que se dedicó la producción musical de canciones
alusivas a la guerrilla y a sus héroes y mártires. Usualmente las canciones corresponden a género del
vallenato.
76
canciones. Dentro de estas canciones se encuentra una llamada “1964 Hip Hop
Bolivariano” que contiene la mayoría de elementos que el MB intenta reproducir de su
ideología. A continuación, expondré la letra de la canción en cuestión y haré una
descripción de los elementos que aparecen en sus performances espacialmente ubicados:
“Juramos vencer y venceremos mis hermanos
Con Bolívar, con Manuel y el comandante Alfonso Cano
Estamos forjando la nueva Colombia
Hay que seguir firmes para alcanzar la gloria
El Movimiento Bolivariano lucha con honor
Con la valentía de nuestro libertador
Es el pueblo consciente el que pelea hoy
Con la espada de Sucre y el fúsil del “mono jojoy”
Adelante camaradas debemos seguir su ejemplo
La vida es más bella si se lucha por el pueblo
Soñando un mundo justo en el que todos tengan pan
Surgió la consigna San Vicente del Caguán
Se expande la lucha por el socialismo
En montañas y ciudades trillando los caminos
Nos llaman terroristas por combatir de frente
A un gobierno manchado de sangre inocente
La barbarie paramilitar ya la pagarán
Así como banqueros y los cerdos del ESMAD
La patria grande va a florecer
Porque sabemos que esta tiranía tiene que caer
No hubo otro camino que la clandestinidad
Para conseguir la anhelada libertad
Debemos combatir por el país convencidos
Con la fuerza de las manos del comandante Iván Ríos
Coro:
Por un mejor mañana para el pueblo colombiano
Crece el movimiento Bolivariano
Seguimos en la lucha cada día somos más
No descansaremos hasta conquistar la paz (x2)
77
Propaganda rebelde ciudad tras ciudad
El que quiera justicia que venga y se una ya
Resistiendo sin temor al Yanqui que nos asedia
Así como lo hizo el comandante Edgar Devia
Aquí se pelea con cariño sincero
Con respeto al campesino y dignidad para el obrero
Lastimosamente en esta tierra
El camino de la paz se ha forjado con la guerra
Es la rabia insurgente que corre por mis venas
Con el furor que heredamos de Jacobo Arenas
Por todos y todas que cayeron combatiendo
No mueren y renacen en este movimiento
Los que dieron su vida por esta revolución
Los que están peleando, los que están en prisión
Todos los que resisten la presión imperialista
Y construyen juntos una patria socialista
Soberana y libre como la soñó Bolívar
Como la construyen nuestras almas combativas
Con la espada libertaria la victoria libertaria
Un abrazo combativo a mis héroes de Marquetalia
Por un mejor mañana para el pueblo colombiano
Crece el movimiento Bolivariano
Seguimos en la lucha cada día somos más
No descansaremos hasta conquistar la paz (x4)”
Para empezar, el Movimiento Bolivariano se vale de la figura de Bolívar para construir su
identidad, una figura histórica a la que identifican como insurgente equiparándola con las
figuras de Manuel Marulanda y de Alfonso Cano. Es importante la utilización de esta
imagen sobre Bolívar porque le permite al MB apropiarse de una figura vital de la historia
de Colombia y dotarla de significados que lo convierten en un héroe rebelde.
78
El papel de la reivindicación de los comandantes de las FARC-EP caídos en combate o en
el transcurso de la guerra es vital para el Movimiento Bolivariano porque se convierten en
símbolos que operan como mecanismo de reproducción ideológica. Esto sucede cuando a
las figuras en cuestión se les atribuyen virtudes concretas por lo que al hacer referencia a
una figura se exalta la virtud en cuestión, por ejemplo, el patriotismo se asocia usualmente
a la figura de Jacobo Arenas. En ese orden de ideas, esta canción reivindica puntualmente a
los comandantes Manuel Marulanda Vélez, Alfonso Cano, Jorge Briceño “Mono Jojoy”,
Iván Ríos, Edgar Devia “Raúl Reyes”, Jacobo Arenas y los “héroes de Marquetalia”.
