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Manual de Estudios Estratégicos y de Seguridad Internacional (1)

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  • NM. REGISTRO: 201500000016190

  • Manual de Estudios Estratgicos y Seguridad Internacional

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    Manual de Estudios Estratgicos y Seguridad

    Internacional

  • Primera edicin: 2013

    Javier Jordn, 2013 Plaza y Valds S.L., 2013

    Derechos exclusivos de edicin reservados para Plaza y Valds Editores. Queda prohibida cualquier forma de reproduccin o transformacin de esta obra sin previa autorizacin escrita de los editores, !"www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algn fragmento de esta obra.

    Plaza y Valds, S. L. Murcia, 2. Colonia de los ngeles. 28223, Pozuelo de Alarcn. Madrid (Espaa). : (34) 918625289 e-mail: [email protected] www.plazayvaldes.es

    Plaza y Valds, S. A. de C. V. Manuel Mara Contreras, 73. Colonia San Rafael. 06470, Mxico, D. F. (Mxico). : (52) 5550972070 e-mail: [email protected] www.plazayvaldes.com.mx

    ISBN: 978-84-15271-59-8 D. L.: M-39360-2012

    Ilustracin y diseo de cubierta: Javier Jubera Garca

    Impresin: Ulzama Digital

  • ndice

    Prlogo ............................................................................................................................... 7

    Introduccin .....................................................................................................................11

    Enfoques tericos de los estudios estratgicos

    Javier Jordn ...................................................................................................................15

    Marco jurdico del uso de la fuerza en las relaciones internacionales

    Pilar Pozo ........................................................................................................................45

    La evolucin de la estrategia militar desde Clausewitz hasta

    la Segunda Guerra Mundial

    Jos Luis Calvo ................................................................................................................ 89

    Revoluciones militares y revoluciones en los asuntos militares

    Josep Baqus ..................................................................................................................117

    El poder militar terrestre, naval, areo y en el espacio

    Josep Baqus y Jos Luis Calvo ....................................................................................147

    Dilema de seguridad, disuasin y diplomacia coercitiva

    Javier Jordn .................................................................................................................179

    Armas nucleares y control de armamento de destruccin masiva

    Guillem Colom ...............................................................................................................205

    Polticas pblicas de defensa

    Jos Antonio Pea ..........................................................................................................239

  • #$ Javier Jordn .................................................................................................................265

    Insurgencia y contrainsurgencia Miguel G. Guindo ..........................................................................................................287

    Terrorismo Manuel R. Torres y Javier Jordn ..................................................................................307

    Ciberguerra Manuel R. Torres ............................................................................................................329

    Inteligencia estratgica Diego Navarro ...............................................................................................................349

    Anlisis de Inteligencia estratgica Javier Jordn .................................................................................................................369

    Bibliografa ....................................................................................................................393

    Sobre los autores ............................................................................................................423

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    Prlogo

    Originalmente, el estudio de la estrategia se circunscriba al mbito de la guerra, y sus autores eran gentes de armas que unan a sus conocimientos militares la inquie-tud intelectual por conceptualizar aquello que practicaban en el campo de batalla. Los estudios estratgicos eran una consecuencia directa de la actividad guerrera, que proli-%&'#&*

    #+#A menudo, era el anlisis de la derrota lo que impulsaban las escasas publicaciones de estrategia. Uno de esos derrotados fue el general ateniense Tucdides, autor de una obra de referencia en los estudios estratgicos: Historia de la Guerra del Pelo-poneso. El general era el estratego, quien haca de los hombres, soldados y desarro-llaba su saber en el campo de batalla para ofrecer la victoria a su pueblo.

    No es de extraar que la obra escrita sobre el pensamiento estratgico haya sido escasa y dispersa hasta la Guerra Fra, si tenemos en cuenta que la direccin de la guerra era cosa de las clases privilegiadas y que, con frecuencia, los conocimientos se transmitan de forma oral, evitando compartirlos con potenciales enemigos.

    Con la Revolucin francesa, la defensa nacional pas a ser asunto de todos los ciudadanos. Surgen los ejrcitos nacionales. Es la nacin en armas. Y sta es la razn por la que renace el inters por los estudios estratgicos en colectivos que hasta enton-ces no mostraban una especial inquietud por ellos. Entre 1789 y 1815, Europa es un campo de batalla donde se enfrentan las naciones, y donde autores como Clausewitz o Jomini, apoyndose en el racionalismo de la Ilustracin, aportan grandes avances al conocimiento de estos temas, materializando lo que deca Descartes: el conoci-miento es racional cuando es lgicamente necesario y universalmente vlido.

    Hasta el siglo /;/" +&+ a. C., el chino Sun Tzu explicaba en su obra El arte de la guerra

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    la necesidad de distinguir claramente la victoria del ejrcito de la victoria del pas. Terminaron los tiempos en los que el homo estrategicus no buscaba sino la victoria sobre el enemigo, empleando todo lo que poda contribuir a alcanzarla, sin someterse a demasiadas consideraciones ticas.

    Los principales autores de los estudios militares siempre han sido oriundos de aquellos pases que lideraban militarmente el mundo. As, durante el Imperio espa-ol destacaron autores como Bernardino de Mendoza, comandante de los ejrcitos de Flandes y autor de la obra Theorica y practica de guerra (1577). Esta relacin se mantendr a lo largo de la historia y hoy son los autores estadounidenses los que ms abundan. Sin embargo, la globalizacin facilita el trasiego de saberes y el lugar de nacimiento de los pensadores estratgicos no resulta decisivo, aunque la lengua y su

    %+++#+y asentar las teoras estratgicas.

    Con la aparicin de las armas nucleares, la estrategia militar asciende al nivel poltico, que es en ltima instancia quien decide cundo, cmo y dnde utilizarla, o simplemente cmo debe ser la estrategia de disuasin nuclear. A partir de ese momento crece el inters por los estudios estratgicos en las universidades, centros de pensamiento y en las organizaciones internacionales de seguridad. Los autores militares ceden el protagonismo a los civiles, mayoritariamente asociados a las uni-versidades.

    En Espaa, la evolucin de los estudios estratgicos ha sido aun ms lenta que en los pases de nuestro entorno. Las razones hay que buscarlas en la autarqua en la que ha vivido nuestro pas durante casi todo el siglo /;/ y gran parte del //, y en la ausencia de sentimiento de amenaza por parte de la poblacin. Ambos factores no propiciaban los estudios internacionales. La situacin cambia con la llegada de la democracia y el ingreso en organizaciones como la UE o la OTAN, y con la dispersin internacional de nuestros intereses y nuestra participacin en operaciones de paz.

    Los estudios estratgicos han sufrido una gran transformacin, basada en un en-foque multidisciplinar que requiere analistas de muy diversas reas, y es en la universi-dad donde resulta ms fcil encontrar equipos de estas caractersticas.

    El libro que el lector tiene en sus manos est escrito mayoritariamente por profesores universitarios: Pilar Pozo, Josep Baqus, Guillem Colom, Jos Antonio Pea, Manuel Torres, Miguel G. Guindo y Diego Navarro, todos ellos con capaci-dad investigadora acreditada, a la que se une una ms que demostrada capacidad de anlisis. A los ya citados hay que aadir un autor militar como es el coronel Jos Luis Calvo quien, como los pensadores clsicos, ana la experiencia operativa en

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    diversas zonas de operaciones con una excelente capacidad de anlisis. El libro ha sido coordinado por uno de los investigadores espaoles que en este campo goza de mayor prestigio, el profesor Javier Jordn, que a su labor de coordinacin ha sumado una importante aportacin como autor.

    La obra aborda desde la evolucin de la estrategia militar o los enfoques te-ricos que nos ayudan a comprender las estrategias actuales, hasta los aspectos de mxima actualidad, como son los conceptos de seguridad, disuasin o diplomacia

    "$"#$"+"las armas nucleares, la ciberguerra, las polticas pblicas de defensa o la inteligen-cia estratgica. Todo ello, sin olvidar los aspectos legales del uso de la guerra que condicionan el empleo de la fuerza. En suma, estamos ante una obra muy actual y completa que ayudar a comprender las complejas relaciones internacionales en un mundo sometido a tensiones de muy diferente naturaleza.

    Miguel ngel Ballesteros

    General de Brigada

    Director del Instituto Espaol de Estudios Estratgicos

    Ministerio de Defensa

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    Introduccin

    A comienzos de siglo, la violencia organizada contina presente en las rela-ciones internacionales y nada presagia su marginacin a medio o largo plazo. Esta realidad explica el inters de un Manual de Estudios Estratgicos. Los estudios es-'++$%+*$!-ticos. Se trata de un rea multidisciplinar, en la que convergen especialistas civiles y militares, y donde las aportaciones, entre otras, de la Historia, la Economa, las Matemticas, la Sociologa y el Derecho Internacional contribuyen a enriquecer un mbito de estudio estrechamente ligado a la Ciencia Poltica.

    Los estudios estratgicos abordan su objeto de anlisis asumiendo premisas compartidas actualmente por los enfoques realista y liberal. La inexistencia de una autoridad supranacional, dotada de facultades coercitivas universales frente a even-tuales transgresores, invita a que los Estados y otros actores polticos se doten de capacidades armadas para garantizar su supervivencia y defender sus intereses. En $$$"

    ++#que trascienden a los actores implicados, afectando a la regin donde se producen y llegando en algunos casos a perturbar el sistema global. En este contexto, es lgico preguntarse si las capacidades militares y el empleo que se hace de ellas se adecuan a los objetivos polticos que se pretenden alcanzar. Los estudios estratgicos tratan de esclarecer dicho interrogante. Como es fcil de intuir, la perspectiva de los estudios estratgicos tambin guarda una relacin estrecha con algunas ideas del pensamiento de Carl von Clausewitz, particularmente con la naturaleza poltica de la guerra y con la concepcin de la estrategia como vnculo entre el quehacer poltico y militar.

