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LOS RIEGOS LOCALIZADOS COMENTARIOS SOBRE SU IMPLANTACION Y MANEJO Hasta hace poco tiempo los riegos localiza- dos basaban su atractivo más en la novedad que en la realidad técnica en que se desarro- llaban. Nuestro gran respeto por lo desconoci- do nos acercaba a cuanto sobre ellos se escri- bia de forma que antes de verlos funcionar ya contábamos con todo un bagaje de prejui- cios que en no pocos casos ha condicionado nuestras opiniones. Es posible que en torno a estos sistemas de aplicación de agua pueda existir toda una fi- losofía, pero me abstendré de glosarla hasta que me ponga de acuerdo con quienes creen que filosofía es contestar acerca de la natura- leza de las cosas; no obstante, he de señalar que, en mi opinión, el gran desarrollo de es- ta técnica se debe a la existencia de una po- tente industria de materiales plásticos, la in- tuición de los hombres del campo y una en- comiable labor de adaptación técnica de aquellas intuiciones. Aquella primera compo- nente, la industria de los plásticos es la que tiene una verdadera concreción técnica mien- tras que las restantes aún se mueven en un es- pacio dominado en parte por las hipótesis. Sin embargo, aún cuando la labor de crea- ción de esquemas lógicos que permitan pro- yectar las instalaciones con cierto rigor no ha concluido, el hecho es que se cuenta en Espa- ña con una importante superficie regada me- diante estos sistemas. Su aumento es continuo por lo que merece la pena comentar algunos aspectos agronómicos de los mismos con el fin de al menos tener conciencia del margen de error en el que nos podemos mover al mane- jarlos. Cuando decimos riegos localizados nos refe- rimos a aquéllos que vierten el agua al suelo mediante diversos mecanismos sin humedecer todo su volumen. El genuino representante de ellos es el riego por goteo cuyo vertido es pun- tual, punto de goteo, a través de artilugios hidráulicos simples, miérotubos, o complejos como los goteros convencionales. Podemos citar otros tipos de localización mediante microaspersores, escupidores, tube- rías perforadas, tuberías de exudación y cual- quier otro que se haya inventado o se esté a punto de inventar. ESQUEMA DE LAS INSTALACIONES En lineas generales una instalación de riego localizado consta de un cabezal, la red de dis- tribución y las lineas portagoteros. El cabezal, al que el agua debe llegar con una presión aproximada de 2 kg./cm 2 , consta de un filtro de arena, un dosificador de abo- nos, un filtro de malla y una válvula volumé- trica. Dejamos a los manuales técnicos la cuantificación de estos elementos y señalare- mos únicamente las funciones que deben rea- lizar. El filtro de arena suele retener todas aque- llas impurezas del agua cuyo tamaño es mayor 44

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LOSRIEGOSLOCALIZADOS

COMENTARIOS SOBRE SUIMPLANTACION Y MANEJO

Hasta hace poco tiempo los riegos localiza-dos basaban su atractivo más en la novedadque en la realidad técnica en que se desarro-llaban. Nuestro gran respeto por lo desconoci-do nos acercaba a cuanto sobre ellos se escri-bia de forma que antes de verlos funcionarya contábamos con todo un bagaje de prejui-cios que en no pocos casos ha condicionadonuestras opiniones.

Es posible que en torno a estos sistemas deaplicación de agua pueda existir toda una fi-losofía, pero me abstendré de glosarla hastaque me ponga de acuerdo con quienes creenque filosofía es contestar acerca de la natura-leza de las cosas; no obstante, he de señalarque, en mi opinión, el gran desarrollo de es-ta técnica se debe a la existencia de una po-tente industria de materiales plásticos, la in-tuición de los hombres del campo y una en-comiable labor de adaptación técnica deaquellas intuiciones. Aquella primera compo-nente, la industria de los plásticos es la quetiene una verdadera concreción técnica mien-tras que las restantes aún se mueven en un es-pacio dominado en parte por las hipótesis.Sin embargo, aún cuando la labor de crea-ción de esquemas lógicos que permitan pro-yectar las instalaciones con cierto rigor no haconcluido, el hecho es que se cuenta en Espa-ña con una importante superficie regada me-diante estos sistemas. Su aumento es continuo

por lo que merece la pena comentar algunosaspectos agronómicos de los mismos con el finde al menos tener conciencia del margen deerror en el que nos podemos mover al mane-jarlos.

Cuando decimos riegos localizados nos refe-rimos a aquéllos que vierten el agua al suelomediante diversos mecanismos sin humedecertodo su volumen. El genuino representante deellos es el riego por goteo cuyo vertido es pun-tual, punto de goteo, a través de artilugioshidráulicos simples, miérotubos, o complejoscomo los goteros convencionales.

