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Mujercitas Por Louisa May Alcott

Mujercitas Por Louisa May Alcott · Mujercitas Por Louisa May Alcott. PRIMERA PARTE CAPÍTULO 1 - EL JUEGO DEL PEREGRINO —Navidad no será Navidad sin regalos —murmuró Jo, tendida

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Mujercitas

Por

LouisaMayAlcott

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PRIMERAPARTE

CAPÍTULO1-ELJUEGODELPEREGRINO

—Navidad no seráNavidad sin regalos—murmuró Jo, tendida sobre laalfombra.

—¡Estantristeserpobre!—suspiróMegmirandosuvestidoviejo.

—Nomeparecejustoquealgunasmuchachastengantantascosasbonitas,yotrasnada—añadiólapequeñaAmycongestodisplicente.

—Tendremos a papá y a mamá y a nosotras mismas —dijo Bethalegrementedesdesurincón.

Lascuatrocarasjóvenes,sobrelascualessereflejabalaluzdelfuegodelachimenea, se iluminaron al oír las animosas palabras; pero volvieron aensombrecersecuandoJodijotristemente:

—Notenemosaquíapapá,nilotendremospormuchotiempo.

Nodijo"talveznunca",perocadaunaloañadiósilenciosamenteparasí,pensandoenelpadre,tanlejos,dondesehacíalaguerracivil.

Nadiehablóduranteunminuto;despuésdijoMegcondiferentetono:

—SabenquelarazónporlaquemamápropusoquenohubieraregalosestaNavidadfueporqueelinviernovaaserduroparatodoelmundo,ypiensaquenodebemosgastardineroengustosmientrasnuestroshombressufrentantoenel frente. No podemos ayudar mucho, pero sí hacer pequeños sacrificios ydebemos hacerlos alegremente. Pero temo que yo no los haga —y Megsacudiólacabezaalpensararrepentidaentodaslascosasquedeseaba.

—Pero pienso que el poco dinero que gastaríamos no ayudaría mucho.Tenemos un peso cada una, y el ejército no se beneficiaría mucho si lediéramostanpocodinero.Estoyconformeconnorecibirnadanidemamánideustedes,perodeseocomprarUndineySintranparamí.¡Lohedeseadoportantotiempo!—dijoJo,queeraunratóndebiblioteca.

—He decidido gastar el mío en música nueva —dijo Beth suspirando,aunquenadielaoyóexceptolaescobilladelfogónyelasadelacaldera.

—Me compraré una cajita de lápices de dibujo; verdaderamente losnecesito—anuncióAmycondecisión.

—Mamá no ha dicho nada de nuestro propio dinero, y no desearía querenunciáramosatodo.Compremoscadaunaloquedeseamosytengamosalgo

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de diversión; me parece que trabajamos como unas negras para ganarlo—exclamóJoexaminandolostaconesdesusbotasconaireresignado.

—Yoséquelohagodandoleccionesaesosniñosterriblescasitodoeldía,cuandodeseomuchodivertirmeencasa—dijoMegquejosa.

—Nohacelamitaddeloqueyohago—repusoJo—.¿Quétepareceríaati estar encarcelada por horas enteras en compañía de una señora vieja,nerviosaycaprichosa,que te tienecorriendodeacáparaallá,noestá jamáscontentaytefastidiadetalmodoqueteentranganasdesaltarporlaventanaodarleunabofetada?

—Esmaloquejarse,peroamímepareceque fregarplatosyarreglar lacasa es el trabajo más desagradable del mundo. Me irrita y me pone tanásperasytiesaslasmanosquenopuedotocarbienelpiano—yBethlasmirócontalsuspiro,quecualquierapudooírestavez.

—Nocreoqueningunadeustedessufracomoyo—gritóAmy—;porquenotienenqueiralaescuelaconmuchachasimpertinentes,quelasatormentansinollevanlalecciónbienpreparada,seríendenuestrosvestidos,difamananuestropadreporquenoesricoynosinsultanporquenotienenlanarizbonita.

—Si quieres decir difamar dilo así, aunquemejor sería no usar palabrasaltisonantes—dijoJo,riéndose.

—Yoséloquequierodecir,ynohayquecriticarmetanto.Esbuenousarpalabras escogidas para mejorar el vocabulario —respondió solemnementeAmy.

—Nodisputenniñas:¿notegustaríaquetuviésemoseldineroqueperdiópapácuandoéramospequeñas,Jo?¡Aydemí!,¡quéfelicesybuenasseríamossino tuviésemosnecesidades!—dijoMeg,quepodía recordarun tiempoenquelafamiliahabíavividoconholgura.

—Has dicho el otro día que, en tu opinión, éramosmás felices que losniñosKing,porqueellosnohacíanmásquereñiryquejarsecontinuamenteapesardesudinero.

—Es verdad, Beth; bueno, creo que lo somos, porque, si tenemos quetrabajar, nos divertimos al hacerlo, y formamos una cuadrilla muy alegre,segúnJo.

— ¡Jo habla en una jerga tan chocante! —observó Amy, echando unamiradacríticahacialalargafiguratendidasobrelaalfombra.

Joselevantódeunsalto,metiólasmanosenlosbolsillosdeldelantalysepusoasilbar.

—Nohagaseso,Jo,escosadechicos.

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—Poresolohago.

—Detestoalasmuchachasrudas,demodalesordinarios.

—Yyoaborrezcoalasmuchachasafectadasypedantes.

—"Pájarosensusniditosseentienden"—cantóBethlapacificadora,conunaexpresióntancómicaquelasdosvocesagudassetemplaronenunarisa,ylariñaterminódemomento.

—Realmente,hijasmías,ambasmerecencensura—dijoMegponiéndoseacorregir a sus hermanas con el aire propio de hermanamayor—. Tienes yaedad, Jo, de dejar trucos de muchachos y conducirte mejor. No importabatanto cuando eras una niña pequeña, pero ahora que eres tan alta y te haspuestomoño,deberíasrecordarqueeresunaseñorita.

—¡No lo soy! ¡Y si el ponermemoñome hace señorita,me arreglaré elpeloendostrenzashastaquetengaveinteaños!—gritóJo,quitándoselareddelpeloysacudiendounaespesamelenadecolorcastaño—.DetestopensarquehedecreceryserlaseñoritaMarch,vestirmeconfaldaslargasyponermeprimorosa. Ya es bastante malo ser chica, gustándome tanto los juegos, lasmaneras y los trabajos de los muchachos. No puedo acostumbrarme a midesengañodenosermuchacho,ymenosahoraquememuerodeganasdeirapelearalladodepapáytengoquepermanecerencasahaciendocalcetacomounaviejacualquiera—yJosacudióelcalcetínazul,elcolordelejército,hastasonartodaslasagujas,dejandorodarelovillohastaelotroladodelcuarto.

—¡PobreJo!Losientomucho,peronopodemosremediarlo; tendrásquecontentartecondaratunombreformamasculinayjugaraqueereshermanonuestro—contestóBethacariciandolacabezatoscapuestasobresusrodillas,conunamanocuyosuave tactonohabían logradodestruir todoel fregardeplatosytodoeltrabajodoméstico.

—En cuanto a ti, Amy —dijo Meg—, eres demasiado afectada ypresumida.Ahoratusmodalescausangracia,perollegarásaserunapersonamuy tonta si no tienes cuidado. Me gustan mucho tus modales agradablescuando no tratas de ser elegante, pero tus palabras exóticas son tan malascomolajergadeJo.

—Si Jo es unmuchachoyAmy algo afectada, ¿qué soy yo, si se puedesaber?—preguntóBethdispuestaarecibirsupartedelareprimenda.

—Túeresunaniñaquerida,ynadamás—respondióMegcalurosamenteynadielacontradijo,porqueel"ratoncito"eralafavoritadelafamilia.

Comonuestroslectoresjóvenesquerránformarseunaideadelaspectodenuestras heroínas, aprovecharemos para trazar un dibujo de las cuatrohermanasocupadasenhacercalcetaenuncrepúsculodediciembre,mientras

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fuera caía silenciosamente la nieve y dentro de la casa chisporroteabaalegrementeelfuego.Elcuartoeraagradable,aunquelaalfombraestabaalgodescolorida y los muebles eran de una simplicidad severa; buenos cuadroscolgabande lasparedes,en losestanteshabía libros, florecíancrisantemosyrosasdeNavidadenlasventanas,yportodalacasaflotabaunaatmósferadepaz.

Margaret oMeg, lamayor de las cuatro chicas, tenía dieciséis años; eramuybonita,regordetayrubia;teníalosojosgrandes,abundantepelocastañoclaro,bocadelicadayunasmanosblancas,de lascuales sevanagloriabaunpoco.Jo,queteníaquinceaños,eramuyalta,esbeltaymorena,ylerecordabaa uno un potro; nunca parecía saber qué hacer con sus largas extremidades,queseleatravesabanenelcamino.Teníalabocadecidida,lanarizrespingada,ojos grises muy penetrantes, que parecían verlo todo, y se poníanalternativamente feroces, burlones o pensativos. Su única belleza era sucabello, hermoso y largo, pero generalmente lo llevaba descuidadamenterecogidoenunaredecillaparaquenoleestorbara;loshombroscargados,lasmanosylospiesgrandesyunairedeabandonoensuvestidoylatosquedaddeunachicaquesehacía rápidamentemujerapesarsuyo.ElizabethoBethteníaunostreceaños;sucaraerarosada,elpelolisoylosojosclaros;habíaciertatimidezenelademányenlavoz;perounaexpresiónllenadepaz,queraravezseturbaba.Supadrelallamaba"PequeñaTranquilidad",yelnombreeramuyadecuado,porqueparecíavivirenunmundofeliz,supropioreino,delcual no salía sino para encontrar a los pocos a quienes amaba y respetaba.Aunquefueselamásjoven,Amyeraunapersonaimportantísima,almenosensupropiaopinión.Unaverdaderavirgende lanieve; losojosazules,elpelocolordeoro, formandobuclessobre lasespaldas,pálidaygrácil, siempresecomportabacomounaseñoritacuidadosadesusmaneras.

Elrelojdiolasseis,ydespuésdelimpiarelpolvodelaestufaBethpusounpardezapatillasdelantedelfuegoparacalentarlas.

De una manera u otra la vista de las viejas zapatillas tuvo buen efectosobrelaschicasporqueveníalamadre,ytodassedispusieronabrindarleunbuen recibimiento.Meg puso fin a su sermón y encendió la lámpara. Amysacó la butaca espontáneamente, y aun Jo olvidó su cansancio para sentarsemásderechayacercarlaszapatillasalfuego.

—Estánmuygastadas;mamádeberíatenerotropar.

—Yopensabacomprárselasconmidinero—dijoBeth.

—¡No,yoloharé!—gritóAmy.

—Soy la mayor —empezó a decir Meg, pero Jo la Interrumpió condecisión.

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—Soyelhombredelafamilia,ahoraquepapáestáfuera,yomeencargaréde las zapatillas, porque me ha dicho que cuidase de mamá mientras élestuvieraausente.

—¿Sabenloquedebemoshacer?—dijoBeth—;quecadaunalecompreunregalodeNavidad,ynocomprarnadaparanosotras.

—¡Túhabíasdetenerideatanfeliz,queridamía!¿Quécompraremos?—exclamóJo.

Todasreflexionaronunmomento;entoncesMegdijo,comosi lavistadesuspropiasmanoshermosaslesugirieralaidea:

—Leregalaréunpardeguantes.

—Zapatillasdelejército,lasmejoresquehaya—gritóJo.

—Unospañuelosbordados—dijoBeth.

—Yolecompraréunfrascodecolonia;legustamuchoy,comonocostarátanto,mesobraráalgoparacomprarmealgunacosa—añadióAmy.

—¿Ycómoledaremoslascosas?—exclamóMeg.

—Las pondremos sobre lamesa y traeremos amamá para que abra lospaquetes.

—¿Norecuerdanloquehacíamosenloscumpleaños?—respondióJo.

—Yo solía asustarme horriblemente cuando me llegaba el turno desentarme en la silla grande, con una corona en la cabeza y verlas a todasmarchandoalrededorparadarmeregalosybesarme,peromeponíanerviosaquememiraranmientrasabríalospaquetes—dijoBeth,queestabatostandoelpanparaeltéysetostabaalmismotiempolacara.

—Que piense mamá que vamos a comprarnos algunas cosas y así ledaremos una sorpresa.Necesitamos salir para hacer comprasmañana por latarde,Meg;haymuchoquehacerparalapiezaquerepresentamoslaNochedeNavidad—dijoJo,queandabadeunladoparaotroconlasmanosalaespaldaylanarizlevantada.

—Nopiensorepresentardespuésdeestavez;estoyalgocrecidaparaestascosas—observóMeg,queeraunaniñaentodoloquefuerajuegos.

—Nodejarás de hacerlo, lo aseguro,mientras puedas presentarte vestidadeblanco, conel pelo sueltoy adornadocon joyashechasdepapeldorado.Ereslamejoractrizquetenemos,ysiabandonaselteatroseacabaránnuestrasfunciones —repuso Jo—. Debemos ensayar la pieza esta tarde. Ven aquí,Amy,y repite laescenadonde tedesmayas,porque tepones tiesacomounaestacaalhacerlo.

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—No es culpa mía; jamás he visto a nadie desmayarse y no me gustaponerme pálida cayendo de espalda como tú lo haces. Si no puedo hacerlofácilmente,medejarécaercongraciaenunasilla;nomeimportaqueHugoseacerqueamíconunapistola—dijoAmy,quenoteníatalentodramático,peroaquienhabíanescogidoporqueerapequeñayelprotagonistapodíallevárselaenbrazos.

—Hazlodeestamanera;aprietalasmanosasí,yvetambaleándoteatravésdel cuarto, gritando locamente: ¡Rodrigo!, ¡sálvame!, ¡sálvame! —y Jo lohizo,dandounchillidoverdaderamentemelodramático.

Amy procuró imitarla, pero extendió las manos con demasiada rigidez,caminó mecánicamente y su exclamación sugirió que la pinchaban conalfileresenlugardedemostrarterroryangustia.Josuspirócondesesperación,yMegse rioacarcajadas,mientrasBethdejabaquemarelpanpormirar loquepasaba.

—¡Es inútil!Sal lomejorquepuedascuandollegueelmomento,ysielpúblicosilbanomeecheslaculpa.Vamos,Meg.

Todolodemássedeslizósintropiezo,porquedonPedrodesafióalmundoentero enunparlamentodedospáginas sin interrupción.Hagar, la bruja, seencorvósobresucalderodeefectomágico.Rodrigorompiósuscadenascomoun valiente, y Hugo murió de remordimiento lanzando exclamacionesincoherentes.

—Es lo mejor que hemos hecho hasta ahora —dijo Meg, mientras eltraidorseincorporabafrotándoseloscodos.

—Nocomprendocómopuedesescribiryrepresentarcosastanmagníficas,Jo.¡EresunverdaderoShakespeare!—dijoBeth.

—Nolosoy—respondióJohumildemente—.Creoque"LaMaldicióndelaBruja"estábastantebien;peromegustaríatratarderepresentarMacbethsituviéramosunatrampaparaBanquo.Siemprehedeseadounpapelenelcualtuviera que matar a alguien. ¿Es un puñal eso que veo delante de mí?—murmuróJogirando losojos,yconademándeasiralgoenelaire,comolohabíavistohaceraunactorfamoso.

—No,sonlasparrillasconlaszapatillasdemamáencimaenlugardelpan.¡Bethestáembobadaporlaescena!—exclamóMeg,yelensayoterminóconunacarcajadageneral.

—Mealegrodeencontrarlas tandivertidas,hijas—dijounavoz resueltaen lapuerta,y actoresyespectadores sevolvieronpara recibir auna señoraalgo regordeta,maternal, cuyosojosparecíandecir "¿puedoayudarlo?", conaire verdaderamente encantador.No era una persona de especial hermosura;

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pero para los hijos lasmadres son siempre hermosas, y las chicas pensabanqueaquellacapagrisyaquelsombreropasadodemodacubríanlamujermásespléndidadelmundo.

—Bueno,queridasmías,¿cómolohanpasadohoy?Habíatantoquehacerpreparando los cajonespara enviarlosmañana,quenovolvípara la comida.¿Havenidoalguien,Elizabeth?¿Cómoestáturesfriado,Margaret?Jo,parecesmuyfatigada.Venydameunbeso,niña.

Mientras hacía estas preguntasmaternales, la señoraMarch se ponía laszapatillascalientes,y,sentándoseenlabutaca,pusoaAmysobresusrodillas,disponiéndoseagozardesuhoramásfelizdeldía.Lasmuchachasibandeunladoaotro,tratandodeponertodoenorden,cadaunaasumodo.Megpreparólamesaparael té;Jotrajola leñaypusolassillas,dejandocaervolcandoyhaciendoruidocontodoloquetocaba;Bethibayveníadelasalaalacocina,yAmydabaconsejosatodasmientrasestabasentadaconlasmanoscruzadas.

Mientrassesentabanalamesa,laseñoraMarchdijo,sonriéndose:

—Tengounagratasorpresaparadespuésdelacena.

Unasonrisafelizpasódecaraencaracomounrayodesol.Bethpalmoteó,sin hacer caso de la galleta caliente que tenía, y Jo sacudió la servilleta,exclamando:

—¡Carta!¡Carta!¡Tresvivasparapapá!

—Sí,unacartalarga.Estábien,ypiensaquesoportaráelfríomejordeloquepensamos.EnvíatodaclasedebuenosdeseosparaNavidad,yunmensajeespecialparasushijas—dijolaseñoraMarchacariciandoelbolsillocomosituvieraenéluntesoro.

—Comanrápido.Notedetengasparadarvueltasaldedomeñiqueycomerconafectación,Amy—gritóJo,ahogándosealbebereltéydejandoelpedazodepan,quecayósobrelaalfombraporelladodelamantequilla;muyexcitadaporlasorpresa.Bethnocomiómás,yendoasentarseenunrincónoscuroparasoñarconelplacerveniderohastaquelasotrasestuviesenlistas.

— Creo que papá hizo una cosa magnífica marchando como capelláncuandoerademasiadoviejoparaalistarseynobastantefuerteparasersoldado—dijoMeganimosa.

—Yoquisierairdetamborcillo,odecantinero,odeenfermera,paraestarcercayayudarle—exclamóJo,suspirando.

—Debesermuydesagradabledormirenuna tiendadecampañaycomertodaclasedecosasquetienenmalgustoybeberenunalata—murmuróAmy.

—¿Cuándovolverá,mamá?—preguntóBeth,convoztemblorosa.

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—Nopormuchotiempo,queridamía,amenosqueestéenfermo.Quedaráparahacerfielmentesutrabajomientraspueda,ynolepediremosquevuelvaunminuto antes de que puedan pasarse sin él. Ahora, oigan lo que dice lacarta.

Todasseacercaronalfuego,lamadreenlabutaca,Bethasuspies,MegyAmysentadassobrelosbrazosdelasillayJoapoyándoseenelrespaldo,demaneraquenadiepudieraverningunaseñaldeemociónsilacartateníaalgoconmovedor.

Enaqueltiempoduroseescribíanmuypocascartasquenoconmovieran,especialmenteentre lasenviadasacasade lospadres.Enestacarta sedecíapocodelasmolestiassufridas,delospeligrosafrontadosodelanostalgiaalacualhabíaquesobreponerse;eraunacartaalegre,llenadedescripcionesdelavidadelsoldado,delasmarchasydenoticiasmilitares;ysólohaciaelfinalelautordelacartadejóbrotarelamorpaternaldesucorazónysudeseodeveralasniñasquehabíadejadoencasa.

"Micariñoyunbesoacadauna.Dilesquepiensoenellasduranteeldía,yporlanocheoroporellas,ysiempreencuentroensucariñoelmejorconsuelo.Un año de espera para verlas parece interminable, pero recuérdales que,mientras esperamos, podemos todos trabajar, de manera que estos días tanduros no se desperdicien. Sé que ellas recordarán todo lo que les dije, queseránniñascariñosasparati,quecuandovuelvapodréenorgullecermedemismujercitasmásquenunca."

Todas seconmovíanalgoal llegaraestaparte, Jonoseavergonzóde lagruesalágrimaquecaíasobreelpapelblanco,yAmynosepreocupódequeibaadesarreglarsusbuclesalesconderlacaraenelsenodesumadreydijosollozando:

—¡Soyegoísta!Pero tratarédesermejorparaquenose lleveunchascoconmigo.

—¡Trataremos todas! —exclamó Meg—. Pienso demasiado en miaparienciaydetestotrabajar,peronoloharémássipuedoremediarlo.

—Trataré de ser lo que le gusta a él llamarme "unamujercita", y no serbruscay atolondrada; cumpliré aquí conmideber envezdedesear estar enotraparte—dijoJo,pensandoquedominarseasímismaeraobramásdifícilquehacerfrenteaunosrebeldes.

Bethnodijonada,perosecósuslágrimasconelcalcetíndelejércitoysepuso a trabajar con todas sus fuerzas, no perdiendo tiempo en hacer lo queteníamáscercadeella,mientrasdecidíaensucorazónsercomosupadrelodeseabacuandoalcabodeunañopudieraregresarfelizmenteasucasa.

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La señora March rompió el silencio que siguió a las palabras de Jo,diciendoconvozalegre:

—¿Se acuerdan de cómo representaban "El Peregrino" cuando eranpequeñas?Nadalesgustabatantocomoquelespusierahatillosdetraposalaespaldapara representar lacarga, leshicierasombreros,bastonesy rollosdepapelylasdejaraviajaratravésdelacasa,desdelabodega,queeralaCiudaddeDestrucción, hasta la boardilla, donde tenían todas las cosas bonitas quepodíanencontrarparaconstruirunaCiudadCelestial.

—¡Quédivertidoera,especialmentecuandonosacercábamosalosleones,peleábamosconApoloypasábamosporelvalledondeestabanlosduendes!—dijoJo.

—Amí me gustaba el lugar donde las cargas caían y rodaban escaleraabajo—murmuróMeg.

—Mipartefavoritaeracuandosalíamosalaazoteadondeestabannuestrasflores, enramadasy cosasbonitasynosparábamosy cantábamosde alegríaallá arriba al sol —dijo Beth, sonriéndose, como si aquel momento felizhubieravuelto.

—Yo no recuerdomucho, pero sí que teníamiedo de la bodega y de laentradaoscura,ysiempremegustabanlospastelitosylalechequetomábamosallá arriba. Si no fuera ya mayor para tales niñerías, me gustaría muchorepresentarlootravez—susurróAmy,quehablabaderenunciaraniñeríasalaedadmaduradedoceaños.

—Nosomosdemasiadomayoresparaesejuego,queridamía,porqueesunentretenimientoalquesiemprejugamosdeunamanerauotra.Nuestrascargasestán aquí, nuestro camino está delante de nosotras y el deseo de bondad yfelicidadeselguíaquenosdirigeatravésdemuchaspenasyequivocacioneshastalapaz,queesunaverdaderaCiudadCelestial.Ahora,peregrinitasmías,vamos a comenzar de nuevo, no para divertimos, sino de veras, y veremoshastadóndepuedenllegarantesdequevuelvapapá.

— Pero, mamá ¿dónde están nuestras cargas? —preguntó Amy, quetomabatodoalpiedelaletra.

—Cadaunohadichohaceunmomentocuálerasucarga,menosBeth;enmiopiniónnotieneninguna—dijosumadre.

—Sí, la tengo; lamía es sentirme disminuida y envidiar a las que tocanpianosbonitosytenermiedodelagente.

LacargadeBetheratancómicaqueatodosdioganasdereír;peronadielohizo,porquesehubieraofendidomucho.

—Hagamosesto—dijoMeg,pensativa—.Essolamenteotronombrepara

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tratarde serbuenas,y lahistoriapuedeayudarnos; aunque lodeseamos, serbuenasesalgodifícil,nosolvidamos,ynonosesforzamos.

—Esta noche estábamos en el Pantano delAbatimiento y vinomamá, ynos sacó de él, como en el libro lo hizo el hombre que se llamabaAuxilio.Deberíamos tenernuestrorollodeavisocomoCristiano.¿Quéharemosparaeso?—preguntóJo,encantadaconlaideaqueprestabaalgoderomanticismoalatareapocointeresantedecumplirconsudeber.

— Busquen debajo de la almohada en la mañana de Navidad, yencontraránsuguía—respondiólaseñoraMarch.

Discutieronelproyectonuevo,mientraslaviejaHannalevantabalamesa;despuéssalieronlascuatrocestillasdecostura,yvolaronlasagujasmientraslas chicas cosían sábanas para la tíaMarch. El trabajo era poco interesantepero esta noche nadie se quejó. Habían adoptado el plan ideado por Jo, dedividirlascosturaslargasencuatropartes,quellamabanEuropa,Asia,ÁfricayAmérica;deestamanerahacíanmuchocamino,sobretodocuandohablabandelospaísesdiferentessegúncosíanatravésdeellos.Alasnuevedejaroneltrabajoycantaron,comoacostumbraban,antesdeacostarse.NadiesinoBethpodía sacar música del viejo piano; pero ella tenía una manera especial detocar las teclasamarillasycomponerunacompañamientopara lascancionessimples que cantaban. Meg tenía una voz aflautada y ella, con su madre,dirigíaelpequeñocoro.Amychirriabacomoungrillo.Jocantabaasugusto,poniendo alguna corchea o algún silencio donde no hacía falta. Siemprehabíancantadoporlanochedesdeeltiempoenqueapenassabíanhablar:

Centellead, centellead, estrellitas y esto se había convertido en unacostumbre de familia, porque la madre era cantora por naturaleza. Por lamañana, lo primero que se oía era su voz, mientras andaba por la casacantandocomounaalondra;yporlanoche,elúltimosonidoeralamismavozalegre,porque laschicasnoparecíannuncademasiadomayoresparaaquellaconocidacancióndecuna.

CAPÍTULO2-UNAFELIZNAVIDAD

JofuelaprimeraendespertarsealamanecergrisdelamañanadeNavidad.No habíamedias colgadas delante de la estufa, y por unmomento se llevótantochasco,comounavez,hacíayamucho,quesumediecitasehabíacaídoal suelo por estar muy llena de regalos. Entonces recordó lo que sumadrehabíaprometido,y,metiendolamanodebajodelaalmohada,sacóunlibritoencuadernadoenrojo.Loreconociómuybien,porqueeraunabellahistoriade

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la vida más perfecta que jamás pasó por el mundo, y Jo sintió que era unverdadero guía para cualquier peregrino embarcado en el largo viaje de lavida. Despertó a Meg con un " ¡Felices Pascuas! ", y le dijo que buscasedebajo de la almohada. Apareció un libro, encuadernado en verde, con lamismaestampadentroyunaspalabrasescritasporsumadre,queaumentabanenmucho el valor del regalo a sus ojos.ProntoBethyAmy sedespertaronparabuscarydescubrirsuslibros,elunodecolorgrisazulado,elotroazul;ytodassentadascontemplabansusregalos,mientrassesonrosabaelorienteconelamanecer.

A pesar de sus pequeñas vanidades, tenía Meg una naturaleza dulce ypiadosa,queejercíagraninflujosobresushermanas,enespecialsobreJo,quelaamabatiernamenteylaobedecíaporsugrandulzura.

—Niñas—dijo Meg, gravemente, dirigiendo la mirada desde la cabezadesordenadaasuladohastalascabecitasenelcuartopróximo—.Mamádeseaque empecemos a leer, amar y acordarnos de estos libritos, y tenemos quecomenzar inmediatamente.Solíamoshacerlo fielmente, perodesdequepapáse marchó y con la pena de esta guerra, hemos descuidado muchas cosas.Pueden hacer lo que gusten pero yo tendrémi libro aquí sobre lamesita, ytodas lasmañanas, en cuanto despierte, leeré un poquito, porque sé quemeharámuchobienymeayudarádurantetodoeldía.

EntoncesabriósuNuevoTestamentoysepusoaleer.Jolaabrazóycaraconcara, leyó, conaquella expresión tranquilaque rarasveces tenía sucarainquieta.

—¡QuébuenaesMeg!Ven,Amy,hagamoslomismo.Yoteayudaréconlaspalabrasdifíciles,ynosexplicaremos loquenopodemoscomprender—susurróBeth,muyimpresionadaconlosbonitoslibrosyconelejemplodesuhermana.

—Me alegro de que el mío sea azul —dijo Amy, y entonces losdormitoriosquedarontranquilosmientrasellasvolvíanlaspáginasyelsoldelinviernosedeslizabaparaacariciarydarunsaludodeNavidadalascabezasrubiasyalascaraspensativas.

—¿Dóndeestámamá?—preguntóMeg,cuando,mediahoradespués,bajóconJolasescalerasparadarlelasgraciasporsusregalos.

—¡Quiénsabe!Unapobrecriaturavinopidiendolimosna,ylaseñorasalióinmediatamenteparaverloquenecesitaba.Nohevistojamásunamujercomoellaenesodedarcomida,bebidaycarbón,—respondióHanna,quevivíaconlafamiliadesdequenacieraMeg,yaquientodastratabancomoaunaamigamásquecomoaunacriada.

—Supongo que mamá volverá pronto; así que preparen los pastelitos y

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cuidenquetodoestélisto—dijoMeg,mirandolosregalos,queestabanenuncesto debajo del sofá, dispuestos para sacarlos en el momento oportuno—.Pero,¿dóndeestáelfrascodeColoniadeAmy?—agregó,alverquefaltabaelfrasquito.

—Lo sacó hace un minuto y salió para adornarlo con un lazo o algoparecido—respondióJo,quesaltabaalrededordelcuartoparasuavizaralgolaszapatillasnuevasdelejército.

—¡Québonitos sonmispañuelos! ¿No lesparece?Hanname los lavóyplanchó, y yomisma los bordé—dijoBeth,mirando orgullosa—mente lasletrasdesigualesquetantotrabajolehabíancostado.

—¡Quéocurrencia!¿Puesnohapuesto"Mamá"enlugarde"M.March"?¡Quégracioso!—gritóJo,levantandounodelospañuelos.

—¿Noestábienasí?Pensabaqueeramejorhacerlodeesemodo,porquelasinicialesdeMegson"M.M.",ynoquieroquenadielosusesinomamá—dijoBeth,algopreocupada.

—Está bien, querida mía, y es una idea muy buena; así nadie puedeequivocarseahora.Legustarámuchoaella, losé—repusoMeg, frunciendolascejasaJoysonriendoaBeth.

—¡Aquíestámamá;escondanelcesto!—gritóJo,aloírquelapuertasecerrabaysonabanpasosenelvestíbulo.

Amy entró precipitadamente, y pareció algo avergonzada cuando vio atodassushermanasesperándola.

—¿Dónde has estado y qué traes escondido? —preguntó Meg, muysorprendidaalver,porsutocaycapa,queAmy,laperezosa,habíasalidotantemprano.

—Noteríasdemí,Jo;noqueríaquenadielosupierahastaquellegaselahora.Esquehecambiadoelfrasquitoporotromayoryhedadotodomidineroporél,porquetratodenoseregoístacomoantes.

Al hablar así, mostraba Amy el bello frasco que reemplazaba al otrobarato, y tan sincera y humilde parecía en su esfuerzo de olvidarse de símisma,queMeglaabrazóyJolallamóun"prodigio",mientrasBethcorríaalaventanaenbuscadesurosamásbellaparaadornarelmagníficofrasco.

—¡Medabavergüenzademiregalo!,despuésdeleeryhablardeserbuenaestamañana; así que corrí a la tiendapara cambiarlo en cuantome levanté;estoymuycontentaporqueahoramiregaloeselmásbello.

Otrogolpedelapuertahizoqueelcestodesaparecieradebajodelsofá,ylaschicasseacercaronalamesalistasparasudesayuno.

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—¡FelizNavidad,mamá!¡Yquetengasmuchísimas!Muchasgraciasporloslibros;hemosleídoalgoyvamosahacerlotodoslosdías—gritarontodasacoro.

—¡FelizNavidad,hijasmías!Mealegromuchodequehayancomenzadoaleer inmediatamente, y espero que perseveren haciéndolo. Pero antes desentamostengoalgoquedecir.Nolejosdeaquíhayunapobremujerconunhijo recién nacido. En una cama se acurrucan seis niños para no helarse,porquenotienenningúnfuego.Allínohaynadaquecomer,yelchicomayorvino para decirme que estaban sufriendo de hambre y frío. Hijas mías,¿quierendarlesudesayunocomoregalodeNavidad?

Todas teníanmásapetitoquedeordinario,porquehabíanesperadocercade una hora, y por un momento nadie habló, pero solo por un momento,porqueJodijoimpetuosamente:

—Me alegro mucho de que hayas venido antes de que hubiésemoscomenzado.

—¿Puedo ir para ayudar a llevar las cosas a los pobrecitos?—preguntóBeth,ansiosamente.

—Yo llevaré la crema y los panecillos —añadió Amy, renunciandovalerosamentealoquemáslegustaba.

Megestabayacubriendolospastelillosyamontonandoelpanenunplatogrande.

—Pensé que lo harían —dijo la señora March, sonriendo satisfecha—.Todaspuedenirconmigoparaayudar;cuandovolvamos,desayunaremosconpanyleche,yenlacomidalocompensaremos.

Prontoestuvierontodaslistasysalieron.Felizmenteeratempranoyfueronpor calles apartadas; así que poca gente las vio y nadie se rio de la curiosacompañía.

Uncuartovacíoymiserable,conlasventanasrotas,sinfuegoenelhogar,lassábanashechasjirones,unamadreenferma,unreciénnacidoquellorabayun grupo de niños pálidos y flacos debajo de una vieja colcha, tratando decalentarse.¡Cómoabrieronlosojosysonrieronalentrarlaschicas!

—¡Ah, Dios mío! ¡Ángeles buenos vienen a ayudarnos! —exclamó lapobremujer,llorandodealegría.

—Vaya unos ángeles graciosos con tocas ymitones—dijo Jo, haciendoreíratodos.

En pocos minutos pareció que hubieran trabajado allí buenos espíritus.Hanna,quehabíatraídoleña,encendiófuegoysuplantólosvidriosrotoscon

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sombreros viejos y su propia toquilla. La señoraMarch dio té y leche a lamujer,ylaconfortóconpromesasdeayuda,mientrasvestíaalniñopequeñotan cariñosamente como si hubiese sido su propio hijo.Mientras las chicasponían la mesa, agrupaban a los niños alrededor del fuego y les daban decomercomosi fuesenpájaroshambrientos, riéndose,hablandoy tratandodecomprender el inglés chapurreado y cómico que hablaban, porque era unafamiliadeinmigrantes.

—¡Qué bueno es esto! ¡Los ángeles benditos! —exclamaban lospobrecitos,mientrascomíanysecalentabanlasmanosalfuego.

Jamás, antes, las chicas habían recibido el nombre de ángeles, y loencontraronmuyagradable,especialmenteJo,aquien,desdequenació,todaslahabíanconsideradoun"Sancho".Fueundesayunomuyalegre,aunquenoparticiparandeél;ycuandosalieron,dejandoatrástantoconsuelo,nohabíaenla ciudad cuatro personas más felices que las niñas que renunciaran a supropiodesayunoysecontentaranconpanylecheenlamañanadeNavidad.

—Esosellamaamaranuestroprójimomásqueanosotrosmismos,ymegusta—dijoMeg,mientrassacabansusregalosaprovechandoelmomentoenquesumadresubieraabuscarvestidosparaloshombresHummel.

Nohabíamuchoquever,peroenlospocospaqueteshabíamuchocariño;yel florero alto, con rosas rojas, crisantemosy hojas, puesto enmediode losregalos,dabaunaaparienciaelegantealamesa.

—¡Quévienemamá!¡Toca,Beth!¡Abrelapuerta,Amy!

—¡Tres"vivas"amamá!—gritóJo,dandosaltosporelcuarto,mientrasMegseadelantabaparaconduciralaseñoraMarchalasilladehonor.

Beth tocó sumarchamás viva. Amy abrió la puerta yMeg escoltó conmucha dignidad a su madre. La señora March estaba sorprendida yconmovida,ysonrió,conlosojosllenosdelágrimas,alexaminarsusregalosyleer las líneas que los acompañaban. Inmediatamente se calzó las zapatillas,puso un pañuelo nuevo en el bolsillo, empapado con agua de colonia, seprendiólarosaenelpechoydijoquelosguantesleibanmuybien.

Hubonopocasrisas,besosyexplicaciones,enlamaneracariñosaysimplequehacetangratasensumomentoestasfiestasdefamiliaydejanunrecuerdotandulcedeellas.Despuéstodassepusieronatrabajar.

Lascaridadesyceremoniasdelamañanahabíanllevadotantotiempo,queel resto del día hubo que dedicarlo a los preparativos de los festejos de latarde. No teniendo dinero de sobra para gastarlo en funciones caseras, laschicas ponían en el trabajo su ingenio, y como la necesidad esmadre de lainvención, hacían ellas misma todo lo que necesitaban. Y algunas de sus

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produccioneseranmuyingeniosas.

Guitarrasfabricadasconcartón,lámparasantiguashechasdemantequerasviejas, cubiertas con papel plateado, magníficos mantos de algodón viejo,centelleando con lentejuelas de hojalata y armaduras cubiertas con lasrecortadurasde latasde conserva.Losmuebles estabanacostumbrados a loscambios constantes y el cuarto grande era escena de muchas diversionesinocentes.

Noseadmitíancaballeros,locualpermitíaaJohacerpapelesdehombreydarse el gusto de ponerse un par de botas altas que le había regalado unaamigasuya,queconocíaaunaseñoraparientadeunactor.

Estas botas, un antiguo florete, un chaleco labrado que había servido enotrotiempoenelestudiodeunpintor,eranlostesorosprincipalesdeJo,ylossacabaentodaslasocasiones.Acausadeloreducidodelacompañía,losdosactores principales se veían obligados a tomar varios papeles cada uno, y,ciertamente, merecían elogios por el gran trabajo que se tomaban paraaprender tres o cuatro papeles diferentes, cambiar tantas veces de traje, y,además,ocuparseenelmanejodelescenario.Eraunbuenejercicioparasusmemorias, una diversión inocente y les ocupabamuchas horas, que de otromodo hubiesen estado perdidas, solitarias o pasadas en compañía menosprovechosa.

La noche deNavidaduna docena de chicas se agruparon sobre la cama,queeraelpalco,enfrentedelascortinasdecretonaazulyamarillo,quehacíande telón. Habíamucho zumbido detrás de las cortinas, algo de humo de lalámpara, y, de vez en cuando, una risa falsa deAmy, a quien la excitaciónponíanerviosa.Alpocotiemposonóunacampana,sedescorrieronlascortinasylarepresentaciónempezó.

El"bosquetenebroso",quesemencionabaenelcartel,estabarepresentadoporalgunosarbustosenmacetas,bayetaverdesobreelpisoyunacavernaenla distancia. Esta caverna tenía por techo una percha y por paredes algunosabrigos;dentrohabíaunhornilloencendidoconunamarmitanegra,sobre lacual se encorvaba una vieja bruja. El escenario estaba en la oscuridad y elresplandorqueveníadelhornillohacíabuenefecto.Especialmentecuandoaldestapar la bruja la caldera salió vapor de verdad. Se dio un momento alpúblicopara reponersedesuprimermovimientodesorpresa;entoncesentróHugo, el villano, andando con pasomajestuoso, espada ruidosa al cinto, unchambergo, barba negra, capa misteriosa y las famosas botas. Después deandar de un lado para otro muy agitado, se golpeó la frente y cantó unamelodíasalvaje,sobresuodioaRodrigo,suamoraZaraysuresolucióndemataralunoyganarlamanodelaotra.

Los tonos ásperos de la voz de Hugo y sus vehementes exclamaciones

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hicieronfuerteimpresiónenelpúblico,queaplaudíacadavezqueseparabapara tomar aliento. Inclinándose, como quien está bien acostumbrado acosecharaplausos,pasóalacavernaymandósaliraHagarconestaspalabras:"¡Holabruja,tenecesito!"

Megsalióconlacaracircundadaconcrindecaballogris,untrajerojoynegro,unbastónylacapallenadesignoscabalísticos.

Hugo le pidió una poción que hiciese a Zara adorarle, y otra paradeshacersedeRodrigo.Hagar,cantando,unamelodíadramática,prometiólosdos,ysepusoainvocaralespírituquehabíadetraerelfiltromágicoparadaramor.

Sonaronacordesmelodiosos,yentonces,delfondodelacaverna,aparecióunafigurapequeñaenblancoynebuloso,conalasquecentelleaban,cabellorubioysobrelacabezaunacoronaderosas.Agitandosuvara,dijo,cantando,queveníadesdelalunaytraíaunfiltrodemágicosefectos;y,dejandocaerunfrasquitodoradoalospiesdelabruja,desapareció.

OtracancióndeHagartrajoalaescenaunasegundaaparición:undiablillonegro que, después demurmurar una respuesta, echó un frasquito oscuro aHagar y desapareció con risa burlona. Dando las gracias, y poniendo laspocionesensusbotas, se retiróHugo,yHagarpusoenconocimientode losoyentesque,porhaberélmatadoaalgunosamigossuyosentiempospasados,ella le había echado una maldición, y había decidido contrariar sus planes,vengándoseasídeél.Entoncescayóel telóny losespectadoresdescansaronchupandocaramelosydiscutiendolosméritosdelaobra.

Antesdequeel telónvolvieraa levantarseseoyómuchomartilleo;perocuando se vio la obra maestra de tramoya que habían construido, nadie sequejódelatardanza.Eraverdaderamentemaravillosa.Unatorreseelevabaalcielo raso;a lamitaddesualturaaparecíaunaventana,en lacualardíaunalámpara,ydetrásdelacortinablancaestabaZara,vestidadeazulconencajesde plata, esperando a Rodrigo. Llegó él, ricamente ataviado, sombreroadornado con plumas, capa roja, una guitarra, y, naturalmente, las botasfamosas. Al pie de la torre cantó una serenata con tonos cariñosos. Zararespondió,y,despuésdeundiálogomusical,ellaconsintióenfugarseconél.Entonces llegó el efecto supremo del drama. Rodrigo sacó una escala decuerda de cinco escalones, le echó un extremo y la invitó a descender.Tímidamentesedeslizódelareja,pusolamanosobreelhombrodeRodrigo,yestabaporsaltargraciosamentecuando,¡pobreZara!,seolvidódelacoladesu falda. Esta se enganchó en la ventana; la torre tembló, doblándose haciaadelante, y cayó con estrépito, sepultando a los infelices amantes entre lasruinas.

Ungritounánimesealzócuandolasbotasamarillassalierondeentre las

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ruinas,agitándosefuriosamente,yunacabezarubiasurgió,exclamando:"¡Yatelodecíayo!""¡Yatelodecíayo!"Conadmirablepresenciadeánimo,donPedro,elpadrecruel,seprecipitóparasacarasuhijadeentrelasruinas,conunapartevivo:¡Noserían,sigancomositalcosa!";yordenandoaRodrigoque se levantara, lo desterró del reino con enojo y desprecio. Aunquevisiblemente trastornadopor lacaídade la torre,Rodrigodesafióal ancianocaballero, y se negó a marcharse. Este ejemplo audaz animó a Zara; ellatambién desafió a su padre, que los mandó encerrar en los calabozos másprofundosdelcastillo.Unescuderopequeñoyregordeteentróconcadenasyselosllevó,dandoseñalesdenopocosustoyolvidándosederecitarsupapel.

El acto tercero se desarrollaba en la sala del castillo, y aquí reaparecióHagar, que venía a librar a los amantes ymatar aHugo. Le oye venir y seesconde; le ve echar las pociones endosvasosdevino, ymandar al tímidocriadoquelosllevealospresos.MientraselcriadodicealgoaHugo,Hagarcambia los vasos por otros sin veneno. Fernando, el criado, se los lleva, yHagarvuelveaponerenlamesaelvasoenvenenado.Hugo,consed,despuésdeunacanciónlarga,lobebe;pierdelacabeza,ytrasmuchasconvulsionesypataleos, cae al suelo ymuere,mientrasHagar, en una canción dramática ymelodiosa,lediceloquehahecho.

Esta escena fue verdaderamente sensacional, aunque espectadores másexigentes la hubieran considerado deslucida, al ver que al villano se ledesataba una abundante cabellera en el momento de dar con su cuerpo entierra.

En el cuarto acto apareció Rodrigo desesperado, a punto de darse unapuñalada, porque alguien le había dicho que Zara lo había abandonado.Cuandoelpuñalestabaapuntodepenetrarensucorazón,seoyódebajodesuventanaunacanciónencantadora,queledecíaqueZarapermanecíafiel,peroqueestabaenpeligroyqueélpodíasalvarlasiquería.Leechanunallavealcalabozo, la cual abre la puerta, y loco de alegría arroja sus cadenas y saleprecipitadamenteparabuscarylibrarasuamada.

El quinto acto empieza con borrascosa escena entre Zara y don Pedro.Deseaelpadrequesuhijasemetaamonja,peroellaseniega,ydespuésdeunasúplicaconmovedora,estáapuntodedesmayarse,cuandoentraRodrigoprecipitadamente,pidiendosumano.DonPedroselaniegaporquenoesrico.Gritanygesticulanterriblemente,yRodrigosedisponeallevarseaZara,quehacaídoextenuadaensusbrazos,cuandoentraelcriadotímidoconunacartayunpaquetedepartedeHagar,quehadesaparecidomisteriosamente.Lacartadicequelabrujalegariquezasfabulosasalosamantesyunhorribledestinoadon Pedro si se opone a su felicidad. Se abre el paquete y una lluvia demonedasdelatacubreelsuelo.Estoablandaporcompletoalseveropadre;dasu consentimiento sin chistar, todos se juntan en coro alegre y cae el telón,

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mientras losamantes,muyfelicesyagradecidos,searrodillanpararecibir labendicióndedonPedro.

Calurososaplausos,inesperadamentereprimidos;lacamaplegadiza,sobrelacualestabaconstruidoelpalco,secerrósúbitamenteatrapandodebajoalosentusiasmados espectadores. Rodrigo y don Pedro acudieron presurosos alibertarlos, y sacaron a todos sin daño, aunquemuchos no podían hablar detantoreírse.

Apenas se había calmado la agitación, cuando aparecióHanna, diciendoquelaseñoraMarchrogabaalasseñoritasquebajasenacenar.

Cuandovieronlamesa,todassemiraronalegrementeasombradas.Eradeesperar que sumadre les diera una pequeña fiesta, pero cosa tanmagníficacomo aquélla no se había visto desde los pasados tiempos de abundancia.Habíamantecadosdedosclases,decolorrosayblanco,ypastelillos,frutasydulcesfrancesesmuyricos,y,enmediodelamesa,cuatroramosdefloresdeinvernadero.

Lasorpresalasdejómudas;mirabanestupefactasalamesa,ydespuésasumadre,queparecíadisfrutarmuchísimodelespectáculo.

—¿Lohanhecholashadas?—preguntóAmy.

—HasidoSanNicolás—dijoBeth.

—Mamálohizo—repusoMeg,sonriendodulcemente,apesardelabarbacanaquetodavíallevabapuesta.

—LatíaMarchtuvounacorazonadayhaenviadolacena—gritóJo,coninspiraciónsúbita.

—Todas se equivocan; el viejo señor Laurence lo envió—respondió laseñoraMarch.

—¿ElabuelodeesemuchachoLaurence?¿Cómoselehabráocurridotalcosa?¡Sinoloconocemos!—exclamóMeg.

—Hannacontóaunodesuscriadosloquehicieronconsudesayuno;esunseñorexcéntrico,peroesolegustó.Conocióamipadrehacemuchosaños,yesta tarde me envió una carta muy amable para decir que esperaba que lepermitiese expresar sus sentimientos amistosos haciamis niñas, enviándolesunaspequeñeces,conmotivodelafestividaddeldía.Nopodíarehusar,yesasícomotienenestanocheunapequeñafiestaparacompensarlasdeldesayunodepanyleche.

—Esemuchachohapuestolaideaenlacabezadesuabuelo;estoysegurade esto. Es muy simpático, y me gustaría que nos tratáramos. Parece quequisiera tratarnos;peroes tímido;yMeges tancorrecta,quenomepermite

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hablar con él cuando nos encontramos —dijo Jo, mientras circulaban losplatosylosheladosempezabanadesaparecerentreuncorodeexclamacionesalegres.

— ¿Quieres decir la gente que vive en la casa grande de al lado?—preguntóunadelaschicas—.MimadreconocealseñorLaurence,perodicequeesmuyorgullosoynolegustamezclarseconsusvecinos.Tieneasunietoencerrado en casa, cuando no está paseando a caballo o en compañía de sumaestro,ylohaceestudiarmucho.Loinvitamosanuestrafiesta,peronovino.Mamádicequeesmuyamable,aunquenonoshablanuncadelasmuchachas.

—Nuestrogatoseescapóunavezyéllodevolvió,yyohabléconélporencima de la valla. Nos entendíamos muy bien, hablando del criquet y decosasporelestiló,perovioveniraMegysemarchó.Tengola intencióndehacer amistad algún día, porque necesita diversión, estoy segura—dijo Jo,decididamente.

—Megustansusmodalesypareceunverdaderocaballero;demodoquesisepresentaocasiónoportuna,nomeopongoaqueentablesamistadconél.Elmismotrajolasflores,ylohubierainvitadoaentrardehaberestadoseguradeloqueestabaocurriendoarriba.Parecíaestardeseosodequedarsealescucharrisasyjuego,queélnotiene,seguramente,ensucasa.

—Mealegrodequeno lohicieras,mamá—dijo Jo, riéndoseymirandosusbotas—.Peroalgunaveztendremosunafunciónalacualélpuedavenir.Quizáquerráinterpretarunpapel;¡quédivertidosería!

—Nuncahetenidounramillete;¡québonitoes!—dijoMeg,examinandosusfloresconmuchointerés.

—Sonpreciosas,peroparamílasrosasdeBethsonmásdulces—dijolaseñora March, oliendo el ramillete, medio marchito, que llevaba en sucinturón.

Bethabrazóasumadreymurmuró:

—Megustaríapoderenviarapapámiramillete.TemoqueélnopaseunaNavidadtanfelizcomonosotras.

CAPÍTULO3-ELBAILEDEAÑONUEVO

—¡Jo!¡Jo!¿Dóndeestás?—gritóMeg,alpiedelaescaleraqueconducíaalaboardilla.

—Aquí—respondió,desdearriba,unavozalgoronca.

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Y corriendo arriba, Meg encontró a su hermana comiendo manzanas yllorando con la lectura de El heredero de los Redclyffe, envuelta en unatoquillaysentadaenunviejosofádetrespatas,alladodelaventanasoleada.EraelrefugiopreferidodeJo;aquílegustabaretirarseconmediadocenademanzanas y un libro interesante, para gozar de la tranquilidad y de lacompañíadeunratónquerido,quevivíaallíynoteníamiedodeella.CuandollegóMeg,elamiguitodesaparecióensuagujero.Joselimpiólaslágrimasysedispusoaoírlasnoticias.

—¡Quégusto!Mira.¡UnatarjetadeinvitacióndelaseñoraGardinerparamañanaporlanoche!—gritóMeg,agitandoelpreciosopapelqueprocedióaleerdespuésconjuvenilsatisfacción:

"La señora Gardiner se complace en invitar a la señorita Meg y a laseñoritaJoaunsencillobailelanochedeAñoNuevo."

—Mamáquierequevayamos.¿Quénosvamosaponer?

—¿Dequésirvepreguntarlo,cuandosabesmuybienquenospondremosnuestrostrajesdemuselinadelana,porquenotenemosotros?—dijoJo,conlabocallena.

—¡Si tuviera un traje de seda!—suspiróMeg—.Mamá dice que quizápuedahacermeunocuandotengadieciochoaños;perodosañosesunaesperainterminable.

— Estoy segura de que nuestros trajes parecen de seda y son bastantebuenos para nosotras. El tuyo es tan bueno como si fuera nuevo; pero meolvidabadelaquemaduraydelrasgónenelmío;¿quéharé?Laquemadurasevemuchoynopuedoestrecharnadalafalda.

—Tendrás que estar sentada siempre que puedas y ocultar la espalda; elfrenteestábien.Tendréunanuevacintaazulparaelpelo,ymamámeprestarásu prendedor de perlas;mis zapatos nuevos sonmuy bonitos ymis guantespuedenpasar.

—Losmíosestánarruinadosconmanchasdegaseosa,ynopuedocomprarotros,demaneraqueirésinellos—dijoJo,quenosepreocupabamuchoporsuvestimenta.

—Sinollevasguantes,novoy—gritóMeg,condecisión—.Losguantessonmásimportantesquecualquierotracosa;nopuedesbailarsinellos,ysinopuedesbailarvoyaestarmortificada.

—Mequedarésentada;amínomegustan losbailesdesociedad;nomedivierteirdandovueltasacompasadas;megustavolar,saltarybrincar.

—Nopuedespediramamáquetecompreotrosnuevos;¡sontancarosyeres tandescuidada!...Dijocuandoestropeasteaquéllosqueno tecompraría

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otrosesteinvierno.¿Nopuedesarreglarlosdealgúnmodo?

—Puedo tenerlos apretados en la mano, de modo que nadie vea lomanchadosqueestán;es todo loquepuedohacer.No;yasécómopodemosarreglarlo:cadaunaseponeunguantebuenoyllevaenlamanoelotromalo;¿comprendes?

—Tusmanossonmásgrandesquelasmíasyensancharíasmisguantes—comenzóadecirMeg.

—Entoncesirésinguantes.Nomeimportaloquedigalagente—gritóJo,volviendoatomarellibro.

—Puedestenerlo,puedestenerlo,peronomeloensuciesycondúcetebien;no te pongas lasmanos a la espalda, nimires fijamente a nadie; ni digas "¡CristóbalColón!"¿Sabes?

—Notepreocupespormí;estarétantiesacomosimehubieratragadounmolinillo, y nometeré la pata, si puedo evitarlo. Ahora contesta la carta ydéjameenpazparaacabarestamagníficahistoria.

Meg se fue para "aceptar muy agradecida" la invitación, examinar suvestidoyplancharsuúnicocuellodeencaje,mientrasJo,acabadalahistoriaylasmanzanas,jugabaconsuratón.

LanochedeAñoNuevolasalaestabavacía,porquelasdoschicasjóvenesservíandedoncellasalasdosmayores,quepreparabansuindumentariaparael baile. Sencillos como eran los trajes, había mucho que ir y venir, reír yhablar,yporalgún tiempo lacasaolióapeloquemado;MegqueríahacerseunosbuclesyJoseencargóderetorcerleconlastenacillaslosrizosatadosconpapeles.

—¿Tienenqueolerasí?—preguntóBethdesdesuasientosobrelacama.

—Eslahumedadqueseseca—respondióJo.

—¡Quéextraño!¡Hueleaplumasquemadas!—observóAmy,arreglandosuspropioshermososbuclesconairedesuperioridad.

—¡Ahoravoyaquitarlospapelitos,yverásquebucles!—dijoJodejandolastenacillas.

Quitó los papelitos, pero no aparecieron los bucles esperados, porque elpelosehabíaadheridoalpapelylohabíaarrancadoconél.

—¡Oh,oh,oh!¿Quéhashecho?¡Mehasestropeadoelpelo!¡Nopuedoir!¡Mi pelo! ¡Mi pelo!—exclamóMeg,mirando los rizos desiguales sobre sufrente.

—¡Esmimala pata!Nodebías habermepedidoque lo hiciera, sabiendo

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queloechoaperdertodo.Losientomucho,peroesquelastenacillasestabandemasiado calientes —suspiró la pobre Jo, mirando con lágrimas dearrepentimientoelflequillochamuscado.

—Tiene remedio: rízalos y ponte la cinta de manera que los extremoscaiganunpoquitosobrelafrenteyestarásalamoda.Hevistoamuchaschicasasí—repusoAmyparaconsolarla.

—Estome pasa por querer ponerme hermosa. ¡Ojalá hubiese dejado elpeloenpaz!—gritóMeg.

—Esodigoyo.¡Eratanlisoyhermoso!Peroprontocrecerádenuevo—dijoBeth,corriendoabesaryconsolaralaovejaesquilada.

Despuésdeotroscontratiemposmenosgraves,Meg terminósu tocadoy,conayudade toda la familia,Joarreglósupropiopeloysepusoelvestido.Estabanmuybienconsussencillostrajes.Meg,degrisplateadoconcintadeterciopeloazul,vuelosdeencajeyelprendedordeperlas;Jo,decolorcastaño,con cuello planchado de caballero y unos crisantemos blancos por todoadorno.Cadaunasepusounguantebonitoylimpioyllevóenlamanootrosucio. Los zapatos de Meg, de tacones altos, le iban muy apretados y lalastimaban,aunqueellanoqueríareconocerlo;yaJoleparecíallevarclavadasen lacabeza lasdiecinuevehorquillasquesujetabansucabellera,pero,¿quéremedio?;habíaquesereleganteomorir.

—¡Que se diviertan mucho, queridas mías! —dijo la señora March alverlassalir—.Nocomandemasiadoenlacenayvuelvanalasonce,cuandomandeaHannaabuscarlas.

Cuandocerraban lapuertade laverja al salir, unavoz lesgritódesde laventana:

—Niñas,¿llevanlospañuelosbonitos?

—Sí, sí, los llevamos, y el deMeg huele a colonia—gritó Jo, y añadióriéndose—: Creo que mamá nos preguntaría eso aunque estuviésemoshuyendodeunterremoto.

—Esunodesusgustosaristocráticos,ytienerazón,porque,unaverdaderaseñoraseconocesiempreporelcalzado limpio, losguantesyelpañuelo—respondióMeg.

—Ahoranoolvidesdemantenerelpañomalodetufaldademodoquenosevea,Jo.¿Estábienmicinturón?¿Semevemuchoelpelo?—dijoMeg,aldejardecontemplarseenelespejodeltocadordelaseñoraGardiner,despuésdemirarselargorato.

—Sémuybienquemeolvidarédetodo.Simeveshaceralgoqueestémal,avísame conunguiño—respondió Jo, arreglándose el cuello y cepillándose

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rápidamente.

—No,unaseñoranoguiña;arquearé lascejassihacesalgo incorrecto,ounmovimientodecabezasitodovabien.Ahoramanténderechosloshombrosydapasoscortos;nodeslamanositepresentanaalguien:nosehace.

—¿Cómoaprendes todas estas reglas?Yonopuedohacerlonunca. ¡Quémovidaesesamúsica!

Bajaron la escalera sintiéndose algo tímidas, porque rara vez iban areuniones de sociedad, y aunque aquélla no era muy formal, para ellasconstituía un acontecimiento. La señora Gardiner, una señora anciana ymajestuosa,lassaludóamablementeylasdejóconlamayordesusseishijas.MegconocíaaSallieyprontoperdiósutimidez;peroJo,quenogustabadelacompañíanidelacharladelasmuchachas,sequedórecostadacontralapared,tan desorientada como, un potro en un jardín. En otra parte de la sala, unamediadocenademuchachoshablabandepatines,y Joqueríaunirseaellos,porquepatinareraunodelosplaceresdesuvida.TelegrafiósudeseoaMeg,pero las cejas se arquearon de manera tan alarmante que no se atrevió amoverse.Nadie vino a hablar con ella y poco a poco se fue disolviendo elgrupoqueteníamáscerca,hastadejarlasola.Nopodíairdeunladoaotroconel fin de divertirse, para que no se viera el paño quemado de la falda, demanera que se quedó mirando a la gente con aire de abandono hasta quecomenzóel baile.Meg fue invitada inmediatamente, y los zapatos estrechossaltabantanalegrementequenadiehubierasospechadoloquehacíansufriraquien los llevaba puestos. Jo vio a un muchacho alto de pelo rojo, que seacercaba al rincóndonde ella estaba, y, temiendouna invitación a bailar, seocultó detrás de unas cortinas, esperando ver a escondidas desde allí ydivertirseenpaz.Pordesgracia,otrapersonatímidahabíaescogidoelmismositio, porque al dejar caer la cortina tras sí, se encontró cara a cara conLaurence.

—¡Ay de mí!; no sabía que había aquí alguien —balbuceó Jo,disponiéndoseasalirtanrápidocomoentrara.

Pero el chico se rio y dijo de buen humor, aunque parecía algosorprendido:

—Nosepreocupepormí;quédesesiquiere.¿Noleestorbaréausted?

—Ni lomásmínimo;vineaquíporquenoconozcoamuchagente,ymesentíamolesto,¿sabeusted?

—Yyotambién.Nosevaya,porfavor,anoserqueloprefiera.

Elchicovolvióasentarse,conlavistabaja,hastaqueJo,tratandodesercortés,dijo:

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—Creo que he tenido el placer de verlo antes. Vive usted cerca denosotros,¿noesasí?

—En la casa próxima a la suya —contestó él, levantando los ojos yriéndose cordialmente, porque la cortesía de Jo le resultaba verdaderamentecómica al recordar cómo habían charlado sobre el criquet cuando él ledevolvióelgato.

EsopusoaJoasusanchas,ytambiénellarioaldecirmuysinceramente:

—HemosdisfrutadomuchoconsuregalodeNavidad.

—Miabueloloenvió.

—Peroustedlediolaideadeenviarlo.¡Aquesí!

—¿Cómoestá sugato, señoritaMarch?—preguntó el chico, tratandodepermanecerserio,aunquelaalegríalebrillabaenlosojos.

—Muybien, gracias, señorLaurence; pero yono soy la señoritaMarch,soysimplementeJo—respondiólamuchacha.

—NiyosoyseñorLaurence,soyLaurie.

—LaurieLaurence.¡Quénombremáscurioso!

—MiprimernombreesTeodoro;peronomegusta,porqueloschicosmellamanDora;asíquelogréquemellamaranLaurieenlugardelotro.

—Yo tambiéndetestominombre; ¡esdemasiado romántico!Querríaquetodosmellamaran"Josefina"enlugardeJo.¿Cómologróustedquitara loschicoslacostumbredellamarleDora?

—Apalos.

—Nopuedo darle palos a la tíaMarch, así que supongo que tendré queaguantarme.

—¿Nolegustaaustedbailar,señoritaJosefina?

—Megustabastantesihaymuchoespacioytodossemuevenligero...Enun lugarcomoéste,meexpondríaavolcaralgo,pisarle lospiesaalguienohaceralgunabarbaridad;asíqueevitoelpeligroyladejoaMegqueseluzca.¿Nobailausted?

—Algunasveces.Heestadoenelextranjeromuchosañosynollevoaquíeltiemposuficienteparasabercómosehacenlascosas.

—¡En el extranjero!—exclamó Jo—; ¡hábleme de eso! A mí me gustamuchooíralagentedescribirsusviajes.

Laurie parecía no saber por dónde empezar, pero pronto las preguntas

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ansiosas de Jo lo orientaron; y le dijo cómohabía estado enuna escuela enVevey, donde los chicos no llevaban nunca sombreros y tenían una flota debotessobreellago,yparadivertirsedurantelasvacacioneshacíanviajesapieporSuizaencompañíadesusmaestros.

—¡Cuántomegustaríahaberestadoallá!—exclamóJo—.¿HaidoustedaParís?

—Estuvimosallíelinviernopasado.

—¿Sabeustedhablarfrancés?

—NonospermitíanhablarotroidiomaenVevey.

—Digaalgoenfrancés.Puedoleerlo,peronosépronunciarlo.

—Quel nom a cette jeune demoiselle en les pantoufles jófies? —dijoLaurie,bondadosamente.

—¡Québienlopronunciausted!Veamos.Hadicho:"¿Quiéneslaseñoritadeloszapatosbonitos?";¿esasí?

—Oui,mademoiselle.

—EsmihermanaMegyustedlosabía.¿Noleparecequeeshermosa?

—Sí, me recuerda a las chicas alemanas; tan fresca y tranquila parece;bailacomounaseñora.

Josesonrojóaloír talelogiodesuhermana,y loguardóen lamemoriapararepetírseloaMeg.Ambosmiraban,criticabanycharlaban,hastaqueseencontrarontanagustocomodosviejosamigos.

ProntoperdióLauriesutimidez,porquelamaneravaronildeJoledivertíamucho y le quitaba todo azoramiento, y ella recobró de nuevo su alegría,porque había olvidado el traje y nadie le arqueaba las cejas. Le gustaba elmuchacho Laurence más que nunca, y lo observó un poco para poderdescribirloasushermanas;noteniendohermanosypocosprimos,loschicoseranparaellacriaturascasidesconocidas.

Pelo negro y rizado, cutis oscuro, ojos grandes y negros, nariz larga,dientesbonitos,lasmanosylospiespequeños,tanaltocomoyo;muycortéspara ser chico ymuy burlón. ¿Qué edad tendrá? Jo tenía la pregunta en lapuntadelalengua;perosecontuvoatiempoy,contactoraroenella,tratódedescubrirlodeunamaneraindirecta.

—Supongoquepronto iráusteda laUniversidad.Yaloveomachacandoensuslibros;quierodecir,estudiandomucho—yJosesonrojóporelterrible"machacando"queséleescapara.

Lauriesesonrióyrespondió,encogiéndosedehombros:

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—Tardarétodavíadosotresaños;noiréantesdecumplirdiecisiete.

—¿Perono tieneustedmásquequince años?—preguntó Jo,mirando alchicoalto,aquienellahabíadadodiecisiete.

—Dieciséiselmesqueviene.

—¡CuántomegustaríairalaUniversidad!Parecequeaustednolegusta.

—Ladetesto;nadamásquetrabajarodivertirse;ynomegustalamaneraquetienendehacerloenestepaís.

—¿Quélegustaausted?

—VivirenItalia,divertirmeamimodo.

Jo ansiaba preguntarle cuál era sumodo; pero Laurie había fruncido lascejasdetalmodo,queJocambiódeasunto,diciendo:

—¡Quépolcamagnífica!¿Porquénovaabailarla?

—Si viene usted conmigo—respondió él, haciendo una reverencia a lafrancesa.

—Nopuedo,porquelehedichoaMegquenobailaría,porque...—yaquísedetuvo,nosabiendosidecirlaverdadoreírse.

—¿Por qué? —preguntó Laurie, interesado vivamente—. ¿No lo diráusted?

—¡Jamás!

—¿Jamás?

—Bueno,tengolamalacostumbredeponermedepiedelantedelfuegoyasí quemo mis vestidos, como me sucedió con éste; aunque está bienremendado,seveunpoco,yMegmeaconsejóquenomemovieraparaquenadielovea.Ustedpuedereírsesiquiere;esmuygracioso...

PeroLaurienoserio;miróalsueloporunminutoyconunaexpresiónqueextrañóaJo,dijodulcemente:

—Nohagacasodeeso;yoledirécómonoslasarreglaremos;alláhayunpasillo grande, donde podemos bailar muy bien sin que nadie nos vea.¡Hágameelfavordevenir!

Jo le dio las gracias y se fue alegremente, deseando mucho tener dosguantes buenos cuando vio los que se ponía su compañero, color perla. Elpasillo estaba vacío y bailaron una polca magnífica, porque Laurie bailababien y le enseñó el paso alemán, que encantó a Jo, por su balanceo ymovimiento. Cuando cesó la música se sentaron sobre las escaleras pararespirar, Laurie estaba describiendo una fiesta de estudiantes en Heidelberg

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cuandoaparecióMegenbuscadesuhermana.Hizounaseña,yJolasiguiódemalaganaaunasalita,dondesesentósobreunsofá,agarrándoseelpieyalgopálida.

—Mehetorcidoeltobillo.Esteestúpidotacónaltosetorcióymeprodujounatorcedurahorrible.Medueletanto,queapenaspuedoestardepieynosécómovoyavolveracasa—dijo,estremeciéndosededolor.

—Ya sabía yo que te lastimarías los pies con esos dichosos zapatos. Losientomucho, pero no sé qué puedes hacer, comono sea tomar un coche oquedarte aquí toda la noche—respondió Jo dulcemente, frotando el pobretobilloalmismotiempo.

—No puedo tomar un coche; costaría mucho; además, sería difícilencontrarlo,porquelamayorpartedelosinvitadoshanvenidoensuspropiosvehículos;lascocherasestánlejos,ynotenemosanadieaquienenviar.

—Yoiré.

—Deningúnmodo;sonmásdelasdiezyestáoscurocomobocadelobo.Nopuedoquedarmeaquí,porquelacasaestállena;algunasamigasdeSallieestándevisita.DescansaréhastaquevengaHanna,yentoncessaldrélomejorquepueda.

—SelodiréaLaurie,élirá—dijoJo,comoquientieneunaideafeliz.

—¡Noporfavor!Nopidasnadanihablesanadie.Búscamemischanclosyponestoszapatosconnuestrascosas.Nopuedobailarmás;peroencuantoseacabelacena,esperaaHannayavísameencuantollegue.

—Ahoravanacenar.Mequedarécontigo,loprefiero.

—No, querida; ve y tráeme un poco de café. Estoy tan cansada que nopuedomoverme.

Meg se reclinó con los chanclos bien escondidos, y Jo hizo su caminotorpemente al comedor. Dirigiéndose a la mesa, procuró el café, que volcóinmediatamente,poniendoelfrentedesuvestidotanmalocomolaespalda.

—¡Aydemí!¡quéatolondradasoy!—exclamóJo,estropeandoelguantedeMegalfrotarconéllamanchadelvestido.

—¿Puedo ayudarla?—dijo una voz amistosa. Era Laurie, con una tazallenaenunamanoyunplatodeheladoenlaotra.

—Trataba de buscar algo paraMeg, que está muy cansada; alguien mehizotropezar,yaquíestoyhechaunacalamidad—respondióJo,echandounamiradadesdelafaldamanchadaalguanteteñidodecafé.

—¡Quélástima!Yobuscabaaalguienparadarleesto.¿Puedollevárseloa

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suhermana?

—¡Muchasgracias!Loguiaréadondeestá.Nomeofrezcoallevarloyomisma,porquetemohacerotrodesastre.

Jo fue adelante, y como si estuviera muy acostumbrado a servir a lasseñoras,Laurie acercó unamesita, trajo helado y café para Jo, y estuvo tancortés,quehastalaexigenteMeglocalificóde"muchachomuysimpático".

Pasaronunbuenratoconloscaramelos,queteníanpreguntasyrespuestas,yestabanenmediodeunjuegotranquilode"Susurro",condosotresjóvenesquesehabíanunidoaellos,cuandoaparecióHanna.Meg,olvidandosupie,selevantótanrápidamentequetuvoqueagarrarsedeJo,lanzandounquejido.

—¡Silencio! ¡No digas nada!—susurró, añadiendo en voz alta—:No esnada,metorcíunpocoelpie,nadamás—ybajólasescalerascojeandoparaponerse el abrigo. Hanna protestaba, Meg lloraba y Jo estaba desesperada,hastaquedecidiótomarasucargolascosas.Corrióabajo,yalprimercriadoqueencontrólepreguntósipodíabuscarleuncoche.Resultóseruncamareronuevo,quenoconocíalavecindad,yJoestababuscandoayudaporotrolado,cuando Laurie, que había oído lo que decía, vino a ofrecer el coche de suabuelo,queacababadevenirporél.

—Es demasiado temprano y usted no querrá irse todavía—comenzó Jo,aliviadaensuansiedad,perovacilandoenaceptarlaoferta.

—Siempreme voy temprano..., ¡de veras! Permítame que las lleve a sucasa;pasoporallá,comoustedsabe,ymehandichoqueestálloviendo.

Eso la decidió; diciéndole lo que le había ocurrido a Meg, Jo aceptóagradecida y subió corriendo a buscar el resto de la compañía. Hannadetestabalalluviatantocomoungato,asíquenoseopuso,ysefueronenellujosocarruaje,sintiéndosemuyalegresyelegantes.

Laurie subió al pescante, para que Meg pudiese descansar el pie en elasiento,ylaschicashablarondelbaileasugusto.

—Mehedivertidomucho;¿ytú?—preguntóJo,desarreglandosucabelloysentándosecómodamente.

—Sí,hastaquemetorcíelpie.LaamigadeSallie,AnnaMoffat,simpatizóconmigoymeinvitóapasarunasemanaensucasacuandovayaSallie;Sallieirádurantelaprimavera,enlatemporadadeópera,yserámagnífico,simamámepermiteir—respondióMeg,animándosealpensarlo.

—Tevibailarconelhombrerubio,delcualmeescapé;¿erasimpático?

—Mucho.Tieneel cabello color castaño,no rubio; estuvomuycortés, ybailéunaredovaldeliciosaconél.

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—Parecía un saltamontes cuando bailaba el paso nuevo. Laurie y yo nopodíamoscontenerlarisa.¿Nosoíste?

—No, pero fue algo muy descortés. ¿Qué hacían escondidos allí tantotiempo?

Jocontósuaventura,ycuandoterminóestabanyaalapuertadelacasa.Después de dar a Laurie las gracias por su amabilidad, se despidieron yentraronahurtadillas,con laesperanzadenodespertaranadie;peroapenascrujió la puerta de su dormitorio, dos gorritos de dormir aparecieron y dosvocesadormiladas,peroansiosas,gritaron:

—¡Cuentendelbaile!¡Cuentendelbaile!

ConloqueMegdescribíacomo"granfaltadebuenosmodales",Johabíaguardadoalgunosdulcesparalashermanitas,yprontosecallarondespuésdeoírlomásinteresantedelbaile.

—Noparecesinoquesoyunaverdaderaseñora,volviendoacasaencochey sentándome en peinador con una doncella que me sirva —dijo Meg,mientrasJolefrotabaelpieconárnicaylecepillabaelcabello.

YcreoqueMegteníarazón.

CAPÍTULO4-CARGAS

—¡Aydemí! ¡Qué difícil se hace tomar las bolsas y echar a andar!—suspiróMeglamañanadespuésdelbaile.Habíanterminadolasvacaciones,yuna semana de diversión no resultaba lo más adecuado para continuar eltrabajo,quenuncalehabíagustado.

—MegustaríaquefueseNavidadoAñoNuevosiempre. ¡Quédivertido!—respondióJo,bostezandotristemente.

—Nonosdivertiríamosni lamitadqueahora.Peroparece tanagradabletenercenasespecialesyrecibirramilletes,irabailes,volveracasaencoche,yleerydescansar,ynotrabajar.Esvivircomolagenterica,ysiempreenvidioalaschicasquelopuedenhacer;¡megustatantoellujo!—dijoMeg,tratandodedecidirentredostrajesgastadoscuáleraelmenosdeslucido.

—Bueno,nopodemostenerlo;asíquedenadavalequejarse;echemosalhombrolacargayandemostanalegrementecomomamá.EstoyseguradequelatíaMarchesunfardodelcualunonopuededeshacerse,perosupongoquecuandohayaaprendidoallevarlosinquejarmesemecaerádeloshombros,oseharátanligeroquenomemolestará.

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EstacomparaciónhizotantagraciaaJo,quelapusodebuenhumor;Megnoseanimó,porquesucargaconsistíaencuatroniñosmimadosyleparecíamáspesadaquenunca.Noteníagustoniparaarreglarse,comodecostumbre.

—¿Dequésirveestarbien,cuandonadiemeve,fueradeesoschiquillos,ya nadie le importa que sea bonita o fea?—murmuró, cerrando de golpe elcajóndelacómoda—.Tendréquetrabajary trabajar todamivida,conunosratitosdediversióndevezencuando,yhacermevieja;feayagria,porquesoypobreynopuedogozardelavidacomootrasmuchachas.¡Quédesgracia!

ConesteánimobajóMegadesayunarse,concaralastimerayunhumordeperros.Todasparecíandisgustadasydispuestasaquejarse.

Bethteníadolordecabeza,estabaechadaenelsofá,tratandodeconsolarseconlagataylostresgatitos;Amyestabainquietaporquenohabíaaprendidosusleccionesynopodíaencontrarsuschanclos;Jonodejabadesilbaryhacíamuchoruidopreparándose;laseñoraMarchestabamuyocupada,terminandounacartaquedebíasalirinmediatamente,yHannaestabagruñonaporhaberseacostadotantardelanochepasada.

—¡Nunca hubo familia tan malhumorada! —gritó Jo, perdiendo lapaciencia,cuandoyahabíavolcadoeltintero,rotoloscordonesdesusbotasyaplastadosusombrero,sentándoseencimadeél.

—Ytúlamásmalhumoradadetodas—respondióAmy,borrandolasuma,equivocada,conlaslágrimasquehabíancaídosobresupizarra.

—Beth,sinoencierrasaestoshorriblesgatosenlabodega,losharéahogar

—exclamóMeg,muyirritada,altratardedeshacersedelosgatitosqueselehabíansubidoaloshombros.

Josereía,Megregañaba,BethimplorabayAmylloraba,porquenopodíaacordarsedecuántoeranuevepordoce.

—¡Niñas,niñas!Cállenseunminuto.Tengoqueenviarestacartaporelprimercorreoymeconfundencontantoruido—gritólaseñoraMarch.

Hubo un momento de silencio, interrumpido por Hanna, que entróprecipitadamente, puso dos pastelillos calientes sobre la mesa y salió denuevo. Estos pastelillos eran una institución; las chicas los llamaban"manguitos", y habían descubierto que los pastelillos calientes venían muybienenlasmañanasfrías.NuncaseolvidabaHannadehacerlos,porocupadao gruñona que estuviera, porque las pobrecitas tenían que andarmucho, notomabanotracosaparaalmorzaryraravezvolvíanacasaantesdelastres.

—Quemimesatusgatosyquesetequiteeldolordecabeza,Beth.Adiós,mamá; somos una cuadrilla de vagas estamañana, pero volveremos hechasunosverdaderosángeles.VamosMeg—yJoechóaandarconlaideadeque

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losperegrinosnosalíancomoeradebido.

Siempremirabanhaciaatrásantesdevolver laesquina,porquesumadreestaba siempre en la ventana para decirles adiós con la mano, sonriendo.Parecíacomosinopudierancumplirsusdeberesdiariossinaquelladespedidaqueleshacíaelefectodeunrayodesol.

—Simamánosamenazaraconelpuñoen lugardeecharnosbesos,nosestaría bien empleado, porque jamás se han visto vagas más ingratas quenosotras—gritóJo,quetomabacomosaludablepenitenciaelcaminocubiertodelodoyelvientoagudo.

—Nousespalabrastanvulgares.

—Megustanlaspalabrasfuertesconalgúnsentido.

—Llámateloquequieras;peroyonometengoporvaganipermitoquemelodigan.

—Túeresunacalamidad;estásdeunhumordeperrosporquenopuedessentarte en medio del lujo todo el tiempo. ¡Pobrecita! Espera hasta que yohagafortunaygozarásdecoches,helados,zapatosdetaconesaltos,ramilletesymozosrubiosquebailencontigo.

—¡Qué ridículaeres, Jo!—dijoMeg, riéndose, sinembargo,deaquellastonterías.

—Suertequetienesdequelosea;siyoadoptaraesosairesdeaflicciónydesmayo que tú empleas, estábamos listas. Gracias a Dios, siempre puedoencontraralgograciosoparadarmeánimo.Notequejesmásyvuelveacasaalegre.

Jodioasuhermanaungolpecitoenlaespaldacuandoseseparabanparaseguir cada una su camino, llevando un pastelillo caliente en la mano ytratandodeestaralegreapesardeltiempoinvernal,deltrabajoduroydesusjuvenilesdeseosnorealizados.

CuandoelseñorMarchperdiósudinero, tratandodeayudaraunamigo,las dos chicas mayores rogaron se les permitiera hacer algo por su propiosostén a lo menos. Creyendo que nunca es demasiado pronto para cultivarenergía, laboriosidad e independencia, sus padres consintieron, y ambas sepusieronatrabajarconlabuenavoluntadquetriunfadetodoslosobstáculos.

Meg encontró empleo como institutriz, y se sintió rica con su sueldopequeño.Comoelladecía,"legustabaellujo",ysumayorpenaeraserpobre.Loencontrabamásdurode soportarque lasotras,porquepodía recordaruntiempoenquelacasahabíasidobella,lavidaholgadayagradableynadaleshabíafaltado.Procurabanosentirenvidianidescontento,peroeranaturalquela muchacha deseara cosas bonitas, amigas alegres, inteligentes y una vida

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feliz.EncasadelosKingveíatodoslosdíasloquedeseabatanto,porquelashermanas mayores de los niños acababan de entrar en sociedad, y muy amenudo veía Meg visiones de trajes de baile, y ramilletes, oía charlasanimadas acerca de teatros y conciertos, partidas de trineo y toda clase dediversiones,ytambiénveíagastardineroenbagatelas,undineroqueparaellahubierasidodemuchautilidad.LapobreMegsequejabapoco,peroavecesciertosentidodeinjusticialahacíasentirseagriahaciatodoelmundo,porquetodavía no había aprendido lo rica que era en aquellas bendiciones querealmentepuedenhacerfelizlavida.

Jo le convenía a la tía March, que era renga y necesitaba una personaactivaparacuidarla.Laancianaseñora,sinhijos,sehabíaofrecidoaadoptarunadelaschicascuandovinieronlasdificultades,yseenojóporquelospadresrehusaran su oferta. Otros amigos dijeron a la familia March, que habíanperdido toda ocasión de ser recordados en el testamento de la rica anciana,perolospocomundanosMarchdijeron:

—Nopodemosrenunciaranuestraschicasnipordocefortunas.Ricosopobres,viviremosjuntos,yseremosfelicestodosjuntos.

Por algún tiempo la señora anciana no quiso tratarse con ellos; peroencontrándoseenunaocasiónconJoencasadeunaamiga,algoen sucaracómica y en sus maneras toscas la impresionó favorablemente, y propusotomarlacomoseñoritadecompañía.EstonolegustabaaJoenlomásmínimo,peroaceptólacolocaciónafaltadeotramejor,y,congransorpresadetodoelmundo,se llevómuybienconsu irascibleparienta.Devezencuandohabíauna borrasca, y una vez Jo llegó a irse a su casa, diciendo que no podíasoportar más; pero la tíaMarch se calmó pronto e insistió tanto en que Jovolviese, que ella no pudo rehusar, porque había algo amable en la viejaseñora,apesardetodo.

Sospecho que la verdadera atracción era una biblioteca grande dehermosos librosviejos,abandonadosalpolvoya lasarañasdesde lamuertedel tío March. Jo se acordaba de aquel señor, viejo y bondadoso, que lepermitía construir ferrocarriles y puentes con sus diccionarios grandes, lecontabahistoriasreferentesalasilustracionescuriosasensuslibroslatinosylecomprabacarameloscuando laencontrabaen lacalle.Elcuarto,oscuroycubierto de polvo, con los bustos, que parecían encararla desde los altosarmarios, las butacas, las esferas y sobre todo, el sinfín de libros entre loscualespodíaescogerasugusto,hacíandelabibliotecaunverdaderoparaísoparaella.

Tanpronto como la tíaMarch se echaba a dormir la siesta, Jo se dirigíacorriendoasurefugioy,sentadaenlabutacagrande,devorabapoesía,novela,historia, viajes y cuadros como un ratón de biblioteca. Pero como no hay

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felicidad duradera en estemundo, en el precisomomento en que llegaba alcorazón de la historia, al verso más dulce del poema o a la aventura máspeligrosadeunexplorador,unavozchillonagritaba:"¡Jo!¡Jo!"yteníaquedejarsuparaísoparadevanarhilo,lavarelperrooleerlasobrasdeBelshamdurantehoras.

La ambiciónde Jo erahacer algomagnífico; qué fuera, ella no lo sabía,pero dejaba al tiempo el descubrírselo, y entretanto su aflicciónmás grandeeranopoderleer,correrymontaracaballotantocomoquisiera.Siendovivacomounapimienta,teniendounalenguaagudayunespírituinquieto,suvidaestaba llenadealtibajos,cómicosypatéticosa lavez.Pero ladisciplinaqueencontró en casa de la tía March era precisamente la que necesitaba; elpensamiento de que trabajaba para ganarse su vida, aunque ganara poco, lahacíafelizapesardeloscontinuos"¡Jo!".

Beth era demasiado tímida para ir a la escuela; lo había intentado, perosufría tantoquehabíaabandonado la idea,yestudiabasus leccionesencasaconsupadre.Aundespuésquese fue,ycuandosumadre teníaquededicartodosuesfuerzoalassociedadesparalaayudaalossoldados,Bethcontinuóestudiandofielmentesola,haciendolomejorquepodía.Eramuyhogareña,yayudaba aHanna a tener la casa limpia y cómoda para las trabajadoras, sinesperarmásrecompensaqueladelcariñodelossuyos.Pasabadías largosytranquilos, pero no solitaria ni ociosa, porque su pequeño mundo estabapoblado de amigos imaginarios y ella era por temperamento una abejaindustriosa. Tenía seis muñecas que levantar y vestir cada mañana, porqueBeth era todavía niña y quería a sus favoritas tanto como antes. No habíaningunaperfectaybellaentreellas;todashabíansidodesechadascuandoellalasprohijó;cuandosushermanasfuerondemasiadomayoresparatalesídolos,pasaronaella,puesAmynoqueríatenernadaquefueraviejoofeo.Bethlascuidabaconmáscariño,porlomismo,yconstruyóunhospitalparamuñecasenfermas.Nuncaclavabaalfileresensuscorazonesdealgodón,nileshablabaseveramente,nilesdabagolpes;aunlamásfeanopodíaquejarsededescuido;dabadecomer,vestía,cuidabayacariciabaatodasconcariñoincansable.Unfragmento demuñeca abandonada había pertenecido a Jo, y después de unavida tempestuosa había quedado abandonada en el saco de trapos, de cuyotristehospicioBeth larescató llevándolaasuasilo.Comolefaltaba lapartesuperior de la cabeza, le puso un gorro bonito y, como no tenía brazos nipiernas,escondióestasimperfeccionesenvolviéndolaenunamantaydándolelamejorcama,comoaenfermacrónica.Elcuidadoquedabaaestamuñecaeraconmovedor,aunqueprovocarasonrisas.Letraíaflores,leleíacuentos,lasacaba a respirar el aire, la arrullaba con canciones de cuna y nunca seacostaba sin besar su cara sucia y susurrar cariñosamente: "¡Qué pases unabuenanoche,pobrecita!".

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Tenía Beth sus penas como las demás; y no siendo un ángel, sino unamuchachamuyviva,amenudoteníasu"llantito",comodecíaJo,porquenopodía tomar leccionesdemúsicay tenerunpianobueno.Amaba lamúsica,trataba de aprender con mucha aplicación y tocaba con tanta paciencia eldesafinado y viejo instrumento, que parecía que alguien (sin que esto fueraalusiónalatíaMarch)deberíaayudarle.PeronadielohizoynadievioaBethlimpiar, las lágrimas que caían sobre las amarillentas teclas cuando estabasola.Mientras trabajaba cantaba comouna alondra; nunca estabademasiadocansadaparatocarelpianoconelobjetodedistraerasumadreoalaschicas,ydíatrasdíasedecíaasímisma,llenadeesperanza:"Yoséqueobtendrémimúsicaalgunavezsisoybuena."

En el mundo hay muchísimas Beth, tímidas y tranquilas, sentadas enrincones hasta que alguien las necesita y que viven para los demás tanalegremente,quenadiesedacuentadelossacrificiosquehacenhastaqueelgrillo del hogar cesa de chirriar y desaparece el dulce rayo de sol, dejandoatrássilencioysombra.

Si alguienhubierapreguntadoaAmycuál era lapenamásgrandede suvida,hubierarespondidoenseguida:"minariz".Cuandoeramuypequeña,Jolahabíadejadocaerenelcajóndelcarbón,yAmyinsistíaquelacaídahabíaarruinadoparasiempresunariz.Lehabíaquedadoalgochata,ypormásqueselaestirabanopodíadarleunapuntaaristocrática.Nadiehacíacasodeesofueradeella,ylanarizhacíaporsupartetodoloposibleporcrecer,peroAmylamentabalafaltadeunanarizgriegaydibujabahorasenterasnaricesbellasparaconsolarse.

"El pequeño Rafael", como la llamaban sus hermanas, tenía verdaderotalento para dibujar, y nunca era tan feliz como cuando copiaba flores,diseñabahadasoilustrabacuentos.Susmaestrossequejabandequeenlugardehacersuscálculoscubríadeanimalitossupizarra;laspáginasblancasdesuatlasestabanllenasdecopiasdemapasydesuslibrossalíanvolando,enlosmomentos menos oportunos, caricaturas sumamente cómicas. Estudiaba susleccionestanbiencomoeraposible,ysubuencomportamientolalibrabademuchasreprensiones.Suscompañeroslaqueríanmuchoporsubuencaráctery por el arte que tenía de agradar sin dificultad; sus aires, sus gracias, eranmuyadmirados,ysutalentotambién;porque,ademásdedibujar,podíatocardocetonadas,hacerganchilloyleerelfrancéssinpronunciarmalmásquelasdos terceras partes de las palabras. Tenía una lúgubre manera de decir:"cuandopapáeraricohacíamostalocualcosa",queconmovíaacualquiera,ylaschicasconsiderabansuspalabrasescogidascomomuyelegantes.

Amyestabaenbuencaminodeserechadaaperderporlosmimos;todoelmundo laacariciaba,ysuspequeñasvanidadesysuegoísmocrecíanabuenpaso.Peroalgoatenuabasuvanidad:teníaqueusarlosvestidosdesuprima.

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LamadredeFlorence teníapésimogusto,yAmysufríamuchoal tenerquellevar un sombrero rojo en lugar de uno azul, trajes que no le iban bien ydelantaleschillones.Todoeradebuenacalidad,bienhechoypocousado;peroese invierno los ojos artísticos de Amy sufrían lo indecible con un vestidomoradooscurodelunaresamarillos.

—Miúnicoconsuelo—dijoaMeg,con losojos llenosde lágrimas—esquemamánohaceplieguesenmistrajescadavezquesoymala,comohacelamadredeMaríaParks.Hija,esverdaderamenteterrible,porquealgunasvecesseporta tanmal,queelvestidono llegaa las rodillasynopuedevenira laescuela.Cuandopiensoenestadegradación,creoquepuedosoportarhastaminarizchatayelvestidomoradoconlunaresamarillos.

Megera laconfidenteyconsejeradeAmy,yporciertaatracciónextrañade los caracteres opuestos, Jo lo era para la dulce Beth. Solamente a Jocontaba la tímida niña sus pensamientos, y sobre su hermana grandota yatolondradaejercíaBeth,sinsaberlo,másinfluenciaqueningunaotrapersonade la familia.Las dos chicasmayores eranmuy amigas, pero ambas habíantomado una de las pequeñas bajo su cuidado, y las protegían cada una a sumanera;eraloquellamaban"jugaralasmamás".

—¿Tiene alguna de ustedes algo que contar? He pasado un día triste yestoy verdaderamente ansiosa de alguna diversión —dijo Meg mientrasestabansentadascosiendoaquellanoche.

—Mepasóunacosacuriosaconlatíahoy,perocomosalíconlamíaselasvoy a contar —dijo Jo, que se complacía mucho en contar incidentes—.Estaba leyendo el interminable Belsham y moscardoneando, como suelo,porque así se duerme la tía, y entonces saco algún libro interesante, y leoávidamente hasta que se despierta. Pero esta vezme entró amí el sueño, yantesdequeellahubieradadolaprimeracabezadasemeescapóunbostezotal, que ellamepreguntóquéqueríadecir abriendo la boca lobastanteparatragarmeellibroentero.

—¡Ojalápudierahacerloyacabarconéldeunavez!—dije,tratandodenoserimpertinente.

"Entonces me echó un largo sermón sobre mis pecados, y me dijo quereflexionara sobre ellos mientras ella descabezaba un sueño. Siempre tardabastanteenestaoperación;demodoquetanprontocomosugorrocomenzóacabecearcomounadaliademasiadopesada,saquédemibolsilloElvicariodeWakefield yme puse a leerlo con un ojo en el libro y otro en la tía.Habíallegadoalpuntodondetodoscaenalagua,cuandomeolvidédetodoysoltéunacarcajada.Latíasedespertó,ydemejorhumordespuésdeunasiesta,medijo que leyese un poco para ver qué obra tan ligera prefería yo al digno einstructivoBelsham.Leílomejorposible,ylegustó,porquesolamentedijo:

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—Noentiendojotadetodoeso;comienzadesdeelprincipio,niña.

Alcomienzo fuiprocurandohacer losprimeroscapítulos tan interesantescomopodía.Unaveztuvelapicardíadepararmeenunpuntollenodeinterésydecirtímidamente:

"—Temoquelafatigue,señora;¿nodeseaquelodeje?

Ella tomó la calceta; que se le había caído de las manos, y mirándomeseveramenteatravésdelasgafas,dijoconsumodobrusco:

"—Acabeustedelcapítuloynoseaimpertinente,señorita."

—¿Reconocióquelegustaba?—preguntóMeg.

—¡No,hija,no!PerodejódescansarelviejoBelsham;ycuandovolvíparabuscar mis guantes esta tarde, allá estaba tan absorta con El vicario deWakefield,quenomeoyóreír,mientrasyobailabadegustoenelvestíbuloalpensar en el buen tiempo futuro. ¡Qué vida tan agradable podría pasarse siquisiera!Nolaenvidioapesardesudinero,porque,despuésdetodo,losricostienentantaspenascomolospobres,creoyo—contestóJo.

—Eso me recuerda —dijo Meg— que tengo algo que contar. No esgracioso como el incidente de Jo, perome diomucho que pensar mientrasvolvía.HoyencasadelosKingtodosestabanalborotadosyunadelasniñasdijo que su hermanomayor había hecho algomalo y que su padre lo habíaechadodecasa.Oía a la señoraKing llorary al señorKinghablar fuerte,yGraceyEllenvolvieronlascarascuandopasaronjuntoamí,paraquenovierasusojosenrojecidos.Naturalmente,nopregunténada,peromedabalástimadeellosyestabacontentadenotenerhermanosrebeldesquehicierancosasmalasydeshonraranalafamilia.

—Creoqueestardeshonrandoenlaescuelaesmuchopeorquecualquiercosaquepuedenhacerchicosmalos—dijoAmy,moviendolacabeza,comosiellatuvieselargaexperienciadelavida—.HoyvinoSusiePerkinsalaescuelacon una sortija de cornerina roja muy hermosa; me encantaba tanto, quedeseabadetodocorazónquefuesemía.Bueno,dibujóellaunacaricaturadelseñorDavis,conunanarizmonstruosa,jorobaylaspalabras:"¡Señoritas,quelas estoy viendo!", saliendo de su boca dentro de un globo. EstábamosriéndonosdeldibujocuandosúbitamenteelprofesornosviodeverasymandóaSusieque llevase supizarra.Estabaparalizadade terror, pero fue. ¿Yquépiensanquehizoél?¡Latomóporlaoreja,imaginen,porlaoreja!,lacondujoa la tribunay lahizoestardepiedurantemediahora, teniendo lapizarrademaneraquetodoelmundolapudieraver.

—¿Noserieronlaschicascuandovieronlacaricatura?—preguntóJo,queencontrabadivertidísimoelconflicto.

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—¿Reír?,niuna;sequedarontranquilascomoratoncitos,ySusielloróamares, lo sé. No la envidiaba entonces, porque pensaba que millones desortijasdecornerinasnohubieranpodidohacermefelizdespuésdeeso.Nuncahubiera podido recobrar ánimo después de tal mortificación — y Amycontinuó su trabajo, orgullosa de su virtud y de haber hecho un párrafo tanbienconstruido.

—Estamañanaviunacosaquemegustómucho,y tenía la intencióndecontarlaalahoradelacomida,peroloolvidé—dijoBeth,mientrasponíaenordenelcestodeJo—.Cuandofuiacompraralmejas,elviejoseñorLaurenceestabaenlapescadería,peronomevio,porqueyomequedéquietadetrásdeunbarrilyélestabaocupadoconelpescadero,señorCutter.Unamujerpobreentró con un balde y una escoba, y preguntó si le permitía hacer algunalimpieza a cambiodeunpocodepescado,porqueno teníanadaquedardecomer a su niño y no había encontrado trabajo para el día. El señor Cutterestabamuyocupado,ydijoquenodemalhumor;yase ibaellaconairedetristezaydehambre,cuandoelseñorLaurenceenganchóunpescadograndecon la punta encorvada de su bastón y se lo dio. Estaba ella tan contenta ysorprendida,queabrazóelpescadoynosecansabadedarlasgraciasalseñorLaurence."¡Ande,ande,vayaaguisarlo!", ledijoél,yellasemarchómásalegre que unas castañuelas.Qué buena acción fue, ¿verdad? ¡Qué graciosoera verla abrazando el pescado y diciéndole al señor Laurence que Dios ledieralagloria!

CuandoterminarondereírdelahistoriadeBeth,pidieronalamadrequecontaseotra,y,despuésdepensarunmomento,dijoellagravemente:

—Hoy,mientras cortaba chaquetasde franela en la sala,me sentíamuyansiosa por papá, y pensaba qué solas y desamparadas quedaríamos si leocurriese algo malo. No hacía bien al preocuparme tanto, pero no podíaevitarlo,hastaquevinounviejoahacerunpedido.Sesentóamiladoymepuseahablarconél,porqueparecíapobre,cansadoyansioso."¿Tieneustedhijos en la guerra?", le pregunté. "Sí, señora; tenía cuatro, pero dos hanmuerto,otroestáprisioneroyahoravoyparaveralotro,queestáenfermoenunhospitaldeWashington",contestósencillamente. "Hahechoustedmuchoporsupatria,señor",ledije,sintiendohacíaélrespetoenlugardecompasión.

"Ni un pedacito más de lo que debía, señora. Iría yo mismo si pudieraservirdealgo;comonopuedo,doymishijosy losdoydebuenavoluntad."Hablabacontanbuenánimo,parecíatansinceroytancontentodedartodasuriqueza, que me sentí avergonzada. Yo había dado un hombre, y loconsiderabademasiado,mientrasqueélhabíadadocuatrosinescatimarlos;yotenía todasmis hijas para consolarme en casa y su último hijo lo esperaba,separadoporlargadistancia,quizáparadecirle"adiós"parasiempre.Mesentítan feliz y rica pensando enmi fortuna, que le hice un buen paquete, le di

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algúndineroyleagradecílalecciónquemehabíadado.

—Cuéntanos otra historia, mamá; una historia con moraleja, como ésta.Megustapensarenellasdespués,sisonverdaderasynomuypedagógicas—dijoJo,despuésdeuncortosilencio.

La señora March sonrió y comenzó enseguida, porque había contadohistoriasaaquelauditoriodurantemuchosañosysabíacómocomplacerlo.

—Habíaunavezcuatrochicasqueteníanlobastanteparacomeryvestirse,no pocas comodidades y placeres, buenos amigos, benévolos padres que lasamaban tiernamente y todavía no estaban contentas. (Al llegar aquí, lasoyentessemiraronahurtadillasysepusieronacoserdiligentemente.)Estaschicasdeseaban serbuenasy tomaronexcelentes resoluciones;peroporunacosa o por otra, no lograban cumplirlasmuy bien, y con frecuencia decían:"¡Si tuviéramos tal o cual cosa!" o "¡si pudiéramos hacer esto o aquello!",olvidandocompletamentecuántoteníanyaycuántascosasagradablespodíanyahacer.Fueronypreguntaronaunaviejaquémétodospodríanusarparaserfelices, y ella les dijo: "Cuando se sientan descontentas, piensen en lo queposeen y estén agradecidas." (Aquí Jo levantó la cabeza, como si fuera ahablar, pero no lo hizo, al notar que la historia no había terminado.) Comoeranchicasrazonables,decidieronseguirelconsejo,yquedaronsorprendidasalver lo ricasque eran.Unadescubrióque el dineronopodía evitarque lavergüenza y la tristeza entraran en las casas de los ricos; otra, que, aunquepobre,eramuchomás felizconsu juventud,saludybuenhumor,queciertaseñora,viejaydescontentadiza,quenosabíagozardesuscomodidades;unatercera,quedesagradablecomoeratrabajarenlacocina,eramásdesagradabletenerquepedirlocomounalimosna,ylacuarta,quelassortijasdecornalinano eran tan valiosas como la buena conducta. Así, convinieron en dejar dequejarse, gozar de lo que ya tenían y tratar de merecerlo, no fuera que loperdiesen, en vez de que aumentara; y creo que nunca se arrepintieron dehaberseguidoelconsejodelavieja.

—Vaya,mamá,quéhabilidadparavolvernuestroscuentoscontranosotrasydarnosunsermónenlugardeunahistoria—exclamóMeg.

—Amímegustaestaclasedesermones;esdelamismaclasequelosquesolía contarnos papá —dijo Beth, pensativa, poniendo en orden las agujassobrelaalmohadilladeJo.

—Nomequejonuncatantocomolasdemás,yahoratendrémáscuidadotodavía,porquelosucedidoaSusiemehahechoreflexionar—repusoAmy.

—Necesitábamosesalecciónynolaolvidaremos.Silohacemos,digamos,comolaviejaCloeenElTíoTom:piensenensusbendiciones,niños,piensenensusbendiciones—susurróJo,quenopodíaresistirlatentacióndesacarun

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chistedelsermoncito,aunquelotomasetanenseriocomolasdemás.

CAPÍTULO5-COMOBUENOSVECINOS

—¿Quédisparatesetehaocurridoahora,Jo?—preguntóMeg,unatardede nieve, viendo cruzar el vestíbulo a su hermana con botas de goma, unabrigoviejoconcapucha,laescobaenunamanoylapalaenlaotra.

—Salgoparaejercitarme—respondióJo,conunguiñomalicioso.

—Hubierapensadoquedospaseoslargosporlamañanatebastarían.Hacefríoyestánublado;teaconsejoquetequedesalladodelfuego,comoyo—dijoMeg,tiritando.

—Nuncahagocasodelosconsejos;nopuedoquedarmequietatodoeldía,y como no soy gata, nome gusta dormitar junto a la estufa.Me gustan lasaventurasyvoyabuscaralguna.

Volvió Meg a calentarse los pies y leer Ivanhoe, y Jo comenzó a abrirsendas con mucha energía. Como la nieve estaba floja pronto abrió con laescobaunasendaalrededordeljardín,paraqueBethpudierapasearsecuandosalieraelsol,porquesusmuñecasenfermasnecesitabantomaraire.Eljardínseparaba la casa de los señores March de la del señor Laurence, las dosestabanenunsuburbiodelaciudad,quetodavíateníamuchodecampo,conbosquecillos,prados,huertasycallestranquilas.Unsetobajoseparabalasdospropiedades. De un lado había una vieja casa oscura, algo desnuda ydescolorida,desprovistaahoradelfollajedesuemparradoydelasfloresqueenveranolarodeaban.Delotroladounacasaseñorialdepiedra,quedenotabaalasclaraslasseñalesdelacomodidadydellujo,enlacocheragrande,enlospaseos que conducían a los invernaderos y en las cosas bellas entrevistasdetrásdelaslujosascortinas.Pero,apesardetodo,parecíaunacasasolitaria,sin vida; no había niños que jugaran en el césped, ni rostro maternal quesonrieradesdelaventana,yconlaexcepcióndelviejoseñorysunieto,pocagentesalíayentraba.

AlosojosdeJoeraunpalacioencantado,llenodeplaceresyesplendores,que nadie disfrutaba. Pormucho tiempo había deseado contemplar aquellasgloriasescondidasytrataralmuchachoLaurence,queparecíadesearaquellaamistad,aunquenosabíacómoentablarla.Desdeelbailehabíatenidoaúnmásinterésentratarloyhabíaimaginadovariosmodosdeentrarenconversaciónconél;peronolohabíavistoporaquellosdíasyJoyaempezabaacreerquesehabríamarchado,cuandoundía,enunaventanadelpisoalto,viounacaramorena mirando con nostalgia al jardín de ellas, donde Beth y Amy se

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arrojabanbolasdenieve.

"Esemuchacho sufre por falta de compañía y diversión—se dijo—. Suabuelonosabeloqueleconvieneylotieneencerradosiempresolo.Necesitalacompañíadechicosalegresquejueguenconél,oporlomenosdealguienque sea joven y animado. Ganas me dan de pasar y decírselo así al viejocaballero."

Aficionada a las aventuras, la idea le encantaba, y aunque sus accionesescandalizaranaMeg,noechóalolvidoelplande"pasar"alacasavecina,ycuandollególatardedelanevada,Joestabalistaparaintentarlo.ViosalirencochealseñorLaurence,yentoncessepusoaabrirunsenderohastaelseto,donde se paró para hacer un reconocimiento. Todo estaba tranquilo; no seveíancriados;enunaventanadelpisoalto,unacabezadepelorizadoynegro,apoyadasobreunamanodelgada,eralaúnicaseñaldevida.

"Alláestá—pensóJo—.¡Pobrechico!¡Completamentesoloyenfermoenundía tan triste! ¡Qué lástima!Arrojaréunaboladenieveycuandomire lediréalgoparaanimarlo."

Allá fue la pelota de nieve y al momento el chico volvió la cabeza,mostrando una cara que perdió su aspecto de tristeza, con ojos que sealegraban y labios que sonreían. Jo hizo una señal, rio y agitó la escobamientrasgritaba:

—¿Cómoestáusted?¿Estáenfermo?

AbriólaventanaLaurieygritó,roncocomouncuervo:

—Mejor, gracias. He tenido un catarro terrible y llevo una semanaencerradoencasa.

—Losientomucho.¿Cómosedistraeusted?

—Deningúnmodo;estoesmásaburridoqueunsepulcro.

—¿Noleeusted?

—Nomucho;nomelopermiten.

—¿Nohayalguienqueleleaalgoenvozalta?

—Algunasvecesmiabuelo lohace;peromis librosno le interesanynomegustapedirlesiempreaBrookequemelea.

—Entonces,llameaalguienquevayaavisitarlo.

—No quiero ver a nadie. Los chicos hacenmucho ruido yme duele lacabeza.

—¿Nohayalgunamuchachaamablequepuedaleerleyentretenerlo?Las

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muchachas son más tranquilas y desempeñan con gusto el papel deenfermeras.

—Noconozcoaninguna.

—Me conoce usted a mí —comenzó a decir Jo, riéndose al punto yparándose.

— ¡Claro que la conozco! ¿Quiere usted hacerme el favor de venir?—gritóLaurie.

—Yono soy una persona agradable y tranquila, pero iré simamáme lopermite. Voy a preguntárselo. Cierre esa ventana, como buen muchacho, yesperequevuelva.

Con estas palabras, Jo se cargó al hombro la escoba y entró en la casa,preguntándosequépensaríandeella.Laurieestabaalgoexcitadoconla ideaderecibirunavisitayseapresuróaprepararse,porque,comolaseñoraMarchdecía,eraun"caballerito"

Parahacerhonorasuvisita,sepeinóelcabellorizado,sepusouncuellolimpioytratódearreglarelcuarto,que,apesardeseiscriadas,estabadetodomenos en orden. Pronto sonó una campana y se oyó una voz decididapreguntandopordonLaurie,yunacriada,sorprendida,entróprecipitadamenteparaanunciarlavisitadeunaseñorita.

—Bueno,quepase;eslaseñoritaJo—dijoLaurie,acercándosealapuertadesupequeñodespachopararecibiraJo,queentrósonriendoycolorada,sintimidezalguna,conunplatotapadoenunamanoyenlaotralostresgatitosdeBeth.

—Aquí estoy con alforja y equipaje—dijo animadamente—.Mamá losaludaysealegradequeyopuedaayudarleapasareltiempo.Megmepidióqueletrajeraunpoquitodesupuddingblanco;lohacemuybien;Bethpensóquelavistadelosgatitosloalegraría.Yosabíaqueibanamolestarle,peronopuderehusar,yaquedeseabatantocontribuirconalgo.

ResultóqueelgraciosopréstamodeBethtuvogranéxito,porquealreírsedelosgatitosolvidóLauriesutimidezyentróenconversaciónfácilmente.

—Estoparecedemasiadobelloparacomerlo—dijosonriendoconplacer,cuando Jo destapó el plato y mostró el pudding blanco, adornado con unaguirnaldadehojasverdesyrojasdelgeraniofavoritodeAmy.

—Novalenada;essólounamaneradeexpresarnuestrosbuenosdeseos.Digaalacriadaqueloguardeparacuandotomeustedelté;esmuyligeroynoleharádaño;comoestansuave,sedeslizaráporlagargantasinlastimarla.¡Quécuartotanbonito!

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—Podríaserlosiestuvierabienarreglado;perolascriadassonperezosasynosécómohacerparaqueseesmeren.Mehacenperderlapaciencia.

—Yoselopondréenordenenunabrirycerrardeojos;sólonecesitaquesebarradelantedelachimenea,así...yarreglarlascosassobrelarepisa,así...

ponerloslibrosaquíylosfrascosallá,volverelsofádeespaldaalaluzyesponjarunpocolosalmohadones.Ahoraestábien.

Loestaba,efectivamente;porque,riendoycharlando,Johabíapuestolascosas en su sitio, de manera que el cuarto tenía otro aspecto. Laurie laobservaba manteniendo un silencio respetuoso, y cuando ella lo invitó aacomodarseenelsofá,sesentó,dandounsuspirodesatisfacciónydiciendocongratitud:

—¡Quéamableesusted!Sí,esoeraloquefaltaba.Ahorahágameelfavordesentarseenlabutacaypermítamequehagaalgoparaentreteneramivisita.

—No;yosoyquienhavenidoparaentretenerloausted.¿Quierequeleleaenvozalta?—dijoJo,mirandocariñosamenteloslibrosqueleparecíanllenosdeinterés.

—Muchasgracias,perolosheleídotodos;y,sinoledesagrada,preferiríacharlar—respondióLaurie.

—Nien lomásmínimo;puedohablar todoeldíasimedaustedcuerda.DiceBethquesoyunacotorra.

—¿EsBethladelasmejillasrosadas,quesequedamuchoencasaysale,aveces,conunacesta?—preguntóLaurieconinterés.

—Sí,esaesBeth;esmuyamigamíayunaniñabonísima.

—LahermanabonitaesMegyladelpelorizadoesAmy,¿Noesasí?

—¿Cómohadescubiertoustedtodoeso?Laurieseruborizó,perocontestófrancamente:

—Muchasveceslasoigollamarseunasaotras,ycuandoestoyaquíarribasolonopuedoevitarmirarasucasa;ustedessiempreparecenestarcontentas.Dispénseme si soy descortés, pero a veces se olvidan de correr las cortinasdonde están las flores, y cuando están encendidas las lámparas, es unverdaderocuadroelque formanustedesconsumadre, todasalrededorde lamesa;sumadresesientasiempreenfrenteyparece tanamabledetrásde lasflores, que no puedo dejar de mirarla. No tengo madre, ¿sabe usted? —yLaurieatizóel fuegoparaocultarun temblornerviosoen sus labios,quenopodíadominar.

LaexpresióndesoledadynostalgiadesusojosconmovióaJo.Ellahabíarecibidounaeducacióntansencilla,quecarecíademalicia,yapesardehaber

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cumplidoquinceaños, era tan inocentey sincera comounapequeña.Laurieestabaenfermoysolo,ycomprendiendoloricaqueeraellaenamorpaternalyfelicidad, trató alegremente de compartir su riqueza con él. Había unaexpresiónmuyamistosaensucaramorenayunadulzurapocoacostumbradaensuvozclaraaldecir:

—Nocerraremosmásaquellacortinay lepermitimosmirar todo loquequiera. Pero en vez de mirar, debía usted venir a vernos.Mi madre es tanbuena,queleharíamuchobien,yBethlecantaríaausted,siyoselopidiera,y Amy bailaría; Meg y yo lo haríamos reír con nuestros trajes teatrales ypasaríamosratosmuyalegres.¿Nolepermitiríasuabuelovenir?

—Creo que lo permitiría si sumadre se lo pidiera. Él esmuy amable,aunquenoloparece,ymedejahacercasitodoloquequiero;solamentetemequemolestealosextraños—dijoLaurie,animándosegradualmente.

—Pero no somos extraños, somos vecinos, y no nos molestaría nunca.Deseamostratarnosconustedyyoloheintentadomuchasveces.Nollevamosaquímucho tiempo,comousted sabe,yhemoshechoamistadcon todos losvecinos,menosconustedes.

—Ustedverá:miabueloviveentresuslibrosynoleinteresaloquepasaenelmundo.ElseñorBrooke,miprofesor,noviveaquí,ynotengonadiequepuedaacompañarme;mequedoencasaymearreglocomopuedo.

—Es una lástima; debe animarse y hacer visitas a todas partes donde loinviten;asítendrámuchosamigosycasasagradablesdondeir.Nohagacasodesutimidez;noledurarámuchotiemposiempiezaasalir.

Lauriesepusocoloradodenuevo,peronoseofendióporlodelatimidez;habíatantabuenavoluntadenlosconsejosdeJo,queeraimposibletomarlosamal.

—¿Le gusta a usted su escuela? —preguntó el chico, cambiando deconversación,despuésdeunabrevepausa.

—Novoya la escuela; soyhombredenegocios;muchachadenegocios,quiero decir. Le hago compañía a mi tía, una querida vieja gruñona —respondióJo.

Laurie iba a hacer otra pregunta, pero recordando a tiempo que no eracortésaveriguardemasiadolasvidasajenas,secallóotravez,unpococortado.Joapreció susbuenasmaneras,perocomono le importabamucho reírseunpocoacostadelatíaMarch,hizounaingeniosadescripcióndelaseñoraviejae impaciente, de superrode lanas, de su loro, quehablaba español, y de labibliotecadondetantosedivertíaella.Laurieescuchabaencantado,ycuandolecontóelepisodiodelcaballeroviejoypresumidoquefueunavezahacerla

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corte a la tíaMarch,y cuandoestaba enmediodeunabella frase el loro lequitó lapeluca,congrandesalientodelgalán,elmuchachosedesternillóderisa,yunacriadaasomólacabezaporlapuertaparaverquépasaba.

—¡Oh, esto me hace mucho bien! ¡Siga, siga, haga el favor! —dijoretirandolacaradelalmohadón,coloradayresplandecientedealegría.

Muysatisfechadesuéxito,Josiguió,efectivamente,yhablódesusjuegosyproyectos,desusesperanzasy temoresporsupadreylosacontecimientosmás interesantes del mundo pequeño en el cual se movían las hermanas.Despuéssepusieronahablardelibros,yJodescubrióconplacerqueLaurielosamabatantocomoellayhabíaleídoaúnmás.

—Si le gustan tanto, bajemos para que vea los nuestros.Mi abuelo estáfuera,notema—dijoLaurie.

—Yonotengomiedodenada—respondióJo,sacudiendolacabeza.

—¡Lo creo! —contestó el chico, mirándola con admiración aunquepensandoquenolefaltaríanrazonesparatenermiedodelviejocaballerosiseencontrabaconélenalgunosmomentosdemalhumor.

Comotodalacasaestabamuytemplada,LauriellevóaJodesalaensala,dejándola examinar cualquier cosa que le llamara la atención, hasta quellegaronalabiblioteca,dondeelladiounascuantaspalmadasysaltos,comosolíahacercuandoseentusiasmaba.Labibliotecaestabaatestadadelibros,yhabía tambiéncuadrosyestatuas,vitrinasencantadoras llenasdemonedasycuriosidades, butacas que invitaban al descanso, mesas raras y figuras debronce, y, lomejor de todo, una chimenea abierta, encuadrada por curiososazulejos.

—¡Qué riqueza!—suspiró Jo, dejándose caer en una butaca tapizada deterciopelo y mirando a su alrededor con intensa satisfacción—. TheodoreLaurence, debería usted ser el chico más feliz del mundo —agregó,gravemente.

—Un chico no puede vivir y alimentarse de libros —dijo Laurie,sentándosesobreunamesadeenfrente.

Antes de quepudiera agregarmás sonóuna campana, y Jo dio un salto,exclamandoalarmada:

—¡Aydemí!¡Essuabuelo!

—Bueno, ¿y qué importa? ¿Usted no tiene miedo de nada, verdad?—respondióelchico,conairedepicardía.

—Creoqueletengounpoquitodemiedo,peronoséporqué.Mamámediopermisoparavenir,ynocreoqueustedsehayaempeoradopormivisita

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—dijoJo,dominándose,aunqueteníalosojosclavadosenlapuerta.

—Alcontrario,mehahechomuchobien,yleestoymuyagradecido;perotemo que usted se haya cansado de hablarme; es tan agradable, que nomeresignabaaparar—repusoLauriesinceramente.

—Elmédico,quevieneaverleausted,señorito—dijolacriada.

—Dispénsemeunminuto.Tengoqueiraverlo—susurróLaurie.

—Nosepreocupepormí.Aquíestoytancontentacomounascastañuelas—respondióJo.

SefueLaurieysuvisitanteseentretuvoasumanera.Estabaenfrentedeunbuenretratodelseñoranciano,cuandolapuertavolvióaabrirse,y,sindarsevuelta,dijoelladecididamente:

—Ahora estoy segura de que no le tendría miedo, porque sus ojos sonbenévolos aunque la boca sea algo severa, y parece una de esas personasfirmesque siemprehacen loquequieren.Noes tanguapocomomiabuelo,peromeagrada.

—¡Gracias,señorita!—respondióunavozroncaasusespaldas.

Se volvió espantada, y se encontró frente a frente con el viejo señorLaurence.LapobreJoenrojecióhastamásnopoderysucorazónempezóalatiravelocidadvertiginosa.Undeseoviolentodeescaparselainvadió;perosignificabaunacobardíalasymuchachassereiríandeella;decidióquedarseysalirdelpasocomopudiera.Otramiradalemostróquelosojosvivacesquelamiraban bajo las cejas espesas y grises eran aún más benévolos que en elretrato;enelloshabíaunguiñopicarescoqueaplacóenmuchosutemor.Lavoz era aún más ronca que antes cuando el viejo señor dijo bruscamente,despuésdeunapausaterrible:

—¿Conquenometienemiedo,eh?

—Nomuchoseñor.

—¿Ynomeveustedtanguapocomosuabuelo?

—No,señor,notanto.

—¿Yhagosiempreloquequiero,noesasí?

—Sólodijequeparecía.

—Pero,apesardeeso,¿leagrado?

—Asíes,señor.

Las respuestas conformaron al viejo caballero; se rio un momento, leestrechó la mano, y, asiéndola de la barbilla, le examinó la cara, diciendo

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despuésconunmovimientodecabeza.

—Tieneustedelespíritudesuabuelo,aunquenosepareceaél;erabuenmozo,queridamía;pero,loquevalemás,eraunhombrevalienteyhonrado,ymesientoorgullosodehabersidosuamigo.

—Gracias,señor—dijoJo,perdiendodespuésdeestotodasutimidez.

—¿Qué ha estado usted haciendo con este muchacho mío? —fue lapreguntasiguiente,hechaabruptamente.

—Solamente he tratado de ser buena vecina, señor —y Jo explicó elporquédesuvisita.

—Piensaustedqueélnecesitaqueloanimenunpoquito;¿noesasí?

—Sí,señor;parecealgosolitario,yquizálacompañíadejóvenesleharíabien.Somossolamentemuchachas,peronosalegraríamosdepoderayudar,sies posible, porque no nos olvidamos del magnífico regalo de Navidad queustednosenvió—dijovivamenteJo.

—¡Ta,ta,ta!¡Fuecosadelchico!¿Cómoestálapobremujer?

—Muymejorada,señor—yJosepusoahablarvelozmentedelafamiliaHummel,enlacualsumadrehabíainteresadoaamigosmásricosqueellas.

—Esaera lamaneraque teníaelpadredesumadredeusteddehacerelbien.Iréaverasumadrealgúndía.Dígaseloasí.Yasuenalacampanaparaelté; lo tomamostempranoacausadelchico.Bajeconnosotros,ysigasiendobuenavecina.

—Sinoleestorbamicompañía,señor.

—Si me estorbara no la invitaría —respondió el señor Laurence,ofreciéndoleelbrazoconlacortesíadelosviejostiempos.

"¿QuédiríaMegsinosviera?",pensóJo,mientrascaminabaconsunuevoamigo, imaginándosecómo laescucharíanensucasacuando lescontara losacontecimientosdeldía.

—¿Quémoscalehapicadoalmozo?—dijoelviejoseñor,mientrasLauriebajabacorriendolaescalerayseparabaenseco,estupefacto,alavistadeJodelbrazodesuformidableabuelo.

—Nosabíaquehabíaustedvuelto,señor—dijomientrasechabaaJounamiradatriunfal.

—Sevequenolosabíaporlamaneradebajarlaescalera.Vengaustedatomar el té, señor, y pórtese como un caballero —y después de dar almuchacho un cariñoso tirón de pelo, el señor Laurence continuó andandomientras su nieto gesticulaba a sus espaldas con tanta gracia, que por poco

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provocanunaexplosiónderisaenJo.

Mientrasbebíacuatro tazasde té,elabuelohablópocoperoobservabaalosjóvenes,quecharlabancomoantiguosamigos,ynolepasóinadvertidoelcambiooperadoensunieto.Habíacoloryvivacidadenlacaradelchicoyunaalegríagenuinaensurisa.

"Ella tiene razón; el chico estámuy solo.Veré loquepuedenhacer esasniñas para solucionarlo", pensó el señor Laurence, mientras observaba yescuchaba. Jo le gustaba por sus maneras bruscas y originales; parecíaentenderalmuchachocasitanbiencomosiellamismafueramuchacho.

SilosLaurencehubieransidoloqueJollamaba"tiesosyalmidonados",nose hubiera entendido con ellos, porque la gente así siempre la coartaba eirritaba; pero viéndolos tan francos y naturales, ella lo estaba también y lesprodujobuenaimpresión.Cuandoselevantaronquisodespedirse,peroLauriedijoqueteníaalgomásquemostrarle,ylacondujoalinvernaderoqueestabailuminadoensuhonor.Eracomounlugarencantado,conlasparedescubiertasdefloresdecadalado,ladulceluz,elairehúmedoytibioylasvidesyplantasexóticas. Su nuevo amigo cortó las floresmás bellas, y las ató en un ramo,diciendo,conmiradaalegre:

—Hágameelfavordedárselasasuseñoramadre,ydígalequemegustamucholamedicinaquemeenvió.

Encontraron al señor Laurence de pie delante del fuego en el salón. LaatencióndeJoquedócompletamentecautivadaporunhermosopianodecola,abierto.

—¿Tocaustedelpiano?—preguntóJovolviéndoseaLaurieconexpresiónllenaderespeto.

—Algunasveces—respondió.

—Hágameelfavordetocarelpianoahora;deseooírloparacontárseloa

Beth.

—¿Noquerráustedtocarprimero?

—No sé tocar; soy demasiado torpe como para aprender, perome gustamucholamúsica.

Tocó Laurie el piano, y Jo lo escuchó con la nariz escondida entreheliotroposyrosas.Surespetoyestimacióndel"muchachoLaurie"aumentó,porque tocabamuy bien y sin presunción. Deseaba que Beth pudiese oírle,peronolodijo;elogiósuartehastaconfundiralchico,ysuabuelolosacódelaprieto.

—Basta,basta,señorita,noleconvienentantasalabanzas.Noestámalsu

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música, pero espero que sea tan aplicado en cosasmás importantes. ¿Se vaustedya?Bueno,muchasgracias,yvengaotravez.Missaludosasuseñoramadre;buenasnoches,doctorJo.

Le dio la mano amablemente, pero parecía algo contrariado. Cuandoestabanenelvestíbulo,Jopreguntósihabíadichoalgunacosainconveniente,peroLauriemeneólacabeza.

—No;lafaltafuemía;nolegustaoírmetocarelpiano.

—¿Porquéno?

—Selodiréotrodía.Johnlaacompañaráasucasa,porqueyonopuedohacerlo.

—Noesnecesario;nosoyunaseñorita,yestoyaunpaso.Cuídesemucho.

—Sí,peroesperoquevolverá.

Siustedprometeveniravemoscuandosehayarestablecido.

—Loharéconmuchogusto.

—Buenasnoches,Laurie.

—Buenasnoches,Jo,buenasnoches.

Cuandocontótodaslasaventurasdelatarde,lafamiliasesintióinclinadaa hacer una visita en corporación, porque cada una encontró algo muyatractivoenlacasagrande.LaseñoraMarchdeseabahablardesupadreconelanciano,quenolohabíaolvidado;Meg,anhelabapasearseporelinvernadero;Beth,suspirabaportocarelpianodecola,yAmyambicionabaverlosbelloscuadrosyestatuas.

—Mamá, ¿por qué no le gustó al señor Laurence oír tocar el piano aLaurie?—preguntóJo.

—Noestoysegura,peropiensoquelarazónesquesuhijosecasóconunaseñora italiana, estudiante de música, lo cual enojó al viejo, que es muyorgulloso.Laseñoraerabuena,hermosayculta,peroaélnolegustó,ydesdeelcasamientonovolvióaverasuhijo.LospadresdeLauriemurieronsiendoélpequeñoyentonceselabuelolotrajoasucasa.Meimaginoqueelchico,quenacióenItalia,noesmuyfuerte,yqueelviejotemeperderlo,porlocuallocuidamucho.ElamoralamúsicalevieneaLauriedenacimiento,porquesepareceasumadre,ymefiguroquesuabuelotemequequierasermúsico;detodasmaneras,suhabilidadlerecuerdaalamujerquenoquería,yporesofruncióelceño,comodiceJo.

—¡Aydemí!,¡quéromántico!—exclamóMeg.

—¡Qué tonto! —dijo Jo—; que lo dejen ser músico si quiere, y no lo

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fastidienmandándoloalcolegioaunqueloaborrezcan.

—Eso explica por qué tiene ojos grandes y negros, y buenos modales,supongo; los italianos siempre son simpáticos —dijo Meg, que era algosentimental.

—¿Quésabestúdesusojosydesusmodales?Apenashashabladoconél—gritóJo,quenoteníanadadesentimental.

—Lo vi en el baile, y lo que has contado demuestra que sabe cómoconducirse.Loque dijo de lamedicina enviada pormamá estuvomuybiendicho.

—Supongoqueélquisodecirelpuddingblanco.

—¡Quétontaeres,niña!Quisodecirquetúloeras,esoestábienclaro.

—¿De veras? —dijo Jo, abriendo los ojos, como si no se le hubieraocurridotalcosaantes.

—¡Jamáshevistounamuchachacomotú!Cuandorecibesuncumplidonoteenteras—repusoMeg,conaspectodepersonaentendida.

—Pienso que es todo tontería; te agradeceré que no seas tonta y noestropees mi diversión, Laurie es un buen chico y me gusta; no consientoalusionessentimentalesocumplimientosyestupidecesporelestilo,seremosbuenas con él, porque es huérfano de padre y madre, y puede venir avisitarnos;¿verdad,mamá?

—Sí,Jo;tuamiguitoserábienvenido,yesperoqueMegrecordaráquelasniñasdebenserniñastantotiempocomopuedan.

—Yonometengoporniña,yaúnnoheentradoenlostreceaños—dijoAmy—.¿Quédicestú,Beth?

—Yopensabaennuestro"Peregrino"—respondióBeth,quenohabíaoídounapalabra—.CómosalíamosdelPantanodelDesalientoypasamospor laPuerta Estrecha al resolver ser buenas y subimos al collado Dificultad,procurandoserio;yesacasaallávaasernuestroPalacioHermoso.

—Pero antes tenemosquepasar junto a los leones—dijo Jo, como si laperspectivadetalencuentrofueramuyatrayente.

CAPÍTULO6-BETHDESCUBREELPALACIOHERMOSO

Lacasagranderesultóserunpalaciohermoso,aunquepasóalgúntiempoantesdequetodasentraranenél.Bethencontrómuydifícilpasarjuntoalos

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leones.ElviejoseñorLaurencefueelmásgrandedetodos;perodespuésdesuvisita, cuando dijo algo gracioso o amable a cada muchacha, y habló detiemposviejosconlaseñoraMarch,nadie,conexcepcióndelatímidaBethletemíamucho.

El otro león era su pobreza y la riqueza de Laurie; porque no queríanaceptaratencionesalascualesnopodíancorresponder.Perodespuésdealgúntiempo descubrieron que él era quien se consideraba favorecido; todo leparecíapocoparademostrarsugratitudalabienvenidamaternaldelaseñoraMarch, la compañía alegre de las chicas y el consuelo que encontró en suhumilde casa; de modo que pronto olvidaron el orgullo y cambiaronatencionesmutuas,sindetenerseapensarcuáleramayor.

La nueva amistad crecía como hierba en primavera.A todas les gustabaLaurie,yél,por suparte,dijoconfidencialmentea suabueloque lasMarcheran muchachas excelentes. Con el delicioso entusiasmo de la juventud,acogieronalmuchachosolitariodetalmaneraqueprontoeracomodelacasa,yhallóencantadorelcompañerismoinocentedeaquellaschicassencillas.Nohabiendo conocido jamás madre ni hermanas, experimentó pronto suinfluencia;sudinamismoylaboriosidadloavergonzódelavidaindolentequellevaba.Estabacansadodelibrosyahoraleinteresabantantolaspersonas,queelseñorBrooke,suprofesor,tuvoquedarinformespocosatisfactoriosdesutrabajo; porque Laurie siempre "hacía rabonas" y se escapaba a casa de laseñoraMarch.

—Nohagacaso;déjeloquesetomeunavacación,y,despuésrecuperaráeltiempoperdido—dijoelviejoseñor—.Labuenaseñora,nuestravecina,diceque él estudia demasiado y necesita compañía joven, diversión y ejercicio.Sospechoquetienerazón,yqueyoheestadocuidandoalmuchachocomosifuesesuabuela.Quehagaloquequiera,contalqueseafeliz;nopuedehacermuchaspicardíasenesacasademonjitas,ylaseñoraMarchleayudamásquenosotros.

¡Québuenosratospasaban!¡Quérepresentacionesycuadrosvivos!¡Quécarreras de trineos y juegos de patinar! ¡Qué veladas tan alegres en la viejasala,ydevezencuandoconvitesenlacasagrande!Megpodíapasearseporelinvernadero cuandoqueríaydisfrutarde las flores; Jodevoraba los librosyhacía desternillar de risa al viejo caballero con sus críticas; Amy copiabacuadrosysecomplacíaconlabellezadeestatuasyestampas,yLauriehacíaloshonoresdelacasadeunamaneraencantadora.

