Los cuentos del Gran Nigromante

  • Upload
    yibrael

  • View
    448

  • Download
    0

Embed Size (px)

DESCRIPTION

Recopilación de relatos clásicos de Warhammer

Citation preview

NDICEIntroduccin..............................................................................................................................................................4 El Gran Nigromante..................................................................................................................................................5 Engendro del Caos..................................................................................................................................................19 La visin de Ojos Rojos..........................................................................................................................................21 Desvo al infierno....................................................................................................................................................23 El asedio de los muertos..........................................................................................................................................24 Chamn del Gran guila.........................................................................................................................................26 La batalla de las Colinas Aullantes..........................................................................................................................27 Nigromante..............................................................................................................................................................34 Condenado...............................................................................................................................................................37 Primavera.................................................................................................................................................................38 La huida de Kemmler...............................................................................................................................................39 El destino de Marius Hollester.................................................................................................................................42 La garra blanca.........................................................................................................................................................45 Patriarca Supremo....................................................................................................................................................47 Desafo.....................................................................................................................................................................50 Los Von Carstein......................................................................................................................................................51 La batalla de la Puerta Este......................................................................................................................................59 Negocios en Sylvania...............................................................................................................................................62 La ira de Malekith....................................................................................................................................................64 La Corona de la Hechicera......................................................................................................................................66 El Koz.....................................................................................................................................................................68 Gotrek y Flix en Sylvania.......................................................................................................................................70 La Fortaleza Imposible.............................................................................................................................................77 Dragn Sangriento....................................................................................................................................................78 Traicin.....................................................................................................................................................................80 Seor Supremo de los No muertos............................................................................................................................81

INTRODUCCINBienvenidos todos a Los cuentos del Gran Nigromante, un pequeo documento lleno de relatos clsicos del mundo de Warhammer. Durante ms de diez meses he estado publicando estos y otros relatos en mi blog, La biblioteca del Gran Nigromante, para que llegasen a los nuevos aficionados. Hoy en da los manuales y libros de ejrcito de Warhammer ya no cuentan con escritores de la talla de Bill King o Rick Priestley, y es algo que se echa de menos. Aquellos relatos traan el mundo de Warhammer a la vida. Ya que estamos en unas fechas tan sealadas (el solsticio de Invierno de 2011, y tambin las navidades), decid compilar en un volumen la mayora de los relatos que he ido publicando a lo largo del ao, para que se lean ms cmodamente. El presente documento incluye veintisis relatos clsicos que aparecieron entre la tercera y la sexta edicin. Muchos de ellos son del maestro Bill King; hay algunos de otros autores (Rick Priestley y Tuomas Pirinen), y hay algunos de los cuales que no he logrado averiguar quin es el autor. Disfrutad los relatos estas navidades mientras descansis y pasis un tiempo en familia, pues, como dijo Egrimm van Horstmann: "Est por llegar un tiempo en el que las estrellas caern del cielo, y ya no quedar esperanza para los mortales. La negra mano del Caos ha lanzado su sombra sobre los reinos de los hombres, y no es posible desterrarla ni derrotarla. El Reino del Caos ha comenzado."

Disfrutad los Cuentos del Gran Nigromante!

-Yibrael-

http://labibliotecadelgrannigromante.blogspot.com

EL GRAN NIGROMANTERelato de Bill King, aparecido en el libro de No muertos de 4 edicin

1-LA TIERRA DE LOS MUERTOS"En este terrible desierto, bajo la plida luz de la luna, los muertos caminan. Vagan por las dunas en las fras noches sin viento. Sostienen en alto sus armas en un burln desafo a toda la vida, y a veces, con sus fantasmagricas voces resecas como el susurro de hojas marchitas, susurran la palabra que recuerdan de cuando estaban vivos, el nombre de su viejo y siniestro amo. Susurran el nombre de Nagash." de "El Libro de los Muertos, de Abdul-ben-Raschid, traducido del rabe por Heinrich Kemmler Al Sur del Imperio, al Sur de los Reinos Fronterizos, al Sur incluso de las Tierras Yermas y Karak Azul, se encuentra una tierra de la que pocos hombres hablan. Incluso aquellos que conocen su nombre verdadero no pronuncian este nombre en voz alta, prefiriendo referirse a ella, con voz queda, llamndola el Reino de los Muertos. Pocos hombres han estado en ella y han podido regresar para contarlo. El enloquecido prncipe rabe Abdul-ben-Raschid recorri esta tierra con un nico objetivo: buscar la inspiracin para su blastema obra maestra, El Libro de los Muertos. Muchos estudiosos deben sus conocimientos sobre el Reino de los Muertos a las pocas copias de este poema que han sobrevivido. Ben-Raschid no vivi para ver la repulsin generalizada que su obra provoc en el pblico. El Califa de Ka-Sabar orden quemar todas las copias del libro. El Prncipe loco muri en extraas circunstancias, estrangulado por unas manos invisibles en el interior de una habitacin con una nica puerta cerrada por dentro. Cuando sus criados finalmente pudieron derribar la puerta slo encontraron su fro cadver con la cara de color prpura. El cuerpo estaba tan fro al tacto que quem las manos de los que intentaron levantarlo. Los cruzados, al volver de su periplo por Arabia, llevaron algunos ejemplares de su obra hacia el Viejo Mundo, pero muchos de ellos hubieron de lamentar su decisin. El libro de los Muertos habla del gran desierto situados al este de Arabia donde pueden encontrarse las necrpolis, ciudades funerarias para los muertos que no se conforman con su destino. Cada necrpolis contiene incontables mausoleos y pirmides en las que habitan unos seres que es preferible no conocer. Durante el da la ardiente arena entre las tumbas est vaca, y solo algunas grandes serpientes reptan entre las ruinas. Pero en ciertas noches oscuras, los cadveres de los muertos salen de sus moradas y se ocupan de sus asuntos, en una siniestra parodia de sus vidas anteriores. Reparan las tumbas erosionadas por el tiempo patrullan las fronteras de sus necrpolis. A veces marchan para combatir contra los habitantes muertos de otras ciudades funerarias. A veces, los gobernantes No Muertos de las necrpolis hacen pactos y alianzas, y sus hordas invaden Arabia, o las tierras del Norte. Durante las Cruzadas, las fuerzas del Rey Esteban de Estalia destruyeron un gran ejrcito de No Muertos de la ciudad maldita de Lahmia en la batalla de Shanidaar. Los cruzados vencieron, pero el miedo que sintieron fue tan grande que volvieron hacia el Este y embarcaron hacia su hogar cuando tenan la victoria a su alcance. Ben-Raschid describe a una aristocracia maldita de gobernantes No Muertos en el interior de cada

pirmide. Son poderosos Reyes sacerdotes que estn sentados en sus tronos dorados, en medio de un esplendor perdido en el que suean continuamente con siniestra nostalgia de su pasada gloria, dando ocasionalmente terribles rdenes a sus amortajados cortesanos. Estos nobles momificados son a su vez servicios por hordas de lacayos esquelticos, que corren para obedecer hasta los deseos ms mrbidos de sus amos. Espritus medio desvanecidos farfullan incomprensiblemente por los corredores cubiertos de telaraas. Todos estn atrapados en el eterno baile de los muertos hasta el final de la eternidad, enfrascados en antiguos rituales de adoracin al Gran Nigromante que los conden a esta terrible no vida. En el corazn de este vasto desierto se encuentra la ciudad maldita de Khemri, en el centro de la cual destacan las dos estructuras ms grandes jams edificadas por el hombre; una de ellas es la terrible Gran Pirmide de Khemri, que sobresale de las ruinas mas de cien veces la altura de un hombre. Pero incluso esta pirmide es insignificante, como un Enano lo es ante un elefante, ante la Pirmide Negra de Nagash, una horripilante maravilla para todos los que la contemplan. Ben-Raschid dice en su obra que en las calles de Khemri hay espritus inquietos al acecho, esperando devorar la fuerza vital de los vivos, y que el gran sarcfago de Nagash, en el interior del cual se dice que yace el Gran Nigromante mientras recupera sus energas, se encuentra ahora vaco. Mucha gente bien informada atribuye las palabras del Prncipe Loco a los delirios de un hombre que perdi el juicio por su adiccin a la raz de bruja. Los pocos que conocen su secreto saben que la explicacin verdadera es mucho ms terrible. La mejor fuente de conocimientos que tienen los eruditos Imperiales sobre el tema es el infame Liber Mortis del Nigromante Frederick van Hal, tambin conocido por las nuevas generaciones como Vanhel. La nica copia completa que existe de este libro est guardada bajo llave en las bvedas del Templo de Sigmar en Altdorf. Este libro slo pueden estudiarlo los eruditos de corazn ms puro, y slo bajo una dispensa especial del Gran Teogonista en persona. Este permiso normalmente slo es concedido cuando los grandes ejrcitos de No Muertos amenazan al Imperio. Vanhal fue un Nigromante que vivi durante la Gran Plaga, y realiz su obra maestra a partir de las traducciones que Kadon hizo de los Nueve Libros de Nagash. No contento con su imperfecta traduccin de los desvaros del Nigromante, Vanhal efectu varios peregrinajes al Reino de los Muertos. Protegido por los hechizos ms poderosos convers con los habitantes de las ciudades funerarias e investig los secretos ms oscuros de la antigedad Durante ha Geheimnisnacht (la Noche de los Difuntos) consult con los demonios aullantes, y entresac algunos retazos de verdad entre todas sus mentiras. Incluso los demonios del Caos recuerdan las infames acciones de Nagash. Nuestros conocimientos parciales e incompletos de la historia del Gran Nigromante, y de las antiguas tierras que antao gobern y destruy, se deben al Liber Mortis. El Reino de los Muertos es una tierra salvaje cubierta de arena. El Gran Ri es venenoso y tiene el color de la sangre, y los viajeros no pueden aliviar su sed en l. Es cierto que las ciudades estn vacas de vida; se trata de meras ruinas junto a las grandes necrpolis. Es cierto que las carreteras hace mucho que han sido enterradas por la arena, dejando entrever tan slo la parte superior de algunas estatuas y algunos monumentos erosionados por el viento para indicar su existencia. Los pocos viajeros que han regresado han contado que todo est vaco y desolado, y que un terrible honor y melancola llenaba sus corazones mientras dur su estancia. Es cierto que en esta tierra no vive nada, pero no siempre fue as.