Podemos citar otros tipos de localizaciónmediante microaspersores, escupidores, tube-rías perforadas, tuberías de exudación y cual-quier otro que se haya inventado o se esté apunto de inventar.

ESQUEMA DE LAS INSTALACIONES

En lineas generales una instalación de riegolocalizado consta de un cabezal, la red de dis-tribución y las lineas portagoteros.

El cabezal, al que el agua debe llegar conuna presión aproximada de 2 kg./cm 2 , constade un filtro de arena, un dosificador de abo-nos, un filtro de malla y una válvula volumé-trica. Dejamos a los manuales técnicos lacuantificación de estos elementos y señalare-mos únicamente las funciones que deben rea-lizar.

El filtro de arena suele retener todas aque-llas impurezas del agua cuyo tamaño es mayor

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que los poros a través de los que debe fluir.Igualmente son muy eficaces en la retenciónde algas cuyo paso a la red es causa de obs-trucciones y, por lo tanto, nocivo para el fun-cionamiento del sistema. Cuando se utilizanaguas residuales debe procederse a un filtradodel agua con poca velocidad, lo que se consi-gue haciendo pasar el agua por desbordamien-to a través de tamices muy finos; esta opera-ción debe ser en este caso previa a la im-pulsión.

La incorporación de abonos a la red de rie-go se hace tras el filtrado por arena. Cons-tituye una de las ventajas del sistema porquepermite incorporar algunos de los nutrientesque los cultivos necesitan para su crecimiento.Los abonos fácilmente solubles como el fosfa-to amónico y el nitrato potásico constituyen labase de esta operación. No obstante, la es-casez y carestía de los mismos aconseja incor-porar en muchos casos en el riego únicamenteel nitrógeno, existiendo diversas prácticas cul-turales que hacen posible la fertilización fos-forada y potásica al margen del riego; la mássencilla de estas prácticas consiste en echar losabonos tradicionales en la mancha de goteo.

Existen en el mercado abonos líquidos, solu-ciones o suspensiones, capaces de aportar lostres macronutrientes principales; es recomen-dable, no obstante, hacer un estudio econó-mico antes de decidirse entre su utilización ola de abonos más tradicionales.

Las dosis de abonado suelen ser más o me-nos semejantes a las empleadas mediante losmétodos clásicos.

La incorporación de los abonos disueltos serealiza mediante tanques dosificadores o bom-bas inyectoras, que pueden funcionar conenergía hidráulica o con energía eléctrica.

Las más corrientes, o al menos los más co-nocidos por nosotros, son los tanques dosifi-cadores cuyo funcionamiento es bastante sim-ple. Hemos podido comprobar que los mate-riales plásticos son más indicados que los me-tálicos en este tipo de aparatos.

El filtro de malla colocado tras la inyeccióndel abono tiene como misión retener las im-purezas más finas que pudieran quedar trasel filtrado en la arena o hayan aparecido porprecipitación tras la adición de fertilizantes.

Suele llevar malla de acero inoxidable omaterial plástico. El tamaño del orificio de-pende del número de aberturas por pulgada.En el caso de riegos localizados se suelen em-plear filtros cuya malla oscila entre 80 y 180.La anchura del orificio del filtro se puedecalcular aproximadamente mediante la ex-presión:

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malla por pulgada

por lo tanto la anchura de los filtros utilizadaen riego por goteo oscila entre 0,2 mm. y0,088 mm.

La pérdida de carga normal, cuando los fil-tros no están sucios, correspondiente al demalla y al de arena suele oscilar entre 5 y 8metros.

La limpieza de estos filtros es una opera-ción que se debe hacer cuando aquella pér-dida sobrepase dichos limites.

La válvula volumétrica permite la automati-zación en parte del riego, pues una vez cono-cida la cantidad de agua a aplicar basta conhacer el correspondiente registro del dato en eldial de la válvula para que el sistema funcio-ne solo hasta que haya concluido la operación.

La red de distribución del agua consisteen tuberías principales y secundarias. Las pri-meras pueden ser de fibrocemento, cloruro depolivinilo o polietileno; las segundas suelen sergeneralmente, de polietileno y alimentan a laslíneas portagoteros del mismo material.

LA HIDRAULICA DEL SISTEMAEl dimensionado de los elementos hasta la

línea portagoteros se ajusta a los esquemastradicionales del cálculo que se pueden aplicarcon cierta seguridad; sin embargo, diseñaraquellas lineas es una labor de aproxima-ción en la que hay que partir de un enuncia-do claro del problema:

Se trata de diseñar una conducción con ser-vicio en ruta a través de puntos separadosentre si entre O y 6 m. El caudal proporcio-nado en cada punto debe ser teóricamenteigual para todo el servicio y prácticamente ladiferencia entre los vertidos en el primer pun-to y el último no debe ser superior al 10 por100 del caudal teórico.

anchura (mm.) —

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frecuencia de riego, eficiencia en la aplicacióndel agua así como incidencia en la salinidaddel suelo.

