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República Bolivariana de Venezuela Instituto Bíblico Teológico “Dios Es Amor” Registrado en el Ministerio del Poder Popular para la Educación Nro. R00390201 Inscrito en el Ministerio del Poder Popular de Interiores y Justicia de la Dirección de Culto Nro. 7755 FACILITADOR: APÓSTOL DR. CARLOS BELIZARIO FAVOR DEPOSITAR EN LOS BANCOS Banco de Venezuela Cuenta Corriente N° 0102-0418-65-0000025221 Banco Banesco Cuenta de Ahorro N° 0134-0262-11-2622022195 Banco Guayanas N° 0008 – 0020 – 16 – 0000144521 a Nombre de Carlos Belizario Email.: [email protected] Cel.: (0414)-894.80.97 (0416)-293.40.72; (0281)-418.60.66 Calle libertad # 54-A, El Espejo, al lado del Talle Bruno, Barcelona Estado Anzoátegui – Venezuela APÓSTOLES DR. CALOR Y ROSA DE BELIZARIO DIRECTORES GENERALES MAGISTER CÓDIGO 012 1

Mag012_consejeria Biblica Terapeutica II

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República Bolivariana de VenezuelaInstituto Bíblico Teológico

“Dios Es Amor”Registrado en el Ministerio del Poder Popular para la Educación

Nro. R00390201Inscrito en el Ministerio del Poder Popular de Interiores y Justicia de la

Dirección de Culto Nro. 7755

FACILITADOR: APÓSTOL DR. CARLOS BELIZARIO

FAVOR DEPOSITAR EN LOS BANCOS

Banco de Venezuela Cuenta Corriente N° 0102-0418-65-0000025221

Banco Banesco Cuenta de Ahorro N° 0134-0262-11-2622022195

Banco Guayanas N° 0008 – 0020 – 16 – 0000144521 a Nombre de Carlos Belizario

Email.: [email protected] Cel.: (0414)-894.80.97(0416)-293.40.72; (0281)-418.60.66

Calle libertad # 54-A, El Espejo, al lado del Talle Bruno,Barcelona Estado Anzoátegui – Venezuela

APÓSTOLES DR. CALOR Y ROSA DE BELIZARIODIRECTORES GENERALES

MAGISTER CÓDIGO 012

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Introducción

Consejería Bíblica

"Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para

corregir, para instruir en justicia,  a fin de que el hombre de Dios sea perfecto,

equipado para toda buena obra. Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y

más cortante que cualquier espada de dos filos; penetra hasta la división del

alma y del espíritu, de las coyunturas y los tuétanos, y es poderosa para

discernir los pensamientos y las intenciones del corazón.  Y no hay cosa creada

oculta a su vista, sino que todas las cosas están al descubierto y desnudas

ante los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta"

  2 timoteo 3:16- 17  Hebreos 4:12-13

Adulterio

1. El adulterio sale del corazon del Hombre

Mateo 15:19 Porque del corazón provienen malos pensamientos, homicidios,

adulterios, fornicaciones, robos, falsos testimonios y calumnias.

2.  Ningun adultero entrara al cielo

1 Co 6:9-10  ¿O no sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No

os dejéis engañar: ni los inmorales, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los

afeminados, ni los homosexuales,

1 ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los difamadores, ni los

estafadores heredarán el reino de Dios.

3. Dios Juzgara los adulteros

Heb 13:4  Sea el matrimonio honroso en todos, y el lecho matrimonial sin

mancilla, porque a los inmorales y a los adúlteros los juzgará Dios.

4. El adulterio se puede evitar

Pro 4:23  Con toda diligencia guarda tu corazón, porque de él brotan los

manantiales de la vida.

Pro 4:27  No te desvíes a la derecha ni a la izquierda; aparta tu pie del mal.

Pro 6:27  ¿Puede un hombre poner fuego en su seno sin que arda su ropa?

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Pro 6:28  ¿O puede caminar un hombre sobre carbones encendidos sin que se

quemen sus pies?

5. La trampa del adulterio te lleva a la miseria

Prov 7: 1 Hijo mío, guarda mis palabras, y atesora mis mandamientos contigo.

Pro 7:2  Guarda mis mandamientos y vivirás, y mi enseñanza como la niña de

tus ojos.

Pro 7:3  Atalos a tus dedos, escríbelos en la tabla de tu corazón.

Pro 7:4  Di a la sabiduría: Tú eres mi hermana, y llama a la inteligencia tu mejor

amiga,

Pro 7:5  para que te guarden de la mujer extraña, de la desconocida que

lisonjea con sus palabras.

Pro 7:6  Porque desde la ventana de mi casa miraba por la celosía,

Pro 7:7  y vi entre los simples, distinguí entre los muchachos a un joven falto de

juicio,

Pro 7:8  pasando por la calle cerca de su esquina; iba camino de su casa,

Pro 7:9  al atardecer, al anochecer, en medio de la noche y la oscuridad.

Pro 7:10  Y he aquí, una mujer le sale al encuentro, vestida como ramera y

astuta de corazón.

Pro 7:11  Es alborotadora y rebelde, sus pies no permanecen en casa;

Pro 7:12  está ya en las calles, ya en las plazas, y acecha por todas las

esquinas.

Pro 7:13  Y lo agarra y lo besa, y descarada le dice:

Pro 7:14  Tenía que ofrecer ofrendas de paz, y hoy he cumplido mis votos;

Pro 7:15  por eso he salido a encontrarte, buscando tu rostro con ansiedad, y

te he hallado.

Pro 7:16  He tendido mi lecho con colchas, con linos de Egipto en colores;

Pro 7:17  he rociado mi cama con mirra, áloes y canela.

Pro 7:18  Ven, embriaguémonos de amor hasta la mañana, deleitémonos con

caricias.

Pro 7:19  Porque mi marido no está en casa, se ha ido a un largo viaje;

Pro 7:20  se ha llevado en la mano la bolsa del dinero, volverá a casa para la

luna llena.

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Pro 7:21  Con sus palabras persuasivas lo atrae, lo seduce con sus labios

lisonjeros.

Pro 7:22  Al instante la sigue, como va el buey al matadero, o como uno en

grillos al castigo de un necio,

Pro 7:23  hasta que una flecha le traspasa el hígado; como el ave que se

precipita en la trampa, y no sabe que esto le costará la vida.

Pro 7:24  Ahora pues, hijos míos, escuchadme, y prestad atención a las

palabras de mi boca.

Pro 7:25  No se desvíe tu corazón hacia sus caminos, no te extravíes en sus

sendas.

Pro 7:26  Porque muchas son las víctimas derribadas por ella, y numerosos los

que ha matado.

Pro 7:27  Su casa es el camino al Seol, que desciende a las cámaras de la

muerte.

6. la trampa del adulterio es un hoyo profundo

Prov 22:14  Fosa profunda es la boca de las mujeres extrañas; el que es

maldito del SEÑOR caerá en ella.

7. David encendio la llama de la pasion del adulterio

2Sa 11:2  Y al atardecer David se levantó de su lecho y se paseaba por el

terrado de la casa del rey, y desde el terrado vio a una mujer que se estaba

bañando; y la mujer era de aspecto muy hermoso.

2Sa 11:3  David mandó a preguntar acerca de aquella mujer. Y alguien dijo:

¿No es ésta Betsabé, hija de Eliam, mujer de Urías hitita?