Igualmente, al guerrillero capturado por el Estado se le considera como un mártir por lo que
se ensalza el papel del sacrificio ya que se le asocia con la coherencia entre lo que se dice y
lo que se hace. Al final también es importante ver cómo la canción reconoce al Movimiento
Bolivariano como el heredero directo de todos los caídos, es decir, termina convirtiéndose
en un puente entre el pasado, en el que habita la muerte y un futuro que se quiere llenar de
una forma de vida concreta, determinada por el socialismo. Así pues, en el medio se
encuentra un presente cargado de violencia e incertidumbre que sería el encargado de
realizar el tránsito entre el pasado y el futuro.
Los anteriores elementos, que se reúnen en la canción, fueron utilizados en la mayoría de
performances con los que el Movimiento Bolivariano construía el santuario durante la
primera etapa, es decir, antes del proceso de paz. En la segunda etapa la mayoría de estos
elementos dejaron de ser utilizados y al final sólo quedaron la figura de Alfonso Cano y
Manuel Marulanda Vélez. Estos dos mártires siguen siendo recordados porque, en el caso
de Cano, él fue quien impulsó el proceso de paz y en el caso de Marulanda es el símbolo
por excelencia de las FARC-EP por lo que no se puede pensar en la guerrilla sin pensar en
el difunto comandante.
Estos elementos se entremezclan con la rememoración de los agravios cometidos por la
fuerza pública contra las universidades públicas en el proceso de reproducción ideológica
que ocurre dentro del santuario. Este es un proceso de doble articulación con el cuál se
reproduce la “herida” existente en las universidades públicas mezclada con los elementos
propios de la ideología fariana dando como resultado un escenario en el cuál la guerrilla es
buena y la policía (y también las FF.MM) son malas. A su vez, este escenario se manifiesta
79
materialmente en la consolidación de la frontera que suponen las rejas de la universidad
facilitando así la utilización de esta como una interface de intercambio violento.
La construcción del santuario conlleva una interacción más cercana entre el grupo de
“capuchos” y la comunidad universitaria, es decir se intenta romper con la distancia que
producen la capucha y el contenido simbólico que los militantes del MB cargan al momento
de llevar sus uniformes, sus insignias, etcétera. Para lograr este cometido se valen de la
realización de acciones en las que se trata de reducir la espectacularidad del performance,
un ejemplo de esto ocurrió en la universidad pedagógica el 15 de mayo del año 2015. Ese
día los militantes del Movimiento Bolivariano hicieron su aparición llevando consigo
varios pasteles para celebrar el aniversario de la organización. Los pasteles fueron
compartidos con los miembros de la comunidad universitaria que así lo quisieron en las
canchas luego de un discurso en el que se resaltaba el papel del “pueblo en armas” en la
construcción de un país mejor.
19. Parada del Movimiento Bolivariano en la Universidad Pedagógica Nacional. Para
celebrar el cumpleaños del MB decidieron repartir ponqué a la comunidad universitaria.
Mayo 15 del 2015.
80
Sin embargo, pese a lo descrito en el anterior párrafo, en la mayoría de ocasiones que el
Movimiento Bolivariano realizaba trabajo de fortalecimiento político con la comunidad
universitaria, los performances eran tan rimbombantes que terminaban ampliando la
distancia que pretendían reducir como en el caso de un homenaje a Alfonso Cano en la
plaza “Che”. En este performance hicieron presencia alrededor de 80 militantes con
banderas amarillas, azules y rojas, con rostros de bolívar, un pendón con los rostros de
comandantes de las FARC-EP muertos o caídos en combate. Para terminar, hicieron un
cuadrado de militantes y en el centro del mismo arrojaron aproximadamente diez “papas
bomba” y tiraron “voladores”, mientras que otro pequeño grupo de militantes se ubicó en el
techo del teatro León de Greiff y activó bombas de humo de colores amarillo, azul y rojo.
