36
2

Meando Contra Viento Nº5

Embed Size (px)

DESCRIPTION

 

Citation preview

Page 1: Meando Contra Viento Nº5

2€

Page 2: Meando Contra Viento Nº5
Page 3: Meando Contra Viento Nº5

Nº5

Page 4: Meando Contra Viento Nº5

Director editorial y maquetación: Nícolas Marper (Santos Perandones)Depósito legal: LE-597-2014

Dirección musical: Julia GetinoSintonía musical con la colaboración de Groucho Sonido y Pepe Mourelle:http://www.ivoox.com/sintonia-meando-contra-viento-audios-mp3_rf_2374087_1.html

Imprime:

Alfonso Xen Rabanal................................Julia Cubillo Piñán.................................... Santos Perandones.....................................Viktor Gómez............................................. Edgar Plans................................................. Elias Gorostiaga.........................................Eduardo Fandiño....................................... Ildefonso Rodríguez..................................Jorge M.Molinero......................................Nuria Palencia............................................ Luís M. Ramos Blanco.............................. Esteban Gutiérrez Gómez........................ Andrés Edo Tornos...................................Marisa Fernández (Marlus León)............Ricardo Moreno.........................................Avelino Fierro............................................

Índice1-34-567

8-910-1112-13

1415

16-1718-2122-23

2425

26-2728-30

Diseño contraportada: Felipe ZapicoFotografía contracubierta: Rumble Fish 64Diseño página 1: Nícolas Marper

Page 5: Meando Contra Viento Nº5

1

todo sigue igual ...

la tipa sale de la barra y le espeta:- ¡Quiero la terraza montada ya!

Le digo que ya nos veremos... A ver si consigue acabar ese cuadro y lo podemos mover... joder, me gustaría comprárselo... al menos, antes de que el dueño de la cafetería de al lado le grite que qué pasa con su terra-za, que también la quiere ver montada. Me mira, más bien sus ojeras, a través del pelo largo mientras la cami-sa, elegantemente roída, marca unos músculos de aire al levantar unas sillas. El es el Caminante, el último de una estirpe que fue auténtica... Los demás somos copias

desvaídas.

Cruzo el río. En mitad del puente ( justo allí donde la marca España tiroteó a una de los suyos, sí)*, un paisano esboza con una armónica algunas notas de esa canción cuya letra era: ¡Que viva España! Se come algunas no-tas como se ha comío algunas letras en el cartelito en el que pide “auda”... ya sólo se trata de comer en este juego esotérico de la oca en el que con una simple tira-da hemos retrocedido cuarenta años... los dados mar-cados por los de siempre, brotes verdes entre los peces de colores que beben de la espuma en el río, el sol que justifica la sumisión, me preguntan en un periódico que a quién quiero influenciar con mi novela de Niebla... no sé... quizá a los peces de colores, de las letras no se come aunque se coman, toso en la consulta del médico y éste se pone una mascarilla... no, no tengo fiebre pero todo lo que veo estalla... sí, está ya a puntito de caramelo para la alucinación final, no quiero influenciar a nadie, ha de ser cada uno quien se haga una simple pregunta, dicen en la prensa que los de siempre esperan que el consumidor recupere la confianza... y yo leo que están buscando la manera de engañarles otra vez... y si no lo consiguen,