2Sa 11:4  David envió mensajeros y la tomó; y cuando ella vino a él, él durmió

con ella. Después que ella se purificó de su inmundicia, regresó a su casa.

8. David estaba deprimido al confesar su pecado de edulterio

Sal 32:3 - 5 Mientras callé mi pecado , mi cuerpo se consumió con mi gemir  

Porque día y noche tu mano pesaba sobre mí; mi vitalidad se desvanecía con el

calor del verano. (Selah) Te manifesté mi pecado, y no encubrí mi iniquidad.

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Dije: Confesaré mis transgresiones al SEÑOR; y tú perdonaste la culpa de mi

pecado. (Selah)

9. Natan llamo a David a confesar su pecado

2Sa 12:1  Entonces el SEÑOR envió a Natán a David. Y vino a él y le dijo: Había

dos hombres en una ciudad, el uno rico, y el otro pobre.

2Sa 12:2  El rico tenía muchas ovejas y vacas.

2Sa 12:3  Pero el pobre no tenía más que una corderita que él había comprado

y criado, la cual había crecido junto con él y con sus hijos. Comía de su pan,

bebía de su copa y dormía en su seno, y era como una hija para él.

2Sa 12:4  Vino un viajero al hombre rico y éste no quiso tomar de sus ovejas ni

de sus vacas para preparar comida para el caminante que había venido a él,

sino que tomó la corderita de aquel hombre pobre y la preparó para el hombre

que había venido a él.

2Sa 12:5  Y se encendió la ira de David en gran manera contra aquel hombre, y

dijo a Natán: Vive el SEÑOR, que ciertamente el hombre que hizo esto merece

morir;

2Sa 12:6  y debe pagar cuatro veces por la cordera, porque hizo esto y no tuvo

compasión.

2Sa 12:7  Entonces Natán dijo a David: Tú eres aquel hombre. Así dice el

SEÑOR, Dios de Israel: "Yo te ungí rey sobre Israel y te libré de la mano de Saúl.

2Sa 12:8  "Yo también entregué a tu cuidado la casa de tu señor y las mujeres

de tu señor, y te di la casa de Israel y de Judá; y si eso hubiera sido poco, te

hubiera añadido muchas cosas como éstas.

2Sa 12:9  "¿Por qué has despreciado la palabra del SEÑOR haciendo lo malo a

sus ojos? Has matado a espada a Urías hitita, y has tomado a su mujer para

que sea mujer tuya, y lo has matado con la espada de los hijos de Amón.

2Sa 12:10  "Ahora pues, la espada nunca se apartará de tu casa, porque me

has despreciado y has tomado la mujer de Urías hitita para que sea tu mujer."

2Sa 12:11  Así dice el SEÑOR: "He aquí, de tu misma casa levantaré el mal

contra ti; y aun tomaré tus mujeres delante de tus ojos y las daré a tu

compañero, y éste se acostará con tus mujeres a plena luz del día.

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2Sa 12:12  "En verdad, tú lo hiciste en secreto, pero yo haré esto delante de

todo Israel, y a plena luz del sol."

2Sa 12:13  Entonces David dijo a Natán: He pecado contra el SEÑOR. Y Natán

dijo a David: El SEÑOR ha quitado tu pecado; no morirás.

2Sa 12:14  Sin embargo, por cuanto con este hecho has dado ocasión de

blasfemar a los enemigos del SEÑOR, ciertamente morirá el niño que te ha

nacido.

10. David confeso su adulterio y Dios lo perdono

Psa 51:1 . Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; conforme a lo

inmenso de tu compasión, borra mis transgresiones.

Psa 51:2  Lávame por completo de mi maldad, y límpiame de mi pecado.

Psa 51:3  Porque yo reconozco mis transgresiones, y mi pecado está siempre

delante de mí.

Psa 51:4  Contra ti, contra ti sólo he pecado, y he hecho lo malo delante de tus

ojos, de manera que eres justo cuando hablas, y sin reproche cuando juzgas.

Psa 51:5  He aquí, yo nací en iniquidad, y en pecado me concibió mi madre.

Psa 51:6  He aquí, tú deseas la verdad en lo más íntimo, y en lo secreto me

harás conocer sabiduría.

Psa 51:7  Purifícame con hisopo, y seré limpio; lávame, y seré más blanco que

la nieve.

Psa 51:8  Hazme oír gozo y alegría; que se regocijen los huesos que has

quebrantado.

Psa 51:9  Esconde tu rostro de mis pecados, y borra todas mis iniquidades.

Psa 51:10  Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto

dentro de mí.

Psa 51:11  No me eches de tu presencia, y no quites de mí tu santo Espíritu.

Psa 51:12  Restitúyeme el gozo de tu salvación, y sostenme con un espíritu de

poder.

Psa 51:13  Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos, y los

pecadores se convertirán a ti.

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Psa 51:14  Líbrame de delitos de sangre, oh Dios, Dios de mi salvación;

entonces mi lengua cantará con gozo tu justicia.

Psa 51:15  Abre mis labios, oh Señor, para que mi boca anuncie tu alabanza.

Psa 51:16  Porque no te deleitas en sacrificio, de lo contrario yo lo ofrecería; no

te agrada el holocausto.

Psa 51:17  Los sacrificios de Dios son el espíritu contrito; al corazón contrito y

humillado, oh Dios, no despreciarás.

Psa 51:18  Haz bien con tu benevolencia a Sion; edifica los muros de Jerusalén.

Psa 51:19  Entonces te agradarán los sacrificios de justicia, el holocausto y el

sacrificio perfecto; entonces se ofrecerán novillos sobre tu altar.

11. Dios perdona a los adulteros y los libera de ese  pecado

1Co 6:11  Y esto erais algunos de vosotros; pero fuisteis lavados, pero fuisteis

santificados, pero fuisteis justificados en el nombre del Señor Jesucristo y en el

Espíritu de nuestro Dios.

Concentración en Consejería Bíblica: Es evidente que vivimos en una sociedad

muy herida y quebrantada compuesta por personas que muchas veces viven arrastrando

heridas del pasado emocionales y espirituales que no han podido o no han sabido

resolver; o por personas que están viviendo en soledad y amargura producto de

relaciones deshechas o a punto de resquebrajarse. Todo esto es producto de la caída del

ser humano y su separación de Dios que ha traído consigo que hombres y mujeres,

enceguecidos por la desviación que el pecado produce, tiendan a herirse mutuamente. Y

como consecuencia de esas heridas tiendan a reaccionar, interpretar y buscar soluciones

a través de patrones que no corresponden al diseño de Dios. La totalidad de las personas

que llegan a las iglesias traen consigo, y en diferentes grados, una variedad de conflictos

y disfunciones con las que deberán seguir luchando y sanando hasta poder ir disfrutando

cada vez más plenamente de la vida abundante que el Señor Jesucristo ofrece a los suyos

(Jn. 10:10; Ro. 6:4). Es así que no es suficiente para el creyente el simplemente escuchar

un sermón o una clase y tratar de apropiarse del mensaje individualmente, sino que debe

existir también una interacción sanadora con el resto del pueblo de Dios que ayude a que

todos juntos, y mutuamente, enfrenten sus problemas sin temor a la crítica o la

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condenación y que, en un ambiente de comunidad, amor, compasión, oración y de

obediencia y respeto a la palabra, se empiece el bendito proceso de sanidad personal y

relacional (Gálatas 6:2).

