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Manual de iniciación a la navegación a vela
Introducción: Este manual es una primera referencia para todos aquellos que quieran iniciarse en el mundo de la navegación a vela.
La navegación a vela es una actividad sumamente gratificante y motivadora, sin embargo, resulta fundamental disponer de ciertos conocimientos básicos para poder realizar esta actividad de manera segura, de forma que podamos disfrutar de ella en todo momento.
Con este objetivo, desde Puerto Calero Sailing Center hemos creído conveniente parcelar los conocimientos, a fin de que el iniciado no se vea abrumado por la cantidad de información que es necesario manejar.
Así, hemos diferenciado la enseñanza en distintos niveles, de manera que poco a poco la persona interesada vaya conociendo cada vez más todas y cada una de las variables que debemos tener en cuenta para sentirnos seguros a la hora de navegar.
Desde la propia nomenclatura hasta el funcionamiento de los dispositivos que utilizaremos, desde la lectura del viento hasta la puesta en práctica a la hora de ponernos a navegar, será necesario ir adquiriendo conocimientos que nos permitan disfrutar de esta actividad con total soltura y seguridad.
Comenzaremos pues, en este nivel de iniciación con ciertos conocimientos básicos pero necesarios. En este primer nivel conoceremos de forma teórica lo siguiente:
• De dónde viene el viento • Por qué se mueve un barco de vela • Cómo podemos navegar en cualquier dirección • Algunos de los aparejos y nudos que utilizamos en un barco de vela • Algunas de las velas que utilizamos para navegar
De manera práctica conoceremos lo siguiente:
• Cómo se conduce un barco de vela • Maniobras básicas (arrancar, parar, navegar al través, virar) • Preparar la tripulación y el barco para navegar • Recoger el barco al terminar de navegar
Una vez que tengamos claros estos conocimientos teóricos y prácticos podemos avanzar un poco más y seguir adquiriendo aprendizajes para mejorar nuestra práctica en la navegación.
Disfruten de la singladura.
El viento: Para poder a navegar a vela, será sumamente necesario comenzar por conocer la fuerza que impulsará nuestra embarcación. Esta fuerza no es otra que el viento, sin embargo, como todos sabemos, el viento no se puede ver en sí mismo, pero sí que es cierto que podemos observar sus efectos. Si prestamos atención a las distintas pistas que se van presentando a través de los efectos que el viento causa en distintos elementos, podremos comenzar a comprender cómo se mueve y cómo varía de intensidad, lo que nos ayudará muchísimo a la hora de poder manejar nuestra embarcación aprovechando al máximo este recurso.
Teniendo esto en cuenta; ¿cómo podemos definir el viento?
El viento no es más que aire en movimiento; aire que se mueve de unas zonas a otras. La manera en la que se mueve depende sobre todo de dos factores; la temperatura y la presión que exista entre diferentes puntos de la zona en la que esté actuando.
Para poder entender cómo actúa el viento sobre nuestra embarcación, podemos considerar que el viento es un vector físico del que debemos definir su dirección y su intensidad.
Dirección: Es el punto del horizonte desde donde sopla el viento. Generalmente, para medir su dirección se utiliza la “Rosa de los Vientos”:
El viento se denomina según el punto cardinal de donde sopla, o bien indicando el número de grados que forma su dirección con el norte. Así, por ejemplo tenemos viento del Norte, viento del Este, viento del Sur, viento del Noreste… o también, viento de dirección 30o, viento de dirección 240o, viento de dirección 180o, etc.
— Intensidad. Se puede definir, como la presión que ejerce sobre los objetos ocomo, la velocidad a que se trasladan las partículas de la masa de aire consi-derada.
— Se puede medir en cualquier unidad de velocidad como:— millas/hora (nudos)-metros/seg-km/hora— 1 nudo = 0,515 metros/seg = 1,852 kilómetros/hora— En el siglo XX el Almirante Beaufort ideó la escala que lleva su nombre, para
medir la intensidad del viento, basándose en el efecto que éste causa sobre ob-jetos fácilmente observables (banderas, humos, etc.).
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Ésta será la dirección predominante que tenga el viento. No obstante, hay que tener en cuenta que si miráramos las partículas de aire en movimiento a través de un microscopio, observaríamos que éstas no se mueven en dirección lineal, sino que lo hacen a través de pequeños círculos, como si se tratara de “microespirales”. Este aspecto es importante tenerlo en cuenta, porque nos dice que el viento siempre gira; gira constantemente. De esta manera, aunque tengamos una dirección fijada del viento (p.e. viento noreste), esta dirección va a tener pequeñas variaciones desde esa dirección. Lo más probable es que aún manteniendo la dirección Noreste, el viento oscile algunos grados hacia el Norte y algunos grados hacia el Este. A la hora de navegar en una embarcación de vela, estos pequeños cambios nos obligarán a realizar modificaciones en nuestras velas o en nuestro rumbo, lo veremos más adelante.
