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Fernando Zamora La vigilia y el sueño Los artistas discuten a menudo, no solo con palabras, también con obras. Discuten por ejemplo: ¿al espectador hay que despertarlo o hacerlo soñar? El núcleo de semejante cuestión parecería poder estudiarse pensando el documental, ese género fílmico que en el inicio del arte pretendía “objetividad”, palabra muy sospechosa cuando la blande un artista, uno de esos que manipulan la realidad para transformarla en arte. La Pivellina, juega a ser un documental. No resulta nunca gratuito el hecho de que Tizza Covi y Rainer Frimmel, guionistas, directores, fotógrafos y editores de esta película hayan sido, antes que “realizadores de ficción”, documentalistas. Tengo la sospecha, sin embargo, de que habiendo pensado hasta sus últimas consecuencias lo que significa “documentar la realidad”, concluyeron que había que inventarla. ¿Cómo puede un documentalista aspirar a la objetividad cuando por fuerza necesita una cámara, un punto de vista y un material que tiene que ser editado? La realidad es esto: la vida de estos cirqueros en una periferia de Roma; cirqueros de una familia de esas que no salen en los manuales del bienpensante: abuelo, abuela y nieto que es nieto sólo de uno de los dos. Pero se lo pasan bien. Se lo pasan de ensueño (así los miran los ojos de sus

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La Pivelina, crítica de cine de Fernando Zamora

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Hombre de celuloide

Fernando ZamoraLa vigilia y el sueoLos artistas discuten a menudo, no solo con palabras, tambin con obras. Discuten por ejemplo: al espectador hay que despertarlo o hacerlo soar? El ncleo de semejante cuestin parecera poder estudiarse pensando el documental, ese gnero flmico que en el inicio del arte pretenda objetividad, palabra muy sospechosa cuando la blande un artista, uno de esos que manipulan la realidad para transformarla en arte. La Pivellina, juega a ser un documental. No resulta nunca gratuito el hecho de que Tizza Covi y Rainer Frimmel, guionistas, directores, fotgrafos y editores de esta pelcula hayan sido, antes que realizadores de ficcin, documentalistas. Tengo la sospecha, sin embargo, de que habiendo pensado hasta sus ltimas consecuencias lo que significa documentar la realidad, concluyeron que haba que inventarla. Cmo puede un documentalista aspirar a la objetividad cuando por fuerza necesita una cmara, un punto de vista y un material que tiene que ser editado? La realidad es esto: la vida de estos cirqueros en una periferia de Roma; cirqueros de una familia de esas que no salen en los manuales del bienpensante: abuelo, abuela y nieto que es nieto slo de uno de los dos. Pero se lo pasan bien. Se lo pasan de ensueo (as los miran los ojos de sus creadores). No necesitan ni ser muy ricos, ni muy bellos, ni muy talentosos. En esta familia aparece un da una nia: La Pivellina. La dejaron abandonada en un parque con una nota en que la madre deca: volver. Y la vida en la que entra entonces La Pivellina que es? Si: un ensueo. El de unirse a una familia tan adorable como esta. Especialmente porque hay un prncipe en este cuento: un adolescente que vive con los abuelos aprendiendo a pelear y a lanzar cuchillos, aprendiendo la historia de Italia y conociendo las calles de Roma. Referencias aqu, las hay todas: como en el neorrealismo italiano, los actores se interpretan a s mismos, improvisan sobre su cotidianidad y se ren de sus propias carencias; como en la tradicin socialista de cine europeo hay un gustillo por no ser ricos y andar a la escuela sin euros en el bolsillo. Y sin embargo la referencia ms importante en La Pivellina, la que estoy seguro que pocos han visto es la de Federico Fellini. No es que haya aqu escenas onricas, ni grandes golpes visuales. La cmara va siempre en mano, como pusieron de moda los nrdicos y hay planos largos en que la diversin consiste nicamente en ver cmo juegan unos nios al futbol. Pero Fellini est aqu: en el circo, en el deseo que l mismo expres alguna vez: Cuando yo era adolescente, quera largarme en un circo. Y este circo, que no es un circo hollywoodense, ni felliniano; ste que al final de cuentas es ms una pequea familia que un circo, es en el que viene a caer La Pivellina y entre documental y sueo, uno se encuentra frente a una pelcula que despierta, como quieren los tericos europeos, pero que hace soar, como quieren los productores de Hollywood. Puede que la vida en este suburbio de Roma sea real, pero en esta realidad, es imposible dejar de soar.

La Pivellina. Direccin, edicin y fotografa, Tizza Covi y Rainer Frimmel. Guin, Tizza Covi. Con Tairo Caroli, Asia Crippa Patrizia Gerardi y Walter Saabel. Italia, 2009.

@fernandovzamora