    Al igual que otros mbitos de la Ciencia Poltica, los estudios estratgicos han tenido su origen y gran parte de su desarrollo en el mundo anglosajn. Aunque ya existan instituciones dedicadas al estudio de la seguridad y defensa como, por ejem-plo, la Royal United Services Institution en Londres o el Institute des Hautes tudes de Defense Nationale en Pars, la creacin de la RAND Corporation en 1948 contri-buy sustancialmente a que los estudios estratgicos se convirtiesen en un rea de investigacin con entidad propia. Al mismo tiempo, la RAND jug un papel muy destacado en la elaboracin de la doctrina nuclear de Estados Unidos, en especial du-rante los aos en que Robert MacNamara ocup el cargo de Secretario de Defensa.

    Los estudios estratgicos se consolidaron a lo largo de la Guerra Fra. En 1958 se fund el Instituto de Estudios Estratgicos de Londres (IISS), otra institucin que

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    ha desempeado un papel primordial en la difusin de esta rama del conocimiento. El Military Balance, que ofrece un anlisis pormenorizado de las fuerzas armadas de todo el mundo, se ha convertido en un documento indispensable para el estudio de los equilibrios de poder regionales, el gasto militar y el impacto de los avances tecnolgicos sobre las capacidades armadas de los Estados.

    Paralelamente a su desarrollo en los think-tanks, los estudios estratgicos en-contraron eco en algunas universidades norteamericanas y britnicas. En 1951, la Universidad de Columbia cre el Institute of War and Peace Studies, bajo el patro-nazgo de su entonces presidente, el general Dwight D. Eisenhower. Y en 1953 abri sus puertas el Departamento de Estudios de la Guerra del Kings College of London, bajo la direccin del historiador militar Michael Howard. Varias dcadas despus es posible encontrar un buen nmero de instituciones y programas universitarios sobre la materia como, por ejemplo, el Centro de Estudios Estratgicos de la Universidad John Hopkins, dirigido por Eliot A. Cohen; el Center for Peace and Security Studies de la Universidad de Georgetown; el programa de estudios estratgicos de la Univer-sidad de Aberdeen, o el centro estudios estratgicos de la Universidad de Reading, dirigido por Colin S. Gray, otro de los principales autores de referencia en la materia.

    Los estudios estratgicos se han ido extendiendo por el resto del mundo. En 1977, la Universidad de Tel Aviv inaugur el que ms tarde sera conocido como Jafee Center for Strategic Studies (en la actualidad integrado en el Instituto de Es-tudios de Seguridad Nacional). En 1992 surgi en Pars la Fondation pour la Re-cherche Stratgique. Y en 1996 se fund el Strategic and Defence Studies Centre en la Universidad Nacional de Australia. En Espaa, la primera institucin dedicada !$+%+X++'(IEEE), puesto en marcha en el seno del Ministerio de Defensa en el ao 1970. En 1986 se cre el Grupo de Estudios Estratgicos (GEES), y en 2001 el Real Instituto Elcano de Estudios Internacionales y Estratgicos, ambos en Madrid. Los aspectos relacionados con la defensa tambin son abordados por otros think-tanks espaoles especializados en relaciones internacionales, como por ejemplo FRIDE, CIDOB o INCIPE.

    En el mbito universitario espaol, la difusin de los estudios estratgicos se ha visto potenciada por el respaldo del IEEE y del Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional (CESEDEN) a travs de diversas acciones orientadas a promover la cultura de defensa. Adems de ayudar a la celebracin de jornadas y seminarios, estas iniciativas han permitido la consolidacin de los estudios estratgicos mediante "+"+&!congresos, promovidos por profesores e investigadores de numerosas universidades espaolas.

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    Uno de los lugares donde se aprecia mejor dicha dinmica es en el Instituto Universitario General Gutirrez Mellado, dependiente de la UNED, donde conver-gen estudiantes y profesores procedentes del mbito civil y militar. Otro grupo pio-nero en el panorama acadmico ha sido UNISCI, en la Universidad Complutense de Madrid. En el rea especializada de la inteligencia estratgica para la seguridad y la defensa, la colaboracin entre el Centro Nacional de Inteligencia y las Universi-dades Rey Juan Carlos y Carlos III ha dado lugar, respectivamente, a la Ctedra de Servicios de Inteligencia y Sistemas Democrticos, y al Instituto de Investigacin en Inteligencia. Por su parte y este libro es en gran medida fruto de ello, la colabora-cin entre la Universidad de Granada y el Mando de Adiestramiento y Doctrina del Ejrcito de Tierra (MADOC) se ha traducido al cabo de los aos en la creacin del Centro Mixto UGR-MADOC y en un amplio abanico de actividades que han hecho posible el trabajo en comn de investigadores militares y civiles.

    La publicacin del Manual de Estudios Estratgicos y Seguridad Internacio-nal supone un paso ms en la construccin de la comunidad estratgica espaola. El hecho de que el libro se derive de la Accin Complementaria del Ministerio de Ciencia e Innovacin Entre dos dcadas. Tendencias globales en seguridad interna-cional (CSO2009-08431-E/SOCI) es otra prueba del acomodo que van encontrando ++%+!+[disearlo y redactarlo hemos tratado de abordar, si no todas, al menos s las princi-pales temticas que componen los estudios estratgicos. Buena parte de los autores que han participado en su elaboracin son miembros del Grupo de Estudios sobre Seguridad Internacional (GESI), integrado por profesores de varias universidades espaolas que desde hace aos investigan e imparten docencia sobre seguridad y defensa, y que han creado una red informal de trabajo en la que tambin participan profesionales externos al mbito acadmico. A ellos se aaden otros autores, como los profesores Guillem Colom y Diego Navarro, y el coronel Jos Luis Calvo, con los que desde hace tiempo mantenemos una fructfera colaboracin. Con este libro ofrecemos un resultado tangible de los resultados del Grupo. En mi rol de coordi-nador del Manual, aprovecho estas lneas introductorias para agradecer al resto de autores el excelente trabajo realizado y su buena disposicin para adaptarse a las directrices que requiere cualquier obra colectiva.

    Javier Jordn

    Granada, 1 de septiembre de 2012

  • 01Javier Jordn

    Enfoques tericos de los estudios estratgicos

    Contenido

    \ Introduccin

    \ El realismo clsico

    \ El realismo estructural de Kenneth N. Waltz

    \ El realismo defensivo

    \ El realismo ofensivo

    \ El realismo neoclsico

    \ Liberalismo comercial e interdependencia compleja

    \ La paz democrtica

    \ El institucionalismo neoliberal

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    IntroduccinLos estudios estratgicos necesitan de teoras que doten de sentido a los fragmentos

    inconexos de informacin que a menudo nos proporciona la realidad, que expliquen o &"]+!]+]+'%+++%'^%$+!-!%+$^$!"+enorme variedad de hechos concretos en un nmero pequeo de propuestas y asunciones conceptuales.

    En este captulo se exponen dos de los principales enfoques tericos de las relaciones internacionales el realismo y el liberalismo, prestando atencin a aquellos aspectos que guardan una relacin estrecha con los estudios estratgicos. Para el estudio de la tradicin +!$]++$"realismo estructural (o neorrealismo), realismo defensivo, realismo ofensivo y realismo neoclsico. Del liberalismo se han seleccionado tres teoras que enriquecen el anlisis sobre la amenaza y empleo de la fuerza en las relaciones entre Estados: el liberalismo co-mercial, la paz democrtica y el institucionalismo neoliberal.

    El realismo clsicoLa tradicin realista constituye el enfoque mayoritario de los estudios estratgicos. Es

    posible atisbar sus antecedentes histricos en autores clsicos como Sun Tzu, Tucdides, Maquiavelo y Hobbes. Sin embargo, la aplicacin del trmino realista en el anlisis de las relaciones internacionales tuvo lugar pocos meses antes de la Segunda Guerra Mundial, cuando Edward Hallett Carr, profesor en la Universidad de Aberystwyth (la cuna de los estudios sobre poltica internacional), dividi a los estudiosos de la disciplina en dos es-cuelas: realistas y utpicos. Segn Carr, la corriente realista aspirara a describir y explicar la realidad tal como es, no como debera ser, sin entrar en valoraciones morales.

    [!*_+`+{+"$%]+-dominante, siendo Hans Morgenthau el mximo exponente de lo que ms tarde se ha dado en llamar el realismo clsico. Entre los trabajos de Morgenthau destaca su libro Politics among Nations: The Struggle for Power and Peace, publicado en 1948.

    A la hora de explicar la poltica internacional, el realismo clsico presta atencin a tres niveles de anlisis (que algunos aos despus Kenneth N. Waltz denominar las tres imgenes de las relaciones internacionales): es decir, el nivel del individuo (las lites que #+

    |"$++]+$ansia de poder a la esfera internacional) y el sistema internacional. La caracterstica ms

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    18reseable de este ltimo es la anarqua, ya que la ausencia de autoridad mundial, que acote la ambicin y agresividad de los Estados, deja el camino abierto a la competencia a ultran-za entre stos.