Esta concentración intenta ir más allá de la suposición tradicional que afirma que

la consejería está enfocada básicamente en la sanidad del individuo lograda a través de

una relación privada con un consejero. Por el contrario, una visión bíblica de la

consejería pone el énfasis en la ayuda mutua y en el cuidado de unos con otros. Todo

esto bajo la luz de la vida abundante ofrecida por Jesucristo a toda su iglesia (Juan.

10:10; 1 Pedro 3:8-9).

Esta concentración utiliza las Escrituras como principio y herramienta

fundamental para entender crítica y compasivamente a la naturaleza humana y sus

relaciones; y establecer, bajo la ayuda y dirección del Espíritu Santo, las posibles causas

para los problemas que dañan al individuo y sus relaciones y las diferentes maneras de

abordar estas dificultades que, bajo el prisma bíblico, son beneficiosas para mejorar tales

disfuncionalidades.

La concentración buscará generar herramientas y habilidades que permitan al consejero

el poder entender la complejidad de la naturaleza humana expresada en los diferentes

tipos de personalidad, vivencias y problemas que caracterizan nuestra existencia, así

como el poder ayudar a individuos y grupos que estén enfrentando algún tipo de crisis o

problema tanto a nivel personal, familiar, laboral o en cualquier otro nivel. La meta es

poder equipar completamente al consejero bíblico para que con seguridad y con

competencia pueda integrar los principios bíblicos. Al mismo tiempo, que hacer evaluar

y hacer uso de estudios del comportamiento humano interpretados a la luz de la Palabra

de Dios con el fin de iluminar y encontrar las raíces espirituales, emocionales, mentales

o físicas, el contexto cultural y los patrones repetitivos que estén dañando al individuo

mismo o sus relaciones. Todo esto facilitaría la vida plena tanto en el ámbito personal,

las relaciones, el matrimonio y la vida familiar.

 

EL FUNDAMENTO DE LA CONSERJERÍA.

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Si queremos aconsejar a alguien necesitamos conocer a la persona, cuales son sus necesidades ¿Cómo saber que si es verdad, correcto o apropiado lo que dice el aconsejado?¿Cómo saber que si es verdad, correcto o apropiado lo que sabemos? ·         Saber del aconsejado ( Si es creyente) – sus luchas, si no, saber que es un ser humano ¿Cómo saber que lo que sabemos es verdad? (una nueva mirada a la consejería bíblica) Los teólogos desde la perspectiva liberal compatibilizaron con la esencia humanista y la matizaron con tintes evangélicos. Pero… primero una serie de preguntas.  ¿Podemos usar las ciencias de la conducta? ¿Las podemos usar, o verlas como algo mundano o demoníaco?¿La psicología complementa, remplaza o se somete a la Palabra de Dios?  El creyente comprometido con la palabra ¿cómo puede integrar su lealtad Escritural con el conocimiento de la psicología “secular”? En el ámbito teológico y algunas veces en lo cotidiano oímos decir “todos somos teólogos” e igualmente “¿Todos somos sicólogos?” ¿Cómo reaccionará la gente, los hijos, los padres, etc. a ciertas situaciones y a la respuesta que demos?  ¿Como funciona el ser humano? Conciente o no todos tenemos una idea. Hay varios niveles para hacer la integración de esta serie de preguntas.¿Cómo podemos integrar la Biblia con la psicología? ¿Como integro mi profesión, con mi profesión de fe cristiana? “Manejos de fobias” ¿Dice algo la Biblia? ¿Cómo integrarlo? Antes de entrar al procedimiento debemos pensar si es posible pensar en filtrarlo por las Escrituras. El hecho de que se puedan mezclar dos cosas no quiere decir que sea bueno ¿puede ser integrada la teología con la psicología? ¿Puede mezclarse el aceite y el agua? “ontológicamente si es posible pero, la verdad es que no se puede. “Una cosa es que se pueda y otra si se debe”. Entonces como contestar a la pregunta ¿Cómo lo integramos?           

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VISION DE LA FUNDAMENTACION DE LA CONSEJERÍA BÍBLICA TERAPEUTICA

* La Visión de la Consejería Bíblica es simple y dinámica. Creemos que la enseñanza bíblica sobre Dios, el hombre, nuestros problemas y sus soluciones es el único fundamento sólido para una consejería verdaderamente bíblica. La Biblia no es algo que podamos "añadir" o "integrar" a un sistema de consejería cuyas raíces se encuentran en escuelas psicológicas de pensamiento. La Palabra de Dios es mucho más que una "cita" a título anecdótico al final de una sesión de consejería! Nuestra meta es practicar, enseñar y difundir una metodología de consejería construida sobre los principios bíblicos de resolución de conflictos y de cambio personal.

* Si eres un pastor, consejero, maestro, madre, médico, si estás en contacto con gente necesitada y buscas la manera de poder ayudarles, estamos convencidos de que en primer lugar necesitas un buen conocimiento de las Escrituras más que cualquier otra cosa, para después poder recibir una formación en consejería que te ayude a ver las implicaciones y aplicaciones prácticas de la Palabra de Dios. La Biblia es tremendamente profunda y práctica. Es capaz de abrir nuestro entendimiento a las necesidades más profundas del corazón humano. Tan sólo la Palabra de Dios puede alejar nuestros pasos del pecado, del dolor y de una vida centrada en uno mismo para poder vivir una vida plena, centrada en Cristo y vivificada por el Espíritu.

* Estamos rodeados de problemas que parecen no tener esperanza, pero la Palabra de Dios ciertamente nos da el derecho y nos capacita para poder ofrecer una esperanza auténtica a todos aquellos que aún viven en rebelión contra Dios y se ven abrumados por sus situaciones. Una consejería genuinamente bíblica es capaz de distinguir cual es el problema central del alma en medio de un complicado amasijo de síntomas. Puede, por lo tanto, tratar con pensamientos, hábitos y conductas que son pecaminosos y destructivos, para poder ofrecer esperanza y cambio basados en otro fundamento diferente a uno mismo: Cristo.

El objetivo es plantear los principios valorativos que nos llevaron a establecer el perfil del Acompañamiento Pastoral con enfoque contextual, con el fin de elaborar una propuesta terapéutica coherente con este marco epistemológico.

Por marco epistemológico se pretende explicar el fundamento o cosmovisión desde donde se parte para hacer la Asesoría o Acompañamiento Pastoral. Desde la perspectiva teológica, nuestro marco de referencia es la Teología Práctica propuesta por Clinebell (1992), Friedman (1996), Floristán (1993) y Baumgartner (1997), Baltodano (2003), la cual es desafiada por el contexto global y las necesidades imperantes de las comunidades y familias empobrecidas. El contexto nos interpela en la búsqueda de la justicia, la equidad de género y una espiritualidad coherente con los valores del Reino de Dios.

