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0 Sombras beligerantes: un estudio sobre las formaciones espaciales de la violencia de los “capuchos” Tesis de pregrado del programa de Antropología Nicolás Vallejo Morales Directora María Victoria Uribe Universidad del Rosario Bogotá, 2017

los “capuchos”

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Page 1: los “capuchos”

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Sombras beligerantes: un estudio sobre las formaciones espaciales de la violencia de

los “capuchos”

Tesis de pregrado del programa de Antropología

Nicolás Vallejo Morales

Directora

María Victoria Uribe

Universidad del Rosario

Bogotá, 2017

Page 2: los “capuchos”

1

Agradecimientos:

Quisiera empezar por agradecer a mis padres quienes a pesar de las circunstancias siempre

me dieron una palabra de aliento. A mi mamá, por ser ejemplo de fortaleza y perseverancia

y a mi padre por ser ejemplo de prudencia y paciencia. Sin ellos, no habría podido

desarrollar lo que considero es un pensamiento crítico y no me preguntaría por los

problemas de la sociedad en la que vivimos.

De manera entrañable debo agradecer a Mauricio Romero, Andrea Manrique y Andrés

Guzmán. Quienes me enseñaron a sentir empatía por las demás personas, quienes me

ensañaron que muchas veces el silencio también es cómplice, y quienes sobre todo me

enseñaron que “el único pez que nada con la corriente, es el que está muerto”.

También quisiera agradecer a mi tía Gloria, quien con su ayuda abrió las puertas de este

camino en los momentos en los que la vida parecía cerrarlos. De igual manera me gustaría

agradecer a mis abuelos quienes me recibieron y me dieron su apoyo en momentos difíciles

de incertidumbre.

Quisiera agradecer de manera muy sentida y especial a todas las personas que me

colaboraron en mi trabajo de campo, desde aquellos amigos y conocidos de las

universidades que me llamaban para avisarme que “habían capuchos”, hasta los

desconocidos, personas sin rostro, que en varias oportunidades me ayudaron a sortear la

inclemencia del gas lacrimógeno.

También quiero agradecer a las personas que estuvieron acompañándome en el proceso

académico que da lugar a este trabajo, especialmente a Francisco Villa, Juan David Niño

Kruh y Santiago Briceño. Especialmente quiero agradecer a María Juliana Valenzuela, ya

que supo hacer suyo mi camino durante la realización de este trabajo. Su apoyo

incondicional en los momentos más difíciles fue muy importante a la hora recuperar mi

ánimo ante las dificultades a ella también debo decir que su ayuda y comprensión se ven

reflejadas en cada una de las páginas de esta investigación.

A mi directora de tesis María Victoria Uribe deseo darle las gracias por la paciencia y la fe que

tuvo hacia mi proyecto, así como toda su ayuda y guía durante la realización del mismo, sin las

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2

cuales no hubiera sido posible la concreción de las ideas en las que se basa la investigación. Por

último, quisiera agradecer a Thomas Ordoñez, ya que gracias a sus orientaciones es posible el

actual planteamiento de esta tesis y a José María Albán quien me brindó su ayuda desinteresada

al momento de ubicar este trabajo en un corpus conceptual más amplio.

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3

Índice:

Introducción ……………………………………………………………....Pág 4

Análisis de Resultados……………………………………………………Pág 31

Agentes y espacios……………………………………………………Pág 31

Formaciones espaciales de la violencia………………………………….Pág 43

Consideraciones Finales………………………………………………….Pág 87

Glosario………………………………………………………………….. Pág 91

Bibliografía……………………………………………………………… Pág 93

Page 5: los “capuchos”

4

Introducción

Antecedentes de la investigación:

En el año 2011 el gobierno colombiano, en cabeza del presidente Juan Manuel Santos,

propuso una reforma a la ley 30 de 1992. Esta propuesta fue recibida con un enorme

descontento entre los sectores estudiantiles universitarios, el cual se materializó en un

movimiento que se expresó mediante una serie de marchas, tomas culturales y otras

actividades con el fin de presionar al gobierno para que echara atrás el proceso de reforma.

Al asistir a algunas de las marchas mencionadas, me di cuenta de que había algunos sujetos

que buscaban darle a la marcha un tinte beligerante y que en ocasiones atacaban a la policía

con artefactos explosivos, en varias ocasiones dichos ataques desencadenaban

enfrentamientos entre la multitud de estudiantes que marchaba y el ESMAD1 de la policía.

Para este momento sólo escuchaba que las personas que asistían a la marcha, los miembros

de las comunidades universitarias se referían a estos sujetos como “capuchos”. En varias de

estas marchas parecía existir un rechazo a ellos, que se manifestaba en los gritos de “sin

violencia” de la multitud ante su accionar, sin embargo, también me di cuenta de que, en

otros momentos, estos gritos se remplazaban por una complicidad que se expresaba en una

furia desbordada, que en varias ocasiones terminó con destrozos de los locales del centro de

la ciudad y/o en enfrentamientos con la policía.

Definición del objeto de estudio

El objeto de estudio de la presente investigación son las formaciones espaciales de la

violencia. De esta manera debo aclarar que los “capuchos” sólo son el agente que lleva a

cabo el proceso que pretendo investigar. Estas formaciones son una fusión de elementos

topográficos, tácticos e ideológicos materializadas en el conjunto de prácticas que los

“capuchos” realizan con el fin de apropiarse de un espacio física y simbólicamente, para

poner en escena un acumulado ideológico que llega a su clímax cuando se produce un

enfrentamiento con la policía. Estas prácticas usualmente tienen la capacidad de cambiar la

significación del espacio ante una comunidad así sea temporalmente.

1 “Es la dependencia del Comando de Unidades Operativas Especiales, integrada por personal entrenado y

capacitado, encargado del control de disturbios, multitudes, bloqueos acompañamiento a desalojos de

espacios públicos o privados, que se presenten en zona urbana o rural del territorio nacional, con la eventual

materialización de hechos terroristas y delincuenciales, para restablecer el ejercicio de los derechos y

libertades públicas”.

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5

¿Qué son los “capuchos”?

Para los fines de la presente investigación entenderé por “capuchos” a jóvenes que

pertenecen a organizaciones que se autodenominan clandestinas. Son fácilmente

reconocibles por las disposiciones corporales que asumen para ocultar su identidad. Estas

son el uso de una camiseta en su cara a forma de capucha y el uso de un overol o de ropa

ancha que oculta las prendas que lleva el sujeto en cuestión. Otro rasgo distintivo de “los

capuchos” es la utilización que hacen de la violencia política. Todas las organizaciones de

“capuchos” o “parches” llevan a cabo acciones violentas en algún momento, algunas hacen

más uso de este método que otras, pero todas se valen de la violencia para enviar un

mensaje político.

Teniendo en cuenta lo anterior, es pertinente mencionar que el mensaje enviado por “los

capuchos” suele ser un mensaje rebelde que impulsa a la realización de una revolución.

Dependiendo de la corriente ideológica a la que pertenezca la organización que emite el

mensaje, la forma a través de la cual pretenden llevar a cabo dicha revolución puede ser o

no mediante el uso de las armas2. También se debe mencionar que los despliegues de

violencia llevados a cabo por tales organizaciones suelen ser llevados a cabo, en el caso de

Bogotá, en las tres universidades públicas más importantes, la Universidad Distrital, la

Universidad Nacional y la Universidad Pedagógica.

Generalmente el “capucho” es usualmente un joven que halla profundamente injusto el

modelo capitalista y desea cambiarlo. Del mismo modo considera que las vías del diálogo

están cerradas debido a realidades históricas como el genocidio de la UP, la muerte de

Jaime Garzón y la persecución del paramilitarismo a los sindicatos y movimientos sociales,

por lo que se debe recurrir a las vías de hecho para que su reclamación sea escuchada. Hay

que decir que algunos de estos capuchos quieren ser guerrilleros y encuentran en “subirse al

monte” una alternativa, sin embargo, al no encontrar fuentes de reclutamiento terminan

integrándose a una organización de “capuchos” como lo puso en evidencia una

conversación que tuve con Paola integrante de uno de los grupos en estudio.

“parce usted sabe que aquí meterse en la política es sólo convertirse en uno de esos

hijueputas. Si usted no es como ellos, uno no puede llegar a un puesto donde pueda

ejercer el cambio, aquí la única es parárseles duro a esos pirobos” Después de un

2 Esto no sólo depende de la organización a la que pertenece, sino también de las condiciones coyunturales

que atraviesa el país.

Page 7: los “capuchos”

6

rato de conversación Paola confesó: “Parce, la verdad yo soy más “elena” que

“fariana” a lo que yo le pregunté “¿por qué terminó entonces con los bolos?3” y ella

me dijo “pille, la verdad aunque a mí me traman más las políticas de los del ELN es

más fácil empezar a camellar con el MB y de ahí es más breve subirse al monte,

además lo importante no es qué parche tumbe al gobierno, sino tumbarlo”

Si bien es cierto los “capuchos” usualmente se refieren así mismos como actores

clandestinos o miembros de organizaciones clandestinas, quisiera cuestionar esta categoría

de clandestinidad4 debido a la forma en la que llevan sus acciones. Si bien es cierto los

miembros de estas organizaciones toman medidas para mantener en secreto su identidad,

también es cierto que se están poniendo en escena siempre con el fin de hacer conocer su

organización y darle estatus. Por tal motivo, utilizaré la categoría de semiclandestino como

parte del proceso de definición de los “capuchos”, con la cual me refiero a un sujeto u

organización que adopta una serie de medidas para ocultar su identidad personal y

mantenerla en secreto, pero que lleva a cabo apariciones físicas encubierto dando a

conocer, cuando menos, parte de sus prácticas con el fin de publicitarse.

Las organizaciones en las que se agrupan los “capuchos” son en su totalidad organizaciones

de izquierda radical, sin embargo, dentro de esta hay una variedad de corrientes ideológicas

que da lugar a la existencia de diversas organizaciones. Las más importantes son el

Movimiento Bolivariano de tendencia marxista-leninista “Fariana”5, la Unión Camilista

Revolucionaria, el Frente Estudiantil Revolucionario Sinpermiso y las Juventudes

Camilistas de tendencia socialista-camilista, el Movimiento Jaime Bateman Cayón que

reúne elementos de la corriente incipientes del M-19 mezclados con algunos elementos

políticos de las propuestas “farianas”, las Ovejas Rojinegras y el Movimiento Libre y

3 Apelativo que se utiliza para los miembros del Movimiento Bolivariano. 4En cuanto al concepto de clandestinidad me valgo de una construcción conceptual hecha a partir de las

historias que se consignan en Trochas y Fusiles (Molano 1994), Farc-EP: Una historia política (Medina

2006), ELN: Una historia política (Medina 2009), La Combinación de todas las formas de lucha de masas

(Vieira 1964), Los sueños y las montañas (Álape 1995), Al calor del tropel (Medina 1992) y El guerrillero

invisible (Broderick 2000). Así pues, la clandestinidad es entendida como un conjunto de prácticas que buscan

llevar al anonimato a un grupo de personas y al secreto toda la información sobre ellas, sus vidas y sus

acciones.

5 La ideología “Fariana” hace referencia a una ideología construida a partir de los postulados desarrollados

por los comandantes de la guerrilla de las FARC-EP

Page 8: los “capuchos”

7

Pensante de tendencia anarquista, los Klan-destinos que definen su orientación como un

nacionalismo revolucionario y radical6, etc.

Algo que todas las organizaciones comparten, es el reconocimiento de sí mismas como

antagónicas al Estado, ellas se reconocen por fuera del mismo. Uno de los puntos que les

permite a las organizaciones identificarse como subversivas, insurgentes, rebeldes u otros

epítetos utilizados, es la utilización de material explosivo en sus acciones. La importancia

de dicha utilización es que, al entender al Estado como el ente encargado de ostentar el

monopolio de la violencia, el arma se convierte en un símbolo del desafío al Estado y

también de la no pertenencia al mismo. En el caso de los “capuchos”, la “papa bomba” y el

coctel molotov son los símbolos de su antagonismo, ya que son sus armas, los elementos

con los que se enfrentan a la fuerza pública, quién se supone7 debe ser la única con el poder

de ejercer la violencia directa.

Aunque los “capuchos” se reconocen a sí mismos como actores que están fuera del estado,

esta autoconcepción entra en tensión con algunas características de su accionar y de la

composición de las organizaciones a las que pertenecen. Si se tiene en cuenta que muchos

de los integrantes de estas organizaciones son estudiantes de universidades públicas,

encontramos la primera contradicción entre lo que ellos dicen sobre sí mismos y su

realidad, ya que al pagar una matrícula en una institución pública están haciendo parte del

estado. Del mismo modo, ya que el desarrollo de las acciones de los “capuchos” ocurre al

interior de las universidades públicas, existe una tensión entre el reconocerse por fuera del

estado y valerse de un medio del estado para poder expresar el mensaje político de sus

acciones.

Hay que aclarar que, aunque en ocasiones algunas organizaciones tienen fuertes lazos con

las guerrillas del país, los grupos de “capuchos” no son guerrillas urbanas o frentes urbanos

de los grupos insurgentes del país. Esta afirmación se sustenta en los siguientes puntos: los

“capuchos” no usan armas de fuego, sus enfrentamientos con la policía no tienen como

objetivo una victoria militar, carecen de los medios para sostener un combate con el

ejército, no poseen un orden cerrado efectivo y nunca se enfrentan al ejército sino sólo a la

6 Contienda Política. 2013. YouTube. 25 de marzo. Último acceso: 24 de agosto de 2017.

https://www.youtube.com/watch?v=NK06ipRj1OQ&t=202s 7 En Colombia el estado nunca ha tenido el monopolio de la fuerza, ya qe lo ha compartido con todo tipo de

grupos armados de derecha e izquierda.

Page 9: los “capuchos”

8

policía. Así pues, es posible observar cómo estos puntos difieren radicalmente de

propuestas de guerrilla urbana como la de Carlos Marighella en la cual se anuncia:

El guerrillero urbano es un ser que combate a la dictadura militar con las armas, utilizando

métodos no convencionales. (…) es un enemigo implacable del gobierno y

sistemáticamente inflige daño a las autoridades y a los hombres que dirigen el país y ejercen

el poder. El principal objetivo de este guerrillero es el de perturbar, desgastar, desmoralizar,

a los militaristas, a la dictadura militar y a sus fuerzas de represión, así como atacar y

destruir la riqueza y la propiedad de los norteamericanos, a los directores de la empresa

extranjera y a la clase alta (Marighella 1972, 1).

Por otra parte, cabe decir que los “capuchos” no son un movimiento social, ya que la

naturaleza clandestina de sus organizaciones impide que se lleve a cabo un ejercicio de

construcción del movimiento amplio. En ese orden de ideas se podría decir que los

capuchos poseen una base social construida de manera similar a la forma en que lo hacen

las guerrillas, es decir la realización de acciones que puedan contribuir a construir la

legitimidad de las organizaciones con respecto a la población de los lugares en los que

operan8, pero no son un ente estable que lleve un proceso de acompañamiento continuo a

esta población. En ese orden de ideas las organizaciones de “capuchos” difieren

sustancialmente de algunos ejemplos nacionales de movimientos sociales como FECODE o

de movimientos estudiantiles como la OCE o la ACEU.

También es pertinente anotar que Para que se pueda hablar de un movimiento social se

necesitan tres condiciones:

1. Oportunidades políticas. Esta condición es fundamental para los movimientos sociales

que aprovechan las coyunturas políticas para movilizar a sus integrantes mediante paros,

huelgas, plantones etc. En el caso de los “capuchos” esto no se da porque sus apariciones

públicas son reiterativas y siguen patrones performativos que tienen que ver más con

teatralidad, con apariciones súbitas, están haciéndose presentes mediante sus propios

cuerpos (Uribe 2007, 15-31).

2. Estructuras de movilización. Los “capuchos” nunca llevan a cabo movilizaciones porque

sus acciones son cortas, efímeras y están circunscritas a los mismos espacios universitarios

8 Las FARC-EP llevaba a cabo su proceso de construcción de una base social de apoyo mediante la

realización de acciones pequeñas que le dieran legitimidad con la población más cercana, entre ellas se

encontraban la ejecución de ladrones y pequeños expendedores de drogas (Centro Nacional de Memoria

Histórica 2013)

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9

en los que ponen en escena los performances con los que llevan a cabo la construcción de

formaciones espaciales de la violencia y a través de las cuáles reproducen su ideología. En

ese orden de ideas no se puede hablar de estructuras de movilización propiamente dichas

(Uribe 2007 15-31).

3. Marcos de acción colectiva. Podría decirse que los “capuchos” si tienen marcos en el

sentido en que tienen definiciones y significados compartidos que traen consigo cuando

actúan colectivamente (Uribe 2007, 15-31). Esta sería la única condición que comparten

con los movimientos sociales.

Hay que decir también que los medios de comunicación han tenido un papel importante a la

hora de construir una imagen respecto a los “capuchos”. Usualmente los epítetos utilizados

para referirse a estos sujetos son “vándalos”, “terroristas”, “infiltrados”, “desadaptados

sociales”, etc. Sin embargo, hay que decir que el origen de tales calificativos no se

encuentra en los medios de comunicación, por el contrario, estos sirven de eco para la

visión de algunos miembros del estado y sus órganos como la policía. Así se puede ver en

la siguiente cita, fragmento de una entrevista al general Luis Eduardo Martínez9:

Ya es el tercer día que tenemos que estar aquí controlando a todos estos vándalos

desadaptados sociales, hoy fue muy duro están utilizando armas no convencionales, están

utilizando inclusive explosivos con metralla. Estamos recogiendo todas esas evidencias, hoy

tenemos dos policías lesionados, tenemos algunos daños en la estación de Transmilenio de

enfrente de la universidad y tenemos dos capturados, esos dos capturados tendrán que

responder, no sólo por las lesiones causadas a nuestros hombres, sino también por los daños

y aquí hay evidencias claras de explosivos con metralla, es decir se configuraría ahí un tema

de terrorismo también. (…) Aquí no estamos enfrentados a simples estudiantes, aquí

estamos enfrentados a terroristas, para nadie es un secreto que ahí hay gente del PC3 y hoy

tenemos una evidencia que podemos mostrar y es una bandera de las FARC. Yo no creo que

estudiantes que se están preparando para servirle al país utilicen bandera de la far y

explosivos para atacar a la fuerza pública.10

Como se mencionó anteriormente, los “capuchos” operan principalmente en la Universidad

Pedagógica, la Universidad Distrital y la Universidad Nacional, en Bogotá. Si bien es

9 Entrevista hecha por el noticiero CM& al comandante de la policía metropolitana de Bogotá para la emisión

del 22 de agosto del 2013 10 Martínez, Alejandro. 2013. YouTube. 23 de agosto. Último acceso: 1 de Septiembre de 2016.

https://www.youtube.com/watch?v=lYzsNioaMh4

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10

cierto, en Bogotá hay otras universidades públicas hay que tener en cuenta algunos aspectos

que impiden que el fenómeno se desarrolle en ellas y que terminan por privilegiar la

existencia en los lugares en los que se encuentran.

El primer factor es la existencia de una gran presencia de movimientos estudiantiles de

izquierda que de una u otra forma crean un ambiente de apoyo a las expresiones de

izquierda por más radicales que sean. En ese orden de ideas, universidades como la

Universidad Nueva Granada no tienen un ambiente propicio para el desarrollo del

fenómeno, especialmente si se tiene en cuenta que esta es una universidad militar que

promulga una ideología contraria a la izquierda. El segundo factor es la historia de las

universidades públicas relacionadas con la represión estatal o para estatal, eventos como el

asesinato de “Chucho León” y la toma de la universidad en 1984 por parte de agentes de la

policía y el DAS que terminó con un saldo de 17 estudiantes muertos en el caso de la

Universidad Nacional, la desaparición de los hermanos San Juan en la Universidad Distrital

o el asesinato de Darío Betancur en la Universidad Pedagógica, generan una “herida” en la

comunidad universitaria que logra hacer que esta tenga una profunda animadversión con

respecto a los agentes del estado.

Para recoger los elementos más importantes de los anteriores párrafos es pertinente

sintetizar una definición que responda a la pregunta ¿Qué es un “capucho”? Así pues, la

respuesta es que estos son jóvenes de un entorno urbano que se encuentran inconformes,

que tienen tendencias subversivas y que se valen de la semiclandestinidad para proteger su

identidad al tiempo que adelantan una actividad ilegal como es bloquear el tráfico de

algunas vías importantes de la ciudad o enfrentarse a miembros de la fuerza pública.

Objetivos y alcances de la investigación

La presente investigación es una etnografía de carácter descriptivo la cual pretende dar

cuenta de la construcción de formaciones espaciales de la violencia por parte de los

“capuchos” en las universidades públicas de Bogotá. En ese orden de ideas el aporte al

conocimiento que pretende hacer esta tesis es dar a conocer la forma en la que estos sujetos

se valen del espacio para poner en escena los símbolos con los que llevan a cabo su

ejercicio político.

Las formaciones espaciales de la violencia son importantes para los “capuchos” porque en

ellas confluyen el qué, el cómo y el dónde de las acciones de estos. En ese orden de ideas,

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11

en las formaciones espaciales de la violencia convergen el espacio en el que los “capuchos”

aparecen (las universidades públicas), los símbolos que componen su ideología (la cual

pretenden reproducir), y por último la forma mediante la que intentan reproducir esta

ideología que es a través de un performance en el que se ponen en escena los símbolos

mencionados.

Considero importante anotar que es precisamente a través de la apropiación espacial que

ocurre que los “capuchos” transforman un espacio en una formación espacial de la

violencia. Teniendo en cuenta lo anterior, la pregunta que rige la presente investigación es

¿cómo los “capuchos” construyen las formaciones espaciales de la violencia?

Objetivos de la investigación

1. Observar los espacios en los que se desarrolla la investigación cuando no están

siendo utilizados por los “capuchos”. Esto con el fin de entender el contexto en el

que se sitúan estos últimos.

2. Hacer una comparación de los espacios cuando están los “capuchos” y cuando no

están. De esta forma se pueden observar las implicaciones (si existen) que tiene la

presencia de estos en los espacios en lo que se sitúan.

3. Identificar cuáles son los mecanismos de apropiación del espacio de los “capuchos”

a partir de las observaciones participante y no participante en las diferentes acciones

que son desplegadas por las organizaciones. Esto con el fin de entender por qué

ellos pueden hacer uso del espacio en cuestión, de la forma en la que lo hacen.

4. Analizar las tensiones que existen entre los “capuchos” y otros actores que

confluyen en los espacios a observar como estudiantes, miembros de movimientos

sociales, funcionarios de seguridad privada, etcétera. Lo anterior me permitirá

reconocerla existencia de disputas ideológicas materializadas en el espacio.

Estado del arte y revisión bibliográfica

En la revisión de literatura hecha al respecto de los “capuchos” se encuentran pocos

trabajos, de los cuáles ninguno se enmarca en el campo de la antropología, pero hay que

mencionar el artículo de los autores Ramiro Ceballos y Francine Cronshaw, The evolution

of Armed Conflict en Medellín, ya que en él es posible encontrar una referencia al término

los capuchos, sin embargo, los autores escriben acerca de una pandilla que operaba en

Medellín. Dicha pandilla difiere del objeto de investigación ya que su accionar mezclaba

Page 13: los “capuchos”

12

delincuencia común con una vigilancia y guardia sistemática del barrio en el que sus

miembros vivían (Ceballos y Cronshaw 2001).