todo sigue igual

Page 6: Meando Contra Viento Nº5

pues la receta que nunca les ha fallado: estas cosas siempre las ha solucionado una guerra, el miedo... es el culmen de la estética, nos han preparado para ello... cuando las pastillas no funcionan, las operaciones no funcionan, el gimnasio no funciona... el consumismo se desploma y no queda nada... es el polvo del derrumbe, esa es la niebla, no se puede in-fluenciar a nadie cuando ya no queda nada, cada uno ha de buscarse, ese el cruce de caminos en el que puedes echar la culpa a los demás y matar, es lógico, es su lógica, yo he hecho todo lo posible, me he puesto cachas, he seguido to-dos los cánones pero no follo, no me miran esas que mar-can tanga en la clase de aerobic, habría que ir fusilando al noventa por ciento de los psicólogos, pero primero me las cargo, seguro que me corro, por fin, antes de pegarme un tiro... O puedes reconocer que te has engañado, que existe otro camino y parte de ti... es el camino difícil, ni tan siquie-ra es un puzzle, no se trata de reconstruir, el cemento no liga en el vacío, basta ya de excusas, la culpa ni la tienen los inmigrantes ni los funcionarios, tenemos la clase política que hemos votado, la culpa la tienes tú, esto ha sido como aquellas cataratas de duros en las que veías cómo caía el dinero cuando echabas la moneda, veías mucho dinero y seguías echando y caía al pozo del reparto de riquezas que nunca ha sido equitativo, pide un prestamo, mil, para se-guir tirando monedas... la máquina se la llevan y en tus ojos queda el reflejo de la letra pequeña que te comiste de avari-cia en tu ficticia velocidad... Mira ahora: donde pone banco, ahí, deberías leer: timo de la estampita legal... son los que piden y lograrán el recorte de las ayudas sociales para que les sufraguemos el coste de los pisos que a precio de gan-ga te requisan y seguirás pagando el sueño de la cascada de monedas donde siempre se corren otros... son los ma-nipuladores de vientos, los vientos de la opinión pública... han creado el miedo que te carcome, tragarás con lo que propongan, tan primermundista yoísta, tan abierto como te has creído, vestirás, cuando quieran y saquen beneficio de

2

todo sigue igual

Page 7: Meando Contra Viento Nº5

3

ello, los colores de cualquier ismo... Hay que cambiar, sí... pero lo tienes que hacer tú en tu derrumbe... Yo he tenido el mío, sigo en él, ya son muchos años entre la niebla, a veces más jodido que otras, últimamente de médico en médico, de bajas y rehabilitaciones, sin poder tocar este teclado, sin-tiendo que el óxido consume mi espalda, mis brazos... pero

eso es la vida, muchacho.Todo sigue igual, sí, pero seguir así es mear contra el viento sobre meado... Ahora que es evidente en la prensa todos

habla bla bla blan...Hay que cambiar, sí

...Escrito en Crónicas para decorar un vacío en agosto del 2009

* Evidente actualización…

Alfonso Xen Rabanal

todo

sigu

e ig

ual

Page 8: Meando Contra Viento Nº5

4

Page 9: Meando Contra Viento Nº5

5

 Tu chaqueta de lana¡me viene en gana!Y me viene grande.como tu sexo erguidode madrugada.Él muy despiertoY tú,excitado y adormecido. Ven, ven, ven.Con tu Big Ben.Mi sonrisa en verticalse alegra tanto…. Ahora me da por pensaren un plátanoy un tarro de Nocilla:El sexo anal,o de cara Bde la cinta de cromo,o del vinilo aquel. Hoy y siempre,tu chaqueta de lanano es suficiente.

Tu chaqueta de lana

Page 10: Meando Contra Viento Nº5

6

Page 11: Meando Contra Viento Nº5

7

La fama es la desgracia de quedarse sin secretos. Le cambia el paso a su dueño para que el espectador se cerciore de la solidez del terreno.

Mahmud Darwix, poeta palestino.

Puntualidad de la promesa: aurora.Descifrar la palabra antes que el enigma.

Edmon Jàbes, escritor judío.

dame la mano-candil.restituye el hueco entre mis huesos pulidosal sol de la confusión.

baja de la torreta, sueltael arma y abraza lo irremplazable.

no finjas amor, no odies con placer,hazme un espacio en tu desertaro ven conmigo a esta madriguera de amantes.

hunde en mi pecho-orquesta la sombra y la llama que nos invadeen defensa de la locura y sus fermentos:

no llueva sobre tu espalda y tu temblor.cubran mis heridas el círculo abierto de la pasión y del cuidado.

la más frágil de las ramas, la más frágil, sostiene un canto que nos emancipay alza sobre los buques, el mar y la infancia.

me han advertido que no hablo tu idioma: mas ese es nuestro secreto.