2-LOS COMIENZOSUnos dos milenios antes del nacimiento de Sigmar, surgi una gran civilizacin a lo largo de las orillas del Gran Ro. Sus habitantes construyeron ciudades, barcos y carreteras. Lucharon entre ellos utilizando carruajes de guerra, arcos y lanzas. Estaban gobernados por los Reyes Sacerdotes cuya voluntad era ley. Con el transcurso de las generaciones los reyes Sacerdotes empezaron a obsesionarse cada vez ms con la inmortalidad, y construyeron tumbas cada vez ms grandes y elaboradas, convencidos que stas seran sus casas para toda la eternidad. Sus mujeres y sirvientes eran enterrados vivos con ellos cuando moran. Esta prctica empez a extenderse por toda la sociedad hasta que todo aquel que poda permitrselo inverta una buena parte de sus riquezas terrenales en su tumba. En los desiertos lejos de las ciudades pronto surgieron las necrpolis, y estas fueron hacindose ms grandes, mayores incluso que las poblaciones de los vivos. Los Reyes Sacerdotes rivalizaron para dejar tras de si monumentos mayores que los de otros Reyes Sacerdotes, y las pirmides fueron cada vez ms grandes, vigiladas por estatuas titnicas, fortificadas como torres gigantescas, construidas para proteger a sus habitantes toda la eternidad. Las puertas de las partes superiores de las pirmides estaban comunicadas entre s mediante puentes, como si sus habitantes hubieran de visitar a sus vecinos. Estas ciudades acabaron formando una gran red de estructuras intercomunicadas. La prctica de saturar los cuerpos con preservadores alqumicos especiales y amortajar los cadveres con sudarios fue extendindose cada vez ms. Los prncipes guerreros eran enterrados con toda su armadura, sus carruajes, y los caballos que tiraban de ellos. Cada necrpolis ponto contuvo legiones de muertos. Unos dos mil aos antes del nacimiento de Sigmar, aproximadamente hace unos cuatro mil quinientos aos, Nagash naci en Khemri, la ciudad ms grande del Gran Ro. Era el hermano del Rey Sacerdote reinante, un poderoso guerrero muy versado en la magia primitiva de su gente. Desde muy pequeo, Nagash estuvo obsesionado con la muerte. Recorri las necrpolis de la ciudad y penetr en las viejas tumbas. Observ a los embalsamadores cuando preparaban a los muertos antes del entierro. Observ como los guerreros heridos en la batalla se extinguan y moran, y decidi que l nunca morira. Nagash realiz experimentos innombrables en su bsqueda de la inmortalidad, y pronto la gente de la ciudad empez a esquivarle. Como era un hechicero innato y brillante, sus experimentos tuvieron xito, y logr destilar un elixir de sangre humana que prolongaba la vida de quien lo beba. Pronto tuvo un grupo de seguidores leales y depravados con los que comparti su descubrimiento. En un sangriento golpe de estado, Nagash tom el control de Khemri y enterr vivo a su hermano en la Gran pirmide construida por su padre. Al haber prolongado su vida, Nagash y sus seguidores tuvieron ms tiempo para estudiar la Magia Oscura. Sus conocimientos pronto fueron superiores a los de los habitantes de otras ciudades. Empezaron a considerarse dioses y ver a los habitantes de Khemri como simple ganado. Los aos pasaron a ser dcadas y las dcadas siglos, y los bebedores de sangre empezaron a evitar la luz del da y buscar los rincones frescos y oscuros para evitar los rayos del sol. Fijaron su residencia en las tumbas palaciegas de las necrpolis,.Nagash supervis la construccin de su propia gran Pirmide Negra, la mayor estructura nunca edificada por el hombre, especialmente diseada para atraer los vientos de la Magia Oscura hacia Khemri. Sin embargo, para los Reyes Sacerdotes de las otras ciudades, molestos desde haca mucho por los eventos de Khemri, esto fue la ltima gota. Formaron una Gran Alianza contra Nagash y enviaron sus ejrcitos a luchar contra l. Durante la larga guerra que sigui, la Magia Oscura arras la tierra, y algunos oasis quedaron tan saturados de sus energas que a partir de entonces fueron evitados por los hombres.

Despus de casi un siglo de guerra constante, los ejrcitos de los Reyes Sacerdotes lograron conquistar y saquear Khemri. Mientras hua de la ciudad ardiendo hacia las fras profundidades de su pirmide, Nagash dio media vuelya y amenaz con su puo a los ejrcitos de los Reyes Sacerdotes. Prometi que sus ciudades se convertiran en polvo, y en menos que polvo. Los Reyes Sacerdotes se burlaron de l. Los seguidores de Nagash fueron capturados uno a uno en el interior de la pirmide y gritaron horrorizados mientras los sacaban a rastras para decapitarles y quemarles. Los Reyes Sacerdotes derribaron todas las construcciones de Nagash. Todos los monumentos de Nagash desaparecieron. Pero no encontraron ni rastro del propio Nagash. Aunque sus discpulos afirmaron haberle visto entrar en su sarcfago, el atad estaba vaco. En contra de los pactos acordados entre los Reyes Sacerdotes, los gobernantes de Lama robaron los libros de Nagash de su infame Biblioteca Negra. Durante aos haban intentado emular su Magia Oscura. Eran ms cautelosos que Nagash, y procuraron evitar que sus aliados supieran que estaban destilando su elixir de sangre.

3-NAGASHIZARRMientras tanto, Nagash vagaba por el desierto. La sed quemaba su garganta. El hambre roa sus entraas. Terribles visiones bailaban ante sus ojos. Debera haber muerto entre las ardientes arenas, pero su formidable fuerza de voluntad y su vitalidad antinatural le permitieron seguir adelante. Segn la traduccin que Kadon hizo de su obra. Nagash aseguraba que haba muerto y vagado sin rumbo durante cierto tiempo despus de morir, hasta que encontr una forma de volver al mundo de los vivos. Muchos eruditos afirman que esto no fue ms que una alucinacin irreal causada por las privaciones y la sed, pero otros no estn tan seguros. Finalmente el Gran Nigromante dej el desierto y lleg a las colinas de las montaas del Fin del Mundo. Alguna oscura fuerza le haba atrado hacia el Pico Tullido y hacia un nuevo paso en su carrera de incalificable maldad. El territorio en el que se encuentra el Pico Tullido es una tierra de la que nadie ha regresado sin contar historias de gran horror. Es una montaa gigantesca y partida en las costas del Mar Sulfuroso. Antiguamente, un gran trozo de piedra de disformidad cay del cielo y golpe el pico, partindolo y hundindose en el corazn de la montaa. Con el paso del tiempo, el viento, la lluvia y la erosin llevaron el polvo de la piedra de disformidad hasta el Mar Sulfuroso, envenenando el agua y causando horrendas mutaciones a los peces y serpientes que no murieron. El mar estaba rodeado de vegetacin retorcida y atrofiada; rboles enfermos y zarzas venenosas competan por los escasos nutrientes del suelo. De noche, las aguas brillaban con un extrao color verde y una espuma viscosa y txica cubra su superficie. Las tribus que habitaban en sus costas y beban de aquel agua enferma mostraban las horribles signos de degeneracin y mutaciones consecuencia de la exposicin de muchas generaciones a la podredumbre del Caos. Cuando Nagash vio el lugar por primera vez, consider que era el lugar idneo: haba hallado el lugar que buscaba. Al probar por primera vez el agua del Mar Sulfuroso, visiones incandescentes ardieron en su cerebro y la energa oscura corri por sus venas. All tena todo lo que necesitaba. Durante aos Nagash vivi como un ermitao en una cueva en la ladera de Pico Tullido, meditando sobre la naturaleza de la magia y recopilando sabidura del oscuro pozo de su corrupta alma. Explor el enorme sistema de cuevas del Pico hasta encontrar el oscuro lago bajo el que se encontraba la mayor parte de la piedra de disformidad. Mezcl la sustancia del Caos pulverizada con algunas hierbas innombrables y hojas de loto Negro, y utiliz una mezcla para incrementar su energa, agudizar su mente para seguir con sus reflexiones.

Los aos pasaron inexorablemente, y su constante exposicin a la piedra de disformidad provoc terribles cambios en el Gran Nigromante. Su piel se arrug y agriet, desprendindose de sus huesos. En algunas partes era translcido, dejando las venas y los msculos expuestos. Sus ojos se fundieron y formaron pozos de pus luminoso en las cuencas. Sus uas crecieron hasta convertirse en garras, sus dedos de curvaron formaron zarpas. Su corazn dej de latir y la sangre no circul ms. Su cuerpo segua andando gracias a su oscura fuerza de voluntad, y su maligna hechicera. Como haba deseado desde haca tanto, haba escapado de la muerte, o eso crea. Durante ese periodo, Nagash alcanz sus mayores logros en el campo de la nigromancia. A lo largo de los aos perfeccion los hechizos que ms tarde utilizaran todos los Nigromantes. De noche descenda hasta los cementerios de las tribus primitivas que vivan alrededor de Pico Tullido. Los que le vean huan, y los chamanes que osaron enfrentarse a l murieron con una palabra. Abri las tumbas de piedra una a una, y uno a uno reanimo los cuerpos que encontr en su interior. Al principio apenas tuvo xito. Los restos andaban slo unos pasos antes de caer convertidos en polvo por la energa que los mova, pero el control de Nagash fue aumentado como lo hizo en tiempo de animacin, hasta que logr esclavizarles para siempre. Puesto que ya estaban muertos y descompuestos, la piedra de disformidad afectaba poco a estos zombis y esqueletos animados, Nagash les hizo excavar las cuevas de Pico Tullido y construir una torre de piedra. Este fue el origen de Nagashizzar, el Pozo Maldito, la fortaleza ms grande y maligna del mundo. Puesto que deseaba tener a ms lacayos No Muertos, Nagash dedic sus legiones a capturar y esclavizar a las tribus locales. Durante la luna nueva, estos desafortunados fueron arrastrados mientras pataleaban y gritaban hasta el altar de Nagash, donde ste les arrancaba el corazn. A continuacin, sus cuerpos sin alma eran reanimados para servir eternamente a su siniestro seor. Incapaces de resistir ante un ejrcito No Muerto, los hombres de las tribus empezaron a adorar al Gran Nigromante como a un dios, y enviaron pasivamente a las mejores doncellas y a los jvenes ms apuestos a la torre de Nagash como ofrendas. Esto halag su vanidad y perdon a las tribus, ensendoles muchas cosas y levantando una nacin maligna que obedeca sus rdenes. Para satisfacer su maligno humor, Nagash ense a los habitantes de la tribu el ritual del Festn Macabro que al final conducira a un terrible destino a su pueblo. En unos pocos cientos de aos, Nagash haba construido un imperio del mal alrededor de las costas del Mar Sulfuroso. Legiones de vivos con armadura negra luchaban junto a los tambaleantes cadveres animados de sus compaeros muertos. Las pequeas aldeas crecieron hasta convertirse en grandes pueblos. Las minas que haba bajo la torre de Nagash fueron ampliadas hasta formar una gran red de tneles que penetraban hacia el interior de la montaa. Las fortificaciones alrededor de la torre crecieron como un cncer en un cuerpo enfermo hasta cubrir varios kilmetros a la redonda. As naci la ciudad-fortaleza de Nagashizzar, una torre inexpugnable, un laboratorio y una biblioteca de las oscuras artes, capital de la nacin humana ms vil que nunca ha existido en el Mundo Conocido. En el centro, como una araa en medio de una telaraa, Nagash situ su trono, levantado con calaveras humanas. Desde l proclamaba edictos que podan destruir reinos y causar la muerte de naciones enteras. Avanz hasta la Llanura de los Huesos y control a un poderoso dragn No Muerto con su voluntad. A partir de entonces, este monstruo seria su montura. Pero incluso recluido en su inexpugnable fortaleza e ignorado por la mayor parte del mundo, Nagash segua hallando enemigos. Atrados por la piedra de disformidad de Pico Tullido como polillas a una llama, los Skaven empezaron a infiltrarse sutilmente en la montaa. Los lderes de los hombres rata, los misteriosos Videntes Grises, la utilizaban en sus siniestros rituales, y ahora intentaban conseguir la piedra de disformidad que all se encontraba. Invadieron los niveles