Además del artículo que acabo de mencionar, existen dos crónicas con un alto grado de

ficción que se refieren a organizaciones similares a las que me propongo investigar Al calor

del tropel (Medina 1992)y Ciudad blanca, ciudad fuego (Salamanca 2007). Estas dos

crónicas hacen un acercamiento a sucesos que ocurrieron alrededor de enfrentamientos

entre la fuerza pública y estudiantes al interior de la Universidad Nacional. Debo decir que

en la presente investigación estos textos no me sirven como material de referencia, aunque

a la hora de llevar a cabo el trabajo de campo me permitieron entender mejor el contenido

histórico de algunos lugares al interior de la Universidad Nacional, como los edificios en

los que actualmente funcionan la facultad de lingüística y la facultad de lenguas extranjeras

que antes fueron residencias estudiantiles, testigos de diversos enfrentamientos entre

estudiantes y policías

Ya que los “capuchos” comparten el espacio en el que actúan con parte del movimiento

estudiantil, decidí revisar el artículo Colombia en el cambio de siglo: actores sociales,

guerra y política de Mauricio Archila (2002). La revisión de este artículo me permitió

establecer que, aunque los “capuchos” podrían entrar dentro de la categoría de protestantes

no se pueden entender los mismos como un movimiento social. En este texto incluso el

autor hace una afirmación que concuerda con la visión de esta investigación y es que los

movimientos sociales requieren de permanencia (Archila 2002, 77), los “capuchos” al ser

un actor semiclandestino, no tienen una permanencia ya que su aparición es espontánea y

no llevan un proceso de acompañamiento efectivo a la comunidad. Para argumentar mejor

este punto me valgo del libro de María Victoria Uribe Salvo el poder todo es ilusión (2007)

en el que ella hace una revisión de las condiciones necesarias para categorizar un fenómeno

como un movimiento social.

Si bien es cierto los “capuchos” se soportan en la simpatía hacia la izquierda que genera el

movimiento social, por su forma de organizarse y de relacionarse con las comunidades

universitarias están más cerca de la forma en la que actúa la guerrilla. Por otra parte, el

origen del fenómeno de grupos de personas que se encapuchaban y se resguardaban bajo

disposiciones semiclandestinas o clandestinas en las universidades públicas se encuentra en

Page 14: los “capuchos”

13

la infiltración de las células de las guerrillas en las universidades11. ¨Por esta razón el estado

del arte de este trabajo incluye varios textos sobre las guerrillas colombianas de las FARC-

EP y el ELN.

En cuanto a las FARC-EP, el trabajo más utilizado fue la tesis doctoral de Carlos Medina,

FARC-EP una historia política (2006) en la que se hace un recorrido por los momentos

más importantes de la guerrilla. Este texto tiene un anexo dedicado al Movimiento

Bolivariano y al Partido Comunista Colombiano Clandestino (PC3) que fue el más útil para

la presente investigación. La forma del autor de abordar el estudio del MB es a través de la

visión de la guerrilla por lo que él se vale exclusivamente de una descripción de lo que la

guerrilla determina que debe ser el Movimiento Bolivariano.

También utilicé la tesis doctoral de María Victoria Uribe, Salvo el poder todo es ilusión

(2007), Las vidas de Pedro Antonio Marín. Manuel Marulanda Vélez. Tirofijo (1989) de

Arturo Álape y el libro del sociólogo Alfredo Molano Trochas y fusiles, en los que se

privilegia el análisis de la etapa fundacional de la guerrilla, entre otros temas. Estos tres

textos, a pesar de estar escritos de manera muy diferente me permiten entender los símbolos

que utilizan los miembros del Movimiento Bolivariano en el espacio en el que actúan.

Para referirme al ELN me basé principalmente en la tesis doctoral de Carlos Medina,

Ejército de Liberación Nacional. Notas para una historia de las ideas políticas (2009) que

evalúa la historia de la organización guerrillera. Este texto me permitió entender la

ideología de esta organización la cual es adoptada por algunas organizaciones de

“capuchos” y expresada en las consignas que utilizan en su accionar. También me permitió

conocer la historia de Camilo Torres Restrepo quién es un personaje central en las

expresiones de uno de los grupos estudiados.

Además, utilicé bibliografía sobre Camilo Torres Restrepo como Unidad en la diversidad:

Camilo Torres y el Frente Unido del Pueblo (FCFU 2014) en donde hay un registro de

algunos de los discursos del sacerdote y guerrillero y también está la plataforma política de

la organización Frente Unido del Pueblo, organizada y liderada por el sacerdote. Estos

documentos me permiten entender la importancia de este personaje no sólo para las

11 Durante las décadas de 1970 y 1980 las guerrillas infiltraron algunas de sus células en universidades

públicas como la Universidad Nacional, la Universidad Industrial de Santander y la Universidad de

Antioquia, entre otras, y en universidades privadas como la Universidad de los Andes y la Universidad

Javeriana.

Page 15: los “capuchos”

14

organizaciones estudiadas sino para uno los espacios que serán analizados, especialmente

para la Universidad Nacional.

También llevé a cabo una revisión sobre literatura relacionada con la corriente del

bolivarianismo por lo que incluyo el texto Pensamiento Bolivariano: origen, desarrollo,

vigencia (2005) escrito por el colectivo editorial “desde abajo”. Igualmente, me remití al

Manifiesto Bolivariano en el que se establecen ciertos parámetros políticos de las FARC-

EP y se empiezan a proyectar hacia un movimiento de masas. Estos dos textos me permiten

entender los horizontes políticos del Movimiento Bolivariano, una de las organizaciones

estudiadas. De la misma forma que con el texto de Medina sobre las FARC-EP, la presente

investigación podría hacer énfasis en las rupturas que hay entre los horizontes políticos

consignados en estos textos y las prácticas efectivas de la organización.

Asimismo, utilicé el libro Formations of Violence del antropólogo Allen Feldman (1991),

en el cuál el autor lleva a cabo un análisis de las prácticas encarnadas por los miembros del

IRA, de los B Specials y de otros actores del conflicto en Irlanda del Norte. Este libro me

permitió hacer uso de las teorías del autor sobre las prácticas encarnadas por actores del

conflicto armado, dentro de las que se encuentran las formaciones espaciales de la violencia

(1991).

En cuanto al análisis espacial es importante anotar que la presente investigación se

diferencia metodológica y epistemológicamente de la corriente de la geografía radical

(Delgado 2003, 79-100). Según el texto Debates sobre el espacio en la geografía

contemporánea del magister en geografía Ovidio Delgado, el interés general de la

geografía radical “no es el espacio absoluto como contenedor de objetos geográficos (…)

sino el espacio social producido por las relaciones sociales y las relaciones entre la sociedad

y la naturaleza” (Delgado 2003, 80). En ese orden de ideas, la “geografía radical” define el

espacio social como “un producto social históricamente constituido por la dinámica de los

modos de producción”.

Según Delgado, la utilización del concepto de modo de producción por esta corriente la

centra en el entendimiento de las técnicas de producción y de las sociedades clasistas ya

que, según sus teóricos, esto permite entender la naturaleza del dominio territorial (Delgado

2003, 80). Teniendo lo anterior en cuenta, considero importante anotar que la presente

investigación no pretende hacer un análisis del modo de producción y de la influencia de

Page 16: los “capuchos”

15

las técnicas de producción en la producción social del espacio. Del mismo modo es

importante tener en cuenta que la presente investigación plantea una ruptura con el

determinismo que se le atribuye a la estructura de clases en términos de su reproducción

material e ideológica como se verá en el marco teórico.

Dentro de esta corriente se encuentran los trabajos de teóricos como David Harvey quien

entiende que “la geografía es una especia de “economía política” de la producción social

del espacio en todas las escalas geográficas.” (Delgado 2003, 84). La presente

investigación, no pretende hacer un análisis de la influencia de las estructuras económicas

en el espacio, sino más bien busca entender la forma en la que el espacio se produce en

términos simbológicos a partir de estructuras ideológicas.

Teniendo en cuenta lo anterior, este trabajo de grado se vale, nuevamente, de las

herramientas analíticas del Antropólogo Allen Feldman. En su libro Formations of

Violence Feldman se aproxima a la reproducción ideológica en la dimensión espacial a

través del desarrollo del concepto formación espacial de la violencia (Feldman 1991, 17-

45), nutriéndose para esta labor de las obras de los teóricos franceses Jaques Lacan y Louis

Althusser.

El trabajo del antropólogo Allen Feldman, al igual que la presente investigación, se

enmarcan en la línea de estudios de la Antropología de la Violencia. Al interior de esta

línea de estudios hay varias corrientes, sin embargo esta investigación concuerda con la

visión del antropólogo Christian Krohn-Hansen quién sostiene que la antropología de la

violencia debe realizar su análisis a partir de la acción y por lo tanto se centra en una

perspectiva que entiende la violencia como un performance (Krohn-Hansen 1994, 367).

Del mismo modo esta corriente se centra en entender la perspectiva del perpetrador, es

decir esta corriente pretende entender los motivos y los valores del usuario de la violencia

(Krohn-Hansen 1994, 367).

Teniendo en cuenta lo anterior considero importante dejar claro que, a pesar de que esta

investigación pretende entender los motivos de quien usa la violencia, no se adhiere a las

corrientes de la antropología de la violencia que caen en el relativismo cultural. Por

ejemplo, hay una ruptura con la teoría de Heelas quien sugiere que debido a las diferencias

que existen entre diversas culturas a la hora de categorizar la violencia no tiene sentido

categorizar un acto como violento sin antes tener el consentimiento de los participantes

Page 17: los “capuchos”

16

(Heelas 1982, 50). Al respecto Krohn-Hansen sostiene que en caso de adoptar el

relativismo cultural radical de Heelas, no serviría de nada pensar en un concepto

comparativo de “violencia” ya que este sólo serviría para describir particularidades locales

y de manera siempre relativa.

Tomando como punto de partida el anterior párrafo, cabe anotar que el antropólogo Dave

Riches, encuentra cuatro propiedades básicas que tienen validez en varias culturas. Estas

propiedades son:

1. La puesta en escena de la violencia es susceptible de ser cuestionada en términos

de su legitimidad

2. La discrepancia en el entendimiento básico de la violencia debe ser mínima

entre quienes la discuten y se reduce a su sentido clave “el daño físico

retribuible”. Es poco probable que la violencia sea malentendida con respecto a

este sentido.

3. La práctica de la violencia es altamente visible a los sentidos.

4. La puesta en escena de la violencia en un nivel moderado de efectividad no

requiere mucho esfuerzo cuando ocurre a través de equipo especializado o

conocimiento esotérico (Riches 1986, 11).

El hecho de que existan puntos básicos que sean inherentes a diversas culturas permite

rebatir la perspectiva de Heelas, ya que nos brinda un lugar desde el cual empezar a

construir una teoría sobre la violencia. Esto se puede hacer debido a que estos puntos

básicos dan lugar a la posibilidad de usar el concepto de violencia de una forma

comparativa. Del mismo modo, Riches concluye que estos puntos básicos son evidencia de

que la violencia es única dentro de las acciones sociales, ya que cuando estas propiedades

actúan juntas permiten a la violencia operar tanto en un sentido simbólico como en un

sentido práctico y puede ser extremadamente efectiva como un medio de cambio o de

dramatización de ideas culturalmente importantes (Riches 1986, 11).

Este trabajo también se adhiere a un entendimiento de la violencia como un proceso

práctico y semántico. Un ejemplo de esto es la referencia a la cultura del terror que hace

Taussig al estudiar los problemas de la extracción de Caucho en el Putumayo. Él sostiene

que una de sus preocupaciones está ligada con los problemas que tuvo para evaluar e

interpretar los hechos constituidos en las muchas atrocidades ocurridas en el Putumayo,

Page 18: los “capuchos”

17

según él, el problema se hizo tan complejo que lo llevo a concluir que precisamente era la

dificultad interpretativa el punto central en la cultura del terror (Taussig 1984, 494).

Teniendo en cuenta que el problema de la violencia también se vuelve un problema

semántico y hermenéutico, Taussig afirma que se debe mirar a la ideología no en las

estructuras sociales, sino en las historias, relatos, chismes que son contadas todo el tiempo

(Taussig 1984). Este análisis da lugar a un entendimiento de una sociedad en el que la

violencia que se construye como un gran proceso literario compuesto de las construcciones

culturales o ficciones a través de las que viven los miembros de todas las sociedades

(Krohn-Hansen 1994, 375-376).

A pesar de que la presente investigación considera a la violencia como un performance tal

como lo hace la teoría de Riches, no se adhiere a su teoría sobre un triángulo de la

violencia (que se genera en términos performativos). Según Riches, la acción violenta

siempre ocurre con un triángulo compuesto por el perpetrador, el testigo y la víctima

(Riches 1986), sin embargo, este autor no contempla que la víctima puede también

convertirse en un perpetrador al responder a la violencia. Del mismo modo, hay que tener

en cuenta que existen escenarios (como los contemplados en esta investigación) en los que

los testigos no siempre suelen tener un papel pasivo y en algunos casos se adhieren a

alguno de los actores que despliegan una puesta en escena violenta.

El antropólogo irlandés Jonathan Harden sostiene por el contrario que la violencia debe ser

considerada desde su punto más básico como una acción que viola las normas de la

performatividad (Harden 2010, 193). Por el contrario, la presente investigación encuentra

que el despliegue de la performatividad violenta está regida por unas reglas tácitas que

implican a los actores en confrontación.

Dentro de los estudios sobre la violencia que la conciben como un performance se

encuentran los estudios realizados por Veena Das. La obra de ella, a diferencia de la

presente investigación, se caracteriza por hacer un análisis de los procesos subjetivos que

genera la violencia en las víctimas y los testigos (Das 2008). Teniendo lo anterior en

cuenta, insertar a Das dentro de la corriente de estudios de la antropología de la violencia

(entendida desde la perspectiva de Krohn-Hansen) no es acertado ya que el análisis sobre

las víctimas se hace en detrimento de un análisis profundo sobre los victimarios. Con esto

en cuenta prefiero hacer uso del análisis del performance propuesto por Diana Taylor en su

Page 19: los “capuchos”

18

libro The Archive and the Repertoire (2003), en el que ella se aproxima a la naturaleza del

mismo desde diversas perspectivas incluyendo la transmisión de la memoria traumática a la

cual me referiré más adelante en la investigación.

Considero importante anotar que Feldman tiene una gran importancia dentro de la

antropología de la violencia ya que su obre fue totalmente innovadora al llevar a cabo un

análisis sobre la forma en la que la violencia moldea el espacio. En ese orden de ideas,

Feldman es el único académico que ha logrado dar cuenta de una forma de espacialización

de la violencia de la forma tan efectiva y detallada que aparece en Formations of Violence

(1991).

Marco teórico

Para realizar esta investigación utilicé algunas herramientas analíticas con el fin de

aproximarme de la manera más apropiada al fenómeno estudiado. Para entender la

identidad, partí de la premisa de Nietzsche en la que Allen Feldman sustenta su trabajo.

Dicha premisa es que la agencia no es la generadora del hacer, sino el producto del mismo

(Feldman 1991). En ese orden de ideas, Feldman también sostiene que para poder entender

las formas en las que se produce la identidad, es necesario remitirse al análisis de las

prácticas, ya que es a partir de la agencia del sujeto que se establece una ruptura con la

identidad que proviene de estructuras sociales más generales, logrando así, crear nuevas

estructuras.

De la misma forma, utilizo el concepto de ideología propuesto por el filósofo francés Louis

Althusser porque me permite entender con más profundidad los planteamientos de Allen

Feldman respecto a la importancia de las prácticas. Según este autor, “la ideología es una

“representación” de la relación imaginaria de los individuos con sus condiciones reales de

existencia” (Althusser 1989, 197). La ideología tiene una incidencia en el proceso de

construcción de identidad anteriormente descrito, ya que según Althusser “Diremos pues,

considerando sólo un sujeto (un individuo), que la existencia de las ideas de su creencia es

material, en tanto esas ideas son actos materiales insertos en prácticas materiales, reguladas

por rituales materiales definidos, a su vez, por el aparato ideológico material del que

proceden las ideas de ese sujeto.” (Althusser 1989, 199).

Page 20: los “capuchos”

19

Sin embargo, las propuestas conceptuales de Althusser se pueden complementar con los

postulados de Stuart Hall, quien sostiene que “no hay ninguna ley que garantice que la

ideología de una clase sea dada inequívocamente dentro de la posición que la clase ocupa

en las relaciones económicas de la producción capitalista o se corresponda con ella”12 (Hall

2010, 197). Si se toma la anterior afirmación como punto de partida también se puede

entender que la ideología no necesariamente es determinada por el aparato ideológico13 que

la produce, ya que la agencia del sujeto podría llegar a modificarla a través de prácticas

materiales.

En este punto considero pertinente mencionar que Feldman concibe a las prácticas violentas

como una formación ideológica en sí misma en tanto forman un lenguaje unificado de

significación material circulando entre bloques antagónicos (Feldman 1991, 1). En ese

orden de ideas las formaciones espaciales de la violencia serían expresiones ideológicas

materializadas en el espacio.

Para entender con mayor eficacia la forma en la que interactúan ideología y espacio (y por

lo tanto de las formaciones espaciales de la violencia) me valdré de los postulados del

antropólogo Allen Feldman. En primer lugar, él se refiere a las formaciones espaciales de

la violencia como procesos en los que se fusionan la topografía de un lugar, la táctica de los

agentes que en el lugar se encuentran y la ideología de los mismos. Estos elementos se

fusionan en un espectáculo movilizador que canaliza la percepción y el despliegue del

intercambio violento (Feldman 1991, 36). Este espectáculo se lleva a cabo a través de

prácticas concretas en las que se sintetizan la violencia propia de un agente con el uso de

significados históricos ligados a lugares o de la construcción de estos significados a partir

de hechos históricos concretos (Feldman 1991, 17-45).

Así pues, Feldman propone tres conceptos sobre los que versa su análisis sobre la forma en

la que los actores del conflicto irlandés se relacionan con el espacio. Cada uno de estos

12 Hall también afirma que “La afirmación de que “no hay garantía”-que rompe con la teleología- también

implica que no necesariamente no hay correspondencia. Esto es, no hay garantía de que bajo todas las

tuartcircunstancias, ideología y clase nunca puedan articularse juntas de ninguna manera o producir una

..fuerza social capaz, por un tiempo, de una “unidad en la acción” autoconsciente en una lucha de clases.”

(2010, 197) 13 Se debe tener en cuenta que Althusser considera que los aparatos ideológicos siempre pretenden reproducir

una ideología acorde al modo de producción que pretenden perpetuar. En ese orden de ideas la función del

aparato ideológico, en últimas, es reproducir las formas ideológicas que benefician a ciertas clases sociales.

Page 21: los “capuchos”

20

conceptos tiene que ver con una formación espacial de la violencia diferente. Antes de

seguir adelante considero pertinente aclarar que estos no son mutuamente excluyentes y por

el contrario suelen estar relacionados. El primero de ellos es la interface, que es entendida

como una construcción espacial que está íntimamente ligada con la actuación violenta, ya

que es en este espacio donde se lleva a cabo un despliegue del ejercicio violento (Feldman

1991, 28). La interface además suele ser el lugar dónde se llevan a cabo diversas formas de

apropiación ideologizada del espacio, allí ocurren despliegues de símbolos, fortalecimiento

de tensiones políticas, entre otras. Cabe anotar, que la interface suele ser coyuntural y

flexible, sin embargo, hay momentos en los que la situación del contexto torna dichas

interfaces rígidas y constantes (Feldman 1991, 28-36).

El segundo concepto que utiliza Feldman para referirse a una formación social de la

violencia es el concepto de santuario. Dicho concepto se refiere a un espacio que está

pensado para subordinar la violencia a las necesidades de vivienda y desarrollo comunitario

a través del asilamiento de la violencia (Feldman 1991, 37). Dicho lugar permite la

reproducción espacial y material de la comunidad durante los momentos en los que se

efectúan acciones violentas (Feldman 1991, 36-39). Para esta investigación, entenderé el

concepto como una disposición que adopta un espacio (las universidades) en la que se

subordina la acción violenta al bienestar de la comunidad universitaria a través de la

ausencia de violencia por parte de las organizaciones en cuestión.

Por último, el autor se refiere a la retirada, la cual, si bien es cierto no se refiere a un

espacio concreto sino más bien a una práctica de los sujetos, implica una configuración de

los lugares con el fin de convertirlos en propicios para tal práctica. Tal configuración

espacial, hace necesaria la creación de lugares como las “casas seguras”, en dónde se deja

todo el material de la acción violenta llevada a cabo y dónde, según Feldman ocurre un

proceso de “descontaminación material y simbólica” (Feldman 1991, 44). En el caso de la

presente investigación se refiere a puntos de las universidades en dónde existen las

condiciones espaciales y físicas necesarias para la ocurrencia de un proceso similar.

Para poder utilizar de una manera más efectiva los conceptos retomados de la teoría de

Feldman, me valgo del concepto de performance utilizado por Diane Taylor en su libro The

Archive and the Reportoire (2003). Este concepto hace referencia a las prácticas y eventos

como bailes, obras de teatro, despliegues políticos, rituales y funerales, que implican un

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21

nivel de teatralidad (o puesta en escena) ensayada o espontánea que se categorizan como un

“comportamiento socialmente adecuado” (Taylor 2003, 3).

En concordancia con el concepto de performance explicado en el anterior párrafo también

me remito al concepto de violencia performativa. Este concepto hace referencia a un modo

de comunicación a través del cual los activistas o militantes buscan llevar a cabo una

transformación social a través de la puesta en escena de una confrontación simbólica (Juris

2005, 415).

Como se mencionó unos párrafos atrás los “capuchos” construyen formaciones espaciales

de la violencia, es decir un espectáculo localizado en un lugar que se construye a partir de

la dimensión topográfica del lugar y de las dimensiones tácticas e ideológicas del agente.

Este espectáculo puede ser entendido como un performance, ya que coinciden con algunos

de los significados que están presentes en los espacios en los que operan, por lo que

terminan siendo entendidos como un “comportamiento adecuado” por una franja de la

población presente en los lugares en cuestión. Así mismo, algunos de espectáculos deben

ser entendidos como violencia performativa ya que los militantes de las organizaciones

estudiadas pretenden comunicar un mensaje y, por lo tanto, reproducir su ideología a través

de una confrontación simbólica

Los performances al ser el medio a través del cual la ideología se lleva a la materialidad y

por lo tanto se reproduce, terminan además siendo los medios que permiten la realización

del proceso al cual Stuart Hall se refiere como doble articulación (2010). Según la lectura

que Hall hace de Althusser, la ideología no sólo debe ser entendida a partir de una

causalidad estructural, sino también debe tenerse en cuenta el papel de la práctica (Hall

2010, 198). Así pues, Hall afirma:

“Por “doble articulación” quiero decir que la estructura —las condiciones

dadas de existencia, la estructura de determinaciones en cualquier

situación— puede también ser entendida, desde otro punto de vista,

simplemente como el resultado de prácticas previas. Podríamos decir que

una estructura es lo que prácticas previamente estructuradas han producido

como resultado. Estas entonces constituyen las “condiciones dadas”, el

punto de partida necesario para nuevas generaciones de prácticas. En

ninguno de los casos debería tratarse la “práctica” como transparentemente

intencional: nosotros hacemos la historia, pero sobre la base de condiciones

Page 23: los “capuchos”

22

precedentes que no son producto nuestro. La práctica es la manera como

una estructura es reproducida activamente. Aun así, necesitamos ambos

términos si hemos de evitar la trampa de tratar a la historia como el

resultado de una maquinaria estructuralista que se mueve sobre sí misma.