Intensidad: Es la velocidad a la que se trasladan las partículas de aire. Igual que la dirección, aunque tengamos una intensidad de viento determinada, ésta aumentará o disminuirá en diferentes áreas de una misma zona. Al medir la intensidad del viento en tierra, generalmente se nos ofrece este dato en Km/h, que es como normalmente medimos las velocidades. La velocidad en el mar se mide en nudos. Un nudo no es más que una milla por hora. Una milla náutica corresponde a una distancia de 1.852 metros. Como curiosidad, cabe decir que, además, una milla corresponde con un minuto en las cartas de navegación. (1 knt= 1 min= 1 milla/hora)
Existe otra escala que se utiliza mucho a fin de ofrecer datos generales del estado de la meteorología; esta escala es la Escala Beaufort. En el Siglo XX, el Almirante Beaufort ideó esta escala para medir la intensidad del viento, basándose en el efecto que éste causa sobre objetos fácilmente observables:
Teniendo en cuenta todo lo dicho hasta ahora, ya tenemos algunas pistas que nos ayudarán a identificar la dirección y la intensidad del viento.
Para llegar a ser un buen navegante, es importante ser un buen observador. De esta manera, debemos ir aprendiendo a “ver el viento”, incluso desde antes de salir al mar. Respecto a la intensidad, la escala Beaufort que hemos expuesto más arriba nos ofrece pistas sobre la misma. Respecto a la dirección desde la que el viento sopla, tenemos en tierra distintos dispositivos que nos ayudan a identificar esa dirección: veletas, banderas, humo… En el mar, los barcos que están fondeados tienen su proa orientada a la dirección desde la que sopla el viento, las olas también pueden servirnos para identificar la dirección del viento (aunque con ciertos matices). A bordo de un barco también tenemos dispositivos que nos ayudarán a conocer la dirección desde la que sopla el viento (grímpola, catavientos,…), pero con el tiempo y la observación, un buen navegante conocerá tanto la dirección como la intensidad del viento echando un simple vistazo al estado de la mar.
Un aspecto muy importante a la hora de navegar a vela es conocer los términos de barlovento y sotavento. Barlovento es el lugar desde donde sopla el viento y sotavento es el lugar contrario, hacia donde va el viento.
Generalmente, cuando navegamos a vela, nos sentaremos en el lado de barlovento de nuestro barco, mientras que nuestras velas se encontrarán en el lado de sotavento del mismo.
Estos términos son relativos; por ejemplo, un barco puede estar a barlovento de otro, pero a sotavento de un tercero. Veámoslo con un esquema.
En este esquema, la cruz es la figura que está más a barlovento. El círculo se encuentra a sotavento de la cruz y al mismo tiempo a barlovento del cuadrado. Por último, el cuadrado es la figura que se encuentra más a sotavento.
Barlovento
Sotavento
Viento
¿Por qué se mueve un barco de vela? Si entendemos que el viento es una fuerza, al actuar éste sobre nuestras velas, aparece entonces un sistema de fuerzas al que vamos a prestar un poco de atención para conocer el funcionamiento básico de un barco de vela:
Al soplar el viento sobre nuestras velas, por tratarse de una fuerza que empuja sobre una superficie, aparece entonces un sistema de fuerzas. Haciendo una descomposición de este sistema de fuerzas tenemos lo siguiente: Una fuerza será lateral (flecha naranja) y otra fuerza será hacia atrás (flecha roja). Como reacción a esta última (flecha roja), el barco se mueve hacia delante (flecha verde). Sin embargo, debido a la acción de la fuerza lateral (flecha naranja), el resultado del movimiento será la resultante de la suma de estos dos vectores (flecha verde + flecha naranja); es decir, el barco se desplaza efectivamente según la dirección que tiene la flecha negra.
Teniendo en cuenta este sistema de fuerzas, para poder navegar con seguridad y de la manera más rápida posible, jugaremos con la posición de nuestras velas, de modo que la relación entre la fuerza lateral y la fuerza hacia delante sea siempre óptima dependiendo de las condiciones, de forma que el desplazamiento real del barco sea lo más hacia delante posible (flecha negra), teniendo en cuenta que siempre tendremos un desplazamiento lateral.
Viento
Rumbos respecto al viento: Ahora que conocemos cómo es posible que se mueva un barco a través del efecto del viento sobre sus velas, vamos a aprender las posibilidades que tenemos para mover nuestro barco dependiendo de cuál sea el ángulo con el que el viento entra en nuestro barco.
En el esquema que representamos aquí tenemos distintas posibilidades de navegación, que nos dice que con nuestro barco de vela podremos ir en todas las direcciones posibles, para llegar exactamente allí donde queramos ir.
A pesar de que cuando se habla de rumbos en lo relativo a navegación, generalmente se está haciendo mención a la dirección en la que se está dirigiendo nuestro barco, en navegación a vela, denominamos rumbo a la posición que tiene nuestro barco respecto al viento.
A continuación vamos a describir cada una de las posiciones reflejadas en el esquema anterior.