inferiores de las minas de Pico Tullido e intentaron tomar la fortaleza como lo haban hecho recientemente con las ciudades de los Enanos del Norte, pero Nagashizzar era mucho ms difcil de conquistar. Aqu tenan que enfrentarse con incontables legiones de cadveres animados y humanos fanticos que teman ms a su oscuro dios que a la muerte, ya que saban que en cualquier caso, su amo les volvera a llamar de la muerte para recompensarles o castigarles. Durante dcadas se sucedieron las violentas escaramuzas en las profundidades de la fortaleza. Los ejrcitos Skaven avanzaron por el reino de Nagash y asediaron Nagashizzar con sus terribles armas. Los ejrcitos del Gran Nigromante y su maligna magia les estaban esperando. Al final la batalla result en una sangrienta guerra de desgaste sin vencedor a la vista. Nagash tena otros planes y los Skaven le distraan, as que cerr un infame pacto con los soberanos Skaven, el Consejo de los Trece. A cambio de su ayuda, l les proporcionara piedra de disformidad extrada de Pico Tullido. No era lo que el Consejo deseaba, pero era preferible a continuar una guerra incierta, donde era posible no conseguir nada. Los Skaven aceptaron el Trato. Pero la constante exposicin a la piedra de disformidad afectaba a Nagash. Construy una gran armadura con una aleacin de hierro y plomo procedente de un meteorito para protegerse de sus nocivos efectos. Sus seguidores no eran tan afortunados. El polvo de piedra de disformidad liberado por su explotacin minera lo cubra todo. Penetr en el suelo y por las races pas a las plantas enfermas, pasando asa al cuerpo de los animales enfermos que las coman. Este polvo fue acumulndose en el cuerpo de los humanos que coman estas plantas, o los animales que previamente las haban ingerido, mutando lentamente. Perdieron el pelo y los dientes, adelgazaron y acabaron enfermando y muriendo. Los ms afectados de todos fueron los que celebraron el Festn Macabro y se alimentaron de la carne de los suyos. Estos absorbieron la mayor parte de sustancia del Caos y degeneraron lentamente hasta convertirse en perversiones nocturnas, en Necrfagos, los elegidos de Nagash, adorados, odiados y temidos a la vez por sus semejantes. El aire y la tierra estaban saturados con polvo de piedra de disformidad. Todo el mundo empez a enfermar y morir, dejando slo un desierto recorrido por Necrfagos que las generaciones futuras denominaron la Desolacin de Nagash. Al Gran Nigromante no le importaba. Vivos o muertos, los habitantes de esa tierra les serviran a l, de una forma o de otra. La propagacin del polvo y la llegada de los No Muertos precipitaron una migracin de Orcos y Goblins, que se alejaron de ese territorio.

4-LA VENGANZA DE NAGASHA lo largo de todos estos siglos, Nagash no olvid la promesa hecha a los Reyes Sacerdotes de su antiguo pas. Quera vengarse, y encontr aliados dentro de su propio pas. Los Reyes Sacerdotes que haban estudiado su maligna herencia y que prolongaron sus vidas utilizando su elixir no haban permanecido ociosos. Ellos tambin haban invocado demonios y experimentado con la Magia Oscura. Los gobernantes de Lahmia avanzaron ms all del elixir. Su sangre qued infectada con una extraa enfermedad. Siglos de consumo del elixir que prolonga la vida combinados con sus propios hechizos les haban trasformado en algo mejor y peor que un ser humano. Esos seres evitaban la luz del sol y acechaban de noche. No queran comer ni beber, excepto sangre. Sus dientes se haban convertido en colmillos, su piel era blanca como el alabastro y sus ojos eran rojos y brillantes. Eran mucho ms fuertes que los hombres mortales. Eran los primeros Vampiros verdaderos. Por la noche se alimentaban de sus propios sbditos. Unos pocos pudieron uniese a ellos en su no muerte.

Los otros Reyes Sacerdotes reunieron una vez ms sus ejrcitos y se prepararon para la guerra. Los carruajes, tan numerosos que no podan contarse, avanzaban al frente de un gran ejrcito de arqueros e infantera equipada con lanzas. Los Reyes Sacerdotes tambin recurrieron a su magia. Tuvo lugar una gran batalla, que los Reyes Sacerdotes vencieron. La poblacin de Lahmia fue esclavizada, las pirmides derribadas, y los Vampiros expulsados. La mayora huyeron hacia el Norte, y uno a uno llegaron a Nagashizzar, donde fueron acogidos por quien anteriormente haba sido su peor enemigo. Nagash observo a estos corruptos inmortales y quedo satisfecho. Ante el tenia unos valiosos paladines para sus ejrcitos. Su maldicin era un tributo a su horrible genialidad. Nagash ya haba concebido su plan de ataque. Era un plan enloquecido y mortfero. Juro que convertirla todo el mundo en el Reino de los Muertos, en el que nada sucedera ni nada podra hacerse si l no lo permita. Gobernara un cementerio tan grande como el mundo, habitado por los muertos sin descanso El primer paso era eliminar a su antigua patria natal. Siguiendo sus rdenes, los Vampiros avanzaron al frente de sus legiones hacia la guerra. Sobre extraas naves construidas con huesos, la horda No Muerta naveg por el Mar Sulfuroso, atravesando los Estrechos de Nagash hasta el Mar Amargo, denominado as por el veneno que las aguas del Mar Sulfuroso haban arrastrado hasta el. Las legiones No Muertas desembarcaron en el abandonado puerto de Lahmia y marcharon hacia el enemigo. Nagash subestimo a sus antiguos compatriotas. Durante su ausencia, la Tierra del Gran Ro haba pasado de ser un cmulo de ciudades estado a convertirse en un poderoso imperio dirigido por el Rey Sacerdote Alcadizaar el Conquistador. Alcadizaar fue el mejor general de su poca y su imperio estaba en la cspide de su poder. Cuando llegaron los No Muertos, se enfrentaron a la oposicin de un estado unificado con un nico ejrcito Adems, los hechiceros del Gran Reino haban progresado en el arte de la magia, especialmente en la construccin de armas mortferas. Contra ellos ninguna victoria poda ser fcil. Los Vampiros eran hechiceros poderosos y peligrosos enemigos Por donde avanzaban, el terror y el miedo atenazaban al enemigo, aunque no fueran invencibles. El frente de la guerra avanzo y retrocedi. Al principio, las legiones No Muertas avanzaron rpidamente. Despus fueron los ejrcitos de Alcadizaar los que ganaron terreno; sus carruajes atravesaban las filas de muertos como las guadaas siegan el trigo. Al final venci Alcadizaar, con su gran armadura dorada brillando por la energa mgica contenida y su cimitarra mgica, ms rpida que la lengua de una serpiente del desierto. Junto a l luchaba su mujer y auriga, Khalida, que haba jurado morir junto a su marido si era necesario. Libraron batalla tras batalla basta destruir la ltima de las legiones de Nagash, obligando a los vampiros a huir a travs del desierto hasta Nagashizzar, para informar a su siniestro seor del fracaso. La furia de Nagash fue enorme. Maldijo a sus capitanes y lanzo terribles hechizos contra ellos. Hizo que conocieran el dolor para toda la eternidad, y sus aullidos proclamaran sus miserias a todos los hombres. Viendo como estaban las cosas. los Vampiros supervivientes huyeron de Nagashizzar por la noche, dispersndose en todas direcciones para confundir a sus perseguidores. De esta forma, su maldicin acabo propagndose por todas las tierras de los hombres. La furia de Nagash se prolongo durante toda una dcada, en la que sigui maquinando nuevos planes. Odio con fuerza al hombre que le haba desbaratado sus planes, e ideo un plan de venganza tan cruel que los propios dioses temblaron y dejaron de observar el mundo. Actu con cautela. Sus agentes llevaron trozos de piedra de disformidad encantados con hechizos de muerte hasta las fuentes del Gran Ri, corrompiendo los manantiales con su maldad, hasta que el agua coagul y fluyo lentamente, teida de color rojo sangre. El pueblo del Gran Reino tembl ante lo sucedido al ro que constitua su vida. Uno a uno, todos los habitantes enfermaron y murieron.

Encargo a los Skaven atraer a tribus de Orcos y Goblins desde las Montanas del Fin del Mundo hasta Nagashizzar. Estos no saban para que propsito quera Nagash a los Orcos, pero cobraron numerosos sacos de piedra de disformidad pura por su servicio. Alcadizaar estaba sentado en su sala del trono mientras vea como su reino era destruido por un enemigo al que no poda derrotar. La peste iba propagndose por el pas. La gente mora con grandes pstulas por toda la piel. Los mdicos enfermaban al intentar curar a sus pacientes. Los hombres huan de sus familias, muriendo mientras corran. Durante algunos meses la Muerte recorri el pas hasta que los muertos eran ms numerosos que los vivos, y los cadveres permanecan pudrindose por las calles. El ganado recorra los campos sin nadie que lo vigilase, hasta que tambin mora. Todas las cosas vivas en el Gran Reino enfermaron. Alcadizaar vio morir a sus amigos uno a uno, despus a sus hijos, despus a su mujer. Alcadizaar era una excepcin, como si algn poder maligno lo quisiera vivo. Finalmente qued solo en su palacio, sentado en su trono dorado, llorando, mientras a lo lejos poda orse a un infatigable ejrcito avanzando. Este ejrcito apareci cuando todo el mundo haba muerto: un gran ejrcito de muertos. Los pocos supervivientes del ejrcito de Alcadizaar estaban tan enfermos y demacrados que no podan impedir su avance ni un segundo. Los No Muertos, inmunes a la enfermedad, avanzaban de extremo a extremo del pas, y no descansaron hasta haber matado a todo hombre, mujer y nio, e incluso a bestias, pjaros y perros. Todos excepto uno. Capturaron a Alcadizaar en su sala del trono y lo arrastraron cargado de cadenas hasta el Pozo Maldito. Lo arrojaron a los pies del trono de Nagash, y tuvo que enfrentarse a la horrorosa forma del Gran Nigromante en persona. Nagash explico a Alcadizaar lo que sucedera a continuacin: todos los increbles detalles de su demencial plan. Nagash le cont que pensaba reanimar a todos los muertos del Gran Reino, y utilizarlos como soldados en su plan para conquistar el mundo. Horrorizado, Alcadizaar fue arrojado a una de las mazmorras de Nagash a la espera de los deseos del siniestro hechicero. Las explicaciones de Nagash al rey no eran amenazas vacas. Estaba decidido a seguir con su plan, y poda hacerlo. Durante un ritual que dur das, consumi cantidades ingentes de piedra de disformidad, hasta que su cuerpo arda con la energa del Caos, y su sangre qued saturada. La poca piel que le quedaba ardi, y se convirti en poco ms que un esqueleto viviente con una negra armadura. Los Orcos y los Goblins fueron conducidos drogados desde las mazmorras hasta el negro altar donde uno a uno fueron sacrificados, y sus almas devoradas por el Gran Nigromante para aumentar su poder. Durante una noche y un da enteros, mientras Mrrsleib brillaba en el cielo, Nagash cant las silabas de su ltimo y ms poderoso hechizo. En las mazmorras, los pocos Orcos supervivientes temblaban y aullaban. Por todo el continente los seres vivos tuvieron pesadillas. En las profundidades del Mar Sulfuroso brillaron luces extraas. Desde lo alto de su torre, Nagash lanzo al aire puados del brillante polvo negro. Los fros vientos lo alejaron de Nagashizzar, cayendo como si fuera lluvia sobre las ciudades y necrpolis del Gran Reino. Por unos instantes todo permaneci calmado. Poco despus, los muertos empezaron a moverse por todo el pas. Una fra luz verde penetro en miles de ojos podridos. Los cadveres de los apestados fueron levantndose uno a uno y caminaron. Los muertos se sacudieron el polvo de eones y salieron de sus tumbas. Los guerreros No Muertos montaron en sus carruajes y avanzaron por la embrujada noche. Los Caballeros No Muertos emergieron de sus guaridas, reunindose todos los seres inmundos. Los innumerables muertos formaron en disciplinadas filas. Las amortajadas momias de los reyes muertos hacia mucho emergieron de sus pirmides para ponerse al mando de los restos de sus antiguos sbditos. Reanimado por la poderosa voluntad de Nagash, el ejrcito ms grande que jams ha visto el mundo empez a converger sobre Nagashizzar.