La dicotomía estructuralista entre “estructura” y “práctica” —como la

dicotomía similar entre “sincronía” y “diacronía”— sirve un propósito

analítico útil pero no debería ser fetichizada en una distinción rígida y

mutuamente exclusiva. (Hall 2010, 198)

Teniendo en cuenta la anterior definición, cabe anotar que, en el contexto de la presente

investigación, las prácticas analizadas son performances y acciones de violencia

performativa. Estos se relacionan con la estructura ideológica de la que se vale cada

organización en un proceso de doble articulación a través del cual esta estructura se

reproduce conservando los cambios que el performance produce a su estado original.

Herramientas metodológicas

Para realizar la investigación tuve que llevar a cabo un proceso de delimitación del objeto

de estudio en términos espaciales, temporales y poblacionales. Esta delimitación consistió

en términos espaciales en primer lugar en restringirme a la ciudad de Bogotá y em segundo

lugar a remitirme a los espacios universitarios que más presencia de capuchos tienen. En

ese orden de ideas la investigación fue realizada en la Universidad Distrital Sede Macarena

A, la Universidad Pedagógica Nacional sede Calle 72 y la Universidad Nacional de

Colombia.

En cuanto a la delimitación de la población, restringí mi investigación al Movimiento

Bolivariano y a la Unión Camilista Revolucionaria. Esta decisión se basa en varios

elementos, el primero de ellos es que estas son las organizaciones más grandes en cuanto a

número de militantes se refiere, en segundo lugar, estas dos organizaciones son las que han

llevado a cabo acciones con un mayor impacto en las otras organizaciones y por último

porque son las organizaciones a las que más han hecho referencia los medios de

comunicación14.

14 Es necesario aclarar que los medios de comunicación raramente se refieren en las noticias que transmiten a

la organización que está llevando a cabo la acción sobre la que pretenden informar. Usualmente se refieren a

Page 24: los “capuchos”

23

En cuanto a la delimitación temporal el trabajo de campo que realicé para la investigación

duró 4 años, empezó en agosto del 2012 y se extendió hasta junio del 2016. Este periodo

estuvo marcado por los rezagos de la fuerza que el movimiento estudiantil adquirió en 2010

y 2011 en su proceso lucha contra la reforma a la ley 30 de 1992, también estuvo marcado

por dos paros agrarios que dieron lugar a múltiples enfrentamientos entre diversas

organizaciones de “capuchos” y la policía, por último este período fue testigo de la captura

de 13 presuntos miembros del grupo “Llamarada mentes libertarias” parte de la Unión

Camilista Revolucionaria por parte de la policía, además este espacio de tiempo estuvo

influenciado de una manera muy fuerte por la negociación que adelantaron el gobierno de

Colombia y la guerrilla de las FARC-EP.

Trabajar con una organización de carácter semiclandestino representó algunas dificultades

metodológicas en la realización del trabajo. La primera de ellas es que los miembros de las

organizaciones estudiadas se rehusaron a darme entrevistas. Por tal motivo, debí recurrir a

la metodología de la entrevista etnográfica o no directiva (Guber 2001), ya que, en el marco

de una etnografía, este método me permitía hacer uso de la cercanía que tenía con las

personas con las que estaba trabajando para poder obtener la información necesaria a través

de conversaciones que ellas mismas guiaban.

La anterior metodología requería para su implementación el uso de la observación

participante y de la interacción con miembros de las organizaciones estudiadas fuera de los

contextos en los que se llevaban a cabo los despliegues de estas. Además, planteó la

necesidad de una observación no participante en la cual el rol de espectador me permitía

constatar aspectos que aparecían en las conversaciones con las prácticas que adelantaban

los sujetos con quienes estas habían sido mantenidas.

A continuación, describiré de forma más detallada el uso de cada herramienta

metodológica:

Observación no participante

Este tipo de observación fue desarrollado durante la primera parte del proceso. En esta

parte no había llevado a cabo un acercamiento a ningún miembro de ninguna organización,

por lo que mi trabajo se restringía a ubicarme en una posición de espectador y mirar las

los “capuchos” como “estudiantes encapuchados” o “encapuchados”. Sin embargo, en varias ocasiones se han

referido a estas organizaciones por sus nombres cuando se producen enfrentamientos contra la policía.

Page 25: los “capuchos”

24

acciones “de lejos”. Para poder realizar este trabajo le pedí a las personas que conocía en

las universidades Distrital y Nacional15 que me llamaran cuando vieran la presencia de los

“capuchos” con el fin de moverme hacia esos espacios a observar.

Este proceso implicó varios niveles de distancia física que dependían de las acciones que

los “capuchos” estuvieran llevando a cabo. De esta manera, la distancia física que tenía con

respecto a ellos era muchísimo menor en acciones como “paradas” en la plaza del Che o

tomas de edificios que en los enfrentamientos con la policía. De hecho, durante este punto

de la investigación, los enfrentamientos entre la policía y los “capuchos” fueron observados

desde el puente peatonal de la estación de Transmilenio que se llama Universidad Nacional

ya que este punto me permitía llevar a cabo una observación efectiva del enfrentamiento de

una forma segura en la que no sufría del efecto de los gases lacrimógenos utilizados por el

ESMAD.

Este proceso de observación no participante me permitió entrever las disposiciones

espaciales más evidentes. Dicha observación no participante me permitió corroborar que

existía un manejo del espacio tanto por parte de los policías como por parte de los

“capuchos”. Siendo así el ESMAD nunca entra a la universidad y los “capuchos” nunca se

alejan mucho de ella, esto es reflejo de la existencia de una frontera efectiva. También me

permitió ver que hay lugares determinados en las universidades donde se llevan a cabo

dichos enfrentamientos y siempre son los mismos lugares.

Durante la primera etapa de mi trabajo de campo en la que utilicé la metodología de la

observación no participante, me di cuenta de que para poder entender con mayor detalle el

problema del uso, la apropiación y la significación del espacio era necesario emprender un

proceso de observación participante. Esta nueva metodología me dio la posibilidad de

entender con mayor detalle algunos aspectos del fenómeno como se verá a continuación.

Observación participante

Por definición la observación participante es una metodología que implica acercarse a la

gente y hacerla sentir lo suficientemente cómoda con su presencia como para poder

observar y registrar la información acerca de sus vidas (Russel 2006, 342), además, esta

15 En el momento en el que llevé a cabo este tipo de trabajo no conocía a nadie en la universidad pedagógica

Page 26: los “capuchos”

25

metodología implica hacerse parte de las actividades del objeto de estudio. En el caso de la

presente investigación, lograr el nivel de cercanía suficiente para entender cómo se llevaban

a cabo los procesos mediante los cuales los “capuchos” construyen socialmente el espacio

en el que se desenvuelven, requirió llevar a cabo una primera fase de acercamiento que

consistió en hacer parte de las actividades llevadas a cabo por los grupos investigados.

Luego de esta primera fase de acercamiento tuve acceso a algunos miembros de las

organizaciones estudiadas, la Unión Camilista Revolucionaria y el Movimiento

Bolivariano. Con estas personas sostuve conversaciones que me permitieron entender

algunos aspectos de la jerga utilizada por los “capuchos”, entender cómo se adelantaban

algunas de las acciones y saber de la existencia de mecanismos de formación política

internos. El contacto con estas personas también me permitió saber de antemano cuándo se

llevarían a cabo algunas acciones. Esta información fue especialmente útil, porque me

permitió planificar mi trabajo de campo. El grupo al que tuve acceso estaba compuesto por

6 personas que, hasta donde sé no se conocían entre ellas, tres del Movimiento Bolivariano

(Paola, Vladimir y Sergio) y tres de la Unión Camilista Revolucionaria (María, Camila y

Julián)16.

En la etapa de la investigación en la que utilicé este método, participé de 16

enfrentamientos y de 3 “pupitrazos”17. Esta participación tuvo un límite que consistió por

ejemplo en la baja interacción con los miembros de la organización, la no manipulación del

material explosivo y la incapacidad de acercase a los lugares donde preparan dicho

material.

La observación participante también implicó pasar bastante tiempo con los miembros de

estas organizaciones en las dimensiones más cotidianas, en su rol de estudiantes. Este

tiempo osciló entre 9 y 25 horas semanales a lo largo de 4 años, en las cuáles compartí con

ellos espacios tan cotidianos como la hora del almuerzo, jugar un partido de fútbol e incluso

el realizar los trabajos de la universidad junto a ellos. Estos contextos cotidianos fueron los

que me permitieron hacer un uso efectivo de la entrevista etnográfica.

16 Todos los nombres fueron cambiados para mantener las disposiciones de seguridad de la organización 17 Un “pupitrazo” consiste en un enfrentamiento de la policía con manifestantes que no hacen parte de

ninguna organización de “capuchos”. Usualmente las personas que se enfrentan a la policía se valen

expresamente del uso de piedras u ocasionalmente de algún coctel molotov, pero no se hace uso de material

explosivo.

Page 27: los “capuchos”

26

Teniendo en cuenta lo anterior la forma en la que realicé el trabajo de observación

participante fue asistiendo casi todos los días a la Universidad Nacional durante de

noviembre del 2013 y febrero, marzo, abril, mayo, agosto, septiembre del 2014 y a la

Universidad distrital casi todos los días de octubre y noviembre del 2014 y febrero, marzo,

abril y mayo del 2015. Después de agosto del 2015, mi asistencia a las universidades

públicas se redujo progresivamente hasta cesar por completo a finales de noviembre de

2016. Mi asistencia a la Universidad Pedagógica fue esporádica reduciéndose a 25 veces a

lo largo de toda la investigación. La rutina anteriormente descrita se rompía cuando los

militantes que me ayudaron a lo largo de la investigación me informaban de alguna

actividad en alguna universidad diferente a la que estaba asistiendo.

Entrevista etnográfica o no directiva

La entrevista es “una estrategia para hacer que la gente hable sobre lo que sabe, siente y

cree” (Spradley 1979, 9). La entrevista etnográfica busca “la obtención de conceptos

experienciales que permitan dar cuenta del modo en que los informantes conciben, viven y

asignan contenido a un término o una situación; en esto reside, precisamente, la

significatividad y confiabilidad de la información” (Guber 2001, 80).

Una de las ventajas de este tipo de entrevista es que permite al informante traer a colación

aspectos importantes que el investigador, por no tener el bagaje experiencial con la

población estudiada podría no tener en cuenta. Esto sólo se logra analizando “temas y

conceptos que la población expresa por asociación libre; esto significa que los informantes

introducen sus prioridades, en forma de conversación y practicas atestiguadas por el

investigador” (Guber 2001, 82)

Teniendo en cuenta lo anterior, la inmersión en campo descrita en el apartado de

observación participante me permitió tener los espacios en común para poder observar

algunas prácticas de los militantes con los que tuve contacto y también desarrollar un gran

número de conversaciones con ellos. A partir de dichas conversaciones y de la observación

de las prácticas mencionadas pude entender que el espacio es el lugar en el que se lleva a

cabo el despliegue de todos los elementos simbólicos, identitarios y políticos de las

organizaciones estudiadas. También pude entender ciertas particularidades de los espacios

Page 28: los “capuchos”

27

en los que se lleva el despliegue y una suerte de “normas” que se deben seguir para llevar a

cabo una apropiación efectiva del espacio, al respecto de éstas me referiré en un apartado

siguiente en el texto.

Otro aspecto importante que logré entender a través de esta metodología fue la

interiorización de las palabras utilizadas por los miembros de esta organización para

referirse a sus prácticas y a la cotidianidad de sus acciones. Hay dos niveles de cotidianidad

que interactúan en la vida de los “capuchos”. El primero de estos es su cotidianidad como

estudiantes, el segundo tiene que ver con las acciones que llevan a cabo como “capuchos”.

La distinción de estos dos niveles de cotidianidad está marcada por el uso de un arsenal

simbólico al cual me referiré en el análisis de los resultados. En el primero de esos niveles

de cotidianidad, hay un uso nulo de dicho arsenal. En el segundo, hacen uso de todo este

arsenal que consiste entre otros en el uniforme y la investidura que éste les da. De esta

manera puedo acercarme un poco más a la realidad en la que se desenvuelve la población

estudiada y entender el porqué de ciertas prácticas o disposiciones, que sin el entendimiento

de las palabras que utilizan para identificar sus acciones.

Además de las palabras utilizadas por los “capuchos” me di cuenta de que un gran parte del

material de análisis se encontraba en el despliegue de ciertas prácticas que dejaban una

huella sobre el espacio. Por esta razón decidí empezar la creación de un archivo digital que

lograra recolectar imágenes de dichas huellas.

Los militantes de las organizaciones con quienes trabajé nunca me permitieron grabar las

conversaciones que teníamos, por esta razón me vi obligado a tomar apuntes de las

conversaciones que teníamos en mi diario de campo. A su vez, me valí de esas notas para

hacer una recreación de las conversaciones que sostuve con estas personas. Mi diario de

campo consta de dos cuadernos en los que tomé apuntes sobre los performances de las

organizaciones estudiadas, de las conversaciones que sostuve con las personas que me

ayudaron en mi trabajo y de algunos grafitis y frases que veía cuando no llevaba una

cámara conmigo. También contiene algunos dibujos como un bosquejo de los edificios de

las universidades y elementos de publicidad de las organizaciones estudiadas.

Archivo digital

Page 29: los “capuchos”

28

Parte importante de esta investigación fue la construcción de un archivo consistente en

fotografías tomadas por mi durante mi trabajo de campo, videos y canciones. En este incluí

fotos de grafitis, fragmentos de noticieros que se refieren a los “capuchos” o sus acciones,

fotos de algunas acciones llevadas a cabo por las organizaciones en cuestión, videos

creados por los grupos y canciones utilizadas por estos grupos en diversos contextos. Así

pues, la proveniencia de las imágenes y videos es variada, los videos y las canciones

provienen la página YouTube.

El archivo está compuesto por 91 fotos y 13 videos. 26 de las fotos son de grafitis, 15 son

de enfrentamientos con la policía, 28 son de paradas 8 son de banderas e insignias, 5 son

del foro de acción colectiva estudiantil violenta de la Universidad Nacional y 9 son de

publicidad (volantes, comunicados, separadores, etc.). En cuanto a los videos hay 8 videos

creados por las organizaciones y 5 videos que contienen fragmentos de noticieros en los

que se hace referencia a los “capuchos” o a sus acciones. Hay que mencionar que no todas

las fotos ni videos del archivo están relacionados con el MB o la UCR, sin embargo, la gran

mayoría si lo está.

Este archivo me permitió encontrar los elementos discursivos como frases, consignas,

lemas, etcétera, con los que cada organización se apropia del espacio. Así pues, pude

empezar a aplicar el concepto del antropólogo Allen Feldman de interface (1991) en el que

se sostiene que los actores hacen una apropiación ideologizada del espacio.

Reflexiones metodológicas

A lo largo del tiempo que estuve realizando mi trabajo de campo existieron cambios en la

forma de percibir a los “capuchos”. En un primer momento, los concebí como una suerte de

guerrilla urbana que se apropiaba del espacio de las universidades públicas para darse

publicidad y pensaba que tal vez estas personas podrían llegar a construir un nuevo grupo

insurgente en el país. Sin embargo, con el paso del tiempo y la cercanía que empecé a tener

con algunos de sus militantes me di cuenta de que su existencia, más allá de pretender crear

una nueva insurgencia, buscaba expresar un descontento y reproducirlo principalmente a

través de la violencia performativa.

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29

Los últimos meses de la investigación, entendí que el proceso de acercamiento que había

tenido con los “capuchos” generó en mí una percepción muy familiar de estos grupos por lo

que normalicé muchos de sus comportamientos, el conjunto de expresiones que utilizaban

para referirse a su cotidianidad como “capuchos”, el discurso que manejaban para referirse

a sí mismos y a la policía, la forma en la que se enfrentaban con la policía, su forma de

relacionarse con la comunidad universitaria, entre otros. Esto generó un conjunto de

dificultades en el proceso investigativo.

La primera dificultad con la que me enfrenté fue que al normalizar muchas de las prácticas

de los “capuchos” el proceso de recolección de datos se hizo cada vez más difícil en el

último año de la investigación. Sin embargo, esto también significó una ventaja y es que

pude darme cuenta de las anomalías que se presentaban en algunos momentos, por ejemplo,

en el “tropel” ocurrido el 20 de mayo del 2015. Otra dificultad fue que al analizar los datos

recolectados a lo largo de la investigación perdí la perspectiva de la importancia de algunos

datos y por ejemplo explicar lo que era un “tropel” no tenía ninguna pertinencia.

Debido a lo anterior durante la etapa de escritura del documento final me debí someter a

dos momentos de distanciamiento con mi objeto de estudio. El primero de estos momentos

fue en el momento preciso en el que empecé con la escritura del movimiento final y

consistió en dejar de frecuentar los espacios estudiados y cortar la comunicación con los

militantes que me colaboraron en la investigación. El segundo momento, ocurrió alrededor

de 4 meses después en el que una revisión del primer informe de resultados me mostró que

estaba obviando muchos detalles importantes y que mi investigación había perdido la

perspectiva investigativa con la que había empezado. En este momento tuve que llevar a

cabo una relectura de los datos y hacer, nuevamente, una evaluación de la importancia de

los datos que recolecté en campo y de su pertinencia para el análisis y la descripción del

fenómeno.

Al final debo afirmar que si bien es cierto aproximarse tanto al objeto de estudio puede

llegar a tener consecuencias negativas en la investigación, no hacerlo significa perder la

riqueza potencial de la investigación. Con respecto a esta distancia considero que Taussig

tiene una cita que describe perfectamente mi punto, él afirma que es seguramente en las

arenas del rumor, el chisme, las historias y las conversaciones cotidianas donde la ideología

y las ideas adquieren un gran poder emocional y entran en una circulación social activa y

Page 31: los “capuchos”

30

una existencia llena de sentido (Taussig 1984, 494). En ese orden de ideas no tener un

acercamiento al objeto de investigación implica perder de vista todo el entendimiento del

sentido social de las acciones llevadas a cabo por los sujetos investigados.

Page 32: los “capuchos”

31

Análisis de Resultados

Agentes y espacios

El Movimiento Bolivariano por la nueva Colombia, la patria grande y el socialismo.

El Movimiento Bolivariano se empezó a gestar a partir del manifiesto bolivariano que las

FARC-EP dieron a conocer a finales de 1997 (Medina 2006, 254-262). El imaginario que la

guerrilla impulsa en dicho manifiesto encuentra dentro de sus principales pilares elementos

como la unificación de la patria grande y la lucha contra el imperialismo estadounidense.

Hay que aclarar que el pensamiento bolivariano que se encuentra en dicho manifiesto, no es

necesariamente una corriente que encuentra su origen en las FARC-EP, de hecho es

necesario aclarar que la guerrilla se une a dicha corriente que encuentra sus raíces en una

tradición revolucionaria que se ha valido de experiencias como la de 1910 en México y que

encuentra como exponentes a Cesar Sandino en Nicaragua, a Ernesto Guevara y Fidel

Castro en Cuba, a Hugo Chávez en Venezuela, entre otros y que si bien recibe el nombre de

bolivarianismo, no se refiere exclusivamente al pensamiento de Simón Bolívar, sino más

bien al enfrentamiento de ciertos sectores de Latinoamérica al imperialismo y

neocolonialismo estadounidense (Ediciones Desde Abajo 2005, 7-17).

El manifiesto bolivariano anuncia la existencia de un grupo social que se ha perpetuado en

el ejercicio del poder en Colombia, lo cual le ha permitido favorecer a los propietarios e

inversionistas de capital extranjero en detrimento de las clases populares a través de los dos

partidos políticos tradicionales, liberal y conservador (Medina 2006, 254-262) .Así mismo,

el manifiesto pretende ser un modelo de democracia y termina realizando la siguiente

invitación:

Porque en Colombia las mayorías aún nos indignamos ante las injusticias y tenemos la

decisión de no permanecer indiferentes, invitamos a los inconformes; a los trabajadores que

forjan el progreso económico y social, víctimas de los bajos salarios, los atropellos y la

explotación; a los campesinos, eternos olvidados con cuya sangre se han regado todos los

surcos y bosques de nuestra nación; a los desempleados y a los trabajadores de la llamada

economía informal; a los estudiantes; a los nuevos profesionales y técnicos que ingresan en

el incierto mercado del trabajo; a las mujeres, verdadero ejemplo y aliento en la lucha de los

Page 33: los “capuchos”

32

pueblos por la convivencia y la igualdad; a los intelectuales y artistas pues su creatividad y

altiva presencia debe volver a ser luz en las jornadas populares; a los periodistas

independientes; a los militares patriotas cansados de ser verdugos de sus propios hermanos;

a los desplazados por la violencia que llenan los tugurios de las ciudades o andan errantes; a

los habitantes de los barrios marginales y de las comunas; a los sacerdotes sensibles ante la

cruel arrogancia de los poderosos; a los creyentes de todas las religiones porque la libertad

de cultos es premisa del respeto por el prójimo; a los indígenas de todas las comunidades

pues solo un gobierno de mayorías será garante de sus culturas, de sus milenarias tierras y

de su organización; a los negros para alcanzar plenos e iguales derechos; a los luchadores

por el respeto a los Derechos Humanos, defensores de Presos Políticos y familiares de

desaparecidos; e invitamos especialmente a la juventud, convocamos su histórica rebeldía

contra la injusticia, su generosidad con los débiles, su irreverencia creadora porque solo con

audacia e imaginación colectiva seremos capaces de abrir los nuevos caminos de la Patria

Amable en la que queremos vivir y dejar como herencia a nuestros hijos.

A todos los invitamos a organizar esta nueva herramienta de lucha que llamaremos

MOVIMIENTO BOLIVARIANO POR LA NUEVA COLOMBIA para cimentar futuro

sobre nuestros históricos valores patrios, para juntar esfuerzos y esperanzas y concluir lo

que el Libertador Simón Bolívar empezó y está por terminar: la independencia nacional y la

justicia social.18

Así pues, en el año 2000 aparece el Movimiento Bolivariano como un movimiento amplio,

sin estatutos y se reconoce a Alfonso Cano como responsable y director nacional en una

carta escrita por Manuel Marulanda Vélez. En la carta que el comandante en jefe leyó en el

lanzamiento de la organización, se establece que la naturaleza de la misma será clandestina,

mientras las condiciones del país así lo requieran.

Mi primera aproximación al Movimiento Bolivariano fue, de hecho, mediante la revisión de

un video encontrado en la página YouTube. El video es un fragmento del noticiero CM&

en el que se anunciaba que enfrentamientos entre un grupo de encapuchados y la policía

18 Fragmento Manifiesto Bolivariano en: Medina, Carlos. 2006. FARC-EP una historia política. Bogotá:

Universidad Nacional de Colombia.