Proa al viento: Existe una posición en la que resulta imposible navegar. A esta posición la llamamos “proa al viento” (0o al viento). Aunque no es posible navegar cuando el viento entra directamente desde nuestra proa, es necesario reconocer cuándo nuestro barco se encuentra en esta posición por diversos motivos. El primero de ellos es que nos ayudará a orientarnos respecto a la posición en la que el viento sopla. Si no tenemos muy clara cuál es la dirección desde la que el viento sopla, bastará con situar nuestro barco en una posición de
proa al viento para tener una referencia de cuál es esa dirección. Además, esta posición se utiliza para poder subir nuestra vela mayor sin dificultad, ya que si esta vela tomara algo de viento sería muy difícil poder izarla.
Rumbo de ceñida: Teniendo en cuenta lo anterior, resulta evidente que tenemos que abrir la proa de nuestro barco a un ángulo mínimo a partir del cual nuestro barco podrá comenzar a navegar a vela. Éste ángulo mínimo es de alrededor de unos 45o (este ángulo es orientativo, distintos barcos ciñen más o menos al viento, e incluso un mismo barco puede ceñir más o menos al viento según la intensidad del mismo). Cuando navegamos a este ángulo mínimo respecto al viento decimos que estamos navegando a un rumbo de ceñida.
Rumbo de través: Si seguimos aumentando el ángulo de la proa de nuestro barco respecto al viento, de tal manera que el viento entre a unos 90o de nuestra proa, comenzaremos a navegar en un rumbo de través. Nuestro barco navegará más rápido y con menos escora (inclinación del barco) que en un rumbo de ceñida.
Rumbo de empopada: Aumentando aún más el ángulo en el que el viento entra por nuestra proa, hasta una posición en la que el viento llegue a nuestro barco con un ángulo aproximado de 160o ó 170o navegaremos en un rumbo de empopada. Nuestro barco navegará ahora completamente adrizado (sin escora) y tendremos la sensación de que el viento ha disminuido, aunque realmente no ocurre así.
Popa redonda/Popa cerrada: Cuando llegamos a una posición tal que el viento entra justo por la popa de nuestro barco (es decir, a 180o de nuestra proa), estamos navegando en un rumbo de popa redonda o popa cerrada. Esta posición puede ser peligrosa, debido a que nuestras velas pueden cambiar de un lado a otro del barco completamente llenas de viento, lo que ocurrirá muy rápidamente y con mucha fuerza. Aprenderemos a controlar esta posición y a salir de ella rápidamente para navegar con seguridad.
Si atendemos al esquema, podremos darnos cuenta de un detalle. En los rumbos más cerrados al viento, el dibujo representa un barco con las velas muy cerradas (cazadas) mientras que, a medida que el ángulo respecto al viento va aumentando y las velas se van abriendo (soltando/largando). Esto nos viene a decir que, a medida que vamos derribando, aumentamos el ángulo de nuestra proa respecto al viento y debemos ir largando (soltando) nuestras velas. Por el contrario, a medida que vamos orzando, disminuiremos el ángulo de nuestra proa respecto al viento y debemos ir cazando (cerrando) nuestras velas.
Todo lo expuesto nos indica cómo navegar al viento, a partir del rumbo más cercano al viento (ceñida) hasta el más alejado de él (empopada), teniendo en cuenta que el viento entra por uno de los lados del barco (babor o estribor). Esto nos limita la posibilidad de ir en cualquier dirección. Así, debemos conocer la posibilidad de cambiar de dirección de tal manera que el viento pueda entrar por el otro lado del barco, lo que nos dará la posibilidad de dirigirnos a cualquier dirección.
Virar: Cuando disminuimos el ángulo con el que el viento entra en nuestra proa más allá de un rumbo de ceñida orzando mucho, llegamos a la posición de proa al viento, y si seguimos girando nuestro barco, manteniendo el timón en la misma posición, hasta llegar al ángulo mínimo con el viento entrando por el otro lado del barco, entonces habremos realizado una virada, que no es otra cosa más que cambiar la orientación del barco respecto al viento, pasando proa al viento, hasta que el viento entre por el otro lado del barco (si el viento venía entrando por babor, hasta que entre por estribor y viceversa).
Existe otro modo de cambiar la orientación del barco respecto al viento, mientras navegamos en rumbos abiertos. Esta otra maniobra se denomina trasluchar (la conoceremos en el nivel medio de aprendizaje). Sin embargo, para este primer nivel de iniciación veremos exclusivamente las viradas, por tratarse de un método más seguro de cambiar de dirección de nuestro barco respecto al viento.
Los aparejos: Una vez conocida la dirección e intensidad con la que sopla el viento, y teniendo claro el esquema de los distintos rumbos respecto al viento en los que podemos navegar, toca ahora preparar nuestro barco para disfrutar de una navegación segura.
En cuanto llegamos a nuestro barco nos llamará la atención el mástil, que no es otra cosa más que el palo en el que se envergan las velas. Perpendicular a él, y cerca de la cubierta hay otro palo que se denomina botavara y que nos ayudará a montar la vela mayor de forma correcta.