Un elemento importante de la construcción del santuario por parte del Movimiento
Bolivariano es la utilización de la bandera de Colombia o de sus colores. Durante mi
trabajo de campo observé que este fenómeno era reiterativo, generando así una interrogante
que se resolvería en una conversación con Paola en la que ella explica:
“¿Usted si ha visto que cada organización tiene su propia bandera? Pues parce,
nuestra bandera es la bandera de las FARC y en la bandera de la guerrilla están esos
20 y 21. Evento de conmemoración del fallecimiento del comandante de las FARC-EP Alfonso
Cano en la plaza del "Che" en la Universidad Nacional. Noviembre 11 del 2012. En el pendón
se pueden apreciar los rostros de los comandante de la guerrilla de las FARC-EPs: “Manuel
Marulanda”, “Raul Reyes”, “Jacobo Arenas”, “El Mono Jojoy”, “Ivan Rios” y “El Negro
Acacio” (Izquierda a Derecha).
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colores porque las FARC es FARC-EP, osea es el ejército del pueblo, del pueblo
colombiano. Nosotros luchamos contra el estado colombiano, pero también somos
colombianos, somo el pueblo colombiano buscando su libertad es por eso la
bandera”
Durante mi trabajo de campo pude observar algunos performances que fallaron en su
propósito de construir el santuario. El primero de ellos fue el “bautizo” del edificio de la
Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional con el nombre de Edificio
Alfonso Cano. En esta ocasión 10 militantes del Movimiento Bolivariano se ubicaron en la
entrada del edificio, el encargado de dar el discurso hizo referencia al tiempo en el que el
comandante guerrillero fue estudiante de esta facultad y luego en la entrada algunos de sus
compañeros pusieron una calcomanía que decía Edificio Alfonso Cano. Al mismo tiempo
dos militantes de la organización que estaban en el techo tiraron varios pétalos de rosas
rojas sobre la entrada. Para finalizar los miembros del MB detonaron dos “papas bomba”
que causaron gran estruendo y emprendieron la retirada. La razón por la que sostengo que
este fue un performance poco exitoso fue porque en menos de una semana la calcomanía
que habían puesto fue arrancada y la comunidad nunca se refirió al edificio como Edifico
Alfonso Cano.
El segundo performance fallido que observé en mi trabajo de campo ocurrió en la
Universidad Distrital. Los militantes del MB aparecieron con el fin de conmemorar el
fallecimiento del “Mono Jojoy”, después de un discurso en el que se hacía referencia a la
muerte del comandante, los militantes del MB empezaron a arrojar “papas bomba” al techo
del Auditorio Hermanos San Juan, donde en el momento no se encontraba nadie y por lo
que esto no representaba ningún daño. Sin embargo, uno de los artefactos explosivos
sobrepasó el auditorio y cayó en la plazoleta conocida como “La Aburrida” hiriendo a un
estudiante. El fracaso de este performance es evidente, ya que en vez reducir la distancia
entre la organización y la comunidad se abrió una brecha más grande. Del mismo modo la
reproducción ideológica que el evento habría podido generar se vio truncada por el
accidente y la animadversión que este generó.
El tercer performance corresponde con la postura de una placa alusiva a las FARC-EP en la
Universidad Nacional, junto a una de las placas que conmemoran a los estudiantes caídos o
desaparecidos el 16 de mayo de 1984. En este caso, fue tan ineficaz el performance que
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antes de una hora la placa ya había sido destruida por algunos estudiantes de la universidad
sin que nadie defendiera la placa.
Uno de los grandes problemas de la construcción del santuario para cualquier organización
de “capuchos” radica en la naturaleza efímera de su apropiación del espacio. Si bien es
cierto los grafitis que estas organizaciones escriben en las paredes usualmente tienen un
período de duración de 2 a 4 meses, el medio más efectivo de construcción del santuario
que es su presencia física, nunca dura más de 6 horas. Esta falta de constancia termina
siendo un gran impedimento a la consolidación de la reproducción ideológica de las
organizaciones de “capuchos” al interior de las comunidades ya que sus apariciones
espontaneas no hacen frente a las formas de reproducción ideológica de otros sectores. Al
respecto Paola afirma:
“Nosotros no podemos estar saliendo ni siquiera una vez a la semana y pues
así cómo competir contra no sé, un noticiero que todos los días le está
diciendo a la gente que las FARC es una mierda, que la guerrilla son puros
terroristas, que la guerrilla perdió sus ideales, que son una banda de narcos,
es muy jodido parce.”