    De los tres niveles de anlisis (el individuo, el Estado y el sistema internacional), Morgenthau concede mayor relevancia al primero. El carcter permanente y universal de la naturaleza humana, con su animus dominandi++&!-cios, ayuda a entender el comportamiento internacional pasado, presente o futuro de los Estados pensando como lo haran sus respectivos gobernantes. En palabras de Morgenthau (2006: 5): Nos ponemos en el lugar de un estadista que se enfrenta a un determinado problema de poltica exterior en unas circunstancias concretas, y nos preguntamos qu alternativas racionales tiene, cul debe elegir y cmo debe afrontar el problema en esas circunstancias (presumiendo siempre que acta de manera racional) [...]. Contrastar esa los acontecimientos de la poltica internacional.

    El planteamiento de Morgenthau tiene un carcter general. Obviamente, los prejui-cios, la personalidad, las preferencias subjetivas, los errores de apreciacin o los dictados del control democrtico pueden afectar al clculo racional del estadista. Al mismo tiempo, la falta de apoyo popular puede limitar las opciones de un gobierno cuando trata de mo-vilizar los recursos necesarios para alcanzar los objetivos de la poltica exterior. Pero lo importante es la relacin directa aunque mediada por el grupo poltico o el Estado que Morgenthau establece entre el egosmo y el ansia de poder, fuertemente enraizados en los individuos, y la conducta de los Estados en la esfera internacional. Desde esta perspectiva, $++&"#-vidad variaran en funcin de la compatibilidad de intereses, de la mayor o menor agre-sividad de sus dirigentes y de las caractersticas de los sistemas polticos de los Estados, especialmente de las grandes potencias.

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    Cuadro 1. Principios comunes de la tradicin realista

    Las diversas corrientes realistas comparten cuatro presupuestos bsicos:

    Importancia del grupo. Desde pocas remotas, los seres humanos se La poltica tiene lugar entre colectivos, tanto en el plano domstico como en -las interacciones entre otros tipos de colectividades.

    Egosmo!"-"##-$$estructuras sociales e instituciones.

    Anarqua%&'("-#)

    Afn de poder!""" *

    +/0'4565/6;;(

    El realismo estructural de Kenneth N. WaltzEn 1979, Theory of International Politics, del norteamericano Kenneth N. Waltz, se

    convirti en la nueva obra de referencia del enfoque realista, iniciando la corriente conoci-da como neorrealismo o realismo estructural.

    El propsito de Waltz consista en desarrollar una teora parsimoniosa (es decir, sen-cilla, capaz de explicar un fenmeno complejo con un nmero reducido de proposiciones) sobre la poltica internacional. Para ello, Waltz limita su atencin a la tercera imagen: la estructura del sistema internacional y los resultados que de ella se derivan (por ejemplo, la $$&$]+&|*#+%$"$=ideologa, el tipo de rgimen poltico, la ambicin de sus lderes, la racionalidad o irracio-nalidad de stos, etc.), pero los deja al margen de su teora por dos razones:

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    45 ^ $+++#+$comportamiento exterior de los Estados que sus particularidades internas.

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    de un modelo explicativo. Para elaborar una teora es preciso abstraerse de la $!=!$%+$explicaciones y predicciones generales.

    *=|$]+++!+-ca exterior de un determinado pas o una intervencin militar concreta, ya que en ese caso resultara imprescindible descender al nivel de las unidades, tal como hace en la actualidad el realismo neoclsico (que veremos un poco ms adelante). Lo que l propone es una teo-ra general sobre la poltica internacional.

    Waltz (2010: 88-99) entiende el sistema internacional como una estructura compuesta por unidades que interactan entre s y que posee los siguientes principios:

    a) Principio de ordenacin (puede ser anrquico o jerrquico).

    b) Carcter de las unidades (funcionalmente similares o diferenciadas).

    c) Distribucin de capacidades.

    Segn Waltz, las dos primeras caractersticas del sistema son constantes. La inexis-tencia de una autoridad poltica efectiva a escala internacional da lugar a la anarqua, y sta, unida a la bsqueda egosta del inters nacional y al principio de autotutela, lleva a que los Estados se comporten como unidades funcionalmente similares (es decir, ninguno se especializa en una funcin concreta, como s sucede en otros sistemas, por ejemplo, en los componentes del hardware de un ordenador). Ninguno quiere ser dependiente de los dems y por ello evita la especializacin de funciones. El nico aspecto del sistema que va-ra es la distribucin de capacidades materiales (actuales y potenciales). El poder de los Es-+$%%=$"$""$!]+!+"

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    21Por tanto, la distribucin de capacidades materiales constituye la variable indepen-

    diente del modelo, mientras que la variable dependiente es la estrategia adaptativa que si-guen los Estados para garantizar su supervivencia. Waltz destaca dos posibles estrategias:

    Equilibrio de poder]++!-trapesar la fuerza creciente de otro Estado o bloque de Estados. Los medios utilizados pue-den ser internos (aumento de la capacidad econmica, militar, etc.) o externos (creacin de alianzas, debilitamiento de las coaliciones contrarias, etc.). Segn Kenneth N. Waltz, para que se produzca el equilibrio de poder slo es necesario que exista un sistema de autotutela con dos o ms unidades. Es decir, anarqua y unidades que quieran sobrevivir.

    Emulacin; los Estados tienden a imitar o a innovar frente a las prcticas exitosas de otros. Un actor puede hacer caso omiso de las presiones externas (por ejemplo, no contra-pesar a una potencia regional con aspiraciones hegemnicas), pero pagar un precio por ello. La competicin potencia la similitud de atributos y conductas entre los actores del sistema. Se produce una socializacin que genera de manera espontnea e informal normas de comportamiento. Se seleccionan las conductas por sus consecuencias, favoreciendo las premiadas y evitando las que llevan al fracaso.

    La gran diferencia entre el realismo clsico y el neorrealismo radica en la explicacin de la conducta de los Estados, en especial de las grandes potencias. Mientras que para el realismo clsico el comportamiento estatal obedece sobre todo a factores internos (por ejemplo, una ideologa revolucionaria o expansionista, la ambicin de ciertos lderes, etc.), para el neorrealismo la principal explicacin se encuentra en los condicionantes que impo-ne la estructura del sistema internacional. Segn Waltz (1986: 343), cada Estado pone en marcha una poltica o decide ciertas acciones de acuerdo con sus propios procesos inter-

    por las interacciones entre ellos. Al mismo tiempo, Waltz reconoce que la teora sistmica no permite predecir cmo reaccionar un Estado concreto. Para ello s que resulta necesa-rio conocer sus caractersticas internas.

    En el sistema internacional, los acontecimientos son consecuencia de algo ms que la suma de las acciones de distintas unidades. El sistema es complejo y no lineal, el resultado de determinadas acciones puede ser diferente e incluso contrario a las intenciones preten-didas. Existe un espacio entre lo que los Estados quieren y lo que realmente consiguen; de modo que algunos sucesos profundamente negativos como la guerra pueden tener lugar a pesar de que los actores implicados procuren sinceramente evitarlos. A diferencia del $"$]+#$$-secuencia de la agresividad, megalomana o maldad de los dirigentes polticos, sino de la naturaleza, en ocasiones trgica, del propio sistema internacional (Spirtas, 1996: 387-400).

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    Cuadro 2. Las tres imgenes de la poltica internacional y las causas de la guerra

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    23Las aportaciones de Waltz marcaron una nueva direccin al enfoque realista y, a la

    vez, recibieron numerosas crticas desde dentro y fuera del propio realismo. Segn algu-nos autores (Buzan, Jones & Little, 1993), el enfoque sistmico de Waltz es incapaz de explicar cmo se producen los cambios en el sistema internacional, ya que su exclusin de la segunda imagen hara difcil entender por qu un determinado Estado pretendera alterar el statu quo poniendo en peligro su propia seguridad y la del resto, en contra de la premisa fundamental de la bsqueda de la supervivencia (Schweller, 1996). Por otra parte, la teora de Waltz slo permite hacer predicciones demasiado generales sobre la conducta de los Estados (Keohane, 1986); por lo que no se puede considerar como una autntica teora de la poltica internacional, pues no aborda de manera explcita la mayor parte de los fenmenos que tienen lugar en ella (Wohlforth, 2010). Pero, a pesar de esas carencias, la aportacin de Waltz se ha convertido en el punto de partida de otros trabajos realistas que han tratado de enriquecer su propuesta terica, entre ellos los pertenecientes al realismo defensivo y al ofensivo.

    Ideas clave

    Para el realismo clsico, la poltica internacional se encuentra marcada -diante el clculo racional de sus acciones.

    ?-dicionado en gran medida por las presiones del sistema internacional.

    El realismo defensivoEl realismo defensivo, tambin denominado realismo estructural defensivo, asume la

    perspectiva sistmica de Waltz pero aade dos elementos diferenciadores:

    En primer lugar, el realismo defensivo vuelve al planteamiento de Morgenthau y recupera el clculo racional de los decisores polticos. Aunque Waltz admita la existencia de mltiples micromotivos+"!$su modelo por las razones ya expuestas, excluyendo tambin el principio de racionalidad.

    En segundo lugar, el realismo defensivo introduce el equilibrio ofensiva-defensiva en la explicacin del comportamiento de los Estados. Se trata de una variable agregada, que +%]+%!+]+=!-cas, tecnologas al servicio de estrategias defensivas u ofensivas, existencia o inexistencia +"!+%+*militar a gran distancia, etc.