Las velas se izan o arrían a través de unos cabos que llamamos drizas. Hay una driza para cada vela, y recibe el nombre de la vela que iza o arría. De esta manera tenemos driza de mayor, driza de foque, driza de spinaker…
Las velas, además, tienen otros cabos que nos ayudarán a darles el ángulo adecuado respecto al barco para que funcionen de manera óptima, cazando o largando las velas. Estos cabos reciben el nombre de escotas. Al igual que las drizas, las escotas reciben el nombre de la vela sobre la que actúan. Así, tenemos escota de foque, escota de mayor, escota de spinaker…
Tanto las drizas como las escotas suelen tener dispositivos que ayudan o bien a mantenerlas fijas (mordazas, winches,…) o bien a reenviarlas para poder tirar o soltar de ellas desde una posición determinada (patines, winches, poleas,…). Es interesante conocer estos dispositivos en cada barco porque generalmente varían de posición de un barco a otro.
Durante este nivel de iniciación es interesante familiarizarse tanto con el vocabulario nuevo que se va aprendiendo como con el manejo de los aparejos que se van utilizando: dónde están las drizas y cómo se utilizan, dónde están las escotas y cómo se utilizan, cómo funciona un winche, cómo funciona una mordaza… Se trata de ir automatizando el funcionamiento de todos estos dispositivos para, poco a poco, poder ir prestando cada vez más atención a lo que está pasando con el viento y menos atención a cómo estoy haciendo las cosas a bordo. Cuanto más automatizado tengamos los manejos de las escotas, mordazas, winches, etc. Más podremos concentrarnos en dirigir nuestro barco hacia donde queramos aprovechando el viento de la mejor manera posible.
Nudos básicos: En el mundo de la marinería, los nudos son casi el aspecto más representativo de esta actividad. Aquí aprenderemos a realizar algunos nudos básicos que nos ayudarán a preparar nuestras maniobras y nuestras velas para que todo se encuentre en perfecto orden y pueda funcionar correctamente. Veremos básicamente cuatro tipos de nudos diferentes.
El nudo 8: Es un nudo que se utiliza de tope para escotas o drizas. Representamos un esquema para que puedas practicarlo.
El nudo llano: Sirve para unir dos cabos, también para unir las dos puntas del cabo de modo que todo el seno del mismo abrace algún objeto (por ejemplo la amura de la mayor).
El as de guía: Se utiliza para asegurar algún objeto en la punta del cabo (chicote). Se suele utilizar para fijar las drizas o las escotas en sus respectivos oyaos.
El ballestrinque: Es un nudo muy útil cuando queremos fijar el cabo a una superficie redonda sin que se deslice por ella. Se suele utilizar para fijar las defensas.
Con estos esquemas podrás practicar en casa. Es importante manejarse con los nudos, ya que se utilizan cada vez que se sale a navegar. Se trata de poder realizarlos de manera automática, ya que, generalmente, cuando resulta necesario hacer un nudo, éste debe realizarse con premura.
Las Velas: El foque es la vela de proa. Se monta sobre el stay o enrollador. Además de ayudarnos a navegar, cumple una función específica. Esta vela nos ofrece información acerca del ángulo con el que el viento está entrando en nuestro barco. Esta información nos la transmite la vela a través de los catavientos, que son unas lanas colocadas en las dos caras del foque y que nos ayudarán a reconocer qué está haciendo el viento (esto lo veremos en el nivel medio), así como si tenemos bien colocada la vela respecto al ángulo de viento o si, por el contrario, tenemos que corregir su posición cazando o largando un poco su escota.
Veamos a continuación las partes de un foque: Grátil (Relinga)
Baluma
Pujamen
Puño de driza
Puño de escota Puño de
Amura
Catavientos
Cada una de las esquinas de la vela recibe el nombre de puño. Cada puño, a su vez, recibe una denominación específica que indica cuál es su función.
El puño de driza es la esquina superior de la vela. En él se sujetará la driza del foque para poder izarlo o arriarlo.
El puño de amura es la esquina inferior delantera. Este puño se fijará en la proa del barco en el dispositivo con el que allí se cuente para tal efecto (enrollador, anclaje, …)
El puño de escota es la esquina inferior trasera. En este puño se fijará la escota para poder cazar o soltar el foque cuando sea necesario.
Los puños tienen unos agujeros para poder fijar cabos, grilletes u otros elementos. Estos agujeros se denominan oyaos.
La parte delantera de la vela (desde el puño de amura hasta el puño de driza) se denomina grátil. En barcos de crucero, el límite delantero del grátil del foque termina en un dobladillo en el que interiormente hay un cabo. Este cabo, que recorre todo el grátil y que ayuda a mantener el foque en su posición cuando lo izamos, recibe el nombre de relinga.
La parte trasera de la vela (desde el puño de escota hasta el puño de driza) se denomina baluma.
La parte baja de la vela (desde el puño de amura hasta el puño de escota) se denomina pujamen.