Es frecuente que los manuales sobre riegopor goteo antes de abordar el cálculo del vo-lumen de riego dediquen una especial aten-ción al almacenamiento del agua en el suelo.El volumen de éste ocupado por el agua sueleesquematizarse asignándole una forma inexac-tamente regular que en absoluto concuerdacon las realidades que hemos observado; elllamado «bulbo» es una abstracción dificil dedimensionar que constituye una dudosa basede cálculo. Creo que el almacenamiento delagua en el suelo es un conocimiento de se-gundo orden cuando se puede regular el cau-dal vertido y se tiene conocimiento del con-sumo de las plantas. Hay que tener en cuentaque éstas, principalmente árboles, puedenconsumir agua con gastos superiores a 8 litros/hora, consumo que no es despreciable respec-to al caudal de los goteros que en la mayoríade los casos oscila entre 2 litros/hora y 4 li-tros/hora.

El conocimiento de los consumos reales delos cultivos es prácticamente imposible, peroes más fácil llegar a una aproximación válidaa efectos de cálculo que el intentar con elmismo fin conocer la realidad del suelo, unsuelo muy especial en el que hay que estudiarlos potenciales del agua en régimen saturado,en régimen insaturado y en una ambigüa zo-na de transición entre ambos cuyo estudio espoco menos que imposible.

Concretando, para determinar el número degoteros por árbol o por unidad de superficieen el caso de cultivos hortícolas una vez elegi-do el tipo de gotero, es recomendable dividirel - consumo horario estimado para el mes demáximo consumo por el caudal del gotero ele-gido obteniendo de esta división el dato bus-cado. Cuanto más pequeño sea el caudal delgotero elegido menos interferirá el suelo en laoperación de riego. Un correcto espaciamientode los riegos a lo largo del resto de los meses,que hoy por hoy sólo la experiencia permiteestablecer, nos ayudará a regar adecuadamen-te sin que en el planteamiento inicial del pro-yecto hayamos tenido que utilizar abstraccio-nes poco concretas.

Una vez logrado esto, la instalación consi-derada en su conjunto ha de cumplir un cri-terio de uniformidad medible mediante un co-ciente en cuyo numerador se coloca la mitadde los caudales de los cuatro goteros cuyo ver-tido es mínimo actuando de divisor la mediade los caudales de todos los goteros medidos.El valor de este coeficiente de uniformidad,realizado de acuerdo con el método que sedescribe en los manuales técnicos, no debe serinferior a 0,90.

ASPECTOS AGRONOMICOS

Desde el punto de vista agronómico se plan-tean respecto a esta técnica cuestiones sobrela determinación del volumen o dosis de riego,

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Los tensiómetros son instrumentos cuyo usose justifica en su pretendida capacidad paradetectar el momento de riego. Confieso quesoy un escéptico de su eficacia y desde luegofuera del campo de la investigación les veo po-ca utilidad; el momento de riego es algo quepuede y debe decidirlo el agricultor sobre labase de sus conocimientos de la técnica delriego y de las necesidades de los cultivos.

ECONOMIA DEL AGUA

El ahorro de agua es quizá el argumentoque más ha contribuido al desarrollo de estossistemas, ahorro que se basa en la mayor efi-ciencia en la aplicación de aquélla respecto aotros sistemas de riego; creo que un ahorrosuperior al 40 por 100 puede estar causadopor un mal manejo de los sistemas anterior-mente usados en la explotación.

En las primeras fases de las plantacionesfrutales se gasta mucha menos agua por goteoque utilizando sistemas «todo terreno», pero amedida que la plantación va envejeciendola economía de agua va haciéndose menorhasta descender por debajo del nivel anterior-mente señalado.

SALINIDAD

Se dice con demasiada frecuencia que el rie-go por goteo permite emplear aguas de eleva-da salinidad; esto es cierto si nuestra afirma-ción no va más allá de cuatro o cinco arios.Cualquier persona habituada al trabajo en zo-nas áridas sabe que el drenaje de las tierrases la operación que garantiza un nivel mínimode salinidad; lavado y drenaje son las técnicasapropiadas en estos casos, técnicas que difícil-mente se pueden aplicar en una explotacióndonde se implante únicamente este sistema.

El empleo de aguas salinas puede provocaruna más intensa salinización si se riega me-diante localización que si se utilizan otros mé-todos.

CONCLUSIONLos sistemas de localización de agua consti-

tuyen una opción más que el agricultor debeconsiderar en el riego de sus tierras. Razonesde 'índole topográfica, de escasez de agua, deescasez de mano de obra, junto con la posiblesalinidad, gastos de inversión, etc., deben serobjeto de un escrupuloso estudio antes de to-mar una decisión.

JUAN CANO VAS CUENCA

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