PeroBeth,aunquemuyatraídaporelpianodecola,noteníavalorparairala"mansiónde ladicha",como la llamabaella.FueunavezconJo,peroelviejo señor, ignorante de su debilidad, la miró fijamente por debajo de susespesas cejas, lanzando un "¡ah!" tan fuerte que la dejó aterrada; se fue

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corriendoydeclaróquenovolveríamásniaunporelpianoquerido.Nohuborazonamientosniruegosquepudieranvencersumiedo,hastaque,alllegarelhechoaoídosdelseñorLaurencedemodomisterioso,élseencargódebuscaruna solución. Durante una de sus breves visitas, dirigió hábilmente laconversaciónhacialamúsica;hablódelosfamososcantantesquehabíavisto,delosbellosórganosquehabíaoído,ycontóanécdotastaninteresantes,queBeth,dejandosurincónlejano,fueacercándosepocoapoco,comofascinada.Se puso detrás de la silla del viejo y escuchaba con los bellos ojos bienabiertosylasmejillascoloreadasporlaemoción.Sinhacermáscasodeellaque si hubiese sido unamosca, el señor Laurence continuó hablando de lasleccionesymaestrosdeLaurie;yentonces,comosi la idease leacabaradeocurrir,dijoalaseñoraMarch:

—El chico descuida ahora la música, me alegro, porque se estabaaficionandodemasiado.Peroelpianosufreporlafaltadeuso;¿nolegustaríaa alguna de sus hijas venir a practicar de vez en cuando para que no sedesafine?

Beth avanzó un poquito, apretándose las manos para no dar palmadas,porque la tentación era fuerte, y el pensamiento de practicar en aquelmagníficoinstrumentocasilequitóelaliento.Antesdequepudieseresponderla señora March, el señor Laurence continuó diciendo con un curiosomovimientodecabeza:

—Nonecesitanverohablaranadie,sinoentraracualquierhora;yoestoyencerradoenmiestudio,alotroextremodelacasa;Laurieestámuchofuera,ypasadaslasnuevelascriadasnoseacercanalsalón.Aldeciresto,selevantócomoparairseyañadió—:Hágameelfavorderepetir loquehedichoalasniñas,perosinodeseanvenirnoimporta.

Enestounamanopequeñasedeslizóen la suya,yBeth levantóaél losojos,conlacarallenadegratitud,diciendoconsinceridad,aunquetímida:

—Sí,señor;¡lodeseanmucho,muchísimo!

—¿Eres tú la aficionada a la música? —preguntó él sin brusquedad,mirándolacariñosamente.

—SoyBeth;megustamuchísimolamúsicae iré,siestáustedsegurodeque nadie me oirá y que no molestaré—añadió, temiendo ser descortés ytemblandodesupropiaaudaciaamedidaquehablaba.

—Niunalma,queridamía;lacasaestávacíalamitaddeldía;venyhaztodoelruidoquequieras;teloagradeceré.

—¡Quéamableesusted,señor!

Beth se ruborizóbajo sumiradaamistosa, yya sinmiedo, le estrechó la

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mano,porquelefaltabanpalabrasparadarlelasgraciasporelregalopreciosoque le había hecho. El viejo caballero le acarició suavemente la cabeza, einclinándoselabesó,diciendoentonoraroenél:

—Yoteníaunaniñaconlosojoscomolostuyos,Diostebendiga,queridamía.¡Buenosdías,señora!—ysefueprecipitadamente.

¡Cómo cantaba Beth aquella tarde, y cuánto se rieron de ella porquedurantelanochedespertóaAmytocandoelpianosobresucara,ensueños!Aldía siguiente, habiendo visto salir al abuelo y a su nieto, Beth, después deretrocederdosotresveces,entróporlapuertalateralyseencaminósilenciosacomo un ratoncillo, al salón donde estaba su ídolo. Por casualidad, habíaalgunas piezas fáciles de música sobre el piano; con manos temblorosas yhaciendopausasfrecuentesparaescucharymiraralrededor,Bethtocóalfinelmagnífico instrumento; inmediatamente olvidó su miedo, se olvidó de símismayloolvidótodoporelencantoindeciblequeledabalamúsica,porqueeracomolavozdeunamigoquerido.

Se quedó allí hasta que Hanna vino a buscarla para la comida; pero noteníaapetito,ynohacíamásquesonreíratodasenestadodeperfectabeatitud.

Desdeentonces,casitodoslosdías,lacapuchitabrunaatravesóelseto,yunespíritumelodioso,queparecíaentrarysalirsinservisto,visitabaelsalóngrande. Jamás supo que muchas veces el viejo señor abría la puerta de suestudioparaescuchar losairesantiguos,quelegustaban; jamásvioaLauriehacer guardia en el vestíbulo para que no se acercasen las criadas; jamássospechó que los libros de ejercicios musicales y las canciones nuevas,colocadasenelmusiquero,habíansidopuestosallíparaella;ycuandoensucasaelmuchachohablabademúsicaconella,sólopensóensuamabilidadaldecirle cosas que la ayudaban tanto.Demanera que disfrutómuchoy hallóquelarealidaderatanbuenacomosudeseolahabíaimaginado,cosaquenose ve siempre en la vida. Quizá por estar tan agradecida a esta bendiciónrecibióotra;detodasmaneras,merecíalasdos.

—Mamá,hepensadobordarunpardezapatillasparael señorLaurence.Estanamableconmigo,quedeboagradecerle,ynoséotromododehacerlo.¿Puedobordarlas?—preguntóBeth,unassemanasdespuésdesuvisita.

—Sí,queridamía; le agradarámucho,y seráunbuenmododedarle lasgracias.Lasmuchachas teayudaránconellas,yyopagaréelgastodeponerlassuelascuandoesténlistas.

Después de largas discusiones con Meg y Jo, se escogió el dibujo, secompraron los materiales y se comenzaron las zapatillas. Encontraronapropiado un pequeño ramillete de pensamientos, serios sin dejar de seralegres, sobreun fondodepúrpuramásoscuro,queBethbordó,ayudándola

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sushermanas, devez en cuando, en las partesmásdifíciles.Comoeramuyhábil para las labores de aguja, las zapatillas se terminaron antes de quellegaranaaburriraningunadeellas.Entoncesescribióunacartitasencilla,ycon la ayuda de Laurie logró ponerlas furtivamente encima de la mesa delestudio,unamañana,antesdequeselevantaseelviejocaballero.

Pasadalaemocióndelmomento,Bethesperóparaverquésucedería.Pasétodoeldíaypartedelsiguientesinquellegaseunarespuesta,ycomenzabaatemer que había ofendido a su enigmático amigo. La tarde del segundo díasalió para hacer un recado.Al volver viodesde la calle a tres,mejor dicho,cuatrocabezasqueaparecíanydesaparecíanenlaventanadelasala,yluegooyóvariasvocesalegresquelegritaban:

—¡Cartadelviejoseñorparati!¡Vencorriendo!

—¡Beth! ¡Te ha enviado...!— comenzó a decir Amy, gesticulando condesusadaenergía;peronopudodecirmásporquelasotrascerraronlaventana.

Beth,sorprendida,apuróelpaso;alaentradalaagarraronsushermanas,yenprocesióntriunfallallevaronalasala,diciendoalavez:

—¡Mira!¡Mira!

Bethmiró,efectivamente,ypalideciódealegríaysorpresaalcontemplarunpequeñopianovertical,sobrecuyatapabrillantehabíaunacartadirigidaala"señoritaElizabeth".

—¿Paramí?—preguntóBeth,agarrándoseaJoparanocaeralsuelo,deemoción.

—¡Claroqueesparati,queridamía!¡Quégenerosohasido!¿Noteparecequeeselancianomásbuenodelmundo?Aquíestálallave,dentrodelacarta,no la hemos abierto, aunque estábamos deshechas por saber lo que dice—gritóJo,abrazándoseasuhermanaydándolelacartita.

—¡Léela tú; yo no puedo;me siento tan extraña! ¡Qué hermoso es!—yBeth escondió la cara en el delantal de Jo, completamente dominada por suemoción.

Jo abrió el sobre y se echó a reír, porque las primeras palabras que vioeran:

SeñoritaMarch.Muyseñoritamía:

—¡Qué bien suena!Quisiera que alguienme escribiese así—dijoAmy,pensandoquetalencabezamientoeramuyelegante.

He tenidomuchos pares de zapatillas enmi vida, pero ningunas quemehayanquedado tanbiencomo lassuyas—continuóJo—.Elpensamientoesmi flor preferida, y éstos me recordarán siempre a la amable donante. Me

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gustapagarmisobligaciones,porlocualcreoqueustedpermitiráal"caballeroanciano"enviarlealgoquepertenecióenotro tiempoa lapequeñanietaqueperdió.Expresandoaustedmiscordialesgraciasybuenosdeseos,quedo

Suamigoagradecidoyatentoservidor,JamesLaurence.

—Vaya,Beth,ésteesunhonordelcualpuedesestarorgullosa.LauriemedijocuántoqueríaelseñorLaurencealaniñaquemurióyconcuántocuidadoguardabatodassuscosas.Piénsalobien,tehadadosumismopiano.Miraloqueresultadetenerojosgrandesyazulesyseraficionadaalamúsica—dijoJo,tratandodecalmaraBeth,quetemblabatanexcitadacomojamásestuvieraensuvida.

—Miralosencantadorescandelerosylasedaverde,queparecetanbonitacon la rosadeoroenelcentro,yel taburete, todocompleto—replicóMeg,abriendoelinstrumentoparamostrarsusbellezas.

—"Suatentoservidor,JamesLaurence",y te lohaescritoa ti. ¡Figúrate!Tengoquedecírseloalaschicas;lespareceráestupendo—agregóAmy,muyimpresionada.

— ¡Tócalo, hija demi alma!, que oigamos el sonido del pianillo—dijoHanna,quesiempreparticipabadelasalegríasytristezasdelafamilia.

Beth tocó, y todas declararon que era el piano más extraordinario quehabíanoído.

Evidentemente acababa de ser afinado y arreglado, pero, a pesar de superfección, creo que el verdadero encanto para ellas consistía en la cararadiantedefelicidadconqueBethtocabacariñosamentelashermosasteclas,blancasynegras,yapretabalosbrillantespedales.

—Tendrásqueiradarlelasgracias—dijoJo,porpurabroma,porquenoteníalamenorideadequelaniñafueradeveras.

—Sí,piensohacerlo;ymejorseráhacerloahoramismo,antesdequemeentremiedopensándolomucho—yconindecibleasombrodetodalafamilia,Bethsalióaljardín,atravesóelsetoyentróencasadelosLaurence.

—¡VálgameDios!¡Estosíqueeslacosamásextrañaquehevistoenmivida!Tienelacabezatrastornadaporelpiano.

—Si no hubiera perdido el juicio, no hubiera ido —exclamó Hanna,viéndolamarchar.Elmilagrodejómudasalasmuchachas.

SehubieransorprendidoaúnmásdehabervistoloquehizoBethdespués.Fueyllamóalapuertadelestudiosindarsetiempoparapensar;ycuandounavoz roncagritó "adelante", entróy se acercó al señorLaurence, queparecíacompletamentesorprendido;ellaextendiólamanoydijoconvoztemblorosa:

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—Hevenidoparadarlelasgracias,señor,por...—peronoconcluyóporqueél parecía tan amable, que se olvidó por completo de su discurso, yacordándosesólodequehabíaperdidosuniñaquerida,leechólosbrazosalcuelloylediounbeso.

Sieltechodelacasaselehubieracaído,nosehubierasorprendidomáselanciano caballero; pero le gustó, sin duda, le gustó extraordinariamente, ytanto lo conmovió y agradó aquel beso, lleno de confianza, que toda suasperezadesapareció;sentóalaniñaensusrodillasypusosumejillaarrugadasobre la rosadamejilla de su amiguita, imaginándose que tenía a su propianieta otra vez. Beth perdió su miedo desde aquel momento, y sentada allícharlóconsuviejoamigotan tranquilacomosi lohubieseconocido todasuvida;elamordesechaeltemor,ylagratitudvenceelorgullo.Cuandovolvióasu casa, él la acompañó hasta su propia puerta, le estrechó la manocordialmente y se quitó el sombrero al retirarse, muy arrogante y erguido,comomarcialcaballeroqueera.

Cuando lasmuchachas vieron semejante despedida, Jo se puso a danzar,AmycasisecayódelaventanayMegexclamó,elevandolasmanos:

—¿Nosehundenlasesferas?

CAPÍTULO7-AMYPASAPORELVALLEDELAHUMILLACIÓN

—¿Noesesemuchachounverdaderocíclope?—dijoAmyundía,alverpasaraLaurieacaballohaciendofloreosconellátigo.

—¿Cómoteatrevesadecirtalcosa,cuandoelchicotienesusdosojos?¡Ymuyhermososqueson!—exclamóJo,aquiennolegustabaoírobservacionesdesconsideradassobresuamigo.

—Nohedichonadadesusojos,ynocomprendoporquéteenojascuandoadmirosumododemontaracaballo.

—¡VálgameDios!;estabobaquisodeciruncentauroylollamóuncíclope—exclamóJo.

—No hay que ser tan descortés; fue solamente un lapsus linguae, comodiceelseñorDavis—respondióAmy,dejandoestupefactaaJoconsulatín.

—QuisieratenerunapartedeldineroqueLauriesegastaenesecaballo—añadió, comosihablarapara sí, perocon la esperanzadeque laoyesen sushermanas.

—¿Porqué?—preguntóMegamablemente.

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—¡Mehacetantafalta!;tengomuchísimasdeudasyfaltaunmesparaquemellegueelturnoderecibireldineroparamisgastos.

—¿Tienesdeudas,Amy?;¿quéquieresdecir?—preguntógravemente.

—Debo,porlomenos,unadocenadelimasynopuedepagarlas,yaves,hastaquetengaeldinero,porquemamánopermitequeseanotenadaacuentaenlatienda.

—Dímelotodo—esqueestánlaslimasdemodaahora?Anteseraguardarcachosdegomaparahacerpelotas.

—Yaves,laschicasestánsiemprecomprándolas,ysiunanoquierequelaconsiderentacaña, tienequecomprarlas también.Nopiensanmásqueenlaslimas.Todaslasestánchupandoensuspupitresdurantelashorasdeescuelaylas cambian por lápices, sortijas de azabache,muñecas de papel u otra cosaduranteelrecreo.Siunamuchachaesamigadeotra,leregalaunalima;silaquierefastidiar,comeuna limadelantedeella,sinofrecerleniunachupada.Se convidan por turno, y yo he recibido muchísimas, pero no he podidocorresponderydebohacerlo,porquesondeudasdehonor;¿comprendes?

—¿Cuántocostaríapagarlastodasyrestituir tucrédito?—preguntóMeg,sacandosuportamonedas.

—Unpesobastaría;yaúnsobraríanunoscentavospararegalartealgunas.¿Notegustanlaslimas?

—Nomucho;puedes tomarmiparte.Aquí tienes eldinero;hazlodurartodoloquepuedas,porqueyasabesquenohaymucho.

—¡Oh; gracias!, ¡qué lindo debe ser tener dinero propio! Tendré unverdadero banquete, porque esta semana no he probado ni una. No meanimabaatomarlas,nopudiendoyodarotrasysufropornotenerlas.

Al día siguiente Amy llegó algo tarde a la escuela; no pudo resistir latentacióndemostrar,conorgulloexcusable,antesdeponerloenelinteriordesupupitre,unpaquetedepapeloscuro.

Enmuypocosminutoscorriópor sugrupoel rumordequeAmyMarchtenía veinticuatro limas, y que iba a convidar; sus amigas la colmaban deatenciones.KatyBrownlainvitóasupróximafiesta;MaryKingsleyinsistióenprestarlesurelojhastalahoradelrecreo,yJennySnow,unaseñoritaalgomordaz, que se había burlado mucho de Amy cuando ésta no tenía limas,inmediatamente intentó hacer las paces y se ofreció a proporcionarle lassolucionesdealgunosformidablesproblemasdearitmética.PeroAmynosehabíaolvidadodelascáusticasobservacionesquehicieraenotrasocasiones,ydestruyólasesperanzasdeaquellamuchachaconuntelegramaaterrador:"Esinútilquetevuelvasamablederepente,porquenotendrásninguna.

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Sucedió aquella mañana que un personaje visitó la escuela y elogió losmapas deAmy, dibujados conmucha habilidad. Aquel honor a su enemigairritóalaseñoritaSnowypusoufanacomounpavorealalaseñoritaMarch.Pero,ay,elorgullonuncaestálejosdelacaída,ylavengativaSnowdevolvióel rechazo con desastroso resultado. Tan pronto como el visitante hizo loselogiosacostumbradosysemarchó,Jenny,sopretextodehacerunapreguntaimportante,hizosaberalseñorDavis,elprofesor,queAmyMarchteníalimasdentrodesupupitre.

ElseñorDavishabíaprohibidolaslimasyhabíajuradoalavistadetodasdarpalmetazosalaprimerapersonadescubiertaenflagrantequebrantodelaregla.Estehombrehabíalogrado,trasunaguerralargayborrascosa,desterrarla goma de mascar, había hecho una hoguera de novelas y periódicosconfiscados, había suprimido una estafeta privada, había prohibidomuecas,motesycaricaturas;en fin,habíahecho todo loquepuedehacerunhombrepara tener en orden a cincuenta chicas rebeldes. Dios sabe cómo ponen apruebaloschicoslapacienciahumana;perolaschicassonmuchopeores,enespecial para señores nerviosos, de temperamento tiránico y escaso talentopara la enseñanza. El señor Davis sabía mucho de griego, latín, álgebra ydemásmaterias, y por ello era considerado comounbuenprofesor; perodemodales, sentimiento, moral y buen ejemplo no hacía mucho caso. ElmomentoparadenunciaraAmyeracalamitoso,yJennylosabía.

Evidentemente, aquella mañana el señor Davis había tomado el cafédemasiado fuerte; el viento era del este, cosa que siempre agravaba suneuralgia,ysusalumnasnolohabíandejadoentanbuenlugarcomoélcreíamerecer;estabadeunhumordeperros.Lapalabra"limas"fuecomoelfósforoacercadoalapólvora.

Enrojeciendodeira,golpeóelpupitrecontantaenergía,queJennysaltóaocuparsuasientoconligerezapocousual.

—Señoritas,háganmeelfavordeatender.

Cesóelmurmullo,ycincuentaparesdeojosazules,grises,negrosycolorcastañosefijaronobedientementesobreelrostroterribledelprofesor.

—SeñoritaMarch,vengaustedaquí.

Amy se levantó para obedecer, serena en apariencia, pero con secretomiedoporsuslimas.

—Traigalaslimasquetieneenelpupitre—fuelaordeninesperada,quelaparalizóantesdelevantarse.

—No las lleves todas —murmuró su vecina, como señorita de muchapresenciadeánimo.

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AmysacóprecipitadamenteseisypusolasotrasdelantedelseñorDavis,pensandoquecualquierhombrequetuviesecorazónseconmoveríaporaquelaroma encantador.Desgraciadamente, el señorDavis detestaba el olor de lalima,ylarepugnanciaaumentósuenojo.

—¿Estántodas?

—Notodas—balbuceóAmy.

—Traigalasrestantesinmediatamente.

Echandounamiradadedesesperaciónasu"camarilla",obedeció.

—¿Estáustedseguradequenohaymás?

—Nuncamiento,señor.

—Así loveo,Ahora tomeesascosas repugnantesdedosendosy tírelasporlaventana.

Sealzóunsuspirosimultáneoaldesvanecerselaúltimaesperanzadegozarelcodiciadoregalo.Rojadevergüenzayrabia,Amyfueyvolviódocevecesmortales, y al dejar caer cada par de las jugosas frutas, un grito en la callecompletólacongojadelaschicas,porquelesindicóquelosniñosirlandeses,susenemigosdeclarados,ibanadisfrutarelfestínqueellasseperdían.

Cuando Amy volvía del último viaje, el señor Davis lanzó un siniestro"ejem",ydijoconsuvozmássolemne:

—Señoritas: ustedes recordarán lo que dije hace una semana. Sientomucholoocurrido,perojamáspermitoquemisreglassequebrantenynuncafaltoamipalabra.SeñoritaMarch,hagaustedelfavordeextenderlamano.

Amysesobresaltóypusolasmanosalaespalda,dirigiéndoleunamiradasuplicantequeabogabaensufavormejorquecuantohubierapodidodecir.Eraunadelasalumnaspredilectasde"elviejoDavis",yhubieraquebrantadosupalabra si una señorita, sin poder contenerse, no hubiera dejado escapar suindignación enun silbido.Aquel silbido, aunquedébil, exasperó al irascibleprofesor,ydecidiólasuertedelaculpable.

—Extiendalamano,señoritaMarch.

Demasiado orgullosa para llorar o implorar perdón, Amy apretó losdientes, echó hacia atrás la cabeza y, sin vacilar, aguantó sobre su palmapequeñaunosgolpespicantes.Nifueronmuchosnifuertes,peroparaellaeralomismo.Porprimeravezensuvidalehabíanpegado,yasuspropiosojoslavergüenzaeratangrandecomosilahubieraderribadoalsuelo.

—Quédesedepieenlaplataformahastalahoradelrecreo—dijoelseñorDavis,resueltoaacabarbienloquehabíacomenzado.

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Aquelloeraterrible;darlacaraatodalaescuela,llenadevergüenzaporloqueacababadeaguantar, lepareció imposible,yporunmomentocreyóqueiba a caer desplomada llorando hasta romperse el corazón. La sensación dehaber sufrido una injusticia y el pensamiento de Jenny Snow la ayudaron asostenerse. Poniéndose en el lugar ignominioso, clavó los ojos sobre lachimeneadelaestufaporencimadeloqueparecíaunmardecaras;tanquietase mantenía y tan pálida estaba, que las chicas apenas podían estudiar conaquellafigurapequeñaylastimosaenfrentedeellas.

Durantelosquinceminutossiguientes,laniñaorgullosaysensitivasoportóunavergüenzayundolorquejamásolvidaría.Elincidentepodríasertrivialyrisibleparaotras, peropara ella constituíaunadura experiencia;durante losdoceañosdesuvidasóloelamorlahabíagobernadoyjamáshabíarecibidoungolpe.Elescozordelamanoyeldolordelcorazóndesaparecíanahoraanteelpenosopensamiento:"Tengoquecontarlo todoencasa, ¡yquédesengañovoyadarles!"

Los quince minutos parecían una hora, pero al fin se acabaron. Nuncahabíaoídocontantodeseolapalabra"recreo".

—Puederetirarse,señoritaMarch—dijoelseñorDavis,pareciendo,comoenrealidadloestaba,algoavergonzado.

NoolvidóprontolamiradaacusadoraqueAmyleechó,dirigiéndose,sindecir una palabra a nadie, al vestíbulo, para recoger sus cosas y abandonaraquel lugar "para siempre", según se decía a sí misma apasionadamente.Estaba en deplorable estado cuando llegó a su casa; y cuando volvieron laschicasmayores,algomástarde,seconvocóalpuntounareunióndeprotesta.

LaseñoraMarchdijopoco,peroparecíaperturbada,ycalmóasuhijademanera más cariñosa. Meg lavó la mano ofendida con glicerina y con suspropias lágrimas. Beth pensé que para tales dolores ni siquiera sus gatitosqueridosseríancapacesdeofrecerunbálsamoreparador,yJo,muyenojada,propuso que el señor Davis fuese arrestado sin demora, mientras Hanna sedeshacía de rabia contra "el miserable", y machacaba las patatas para lacomidacomosilotuvieraaélbajolamazadesumortero.

Nadie se dio cuenta de la huida deAmy fuera de sus compañeras; peroaquellasperspicacesseñoritasnotaronquepor la tardeestabaelseñorDavismás agradable y, al mismo tiempo, trabajaba con desacostumbradanerviosidad.Unmomentoantesdeque la escuela se cerrara, Jo entróy conexpresiónseveraseencaminóalamesadelprofesorparaentregarunacartadesu madre, después de lo cual recogió lo que pertenecía a Amy, quitándosecuidadosamenteelbarrodelasbotassobrelaestera,comosiquisierasacudirdesuspieshastaelpolvodellugar.

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—Sí,puedestenerunavacación;peroquieroquetodoslosdíasestudiesunpoquito en compañía de Beth—dijo la señoraMarch aquella noche—. Noapruebo los castigos corporales, especialmente para niñas. No me gusta lamanera de enseñar del señor Davis, ni creo que tus compañeras te haganmuchobien;asíquepediréconsejoatupadreantesdeenviarteaotrolado.

—Esoesbueno. ¡Ojaláse lefueran todas laschicasy ledejaranvacía laviejaescuela!Sevuelveunalocaalacordarsedeaquellaslimasencantadoras—suspiróAmy,conairedemártir.

—No siento que las perdieras, porque habías quebrantado las reglas ymereciste ser castigada por tu desobediencia—fue la respuesta severa, algodiferentedeloqueesperabalaniña.

—¿Quieresdecirquetealegrasdequemehayanavergonzadodelantedetodalaescuela?—preguntóAmy.

—No digo que yo hubiera elegido esa manera de castigar una falta—respondiósumadre—;peronoestoyseguradequenoteharámejorqueunmétodomássuave.Teestásponiendodemasiadovanaypretenciosa,queridamía, y es hora de que comiences a corregirte, Tienes bastante talento yvirtudes, pero no hay que hacer ostentación, porque la vanidad estropea elcarácter más fino. El verdadero talento y bondad no pasan mucho tiempoinadvertidos; aunque pasaran, el conocimiento de poseerlo y de usarlo bien,debesatisfacernos,lasencillezeselmejorencantodetodopoder.

—Tieneustedrazón,asíes—gritóLaurie,queestabajugandoalajedrezconJoenun rincóndelcuarto—.Yoconocíaunaniñaque teníaverdaderotalento para la música y no lo sabía, ni sospechaba los aires dulces quecomponíacuandoestabasola,ysialguiense lohubieradicho,nolohubieracreído.

—Quisierahaberconocidoaesamuchacha;quizámehubieraayudadoamí,quesoytantorpe—dijoBeth.

—Pues laconocesy teayudamásquecualquierotrapersona—contestóLaurie,mirándolacontanpícaraexpresiónensusojosnegrosyalegres,queBethseruborizóyescondiólacaraenelcojíndelsofá,muysorprendidaportaldescubrimiento.

Jo permitió que Laurie ganase el juego para pagarle aquel elogio de suBeth,quedespuésde talalabanzanoquisotocarelpiano,pormuchoquelerogaran. Laurie hizo lo mejor posible, cantó de una manera encantadora yestuvodemuybuenhumor, porque raravezdejabaver a losMarch el ladosombrío de su carácter. Cuando Laurie se retiró, Amy, que había estadopensativatodalatarde,dijoderepente,comosiunanuevaideaselehubieraocurrido:

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—¿EsLaurieunchicoculto?

—Sí,harecibidounaeducaciónesmeraday tienemucho talento;seráunhombreexcelente,sinoloechanaperderconmimosyatenciones—contestósumadre.

—Noespretencioso,¿verdad?—preguntóAmy.

—Deningunamanera;poresoestanatrayenteytodasloqueremostanto.

—Comprendo;esagradabletenertalentoyserelegante,peronoloesdarseimportancianivanagloriarse—dijoAmygravemente.

Esascosasseadviertensiempreen laconversacióny losmodalesdeunapersona si se usan conmodestia; pero no es necesario hacer ostentación deellas—dijolaseñoraMarch.

—Comonoesdebuengustoponertealaveztodostussombreros, todostusvestidosy todostus lazosparaquelagentesepaquelos tienes—añadióJo,ylaconversaciónterminóconunacarcajada.

CAPÍTULO8-JOSEENCUENTRACONAPOLO

—¿Adóndevan,niñas?—preguntóAmy,entrandoeneldormitoriodesushermanasmayoreslatardedeunsábado,yhallándolasocupadaspreparándoseparasalirdemaneratansecreta,quepicósucuriosidad.

—No te importa; las niñas pequeñas no deben ser preguntonas —respondióJoconseveridad.

Si hay algo que nos irrita en nuestra juventud, es que se nos recuerdenuestra pequeñez, ymás aún que se nos despida con un "vete, querida".Alrecibiresteinsulto,Amyseirguióyresolviódescubrirelsecreto,aunquefueramenesteratormentarlasporunahoraentera.VolviéndoseaMeg,quenuncalenegabaunacosapormuchotiempo,dijodulcemente:

— ¡Dímelo! Creo que podían dejarme ir también, porque Beth estáocupadaconsusmuñecasymeaburrosola.

—Nopuedo,querida,porquenoestásinvitada—comenzóMeg;peroJolainterrumpióimpaciente:

—Meg,cállate,¡quelovasaecharaperder!Nopuedesir,Amy,noseasniñaynotequejes.

—VanaalgunaparteconLaurie, losé.Susurrabanysereíanayerporlatarde cuando estaban sentadas en el sofá y cuando yo entré dejaron la

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conversación.¿Novanconél?

—Sí, vamos con él; ahora hazme el favor de callarte y no nos fastidiesmás.Amysecalló,peroobservóqueMegponíaaescondidasunabanicoenel

bolsillo.

—¡Ya sé! ¡Ya sé! Van al teatro a ver "Los siete castillos", —gritó,añadiendoconmucharesolución—:Yyoirétambién,porquemamáhadichoquepodíaverla;ytengomidinerodegastitos.¡Quémezquinas,nohabérmelodichoatiempo!

—Escúchameunminutoysérazonable—dijoMeg,tratandodecalmarla—. Mamá no quiere que la veas esta semana, porque tus ojos no puedentodavíasoportarlaluzdeesacomediademagia.LasemanaquevienepodrásirconBethyHanna,ytedivertirásmucho.

—Eso no me gusta tanto como ir con ustedes y Laurie. Déjame ir; heestado enferma y en casa con este catarro tanto tiempo, que ansío unadiversión.¡Déjame,Meg!Serémuybuena—imploróAmytanpatéticamentecomopudo.

—¿Quéhacemos? ¿La llevamos?No creo quemamá se disgustaría si laabrigamosbien—comenzóMeg.

—Si ella va, no voy yo, y si yo no voy no le gustará aLaurie; además,sería muy descortés después de habernos invitado a nosotras dos, llevartambiénaAmy.

—Yohubierapensadoqueaellanolegustaríacolarsedondenolallaman

—dijoJomuyenojada.

SutonoymanerasirritarontantoaAmy,quecomenzóaponerselasbotasdiciendomuydecidida:

—¡Voyyvoy!Megdicequepuedoir,ysimepagolaentrada,aLaurienoleimportanada.

—Nopuedes sentarte con nosotros, porque nuestras localidades están yatomadasynovasasentartesola;Laurietendráquecedertesuasiento,locualestropearánuestroplacer,otebuscaráotro,yesonoestábien,cuandonotehainvitado.No adelantará nada; demodo que puedes quedarte donde estás—regañóJo,cadavezmásenojada.

Sentadaenelsuelo,conunabotapuesta,AmyseechóalloraryMegsepuso a convencerla, cuando Laurie llamó desde abajo y las dos chicas seapresuraronabajar,dejandoa suhermana lamentándosesinconsuelo.Enelmomentoenquesalían,Amygritódesdelabarandilladelaescalera,convozamenazadora:

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—¡Lovasasentir,Jo!¡Yaloverás!

—¡Tonterías!—respondióJo,cerrandodegolpelapuerta.

Se divirtieronmucho, porque "Los siete castillos del lago diamante" eratodo lo brillante y maravilloso que cualquier persona podía desear. Pero apesar de los diablillos rojos, de los duendes chispeantes, de los príncipes yprincesasmagníficos ladiversióndeJo teníaunanotaamarga.ElpelorubiodelareinadelashadaslerecordóaAmy,yenlosentreactosnopodíadejardepensar qué haría su hermana para hacerle "sentir" lo ocurrido. Ella y Amyhabíantenidoenelcursodesusvidasmuchaspeleítas,porqueambasposeíancarácterfuerteyseenojabanconfacilidad,aunqueluegoseavergonzabandesuproceder.Aunqueeramayor,aJoleeramásdifícildominarseyponerfrenoa su carácter ardiente. Su enojo nunca duraba largo tiempo, y después deconfesar su falta se arrepentía sinceramente, y procuraba corregirse. Sushermanas decían que les gustaba ver a Jo enfadada, porque después era unverdaderoángel.LapobreJotratabadesesperadamentedeserbuena,perosuenemigo interior estaba siempre listo para inflamarse y vencerla, y necesitóañosdeesfuerzospacientesparadominarlo.

CuandollegaronacasaencontraronaAmyleyendoenlasala.Ellaadoptóaires de ofendida al entrar las hermanas, sin levantar los ojos de su libro nihacer una pregunta.Quizá la curiosidad hubiese vencido el resentimiento siBeth hubiera estado allí para hacer preguntas y obtener una descripciónbrillantedelapieza.AlquitarseelsombreroJoechóunamiradaalacómoda,porqueensuúltimariñaAmyhabíadesahogadosurabiavolcandoelcajóndeJosobreelsuelo.Perotodoestabaensusitio,ydespuésdeecharunarápidamirada a sus varios cajones y bolsos, Jo dedujo queAmy había olvidado yperdonado las ofensas. En eso se engañó, porque al día siguiente hizo undescubrimiento que levantó una borrasca. Hacia el atardecer, Meg, Beth yAmy estaban juntas, cuando Jo entró precipitadamente en el cuarto muyexcitadaypreguntósinaliento:

—¿Quiénhaquitadodesusitiomilibrodecuentos?

MegyBethcontestaronalpuntoqueellasnolohabíantocado.Amyatizóelfuegoynodijonada.Jolavioponersecoloradayseabalanzósobreella.

—¡Amy,túlotienes!

—No;nolotengo.

—Entonces,sabesdóndeestá.

—No;nolosé.

—¡Mentira!—gritóJo,asiéndolaporloshombrosconunafuriacapazdeatemorizaraunaniñamuchomásvalerosaqueAmy.

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—Nolosé.Nolotengo;nosédóndeestánimeimporta.

—Túsabesalgodeelloyserámejorquelodigasinmediatamente,sinoquieresdecirloalafuerza—yJolasacudióligeramente.

—Sermonea cuanto quieras; no volverás a tener ese libro tonto—gritóAmy,excitándosetambién.

—¿Porquéno?

—Lohequemado.

—¡Cómo! ¿Mi pequeño libro que mucho quería, y en el cual trabajabatanto,conlaintencióndeacabarloantesdequepapávuelva?Lohasquemado,¿verdad?—dijoJoponiéndosemuypálida,mientrassusojosllameabanysusmanosaferrabanaAmynerviosamente.

—Sí,loquemé.Tedijequeteharíapagartuenojodeayer,ylohehecho,demodoque...

Pero Amy no pudo acabar, porque Jo, dominada por su genio irascible,sacudióaAmyhastahacerlatemblardepiesacabeza,mientrasgritaba,llenadedoloryfuria:

—¡Mala! ¡Mala! ¡Nopodré escribirlo de nuevo, y no te lo perdonaré entodamivida!

Meg corrió en socorro de Amy. Beth intentó calmar a Jo; pero ésta sehallabafueradesí,ydandounaúltimabofetadaasuhermana,saliódelcuartoprecipitadamentepararefugiarseenlaboardillayacabarasolassupelea.

AbajoseaclarólaborrascacuandolaseñoraMarchvolvió,ydespuésdeescuchar losucedido,hizocomprenderaAmyeldañoquehabíahechoasuhermana. El libro de Jo era el orgullo de su corazón, y la familia loconsideraba como un ensayo literario que prometía mucho. Eran solamenteseis pequeños cuentos de hadas, pero Jo los había compuesto con muchapaciencia, poniendo todo su corazón en aquel trabajo, con la esperanza dehaceralgoquemerecierapublicarse.Acababadecopiarloscuidadosamenteyhabía roto el borrador; demodo que la fogata deAmy había consumido eltrabajocariñosodevariosaños.A losdemásno lesparecíamuy importante,peropara Joeraunacalamidad terrible,de laquenocreíapoderconsolarsejamás.BethlolamentabacomosihubierasidolamuertedeungatitoyMegrehusó defender a su favorita; la señora March parecía afligida, y Amypensabaquenadiepodríaquererlahastaquenohubiesepedidoperdónporelactoqueyalamentabamásquenadie.

Cuando tocó lacampanaparael té,Joapareció tanseverae inabordable,queAmytuvoqueapelaratodosuvalorparadecirlehumildemente:

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—Perdónameloquehice,Jo;losientomuchísimo.

—¡Noteperdonaréjamás!—fuelafríarespuestadeJo,yapartirdeesemomentoignoróasuhermana.

Nadie habló del asunto, ni aun su madre porque todas sabían porexperienciaquecuandoJoestabademalhumor,eraninútileslaspalabrasylomejor era esperar hasta que algún incidente propio de su carácter generosoquebrantase el resentimiento de Jo y todo se olvidara. No fue aquella unavelada feliz; porque, aunque cosieron, como de costumbre,mientras leía sumadreenvozaltaunbuenlibro,algofaltaba,yladulcepazdelhogarestabainterrumpida.Másaúnlosintieroncuandollególahoradecantar;porqueBethnopudohacermásquetocar,JoestabamudacomounaostrayAmyseechóallorar,demodoqueMegysumadrecantaronsolas,nosindesentonar,apesardesusmejoresesfuerzos.

AldaraJoelacostumbradobesode"buenasnoches",sumadremurmurósuavemente.

—Queridamía,nodejesquetermineeldíaenojada.Perdónenseambasyempiecendenuevomañana.

Jo teníaganasde apoyar la cabeza enaquel senomaternaly llorarhastaquepasasensudolory su ira;pero las lágrimashubieransidounadebilidadfemenina.Su resentimientoera tanprofundoquenopodíaperdonar todavía.Sacudiólacabeza,contuvoelllantoydijohoscamente:

—Fuealgovilynomerecequelaperdonen.

Dicho esto, se marchó a la cama y aquella noche no hubo charla niconfidencias.

Amy estabamuy ofendida porque sus proposiciones de paz habían sidorechazadas.Casideseabanohabersehumillado,para sentirsemáshumilladaque antes. Empezó a enorgullecerse de su virtud superior de un modoespecialmente irritante. Jo parecía todavía una nube borrascosa y aquel díatodo fuemal.Lamañanaeramuy fría.Dejócaer supastelillocalienteenelbarro; la tíaMarch tuvo un ataque de nervios;Meg estaba pensativa; Bethquería parecer pesarosa y triste cuando llegó a casa, y Amy continuabahaciendo observaciones acerca de personas que hablaban siempre de serbuenasynoqueríanhacerelmáspequeñoesfuerzoparaconseguirlo.

"¡Todo el mundo está tan desagradable!... Pediré a Laurie que meacompañeapatinar.Élsiempreesamableyestádebuenhumor;estoyseguradequesucompañíamedaráánimo",dijoJoparasí.

Amyoyóelentrechoquedelospatinesymiróporlaventana,exclamandoimpacientemente:

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—¡Bueno!,ymeprometióqueyoiríaconellalapróximavez;porqueésteeselúltimohieloque tendremos.Peroes inútilpediraunacascarrabiasquemelleve.

—No digas eso. Has sido muy mala, y es duro para ella perdonar lapérdidadesupreciosolibrito;perocreoqueloharásibuscassuindulgenciaenelmomentopropicio—dijoMeg—.Síguelos,ynodigasnadahastaqueJoestédebuenhumor;entoncesaprovechaunmomentotranquiloydaleunbeso,ohazalgocariñoso,yestoyseguradequeseránbuenasamigasdenuevo.

—Lointentaré—repusoAmy,queencontrabamuyconvenienteelconsejo.No estaba lejos el río, pero ambos estaban ya listos antes de que Amy losalcanzara.Jolaviovenirylevolviólaespalda.Laurienolavioporqueestaba

patinandocuidadosamentealolargodelaorilla,probandoelhielo.

—Iréalaprimeravueltaparaversiestáfirmeantesdequeempecemosacorrer—oyóAmyquedecíaelmuchacho,mientrassalíadisparandocomouncosaco,consuchaquetaygorroforradosdepiel.

Jo oyó a Amy sin aliento después de su carrera, golpeando el suelo ycalentándoselosdedosconelaliento,altratardeponerselospatines;peroJonosevolvió,sinoquecontinuóhaciendozigzagsríoabajo,encontrandociertaamargasatisfacciónen losapurosdesuhermana.Habíaalimentado tantosuenojo,queéste ladominabaporcompleto,comosueleocurrircon losmalospensamientos y sentimientos cuando no se expulsan al primermomento.AldoblarelrecodogritóLaurie:

—Siguecercadelaorilla;noestáseguroenelcentro.

Jolooyó,peroAmyluchabaporlevantarseynopudooírunapalabra.Joechó una ojeada a sus espaldas y el diablillo que había venido abrigandomurmuróasuoído:

"Noimportaquenolohayaoído;quesecuidesola."

Laurie había desaparecido tras el recodo. Jo iba a dar la vuelta, yAmy,siguiéndolosagrandistancia,sedirigíahaciaelhielomáslisoalamitaddelrío.DuranteunminutoJosequedóquieta,conunsentimientoextrañoenelcorazón;después sedecidió a seguir adelante; pero algo ladetuvoy lahizogirara tiempoparaverqueAmyalzaba lasmanosysehundíabajoelhieloroto,dandoungrito,quelehelóaJolasangreenlasvenas.TratódellamaraLaurie, pero había perdido la voz; trató de correr, pero sus pies no podíanmoverse;poruninstantesequedóparalizadayaterrada,conlosojosclavadosenlapequeñacapuchaazulencimadelaguaoscura.Alguienpasóasuladoatodacarrera,ylavozdeLauriegritó:

—Unastablasdelavalla.¡Pronto,pronto!

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Jamássupocómo lohizo;perodurante lospocosminutosquesiguieron,trabajócomounaposeída,obedeciendociegamenteaLaurie,queconservósuserenidad,ytendiéndosebocaabajoenelhielosostuvoaAmyconsusbrazoshastaqueJohuboarrastradountrozodelaempalizada,y juntossacarondelaguaalaniña,másespantadaquelastimada.

—Ahora tenemosque llevarla a casa tanprontocomopodamos.Cúbrelacon nuestros abrigos mientras le quito estos malhadados patines —gritóLaurie, luchando con las correas, que nunca le habían parecido tancomplicadas.

Tiritando,chorreandoyllorando,Amyfueconducidaacasa;ydespuésdetanta agitación, se durmió envuelta en mantas, delante de un buen fuego.Durante todo este trajín Jo apenas había hablado; corría de un lado a otropálidaydesencajada, conel vestido rasgadoy lasmanos cortadasyheridaspor el hielo, los palos y las hebillas de las correas. CuandoAmy se quedócómodamentedormidaylacasaestuvotranquila,sumadre,sentadaalladodelacama,llamóaJoycomenzóavendarlelasmanosheridas.

—¿Estás segura de que está bien? —murmuró Jo, mirando conremordimiento la cabellera dorada que pudo haberse perdido para siemprebajoelhielotraidor.

—Estábien,queridamía;nosehaherido,ycreoqueniseresfriará;fueronmuyprudentesencubrirlabienytraerlaprontoacasa—dijosumadre,muyanimada.

—Laurie lo hizo todo; yo no hice más que dejarla sola. Mamá, si ellamurierayotendríalaculpa—yJocayóalladodelacamadeshechaenllanto,relatando todo lo que había sucedido, condenando su rudeza de corazón yexpresandoconsus lágrimas lagratitudporhaberescapadodeldurocastigoque podía haber caído sobre ella—. ¡Esmimal genio! Trato de corregirlo;creo que lo he logrado, y entonces surge peor que antes. ¡Oh,mamá!, ¿quépuedohacer?—gritólapobreJodesesperada.

—Velayora,queridamía;notecansesdeintentarloynuncapiensesqueesimposiblevencertudefecto—dijolaseñoraMarch,atrayendoasuhombrolacabezadesordenadaybesandolasmejillashúmedascontantaternuraqueJollorómásquenunca.

—Nolosabesbien;nopuedesadivinarlomaloquees.Parececomosiyofuera capaz de hacer cualquier atrocidad cuando la pasión me domina; tanferoz soy, que podría hacer daño a cualquiera, y hacerlo con gusto. Tengomiedo de que un día haré algo terrible y estropearé mi vida, haciéndomeaborrecerdetodoelmundo.¡Oh,mamá,ayúdame!¡Ayúdame!

—Lo haré, hija mía, lo haré. No llores tanto. Pero recuerda este día y

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resuelvecontodatuvoluntadquenuncatehallarásenotroparecido.Jodemialma,todostenemosnuestrastentaciones,algunasaúnmayoresquelastuyas,yamenudodebemosluchardurantetodalavidaparavencerlas.Piensasquetucaráctereselpeordelmundo,peroelmíosolíaserlomismo.

—¿Eltuyo,mamá?¡Perosinoteenojasnunca!—exclamóJo,olvidandosuremordimientoconlasorpresadesemejantedescubrimiento.

—He tratado de mejorarlo desde hace cuarenta años y sólo he logradoreprimirlo.Meenojocasitodoslosdíasdemivida,Jo;peroheaprendidoanodemostrarlo, y todavía tengo la esperanza de aprender a no sentirlo, aunquenecesiteotroscuarentaañosparaconseguirlo.

LapacienciayhumildaddeaquelrostroqueridovalíamásparaJoqueeldiscurso más sabio o la reprensión más severa. Se sintió consolada por lasimpatía y la confidencia que había recibido. Saber que su madre tenía undefectoparecidoalsuyoyquehabíatratadodecurarlo,laayudóasoportarsuprueba, aunque para una chica de quince años eso de velar y orar durantecuarentaañosleparecíademasiado.

—¿Mamá,estásmuyenojadacuandoaprietasloslabiosysalesdelcuartoalgunasvecessi regañasa la tíaMarchoalguien teestorba?—preguntóJo,sintiéndosemáscercadesumadreymásqueridaporellaquenunca.

—Sí;heaprendidoacontenerlaspalabrasbruscasquevienenamislabios,ycuandosientoquequierensalircontramivoluntad,salgoporunminuto,ymereprochoporsertandébilymala.

—Cómo has aprendido amantenerte tranquila? Eso es lo que encuentrodifícil,porquelaspalabrasmordacessaltandemislabiosantesdequemedécuenta,ycuantomásdigo,peormepongo,hastallegaraherirlossentimientosde los demás y decir cosas terribles. Dime cómo puedo hacerlo, queridamamá.

—Mibuenamadremeayudaba.

—Comotúpuedeshacerloconnosotras—interrumpióJo.

—Perolaperdícuandoerapocomayorquetú,ydurantemuchosañostuvequelucharsola,porqueerademasiadoorgullosaparaconfesarmidebilidadaningunaotrapersona.Pasétiemposmuymalos,Jo,yllorémuchasvecesmisfracasos; porque a pesar de mis esfuerzos, nunca parecía adelantar nada.Entonces llegó tupadre,y fui tan felizqueencontraba fácil serbuena.Pocodespués,cuandotuvecuatrohijitasamialrededoryéramospobres,laantigualuchacomenzódenuevo,porquenosoypacienteportemperamento,yverqueamisniñaslesfaltabaalgunacosameatormentaba.

—¡Pobremamá!Entonces,¿quiénteayudó?

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—Tupadre,Jo.Elnuncapierdelapaciencia,niduda,nisequeja;siempretieneesperanza, trabajay espera tanalegremente,queuno se avergüenzadeconducirsedeotramaneradelantede él.Ayudándomey confortándome,medemostró que yo tenía que practicar todas las virtudes que deseaba quemishijasposeyeran,porqueyoeraparaellasunejemplo.Eramásfácilintentarlopor su bien que por el mío. Una mirada de susto o de sorpresa de una deustedescuandoyohablabaduramente,mecorregíacomoningúnretopodríahacerlo;elamor,elrespetoylaconfianzademisniñaseralarecompensamásdulce que pudieran recibirmis esfuerzos para ser lamujer que ellas debíanimitar.

—¡Oh,mamá,sialgúndíalograrayoserlamitaddebuenaquetú,estaríasatisfecha!—exclamóJomuyconmovida.

—Espero que lograrás ser mucho mejor, querida mía; pero tienes quevigilaral"enemigodetucorazón",comolollamatupadre;delocontrario,élentristeceráoestropearátuvida.Hasrecibidounaamonestación;acuérdatedeella y procura con toda tu alma dominar ese genio antes que te traiga unatristezaounarrepentimientomayorquelosdehoy.

—Loprocuraré,mamá; loprocurarédeveras.Pero tienesqueayudarme,recordármeloycontenermecuandovoyasaltar.Algunasveceshevistoapapállevarseeldedoaloslabiosymirarteconexpresióncariñosa,aunquetriste,ytú siempre apretabas los labios o te marchabas. ¿Era que te lo recordabaentonces?

—Sí;yolehabíapedidoquemeayudaradeesemodo,ynuncaloolvidó;asímeevitódecirpalabrasfunestas.

Jonotóquelosojosdesumadresellenabandelágrimasyquesuslabiostemblaban,ytemiendohaberdichodemasiado,murmurópreocupada:

—¿Hacía yo mal en observarte y hablar de eso ahora? No quiero serimpertinente;¡pero,estanconsoladordecirtodoloquepiensoysentirmetansegurayfelizaquí!

—Jo mía, puedes decir cualquier cosa a tu madre, porque mi mayorfelicidad y orgullo es sentir quemis hijas confían enmí y saben cuánto lasquiero.

—Penséquetehabíaentristecido.

—No,queridamía;perohablardetupadremerecuerdacuántoloextrañoyconcuántafidelidaddebovigilarparaguardarlesushijasbuenasyseguras.

—Ysinembargo,túledijistequefueraalaguerra,mamá,ynollorastealmarcharse,nitequejasahoracomosinonecesitarasayudaalguna—dijoJo,algosorprendida.

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Di lomejorqueposeía a lapatriaquerida, y contuvemis lágrimashastaquesehubiesemarchado.¿Porquéhedequejarme,cuandonohemoshechomásquelocorrectoyalfinseremosmásfelicesporhaberlohecho?Siparezcononecesitarayuda,esporquetengounamigoaúnmejorquemiesposoparaconfortarme y sostenerme. Hija mía, las penas y tentaciones de tu vidacomienzanahorayquizá seanmuchísimas,peropuedesvencerlasa todas siaprendesasentirlafuerzayternuradetuPadrecelestialcomosientesladetupadre terrestre. Cuanto más le ames y confíes en El, tanto más te sentirásenvueltaporsuprotecciónytantomenosdependerásdelpoderylasabiduríahumanos.Suamorycuidadonuncasecansannicambian,ni tampocote lospuedequitarnadie,sinoquepuedenllegaraserlafuentedeunapaz,deunafelicidadydeunafuerzaquedurarántodalavida.Créelocontodotucorazón,pidelaayudadeDiosentodostuscuidados,esperanzas,pecadosytristezas,tanlibreyconfiadamentecomovienesatumadre.

Jo abrazó a sumadrepor respuesta, ydurante el silencio siguientebrotódel fondode su corazón laoraciónmás sincerade suvida; en aquellahora,triste aunque feliz, había aprendido no solamente la amargura delremordimientoydeladesesperación,sinotambiénladulzuradelaabnegacióny del dominio de sí misma, y conducida por la mano maternal, se habíaacercadoalAmigoque recibea losniñosconunamormás fuertequeeldecualquierpadre,mástiernoqueeldecualquiermadre.

Amysemovióysuspiróentresueños.Deseosadecomenzarenseguidalacorrección de su falta, Jo la miró con una expresión desconocida hastaentonces.

—Hedejadopasar eldía enojada;noquiseperdonarla ayer,yhoy, sinohubierasidoporLaurie,seríademasiadotarde.¿Cómopudesertanmala?—dijoJoamediavoz,inclinándosesobresuhermanayacariciandosucabellerahúmeda.

Comosilahubieseoído,AmyabriólosojosyextendiólosbrazosconunasonrisaquepenetróhastaelcorazóndeJo.Ningunahabló,peroseabrazaronapesardelasmantas,ytodoquedóperdonadoyolvidadoconunbesosincero.

CAPÍTULO9-MEGVISITALAFERIADELASVANIDADES

—La verdad es que esos chicos han contraído el sarampión con muchaoportunidad—dijoMegesedíadeabril,mientrasempaquetabaelbaúl-mundoensudormitorio,ayudadaporsushermanas.

—¡QuéamablehasidoAnnieMoffatnoolvidandosupromesa!Debeser

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magníficotenerdossemanasderecreo—respondióJo,queparecíaunmolinodevientoalplegarlasfaldasconsuslargosbrazos.

—¡Yeltiempoestanagradable!Mealegromuchodeeso—añadióBeth,arreglando lazos para el cuello y el pelo en su mejor estuche, que habíaprestadoasuhermanamayorparaocasióntanimportante.

—Megustaría ir adivertirmeyvestirmeconesta ropa tanbonita—dijoAmy,con laboca llenadealfileres,queestabaponiendoenelacericodesuhermana.

—Ojalá vinieran todas conmigo; pero como no puede ser, guardarémisaventurasparacontarlascuandovuelva.Eslomenosquepuedohacer,cuandohansidotanbuenasprestándomecosasyayudándomeenlospreparativos—respondióMeg,contemplandoelsencilloequipo,queasusojosparecíacasiperfecto.

—¿Quétediomamádelacajadetesoros?—preguntóAmy,quenohabíapresenciado la apertura de cierta caja de cedro, en la cual la señoraMarchguardaba unas reliquias del esplendor pasado para regalarlas a sus hijas enocasiónoportuna.

—Unpardemediasdeseda,aquelbelloabanico talladoyuna fajaazul.Deseabaeltrajedesedavioleta,peronohaytiempoparaarreglarlo;demodoquedebocontentarmeconmiviejotrajedelanaescocesa.

—Quedarámuy bien encima demi nueva falda demuselina con la fajapara realzarla. Quisiera no haber roto mi pulsera de coral para poderprestártela—dijoJo.

—Enlacajadetesoroshayuncollardeperlasantiguoymuybello;peromamádicequelasfloresnaturalessoneladornomáshermosoparaunajoven,yLauriehaprometidoenviarmetodas lasqueyodesee—respondióMeg—.Ahora, veamos: está mi nuevo traje gris... Riza la pluma de mi sombrero,Beth...; después, mi traje de muselina de lana fina para el domingo y lapequeñareunión...Parecealgopesadoparalaprimavera,¿verdad?¡Québienestaríaeltrajedesedavioleta!

—No importa, tienes el de tartán para la reunión importante y tú estásangelicalcuandotevistesdeblanco—dijoAmy,encantadaanteelmontoncitodeelegancias.

—Noestáescotadoyno tienebastantevuelo,pero tendráque servir.Mitrajeazulhaquedado tanbiendespuésdeestarvueltodel revésyadornado,queparecenuevo.Michaquetadesedanoestáalamoda,nimisombreroescomoeldeSallie.Noquisedecirnada,peromellevéungranchascoconmiparaguas. Dije a mamá que me comprase uno con mango blanco, pero lo

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olvidóycompróunoverdeconmangofeoyamarillo.Esfuerteypráctico,asíque no debo quejarme, pero sé queme dará vergüenza llevarlo al lado delparaguasdesedaquetieneAnnie,conmangodeoro—suspiróMeg,mirandoconojocríticoelpequeñoparaguas.

—Cámbialo—aconsejóJo.

—No seré tan tonta de ofender a mamá, cuando se ha tomado tantasmolestiasparaobtenermiscosas.Esunatontería,ynovoyadejarmevencerporella.Mismediasdesedaylosdosparesdeguantessonmiconsuelo.¡Québuenaeresenprestarmelos tuyos,Jo!Mesiento tanricayelegantecondosparesnuevosylosviejoslimpios.—YMegechóotramiradaalestuchedelosguantes—.AnnieMoffat tiene lazos azules y rosas en sus gorros de noche;¿quieresponeralgunosenlosmíos?

—No, por cierto; los gorros de noche adornados no combinarían convestidossencillosysinadornos.Lospobresnodebenadornarse—dijoJocondecisión.

—Mepreguntosipodréteneralgunavezencajeverdaderoenmistrajesylazosenmisgorros—susurróMeg,impaciente.

—El otro día decías que serías completamente feliz nada más que conpodervisitaraAnnieMoffat—observóBethconsumatranquilidad.

—Verdad que lo dije.Bueno; estoy alegre y nome quejaré; pero parecequecuantomásserecibemássequiere...¿Noesasí?¡Vaya!Yaestátodolistoy empaquetado, exceptomi traje de baile, el cual dejaré paramamá—dijoMeg, animándose apasar la vista del baúl amedio llenar al vestidoblanco,tantasvecesplanchadoyremendado,alcualdenominabavestidodebaile.

Aldíasiguientehacíauntiempoespléndido,yMegpartiótriunfanteparapasarquincedíasdenovedadyplacer.LaseñoraMarchhabíaconsentidoenlavisita conciertodisgusto, temiendoqueMegnovolviera tancontentacomoiba. Pero ella había rogado tanto, Sallie había prometido tan repetidamentecuidarla bien, y parecía tan agradable un poco de distracción después deltrabajo invernal, que la señoraMarch cedió y su hija fue a probar por vezprimeralavidamundana.

LosMoffat afectaban un estilo mundano, y la sencillaMeg se sintió alprincipio algo intimidada por lomagnífico de la casa y la elegancia de susmoradores. Pero a pesar de su vida frívola eran gente amable y pronto lahicieron sentirse cómoda. Tal vez Meg, sin comprender por qué, tuvo lasensacióndequenoeranpersonasmuycultivadasointeligentes,ydequetodosuoropelnobastabaparaocultarelmaterialordinariodequeestabanhechas.Eraciertamenteagradablecomerbien,pasearseencoche,ponerselosmejoresvestidos todos los días y no hacer más que divertirse. Esto convenía a sus

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gustos; pronto comenzó a imitar las maneras y la conversación de suscompañeras, a darse tono y servirse de frases francesas, rizarse el pelo,apretarselacinturayhablardemodastanbiencomopodía.CuantomásveíalascosasbonitasdeAnnie, tantomás lasenvidiabaysuspirabapor ser rica.Ahorasucasaleparecíadesnudaytristecuandopensabaenella,eltrabajosele hacía más difícil que nunca, y se sentía como una muchacha muy pocofavorecidaporlafortuna,apesardelosguantesnuevosylasmediasdeseda.

Notenía,sinembargo,muchotiempoparaquejarse,porquelastreschicasestaban muy ocupadas en "divertirse mucho". Iban de tiendas, paseaban,andabanacaballoyhacíanvisitastodoeldía;porlatardeibanalteatroyalaópera, o jugaban en casa, porqueAnnieMoffat teníamuchísimos amigos ysabía cómodivertirles. Sus hermanasmayores eran señoritasmuy correctas;unateníanovio,locualparecíaaMegmuyinteresanteyromántico.ElseñorMoffateraunviejoregordetey jovial,amigodelpadredeella,ysuesposa,unaseñoraregordetayalegrequetomótantocariñoaMegcomosuhijaselohabíatomado.Todoslaatendíanmucho,y"Daisy",comolallamaban,estabaenbuencaminodetenerlacabezatrastornada.

Cuando llegó la noche del pequeño baile descubrió que el vestido demuselinadelanafinanoibabien,porquelasotraschicasseponíanvestidosligerosyseengalanabanhermosamente;asíquesacóelvestidodetartán,queparecíamásviejo, sosoygastadoquenuncaal ladodel flamantevestidodeSallie.Megnotólamiradaquelaschicasecharonasutraje,ydespuésunaalaotra, y sus mejillas se encendieron porque, a pesar de su dulzura, era muyorgullosa.

Nadie habló de ello, pero Sallie se ofreció a arreglarle el pelo, Annie aatarlelafajayBelle,laqueteníanovio,alabólablancuradesusbrazos;peroen la amabilidad con que la trataban,Meg no viomás que lástima hacia supobreza, y se sintió desanimada al verse aparte, mientras las otras reían,charlabanycorríancomoligerasmariposas.Sumalestar ibahaciéndosemásamargocuandoentróladoncellaconunacajitadeflores.Antesdequepudiesehablar,Annie lahabíadestapadodejandoa lavista lasbellasrosas,brezosyhelechosquecontenía.

—DebenserparaBelle;Georgesiempreleenvíaalgunasflores,peroéstassonencantadoras—exclamóAnnie.

—SonparalaseñoritaMarch,segúndijoelmensajero.Aquíhayunacarta—repusoladoncella,entregándoselaaMeg.

—¡Quégusto!¿Dequiénson?Nosabíamosqueteníasnovio—gritaronlaschicas,llenasdecuriosidadysorpresa.

—La carta es demamá y las flores deLaurie—contestó sencillamente

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Meg,aunquemuycontentadequenolahubieranolvidado.

—¿De veras? —dijo Annie, dudosa, mientras Meg metía la cartita ahurtadillas en su bolsillo, como un talismán contra la vanidad y el falsoorgullo.

Sintiéndose casi feliz otra vez, escogió algunos helechos y rosas para símisma y pronto arregló las otras en bonitos ramilletes para adornar a susamigas, ofreciéndoselos tan graciosamente, queClara, la hermanamayor, ledijoqueera"laniñamásamablequehabíavisto".Labuenaacciónpusofinasuabatimiento,ycuandolasdemásfueronaquelasvieralaseñoraMoffat,semiróal espejoy seencontróconunacaraconojosalegres, segúnponía loshelechosensupelorizadoyfijabalasrosaseneltraje,quenoleparecíatanusado.

Aquellanochesedivirtiómucho,porquebailócuantoquiso;todosfueronmuyamablesyrecibiótrescumplidos.Annielahizocantaryalguiendijoquetenía una voz bien timbrada; el comandante Lincoln preguntó quién era "lamuchachitafrescadeojosbellos",yelseñorMoffatinsistióenbailarconellaporque"novacilabayteníaunpasomuyligero".Pasóunratomuyagradable,hasta que oyó por casualidad una conversación que la perturbómuchísimo.Estabasentadaalapuertadelinvernadero,esperandoasucompañeroqueibaa traerleunhelado,cuandooyóunavozalotro ladode lapared floridaquepreguntaba:

—¿Quéedadtieneél?

—Dieciséisodiecisieteaños,diríayo—dijootravoz.

—¡Quémagníficopartidoparaunadeesaschicas!,¿nolepareceausted?Salliedicequesonamigosíntimosahorayelviejoestáchifladoporellas.

—Supongoque la señoraMarch tiene sus proyectos, y está haciendo unjuego prudente, temprano como es. Claro es que la muchacha no piensatodavíaenello—dijolaseñoraMoffat.

—Elladijoaquellamentiratocanteasumamácomosisedieracuenta,yseruborizó cuando llegaron las flores. ¡Pobrecilla! ¡Estaría tan bonita si sevistieraalamoda!

— ¿Piensa usted que se ofendería si nos ofreciéramos a prestarle otrovestidoparaeljueves?—preguntóotravoz.

—Esorgullosa,peronocreoqueleimportaría,porquenotienemástrajeque ese viejo de tartán. Puede que se lo rasgue esta noche, lo que será unabuenaoportunidadparaofrecerleotronuevo.

—Veremos; invitaré a eseLaurence en honor de ella y nos divertiremosmuchoconellodespués.

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En esto apareció el compañero deMeg, que la encontró algo colorada yagitada. Era orgullosa y en aquelmomento su orgullo le fue útil, porque laayudó a ocultar su mortificación por lo que acababa de oír; porque porinocente que fuera, no pudo menos de comprender la murmuración de susamigas.Tratódeolvidarla,peronopudo.Lasfrases"laseñoraMarchtienesusproyectos", "esamentira acerca de sumamá" y "el viejo vestido de tartán"veníaninsistentementeasumemoria,hastadarleganasdelloraryescaparseacasaparacontarsuspenasypedirconsejos.Comoestoeraimposible,hizoloque pudo para simular alegría; y lo consiguió tan bien, que nadie hubierasospechadoelesfuerzoquelecostaba.Estuvomuycontentacuandoterminó,ypudoirsetranquilamentealacama,dondepodíapensarhastadolerlelacabezayrefrescarconalgunaslágrimassusmejillasardientes.

Aquellasnecias,aunquebienintencionadaspalabras,lehabíandescubiertoa Meg un mundo desconocido, perturbando la paz de aquel en que hastaentonceshabíavívidotanfelizmentecomounniño.SuinocenteamistadconLaurie había sido estropeada por la conversación tonta que había oído; suconfianza en su madre había sido un poco sacudida por los proyectosmundanosquelaseñoraMoffatleatribuía,ylasensataresolucióndecontentarcon el simple vestido que convenía a la hija de un hombre pobre estabadebilitadaporlainnecesarialástimaquelasotraschicaslehabíandemostrado.

LapobreMegpasólanochesindormiryselevantóconlosojospesados,infeliz,algoenojadahaciasusamigasymedioavergonzadadesímismapornohaberhabladofrancamenteyaclaradotodo.Aquellamañanatodasestabandormilonas,y laschicasno teníansuficienteenergíapara reanudarsu tejido.Enseguida Meg notó algo en la conducta de sus amigas; la trataban másrespetuosamente,pensó,seinteresabanenloquedecíaylamirabanconojosquedescubríansucuriosidad.Todoestolasorprendióylalisonjeó,aunquenolocomprendió,hastaque la señoritaBelle levantó losojosde suescrituraydijoconairesentimental:

—QueridaMeg,heenviadouna invitacióna tuamigoel señorLaurenceparaeljueves.Quisiéramosconocerloyhacerteestecumplido.

Meg se ruborizó, pero con cierta ideamaliciosa de reírse de las chicas,respondiómodestamente:

—Eresmuyamable,perotemoquenovendrá.

—¿Porquéno,cherie?—preguntólaseñoritaBelleconciertaalarma.

—Esdemasiadoviejo.

—Hija mía, ¿qué quieres decir? ¿Qué edad tiene?, quisiera saber —preguntólaseñoritaClara.

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—Cercadelossetenta,creo—respondióMeg,haciéndoselatonta.

—¡Quépícaraeres!Queremosdecireljoven—exclamólaseñoritaBelle.

—Nohayningún joven;Laurie no esmás que un chico—yMeg se riotambiéndelamiradasorprendidaquelashermanascanjearonaldescribirellaasíasunoviosupuesto.

—Detuedad,pocomásomenos—dijoInés.

—MásbiendelaedaddemihermanaJo;yocumplirédiecisieteañosenagosto.

—Quéamableesenviándoteflores,¿noteparece?—dijoAnnie.

—Sí;lohaceamenudocontodasnosotras,porquetienemuchasensucasay a nosotras nos gustan mucho. Mi madre y el viejo señor Laurence sonamigos, comprenderán así, que nohaynada extraño enquenosotros, niños,juguemosjuntos—respondióMeg,esperandoque,conestasexplicacionesnovolveríansobreelasunto.

—EsclaroqueMegtodavíanosedacuenta—dijolaseñoritaClara,conunaseñadecabezaaBelle.

—Un estado de inocencia pastoral en todo ello—respondió la señoritaBelleencogiéndosedehombros.

—Voy a salir para hacer algunas compritas para lasmuchachas; ¿puedohacer algo por ustedes, señoritas? — preguntó la señora Moffat, entrandocomounelefantevestidadesedayencajes.

—No,gracias,señora—respondióSallie—;tengomitrajenuevodesedarosaparaeljuevesynomehacefaltanada.

—Ni yo—comenzó a decir Meg, pero se detuvo, porque pensó que lehacíanfaltavariascosasynopodíaobtenerlas.

—¿Quétrajetevasaponer?—preguntóSallie.

—Miviejo trajeblancootravez, sipuedoarreglarlodemodoquepuedapasar;anocheserasgóporvariaspartes—repusoMeg,tratandodehablarconnaturalidad,aunquesesentíamuypreocupada.

—¿Por qué no envías a casa por otro? —dijo Sallie, que no era muyobservadora.

—No tengoningúnotro—contestóMeg,haciendounpequeñoesfuerzo;peroSallienosediocuentayexclamó,amableysorprendida:

—¿No tienes más que aquél? ¡Qué curioso! —no acabó su discurso,porqueBellemeneólacabezaylainterrumpió,diciendoamablemente:

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—Nadadeeso.¿Dequésirvetenermuchosvestidoscuandoaúnnoseestáde largo? No necesitas enviar a casa, Meg, aunque tuvieras una docena,porqueyotengountrajeencantadordesedaazul,quemehaquedadochico,ytútelopondrásparadarmegusto.¿Verdad,querida?

—Eresmuy amable, pero nome importa usarmi vestido viejo, si no teofendes;esbastantebuenoparaunachicademiedad—respondióMeg.

—No, dame el placer de vestirte a la moda. Lo deseo mucho y estarásverdaderamenteencantadoraconalgodeayuda.Nopermitiréquealguien tevea hasta que tu tocado esté completo, y entonces entraremos súbitamentecomoCenicientaymadrinaenelbaile—dijoBelleconvozpersuasiva.

Megnopudorehusarlaofertahechatanamablemente,porqueeldeseodeversiestaría"verdaderamenteencantadora"despuésdeciertostocadoslehizoaceptar y olvidar todos sus primeros sentimientos desagradables hacia losMoffat.

Lanochedel juevesBelle se encerró con su doncella y las dos lograronhacerdeMegunagentildama.Lerizaronelpelo, lefrotaronelcuelloy losbrazosconciertopolvoperfumado,tocaronsuslabiosconpomadacoralinayle hubieran dado color a las mejillas si Meg no se hubiese opuesto. Laempaquetaronenuntrajeazulcelestetanapretadoqueapenaspodíarespirar,ytanescotadoquelamodestaMegseruborizóalmirarsealespejo.Unjuegodefiligranadeplataseañadióasuatavío,compuestodepulseras,collar,broche,yaúnpendientes,porqueHortense los fijóconsedadecolor rosaquenosenotaba.UnramilletedecapullosderosasalpechoyunaécharpereconciliaronaMegconelescote,yunpardezapatosdesedaazuldetaconesaltossatisfizoel deseo de su corazón. Un pañuelo de encaje, un abanico de plumas y unramillete en mango de plata completaron su tocado, y la señorita Belle almirarla encontró lamismasatisfaccióndeunaniñaqueacabadevestir a sugustounamuñeca.

—La señorita está encantadora, tres jolie, ¿no es verdad? —exclamóHortense,cruzandolasmanosconfingidoarrobamiento.

—Venypreséntate—dijolaseñoritaBelle,precediéndolaalcuartodondeesperabanlasotras.

Alseguirlaconmuchocrujirdeseda, retintíndependientes,movimientodebuclesypalpitacióndecorazón,Megpensabaquealfinsudiversiónhabíacomenzado de veras, porque el espejo le dijo claramente que estaba"verdaderamenteencantadora".

—Mientras yo me visto, Annie, enséñale cómo arreglar su falda y esostacones franceses, o dará un tropezón.No arruinen el trabajo encantador demis manos —dijo Belle, saliendo precipitadamente, muy satisfecha de su

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éxito.

—Temobajar;me siento tan extraña, tiesa ymedio desnuda...—susurróMega la señoritaSalliecuando tocó lacampanay la señoraMoffatenvióadecirquebajasenlasseñoritas.

—Nopareceslamisma,peroestásmuybonita.Nopuedoluciratulado,porqueBelletienegustoyestáscompletamentefrancesa, teloaseguro.Dejacolgarlasflores;noteocupesdemasiadodeellasynotropieces—respondióSallie.

Acordándose bien del aviso, Meg bajó la escalera sin tropiezo y entrómajestuosamente en el salón, donde estaban reunidos losMoffat y algunosinvitadostempranos.Prontodescubrióquehayalgoencantadorenlosvestidoselegantes que atrae a cierta clase de gente y asegura su respeto. Algunosjóvenes que no habían hecho caso de ella antes se tornaron de repentemuyamables: algunos muchachos que no habían hecho más que mirarla conextrañeza durante la reunión anterior, ahora no se contentaron con mirarla,sinoquerogaronserpresentadosaellayledijerontodaclasedetonterías;yalgunas damas ancianas, que sentadas en sofás criticaban a los demás,preguntaronconinterésquiénera.OyóalaseñoraMoffatquerespondíaaunadeellas:

—Daisy March... Su padre es coronel en el ejército... Una de nuestrasmejores familias, pero cambios de fortuna, ¿sabe usted?... Amiga de losLaurence;unapersonaencantadora,leaseguro;miEduardoestálocoporella.

—¡Vaya, vaya! —dijo la otra dama, levantando sus anteojos parainspeccionar otra vez a Meg, que trató de aparentar no haber oído, niofenderseporlasmentirasdelaseñoraMoffat.

La "extraña sensación" no desapareció, pero se imaginó hacer el nuevopapel de una dama elegante y logró hacerlo bastante bien, aunque el trajeajustadolecausabadoloresenelcostado,lacoladeltrajeseleponíaentrelospiesytemíaconstantementequelospendientesselecayeranyserompiesen.Estaba abanicándose y riéndose de las bromas tontas de cierto mozo, quetrataba de ser chistoso, cuando de pronto dejó de reír y se quedódesconcertada,porquevioaLaurieenfrentedeella.Ellamirabafijamente,sindisimular su sorpresa ni su desaprobación, según pensó ella; porque aunquesaludóysonrió,algoensusojoshonestoslahizoruborizarseydesearhabersepuestosuvestidoviejo.Paracompletarsuconfusión,vioaBellehacerleseñasaAnnieyambaspasabanlamiradadeellaaLaurie,mástímidoyaniñadoquedecostumbre,cosaqueellaobservóconplacer.

"¡Quélocassonmetiéndometalesideasenlacabeza!Noharécasodeello,nicambiarélomásmínimo",pensóMeg,yatravesólasalaconmuchocrujir

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desedaparadarlamanoasuamigo.

—Mealegroquehayasllegado,porquetemíaquenovinieras—dijoconairedepersonamayor.

—Joquisoquevinieraparacontarlecómoestabas.

—¿Qué le dirás?—preguntó Meg llena de curiosidad por saber lo quepensaba de ella, aunque sintiéndose por primera vez algo desconcertadadelantedeél.

—Diréquenoteconocí,porqueparecestancrecidaytandiferentequemedamiedodeti—dijo,jugueteandoconelbotóndelguante.

—¡Quétontería!Laschicasmehanvestidopordiversiónymegusta.¿NoseasombraríaJosimeviera?

—Creoquesí.

—¿Noteagradamiapariencia?

—No,nomeagrada.

—¿Porquéno?

Elobservóelpelorizado,aloshombrosdesnudosyaltrajerecargadodeadornoscontalexpresiónqueladesconcertómásquelarespuesta.

—Nomeagradanadornosniplumas.

No pudiendo aguantar tales cosas de un muchacho más joven que ella,Meglodejó,diciendoconpetulancia:

—Jamáshevistounchicomásdescortés.

Sintiéndosemuyenfadada,seacercóaunaventanaapartadapararefrescarsusmejillas,porqueeltrajeapretadolehacíasaliralacaracoloresdemasiadovivos.MientrasestabaallípasóelcomandanteLincolnyunminutodespuésleoyódecirasumadre:

—Sehanburladodeaquellamuchachita.Deseabaqueustedlaviese,perolahanestropeadoporcompleto;estanochenoesnadamásqueunamuñeca.

—¡Aydemí!—suspiróMeg—.Ojaláhubierasidosensataymehubiesepuestomivestido;nohabríadadounaimpresióndesagradablenimehubierasentido tan molesta y avergonzada. Apoyó la frente sobre el vidrio frío ypermaneció allí, medio oculta por las cortinas, sin hacer caso de que habíacomenzado su vals favorito, cuando alguien la tocó, y volviéndose vio aLaurie que parecía arrepentido al decir con su mejor reverencia y la manoextendida:

—Perdonamidescortesíayvenabailarconmigo.

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—Temo que te sea muy desagradable —dijo Meg, tratando de parecerofendida,perosinlograrlo.

—De ningunamanera;me darámucho placer.Ven, seré bueno.Nomeagradatutraje,peropiensoqueestásencantadora.

Megsonrió,seablandóysusurró,mientrasesperabanparatomarelpasó:

—Tencuidadodenotropezarconmifalda;esunapeste;fueunatonteríaponérmela.

—Sujétala con un alfiler alrededor del cuello y entonces será de ciertautilidad. Comenzaron a bailar ligeramente y con gracia; pues habiendopracticadoencasa,seacompañabanbien,yeraunplacerverlostanjóvenesyágiles dar vueltas y vueltas rápidamente, sintiéndosemás amigos que nuncadespuésdesupequeñodisgusto.

—Laurie,quieroquemehagasunfavor;¿loharás?—dijoMeg,mientrassu compañero la abanicaba cuando le faltó el aliento, aunque no quisoreconocerporqué.

—¡Claroquesí!—respondióLaurieconpresteza.

—Nocomentesencasael trajequemehepuestoestanoche.Nopodráncomprenderlabromayledisgustaráamamá.

—¿Entonces,porquételohaspuesto?—dijerontanclaramentelosojosdeLaurie,queMegseapresuróaañadir:

—Yo misma les diré todo y confesaré a mamá qué tonta he sido. Peroprefierohacerloyomisma;nodirásnada,¿verdad?

—Te doy mi palabra que no diré nada; pero, ¿qué diré cuando mepregunten?

—Diqueestababonitayquemedivertíamuchísimo.

—Loprimero lodiréde todocorazón;pero,¿y lodemás?Nomeparecequetediviertasmuchísimo.¿Esverdad?

—No, en este momento. No pienses que soy horrible; solamente queríadivertirmeunpoco,peroyaveoquenovalelapenahacerlodeestemodoymevoycansandodeello.

—AquívieneNedMoffat;¿quédesea?—dijoLaurie,frunciendolascejas.

—Le he prometido tres bailes y supongo que viene a buscarlos. ¡Quéfastidioso! —murmuró Meg, con aire lánguido, que hizo mucha gracia aLaurie.

No le habló otra vez hasta la hora de la cena, cuando la vio beber

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champañaconNedysuamigoFisher,queseconducíancomounpardelocos,segúnsedijoLaurieparasíporquesesentíaconciertoderechofraternalparaprotegeralasMarchypelearporellassiemprequenecesitaranundefensor.

—Mañanatendrásundolordecabezaterriblesibebesdemasiado.Yonoloharía,Meg;nolegustaríaatumadre,yasabes—susurró,acercándoseaella,mientrasNed se volvía para volver a llenar su vaso y Fisher se inclinaba arecogersuabanico.

—Esta noche no soy Meg; soy una muñeca que hace toda clase detonterías.Mañanamequitaré todosmisadornosyplumasyserémuybuenaotravez—respondióconrisaafectada.

—Entonces quisiera que ya fuese mañana —murmuró Laurie,marchándosedisgustadoporelcambiodeella.

Meg bailó, coqueteó, charló y rio por cualquier cosa como hacían lasdemás.Despuésdelacenatratódebailarunpasoalemán,contantatorpeza,quecasihizocaerasucompañeroconsufaldalarga,ybrincódetalmodoqueescandalizóaLaurie,quealverlapensabaretarlabastante.Peronoencontróocasión para ello, porque Meg se mantuvo fuera de su alcance hasta elmomentodedespedirse.

—¡Recuerda!—dijo,tratandodesonreír,porqueeldolordecabezahabíayacomenzado.

—Silencio hasta la muerte —dijo Laurie, saludándolamelodramáticamente.

Este breve diálogo excitó la curiosidad de Anne; pero Meg estabademasiadocansadaparacharlar.Seacostóconlasensacióndehaberestadoenunbailedemáscarasydenohabersedivertidotantocomohabíaimaginado.Estuvoenfermatodoeldíasiguiente,yelsábadovolvióacasafatigadísimadesus dos semanas de diversión y hastiada de la atmósfera de lujo que habíarespirado.

—¡Quégratopareceestartranquilaynotenerqueestarsiemprecuidandolosmodales!Elhogaresunsitioagradable,aunquenoseamagnífico—dijoMeg,contemplandoelcuartoconexpresióntranquila,sentadaencompañíadesumadreyJolatardedeldomingo.

—Mealegraoírtehablarasí,queridamía,porqueyotemíaqueelhogarteparecieraalgotristeypobredespuésdehabervividoentrelujos—respondiósumadre, que lehabía echadomuchasmiradas ansiosas aqueldía.Losojosmaternosprontonotancualquiercambioenlacaradesushijos.

Meghabíarelatadovivamentesusaventurasynosecansabaderepetirquehabíapasadountiempoencantador;pero,sinembargo,algoparecíaafligirla.

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Cuandolaschicasmásjóvenessefueronaacostar,sequedósentadamirandofijamenteal fuego,hablandopocoymuypreocupada.Dieron lasnueveyJopropusoacostarse.DerepenteMegselevantóysentándoseeneltaburetedeBethapoyóloscodossobrelasrodillasdesumadreydijocondecisión;

—Mamá,quiero"confesar".

—Meloimaginaba;¿quétienesqueconfesar,queridamía?

—¿Deboausentarme?—preguntóJo.

—Claroqueno;¿notedigosiempre todo?Medabavergüenzahablardeellodelantede lasniñas;peroquieroquesepan todas lascosas terriblesquehiceencasadelosMoffat.

—Estamos preparadas —dijo la señora March, sonriendo, aunque algopreocupada.

—Lesdijecómomevistieron,peronodijequemepusieronpolvoen lacara;meapretaron la cintura,me rizaronymepusieron comounverdaderofigurín.ALaurienoleparecióbien;losé,aunquenodijonada,yuncaballerome llamó"unamuñeca".Yosabíaqueeraunanecedad,peromeadularonydijeronqueeraencantadoraymuchísimasotrastonterías,asíquedejéquemepusieranenridículo.

—¿Eso es todo? — preguntó Jo, mientras la señora March mirabasilenciosamentelacaraabatidadesupreciosahijasindecidirseacensurarsustonterías.

—No; bebí champaña, brinqué y traté de coquetear;me comporté de unmododetestable—contestóMeg,contonoacusador.

—Sospecho que hay algo más —y la señora March acarició la mejillasuave,queseruborizósúbitamente,mientraslajovenrespondíalentamente:

—Sí;esmuytonto,peroquierodecírselosporquedetestoquelagentedigaopiensetalescosasdenosotrasydeLaurie.

EntoncesrelatólasmurmuracionesoídasencasadelosMoffat,yamedidaque hablaba notó que Jo y sumadre apretaban fuertemente los labios comodisgustadasdequehubiesenmetidotalesideasenlamenteinocentedeMeg.

—¡Enmividaheoídomayoresestupideces!—gritóJoconindignación—.¿Porquénoselodijisteasíalmomento?

—Nopodía;¡estabatandesconcertada!Alprincipionopudeevitaroírlasydespuésestabatanfuriosayavergonzadaquemeolvidéquedebíaalejarme.

—Espera a que yo vea a Annie Moffat y verás cómo se arreglan lasridiculeces.¿Conque tenemos"proyectos"ysomosamigasdeLaurieporque

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esricoyluegopuedecasarseconunadenosotras?¡Cuántosereirácuandoledigaloqueaquellastontasdicendenosotras!

—SiselodicesaLaurie,noteloperdonaréjamás.Ellanodebehacerlo,¿verdad,mamá?—dijoMeg,alarmada.

—No;norepitanesaneciacharlayolvídenla loantesposible—contestógravemente la señora March—. Fui muy imprudente en dejarte visitar apersonasqueconozcotanpoco,amablesprobablemente,peromundanas,maleducadas y llenas de ideas vulgares acerca de los jóvenes. No puedo decircuántosientoelmalqueestavisitapuedehabertehecho,Meg.

—Notepreocupesporeso;nodejaréquemehagamal;olvidarétodolomaloysolamentemeacordarédelobueno,porquepasémuybuenosratosytedoy las graciaspor habermepermitido ir.Séque soyunamuchacha tontaypermanecerécontigohastaqueseacapazdecuidarmepormímisma.¡Peroestanagradablerecibirelogiosycumplidos,quenopuedonegarquemegustan!—dijoMeg,medioavergonzadaporlaconfesión.

—Eso es perfectamente natural y no pernicioso, si tu inclinación no seconvierteenpasiónytehaceconducirtedemaneraestúpidaoindignadeunaseñorita.Aprendeareconoceryapreciarlasalabanzasquevalelapenarecibiry atraerte la admiración de personas buenas por ser modesta tanto comohermosa,Meg.

Megquedópensativaunmomento,mientrasJo,depie,conlasmanosalaespalda, lamiraba interesada y perpleja.Ver aMeg ruborizarse y hablar deadmiración, novios y cosas parecidas era una novedad. Jo experimentaba lasensación de que durante aquellos quince días su hermana había crecidoextraordinariamente y se alejaba de ella hacia un mundo donde no podíaseguirla.

—Madre mía, ¿tienes "proyectos", como dice la señora Moffat? —preguntóMeg,ruborizada.

—Sí, querida mía, tengo muchísimos; todas las madres los tienen; perosospechoquelosmíossonalgodiferentesdelosdelaseñoraMoffat.Tediréalgunos,porquehallegadoeltiempoenqueunapalabrapuedeponerenbuenadirección esa cabecita y corazón romántico sobre asuntosmuy graves. Eresjoven, Meg, pero no demasiado joven para no comprenderme, y los labiosmaternos son losmejores para hablar de tales cosas a jóvenes como tú. Jo,también a ti te llegará el turno quizás, así que escuchenmis "proyectos" yayúdenmearealizarlossisonbuenos.

Josesentóenunbrazodelabutacaconelaspectodequienvaaparticiparenunactosolemne.Tomandounamanodecadauna,laseñoraMarchdijoconseriedadyalavezconoptimismo:

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— Quiero que mis hijas sean hermosas, distinguidas y buenas, que sehaganquerer y respetar; que tenganuna juventud feliz; que se casenbienyprudentemente; que pasen vidas útiles y felices, tan libres de dificultades ytristeza como Dios quiera concedérselas. Ser amada y distinguida por unhombrebuenoeslomejorquepuedeocurrirleaunamujer,ymiesperanzaesquemis hijas conozcan esta hermosa experiencia.Es natural pensar en ello.Meg,esjustoesperarloyprudenteprepararseparaello,demaneraquecuandolleguelahorapuedansentirselistasparasusdeberesydignasdelafelicidad.Hijasmías, soy ambiciosa para ustedes; pero no deseo que hagan un papelruidosoenelmundo,niquesecasenconhombresricosporquesonricosoquetengan casas espléndidas, que no sean verdaderos hogares, porque falte elamor en ellos.El dinero es cosa útil y preciosa, y tambiénnoble cuando seemplea bien; pero no quiero que lo consideren como el primero o el únicopremio que ganar. Preferiría verlas esposas de hombres pobres si fueranfelices,amadasycontentas,quereinasensustronossinpropiaestimaciónnipaz.

—Las muchachas pobres no tienen oportunidades, dijo Belle, si no sehacenvaler—suspiróMeg.

—Entoncesseremossolteronas—repusoJoseriamente.

—Biendicho,Jo;másvalesersolteronasfelicesquecasadasdesgraciadasomuchachas inmodestas a caza demaridos—dijo decididamente la señoraMarch—.No hagas caso,Meg; la pobreza rara vez intimida al hombre queamadeveras.Algunasde lasmadresymásestimadasmujeresqueconozcoeranmuchachaspobres,perotandignasdeseramadasquenoalcanzaronasersolteronas.Dejentalescosasaltiempo.Haganfelizestehogar,paraqueesténpreparadasparasuspropioshogares,siesésavuestrasuerte,ycontentassinoloes.Recuerdenunacosa,hijasmías:sumadreestásiemprelistaparasersuconfidente, y vuestro padre para ser vuestro amigo; esperamos y confiamosque nuestras hijas, casadas o solteras, constituirán el orgullo y consuelo denuestrasvidas.

—Lo seremos, mamá, lo seremos —exclamaron ambas con todo sucorazón,mientrassumadrelesdabalasbuenasnoches.

CAPÍTULO10-CUADRILLASYCORREOS

Conlallegadadelaprimaverasepusierondemodanuevasdiversiones,ylos díasmás largos daban tiempo para toda clase de trabajos y recreos. Eramenesterlabrareljardín,y,cadahermanateníalacuartapartedeunjardincito,

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dondepodíahacerloquegustara.Hannasolíadecir:"Adivinaríadequiénescada jardincito aunque loviera en laChina."Bienpodíadecirlo, porque losgustosde lasmuchachasdiferían tantocomosuscaracteres.Meg teníaenelsuyo rosas, hebotropo, mirto y un pequeño naranjo. El jardincito de Jo noestabadosañoslomismoporquesiemprehacíaexperimentos.Esteañoibaaser una plantación de girasoles, cuyas semillas habían de dar de comer a lagallina Muñuda y su familia de polluelos. Beth tenía flores perfumadas:arvejillas,reseda,delfino,clavelinasyartemisa,álsineparaelpájaroyyerbagateraparalosgatos.EnsujardincitoteníaAmyunaglorieta,algopequeñaydesigual, pero muy bonita, rodeada de guirnaldas de madreselva ycampanillas; lirios altos y blancos, helechos delicados y tantas clases deplantascomoquisiesenflorecerallí.

Trabajando en el jardín, paseando, remando en el río y buscando floressilvestres,pasabanlosdíasenquehacíabuentiempo;paraloslluviososteníanentretenimientosencasa,todosmásomenosoriginales.Unodeellosera"LacuadrilladePickwick";porquecomolassociedadessecretasestabandemoda,pensaronqueseríamuyadecuadoteneruna,ysiendotodasellasadmiradorasdeDickens,latitularon"LacuadrilladePickwick".Conpocasinterrupciones,la habíanmantenido por un año, celebrando sus sesiones los sábados por lanoche en la boardilla grande con el ceremonial siguiente: se colocaban tressillas en línea delante de unamesa, sobre la cual había una lámpara, cuatrodistintivosblancos, con letras "C.P", en tamañogrande,y elperiódico,queaparecíatodaslassemanas,llamado"ElCartapacioPickwick",redactadoentretodas, con Jo de director. A las siete, los cuatro miembros de la cuadrillasubíanasucuarto,seajustabana lacabezalosdistintivosysesentabanconmuchasolemnidad.Meg,porserlamayor,eraSamuelPickwick;Jo,AgustínSnodgrass; Beth, Tracy Tupman, y Amy representaba a Nataniel Winkle.Pickwick,elpresidente,leíaelperiódico,llenodecuentosoriginales,poesías,noticiaslocales,anuncioscuriososynotassueltas,porlascualesserecordabanunaaotrasusfaltasydeficiencias.

En una ocasión, el señor Pickwick se puso un par de gafas sin cristal,golpeó la mesa, tosió, y después de encarar al señor Snodgrass, que noacababanuncadeponerderechasusillacomenzóaleer"ElCartapacio".

Alterminarelpresidentelalectura,sonóunasalvadeaplausos,despuésdelocual,elseñorSnodgrassselevantóparahacerunaproposición.

—Señor presidente, caballeros — comenzó, adoptando un tonoparlamentario—,deseoproponer laadmisióndeunmiembronuevo; se tratadeunoquebienmereceelhonor,queloagradeceríasinceramente,aumentaríaenaltogradolaanimacióndelacuadrilla,elvalorliterariodelperiódicoyelbienestar general. Propongo como miembro honorario del "C.P." al señorTheodoreLaurence.¡Bien!Vamosadarleentrada.

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El cambio súbito en la voz de Jo hizo reír a las chicas; pero todas sequedaronpensativasyningunadijounapalabraaltomarasientoSnodgrass.

—Lopondremosavotación—dijoelpresidente—.Todoslosqueesténafavordeestaproposicióntenganlabondaddemanifestarlodiciendo"¡Sí!".

Una fuerte respuesta de Snodgrass, seguida de otra tímida de Beth,sorprendióatodas.

—Losqueesténencontradigan"No".

MegyAmyvotaronencontra,yelseñorWinkleselevantóparadecirconmuchaelegancia:

—Noqueremosadmitirmuchachos;nohacenmásquebromearybrincar.Estasociedadesparaseñorasydeseamosqueseaconfidencialypropia.

—Temoquesereirádenuestroperiódicoyseburlarádenosotrasdespués—observóPickwick,tirándosedelbucledelafrente,comosolíahacercuandoestabaindecisa.

Snodgrassselevantódeunsaltoydijoconmuchaseriedad:

—Señor presidente, le doy mi palabra de honor que Laurie no hará talcosa.Legustamuchoescribiryelevará lacalidaddenuestrasproducciones,evitandoqueseandemasiadosentimentales,¿comprenden?Hacemostanpocoporélyélhace tantopornosotras,que lomenosquepodemoshacer,enmiopinión,esofrecerleunasientoaquíydarlelabienvenidasiacepta.

Esta hábil alusión a los beneficios recibidos hizo levantarse a Tupmancompletamenteconvencido.

—Sí,debemoshacerlo,aunquetengamosmiedo.Digoquepuedevenir,ysuabuelotambién,silodesea.

La cuadrilla quedó boquiabierta por esta animosa frase de Beth. Jo selevantóparadarlelamanoenseñaldeaprobación.

—AhoravotemosdenuevoyquetodasrecuerdenquesetratadenuestroLaurieydigan"Sí"—gritóvivamenteSnodgrass.

—¡Sí!,¡sí!,¡sí!—respondierontresvocesalavez.

—¡Bueno!,queDioslasbendiga.Ahora,comohayqueasirlaocasiónporloscabellos,permítanmequelespresenteelmiembronuevo—yconespantodelosdemásmiembrosdelacuadrilla,JoabriólapuertadelarmarioymostróaLauriesentadoenelsacodetrapos,sofocadoyguiñandolosojosafuerzadeaguantarlarisa.

—¡Pícaro!, ¡traidor! Jo, ¿cómo te has atrevido? —exclamaron las tresmuchachas, mientras Snodgrass sacaba triunfalmente a su amigo, y

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brindándoleunasillayundistintivo,ledabaposesiónenunsantiamén.

—La frescura de ustedes dos, pícaros, es inaudita—comenzó a decir elseñorPickwick,tratandodefruncirlascejas,sinlograrotracosaqueproduciruna sonrisa amable. Pero el nuevo miembro se puso a la altura de lascircunstancias.Saludandograciosamentealpresidente,selevantóydijodelamaneramásgentil:

—Señor presidente, señoras..., perdonen, caballeros; permítanmepresentarmecomoSamWeller,elhumildeservidordelasociedad.

—¡Bien, bien! —exclamó Jo, dando golpes con el mango del viejocalentador,sobreelcualseapoyaba.

—Mi fiel amigo y noble patrón—continuóLaurie, agitando lamano—,que acaba de presentarme con elogios tan inmerecidos, no merece sercensurado por la torpe estratagema de esta noche. Yo la ideé y ella cediódespuésdemuchasprotestas.

—Vamos,noteechestodalaculpa;yasabesquefuiyoquienpropusolodelarmario—interrumpióSnodgrass,quegozabainmensamentedelabroma.

—Nohagancasodeloquedice.Yosoyeltraidorquelohizo,señor—dijoelmiembronuevo, saludandoal señorPickwicka lamaneradeSamWeller—.Pero,bajomipalabradehonor,nolovolveréahacer,ydeaquíenadelanteme consagraré a promover relaciones amistosas entre los países vecinos, heestablecidounbuzónenel setoenel rincónmásbajodel jardín:unedificioamplioyhermoso,concandadosenlaspuertasytodoloconvenienteparaeldespachode correos.Es la vieja casade las golondrinas; perohe cerrado lapuertayabiertoeltechodemaneraquepuedecontenertodaclasedeobjetosyevitarnos la pérdida de un tiempo precioso. Cartas, manuscritos, libros ypaquetespuedendepositarse enella;y, comocadapaís tieneuna llave, creoque será muy útil. Permítanme que presente la llave a la sociedad y que,repitiendolasgraciasporvuestrabenevolencia,tomeasiento.

Calurosos aplausos sonaron cuando el señor Weller puso una llavecitasobre lamesa y tomó asiento; el calentador resonó y se agitó locamente, ypasó largo rato antes de que se restableciese el orden. Siguió una largadiscusión,enlacualquedarontodasmuybien,porquecadaunahizolomejorque pudo; resultó, pues, una sesiónmás animada que de costumbre, que seprolongó bastante, levantándose con tres ruidosas aclamaciones al nuevomiembro.

NadiesearrepintiódehaberadmitidoaSamWeller,porquemiembromásfiel, jovial o bien intencionado no podría encontrarse. Ciertamente diomásestímuloalasreunionesyaumentóelvalorliterariodelperiódico,porquelosmiembrossereíanacarcajadasdesusdiscursosysusartículoserandebuena

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calidad:patrióticos,clásicos,cómicosodramáticos,peronuncasentimentales.JolosjuzgabadignosdeShakespeare,BaconoMilton,ysesintióimpulsadaaremoldearsuspropiostrabajosliterariosconbuenresultadoensuopinión.

El correo fue una excelente institución, y floreció maravillosamente,porque pasaban por él tantas cosas curiosas como por un correo de verdad.Tragediasycorbatas,poesíasytarrosdedulce,semillasparaeljardín,cartaslargas,músicaypandejengibre,galochas,invitaciones,regañosyperrillos.Elviejo señor gozaba del juego y se divertía enviando paquetes curiosos,comunicacionesmisteriosasy telegramascómicos; su jardinero,vencidoporlosencantosdeHanna, leenvióunacartaamorosaacargode Jo. ¡Cómoserieroncuandosedescubrióelsecreto,sinimaginarlasmuchascartasamorosasqueelbuzónestaballamadoarecibirenañosvenideros!

CAPÍTULO11-EXPERIMENTOS

—¡Díaprimerodejunio!;mañanasevanlosKingalacostayestoylibre!¡Tres meses de vacaciones! ¡Cómo voy a divertirme! — exclamó Meg alentrar en casa un día de calor y encontrando a Jo acostada en el sofá,máscansada que de costumbre, mientras Beth le quitaba las botas cubiertas depolvoyAmypreparabalimonadaparaquetodasserefrescasen.

—HoysefuelatíaMarch.¡Albricias!—dijoJo—.Teníaunmiedomortalque me invitase a acompañarla. Si lo hubiera hecho, me habría sentidoobligada a aceptar; pero como saben, Plumfield es tan festivo como uncementerio, y prefería que me dispensara. Andábamos enloquecidaspreparandolamarchayyotemblabacadavezquemehablaba,porqueconlaprisadeacabarestuveextraordinariamenteamableycomplaciente, tantoquetemíqueaúltimomomentono,quisieradejarme.Estuvealarmadahastaquelaviinstaladaenelcoche,yentoncesmellevéelsustofinal,porquealponerseel coche en marcha asomó la cabeza por la ventanilla, diciendo: "Jo, ¿noquieres?..."Nooímásporquecometílacobardíadedarmevueltayhuirhastadoblarlaesquina,dondeyamesentísegura.

—¡PobreJo!Traíaunacaracomosilapersiguierandososos—dijoBeth,acariciándolelospies.

—LatíaMarchesunverdadero"zafiro",¿verdad?—observóAmy.

—Quiere decir "vampiro", no la piedra preciosa; pero no importa; hacedemasiadocalorparadetenerseenminuciasgramaticales—murmuróJo.

—¿Quévanahacerdurantesusvacaciones?—preguntóAmy,cambiandodetema.

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—Melevantarétardeynoharénada—respondióMegdesdeelfondodelamecedora—. He tenido que madrugar todo el invierno y pasar los díastrabajandoparaotros;asíquevoyadescansaryagozartodoloquepueda.

—¡Ya!—dijoJo—.Esamodorranovaconmigo.Hereunidounapiladelibros y voy a aprovechar las horas de sol leyendo en la rama del viejomanzano,cuandonoestéretozandoconLaurie.

—Oye,Beth,vamosadejarlasleccionesporalgúntiempo,paranohacermásquejugarydescansar,comohanpensadolasmayores—propusoAmy.

—Bueno;estoyconforme,simamálopermite.Deseoaprendercancionesnuevasytengoquearreglaramisniñosparaelverano:sufrenporlafaltadevestidos.

— ¿Podemos hacerlo, mamá? —preguntó Meg, volviéndose hacia laseñoraMarch,quecosíaenloquesolíanllamarelrincóndemamá.

—Puedenhacerelexperimentoquehanpensadoporunasemanayversilesgusta.Creoqueparaelsábadopor lanochehabrándescubiertoque todojuegoynadadetrabajoestanmalocomotodotrabajoynadadejuego.

—¡Veráscómono!¡Serádelicioso!,estoysegura—dijoafablementeMeg.

—Ahorapropongounbrindis,comodicemi"amigaycompañeraSauryGanp":Vivalaalegríaydejarsedetonterías—gritóJo,levantándoseconunvasoenlamano,mientrascirculabalalimonada.

Todasbebieronalegrementeycomenzaronelexperimento,descansandoelresto del día. A la mañana siguiente no apareció Meg hasta las diez; sudesayuno solitario no le gustó mucho: el comedor parecía desolado ydesordenado,porqueJonohabíallenadolosflorerosniBethhabíalimpiadoelpolvo; los libros de Amy estaban esparcidos por todas partes. Nada estabaarreglado y agradable sino el rincón de mamá, que tenía su aparienciaacostumbrada,yallásesentóparadescansaryleer,peroacabóporbostezarypensar en los trajes bonitos para el verano que podía comprar con lo queganaba. Jo pasó la mañana en el río con Laurie, y la tarde en la rama delmanzano leyendo y llorando con una novela triste.Beth comenzó por sacarfuera todo lo que había en el armario grande, donde vivía su familia; perocansadaalamitaddeltrabajo,dejósuestablecimientopatasarribaysefueasu música, alegrándose de no tener cacharros que fregar. Amy arregló suglorieta,sepusosumejortrajeblanco,sepeinólosbuclesysesentóbajolamadreselvaparadibujar,esperandoquealguienlavieraypreguntaraquiénerala joven artista. Pero como no apareció nadie, sino una araña curiosa queexaminó su trabajo con mucho interés, se fue a dar un paseo, donde lasorprendióunchaparrónyvolvióacasacaladahastaloshuesos.

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Alahoradel técambiaronimpresiones,estandotodasdeacuerdoenquehabía sido un día encantador, aunque les pareciera más largo que decostumbre.Meg,quehabíavisitadolastiendasporlatardeycomprado"unamuselinaazulmuybonita",descubrió,despuésdecortarelvestido,quenosepodíalavar,locualladecepcionó.Joteníalapieldelanariztostadaporelsol,resultado de lamañana pasada en el bote, y un horrible dolor de cabeza detanto leer. Beth estaba molesta por el desorden del armario y lo difícil deaprender tresocuatrocancionesauntiempo,yAmylamentabalamojaduradesuvestido,porqueestabainvitadaacasadeKatyBrownaldíasiguienteynoteníanadaqueponerse.Peroéstaseranpequeñeces,ytodasaseguraronasumadrequeelexperimento ibamuybien.Ellasonriósindecirnada,ycon laayudadeHannahizoeltrabajoabandonadoporlaschicas,manteniendogratoelhogarylamáquinadomésticaensuavemarcha.

Era sorprendente la extraña y molesta situación que se produjo con elprocedimiento de "descansar y divertirse". Los días se hacían cada vezmáslargos,eltiempoestabamásvariablequedecostumbre,asícomoelhumordeellas;todassesentíaninquietasylaociosidadresultósermadredenopocosmalestares.Comocolmodelujo,Megdiopartedesucosturaaunacosturera,ydespuésse lehizo tanpesadoel tiempo,quecomenzóacortaryestropearsus trajespara imitara lasMoffat. Jo leyóhastaque ledolieron losojos, seaburriódeloslibrosysepusotannerviosa,quehastaLaurie,contodosubuenhumor, riñó con ella. Beth logró pasarlo bastante bien, porque siempre seolvidabadelaconsignade"todojuegoynadadetrabajo",ydevezencuandovolvíaasusantiguascostumbres;peroalgoenlaatmósferalaafectó,turbandomásdeunavezsutranquilidad,hastaelpuntodequeundíasacudióalapobrequerida Joy la llamó"espantajo".Amy fue laque seviopeor,porque teníapocos recursos, y cuando sus hermanas la dejaron que se entretuviese y secuidaseporsísola,descubrióquesupersonalidaddistinguidaeimportanteeraunapesadacarga.Lasmuñecasnolegustaban,loscuentosdehadaserancosadeniñoynoibaaestardibujandocontinuamente.Lasinvitacionesparaeltéylas excursiones no resultaban gran cosa si no se preparaban con muchocuidado.

Ningunaqueríaconfesarqueestabacansadadelexperimento,perocuandollegó la noche del viernes todas reconocían que se alegraban de que faltarapocoparaacabarlasemana.Conlaesperanzadeacentuarlalección,laseñoraMarch,queteníabuenhumor,decidiócompletarelexperimentodeunmodoapropiado, para lo cual dio a Hanna un día de fiesta y dejó que las chicasdisfrutaranplenamentelosefectosdelsistemadejuegoincesante.Cuandoselevantaronelsábadoporlamañana,nohabíafuegoenlacocina,nidesayunoenelcomedor,niaparecíasumadreporningunaparte.

—¡Pobresdenosotras!¿Quépasaaquí?—gritóJo,mirandoespantadaasu

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alrededor.

Megcorrióarribayvolvióapococonexpresióntranquilizadora,peroalgoperplejayavergonzada.

—Mamá no está enferma; solamente algo cansada, dice que se quedarátranquilaensucuartotodoeldíayquehagamos,loquepodamos.Esmuyraroen ella hacer tal cosa; pero dice que la semana le ha sido algo dura; nodebemosquejarnos,sinocuidarnosnosotrasmismas.

—Eso es fácil y me gusta la idea. Estoy deseando hacer algo..., quierodecir,algunadiversiónnueva—dijoJo.

Enrealidad,eraungranalivioparasuaburrimientoteneralgoquehacer,ysepusieronaellocontodocorazón;peroprontocomprendieronlociertodeloqueHannasolíadecir:"elcuidardelacasanoesunabroma".Enladespensahabíaprovisionesabundantes,ymientrasBethyAmyponíanlamesa,MegyJo preparaban el desayuno, preguntándose al hacerlo por qué se quejaríantantolascriadasdesutrabajo.

— Le subiré algo amamá, aunque dijo que no nos ocupáramos de ellaporquesecuidaríaellamisma—dijoMeg,quepresidíalamesa,detrásdelatetera,yapreciabasuimportantepapel.

Prepararonunabandejaylaenviaronarribaconlossaludosdelacocinera.El té hervido estaba amargo, la tortilla quemaday las galletas salpicadasdebicarbonato pero la señora March recibió gentilmente su comida y se riomuchodeellascuandoestuvosola.

—¡Pobrecitas!, temoquepasaránundía cansador, perono sufrirány lesserá provechoso—dijo,mientras sacaba los comestiblesmás agradables deque se había provisto y se deshizo del desastroso desayuno, para que no seofendiesenlasniñas.

Abajo hubo muchísimas quejas, y la maestra cocinera sufrió no pocamortificaciónporsusfracasosculinarios.

—No hagas caso; yo prepararé la comida y seré la criada; tú harás deseñora;recibiráslasvisitasydarásórdenes—dijoJo,queentendíadecocinatodavíamenosqueMeg.

Megaceptóconalegríatanamableofertayseretiróalasala,quearreglórápidamente, echando todos los papeles debajo del sofá y cerrando laspersianas para evitarse el trabajo de limpiar el polvo. Jo, confiada en suspropias habilidades, y deseando reconciliarse con su amigo, puso enseguidaunacartaenelbuzónparainvitaraLaurieacomer.

—Sería prudente ver lo que tienes antes de invitar a nadie—dijoMeg,cuandoseenteródelaamistosaperoarriesgadainiciativa.

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—¡Oh!, tenemos carne en conservas y papas abundantes; compraréalgunosespárragosyunalangostapara"elextraordinario",comodiceHanna.Tendremos lechugas y haremos una ensalada. No sé cómo hacerla, pero ellibro lo dirá. Pondré pastel blanco y fresas para postre, y café también, siquieresquelohagamosconelegancia.

—Notecompliques,Jo,porquenosabeshacernadaquesepuedacomer,como no sea pan de jengibre y almíbar. Yome lavo lasmanos en lo de lainvitación,ypuestoquehasinvitadoaLauriebajotupropiaresponsabilidad,túcuidarásdeél.

—Yonotepidonadamásqueseasamableconélyquemeayudesconelpastelblanco.Túmeaconsejarássisemepega,¿verdad?—preguntóJoalgoofendida.

—Sí;peroyonosémucho,fueradehacerpanyalgunascosassencillas.Mejor será que pidas permiso amamá antes de encargar cualquier cosa—repusoMeg.

—Claroqueloharé;nosoytonta—yJosefuealgoenojadaporlasdudasexpresadasporsuhermanaencuantoasuscondiciones.

—Encargaloquegustesynomemolestes;voyacomerfueraynopuedoocuparmedelacasa—dijolaseñoraMarchcuandoJolehabló—.Nuncamehagustado el trabajo casero; hoyvoy adarmeun respiropara leer, escribir,hacervisitasydistraerme.

El inusitadoespectáculode su activamadre, cómodamente sentada en lamecedora, causóen Jo la impresióndealgún fenómenode lanaturaleza;uneclipse, un terremotoouna erupciónvolcánicano le hubieranparecidomásextraños.

—Todo está alterado, no sé cómo—dijo para sí, bajando a la cocina—.AlláestáBethllorando,señalseguradequealgosehaatravesadoenlacasa.SiAmylaestáfastidiando,laretaré.

Sintiéndoseellatambiéntrastornada,Joapuróelpasohacialasala,dondeencontró a Beth llorando sobre el canario, Pepito, que estabamuerto en sujaula con las patitas extendidas patéticamente, como si pidieran el alimento,porfaltadelcualhabíamuerto.

—Yotengolaculpa...Yo...meolvidédeél...;¡notieneniunasemillaniunagotadeagua!...¡Oh,Pep!,¡Pep!,¿cómohepodidosertancruelcontigo?—gemía Beth, levantando al pobrecito en las manos y tratando de hacerlovolverensí.

Joexaminólosojosmediocerrados,palpóelcorazoncitoyviendoqueelpajarito estaba tieso y frío, sacudió la cabeza y ofreció la cajita de dominó

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comoataúd.

—Ponloenelhorno,ytalvezsecalienteyreviva—dijoAmy.

—Despuésdehaberlodejadomorirdehambre,novoyacocerlo.Leharéunamortajay loenterraréenunsepulcro;¡nuncatendréotropájaro,nunca!,¡Pepmío!,soydemasiadomalaparateneruno—sollozabaBeth,sentadaenelsuelo,consufavoritoentrelasmanos.

—Estatardetendremoselentierroeiremostodas.Nollores,Beth;esunalástima,peroestasemanatodoestárevuelto,yPephapagadoelexperimento—dijoJo.

DejandoalasotrasalcuidadodeconsolaraBeth,Josefuealacocina,queestabaenundesorden lastimoso.Poniéndoseundelantalgrande, comenzóatrabajar, y había recogido los platos para fregarlos cuando descubrió que elfuegosehabíaapagado.

—¡Estamoslistas!—murmuróJo,atizandolascenizas.

Unavezencendidodenuevo,pensóiralmercadomientrassecalentabaelagua.Elpaseolaanimó,y,conlailusióndehaberencontradogangas,volvióacasa después de comprar una langosta muy joven, algunos espárragos muyviejos y dos canastillas de fresas agrias. Cuando todo estuvo arregladollegaronloscomestiblesylaestufasepusotodaroja.Hannahabíadejadounatarteradepanparaquefermentase;Meglahabíaamasadodemasiadoprontoyla había puesto en el hogar para una segunda fermentación, olvidándosedespuésdeello.EstabaMeghablandoenlasalaconSallieGardiner,cuandoderepentelapuertaseabrióyunacarasucia,enrojecidaycubiertadeharina,apareció,preguntandoagriamente:

—Dime, ¿no está el pan lo bastante fermentado cuando se sale de latartera?

Sallieseechóareír,peroMeghizounaseñaafirmativayarqueólascejasdetalmodo,quelavisióndesaparecióparaponerenelhornoelpanagriosinmás averiguaciones. La señora March salió de casa después de echar unaojeadaportodaspartesparavercómoibanlascosasydirigiralgunaspalabrasde consuelo a Beth, que estaba haciendo tina mortaja mientras el queridodifunto yacía expuesto en la cajita de dominó. Una extraña sensación dedesamparoseapoderódelasmuchachasalverdesaparecerasumadredetrásde la esquina; desamparo que culminó en desesperación cuando, pocosminutosdespués, sepresentó la señoritaCrockerconvidándoseacomer.Erauna dama solterona, delgada y amarillenta, de nariz puntiaguda y ojoscuriosos, que lo viera todo y chismorreaba todo lo que veía. No les erasimpática,peroacostumbrabanatratarlaconamabilidad,sencillamenteporqueeravieja,pobreyteníapocosamigos.AsíqueMeglecedióelsillónytratóde

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entretenerlamientrasellahacíapreguntas,locriticabatodoycontabacuentosdesusconocidos.

Lo que Jo trabajó y aguantó aquella mañana no hay palabras que loexpliquen. La comida que sirvió se hizo famosa. Temiendo pedir másconsejos, hizo sola lo que pudo, y descubrió que hacía falta algo más quevoluntad; losespárragoshirvieronporunahoraydescubrióconsternadaquese habían deshecho las puntas y endurecido los tallos. El pan se le quemó,porquelapreparacióndelaensaladalafastidiótantoqueabandonólodemás,hasta convencerse de que no le salía bien. La langosta fue un misterioescarlata, pero a fuerza de golpear y escarbar logró limpiarla, y escondió laescasa cantidad de carne que resultó bajo un montón de hojas de lechuga.Tuvoqueapresurarseconlaspatatasparanohaceresperaralosespárragos,yalfinnoestabantancocidascomolehabíanparecido.

"¡Bueno!Puedencomercarneypanconmantecasitienenhambre;peroesmortificante emplear toda lamañana para nada", pensó Jo cuando tocaba lacampanaunamediahoramástardequedecostumbre,ysofocada,cansadaydesanimadapasabarevistaalbanquetepreparadoparaLaurie,acostumbradoatoda clase de lujos, y para la señorita Crocker, cuyos ojos curiosos noperderíanfaltaycuyalenguamurmuradoratendríatemapararato.

Cuando una cosa tras otra era probada y dejada, la pobre Jo hubieraquerido esconderse debajo de la mesa; Amy reía sin ganas, Meg estabaazorada, la señorita Crocker apretaba los labios y Laurie decidido, hablabatodo lo que podía para animar la compañía. El punto fuerte de Jo eran lospostres,porqueloshabíaazucaradobienyteníaunjarrodecremaespesaparaacompañarlos. Sus mejillas ardientes se templaron algo, respiró con mástranquilidad mientras se repartían los bonitos platos de cristal y todoscontemplabanlosrosadosislotesflotandosobreelmardecrema.

La señorita Crocker los gustó la primera, hizo unamueca y bebió aguaprecipitadamente,Jo,querehusarapensandoqueseríaescaso,echóunaojeadaa Laurie, que comía valientemente, aunque sin poder evitar que se lecontrajera la boca.Amy tomó una cucharada repleta, se ahogó, escondió lacaraenlaservilletaydejóprecipitadamentelamesa.

—¿Qué?...¿Quépasa?—preguntóJotemblando.

—Salenlugardeazúcar,ylacremaestáagria—respondióMegcongestotrágico.

Jolanzóungemidoysedejócaerdeespaldasensusilla,recordandohaberespolvoreado las fresasconunode losdospotesquehabíaen lamesade lacocina,yquenohabíapuestolalecheenlaheladera.Sepusorojacomounaamapolayestuvoapuntodellorarcuandosusojosseencontraronconlosde

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Laurie, incapaces de contener la alegría por más esfuerzos que hiciera; leimpresionó de repente lo cómico del caso, y se rio hasta que las lágrimascorrieronporsusmejillas.Todosserieron,hasta"Crocker",comolaschicassolían llamarla, y la desventurada comida acabó alegremente con pan ymanteca,aceitunasybromas.

—No me siento bastante serena para quitar la mesa, así que noscalmaremosconunentierro—dijoJocuandoselevantaban.

LaseñoritaCrockersepreparóparadespedirse,ansiosadeirconelcuentoalamesadeotraamiga.

En verdad se calmaron por simpatía hacia Beth. Entre los helechos delbosquecilloLauriehizounsepulcro,cubiertoconmusgo,dondeenterraronalpobrePep;suamallorómuchoporélypusounaguirnaldadevioletassobrelalápida, en la cual se había escrito un epitafio, compuesto por Jo mientrasluchabaconlospreparativosdelacomida.

Terminadas las ceremonias, Beth se retiró a su cuarto, vencida por laemoción y enferma por haber comido langosta; pero no encontró lugar dereposo porque las camas estaban sin hacer. Sacudiendo las almohadas yarreglándolo todohallóalivioasudolor.MegayudóaJoaquitar lamesayfregar la vajilla, lo cual ocupó lamitadde la tarde, dejándolas tan cansadasquedecidieroncontentarsecontéypantostadoparalacena.LauriesellevóaAmy a dar un paseo en coche, verdadera obra de caridad, porque la cremaagriaparecíahaberlapuestodemalhumor.LaseñoraMarchvolvióyencontróa las tres chicas mayores trabajando como unas negras a media tarde. Unvistazoalarmariolediolaideadeléxitodeunapartedelexperimento.

Antesdequelastrabajadoraspudiesendescansarvinieronvariasvisitasyhuboquearreglarsepararecibirlas;despuésfuenecesarioprepararelté,hacerrecados y coser algo, aunque este trabajo se dejó para último momento.Mientrascaíaelcrepúsculo,tranquiloysilencioso,unatrasotrasejuntaronenel pórtico, donde las rosas de junio florecían hermosamente, y todas sequejabanalsentarse,comosiestuvierancansadasymolestas.

—¡Quédíatanhorrible!—comenzóJo,quesolíahablarlaprimera.

—Semehahechomás cortoquede costumbre; ¡pero tan incómodo!—dijoMeg.

—Noparecíanuestracasa—añadióAmy.

—Nopuede parecerlo sinmamá y sin Pep—suspiróBeth,mirando conojosllenosdelágrimashacialajaulavacía.

—Yaestáaquímamá,queridamía,ytendrásotropajaritosilodeseas—aldeciresto,laseñoraMarchvinoytomóasientoentreellas,conaspectodeno

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haber tenido una vacación mucho más grata que la de ellas —. ¿Estáncontentas con el experimento, hijasmías, o desean continuarlo otra semanamás?—lespreguntó.

—¡Yo,no!—gritóJo.

—Niyo—repitieronlasotras.

—Entonces, ¿piensan que es mejor tener obligaciones y vivir haciendoalgoparalosdemás,noeseso?

—No resulta esto de holgazanear y jugar —observó Jo, meneando lacabeza—.Estoycansadadeello.Tengointencióndecomenzaralgúntrabajoenseguida.

—¿Qué te parece aprender a guisar cosas sencillas?Es un arte que todamujerdebeconocer—dijolaseñoraMarch,riéndosemuchoalacordarsedelbanquete de Jo, porque había encontrado a la señorita Crocker y oído sudescripción.

—Mamá: ¿te fuiste y nos lo dejaste todo a nosotras por ver cómo lohacíamos?—gritóMeg,quehabíatenidosussospechastodoeldía.

—Sí;queríaqueaprendierancómoelbienestarde todosdependedequecadaunahagafielmentesuparte.MientrasHannayyohacíamossu trabajo,ibanbastantebien,aunquenocreoqueestabanmuycontentasoamables;poresopenséqueunalecciónasílesdemostraríalosresultadosdenopensarcadaunamásqueensímisma.¿Nopiensanqueesmásagradableayudarseunasaotras,tenerdeberesdiarios,quehacenmásgrataslashorasderecreocuandovienen,ytomarsealgúntrabajoymolestiaparaqueelhogarseacómodo?

—Sí,mamá;esverdad—gritaronlaschicas.

—Entonces,permitanquelesaconsejetomardenuevosustareas,porquesiavecesparecenalgopesadas,noshacenbienysevanaligerandoamedidaque aprendemos a soportarlas. El trabajo es saludable y hay bastante paratodas;nos libradelaburrimientoyde lamalicia,esbuenopara lasaludyelespírituynosdamayorsentidodecapacidadydeindependenciaqueeldineroolaelegancia.

—Trabajaremos como abejas y lo haremos con gusto; verás cómo lohacemos.Tomarélacocinasencillacomoentretenimiento;elpróximoconvitequehagaseráunéxito—dijoJo.

—Haréeljuegodecamisasparapapáentulugar,mamá.Puedoyquierohacerlo,aunquenomegustalacostura;esoserámejorquefastidiarconmisvestidos,queyasonbastantebonitoscomoestán—agregóMeg.

—Estudiarémisleccionestodoslosdíasynopasarétantotiempoconlas

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muñecas y la música. Soy una tonta y debería estudiar, no jugar —fue laresolucióndeBeth.

Amy siguió el ejemplo de las demás, declarando heroicamente queaprenderíaahacerojalesyprestaríamásatenciónalagramática.

—¡Muybien!;entoncesestoycontentadelexperimentoymeimaginoquenoseránecesariorepetirlo;peronosevayanalotroextremo,trabajandocomoesclavas.Tenganhorasdeterminadasparael trabajoyelrecreo;comprendanelvalordel tiempousándolobien.Entonces la juventudseráencantadora, lavejeztraerápocaslamentacionesylavidaserádichosayhermosa,apesardelapobreza.

—Lorecordaremos,mamá.Yasílohicieron.

CAPÍTULO12-CAMPAMENTOLAURENCE

Beth era la administradora de correos, porque, al estar mucho en casa,podía atenderlo con regularidady le gustabamuchísimo el trabajo diario deabrir el candado de la puertecilla y distribuir la correspondencia.Un día dejulioentrócon lasmanos llenas,y fuepor lacasadejandopaquetesycartascomoelcartero.

—Aquí está tu ramillete, mamá; Laurie no lo olvida nunca —añadió,poniendoelramilletefrescoenelfloreroqueadornaba"elrincóndemamá".

—Para la señoritaMegMarch, una carta y un guante—continuó Beth,dandoambascosasasuhermana,queestabasentadacosiendopuñoscercadesumadre.

—¡Cómo! Yo me dejé un par allí y no viene más que uno dijo Meg,mirandoelguantedealgodóngris.

—¿Nohasdejadocaerelotroeneljardín?

—No;estoyseguradequeno;porquenohabíamásqueunoenelbuzón.

—¡Mefastidiatenerunguantedesparejo!Noimporta,yaapareceráelotro.Micartanoesmásqueunatraduccióndelacanciónalemanaquedeseaba.MefiguroqueelseñorBrookelahahecho,porquelaletranoesdeLaurie.

LaseñoraMarchdirigióunamiradaaMeg,queestabamuybonitaconsubatadepercalconlosbuclesensufrenteagitadosporlacorrientedelaire,ymuyfemenina,cosiendodelantedelamesitadelabor;sinlamenorideadelospensamientosdesumadre,cosíaycantabamientrasvolabansusdedos,conlamente llena de fantasías juveniles, tan inocentes y frescas como los

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pensamientosqueteníaprendidosensucinturón.Laseñorasesonrióyquedócontenta.

—DoscartasparaladoctoraJo;unlibroyunviejosombreromuycurioso,que cubría toda la estafeta—dijo Beth, riéndose, al entrar donde estaba Joescribiendo.

—¡Qué pícaro es ese Laurie! Dije que ojalá estuvieran de moda lossombrerosgrandes,porquelosdíascalurososmequemolacara.Ydijo"¿Quéimporta lamoda?Ponteunsombrerograndeyprocuraestarcómoda".Yo lecontestéqueloharíasituvierauno,ymehaenviadoestoparaprobarme.Melo pondré en broma, para demostrarle que no me importa la moda —ycolgando el sombrero de ancha ala sobre un busto de Platón, Jo leyó sucorrespondencia.

Unacartadesumadrelasonrojóehizoasomarlágrimasasusojos,porquedecía:

"Querida mía: Estas palabras son para decirte con cuánta satisfacciónobservotusesfuerzospordominartugenio.Nodicesnadadetuspruebas,detuscontratiemposnidetuséxitos,yquizápiensesquenadiesedacuentadeellos, excepto el Amigo cuyo auxilio, pides cada día, si deduzco bien delmucho uso que parece tener tu librito.Yo también lo he notado y creo quecomienza a dar fruto. Persiste, queridamía, conpaciencia y coraje, siemprecreyendoquenadietecomprendenisimpatizatantiernamentecontigocomotuqueridamadre."

—Estomehacebien.Valemillonesdedineroymilesdealabanzas.¡Oh,mamá,deverasquemeesfuerzoyseguiréhaciéndolo,ynomecansaré,puestetengoati!

Apoyando la cara en los brazos; Jo vertió lágrimas de alegría sobre elpequeño romance que escribía, porque en realidad había pensado que nadienotaba o apreciaba sus esfuerzos para ser buena, y esta seguridad eradoblementepreciosayalentadora,porloinesperadayporvenirdelapersonacuyoelogioestimabamás.Sintiéndosemásfuertequenuncaparaencontraryvencer a su Apolo, prendió la carta con alfileres dentro de su traje comoescudo recordatorio, para no estar desprevenida, y procedió a abrir la otracarta,dispuestaparabuenasomalasnoticias.EnletragrandeydeprisahabíaescritoLaurie:"EstimadaJo:

"Unoschicosychicasinglesasvienenmañanaparavisitarme,yquieroquepasemos un buen rato. Si hace buen tiempo, voy a plantar mi tienda decampaña en el Prado Largo, y llevaré a toda la cuadrilla en el bote paramerendar y jugar al croquet; encenderemos un fuego, haremos rancho a logitanoynosdivertiremoscuantopodamos.Songentesimpáticay lesgustan

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estas cosas. Brooke vendrá para tener en orden a los muchachos. KateVaughamcuidarádelaschicas.Deseoquevengantodas;nopermitoqueBethse quede fuera; nadie la molestará. No te preocupes por la comida; yo meencargodeesoydetodo.Vengancomobuenosamigos.

"Conunaprisahorrible,quedatuyoafectísimo,Laurie.

—¡Qué magnífico! —gritó Jo, entrando precipitadamente para dar lasnoticias aMeg—. Por supuesto, ¿podemos ir, mamá? Será una ayuda paraLaurie, porque yo puedo remar y Meg ayudará con la merienda, y laspequeñaspuedenhaceralgo.

— Espero que los Vaugham no sean personas mayores muy elegantes.¿Sabesalgodeellos,Jo?—PreguntóMeg.

—Sóloséquesoncuatro.Kateesmayorque tú,FredyFrank(gemelos)tienenmiedad,pocomásomenos,yunachica(Grace),quetienenueveodiezaños;Laurielosconocióenelextranjeroylegustabanmucholoschicos.Porelgestoquehizoalhablardeella,mefiguroquenoadmirabaaKate.

—Mealegrodequemitrajedepercalfrancésestélimpio;esexactamentelo que conviene y me queda muy bien —observó Meg—, ¿Tienes algodecente,Jo?

—Un trajemarino, rojo y gris, bastante bueno paramí. Voy a remar yretozarynoquieronadaalmidonadoquemeestorbe.¿VendrásBeth?

—Sinodejasaloschicosquemehablen.

—Niuno.

—MegustacomplaceraLaurie,ynotengomiedodelseñorBrooke,queesmuy amable; pero no quiero tocar el piano, ni cantar, ni tener que decirnada.Trabajarémuchoynoestorbaréanadie,ysitúmecuidas,Jo,iré.

—¡Buenaniña!Tratasdevencertutimidezytequieroporeso.Lucharcondefectos no es fácil, lo sé, y una palabra alegre levanta el ánimo. Graciasmamá

—yJodiounbesoagradecidoasumadre.

—Yo he recibido una cajita de pastillas de chocolate y la estampa quedeseabacopiar—dijoAmy,mostrandosucorreo.

—YoherecibidounacartadelseñorLaurence invitándomeaquevayaatocar el piano esta noche antes deque enciendan las lámparas; iré—añadióBeth,cuyaamistadconelancianocrecíaapasosacelerados.

—Ahora, a movernos deprisa y hacer el trabajo hoy para que mañanapodamos divertimos con la conciencia tranquila —dijo Jo, preparándose a

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cambiarlaplumaporlaescoba.

Elsolalumbróunacómicaescenaalpenetrareneldormitoriodelaschicasa la mañana siguiente. Cada una se había preparado para la fiesta como leparecíapropioynecesario,yMegteníaunadoblelíneaderizadoressobrelafrente;Josehabíauntadodecremafríalacaraquemada;Bethhabíaprendidoa la nariz unas pinzas de tender ropa. Como si el espectáculo lo hubieraregocijado, el sol se puso a brillar con tanto esplendor que Jo se despertóydespertóasushermanasconlascarcajadasquelanzóalvereltocadodeAmy.

Eran éstos excelentes presagios para la excursión, y pronto comenzó unanimadomovimiento en ambas casas. Beth, lista la primera, se encargó detener a sus hermanas al tanto de lo que ocurría en la casa vecina, confrecuentestelegramasdesdelaventana.

—¡Allá va el hombre con la tienda de campaña! Ya está la cocineraponiendo lamerienda en una cesta y una canasta.Ahora el señor Laurencemiraelcieloyalaveleta.¡Ojaláqueélfueratambién!AllíestáLaurievestidode marinero. ¡Qué simpático! ¡Ay de mí! Un coche lleno de gente..., unaseñoraalta,unachicaydoschicosterribles;unoescojo,¡pobrecito!,llevaunamuleta.Laurienonosdijoeso.Denseprisa,niñas,quesehacetarde.¡Digo!AllávaNatanielMoffat.Mira,Meg,¿noeséseelhombrequetesaludóundíacuandoíbamosdecompras?

—Sí, es él; ¡qué curioso que haya venido! Pensaba que estaba en lasmontañas. ¡Allá va Sallie!Me alegro de que haya vuelto a tiempo. ¿Estoybien,Jo?—preguntóMeg,muyagitada.

—Estás hecha una verdadera margarita; recógete el vestido y pontederecho el sombrero; parece algo sentimental, inclinado de ese modo, y elprimersoplodevientoselollevará.¡Vamosya!

—¡Pero, Jo!, ¿vas a llevar ese horrible sombrero? Es absurdo. No tepongascomounespantajo—exclamóMeg,mientrassuhermanaseajustabaconunacintarojaelsombrerodepajadeItalia,deanchasalas,queLaurielehabíaenviadoenbroma.