Page 34: los “capuchos”

33

dejó seis heridos en la Universidad Nacional y en la Universidad Pedagógica en Bogotá19.

El video que dura alrededor de minuto y medio sostiene que la razón de los disturbios fue la

conmemoración de 10 años del Movimiento Bolivariano.

Semanas después visité la Universidad Nacional y observé que en el techo de uno de los

edificios que se encuentra en el marco de “La Che”, había una sigla pintada con el amarillo,

azul y rojo de la bandera de Colombia y con las letras MB. Hasta ese momento no había

entendido que la sigla, que era recurrente en los muros de la universidad, se trataba de la

abreviación del Movimiento Bolivariano.

Las constantes alusiones de los grafitis en las paredes a las FARC-EP y a su comandancia,

me llevaron a pensar en la relación entre el Movimiento Bolivariano y la organización

guerrillera. En un comienzo pensé que dicha relación se refería meramente a una cuestión

de simpatía política, sin embargo, con el tiempo llegué a la conclusión de que la relación es

más estrecha de lo que pensaba, especialmente al leer el Manifiesto Bolivariano

anteriormente descrito.

A pesar de lo anterior, el MB no puede ser catalogado como una guerrilla urbana, porque si

bien tienen lazos directos en un sentido político y probablemente logístico con la

organización guerrillera, hay que anotar que uno de los rasgos más importantes del MB es

la no utilización de armas de fuego. Si bien es cierto la organización hace uso de una

cantidad considerable de material explosivo, este no tiene un alto poder destructivo. En

segundo lugar, en las formaciones, aunque se pretende tener una disciplina militar, es

evidente la inexistencia de la misma. Por último, la correlación de fuerzas es tan desigual

entre los miembros del Movimiento Bolivariano y la policía (usual enemigo) que la victoria

es imposible y ni siquiera es un objetivo.

Como se puede ver en el anterior párrafo, categorizar al MB resulta una compleja labor.

Aunque en palabras de las FARC-EP este es un movimiento amplio, la naturaleza

clandestina que se le ha querido atribuir desde el momento de su creación hasta ahora crea

una contradicción cuya consecuencia es que ni la clandestinidad, ni la amplitud se hayan

podido concretar de manera eficaz. Por un lado, la barrera simbólica que crea la capucha, el

uniforme, la jerga y el despliegue de violencia, con la comunidad universitaria es lo

19 Upnrebelde. 2010. YouTube. 9 de Diciembre. Último acceso: 12 de Marzo de 2016.

https://www.youtube.com/watch?v=Lx1_7wp_kJ4

Page 35: los “capuchos”

34

suficientemente fuerte para crear reticencia en la mayoría de los sujetos que la componen.

Por otro lado, la necesidad de mostrarse ante la comunidad universitaria en un acto casi

teatral implica la aparición de los miembros del movimiento en público, y esto a pesar de

las medidas de seguridad tomadas no permite la existencia de una disposición clandestina20

entendida como un conjunto de medidas para mantener el secreto.

A lo largo de mis observaciones e interacciones con el MB me di cuenta de que existían

algunos rasgos que lo diferencian ampliamente de los otros grupos de capuchos que operan

en las universidades públicas de Bogotá. El primero de estos rasgos tiene que ver con el

número de militantes que despliegan. Generalmente la mayoría de organizaciones de

capuchos utiliza un número de militantes en los enfrentamientos con la policía que oscila

entre 20 y 50 dependiendo del escenario (la universidad pedagógica, al ser más pequeña

requiere una menor cantidad de personas para mantener un enfrentamiento durante horas).

El Movimiento Bolivariano suele utilizar entre 60 y 180 militantes en sus enfrentamientos,

mostrando una mayor capacidad de reclutamiento. De la misma forma utilizan muchísimo

más material explosivo que otros grupos siendo esta una de las evidencias del apoyo de las

FARC-EP a la organización.

Además de los rasgos militares de la organización, el despliegue de propaganda también es

más grande que el de las demás organizaciones. Generalmente en sus acciones los

militantes del MB suelen entregar calcomanías, separadores de páginas, volantes, botones,

etcétera, con las figuras de sus comandantes caídos o con eslóganes de sus propias

campañas publicitarias, como el que utilizaron en el 50 aniversario de las FARC-EP que

decía “Desde Marquetalia hasta la victoria”. Además, en ocasiones sacan revistas que

contienen varios comunicados escritos por miembros del MB acerca de diversos temas de

actualidad universitaria y nacional.

20 Clandestino: Secreto, oculto o dicho secretamente por temor a la ley o para eludirla (Real Academia de la

Lengua Española 2016)

1. Publicidad FARC-EP, campaña publicitaria de

conmemoración de los cincuenta años

Page 36: los “capuchos”

35

Por último, se debe resaltar que el Movimiento Bolivariano nunca se ha reconocido como

un movimiento estudiantil a pesar de que las universidades públicas son su teatro de

operaciones en Bogotá. Dicha situación los ha llevado a ser excluidos (o autoexcluirse) de

eventos como el Foro de Acción Colectiva Estudiantil Violenta, llevado a cabo en la

Universidad Nacional a finales del 2012 o los Diálogos por la Paz y la Convivencia que

tuvieron lugar en la Universidad pedagógica en el 2014. Al definirse como movimiento

popular clandestino, justifican su accionar en situaciones de coyuntura nacional o en fechas

de conmemoración de algún suceso importante para las FARC-EP.

2. Formación del Movimiento Bolivariano en la Plaza del "Che" en la Universidad Nacional de Colombia. 25 de mayo de

2014

La Unión Camilista Revolucionaria (UCR)

La UCR es una plataforma clandestina en la que convergen varios grupos de diverso

tamaño y trayectoria que tienen una línea de pensamiento inspirada en el pensamiento

transformador de Camilo Torres Restrepo. Dentro de esta plataforma, hay varios grupos,

siendo los más conocidos el TNT (tercos, necios y transformadores), Llamarada Mentes

Libertarias, Barricada y el MER (Movimiento Estudiantil Revolucionario). Rastrear el

nacimiento de esta organización es muy difícil porque a diferencia del MB no tuvieron un

Page 37: los “capuchos”

36

evento de lanzamiento y no tienen una relación evidente con ninguna guerrilla. En palabras

de María, una de sus integrantes, la UCR es “una plataforma de parches que se acogen al

pensamiento de Camilo, entonces pues dentro de la UCR hay varias corrientes, pero al fin y

al cabo todas buscan lo mismo y es la unidad de la izquierda y el enfrentamiento al Estado

para construir el socialismo.”

La UCR es la segunda organización de “capuchos” más grande de Bogotá, posiblemente

debido a la mezcla de pequeños grupos que confluyen en ella. Además de eso, hay que

mencionar que el TNT un grupo que durante años tuvo muchos militantes y una gran

presencia en Bogotá, integra la plataforma. Este grupo tiene alrededor de 16 años y es el

único grupo integrante de la UCR que en algún momento realizó una acción conjunta con el

MB que consistió en un evento de presentación de los dos grupos el día de la inducción de

los estudiantes nuevos en la Universidad Distrital en el año 2008.

La Unión Camilista Revolucionaria o “Los Camilos” como se les conoce en el argot de la

comunidad universitaria, también suelen usar un gran número de militantes en sus acciones,

en sus enfrentamientos con la policía suelen usar entre 60 y 90 militantes. En cuanto a la

propaganda se refiere utilizan más el grafiti que cualquier otro tipo de expresión, aunque en

ocasiones han sacado revistas que funcionan de manera muy similar a las utilizadas por el

Movimiento Bolivariano. Además, en una ocasión el grupo Barricada, integrante de la UCR

utilizó pequeños almanaques para promocionarse y para conmemorar el fallecimiento de

Camilo Torres Restrepo.

Un rasgo importante de “Los Camilos” es que la mayoría de sus acciones son

enfrentamientos con la policía, o jornadas de pintas (acciones que consisten en escribir

grafitis y/o pintar murales por toda una universidad). Es tal vez por ese motivo que los

enfrentamientos que más polémica han generado en los últimos años han sido llevados a

cabo por la UCR. El 3 de octubre del año 2012 la polémica se encendió debido a que los

militantes de la UCR incendiaron el carro de uno de los estudiantes de la universidad y el

20 de mayo del año 2015 el personal de seguridad privada de la Universidad Nacional

incautó, según cifras de la policía, 800 artefactos explosivos que fueron entregados a la

policía21 hubo varios heridos del ESMAD según un comunicado de Llamarada ML 20

21 Citynoticias. 2015. YouTube. 20 de mayo. Último acceso 25 de Noviembre de 2016

https://www.youtube.com/watch?v=tOHYf4djkeQ

Page 38: los “capuchos”

37

policías fueron heridos mientras que los noticieros de ese día se referían a 9 policías22, esta

última acción terminó con la detención de 15 supuestos miembros de Llamarada ML el 14

de julio de 2015.

La UCR justifica sus acciones con respecto a sucesos de coyuntura nacional y también de

coyuntura universitaria, ellos se identifican como un movimiento popular pero también

reconocen tener un gran componente estudiantil. Sin embargo, cada organización que

compone la plataforma tiene rasgos específicos que se ven opacados por los rasgos

generales de la plataforma UCR a la hora de llevar a cabo sus apariciones.

3. Formación de la Unión Camilista Revolucionaria en la plaza del "Che" en la Universidad Nacional antes de un

enfrentamiento con la policía. 30 de octubre de 2013

Descripción de los espacios

La Universidad Pedagógica Nacional dispone de varias sedes, pero la estudiada se

encuentra ubicada entre las carreras 11 y 12, entre las calles 72 y 73, en pleno centro

financiero de la ciudad. Es el escenario más pequeño de los estudiados, pero por su

ubicación estratégica, no deja de ser el escenario de enfrentamientos importantes

relacionados con las coyunturas nacionales. Dispone de dos plazoletas, la Camilo Torres

Restrepo, la Darío Betancourt23 y las canchas suelen ser usadas como una tercera; también

cuenta con cuatro edificios de salones el A, el B, el C y el P. Además, tiene tres puertas,

una ubicada sobre la calle 72, otra ubicada sobre la calle 73 y una última ubicada sobre la

22 Ibíd. 23 Historiador, profesor y director del departamento de ciencias sociales por trece años de la Universidad

Pedagógica Nacional secuestrado y asesinado en 1999 cerca de la ciudad de Bogotá.

Page 39: los “capuchos”

38

carrera 13, en las que generalmente están ubicados celadores pidiendo el carné para

ingresar al centro educativo.

El ambiente de la universidad suele ser festivo, no es extraño encontrar música a alto

volumen y el consumo de licor dentro de la universidad, especialmente en horas de la tarde

y de la noche, factores que hacen que la universidad tenga un ambiente relajado e incluso

festivo. También, igual que en las demás universidades públicas, es normal encontrarse con

“chazas” puestos de venta de dulces, cigarrillos, paquetes de comida, etcétera, por lo que

para los estudiantes no resulta imperativo salir de la universidad para poder satisfacer un

pequeño antojo. También es necesario decir que al interior de la universidad no es raro

encontrar venta de bebidas alcohólicas y de Marihuana, especialmente en la zona conocida

como “la calle del pecado” un pequeño pasadizo que queda en el costado de la universidad

que colinda con la carrera 11 hacia la esquina de la calle 73.

La Universidad Pedagógica Nacional es tal vez, de las tres universidades, donde mayor

aceptación tienen “los capuchos”, por esta razón es donde opera un mayor número de

organizaciones y también donde tienen más diversidad en su orientación política tienen.

“La Peda”24, tiene una particularidad que diferencia el accionar de las organizaciones de

capuchos con respecto a las otras universidades, esto tiene que ver con la cercanía de la reja

a las calles. Debido al tamaño de la universidad, las rejas y puertas de la misma quedan

muy cercanas a la calle por un lado y a los edificios de salones por el otro lado; esto la

convierte en un escenario complejo cuando se llevan a cabo los enfrentamientos con la

policía por diversos motivos, el primero de ellos tiene que ver con la corta distancia a la que

están los capuchos de los agentes policía por lo que el riesgo de estos últimos de ser

impactados por una papa bomba es mayor, en segundo lugar el gas lacrimógeno logra

inundar casi toda la universidad obligando a la evacuación de los edificios y a la

cancelación de las clases. En una de mis conversaciones con Vladimir, él me decía “pille

ñero, la “Nacho”25 es como el pregrado del “tropel”, la “Distri”26 es como la maestría y la

“Peda” es el doctorado, eso allá los “tropeles” son horror mierderos”

La Universidad Distrital Francisco José de Caldas, también tiene varias sedes, sin embargo,

las sede en la que se llevan a cabo los despliegues de “los capuchos” con mayor frecuencia

24 Expresión para referirse a la Universidad Pedagógica 25 Expresión para referirse a la Universidad Nacional 26 Expresión para referirse a la Universidad Distrital

Page 40: los “capuchos”

39

es la sede Macarena A, por lo que es la sede en la que centré mis observaciones. Dicha sede

queda entre la carrera 3 y la avenida circunvalar a la altura de la calle 26 a. En esta sede se

ubica la facultad de ciencias y educación.

“La Macarena”27 está construida sobre una montaña por lo que todo el terreno es empinado.

En la parte baja de la universidad, sobre la carrera tercera se encuentra la entrada principal

de la universidad, luego, de abajo hacia arriba, se encuentran los parqueaderos de la misma

y a continuación la universidad se divide en tres zonas, el edificio principal, el bosque y

“los galpones”, un conjunto de salones que están esparcidos al lado del bosque en pequeñas

edificaciones de dos pisos, en cada uno hay un salón. El edificio principal se caracteriza por

tener un intrincado sistema de corredores distribuidos en 5 pisos; a la altura del tercer piso

del edificio, entre este último y el bosque, se encuentra una plazoleta llamada la América

Latina y en el costado sur del edificio a lo largo de sus 5 pisos de altura se encuentra otra

plazoleta llamada la Aburrida. Bajo la segunda entrada del edificio principal de norte a sur

se encuentra otra plazoleta llamada Manuel Infante en la que se llevan a cabo las

formaciones de “los capuchos”.

El ambiente de la Universidad Distrital durante el periodo de investigación fue muy

variado, estuvo atravesado por dos paros y un relativo auge de las organizaciones

estudiantiles. Este auge se ve reflejado, en la cotidianidad, en un ambiente de solidaridad

entre estudiantes y la integración de estos con algunos profesores quienes se preocupan por

las reivindicaciones de los respectivos paros y también se ve reflejado en una mayor

participación por parte de la comunidad universitaria en acciones que impliquen un

enfrentamiento con la policía.

En la Universidad Distrital el consumo de alcohol usualmente se restringe a los viernes en

la tarde y noche y generalmente ocurre en la parte alta de “la Aburrida” o en el techo del

edificio principal; en cuanto al consumo de drogas este se restringe al bosque. Es probable

que esa restricción se deba a las amenazas del Movimiento Bolivariano a los distribuidores

de drogas de la universidad como lo ejemplifica el siguiente fragmento de mi diario de

campo:

27 Así se refieren los estudiantes a las sedes Macarena A y B de la universidad distrital

Page 41: los “capuchos”

40

(…) entonces, quien se dirigía a los estudiantes reunidos en la plaza Manuel

Infante declaró “(…) Hoy queremos hacer una denuncia compañeros, al

personaje llamado Eduardo Vélez, conocido paramilitar acá y distribuidor

de drogas. Lo denunciamos y le ponemos un ultimátum, la universidad

distrital no es una olla, la universidad distrital no es un cartucho, la

universidad distrital no es una calle del Bronx. (…)” Después de esto, otros

militantes encapuchados del Movimiento Bolivariano escribieron con

pintura en una pared “Fuera tiras, jíbaros de la UD. La academia se respeta”

y en otra pared “Jíbaros Paramilitares los declaramos objetivo militar” y

firmaron con su acostumbrada MB y también con la F encerrada en un

círculo y las letras EP a continuación, símbolo de las FARC-EP.

El discurso mencionado en el anterior fragmento está firmado por el Partido Comunista

Colombiano Clandestino (PC3), el Movimiento Bolivariano por la patria grande y el

socialismo y las Milicias Bolivarianas y Populares de los frentes 51 Jaime Pardo Leal, 52

Juan de la Cruz Varela y 53 José Antonio Anzoátegui.

4. Grafiti con amenaza del Movimiento Bolivariano hacia los jíbaros de la Universidad Distrital.

En el otro lado del muro la inscripción dice: "Señores Jíbaros Paramilitares son declarados

objetivo militar" conla firma de las FARC-EP.

Page 42: los “capuchos”

41

También es importante mencionar que la Universidad Distrital tiene lugares que están

directamente relacionados con algunos vejámenes que el estado tuvo contra su comunidad.

En un momento de la investigación le pregunté a Vladimir por el nombre de la “Aburrida”

y él me explicó:

“Vea parce, esta universidad es un video, porque dentro de ella la memoria

de las cagadas del estado está muy presente. Pille, “La aburrida” se llama

así porque una vez en los setentas hubo una marcha de estudiantes. En esa

marcha la policía empezó a disparar “rafagazos” de fusil contra la gente y

en esas se bajaron a un chino. Ese chino era el novio de una nena y después

de eso la nena se sentaba en la parte alta de esa plazoleta a mirar hacia el

fondo siempre con cara de aburrida. Pero eso no es lo único, el auditorio

central se llama hermanos San Juan y es porque había dos chinos uno que

estudiaba acá y otro en “la nacho” y un día los desaparecieron y cuando

volvieron a aparecer los encontraron torturados vueltos mierda y pues

muertos.”

La Universidad Nacional de Colombia es la universidad pública más antigua del país. Su

campus en Bogotá se encuentra entre las calles 53 y 26 entre las carreras 30 y 50 siendo el

campus universitario más grande de la ciudad. Pose 121 Hectáreas de área

aproximadamente siendo también la universidad más importante de la ciudad y del país. Ya

que la universidad Nacional tiene un gran número de edificios, me concentraré en nombrar

los lugares que fueron más importantes para la investigación, estos son, “La Che” que es la

plaza más importante de la universidad, la entrada de la calle 45 con carrera 30 y la entrada

principal de la calle 26 (además de esta hay una pequeña puerta hacia el occidente que

queda al lado del ICA).

Debido a su gran tamaño tipificar el ambiente de la Universidad Nacional resulta ser algo

casi imposible, porque en ella coexisten diferentes ambientes que raras veces suelen ser

estáticos. Sin embargo, también es posible encontrar ciertas similitudes con otras

universidades públicas como la existencia de chazas a lo largo de toda la universidad,

siendo los puntos en los que más se encuentran las entradas de la mayoría de edificios de la

universidad y “La Che”. Otra similitud con otras universidades es el consumo de licor y

marihuana al interior del campus, aunque en el caso de la nacional, dicho comportamiento

Page 43: los “capuchos”

42

no tiene áreas específicas, sí existen lugares en los que hay una mayor densidad de

población dedicada a esta actividad, ejemplo de esto son “El jardín del Freud” ubicado al

lado del departamento de sociología, la playita que queda hacia el costado occidental de

“La Che” y “El Humboldt” situado detrás de la facultad de veterinaria.

La universidad Nacional tiene la particularidad de tener varias placas conmemorativas a lo

largo del campus, por lo que este aún continúa cargando con el peso de enfrentamientos

entre los estudiantes y las fuerzas del estado ocurrido hace varias décadas. Ejemplo de esto,

es la placa que se encuentra entre la sala de informática y la “perola” en el costado oriental

de la plazoleta del “Che” en la que se conmemoran a los estudiantes caídos y/o

desaparecidos del 8 y 9 de junio de 1954 y algunos muertos y desaparecidos del 16 de

mayo de 1984. También en la capilla de la universidad se encuentran varias placas

conmemorativas de Camilo Torres Restrepo. Teniendo lo anterior en cuenta considero que

la universidad aún tiene en su estructura física evidencias de las “heridas” que han dejado

las fuerzas del estado en su memoria.

A pesar de lo anterior, la comunidad universitaria de la Universidad Nacional se muestra

cada vez más reacia a la movilización política. Considero que uno de los puntos más

importante fue la utilización del mecanismo del paro por parte del sindicato de trabajadores

de la universidad con mucha frecuencia, esto generó una animadversión del movimiento

estudiantil al sindicato, pero sobre todo, al no permitir la realización de las clases durante

periodos prolongados de tiempo, generó la imagen de que la movilización política no tiene

un fin específico, no es eficiente, no respeta los intereses de otros sectores, etcétera y dio

lugar y fuerza al uso del término “mamerto” para referirse a cualquier sujeto que tenga un

discurso de izquierda con el fin de deslegitimarlo a él y a sus acciones.

Teniendo en cuenta lo expuesto en el anterior párrafo es entendible que “La Nacho”

posiblemente sea, de las tres universidades, en la que la comunidad universitaria menos

apoya a los “capuchos” (en sentido proporcional a su población), incluso llegando en

ocasiones a presentarse disputas entre miembros de esta última y los militantes de las

organizaciones mencionadas28. Cabe aclarar que la división de simpatías con los capuchos

28 Ejemplo de esto fue el incidente que ocurrió el 13 de abril de 2013 en el que un profesor y varios

estudiantes entablaron una discusión acalorada con un grupo de militantes del Movimiento Bolivariano que

estaban cargando algunos elementos (mesas, canecas, etc.) a una volqueta. A la discusión se sumaron más

Page 44: los “capuchos”

43

ocurre claramente por facultades, siendo así, los estudiantes de la facultad de ingenierías y

de la facultad de matemáticas quienes se oponen de manera más vehemente a estas

organizaciones, mientras que, en facultades como ciencia política y ciencias humanas, no

hay un nivel tan alto de oposición.

Aún no teniendo el mismo apoyo con el que cuentan en otras universidades, los “capuchos”

en la Universidad Nacional generalmente hacen los despliegues más grandes. Ejemplo de

esto fue el enfrentamiento con la policía, llevado a cabo el 14 de mayo del 2014 en apoyo al

paro agrario por el que atravesó el país en ese momento. Ese día se unieron la UCR, el

Movimiento Jaime Bateman Cayón, el Frente Estudiantil Revolucionario Sinpermiso y el

Movimiento Revolucionario Unificador del Pueblo, por lo que hicieron presencia alrededor

de 250 “capuchos” distribuidos en las entradas de la calle 45 y de la calle 26 de la

universidad y mantuvieron un enfrentamiento con el ESMAD de aproximadamente 4 horas.

Formaciones espaciales de la violencia

En la presente sección se analiza la forma en la que funcionan las formaciones espaciales

de la violencia. Sin embargo, antes de entrar en materia, considero necesario referirme a la

existencia de una frontera muy efectiva en los espacios analizados durante mi trabajo de

campo. La frontera en cuestión es la reja de las universidades y su funcionamiento está

relacionado con la policía, ya que, en todo momento, para que haya un ingreso de la fuerza

pública a la universidad se debe contar con una autorización superior.