Víktor Gómez

Del poemario inédito “MEDIODÍA” para publicación de la Revista que coordina el fotógrafo Santos Perandones

Valencia, a 19 de agosto de 2014

Page 12: Meando Contra Viento Nº5

8

Page 13: Meando Contra Viento Nº5

9

Page 14: Meando Contra Viento Nº5

10

Noto ese viento como si todo lo quisiera borrar, el paisaje, las hojas, las llagas, la memoria, y cuando vuelve la calma también lo quiere borrar todo, ordenar el paisaje, las hojas, las heridas y la memoria.Cae la tarde despacio, el sol es suave. No quiero salir fuera y mirar el cielo, ver como se va amoratando igual que una mala herida, como va creciendo igual que la nata hervida en una cazuela. La humedad huele, la tierra, los hormigueros, los motores, junio. Todavía los pájaros se empeñan en atender sus nidos y nacen pollos nuevos, algunos diminutos con los ojos más grandes que la cara y piden un ir y venir, entre las hojas que vuelan y el trigo, piden más porque les pican las plumas y el hambre.Ya salió el loco a pasear a su perro. El perro es viejo, morirá pronto y el loco es joven, algo más joven que un adolescen-te. Caminan despacio, uno va detrás del otro, cuando el pe-rro se para el loco avanza y cuando el perro camina, el loco espera distraído, mirando las hormigas que van y vienen, cada una con su trocito de abeja. Pasan al lado de casa, al lado de la tormenta, ninguno mira y les veo irse hasta que la maleza, las cuestas y las hormigas les devoran, pero no se les mueve ni un solo pelo del flequi-llo.El viento ya pasó definitivamente, salvo para las hojas de los chopos que no dejan nunca de lamerse, de tiritar como si un miedo infinito les gastara bromas pesadas.El zumbido de un mosquito, sube por las costuras del oído y me deja nervioso como un bebé despierto y sucio.

La mem

oria del loco

Page 15: Meando Contra Viento Nº5

11

Dura un segundo, algo más, pero no muere porque sé que antes o después volverá, aparecerá como una amante ob-sesiva, detrás de la luz, de un periódico, en el reflejo de un cristal, entre los ojos. Su zumbido entrará de nuevo.Se golpea la puerta del garaje y una ventana. Golpean al-gunas voces y un portazo nuevo que se va con otras voces, como si alguien tuviera algo nuevo que decir, un reproche, un mal tono.Un taxi corre cuesta abajo y entra tan deprisa en la curva que el frenazo hace que la carretera se estreche hasta ajustar las dos líneas blancas a la anchura de los ejes. La carretera en-tra en un puente y así entra el taxi apretujándose porque el puente es aun más estrecho que la carretera y porque la fa-talidad del caso es que por el lado contrario pasa otro coche que va frenando. Segundos después los dos desaparecen dando portazos, gesticulando, gritando sin que nadie oiga nada, sin subtítulos.Todo se ha olvidado, aquella pequeña memoria del sol ba-jando, también desaparece y desaparecen lentamente los colores, igual que las fresas debajo de las hojas. Todas las puertas mueren por dentro atravesadas por pequeñas lla-ves. Detrás de la tormenta, ya pueden pasar todos los avio-nes. Llega claramente el sonido de sus motores Rolls Royce. Es de noche.