—¡Vaya si lo llevo! Es excelente: ligero, ancho y da mucha sombra.Causarágraciaynomeimportaparecerunespantajosivoyagusto.

Dicho esto, Jo se puso enmarcha y las otras la siguieron: una cuadrillaalegre de hermanas, muy bonitas con sus vestidos de verano y sus alegrescarasbajolasalasdesussombreros.

Laurie se apresuró a recibirlas y presentarlas a sus amigos con muchacordialidad. El prado era la sala de recepción y por algunos minutos sedesarrollóallíunaescenamuyanimada.Megnotóconplacerquelaseñorita

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Kate, aunque tenía veinte años, iba vestida conmucha sencillez, y se sintióhalagadaaloíraNatanieldecirquehabíavenidoespecialmenteporverla.Jocomprendió por qué Laurie haciamuecas al hablar deKate, porque aquellaseñorita parecía decir "no se acerque usted demasiado", y sus manerascontrastaban con las más naturales de las otras chicas. Beth pasódisimuladamente revista a los chicos nuevos y sacó la conclusión de que elcojitonoera"terrible",sinotranquiloydébil,yque,porlomismo,deberíaseramable con él. Amy descubrió que Grace tenía buenas maneras y que eraalegre; después de estudiarse por unos pocos minutos, sin decir nada, derepente se hicieron buenas amigas. Habiendo llegado antes que ellos a lastiendas de campaña, lamerienda y los utensilios para el croquet, pronto seembarcólacuadrillaylosdosbotessepusieronenmarchajuntos,mientraselviejo señor Laurence les decía adiós desde la orilla agitando su sombrero.Laurie y Jo remaban en un bote, el señorBrooke yNed en el otro, y FredVaugham,elgemelobullicioso,hacía todoloposibleparahacervolvera losdos,remandoenunesquifecomounescarabajodeagua.ElcómicosombrerodeJomerecióunvotodegracias,porquefuedeutilidadgeneral.Alprincipiorompiólareservaporlasrisasquecausó;producíaunabrisaagradableconsusalas mientras remaba Jo, y ella dijo que si caía un chaparrón serviría deparaguasparatodalacuadrilla.

Kate pareció algo sorprendida por los modales de Jo, especialmentecuandoexclamaba"CristóbalColón",siseleescapabaunremo.Perodespuésde examinar a la curiosa chica varias veces con su lente, la señorita Katedecidióqueera"raraperolista",ylesonriódesdelejos.

Enotrobote,Megsehallóenunasituaciónmuyagradable,decaraalosremeros,queadmirabanlaperspectivaymanejabansusremosconhabilidadygraciapococomunes.ElseñorBrookeeraunjovengraveycallado,conojoscolorcastañoyvozagradable.AMeg legustabansusmodales tranquilos,ypensabaqueeraunaenciclopediaambulantedeconocimientosútiles.Nuncalehablabamucho; pero la miraba a menudo, y ella se daba cuenta de que lohacía.Ned,queyahabíaingresadoenlaUniversidad,adoptabalosairesquelos novicios creen obligados en su caso; no era muy sabio, pero de buenhumoryalegre,y,enconjunto,personaexcelenteparaunaexcursión.SallieGardiner estaba ocupadísima enmantener limpio su traje de piqué blanco ycharlaba con Fred, que se hallaba en todas partes, manteniendo a Bethatemorizadaconsuslocuras.

NoestabalejosPradoLargo;perolatiendadecampañaestabayaplantadaylasbarreraspuestascuandollegaron.Erauncampoagradableyverde,contresfrondososroblesenelcentroyunapartedecéspedllanoparaelcroquet.

—Bienvenidos sean ustedes al Campamento Laurence —dijo el jovenanfitrión,cuandodesembarcaban,conexclamacionesdealegría—.Brookees

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comandanteenjefe;yosoycomisariogeneral;losdemásjóvenes,oficialesdeestadomayor,yustedes,señoras,lacompañía.Latiendadecampañaesparasupropiouso,y aquel roble es su salón; éste es el comedor,y el tercero, lacocinadecampo.Ahoravamosajugarantesdequehagacalor,ydespuésnosocuparemosdelacomida.

Fred,Beth,AmyyGracesesentaronparamirareljuegodelosotrosocho.ElseñorBrookeescogióaMeg,KateyFred.Laurie,aSallie,JoyNed.Losinglesesjugaronbien,perolosamericanosmejor,ydefendieroncadapulgadadecéspedcomosilosanimaraelespíritudelaguerradelaIndependencia.Joy Fred tuvieron varias escaramuzas, y una vez apenas evitaron una riña. Johabíapasadoelúltimoaro;sumazohabía falladodegolpe, locual laenojómucho.Fredlaseguíadecercayletocabaaél jugarantes;dioungolpe;supelotapegócontraelaroyseparóaunapulgadafueradelsitio.Nadieestabamuycerca;corriendoparaexaminar,lediodisimuladamenteungolpecitoconlapuntadelpie,yasílapusojustamenteaunapulgadadentro.

—¡Pasé! Señorita Jo, le voy a ganar; voy a entrar el primero—gritó eljoven,oscilandoelmazoparadarotrogolpe.

—Usted ha empujado la pelota; lo he visto. Me toca a mí —dijo Joásperamente.

—¡Palabra que no la toqué! Tal vez ha rodado algo, pero esto estápermitido;apártesehagaelfavor,quevoyallegaralameta.

—EnAméricanohacemostrampas;peropuedeustedhacerlassidesea—dijoJo,enojada.

—Todoelmundosabequelosamericanossonmástramposos.¡Alláva!—respondióFred,mandandomuylejos,deungolpe,lapelotadesurival.

Joabriólabocaparadecirlealgofuerte,perosedetuvoatiempo,enrojecióyestuvoporunminutogolpeandounaro con toda su fuerza,mientrasFreddabaconsupelotaenlametaysedeclarabavencedorconmuchaalegría.Ellasefueabuscarsupelotaypasólargoratoparaencontrarlaentrelosarbustosperovolvióaparentementefrescaytranquilayesperósuturnoconpaciencia.Tuvoquedarvariosgolpesparaganardenuevolaposiciónquehabíaperdido,ycuandolarecobró,elotroladocasihabíaganado,porquelapelotadeKateeralapenúltimayestabamuycercadelameta.

—¡Caramba!¡Estamosperdidos!Adiós,Kate;laseñoritaJotienederechoa un golpe, de modo que está usted vencida —gritó Fred, muy excitado,mientrastodosseacercabanparaverlaconclusión.

—Losamericanostienenlacostumbredesergenerososconsusenemigos

—dijo Jo, con unamirada que hizo palidecer la cara del chico—; sobre

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todocuandolosvencen—añadió,mientras,sintocarlapelotadeKate,ganabaeljuegoporungolpehábil..

Laurieechóalairesusombrero;despuésrecordóquenodebíacelebrarladerrotadesushuéspedes,yseparóenmediodeunhurraparasusurrarasuamiga:

—¡Bienhecho,Jo!Elhizotrampa,lovi;nopodemosdecírseloasí,peronoloharáotravezteloaseguro.

Meglallevóaunlado,conelpretextodearreglarleunatrenza,yledijo:

—Fuemuy provocativo; pero supiste dominarte, lo cualme diomuchaalegría,Jo:

—Nomealabes,Meg,quetodavíamequedanganasdedarleunabofetada.Mehubieradesquitadosinohubiesepermanecidoentrelasortigashastaquepude sujetar la rabia lo suficiente para no hablar. Todavía estoy hirviendo;esperoquenosemeacerquemucho—respondióJo,mordiéndoseloslabios.

—¡Hora de merendar! —dijo el señor Brooke, mirando, su reloj—.Comisariogeneral, ¿quiereustedencenderel fuegoy traeragua,mientras laseñoritaMarch, laseñoritaSallieyyoponemos lamesa?¿Quiénsabehacerbuencafé?

—Jo sabe —respondió Meg, alegrándose de poder recomendar a suhermana.

Jo,contentadepoderlucirsusreciénadquiridosconocimientosculinarios,sehizocargodelacafetera,mientraslosniñosrecogíanleasecayloschicoshacíanfuegoytraíanaguadeunmanantialcercano.LaseñoritaKatedibujabayFredcharlabaconBeth,queestabahaciendoesterillasconjuncostrenzadosparausarlascomoplatos.

El general en jefe y sus ayudantes pronto pusieron el mantel con unavariedad tentadoradecomestiblesybebidas,adornadosconhojasverdes. Joanunció que el café estaba listo y todos se sentaron para hacer honor a unacomida abundante. Fue una merienda alegre, porque todo parecía nuevo ygracioso. Un venerable caballo que pastaba por allí fue espantado por lasfrecuentes carcajadas. La mesa no quedaba firme y esto produjo no pocasdesgracias a tazas y platillos; caían bellotas en la leche, venían pequeñashormigasnegrasaparticipardelbanquetesinestarinvitadasyorugaspeludasse descolgaban del árbol para ver lo que ocurría. Tres niños de peloblanquecino se asomaron por encima del seto y un perro desagradable lesladrócontodasufuerzadesdeelladoopuestodelrío.

—Aquí hay sal, si la prefieres —dijo Laurie, mientras pasaba a Jo unplatillodefresas.

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—Gracias,prefieroarañas—respondióella,sacandodosimprudentes,quehabíanbuscado lamuerteentre lacrema—.¿Cómo teatrevesa recordarmeaquellacomidahorrible,cuandolatuyaestanagradableyexcelenteentodossentidos?—añadióJo,mientrasreíanambosycomíandelmismoplato,yaqueescaseabalavajilla.

—Aqueldíamedivertímuchísimo,yno loheolvidado todavía.Deestaexcursión nome correspondemérito alguno; yo no hago nada; son ustedes,MegyBrookelosquelallevanporbuencamino,ylesestoymuyagradecido.¿Qué haremos cuando no podamos comer más? —preguntó Laurie, cuyorepertorioquedabaagotadoconlamerienda.

—Tendremos juegoshastaquerefresqueunpoco.He traído"Autores",yquizálaseñoritaKatesepaalgunonuevoybonito.Veapreguntarle;esbuenaamigaydeberíashacerlemáscompañía.

—¿Nolocreestútambién?PenséqueellayBrookeseentenderían,peroélnodejadehablarconMegyKatelosmiraintrigadaconeselenteridículoquetiene.Voyahablarconellaparaquenomeindiquesurbanidad,Jo.

LaseñoritaKatesabíavariosjuegosnuevos,ycomolaschicasnoqueríanyloschicosnopodíancomermás,todossereunieronenlasalaparajugara"Cuentos".

—Unapersona empiezaun cuento, cualquier tontería que se le ocurra, ysigue contándolo todo el tiempo que gusta, procurando detenerserepentinamenteenalgúnpuntoexcitante,yentonces la siguientecontinúaelcuentoyhacelomismo.Esmuygraciosocuandosehacebien,porqueresultaun perfecto lío de tonterías tragedias y situaciones únicas que hacen reír.Háganoselfavordecomenzar,señorBrooke—dijoKatecongestoimperioso,quesorprendióaMeg,acostumbradaatrataraltutorcontantorespetocomoacualquierotrocaballero.

Echado en la hierba, a los pies de las dos señoritas, el señor Brookecomenzóobedientementeelcuento,consusbellosojoscastañosfijosenelrío,bañadoensol.

—Habíaunavezuncaballeroerrantequesefueabuscarfortuna,puesnotenía nadamás que su espada y un su escudo.Viajó por largo tiempo, casiveintiochoaños,ysufriómuchaspenalidades,hastaquellegóalpalaciodeunrey,buenoyanciano,quehabíaofrecidounpremioaquienpudieradomarymanejar un bello potro, salvaje todavía, al que estimaba muchísimo. Elcaballeroconvinoenintentarloyloconsiguió,lentaperoseguramente,porqueel potro era un animal noble, que, aunque caprichoso y salvaje, aprendióprontoaobedecerasunuevoamo.Cadadía,cuandoadiestrabaalnoblebruto,el caballero solíapasearpor la ciudad,montadoenél;ymientras cabalgaba

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iba buscando una cara hermosa, que había visto amenudo en sueños, peronuncadeverdad.Undía,alpasarporunacalletranquilasucaballohaciendocabriolas,vioenlaventanadeuncastilloruinosolacaraencantadora.Locodealegría preguntó quién habitaba aquel viejo castillo, y se le dijo que unasprincesas encantadas estaban prisioneras allí, víctimas de un sortilegio,hilando todo el día para ahorrar el dinero con que comprar su libertad. Elcaballero deseaba mucho libertarlas; pero era pobre, y lo único que podíahacererapasartodoslosdíasesperandoverasomarsealsollacarahermosa.Alfinresolvióentrarenelcastilloypreguntarcómopodríaayudarlas.Fueyllamó;lapuertagrandeseabriódeparenparyvioa..."

"—Unadama encantadora, que exclamó extasiada: ¡por fin! ¡por fin!—continuóKate—.Esella,gritóel condeGustavo,ycayóa suspies, locodealegría.'Levantaos',dijo,extendiendounamanoblancacomolanieve.'Noloharéhastaquemedigascómopuedolibrarte'exclamóelcaballerotodavíaderodillas. '¡Ay!,mi suerte cruelme condena a permanecer aquí hasta quemitiranoseadestruido'.'¿Dóndeestáeltraidor?'.

'En la sala lila; ve corazón valiente, y sálvame de la desesperación.''Obedezco,yvolverévictoriosoomuerto'".Conestaspalabrasconmovedorassalióprecipitadamente,yabriendolapuertade lasala lila,estabaapuntodeentrarcuandorecibió..."

—Ungolpeque lo aturdió, dado conungrandiccionariogriego, queunviejo,dehábitonegro, le tiró—prosiguióNed—.Enseguida,elcaballeronoséquiénse repuso,arrojóal tiranopor laventanayvolvióa reunirsecon ladama,victorioso,peroconunchichónenlafrente;encontrólapuertacerradaconllave;desgarrólascortinas,hizounaescaladecuerdas,yhabíallegadoamitad del camino al suelo, cuando se rompió la escala y cayó de cabeza alfoso,desdeunaalturadesesentametros.Podíanadarcomounpato,ynadandodiolavueltaalcastillohastallegaraunapuertecitaguardadapordosfuertesmozos;lesgolpeólascabezasunacontraotra,haciéndolascrujircomounparde nueces; después con un ligero golpe de su fuerza prodigiosa derribó lapuerta, subiódos escalonesdepiedras, cubiertosdepolvo espeso, sapos tangrandescomoelpuñodeunhombreyarañasqueharíanchillardeterroralaseñoritaMarch.En lo alto de aquellos escalones vio de repente algo que lehelólasangre..."

"— Una figura alta, toda de blanco, con un velo sobre la cara y unalámparaen lamanodelgada—continuóMeg—.Lehizoseñas,deslizándosesuavementesin ruidoanteéla lo largodeunpasillo,oscuroyfríocomounsepulcro. A cada lado había efigies tenebrosas con armadura; reinaba unsilenciocompleto;lalámparadabaunaluzazulyelespectrovolvíadevezencuandolacarahaciaél,dejandoverelbrillodesusojosterriblesatravésdelvelo blanco. Llegaron a una puerta cubierta con una cortina, tras de la cual

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sonabaunamúsicaencantadora:seprecipitóaentrarperoelespectrolediountirónhaciaatrás,agitandocongestoamenazadoranteéluna..."

"—Unatabaquera—prosiguióJoconvozgrave,quehizodesternillarsederisaalauditorio—.'Gracias',dijoelcaballerocortésmente,tomandounpocoyestornudandosieteveces,con tantaviolenciaquese lecayó lacabeza. '¡Ah!¡Ah!',rioelespectro,ydespuésdeecharunaojeadaporelojodelacerraduraalasprincesasquehilabanatodavelocidad,elespectroasióasuvíctimaylapuso en una caja de lata, donde había otros once caballeros decapitados,apretadoscomosardinasencanasta,loscualesselevantaronysepusierona..."

"—Bailar un baile de marineros —dijo Fred, interrumpiéndola, aldetenerseJopara tomaraliento—,ymientrasbailaban,elcastillo ruinososecambió en un buque de guerra con velas desplegadas. '¡Arriba el foque!;¡amarradlasvelas!:¡Asotaventoconeltimón!;¡armadloscañones!',gritóelcapitán, al aparecer un barco pirata portugués que enarbolaba en su palomayorunpabellónnegrocomolatinta.'¡Aellosyavencer,hijosmíos!',diceel capitán, y se entabla una furiosa pelea. Naturalmente, los inglesesvencieron, como siempre; y después de hacer prisionero al capitán de lospiratas, hundió la goleta, cuyos puentes de sotavento estaban cubiertos desangre,porquelaconsignahabíasido'vendercaraslasvidas'.'Guardián,tomaunacuerdadel contrafoqueyarroja estepícaroalmar sinoquiereconfesarenseguidasuspecados',dijoelcapitáninglés.Elportuguéscerrólabocaconvaloryanduvoeltablónmientraslosmarinerosaplaudíancomolocos;peroeltunantesesumergiódebajodelbuque,loechóapique,ylanavesehundióconvelasdesplegadashastaelfondodelmar,donde..."

—¡Pobredemí!¿Quévoyadecir?—exclamóSalliecuandoFredpusofinasuparte,tanabundanteenfrasesnáuticasyhazañasmarítimas.

"—Bueno,llegaronalfondo,dondeunahermosasirenalosrecibió,peroseentristeció mucho al descubrir la caja de caballeros decapitados, y losconservóensalmueraconlaesperanzadedescubrirelmisterio;porque,comomujer,eracuriosa.Apocobajóunbuzoylasirenadijo:'Tedaréestacajitadeperlassiquieressubirla',porquedeseabadevolveralavidaaloscaballeros,yellanopodíalevantarunacajatanpesada.Elbuzoaccedióysellevóungranchascoalabrirlacajayverquenoteníaperlas.Laabandonóenmediodeunpradosolitario,dondefuedescubiertaporuna..."

"—Pastorcitaquecuidabaciengansosgordos—dijoAmycuandoseagotóla inventiva de Sallie —. La pastorcita sintió mucha lástima de ellos ypreguntóaunaviejaquépodríahacerparaayudarlos.'Tusgansostelodirán;ellos lo saben todo', contestó la vieja.Así que preguntó cómo podría darlescabezas nuevas, puesto que las antiguas estaban perdidas, y los gansosabrieronsuscienpicosygritaron..."

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"—Coles—continuóLaurie,sinvacilar—.'Justo',dijolaniña,ycorrióatraerdocecolesbuenasdesuhuerta.Selascolocóaloscaballeros,loscualesvolvieron al punto en sí, le dieron las gracias y continuaron su viaje,alegremente, sin darse cuenta de la diferencia, porque en el mundo habíatantas cabezas parecidas que nadie hizo caso de ellos. El caballero quemeinteresavolvióparaencontrarlacarahermosa,yoyóquelasprincesashabíanganadosulibertadhilandoyquetodas,menosuna,sehabíanmarchadoparacasarse.Seinquietómuchísimoaloírlo,ymontandoelpotro,queatravésdetantas desgracias había permanecido fiel a su amo, apuró el paso hacia elcastilloparavercuáldeellasestabatodavíaallí.Mirandofurtivamenteporelseto, vio venir a la reina de su corazón que cortaba flores en su jardín.'¿Quieresdarmeunarosa?',dijoél. 'Tienesquevenirarecibirla;noestábienqueyovayaadártela',repusoella,dulcecomolamiel.Tratódesaltarelseto,peroéstesehacíacadavezmásalto;intentóatravesarlo,peroseponíamásymás espeso; estaba desesperado. Con mucha paciencia rompió ramita trasramita hasta hacer un agujero pequeño, por el que se asomó diciendo consuplicantevoz:'¡Déjameentrar!,¡déjameentrar!'Perolahermosaprincesanoparecía comprender, porque continuó cortando tranquilamente sus rosasy lodejóqueentrasecomopudiera.Silogróhacerloono,Franknoslodirá."

—¡Yo, no! ¡Yo, no! No juego —dijo Frank, asustado por el conflictosentimental del cual tenía que salvar a la absurda pareja. Beth habíadesaparecidodetrásdeJo,yGracesehabíaquedadodormida.

—Demodoquealpobrecaballerolovamosadejarpegadoalseto;¿noesuna lástima?—preguntóel señorBrooke, todavíamirandoal ríoy jugandoconlarosasilvestrequeteníaenelojal.

—Imagino que la princesa le dio un pensamiento y acabó por abrirle lapuerta—dijoLaurie,sonriendo,mientrastirababellotasasututor.

—Qué tonterías hemos ideado. Con práctica podríamos hacer algoverdaderamentehábil.¿Sabenustedes"Laverdad"?—preguntóSallie,cuandotodosterminarondereírdelcuento.

—Esperoquesí—dijoMegcongravedad.

—Eljuego,quierodecir.

—¿Dequésetrata?—preguntóFred.

—Vean:ustedesponenlasmanosunaencimadeotra,escogenunnúmeroyretiranlasmanosporturno,ylapersonaqueretiraúltimasumanotienequeresponder con verdad cualquier pregunta que le hagan las otras. Es muydivertido.

—Probemos—dijo Jo, a quien le gustaban toda clase de experimentos

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nuevos.

LaseñoritaKate,elseñorBrooke,MegyNedrehusaronjugar,peroFred,Sallie,JoyLauriepusieronlasmanosunaencimadeotra; lasretiraron,ylasuerteletocóaLaurie.

—¿Quiénessontushéroes?—preguntóJo.

—MiabueloyNapoleón.

—¿Quédamateparecemáshermosa?—preguntóSallie.

—Meg.

—¿Cuáltegustamás?—preguntóFred.

—Jo,naturalmente.

—¡Qué preguntas tan tontas! —exclamó Jo, encogiéndose de hombrosdesdeñosamente,antelarisageneralqueprodujoeltonodecididodeLaurie.

—Tratemosotravez;"Laverdad"noesunjuegomalo—dijoFred.

—Parausted,excelente—respondióJoenvozbaja.El turnosiguiente letocóaella.

—¿Cuálessudefectomásgrave?—preguntóFred,paraprobarenellalavirtudqueaéllefaltaba.

—Uncarácterimpulsivo.

—¿Quéesloquemásdeseas?—interrumpióLaurie.

—Un par de cordones para mis botas —respondió Jo, adivinando ydefraudandolaintención.

—Noesunarespuestasincera;debesdecirloquedeseasdeveras.

—¡Talento!¿Notegustaríapoderdármelo,Laurie?—ysonrióastutamenteasuchasqueadoamigo.

—¿Quévirtudesadmirasmásenunhombre?—preguntóSallie.

—Valoryhonradez.

—Ahorametocaamí—dijoFred,quehabíaquedadoúltimo.

—Hazlo pagar —susurró Laurie a Jo, que hizo una seña afirmativa ypreguntóenseguida.

—¿Nohicistetrampaenelcroquet?

—Sí,unpoquito.

—¡Bueno!¿YnosacastetucuentodeElleóndelmar?—dijoLaurie.

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—Claroquesí.

—¿Nopiensasquelanacióninglesaesperfectaentodossussentidos?—preguntóSallie.

—Meavergonzaríademímismosinolopensara.

—Esunverdadero JohnBull.Ahora,Sallie, tendrásunaoportunidad sinsacarnúmero.Lastimarétussentimientos,enprimerlugar,preguntándotesinopiensas que eres algo coqueta—dijo Laurie,mientras Jo sonreía a Fred enseñaldequehacíanlaspaces.

—¡Quéinsolente!Claroquenosoyunacoqueta—exclamóSallie,conungestoquedemostrabalocontrario.

—¿Quéesloquedetestasmás?—preguntóFred.

—Arrozconlecheyarañas.

—¿Quéesloquetegustamás?—preguntóJo.

—Bailaryguantesfranceses.

—Bueno, pienso que "La verdad" es un juego muy tonto; juguemos a"Autores"pararefrescamoslamente—propusoJo.

Ned, Fred y lasmuchachitas tomaron parte en éste, ymientras duró, lastrespersonasmayoresestuvieroncharlandoaun lado.LaseñoritaKatesacóotravezsudibujoyMeglamiraba,mientraselseñorBrookeestabaechadosobrelahierbaconunlibroenlamano,quenoleía.

—¡Qué bien lo hace!Quisiera saber dibujar—dijoMeg, conmezcla deadmiraciónytristezaensuvoz.

—¿Por qué no aprende?Creo que tendría gusto y habilidad para ello—respondiólaseñoritaKate.

—Notengotiempo.

—Sumadreprefiereotrashabilidades,supongo.Asífueconlamía;peroledemostréque tenía talento, tomandoaescondidasunas lecciones,yentoncesestuvomuyconformeconquecontinuara.¿Nopuedehacerlomismoconsuinstitutriz?

—Notengoninguna.

—Olvidé;enAméricalasseñoritassueleniralaescuelamásquenosotras.Lasescuelassonmuybuenastambién,segúndicepapá.Supongoquevaauncolegioparticular.

—Novoyaningúncolegio;yomismasoyinstitutriz.

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—¡Oh, realmente!—dijo la señorita Kate, pero lo mismo podría haberdicho:"¡Pobrecita!,¡quélástima!",porqueeltonoloindicabaylaexpresióndesucarahizoaMegruborizarseylamentarhabersidotanfranca.

ElseñorBrookelevantólosojosydijoconpresteza:

—EnAmérica las señoritas aman la independencia tanto como nuestrosabueloslaamaban,ysonadmiradasyrespetadassiseganansusustento.

—Sí, claro. Es muy grato y correcto que lo hagan. Nosotros tenemosmuchísimasjóvenesdignasyrespetablesquehacenlomismoyalascualeslaaristocracia suele emplear, porque, siendo hijas de caballeros, están bieneducadasytienentalento,¿comprende?—dijolaseñoritaKateconciertotonoprotectorqueofendióelorgullodeMeg.

—¿Le gustó a usted la canción alemana, señoritaMarch?—preguntó elseñorBrooke,rompiendounapausamolesta.

—¡Oh!,sí,eramuydulceyestoymuyagradecidaaquienmelatradujo—ylacaraabatidadeMegsealegróalcontestar.

—¿No lee usted alemán? —preguntó la señorita Kate, mirándolasorprendida.

—No muy bien. Mi padre, que me enseñaba, está lejos y no adelantomuchosola,porquenotengoquiénmecorrijalapronunciación.

—Tratedeleerunpoquitoahora.Aquí tieneMartiúStuart,deSchiller,yunmaestro aquien le gusta enseñar—yconuna sonrisa alentadorapuso ellibroensusrodillas.

—Estandifícil,quemedamiedoprobar—repusoMeg,agradecida,perocohibidaporlapresenciadelacultaseñorita.

—Leeré un poquito para animarla—y la señoritaKate leyó uno de lospasajesmásbellosconperfectacorrección,perosinexpresiónalguna.

ElseñorBrookenohizoningunaobservaciónmientrasdevolvíaellibroaMeg,quedijoinocentemente:

—Penséqueerapoesía.

—Enpartes;tratedeleerestepasaje.

Meg, siguiendo obedientemente la dirección de la larga brizna de hierbaquesunuevomaestrousabaparaseñalar,leyólentaytímidamente,haciendo,sindarsecuenta,poesíadelaspalabrasdifícilesporlaentonacióndulcedesuvozmusical.Páginaabajo,fueseñalandolaverdeguía,yMeg,olvidandoasuoyenteporlabellezadelatristeescena,leyócomosiestuvierasola,dandounligerotoquedetragediaalaspalabrasdelainfortunadareina.Dehabervisto

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losojoscastañosfijosenellasehubieradetenidoalinstante;peronolevantólavistaylalecciónnoseestropeó.

—¡Muy bien!—dijo el señor Brooke cuando acabó, sin hacer lamenormencióndesusfaltasfrecuentes.

LaseñoritaKate secaló su lente,ydespuésdeexaminarel cuadritoquepintaba,cerrósucartapaciodiciendoconcondescendencia:

—Usted tiene buen acento y con el tiempo será una buena lectora. Leaconsejo aprender el alemánporque esmuyútil para las institutrices.Graceestájugandoytengoqueecharunvistazo—ylaseñoritaKatesealejódeallídiciendo para sí: "No he venido para servir de cuidadora a una institutriz,aunqueseajovenyguapa.¡Quégente tanextrañasonestosamericanos!MetemoqueaLaurielovanaecharaperder."

—Olvidéquelosinglesesdesprecianalasinstitutricesynosuelentratarlascomonosotros—dijoMeg,mirandomolestaalajovenquesealejaba.

—Los profesores también encuentran dificultades allá, como lo sé portristeexperiencia.Nohayningún lugarcomoAméricapara los trabajadores,señoritaMeg.

—Mealegrodevivirenella,entonces.Nomegustamitrabajo,peroalfinsacodeélbastantesatisfacción;asíquenomequejaré;sóloquisieraquemegustasetantoelenseñarcomolegustaausted.

—Creo que le gustaría si tuviera por discípulo a Laurie. Sentiré muchoperderloelañoqueviene.

—¿Vaa laUniversidad?—preguntóMeg;perosusojosañadían:"Yquéharáusted?"

—Yaestiempodequevaya,puesestáyacasilisto;encuantosevayamealistaréenelejército.

—¡Me alegra oírlo! —exclamó Meg—. Yo diría que todos los jóvenesdeberíanira laguerra,aunqueesalgoduropara lasmadresyhermanasquequedanencasa—añadiótristemente.

—Yonotengomadrenihermanaypocosamigosaquienesimportequeviva o muera— dijo con cierta amargura el señor Brooke, mientras poníadistraídamente la rosa marchita en el agujero que había hecho y la cubríacomoenunapequeñasepultura.

—Laurieysuabuelosepreocuparán,ynosotraslosentiríamosmuchosilesucedieraalgomalo—dijosinceramenteMeg.

—Gracias, eso es muy amable—comenzó el señor Brooke, pareciendoalegre de nuevo. Pero antes de que pudiesen acabar su diálogo, Ned llegó

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montadosobreelviejocaballoparamostrarsuhabilidadecuestredelantedelasseñoritas,ynohubomástranquilidadaqueldía.

—¿Notegustamontaracaballo?—preguntóGrace,mientrasdescansabaconAmy,despuésdeunacarreraalrededordelcampoconlosotros.

—Mevuelvo locaporello.MihermanaMegsolíacabalgarcuandopapáerarico;peroahoranotenemosningúncaballo,comonosea"EllenTree"—añadióAmy.

—Háblame de "Ellen Tree". ¿Es un burro? —preguntó Grace concuriosidad.

—Pues verás; Jo se vuelve loca por los caballos y yo también, pero notenemos más que una vieja silla de amazona y ningún caballo. En nuestrojardín hay un manzano con una rama baja; pongo la silla encima, fijo lasriendas a la parte encorvada y saltamos sobre "Ellen Tree" cuanto se nosantoja.

—¡Qué gracioso!—dijo Grace, riéndose—. En casa tengo un caballo ycasitodoslosdíasvoyalparqueconFredyKate.Esmuyagradable,porquemisamigasvanallítambiénylaAlamedaestállenadeseñorasyseñores.

Frank,queestabasentadoaespaldasdelasmuchachas,oyóloquedecían,y echó lejos de sí su muleta con gesto impaciente, mientras miraba a losmuchachoshaciendotodaclasedeejerciciosgimnásticos.Bethestabaocupadarecogiendolascartasesparcidasdeljuegode"Autores",levantólosojosydijoconmodotímido,aunqueamable:

—Temoqueestéscansado;¿puedohaceralgoporti?

—Hazme el favor de hablar conmigo; es muy aburrido estar solo. —respondióFrank,queestabamuyacostumbradoaqueloatendieran.

Pronunciar un discurso en latín no le hubiera parecido más difícil a latímida Beth, pero no tenía escapatoria y el pobre muchacho parecía tannecesitadodeentretenimientoquedecidióvalerosamentehacerloquepudiera.

—¿De qué quieres que te hable? —preguntó, mezclando las cartas ydejandocaerlamitadalatarlas.

—Bueno.Megustaráoírhablardelcroquet,debotesydelacazadelzorro

—dijoFrank,alqueleatraíanprecisamentelascosasquenopodíahacer.

—¡Pobre demí! ¿Qué sé yo de eso?—exclamó Beth, y tan perturbadaestabaque,sindarsecuentadeladesgraciadelchico,dijoconlaesperanzadehacerlohablaraél—:Nuncahevistolacazadelzorro,perosupongoquetúlaconocesbien.

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—La conocí en otro tiempo; pero no podré cazar más, porque caí delcaballo saltando una barrera de cinco trancas y desde entonces se acabaronparamíloscaballosylosgalgos—dijoFrank,dandounsuspiro,quehizoaBethcondenarseseveramenteasimismaporsuinocenteequivocación.

—Los ciervos de tu país son muchísimo más hermosos que nuestrosdesgarbados búfalos —repuso ella, buscando ayuda en los prados, yalegrándosedehaberleídounodeloslibrosparamuchachosqueencantabanaJo.

El tema de los búfalos resultó interesante y distraído. En su deseo dedivertirasucompañero,Bethseolvidódesímismaynosediocuentadelasorpresayplacerconquesushermanaslaveíanhablandoconunmuchachodelosqueellahabíallamadoterribles.

—¡Dios la bendiga! Lo compadece y por eso es tan amable—dijo Jo,sonriéndosealmirarladesdeelcampodecroquet.

—Siempredije yoque era una santa—añadióMeg, como si la cuestiónquedarayadecididaporcompleto.

—Hace siglos que no he oído a Frank reírse tanto —susurró Grace,mientrascharlabademuñecasconAmyyhacíantacitasdetéconcáscarasdebellotas.

—MihermanaBethesunachicaencantadoracuandoquiere—dijoAmy,muycontentaconeléxitodeBeth.

Latardeconcluyóconuncircoimprovisado,unjuegodezorraygansosyunpartidoamistosodecroquet.Cuandoelsolsepuso,levantaronlatiendadecampaña, empaquetaron las cestas, cargaron los botes y toda la cuadrillanavegóríoabajo,cantandoalegremente.Nedsepusosentimentalycantóunaserenataconelestribillomelancólicode:

Solo,solo,aydemí,solo.

yconlosversos

Si juventud tenemos, y ardiente corazón, ¿por qué nos resignamos a laseparación?

MiróaMegconexpresióntanlastimera,queellaseechóareíryaguólacanción.

—¿Cómo puedes ser tan cruel conmigo?—susurró, aprovechándose delruidodelacharlageneral—.Hasestadotodoeldíajuntoaesainglesatiesayahorametratascondesdén.

—No lo hice a propósito; te pusiste tan cómico que verdaderamente nopude evitarlo —respondió Meg; sin hacer caso de la primera parte de su

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reproche;porqueeraverdadquehabíaevitadoencontrarseconélrecordandolareunióndelosMoffatylaconversaciónqueallíhabíaoído.

Ned estaba ofendido y se volvió hacia Sallie para consolarse diciéndoleconenojo:

—Esamuchachanosabeflirtearlomásmínimo,¿verdad?

—Verdad; pero es muy simpática —respondió Sallie, defendiendo a suamiga,auncuandoadmitiesesusdefectos.

Eneljardín,delantedelacasadondelapequeñapartidasehabíareunido,se dispersó, dándose unos a otros las buenas noches y adioses cordiales,porque los Vaugham se iban a Canadá. Cuando las cuatro hermanas sealejabancaminode sucasa, la señoritaKate las siguiócon lavistadiciendosinceramente:

—A pesar de sus modales bruscos, las chicas americanas son amablescuandoselasllegaaconocer.

—Estoycompletamentedeacuerdoconusted—dijoelseñorBrooke.

CAPÍTULO13-CASTILLOSENELAIRE

Una calurosa tarde de setiembre Laurie se mecía suavemente en suhamaca, pensando qué estarían haciendo sus vecinas, pero con demasiadaperezaparairainvestigarlo.Estabaenunodesusratosdemalhumor;eldíahabíapasadosinsatisfacciónniprovecho.Elcalorlovolvíaindolente;habíarehuido sus estudios, había probado la paciencia del señor Brooke; habíairritado a su abuelo tocando el piano durante la mitad de la tarde; habíaaterradoalascriadasdandoaentenderqueunodelosperrosestabarabioso,habíatenidounaltercadoconelmozodecuadraporundescuidoimaginariocon su caballo; después de todo lo cual, se había tendido en su hamacaenojadoconlaestupidezgeneraldelmundo,hastaquelapazdelhermosodíalocalmóapesarsuyo.Conlavistaperdidaenelabismoverdedel frondosocastaño de Indias, que extendía sus ramas sobre su cabeza, imaginaba todaclase de sueños y se imaginaba a sí mismo viajando a través del océano,cuandoderepentelovolvióalatierraunsonidodevoces.Mirandoatravésdelas mallas de la hamaca vio salir a las March, como preparadas para unaexcursión.

"¿Quéiránahaceresaschicas?",pensóLaurie,intrigadoporlaaparienciabastanteextrañadesusvecinas.Cadaunallevabaunsombrerodealasanchas,unamochiladealgodónmorenoalhombroyunlargobastónenlamano.Meg

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llevabaunalmohadón;Jo,unlibro;Beth,uncucharón,yAmy,uncartapacio.Todasmarcharontranquilamenteatravésdeljardín,salieronporlapuertecilladeatrásycomenzaronasubirlacolinaqueseparabalacasadelrío.

—¡Vaya unas frescas! —se dijo Laurie—. ¡Irse de excursión y noinvitarme!No pueden ir en bote, porque ellas no tienen llave.Quizá la hanolvidado;yoselasllevaréyveréloquepasa.

Aunque teníamedia docena de sombreros, tardó largo rato en encontraruno;despuéstuvoquebuscarlallavequealfindescubrióensubolsillo;conestasdemoras,laschicassehabíanperdidodevistacuandosaltólabarreraycorrió trasellas.Cortandoporel atajohaciael cobertizodelbote, esperó sullegada,peroviendoquenoveníansubiólacuestaparabuscarlasenelcampovecino.Unaparteestabacubiertaporunbosquecillodepinosydelfondodeaquelverdorveníaunsonidomásclaroqueeldulcemurmullodelospinosoelchirridosomnolientodelosgrillos.

"¡Vayauncuadro!",pensóLaurie,mirandoentrelosarbustos.

Era de veras un cuadro precioso; en un rincón de sombra estaban lashermanas, filtrándose sobre ellas los rayos del sol y agitando el viento suscabellos, mientras los pequeños habitantes del bosque continuaban con sustrabajos como si las jóvenes no fueran extrañas sino antiguas amigas.Megestabasentadasobresualmohadón,cosiendo,yparecía tanfrescacomounarosaconsutrajedelmismocolorsobreelfondoverde.Bethescogíapiñasdelasqueestabanesparcidasengrancantidad.AmydibujabaunoshelechosyJohacíacalcetaalavezqueleíaenvozalta.

Estabaelchicovacilandoentresimarcharse,pornohabersidoinvitado,yelatractivoqueejercíasobresuespírituinquietoaquellatranquilacompañía.Taninmóvilestaba,queunaardillaocupadaensucosechabajódeunpinoasu lado, loviode repenteysaltópinoarriba,dando taleschillidosqueBethlevantólosojos,descubriólacarapensativadetrásdelosabedulesyledirigióunasonrisadebienvenida.

—¿Puedoentrarovoyamolestarlas?—dijo,acercándoselentamente.

Meg arqueó las cejas, pero Jo le echó una mirada de reproche y dijoenseguida:

—Claro que puedes entrar. Podíamos haberte invitado antes, peropensábamosquenotegustaríaunjuegodechicascomoéste.

—Siempremegustansusjuegos;perosiMegquierequemevaya,meiréenseguida.

—Notengonadaqueobjetarsihacesalgo,escontralasreglasestaraquíocioso—respondióMeggravemente,aunquecongracia.

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—Muchísimas gracias, si me permiten quedarme, haré lo que manden,porque allá abajo está uno tan aburrido como en el desierto de Sahara.¿Quierenquecosa,lea,recojapiñas,dibuje,quehagatodoesoalavez?Diganloquequieran,estoylisto.

—Acaba este cuento mientras arreglo mi punto de calceta —dijo Jo,pasándoleellibro.

—Conmuchogusto—respondióhumildemente,yempezóaleer,haciendolo que podía para demostrar su gratitud por el favor de su admisión en lasociedadde"Laabejaindustriosa".

Lahistorianoeralarga,ycuandoacabóseatrevióahacerunaspreguntas.

—Señora, ¿se me permite preguntar si esta instructiva y encantadorainstituciónesnueva?

—¿Selodiremos?—preguntóMegasushermanas.

—Sevaareír—dijoAmycomoaviso.

—¿Quéimporta?—contestóJo.

—Creoquelegustará—añadióBeth.

—¡Claroquemegustará!Lesdoymipalabradenoreírme.Comienza,Jo,ynotengasmiedo.

—¡Cómoquetevoyatenermiedoati!Puesbien.Eselcasoquesolíamosjugara"Elperegrino"yhemosseguidoconellotodoelinviernoyelverano.

—Losé—dijoLaurie.

—¿Quiéntelodijo?—preguntóJo.

—Unpajarito.

—No, que fui yo. Se lo dije para entretenerlo una noche en que todasustedesestabanausentesyélestabaalgotriste.Legustó,demodoquenomeretes,Jo—respondióhumildementeBeth.

—No puedes guardar un secreto. Pero no importa; así nos ahorramosexplicaciones.

—Sigue,porfavor—dijoLaurie,alverqueJoseentregabadenuevoasutrabajo.

—¿Qué?¿NotedijonadaBethdenuestroproyectonuevo?Bueno;hemosprocuradonodesperdiciarnuestrasvacacionesycadaunasehaimpuestounatarea. Las vacaciones están casi concluidas, las tareas todas terminadas yestamosmuycontentasdenohaberperdidoeltiempo.

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—Locomprendo—repusoLaurie,pensandoenlosdíasociososquehabíapasadoél.

—Comomamádesea que estemos al aire libre elmayor tiempoposible,traemosaquínuestrotrabajoypasamosmuybuenosratos.Porjuegollevamosnuestrascosasenestossacos,nosponemossombrerosviejos,usamosbastonespara subir la cuesta y jugamos a peregrinos, como solíamos hacer hacemuchosaños.Llamamosestacolina"Lasmontañasdedelicias",porquedesdeaquípodemosmiraralolejosyverelpaísdondeesperamosviviralgúndía.

JoseñalóconeldedoyLaurieseincorporóparamirar,porqueporunclarodelbosquesepodíaver,alotroladodelríoanchoyazul,losprados,másalládelosarrabalesdelaciudadgrande,ylasverdesmontañaselevándosehaciaelcielo.Elsolestababajoyloscielosseenrojecíanconlagloriadeunatardecerdeotoño.Nubesáureasymoradascubríanlascumbres,yelevándoseenlaluzrosadahabíapicosdeunblancoplateado,quebrillabancomolasagujasdelacatedraldeunaciudadcelestial.

—¡Québellaeslapuestadelsol!—dijosuavementeLaurie.

—Amenudo es así y nos gusta observarla, porque siempre es diferenteperosiempremagnífica—respondióAmy.

—Jo habla del campo donde esperamos vivir algún día; quiere decir elverdaderocampo,consuscerdos,pollosylasiegadelheno.Seríaagradable,peroquisieraqueesehermosolugaralláarribafueserealyquepudiésemosirallá—dijopensativaBeth.

—Hayunlugaraúnmásbello,dondeiremosalgúndíasisomosbastantebuenos—respondióMegconsuvozdulce.

—¡Sehacetanlargoesperarytandifícillograrlo!Quisieravolarenseguidaallácomovuelanaquellasgolondrinasyentrarporaquellapuertamagnífica.

—Tardeo temprano llegarásallá,Beth,nohaydudadeeso—dijo Jo—.Yo soy la que tendré que trabajar, sufrir, esperar, y al fin puede ser que nologreentrar.

—Yoteharécompañíasiesotesirvedealgúnconsuelo.Tendréqueviajarmuchísimoantesdellegaralavistadenuestraciudadcelestial.Sillegotarde,túdirásalgoenfavormío.¿Verdad,Beth?

Algoen lacaradelchicopreocupóasuamiguita;perodijoalegremente,consusojosclavadosenlasnubes:

—Siunoverdaderamentedeseairallá,yloprocurasinceramentetodasuvida,piensoqueentrará,porquenocreoqueaquellapuertatengacerradurasniguardianes.Siempremeloimaginoenlailustraciónde"Elperegrino",dondelosseresresplandecientesextiendenlasmanospararecibiralpobrecristiano,

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segúnsubedelrío.

—¿No sería una buena diversión si todos los castillos en el aire quehacemospudieranrealizarseyllegáramosavivirenellos?—dijoJodespuésdeunapausa.

—Yo he hecho tantos, que sería difícil elegir cuál de ellos tomaría—susurróLaurie,echándoseenlahierbaytirandopiñasalaardillaquelohabíadescubierto.

—Tendrásqueescogerelpreferido;¿cuáles?—preguntóMeg.

—Sidigoelmío,¿dirástúeltuyo?

—Lodirésilasdemáslodicentambién.

—Lodiremos.Vaya,Laurie.

—Después de ver tanto del mundo como deseo, me gustaría vivir enAlemania y tener toda la música que quisiera. Tengo que ser un músicofamoso,quetodoelmundoseatropelleporoírme,ynohedepreocuparmeporeldineroniporlosnegocios,sinodivertirmeyvivirparaloquemegusta.Eseesmicastillofavorito.¿Cuáleseltuyo,Meg?

Meg parecía encontrar un poco difícil decir el suyo y agitaba una ramadelante de su cara para espantar mosquitos imaginarios, mientras decíalentamente:

—Desearía tener una casa magnífica, llena de toda clase de cosashermosas:comidas finas, trajesbellos,muebleshermosos,genteagradableymucho dinero.Debo ser la dueña de esa casa y gobernarla ami gusto, conmuchas criadas, demodoque no tenga necesidad de trabajar yomisma.Noharaganearía, sino que haría el bien, para que todo el mundo me quisieramucho.

—¿Notendríasunamoentucastillo?—preguntópicarescamenteLaurie.

—Yahedicho"genteagradable".

—¿Porquénodicesunmaridosabioybuenoyunosniñosencantadores?Demasiadosabesquesinellosnoseríaperfectotucastillo—dijobruscamenteJo.

—Nieltuyosincaballosárabes,tinterosynovelas.

—¡Claro que no! Tendría un establo lleno de caballos árabes, salasatestadasdelibrosyescribiríaconuntinteromágico,quehicieratanfamososmistrabajoscomolamúsicadeLaurie.Antesdeentrarenmicastillo,desearíahaceralgoadmirablequenoseolvidaradespuésdemimuerte.Noséloqueserá,peroloesperoyalgúndíapiensosorprenderlos.Creoqueescribirélibros

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para hacerme célebre y rica.; eso concuerda conmigo, de modo que es misueñofavorito.

—Elmíoesquedarmetranquilamenteencasaconpapáymamáyayudarenelcuidadodelafamilia—dijoBeth.

—¿Nodeseasningunaotracosa?—preguntóLaurie.

—Desdequerecibímipequeñopianoestoyperfectamentesatisfecha.Sólodeseoquetodostengamosbuenasaludyestemosjuntos;nadamás.

—Tengomuchísimos deseos; peromi favorito es ser pintora, ir a Romaparapintarcuadrosbellosyserlamejorpintoradelmundo—fueelmodestodeseodeAmy.

—¡Vayaunapartidadeambiciosos!TodosmenosBethqueremosserricos,famososyextraordinarios.Mepreguntosialgunodenosotros logrará loquedesea—dijoLaurie,mascandohierbacomounaternerapensativa.

—Yotengolallavedemicastillo,perofaltaversipodráabrirlapuerta—susurróJoconmisterio.

—Yo tengo la llave del mío, pero no me dejan usarla. ¡A la porra laUniversidad!—murmuróLaurie.

—¡Heaquílamía!—dijoAmylevantandosulápiz.

—Yonotengoninguna—repusotristementeMeg.

—Sí,quelatienes—contestóLaurie.

—¿Dónde?

—Entucara.

—¡Tonterías!,esonosirvedenada.

—Esperayverássinotetraealgodevalor.

Megocultósurubordetrásdelaramaynopreguntómás.

—Sivivimosdentrodediezaños,vamosareunirnosparavercuántosdenosotroshanlogradosusdeseos—dijoJo,siemprelistaconunproyecto.

—¡Pobre de mí! ¡Qué vieja seré entonces! ¡Tendré veintisiete años!—exclamóMeg,quesesentíayapersonamayorporqueacababadecumplirlosdiecisiete.

—Tú y yo tendremos veintiséis años, Laurie; Beth tendrá veinticuatro yAmyveintidós.Vayaunacompañíavenerable.

—Esperoquepara entonceshabréhecho algode lo cual estar orgulloso;perosoytanholgazánquetemoquedarmeatrás,Jo.

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—Tú necesitas hacerte un propósito, según dicemamá; y cuando tú lotengas,ellaestáseguradequetrabajarásbien.

—¿Esopiensa tumamá?Claroque trabajaré bien, simedanocasión—dijo Laurie, incorporándose con súbita energía—. Debo de estar satisfechopara agradar a mi abuelo, y procuro hacerlo, pero va contra mi carácter,¿comprendes?, y es algo difícil. Él quiere que yo sea comerciante indiano,comofueél,yyopreferiríaquemepegarancuatrotiros.Detestoelté,laseda,lasespeciasytodaesabasuraquetraensusbarcosviejos,ynomeimportaráquesevayantodosapiquecuandomepertenezcan.DeberíacontentarseconquevayaalaUniversidad,porquesileconcedocuatroañosdebeliberarmedelosnegocios;peroéles tercoy tengoquehacer loqueélhizo,amenosquerompaconélporcompletoyhagamivoluntad,comohizomipadre.Loharíamañanamismosihubieraalgúnotroquelehicieracompañía.

Lauriehablabaconemociónyparecíadispuestoacumplirsuamenazaalamenorprovocación,porque,apesardesusmodalesindolentes,sentíaelodiopropiodelosjóvenesatodoloquefuerasujeción.

—Teaconsejoqueteembarquesynovuelvashastaquehayastriunfado—dijo Jo, cuya imaginación se animabaconelpensamientodeunaacción tantemerariayquesimpatizabavivamentecon"laspenasdeLaurie".

—Esonoestábien,Jo;nodebeshablarasí,niLauriedebeseguir tumalconsejo. Hijo, debes hacer lo que desea tu abuelo—repusoMeg con tonomaternal—.HazcuantopuedasenlaUniversidad,ycuandoélsedécuentadequeprocurascomplacerlo,estoyseguradequenoserá tanexigentecontigo.Comotúdices,nohaynadiequepuedaquedarseconélparaacompañarle,ytúnoteperdonaríasjamáshaberlodejadosinsupermiso.Notedesanimesniteimpacientes;cumpletudeberytendrásturecompensa,comolatieneelbuenseñorBrooke,aquienrespetanyquierenlosqueloconocen.

—¿Quésabesdeél?

—Nosémásque loque tuabuelodijoamamá;cómocuidóa sumadrehastaquemurióynoquisoiralextranjeropornoabandonarla;ycómoahoramantieneaunaviejaquelocuidó;noselodiceanadie,peroestangeneroso,pacienteybuenocomopuede.

—Síqueloes,elbuenamigo.Esmuydemiabueloesodedescubrirtodasuhistoriasindecirlenadayluegocontaraotroslobuenoqueesparaqueletengancariño.Brookenopodíacomprenderporquétumadreeratanamablecon él, invitándolo a su casa conmigo y tratándolo tan amistosamente. Élpensóquetumadreeralaperfecciónmisma,yhablabadeelladíatrasdía;yde todas ustedes se hacía lenguas. Si alguna vez logro realizar mis deseos,verásloquehagoporBrooke.

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—Empieza por hacer algo ahora, no fastidiándolo tanto —dijoseveramenteMeg.

—¿Cómosabeustedquelofastidio,señorita?

—Siemprelopuedoadivinarporlacaraconquesaledesucasa.Sitehasportadobien,parecesatisfechoycamina lentamente,comosidesearavolverparacorregirtutrabajo.

—¡Vaya! ¡Me gusta! ¿Demodo que llevas cuenta de las notas buenas ymalasquereciboyoporlacaradeBrooke,noeseso?Yahevistoquesaludaysonríe cuandopasabajo tuventana,perono sabíaquehubiesesmontadountelégrafo.

—Nolotenemos;noteenojesy,porfavor,noledigasnadadeloquetehedicho.Era solamenteparademostrartequeme interesopor tusprogresos; loquesediceaquísediceenconfianza,yalosabes.

—Nomegustallevarcuentos.PerosiBrookeesunbarómetro,procuraréqueseñalesiemprebuentiempo.

—Hazmeelfavordenoofenderte;noquisesermonear,nicontarhistorias,ni ponerme tonta; sólo pensé que Jo estaba alentándote a algo de lo cualtendríasquearrepentirteluego.Erestanamableconnosotras,quetemiramoscomo si fueras nuestro propio hermano y decimos lo que pensamos.Perdóname;lodijeconbuenaintención—yMegleofreciólamanocongestoamableaunquetímido.

Avergonzado de su momentáneo enojo, Laurie le estrecho la mano consinceridad,diciéndole:

—Yosoyquiennecesitaperdón;heestadodemuymalhumortodoeldía.Megustaquemeseñalesmisdefectoscomounahermana;nohagascasosiavecesestoygruñón;tedoylasgraciasdetodosmodos.

Deseosodeexpresarquenoestabaofendido,estuvolomásagradablequepudo,devanóhiloparaMeg,recitópoesíasparadargustoaJo,sacudiópiñasparaBethyayudóaAmyconsushelechos,acreditándosecomopersonadignadeperteneceralasociedadde"Laabejaindustriosa".

Enlamitaddeunadiscusiónanimadasobrelascostumbresdomésticasdelas tortugas — con motivo de haber venido del río uno de estos amablesanimalitos—, el lejano sonidodeuna campanilla les avisóqueHannahabíapreparadoeltéyquecondificultadpodríanllegaratiempoparalacena.

—¿Puedovenirotravez?—preguntóLaurie.

—Claroquesí, si teportasbienyeresaplicado,comodice lacartilla—contestóMegconunasonrisa.

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—Loprocuraré.

—Entonces puedes venir y te enseñaré a hacer calceta, como hacen losescoceses; ahora hay gran demanda de calcetines —añadió Jo, agitando elsuyocomounabanderadelanaazul,mientrasseseparaban.

Aquella noche, mientras Beth tocaba el piano para el señor Laurence,Laurie,depieenlasombradelascortinas,escuchabaalpequeñoDavid,cuyamúsicasencillacalmabasiempresuespíritutornadizoymirabaalancianoqueconlacabezaapoyadaenlamanopensabaconternuraenlaniñamuertaquehabíaqueridotanto.

Acordándose de la conversación de la tarde, el chico se dijo con laresolucióndehacerelsacrificioalegremente:

—Renunciaréamicastilloypermaneceréconmiqueridoyviejoabuelomientrasmenecesite,porquenotieneanadiemásqueamí.

CAPÍTULO14-SECRETOS

Jo estaba ocupadísima en la boardilla, porque los días de octubrecomenzabanaponersefríosylastardesibanacortándose.Pordosotreshoras,tras la ventana bañada por el sol; podía verse a Jo sentada en el viejo sofáescribiendo diligentemente, con las cuartillas esparcidas sobre un baúl anteella,mientrassuratónamigosepaseabaporlasvigasencompañíadesuhijomayor, un hermoso ratonzuelo, al parecer muy orgulloso de sus bigotes.Completamenteabsortaensutrabajo,garrapateabaJohastaquehubollenadola última página, después de lo cual estampó su firma y soltó la pluma,exclamando:

—¡Vaya!Lo he hecho lomejor posible. Si esto, no conviene, tengo queesperarhastaquesepahaceralgomejor.

Echada en el sofá, leyó cuidadosamente el manuscrito, poniendo comasacáyallá,ysignosdeadmiraciónqueparecíanglobospequeños;despuésloatóconunacintarojamuyvistosaysequedómirándoloconexpresióngraveypensativa,quemostrabaclaramenteloserioquehabíasidosutrabajo.

Aquíarriba,elpupitredeJoeraunaviejacocinadehojalata,quecolgabacontra la pared. En ella guardaba sus papeles y algunos libros pararesguardarlosdelasatencionesdesuratón,que,comotodoslosdesucasta,tenía sus aficiones literarias. De aquel receptáculo de hojalata Jo sacó otromanuscrito,y,poniendolosdosensubolsillo,bajófurtivamente laescalera,dejandoasusamigosqueroyesenlasplumasysebebiesenlatinta.

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Tan sigilosamente como pudo se puso el abrigo y el sombrero, y por laventanatraserasalióaltejadillodelpórticobajo,sedescolgósobreelsuelodecéspedehizounrodeoparallegaralcamino.Unavezallísecalmó,tomóunómnibusquepasabaysefuealaciudadconmuchaalegríaymisterio.

Si alguien la hubiese observado, hubiera pensado que sus movimientostenían algo raro, porque tan pronto como bajó del ómnibus echó a andar abuen paso hasta llegar a cierto número de una calle demuchomovimiento.Unavezdescubiertoellugarconalgunadificultad,entróenelportal,echóunamiradaalaescaleraydespuésdepararseporunminutosalióderepentealacalle, marchándose tan deprisa como había venido. Varias veces repitió lamaniobracongrandiversióndeciertojovendeojosnegrosquelaobservabadesde laventanadeunedificiodeenfrente.Volviendopor terceravez,Joseirguió, se caló el sombrero hasta las cejas y subió valientemente escaleraarriba, como si fuera a que le sacaran todas lasmuelas.Había un rótulo dedentista,entreotros,alosladosdelapuerta,ydespuésdemirarunmomentoun par demandíbulas artificiales, que se abrían y cerraban lentamente parallamarlaatenciónaunadentadurahermosa,eljovensepusosuabrigo,tomósusombreroybajóalacalleparaesperarenfrentedelapuertadiciéndoseconunasonrisayunestremecimiento:

—Esmuypropiodeellavenirsola,perosipasaunmalratonecesitaráquealguienlaacompañeacasa.

AlosdiezminutosJobajabacorriendolaescalera,conlacaramuyrojaycomoquienacabadepasarunaduraprueba.Cuandovioaljovennolehizonipizca de gracia y pasó de largo, con una inclinación de cabeza; pero él lasiguió,preguntándoleconsimpatía:

—¿Haspasadounmalrato?

—Nomucho.

—Hasacabadomuypronto.

—Sí,¡graciasaDios!

—¿Porquéhasvenidosola?

—Noqueríaquenadielosupiera.

—Ereslomáscuriosoquehevistoenmivida.¿Cuántastehansacado?

Jomiróasuamigocomosinolocomprendiera,yentoncesseechóareír,muydivertidaporlapregunta.

—Haydosquequieroquesalgan,perotengoqueesperarunasemana.

—¿De qué te ríes? Tú escondes alguna picardía—dijo Laurie bastanteperplejo.

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—Ytútambién.¿Quéhacíaustedenesasaladebillar,señor?

—Con su permiso, señora, no es una sala de billar, sino un gimnasio, ytomabaunaleccióndeesgrima.

—Mealegrodeoírlo.

—¿Porqué?

—Porque así podrás enseñarme, y cuando representemosHamlet puedesserLaertesytendremosunabuenarepresentacióndelaescenadelcombate.

Laurie soltó una carcajada que hizo sonreír, a pesar suyo, a variostranseúntes.

—Te enseñaré esgrima, representemos o no Hamlet; es una buenadiversiónyteharámantenertemuyderecha.Peronocreoqueeraésatuúnicarazónaldecir"mealegro"demodotandecidido.¿Verdadqueno?

—No,mealegrabadequenoestuviesesenunataberna,porqueesperoquenoentresentaleslugares.¿Lohaces?

—Raravez.

—Desearíaquenolohicierasnunca.

—NoesmaloJo.Tengomesadebillarencasa,peronotediviertessinoencuentras buenos jugadores; como yo soy tan aficionado, vengo algunasvecesajugarconNedMoffatoalgunosdelosotrosjóvenes.

—¡Ay demí! Lo siento tanto, porque te irás aficionando cada vezmás,malgastarás tiempo y dinero y acabarás por parecerte a esos muchachoshorribles.Yoesperabaquetemantendríasrespetableyqueseríaselorgullodetusamigos—dijoJo,meneandolacabeza.

— ¿No puede un joven divertirse inocentemente de vez en cuando sinperdersurespetabilidad?—preguntóLaurie,algoenojado.

—Dependedecómoydóndesedivierte.NomegustaNedysucompañía,yme complacería queno entraras en ella.Mamánonos permite invitarlo anuestra casa, aunque él quiere venir, y si haces como él, tampoco permitiráquejuguemosjuntoscomoahora.

—¿Nolopermitirá?—preguntóLaurieconciertainquietud.

—No;nopuedeaguantar jóvenesmundanosypreferiríaencerrarnosbajollaveantesquepermitiramistadesconellos.

—Bueno, no hace falta que saque la llave todavía. No soymundano nitengolaintencióndeserio;pero,devezencuando,megustaalgunatravesurainofensiva.¿Notegustanati?

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—Sí, si nadie seoponea ello; diviértete, perono tevuelvas loco, si noquieresqueacabennuestrashorasdealegría.

—Seréunsantopuro.

—Notoleroalossantos;séunmuchachosencillo,honradoyrespetableynunca teabandonaremos.Noséquéharíayosi tecomportarascomoelhijodel señor King. Tenía mucho dinero, pero no sabía cómo gastarlo; se hizoborrachoyjugador,yacabóporfalsificarlafirmadesupadre,ycreoquefueunverdaderoescándalo.

—¿Mecreescapazdehacerlomismo?¡Muchasgracias!

—No,nolocreo;¡deningunamanera!Perooigoamuchoshablarde lastentaciones del dinero y a veces desearía que fueras pobre. Así no tendríaningunapreocupación.

—¿Tepreocupaspormí,Jo?

—Unpoquito,cuandoparecesmalhumoradoodescontento,comosucedealgunasvecesporquetegustasalirtesiempreconlatuya.Siundíateecharasporelmalcamino,temoqueseríamuydifícildetenerte.

PorunosminutosLauriecontinuóandandosinhablar,yJo loobservaba,deseandohaberrefrenadosulengua,porqueveíaenlosojosdelmuchachounaexpresióndeenojo,aunquesuslabiosseguíansonrientes.

—¿Vasapredicarportodoelcaminoacasa?—preguntó.

—Claroqueno.¿Porquélodices?

—Porque si lo haces, tomaré el ómnibus; si no lo haces, me gustaríacaminarcontigoycontartealgomuyinteresante.

—Nopredicarémásymegustaríaoírtusnoticias.

—Muybien;ahívan.Esunsecreto,ysilodigo,tútienesquedecirmeeltuyo.

—Yo no tengo ninguno —comenzó Jo, pero súbitamente detuvorecordandoquesílotenía.

—Sabes que tienes un secreto; no puedes esconder nada; con que aconfesaronotediréelmío—dijoLaurie.

—¿Esinteresantetusecreto?

— ¡Vaya si lo es! ¡Y acerca de personas que conoces, ymuy gracioso!Hacetiempoquemedesesperopordecírtelo.Empiezatú.

—¿Nodirásnadaencasa?

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—Niunapalabra.

—¿Ynomedaráslalataconellocuandoestemossolos?

—Nuncadoylalataanadie.

—Sí que lo haces, y así sacas todo lo que quieres saber.No sé cómo lohaces,peroeresunperfectoadulador.

—Gracias.Vengaelsecreto.

—Puesbien:lehedejadodoscuentosaldirectordeunperiódico,quemedarálarespuestalasemanaqueviene.

—¡VivalaseñoritaMarch,lacélebreautora!—exclamóLaurie,lanzandosusombreroalaireyrecogiéndolodenuevo,congrandiversióndedospatos,cuatro gatos, cinco gallinas y media docena de niños irlandeses; porqueestabanyaenlasafueras.

—¡Calla! Quizá no resulte; pero no podía descansar hasta hacer unaprueba,ynohedichonadaparaquenadiesedecepcione.

—¡No habrá decepciones! Tus cuentos son obras de Shakespearecomparadas con la mitad de las tonterías que se publican ahora. ¡Y cómovamos a gozar al verlas en letras de molde! ¡Qué orgullosos estaremos denuestraescritora!

LosojosdeJobrillaron,porquesiempreesagradableverquealguientienefeennosotros.

—¿Ytusecreto?¡Ajugarlimpio,Laurie,onotecreerénuncamás!

—Tal vez tenga un disgusto por decírtelo, pero como no he prometidocallarme, lo diré, porque nunca estoy satisfecho hasta que no te he contadotodaslasnoticiasquetengo,¡SédóndeestáelguantedeMeg!

—¿Yesoestodo?

—Esbastante,comoveráscuandotedigadóndeestá.

—Dímeloentonces.

Lauriese inclinóysusurró trespalabrasaloídodeJoqueprodujeronungraciosocambio.Separóysequedómirándoledehitoenhitoporunminuto,sorprendidaycontrariada;despuéscontinuóandandoydijobruscamente:

—¿Cómolosabes?

—Lohevisto.

—¿Dónde?

—Ensubolsillo.

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—¿Todoestetiempo?

—Sí;¿noesromántico?

—No;eshorrible.

—¿Notegusta?

—Claro que nome gusta; es ridículo; no se debe permitir.Me subleva;¿quédiráMeg?

—Nolodirásanadie;yasabes.

—Noheprometidonada.

—Esoestabaentendidoyconfiéenti.

—Bueno; de todos modos, no diré nada por ahora; pero estoy muydisgustadayquisieranohabermeenterado.

—Penséqueteagradaría.

—¿LaideadequealguienvinieseparallevarmeaMeg?No,gracias.

—Teparecerámejorcuandoalguienvengaparallevarteati.

—¡Quisieraveralvaliente!

—¡Yotambién!—dijoLaurieriéndose.

—Nocreoquecaenbienlossecretos;estoyconfundidísimadesdequemelodijiste—exclamóJo.

—Juegaunacarreraconmigoysetepasará—propusoél.

Nadieestabaalavista;elcaminolisoondulabaenundecliveencantadorante ella, y, no pudiendo resistir la tentación, Jo se lanzó carretera abajo,dejando caer el sombrero y la peineta a medida que corría. Laurie alcanzóprimero la meta y estaba satisfecho del éxito de su tratamiento al ver a sudoncella jadeante, con el pelo suelto, los ojos brillantes, lasmejillas rojas yningúngestodeenojoenlacara.

—Quisiera ser caballo para poder correr leguas y leguas en este airemagníficosinperderaliento.Buenahaestadolacarrera,peromiracómomehepuesto.Andaarecogermiscosascomounbuenchico—dijoJodejándosecaerdebajodeunarcoquecubríalaorillaconuntapetedehojasrojas.

Laurie se fue lentamente a recoger los objetos perdidos mientras Jo searreglaba las trenzas, esperando que nadie pasaría hasta que estuviese denuevo arreglada.Pero alguienpasó, ¿Yquiénhabía de ser, sinoMeg?,muyseriaconsuvestidodegala,porqueveníadehacervisitas.

—¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó, mirando sorprendida a su

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desgreñadahermana.

—Recogiendo hojas —respondió Jo humildemente, apartando algunashojasrosadasqueacababadeamontonar.

—Yhorquillas—añadióLaurie,echandomediadocenadeellasenlafaldadesuamiga—.Crecenenestecamino,Meg,ysombrerosdepajatambién.

—Hasestadocorriendo,Jo.¿Cuándovasadejartuschiquilladas?—dijoMegentonodereprobación.

—Nunca,hastaquenoseaviejay tiesay tengaqueusarunamuleta.Notratesdehacermepersonamayorantesdetiempo,Meg.Yatengobastanteconvertecambiartanderepente;déjameserniñatantotiempocomopueda.

Mientrashablaba,Joseinclinabasobresutrabajoparaescondereltemblorde sus labios, porque ahora se daba cuenta de que Meg se convertíarápidamenteenunamujer,yelsecretodeLaurielehizotemerlaseparaciónquealgunaveztendríaqueveniryqueahoraparecíamáscercana.Laurienotóla angustia en la cara de su amiguita y distrajo la atención de Meg,preguntándolevivamente:

—¿Dóndehasestadohaciendovisitastanelegante?

—EncasadelosGardiner,ySalliemecontólabodadePelleMoffat.¡Eramagnífico!,ysehanidoapasarelinviernoenParís.¡Quéencantadordebesereso!

—¿Laenvidias,Meg?—dijoLaurie.

—Temoquesí.

—Mealegrodeoírlo—murmuróJo,atándoseelsombrero.

—¿Porqué?—preguntóMeg,sorprendida.

—Porquesitegustantantolasriquezas,noirásytecasarásconunhombrepobre—dijoJo,mirandoconenojoaLaurie,que lehacíaseñasque tuviesecuidadoconloquedecía.

—Yonunca iré yme casaré connadie—observóMeg, echando a andarcon mucha dignidad mientras los otros la seguían riéndose, susurrando ysaltandoencimadelaspiedras,ycomportándosecomochiquillos,segúnMegdecíaparasí.

Duranteunasemanaodos,Josecondujodemodotanextraño,queteníaconfundidas a sus hermanas. Salía precipitadamente a la puerta cuandollamaba el cartero; trataba descortésmente al señor Brooke siempre que seencontrabaconél;sequedabamirandoaMeglargosratosconcarapensativa,levantándoseavecespara sacudirlaydespuésbesarlamuymisteriosamente.

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Laurie y ella andaban siempre haciéndose señas y hablando de "águilasreales",hastahacercreeralaschicasqueambossehabíanvueltolocos.Unosquince días después del misterioso viaje de Jo a la ciudad, Meg, cosiendodelantedesuventana,seescandalizódeveraLauriecorriendotrasdeJoportodoeljardínyalcanzándola,porfin,enlaglorietadeAmy.LoquesucedióalláMegnolopudover,peroseoyeroncarcajadas,seguidasporelmurmullodevocesyelsonidodehojasdeperiódicosenmovimiento.

—¿Qué vamos a hacer con esta chica?Nunca quiere portarse como unaseñorita—suspiróMeg.

—Esperoquenoseportarácomounaseñorita,porquemegustacomoes,tan graciosa y tan amable —dijo Beth, que no había denotado estar algoofendidadequeJotuviesesecretosconalguienquenofueraella.

—Esmuymolesto,perojamáslograremoscorregirla—añadióAmy.

AlospocosminutosentróJoprecipitadamente,seechóenelsofáyfingióleer.

—¿Tienesahíalgointeresante?—preguntóMeg.

—Uncuento;mefiguroquenovalegrancosa—respondióJo,ocultandocuidadosamenteeltítulodelperiódico.

—Léeloenvozalta;asínosentretendrásatodas—dijoAmy.

—¿Cómo se titula?—preguntóBeth, extrañada de que Jomantuviera lacaradetrásdelpliego.

—"Lospintoresrivales".

—Esosuenabien;léelo—dijoMeg.

Después de aclarar la voz y respirar profundamente, Jo comenzó a leerrápidamente lahistoria.Las chicas escucharoncon interés, porque el cuentoerarománticoyalgopatéticotambién;yaquecasitodoslospersonajesmoríanalfinal.

—Megustaloreferentealcuadromagnífico—observóAmy.

—Prefierolaparteamorosa.ViolayÁngelosondosdenuestrosnombrespreferidos;escuriosoquehayansalidoahí—dijoMeg.

—¿Quiéneselautor?—preguntóBeth.

—Vuestrahermana.

—¿Tuyo?—gritóMeg,dejandocaersucostura.

—Estámuybien—dijocríticamenteAmy.

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—¡Losabía!¡Losabía!¡Oh,Jomía,quéorgullosaestoy!—exclamóBeth,corriendoaabrazarasuhermana,exaltadaporéxitotanmagnífico.

¡Qué alegres estaban todas! Meg no podía creerlo hasta que no vio elnombrede"JosephineMarch" realmente impresoenelperiódico;Amyhizounabenévolacríticadelosdetallesreferentesalarteenelcuento;Bethsaltabay cantaba de alegría, Hanna entró para exclamar: "¡Cielo santo, quién lohubieracreído!",asombradaporlahazañade"esaJo";laseñoraMarchestabajustamente orgullosa de su hija. Cómo se reía Jo, con los ojos llenos delágrimas,aldecirqueibaaponersetanengreídacomounpavorealcontantasalabanzas."ElÁguilaReal"agitabatriunfalmentelasalasencimadelacasadelosMarch,mientrascirculabademanoenmanoelperiódico.

—Cuéntanostodo...¿Cuándollegó?...¿Cuántotehanpagadoporél?...

¿Quédirápapá?¿NosereiráLaurie?—decíatodalafamiliaaunmismotiempo,reunidaalrededordeJo.

—Calma,niñas,yseloscontarétodo—dijoJo.

DespuésdecontarcómohabíacolocadosuscuentosJoañadió:

—Cuandofuia recibirmi respuesta,eldirectormedijoque legustabanambas,peroquenopagabaalosprincipiantes;nohacíamásquepublicarlasobrasensuperiódicoparaquesedieranaconocer.Erabuenapráctica,dijo,ycuandolosprincipiantesprogresaran,nofaltaríaneditoresquelespagaransustrabajos.Ledejé,pues,lasdoshistorias,yhoyporlamañanamehaenviadoesto;Lauriemesorprendióconelloeinsistióenverlo;lodejéhacerlo,ydijoqueeramuybuena,demaneraqueescribirémásyélvaaconseguirquemepaguen la próxima; y... estoy tan contenta, porque con el tiempo podrémantenermeyayudaralaschicas.

Aquí le faltóelalientoyescondiendo lacabezaenelperiódico,derramóalgunaslágrimasingenuas,porqueserindependienteyganarlasalabanzasdelaspersonasqueamabaeranlosdeseosmásardientesdesucorazón,yaquelloparecíaelprimerpasohaciatanfelizmeta.

CAPÍTULO15-UNTELEGRAMA

—De todos losmesesdel año, noviembre es elmásdesagradable—dijoMeg,depieantelaventana,unatardenublada,mirandoaljardínquemadoporelhielo.

—Poresonacíyoenél—observóJosindarsecuentadelborróndetintaquesehabíaechadoenlanariz.

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—Si algo muy agradable sucediese ahora, pensaríamos que es un mesencantador—dijo Beth, que solía verlo todo color de rosa, aun el mes denoviembre.

—Naturalmente;peroenesta familianosucedenuncanadadesagradable—repuso Meg, que estaba desanimada—. Trabajamos todos los días sinningúncambioyconpocadistracción.Escomodarvueltasaunanoria.

—¡Ay de mí! ¡Qué tristonas estamos!—exclamó Jo—. No me extraña,pobrecita, porque ves otras muchachas que lo pasan espléndidamente,mientrastú,trabajaquetrabajatodoelaño.¡Sifueratanfácilplaneartelavidacomo lo hago con las heroínas de mis cuentos! Nada tendría que darte encuantoabellezaybondad,porqueya tienesbastante;peroarreglaríaqueunparientericotedejaraherederadeunafortuna,conlacualpodríasdespreciaratodoslosquetehayanofendido;iralextranjeroyvolverhechaunaSeñoradeFulano,rodeadadeesplendoryelegancia.

—Ya no se dejan fortunas de esa manera; ahora, para tener dinero loshombres tienen que trabajar y lasmujeres tienen que casarse.Es unmundomuyinjusto—repusoconamarguraMeg.

—Joyyoharemos fortunapara todasustedes; esperenotrosdiezañosyveránsinolohacemos—dijoAmyqueestabasentadaenunrincón,haciendopastelillosdebarro,comoHannasolíallamaralosmodelosdepájaros,frutosycabezasquehacíaconarcilla.

—Nopuedoesperar,ytemoquenotengomuchafeenlatintayelbarro,aunqueagradezcotusbuenasintenciones.—Megsuspiróysevolviódenuevohaciaeljardínhelado;Jo,sentadaalamesa,dejóescaparunquejidoyabatidase apoyó sobre los codos, peroAmy siguió trabajando con energía, yBeth,sentadaalaotraventana,dijosonriendo:

—Doscosasagradablesvanasucederenseguida.MamávieneporlacalleyLaurieestácruzandoeljardíncomosituvieraalgointeresantequedecirnos.

Ambos entraron; la señora March, haciendo su pregunta acostumbrada:"¿Haycartadepapá,niñas?",yLaurie,diciendocontonopersuasivo:

—¿No quiere alguien pasear en coche conmigo? He trabajado con lasmatemáticashastamarearmeyvoyarefrescarmeconunbuenpaseo.Esundíagris,peroelairenoesmaloyvoyallevaraBrookeacasa.Ven,Jo,túyBethmeacompañarán;¿noesverdad?quesí.

—Lo agradezco mucho, pero estoy ocupadísima —dijo Meg, sacandorápidamentesucanastilladecostura.

—Nosotras tres estaremos listas en un minuto —agregó Amy, dándoseprisaparalavarselasmanos.

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—¿Puedoserleútilenalgo,señoramadre?—preguntóLaurie,apoyándosecariñosamenteenelrespaldodelasilladelaseñoraMarch,yhablándoleconeltonoafectuosoquesolíausarconella.

—No, gracias, sino hacerme el favor de ir al correo, querido. Es día derecibircarta,ynohavenidoelcartero.Papásuelesertanexactocomoelsol,peroquizáshahabidoalgúncontratiempoenelcamino.

Lacampanasonóvivamente,interrumpiéndole;unminutodespués,Hannaentróconunpapelenlamano.

—Uno de esos telegramas, señora—dijo, dándolo como si temiera queestallaseohicieraalgúndaño.

LaseñoraMarchlotomórápidamente,leyólasdoslíneasqueconteníaycayódeespaldasensusilla, tanblancacomosielpapel lehubiesedadounbalazoenelcorazón.Lauriecorrióescaleraabajo,enbuscadeagua,mientrasMegyHannalasostenían,yJoleyó:

"SeñoraMarch:Suesposoestáenfermodegravedad.Vengaenseguida.S.HaleHospitalBlanco.Washington."

¡Qué inmovilidad cayó sobre todas cuando escuchaban sin respirarsiquiera! ¡Cómo parecía oscurecerse el día y cambiar el mundo entero alreunirselasmuchachasalrededordesumadre,conlasensacióndequeibanaperder toda la felicidad y el apoyo de su vida! La señoraMarch reaccionópronto,leyódenuevoeltelegramayabrazandoasushijas,dijoconvozqueno olvidaron nunca: "Tengo que ir inmediatamente: tal vez sea demasiadotarde.¡Oh,hijasmías,ayúdenmeasoportarlo!"

—Durantealgunosminutosnoseoyeronenelcuartomásquelossollozos;palabrasentrecortadasdeconsuelo,tiernaspromesasdeayudaymurmullosdeesperanza que acababan en lágrimas. La pobre Hanna fue la primera enreponerse, y, con inconsciente sabiduría, dio el buen ejemplo a todos, puesparaellaeltrabajoeralapanaceadecasitodoslosmales.

—¡QueDiossalvealpobre!Nohayqueperdereltiempollorando;voyaarreglar enseguida sus cosas, señora —dijo con cariño, y secándose laslágrimasconeldelantal,estrechórespetuosamentelamanodesuseñoraysefueatrabajarcomotresmujeresenuna.

—Tiene razón;nohay tiempopara llorar ahora.Hayquecalmarse,hijasmías;déjenmepensar.

Tratarondeserenarse,mientrassumadreseincorporaba,pálidaperomástranquila,ydominandosudolorparapensaryhacerplanesparaellas.

—¿DóndeestáLaurie?—preguntóluego.

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—Aquí,señora;¡permítameservirleenalgo!—gritóelchico,viniendodelotrocuarto,dondesehabíaretiradodiscretamenteparadejarlassolas.

—Telegrafíadiciendoquevoyenseguida.Elprimertrensaletempranoporlamañana;lotornaré.

—¿Quémás?Loscaballosestánlistos;iréacualquierparte;harécualquiercosaqueusteddesee—contestóLauriedispuestoavolaralfindelmundo.

—DejaunacartaencasadelatíaMarch.Jo,dameesaplumayesepapel.Jopusolamesaenfrentedesumadre,sabiendoqueseríaprecisopedir

prestadoeldineroparaelviajelargoytristeypensandoquépodríahacerellaparaaumentarunpocolacantidadnecesaria.

—Ahoravete,hijomío;peronotematescorriendoariendasuelta;noesindispensable.

Elconsejofue inútil,porquecincominutosdespuésLaurie,montandoensucaballoligero,pasópordelantedelaventanacomosisuvidaestuvieraenpeligro.

—Jo,correal salónydia laseñoraKingquenopuedo ir.Enelcaminocompras estas cosas. Las llevaré conmigo; serán necesarias, y debo irpreparada para hacer de enfermera. Las provisiones del hospital no sonsiempre buenas. Beth, vete y pide al señor Laurence dos botellas de vinoañejo.No soy demasiado orgullosa para pedir limosna por el bien de papá;debetenerlomejordetodo.Amy,diaHannaquebajelamaletanegra;Meg,ayúdameaencontrarmiscosasporqueestoytrastornada.

Escribir, pensar y dirigirlo todo al mismo tiempo era bastante paratrastornaralapobreseñora,yMeglerogóquesesentasetranquilamenteensudormitorio por un rato y que las dejara a ellas hacer el trabajo. Todas seesparcieron,comohojassacudidasporelviento;y lafamilia,pocoantes tantranquilayfeliz,seviorepentinamentedesbandada,comosielpapelhubieracontenidounmalsortilegio.

ElseñorLaurencellegóconBeth,trayendotodaclasedecosasútilesqueelbuenseñorpodíapensary laspromesasmásamistosasdeprotecciónparalas chicas durante la ausencia de sumadre, lo cual le diomucho ánimo.Seofrecióatodo,inclusoaacompañarlaélmismoenelviaje.LaseñoraMarchnoquisoaceptarqueelseñorancianohicieraunviajetanlargo,peronopudoevitarunaexpresióndealiviocuandoélhablódelasunto,porquelaansiedadnoesbuenapreparaciónparaunviaje.Elnotólaexpresión,frunciólascejas,sefrotólasmanosysemarchóderepente,diciendoquevolveríapronto.Nohabían tenido tiempo para acordarse de él otra vez, hasta que Meg,atravesandoelvestíbuloconunpardezapatillasenunamanoyunatazadeté

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enlaotra,seencontróderepenteconelseñorBrooke.

—Sientomucholanovedad,señoritaMarch—dijocontonoamable,muygratoasuespírituturbado—.Vengoparaofrecermeaacompañarasumadre.ElseñorLaurencemehadadoalgunosencargosquehacerenWashingtonyestarémuycontentodepoderserleútilasuseñoramadreallá.

Megdejócaerlaszapatillas,yporpocodejacaertambiénlatazaaltenderlamano,contalexpresióndegratitud,queelseñorBrookesehubierasentidomásquecompensadoporunsacrificiomayorqueelqueibaahacer.

—¡Quéamables son todosustedes!Mamáaceptará, estoy segura; yparanosotrasseráunaliviosaberquetienealguienquecuidedeella.Muchísimasgracias.—Meghablabaconsentimientoyseolvidóenteramentedesímisma,hasta que una mirada de su amigo hizo que recordase el té, que se estabaenfriando,ylocondujoalasala,diciendoquellamaríaasumadre.

TodoestabaarregladocuandoLaurievolvióconunacartadelatíaMarch,queenviabaeldinerodeseado,yunaslíneas,repitiendoloquedijeramuchasveces: que era ridículo que March se fuese al ejército, que siempre habíaprofetizado que nada bueno podía resultar de ello, y que esperaba quetomaríansuconsejoparalapróximavez.

LaseñoraMarchechólacartaalfuego;pusoeldineroensuportamonedasy continuó sus preparativos, con los labios apretados de tal modo que Johubieracomprendido.

La tardecortafuepasando; todos losencargosestabanhechos;Megysumadre estaban cosiendo algunas cosas necesarias, mientras Beth y Amypreparabanlacena;Hannaacabósuplanchado"agolpes",comoelladecíayJonohabíallegadoaún.Comenzaronainquietarse,yLauriesefueabuscarla,porque nadie sabía qué idea loca se le había metido en la cabeza. No laencontró, sin embargo, y a poco Jo volvió con una expresión extraña en lacara,mezcladebromaydemiedo,desatisfacciónydesentimiento,quedejóperpleja a la familia, tanto como el manojo de billetes de Banco que pusodelantedesumadrediciendoconvozalgoentrecortada:

—Estaesmicontribuciónparaayudarapapáatraerloacasa.

—Hijamía,¿dóndehasobtenidoesto?¡Veinticincopesos!Jo,esperoquenohayashechonadaimprudente.

—No;loobtuvehonradamente;nolohemendigado,nipedidoprestado,nirobado. Lo he ganado; y no creo que me reñirás, porque no hice más quevenderloquemepertenecía.

Al decir esto, Jo se quitó el sombrero y vieron con asombro que suabundantecabellerahabíasidocortada.

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—¡Tucabello! ¡Tuhermoso cabello! Jo, ¿cómohaspodidohacerlo? ¡Tuúnicabelleza!Hijamía,noeranecesario...NoparecesmiJo,pero tequieromuchísimoporello.

Mientras todasexpresabansuadmiraciónyBethabrazaba tiernamente lacabezaesquilada,Joadoptóunaireindiferente,quenoengañóanadie,ydijo,pasándoselamanoporlosmechonescastañosytratandodeparecercontenta:

—Esonoafectalasuertedelanación;conquenotelamentes,Beth.Serábueno para mi vanidad; me estaba poniendo demasiado orgullosa de mipeluca.Micerebroganaráconquitarseesepesodeencima;siento lacabezaligera y fresca, que da gusto, y el peluquero dijo que pronto tendría unosbuclescomolosdeunmuchachoquemesentaríanmuybienyseránfácilesdepeinar;estoycontenta;tomaporfavoreldineroycenemos.

—Dímelo todo, Jo; no estoy completamente satisfecha, pero no puedoculparte,porqueséconquébuenavoluntadhassacrificadotuvanidad,comola llamas, a tu amor. Pero, querida mía, no era necesario y temo que muyprontotearrepientas—dijolaseñoraMarch.

—¡Nomearrepentiré!—respondióJoconfirmeza.

—¿Cómo se te ocurrió hacerlo?—preguntó Amy, que antes se hubieracortadolacabezaquesucabello.

—Bueno, deseaba hacer algo por papá —respondió Jo, mientras sesentabanalamesa—.Aborrezcopedirprestadotantocomomamá,ysabíaquela tíaMarchgruñiría:siemprelohacecuandose lepideunpeso.Meghabíadado todo su sueldo trimestral para el alquiler y yo no hice más quecomprarme ropa con el mío; así que me sentía egoísta y tenía que obtenerdineroaunquetuviesequevenderlanarizparaganarlo.

—No debías sentirte egoísta, hija mía; no tenías ropa de invierno ycomprastelascosasmássencillasquepodíasconloquehabíasganado—dijolaseñoraMarch.

—Alprincipionoteníalamenorideadevendermicabello;peroandandoy pensando qué podía hacer, pasé por una peluquería y vi en el escaparatetrenzasconsupreciomarcadounatrenzanegra,máslargaperonotanespesacomolamía:costabacuarentapesos.Derepentesemeocurrióqueteníaunacosadelacualpodríasacardinero,ysindetenermeapensarentré;preguntésicomprabancabelloycuántodaríanporelmío.

—Nocomprendocómoteatreviste—respondióBeth,asombrada.

—¡Bah!; era un hombre pequeño, que parecía no vivir más que paraaceitarseelcabello.Alprincipiosemequedómirandodesconcertado,comosinoestuvieraacostumbradoaverchicasentrarensutiendaparadecirlequeles

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compraseel cabello.Dijoqueno legustabaelmío,quenoeradel colordemoda,yquedetodosmodosnuncasolíadarmuchoporello;queeltrabajodearreglarlocostabamuchoytodolodemás.Comoeratarde,yotemíaquesinose hacía enseguida no se haría nunca, y ya saben cuánto me disgustaabandonar una cosa que he empezado; así, le rogué que lo tomara y leexpliqué la razón de mi prisa. Tal vez fue una tontería, pero cambió deopinión,porquemeexcitéalgoycontélahistoriaenformamuydesordenada;suesposaestabaoyendoydijomuyamablemente "Tómaselo,Thomas,paradar gusto a la señorita; lomismo haría cualquier día para nuestro Jimmy situvieraunatrenzaquemerecieravenderse."

—¿QuiéneraJimmy?—preguntóAmy.

—Suhijo;dijoellaqueestabaenelejército.Quéamistosassehacen laspersonas desconocidas con estas cosas. Estuvo charlando todo el tiempomientrassuesposocortabamicabelleraymedistrajomuybien.

—¿Notediopenacuandocomenzóacortar?—preguntóMeg.

—No;echéunaúltimamiradaamicabellomientraselhombrepreparabasuscosas,yesofuetodo.Nuncameaflijoporpequeñeces;perodeboconfesarque tuveunasensaciónextrañacuandovialcabelloqueridoextendidoen lamesa yme toqué las puntas cortas y ásperas queme quedaban.Me parecióhaberperdidounbrazoounapierna.Lamujermeviomirandomicabello,ytomando unmechón largome lo dio para guardarlo. Te lo daré a ti,mamá,como recuerdo de las glorias pasadas; porque se está tan cómoda con elcabellocortado,quenoquierovolveratenerunaguedeja.

LaseñoraMarchtomóelmechónonduladocolorcastañoylopusoensuescritorioconotrogris.Nodijomásque"gracias,queridamía",peroviendoalgoensucaralaschicascambiarondetemayhablaronlomásalegrementeposible de la bondad del señor Brooke, del tiempo que iba a hacer al díasiguiente y lo felices que serían cuando su padre volviese a casa parareponerse.

Nadiequeríaacostarsecuando,alasdiez,laseñoraMarchdejólacosturaydijo:

—Vengan,hijasmías.

Beth se fue al piano y tocó el himno favorito de su padre; todascomenzaron a cantar valientemente, pero una tras otra se echaron a llorar,hastaqueBethquedó sola, cantandocon todo sucorazón,porque lamúsicaerasiempreelmayordesusconsuelos.

—Vayanadormirynohablen,porquetenemosquelevantarnostempranoy necesitamos todo el descanso posible. Buenas noches, queridas—dijo la

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señoraMarch.

La besaron silenciosamente y se fueron a la cama, como si el enfermoqueridoestuvieraeneldormitoriopróximo.

BethyAmysedurmieronpronto, apesarde lapenaque sentían,peroaMeglamanteníandespiertalospensamientosmásseriosquehabíatenidoensucortavida.Joestabatanquietaquesuhermanalacreíadormida,hastaqueunsollozosofocadolahizoexclamar,altocarunamejillahúmeda:

—Jo,¿quétepasa?¿Estasllorandoporpapá?

—No;ahoranoesporél.

—¿Porqué,entonces?

—¡Micabello!...¡Micabello!!—sollozólapobreJo,tratandoenvanodeahogarsuemociónenlaalmohada.

Megbesóyabrazóalaafligidaheroínamuytiernamente.

—No es que lo lamente—protestó Jo con voz entrecortada—. Lo haríaotravezmañanasipudiera.Eslaparteegoístademiserqueseponeallorarde esta manera tan tonta. No se lo digas a nadie; ya pasó todo. Pensé quedormías;poresogemípormiúnicabelleza.¿Porquéestásdespierta?

—¡Nopuedodormirme;tanansiosaestoy!—dijoMeg.

—Piensaenalgohermosoyprontotedormirás.

—Yalohetratado,peromesientomásdespiertaqueantes.

—¿Enquépensaste?

—En caras hermosas; especialmente en ojos —respondió Meg, son—riéndoseenlaoscuridad.

—¿Quécolortegustamás?

—Castaños...,esdecir,aveces...losazulestambiénsonhermosos.

Jo se rio;Meg le dijo que no hablase; prometió, amablemente, rizarle elcabelloysedurmió,soñandoconsucastilloenelaire.

Los relojes daban las doce y los dormitorios estaban muy tranquilos,cuando una figura se deslizó de cama en cama, arreglando lasmantas aquí,enderezando una almohada allá y deteniéndose a mirar larga y tiernamentecadacarainocente,parabesarlasyparaelevarlasoracionesférvidasquesólolasmadressabenpronunciar.Cuandolevantólacortinaparavercómoestabalanoche,apareciódetrásdelasnubeslalunaybrillósobreellacomounrostrobenévoloqueparecíasusurrar:

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—¡Animo,corazónmío!Siemprehayluzdetrásdelasnubes.

CAPÍTULO16-CARTAS

A la fría y débil claridad del amanecer, las hermanas encendieron sulámpara y leyeron sus Nuevos Testamentos con una seriedad jamásexperimentadaantes.Loslibritosestabanllenosdeayudayconsuelo.Mientrasse vestían, decidieron decir "adiós" alegremente, de manera que su madrecomenzarasuviajesinestarentristecidaporlágrimasoquejas.

Todo parecía muy extraño; tanta oscuridad y silencio fuera, tanta luz ymovimiento dentro. Parecía raro desayunarse tan temprano, y hasta la carabien conocida de Hanna era cosa insólita con su gorro de dormir. El baúlgrandeestabalistoenelvestíbulo;elabrigoyelsombrerodelamadresobreel sofá, y ella misma estaba sentada, tratando de comer, pero tan pálida yquebrantadaporel insomnioylapreocupación,quealaschicaslesfuemuydifícilmantenersuresolución.Megnopodíaevitarquelosojosselellenasendelágrimas.Jotuvoqueesconderlacaraenlatoalladelacocinamásdeunavez,ylosrostrosdelasmuchachitasteníanunaexpresióngraveyperturbada,comosilatristezafueraunanuevaexperienciaparaellas.Nadiehablómucho,peroalacercarselahora,ymientrasesperabanelcoche,laseñoraMarchdijoalaschicas,queestabanocupadasasualrededor,una,plegandoelmantón;laotra,arreglandolascintasdelsombrero;latercera,poniéndoleloschanclos;lacuarta,cerrandosusacodeviaje:

—Hijasmías,lasdejoalcuidadodeHannaybajolaproteccióndelseñorLaurence; Hanna es la fidelidad misma y nuestro buen vecino las cuidarácomo si fueran sus propias hijas. No temo por ustedes, pero deseo quesoportenbienestapena.Noselamentennisequejenmientrasestoyausente,nipiensenquepodránconsolarsesiendoperezosasytratandodeolvidar.Siganconsutrabajo,porqueeltrabajoesunconsuelobendito.Tenganesperanzaymanténganse ocupadas; y si cualquier cosa sucede, recuerden que nuncapodránquedarsinpadre.

—Sí,mamá.

—QueridaMeg,séprudente,cuidadetushermanas,consultaconHanna,yen cualquier duda pide consejo al señor Laurence. Ten paciencia, Jo; no tedesanimes ni hagas cosas temerarias; escríbanme con frecuencia; sémi hijavaliente,siemprelistaparaayudaryanimaralasdemás.Beth,consuélatecontumúsica y sé fiel a los deberes domésticos; y tú,Amy, haz cuanto puedasparaayudar;séobedienteynotepongastriste.

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—Sí,mamá,loharemos,loharemos.

Elruidodelcochequeseacercabalassobresaltóyescucharon.Aquélfueelmomentomásduro,perolaschicaslosoportaronbien;nadielloró,nadieseescapónilanzóunlamento,aunqueestabantristesalenviaramantesrecuerdosa su papá, acordándose de que podría ser demasiado tarde para darlos.Abrazaron en silencio a su madre, estrechándola con ternura, y procuraronagitaralegrementelasmanoscuandosemarchaba.

Laurieysuabuelollegaronparadespedirla,yelseñorBrookeparecíatanfuerte, sensato y amable, que las chicas lo apodaron, allí mismo "Grancorazón".

—¡Adiós, queridas mías!; que Dios bendiga y nos guarde a todos —murmurólaseñoraMarch,albesaratodaslascarasqueridas,unatrasotra,yapresurarseasubiralcarruaje.

Cuandoelcochepartíasalióelsolyella,mirandoatrás,loviobrillarcomounabuenaseñalsobreelgruporeunidoenlapuerta.Ellaslovierontambién,sonrieronyagitaronlasmanos;laúltimacosaquesevio,aldoblarlaesquina,fuelascuatrocarasalegresydetrásdeellas,comosuguardián,elviejoseñorLaurence,labuenaHannayelfielamigoLaurie.

—¡Quéamablessontodosconnosotras!—exclamólaseñoraMarch.

—No sé cómo podría ser de otro modo —respondió el señor Brooke,riéndose de forma tan contagiosa que la señora March no pudo evitar elsonreírse. Así, con el buen presagio de sol, sonrisas y palabras alegres,comenzóelviaje.

— Estoy como si hubiera ocurrido un terremoto—dijo Jo, sus vecinosvolvíanasucasaparaeldesayuno.

—Parece como si se hubiera ido la mitad de la familia dijo tristementeMeg.

Bethabrióloslabiosparadeciralgo,peronopudohacermásqueseñalarel montón de medias bien zurcidas que estaban en la mesa de su madre,demostrando que aun durante los últimos momentos tan agitados habíapensado en ellas y trabajado para ellas. Era un pequeño detalle, pero lasconmoviómuchísimoy,apesardesusvalientesresoluciones,todasseecharonallorar.

Hannatuvoelaciertodedejarlasquesedesahogaran;ycuandoelmalratodioseñalesdeaclarar,vinoparadarlesánimo,armadaconunacafetera.

—Ahora, señoritas, recuerden lo que ha dicho su madre, y no seacongojen;venganytomentodasunatazadecafé,ydespuésaltrabajo,parahonraralafamilia.

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Elcaféerabueno,yHannademostrósu tactoalhacerloaquellamañana.Ningunapudoresistirsuspersuasivosmovimientosdecabezanilaaromáticainvitación que brotaba por el pico de la cafetera; se sentaron a la mesa,cambiaronsuspañuelosporservilletasyendiezminutossehabíancalmado.

—"Esperarymantenerseocupado",esaesnuestradivisa;veremosquiénlarecuerdamejor.IréacasadelatíaMarch,comodecostumbre.¡Vayasermónquemeespera!—dijoJo,mientrasbebíasucafé.

—YoiréalodemissKing,aunquepreferiríaquedarmeencasaacuidardelascosas—contestóMeg.

—No hace falta; Beth yo podemos arreglar la casa muy bien—agregóAmy,dándoseimportancia.

—Hannanosdiráloquedebemoshaceryparacuandovuelvantendremostodoenorden—añadióBeth.

— Creo que la ansiedad es muy interesante—observó Amy, comiendoazúcar,pensativa.

Las chicas no pudieron menos de reírse, aunque Meg hizo un gravemovimientodecabezaalaseñoritaqueencontrabaconsueloenelazucarero.

LavistadelospastelilloscalmóaJo,ycuandolasdossalieronasustareasdiariassevolvieronparamirarhacialaventanadondesolíanverlacaradesumadre.Noestabaallá;peroBethsehabíaacordadodelaceremoniadomésticaylesenviabasaludosconlacabeza.

—¡Muy propio de Beth! —dijo Jo, agitando el sombrero con caraagradecida—.Adiós,Meg; esperoque losKingno te fastidiaránhoy.No teacongojesporpapá,querida—añadió,mientrasseseparaban.

—Espero que la tíaMarch no gruñirá. Tu cabello te quedamuy bien yparecesunmuchachoguapo—repusoMeg.

—EseesmiúnicoconsueloylevantandosusombreroalestilodeLaurieseseparódesuhermana.

Las noticias de su padre consolaronmucho a las chicas; porque, aunquemuygrave, lapresenciadelaenfermeramástiernaquepodíahaber lehabíahechobien.ElseñorBrookeenviabanoticiastodoslosdías,ycomocabezadefamilia,Meginsistíaenleerlascartas,queibansiendomásalegresamedidaque pasaba la semana. Al principio, todas estaban deseosas de escribir; lossobresque echabanen el buzónabultabanconsiderablemente.Comounodeellosconteníacartascaracterísticasdetodalacompañía,lohemosrobadoparaleerlas.

Queridísimamamá:

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Esimposibledecirtelaalegríaquenosdiotuúltimacarta;lasnoticiaserantanbuenas,quenopodíamosmenosdelloraryreíralleerlas.¡QuéamableeselseñorBrookeyquésuertequelosnegociosdelseñorLaurencelodetengancercadetitantotiempo,yaqueestanútilparatiyparapapá!Laschicassonángeles. Jo me ayuda con la costura, e insiste en hacer todos los trabajosduros. Temería que hiciese demasiado si no supiera que "esta disposiciónmoral"nodurarámucho;Bethtrabajaconlaregularidaddeunrelojynuncaolvidaloquenosdijiste.Estáansiosaporpapáyparecetriste,menoscuandoestá tocando el piano. Amy me obedece y yo la cuido bien. Se arregla elcabelloellamisma,yleestoyenseñandoahacerojalesyazurcirsusmedias.Hace cuanto puede y estoy segura de que te sorprenderás de sus progresoscuandovengas.ElseñorLaurencenoscuidacomounagallinaasuspolluelos,comodiceJo,yLaurieesmuyamableybuenvecino.ÉlyJonosdanánimo,porque, a veces, nos entristecemos y nos sentimos huérfanas estando tú tanlejos.Hanna es una verdadera santa; no protesta nunca y siempreme llama"señorita Margaret", lo cual está muy bien, y me trata con respeto. Todasestamosbienyocupadas,perodeseandodíaynochequevuelvanustedes.

Miamormástiernoapapá,ycréemetuhijaquetequieremucho.

Meg.

Estacarta,esmeradamenteredactadaenpapelperfumado,hacíacontrastecon la carta siguiente, escrita con garabatos en una hoja grande de papelcomercial,adornadaconborronesytodaclasederabosenlasletras:

Mipreciosamamá:

¡Tres vivas por el querido papá! Brooke fue un "hacha" telegrafiandoenseguidaparaquelosupiésemostanprontocomoempezóamejorar.CuandovinolacartacorríescaleraarribaalaboardillaytratédedargraciasaDiosporhabersidotanbuenoconnosotras,peronopodíahacermásquéllorarydecir:"¡quécontentaestoy!,¡quécontentaestoy!"¿Noeraesotanbuenocomounaverdadera oración? Porque repetía muchísimas en mi corazón. Nos pasancosas muy graciosas; y ahora puedo divertirme con ellas, porque todo elmundo es tan bueno, que es como si viviésemos en un nido de tórtolas.¡CuántotereiríassivierasaMegsentadaalacabeceradelamesa,tratandodesermaternal!Cadadíaestámásguapayavecesestoyenamoradadeella.Lasniñassonverdaderosarcángelesyyo...,puessoyJo,ynuncaseréotracosa.TengoquedecirtequeporpocoriñoconLaurie.Ledijeconfranquezaloquepensabadeunatonteríasuya,yseofendió.Yoteníarazón,peronodebíhablarcomo hablé y él se fue a su casa diciendo que no volvería hasta que no lepidieseperdón.Yodeclaréquenoloharíaymepusemuyrabiosa.Estodurótodo el día; me sentía pesarosa y te echaba mucho de menos. Laurie y yosomos ambos tan orgullosos, que nos cuesta mucho pedir perdón, pero yo

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penséqueélvendríaporqueyoteníarazón.Novino,yalanochecermeacordédeloquedijistecuandoAmysecayóenelrío.Leímilibrito,mesentímejor,decidínodejarquepasaralanocheenojadaycorríparadeciraLauriequemearrepentía.Enlapuertadeljardínmeencontréconél,queveníaalomismo.Ambos nos echamos a reír, nos pedimos perdón y nos sentimos buenos ycontentosdenuevo.Ayer,mientrasayudabaaHannaalavarlaropa,compuseun poema; y lo pongo en el sobre para divertir a papá.Abrázalo pormí, ysoportamilbesosdepartedetuatolondrada.

Jo.

CANCIÓNDELLAVADERO

Alegrereinasoydellavadero

yalverdeblancaespumallenoelbalde,cantofelizaltiempoquerestriego,

queabonoyaclaroytiendoalaire.Elsolsobrelaropaaltopregonaquesoyunaexcelenteyfielfregona.

Manchasqueafeancorazonesyalmaslimpiardeltodoconafánquisiera

yqueelmilagrodelasropasblancasennosotrostambiénserepitiera.¡Quégloriososeríaaquellavadoqueelcorazóndejarainmaculado!

Porelsenderodelavidaactivaacrecendepazydequietudlasflores;lamenteenelservicioentretenida,lugarnodejaapenasnitemores.

Denegrospensamientosnoslibramossiconardorlaescobamanejamos.

Contentaestoydevermeatareadayaltrabajosujetacadadía;esperanzameda,saludpreciada,fortalezainvencibleyalegría.¡Corazón,asentir!¡Mente,a

pensar!Manos,nuncadejendetrabajar.

Miqueridamamá:

Nomequedamásespacioqueparaenviartemiamoryunospensamientosdesecadosdelaplantaqueheguardadoencasaparaquepapálaviese.Cadamañanaleo,tratodeserbuenatodoeldíaymeduermocantandoelhimnodepapá.Ahoranopuedocantar "Paísde los leales";mehace llorar.Todos sonmuyamablesysomostanfelicescomoesposibleserlosinti.Amyquiereelresto de la página, así que debo parar.Doy cuerda al reloj todos los días yventilo lashabitaciones.Besos amiqueridopapáen lamejillaque él llamamía.¡Oh,vuelvepronto!Tucariñosahija.

Beth.

Macheriemamá:

Estamostodasbien;siempreestudiomisleccionesynuncacorroboroalaschicas.Megdicequequierodecircontradecir,asíquedejolasdospalabras,y

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túescogeráslamáscorrecta.Megmesirvedemuchoconsueloymepermitetomar jalea todas las noches con el té; Jo dice que me hace mucho bien,porquememantienedebuenhumor.Laurienometrata tanrespetuosamentecomo debería, ahora que voy a cumplir trece años; me llama pollita y meofende hablándome francésmuy deprisa cuando digo "Merci" o "Bonjour",comohaceHattieKing.LasmangasdemivestidoazulestabantodasgastadasyMeglepusomangasnuevas,peronomevanbienysonmásazulesqueelvestido.Estomedisgustó,peronomequejé,porquesoportobienmispenas,pero me gustaría que Hanna pusiera más almidón a mis delantales y quehiciera pastelillos todos los días. ¿No puede hacerlo? ¿No te parece que heescritomuybienesesignode interrogación?Megdicequemipuntuaciónyortografíasonvergonzosas,yestoyhumillada,pero,¡pobredemí!,tengotantoquehacer,quenopuedodetenermeapensar.Adiós.Montonesdeamorapapá.

Tuhijacariñosa.AmyCurtisMarch.

Muyseñoramía:

Nadamás que unas líneas para decirle que lo pasamos de primera. Laschicas son listas y hacen las cosas volando. La señoritaMeg va a salir unaverdaderaamadecasa;tienegustoparaelloyseponealcorrientedelascosasconunarapidezqueasombra;Jolesganaatodasenecharatrabajar,peronosedetieneacalcularprimero,yustednosabeloquevaasalir.Elluneslavóunbalde llenode ropa,pero laalmidonóantesde retorcerla,ydioañilaunvestidocolorde rosa,hastaquepensémorirmede risa.Bethesunacriaturabuenísimaymeayudamuchísimo,tanprevisorayprudente.Tratadeaprendertodo; va al mercado como una persona mayor y, con mi ayuda, lleva lascuentas muy bien. Hasta el presente hemos estado muy económicas; nopermitoquelaschicastomenelcafémásqueunavezporsemana,comoustedquiere,ylesdoycomestiblessimplesybuenos.Amynosequeja;seponesusmejoresvestidosycomedulces.ElseñorLaurieestantraviesocomosiempre,yamenudonosrevuelvelacasadearribaabajo,peroanimaalaschicas;asíqueno tirode la cuerda.El señor ancianonos envíamuchísimas cosasy esalgopesado,pero lohaceconbuena intenciónynodebocriticarlo.Lamasaestásubiendoytengoqueacabar.EnvíomisrespetosalseñorMarch,yesperoquesehayarepuesto.

Suservidora.HannaMullet."

SeñoraenfermeraprincipaldelasalaII:

TodoestáserenosobreRappahannock;lossoldados,enperfectoestado;laintendencia, bien conducida; la guardia doméstica, bajo el coronel Teddy,siempre en servicio; el ejército es inspeccionado todos los días por elcomandanteenjefe,generalLaurence.Enelcampamento,elsargentoMulletmantiene el orden, y el comandante León está de guardia por la noche. Al

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recibirselasbuenasnoticiasdeWashington,sehizounasalvadeveinticuatrocañonazosyhubograndesfileenelcuartelgeneral.

Elcapitángeneralenvíasusmejoresdeseos,a loscuales seunen losdelcoronelTeddy.

Muyseñoramía:

Lasmuchachitosgozandebuena salud;Bethyminietomedannoticiastodoslosdías;Hannaesunacriadaperfecta:guardaaMegcomoundragón.Mealegrodequecontinúeelbuentiempo;novacileenutilizarlosserviciosdeBrooke,ysisusgastosexcedenlocalculado,giresobremíporlacantidadnecesaria.No permita que le falte nada a su esposo.Gracias aDios que vamejorando.

Suservidoryamigosincero.JamesLaurence.

CAPÍTULO17-LAPEQUEÑAINFIEL

Durante una semana la cantidad de virtud desplegada en la vieja casahubiera podido surtir a toda la vecindad. Era sorprendente. Todas parecíanposeerunadisposicióndeánimocelestial,y laabnegaciónestabaa laordendeldía.Pasadalaprimeraansiedadsobresupadre,laschicasfueronaflojandoinsensiblemente sus meritorios esfuerzos, volviendo a su conductaacostumbrada.Noolvidaronsudivisa,peroesperarymantenerseocupadofuehaciéndose más fácil. Después de esfuerzos tan grandes, sintieron quemerecíanundescansoyselodieron.

Jo pescóun resfriadopor no resguardar bastante su cabeza trasquiladaytuvoquequedarseencasahastamejorarseporquealatíaMarchnolegustabaoírleeralaspersonasresfriadasyroncas.AJolevinomuybien,ydespuésderevolverlacasadesdelabodegahastalaboardilla,seechósobreelsofáparacuidar su catarro con arsénico y libros.Amy descubrió que el trabajo de lacasayelartenohacíanbuenamezcla,yvolvióasusmodelosdearcilla.MegibatodoslosdíasacasadelosKing,yensucasaellacosíaopensabahacerlo,peropasabamuchotiempoescribiendolargascartasasumadreoleyendounayotraveznoticiasdeWashington.

Bethperseveraba,cayendoraravezenlaociosidadoenlaslamentaciones.Cadadíacumplía fielmente todos suspequeñosdeberesymuchosde losdesushermanastambién,porqueellassedescuidabanylacasaparecíaunrelojquehaperdidoelpéndulo.Cuandolanostalgiadesumadreolostemoresporsu padre la afligían, se iba a cierto armario, escondía la cabeza entre losplieguesdeciertovestidoviejoyderramabasullantitoyhacíasuoracioncita

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tranquilamente y sola. Nadie sabía lo que le daba ánimo después de estartriste, pero todas se daban cuenta de lo dulce y servicial que era Beth, ytomaronlacostumbredepedirleconsueloyconsejoensusasuntos.

—Meg,quisieraquefuerasavera losHummel;yasabesquemamánosdijoquenolosolvidáramos—dijoBeth,diezdíasdespuésdelapartidadelaseñoraMarch.

—Esta tarde estoy demasiado cansada para ir —respondió Meg,meciéndosecómodamentemientrascosía.

—¿Nopuedesirtú,Jo?

—Eltiempoestámaloparamicatarro.

—Pensabaqueyaestabasbien.

—LobastanteparasalirconLaurie,peronolosuficienteparairacasadelosHummel—dijoJo,riéndose,aunquealgoavergonzadadesuinconstancia.

—¿Porquénovastúmisma?—preguntóMeg.

—Heidotodoslosdías;peroelniñoestáenfermoynoséquéhacerporél.Lamadreva a su trabajoyLotchen lo cuida; pero sepone cadavezpeorycreoquetúoHannadebenir.

Bethhablabamuyenserio,yMegprometióiralamañanasiguiente.

—PídeleaHannaquetedéalgodecomerparallevárselo,Beth.Elaireteharábien—dijoJo,añadiendoparadisculparse—:Yoiría,perodeseoacabaruncuento.

—Meduelelacabezayestoytancansada,quepenséquequizásalgunadeustedesiría—susurróBeth.

—Amyvolveráprontoyellapuedeirpornosotras—sugirióMeg.

—Buenodescansaréunpocoylaesperaré.

Beth se echó en el sofá; las otras volvieron a su trabajo, y losHummelquedaronolvidados.Pasóunahora;Amynovino;Megsefueasudormitorioaprobarseunvestidonuevo;JoestabaabsortaensucuentoyHannadormíaapierna suelta frente al fogón de la cocina. Beth se puso tranquilamente sucapucha,llenósucestilloconvariascosasparalosniñospobresysalióalairefrío con la cabeza pesada y una expresión triste en sus ojos pacientes. Eratardecuandovolvióynadielaviosubirfurtivamentelaescalerayencerrarseeneldormitoriodesumadre.Mediahoramástarde,JofuealarmariodesumadreparabuscaralgoyallíencontróaBethsentadasobreelbotiquínconunaspectomuysolemne,losojosenrojecidosyunfrascodealcanforenlamano.

—¡PorCristóbalColón!¿Quétepasa?—gritóJo,MientrasBethextendía

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lamano,comosidesearamantenerlaadistancia,ypreguntababrevemente:

—Hastenidolafiebreescarlatina,¿noesverdad?Entoncestelodiré.¡Oh,Jo,elniñosehamuerto!

—¿Quéniño?

—El de la señora Hummel. Se murió en mi falda, antes de que ellavolvieseacasa—respondióBeth,llorando.

—¡Pobrecitamía,qué terriblepara ti!Debíahaber idoyo—exclamóJo,abrazando a su hermana y tomándola en brazos, mientras se sentaba en labutacadesumadreconcaraderemordimiento.

—Noeraterrible,Jo;solomuytriste.Enseguidanotéqueestabapeor,peroLotchendijoquesumadrehabíaidoabuscarunmédico;asíquetoméelniñoparaqueLotchendescansara.Elparecíadormir,peroderepentedioungrito,temblóysequedómuyquieto.TratédecalentarlelospiesyLotchenlequisodarleche,peronosemovió,ycomprendíqueestabamuerto.

—Nollores,queridamía.¿Quéhiciste?

—Me quedé sentada y lo tuve dulcemente hasta que llegó la señoraHummelconelmédico.Dijoquehabíamuerto,ymiróaHeinrichyaMinna,que tienen dolor de garganta. "La fiebre escarlatina, señora; debía habermellamadoantes",dijoenojado.LaseñoraHummelledijoqueerapobreyquehabíatratadodecuraralniño;peroahoraerademasiadotardeynopodíahacermás que decirle que cuidara a los otros y esperara de la caridad ayuda. Elentoncessesonrióyhablóconmásamabilidad;peroeramuytriste,yyollorécon ellos hasta quedepronto se diovuelta ymedijo quevolviera a casaytomaraenseguidabelladona,oyocontraeríalafiebre.

—¡No,nolacontraerás!—gritóJo,estrechándolaconexpresióndeterror—

.¡Oh,Beth,sienfermaras,nomeloperdonaríajamás!¿Quéharemos?

—Noteasustes;esperoquenoserágrave.Miréenellibrodemamáynotéquecomienzacondolordecabezaydegarganta,ysensacionesextrañascomolasmías;tomébelladonaymesientomejor—dijoBeth,poniendosusmanosfríassobresufrentecaliente,ytratandodeaparentarqueestababien.

—¡Si mamá estuviera en casa!—exclamó Jo, tomando el libro, con laimpresióndequeWashingtonestabamuylejos.Leyóunapágina,miróaBeth,letocólafrente,lemirélagargantaydijogravemente—:Hasestadotodoslosdías con el niño por más de una semana, y entre los otros que estáncontagiados; temo que la tendrás, Beth. Llamaré a Hanna; ella entiende detodaslasenfermedades.

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—No permitas que venga Amy, no la ha tenido jamás, y sentiríacontagiarla.¿NopodríastúyMegtenerlaotravez?—preguntóansiosamenteBeth.

—Creoqueno,nime importa si la tengo;bien empleadomeestaríaporegoísta,quetedejéiralláparaquedarmeescribiendotonterías—murmuróJo,mientrasibaapedirconsejoaHanna.

La buena mujer se despertó al instante y se hizo cargo de la situación,diciendo a Jo que no había por qué preocuparse; que todo el mundo teníafiebreescarlatinayque,conbuencuidado,nadiesemoría;Jo locreyó,ysesintiómuyaliviada,mientrasibanenbuscadeMeg.

—Ahora les diré lo que vamos a hacer — dijo Hanna, cuando huboexaminado y hecho preguntas aBeth—.El doctorBangs vendrá para verte,queridamía,asínosaseguraremosdecuidartebiendesdeelprincipio; luegoenviaremosaAmyacasadelatíaMarchporunosdías,paraponerlafueradepeligro;unadeustedessepuedequedarencasaparaentreteneraBeth.

—Naturalmente,quedaréyoquesoylamayor—comenzóadecirMeg.

—No, seré yo, porque tengo la culpa de que esté enferma.Dije amamáqueyocumpliríaconlosencargosynoloshice—contestóJocondecisión.

— ¿A cuál de las dos quieres, Beth?No hace faltamás que una—dijoHanna.

—Jo,siquieren—repusoBeth,apoyandolacabezacontrasuhermana.

—Yo iré a decírselo aAmy—dijoMeg, sintiéndose algoofendida, peroaliviadaalmismotiempo,porquenolegustabacuidarenfermoscomoaJo.

AmyseopusoconfirmezaydeclaróapasionadamentequepreferiríatenerlafiebreantesqueirseacasadelatíaMarch.Megrazonó,rogóymandó...,sin resultado alguno.Amy declaro que no iría, yMeg la dejó, desesperada,parapreguntaraHannaquéhacer.

Antes de que volviera, Laurie entró en la sala para encontrar a Amy,llorandoalágrimaviva,conlacabezaescondidaenlosalmohadonesdelsofá.Le contó lo que sucedía, con la esperanza de ser consolada; peroLaurie semetió lasmanos en los bolsillos y se puso a pasear por el cuarto, silbandosuavemente,conlascejasfruncidas.

—Vamos...séunamujercitarazonableyhazloquetedicen.No,nollores;escuchaelproyectoquetengo.IrásacasadelatíaMarch;yoirétodoslosdíasasacarteparadarunpaseoencocheoapie,ynosdivertiremosmuchísimo.¿Noseráesomejorquequedarteaquíaburrida?

—Nomegustaquemeenvíenallácomosiestorbara—dijoAmyofendida.

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—¡Diostebendiga,niña!Silohacenportubien;¿quierescaerenferma?

—Claroqueno; peroquizá lo estaré, porquehe estado conBeth todo eltiempo.

—Por eso mismo tienes que irte. Quizás un cambio de aire y algo decuidadotemantendránsana,o,porlomenos,contraeráslafiebremásaliviada.Teaconsejoquetemarchescuantoantes,porquelafiebreescarlatinanoesunacosadebroma,señorita.

—¡PeroestantristelacasadelatíaMarch,ytandifíciltratarconella!...—dijoAmyconairedeespanto.

—NoserátristesiyovoytodoslosdíasadecirtecómoestáBethysacartea pasear. La anciana señorame quiere y yo procuraré hacerme agradable aella,paraquenonosriñapornadaquehagamos.

—¿Mesacarásdepaseoenelcabriolétiradopor"ElDuende"?

—Bajomipalabradehonor.

—¿Yvendrástodoslosdías?

—Sindejaruno.

—¿YmetraerásacasatanprontocomoBethsepongabuena?

—Alminutomismo.

—¿Eiremosalteatrodeverdad?

—Aunadocenadeteatros,sisepuede.

—Bueno...,creoqueloharé—susurrólentamenteAmy.

—¡Buena niña! Llama aMeg y dile que aceptas—dijo Laurie, dándolepalmaditasenelhombro,locualcontrarióaAmymásqueceder.

MegyJoentraroncorriendoparaverelmilagroqueacababaderealizarse,yAmy, sintiéndosemuy importante y abnegada, prometió irse si elmédicodecíaqueBethibaaestarenferma.

—¿Cómoestálapequeña?—preguntóLaurie,porqueBetherasufavorita,yestabamáspreocupadoporelladeloqueaparentaba.

—Estáacostadaenlacamademamáysesientemejor.Lamuertedelniñolaperturbó,perotalveznotienemásqueuncatarro.Hannadicequeesoesloqueellacree,peropareceansiosa,yesomeinquieta—respondióMeg.

—¡Quédifícilesestemundo!—dijoJo—.Apenassalimosdeundisgusto,entramosenotro.Parecequeno tenemosapoyoalgunocuandoestá ausentemamá;yoestoyperdida.

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—Bueno;notepongascomounerizo;noestábien.Arréglatelapeluca,Jo, y dime si debo telegrafiar a tu madre o ayudarlas en algo —preguntóLaurie.

—Esoesloquemepreocupa—dijoMeg—.Creoquedebemosdecírseloa mamá, si Beth está realmente enferma; pero Hanna dice que no, porquemamánopuededejar apapáynoharíamásquealarmarla...Bethnoestaráenferma por mucho tiempo y Hanna sabe exactamente qué hacer; además,mamánosdijoquelaobedeciéramos;demodoquedebemoshacerlo,peronoestoymuysegura.

—Bueno, no sé. Supongamosquepides un consejo ami abuelo despuésquehayavenidoelmédico.

—Loharemos. Jo,veteabuscar almédico inmediatamente—pidióMeg—.Nopodemosdecidirnadahastaquehayavenido.

—Quédatedondeestás,Jo;yosoyelrecaderodeestacasa—dijoLaurie,recogiendosugorra.

—Temoqueestésocupado—comenzóadecirMeg.

—No;heterminadomisleccionesporhoy.

—¿Estudiasdurantelasvacaciones?—preguntóJo.

—Sigoelbuenejemplodemisvecinas—respondióLauriemientrassalíaprecipitadamente.

—Tengograndesesperanzasenmimuchacho—observóJoviéndolesaltarlavalla.

—Sí;seportamuybienparaserchico—fuelarespuestapocoamabledeMeg.

Elmédicovino;dijoqueBethteníasíntomasdelafiebre;peropensóquenolatendríamuyfuerte,aunquepareciópreocuparleloqueledijerondelasvisitasdelaniñaacasadelosHummel.OrdenóquealejaranaAmy,yrecetóunamedicinapararesguardarladelpeligro.AmypartióacompañadaporJoyLaurie,LatíaMarchlosrecibióconsuhospitalidadacostumbrada.

—¿Qué desean ahora?—preguntó,mirando por encima de sus anteojos,mientraselpapagayo,sentadoenelrespaldodesusilla,gritaba:

—¡Márchate!¡Noqueremoschicos!

LaurieseretiróalaventanayJocontóloocurrido.

—Nomesorprendeenlomásmínimo,silespermitenvisitaralospobres.Amypuedequedarseaquíyhacerseútil, sinoestáenfermaquenodudo loestaráporqueyaloparece.Nollores,niña;mefastidiaoírgimotearalagente.

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Amyestabaapuntode llorar,peroLaurie tiróaescondidasde lacolaalpapagayo,locuallehizogritar:"¡Vayabotas!"demaneratancómica,queseechóareírenvezdellorar.

—¿Qué noticias tienes de tu mamá?—preguntó bruscamente la señoraanciana.

—Papáestámuchomejor—respondióJo.

—¿Deveras?Nodurarámucho;Marchnotuvonuncamuchacorrea.

—¡Ja!¡Ja!¡Noteapures!¡Tomarapé!—gritóelpájaro,saltandosobresupercha y agarrando el gorro de la señora, porque Laurie lo hostigaba pordetrás.

—¡Cállate, pajarraco sinvergüenza! Jo, deberíasmarcharte enseguida; noestábiensalirtantardeconunchicoatolondradocomo...

—¡Cállate,pajarracosinvergüenza!—chillóelloro,tirándosedelasillaycorriendoapicotearalchico,quecasiexplotabaderisa.

"Nocreoquepodrésoportarlo,perotrataré",pensóAmycuandosequedósolaconlatíaMarch.

—¡Márchate, espantajo!—chilló el loro, y al oír esta grosera agresión,Amynopudoreprimirungemido.

CAPÍTULO18-DÍASOSCUROS

Beth tuvo la fiebre y estuvomuchomás grave de lo que todos, exceptoHannayelmédico,sospechaban.Laschicasnoentendíandeenfermedadesyal señor Laurence no se le permitió ver a la enferma, demodo que HannaasumióelmandoyeldoctorBangs,ocupadísimo,hizocuantopudo,perodejómuchoquehaceratanexcelenteenfermera.

Meg se quedó en casa, por miedo de llevar el contagio a los King,encargándose del trabajo doméstico y sintiéndose algo culpable cuandoescribía a sumadre sin decir una palabra de la enfermedad de Beth. No leparecíajustoengañarlaasí,perolehabíandichoqueobedecieraaHannayéstanoconsentíaque la señoraMarchseenteraseyestuvieraacongojadapor talpequeñez.JoseconsagróaBethdíaynoche,tareanodifícil,porqueBetheramuypacienteysoportabaeldolorsinquejarsemientraspodíadominarse.Perollegóunmomentoenque,durantelosataquesdefiebre,comenzóahablarconvozroncayentrecortada,atocarsobrelacolchaconlosdedos,comosifuesesuqueridopiano,ytratódecantarconlagargantataninflamadaquenopodía

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dar una nota. No conocía las caras familiares que la rodeaban, y llamabasuplicanteasupadre.EntoncesJosealarmó,MegpidiópermisoparaescribirlaverdadyaunHannadijoquelo"pensaría,aunquetodavíanohabíaningúnpeligro".UnacartadeWashingtonaumentósuspenas,porqueelseñorMarchhabíasufridounarecaídaynopodíapensarenvolverpormuchotiempo.

¡Qué oscuros parecían ahora los días, qué triste y solitaria la casa y quéafligidosloscorazonesdelashermanas,mientrastrabajabanyesperaban,conlasombradelamuertecerniéndosesobreelhogarantestanfeliz!

FueentoncescuandoMeg,dejandocaerconfrecuencialaslágrimasensucostura,comprendióloricaquehabíasidoencosasdemásvalorquetodosloslujos que pudiese comprar el dinero: en amor, protección, paz, salud, lasverdaderas bendiciones de la vida. Fue entonces que, Jo, viviendo en eldormitorio oscurecido con la paciente hermanita siempre a la vista y conaquellavoztristesonandoensusoídos,aprendióaverlabellezayladulzuradelcarácterdeBeth,yadarsecuentadellugarprofundoytiernoqueteníaentodossuscorazonesyareconocerelvalordelaabnegaciónydesinterésdesuhermanita. Y Amy, en su destierro, anhelaba estar en su casa para podertrabajar conBeth, recordando con tristeza, llena de arrepentimiento, cuántastareas descuidadas habían hecho aquellas manos complacientes por ella, debuena voluntad. Laurie frecuentaba la casa como un espíritu inquieto, y elseñorLaurencecerróconllaveelpianodecola,quelerecordabaalavecinajoven, que tan gratas solía hacerle las horas del crepúsculo. El lechero, elpanadero, el tendero y el carnicero preguntaban por ella; la pobre señoraHummelvinoparapedirperdónporsudescuidoyparaobtenerunamortajaparaMinna; los vecinos enviaron toda clase de cosas útiles con sus buenosdeseos, de modo que hasta los que mejor la conocían se sorprendieron aldescubrircuántosamigosteníalatímidaBeth.

Entretanto, ella estabaen la camacon laviejamuñeca Joannaa su lado,porque aun en su inconsciencia no se olvidó de su favorita abandonada.Deseabamuchoverasusgatos,peronopermitióqueselostrajeranpormiedoaquecayesenenfermos,yenlashorastranquilassepreocupabamuchoporJo,EnviabarecadoscariñososaAmy,lesencargabadijesenasumadrequeprontoleescribiría,yamenudopedíaunlápizypapelyqueríaescribiralgunaslíneaspara su padre, para que no creyese que lo olvidaba. Pero pronto terminaroninclusoaquellosintervalosdeconocimiento,yestabahoratrashoraaagitadapor la fiebre, pronunciando palabras incoherentes, o caía en un profundosopor,quenolepermitíadescansar.Elmédicoveníadosvecesaldía.Hannavelaba toda lanoche;Meg teníaun telegramaensuescritorio, listopara serdespachadoencualquiermomento,yJonoseseparabadelladodeBeth.

El primero de diciembre fue un verdadero día de invierno para ellas,porque soplabaunvientopenetrante, nevaba copiosamente, y el añoparecía

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prepararse para morir. Aquella mañana, cuando vino el médico, examinócuidadosamente aBeth pormucho tiempo, tuvo lamano afiebrada entre lassuyasporunminuto,ylasoltótranquilamente,diciendoenvozbajaaHanna:

—Si la señoraMarch puede dejar a su esposo, seríamejor telegrafiarle.Hanna asintió con la cabeza sin decir nada, porque los labios le temblabannerviosamente; Meg cayó en una silla, porque al oír aquellas palabras lasfuerzas la abandonaron; Jo, después de quedarse inmóvil un minuto, muypálida,corrióa lasala, tomóel telegrama,yechándoseencimaunabrigodecualquiermanera,salióprecipitadamentealacalle.Prontoestuvodevuelta,ymientrassequitabaelabrigosinhacerruido, llegóLaurieconunacartaquedecíaqueelseñorMarchmejorabadenuevo.Jolaleyócongratitud,perosucorazón seguía tan oprimido y su rostro revelaba tanta tristeza, que Lauriepreguntóvivamente:

—¿Quépasa?¿EstápeorBeth?

—Hetelegrafiadoamamá—dijoJo.

—¡Bienhecho,Jo!¿Lohashechoporpropiadecisión?

—No;elmédicoloencargó.

—¡Oh,Jo!;¿tanmalestá?—exclamóLauriealarmado.

—Sí,loestá;nonosconoce,nihabladelrebañodetórtolasverdes,comosuelellamara lashojasdelviñedoenlapared;noparecemiBeth,ynohaynadieparaayudamosasoportarlo;mamáypapáestánausentes,yDiosparecetanlejanoquenopuedoencontrarlo.