Una de las expresiones de la naturaleza efímera de los “capuchos” es la forma en la que
desaparecen de la escena. Durante mi trabajo de campo me di cuenta de que estos
personajes emprenden la huida hacia lugares de la universidad donde desaparecen por
completo. Esta práctica de a retirada también tiene una connotación importante por lo que
será analizada a continuación.
La retirada
Según el antropólogo Allen Feldman, la retirada consiste en una red de callejones, edificios
de dos puertas, sistemas de calles y autopistas que permiten la evasión de la policía, de las
patrullas del ejército o de las unidades paramilitares antagónicas (Feldman 1991, 42). En el
caso de los “capuchos” al tratarse de universidades, este sistema está compuesto por una
red de rutas que le permite a los “capuchos” alejarse de la atención de las personas de la
comunidad, del personal de seguridad privada y de los “tiras”. Al respecto de la retirada
Sergio comenta:
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“vea cuando uno se aleja del lugar donde llevó a cabo la acción uno tiene
que tener cuidado de que nadie esté mirando o que haya la menor cantidad
de personas viendo. Uno nunca sabe quién es “tira” y está esperando a que
uno le dé el papayazo de dejarse tomar una foto sin la “carpa” entonces por
eso hay que estar en la juega”
Al mismo respecto Julián comenta:
“Parce cuando uno se abre uno tiene que estar pendiente de coger por los
lugares que no tienen cámaras y tratar de hacer distracciones en otras partes
para que los celadores no le caigan a pistearlo. Es que ese momento de
abrirse siempre es en el que más cuidado hay que tener. Pille, una vez los
manes de las ovejas como que quemaron unas garitas de los celadores o
algo así, entonces los manes esperaron a que estos tipos se fueran a abrir,
los siguieron esperaron a que salieran ya de civil y le dijeron que los
acompañara, los subieron a una camioneta y ahí se los llevaron para la
oficina de seguridad de los celadores y les dieron una solfa la hijueputa y
después se los entregaron a los “tombos”, luego esos pirobos también les
cascaron bien duro y los votaron en un potrero por allá por Soacha”
Feldman también hace una relación entre esta formación espacial de la violencia y un lugar
concreto. Este lugar es lo que él denomina Wash House en el cuál se lleva a cabo un
proceso de descontaminación material y simbólica45, es decir, en este lugar las personas que
acababan de desarrollar un enfrentamiento dejan las armas, los pasamontañas y todos los
elementos simbólicos que los relacionan con su grupo (Feldman 1991, 44).
Del mismo modo los “capuchos” tienen lugares donde llevan a cabo un proceso de
descontaminación material y simbólica, a este proceso de descontaminación se refieren
como “descambiarse” o “la descambiada”. Este proceso se lleva a cabo después de efectuar
la retirada y usualmente ocurre en lugares de la universidad que han sido previamente
estudiados por las organizaciones de “capuchos” con el fin de garantizar la inexistencia de
cámaras, de actividad del personal de seguridad privada y de tránsito de estudiantes.
45 Ver Uribe (1990) quien hace un proceso de descontaminación simbólica.
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En ese orden de ideas el proceso de retirada de los “capuchos” comienza con la detonación
del material explosivo sobrante. Cuando se trata de un “tropel” hay una carga final contra la
policía en la que se arrojan todas las “papas bomba”, los cócteles molotov y otros artefactos
explosivos o incendiarios que quedan. Por otra parte, cuando se trata de un performance
que no implica enfrentamiento, se detonan las “papas bomba” restantes contra el suelo. En
ambos casos, los militantes dejan un pequeño número de “papas bomba” consigo para
disuadir a cualquiera que pretenda atacarlos. Acto seguido, los “capuchos” ubican su ruta
de escape y la utilizan corriendo hasta llegar al “lugar seguro”, es decir al lugar que fue
previamente estudiado en busca de cámaras y del tránsito de vigilantes y estudiantes. En
este lugar se lleva a cabo la “descambiada” y luego el “capucho” es una persona más que
está en la universidad.