ELIAS GOROSTIAGA, seudónimo literario de Elías Prieto Sáenz de Miera (Valencia de don Juan 1963). En 1983 publicó el libro de poemas El castillo de aire, época en la que dirige el grupo de teatro Aa di Parpant. Con la editorial Playa de Akaba ha publi-cado los libros colectivos Nómadas (2013), Nueva carta sobre el comercio de libros (2014) y El enemigo interior (2014). Este relato forma parte del libro Polvo en la frontera, sobre el que actualmente trabaja. Puedes seguir sus crónicas literarias en: eliasgorostiaga.blogspot.com.esLa m

emor

ia d

el lo

co

Page 16: Meando Contra Viento Nº5

12

Page 17: Meando Contra Viento Nº5

13

Page 18: Meando Contra Viento Nº5

14

MIRA, ESTE ES UNO DE MIS ANIMALES OBLIGATORIOS.

Page 19: Meando Contra Viento Nº5

15

papá montó la empresa y tújoven y dinámico

tienes grandes planes de expansiónsé que nunca leerás este poema

pues no viene en las hojas sepias perome gustaría pedirte una tregua

un pacto de no agresión: nosotrosno llevamos vuestras camisas de 200 eurosno conducimos esos coches de alta gama

no nos casamos con vuestras mujeres -aunquea menudo nos las follemos mientras pensáis

cómo ganar más dinero- noentramos en los restaurantes donde sólo los postres

cuestan nuestro salario de un mes

por eso te suplico -cómo os gusta ver

a un hombre arrodillado- que por favorte afeites esa barba y te cortes ese pelo

como dios manda

no vayan a estas alturasa confundirnos y creer que en esta guerra

estamos del mismo bando

Jorge M.Molinero (2014)

Page 20: Meando Contra Viento Nº5

16

Page 21: Meando Contra Viento Nº5

17

Page 22: Meando Contra Viento Nº5

18

En el pueblo donde nací y me crié hasta los nueve años, los niños nos divertía-mos con un juego, entre los muchos que teníamos, y este, que en ocasiones tenía hasta cierto peligro, con el paso de los años me ha dado que pensar.Era una costumbre que habíamos heredado de los chicos mayores y consistía, cuando correteábamos cerca de los arroyos, por los valles o en el monte, en levantar las piedras de un tamaño determinado que encontrábamos en nues-tro camino, para ver que había debajo de ellas. Siempre hallábamos algo que nos sorprendía, descubriéndonos mundos ocultos y como digo, no exentos de riesgo, aparte de comprobar el cambio de tamaño y la forma de la roca, con parte de la misma oculta bajo la tierra; como los icebergs de hielos marinos, pero de granito. Ranas, gusanos, lagartijas, ciempiés, escarabajos, hormigas, sapos, lagartos, es-corpiones, culebras y puede que víboras, -entonces no sabíamos distinguirlas- y un sin fin de bichos raros, que buscaban refugio y humedad en la oscuridad, protegiéndose del tórrido verano, estación que coincidía con estas prácticas un tanto raras, que teníamos algunos de los rapaces de entonces.Los primeros días estaban llenos de sobresaltos, como se puede adivinar. Era el lógico proceso iniciático, hasta que íbamos adquiriendo algo de experiencia y una cierta maña; al levantar la piedra, ya no nos quedábamos como las prime-ras veces, pasmaos a ver que aparecía, sino que inmediatamente de volcarla, dábamos unos pasos hacia atrás como medida de protección y para evitarnos complicaciones.Personalmente, tanto o más que los extraños habitantes que salían a la luz al levantarlas, me atraían sobremanera los diminutos y profundos hoyos que en ocasiones había debajo de ellas. Imaginaba que aquellos oscuros agujeros se-rían tan hondos que hasta conectarían con el centro de la tierra, cosas de críos.Viene esto a colación sobre la ligereza y superficialidad con que hacemos jui-cios de valor para con las personas que conocemos hace tiempo, y por supues-to, y en mayor medida de las que acabamos de conocer.