Exhausto por la gran cantidad de energa que haba necesitado para lanzar el hechizo, Nagash entr en un profundo trance sobre su trono. Mientras el ejrcito de No Muertos avanzaba hacia all, un silencio sepulcral domin Nagashizzar. Era como si la muerte hubiera llegado realmente a la capital del Gran Nigromante.

5-LA CADALa descarga de energa fue tan grande que no pas desapercibido en otras partes del mundo. El Consejo de los Trece entendi finalmente las intenciones de Nagash, y sus miembros quedaron aterrorizados. Con los incontables guerreros muertos del Gran Reino bajo sus rdenes, Nagash sera invencible. Ya no necesitara nunca ms la ayuda de los Skaven. Seguramente les hara pagar caros sus anteriores ataques contra su reino. Descubriendo que, de momento, el Gran Nigromante tambin descansaba, decidieron aprovechar la que podra ser su nica oportunidad de detenerle. Pese a que la misin era crucial, no encontraron a ningn Skaven en el que pudieran confiar para dar muerte al Gran Nigromante. Muchos miembros del Consejo dudaban de la eficacia de sus armas para matar a Nagash; otros simplemente teman que despertara cuando entraran en su sala del trono. Todos conocan su temible poder, y nadie quera enfrentarse a l si despertaba. Finalmente concibieron otro plan. El Consejo reuni rpidamente sus poderes y crearon una espada muy poderosa, cubierta de runas de un poder tan grande que al final serian tan mortferas para quien la empuara como para Nagash. Esto no preocupaba al Consejo de los Trece ya que ninguno de ellos pensaba utilizar el arma. Enviaron a sus lacayos ms audaces a las mazmorras de Nagash, con el arma dentro de una caja de plomo. Siguiendo caminos secretos, los Skaven llegaron al corazn de la fortaleza del Nigromante. Ningn centinela dio la alarma, y los hombres rata llegaron a la celda donde estaba Alcadizaar cargado de cadenas. Sin explicacin alguna, liberaron a Alcadizaar y le mostraron la espada. A causa de la magia del arma, cuando el rey la cogi, sinti el camino que deba seguir para llegar a la sala del trono del Nigromante. Ignorando a los hombres rata que huan, Alcadizaar atraves los ftidos corredores de la mortalmente silenciosa torre. Finalmente llego a la sala del trono del Gran Nigromante. Avanzo silenciosamente por el suelo de mrmol negro hasta llegar frente a la enorme y silenciosa figura de Nagash. El fuego de los ojos del Nigromante No Muerto estaba apagado. No se mova. Las runas de su corona no tenan ningn brillo interior. Por unos instantes Alcadizaar se pregunt si eso no sera algn perverso truco, alguna forma nueva de tortura, pero en el fondo no le importaba. Levant su espada y golpeo describiendo un arco. En el ltimo momento, avisado por un sexto sentido, Nagash levant su brazo para evitar el golpe mortal. La espada Skaven atraves su mueca y su garra cay al suelo. La hechicera que empapaba el cuerpo del Nigromante No Muerto era tan maligna que la mano mantuvo una cierta animacin y huy por el corredor como una gigantesca y horrible araa. Nagash todava estaba exhausto por el Gran Ritual, pero su poder era enorme. Lanz terribles hechizos a Alcadizaar que casi arrancaron la piel de su cuerpo. El Consejo de los Trece utilizaba todo su poder desde muy lejos para proteger a su instrumento humano. Utilizaron desesperadamente todas sus fuerzas para desviar los rayos de Nagash. Los labios descarnados del Nigromante emitieron un silbido de frustracin. Alcadizaar volvi a atacar, atravesando las costillas de Nagash, y le parti el espinazo. Nagash le ara con la garra que le quedaba. y agarr a Alcadizaar por el cuello, estrangulndole. Donde las garras del Nigromante No Muerto profundizaron mas, el cuello del hombre acaba manchado de sangre. Nagash le levanto con una mano hasta que los pies de Alcadizaar no tocaban el suelo. No poda respirar, la oscuridad se cerna sobre l, y Alcadizaar intent frenticamente liberarse, cortando el brazo del Nigromante a la altura del codo. Cay al suelo y atac desesperadamente a Nagash. Las runas Skaven de la espada afectaron finalmente a Nagash, que empez a perder su vitalidad sobrenatural. Su cuerpo, que haba desafiado el paso del tiempo, empez a convertirse en polvo. Al sentir cercana la victoria, Alcadizaar sigui atacando,

partiendo al Nigromante en miles de pedazos. Finalmente, cuando ya no se mova, Alcadizaar cogi la corona de la cabeza de Nagash y sali tambalendose de la fortaleza. Este era el momento que los Skaven estaban esperando. Sus tropas atacaron rpidamente y llevaron los restos despedazados del cuerpo de Nagash a sus forjas. Cada trozo del Gran Nigromante fue quemado en los fuegos de piedra de disformidad que haba utilizado para crear sus artefactos. El nico pedazo de Nagash que nunca pudieron encontrar fue su garra, por lo que una parte de Nagash segua viva. Con la muerte del Gran Nigromante, muchos de los cadveres animados por l cayeron, convertidos en polvo. Sin embargo, las energas liberadas por Nagash en la gran invocacin eran tan grandes que no pudieron disiparse totalmente. Muchos de los antiguos habitantes del Reino de los Muertos siguieron atrapados en su espectral no-vida, y algunos de ellos regresaron lentamente al lugar que mejor conocan, sus propias necrpolis, donde retomaron una siniestra no vida que era el reflejo de sus das como seres vivos. As naci el Reino de los Muertos. Algunos siguieron vagando por el mundo, propagando el terror y la desolacin por donde pasaban. Sin embargo, por el momento, la amenaza del Gran Nigromante haba terminado.

6-MORGHEIMDespus de la destruccin de Nagash, Alcadizaar vag por el Pozo Maldito medio enloquecido por el horror que haba presenciado y por su exposicin a la perniciosa influencia de la Espada de la Muerte del Consejo de los Trece. Aunque la fortaleza estaba llena a rebosar de Skaven, solo los ms locos intentaron impedirle el paso cuando vieron el arma. Los pocos que intentaron impedirle el paso murieron casi instantneamente. Alcadizaar abandon la ciudadela del Gran Nigromante. Haba destruido al enemigo ms peligroso al que ningn hombre se hubiera enfrentado nunca, pero el precio fue muy elevado. Las energas letales del arma lo estaban matando lentamente. Su mano estaba quemada por donde empuaba el arma, que finalmente lanzo a una grieta en el exterior del Pozo Maldito. Conservo la Corona de Nagash. Enloquecido y agonizante, camin hacia el Norte, haca las Montanas del Fin del Mundo, desplomndose en las aguas del Ro Ciego, y abogndose en el. Su cuerpo congelado fue arrastrado hacia las Tierras Yermas, aferrado todava a la corona en un feroz abrazo de muerte. En esa poca, las Tierras Yermas eran un pas dividido, con guerras continuas entre tribus nmadas humanas y clanes de brutales Orcos. El cuerpo congelado y medio devorado de Alcadizaar fue encontrado al fundirse la nieve en primavera, junto a la orilla del Ro Ciego. Lo encontr Kadon, el Shamn de la tribu Lodringen. Kadon vio que Alcadizaar era un poderoso rey y orden que construyeran un tmulo para su cadver. Sinti una extraa atraccin hacia la corona y se quedo con ella, para su eterna condenacin. La corona conservaba parte del espritu del Gran Nigromante. y ense a Kadon algunos de los secretos de Nagash. Los sueos de Kadon estaban llenos de promesas susurradas, y su mente empez a soar con un imperio. Su noble alma pronto quedo corrompida por el mal latente en la corona. Explic a los miembros de la tribu que tena visiones que le ordenaban construir una ciudad junto al tmulo de Alcadizaar. La ciudad deba llamarse Morgheim, que en el idioma de su pueblo quera decir Lugar del Muerto. Por un breve periodo de tiempo, en las Tierras Yermas floreci una dbil civilizacin que abarcaba desde las costas del Golfo Negro hasta la entrada del Paso del Perro Loco, desde el Ri de la Sangre basta el borde de las Marismas de la Locura. Incluso establecieron colonias en el rea que posteriormente seria conocida como los Reinos Fronterizos. Los Orcos fueron expulsados de las Tierras Yermas hacia las Montanas del Fin del Mundo. La mente de Kadon estaba llena de terribles visiones: empez a recrear los Libros de Nagash, a escribir la oscura historia del Gran Nigromante y a dejar constancia sobre el papel de muchos de sus secretos conocimientos. Sus visiones estaban