En el caso de la necesidad de ingreso por un disturbio la policía debe pedir permiso ante la

autoridad del poder ejecutivo a la que corresponda los predios de la universidad. En ese

orden de ideas para tener ingreso a la Universidad Nacional o a la Universidad Pedagógica

Nacional se necesita un permiso de la presidencia de la república, mientras que en el caso

de la Universidad Distrital se necesita autorización de la Alcaldía Mayor de Bogotá. En el

estudiantes generando tensión; aunque los militantes del Movimiento Bolivariano detonaron una papa bomba

contra el suelo, los estudiantes no detuvieron sus reclamaciones y la exigencia a los encapuchados de que

abandonaran el lugar. Finalmente, eso fue lo que ocurrió, los militantes del MB se retiraron dejando atrás la

volqueta, sin embargo, llevaron a cabo el enfrentamiento con la policía que tenían planeado.

Page 45: los “capuchos”

44

caso de que la policía necesitara entrar por alguna otra razón requiere de una autorización

judicial expedida por la fiscalía.

A esto se suman las “heridas” que la fuerza pública ha dejado en las memorias de las

comunidades universitarias de las universidades públicas en el país producto del asesinato

de miembros de las mismas a manos de fuerzas estatales y paraestales. Dentro de estos

asesinatos se cuentan el del profesor de la Universidad Nacional Alberto Alava en 1982 a

manos del MAS (Muerte a Secuestradores)29 y los estudiantes Johny Silva de la

Universidad del Valle en 200530 y Oscar Salas31 de la Universidad Nacional en 2006 a

manos del ESMAD, sólo por mencionar algunos casos. Tal “herida” crea una

animadversión de las comunidades universitarias al estado y sobre todo a la fuerza pública,

por lo que los espacios de las universidades públicas son espacios en los que su presencia es

rechazada.

Según Feldman, la fusión de hechos históricos con un espacio determinado, a través de

diversos tipos de investidura simbólica da lugar a la autonomía política de un espacio. Es

así que la “herida” mencionada en el párrafo anterior, apropiada en diversas

manifestaciones como marchas del movimiento estudiantil, apariciones de los “capuchos” y

ejercicios de memoria histórica realizados por grupos académicos, termina por darle una

autonomía a la universidad en términos políticos que refuerza la autonomía de la misma en

términos jurídicos. Esta autonomía política logra darle fuerza a la frontera que supone la

reja en las universidades públicas de Bogotá. Sin embargo, esta autonomía también es

relativa, porque, aunque la policía debe pedir ingreso y aunque las comunidades

universitarias tienen un alto grado de animadversión hacia esta, en varias ocasiones el

ESMAD ha ingresado a los centros educativos.

29 Centro Nacional de Memoria Histórica. 2013. Centromemoria.gov.co. 20 de agosto. Último acceso: 10 de

agosto de 2017. http://centromemoria.gov.co/el-profesor-alava-el-magnicidio-del-mas-2/ 30 Periódico El País. 2017. Elpais.com.co. 16 de junio. Último acceso: 10 de agosto de 2017.

http://www.elpais.com.co/judicial/condenan-a-la-policia-por-muerte-de-estudiante-jhonny-silva.html 31 Daniel Pacheco. 2010. Elespectador.com. 22 de febrero. Último acceso: 10 de agosto de 2017.

http://www.elespectador.com/opinion/oscar-salas-y-las-victimas-del-esmad-columna-189286

Page 46: los “capuchos”

45

Tal vez la existencia de esa frontera es la configuración espacial más importante de todas,

ya que, gracias a esta frontera, los organismos de seguridad estatal no tienen una presencia

dentro de los centros educativos más allá de sus agentes infiltrados, mejor conocidos como

“tiras”. Estos personajes crean un ambiente de zozobra en momentos de tensión como los

enfrentamientos con la policía o las tomas de algunos edificios. Esta zozobra también es

producida por los infiltrados de organismos paramilitares a quienes se les denomina de

igual manera. Durante mi investigación fui testigo de la tensión que producen estos sujetos

como se expresa en el siguiente fragmento de mi diario de campo:

Cuando el pupitrazo ya se había terminado, todas las personas que quedábamos

dentro de la universidad a excepción del personal de seguridad privada empezamos

a salir al mismo tiempo. En el momento en el que el semáforo de la tercera cambió

Vladimir me dijo “camine rápido camine rápido” mientras atravesábamos, unos

sujetos que estaban fuera de la universidad y que se ubican al lado del puente

peatonal con un pendón que decía “Sí a la dossis personal”, se empezaron a acercar

5. La reja de las universidades públicas supone una frontera

que rara vez es atravesada por la policía. Incluso en las

confrontaciones la policía suele quedarse fuera de la

universidad pública

Page 47: los “capuchos”

46

al tumulto a repartir unos volantes. Ante la situación Vladimir sólo se alteró más y

me dijo “muévase rápido, no corra, pero camine rápido y no los mire”.

Después de que habíamos atravesado la carrera tercera una persona de la multitud

les gritó a quienes estaban repartiendo volantes “ábranse de aquí “tiras” hijueputas,

ábranse “paracos” de mierda”. Acto seguido los sujetos que repartían los volantes

les empezaron a gritar “buena, buena bolivarianos, muy bien MB muy bien”. A

continuación, Vladimir y yo nos internamos en una cafetería en el centro y al

preguntarle por lo que acababa de ocurrir él me dijo: “pille parce, esos pirobos de la

legalización son los jíbaros “paracos” que se la pasan chirretiando32 a la gente de la

universidad y vendiéndoles vareta y esos pirobos son tiras, entonces los manes lo

que estaban haciendo era marcar a la gente, a los que los manes les entregaban el

papelito era porque sabían que son de algún parche y seguramente debía haber por

ahí algún tombo tomándoles fotos”

La naturaleza de los “tiras” y las respuestas que frente a estos personajes tienen algunos

miembros de las comunidades universitarias hacen parte de la materialización de las

formaciones espaciales de la violencia en las universidades públicas. Al entender la

universidad pública como una isla a la que no accede el control policial, la fuerza pública

infiltra este espacio y los estudiantes rechazan su presencia.

Sin embargo, para entender de una manera más completa la forma en la que los “capuchos”

construyen socialmente el espacio en el que se desenvuelven es importante volver a los

conceptos del antropólogo Allen Feldman. En su libro Formations of violence (1991)

Feldman se encarga de analizar las formas, en las que los militantes del IRA y de otros

actores del conflicto armado ocurrido en Irlanda del Norte durante la segunda mitad del

siglo XX, ponían en escena la violencia generando diferentes tipos de formaciones, entre

ellas las que el autor denomina formaciones espaciales de la violencia. Feldman afirma que

no se puede hacer una separación del ímpetu ideológico de la violencia del espectro

espacial. Al respecto, también afirma que la apropiación del espacio que hacen las

multitudes violentas está dotada de un aura santificada que les proporciona la recreación de

la historia (Feldman 1991, 27).

32 Esta expresión hace referencia a la descomposición social de un entorno o un grupo de personas por el

consumo de drogas.

Page 48: los “capuchos”

47

Algo similar ocurre en el caso de los “capuchos” en las universidades públicas de Bogotá.

Los “capuchos” llevan a cabo una apropiación de la “herida” dejada por la fuerza pública

en cada universidad y usualmente invocan a los mártires para recrear el enfrentamiento en

el que cayeron. Dicha invocación suele ocurrir en varios momentos, pero el momento más

claro es en el momento en el que la multitud que combate a la policía canta “van a volver,

las balas, que disparaste van a volver, la sangre que derramaste la pagarás, los hombres que

asesinaste no morirán, ¡no morirán!”. Sin embargo, esta apropiación conlleva una fusión de

la rememoración de hechos que hacen parte de la “herida” en cuestión y de elementos

propios de la ideología de cada grupo de “capuchos”.

Según Stuart Hall, la reproducción ideológica ocurre a través de un proceso que él

denomina doble articulación. En este proceso, se articulan una estructura, entendida como

las condiciones previas a una acción, con una práctica que termina por cambiar algunos

aspectos de estas condiciones sin transformarla por completo (Hall 2010, 196-199). En ese

orden de ideas el proceso de fusión descrito en el anterior párrafo termina dando como

resultado una reproducción ideológica de la “herida” abierta por la fuerza pública en las

universidades públicas en la que aparecen nuevos elementos aportados por los agentes que

llevan a cabo dicha reproducción.

En el proceso de explicar la forma en la que operan las formaciones espaciales de la

violencia, Feldman desarrolló tres conceptos que pueden llegar a ser muy útiles para

entender la forma en la que actúan los “capuchos”. A continuación, me valdré de ellos para

analizar los datos encontrados a lo largo de mi trabajo de campo.

Interface

El primero de estos conceptos es el de interface, este concepto hace referencia al lugar en el

que se lleva a cabo la puesta en escena de los performances violentos, es decir de los

enfrentamientos entre “capuchos” y policía. Según Feldman, esta formación es una

construcción topográfico-ideológica que separa simbólicamente a las comunidades

(Feldman 1991, 28).. El antropólogo ubica en Belfast la práctica usual que está ligada a las

interfaces, las marchas. Estas tienen un patrón espacial que consiste en el movimiento de

los participantes desde el centro de la comunidad (espacialmente hablando), en el que la

audiencia es étnicamente homogénea, hacia los límites por los que se desarrolla la mayor

Page 49: los “capuchos”

48

parte de la marcha acentuando una división simbólica con la comunidad adyacente

compuesta en su mayoría por el grupo étnico contrario (Feldman 1991, 29).

Feldman sostiene que la práctica de marchar a lo largo del límite existente entre las dos

comunidades hace que la comunidad adyacente se transforme en una audiencia involuntaria

y un objeto de desafío a través del despliegue agresivo de símbolos políticos y de música

(Feldman 1991, 29). El antropólogo además afirma que la violencia que puede resultar de

esas tensiones espaciales se puede ver potenciada por la concentración de signos políticos

antagónicos en la interface. En cuanto a la naturaleza de la interface como límite sostiene

que esta funciona como un límite sobreentendido que sólo se formaliza en momentos

cruciales determinados por el calendario o la situación política del momento (Feldman

1991, 29). En términos políticos y simbólicos, Feldman también hace referencia a un

traslado temporal de los centros simbólicos de las comunidades, estos se desplazan desde

los focos residenciales, los distritos comerciales o las iglesias hacia los márgenes de la

comunidad, hacia la interface (Feldman 1991, 30).

En el curso de mi trabajo de campo pude observar que el momento en el que las interfaces

se formalizan está determinado por el uso de violencia performativa por parte de los

“capuchos” es decir por una forma de comunicación que a través de la confrontación

simbólica que pretende llevar a cabo una transformación social (Juris 2005, 415). De la

misma forma considero importante mencionar que el uso de esta violencia performativa

también está determinado por fechas conmemorativas o por las coyunturas políticas. En el

caso de los “capuchos” la práctica de violencia performativa que ponen en escena en la

interface es el “tropel”. En términos generales, este consiste en un enfrentamiento entre la

policía y una o varias organizaciones de “capuchos”.

Teniendo en cuenta lo anterior es importante llevar a cabo una descripción más profunda de

esta práctica con el fin de ver la forma en la que esta se interrelaciona con el espacio. Para

empezar, considero importante anotar que, al ser una práctica de violencia performativa, el

“tropel” es una forma de comunicación que busca a través de la confrontación simbólica

entre “capuchos” y policías llevar a cabo una transformación de la sociedad por parte de los

Page 50: los “capuchos”

49

primeros. El armamento utilizado en un “tropel” consiste en “voladores”, “papas bomba”33,

piedras, ladrillos, hondas, caucheras y cocteles Molotov por parte de los “capuchos”,

mientras que, el ESMAD de la policía hace uso de las siguientes armas de letalidad

reducida: gas lacrimógeno, gas pimienta, gas vomitivo, gas paralizante, balas de goma,

bolas de pintura, granadas aturdidoras y chorros de agua a presión. El ESMAD también

hace uso de otras armas que son descritas con gran precisión por Sergio:

“Vea parce una “recalzada” es una granada de metralla que ellos mismos hacen. Lo

que hacen es coger una granada de gas vacía o el casquillo de una granada de gas de

las grandes y la rellenan con pólvora y con puntillas, canicas, pedazos chiquitos de

lata, mejor dicho, con todo lo que haya a la mano, luego sellan la punta con parafina

y le ponen una mecha. Cuando los manes votan una mierda de esas uno lo que hace

es que se mete detrás de lo que pueda porque si no, una de esas esquirlas le pude

volver mierda el brazo o la pierna. Pille parce, no sé bien si fue a Oscar Salas o a

Jhony Silva al que el ESMAD mató con una recalzada porque una de las canicas se

le metió por el ojo y paila.”

Vladimir también lleva a cabo una descripción al respecto del uso de armas no

convencionales por parte de la fuerza pública:

“Ñero, esos manes son unas re gonorreas. Pille, una vez estábamos en la maca en

una “fiesta” y los pirobos esos llegaron con sus tanquetas cuando qué vemos, los

chorros de agua perro eran cafés, quién sabe de qué caño inmundo sacaron el agua

esos malparidos esa vez. Y lo peor es que esa agua tenía algo, unos decían que era

mostaza porque cuando pasaba la brisita esa que deja el chorro como con goticas,

parce esa mierda ardía como si le hubieran gaseado el ojo directamente. Esos manes

son unos malparidos, salen en noticia a decir que les votamos papas y que no sé

qué, pero vaya a ver qué le hace una aturdidora si le coge el pie, esas vainas son lo

mismo que una papa bomba.”

33 Es un artefacto explosivo muy rudimentario y con un bajo nivel destructivo. Es un explosivo de impacto,

por lo que la forma de usarlo es arrojarlo como si de una piedra se tratara y al momento de impactar contra su

objetivo el artefacto estalla generando un ruido ensordecedor y una nube de humo blanco. Dependiendo de su

tamaño puede denominarse Papa bomba cuando es grande o mediano o “peto” cuando es pequeño.

Page 51: los “capuchos”

50

A pesar de ser lo más evidente, el “tropel” es más que una confrontación y empieza mucho

antes del “combate”. Usualmente un día en el que hay “tropel” empieza con la aparición de

dos o tres personas encapuchadas y uniformadas en algún edifico de la universidad, su

presencia inmediatamente llama la atención, aunque ellos procuren pasar desapercibidos.

Después de unos quince minutos a media hora, empiezan a aparecer más encapuchados en

sectores diversos de la universidad en la que vaya a ser llevado a cabo el “tropel”;

dependiendo de la magnitud del mismo se establece en este momento la “cocina”, si es un

tropel de larga duración usualmente la “cocina” se establece en este momento, cuando es un

“tropel pequeño”, la instalación de la “cocina” ocurre después de la formación.

La “cocina” es un lugar que los “capuchos” establecen cuando se lleva a cabo un “tropel”,

esta se ubica al interior de la universidad en un lugar lejano a la confrontación y es utilizado

para fabricar las “papas bomba” que serán utilizadas para enfrentarse con la policía. Su

tamaño depende de la cantidad de material explosivo que vaya a ser utilizado, de igual

forma ocurre con el número de militantes que la protegen. Alrededor de la cocina suele

haber un anillo de seguridad que no permite que ninguna persona no autorizada se acerque

a ella. Este lugar suele ser protegido con más recelo que cualquier otro debido al peligro

que representa lidiar con material explosivo. Al respecto Paola manifestó en una ocasión

“Cuando nos dicen que va a ser una farra34 bien sabrosa nosotros sabemos

que tenemos que desalojar algún edificio para montar ahí la cocina. La

última vez fue el de socio35 la dinámica es sencilla nadie entra, nadie sale al

edificio. Ese lugar es el más peligroso del tropel, incluso más que “el

frente”, porque ahí es donde está todo el mate.36 A los del Bateman se les ha

volado la cocina un par de veces, a mí se me hace curioso que preciso sea a

esos manes a los que siempre se les estalla, eso es lo que pasa cuando uno

empieza a meter al que sea a la loca, siempre se le meten los tiras y paila,

por eso pasan las cosas que pasan.”

34 Esta y otras palabras sinónimos de fiesta son usadas para referirse a un tropel 35 Paola se refería al edificio de sociología de la Universidad Nacional 36 Expresión utilizada para referirse al material con el que se van a hacer las papas bomba que luego serán

arrojadas al ESMAD.

Page 52: los “capuchos”

51

En otra ocasión Paola también me comentó

“Parce, es que la cocina tiene que ser el lugar más protegido porque es el

lugar más peligroso y a veces es el lugar donde más tensión hay, como

nadie ve qué es lo que está pasando en “el frente” pues uno siempre anda

bien azarado. Pille yo nunca he pillado que los compas lleven fierros, pero

una vez llegó uno de los manes que patina37 ahí a armar la espantosa y a

decir “que no sé que, que se van a meter los tombos que se van a meter, que

corramos” y el compa que estaba encargado de la “cocina” le dijo “bueno

ya deje de calentar el parche pirobo, deje el escándalo, igual tranquilos

todos que si se meten los sacamos a plomo””.

Con respecto a las cocinas Julián expresó en alguna ocasión:

“Pille parce, si a uno un “tira” le quiere hacer el daño se le mete a la cocina.

Cuando una “cocina” se vuela el impacto negativo para la organización es

terrible por donde se le mire. Primero cuando se vuela una cocina

generalmente hay heridos, luego pues parce a usted se le vuela el material

que le va a echar a los tombos entonces con qué les va a dar después, eso

quiere decir que inmediatamente se cae el tropel y que toca abrirse en el

acto y pues parce a eso súmele el miedo de todos en el parche porque se

sienten frágiles. Por eso es que la “cocina” se cuida tan bien casi se podría

decir que es el corazón del tropel.”

Después de la instalación de la “cocina” lo que generalmente ocurre es que los “capuchos”

que han aparecido se dirigen hacia la plaza en la que se vayan a ubicar y a este mismo lugar

llegan los demás; esto puede tardar dependiendo del número de militantes que vayan a

hacer presencia, entre 15 minutos y media hora aproximadamente. En este punto,

usualmente comienza un discurso que varía considerablemente según la ocasión, pero que

siempre tiene ciertos elementos reiterativos como la injusticia que existe en el país producto

de la mala distribución de la riqueza, la existencia de atrocidades que lleva a cabo el

gobierno para perpetuarse en el poder y un discurso de clase en el que se identifica como

37 Expresión que se refiere al acto de llevar las papas bomba de la “cocina” hacia “el frente”, el lugar de

confrontación entre la organización de “capuchos” y la policía.

Page 53: los “capuchos”

52

culpable de la situación en cuestión a las élites económicas que mediante su poder han

logrado influir en el gobierno o al gobierno directamente enunciándolo como “élite en el

poder”. Sin embargo, el elemento que aparece en todos los discursos y que es más

importante para la investigación es la enunciación de la universidad como una mezcla de

lugar y comunidad que debe estar presto al combate por la justicia.

Para Sergio y para Camila el discurso que siempre se hace antes de un “tropel” es parte

vital del mismo porque es en ese punto en el que se hace a la comunidad universitaria

partícipe de la acción política de la organización, a través de la acción violenta. Sergio por

ejemplo decía:

“Es que usted tiene que entender algo, a esos manes nadie les copió por

qué. Pues fácil porque los manes no echaron el carreto38 antes del tropel y

así se dieron cuenta que eran tiras. Pille, el carreto es la forma en la que

nosotros le contamos a la gente y les explicamos el porqué del “tropel” a la

gente no le gusta ir a prenderse con los tombos, a chupar gas y a que los

mojen porque si, ellos lo hacen por algo, ellos salen con uno por una razón

y esa razón se las contamos nosotros siempre en el carreto.”

Camila también se refería al respecto de los discursos diciendo lo siguiente

“Mira tú tienes que entender una cosa y es que si nosotros no le decimos a

las personas por qué estamos haciendo, lo que hacemos, entonces pues

nuestra acción no tiene sentido. Nosotros existimos para pelear por la gente

y lo mínimo sería querer contarle a la gente por qué hacemos lo que

hacemos. También tienes que tener en cuenta que para nosotros es

importante no salir sólo nosotros, sino que la gente también entienda que es

importante pelear y si queremos que eso pase, pues lo mejor es contarle a la

gente por qué peleamos porque así vamos a despertar la simpatía y la

solidaridad de la gente y van a pelear con nosotros por un país mejor.”

38 Esta expresión hace referencia al discurso que las organizaciones hacen antes de cada enfrentamiento.

Page 54: los “capuchos”

53

6. Discurso proferido por el grupo Estudiantes UN en la plaza del "Che" en la Universidad Nacional 17 de noviembre

2016

Según los “capuchos” sobre este discurso se construye el mensaje que pretenden comunicar

cuando hacen uso de la violencia performativa, es decir del “tropel”. Sin embargo,

realmente el discurso no es lo suficientemente efectivo para transmitir el mensaje y de esta

forma termina siendo la confrontación simbólica con la policía la encargada de llevar a

cabo el mensaje de transformación social de los “capuchos” a la comunidad universitaria.

La forma de los “capuchos” de iniciar la confrontación es deteniendo el tráfico de la calle

inmediata a la zona de interface hasta la llegada del ESMAD. Generalmente, cuando el

cuerpo antidisturbios de la policía llega, los “capuchos” se repliegan hacia la universidad y

la confrontación ocurre en la puerta.

Las interfaces que tienen los “capuchos” en Bogotá son en el caso de la Universidad

Distrital la puerta que queda sobre la avenida tercera hacia el sur, es decir la puerta

principal y toda la reja que queda contigua a la carrera tercera. En la Universidad Nacional

dependiendo de las características del tropel la interface puede ser la entrada de la calle 45

con carrera 30, la entrada de la calle 26 o las dos, también es pertinente anotar que en

ocasiones el tropel sale de la universidad al barrio que queda adyacente a la puerta de la 26.

Esto, ha ocasionado una respuesta de los habitantes del sector que es colocar unos avisos en

sus casas que dicen “nuestro barrio no es un campo de batalla”. En cuanto a la universidad

pedagógica, debido a su tamaño, la interface es la reja que sirve de límite con la calle 72 y

su puerta, el muro que sirve de límite con la carrera 11 y el muro que sirve de límite con la

calle 73 y su puerta, no es extraño que los capuchos lleven el enfrentamiento en la calle 73.

Page 55: los “capuchos”

54

Así como en Belfast la forma de apropiarse y utilizar las interfaces es a través de las

marchas, en Bogotá, los capuchos se apropian de las interfaces construidas en las

universidades públicas a través del “tropel”. De esta forma, todas las personas que están

fuera de la universidad se convierten en una audiencia involuntaria de la puesta en escena

de la acción violenta, pero también del despliegue agresivo de símbolos y cánticos cargados

de contenido político.

Teniendo en cuenta lo anterior considero pertinente hacer una descripción del arsenal

simbólico que suele ser utilizado por los “capuchos” para apropiarse de la interface, hacer

uso de la misma y para enfrentarse simbólicamente a la policía en la búsqueda de efecturar

un cambio social. El primero de estos símbolos es la capucha la cual consiste en una

camiseta que se pone sobre el rostro, logrando ocultar todos los rasgos del mismo en

ocasiones incluso no permite ver los ojos del sujeto. Esta ha sido dotada del significado de

la rebeldía a un nivel internacional, siendo el símbolo por excelencia de la protesta violenta.

En el caso colombiano además de ser el símbolo de la protesta es el símbolo de la respuesta

beligerante a la persecución estatal y para estatal, encargada de señalar individuos y

eliminarlos.