LA BUSQUEDA DE UNA PERSPECTIVA BIBLICA DE LA CONSEJERIA

Haciendo eco de la actual polémica en torno a los modelos bíblicos de consejería, este estudio trata con los diversos problemas a resolver antes de que pueda alcanzarse la integración entre los puntos de vista bíblico y psicológico.  Así, se explora el repertorio del rol cumplido por Jesús como una posible fuente de modelos bíblicos de consejería.  Este estudio propone que la forma en que se relacionó Jesús proporciona una variada gama de modalidades de intervención-redención en la ayuda a las personas.  Se nos presenta un continuo integrado de roles de consejería que van desde el profético-confrontativo y pastoral docente al sacerdotal

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confesionario.  El artículo termina hablando de las consecuencias y provecho de tener un repertorio de roles de consejería.

En nuestra calidad de profesionales en el campo de la salud mental, hemos sido separados unos de otros a causa de nuestras diferentes preparaciones académicas y orientaciones teóricas.  Pero esto es sólo parte de la triste historia.  Más importante aún, es que hemos sido separados de aquella gran parte del cuerpo de Cristo que teme a la psicología.

 Este artículo es una contribución a la tarea de salvar la brecha existente entre las diversas profesiones de ayuda y está destinado a comunicarse con aquellos que en la iglesia se sienten amenazados por nosotros.  La mayor tarea que enfrentamos es la integración entre las diversas profesiones de salud mental y entre los terapeutas cristianos y la iglesia cristiana.   Es en este contexto (de la necesidad de integración) que ofrezco estos pensamientos acerca de la forma de relacionarse de Jesús.

      Harry Blamires (1953) sostiene que no existe una mentalidad cristiana es decir, no existe un punto de vista colectivo a partir del cual los cristianos puedan conversar unos con otros respecto del punto de vista cristiano tocante a los mayores problemas de nuestro tiempo.  Creo que la presentación de conferencias y artículos son un punto de partida en el establecimiento de una mentalidad cristiana colectiva.  Pero tenemos unos cuantos obstáculos que sortear antes de poder salvar la brecha existente entre las dos culturas, la teológica y la científica.

El Conflicto Cultural

El primer obstáculo que debemos enfrentar es el problema del conflicto cultural.   Históricamente el cristiano ha debido hacer frente a desafíos a la fe.   A menudo estos desafíos han provenido de dentro del cristianismo.  A través de la historia estos desafíos han sido presentados por cristianos que se han sentido incómodos con la ambivalente postura de "estar en" el mundo pero no "ser del" mundo.  Como cristianos evangélicos todavía luchamos con una relación insegura con la cultura.  Richard Niebuhr (1951) llama a esto la posición Cristo en contra de la cultura.  Si hemos de hacer una realidad de la integración, debemos encontrar las formas de llegar a un entendimiento con esta posición anticultural.  Algunos de nosotros hemos cerrado los ojos a este problema haciendo una división entre nuestra consejería y nuestra fe cristiana.  No creo que esta sea una buena forma de responder al desafío.  No hacer caso de la controversia entre Cristo y la cultura no es una posición más satisfactoria que la posición separatista.  Necesitamos afirmar y demostrar que Cristo no está necesariamente en contra de la psicología, la sociología, el trabajo social y las perspectivas de la salud mental.   Necesitamos encontrar las formas en que la iglesia haga frente a los puntos de vista del mundo que se presentan amenazadores y desafiantes a su posición.  Estoy convencido de que para alcanzar la integración necesitamos reformular el asunto de la relación entre Cristo y la cultura.  Esto nos llevaría a no confundir a Cristo con la cultura o la evangelización cultural con la cultura cristiana (Dolby, 1972).     

De modo entonces que el corazón del problema de la integración del cristianismo y la salud mental se haya la necesidad de reintegrar nuestras dos culturas, la teológica y la científica.   Hay quienes han abandonado del todo la empresa considerándola imposible, sin sentido o anticristiana.  Pero enfrentamos todavía el problema de cómo establecer una relación entre la revelación y la investigación científica.  Me parece que necesitamos intentar algo que Constantino y Calvino procuraron y lograron hacer con resultados discutibles, ir más allá de la teología y la psicología.  Necesitamos desarrollar una perspectiva cristiana de la salud mental.

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Desarrollar un modelo integrado será únicamente posible adoptando una posición totalmente distinta de la perspectiva Cristo contra la cultura.  Si bien necesitamos mantener un compromiso con la autoridad e inspiración de las Escrituras y seguir creyendo en la influencia corruptora y destructiva del pecado en el pensamiento del hombre, no podemos mantener por mucho tiempo la vitalidad de una cultura o comunidad renunciando a todo lo que tiene origen en el pensamiento o investigación extra bíblica.  Supongo que la mayoría de nosotros se somete a la antigua cultura evangélica de rehusarse a investigar aquello que por quedar fuera del conocimiento y placer que aceptamos, no contribuye a nuestra salud espiritual y mental (Rieff, 1968, p. 254).  Me parece que nuestros esfuerzos podrían tomarse como intentos personales o de comunidad por  estabilizar la propia relación ambivalente con nuestra fe. 

Debemos tomar conciencia de la existencia de un vacío en la continuidad de la cultura evangélica y la comunidad cristiana a fin de proceder a su restauración y sanidad.

  El Retraso Cultural

 Un segundo problema que enfrentamos aquellos que nos interesamos en la integración es el del retraso cultural.  Las técnicas y herramientas con que ayudamos a las personas están más adelantadas que nuestra teología.  Diría que tenemos una teología del siglo XIX y una metodología para ayudar a las personas que corresponde al siglo XX.  Me apresuro a señalar que entiendo la teología como una interpretación cambiante de la verdad escritural.  Es decir, la teología no es un punto de vista estático de las Escrituras.  Tengo un compromiso con una verdad proposicional inmutable, pero pienso que nuestra forma de entender la verdad va cambiando.  Lo que necesitamos es una interpretación contemporánea de las Escrituras que se relacione con el progreso y alcance de los puntos de vista contemporáneos sobre salud mental.

      Por sobre esto hay una dificultad más, hasta donde sé, no ha habido ningún teólogo sistemático que haya tratado el problema de integrar las profesiones de ayuda con la verdad bíblica.  Hay literalmente cientos de psicólogos, psiquiatras, trabajadores sociales y otros que han tratado de conectar su disciplina con el cristianismo.  Pero ¿Dónde están los intentos de los teólogos por lograr la integración?  Supongo que habría que reconocer en Tillich y Niebuhrs tendencias a la interrogación de parte de la teología radical.  Dentro del campo evangélico podría reconocerse algunos intentos de integración en Carnell, Buswell y Henry.  No obstante, la mayor parte de los teólogos parece tener poco interés o preparación para discutir la integración con aquellos que nos encontramos en el campo de la salud mental.  Esto ha resultado en que la mayoría de nosotros hayamos tenido que desarrollar por nosotros mismos el fundamento escritural y teológico para nuestra práctica de consejería a través de educación de seminario informal o formal.  Como profesionales cristianos estamos en una posición curiosa; puede vérsenos como profesionales en las profesiones de ayuda y amateurs en teología o como profesionales en teología y amateurs en la teoría de ayuda.  En esta era de especialización necesitamos avocarnos a un diálogo, estudiar y aprender el uno del otro.  La tarea de la integración es sin duda demasiado grande para una persona que tiene que desarrollar competencia en ambos campos.