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    24Los realistas defensivos reconocen que la anarqua motiva que los Estados traten de

    garantizar su seguridad, pero sostienen que el equilibrio entre ofensiva y defensiva afecta sustancialmente al nivel de competitividad a la hora de alcanzar dicha meta. Cuando la tecnologa, la geografa y otros factores convierten la conquista en una opcin atractiva y factible, la seguridad de los Estados disminuye, la cooperacin resulta ms ardua, y se $#"+%*"#+

    A partir de estas dos contribuciones al modelo terico de Waltz (eleccin racional y equilibrio ofensiva-defensiva), el realismo defensivo propone lo siguiente:

    La estrategia ms adecuada para alcanzar la seguridad es una poltica militar defensi-va, particularmente cuando el equilibrio ofensiva-defensiva se inclina a favor de esta lti-ma. Los Estados pueden defender su territorio sin amenazarse unos a otros y sin incurrir en costes econmicos innecesarios, al tiempo que transmiten el mensaje de que no albergan intenciones hostiles hacia otros Estados partidarios del statu quo.

    Al combinar la eleccin racional con la variable ofensiva-defensiva, el realismo de-fensivo predice que, en una situacin que favorezca la defensa, los Estados apoyarn el mantenimiento del statu quo. Pocas veces existiran condiciones estructurales que obli-guen a la expansin, y, en caso de que as fuese, el equilibrio de poder tratar de frenar las aspiraciones del Estado revisionista que aspire a la hegemona regional o global.

    La conquista militar es difcil de llevar a cabo y no resulta provechosa. Adems de provocar el contrapeso de los defensores del statu quo, el nacionalismo (que alienta el rechazo de la poblacin autctona contra la potencia ocupante) y la extensin del modelo econmico posindustrial (que no basa la riqueza en el control directo de ms territorio, poblacin o recursos materiales) anulan la rentabilidad econmica o poltica de las con-quistas. Slo en casos excepcionales la invasin ofrece ventajas estratgicas.

    A juicio de los realistas defensivos, las polticas expansionistas de algunos Estados en los ltimos dos siglos constituiran anomalas contraproducentes, derivadas de algn tipo de patologa en su poltica interna. En ese sentido, Jack Snyder (1991: 1-20) deno-mina mitos del imperio a los errores de clculo cometidos por algunas grandes potencias industriales que en los siglos /;/ y // apostaron por la expansin agresiva como medio para incrementar su poder y garantizar su seguridad. Segn el mito del imperio, las guerras &&$!]+$

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    25ofrece ventajas, y c) las amenazas incentivan la cooperacin. Principios que no tendran en cuenta el equilibrio de poder.

    Cuadro 3. El equilibrio de la amenaza

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    26debilitamiento del vnculo con los aliados, etc. Segn Snyder, Gran Bretaa en su etapa imperial de los siglos /;/ y //, y Estados Unidos durante la Guerra Fra, habran razo-nado de este modo.

    La segunda premisa que explica la falacia de la seguridad imperial es la aparente ventaja de la ofensiva estratgica (la mejor defensa es un buen ataque). Este argumento guarda relacin con el anterior. En los casos histricos de mito del imperio, la gran po-tencia asuma que adelantarse en el ataque era ventajoso porque a) le permita defender un territorio perifrico acosado ampliando sus fronteras; b) serva para sostener la pri-mera pieza que comenzara a tambalearse en el inicio de un posible efecto domin, o c) se frenaba a tiempo la aparicin de una nueva gran potencia. Segn Snyder, este error explicara que a lo largo de los siglos algunas grandes potencias hayan librado guerras infructuosas en Afganistn, tratando de conseguir profundidad para asegurar una fron-tera turbulenta.

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    El realismo ofensivoEl autor de referencia de esta corriente es John Mearsheimer (2003) con su obra The

    Tragedy of Great Power Politics. El realismo ofensivo se encuadra tambin en el realismo estructural, ya que considera que la anarqua y la distribucin de poder condicionan de $!$$"grandes potencias no son ms o menos agresivas en funcin su sistema poltico o econmi-co, sino que su conducta obedece en gran medida a la posicin que ocupan en el sistema. Como es lgico, Mearsheimer reconoce que puede haber casos excepcionales y que para explicarlos ser necesario recurrir a otras teoras que presten mayor atencin a los factores internos.

    Al igual que Waltz, Mearsheimer centra su teora en las grandes potencias por ser ']++$ #+&${$=|!$+!$%-tarse en una guerra abierta a la potencia ms poderosa del mundo y debilitarla seriamente, +]+!&

    A diferencia del realismo defensivo, Mearsheimer sostiene que todas las grandes potencias son revisionistas. Una gran potencia slo se sentir satisfecha con el statu quo cuando se convierta en hegemnica. Como en la prctica ninguna puede alcanzar dicha posicin (salvo a escala regional), la relacin entre ellas est abocada a una competencia permanente, compatible no obstante con la cooperacin en asuntos de inters comn.

    Por otra parte, Mearsheimer distingue entre poder actual y poder potencial. El prime-!%+*$++$$"$]+potencial se basa en la riqueza y el volumen de poblacin: dos factores clave en la genera-

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    El gobierno puede tomar la decisin de convertir en poder actual/militar slo una %

    +=$"]+*+!1850 para convertirse en una gran potencia militar, pero no dio el paso hasta 1898.

    ^++*$$!-ciencia: durante la Segunda Guerra Mundial, la produccin de guerra sovitica fue muy superior a la alemana, a pesar de que la Alemania nazi arrebat a la URSS gran parte del territorio que hasta ese momento albergaba su capacidad industrial

    La fuerza militar generada puede tener mayor o menor capacidad de proyeccin. A menor proyectabilidad, menor poder militar efectivo.

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    28Segn Mearsheimer, la fuerza militar por excelencia est constituida por los ejrci-

    tos terrestres, pues son los nicos capaces de conquistar y controlar territorios; cuestin suprema en un mundo de Estados territoriales. Las grandes masas de agua limitan consi-derablemente la proyeccin de las fuerzas terrestres y su capacidad ofensiva, sobre todo si se enfrentan a una gran potencia. Las fuerzas navales y areas sirven de apoyo a la fuerza terrestre o pueden actuar independientemente contra Estados rivales. Sin embargo, son +!$+$

    Mearsheimer (2003: 30-32) resume del siguiente modo los factores que explican la orientacin ofensiva de las grandes potencias:

    El sistema internacional es anrquico. No hay una autoridad central que pueda prote-ger a unas potencias de otras.

    Las grandes potencias son actores racionales, y prestan atencin a las consecuencias a corto, medio y largo plazo de sus acciones.

    La supervivencia es el objetivo bsico y principal de cualquier Estado. Las grandes potencias pueden perseguir otro tipo de intereses, como promover el bienestar de sus ciudadanos, mantener la cohesin social, extender la democracia o velar por la defensa de los derechos humanos. Pero por encima de todos ellos se encuentra la seguridad na-cional.

    !"%

    Los estadistas no conocen con certeza las intenciones de los dirigentes de otros Estados. El incremento de poder de una gran potencia suscita miedo e incertidumbre ^!$$"sus intenciones, ya que stas, adems de ser difciles de escrutar, pueden variar con el tiempo. Una gran potencia no debe descartar por completo el enfrentamiento futuro con otra gran potencia.

    Segn Mearsheimer (2003:39), la agresin no siempre es contraproducente. De 63 guerras donde se enfrentaron grandes potencias entre 1815 y 1980, el agresor ven-ci en 39 casos, lo que supone aproximadamente un 60% de xitos. Cuando las ga-nancias por conquista son acumulables, la incorporacin de territorios por la fuerza + [ +" $" +!alemana en tiempos de Bismark, o con la expansin territorial de la Unin Sovitica y de Israel en el siglo //.

    Por tanto, para una gran potencia, el nico modo de garantizar su seguridad consiste en acumular una cuota de poder mayor que la del resto. El resultado es una competencia interminable, ya que, aunque una gran potencia sea objetivamente superior a las dems,

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    29+&*+!$ +siendo en el futuro. La percepcin de inseguridad y la incertidumbre alimentan el afn insaciable de poder.

    Mearsheimer respalda sus argumentos examinando el comportamiento histrico de seis grandes potencias: Japn, de 1868 a 1945; Alemania, de 1862 a 1945; la Unin Sovitica, de 1917 a 1991; Italia, de 1861 a 1943; Gran Bretaa, de 1792 a 1945, y Estados Unidos, de 1800 a 1990. Segn Mearsheimer, las nicas grandes potencias que !statu quo son aquellas que ostentan una posicin hegemnica a nivel re-gional (como, por ejemplo, Estados Unidos en el hemisferio occidental), pero incluso stas no se sienten cmodas teniendo iguales en otras regiones y por eso procuran que en ellas existan al menos dos potencias que se contrapesen mutuamente. Si es preciso, intervienen como equilibradores de ultramar (offshore balancers|!aparicin de potencias hegemnicas. Segn Mearsheimer (2003: 41), se fue el motivo de que Estados Unidos tratara de evitar que la Alemania del Kiser (Primera Guerra Mundial), la Alemania nazi y Japn (Segunda Guerra Mundial), y la Unin Sovitica `+|++$+[![de hoy, Washington tambin fomenta el equilibrio contra Irn en Oriente Medio, el de +++#++["X_+&"[!$*+"++!$$con los intereses norteamericanos.

    Cuadro 4. Potencias insulares y continentales

    Una potencia continental-

    &;; a /;/, as como las polticas agresivas, basadas en el darwinismo social, de los Estados fascistas a mediados del siglo //. Sin embargo, para otros muchos casos es preferible el realismo defensivo.

    El realismo neoclsico propone el siguiente esquema de investigacin:

    a) La variable independiente es la distribucin de poder en el sistema. Por ello, a la hora de establecer los parmetros bsicos de la poltica exterior de un Estado es

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    33necesario conocer la posicin que ocupa en el sistema y, ms en concreto, su poder material relativo.

    b) La variable independiente incide sobre un conjunto de variables intervinientes como, por ejemplo, la percepcin de los tcnicos y decisores de la poltica exterior, el grado de consenso de las lites y de determinados actores sociales sobre un asunto de la realidad internacional, o la capacidad del gobierno a la hora de extraer recursos para la accin exterior.

    c) La variable dependiente es un rea concreta de la poltica exterior de un Estado en un momento histrico preciso.