También la bandera de la organización que esté apropiándose del espacio suele de ser un

símbolo importante con el que se construye la interface. Usualmente esta constituye un

símbolo de rebeldía hacia el estado y sus fuerzas por ser alusiva a una organización que

dice enfrentarse a él. En el caso del Movimiento Bolivariano, el uso de este símbolo tiene

un efecto más desafiante ya que esta organización utiliza la bandera de la guerrilla de las

7. Militantes del Movimiento Bolivariano en medio de un

"tropel" 17 de abril del 2013. En la foto aparecen posando

con uno de sus símbolos más potentes, la bandera de la

guerrilla de las FARC-EP.

Page 56: los “capuchos”

55

FARC-EP. Hay varias razones por las que usar la bandera de esta organización es más

desafiante que cualquier otra, la primera de ellas tiene que ver con que esta guerrilla ha sido

construida discursivamente por el gobierno como el enemigo de la nación. La segunda es

porque el lugar que le corresponde a las FARC-EP en los imaginarios de la población es el

campo, haciendo que tener uno de sus símbolos en un contexto urbano tenga un mayor

impacto. Por último, considero importante mencionar que cuando la policía se da cuenta de

que la organización que hace uso de la interface es el MB actúa con más cautela como si de

una u otra forma el símbolo de las FARC-EP inspirara algo de temor en ellos.

Otro símbolo utilizado por los “capuchos” son sus consignas las cuáles suelen escribir en

grafitis en las calles hacia las que se expanden las interfaces. En esas consignas los

“capuchos” suelen dar una expresión material a la ideología que poseen. Así por ejemplo se

encuentran “A estudiar y a luchar por la liberación nacional” o “Desde el barrio y la vereda

todos juntos por el socialismo”.

El último símbolo utilizado por los “capuchos” son sus propias armas. Al ser elementos

hechizos, creados de manera muy rudimentaria y estar enfrentados a armas producidas en

masa, con mejor capacidad de daño, mayor alcance, etcétera, su uso representa su propia

lucha. Es decir, en las armas que cada bando utiliza se refleja su posición en su lucha. En

ese orden de ideas la batalla ideológica entre “las fuerzas opresoras del Estado” y “los

impulsores de la revolución”, encuentran en la materialidad dos símbolos cuyos

componentes físicos son la tanqueta de la policía y la papa bomba o el coctel molotov de

los “capuchos”.

8. "Capucho" arroja coctel molotov contra una tanqueta en medio de un "tropel" el 18

de noviembre de 2014. La diferencia entre las armas utilizadas en los enfrentamientos es

un símbolo usado por los "capuchos" en el despliegue de la violencia performativa

Page 57: los “capuchos”

56

Una de las prácticas que ocurre relacionada con la interface es el desplazamiento temporal

del centro simbólico de la comunidad universitaria desde su centro hacia la frontera en la

cual se está llevando a cabo el despliegue de la actividad violenta. Para poder dar cuenta de

ese desplazamiento me enfoqué en buscar los lugares que suelen ser apropiados por los

actores políticos que desarrollan su actividad en las universidades (movimientos

estudiantiles, partidos políticos, organizaciones de “capuchos”, etc.) encontrando que estos

espacios son las plazoletas principales de las universidades, es decir en la Universidad

Nacional la Plaza del “Che”, en la Universidad Distrital la Plazoleta “Manuel Infante” y en

la Universidad Pedagógica las canchas.

De esta manera es posible observar que en el momento inmediatamente anterior a la

utilización de la interface ocurre el desplazamiento del centro simbólico. Este

desplazamiento ocurre cuando se termina el discurso en el que se explica el porqué del

“tropel” y los militantes de estas organizaciones se dirigen hacia las interfaces. En este

momento no sólo se mueve la organización en cuestión, sino también se mueve el centro de

mayor actividad de la universidad y una parte considerable de la comunidad universitaria

que suele unirse a la confrontación.

Así pues, las plazoletas pasan a ser lugares vacíos mientras que las interfaces y las zonas

aledañas reciben el afluente de personas que proviene de los centros. Las “chazas” son

desmontadas y la actividad de las personas que usualmente se encuentran cerca de las

interfaces se transforma. De esta forma, el espacio que usualmente suele ser de tránsito se

convierte en un lugar de permanencia de las personas que desarrollan uno de dos tipos de

actividad, la primera es la de observador pasivo del “tropel” y la segunda es participante de

la confrontación entre los “capuchos” y la policía.

La cantidad de personas de la comunidad universitaria que se desplaza en este momento

hacia la interface y se hace partícipe de la confrontación se convierte en uno de los

indicadores del éxito de un “tropel”. Así lo deja muestra una conversación con Paola:

“No parce, nosotros somos muy conscientes de que nunca le vamos a ganar

a la policía, esa es la tarea de los que están en el monte. Nuestra labor es

Page 58: los “capuchos”

57

lograr solidarizar a la gente con nuestra lucha y hacer que se unan en la

rabia cada vez que nos prendemos con los tombos. Mejor dicho, el objetivo

nuestro es que se rebote la mayor cantidad de gente con nosotros porque así

la universidad se vuelve un escenario de debate político no sólo en el “bla

bla bla”, sino también en la práctica.”

Para constatar la información que me estaba dando Paola me remití a los otros militantes

con los que estaba trabajando y obtuve los siguientes resultados: En mi conversación con

Vladimir, él me dijo:

“ñero es que montar la hijueputa y “tropelear” nosotros solos no tiene

mucho sentido, pa eso está la gente que se prende en el monte. Para

nosotros es importante que la gente salga con nosotros, que la gente nos

apoye, que la gente se le pare duro a los tombos. Es que pille ver que la

gente está reventándose con los tombos nos hace pensar que la gente está

entendiendo el porqué de nuestra lucha y que están de acuerdo en

enfrentarse con el Estado por esas razones, usted sabe, salud, educación,

trabajo digno, tierra”

Por su parte, Sergio me explicó:

“Vea mano, nuestra organización se basa en la legitimidad de nuestros

actos. Si nosotros no somos legítimos la gente no nos va a caminar.

Entonces qué pasa, para nosotros ver que la gente está apoyando un

“tropel” o cualquier acción es perfecto porque así nos damos cuenta de que

estamos haciendo las cosas bien. Ahora, el problema es cuando la gente no

nos camina, porque ahí nos pone en una situación de autocrítica y de

preguntarnos ¿qué estamos dejando de hacer bien?”

Las anteriores conversaciones se llevaron a cabo con los militantes del Movimiento

Bolivariano con quienes estuve durante mi trabajo de campo. Por su parte los militantes de

la Unión Camilista Revolucionaria, empezando por Camila, me comentaron lo siguiente:

“Lo ideal parce es que no sólo salgamos los del parche que organizamos el

“tropel” la idea es que la gente se pegue. En términos logísticos eso nos

Page 59: los “capuchos”

58

permite que dure más, pero no sólo es eso, también tienes que tener en

cuenta que la idea de un “tropel” entre otras es romper con la cotidianidad

para mostrar algo y pues para los que salen a “tropelear” claramente la

cotidianidad de sus clases y eso se rompe y pues terminan es allá gaseados

llorando. No parce y sabes qué más, piensa en que si la gente sale con uno

es porque también está viendo la injusticia ¿Por qué crees que cuando hay

paros cívicos o algo así bien gonorrea es que la gente más se mete a

“tropelear”? pues porque está viendo la injusticia ahí, en el acto.

Mira todo lo que pasó ahorita con el paro agrario, cuando la vuelta empezó

por allá en Tibú pues como que la gente igual salía, pero cuando empezaron

a salir todos esos videos de los del ESMAD reventando a la gente y

robándoles las cosas y tal, pues ahí si fue que la gente se revotó y si te das

cuenta los “tropeles” eran más vastos y la gente salía más. Para uno, ver que

la gente está saliendo a apoyar el tropel es una chimba porque pues para eso

es que es un “tropel” para que la gente pueda parársele al estado y

demostrarle su digna rabia.”

9. Miembros de la comunidad universitaria se suman a

un "tropel" y se enfrentan a la policía. 30 de octubre de

2014. Imágen clara de la reja como frontera

Page 60: los “capuchos”

59

Julián por su parte expresó:

“Pues pille, no es algo así como que si la gente no quiere salir uno no salga

a “tropelear”. Si nosotros consideramos que la acción se tiene que llevar a

cabo la llevamos así nos toque solos. Ahora, que si la gente se nos une pues

muchísimo mejor, de hecho la idea general es que si la gente no quiso

participar o no le gustó una de nuestras acciones, entre en debate con

nosotros y a partir de ese debate o incluso de una acción futura pues se vaya

haciendo consciente de por qué hacemos lo que hacemos y que a la larga

termine uniéndose ya sea a nuestras acciones, pero preferiblemente a

nuestra lucha.”

Teniendo en cuenta lo anterior, es posible afirmar que, en el proceso de desplazamiento del

centro simbólico de la universidad, desde el centro espacial de la comunidad universitaria

hacia la zona de interface, se expresa uno de los objetivos de los “capuchos”, convencer a

las personas de que su acción es legítima y de que por esto es legítimo unirse a la lucha que

ellos adelantan. En ese orden ideas considero importante anotar que la forma en la que los

10. Miembros de la comunidad universitaria atacán una tanqueta de la policía en las inmediaciones de la

Universidad Nacional durante un "tropel". 22 de agosto de 2013.

Page 61: los “capuchos”

60

“capuchos” configuran espacios como formaciones espaciales de la violencia termina

expresando algunos elementos de su horizonte político.

Además, del acto de atacar a la policía, otra forma de expresar el apoyo de algunos

miembros de la comunidad universitaria a los “capuchos” es la adopción de cantos que

utilizan estos últimos. Esta práctica es llevada a cabo con un grado de agresividad evidente

hacia los policías, sin embargo, considero importante ahondar en los detalles de la misma.

Los cantos son otro performance con el que los “capuchos” forman una interface. Como

mencioné anteriormente, Feldman asegura que un elemento fundamental en la

configuración de esta formación espacial es el despliegue agresivo de música (Feldman

1991, 29). Estos cantos se mezclan con consignas que no sólo son utilizados por los

capuchos, sino también por organizaciones de estudiantes. Usualmente, los primeros en

hacer uso de los cantos en un “tropel” son los “capuchos”. En el momento en el que se lleva

a cabo la parada militar es usual que los “capuchos” empiecen a hacer canticos y que griten

consignas mientras que detonan algunos artefactos explosivos en la plaza en la que llevan a

cabo su parada. Cada grupo de “capuchos” utiliza canticos diferentes, sin embargo, hay

canciones utilizadas por todos como las siguientes:

“Si me quitan el pan de la boca

Yo peleo39

Si me quitan la casa y el rancho

Yo peleo

Si me quitan el salario con impuestos

Yo peleo

Yo peleo

Yo peleo.

La acción violenta no es toda igual

Es justa la del pueblo

Buscando libertad”

“Van a volver

39 En ocasiones en vez de utilizar la expresión “yo peleo” se utiliza la expresión “tropeleo”

Page 62: los “capuchos”

61

Las balas que disparaste van a volver

La sangre que derramaste la pagarás

Los hombres que asesinaste no morirán

¡No morirán!”

“¿Quién es usted?

Soy estudiante

No lo escuché

Soy estudiante

Soy, soy estudiante, soy

Yo quiero estudiar

Para cambiar la sociedad

Vamo’ a la lucha”

La tercera canción no sólo es utilizada por los “capuchos” sino también por organizaciones

estudiantiles. También considero importante anotar que esta canción fue utilizada, sobre

todo, durante los primeros meses de la investigación, cuando los rezagos del paro del 2011

aún estaban presentes en el ámbito políticos de las universidades públicas. Además de estas

canciones, durante el enfrentamiento es común escuchar un fragmento de la canción La

Milonga del Fusilado de Jorge Cafune y que se convirtió en una consigna que se grita no

sólo en tropeles sino también en las marchas y que no sólo es utilizada por los “capuchos”

sino también por el movimiento estudiantil.

“Mi sueño el que sigue entero

Mi voz la que está gritando

Y sepan que sólo muero

Si ustedes van aflojando

Porque el murió peleando

Vive en cada compañero

Por nuestros muertos

ni un minuto de silencio

Toda una vida de combate

Page 63: los “capuchos”

62

¿Hasta dónde?

¡Hasta la victoria!

¿Hasta cuándo?

¡Hasta que sea necesario!

Y de ser preciso

¡Hasta la muerte!”

En cuanto a las organizaciones estudiadas los canticos utilizados son, en el caso de la UCR:

“Camilo,

Guevara,

el pueblo se prepara”,

“A estudiar

y a luchar

por la liberación nacional”

“Estudiantes

junto al pueblo

construyendo alternativas de poder popular”

Además de los cánticos utilizados la Unión Camilista Revolucionaria suele usar en los

“tropeles” y en todas sus acciones la consigna “Unión Camilista por Colombia Socialista”

la cual gritan todos al unísono. En cuanto al Movimiento Bolivariano, estos llevan a cabo el

mismo proceso de cantar canciones durante las paradas mientras detonan algunas “papas

bomba”. Las canciones suelen ser las siguientes:

“Alerta

Alerta

Alerta que camina

La espada de Bolívar

Por América Latina”

Page 64: los “capuchos”

63

“Con Bolívar

Con Manuel

Con el pueblo

Al poder”

Por otra parte, la consignas que gritan los miembros del MB son las siguientes:

“Fuera yankis de Colombia

La patria se respeta

Comandante Manuel Marulanda Vélez

¡Juramos Vencer y Venceremos!

Comandante Manuel Marulanda Vélez

¡Juramos Vencer y Venceremos!”40

“Somos FARC

Ejército del Pueblo

Somos FARC

Ejército del Pueblo”

“Ante el altar de la patria

Hemos jurado vencer

¡y venceremos!”

“Movimiento Bolivariano por la nueva Colombia

¡La patria Grande

Y el socialismo!”

Por último, cabe anotar que en el proceso de utilización de las interfaces los “capuchos”

escriben grafitis con el nombre de su organización como forma de apropiación del espacio.

En ese orden de ideas es común encontrar en estas zonas grafitis con frases cortas como

“¡Camilo Vive!”, “FARC-EP 50 años junto al pueblo” o incluso sólo los nombres de las

40 Esta consigna puede varia ya que los militantes que la gritan suelen cambiar el nombre de Manuel

Marulanda Vélez por el de algún otro comandante de las FARC-EP muerto, por ejemplo, Alfonso Cano, Iván

Ríos o Jacobo Arenas.

Page 65: los “capuchos”

64

organizaciones. Esto implica una gran diferencia con la forma en la que los “capuchos”

escriben sus grafitis en otros contextos diferentes al “tropel” y por lo tanto en formaciones

espaciales diferentes a la interface.

El hecho de que, en el enfrentamiento con la policía, esta responda con violencia a los

“capuchos” y que haya miembros de la comunidad universitaria que se adhieran a las

acciones de violencia performativa de los “capuchos”, es un ejemplo de que el concepto de

triángulo de la violencia descrito por el autor David Riches en su libro Antrhopology of

Violence no puede ser generalizable. Esto se debe a que este antropólogo sostiene este

triángulo está construido por un perpetrador quién pone en escena la violencia, una víctima

que es quién recibe la violencia y un testigo que es una individuo o grupo que observa

pasivamente el performance (Riches 1986). En este caso las prácticas de violencia

performativa tienen un grupo que pone en escena la violencia, otro grupo que la recibe y la

responde y una comunidad espectadora, de la cual algunos de sus miembros se adhieren a la

puesta en escena de la violencia. En ese orden de ideas, las prácticas de violencia

performativa llevada a cabo por los “capuchos” en la interface rompen por completo con el

esquema propuesto por Riches.

En el mismo sentido Diana Taylor anota que para la transmisión efectiva de la memoria

traumática (en este caso encarnada en la “herida” dejada por los organismos de la fuerza

pública en las universidades públicas) es necesario un performance interactivo, es decir un

performance en el cuál el testigo del mismo se haga participante y copropietario del evento

(Taylor 2003, 167). Precisamente el discurso proferido en la plaza central de la universidad,

como se puede apreciar en las citas, pretende que la violencia performativa sea interactiva e

integra a los testigos haciéndolos parte del performance y copropietarios del mismo. En ese

orden de ideas, la forma interactiva de la violencia performativa es una clara evidencia que

el triángulo de la violencia propuesto por Riches no es generalizable a todos los casos.

Feldman sostiene que para que el intercambio violento que ocurre en la interface pueda

funcionar con total efectividad es necesaria la existencia de una suerte de retaguardia.

Dicha retaguardia debe estar habitada por una comunidad que sea ideológicamente afín al

grupo que se encuentra en la frontera llevando a cabo el enfrentamiento violento que lo

apoya y que sirve como fuente de reclutamiento (Feldman 1991, 35). En las universidades

públicas de Bogotá, no siempre la población que la habita es afín o indiferente a las

Page 66: los “capuchos”

65

acciones llevadas a cabo por los “capuchos”. Durante mi trabajo de campo pude observar

cómo los miembros de la comunidad universitaria que no poseen una ideología afín a la de

las organizaciones de “capuchos” impidieron la toma de un edificio donde se pretendía

instalar una “cocina”. En esa ocasión los estudiantes del conservatorio de música de la

Universidad Nacional fueron los encargados de frustrar el emplazamiento de esta.

Para poder mitigar los efectos de la coexistencia de diversas ideologías en el interior del

espacio en el que operan los “capuchos”, estos últimos no sólo se valen del despliegue de la

violencia, sino que también utilizan otro tipo de performances que están encaminados a la

ampliación de su ideología dentro de la comunidad. De esta forma se crea una

configuración que liga a las formaciones espaciales con performances específicos. En ese

orden de ideas, así como el intercambio violento está ligado a la interface, las prácticas

encaminadas a construir la afinidad política se desarrollan en el santuario.

El Santuario

Según Feldman, el complejo Santuario-Interface intenta subordinar la difusión de la

violencia a los prerrequisitos de vivienda y reproducción de las familias a través del

confinamiento de la violencia a la Interface. El Santuario entonces, está constituido por un

espacio que está reservado para la vivienda y la reproducción ideológica y material de la

comunidad (Feldman 1991, 36). El antropólogo, también afirma que el Santuario, a pesar

de su racionalidad defensiva, constituye un intento explícito de territorializar la violencia y

de mantener la institución de la interface como el lugar prescrito para la violencia (Feldman

1991, 37).

En el caso de los “capuchos” considero pertinente mencionar que, al no tener relaciones de

vivienda o reproducción familiar al interior de la universidad, el santuario se restringe al

lugar donde se lleva a cabo la reproducción ideológica de la comunidad universitaria y el

desarrollo de la cotidianidad académica. Esta reproducción ideológica de la comunidad

universitaria se refiere a la adopción de la ideología de los “capuchos” por parte de los

miembros de la misma Por otra parte, el desarrollo de la cotidianidad académica permite

que haya una reproducción material del espacio, ya que permite que la universidad continúe

en funcionamiento. Hay que tener en cuenta que, aunque las universidades públicas tienen

Page 67: los “capuchos”

66

una gran presencia de organizaciones de izquierda, no son comunidades políticamente

homogéneas. En ese orden de ideas, las organizaciones de “capuchos” deben llevar a cabo

performances en los que ponen en escena elementos de su ideología con el fin de

reproducirla.

Uno de estos performances es la escritura de grafitis en las paredes de las universidades. En

estos grafitis se escriben consignas, mensajes o en ocasiones amenazas. Además de los

grafitis, los “capuchos” también llevan a cabo paradas en las que se valen de un arsenal

simbólico compuesto por sus uniformes, banderas de la organización y también pendones

alusivos al mensaje que quieran dar en ese momento. Usualmente, estos pendones llevan

esténciles con los rostros de los mártires de la organización que esté llevando a cabo el

performance.

13. Apropiación del espacio por parte de los integrantes del

Movimiento Bolivariano a través de un grafiti en un muro del

museo de arte de la Universidad Nacional. Abril de 2013

11. Grafiti escrito por miembros del Movimiento Bolivariano en

la Universidad Distrital. Octubre 2013

12. Grafiti hecho por el grupo Llamarada Mentes

Libertarias, parte de la Unión Camilista

Revolucionaria en la Universidad Nacional. Octubre

de 2013

Page 68: los “capuchos”

67

La reproducción ideológica de los “capuchos” en el santuario implica la disputa ideológica

entre las organizaciones de “capuchos” y su enemigo, es decir el estado (que se materializa

en el ESMAD). Esta lucha ideológica no implica un enfrentamiento violento, por el

contrario, es una lucha por las simpatías por lo que ocurre a través del performance. En el

caso de los “capuchos” ellos se valen de las universidades públicas (y más precisamente de

su espacio) y de algunos videos en la página de internet YouTube para poder ponerse en

escena, ya que al ser un actor que se encuentra por fuera de la ley su acceso a otros medios

es reducido. La otra cara de la moneda es el estado quien posee sus aparatos ideológicos de

estado de información a través de los que reproduce su ideología (Althusser 1989, 189),

estos aparatos son la prensa, la radio, la televisión, etc. (Althusser 1989, 190).

Si bien es cierto los mecanismos del estado no operan en el espacio de las universidades

públicas (es decir en el santuario) de una forma tan evidente, si es en este espacio en el que

los “capuchos” se expresan con todos los elementos simbólicos que componen su ideología.

Así pues, en el momento en el que hacen su aparición estos últimos, es donde se presenta la

disputa y la tensión ideológica. En ese orden de ideas la reproducción ideológica de las

organizaciones de “capuchos” es resultado de esa tensión, en la que algunas personas

terminan por generar simpatías hacia ellos. La reproducción ideológica también es producto

de la doble articulación entre las estructuras ideológicas de la organización que se expresan

en sus performances (o sea en prácticas) y la “herida” que ha dejado la fuerza pública en las

universidades que está materializada en la división espacial adentro- afuera de la

universidad pública.

El santuario también puede ser construido a partir de eventos institucionales que las

universidades abren a las organizaciones de “capuchos”. Dichos espacios suelen surgir

como una suerte de espacio político que se hace para disminuir algunas tensiones

ideológicas que se presentan entre estos grupos y otras facciones de las comunidades

universitarias. El primero de ellos fue el Foro de Acción Colectiva Estudiantil Violenta

llevado a cabo en la Universidad Nacional a finales del año 2012, el cual tenía como fin

abrir un espacio en el que todas las organizaciones pudieran expresar el porqué de su acción

violenta sin que cada organización se estuviera tomando la plaza central una vez por

semana.

Page 69: los “capuchos”

68

El segundo de estos eventos fue el foro por la libertad de expresión que también se llevó a

cabo en la Universidad Nacional de Colombia. Este foro surgió como un espacio de diálogo

entre dos facciones que se disputaban las paredes de la universidad con el fin de escribir

grafitis. La primera de estas facciones eran las organizaciones de “capuchos” y la segunda

era el colectivo “Señor Rayón”. Este último se encargaba de sabotear los mensajes escritos

por los “capuchos” valiéndose de la figura de un performance en el que existía un

“superhéroe” encarnado en un hombre que andaba semidesnudo por la universidad

interviniendo los grafitis de los “capuchos”. Después del evento, el colectivo “Señor

Rayón” detuvo su actividad en la universidad y se dedicó a hacer propaganda positiva de la

Universidad Nacional fuera de esta.