  Aquellos que estamos intentando integrar la teología cristiana con la teoría terapéutica tenemos que enfrentar sin vacilaciones nuestras limitaciones teológicas y psicológicas.  Tenemos que estar dispuestos a reexaminar nuestro modelo de integración.  Tenemos que rechazar la tentación de defender nuestra posición por medio del uso de textos bíblicos trillados utilizándolos como si fueran las únicas palabras importantes que Dios haya hablado.  Dejaré que

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cada uno piense en sus propias ilustraciones para este problema, no sea que se me critique de estar dirigiendo dardos en contra  de alguien.  Lo que me interesa señalar es que debemos estar dispuestos a abrirnos a la controversia y al debate puesto que es en este proceso que nuestra teoría y práctica se enriquecen, modifican y corrigen.

Autoridad

Un problema clave con el que se enfrentan los interesados en la integración es el asunto de la autoridad e importancia de las Escrituras.  El problema puede definirse de  diferentes modos.  En un primer nivel la controversia se presenta en el concepto que de las Escrituras se tenga como fuente única de verdad o como fuente final de verdad.  En un segundo nivel la controversia tiene que ver con la relación entre la revelación especial y la revelación natural.  A menudo quienes mantienen este punto de vista tienden a confundir la información escritural con la interpretación teológica.  Es decir, no toman en cuenta la necesidad de descubrir, estudiar e investigar el significado de la revelación especial y natural.  La controversia puede plantearse aun más específicamente por medio de tres preguntas:

(1)  ¿Cuáles son los límites permitidos a la creatividad del hombre en la teoría y técnica de la consejería más allá de lo que encontramos en la biblia?  Es decir, ¿Se permite al hombre crear teoría y técnica más allá de la que definen las Escrituras?

(2) ¿Son únicamente las Escrituras nuestra legítima fuente de información acerca de la consejería?

(3) ¿Cuál es la interrelación existente entre la revelación y la investigación? ¿Cómo deberían (podrían) éstas informarse y enriquecerse mutuamente?

Dentro de la comunidad evangélica muchos se ponen a la defensiva cuando se trata de aprender de fuentes extra bíblicas y de personas no cristianas.  A menudo esta actitud lleva a una serie de afirmaciones de lo que la biblia dice que resultan distorsionadas y exageradas.

Estas personas tratan de descubrir una base o metodología bíblica para la consejería que excluye los datos clínicos y experimentales.  Otros han adoptado un punto de vista de la consejería que excluye cualquier aporte bíblico o teológico.  Personalmente me intereso en ambos grupos.  En aquellos que han adoptado con entusiasmo la consejería como una metodología legítima de ministerio, pero que sigue rechazando las fuentes de la teoría de la consejería como necesariamente anticristianas.  Y estoy interesado también en aquellos que adoptan la teoría y práctica de la consejería sin ser crítico frente a sus presuposiciones o consecuencias teológicas.

Hermenéutica

Existen por lo menos otros dos grandes problemas para la integración a los cuales posteriormente me referiré más específicamente en este artículo.  Un obstáculo en la integración es el problema de la hermenéutica selectiva, es decir, la elección únicamente de aquellos pasajes que apoyan nuestro particular punto de vista de la consejería.  El otro obstáculo para la integración tiene que ver con la personalidad del consejero, la que puede estimularlo o proclamar a Jesús como la respuesta en un sentido inmediato a todos los problemas.  En el corazón del problema se encuentra la pregunta, ¿en qué sentido es Jesús la respuesta a los problemas en forma inmediata y final?

La Integración: El Problema Básico

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Siento que estamos en una posición curiosa, atrapados entre aquellos cristianos que tratan de huir de la cultura y los profesionales de la salud mental que tratan de huir de Cristo.  Me parece que los profesionales cristianos nos encontramos entre quienes transforman la psicología en teología y quienes transforman la teología en psicología.  Como yo lo veo, el proceso y problema de la integración es totalmente diferente.  Entiendo la integración como el adquirir conjuntamente consciencia de los aspectos que componen la psicología y la teología sin violar la autonomía o identidad que éstas tengan por separado ni negar la existencia de conflictos, paradojas y misterios.  Visto así, la integración es algo más que santificar la psicología con textos escriturales o alinear la psicología y la teología para observar sus puntos de correlación y convergencia.

Como sugerí antes, la integración es de interés únicamente para los cristianos que están dispuestos a entender una relación de carácter informativo, correctivo, expansivo e intrínsecamente interrelacionado entre las revelaciones especial y natural.  De esto dije que era algo más allá de la teología y la psicología.

 Como yo lo veo, la pregunta básica en el desarrollo de un modelo de integración es, ¿Cuál es la relación entre los antecedentes bíblicos y los antecedentes no bíblicos?.  Debemos procurar respuestas que vayan más allá de decirnos en qué sentido las Escrituras y estas disciplinas académicas se relacionan, se contradicen o son compatibles.  Necesitamos pasar de la correlación y convergencia a la confluencia y congruencia.  La integración es algo más que una armonía entre las Escrituras y la investigación humana.  Integrar es construir sobre el concepto básico de que toda verdad, donde quiera que se descubra, es una verdad de Dios.   Si se supone que la relación entre el cristianismo y la cultura es necesariamente antitética, la integración debe darse entonces por imposible.  Adoptar la postura Cristo contra la cultura impide hacerse la crucial pregunta, ¿Existe una realidad o todo mayor del cual disciplinas como la teología, psicología, psiquiatría y trabajo social sean simples componentes?

 Me gustaría proponer un modelo que presenta la posibilidad de integrar contraposiciones doctrinales y teóricas sin rechazarlas como contradicciones dogmáticas.  Si tengo algunas suposiciones no manifiestas, creo que éstas son: (a) que Cristo es el acuerdo vivo y operante entre las distintas disciplinas, que Cristo engloba esta realidad mayor (Colosenses 2:4), que Cristo más que la teología de alguien, es el principio orgánico por el que la teología nos ha llevado más a menudo de lo que quisiéramos a una posición anticultura;  (b) que la teología y la ciencia son compatibles en tanto ambas orienten su búsqueda hacia lo que existe, y en tanto ambas sigan postulando la posibilidad de encontrar alguna teoría y sistema armonioso de descripción, explicación y predicción.

La Búsqueda de un Estilo de Consejería en Jesús

      Supongo que para los evangélicos es inevitable preguntarse en cuanto a si Jesús tuvo un Estilo de Consejería.  Teniendo tan alto concepto de las Escrituras, es lógico que tengamos reticencia a aceptar un punto de vista o metodología de consejería sin antes confrontarlo con nuestra regla y norma absoluta de fe y práctica.  Hay algo autoritario, sino poético, en pretender que nuestro estilo de consejería es bíblico y se acerca a la forma en que nuestro Señor trató con la gente.  No obstante, la búsqueda de un estilo bíblico de consejería tiene sus dificultades.  Por ejemplo, decir que tal metodología es bíblica puede llevar a una aceptación a crítica de la posición.  Por otra parte, pensar que se pueda definir el estilo de consejería de Jesús con más precisión que la que es posible definir la iglesia del Nuevo Testamento sería pecar de

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optimismo.  Finalmente, no debemos olvidar que Jesús fue más que un hombre.  Cualquiera haya sido su técnica de consejería, poseía algo absolutamente peculiar, el poder, visión y entendimiento divino.

¿Tuvo Jesús un Estilo de Consejería?