Como hemos dicho más arriba, los foques nos van a ayudar a entender qué es lo que está haciendo el viento en cada momento, hacia dónde está girando. Para ayudarnos con esta función, en general, los foques cuentan con unos dispositivos que serán de gran ayuda, serán tus mejores amigos. Estos dispositivos son los catavientos.
La mayor es la vela central del barco. Se monta sobre el mástil y la botavara. Su función principal es la de dar impulso al barco. Además, jugando con ella (cazando o soltando vela) podremos mantener el equilibrio de escora de nuestra embarcación.
Veamos un esquema de una vela mayor:
Grátil
(Relinga)
Baluma
Pujamen
Sables (Varetas)
Puño de amura
Puño de escota
(Pujamen)
Puño de driza
Cunningham
Como vemos en el esquema, las distintas partes de la vela mayor reciben el mismo nombre que en el foque.
El puño de driza es la esquina superior de la vela. En él se sujetará la driza, que en este caso será la driza de la mayor, para poder izarla o arriarla.
El puño de amura es la esquina inferior delantera. Para esta vela, este puño se fija al palo, generalmente con un cabo mediante un nudo llano (más adelante veremos los nudos básicos), aunque a veces también se utiliza un grillete o cualquier otro dispositivo que variará en función del barco que se trate.
Justo por encima del puño de amura, las mayores suelen llevar un oyao que se denomina cunningham. Este oyao generalmente lleva un sistema que nos ayudará a aplanar la vela en la parte anterior, en la zona del grátil. Los efectos que esto produce los veremos en niveles más avanzados.
El puño de escota es la esquina inferior trasera. En las mayores, a este puño se le suele denominar también pujamen. Esto es debido a que este puño se fija a la botavara mediante un cabo o un grillete y suele llevar un sistema que permite jugar con él para poder cazarlo o soltarlo, dándole menor o mayor profundidad a la vela en la zona del pujamen, esto dependerá de las condiciones de viento así como del rumbo al que se esté navegando. Profundizaremos en esta acción en niveles posteriores.
Al igual que en el foque, la parte delantera de la mayor (desde el puño de amura hasta el puño de driza) se denomina grátil. Salvo excepciones, el límite delantero del grátil de la mayor termina en un dobladillo en el que interiormente hay un cabo. Este cabo, que recorre todo el grátil y que ayuda a mantener la mayor en su posición, que no es otra que pegada al palo o mástil, se denomina relinga. El canal que tiene el palo para poder introducir la vela también recibe el mismo nombre, relinga. La acción mediante la cual al izar la mayor ayudamos a que ésta se vaya introduciendo en el palo se denomina relingar.
La parte trasera de la vela (desde el puño de escota hasta el puño de driza) se denomina baluma. Hay algunas mayores en las que se colocan unos catavientos en la baluma de la vela. Estos catavientos cumplen una función diferente a la que cumplen los catavientos del foque. Aquí, nos ayudarán a conocer la salida del viento de la vela. Esto lo estudiaremos en los niveles más avanzados.
En la baluma de las mayores nos encontramos unas varas que ayudan a darle estabilidad a la forma que tiene la vela. Estas varas se denominan sables (o varetas). Si los sables llegan hasta el grátil, se dice entonces que se trata de sables forzados.
La parte baja de la vela (desde el puño de amura hasta el puño de escota) se denomina, igual que en el foque, pujamen.
Algunas mayores nos ofrecen la posibilidad de poder navegar sin tener que izarla hasta el tope del palo, lo que puede ser muy útil en condiciones de mucho viento. Para eso, las mayores que cuentan con este sistema colocan distintos oyaos a diferentes alturas en la baluma de la vela y justo en el lado opuesto, en el grátil. Cada oyao de la baluma tendrá otro en la zona del grátil. Por estos oyaos se pasa
un cabo que se fija a la botavara y que nos permite bajar la vela hasta esa altura determinada. Este sistema recibe el nombre de rizo. Los rizos se enumeran según su altura; el rizo 1 será el primero que aparece por encima del pujamen, el rizo 2 el segundo, y así sucesivamente. A medida que sea mayor la intensidad de viento se irá recogiendo un rizo, dos rizos, lo que nos permitirá navegar con seguridad en condiciones de mucho viento.
Conduciendo el barco; el efecto del timón: Para mantener la dirección de nuestro barco utilizaremos nuestro timón. El timón no es más que el volante del barco. Funciona exactamente como el volante de un coche o el manillar de una bicicleta o una motocicleta. Como la dirección de un coche o de una bicicleta, necesitamos que nuestro barco se mueva para que el timón funcione y nuestro barco pueda girar. Esta velocidad mínima se denomina velocidad de gobierno.
Existen dos diferencias fundamentales en lo que respecta a la conducción en el mar y la conducción en tierra. La primera de ellas es que en el mar no existen carreteras, así que podemos ir por donde queramos, ahora bien, trataremos siempre de ir por nuestro “carril”. La segunda diferencia fundamental es que, al contrario que la carretera, la zona por la que nos desplazamos también se mueve, lo que va a influir en la dirección que va llevando nuestro barco. También deberemos estar atento a esta cuestión para poder continuar navegando en una dirección concreta y, en la medida de lo posible, por nuestro “carril”.