    De este modo, las presiones procedentes del sistema internacional trazan los contor-nos y la direccin general de la poltica exterior. Sin embargo, dichas presiones ejercen &+#+$"]+!&-nientes de carcter domstico que obligan a incluir en el anlisis elementos de los niveles de anlisis del individuo y del Estado (tal como haca el realismo clsico). El realismo neoclsico considera que no existe una cadena de transmisin inmediata o perfecta que conecte el poder relativo de los Estados con su comportamiento en la esfera internacional (Taliaferro, 2009). Para entender la poltica exterior es necesario conocer las variables intervinientes del mbito domstico. A este respecto destacan cuatro conjuntos de factores:

    La percepcin de los tcnicos y decisores polticos. Segn el realismo neoclsico, la percepcin de quienes asesoran y toman las decisiones en materia de accin exterior (el presidente, los ministros y los funcionarios que participan en el diseo e implementacin de las polticas de exterior y defensa) sera tan importante como la magnitud de los recursos materiales del Estado y de su poder relativo dentro del $$+!^%+son personas de carne y hueso, con valores e intereses y sujetas a errores de percepcin. Esto obliga a conocer en detalle cmo interpretan la situacin de su pas y de la comunidad internacional. Por otra parte, el realismo neoclsico tiene una visin arriba-abajo de la elaboracin e implementacin de la accin exterior. Las presiones sistmicas inciden sobre los responsables polticos, que ocupan una posicin de bisagra entre el Estado y el sistema internacional. Disponen de informacin privilegiada sobre el aparato poltico-militar y, en teora, se encuentran mejor preparados para percibir las presiones del sistema y deducir los intereses nacionales.

    Atencin de los decisores a diversos planos polticos. Los gobernantes pueden actuar de una forma en un nivel (internacional), pero sus objetivos reales se pueden | $" + ! potencias para ganar prestigio ante sus vecinos o ante su propia poblacin.

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    34 El grado de consenso de las lites y actores sociales. Las lites gubernamentales

    no son las nicas protagonistas de la accin exterior. Existen otros actores (grupos empresariales, medios de comunicacin, think-tanks, movimientos sociales, etc.) que participan en la valoracin de las amenazas, la realizacin de ajustes estratgicos y la implementacin de la poltica exterior y de defensa (Lobell, 2009). Este hecho aade complejidad a los procesos y requiere de la negociacin entre unos y otros. La prdida de autonoma del ejecutivo en la direccin de la poltica exterior afecta a su

    '$!percepcin de las amenazas y de las oportunidades en el mbito internacional, como +"#+domsticos depender entre otros factores del contexto internacional. En periodos de tensin su importancia ser en principio menor, ya que el ejecutivo tratar de minimizar riesgos y de velar por la seguridad nacional. En momentos de calma y de !$*'"+#++mayor (Ripsman, 2009).

    Capacidad de extraccin de recursos por parte del Estado. El neorrealismo de Waltz asuma que los gobiernos gozan de una capacidad ilimitada a la hora de extraer y emplear los recursos del pas. De modo que el poder material absoluto %$"$!"$"etc. La realidad es sin embargo diferente. Entre otros factores, la capacidad de extraccin depende de la fortaleza y extensin de las instituciones, del nacionalismo, de la difusin de ideologas estatalistas (o, por el contrario, antiestatalistas), de la percepcin de la amenaza por parte de la sociedad (que estar menos dispuesta a +$!+|"%"|

    Cuadro 6. El infraequilibrio de poder

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    Cohesin socialZ#

    Cohesin de las lites!')-"#(

    El estudio de las variables intervinientes de carcter domstico explica la preferencia del realismo neoclsico por los mtodos cualitativos, los estudios de caso y el anlisis contrafactual. Segn los realistas neoclsicos, para comprender en profundidad el compor-tamiento exterior de los Estados es necesario especializarse en pases y reas regionales concretas. Los principios tericos del realismo neoclsico son sencillos y generalizables ++$"+!]++-miento particularizado: consultar fuentes primarias, investigacin en los archivos del pas, familiaridad con la estructura y el funcionamiento real de sus instituciones polticas, etc.

    Ideas clave

    ?

    ;;;. Montesquieu, en El espritu de las leyes, y posteriormente Adam Smith, en Una investigacin sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones, llamaron la atencin sobre el vnculo explcito entre libertad $+!+$"+del liberalismo comercial consideran que la apertura de los mercados y la interdependencia

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    36$++&$]+&!*!$-tamiento exterior de los gobiernos. Y todo ello sin negar la anarqua, la ambicin de poder y la rivalidad que subyacen en las relaciones entre Estados.

    Los principios del liberalismo comercial conectan con la interdependencia compleja de Robert O. Keohane y Joseph S. Nye (1989). Segn ambos autores, la existencia de una densa red de intereses econmicos compartidos convierte la guerra en una opcin contra-producente a la hora de incrementar el poder. Sus argumentos pueden resumirse en tres puntos:

    Adems de las relaciones entre gobiernos, existen mltiples canales de comunicacin transnacionales entre actores privados (empresas, grupos de inters, $$"|]+!

    Habitualmente, las cuestiones de defensa no ocupan el primer lugar en las relaciones transnacionales.

    La probabilidad de empleo de la fuerza entre dos Estados disminuye conforme aumenta su interdependencia compleja.

    Los intercambios econmicos, adems de generar un colchn de intereses comunes, promueven la comunicacin y el entendimiento entre gobiernos y actores econmicos y sociales, lo cual favorece a su vez las relaciones polticas de naturaleza cooperativa (Doyle, 1997). Por otra parte, se asume que, en caso de que se produzcan tensiones internacionales, los actores econmicos de pases interdependientes presionarn a sus respectivos gobier-nos para que eviten la guerra por las graves consecuencias que sta entraa: interrupcin del comercio, prdida de inversiones, aumento de los precios, etc.

    Stephen van Evera (1990/1991) matiza que la coercin militar es menos rentable para ++$!$+*$+++de produccin. Sin embargo, una estructura econmica concentrada en un nmero redu-cido de monopolios puede hacer menos costosa la decisin de recurrir a la guerra. Por su parte, John Oneal y Bruce Russet (1997) llegan a la conclusin, tras el anlisis emprico del periodo 1950-1985, de que los altos niveles de interdependencia econmica estn aso-

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    37abruptamente una poca de extraordinaria integracin econmica. En opinin de este au-tor, la violencia a gran escala que se produjo en Europa occidental y dos dcadas ms tarde antes y durante la Segunda Guerra Mundial en lugares como Europa oriental, Manchuria +%=#'"&-mica e imperios decadentes.

    La paz democrticaOtra vertiente del enfoque liberal es la teora de la paz democrtica, segn la cual las

    democracias no hacen la guerra entre s. El argumento se remonta a los autores clsicos, concretamente a Inmanuel Kant en su libro La paz perpetua_

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    Cuadro 7. Dos explicaciones de la paz democrtica

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    -"#Q?soberanos a defenderse de un ataque armado. Sin embargo, el secretario general entra a continuacin en la posicin de la doctrina internacionalista: Los juristas han reconocido hace tiempo que esto abarca tanto un ataque inminente como un ataque ya ocurrido (Un concepto ms amplio de la libertad"|+]+#"+aunque un sector de la doctrina efectivamente sostiene esa postura desde hace tiempo,

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    83otro sector rechazaba tal interpretacin. Frente a la concepcin restrictiva de la legtima defensa, que parte de un requisito objetivo (la existencia de un ataque armado consumado), la legtima defensa anticipada implica aceptar una condicin de apreciacin subjetiva (la amenaza inminente del ataque) con los riesgos inherentes a este proceso.

    Hay autores y prctica internacional que, desde la vigencia de la Carta, han asumido que el concepto de legtima defensa puede amparar la respuesta frente a la amenaza in-minente de un ataque armado en funcin de las circunstancias (Bowett, 1958: 49; Remiro Brotns et al., 2010: 674; Franck, 2002: 103; Bermejo, 1993: 293; Greenwood, 2003: 15). Es una cuestin que enlaza con el problema de las relaciones entre las disposiciones de la Carta y el Derecho Internacional general. La Carta no es fuente de todos los derechos de los Estados y se ha sostenido que aquellos derechos existentes en el Derecho Internacional general previo a la Carta deben presumirse vigentes salvo que la Carta disponga expresa-mente lo contrario. De acuerdo con esta interpretacin, en la medida en que el Derecho internacional general reconoca con anterioridad a 1945 un derecho de legtima defensa an-ticipada, debe considerarse que ste subsiste (Bermejo, 1993: 228). Para algunos autores, $%+]+$+!$la necesidad de adaptarlo a circunstancias como la proliferacin y el incremento de la capa-

    +$$"]+!+restrictiva. Para otro sector doctrinal, del tenor del artculo 51 de la Carta y de la prctica internacional se desprenda que nicamente caba el ejercicio del derecho de legtima de-fensa frente a un ataque armado consumado (Gutirrez Espada, 2005: 38; Brownlie, 1963: 257; Henkin, 1979: 141; Gray, 2008: 160).