      ¿Tuvo Jesús un estilo de consejería?  Al principio había titulado a mi artículo El Estilo de Consejería de Jesús.  Debí reconsiderar la idea a causa del uso tanto bíblico como corriente de la palabra "consejería".  Pienso ahora que es más correcto hablar de la forma de relacionarse de Jesús.  La Palabra consejería jamás se usa en la biblia.  En las ocasiones en que se utiliza la palabra consejo, se entiende nada más que el ofrecer o recibir una advertencia.   La palabra consejero se utiliza tanto en el Antiguo como Nuevo Testamento.  En las tres ocasiones en que se utiliza en el Nuevo Testamento (Boulutees, Marcos 15:43; Lucas 23:50; Sumboulos, Romanos 11:34) se describe el rol de una persona como asesor.  En el Antiguo Testamento se presenta con el mismo significado (Véase Proverbios 11:14; 15:22; 2 Crónicas 25:16; Isaías 1:26; 9:6).

Hablando estrictamente, el concepto de consejería de nuestro siglo era desconocido para los escritores del Nuevo Testamento.  Según se le define corrientemente en el campo de la salud mental, la consejería va más allá de ofrecer un consejo describiendo extensamente una variada gama de estrategias de intervención.  En este artículo prefiero no entrar en el debate sobre las diferencias entre consejería y psicoterapia.  El concepto de consejería lo uso más bien en su sentido genérico.  Es decir, la consejería describe una gama amplia de relaciones interpersonales de intervención destinadas a producir cambios en otra persona.  Por lo tanto, dado el amplio uso actual y el restringido uso bíblico, concluyo que es más preciso hablar de la forma de relacionarse de Jesús sin limitarla al sólo dar o recibir consejo.

      Sin embargo, en el actual debate entre evangélicos frecuentemente se pretende que Jesús tuvo un estilo de consejería.  Adams (1967, 1973, 1974) y Solomon (1975) se encuentran entre aquellos que afirman abiertamente que el estilo de consejería de Jesús se basaba en dar órdenes, confrontar y predicar.  Uno de estos autores describe su estilo de consejería supuestamente inspirado en el modelo de Jesús diciendo, "Simplemente procuro decir la verdad y enfrentar los hechos" (Jabay, p. 44).  He comenzado a llamar a esta posición "consejería profética".

      Por otra parte tenemos aquellos autores (Hulme, 1956; May, Lake y Clinebell, 1966; Hiltner, 1945, 1959) que afirman que su consejería es cristiana e implícitamente sugieren estar siguiendo el modelo de Jesús.  A este enfoque lo he calificado como "consejería sacerdotal".  Con el fin de verlo más claramente he bosquejado las que a mi parecer son las mayores diferencias entre estos dos enfoques:

Acercamientos en la Consejería Cristiana

Profético

convenciendo

confrontacional

predicando

Sacerdotal

consolando

confesional

entrevistando

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enseñando

pensando por

hablando a

proclamando la verdad

intranquilizando al tranquilo

escuchando

pensando con

hablando con

reconociendo la verdad

tranquilizando al intranquilo

 

En términos generales, estos dos enfoques básicos, independientemente de si pretenden o no ser distintivamente cristianos, podrían describirse como consejería directiva y consejería no directiva.  Si bien he llegado por mí mismo a esta concepción de enfoques de consejería cristiana en las categorías de "profético" y "sacerdotal", se puede apreciar cierta similitud con los dos tipos de métodos terapéuticos de Frank (1963, pp. 147-148), directivo y evocativo.  También presentan grandes paralelos con las categorías reeducativa y reconstructiva de Wolberg (1967).  Por supuesto, esta distinción en las posiciones de consejería tiene sus raíces en los años 40, mucho antes de que los cristianos aceptaran la consejería como un ministerio legítimo.

En general, los terapeutas cristianos han reconocido esta distinción en sus escritos.  Sin embargo, y esto lo esencial del asunto, algunos consejeros, cristianos o no cristianos, consideran que estos enfoques divergentes de consejería constituyen un continuo integrado.  Por ejemplo, en su generalidad los consejeros cristianos abogan o por un enfoque ecléctico o por un enfoque dicótomo.  Por un lado se enfatizan las similitudes de los enfoques de consejería y por otro se enfatizan las diferencias.  A menudo el punto de vista ecléctico resulta ser un esfuerzo por unificar los pensamientos cristiano y secular, con el resultado de que el pensamiento cristiano pasa a segundo plano.  El punto de vista dicótomo es muchas veces un intento por preservar la autoridad de las Escrituras frente al pensamiento secular, con el resultado de que el pensamiento secular llega a calificarse en términos de algo casi diabólico.

Un Punto de Vista Bíblico para la Consejería

      Los enfoques profético y sacerdotal se presentan en contraposición y a menudo se afirma que el uno está en antítesis al otro.  Sin embargo, yo diría que estilo de consejería de Jesús contuvo estos dos enfoques divergentes.  Para ayudarme en la presentación de mi argumento he utilizado el concepto sociológico de rol.  Para aquellos que no estén familiarizados con este concepto, "rol" podría definirse como la conducta que se espera de una persona que mantiene un status (posición) social determinado.

      Comienzo mi exploración a la pregunta de cuál es el estilo de consejería de Jesús, buscando en los evangelios cuál haya sido la forma en que trató Jesús con la gente.  Lo que encuentro es esto: la forma en que se relacionó Jesús con gente era diversa, no única.  Si bien puede decirse que Jesús usaba la confrontación, es igualmente correcto calificar como consoladora la técnica que usó para relacionarse con las personas.  La forma en que Jesús se dirigía a la gente era multifacética, es decir, enseñaba las Escrituras, escuchaba, presentaba ilustraciones, hacía preguntas y contaba historias de las que pedía a los oyentes sacaran sus propias conclusiones.   En el grado en que consideremos todo el consejo de Dios comenzaremos a descubrir que Jesús no se limitó a una forma de relacionarse.

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Al hacer un recuento de las formas en que Jesús trata con la gente, aparece una interesante relación entre el rol que Jesús escogió cumplir y su forma de relacionarse.   Por ejemplo, cuando adoptó el rol de "profeta", predicó, enseñó, confrontó y llamó al arrepentimiento.  Cuando adoptó el rol de "sacerdote", escuchó, perdonó, medió y llamó a la confesión.  Cuando asumió el rol de "rey", se presentó como tal, legisló y llamó al establecimiento del reino.  Cuando escogió el rol de "cordero", se sacrificó, aceptó el ridículo y el rechazo, y llamó a los pecadores a que se sanaran por medio de sus heridas.  Cuando se sometió al rol de "siervo", lavó los pies, sirvió alimentos, dio de sí mismo y llamó a la humanidad.  Cuando cumplió el rol de "pastor", alimentó, crió y protegió a su rebaño, y habló de hallar a los perdidos.

                      Tabla 1 - El Repertorio del Rol de Jesús

Status                     Rol

Profeta                  Predica, enseña, confronta, llama al arrepentimiento.

Sacerdote              Escucha, perdona, media, llama a confesión.

Rey                        Se muestra como rey, legisla, llama al establecimiento del reino.

Cordero                Se sacrifica, acepta el ridículo y el rechazo, llama a los pecadores a ser sanados.

Siervo                    Sirve alimentos, lava los pies, cuida, da de sí mismo, llama a la humildad.