Siguiendo con el símil de la carretera, los navegantes novatos, a la hora de mantener una dirección suelen necesitar una autopista, su barco se moverá de lado a lado de la autopista hasta que poco a poco se vayan centrando en su “carril”. Este hecho no debe preocuparnos. Deberemos prestar atención a lo que está ocurriendo, con la finalidad de ir mejorando poco a poco y poder navegar en línea recta y por nuestro “camino”. Así, debemos estar atentos a los giros que estamos dando cuando movemos el timón a un lado o a otro. Se trata de conocer si el barco se está desplazando hacia babor o estribor, o si por el contrario mantenemos una dirección constante hacia donde queremos ir.
Para esto, es importante mirar hacia delante, hacia la dirección que está llevando el barco. Una manera sencilla es imaginar que la proa de nuestro barco es una “mirilla” de una escopeta y luego tomar una referencia en tierra. Trataremos de “apuntar” con nuestra proa hacia la referencia que hemos tomado. Si no tenemos tierra a la vista, atenderemos al horizonte junto con un punto de nuestra proa, y del mismo modo “apuntaremos hacia el horizonte”; de esta manera podremos observar si estamos barriendo hacia babor o hacia estribor y hacer las correcciones necesarias para continuar navegando por nuestro “carril”.
No nos importará dónde tengamos el timón, ya que en el mar, para mantener una línea recta, lo más probable será que el timón esté metido hacia babor o hacia estribor, mientras que la dirección que mantenemos será la línea recta. Es decir, no vale la pena mirar el timón para ver si lo tenemos en una posición central, ya que esto no nos garantizará que el barco navegue en línea recta. Hay que mirar siempre hacia delante, y descubrir hacia dónde estamos navegando, si nos estamos alejando hacia la derecha o hacia la izquierda del punto de referencia que hemos tomado.
Otro aspecto a tener en cuenta respecto a los efectos del timón, es que éste, al contrario que un coche, una bicicleta o una motocicleta, funciona al lado contrario al que queremos dirigirnos. Es decir, en un coche, si queremos girar hacia la derecha, giraremos nuestro volante hacia la derecha. En un barco con
caña, si queremos girar hacia la derecha, debemos mover el timón hacia la izquierda y viceversa. Es decir, giraremos el timón al lado contrario del que queramos dirigirnos. Así, si por ejemplo hemos tomado una referencia en tierra y esa referencia se está alejando de nuestra proa cada vez más hacia la izquierda, giraremos el timón hacia la derecha poco a poco hasta poder volver a nuestro “carril”; esto es, cuando tengamos nuevamente la referencia en nuestra proa.
Por otro lado, cuando conducimos nuestro coche o nuestra bicicleta, no siempre vamos en línea recta. Dentro de nuestra dirección nos vamos moviendo en el carril que ocupamos poco a poco de un lado a otro del mismo, y hacemos pequeñas correcciones con el volante para mantener la dirección. Del mismo modo, cuando conducimos un barco de vela, haremos pequeños movimientos de timón de manera suave para mantener la dirección, exactamente igual que lo haríamos con nuestro coche o nuestra bicicleta. Si giramos fuertemente el timón hacia un lado u otro giraremos mucho nuestro barco, con lo que perderemos fácilmente nuestra referencia y nos costará bastante volver a mantener la dirección. Del mismo modo que no damos “volantazos” con nuestro coche para mantener nuestra dirección, en un barco no daremos “timonazos” para continuar navegando en la dirección elegida.
Una última cuestión a tener en cuenta es la nomenclatura que se utiliza en barcos de vela. Aunque nuestros giros sean a babor o a estribor, teniendo en cuenta que nos movemos gracias al viento, los movimientos de timón los denominamos atendiendo a lo que estamos haciendo respecto a éste. Así, si giramos nuestro barco disminuyendo el ángulo de nuestra proa respecto al viento (da igual que sea hacia babor o hacia estribor, y lo grande o pequeño del giro, que puede ser de 2 grados o de 50 grados) estaremos entonces orzando. Por el contrario, si giramos nuestro barco aumentando el ángulo de nuestra proa respecto al viento (da igual que sea hacia babor o hacia estribor, y lo grande o pequeño del giro, que puede ser de 2 grados o de 50 grados) estaremos entonces derribando. Más fácilmente; orzar es dirigir el barco hacia donde viene el viento, derribar es dirigir el barco hacia donde va el viento. A efectos prácticos, orzar es mover el timón hacia el lado en el que se encuentra la vela. Derribar será lo contrario; mover el timón hacia el lado en el que no se encuentra la vela.
Nos preparamos para navegar: Una vez conocido el viento, las distintas posiciones en las que se puede navegar a vela, los aparejos y las velas que utilizaremos, podemos comenzar a prepararnos para manejar una embarcación a vela.