    Aunque los Informes del Grupo de Alto Nivel y del secretario general respaldan la nocin de legtima defensa frente a un ataque inminente, no proporcionan criterios para di-rimir divergencias en cuanto a la apreciacin de la inminencia. Las diferencias de enfoque se complican por la ausencia de una terminologa uniforme. Si en los Informes menciona-dos la nocin de legtima defensa comprende tanto el ataque consumado como la amenaza inminente, numerosos autores recurren a la expresin legtima defensa preventiva para el

    $*$"$&'+%+*!conceptual se ha sugerido la posibilidad de reservar la expresin de legtima defensa an-ticipada frente a las amenazas inminentes, y la de legtima defensa preventiva para las acciones ante amenazas latentes (Casanovas y La Rosa, 2009: 1006).

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    85Final, par. 79). Se pona de relieve el consenso de la comunidad internacional acerca de la vigencia del rgimen articulado en la Carta, pero no se aportaban criterios para resolver las ambigedades y problemas que la aplicacin de este rgimen ha planteado durante sus ms de sesenta aos de vida.

    Los Informes del Grupo de Alto Nivel y el del secretario general descienden a mayor X%$ `+ $ & !tres tendencias en la prctica de los Estados que planteaban problemas esenciales desde el punto de vista de su legalidad: el derecho a usar la fuerza militar para defenderse anti-cipadamente, ante amenazas inminentes; el uso preventivo de la fuerza frente a amenazas latentes, y el eventual derecho u obligacin de usar la fuerza como medio para salvar a la poblacin de otros Estados de genocidios o crmenes comparables. Ambos documen-+]+$!+%"las Naciones Unidas, debidamente interpretada y aplicada, es adecuada para responder a todas las situaciones. De acuerdo con los Informes mencionados, el marco jurdico de la Carta reconoce el derecho a usar la fuerza en legtima defensa en caso de ataque armado consumado, o ante una amenaza inminente de ataque armado. Por el contrario, el rgimen de la Carta no permitira amparar la legtima defensa preventiva, a pesar de una incipiente ]++!

    +%$*-vadas, fundamentalmente, del terrorismo internacional. Correspondera exclusivamente al Consejo de Seguridad, actuando en el marco del Captulo VII, autorizar el uso preventivo de la fuerza para preservar la paz y la seguridad internacionales ante amenazas graves pero X+$"X%$!$&!+++principio: la responsabilidad colectiva de proteger a las poblaciones del genocidio, de los crmenes de guerra, la depuracin tnica y los crmenes de lesa humanidad. Una respon-sabilidad que se ejercer prioritariamente por medio de sanciones de carcter no militar, ]++$++!$-litarmente, solucin que es siempre excepcional y est sujeta a la previa autorizacin del Consejo de Seguridad.

    Los Informes no abordan, sin embargo, el uso de la fuerza en legtima defensa contra las bases de grupos armados no estatales refugiados en el territorio de un tercer Estado

    +'+]+!$+su territorio. La ausencia de una postura clara por parte de la comunidad internacional no $+]++%+*'+!_++-ber ser valorada en atencin a las circunstancias del caso concreto, atendiendo al efectivo cumplimiento del presupuesto esencial del ejercicio de la legtima defensa, la existencia de un ataque armado y el respeto de las condiciones de necesidad y proporcionalidad.

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    Para saber ms:

    _)^"\'6JJ;(/de la fuerza: ambigedades y lmites, Madrid, Civitas.

    +yH'455;(Recourse to force: state action against threats and armed attacks, kkZ?

    ^k'455K( )1"2'$, Cambridge, Cam-Z?

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    Sitios web recomendados:

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    ~#zZ/&~#-%^k)

  • Jos Luis Calvo

    La evolucin de la estrategia militar desde Clausewitz hasta la Segunda Guerra Mundial

    03Contenido

    \ Introduccin

    \ Los antecedentes

    \ Los intrpretes de Napolen. Clausewitz y Jomini

    \ Continuadores y tergiversadores de Clausewitz. Moltke y el Estado mayor general alemn

    \ Los tericos de entreguerras. Liddell Hart

    \ La Segunda Guerra Mundial. Auge y decadencia de la guerra total

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    IntroduccinLa Revolucin francesa trajo consigo cambios dramticos en el fenmeno de la

    guerra. Del modelo de guerra limitada propio del siglo />;;; se pas a la guerra de masas, en la que cada nacin empeaba el mximo de recursos humanos y econmicos. Con ello se inici un imparable crecimiento en la magnitud de las guerras europeas, que lleg a su apogeo en el siglo // con la aplicacin del concepto de guerra total en ambas guerras mundiales. En este captulo se estudian los principales tericos de la estrategia militar del periodo, y se describen las sucesivas fases que terminarn por generalizar el modelo de guerra total.

    Los antecedentesVan Creveld seala dos actitudes esenciales a la hora de gestionar el fenmeno de la

    +^$"]++!-miento de los tericos chinos de los siglos ;> a ;; a. C., pretende mantener el desarrollo de #$++"++-&!"]+$+en incontrolable (Van Creveld, 2000: 37-41).

    La segunda actitud resulta ms espordica, aunque cuando se adopta suele pro-ducir resultados devastadores y cambiar con frecuencia el curso de los acontecimien-$$+$$#$" ! ]+ + & !+*+++$$pensamiento.

    Keegan (1994: 459-466) considera que esta segunda actitud es ms propia de la cul-+

    "+++!_$&"+]+efectivamente los Estados y sociedades occidentales han cado con ms frecuencia en la catarsis blica, el fenmeno no es desconocido en otras culturas, con ejemplos que van $]++!

    ;;; a. C. hasta el rey zul Shaka a principios del siglo /;/.

    En ocasiones, esta diversidad de tendencias adquiere un carcter cclico. La dinmi-ca habitual es que, tras un periodo prolongado de guerras limitadas en las cuales se suele mantener cierto equilibrio entre los beligerantes, uno o varios de ellos deciden realizar una apuesta para romper ese equilibrio a su favor, y para ello empean recursos y practican la violencia en unos niveles que el resto considera inaceptables.

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    ^+;;; procuraban evitar desgastarse en sangrientas batallas. El asedio y defensa de %*&'$#-tos sobre la poblacin civil y sobre los recursos econmicos del Estado intentaba reducirse al mnimo.

    Todo este modelo sufri una profunda crisis cuando en 1793 Lazare Carnot emiti su famosa orden de movilizacin nacional. Asediada por todas las monarquas europeas, la Francia republicana abandon el modelo de guerra limitada y recurri a la movilizacin total de sus recursos para garantizar su supervivencia. Lo cierto es que Francia, con gran-++$$"+&+!$$+limitada. Desde la poca de Luis XVI, el pas haba gastado enormes sumas en las guerras europeas, sin poder obtener la hegemona debido a la oposicin de Gran Bretaa, Austria y Prusia. Esto cre un sentimiento de frustracin entre la clase militar francesa, que se convirti en acicate para la aparicin de un innovador pensamiento militar, que se orient

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    93a la capacidad de gestionar en combate las grandes masas de soldados que la abundante poblacin francesa permita sostener.

    Entre los pensadores de la poca sobresale Guibert, que ya preconizaba la creacin de un ejrcito popular, para aprovechar al mximo la disponibilidad de recursos humanos de Francia e imponerse a los pequeos, y ms bien ablicos, ejrcitos profesionales de sus adversarios. Segn Guibert, el ejrcito popular deba obtener mejor provecho de su entusiasmo patritico que de su profesionalidad tcnica, adoptando siempre una actitud eminentemente ofensiva.

    Poco antes de que Guibert escribiera su Essai Gnral de Tactique, el mariscal De Broglie haba creado adems un instrumento para convertir en manejables grandes masas de combatientes: la organizacin divisionaria. Los ejrcitos de la poca solan marchar y combatir juntos, pero De Broglie propona organizarlos en unidades casi autnomas, con elementos de infantera, caballera y artillera, que podan marchar por itinerarios dife-rentes, afrontar pequeas acciones en solitario, y unirse rpidamente al ejrcito principal cuando fuera preciso librar grandes batallas. Por esas mismas fechas, Gribeauval revolu-cionaba el diseo de los caones, convirtiendo a la artillera francesa en la ms avanzada del mundo.

    Todas estas ideas e innovaciones previas, unidas al buen resultado que dieron los ejrcitos populares en las guerras de la revolucin durante la dcada de 1790, permitie-ron que un genio militar como Napolen Bonaparte consiguiera la hegemona en Europa durante ms de una dcada (Liddell Hart, 1932: 51-69). Los pequeos ejrcitos profe-sionales del siglo anterior fueron barridos de los campos de batalla, y todos los Estados europeos se apresuraron a copiar el modelo francs, recurriendo a la movilizacin masi-va de hombres y recursos, hasta que lograron superar y aplastar a Napolen. El soldado ciudadano se impuso al profesional, salvo en el caso de Gran Bretaa, que en cualquier

    *+$%+*+$]++#-mona en el mar. Y la aparicin del nacionalismo hizo que los objetivos de las guerras !&$"'la nacin.

    Tal combinacin de cambios contribuy a introducir Europa en la Edad Contem-pornea, y necesit de pensadores capaces de digerir los dramticos acontecimientos y crear modelos que sirviesen de gua en un mundo totalmente nuevo. Dos de ellos sobre-salen especialmente en los aspectos relacionados con la guerra y la estrategia militar: Clausewitz y Jomini.

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    `fjjjW\de un periodo de escalada blica.