deformadas por la corona, y acab adorando a Nagash como a un dios, obligando a sus seguidores a hacer lo mismo. El culto de Nagash pronto renaci, y las criaturas No Muertas vigilaban sus templos. El propio Kadon viva en un palacio de mrmol negro construido sobre la entrada al tmulo de Alcadizaar, y era considerado el adorador ms devoto de Nagash. Las Tierras Yermas no eran frtiles, y la poblacin de Morgheim nunca fue demasiado grande, pero con el trabajo de los infatigables Zombis, pudieron construirse ciudadelas y excavarse tmulos. Se construyeron carreteras para comunicar los rincones ms alejados del pas con su capital. Kadon no era un mero aclito, sino un potente hechicero por derecho propio. Cuando su mente adquiri los conocimientos del Nigromante, empez a crear sus propios hechizos. Escribi su infame Grimorio con tinta obtenida de destilar sangre, en un volumen forrado con piel humana. En Morgheim tuvieron lugar actos malignos mucho ms siniestros an. Los Enanos que anteriormente comerciaban con estos humanos dejaron de hacerlo y les evitaron. Gracias a la energa de la corona, los aclitos de Kadon encontraron la garra amputada de Nagash. Kadon recogi la garra y la cubri de temibles hechizos, convirtindola en un artefacto del mal que utiliz para intimidar a sus seguidores. Los ejrcitos de Morgheim asediaron la fortaleza Enana de Barak-Varr, pero sus muros revestidlos de metal resistieron y finalmente tuvieron que retirarse. Los Nigromantes de Morgheim se volvieron introvertidos y decadentes, y el periodo de expansin concluy. Entonces empezaron las invasiones de las salvajes hordas de Orcos de las montanas al mando del Seor de la Guerra Dork Ojo Rojo. Ojo Rojo estaba armado con un arma mgica que le protega de la magia maligna, y los lacayos de los No Muertos no pudieron detener a su salvaje horda. Los aullantes demonios de piel verde pasaron al reino de Kadon a espada y fuego, haciendo huir a los supervivientes hacia el Norte. Kadon muri a manos del propio Ojo Rojo en un mtico duelo entre las calles en llamas de Morgheim. A su muerte, el reino desapareci. El principal discpulo de Kadon cogi la cabeza de su maestro muerto y huy hacia el Norte, habiendo de esconderse a menudo de la persecucin de los Orcos. Actualmente no queda casi ningn rastro del perdido reino de Morgheim, excepto unas cuantas ruinas chamuscadas y tmulos embrujados, en el interior de los cuales habitan seres malignos. Estos restos enfermizos del reino perdido forman parte de los tmulos que estn dispersos por las Tierras Yermas y los Reinos Fronterizos. Algunas criaturas sobrevivieron enterrndose vivas en los tmulos, mientras sus espritus malignos todava vagan por los alrededores. Otros sobrevivieron a la cada del reino, llevndose sus conocimientos hacia el Norte, hacia las tierras donde estaba despertando un nuevo poder. El dios humano llamado Sigmar haba unificado a las tribus salvajes de los hombres, forjando un imperio a sangre y fuego. En el interior de su reino haba muchos rincones apartados donde los Nigromantes podan practicar sus malas artes.

7-EL REGRESO DE NAGASHA la vez que Sigmar fundaba su Imperio, por el Norte circularon extraos rumores sobre el renacimiento de un viejo mal. El Consejo de los Trece crea que haba destruido a Nagash. Estaban equivocados: un ser tan poderoso, tan conocedor de la No Muerte, no poda ser eliminado tan fcilmente. Su forma corprea haba sido destruida, pero su espritu segua vivo. Espero ms all de la muerte, todava ligado al mundo por la presencia de su garra, su corona y su tumba. Nagash haba planeado haca mucho tiempo la posibilidad de su muerte, y parte de su espritu y su poder saturaba su corona, permitindole seguir en contacto con el mundo de los vivos. Aunque tardara siglos Nagash volvera, y al hacerlo, lo hara de la forma ms espectacularmente horrible.

Su cuerpo haba sido incinerado en los hornos de Nagashizzar. De su cuerpo slo quedaron unas partculas de fino polvo negro, esparcidas por el mundo. Estas partculas fueron atrayndose entre s una a una. A lo largo de los siglos, estos fragmentos minsculos empezaron a condensarse sobre la Desolacin de Nagash, formando putrescentes gotas negras que poco a poco fueron desplazndose centmetro a centmetro por todo el pas hasta la Pirmide Negra de Nagash en Khemri. El sarcfago fue llenndose poco a poco (a razn de una gota al ao) de este lquido negro, formando una oscura crislida de la cual renaci su maligno ser. Cuando el fluido solidific, algunas partes siguieron endurecindose hasta formar huesos. Por encima de este oscuro esqueleto crecieron rganos antinaturales. Trozos de venas como gusanos penetraron en los msculos recin formados. Un siniestro caparazn de piel sea empez a cubrir su masa. Slo la mano derecha, amputada por Alcadizaar, no volvi a crecer. Una fra noche, siglos despus de ser derrotado por los Skaven, la tapa del sarcfago se abri y Nagash surgi de l. renacido una vez ms en el mundo. En el exterior de su tumba, Khemri segua existiendo. Nagash permaneci de pie sobre su pirmide mientras absorba energa oscura. Aunque todava era mucho ms poderoso de lo que cualquier mortal poda medir, era una plida sombra de lo que haba sido. Estaba agotado por su largo regreso de la muerte, y porque parte de su poder an estaba perdido, saturando su corona y su garra. Llam a los muertos de Khemri, pero estos le odiaban tanto en la muerte como lo haban hecho en vida, y ya no tena el poder de someterlos a su voluntad como lo haba tenido anteriormente. Pudo controlar una parte de los incontables muertos de Khemri, pero los dems se rebelaron, provocando una guerra civil dentro de la ms grande de las necrpolis. Nagash acab cansndose de esta situacin y visit las otras ciudades de los muertos. En ellas ocurri lo mismo. Los muertos le recordaban, y le odiaban con un odio extrao y sobrenatural que haban sido engendrado durante siglos. Aunque individualmente ninguno de los Reyes Funerarios poda enfrentarse a Nagash, ste no poda resistir contra la alianza formada contra l. Por segunda vez en la historia de su larga no-vida, Nagash era expulsado de su pas natal. Medit sobre su derrota y decidi que volvera a utilizar la energa de la piedra de disformidad para aumentar su fuerza y vengarse de sus enemigos. Una vez ms viajo hacia el Norte, siguiendo el camino que tanto tiempo atrs le condujo a las orillas del Mar Sulfuroso. Esta vez estaba acompaado por un ejrcito de leales seguidores No Muertos. Cuando por fin lleg a Nagashizzar, comprob que los Skaven haban ocupado el lugar. Durante aos haban explotado la piedra de disformidad, utilizndola para sus propios propsitos hasta haberla extinguido casi por completo. Nagashizzar haba pasado a ser una enorme madriguera de hombres rata, aunque relativamente poco poblada ya que en la Desolacin de Nagash no creca nada comestible y tenan que importarlo todo desde las dems guaridas Skaven a cambio de piedra de disformidad. Nagash llego a las puertas de su antigua fortaleza y exigi que se rindiera. El comandante Skaven de la guarnicin le mir y maldijo, insultndole en su propio idioma. Nagash le mat con una palabra, y abri las puertas de Nagashizzar con otra. Ya que l mismo las haba forjado y conoca todas las rdenes secretas a las que respondan. En una noche, las fuerzas de Nagash barrieron el Pozo Maldito y aniquilaron a los sorprendidos Skaven, expulsndoles de la ciudad. Nagash controlaba su ciudadela, pero inmediatamente qued preso de una furia incomprensible para ningn mortal, ya que descubri que los Skaven haban casi agotado la piedra de disformidad. Las instalaciones que haba utilizado para refinar, concentrar y purificar la piedra para sus propios fines estaban completamente destruidas. Aunque no estuvieran destruidas, no quedaba suficiente piedra de disformidad para repetir el Gran Ritual. Ignorando los ejrcitos enviados por el Consejo de los Trece para recuperar Nagashizzar, el Gran Nigromante empez a trabajar. Primero trabaj en las forjas, construyendo una garra metlica para reemplazar su perdida garra. Sus huestes de No Muertos tenan instrucciones, bajo su supervisin, para construirla. La garra artificial estaba

astutamente elaborada y cubierta por inquietantes runas que hacan imposible mirarla. Era flexible y poda utilizarse como una mano normal, pero era mucho ms fuerte. Nagash poda empuar nuevamente un arma, y crear ms artefactos con sus propias manos. Invoc a los espritus de los muertos y les interrog sobre lo sucedido, reconstruyendo poco a poco los acontecimientos que haban tenido lugar en su larga ausencia. Supo de la desaparicin de Alcadizaar, de cmo haba enloquecido y muerto por la corona y la exposicin a la Espada de la Muerte Skaven. Finalmente centro su atencin en el Norte, donde el heredero de Kadon, Morath, tena la corona. 8-SIGMAR Cubrindose con una capa negra y protegido por numerosos hechizos de gran poder, Nagash march de incgnito hacia las tierras del Norte, decidido a reclamar lo que era suyo. Largo fue el camino, y muchas las batallas que libr durante su duro viaje hacia las fras tierras del Norte. Nagash atraves tierras donde los robustos Enanos combatan contra Orcos y Goblins, y donde los seguidores del Caos todava acechaban. Al final lleg a las tierras del recin nacido Imperio . Estableci su residencia en las ruinas de la ciudad Elfica de Athel Tamara, abandonada desde haca mucho tiempo. Convirti la ciudad en su base de operaciones, desde la cual explor todo el Norte en busca de su corona. Nagash envi mensajeros desde las ruinas para que localizaran al heredero de Kadon. Pero Morath estaba muerto. El hechicero maligno haba muerto a manos de Sigmar, y la corona estaba en posesin del primer Emperador. Habiendo sentido su gran maldad, Sigmar no quiso utilizada y la guard bajo llave en su sala del tesoro, lejos de los ojos que pudieran estar tentados de utilizarla. Nagash envi mensajeros al campamento de Sigmar reclamando su corona y ofrecindole riquezas infinitas a cambio. Una gran figura encapuchada, montada sobre un Carroero, descendi sobre el campamento. Todo el mundo estaba acobardado cuando la oscura figura desmont y present las demandas de su seor con voz de ultratumba. El mensajero estaba rodeado por un hedor a maldad y descomposicin, y todos los que le miraban quedaban acobardados, pidiendo a su lder que le entregara la corona. Sin embargo, Sigmar no tena intencin de entregar la corona, y viendo la decidida actitud de su lder, los guerreros cobraron nuevos nimos. Su alegra acab cuando el mensajero volvi a hablar, diciendo que eran unos locos que no viviran lo suficiente para lamentar su decisin. Sigmar levant su gran martillo Ghal Mharaz y golpe a la criatura No Muerta. Esta se descompuso sobre s misma, dejando slo una oscura capa tras l. Sigmar orden que sus restos fueran quemados. Nagash dedic muchos meses a reunir sus fuerzas. Con sus hechizos anim legiones de muertos de los cementerios y otras criaturas de la oscuridad acudieron a su llamada hasta formar un poderoso ejrcito No Muerto. Al fin estaba listo para emprender una guerra contra Sigmar y su pueblo. El gran ejrcito de muertos andantes avanz por los bosques del Imperio, matando a todo aquel que encontraban. Los muertos pasaban a engrosar las filas del ejrcito. Muchos hombres murieron, y otros muchos que huyeron ante el avance del ejrcito de No Muertos hicieron correr la noticia de la llegada de Nagash. Nagash comprendi la importancia de tener el miedo como aliado. Y los hombres del Norte estaban asustados. Haban derrotado a los Orcos y expulsado a todos sus enemigos anteriores, pero ahora deban enfrentarse a un enemigo que les haca temblar y pareca invencible. De todos ellos Sigmar era el nico que no tena miedo. Pidi ayuda a sus aliados Enanos, y forj muchas armas con magia poderosa contra sus enemigos No Muertos. Los dos ejrcitos se enfrentaron en las orillas del ro Reik, a finales de la primavera del ao 15 Imperial. Era un enfrentamiento equilibrado y que causara grandes sufrimientos. Los humanos y los Enanos eran tropas decididas, Los regimientos No Muertos de Esqueletos animados y cadveres