La “descambiada” como se mencionó anteriormente es un proceso de descontaminación
material y simbólica, por lo que implica deshacerse de todos los elementos que puedan ligar
a un “capucho” con el performance anteriormente realizado. En ese orden de ideas los
“capuchos” se deshacen de las últimas “papas bomba”, es decir de las que usaban para
disuadir a sus posibles enemigos, se deshacen de las latas de pintura, de la publicidad
sobrante, de los uniformes, de las capuchas y de cualquier elemento adicional que sea
simbólicamente afín a la organización (banderas, pañoletas, brazaletes, botones, etc.). A
propósito del proceso de retirada Vladimir sostiene:
“Parce pille cuando uno se va a ir uno estalla todo el “mate” que sobra, pero
uno se queda con tres o cuatro papitas por si alguien viene a armarle la
espantosa pues uno se lo estalla, pero pues eso nunca pasa. Luego de eso
pues uno ya sabe cómo son vueltas y por dónde se tiene que abrir y ya
cuando un llega al lugar de “descambiarse” ahí deja todos los corotos y ya,
uno se vuelve una persona más dentro de la universidad y como si nada
hubiera pasado”
La retirada es la formación espacial de la violencia en la que se expresa de mejor manera la
naturaleza efímera del fenómeno de los “capuchos”. La necesidad de encontrar “espacios
seguros” donde estos agentes se puedan deshacer de la investidura con la que realizan su
ejercicio político es evidencia de su incapacidad de accionar de otra manera debido a la
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persecución que existe hacia sus perspectivas políticas radicales. Por lo tanto, también hace
evidente la necesidad que tienen los “capuchos” de hacer constantemente apropiaciones del
espacio en las universidades públicas a través de diferentes performances, ya que sólo a
partir de esta forma, se puede llevar a cabo una materialización de su ideología en prácticas
que a su vez permitan su reproducción.
Las tres formaciones espaciales de la violencia estudiadas en la presente investigación
también permiten entender la forma en la que los “capuchos” llevan a cabo su accionar
político a través de diferentes tipos de performance. En ese orden de ideas, a través de la
interface y por lo tanto del intercambio violento entre la policía y los “capuchos”, estos
últimos traen al presente elementos históricos que se fusionan con su ideología política y al
ponerlos en escena en el enfrentamiento con la policía llevan a cabo una reproducción de
los mismos. En el santuario expresan su horizonte ideológico con el fin de ganar simpatías
y de aumentar las filas de personas dispuestas a combatir con la policía y a hacerse parte de
la representación de elementos históricos en el presente con el fin de reproducir la
ideología. Por último, en la retirada ponen de manifiesto la persecución de la que sufren
por parte de sus contradictores propiciando, de esta manera la posibilidad de convertirse en
víctimas lo cual tiene el fin de abrir nuevamente la “herida” producida por la persecución
estatal en las universidades públicas.
Teniendo en cuenta lo anterior, los “capuchos” logran reproducir la existencia de la frontera
que significan las rejas de la universidad a través de la utilización de performances que
recuerden a las comunidades universitarias las agresiones de las que fueron víctimas los
estudiantes de universidades públicas en el pasado. De igual modo la existencia de esa
barrera les permite reproducirse ideológicamente a través de la práctica de construcción de
alteridad que Feldman denomina reproducción del antagonismo, es decir la producción de
un enemigo a partir del intercambio violento y de sí mismo por oposición al enemigo
(Feldman 1991, 4-5) . Esto ocurre bajo la forma “él (extraño, forastero) no puede entrar a la
universidad porque en el pasado atentó contra ella. Yo apoyo a las personas de la
universidad (conocido, parte de mí comunidad) que exigen un cambio radical en la
sociedad. Yo me enfrento a él porque nuevamente está atentando contra la universidad al
atacar a quienes buscan un cambio justo.”
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Para finalizar me gustaría anotar que el complejo interface-santuario, y por lo tanto el
conjunto de formaciones espaciales de la violencia (incluyendo la retirada), están ligadas a
una “normalidad” en los performances. Generalmente la normalidad en el accionar de los
“capuchos” desaparece cuando la policía recibe orden de ingreso a la universidad y
efectivamente el ESMAD ingresa a las universidades.