Debajo de las piedras

Page 23: Meando Contra Viento Nº5

Huelga decir que si se trata de jóvenes...carta blanca.De las primeras, diría que creemos conocer, y de las segundas, que todo lo ignoramos. Y sin embargo, somos excesivamente atrevidos ya que, bien por su vestido, una breve conversación, un piercing, el pelo, los zapatos, un tatua-je o cualquier elemento meramente ornamental y superficial, nos parecen las claves definitivas e irrefutables para decir como es una persona y claro, tan-tas veces hemos de cambiar nuestros conceptos precipitados y erróneos, diría más, nuestros prejuicios, que hasta nos excusamos con indulgencia, diciéndo-nos lo mucho que han cambiado ellos, todo menos reconocer que estamos equivocados, que no hemos levantado la piedra para saber que hay debajo y que incluso habiendo comprobado con nuestros propios ojos, el secreto que guardaba la oscuridad, pueden existir profundos y arcanos agujeros que nos impidan llegar a saber en realidad, como son los demás; como somos, en defi-nitiva, nosotros.Mi certeza sobre el conocimiento de los seres humanos, es, que toda persona tiene algo que desconocemos; para bien o para mal. Puede ser una gran virtud que pase desapercibida o por el contrario, una impostura soterrada, muy difícil de detectar. Antes la cautela que la irreflexión, si se trata de verter nuestra opinión sobre alguien. Me sirve para expresar este pensamiento, un principio del derecho universal sobre la presunción de inocencia, que dice: “Todo el mundo es ino-cente hasta que se demuestre lo contrario”, y añado, “todas las personas son buenas, algunas hasta conocerlas mejor”.Cuando me surgen dudas, vuelvo al pensamiento volteriano y pongo por de-lante el respeto y la tolerancia para todos los individuos de la tierra, por encima de su adscripción política, credo religioso, patria, escala social, raza, color de piel o sexo. No incluyo a los corruptos ni a los corruptores, sean políticos o no; ni a los terroristas, económicos o de los otros; ni a los que abusan del conoci-miento, y sobre todo del poder, condenando al sufrimiento y a la pobreza a los pueblos.A estas reflexiones he llegado ya de mayor, después de levantar y comprobar-siendo niño- el secreto que hay debajo de las piedras.

Luis M. Ramos Blanco

19

Page 24: Meando Contra Viento Nº5

20

Page 25: Meando Contra Viento Nº5

21

Page 26: Meando Contra Viento Nº5

22

Ovidio dice –cuando mira la televisión parpadeante teñida de gris, y ve a unos señores que parecen enfadados, erguidos sobre escaños, vociferan-do con gestos altisonantes– que no todos los políticos dicen lo que pien-san. Dice que, algunos, incluso piensan lo que van a decir. “Y hasta dicen cosas que para casi todo el mundo parecen razonables”. Razonables, creo que viene a significar que no se escapan del conocimiento general, que todo el mundo las comprende porque no es complicado de entenderlas. “A pesar de lo terrenal y vacuo de la existencia, del ser, materia, ente, cade-na, moneda de pago para el viaje que ha de venir”. Devenir, debe querer decir que alguna vez alguna vez. Ovidio dice también que en una ocasión le demostraron, en esa época de su vida a la que acude constantemente vía cuandoyoestabaenlaciudad…, que dos y dos no son cuatro, sino que son tres y pico. “Casi, casi cuatro, es verdad, pero no son cuatro. No señor”. Y entonces relata, como si tuviese algo que ver con lo anteriormente men-cionado, lo del profesor Gálvez y la dama rubia y despelotada cubierta tan sólo con el abrigo de chinchilla, o las noches de parranda junto al clan de jóvenes promesas del teatro por las boîtes de Santo Domingo, o lo de las inabarcables turistas germanas que jura haber poseído –varias, y varias veces en una sola noche–. Yo le dejo decir, mientras pague el café y ofrez-ca tabaco, todo lo que quiera, con tal de que no mencione, aunque sea para alabanzas y rogativas, a la Divina Isabel de los Senos Turgentes, que Dios mantenga con apetecible vida muchos años más para satisfacción del personal hombruno del término municipal.También dice Ovidio que los de la Comandancia 113, Sevillano y compa-ñía, tienen malos modales a la hora de solicitar los papeles, y que eso de sacudir con el guante flácido mina la dignidad de los pobres. “Y pobre es, ya sabe usted, aquel al que sólo le queda la dignidad”. A veces –pocas, por no contrariar– le digo algo. Como que ya quisieran muchos muertos colgarse la medalla del honor en el alma, y que no hay nada que el dinero no pueda comprar. Pero es igual, se acerca a mí, agacha algo su cabeza amorfa que apesta a leche agriada y a alcohol destilado, y me susurra al oído algo así como que cuánto valen tres metros de dignidad. Y, claro, me desarma.