Un aspecto a tener en cuenta es la preparación que llevaremos a la hora de navegar. La meteorología es algo que no se puede prever, aunque es cierto que hoy en día se tiene la posibilidad de conocer las condiciones con cierta fiabilidad, también debemos saber que las condiciones pueden variar en cuestión de minutos. Esto nos dice que antes de salir al mar es bueno estar preparado para lo que pueda pasar.
De esta manera está bien llevar siempre un gorro, gafas de sol, protector solar, así como ropa de abrigo e impermeable, además de zapatos cerrados para evitar golpes. No viene mal disponer de un par de guantes, sobre todo si somos principiantes, ya que nuestras manos no están habituadas a realizar los trabajos que son necesarios para la navegación a vela. También es bueno disponer de una toalla y ropa seca en tierra, ya que es posible que nos mojemos en nuestra sesión de navegación y de esta manera evitaremos resfriados inoportunos.
Cuando por fin estemos listos para navegar, llegaremos a nuestro barco y seguiremos con las preparaciones. En primer lugar habrá que observar que se cuenta con todo lo necesario para la navegación, así como con los dispositivos de seguridad necesarios.
Respecto a las velas, habrá que preparar tanto la mayor para poder izarla en cuanto salgamos del puerto, como el foque, con el mismo fin. En caso de que el foque esté envergado mediante un enrollador, será interesante conocer el funcionamiento del mismo y garantizar que se pueda enrollar y desenrollar sin dificultad.
Por último, antes de soltar las amarras habrá que arrancar el motor y garantizar que funciona correctamente. Esto nos evitará algunos sustos imprevistos.
Una vez puesto en marcha el motor, atenderemos a las amarras. Comenzaremos por ir soltando las amarras que estén realizando menor trabajo. Por último soltaremos las amarras que estén realizando mayor esfuerzo. Hay que estar atento a las instrucciones que va dando la persona que está dirigiendo la maniobra, ya que es esa persona quien tiene la idea clara de lo que quiere, cómo y cuándo quiere realizar sus acciones. Si estamos centrados en lo que está ocurriendo se facilitan mucho las cosas y se evitan posibles golpes o accidentes.
Una vez que estemos fuera del atraque, comenzaremos a retirar toda la cabullería y los dispositivos de atraque, tales como defensas, cabos de amarre etc., siempre atendiendo a la persona que esté dirigiendo las maniobras.
Izando velas, comenzamos a navegar: Cuando por fin estamos fuera del puerto, buscaremos una zona segura para poder izar la vela mayor. Buscaremos una zona en la que haya algo menos de viento y, si es posible, que tampoco haya olas, o que éstas sean lo más pequeñas posible, lo que facilitará mantener el equilibrio de la tripulación mientras realizamos la maniobra de izada.
Lo primero que debemos hacer antes de subir la mayor será colocar nuestro barco en posición de proa al viento. Una vez situados con nuestra proa apuntando al viento, comenzaremos a izar la vela mayor, mientras la vamos relingando en el palo para que se ice correctamente. Cuando hemos terminado de izar la mayor, ésta estará flameando, ya que nos encontramos en una posición de proa al viento.
Como ya vimos, en una posición de proa al viento no será posible navegar. Para arrancar y comenzar a mover nuestro barco gracias a la acción del viento sobre nuestras velas, mantendremos el timón hacia una banda el tiempo suficiente como para que el barco se abra al viento un ángulo mínimo.
Para este nivel de iniciación, navegaremos al través, con lo que el viento debe llegarnos aproximadamente a unos 90o de nuestra proa. Tendremos suelta nuestra escota de mayor y mantendremos el timón al lado contrario hacia donde nos queramos dirigir hasta conseguir este ángulo. Una vez que el viento entra por el través del barco, pondremos el timón recto y comenzaremos a cazar nuestra vela mayor hasta que ésta coja viento, es decir, hasta que porte. El barco comenzará ahora a navegar en un rumbo de través. Podremos ahora desenrollar el foque y cazarlo también hasta que porte.
Estaremos atentos tanto a las velas como al rumbo que estamos manteniendo. Así, la persona que va al timón se concentrará en mantener la dirección, tal como hemos explicado en la sección dedicada al mismo.
Mientras tanto, la persona que se encargue de la escota de la mayor tratará de que esta vela vaya siempre inflada, portando; ahora bien, la mayor debe ir cazada hasta que deje de flamear, pero siempre lo más suelta posible. Si cazamos la mayor más de lo debido lo único que haremos será aumentar la fuerza lateral y disminuir el avance, con lo que el barco escorará mucho y se desplazará
lateralmente, en lugar de hacia delante. Por otro lado, si el viento aumenta su intensidad, podremos largar escota de mayor, incluso aunque esta flamee, con la finalidad de mantener el equilibrio de escora del barco. Recordemos que la mayor es la vela que más impulsa el barco, pero también la que más contribuye a la fuerza lateral. Un buen trimmer de mayor estará siempre pendiente de la escora del barco para cazar y soltar escota con la finalidad de mantener una escora constante, lo que ayudará mucho al timonel a mantener la dirección del barco.