Mientraslaslágrimascorríanporsusmejillas,lapobreJoextendíalamanoenungestodedesamparo,comosibuscaraayudaciegamenteenlaoscuridad,yLaurielatomóenlasuya,murmurandolomejorquesuemociónlepermitióhacerlo:

—Aquíestoyyo;apóyateenmí,queridaJo.

Ellanopudocontestar,pero"seapoyóenél",yelcalordesumanoamigaconsolósucorazóndoliente,pareciendoguiarlaalbrazodivino,elúnicoquepodíasostenerlaensuaflicción.Lauriequeríadecirlealgotiernoyconsolador,pero al no encontrar palabras adecuadas, permaneció callado, acariciándolesuavementelacabezacomosolíahacersumadre.Nopodríahaberhechonadamejor,porqueJosesintiómáscalmadaporaquellasimpatíamutua,queporpalabrassuaves.

— Gracias, Teddy; ahora estoy mejor; no me siento tan abandonada, ytratarédesoportarloquevenga.

—Nopierdaslaesperanza;esoteayudarámucho,Jo.Prontoestaráaquítu

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madreyentoncestodoirábien.

—¡Mealegromuchodequepapáestémejor!,ahoranolecostarátantoamamádejarlo.¡Aydemí!,parececomosilaspenasvinierantodasdeunavez,ycomosiyollevaralapartemáspesada.

—¿NollevaMegsuparte?

—Sí, trata de llevarla, pero ella no quiere tanto a Beth como yo; no laecharádemenos.Bethesmiconciencia,¡ynopuedoperderla,nopuedo,nopuedo!

Jo escondió su cara en el pañuelo mojado y lloró desesperadamente,porque hasta entonces se habíamantenido fuerte, sin derramar una lágrima.Laurielesecólosojosconlamano,peronopudohablarhastaquedominólasensacióndeunnudoen lagarganta.Podráparecerpocovirilperonopodíaimpedirlo,delocualmealegro.Luego,amedidaquesecalmabanlossollozosdeJo,dijocontonoesperanzado:

—Nocreoquesemuera;estanbuenaytodoslaqueremostanto,queDiosnoselallevarátodavía.

—Lagentebuenayamadasiempresemuere—gimióJo.

—¡Pobrecita!: ¡estás rendida de cansancio! No es propio de tu carácterdesesperarte.¡Ánimo,quetodosearreglará!

—¡Québuenmédicoyamigoeres,Teddy!¿Cómopodrépagarte?

—Ya te enviaré la cuenta.Estanoche, por lopronto, tedaré algoque tecalentaráelcorazón.

—¿Quées?

—Ayer telegrafié a tu madre, y Brooke ha contestado que vendráenseguida;estanocheestaráaquíytodoirábien.¿Notealegrasdequelohayahecho?

Josepusoblanca, se levantóprecipitadamente,y tanprontocomoacabódehablarleechólosbrazosalcuello,yexclamóriendoyllorandoalavez:

—¡Oh, Lauriel! ¡Oh, mamá! ¡Qué contenta estoy! —y se reíahistéricamente, temblando y abrazando a su amigo, como si las noticias lahubierandesconcertado.

Laurie, aunque muy sorprendido, se condujo con calma; la acariciótiernamente,ydescubriendoquesereponía,completóeltratamientoconunosbesostímidos,quealinstantevolvieronaJoasuestadonormal.Apoyándoseenelpasamano,lorechazósuavemente,diciendosinaliento:

—¡No!, ¡No quise hacer eso! ¡Qué atrocidad! Pero fuiste tan bueno

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telegrafiando a pesar de las órdenes de Hanna, que no pude menos deabrazarte.Dímelotodo,ynomedesvinootravez;mehaceportarcomounatonta.

—No me importa —dijo Laurie, riéndose—. Pues, verás: Yo estabainquieto y mi abuelo también. Pensábamos que Hanna abusaba de suautoridad,yque tumamádebía saber loquepasaba.NonosperdonaríamosjamássiBeth...,bueno,sisucedieraalgo.Asíconvencíamiabuelodequeerahoradeintervenir,ysalídisparandoaTelégrafos,porqueelmédicomepareciópreocupadoyHannacasinocomiócuandopropusetelegrafiar.Nosoportoquemereten;esomedecidióylohice.Tumamávendrá,estoyseguro,elúltimotrenllegaalasdosdelamañana.Iréaesperarla;loúnicoquetienesquehacerescontener tualegríayprocurarqueBethesté tranquilahastaque tumadrellegue.

—¡Laurie,eresunángel!¿Cómopodréagradecértelo?

—Abrázameotravez—dijoLaurie,conpicardía.

—No, gracias. Cuando venga tu abuelo lo haré por su conducto. No teburlesdemí;veteacasaydescansa,porquetendrásquevelarlamitaddelanoche.¡QueDiostebendiga,Teddy!

Josehabíaretiradoaunrincónmientrashablaba,yalterminardesaparecióprecipitadamenteenlacocina,dondesesentóy lesdijoa losgatosreunidosallílocontentaqueestaba.

—Es el muchacho más entrometido que he visto en mi vida, pero loperdono,yesperoquelaseñoraMarchllegarácuantoantes—dijoHanna,conalivio,cuandoJolediolanoticia.

Megsealegróensilencio,ysesumergiódespuésenlacarta,mientrasJoarreglaba el dormitorio e la enferma yHanna preparaba dos pasteles por sihabía compañía inesperada. Una corriente de aire fresco parecía soplar portoda la casa,yalgomejorque la luzdel sol alegraba loscuartos tranquilos;todoparecíaexperimentaruncambiollenodeesperanza;elpájarodeBethsepusoacantardenuevo,yunarosamediosopladaporelvientofuedescubiertaen el rosal deAmy, que crecía al lado de la ventana; los fuegos parecieronarderconvivezainusitada,ycadavezquelaschicasseencontraban,suscarasseiluminabanconsonrisas,mientrasseabrazabansusurrando:

—¡Vienemamá!¡Vienemamá!

TodassealegrabanmenosBeth,sumidaenunestuporprofundo,sin ideade esperanza o de alegría, de duda o de peligro. Daba pena verla, la cararosadaenotrotiempo,tancambiadaypálida;lasmanos,débilesyflacas;loslabios, antes sonrientes, mudos, y el cabello, siempre tan bien arreglado,

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esparcido en la almohada, desordenado y enredado. Todo el día estuvo así,despertándose sólo de vez en cuando paramurmurar "agua", con labios tansecos que apenas podían pronunciar la palabra; todo el día Jo y Meg lacuidaron,observando,esperandoyponiendosu feensumadreyenDios;ytodo el día sopló un viento furioso y las horas pasaron lentamente. Por finanocheció;cadavezqueelrelojdabaunahora,lashermanas,sentadasaunoyotroladodelacama,semirabanconojosmásalegres,porqueconcadahorase acercaba más el auxilio. El médico había venido para decir queprobablemente antes demedianoche habría un cambio paramejor o peor, yqueaesahoravolvería.

Hanna,completamenterendida,seacostóenelsofáalospiesdelacama,quedándoseprofundamentedormida;enlasala,elseñorLaurenceibayvenía,conlasensacióndequeerapreferibleafrontarunabateríadecañonesrebeldesque la cara de la señoraMarch cuando entrara; Laurie estaba echado en laalfombra,fingiendodescansar,peromirandofijamenteelfuegoconexpresiónpensativa,quehacíatanhermosossusojosnegros.

Laschicasnoolvidaronjamásaquellanoche,durantelacualnopudieroncerrar los ojos, con esa sensación terrible de impotencia que se apodera denosotrosentalesocasiones.

—SiDiosnosdejaaBeth, jamásvolveréaquejarme—susurróMegconsinceridad.

—SiDios nos deja a Beth, trataré de amarle y servirle todami vida—respondióJoconigualfervor.

—Quisiera no tener corazón, tantome duele—suspiróMeg después deunapausa.

—Si la vida es a menudo tan dura como esto, no veo cómo podremosresistirla—añadiósuhermanacondesesperación.

En esto el reloj dio las doce y ambas se olvidaron de sí mismas paraobservarfijamenteaBeth,porqueimaginaronveruncambioenlacarapálida.Lacasaestabatantranquilacomolamuerte,ysóloelsoplardelvientorompíaelsilencioprofundo.Hannaseguíadurmiendo,ynadiemásquelashermanasnotaron la sombra pálida que pareció caer sobre la cara pequeña. Pasó unahoraynadasucedió,másquelasilenciosasalidadeLauriealaestación.Pasóotra y todavía no venía nadie; las pobres chicas empezaron a temer que latormenta hubiera causado retrasos o accidentes en el camino, o, lo que erapeor,quehubierasucedidoalgomaloenWashington.

Eranmás de las dos cuando Jo, que estaba en la ventana pensando quétristeparecíaelmundoensumortajadenieve,oyóunmovimientoenlacama,y,volviéndoseconrapidez,vioaMeg,derodillasdelantedelabutacadesu

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madre, con la cara escondida. Un miedo terrible la acometió con elpensamiento:BethhamuertoyMegnoseatreveadecírmelo.

Volvióalpuntoasupuestoyobservóuncambioextraordinario.Elruborde la fiebre Y la expresión de dolor habían desaparecido, y tan tranquila ypálida estaba la pequeña cara querida en ese descanso completo, que Jo nosintió deseos de llorar o quejarse. Inclinándose sobre aquella hermanaqueridísima, besó su frente húmeda con mucha emoción y murmurósuavemente:¡Adiós,Bethmía,adiós!

Como si el movimiento la hubiera despertado, Hanna se levantósobresaltada,seacercóalacama,miróaBeth,letocólasmanos,escuchósurespiraciónydespuésechándoseeldelantalporencimadelacabeza,sesentóen lamecedora, exclamando en voz baja: "La fiebre ha pasado; el sueño esnatural;tienelapielhúmedayrespiraconfacilidad.¡GraciasaDios!¡Benditoseaelcielo!"

—Síqueridasmías,creoquelamuchachitaserepondráestavez.Nohaganruido;déjenladormir,ycuandosedespiertedenle...

Loquehabíandedarle,ningunadelasdoshermanaslooyó,porqueambassedeslizaronhaciaelrellanooscuro,ysentándoseenlaescalera,seabrazaron,demasiado conmovidas para expresar de otro modo su alegría. Cuandovolvieron, encontraron a Beth, acostada como solía estar, con la mejillaapoyadaenlamano,sinlaterriblepalidezanterioryrespirandonaturalmentecomosiacabaradedormirse.

—¡Sivinieramamáahora!—dijoJo,cuandocomenzabaaclarear.

—Mira—susurróMeg,entrandoconunarosablancamedioabiertaenlamano—, era paraBeth si nos dejaba; durante la noche se ha abierto.Voy aponerlaaquíenmi florero,paraquecuandosedespierte loprimeroqueveasealarositaylacarademamá.

Nunca había salido el sol con tanta belleza ni había parecido tanencantador como surgió a los ojos de Meg y Jo, cuando observaban elamaneceralterminarselatristeylargavelada.

—Pareceunatierradehadas—dijoMeg.

—¡Escucha!—gritóJo,levantándoseprecipitadamente.

Abajoseoíasonidodecascabeles,unaexclamacióndeHannaydespuéslavozdeLauriequesusurrabaalegremente:

—¡Niñas,hallegado;hallegado!

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CAPÍTULO19-ELTESTAMENTODEAMY

Mientras sucedíanestas cosas,Amypasabamalos ratos encasade la tíaMarch.Selehacíamuyduroeldestierro,yporprimeravezensuvidaapreciólomimadaque la teníanensucasa.La tíaMarchnomimabaanadie(no locreíabueno),peroqueríaseramable,porquelegustabamucholabieneducadaniña,ylatíaMarchconservabaalgunaternuraensucorazónancianoparalasniñasdesusobrino,aunquenocreyeseconvenientedemostrarlo.Enrealidad,hacíacuantopodíaparahacerfelizaAmy;pero,¡quéequivocacionescometía!Hayancianosquesemantienen jóvenesdecorazónapesardesusarrugasycanas; pueden comprender los pequeños cuidados y alegrías de los niños;hacerlossentirseagustoyesconder leccionessabiasbajo juegosagradables,haciéndoseamigosde lamaneramásdulce.La tíaMarchno teníaestedon.Fastidiaba a Amy con sus reglas y mandatos, sus modales rígidos y susdiscursos largos y pesados. Al descubrir que la niña era más dócil ycomplacientequesuhermana,laancianasesintióeneldeberdecontrarrestarenloposiblelosmalosefectosdelalibertadeindulgenciadelhogar.TomóasucargoaAmyylaeducócomolahabíaneducadoaellahacíasesentaaños;procedimiento que desanimó a Amy, dándole la sensación de una moscaprendidaenunateladearañamuysevera.

Todaslasmañanasteníaquefregar tazasyfrotar lascucharillas, la teteragruesadeplataylosvasos,hastasacarlesbrillo.Después,limpiarlatierradelcuarto.NiunamotaescapabaalosojosdelatíaMarch,ytodoslosmueblesteníanpatastorneadasytalladasquenuncasehabíanlimpiadoalaperfección.

Despuéshabíaquedardecomeralloro,peinaralperroysubirybajarlasescalerasdocevecesparabuscarcosasorecados,porquelaancianaseñoraeramuycojayraravezdejabasubutaca.Terminadasestasaburridastareas,debíaestudiar.Entonces lepermitía tomarunahoraparahacerejercicioo jugar,y¡cómosedivertía!

Laurie venía todos los días, y con mucha habilidad lograba que la tíaMarch dejara salir aAmy con él, y entonces paseaban, iban a caballo y sedivertíanmucho.Despuésde lacomida teníaque leerenvozaltaysentarseinmóvilmientras dormía su tía, lo cual solía hacer por una hora, porque sequedaba dormida con la primera página. Entonces aparecía la costura deretacitosode toallas,yAmycosíaconhumildadexteriory rebeldía interiorhastaelcrepúsculo,cuandoteníapermisoparadivertirsehastalahoradelté.Lasnocheseranlopeordetodo,porquelatíaMarchseponíaacontarcuentosdesu juventud, tanpesadosqueAmydeseabaacostarse,con la intencióndellorar su suerte cruel, aunque generalmente se dormía sin haber derramadomásqueunaodoslágrimas.

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SinlaayudadeLaurieydelaviejaEster, ladoncella,nohubierapodidoaguantar aquel tiempo terrible. El loro bastaba para volverla loca, porquepronto descubrió que no agradaba a la niña y se vengó con toda clase detravesuras.Cadavezqueseacercabaaélletirabadelcabello;volcabaelpancon leche para enojarla cuando acababa de limpiar su jaula; hacía ladrar alperro, picoteándolo, mientras dormitaba la señora; le daba nombres pocogratos delante de los demás, y se portaba, en fin, como un pajarracoinsoportable. Tampoco podía ella aguantar al perro, animal regordete eirritable, que le gruñía mientras lo cepillaba, y solía echarse al suelo patasarribacuandoqueríaalgodecomer,loqueocurríaunadocenadevecesaldía.La cocinera teníamal genio, el viejo cochero era sordoyEster era la únicapersonaquehacíaalgúncasodelaseñorita.

Estererafrancesa,habíavividocon"Madame"—comosolíallamarasuseñora—pormuchosaños,ydominabaalaanciana,quenopodíaprescindirdeella.Simpatizóconlaseñoritayladivertíamuchoconcuentoscuriososdela vida en Francia, cuando Amy estaba sentada a su lado, mientras ellaplanchabalosencajesdelaseñora.Ella lepermitióvagarpor lacasagrandepara examinar las cosas bonitas y raras colocadas en armarios espaciosos ycofresantiguos,porquelatíaMarchalmacenabaartículoscomounaurraca.

Lo que más le gustaba a Amy era un bargueño lleno de cajoncitos ylugaressecretos,enloscualeshabíatodaclasedealgunasdegranvalor,otrasnadamásquecuriosas,todasjoyasmásomenosantiguas.Examinaryponerenorden aquellas cosas agradabamucho aAmy, sobre todo los estuchesdejoyasenloscuales,sobrealmohadillasdeterciopelo,estabanéstas,quehabíanadornadoaunadamahermosahacíacuarentaaños.AllíseencontrabaeljuegodegranatesquelatíaMarchhabíallevadocuandosepusodelargo;lasperlas,regalo de boda de su padre; los diamantes de su novio; las sortijas yprendedoresdelutodeazabache;losmedallonesconfotografíasdeamigasyadifuntas ymechones de cabello dentro de ellos; las pulseras pequeñas, quehabíanpertenecidoasuúnicahija;elgranrelojdebolsillodeltíoMarchconeldijerojo,yenuncofrecito,soloelanillodeboda,ahorademasiadopequeñopara su dedo gordo, pero puesto cuidadosamente allí como la joya máspreciosadetodas.

—¡Cuálescogería la señorita si ledieranaelegir?—preguntóEster,quesiempresesentabacercaparacuidarycerrarconllavelascosaspreciosas.

—Prefiero los diamantes, pero no hay un collar entre ellos yme gustanmucho los collares. Elegiría esto si pudiera—respondióAmy,mirando unasartadecuentasdeoroyébano,delacualcolgabaunacruzpesada.

—Yo también lo desearía, perono comocollar. ¡Ah, no!Paramí es unrosarioqueusaríacomobuenacatólicaquesoy—dijoEster.

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—Parece obtener ustedmucho consuelo de sus rezos,Ester.Megustaríahacerlomismo.

—Silaseñoritafueracatólicalograríaverdaderoconsuelo;perocomonopuede ser, sería bueno que se retirase cada día para meditar y rezar, comohacía la buena señora a quien yo serví antes de venir a casa de madame.Aquella señora tenía una capillita, donde encontraba consuelo para muchaspenas.

—¿Convendría que yo lo hiciese también?—preguntó Amy, que en susoledad sentía lanecesidaddealgunaclasedeayudayhabíaobservadoqueolvidaba fácilmente su librito ahora que no estaba Beth a su lado pararecordárselo.

—Sería excelente y encantador, y yo le arreglaré con mucho gusto eltocador pequeño, si lo desea. No diga nada a madame, pero mientras elladuermesiénteseallísolaporunratitoparatenerpensamientosbuenosypediralbuenDiosquesaneasuhermana.

Ester era verdaderamente piadosa y enteramente sincera en su consejo,porqueteníauncorazóntiernoysimpatizabaconlashermanasensuaflicción.Amy encontró atractivo el plan y le permitió arreglar el tocador junto a sudormitorio,conlaesperanzadequeleharíaalgúnbien.

—Desearíasaberdóndeirán todasestascosashermosascuandomuera latía March —dijo, mientras guardaba lentamente el rosario y cerraba losestuchesdejoyas,unotrasotro.

—A usted y sus hermanas. Lo sé; madame confía en mí; firmé comotestigodesutestamentoydebeserasí—susurróEster,sonriendo.

—¡Qué gusto! Pero quisiera que me los dejara tener ahora. No sonagradables las demoras —observó Amy, echando una última mirada a losdiamantes.

—Es demasiado pronto para que las señoritas lleven estas cosas. Laprimeraquesecaserecibirálasperlas;madamelohadicho,ymeimaginoqueel pequeño anillo de la turquesa le será regalado a usted cuando semarche,porque madame está complacida por su buena conducta y sus modalesencantadores.

—¿Locreeusted?Serédócilcomouncorderosipuedoteneresehermosoanillo.Despuésde todo,megusta la tíaMarch—yAmyse loprobócon lafirmeresolucióndemerecerlo.

Desdeaqueldíafueunmodelodeobediencia,ylaancianaseñoraadmirósatisfechaeléxitodesusinstrucciones.Esterarreglóelcuartoconunamesita,pusountabureteenfrentedeellayencimauncuadroquesacódeunodelos

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cuartos cerrados. Pensó que no era de gran valor, pero lo eligió por creerloadecuado,sabiendomuybienquemadamenolosabríaniharíacasoaunquelosupiera.Sinembargo,eraunacopiavaliosadeunfamosocuadro,ylosojosdeAmy, ávidos de belleza, no se cansaban de contemplar el dulce rostro de laVirgen Madre, mientras su corazón permanecía ocupado con sus propiospensamientos tiernos.En lamesita tenía supequeñoTestamento, su librodehimnosyunflorero,llenodelasmejoresfloresqueletraíaLaurie.Cadadíaentraba para "sentirse sola", entregada a pensamientos buenos y pidiendo albuenDiosquesanaraasuhermana.

En todo esto lamuchachita eramuy sincera, porque sola, fuera del nidodoméstico,sintió tanvivamente lanecesidaddeunamanocariñosaa lacualagarrarsequeinstintivamentesevolvióalAmigo,fuertey tierno,cuyoamorpaternal rodea a sus hijos pequeños. Extrañaba la ayuda de su madre paracomprender ymanejarse, pero como le habían enseñado dónde buscar, hizocuantopudoparahallarelcaminoymarcharporélconfiadamente.PeroAmyeraunaperegrinajoven,conunacargaqueselehacíamuypesada.Tratódeolvidarse de símisma, demantenerse alegre y sentirse satisfecha con hacerbien,aunquenadielaviesenilaalabase.Durantesusprimerosesfuerzos,parasermuybuena,decidióhacersutestamento,comohabíahecholatíaMarch;de modo que si cayera enferma y muriese, sus bienes pudieran ser justa ygenerosamenterepartidos.Mucholecostóelsolopensamientoderenunciarasus pequeños tesoros, tan preciosos a sus ojos como las joyas de la ancianaseñora.

Duranteunadesushorasderecreoredactólomejorposibleelimportantedocumento, conalgunaayudadeEsterpara ciertas frases legales; cuando labuenafrancesahubofirmado,AmysesintióaliviadaylopusoaunladoparamostrárseloaLaurie,aquiennecesitabaporsegundotestigo.Comoeraundíalluviososubióaunodelosdormitoriosgrandesparadivertirse,yllevóallorocomocompañero.Enaquelcuartohabíaunarmariollenodevestidosantiguos,conloscualesEsterlepermitíajugar.Sudiversiónfavoritaeravestirseconlosbrocados descoloridos y pasear delante del espejo grande, haciendoreverenciasceremoniosas,yondulandolacoladesutrajeconuncrujidoquela encantaba. Aquel día estaba tan ocupada que no oyó a Laurie tocar lacampana ni lo vio observándola a escondidas, según iba y venía, haciendocoqueteríasconsuabanicoysacudiendolacabeza,quelucíaunturbantecolorderosa,enrarocontrasteconeltrajedebrocadoazulylafaldaamarilla.Teníaqueandarconcuidado,porquesehabíapuestozapatosde taconesaltos.Eragracioso verla andar tan afectadamente, con su traje brillante, y el loropavoneándoseasusespaldas,imitándolatanbiencomopodíayparándosedevez en cuando para exclamar: "¡Qué guapos estamos! ¡Vete, espantajo!¡Bésame,querida!¡Ah!¡Ah!"

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Reprimiendocondificultadunaexplosiónderisa,portemordeofenderasumajestad,golpeóLaurielapuertayfuerecibidograciosamente.

— Siéntate y descansa, mientras me quito estas cosas; después quieropedirte consejo sobre algomuy grave—dijoAmy, una vez que terminó demostrar sus esplendoresyempujadoal loroaun rincón—.Estepájaroes lapruebademivida—continuó,quitándoseelturbanterosa,mientrasLauriesesentaba a caballo en una silla—. Ayer mientras dormía la tía March y yotratabadeestarquietacomounratoncito,el lorosepusoagritaryasacudirlasalasensujaula,fuiparasacarloydescubríunaarañagrande.Laechéfueraycorrióelloro,diciendocómicamente"Salapaseo,querida."Nopudemenosdereírme,locualhizojuraralloro,despertandoalatía,quenosretóalosdos.

—¿Aceptólaarañalainvitacióndesalir?—preguntóLaurie.

—Sí,salió,yelloroseescapóespantadoyserefugióenlabutacadelatía,gritando:"¡Tómala,tómala,tómala!"mientrasyoperseguíaalaaraña.

— ¡Mentira! ¡Mentira! ¡Oh! ¡Oh!—gritó el loro picoteando los pies deLaurie.

—Te torcería el pescuezo si fueras mío, pajarraco —agregó Laurie,amenazándolo con el puño; el pájaro ladeó la cabeza y dijo gravemente:"¡Aleluya!¡Benditaseatucara!"

—Yaestoylista—dijoAmy,cerrandoelarmarioysacandounpapeldesubolsillo—.Deseoquemehagaselfavordeleerestoydedecirmesieslegalycorrecto.Creoquedebohacerlo,porquelavidanoesseguraynodeseoquehayadiscusiónalgunasobremisepultura.

Laurie semordió los labios y leyó el documento siguiente con gravedaddignadealabanza,siseconsiderasucontenido:

MIÚLTIMOTESTAMENTO

Yo, Amy Curtis March, estando en mi sano juicio, doy y lego toda mipropiedadpersonal,queesasaber,pongoporcaso:

A mi padre, mis mejores cuadros, dibujos, mapas y obras de arte, coninclusióndelosmarcos.Tambiénmisciendólares,paraquehagaconellosloqueguste.

A mi madre, todos mis vestidos, excepto el delantal azul con bolsillos;tambiénmiretratoymimedalla,conmuchísimoamor.

A mi querida hermana Meg, doy mi anillo de turquesa (si lo recibo);también mi cajita verde con la estampa de tórtolas; también mí pedazo deencajeverdaderoparasucuello,ymidibujodeella,comounrecuerdode"suniñita".

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AJo,miprendedordepecho,elreparadoconlacre;tambiénmitinterodebronce (ella perdió la tapa) y mi precioso conejo de yeso, porque mearrepientodehaberquemadosumanuscrito.

ABeth. (sime sobrevive), doymismuñecas y el pequeño escritorio,miabanico,miscuellosdehiloymiszapatillasnuevas,sipuedeponérselas,puesprobablemente estarádelgadadespuésde su enfermedad.Yconesto ledejotambiénmiarrepentimientodequemeburlédesuviejamuñecaJoanna.

AmibuenamigoyvecinoTheodoreLaurence, legomicarteradepapiermaché;mimodeloenyesodeuncaballo,aunqueéldijoquenoteníacuello.También en recompensa a su mucha benevolencia en horas de aflicción,cualquierademisobrasartísticasqueprefiera;NuestraSeñoraeslamejor.

AnuestrovenerablebienhechorelseñorLaurence,legomicajitapúrpura,conunespejoenla tapa,queserábuenaparasusplumasy lerecordaráa laniña fallecida, que le da las gracias por los favores hechos a su familia, enespecialaBeth.

Deseo que mi amiga Kitty Bryant reciba el delantal de seda azul y mianillodecuentasdoradas,conunbeso.

AHannadoy la cajitade cartónquedeseabay toda laobrade retacitos,conlaesperanzaque"seacordarádemícuandolosmire".

Y ahora, habiendo dispuesto de mi propiedad de más valor, espero quetodos quedarán contentos y no se quejarán de lamuerta. Perdono a todos ytengo la confianza de que nos encontraremos cuando suene la trompeta.Amén.

A este testamento pongo mi firma y sello en este día vigésimo denoviembre.AnnoDomini1861.

AmyCurtisMarch(Testigos):EstelleValnor,TheodoreLaurence.

Esteúltimonombre estaba escrito con lápizyAmyexplicóque él debíaescribirlocontintaysellareldocumentoformalmente.

—¿Cómoseteocurrióhaceresto?¿TehadichoalguienqueBethhadadosus cosas a los demás?—preguntó gravementeLaurie,mientrasAmyponíadelantedeélunpedazodecintaroja,conlacre,unabujíayuntintero.

Ellaseexplicó,ydespuéspreguntóansiosamente:

—¿QuéhasdichodeBeth?

—Sientomuchohaberhablado;peroyaqueheempezado,telodiré;undíasesintiótanenfermaquedijoaJoquedeseabadarsupianoaMeg,supájaroatiylapobremuñecaviejaaJo,quelaquerríaporamoraella.Sentíanotenermásparadarydejababuclesdesupeloalosdemásysusmejorescariñosami

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abuelo.Ellanopensónuncaenuntestamento.

Lauriefirmabaysellabasegúnhablabaynolevantólosojoshastaqueunalágrimagrandecayóenelpapel.LacaradeAmyestaballenadepena;peronodijomásque:

—¿No se acostumbra a poner alguna clase de posdata a los testamentosalgunasveces?

—Sí,codiciloslosllaman.

—Entonces pon uno en el mío: que deseo que todos mis bucles seancortadosydados amis amigos.Loolvidé;peroquieroque sehaga, aunqueestropeemiaspecto.

Laurie lo añadió, sonriéndose del último y mayor sacrificio de Amy.Después la entretuvo por una hora, interesándose mucho en todas susaflicciones. Pero cuando ya se iba,Amy lo detuvo para susurrar con labiostemblorosos:

—¿EstáBethverdaderamenteenpeligro?

—Temoquesí;perodebemosteneresperanzasdequetodoacabebien;asíque no llores, querida mía —y Laurie la abrazó fraternalmente, lo cual laconsolómucho.

Cuando su amigo salió se fue a su capillitayoróporBeth, con losojosllenosdelágrimasyelcorazóndolorido,sintiendoquemillonesdesortijasdeturquesasnopodríanconsolarlaporlapérdidadesudulcehermanita.

CAPÍTULO20-ENCONFIANZA

Nohaypalabrasparadescribirelencuentrodelamadreconsushijas;esbellovivirtaleshoras,peromuydifícildetallarlas.Lodejaréalaimaginacióndeloslectores,limitándomeadecirquelacasarebosabaverdaderafelicidadyquelatiernaesperanzadeMegserealizó,porquecuandoBethsedespertódeaquelsueñolargoysaludable,losprimerosobjetosquesusojosvieronfueronlarositaylacaradesumadre.Demasiadodébilparaextrañarsepornada,nohizomás que sonreír y acurrucarse en los brazos cariñosos, sintiendo al finsatisfecho su deseo. Después volvió a dormirse y las chicas sirvieron a sumadre,quenoqueríasoltarlamanodelgadaqueseasíafirmementealasuya,aun durante el sueño. Hanna había preparado para la viajera un desayunosorprendente, queMeg y Jo le alcanzaron como cigüeñas sumisas,mientrasescuchabansurelatodelestadodesupadre,decómoelseñorBrookehabíaprometido quedarse a cuidarlo, cómo la tormenta había retrasado el viaje a

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casa y cuánto la había animado Laurie en la estación, cuando llegócompletamenterendidaporelcansancio,laansiedadyelfrío.

¡Quédía tan extraño, aunque agradable fue aquél!Afuera tanbrillanteyalegre,porquetodoelmundohabíasalidoparacontemplarlaprimeranevada;en casa, tan tranquilo y reposado, porque todas dormían, fatigadas por lavelada. Reinaba una tranquilidad de domingo,mientrasHanna, cabeceando,guardabalapuerta.Conlafelizsensacióndeverselibresdeunacarga,MegyJocerraronsusojosfatigadosydescansaron,comobarcosarribadosapuertoseguro tras dura tempestad. La señora March no quiso dejar a Beth, perodurmió en la butaca, despertándose con frecuencia para mirar y tocar a suniña,cualavaroqueacabaderecobraruntesoroperdido.

Entretanto,LauriesaliódisparadoparaconsolaraAmyycontótanbiensuhistoriaque casi hizo llorar a la tíaMarch, queni una solavezdijo: "Ya lodecíayo".EnestaocasiónAmyseportótanbienqueimaginoquelosbuenospensamientosde lacapillitacomenzabanaproducir fruto.Prontosesecó laslágrimas, dominó su impaciencia por ver a su madre y ni se acordó de lasortijadeturquesa.

Hastaelloroparecíaimpresionado,porquelallamó"buenaniña"yledijo:"¡Benditaseatualma!"y"saldepaseo,querida",consuvozmásagradable.Congusto hubiese salido a disfrutar del tiempodespejadode invierno; perodescubriendoqueLauriesecaíadesueño,apesardesusvalerososesfuerzospordisimularlo,lopersuadióaquedescansaraenelsofá,mientrasellaescribíaunacartaasumadre.Empleólargoratoenhacerla,ycuandovolvió,suamigoestaba acostado, con ambas manos debajo de su cabeza, profundamentedormido.La tíaMarch había bajado las cortinas y estaba sentada, sin hacernada,condesusadabenevolencia.

Despuésdeunratoempezaronapensarquenodespertaríahastalanoche,yprobablementeasíhubierasidosiunaexclamacióndealegríadadaporAmyalavistadesumadrenolohubierasacudido.Muchasniñasfeliceshabríaenla ciudad aquel día, pero de seguro que ninguna lo era tanto como Amycuando, sentada sobre las rodillas de su madre, le contó sus experienciasabundantemente compensadas por caricias tiernas y sonrisas consoladoras.Estabansolasenlacapillita,alacualsumadrenopusoreparoscuandosuposuobjeto.

—Al contrario; me gusta mucho, querida mía—dijo, mirando el libritobien usado y el bello cuadro con su guirnalda de verde —. Es una ideaexcelente tener algún sitio donde poder refugiarse en busca de tranquilidad,cuando estamos entristecidos o inquietos. Hay muchas horas difíciles ennuestra vida, pero siempre podemos soportarlas si pedimos auxilio como esdebido.Piensoquemimuchachitaestáaprendiendo.

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—Sí,mamá,ycuandovuelvaacasavoyaponermislibrosyunacopiadeestecuadro,quehetratadodehacer,enunaesquinadelcuartito.Lacaradelamadrenomehasalidobien;esdemasiadobellaparaqueyopuedadibujarla;pero he logrado dibujar mejor al niño, y me gusta muchísimo. Me agradapensarqueélfueunavezniño,porquenomesientotanlejosdeélyesomeayuda.

MientrasAmyseñalabaalniñoJesúsenlasrodillasdesumadre,laseñoraMarchvioalgoen lamanoalzadaque lahizo sonreírse.Nodijonada,peroAmy comprendió la mirada, y después de un minuto de silencio, añadiógravemente:

—Deseabahablartedeesto,peroloolvidé.HoylatíaMarchmeregalóelanillo;mellamó,mediounbesoymelopusoeneldedo,diciendoqueestabaorgullosa de mí y que desearía tenerme con ella para siempre. Al mismotiempomedioesteotroanilloparasujetarlo,porqueesdemasiadograndeparamidedo.Megustaríatenerlospuestos¿Melopermites?

—Sonhermosísimos,Amy,perocreoqueeresdemasiadojovenparatalesadornos—contestólaseñoraMarch.

—Tratarédenoservanidosa—dijoAmy—;nocreoquemegusta sóloporser tanbello;megustaríausarlo,comolamuchachitadelcuentocuandollevabasupulsera,pararecordaralgo.

—¿QuieresdecirlatíaMarch?—preguntósumadre,riéndose.

—No;paraacordarmedenoseregoísta.

Tan seria y sincera parecíaAmy, que sumadre dejó de reírse y escuchórespetuosamentesupequeñoproyecto.

—Estosdíashepensadomuchoen"mimontóndedefectos"yelmásgravees el egoísmo; voy a tratar empeñosamente curarlo, si puedo. Beth no esegoísta,yésaeslarazónporlaquetodoslaquierenylesdatantapenapensarquepuedenperderla.Nolosentiríantantosiyoestuvieseenferma,porquenolomerezco;peromegustaríaquetodosmequisieranymeextrañaran.Voyatratar de parecerme a Beth tanto como pueda. Soy propensa a olvidar misresoluciones,perosi tuvierasiemprealgoquemelasrecordara,creoquemeportaríamejor.¿Puedoprobarestemedio?

—Sí;pero tengomásconfianzaenel rinconcitode lameditación.Usaelanillo, queridamía, y haz lo quepuedas; creoque conseguirás algo, porquedesear ser buena con sinceridad es tener ganadamedia batalla.Ahora tengoquevolveraBeth.Animo,hijamía,prontotellevaremosacasa.

Aquella tarde, mientras Meg escribía a su padre para informarlo de lallegadadelaviajera,Josubiólaescaleraahurtadillas,entróeneldormitorio

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deBethy,encontrandoasumadreenellugaracostumbrado,sedetuvoporunminuto retorciendo su cabello con los dedos con gesto de indecisión yperplejidad.

—Quétepasa,querida?—preguntólaseñoraMarch.

—Quierodecirtealgo,mamá.

—¿AcercadeMeg?

—¡Quéprontoloadivinaste!Sí,setratadeella,yaunqueesunapequeñez,memolesta.

—Beth duerme: habla en voz baja y dímelo todo. Espero que ese jovenMoffatnohayaestadoaquí.

—No;lehubieradadoconlapuertaenlasnaricessihubieravenido—dijoJo,sentándoseenelsueloa lospiesdesumadre—.ElveranopasadoMegdejóunpardeguantesencasadelosLaurenceynodevolvieronmásqueuno.Lo habíamos olvidado por completo hasta que Teddyme dijo que el señorBrookelotenía.Loguardabaenelbolsillodesuchaleco,yunavezqueselecayóyTeddybromeóporello,elseñorBrookeconfesóquelegustabaMeg,yquenoseatrevíaadecírseloporserellatanjovenyéltanpobre.¿Noesunasituaciónterrible?

—¿Crees que Meg lo quiere?—preguntó la señora March, con miradaansiosa.

—¡Pobredemí!Noentiendonadadeamornidetalestonterías—gritóJo,con una mezcla cómica de interés y desprecio—. En las novelas, lasmuchachas lo exteriorizan ruborizándose, desmayándose, enflaqueciendo yhaciendonecedades.Megnohacenadade eso; come, bebeyduerme comounapersonasana;memirafrenteafrentecuandohablodeesehombre,ysólose ruboriza algo cuando Teddy se burla de los novios. Le prohibí que lohiciera,peronomehacecaso.

—Entonces,¿creesqueMegnoestáinteresadaenJohn?

—¿Enquién?—gritóJo,extrañada.

—EnelseñorBrooke;ahoralollamo"John";enelhospitaladquirimosesacostumbreylegusta.

—¡Pobredemí!Yaveoquevasaponertedesuparte;hasidobuenoconpapáy túno lomandarásapaseo, sinoquepermitirásque se caseconél siquiere.¡Quéastuto!¡Mimarapapáyhacerseelservicialcontigoparaganarselasimpatíadelosdos!—yJo,enojada,setiródeloscabellos.

—Queridamía,noteenojes;tediréloquehapasado.Johnmeacompañó,por pedido del señorLaurence, y se interesó tanto en tu pobre papá que no

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pudimosmenosque tomarlecariño.FueperfectamentesinceroyhonradoencuantoaMeg,porquenosdijoquelaquería,peroquetrabajaríaparacrearunhogar confortable antes de pedir su mano. No deseaba más que nuestroconsentimiento para amarla, trabajar por ella y tratar de ganarse su amor, sipodía.Realmenteesunjovenexcelente,ynopodíamosnegarnosaescucharlo;peronoconsentiréqueMegsecomprometatanjoven.

—Claroqueno;seríaunaidiotez.Yasabíayoqueseestabatramandoalgo;melodecíaelcorazón;ahoraespeordeloqueyoimaginaba.DesearíapodercasarmeconMegyomisma,paraguardarlaseguradentrodelafamilia.

Esta extraña solución hizo sonreír a la señoraMarch, pero después dijoseriamente:

— Jo, confío en ti y no quiero que digas nada aMeg todavía. CuandovuelvaJohnylosveajuntospodréjuzgarmejorlossentimientosdeellaparaconél.

—Ella verá los suyos en esos hermosos ojos de los cuales habla, yentonces estará perdida. Tiene un corazón tan tierno que se derretirá comomantecadeFlandes,sialguienlamiraamorosamente.Leíalasnoticiascortasenviadasporélmásquetuscartas,ymedabapellizcoscuandoyohablabadeello; legustan losojoscolorcastaño;nocreequeelnombredeJohnesfeo;prontoseenamorarádeély¡adióspaz,alegríayfelicidadentrenosotras!Loveotodo;seharánlacortepor todalacasaytendremosquequitarnosdeenmedio;Megestaráen lagloriaynomenecesitarámás;Brookeamontonaráunafortunadeunamanerauotra,selallevará,dejaráunvacíoenlafamilia,meromperáelcorazónytodoseharádesagradable.¡Pobredemí!¿Porquénohabremossidotodosricos?Entoncesnohabríaningunadificultad.

LaseñoraMarchsuspiró,yJolevantólosojosconunaexpresióndealivio.

—¿No te gusta tampoco a ti, mamá?Me alegro; lo despacharemos convientofresco,sindecirunapalabraaMeg,yseguiremosfelicesjuntascomosiempre.

—Hicemalensuspirar,Jo.Esnaturaly justoqueconel tiempotodassevayanasuspropioshogares;perodeseoconservaramishijastodoeltiempoposible,ysientoqueestohayasucedidotanpronto,porqueMegnotienemásque diecisiete años, y John no podrá formar un hogar para ella por algunosaños.Tupadreyyoestamosdeacuerdoenquenosecomprometadeningunamanera ni se case antes de cumplir veinte años. Si ella y John se quieren,puedenesperar,yasídarpruebasdesuamor.Ellaesresponsableyno temoque lo trate con dureza. ¡Mi hija tan hermosa y tierna! Espero que todomarcharáfelizmenteparaella.

—¿Nopreferiríasquesecasaraconunhombrerico?

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—El dinero es cosa buena y útil, Jo; quisiera quemis hijas no sintierannuncademasiadosuescasezniestén tentadaspor tenerdemasiado.Desearíaver a John bien establecido en algún negocio bueno que le proporcionaraingresos suficientes para mantenerse libre de deudas, y dar una vidaconfortable a Meg. No ambiciono una fortuna espléndida, ni una posiciónmundana,niunnombrefamosoparamishijas.Sielrangoyeldinerovienenacompañados del amor y la virtud, los aceptaría agradecida y gozaría convuestra buena fortuna; pero sé por experiencia cuánta felicidad real seencuentra en una casa pequeña, donde se gana el pan diario y algunasprivaciones danmayor dulzura a los pocos placeres. Estoy contenta de queMegcomienceconunaposiciónhumilde,porquesinomeengaño,seráricaenlaposesióndelcorazóndeunhombrebueno,yeso tienemásvalorqueunafortuna.

—Comprendo, mamá, y estoy de acuerdo; pero Meg me decepciona,porque yo tenía el proyecto de casarla con Teddy algún día, y pensaba queviviría en la opulencia toda su vida. ¿No sería hermoso? —preguntó Jo,mirándolaconexpresiónmásalegre.

—Élesmásjovenqueella,yasabes—comenzóadecirlaseñoraMarch;peroJolainterrumpió.

—Esono importa; estámuymaduropara suedad,yesmuyaltoy tienemodalesdehombrehechoyderechocuandoquiere.Además,esrico,generosoybueno,ynosquiereatodas.Esunalástimaquemiproyectosemalogre.

—TemoqueLaurienoseabastantemayorparaMeg,yestanveletaquenopuede contarse con él. No hagas proyectos, Jo; deja que el tiempo y suspropios corazones emparejen a tus amigos. En estas cosas no podemosentrometernos con seguridad, y es mejor que no se nos metan tonteríasrománticas en la cabeza, como tú dices, no sea que destruyan nuestrasamistades.

— Bueno, no lo haré; pero detesto ver que las cosas se tuercen yatraviesan,cuandoalgunosarreglitoslosolucionaríantodo.¡Ojalápudiésemosparardecrecer,poniéndonosplanchasen lacabeza!Pero loscapullos tienenquehacerserosas,ylosgatitosgatos,aunquenoqueramos.

—¿Qué es eso de planchas y gatos? —preguntó Meg, entrando ahurtadillaseneldormitorio,conlacartaquehabíaescritoenlamano.

—Nadamásqueunademisestúpidascharlas.Voyadormir;ven,Meg—dijoJo,desplegándosecomounrompecabezasvivo.

—Muy correcta y bien escrita.Hazme el favor de añadir que envíomisafectuososrecuerdosaJohn—dijolaseñoraMarch,devolviendolacarta.

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—¿Tú lo llamas John?—preguntóMeg, sonriéndose, con sus inocentesojosmirandoalosdesumadre.

—Sí,sehaportadocomounhijoconnosotros,y loqueremosmucho—respondiólaseñoraMarch,dirigiendoasuhijaunamiradapenetrante.

—Me alegro, ya que está tan solo. Buenas noches,mamá querida. ¡Quétranquilidadtangrandetenerteaquíconnosotras!—respondióMeg.

CAPÍTULO21-LAURIEDAGUERRAYJOPONEPAZ

Eradever la carade Jo al día siguiente.El secreto la oprimíayhallabadifícilnoparecermisteriosaeinteresante.Meglonotó,peronosemolestóenpreguntar,porquehabíaaprendidoqueelmejormododemanejaraJoeraporlaleydeloscontrarios;estabaseguradeoírlotodosinopreguntaba.Poresose sorprendió bastante cuando el silencio continuó y Jo asumió cierto aireprotector, que agravió a Meg, que respondió adoptando un aire de gravereservayentregándosealserviciodesumadre.EstodejóaJolibreparahacersu gusto, porque la señora March había tomado su puesto de enfermeradiciéndolequesepasearaysedistrajeradespuésdetanlargoencierroencasa.NoestandoAmydevuelta,Laurieerasuúnicorefugio;peroaunquegozabamucho en su compañía, lo tenía por elmomento porque era un perseguidorincorregible,quenoladejaríaenpazhastasacarlesusecreto.

Tenía razón, porque tan pronto el pícaro sospechó algo misterioso, sepropuso descubrirlo, e hizo pasarmuymalos ratos a Jo.Rogó, prometió, seburló,amenazóy riñó; fingió indiferenciapara sacar laverdadpor sorpresa;afirmóquelosabía,paradecirdespuésquenoleimportabasaberlo,yporfin,a fuerza de perseverancia, logró asegurarse de que se trataba deMeg y delseñor Brooke. Indignado porque su tutor no le hubiera hecho ningunaconfidencia,sepusoaimaginaralgunavenganzadignadelaofensa.

Entretanto,Megparecíahaberolvidadoelasuntoyestabaabsortaconlospreparativospara lavueltade supadre;pero,de repente,uncambioparecióapoderarse de ella; había días en que parecía otra, sobresaltándose cuandoalguienlehablaba,ruborizándosesialguienlamiraba,callabamientrascosía,con expresión tímida y preocupada en la cara.A las preguntas de sumadrerespondía que estabamuy bien, y las de Jo las despachó pidiéndole que ladejaseenpaz.

—Lo siento en el aire; el amor, quiero decir, y se está enamorandorápidamente.Tienecasitodoslossíntomas;estánerviosaydemalhumor;nocome, no puede dormir y se sienta pensativa en los rincones. La sorprendí

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cantando la canción del "arroyo de voz argentina", y una vez dijo: "John",comolohacestú,ysepusorojacomounaamapola.¿Quéharemos?—dijoJo,dispuesta,alparecer,atodaclasedemedidas,aunviolentas.

—Nadamásqueesperar.Déjalasola:séamableypaciente; lavueltadepapáloarreglarátodo—respondiósumadre.

—Aquíhayunacartaparati,Meg,consellopuesto.¡Quécurioso!Teddynoponeselloalasmías—dijoJoaldíasiguiente,aldistribuirelcontenidodelpequeñocorreo.

La señora March y Jo estaban entretenidas en sus asuntos, cuando unaexclamacióndeMegleshizolevantarlosojosparaverlamirandofijamentesucarta,concaraasustada.

—¿Hijamía,quétepasa?—gritólamadre,corriendohaciaellamientrasJotratabadeagarrarelpliegomalhechor.

—Estodounerror...Nolaenvió... ¡Oh,Jo!¿Cómopudistehacerlo?—yMegescondiólacaraentrelasmanos,llorandoalágrimaviva.

—¿Yo?¡Nohehechonada!¿Dequéhabla?—preguntóJoconfundida.

LosojoshumildesdeMegseencendierondeenojo,mientrassacabadesubolsillounacartaestrujadayselaarrojabaaJodiciendo:

—Túlaescribisteyesemuchachomaliciosoteayudó.¿Cómopudistesertangrosera,tanvilycruelconnosotros?

Joapenaslaoyó,porqueellaysumadreestabanleyendolacarta,escritaconunaescrituracuriosa.

"QueridísimaMargaret:Nopuedocontenerpormás tiempomipasión,ynecesitosabermisuerteantesdevolver.Nomeatrevoadecírselo todavíaatus padres, pero creo que darían su consentimiento si supieran que nosadoramos.ElseñorLaurencemeayudaráaencontrarunabuenacolocación,yentonces,miqueridamuchachita,meharásfeliz.Teruegoquenodigasnadatodavíaatufamilia,peroenvíaunapalabradeesperanzapormediodeLaurieatufielJohn."

—¡El miserable! Así quiere pagarme por cumplir la palabra que di amamá.Leecharéunbuenretoylotraeréapedirperdón—gritóJo.

Perosumadreladetuvo,diciendoconexpresióndesacostumbradaenella:

—Un momento, Jo; primero tienes que justificarte. Has hecho tantastravesurasquesospechoquetengasparteenesto.

—Doymi palabra,mamá, de que no la tengo.Nunca antes he visto esacarta ni sé nada de ella; tan verdad como que estoy viva —dijo Jo tan

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sinceramentequelacreyeron—.Siyohubieraparticipadoenesto,lohubierahecho mejor y habría escrito una carta sensata. Yo creía que habíancomprendidoqueelseñorBrookeesincapazdeescribirtonteríascomoéstas—añadió,arrojandocondesprecioelpapelalsuelo.

—Laletraescomolasuya—balbuceóMeg.

—¡Oh,Meg!Nolahabráscontestado—exclamólaseñoraMarch.

—¡Síquelohice!—yMegescondióruborosalacara.

—¡Enbuenanoshemosmetido!Déjame traeraesemuchachomaliciosoparaquedéunaexplicaciónyrecibaunbuenreto.Nodescansaréhastaqueloagarre—dijoJo,encaminándosehacialapuerta.

—¡Espera!Déjamearreglaresto,porqueespeordeloquepensaba.Meg,dímelo todo —ordenó la señora March, sentándose junto a Meg, pero sinsoltaraJo,pormiedodequeseescapase.

—RecibílaprimeracartaporconductodeLaurie,quefingiónosabernadadelasunto—comenzóMeg,sinlevantarlosojos—.Alprincipiomepreocupómuchoyteníalaintencióndedecírtelo;peromeacordédetusimpatíahaciaelseñorBrooke;asíquepenséquenoteimportaríaqueyoguardaramipequeñosecreto por algunos días. Soy tan tonta quemegustaba pensar que nadie losospechaba,ymientraspensabaen loquecontestaría,meparecíaserunadeesaschicasde lasnovelasque tienenquehacercosasparecidas.Perdóname,mamá;ahorahepagadocaramiestupidez;nuncapodrévolveramirarloalacara.

—¿Quéledijiste?—preguntólaseñoraMarch.

—Sololedijequeeratodavíademasiadojovenparadecidirnada;quenoqueríatenerningúnsecretoparati,yquetendríaquehablarapapá.Queestabamuyagradecidaporsubondadyqueseríasólosuamigaporlargotiempo.

La señora March se sonrió tranquilizada y Jo aplaudió calurosamente,exclamando:

—Eres una DoñaMaría deMolina en cuanto a prudencia. Sigue,Meg.¿Quétecontestó?

—Me escribe de una manera completamente diferente, diciéndome quejamás envió una carta amorosa, y lamentando quemi pícara hermana Jo sehayatomadotaleslibertadesconnuestrosnombres.Lacartaesmuyamableyseria,¡peroimaginenquéterribleparamí!

Megseapoyóensumadrecompletamentedesesperada,yJoibadeunladoparaotrodelcuarto,poniendoverdeaLaurie.Derepenteseparó,tomólasdoscartas,ydespuésdemirarlasfijamente,dijocondecisión:

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—NocreoqueelseñorBrookehayavistojamásniunaniotracarta.Teddyhaescritolasdosyguardalatuyaparafastidiarme,porquenoquisecontarlemisecreto.

—Notengasningúnsecreto,Jo;díseloamamáynotemetasenlíos,comoyodebíahaberhecho—lerespondióMeg.

—¡Diostebendiga,niña!¡Sifuemamálaquemelodijo!

—Basta, Jo. Yo consolaré a Meg, mientras tú vas en busca de Laurie.Tengoqueanalizarestacuestiónafondoyponerfinasemejantestravesuras.

Jose fuecorriendo,y laseñoraMarchexplicócondelicadezaaMeg losverdaderossentimientosdelseñorBrooke.

—Ahora, queridamía, ¿cuáles son los tuyos? ¿Lo amas lo bastante paraesperarhastaquepuedamantenerunhogarparati,oprefieresestarlibreporelpresente?

—He estado tan asustada y mortificada, que prefiero no pensar ennoviazgos pormucho tiempo; tal vez nunca. Si John no sabe nada de estastonterías,noledigasnada,yobligaaJoyLaurieacallarse.Noquieroquemeengañeyseríademí;esunavergüenza.

Meg, generalmente amable, había perdido la paciencia con estas burlasmaliciosas; la señoraMarch la calmó con la promesa de guardar completosilencio y lamayor discreción en el futuro. Tan pronto como se oyeron lospasosdeLaurieenelvestíbulo,Megseescapóalestudioysumadrerecibióasolasalculpable.Jonolehabíadichoparaquéloqueríanencasa,temiendoque no viniese; pero lo advirtió tan pronto como vio la cara de la señoraMarch,ypermaneciódepie,dandovueltasasusombrero,contalaspectodeculpable,que lodelataba. Jo fuedespedida,perodecidióandardeun ladoaotro del vestíbulo, como si estuviese de guardia, por temor a que el presointentaraescaparse.Porunahorasubióybajóel sonidodevocesen lasala,peroloquesucedióduranteaquellaentrevistalaschicasnolosupieronjamás.

Cuandolasllamaron,Laurieseguíadepiealladodelamadredeellas,conuna cara tan arrepentida, que Jo lo perdonó en el acto, aunque no creyóprudentedemostrarlo.MegrecibiósushumildesexcusasyseconsolómuchoalasegurarsedequeBrookenoteníaconocimientoalgunodelafechoría.

—Nodirénadadeestohastamiúltimodíadevida;nome losacaránniconpinzas;perdóname,Meg,yharéloquequierasparademostrarlomuchoquelosiento—añadió,muyavergonzadodesímismo.

—Loprocuraré,peroteportastedemodomuypococaballeresco.Nocreíaquepudierassertanpícaroymalicioso,Laurie—respondióMeg.

—Fue abominable y merezco que no me hables en un mes; pero no lo

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harás, ¿verdad,Meg?—yLaurie cruzó lasmanos con gesto tan suplicante,bajólosojosconexpresióndetanprofundoarrepentimientoyhablócontonotanpatético,queera imposibleenojarseapesarde suconductaescandalosa.Meg lo perdonó y la señora March suavizó su semblante, a pesar de losgrandesesfuerzosquehizopormantenerseseria,cuandolooyódeclararqueexpiaría sus culpas con toda clase de penitencias, y se humillaría como ungusanoanteladoncellaofendida.

Entretanto, Jo semantenía a distancia, tratando de endurecer su corazóncontraélperonologrómásqueasumirunaexpresióndesaprobatoria.Laurielamiró una vez o dos, pero viendo que no daba señales de ceder se sintióofendido, le volvió la espalda hasta que la madre y Meg acabasen lo queteníanquedecirle,yentonceslehizounsaludoprofundoysemarchósindecirnada.

Tanprontocomosefue,ellasintiónohabersidomásindulgente;ycuandoMeg y su madre subieron las escaleras, se sintió solitaria y ansiosa de lacompañía de Teddy. Tras breve lucha consigo misma, cedió al impulso y,armadadeunlibroquedebíadevolver,sefuealacasagrande.

—¿EstáencasaelseñorLaurence?—preguntóaunadoncellaquebajabalasescaleras.

Sí,señorita;perocreoquenopuedeverloahora.

—¿Porqué?;¿estáenfermo?

—No, señorita; pero acaba de discutir con el señorito Laurie, y no meatrevoaacercarmeaél.

—¿Dóndeestáelseñorito?

—Encerradoensucuarto,ynoquiereresponderaunquehellamado.Noséquéhacerconlacomida,porqueestálistaynohaynadiequequieracomer.

JosubióalestudiodeLaurieygolpeólapuerta.

—Bastadellamadas,oabrolapuertaytehagocallar.

Jogolpeódenuevolapuerta,entróantesdequeLauriepudierareponersede su asombro.Al notar que estaba realmente demal humor, Jo, que sabíacómomanejarlo,fingióunaexpresiónpenitente,y,poniéndosederodillas,dijoconhumildad:

—Hazmeelfavordeperdonarmeporhaberestadotanenojada.Hevenidoazanjarelasuntoynopuedomarcharmehastaquelohayahecho.

—Noimporta;levántateynotehagaselganso,Jo.

—Gracias,noloharé.¿Puedopreguntarquétepasa?Noparecesestaren

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tujuicio.

—¡Mehansacudidoynoloconsiento!

—¿Quiénhasido?

—Mi abuelo; de haber sido cualquier otra persona, le hubiera... —y eljovenofendidoacabósufraseconungestoenérgicodelbrazoderecho.

—Esonoesnada;yodiscutocontigomuchasvecesynohacescaso.

— ¡Bah! Tú eres unamuchacha y es una broma, pero no permitiré queningúnhombremegrite.

—Creoquenadieseatreveríaviéndotetanencolerizadocomoahora.¿Porquétetratódeesamanera?

—Sólo porque no quise decirle para qué me había llamado tu madre.Prometínodecirnadaanadie,y,naturalmente,noibaafaltaramipalabra.

—¿Nopodíassatisfaceratuabuelodealgúnmodo?

—No;insistióensaberlaverdad,todalaverdad,ynadamásquelaverdad.HubieracontadomipartedelenredodehaberpodidohacerlosinenvolveraMeg.Comonopodía,mecalléyaguantéel regañohastaqueelancianomeagarróporlanuca.Entoncesmepusefuriosoyescapédeunsalto,pormiedoanopodercontenerme.

—Nofueagradable;peroél losiente,estoysegura;bajayhaz laspaces.Yoteayudaré.

—¡Quemeahorquensilohago!Novoyaaguantarsermonesygolpesdetodo elmundo, sólo por una pequeña picardía. Lo sentí porMeg, y le pedíperdóncomounhombre,peronolopediréanadie,nosiendoculpable.

—Élnosabíaeso.

—Deberíatenerconfianzaenmíynotratarmecomoaunniño.Esinútil,Jo;tienequeaprenderquepuedocuidarmepormímismo,yquenonecesitoquemeatenalasfaldasdenadie.

—¡Quécascarrabiaseres!¿Cómopiensasquesearreglaráesteasunto?

—Éltienequepedirmeperdónycreermecuandoteaseguroquenopuedodecirleelporquédelaquerella.

—¡Santocielo!Esonolohará.

—Puesnobajaréhastaquelohaga.

—Vamos,Teddy,entraenrazón;déjalopasaryyoexplicaréloquepueda.Novasaquedarteaquí;¿dequésirveponersemelodramático?

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—De todas maneras no pienso permanecer aquí mucho tiempo. Meescaparéparahacerunviajeaalgunaparte,ycuandomeechedemenosmiabuelo,notardaráenvolverarazonar.

—Quizá;peronodebesdarleesedisgusto.

—No me aconsejes. Me iré a Washington para ver a Brooke; allí hayalegríaymedivertirédespuésdelaspenas.

—¡Qué suerte tienes! ¡Ojalá pudiera yo escaparme también! —dijo Jo,olvidandosupapeldementorantelasvisionesdelavidamarcialdelacapital.

—¡Vámonoslosdos!¿Porquéno?Túpuedesirparadarunasorpresaatupadre,yyoparaanimaraBrooke.Seríaungranjuego;anímate,Jo.Dejaremosunacartaparadecirquetodoestábienynosmarcharemosenseguida.Tengobastantedinero,teharábienynohabránadamaloenello,puesvasparaveratupadre.

PorunmomentoparecióqueJoibaaconsentir,porque,contodasulocura,el proyecto la atraía. Estaba cansada de ansiedades y encierro, anhelaba uncambioyelpensamientodesupadresemezclabademaneratentadoraconelencanto de los campamentos y hospitales, libertad y diversión. Sus ojosbrillaronaldirigirsehacialaventana,peroseclavaronenlaviejacasaopuestaymoviólacabezacontristedecisión.

—Si fueraun chiconos escaparíamos juntos y correríamosuna aventuradeliciosa; pero siendo una infeliz chica, debo ser prudente, portarme bien ypermanecerencasa.Nometientes,Teddy;esunplandescabellado.

—¡Ahí está la gracia!—repusoLaurie, que estaba con ganas de rompertrabasdeunamanerauotra.

—¡Cállate!—gritóJotapándoselosoídos—.Laprudenciaesmidestinoytengoqueconformarme.Hevenidoaquíparamoralizar,noparaoírcosasquemedenganasdebrincar.

—SabíaqueMeghubieraaguadotalproyecto,peropenséquetútendríasmásarrojo...—comenzóadecirLaurieinsinuante.

—¡Cállate! —gritó Jo—, no hagas que tus deseos hagan aumentar losmíos.Silogroquetuabuelodigaquesientehabertesacudido,¿abandonaráslaideadeescaparte?—preguntóJogravemente.

—Sí,peronololograrás—respondióLaurie,quedeseabahacerlaspaces,peronecesitabaantesunareparaciónasudignidadofendida.

—Si puedo manejar al joven, puedo manejar al viejo —murmuró Josaliendo del cuarto donde quedaba Laurie con una guía de ferrocarril en lamano.

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—¡Adelante!—seoyódeciralseñorLaurence,convozaúnmásroncaquedecostumbre,cuandoJollamóalapuerta.

—Soy yo, Jo, he venido para devolverle un libro—dijo suavemente alentrar.

—¿Quieres otros? —preguntó el anciano, tratando de ocultar supreocupaciónyenojo.

—Sí,conpermisodeusted;tantomegustaelviejoSam,quedeseoleerelsegundo tomo —respondió Jo, con la esperanza de congraciarse con él alpedirleunlibroquelehabíarecomendado.

El señor Laurence desarrugó un poco el entrecejo mientras acercaba laescalerillahaciaelestantedeloslibrosdondeestabanlostomosdeJohnson.Jo subió ligeramente y, sentándose en el peldañomás alto, fingió buscar sulibro,peroenrealidadestabapensandocómocomenzarelpeligrosoasuntodesuvisita.

ElseñorLaurencepareciósospecharquetramabaalgo,porque,despuésdeir y venir varias veces con pasos rápidos de un lado a otro del cuarto, sevolvió,lamirócaraacaraypreguntóbruscamente:

—¿Quéacabadehaceresemuchacho?Notratesdeexcusarlo.Séquehahechoalgunadelassuyas,porsumaneradeportarsecuandovolvióacasa.Nopude sacarleniunapalabraycuando lo amenacécon sacudirleparahacerleconfesarlaverdad,escapóyseencerróconllaveensudormitorio.

—Seportómal,peroloperdonamosytodosprometimosnodecirnadaanadie.

—Esonobasta;nodebeprotegersetrasunapromesahechaporunaschicascariñosascomoustedes.Sisehaportadomal,tienequepedirperdónyrecibirsucastigo.Dímelo,Jo.Noquieroquemetenganignorandoloquepasa.

—De veras señor, no puedo decírselo; mamá lo prohibió. Laurie haconfesado, ha pedido perdón y ha tenido su castigo. No nos callamos paraprotegerlo a él, sino a otra persona, y si usted se mezcla en el asunto, seaumentarán lasdificultades.Hágameel favordenohacerlo; fuemiculpaenparte,peroahora todoestáarreglado;asíqueolvidémosloyhablemosdeElvagabundoodealgúnotrolibrointeresante.

—¡Al diablo con El vagabundo! Baja y dame tu palabra que esteatolondradomuchachomíonohahechoalgoimpertinenteoingrato.Silohahecho,despuésdevuestrabondadconél,loapalearéconmispropiasmanos.

La amenaza sonaba terrible, pero no espantó a Jo, porque sabía que elirascible anciano no levantaría un dedo contra su nieto por mucho que lodijera. Bajó obedientemente y quitó toda la importancia que pudo a la

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travesuradelchico,sinexponeraMegnifaltaralaverdad.

—¡Hum!¡Ah!Bueno,sielchicosecallóporquehabíaprometidohacerloynoporobstinación,loperdonaré.Esunjoventercoydifícildemanejar—dijoelseñorLaurence,pasándoselamanoporlacabezahastaencrespartodoelcabello.

—Lomismomepasaamí;perounapalabraamablemeapacigua,cuandounregimientodecaballeríaseríaincapazdedominarme.

—¿Creesquenosoyamableconél?

—¡Cielosanto;noseñor!Avecesesusteddemasiadocariñosoydespuésunpoquitoviolento,cuandoponeapruebasupaciencia.¿Noleparece?

Jo había decidido solucionar este asunto y trataba de aparentar calma,aunquetemblabaalgodespuésdefrasetanaudaz.Congransorpresasuya,elancianoseñornohizomásqueecharruidosamentesusanteojossobrelamesayexclamarsinceramente:

—Hija, tienes razón; soy algo violento. Quiero al chico, pero pone apruebamipacienciahastaqueapenaspuedoaguantarlo,ynoséadóndevamosaparardeseguirasí.

—Yoselodiré:seescapará.

Apenasdijoesto,Josearrepintiódehaberhabladoasí.ElseñorLaurencecambió de color, se sentó y echó unamirada ansiosa al retrato del hombreesbeltoqueestabacolocadoencimadelamesa.EraelpadredeLauriequeensu juventud se había escapado y se había casado contra los deseos deldominanteanciano.

—No lo hará, a no ser que esté muy molesto; solo amenaza hacerlo aveces, cuando se cansa de estudiar.Amenudo pienso que amíme gustaríahacer otro tanto, sobre todo desde queme corté el cabello; demodo que sialgunaveznosextraña,puedeponerunanunciopreguntandopordoschicosymandarabuscarnosentrelosbarcosquezarpenconrumboalaIndia.

Se rio al decir esto, y el señorLaurencepareció aliviado, evidentementetomándolocomounabromadechicos.

—¡Pícara! ¿Cómo te atreves ahablarmede estamanera? ¿Dónde está turespetoytubuenaeducación?¡Benditoschicosychicas!¡Quétormentonosdan!Ysinembargo,nopodemospasarnossinellos—dijo,pellizcándole lasmejillasconbuenhumor,yagregando:

—Vete y trae a ese muchacho a comer; dile que todo está arreglado yaconséjalequenodramaticeconsuabuelo;noloaguantaré.

—Novendrá,señor;sesienteofendido,porqueustednolecreyócuandole

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dijoquenopodíadecírselo.Creoquetomómuyenserioladiscusión.

El señor Laurence se echó a reír y Jo comprendió que la batalla estabaganada.

—Losientomuchísimo;supongoquedeboestaragradecidoporqueélnomehasacudidoamí.¡Santocielo!¿Quéquerráestejoven?

—Siyofuerausted,leescribiríaunaexcusa,señor.Éldicequenobajaráhastaque la reciba,yhabladeWashingtonynoséqué locuras.Unaexcusaformal le mostrará lo estúpido que es y lo hará bajar de agradable humor.Pruébelo;legustalabroma,yesoesmejorquearreglarlodepalabra.Yoselallevaréyledaréunalección.

El señor Laurence le echó una mirada aguda y se caló los anteojos,diciendolentamente:

—¡Qué pícara eres! Pero no me importa ser engatusado por ti o Beth.¡Vamos!,dameunahojadepapelyacabemosdeunavezconestastonterías.

La carta se escribió con las frases usuales entre caballeros después degraves insultos.Jobesó lacalvadelseñorLaurenceycorrióescalerasarribaparameterelpliegopordebajode lapuertadeLaurie, aconsejándoleporelagujero de la cerradura que fuera sumiso, cortés y otras cosas gratas. Alencontrar la puerta cerrada con llave de nuevo, dejó que la carta hiciese suobra y se iba tranquilamente, cuando el joven bajó, resbalando por elpasamanos de la escalera, y la esperó abajo, diciendo con su expresiónmásvirtuosa:

—¡Qué buen camarada eres, Jo! ¿Has sufrido una explosión?—añadió,riendo—.Noheestadomuyamableengeneral. ¡Ah!¡Buenomehanpuestotodos!Hastatúmeabandonasteallá,yesomehizosentirmedesesperado—comenzóadecir,tratandodeexcusarse.

—Nohablesasí;cambiadetemaycomienzadenuevo.

—Siempre estoy haciéndolo y estropeándolo, como solía estropear miscuadernosdeescritura;yempiezodenuevotantasveces,quenuncavoyasalirdeloscomienzos—lecontestótristemente.

— Vete a comer; después te sentirás mejor. Los hombres sólo gruñencuandotienenhambre—dijoJoalirse.

—Un cumplido para mi sexo —respondió Laurie, imitando a Amy,mientras iba a hacer penitencia con su abuelo, que estuvo de un humor desantoyabrumadoramenterespetuosoensuconductatodoelrestodeldía.

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CAPÍTULO22-PRADOSHERMOSOS

Lasserenassemanassiguientesfueroncomoelsoldespuésdelatormenta.LosenfermosmejoraronrápidamenteyelseñorMarchcomenzóahablardevolver a comienzos del Año Nuevo. Pronto pudo Beth pasar todo el díareclinada en el sofá, entreteniéndole al principio con sus queridos gatos, ydespués con la costura de las muñecas, que estaba muy atrasada. Susmiembros,tanactivosenotrotiempo,sehabíanquedadotantiesosydébilesque Jo la paseaba, en sus brazos fuertes, por la casa. Meg se tiznaba yquemaba las manos, guisando delicadezas para "la querida", mientras Amycelebrabasuvueltaacasadandocuantostesorossuyoslograbaqueaceptaransushermanas.

A medida que se acercaba Navidad, los acostumbrados misterioscomenzaronadejarsesentirenlacasa,ylafamiliasedesternillóderisamásdeunavezcon las imposiblesyabsurdasceremoniaspropuestasporJoparacelebrar tan extraordinaria Navidad. Lo que Laurie proponía era no menosdisparatado; por su gusto se hubieran hecho hogueras, fuegos artificiales yarcosdetriunfo.Trasmuchasdiscusionesyescaramuzas,laambiciosaparejapareció quedar bastante apaciguada y ambos aparentaban una indiferenciadesmentidaporexplosionesderisacadavezquesereunían.

Varios días inesperadamente templados precedieron a unhermosodía deNavidad.Hannaestabaseguradequeibaaserundía"estupendo",yresultóbuenaprofetisa,porquetodoytodosparecieronconspirarparalograrunéxitocompleto.Para empezar: se recibió cartadel señorMarch, enquedecíaquepronto estaría con ellas. Luego Beth se sintió muy bien aquella mañana, yvestidaconelregalodesumadre(unabatasuaveyroja,depañomerino),fuellevada triunfalmente a la ventana para ver la ofrenda de Jo y Laurie. Losindomables habían hecho cuanto podían para merecer su nombre, porque,como duendes, habían trabajado de noche y habían preparado una graciosasorpresa. En medio del jardín se alzaba una doncella majestuosa hecha denieve,coronadaconunacoronadeacebo,conuncestillodefrutasyfloresenunamano, un rollo grande demúsica nueva en la otra, unamanta de vivoscolores sobre sus hombros desnudos y una canción de Navidad, escrita enpapelcolorderosa,quelesalíadeloslabiosydecíaasí:

LAVIRGENDENIEVEABETH

AnuestraqueridaBethbendigaDiosestasPascuas,dándolefelicidad,paz,saludenabundancia.

Paralaabejaindustriosadulcefrutayflorestraigo,mantitaparasuspies,músicaparasupiano.

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TraigounretratodeJuanaporRafaelelSegundo,quelopintóconesmero

parahacerlofielypulcro.

Aceptaunacintarojaparalacoladelgato,

yheladosdeMargarita,queimitanalMonteBlanco.

Losquemehicieronhanpuestosuamorenminíveoseno;acéptalo,conmiestatua,

deJoydeLaurie.

¡CuántoserioBethalverla,cómofueyvinoLaurieparatraerlosregalosyquépreciososdiscursoshizoJoalentregarlos!

—Tan rebosante de felicidad estoy, que si estuviese aquí papá no podríacontenerunagotamás—dijoBethsuspirandoconsatisfacción,mientrasJolatrasladabaalestudioparadescansardespuésdelaemociónypararefrescarseconalgunasuvasregaladasporlaJunfrau.

—Lomismo estoy yo—añadió Jo, tocando el bolsillo donde estaba sudeseadolibroUndineySintran.

—Yyotambién—replicóAmy,conlosojosclavadosenungrabadodelaVirgenyelNiño,enpreciosomarco,regalodesumadre.

—Puesyo,nosediga—exclamóMeg,alisandolosplieguesdesuprimervestidodesedaqueelseñorLaurencehabíainsistidoenregalarle.

—¿Cómo podría no estar contenta?—dijo la señora March agradecida,mientrassusojosibandelacartadesuesposoalacarasonrientedeBeth,yacariciaba el broche, hecho de cabellos grises, rubios y castaños, que laschicasacababandeponerleenelpecho.

¡De vez en cuando en este mundo difícil suceden cosas que parecencuento, y qué consuelo tan grande es!Media hora después de haber dichotodas que eran tan felices que apenas podrían contener una gota más defelicidad,lagotaapareció.Laurieabriólapuertadelasala,asomólacabezaconmucha calmay convoz rarísima, que no lograba ocultar la alegría y laemoción,dijo:

—¡Otro regalo deNavidad para la familiaMarch!No había acabado depronunciarestaspalabrascuandofuehechoaunlado,apareciendoensulugarunhombrealto,embozadohastalosojos,queseapoyabaenelbrazodeotrohombre alto, que trató de decir algo sin lograrlo. Hubo una exclamacióngeneral, y el señor March se vio abrazado por cuatro pares de brazoscariñosos; Jo cayó en la vergüenzade casi desmayarse, teniendoLauriequeasistirla; el señor Brooke besó aMeg por pura equivocación, como explicóalgoincoherentemente;yAmy, lamajestuosa, tropezóconun taburete,ysin

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esperaralevantarse,abrazólasbotasdesupadre,llorandodelamaneramásconmovedora.LaseñoraMarchfuelaprimeraenreponerseylevantólamanoparadecir:

—¡Chist!¡RecuerdenaBeth!

Peroerademasiadotarde;lapuertadelestudioseabriódegolpe,labatitarojaaparecióenelquicio,yconlafuerzaquelaalegríainfundióensusdébilesmiembros,Beth corrió derecha a los brazos de su padre.Dejemos aparte loque sucedió después; los corazones se desbordaron, olvidando toda laamargurapasadaygozandosóloladulzuradelpresente.

No todo fue romántico; una risa cordial los llamó a la realidad, porqueHanna apareció detrás de la puerta derramando lágrimas por el pavoengordado que había olvidado atar al subir precipitadamente de la cocina.Cuando las risas se calmaron, la señoraMarchcomenzóadar lasgracias alseñor Brooke por el cuidado fiel que dispensara a su esposo, con lo querecordóderepentequeelseñorMarchnecesitabadescansar,y,apoderándosedeLaurie,seretiróprecipitadamente.Entoncesseordenóalosdosenfermosquedescansaran,locualhicieron,sentándosejuntosenunabutacayhablandomucho.

El señorMarchdijocuántohabíadeseadosorprenderlas,yalhacerbuentiempoelmédicolehabíapermitidoaprovecharsedeello;cuánfielhabíasidoBrooke,yquéjoventanestimableyhonradoera.

Porquéel señorMarch sedetuvounminutoal llegar aquíydespuésdeecharunvistazoaMeg,queatizabavigorosamenteelfuego,miróasuesposa,arqueando las cejas inquisidoramente, dejo a mis lectores que lo imaginen,como también por qué la señoraMarch hizo señas mudas con la cabeza ypreguntó, abruptamente, si no deseaba tomar algo. Jo vio y comprendió lamirada,ysemarchóconairegraveabuscarunatazadecaldoyunpocodevino,murmurandoparasí,alparquecerrabadegolpelapuerta:¡Detestoalosjóvenesestimables,conojoscastaños!

Jamás hubo una comida deNavidad como la que tuvieron aquel día. Elpavo engordado era unamaravilla cuandoHanna lo trajo relleno, dorado yguarnecido. Y lo mismo el budín inglés, que se deshacía en la boca; y lasjaleas,conlascualesAmygozabacomounamoscaenuntarrodemiel.

Todo salió bien, lo cual era providencial, como dijoHanna, porque "tanperturbada estaba, señora, que esunverdaderomilagro si no asé el budínyrellenéelpavoconlaspasas,oloenvolvíenellienzodelbudín".

ElseñorLaurenceysunietocomieronconellos;tambiénelseñorBrooke,alqueJoarrojabamiradasfuribundasconinfinitadiversióndeLaurie.

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Dosbutacasestaban juntasa lacabecerade lamesa;enellassesentaronBeth y su padre, regalándose modestamente con pollo y algo de fruta.Brindaron, contaron cuentos, cantaron canciones, recordaron cosas antiguas,como suelen decir los viejos, y pasaron unas horas gratísimas. Habíanpropuestounpaseoentrineo,perolaschicasnoquisierondejarasupadre;asíque los invitadossedespidieron temprano,yalcaerelcrepúsculo la familiafeliz,estabareunidaalrededordelhogar.

—HaceunañoexactamentequenosquejábamosdelatristeNavidadqueesperábamos pasar. ¿Se acuerdan? —preguntó Jo, interrumpiendo la brevepausaquehabíaseguidoaunalargaconversaciónsobrevariascosas.

—Todo considerado, ha sido un año bastante agradable —dijo MegsonriendoyfelicitándoseinteriormenteporhabertratadoalseñorBrookecondignidad.

—Creo que ha sido un año duro—observóAmy,mirando la luz brillarsobresuanilloconojospensativos.

—Mealegroquehayapasado,porque túestásdevuelta—susurróBeth,sentadaenlasrodillasdesupadre.

—Hanandadoporuncaminoalgoduro,pequeñasperegrinasmías.Sobretodoestosúltimosdías.Perosehanportadovalientemente,ypiensoqueestánenbuencaminodeverseprontolibresdesuscargas—dijoelseñorMarchconsatisfacciónpaternal,contemplandolascuatrocarasjóvenesquelorodeaban.

—¿Cómolosabes?¿Telodijomamá?—preguntóJo.

—Nomecontómucho;unapaja indica ladireccióndelviento,yhoyhedescubiertomuchascosas.

—¡Dinoscuálesson!—dijoMeg,queestabaasulado.

—¡Aquíhayuna!—ytomandolamanoapoyadaenelbrazodelabutaca,señaló el índice endurecido, unaquemadura en el dorsoyunoodospuntosdurosenlapalma—.Recuerdountiempoenqueestamanoerablancaylisa,enqueponíaselmayorcuidadoenconservarlaasí.Eraentoncesmuypreciosa,peroahorameparecemuchomás,porqueenestasseñalesaparentes leounapequeña historia. Se ha sacrificado la vanidad; esta palma endurecida hamerecidoalgomejorqueampollas;yestoysegurodequelacosturahechaporestosdedospicadosdurarámuchotiempo,porlabuenavoluntadquesepusoenlospuntos.Meg,queridamía,apreciolahabilidadfemeninaquemantienefeliz el hogar más que las manos blancas o los talentos mundanos. Estoyorgullosodeestrecharestamanecitabuenaylaboriosayesperoquenomelapidandemasiadopronto.

SiMeghabíadeseadounarecompensaporsushorasdepaciente labor la

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recibióen lapresión sincerade lamanopaternalyen la sonrisaaprobadoraqueleotorgósupadre.

—¿Y qué de Jo? Haz el favor de decirle algo bonito, porque se haesforzadomuchoyhasidotanbuenaconmigo—dijoBethaloídodesupadre.

Élserio,yechóunamiradaa lamuchachaalta,sentadaal ladoopuesto,cuyorostromorenoofrecíaunaexpresiónmásdulcequedecostumbre.

—Apesarde lamelenacortada,noveoal "hijo John",quedejéhaceunaño—dijoelseñorMarch—.Veounaseñorita,queseajustabienloscuellos,ataconcuidadoloscordonesdelasbotas,ynisilba,nihablaenjerga,niseecha sobre la alfombra, comosolíahacerlo.Sucara está ahoraalgodelgadaporlasansiedadesyvigilias;peromegustamirarla,porquesehahechomásdulce y su voz esmás tranquila; no salta, pero semueve sin hacer ruido ycuidadeciertapequeñapersonadeunamaneramaternal,quemeencanta.Casiextrañoamichicasalvaje,perositengounamujerfuerte,provechosa,útilytierna en su lugar,me sentiré completamente satisfecho.No sé si la esquiladomesticóanuestraovejanegra,peroséqueentodalaciudaddeWashingtonno hubo cosa alguna quemereciera ser comprada con los veinticinco pesosquemibuenahijameenvió.

LosojosluminososyalertasdeJoseempañaronalgoysucaradelgadaseruborizó a la luz del fuegomientras recibía las alabanzas paternales, con lasensacióndequenoerandeltodoinmerecidas.

—AhoraaBeth—dijoAmy,muydeseosadequelellegaseelturnoaella,perodispuestaaesperar.

—Sehaquedadoentanpocacosa,quetemoquesemeescapedeltodosihablomuchodeella,aunquenoestantímidacomosolía—comenzóadecirsupadrealegremente;pero,recordandocuáncercahabíaestadodeperderla,laabrazó, agregando tiernamente, con la mejilla contra la suya—: Te tengosegura,Bethmía,ysiDioslopermite,teguardaréasí.

DespuésdeunminutodesilenciomiróaAmy,sentadaeneltabureteasuspiesydijoacariciandosucabelloreluciente:

—Noté que en la comida Amy tomaba los pedazos menos apetitosos,corríaahacerrecadosparasumadretodalatarde,cediósulugaraMegestanocheyhaatendidoatodosconpacienciaybuenhumor.Tambiénnotoquenose queja tanto ni se da importancia; ni ha hecho alusión a un anillo muyhermosoquetienepuesto,delocualdeduzcoquehaaprendidoapensarmásenlosdemás,notantoensímisma,yhadecididotratardemodelarsucaráctercon tanto cuidado como a sus figuras de arcilla.Me alegro de ello; porqueaunque me enorgullecería una bella estatua hecha por ella, estaré másorgulloso de una hija amable, que tiene la facultad de embellecer su propia

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vidaylavidadelosdemás.

—¿Enquépiensas,Beth?—preguntóJo,cuandoAmydiolasgraciasasupadreyrelatólahistoriadelanillo.

—Hoy leíaenElPeregrinocómo,despuésdemuchaspenas,CristianoyEsperanzallegaronaunpradohermosoyverde,dondeflorecíanliriosdurantetodo el añoydondedescansaron alegremente comonosotros lohacemos eneste momento, antes de que llegaran al fin de su viaje —respondió Beth,añadiendo,aldejarlosbrazosdesupadreyencaminarselentamentealpiano:

—Eslahoradelcanto,yquieroestarenmilugaracostumbrado.Tratarédecantar la canción del pastor, que oyeron los peregrinos. He compuesto lamúsicaparapapá,porqueséquelegustanlosversos.

Sentada al pianito querido, Beth presionó suavemente las teclas, y, conaquella voz dulce que habían pensado no oír más, cantó con su propioacompañamientoelcuriosohimnoquetanbiencoincidía:

Caer no teme quien en tierra yace; el que no tiene orgullo no se eleva;Jesúsenelhumildesecomplacey,comoguía,asumansiónlelleva.

Con lo que Dios me da vivo contento, en estrechez lo mismo que enholgura;porseguirte,Señor,felizmesientobajotusantaprotecciónsegura.

Es peso la abundancia al peregrino, que le impidemarchar con ligereza;serámejorconpocoenelcamino;luegotendrálacelestialriqueza.

CAPÍTULO23-LATÍAMARCHRESUELVEELPROBLEMA

Aldíasiguiente,comobandadadeabejasrodeandoasureina,lamadreysus hijas revoloteaban alrededor del señor March, olvidadas de todo paramirar,atenderyescucharalenfermonuevo,queestabaenpeligrodemorirafuerzadeatenciones.Sentadoen labutaca,al ladodelsofádeBeth,con lasdemásmuy cerca, yHanna, asomándose de vez en cuando para "echar unamirada al hombre querido", nada parecía faltar para colmar la felicidad detodos.Peroalgofaltabaylosmayoreslosentían,aunquenadieloconfesaba.Los padres semiraban preocupados cuando seguían con la vista aMeg. Joteníaaccesos repentinosde seriedadyhasta se lavioamenazar conelpuñocerradoalparaguasqueelseñorBrookesehabíadejadoenelvestíbulo;Megestaba distraída, tímida y silenciosa; se sobresaltaba cuando sonaba lacampana, y se ruborizaba cuando alguien pronunciaba el nombre de John,Amydecíaque"todoelmundoparecíaesperaralgo,locualeraextrañoahoraquepapáestabaseguroencasa",yBethsepreguntabainocentementeporqué

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losvecinosnoveníancomosiempre.

Por la tarde pasó Laurie por delante de la casa, y, viendo aMeg en laventana,parecióposeídoporunrepentinoaccesomelodramático,porquecayóderodillasenlanieve,segolpeóelpecho,searrancóloscabellosyjuntólasmanos demodo tan suplicante, como si pidiera algún bien inefable;Meg ledijo que no se hiciera el tonto y que se fuera; él retorció el pañueloimaginariamente empapado en lágrimas y volvió la esquina, tambaleándosecomosiestuvieracompletamentedesesperado.

—¿Qué querrá decir ese ganso? —dijo Meg, riéndose, y tratando deparecerinocente.

—Te muestra cómo se portará tu John el día menos pensado. Muyconmovedor,¿verdad?—dijoJoirónica.

—No digas "mi John"; no está bien ni es verdad. Haz el favor de nomolestarme,Jo;yatehedichoquenomegusta"mucho",yquenohaynadaquedecir,sinoquedebemosseramablesycomportarnoscomoantes.

—No podemos, porque se ha dicho algo, y la travesura de Laurie te haestropeadoparamí.Loveoymamáloverátambién.Noereslamismaenlomásmínimo,yparecesestarmuylejos.Noquieromolestarte;losufrirécomounhombre,peroquisieraquetodosearreglaradeunavez.Detestoesperar;sihasdehacerlo,dateprisayhazlopronto—dijoJoconpetulancia.

—Nopuedohacernidecirnadahastaqueélhable,ynolohará,porquepapálehadichoquesoymuyjoven.

—Sihablara,nosabríasquédecir;lloraríasoteruborizaríasolodejaríassalirseconlasuyaenvezdecontestarleconun"no"decidido.

—No soy tan tonta y débil como piensas. Sé lo que tendría que decir,porque lohepensadobienynome tomarádesorpresa.Unonosabe loquepuedesuceder.

—¿Tienes algún inconveniente en decirme qué le responderías? —preguntóJoconmásrespeto.

—Absolutamente ninguno. Tienes ya dieciséis años, y puedes ser miconfidente;y talvezalgúndía teseanútilesmisexperienciasen tuspropiosasuntosdeestaclase.

—No pienso tenerlos. Esmuy divertido ver a otros haciéndose el amor;peromesentiríatontasilohicierayo.

—Creo que no, si hubiera alguien que te gustara mucho y a quien túgustaras—contestóMeg,quedándoseseria.

—¿Noibasadecirmeeldiscursoquetienespreparadoparaesehombre?

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—dijoJo,cortandosusmeditaciones.

—Puesdiría sencillamente, conmuchacalmaydecisión: "Gracias, señorBrooke,esustedmuyamable,peropienso,comomipadre,quesoydemasiadojovenparaentrarencompromisos.Asíqueleruegonodecirnadamásyquecontinuemosamigoscomoantes."

—¡Bien!Esoesbastantefríoyfirme.Nocreoquelodirás,yestoysegurade que él no se conformará si lo dices. Si persiste en sus ruegos como losamantesdelasnovelas,cederásparanoofenderle.

—¡No, no lo haré! Le diré que estoy resuelta, y saldré del cuarto conmuchadignidad.

Aldeciresto,Megselevantó,eibaaensayarlasalidamajestuosa,cuandounpasoenelvestíbulolahizocorrerasusillayempezaracoser,comosisejugara la vida en acabar aquel dobladillo. Jo rio a hurtadillas del cambiorepentino,y,cuandoalguienllamó,abriólapuertaconunaexpresiónqueteníamuypocodehospitalaria.

—Buenastardes.Vineabuscarmiparaguas...esdecir,paravercómoestásu padre hoy—dijo el señor Brooke, poniéndose algo nervioso al pasar sumiradadeunahermanaalaotra.

—Estámuybienenelparagüero;selotraeréylediréqueestáustedaquí—contestó Jo, y habiendo mezclado a su padre con el paraguas en surespuesta,Jo,seescapódelasalaalcuartoparadaraMeglaoportunidaddedecirsudiscursoylucirsudignidad.

Pero tan pronto como ella desapareció, Meg se acercó a la puertamurmurando:

—Mamádesearíaverte.Enseguidalallamaré.

—Notevayas.¿Metienesmiedo,Meg?—ytanofendidoparecíaelseñorBrooke,queMegpensóquehabía cometidoalgunadescortesía.Se ruborizóhasta lospequeñosbuclesdesu frente,porquenuncaantes lahabía llamadoMeg,ysesorprendióalobservarcuánnaturalydulceleparecíaoírselodecir.Deseandopareceramistosayserena,extendiólamano,ydijoagradecida:

—¿Cómo puedo tenertemiedo habiendo sido tan bueno con papá? Sóloquerríadartelasgraciasporello.

—¿Quieresquetedigacómopodrásdármelas?—repusoelseñorBrooke,reteniendolamanoentrelassuyas.

—¡Oh,no!,porfavor;preferiríaqueno—dijo,tratandoderetirarlamano.

—Notemolestaré;nodeseomásquesabersimequieresunpoquito,Meg;¡tequierotanto,queridamía!—añadiótiernamenteelseñorBrooke.

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Eraelmomentooportunoparaelrechazoserenoycorrecto,peroMegnolopronunció.Loolvidóporcompleto,bajólacabezayrespondió"nosé"tansuavemente,queJohntuvoquebajarlacabezaparaoírlarespuesta.

A él le pareció una respuesta valiosa, porque sonrió para sí, como siestuvierasatisfecho;estrechólamanecitaregordetaydijoconvozpersuasiva:

—¿Quieres tratar de descubrirlo? Necesito mucho saberlo, porque nopuedotrabajarconánimohastasabersialfinvoyatenermirecompensa.

—Soy demasiado joven—balbuceó Meg, pensando por qué estaría tanperturbada.

—Esperaré,yentretantopodríasaprenderaquererme.¿Seríauna lecciónmuydifícil,queridamía?

—No;no,siquisieraaprenderla;pero...

—Hazmeelfavordequereraprenderla,Meg.Megustaenseñar,yestoesmás fácil que el alemán—añadió John, apoderándose de la otra mano, demaneraqueellanopodíaesconderlacaracuandoéllabuscabaparamirarla.

Su voz era suplicante; pero, mirándolo furtiva, Meg notó que sus ojosestaban alegres a la vez que tiernos y que sonreía como quien no duda deléxito.Estolacontrarió; lasestúpidasleccionesdecoqueteríalevinieronalamemoria, y el amor del poder, que duerme en el seno aun de las tresmujercitas, se despertó de repente, tomando posesión de ella. Se sintióexcitadayextraña,y,nosabiendoquéhacer,cedióaunimpulsocaprichoso;retirandolasmanos,dijoconaspereza:

—Nolodeseo;hazmeelfavordeirteydejarmeenpaz.

El pobre señorBrooke se quedó como si viera desplomarse de un golpetodosuhermosocastilloenelaire,porquejamáslahabíavistodetalhumor,ynopodíaexplicárselo.

—¿Quieresdeciresodeveras?—preguntóansiosamente.

—Sí, de veras; no deseo preocuparme por tales cosas. Papá dice que nodebohacerlo;esdemasiadopronto.

—¿Nopuedoesperarquecambiesdemododepensar?Esperaré,ynodirénadahastaquehayastenidomástiempo.Nojueguesconmigo,Meg.Nopenséqueloharías.

—No pienses en mí para nada. Prefiero que no lo hagas —dijo Meg,gozando maliciosamente en probar la paciencia de su amante y su propiopoder.

Élestabaahoraserioypálido,ydecididamenteseparecíamásaloshéroes

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denovelasqueellaadmiraba;peronosegolpeólafrente,nifueyvinodeunlado a otro del cuarto, como aquéllos solían hacer; se quedó sencillamenteparado, mirándola de manera tan anhelante que ella comprendió quecomenzabaaenternecerseapesarsuyo.NoséquéhubierasucedidoentoncesdenohaberentradolatíaMarchenmomentotaninteresante.

La anciana no había podido resistir el deseo de ver a su sobrino porquehabíaencontradoaLauriemientrasdabaunpaseoencoche,y, aloírqueelseñorMarchhabíallegado,vinodirectamenteaverlo.Todasestabanocupadasen la parte interior de la casa y ella había entrado sigilosamente, esperandotomarlosdesorpresa.Laconfusiónquecausóadosdeellosfuetal,queMegsesobresaltócomosihubieravistounfantasmayelseñorBrookeseescapóalestudio.

—¡Por mi vida! ¿Qué quiere decir esto? —gritó la anciana señora,golpeandoelsueloconsubastón,segúnpasabalavistadeljovenpálidoalaseñoritaruborosa.

—Esamigodepapá.¡Mehasorprendidotantoverlaausted!—balbuceóMeg.

—¡Yaseve!¡Yaseve!—respondiólatíaMarch,sentándose—.Pero,¿quéestádiciendoparaquetepongascoloradacomounapeonía?Aquíhayalgoynecesitosaber—añadió,dandootrogolpeconelbastón.

—No hacíamos más que hablar. El señor vino a buscar su paraguas—comenzóadecirMeg,deseandoqueBrookeyelparaguasestuvieransegurosfueradelacasa.

—¿Brooke?¿Eltutordeesechico?¡Ah!Ahoralocomprendo.Losétodo.Jodejóescaparalgunaspalabrasenunadelascartasdesupadre,ylaobliguéa queme lo dijera todo. No lo habrás aceptado, niña—gritó la tíaMarch,escandalizada.

—¡Chist!¡Puedeoír!¿Quierequellameamamá?

—Todavíano.Tengoalgoquedecirte,ydebodecirloquepiensosinmásespera.Dime,¿tienes la intencióndecasarteconeseBrooke?Si lohacesnorecibirás ni un penique demi dinero.Acuérdate de ello y sé unamuchacharazonable—dijogravementelaancianaseñora.

La tía March poseía a la perfección el arte de despertar el espíritu deoposición en las personas más apacibles y gozaba con hacerlo. Aun laspersonasmejores tienenalgodeperversidadenellas, sobre todocuandosonjóvenes y están enamoradas. Si la tía March hubiera pedido a Meg queaceptara a John Brooke, probablemente hubiera declarado que no pensabahacertalcosa;perocomoleordenabadeformaautoritariaquenoloquisiera,

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decidióquesíloharía.Supropiainclinación,asícomosurebeldía,facilitaronsu decisión y, una vez excitada, Meg se opuso a la anciana con inusitadaimpulsividad.

—Me casaré con quienme plazca, tíaMarch, y puede legar su dinero aquienguste—dijo.

—¡Santo cielo! ¿Así tomas mi consejo, señorita? Ya lo sentirás cuandohayasexperimentadoelamorenunacabañaydescubraselfracaso.

—Nopuedesalirpeorencabañadeloquesaleenalgunascasasgrandes—respondióMeg.

LatíaMarchsecalólosanteojosymiróalachica,porquenolareconocíade este humor nuevo. La mismaMeg apenas se reconocía, ni se explicabacómo se sentía tan valiente e independiente, tan feliz al defender a John ysostenersuderechodeamarlo,siquería.LatíaMarchnotóquehabíadadounpaso en falso, y, después de un rato, cambió de táctica diciendo con tantasuavidadcomopudo:

—Vamos,Meg,hijamía,sérazonable,yaceptamiconsejo.Lohagoportubien,porquenodeseoqueestropees toda tuvidaporunerror inicial.Debescasartebienyayudaratufamilia.

—Mispadresnopiensanasí;lesgustaJohnaunqueseapobre.

—Hijamía,tupapáytumamánotienenmásconocimientodelavidaquedosreciénnacidos.

—Mealegro—gritóMegvalerosamente.

LatíaMarchnohizocasodeestaobservaciónycontinuóconsusermón:

—Brookeespobreynotieneparientesricos,¿verdad?

—No;perotienemuchosamigossinceros.

—No se puede vivir de los amigos; inténtalo y verás a dónde llega susinceridad.¿Notienealgúnnegocio?

—Todavíano;elseñorLaurencevaaayudarlo.

—Esonodurarámucho;JamesLaurenceesunviejoatravesadoconquiennohayquecontar,Demodoquevasacasarteconunhombresindinero,sinposición o negocio, y vas a continuar trabajandomás duramente que ahora,cuando podrías vivir holgadamente haciéndome caso y obrando con másprudencia.Creíqueteníasmássentidocomún,Meg.

—¡Nopodríacasarmemejoraunqueesperaralamitaddemivida!Johnesbueno y prudente; tiene mucho talento; quiere trabajar y es seguro queprosperará. Todos lo quieren y respetan; estoy orgullosa de pensar que me

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quiere, aunque soy tan pobre, joveny tonta—dijoMeg, embellecida por elardorconquehablaba.

—¿Sabequetienesparientesricos,niña?Sospechoqueeseeselsecretodesuamor.

—TíaMarch,¿cómoseatreveadecir talescosas?Johnes incapazdetalconducta, y no la escucharé un minuto más si habla así —gritó Meg conindignación,olvidándolo todoante la injusticiade lassospechasdesu tía—.Mi John no se casaría por dinero, como yo tampoco. Estamos dispuestos atrabajarypensamosesperar.Notengomiedodeserpobre,porquehastaaquíhesidofelizyséqueloseréconél,porquemeamayyo...—AlllegaraquíMeg se detuvo acordándose de repente que no se había decidido; que habíadicho a "su John" que se fuese, y que él podría estar oyendo susinconsecuentesobservaciones.

La tíaMarch estaba enojadísimaporquehabía acariciado la ambicióndequesuhermosasobrinasecasarabien,yalgoenlacaraalegreyjovendelachicalaentristeció.

—¡Bueno,melavolasmanosdetodoelasunto!Eresunaniñatercayhasperdidomásde loque imaginaspor esta locura.No,nomedetengo;mehellevadounchascocontigoynoestoyconánimodeveratupadre.Noesperesnada de mí cuando te cases; los amigos de tu señor Brooke tendrán queocuparsedeti.Todohaterminadoentrenosotrasparasiempre.

YdandoaMegconlapuertaenlasnarices,latíaMarchsefueensucochecon un humor de perros. Meg permaneció un momento sin saber si reír ollorar. Antes de que pudiera decidirlo, el señor Brooke se apoderó de ella,diciéndoledeuntirón:

—Nopudeevitaroírte,Meg.Teagradezcoladefensaquehicistedemí,yagradezcoalatíaMarchporhaberprobadoquemequieresunpoquito.

—Nosupecuántohastaqueellateinsultó—dijoMeg.

—Ynonecesitoirme,sinoquepuedoquedarmeyserfeliz,¿noesverdad,queridamía?

Aquí se presentaba otra ocasión excelente para hacer el discursoabrumadorylasalidamajestuosa,peroMegnopensóentalcosayserebajópara siempre a los ojos de Jo, murmurando humildemente: "Sí, John", yescondiendolacaraenelchalecodelseñorBrooke.

QuinceminutosdespuésdelasalidadelatíaMarch,Jobajóensilencio,laescalera,sedetuvounminutoenlapuertadelasalayalnooírningúnsonidodentro, meneó la cabeza, y sonrió satisfecha, diciendo para sí: "Te hadespedido,comohabíamosarreglado,yeseasuntoestáterminado.Voyaoírla

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historiayareírmebien."

Pero la pobre Jo no se rio, porque lo que vio desde la puerta la dejóparalizadayboquiabierta.Cuandoesperabatriunfarsobreunenemigovencidoyalabaraunahermanaenérgicaporhaberselibradodeunnovioindeseable,fueunchoque tremendoveralmencionadoenemigo tranquilamente sentadoenel sofá, con lahermanaenérgicapegadita a su lado, conel aspectode lamáscompletasumisión.Joseestremeciócomosilehubieracaídounchorrodeaguafría.

Alextrañosonidosevolvieronylavieron.Megselevantó,pareciendoalavezorgullosaytímida;pero"esehombre",comoJolollamaba,tuvolaosadíadereírydecirtranquilamente,tomandolamanodelareciénllegada:

—HermanaJo,felicítanos.

Esto era añadir un insulto a la injuria; era demasiado; y haciendo unmovimiento brusco con lasmanos, Jo desapareció sin decir una palabra.Alsubirlaescaleraasustóalosenfermos,exclamandotrágicamente:

—¡Quealguienbajepronto!¡JohnBrookeseportahorriblementeyaMeglegusta!

Lospadressalieronrápidamente,yechándosesobrelacama,JosollozóyselamentódesesperadamentealcontarlaterriblenoticiaaBethyAmy,Perolas niñas estaban encantadas con el interesante acontecimiento, y Jo recibiópococonsuelodeellas,porlocualsefueasurefugiodelaboardillayconfiósuspenasalosratones.

La campana sonó para el té antes de que Brooke hubiese acabado dedescribirelparaísoqueseproponíacrearparaMeg,ylacondujoconmuchoorgulloalamesa,pareciendoambostanfelices,queJonopudotenercelosoestar triste. Amy estaba muy impresionada por la devoción de John y ladignidaddeMeg.Bethlessonreíade lejos,mientras lospadresmirabana lajovenparejacontantiernasatisfacción,queeraevidentequelatíaMarchteníarazónaldecirque"ellosnoteníanmásconocimientodelavidaquedosreciénnacidos".Nadiecomiómucho,pero todosestuvieronmuyalegres,y laviejasalaparecióiluminarsedeunamaneraasombrosaalempezarenellaelprimerepisodiorománticodelafamilia.

—Nodirásquenuncapasanadaagradable—dijoAmy.

—Seguroquenolodigo.¡Cuántascosassucedierondesdequelodije!

—¡Parecequehaceunaño!—susurróMeg.

—Esta vez las alegrías siguen de cerca a las tristezas y creo que loscambios han comenzado —dijo la señora March—. En la mayoría de lasfamilias,aparecedevezencuandounañofecundoenacontecimientos.

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—Espero que el año próximo terminará mejor —murmuró Jo, queencontrabamuydifícilveraMegabsortaconunextrañoensumismacasa.

—Esperoqueeltercerañodespuésdeésteterminarámejor;mepropongoque así sea si vivo para realizar mis proyectos —dijo el señor Brooke,sonriendoaMeg,comositodoahorafueraposibleparaél.

—¿Nolesparecemuchotiempoparaesperar?—preguntóAmy,queteníaprisaporverlaboda.

—Tantotengoqueaprenderantesdeestarpreparada,quemeparecemuypocotiempo—respondióMegcontaldulcegravedad,comonosevieraantesensucara.

—Túnotienesmásquehacerqueesperar.Yosoyquienhadetrabajar—dijoJohn,comenzandoporrecogerlaservilletadeMegconunaexpresiónquehizoaJosacudirlacabezaydecirseasímisma,conairealiviado,aloírsonarlapuertaprincipal.

—AhíestáLaurie;ahorapodremosconversarrazonablemente.

PeroJosellevóunchasco,porqueLaurieentrósaltandodealegría,conungran ramo de flores para "la señora de John Brooke", y evidentementeilusionado con la idea de que todo se había arreglado por su buenaintervención.

—SabíaqueBrooke triunfaría;cuandodecidequeunacosase realice,serealiza —dijo Laurie, cuando hubo presentado su obsequio y susfelicitaciones.

—Muchasgraciasporesarecomendación.Lo tomocomobuenpresagiodel futuro,ydesdeestemismomomento te invitoamiboda—respondióelseñorBrooke,quesesentíaenpazcontodos,aunconsutraviesodiscípulo.

—Asistiré,aunque tengaquevenirdel findelmundo,porqueparaver lacaradeJoenesaocasiónvaldrálapenaelviaje.Noparecesmuyalegre;¿quéte pasa?—preguntóLaurie, siguiéndola a un rincónde la sala, donde todoshabíanidoarecibiralseñorLaurence.

—Noapruebolaboda,perohedecididosoportarlaynodirénadaencontra

—dijo Jo—.No puedes comprender lo duro que es paramí renunciar aMeg.

—Norenunciasaella.Solamentevasamediasconél.

—Nunca puede ser lo mismo. He perdido a mi amiga más querida—suspiróJo.

—De todasmaneras,me tienes amí.Novalgomucho, ya lo sé; pero te

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seréfieltodamivida;tedoymipalabra.

—Sé que lo serás y te estoy muy agradecida. Siempre eres un granconsueloparamí,Teddy—respondióJo.

—Bueno,ahoranoestéstriste,séunbuencamarada.Todoestábien,yaloves. Meg es feliz; Brooke se apresurará a establecerse inmediatamente; miabueloloayudará,y¡quéalegreseráveraMegensupropiacasita!Despuésqueellasevaya,pasaremosdíasmagníficos,porqueyoterminaréprontomisestudios,yentoncesiremosalextranjero.¿Noteconsolaríaeso?

—¡Vayasimeconsolaría!Peroquiénsabeloquesucederádentrodetresaños—dijoJopensativamente.

—¡Es verdad! ¿No te gustaría poder echar unamirada al porvenir y verdóndeestaremosentonces?Amísí.

—Creo que no, porque podría ver algo triste y todos parecen tan felicesahoraquenopodrámejorarsemucho.

LosojosdeJorecorrieronlentamentelasalaconexpresiónfeliz,porquelaescenaeramuyagradable.

Lospadresestabansentadosjuntos,rememorandoelprimercapítulodesunovela, que comenzara unos veinte años atrás. Amy dibujaba a los novios,sentadosaparte,enelmundoencantadordesussueños.Bethestabaechadaenelsofá,hablandoalegrementeconsuancianoamigo,queteníaunamanecitaentrelassuyas,comosipensaraqueposeíaelpoderdeguiarloporlassendastranquilas que ella seguía. Jo descansaba en su silla baja favorita, con laexpresión grave y tranquila que concordaba tan bien con ella, y Laurie,apoyándoseenelrespaldodelasilla,consubarbaaniveldelacabezarizadadesuamiga,sonreíaconsumodomásamistoso,ylehacíaseñasconlacabezaenelespejoquelosreflejabaaambos.

****

SEGUNDAPARTE

CAPÍTULO24-ALGUNOSDATOSSOBRELOSMARCH

Para poder empezar de nuevo y llegar a la boda de Meg con la menteabierta,convendríacomenzarconalgunosdatossobrelosMarch.Peroantes,porsialgunodemis lectoresmayoresconsideraqueenestanovelasehablademasiadodeamor(estoyseguradequeloslectoresjóvenesnomeharánesa

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objeción),citaréalapropiaseñoraMarch:«¿Quéotracosacabeesperarconcuatroalegresmuchachasencasayunvecinojovenyapuestoenfrente?».

En los tres años transcurridos, la tranquila familia ha sufrido pocoscambios,Terminadalaguerra,elseñorMarchvuelveaestarencasa,sanoysalvo, ocupado con sus libros y con la pequeña parroquia de la que eraministro por su gracia y su naturaleza. Es un hombre tranquilo y estudioso,ricoenesaclasedesaberquemerecelapenaobtener,dotadodeunacaridadquelehaceconsideraralosdemássushermanosydeunapiedadqueformaelcarácterparaqueseaaugustoyhernioso.

A pesar de su pobreza y de lo estricto de una integridad que le llevó aalejarsede los éxitosmásmundanos, sus cualidadeshicieronque llamara laatención de personas notables que acudían a él espontáneamente, atraídascomolasabejasalasfloresmásdulces;porque,apesardesuscincuentaañosde dura experiencia, el señorMarch no albergaba ni una gota de amargura.Muchos jóvenes formales encontraban a nuestro sabio de cabello gris tanformal y joven de espíritu como ellos. Lasmujeres afligidas o preocupadasacudían instintivamente a él para resolver sus dudas o aliviar sus penas,segurasdeque recibiríanun tratoamableyunconsejosabio.Lospecadoresbuscabanaaquelhombremayordecorazónpuroparaconfesarseyobteníantantosuguíacomosuperdón.Loshombresde talentoencontrabanenéluncompañero,losmásambiciososseinspirabanensusnoblesvaloreseinclusolosmásmaterialistasreconocíanquesusidealeseranhermososyverdaderos,aunquenosirviesenpara«pagarlasfacturas».

Desdefuera,parecíaquelascincoenérgicasmujeresdirigieranlacasa,yasíeraenmuchosaspectos;peronoporelloaquelhombretranquilo,sentadoentre sus libros, dejaba de ser el cabeza de familia, el guía, el ancla y elconsuelodelhogar.Enlosmomentosduros,laslaboriosaseinquietasmujeressiempre encontraban en él al esposo y padre, en el sentidomás elevado deestaspalabras.

Lasniñasponíansuscorazonesenmanosdesumadre,ysualma,enlasdesupadre.Yambosprogenitoresvivíanytrabajabanporellas.Suamorcrecíadía a día, y el dulce vínculo que les mantenía unidos era de esos queconviertenlavidaenunabendiciónypersistenmásalládelamuerte.

LaseñoraMarchsiguetanactivayalegre,perosuscabellosestánalgomásencanecidos que la última vez que la vimos. Ahora está tan dedicada a lospreparativosdelabodadeMegquemuchoshospitalesycasas,todavíallenosdesoldadosheridosyviudas,echandemenossuspiadosasvisitas.

John Brooke cumplió valientemente con sus obligaciones en el ejércitoduranteunaño,resultóherido,leenviaronacasayleprohibieronregresaralfrente. No le condecoraron, aunque merecía tal honor porque arriesgó sin

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dudarlocuantotenía:lavidayelamorsonbienesmuypreciados,sobretodocuandoestán enplena eclosión.El joven aceptódebuengrado subajay sededicóencuerpoyalmaarecuperarse,intentarprosperaryobtenerunhogarquepoderofrecerleaMeg.Susentidodeldeberysuferozindependencia lehicieronrechazarlagenerosaayudaqueelseñorLaurenceestabadispuestoabrindarle, y aceptó un puesto en una teneduría de libros, porque preferíaempezar honestamente, con un sueldo humilde, que arriesgar un dineroprestado.

Meg, que había dedicado el tiempo de espera a trabajar, se había vueltomásfemeninaymásduchaenlasartesdelamadecasa,yestabamásguapaque nunca porque el amor es el mejor tratamiento de belleza. Tenía lasambiciones y esperanzas propias de la juventud, y por eso la habíadescorazonadounpocolahumildadconlaquehabíadeiniciarsunuevavidaenpareja.NedMoffatacababadecontraermatrimonioconSallieGardineryMeg no podía evitar comparar su elegante casa, su carruaje, sus muchosregalosysuespléndidovestidoconlossuyos,ydeseaba,secretamente,podertener algo igual. Pero la envidia y el desencanto desaparecían enseguidacuandopensabaenelpacienteamorylaentregaconlaqueJohnhabíalogradoadquirir la pequeña vivienda que ya estaba lista para ella. Y cuando sesentaban juntos, al atardecer, y conversaban sobre sus planes, su futuro leparecía tan hermoso y lleno de luz que el esplendor de la vida de Salliequedabaatrásysesentíalamuchachamásricayfelizdelacristiandad.

JonovolvióacuidaralatíaMarch,porquelaancianaseencaprichótantocon Amy que la convenció de que le hiciese compañía sobornándola conclases de dibujo con los mejores profesores, algo por lo que Amy hubieseaceptadoserviralaseñoramásexigente.Así,lajovendedicabalasmañanasaldeberylastardes,alplacer,ymejorabaabuenritmo.JosededicóencuerpoyalmaalaliteraturayacuidardeBeth,quealcabodetantotiempoaúnnosehabíarecuperadodeltododeaquellafiebre.Noeraexactamenteunaenferma,peroyanoteníaelaspectosonrosadoysaludabledeantaño.Aunasí,seguíasiendounacriaturallenadeesperanzas,felizyserena,atareadaconlaslaboresquetantoleagradaban,unaamigaexcelenteparatodosyunauténticoángelenlacasa,aunquelosquetantolaqueríannosiemprelosupiesenapreciar.

Como The Spread Eagle le pagaba un dólar por columna por sus«bazofias», como ella llamaba a sus historias, Jo se sentía una mujer deposiblesyescribíatantosrelatosrománticoscomoeracapaz.Noobstante,suinquietamentecobijabaplanesmásambiciosos,porloquelaviejacocinadeldesván se fue llenando de manuscritos llamados a situar el apellidoMarchentrelosgrandesyfamosos.

Laurie, que había cursado estudios universitarios para satisfacer a suabuelo,buscabaahoralaformadecumplirsuspropiosdeseos.Sudinero,sus

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modales,sugrantalentoysubuencorazón,quesiemprelellevabaameterseenlíosparasalvaraotros,legranjearonelcariñodetodos,hastaelpuntodecorrerelriesgodeecharaperdersuvida.Yprobablementelohubiesehecho,comolesocurreatantosjóvenesprometedores,denoserporqueelrecuerdodel venerable anciano preocupado por su futuro, el afecto maternal de suvecina, que cuidaba de él como de un hijo, y por último, pero no menosimportante, el amor y la admiración que le profesaban cuatro inocentesmuchachasquecreíanenéldecorazón le servíanparaconjuraraldemonio,comoelmáseficazdelostalismanes.

Aun siendo un buen muchacho, Laurie era humano y, por supuesto, leencantaba ir de fiesta y coquetear conmuchachas. Siguiendo lamoda de launiversidad,fuedandi,sentimentaloaficionadoalagimnasiayalosdeportesacuáticosaconveniencia.Sufriónovatadasylashizo,decíapalabrasvulgaresyenmásdeunaocasiónestuvoapuntodesercastigadoeinclusoexpulsado.Perocomoelorigendesustravesurassiempreerasubuenhumorosuamorpor la diversión, le salvaban una oportuna confesión y un sinceroarrepentimiento,osugrandominiodelartedelapersuasión,enelqueeraunauténtico experto. De hecho, estaba bastante orgulloso de sus escarceos ydisfrutabarelatandoalascuatrohermanassustriunfossobretutorescoléricos,profesores muy serios y derrotados enemigos. Las muchachas veían comohéroes a los «hombres de su clase» y no se cansaban de oír las proezas deaquellos seres excepcionales, cuyas sonrisas tenían ocasión de ver cuandoLaurieinvitabaaalgunodeellosacasa.

Amydisfrutabamásquenadiedeaquelgranhonoryprontoseconvirtióenlareinadelgrupo.Suseñoríaaprendióenseguidaareconocerysacarpartidoala fascinación que despertaba. Meg estaba demasiado ocupada con su vidaprivada, y en particular con su John, para fijarse en ninguna otra de lascreaciones del Señor, y Beth era demasiado tímida para hacer algo que nofuese mirarlos de lejos y maravillarse de que Amy se atreviese a tratarloscomolohacía.Jo,porsuparte,sesentíacomopezenelaguayteníaquehacerun esfuerzo por no imitar sus gestos, frases y hazañas, que le parecíanmáspropios de su persona que el decoro que se esperaba de una dama. LosmuchachosapreciabanmuchísimoaJo,peronuncaseenamorabandeella;sinembargo,pocosseibansinlanzarunsuspiroenamoradoporlahermosaAmy.Ypuestoquehablamosdesentimientos,nopuedodejardecitarelDovecote.

Taleraelnombrede lacasitamarrónqueel señorBrookehabíaelegidocomo hogar para Meg y él. Laurie la había bautizado así porque, segúnexplicaba,era«elnidodeamorperfectoparalosarrumacosyarrullosdeunaparejadetortolitos».Eraunacasapequeñaconunjardincitodetrásyuntrozodecéspeddeltamañodeunpañueloenelfrente.Megpensabacolocarallíunafuente,unbosquecilloygranprofusióndehermosasflores.Porelmomento,

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uncántaroviejohacía lasvecesde fuente, en lugardelbosquecillo seveíanunoscuantosalercesreciénplantados,quetodavíanohabíandecididosiibanaviviroamorir,yunmontóndepalosqueindicabanellugarenelquehabíaunasemillaanunciabalafuturaprofusióndeflores.Pordentro,laviviendaeraacogedoraylafeliznovianoencontrópegaqueponerledelsótanoaldesván.Lasalitaeratanestrechaqueeraunabendiciónquenotuvieranpiano,yaqueno hubiese entrado. En el comedor no cabían más que seis personas muyapretadas, y las escaleras de la cocina parecían construidas con el únicopropósito de hacer que tanto los sirvientes como la vajilla fuesen a dar a lacarbonera.Pero,excepciónhechadeesosdefectillos,elrestonopodíasermáscompleto, puesto que el buen gusto y el sentido común habían presidido laelección del mobiliario y el resultado era de lo más satisfactorio. En elpequeño recibidor no había ninguna mesa de mármol, grandes espejos ovisillosdeencaje,sinomueblessencillos,muchoslibros,unpardeherniososcuadros,hilerasdefloresenelsalientede laventanay,por todaspartes, losregalos enviados por sus amistades, aunque lo más valioso no eran lospresentes,sinolosafectuososmensajesquelosacompañaban.

Nocreoque lablancaesculturadePsique, regalodeLaurie,perdieseunápicedesubellezaporqueel señorBrookehiciesemásaltoel soporteenelqueveníaoriginalmente,nicabeimaginarmejorestampadoparalascortinasdemuselina que los artísticos dibujos trazados porAmy.Tampoco creoquehaya habido despensa mejor surtida de buenos deseos, palabras alegres ybuenosauguriosqueesaen laque Joy sumadrecolocaron laspocascajas,barriles y fardos deMeg.Y nome cabe duda de que la reluciente y nuevacocina no hubiese estado tan limpia ni hubiese resultado tan acogedora siHannahnohubieseordenadolasollasysartenesporlomenosunadocenadeveces,ydejadoelfuegolistoparaencenderseenelinstantemismoenque«laseñora Brooke entrase en casa». Asimismo, dudo que ninguna joven reciéncasadahayainiciadosuvidaconunsurtidomayordegamuzas,manoplasdecocinaybolsasdetela,porqueBethhizosuficientesparanotenerqueadquirirningunamás hasta las bodas de plata, además de idear tres tipos de traposdistintos especialmente concebidos para secar las piezas de porcelana de lapareja.

La gente que compra todas esas cosas hechas no sabe lo que se pierde,porque las tareas del hogar sonmuchomás bellas cuando las llevan a cabounas manos amorosas. La casa de Meg era una excelente prueba de elloporquetodo,desdeelrodillohastaeljarróndeplataquedecorabalamesadelasala,lohabíanescogidoconamoryternura.

¡Cuántosmomentos felices pasaban haciendo sus planes! ¡Cuántas vecesibandecompras,consolemnidad,para terminarconundivertidocúmulodeobjetossinsentido,cómose reíanacostade los saldos ridículosconquese

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hacía Laurie! La afición a las bromas del joven era tal que, aun estando apunto de terminar sus estudios universitarios, se comportaba como un niño.Entresusúltimasocurrenciasfigurabaelllevarensuvisitasemanalalajovenparejaunobjetonuevo,útileingenioso.Así,leshabíaregaladounabolsadefantásticaspinzasparalaropa,unmagníficoralladordenuezmoscadaqueserompiólaprimeravezqueintentaronusarlo,unlimpiadorparacuchillosquelos estropeó todos, un cepillo que, en lugar de limpiar las alfombras, lesarrancaba la lana, un jabónque prometía ahorrar trabajo y que, en realidad,despellejaba lasmanos; colas infaliblesque solopegabanbien losdedosdeliluso comprador, y toda clase de objetos de hojalata, desde una hucha paraguardarlasmonedassueltashastaunamagníficacalderapensadaparalimpiardistintos enseres con vapor, pero que corría el riesgo de estallar en plenoproceso.

Meglerogóenvanoqueparara.JohnsereíadeélyJolellamaba«señorToodles».Parecíaposeídoporelextrañodeseodecompraringeniosyanquis,yel hecho de que sus amigos necesitasen un ajuar le brindaba la ocasiónperfecta.Así,cadasemanaaparecíaconalgúnnuevoyabsurdohallazgo.

Alfinal,todoquedóapunto.AmyllegóadisponerjabonesajuegoconloscoloresdelashabitacionesyBethdejópuestalamesaparalaprimeracomidadelfuturomatrimonio.

—¿Estás contenta? ¿Te gusta cómo ha quedado tu hogar? ¿Sientes quepodrásserfelizaquí?—preguntólaseñoraMarchmientrasrecorríaelnuevoreinocogidadelbrazodeMeg,enunmomentoenquemadreehijaestabanmásunidasquenunca.

—Sí,mamá,estoymuycontenta,graciasatodos.Ymesientotanfelizqueno encuentro palabras para expresarlo—contestóMeg, con unamirada quevalíamilpalabras.

—Si por lo menos tuvieses un par de sirvientes, todo iría mejor—dijoAmyalsalirdelasalita,dondehabíaestadotratandodedecidirsilafiguradebroncedeMercurioquedabamejorsobrelaestanteríaosobrelarepisa.

—Mamá y yo hemos hablado de eso y he decidido seguir su consejo.Habrámuypocoquehacer.Lottymeecharáunamanodevezencuandoyseocupará de las compras, y yo tendré el trabajo justo para no volverme unaperezosaniechardemenosnuestracasa—explicóMegtranquilamente.

—SallieMoffattienecuatro—informóAmy.

—SiMegtuviesecuatrosirvientes,ocuparíantodalacasayelseñorylaseñoratendríanqueacampareneljardín—intervinoJo,quellevabaungrandelantalazulyestabaterminandodepulirlospicaportes.

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—Sallienoeslamujerdeunhombrepobrey,dadasuposición,eslógicoque tenga muchos sirvientes. Meg y John inician su vida en comúnhumildemente,peroalgomedicequeensucasitahabrátantafelicidadcomoen lamás grande de lasmansiones.Me parece un grave error quemujeresjóvenescomoMegnotengannadamejorquehacerqueprobarsevestidos,darórdenesycontarchismes.Cuandoestabareciéncasada,esperabaconilusiónquemi ropanuevasegastaseo sedescosieseporquedisfrutabazurciéndola.Lociertoesqueestabahartadededicarmesoloalbordadoydequemimayorpreocupaciónfueraquemipañuelodebolsilloestuvieseimpecable.

—¿Porquénotemetíasenlacocinaahacerexperimentos?Sallielohaceparaentretenerse,perodicequetodolesalefatalyquelassirvientasseríendeella—comentóMeg.

—Lo hice al cabo de un tiempo, pero no por «experimentar», sino paraaprenderdeHannahyevitarasíquemiscriadasseburlasendemí.Enaquelmomentonoeramásqueunjuego,peroconeltiempo,cuandoquisecocinarparamispequeñas,agradecímuchosaberhacerloypoderocuparmede todocuandoyanomeeraposiblepagar a alguienparaquemeayudase.QueridaMeg,túempiezasenesepunto,perolasleccionesqueaprendasahorateseránde gran utilidad en un futuro, cuando John sea un hombre rico, ya que laseñoradeunacasadebesaberhacereltrabajoquepideasussirvientes;asíescomoseconsigueunserviciosatisfactorioyhonrado.

—Sí,mamá,estoyseguradeello—repusoMeg,quehabíaescuchadoconrespeto las palabras de su madre; las tareas domésticas son un asunto tancomplejoquelamejordelasmujerespodríahablardurantehorasdeltema—.Esta habitación es mi preferida —añadió Meg cuando, minutos después,subieron al dormitorio y se detuvo a contemplar su bien surtido armario deropablanca.

Bethestabaallí,formandoblancasysuavespilasenlosestantes,exultanteante tanmagnífica colección.Meg empezó a hablar y las tres rieronporqueaquelarmarioeracasiunchiste.DespuésdeafirmarquesiMegsecasabacon«eseseñorBrooke»noveríauncentavodesudinero,latíaMarchseencontróenunbuendilema,porque,unavezquesecalmaronlosánimos,searrepintiódehaberpronunciadosemejanteamenaza.Decididaanocontradecirse,se leocurrió un plan. Pidió a la señoraCarrol,madre deFlorence, que encargaraunagenerosacolecciónderopablanca,lamandasebordarconlasinicialesdelaparejaylaenviasecomosifueseunregalodesuparte.Lamujercumpliófielmente el encargo, pero el secretode la tíaMarch era difícil deocultar ytodalafamiliadisfrutómuchoconlasituación.LatíaMarchfingíanosabernada e insistía en que solo le regalaría el collar de perlas anticuado quesiempre había prometido entregar a la primera de las muchachas quecontrajeramatrimonio.

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—Esunregalomuyprácticoparaunhogar,yesomegusta.Dejoven,tuveuna amiga que empezó su vida de casada con solo seis sábanas pero, comoteníalavafrutasparalosinvitados,estabaencantada—explicólaseñoraMarchmientras alisaba los manteles de damasco, cuya calidad no escapaba a suespíritufemenino.

—Yonotengoniunsolo lavafrutas,peroHannahdicequeesteconjuntomeservirátodalavida—dijoMegconlógicasatisfacción.

—AquíllegaelseñorToodles—exclamóJodesdeabajo,ytodasfueronadarlabienvenidaaLaurie,puestoquesuvisitasemanaleraunodeloseventosmásimportantesensustranquilasvidas.

Unjovenalto,dehombrosanchos,pelocorto,sombreroredondodefieltroyabrigosueltocaminabaabuenpasoendirecciónalacasa,saltóporencimadelavallabajasindetenerseaabrirlaportezuela,fuedirectohacialaseñoraMarch,conlosbrazosabiertos,ydijoemocionado:

—¡Aquíestoy,mamá!Sí,todovabien.

Estas últimas palabras las pronunció en respuesta a la mirada dulce einquisitivadelamujer.Enlosbellosojosdeljovenhabíatantafranquezaquelabreveceremoniaterminócomodecostumbre,conunbesomaternal.

—ParalaseñoradeJohnBrooke,juntoconmifelicitaciónymismejoresdeseos.¡Diostebendiga,Beth!¡Jo,verteestodounespectáculo!Amy,estásdemasiadobonitaparaseguirsoltera.

Mientras hablaba, Laurie entregó a Meg un paquete envuelto en papelmarrón,deshizoellazodelcabellodeBeth,sequedómirandoelgrandelantaldeJoehizounareverenciateatralaAmy.Luegoestrechólamanodetodasyempezaronacharlaranimadamente.

—¿DóndeestáJohn?—preguntóMeg,nerviosa.

—Haidoabuscarelpermisoparamañana,señora.

—¿Quiénhaganadoelúltimopartido,Teddy?—inquirióJo,que,apesarde tener diecinueve años cumplidos, seguíamuy interesada por los deportesmasculinos.

—Nosotros, por supuesto.Me habría encantado que estuvieses allí paraverlo.

—¿QuétalestálaencantadoraseñoritaRandal?—preguntóAmyconunasonrisapícara.

—Máscruelquenunca,¿novescómosufro?—YLauriesepropinóunasonorapalmadaenelpechoyexhalóunmelodramáticosuspiro.

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—¿Cuáles laúltimabroma?Meg,abreelpaqueteyasínosenteraremos—propusoBethmirandocongrancuriosidadelpaquetito.

—Setratadeunobjetoqueconvienetenerenunacasaporsisedeclaraunincendio o entran ladrones —comentó Laurie, mientras todas recibían concarcajadaslaaparicióndeunsilbatodeguardia—.Apartirdeahora,siJohnseencuentraausenteyalgoteasusta,bastaráconqueteacerquesalaventanaytoquesel silbatoparaalertaralvecindario.Bonito regalo,¿verdad?—Dichoesto,Lauriehizounademostracióndelasvirtudesdelproductoquehizoquetodas se llevaran las manos a los oídos—. ¡Menudas desagradecidas! Yhablandodegratitud,noolvidesdarlasgraciasaHannahporhaberimpedidoquedestruyesetupasteldeboda.Viquelollevabanavuestracasaalpasary,de no haber sido por su valiente defensa, le habría cortado un pedazo allímismo.Teníaunaspectodelicioso.

—Mepreguntosialgúndíacrecerás,Laurie—dijoMegconvozdeadulta.

—Hago lo que puedo, señora, pero parece que esta va a ser mi alturadefinitiva. Mucho me temo que, en estos difíciles tiempos, un hombre nopuedeaspiraramedirmásdeunmetroochenta—repusoel jovencaballero,cuyacabeza rozaba lapequeña luzdearaña—.Sospechoquecomeralgoenuna casita tan nueva sería como profanarla pero, como estoy muerto dehambre,propongoquenostraslademos—añadióenseguida.

—MamáyyovamosaesperaraJohn.Aúnquedanunascuantascosasporarreglar—explicóMeg,quesealejóenseguida.

—BethyyovamosacasadeKittyBryantabuscarmásfloresparamañana—añadióAmydespuésdeprobarseelpintorescosombrerodesuamigosobresuspintorescosrizosydisfrutardelefectotantocomoelresto.

—Venga,Jo,noabandonesaunamigo.Estoytanexhaustoquenopodríallegarhasta casa sin ayuda.No tequites eldelantal;no séparaqué lousas,pero te favorece mucho —comentó Laurie mientras Jo lo guardaba en suampliobolsilloyletendíaelbrazoparaquesuamigoseapoyaseenella.

—Bueno,Teddy,quieroquehablemosseriamentesobremañana—empezóJomientrascaminabancogidosdelbrazo—.Quieroquemeprometasque tecomportarás como es debido, que no harás travesuras ni echarás a perdernuestrosplanes.

—Nohabrátravesuras.

—Ynodigastonteríascuandotengamosquemantenerlacompostura.

—Yonuncahagonadasemejante;esaestuespecialidad.

—Yteruegoquenomemiresdurantelaceremonia,porquesilohacesmeecharéareír.

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—Nimeverás.Seguroquetepasaselratollorando,demodoqueloverástodocomoenvueltoenunaespesaniebla.

—Yonolloroamenosquetengaunapenamuygrande.