andantes avanzaban como autmatas, cada paso perfectamente sincronizado con el ritmo de un tambor de piel humana. Los Carroeros oscurecan el cielo sobre sus cabezas. Los Vampiros acechaban en la rojiza oscuridad. Los Necrfagos devoraban a muertos y a heridos indistintamente. Los Caballeros No Muertos agarraban a los hombres con su fro abrazo. El ejercito de Nagash carg y rompi como una ola contra el imperturbable muro de escudos Enanos. Las fuerzas de Sigmar contra-cargaron y empez un combate cuerpo a cuerpo generalizado que enfrent a hombres contra monstruos por todo el campo de batalla. Entre todos los muertos andaban dos seres poderosos como dioses. Sigmar diriga carga tras carga de los hombres Unberogens. Su temible martillo de guerra le hacia una mquina de destruccin viviente, dejando un rastro de muerte tras l mientras atravesaba las lneas enemigas. Nagash, montado en un gran carruaje negro, se abra paso entre los combatientes, empuando una negra espada rnica aullante que sostena con su garra metlica. Estos dos titanes se enfrentaron en el centro de la batalla. Sigmar salt sobre el carruaje en marcha, y luch contra el Nigromante No Muerto. Fue una lucha entre seres con fuerzas extraordinarias que hizo que los dos cayeran rodando del vehculo al suelo. Los dos combatieron durante una hora mientras la batalla ruga a su alrededor. Nagash golpe a Sigmar en el brazo, causndole una herida envenenada. Notando como le fallaban las fuerzas, Sigmar arremeti en un enloquecido ataque final. El martillo era como un trueno en sus manos. Golpe una y otra vez al Gran Nigromante, que retrocedi hasta el ro. Nagash invoc a sus esbirros ms poderosos para que le ayudaran. Los Vampiros atacaron al Emperador. Sigmar golpe a diestra y siniestra, derribndoles y matndoles de un golpe. Notando la debilidad de su enemigo, Nagash se puso en pie. Sigmar jadeaba delante suyo. Ambos saban que ste era el duelo final. Sigmar, aunque herido, atac de nuevo. Su martillo descendi como un meteoro. Nagash detuvo el ataque y el martillo no le alcanz. Durante bastante tiempo, los dos forcejearon. Cuando sus armas chocaban saltaban chispas. El atronador sonido de metal chocando contra metal acallaba los gritos de los moribundos. Sus tendones, duros como el acero, empujaban con vitalidad sobrenatural. Los ojos azules y fros estaban trabados con el interior de unas horrendas cuencas vacas. Al final gan Sigmar, desarmando al Gran Nigromante y golpeando con su arma la cabeza de su enemigo. Al morir el Nigromante, de su crneo roto surgi una oscura nube que subi como una columna de gas envenenado sobre el campo de batalla; el humo se dirigi hacia el Sur. Las legiones animadas por su oscura fuerza de voluntad quedaron destruidas. Los Esqueletos quedaron desechos en montones de huesos, los Zombis trastabillaron y cayeron, descomponindose ante los ojos de los hombres hasta convertirse en montones de carne podrida. Los Vampiros y los Necrfagos huyeron hacia lo ms profundo de los bosques. Al acabar la batalla, Sigmar se tambale y cay. El hombre dios necesit varios meses para recuperarse de la herida causada por Nagash, aunque nunca pudo recuperar por completo su fuerza. Por otra parte, el Gran Nigromante necesit varios siglos para volver a recomponer su forma mortal en su gran sarcfago de Khemri. Haba aprendido una amarga leccin. En el mundo ya existan poderes comparables al suyo. Decidi ser ms cuidadoso la prxima vez. A partir de ese da, ha vivido en Nagashizzar como una plida sombra de su anterior poder, utilizando una gran red de agentes para hacer cumplir sus rdenes.

ENGENDRO DEL CAOSRelato de Rick Priestley, aparecido en el libro del Caos de 4 edicinLa criatura surgi tambalendose de entre las lneas del ejrcito del Caos, arrastrndose como si fuera un montn de excrementos calientes. Era imposible describir cul haba sido la forma anterior de la bestia. Si alguna vez haba tenido piernas, estas haban sido cubiertas por las ondulantes capas de reluciente grasa que propulsaban a la criatura hacia adelante como si fuera una babosa gigante. En sus costados iban abrindose y cerrndose unos ventrculos musculares a medida que iba movindose. Los ventrculos expulsaban gases acres procedentes de sus entraas con un malsano ruido de jadeo. De su cuerpo emergan gran cantidad de brazos largos y delgados. Sus obscenos miembros estaban embutidos en una armadura formada por un caparazn rosa y prpura. En las garras de sus apndices, la criatura empuaba una gran variedad de armas, elegidas aleatoriamente de los desperdicios del campo de batalla: garrotes y mazas, espadas rotas, huesos largos y otros restos. El avance de la Reiksgard vacil por unos instantes. Los orgullosos caballeros del Imperio quedaron estupefactos ante el horror deforme que vena hacia ellos. Los caballos relincharon y patearon nerviosamente, sin saber si sus jinetes les haran avanzar o retroceder ante esa monstruosidad. "Un engendro del Caos... Reiksgard, mantened la formacin"-grit el capitn Helborg. Con un destello de brillante acero, el Mariscal del Reik restableci el orden entre sus tropas. Viendo la inflexible determinacin de su cara, los caballeros de la Reiksgard sostuvieron con ms fuerza sus largas lanzas. A medida que el engendro del Caos avanzaba inexorablemente, los caballos olieron su malsano hedor. Quedaron tan aterrorizados que empezaron a patear a ciegas en el aire, y contra los caballos que tenan al lado. Sus jinetes tuvieron problemas para evitar que sus frenticas monturas salieran huyendo. El monstruo ya se haba acercado lo suficiente como para ver su cabeza, ancha y vigorosa, pero obscenamente pequea en comparacin con la masa de su irregular y gigantesco cuerpo. En ella poda observarse un cierto atisbo de humanidad, el necesario para revelar un vestigio de inteligencia, una mente corrompida y destrozada por las numerosas mutaciones malignas de su cuerpo. De su cara brotaban unas antenas largas y retorcidas, en cuya punta podan verse unos iridiscentes ojos de insecto. Su boca, abierta en un bestial grito de agona, estaba llena de largos y afilados dientes. La sangre que borbotaba de sus labios salpicaba su cabeza con gotas escarlata. Con un penetrante chillido de rabia, el ser se abalanz contra los caballeros. Un jinete cay instantneamente bajo el amorfo cuerpo del engendro del Caos. Su caballo, derribado de espaldas por el repentino choque con el monstruo, estaba pateando y agitndose en el suelo, con su espinazo roto por el impacto. Los caballeros quedaron desorganizados mientras trataban de evitar que sus monturas huyeran aterrorizadas. Los larguiruchos brazos del ser golpeaban salvajemente, atacando aleatoriamente, pero alcanzando a numerosos objetivos en la desorganizada formacin. "No intentis atacarlo"-grit el Mariscal del Reik.-"Abrid filas y dejadle pasar". Su espada giraba en el aire mucho ms rpido de lo que un ojo mortal poda observar. Ya haba cortado varios de los miembros de la criatura, pero el ser pareca inmune al dolor y casi imposible de herir.

Sin avisar, la criatura atraves la formacin de caballeros, avanzando torpemente hacia el terreno despejado que haba tras ellos. La Reiksgard haba sufrido una severa derrota, y varios de los caballeros estaban muertos o agonizaban. Las lanzas rotas y los escudos intiles haban cado al suelo por doquier. Pocos hombres haban logrado salir indemnes. El capitn Helborg estaba sangrando por una larga herida en la frente, y su armadura estaba manchada por el limo verde que la criatura tena por sangre. "En formacin... toca la orden", -vocifer el Mariscal del Reik, y los caballeros volvieron una vez ms a su formacin de combate. Quedaban pocos para enfrentarse a las hordas del Caos, pero no por eso flaque su resolucin. El engendro del Caos golpeaba vacilante, sus ojos saltones oscilaban y giraban desesperadamente. El limo verde rezumaba por una docena de heridas profundas que tena en el costado, y los gases nocivos burbujeaban y borboteaban por las zonas desgarradas de su cuerpo. El engendro del Caos vomitaba sangre oscura por su boca abierta, y esta resbalaba por su brillante torso. En ese momento, un proyectil de ballesta se clav profundamente debajo de su mandbula. El engendro del Caos aull y se alz mientras sus brazos golpeaban frenticamente en el aire. Una docena de proyectiles penetraron en su vientre blanco. Ms proyectiles siguieron al primero, y algunos llegaron a clavarse tan profundamente en su blanda carne que desaparecieron totalmente en el interior de la criatura. Otro regimiento avanz hasta ponerse a tiro, y sus tropas dispararon contra el engendro del Caos tan pronto como pudieron. La criatura no intent moverse, sino que se retorci y grit en los estertores de su muerte. Con un gruido final cay al suelo como un desparramado montn de carne gelatinosa. A su alrededor se form un vapor verdoso cuando sus rganos internos expulsaron los ltimos restos nocivos de las entraas de ser. Las tropas imperiales lanzaron un grito de alegra cuando el ser dej de moverse definitivamente. El Mariscal del reik se gir y dio la orden de avanzar contra la horda del Caos.

LA VISIN DE OJOS ROJOSRelato de Bill King, aparecido en el Magia de Batalla de 4 edicinOjos Rojos tena un terrible dolor de cabeza. Esta era sin duda una seal de Gorko y Morko. Algo iba a suceder. El viejo chamn orco trag otra seta y observ el fuego, tratando intilmente de ignorar sus oscuros pensamientos y el temblor de sus sienes. La seta le supo un poco rara. Prob otra. S, realmente rara. Decidi que era mejor probar una ms para asegurarse. El montn de setas estaba al otro lado de la tienda, fuera del alcance de sus manos. Extendi una nudosa garra. Las setas saltaron elevndose en el aire y flotaron hacia su palma. Era divertido cmo hacan esto a veces. El pensamiento le hizo rer ruidosamente. Su criado, Ugathi, sac la cabeza por el borde de la abertura de la tienda. -Algo va mal, jefe?-pregunt Ugathi. -No! Lrgate!-el pequeo goblin desapareci apresuradamente. Ojos Rojos sinti cmo sus miembros hormigueaban. Extraas siluetas de colores bailaban en el fuego. Ellas mismas formaron pequeas miniaturas, pequeos hombres y orcos. Ojos Rojos cogi una ramita y empez a escarbarse los dientes, acercndose an ms al fuego, tratando de tener una mejor visin de lo que las miniaturas estaban haciendo. Se apart de golpe, se meti un montn de setas en la boca y las agit vivamente con la ramita. Su boca estaba tan llena que le era difcil masticar, por lo que se las trag. La escena se volvi ms clara. Los hombres y los orcos estaban luchando. Los humanos llevaban extraas y ornamentadas armaduras y estaban vestidos con pieles de pantera. Montaban grandes caballos. Ojos Rojos asinti con satisfaccin. Una vez haba comido un caballo y le gust el sabor. Por Gorko, estaba hambriento. Necesitaba ms setas rpidamente. Espera, reconoci uno de los orcos. Era el caudillo Ugruk. Ante sus ojos, vio como Ugruk parta en dos a un jinete con un tajo de su hacha. Haba sido un buen golpe. Ojos Rojos aull felicitndole. -Algo va mal, jefe?-pregunt Ugathi-Dolor de tripas? Ha vuelto a olvidarze de tomar zu medizina? -Mira ezo-dijo Ojos Rojos sealando a Ugruk-El Kaudillo ezt dndole a loz apeztozoz humanoz una buena lekzin. -Ez un fuego, jefe. -No, mira a Ugruk, un verdadero maeztro kon el hacha. Ugathi pareca preocupado. -Ugruk ezt en zu tienda, jefe. Ezt komiendo garrapatoz en gelatina. Ojos Rojos dese que el goblin no hubiera mencionado los garrapatos en gelatina. Estaba tan hambriento que hasta el delgado goblin le estaba pareciendo apetitoso. Ugathi not lo que estaba