El bufón

Page 27: Meando Contra Viento Nº5

Ovidio dice que, el día menos pensado, agarra la escopeta del difunto Ful-gencio –su padre, que en Gloria esté–, la carga bien cargada de postas y clavos, y se llega a hacer una visita a la sede de la Excelentísima Corpo-ración Municipal a revisar indulgencias y bulas autootorgadas, “que me expliquen a cuento de qué lo que ayer valía diez, lo compro en el día de hoy por dos, previo convencimiento personal sin animo de extorsión a pesar del quierasonoporqueyolodigoysinoteavienesarazones–de esas ra-zonables que creo yo que vienen a significar que no se escapan del co-nocimiento general, que todo el mundo las entiende porque no es com-plicado de entenderlas a pesar de lo del vacuo y lo terrenal y la materia y la moneda y el ente ese y el devenir– teinfloahostiashijodelagrandisi-maputayluegotepegountiroquetodavíanotehasenteradodequiéncoño-mandaaquíyyanotienesedadparairalaescuelacagalagartosdeloscojones, y lo vendo, al día siguiente, por doscientos”. Véase el terreno que tanto le costó pagar a Fulgencio –su padre, que en Gloria esté–, quiero decir, pero no lo digo, y lo rumio en silencio no sea que alguno no esté tan dormido como parece y luego vaya con el dicho en los ilustres mentideros del po-der.Todas esas cosas y más dice Ovidio en las tardes aburridas y oscuras de in-vierno, entre cazalla y cazalla, junto a la estufa de carbón, apoyado sobre la tapa de madera ennegrecida de nogal que Nicanor tiene como mesa en la taberna. Y, diga lo que diga, da lo mismo, porque nadie le escucha. Quiero decir que le oyen como el que oye nevar, como si la monserga fuera de sacerdote venerable, ya compadrecido y conocido de la Divina Isabel, o como si la película la hubiesen visto los parroquianos de la Hú-meda Cofradía cada vez que salen al corral a orinar. Claro que, a fuer de ser sincero, eso ocurre porque a Ovidio, según el pensar de casi toda la población de Fuente Ciruelo, le faltan más de diez tornillos y no puede regir las entendederas.Yo, la verdad, no sé que pensar.Vinicio que OvidOoooooooooO

Esteban Gutiérrez Gómez, 2015

23

Page 28: Meando Contra Viento Nº5
Page 29: Meando Contra Viento Nº5

25

FRÍO EN EL PÁRAMO

Cruje el sol...Debajo de la piel se secan los huesos, Estoy cerca...Cada vez más cerca...de la nada

Marisa Fernández (Marlus León)