—Como cuando un viejo amigo va a la universidad, ¿eh?—dijo Lauriesonriendo.

—Noseastonto.Echéunaslagrimitasparanodesentonarconelresto.

—Claro.Jo,¿quétalestámiabueloestasemana?¿Estádebuenhumor?

—Mucho. ¿Por qué lo preguntas? ¿Te hasmetido en algún lío y quieressabercómoselovaatomar?—preguntóJosindelicadezaalguna.

—Jo,nocreerásquehabríamiradoatumadrealosojosylehabríadichoquetodoibabiendenoserasí,¿verdad?—Lauriesedetuvoyadoptóunaireofendido.

—No,porsupuesto.

—Entonces,noseastansuspicaz.Soloquieropedirleunpocodedinero—explicóLaurie,queechóaandardenuevo,conelánimomásserenograciasaltonocálidodeJo.

—Gastasmucho,Teddy.

—¡Por Dios! No lo gasto, el dinero se va solo, sin que haga nada.Desaparecesinqueyosepacómo.

—Eres tangenerosoy tienes un corazón tanbondadosoquenoparas deprestaralosdemás.Eresincapazdedecir«no»anadie.Noshemosenteradode lodeHenshawyde todo loquehashechopor él.Sigastas eldineroencosasasí,nadieterecriminaránada—apuntóJoafectuosamente.

—Oh,Henshawhizounamontañadeungranodearena.Nopodíadejarqueelpobrehombresemataraatrabajarcuandoestabaenmimanoayudarleyvalemásqueveintecaballerosvagos.Túhubierashecholomismo.

—Porsupuesto.Peronosédequétevaaservirtenerdiecisietechalecos,unsinfíndepajaritasyponerteunsombreronuevoencadavisitaacasa.Penséquehabrías superado la fase dedandi, pero cadadospor tres aflora enotropunto.Ahora lo que está demoda es tener un aspecto horrendo, cortarte elpelodemaneraqueparezcaquellevasuncepilloenlacabeza,usarchaquetassinpinzas,guantesnaranjasybotasconlapuntacuadrada.Silasprendasfeasfuesenbaratas,nodiríanada;perocuestantantocomolaropaeleganteynoleveolagracia.

Enrespuestaalataque,Laurieechóhaciaatrás lacabezayriocontantasganasquesusombreroredondocayóalsueloyJo lopisó,un insultoqueel

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jovenaprovechóparadisertarsobrelasventajasdelasprendastoscasmientrasdoblabaelmaltrechosombreroyloembutíaensubolsillo.

—Nomesermoneesmás,soyunabuenapersona.Yatengobastanteconloque debo aguantar durante la semana; cuando vuelvo a casa, me apetecedivertirme.Mañanamevestirédegala,cuesteloquecueste,yseréunorgulloparamisamigos.

—Novolveréadartelalatasitedejaselpelounpocomáslargo.Nosoyunaaristócrata,peronomeagradaquemeveanencompañíadeunjovenquepareceunboxeadorprofesional—sentencióJoentonosevero.

—Este estilo modesto favorece el estudio, por eso lo usamos—afirmóLaurie, al que ciertamente no se podía acusar de ser vanidoso, puesto quehabíasacrificadovoluntariamentesuhermosocabelloondulado—.Porcierto,Jo,creoqueParkerestá locoporAmy.Noparadehablardeella, leescribepoemasysequedaembobadopensandoenella.Seríamejorcortaresteasuntoantesdequevayaamás,¿noteparece?—preguntóLauriehablandocomounhermanomayortrasunosminutosdesilencio.

—Porsupuesto,noqueremosmásbodasenlafamiliaporahora.PoramordeDios, ¿en qué piensan hoy en día los críos?—Jo parecía escandalizada,comosiAmyyParker,enlugardeadolescentes,siguieransiendoniños.

—Hoyendíatodovadeprisa.Noséadóndeiremosaparar,señorita.Túno eres más que una cría, Jo, pero eres la siguiente, y cuando llegue elmomentosolonosquedarálamentarnos—apuntóLauriemeneandolacabezaparaindicarsupreocupaciónporelestadodelascosas.

—¿Yo? ¡No temaspormí!Yono soyde lasqueagradana loshombres.Nadie me querrá, y es una suerte, porque en toda familia debe haber unasolterona.

—Nodasanadielaoportunidaddeconocerte—repusoLauriemirándoladereojoyconalgomásdecolorensurostromoreno—.Nodejarásquenadieveatuladodulcey,siporcasualidadunhombrellegaadescubrirloynopuededisimular su interés, lo tratarás tan mal como la señorita Gummidge a supretendiente;letirarásunjarrodeaguafríayserástanariscaqueatodosselesquitaránlasganasdeacercarseodemirartesiquiera.

—No me gustan estas cosas. Estoy demasiado ocupada para pensar entonterías y me parece horrible que las familias se separen por este motivo.Venga,nosigashablandodeesto.LabodadeMegnoshatrastornadoatodosy solo hablamos de parejas enamoradas y estupideces parecidas. No quieroponermedemalhumor,demodoquecambiemosdetema.—Y,enefecto,Joparecíadispuestaalanzarunjarrodeaguafríaaquienlavolvieseaprovocar.

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Fuerancualesfuesensusauténticossentimientos,Laurieselimitóadejarescapar un largo silbido y, cuando se despidieron en la puerta, repitió sutemibleprofecía:

—Recuerdamispalabras,Jo,túseráslasiguiente.

CAPÍTULO25-LAPRIMERABODA

Aquellamañanadejunio, lasrosasquedecorabanelporcheamanecieronabiertasyradiantes,comositambiénellas,cordialesvecinitasdelafamilia,sealegrasen de corazón ante la perspectiva de un día soleado, sin nubes. Susrostrosestabanrojosdeemociónmientraselvientolasmecíaymurmurabanentresí loqueveían.Asomadasa lasventanas,unasobservabanelbanquetedispuestoenelcomedor,otras,situadasmásarriba,contemplabansonrientescómo las hermanas vestían a la novia, mientras otras se balanceaban parasaludaralaspersonasqueibanyveníanporeljardín,elporcheyelvestíbulopara cumplir encargos, y todas ellas, desde lamás rosada y abierta hasta elmásdiscretocapullo,homenajeabanconsubellezayaromaa ladulcedamaqueconverdaderoamorlashabíacuidadodurantetantotiempo.

LapropiaMegparecíaunarosa.Sediríaquelomejorymásdulcedesucorazónysualmaaflorabaaqueldíaensurostro,queseveíaradianteytierno,conunencantoqueeramuchomáshermosoquelabelleza.Noquisousarniseda, ni encaje ni azahar. «Ese día, no quiero parecer otra ni ir demasiadoarreglada—habíacomentado—.Nodeseounabodaalamoda,quieroquemisseresqueridosmeveancomosoy».

Asípues,habíadiseñadoellamismasuvestidodenoviaylohabíacosidocon la tierna esperanza y el inocente romanticismo propios de un corazónjoven.Sushermanaslerecogieronsubonitocabelloyloadornaronconliriosdelvalle,laflorpredilectade«suJohn».

—Querida Meg, estás radiante y preciosa, ¡y tan natural! Te abrazaríafuerte, pero no quiero arrugarte el vestido —exclamó Amy, encantada,mirándoladearribaabajounavezqueterminarondearreglarla.

—Mealegroqueseaasí.Pero,porfavor,abrazadmeybesadmetodas,elvestidometraesincuidado.Siesporalgoasí,esperoquesearruguemuchoeneldíadehoy.—Megabriólosbrazosparaestrecharasushermanas,cuyosrostrosresplandecierondefelicidadalcomprobarqueelnuevoamornohabíadestronadoalantiguoenelcorazóndeMeg—.AhorairéaanudarlacorbatadeJohny luegoestaréunratoasolasconpapáenelestudio.—Dichoesto,Meg bajó a toda prisa para cumplir con los dos pequeños rituales y poder

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dedicarelrestodeltiempoasumadre,que,apesardesonreíramorosamente,sentía la tristeza interiorqueacompañaa todas lasmadres cuandoelprimerpájaroabandonaelnido.

Aprovecharéquelasmásjóvenesestánreunidasdandounúltimorepasoasus sencillos atuendos para comentar cómo ha cambiado su aspecto en losúltimostresaños;sinduda,todasestánensumejormomento.

La figura de Jo es mucho menos angulosa, y ahora camina, si no congracia,cuandomenosconsoltura.Lehacrecidoelcabelloysuelerecogérseloenunagruesacoladecaballo,quefavorecemuchomásalapequeñacabezaquecoronasuespigadocuerpo.Susmejillasmorenastienenuntoquelozanode color, y sus ojos, un brillo suave; en un día como este, se esmera porrefrenarsuafiladalenguaparanopronunciarmásquecomentariosamables.

Bethestáahoramásdelgada,pálidaycalladaquenunca.Sushermososytiernosojosparecenmásgrandesysumiradatieneunaexpresiónquegeneratristezaenquienlave,auncuandoellanolasienta.Sediríaquelasombradeldolorplaneaconpatéticapacienciasobreeljovenrostro.PeroBethcasinuncasequeja;alcontrario,suelehablaresperanzadadeuna«prontamejoría».

A Amy todas la consideran con justicia «la flor de la familia». A susdieciséisaños,tieneelaspectoylaactituddeunamujerhechayderecha.Másque bella, posee ese atractivo indescriptible al que nos referimos como«gracia».Asomaenlascurvasdesufigura,enlaformaylosmovimientosdesus manos, en el vuelo de su vestido, en la caída de su cabello, natural yarmoniosaytansugerentecomobella.AAmyleseguíapreocupandosunariz,quesenegabaaadoptarunperfilgriego.Tampocoleagradabasuboca,queleparecíaexcesivamentegrandeyconunlabioinferiordemasiadoprominente.Esos rasgos imperfectosdotabana su rostrodepersonalidad,peroellano loveíaasíysoloencontrabaconsueloenlamaravillosablancuradesutez,susvivosojosazulesysusbucles,másdoradosyabundantesquenunca.

Lastresvestíantrajesfinos,decolorplateado(susvestidosdegalaparaelverano) y llevaban pequeñas rosas en el cabello y en el pecho.Y tenían elaspectodeloqueeran:jóvenesalegresdecorazónyderostrolozano,quehanhechounapausaensuajetreadavidapara leeremocionadaselcapítulomásdulceenlanoveladetodamujer.

No estaban previstas ceremonias especiales. Todo sería lomás natural yhogareñoposible.Asípues,cuandolatíaMarchllegó,seescandalizóalveralanoviasalircorriendoparadarlelabienvenidayacompañarladentro,dondeencontróalnoviofijandounaguirnaldadescolgadayalpadresubiendopollasescalerasconexpresiónseriayunabotelladevinobajocadabrazo.

—PorDios,¡cómoestátodo!—exclamólaanciana.Sesentóenellugarde

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honorreservadoparaellaysealisóelvestidodemoirédecolorlavandaquelucía,conelconsiguientefrufrúdeltejido—.Niña,nadiedeberíavertehastaelúltimomomento.

—Nosoyunespectáculo,queridatía,ynadievieneaverme,acriticarmivestido o a calcular el coste de la comida. Soy demasiado feliz parapreocuparme de lo que diga o piense la gente, y tendré una boda sencilla,comosiemprehequerido.John,querido,aquíestáelmartillo.—YMegfueaayudara«aquelhombre»entaninadecuadalabor.

El señor Brooke no le dio las gracias pero, al asir la poco románticaherramienta,besóa lanoviadetrásde lapuertay lamiródeuna formaquehizoquelatíaMarchechasemanodesupañueloparasecarseunaslágrimasdeemociónquehabíanafloradoasusviejosyperspicacesojos.

Se oyó el ruido de algo al caer, seguido de un grito. Laurie soltó unacarcajada y exclamó divertido: «¡Por Júpiter, Jo, has vuelto a estropear elpastel!»,traslocualsobrevinounfrenesídeactividadqueapenastocabaasufin cuando empezaron a llegar los primos, con lo que pudieron al fin «darinicioalafiesta»,comosolíadecirBethdeniña.

—Nopermitasqueese jovengigantesemeacerque;esmásmolestoqueunmosquito—susurrólaancianaaAmycuandolasalaempezóallenarseyviolacabelleranegradeLauriesobresalirentreelgentío.

—Haprometidoquehoysecomportaráy,cuandoquiere,esunjovenmuyeducado—afirmóAmy,yfueaavisaraHérculesdequetuvieracuidadoconel dragón. La advertencia tuvo como resultado que el joven rondase a laancianacongrandevociónylamantuviesemuyentretenida.

Lanovianohizounaentradaespectacular,peroseprodujoungransilenciocuandoel señorMarchy la jovenparejaocuparon sus lugaresbajoelverdearco.Lamadreylashermanassesituaronmuycerca,comosiseresistiesenadejarmarcharaMeg,yalpadreselequebrólavozenmásdeunaocasión,loque hizo que la ceremonia resultasemás bella y solemne de lo normal. Alnovioletemblabanvisiblementelasmanosynoseleoyócuandodeclarósuamor;encambio,Megmiróalosojosasufuturomaridoypronuncióun«síquiero»tanclaroycontalternurayseguridadenlavozyenlaexpresiónquesumadresintióunescalofríodeemociónytodoelmundooyóalatíaMarchsorberporlanariz.

Jonoderramóniunalágrima,aunqueenunaocasiónestuvoapuntoysecontuvo al percatarse de que Laurie lamiraba con una divertidamezcla dealegríayemociónensuspicarosojosnegros.Bethestuvotodalaceremoniaconelrostroocultoenelhombrodesumadre.Amy,encambio,parecíaunaestatuallenadegracia,realzadasubellezaporelrayodesolqueleiluminaba

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lablancafrenteylaflorqueleadornabaelcabello.

A los pocos segundos de estar casada, Meg sorprendió a todosexclamando:«¡Elprimerbesoesparamamá!»,yfuehaciaellayselodiodetodocorazón.Enlosquinceminutossiguientes,lajoven,queestabamásbellaque nunca, recibió las felicitaciones de todos los asistentes, désele el señorLaurencehastalaviejaHannah,quellevabacontimidezunestupendotocadoyseabalanzósobreellaenelvestíbuloyentresollozosyrisitasdijo:

—¡QueDiostebendigacientosdeveces,querida!Elpastelestáintactoytodohaquedadomaravilloso.

Después todos se acercaron a decir una frase ocurrente, o al menos aintentarlo, lo que al fin era lo mismo, porque cuando los corazones estánalegres la risa es contagiosa. No hubo exposición de regalos porque todosestaban ya colocados en su sitio, en la pequeña vivienda, y en lugar de unelaborado banquete sirvieron frutas y pastel entre adornos florales. Aldescubrir que los únicos néctares que las tres Hebes servían eran agua,limonadaycafé,elseñorLaurenceylatíaMarchseencogierondehombrosysonrieron.Nadiecomentónadasobreelparticular, salvoLaurie,que insistióen servir personalmente a la novia y fue hacia ella con una bandeja llena yexpresiónperpleja.

—Dime, ¿ha roto Jo todas las botellas de vino sin querer?—susurró—.¿Acasocuandocreíhabervistoalgunaporahíestamañanaestabasoñando?

—No,tuabuelohatenidolaamabilidadderegalarnosunasbotellasdesumejorvinoy la tíaMarchha traídomás,peropapáhaguardadounaspocasparaBethyhaenviadoelrestoalaCasadelSoldado.Opinaqueelvinosolodebe tomarse en caso de enfermedad, ymanía dice que ni ella ni sus hijasofreceránnuncavinoaunjoveninvitadoquellegueasucasa.

Meg hablaba en serio y esperaba que Laurie frunciese el entrecejo o seecharaareír,peroeljovennohizonilounonilootro.Lamiróuninstantealosojosydijoconsuhabitualimpulsividad:

—Meparecebien.Hevisto losmalesquecausaymegustaríaqueotrasmujerespensarancomovosotras.

—Esperoquenolodigasporexperienciapropia—dijoMegconundejedeangustiaenlavoz.

—No,tedoymipalabra.Nocreasquesoyunsanto,perolabebidanoesunademis tentaciones.Mecrieenun lugarenelqueelvinoes tancomúncomo el agua y se considera igual de inofensivo, por lo que nome interesademasiado.Claroquesimeloofreceunajovenhermosanolorechazo.

—Puestendrásqueprescindirdeél,sinoportubien,poreldelosdemás.

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Venga,Laurie,prométemequenobeberásnuncamás;asímedarásotrarazónparaqueesteseaeldíamásfelizdemivida.

Anteunapeticióntanrepentinayseriaeljovenvacilóporunossegundos,porque el sentido del ridículo suele ser más difícil de soportar que latemplanza.Megsabíaquesihacíaaquellapromesalamantendríaatodacostay, consciente del poder que poseía como mujer, lo usó para el bien de suamigo.No dijo nadamás, pero lemiró con una expresión y una sonrisa defelicidadqueparecíandecir:«Hoynadiemepuedenegarnada».Desdeluego,Laurie no pudo, y asintió con una sonrisa, le tendió la mano y anunciósinceramente:

—¡Loprometo,señoraBrooke!

—Gracias,muchasgracias.

—Brindoportudecisión,Teddy—exclamóJo,quelesalpicóconunpocodelimonadaalalzarelvasoparaelbrindis.

Elbrindissellóunapromesaqueel jovenmantuvoapesarde las fuertestentaciones;consusabiduríainstintiva,lasmuchachashabíansacadopartidoaunmomentodealegríaparahacerasuamigounfavorqueélagradeciótodasuvida.

Despuésdecomer,losinvitadosdieronunavuelta,enparejaoengrupitosdetres,porlacasaylosjardines,dondepudierondisfrutardelsol.MegyJohnestabanjuntos,depie,enelcentrodelcésped,cuandoaLaurieseleocurrióunaideaquedioeltoquefinalaaquellaoriginalboda.

—Que todos los casados se cojan de lamano y bailen alrededor de losreciéncasados, comohacen losalemanes. ¡Y los solterosy solterasquedensaltos enpareja fuera!—exclamóLaurie corriendopor el camino conAmy,contantagraciayconunhumortancontagiosoquelosdemásnotardaronenseguirsuejemplosindiscusión.

El señor y la señora March, la tía y el tío Carrol fueron los primeros.Enseguidasesumaronotros;hastaSallieMoffat,trasunossegundosdeduda,se cogió la cola del vestido y sacó a bailar a Ned. Pero el momento másdivertido lo protagonizaron el señor Laurence y la tía March. Cuando elancianocaballeropidiósolemnementealaviejadamaquesalieseabailar,estanoselopensó,secolocóelbastóndebajodelbrazoycorrióaunirsealgrupoque rodeaba a la pareja de recién casados, mientras los más jóvenesrevoloteabanporeljardín,comomariposasenundíadeverano.

El baile llegó a su fin cuando a los participantes necesitaron parar yrecuperar el aliento, momento que muchos de ellos aprovecharon paradespedirsedelosnoviosymarcharse.

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—Te deseo lo mejor, querida; lo digo de corazón, pero temo que tearrepentirásdeesto—dijo la tíaMarchaMegy, luego,mientraselnovio laacompañabaalcarruaje,añadió—:Tienesuntesoro,jovencito,procuraestaralaaltura.

—Eslabodamásbonitaalaqueheasistidoenmuchotiempo,Ned,peronoséporqué…Noeranadaelegante—comentólaseñoraMoffatasuesposomientrassealejaban.

—Laurie,muchacho,sialgunavezquiereshaceralgoasí,convenceaunadeesasmuchachasyyoestaréencantado—dijoelseñorLaurencemientrasseacomodabaensusofáparadescansardespuésdelaagitacióndelamañana.

—Haré lo que pueda por satisfacerle, señor —repuso Laurie con unaeducaciónfueradelonormal,mientrassequitabaconcuidadolaflorquejolehabíaprendidoenelojal.

LacasitanoquedabalejosyelúnicoviajedebodasqueMegtuvofueeltranquilo paseo que dio con John desde su antiguo hogar hasta el nuevo,Cuandolavieronlistaparamarcharse,consutrajegrisysusombrerodepajaatado con una cinta blanca, como una hermosa cuáquera, todos salieron adespedirlaemocionados,comosifueseaemprenderunlargoviaje.

—Queridamamá, no sientas queme separo de ti o que te quieromenosporqueametantoaJohn—dijo,abrazadaasumadre,conlosojosempañados—.Papá,vendrétodoslosdíasyesperoquemereservéisunlugarenvuestroscorazones aunque esté casada. Beth pasará mucho tiempo conmigo y lasdemás vendrán de vez en cuando a verme para reírse demis esfuerzos porconvertirmeenunabuenaamadecasa.¡Graciasatodosporhaberhechoqueeldíademibodafuesetanfeliz!

Todoslavieronmarcharconelrostrohenchidodeamoryesperanza,presadeunagranternura,apoyadaenelbrazodesumarido,confloresenlamanoyel sol de junio iluminando su rostro feliz…Y así empezóMeg su vida decasada.

CAPÍTULO26-INTENTOSARTÍSTICOS

Lagente tardaenentenderqueexisteunadiferenciaentreel talentoyelgenio, y la lección es tanto más difícil de aprender cuando se es joven yambicioso.Amyempezabaavislumbrarloenmediodegrandestribulaciones.Confundiendo entusiasmo e inspiración, probó suerte en distintas ramas delarte con la audacia propia de la juventud. Durante una larga temporada,abandonólasfigurasdearcillaysededicóencuerpoyalmaalosdibujoscon

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plumilla, tarea en la que demostró tener tan buen gusto y habilidad que suselegantes obras resultaron no solo bonitas sino también rentables. Sinembargo,selecansabamucholavistaaltrabajarconlapluma,demodoquedesistióydecidióprobarconelpirograbado.Mientrasleduróelcapricho,lafamiliatemióqueprovocaraunincendio.Eloloramaderaquemadaseinstalóen la casa, del desván y del cobertizo salía humo con alarmante frecuencia,había hierros candentes por todas partes y, cuando se iba a acostar,Hannahdejabauncuboconaguayunacampanillacercaporsiteníaquealertardeunincendio,AparecióunrostrodeRafaelperfectamentedelineadoenlatabladeamasary lacabezadeBacoenunbarrildecerveza,unencantadorquerubínpasóa adornar la tapadel recipientedel azúcaryvarios intentos fallidosderetratara«Garrickcomprandoguantesalaniñapobre»proporcionaronlaleñaporuntiempo.

Pasar del fuego al óleo supuso una transición natural para unos dedoschamuscados,yAmyseentregóa lapinturacon idéntico fervor.Unaartistaamiga suya le regalópaletas,pincelesy coloresqueyanousaba,yAmyselanzóapintarrajearescenasbucólicasymarinasnuncavistasnientierranienmar. Sus cuadros de ganado eran tan monstruosos que hubiesen obtenidopremiosenferiasagrícolas,yelpeligrosocabeceodelasembarcacionesquepintabahubiesemareadoalmásexpertomarino,denohabermuertoderisaalinstanteantetanpasmosodesconocimientodelasnormasdeconstruccióndebarcos y de aparejos. Los niñosmorenos y las vírgenes de ojos negros quemirabanalespectadordesdeunrincóndelestudionoseparecíanennadaalosdeMurillo. Lasmanchasmarrones que sombreaban los rostros, combinadasconchillonestrazosenloslugaresequivocados,pretendíanimitarelestilodeRembrandt; las mujeres con mucho pecho y los niños hidrópicos, al deRubens, y el de Turner se adivinaba en las tempestades de truenos azules,relámpagosanaranjados,lluviamarrónynubespúrpura,conunamancharojacomoeltomateenelcentroquetantopodíacorresponderalsol,aunaboya,alacamisadeunmarinerooaltrajedeceremoniadeunrey,segúndecidieseelespectador.

Lo siguiente fueron los retratos al carboncillo. Surgió así una serie deimágenesdelosmiembrosdelafamilia,queaparecíanoscurosydesaliñadoscomo si acabasen de salir de la carbonera.Al emplear lápices de dibujo, elresultado se suavizó y mejoró, y el parecido resultó ser considerable. ElcabellodeAmy,lanarizdeJo,labocadeMegylosojosdeLaurielesalían,enpalabrasdetodos,«demaravilla».Trasesaetapa,regresóalaarcillaylaescayola,ymoldes fantasmagóricosdeconocidosde la familiaempezaronaasomarporlasesquinasoacaeralacabezadequienesabríanlaspuertasdelosarmariosencuyosestantesseapilaban,Amylogróengatusaravariosniñosparaquelesirvierandemodelo,perolosincoherentesrelatosdeestosacercade su peculiar forma de trabajar le granjearon fama de ogro. Los esfuerzos

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destinados a sobresalir en esta rama se vieron abruptamente truncados aconsecuenciadeuninesperadoaccidentequesupusoelfindesupasión.Anteladificultaddeencontrarmodelos,decidióhacerunmoldedesupropiopie,que en su opinión era precioso. Un día, alarmada por los golpes y gritosprocedentes del cobertizo, la familia acudió corriendo y encontró a laentusiastaartistaforcejeandoconunaolladeescayolaenlaquehabíametidoel pie. El yeso, al parecer, se había endurecido con inesperada rapidez.Consiguieronsacárseloenunamaniobranoexentadedificultadydepeligro.Jo, que no podía dejar de reírmientras rascaba con un cuchillo la escayola,calculómalehizounpequeñocorteenelpiedesupobrehermana,aquiendejóunamarcaindelebledesupasiónartística.

Despuésde este episodio,Amy se calmóun tiempo, hasta que la pasiónpordibujarpaisajeslavencióylallevóarecorrerríos,camposybosquespararealizarestudiosylatuvosuspirandoporunasbuenasruinasquecopiar.Pillóunsinfínderesfriadosporsentarseenlahierbamojadaparainmortalizaruna«composiciónencantadora»formadaporunapiedra,untocón,unchampiñónyuntalloroto,o«unadivinaconcentracióndenubes»que,unavezterminada,parecía más una exposición de mullidos almohadones de plumas. No leimportabaqueseleestropearalapielporestarsentadaaorillasdelríobajoelsol,enverano,paracopiarunclaroscuro,ylesalióunaarrugaenelentrecejode tanto fruncirlo en busca de «un buen punto de vista», que era como ellallamabaalhechodeentrecerrarlosojos.

Si,comoafirmabaMiguelÁngel,elgenionoesmásqueeternapaciencia,Amypodría sindudaatribuirsedichodon,puestoqueperseveró sinque losobstáculos, los fracasos o el desánimo pudieran con ella, firmementeconvencidadequeeracuestióndetiempoquelograseunacreaciónquevalieselapenaypudieseconsiderarseunaauténticaobradearte.

Almismotiempo,sededicabaaaprender,hacerydisfrutardeotrascosas,pues estaba decidida a convertirse en una mujer educada y digna deadmiración, aun en el caso de que no lograse ser una gran artista. En estoúltimo obtuvo mejores resultados, porque era uno de esos seresbienaventurados que agradan con facilidad, hacen amigos en todas partes yparecenllevarunaviciatandignayexentadepreocupacionesquelosdemás,menos afortunados, creen que nacieron de pie. Todo elmundo la apreciabaporque, entre sus muchas cualidades, figuraba el saber tratar a los demás.Tenía una capacidad innata para distinguir qué era lo más adecuado yagradable, sus palabras parecían siempre las indicadas para quien laescuchaba, sus gestos nunca estaban fuera de tono o de lugar y parecía tanseguradesímismaquesushermanassolíandecir:«SiaAmylainvitasenalacortesinprevioaviso,sabríaperfectamentecómocomportarse».

Unadesusdebilidadeserasuanhelodeunirseaesoquellamaba«laalta

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sociedad»sinsaberbienquéera.Eldinero,laposición,eléxitoylosbuenosmodales le parecían bienes de lo más atractivos y quería relacionarse conaquellos que los poseyeran. Eso la llevaba, con frecuencia, a confundir loverdaderoylofalso,yaadmiraraquienesnomerecíanlamenoradmiración.Sinolvidarjamásquehabíanacidoenunabuenafamilia,lajovencultivósusgustosymodosaristocráticosparaque,llegadoelmomento,pudieseocuparellugardelqueenesosmomentos,debidoa lapobrezaenquevivían, seveíaexcluida.

«Milady», como la llamaban sus amigos, deseaba ardientemente verseconvertidaen lagrandamaque sentíaqueera,peroaún teníaquedescubrirqueeldineronosirveparacomprarelrefinamiento,quelaposiciónsocialnosiempreessinónimodenoblezayque labuenaeducaciónsenotaaunque lapersonatengaquehacerfrenteacarencias.

—Mamá, te quiero pedir un favor—dijo un día Amy dándose aires deimportancia.

—Ybien,pequeña, ¿dequé se trata?—preguntó lamadre,paraquien lajovencitaseguíasiendounaniña.

—El curso de dibujo termina la semana que viene y, antes de que miscompañerassemarchendevacacionesdeverano,megustaríainvitarlasundíaacasa.Leshacemuchailusióniralrío,dibujarelpuenterotoycopiaralgunasdelascosasquehanadmiradoenmicuadernodebocetos.Sehanportadomuybien conmigo y estoymuy agradecida porque, a pesar de ser todas ricas ysaberqueyosoypobre,nuncamehanexcluido.

—¿Porquéhabríandehacerlo?—preguntólaseñoraMarchadoptandoloquesushijassolíanllamar«unaireMaríaTeresa».

—Sabestanbiencomoyoquelamayoríadelagentetieneencuentaesascosas, así que no te alborotes comouna gallina clueca que descubre a unospájarosdandopicotazosasuspolluelos;yasabesqueelpatitofeoresultóseruncisne—dijoAmysonriendosinamargura,porqueteníamuybuencarácteryunespíritupositivo.

LaseñoraMarchrio,controlósuorgullomaternalypreguntó:

—Bien,cisnemío,¿quéhaspensado?

—Me gustaría invitar a las chicas a merendar la semana que viene,llevarlasaloslugaresquelesapetezcaconocer,talvezdarunpaseoporelríoyorganizarunapequeñafêteartísticaensuhonor.

—Noveoinconveniente.¿Quéquieresdardecomer?Supongoquebastaráconunpastel,unosbocadillos,algodefrutaycafé.

—¡No, por Dios! Tendremos que servir fiambre de lengua y pollo,

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chocolate francés y, además, helado. Las chicas están acostumbradas a esascosas y quiero dar una comida adecuada y elegante aunque yo tenga quetrabajarparaganarmeelsustento.

—¿Y a cuántas muchachas quieres invitar? —preguntó la madre, queempezabaaponerseseria.

—Enciasesomosdoceocatorce,peronocreoquevengantodas.

—¡Válgameelcielo,hija,tendrásquecontratarunómnibusparallevarlasdepaseo!

—¡Mamá,quécosasseteocurren!Novendránmásdeseisuocho,asíquemebastaráuncarruajepequeño,ypensabapedirlealseñorLaurencesucharàbanc.

—Perotodoestosaldrámuycaro,Amy.

—Nodemasiado,hecalculadoelcosteypodrépagarloconmidinero.

—Querida, ¿no te parece que, puesto que esas jóvenes estánacostumbradasaesosmanjares,porbuenoquesealoquelesofrezcasnolessorprenderá,yqueseríapreferibleofrecerlesalgosencilloparavariar?Asínotendremos que gastar ni pedir nada prestado para esforzarnos en hacer algofueradenuestrasposibilidades.

—Si no puedo hacerlo como quiero, prefiero no organizar nada. Con tuayuda y la demis hermanas, todo saldría demaravilla. No veo por qué nohabríadehacerlocomodeseosiestoydispuestaapagarloquecuesta—dijoAmy con una decisión que, de encontrar oposición, se transformaría enobstinación.

LaseñoraMarchsabíaquelaexperienciaeralamejormaestray,siempreque leeraposible,dejabaquesushijasaprendiesenpor símismas leccionesque con gusto les hubiese evitado de haberse prestado ellas a escuchar susconsejos,enlugardehacerjustolocontrario.

—Muybien,Amy;siestásdecididaytesientescapazdehacerlosingastardemasiado dinero, tiempo o paciencia, no tengo nada más que decir.Coméntaseloatushermanasy,decidáisloquedecidáis,haréloqueestéenmímanoporayudaros.

—Gracias,mamá,siempreeresmuybuena.—Y,dichoesto,Amysefueainformardesuplanasushermanas.

Megaceptódeinmediatoyprometióayudarla;ofreciógustosatodoloqueposeía,desdesucasitahastasusmejorescubiertos.Jo,encambio,fruncióelentrecejoalconocerelproyectoy,deentrada,senegóaparticiparenél.

—Noveoporquétienesquegastartudinero,molestaratodalafamiliay

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ponerlacasapatasarribaporungrupodechicasquenodanuncentavoporti.Pensé que tenías orgullo y sentido común suficiente para no adular a unamuchachasoloporqueusabotasfrancesasysedesplazaenuncoupé—apuntóJo, quehabía interrumpido la lecturadeunanovela en el punto álgidoynoestabadebuentalanteparatratarasuntosdesociedad.

—Yonoaduloanadie,¡ynoaguantoquemetratesconcondescendencia!—replicóAmyindignada,puestoquelasdoshermanastodavíaseenfadabanconfacilidadporcuestionescomoesa—.Laschicassísepreocupanpormíyyoporellas,yaunquevayanalamodasonamables,sensiblesytienentalento.Atinoteinteresaconoceragente,codearteconlabuenasociedadymejorartusmodalesytusgustos,peroamísí.Piensoaprovecharlasposibilidadesquese crucen enmí camino.Tú puedes seguir yendo por ahí con los brazos enjarraylacabezaerguida,ydecirqueesporqueeresindependiente,peroesenoesmiestilo.

Por lo general, cuando Amy se desahogaba solía obtener buenosresultados, porque el sentido común solía estar de su lado, mientras quejollevaba su amor a la libertad y su odio a los convencionalismos hasta unextremo tal que casi siempre tenía las de perder en una discusión. Ladefinición que Amy hizo del concepto de independencia de Jo fue todo unhallazgo, y ninguna de las dos pudo evitar reírse, con lo que la discusiónadquirióuncarizmásamable.Muyasupesar,Joseavinoasacrificarundíapor«laseñoraGrundy»yaayudarasuhermanaaorganizar«esaestupidez».

Enviadas las invitaciones y confirmadas casi todas las asistencias,dedicaronellunessiguienteaprepararelgranevento.Hannahestabadenialhumorporqueaquelloletrastocabaelritmodelasemanayargumentóque«sinoselavabayplanchabacomoeradebido,nadapodríasalirbien».Lafaltadedisposición del principal resorte de lamaquinaria doméstica afectó al resto,pero Amy había adoptado como lema el «Nil desperandum» y, una vezdecidido loquequería,prosiguióapesarde losobstáculos.Paraempezar, lacomida que preparóHannah no quedó bien. El pollo estaba duro, la lenguademasiadosaladayelchocolatenoseespesócomodebía.Además,elpastelyelheladoeranmáscarosdeloqueAmyesperaba,aligualqueelcarruaje;pornohablardeotrosgastosmenoresque,unavezsumados,dabanunacantidadalarmantemente elevada. Beth se resfrió y se tuvo que ir a la cama. Megrecibiómásvisitasdelasacostumbradas,loqueleimpidiósalirdecasa,yJoestaba tannerviosaquenoparabadeequivocarse, sufrirpercancesy rompercosas,loquepusoapruebalapacienciadeAmy.

«Sin mamá no lo hubiese logrado», como declaró Amy algún tiempodespués y recordaba agradecida, cuando las demás ya habían olvidado «lamejorbromadelatemporada».

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Si el lunes el tiempo no acompañaba, la reunión se pospondría hasta elmartes, una idea que incomodaba sobremanera a Hannah y a Jo. El lunesamaneció con una inestabilidad mucho más exasperante que el peor de losdiluvios.Lloviznóunpoco,salióelsol,soplóelvientounratoyeltiemponosedecidióhastaquefuedemasiadotardeparaqueelrestoseorganizara.Amyse despertómuy temprano y apremió a todos para que salieran de la cama,desayunaranyleayudaranaordenarlacasa.Lasalalepareciómásranciaquenuncapero,sindetenerseasuspirarporloquenoestabaensumano,hizoloposible por sacar partido a lo que tenía. Dispuso las sillas de manera queocultasen partes raídas de las alfombras, cubrió manchas en la pared concuadrosenmarcadosconhiedraycolocóesculturashechasporellaenvariosrincones, para dar un aire más artístico al espacio y completar el efectologradoporJo,quehabíapuestoaquíyallábonitosjarronesconflores.

Lacomidateníamuybuenaspectoy,mientraslaobservaba,Amydeseódecorazónquetambiénsupiesebienyquelacristalería,lavajillayloscubiertosde plata que le habían prestado volviesen sanos y salvos a sus dueños. Loscarruajesya estaban apalabrados.Megy lamadre sepreparabanparadar labienvenida a las invitadas.Beth ayudaba aHannah en la cocina, y Jo habíadecididoser todoloalegreyamablequelepermitiesensudespiste,sudolordecabezay sudisconformidadcon todoycon todos.Mientras searreglaba,Amy se animaba pensando en el feliz momento en que, tras una excelentecomida, saliese de excursión artística con sus amigas a disfrutar de los dosplatosfuertes:elpuenterotoyelpaseoencharàbanc.

Pasólassiguientesdoshorasennerviosaespera,yendodelsalónalporche,escuchando opiniones tan variadas como el tiempo. Parecía evidente que elaguacerocaídoalasoncehabíadisuadidoalasinvitadas,quedebíanllegaralasdoce,porquenosepresentónadie.Alasdos,laexhaustafamiliasesentóalsolparadarcuentade losalimentosquepodríanestropearse,paraquenoseechasenadaaperder.

—No parece que el tiempo vaya a ser un problema hoy; seguro quevendrán,demodoquedebemosdarnosprisayestarlistasparacuandolleguen—dijoAmy,aldíasiguiente,alverquelucíaelsol.Hablabacomosiestuvieseemocionada pero, en realidad, deseaba no haber mencionado la opción delmartes,porquesuinterésseestabapasandocomoelpastel.

—Nohepodidoconseguirunalangosta,asíquetendréisqueprescindirdelaensalada—anuncióelseñorMarchalcabodemediahoraconunaplácidadesesperación.

—Usaremos el pollo; para la ensalada no importará si está algo duro—propusosuesposa.

—Hannahlodejóuninstantesobrelamesadelacocinaylosgatosselo

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hancomido.Losientomucho,Amy—explicóBeth,queseguíaalcuidadodelosgatos.

—Entonces,tendréqueconseguirunalangosta,porqueconlalenguasolanobastará—afirmóAmy,decidida.

—¿Quieresquevayacorriendoalpuebloaconseguirteuna?—preguntóJoconlamagnanimidaddeunamártir.

—No, la traerías bajo el brazo, sin papel, solo para poner a prueba mipaciencia.Iréyomisma—respondióAmy,cuyoánimoempezabaadecaer.

Envuelta en un grueso chal y armada con un cesto, Amy salió de casa,convencidadequetomarelaireycaminarunratocalmaríasuagitaciónylaayudaríaaafrontarconmejorespíritulastareasdeldía.Trasunbrevelapso,consiguiólatanansiadalangosta,ademásdeunbotedealiñoparaensaladasque leahorraría tiempoencasa,yemprendióel caminodevuelta satisfechaconsugestión.

Enelómnibusibaunúnicopasajero,unaancianadormida.Amysecubrióconelchalysedispusoaconjurareltediodeltrayectopensandoenquéhabíagastadosudinero.Estabatanabsortaensuscálculosquenovioqueunnuevopasajero subía a bordo sin que el vehículo se detuviera y, al oír una vozmasculinadecir;«Buenosdías,señoritaMarch»,levantólavistaysetopóconuno de los elegantes compañeros de universidad de Laurie. La joven,confiando enque elmuchacho se apearía antes que ella, fingióque el cestoque estaba a sus pies no era suyo, se felicitó por haberse puesto un vestidonuevoyledevolvióelsaludoconladulzurayeleganciaquelacaracterizaban.

Todo marchaba bien. La principal preocupación de Amy se disipó deinmediatoal saberqueelcaballerosebajaríaantesqueella.Ambosestabancharlando animadamente cuando la anciana se levantó para apearse y, al irhacia la puerta, dio un golpe al cesto, y ¡oh, horror!, la langosta asomó lacabeza, revelando su vulgar tamaño y fulgor ante los ojos de un auténticoTudor.

—¡PorDios,esaseñorasehadejadolacena!—exclamóeljoven,mientrasdabaconelextremodelbastónalanimalparaquevolviesealinteriordelcestoysedisponíaacogerloparadárseloalaanciana.

—No,porfavor,esmío—murmuróAmy,casitanrojacomolalangosta.

—¡Oh, lo siento!Esun ejemplarmagnífico, ¿verdad?—dijoTudormuyserio,tratandodemostrarauténticointerés,pruebadesuexquisitaeducación.

Amyserehízodeinmediatoy,dejandoelcestosobreelasiento,preguntóentrerisas:

—¿Nolegustaríacomerunpocodelaensaladaqueprepararemosconesta

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langosta y conocer a las encantadoras jóvenes que han sido invitadas adegustarla?

Lafraseeraunprodigiodeestrategia,porquetocabadosdelosaspectosalosqueunhombrenosaberesistirse.Lalangostahizoaflorargratosrecuerdos,y la curiosidad por conocer a «las encantadoras jóvenes» hizo que el jovenolvidaralocómicodelaescena.

Supongo que si viene se pasará el rato haciendo bromas con Laurie yriéndose de nosotras, pero yo no los veré y eso es un gran consuelo, pensóAmymientrasTudorhacíaunareverenciaysedespedía.

Alllegaracasa,nomencionóelincidente(apesardequedescubrióque,alcaerelcesto,elaliñolehabíamanchadolafaldayhabíaechadoaperdersuvestido nuevo) y siguió con los preparativos, que le parecieron aún másfastidiososqueantes.Alasdoceenpunto,todoestabanuevamentedispuesto.Viendoquesusvecinosse interesabanmuchoporsusmovimientos, la jovendeseó que el éxito de ese día borrase de lamemoria el fracaso del anterior.Pidióquetrajesenelcharàbancparairabuscarasusamigasyconducirlasalbanquete.

—¡Ahí viene el carruaje, ya llegan! Iré a recibirlas al porche, es máshospitalarioyquieroquemipequeñapaseunbuenratodespuésdelmaltragode ayer—dijo la señoraMarch, poniéndose enmarcha. Pero, tras echar unvistazo, volvió a entrar con una expresión indescriptible en el rostro. En elgrancarruajesoloveníanAmyyunaseñorita.

—Beth,correydileaHannahqueretirelamitaddelavajilladelamesa.No tiene sentido recibir a una sola invitada con un servicio para doce —exclamó Jo corriendo hacia la cocina, demasiado conmocionada como paraecharseareír.

Amy entró muy tranquila y estuvo encantadora y cordial con la únicainvitadaquehabíacumplidolapromesadeasistir.Elrestodelafamilia,comosi se tratara de una función teatral, representó bien su papel y a la señoritaEliottleresultarontodosmuydivertidosyalegres,aunqueloqueenrealidadocurríaeraque lescostabacontener la risa.Sirvieron lacomida,visitaronelestudio y el jardín y conversaron animadamente sobre arte. Amy pidió uncarruajemáspequeño—¡Lástimadechar àbanc!—y salióapasear con suamigaporelvecindariohastaqueelsolsepusoylafiestanegóasufin.

Alvolvercaminandohaciacasa,Amyparecíamuycansadaperotanenteracomosiempre.Alllegarcomprobóquenoquedabaelmásmínimovestigiodeladesafortunadafête,salvotalvezunasospechosamuecaenloslabiosdeJo.

—Ha hecho una tarde estupenda para ir de excursión, querida—dijo lamadre tanrespetuosamentecomosi lasdoce invitadashubiesenacudidoa la

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cita.

—LaseñoritaEliottesunajovenmuyamableycreoquelohapasadobien—comentóBeth,másatentadelonormal.

—¿Mepodrías dar unpocodel pastel?Lonecesitodeveras, noparoderecibirvisitasynosoycapazdehacernadatandelicioso—explicóMegmuyseria.

—Llévatelotodo;soylaúnicaalaquelegustaeldulceenestacasayseestropearíaantesdequepudieraterminármelo—respondióAmy,quelanzóunsuspiro al pensar en las compras que tan generosamente había hecho ¡paraterminarasí!

—EsunapenaqueLaurienoestéaquíparaayudarnos—dijoJocuandosesentaronacomerheladoyensaladaporcuartavezendosdías.

Lamadre le lanzóunamiradadisuasoriaparaevitarque loscomentariossiguierany,apartirdeesemomento,todoscomieronenheroicosilencio,hastaqueelseñorMarchexplicó:

—La ensalada era uno de los platos favoritos de nuestros antepasados yEvelyn… —El educado caballero interrumpió su culto discurso sobre lahistoriadelaensaladaalverquetodasprorrumpíanencarcajadas.

—LopondremostodoenuncestoylomandaremosacasadelosHummel.A losalemanes lesgustanestosplatos.Amímeenfermasolomirarlosynocreoque tengamosquesufrir todosuna indigestiónporqueyohayasidounaestúpida—exclamóAmysecándoselaslágrimas.

—Cuandoosviatiyatuamigaenaquelchisme,comoseaquelellames,yamamádándoos labienvenida,creíquemedabaunataque.Parecíaisdosgajospequeñitosenunanuezenorme—dijoJo,agotadadetantoreír.

—Sientomuchoquetehayasllevadoundisgusto,querida,perohicimosloque pudimos por complacerte —dijo la señora March en tono maternal yapesadumbrado.

—Estoycontenta.Logréloquemepropusehacerynoesculpamíasilascosas no salieron como esperaba. Ese es mi consuelo—dijo Amy con unligerotemblorenlavoz—.Osagradezcomuchoatodasvuestraayudayaúnosestaríamásagradecidasinovolviésemosahablardeesteasuntoduranteunmesporlomenos.

Nadiesacóeltemaenmeses,peroapartirdeentonceselusodeltérminofêteprovocabaunasonrisageneral,yeldíadelcumpleañosdeAmy,Laurieleregaló,amododeamuleto,unalangostadecoralparalacadenadelreloj.

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CAPÍTULO27-LECCIONESDELITERATURA

Unbuendía,lafortunadecidiósonreíraJoyponerunaespeciedemonedadelasuerteensucamino.Nosetratabaprecisamentedeunamonedadeoro,pero dudo quemediomillón demonedas le hubiese aportado una felicidadmayorquelaqueobtuvoporaquelmedio.

Cadaciertotiempo,lajovenseponíaeltrajedeescritora,seencerrabaensucuartoy,enpalabrassuyas,«seperdíaenuntorbellino»,entregándosealaescrituradesunovelaencuerpoyalma,conscientedequenorecuperaría lapaz hasta terminarla.El «traje de escritora» era un delantal negro en el quepodía limpiar suplumasinproblemasyungorro,adornadoconungraciosolazo rojo, bajo el cual se recogía el cabello al ponerse a trabajar. Para lafamilia,elgorroservíadeavisoyaque,cuandolollevabapuesto,lomejoreramantenerse a distancia y asomar solo la cabeza de vez en cuando parainteresarse por ella y preguntarle qué tal iba la inspiración. A menudo nisiquieraseatrevíanaformularlapreguntayselimitabanaobservarelgorroparasabercómoibatodo.Sielexpresivocomplementoestabacaídosobrelafrente, significaba que la creadora se hallaba en plena actividad; en losmomentos de entusiasmo, lo llevaba ladeado, y si terminaba en el suelo eraseñal de que la autora había sufrido un ataque de desesperación. En talesmomentos,elintrusoseretirabaensilencioynodirigíalapalabraaJohastaque el lazo rojo volvía a erguirse orgulloso en lo alto de la cabeza de laprometedoraautora.

Jo no creía tener un don pero, cuando la inspiración la visitaba, seentregaba por entero a la escritura y su vida le parecía feliz, ajena a lasnecesidades,laspreocupaciones,yelmaltiempo;sesentíaasalvo,ydichosaenunmundo imaginario repletodeunosamigos tan realesyqueridoscomolosdecarneyhueso.Susojosrenunciabanaldescansodelsueño,noprobababocado, los días y las noches eran demasiado cortos para disfrutar de lafelicidad que solo experimentaba en tales momentos y hacía que la vidavalieselapena,aunquenohiciesenadamás.Aquelaflatodivinosolíadurarunpar de semanas, al cabo de las cuales la joven emergía del torbellinohambrienta,muertadesueño,malhumoradaoabatida.

Acababaderecuperarsedeunodeesosataquescuandolaconvencierondeque acompañase a la señorita Crocker a una conferencia y, en premio a subuena acción, volvió con una nueva idea. Formaba parte del ciclo deconferencias de los cursos populares, dirigidos a adultos e impartidos enBoston, y versaba sobre las pirámides.Habida cuenta del tipo de público alque ibadirigida,aJo lesorprendiómucholaeleccióndel tema,perosupuso

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quedaraconocer lagloriade los faraonesapersonasquevivíanpendientesdelpreciodelcarbónydelaharinayteníanasuntosmásurgentesporlosquepreocuparseque laEsfingeserviríapararepararunagrave injusticiasocialoresponderaunanecesidadimportante.

Llegaronprontoy,mientraslaseñoritaCrockerseentreteníacolocándosebienel talóndelasmedías,Josededicóaobservarelrostrodelaspersonasquelarodeaban.Asuizquierda,habíadosseñorasconlafrentemuygrandeygorrosenconsonanciaquehablabandelosderechosdelasmujeresmientrashacían bolillos.Más allá, estaba sentada una pareja de enamorados cogidostímidamentede lamano,unamelancólica solteronaquecomíacaramelosdementadeunabolsadepapelyunancianocaballeroquedormíalasiestaocultotras un pañuelo de cuello amarillo. A su derecha solo había un hombreenfrascadoenlalecturadeunperiódico.

En la página había varias ilustraciones. Jo observó la que quedaba máscerca de ella y se preguntó qué deliberada concatenación de circunstanciasrequeríaunailustraciónmelodramáticaenlaqueunlobomordíaelcuellodeunindioataviadodeguerreroquecaíaporunprecipicio,mientrasdosjóvenescaballeros furibundos, con los pies anormalmente pequeños y unos ojosdemasiado grandes, se apuñalaban y, al fondo, una joven despeinada corríadespavorida con la boca abierta. Cuando iba a pasar la página, el joven sepercató de que Jo estabamirando por encima de su hombro y, con el buentalantepropiode losmuchachos, le tendió lamitaddelperiódicoypreguntósinmás:

—¿Leapeteceleerlo?Esunahistoriadeprimera.

Joaceptóconunasonrisa,porqueloschicosleseguíanresultandoigualdesimpáticos que siempre, y enseguida se enfrascó en el habitual laberinto deamores,misteriosyasesinatospropiosdelosrelatosdeescasovalorliterarioen los que la pasión está de vacaciones y, cuando al autor le falla laimaginación, una gran catástrofe borra de un plumazo a la mitad de lasdramatispersonaemientraslasrestantesseregocijandesucaída.

—Esestupendo,¿verdad?—preguntóeljovenalverqueJollegabaalfinaldeltexto.

—Creo que tanto usted como yo lo haríamos mejor si nos lopropusiésemos—comentóJo,divertidaporlaadmiraciónqueaquellabasuradespertabaeneljoven.

—Yomesentiríamuyafortunadosilolograse.Dicenquelaautoraseganamuybienlavidaconsusescritos.—Yseñalóelnombrequeaparecíabajoeltítulo:laseñoritaS.L.A.N.G.Northbury.

—¿Laconoce?—preguntóJoconrepentinointerés.

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—No, pero leo todas sus obras y tengo un amigo que trabaja en laredaccióndeesteperiódico.

—¿Ydicequeseganabienlavidaescribiendohistoriascomoesta?—Jomiróconmayorrespetoelagitadogruporetratadoenlailustraciónyeltexto,adornadoconunagrancantidaddesignosdeexclamación.

—¡Claroquesí!Sabeloquelegustaalagenteylepaganmuybienporescribirlo.

En esemomento, dio inicio la conferencia, pero Jo no se enteró de casinadaporque,mientraselprofesorSandssentabacátedrasobreBelzoni,Keops,escarabeos y jeroglíficos, ella anotaba discretamente la dirección delperiódico, resuelta a presentarse al concurso de narración anunciado enaquellas páginas y a hacerse con los cien dólares del premio. Cuando laconferencia terminó y el público se despertó, la joven ya había creado unamagníficafortunaensuimaginación(noseríalaprimerabasadaenelpapel)yestaba absorta en la invención de la historia, tratando de decidir si el duelodebíairantesdelafugaodespuésdelasesinato.

Alllegaracasa,nocomentónadaacercadesusplanesy,aldíasiguiente,sepusoa trabajar,para inquietuddesumadre,a laquesiempre legenerabacierta angustia ver a su hija en brazos de lasmusas. Jo nunca había escritorelatosdeestetipoylomásparecidoeranlasdulzonashistoriasdeamorqueinventaba para el Spread Eagle. Su experiencia teatral y sus muchas yheterogéneas lecturas se convirtieron en una útil fuente de inspiración de laqueextrajoideasparaefectosdramáticos,argumento,vocabularioyvestuario.La joven imprimióal relato toda ladesesperacióndeque fue capazdada sulimitadaexperienciacontanincómodaemocióny,puestoquehabíasituadolatrama en Lisboa, escogió un terremoto como sobrecogedor y apropiadodénouement.Con suma discreción, envió elmanuscrito acompañado de unanotaenlaquedecíaquedenoganarelpremio,conelqueapenasseatrevíaasoñar, la autora estaría dispuesta a vender la historia por la suma queconsiderasenadecuada.

Seissemanassonunaesperamuylarga,tantomásparaunajovenquehade guardar un secreto. Pero Jo hizo tanto lo uno como lo otro, y cuandoempezabaaperderlaesperanzadevolveraversumanuscritollegóunacartaquecasiladejósinrespiraciónporque,alabrirelsobre,cayósobresuregazounchequeporvalordeciendólares.Porunossegundoslomiróconlosojosmuyabiertos,comosisetratasedeunaserpiente,luegoleyólacartayseechóa llorar. Si el agradable señor que redactó la amablemisiva hubiese sabidocuántafelicidadibaaaportarsulectura,habríaqueridodedicartodosutiempolibre,detenerlo,atangratoentretenimiento.ParaJo,lacartateníamásvalorqueelpropiodineroporquelaanimabaaseguiry,trasañosdeduroesfuerzo,

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eramaravilloso descubrir que había aprendido algo, aunque solo fuese parapoderescribirunahistoriaquecausasesensación.

PocasvecessehavistounamuchachamásorgullosaqueJocuando,unavezrecuperadadelaemoción,sepresentóantelafamilia,conlacartaenunamanoyelchequeenlaotra,paraanunciarquehabíaganadoelpremio.Comoeslógico,lanoticiaprovocóungranjúbiloy,cuandoelrelatosaliópublicado,todos lo leyeron y lo comentaron. El padre dijo que el vocabulario eraacertado; la historia de amor, natural y emotiva, y el suspense trágico,excelente, pero después meneó la cabeza y añadió, con su falta dematerialismohabitual:

—Túpuedeshacercosasmejores,Jo.Aspiraalomásaltoynopienseseneldinero.

—Puesyocreoqueeldineroes lomejorde todo. ¿Quévasahacerconsemejante fortuna?—preguntó Amy contemplando el mágico fragmento depapelconsumorespeto.

—Invitaré a mamá y a Beth a pasar un par de meses junto al mar —contestóJosinpensarlodosveces.

—¡Oh,quégenerosidad!Peronopuedoaceptar,querida,seríademasiadoegoísta por mi parte—exclamó Beth, que había dado palmas de alegría einspiradohondo, comosi le llegaseya elolorde la frescabrisadelocéano,peroqueenseguidarechazóelchequequesuhermanaletendía.

—Insisto en que debéis ir, he puesto todomi empeño en ello. Esa es larazónporlaqueprobésuerteylarazónporlaquehetriunfado.Cuandomemueve un afán egoísta, nunca logro nada, pero al esforzarme por ti lo heconseguido, ¿lo ves? Además, mamá necesita un cambio de aires y no tedejarásola,asíquedebesacompañarla.Meencantarávertevolver,sonrosadayconcarasaludable.¡VivaladoctoraJo,quecuraatodossuspacientes!

Alfinal,trasmuchadiscusión,fueronalacostay,aunqueBethnovolviótodo lo sonrosadaqueesperaban, síestabamuchomejor.Y la señoraMarchafirmóquesehabíaquitadodiezañosdeencima.Josesintiósatisfechaporlaforma en que había invertido el dinero del premio y retomó el trabajo conmuchoánimo,decididaaconseguirmásdeaquellosdeliciososcheques.Aquelaño, se hizo con varios más y empezó a sentirse un puntal para la familiaporque,porarteygraciadelaliteratura,sus«tonterías»servíanparaquetodosviviesenmejor.«Lahijadelduque»pagólafacturadelacarnicería,«Lamanodel fantasma» sirvió para cambiar la alfombra y «La maldición de losCoventry»resultóserunabendiciónparalafamiliaporquesetradujoenropaycomidaparatodos.

Sindudalariquezaesdeseable,perolapobrezatambiéntienesusvirtudes

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y uno de los aspectos más dulces de la adversidad es la satisfacción queproduceeltrabajo,seamanualomental.Muchasveceslasabiduría,labellezayotrasbendicionesdeestemundonacendelanecesidad.Joconocióelsabordelasatisfacciónydejódeenvidiaralasmuchachasricasalsentirquepodíamantenerseporsímisma,sintenerquepediruncentavoanadie.

Sus narraciones breves pasaron bastante inadvertidas, pero tuvieron supúblico. Animada por este hecho, la joven decidió dar un paso más e ir abuscarfamayfortuna.Despuésdereescribirsunovelacuatroveces,leeríaenvoz alta a amigos de confianza y hacérsela llegar, temblorosa y llena dereticencias,atreseditores,alfinrecibióunaofertaqueimplicabasuprimirunterciodelaspáginasyomitirlaspartesdelasquesesentíamásorgullosa.

—Ahoratengoquedecidirsilavuelvoaguardarenlacocinadeldesványla dejo que críe moho, la imprimo por mi cuenta y riesgo o la corto enpedacitosparaquemelacomprenymedenalgoporella.Seguroqueteneraalguienfamosoencasaesmuyagradable,perocreoqueeldineroesmásútil,así quemegustaría que tomásemos esta decisión entre todos—dijo Jo, quehabíareunidounconsejofamiliar.

—Hija, no estropees tu libro porque está mejor de lo que crees y hasdesarrolladomuybienelargumento.Déjaloreposarymadurar—leaconsejóel padre, que predicaba con el ejemplo puesto que había dejado madurartreintaañossupropiaobraynoteníaprisaenrecogerelfrutoaunestandoyaensazón.

—Yocreoqueesmejorquepruebesuerteahoraaqueespere—apuntólaseñoraMarch—.Afrontarlacríticaeslamejorpruebaparaeltrabajo,porquepermite descubrir virtudes y defectos insospechados y sirve de guía paramejorarenlasiguienteocasión.Nosotrossomosdemasiadoparciales,perolasalabanzasocríticasde tercerospodrían sermuyútiles, aunqueeso impliqueganarpocodinerodeentrada.

—Sí —dijo Jo arqueando las cejas—. Tienes razón. Llevo demasiadotiempodándolevueltasalanovelayyanosésiesbuena,malaoregular.Mevendríabienquelaleyeranpersonasimparcialesymediesensuopinión.

—Noquitesunasolapalabra,echaríasaperderlahistoria,porquelagraciaestáenlospensamientosmásqueenlaaccióndelospersonajes,ysinodiesestantosdetallesseríaunlío—apuntóMeg,quecreíasinceramentequeaquellaera1.amejornovelaquesehabíaescritonunca.

—Peroel señorAllendice:«Quita lasexplicaciones,acortael textoparaqueganeintensidadydejaqueseanlospersonajeslosquecuentenlahistoria»—repusoJoleyendolacartadeleditor.

—Hazle caso, él sabe lo quevende; nosotros no.Hazun libro bueno, al

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alcance de todos los públicos, y gana tanto dinero como puedas. Con eltiempo, cuando te hayas hecho un nombre, podrás disertar e introducirpersonajesfilosóficosymetafísicosentusnovelas—comentóAmy,queteníaunavisiónestrictamentepragmáticadelparticular.

—Bueno—dijo Jo entre risas—, no es culpamía simis personajes son«filosóficosymetafísicos»,porqueloúnicoquesédeestosasuntosesloqueleoigodecirapapádevezencuando.Sialgunadeesassabiasideassecuelaenmisintrincadashistoriasdeamor,mejorparamí.Beth,¿túquéopinas?

—Me gustaría verla publicada lo antes posible —respondió Beth, quesonrió al decirlo, pero recalcó sin darse cuenta las últimas palabras, lo que,juntoconlaexpresiónmelancólicadesusojos,quenohabíanperdidoaúnelcandor de la infancia, hizo quejo se estremeciera con un oscuropresentimiento, y decidió que lomejor era sacar a la luz su libro «lo antesposible».

Así pues, la joven autora puso su primera obra sobre la mesa y, confirmeza espartana, procedió a despedazarla con una crueldad propia de unogro.Ensuafánporagradaratodos,atendióatodoslosconsejosy,comoelancianoyelburrodelafábula,terminópornosatisfaceranadie.

Asupadrelegustabamuchoeltoquemetafísicoquesinpretenderloteníalaobra,asíquelajovenoptópordejarlo,aunquesinverlodeltodoclaro.Sumadrepensabaqueeltextopecabadeunexcesodedescripciones,porloquecasitodasquedaronfuera,juntoaaspectosimportantesparalatrabazóndelatrama. Meg admiraba el carácter trágico, por lo que aumentó el grado dedramatismoparaquequedaraasugusto,y,comoAmyhabíapuestopegasalospasajescómicos,Jo,conlamejorintención,cambióeltonodealgunasdelas escenasmás divertidas que servían para que la historia resultasemenossombría.Luego,paraacabardeestropearlo,eliminóunterciodelaspáginasyenvióconfiadamentelapobreyreducidanovela,comounescogidopetirrojo,alajetreadoyanchomundoenbuscadesudestino.

La obra se publicó y ella cobró trescientos dólares. Recibió alabanzas ycríticasenigualmedida,muchasmásdelasqueesperaba,loquelasumióenunestadodeagitacióndelquetardóenrecuperarse.

—Mamá, dijiste que recibir críticas me sería de ayuda, pero ¿cómo esposible,cuandoloscomentariossontancontradictoriosquenosésiheescritoun libro prometedor o desobedecido los diez mandamientos?—exclamó lapobreJocontemplandounapilade reseñascuya lectura lahabía llevadodelorgulloylaalegríaalacólerayeldesánimoencuestióndesegundos—.Estehombredice:«Unlibroexquisito,llenodeverdad,bellezayternura;todoenélesdulzura,purezayejemplaridad»—leyólaperplejaautora—.Ymiraloquedice el siguiente: «La tesis que defiende el libro es mala, está plagado de

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nocionesperversas,ideasespiritistasypersonajespococreíbles».Bien,puestoquenodefiendotesisalguna,nocreoenelespiritismoymeheinspiradoenlavidapara crearmispersonajes, noveo cómopodría tener razóneste crítico.Otroopina:«Esunadelasmejoresnovelasestadounidensesaparecidasenlosúltimos años». (Yo conozco unas cuantas mucho mejores). Y el siguienteafirma: «Aunque es un escrito original, lleno de fuerza y sentimiento, loconsideroun libropeligroso». ¡Caray!Algunos seburlan,otros laalabanenexcesoycasitodoscreenquehequeridodefenderunatesis,cuandodehecholaescribíparadivertirmeyganardinero.Preferiríahaberlapublicadoenteraono haberla sacado a la luz, porque me horroriza que se me juzgueerróneamente.

La familia y los amigos la animaron y elogiaron cuanto pudieron, peroaquel fue un momento duro para la sensible y animosa Jo, que pretendíahacerlo tan bien y por lo visto lo había hecho tan mal. No obstante, laexperienciafuepositiva,yaqueaquelloscuyaopinióntieneverdaderovalorleofrecieronlascríticas,quesonlamejoreducaciónparaunautor.Ycuandoladecepcióninicialsecalmó,pudoreírsedesulibritosinporellodejardecreerensuobraylosgolpesrecibidoslahicieronsentirmássabiaymásfuerte.

—No ser un genio como Keats no me matará —afirmó resuelta—. Escuestión de verlo todo con humor. Resulta que los episodios que calqué deexperiencias reales son calificados de imposibles y absurdos, y las escenasinventadas con mi tonta imaginación se consideran «encantadoramentenaturales, tiernas y verdaderas».Me consuelo con eso y, cuando me sientapreparada,escribiréotranovela.

CAPÍTULO28-EXPERIENCIASDOMÉSTICAS

Al igual que la mayoría de las recién casadas, Meg inició su vidamatrimonial decidida a convertirse en un ama de casa ejemplar. John debíaencontrarunparaísoensuhogar,versiempreunasonrisaensurostro,comercomounreyynoecharenfaltanuncaniunsolobotón.Lajovenseentregóalatareacontantoamor,energíayalegríaqueeraimposiblequenololograra,a pesar de algunos obstáculos. El paraíso resultó no ser un lugar tranquilo,porque la mujercita armaba mucho ruido, en su afán por complacer vivíaangustiadaynoparabaentodoeldía,comolaMartabíblica,ocupadaenmillabores. A menudo estaba tan cansada que no le quedaban fuerzas ni parasonreír.Despuésdeunascuantascomidasrefinadas,Johnempezóasufrirdeindigestión y, en unamuestra de ingratitud, rogó a su esposa que preparaseplatosmássencillos.Encuantoalosbotones,lajovennotardóenpreguntarse

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dónde iban a parar todos los que su descuidado marido perdía y llegó aamenazarlecondejarquese loscosieraélmismoparaversiasíaguantabanmejorsustironesimpacientesylatorpezadesusdedos.

Aúndespuésdedescubrirquenopodíanvivirsolodeamor,laparejaeramuyfeliz.MegnoleparecíamenosbellaaJohnporelhechodeverlasonreírmientras preparaba el café, ni a Meg le resultaba menos romántica ladespedida diaria de su esposo cuando este, después de besarla, preguntaba:«Querida, ¿qué quieres que traiga para la cena, ternera o cordero?». Lapequeña vivienda dejó de ser un lugar de ensueño y se convirtió en unauténticohogar,uncambioquelaparejaagradeció.Alprincipio,parecíandoschiquillos jugando todo el día, siempre alegres, pero poco a poco John secentróenel trabajo,conscientecomoeradeserelcabezadefamilia,yMegsustituyósusmandilesdebatistaporungrandelantalysepusoatrabajarconmuchaenergíay,comoyahemosseñalado,pocadiscreción.

Mientras estuvo bajo el influjo de la pasión culinaria, siguió lasinstruccionesdelrecetariodelaseñoraCorneliusy,comounestudiantequehaderesolverunejerciciodematemáticas,buscabalasoluciónacadaproblemaconpacienciayesmero.Avecesinvitabaasufamiliaparacompartirunfestínde aciertos excesivamente abundante, y en otras ocasiones entregaba ensecreto a Lotty una remesa de intentos fallidos que terminaban en losagradecidosestómagosde lospequeñosHummel.En las tardesenquehacíacuentasconsuesposo,suentusiasmoculinariocaíatemporalmenteyapostabaporunafrugalidadquesetraducíaenpudindelecheypan,carnepicadaycaférecalentado, lo cual ponía a prueba la paciencia del pobre hombre, que, noobstante, lo soportaba todoconencomiable fortaleza.Sin embargo, antesdeencontrar un puntomedio,Meg añadió al ajuar doméstico una colección detarros,algosinlocualpocasparejasjóvenessalenadelante.

Movidaporelansiadesurtirsudespensaconproductoscaseros,lajovendecidióhacermermeladadegrosella.PidióaJohnquetrajeseunadocenadetarros pequeños y algo de azúcar, pues las grosellas que tenían ya estabanmaduras y quería aprovecharlas antes de que se echasen a perder. Johnconsideraba que «mi esposa» no tenía nada que envidiar a otras y se sentíamuyorgullosodesushabilidades,porloquedecidiócomplacerlaydejarquetransformase su única cosecha de fruta en agradables conservas para elinvierno.Volvióacasaconunadocenadetarritospreciosos,mediobarrildeazúcar y un niño al que contrató para que recogiese las grosellas. Con suhermosocabellorecogidoycubiertoconungorrito,lasmangassubidashastalos codos y un delantal de cuadros que resultabamuy coqueto, a pesar delpeto,lajovenamadecasasepusomanosalaobra,seguradesuéxito.¿AcasonoselohabíavistohacercientosdevecesaHannah?Alprincipio,lahileradepotes la intimidó un poco, pero se dijo quemerecía la pena llenarlos todos

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porqueaJohnlegustabamucholamermeladaylostarrosluciríanmuchoenelestantesuperiordeladespensa.Pasóeldíapreparando,cociendoycolando.Hizo cuanto pudo, buscó consejo en el libro de la señora Cornelius, seexprimió el cerebro tratando de recordar qué podría hacer Hannah que ellahubieseolvidado,volvióacocer,añadirazúcarycolar,peronoconseguíaqueaquellamasahorrendapareciesemermelada.

Estuvoapuntode ir corriendoacasa, sinquitarse siquieraeldelantal,ypedira sumadreque leechaseunamano,peroJohnyellahabíanacordadoque no molestarían a los demás con sus preocupaciones, experimentos opeleas.Alpronunciarlaúltimapalabrahabíanreídocomosilasimpleideadeque pudiesen llegar a pelearse resultase ridícula, pero estaban dispuestos aresolver cualquier cosa solos, sin que interviniese un tercero, tal como loshabíaaconsejadolaseñoraMarch.Asíque,enaquelcalurosodíadeverano,Meg lidió sola con la reacia mermelada hasta que a las cinco en punto,derrotada,sesentóensudiminutacocina,selimpiólasembadurnadasmanosyseechóallorar.

En los primeros tiempos de su nueva vida, acostumbraba a decir: «Miesposopodrátraeraunamigoacomercuandoquiera.Yoestarésiemprelistaymeocuparédetodosinnervios,sinprisasysinmalascaras.Cuandollegue,encontrará la casa limpia, una esposa feliz y una buena comida. Así pues,John, querido, no tienes ni quepedirmepermiso, puedes invitar a quien seaconlaseguridaddequeosbrindaréunacálidaacogida».

¡Quémaravillososonabaaquello!AJohnlebrillabanlosojosaloírlaysesentía un hombremuy afortunado por tener una esposa insuperable. Pero lociertoeraque,aunquehabíanrecibidoalgunasvisitas, lascosasnuncasalíancomoestabaprevistoyMegaúnnosehabíapodidolucircomodeseaba.Esloquesueleocurrirenestevalledelágrimas,yentalesocasionessolonosquedapreguntarnosporqué,lamentarnosysobrellevarlolomejorposible.

SiJohnnohubieseolvidadoporcompletolodelamermelada,habríasidoimperdonableque,detodoslosdíasdelaño,escogiesejustoaquelparainvitaraunamigoacomersinavisar.Segurodequeencasaleaguardaba,listaparaservirse, la apetecible comida que había pedido por la mañana, el joven,llevadoporlairrefrenableemocióndelreciéncasado,habíarogadoasuamigoqueleacompañase,deleitándosedeantemanoconelencantadorefectoqueleproduciríaverasuhermosaesposasalirarecibirlos.

Pero este es unmundo de decepciones, como John descubrió al llegar aDovecote.Lapuertaprincipal,quesolíaestarabiertaenseñaldehospitalidad,estabacerradaacalycanto,ylosescalonesseguíansuciosconelbarrodeldíaanterior.Lasventanasdelasalaestabanigualmentecerradas,conlascortinascorridas,ynadahacíasospecharquedentrohubieseunabellaesposacosiendo,

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vestidadeblancoyconunatractivolazoenelpelo,niunaanfitrionaradiantey sonriente a punto de salir a dar la bienvenida a sus huéspedes. Noencontraronnadade eso,puesnovieronanadie, salvoaunmuchacho,queparecíamanchadodesangre,dormidobajoelgrosellero.

—Debedehaberpasadoalgo,Scott;espérameeneljardín.Iréabuscaramiesposa—dijoJohn,alarmadoporelsilencioylasoledaddellugar.

Fue rápidamentea laparte traserade lacasa, trasel rastrodeun intensoolor a azúcar quemado. El señor Scott lo siguió de lejos, con cara deextrañeza, y se detuvo a una distancia prudente cuando el señor Brookedesapareciódesuvista;aunasí,looíayveíatodoy,siendounhombresoltero,elpanoramaledivirtiódelolindo.

Laconfusiónyeldesesperosehabíanapoderadodelacocina.Laprimeraremesa de mermelada chorreaba de los tarros, otra yacía en el suelo y latercerasequemabaalegrementeenelfogón.Lotty,conflemateutona,comíapan y bebía zumo de grosella, ya que la fruta seguía en estado líquido,mientras la señora Brooke lloraba desolada, cubriéndose el rostro con eldelantal.

—Querida mía, ¿qué ocurre? —preguntó John al entrar corriendo,angustiadoporvisionesdemanosescaldadase inesperadasmalasnoticias,ysecretamenteincómodoportenerauninvitadoesperandoeneljardín.

—¡Oh,John,estoymuycansada,acalorada,enfadadaypreocupada!Loheintentado sin parar hasta no poder más. Ven a ayudarme o moriré.—Y laexhausta ama de casa se arrojó a sus brazos para brindarle una dulcebienvenidaensentidomuy literal,puestoquesudelantalestaba tan llenodemermeladacomoelsuelo.

—¿Quétepreocupa,querida?¿Haocurridoalgomalo?—preguntóansiosoJohn, besando tiernamente la parte superior de su gorrito, que se habíaladeado.

—Asíes—respondióMegllorandodesolada.

—Cuéntame de qué se trata. No llores más, no soporto verte así.Desahógate,amormío.

—Lamermeladanoquedabieny¡noséquéhacer!

JohnBrookeriocomonunca,deuna formaquenoseatreveríaa repetir.Divertido,Scottsonrióaloírlaalegrecarcajada,quepusofinaloslamentosdelapobreMeg.

—¿Esoes todo?Tíralapor laventanayno tepreocupesmásporeso.Tecompraré toda laquequieraspero,poramordeDios,no tepongashistéricaporqueheinvitadoaJackScottacenary…

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JohnnopudoseguirhablandoporqueMegseseparó,uniólasmanosenungestodramáticoysedejócaersobreunasilla,exclamandoconunamezcladeindignación,reprocheydesaliento:

—¡Uninvitadopara lacenay todoestáhechoundesastre!JohnBrooke,¿cómohaspodidohaceralgoasí?

—Chist…Estáeneljardín,olvidéqueibasahacermermelada,peroyanohayremedio—dijoJohnangustiadoporloquepodríaocurriracontinuación.

—Tendríasquehaberenviadoaalguienaavisarmeohabermecomentadoalgoestamañanay,antetodo,tendríasquehaberrecordadoquehoyibaaestarmuy atareada—prosiguióMegmalhumorada, porquehasta las palomasdanpicotazoscuandoseenfadan.

—Esta mañana no sabía que le iba a invitar y no he tenido tiempo demandaranadieaavisarteporquemeencontréconélcuandoveníahaciacasa.No creí que tuviese que pedir permiso, siempre me dices que haga lo quequiera.Hastaahorano lohabía intentadoy ¡quemecuelguensi lovuelvoahacer!—añadióJohnconairecontrariado.

—¡Esperoqueasísea!Llévatelodeaquídeinmediato.Noquieroniverleynohepreparadonadaparalacena.

—Vaya,¡estasíqueesbuena!¿Yquéhasidodelacarneylaverduraquetrajeydelpudinqueprometistepreparar?—exclamóJohnyendoatodaprisahacialadespensa.

—Nohe tenido tiempodecocinarnada;pensaba ir a cenar a casademimadre.Lo lamento,perohe estadodemasiadoocupada.—YMegempezóallorardenuevo.

Johneraunbuenhombre,perohumanoalfinyalcabo,ydespuésdeundía de trabajo agotador, volver a casa cansado y hambriento para encontrartodo hecho un lío, nada que comer y a su mujer de pésimo humor no eraprecisamenteloquemásleapetecía.Aunasí,secontuvo,conscientedequelapequeña rencilla podría derivar en algo mucho peor si pronunciaba unapalabradesafortunada.

—Hasidounerror,loreconozco,perosimeechasunamanolopodremosarreglarypasarunbuenrato.Nollores,querida,hazunpequeñoesfuerzoyprepáranos algo para comer. Somos como dos cazadores hambrientos, noscomeremos lo que sea, sin rechistar. Danos un poco de pan con queso yembutido;prometoquenotepedirémermelada.

Estoúltimolodijoensondebroma,consumejorintención,perolafraseselló su destino.Meg consideró que la alusión a su triste fracaso resultabademasiado cruel y perdió el último átomo de paciencia que le quedaba al

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decir:

—Pues tendrás que subsanar el error tú solo, lomejor que sepas. Estoydemasiadoagotadaparaesforzarmepornadie.Esmuypropiodeunhombreproponerqueledemosunvulgarplatodepanconquesoauninvitado.Yonoharénadaparecidoenmicasa.LlevaaScottacasademimadreydilequeyono estoy, que he enfermado o que estoy muerta, lo que sea. No piensorecibirle, y vosotros dos os podéis reír demí y demimermelada cuanto osplazca;nocomeréisnadaaquí.—Yhabiendodicholoquequeríadeuntirón,Meg se quitó el delantal, abandonó la escena y se fue a lamentarse a suhabitación.

Nunca supo qué hicieron los dos hombres en su ausencia, pero el señorScottnofueacomeracasadesumadrey,cuandoMegbajó,unavezquesehubieronido,descubrióconhorrorsobrasdeunafrugalcena,Lottyleexplicóquehabíancomidoyreídomucho,yqueelseñorlehabíaordenadoquetiraselamermeladayescondieselostarros.

Megsintióelimpulsodeiraverasumadreycontarleloocurrido,perolavergüenzapor su fracasoy su lealtadhacia John,«quepuedeque sea cruel,peronadiedebesaberlo»,larefrenaron.Recogióunpocolacasa,searreglóysesentóaesperarasumaridoparahacerlaspaces.

Pordesgracia,Johnnovolvió,porquenoveíaelasuntodelmismomodo.Había bromeado con Scott, disculpado a su mujercita lo mejor que habíasabidoytratadoasuhuéspedconlamáximahospitalidad.Suamigodisfrutóconlaimprovisadacenayprometióvolverenotraocasión.Pero,aunquenolomostrase,Johnestabaenfadado.ConsiderabaqueMeglehabíapuestoenunaprietoy,después,lohabíaabandonadocuandomáslanecesitaba.Noesjusto,pensaba, decirle a un hombre que puede traer amigos a casa siempre quequiera, con total libertad, y, cuando te toma la palabra, montar en cólera,reñirleydejarlesoloanteelproblemaparaqueelotroseburleoseapiadedeél.No,¡portodoslossantos!EsonosehaceyMegdeberíasaberlo.Mientrascomía, la procesión ibapor dentropero, unavez superado lo peor,mientrasregresaba a casa después de despedirse de Scott, su ánimo se calmó.¡Pobrecilla!Hesidodemasiadoduroconella,que sehaesforzado tantoporcomplacerme.Lo que ha hecho estámal, pero esmuy joven.Debo sermáspaciente y enseñarle a comportarse. John esperaba que no hubiese ido a sucasa con el chisme; detestaba los cotillees y que terceras personas seentrometiesen en su vida. Solo de pensarlo se puso de mal humor, pero alimaginar a Meg llorando hasta caer enferma se le ablandó nuevamente elcorazón y apuró el paso, resuelto amostrarse sereno y tierno, pero tambiénfirme para que su mujer entendiese que había desatendido sus deberes deesposa.

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Meghabíadecididoasimismomostrarseserenay tierna,yenseñarlecuálerasuobligacióncomoesposo.Queríacorrerasuencuentro,pedirleperdón,besarle, encontrar consuelo en sus brazos, pero, por supuesto, no hizo nadasemejante y, cuando vio a John llegar, empezó a canturrear con fingidanaturalidad,mientrassemecíaycosíacomounamujerociosavestidaconsusmejoresgalas.

JohnsesintióalgodecepcionadoalnoencontraraunatiernaNíobepero,convencido de que era ella quien debía disculparse primero, no dijo nada.Entró tranquilamentey se tumbóenel sofá,desdedondehizoel interesantecomentarioquesigue:

—Cariño,vaahaberlunallena.

—Meparecebien—fuelabalsámicarespuestadeMeg.

El señor Brooke sacó a colación unos cuantos temas más de interésgeneral, a los que la señora Brooke fue respondiendo con escasa emoción,hastaque laconversación languideció.Johnseacercóentoncesa laventana,abrióelperiódicoyseenvolvióconél,ensentidofigurado.Megfuealaotraventanaycosiónuevosadornosenunaszapatillascomosilefueselavidaenello.Ningunodelosdosdijonada;ambossemostraban«serenosyfirmes»yambossesentíandesesperadamenteincómodos.

¡Oh,Dios!,pensóMeg,lavidadecasadaesmuyduray,ademásdeamor,requiereunapacienciainfinita,talycomodicemamá.Lapalabra«mamá»letrajo a la memoria otro consejo materno recibido años atrás que ella habíaacogidocondisgusto:«Johnesunbuenhombre,perotienesusdefectos,ytúdebes aprender a verlos y a soportarlos, sin olvidar que también tienes lostuyos. Es muy firme pero, si razonas con él con dulzura y no le llevas lacontrariaconimpaciencia,nosemostraráobstinado.Esestricto,sobretodoenlo referente a contar siempre la verdad, y esa es una virtud, aunque a ti teresulte incómoda.Meg, no le engañes nunca ni con tus palabras ni con tusactos y él confiará en ti como mereces y te brindará su apoyo. Tiene uncarácterdistintodelnuestro.Nosotrasexplotamosperosenospasaenseguida;a él le cuestamucho enfadarse pero, cuando lo hace, no es fácil de aplacar.Cuidadenodespertarsufuriayrecuerdaquetupazytufelicidaddependendenoperdersurespeto.Vigilaloquehacesyloquedicesy,encasodequelos dos cometáis un error, discúlpate primero para evitar que surjan esaspequeñasrencillas,malentendidosymalaspalabrasqueprovocanunamargopesaryarrepentimiento».

Megrecordóaquellaspalabras,sobretodolasúltimas,mientrasbordabaenel crepúsculo. John y ella vivían su primera gran desavenencia; lasdesagradables frasesquehabíadicho leparecíanneciasydurasalpensarenellas,suenfadoseleantojabapueril,yalimaginaralpobreJohnvolviendoa

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casapara encontrar semejante escena se le ablandóel corazón.Lemiró conlágrimas en los ojos, pero él no se dio cuenta. Dejó su labor y se levantó,decidida a ser la primera en decir «lo siento», aunque él no parecía prestaratención. Cruzó la estancia muy lentamente, porque le costaba tragarse elorgullo,ysedetuvoantesuesposo,peroélnolevantólosojosparamirarla.Porunossegundoslajovensesintióincapazdeseguiradelante,peroentoncespensó:Estono esmásque el principio.Yoharé loquedebohacery así notendrénadaquereprocharme.Seinclinóybesódulcementeasuesposoenlafrente.Esobastóparaarreglarlascosas.Aquelbesodearrepentimientoresultómejorqueningúndiscurso,yJohnlasentósobresusrodillasydijocongranternura:

—Noestuvobienquemeburlasede lodelamermelada; tepidoperdón,querida,yprometonohacerlonuncamás.

Pero lo hizo, ¡válgame el cielo si lo hizo! Cientos de veces, y Megtambién; ambos declararon que aquella era la mermeladamás dulce de susvidas,porquelostarritossirvieronparaconservarlapazfamiliar.

Despuésdeaquello,MeginvitóalseñorScottaunacenaformalylesirvióunfestínestupendoquenoincluíaunamujerairadacomoprimerplato.Estuvotanalegreyocurrente,ytodosaliótanbien,queelseñorScottcomentóaJohnque era un hombre afortunado por estar casado con ella y fue musitandoacercadelasmiseriasdelavidadesolterodecaminoasucasa.

Elotoñotrajoconsigonuevosretosyexperiencias.SallieMoffatrecuperólaamistadconMegeibaconfrecuenciaalacasitaacontarlealgúncotilleooa invitar a la «pobrecilla» a pasar el día en su gran mansión. A Meg leagradabasupresencia,porqueelmaltiempolahacíasentirsealgosola;todosensufamiliaestabanmuyocupados,Johnnovolvíahastalanocheyellanoteníanadaquehacersalvocoser,leeroarreglareljardín.Asípues,empezóasalirapasearycharlarconsuamiga.AlverlasbonitaspertenenciasdeSallie,volvióaañorartenercosassimilaresysecompadeciódesímismaporsufalta.Sallieeramuyamableysiemprequeríaregalarlealgúncapricho,peroMegsenegabaaaceptarlos,conscientedequeJohnno loaprobaría.Peroal final laalocadamujercitaterminóporhaceralgoquedisgustómuchomásaJohn.

Megsabíasiemprecuántoganabasumaridoyagradecíaqueélconfiaseenellaenunasunto—eldinero—quemuchoshombresparecenvalorarmásquelafelicidad.Sabíadóndeloguardabaypodíatomarloqueprecisasesiempreycuando llevase un registro de cada centavo gastado, pagase las facturas unavez al mes y no olvidase que era la mujer de un hombre pobre. Hasta esemomento, lo había hecho bien, había sido prudente y meticulosa, habíaanotado todopulcramente en el cuadernode cuentasy se lohabíamostradocadames,sinmiedo.Sinembargo,aquelotoñolaserpientellegóalparaísode

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Meg y la tentó no con manzanas, sino con vestidos, que son la tentaciónnaturaldelasEvasmodernas.AMegledesagradabasentirsepobreyquelosdemásseapiadasendeella.Leirritabasobremanera,peronoestabadispuestaareconocerlo,asíquedevezencuandoseconsolabacomprandoalgobonitopara que Sallie no pensase que tenía que apretarse el cinturón. Siempre sesentía fatal después, porque las cosas bonitas que adquiría rara vez erannecesarias pero, comono costaban demasiado, no tenía de qué preocuparse.Sinembargo,lacuantíadeloscaprichosfuesubiendoy,cuandoibadetiendasconsuamiga,yanosecontentabaconmirarsincomprar.

Perolasfrusleríascuestanmásdeloqueunoimagina,ycuandoafinaldemes hizo cuentas, se asustó al descubrir el total gastado. Aquel mes, Johnestaba muy ocupado y dejó que ella se encargase de las facturas. Al messiguiente,estuvoausente,peroeneltercerotuvolugarunarevisiónqueMegnoolvidaríajamás.Díasantes,habíahechoalgoterriblequepesabasobresuconciencia.Salliehabíaadquiridovariaspiezasde sedayMegsemoríaporuna —solo una— clara y bonita para las fiestas, porque su vestido negroestabamuyvistoysololasjovencitaspodíanllevarprendasfinasporlanoche.Por Año Nuevo, la tía March solía regalar a las hermanas una moneda deveinticincodólares; apenas faltabaunmespara eso, lapreciosa telade sedavioletaeraunaauténticagangayelladisponíadeldinero, tansolo teníaqueatreverseacogerlo.Johnsiempredecíaquetodolosuyoeradeella,pero¿leparecería bien que gastase los veinticinco dólares que esperaba conseguir yotros tantos del presupuesto familiar? Esa era la cuestión. Sallie la habíaanimado a hacerlo, se había ofrecido a prestarle el dinero y,movida por lamejorde las intenciones,había tentadoaMeghastaunextremoenelque lajoven ya no podía resistirse. En mal momento el vendedor, señalando losencantadoresybrillantespliegues,dijo:«Señora,esunaganga,seloaseguro».Y ella repuso: «Me lo llevo». Cortaron la tela y la pagaron. Sallie estabaexultanteyMegriocomosilacompracareciesedeimportancia,perosesintiócomoquienacabaderobaralgoytienealapolicíapisándolelostalones.

Cuando llegó a casa, trató demitigar el remordimiento contemplando labelleza de la seda, pero entonces le pareció que brillaba menos, que no lefavorecíatantocomoesperabaycreyóverestampadasenlasdoscarasdelatelalaspalabras«cincuentadólares».Laalejódesuvista,perolaimagendelatelalaperseguíanocomoloharíaunhermosovestido,sinocomoelfantasmadeun terribleerrordifícildesubsanar.Aquellanoche,cuandoJohncogióellibrode contabilidad, aMeg lediounvuelco el corazóny, porprimeravezdesde que se casó, tuvo miedo de su esposo. Sus amables ojos marronespodíanresultarmuyseverosy,aunqueélestabaespecialmentecontento,Megsospechabaquelahabíadescubiertoydisimulaba.Comohabíapagadotodaslasfacturasylascuentasestabanaldía,Johnlafelicitó,ycuandosedisponíaaabrirelviejobilleteroquellamaban«elbanco»,Meg,sabedoradequeestaba

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vacío,ledetuvolamanoydijoconciertonerviosismo:

—Todavíanohasrevisadomisgastospersonales.

John nunca pedía verlos, pero ella insistía en compartirlos con él y ledivertíalaextrañezamasculinaconlaqueélrecibíalaspeculiaresnecesidadesde las mujeres. Así, buscaba saber a qué correspondía el epígrafe«cordoncillos»,lainterrogabaconfirmezasobreelsignificadode«mañanita»opreguntaba,intrigado,cómopodíauntocadocostarcincooseisdólaressinoeramásqueunpedazode terciopeloconunpardecintasy trescapullosderosa de tela. En aquella ocasión, él parecía dispuesto a pasar un buen ratoanalizando las cuentas de su esposa y fingiendo horrorizarse por sudespilfarro, como hacía con frecuencia, aunque en verdad estuvieseespecialmenteorgullosodeloprudentequeerasumujer.

La joven dejó las cuentas ante él y se colocó detrás de su silla, con laexcusa de masajearle la frente para suavizar las arrugas provocadas por elcansancio.Ydesdeallí,concrecientetemor,dijo:

—John,querido,medavergüenzamostrarteestascuentasporqueenestosúltimos días he gastadomás de lo debido. Como ahora salgomás, necesitociertascosas…Salliemeaconsejóquelascompraraylehicecaso.EldineroquemeregalarámitíaporAñoNuevocubrirápartedelosgastos;aunasí,encuantolohubecomprado,mearrepentí.Noquisieraquepensasesmaldemí,querido.

Johnserio,tiródeellaparaatraerlahaciasíy,debuenhumor,apuntó:

—No te escondas, no te voy a pegar por haberte comprado unas buenasbotas.Estoytanorgullosodelospiesdemiesposaquenomeimportapagarochoonuevedólaresporuncalzadodecalidad.

LasbotashabíansidounodelosúltimoscaprichosqueMeghabíaanotadoensuscuentas,ylosojosdeJohnhabíanidoadarconesapartidamientraslaescuchaba.¡Oh!¿Quépensarácuandodescubraquemehegastadocincuentadólares?¡Quéhorror!,sedijolajovenconunescalofrío.

—Esalgomásqueunasbotas;setratadeunvestidodeseda—dijoconlatranquiladesesperacióndequiendeseaquelopeorhayapasadoya.

—Bueno, querida, como dice el señor Mantalini, ¿a cuánto asciende el«dichosototal»?

Johnnosolíahablardeesemodoylamirabaconsufranquezahabitual,ala que ella siempre había sabido corresponder, hasta ese día. Meg pasó lapáginayvolviólacabezaaltiempoqueseñalabalasumafinal,queyahubiesesido difícil de aceptar sin los cincuenta dólares demás pero que, con ellos,resultabaescalofriante.Sehizounsilencio tensoqueduróunminuto, trasel

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cualJohndijopausadamente,tratandodenomostrarsumalestar:

—Bueno,supongoquecincuentadólaresnoesdemasiadoparaunvestido,contodoslosadornosychismesquehacenfaltaparaquequedebien.

—Todavíanoestáhecho,nisiquieraestácortado—observóMegconunsuspirodeconsternación,conscientedelomuchoquecostaríaconfeccionarlo.

—Veinticincovarasdesedaparecemuchoparacubriraunamujermenudacomolamía,peroestoysegurodequeirástanelegantecomolaesposadeNedMoffat—dijoJohncontonoseco.

—Sé que estás enfadado, John, pero no pude evitarlo. No pretendomalgastar tudinero,no imaginéqueesospequeñosgastossumados fuesenasuponer tanto. Cuando veo a Sallie comprar todo cuanto se le antoja ycompadecerse de mí por no poder hacerlo, no me puedo resistir. Intentoconformarme,peroresultamuyduro.Estoyhartadeserpobre.

Estoúltimolodijotanbajoquepensóqueélnolohabíaoído,perolohizo,yaJohnledolióenlomáshondoporquesehabíaprivadodemuchascosasparaqueaMegnolefaltasedenada.Elladeseóhabersemordidola lengua.John dejó los libros de cuentas a un lado, se puso en pie y dijo con voztemblorosa:

—Temíaquealgoasíocurriese.Haréloquepueda,Meg.

Si John la hubiera reprendido, o incluso zarandeado, Meg no se habríasentido tan acongojada como al oírle pronunciar aquellas palabras. Corrióhaciaélyleabrazóconfuerza,llorandodearrepentimiento.

—¡Oh,John,miquerido,dulceytrabajadormarido!¡Noqueríadecireso!He sidomala, falsa y desagradecida. ¿Cómo he podido decir algo así? Oh,¿cómohepodido?

John,que teníamuybuencorazón, laperdonóde inmediatoyno lehizoreprochealguno,peroMegsabíaque,aunqueélnovolvieseamencionarlo,loquehabíahechoydichonoerafácildeolvidar.Habíaprometidoamarleenlobuenoy en lomalo, y ahora ella, su esposa, le reprochabaque fuesepobre,despuésdegastarsusahorrossinconsideración.Erahorrible,perolopeordetodofuequeJohnloaceptócontranquilidadycontinuócomosinadahubiesepasado,salvoporelhechodequepermanecíahastamástardeenelpuebloyse quedaba trabajando por las noches mientras ella lloraba hasta que sequedaba dormida. Una semana de arrepentimiento la puso al borde de unaenfermedad,y cuando supoque Johnhabía anuladoel encargode suabrigonuevo, la joven cayó en un estado de verdadera desesperación. Se quedósorprendidacuando,alpreguntarleporlosmotivosdelcambio,élselimitóacontestar:«Nomelopuedopermitir,querida».

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Megnodijonada,peroalcabodeunossegundosJohn laencontróenelvestíbulo,conelrostrohundidoensuviejoabrigogris,llorandocomosiselehubiesepartidoelalma.

Aquellanoche,tuvieronunalargacharlayMegaprendióaamaraúnmásasuesposoacausadesupobreza,porqueesacircunstancia lehabíahechounhombre,lehabíaaportadofuerzayvalorparalucharporsímismoylehabíaotorgadounadulcepacienciaparahacer frentea losdefectosycarenciasdelosseresamados.

Aldíasiguiente,MegseguardóelorgulloenelbolsilloyfueaveraSallieparacontarlelaverdadypedirlequelehicieseelfavordecomprarleelcortedeseda.LaafableseñoraMoffatlohizodebuenaganaytuvoeldetalledenoregalárseladeinmediato.LuegoMegfueacomprarunabrigonuevoparaJohny,cuandoeste llegó, lepidióquese loprobaray lepreguntó:«¿Tegustaminuevo vestido de seda?». Es fácil imaginar su respuesta, la emoción que leprovocóelregaloylobienquefuetodoapartirdeesemomento.Johnvolvíaacasamástemprano,Megyanosalíatanto,ylasolícitamujercitaayudabaalfeliz esposo a ponerse el abrigo nuevo por lamañana y a quitárselo por lanoche.Así, el año transcurrióenpazhastaque,amediadosdeverano,Megvivióunaexperiencianueva,lamásprofundaytiernaenlavidadetodamujer.

LaurieasomóporlacocinadelDovecoteunsábado,conelrostrorojodeemoción, y fue recibido por todo lo alto por Hannah, que improvisó unosplatillosconunasarténenunamanoyunatapaenlaotra.

—¿Cómoestálanuevamamá?¿Dóndesehametidotodoelmundo?¿Porquénomeavisasteisantes?—dijoLaurieconunsonorosuspiro.

—¡Está feliz como una reina! Todo el mundo está arriba rezando. Noqueríamos ningún torbellino por aquí. Entra en la sala y avisaré de que hasvenido.—Dichoesto,Hannahdesaparecióriendoporlobajo,eufórica.

Joapareciódeinmediato,orgullosa,conunbultoenvueltoenunamantitaentre los brazos. Su expresión era seria, pero le brillaban los ojos y su vozdenotabaunagranemocióncontenida.

—Cierralosojosyextiendelosbrazos—invitó.

Laurieretrocedióprecipitadamente,escondiólasmanostraslaespaldaylamiróconexpresiónsuplicante.

—No,gracias,prefieronohacerlo.Semecaeríaoloaplastaría,seguro.

—Entonces,serámejorquenoleveas—repusoJocontonotajante,y lediolaespaldaparasalirdelahabitación.

—¡Estábien,loharé!¡Loharé!Perosipasaalgolaresponsableserástú.—Obedeciendolas instruccionesdeJo,Lauriecerrólosojosmientrasella le

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entregaba el bulto.Al oír reír a Jo,Amy, la señoraMarch,Hannah y John,Laurieabriólosojosydescubrióqueteníadoscriaturas,una,encadabrazo.

¡Noeradeextrañarqueserieran!Lauriemirabaincréduloalasinocentescriaturas y a sus divertidos espectadores, con los ojos como platos y unaexpresión de pasmo tan divertida que ni un cuáquero hubiese podido evitardesternillarse;Joterminósentadaenelsuelo,muertaderisa.

—¡Por Júpiter, pero si son gemelos!—Durante varios minutos, aquellafrasefueloúnicoqueeljovenalcanzóadecir,ylarepetíaunayotravez.Porfin, con un aire tan cómico que inspiraba piedad, añadió—; ¡Por favor, quealguienmequitealosniñosdelosbrazos!¡Yanopuedocontenermáslarisaytemoquesemecaiganalsuelo!

Johnrescatóasushijosysepaseóporlasaladearribaabajoconunoencada brazo, como si fuese un iniciado en los misterios del cuidado de losreciénnacidos,mientrasLaudereíahastaqueselesaltaronlaslágrimas.

—¿A que es lamejor broma de la temporada?No te he avisado porquequeríadarteunasorpresa,yestoyencantadadehaberloconseguido—dijoJocuandorecuperóelaliento.

—Mehequedadopatidifuso.¡Quédivertido!¿Sonniñoslosdos?¿Cómolosvaisallamar?Déjamequelesecheunvistazoahora.Jo,ayúdame,porqueunoyaesdemasiadoparamí,¡imagínatedos!—Lauriemiróalosdosreciénnacidos como si fuese un perro de Terranova, grande y benevolente,contemplandoadosgatitos.

—Niñoyniña.¿Aquesonpreciosos?—dijoelorgullosopapásonriendomientras contemplaba a las dos criaturas, que tenían el rostro enrojecido yparecíanángelessinalas.

—Sonloscríosmásguaposquehevistonunca.¿Cuálescuál?—preguntóLaurie,muyinclinadoparaobservaralospequeñosprodigios.

—Amyhapuestounlazoazulalniñoyotrorosaalaniña,comohacenenFrancia;asíesmásfácilidentificarlos.Además,unotienelosojosazulesyelotro,marrones.Dalesunbeso,tíoTeddy—dijoJoconsorna.

—Me temo que no les gustará —repaso Laurie con una timidez pocohabitualenél.

—Porsupuestoquelesgustará,estánacostumbrados;cumplaconsudeberdeinmediato,señor—ordenóJoparaevitarqueeljovenselibrase.

Lauriehizounamuecay,obediente,dioacadaniñounbesitoenlamejillacontalreparoquetodosseecharonareíryloscríossepusieronallorar.

—¿Loves? ¡Sabíaqueno lesgustaría!Fíjate, elniño sehapuestoadar

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patadas y puñetazos como un auténtico hombrecito. ¡Eh, pequeño Brooke,métete con los de tu tamaño!—exclamó Laurie, divertido, al ver cómo elpuñitotratabaenvanodedarleenelrostro.

—ElniñosellamaráJohnLaurenceylaniña,Margaret,comosumadreycomosuabuela.LallamaremosDaisyparaquenohayadosMegsencasaysupongo que al chico le llamaremos Jack, salvo que se nos ocurra undiminutivomejor—explicóAmyconelinteréspropiodeunatía.

—Podéis ponerleDemijohn y yo le llamaréDemi, para abreviar—elijoLaurie.

—DaisyyDemi…¡Esperfecto!SabíaqueTeddyencontraríaunabuenasolución—exclamóJodandounapalmada.

Y,enverdad,Teddylaencontró,porqueapartirdeesemomentolosniñospasaronallamarseDaisyyDemi.

CAPÍTULO29–VISITAS

—¡Venga,Jo,yaeslahora!

—¿Dequé?

—¿Nome irás a decir que has olvidado que prometiste acompañarme aseisvisitaseneldíadehoy?

—He cometido muchos errores y locuras en mi vida, pero no creo quehaya estado nunca tan majareta como para comprometerme a realizar seisvisitas enundía, cuandonecesito todauna semanapara recuperarmede losefectosdeunasola.

—Pues lo prometiste. Hicimos un trato; yo terminaba el retrato alcarboncillo de Beth que me pediste y, a cambio, tú me acompañarías acorresponderalasvisitasdenuestrosvecinos.

—Tedimipalabradeacompañartesíhacíabuentiempoyyocumplomipalabra como Shylock—dijo Jo, aludiendo al personaje de Elmercader deVenecia,deShakespeare—,pero,comoveonubeseneleste,noiré.

—¡No seas remolona! Hace un día estupendo, no amenaza lluvia y túsiempretejactasdenofaltaratuspromesas,asíquemanténtupalabra,venycumplecontudeber.Despuéstedejaréenpazotrosseismeses.

Enesemomento,Joestabaconcentradaconfeccionandounvestido,comomodista de la familia que era. Se enorgullecía de ser tan hábil con la aguja

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como con la pluma. El hecho de tener que dejar el patrón que estabapreparandoparaemperifollarseysalirdevisitaenuncálidodíade julioeracasi una provocación. Detestaba las visitas de compromiso y no las habíahechonunca,hastaqueAmylaacorralóconaquellaespeciedepacto,chantajeo promesa. Llegados a ese punto, no tenía escapatoria; cerró las tijeras confuerza, concentrando en el chasquido metálico toda su rebeldía, mientrasrepetía entre dientes que se acercaba una tormenta, hizo a un lado su labor,cogióel sombreroy losguantes conairede resignaciónycomunicóaAmyquesuvíctimaestabalista.

—¡Jo March, eres tan terca que hasta un santo perdería la pacienciacontigo! Supongo que no pretenderás ir de visita vestida así…—exclamóAmymirándolaperpleja.

—¿Por qué no? Llevo ropa limpia, informal y cómoda. Me parece elatuendomásadecuadoparasaliradarunpaseoporcaminospolvorientosenundíadecalor.Sialagenteleinteresamásmiropaquemipersona,notengoelmenordeseodeverlos.Puedesarreglarteporlasdoseirtanelegantecomoteplazca.Atitecompensaelesfuerzo,peroparamínovalelapena;además,nomeagradaemperifollarme.

—¡SantoDios!—exclamóAmyconunsuspiro—.¡Ahoratehaspropuestollevarme la contraria y hacerme perder tiempo para convencerte de que tearregles!Nocreasqueamímegusta tenerquepasareldíaviendoagente,peronuestrafamiliatieneunadeudasocialconlosvecinosynostocaatiyamísaldarla.Mira,Jo,sitevistesbienymeayudasacumplirestamisión,harélo que sea por ti. Cuando quieres, hablas tan bien, tienes un aspecto tanaristocráticoyteportastaneducadamentequemesientoorgullosadeti.Medavergüenzairsola;porfavor,acompáñameycuidademí.

—Eresunaartistacombinandohalagosyargumentosparaconvenceraunahermana gruñona. ¡Mira que decir que puedo tener un aire aristocrático yeducado,yquetedavergüenzairsola!Nosécuáldelasdosideasresultamásabsurda.Está bien, puestoquenomequedamás remedio, iré y haré lo quepueda,pero túestásalmandodeestaexpedición,yomelimitaréaobedecertusórdenesciegamente.¿Teparecebien?—dijoJo,quepasóbruscamentedecomportarsecomounatercaaserunsumisocorderito.

—¡Eres un auténtico ángel! Ve a arreglarte y yo te indicaré cómocomportarteencadacasa,paraquecausesunabuenaimpresión.Quieroquelagente tevaloreyasíserásiponesunpocode tuparteparaserunpocomássociable.Hazteunpeinadofavorecedoryponteunarosaenelsombrero;daráun toque de color y matizará el aire tan serio que tiene tu ropa. Coge losguantes claros y el pañuelo bordado. Pasaremos por casa de Meg y lepediremosquemepresteunasombrillablanca,asítúpodrásusarlamíagris.

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Amynodejódedarinstruccionesasuhermanamientrassearreglabay,apesardeseguirlasalpiedelaletra,Jonodejódeexpresarsudisgusto.Cuandosepusoelvestidonuevodeorgandí,suspiró;alsujetarconunlazoperfectosusombrero, frunció el entrecejo; al colocarse bien el cuello, se peleóabiertamente con los imperdibles, y al sacudir el pañuelo, cuyos bordadosirritabantantosunarizcomoaquellamisiónofendíasussentimientos,hizounamueca.

Por fin, después de embutir sus manos en unos guantes estrechos quetenían dos botones y una borla, expresión máxima de elegancia, se volvióhaciaAmyyconcaradetontayvozsumisaanunció:

—Mesientofatal,perositúcreesquehequedadopresentable,moriréenpaz.

—Estásmuybien;datelavueltaparaquepuedaecharteunúltimovistazo.—Jo obedeció, Amy dio unos últimos retoques y, por último, ladeando unpoco la cabeza, comentó alegre—; Sí, servirá, El peinado perfecto, elsombreroblancoconlarosaresultasimplementearrebatador.Echahaciaatrásloshombrosydejalasmanosquietaspormuchoquetemolestenlosguantes.Tú sí sabes llevar bien un chal, yo soy incapaz. Da gusto verte, me alegramucho que la señoraNorton te regalase este; es sencillo pero bonito, y losplieguesqueformasobretubrazoquedanrealmentebien.Dime,¿llevolacapatorcida? Sime levanto un poco la falda, ¿queda bien?Me gusta que semeveanlasbotas,porquetengounospiesmuybonitos,aunquenolanariz.

—Todatúeresunabelleza,unregaloparalavista—dijoJoajustandoconaire experto la pluma azul que destacaba sobre la cabellera dorada de suhermana—.Porfavor,señorita,explíqueme,¿hedearrastrarmimejorvestidoporelpolvoopuedolevantarlafalda?

—Sujétalacuandocaminesydéjalacaercuandoestésenel interiorde lacasa.Lasfaldaslargastefavorecenmásydebesaprenderaarrastrarlacoladelos vestidos con soltura. Te falta abotonar uno de los guantes.Hazlo ahora.Nuncaestarásdeltodobiensínocuidaslosdetalles,porquedeellosdependelagraciadelconjunto.

Josuspiróyabotonóelguante,conloque,porfin,ambasestuvieronlistasy partieron. Asomada a la ventana de la planta de arriba, Hannah las viomarcharypensóqueambasparecíandosprincesas.

—Bien,queridaJo,losChestersonpersonasmuyelegantes,asíquedebesportarteconpropiedad.Nohagascomentariosfueradetononidigasnadaquesuene raro, ¿de acuerdo? Muéstrate serena, algo fría y callada, ya que esaactitud,ademásderesultarmuyfemenina,nosevitaráproblemas.Seguroquepuedescomportartedeesemododurantequinceminutos—dijoAmymientras

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seacercabanalaprimeracasa,despuésdequeMeglesprestaselasombrillablancaylespasararevistaconunniñoencadabrazo.

—Veamos,«serena, algo fríaycallada».Sí, creoquepuedo lograrlo.Hehechodemujercursienunaobra;trataréderecordaresepapel.Soyunaactrizestupenda, tendrás ocasión de comprobarlo. De modo que, querida,tranquilízate,todosaldrábien.

Amy suspiró aliviada, pero la traviesa Jo siguió sus instruccionesdemasiadoalpiedelaletra.Enaquellaprimeravisita,sesentóconunaposeperfectaylosplieguesdelvestidoelegantementedispuestos,ysemostrótanserenacomoelmarenverano,tanfríacomolanieveymáscalladaqueunaesfinge. La señora Chester no obtuvo respuesta cuando aludió a su«encantadoranovela»ylashijasprobaronsuertecondiversostemas—fiestas,picnics,óperaymoda—sinconseguirdeJomásqueunasonrisa,ungestodeasentimientoounescueto«sí»o«no».Amyletelegrafiabaindirectasparaquehablase y le daba pataditas disimuladamente, sin resultado alguno. Jopermanecióentodomomentohierática,ajenaatodo,distanteeinexpresiva.

—¡Qué altiva y sosa es lamayor de losMarch!—oyeron comentar, pordesgracia, a una de las hijas nada más cerrar la puerta. Jo rio por lo bajomientras cruzaba el vestíbulo, pero Amy estaba muy disgustada por loocurridoy,contodarazón,culpóaJodelfracasodelaempresa.

—¿Cómo has podido hacerme esto? Te pido que te comportes condignidad y educación, y no se te ocurremás que convertirte en un trozo depiedra.EncasadelosLambintentasermáscordial,porfavor;cuentachismescomohacentodaslasmuchachas,habladevestidos,decoqueteosydetodaslas tonterías que salgan a colación. Son muchachas de buena sociedad ymerece la pena estar a bien con ellas. No quiero que les causes una malaimpresión.

—Seré cordial, reiré, contaré chismes y me mostraré escandalizada oadmirada por cualquier estupidez que cuenten si así lo deseas. Me gustamucholaidea.Ahoraharéelpapelde«jovenencantadora».Sécómohacerlo,tomaréaMayChestercomomodelo,VeráscómolosLambcomentan:«¡QuémuchachatanagradableydivertidaesestaJoMarch!».

Su hermana no se quedó precisamente tranquila porque, cuando Jo seponíaahacereltonto,nadiesabíaloquepodíaocurrir.LacaradeAmyeraunpoemacuandolavioentrarenlasala,saludarybesarefusivamentealastodaslas muchachas, sonreír con elegancia a un joven caballero y sumarse a laconversaciónconentusiasmo.LaseñoraLambfueabuscaraAmy,queerasufavorita, y la obligó a escuchar un largo relato sobre el último ataque deLucrecia,mientrastresencantadoresmuchachosmerodeabancerca,alaesperade que la dama dejara de hablar para acudir al rescate de la joven, Desde

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donde se encontraba, Amy no podía vigilar a Jo, que parecía a punto decometer una diablura y hablaba con tanta soltura y superficialidad como ladueñadelacasa.Asualrededorseapiñabanvariaspersonas,yAmyaguzóeloído con la esperanza de captar lo que decía. Las frases que alcanzaba aescuchar le resultaban inquietantes, losojos abiertosy lasmanosalzadasdeaquellos jóvenes avivaban su curiosidad y las carcajadas que su hermanaarrancabaasupúblicolehicieronarderendeseosdeparticipardeladiversión.Esfácilimaginarcómosufríalapobrealescucharfragmentosdeconversacióncomoelsiguiente:

—¡Montamuybienacaballo!¿Quiénlehaenseñado?

—Nadie;practicabaconlasillademontary lasriendassobre laramadeunviejoárbol.Ahorapuedemontarcualquiercosaynacíalaasusta.Elmozodel establo le deja llevarse caballos por muy poco dinero porque ella losvuelvemansosy lospreparaparaque lasdamaspuedanmontarlos.Disfrutatanto haciéndolo que siempre le digo que, en el peor de los casos, podríaganarselavidadomandocaballos.

Al oír aquello aAmy le costó contenerse, ya que su hermana la pintabacomouna jovenatrevida,queera loquemás temíaenelmundo.Pero¿quépodíahacer?Ladueñadelacasaseguíacontándolesuspenasy,antesdequepudiese librarse de ella, Jo volvió al ataque, revelando nuevos secretos ehiriendoaúnmássussentimientosconsusindiscreciones.

—Así es, aquel día Amy estaba desesperada porque tocios los caballosbuenosestabancogidosysoloquedabantresenelestablo.Unoestabacojo,elotrociego,yelúltimoeratantercoquenohabíaquienlomovieradelsitio.

—¿Cuáleligió?—preguntóuncaballeroentrerisas,muydivertidoporlaanécdota.

—Ninguno.Le comentaronqueen lagranjaquehayal otro ladodel ríotenían un caballo joven que nunca había montado ninguna dama y decidióprobar suerte con él, porque era un animal hermoso y lleno de fuerza.¡Menudalucha!Paraempezar,nohabíanadiequelepudiesellevarelcaballo,asíquetuvoqueirellaabuscarlo;conlasillasobrelacabeza,cruzóelríoyfuehastaelestablo.¡Elgranjerosequedódeunapiezacuandolavioentrar!

—¿Yalfinmontóelcaballo?

—Por supuesto, y lo pasó en grande. Yo temí que volviese a casadescuajaringada,perolodominóenseguidaysedivirtiócomonadie.

—¡Eso es lo que yo llamo ser valiente!—comentó el joven Lamb, quemiró con aprobación aAmy y se preguntó qué estaría contándole sumadreparaquelajovenestuviesetanrojaypareciesetanincómoda.

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Un instante después,Amy se puso aúnmás roja y se sintió todavíamásincómoda porque la conversación derivó hacia el tema del atuendo. UnamuchachapreguntóaJodóndehabíaconseguidoelsombreroquehabíalucidoenunpicnic, y la estúpidade Jo, en lugar de referirse al lugar en el que lohabíancompradodosañosantes,respondióconunafranquezafueradelugar:

—EsobradeAmy.Comonopodemoscomprarsombrerosconestampadostan delicados, Amy nos los pinta. Tener una hermana artista es de lo másdivertido.

—¡Quéideatanoriginal!—exclamólaseñoritaLamb,queencontrabaaJodelomásdivertida.

—Esonoesnada,hacecosasmuchomejores.Dehecho,nohaynadaquenoseacapazdehacer.Enunaocasión,queríaunasbotasazulesparaacudirala fiesta que daba Sallie y, ni corta ni perezosa, pintó las que tenía de unceleste preciosoy, al verlas, cualquiera hubiese juradoque erande satén—prosiguió Jo mostrando un orgullo por las habilidades de su hermana quedesesperabaaAmyhastaelpuntodequererlanzarlealgoalacabeza.

—Elotrodíaleímosunrelatotuyoynosgustómucho—comentólahijamayordelosLambconlaintencióndealabaralajovenescritora,que,adecirverdad, ni la miró. Jo no reaccionaba bien cuando alguien mencionaba susobras;seponíarígida,parecíaofendidao,comoenaquellaocasión,cambiabadetemaconuncomentariodestemplado.

—Lamento que no tuvieras nadamejor para leer. Escribo basuras comoesas porque se venden bien y a la gente corriente le gustanmucho. ¿Irás aNuevaYorkesteinvierno?

HabidacuentadequelaseñoritaLambhabíadisfrutadoconlalecturadelrelato,elcomentarionoeraprecisamenteoportunonigrato.Jocomprendiódeinmediatoquehabíacometidoungraveerrory,temerosademeteraúnmáslapata, recordó de pronto que tenían que marcharse y se retiró con tantaprecipitaciónquedejóasuscontertuliosconlapalabraenlaboca.

—Amy, tenernos que irnos. Adiós, queridas, no dudéis en venir avisitarnos, os aguardamos con impaciencia, Señor Lamb, no me atrevo ainvitarle pero, si usted las acompañase, también sería bien recibido. —Jopronuncióestaspalabras imitandotanbienel tonoengoladodeMayChesterqueAmysalióatodaprisadelasala,incapazdeaguantarpormástiempolasganasdereírydegritar.

—Haidodemaravilla,¿noteparece?—preguntóJosatisfechamientrassealejabandelacasa.

—Nopodíahaberidopeor—replicóAmycondureza—.¿Quémoscateha

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picadopara contar lo de la silla demontar, el sombrero, las botasy todo lodemás?

—¿Quéocurre?Esdivertidoyalagentelehacegracia.Sabenquesomospobres, demodo que no hay por qué fingir que tenemosmozos de cuadra,comprarnostresocuatrosombrerosportemporadaopodemosadquirirlotodoconlamismafacilidadqueellos.

—Pero no hay necesidad de contar nuestras miserias y exponer nuestrapobrezahastaesegrado.Notienesniunagotadedignidadynuncaaprenderásamedirtuspalabras—concluyóAmycontonodesesperado.

LapobreJosequedóabatidaysesonóconeltiesoyduropañuelocomosiquisiesecastigarseporunamalaacción.

—Entonces,¿cómohedecomportarme?—preguntócuandoseacercabanalaterceracasa.

—Como te dé la gana; yo me lavo las manos —espetó Amy por todarespuesta.

—Entonces,serénatural.Loschicosestaránencasa,asíquemesentiréagusto.Diossabequenecesitocambiardeaires;tratardeserelegantemesientafatal—replicóJoconirritación,visiblementemolestaporhaberdefraudadoasuhermana.

Lasjóvenesrecibieronlaentusiastabienvenidadetresmuchachosyvariosniños,porloquesuánimomejoródeinmediato.AmysededicóacharlarconelseñorTudor,cuyaesposaseencontrabaasuvezdevisitaenotracasa,yJoentretuvo a losmás jóvenes, lo que supuso un cambiomuy grato para ella.Escuchóconsumointeréssusexperienciasenlauniversidad,acaricióavarioscaniches sin protestar, estuvo de acuerdo en que «Tom Brown era un tipofetén»,apesardelopocoelegantedelaexpresión,ycuandounodelosniñosdijoquequeríamostrarlelacasadesutortuga,accedióconunaprontitudquehizo sonreír a la madre, que llegó en ese instante y fue inmediatamentedespeinadaporlosefusivosabrazosdesushijos,quienescrearonunacoiffureque la mujer no habría cambiado por la de la más inspirada peluquerafrancesa.

Amyabandonóasuhermanaasusuerteyseocupódesupropiocontento.EltíodelseñorTudorsehabíacasadoconunadamainglesa,primaterceradeun lord, y eso hacía queAmy respetasemucho a aquella familia. Porque, apesar de ser norteamericana, la joven sentía por los títulos nobiliarios esaadmiraciónqueafectaamuchosciudadanosdelNuevoMundo,unaespeciedelealtadinconfesahacialosreyesquehizoquelanaciónmásdemocráticadelaTierra se emocionase al recibir la visita de un jovencito regio de cabellosdorados pocos años antes. Algo que sin duda refleja el amor que este país

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jovenprofesaasuviejoreferente;unamorsimilaralquesienteunhijoadultoporunamadreautoritariaque,trasretenerleasuladocuantohapodido,ledejaal fin separarse sin quejas cuando aquel se rebela. Pero ni siquiera lasatisfaccióndeconversarconunparientelejanodelanoblezabritánicalogróqueAmyperdieselanocióndeltiempo,porloque,transcurridoelplazoqueconsideróoportuno,sedespidiódesuaristocráticointerlocutoryfueabuscaraJo,rogandofervientementenoencontrarasuincorregiblehermanahaciendoalgoquemanchaseelbuennombredelosMarch.

Lo cierto es que podría haber sido peor, pero Amy juzgó el hechosuficientementemalo.Joestabasentadaenlahierba,rodeadadecríos,conunperroconlaspatassuciassobrelafaldadesuvestidodefiesta,relatandounade las travesuras de Laude para deleite de quienes la escuchaban. Un niñoempujabaaunastortugasenlapreciadasombrilladeAmy,otrocomíapandejengibreencimadelmejorgorrodeJoyuntercerolanzabaalairesusguantescomosisetratasedeunapelota.Perotodosloestabanpasandobien,ycuandoJo recogió sus maltrechas pertenencias, la siguieron hasta la puerta y lerogaronquevolvieseprontoahablarlesdelastravesurasdeLaude.

—Estoschicossonestupendos,¿verdad?Mesientorejuvenecidadespuésde haber estado con ellos—apuntó Jo, que caminaba con las manos en laespalda,enparteporcostumbreyenparteparaquesuhermananoviese lassalpicadurasdelasombrilla.

—¿Porquésiempreevitasal jovenTudor?—preguntóAmy,que tuvo ladelicadezadeabstenersedecomentareldeplorableaspectodesuhermana.

—Nomecaebien;sedaairesde importancia, seburladesushermanas,llevadecabezaasupadreynohablaconrespetodesumadre.Laudedicequees un alocado y a mí nome parece quemerezca la pena tenerle entre misamistades,asíqueledejotranquilo.

—Procuraalmenos tratarleconeducación.Lesaludasteconunafrialdadinusitada y, en cambio, ahora acabas de dedicar una gran sonrisa a TommyChamberlain,quenoesmásqueelhijodeltendero.Seríamásadecuadoqueinvirtieseselorden,sonriesesalprimeroysaludasesdelejosalsegundo.

—Noharé tal cosa—replicó Jocon terquedad—.El jovenTudornomeinspirasimpatía,respetoniadmiración,pormuchoquelasobrinadelsobrinodel tíodesuabueloseaprimaterceradeunlord.Tommyespobreytímido,buenoeinteligente.Tengobuenaopinióndeélynomeimportademostrarloporque,aunqueseahumilde,yoleconsiderouncaballero.

—Notienesentidodiscutircontigo—dijoAmy.

—Asíes,querida—sentencióJo—,demodoquepongamosbuenacaraydejemosunatarjetadevisitaencasadelosKing.Esevidentequenoestány

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yoestoymuyagradecidaalcieloporello.

Una vez que el tarjetero de la familia hubo cumplido su función, lasjóvenessedirigieronhacialasiguientecasa,dondeJotuvoocasiónderenovarsugratitud,puestoquelasinformarondequelasmuchachasestabanocupadasynoleseraposiblerecibirlas.

—Ahora,porfavor,vayamosacasa.YavisitaremosalatíaMarchenotraocasión.Podemosiraverlaencualquiermomentoyesunapenaquesigamosmanchandodepolvonuestrasmejoresgalas;además,estamosfatigadasydemalhumor.

—Hablaporti.Alatíaleencantaquelavayamosaverbienvestidasyquehagamosunavisitaformal.Anosotrasnoscuestamuypocoyparaellasuponeunagransatisfacción.Y,laverdad,nocreoqueturopapuedamancharsemásdeloqueestádespuésdepermitirquesetesubieranalafaldaperrossuciosyniños traviesos.Agáchateunmomentoparaquesacuda lasmigasque llevasenelsombrero.

—Québuenachicaeres,Amy—dijoJo,quemiróconarrepentimientosuestropeadoatuendoy, luegoelimpolutovestidodesuhermana—.¡Ojalámecostasetanpococomoatihacerpequeñascosasporlosdemás!Yopiensoenello, pero me parece que me roba demasiado tiempo y siempre acaboprefiriendo esperar a poder hacer un gran favor que compense todos lospequeñosquenohago.Perocreoquelospequeñosdetallesseagradecenmás.

Amy sonrió, aplacada por las palabras de su hermana, y dijo en tonomaternal:

—Lasmujeresdebenaprenderaseragradables,sobretodolasquesomospobres,porquenodisponemosdeotromododedevolverlosfavoresquenoshacen.Silorecuerdasyloponesenpráctica,todoelmundotequerrámásqueamí,porquetútienesmuchomásqueofrecer.

—Yosoyunavieja refunfuñonaynocreoquedejede serlonunca.Peroentiendoquetienesrazón.Essoloqueamímeresultamásfácilarriesgar lavida por alguien que ser amable con una persona cuando no me sale delcorazón.Tenersentimientostanprofundosesunadesgracia,¿noteparece?

—Loverdaderamentemaloesnopoderocultarlos.Amí, el jovenTudormedesagradatantocomoati,peronotengonecesidaddehacérselonotar.Tútampocodeberías.Notienesentidoserdesagradableporqueéltambiénlosea.

—Pero yo creo que una joven debe dejar claro que un muchacho ledesagrada.¿Ycómovaanotarloélsinoesporeltratoqueledispensa?Tratardecambiaralagentehablandonosirvedenada,loséporqueloheintentadomuchoconTeddy,peroavecesungestoconvencemejorynoveoporquéno

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tenemosqueayudaraotrossiestáennuestramano.

—Teddyesunmuchachoexcepcional,noselepuedeponercomoejemplo—declaróAmycontalsolemneconvicciónqueel«muchachoexcepcional»sehubiesedesternilladodeoírla—.Sifuésemosmujeresmuybellasodebuenaposición, tal vez podríamos influir en los demás, pero que nosotras lefrunzamos el entrecejo a un joven caballero porque no aprobamos sucomportamiento no producirá ningún efecto y solo conseguiremos que nosconsiderenrarasopuritanas.

—¿Quieresdecirque tenemosqueaceptar lascosasya laspersonasquedetestamosporquenosomosunasbellezasnimillonadas?¡Bonitosentidodelamoral!

—Noesqueestédeacuerdo,peroasífuncionaelmundo.Ylagentequevaacontracorrientesoloconsiguequelosdemásseburlendesuspenas.Nomegustanlosreformistasyesperoquenopretendasconvertirteenuna.

—Puesamísímegustanymeencantaríaunirmeaellossipudieraporque,pormuchoquelosdemássemofen,elmundonoavanzaríasinsuayuda.Nopodemosponernosdeacuerdoporquetúpertenecesalaviejaescuela,yyoalanueva.Esposibleque tú consigasmejores cosas, peroyoviviréunavidamásplena.Yestoyseguradequedisfrutarémuchomásquetú.

—Bueno,ahorahazelfavordecomportarteynomolestaralatíacontusideasmodernas.

—Lointentaré,perocuandolaveomecuestacontrolareldeseodelanzarunaarengarevolucionaria.Esmisino,nolopuedoevitar.

Dentro, encontraron a la tía Carrol charlando animadamente con laanciana.Cuando lasvieron llegar, lasmujeres se callaronde inmediatoy selanzaronunamiradaquedelatabaqueestabanhablandoprecisamentedeellas.Jo no estaba de humor y no podía ocultar su incomodidad, pero Amy, quehabíacumplidovirtuosamenteconsudeber,noperdiólospapelesyactuó,entodomomento,comounángel.Suamabilidaderatanevidentequesusdostíasla trataron con sumo cariño y, cuando se hubo marchado, estuvieron deacuerdoenquela«jovenmejorabadedíaendía».

—¿Vasaayudarenlaferia,querida?—preguntólatíaCarrolcuandoAmysesentóasuladoconesaconfianzaquetantoaprecianlaspersonasmayores.

—Sí,tía,laseñoraChestermelohapedidoymeheofrecidoaatenderunodelospuestos,dadoquenodispongodeotracosaquedarquemitiempo.

—Yono—intervinoJo—.Nosoportoquemetratenconcondescendenciay los Chester se comportan como si nos hiciesen un gran favor al dejarnosparticipar en su elegante feria. No entiendo por qué has aceptado,Amy; lo

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únicoquepretendenesquetrabajesparaellas.

—Amínomeimportatrabajar,ynoessolocosadelosChester,tambiénparticipanlosFreedmen.Consideromuyamableporsupartequemeinvitenacompartir la diversión y el trabajo con ellas. La condescendenciabienintencionadanomeincomoda.

—Buena respuesta, querida.Megustamuchoque seas agradecida, esunplacer ayudar a laspersonasquevaloran el esfuerzoquehacemospor ellas.Hayquiennoloapreciaensujustamedida,yesunaauténticapena—observólatíaMarchmirandoporencimadesusgafasaJo,quesemecíaenunrincón,conairemalhumorado.

SiJohubiesesabidoloimportantequeeraaquellavisitaparalafelicidadde una de ellas, se habría comportado de maravilla en ese mismo instante.Pero, por desgracia, no podemos ver lo que cruza por lamente de nuestrosamigos. Por lo general, estámuybien no saberlo, pero en ciertos casos nosayudaría a ahorrar tiempo y nos evitaría enfadarnos en vano. Lo que acontinuacióndijoJolaprivódevariosañosdeplacerylediounalecciónmuyoportunasobrelaconvenienciademedirsuspalabras.

—Nomegustaquemehaganfavores.Meagobianymehacensentircomosi fueseunaesclava.Prefierohacer lascosaspormímismayser totalmenteindependiente.

LatíaCarrolcarraspeóymiróalatíaMarch.

Venturosamente ignorante de lo que acababa de hacer, Jo permaneciósentadaconunairealtivoyunaspectorebeldemuypocoatractivospara lasdemás.

—Querida, ¿hablas francés?—preguntó la tía Carrol poniendo sumanosobreladeAmy.

—Bastantebien,graciasaquelatíapermitequeEstherhableconmigoensulenguabastanteamenudo—contestóAmycontantagratitudenlamiradaquelaancianasonriósatisfecha.

—¿Quétalsetedanlosidiomas?—preguntólatíaCarrolaJo.

—No hablo ninguno; soy demasiado tonta para estudiarlos. Detesto elfrancés. Me parece una lengua cursi y ridícula —respondió Jo con malosmodos.

Lasdostíasvolvieronaintercambiarunamirada,traslocuallatíaMarchpreguntóaAmy:

—Querida, estás fuerte y gozas de buena salud, ¿verdad? ¿Ya no tienesproblemasconlavista?

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—No,gracias.MeencuentromuybienyesperohacermachascosasesteinviernoparaestarlistaparairaRomacuandomeseaposible.

—¡Buenachica!Merecesiryestoyseguradequeloconseguirásalgúndía—apuntó la tíaMarch, dándole una palma-dita de aprobación en la cabeza,cuandoAmyleentregóelovillodelanaqueselehabíacaídoalsuelo.

—Viejagruñona,echaelcerrojo,siéntate juntoal fuegoehila—cacareóPolly,inclinadodesdesuperchasobreelrostrodeJodeunaformatancómicaeimpertinentequenadiepudoevitarsoltarunacarcajada.