Durante mi trabajo de campo pude observar que los “capuchos” en una ocasión lograron
romper con la cotidianidad de sus mismos performances en un “tropel” de la Unión
Camilista Revolucionaria en la que el uso de explosivos aumentó de manera considerable.
En esa ocasión, la policía estuvo a punto de entrar, pero antes de que hicieran el ingreso
efectivo, la comunidad universitaria medió para que este no ocurriera y para que los
“capuchos” se retiraran de la interface. Meses después la Fiscalía emitió órdenes de captura
a 13 supuestos miembros de la organización Llamarada Mentes Libertarias, grupo que hace
parte de la UCR.
Esto me permitió deducir que dentro del “tropel” hay unas reglas implícitas que tienen que
ver con el uso de un nivel de protesta determinado y el mantenimiento de la policía por
fuera de la universidad. En el momento en el que esas reglas se rompen, el conjunto de
formaciones espaciales de la violencia se rompe ya que la violencia se sale de la interface y
logra permear el santuario, además, la frontera que suele ser sólida, es decir la reja de la
universidad, pierde su efectividad lo que podría terminar además truncando la retirada de
los “capuchos” rompiendo así con el intercambio violento usual. Así pues, estas reglas
implican el no uso de armas de fuego por ninguna de las partes, la permanencia de ambas
partes en su espacio limitando el intercambio violento a la interface y la limitación de la
agresividad desplegada.
La existencia de estos límites me permite contradecir la teoría de Jonatahn Harden quien en
su texto Performance and Potentiality: Violence, Procession, and Space. afirma que la
violencia en su punto más básico consiste en una ruptura de las performativas (Harden
2010, 193). Los performances y las prácticas de violencia performativa desplegados por los
“capuchos” están atados a reglas de las que de una u otra forma dependen sus vidas y por lo
tanto la posibilidad de llevar a cabo una nueva puesta en escena de su arsenal simbólico en
confrontación con el ESMAD con el fin de comunicar su ideología para llevar a cabo un
proceso de transformación social.
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Consideraciones finales
Al aproximarse nuevamente al concepto de formaciones espaciales de la violencia
(Feldman 1991, 17-45) se debe observar que la fusión entre una dimensión topográfica,
una dimensión táctica y una dimensión ideológica termina siendo determinante en la
relación que los “capuchos” tienen con el espacio en el que se desenvuelven. La ideología
de todos los grupos de “capuchos” está atravesada por un componente de violencia, el cual
consiste en la disposición de todas las organizaciones de enfrentarse con la policía. En ese
orden de ideas, la relación que existe entre los “capuchos” y el espacio en el que se sitúan
sus apariciones se construye a través de performances y prácticas de violencia
performativa, es decir los enfrentamientos, entre estos últimos y el ESMAD de la policía.
Teniendo en cuenta los tres tipos de formación espacial que le dan forma a la relación de
los “capuchos” con el espacio, interface, santuario y retirada, es posible observar cómo la
forma de actuar de estos agentes siempre ocurre en función del intercambio violento. El
santuario aparece como una retaguardia estratégica que sirve de preparación para el
intercambio violento; en él, los “capuchos” se reproducen ideológicamente con el fin de
crear simpatías que se vean reflejadas en el reclutamiento de nuevos militantes y el apoyo
de la comunidad universitaria a sus organizaciones al momento de llevar a cabo un
enfrentamiento con la policía.
En segundo lugar, la interface es la formación espacial en la que el intercambio violento se
vuelve explícito. Esta formación da lugar a un performance violento en el que los
“capuchos” y la policía se enfrentan, dándole solidez a la frontera que suponen las rejas de
las universidades públicas y ahondando la brecha que existe entre dos instituciones del
estado: la universidad pública y la policía nacional. Por otra parte, la existencia de la
interface y las dinámicas que en ella confluyen (especialmente la integración de la
comunidad al performance violento) me permitieron rebatir el concepto de triángulo de la
violencia de David Riches (1986) ya que él supone que los testigos de la violencia tienen un
rol pasivo y no se adhieren a su uso.