La persona que se encarga del foque también cazará su vela mediante el winche. Lo mismo que con la mayor, la vela debe cazarse hasta que deje de flamear, pero siempre debe ir lo más suelta posible. Como ya explicamos, el foque es la vela que nos indica el ángulo que estamos manteniendo respecto al viento. De esta manera, si queremos mantener constante un ángulo de viento de 90o respecto a nuestra proa, nos pondremos a navegar en la dirección que corresponda y mantendremos el foque en la posición correcta durante ese trayecto.
Como dijimos, el viento a pesar de mantener una dirección predominante, va haciendo giros hacia un lado y hacia otro. En la práctica aprenderemos a identificar estos cambios y a actuar con las velas y/o con el barco como corresponda.
Si mantenemos nuestra dirección de través durante largo rato es posible que nos alejemos demasiado de la costa, por lo que habrá que regresar por el mismo camino. Así, en algún momento debemos realizar una maniobra de virada. Para ello, la persona que lleva el timón tendrá que empujar la caña completamente a sotavento, de una manera firme pero suave. Poco a poco el barco irá orzando contra el viento hasta llegar a la posición de proa al viento y seguirá girando hasta que el viento entre por el otro lado del barco (tal y como describimos más arriba).
En ese momento, hay que cambiar el foque de lado, por lo que se soltará la escota que estaba trabajando para cazar la escota del otro lado. Por otro lado, la persona que tiene la escota de la mayor, deberá ir cazando esta vela mientras el timonel efectúa el giro de orzada. También deberá estar atenta para ir largando de nuevo la escota de la mayor en cuanto el barco pase de proa al viento. En caso de no soltar la mayor a tiempo el barco escorará mucho y es bastante probable que nos quedemos en posición de proa al viento, por lo que perderemos el control del barco y no podremos dirigirlo hasta el nuevo rumbo de través.
Una vez terminada la virada, el timonel mantendrá la dirección y la tripulación cazará o soltará las velas tal y como había hecho para empezar a navegar.
Terminamos de navegar, recogemos: Cuando terminemos la jornada, tendremos que parar para arriar las velas y volver a puerto. Para parar el barco realizaremos las acciones contrarias a las que hicimos para comenzar a navegar. De esta manera, si para empezar a navegar teníamos que abrirnos al viento para aumentar el ángulo de nuestro barco respecto a él y comenzar a cazar velas a partir de ese momento, para detener nuestro barco, habrá que soltar las velas, vaciándolas así de viento, y girar el barco disminuyendo el ángulo respecto al viento (orzando). Esta orzada debe ser muy suave, ya que en caso contrario puede que terminemos por pasar más allá de proa al viento y realizar una virada, con lo que el barco comenzará a navegar de nuevo hacia la dirección contraria, sin que se haya terminado de detener.
Es importante arrancar el motor antes de arriar las velas, ya que si éste falla, aún podemos mantenernos navegando a vela y pedir alguna ayuda o incluso, si somos patrones expertos, navegar a vela hasta puerto.
Una vez que tenemos el motor encendido, pondremos el barco en posición de proa al viento. Entonces podemos ir recogiendo las velas; arriando la mayor y arriando o enrollando el foque según sea el sistema que se utilice.
También hay que ir colocando las defensas y los cabos de amarre para estar preparados a la hora de detener el barco en el puerto.
Lo mismo que en la maniobra de salida, estaremos pendientes de las órdenes que nos comunique la persona que dirige la maniobra para evitar sustos y accidentes innecesarios.
Una vez en puerto hay que recoger las velas. Generalmente se enrollan porque de esta manera se conservan mejor con el tiempo. También hay que adujar toda la caballería utilizada durante la navegación y lavar el barco y todos los aparejos y cabos con agua dulce (es mejor no mojar las velas, porque la humedad las estropea mucho) ya que el agua salada es un potente corrosivo que termina por estropear todos los dispositivos que necesitamos para navegar.
Por último, nos secaremos bien y nos cambiaremos de ropa para evitar resfriados inoportunos.
Es hora ya de descansar y prepararnos para nuestra próxima jornada de navegación.
Vocabulario: • Viento:
o Dirección o Intensidad o Barlovento o Sotavento
• Rumbos: o Proa al viento o Ceñida o Través o Empopada o Popa Redonda/Popa
Cerrada • Maniobras:
o Arrancar o Parar o Orzar o Derribar (arribar) o Mantener rumbo o Virar
• Aparejos: o Mástil (palo) o Botavara o Driza o Escota o Mordaza o Winche o Manivela o Polea o Grillete o Patín o Carro o Cornamuza
• Velas: o Foque o Catavientos o Mayor o Sables (varetas) o Rizo o Grátil o Relinga o Baluma o Pujamen o Puño de driza o Puño de amura o Puño de escota o Flamear o Portar o Cazar o Largar (soltar)
• Marinería: o Defensas o Amarras o Adujar o Relingar o Izar o Arriar o Nudo 8 o Nudo llano o As de guía o Ballestrinque