—¡Quépájarotanobservador!—comentólaanciana.

—¿Quieres salir a dar un paseo, querida? —prosiguió Polly, que saltósobreelaparadordondeguardabanlosjuegosdeporcelanaymirócondelicialosterronesdeazúcar.

—Gracias, así lo haré. ¡Venga, Amy! —Y así fue como Jo dio porterminada la visita, más convencida que nunca de que las visitas no lesentabanbien.Estrechólamanoasustíascomosifueseunhombre,mientrasqueAmylasbesóaambas.Lasjóvenessalierondelacasa,dondedejarondosimpresionesmuy distintas, la de la luz y la oscuridad, impresiones que, encuantosemarcharon,hicieronalatíaMarchcomentar:

—Sigaadelante,Mary.Yopondréeldinero.

—Así lo haré en cuanto los padres me den su permiso—repuso la tíaCarrol.

CAPÍTULO30–CONSECUENCIAS

LaferiadelaseñoraChestererataneleganteyselectaquelasjóvenesdelavecindadconsiderabanungranhonorquelasinvitaranaatenderunodelospuestosytodasestabanmuyinteresadasenparticipar.Porfortunaparatodos,la señoraChester solicitó la colaboracióndeAmy,peronoasí lade Jo,queatravesabaunaépocagobernadaporelorgulloyquehabríadeexperimentarvariosdurosrevesesaúnparaaprenderasuavizarsusmodos.La«altivaysosahija de losMarch»quedó relegada,mientras que el talento y buengusto deAmysevieronrecompensadoscuandoleofrecieronquedirigieraelpuestodearte.La jovensealegrómuchoy sepusoa trabajarparaconseguirobrasdevalor,apropiadasparalaexposición.

Todo iba demaravilla hasta el día de la inauguración, cuando surgieronalgunas de esas pequeñas rencillas que es prácticamente imposible evitarcuando veinticinco mujeres, jóvenes y mayores, tratan de trabajar juntas a

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pesardesusresentimientosyprejuicios.

May Chester estaba bastante celosa de Amy porque sentía que esta lasuperaba en popularidad, y en aquel momento se dieron varios hechos queaumentaron aún más ese sentimiento. Los dibujos a plumilla de Amyeclipsaron totalmente los jarrones pintados deMay. Aquélla fue la primeraespinaenclavarsepero,porsinofuesebastante,eltodopoderosoTudorbailóencuatroocasionesconAmyenlafiestaqueofrecieronalfinaldeldíaysolounavezconMay.Aquellosupusounasegundaespina.Perolapeorafrenta,laquelesirviódeexcusaparamostrarunaactitudhostil,naciódeunrumorquellegóasusoídos,segúnelcuallashermanasMarchhabíanhechomofadeellaen casa de los Lamb. La culpa de todo la tenía Jo, claro está, porque susocarrona imitación había sido demasiado evidente y los traviesosLambnohabíanpodidoguardarelsecreto.Sinembargo,lasacusadasnosupieronnadadeello,deahíqueseafácilimaginareldisgustodeAmycuando,latardeantesdelainauguración,mientrasdabalosúltimostoquesasuhermosopuesto,laseñoraChes-ter,muydolidaporlasupuestamofadesuhija,seacercóydijo,contonoinexpresivoymiradafría:

—Querida,aalgunasjóvenesnolesparecebienquemishijasnoesténacargo de este puesto. Sin duda es uno de los más prominentes, algunaspersonasmuyinfluyentesconsideranqueeselmásimportantedelaferia,porloqueeselmásadecuadoparamishijas.Lolamentopero,comoséqueestásmuycomprometidaconlacausa,estoyseguradequenodejarásqueteafecteunapequeñadecepcióndeíndolepersonal.Silodeseas,puedeshacertecargodeotropuesto.

Al pensar en lo que le iba a decir a la joven, la señora Chester habíasupuesto que le resultaríamás sencillo soltar aquel pequeño discurso, pero,llegadoelmomento,lecostómuchísimoactuarconnaturalidad,porqueAmylamiraba a los ojos con expresión candorosa, llena de auténtica sorpresa ypreocupación.

Amy,quesospechabaquehabíaunarazónocultatrasaquelladecisiónperonolograbaimaginardequésetrataba,dijoconunhilodevoz,mostrandoquehabíaheridosussentimientos:

—Talvezprefieraquenomehagacargodeningúnpuesto.

—¡Oh, no, querida! No me guardes rencor, te lo ruego. Mira, es unacuestión meramente práctica. Mis hijas pronto tomarán el relevo de laorganización y creo que este puesto es el lugar más adecuado para ellas.Consideroque lo has hechomuybieny agradezcomucho tus esfuerzospordejarlotanbonito,perohemosdeaprenderasuperarnuestrosdeseosegoístas.Meocuparédeque te denotro. ¿No te gustaría hacerte cargodel puestodeflores? Lo han organizado las niñas y están algo desmotivadas. Tú podrías

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haceralgoestupendo,yelpuestodefloressiemprellamalaatención.

—Sobretodoaloscaballeros—añadióMayconunamiradatanelocuentequeAmycomprendiódeinmediatoqueellaeralacausadesurepentinacaídaen desgracia. Se puso roja de rabia, pero prefirió hacer oídos sordos alsarcasmodelajovenyrepusoconsorprendenteafabilidad:

—Haré lo que usted quiera, señora Chester. Dejaré este puesto ahoramismoeiréaocuparmedelasfloressiasílodesea.

—Puedescolocar tuscosasen tumesa,si loprefieres—indicóMay,quesintió cierto arrepentimiento al contemplar las hermosas hileras de conchaspintadas y los magníficos manuscritos iluminados por Amy con que habíadecoradoelpuesto.Nolodijoconsegundaintención,peroAmynoJotomóbienyreplicó,sinpensarlo:

—Por supuesto, si te molestan, me las llevaré. —Dicho esto, pusoatropelladamente losadornosensudelantaly semarchósintiendoque tantoellacomosusobrashabíansufridounaafrentaimperdonable.

—Ahora está enfadada. ¡Oh, mamá, ojalá no te hubiese pedido quehablasesconella!—exclamóMaymientrasmirabadesconsoladalosespaciosvacíosquehabíanquedadoenlamesa.

—Lasriñasdeniñasnodurandemasiado—apuntósumadre,quesesentíaalgoavergonzadaporhaberintervenidoenaquellarencilla.

Las niñas recibieron a Amy y sus tesoros con entusiasmo, y la cálidaacogidaaplacóenpartesuinquietud.Puestoqueyanoleeraposibletriunfarconelarte,sepusoatrabajardecididaahacerloconlasflores.Sinembargo,todoparecíaestarencontradeella.Eratarde,estabacansada,todoelmundoestabademasiadoocupadocomoparaecharleunamanoylasniñaseranmásbienunestorbo,yaquearmabanmuchoalboroto,hablabancomourracasyloembarullaban todo en lugar de ayudar a poner orden. El arco de plantas dehojasperennessebamboleabay,cuandollenaronloscestosdeflores,parecíaapunto de desmoronarse sobre sus cabezas. Alguien salpicó al Cupidodecorativoyseleformóunaespeciedelágrimasepiaenlamejillaquenoseiba con nada. Se machacó los dedos con el martillo y cogió frío mientrastrabajaba, loquelehizotemerporsusaludaldíasiguiente.Estoyseguradeque cualquier lectora quehayapasadopor algoparecido entenderá cómo sesentíalapobreAmyydesearáquesalgaairosadeestetrance.

Cuando aquella tarde contó en casa lo que le había ocurrido, todas seindignaronmucho.Sumadrecomentóqueeraunavergüenzayleaseguróquehabíaactuadobien.BethdeclaróquenopensabapisarlaferiayJolepreguntópor qué no se llevaba todas sus bonitas creaciones y dejaba que aquellaspersonastanmezquinasseapañasensinella.

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—Elhechodequeellasseanmezquinasnojustificaqueyolosea.Detestoestaclasedecosasy,aunqueentiendoquetengoderechoasentirmeofendida,noquieroquesenote.Creoqueactuandoasílesdoymejorunalecciónquesisoltaraundiscursoairadooreaccionaracondespecho.¿Noteparece,mamá?

—Esaeslamejoractitud,querida.Siempreespreferibleresponderconunbesoaunabofetada,aunqueenocasionesnoscuestedarlo—apuntólamadre,comoquienconocebienladiferenciaquemediaentrehablaryactuar.

A pesar de lo fuerte que era la tentación de sentirse airada y vengativa,Amy se mantuvo firme en su decisión de conquistar al enemigo con suamabilidad. Empezó bien, gracias a un silente recordatorio que le llegó deforma inesperada pero muy oportuna. Aquella mañana, cuando las niñasfueronallenarloscestosdefloresyellasehallabadecorandolamesa,echómano de su creación más querida, un libro, cuyas tapas antiguas su padrehabíaencontradoentresustesoros,enelque,enpapelvitela,habíailuminadocon exquisito gusto diversos textos. Mientras hojeaba con comprensiblesatisfacciónelejemplarricamenteadornado,sumiradasedetuvoenunversoque la dejó meditabunda. Enmarcado en una brillante guirnalda de colorescarlata,azulydorado,conduendecillosqueseayudabanlosunosalosotrosa trepar entre las espinas y las flores, se leía lo siguiente: «Ama al prójimocomoatimismo».

Debería, pero no lo hago, pensó Amy mientras miraba la cara dedescontento deMay, que asomaba entre unos jarrones que, no por grandes,conseguíanllenarloshuecosquesuspequeñascreacioneshabíandejado.Amysiguió pasando hojas del libro que tenía entre lasmanos, y en cada páginaencontraba algoque le recordabaquehabía endurecido su corazónyque suactitudnoeracaritativa.Todoslosdíasrecibimos,sindarnoscuenta,muchossermones sabios y verdaderos, en la calle, en la escuela, en el trabajo y encasa. Hasta un puesto en una feria puede convertirse en un púlpito cuandosirveparahacernosllegarpalabrasbuenasquenosconsuelanynuncapierdenvalidez. La conciencia deAmy le dio un pequeño sermón usando ese textocomoexcusa, y ellahizo loque losdemásno siemprehacemos: se lo tomómuyapechoypusoenprácticaelmensajerecibido.

Un grupo de muchachas se había detenido en el puesto de May paraadmirar las hermosas creaciones que lo adornabany comentar el cambiodeencargada.Hablabanenvozbaja,loquelebastóaAmyparacomprenderqueseestabanrefiriendoaellayquelajuzgabandeacuerdoconlaúnicaversióndelahistoriaqueconocían.Noleresultabagrato,perosesentíallenadebuenavoluntad y, al oír que May se quejaba amargamente, tuvo ocasión dedemostrarlo.

—¡Quémal!Yanotengotiempodeprepararnadamásynoquierollenar

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estoshuecosconcualquiercosa.Elpuestoestabalamardebien…yahoraesundesastre.

—Creoquelovolveríaaponertodosiselopidieses—apuntóunadelasjóvenes.

—¿Cómovoyapedírselodespuésdel líoquehemosarmado?—empezóMay,peronopudoseguirporqueAmyla interrumpiódiciendoen tonomuyamable:

—Puedes usar mis cosas cuando quieras, sin necesidad de pedírmelas.Estabapensandoenofrecértelasporquelashiceparatumesa,noparalamía,yesallídondequedanbien.Aquí las tienes;por favor,acéptalasyperdónameporhabérmelasllevadodemalasmanerasayerporlanoche.

Mientras hablaba, Amy colocó las piezas en su lugar, entre gestos deasentimientoysonrisas,traslocualsealejóatodaprisa,porqueleresultabamásfácilhacerunabuenaobraqueesperaraquelediesenlasgracias.

—Quédetallemásamable,¿noosparece?—exclamóunadelasjóvenes.

Amy no pudo oír la respuesta deMay, pero otra jovencita, a la que sindudaeltenerquepreparartantalimonadalehabíaagriadounpocoelcarácter,añadiótrassoltarunarisitamuydesagradable:

—¡Menudodetalle!Seguroquesehadadocuentadequenovenderíanadadeestoensupuesto.

Amyacusóelgolpe.Cuandohacemosunsacrificioesperamosque,cuandomenos,losdemáslovaloren.Porunossegundos,Amysearrepintiódehaberhecho nada y concluyó que las buenas obras no siempre reciben surecompensa.Peronoesasí,comonotardóencomprobar.Suánimoenseguidamejoróysupuesto,embellecidoporsustalentosasmanos,floreció.Lasniñassemostraronmás amables, como si sugestode entregahubiese limpiadoelambientedeformasorprendente.

Fue un día muy largo y, para Amy, especialmente duro, porque pasómucho rato sentada tras su puesto, a menudo sola, dado que las niñasdesertaronprontoypocaspersonasestaban interesadasencomprar floresenverano.Losbonitos ramilletesquehabíapreparadoempezarona languidecermuchoantesdequecayeralatarde.

Elpuestodearteeraelmásllamativodetodalasala,habíagenteapiñadaalrededor de lamesa en todomomento y las vendedoras iban y venían concarade importanciaycajas condineroen lasmanos.Amymirabade reojo,suspirandoporestarallí,dondesehabíasentidotancómodayfeliz,enlugardeestardebrazoscruzadosenunrincón.Esposiblequeamuchosdenosotrosla situación nos parezca dura, pero para una joven herniosa y alegre la

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experiencia,ademásdetediosa,eraunmaltrago.LaideadequesufamiliayLaurie la vieran si visitaban la feria por la tarde le resultaba un auténticomartirio.

No volvió a casa hasta la noche y, cuando lo hizo, estaba tan pálida ycalladaquetodosentendieronquehabíatenidoundíamuydifícil,pormuchoqueellanosequejaseniexplicasecómolehabíaido.Alamañanasiguiente,sumadreleofrecióunatazadetéparadarleánimos,Bethlaayudóavestirseyle recogió el cabello en una bonita trenza y Jo dejó a todos boquiabiertoscuandoselevantóconinusitadapreocupaciónyanuncióquelastornasprontocambiarían,sinquenadiesupiesebienaquéserefería.

—Jo, te ruego que no hagas ninguna tontería. Prefiero no darle másimportancia,demodoquetratadeolvidarelasuntoycálmate—imploróAmycuandosaliódecasa, temprano, con laesperanzadeencontrar flores frescaspararenovarsupuesto.

—Solo pretendo resultar de lo más agradable a todos y hacer que sequeden en tu puesto el máximo tiempo posible. Teddy y los chicos meayudarán,y lopasaremosbien—explicóJo,queseasomóporencimade laverjaparaversillegabaLaurie.

Alpocorato,oyólospasosdesuamigoycorrióasuencuentro.

—¿Esestemichico?

—¡Tansegurocomoqueestaesmichica!—YLauriesecolocólamanodeJobajoelbrazoconelaspectodeunhombrequehavistosatisfechostodossusdeseos.

—¡Oh,Teddy,estánpasandounascosas!—Jolecontó,concelofraterno,lasdificultadesalasqueteníaqueenfrentarseAmy.

—Vanavenirunosamigosapasarunratoconmigoy¡quemecuelguensinoconsigoquelecomprentodaslasfloresdelpuestoysequedenacampadosfrente a la mesa el resto de la tarde! —exclamó Laurie, sumándosevehementementealacausa.

—Amydicequenotodaslasfloresestánenbuenestadoypuedequelasfrescas no lleguen a tiempo. No quiero pecar de malpensada, pero no meextrañaríaquenisiquierallegasen.Cuandounapersonahaceunamaldad, lomásprobableesquenosealaúltima—comentóJo,disgustada.

—¿AcasoHayes no os ha dado lasmejores flores de nuestro jardín?Lepedíquelohiciera.

—Nolosabía.Supongoqueseleolvidó.Comotuabuelonoseencuentrabien,nohequeridomolestarlepidiéndolepermiso,aunquenosvendríanbienlasflores.

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—Venga,Jo,¿deverdadcreesquenecesitaspedirpermiso?Lasfloressontan tuyas comomías. ¿Acaso no vamos amedías en todo?—apuntóLaurieconesetonoquesiemprehacíaqueJoenseñaralasuñas.

—¡SantoDios!¡Esperoqueno!¡Algunasdetuscosasnomeserviríanparanada partidas por la mitad! Pero no perdamosmás el tiempo, tenemos queayudaraAmy.Veaarreglarte,quieroqueestésespectacular.Ysimehaceselfavor de pedirle aHayes unas cuantas flores bonitas para la feria, te estaréeternamenteagradecida.

—¿No podrías agradecérmelo ahoramismo?—preguntó Laurie con vozsugerente, a loquejo respondió cerrándole lapuerta en lasnaricesde formapoco hospitalaria y bastante bruscamientras gritaba entre los barrotes de laverja:

—¡Vetedeaquí,Teddy,estoymuyocupada!

Graciasalosconspiradores,aquellatarde,enefecto,cambiaronlastornas.Hayescortóunasfloresimpresionantesylasdispusoenuncestoformandounllamativocentro.LafamiliaMarchacudióenmasaalaferiayJocumplióconcreces su objetivo, porque la gente no solo acudía al puesto, sino quepermanecía frente a él, reía sus bromas, admiraba el buen gusto deAmy yparecíapasarunratoestupendo.Laurieysusamigossesumarongalantementealalucha,compraronlosramilletes,sequedaronjuntoalpuestoyconvirtieronaquel rincón en elmás animado de la feria. Amy se sentía a sus anchas y,movidaporlagratitud,semostrabamásactivayelegantequenunca.Yasílajovencomprendióquehacerunabuenaobraesensíunarecompensa.

Josecomportóconejemplarpropiedady,cuandoAmyestabafelizmenterodeadaporsuguardiadehonor,fueadarunavueltaporlasalayoyóalgunoscotilleesquelaayudaronacomprenderelporquédelcambiodeactituddelasChester.Arrepentidaporsuculpaenelasunto,decidióaclararlasituaciónloantesposibleydejaraAmylibredetodasospecha.Tambiéndescubrióloquesu hermana había hecho el día anterior y la consideró un ejemplo demagnanimidad. Cuando pasó frente al puesto de arte, echó un vistazobuscandolascreacionesdesuhermana,peronovioniunaysupusoqueMaylashabíaocultado.Joperdonabaconfacilidad losagravioscometidoscontrasupersona,perolecostabamuchoolvidarcualquierafrentaoinsultodirigidoasufamilia.

—Buenosdías,señoritaJo,¿quétallevaaAmy?—preguntóMayentonoconciliador,puesdeseabamostrarqueellatambiénpodíasergenerosa.

—Havendidotodoloqueestabaencondicionesyahoraestápasandounbuenrato.Yasabequeunpuestodefloressiemprellamalaatención,«sobretodoaloshombres».

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Jonopudoevitaresapequeñamaldad,peroMaylaencajótanmansamenteque se arrepintió al instanteypasó a alabar losmagníficos jarrones, quenohabíaconseguidovender.

—¿DóndeestánlasobrasdeAmy?Megustaríacomprarunaparapapá—comentó Jo, que se moría por conocer el destino que May había dado altrabajodesuhermana.

—Todas las cosas de Amy se vendieron hace rato. Me ocupépersonalmente de que las viesen las personas adecuadas y conseguimos unabuena suma gracias a ellas —explicó May, que, al igual que Amy, habíaaprendidoareprimiralgunastentaciones.

Muysatisfecha, |ocorrióacompartir lasbuenasnoticias.AmysemostróemocionadaysorprendidaalconocerlaactuaciónylaspalabrasdeMay.

—Ahora,caballeros,lesruegoquevayanacumplirconsudeberenotrospuestosyseantangenerososcomolohansidoconmigo,sobretodoeneldearte—ordenóa la«pandilladeTeddy»,queeracomo laschicas llamabanalosamigosuniversitariosdeLaurie.

—¡Cargad, muchachos, cargad! Id a cumplir con vuestro deber comocaballeros y convertid vuestro dinero en arte —exclamó Jo, incapaz decontenerse,mientraselgruposepreparabaparaasaltarelcampoenemigo.

—Vuestros deseos son órdenes, pero la señoritaMarch valemuchomásque May —apuntó el pequeño Parker tratando de mostrarse amable eingenioso. Laurie le interrumpió con un: «¡No está nada mal para unmuchacho!»,ylediounapalmaditapaternalenlacabeza.

—Compra los jarrones…—susurróAmy aLaurie para darle una últimaleccióndemodosasuenemigo.

ParadeleitedeMay,elseñorLaurencenosoloadquiriólosjarrones,sinoque recorrió toda la estancia con ellos en brazos. Los otros caballeroscompraronconidénticoafántodaclasedeobjetosy,después,sepasearonporla feria cargados de flores de cera, abanicos pintados a mano, carpetas defiligranayotrasútilesalaparqueapropiadascompras.

La tía Carrol, que estaba allí, al saber lo ocurrido se mostró muycomplacida y susurró algo a la señoraMarch, que sonrió con satisfacción ymiró con una mezcla de orgullo e inquietud a Amy, aunque no desveló elmotivodesudichahastadíasdespués.

Todo elmundo estuvo de acuerdo en que la feria había sido un éxito, ycuandoMaydeseólasbuenasnochesaAmy,nolohizoconeltonoafectadode costumbre y le dio un beso cariñoso con el que parecía querer decir:«Discúlpameyolvidaloocurrido».Amydioporzanjadoelasuntoy,cuando

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llegóacasa,encontróunahileradejarronessobrelachimenea,conunramodefloresencadauno.

—En premio a su magnanimidad, señorita March —anunció Laurierimbombante.

—Tusprincipios,generosidadynoblezadeespíritusonmuysuperioresalosqueyotesuponía,Amy.Hasactuadodelamejorformaposibleymerecestodomi respeto—dijo Jo, con el corazón en lamano,mientras cepillaba elcabellodesuhermana,porlanoche.

—Sí,estamostodasmuyorgullosasyapreciamosmuchotucapacidaddeperdón.Debióde sermuyduro,despuésdehaberte esforzado tantoyponertodo tu empeño,nopodervender tusobras.Nocreoqueyohubiesepodidoreaccionar tan bien como tú —añadió Beth, que estaba recostada sobre laalmohada.

—Chicas, no merezco tantos halagos, He actuado como espero que losdemásactúenconmigo.Osreísdemícuandoosdigoquequieroserunadama,peroenverdadpretendoserunadamatantoenmispensamientoscomoenmisactos.Meesfuerzoalmáximocadadíapor lograrlo.Nosécómoexplicarlo,pero quiero estar por encima de las mezquindades, manías y defectos quesuponen la perdiciónde tantasmujeres.Estoy lejos de lograrlo, pero esperoque,coneltiempo,consigaserunamujerexcepcionalcomomamá.

Las palabras de Amy eran sinceras, y Jo la abrazó con cariño mientrasdecía:

—Ahoraqueentiendoaquéterefieres,novolveréaburlarmedeti.Estásalcanzandotusobjetivosmásrápidodeloqueimaginas,yyotetomarécomomodelo de buena educación, porque creo eres una verdadera experta. Sigueesforzándote, querida, y algún día obtendrás la recompensa que anhelas.Cuandoesoocurra,yoseréquienmássealegre.

Amyrecibiósurecompensaunasemanadespués,yalapobreJolecostóunmundoalegrarse.La tíaCarrolenvióunacartaya laseñoraMarchse leiluminóhastatalpuntolacaraalleerlaquejoyBeth,queseencontrabanjuntoaella,lepreguntaroncuáleralabuenanueva.

—LatíaCarrolvaairaEuropaelmesquevieneyquiere…

—¡Quelaacompañe!—interrumpióJolevantándosedeunsaltodelasillaconemocióndesbordada.

—No,querida,nosetratadeti,sinodeAmy.

—¡Mamá!Amyesdemasiado joven,Me tocaamí irantes.Hacemuchotiempo que sueño con ese viaje. ¡Me sentaría muy bien! Sería estupendo.¡Deboseryoquienvaya!

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—Metemoquenoesposible,Jo.LatíahaelegidoaAmy,nodejaningunaotraopción,ynopodemoscontradecirlacuandoestáhaciéndonosunfavorasí.

—Siemprepasalomismo.¡Amysedivierteyyotengoquetrabajar!¡Noesjusto!¡Noloes!—exclamóJoconvehemencia.

—Metemoqueengranmedidaesculpatuya,querida.Cuandola tíamecomentó el asunto el otro día, me explicó que le desagradaron tus malosmodosytuafándeindependencia.Yparececitarunaexpresióntuyacuandodice: «Al principio, pensé en Jo, pero, puesto que “detesta que le haganfavores” y el francés le parece una “lengua ridícula”, creo que no es buenaideainvitarla.Amyesmuchomásdócil,seráunaexcelenteacompañanteparaFloyagradecerálasoportunidadesqueesteviajelebrindará».

—¡Oh, no, mi abominable manía de hablar sin medir las palabras!¿Cuándo aprenderé a refrenar la lengua? —se lamentó Jo al recordar laspalabrasquehabíanprovocadosumal.Despuésdeescucharlaexplicacióndesuhijaacercadelacitadelatía,laseñoraMarchdijocontristeza:

—Mehubieseencantadoquefueses,peroenestaocasiónnohaynadaquehacer.IntentatomárteloconbuenánimoynoenturbieslaalegríadeAmycontusreprochesylamentos.

—Lo intentaré —concedió Jo, pestañeando con fuerza para contener elllantomientrasrecogíaelcestodelaslaboresquetanprecipitadamentehabíalanzado por los aires—. Mejor aún, seguiré su ejemplo y, en lugar decontentarmeconfingiralegría, tratarédesentirlaynorobarleniunsegundodedicha, aunquenome resultará fácil,porquemidisgustoesenorme.—LapobreJodejócaersobresuacericounascuantaslágrimasdeamargura.

—Jo,querida, séque sonará egoísta, peroyonopodríavivir sin ti ymealegro de que no te vayas aún—murmuró Beth, y la abrazó con cesto delaboresincluido,contaldulzuraytantoamorqueJosesintióreconfortadaapesardequeestabamuyarrepentidaydeseaba rogarlea la tíaCarrolque la«molestaseconfavores»ycomprobaselomuyagradecidaquepodíallegaraser.

Cuandopor finAmy llegó, Joyaestabaencondicionesdeparticipardeljúbilo familiar, quizá no tan sinceramente como de costumbre, pero sí sinafligirseporlasuertedesuhermana.Lajovenrecibiólanoticiaconenormealegría y, en un rapto de formalidad, comenzó a guardar en la maleta suspinturas y lápices, dejando las cuestiones sin importancia como la ropa, eldinero y el pasaporte a quienes estabanmenos absortos pensando en el artequeella.

—Chicas,estenoesunmeroviajedeplacerparamí—dijocongravedadmientraslimpiabasumejorpaleta—.Enélsedecidirámifuturoprofesional.

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Si tengo talento, lo encontraré en Roma y haré algo que lo pondrá demanifiesto.

—¿Y si no lo tienes?—preguntó Jo, que, con los ojos aún enrojecidos,cosíaunoscuellosnuevosparaAmy.

—Entonces,volveréacasaydaréclasesdedibujoparaganarmelavida—contestólaaspirantealafamacongranserenidad.Sinembargo,alpensarenesa posibilidad, hizo una mueca y rascó con más vigor la paleta, como siestuviesedispuestaatomarmedidasdrásticasparanorenunciarasusueño.

—No; no harás tal cosa. Tú detestas trabajar. Te casarás con un rico ypasaráselrestodetusdíasrodeadadelujos—comentóJo.

—Avecesaciertasentuspredicciones,peronocreoqueesteseaelcaso.Porsupuesto,meencantaría,porquesinopuedoserartistamegustaríaayudaraquienessípueden—afirmóAmyconunasonrisacomosielpapeldeladyGenerosidadlefuesemejorqueeldeprofesoradedibujopobre.

—¡Vaya!—dijoJoconunsuspiro—.Siesoesloquedeseas,esoesloqueobtendrás.Tusdeseossiempresecumplen;losmíos,nunca.

—¿Tegustaríair?—preguntóAmypensativa,aplastándoselanarizconelcuchillo.

—¡Mucho!

—Bien, dentro de un par de años te mandaré un pasaje; entoncesexcavaremosenelForoenbuscaderestosarqueológicosyllevaremosacabolosplanesquetantasveceshemoscomentado.

—Gracias; si esebenditodía llega, te recordaré tupromesa—repuso Jo,aceptandolaimprecisaperomagníficaofertaconlamayordelasgratitudes.

No disponían de mucho tiempo para preparar el viaje y todo el mundotrabajósinpararhastaeldíadelapartida.Joaguantóbienlapresiónhastaqueel último resto de lazo azul hubo desaparecido de la vista; entonces fue arefugiarsealdesványlloróhastaquenopudomás.Amy,porsuparte,aguantóbien hasta que el barco estuvo a punto de zarpar. En ese momento, alcomprender que pronto un enorme océano la separaría de sus seres másqueridos,abrazóaLaurieconfuerzaylepidióentresollozos:

—¡Porfavor,cuidadetodospormí!Ysialgopasase…

—Loharé,querida,loharé.Ysialgopasase,iríajuntoatiparadartemiapoyo—susurró Laurie, sin imaginar lo pronto que tendría que cumplir supromesa.

Asípues,AmyzarpóhaciaelViejoMundo,quesiempreresultanuevoyatractivo para los ojos jóvenes, mientras su padre y amigo quedaban en el

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muelle, esperando que el destino deparase solo hermosas experiencias aaquellajovendebuencorazón,quenodejódeagitarlamanohastaqueenelhorizontesoloquedóelreflejodelsolestivalenlasaguasdelmar.

CAPÍTULO31-NUESTROCORRESPONSALENELEXTRANJERO

Londres

Queridafamilia:

En estemomento, estoy sentada junto a uno de los ventanales del BathHotel,enPiccadilly.Noesunlugareleganteperoeltíoestuvoaquíhaceunosañosynoquiereiraningúnotro.Nomepreocupaporque,detodasformas,novamosaestardemasiadotiempoenlaciudad.¡Loestoypasandotanbienquenosépordóndeempezaracontaros!Comonosemeocurre,sacaréalgunasideasdemicuadernodenotas.Desdequeelviajeempezónoparodedibujarygarabatear.

Cuandoos envié la cartadesdeHalifax,me sentíamuydesdichada,perodespués tuve un viaje estupendo, conmuy pocasmolestias, yme pasé casitodoeltiempoencubierta,entretenidaconpersonasmuyagradables.Todoelmundoeramuyamableconmigo,sobretodolosoficiales.Jo,¡noterías!Enunbarco, loscaballerossondegranayuda, teofrecensuapoyo, te sirveny,comonotienennadaquehacer,agradecenqueleshagassentirseútilespuestoque,delocontrario,loúnicoquehacenesfumaryfumar.

LatíayFlolopasaronmuymaldurantelatravesíayprefirieronquedarseasolas.Asíque,unavezatendidasenlamedidadeloposiblesusnecesidades,medediquéamí,conideadedisfrutarunpoco.¡Quépaseosporcubierta,quépuestasdesol,quéaireyquéolas!Cuandoelbarcovaatodamáquina,escasitan emocionante como galopar en un caballo muy veloz. Me hubieseencantadoqueBethhubiesevenidoconnosotras,lehubiesesentadomuybien.YencuantoaJo,laimaginabasubidaalfoqueocomoseaquellamenaesacosa tan alta, haciéndose amiga de los tripulantes y pasándolo en grandehablandoporlabocinadelcapitán.

Apesardelodeliciosoqueresultabatodo,mealegrómuchoverlacostadeIrlanda,queesunpaísprecioso,verdeysoleado,conalgunaqueotracabañamarrón,colinascoronadasporantiguasruinasycasasdecampodenoblesenlosvalles,conciervosenlosparques.Eramuytemprano,peronomearrepentídehabermadrugadoparaveraquellabahía llenadebarquitos, elmuelle tanpintorescoyelcielorosado.Eraunespectáculoinolvidable.

Uno de mis nuevos amigos, el señor Lennox, se bajó en Queenstown.

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CuandomencionéloslagosdeKillarney,suspirómelancólicoymecantóunabaladaquedecía:

¿HasoídohablardeKateKearney?

ViveenlaorilladellagoKillarney.

Sitemira,huyedelpeligro,echaacorrer.

Dicenqueunamiradasuya,puedeserfatal.

Menudatontería,¿noosparece?

EnLiverpoolsolonosdetuvimosunashoras.Esunsitiosucioyruidoso,ymealegrédedejarloatrás.Eltíobajócorriendodelbarcoycompróunpardeguantesdepieldeperro,anoszapatosbastosy feísimosyunparaguas,ysecortóelpeloàlamutton.Volviómuyorgulloso,jactándosedetenerelaspectode un auténtico británico. Pero el joven limpiabotas negro que le limpió debarro los zapatosno tardónidos segundosenverqueeranorteamericanoydijo conunamueca: «Ya está, señor, elmejor lustre yanqui».Al tío le hizomuchísimagracia.¡Ah,quenosemeolvidecontaroslaúltimaocurrenciadeLennox!LepidióasuamigoWard,queviajabaconnosotros,quecompraraunramoparamí,ycuandoentréenmihabitaciónmeencontrécon las floresyuna tarjeta que decía: «Con mis mejores deseos, Robert Lennox». ¿No ospareceencantador,chicas?Megustamuchoviajar.

Si nomedoyprisa, no llegaré nunca a hablaros deLondres.De caminohacia la ciudad, tuve la sensación de recorrer una galería de arte, llena depaisajes espectaculares. Las granjas me entusiasmaron, con sus tejados depaja, lafachadacubiertadehiedra,ventanasconcelosíasymujeresrobustasasomadasconsus sonrosadoshijosa lapuerta.Hastaelganadoparecíamásmansoqueelnuestro.Lasvacasvivenacuerpodereyylasgallinascloqueansatisfechas,comosi,contrariamentealoqueocurreconlasnuestras,nuncasealborotasen.Nohabíavistonuncaunagamadecolorestanperfecta:lahierbatanverde,elcielotanazul,eltrigotanamarillo,losbosquestanoscuros.Paséeldíaextasiada.Flo también, íbamosdeun ladoaotro intentandonoperderdetalle.¡Yesoquenosdesplazábamosacientodiezkilómetrosporhora!Latía,queestabamuycansada,sedurmióyeltíonoteníaojosmásqueparasuguía de viajes. Imaginad la escena. Yo emocionada, exclamo: «¡Oh, esamanchagrisquesevemásalládelosárbolesdebedeserKenilworth!»;Flo,asomadaamiventanilla,apunta:«¡Québonito!Papá,¿iremosallí?»,yeltío,mirando tranquilamente sus zapatos contesta: «No, querida; salvo quepretendasbebercerveza.¡Esunadestilería!».

Trasunapausa,Flodice:«¡Mira,unahorca! ¡Yunhombrequevahaciaella!». «¿Dónde, dónde?», preguntoyo, y entoncesveodospostes altos conuna viga atravesada y unas cadenas colgando. «Es una mina de carbón»,

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explicaeltíoconunguiño.«Fijaoseneserebañodecorderitostumbadosenlahierba,¡québonitos!»,comento.«Sí,papá,mira.¿Noteparecenpreciosos?»,diceFloemocionada.«Songansos,jovencitas»,observaeltíoconuntonoqueinvitabaanoañadirnadamás.Despuésdeeso,FlosesentóyempezóaleerTheflirtationsofCapt.Cavendish,yyoseguídisfrutandodelpaisaje.

Comoeradeesperar,alllegaraLondresllovíayloúnicoquealcanzamosaverfuenieblayparaguas.Descansamos,deshicimoselequipajeyfuimosdecompras. La tía Mary me regaló algo de ropa, pues salí de casa con tantaprecipitación queme hacía falta un poco de todo.Ahora tengo un hermososombrero blanco con una pluma azul precioso, un estupendo vestido demuselinaajuegoylacapamásbonitaquepodáisimaginar.IrdecomprasporRegentStreetesunadelicia,todoesmuybarato;haylazospreciososporsoloseis peniques la yarda. Me hice con unos cuantos, pero para los guantesprefieroesperaraParís.¿Acasonoparecequequienoscuentaestoseaalguieneleganteyrico?

Aprovechando que la tía y el tío estaban fuera, Flo y yo pedimos uncabriolé para dar un paseo y divertirnos un rato.Después nos enteramos dequenoestábienvistoquelasjovencitasvayansolasenesoscoches.¡Fuemuydivertido! En cuanto estuvimos dentro de la caja de madera, el cocheroarrancótandeprisaqueFloseasustóylerogóquesedetuviera.Pero,comoelpescanteestabadetrás,elhombrenooíaninuestrosgritosni losgolpesquedábamos con la sombrilla en la pared, por lo que seguimos recorriendo laciudad, sinpoder remediarlo, doblandoesquinas aunavelocidaddevértigo.Porfin,enmediodeldesespero,viquehabíaunaportezuelaeneltechoymeasomé.Unos ojos rojos se clavaron enmí y una voz que olía a cervezamepreguntó: «¿Qué quiere la señora?». Le transmití mis instrucciones con lamáximaseriedad.Elhombrecerrólaportezueladegolpeconun«ay,madre»yfrenóalcaballo,queempezóacaminartanlentocomosifuésemosenunacomitivafúnebre.Volvíaasomarlacabezaypedí:«Unpocomásrápido»,yelhombre volvió a correr como un loco, por lo que decidimos resignarnos yaceptarnuestrodestino.

HoyhahechounbuendíayhemosidoaHydePark,quequedacercadelhotel,porquesomosmásaristocráticasdeloquepodríaparecer.ElduquedeDevonshire vive cerca. Veo con frecuencia a sus lacayos haraganear en lapuerta trasera. La casa del duque de Wellington tampoco queda lejos.¡Menudas escenas encontramos en el parque, queridas! Duquesas viudas ygordasquepaseabanencarrozasrojasyamarillas,conimpresionantescriadosque visten medias de seda y chaquetas de terciopelo situados en la partetrasera y un chófer con la cara empolvada delante. Elegantes doncellas quecuidabande losniñosmássonrosadosquehevistonunca,hermosas jóvenesqueparecíansoñolientas,dandisindolentescondivertidossombrerosdeestilo

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inglésyguantesdecabritilladecolormorado,ysoldadosmuyaltosvestidosconchaquetillasrojasysombrerosredondosqueseatanaunladoylesdanunaspectodelomáscómico.¡Estabadeseandohacerlesunretrato!

RottenRowsignificaRoutederoi,esdecir,«larutadelrey»,peroahoraessobre todo una escuela hípica donde enseñan a montar. Los caballos sonespléndidosyloshombresmontanbien,perolasmujeresvanrígidasyrebotansobrelamontura,loquenoesacordeconnuestrascostumbres.Alverlastrotarmuyseriasarribayabajoconsus ropas ligerasysus sombrerosaltos,comomujeres en un arca deNoé de juguete,me entraron ganas demostrarles unbuen y raudo galope americano. Aquí todo el mundo monta a caballo: losancianos,lasdamasrobustas,losniñosylosjóvenes,queloaprovechanparacoquetear.Viaunapareja intercambiarcapullosderosas,queaquíse llevanenelojal,ymeparecióunaideaencantadora.

Amediodía,fuimosalaabadíadeWestminster,peronoesperéisqueosladescriba.Esimposible.Mecontentarécondecirosquees¡sublime!EstatardeiremosavisitarFechter,elactorfrancés,loquesindudapondráelbrochedeoroaestedía,queharesultadoelmásfelizdemivida.

Medianoche

Esmuytarde,peronopuedoenviarestacartamañanasincontarosloqueha ocurrido esta última tarde. ¿A que no adivináis quién vino a visitarnosmientras tomábamos el té? ¡Los amigos ingleses de Laurie, Fred y FrankVaughn!Menudasorpresa;denoserporlastarjetas,noloshabríareconocido.Ambos estánmuy altos y llevan bigote. Fred es ahora un joven apuesto alestilo inglés, y Frank está muchomejor, puesto que apenas cojea y no usamuletas.Laurie leshabía facilitadonuestradirecciónyvinieron a invitarnospara quenosquedáramos en su casa.El tío declinó la oferta, pero iremos avisitarlosencuantopodamos.Nosacompañaronal teatroy lopasamosmuybien.FranksededicóahablarconFlo,yFredyyocharlamosanimadamentecomosinosconociésemosdetodalavida.DecidleaBethqueFrankpreguntóporellayqueleentristeciómuchosaberdesuenfermedad.CuandolehablédeJo,Fredrioymepidióquetransmitiese«unafectuososaludoaladamadelsombrero grande». Ambos recordaban lo mucho que nos divertimos en elcampamento que organizó Laurie. Parece que todo eso ocurrió hace siglos,¿verdad?

Es la tercera vez que la tía golpea la pared, así que tengo que dejar deescribir. Me siento como una dama londinense, elegante y disoluta,escribiendoahorastantardías,enunahabitaciónrepletadecosashermosasycon la cabeza llena de imágenes de parques, teatros, vestidos nuevos ygalantes caballeros que exclaman «¡Ah!» y se atusan el rubio bigote congerminaaltivezlondinense.Tengomuchasganasdeverosatodosy,apesarde

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mistonterías,sabéisqueosquierodetodocorazón,

AMY

París

Queridashermanas:

EnmiúltimacartaoshablédemiestanciaenLondres,deloamablesquefueron los Vaughn y de las salidas tan agradables que nos organizaron.HamptonCourtyelmuseodeKensingtonmegustaronespecialmente,porqueenHamptonviunosdibujosdeRafaelyenelmuseodeKensington,unasalallena de cuadros de Turner, Lawrence, Reynolds, Hogarth y otros grandesartistas. En Richmond Park pasamos un día delicioso. Comimos el clásicopicnicinglésyhabíamásciervosyroblesmajestuososdelosquepodíapintar;ademásoícantaraunruiseñoryvialzarelvueloaungrupodealondras.Nossentíamos tanagustoenLondres,gracias aFredyFrank,quenosdiopenamarcharnos.Losinglesesnoteacogendeinmediatopero,cuandosedeciden,no hay quien los supere en hospitalidad. Los Vaughn esperan reunirse connosotros en Roma, en invierno, yme llevaré un gran disgusto si no es así,porqueGraceyyonoshemosconvertidoengrandesamigasyloschicossonestupendos,sobretodoFred.

Dehecho,apenas llegamosaParís,nosencontramosnuevamenteconél.DijoqueestabadevacacionesyqueibacaminodeSuiza.Alatíanolehizodemasiada gracia al principio, pero él se mostró tan encantador que eraimposible ponerle pegas. Ahora se entienden de maravilla y todos nosfelicitamos por su presencia, porque habla perfectamente francés; no sé quéseríadenosotrassinél.Eltíoapenasconoceunasfrasesyseempeñaenhablareninglésagritos,comosialalzarlavozlosdemásfuesenaentenderlemejor.LatíatieneunacentoarcaizanteyFloyyo,apesardequenosjactábamosdesaber mucho francés, hemos descubierto que no es cierto y agradecemosmuchoqueFred nos sirva de intérprete, o comodice el tío, «parlamente ennuestronombre».

¡Québienloestamospasando!Visitamosmonumentosdelamañanaa lanoche,amediodíahacemosunapausaparacomerenalegrescafésyvivimosaventurasdivertidísimas.Cuando llueve,vamosalLouvre,adisfrutarde loscuadros. Jo torcería elgestoante algunasdeestasobrasmaestrasporquenotiene sensibilidad artística, pero yo sí la tengo yme esmero por cultivarmivistaymigustoabuenritmo.Seguroqueellapreferiríaverlaspertenenciasdepersonajesimportantes.HevistoelsombrerodetrespicosdeNapoleónysuabrigogris,lacunaenlaquedurmiódeniñoyuncepillodedientessuyo;también he tenido antemí un zapatito deMaríaAntonieta, el anillo de sanDionisio, la espada de Carlomagno y otros muchos artículos interesantes.Cuando vuelva, os lo contaré todo con detalle pero, ahora por escrito, no

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puedodedicarlemástiempoatodoesto.

ElPalaisRoyalesunlugardeensueñoquealbergatantabijouterieycosasmaravillosas que casi me vuelvo loca por no poder comprar nada. Fredpretendíaregalarmealgunapiezapero,porsupuesto,noselopermití.LuegofuimosalBoisdeBoulogneyalosChampsElysées,quesonmagnifiques.Hevistoalafamiliaimperialenvariasocasiones.Elemperadoresunhombrefeoy de aspecto serio, la emperatriz es pálida y hermosa, pero tiene un gustohorrorosoparavestir;unavezllevabaunvestidopúrpura,unsombreroverdeyunosguantesamarillos.ElpequeñoNapoleónesunniñoguapoquesepasaelratocharlandoconsututorysaludaconlamanoalagentecuandodesfilaenunacarroza tiradaporcuatrocaballos,conpostillonesvestidosconchaquetadesaténrojoyguardiamontadadelanteydetrásdelvehículo.

Solemos pasear por los preciosos jardines de les Tuileries, aunque yoprefierolosdeLuxembourg,másantiguos.PèrelaChaiseesuncementeriodelo más curioso; muchas de las tumbas parecen habitaciones pequeñas y, almirar en su interior, descubres unamesa con imágenesdel fallecidoy sillasparalosqueacudenallorarsumuerte.¡Quéfrancésresultatodoeso!¿Noosparece?

Nuestras habitaciones dan a la rue de Rivoli; desde el balcón vemos lacalle, larga y magnífica de principio a fin. Es tan agradable que cuandoestamoscansadasdelasvisitasnosquedamosenelhotelypasamosla tardecharlando y descansando en el balcón. Fred es de lo más entretenido y,además,eseljovenmásencantadorqueconozco—excepciónhechadeLaurie—. Susmodales son exquisitos. Preferiría que fuesemoreno porque nomegustan los muchachos rubios, pero los Vaughn son una familia excelente ymuyrica,asíquenoseréyoquienpongapegasasucabelloclaro,sobretodocuandoelmíoesaúnmásrubioqueelsuyo.

La semana que viene partiremos rumbo a Alemania y Suiza y apenaspararemos durante el viaje, de modo que solo podré enviaros unas cuantaslíneas. Pero escribiré mi diario y procuraré «recordar y describir con lamáxima precisión las maravillas que tenga la suerte de contemplar», tal ycomomeaconsejópapá.Estaesunaprácticamuyútilparamí;cuandoveáismi cuaderno de apuntes, los bocetos os ayudarán a entendermi viajemejorquemistorpespalabras.

Adieu,recibidtodasmimástiernoabrazo.

VOTREAMIE

Heidelberg

Queridamamá:

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AprovechoquehacemosunbrevedescansoantesdesalirhaciaBernaparacontarte lo que ha ocurrido últimamente, porque algunos hechos son muyimportantes,comotendrásocasióndecomprobar.

El recorrido en barco por el Rin resultó excelente y lo disfruté mucho.Estuveleyendoalgunosdelosviejoslibrosdeviajedepapásobrelazona,Noencuentro palabras para describir su belleza. En Coblenza lo pasamos demaravillaconunosestudiantesdeBonnqueFredconocióenelbarcoynosdieronunaserenata.Eraunanochedelunallenay,aesodelauna,Floyyonos despertamos al oír una música deliciosa bajo nuestra ventana. Nosacercamos corriendo y, ocultas tras las cortinas,miramos tímidamente haciafuera, donde vimos a Fred y los estudiantes cantando. Es la escena másrománticaquehevistoentodamivida:elrío,elpuente,losbarcos,laenormefortalezaenfrente,lalunayunamúsicaquehubiesederretidoalcorazónmásduro.

Cuando terminaron, les lanzamos flores y les vimos luchar entre sí porellas, besar la mano de unas damas invisibles y alejarse riendo… para ir afumar y beber cerveza, supongo. A la mañana siguiente, Fred se sacó delbolsillo una flor estrujada para enseñármela y se pusomuy sentimental,Meburlédeélyleexpliquéquenohabíasidoyoquienlahabíalanzado,sinoFlo,y al parecer eso lemolestó porque arrojó la flor por la ventana y volvió amostrarsesensato.Temoqueestechicomevaadarproblemas.

Los baños deNassau estabanmuy animados, al igual queBaden-Baden,donde Fred perdió una suma de dinero y yo le regañé por ello. Ahora queFrank no está con él, necesita que alguien le cuide. Kate comentó en unaocasiónqueesperabaquesecasaseprontoyyocoincidoconellaenqueseríalomejorparaél.Frankfurtmeparecióprecioso.VisitamoslacasadeGoethe,la estatua de Schiller y la famosa Ariadna de Dannecker Lo encontréencantador, pero lo habría disfrutado más aún de haber conocido mejor lahistoria. No quise preguntar porque todos estaban al corriente o fingíanestarlo.TalvezJomepuedacontaralgo,tendríaquehaberleídomás.Ahoradescubroquenoséapenasnadaymeavergüenzodeello.

Ahoravienelomásserio…Esmuyreciente,yFredseacabademarchar.Esunjoventanalegreydulcequetodosletenernosmuchocariño.Yosiemprele vi como un compañero de viaje y nadamás, hasta la serenata de la otranoche. Entonces, comencé a intuir que los paseos a la luz de la luna, lasconversaciones en el balcón y las aventuras diarias eran algo más que unsimpleentretenimientoparaél.Mamá,teprometoquenohecoqueteadoconél…Recuerdoloquemeadvertisteyheprocuradoseguirtusconsejos.Yonotengolaculpadegustarleaalguien.Nohagonadaparaqueesoseproduzcayme duele no sentir nada, aunque Jo opine que no tengo corazón. Mamá,supongo que estarás meneando la cabeza y que las chicas dirán ¡Menuda

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picarainteresada!,perohetomadounadecisión;siFredsedeclara,leaceptaréaunque no esté locamente enamorada. Me cae bien y nos sentimos muy agusto juntos. Es joven, apuesto, bastante inteligente y muy rico, más ricoinclusoquelosLaurence.Nocreoquesufamiliaseoponga,yyoseríamuyfeliz porque son personas amables, bien educadas y generosas que meaprecian.DadoqueFred es elmayorde losgemelos, supongoqueheredarábuenapartedelpatrimonio,¡queesenorme!Tienenunacasaestupendaenlaciudad,enunadelascallesmáselegantes;noestanvistosacomolasgrandescasasnorteamericanas,peroeseldobledecómodaytienemuchosmáslujos,comolesgustaviviralosingleses.Meencanta,ytodoesauténtico.Hevistolavajilla,lasjoyasdelafamilia,losviejossirvientesycuadrosdelapropiedadquetienenenelcampo,unamansiónconunampliojardín,situadaenunbelloenclave,conbuenoscaballos.¿Quémáspodríapedir?Prefieroesoaunodeesos títulos que hacen enloquecer a lasmuchachas pero que no tienen nadadetrás. Puede que sea una interesada, pero detesto la pobreza y no piensosoportarla ni un segundo más de lo imprescindible. Es preciso que una denosotrassecaseconunhombrerico.Megnolohahecho,JonoloharáyBethtodavíanopuede…Demodoqueloharéyoyasítodosllevaremosunavidamásconfortable.Nomecasaríaconunhombrealquedetestaseodespreciase.Podéisestar segurasdeello.AunqueFrednoseami ideal, estámuybieny,coneltiempo,llegaríaaapreciarlesiélmetratasebienymedejasehacerloquequisiese.Heestadodandovueltasalasuntodurantetodalasemanapasada—era imposible no darse cuenta de que le gusto aFred—.Él no dijo nada,perosusgestosledelataban.NuncavaconFlo,siempreestáamilado,enloscoches,enlamesa,cuandopaseamos.Cuandonosquedamosasolas,seponeemotivo,ysialgúnjovenmedirigelapalabra,frunceelentrecejo.Ayer,alahoradelacena,unoficialaustríaconosmiróyluegolecomentóasuamigo,un barón con pinta de libertino, algo acerca de ein wonderschönesBlöndschen, y Fred se enfureció como un león y cortó la carne tanenérgicamentequecasilatiradelplato.Noesunodeesosinglesesflemáticosy estirados, se enfada con facilidad; supongo que debe de llevar sangreescocesaenlasvenasoesopareceajuzgarporsushermososojosazules.

Enfin,ayerfuimosalcastilloalcaerlatarde,todosmenosFred,queteníaquereunirseconnosotrosallídespuésdeirabuscarunascartasalaoficinadecorreos.Lopasamosbiencurioseandoentrelasruinas,lasbodegas,dondehayunenormetonel,yloshermososjardinesqueelnoblepropietariomandóhaceralgustodesuesposa,queerainglesa.Peroloquemásmeimpresionófuelagranterrazaylashermosasvistasqueofrecía.Demodoque,mientraselrestodel grupo visitaba las habitaciones, yome quedé allí, sentada, haciendo unesbozodeunacabezadeleóndepiedragrisquehabíaenunmuro,rodeadaderamasdemadreselvasdecolorescarlata.Mesentíacomoelpersonajedeunanovela romántica,viendocómoel ríoNeckarcruzabaelvalle,deleitándome

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con lamúsicadeunabandaaustríacayesperandoamienamorado.Presentíque estaba a punto de ocurrir algo yme supe preparada para ello.Aguardétranquila,sinenrojecernitemblar,aunquesíalgonerviosa.

Al poco, oí la voz de Fred y le vi atravesar corriendo el gran arco endirecciónamí.Parecíatanalteradoquemeolvidédetodoylepreguntéquéleocurría.Meexplicóqueacababade recibirunacarta en laque se leurgía aregresaracasaporqueFrankestabagravementeenfermo.Pensabamarchardeinmediato,eneltrendelanoche,ysoloveníaadespedirse.Lamentémucholanoticiaymesentídecepcionada…aunquesoloporunossegundos,porquemeestrechó lamanoy dijo conun tonoque no dejaba lugar a dudas: «Volverépronto…Nomeolvidarás,¿verdad,Amy?».

No le prometí nada, pero le miré y pareció bastarle con eso. No hubotiempo para nadamás porque apenas disponía de una hora para preparar supartida.Todos le echamosmucho demenos. Sé que quería hablar conmigo,pero intuyo, por algo que comentó en una ocasión, que ha prometido a supadrenohacer nada sin consultárselo.Esunmuchachomuy impulsivoy elanciano señor teme que le imponga una nuera extranjera. Pronto nosreuniremosconélenRomayentonces,sinohecambiadodeidea,leaceptarécuandosedeclare.

Por supuesto, todo esto es confidencial, pero quería que estuvieras alcorriente.Notepreocupespormí;sigosiendotu«sensataAmy»yteaseguroquenoharénada sinpensarlobien.Meencantaría recibir tusconsejosy lostendría muy en cuenta. Ojalá pudiera conversar contigo largo y tendido,mamá.Tequieromucho,confíaenmí.

Tuhija,

AMY

CAPÍTULO32-TIERNASINQUIETUDES

—Jo,estoypreocupadaporBeth.

—¿Porqué,mamá?Desdequenacieronlosniños,haestadomejorquedecostumbre.

—Nome inquieta su salud, sino su ánimo. Estoy segura de que algo lepreocupaymegustaríaquedescubriesesdequésetrata.

—¿Yquétehacepensareso,mamá?

—Pasamuchoratosentadasolaynohablaconpapátantocomoantes.El

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otrodía,laencontréllorandojuntoalosniños.Cuandocanta,siempreeligelascancionesmástristesy,devezencuando,tieneunaexpresiónenelrostroquenoalcanzoacomprender.EstonoespropiodeBeth,yporesomepreocupa.

—¿Hashabladodeestoconella?

—Loheintentadoenunpardeocasionespero,cuandonoevitacontestar,pone tal cara de angustia que no tengo corazón para seguir preguntándolenada.Nunca fuerzounaconfidenciay raravez tengoqueesperardemasiadoparaqueunadevosotrasmecuentealgo.

La señoraMarch observaba a Jomientras le hablaba, pero su rostro nodelatabaquesupieraalgodelasecretainquietuddeBeth.Josiguiócosiendoensilencioy,alcabodeunosminutos,apuntó:

—Creoqueloqueleocurreesqueestácreciendoyempiezaafantasear,adescubrir esperanzas, miedos e inquietudes que no sabe explicarse. Verás,mamá,Bethyatienedieciochoaños,perononosdamoscuentaylatratamoscomosifueraunaniña.Nosolvidamosdequeesunamujer.

—Sí lo es, querida. ¡Qué rápido crecéis! —comentó la madre con unasonrisayunsuspiro.

—Es inevitable, mamá. Tendrás que resignarte ante toda clase depreocupaciones y dejar que tus polluelos abandonen el nido, uno a uno. Sisirvedealgo,prometonoalejarmedemasiado.

—Sí,esoesungranconsuelo,Jo.AhoraqueMegyanoviveconnosotros,me sientomás fuerte cuando estás en casa. Beth no goza de buena salud yAmyesdemasiadojovenparacontarconella;peroséquesihacefaltaarrimarelhombro,túsiempreestásdispuesta.

—Sabes que no me asusta el trabajo duro y en toda familia hace faltaalguien con empuje. Amy es estupenda con las labores finas, pero yo mesientomás a gusto cuando hay que recoger las alfombras o todo elmundoenfermaalavez.Amyestádescollandoenelextranjero,perosialgofaltaencasa,llámameamí.

—Entonces,dejaréelasuntodeBethentusmanos.Sihadeabrirsutiernocorazón,seguroque loharáantescontigo.Sémuyamableyprocuraquenopienseque lavigilamosohablamosdeellaa susespaldas.Sí recuperarse lafuerzaylaalegría,yoveríacumplidostodosmisdeseos.

—¡Quésuerte!¡Yotengotantosdeseosporcumplir!

—¿Cuálesson,querida?

—Me ocuparé de los problemas de Beth y luego compartiré los míoscontigo. No son demasiado graves, de modo que pueden esperar. —Dicho

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esto,JosealejóconungestoconfiadoquellenódealivioalaseñoraMarch,porlomenosdemomento.

JosededicóaobservaraBeth,mientrasfingíaatendersuspropiosasuntosy, tras varias conjeturas contradictorias, llegó a una conclusión que parecíaexplicar el cambiooperado en lamuchacha.Un episodio le dio la clavedelmisterio,oesolepareció,ysuvivaimaginaciónycariñosocorazónhicieronelresto.Unsábadoporlatarde,mientrasestabansolas,aparentóestarocupadaescribiendo, sin quitar ojo a su hermana, que parecía extrañamente callada.Sentada junto a la ventana, Beth dejaba su labor sobre el regazo confrecuencia,apoyaba lacabezaen lamanoconaireabatidoycontemplabaelapagado paisaje otoñal. De pronto, alguien pasó bajo la ventana, silbandocomounmirlooperístico,yunavozexclamó:

—¡Todosereno!Vendréestánoche.

Beth abrió los ojos de par en par, se inclinó hacia la ventana, sonrió yasintió con la cabeza mientras el joven se alejaba a grandes pasos hastadesaparecerdelavista.Entoncesdijo,comosihablaraparasí:

—¡Quéfuerte,sanoyfelizpareceestemuchacho!

¡Vaya!, sedijo Jo sindejardemirar a suhermana, cuyo rostroperdió elcolorcon lamismarapidezconque lohabíacobrado,mientras lasonrisaseborraba de sus labios y una lágrima caía sobre el alféizar. Beth se apartóbruscamenteymiróconaprensiónaJo,perolaencontrógarabateandoatodavelocidad,alparecerabsortaen laescrituradeEl juramentodeOlimpia.Encuanto Beth se volvió, Jo la observó de nuevo y advirtió que la joven sellevabalamanoalosojosenmásdeunaocasión,yleyóensurostro,mediovuelto, una tierna aflicción que hizo que a ella misma se le saltaran laslágrimas.Temerosa de descubrirse, Jomurmuró que necesitaba nías papel ysaliódelasala.

¡QueDios se apiadedemí!Beth está enamoradadeLaurie, sedijo, unavezsentadaensudormitorio,pálidadelaimpresiónquelehabíaprovocadoelrepentinodescubrimiento.¡Quiénlohubieraimaginado!¿Quédirámamá?Mepregunto si él… Jo interrumpió este pensamiento y enrojeció de súbito alpensar:Siélnolacorresponde,seráhorrible.Tienequeamarla.¡Conseguiréque lo haga!, y meneó la cabeza con aire amenazador al recordar al niñotraviesoqueseburlabadeelladesdeelotroladodelmuro.¡PorDios!¡Cómohemoscrecido!Megestá casaday esmadre,Amyprospera enParísyBethestáenamorada.Soylaúnicalosuficientementesensataparaacabarconestalocura.Joreflexionóporunossegundos,conlaimagendeLauriedeniñoaúnenlamente;luegolasarrugasdesaparecierondesufrenteydijodirigiéndoseaélconairedecidido:

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—No,señor,muchasgracias.Eresencantador,peromásinestablequeunaveleta, así que abstente de enviar notas conmovedoras y lanzar sonrisasseductorasporquenolograrásnada.Nolopermitiré.

Luegosuspiróysequedóabsortaensuspensamientosunbuenrato,hastaquelaluzdelcrepúsculolerecordóquedebíabajaravigilarasuhermana.Lohizoyconfirmósussospechas.LaudesolíacoquetearconAmyybromearconJo, pero el trato que dispensaba a Beth era especialmente atento y dulce,aunque, bien mirado, todo el mundo la trataba así, por lo que era difícilsospecharqueeljovensintieseporellaalgomás.Dehecho,todalafamiliaerade la opinión de que Laude se mostrabamás interesado que nunca por Jo,quien, por supuesto, no quería ni oír hablar del asunto y lo negaba convirulencia si alguien osaba mencionarlo. Si hubiesen tenido noticia de losmomentostiernosqueLauriehabíaprotagonizadoeneltranscursodelúltimoañoo,mejordicho,delosintentosfrustradosdecrearmomentostiernos, loscuales sehabíanvisto interrumpidosenel acto, todoshabríanadvertidoconinmensasatisfacción:«¿Loves?Yalodecíayo».PeroaJo lehorrorizabaelflirteo,noseprestabaaello,siempreintercalabaunabromaounasonrisaquealejaseelpeligro.

CuandoLauriefuealauniversidad,seenamorabadealguiennuevocadames, pero aquellos arrebatos eran tanbreves comoapasionados, yno teníanconsecuencias.AJoledivertíaobservarcómoeljovenpasabadelaesperanzaaladesesperaciónyluegoalaresignación,estadosdeánimoquelecontabacon detalle en sus visitas semanales. Sin embargo, al cabo de un tiempo,Lauriecesódeadorar tantos lugaressagrados,empezóa referirsedemaneraindirecta y misteriosa a una única pasión e incluso se dejaba llevar, enocasiones,porunamelancolíaalestilodeByron.Porúltimo,optóporevitarporcompletotodoasuntoemotivoyenviabaaJonotasdeíndolefilosófica,secentró en sus estudios y comentó que pensaba dar el máximo de sí paralicenciarseconlamayorgloriaposible.Aquellasituacióneramuchomásdelagrado de la joven dama que las confidencias a la luz del atardecer, losapretones demano tiernos y lasmiradas cargadas de significado, porque lamentedeJoeramásmaduraquesucorazónypreferíaloshéroesimaginariosa los de carne y hueso. A los primeros podía encerrarlos en la cocina dehojalatadeldesváncuandosecansabadeellos,perolosdeverdaderanmuchomenosdúctiles.

En ese estadode cosas hizo Jo sugrandescubrimientoy, cuandoLaurieacudióavisitarlasaquellanoche,lajovenlemirócomonuncaanteslohabíahecho.Denohabertenidoaquellaideaenlamente,nolehabríaextrañadoqueBethestuviesetancalladaniqueLauriesemostrasetanatentoconella.Perohabía dado rienda suelta a su imaginación, que galopaba a sus anchas,desbocada, sin que el sentido común acudiese a su rescate,mermado como

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estabaporlasmuchashorasquelajovenautoradedicabaaescribirencendidashistorias de amor. Beth estaba recostada en el sofá, como de costumbre, yLaurie, sentado a su lado en una silla, le contaba chismes para entretenerla.Aquellaceremoniaserepetíatodaslassemanassinfalta,yBethlaaguardabacon ansia. Aquella noche, sin embargo, a Jo le pareció que Bethmiraba elrostromoreno y lleno de vida con un gozo fuera de lo común y, aunque eljoven relataba los pormenores de un partido de críquet y usaba términostécnicos que a ella le eran tan crípticos como un texto en sánscrito, leescuchaba con sumo interés,Asimismo, Jo creyóver enLaurie—tal era suafánporqueasífuera—másgalanteríadelahabitual;elmuchachohablabaenvozbaja,reíamenosdelocomún,parecíadistraídoycubríalospiesdeBethconunamantaconunadiligenciaprácticamentedeenamorado.

¡Quiénsabe!Cosasmásrarassehanvisto,pensóJoandandodeacáparaallá.Siseamasen,ellaseríacomounángelparaél,yélleharíalavidamásgrataymáscómoda.NocreoqueLaurie sepueda resistir a losencantosdeBethsiempreycuandolasdemásnoestemosensucamino.

Y dado que la única que estaba en su camino era ella, Jo llegó a laconclusióndequedebíahacerseaun lado loantesposible.Pero¿cómo?Sesentó,pensativa,enbuscadeunasolucióndignadeunahermanadevota.

Elviejosofáeraunauténticopatriarcade los sofás: largo,ancho,bajoycon muchos cojines. Era verdad que estaba algo desvencijado porque, deniñas,lashermanassetumbabanydormíanenél,jugabanapescarsentadasensurespaldo,montabanacaballoensusbrazosyguardabananimalesdebajo;yadeadolescentes,descansabanenélsuscansadascabezas,soñabansusmásdulcessueñosycharlabanemocionadas.Todosteníancariñoalvenerablesofá,queeraelrefugiofamiliar,yeraellugarfavoritodeJoparagandulear.Entrelos muchos cojines que lo adornaban, destacaba uno, duro, redondeado,cubiertoconásperospelosdecrindecaballoyrematadoenlaspuntasconunnudoyunbotón.ElrepugnantecojíneralapropiedadmásvaliosadeJo,quienlousabacomoarmaarrojadiza,comobarricadayparaevitardormirseenlosmomentosdemássopor.

Laurieloconocíabien,ylocontemplabaconprofundodesagrado,yaquejolehabíasacudidoconélmuchasvecesenelpasado,deniños,cuandoretozareraalgonatural,ymásrecientementelohabíausadoparaevitarquesesentaracercadeella.Sila«salchicha»—comoéllollamaba—estabacolocadaenunextremo, quería decir que se podía acercar y descansar, pero si estaba enmedio,¡pobredelhombre,mujeroniñoqueosaramolestarla!Aquellanoche,Jo olvidó erigir la barricada, por lo que, cuando llevaba menos de cincominutossentada,vioacercarseunafiguraenormequesetumbósobreelsofácon los brazos y las piernas extendidos.Unavez recostado,Laurie exclamósatisfecho:

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—¡Estoesvida!

—Porfavor,compórtateconpropiedad—dijoJocolocandoatodaprisaelcojín,aunqueyaerademasiado tardeynoquedabasitio.Elcojín sedeslizóhaciaelsueloydesapareciómisteriosamente.

—Venga,Jo,noseasarisca.Despuésdematarseaestudiartodalasemana,unhombrenecesitaymerecequelemimen.

—QuetemimeBeth,yoestoyocupada.

—No,noquieromolestarla.Peroatitegustanestascosas,salvoquehayascambiado de opinión, claro está. ¿Es así? ¿Acaso ahora odias a tu chico yprefieresdarleconuncojín?

Estas tiernaspalabrashubiesenbastadopara engatusar a cualquiera,peroJo, enfrió los ánimos de «su chico» dándole la espalda y preguntándole entonoseco:

—¿Cuántos ramos de flores le has enviado a la señorita Raudal estasemana?

—¡Niuno,tedoymipalabra!Faltaríamás.Estácomprometida.

—Mealegro,porqueenviarfloresyregalosamujeresqueteinteresantrescominosmepareceundespilfarro—observóJoentonodereproche.

—Laschicassensatasquesímeinteresannomedejanenviarles«floresyregalos»; así que, ¿qué remedio me queda? He de dar salida a missentimientos.

—Mamánoapruebaelflirteo,aunqueseaporpuroentretenimiento,ytú,Teddy,noparasdeflirtear.

—Daríaloquefueraporpoderdecir:«Aligualquetú»,pero,comonoeselcaso,melimitaréadecirquenoveomalalgunoenjugarunpocosiempreque todos los implicados comprendan que no es más que un pasatiempoagradable.

—Laverdadesquesípareceagradable,peronosécómosehace.Loheintentado,porquesinohacesloquelosdemástesientescomounbichoraroen sociedad, pero no se me da bien —reconoció Jo olvidandomomentáneamentesupapeldetutora.

—AprendedeAmy;tieneuntalentonaturalparaello.

—Sí,lohacemuybienynuncaseexcede.Supongoquealgunaspersonasestán destinadas a agradar aun sin proponérselo, mientras que otras estáncondenadasahacerodeciralgoinconvenientedondenodeben.

—Mealegrodequenosepasflirtear.Dagustoconoceraunajovensensata

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y sincera que puede mostrarse alegre y amable sin hacer el ridículo. Entrenosotros,Jo,algunasmuchachascon lasque tratosecomportandeunmodoquemehacesentirvergüenzaajena.Porsupuesto,nopretendenheriranadie,pero si supieran lo que los chicos dicen luego, a sus espaldas, creo que nodudaríanencambiardeactitud.

—Ellas tambiénmurmuran a vuestras espaldas y, como la lengua de lasmujeres es más afilada, vosotros salís peor parados, porque sois tan necioscomoellas.Sioscomportaseiscomoesdebido,ellastambiénloharíanpero,puestoquesabenqueosgustansustonterías,siguenigual,yluegovosotrosseloreprocháis.

—Veoqueesustedunaexpertaenlamateria,señora—apuntóLaurieentonodesuperioridad—.Aunqueavecesparezcalocontrario,aloshombresnonosgustanlosflirteosnilassalidasdetono.Loscaballerossiempreserefierena las jóvenes hermosas y modestas con el mayor de los respetos. ¡Dios teconservelainocencia!Siocupasesmilugarduranteunmes,nosaldríasdetuasombro. Te doy mi palabra de que cuando me encuentro con jóvenesescandalosas me entran ganas de citar a nuestro amigo Cock Robin: «¡Aldiablocontigo,descaradarevoltosa!».

Era imposiblenoecharsea reíralvercómoLaurie tratabade resolvereldilemaquelecreaban,porunlado,sureticenciadecaballeroahablarmaldelas mujeres y, por otro, su espontánea antipatía hacia los disparates pocofemeninosquetantomenudeabanentrelasjóvenesdebuenasociedad.Josabíaquemuchasmadres consideraban al «jovenLaurence» un buen partido, quesushijaslesonreíanyquemujeresdetodaslasedadeslealababantantoqueeracasiimposiblequenoseconvirtieseenunpetimetre.Sentíacelosytemíaque lo echaran a perder, por lo que le alegró mucho descubrir que seguíaprefiriendoalasjóvenesrecatadas.Adoptónuevamenteuntonoadmonitorioparadecirenvozbaja:

—Teddy, si has de dar salida a tus sentimientos, escoge a una joven«hermosa y modesta» a la que puedas respetar y no pierdas el tiempo conniñastontas.

—¿Hablas en serio? —preguntó Laurie mirándola con una mezcla deansiedadyalegría.

—Por supuesto, aunque sería preferible que esperases a haber terminadolosestudiosenlauniversidady,mientrastanto,tepreparesparaserdignodeella.Todavíanoereslobastantebuenopara…enfin,paraesajovenrecatada,seaquiensea.—Josemostróuntantoturbadaporquehabíaestadoapuntodepronunciarelnombredeladama.

—¡Nolosoy,escierto!—reconocióLaurieconunahumildaddesconocida

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en él, mientras bajaba la mirada al suelo y, con expresión distraída, seenroscabaalrededordeundedolatirádeldelantaldeJo.

Que Dios se apiade de nosotros, no va a funcionar, pensó Jo, que acontinuacióndijo:

—Vey cántamealgo,Laurie.Memueroporoír unpocodemúsicay latuyasiempremegusta.

—Prefieroquedarmeaquí,gracias.

—Puesnopuedes,nohaysitio,Veyhazalgoútil.Eresdemasiadograndepararesultardecorativo.Creíaquenosoportabassentirteatadoaldelantaldeuna mujer—repuso Jo citando unas palabras rebeldes pronunciadas por eljoventiempoatrás.

—¡Esodependedequién lo lleve!—YLaurie tirócondescarode la tiradelmandil.

—¿Vasono?—protestaJoinclinándoseenbuscadelcojín.

Lauriehuyóy,encuantoempezóatocar,Joseescabullóynoregresóhastaqueeljovensehubomarchadoenfurecido.

Aquellanoche,aJolecostóconciliarelsueñoy,cuandoalfinempezabaaquedarseadormilada,un sollozo lahizoacudir corriendo juntoa lacamadeBethypreguntar:

—¿Quéocurre,querida?

—Creíaquedormías—contestóBethsindejardesollozar.

—¿Eseldolordesiempre,preciosa?

—No,esunonuevo,peropodré sobrellevarlo—afirmóBeth tratandodecontenerelllanto.

—Cuéntamelo todoydejaque teayudeacurarlocomotantasveceshiceconelotro.

—Nopuedes,estedolornotienecura.—Dichoesto,aBethselequebrólavozy,abrazadaasuhermana,llorócontaldesesperoquejoseasustó.

—¿Dóndeteduele?¿Quieresqueaviseamamá?

Bethnocontestóalaprimerapregunta,perosinquerer,enlaoscuridad,sellevóunamanoalcorazón,comosifueseallídondeledolía,mientrasconlaotrasujetabaaJoyrogaba:

—¡No, no la llames! ¡No le digas nada! Me calmaré y enseguida medormiré,deveras.

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Jo obedeció. Mientras pasaba dulcemente la mano por la frente y loshúmedospárpadosdesuhermana,sentíasupesarysusganasdedesahogarse.Apesardelojovenqueera,habíaaprendidoqueloscorazones,al igualquelas flores, no se pueden abrir a la fuerza, que tienen su propio ritmo. Así,aunquecreíaconocerlacausadelnuevodolordesuhermana,soloañadióconlamáximadulzura:

—¿Tepreocupaalgo,querida?

—¡Sí,Jo!—contestóBethtrasunlargosilencio.

—¿Notesentiríasmejorsimecontasesdequésetrata?

—No,aúnno.

—Entonces,nopreguntaré,perorecuerda,Beth,quetantomamácomoyosiempreestamosdispuestasaescucharteyayudarte.

—Loséyoslocontarépronto.

—¿Tesientesmejorya?

—¡Oh,sí,muchomejor!Hablarcontigoesungranconsuelo,Jo.

—Duerme,querida,mequedaréatulado.

Sedurmieronmejillacontramejillay,alamañanasiguiente,Bethvolvíaaser la de siempre. A los dieciocho, las penas de la cabeza y el corazón noduran demasiado y unas palabras cariñosas son la mejor medicina para lamayorpartedelasenfermedades.

Pero Jo había tomado una decisión y, tras ponderarla durante unos días,resolviócomunicárselaasumadre.

—Elotrodía,mepreguntastepormisdeseos,Marmee.Puesbien,quierocompartir contigo uno de ellos—dijo cuando estaban solas—.Me gustaríapasarelinviernofueradecasaparacambiardeaires.

—¿Porqué?—preguntólamadremirándolacomositemiesequeaquellaspalabrastuviesenunsentidooculto.

Sinlevantarlavistadesulabor,Jocontestómuyseria:

—Quiero conocer algo nuevo. Estoy inquieta yme apetece ver, hacer yaprendermáscosas.Heestadodemasiadocentradaenmipequeñomundoynecesitocambiardeaires.Sipuedesprescindirdemíduranteelinvierno,megustaríaalejarmeunpocodelnidoyalzarelvuelo.

—¿Yadondeirás?

—ANuevaYork.Ayersemeocurrióunaidea,verás…¿RecuerdasquelaseñoraKirke te escribió para pedirte que la ayudases a encontrar una joven

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quecosieseehiciesedeinstitutrizparasushijos?Esbastantedifícilencontraraunapersonaadecuada,perocreoqueyopodríaencajarenelpuestoconunpequeñoesfuerzo.

—Querida,¿deverasquieresiraserviraesagranmansión?—Apesardesusorpresa,noparecíaquealaseñoraMarchledesagradaselaidea.

—Bueno,nosetrataexactamentedeservir;laseñoraKirkeesamigatuya,ylapersonamásamablequeheconocido,yestoyseguradequetrabajarparaellaseráunaexperienciamuygrata.Sufamiliavivebastanteaislada,asíquenadie sabrá que estoy allí. Y si lo descubren, tampoco me importa; es untrabajohonrado,noesmotivodevergüenza.

—Estoydeacuerdo,pero¿ytusescritos?

—Seguroquemesientabienuncambio.Vermundoyoírhistoriasnuevasme ayudará a renovar mi repertorio, y aunque no me quedase tiempo deescribirnadaallí,alvolveracasatendríamuchomaterialsobreelquetrabajar.

—Nolodudo,pero¿esestalaúnicarazónparaesterepentinocapricho?

—No,madre.

—¿Mepuedesexplicartusotrasrazones?

Jolevantólavista,luegolabajóy,sonrojándose,susurró:

—Talvezestéequivocadayseaunasimplecuestióndevanidad,perotemoqueLaurieestétomándomedemasiadocariño.

—Entonces,¿túnolequieresdelmismomodoenelqueesevidentequeélempieza a interesarse por ti?—La señoraMarch parecía nerviosa mientrasformulabalapregunta.

—¡No,porDios!Lequierocomolehequeridosiempreymesientomuyorgullosadeél,peropensarennadamásestáfueradelugar.

—Mealegraoírtedecireso,Jo.

—¿Porqué?

—Porque no creo que estéis hechos el uno para el otro, querida. Comoamigos,oslleváismuybieny,aunquediscutísconfrecuencia,hacéislaspacesenseguida, pero creo que si trataseis de ser una pareja no funcionaría. Osparecéis mucho y ambos valoráis demasiado la libertad (por no hablar devuestra personalidad fuerte y apasionada) para quepodáis ser felices juntos.Paraqueunarelaciónprosperehacenfaltaunapacienciaytemplanzainfinitas,ademásdeamor.

—Yotambiénsentíaeso,peronolosabíaexpresar.Mealegroquepiensesquesoloestáempezandoainteresarsepormí.Meentristeceríamuchohacerle

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infeliz,peronopuedoenamorarmedeunhombresoloporgratitud,¿verdad?

—¿Estásseguradesussentimientoshaciati?

Josepusoaúnmáscoloradaycontestóconesamezcladeorgullo,alegríaydolorquesuelensentirlasjovencitascuandohablandeunprimeramor:

—Me temo que sí, madre. No me ha comentado nada, pero me miramucho.Creoqueespreferiblequememarcheantesdequeestovayaamás.

—Estoydeacuerdocontigo.Veréquépuedohacerparaquevayas.

Jo se sintió aliviada y, tras unos segundos en silencio, comentó con unasonrisa:

—Creo que la señora Moffat se quedaría maravillada si supiese cómotomaslasdecisiones.EstoyseguradequelealegraríaqueAnnieaúnestuviesedisponibleparaLaurie.

—Jo, aunque no tornemos las mismas decisiones, todas las madresqueremoslomismo,quenuestroshijosseanfelices.Megloes,yyomealegrodequehayaacertado.Encuantoati,prefierodejarquedisfrutesdetulibertadhastaquetecansesdeella,porquesoloentoncesdescubrirásqueexistealgomuchomásdulce.Enestosmomentos,Amyesmimayorpreocupaciónpero,comoesunamuchachasensata,estoyseguradequesabráloquedebehacer.Respecto a Beth, mi única esperanza es que se recupere físicamente. Porcierto,parecemásanimadaquedíasatrás.¿Hashabladoconella?

—Sí.Admitióquealgo lapreocupabayprometiócontármelopronto.Noinsistí porque creo que sé de qué se trata. —Y Jo contó a su madre sussospechas.

LaseñoraMarchmeneólacabeza,senegóaverelaspectorománticodelasuntoy,muyseria,sereafirmóenlaideadequeeramuchomejorparaLauriequejopasaseunatemporadafuera.

—No diremos nada hasta que todo esté organizado. Así, cuando elmomentollegue,podrésalircorriendoyahorrarmeelenfadoyeldramatismodeLaurie.Bethdebepensarquememarchosimplementepormí,yaquenome siento capazdehablar deLaurie con ella.Entoncespodrádarle ánimos,consolarle y ayudarle a cambiar sus sentimientos. Laurie ha vivido tantosdesengaños amorosos que ya está acostumbrado. Seguro que superaráenseguidaelmaldeamores.

Joesperabaqueasí fuera,peroensu interior temíaqueese«desengaño»fuesemásduroqueelrestoyquesuamigotardaraenrecuperarsedel«maldeamores».

Informódesusplanesenunplenofamiliarytodosestuvierondeacuerdo.

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LaseñoraKirkeaceptóencantadayprometióquejosesentiríacomoencasa.Eltrabajodeinstitutrizlepermitiríaserindependienteyledejaríatiempolibresuficienteparapoderescribir,ademásdequesunuevavidaensociedadseríaunaútilyagradablefuentedeinspiración.AJoleencantabalaideayestabadeseando partir. Su hogar le resultaba cada vez más pequeño, dada sunaturaleza inquieta y su espíritu aventurero. Cuando todo estuvo dispuesto,habló con Laurie, llena de miedo y con la voz temblorosa, pero, para susorpresa,eljovenreaccionósinaspavientos.Hacíadíasqueestabamásseriode lo normal, aunque seguía tan amable como de costumbre. Y cuando Jocomentóen sondebromaquesedisponíaapasarpágina,él añadióen tonograve:

—Yotambién,yestoydecididoanovolveraellanunca.

Jo se sintió aliviada al ver que se lo tomaba tan bien y siguió con lospreparativos con alegría. Beth parecía estar mucho más animada, y ellaconfiabaenestarhaciendolomejorparatodos.

—Necesito pedirte un gran favor. Quiero que cuides algo por mí —comentólanocheantesdeirse.

—¿Terefieresatusmanuscritos?—preguntóBeth.

—No,merefieroamíchico.Sébuenaconél,¿deacuerdo?

—Por supuesto, así lo haré. Pero sabes que yo no podré sustituirte. Teecharámuchodemenos.

—Estarábien.Recuerdaqueconfíoentiparaqueleincordies,lemimesylellamesalordenenminombre.

—Loharélomejorquepueda—prometióBeth,quesepreguntabaporquélamirabasuhermanadeunmodotanextraño.

CuandoLauriefueadespedirse,seacercóaloídodeJoylesusurró:

—Noservirádenada,Jo.Estarépendientedeti.Mirabienloquehacesoiréabuscarteytetraerédenuevoacasa.

CAPÍTULO33-ELDIARIODEJO

NuevaYork,noviembre

QueridasMarmeeyBeth:

Aunque no soy una elegante dama viajando por otro continente, tengomucho que contaros, de modo que escribiré un libro entero para vosotras.

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Cuandodejé atrás el amado rostro de papá,me sentí triste, y habría echadoalgunaqueotralágrimadenoserporquejuntoamíhabíaunairlandesaconcuatro criaturas quenoparabande llorar ymemantuvieron entretenida.Medediquéalanzarlesbolitasdepandejengibrecadavezqueunodeellosabríalabocapararugir.

Elsolnotardóenanimarseaaparecerentrelasnubes,loqueconsideréunbuenpresagio,disfrutémuchísimodelrestodelviaje.

La señora Kirke me recibió con tanto afecto que me sentí en casaenseguida, a pesar de encontrarme en una gran mansión rodeada dedesconocidos.Mereservóunpequeñoestudioabuhardilladomuycoqueto,loúnicoquelequedabalibre,perodispongodecocinaydeunamesajuntoaunaventanapordondeentraelsol,demodoquepuedosentarmeaescribirsiempreque quiero. Las vistas, excelentes, y la torre de la iglesia de enfrentecompensanlasmuchasescalerasquehayquesubirpara llegaramipequeñaguarida,quemeencantódesdeelprimermomento.Lasalaenlaquemeocupode dar clases y coser esmuy cómoda y se encuentra junto a la salita de laseñoraKirke. Sus dos hijas sonmuy guapas pero bastantemalcriadas, y seencariñaronconmigocuando les conté el cuentode los siete cerditosmalos.Creoqueseréunainstitutrizexcelente.

Puedocomercon lasniñassi loprefiero,en lugardesentarmea lamesagrande, y por ahora es lo que hago, porque, aunque no os lo creáis, soybastantetímida.

LaseñoraKirkemedijoen tonomaternal:«Bien,querida,esperoque tesientas como en tu casa. Como te imaginarás, con tanta familia, no paro.Siempreestoydeun ladoparaotro,peroahoraque séque lasniñasquedanbajo tu custodia me sentiré muy aliviada y tranquila. Puedes entrar en misaposentos siempreque lonecesitesyesperoque te encuentresagustoen tuestudio. Tienes las tardes libres y en casa encontrarás a menudo personasinteresantes con las que conversar. Si surge algún problema, no eludes encomentármeloyharemosloposibleporqueteencuentresbien.¡Lacampanilladelahoradelté!Hedeircorriendoacambiarmedesombrero».Dichoesto,medejóasolasparaquemeinstalaseenminuevonido.

Cuando,pocodespués,bajabaporlasescaleras,vialgoquemeagradó,Enesta casa los tramos de escaleras son muy largos; yo estaba parada en eldescansillo del tercer piso, para dejar paso a una criada que subía con granesfuerzo, cuando llegó un hombre de aspecto extraño, le cogió el pesadocapacho de carbón que llevaba, lo subió hasta arriba y lo dejó junto a unapuerta.Luegosevolvióhacialasirvientay,trashacerungestocariñoso,dijocon acento extranjero: «Es mejor así. Tu espalda es demasiado joven parallevartantopeso».

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¿No os parece amable?Me encantan esta clase de gestos porque, comodicepapá, la personalidad seve en los detalles.Aquella tarde, cuando se lomencionéalaseñoraK,seechóareíryapuntó:«SeguroquefueelprofesorBhaer;siemprehacecosasasí».

La señora K. me explicó que el profesor es un berlinés muy culto ybondadoso, peromáspobreque las ratas, y queda clases para ganar el panparaélyparadossobrinitosalosquecuidadesdequequedaronhuérfanosyconlosqueviveaquíporexpresodeseodesudifuntahermana,quesehabíacasadoconunnorteamericanoyqueríaquesushijosseeducasenenestepaís.Lahistorianoesdemasiadoromántica,perosuscitómi interés,ymeagradósaberquelaseñoraK.leprestaunasalaparaquepuedaatenderasusalumnos.Estájuntoalahabitacióndondeyodoymisclasesy,comosololasseparaunapuertadecristal,piensoecharunvistazomientras trabaja.Yaoscontaréquédescubro. Mamá, no te preocupes porque tiene casi cuarenta años, no haypeligro.

Despuésdeltéydecorrertraslasniñasparaqueseacostaran,meenfrentéal gran cesto de labores que me aguardaba y pasé una velada tranquila,charlando con mi nueva amiga. Escribiré un poco todos los días y os loenviarétodounavezporsemana,asíque…¡buenasnochesyhastamañana!

Martesporlanoche

Hoyhe tenidounamañanamuymovidaporquemisalumnasnoparabanquietasy,llegadounpunto,comprendíquenecesitabanalgodeactividad.Enunmomento de inspiración, improvisé una clase de gimnasia. Lasmantuvehaciendo ejercicio hasta que la idea de sentarse y permanecer quietas lesparecióunsueño.Despuésdelalmuerzo,lacriadalasllevóadarunpaseoyyo me dediqué a la costura con mucha voluntad, como la pequeñaMabel.Cuandoestabadándolegraciasalcieloporsabercoserbienlosojales,oíquela puerta de la sala contigua se abría y cerraba y luego alguien empezaba acanturrearporlobajo,comoelzumbidodeunabejorro,«Kennstdudasland»,la canción que canta el protagonista de la obra de Goethe Los años deaprendizaje de Whilhelm Meisters. Sé que no estuvo bien, pero no puderesistirlatentacióndelevantarunpocolacortinaymiraratravésdelapuertadecristal.VialprofesorBhaer.Eseltípicoalemán,másbienrobusto,conunaespesacabelleracastaña,unabarbapoblada,unanarizgraciosa,lamiradamáscariñosaquehevistonunca,unavozespléndidayunhablaclaraqueesunabendiciónparalosoídosacostumbradosalfarfullarbruscoydescuidadodelosamericanos.Laropaseveíaalgodesaliñada;tienelasmanosgrandesydesurostroloúnicoquellamaunpocolaatenciónesladentadura,queesperfecta,pero me gusta porque tiene una hermosa cabeza. La camisa blanca estabaimpecable,yaunquealachaquetalefaltabandosbotonesyllevabaunparcheenelzapato,parecíaunauténticocaballero.Seleveíamuyserio,apesarde

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que no dejaba de canturrear, hasta que se acercó a la ventana, orientó losjacintoshaciaelsolyacaricióalgato,quelorecibiócomoaunviejoamigo.Entonces,sonrió.Alguienllamóalapuertayéldijoenvozaltayenérgica:

—¡Adelante!

Ibaaretirarmea todaprisa,cuandoentrevíaunencantodeniñacargadaconungranlibro,ypermanecíallíparaverquéocurría.

—Míquiere amiBhaer—dijo la criatura, quedejó súbitamente el librosobrelamesaycorrióhaciaél.

—Porsupuesto,aquíestátuBhaer.¡Venadarmeunabrazo,Tina!—dijoelprofesor,yconunacarcajadalaalzóporencimadesucabezahastaelpuntodequelaniñahubodeinclinarsucaritaparapoderledarunbeso.

—Ahora,míiráaestudiar—prosiguiólaencantadoraalumna.Asípues,elseñorBhaer la acompañóaunode lospupitres, abrióel enormediccionarioqueellahabíatraídoyleentregópapelylápiz.Enseguida,lapequeñaempezóa garabatear. De vez en cuando, pasaba una página y deslizaba un deditogordezuelopor lahoja,hastadarconel términoesperado.Trabajabacon talseriedadqueaduraspenasconseguíreprimirunacarcajadaparanotraicionarmi presencia. El señor Bhaer, que permanecía a su lado, acariciaba sushermososcabellosenungestopaternalquemehizopensarquedebíadeserhijasuya,aunquelaniñaparecíamásfrancesaquealemana.

Cuando, poco después, volvieron a llamar a la puerta y vi entrar a dosjovencitas, me dije que era hora de retomar mis labores y me concentrévirtuosamenteenlacostura,apesardelruidoylachácharaprocedentesdelasala contigua. Una de las muchachas reía con gran afectación y repetía«¡Profesor, por favor!» en tono coqueto, y la otra pronunciaba tan mal elalemánquesupusequealhombredebíadecostarleungranesfuerzomantenerlacompostura.

Estabaclaroqueambasponíanapruebasupaciencia,porquemásdeunavezleoídecircongranvehemencia:«No,noesasí.¡Noprestáisatención!»,yenunaocasiónsonóunruidoseco,comosihubiesegolpeadolamesaconunlibro, seguidode la exclamación «¡Es inútil! Parece que hoy todo tiene quesalirmal».

Pobre hombre, sentí lástima por él.Cuando las jovencitas semarcharon,eché un nuevo vistazo para comprobar si seguía vivo. Se había dejado caersobre la silla, agotado, y permaneció allí con los ojos cerrados hasta que elrelojdiolasdos.Entonces,selevantódeunsaltoyguardóloslibros,comosipreparase todo para otra clase, fue hacía la pequeña Tina, que se habíaquedadodormidaenelsofá,yselallevóenbrazossinhacerruido.Supongoqueelpobrehatenidounavidamuydura.

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LaseñoraKirkemepreguntósipensababajara lascincoparacenarconellos y, como echaba de menos el calor del hogar, me pareció buena idea,porquemepermitiríaconoceralaspersonasconlasquecompartotecho.Mearregléy,aunqueprocuréocultarmetraslaseñoraKirke,comoellaesbaja,yyo alta, mis esfuerzos por no llamar demasiado la atención se vieroncondenadosalfracaso.Meindicóquemesentarajuntoaella,ycuandoperdíun poco la vergüenza que me había hecho sonrojarme, encontré el corajesuficienteparamiraralrededor.Lamesa,queera larga,estaba llena,y todosparecían más interesados por la comida que por cualquier otra cosa, enespecialloscaballeros,quedesaparecíansindejarrastroencuantoterminabandeingerirlosalimentos.Entreloscomensaleshabíahombresjóvenesabsortosensuspensamientos,parejas jóvenesmuypendienteselunodelotro,damascasadas volcadas en sus hijos y caballeros maduros que solo hablaban depolítica.Nosentíquetuviesenadaqueverconninguno,excepciónhechadeunasolteronaderostrodulcequeparecíainteresante.

Elprofesorestabaenunextremodelamesa,sentadoentreuninquisitivoyanciano caballero duro de oído, cuyas preguntas contestaba a gritos, y unfrancésconelqueconversabasobrefilosofía.DehaberestadoAmypresente,le habría dado la espalda para siempre jamás, porque el pobre parecíaverdaderamente hambriento y engullía la comida de un modo que habríaescandalizado a nuestra sensible damita. A mí no me importó porque «megustaveralagentedisfrutarconlacomida»,talycomosueledecirHannah,ymepareciólógicoqueelpobrenecesitararecuperarfuerzasdespuésdehaberdadoclaseaunasmuchachastanestúpidas.

Cuando subía por las escaleras, después de la cena, oí a dos jóvenesconversarmientrasseatusabanlabarbaanteelgranespejodelvestíbulo.

—¿Quiéneslanueva?—preguntóuno.

—Unainstitutrizoalgoasí.

—¿Yporquésesientaalamesaconnosotros?

—Creoqueesamigadelaseñora.

—Noestámal,peronotieneestilo.

—Nigota.¡Venga,vamos!

Alprincipio,meenfadé,peroenseguidasemepasó,porqueunainstitutrizestandignacomoelquemásy,aunquecarezcadeestilo,porlomenostengointeligencia,queesmásdeloquesepuededecirdeunoscursiselegantesquesolo sirven para mirarse al espejo y echar humo como chimeneas. ¡Cómodetestoalagentesinsensibilidad!

Jueves

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Ayer tuveundía tranquilo.Lopasédandoclases,cosiendoyescribiendoen mi pequeño estudio, que resulta especialmente acogedor cuando seenciende la chimenea. Me enteré de algunas cosas y me presentaron alprofesor,Alparecer,Tinaeslahijadeunaplanchadorafrancesaqueseocupadelacolada.LapequeñaadoraalseñorBhaerylesigueportodalacasacomounperritoasuamo,yaélleencantaporque,apesardesusoltería,legustanmucholosniños.KittyyMinnieKirketambiénleaprecianmuchoysiempreestánhablandode lasobrasde teatroque inventa, losregalosque leshaceylos magníficos cuentos que explica. El joven señor se burla de él, le poneapodos comoViejoFritz,CervezaRubia,OsaMayor, y hace chistes con sunombre,peroaélnolemolesta.SegúnlaseñoraK.,esunhombrecordialytodoslequierenmucho,apesardesuscostumbresalgoextrañas.

La solterona es la señoritaNorton, unamujer rica, culta y amable. Hoyhemos conversado durante la cena (decidí repetir la experiencia de comerabajo, porque esmuy divertido observar a la gente) yme ha pedido que lavaya a visitar a su habitación. Tiene libros y cuadros buenos, conoce apersonasmuy interesantesyparecemuyamable,demodoquemeesforzaréporestarabienconellaporquemeagradalaideadeadentrarmeenlabuenasociedad,aunquenomerefieroalomismoqueAmy,claroestá.

Por la tarde, cuando estaba en la sala, el señor Bhaer entró para dejarleunosperiódicos a la señoraKirke.Ella no estaba, peroMinnie, que esmuyespabilada,mepresentóenseguida:

—EslaseñoritaMarch,unaamigademamá.

—Sí. Es muy graciosa y nos cae muy bien—añadió Kitty, que es unaverdaderaenfantterrible.

Nossaludamosynosreímos,porquenoshizograciaelcomentariofrancodelaniñatraslapresentacióntanformalquehabíahechosuhermana.

—¡Ah, sí! He oído que estas traviesas le han hecho pasar un mal rato,señoritaMarch.Sivuelvea tenerproblemasconellas, llámemeyacudiréensuayuda—apuntóyfruncióelentrecejoenungestoamenazadorquehizolasdeliciasdelascrías.

Prometí que así lo haría y el señorBhaer semarchó, pero parece que eldestinoquierequenosencontremosconfrecuencia,porquehoy,alpasarjuntoalapuertadesudormitorio,ledisinquererconmisombrillayseabriódeparen par. Le encontré en batín, con un gran calcetín azul en unamano y unaaguja de zurcir en la otra. No pareció avergonzarse de que le viera así ycuando,despuésdepedirdisculpas,medisponíaaseguirmicamino,agitóunamano,sinsoltarelcalcetín,ydijoconesetonoalegreyfuertepropiodeél:

—Haceundíaestupendoparadarunpaseo.Bonvoyage,mademoiselle!

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Bajériendotodoeltramodeescaleras,aunquemeparecióalgotristequeel pobre hombre tuviese que remendarse él mismo la ropa. Yo sé que loscaballerosalemanesbordan,perozurcircalcetinesesotracosa.Notienenadadeelegante.

Sábado

Hoy no ha ocurrido nada quemerezca ser reseñado, salvomi visita a laseñoritaNorton,cuyodormitorioestá llenodecosashermosasyqueesmuyamable, porque memostró todos sus tesoros y me preguntó si me gustaríaasistir con ella a conferencias y conciertos como dama de compañía. Loplanteócomosimepidieseunfavor,peroestoyseguradequelaseñoraKirkelehahabladodenosotrasydequelohaceparatenerundetalleconmigo.Sigosiendomásorgullosa que el demoniopero, puesto que recibir favores comoesedepersonascomoellanomeincomoda,aceptédebuengrado.

Cuandovolvíaa la saladeclases,oí tal alborotoen la salacontiguaqueechéunvistazo.VialseñorBhaeracuatropatas,conTinasubidaasuespalday Kitty tirando de él con una cuerda de saltar a la comba.Mientras tanto,Minnie lanzaba pedazos de bizcocho a dos niños que rugían como leonesrampantesencerradosenunajaulaimprovisadaconsillas.

—Estamosjugandoalosdomadores—explicóKitty.

—¡Yovoymontada en un elefante!—exclamóTina, agarrada al cabellodelprofesor.

—Mamánosdejahacerloquequeramoslossábadosporlatarde,cuandovienenFranzyEmil.

El «elefante» se sentó, y, aunque parecía tan entusiasmado como el quemás,sepusoserioydijo:

—Leaseguroqueescierto.Siarmarnosdemasiadoruido,hágamelosaberybajaremoseltono.

Prometíqueasíloharía.Sinembargo,dejélapuertaabiertaydisfrutédeladiversión tanto como ellos, porque nunca había visto un jolgorio semejante.Jugaronapillar,alossoldados,bailaron,cantarony,cuandoempezóahacersede noche, se tumbaron en el sofá, alrededor del profesor, quien les contóencantadorescuentosdehadassobrelascigüeñasqueanidanenlaschimeneasysobreloskobold,unospequeñosespíritusqueviajanenloscoposdenieve.Seríafantásticoquelosamericanosfuesentansencillosynaturalescomolosalemanes,¿noestáisdeacuerdo?

Disfrutotantoescribiendoquenopararíanunca,perohededejarloporunasuntodedinero.Aunqueusounpapelmuyfinoyescriboconletrapequeña,tiembloalpensarloquemevoyagastarensellosparaenviarestalargacarta.

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Mandadme las de Amy en cuanto las hayáis leído. Sé que después de susespléndidasaventurasmisanécdotasresultaríansimples,peroimaginoqueosgustarárecibirnoticiasmías.¿QuélepasaaTeddy?¿Estudiatantoquenolequeda tiempo para escribir a sus amigos? Cuida bien de él por mí, Beth,contad-mecómoestánlosniñosydadmuchosbesosdemiparteatodos.Osquiere,

JO

P.D.: Al releer la carta me sorprende lomucho que hablo de Bhaer. Yasabéisquemellamalaatención lagentepeculiar,yaquínohaymuchomásquecontar.Bendiciones.

Diciembre

MipreciosaBetsey:

Comoestaseráunacartaescritaavuelapluma,teladirijoati,porqueséque te divertirá y te dará una idea de mis peripecias, que, aunque nadaexcepcionales,sonbastanteentretenidas.

Después de un esfuerzo herculano, tal y como diría Amy, en el cultivomental y moral, mis ideas comienzan a dar frutos y los pequeños tallosempiezanacrecer,comodeseaba.SucompañíanomeestangratacomoladeTinay losniños,pero cumplobienmi funcióny ellasmeaprecian.FranzyEmil son dos niños muy alegres que me han robado el corazón, porque lamezcladelcarácternorteamericanoyalemánproduceuncontinuoestadodeefervescencia.Los sábadospor la tarde son siempre estupendos, tanto si lospasamosencasacomosisalimos.Sihacebuentiempo,vamosapaseartodosjuntos y el profesor y yo nos encargamos de mantener el orden. ¡Nosdivertimosmuchísimo!

A estas alturas, ya somos muy buenos amigos, y he empezado a tomarclases.Nomepudenegar, todoocurriódeformatansorprendentequetengoquecontártelo.Empezarépor el principio.Undía, cuandopasaba junto a lahabitacióndelseñorBhaer,laseñoraKirke,queestabatrasteandodentro,mellamó.

—Querida,¿hasvistosemejanteleonera?Venaayudarmeacolocarestoslibros,porquelohepuestotodopatasarribaintentandodescubrirquéhasidodelosseispañuelosnuevosqueleregalénohacemucho.

Entré y, mientras los buscábamos, aproveché para echar un vistazo. Enefecto,eraunaleonera.Habíapapelesylibrosamontonadosportodaspartes,unapiparotayunaflautaviejasobrelarepisadelachimenea.Unpájaroconlasplumasalborotadasysincolapiabaenelalféizardeunaventanayunacajacon ratones blancos decoraba la otra. Entre los papeles yacían barquitos a

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medio hacer y trozos de cuerda; unas botas pequeñas y sucias se secabanfrente a la chimenea y los queridos niños por los que tanto se sacrificabahabían dejado su rastro por toda la habitación.Después demucho revolver,encontramos tres de los pañuelos perdidos: uno en la jaula del pájaro, otromanchadodetintayeltercerochamuscadoporquelohabíausadopararetiraralgodelfuego.

—¡Menudo personaje! —exclamó la señora K. sin perder el humormientrasdejabalasreliquiasenlabolsadelaropasucia—.Supongoquehabrárotolosdemásparahacervelasparalosbarcos,vendarcortesenlosdedosdelosniñosoutilizarloscomocoladeunacometa.Eshorrible,peronolepuedoreñir.Es tan despistado y tan bueno que deja que los niños le pisoteen.Meofrecíalavarlelaropayzurcirleloqueprecisase,peroélseolvidadedarmelasprendasyyomeolvidoderecordarlequelohaga.Yasíestamos…

—Yoloarreglarétodo—dije—.Noesningunamolestiayélnotieneporqué enterarse. Lo haré encantada… Es muy amable conmigo; me trae lacorrespondenciaymedejalibros.

Asípues,meocupédeordenarsuscosasyzurcídosparesdecalcetines,que él había deformado con su intento de remiendo. No mencionamos elasuntoyesperabaquenuncalodescubriese…peroundía,lasemanapasada,mepillóinfraganti,Detantooírledarclasesalosdemás,meentraronganasdeaprender.Tinanoparadeentrarysalirdelasalaysiempredejalapuertaabierta, por lo que lo oigo todo. Yo estaba sentada cerca de esa puerta,terminando de zurcir un calcetín y tratando de asimilar lo que le habíaexplicadoaunaalumnanuevaqueeratantontacomoyo.Lajovensemarchóyyopenséqueéltambiénsehabíaido.Creyendoqueestabasola,mepusearepasar en voz alta la lección, meciéndome hacia delante y hacia atrás deformauntantoabsurda.Depronto,viasomarunacabezayoíquealguienreíadiscretamente.EraelseñorBhaer,quehacíaseñasaTinaparaquenodelatarasupresencia.

—Bueno—dijocuandomeinterrumpíensecoylemiréperpleja—.Ustedme espía y yo la espío a usted.Nomeparecemal, peromepregunto, y nobromeo,sileapeteceríaaprenderalemán.

—Por supuesto, perousted está demasiadoocupadoyyo soydemasiadotorpeparaaprender—repuse,másrojaqueuntomate.

—¡Qué tontería!Yabuscaremosel tiempoy lograremosqueaprenda.Ledaré una clase esta tarde con sumo placer, porqueme siento en deuda conusted, señorita March. —Al decir esto, señaló el calcetín que yo estabaremendando—.Claro,misqueridasdamasdicen;«Esteviejoestúpidono sevaadarcuentadeloquehacemosynolesorprenderáquesuscalcetinesyanoestén agujereados…Pensará que a sus chaquetas les crecen botones nuevos

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cuandolosviejossecaenyqueloscordonesseatansolos».¡Peroresultaquetengoojosyveobien!Tambiéntengocorazónysoycapazdesentirgratitud.Venga, haremos una clase de vez en cuando o… tendrá que dejar de ser elhadamadrinademisniñosymía.

Porsupuesto,despuésdeaquellonopudedecirnada,ycomoenverdadmeparecía una oportunidad excelente, acepté el trato y empezarnos elintercambio. Tras las primeras cuatro clases, me sentí perdida con lagramática.Elprofesorsemostrabamuypacienteconmigo,perodebíadeseruntormentoparaél.Devezencuandomemirabaconcaradedesesperaciónyyonosabíasireírollorar.Dehecho,hiceambascosas,yundía,cuandodejéescaparunsuspirodevergüenzaypesar,lanzóalsueloellibrodegramáticaysalió de la habitación. Yo me sentí muy avergonzada y creí que nuncavolvería,perolecomprendía.Estabarecogiendomiscosasatodaprisa,conlaintención de ir a refugiarme a mi cuarto, cuando entró de nuevo, muysonriente,yanunció:

—Bueno, ahora probaremos una técnica nueva. Leeremos juntos estosagradablesMärchenynosolvidaremosdeeselibrotanárido,quesequedarácastigadoenunrincón.

Hablabacon tanta ternura,y abrió el librodecuentosdeHansAnderseninvitándome a leerlo con una amabilidad tan sincera queme avergoncé aúnmásdemímismayadoptéunairedealumnaaplicadaquepareciódivertirlemucho.Olvidémitimidezyataquélalecturaconmuybuenánimo;lohicelomejor que pude, aunque se me trababa la lengua al leer palabras largas ypronunciaba como Dios me daba a entender. Cuando terminé la primerapágina e hice una pausa para tomar aliento, él aplaudió y exclamó con suhabitualcalidez:

—Dasistgute!¡Vamosmuybien!Ahorametocaamí.Presteatención.—Yempezóaleerenalemán,haciendoretumbarcadapalabraconsuvozfuerteyunentusiasmodignodeverse.Afortunadamente, se tratabadelcuento«Elfielsoldadodehojalata»,queesmuydivertido,yaunquenoentendítodaslaspalabras,nopudedejardereír.Élestabatanentregado,yyotanemocionada,quelaescenameresultódelomáscómica.

A partir de entonces todo empezó a ir mejor, y ahora leo las leccionesbastantebien.Estaformadeestudiarmedabuenosresultados,porqueaprendolagramáticaapartirdeloscuentosypoemas,comolosmedicamentosquesedanconalgodulceparaquelostraguemosmejor.Yodisfrutomuchoyélnoparecehabersecansadotodavía,loquedicemuchoasufavor,¿noteparece?Comonomeatrevoapagarle, leharéunbuen regaloenNavidad.Marinee,¿tienesalgunaidea?

MealegraqueLaurieestéfelizyocupado,queyanofumeysedejecrecer

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el cabello.EstáclaroqueBethesmejor influenciaqueyo.Noestoycelosa,querida,sigueasí,pero¡noleconviertasenunsanto!Metemoquesiperdiesesu natural travieso nome gustaría tanto. Por favor, leedle algunas partes demiscartasporqueno tengotiempoparaescribira todosyasí tendránoticiasmías.LedoygraciasaDiosdequeBethestémejor.

Enero

Feliz Año Nuevo a todos, querida familia, lo que, claro está, incluyetambién al señor Laurence y a un jovencito llamado Teddy. No sabéis laalegríaquemediorecibirvuestropaquetedeNavidad.Nollegóhastalatarde,cuandoyanoesperabanada.Lacartamelaentregaronporlamañana,peronomencionabaiselpaquete,supongoqueporquequeríaisdarmeunasorpresa,ymesentíalgotristeporquepenséqueoshabíaisolvidadodemí.Despuésdecenar, me fui a mi habitación, un poco abatida, y cuando me trajeron elenormepaquete, baqueteado y cubierto de barro, lo abracé ymepuse a darsaltos de alegría. Era como estar en casa.Me senté en el suelo y leí,miré,comí,reíyllorécomounatonta.Losregaloseranjustoloquenecesitabaymellegóalcorazónqueloshubieseishechoenlugardecomprarlos.EltinterodeBethesmagnífico,ylacajaconpandejengibreduroquememandóHannah,unverdaderotesoro.Usarélasmanoplasquemeenviaste,Marmee,yleeréloslibrosquemeindicapapá.Graciasatodos,¡Besosymásbesos!

Hablandodelibros,estoyempezandoahacermeconunabuenabiblioteca.El señorBhaerme regalóporNavidadun librodeShakespearealque teníamucho cariño y que yo había visto enmás de una ocasión, en el puesto dehonor,entrelaBibliaenalemányobrasdePlatón,HorneroyMilton.Asíqueosimaginaréislailusiónquemehizoquemelodiese,conunadedicatoriaenlaqueselee:«Desuamigo,FriedrichBhaer».

—Siemprecomentaqueleencantaríacontarconunabiblioteca—medijo—.Puesyalatiene,porqueloquehayentreestastapassonmuchoslibrosenuno.Léaloconatenciónyleserádegranayuda.Elestudiodelospersonajesdeestaobralepermitirácomprendermejorelmundoydescribirlo,luego,consuspropiaspalabras.

Le di las gracias y ahorame refiero ami «biblioteca», como si fuese ladueña de cien libros. No imaginaba lo rica que era la obra de ShakespearehastaqueBhaermeloexplicó.Noosriaisdesunombre,yaséqueeshorrible,peropronunciadoenalemánnosuenatanmal…Mealegrodequeosgusteloqueoscuentodeélyesperoquealgúndía tengáisocasióndeconocerle.Séquemamá le apreciaría por su buen corazón, y papá, por su cultura. Yo leadmiroporambascosasymesientofelizdetenerunamigocomoél.

Comonodisponíademuchodineronisabíabienquépodíahacerleilusión,le compré varios detalles y los fui dejando por su habitación, para que los

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encuentre cuandomenos se lo espere. Los regalos eran prácticos, bonitos odivertidos:unescurreplatos,unflorero—siempretieneensucuartounaflor,ola hoja de alguna planta, en un vaso porque dice que le refresca— y unamanopladecocinaparaquenosigaquemandosus«mouchoirs»,comodiríaAmy,alsacaralgodelfuego.LahicecomolaqueBethregalóaMeg,gruesayenformademariposa,conalasamarillasynegras,antenasdeestambreyojosdeabalorios.Legustómuchísimoylacolocósobrelarepisadelachimeneacomounartículodedecoración,porloquealfinalnoserviráasupropósito.Aunqueesunhombrepobre,hizoregalosatodos,desdeloscriadoshastalosniños,ytodos,desdelaseñoradeplancharfrancesahastalaseñoritaNorton,pensaronenél.Mealegromuchodequeasísea.

LanochedeFindeAño,organizaronunbailededisfracesylopasarnosengrande.Yonopensabair,porquenoteníanadaqueponerme,peroalfinallaseñoraKirkemeprestóunvestidoviejodebrocadoy laseñoritaNortonmecolocó unos encajes y unas plumas. Así pues, disfrazada de la señoraMalaprop,mepuseunamáscaraybajéalafiesta.Disimulélavozynadiemereconoció.NadieimaginóqueeralacalladayaltivaseñoritaMarch(todosmeconsideranunamujerfríayestirada,porqueescomosuelomostrarmeantelosmequetrefes)quienbailabayvestíadeunaformatanalocada,comosi fueseuna «alegoría de las orillas delNilo».Me divertímucho y, cuando llegó lahorademostrarelrostro,mereíalverlacaradesorpresadetodos.Oíaunjovencomentaraotroqueyoeraactriz;hastadijorecordarhabermevistoenteatrosdepoca importancia.AMeglehubieseencantadolabroma.ElseñorBhaersedisfrazódeNickBottomyTina,delhadaTitania.Verlosbailarjuntosera«todounespectáculo»,comodiríaTeddy.

Asípues,elFindeAñoresultóestupendo.Mástarde,yadevueltaenmihabitación,mepuseapensarenelloylleguéalaconclusióndeque,apesardeloserrorescometidos,voyprogresandopocoapoco.Ahoraestoycasisiemprecontenta,trabajoconganasymeinteresoporlosdemásmásqueantes,loqueestámuybien.QueDiososbendigaatodos.Osquiere,

JO

CAPÍTULO34-ELAMIGO

Apesardelomuchoquelegustabadisfrutardesuentornosocialydeloocupadosqueestabansusdíasdesdequeseganabaelpan,queresultabamásdulce,yaqueloconseguíaconsuesfuerzo,Josiempreencontrabatiempoparasus trabajos literarios. Su objetivo era el natural en una joven pobre yambiciosa, pero losmedios escogidos para alcanzar dicho fin no fueron los

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mejores. Convencida de que el dinero otorgaba poder, decidió, enconsecuencia, lograr ambos a la vez, dinero y poder, no solo para ella, sinoparasusseresmáscercanos,alosquequeríamásqueasímisma.Elsueñodevivirenunacasallenadecomodidades,poderdaraBethloqueseleantojase,desde fresas en invierno hasta un órgano en su dormitorio, viajar y tenersiemprefondosdesobraparapermitirseellujodehacercaridaderaunviejoanhelodeJo,sufantasíamásquerida.

Elpremiootorgadoasunarraciónbreveparecióabrirunapuertaque,trasmuchas idas y venidas, y con un esfuerzo importante, la había conducido aesteencantadorcastilloenelaire.Peroelfracasodelanovelaenfriósuánimo.Laopiniónpúblicaesungigantequehaaterradoamuchos JuanSinMiedomásvalientesqueella.Aligualqueelfamosoprotagonistadelcuento,Josedioundescansotrassuprimerintento,untraspiéquelehabíahechoconocerel más feo de los tesoros del gigante. Pero su capacidad para levantarse yvolveraempezartrascadacaídaeratangrandecomoladeJuan,demodoquesubiócondificultadporelcaminomásdudosoy,aunqueconsiguióunbotínmuchomayor, a punto estuvodedejar atrás algomuchomásvaliosoque eldinero.

Decidió escribir folletines, dado que, en aquella época aciaga, hasta lossiempreperfectosEstadosUnidosleíanaquellabasura.Sindecirnadaanadie,ideóunahistoriademisterioy fue a llevarla,muydecidida, a laoficinadelseñorDashwood, editor delWeeklyVolcano.Aunque no había leído Sartorresartus,eltratadosobreelvestirdeThomasCarlyle,suinstintofemeninoledecíaquelaropaera,paramuchos,másimportantequelapersonalidadylosbuenosmodales.Demodoquesearreglólomejorquesupoy,repitiendoparasusadentrosquenoestabaninerviosaniemocionada,subióvalientementedostramos sucios y oscuros de escaleras que la condujeron a una habitacióndesordenada,sumidaenunanubedehumodepuro,yantelapresenciadetrescaballerosqueestabansentadosconlospiessobrelamesayquelarecibieronsinbajarlosniquitarseelsombrero.Algodesalentadaporelrecibimiento,Jopermanecióenelumbralysusurróuntantoazorada:

—Disculpen,busco la redaccióndelWeeklyVolcano,MegustaríahablarconelseñorDashwood.

Los talones que estaban más altos bajaron y pudo ver a un caballeroenvuelto en humo que hacía rodar el puro entre los dedos. Fue hacia ellaasintiendocon la cabezay conunaexpresiónen el rostroque solo traslucíafaltadesueño,Jo,deseosadeacabarcuantoantesconaquelasunto,letendióelmanuscritoy, cadavezmás ruborizada, sumómetedurasdepatamientraspronunciabaelbrevediscursoquehabíapreparadoparalaocasión.

—Unaamiga…meenvíaparaque le entregue estahistoria…Bueno, es

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más bien un experimento… Le interesa mucho su opinión… Si le gusta,podríaescribiralgomás.

Mientras ella balbucía y se sonrojaba, el señor Dashwood pasaba laspáginas delmanuscrito con sus sucios dedos y revisaba con aire crítico laspulcraspáginas.

—Noeslaprimeraobraquepresenta,¿verdad?—comentóalcomprobarque las páginas estaban numeradas, escritas por una sola cara y no estabansujetasconunlazo,queeralamarcainequívocadelosnovatos.

—Asíes,señor,miamigatienealgodeexperiencia,consiguióunpremioconuncuentoenunconcursodelBlarnevstoneBanner.

—¿Enserio?—El señorDashwood le echóunvistazoenelqueparecióestudiartodosuatuendo,desdeellazodelsombrerohastalosbotonesdesusbotas—.Bueno,puededejarelmanuscrito,síasíloquiere;porahora,tenemostantosescritosdeestetipoquenosabemosquéhacerconellos,perololeeréconatenciónylediréalgolasemanaqueviene.

AJoyanoleapetecíadejarelmanuscrito,pueselseñorDashwoodnoerade su agrado pero, dadas las circunstancias, no podía más que asentir ymarcharse con la cabeza bien alta y el aire digno que adoptaba cuando sesentíamolestaoavergonzada,Enaquellaocasión,sentíaambascosas,porquelasmiradasquehabíanintercambiadoloscaballerosdejabanbienclaroquenosehabíantragadosumentirijillaacercadelaamigaescritora.Cuandocerrólapuerta y oyó que todos reían tras algún comentario del editor, su turbaciónaumentó.Decididaanovolvernuncaaeselugar,regresóacasaydesahogósufrustracióndandovigorosaspuntadas aunosdelantaleshastaque, unpar dehorasdespués, se tranquilizó lo suficientepara reír al recordar loocurridoydesearquellegaselasemanasiguiente.

Cuandovolvió,encontróalseñorDashwoodsolo,deloquesealegró.Elhombreestabamuchomásdespiertoqueenlaocasiónanterior,loqueeradeagradecer,ynoestabaenvueltoenunanubedehumodepuroqueleimpidieserecordarsusbuenosmodales.Por todoello, lasegundaentrevistafuemuchomejorquelaprimera.

—Aceptaremossumanuscrito—(loseditoresnuncahablanensingular)—si no se opone a introducir algunasmodificaciones. Es excesivamente largopero,siomitelospasajesmarcados,tendrálaextensiónadecuada—explicóentonomuyformal.

LaspáginasestabantanarrugadasysubrayadasqueJoapenasreconocíasumanuscrito,peroleechóunvistazo,conlacaraquepondríaunamadreaquienaconsejasencortarunapiernaasuhijoparaquecupiesemejorenlacima,ydescubrió con asombro que los fragmentos eliminados eran aquellos en los

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que había intercalado con suma discreción alguna reflexión moral quecompensasetantoromanticismobarato.

—Pero,señor,yocreoquetodahistoriadebetransmitirunmensajemoralparaayudaraqueunoscuantospecadoressearrepientan.

ElseñorDashwoodrelajósusemblanteseriodeeditorysonrió,porqueJohabíaolvidadolaexcusadela«amiga»yhablabacomosolounautorloharía.

—Mire,lagentequierepasarunbuenrato,noqueledenunsermón.Hoyendía,lomoralnovende.—Afirmaciónque,porsupuesto,noeracierta.

—Entonces,¿creequedeberíaaceptarlascorrecciones?

—Sí,elargumentoesnovedosoyestábastantebienresuelto,yelestiloesbueno—fuelaamablerespuestadelseñorDashwood.

—¿Y qué…? Quiero decir, ¿qué compensación…? —empezó Jo, sinencontrarlaspalabrasprecisas.

—Sí,claro…Bueno,porestaclasedetextossolemosdarentreveinticincoytreintadólares.Pagamoscuandosepublica—contestóelseñorDashwood,como si hubiese olvidado aquel asunto; es sabido que un editor no sueleocuparsedeesasfruslerías.

—Estábien,essuyo—dijoJo,que leentregónuevamenteelmanuscritoconaire satisfechoporque,despuésdecobrarundólarporcolumna, inclusoveinticinco dólares le parecían una buena paga—. ¿Quiere que le diga amiamigaquesiescribeotramejorpodríainteresarle?—inquirióJo,sinrecordarellapsusquelahabíadelatadoantesyenvalentonadaporsulogro.

—Bueno, leecharíamosunvistazo,perono leprometonada.Dígalequeescriba algo más corto y más picante y que se olvide de la moral. ¿Quénombrequieresuamigaquepongamoscomoautora?—preguntóeleditorentonodespreocupado.

—Ninguno,por favor.Noquieredarsea conoceryno tienepseudónimoliterario—respondióJo,quesesonrojóasupesar.

—Comoprefiera.Lahistoriasepublicarálasemanaqueviene.¿Vendráabuscar el dinerooquiereque se lo envíe a algún lado?—preguntó el señorDashwood, que sentía un deseo natural de conocer mejor a su nuevacolaboradora.

—Vendréyo.Quetengaunbuendía,señor.

Cuando Jo sehubomarchado, el señorDashwoodpuso lospies sobre lamesaehizoesteelegantecomentario:«Espobreyorgullosa,comotodas,peroservirá».

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Siguiendo las indicaciones del señor Dashwood e inspirándose en laseñoritaNorthbury,Joseadentrótemerariamenteenlassuperficialesaguasdela lectura folletinesca pero, gracias al salvavidas que le lanzó un amigo, nosaliódemasiadomalparadadelazambullida.

Al igual que la mayoría de los escritorzuelos jóvenes, Jo introdujopersonajes y escenarios extranjeros, bandoleros, condes, gitanas, monjas yduquesasquerepresentabansupapelconelaciertoeímpetuesperados.Asuslectoresnoles interesabannimiedadescomolagramática, lapuntuaciónolaverosimilitud, y el señor Dashwood le permitía graciosamente llenar suscolumnasporunprecioridículo,sinsentirlanecesidaddeinformarasujovencolaboradora de que la causa de su hospitalidad era que uno de sus autoreshabitualeshabíaconseguidounsueldomejorenotroladoylehabíadejadoenlaestacada.

Alverquesusmagrosingresosaumentaban,deformalentaperosegura,aligual que la provisiónparapagar unasvacaciones estivales en lamontaña aBeth,Josevolcóconganaseneltrabajo.Sinembargo,elhechodenohabercomentado nada a su familia enturbiaba su satisfacción. Sospechaba que supadre y su madre no aprobarían lo que hacía y prefería probar en secretoprimero y pedir perdón después. No era difícil mantener el asunto oculto,puestoquesusescritosnoibanfirmadosconsunombre.Porsupuesto,elseñorDashwoodhabíaaveriguadolaverdadenseguida,perohabíaprometidocallary,algopocohabitualenél,habíamantenidosupromesa.

Seconvenciódequenohabíamal enello,puestoque sehabíahechoelsinceropropósitodenoescribirnadadeloquepudieseavergonzarsey,cuandole remordía la conciencia, la callaba pensando en lo dichoso que sería elmomentoenquemostrasealossuyosloquehabíaganadoyriesendelsecretotanbienguardado.

Pero el señor Dashwood solo quería historias emocionantes y, si ella leproponíaalgodistinto,lorechazaba.Así,paratenersiempreenviloallector,teníaqueecharmanosincontemplacionesdeteniasdehistoriayamor,tierraymar, arte y ciencia, fichas policiales y manicomios. Jo comprendió que nodisponíadesuficienteexperienciavitalparahaberentradoencontactoconlacaratrágicadelaviday,viendoloqueteníaentremanos,sepropusosuplirsusdeficiencias con su característico arrojo. Ansiosa por encontrar inspiraciónpara sushistoriasydecidida adotarlasde tramasoriginales, yaquenobienurdidas,selanzóabuscarnoticiasdeaccidentes,sucesosycrímenesylevantósospechas en alguna que otra bibliotecaria al pedir libros sobre venenos.Cuando paseaba por la calle, estudiaba las fisionomías y analizaba laspersonalidades —buenas, malas o ni una cosa ni la otra— de quienes larodeaban.Hurgóenelpolvodeotrasépocasenbuscadehechosohistoriastanviejasquepareciesennuevasy,en lamedidadesusposibilidades,abordó la

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locura,elpecadoylamiseria.Pensóqueprosperabapero,sindarsecuenta,ibaprofanandoalgunosdelosaspectosmásimportantesdesucondicióndemujer.Aunquefueseensuimaginación,vivíaenunentornonocivo,quelaafectaba,pues tanto su corazón como su mente recibían alimentos poco nutritivos,inclusopeligrosos,yaquelencuentroprematuroconelladomásoscurodelavida, que siempre llega demasiado temprano para todos, había borradodemasiadorápidoelruborinocentepropiodesuedad.

Ella,aunquenoloveía,losentía,porquetantodescribirlaspasionesylossentimientosdeotroslallevóaespecularsobrelossuyos,unentretenimientomalsanoalqueunamentejovenysaludablenoseentregavoluntariamente.Ypuestoquelasmalasaccionessiempreentrañanuncastigo,Joobtuvoelsuyocuandomáslonecesitaba.

Desconozco si el estudio de Shakespeare la ayudó a comprender laspersonalidadesosifuesuinstintonaturaldemujerhonesta,valienteyfuerte.Elcasoesque,mientrasdotabaasushéroes imaginariosdetodaperfección,descubrió un héroe de carne y hueso que despertó su interés a pesar de susimperfecciones humanas. En una charla con el señor Bhaer, este le habíarecomendadoque,paraentrenarsecomoescritora,estudiaseydescribiesealaspersonassencillas,verdaderasybuenasqueencontraseasupaso.Joletomólapalabra de inmediato, centró su atención en él y lo estudió en profundidad,algoquehubiesedesazonadomuchoalpobreseñordehaberlosabido,puestoqueeldignoprofesoreraajenoatodoengreimiento.

Al principio, a Jo le extrañabaque todos le quisieran tanto.No era rico,noble, joven ni guapo, de ningún modo podría calificársele de fascinante,impresionanteobrillante,ysinembargoresultabatanatractivocomounbuenfuegoylosdemássecongregabanasualrededordeformaespontánea,comosi les calentase el corazón. Era pobre, pero siempre parecía estar regalandocosasalosdemás;eraextranjero,peroteníamuchosamigos;yanoerajoven,peroteníaelcorazóntanalegrecomoeldeunniño;erafrancoyextravagante,peromuchosconsiderabanqueteníaunosrasgosagraciadosyperdonabansusrarezas por su buen carácter. Jo lo observaba con frecuencia para tratar dedescubrirelorigendesuencantoy,alfin,llegóalaconclusióndequeeralabenevolencia la que obraba elmilagro. SÍ el profesor tenía alguna pena, se«sentaba con la cabeza entre las alas» ymostraba a los demás su ladomásrisueño.Teníaarrugasenlafrente,peroeltiempolehabíatratadobien,talvezen pago a lo buenoque era con sus semejantes.Las simpáticas arrugas quebordeaban su boca parecían recordar las muchas palabras amistosaspronunciadasylasrisasalegres.Susojosnuncaresultabanfríosniduros,ysusapretonesdemanos,efusivosycálidos,decíanmásquecualquierpalabra.

Sus ropas parecían participar del carácter hospitalario del profesor. Eracomo si estuvieran a gusto con él y quisiesen que se sintiera cómodo. Lo

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amplio de su chaleco parecía anunciar lo grande que era el corazón quecobijaba, su gastado abrigo tenía un aire distinguido y los anchos bolsillosdabanfedelasmanosdelosniñosquesolíanllegarvacíaseirsellenas.Hastasusbotasparecíanbenevolentesyelcuellodesucamisanuncaestabatiesoniásperocomoeldetodoslosdemás.

¡Eso es!, se dijo Jo cuando, al fin, comprendió que elmirar con buenosojosaalguientransformabaalotrohastaelpuntodequeunrobustoprofesoralemán que zampaba la comida, zurcía calcetines y llevaba la carga de unapellidoquenosonababienresultasebelloydigno.

Jovalorabamucholabondad,perolainteligenciasuscitabaenellaungranrespeto, y algo que descubrió sobre el profesor hizo que su estima por élaumentaseaúnmás.Comoélnuncahablabadesímismo,todosdesconocíanque en su ciudad natal era un hombre muy honrado y apreciado por supreparación y su integridad, hasta que uno de sus conciudadanos estuvo devisitaporlazonay,enunacharlaconlaseñoritaNorton,divulgóeldato.Joseenteróporella,yleagradómuchomásenlamedidaenqueelseñorBhaerlohabía mantenido en secreto. Aunque en Estados Unidos solo era un pobremaestro de lengua, en Berlín era un famoso profesor. Para Jo aqueldescubrimiento, sumado al hecho de que llevase una vicia hogareña ytrabajasetanto,conferíaunairemuchomásrománticoasuhistoria.

Pero aún le faltabadescubrir otrodonmásportentosoque el intelecto, ytodo ocurrió de forma inesperada. La señorita Norton se codeaba con loscírculosliterarios,algoconloqueJonopodíasinosoñar.Lasolterona,ensudeseode apoyar a la ambiciosamuchacha, accedió aque tanto ella comoelprofesorlaacompañasenenalgunasdesussalidas.Enunaocasión,losinvitóaacudiraunaveladaquesecelebrabaenhonordevariaspersonalidades.