Pastor                    Alimenta, protege, llama a los perdidos a ser hallados.

       Si tenemos la intención de seguir el modelo de Jesús en nuestra consejería o en nuestra forma de relacionarnos, al igual que Jesús deberíamos cumplir una gama variada de roles de intervención al relacionarnos en forma redentora con las personas con problemas.  Propongo que el punto de vista bíblico de la consejería es multifacético.  Si mi análisis de las escrituras es correcto, me parece un error decir que alguna forma de relacionarse sea distintivamente cristiana o bíblica.  Sería un error en por lo menos dos sentidos: primero, a causa de que se basa en una lectura e interpretación selectiva de las Escrituras, y segundo, a causa de que limita la movilidad de las reacciones esenciales para la terapia.  "Una de las formas de medir la competencia del agente de cambio tiene que ver con la habilidad que éste tenga para reemplazar un modelo por otro cuando se hace necesario" (Seifert y Clinebell, 1969, p. 54).

      Un punto de vista dicótomo de la consejería cristiana es por lo tanto inaceptable.  Pero también lo sería un punto de vista ecléctico que  tienda a ignorar la paradoja y el conflicto.  Yo propondría un punto de vista bíblico que sea continuo en vez de dicótomo e integrado en vez de ecléctico.  El modelo de consejería que a mi parecer describe en forma más exacta que lo que lo hacen los puntos de vista dicótomo o ecléctico el estilo de relacionarse de Jesús podría conceptualizarse sobre la base de un continuo status-rol.  Nótese que roles y técnicas se relacionan estrechamente pero sin que la técnica quede limitada a un rol exclusivo.   Adviértase

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también que he agregado un tercer término descriptivo, el cual me parece ser una conclusión necesaria a partir del trasfondo bíblico.

       Tabla 2 - La Forma de Relacionarse de Jesús

Consejería: Un punto de Vista Continuo

Status:   profético, pastoral, sacerdotal

Roles       Crítica, predicación, enseñanza, interpretación, mediación, confrontación, convicción, corrección, confesión, amonestación, defensa, sostén, apoyo, ilustración, consejo, alivio de cargas, oídos atentos, reprobación, advertencia, ayuda, consuelo, perdón.

 Por medio de este modelo estoy proponiendo que nuestros roles de intervención puedan ser el resultado de un entrenamiento y obligación profesional o características y capacidades personales.  Idealmente, la gama de respuestas terapéuticas representa una integración del rol profesional y personalidad del consejero, de modo que éste no sólo cumpla un rol particular de ayuda sino que posee realmente las actitudes y sentimientos de ese rol.   Como se puede ver a partir de este continuo status-rol, los terapeutas tienen muchas posibilidades de roles de intervención.  Cualquiera sea nuestro rol primario de consejería, profético, pastoral o sacerdotal, siento que necesitamos ampliar nuestro repertorio de roles de intervención y respuestas terapéuticas que incluye estos tres modelos de rol y se convierta en un estilo de consejería que con justicia pueda llamarse bíblico.

      Sostengo que los roles profético, pastoral y sacerdotal son diferentes pero no antagónicos en la consejería.  En las Escrituras cada rol se relaciona con otro y es parte integral de la red mayor de roles llamada cuerpo de Cristo (Romanos 12; 1 Corintios 12).  Existe una relación orgánica y funcional entre estos roles (Efesios 4:11-16).  Los documentos del Nuevo Testamento describen estos roles como dones necesarios para el desarrollo de cada persona en la comunidad cristiana.  De modo que llego a la conclusión de que la forma de relacionarse de Jesús utilizó un repertorio de roles ahora presentes en la iglesia.

 Quien le haya puesto el nombre de "Paracleto" a la revista de la Asociación Nacional de Cristianos en Trabajo Social, entiende mi argumento.  El verbo correspondiente a esta palabra griega se traduce a menudo "exhortar", pero como observa John Carter (1975), "el concepto es lo suficientemente amplio para apoyar las diversas técnicas terapéuticas existentes, desde la intervención en crisis hasta la terapia profunda, se trata de un don dado a la iglesia claramente distinto al don del profeta o maestro.  Otro estudiante (Ulrich, 1976) ha observado, "este don del Espíritu tiene que ver con las muchas formas de relacionarse, desde la paregórica (consoladora) y animadora hasta la exhortativa (amonestadora)".

¿Qué Podemos Aprender del Ministerio de Roles Diversos de Jesús?

      ¿Qué podemos aprender del ministerio de roles diversos de Jesús?.  Primero, la integración del rol terapéutico es posible si se toma en cuenta todo el consejo de Dios.  Los roles específicos pueden ser diferenciados y distinguidos unos de otros, pero no pueden ser lógica o bíblicamente segregados unos a otros.  Existen muchos roles de intervención de entre los cuales puede escoger el consejero cristiano. Los roles de Jesús no se excluían mutuamente, pero cobraban

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supremacía sobre la base tanto de quién era la persona con quién se relacionaba como del por qué se establecía esta relación.  Jesús demostró flexibilidad y diversidad en el cumplimiento de su rol.  Las consecuencias que esto supone para nuestra consejería cristiana se basan en el hecho observado de que Jesús se relacionó con las personas donde quiera éstas estuvieron.   Jesús jamás estuvo atado a un esquema dicótomo, teniendo que escoger entre los roles profético, pastoral o sacerdotal.  El consejero cristiano puede ser tanto directivo como no directivo por ejemplo.  El no necesita optar por un tratamiento directivo dogmático, quiero decir, al punto de no ser capaz de escuchar en qué y por qué están afectadas las personas.  Puede escuchar sin eliminar la posibilidad de enseñar.  El consejero cristiano puede ser profético sin ir en detrimento de la atención de las necesidades sacerdotales de la persona afectada.  Puede reprobar, corregir e instruir, pero al igual que los profetas bíblicos debe ser a la vez portador de un mensaje de consuelo y perdón.

      Concedido que las Escrituras definen una diversidad en las relaciones redentoras habrá consejeros con dificultades para alcanzar flexibilidad en su rol principalmente por dos razones.  En primer lugar, por no estar correctamente adaptados al uso de otros modelos de intervención terapéutica.  En segundo lugar, puede que el consejero sea incapaz de alcanzar flexibilidad a causa de la rigidez de su personalidad.

      El primer problema puede superarse por medio de educación y entrenamiento adicional, pero el segundo plantea una mayor dificultad en la consecución de cambios.  Si la identidad, auto concepto y ego ideal propio tienen su apoyo exclusivamente en uno de los modelos de rol, habrá entonces una tendencia a mantener a toda costa aquel rol particular.  Estoy diciendo que la integración de los roles es posible únicamente si la personalidad del consejero es integrada.   En otras palabras, la integración entre Cristo y la cultura se alcanzará en la sesión terapéutica sólo si el consejero presenta una personalidad integrada.