    Los intrpretes de Napolen: Clausewitz y JominiEl prusiano Karl von Clausewitz fue testigo de primera mano de las guerras que su

    pas emprendi contra los revolucionarios franceses, primero, y contra el imperio de Napo-len, despus. Como muchos de sus compaeros de armas, sufri la terrible humillacin de ver al ejrcito prusiano (considerado hasta entonces el mejor de Europa) derrotado y perse-guido hasta el aniquilamiento por las fuerzas francesas en la campaa de Jena-Auestard en 1806, y colabor posteriormente en las reformas para crear un ejrcito nacional. Durante su periodo como director de la Kriegsakademie en Berln, escribi los borradores de lo que se convertira en un clsico de la estrategia, Vom Krieg (De la Guerra). No obstante, la prematura muerte de Clausewitz le impidi publicar la obra en vida, siendo su viuda Marie von Bruhl la que recopil y public sus trabajos.

    Clausewitz renunci a intentar explicar los mtodos tcticos y operacionales de Na-polen, como otros autores de su poca, y en cambio se esforz en realizar un estudio sobre la naturaleza de la guerra, en el que pudiera enmarcarse la revolucin que haban supuesto las campaas del emperador francs. Este enfoque ms conceptual, y la habilidad + ! &$ $ %$&'"convirtieron a De la Guerra, o al menos a determinadas partes de la obra, en un clsico que mantiene mucho de su validez hoy en da.

    En el libro primero, Clausewitz (1976) se pregunta sobre la naturaleza de la guerra, y encuentra que sta es una dialctica en la que cada uno de los adversarios obtendr mayor ventaja cuantos ms recursos est dispuesto a empear en ella, y mayor grado de violencia est dispuesto a ejercer. Pero esta dinmica, que llevara a una guerra absoluta y devastadora, carece de sentido en s misma. Ganar simplemente una guerra, sin reparar en la importancia de los objetivos logrados, los medios empleados, los recursos consumidos y las vidas perdidas, sera algo irracional.

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    95Sin embargo, la guerra adquiere sentido si se integra en el marco racional de lo pol-

    _]+*+$&+#&'"&-ciendo una proporcionalidad entre los objetivos a alcanzar y los costes a asumir. As, en las guerras limitadas del siglo />;;;, en las que los objetivos eran reducidos, se intentaban mantener tambin los costes y el nivel de violencia en unos umbrales modestos. Sin em-bargo, en las Guerras Napolenicas los objetivos eran de enorme magnitud. Nada menos que cambiar el orden poltico y social europeo. Y Francia supo ver que era preciso asumir un esfuerzo tambin enorme para conseguir esos objetivos, mientras sus vecinos tardaron casi dos dcadas en comprenderlo.

    As se llega a la ms famosa mxima de Clausewitz: la guerra es la continuacin de la actividad poltica por otros medios. Con ella, el prusiano rompa la tradicin estratgica del siglo />;;;, que consideraba que guerra y poltica eran actividades concurrentes en los !"+]+%+*^&'++cuando no podan alcanzar sus objetivos mediante la negociacin poltica, pero una vez decidida la guerra, se limitaban con frecuencia a enviar a sus tropas a batir al ejrcito ene-migo, dejando en manos de los jefes militares el planeamiento y ejecucin de la campaa. La pugna entre ambos ejrcitos se consideraba regida por una dinmica dominada slo por los profesionales de las armas, y en la que no tena cabida la actividad del poltico. Slo cuando uno de los ejrcitos haba sido derrotado se reanudaba la poltica a travs de la negociacin.

    +*!]++$&"]+"aunque se desarrolle mediante una dinmica propia, conocida fundamentalmente por los militares, sus elementos esenciales, como objetivos a alcanzar, costes a asumir o situacin !"+!&"]+&$adems una permanente vigilancia para comprobar que esos elementos se mantienen en '$!

    Para reforzar su teora sobre la naturaleza poltica de la guerra, Clausewitz apunta que +

    #$$%+*$"todos los componentes de un Estado.

    Los gobernantes deben proporcionar el elemento racional"!&-tas, librando recursos proporcionales a la magnitud de estos ltimos, y vigilando para que la dinmica de la guerra no caiga en lo irracional.

    Las fuerzas armadas aportan el elemento volitivo: la voluntad para imponerse al ad-%+$$

    Los ciudadanos proporcionan el elemento pasional, prestando apoyo moral a las de-cisiones de su gobierno y la accin de sus ejrcitos.

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    Si cualquiera de estos componentes falla y no cumple con su parte en la guerra, todo el sistema corre el riesgo de derrumbarse. Esta idea, de evidentes resonancias platnicas y que se conoce popularmente como la trinidad de Clausewitz, fue recuperada por Estados Unidos tras la Guerra de Vietnam, ante la evidencia de que la falta de apoyo por parte de la opinin pblica norteamericana haba sido la causa principal de la derrota.

    Otra de las ideas de Clausewitz se convertir en esencial para el pensamiento militar en los siguientes dos siglos. Frente a la visin de la actividad blica como una ciencia, propia del racionalista siglo />;;;, Clausewitz, ms acorde con el incipiente Romanticismo, defender la naturaleza incierta y pasional de la guerra. De especial importancia resultar su completo estudio sobre la incertidumbre en la guerra y el desarrollo del concepto de friccin.

    La friccin es todo aquello que resulta difcil, si no imposible de prever, y que impi-$$+$$$+*!como una mezcla de imponderables, desde las condiciones meteorolgicas hasta el cmulo de pequeas incompetencias y malentendidos que se producen en toda cadena de mando, pasando por la mayor incertidumbre de todas, que es la accin del enemigo, una inteligen-cia que reacciona automticamente para desbaratar nuestros planes.

    + %$ $!-miento y conduccin de la guerra, creando con ello una escuela que continuar despus con Moltke y el Estado mayor general alemn. La guerra no se puede gestionar con los parmetros cuantitativos propios de la ciencia, pues la relacin que se produce en ella no es la propia de un observador y el fenmeno observado, sino una interaccin entre voluntades humanas, con toda su carga de incertidumbre, pasin y reacciones imprevisibles.

    Las consecuencias de la friccin para el planeamiento y conduccin de operaciones llevan a Clausewitz a hacer mucho hincapi en las cualidades del lder militar, descripcin en la que se aparta del modelo vigente durante el siglo />;;;. Frente al general tocado por el genio, capaz de comprender lo que ocurre en el campo de batalla en un solo vistazo (coup doeil), Clausewitz retrata un lder con ms virtudes morales que intelectuales. Destaca el ]++&++"+"!$*%*carcter. Para hacer frente a la incertidumbre, y al efecto erosivo de la friccin, hace falta +%*$!$"$++%]+lleguen a ser las circunstancias.

    Uno de los aspectos ms controvertidos de la obra de Clausewitz ser su aparente gusto por las grandes batallas decisivas y el uso mximo de la fuerza. El prusiano seala ]++$+!centro de gravedad$&' $$!centro de gravedad en Clausewitz es objeto de frecuentes discusiones, relacionadas con la

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    97traduccin del original alemn y con las alusiones que a ese concepto se hacen a lo largo de la obra.

    Cuadro 1. El centro de gravedad en Clausewitz

    Las lagunas en la coherencia de(=

    -kx#Z#'!q()/donde los mayores cuer-pos de tropas se encuentran concentrados'!qqq(#/'..

    > 0

    Autores como Liddell Hart (1932: 118-130), que escribieron tras la terrible experien-cia de la Primera Guerra Mundial, atribuyeron a Clausewitz el primer enfoque, que era adems el habitual de Napolen, y criticaron su bsqueda de grandes choques entre fuerzas inmensas que conducan inevitablemente a una gran prdida de vidas, y con frecuencia al estancamiento de las operaciones. Sin embargo, no est claro que el escritor prusiano pen-sase exactamente eso, aunque s queda clara, especialmente en el Libro VIII de su trabajo, su preferencia por la concentracin de esfuerzos sobre unos pocos centros de gravedad, que adems recomendaba reducir a slo uno si era posible.

    El caso es que este ltimo aspecto del pensamiento de Clausewitz, no demasiado bien !+&"++#&++-_!++de la guerra total en el siglo //X+!+"cuando los excesos blicos del siglo pasado fueron en realidad fruto del abandono de los principios que Clausewitz enunciaba.

    "]+++&*"+!+%+muy poco conocida en Europa durante la primera mitad del siglo /;/. Una de las princi-pales razones para ello fue la aplastante competencia de otro terico militar, que durante varias dcadas se convirti en una autntica institucin en las academias militares que surgan por todo el territorio europeo. Se trataba de Henri Antoine de Jomini.

    Aunque suizo, Jomini decidi alistarse en el ejrcito revolucionario francs, y all tuvo oportunidad de conocer a Napolen, e incluso de servir a sus rdenes y a las de algu-nos de sus mariscales como Ney. En 1806 escribi el Trait de la Grande Tactique (Trata-do de la Gran Tctica), libro apreciado por el propio emperador, que elogi la capacidad $!+$'

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    ambiente de la cpula militar francesa, Jomini se granje notables enemistades, y termin por cambiar de bando unindose al ejrcito del zar de Rusia. En ese pas consolidara du-rante dcadas su carrera de terico y asesor militar, y su larga vida contribuy a convertirlo casi en una leyenda.

    Jomini fue siempre un hombre del siglo />;;;, y como tal intent traducir las innova-ciones de las guerras napolenicas en los trminos racionales vigentes en el siglo anterior. +%+"+"#!!+*"$se limit a describir maniobras, despliegues y principios de empleo a nivel tctico y estra-tgico, todo ello aderezado con numerosos ejemplos histricos. Supo hacerlo con notable competencia, combinando una prosa fcil y amena con sus privilegiadas experiencias en las campaas napolenicas, y con el hecho de escribir en francs, por entonces la lengua de uso diplomtico y cortesano, mucho ms difundida que el alemn que utilizaba Clau-sewitz.