El tercero de estos eventos fueron los diálogos para la paz y la convivencia desarrollados en

la Universidad Pedagógica. Este evento estuvo impulsado por el rector Adolfo Atehortúa, y

en él se ofrecía a los “capuchos” un espacio institucional para exponer sus ideas y para dar

un mensaje a la comunidad universitaria. Sin embargo, la condición que exponía el rector

fue un “cese al fuego” de un mes, es decir, un mes en el que ninguna organización de

capuchos se enfrentaría con la policía por ninguna razón. La realización de este evento fue

14 y 15. Imágenes del foro de acción

colectiva estudiantil violenta en la

Universidad Nacional. Octubre 2012

Page 70: los “capuchos”

69

para detener los “tropeles” que se estaban llevando al menos una vez a la semana en este

centro educativo.

Aunque varias organizaciones (entre ellas el Movimiento Bolivariano) emitieron

comunicados en los que sostenían que no se acogían al cese al fuego y que en el momento

que lo consideraran pertinente se enfrentarían al Estado, fue un mes en el que no se llevó a

cabo ningún tropel y al final del cual se realizó el evento con la participación de las

organizaciones PoliKarpas, Movimiento Subversivo Pedagógico, Comando Popular Tierra

Insurgente, Movimiento Jaime Bateman Cayón, Resistencia Popular41, Ovejas Rojinegras y

el TNT quien en su intervención se expresó en nombre de la UCR.

Estos procesos significaron para los “capuchos” un paso en la construcción del santuario ya

que la apertura de un espacio por parte de la rectoría encarnó su reconocimiento como

actores de la comunidad universitaria. Además, se les otorgó una capacidad de negociación

que fue reflejo de su agencia política y de su estrecha relación con la universidad.

Guardando las proporciones ocurrió algo similar al otorgamiento del estatus de beligerancia

a un grupo insurgente. En ese orden de ideas, la aceptación de la comunidad universitaria a

dichas organizaciones creció ya que el evento sirvió como mecanismo de reproducción

ideológica de las mismas.

La manera en la que los “capuchos” se relacionan con el santuario permite pensar también

en la forma como la guerrilla, especialmente las FARC-EP, se relacionan con la población

civil. Al respecto, el trabajo de Centro Memoria Guerrilla y población civil sostiene que la

forma en la que la guerrilla se relaciona con las poblaciones de los lugares a los que iba

llegando era a través de acciones que pudieran darles legitimidad con la población del lugar

y que las volviera afines ideológicamente. En ese orden de ideas realizaban acciones como

ejecuciones de ladrones y expendedores de droga para reproducirse ideológicamente

(CNMH 2013). Estas acciones que también pueden ser catalogadas como performance42

operan de la misma forma sólo que en una escala diferente a los performances puestos en

escena por los “capuchos” en el Santuario.

El santuario en cada universidad también está en una disputa ideológica de menor tensión

entre las organizaciones de “capuchos” ya que cada una quiere imponer los rasgos más

41 Resistencia Popular es una facción de la UCR, sin embargo, ese día no tuvieron su vocería, sino que

realizaron una ponencia en la que expresaron elementos muy puntuales de su accionar. 42 Revisar la definición del concepto en el maro teórico.

Page 71: los “capuchos”

70

detallados de su propia ideología con el fin de reclutar a nuevos miembros. Así pues, cada

organización tiene una forma característica de construir el santuario que le permite, no sólo

reproducir una ideología de izquierda (que es el objetivo de todas las organizaciones43),

sino los rasgos ideológicos de su organización. Una expresión material de esta disputa entre

las organizaciones es la coexistencia en un mismo muro de grafitis o publicidad de varias

organizaciones.

Para entender mejor estas diferencias a continuación me propongo a explicar la forma en la

que las dos organizaciones estudiadas (Movimiento Bolivariano y Unión Camilista

Revolucionaria) se relacionan con los espacios de la universidad en los que no se ubican los

enfrentamientos con la policía. Para eso me valdré de la observación llevada a cabo en

campo, del archivo digital creado y de testimonios de los militantes.

La Unión Camilista y el santuario de Camilo Torres

La Unión Camilista Revolucionaria tiene una ventaja en términos de la construcción de

lazos con el espacio en las universidades públicas. Esta ventaja tiene que ver con el origen

43 Para las organizaciones primero es necesario reproducir un ambiente que les sea propicio a los “capuchos”.

Después de esto cada organización se preocupa por intentar reclutar al mayor número de personas.

15. En este muro se aprecian una publicidad del grupo de "capuchos" "Klan-destinos", una bandera

de la guerrilla ELN puesta por el grupo de "capuchos" "Juventudes Camilistas" y debajo de esta, la

publicidad de un grupo de "capuchos" llamado "MRUP". 2013

Page 72: los “capuchos”

71

simbólico de la organización, es decir con la figura de Camilo Torres Restrepo. Debido a la

relación que tiene la figura del sacerdote, académico y guerrillero con el movimiento

estudiantil y con las universidades públicas, hay mayor aceptación de la comunidad a los

discursos que utilizan su figura.

Camilo Torres fue, como se mencionó en el anterior párrafo, un sacerdote católico,

académico y líder social que se unió a las filas de la guerrilla del ELN a mediados del siglo

XX. Su figura tiene una gran relación con las universidades públicas, especialmente con la

Universidad Nacional, ya que él fue capellán de la misma y realizó un acompañamiento a

los procesos de reivindicación del movimiento estudiantil durante su estadía en el cargo.

Así pues, durante su paso por la Universidad Nacional, Camilo Torres tuvo problemas con

las autoridades eclesiásticas, especialmente con el cardenal Luis Concha quién lo retiró del

cargo de capellán de dicho centro educativo. El argumento, del cardenal era que un

sacerdote no debía entrometerse en asuntos políticos. Tiempo después, Torres pidió la

reducción al estado laico y fundó su Frente Unido del Pueblo, un movimiento social que

pretendía aglutinar a diversas corrientes con el fin de hacer un cambio radical en las

estructuras sociales (Medina 2009, 84-109). Durante su actividad política Torres fue

víctima de la presión de diversos sectores políticos, por lo que se empezó a sentir en peligro

y terminó uniéndose a la guerrilla del ELN (Medina 2009, 84-109).

La Unión Camilista Revolucionaria, hace especial uso de una imagen de Camilo Torres que

privilegia el período en el que fue un líder social y dio el salto a la insurgencia y es a partir

de esta imagen que construyen su ideología. Por lo tanto, se valen de discursos, cartas y

mensajes del sacerdote para darle forma a su propuesta política. Al respecto Camila se

refirió diciendo:

“El horizonte político de la UCR es la búsqueda del socialismo mediante un

proceso de lucha que acerque a los estudiantes a la realidad del país y que

también lo lleve a expresarse en contra de las injusticias de varias formas.

Ahora ese enfrentamiento, esas denuncias que se hacen se deben llevar

hasta las últimas consecuencias como decía Camilo y pues en este país eso

significa generalmente terminar dándose con el ESMAD porque aquí ante

el menor grado de protesta hay represión y pues si uno está organizado

puede resistir para hacer llegar la voz de protesta lo más lejos posible”

Page 73: los “capuchos”

72

En el anterior fragmento del diario de campo Camila hacía referencia a un mensaje de

Camilo Torres. Este mensaje hace parte de un discurso que Camilo Torres dio en la

Universidad Nacional en el que hizo además un llamado a la unidad por encima de las

ideologías y en el que sostiene que “Mientras no haya un grupo de estudiantes y

profesionales resueltos a sufrir todas las consecuencias de la represión que les impondrá

este sistema que está organizado contra los que quieren cambiar el estado de las cosas en

Colombia, no habrá en nuestro país un verdadero liderazgo revolucionario (FCFU 2014,

85)”.

Teniendo en cuenta lo anterior considero que es pertinente anotar que la mayoría de

performances que la UCR, o los grupos que la componen, llevan a cabo en el santuario con

el fin de reproducir su ideología dentro de la comunidad, se valen una apropiación histórica

de “Camilo” en la que se exalta su rol de líder social, pero sobre todo su compromiso con

su causa política que lo llevó a la muerte. Paradójicamente, se recuerda su muerte a través

de la figura de una vida eterna con la frase “Camilo vive” y/o algunas derivaciones. La

fusión de la rememoración de Camilo Torres, con el espacio está expresada casi siempre en

grafitis con frases cortas sobre el sacerdote siendo esta la modalidad de performance más

utilizada por la UCR.

16. Al tomar esta foto el "capucho" me pidió el favor de que se viera la figura de Camilo

Torres Restrepo. Junio 27 del 2013

Page 74: los “capuchos”

73

Cabe anotar que la UCR tiene otra ventaja y es que en las tres universidades públicas existe

un gran afecto por la figura del sacerdote producto du se acompañamiento a los procesos de

reivindicación adelantados por el movimiento estudiantil en la década de 1960. Por esta

razón, además de los grafitis hechos por los “capuchos”, existen murales con el rostro del

sacerdote en las tres universidades. Estos murales son casi permanentes en algunos espacios

como la biblioteca central de la Universidad Nacional.

Además de la realización de grafitis alusivos a Camilo Torres, otra forma de la UCR de

reproducir su ideología es hacer presencia cuando hay algún problema a nivel universitario

o nacional y entablar el diálogo con la comunidad al respecto de este. Esta práctica suele

suceder días antes de que la UCR lleve a cabo un “tropel” por lo que es evidente la forma

en la que a nivel espacial construyen el santuario para poder usar la interface

efectivamente. En términos performativos, primero hacen una puesta en escena meramente

política para ganar el apoyo ideológico que luego usaran en el despliegue de una puesta de

escena violenta que implique un enfrentamiento con la policía.

Sin embargo, en ciertas coyunturas políticas, el uso del santuario por parte de este grupo no

precede a ningún enfrentamiento. Ejemplo de esto fue un performance realizado por el MER

(Movimiento Estudiantil Revolucionario – Facción de la UCR) en la Universidad Pedagógica

Nacional antes de la realización de los diálogos para la paz y la convivencia impulsados por el

rector del momento Adolfo Atehortúa. Este consistió en una parada que contó con alrededor de

30 militantes de la organización. Durante la parada se profirió un discurso en el que se

denunció la poca efectividad que estaban teniendo las medidas de la rectoría contra el tráfico de

drogas al interior de la universidad, problema que los voceros de la organización relacionaron

directamente con la paramilitarización que según ellos, ocurría al interior de la institución

educativa.

El discurso estuvo seguido de la detonación de al menos 50 “papas bomba” en las canchas.

Según el vocero de la organización, aunque hubieran preferido llevar la protesta a las calles, no

querían dañar el proceso que impulsaba el rector de la universidad. Esto generó simpatías

dentro de la comunidad, ya que algunas de las personas reconocieron este acto del MER como

una contribución al proceso del rector y también les dieron legitimidad por denunciar un grave

problema que aqueja a los estudiantes de dicha universidad. Cabe anotar que otro punto en el

que esta acción fue exitosa es que en el mes inmediatamente anterior a los diálogos ninguna

Page 75: los “capuchos”

74

otra organización hizo presencia, por lo que el MER logró llamar la atención mucho más que

los demás grupos de “capuchos”.

El Santuario “Fariano” del Movimiento Bolivariano

Los Performances del Movimiento Bolivariano siempre se caracterizan por tener un alto

grado de espectacularidad, especialmente los que se desarrollan dentro del santuario.

Además de esto, estos se caracterizan por intentar reproducir la ideología “fariana” es decir,

la ideología de las FARC-EP. Para esto llevan a cabo paradas en las que utilizan muchísimo

tipo de material alusivo a los comandantes de la guerrilla, como pendones, banderas y

avisos de papel que se pegan en los muros. De la misma forma que la UCR, el MB se

aproxima a la muerte de sus mártires con la imagen de una vida eterna por lo que sus

militantes escriben frases como “los que mueren por el pueblo para siempre vivirán” o “a

los que mueren por la vida no los mata ni la muerte” acompañadas de la sigla MB y en

ocasiones de la sigla FARC-EP.

Durante mi trabajo de campo la forma en el que el Movimiento Bolivariano construyó el

santuario sufrió una transformación debido al proceso de paz que se adelantó entre las

FARC-EP y el gobierno colombiano. Así pues, recordando que las formaciones espaciales

de la violencia son una fusión la dimensión topográfica en al que se desenvuelve un agente

y sus dimensiones tácticas e ideológicas, considero pertinente mencionar que este cambio

obedeció a un cambio táctico de la guerrilla que se vio reflejado en la forma de operar del

Movimiento Bolivariano.

La primera forma de construir el santuario estuvo marcada por una táctica de lucha armada

y una ideología de victoria militar. Esto se vio reflejado en un uso activo de la interface que

17. Mural en la Universidad Pedagógica

Nacional con el rostro del comandante de las

FARC-EP Alfonso Cano. Llama la atención el

reiterativo mensaje de vencer. Diciembre de

2012

Page 76: los “capuchos”

75

a su vez se expresaba en discursos, grafitis y publicidad siempre beligerantes en el

santuario. En ese orden de ideas tal vez las palabras más usadas por el MB en todas sus

formas de expresión eran venceremos y victoria. De igual manera, los mensajes más

repetitivos eran “Juramos vencer y venceremos” y desde el año 2014 hasta finales de 2015

“Desde Marquetalia a la Victoria”.

La segunda forma de construir el santuario estuvo marcada por la ausencia de “tropeles” es

decir por la ausencia de enfrentamientos con la policía y por lo tanto por la no utilización

de la interface. La expresión que esto tuvo en el Movimiento Bolivariano fue una baja

aparición del mismo que se limitaba a la escritura de mensajes en los muros con mensajes

alusivos a la paz como “MB por la paz” o “Paz con justicia social MB”.

18. Grafiti escrito por el Movimiento Bolivariano en un muro de la facultad de lingüística de la Universidad Nacional

con mensaje referente a la paz. Septiembre del 2016

A pesar de que cada uno de los momentos mencionados en los párrafos anteriores tiene sus

particularidades, los medios a través de los que se lleva a cabo el proceso de reproducción

ideológica siempre son los mismos: paradas, discursos, grafitis y música. Cuando el MB

realiza algún performance en el santuario es normal que usen parlantes y micrófono para

proferir el discurso. Estos parlantes también son utilizados para poner música de las FARC-

EP, especialmente música de Julián Conrado44, aunque también son utilizadas otras

44 Julián Conrado es un guerrillero de las FARC-EP que se dedicó la producción musical de canciones

alusivas a la guerrilla y a sus héroes y mártires. Usualmente las canciones corresponden a género del

vallenato.

Page 77: los “capuchos”

76

canciones. Dentro de estas canciones se encuentra una llamada “1964 Hip Hop

Bolivariano” que contiene la mayoría de elementos que el MB intenta reproducir de su

ideología. A continuación, expondré la letra de la canción en cuestión y haré una

descripción de los elementos que aparecen en sus performances espacialmente ubicados:

“Juramos vencer y venceremos mis hermanos

Con Bolívar, con Manuel y el comandante Alfonso Cano

Estamos forjando la nueva Colombia

Hay que seguir firmes para alcanzar la gloria

El Movimiento Bolivariano lucha con honor

Con la valentía de nuestro libertador

Es el pueblo consciente el que pelea hoy

Con la espada de Sucre y el fúsil del “mono jojoy”

Adelante camaradas debemos seguir su ejemplo

La vida es más bella si se lucha por el pueblo

Soñando un mundo justo en el que todos tengan pan

Surgió la consigna San Vicente del Caguán

Se expande la lucha por el socialismo

En montañas y ciudades trillando los caminos

Nos llaman terroristas por combatir de frente

A un gobierno manchado de sangre inocente

La barbarie paramilitar ya la pagarán

Así como banqueros y los cerdos del ESMAD

La patria grande va a florecer

Porque sabemos que esta tiranía tiene que caer

No hubo otro camino que la clandestinidad

Para conseguir la anhelada libertad

Debemos combatir por el país convencidos

Con la fuerza de las manos del comandante Iván Ríos

Coro:

Por un mejor mañana para el pueblo colombiano

Crece el movimiento Bolivariano

Seguimos en la lucha cada día somos más

No descansaremos hasta conquistar la paz (x2)

Page 78: los “capuchos”

77

Propaganda rebelde ciudad tras ciudad

El que quiera justicia que venga y se una ya

Resistiendo sin temor al Yanqui que nos asedia

Así como lo hizo el comandante Edgar Devia

Aquí se pelea con cariño sincero

Con respeto al campesino y dignidad para el obrero

Lastimosamente en esta tierra

El camino de la paz se ha forjado con la guerra

Es la rabia insurgente que corre por mis venas

Con el furor que heredamos de Jacobo Arenas

Por todos y todas que cayeron combatiendo

No mueren y renacen en este movimiento

Los que dieron su vida por esta revolución

Los que están peleando, los que están en prisión

Todos los que resisten la presión imperialista

Y construyen juntos una patria socialista

Soberana y libre como la soñó Bolívar

Como la construyen nuestras almas combativas

Con la espada libertaria la victoria libertaria

Un abrazo combativo a mis héroes de Marquetalia

Por un mejor mañana para el pueblo colombiano

Crece el movimiento Bolivariano

Seguimos en la lucha cada día somos más

No descansaremos hasta conquistar la paz (x4)”

Para empezar, el Movimiento Bolivariano se vale de la figura de Bolívar para construir su

identidad, una figura histórica a la que identifican como insurgente equiparándola con las

figuras de Manuel Marulanda y de Alfonso Cano. Es importante la utilización de esta

imagen sobre Bolívar porque le permite al MB apropiarse de una figura vital de la historia

de Colombia y dotarla de significados que lo convierten en un héroe rebelde.

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El papel de la reivindicación de los comandantes de las FARC-EP caídos en combate o en

el transcurso de la guerra es vital para el Movimiento Bolivariano porque se convierten en

símbolos que operan como mecanismo de reproducción ideológica. Esto sucede cuando a

las figuras en cuestión se les atribuyen virtudes concretas por lo que al hacer referencia a

una figura se exalta la virtud en cuestión, por ejemplo, el patriotismo se asocia usualmente

a la figura de Jacobo Arenas. En ese orden de ideas, esta canción reivindica puntualmente a

los comandantes Manuel Marulanda Vélez, Alfonso Cano, Jorge Briceño “Mono Jojoy”,

Iván Ríos, Edgar Devia “Raúl Reyes”, Jacobo Arenas y los “héroes de Marquetalia”.

Igualmente, al guerrillero capturado por el Estado se le considera como un mártir por lo que

se ensalza el papel del sacrificio ya que se le asocia con la coherencia entre lo que se dice y

lo que se hace. Al final también es importante ver cómo la canción reconoce al Movimiento

Bolivariano como el heredero directo de todos los caídos, es decir, termina convirtiéndose

en un puente entre el pasado, en el que habita la muerte y un futuro que se quiere llenar de

una forma de vida concreta, determinada por el socialismo. Así pues, en el medio se

encuentra un presente cargado de violencia e incertidumbre que sería el encargado de

realizar el tránsito entre el pasado y el futuro.

Los anteriores elementos, que se reúnen en la canción, fueron utilizados en la mayoría de

performances con los que el Movimiento Bolivariano construía el santuario durante la

primera etapa, es decir, antes del proceso de paz. En la segunda etapa la mayoría de estos

elementos dejaron de ser utilizados y al final sólo quedaron la figura de Alfonso Cano y

Manuel Marulanda Vélez. Estos dos mártires siguen siendo recordados porque, en el caso

de Cano, él fue quien impulsó el proceso de paz y en el caso de Marulanda es el símbolo

por excelencia de las FARC-EP por lo que no se puede pensar en la guerrilla sin pensar en

el difunto comandante.

Estos elementos se entremezclan con la rememoración de los agravios cometidos por la

fuerza pública contra las universidades públicas en el proceso de reproducción ideológica

que ocurre dentro del santuario. Este es un proceso de doble articulación con el cuál se

reproduce la “herida” existente en las universidades públicas mezclada con los elementos

propios de la ideología fariana dando como resultado un escenario en el cuál la guerrilla es

buena y la policía (y también las FF.MM) son malas. A su vez, este escenario se manifiesta

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materialmente en la consolidación de la frontera que suponen las rejas de la universidad

facilitando así la utilización de esta como una interface de intercambio violento.

La construcción del santuario conlleva una interacción más cercana entre el grupo de

“capuchos” y la comunidad universitaria, es decir se intenta romper con la distancia que

producen la capucha y el contenido simbólico que los militantes del MB cargan al momento

de llevar sus uniformes, sus insignias, etcétera. Para lograr este cometido se valen de la

realización de acciones en las que se trata de reducir la espectacularidad del performance,

un ejemplo de esto ocurrió en la universidad pedagógica el 15 de mayo del año 2015. Ese

día los militantes del Movimiento Bolivariano hicieron su aparición llevando consigo

varios pasteles para celebrar el aniversario de la organización. Los pasteles fueron

compartidos con los miembros de la comunidad universitaria que así lo quisieron en las

canchas luego de un discurso en el que se resaltaba el papel del “pueblo en armas” en la

construcción de un país mejor.

19. Parada del Movimiento Bolivariano en la Universidad Pedagógica Nacional. Para

celebrar el cumpleaños del MB decidieron repartir ponqué a la comunidad universitaria.

Mayo 15 del 2015.

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Sin embargo, pese a lo descrito en el anterior párrafo, en la mayoría de ocasiones que el

Movimiento Bolivariano realizaba trabajo de fortalecimiento político con la comunidad

universitaria, los performances eran tan rimbombantes que terminaban ampliando la

distancia que pretendían reducir como en el caso de un homenaje a Alfonso Cano en la

plaza “Che”. En este performance hicieron presencia alrededor de 80 militantes con

banderas amarillas, azules y rojas, con rostros de bolívar, un pendón con los rostros de

comandantes de las FARC-EP muertos o caídos en combate. Para terminar, hicieron un

cuadrado de militantes y en el centro del mismo arrojaron aproximadamente diez “papas

bomba” y tiraron “voladores”, mientras que otro pequeño grupo de militantes se ubicó en el

techo del teatro León de Greiff y activó bombas de humo de colores amarillo, azul y rojo.

Un elemento importante de la construcción del santuario por parte del Movimiento

Bolivariano es la utilización de la bandera de Colombia o de sus colores. Durante mi

trabajo de campo observé que este fenómeno era reiterativo, generando así una interrogante

que se resolvería en una conversación con Paola en la que ella explica:

“¿Usted si ha visto que cada organización tiene su propia bandera? Pues parce,

nuestra bandera es la bandera de las FARC y en la bandera de la guerrilla están esos

20 y 21. Evento de conmemoración del fallecimiento del comandante de las FARC-EP Alfonso

Cano en la plaza del "Che" en la Universidad Nacional. Noviembre 11 del 2012. En el pendón

se pueden apreciar los rostros de los comandante de la guerrilla de las FARC-EPs: “Manuel

Marulanda”, “Raul Reyes”, “Jacobo Arenas”, “El Mono Jojoy”, “Ivan Rios” y “El Negro

Acacio” (Izquierda a Derecha).