Por último, la retirada es la formación espacial en la que ocurre un proceso de
descontaminación simbólica que le permite al “capucho” desaparecer de la escena. Esta
formación espacial es determinante para la preservación de las disposiciones de
clandestinidad de las organizaciones de “capuchos” ya que al despojarse de los elementos
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simbólicos que ligan a un militante con la organización a la que pertenece, puede
permanecer sin consecuencias legales y por lo tanto también puede llevar a cabo un
intercambio violento en el futuro. Además, le proporciona a la organización la posibilidad
de consolidarse al no ser víctima de las acciones del estado que podrían desmantelarla.
Considero importante anotar que, aunque los “capuchos” logran hacer un uso efectivo del
espacio en las universidades públicas, al interior de estas existe una heterogeneidad
ideológica que se ve reflejada en la disminución del apoyo hacia ellos especialmente en la
Universidad Nacional. Sin embargo, la falta del apoyo no sólo se produce por una
disparidad ideológica, sino también por los performances fallidos de los “capuchos” los
cuáles en vez de reproducir su ideología terminan ampliando la brecha entre ellos y la
comunidad universitaria y también logran crear oposición a su presencia.
A pesar de la agencia que poseen las organizaciones de “capuchos” que les permite
reproducir su ideología y ahondar la animadversión que existe entre las comunidades
universitarias de las universidades públicas y la policía, es necesario anotar que su
capacidad de acción y por lo tanto su relación con los espacios también es posible gracias a
algunos componentes históricos que les sirven como base ideológica. La conclusión central
de este texto es que La “herida” dejada por los organismos de la fuerza pública en las
universidades públicas es la que permite el establecimiento de las formaciones espaciales
de la violencia, ya que termina sirviendo de base para la reproducción ideológica de todas
las organizaciones. En ese orden de ideas, a través de la apropiación que hacen los
“capuchos” de esta “herida” ocurre el primer paso en la construcción de simpatías entre
ellos y los miembros de la comunidad universitaria que los apoyan.
Los espacios de las universidades públicas que son utilizados como santuarios por los
“capuchos” terminan por dar lugar a una suerte de culto al martirio que se genera a partir de
los performances que estos realizan con el fin de reproducir su ideología. En ese orden de
ideas muchas veces la ideología termina reproduciéndose a partir de uno sólo valor
exaltado a través de las figuras de los insurgentes, profesores o estudiantes muertos a
manos de la fuerza pública: este valor es el de llevar la lucha hasta las últimas
consecuencias. En un momento podría parecer que esto sólo ocurre con la Unión Camilista
Revolucionaria y la figura de Camilo, pero, más allá de los cambios semánticos en la
expresión de este valor, este es reproducido por todos los grupos con todas las figuras de
89
los mártires. Materialmente esto se ve expresado en todas las prácticas que sirven para
apropiarse del pasado y de las luchas que estas personas adelantaron.
Los performances de los “capuchos” tienen una relación de ambivalencia con respecto a la
cotidianidad de las universidades públicas. Por un lado, se ha convertido en un fenómeno
normal y por más fuerte que sea el enfrentamiento para las comunidades universitarias los
“tropeles” y los “capuchos” en sí mismos se han convertido en algo normal. Sin embargo,
cuando las comunidades universitarias se comparan con otras en el mundo se dan cuenta de
que la forma en la que ocurren las protestas y la existencia de estos agentes es algo
particular. Del mismo modo, hay ocasiones muy especiales en las que los “tropeles” logran
llevar a cabo una total ruptura con la normalidad debido al uso de una fuerza desmesurada
por parte de los “capuchos”.
La existencia de unos límites de fuerza a la hora de llevar a cabo el despliegue de violencia
performativa que implica una confrontación con el ESMAD, otorga permanencia a la
frontera que suponen las rejas de la universidad. En ese orden de ideas, también permite
que se lleve a cabo la construcción del conjunto de formaciones de la violencia que incluye
el complejo interface-santuario y la retirada. Esto quiere decir que la relación que tienen
los “capuchos” con el espacio en el que se desenvuelven, como ya se mencionó, está
construida alrededor de la violencia y a través de unos performances que se encuentran
delimitados tácitamente en cuanto al nivel de fuerza, uso de armas y permanencia en
espacios se refiere.