pensando y empez a retroceder hasta el exterior de la tienda. Ojos Rojos vio otro orco; este llevaba una capa de piel de lobo y llevaba su bculo con plumas. El tipo haba robado las pertenencias de Ojos Rojos. EL viejo orco not como si pudiera entrar en el fuego y darle un buen tortazo. Pero haba algo extraamente familiar en la figura. Tena la misma altura que Ojos Rojos, y la misma complexin. Tena la misma verruga en la nariz. Incluso sus ojos brillaban con el mismo tono de rojo que cuando el chamn se enfadaba. Lentamente, el chamn descubri la verdad. -Eze zoy yo" -No, jefe. Ez un fuego. Ez la hora de zu medizina, jefe. La medizina le har dormir. Ojos Rojos se vio a s mismo adelantndose a Ugruk. Se vio a s mismo levantando las manos e invocando el poderoso pie verde ectoplasmtico para aplastar a la caballera. Se senta feliz, pero an estaba confuso. Cmo poda encontrarse en el fuego luchando contra los humanos y a la vez encontrarse en la tienda vindose hacerlo? Nadie puede estar en dos sitios a la vez. Esto no tena sentido. -Mire, jefe. Una medizina con muy buen zabor. am! am! Por qu no prueba un poko? -Largo de ak. Me eztz hartando. Ugathi sali corriendo de la tienda. De repente, son el cuerno de alarma. Oy cmo los goblins corran por el campamento gritando que los humanos estaban llegando en grandes caballos. Oy a Ugruk dando rdenes y pidiendo su hacha. Ojos Rojos entendi por fin: haba tenido una visin. Haba visto la lucha que iba a producirse. Permaneci por un momento indeciso, preguntndose qu hacer. Debera ir a luchar o permanecer all vindose a s mismo luchando? Todo era muy confuso. Ugathi entr en la tienda corriendo. -Jefe, jefe, loz humanoz eztn ak! Le nezezitmoz! Ojos Rojos se encogi de hombros. Haba decidido luchar contra los humanos. Sera ms divertoido que sentarse all toda la noche a mirar la visin. De todas formas, estaba hambriento, y haca ya mucho tiempo que no probaba la carne de caballo.

DESVO AL INFIERNOAutor desconocido, aparecido en el libro Herederos de SigmarSir Gilbert azuz a su fatigada montura para internarse en la lgubre aldea. Los caminos estaban en terrible estado; le cost creer que aquella era la ruta de Nuln. Sin embargo, los barqueros halflings haban insistido bastante en que aquel era el camino correcto. Si el intil de su escudero no se hubiera dejado matar en Wisenburgo, Gilbert no tendra que haberles dirigido la palabra a esos halflings de sonrisa burlona. Leer mapas y estimar rutas no era labor para un caballero bretoniano! Al fin lleg a lo que pareca una posada. Haba burdos emblemas pintados en la puerta. "Tpica supersyicin campesina", pens Gilbert. El caballero aporre la puerta con su enguantado puo. Nadie respondi. Continu golpeando hasta que finalmente respondi una voz. -Marchos!-grit la voz. -Abrid esta puerta de inmediato-dijo el bretoniano-. Soy sir Gilbert de Arnaud, caballero andante de su piadosa majestad el rey Louen Leoncoeur, y solicito una habitacin y comida para esta noche. Abrid! -Ni aunque furais el mismsimo Gran Teogonista -contest la voz-. No podis entrar -Gilbert oy otras voces en el interior. Acaso estaban burlndose de l? -Escuchadme, miserables campesinos. Abrid esa puerta ahora mismo o cuando llegue a Nuln me asegurar de que la condesa Emmanuelle borre esta aldea del mapa! Esta vez no hubo error posible. La muchedumbre del interior de la posada estaba rindose a carcajadas. Cuando se callaron, la voz dijo: -Id y contdselo a la condesa. Ella no tiene poder aqu. Esto es Silvania, escudero. -No soy escudero!-grit encolerizado Gilbert. Decidido a ensear a esos campesinos a respetar a sus superiores, el caballero asi el pomo de la puerta. En ese momento, se rompi la quietud de la noche. El bretoniano pudo or fuertes pisadas camino abajo. Era un paso firme, como una marcha militar. Gilbert se anim. Tal vez fuera un regimiento de soldados imperiales. A buen seguro que un caballero andante poda contar con su hospitalidad. Sir Gilbert camin hasta el centro de la aldea para saludar a los soldados. Pronto pudo ver las apretadas filas de guerreros en formacin. Se acercaban perfectamente ordenados, con las armas al hombro. Gilbert qued impresionado por la disciplina de la tropa, y estaba a punto de decir algo cuando las palabras murieron en sus labios. A la luz de la luna sir Gilbert pudo ver que no se trataba de soldados imperiales, sino de criaturas de ultratumba. La carne colgaba de sus esquelticos rostros, en cuyas cuencas vacas ardan rojos orbes. Las palabras del campesino resonaron en su mente. "Esto es Silvania, escudero..." Sir Gilbert de Arnaud, caballero andante de Bretonia, desenvain su espada y se prepar para vender cara su vida. Dentro de la posada ya nadie se rea.

EL ASEDIO DE LOS MUERTOSAutor desconocido, aparecido en el libro de Reyes Funerarios de sexta edicinEl sol de la maana resplandeca sobre las puntas de millares de lanzas, brillaba sobre seis mil arcos dorados y luci radiante sobre cinco mil carros de guerra. El ejrcito de Alcadizaar el conquistador se extenda sobre las dunas como un mar de oro y plata. A sus espaldas se encontraban las murallas de la magnfica ciudad de Khemri, treinta metros de granito y mrmol verde que se alzaban directamente sobre la arena, y ms all se eriga la gran ciudad propiamente dicha, vestida de colores azules, amarillos y blancos. La Pirmide Negra descansaba en el horizonte dejando que su sombra se abatiese sobre la tierra que un da un hombre aterroriz. El mero pronunciamiento de su nombre asustaba los corazones del pueblo: Nagash. Ahora, Alcadizaar se alzaba desafiante ante el antiguo enemigo, apoyado por un ejrcito reclutado en todos los lugares de Nehekhara. A su mando tena los mejores urigas de Khemri, los ms letales arqueros de Zandri y la Legin Esfinge de Quatar. Su flanco derecho estaba guardado por la Cohorte Solar del prncipe Imrathepis, la encargada de custodiar las puertas de Numas. A su izquierda estaban los carros de guerra de la Escuadra del Chacal de Mahrak, antiguos adversarios de la traicionera Lahmia. Y, al frente del ejrcito de Alcadizaar, se encontraban los refuerzos ebonitas, formados por rudos hombres de piel oscura y sus bestias de color gris. Haca siglos que ningn rey haba reunido un ejrcito de tal envergadura bajo su mando. Pero la amenaza del pasado se cerna sobre ellos y deba ponrsele fin de una vez por todas. Llegaron noticias de que al mando del ejrcito enemigo se encontraba Arkhan, nigromante de la Torre Negra, el tres veces maldito general de Nagash. Con l vena Wsoran, un insaciable bebedor de sangre de Lahmia que era inmune a las armas normales, y capaz de vencer a un centenar de hombres con sus manos desnudas. Tras ellos, el ejrcito de Lahmia, soldados ya muertos que haban sido resucitados de sus tumbas para marchar nuevamente a la batalla. Si Alcadizaar era derrotado, todo Nehekhara se vera sumido en una era de oscuridad y muerte. Los vampiros se alimentaran de los cuerpos an calientes de sus sbditos, sus magnficos palacios se tornaran vacos osarios y el sueo eterno de sus antepasados se vera turbado por la magia de un nigromante sin escrpulos. Alcadizaar observ el sol despuntante. A medida que se acercaba el momento de la batalla el horizonte se iba oscureciendo. Esta oscuridad absorba toda luz y vitalidad del ambiente. Incluso el sol se fue apagando y el fro que normalmente acompaa a la noche se extendi como un manto sobre el desierto que se haba quedado a oscuras. Poda percibir el miedo de los soldados mientras murmuraban intranquilos. Las nubes negras avanzaron hacia ellos con anormal velocidad. En la penumbra, en silencio, el ejrcito de muertos avanzaba. Como si de una burla macabra se tratase, en lontananza aparecieron carros de guerra hechos con huesos humanos junto a los que galopaban corceles semiesquelticos montados por putrefactos muertos animados. Los arqueros enemigos, cuyos ojos y vsceras haban sido arrancados haca tiempo por los buitres del desierto, avanzaban implacables con los arcos tensados. Y sobre el mar de muerte se elevaban estandartes hechos jirones, que haban tomado parte en cien batallas y que ahora eran animados por una brisa que no era de este mundo. La ira de Alcadizaar fue creciendo a cada paso que daba la horda no muerta. Pens en el horror que

durante tantos aos haba vivido su pueblo; la amenaza silenciosa de la Pirmide Negra haba atemorizado a varias generaciones de khemrianos. Hoy, l acabara con tal amenaza. Aniquilara el ejrcito de Arkhan y decapitara a Wsoran. Colgara ambas cabezas en los estandartes de su carro y avanzara hacia el este para destruir Lahmia. Alz su jepesch dorado sobre su cabeza y orden a sus tropas que avanzasen.

CHAMN DEL GRAN GUILARelato de Tuomas Pirinen, aparecido en el libro Reino del Caos de 5 edicinTalenchar, chamn de la Gran guila, dej entrever una ligera sonrisa sardnica. Harwulf, el caudillo de la horda del Lobo Sangriento, se sent frente a l en la estera roja. Harwulf haba puesto un gran nfasis en que si las tribus atacaban ahora, los malditos seguidores de la Serpiente podan ser aplastados. Talenchar se haba mostrado de acuerdo. Harwulf haba preparado sus planes de batalla, demostrando que nada poda evitar que las tribus derrotasen por completo a su enemigo. Talenchar haba echado un vistazo y haba opinado que el plan era perfecto. Harwulf haba recordado a Talenchar que segua teniendo a su hija como rehn como precaucin ante una posible traicin. Sin pestaear siquiera, Talenchar haba reconocido este hecho. Sudando ligeramente pese al fro, Harwulf haba decidido atraer la atencin de Talenchar hacia el amuleto que lo protega de la magia. Talenchar intent no sonrer mientras observaba que, efectivamente, Harwulf era inmune a sus poderes. Totalmente nervioso, Harwulf se haba levantado para marcharse y Talenchar le haba deseado un feliz viaje. Desde el interior de su tienda poda orse fcilmente cmo la gran escolta de Harwulf formaba alrededor de su lder. Cuando se acall el tintineo de las bridas de sus caballos, Kessi, Portador de la Verdad de la horda de la Serpiente Negra, abandon su escondite. Pareca molesto. Quera saber por qu Talenchar haba estado de acuerdo con todo lo que Harwulf haba dicho; supona esto que la alianza entre la Serpiente y el guila haba terminado? Enfurecido, fue a sentarse, pero Talenchar adelant una mano para detenerlo. -La estera ha sido envenenada-dijo-, Harwulf jams volver a ver su hogar. -Pero, y vuestra hija?-pregunt el lder de la Serpiente. -No tengo ninguna hija. Ahora, por favor, explicadme vuestro plan. Tengo ms gente por atender.