Page 30: Meando Contra Viento Nº5

Yo estaba en el supermercadoPara hacer la compraParalizado por el horrorColocado Y vi una visiónEntonces  los santos Lamían como perros mis heridasEstaba lleno de llagas Pero ÉlTenía la cabeza negray estaba coronado de moscasy las estrellas comenzaron a caer sobre el mar grandeEl océano hervía en llamasEl caballo pisoteaba la serpienteVi el cordero y el tigreVi el cieloEntonces, cuando abrió el primer sellooí al primer ser viviente, que decía: «Ven»Cuando abrió el segundo sellooí al segundo ser viviente que decía: «Ven». Entonces salió un caballoRojoCuando abrió el tercer sello, oí al tercer ser viviente, que decía: «Ven»Miré, y vi un caballo negro. El q lo montaba tenía una balanza en la manoY cuando abrió el cuarto sello, oí la voz del cuarto ser viviente que decía: «Ven»y vi el humo de inmensas chimeneas Elevándose al cielo Torres rojasy aquel olor a lejía y carne quemaday llovían cenizay oí el aullido de los perrosEntonces  vino  ÉlTenía la cabeza negray una gran estrella cayó sobre el mar grandeEl océano hervía en llamasEl caballo pisoteaba la serpienteVi el cordero y el tigreVi el cielo

26

Page 31: Meando Contra Viento Nº5

27

En llamasDesde lo profundo te llamo

Desde las crestas del soly Se retuerce mi espíritu como  el fuego

y dijePadre, me arrancaré los dientes

Padre, me arrancaré los ojosPadre, me arrancaré el corazón

Hasta q me escuchesEntonces cerré los ojos

Y él me dijo:No e s t á s solo:

E l Incendio está a tu alrededorNo e s t á s solo:

Oh Padre, me arrancaré los dientes Oh Padre, me arrancaré los ojos

Oh Padre, me arrancaré el corazónHasta q me escuches

Por eso él dijoBenditos los hijosdeputa, xq ellos conocen Benditos los hijosdeputa, xq ellos conocen

Benditos los hijosdeputa, xq ellos lo conocenBenditos los perros

y entonces él me dijo:No estás solo: El Incendio está sobre tu cabeza

El cordero y el tigre son una manifestación del mismo y único DiosEntonces comprendíLa rabia de los perros

La rabia de las ratasLa rabia de los cerdos

Poseído En tranceEntonces fui arrebato

Y subí Arriba

Y nada, desde aquel momentoHa vuelto a ser lo mismo

Page 32: Meando Contra Viento Nº5

24

Page 33: Meando Contra Viento Nº5

Aquel verano hizo en Barcelona un calor del carajo. Así nos lo pareció. Bueno, tam-bién era la primera vez que estábamos en la ciudad; quizá era el mismo calor pe-gajoso de todos los veranos. Teníamos todo el tiempo, durante el día, las ventanas cerradas, y de noche las abríamos y a ratos también la puerta para que corriera un poco el aire. Siempre me tocaba a mí levantarme a cerrarla antes de intentar quedarme dormido. Por las tardes entraba la luz entrecortada a través de las persianas. El ventilador no dejaba de funcionar y las arrugas de la ropa de la cama grande también ayudaban con sus sombras como pequeñas dunas a que en la habitación hubiera siempre una vibración de luces y sombras en blanco y negro. Como destellos fugaces en la oscuridad.Sobre la mesilla solíamos tener una garrafa pequeña de horchata, que iba cada poco al congelador. Era un cuarto piso sin ascensor en el barrio del Born. De vez en cuando llegaba del patio el maullido de los gatos y un tenue olor a amoníaco. Había ahorrado algo de la venta de unos dibujos, de las propinas de los tíos y de estar pelando lúpulo un par de semanas, así que pensábamos pasar quince días en la ciudad y luego trataríamos de ir a Ibiza, donde también nos dejaban una habita-ción en un piso compartido por militares. Era el tiempo del “nosotros”, no del “yo”.Llevábamos direcciones de librerías, galerías de arte, salas de conciertos y tiendas de cómics. A Iñaki lo conocimos en la barra de un restaurante de Sitges un día que habíamos ido a la playa cogiendo el tren costero. Después de media hora de tostadora, Alma propuso ir a tomar un café para espantar de la cabeza la ginebra asesina de la noche anterior. Se puso un pareo y yo una camisa hortera, de colores hawaianos.Él, a pesar de que eran las once de la mañana, ya estaba sentado en una de las primeras mesas con una cazuelita de callos y una botella de vino de marca. Le co-menté a Alma que lo que engullía aquel hombre, más bien grueso, un poco calvo, con bigotito y ojos inteligentes, nos entonaría más que el café y la bollería, y él nos oyó. Al rato éramos tres a la mesa pidiendo, para comenzar, otra de lo mismo. Nos despedimos tras un par de horas de conversación llena de querencias y fobias co-munes, lecturas y canciones, mesas, manteles y utopías. Sólo que él era muy culé. Nos dijo que nos enseñaría la ciudad.