Jo iba preparada para inclinarse y venerar a los personajes a los queadoraba con juvenil entusiasmo. Sin embargo, su reverencia por los geniossufrió un duro revés aquella noche y tardó un tiempo en recuperarse delimpactoqueleprodujodescubrirqueaquellasgrandescriaturaseran,alfinyalcabo,hombresymujeres.Cabeimaginarsuconsternacióncuando,almirardereojo,contímidaadmiración,alpoetacuyosversoshabíanconmovidosuser alimentándolo con «espíritu, fuego y rocío», todo lo que vio fue a unhombre que devoraba su cena con tal pasión que hasta el semblante teníaenrojecido,Caídounodesusídolos,lajovennotardóendescubrirotrascosasquedisolvieronsuvisiónromántica.Elexcelentenovelistaibadeunalicoreraa otra con la regularidad de un péndulo; el famoso teólogo coqueteabaabiertamenteconlamadamedeStäeldelaépoca,queapuñalabaconlamiradaalaCorinnedeturno,quienhacíaburladeellatrastratarenvanodellamarlaatención del profundo filósofo, que bebía tanto té como Samuel Johnson yparecía a punto de quedarse dormido, puesto que la locuacidad de la dama

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hacíaimposibletodaconversación.Encuantoaloscientíficos,habíanhechoaun lado los moluscos y los períodos glaciares y murmuraban sobre artemientras devoraban ostras y helados con gran dedicación. El jovenmúsico,quehabíahechizadoalaciudadenteracomounsegundoOrfeo,hablabasobrecaballos, y el único ejemplar de noble inglés presente resultó ser el hombremásordinariodelafiesta.

No había transcurrido ni la mitad de la velada cuando Jo se sintió tanprofundamente désillusionnée que tuvo que sentarse en un rincón pararecuperarelánimo.ElseñorBhaerseacercó,conaspectodesentirsefueradelugar,momento en quevarios filósofos, cada uno con su terna a cuestas, sedirigieron lentamente hacia allí para organizar una especie de torneointelectual en aquel lugar apartado. La conversación era de todo puntoincomprensibleparaJo,queaunasídisfrutóescuchándoloshablardeKantyHegel,dosdiosesdesconocidos,ydetérminosinteligiblescomo«objetivo»y«subjetivo».Peroloúnicoquesurgiódesuinterior,terminadalacharla,fueuntremendo dolor de cabeza. Poco a poco le pareció entender que el mundo,hecho pedazos, se había recompuesto para dar lugar a otro nuevo regido, adecirdeloscontertulios,porprincipiosmuchomejoresquelosanteriores;quela religión perdía fuerza ante la razón y que el intelecto se convertía en elúnicoDiosverdadero.Jonoentendíamuchodefilosofíanidemetafísica,peroaquellasideasleprovocaronunacuriosaemociónqueeraalavezplacenteraydolorosa, ymientras los escuchaba tenía la sensaciónde ir a la deriva en eltiempoyelespacio,comoungloboqueseescapayvagaporelcielo.

Sevolvióparaverquécaraponíaelprofesoryledescubriómirándolaconlaexpresiónmásseriaquelehabíavistoenlavida.Élmeneólacabezaylainvitó a alejarse de allí, pero ella, que escuchaba embelesada hablar de lalibertaddelafilosofíaespeculativa,permanecióensusilla,conlaintencióndeaveriguar en qué se podía confiar una vez aniquiladas todas las viejascreencias.

ElseñorBhaersemostrabacohibido,reacioadaraconocersuopinión,noporque no la tuviesemeditada, sino porque era demasiado sincero y formalparahablarporhablar.MiróaJoyavariosdelosjóvenesquehabíanacudidoatraídosporelresplandordeaquelejerciciodepirotecniafilosófica,fruncióelentrecejoytuvoganasdeintervenirparaimpedirquealgunadeaquellasalmasjóvenestanimpresionablessedejaseengañarporlosfuegosartificialesy,unavez terminado el espectáculo, acabara con solo un palito vacío o unamanoquemada.

Lo soportó lo mejor que pudo pero, cuando le preguntaron su opinión,estalló con sincera indignación y defendió la religión con la elocuencia queaportalaverdadyquehizoquesuingléssonaramásmusicalquenuncaysurostro resplandeciese. El combate fue duro puesto que los filósofos eran

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buenosargumentando,peroélnosedioporvencidoysemantuvofielasusprincipios hasta el final. Y,mientras le oía, elmundo volvió a recuperar elsentido que tenía para Jo, las viejas creencias que tanto tiempo habíanperdurado parecían nuevamente mejores que las nuevas. Dios no era unafuerzaciegay la inmortalidadnoerauncuentohermososinounabendiciónreal.VolvióasentirlatierrafirmebajosuspiesycuandoelseñorBhaerhizounapausaparaganar tiempo,noporque lehubiesenconvencido,Josintióelimpulsodeaplaudirydarlelasgracias.

Nohizoni lounoni lootro,pero laescenasegrabóensumemoriay,apartirdeentonces,sintiómayorrespetoporelprofesor,que,apesardeloquelehabíacostadodecirloquepensaba,lohabíahechoporquesuconciencianolepermitíacallar.AsífuecomoJocomprendióquelosvaloressonmuchomásimportantes que el dinero, la posición social, la formación intelectual o labelleza, y que si la excelencia era, como un sabio había definido, «verdad,reverenciaybuenavoluntad»,entonceselseñorBhaernosoloeraunhombrebueno,sinoexcepcional.

Aquella certeza se reforzaba día a día. Valoraba su consideración,codiciabasurespetoyseesforzabaporserdignadesuamistad,yjustocuandoesedeseoeradelomássincero,apuntoestuvodeperderlotodo.ElproblemasurgiódeungorrodepapelqueTinalehabíapuestoyqueelprofesorolvidóquitarseantesdeiradarclaseaJo.

Está claroqueno semira al espejo antesdevenir, pensó ella, sonriendopara sus adentros, cuando él saludó conun «Buenas tardes» y tomó asientomuyserio,ajenoaldivertidocontrastequeproducíasugorroyel temadelaclase,yaqueibanaleer«LamuertedeWallenstein».

AlprincipioJonodijonadaporquelegustabamuchooírlarisafrancaysonora con que el profesor recibía cualquier cosa divertida que ocurriese, yprefiriódejarqueéllodescubrieseporsímismo.Despuésseleolvidó,porqueoíraalguienleeraSchillerenalemánrequieremuchaconcentración.Traslalectura llegó lahorade la lección,que resultómuyanimadaporque,aquellatarde,Joestabademuybuenhumorylavisióndelgorrodepapelhacíabrillarsusojosdealegría.Elprofesornoentendíaquéleocurríaalajoven.Alfinal,interrumpiólaclaseypreguntócongransorpresa:

—Señorita,March, ¿se puede saber por qué se ríe de sumaestro? ¿Tanpocorespetolemerezcoparaportarseasí?

—Señor,¿cómopodríamostrarlerespetoconesegorroque llevapuesto?—inquirióasuvezJo.

Eldistraídoprofesorse llevó lamanoa lacabeza,encontróelgorroy loretirómuyserlo,lomiróduranteunossegundosy,porúltimo,echólacabeza

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haciaatrásysoltóunaalegrecarcajada.

—¡Ahora entiendo! Ha sido ese diablillo de Tina, queme ha puesto ungorro con el que parezco un loco.Bueno, no pasa nada, pero si la clase noterminabien,ustedacabaráusandoestegorro.

Lociertoesquelaclasenosiguió,nibiennimal,porqueelseñorBhaervioenelpapeluna imagenque le llamó laatención,deshizoelgorroydijoconprofundodesagrado:

—Megustaríaqueestaspublicacionesnoentraranen lacasa;noesalgoqueunniñodebaverniunjovenleer.Noestábien.Cuandopiensoenquienesescribencosastannocivas,pierdolapaciencia.

Jo echó una ojeada a la hoja y vio unamemorable ilustración en la queaparecíanunloco,uncadáver,unvillanoyunavíbora.Nolegustónada,peroloquelahizoapartarladesínofueprecisamentesudesagrado,sinoelmiedoquesintióalsospecharquepudieseserunapáginadelVolcano.Noloera,porsuerte,ysutemorseaplacóalrecordarque,aundehaberlosidoytratarsedeuna de sus historias, no habría nombre alguno que delatara su autoría. Sinembargo, se había delatado ella misma al ruborizarse, porque, aunque elprofesoreraunhombredistraído,sedabacuentademuchomásdeloquelagente creía. Sabía que Jo escribía y se había cruzado con ella en lasredaccionesdevariosperiódicospero,puestoquelajovennosacabaeltemaarelucir, él tampoco preguntaba nada a pesar de lo mucho que le apetecíaconocersutrabajo.Enaquelmomento,seleocurrióquejoseavergonzabadeloqueescribíaylaidealeinquietó.Enlugardedecirse:Noesasuntomío,notengo derecho a opinar, como hubiese hecho la mayoría, pensó que Jo erajovenypobre,unamuchachaqueseencontrabalejosdesucasaydelcuidadodesumadreydesupadre,ysintióunimpulsodeayudarlatanespontáneoynatural como el que le hubiese llevado a salvar a un niño que hubiesedescubiertoahogándoseenunestanque,Todosestospensamientospasaronporsumenteenunminuto,sinquese traslucieranensu rostro,yalcabodeunrato,unavezolvidadalapáginadeperiódico,cuandoJoempezóacoser,dijoentonodistendidoperoconseriedad:

—Hacebienalalejarlodeusted.Laideadequeunajovencitabuenapuedaver tales cosasme desagradamucho. A algunos, estas historias les parecenentretenidas,peroyoantesdejaríaquemishijosjugasenconpólvoraqueconesabasuranociva.

—Talvezmásquenocivaseasimplementetonta…Silagentelapide,noveoquéhaydemaloenqueselefacilite.Muchaspersonashonradassegananla vida decentemente escribiendo esta clase de historias—apuntó Jo, dandocadapuntadacontantafuerzaquesecreabansurcosenlatela.

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—Lagentetambiénpidewhisky,ynoporelloustedoyoaccederíamosavenderlo.Siesaspersonashonradassupieseneldañoquecausan,nopensaríanquesegananlavidadeunaformatandecente.Notienenderechoaenvenenarelconfiteyvercómolosniños locomen.No,deberíanreflexionary ¡barrerlascallesantesquehaceralgoasí!

ElseñorBhaerhablóconvehemencia,yfuehacialachimeneaconelpapelarrugado en la mano. Jo permaneció callada, y pareció que el fuego laalcanzaba tambiéna ella, porquenotabaque lasmejillas le ardierondurantemucho rato después de que el gorro de papel hubiese quedado reducido ahumoyhubieseescapadoporlachimenea.

—Megustaríapoderquemarlostodos—musitóelprofesormientrasvolvíaasulugarconairesatisfecho.

Jo imaginó la pira que el profesor organizaría con los manuscritos queguardaba en su habitación y la forma en que se ganaba el pan empezó aremorderle la conciencia. Entonces, para consolarse, se dijo:Mis relatos noson así, no son tontos ni nocivos; no tengo por qué preocuparme. Acontinuacióncogióellibroydijoconcaradealumnaaplicada:

—Señor,¿podríamosseguir?Mecomportaréynovolveréareírme.

—Esoespero—dijoélportodarespuesta,aunquequeríadecirmuchomásde loquejo imaginaba, y lamirada seríay tiernaque le lanzó lahizo sentircomo si llevase grabado en la frente el nombre Weekly Volcano en letrasgrandes.

Tan pronto como subió a su habitación, Jo sacó los manuscritos y losreleyótodosconsumaatención.ElseñorBhaer,eraalgomiope,usabagafas,yellaselashabíaprobadoenalgunaocasión;lehabíahechomuchagraciavercómo agrandaban las letras del libro. En aquelmomento, se sintió como sillevase puestas las gafas mentales o morales del señor Bhaer, porque losdefectosdeaquellaspobreshistoriasleresultarontanevidentesquesintióunprofundoabatimiento.

Sonunaverdaderabasura,sedijo;ysisigo,prontoseránpeorquebasura,porquelasúltimassonaúnmásfolletinescasquelasprimeras.Heactuadosinpensarymehehechodañoamímismayaotrossoloporconseguiralgodedinero. Está claro que sonmalas porque no puedo leerlas en conciencia sinsentirme terriblementeavergonzada. ¿Quéharía si lodescubriesenencasaollegasenamanosdelseñorBhaer?

Josesonrojósolodepensarloyquemótodoslosmanuscritosenlacocina,dondecrearonunallamaradaquecasiprendeenlacampana.

Sí, este es el lugar que merece tanta tontería inflamada; prefiero

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arriesgarmeaincendiarlacasaantesquepermitirquealguiensequemeconlapólvora demi creación, se dijomientras veía cómo «El demonio del Jura»ardíahastaquedarconvertidoenunaoscuraascuaconfierosojos.

Cuando todo el trabajo de los últimos tres meses quedó reducido a unmontón de cenizas, Jo se sentó en el suelo, muy sería, con el dinero en elregazo,ysepreguntóquédebíahacerconsushonorarios.

Creoquetodavíanohehechodemasiadodañoypuedoconservareldineroa cambio del tiempo invertido…, concluyó para sus adentros, tras muchomeditar.Luegoañadióparasí,perdiendolapaciencia:¡Cómomegustaríanotener conciencia! Es un incordio. Si no me preocupase actuar bien, no mesentiríamalalnohacerloylopasaríaengrande,Aveces,nopuedopormenosdedesearquepapáymamánohubiesensidotanescrupulososenestascosas.

¡Ah,Jo!Enlugardedeseareso,dagraciasaDiosdequetuspadressean«tan escrupulosos» y apiádate de las almas que no han tenido tan buenosguardianesparaprotegerlos conprincipiosquepuedenparecer losmurosdeunaprisiónalasjóvenesimpacientesperoque,coneltiempo,demostraránsercimientossanosparalaformacióndeunabuenamujer.

Jonovolvióaescribiresaclasedehistorias,convencidadequeeldinerono lacompensaba.Pero, comosueleocurrir-lea lagenteconsucarácter, sefue al otro extremo; estudió la obra de la señora Sherwood, la señoritaEdgeworth y HannahMore y escribió una obra que, más que un relato deficción,parecíaunensayoounsermónmoral.Aquellaopciónnoacababadeconvencerla, ya que, dadas su alegría y naturaleza romántica, se encontrabatan incómoda con aquel nuevo estilo como se habría sentido de habersedisfrazadoconunodeesos trajes rígidosyvoluminososqueutilizabanenelsiglo pasado. Envió aquella gema didáctica a varios mercados, pero noencontró comprador, y hubo de convenir con el señorDashwood en que lomoralnoeracomercial.

A continuación, probó con cuentos para niños, de los que podría haberprescindidodenohaberqueridolucrarseconellos,enunafánmercenario.Laúnicapersonaqueleofrecióunasumasuficienteparaquemereciese lapenaqueseaventuraraenelmundodelaliteraturainfantilfueuncaballeroricoquecreíaquesumisiónenlavidaeraconvertiralosdemásasucredoparticular.Pero, pormuchoque le agradase la ideade escribir paraniños, Jonopodíaconsentir que todos los menores traviesos acabasen devorados por osos oembestidos por toros furiosos solo porque no acudieran los sábados a unadeterminadaescueladecatequesis,quetodoslosniñosbuenosquesílohacíanrecibiesenacambiotodasuertedebendiciones,desdepandejengibredoradohastacorosdeángelesque losescoltabancuandodejabanestemundo, entresalmosysermonespronunciadosconsuslenguasceceantes.Asípues,envista

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dequenadabuenosalíadeaquellos intentos,Jo tapóel tinteroydijo,enunarranquedehumildad:

—No sé nada. Esperaré hasta que sepa hacerlomejor antes de volver aintentarloy,mientrastanto,«barrerélascallessíespreciso».—Yesadecisiónfuelapruebadeque,comoenelcuento,lasegundacaídadelamatadejudíaslehabíahechomuchobien.

Mientraslarevolucióninteriorcontinuaba,lavidarealseguíatanllenadetrabajo y vacía de acontecimientos como de costumbre.Y nadie, excepciónhechadelprofesorBhaer,sepercatabadeque,aratos.Joparecíaseriaotriste.Él laobservabasinqueellasediesecuenta,paraversisureprimendahabíasurtido efecto. La joven había pasado la prueba y él se sentía satisfechoporque,aunqueningunodelosdoscomentónada,sabíaquejohabíadejadodeescribir.Loadivinónosoloporelhechodequesudedoíndiceyanoestabamanchadodetinta,sinoporqueahorasequedabaabajodespuésdelacena,nohabía vuelto a coincidir con ella en las redacciones de los periódicos yestudiaba con tenaz paciencia, lo que indicaba sin lugar a duda que habíaaccedidoaemplearsumenteenasuntos,sinomásgratos,cuandomenosmásútiles.

Él la ayudabademuchasmaneras, con loquedemostró ser un auténticoamigo,yJoestabafeliz.Mientras laplumadescansaba,ellaaprendíamuchomásquealemánysentabalasbasesparasupropiahistoriaromántica.

PasóuninviernomuyagradableynodejólacasadelaseñoraKirkehastaelmesde junio.Cuandoeldíade supartida, seacercaba, todoelmundoseentristeció.

A los niños no había quien los consolara, y el señor Bhaer iba con elcabellodespeinadoyencrespado,porquesiempreselomesabacuandoestabainquieto.

—¡Se va a casa! ¡Qué suerte tener un hogar al que volver! —dijo elprofesor,ypermaneciósentadoenunrincón,ensilencio,mesándoselabarbamientrascelebrabanlapequeñafiestadedespedidaquejoimprovisólaúltimanoche.

Comoaldíasiguientepartiríademadrugada,Josedespidiódetodosantesdeirseadormiry,cuandolellegóelturnoaél,dijoafectuosamente:

—Bueno, señor, esperoque si algunavez viaja por la zona se acerque avernos. Si no lo hace, nunca le perdonaré.Quiero que todos conozcan amiamigo.

—¿En serio? ¿Le gustaría que fuese? —preguntó él dirigiéndole unamiradallenadeunentusiasmoquelajovennopercibió.

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—Claro, señor, venga el mes que viene. Laurie se graduará entonces ypodremosiralaceremoniadeentregadediplomasjuntos.

—¿Serefiereasumejoramigo?—preguntóelprofesoruntantoalterado.

—Sí,estoymuyorgullosadeél.Meencantaríaqueleconociese.

Jo levantó lavista,pensandosoloensualegríaal imaginarunencuentroentreamboshombres.Depronto,algoenlaexpresióndelseñorBhaerlehizopensarqueprobablementeLaurieseguiríaqueriendosermásqueunamigoy,comonodeseabadaraentenderquepodíahaberalgoentreellos,sesonrojósinquerer.Ycuantomástratabadenoruborizarse,másrojaseponía.Noséqué hubiese sido de ella de no haber tenido a Tina sobre las rodillas. Porfortuna,laniñasintióeldeseodeabrazarla,porloquejopudoocultarsurostrounosinstantes,conlaesperanzadequeelprofesornosehubiesepercatadodenada.Perosílohizoy,trasunmomentodeangustia,adoptósutonohabitualparadecircongrancordialidad:

—Temoquenodispondréde tiempoparavisitarles,pero ledeseomuchasuerteasuamigo,yausted,todalafelicidad.¡QueDioslabendiga!—Dichoesto, ledioun tiernoapretóndemanos,pusoaTinasobresushombrosysemarchó.

Cuandolosniñosestuvieronenlacama,elprofesorsesentójuntoalfuego,con expresión cansada y embargado por la nostalgia.Entonces recordó a Josentada con la pequeña sobre sus rodillas, y la dulzura nueva que habíailuminado su cara, y apoyó la cabeza sobre las manos. Después dio variasvueltasporlahabitación,comosibuscaraalgoynolograrahallarlo.

Noesparamí, nodeboalbergar esperanzas, sedijo lanzandoun suspiroqueeracasiunlamento.Después,comosisereprochaseasímismonopodercontenersuanhelo,fueadarunbesoalasdoscabecitasquedormían,cogiósupipadeespumademar,queraravezfumaba,yabrióunlibrodePlatón.

Hizotodocuantopudo,ycongranresolución,peronocreoqueunpardeniñosdíscolos,unapipaoinclusoeldivinoPlatónfueranbuenossustitutosdeunaesposa,unoshijosyunhogar.

Aunqueeratemprano,alamañanasiguientesepresentóenlaestaciónparadespediraJo.Y,graciasaél,lajoveniniciósusolitarioviajeconelrecuerdoamabledeunrostroconocidoysonriente,unramodevioletasy,lomejordetodo, un pensamiento dichoso: «Bueno, el invierno terminó y no he escritoningún libro ni he ganado ninguna fortuna, pero he hecho un amigo quemerecelapenaeintentarénoperderlenunca».

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CAPÍTULO35-MALDEAMORES

Fuesecualfueseelmotivo,lociertoesqueaquelañoLatinediomuestrasde una gran determinación; se graduó cum laude y, a decir de sus amigos,recitó su discurso con la gracia del revolucionario orador estadounidensePhillipsylaelocuenciadeDemóstenes.Todoelmundofueaverle:suabuelo,¡que estaba tan orgulloso!, el señor y la señora March, John y Meg, Jo yBeth…Ytodosseregocijaronporélconesasinceraadmiraciónalaqueloschicos no dan importancia pero que es tan difícil de conseguir luego en lavida,pormuchostriunfosquetengamos.

—Tengoquequedarmeporestamalditacena,peroestaréencasamañanatemprano. ¿Vendréis a recibirme como antes, chicas?—preguntó Laurie aldejara lashermanasenelcarruaje,despuésdeterminadaslascelebraciones.Dijo«chicas»,peroen realidad se refería soloa Jo,porqueella era laúnicaque seguía manteniendo la vieja costumbre; y, puesto que era incapaz denegarlenadaasuespléndidoytriunfadormuchacho,contestóconternura:

—Iré,Teddy,ya lluevao truene,ydesfilaréante ti tocandounhimnodebienvenidaaloshéroesconunbirimbao.

Laurielediolasgraciasconunamiradaquehizoqueellaseestremecieseypensase;¡Oh,Dios!Estoyseguradequemediráalgo,¿yquéharéentonces?

Una tarde de reflexión y unamañana de trabajo aquietaron en parte susmiedosy,trasdecidirqueimaginarquealguienseleibaadeclararcuandoyahabíadejadoclaralarespuestaeraunapruebadevanidadporsuparte,partióhacia sucita, con la esperanzadequeTeddynoacudieseyno laobligaseaherir sus sentimientos.Tras una visita aMeg, y un ratomuy entretenido encompañíadeDaisyyDemijohn,sesintiómuchomáspreparadaparaeltête-à-tête previsto pero, cuando vio surgir en el horizonte la figura robusta de suamigo,leentraronganasdedarmediavueltayecharacorrer.

—¡Jo! ¿Dónde está el birimbao?—preguntó Laurie en cuanto estuvo lobastantecercaparaqueleoyera.

—Loheolvidado—respondióJo,querecuperóelánimoalobservarqueaquelnoeraelsaludodeunenamorado.

Enocasionescomoaquella,solíatomaraLauriedelbrazo,perooptópornohacerloy él noprotestó—loqueno eraunabuena señal—,y sepuso ahablar a toda velocidad de cosas ajenas a ellos, hasta que dejaron atrás lacarreteraparaadentrarseenelcaminoqueatravesabaelbosquecilloeibaadara sus casas. Entonces, el joven aminoró el paso, la conversación se tornómenos fluidae inclusohuboalgúnqueotro silencio incómodoentre ambos.Conelpropósitoderescatarlacharladeunodeaquellospozosdesilencio,Jo

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comentóalaligera:

—¡Supongoqueahoratendrásunasbuenasvacaciones!

—Esaesmiintención.

Algo en el tono firme del muchacho hizo que Jo levantase la miradaenseguida y le descubriese observándola de unmodo que no dejaba lugar adudas:elmomentoquetantotemíahabíallegado.Alzólamanoparafrenarleeimploró:

—¡Porfavor,Teddy,nolohagas!

—Sí lo haré y tendrás que escucharme. No sirve de nada callar, Jo.Tenemosqueaclararesteasuntoycuantoanteslohagamosmejorparaambos—apuntó,auntiempoanimadoyrojodevergüenza.

—Está bien; entonces, habla.Te escucho—repuso Jo con una pacienciaalgoteñidadedesesperación.

Laurieeraun jovenenamorado.Suamorerasinceroyqueríaexplicarse,aunquemuriese en el intento.Abordó el asunto con la impetuosidad que lecaracterizaba,peroconunavozque,devezencuando,temblaba,pormuchoque se esforzase por comportarse como un hombre y mantener a raya laemoción.

—Tequierodesdequeteconozco,Jo.Nolopuedoevitar,siemprehassidomuybuenaconmigo.Heintentadomostrartemissentimientos,peronomehasdejado.Ahoraquieroexplicártelo todoynecesitoquemedesuna respuesta,porquenopuedoseguirasípormástiempo.

—Quería evitarte esto, pensé que comprenderías… —comenzó Jo,conscientedequeibaaresultarmásdurodeloqueesperaba.

—Séqueesasí,perolasmuchachassoistanextrañasqueunonuncasabeaquéatenerse.Decís«no»queriendodecir«sí»yvolvéis locosa loshombresporpuradiversión—afirmóLaurie,atrincheradoenaquelhechoirrefutable.

—No es mi caso. Nunca he pretendido que te intereses por mí en estesentido,ymealejéparaevitarloenlamedidadeloposible.

—Losuponía;esmuypropiode ti,peronohaservidodenada,Solohasconseguidoquetequieramásyquemeesfuercemásporagradarte.Hedejadodeiralosbillaresydehacerlaclasedecosasquetedesagradan,heesperadosin protestar con la esperanza de que correspondías a mi amor, aunque yovalgamuchomenos que tú.,.—Llegado a este punto, la voz se le quebró yLaurie decapitó varios ranúnculos al tiempo que se aclaraba la «malditagarganta».

—¡Eso no es cierto! Tú vales mucho más que yo, y te estoy muy

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agradecidaportodo…Mesientoorgullosadetiyteapreciomucho.Noséporqué no soy capaz de amarte como esperas. Lo he intentado, pero no puedomandarenmissentimientosysiafirmasesentiralgomásestaríamintiendo.

—¿Estássegura,Jo?

AlformularlapreguntaLauriesedetuvoenseco,letomólasmanosylamiródeunmodoqueellanoolvidaríajamás.

—Sí,estoysegura.

Ya estaban en el bosquecillo, a unos pasos de la cerca. Cuando Jopronunció aquellas últimas palabras a regañadientes, Laurie dejó caer lasmanosydiomediavuelta,dispuestoaseguiradelante.Pero,porprimeravezensuvida,eracomosiaquellacercafueseinsalvable,ysequedóallí,conlacabeza apoyada en los postes tapizados de musgo, tan callado quejo sintiómiedo.

—¡Oh,Teddy,lolamento,losientomuchísimo!¡Sisirviesedealgo,daríalavidaporti!Quisieraquenofuesetandifícil.Nopuedohacernada.Nadiepuedeenamorarseavoluntaddeotrapersona—exclamóJo,conpocotactoyllenaderemordimientos,mientrasdabaunastiernaspalmadasenelhombroasuamigoyrecordabalasmuchasvecesenlasqueéllahabíaconsoladoenelpasado.

—Avecesocurre—musitóélsinapartarlacaradelaestaca.

—Nocreoqueesoseaamordeverdad,yprefieronoconocerlo—aseguróJoconfirmeza.

Guardaronsilenciounratomientrasunmirlocantabaalegreenlossaucesde la orilla del río y la hierba semecía al viento.Al cabo, Jo añadió,muyseria,mientrassesentabaenunpeldañodelacerca:

—Laurie,hayalgoquequierocompartircontigo.

Él abrió los ojos de par en par, como si acabase de recibir un tiro en lacabeza,yexclamóconfieradesesperación:

—¡Por favor, Jo, no me lo digas! ¡No podría soportarlo en estosmomentos!

—¿Aquéterefieres?—preguntóella,sorprendidaporlavirulenciadesureacción.

—Aqueestásenamoradadeeseviejo.

—¿Quéviejo?—inquirióJopensandoquedebíadereferirseasuabuelo.

—Elmalditoprofesorsobreelquetantoescribías.Simedicesqueleamas,cometeréuna locura.—Y,porsuaspecto,aquellanoeraunaamenazavana;

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teníalospuñoscerradosyundestellodecóleraenlosojos.

Joapuntoestuvodesoltarunacarcajada,perosecontuvoy,visiblementeemocionada,repuso:

—¡Teddy, no digas palabrotas! Ni es un viejo ni es un maldito; es unabuenapersona,unhombremuyamable,yesmimejoramigo…despuésdeti,claro.Porfavor,notedejesllevarportussentimientos,quieroserconsideradacontigopero,si insultasalprofesor,melopondrásmuydifícil.Yestoymuylejosdeestarenamoradadeélodecualquierotro.

—Peroacabarásporenamorarte,yentonces¿quéserádemí?

—Eresunmuchachosensato,demodoqueteenamorarásdeotrapersonayolvidarástodoesteasunto.

—No puedo amar a nadie más y nunca podré olvidarte, Jo. ¡Nunca!¡Nunca!—dijodandountaconazoparadotardemásfuerzaasusapasionadaspalabras.

—¿Quépuedohacerconél?—murmuróJoconunsuspiro.Lasemocioneseranmuchomásdifícilesdecontrolarde loquehabía temido—.Nomehasdejado contarte lo que quería decirte. Haz el favor de sentarte y prestaratención;quieroqueestemosbienyqueseasfeliz—explicó,conlaesperanzade que oír algo razonable le ayudase a calmarse, lo que demuestra lo pocoquejosabíadelamor.

Viendo un rayo de esperanza en esta última frase, Laurie se sentó en lahierba,asuspies,apoyóelbrazoenelúltimopeldañode lacercay lamiróexpectante. Sin duda, la actitud del joven no ayudaba a Jo a hablar conserenidadniconclaridad.¿Cómopodíadecirpalabrasdurasaunamigoquelamirabaconlosojosllenosdeamorydeseo,laspestañasaúnhúmedasporlasamargaslágrimasderramadasaconsecuenciadesurechazo?VolviólacabezadeLauriecondulzuray,mientrasacariciabasucabelloondulado,quesehabíadejadocrecerporella,loqueresultabaconmovedor,dijo:

—Estoydeacuerdoconmamáenque túyyonoestamoshechoselunopara el otro porque tenemos un carácter muy fuerte, somos obstinados yseríamos muy desgraciados si cometiésemos la locura de…—Jo hizo unapausaantesdepronunciarlasiguientepalabra,peroLauriedijoconexpresiónarrobada:

—Casarnos…¡Noseríamosdesgraciados!Jo,si túmequisieses,yoseríaunsantoporqueharíasdemíloquequisieras.

—No,noescierto.Lohe intentadosinéxitoynocomprometerénuestrafelicidadconunexperimentotanarriesgado.Nonosponemosdeacuerdoniloharemos nunca; será mejor que sigamos siendo los mejores amigos toda la

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vidaynocometamosningunaimprudencia.

—Deberíamosintentarlo—musitóLauriesindarsubrazoatorcer.

—Por favor, sé razonableymira lascosasconsentidocomún—imploróJo,apuntodeperderlapaciencia.

—No quiero ser razonable ni ver las cosas «con sentido común», comodices.Eso nome ayudará, solo hará que todo resultemás difícil.No puedocreerquetengastanpococorazón.

—¡Ojaláfueseasí!

Laurienotóquea Jo le temblabaunpoco lavozy loconsideróunbuenpresagio, por lo que se volvió y, haciendo acopio de todas sus dotes depersuasión, dijo con el tonomáspeligrosamentehalagadorque ella le habíaoídoemplearnunca:

—¡Noseasasí,querida!Todoelmundoesperaqueocurra.Amiabuelolehacemuchailusión,atufamiliatambién,yyonopuedovivirsinti.Dameelsíytodoelmundoestarácontento.¡Venga,hazlo!

Hasta pasados varios meses Jo no comprendió de dónde había sacadofuerzasparamantenersefirmeensudecisióndequenoamabaaLauriey,contoda seguridad,no loharíanunca.Laexperiencia resultómuydura,peronocejó,conscientedequedaresperanzasaljovensería,ademásdecruel,inútil.

—No te puedo dar un sí sincero, así que no diré nada. Con el tiempo,comprenderásquetengorazónymeloagradecerás—afirmóentonosolemne.

—¡Quémecuelguensilohago!—replicóLaurie,yselevantódegolpedelahierba,ardiendodefuriasolodepensarlo.

—¡Sí lo harás! —insistió Jo—. Al cabo de un tiempo, lo superarás yencontrarás a una joven encantadora y culta que te adorará y cumplirá demaravilla el papel de señora en tu fantástica casa. Yo no podría. Soy pocoatractiva, torpe, rara y vieja, te avergonzarías demí, estaríamos todo el díapeleándonos… Fíjate, ni siquiera ahora somos capaces de ponernos deacuerdo…Amínomeinteresaríalaaltasociedadyatisí.Ydetestaríasqueescribiese y yo no podría vivir sin ello, y seríamos tan infelices quedesearíamosnohabernosjuntadojamás…¡Ytodoseríahorroroso!

—¿Algo más? —preguntó Laurie, al que le costaba escucharpacientementeaquellaretahíladeprofecías.

—Nadamás,salvodecirquenocreoquemecasejamás.Estoymuybienasí, valoro mi libertad y no tengo prisa por perderla a cambio de ningúnhombre.

—¡No lo creo!—exclamóLaurie—.Ahora lo ves así, pero algún día te

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fijarás en alguien, te enamorarás perdidamente y darás la vida por él si espreciso.Séqueloharás,estuformadeser,yamímetocaráverlotodoporqueseguiré a tu lado. —Al decir esto, el enamorado desesperanzado arrojó susombrero al suelo enungestoquehabría resultadocómicodeno serpor laexpresióntrágicadesurostro.

—Sí, viviré y moriré por él si en verdad aparece alguien que me hagaquererleapesardemímisma,ytúdebesesforzarteporsuperarlo—exclamóJo, que al final perdió la paciencia—. He hecho lo que he podido, pero teniegasaserrazonable,ymeparecemuyegoístaportuparteempeñarteenquete dé lo que no está enmimano entregarte. Te tengo un gran cariño,muygrande enverdad, pero comoamigo, y nome casaré contigo jamás.Cuantoantesloasumas,mejorparaambos.

Sudiscursotuvoelmismoefectoqueelfuegoenlapólvora.Laurielamiróde hito en hito, como si no supiese bien cómo reaccionar, luego diomediavuelta,visiblementeairado,yespetóenuntonodesesperado:

—Algúndíatearrepentirásdeesto,Jo.

—¿Adóndevas?—exclamóellaasustadaporlaexpresióndelmuchacho.

—¡Alinfierno!—fuesureconfortablerespuesta.

AJoseleencogióelcorazónalverlecaminarendirecciónalrío,peroparaqueun joven termineconsuvidadeformaviolentahacefaltaqueestémuyloco, sea un gran pecador o se sientamuy desgraciado, y Laurie no era unhombredébilquesedejaseabatirporunprimerfracaso.Noteníaprevistaunazambullidatrágicaenelagua,sinoquefue,hechounafuriayguiadoporunimpulso,haciasubote,arrojóelsombreroyelabrigodentroysepusoaremarcomo un loco, batiendo su propio récord de velocidad, río arriba. Jo dejóescaparunlargosuspiroyrelajólasmanoscuandocomprendióqueelpobremuchacho había decidido remar para desahogar la pena que sentía en elcorazón.

Esto leharábien,aunquevolveráacasa tandolidoyarrepentidoquenotendréánimoparaverle, sedijo.Mientrascaminaba lentamentede regresoacasa, sintiéndose como si hubiese asesinado a un inocente y ocultado elcadáverentrelavegetación,pensó:AhoratendréqueirahablarconelseñorLaurenceparaqueseaespecialmenteamableconelpobremuchacho.¡OjalásehubieseenamoradodeBeth!Talvez, conel tiempo,ocurra,peroempiezoapensarquemeequivoquéaljuzgarlossentimientosdemihermana.¡PorDios!¿Cómo es posible que a lasmujeres les agrade tener enamorados a los querechazar?¡Yoloencuentroterrible!

Seguradequenadiepodíasolucionarlascosasmejorqueellamisma,fuedirectaacasadelseñorLaurence,searmódevalorylecontótodalahistoria,

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peroterminóporderrumbarsey,entresollozos,lamentóamargamentesufaltadesensibilidad,yelancianocaballero,apesardesuconsternación,nolehizoningúnreproche.AlabuelolecostabacomprenderqueunajovennoquisieraasuamadoLaurie,yesperabaqueellacambiasedeopiniónpero,comosabía,mejor incluso que la propia Jo, que el amor no se puede forzar, meneó lacaberacon tristezaydecidióayudaralmuchachoparaquenosufriera tanto,porquelaspalabrasdedespedidaqueeljovenimpetuosohabíadedicadoaJoleinquietabanmásdeloqueestabadispuestoaadmitir.

CuandoLauriellegóacasa,muertodecansancioperobastantetranquilo,elabuelofuearecibirlecomosinoestuviesealcorrientedenadaymantuvoeseengañoconéxitoduranteunpardehoras.Sinembargo,cuando,alcaerlatarde,sesentaronparacharlar,algodeloquesolíandisfrutarmucho,alpobreancianolecostabahablarconeltonoligero,decostumbre,yeljovenrecibíaconamarguralasfelicitacionesyreferenciasasuéxito,que,trassudecepciónamorosa,leparecíauntrabajodeamorperdido.Soportólasituacióny,cuandonopudomás,selevantóyfueatocarelpiano,Lasventanasestabanabiertas,ypor una vez Jo, que en ese momento paseaba con Beth por el jardín,comprendió mejor que su hermana lo que significaba aquella música, la«Sonatapatética»,deBeethoven,queLaurietocócomonunca.

—Estámuybien,sinduda,peroes tantristequemedanganasde llorar,Toca algo más alegre, muchacho —pidió el señor Laurence, cuyo viejocorazónrebosabadeunacompasiónquedeseabaexpresarperonosabíacómo.

Laurie atacó de inmediato una canción mucho más animada, tocótempestuosamente durante varios minutos y hubiese seguido, haciendo detripascorazón,denohaberoído,enunapausa,alaseñoraMarchdecir:«Jo,querida,ven,tenecesito».

Aloíraquellaspalabrasquetantodeseabadecir—aunqueconunsentidodiferente—,perdiólaconcentración.Lamúsicaseinterrumpióabruptamenteyelmúsicopermaneciósentado,ensilencio,enlaoscuridad.

—No lopuedo resistir—musitó el anciano.Se levantó, caminóa tientashacia el piano y puso suavemente su mano sobre el ancho hombro delmuchacho,altiempoquedecía,conunadulzuramáspropiadeunamujer—:Losé,muchacho,losé.

Al principio no hubo respuesta, pero después Laurie preguntó conaspereza:

—¿Quiéntelohacontado?

—LapropiaJo.

—¡Puesnohaynadamásquedecir!—Yretirólamanodesuabuelocon

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ungestoimpaciente,porque,apesardeagradecerlacompasióndelanciano,elorgullonolepermitíatolerarqueseapiadasendeél.

—Nodel todo, tengoalgoquedecir.Luego, síquieres,podemosdarporzanjadoelasunto—repusoelseñorLaurenceconunasuavidadinusitadaenél—.¿Nopreferiríasmarcharteunatemporada?

—Novoyasalirhuyendoporunachica.Jonopuedeimpedirquelaveasiendovecinosyyomequedarécuantomeapetezca—afirmóLaurieentonodesafiante.

—Esonoes loqueharíauncaballeroycreoque tú loeres.Lo lamento,perolachicanopuedeevitarsentirloquesienteyloúnicoquepuedeshaceresalejarteporuntiempo.¿Adóndetegustaríair?

—¡Medaigual,metraesincuidadoloqueseademí!—Laurieselevantólanzandounacarcajadadedesánimoquesonócomounchirridoasuabuelo.

—¡Por el amor de Dios, compórtate como un hombre y no cometasninguna imprudencia! ¿Por qué no retomas el plan de ir al extranjero quehabíasabandonado?

—Nopuedo.

—Perosi estabascomo locopormarchartey teprometíque tedejaría ircuandoterminaseslauniversidad.

—¡Sí, pero no tenía intención de viajar solo! —Laurie empezó a darvueltasporlasala,inquieto,conunaexpresiónenelrostroqueporsuertesuabuelonopodíaver.

—No tienes por qué ir solo. Conozco a alguien que te acompañaríaencantadoacualquierlugar.

—¿Dequiénsetrata?—Lauriesedetuvoaescucharlarespuesta.

—Demí.

Laurie se acercóa él a todavelocidad, le tendió lamanoydijo convozronca:

—Soyunbrutoegoístapero,abuelo,hasdeentender…

—¡Válgameelcielo!Claroqueteentiendo,hevividoestoantes,primeroen mis propias carnes, de joven, y luego con tu padre. Ahora, queridomuchacho, siéntate y escucha lo que tengo que decirte. Ya está todoorganizado y podemos partir de inmediato —explicó el señor Laurenceagarrandoconfuerzaasunietocomositemiesequesefueseaescapar,comohabíahechosupadreantesqueél.

—Está bien, ¿en qué consiste el plan? —Laurie se sentó, pero ni su

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expresiónnisutonodenotabanelmenorinterés.

—He de ir a atender un negocio en Londres. Podríamandarte solo a ti,perocreoqueesmejorquevayaenpersona,yBrookesepuedeencargardetodo por aquí. Mis socios hacen el grueso del trabajo, yo solo sigo en mipuestoalaesperadequetúestéspreparadoparatomarelrelevo.

—Peroatinotegustaviajarynotepuedopedirquehagasunesfuerzotangrandeatuedad—empezóLaurie,queagradecíaelsacrificioquesuabueloestabadispuestoahacerperoque,deir,preferíahacerlosolo.

Elancianoeraperfectamenteconscientedeestoúltimoyqueríaevitarloatodacostaporque,dadoelestadodeánimoenqueseencontrabasunieto,noerabuenaideadejarqueselasapañasesolo.Así,sofocandolaangustiaqueleprovocaba pensar en abandonar la comodidad de su hogar, afirmó conresolución:

—¡PorDios,muchacho, todavíanoestoydesahuciado!Megusta la idea,me sentará bien cambiar de aires y amis viejos huesos no les pasará nadaporque,hoyendía,viajarestancómodocomoestarsentadoenunasilla.

Laurie se removió inquieto, en su silla, como para indicar que él no sesentíacómodosentadoyqueelplannoleparecíatanmaravilloso,anteloqueelancianoañadió:

—Nopretendoserunacarga.Quieroirporquepiensoquetesentirásmejorquesimedejasaquí.Porsupuesto,noirédepicospardoscontigo,peropodrásmovertecontotallibertadsabiendoqueyoloestarépasandobienamimanera.EnLondrestengomuybuenosamigos,ytambiénenParís.Losiréavisitar.TúpodríasiraItalia,Alemania,Suizaocualquierotrolugar,adisfrutardelarte,lamúsica,elteatro,lasaventuras,loquemásteapetezca.

Enesemomento,Lauriesentíaquenoleapetecíanadayqueelmundoeraun desierto sin interés, pero ciertas palabras que el anciano introdujohábilmenteensuúltimafrasereconfortaronsudolidocorazónehicieronsurgirunoasisverdeenmediodeldesierto.Suspiróy,luego,sinánimo,añadió:

—Comoquieras,medaigualadondevayayloquehaga.

—Pero a mí no; no lo olvides, muchacho. Te doy plena libertad, peroconfíoenqueharásbuenusodeella.Quieroquemedestupalabra,Laurie.

—Comotúdigas,abuelo.

Está bien, pensó el anciano, ahora no te importa, pero o mucho meequivocoo,llegadoelmomento,estapromesateayudaráanometerteenlíos.

Siendocomoeraunhombreenérgico,elseñorLaurenceprefiriógolpearelhierro cuando aún estaba al rojo vivo, es decir, antes de que el muchacho

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recuperase fuerzas y se volviesemás rebelde.En el tiempo que duraron lospreparativos,Laurieseaburrió,comosueleocurrirconlosjóvenes.Estabademal humor, irritable y, a ratos, pensativo. Perdió el apetito, descuidó suatuendo y dedicó demasiado tiempo a tocar el piano de forma atormentada.EvitabaencontrarseconJo,peroseconsolabaobservándoladesdelaventana,conunaexpresióntrágicaenelrostroqueatormentabalossueñosdelajovenporlasnochesylahacíasentirseterriblementeculpableduranteeldía.Comosuele sucederles a quienes sufren, no volvió a hablar de aquella pasión nocorrespondida ni permitió que nadie, ni siquiera la señoraMarch, le dijeseunaspalabrasdeconsueloodeapoyo.Enciertomodo,esosupusounaliviopara sus amigas, pero en las semanas que precedieron a su partida todasestuvieron muy incómodas, y se alegraron de que «el pobre muchacho sealejaseparaolvidaryluegovolvieraacasafeliz».Porsupuesto,aquellaidealehacía sonreír con laoscura amarguradelque sienteque su fidelidady suamorsoninalterables.

Cuandollególahoradepartir,Lauriefingióestarencantadoparaocultarlosinoportunossentimientosqueseempeñabanensaliralaluz.Sinembargo,su supuesta alegría no convenció a nadie, aunque actuaban como si no sediesencuenta,yélaguantóbastantebienhastaquelaseñoraMarchlebesóyse despidió con un susurro dulce y maternal. Laurie se emocionó, abrazóprecipitadamenteatodas,incluidaHannah,queestabamuyafectada,ycorrióescalerasabajocomosilefrieselavidaenello.Jolesiguióparadespedirle,sinsabersiélmiraríahaciaatrás.Lohizoy,alverla,volviósobresuspasos,laabrazó,lamiróypreguntóconuntonoelocuenteydramático:

—¡Jo,querida!¿Noesposible?

—Teddy,querido,¡ojalálofuera!

Esofuetodo.Trasuncortosilencio,Laurieserehízoyañadió:

—Estábien,notepreocupes.—Ysemarchósindecirnadamás.Peronoestaba «bien» y Jo sí se preocupó. Porque desde aquel día en que el jovendescansósucabezaensuhombrominutosdespuésdehaberhecholatemiblepregunta,ellasesentíacomosihubieseapuñaladoaunamigoy,cuandoélsemarchó, sin volver la vista atrás, supo que el Laurie que ella conocía novolveríajamás.

CAPÍTULO36-ELSECRETODEBETH

Cuando Jo volvió a casa, aquella primavera, se sorprendió al ver aBethmuycambiada.Nadiecomentabanadaniparecíaespecialmenteconscientede

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ese hecho, porque había sido uno de esos cambios progresivos que pasaninadvertidos a quienes ven a alguien a diario. Pero la distancia habíaagudizadolavisióndeJoy,alverelrostrodesuhermana,lediounvuelcoelcorazón.Noestabamáspálidaqueenotoño,ysolounpocomásdelgada,peroteníaunextrañoaspectotransparente,comosisuenvoltoriomortalsehubiesevueltomásfinoyelbrillodesuparte inmortalpudieseatravesar ladelicadapielcreandounabellezaconmovedora,muydifícildedescribir.Jolopercibióylosintió,peronocomentónadaenelmomentoy,después,aquellaprimeraimpresiónfueperdiendoimportanciaporqueBethestabafelizytodoelmundocoincidíaenquehabíamejoradomucho.Y,comoJoteníaotrosasuntosenlosquepensar,terminóporolvidarsustemores.

Sin embargo cuando Laurie se fue y la paz volvió a instalarse, aquellaangustia indefinida regresó y empezó a obsesionarla. Había confesado suspecadosyrecibidoelperdón,ycuandomostrósusahorrosypropusousarlosparairalamontañaconBeth,suhermanaseloagradeciócontodoelcorazón,pero rogóqueno la forzaranaalejarse tantodesuhogar.Seconvinoque levendría mejor ir nuevamente a la playa y, puesto que la abuela no queríasepararse de los niños, decidieron quejo sería la encargada de acompañar aBethaundestinotranquilo,enelquepodríadisfrutardelairelibreydejarquelafrescabrisadelmarpusieseuntoquedecolorensuspálidasmejillas.

Noeligieronunlugardemoday,aunquehabíapersonasmuyagradables,lasdosjóvenesprefirieronnohacervidasocialypasareltiempoasolas.Betherademasiadotímidaparadisfrutarencompañíadedesconocidos,yJoestabademasiadovolcadaensuhermanaparaprestaratenciónanadiemás.Asípues,ambas lo eran todo para la otra, iban y venían, ajenas a la curiosidad quedespertaban entre quienes las rodeaban, personas que observaban concompasiónalaparejadehermanas,unafuerte,laotra,frágil,queibansiemprejuntas a todas partes como si presintiesen que no tardaría en imponerse unalargaseparación.

Ambas lo intuían, aunque ninguna decía nada, porque, a menudo, entrenosotrosynuestrosqueridosexisteunaúltimabarreradifícildefranquear.AJoleparecíaqueeracomosiunveloseinterpusieseentresucorazónyeldeBethpero,cuandoalargabalamanopararetirarlo,teníalaimpresióndequeenaquelsilenciohabíaalgosagradoquelallevabaaesperarqueBethhablaseporiniciativa propia. Le extrañaba—y también agradecía— que sus padres noparecieran ver lo que ella veía. En el transcurso de aquellas tranquilassemanas, en las que la sombra se cernía cada vez conmayor contundenciasobre ella, no comentónada a su familia, conscientedeque todos sedaríancuentacuandoviesenqueBethvolvíaacasasinexperimentarmejoríaalguna.Se preguntaba si su hermana sería consciente de la triste verdad y quépensamientos cruzarían por su mente durante las largas horas que pasaba

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tumbada en las cálidas rocas, con la cabeza en el regazo de Jo, mientrassoplabalasaludablebrisayelmarcomponíamúsicaasuspies.

Undía,Bethhabló. Jopensóquesuhermanadormíaporqueestabamuyquieta,dejóaunladosulibroyselaquedómirandoconmelancolía,buscandoalgún rastro de color en las mejillas de Beth que le devolviese en parte laesperanza. Pero no encontraba nada que la consolara; tenía el rostro másdelgado y las manos parecían demasiado débiles para sujetar incluso laspequeñas conchas rosadas que habían recogido en la playa. En ese punto,comprendióconamarguraqueBethsealejaba,llevadaporlacorriente,ysusbrazossetensaroninstintivamente,comopararetenersupreciadotesoro.Laslágrimas le empañaron losojosy se lenubló lavista; cuandose lasenjugó,encontró a Beth mirándola de frente con tal ternura que las palabras quepronuncióestabandemás:

—Jo, querida,me alegra que lo hayas descubierto. He querido decírtelovariasveces,peronosabíacómohacerlo.

Por toda respuesta, Jo abrazó a su hermana y no derramó ni una solalágrima porque, cuando estaba verdaderamente conmovida, era incapaz dellorar. En ese momento, la más débil era Jo y Beth trataba de consolarlaabrazándolaysusurrandopalabrasdeánimoensuoído.

—Hacemuchoquelosé,querida,yahoraqueyaestoyhechaalaideanomeresultatanduropensarenelloohacerlefrente.Intentaverlodeesemodoynotepreocupespormí,porqueesmejorasí.Deverdadquesí.

—Beth, ¿era eso lo que te afligía tanto en otoño? ¿No lo habrás sentidodesdeentoncesyguardadoelsecretotantotiempo,verdad?—preguntóJo.Senegabaaveroafirmarqueera«mejorasí»,perolealegrabasaberqueLaurienoeralacausadeldolordeBeth.

—Sí,enaquelmomentoperdílaesperanza,peronoeracapazdeasumirlo.Medijequeseríanimaginacionesmíasyquenodebíapreocuparanadie.Perocuando tevia ti tanbieny tanfuerte, llenadeplanesfelices,meentristeciócomprobarquenuncapodríasercomotúyesomehizosentirmuymal,Jo.

—¡Oh,Beth,ynomedijistenada!¿Porquénoqueríasqueteayudaseyteconsolase?¿Cómopudistedejarmealmargenylidiarcontodoesotúsola?

El tono de Jo era de tierno reproche y le dolía el alma al pensar en labatallaqueBethhabía librado solamientras sehacía a la ideadequedebíadespedirsedelasalud,elamorylavidaycargarsucruzconbuenánimo.

—Nosésimeequivoqué,peromiintenciónerabuena.Noestabaseguray,como nadie comentaba nada, confié en que fueran imaginaciones mías.Hubiese sidomuyegoístapormiparte asustaros cuandoMarineeestaba tan

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preocupadaporMeg,AmyenelextranjeroytútanfelizconLaurie,oporlomenosesopensabayoentonces.

—Yyocreíque túestabasenamoradadeél,Beth,ymealejéporquenopodía…—exclamóJo,contentadepoderdecirlaverdad.

Bethlamirótanperplejaque,apesardeldolor,Jonopudoevitarsonreíryañadircondulzura:

—Entonces,¿noestabasenamoradadeél,querida?Yoimaginabaquesíytesuponíasufriendoporamortodoestetiempo.

—¡Oh,Jo!¿Cómo ibaaquererlesiélestaba tan locopor ti?—preguntóBeth,conlainocenciadeunaniña—.Claroquelequieromucho,seportabienconmigo,esimposiblenoapreciarle,Perosiempreserácomounhermanoparamí.Dehecho,meencantaríaquealgúndíalofuesedeverdad.

—Puesnoserápormí—aseguróJoconfirmeza—.LaúnicaquequedaesAmy. Creo que se llevarían bien, pero no tengo ánimo para pensar en esascosasahora.Loúnicoquemepreocupaahoraes tu futuro,Beth.Tienesquereponerte.

—¡Meencantaría! ¡Nosabescuánto!Lo intento,perocadadíapierdounpocomás de fuerza y comprendo que no la recuperaré jamás.Es comounamarea,Jo;cuandocrece,valenta,peroesimparable.

—Puesdebemospararla.Tumareanopuedecrecerahora,eresdemasiadojoven, ¡solo tienes diecinueve años! Beth, no puedo dejarte marchar.Trabajaré,rezaréylucharécontraesto.Notedejarémarchar,tienequeexistirunamanera,nopuedeserdemasiadotarde.Diosnopuedesertancruelcomoparaarrancartedemilado—exclamóJo,rebelándose,porquesuespíritueramuchomenospiadosoqueeldeBeth.

La gente sencilla y sincera rara vez habla de su devoción. En lugar deexpresarlaconpalabras, lamuestraconsusactos,queinfluyenenlosdemásmásqueunahomilíaounsermón.Bethera incapazderazonaroexplicar laforma en que la fe le aportaba valor y paciencia para renunciar a la vida yesperarconbuenánimolallegadadelamuerte.Aligualqueunniñoconfiado,nohacíapreguntasylodejabatodoenmanosdeDiosydelaNaturaleza,elPadreylaMadredetodosnosotros,seguradequeellosysoloellospodríanensenarydarfuerzaasuespírituparahacerfrenteaestavidayalaqueestabaporvenir.EnlugardereprenderaJoconsermonespíos,laquisoaúnmásporsu apasionada entrega y se aferró más a ese amor humano al que Dios noquierequerenunciemosyqueusaparaacercarnosmásaÉl.Nopodíaafirmar:«Mealegrodemarcharme»,porquevalorabamucholavida,solopodíallorary decir: «Lo intentaré con todami fuerza», abrazada a Jo,mientras aquellaprimeraoladeamargurayprofundapenarompíasobreambas.

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Alpocorato,recobradaenpartelaserenidad,Bethapuntó:

—¿Hablaráscontodoscuandovolvamosacasa?

—Creoquesedaráncuentasinnecesidaddequediganada—respondióJoconunsuspiro,porqueBethparecíaempeorardedíaendía.

—Talvezno,heoídoque los seresquemásnosamansuelenserciegosanteestaclasedecosas.Sinoloquierenver,¿selodirástúpormí?Noquieroquehayamássecretosyesmejorqueesténpreparados.MegtieneaJohnyalosniñosparaconsolarla,perotúdebespermaneceralladodepapáymamá.¿Loharás,Jo?

—Haréloquepueda,Beth,peroaúnnomeresigno.Voyahacercomosifuesenimaginacionestuyasynopermitiréquecreasqueestáspeor—dijoJotratandodemostrarseanimada.

Bethpermanecióunosminutospensativayluegodijoconunagrancalma:

—No sé cómo expresar lo que siento y nome atrevería a intentarlo connadiequenofuesestú,miqueridaJo.Lociertoesquesiemprehesentidoqueno viviríamucho tiempo.No soy comovosotras, nunca he hecho planes defuturo.Nuncahepensadoencasarme,comohacéisvosotras.Laverdadesquesiempre me he imaginado como la pequeña Beth, trabajando en casa y sinservirparanadamás,Nuncahequeridoirmelejosyporesoahorameresultatan duro dejaros. No tengo miedo, pero sospecho que os echaré de menosdesdeelcielo.

Jonopodíahablary,durantevariosminutos,soloseoyóelvientosoplaryelchapaleteodelamareaalsubir.Unagaviotadealasblancasvolócercadeellas y les llevóundestello de sol en supechoplateado.Beth la contemplóhastaquedesaparecióenelhorizonte,con losojosencharcadosdepena.Unpajarillogrisdabasaltitosporlaarenadelaplaya,piandosuavementecomopara sí, disfrutandodel solydelmar.Se acercómuchoaBeth, lamiró conafectoysefueacolocarsobreunapiedraparasecaralsolsusalasmojadas.Bethsonrióysesintiómejorporqueelavecillaparecíaofrecerlesuamistadyrecordarlequeelmundoeraunlugaracogedorenelquedisfrutar.

—¡Quépajaritomásbonito!Esmuydócil,Jo.Megustanestospajarillosmásquelasgaviotas,nosontanhermososnitansalvajes,peroparecenfelicesysabendisfrutardelaspequeñascosas.Elveranopasadosolíadecirqueeranmispájaros.Mamádecíaque le recordabanmuchoamíporquenoparandemoverse, les gusta estar junto a la orilla y siempre andan cantandoalegremente.Túereslagaviota,Jo,fuerteysalvaje,enamoradadelvientoydelastormentas,capazdeadentrarseenelmaryvivirfelizensoledad.Megeslatórtola y Amy es como las alondras que describe en sus cartas, siempreintentandoremontarseporencimadelasnubes,perocayendofinalmenteenel

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nido.¡Queridaniña!Esmuyambiciosa,perotieneunbuencorazónymuchadulzuray,pormuyaltoquevuele,nuncaseolvidadelossuyos.Esperovolveraverla,peroestámuylejos.

—Volverá en primavera, y estoy segura de que para entonces ya teencontrarásbienypodrásdivertirteconella.Yoyahabréconseguidoque terecuperesytengasmejorcolor—afirmóJo.Detodosloscambiosoperadosensuhermana,elquemásleimpresionabaeraelqueteníaqueverconsuformade hablar.Ya no parecía costarle exteriorizar lo que sentía, y expresaba suspensamientoscomonuncaanteshabíahecholavergonzosaBeth.

—Jo,porfavor,dejadealbergaresperanzas.Nomevoyarecuperar,estoysegura.Enlugardeponernostristes,¿noseríamejorqueintentáramospasarlobien mientras llega el momento? Podemos ser felices porque no sufrodemasiadoycreoquelamareacreceráserenamentesimeayudasunpoco.

Joseinclinóparabesarelrostrososegadodesuhermanay,apartirdeesecalladobeso,sededicóencuerpoyalmaalcuidadodeBeth.

Teníarazón.Cuandovolvieronacasa,nohizofaltadecirnada.Supadreysumadrelovierondeinmediatoapesardequehabíanrezadoparaqueselesevitasetalvisión.Agotadaporelcortoviaje,Bethsefuealacamadiciendolocontenta que estaba de estar nuevamente en casa y, cuando Jo bajó,comprendióquenotendríaquepasarporeldurotrancedecontarelsecretodeBeth.Supadreestabaapoyadoenlachimeneaynisiquierasevolvióaloírlaentrar;sumadre,encambioalargólosbrazoscomopidiendoayudayJocorrióaconsolarlasintenerquepronunciarunasolapalabra.

CAPÍTULO37-UNANUEVAIMPRESIÓN

Alastresenpunto,todoelqueesalguienenNizasaleadarunavueltaporlaPromenadedesAnglais, un lugar encantador.Se tratadeunanchopaseo,bordeado de palmeras, flores y plantas tropicales que llega, en uno de susextremos,alaorilladelmary,porelotro,aunagranavenidallenadehotelesy de chalets que se recortan sobre un fondo lejano de colinas y huertos denaranjos. En el paseo, están representadas muchas naciones, se oye hablarmuchaslenguas,selucenmuchosvestidosy,enundíadesol,elespectáculoque ofrece tiene la alegría y el brillo propio del carnaval. Altivos ingleses,animadosfranceses,sobriosalemanes,guaposespañoles,feosrusos,sumisosjudíosydespreocupadosnorteamericanosacudenallugarapasearosentarse,mientrascomentanlasúltimasnovedadesycriticanalfamosodeturnodesdeRistorihastaDickensydeVíctorManuelalareinadelasislasSandwich.Los

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mediosdetransportesontanvariadoscomolaconcurrenciayllamanmucholaatención,sobretodounascarrozasbajastiradasporunosgallardospotros,conalegrescortinasqueimpidenquelosvoluminososvestidosconvolantesdelasdamas salgan fuera del diminuto habitáculo y unos pequeños pajesencaramadosenlapartetrasera.

EraeldíadeNavidadyunjovenaltorecomalentamenteelpaseoconlasmanosenlaespaldaylamiradaperdida,comoausente.Parecíaitaliano,vestíaalainglesayteníaelaireindependientedelosnorteamericanos.Esamezclallamabapoderosamente laatenciónde lasmujeresyhacíaque losdandisdetrajenegro,pajaritarosa,guantesdeanteyflordenaranjoenelojalconlosque se cruzaba se encogiesendehombrosy envidiasen suportey su altura.Losmuchosrostroshermososqueallíhabíanoparecíanllamarlaatencióndeljoven, que solo levantaba la vista, de vez en cuando, para fijarse en algunajovenrubiaovestidadeazul.Enelmomentoquenosocupa,eljovenacababadesalirdelpaseoyseencontrabaenuncrucedecalles,indecisosobresiiraoíra labandaque tocabaen los jardinespúblicosocaminarpor laplayaendirecciónalacolinadelcastillo.Elrápidotrotedeloscascosdeunosponisleobligóalevantarlavistajustocuandounpequeñocarruajepasabacalleabajo,con una única dama en su interior. La dama era una joven rubia vestida deazul.Alverla,elrostroseleiluminóyagitóefusivamentesusombrero,felizcomounniño,altiempoquecorríahaciaelcarruaje.

—¿Laurie?¿Enverdaderestú?¡Penséquenovendríasnunca!—exclamóAmy, que soltó las riendas y tendió lasmanos en un gesto que escandalizósobremaneraaunamadrefrancesa,testigodelaescena,queapresuróelpasopara que su hija no se contagiase con los malos modos de esos «locosingleses».

—Meheretrasadounpoco,peroprometípasarlaNavidadcontigoyaquíestoy.

—¿Cómoestátuabuelo?¿Cuándohabéisllegado?¿Dóndeoshospedáis?

—Estámuybien.Ayerpor lanoche.EnelChavrain.Fuiabuscartea tuhotel,peroyahabíassalido.

—MonDieu!Tengotantoquecontartequenosépordóndeempezar.Entraypodremoscharlaragusto.Ibaadarunpaseoyagradecerétenercompañía.Floestádescansandoparatenerfuerzasestanoche.

—¿Quéocurreestanoche,vaisaunbaile?

—El hotel ofrece una fiesta de Navidad. Hay muchos huéspedesnorteamericanosy lahanorganizadoenhonoraellos.Vendrásconnosotras,¿verdad?Latíaestaráencantada.

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—¡Gracias! ¿Adónde vamos ahora?—preguntó Laurie, que se reclinó ycruzódebrazos,paragransatisfaccióndeAmy,queesperabapoderconducirellaporque,fustayriendasenmano,sesentíacomounareina.

—Primerohedepasarporelbancoabuscarunascartas,luegoiremosalacolinadelcastillo,adisfrutardelavista,queesestupenda,yadardecomeralospavosreales.¿Conocesellugar?

—Heestadoenvariasocasiones,perohaceaños.Nomeimportavolver.

—Bueno,ahoracuéntamealgodeti.LoúltimoquesupefuequetuabueloesperabaquevolviesesdeBerlín.

—Sí,paséunmesallíyluegomereuníconélenParís,queesdondevaapasarelinvierno.Allítienebuenosamigosymuchoconqueentretenerse.Yoiréavisitarleylopasaremosengrande.

—Esunbuenplan—comentóAmy,queteníalaimpresióndequealgonoterminabadeencajarenLaurie,peronosabíaqué.

—Aéllehorrorizaviajaryyodetestoestarquieto,asíquehemosbuscadounaformadesatisfacer lasnecesidadesde losdos.Asínohayproblema.Leveoconfrecuenciaydisfrutaoyéndomenarrarmisaventuras,yyomealegrodequealguienmerecibaconlosbrazosabiertosdespuésdeandarperdidountiempo.Menudoagujerollenodemugre,¿noteparece?—añadióconungestode disgusto cuando dejaron atrás el bulevar y entraron en la plaza deNapoleón,enlaciudadvieja.

—Lamugre tienesu ladopintoresco,nomemolesta.El ríoy lascolinassonunadeliciayestascallecitasestrechasmeencantan.Tendremosquepararparadejarpasaralaprocesión.VanalaiglesiadeSanJuan.

Mientras Laurie contemplaba con desgana la procesión de curas bajopalios,monjasconvelosblancosyvelasencendidasenlasmanosytodaunahermandaddeazulcantando,Amyleobservabaaélysentíaciertopudoralnoreconocer en aquel hombre pensativo almuchacho de semblante alegre queellaconocía.Lepareciómásguapoeinteresantequenunca.Sinembargo,unavezsuperadoelplacerdelreencuentro,elaspectodeLaurievolvíaasereldealguien agotado y sin ánimo; no enfermoo desdichado, sinomásmaduro yserio de lo que cabía esperar después de un par de años de buena vida.Nocomprendía qué le había ocurrido y no se atrevió a preguntarle; meneó lacabeza y, una vez que la procesión hubo desaparecido bajo los arcos delpuentedePaglioni, endireccióna la iglesia,pusonuevamenteenmarchaelcarruaje.

—Quepensez-vous?—preguntóhaciendoalardedesufrancés,que,desdequehabíainiciadoelviaje,habíamejoradomásencantidadqueencalidad.

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—Que mademoiselle ha aprovechado bien el tiempo y el resultado esencantador —contestó Laurie, que hizo una reverencia, con la mano en elpecho,ycontemplóalajovenconadmiración.

Ella se sonrojó pero, por algún motivo, aquel piropo no le aportó lagenuina satisfacción de aquellos otros elogios, más francos, a los que elmuchacholateníaacostumbradacuandoambosvivíanencasaycoincidíanenun día de fiesta. En aquel entonces, él decía algo como «estás estupenda»,sonreía dichoso y le daba unas palmaditas en la cabeza. El nuevo tono queempleabanoeradesuagradoporquesonabaaindiferencia.

Si por crecer se tiene que volver así, preferiría que fuese siempre unmuchacho,pensó,yaunquesesentíaextrañamentedecepcionadaeincómoda,fingióestaralegreyrelajada.

Al llegar aAvigdor, encontró varias cartas de casa, por lo que cedió lasriendas a Laurie y se dedicó a disfrutar de la lectura, mientras el carruajerecorría el sombreado camino bordeado por plantas verdes y rosales tanfloridoscomosifueseelmesdejunio.

—MamádicequeBethnoseencuentranadabien.Amenudopiensoquedeberíavolver,perotodosmealientanaquedarme;leshagocasoporquesoyconsciente de que nunca volveré a tener una oportunidad como esta —comentóAmymirandomuyseriaunadelashojasdelacarta.

—Creoque estás en lo cierto.En casa no podrías hacer nada y todos sesientenmejorsabiendoqueestásbien,eresfelizytediviertes,querida.

Aldeciresto,seacercóunpocoyvolvióaparecerelLauriedesiempre.Amy sintió que el miedo que a veces pesaba sobre su corazón disminuíaporquelamiradadeljoven,susgestosyaquel«querida»lahicieronsentirque,de ocurrir algomalo, no estaría sola en un país extraño. Al poco rato, reíamientrasmostrabaaLaurieunacaricaturadeJoconsu«trajedeescribir»,ellazo bien erguido sobre el gorro y la siguiente frase saliendo de su boca:«¡Genioenplenaebullición!».

Lauriesonrió,locogióyloguardóenelbolsillodesuabrigo«paraquenoselollevaseelviento»,yescuchóconinterésaAmy,que,muyanimada,leyóenvozaltaunacarta.

—EstasíqueesunabuenaNavidadparamí:por lamañana, losregalos;porlatarde,tupresenciayestascartas,yporlanoche,unafiesta—dijoAmycuandollegaronalasruinasdelviejofuerteyungrupodeespléndidospavosrealesacudióasuencuentroyesperódócilmenteaque lesdiesendecomer.MientrasLaurierepartíamigasalasmagníficasaves,Amyreíasentadaenunbancocercano.Eljovenlaobservó,comoellahabíahechoconél,movidoporlacuriosidadnaturaldedescubrir loscambiosprovocadosporel tiempoyla

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ausencia.Loqueencontrónolecausódecepciónodesconcierto,sinoagradoyadmiración,porque,excepciónhechadeunaligeraafectaciónenelhablaylosmodales,lamuchachaseguíasiendotanatractivaygrácilcomosiempre,coneseplusindescriptibleque,aplicadoalvestiryalporte,llamamos«elegancia».Amy,quesiemprehabíasidomuymaduraparasuedad,habíaganadoaplomotantoenlaformadeconducirsecomoenlaconversación,porloquedabalaimpresión de ser una mujer con más mundo del que en realidad tenía. Suantiguomalhumor asomabadevez en cuando, su fuertepersonalidad seguíamuy presente y el barniz extranjero no había hecho mella en su franquezanatural.

Laurie no se dio cuenta de todo eso mientras observaba cómo daba decomeralospavosreales,peroapreciólosuficienteparasentirsesatisfechoeinteresado, y guardó en la memoria aquella escena protagonizada por unajoven de rostro resplandeciente bañada por la luz del sol, que destacaba elsuavecolordesuvestido,eltonosonrosadodesusmejillasyeldoradobrillodesucabello.

Cuandoestabanapuntodealcanzarlamesetapedregosaquecoronabalacolina,Amy le hizo una señal con lamano, como si le invitase a visitar surincónfavorito,ycomentóseñalandoaquíyallí:

—¿RecuerdaslacatedralyelCorso,lospescadoresechandosusredesenlabahíayesaadorablecarreteraqueconduceaVillaFranca,laquefuecasadeSchubert,quequedajustoallídebajo?Ylomejordetodo,¿vesesapequeñamanchaqueasomaenelmar?¡EslaisladeCórcega!

—Sí, lo recuerdo todomuy bien, apenas ha cambiado—contestó él sinmuchoentusiasmo.

—¡LoquedaríaJoporveresafamosamancha!—dijoAmy,quesesentíadebuenhumoryteníaganasdeverleaélmásanimado.

—Sí—dijoélpor todarespuesta,perosevolvióymiróhacia la islaconmáspasióndelaquehubiesepuestoelpropioNapoleón.

—Echaunbuenvistazoensunombreyluegocuéntameenquéhasandadoocupadotodoestetiempo—propusoAmy,ytomóasientoconganasdeiniciarunaconversación.

Sin embargo, aunque él se sentó junto a ella, no consiguió que le dijeranadadeinterés.Eljovencontestabavagamenteasuspreguntasyloúnicoquesacó en claro fue que había estado recorriendo Europa y que había llegadohastaGrecia. Ese vano intento de comunicación se prolongó casi una hora;luegoregresaronacasa,LauriesaludóalaseñoraCarrolysemarchó,nosinantesprometerquevolveríaporlanoche.

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Amy se acicaló especialmente para la velada. El tiempo y la ausenciahabían hecho mella en ambos; ella veía a su viejo amigo bajo un nuevoprisma,yanoera«nuestrochico»sinounapuestoyagradablejovenporelquesentíaeldeseonaturaldeagraciar.Sabíabiencómosacarpartidoasuatractivoylohizoconesegustoyhabilidadqueconstituyenlaverdaderafortunadeunajovensinrecursosperohermosa.

Como el tul no era caro en Niza, eligió esta tela para cubrirse aquellanoche y, de acuerdo con la costumbre inglesa que indica que las jóvenessolterashandevestirropasencilla,escogióuntrajediscretoyseadornóconflores naturales, algodebisutería y unos complementos elegantes peronadacarosquelucíanmucho.Hayquereconocerque,enelcasodeAmy,aveceslaartistaleganabalapartidaalamujeryapostabaporpeinadosextravagantes,poses estatuarias y telas sofisticadas. Pero todos tenemos defectos y no esdifícilperdonarlasdebilidadesdeunajovenquealegralavistaconsuencantoynoshacesonreírconsuingenuavanidad.

Quieroquemeveaestupendayque locomentea todoscuandovuelvaacasa,pensóAmymientrasseponíaunviejovestidoblancodesedadeFloylocubríaconunchaldetulque,aldestacarelblancodesushombrosyeldoradodesucabello,creabaunefectodelomásartístico.Despuésdeintentarrecogersusgruesosbuclesyrizosenunmonoenlanuca,tuvoelaciertodedejarselamelenasuelta.

«No es lo que se lleva, pero me favorece y no puedo ir hecha unespantajo», solía decir cuando le recomendaban que se hiciese trenzas, serizaseoseahuecaseelpelo,comomandabalamoda.

Como no tenía adornos lo bastante buenos para la ocasión, decoró lasfaldasdelanaconazaleasyenmarcósusblancoshombroscondelicadashojasde vid. Le vinieron a la memoria sus botas teñidas y repasó satisfecha susfemeninoszapatosblancosdesatén, tras locualbajóa lasalaadmirandosuaristocráticocalzado.

Elabaniconuevohacejuegoconlasflores,losguantessonunprimoryelencaje del pañuelo de la tía da el toque final al vestido. ¡Ojalá tuviese unanarizmásregia!Entoncesseríalamujermásfeliz,sedijomientrasechabaunúltimovistazoasuaspecto,conunavelaencadamano.

Apesardesupreocupación,estabaespecialmentehermosayelegante.Lajovensolíacaminaracompasadamente,casinuncacorría,noibaconsuestilo,pensaba.Comoeraalta,considerabaqueelairequemejorleibanoeraeldemuchacha deportista o enérgica sino el de damamajestuosa, como la diosaJuno. Mientras esperaba a Laurie, recorrió el salón de un extremo a otro;aunqueenunaocasión,sedetuvobajolalámparadearañaporquesedijoquesucabellobrillaríamás,peroluegolopensómejorysefueaunrincón,como

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siseavergonzasedeloinfantildesudeseodecausarunabuenaimpresión.Yfueunacierto,yaqueLaurieentrósinhacerruidoylaviodepie,juntoaunaventana,conlacabezamediovuelta,recogiéndoselafaldaconunamano,yalversufiguraesbeltayvestidadeblancocontralascortinasrojasleparecióunaesculturabellayperfecta.

—¡Buenas noches, Diana! —saludó Laurie con esa expresión desatisfacciónqueaAmytantolegustabaverensusojoscuandolamiraba.

—¡Buenasnoches,Apolo!—repusosonriendoasuvez,porqueéltambiénestabaespecialmenteimpresionante,ylaideadeentrarenlasaladebailedelbrazo de un hombre tan encantador hizo que se apiadase de las cuatroseñoritasDavis.

—Aquí tienes tus flores, las he preparado yomismo teniendo en cuentaque no te gustan lo que Hannah llama «floripondios» —explicó LaurietendiéndoleundelicadoramilleteenunelegantesoportequeellaqueríadesdequelovioenelescaparatedeCardiglia.

—¡Qué amable eres! —exclamó agradecida—. De haber sabido quevendrías,habríaencargadofloresparati,aunque,claro,noseríantanhermosascomoestas.

—Gracias,noestántodolobienquedeberían,peroentusmanos,mejoran—repusoélmientraslecolocabaunapulseradeplataenlamuñeca.

—¡Porfavor,nolohagas!

—Penséqueteagradaría.

—No, viniendo de ti; prefiero que te comportes con la naturalidad desiempre.

—¡Me alegra oírte decir eso!—dijo él con alivio.Después, abotonó losguantesdeAmyypreguntósillevabalacorbatabienpuesta,talycomosolíahacercuandoibanaalgunafiestaencasa.

Lagentequese reunióaquellanocheen la salleàmangererade lomásvariopinta, como solo en Europa se encuentra. Los hospitalarios anfitrionesnorteamericanos habían invitado a todos sus conocidos enNiza y, como noteníannadaencontradelostítulos,sehabíanaseguradolapresenciadeunoscuantosnoblesquediesenbrilloasufiestadeNavidad.

UnprínciperusoaceptósentarseenunrincónduranteunahoraycharlarconunamujermuygordaquevestíacomolamadredeHamlet,conuntrajedeterciopelo negro y una gargantilla de perlas pegada a la barbilla. Un condepolacodeochentaañossededicóencuerpoyalmaaconquistarmujeresquelo consideraban «un hombre fascinante», y un noble alemán que habíaaceptadolainvitaciónexclusivamenteporlacenarecorríalasalaenbuscade

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algoquedevorar.ElsecretarioprivadodelbarónRothschild,unjudíodenarizgrande y botas estrechas, sonreía a todo el mundo y aprovechaba el halomágico que le otorgaba el nombre de su protector; un francés robusto queconocíaal emperadorhabíaacudidoa la fiestaporque leencantababailar,yladydeJones,unadamainglesa,habíallevadoconsigoasusochohijos.Porsupuesto, en la fiesta había jovencitas norteamericanas, ligeras de pies y devoz chillona, muchachas británicas, hermosas y lacias, y unas cuantasdemoiselles francesassencillasperoatractivas.Nofaltabaelhabitualcortejodejóvenescaballerosviajerosquesedivertíanasusanchasmientrasmadresdetodaslasnacionalidades,alineadascontralapared,sonreíancomplacidasalverlesbailarconsushijas.

CualquierjovencitapodráimaginarcómosesentíaAmyaquellanochealentrarenlasaladebailedelbrazodeLaurie.Sabíaqueestabaradianteynosololeencantababailar,sinoquesepodríadecirquelassalasdebaileeranellugar natural para sus pies, así que disfrutaba de esa deliciosa sensación depoderqueembargaaunajovencuandopisaporprimeravezunreinonuevoyfascinanteenelqueserálaprotagonistaabsolutaporsubelleza,sujuventudysu condición demujer. Sentía pena por las hermanas Davis, que eran pocoelegantes, simples y tenían por pareja un adusto padre y tres tías solteronasaún más adustas. Cuando pasó ante ellas, las saludó e hizo una reverenciaamable, con lo que las jóvenes pudieron admirar su vestido mientras sepreguntaban quién sería su distinguido acompañante.Una vez que la bandaempezó a tocar, aAmy se le encendió el rostro, se le iluminaron los ojos yempezóamover,impaciente,lospies.EraconscientedelobienquebailabayardíaendeseosdemostrárseloaLaurie,Porello,esmásfácilcomprenderquedescribir la profunda decepción que se apoderó de ella cuando él dijo sindemasiadoentusiasmo:

—¿Quieresbailar?

—¡Esloquesesuelehacerenunbaile!

LamiradadesorpresadelajovenysurápidarespuestahicieronaLauriecomprenderquehabíacometidounerror,ycorrióaenmendarlo.

—Mereferíaasimeconcedíaselprimerbaile.¿Meharásesehonor?

—Para bailar contigo tendré que declinar la invitación del conde. Es unbailarínmaravilloso, pero seguro que lo comprende porque sabe que somosviejosamigos—dijoAmy,seguradequemencionaralcondeleserviríaparaqueLaurielatomaramásenserio.

Sinembargo,loúnicoqueconsiguióoírdebocadeLauriefuelosiguiente:

—Es un buenmuchacho, pero algo bajo para acompañar a «una hija dedioses,divinamentealtaymásdivinamenterubia».

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Como se encontraban en un ambiente inglés, a Amy no le quedó másremedioqueguardareldecoro,aunque teníaganasdebailar la tarantelaconbrío.Laurieladejóenmanosdel«buenmuchacho»yfueasaludaraFlosinpreocuparsedegarantizarfuturosbailesconAmy,yesta,enjustocastigoasureprochable falta de previsión, se comprometió hasta la hora de la cena,momento en que estaba dispuesta a ablandarse si él daba muestras dearrepentimiento.Cuandoélfuetranquilamentehaciaella—enlugardecorrer,como era deseable— y le pidió que le concediese el próximo baile, unaestupenda polca, Amy le mostró orgullosa su carnet de baile completo; laseducadasexcusasdelmuchachonolograronablandarlay,mientrasdabasaltosporlasalaconelconde,vioqueLauriesesentabajuntoasutíaconcaradealivio.

Aquelgestoleparecióimperdonableyoptópornohacerlecasoduranteunbuenrato,inclusocuandoibajuntoasutíaadescansarnointercambiabaconélmásdeunpardepalabras.Sinembargo,ocultarsuenfadotrasunasonrisasurtió mucho más efecto, porque parecía más alegre y deslumbrante quenunca.Laurie lamirabaembelesadoporqueAmynobrincabaodeambulabacomootras,sinoquebailabaconauténticagraciaydisfrutabadeesedeliciosopasatiempoquedebería ser,para tocios, ladanza.Laestudióbajoesanuevaperspectivay,cuandohabíatranscurridomediavelada,sedijoquelapequeñaAmyseibaaconvertirenunamujerencantadora.

La reunión resultómuyanimadaporqueelespíritu festivoseapoderódetodosenseguidaylaalegríanavideñailuminabarostros,alegrabacorazonesyponíaalasenlospiesdelosbailarines.Losmúsicostocabanelviolín,elpianoy la percusión como si realmente disfrutasen, todos cuantos sabían bailar lohicieron, y los que no, admiraron al resto con un deleite poco habitual.LasDavis oscurecían el ambiente y las Jones brincaban como torpes jirafas. Elfamoso secretario cruzó la sala como un meteorito, acompañado de unaimpresionante dama francesa que fue barriendo el suelo con la cola de suvestidodesaténrosa.Elalemánhambrientoencontrólamesadelacomidaypasó el resto de la fiesta feliz, devorando sin parar todo el menú, paraconsternacióndeloscamarerosqueloobservaban.Elamigodelemperadorsecubrió de gloria porque bailó con todamujer que se puso en su camino, laconociese o no, y no dudaba en intercalar piruetas imprevistas cuando seinspiraba.Elarrojojuvenildeaquelhombremayoreradignodeverse,porque,aunqueteníaqueguiarasupareja,semovíacomounapelotadeunsitioparaotro.Corría,volabayhacíacabriolasconelrostroencendido,lacalvabrillantey la cola de su chaquetamoviéndose sin parar. Sus zapatos semovían a talvelocidadqueparecíanvolary,cuandolamúsicaterminaba,sesecabaelsudorde la frenteysonreíasatisfechoasusamigoscomounPickwick francéssingafas.

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Amy y su compañero tenían ese mismo entusiasmo, pero mucha másgracia y agilidad. Sin pretenderlo, Laurie se quedó prendado del rítmicomovimientodeloszapatosblancos,quevolabaninfatigables,comosituviesenalas.CuandoelbajitoVladimirladejóalfin,trasasegurarquesentíatenerqueabandonarla tanpronto,Amy sedispuso adescansar y a observarqué tal lehabíasentadoelcastigoasucobardecaballero.

Habíadadoresultadoporque,alosveintitrés,lavidasocialesunbálsamoparalafrustraciónyverserodeadodebelleza,luz,músicaymovimientohacequeelentusiasmocrezca, lasangresealtereyelánimoseeleve.Cuandoselevantó para que ella se sentara, Laurie dio muestras de haber recibido unprimeraviso,y,cuandoacontinuacióncorrióatraerlealgodecena,ellasonriósatisfechaydijoparasusadentros:Sabíaquelevendríabien.

—Parecesla«Femmepeinteparelle-même»deBalzac—comentóLauriemientraslaabanicabaconunamanoylesujetabalatazadecaféconlaotra.

—Este colorete no es postizo —repuso Amy, y tras frotar su brillantemejillamostróelguanteblancocontalsolemnidadqueeljovennopudoevitarsoltarunacarcajada.

—¿Cómosellamaestatela?—preguntócogiendounplieguedelchalquecaíasobresurodilla.

—Gloria.

—Unnombremuyadecuado.Esmuybonita.Esnueva,¿verdad?

—Es tan vieja como el mundo, se la habrás visto puesta a docenas dechicasy¡notehasdadocuentadelobonitaqueerahastaahora…stupide!

—Esporquenolahabíavistonuncaenti,deahímierror.

—No sigas, te lo prohíbo. Prefiero que me traigas más café a que mepiropees.Meponenerviosavertegandulear.

Laurie se levantó cual rayo y cogió obedientemente la taza vacía.Experimentabaunextrañoplaceralcumplirlasórdenesdela«pequeñaAmy»,que, superada la timidez inicial, sentía el deseo irrefrenable de tratarle sinmiramientos,comogustahaceralasmuchachascuandovenquealgúnseñordaalgunamuestradesometimiento.

—¿Dónde has aprendido a actuar de estemodo?—preguntó él con unamiradaburlona.

—Dado que «de este modo» es una expresión bastante imprecisa, ¿mepodrías aclarar a qué te refieres? —rogó Amy, quien, a pesar de saberperfectamente a qué se refería, sentía el pícaro deseo de verle expresar loinexpresable.

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—Bueno,me refiero a todo un poco…a tu estilo, a tu serenidad…a lagloria…latelaesa,yasabes.—Laurieseechóareír,dándoseporvencido,yaprovechóaquelnuevotérminoparasalirdelapuro.

Amyestabasatisfechapero,porsupuesto,nodiomuestrasdeelloyapuntóconcoquetatimidez:

—Lo queramos o no, vivir en el extranjero enseña mucho. Yo me hededicado tanto a estudiar como a divertirme, y en cuanto a esto —añadióseñalando el vestido con un gesto—, el tul es una tela barata, las flores seconsiguenpornadayestoyacostumbradaasacarpartidodelopocoquetengaamíalcance.

Amy de inmediato se arrepintió de haber pronunciado la última frase,temíaquenofuerauncomentariodebuengusto,peroLaurielaquisoaúnmásporhaberlodicho.Admirabayrespetabaaaquella jovenquehabía tenidolapacienciayelvalordesacarelmáximopartidoalasoportunidadesyelánimodesuplircon flores la faltademedioseconómicos.AunqueAmynosabíaaquésedebíaqueLaurielamiraracontantaternura,apuntasesunombreensucarnet de baile y le dedicase toda clase de atenciones durante el resto de lavelada, lo cierto es que tan agradable cambio era el resultado de una nuevaimpresiónqueambossintieronsinserconscientesdeello.

CAPÍTULO38-SALIRSEDELMUNDO

EnFrancia,lasmuchachasseaburrenmuchohastaquesecasan,momentoenelque«Vivelaliberté»pasaasersuconsigna.Comotodoelmundosabe,en Norteamérica las muchachas firman primero su declaración deindependencia y disfrutan de la libertad con republicano entusiasmo, pero,cuando se casan, abdican en favor de su primer vástago y viven másencerradasqueunamonjadeclausurafrancesa,aunque,esosí,sinelvotodesilencio.Lesgusteono, lociertoesque,unavezsuperadalaemocióndelaboda, la mayoría de las jóvenes recién casadas quedan prácticamentearrinconadasy,comohacíarecientementeunahermosamujerqueconocemosbien,comentanconlástima:«Estoymásguapaquenunca,peronadiesefijaenmíporqueestoycasada».

Alnoserlareinadeningúnbaileniunadamaelegante,Megnoconocióesa pena hasta que sus hijos cumplieron un año, porque en su pequeñouniverso imperaban costumbres ancestrales que la hacían sentirse másadmiradayamadaquenunca.

Comoeraunajovenmuyfemeninayteníauninstintomaternalmuyfuerte,

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se dedicaba en cuerpo y alma a sus hijos, excluyendo toda otra actividad yrelación.Losatendíacomounagallinaempolla,díaynoche,con incansableentregayansia,yhabíaabandonadoelcuidadodeJohnenlastiernasmanosdelservicio—enaquelmomento,laintendenciacorríaacargodeunacriadairlandesa—. John, que era un hombre muy hogareño, echaba de menos lasatencionesalasquesumujerleteníaacostumbradopero,comoadorabaasusdos hijos, aceptaba de buen grado sacrificar, temporalmente, su comodidadporque,enunaclaramuestradeingenuidadmasculina,estabaconvencidodequeelaguanotardaríaenvolverasucauce.Sinembargo,tresmesesdespuésdelnacimientodelosniños,todoseguíaigual.Megestabacansadaynerviosa—los niños consumían todo su tiempo—; la casa, descuidada, y Kitty, lacocinera, que se tomaba las cosas concalma, le teníaprácticamente adieta.Por la mañana, John salía de casa abrumado por el sinfín de pequeñosencargos que le hacía la cautiva mamá. Si por la noche volvía contento,ansiosoporabrazarasufamilia,sumujerlerecibíaconun«Chist,losniñoshan pasado un mal día y acaban de dormirse». Si proponía hacer algoentretenidoencasa,Megrespondía:«No,quemolestaríamosalosniños».Siinsinuabaquefuesenaunaconferenciaounconcierto,recibíaunamiradadereprobaciónyunarespuestatajante:«¿Dejaramishijosparairadivertirme?¡Jamás!».Entreel llantode losniñosy las idasyvenidassilenciosasdeunafigurafantasmagóricaquevelabaenlasnoches,Johnyanorecordabaloqueeradormirdeuntirón.Tampocoleeraposiblecomersininterrupciones,puessutemperamentalcompañeraledejabasoloalmenoratisbodegorjeodelospajarillosqueocupabanelnido,escalerasarriba.Yal leerelperiódicode latarde, los cólicosdeDemi semezclabancon los embarques, y las caídasdeDaisyafectabanalpreciodelasacciones,porquealaseñoraBrookelasúnicasnoticiasqueleinteresabaneranlasqueteníanqueverconsuhogar.

Elpobrehombresesentíamuymalporquesushijos lehabíandespojadodesuesposa,suhogarsehabíaconvertidoenunaguarderíay lasconstantespeticionesdesilenciolehacíansentircomounbárbaroprofanandounrecintosagrado.Durante los primeros seismeses, soportó estoicamente la situaciónpero, al no apreciar signos de mejora, hizo lo que muchos otros padresexiliados:fueabuscarconsueloenotrolugar.ComoScottsehabíacasadoyvivíarelativamentecercadeallí,Johnseacostumbróavisitarleduranteunpardehorascadatarde,aprovechandoelmomentoenqueenlasaladeestardesucasanohabíanadieysuesposaestabaatareadacantandonanasqueparecíanno tener fin. La señora Scott era una joven alegre y bonita, cuya únicaocupacióneramostrarseencantadora,metaquecumplíacongranacierto.Lasaladesucasaestabasiemprebieniluminadayresultabamuyacogedora,conel tablero de ajedrez preparado, el piano afinado, una charla animada y unacenaligerapresentadadeformatentadora.

Denohabersesentidotansolo,Johnhabríapreferidoestarjuntoalhogar

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desuchimeneapero, talycomoestaban lascosas,agradecía laoportunidadquelebrindabansusvecinos.

Alprincipio,Megnotuvoinconvenienteenaceptarloysintióciertoalivioal saberqueJohnpasaríaunbuen ratoen lugardedormitaren la salaodarvueltasporlacasahaciendoruidoydespertandoalosniños.Sinembargo,conel tiempo, cuando los problemas de dentición de sus hijos fueron cosa delpasadoylospequeñosdiosesempezaronadormirahorasmásadecuadas,loquepermitíaamamáunmayordescanso,empezóaechardemenosaJohn;elcestode laboresnoeracompañíasuficientesiélnoestabaallí, frenteaella,con su bata vieja, cómodamente instalado ante la chimenea, chamuscándoselaszapatillasenelguardafuegos.Noestabadispuestaapedirlequesequedaseconella,encasa,perosesentíaofendidaporelhechodequeélnolohiciesesin que se lo solicitase, olvidando las muchas veladas que él la habíaaguardadoenvano.Estabanerviosaycansada,yde tantoatenderycuidaraotroscayóeneseestadodeánimoquepuedeafectaralamejordelasmadrescuandoelcuidadodelafamiliaseconvierteenunapesadacarga,eldeseodemoverselesrobaelbuenhumorylaexcesivapasiónporesaflaquezadelasmujeres norteamericanas que es la tetera las lleva a estarmás alteradas quenunca.

«Sí—decía mirándose en el espejo—, me estoy volviendo vieja y fea.Johnyanomeencuentraatractivayporesodejadeladoasumarchitamujerysevaadisfrutardesubonitavecina,quenotienetantasobligaciones.Enfin,losniñosmequieren;nolesimportasiestoydelgadaypálida,osinotengotiempo para arreglarme el cabello. Ellos sonmi consuelo y algún día Johncomprenderáquemerecíalapenasacrificarseporellos.¿Verdadquesí?».

Daisy contestaba a la dramática pregunta de sumadre con un gorjeo, obien eraDemi quien respondía con un gritito, tras lo cualMeg dejaba a unladoloslamentosysedabaunfestínmaternalquelepermitíaolvidar,poruntiempo, su soledad.Sin embargo, amedidaque John se interesaba cadavezmásporlapolíticayquesusvisitasaScottparadiscutirasuntosdeinteréssealargaban, sin tener en cuenta queMeg le necesitaba, el dolor de la jovenesposa crecía.Aun así, no dijo nada a nadie hasta que, un día, sumadre laencontró hecha un mar de lágrimas e insistió en que le contara la causa,porquellevabatiempoobservandoasuhijaysabíaquealgolapreocupaba.

—Mamá,nopodríacompartirestoconnadiemás,peroenverdadnecesitounconsejo,porquesiJohnsigueasíserécomounamadreviuda—explicólaseñoraBrooke,conairedolido,mientrassesecabalaslágrimasconelbaberodeDaisy.

—¿Seguircómo,querida?—preguntólamadre,inquieta.

—Sepasaeldía fueradecasay,por lanoche, cuandoquieroverle, está

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siempre de visita en casa de losScott.No es justo que yomeocupe de lastareasmásdurasynopuedadivertirmenunca.Todos loshombres sonunosegoístas,hastaelmejordeellos.

—Lomismopodríadecirsede lasmujeres.No juzguesa Johnhastaquehayascomprendidoenquéhaserradotú.

—Perodesatendermenotienejustificaciónalguna.

—¿Acasonolehasdesatendidotúantes?

—¡Mamá,porfavor!¡Penséqueestabasdemiparte!

—Por supuesto que lo estoy, querida, pero creo que la culpa de lo queocurreestuya.

—Noteentiendo.

—Deja que te lo explique. ¿Acaso John te «desatendía», como tú dices,cuandopasabasconélsuúnicomomentodeocio,esdecir,lastardes?

—No,peroahoranopuedoestartantoporél,mamá,tengodoshijosalosqueatender.

—Yocreoquepodríascombinarlotodo,querida.Esmás,creoquedeberíashacerlo.¿Tepuedoserfrancasinqueolvidesquesoytumadreytequiero?

—Porsupuesto,mamá,háblamecomosisiguiesesiendotupequeñaMeg.Últimamente siento que necesito más que nunca que alguien me enseñe,porquelosniñosdependendemíparatodo.

Megacercólasillaa ladesumadrey,conunniñoenel regazodecadauna,lasdosmujeressemecieronycharlaronanimadamente,comosielhechodeserambasmadreslasuniesemásquenunca.

—Has cometido un error muy frecuente en las jóvenes esposas, que esolvidaralmaridoporelcuidadodelosniños.Escomprensibleynatural,Meg,peroterecomiendoquepongasremedioantesdequeladistanciaentreambossea insalvable. Los hijos deben servir para unir a los padres, no parasepararlos.No tecomportescomosi fuesensolo tushijosy Johnno tuviesenada que ver con ellos. Llevo semanas observando lo que pasa, pero no hequeridodecirnadahastaquefueseelmomentooportuno.

—Tengomiedodenopoder arreglarlo.SÍ le pidoque sequede en casa,pensará que estoy celosa y se lo tomará como un insulto a su persona. Noentiendequequieroestarconél,ynoencuentrolaspalabrasparaexplicárselo.

—Pues haz que vuestra casa sea tan acogedora que no tenga ganas demarcharse.Querida,élestádeseandopermanecerensuhogar,peroestacasa,sinti,noesunhogar,ytúsiempreestásenlahabitacióndelosniños.

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—¿Nodeberíaestarallí?

—No siempre. Pasar tanto tiempo encerrada te altera los nervios y,entonces, no estás en condiciones para casi nada.Además, te debes tanto aJohncomoalosniños.Nodescuidesatumaridoportushijos.Nolepidasquese calle y salga de la habitación de los niños, enséñale a que te ayude. Supresencia es tan importante como la tuya, los niños también le necesitan.Muéstralequépuedehaceryloharáencantadoyllenodebuenavoluntad.Esoosbeneficiaráatodos.

—¿Locreesdeverdad,mamá?

—Séqueesasí,Meg,porquelohecomprobado.Raravezdoyunconsejosinohetenidoocasióndeprobarsuvalidez.CuandotúyJoeraispequeñas,pasé por lo mismo que tú; sentía que no cumplía con mi deber si no meentregabaporenteroavosotras.Tupobrepadresededicóasuslibrosdespuésdequeyorechazaratodassusofertasdeayudaymedejóqueexperimentaraamisanchas.Meesforcécuantopude,peroJoerademasiadoparamí.Fuitanpermisiva con ella que casi lamalcrié.Túno gozabas de buena salud ymevolquéentihastaqueyomismacaíenferma.Entonces,tupadreacudióamirescate,sehizocargodetodosinperderlacalma,memostrócuanútilpodíaseryyocomprendíelerrorquehabíacometido.Esalgoquenoheolvidadoy,poreso,siemprecuentoconélparatodo.Eseeselsecretodenuestrafelicidadfamiliar. Él no permite que su trabajo le mantenga al margen de lasobligaciones y preocupaciones de la casa, y yo procuro que mis deberesdomésticosnomeimpidaninteresarmeporsusmetasprofesionales.Cadaunoseocupadesusasuntospero,enloreferentealacasa,lohacemostodojuntossiempre.

—Escierto,mamá.Mimayordeseoesserconmimaridoymishijos loquetúhassidoparanosotras.Muéstramecómo;haréloquemedigas.

—Siemprehassidounahijamuyobediente,querida.Bien,veamos,yo,entu lugar,dejaríaqueJohnparticipasemásenelcuidadodeDemi,porqueunniñonecesitaseguirunejemploynuncaesdemasiadoprontoparaempezaraformarle. Luego haría lo que te he aconsejado tantas veces; permitir queHannahteecheunamano.Esunayaestupenda,demodoquepuedesdejaratuspreciososhijosensusmanosyencargartemásdelacasa.Túnecesitasmásactividad,Hannah agradecerá el descansoy John recuperará a sumujer. Salmás.Tienesqueocupartedetodosinperderlaalegríaporquequehayabuenambiente en tu casa depende de ti; si tú te deprimes, los demás no podránlevantar cabeza.Procura interesarte por las cosas que agradan a John, hablacon él, pídele que te lea, intercambiad ideas, ayudaos el uno al otro de esemodo.No te encierres en una sombrerera por el hecho de sermujer, debesconocerquéocurreenelmundo,formarteparaparticiparenloscambiosque

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seproducen,porqueteafectantantoaticomoalostuyos.

—Johnestaninteligentequetemoque,siempiezoahacerpreguntassobrepolíticayesascosas,lleguealaconclusióndequesoyestúpida.

—No creo que eso ocurra. El amor cubre todos los fallos y ¿a quién lepuedes preguntar conmayor confianza que a él? Pruébalo y verás cómo tucompañíaleresultamuchomásagradablequelascenasdelaseñoraScott.

—Loharé.¡PobreJohn!Metemoquelehedesatendidodemasiado,peropensabaquehacíalocorrectoyélnuncahaprotestado.

—Imagino que no quería mostrarse egoísta, pero seguramente se hasentidomuyabandonado.Meg,estáisenesepuntoenelquemuchosjóvenesmatrimonios se distancian y, sin embargo, es cuando más unidos debéispermanecer. La pasión inicial desaparece enseguida si no se lucha pormantenerlay,paraunospadres,nohaymomentomásdulcenimáshermosoqueelprimerañodesushijos.NopermitasqueJohnseaunextrañoparalosniños, ya que ellos le ayudaránmás que nada amantenerse a salvo en estemundoderetosytentaciones,yvuestroshijosospuedenenseñaraconocerosyquererosmáselunoalotro.Bueno,querida,hedeirme.Piensaenloquetehedichoy,siteparecenadecuados,siguemisconsejos.¡QueDiososbendigaatodos!

Meg reflexionó y decidió poner en práctica los consejos, aunque no fuefácil ni obtuvo los resultados previstos de inmediato.Los niños, que habíanentendidohacíatiempoquellorandoypataleandoconseguíanloquequerían,secomportabancomolosreyesdelacasaytiranizabanasumadre.Asusojos,mamáeraunaesclavasumisaquelesdabatodosloscaprichos,peropapánoera tan fácil de subyugar y, de vez en cuando, hacía pasar unmal rato a sudulceesposaaltratardeimponerunpocodedisciplinaasudíscolohijo.Demihabía heredado de su padre la firmeza de carácter —por no decir«testarudez»— y, cuando tomaba una determinación o quería algo, ni elejército mejor armado podía convencerle de que cambiase de opinión. Lamadreconsiderabaqueelniñonecesitabaaprenderasuperarsurebeldía,peroelpadreeradelaopinióndequeloqueDemiprecisabaeraunabuenadosisdedisciplina.Asípues,eljovencaballeroDeminotardóencomprenderque,síseenzarzabaenunaluchaconsupadre,élllevabalasdeperder.Sinembargo,al igual que los ingleses, el niño respetaba más a quienes eran capaces devencerley,porello,lasnegativasconstantesdesupadreleimpresionabanmásquelasamorosasatencionesdesumadre.

Días después de la conversación con su madre, Meg decidió pasar unaveladaconJohn.Encargóunacenaespecial,ordenólasaladeestar,searreglóparaestarguapayacostóalosniñostempranoparaquenadainterfirieseensuexperimento. Pero, por desgracia, Demi estaba radicalmente en contra del

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hechodeacostarse tempranoyescogióaquellanocheparadesmandarse.Asípues, a la pobre Meg no le quedó más remedio que cantar nanas, acunar,contarcuentosyprobarcuantasestrategiasparainvitaralsueñoconocía,todoenvano,porqueDemisenegabaacerrarsusgrandesojos.CuandolatranquilaDaisyllevabahorasdurmiendo,eltraviesoDemiseguíatumbadoconlosojosabiertoscomoplatosy—paradesesperacióndesumadre—caradeestarmuydespejado.

—AhoraDemi se quedará quieto comoun buen niñomientrasmamávaabajoaservirlelacenaapapá,¿deacuerdo?—dijoMegaloírqueseabríalapuerta del vestíbulo y que sonaban aquellos pasos que tan bien conocía endirecciónalcomedor.

—¡Yocena!—exclamóDemi,dispuestoasumarsealafiesta.

—No,túnovasacenarconnosotros,peroteguardaréunpocodepastelparaeldesayunositeduermescomoDaisy.¿Quéteparece,cariño?

—¡Sí! —Dicho esto, Demi cerró los ojos con fuerza, como si quisieserecuperardegolpetodoelsueñoatrasadoypudieseasíacelerarlallegadadelansiadodíasiguiente.

Meg aprovechó la ocasión para salir sin hacer ruido y correr escalerasabajo para dar la bienvenida a su esposo, con una gran sonrisa. Se habíarecogidoelcabelloconungranlazoazulporquesabíaqueeraelcolorfavoritodesumarido.Cuandoéllavio,quedógratamentesorprendidoycomentó:

—Vaya,mamá,quéalegreestásestanoche.¿Esperasvisitas?

—Soloati,cariño.

—¿Acasoesnuestroaniversariooelcumpleañosdealguien?

—No,querido,simplementemehecansadodellevarsiempreropapasadademodaymehepuestoguapa.Tú siempre te arreglaspara cenar, pormuycansadoquellegues.¿Porquénohabríadehacerloyotambiéncuandotengatiempo?

—Yolohagoporrespetoati,querida—dijoJohn,queeraunhombremuytradicional.

—Pueslomismodigo,señorBrooke.—Megseechóareír,conla teteraenlamano,másjovenyhermosaquenunca.

—Vaya,quédelicia,escomoenlosviejostiempos.Quététanbueno,¡lobeberé a tu salud, querida! —John tomó un traguito feliz y tranquilo. Sinembargo, lacalmadurópoco,pues, encuantodejó la taza sobre lamesa,elpomodelapuertagirómisteriosamenteyunavocecitaimpacientedijodesdeelotrolado:

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—Abrí,míhambre.

—Este niño travieso. Le he dicho que se durmiera, pero aquí está. Habajado por las escaleras y va a coger un constipado de andar descalzo—explicóMegyendoaabrirlapuerta.

—Ya es mañana —anunció Demi, con tono alegre, nada más entrar.Llevabaelcamisóngraciosamenteenrolladoalrededordeunbrazoylosrizosselemovíantraviesosmientrasdabaunavueltaalamesamirandocondeleitelospastelitos.

—No,aúnnoesporlamañana.Vuelvealacamaynoledesmásdisgustosamamá.Simeobedeces,tedaréestepastelitoquetieneazúcarporencima.

—Míquierepapá—dijoelpillo,dispuestoaencaramarsealregazodesupadre ydisfrutar de aquella alegría prohibida.Pero Johnmeneó la cabezaydijoaMeg:

—Silehasdichoquesequedearribayduerma,tienesqueobligarleaquelohaga.Delocontrario,nuncaaprenderáarespetarte.

—Sí, tienes razón. ¡Venga, Demi! —Meg acompañó a su hijo arriba,controlando a duras penas las ganas de dar un azote al aguafiestas quebrincabaasulado,convencidodeque,unavezensuhabitación,leentregaríanelsoborno.

Dehecho,elniñonosufriódesengañoalgunoporquelaincautamadreledioelpastelillo,leacostóyleprohibióquediesemáspaseosaquellanoche.

—Sí—prometióDemi,elperjuro,chupandodichosoelazúcarysatisfechodelgranéxitodesuprimeraincursión.

Meg volvió a la sala y la cena transcurrió tranquilamente, hasta que elpequeñofantasmavolvióaentrarydescubrióeldelitodesumadrealpedir:

—Mamá,mímásazúcar.

—No, no lo permitiré —dijo John, reaccionando con dureza ante elpequeño pecador—. No volveremos a tener paz hasta que este malandrínaprenda a irse a la cama como Dios manda. Te has comportado como unaesclavadurantedemasiado tiempo.Daleunabuena lecciónypon finaesto.Llévalealacamaydéjaleallí,Meg.

—Nosequedará,nuncalohace.Solosedormirásimesientoasulado.

—Yomeencargo.Demi,vearribayméteteenlacamacomotehapedidomamá.

—¡No!—gritó el joven rebelde, que cogió un pastelillo y se dispuso adarleelprimermordiscocontranquilaaudacia.

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—Nocontestesasíatupadre.Sinovastú,tellevaréyo.

—Vete,mínoquierepapá—exclamóDemi,quecorrióabuscarprotecciónenlasfaldasdesumadre.

Elrefugionolesirviódenada,porquesumadreleentregóalenemigoconlaconsigna«Noseasduroconél,John»,paragrandesesperacióndelacusado,porque,sisumadreleabandonabaasusuerte,entonceseldíadeljuiciofinalhabíallegado,Despojadodelpastelilloyaguadasufiesta,elniñosubiótiradopor la fuerte mano de su padre hasta la detestada cama. El pobre Demi,incapaz de controlar su cólera, desafió abiertamente a su padre propinandopatadasylanzandogritosdurantetodoeltrayecto.CuandoJohnleacostó,selevantóinmediatamenteycorrióhacialapuerta,perosupadrelepillóporelextremodellargocamisónyvolvióameterloenlacama.Laescenaserepitióvariasveces,hastaqueelaudazhombrecitosedioporvencidoycambiódeestrategia: empezó a llorar a plenopulmón.Normalmente, esa técnicavocaldabaresultadosconMeg,peroJohnsemantuvofirmeenelpuesto,comosifuesesordo,yDeminoobtuvonimimos,niazucarillos,ninanas,nicuentos.De hecho, su padre hasta le apagó la luz, de tal manera que el dormitorioquedósumidoenunaprofundaoscuridadquesolorompíaelrojodelfuegodelachimenea,queDemicontemplabaconmásfascinaciónquemiedo.Lanuevasituaciónledisgustabasobremaneray,paramostrarlo,llamabaasumadreconaullidoslastimerospues,unavezpasadalarabia,elcautivoautócratarecordóconansialasdulcesatencionesdesumadre.Elplañidoquesucedióalairadoyronco llanto le llegó al corazón aMeg que corrió arriba y dijo, en tono desúplica:

—Dejaquemequedeconél,John;ahoraseportarábien.

—No,querida,lehedichoquedebedormirse,comotúlehaspedido,yloharáaunquetengaquequedarmeaquítodalanoche.

—Pero se va a poner enfermo de tanto llorar—murmuró Meg, que sesentíaculpableporhaberabandonadoasuhijo.

—No, no lo hará. Está muy cansado y no tardará en caer rendido.Entonces, habremos zanjado el asunto para siempre, porque entenderá quetienequeatenersealoqueledigamos.Notemetas,yomeocupo.

—Peroesmihijoynopuedopermitirquelohagassufrircontuseveridad.

—También es hijo mío, y no permitiré que lo malcríes con tu excesivapermisividad.Veabajo,querida,ydejaqueyomeencarguedelniño.

CuandoJohnempleabauntonoimperativo,Megsiempreobedecíaynuncasearrepentíadehacerlecaso.

—John,déjamealmenosdarleunbeso.

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—Claro.Demi,dalasbuenasnochesamamáparaquevayaadescansarunpoco,porqueestáagotadadecuidardetitodoeldía.

Megsiempresostuvoqueaquelfueelbesodelavictoriaporque,despuésdedárselo,Demillorómásquedoypermaneciómuyquietoenelextremodelacama,adondehabía llegadodespuésdedarmuchasvueltasmovidopor laangustia.

Pobrecillo,ha caído rendidode sueñoyde tanto llorar.Le taparé e iré atranquilizar a Meg, pensó John, y echó un vistazo a la cama esperandoencontrarasupequeñorebeldeprofundamentedormido.

Pero no fue así. En cuanto sintió a su padre cerca, Demi abrió los ojoscomoplatos, la barbilla le tembló, estiró losbrazosydijo conunhipidodearrepentimiento:

—Míquierepapáahora.

Sentadaenlasescaleras,fuera,Megestabaintrigadaporel largosilencioque había seguido al llanto ronco del niño y, tras imaginar toda clase deaccidentesinverosímiles,decidióentrareneldormitorioycalmarsusmiedos.Demi se había quedado dormido, pero no en su postura habitual, con losbrazosylaspiernasabiertos,sinoacurrucadojuntoalbrazodesupadre,alquecogía un dedo, lo que demostraba que, en el último momento, John habíadecididocombinarfirmezaypiedadparaayudaradormirasuhijo,mástristey sabio una vez aprendida la dura lección. John había aguardado con lapacienciapropiadeunamujeraqueelniñolesoltaseeldedopero,mientrasaguardaba,élmismosehabíadormido,agotadoporlaluchaconelpequeñoyporelesfuerzodeunajornadadetrabajo.

Meg se quedó contemplando los dos rostros que descansaban sobre laalmohada, sonrió y salió del dormitorio diciéndose satisfecha: Ya nuncavolveréatemerqueJohnseademasiadoduroconlosniños.Lociertoesquesabecómotratarlosymeserádegranayuda,porqueDemiesdemasiadoparamí.

CuandoJohnbajóalfin,segurodequeencontraríaasuesposaenfadadaypensativa,sellevóunaagradablesorpresaalverqueMeg,queconfeccionabaplácidamenteungorro,lerecibíaalegreylepedíaqueleleyesealgosobrelaselecciones, si no estabademasiadocansado. Johncomprendióquevivíaunarevoluciónpero,sabiamente,optópornohacerpreguntas,conscientedequeMeg,queeraincapazdeguardarunsecretoaunquelefueselavidaenello,notardaríaendescubrirlelosmotivosdelcambio.Johnleyóunlargodebateconla mejor disposición y explicó a su esposa el tema con lúcida claridad,mientras Meg procuraba mostrar un vivo interés y plantear preguntasinteresantes, a laparque sumente ibadel estadode lanaciónal estadodel

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gorroqueestabaconfeccionando.Sinembargo,aunquenodijonada,negóalaconclusióndequelapolíticaeratandesagradablecomolasmatemáticasyquelospolíticosparecíannohacernadasalvoinsultarselosunosalosotros.

Seguardóparasísufemeninapercepcióndelasuntoy,cuandoJohnhizounapausa,meneólacabezaydijo,conloqueesperósonasecomodiplomáticaambigüedad:

—Verdaderamentenoséadóndevamosairaparar.

John rio y la miró durante unos segundos, mientras ella colocaba en elgorro un arreglo de tul y flores con un interés que su arenga no habíaconseguido despertar. Puesto que ella finge interesarse por la política paraagradarme,justoesqueyomeintereseporloqueellahace,sedijoJohn.Asípues,comentó:

—Québonito.¿Esunbonetedemañana?

—Querido,¡esungorro!Esparairaconciertosyalteatro.

—Teruegoquemeperdones,estanpequeñoqueloheconfundidoconunodeesostocadosqueusasaveces.¿Cómoconsiguesquenosecaigan?

—Las cintas se sujetan bajo la mandíbula con un botón, así… —Parailustrar sus palabras, Meg se puso el gorro y miró a su esposo con unasatisfacciónyserenidadquelahacíanirresistible.

—Es un gorro precioso, pero prefiero el rostro que enmarca porque harecuperado la frescura y la belleza.—Y John besó el rostro sonriente de suesposaehizocasoomisodelbotónderosa.

—Me alegra que te guste porque quería pedirte que me llevases a unconciertounade estasnoches.Necesitounpocodemúsicapara entonarme.¿Tegustaría?

—Porsupuesto,loharéencantado.Iremosadondeteapetezca.Hasestadoencerradamuchotiempo.Tesentarábiensaliryseráunplacerparamí.¿Dedóndehassacadoestaidea,mamá?

—Bueno,elotrodíatuveunacharlaconmimadreylecontélonerviosa,irritable y demás queme encontraba, y ellame comentó que necesitaba uncambioydejardepreocuparmeportodo.Hannahvendráaecharmeunamanoconlosniñosparaqueyomepuedaocuparunpocomásdelacasaysaliradivertirnosdevezencuando.Asínomevolveréunaviejafeaygruñonaantesde tiempo.Vamos a probar, John; creo quemerece la pena por ti y pormí,porqueúltimamentetehedescuidadomuchoymesientomalporello.Quieroque nuestra casa vuelva a ser lo que era. Supongo que no tendrásinconveniente,¿verdad?

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NomemolestaréenreferirlarespuestadeJohnnicómoelpobregorrosesalvó por los pelos de la ruina. El caso es que John no tuvo inconvenientealguno,habidacuentadeloscambiosque,progresivamente,seinstalaronenlacasayenlavidadesushabitantes.Noesqueelhogarsetornaraunparaíso,perotodossesintieronmejorconelsistemadedivisióndelabores.ElfirmeysensatoJohnmetióencinturaalosniños,queempezaronaacatarlasórdenesdesuspadres,yMegrecuperóelánimoysetranquilizógraciasaunamayoractividad, más tiempo de ocio y al placer de conversar con su inteligentemarido.LacasavolvióasernuevamenteunhogaryJohnyanosintióeldeseodesalir,salvoencompañíadeMeg.AhoralosScottvisitabanalosBrookeyencontrabanunacasapequeñaperollenadedichaenlaquevivíaunafamiliafeliz.HastalaalegreSallieMoffatsesentíaagustoallí.«Tucasaessiempretantranquilayagradable,Meg;mesientamuybienveniraverte»,solíadecirmientras lo miraba todo con curiosidad, como si pretendiese descubrir elsecretoparareproducirloensugranmansión,llenademagníficasoledad,enlaque no vivían niños rebeldes y dichosos, y donde Ned se había hecho unmundoasumedidaenelqueellanoteníacabida.

NoseríajustodecirqueJohnyMegconquistaronlafelicidadconyugaldeinmediato,perosídescubrieronunadesusclavesyconeltiempoaprendierona sacarle partido. Así, cada año de casados profundizaban más en el amorverdaderoyenelrespetomutuo,queestánalalcancedelosmáspobresyquenilosmásricospuedencomprar.Esadeberíaserlaúnicarazónporlaqueunajovenesposaquierasalirsedelmundo,paraestarasalvodesufebrilactividady cuidar amorosamente de sus hijos, sin permitir que las penas, la falta dedineroolaedadlaaflijan;paracaminarsiempredelamanodeuncompañerofiel,enlobuenoylomalo,ydescubrir,comolohizoMeg,queelreinoquemayorfelicidadpuedeaportaraunamujeressuhogaryquesaberdirigirlo,nocomoreinasinocomomadreyesposa,es,ademásdeunarte,ungranhonor.

CAPÍTULO39-LAURIEELPEREZOSO

AunqueLauriehabíaidoaNizaconlaintencióndepasarunasemana,sequedóunmes.EstabacansadodeviajarsoloylapresenciadeAmylehacíasentircomoencasaenaquelentornoextranjero.Echabademenoslosmimosdesusvecinasypoderrecuperarlos,aunquesolofueraunaparte,leagradabamucho,porquelasatencionesdelosdesconocidos,porhalagüeñasquefueran,no se podían comparar con la deliciosa sensación que le producía sentir laadoracióndelashermanasMarch.Amynuncalehabíamimadotantocomolasdemás, pero, dadas las circunstancias, estabamuy contenta deverle y no seseparabadeél,comosileconsideraseelrepresentantedesuqueridafamilia,a

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laqueteníamásganasdevolveraverdeloqueseatrevíaaadmitir.Asípues,era lógico que ambos disfrutasen en compañía del otro y pasasen muchotiempojuntos,montandoacaballo,paseando,bailandooperdiendoeltiempo,porqueenNizanadiepuedeestardemasiadoocupadoduranteelverano.Sinembargo,mientras parecían divertirse despreocupadamente, lo cierto es que,aunsindemasiadaconciencia,estabandescubriendocosasyformándoseunanuevaopinióndelotro.Cadadíaquepasaba,Laurieteníaenmásaltaestimaasuamigaysevalorabamenosasímismo.Yambossintieronquealgoocurríaantesde atreverse adecir nada.Amyquería complacerley lo conseguía.Lajovenleagradecíalosbuenosratosquepasabanjuntosylecorrespondíaconla clase de servicios que una mujer femenina sabe cómo ofrecer con unencanto indescriptible. Laurie no oponía resistencia, se dejaba llevar confacilidad y procuraba olvidar, diciéndose que todas las mujeres debían seramablesconélpuestoquelaqueélqueríahabíasidotancruel.Nolecostabanadasergenerosoy,siAmyhubieseaceptado,lehabríaregaladotodaclasedecaprichosybaratijasdisponiblesenlaciudad…pero,almismotiempo,sentíaquenopodíacambiarlaopiniónquelajovenseestabaformandodeélytemíaencontrarse con aquellos grandes ojos azules, que le observaban con unasorpresaqueteníapartedetristeypartededesdén.

—TodoshanidoapasareldíaaMónaco,peroyohepreferidoquedarmeaescribirunascartas.AhorayaheterminadoyvoyairaValrosaadibujarunrato.¿Teapeteceacompañarme?—preguntóAmyalreunirseconLaurieenunhermosodía,cuando,comodecostumbre,élpasóabuscarlaaesodelasdoce.

—Sí,claro,pero¿nohacedemasiadocalorparadarunpaseotanlargo?—preguntóélconvozqueda,porque,viniendodelcalordelacalle,elfrescorylasombradelsalónresultabantentadores.

—TengoamidisposiciónuncarruajepequeñoyBaptistepuedeconducir,asíqueloúnicoquetendrásquehaceressostenerlasombrillayprocurarquenosetemanchenlosguantes—apuntóAmy,conunamiradasarcásticaalosinmaculadosguantesdesuamigo,queeransupuntodébil.

—Entonces, iré encantado. —Dicho esto, el joven tendió la mano paracoger el blocdedibujo, pero ella se lo colocóbajo el brazoy comentó conciertaacritud:

—No temolestes, nome agotaré por llevarlo, y no estoy segura de quepuedadecirlomismodeti.

LauriearqueólascejasysiguióabuenpasoaAmy,quebajócorriendoporlasescaleras.Unavezenel interiordelcarruaje,sehizoconlasriendasyelpobreBaptisteselimitóacruzarsedebrazosyadormitarensupuesto.

Nunca llegaban a discutir.Amyno lo hacía por educación yLaurie, por

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pereza.Así, al cabodeunminuto, el joven asomó la cabezabajo el ala delsombrero de Amy y la miró inquisitivo; por toda respuesta, ella sonrió, ysiguieronelrecorridoenunadisposicióndelomásamistosa.

Era un paseo encantador, por carreteras serpenteantes y con abundantesescenaspintorescasqueeranundeleiteparalavista.Deunantiguomonasteriollegóasusoídoselcantosolemnedelosmonjes.Unpastorconlaspiernasalaire,zapatosdemadera,sombreropuntiagudoyunachaquetarústicasobreelhombroestabasentadosobreunagranpiedra,fumandoenpipa,mientras lasovejaspastabanentre las rocasodescansabanasuspies.Pasaron juntoaunburro gris, dócil, cargado con alforjas de mimbre llenas de hierba reciéncortada, con una hermosa niña con caperuza sentada entre los montonesverdes.Divisaronancianashilandoenruecas,niñosmorenosdemiradadulcequesalíandecuchitrilesyseacercabancorriendoparavenderlesramilletesonaranjas que aún estaban pegadas a un trozo de rama. Colinas enterascubiertasdeolivosnudososdefollajeoscuro,huertosconfrutasdoradasquependíandelosárbolesygrandesanémonasescarlatasenloslindesdelcamino.

Valrosa hacía honor a su nombre, ya que, gracias a su perenne climaestival,habíasiemprerosasenflorpordoquier;cubríanelarcodelaentrada,asomabanentrelasbarrasdelagranverja,comosiquisierandarlabienvenidaa los visitantes, y serpenteaban entre los limoneros y las palmeras por lacolina,encuyacumbreestabalacasa.Encadarincónconsombrahabíasillaspara que los paseantes pudiesen hacer un alto y contemplar losmacizos deflores.Encadaunadelasfrescasgrutashabíaunaninfademármolsonriente,rodeadadeunmantodeflores,yencadafuentesereflejabanrosascarmesíes,blancas o rosa claro, que se inclinaban hacia el agua como si quisiesencontemplarsupropiabelleza.Lasparedes,lascornisasylospilaresdelacasaestabancubiertosderosas,aligualquelabalaustradadelagranterraza,desdela que se podía disfrutar del sol mediterráneo y de las vistas de la ciudadencaladasituadaenlacosta.

—Este es un auténtico paraíso para una luna de miel, ¿no te parece?¿Habíasvistoalgunavezrosascomoestas?—preguntóAmyaldetenerseenlaterrazaparadisfrutardelavistaydelaromadelasflores.

—No,ytampocomehabíaclavadoespinascomoesta—contestóLaurie,quesehabíallevadoelpulgaralabocatrasintentarenvanoarrancarunarosarojaquequedabaligeramentefueradesualcance.

—Baja un poco y coge las que no tengan espinas—le aconsejóAmy, ycogióconhabilidadtresrosaspequeñitasdecolorcrudoquehabíanbrotadoenlaparedque tenía trasella.Lascolocóenelojaldesuamigo,enprendadepaz,yélsequedóunossegundosmirándolasconcuriosidadpues,debidoalasangre italiana que corría por sus venas, era algo supersticioso; además, su

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estadodeánimo,emotivoymelancólico, le llevabaabuscardoblessentidosencasitodo,hastaelpuntodequecasicualquierescenadisparabasuespírituromántico.Altratardealcanzarlarosaroja,habíapensadoenJo,porquelasflores de colores vivos le sentabanmuy bien y la recordaba llevando rosascomoesa,cortadasdelinvernaderodecasa.LasrosasclarasqueAmylehabíapuestoenelojaleranlasqueenItaliasecolocanenlasmanosdelosmuertos(nunca en los tocados de novia), y Laurie se preguntó si aquel presagio sereferíaaJooaél.Sinembargo,prontosusentidocomúnnorteamericanoganóla partida al sentimentalismo, y lanzó la carcajadamás sincera queAmy lehabíaoídodesdequesereunieraconella—.Esunbuenconsejo,sígueloyasínotepincharáslosdedos—dijolajovenpensandoquelarisasedebíaasuspalabras.

—Gracias,¡loharé!—repusoélenbroma,aunquemesesmástardelodiríadetodocorazón.

—Laurie, ¿cuándo vas a ir a ver a tu abuelo? —preguntó Amy pocodespués,cuandosesentóenunbancorústico.

—Muypronto.

—Teheoídodeciresodocenasdevecesenlasúltimastressemanas.

—Nomesorprende.Lasrespuestascortasevitanmuchosproblemas.

—Peroélteestáesperando;debesir.

—¡Quéconsiderada!Esoyalosé.

—Entonces,¿porquénovas?

—Seráporminaturaldepravado.

—Dimejortudejadez.Esoestámuymal—Amysepusoseria.

—No es tan malo. Si fuese, sería un estorbo para él, así que prefieroquedarmeyestorbarteatiunpocomás.Túlosoportasmejor.Dehecho,creoquetesientabien.—Laurieseapoyócómodamenteenlabalaustrada,comosipensasepasarallíunbuenrato,sinhacernada.

Amymeneó la cabezayabrió sucuadernodedibujoconaire resignado,pero decidió que «el muchacho» necesitaba un buen sermón, de modo quevolvióalacarga.

—¿Yahoraquéhaces?

—Observoalaslagartijas.

—No, no me refiero a eso. ¿Qué haces o qué te gustaría hacer en estemomentodetuvida?

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—Sitúmelopermites,meencantaríafumaruncigarrillo.

—¡Eres imposible! No me gusta que fumes y solo lo aprobaré con lacondicióndequemehagasdemodelo;necesitoquehayaunafigurahumanaenmidibujo.

—Seráunverdaderoplacer.¿Cómoquieresquemecoloque?¿Voyasalirde cuerpo entero o tres cuartos? ¿De pie o boca abajo? Con todo respeto,propongo que probemos con una postura yacente y que te sumes a mí.PodríamosllamaralacomposiciónDolcefarniente.

—Mientrasnotemuevas,pormítepuedesdormir.Yoquierotrabajar—afirmóAmycontonoenérgico.

—¡Quéentusiasmo tanencomiable!—observóél,y seapoyócontraunavasijaaltaconairetotalmentesatisfecho.

—¿Qué diría Jo si te viese ahora? —preguntó Amy con impaciencia,esperandoquelamencióndesuenérgicahermanalohiciesereaccionar.

—Diríalodesiempre:«Déjame,Teddy,estoyocupada».—Laurieseechóa reír, pero su risa no sonó natural y una sombra nubló su rostro por unosinstantes, porque pronunciar aquel nombre tan querido había reabierto unaheridaqueaúnestabaporcurar.

A Amy le sorprendieron tanto el tono como el semblante de su amigo,pues, aunque había oído aquellas palabras en otras ocasiones, no recordabahabervistonunca tantadureza, amargura,dolor, insatisfacciónypesar en lamiradadeLaurie.Apenastuvotiempodeanalizarla,yaqueLaurieadoptóunaire indiferentede inmediato.Ymientrasélposabaalsol,sinsombrero,conlosojosllenosdesueñosmeridionales,Amyleestudiódesdeunpuntodevistaartísticoypensóqueel jovenpodíapasarporun italiano.Élestabaausente,perdido en sus ensoñaciones, como si se hubiese olvidado por completo deAmy.

—Pareces la efigie de un joven rey dormido sobre su tumba—comentóella mientras trazaba cuidadosamente el perfil que se recortaba con nitidezsobreelfondodepiedraoscura.

—¡Ojalálofuera!

—Desearesoesunalocura,salvoquehayasechadoaperdertuvida.Hascambiadotantoqueavecesmepregunto…—Amyseinterrumpióymiróasuamigoconunamezcladetimidezymelancolíamáselocuentesquecualquierpalabra.

Lauriepercibióycomprendiólaafectuosaangustiaquelajovennoqueríamostrar abiertamente, y mirándola a los ojos dijo, como solía decirle a lamadredelamuchacha:

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—Todoestábien,señora.

Eso bastó para tranquilizar a Amy y alejar de ella las dudas que laasediabanúltimamente.Tambiénlaemocionó,ylomostróporlacordialidadconlaquecomentó:

—¡Mealegro!Noesquepensaraquehabíassidounmalmuchacho,peroimaginabaquetalvezhabíasmalgastadotudineroenesadepravadaciudaddeBaden-Baden, que una francesa casada te había robado el corazón con susencantosoquetehabíasmetidoenesaclasedelíosquelosjóvenesparecenconsiderarimperativosenunviajeporEuropa.Notequedesahí,bajoelsol,venatumbarteenlahierba,amilado,yseamos«buenosamigos»,comomedecíaJocuandonoshacíamosconfidenciassentadasenelsofá.

Laurie,obediente,sedejócaerenlahierbay,paraentretenerse,sepusoaarrancarmargaritasycolocarlasenelsombrerodeAmy,queestabajuntoaélenelsuelo.

—Soy todooídospara tussecretos—apuntó,ymiróa la jovenconvivointerés.

—Yonotengoninguno,Empiezatú.

—Yotampocotengo.Podríascontarmenovedadesdecasa.

—Ya te he contado lo último que he sabido. ¿No recibes noticias confrecuencia?SuponíaqueJotemandaríalibrosenteros.

—Estámuyocupaday,comoyonoparodemasiadoenningunaparte,esmuydifícilmantenerunacorrespondencia fluida.¿Cuándovasaempezar tumagna obra de arte, Rafaela?—preguntó, cambiando bruscamente de tema,trasunbrevesilencioenelquesehabíapreguntadosiAmyconocíasusecretoypretendíaobligarleahablardeél.