LA BATALLA DE LAS COLINAS AULLANTESRelato de Bill King, aparecido en el libro del Imperio de 4 edicinLos Caballeros Pantera se acercaron con el caracterstico traqueteo metlico de sus armaduras. Flix se apart del camino y les dej pasar. Slo un necio se habra mantenido en medio del camino de los pesados Caballeros y sus monturas totalmente revestidas de metal. Sobre el yelmo de uno de los caballeros la cabeza sin ojos de un gran felino contemplaba inexpresivamente el campo de batalla. T! Qu haces pendoneando por aqu como un mentecato encandilado? Vuelve a tu compaa! Flix mir a su alrededor. Un hombre corpulento con la insignia de la cabeza de toro de Ostland en el escudo estaba vociferando y gesticulando furiosamente con su lanza. A Flix le cost comprender que el hombre se refera a l. Estuvo tentado de decirle que se fuera al infierno, pero se encogi de hombros y se march, decidido a encontrar al Matatrolls antes de que empezara la batalla. Su juramento le obligaba a inmortalizar las gestas del Matador en un poema pico, as que pens que como mnimo deba estar presente para presenciar el conflicto. Subi a la cresta de la colina y se coloc junto a la artillera imperial. Por todas partes haba ingenieros y artilleros ocupados. Un capitn artillero se inclin sobre un barril de plvora para medir distancias, mientras consultaba un pequeo libro de tablas. Los fornidos artilleros, con el torso desnudo, apilaban penosamente bolas de can detrs de sus enormes armas forjadas en hierro. Unos jovencitos sudorosos soplaban las hogueras para que no se apagara. Desde este punto privilegiado se poda avistar todo el campo de batalla. En la lejana Flix divis un gran ejercito Elfo procedente de Naggaroth. Una hidra y una mantcora guiadas por seores de las bestias sobresalan por encima del resto de cuerpos. Distingui la larga lnea de caballeros glidos a la vanguardia del ejrcito enemigo. Hasta la posicin de Flix lleg el pavoroso aullido de aquellas bestias gigantes, provocndole escalofros. Ya se haba enfrentado anteriormente a los caballeros glidos y no haba sido una experiencia agradable. En el flanco derecho del ejercito, los elfos oscuros arrastraban unos enormes y sofisticados lanzavirotes. Cerca de l se extenda a lo largo de una angosta loma, en lnea recta, una unidad de arqueros. Los elfos eran demasiado poderosos como para menospreciarlos. Flix haba odo muchos rumores sobre el podero de los elfos de Naggaroth. Los soldados del Emperador estaban desplegados entre dos pequeas colinas. En la colina de Flix haba dos grandes caones. En la otra haba un terrorfico can de salvas y un mortero. Ambas colinas estaban protegidas por una pantalla de tropas de proyectiles. En la vertiente de la colina que se extenda debajo de Flix estaban los ballesteros de Tilea. Eusebio se gir y dirigi a Flix un clido saludo. Los arqueros de Reikland protegan el can de salvas. A su izquierda, al pie de la colina estaba la frentica hueste de flagelantes. Estos aullaban y se azotaban los unos a los otros. Flix no saba si aquel sonido atemorizara al enemigo, pero a l sin duda le estremeca. Entre las dos colinas aguardaba el grueso de las tropas Imperiales. Estaban dispuestas como en un tablero de ajedrez. Las tropas ms adelantadas alternaban una unidad de caballera con una de infantera. Flix observo como los Caballeros Pantera tomaban posiciones junto con la Reiksgard a pie. Los caballeros del Lobo Blanco blandieron sus enormes martillos a dos manos y intercambiaban chanzas amistosas con los alabarderos de Middenheim. Tras ellos haba lanceros

llegados de las provincias de Nordland y Hochland. Delante de todo el ejrcito se hallaba una larga lnea de arqueros a caballo de Kislev. Flix distingui la orgullosa figura del joven Emperador Karl Franz portando el Rompecraneos. ste acababa de dirigirse a las tropas del centro y estaba montado en su grifo Garra de Muerte, que con un par de aleteos, se elevo inmediatamente hacia el cielo. Un clamor de jbilo se levant entre las tropas imperiales cuando vieron cmo la bestia se elevaba hacia las nubes. Con el entrechocar metlico de las orugas y el chirriar de los pistones, un tanque de vapor rod hasta colocarse en su posicin en el centro de la lnea. El aire vibr con el retumbar de su motor. El olor acre de su humo llen las fosas nasales de Flix. Las tropas se apartaron para dejar paso al tanque de vapor. Su blindada estructura era una magnfica visin sobre el campo de batalla. Flix haba odo rumores sobre este producto de la Escuela de Ingenieros Imperiales, pero jams haba visto ninguno. Creyendo que el saludo iba dirigido a l, el comandante del tanque abri la escotilla y se quit el sombrero para reconocer el homenaje que, crea, se le renda. Una oleada de carcajadas fue la respuesta de los soldados. De repente el ejrcito imperial qued en silencio. De entre las filas de los elfos oscuros emergi algo descomunal. Con un batir de sus alas coriceas se elev hacia los cielos. Flix vio que se trataba de un dragn negro y de que en su grupa iba montaba un elfo. Intent calcular la envergadura de las alas de la criatura, pero lo dej por imposible. Era desmesurado. El dragn abri sus fauces draconianas y dej escapar un tremendo graznido. Una sombra de duda cubri la faz de los soldados imperiales. Cada uno de los presentes sinti como el terror atenazaba su corazn. Traedme a esa lagartija! Rugi una voz que Flix reconoci inmediatamente -. Hoy todava no he desayunado! Flix se gir para mirar colina abajo. Un puado de Enanos ascenda trabajosamente por la elevacin. Parecan un grupo peligroso; todos lucan enormes crestas de pelo teido, todos estaban recubiertos de extraos e intrincados tatuajes y todos blandan unos gigantesco martillos de guerra y hachas de batalla. Pertenecan al Culto de los Matadores, esa extraa fraternidad maldita cuyos miembros han jurado buscar la muerte en batalla. Su lder era un Enano increblemente musculoso que luca un gran parche negro. Era l quin haba gritado al jinete del dragn negro. Ese es Gotrek Gurnisson dijo uno de los artilleros -. Es un pirado. Anoche le vi beber un tonel entero de cerveza. Como si respondiese al desafo de Gotrek, el dragn negro volvi a rugir. Su llamada bestial atraves el campo de batalla. De nuevo, las fuerzas imperiales permanecieron en silencio. A que no bajas aqu y me lo dices a la cara!?, Grit Gotrek. A los flagelantes se les escap un sonoro lamento. Y vosotros, escoria, callaos de una vez! Tron el Matatrolls -. Es que no veis que mi compaero Snorri Muerdenarices tiene resaca?. Si los flagelantes oyeron al Enano decidieron ignorarle. En la lejana los Elfos haban empezado a moverse. A medioda, carnicera! Dijo Gotrek cuando el resto de Enanos consigui llegar a la cresta de la colina. Inspir profundamente y sonro para revelar sus dientes cados. Como siempre, cada vez que apareca la ms mnima posibilidad de que hubiera una matanza, l pareca obscenamente contento. S, parece que hoy es un buen da. Un buen da para qu? Pregunt Flix. Se senta extraamente feliz de ver al Matador, y no estaba seguro de porqu. Al fin y al cabo, no haba nada tranquilizante en la visin de un Enano esquizofrnico con una enorme hacha.

Para morir. Gotrek apunt con su poderoso y chato dedo ndice a la horda que avanzaba. Entonces cambi su expresin. Pareca un chaval al que le hubiesen hecho un regalo especialmente bueno en una ocasin especial. Mira, Snorri! Hay muchos elfos!! El Matador que haba detrs de Gotrek sacudi su cabeza y asinti con la mirada empaada. Flix se pregunt si era posible que aquel Enano llevase realmente tres tachuelas incrustadas en la frente. Snorri cree que tienes razn, Gotrek sonri Snorri, y blandi su enorme martillo de guerra haca los elfos -. Snorri cree que tendramos que acercarnos y tener una discusin civilizada con ellos. Los Enanos descendieron por la colina corriendo tan rpido como se lo permitan sus cortas piernas. Durante unos instantes Flix estuvo a punto de seguirlos. Entonces oy el aullido de miedo de los artilleros y, por el rabillo del ojo, vio como un virote pasaba muy cerca de l. Se tir al suelo. El aire fue desplazado por una masa enorme, y una corriente repentina le riz el cabello. Mirando a su alrededor, Flix pudo ver como un artillero acababa de ser ensartado por el virote. El aullido de los flagelantes aument de volumen, compitiendo con el gruido distante de las bestias. Si Flix hubiera sabido hablar druchii, hubiera jurado que estaban asiendo una cuenta atrs... De repente, los elfos dejaron de hablar. Del lanzavirotes salieron disparados dos virotes. Que fueron en lnea recta a donde se encontraba Flix. Flix observ como se acercaban. Tuvo la aplastante sensacin de que estaba totalmente indefenso ante aquella situacin. Quera correr y ponerse a cubierto, pero no tena ni idea de hacia dnde hacerlo. Quiz movindose slo consiguiera ponerse en su camino, como el pobre diablo que tena detrs. Se oyeron claramente varios resuellos de alivio cuando los virotes cayeron detrs de la colina. Al ver que los elfos se afanaban en recargar sus mquinas Flix se arriesg a echar un vistazo al campo de batalla. Una horda de elfas haba avanzado. Eran unas bellas elfas casi desnudas. Elfas brujas! Haba odo siniestros rumores acerca de los rituales que hacan y los asesinos que formaban. Los ballesteros elfos abrieron fuego, pero sus misiles apenas alcanzaron a la desafiante avanzadilla imperial. Los glidos trotaron rpidamente a pesar del peso de sus jinetes. La impresin de aquella era una hueste invencible. Qu era eso de ah? Pero, no poda ser! Desgraciadamente lo era. Flix tembl. A su izquierda, no muy lejos, haba divisado un pegaso negro que se aproximaba presuroso. La montaba una hechicera que parloteaba sin cesar. La hechicera elfica blandi un bculo que despidi un halo de luz brillante. La hechicera apunt su vara hacia la colina en la que se hallaba Flix, haciendo que se le volvieran erizar los pelos de la nuca. Sinti una tensin extraa en su piel. Brujera no, por favor. Iba a morir. Antes de que pudiera pasar nada ms, Flix oy el sonido de alguien recitando un hechizo muy cerca de l. Un hombre alto vestido con una capa gris alz sus manos e hizo un breve gesto, como si espantara una mosca. El aura de energa arcana que lo envolva se fue tan rpido como haba aparecido. Con un rugido, el ejercito imperial avanz. Los arqueros kislevitas a caball