      Segundo, de la forma de relacionarse de Jesús podemos aprender que se puede "saber" cuáles son los problemas y las soluciones, y no obstante estar dispuesto a escuchar y a entender.  El hecho de que se tenga conocimiento no elimina el deseo de escuchar y comprender.  Tampoco esto supone que el consejero deba ignorar sus ideas preconcebidas de cuáles sean las necesidades del aconsejado.  Significa que debe explorarse sin explicar demasiado y confrontar sin provocar innecesariamente una actitud de defensa en el aconsejado.  Los profetas entregan al hombre un mensaje en representación de Dios.  El mensaje tiene relación con lo que la gente vive y hace.  A diferencia de los profetas bíblicos, el "consejero profético" recibe su información de la persona a la que sirve en lugar de recibir información privilegiada de Dios sobre su aconsejado.  Los sacerdotes también dan un mensaje al hombre de parte de Dios, pero a este mensaje de perdón sigue la confesión que el hombre hace a Dios, a saber, el mensaje del sacerdote a Dios.  Al igual que los sacerdotes bíblicos, los consejeros sacerdotales deben recordar que el solo escuchar jamás es suficiente.  AL perdón debe seguir la confesión.  Y en muchas ocasiones las instrucciones en torno a la restitución serán también parte del rol del consejero sacerdotal.

      Tercero, la forma de relacionarse de Jesús indica que un consejero puede demostrar autoridad sin ser autoritario.  El estilo de consejería en sí no constituye un peligro en la consejería profética tanto como lo constituyen las necesidades de personalidad del consejero.   El enfoque profético se presta para aquellas personas que necesitan la consejería para poner en evidencia su autoridad.  Por otra parte, pueda haber quienes sean atraídos a un estilo sacerdotal con el fin de evitar el uso terapéutico de su autoridad.  Lo que se deduce es que la autoridad es

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un elemento intrínseco a cada uno de los roles de consejería y para que ésta sea eficaz no debe evitarse el usarla.

      Cuarto, la forma de relacionarse de Jesús demuestra que se puede tener la razón sin exigir que el aconsejado lo acepte y reconozca.  La mayoría de los profetas no fueron escuchados, pero aquello no fue una evidencia de que su mensaje fuera incorrecto.  Muchas veces el problema del consejero no tiene que ver tanto con la demostración de que está en lo correcto como con la confirmación de su dignidad personal.  Agregaría que este es también a menudo el problema de nuestros aconsejados.  La verdad es la verdad independientemente de que el otro la acepte.  En la mayoría de los casos es más fácil guiar a alguien a la verdad que enfrentarlo con ella.   Aunque como consejeros podamos conocer la verdad, para la otra persona nuestra verdad no puede cambiar su conducta antes de que llegue a ser "su verdad".  Es decir, el aconsejado debe escuchar la verdad y apropiársela antes de que ésta produzca efectivamente un cambio en su conducta.

      Quinto, el estilo de consejería de Jesús plantea el problema del consejero que se apresura en sus confrontaciones e interpretaciones.  Jesús compartió ideas, consejos y soluciones sin esperar que su auditorio las escuchara antes de estar preparados.  A menudo el consejero en su rol profético es alguien que espera que las personas cambien al decirles las palabras adecuadas sin consideración a si están preparadas o dispuestas.  Cierto pastor confesó, "Cuando comencé mi ministerio, tenía una convicción bastante firme en cuanto a que la biblia posee la respuesta a cada necesidad y problema del hombre.  Para mí todo lo que un consejero tenía que hacer era presentar los versículos pertinentes al problema y éste quedaba de inmediato resuelto.  En el crisol del ministerio cotidiano aprendí muy pronto que los problemas no se resuelven tan fácilmente ni se cambian tan simplemente los sentimientos".  Luego dijo, "Esto no significa que haya perdido confianza en la autoridad que las Escrituras tengan para hacer frente a las necesidades del hombre.  Significa que perdí mucha de la confianza que tenía en el enfoque y método que estaba usando.  Me di cuenta de que éste era ineficaz y demasiado simplista" (McDill, 1975).

      Jesús nos enseña también que pecado y culpa son asuntos igualmente importantes en cada rol de consejería.  Podría creerse en el pecado y en la importancia de tener conciencia de él sin necesariamente cumplir el rol de profeta.  En muchas ocasiones los aconsejados dolorosamente conscientes de su pecado y error buscan a alguien que les ayude a tratar con su culpa y con las consecuencias negativas de su conducta.  Llegan al consejero anhelando la intervención de alguien de confianza que les ayude a salir de sentimientos y circunstancias contra las que aparentemente nada se puede hacer.  Estas personas vienen no porque necesiten que se les confronte con su pecado sino porque necesitan confrontar su pecado por medio de la confesión y el arrepentimiento.  Esta es la diferencia fundamental entre un consejo profético que proclama la verdad antes desoída y rechazada y un consejero sacerdotal que confirma la verdad que a la persona afectada le cuesta enfrentar.  No obstante, siempre que la confrontación sea necesaria, ésta será algo más que decir la verdad.  Para el consejero cristiano confrontar es decir la verdad en amor (Efesios 4:15).  "Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal" (Colosenses 4:6).

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  Además de lo anterior, la consejería profética debe convencer en lugar de condenar.  El paracleto, ya sea Jesús, el Espíritu Santo o algún hermano, ha de convencer.  De modo que el aconsejado experimentará aceptación no obstante ser reprobado y corregido.  A nuestros aconsejados creyentes especialmente podemos decirles, "Ahora pues, ninguna condenación hay que para los que están en Cristo Jesús" (Romanos 8:1).  Sin embargo, es muy importante recordar que si bien la verdad es liberadora (Juan 8:32) en primera instancia puede producir un gran malestar.  Me he encontrado también con que cuando el aconsejado experimenta condenación, ésta puede provenir de él mismo, de la acción de Satanás, o ser el resultado de la intervención de familiares y amigos que están ayudando al Espíritu Santo en su rol.   El Espíritu convence; la gente y Satanás condenan (Véase Juan 16:8).  Cuando una persona está dolida sea que sienta convicción o condenación, es hora de que el consejero sea más sacerdote que profeta.

      Finalmente, de la forma de relacionarse de Jesús aprendemos que el rol de consejero sacerdotal es para mediar entre lo divino y lo humano.  El es un representante del hombre frente a Dios.  En la consejería esta función sacerdotal mediadora cobra la dimensión adicional de ayudar al aconsejado creyente a ser su propio sacerdote, a desarrollar sus propias capacidades sacerdotales.  Queremos que el aconsejado vaya perdiendo dependencia del terapeuta y ganando dependencia de Dios en la consecusión de su salvación.  Hulme sostiene que el consejero "jamás debe violar las prerrogativas sacerdotales" que sus aconsejados tienen de ser sus propios sacerdotes (Hulme, p. 120-121).  Aún cuando el consejero puede mediar en favor de su aconsejado, este no debe ser el propósito de la interacción terapéutica.  La relación de consejería debe ser el medio que lleve a un fin, el medio de ayudar al aconsejado a ser su propio mediador, el medio de desarrollar su propia relación de oración y confesión con Dios.  "Si se obstaculizara la función sacerdotal del aconsejado, la tarea (del consejero) no consiste en ir en auxilio y mediar por él sino en (ayudarle a) quitar el obstáculo de modo que pueda seguir siendo él su propio mediador".  (Hulme, p. 130).

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BIBLIOGRAFIA

Samuel Barceló,

Licenciado en Psicología y estudiante de Teología en el CEEB Terrassa, Barcelona

(España)

Apuntes del curso de consejería: Por EFA

Ponente: Dionisio Tunn10 de junio 2007     

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