29

vida secreta de los tebeos

Page 34: Meando Contra Viento Nº5

Era detective y había dejado una agencia para ponerse por su cuenta en un ático de Vía Laietana, cerca de un edificio de Juzgados y una comisaría. De sus contactos en ambos lugares le salía, nos dijo, una buena clientela. Y se relacionaba con algu-nos políticos emergentes, mezclados en asuntos de faldas o en tratos con cons-tructores, porque dijo que la ciudad iba a pegar con la democracia un estirón que no iba a reconocerla ni su madre, creo que la frase fue que iba a perder las ingles, su carácter dual de putas y solemnidad.Nos acompañó de farra un par de noches. La segunda acabamos en el Boadas. Se rió cuando le dije que a ver dónde nos hacíamos con una de callos para la mañana siguiente. Comentó que él, posiblemente, se prepararía un generoso martini a la vieja usanza, con ginebra seca y vermut francés, Noilly Prat. Nos escribimos algunas navidades. Tenía gustos clásicos, amaba los boleros; era descreído y sentimental. Pasó un tiempo sin tener noticias suyas, pero ya al final de los noventa nos llegó a casa un paquete con el remite de la dirección de su des-pacho. Eran unos cómics que habíamos comprado en una tienda de la Plaza Real. Los habíamos perdido una noche loca, puede que en la misma coctelería donde nos vimos por última vez. Supo que eran nuestros porque entre ellos estaba el AB-CDari il-lustrat de Mariscal, editado por Quaderns Crema y que el autor nos había dedicado aquella mañana del 17 de agosto de 1978. En los demás yo había puesto en pequeñito mi nombre en la contraportada; una manía.Los acompañaba una ficha escrita con su Underwood: “Queridos amigos, vaya ma-nera de volver a tener noticias de vosotros. Hace unos días acompañé a unos polis a un levantamiento de cadáver. Siempre que puedo voy con ellos para olisquear el lugar del crimen; así “hago pituitaria”. Y me gusta curiosear, si los hay, las biblio-tecas y el mueble bar. Allí está todo, la radiografía de la vida del muerto. Éste lle-vaba tiempo tieso. Estaba como una momia, enterito, pero había que cogerlo con pinzas. Se había liofilizado. Fijaos, uno de la pasma estornudó y se le desmoronó un pie. Es como si le hubieran atizado con una microbomba de neutrones. Hace un par de años se oyó de él que iba a denunciar un apaño municipal. La biblioteca era un querer y no poder, un burgués del PSUC venido a menos. Y la bebida, un desguace, brandys y rones baratos. Seguid bien. Besos y abrazos”.No volvimos a tener noticias de él. Dos o tres cartas que le enviamos nos fueron devueltas. Recordé que la última noche había repetido que si pegaba el petardazo con un buen caso le gustaría retirarse a Bangkok, que allí sí se podría poner una camisa hortera como aquella que yo llevaba en Sitges y viviría cerca de una playa desde donde se divisaban las grandes migraciones de pájaros.

30

Page 35: Meando Contra Viento Nº5
Page 36: Meando Contra Viento Nº5