Lo anterior me lleva a pensar que en el caso del ESMAD de la policía, también existe un
conjunto de componentes identitarios que se ponen en escena a la hora de enfrentarse con
los “capuchos” en una universidad pública. Esto último me permite pensar que tal vez la
forma en la que ellos actúan en este tipo de situaciones también obedece a un conjunto de
performances que están tácitamente delimitados, incluso es posible que en el caso del
ESMAD, este también haga uso de violencia performativa al enfrentarse con los
“capuchos” con el fin de efectuar un cambio social con un horizonte ideológico opuesto al
de los “capuchos”. Sin embargo, las anteriores hipótesis requieren un futuro trabajo de
investigación que permita corroborarlas o corregirlas.
Por último, quisiera dejar claro que, aunque las prácticas a través de las cuales los
“capuchos” se relacionan con el espacio y con las que se enfrentan con la policía son
90
performances en los que ponen en escena los elementos que componen su ideología, tienen
impactos que van mucho más allá de una simple puesta en escena. En ese orden de ideas en
varios de estos enfrentamientos han resultado varias personas heridas o incluso muertas,
por lo que no se debe nunca subestimar el impacto que puede llegar a tener un performance
en términos ideológicos, políticos o materiales.
91
Glosario:
Abrirse: Irse de un lugar
Armar la espantosa: Iniciar un enfrentamiento con la policía/ generar un problema. La
palabra espantosa se puede intercambiar por “horrorosa” o “hijueputa”.
Azare: Nerviosismo.
Burra: Tanqueta de gran tamaño utilizada por el ESMAD de la policía para controlar
protestas.
Cambiada: Ponerse el uniforme y la capucha.
Calentar el parche: Generar tensión en un momento importante.
Capucha: Camiseta que se pone en la cara con el fin de ocultar la identidad
Cargar: puede hacer referencia a la captura de alguna persona por parte de la policía.
Carpa: Sinónimo de capucha.
Cascar: Golpear
Cerdo: Palabra utilizada para referirse a un policía
Cocina: lugar donde se prepara el material explosivo que va a ser utilizado contra la policía.
Descambiada: Quitarse toda la indumentaria que pueda ligar al individuo con la
organización de “capuchos”.
Enfierrado: Sujeto que lleva un arma de fuego.
Encenderse: Enfrentarse, usualmente, con la policía.
Fierro: Arma de fuego.
Fiesta: Sinónimo de un enfrentamiento con la policía.
Farra: Sinónimo de un enfrentamiento con la policía.
Gonorrea: Mala persona / Insulto que suele ser utilizado para referirse al enemigo.
Hijueputa: Mala persona / Insulto que suele ser utilizado para referirse al enemigo.
Levantar: Golpear a alguien / ser arrestado y llevado fuera del lugar por la policía.
Molocha: Artefacto incendiario mejor conocido como coctel molotov.
Marrana: Granada de gas de gran tamaño que expulsa gas por sus dos extremos (las
granadas pequeñas sólo expulsan gas por uno de ellos).
Papa Bomba: Artefacto explosivo de bajo poder y de tamaño medio.
Peto: Artefacto explosivo de bajísimo poder y de tamaño pequeño.
Pirobo: Mala persona / Insulto que suele ser utilizada para referirse al enemigo.
92
Pistear: Ver o darse cuenta de algo.
Prender: Incendiar algo / enfrentarse con alguien, usualmente la policía.
Pupitrazo: Forma de protesta adelantada por estudiantes en la que se bloquea la calle
aledaña a la universidad con los pupitres.
Quemado: Persona cuyas disposiciones clandestinas fracasan y cuya identidad se sabe es
conocida por los organismos de la fuerza pública.
Reventado: persona que se salió de una organización de estudiantes o un grupo de
“capuchos”.
Solfa: Golpiza brutal.
Tira: Infiltrado de la fuerza pública o de algún ente paramilitar.
Tombo: Palabra utilizada para referirse a un policía
Tropel: Enfrentamiento que ocurre entre los “capuchos” apoyados por algunos miembros
de la comunidad universitaria y el ESMAD de la policía.
93
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