    A Jomini se le puede considerar el padre de gran parte de la terminologa moderna aplicada a las operaciones militares, que desarroll completamente en su obra Prcis de lArt de la Guerre (Compendio del Arte de la Guerra) (Jomini, 1862). Conceptos como ba-ses y lneas de operaciones, puntos decisivos, teatros y zonas de operaciones o maniobras por lneas interiores y exteriores fueron popularizados por su obra. No obstante, el suizo no hizo sino recopilarlos de los manuales del siglo />;;;, especialmente de los trabajos de Von Blow, y de la aplicacin que de ellos haba realizado el emperador en sus campaas. Pero en su pensamiento no se encuentra el complejo entramado de relaciones entre las operacio-nes militares, las decisiones polticas, las tendencias sociales y la propia psicologa de los jefes que impregna el pensamiento de Clausewitz. Por el contrario, Jomini se centrar en los aspectos meramente profesionales de la guerra, considerando lo militar como un campo !"$&+/>;;;.

    En realidad, el escritor suizo coincidir con Clausewitz en algunos conceptos, como podra esperarse de dos pensadores que interpretan al mismo lder militar. Ambos consi-deraban que la concentracin es uno de los principios fundamentales de las operaciones militares. Aquel comandante que consiga mantener su fuerza concentrada y aplicarla en el momento oportuno sobre un punto decisivo del enemigo obtendr la victoria. Ambos $&'!+|el grueso de la fuerza enemiga.

    Pero Clausewitz y Jomini discrepaban en un punto esencial. As como el prusiano ne-&+*!+"+*%$"Jomini sostendr siempre que las operaciones militares se rigen por principios inmutables, que si son aplicados correctamente garantizan la victoria. Nada que ver con los campos de batalla dominados por la incertidumbre, el azar y la brutal dialctica entre combatientes que presenta Clausewitz. Sin embargo, la propia simplicidad del pensamiento de Jomini

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    99le garantizar una enorme popularidad entre los profesionales de las armas. Despus de "+$"+]+!+principios con los que obtener el xito en las operaciones.

    Durante gran parte del siglo /;/, las obras de Jomini fueron textos obligados en las $$+$+#+-$&"+++!&$+&'$-ricano, concentrado en formar tcnicos militares capaces de colaborar en la construccin del pas. Curiosamente, el pensamiento de Jomini termin por trasladarse tambin a la $$"#+$&[%{1914). El estratega naval norteamericano haba entrado en contacto con la obra de Jomini a travs de su padre, profesor en la academia militar de West Point, y traslad a la guerra martima la idea de que su dinmica se rega por principios inmutables. Las lneas de operaciones, la maniobra y los puntos decisivos terrestres se transformaron en la obra de Mahan en lneas de comunicaciones martimas, control de estrechos y dominio de costas +&$!$&'$+#&+]+"&+#$]+

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    kx#-rra en Vom Krieg ((=(

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    fuerzas egipcias de Mehmet Al. Pero si Moltke no sobresali en sus periodos de mando, s lo hizo a travs de su cultura e inteligencia. Durante su destino como ayudante del prncipe heredero, impresion a ste de tal forma que en 1857 fue nombrado jefe del Estado mayor general prusiano. En su nuevo puesto se enfrent con el problema de preparar al ejrcito para guerras que se adivinaban inminentes. Prusia se haba convertido en el motor de una +! $ ]+ & %$ europeas.

    En lneas generales, Moltke segua las lneas de pensamiento marcadas por Clau-sewitz, aunque l se vea obligado a asumir responsabilidades prcticas que su antiguo superior nunca haba tenido en sus manos. Intent pues realizar una adaptacin de la teora expuesta en De la Guerra a la realidad de la organizacin de una fuerza armada y su uso en operaciones. Y el problema no era fcil en su tiempo. El tamao de los ejrcitos haba aumentado considerablemente, debido a la cada vez mayor implantacin del servicio mili-tar obligatorio, y el alcance y potencia de fuego del armamento se haba incrementado de forma aun ms dramtica. Manejar grandes masas de ciudadanos movilizados en un campo de batalla cada vez ms amplio y letal presentaba un reto formidable.

    Moltke trabaj para buscar soluciones, y las encontr en una combinacin de tec- + +' !"{& fascinacin por las posibilidades militares de los nuevos ferrocarriles. Despus de todo, la movilizacin de un ejrcito ciudadano era esencialmente un problema de transporte. En un pas como Prusia, que deba adems enfrentarse a varios adversarios perifricos desde una posicin central, el ferrocarril permita transportar rpidamente el grueso de las fuerzas de un frente al otro, aplicando la misma maniobra de lneas interiores que hizo famoso a Federico el Grande, aunque ahora con mayor celeridad.

    Pero la articulacin de un ejrcito que poda sumar millones de combatientes no se $&+$+ ^ ! &+$ +! + " $ operar con contingentes de diversos Estados alemanes, heterogneos en organizacin y procedimientos. Moltke comprendi que convertir esa masa en una fuerza articulada y !]++$"$$las competencias del Estado mayor general (Paret, 1992: 296-297).

    Desde los tiempos de Scharnhorst y Gneisenau, a principios del siglo /;/"!-les del Estado mayor general prestaban asesoramiento a la cpula de mando del ejrcito prusiano. Pero Moltke extendi su presencia a las grandes unidades subordinadas, fuesen o no prusianas, y adems les dio la potestad, inslita incluso hoy en da, de disentir de las +%$$+$+!de Estado mayor de su unidad superior.

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    que haban sido formados desde la niez en las disciplinas blicas. Y su presencia en los diversos escalones de la cadena de mando proporcion la unidad de doctrina y la coheren-cia en la accin que se necesitaba para convertir el enorme ejrcito prusiano y sus aliados alemanes en una precisa mquina de guerra. A eso ayud tambin la aplicacin de otra innovacin tcnica: el telgrafo, que permita la comunicacin inmediata entre cuarteles generales, facilitando tanto la coordinacin de diferentes unidades como la toma rpida de decisiones.

    Pero, pese a su gusto por la ciencia y la tecnologa, Moltke estaba de acuerdo con +*]++

    +++$'!"y que las operaciones militares estaban dominadas por el caos y la incertidumbre. Y, al igual que su maestro, opinaba que el elemento decisivo de toda campaa era la concentra-cin de una potente fuerza principal, capaz de imponerse al grueso del ejrcito enemigo. Sin embargo, para la aplicacin prctica de tales principios Moltke desarroll variantes propias de la teora clausewitziana.

    a) En primer lugar, pens que, aunque la friccin dominara la dinmica de las ope-raciones en cuanto se produjese el contacto con el enemigo, no tena por qu hacerlo, o al menos no en la misma medida, en el periodo previo. Por eso, haba que aprovechar el preludio a la ruptura de hostilidades para concentrar una fuerza superior a la enemiga, y si-++&++!+"]+&$!"&%$%

    Sin embargo, una vez iniciadas las hostilidades, el curso incierto de las operaciones desbaratara cualquier plan, tanto ms cuanto ms minucioso fuera ste. As pues, en esta %&]+*+$$$+#&"$de las decisiones en los mandos subordinados. La presencia de estos mandos en el terre-no les permita tomar las medidas apropiadas y oportunas para solventar el cmulo de ]+]+%+

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    generacin de fuerzas y el mantenimiento de la corriente logstica hacia los ejrcitos en combate. Prusia y, posteriormente, Alemania deban enfrentarse adems a la posibilidad de +#$%&&$+$"]+-gaba de la preparacin y direccin estratgica de la guerra, de unos mandos subordinados, que deban atender a las operaciones en cada uno de los frentes o teatros. Con ello naca el concepto de nivel operacional de mando, un escaln intermedio entre la estrategia y la tctica, que se materializaba en los jefes de cada teatro de operaciones. Aunque Moltke nunca lleg a hablar de mandos operacionales, el concepto por l desarrollado estaba de nuevo adelantado a su poca. Tanto que, por ejemplo, la OTAN slo lo adopt hace apenas veinte aos.

    Cuadro 2. Los niveles de conduccin militar

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    65;Otto von Bismarck. La mayora de ellos defenda la idea de un poder militar autnomo, que slo responda ante el emperador y al que se plegaba el poder civil del canciller cuando &!$+

    Moltke, desde luego, no se senta muy cmodo con la subordinacin de lo militar a lo poltico, y en varias ocasiones tuvo roces de importancia con Bismarck. Pero, aunque a regaadientes, el jefe del Estado mayor se pleg casi siempre a la autoridad civil, y en cualquier caso nunca permiti que sus espordicos ataques de rebelda se convirtiesen en un problema de Estado (Goerlitz, 1961: 67-68).

    Cuadro 3. El bombardeo de Pars

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    Quizs el mejor exponente de la nueva etapa del pensamiento militar alemn fue Alfred von Schlieffen, que ejerci como jefe del Estado mayor general de 1891 a 1906. Schlieffen aplic un enfoque exclusivamente militar al problema de la guerra, y recuper $++$+*]+$#+polticas. De Clausewitz tom la idea de la aniquilacin del grueso del ejrcito enemigo

    $&%+$ #${ envolvimiento estratgico, que desarroll hasta la obsesin.

    Enfrentado al problema de una posible guerra en dos frentes (contra Rusia y Francia), Schlieffen dedujo que la clave del xito consista en una estrategia de lneas interiores, aprovechando que las primitivas comunicaciones y la pesada organizacin militar rusa ralentizaran considerablemente la movilizacin del pas, y permitiran concentrar inicial-mente toda la potencia del ejrcito alemn sobre Francia. Para derrotar rpidamente a este pas, dise una gigantesca maniobra de envolvimiento estratgico, que pretenda atraer al grueso del ejrcito francs hacia la frontera alemana, mientras el grueso a