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colores porque las FARC es FARC-EP, osea es el ejército del pueblo, del pueblo

colombiano. Nosotros luchamos contra el estado colombiano, pero también somos

colombianos, somo el pueblo colombiano buscando su libertad es por eso la

bandera”

Durante mi trabajo de campo pude observar algunos performances que fallaron en su

propósito de construir el santuario. El primero de ellos fue el “bautizo” del edificio de la

Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional con el nombre de Edificio

Alfonso Cano. En esta ocasión 10 militantes del Movimiento Bolivariano se ubicaron en la

entrada del edificio, el encargado de dar el discurso hizo referencia al tiempo en el que el

comandante guerrillero fue estudiante de esta facultad y luego en la entrada algunos de sus

compañeros pusieron una calcomanía que decía Edificio Alfonso Cano. Al mismo tiempo

dos militantes de la organización que estaban en el techo tiraron varios pétalos de rosas

rojas sobre la entrada. Para finalizar los miembros del MB detonaron dos “papas bomba”

que causaron gran estruendo y emprendieron la retirada. La razón por la que sostengo que

este fue un performance poco exitoso fue porque en menos de una semana la calcomanía

que habían puesto fue arrancada y la comunidad nunca se refirió al edificio como Edifico

Alfonso Cano.

El segundo performance fallido que observé en mi trabajo de campo ocurrió en la

Universidad Distrital. Los militantes del MB aparecieron con el fin de conmemorar el

fallecimiento del “Mono Jojoy”, después de un discurso en el que se hacía referencia a la

muerte del comandante, los militantes del MB empezaron a arrojar “papas bomba” al techo

del Auditorio Hermanos San Juan, donde en el momento no se encontraba nadie y por lo

que esto no representaba ningún daño. Sin embargo, uno de los artefactos explosivos

sobrepasó el auditorio y cayó en la plazoleta conocida como “La Aburrida” hiriendo a un

estudiante. El fracaso de este performance es evidente, ya que en vez reducir la distancia

entre la organización y la comunidad se abrió una brecha más grande. Del mismo modo la

reproducción ideológica que el evento habría podido generar se vio truncada por el

accidente y la animadversión que este generó.

El tercer performance corresponde con la postura de una placa alusiva a las FARC-EP en la

Universidad Nacional, junto a una de las placas que conmemoran a los estudiantes caídos o

desaparecidos el 16 de mayo de 1984. En este caso, fue tan ineficaz el performance que

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antes de una hora la placa ya había sido destruida por algunos estudiantes de la universidad

sin que nadie defendiera la placa.

Uno de los grandes problemas de la construcción del santuario para cualquier organización

de “capuchos” radica en la naturaleza efímera de su apropiación del espacio. Si bien es

cierto los grafitis que estas organizaciones escriben en las paredes usualmente tienen un

período de duración de 2 a 4 meses, el medio más efectivo de construcción del santuario

que es su presencia física, nunca dura más de 6 horas. Esta falta de constancia termina

siendo un gran impedimento a la consolidación de la reproducción ideológica de las

organizaciones de “capuchos” al interior de las comunidades ya que sus apariciones

espontaneas no hacen frente a las formas de reproducción ideológica de otros sectores. Al

respecto Paola afirma:

“Nosotros no podemos estar saliendo ni siquiera una vez a la semana y pues

así cómo competir contra no sé, un noticiero que todos los días le está

diciendo a la gente que las FARC es una mierda, que la guerrilla son puros

terroristas, que la guerrilla perdió sus ideales, que son una banda de narcos,

es muy jodido parce.”

Una de las expresiones de la naturaleza efímera de los “capuchos” es la forma en la que

desaparecen de la escena. Durante mi trabajo de campo me di cuenta de que estos

personajes emprenden la huida hacia lugares de la universidad donde desaparecen por

completo. Esta práctica de a retirada también tiene una connotación importante por lo que

será analizada a continuación.

La retirada

Según el antropólogo Allen Feldman, la retirada consiste en una red de callejones, edificios

de dos puertas, sistemas de calles y autopistas que permiten la evasión de la policía, de las

patrullas del ejército o de las unidades paramilitares antagónicas (Feldman 1991, 42). En el

caso de los “capuchos” al tratarse de universidades, este sistema está compuesto por una

red de rutas que le permite a los “capuchos” alejarse de la atención de las personas de la

comunidad, del personal de seguridad privada y de los “tiras”. Al respecto de la retirada

Sergio comenta:

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“vea cuando uno se aleja del lugar donde llevó a cabo la acción uno tiene

que tener cuidado de que nadie esté mirando o que haya la menor cantidad

de personas viendo. Uno nunca sabe quién es “tira” y está esperando a que

uno le dé el papayazo de dejarse tomar una foto sin la “carpa” entonces por

eso hay que estar en la juega”

Al mismo respecto Julián comenta:

“Parce cuando uno se abre uno tiene que estar pendiente de coger por los

lugares que no tienen cámaras y tratar de hacer distracciones en otras partes

para que los celadores no le caigan a pistearlo. Es que ese momento de

abrirse siempre es en el que más cuidado hay que tener. Pille, una vez los

manes de las ovejas como que quemaron unas garitas de los celadores o

algo así, entonces los manes esperaron a que estos tipos se fueran a abrir,

los siguieron esperaron a que salieran ya de civil y le dijeron que los

acompañara, los subieron a una camioneta y ahí se los llevaron para la

oficina de seguridad de los celadores y les dieron una solfa la hijueputa y

después se los entregaron a los “tombos”, luego esos pirobos también les

cascaron bien duro y los votaron en un potrero por allá por Soacha”

Feldman también hace una relación entre esta formación espacial de la violencia y un lugar

concreto. Este lugar es lo que él denomina Wash House en el cuál se lleva a cabo un

proceso de descontaminación material y simbólica45, es decir, en este lugar las personas que

acababan de desarrollar un enfrentamiento dejan las armas, los pasamontañas y todos los

elementos simbólicos que los relacionan con su grupo (Feldman 1991, 44).

Del mismo modo los “capuchos” tienen lugares donde llevan a cabo un proceso de

descontaminación material y simbólica, a este proceso de descontaminación se refieren

como “descambiarse” o “la descambiada”. Este proceso se lleva a cabo después de efectuar

la retirada y usualmente ocurre en lugares de la universidad que han sido previamente

estudiados por las organizaciones de “capuchos” con el fin de garantizar la inexistencia de

cámaras, de actividad del personal de seguridad privada y de tránsito de estudiantes.

45 Ver Uribe (1990) quien hace un proceso de descontaminación simbólica.

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En ese orden de ideas el proceso de retirada de los “capuchos” comienza con la detonación

del material explosivo sobrante. Cuando se trata de un “tropel” hay una carga final contra la

policía en la que se arrojan todas las “papas bomba”, los cócteles molotov y otros artefactos

explosivos o incendiarios que quedan. Por otra parte, cuando se trata de un performance

que no implica enfrentamiento, se detonan las “papas bomba” restantes contra el suelo. En

ambos casos, los militantes dejan un pequeño número de “papas bomba” consigo para

disuadir a cualquiera que pretenda atacarlos. Acto seguido, los “capuchos” ubican su ruta

de escape y la utilizan corriendo hasta llegar al “lugar seguro”, es decir al lugar que fue

previamente estudiado en busca de cámaras y del tránsito de vigilantes y estudiantes. En

este lugar se lleva a cabo la “descambiada” y luego el “capucho” es una persona más que

está en la universidad.

La “descambiada” como se mencionó anteriormente es un proceso de descontaminación

material y simbólica, por lo que implica deshacerse de todos los elementos que puedan ligar

a un “capucho” con el performance anteriormente realizado. En ese orden de ideas los

“capuchos” se deshacen de las últimas “papas bomba”, es decir de las que usaban para

disuadir a sus posibles enemigos, se deshacen de las latas de pintura, de la publicidad

sobrante, de los uniformes, de las capuchas y de cualquier elemento adicional que sea

simbólicamente afín a la organización (banderas, pañoletas, brazaletes, botones, etc.). A

propósito del proceso de retirada Vladimir sostiene:

“Parce pille cuando uno se va a ir uno estalla todo el “mate” que sobra, pero

uno se queda con tres o cuatro papitas por si alguien viene a armarle la

espantosa pues uno se lo estalla, pero pues eso nunca pasa. Luego de eso

pues uno ya sabe cómo son vueltas y por dónde se tiene que abrir y ya

cuando un llega al lugar de “descambiarse” ahí deja todos los corotos y ya,

uno se vuelve una persona más dentro de la universidad y como si nada

hubiera pasado”

La retirada es la formación espacial de la violencia en la que se expresa de mejor manera la

naturaleza efímera del fenómeno de los “capuchos”. La necesidad de encontrar “espacios

seguros” donde estos agentes se puedan deshacer de la investidura con la que realizan su

ejercicio político es evidencia de su incapacidad de accionar de otra manera debido a la

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persecución que existe hacia sus perspectivas políticas radicales. Por lo tanto, también hace

evidente la necesidad que tienen los “capuchos” de hacer constantemente apropiaciones del

espacio en las universidades públicas a través de diferentes performances, ya que sólo a

partir de esta forma, se puede llevar a cabo una materialización de su ideología en prácticas

que a su vez permitan su reproducción.

Las tres formaciones espaciales de la violencia estudiadas en la presente investigación

también permiten entender la forma en la que los “capuchos” llevan a cabo su accionar

político a través de diferentes tipos de performance. En ese orden de ideas, a través de la

interface y por lo tanto del intercambio violento entre la policía y los “capuchos”, estos

últimos traen al presente elementos históricos que se fusionan con su ideología política y al

ponerlos en escena en el enfrentamiento con la policía llevan a cabo una reproducción de

los mismos. En el santuario expresan su horizonte ideológico con el fin de ganar simpatías

y de aumentar las filas de personas dispuestas a combatir con la policía y a hacerse parte de

la representación de elementos históricos en el presente con el fin de reproducir la

ideología. Por último, en la retirada ponen de manifiesto la persecución de la que sufren

por parte de sus contradictores propiciando, de esta manera la posibilidad de convertirse en

víctimas lo cual tiene el fin de abrir nuevamente la “herida” producida por la persecución

estatal en las universidades públicas.

Teniendo en cuenta lo anterior, los “capuchos” logran reproducir la existencia de la frontera

que significan las rejas de la universidad a través de la utilización de performances que

recuerden a las comunidades universitarias las agresiones de las que fueron víctimas los

estudiantes de universidades públicas en el pasado. De igual modo la existencia de esa

barrera les permite reproducirse ideológicamente a través de la práctica de construcción de

alteridad que Feldman denomina reproducción del antagonismo, es decir la producción de

un enemigo a partir del intercambio violento y de sí mismo por oposición al enemigo

(Feldman 1991, 4-5) . Esto ocurre bajo la forma “él (extraño, forastero) no puede entrar a la

universidad porque en el pasado atentó contra ella. Yo apoyo a las personas de la

universidad (conocido, parte de mí comunidad) que exigen un cambio radical en la

sociedad. Yo me enfrento a él porque nuevamente está atentando contra la universidad al

atacar a quienes buscan un cambio justo.”

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Para finalizar me gustaría anotar que el complejo interface-santuario, y por lo tanto el

conjunto de formaciones espaciales de la violencia (incluyendo la retirada), están ligadas a

una “normalidad” en los performances. Generalmente la normalidad en el accionar de los

“capuchos” desaparece cuando la policía recibe orden de ingreso a la universidad y

efectivamente el ESMAD ingresa a las universidades.

Durante mi trabajo de campo pude observar que los “capuchos” en una ocasión lograron

romper con la cotidianidad de sus mismos performances en un “tropel” de la Unión

Camilista Revolucionaria en la que el uso de explosivos aumentó de manera considerable.

En esa ocasión, la policía estuvo a punto de entrar, pero antes de que hicieran el ingreso

efectivo, la comunidad universitaria medió para que este no ocurriera y para que los

“capuchos” se retiraran de la interface. Meses después la Fiscalía emitió órdenes de captura

a 13 supuestos miembros de la organización Llamarada Mentes Libertarias, grupo que hace

parte de la UCR.

Esto me permitió deducir que dentro del “tropel” hay unas reglas implícitas que tienen que

ver con el uso de un nivel de protesta determinado y el mantenimiento de la policía por

fuera de la universidad. En el momento en el que esas reglas se rompen, el conjunto de

formaciones espaciales de la violencia se rompe ya que la violencia se sale de la interface y

logra permear el santuario, además, la frontera que suele ser sólida, es decir la reja de la

universidad, pierde su efectividad lo que podría terminar además truncando la retirada de

los “capuchos” rompiendo así con el intercambio violento usual. Así pues, estas reglas

implican el no uso de armas de fuego por ninguna de las partes, la permanencia de ambas

partes en su espacio limitando el intercambio violento a la interface y la limitación de la

agresividad desplegada.

La existencia de estos límites me permite contradecir la teoría de Jonatahn Harden quien en

su texto Performance and Potentiality: Violence, Procession, and Space. afirma que la

violencia en su punto más básico consiste en una ruptura de las performativas (Harden

2010, 193). Los performances y las prácticas de violencia performativa desplegados por los

“capuchos” están atados a reglas de las que de una u otra forma dependen sus vidas y por lo

tanto la posibilidad de llevar a cabo una nueva puesta en escena de su arsenal simbólico en

confrontación con el ESMAD con el fin de comunicar su ideología para llevar a cabo un

proceso de transformación social.

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Consideraciones finales

Al aproximarse nuevamente al concepto de formaciones espaciales de la violencia

(Feldman 1991, 17-45) se debe observar que la fusión entre una dimensión topográfica,

una dimensión táctica y una dimensión ideológica termina siendo determinante en la

relación que los “capuchos” tienen con el espacio en el que se desenvuelven. La ideología

de todos los grupos de “capuchos” está atravesada por un componente de violencia, el cual

consiste en la disposición de todas las organizaciones de enfrentarse con la policía. En ese

orden de ideas, la relación que existe entre los “capuchos” y el espacio en el que se sitúan

sus apariciones se construye a través de performances y prácticas de violencia

performativa, es decir los enfrentamientos, entre estos últimos y el ESMAD de la policía.

Teniendo en cuenta los tres tipos de formación espacial que le dan forma a la relación de

los “capuchos” con el espacio, interface, santuario y retirada, es posible observar cómo la

forma de actuar de estos agentes siempre ocurre en función del intercambio violento. El

santuario aparece como una retaguardia estratégica que sirve de preparación para el

intercambio violento; en él, los “capuchos” se reproducen ideológicamente con el fin de

crear simpatías que se vean reflejadas en el reclutamiento de nuevos militantes y el apoyo

de la comunidad universitaria a sus organizaciones al momento de llevar a cabo un

enfrentamiento con la policía.

En segundo lugar, la interface es la formación espacial en la que el intercambio violento se

vuelve explícito. Esta formación da lugar a un performance violento en el que los

“capuchos” y la policía se enfrentan, dándole solidez a la frontera que suponen las rejas de

las universidades públicas y ahondando la brecha que existe entre dos instituciones del

estado: la universidad pública y la policía nacional. Por otra parte, la existencia de la

interface y las dinámicas que en ella confluyen (especialmente la integración de la

comunidad al performance violento) me permitieron rebatir el concepto de triángulo de la

violencia de David Riches (1986) ya que él supone que los testigos de la violencia tienen un

rol pasivo y no se adhieren a su uso.

Por último, la retirada es la formación espacial en la que ocurre un proceso de

descontaminación simbólica que le permite al “capucho” desaparecer de la escena. Esta

formación espacial es determinante para la preservación de las disposiciones de

clandestinidad de las organizaciones de “capuchos” ya que al despojarse de los elementos

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simbólicos que ligan a un militante con la organización a la que pertenece, puede

permanecer sin consecuencias legales y por lo tanto también puede llevar a cabo un

intercambio violento en el futuro. Además, le proporciona a la organización la posibilidad

de consolidarse al no ser víctima de las acciones del estado que podrían desmantelarla.

Considero importante anotar que, aunque los “capuchos” logran hacer un uso efectivo del

espacio en las universidades públicas, al interior de estas existe una heterogeneidad

ideológica que se ve reflejada en la disminución del apoyo hacia ellos especialmente en la

Universidad Nacional. Sin embargo, la falta del apoyo no sólo se produce por una

disparidad ideológica, sino también por los performances fallidos de los “capuchos” los

cuáles en vez de reproducir su ideología terminan ampliando la brecha entre ellos y la

comunidad universitaria y también logran crear oposición a su presencia.

A pesar de la agencia que poseen las organizaciones de “capuchos” que les permite

reproducir su ideología y ahondar la animadversión que existe entre las comunidades

universitarias de las universidades públicas y la policía, es necesario anotar que su

capacidad de acción y por lo tanto su relación con los espacios también es posible gracias a

algunos componentes históricos que les sirven como base ideológica. La conclusión central

de este texto es que La “herida” dejada por los organismos de la fuerza pública en las

universidades públicas es la que permite el establecimiento de las formaciones espaciales

de la violencia, ya que termina sirviendo de base para la reproducción ideológica de todas

las organizaciones. En ese orden de ideas, a través de la apropiación que hacen los

“capuchos” de esta “herida” ocurre el primer paso en la construcción de simpatías entre

ellos y los miembros de la comunidad universitaria que los apoyan.

Los espacios de las universidades públicas que son utilizados como santuarios por los

“capuchos” terminan por dar lugar a una suerte de culto al martirio que se genera a partir de

los performances que estos realizan con el fin de reproducir su ideología. En ese orden de

ideas muchas veces la ideología termina reproduciéndose a partir de uno sólo valor

exaltado a través de las figuras de los insurgentes, profesores o estudiantes muertos a

manos de la fuerza pública: este valor es el de llevar la lucha hasta las últimas

consecuencias. En un momento podría parecer que esto sólo ocurre con la Unión Camilista

Revolucionaria y la figura de Camilo, pero, más allá de los cambios semánticos en la

expresión de este valor, este es reproducido por todos los grupos con todas las figuras de

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89

los mártires. Materialmente esto se ve expresado en todas las prácticas que sirven para

apropiarse del pasado y de las luchas que estas personas adelantaron.

Los performances de los “capuchos” tienen una relación de ambivalencia con respecto a la

cotidianidad de las universidades públicas. Por un lado, se ha convertido en un fenómeno

normal y por más fuerte que sea el enfrentamiento para las comunidades universitarias los

“tropeles” y los “capuchos” en sí mismos se han convertido en algo normal. Sin embargo,

cuando las comunidades universitarias se comparan con otras en el mundo se dan cuenta de

que la forma en la que ocurren las protestas y la existencia de estos agentes es algo

particular. Del mismo modo, hay ocasiones muy especiales en las que los “tropeles” logran

llevar a cabo una total ruptura con la normalidad debido al uso de una fuerza desmesurada

por parte de los “capuchos”.

La existencia de unos límites de fuerza a la hora de llevar a cabo el despliegue de violencia

performativa que implica una confrontación con el ESMAD, otorga permanencia a la

frontera que suponen las rejas de la universidad. En ese orden de ideas, también permite

que se lleve a cabo la construcción del conjunto de formaciones de la violencia que incluye

el complejo interface-santuario y la retirada. Esto quiere decir que la relación que tienen

los “capuchos” con el espacio en el que se desenvuelven, como ya se mencionó, está

construida alrededor de la violencia y a través de unos performances que se encuentran

delimitados tácitamente en cuanto al nivel de fuerza, uso de armas y permanencia en

espacios se refiere.

Lo anterior me lleva a pensar que en el caso del ESMAD de la policía, también existe un

conjunto de componentes identitarios que se ponen en escena a la hora de enfrentarse con

los “capuchos” en una universidad pública. Esto último me permite pensar que tal vez la

forma en la que ellos actúan en este tipo de situaciones también obedece a un conjunto de

performances que están tácitamente delimitados, incluso es posible que en el caso del

ESMAD, este también haga uso de violencia performativa al enfrentarse con los

“capuchos” con el fin de efectuar un cambio social con un horizonte ideológico opuesto al

de los “capuchos”. Sin embargo, las anteriores hipótesis requieren un futuro trabajo de

investigación que permita corroborarlas o corregirlas.

Por último, quisiera dejar claro que, aunque las prácticas a través de las cuales los

“capuchos” se relacionan con el espacio y con las que se enfrentan con la policía son

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performances en los que ponen en escena los elementos que componen su ideología, tienen

impactos que van mucho más allá de una simple puesta en escena. En ese orden de ideas en

varios de estos enfrentamientos han resultado varias personas heridas o incluso muertas,

por lo que no se debe nunca subestimar el impacto que puede llegar a tener un performance

en términos ideológicos, políticos o materiales.

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Glosario:

Abrirse: Irse de un lugar

Armar la espantosa: Iniciar un enfrentamiento con la policía/ generar un problema. La

palabra espantosa se puede intercambiar por “horrorosa” o “hijueputa”.

Azare: Nerviosismo.

Burra: Tanqueta de gran tamaño utilizada por el ESMAD de la policía para controlar

protestas.

Cambiada: Ponerse el uniforme y la capucha.

Calentar el parche: Generar tensión en un momento importante.

Capucha: Camiseta que se pone en la cara con el fin de ocultar la identidad

Cargar: puede hacer referencia a la captura de alguna persona por parte de la policía.

Carpa: Sinónimo de capucha.

Cascar: Golpear

Cerdo: Palabra utilizada para referirse a un policía

Cocina: lugar donde se prepara el material explosivo que va a ser utilizado contra la policía.

Descambiada: Quitarse toda la indumentaria que pueda ligar al individuo con la

organización de “capuchos”.

Enfierrado: Sujeto que lleva un arma de fuego.

Encenderse: Enfrentarse, usualmente, con la policía.

Fierro: Arma de fuego.

Fiesta: Sinónimo de un enfrentamiento con la policía.

Farra: Sinónimo de un enfrentamiento con la policía.

Gonorrea: Mala persona / Insulto que suele ser utilizado para referirse al enemigo.

Hijueputa: Mala persona / Insulto que suele ser utilizado para referirse al enemigo.

Levantar: Golpear a alguien / ser arrestado y llevado fuera del lugar por la policía.

Molocha: Artefacto incendiario mejor conocido como coctel molotov.

Marrana: Granada de gas de gran tamaño que expulsa gas por sus dos extremos (las

granadas pequeñas sólo expulsan gas por uno de ellos).

Papa Bomba: Artefacto explosivo de bajo poder y de tamaño medio.

Peto: Artefacto explosivo de bajísimo poder y de tamaño pequeño.

Pirobo: Mala persona / Insulto que suele ser utilizada para referirse al enemigo.

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Pistear: Ver o darse cuenta de algo.

Prender: Incendiar algo / enfrentarse con alguien, usualmente la policía.

Pupitrazo: Forma de protesta adelantada por estudiantes en la que se bloquea la calle

aledaña a la universidad con los pupitres.

Quemado: Persona cuyas disposiciones clandestinas fracasan y cuya identidad se sabe es

conocida por los organismos de la fuerza pública.

Reventado: persona que se salió de una organización de estudiantes o un grupo de

“capuchos”.

Solfa: Golpiza brutal.

Tira: Infiltrado de la fuerza pública o de algún ente paramilitar.

Tombo: Palabra utilizada para referirse a un policía

Tropel: Enfrentamiento que ocurre entre los “capuchos” apoyados por algunos miembros

de la comunidad universitaria y el ESMAD de la policía.

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93

Bibliografía

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