—¡Jamás!—respondió ella, decidida y decepcionada a un tiempo—.EnRoma recibí una lección de humildad porque, al ver las maravillas quealberga,comprendímiinsignificanciayabandonémislocosplanes.

—¿Porquéhabríasdeabandonar?Tienestalentoyfuerza.

—Precisamentepor eso.Unacosaes tener talentoyotra serungenio,ypormuchafuerzaquetengas,nopuedespasardelounoalootro.Sinopuedoser genial, prefiero no intentarlo.Me horrorizaría ser una pintora mediocremás,asíquehedecididodejarlo.

—¿Yquéhaspensadohacerentonces,siesquemeloquierescontar?

—Voyapotenciarmisotros talentosy, si tengo suerte,meconvertiré enunadamaelegante.

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Sin duda el discurso era osado e indicaba que la joven te-nía una fuertepersonalidad,perolaaudaciaespropiadelajuventudylaambicióndeAmyteníaunabuenabase.Lauriesesonrió,peroleagradóelánimoconelquelajovenencarabasunuevopropósito,sindetenersealamentarlamuertedeotroquehabíaacariciadodurantelargotiempo.

—¡Vaya!YsupongoqueeneseplanentraenjuegoFredVaughn,¿no?

Amyguardóundiscreto silencio, pero adoptóuna expresión tan alicaídaqueLauriesesentóydijoentonomuyserio:

—¿Puedohacerdehermanomayorypreguntartealgo?

—Nopuedoprometerqueteresponda.

—Aunque tu lengua calle, tu rostrome dará la respuesta.Aún no tienessuficiente mundo para ocultar tus sentimientos, querida. El año pasado oírumores referentes a Fred y a ti, yme da la impresión de que, de no habertenidoqueregresar tansúbitamenteacasayhabersevistoretenidoallí tantotiempo,vosotros…Yameentiendes.

—Nosoyyoquiendebedecirlo—repusoAmy,conrecato,perosuslabiosesbozaron una sonrisa y el brillo de sus ojos indicó claramente que eraconscientedesupoderyquelecomplacíatenerlo.

—Esperoquenooshayáiscomprometido.—Laurie,quesehabíametidototalmenteensupapeldehermanomayor,hablabacontonomuyserio.

—No.

—PerosivuelveysearrodillacomoDiosmanda,leaceptarás,¿verdad?

—Esmuyposible.

—Entonces,¿estásenamoradadelbuenodeFred?

—Podríaestarlosimelopropusiera.

—Peronotelopropondráshastaquesedélaocasión,¿verdad?¡Válgameelcielo,cuántaprudencia!Amy,esunbuenmuchacho,peronocreoqueseatutipo.

—Es rico, caballeroso y tiene unos modales exquisitos —afirmó Amytratandodemantenerunaactitudserenaydignaapesardequesesentíaalgoavergonzadaporcompartirsusintenciones.

—Entiendo…Lasreinasdelasociedadnopuedenvivirsindinero,asíquebuscasunbuenpartidopara situarte, ¿meequivoco?Estábienpensadoyesbastanteacordeconlostiemposquecorren,aunquemeresultaextrañoenbocadeunadevosotras,teniendolamadrequetenéis.

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—Sinembargo,esasí.

Unadeclaraciónbreve,peropronunciadaconunaserenidadydecisiónquecontrastabanconlajuventuddelamujerquelahabíahecho.Laurielonotódemanerainstintivayvolvióatumbarsepresadeunadesazónquenoalcanzabaaexplicar.Elsemblanteyelsilenciodelmuchacho,asícomosupropiamalaconciencia,hicieronqueAmysesulfuraraydecidieraafearlesuconductasinmásdilación.

—Te agradecería que te incorporases para hablar conmigo—espetó conacritud.

—¡Vayaconlamujercita!Oblígame,sipuedes.

—Simelopropongo,seguroqueconsigoquetepongasenpie—dijoAmycomosituvieseprisaporempezar.

—Entonces, tienes mi permiso —repuso Laurie, feliz de recuperar supasatiempofavorito,fastidiaraotro,despuésdetantotiempodeabstinencia.

—Encincominutos,estaráshechounafuria.

—Yo no me enfado nunca. Y te recuerdo que dos no pelean si uno noquiere.

—No sabes de lo que soy capaz. Tu indiferencia es pura pose. Si teprovoco,noaguantarás.

—Bien,provócame.Nomevendrámalunpocodediversión.Imaginaquesoyunmaridoounaalfombra;puedessacudirmehastaquetecansessiesloqueteapetece.

Amy,queestabamuyenfadadaydeseadaqueLaurieabandonaseaquellaapatíaquetantolairritaba,afilólalenguayellápizyempezó:

—Flo y yo te hemos puesto un mote, Laurence el Perezoso. ¿Qué teparece?

Pensó que eso le molestaría, pero él cruzó los brazos por detrás de lacabezay,sininmutarse,contestó:

—Noestámal,señoras.Gracias.

—¿Teinteresasaberquéopinodeti?

—Memueroporquemelodigas.

—Bueno,tedesprecio.

Si lehubiesedicho«teodio»con tonoirritadoo ligero,élhabríareídoyhastalehabríagustado,perolaseriedad,casitristezadeaquellavozhizoqueabrieselosojoscomoplatosypreguntasedeinmediato:

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—¿Ysepuedesaberporqué?

—Porqueapesardetenerlotodoparaserbueno,dichosoyayudaraotrosprefieresactuarmal,serdesdichadoynohacernada.

—Menudolenguaje,señorita.

—Siquieres,puedocontinuar.

—Porfavor,noteprives.Esmuyinteresante.

—Penséqueteloparecería;alaspersonasegoístaslesencantahablardesímismas.

—¿Te parezco egoísta? —La pregunta se le escapó sin querer. Estabafrancamente sorprendido ya que su generosidad era la virtud de la que sesentíamásorgulloso.

—Sí,ungrandísimoegoísta—prosiguióAmyconvozserenay fría,quehacíaqueelsermóntuvieseeldobledeefectoquesilohubierapronunciadocon tono airado—. Y puesto que llevo tiempo observándote mientras tú tediviertes,teexplicaréporquénoestoynadaorgullosadeti.Llevasseismesesfueradecasayloúnicoquehashechohasidomalgastartutiempoytudineroydefraudaratusamigos.

—¿Acaso un hombre no tiene derecho a divertirse un poco después demachacarsedurantecuatroaños?

—Noparecequetehayasdeslomadoy,porloqueveo,nocreoqueestésmuy dotado para el trabajo duro. Cuando nos encontramos aquí, me dio lasensacióndequehabíasmejorado,peroahoracomprendoquemeequivoqué;no creoquevalgasni lamitadque el jovenquedejé cuandomemarchédecasa. Te has vuelto muy perezoso, te encanta contar chismes y perder eltiempoenfrivolidades.Prefieresqueteadulenymimenpersonassumamenteestúpidasaganarteelaprecioyel respetodepersonaspreparadas.Lo tienestodo, dinero, talento, posición, salud y apostura, ¡y no eres más que unvanidoso!Escierto,sientodecirlo.Contodaslascosasestupendasquetienesparaserfelizyútila losdemás,nohacesmásqueharaganeary,enlugardeser un hombre de provecho como deberías, eres demenos ayuda que…—Amysecontuvo,conunaexpresióndetristezaypiedadenelrostro.

—SanLorenzoenlaparrilla—apuntóLaurie,conironía,acabandolafraseporella.Noobstanteelsermónempezabaadarfrutos,porqueeljoventeníaotro brillo en lamirada y su proverbial indiferencia había dado paso a unamezcladedoloryenfado.

—Yaimaginabaquetelotomaríasarisa.Vosotros,loshombres,nosdecísquesomosángelesyquepodemoshacerdevosotros loquequeramos,pero,encuantounamujertratasinceramentedeayudarosamejorar,osreísdeellay

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no leprestáis atención, loque indica lopocoquevalenvuestroshalagos—sentencióAmyconamargura,traslocualdiolaespaldaalexasperantemártirqueyacíaasuspies.

Enseguida,unamanocubriólahojadesucuaderno,impidiéndoledibujar,yLauriedijoconvozdeniñoarrepentido:

—¡Serébueno,loprometo,serébueno!

PeroAmynoestabadehumorparabromas,porquepensabatodocuantolehabíadicho.Golpeóconellápizlamanoextendidaydijo,muyseria:

—¿Notedavergüenzatenerunamanoasí?Estansuaveyblancacomoladeunamujer,parecequeloúnicoquehashechoconellaesusarguantesdepieldelamejorcalidadyrecogerflorespararegalárselasalasdamas.GraciasaDios,noeresundandiynollevasdiamantesnigrandesanillosconsellos.SolollevaselanilloqueJoteregalóhaceunaño.¡Miqueridahermana!Cómomegustaríaqueestuvieseaquíparaayudarme.

—Amítambién.

Laurieretirólamanoconpresteza,yensuvozhabíatantavehemenciaquehastaAmy sintió la intensidad de la emoción.De pronto, lemiró con otrosojos,tratandodeconfirmarodesmentirlaideaqueacababadeasaltarle.Peroélseguía tumbado,conel rostromediocubiertoconelsombrero,comosi lemolestaseelsol,yelbigotenodejabaversuslabios.Loúnicoqueellaveíaera supechosubirybajarconcada respiración, tan largayprofundaquesediríansuspiros,ylamanoquellevabaelanillo,hundidaenlahierba,comosipretendiese ocultar algo que le era demasiado precioso o demasiadoconmovedor para hablar de ello. En cuestión de segundos, Amy recordóanécdotas y nimiedades que adquirieron un nuevo sentido y comprendió loque su hermana nunca le había confiado. Cayó en la cuenta de que Laurienunca hablaba de Jo y recordó la sombra que había nublado su expresiónsegundosantes,sucambiodeactitudylatenacidadconqueseguíausandoelpequeño anillo, que no era adorno para una mano tan hermosa. Las chicasentienden rápido lo que esa clase de detalles implica y conocen bien susignificado.Amy ya había imaginado que la causa del cambio de su amigopodía ser un mal de amores; ahora estaba segura de ello. Los ojos se lellenaron de lágrimas y, cuando volvió a hablar, empleó su tono de vozmástiernoyamable.

—Séquenotengoderechoahablarasí,Laurie,ysinofueseselmuchachomásdulcedelmundo,estaríasmuyenfadadoconmigo.Perotodastequeremostantoyestamos tanorgullosasde tiquenopodía soportar la ideadequeencasa se sintiesen tan decepcionadas como yo al ver cuánto has cambiado,aunque ahora comprendo que tal vez ellas lo hubiesen entendidomejor que

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yo…

—Creoquesí—dijoLauriesinlevantarelsombrero,conuntonolúgubrequeimpresionómuchoaAmy.

—Tendríanquehabérmeloadvertido,enlugardedejarquemetieselapatayteregañasecuandodebíasermáspacienteycomprensivaquenunca.¡Nuncame cayó bien la señorita Randal, pero ahora la detesto! —dijo Amyhábilmente,tratandodeconfirmarsussospechas.

—¡AldiabloconlaseñoritaRandal!—exclamóLauriedescubriéndoseelrostro,cuyaexpresiónnodejaba lugaradudassobre lossentimientosque leinspirabalajovendama.

—Te ruego que me disculpes, pensaba… —Amy se interrumpió,diplomática.

—No es cierto, sabes perfectamente que la única mujer que me hainteresadonuncaesJo—sentencióLaurie,coneltonoimpetuosodesiempre,antesdevolverelrostro.

—Algosospechabapero,comonadiemedijonaday túpartistedeviaje,supuse que estaba equivocada. ¿Jo no te correspondió? ¿Por qué? Hubiesejuradoquetequeríaconlocura.

—Mequería,sí,peronoenlaformaqueyoesperaba.Ypuestoquecreesquesoyunhombretanindigno,esunasuerteparaellaquenoseenamorasedemí.De todas formas, si ahora soy como soy, es por su culpa. Se lo puedesdecircuandolaveas.

AAmyleinquietóquelaexpresióndelrostrodeLaurievolvieseaserdurayamarga,porquenosabíaquébálsamoaplicar.

—Hehechomalencriticarte,nosabíaquéteocurría.Discúlpame,estabamuyenfadada.Teddy,querido,megustaríaqueloencajasesmejor.

—No me llames como lo hace ella. —Laurie levantó una mano paraimpedirqueAmysiguiesehablandoconese tono,mitadcomprensivo,mitadreprobador,tanpropiodesuhermana—„Veremoscómotelotomascuandoteocurraati—añadióenvozbaja,mientrasarrancabaunpuñadodehierbas.

—Yoloencajaríaconmayorentereza,yprocuraríaganarmeelrespetodela otra persona si no pudiera conquistar su amor —exclamó Amy, con laseguridadquedahablardeloquenosehasufrido.

Enverdad,Laurieconsiderabaque lohabíaencajadoespecialmentebien,puesto que no se había quejado ni había pedido comprensión y se habíaalejadoparapoderolvidarsuspenas.ElsermóndeAmyarrojabaunanuevaluz sobre la situación, pues, por primera vez, sentía que descorazonarse al

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primer fracaso era una muestra de debilidad y de egoísmo, al igual queprotegerse adoptando una actitud de indiferencia. De pronto sintió como sihubiese despertado de un sueñoy no pudiese volver a dormirse. Se sentó ypreguntóconvozpausada:

—¿Creesquejomedespreciaríatantocomotú?

—Si te viese en este estado, por supuesto que sí. No soporta a losperezosos.¿Porquénohacesalgomaravillosoylaconquistas?

—Meesforcétantocomopude,perofueenvano.

—¿Terefieresagraduarteconbuenasnotas?Esoeralomínimoquecabíaesperardetiylohicistemáspordarunasatisfacciónatuabuelo.Hubiesesidounavergüenzanoaprobardespuésdeinvertirtantotiempoydinero.Ytodossabíamosquepodíashacerlo.

—Peroelcasoesquefracaséporquenoconseguíquejomequisiese—dijoLaurie,conlacabezaapoyadaenlamano,enungestomelancólico.

—No,esonoescierto,yalfinaltútambiéntedaráscuenta.Lograstealgobuenoydemostrastequepodíasconseguirloquetepropusieses.Sitefijasunnuevoobjetivo,elquesea,recuperaráslailusiónylaalegría,ytuspenasseráncosadelpasado.

—Esoesimposible.

—Pruebayverás.Encogertedehombrosydecirte«Quésabeelladeestascosas» no te ayudará.No pretendo ser una experta, pero soy observadora yentiendo mucho más de lo que crees. Me gusta analizar la vida y lascontradiccionesdelagenteporque,aunquenosiemprelaspuedaexplicar,mesirvendeejemploparaevitarcometerelmismoerror.NadateimpideamaraJo todos losdíasde tuvida, peronopermitasque eso arruine tu existencia.Desechar todos los regalos que nos brinda la vida porque no nos da el quequeremosesunamezquindad.Bueno,seacabóelsermón.Séquereaccionarásytecomportaráscomounhombre,apesardeesamuchachaconelcorazóndepiedra.

Ambos guardaron silencio durante unosminutos. Laurie daba vueltas alanillo en su dedo, mientras Amy retocaba el dibujo que había realizadoapresuradamente mientras hablaba; luego lo colocó sobre la rodilla de suamigoypreguntó:

—¿Quéteparece?

Él lo miró y no pudo evitar sonreír ante una obra tan diestramenterealizada. Un cuerpo, largo y perezoso, sobre la hierba, con una expresiónlánguida, losojosmediocerradosy,enunamano,unpurodelquesalíaunaespiraldehumoquerodeabalacabezadeljovensoñador.

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—¡Qué bien dibujas! —dijo grata y genuinamente sorprendido por lahabilidaddelajoven,trasloqueañadió,entrerisas—:Sí,enefecto,soyyo.

—Asíeresahora,yasí…erasantes.—Amycolocóotrodibujoalladodelanterior.

El segundodibujonoestaba realizadocon tantamaestría, pero teníaunavida y una gracia que compensaban sus muchos fallos, y evocaba tanvívidamenteelpasadoqueelsemblantedeljovencambióderepentemientraslo miraba. Se trataba de un esbozo sin terminar en el que aparecía Lauriedomandoauncaballo.Sehabíaquitadoelsombreroylachaqueta,ytodoensufigura—laexpresióndecididadel rostro, laactituddemando—denotabaenergía y determinación. El hermoso animal, que acababa de rendirse,arqueaba el cuello bajo las tensas riendas, golpeaba impaciente el suelo conunapatay aguzaba lasorejas, como si quisieraoír lavozdequien lehabíadominadolascrinesondeantesdelanimal,elcabelloalvientodeljineteysuporte erguido transmitían un arrojo, una fuerza, un valor y un optimismojuvenil que contrastaban vivamente con la abúlica elegancia del retrato delDolcefarniente.Laurienocomentónadapero,mientrassumiradaibadeunoaotro,Amysepercatódequeenrojecíayapretabaloslabios,comosiaceptaselalecciónqueellaacababadedarle.Esolasatisfizoy,sinesperarqueéldijesenada,explicóconsuhabitualtonoanimoso:

—¿RecuerdasaqueldíaquejugasteavaqueroscontucaballoPuck?Megy Beth tenían miedo, mientras Jo aplaudía y saltaba de emoción y yo tedibujabasentadaenlavalla.Elotrodía,encontréestedibujoenunacarpetaylorescatéparamostrártelo.

—Te lo agradezco.Hasmejoradomucho desde entonces y te felicito.Apesardeencontrarnosenunparaísoparaunalunademiel…¿puedorecordartequeentuhotelsecenaalascinco?

Aldeciresto,Lauriesepusoenpie,ledevolviólosdibujosconunasonrisayunareverencia,yechóunvistazoalrelojcomopararecordarlequehastalaslecciones morales han de tener un final. Y aunque procuró retomar el airedesenfadado e indiferente de antes, se notaba que era fingido, porque laprovocación de la joven había surtido más efecto del que era capaz dereconocer. A Amy le apenó que recuperara su frialdad y se dijo: Se haofendido.Bueno,silesirveparaalgo,bienvenidosea.Siacabadetestándome,losentiré,pero todoloquehedichoesciertoynopodríaretirarniunasolapalabra.

En el camino de vuelta, rieron y charlaron animadamente, y el pequeñoBaptiste, que iba atrás, concluyó que monsieur y mademoiselle estaban deexcelentehumor.Perolociertoesqueambossesentíaninquietos,lafranquezapropiadetodaamistadhabíaquedadodañada,elsolestabaocultobajovarios

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nubarronesy,apesardesuaparentealegría,ambosteníanelcorazóntriste.

—¿Quieres que quedemos esta noche, mon frère? —preguntó Amy aldespedirseantelapuertadelahabitacióndesutía.

—Lo lamento, pero tengo un compromiso. Au revoir, mademoiselle.—Laurieseinclinóabesarsumano,siguiendounacostumbreextranjeraqueleibaalaperfección.AlgoensuexpresiónhizoqueAmyseapresuraseadecir:

—Teloruego,compórtatecomosiempreconmigoydespídetecomosolíashacerlo.Prefierounsinceroapretóndemanosalainglesaqueunadespedidagrandilocuentealafrancesa.

—Adiós,querida.—Yconesaspalabras,pronunciadaseneltonoqueelladeseaba,Laurieladejótrasdarleunapretóndemanostanentusiastaquecasiledolió.

Aldíasiguiente,enlugarderecibirlavisitaacostumbrada,Amyencontróunanotaquelahizosonreíralprincipioysuspiraralfinal:

MiqueridaMentor:

TeruegomedespidasdetutíaytealegresporqueLaurenceelPerezosovaa visitar a su abuelo, como un buen muchacho. Espero que pases un bueninvierno y que los dioses te bendigan con una hermosa luna de miel enValrosa.CreoqueaFred levendríabienunode tus sermones.Díselodemiparteyfelicítaleenminombre.

Tuagradecido,

TELÉMACO

¡Buenchico!Mealegraquesehayamarchado,pensóAmyconunasonrisade aprobación; pero al minuto siguiente se le cayó el alma a los pies alobservarsuhabitaciónvacíayañadióparasí,conunsuspiroinvoluntario:Sí,mealegro,pero…¡cómolevoyaechardemenos!

CAPÍTULO40-UNVALLEDESOMBRAS

Una vez superada la amargura inicial, la familia se resignó ante loinevitableyprocurómantenerelánimo,ayudándoselosunosalosotrosconesasmuestrasdeafectoquesurgenespontáneamenteen loshogaresquehandeunirseanteunadesgracia.HicieronaunladoeldolorytodosseesforzaronalmáximoparaqueelúltimoañodeBethfueselomásfelizposible.

Ledejaronlahabitaciónmásagradabledelacasa,ycolocaronenellasus

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objetospreferidos: flores, cuadros, supiano,unapequeñamesade trabajoysusqueridosmininos.Allífueronaparartambiénlosmejoreslibrosdelpadre,la mecedora de la madre, el escritorio de Jo, los dibujos más hermosos deAmy, yMeg llevaba cadadía a sus hijos en peregrinación, a visitar a la tíaBeth.Johnahorróunapequeñasumaparapodercomprarcadadíaalaenfermasu fruta preferida, que le apetecía más que nunca; la vieja Hannah no secansabadeprepararplatosexquisitosparasatisfacerelcaprichosoapetitodelajovenynoparabadellorarmientrascocinaba.Ydesdeallendeelmarllegabanpequeñosregalosycartasdealientoquetraíanconsigounpocodelcaloryelaromadeaquellastierraslejanasquenoconocíanelinvierno.

Yenesahabitación,veneradacomounsantoensuermita,sesentabaBeth,tan serena y atareada como siempre; porque nada cambiaba su naturalezadulce y entregada.Mientras se preparaba para abandonar la vida, trataba dehacerfelicesalosquedejaríaatrás.Susdébilesdedosnopermanecíannuncainactivos y uno de sus entretenimientos favoritos era confeccionar detallespara los escolares que pasaban por allí. Desde su ventana, lanzaba unosmitonesparaunasmanosamoratadasporelfrío,unpardeagujasdetejerparaunamadredemuchasmuñecas,papel secantepara los jovencitosquedabansusprimerospasosen losbosquesde lacaligrafía,cuadernosdedibujoparaamantesdelarteytodaclasedeartículosagradables,hastaquelosescaladoresquesubíandemalaganaporlacuestadelsaber,viendosucaminocubiertodeflores, llegaronaconsiderarquesubenefactora,sentadaenelpisodearriba,era una especie de hadamadrina quemilagrosamente entregaba siempre losregalos quemejor convenían a sus necesidades y gustos.De haber buscadorecompensa,aBethlehabríabastadoconelbrilloquelosniñosteníanenlosojoscuandomirabanhaciasuventana,sonriendoysaludándolaconlacabeza,yconlasgraciosascartasquelehacíanllegar,llenasdeborronesdetintaydegratitud.

Losprimerosmeses fueronmuy felices,yBethacostumbrabaamirarentornoasíyexclamar«Quéhermosoesesto»cuandose reunían todosensudormitorio bañado por el sol; los niños lanzaban grititos y pataleaban en elsuelo,lamadreylashermanastrabajabancercaysupadreleíaenvozaltayclaralibrossabiosllenosdepalabrasdeconsuelotanválidashoycomosiglosatrás, cuando fueron escritas. En aquella improvisada capilla, un paternalpastor enseñaba a su rebano la lecciónmás dura que hemos de aprender ytratabademostrarque la esperanzapuede reforzar el amoryque la fehaceposiblelaresignación.Sussencillossermonestocabanelcorazóndequienesleescuchaban,porqueelsacerdotehablabaencalidaddepadre,ylafrecuenciaconlaqueselequebrabalavozcuandohablabaoleíadotabaasuspalabrasdeunaelocuenciamayordelahabitual.

Lapazdeaquellosdíaseraunpreludiode las tristeshorasporvenir.No

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transcurrió mucho tiempo antes de que Beth considerara que las agujas detricotar pesaban demasiado y las dejase para siempre.Hablar la cansaba enexceso,recibirvisitaslaincomodaba,eldolorsehabíaapoderadodeellaysuespíritutranquiloseviotristementeenturbiadoporlaenfermedadqueafligíaasudébilcuerpo.¡Pobrecilla!Quédíastanduros,quénochestanlargas,cuántodolor en los corazones y cuántas oraciones implorantes pronunciadas porquienesmás la querían, al verla extender hacia ellos sus delgados brazos yoírla exclamar con angustia: «¡Ayudadme, ayudadme!», sabiendo que nadapodían hacer. El triste eclipse de un alma serena, la dura lucha de una vidajoven con lamuerte; pero ambos fueronmisericordiosamente breves y, unavezvencida la rebeldíanatural, lapazvolvióconníasbellezaquenunca.Elnaufragio de su delicado cuerpo diomás fuerza al almadeBeth.Y, aunquehablaba poco, quienes la rodeaban sintieron que estaba lista, comprendieronque el primer peregrino llamado a partir es elmejor preparado y esperaronjunto a ella, en la orilla, hasta ver cómo los seres resplandecientes salían arecibirlacuandocruzaraelrío.

DesdequeBethanunciara:«Mesientomásfuertecuandoestásamilado»,Jonoseapartabadeellaniunsegundo.Dormíaenunsofá,enlahabitacióndesuhermana,sedespertabaconfrecuenciaparaavivarelfuego,darledecomer,ayudarlaaincorporarseocuidaralapacientecriatura,queraravezpedíanaday«procurabanomolestaranadie».Permanecíaeneldormitoriodíaynoche,celosadecualquierotrapersonaquefueseacuidaraBethyorgullosadehabersido elegida para cumplir con la tareamás importante de su vida.AquellashorasfueronpreciosasydegranayudaparaJo,porquesucorazónrecibiólasenseñanzasquemásnecesitaba:lapaciencia,queaprendiómedianteleccionestandulcesqueeraimposiblequenolasasimilara;lacaridadportodos,queunalmabuenaessiemprecapazdeperdonaryolvidarcualquierafrenta;lalealtadhaciaeldeber,quehacemásllevaderalatareamásdura,ylafesincera,quenoconoceelmiedoyconfíasinalbergardudas.

Amenudo, despertaba y veía aBeth leer su librito, ya gastado, o la oíacantar en voz baja para entretener sus noches en vela. Otras veces laencontrabaconel rostroentre lasmanos, llorandomansamente,mientras laslágrimasrodabanporsustransparentesdedos;Jolamirabasinlevantarsedelacama, tan impresionada que ni llorar podía, y comprendía que Beth sedespedía a su modo, sencillo y desinteresado, de su antigua vida y sepreparaba para la siguiente buscando consuelo en la palabra de Dios, enoracionesquedasyenlamúsicaquetantoamaba.

Ser testigo de aquellos momentos enseñó a Jo más que el sermón níassabio,elhimnomássantoolaoraciónmásfervorosajamáspronunciada.Conlosojosanegadosdelágrimasyelcorazónmássensibleporlapena,entendióla belleza de la vida que había llevado su hermana: sin incidentes, sin

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ambición y, sin embargo, llena de virtudes «que perfuman y adornan lasepultura» y de ese desapego por uno mismo, que convierte a los máshumildesenlosfavoritosdelcielo,elmayoréxitoalqueunopuedaaspirar.

Una noche, cuandoBeth repasaba los libros que tenía en sumesilla, enbuscadealgoquelaayudaseaolvidarlafatigamortalqueeracasimásdifícilde sobrellevar que el dolor, hojeando uno de sus clásicos favoritos, Elprogreso del peregrino, encontró una nota escrita amano por Jo. JE1 títulodespertó su curiosidad, y al ver letras emborronadas supuso quejo habríalloradoalescribirlo.

PobreJo,estárendida,noladespertaréparapedirlepermisoparaleerestetexto.Ellanotienesecretosparamíynocreoqueleimportequeleecheunvistazo, pensó Beth mirando de reojo a su hermana, que se había dormidosobrelaalfombra,conelatizadorenlamano,listaparadespertaryavivarelfuegoencuantoesteempezaseaconsumirse.

MIBETH

Pacientemente sentada en la sombra, a la esperadever llegar la sagradaluz,tuserenaysantapresenciabendicenuestroafligidohogar.Lasalegríasylas penas terrenas no son nada cuando pienso en las aguas profundas ysolemnesdelríoquemojatuspies.

Queridahermana,queentodomesuperas,enséñameavivircomotú,ajenaaluchasypreocupaciones,haciendodelavidaalgohermoso.Légametugranpaciencia,queescapazdemanteneralegreyresignadoaunespírituencerradoenunacárceldedolor.

Dame, porque en verdad lo necesito, parte de tu valor, tu sabiduría y tudulzura,quetehanpermitidorecorrergozosamenteeldurocaminodeldeber.Damealgode tunaturalezadesinteresada, que, unida a tudivina caridad, telleva a perdonar las afrentas en nombre del amor. Corazón bondadoso,¡apiádatedemí!

De ese modo, la hora de nuestra separación resultará menos dolorosa yamargay,mientrasaprendoladuralección,estaterriblepérdidaseconvierteen ganancia. Porque el dolor moderará mi natural rebeldía, dará a mi vidaaspiracionesmáselevadasyrenovarámifeenlodesconocido.

Y,cuandohayascruzadoelrío,séquehabráunespírituamadoycercanoamí esperándome en la otra orilla. La esperanza y la fe nacidas del pesar seconvertirán en mis ángeles guardianes, y tú, querida hermana, que partisteantesqueyo,serásquienmeguíeenelcaminoacasa.

La lectura de aquellas líneas, emborronadas y llenas de tachones,desigualesydébiles,aportóungranconsueloaBeth,porquesialgolamentaba

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erapensarquenohabíaaprovechadobiensuvida.Laspalabrasdesuhermanaindicabanquesuexistencianohabíasidoenvanoyquesumuertenoaportaríasolo desconsuelo, como temía. Permaneció un rato sentada, con la notadobladaentrelasmanos,hastaqueeltroncodelachimenea,yacarbonizado,separtióy Jo sedespertópara avivar el fuego.Sedeslizóhacia la camadeBethpensandoquedormía.

—Noestoydormida,querida,perosoymuyfeliz.Mira,heencontradoestoyloheleído.Supusequenoteimportaría.¿Enverdadsignificotodoestoparati,Jo?—preguntócontristezaysincerahumildad.

—¡Oh,Beth, esoymuchomás,muchomás!—Johundióel rostroen laalmohada,juntoalacabezadesuhermana.

—Entonces,nohedesperdiciadomivida.Nosoy tanbuenacomo túmepintas,peroheintentadohacerelbienyahora,cuandoyaestardeparatodo,mealegrasaberquealguienmequieretantoysientequelehesidodeayudaenalgo.

—Somosmuchoslosquelosentimos,Beth.Pensabaquenotepodríadejarmarchar, pero he aprendido que no te perderé, que estarás más en mí quenuncayquelamuertenopodrásepararnos,aunqueloparezca.

—Séqueesasí,yporesoyanotemoalamuerte,porqueestoyseguradequeseguirésiendotuBethyteayudaréyquerrémásquenunca.Debesocuparmílugar,Jo,ycuidardepapáymamácuandoyomehayaido.Tenecesitan,nolesfalles.Siteresultadurotrabajarsola,recuerdaqueyotetendrépresenteyqueesa tareatereportarámássatisfacciónqueescribirmagníficoslibrosovermundo.Elamoresloúnicoquenosllevamoscuandomorimosyhacequeelfinalseamuchomásdulce.

—Lo intentaré, Beth. —Y en ese momento, Jo renunció a su antiguaambición, para comprometerse con una nueva y mejor, consciente de lavanidad de cualquier otro deseo y sintiendo el bendito consuelo queproporcionacreerquesoloelamorvencealamuerte.

La primavera llegó y siguió su curso, el cielo se tornó más limpio; loscampos,másverdes,lasfloressalieronprontoylospájarosvolvieronatiempopara despedirse deBeth, que, cansadapero llenade fe,murió cogida de lasmanosquelahabíanguiadoenlavida,puestoquefueronsupadreysumadrequieneslaacompañarondulcementeensupasoporelvalledelassombrasyselaentregaronaDios.

Raravez,salvoenloslibros,losmoribundospronuncianfrasesquetodosrecuerdan, tienen visiones o parten con el semblante en paz. Quienes hanacompañadoamuchosensutránsitosabenque,lamayorpartedelasveces,lamuerte llega de unmodo tan natural y sencillo, como el sueño.Tal y como

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Bethesperaba,«lamareabajóserenamente»y,enunahoraoscura,antesdelamanecer, en el bogar que la había visto respirar por primera vez, la jovenexhalóelúltimoaliento,sinmásdespedidaqueunamiradallenadeamoryunlevesuspiro.

Entrelágrimasyoraciones,lamadreylashermanasprepararonelcuerpopara el sueño eterno que el dolor ya no puede perturbar. Y al contemplar,llenas de gratitud, cómo el gesto de sufrimiento de la joven que las habíatenido en vilo durante tanto tiempo daba paso a una majestuosa serenidadcomprendieron, con inmensa alegría, quepara suqueridaBeth lamuertenoeraunfantasmallenodehorror,sinounángelbondadoso.

Al llegar la mañana, por primera vez en mucho tiempo el fuego estabaapagado,Jonoocupabasulugaryenlahabitaciónreinabaelsilencio.Pero,en una rama cercana, un pajarillo cantaba alegremente, en la ventanaflorecieronlascampanillasdeinviernoyelsoldeprimaveraentrócomounabendiciónparailuminarelplácidorostroquereposabasobrelaalmohada,unrostrotanllenodepazimperturbablequesusseresqueridossonrieronapesardelaslágrimasyagradecieronaDiosqueBethseencontrasebien,alfin.

CAPÍTULO41-APRENDIENDOAOLVIDAR

ALaurie,elsermóndeAmylehizoreaccionaraunque,porsupuesto,nolohubiese reconocido por nada del mundo. Los hombres rara vez lo hacen,porque,cuandounamujeraconsejaalgo, losamosdelacreaciónnoaceptansusinstruccioneshastaestarsegurosdequecoincidenconloqueellosmismospretendenhacer.Entoncespasanalaaccióny,sisalebien,concedenlamitaddelmérito a la partemás débil,mientras que si no resulta, en un alarde degenerosidad,leatribuyenlatotalidaddelaresponsabilidad.Lauriefueavisitara su abuelo y se mostró tan atento durante varias semanas que el ancianoconcluyóqueelclimadeNizalehabíasentadodemaravillayleinvitóaqueregresara. El joven se moría de ganas de volver pero, después del regañorecibido,niunelefantelehubiesepodidollevararastrashastaallí.Ycuandoeldeseoeramásfuertequeél,repetíalasfrasesquemásimpresiónlehabíancausado: «Te desprecio», y «¿Por qué no haces algo maravilloso y laconquistas?».

Laurie pensó mucho sobre lo que Amy le había dicho y llegó a laconclusión de que, en efecto, había sido egoísta y perezoso. Sin embargo,opinabaque,cuandounhombrehadehacerfrenteaundolor tangrande,eslógicoquesatisfagatodossuscaprichos,hastaquesehayarecuperado.Ahorasentía que la frustración era cosa del pasado y, aunque no podía dejar de

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lamentarseporlapérdida,comprendíaquenodebíahacerostentacióndesuspesares.Estaba claroque Jono lequerríanunca,pero aúnpodíaganarse surespetoyadmiraciónsidemostrabaquenoibaaecharaperdersuvidaporundesengañoamoroso.ÉlyahabíapensadohaceralgomuchoantesdequeAmylosugiriera,suconsejonoeranecesario,perohabíapreferidoaguardaraquela antedicha frustración quedase decorosamente sepultada.Una vez logrado,estabalistoparaocultarsuafligidocorazónyseguiradelante.

AligualqueGoethe,quecuandosentíaunaalegríaounapenalaconvertíaen canción, Laurie decidió embalsamar con música su mal de amores ycomponerunréquiemquedesgarraseelalmadeJoyderritieseelcorazóndetodoelquelooyera.Asípues,undíaenqueelancianolenotóespecialmenteinquieto ymalhumorado y le propuso que semarchara, Laurie partió haciaViena,dondeteníavariosamigosmúsicos,ycomenzóatrabajarconelfirmepropósito de destacar en la ciudad. Pero, ya fuera porque la pena erademasiadovastapara tomar formaenunacomposiciónmusical,oporque lamúsicaeraexcesivamenteetéreaparaayudarasuperarundolortanprofundo,lo cierto es que Laurie no tardó en concluir que el réquiem no estaba a sualcance,porelmomento.Eraevidentequesumenteaúnnotrabajabadeformaordenada y que necesitaba aclarar sus ideas. A menudo, en medio de unarranque de dolor, se ponía a tararear unamelodía que le hacía recordar elbaile de Navidad en Niza, sobre todo a la muchacha francesa robusta, yentoncesdecidíaabandonarporuntiempolacomposicióntrágica.

Luegoprobóconlaópera—porque,deentrada,nadaleparecíaimposible—,pero,unavezmás,hubodehacerfrenteadificultadesimprevistas.Queríaquejofueselaprotagonistaybuscóensumemoriamomentosqueretratasensutiernoyrománticoamor.Perolamemorialetraicionabay,comosiestuvieraposeídaporelespíritu rebeldede la joven,solo lepermitía recordar rarezas,defectos y manías de Jo o verla en situaciones de lo más prosaicas, comosacudiendo alfombras con un pañuelo anudado en la cabeza, escondiéndosetras los cojines del sofá o enfriando supasión, al estilo de la gobernanta deDavid Copperfield, la señora Gummidge, con una carcajada que echaba aperderelcuadropoéticoqueélseesmerabaporpintar.EnvistadequeJoseresistía a convertirse en una protagonista operística, el pobre muchacho seresignóconunsufrido«¡BenditoDios,quétormentodemujer!»,mientrassetirabadelcabello,comotodocompositorangustiadoqueseprecie.

Altratardeimaginaraunadamamenosdifícilalaqueinmortalizarconsumúsica, le venía a la mente siempre una imagen. El rostro variabaindefectiblemente, pero la joven en cuestión tenía el cabello dorado, estabarodeadadeunanubediáfanayflotabaenunamarañaderosas,pavosreales,ponis blancos y lazos azules. Aunque la sumisa dama carecía de nombre,Laurielaconvirtióenlaprotagonistadesuscomposicionesyletomómucho

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cariño.Ladotódetodaslasgraciasydonesquepuedanexistirylahizosalirindemnedepruebasquehubiesenaniquiladoacualquiermujermortal.

Graciasa la inspiración, lascosas fuerondemaravilladuranteun tiempopero, poco a poco, el trabajo fue perdiendo el encanto y se olvidó decomponer.Ensulugar,pasabalashorassentado,fantaseando,plumaenmano,o deambulaba por la ciudad para despejar su mente —que estabaespecialmente inquieta aquel invierno— y dar con ideas nuevas. No hizodemasiado,perosípensómuchoycomprendióqueseestabaproduciendouncambioenél, auna supesar.Talvez seaquemigenialidadestá apuntodeaflorar;ladejaréhaceryveréquépasa,sedijo;aunque,ensecreto,sospechabaquenosetratabadegenialidad,sinodealgomuchomáscomún.Fueraloquefuese,aquelsentimientoteníaunpropósitoyaélcadavezleinteresabamenoslavidaociosaquellevaba.Empezóasoñarconuntrabajoserioyhonestoalque poder entregarse en cuerpo y alma hasta que, al final, concluyó que notodoslosamantesdelamúsicateníanvocacióndecompositores.Unanoche,al volver de unamagnífica representación de una de las grandes óperas deMozartenelTeatroReal,echóunvistazoasucomposiciónytocóalgunadelasmejorespartes,sentadodecaraalosbustosdeMendelssohn,BeethovenyBach, que parecíanmirarle con benevolencia; luego rompió, una a una, suspartituras.Cuandollegóalaúltima,dijoentonograve:

—¡Amytienerazón!Tenertalentonoes lomismoqueserungenio,ylagenialidadnosepuedealcanzar.LamúsicaqueheoídohoymehadadounaleccióndehumildadcomoaellalepasóalverlasobrasdearteenRoma,ynoquieroseguirsiendounfarsantepormástiempo.Ahora,¿quévoyahacer?

AquellaeraunapreguntadifícilderesponderyLauriedeseóhabertenidoquetrabajarparaganarseelpan.Ahoraseencontrabaenlasituaciónperfectapara«irporelmalcamino»,porqueteníamuchodineroynadaquehacer,ySatánsiempreestádispuestoaproporcionaralgunaocupaciónalasmanosqueestánociosas.Elpobremuchachoteníatentacionesdesobra,perolassorteababastantebien,pues,aunquevalorabalalibertad,apreciabamásaúnlabuenafeylaconfianza,demodoquelapromesahechaasuabueloyeldeseodepoderdecir a la mujer que le amara: «Todo está bien», mirándola a los ojos, lomantuvieronasalvoyfirmeensudecisión.

Estoy seguradequeno faltaráuna señoritaque alegue:«No lo creo, loshombresnodejaránnuncadesercomosonylosjóvenesseentregansiemprealadisipación,porloquelasmujeresnodebenesperarmilagros».Megustaríacontradecirla,señorita,aunqueséque tienerazón.Sinembargo,creoque lasmujeressoncapacesdeobrargrandesmilagrosysospechoquehastapodríanmejoraralconjuntodeloshombresnegándoseaaceptarpremisascomoesta.Dejemosquelosjóvenesactúencomojóvenes—cuantomástiempomejor—y, si necesitan entregarse a la disipación, que así sea, pero las madres,

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hermanas y amigas pueden ayudarlos a minimizar los riesgos y los dañosmostrándoles que virtudes como la lealtad hacen a los hombresmuchomásatractivosalosojosdeunamujer.Siesunafalsailusióndemujer,permitidmedisfrutarlamientras pueda, porque, si no creyera en esa posibilidad, la vidaperderíagranpartedesuatractivoysuromanticismo,yelcorazónvalienteytiernodelosmuchachosqueaúnamanasusmadresmásqueasímismosynoseavergüenzandeellorecibiríaunamargomensaje.

Laurie temíaque la tareadeolvidara Joconsumiera sus fuerzasduranteañospero, para gran sorpresa suya, descubrióque cadadía le resultabamássencillo.Alprincipio,nodabacréditoyhastaseenfadóconsigomismoporqueno podía entender que así fuera, pero el corazón humano es curioso ycontradictorio, y el tiempo y la naturaleza influyen en él aun en contra denuestra voluntad. Al cabo de un tiempo, el corazón de Laurie ya no sentíadolor, la herida cicatrizaba con una rapidez que le dejaba perplejo, hasta elpuntodeque,enlugardetenerquehacerunesfuerzoporolvidar,sedescubrióesmerándosepornoperdertodorecuerdo.Nohabíaprevistoquepudieradarsesemejante quiebro y no estaba preparado para asumirlo. Se sentía molesto,sorprendido por su volubilidad y decepcionado y aliviado a un tiempo alcomprenderquepodíarecuperarsedetamañodesengañoentanpocotiempo.Hizo loquepudopor avivar el rescoldode su amor, peroyano eraposiblesalvarelfuego,soloquedabanunasbrasasqueiluminabanydabancalorasucorazón sinhacerloarderdepasión.Auna supesar,hubode reconocerqueaquel enamoramiento juvenil había perdido intensidad lentamente hasta darpaso a un sentimientomás sereno—tierno, algo triste y con cierto poso deresentimiento— que, a su vez, terminaría por desaparecer en favor de unafectofraternalque,esesí,semantendríaintactohastaelfin.

Alpensareneltérmino«fraternal»,enunodesusmomentosdereflexión,LauriesonriómirandoelretratodeMozartqueteníaantesí.Bueno,él,queeraungranhombre, nopudo conquistar a unahermanay se casó con la otra yvivió feliz. Laurie no llegó a pronunciar estas palabras, pero el caso es queacudieronasumente,ysegundosdespués,trasbesarelpequeñoyviejoanillo,dijoparasusadentros:¡No,noloharé!Nolaheolvidadoynuncapodré.Lointentarédenuevoy,sifracaso,entonces…

Dejando la frase inacabada, cogió papel y pluma y escribió a Jo paraexplicarlequenopodíaorganizarsuvidamientrasalbergase laesperanzadequeellacambiasedeidea.¿Podría…?¿Querría…?Deserasí,élpodríavolveracasayser feliz.Mientrasesperaba la respuesta,Laurienohizonadasalvomorir de impaciencia.Al fin llegóy aclaródefinitivamente sus ideas: Jonopodíaynoquería.EnloúnicoenquepodíapensareraenBethynoqueríaoírla palabra «amor» nunca más. Le rogaba que buscase a una mujer que lehiciese feliz, pero que reservase siempre un rincón de su corazón para su

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amantehermanaJo.Enunaposdata lepedíaquenodijeseaAmyqueBethhabía empeorado, porque esta regresaría a casa en primavera y no habíanecesidad de que se sintiera apenada el resto de su estancia en Europa. Yahabría tiempo para lamentos; mientras tanto, Jo le pedía a Laurie queescribiese con frecuencia a su hermana para que no se sintiese sola,melancólicaoangustiada.

Asíloharédesdeahora,sedijo.Pobremuchacha,muchometemoquesuvuelta a casa será muy triste. Laurie fue hacia su despacho para escribir aAmy, como si esa carta fuese la continuación lógica a la frase que habíadejadoinacabadasemanasantes.

Sin embargo, no escribió la carta ese día porque, mientras buscaba sumejor papel, encontró algo que le hizo cambiar de idea. En un rincón delescritorio, perdidas en una pila de facturas, pasaportes y documentoscomercialesdediversaíndole,encontróvariasmisivasdeJo,asícomotresdeAmy,cuidadosamenteatadasconunodesuslazosazulesyconrestosderosassecasen su interior.Lauriecogió lasde Joentrearrepentidoydivertido, lasalisó, dobló y guardó pulcramente en un cajoncito del escritorio, se quedóunosminutoscontemplandoel anillo en sudedo,pensativo,ydespués se loquitóconcuidadoy lodepositó juntoa lascartas, tras locualcerróelcajónconllaveyfueaescucharmisaalaiglesiadeSanEsteban,conelánimodequienacudeaunfuneral.Apesardequenosentíaunapenademasiadohonda,consideró que aquélla era una forma más digna de acabar el día queescribiendocartasahermosasdamiselas.

Aunasí,lacartanotardóenllegaraAmy,quecontestóenseguidaporque,comoadmitíaconencantadorasinceridad,echabamuchodemenossuhogar.Al inicio de la primavera, la correspondencia fue a más; las cartas iban yvenían con una prontitud y una regularidad infalibles. Laurie vendió losbustos,quemósuspartiturasyvolvióaParísconlaesperanzadequealguienfueseaverlesintardardemasiado.ArdíaendeseosdeiraNiza,peroestabadecididoanohacerlohastaqueselopidiesen,yAmynoselopedíaporqueenaquellosmomentosestabaocupadaconexperienciaspersonalesquelahacíanpreferirevitarlosojosburlonesdesu«amigo».

FredVaughnhabíaregresadoylehabíaplanteadolapreguntaalaqueellahabíaimaginadoquecontestaríaconun«Sí,gracias»,peroalaquerespondióconun«No,gracias»,amableperodecidido.Porque,unavezensituación,lefaltó valor y comprendió que el dinero y una buena posición social no laayudaríanasatisfacerelnuevoanheloquehabíallenadodetiernasesperanzasy miedos su corazón. Las palabras de Laurie sobre Fred: «Es un buenmuchacho, pero no creo que sea tu tipo», y el recuerdo de su expresión alpronunciarlaslaperseguíanconlamismapertinaciaconquelohacíalaformaen que había dado a entender que estaba dispuesta a casarse por dinero. Se

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avergonzabaalrecordarloydeseabapoderborraraquelmomento;aquelloeramuy poco femenino. No quería que Laude pensase que era una jovenmaterialista y sin corazón. Ahora ser una dama de la alta sociedad leinteresabamuchomenosqueserunamujeradorable.Sealegrabadeque,enlugardeodiarlaporhaberledichoaquellascosastanhorribles,éllashubieseaceptado tan elegantemente y semostrasemás atento que nunca. Sus cartaseran un gran consuelo para ella ahora que las de casa ya no llegaban conregularidad y resultaban mucho menos alegres que las que él enviaba.Contestarle no era una obligación sino un auténtico placer, y el pobremuchachonecesitabaqueleanimasenporqueestabaabatidoporlanegativadeJoaaceptarle.Estadeberíahacerunesfuerzoeintentaramarle—nopodíasertandifícil—;muchasmujeressesentiríanhonradasyfelicesdequeunjoventanmaravillososeinteresaseporellas,peroJoeradistintaatodasyAmynopodíahacernadasalvoseramableconLaurieytratarlecomoaunhermano.

SitodosloshermanosrecibiesenuntratotanexquisitocomoeldispensadoaLaurieenaquel trance,seríanlosseresmásdichososdelaTierra.Amynovolvióasermonearle,lepedíasuopiniónentodo,seinteresabaporcualquiercosa que él hiciese, le enviaba pequeños regalos y, cada semana, dos cartascon las últimas novedades, confidencias de hermana y hermosos dibujoshechos por ella. Dado que pocos hermanos pueden presumir de que sushermanas lleven susmisivas en el bolsillo, las leany releandiligentemente,lloren cuando son cortas, las besen cuando son largas y las guardenamorosamente como el mayor de los tesoros, no cabe imaginar a Amyhaciendo tales cosas, tanalocadasy emotivas.Pero lo ciertoesque, aquellaprimavera,lajovenestabamáspálidaypensativadelonormal,suentusiasmopor la vida en sociedad decreció sobremanera y solía ir a dibujar a solas.Cuando regresaba, no traía demasiado quemostrar, porque pasaba las horasmuertas contemplando la naturaleza, cruzada de brazos, en la terraza deValrosa, o dibujaba descuidadamente lo primero que le venía a lamente: lafiguradeunrobustocaballeroesculpidoenuna tumba,un jovendormitandoen el césped con el rostro oculto bajo el sombrero, o una joven de cabellosrizadosconunvestidoespectacularpaseandoporunasaladebailedelbrazodeunjovenalto,ambos—siguiendolasúltimastendenciasartísticas—conelrostrodifuminado,loquesindudaeramásseguro,peromenosagradable.

Su tía sospechabaque se arrepentía de la respuestadada aFredy, comoAmynoeraamigadedesmentidosnidedarexplicaciones,ladejócreerloquequisiera. Su única preocupación era informar aLaurie de queFred se habíamarchadoaEgipto.Nodijonadamás,peroélentendióelmensajeysealegrómucho,hastaelpuntodedecirparasusadentros,conairevenerable:EstabasegurodequeAmyrecapacitaría.Pobremuchacho,yohepasadoporesoysécómosesiente.

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A continuación, lanzó un gran suspiro y, como sí hubiese saldado lasdeudas conel pasado, apoyó lospies en el sofáydisfrutóplenamentede lacartadeAmy.

Mientras eso ocurría en el extranjero, en casa vivíanmomentos de granaflicción. Sin embargo, la carta en la que se explicaba que Beth habíaempeoradonollegónuncaamanosdeAmy,ycuandorecibiólasiguiente,suhermanayareposabaenpaz.Seenteródela tristenoticiaenVevey, lugaralquehabíanllegadohuyendodelcalordeNiza,enmayo.Habíanemprendidoviaje hacía Suiza, recorriendo tranquilamente distintos lagos italianos yGénova.LoencajóbienyaceptóladecisióndelafamiliadequenoadelantasesuvueltaporqueyaerademasiadotardeparadarunúltimoadiósaBethyladistancialaayudaríaamitigarlapena.Perolapenaembargabasucorazónyansiabaestarnuevamenteencasa.Todoslosdías,mirabahaciaellago,conlaesperanzadeverllegaraLaurieparaconsolarla.

Élnoacudiódeinmediato,pues,aunquelafamiliahabíaenviadolascartasconlatristenoticiaelmismodía,élseencontrabaenAlemaniaytardóunosdías en recibirla. En cuanto la leyó, hizo la maleta, se despidióapresuradamentede sus amigosypartió a cumplir lapromesadada conunamezcladepena,alegría,esperanzaeincertidumbreenelcorazón.

Como conocía bienVevey, en cuanto el barco arribó al pequeñomuelle,saliócorriendohaciaLaTour,dondesealojabanlosCarrol.Elencargadodelestablecimientoleexplicóquetodalafamiliahabíaidoapasearjuntoallago,salvo la jovendama rubia,que sehabíaquedadoenel jardíndelcastillo.Simonsieurtomabaasiento,éliríaabuscarlaenunabrirycerrardeojos.Peromonsieur,quenopodíaaguardarniunsegundo,dejóaljovenconlapalabraenlabocayfueabuscaraAmy.

Elantiguoyagradablejardínquedabaaorillasdeunpreciosolagoyteníacastañoscuyasaltascopassusurraban,hiedraquetrepabaportodaspartes,ylatorreproyectabasuoscurasombrasobreunasaguasiluminadasporelsol.EnunextremodelmurolargoybajohabíaunbancoenelqueAmysolíasentarsea leer, trabajaroconsolarsecontemplando labellezacircundante.Aqueldía,estabaallí,conlacabezaapoyadaenlamano,elcorazónenfermodenostalgiaylosojosllorososdetantopensarenBethypreguntarseporquérazónLaurieno había acudido a su lado. No le oyó cruzar el patio que quedaba a susespaldasnileviodetenersebajoelarcodelaentradadelpasosubterráneoqueconducía al jardín.Una vez allí, se detuvo unos segundos, lamiró con ojosnuevosydescubrióalgoquenadieconocía:elladosensibledeAmy.Lajoveneralavivaimagendelamorylapena,concartasemborronadasensuregazo,una cinta negra en el pelo y aquella expresión de dolor y resignaciónfemeninas.La cruz demarfil que colgaba de su cuello impresionómucho aLaurie, ya que él se la había regalado y era la única joya que portaba la

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muchacha.SilequedabaalgunadudadecómolerecibiríaAmy,sedisipóencuanto ella levantó lamirada, le vio, dejó caer cuanto tenía en lasmanos ycorrió a su encuentro exclamando con un tono que reflejaba un amor y unadichainconfundibles:

—¡Oh,Laurie,Laurie!¡Sabíaquevendrías!

Creo que en aquel momento todo quedó claro entre ambos. Porquemientras permanecían en silencio unos segundos, con la cabeza de cabellososcuros inclinada en actitudprotectora sobre la rubia,Amy sintióquenadiepodríaconsolarlaniapoyarlamejorqueLaurie,yesteseconvenciódequeellaeralaúnicamujerenelmundoquepodíaocuparellugardeJoyhacerlefeliz.No dijo nada al respecto, peroAmy no se sintió decepcionada, pues amboscomprendieronloqueenverdadocurríay,satisfechos,prefirieronabrazarseensilencio.

Alcabodeunosminutos,Amyvolvióasentarsey,mientrassesecabalaslágrimas,Laurie sedispuso a recoger lospapelesquehabían caído al suelo,conloquedescubrióquesetratabadecartassuyasgastadasdetantoleerlasyvarios dibujos elocuentes que consideró buenos augurios para su futuro encomún.Cuandosesentójuntoaella,Amysintióunarrebatodetimidezyseruborizóalrecordarlaimpulsivabienvenidaquelehabíadispensado.

—No he podido evitarlo.Me sentíamuy sola y triste, y al verteme healegrado muchísimo. Menuda sorpresa levantar los ojos y encontrarte allí,justocuandoempezabaatemerquenoviniesesnunca—explicóintentandoenvanohablarconnaturalidad.

—Mepuseencaminoencuantolosupe.Megustaríapoderdeciralgoqueteconsolarapor lapérdidadenuestraqueridaBeth,perosolopuedosentirloy…—Nopudocontinuar,yaquedeprontosintiólamismavergüenzaqueellaynosupoquédecir.QueríaqueAmydescansaselacabezasobresuhombroypedirleque llorasehastadesahogarse,perono seatrevía, asíque se limitóadarleunabrazodealiento,mejorquecualquierdiscurso.

—Nohace falta que digas nada, este es elmejor consuelo—repuso ellacondulzura—.Bethestábiendondeestá,yabuenseguroesfelizynada laharía volver, pero yo, a pesar de las ganas que tengo de ver de nuevo amífamilia,temoelmomentoderegresaracasa.Peronohablemosdeesoahoraporquemepondréa lloraryprefierodisfrutarde tupresenciamientrasdure.¿Tequedarásuntiempo,verdad?

—Siasíloquieres,querida.

—¡Porsupuesto!La tíayFlosonmuyamables,pero túerescomode lafamiliayseríaestupendogozardetucompañíaunpocomás.

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AlverqueAmyhablabayactuabacomounaniñaqueechabademenosalossuyosyteníaelcorazónencogido,Lauriehizoaunladosutimidezylediojusto lo que necesitaba: los mimos a los que estaba acostumbrada y laspalabrasdeánimoprecisas.

—¡Pobrecilla!Sisiguessufriendoasívasacaerenferma.Yocuidarédeti.Venga,nolloresmás.Ven,daremosunpaseo,soplaunvientodemasiadofríopara que te quedes aquí sentada—dijo con ese tono medio amable medioimperativo que tanto gustaba a Amy, al tiempo que anudaba la cinta de susombrero,leofrecíaelbrazoyechabaaanclarporelsoleadopaseo,bajolascopasrenovadasdeloscastaños.Sesentíamuchomejoralestarnuevamenteen pie, y para ella era maravilloso contar con un brazo fuerte en el queapoyarse,lasonrisadeunrostroconocidoyunavozquetangratoleeraoírdenuevo.

El pintoresco y antiguo jardín había acogido a varias parejas deenamorados y parecía hecho especialmente para ellos, tan soleado e íntimoera,puessololatorrelosveíadesdeloaltoyelancholagoapagabaelecodesus palabras con el murmullo de sus aguas. Durante cerca de una hora, lanueva pareja paseó, conversó y descansó junto al muro, disfrutando de lasdulces circunstancias que hacen que todo tiempo y lugar resultenencantadores,ycuandoacudieronalallamadadelapocorománticacampanaqueanunciabalacena,Amysintióquedejabaatrás,eneljardíndelcastillo,sucargadepenaysoledad.

En cuanto vio que la joven tenía el rostro cambiado, la señoraCarrol loentendió todo de repente y se dijo: Ahora lo veo claro, la pobre estabasufriendo por el joven Laurence. ¡Válgame el cielo! ¡Nunca lo hubieseimaginado!

Con una discreción encomiable, la buena mujer optó por no hacercomentarioalgunonidarmuestrasdehabersepercatadodenada,peroinvitócordialmenteaLaurieaquedarseyrogóaAmyquedisfrutasedesucompañíaporquelesentaríamejorquetantasoledad.Amyfueunejemplodedocilidady,comolatíaestabamuyocupadaconFlo,seencargódeatenderasuamigoylohizomuchomejorquenunca.

EnNiza,LauriehabíaharaganeadoyAmylehabíaregañadoporello,peroenVeveyeljovennoparóquietounsegundo:paseaba,montabaacaballo,ibaadarunavueltaenboteoestudiabacongranaplicación.Amyadmirabatodolo que él hacía y seguía su ejemplo hasta donde podía.Él aseguraba que elcambiosedebíaalclima,yellanolellevabalacontraria,felizdecontarconunaexcusapararecuperarlasaludyelánimo.

Elairevigorizantelessentóbienaambosylaprácticadeejercicioaportócambiosmuysanosasuscuerposysusmentes.Eracomosiallí,rodeadosde

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aquellasmontañaseternas, tuviesenunavisiónmásclarade lavidaydesusresponsabilidades;elfríovientosellevabaconsigolasdudas,eldesánimo,loscaprichos ilusorios y las nieblas temperamentales; el cálido sol primaveralhacíaaflorarideasnuevas,tiernasesperanzasypensamientosfelices,mientrasel lago limpiaba los problemas del pasado y las grandiosas montañas loscontemplabanbenevolentescomodiciéndoles:«Niños,amaoselunoalotro».

Apesardelapena,aquellosfuerondíasdetantafelicidadqueLaurienoseatrevía a decir nada por no enturbiarla. Le costó un poco sobreponerse a lasorpresa que le produjo ver con qué rapidez se había curado la heridaprovocada por aquel primer amor que había creído, sinceramente, sería elúnico.Seconsolabadeloqueentendíaeraunagrandeslealtaddiciéndosequela hermana de Jo era casi como la propia Jo y que, de no haber sidoAmy,jamás hubiese podido enamorarse tan rápido y con tanta intensidad. Suprimera experiencia de galanteo había resultado tormentosa y ahora larecordaba como si hubiese ocurridomuchos años atrás, con unamezcla decompasión y remordimiento. No se avergonzaba, pero lo consideraba laexperienciamásagridulcedesuvidayagradecíamuchohabersuperadoaqueldolor. Decidió que su segunda declaración fuese más tranquila y lo mássencilla posible. No había necesidad de organizar una escena, casi no eraprecisodeciraAmyquelaamabaporqueellalosabíay,aunsinpalabras,lehabía dado su respuesta hacía mucho. Todo había ocurrido de forma tannaturalqueeraimposiblequenadietuvieseinconvenientealgunoysabíaquetodo el mundo se mostraría complacido, incluida Jo. Con todo, cuando elprimer amor ha fracasado, lo lógico es que seamos cautos y no nosprecipitemosconelsegundo.Lauriedejópasarlosdías,disfrutódecadahorayesperóaquesedieselaocasiónadecuadaparapronunciarladeclaraciónquemarcaseelfinaldelaprimeraymásdulceetapadesunuevoromance.

Habíasupuestoqueeldénouementllegaríaeneljardíndelcastillo,alaluzdelaluna,deunamaneraeleganteydecorosa,perotodoocurriójustoalrevés,porque se comprometieron en el lago, amediodía, y con unas pocas frasesfrancas.Llevabantodalamañanapaseandoenbarca,desdeelsombríoSaint-Gingolf hasta el soleadoMontreux, con losAlpesdeSaboya a un ladoy elSaint-Bernard y el Dent du Midi al otro, la hermosa Vevey en el valle yLausanadetrás,en loaltode lacolina,bajouncieloazuldespejadoyenunlago aún más azul salpicado de pintorescas barquitas que parecían blancasgaviotas.

AlpasarporChillón,hablarondeBonnivard,yenClarens,deRousseau,porqueallífuedondeescribiósobrelanuevaÉloïse.Ningunodelosdoshabíaleídolaobra,perosabíanqueeraunahistoriadeamorycadaunosepreguntó,ensilencio,siseríataninteresantecomolasuyapropia.Enelúnicoratoenelqueestuvieroncallados,Amyjugóconlamanoenelagua,hastaquelevantó

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lavistayvioaLaurieinclinadosobrelosremosconunaexpresiónquelehizodecir,sinpensar,simplementeporromperelhielo:

—Debes de estar agotado, descansa un poco y déjame remar a mí. Mesentarábienporquedesdequehasvueltoheestadomuyperezosaycomodona.

—Noestoycansadopero,siquieres,puedescogerunremo.Haysitioparalos dos, aunque debemos estar en el centro para que el bote no vuelque—comentóLaurie,bastanteconformeconlaidea.

Sinsabersihabíamejoradodemasiadolascosas,Amyaceptóelasiento,seseparó el cabello de la cara y cogió un remo.Remaba tan bien como hacíamuchas otras cosas y, aunque ella usaba las dos manos y Laurie solo una,ambosremabanalaparylabarcasedeslizabasuavementeporelagua.

—¿No te parece que remamos muy bien juntos? —preguntó Amy,incómodaconelsilencioquedenuevosehabíacreado.

—Lohacemos tan bien quedesearía que fuésemos siempre en elmismobote.¿Tegustaría,Amy?—preguntó,asuvez,consumaternura.

—¡Sí,Laurie!—contestóellaenvozbaja.

En ese momento, ambos dejaron de remar y, sin habérselo propuesto,sumaronotrahermosaestampadeamoryfelicidadalasmuchasreflejadasenelespejodeaguadellago.

CAPÍTULO42–SOLA

Es fácil prometer abnegación cuando vivimos entregados al cuidado deotroysudulceejemplopurificanuestrocorazónynuestraalma,perocuandolavozquetantonosayudabaseacalla,laleccióndiariatermina,lapresenciaamadadesapareceyloúnicoquequedaessoledadydolor,descubrimosquemantener la promesa resulta muy duro. Así le ocurrió a Jo. ¿Cómo iba aconsolarasuspadressisucorazónmoríadeañoranzaporsuhermana?¿Cómoalegraraotrossitodalaluz,calidezybellezadesuuniversoparecíanhaberseidoconBethcuandodejóestemundo?¿YcómoibaaequipararseaBethyserútil y dichosa sirviendo a otros con la certeza de que se hace el bien comoúnicarecompensa?Joseesforzabamuchoporcumplirconsusobligaciones,peroensecretoserebelabacontraellasporque leparecía injustorenunciaralaspocasalegríasquelequedaban,quesucargasevolvieseaúnmáspesadayque la vida fuese cada vez más dura. Era como si algunas personasconsiguiesensiemprelomejor,yotras,lopeor.Noerajusto,ellaseesmerabamásqueAmyporserbuenapero,lejosdepremiarlaporello,lavidalepagaba

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conmásdecepciones,problemasytrabajoduro.

¡Pobre Jo! Aquellos fueron días duros. Cuando pensaba en que pasaríatodasuvidaenaquellacasa,ahorasilenciosa,entregadaalcuidadodeotros,con pocos o ningún gusto que darse y cada vez más obligaciones, sedesesperaba. No puedo hacerlo. No estoy hecha para vivir así. Si no vienealguienaayudarme,séqueescaparéycometeréunalocura,sedecíacuandosusprimerosesfuerzos fracasaronysesumióeneseprofundodesánimoqueaquejaaquienes,apesardehacergaladelamejorvoluntadyfortaleza,handehacerfrentealoinevitable.

Pero sí hubo quien acudió a ayudarla, aunque Jo no reconoció a susángeles,puesadoptaronformasconocidasyutilizaronhechizossencillosmáspropiosde lospobres sereshumanos.Amenudo,despertabaenplenanochepensando que Beth la llamaba; cuando veía la cama vacía, lloraba con laamarguraquedan laspenasquenocesan,yexclamaba:«¡Oh,Beth,vuelve,vuelve!», estirando los brazos. Pero su llamada no era en vano, porque sumadreacudíaaconsolarla, tanrápidaenoírsullantocomoloeraantesparacaptarelmáslevesuspirodesuhermana.Nosololaconfortabaconpalabras,sinoconsudulceabrazo,consus lágrimas,queeranmudotestimoniodeundolormayoraúnqueeldeJo,consuspirosrotosmáselocuentesquecualquierplegaria, porque al lógico dolor sumaban la resignación esperanzada.¡Menudos momentos aquellos en los que un corazón hablaba a otro en elsilencio de la noche y la aflicción se transformaba en una bendición quealejaba el sufrimiento y reforzaba el amor! Al sentir eso, bajo el protectorabrazodesumadre,lacargadeJosehacíamásllevadera;eldeber,másdulce,ylavida,mássoportable.

Ydelmismomodoquesucorazónheridopudoencontrarconsueloasí,suatormentadamentelogrólaayudanecesaria.Undía,fuealestudio,seinclinósobrelacabezagrisdesupadre,quelarecibióconunasonrisaserena,ydijomuyhumildemente:

—Padre, háblame como lo hacías con Beth. Lo necesito mucho más,porqueyolohagotodomal.

—Querida,seráungranconsueloparamí—repusoélconvozquebrada,yabrazóasuhijacomositambiénélnecesitaseayudaynotemiesepedirla.

Jo se sentó en la silla deBeth, que estaba junto a su padre, y relató susproblemas,elresentimientoquesentíaporlapérdidadesuhermana,cómosusinfructuososesfuerzosladescorazonaban,lafaltadefequeoscurecíasuviday todos los tristes desconciertos que conforman eso que llamamos«desesperación». Se confió a él por completo, y él le brindó la ayuda quenecesitaba,yasífuecomoambosseconsolaronelunoalotro.Habíanllegadoa esemomento en que podían conversar no solo comounpadre y una hija,

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sinocomounhombreyunamujercontentosdeayudarsecon sucompasiónmutuaasícomoconsumutuoamor.Vivíanmomentosdefelicidadyreflexiónenelestudio,quejollamaba«laiglesiadeunsolomiembro»,dedondesalíallenadecoraje,habiendorecuperadolaalegríayconelánimomássumiso,yaque lospadresquehabíanenseñadoaunahijaamorir sinmiedo intentabanahora enseñar a otra a aceptar la vida sin abatimiento ni desconfianza, y autilizarlasoportunidadesqueselebrindabancongratitudyenergía.

Lasobligacionesy losentretenimientossanosyhumildes tambiénfuerondemuchaayudaparaJo,queaprendióavalorarlospocoapoco.Lasescobasypaños ya no eran tan desagradables como antes, puesto que Beth los habíausado, y era como si algo de su espíritu de ama de casa hubiese quedadoimpregnado en la pequeña fregona y el viejo cepillo que nadie se habíaatrevido a tirar, Cuando los empleaba, Jo se descubría cantando comoBethsolíahacer,imitandosuestiloalordenarydarunrepasoaquíyalláparaquetodo estuviese limpio y bonito, que, aunque ella no lo supiera, es el primerpasoparalograrunhogarfeliz.Unavez,Hannahlediounapretónenlamano,enseñaldeaprobación,ycomentó:

—¡Québuenaeres,criatura!Seveque tehaspropuestoquenoechemostanto en falta a nuestra querida corderita, en la medida en que tú puedasevitarlo.Aunquenodigamosdemasiado,nosdamoscuenta.¡QueelSeñortebendigaportusesfuerzos!Estoyseguradequeasíserá.

Un día, mientras cosía conMeg, Jo observó lo cambiada que estaba suhermana. Hablaba sin parar de lo mucho que estaba aprendiendo sobre losinstintos,pensamientosysentimientosdeunabuenamujer,decuanfelizeraconsumaridoysushijos,ydelomuchoquetodoelmundolahabíaayudado.

—Alfinalvaaresultarqueelmatrimonioesalgobueno.Mepreguntosiamímesentaríalamitaddebienqueati,Deserasí,deberíaprobarlodeestaraún a tiempo —dijo Jo mientras construía una cometa para Demi en sudesordenadodormitorio.

—Simplementehasdedejarqueaflore lamujer tiernaquehayen ti, Jo.Eres como un erizo de castaña; por fuera, estás llena de pinchos, pero pordentroerespurasedaytienesreservadounfrutodulceparaquienlleguehastaél.Tardeo temprano,elamorharáqueabras tucorazón,yentonces laparteásperadetidesaparecerá.

—Sonlasheladas lasqueabrenloserizosdelascastañas,señora,yparaquecaiganalsuelohayquesacudirmuchoelárbol.Aloschicoslesencantairdeárbol enárbol,y amínome interesaquemesacudanparaquecaiga—repuso Jo mientras acababa de montar una cometa que difícilmente podríaalzarelvuelo,pormuchovientoquehiciese,puesDaisyestabapegadaaella.

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Meg sonrió, contenta de ver que Jo recuperaba su antiguo sentido delhumor, pero sentía que debía insistir para convencerla con todos losargumentos a su alcance.Aquellas charlas de hermanas no cayeron en sacoroto,sobretodoporqueMegdisponíadedosargumentosdepeso,losniños,alosqueJoadorabatiernamente.AlgunoscorazonesseabrenconlatristezayeldeJoestabalistoparacaerdelerizo…Solohacíafaltaunpocodesolparaquela castaña estuviese madura y lista para que un hombre, no un niñoimpaciente, se acercase y, con ternura, desprendiese la castaña del erizo ygozasedeunfrutodulceyensusazón.Dehabersabidoqueaquelloocurriría,lajovensehubiesecerradomásquenuncayhubiesesacadotodossuspinchospero,porfortuna,enaquellosmomentosnopensabaensupersona,demodoque,cuandosedieronlascircunstancias,cayómansamentedelárbol.

De haber sido la protagonista de un libro de contenido moral, en esemomentodesuvidaJosehubiesetransformadoensanta,hubieserenunciadoalmundoysehubiesededicadoarecorrerloscaminoshaciendoelbien,conunsencillosombreroylosbolsillosllenosdepanfletos.PerolociertoesqueJonoeraunaprotagonistadenovela,sinounajovenreal,queluchabaporsaliradelante en la vida, como hacen cientos demujeres, y actuó conforme a sunaturaleza, sintiéndose enfadada, triste, lánguidao animada según los casos.Está muy bien decir que vamos a ser buenos, pero eso no se consigue deinmediato,hayquehacerungranesfuerzo,unesfuerzoenelqueesprecisalaayudadeotros,parasituarnosenelbuencamino.Joponíadesuparte,estabaaprendiendo a cumplir con sus obligaciones y a sentirse mal cuando lasdescuidaba, pero llegar a realizar su trabajo con alegría… ¡eso ya era otrocantar!Antañosolíadecirqueesperabahaceralgoespléndidoenlavida,pormuy duro que resultase, y ahora podía ver cumplido su deseo, porque ¿quépodíahabermáshermosoquededicarlavidaalcuidadodelospadresycrearpara ellos un hogar feliz como ellos habían hecho antes por ella? Y si lasdificultades no hacían sino aumentar el mérito, ¿qué podía resultarle másdifícilaunajovenambiciosaytrabajadoraqueelrenunciarasusesperanzas,planesydeseosparavolcarseamorosamenteenelcuidadodelosdemás?

Ladivinaprovidencialehabíatomadolapalabraylehabíaencomendadounalabor.Noeracomoellahabíaimaginado,peromejor,porqueasísuponíaun reto mayor. Pero ¿saldría airosa? Decidió intentarlo y, en un primermomento, encontró las ayudas antes citadas. Pero todavía habría de recibirotra que aceptó no como premio sino como consuelo, al igual que en elProgreso del peregrino Cristiano acepta el refugio que le presta el cenadormientrassubeporlacolinallamadaDificultad.

—¿Porquénovuelvesaescribir?Esotehacíafeliz—lecomentósumadrealverlauntantoabatida.

—No tengo ánimo para escribir y, aunque lo tuviera, mis obras no

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interesananadie.

—Anosotrossí.Escribealgoparanosotrosyolvídatedelrestodelmundo.Pruébalo,querida.Estoyseguradequeteharábienyanosotrosnosagradarámucho.

—Nocreoquepueda—repusoJo,quesinembargovolvióasudespachoyrepasósusmanuscritosinacabados.

Cuando, una hora después, la madre asomó la cabeza, encontró a Joescribiendo a toda prisa,muy concentrada, con el delantal negro puesto. Laseñora March sonrió y se alejó, muy contenta al observar el éxito de suconsejo. Sin saber cómo, Jo escribió una historia que llegaba directa alcorazóndeloslectores.Unavezquetodalafamiliahuboreídoylloradoconlalectura,supadreenvióeltexto—encontradelaopinióndeJo—aunadelasrevistasmásconocidasdelpaísy,paragransorpresadelaautora,nosolole pagaron por publicar su historia sino que le pidieron que escribiesemás.Traslapublicación,variaspersonasimportantesescribieroncartasparaelogiarla calidad de la obra, los periódicos se hicieron eco y todo el mundo,conocidosyextraños,pudoadmirarla.AJoleparecíaqueuntextotanbrevenomerecíaunéxitotangrandeyestabamássorprendidaquecuandorecibiótantascríticascomoalabanzasporsuprimeranovela.

—No lo entiendo. ¿Qué puede haber en una historia tan corta y sencillaparaquelagentelaalabedeestemodo?—preguntóconauténticaperplejidad.

—Esunaobrasincera,Jo,eseessusecreto,yelhumoryelpathosledanvida.Creoquealfinhasencontradotuestilo.Hasescritosinpensarenlafamaoeldineroyhaspuestotucorazóneneltexto,hijamía.Túyahasprobadoloamargo,ahoravienelodulce.Sigueesforzándoteyalégratedetuéxitocomolohacemosnosotros.

—Sihayalgobuenooverdaderoenloqueescribo,elméritonoesmío.Oslodebo todoa ti, amamáyaBeth—afirmóJo,a laque laspalabrasdesupadrehabíanemocionadomásquetodaslasbuenascríticasdelmundo.

AsífuecomoelamoryeldolorenseñaronaJoaescribirnuevashistoriasqueellaenviabaparahacernuevosamigos.Tanhumildesviajerasencontrabansiempreunagenerosaacogidaymandabanasumadreprendasdeamor,comohijascumplidorasquehubiesenencontradolabuenafortunasinesperarlo.

CuandoAmyyLaurieescribieronparaanunciarsucompromiso,laseñoraMarch temió que a Jo le costase alegrarse de la noticia, pero enseguida sumiedodesaparecióporque,aunqueJosepusoseriaalprincipio,loencajóconmucha tranquilidad, leyódosveces la cartaydijo esperarydesear lomejorpara«losniños».Lacartalahabíanescritoprácticamenteadúoyseechabanfloreselunoalotro,eraencantadoraylanoticiaresultabatanbuenaquenadie

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hizoobjeciónalguna.

—¿Te gusta la idea, mamá? —preguntó Jo cuando terminaron de leeraquellashojasescritasconletraapretadaysemiraronlaunaalaotra.

—Sí, lo esperaba desde que Amy escribió para contarnos que habíarechazadoaFred.Estabaseguradeque,puestoqueyahabíasuperadoloquetúllamas«elespíritumercenario»,vendríaalgomejor.YalgunascosasensuscartasmehacíansospecharqueelamoryLaurieterminaríanporconquistarla.

—Qué aguda eres,mamá, y qué bien guardado lo tenías. Nome habíasdichoniunapalabra.

—Enloquerespectaasushijas,lasmadreshandetenerunamiradaaguday una lengua discreta, No quería decirte nada para que no se te ocurrieseescribirlosyfelicitarlosantesdequefueseoficial.

—Yano soy la cabeza loca de antes,mamá, puedes confiar enmí. ¡Soyformalysensata,laconfidenteidealparacualquiera!

—Esverdad,querida,ytendríaquehabértelocontadotodo,perotemíqueteapenasesaberqueTeddysehabíaenamoradodeotramujer.

—Porfavor,mamá…¿Deverdadcreístequepodíasertantontayegoístadespuésdehaberlerechazadoenelmejormomento?

—Sé que cuando le rechazaste fuiste sincera, Jo, pero en los últimostiemposhabíallegadoasospecharque,sivolvíaypedíanuevamentetumano,tu respuesta sería distinta. Perdóname, querida, no puedo evitar ver que tesientes solayel anhelodeafectoqueperciboen tusojosmeduele.Poresoimaginé que nuestro muchacho podría llenar ese vacío si lo intentaba denuevo.

—No, madre, es mejor así. Me alegro mucho de que Amy se hayaenamoradode él, pero tienes razón en una cosa:me siento sola y tal vez siTeddy hubiese insistido le habría aceptado, no porque le ame, sino porqueahoravaloromáselseramadaquecuandoélsemarchó.

—Me alegro de que así sea, Jo, porque eso indica que estás creciendo.Somosmuchos losque tequeremos.Cuentasconelcariñode tuspadres,detushermanasysusparejas,detusamigosydelosniños;confórmateconesomientrasesperasquellegueelgranamor.

—No hay amor más grande que el de una madre, pero no me molestaconfesarte, Marmee, que anhelo probar otras ciases de amor. Es curioso…cuantomás trato de conformarme con el afecto que recibo,másme parecenecesitar.No imaginabaqueun corazónpodía albergar tanto amor…quierodecir, que podría ser tan elástico y no terminar de llenarse nunca. No loentiendo,amímesolíabastarconelamordelosmíos.

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—Pues yo sí lo entiendo. —Y la señora March sonrió con picardíamientrasJovolvíaacogerlacartayreleíaloqueAmydecíadeLaurie.

Es tan hermoso sentirse amada comoLaurieme ama.No es un hombreromántico, no habla demasiado de ello, pero lo veo y siento en todas suspalabras y gestos, yme siento tan feliz y honradaquenoparezco lamismapersona.Nosabíalobueno,generosoytiernoqueerahastaahoraquemehaabiertosucorazón,yhevistoqueestállenodeesperanzasypropósitosnobles.Saberqueesparamímellenadeorgullo.Diceque,ahoraquesabequeyovoyaestarasulado,sientequesuviajeseráprósperoyestarállenodeamor.Rezoparaqueasíseayparaestaralaalturadeloqueélesperademí,porqueamoamigalantecapitáncontodalafuerzademialmaymicorazónynoledejarénuncamientrasDios quiera que sigamos juntos. ¡Oh,madre, nunca imaginéqueelmundopodríaparecersetantoalcielocuandodospersonasseamanyvivenlaunaparalaotra!

—¡Yestodichopornuestrafría,reservadaymundanaAmy!Enverdadelamorobramilagros.¡Quéfelicesdebendeser!—YJodoblóconcuidadolashojas,comoquienterminadeleerunahistoriadeamorquelehamantenidoenvilohastaelfinalyhadevolveraldíaadíadenuevo.

Como llovía y no podía salir a pasear, Jo subió al desván, Se sentíaintranquilayelviejoanhelovolvíaarondarla,noconlaamarguradeantaño,pero se preguntaba, con paciente pesar, cómo era posible que una hermanaconsiguiesetodocuantoseproponíaylaotranoobtuviesenada.Sabíaqueesonoeradel todociertoyprocurabaalejaresepensamiento,peroel anhelodeafectoquehabía surgido espontáneamente en ella era cadamás intensoy lafelicidad de Amy había avivado su deseo de amar a alguien con «toda lafuerza de su alma y su corazón, alguien de quien no se separaría nuncamientrasDioslopermitiese».

Allíarriba,enaqueldesvánenelquedivagabalainquietaJo,habíacuatrobaúlesdemaderadispuestosen fila.Cadauno teníaescritoelnombrede sudueñayconteníarecuerdosdeunainfanciayadolescenciaqueyatodashabíandejado atrás. Jo se los quedómirando, fue hacia el suyo, lo abrió, apoyó labarbillaenelbordeycontemplóconexpresiónausentesucaóticocontenido,hastaqueunosantiguoscuadernosdenotaslellamaronlaatención.Loscogióy,alrevisarlos,revivióelgratoinviernoquehabíapasadoencasadelaseñoraKirke. Primero sonrió, luego se quedó pensativa y, por último, triste. Y alencontrarunabrevenotadelprofesor, le temblaron los labios, loscuadernoscayerondesuregazoalsuelo,ysesentóaleerlaspalabrasdesuamigo,que,de pronto, parecían adquirir un nuevo sentido y le llegaron al corazón:«Espérame,amigamía,puedequetarde,perosindudallegaré».

—¡Ojalá fuese cierto! Mi querido Fritz, siempre tan dulce y paciente

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conmigo.Nolevalorécomomerecíacuandoletuvecercay,ahoraquetodoelmundosevaymesientotansola,¡megustaríatantoverle!

Sujetando fuertemente aquella nota como si fuese una promesa porcumplir, Jo descansó la cabeza en una bolsa de retales y lloró como sipretendiesecompetirconlalluviaquerepiqueteabaeneltejado.

¿Por qué lloraba? ¿Se compadecía de sí misma, se sentía sola o estabadesanimada? ¿O sería acaso por el despertar de un sentimiento que habíaesperado pacientemente, al igual que quien lo inspiraba, que llegase sumomento?¿Quiénpodríadecirlo?

CAPÍTULO43-SORPRESAS

Anochecía y Jo estaba sola, tumbada en el viejo sofá, contemplando elfuegopensativa.Asíeracomolegustabapasarlahoradelocaso,sinquenadiela molestara, descansando la cabeza sobre el pequeño cojín rojo de Beth,ideandohistorias,soñandodespiertaorecordandoconternuraaunahermanaque seguía tan presente como siempre. Tenía el semblante cansado, serio ybastante triste porque al día siguiente era su cumpleaños y pensaba en lorápidoquesehabíanidolosaños,lomayorqueseestabahaciendoylopocoque había logrado.A punto de cumplir los veinticinco, y con tan poco quemostrar. Jonoestabaen lociertoeneso, teníamuchoquemostrary, coneltiempo,llegaríanosoloaverlo,sinoasentirseagradecidaporello.

Aestepaso,acabaréconvertidaenunasolterona.Unasolteronacasadaconlaplumaque,enlugardehijos,tendráobrasytalvez,dentrodeveinteaños,un pequeño fragmento de gloria, cuando, como el pobre Johnson, ya seademasiado vieja para disfrutarla o compartirla y no la necesite. Bueno, notengoporquéserunasantaamargadaniunapecadoraegoísta, supongoquelassolteronaspuedenviviragustocuandoseacostumbranalaidea,pero…Josuspiróanteunpanoramatanpocohalagüeño.

Raravezloesy,desdelaperspectivadequiencumpleveinticincoaños,lostreinta pueden parecer el fin de todo, pero la verdad no es tan mala comoamenaza y es posible seguir feliz cuando se tiene un buen respaldo. A losveinticinco, las jóvenes empiezan a comentar la posibilidad de quedarsesolteraspero,ensecreto,piensanqueesonolesocurrirájamás.Alostreinta,nodicennadaperoaceptanlascircunstanciasensilencioy,sisoninteligentes,seconsuelanpensandoquetienenpordelanteveinteañosdefelicidadenlosque aprender a envejecer con elegancia. No os riais de las solteronas,jovencitas, porque suelen ser muy sensibles y ocultan trágicas historias de

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amor en corazones que laten quedamente bajo sobrios vestidos, y su silenterenuncia a la juventud, la ambición y el amor vuelve sus apagados rostrosespecialmente hermosos a los ojos deDios.Hay que entender incluso a lashermanastristesyamargadas,porquenohanconocidoelaspectodulcedelavida,yverlasconcompasión,nocondesdén;vosotras,jovencitasenlaflordela vida, recordad que la flor se marchitará, que la tez no permaneceráeternamente tersa y sonrosada, que en el cabello castaño aparecerán hebrasplateadas y que, llegado un punto, la ternura y el respeto os parecerán tanvaliososcomohoylosonelamorylaadmiración.

Caballeros, me refiero a vosotros, muchachos, sed educados con lassolteronas, porpobres, poco atractivasy estiradasque sean, porque la únicacaballerosidadquemerecelapenateneresaquellaquenosllevaarespetaranuestrosmayores,protegeraldébilyserviralasmujeres,sinimportarsuclasesocial, edad o color de piel. Recordad que las buenas tías, además desermonearypreocuparsepor todo,oshancuidadoymimado,amenudosinquenadieseloagradeciera,oshansalvadodemásdeunaprieto,oshandado«propinas»enlamedidadesuspequeñospresupuestos;susviejosypacientesdedos han dado muchas puntadas y sus ancianos pies, muchos pasos porvosotros, de modo que no olvidéis tener con ellas, en justa gratitud, esasatencionesquetodamujeresperarecibiralolargodesuvida.Vuestraactitudnopasaráinadvertidaalasjóvenesdeojosvivosyosvaloraránmásporello.Ysilamuerte,queeselúnicopoderquepuedesepararaunamadredesuhijo,os roba la vuestra, a buen seguro os quedará el abrazo, tierno, cálido ymaternal,deunatíasolteraquehabráreservadosiempreunlugarprivilegiadoensusolitariocorazónpara«elmejorsobrinodelmundo».

Jo se debió de quedar dormida (como imagino que le habrá ocurrido allectortrasestepequeñosermón),yaquedeprontoseencontródefrenteconelfantasma de Laurie, Era un fantasma de carne y hueso, y estaba inclinadosobreella,mirándolaconaquellacaraquesolíaponercuandosentíaalgoynoqueríaqueselenotase.Ellasequedómirándolefijamente,perplejaysindecirunasolapalabra,hastaqueélseencorvóylediounbeso.Entonces,supoqueeraél,selevantódegolpeyexclamócongranalegría:

—¡Teddy!¡MiTeddy!

—QueridaJo,entonces,¿tealegrasdeverme?

—¿Alegrarme? ¡Válgame el cielo, no hay palabras para describir locontentaqueestoy!¿DóndeestáAmy?

—SehaquedadocontumadreencasadeMeg,dondeparamosdecamino,ynohepodidoarrancaramiesposadeallí.

—¿Tu qué?—exclamó Jo, pues Laurie había pronunciado aquellas dos

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palabrasconunorgulloyunasatisfacciónqueledelataban.

—¡Oh, vaya, qué diantre! Bueno, ya lo he dicho…—Y adoptó un aireculpablequehizoquejoseleecharaencima.

—¿Oshabéiscasado?

—Sí,peroprometonovolverahacerlo.—Ysearrodillóyjuntólasmanoscomosi fueseunpenitente,perocon laexpresiónpicarayalegredelquesesienteuntriunfador.

—¿Deverasestáiscasados?

—Esocreo,gracias.

—¡Porfavor!¿Quéotrabarbaridadvasacometeracontinuación?—Josedejócaerenelsofá,ahogandoungrito.

—Bueno,esaesunaformadefelicitarnosmuyoriginal,aunquepropiadeti—repusoLaurie,queseguíaarrodilladoperoradiantedesatisfacción.

—¿Qué esperabas después de dejarme sin aliento? Te cuelas sin hacerruido,comounladrón,¡ymedasunanoticiaasí,comosinada!Levántate,noseasridículo,ycuéntamelotodo.

—No diré nada a menos que me dejes ocupar mi lugar de siempre yprometasnoconstruirunabarricadaconloscojines.

Joserioporquehacíamuchotiempoquenohacíaeso,diounaspalmadasenelsofáparainvitarleasentarseydijoentonocordial:

—El viejo cojín está en el desván, ya no es necesario. Ven aquí yconfiésalotodo,Teddy.

—CómomealegraquemellamesTeddy.Eres laúnicaquelohace.—YLauriesesentómuycontento.

—¿CómotellamaAmy?

—Miseñor.

—Esoesmuypropiodeella.Bueno,deverdadparecesunseñor.—Porlaforma en que le miró, estaba claro que Jo encontraba a su muchacho másapuestoquenunca.

Elcojínhabíadesaparecido,peroaunasíhabíaunabarricadaentreellos.Eraunmurológico,creadoporefectodeltiempo,laausenciayloscambiosensuscorazones.Amboslosintierony,poruninstante,semiraronelunoalotrocomosiunabarrerainvisibleproyectaseunapequeñasombrasobreellos.Sinembargo, la distancia se disipó de inmediato cuando Laurie comentó, confingidadignidad:

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—Dime, ¿a que parezco un hombre casado, un auténtico cabeza defamilia?

—Enabsoluto,ynocreoquelogresparecerlonunca.Aunquehascrecidoyeresmásfuerte,nohasdejadodeserelpícarodesiempre.

—Venga,Jo,deberías tratarmeconmásrespeto—empezóLaurie,que loestabapasandoengrande.

—¿Cómo?Sipensarque tehas casadoyhas sentado la cabezamehacetanta gracia que no consigo ponerme seria—repuso Jo sonriendo con unaalegríatancontagiosaqueambosseecharonareír,trasloquepudieron,alfin,mantenerunabuenacharla,alaviejausanza.

—NosalgasabuscaraAmyconeste frío,porqueyavienen todoshaciaaquí.¡Yonopodíaesperar!Queríaserelprimeroendartelagrannoticiayvertureacción.

—¡Cómono!¡Perohasechadoaperderlahistoriaempezandoporelfinal!En fin, ahora cuéntamelo todo, desde el principio. ¿Cómo empezó? Estoyansiosaporsaberlo.

—Bueno, accedí para complacer a Amy —dijo Laurie, con una risitamaliciosaquehizoquejoexclamase:

—¡Primeramentira!SeguroquefueAmylaqueaccedióparacomplacerteati.Siga,caballero,perodigalaverdad,siesposible.

—Vaya,empiezaareaccionar,esungustoverlaasí,¿noteparece?—dijoLauriemirando a la chimenea como simantuviese una conversación con elfuego,yesterespondióaumentandosubrilloeintensidadcomosiledieselarazón—.Verás, como somosuno, da igual quién accediera a qué.TeníamosprevistovolveracasaconlosCarrol,haceunmes,perodeprontocambiamosdeideaydecidimosquedarnosapasarelinviernoenParís.Sinembargo,miabuelo tenía ganas de volver a casa y, puesto que había ido a Europa paraacompañarme a mí, sentí que no podía dejarle marchar solo. Tampoco mequeríaseparardeAmypero,comolaseñoraCarrolcreeapiesjuntillasenlascarabinas a la antiguausanza inglesay todas esas tonterías,nopermitíaqueAmy me acompañase. Así que zanjé el asunto diciendo: «Casémonos, asípodremoshacerloquenosplazca».

—Porsupuesto,siempreconsiguesloquequieres.

—No siempre.—Al decir esto, algo en la voz de Laurie hizo quejo seprecipitaraacambiardetema.

—¿Ycómolograstequelatíadiesesuconsentimiento?

—No fue fácil, pero entre los dos conseguimos convencerla porque

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teníamos muchas razones a favor. No había tiempo para escribir y pedirpermiso,perosabíamosquea todososencantaba la ideayqueya lahabíaisaceptado…Asíquenoeramásqueuntrámite,comodicemiesposa.

—¡Hayqueverloorgullosoqueestádeesasdospalabrasylomuchoquelegustapronunciarlas!—apuntóJodirigiéndoseasuvezalfuego,encantadadeverquelosojosdesuamigo,queensuúltimoencuentroestabantristesyapagados,brillabandefelicidad.

—Nome lo tengasencuenta.Esunamujer tan fascinantequenopuedosino estar orgulloso de ella.Bueno, como te decía, ya que el tío y la tía seerigieron en defensores del decoro y nosotros estábamos tan perdidamenteenamorados que no éramos capaces de pensar en nadamás, decidimos quecasarnossimplificaríamucholacuestión.Asíquelohicimos.

—Pero ¿cuándo, dónde, cómo?—preguntó Jo dando rienda suelta a unaincontrolableyfebrilcuriosidadfemenina.

—Haceseissemanas,enelconsuladodeEstadosUnidosenParís.Fueunabodamuy discreta, claro está, porque, a pesar de nuestra felicidad, tuvimosmuypresenteanuestraqueridaBeth.

Aloírledeciresto,JoletomólamanoyLaurieacaricióelpequeñocojínrojoquetantosrecuerdosletraía.

—¿Porquénonosinformasteisdeinmediato?—preguntóJoenvozmásbaja,trasunmomentodesilencio.

—Queríamos daros una sorpresa. Pensábamos venir directamente a casa,pero mi querido abuelo, una vez casados, dijo que necesitaba un mes paradejarlo todo listo antes departir y propusoque fuésemos a pasar la lunademieladondequisiéramos.Enunaocasión,AmyhabíacomentadoqueValrosaeraunlugaridealparaunalunademiel,asíquefuimosallíypasamoslosdíasmásfelicesdenuestravida.Imagínatelo,¡amorentrelasrosas!

AJoleparecióqueLaurieseolvidabadequehablabaconellaysealegró,porqueelhechodequelecontasecontantanaturalidadylibertadesascosasindicabaclaramentequehabíaolvidadoyperdonadoloocurridoentreambos,Hizoademándeseparar lamanode ladeLauriepero,comosiadivinasesuintención, él la sujetó con firmeza y dijo, con una seriedad y unamadurezdesconocidaseneljoven:

—Jo,querida, quierodecirte algoy, después, olvidaremosel asuntoparasiempre.ComotecomentéenlacartaenlaquereferíaloamablequeeraAmyconmigo, nunca dejaré de amarte, pero mi amor ha cambiado y hecomprendidoqueesmejorasí.Amyytúhabéisintercambiadolospuestosqueocupabais en mi corazón, eso es todo. Creo que era mi destino y hubiese

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llegadoaéldecualquiermodo,aunquefuesedejandopasareltiempocomotúpretendías.Pero,comolapaciencianoesmifuerte,semerompióelcorazón.Eramuyjoven,pasionaleimpulsivo.Mecostómuchocomprendermierror.Yenverdaderaunerror,comotúmeadvertías,Jo,peronomedicuentahastadespuésdehabermepuestoenridículo.Hedeconfesarque,enunmomentodado,estabamuyconfundidoynopodíadeterminaraquiénqueríamás,siatioaAmy,ytratédequererosalasdosigual,peronomefueposible.CuandomereuníconAmyenSuiza,lasdudassedisiparondegolpe.Cadaunapasóaocuparellugarquelecorrespondíayentendíquehabíadejadodeamarteatiantes de enamorarme de Amy y que podía quereros de forma distinta, a ticomo a una hermana y a ella como a mi esposa. Te pido que creas en mipalabrayvolvamosaserlosamigosqueéramosenlosviejostiempos,cuandonosconocimos.

—Te creo, de verdad, pero nunca podremos volver a ser los niños quefuimos, Teddy, los buenos y viejos tiempos nunca volverán y no podemosesperarqueesoocurra.Ahorasomosunhombreyunamujerconobligaciones,el tiempo de jugar terminó y debemos dejar atrás la fiesta y las travesuras.Estoyseguradequesientesloquedices,veoquehascambiadoytúverásqueyo tampoco soy lamisma.Echaré demenos ami joven amigo, pero querrétantoomásalhombreenelquetehasconvertidoyteadmiraréporqueharásloposibleporserquienyocreíaquepodríasser.Nopodemosseguiractuandocomo compañeros de juegos, pero sí ser un hermanoy una hermana que sequierenyseayudantodalavida.¿Noteparece,Laurie?

Élnodijonada,perotomólamanoqueellaletendíaybajólamiradaunossegundos,sintiendoquedelasepulturadeunapasiónjuvenilsurgíaahoraunahermosa y sólida amistad que sería una bendición para ambos. Jo, que noqueríaquelavueltaacasasetiñesedetristeza,apuntóconvozalegre:

—Mecuestacreerqueestéiscasadosyvayáisa formarunhogar.ParecequefueayercuandoleatabaeldelantalaAmyytetirabadelpelocuandoteburlabasdenosotras.¡Válgameelcielo,eltiempovuela!

—Puestoqueunodenosotros esmayorque tú,no tienesporquéhablarcomounaabuela.ComodicePeggotty,elayadeDavidCopperfield, soyun«muchachobastantecrecidito»y,cuandoveasaAmy,convendrásconmigoenqueesunaniñamuyprecoz—dijoLaurie,divertidoalverqueJoadoptabaunairematernal.

—Puedequetengasmásañosqueyo,pero,enlorelativoasentimientos,yo soy mucho más madura, Teddy. Las mujeres siempre lo somos. Y esteúltimo año ha sido tan duro que me siento como si hubiese cumplido loscuarenta.

—¡PobreJo!Tehemosdejadocargarsolacontodo,mientrasnosotrosnos

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divertíamos. Estás más vieja; ahí veo una arruga, y allá otra. Cuando nosonríes,tieneslamiradatriste,yaltocarelcojín,haceunsegundo,henotadoque estaba empapado con tu llanto. Es mucho lo que has tenido quesobrellevar,ylohashechosola.¡Soyunanimalegoísta!—Lauriesetiródelcabello,conairearrepentido.

Jodiolavueltaalcojínquelahabíadelatadoy,Ungiendounánimoquenotenía,dijo:

—No es así; cuento con la ayuda de papá ymamá, y los niños son unauténticoconsuelo.Porotrolado,saberquetantotúcomoAmyestabaisbienydichososhizoquelapenafuesemásllevadera.Avecesmesientosola,perocreoquemeharábieny…

—Yano te sentirás solanuncamás—la interrumpióLaurie,y lepasóelbrazoporencimadelhombro,comoparaprotegerladetodomal—.Amyyyono podemos vivir sin ti, así que tendrás que venir a casa y recordarnos quedebemosserbuenosycompartirlotodo,comohacíamosnosotros,ydejarquete mimemos. Así podremos disfrutar de la bendición y la felicidad queproporcionaunaamistadcomolanuestra.

—Sinohedeserunestorbo,meencantaría.Mesientomuchomejorahoraporque,contigocerca,mismalesdesaparecen.Siempremeconsuelas,Teddy.—Jo descansó la cabeza sobre su hombro, como había hecho tiempo atrás,cuandoBethestabaenfermayLaurieleofreciósuapoyo.

Él la miró y se preguntó si estaría recordando aquel instante, pero Josonreía como si, enverdad, todas sus preocupaciones se hubiesen esfumadoconsullegada.

—Sigues siendo lamisma, Jo. Puedes llorar en un instante y, alminutosiguiente,estarriendo.¿Aquévieneesacaradepícara,abuelita?

—MepreguntabacómoosllevaríaistúyAmy.

—Comodosángeles.

—Claro,esodeentrada.Pero…¿quiénmanda?

—No tengo reparo en reconocer que, por ahora, manda ella. O, por lomenos,dejoquelocrea.Esolahacefeliz,¿sabes?Coneltiempo,nosiremosturnando,porquedicenqueelmatrimoniodividelosderechosymultiplicalasobligaciones.

—Si sigues como ahora,Amy llevará la voz cantante hasta el fin de tusdías.

—Bueno,lohacecontantasutilezaquenocreoquemeincomodenunca.Eslaclasedemujerquesabecómollevaraunhombre.Dehecho,meagrada

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queasísea,porqueteenredaconlasuavidaddeunovillodesedayconsiguequesientasqueesellaquientehaceunfavor.

—¡Quién iba a pensar que te vería convertido en un calzonazos ydisfrutandodeello!—exclamóJoalzandolasmanos.

Ante tal insinuación, Laurie se encogió de hombros y sonrió con sornamasculinamientrasapostillaba,conairedigno:

—Amyestádemasiadobien educadaparahacer algoasí, yyono soy laclase de hombre que se somete a sumujer.Mi esposa y yo nos respetamosdemasiadoelunoalotroparatiranizarnosopelearnos.

A Jo le gustó oír aquello, y la recién adquirida dignidad de su amigo leparecióentrañable,peroverquesumuchachosehabíaconvertidodemasiadorápidoenhombreleprovocabaunamezcladepesaryalegría.

—Nomecabeduda.Amyytúnuncapeleabaiscomohacíamosnosotros.Ella es el sol y yo, el viento de la fábula. Y el sol sabe cómo llevar a unhombre,¿recuerdas?

—Te aseguro que ella, además de brillar, puede sacarte los colores. —Laurieseechóareír—.¡SihubiesesvistoelsermónquemesoltóenNiza!Teaseguro que fuemil veces peor que tus sarcasmos. Fue una provocación entoda regla.Ya te lo contaré en otra ocasión. Ella no lo hará nunca, porque,despuésdedecirquemedespreciabayqueseavergonzabademí,resultaqueseenamoradetanmalpartidoysecasaconelinútil.

—¡Menudabajeza!Bueno,sitetratamal,venadecírmeloyyosaldréentudefensa.

—Parecequenecesitoayuda,¿verdad?—dijoLaurie,yselevantóypusounaposedivertida,quecambiódeprontoaloíraAmypreguntar:

—¿DóndeestámiqueridaJo?

Lafamiliaenplenollegóytodossedieronabrazosybesosunayotravezy, tras varios intentos fallidos, los tres viajeros se sentaron y los demás losestudiaronenmediodeunaalegríageneralizada.ElseñorLaurence,mássanoy robusto que nunca, era sin duda el quemás habíamejorado con el viaje.Habíaperdidoengranmedidasudureza,ysutradicionalcortesíaeraaúnmásexquisita, por lo que resultaba especialmente encantador. Era maravillosoverlesonreírante«misniños»,comollamabaalajovenpareja;eraaúnmejorvercómoelafectuosoyfilialtratoqueAmyledispensabaleteníatotalmenterobadosuancianocorazón,perosindudalomejordetodoeraobservarcómoLaurie revoloteaba feliz, alrededor de ambos, disfrutando de tan hermosocuadro.

CuandoMeg vio aAmy, comprendió que el vestido que ella llevaba no

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teníaparanadauntoqueparisino…quelaseñoraMoffatquedaríatotalmenteeclipsada en presencia de la señora Laurence y que su «señoría» se habíaconvertidoenunadamafinayelegante.Alveralosdosenamoradosjuntos,Jopensó:¡Québuenaparejahacen!Yoteníarazón,Lauriehaencontradounajovenhermosayeducadaqueencajaráensuhogarmuchomejorquelaviejaydesgarbada Jo y que, en lugar de un tormento, será motivo de orgullo. Laseñora March y su esposo sonreían y asentían felices al comprobar que laprosperidaddesuhijamenornoseríasolomaterial,sinoquecontabacon lamayorriquezadetodas:amor,confianzayfelicidad.

ElrostrodeAmyirradiabaesedulcebrilloquenacedeuncorazónenpaz,suvozposeíaunaternuradistintaysuaspecto,antañofríoycursi,denotabaunadignidadfemeninae irresistible.Habíaabandonado todaafectación,y laamabledulzuraquepresidíatodossusgestoscontribuíaaaumentarsuencantomás que su belleza recién adquirida o su antigua elegancia, porque era laprueba inequívoca de que se había convertido en una auténtica dama, tal ycomosiemprehabíasoñado.

—Elamorhatransformadoanuestrapequeña—susurrólamadre.

—Siemprehatenidounbuenespejoenelquemirarse,querida—murmuróelseñorMarchobservandoamorosamenteelrostroajadoyelcabellogrisdesuesposa.

Daisy no podía apartar los ojos de su hermosa tía y se pegó a lamaravillosa dama comounperro faldero.Demi se tomó su tiempo antes demostrarse incondicional de la pareja mediante la inmediata aceptación delsobornoque sus tíos le ofrecieron: una tentadora familia de ososdemaderaprocedentedeBerna.Laurie,quesabíacómoganarsesufavorconunsencillomovimiento,ledijo:

—Jovencito,cuandotuveelhonordeconocerte,megolpeasteenelrostro;¡ahora exijo una compensación de caballeros! —Dicho esto, el alto tíoprocedióasacudirydespeinarasupequeñosobrinodeunamaneraquedañósudignidadfilosóficacasitantocomohizolasdeliciasdesualmadeniño.

—¡VálgameDios,sivatodadeseda,depiesacabeza!¡Quégraciaverlaasí, tan arreglada! ¡Y que todo el mundo llame «señora Laurence» a mipequeñaAmy!—musitólaviejaHannah,queaprovechabamientrasponíalamesaparaentrometerseabiertamenteyecharvistazosalosreciénllegados.

¡Yhabíaqueverlos!¡Cómohablaban!Primerouno,despuéselotro,yalfinallostresalavez,tratandoderesumirlasanécdotasdetresañosdeviajeen media hora. Por fortuna, llegó la hora de la cena y pudieron hacer unapausaysosegarse,yaque,dehaberseguidoaaquelritmo,habríanterminadoroncosyagotados.Quéfelizprocesiónformabanalentrarenelcomedor.El

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señorMarchacompañabaorgullosoala«señoraLaurence»ylaseñoraMarchcaminabadichosadelbrazode«suhijo».Elancianocaballero,queseapoyabaenJo,lesusurróaloído:«Ahora,tendrásqueserminiña»,ylanzóunamiradahacia el rincón vacío, junto a la chimenea; con labios temblorosos, Jomurmuró:«Intentaréestaralaaltura,señor».

Los gemelos iban detrás, dando brincos lamar de felices, porque, comotodoelmundoestabapendientedelosreciénllegados,losdejabandivertirseasusanchas,yellosnodudaronensacarelmáximopartidoalascircunstancias.Bebieron un poco de té a escondidas, se hincharon de pan de jengibre adlíbitum, comieron sendas magdalenas y, en el colmo del atrevimiento,escondieronun tentador pastelillo demermelada en sus bolsillitos, donde sepegó y desmigajó traicioneramente, lo que les enseñó que la naturalezahumanaylospastelillosson¡igualmentedelicados!Abrumadosporelpesodelaculpaporlospastelillossustraídos,ytemerososdequelaagudamiradadelatíaDodo,comollamabanaJo,descubrieseelbotínocultotraslafinateladebatistay lana, los jóvenespecadoresno sedespegaronde suabuelo,quenollevaba lasgafaspuestas.Amy,que ibademanoenmano,como lacomida,volvióalsalóndelbrazodelabuelodeLauriey,comoelrestoseemparejó,Josequedósola,circunstanciaqueaprovechóparaquedarrezagadaycharlarconHannah,que,ilusionada,lehabíapreguntado:

—¿Crees que la señorita Amy irá en su propio carruaje y comerá en lahermosavajilladeplataqueguardanenlacasa?

—Siusaseuncarruajetiradoporseiscaballosblancos,comieseenplatosde oro y nevase diamantes y vestidos de encaje todos los días, no mesorprendería.ParaTeddy,nadaeslosuficientementebuenoparasuesposa—contestóJomuysatisfecha.

—¡No se puede pedir más! ¿Qué querrás para desayunar, picadillo opescado?—preguntóHannah,quemezclabasabiamentepoesíayprosa.

—Mees igual.—YJocerró lapuertasintiendoque lacomidanoerauntema adecuado para el momento. Se quedó mirando cómo todos iban a laplantadearribay,cuandoviodesaparecerlospantalonesdecuadrosescocesesdeDemi,alllegarestealúltimoescalón,laembargóunrepentinosentimientodesoledad,tanintensoquemiróalrededor,conlosojosllenosdelágrimas,enbuscadealgoaloqueasirse,ahoraquehastaTeddylahabíaabandonado.Dehaber sabido qué regalo de cumpleaños la esperaba, no se habría dicho:Yalloraré cuando me acueste, ahora no puedo estar deprimida. Se secó laslágrimasconlamano—puesunadesuscostumbresmasculinasconsistíaenno recordar nunca dónde tenía el pañuelo— y cuando, no sin esfuerzo,consiguióesbozarunasonrisa,alguienllamóalapuertaprincipal.

La abrió con hospitalaria prontitud y se sobresaltó como si hubiese

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recibidolavisitadeunfantasma.Frenteaellahabíauncaballerorobusto,conbarba,cuyasonrisaloiluminabatodo,comoelsoldemedianoche.

—¡Señor Bhaer! ¡Qué alegría verle! —exclamó Jo, que lo abrazó confuerza,comosiconellopudieseevitarquelanocheselotragase.

—Lomismodigo,señoritaMarch.Disculpe,creoqueheinterrumpidosufiesta… —El profesor hizo una pausa al oír voces y música de baileprocedentesdelaplantasuperior.

—No,noesunafiesta,esunareuniónfamiliar.Estamoscelebrandoquemihermanoymihermanahanvueltodesuviaje.Entreysúmeseanosotros.

Como hombre educado que era, el señor Bhaer hubiese preferidomarcharseyregresarenotromomento,perolefueimposibleyaqueJocerróla puerta y le despojó de su sombrero.Tal vez la expresión del rostro de lajovenhizo el resto, porque esta no pudodisimular la alegría que le produjoaquelencuentroylamostróconunafranquezaquealsolitariocaballero,quenoesperabatangratabienvenida,leparecióirresistible.

—Si no es molestia, me encantará saludarlos. ¿Ha estado enferma,querida?

La pregunta pilló a Jo desprevenida mientras colgaba el abrigo en elperchero, y al señor Bhaer no se le escapó el cambio que produjo en elsemblantedelajoven.

—No, enferma no.Mehe sentido cansada y triste, han ocurridomuchascosasdesdequehablamosporúltimavez.

—¡Ah, sí, estoy al corriente! Me sentí muy triste por usted cuando meenteré.—YleestrechólamanotanafectuosamentequeJopensóquenohabíaconsuelo comparable al de aquella mirada dulce y aquel cálido apretón demanos.

—Papá,mamá,esteesmiamigo,elprofesorBhaer—dijoellasinpoderdisimular su orgullo y alegría. A buen seguro, de haber podido, le habríaanunciadocontrompetasyhaciendounareverenciaenlapuerta.

Si anuestro caballero lequedaba algunaduda sobre lapertinenciade suvisita, se disipó de inmediato al observar lo bien que lo recibía la familia.Todosletrataronconexquisitaamabilidad,primeroporcortesíahaciaJo,peroenseguida lo hicieron por gusto. No podía ser de otromodo, puesto que elseñor Bhaer llevaba el talismán que abre todos los corazones, y aquellaspersonas sencillas le acogieron con más calidez y amabilidad porque erapobre,yaquelapobrezaenriqueceaquieneslatrasciendenyesunpasaporteseguroparaganarlahospitalidaddelosespíritusbienintencionados.ElseñorBhaer se sentóymiróalrededor sintiéndosecomounviajeroque llamaa la

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puertadeunosdesconocidosyestosleacogencomoaunodeellos,Losniñosfueronhaciaél,atraídoscomolasmoscasalamiel,sesentaronensusrodillasysededicaronarevisarsusbolsillos,tirarledelabarbayestudiarsurelojdebolsillo con audacia infantil. Las mujeres intercambiaron mudas señales deaprobación.ElseñorMarchsintióquehabíaencontradoun igualyconversóanimadamente con su nuevo huésped,mientras John escuchaba en silencio,muyatento,yelseñorLaurenceseresistíaaretirarse.

Si no hubiese estado tan ocupada, a Jo le habría hecho gracia elcomportamientodeLaurie,puesestesintióunaincomodidadque,másquealoscelos,obedecíaalrecelo,ysemantuvodistantealprincipio,observandoalrecién llegado con la circunspección de un hermano. Sin embargo, ladesconfianzanoduródemasiado,elseñorBhaerlecautivóapesarsuyoy,sindarsecuenta,seunióalaagradablecharla.ElseñorBhaerraravezsedirigíaaLaurie,perolemirabaconfrecuenciaconciertapena,comosi,alveraaqueljoven en la flor de la vida, pensase con nostalgia en su juventud perdida.Luegomiraba a Jo con una intención tan transparente que, de haberle vistoella,habríarespondidodeinmediatoasumudapregunta.PeroJo,conscientedequeunamiradapodríadelatarsussentimientos,noquitabaojodelcalcetínqueestabaconfeccionandoensumejorestilodesolteronamodelo.

De vez en cuando, le echaba un cauteloso vistazo que calmaba su ansiacomoelaguamitigalaseddelesforzadocaminante,porquetodocuantoveíaeran buenos presagios. El señor Bhaer había perdido su aire distraído y semostrabaapasionado, totalmentecentradoenelmomentopresente,yparecíamucho más joven y apuesto que de costumbre. Curiosamente, Jo no locomparóconLaude,comosolíahacerconloshombresalosqueconocía,paradetrimentode lamayoría.El señorBhaerparecíamuy inspirado, aunque lascostumbres funerariasde losantiguos—el temadelqueestabanhablando—noresultaseprecisamentemuyalegre.CuandoJovioqueTeddyseapasionabacon la conversación y su padre escuchaba con atención, sintió una gransatisfacción y se dijo: ¡Cómo disfrutaría pudiendo hablar cada día con unhombre como este! Por último, el señor Bhaer vestía un traje negro que ledabaelaspectodeunauténticocaballero.Sehabíarecortadolapobladabarbayllevabaelcabellomuybienpeinado,aunquenoledurómucho,yaque,conlapasiónde lacharla,se loalborotóyvolvióa tenereldivertidoaspectodecostumbre,quejopreferíaporquepensabaquelefavorecíamuchomás.¡PobreJo!Allísentada,tricotando,nodejabadealabaraaquelhombresencilloynohabía detalle que se le escapase, ni siquiera el hechode que el señorBhaerllevabagemelosdeoroensusinmaculadospuños.

Miqueridoamigonosehabríavestidoconmáscuidadosihubiese idoaunapeticióndemano,pensóJo.Depronto,leasaltóunasospechaquekhizosonrojarsede talmaneraquedejócaer la laboryseagachóa recogerlapara

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poderocultarsurostro.

Sin embargo, la maniobra no le dio tan buen resultado como esperabaporque, aunque estaba hablando de cómo se prendía fuego en una pirafuneraria, el señor Bhaer soltó metafóricamente la antorcha y se agachó arecogerelpequeñoovilloazul.Y,cómono,sedieronungolpeenlacabeza,vieron las estrellas y ambos se incorporaron ruborizados y sonrientes, sinhaber recuperado el ovillo, y volvieron a sus asientos deseando no haberselevantado.

ComoHannahseencargódeacostaralosniñosyelseñorLaurencesefueacasaadescansar,laveladasealargósinproblemas.Sentadosalrededordelachimenea, todos charlaronanimadamente, sinver el tiempopasar, hastaqueMeg,convencidadequeDaisysehabíacaídode lacamaydequeDemisehabía prendido fuego al camisón al jugar con unas cerillas, decidió que erahoraderegresaracasa.

—Ahora que volvemos a estar todos reunidos, deberíamos cantar comohacíamosenlosviejostiempos—propusoJo,convencidadequecantarseríaunaformasegurayagradablededarsalidaalajubilosaemociónquesentía.

No estaban todos, pero nadie juzgó incorrectas o irrespetuosas esaspalabras, puesto que Beth parecía estar allí —una presencia serena—,invisible, peromás querida que nunca, pues lamuerte no podía romper loslazosfamiliaresqueelamorhabíavueltoindisolubles.Lapequeñasillaseguíaensulugar,elpulcrocestoqueguardabalalaborquelajovendejóinacabadacuandolaagujasevolviódemasiadopesadaparasusdedoscontinuabaenelestante, y su amado instrumento, que casi nunca sonaba ya, seguía dondesiempre.Y,porencimadetodoeso,elrostrodeBeth,serenoysonrientecomoenlosbuenostiempos,parecíaobservarlosydecir:«¡Sedfelices,sigoaquí!».

—Amy, tocaalgoparaqueveancuántohasaprendido—propusoLaurie,conelcomprensibleorgullodeunmaestroquedeseaverlucirseasupupila.

Amysuspiró,miróconlágrimasenlosojoseltabureteydijo:

—Estanocheno,querido.Hoynopuedotocarnada.

Sinembargo,mostróalgomejorquesuhabilidadosubrillantezalpiano,yaquecantólascancionesquesolíaentonarBethconunadulzuraqueningúnmaestropuedeenseñaryquellegaalcorazóndequieneslaescuchanconunafuerzaquesololainspiraciónpuededar.Lasalaestabaensilencio,yaAmyselequebrólavozalpronunciarlaúltimafrasedelacanciónfavoritadeBeth,que decía: «No existe dolor terreno que el cielo no pueda curar».Después,abrazóasuesposo,queestabadetrásdeella,ysintióquesuregresoalhogarnoeratanperfectosinelbesodesuhermanaBeth.

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—Yahora,paraterminar,elseñorBhaernoscantaráunacanción—dijoJoparaevitarqueaquelsilenciollenodedolorseprolongara.

ElseñorBhaerseaclarólagarganta,diounpasohaciaJoyrepuso:

—Siustedlacantaconmigo.Nossalemuybienjuntos.

Tal afirmación era una mentira piadosa, puesto que Jo tenía la graciamusicaldeungrillo.Noobstante,habríaaceptadohastacantarunaóperasiélselohubiesepedido.Asípues,sepusoagorjearsinprestaratenciónnialtononi al compás, pero no se notó mucho porque el señor Bhaer, como buenalemán, cantaba alto y bien, de modo que Jo se limitó a tararear para oíraquellavozmelodiosaqueparecíacantarexclusivamenteparaella.Lacanciónhablabadeunatierralejanaalaqueelprotagonistaansiabairconsuamada,yJo,emocionada,deseócontestaratandulceinvitaciónquepartiríafelizconélaesatierradesconocidacuandoélquisiese.

La canción fue del agrado de todos y el intérprete, tímido, recibió lasalabanzasdelpúblico.Momentosdespués,alverqueAmyseponíaelgorroparasalir,el señorBhaerolvidósusbuenosmodalesy lamiróboquiabierto.Noentendíaquéocurría,porqueJoselahabíapresentadocomosuhermanaynadie se había referido a la joven como la señora Laurence. Sin embargo,cuandoLauriedeclaró:«Miesposayyoestaremosencantadosderecibirleennuestracasa,dondesiempreserábienvenido»,elprofesorcomprendiótododegolpe y mostró tal satisfacción que Laurie se dijo que era el hombre másagradecidoqueconocía.

—Yotambiénhede irme,perovolverépronto, sime lopermite,queridaseñora.Hedeatenderunasuntoenlaciudadquemeretendráaquívariosdías.

ElprofesorhablabaalaseñoraMarch,peromirabaaJo.LahijaconsintióconlamiradaylaseñoraMarchlohizoconpalabras,pues,contrariamentealoquepensabalaseñoraMoffat,noeraajenaalosinteresesdesushijas.

—Parece un hombre inteligente—comentó el señorMarch, con plácidasatisfacción,desde laalfombrilla,unavezqueelúltimode loshuéspedessehubomarchado.

—Estoy segura de que es un buen hombre —añadió la señora Marchmostrandosudecididoapoyoalprofesor,mientrasdabacuerdaalreloj.

—Sabíaqueoscaeríabien—fuetodoloquedijoJoaldespedirseparairalacama.

SepreguntabaquéasuntohabíatraídoalseñorBhaeralaciudady,alfinal,concluyó que le habrían otorgado algún premio al que él, por sumodestia,habríapreferidonoreferirse.Silehubiesepodidoverlacaramientras,yadevueltaensuhabitación,contemplabael retratodeuna jovenseverayrígida,

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conunabuenamatadepelo,queparecíatenerlamiradaperdidaenunoscurofuturo, habría imaginado de qué se trataba. Y si le hubiese visto besar elretratoantesdeapagarlaluz,nolehabríaquedadoningunaduda.

CAPÍTULO44-SEÑORYSEÑORA

—Por favor, mamá, ¿podría prestarme a mi esposa media hora? Elequipaje ya ha llegado y, aunque he estado revolviendo entre las galasparisinasdeAmy,no encuentro loquebusco—dijoLaurie al día siguiente,cuando fue a buscar a su esposa y la encontró sentada en las rodillas de sumadre,comosivolvieseaserunaniña.

—Porsupuesto.Ve,querida.Habíaolvidadoqueahora tienesotrohogar.—Y la señoraMarch apretó la blancamanoque llevaba el anillo de casadacomosipidieraperdónporsucodiciamaternal.

—Nohabríavenidoabuscarladehaberpodidoevitarlo,peroyanosévivirsinmimujercita,soycomoun…

—Unaveletasinviento—apuntóconunasonrisaJo,quedesdequeTeddyhabíaregresadoacasavolvíaaserlamuchachadesvergonzadadesiempre.

—Exactamente,porqueAmymetienemirandoaloestelamayorpartedeltiempoysolomedejagirardevezencuandohaciaelsur.Desdequemehecasadonoséquéeselvientodelestenihevistoeldelnorte.Aunasí, sigosanoytranquilo…No,¿querida?

—Por ahora, hemos tenido buen tiempo, pero no sé cuánto durará. Detodosmodos, las tormentasnomeasustanporqueestoyaprendiendoaguiarmibarco.Iréacasa,querido,yteayudaréabuscartusacabotas,queimaginoesloquehasestadorebuscandoentremiscosas.Madre,loshombressonunosinútiles—dijoAmy,conesetonodejovenreciéncasadaqueentusiasmabaasuesposo.

—¿Qué pensáis hacer una vez instalados? —preguntó Jo, mientrasabrochabaelabrigodeAmycomohacíaconsudelantalcuandoerapequeña.

—Tenemos planes pero no queremos decir nada todavía porque estamosultimándolos. Eso sí, no vamos a quedarnos ociosos. Yo trabajaré en elnegocioconunaentregaquesatisfaráamiabueloyledemostraréquenosoyunniñomalcriado.Necesitoalgoquemedéestabilidad,estoyhartodevagarsinrumbo;voyatrabajarcomounhombre.

—¿YAmyquéhará?—inquiriólaseñoraMarch,contentadequeLauriehubiesetomadotaldecisiónyhablasedeellacontantoentusiasmo.

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—Despuésdecumplir con todas las formalidades sociales, sorprenderá atodos con la organizaciónde elegantes encuentros ennuestra casa a los queacudirá la flor y nata de la sociedad y que tendrán una influencia benéficasobreelmundoensuconjunto,¿Loheexplicadobien,madameRecamier?—preguntóLauriemientrasmirabaaAmyconsocarronería.

—Eltiempodirá.Veacasa,impertinente,ynoteburlesdemídelantedemi familia—contestó Amy, convencida de que en un hogar, antes de unadamadesociedadqueorganizareuniones,debehaberunabuenaesposa.

—¡Qué felices parecen juntos! —comentó el señor March, al que lecostaba reanudar la lectura de Aristóteles después de que la pareja semarchara.

—Sí, y creo que durará—añadió la señora March, con el alivio de uncapitánquehallevadoelbarcosanoysalvoalpuerto.

—Seguroquesí.Amyserámuyfeliz—dijoJoconunsuspiro.Después,alverqueelprofesorBhaerabríalapuertadeljardínconimpaciencia,surostroseiluminóconunasonrisa.

Mástarde,esemismodía,despuésdeencontrarelsacabotas,Laudedijodeimprovisoasuesposa,queestabaorganizandosusnuevostesorosartísticos:

—SeñoraLaurence…

—Sí,miseñor.

—¡EsehombrepretendecasarseconnuestraJo!

—Esoespero;¿túno,querido?

—Bueno,amormío,mepareceestupendoentodoslossentidos,peromegustaríaquefuesealgomásjovenymuchomásrico.

—Venga,Laurie,noseastanquisquillosoytanpráctico.Siseaman,¿quéimportan los años que tenga o lo pobre que sea?Unamujer nunca deberíacasarse por dinero…—Amy se interrumpió al oírse decir eso y miró a suesposo,querepusoconmaliciosaseriedad:

—Estoy de acuerdo. Sin embargo, he oído a algunas jovencitasencantadorasdecirenocasionesqueesaessuintención.Silamemorianomefalla,enalgúnmomentotúpensastequeteníaslaobligacióndecasarteconunhombrerico.Talvezesasealarazónporlaquetehasunidoauninútilcomoyo…

—¡Oh,querido,nodigaseso!Cuandotediel«sí»habíaolvidadoqueerasrico.Mehubiesecasadocontigoaunquenotuviesesuncentavoy,aveces,megustaría que fueses pobre para poderte demostrar lomucho que te amo.—Dichoesto,Amy,queeramuydignaenpúblicoymuycariñosaenprivado,

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diosobradasmuestrasdelaveracidaddesuspalabras—.Supongoqueyanocreerásquesoyunapersona tan interesadacomopudeserenotromomento,¿verdad? Sime dijeses que no crees que remaría contigo en elmismo boteaunquenotuviesesdequévivir,mepartiríaselcorazón.

—Nosoy tonto,querida.¿Cómo ibaanocreertecuandorechazasteaunhombre más rico por mí y no permites que te compre la mitad de lo quemereces? Hoy en día, a muchas chicas las educan para que se casen pordinero, pobrecillas, y creen que es su única salida. Pero, aunque en algúnmomentotemíporti,hasestadoalaalturadelasenseñanzasquerecibisteynomehasdecepcionado.Precisamenteayerselocomentéamamá,yellasepuso más contenta y estuvo más agradecida que si le hubiese regalado unmillónparaobrasdecaridad.SeñoraLaurence,nomeestáescuchando…—Laurieseinterrumpióporque,aunqueAmylemiraba,parecíaausente.

—Sí te escucho, pero estoy admirando el hoyuelo que se te forma en labarbilla.Noquieroque tevuelvasvanidoso,peroestoymásorgullosademiesposoporloguapoqueesqueportodoeldineroquetiene.Noterías,perotunarizmegustamuchísimo…—Yaldecireso,AmyacariciólaperfectanarizdeLaurieconsatisfaccióndeartista.

Lauriehabíarecibidomuchoselogiosalolargodesuvida,peroningunolehabíacomplacidotanto,comobiendemostró,aunqueseriodelpeculiargustodesuesposamientraselladecía:

—Querido,¿puedohacerteunapregunta?

—Porsupuesto.

—SiJosecasaconelseñorBhaer,¿temolestará?

—Oh,yaveo,demodoqueeseeselproblema,¿noescierto?Pensabaquemihoyuelonoteacababadeconvencer…TeaseguroqueeldíaenqueJosecasebailaréfelizenelconvite,yaquemesientoelhombremásafortunadodelaTierra.¿Lodudas,monamie?

Amylemirósatisfecha,elúltimorastrodecelosdesaparecióparasiempreylediolasgraciasllenadeamoryconfianza.

—Megustaríahaceralgopornuestromagníficoyviejoprofesor.¿YsinosinventamosqueunparientelejanosuyoacabademorirenAlemaniadejándoleunapequeñafortuna?—comentóLauriecuandoempezaronacaminarpor lasalacogidosdelbrazo,comolesgustabahacerpararecordarsuspaseosporeljardíndelcastillo.

—Jolodescubriríaydesbarataríaelplan.Ellalequierecomoesyayermecomentóquelapobrezaleparecíaalgohermoso.

—QueDios labendiga,nocreoquepiense lomismocuandoestécasada

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con un hombre de letras y tenga quemantener a sus pequeños profesores yprofesoras. No nos meteremos ahora, pero buscaremos la ocasión y losayudaremosaunqueno loquieran.Yo ledeboaJopartedemieducacióny,comoesdebiennacidospagarlasdeudas,loharédeformaindirecta.

—Quéhermosoespoderayudara losdemás,¿no teparece?Esehasidosiempremisueño,estarencondicionesdedarsinpedirnadaacambio,ahora,graciasati,misueñosehahechorealidad.

—Haremosmucho bien, ya lo verás.Me gustaría ayudar a una clase depobresenparticular.Losmendigosrecibenayuda,peroloscaballerospobresno, porque no la piden y nadie se atreve a ofrecerles caridad. Sin embargo,existen mil maneras de ayudarlos con delicadeza, sin ofenderlos. He deconfesarqueprefiero ayudar auncaballerovenidoamenosqueaunpobrequemedécoba.Quizánoestébien,peroesloquepienso,aunqueresultemásdifícil.

—Porquehayqueseruncaballeroparahacerlo—añadióelotromiembrodelasociedaddeayudaalnecesitado.

—Gracias, no creomerecer ese calificativo. Sin embargo, cuando estabadandotumbosporelmundo,conocíamuchosjóvenescontalentoqueteníanquehacertodaclasedesacrificiosysoportarprivacionesparapodercumplirsus sueños.Lamayoríadeelloseranmuchachosestupendos,que trabajabancomohéroes, pobres y sin amigos, pero con un coraje, una paciencia y unaambición que hacían queme avergonzara demímismo y sintiese ganas deecharles unamano.A esa clase de gente da gusto ayudarlos, porque tienentalento, y es unhonor servirlos e impedir que se detengano se retrasenporfaltademedios.Esunconsuelopoderanimarlosybrindarlesayudaparaquenodesesperen.

—Tienes razón, pero hay otra clase de personas que no piden ayuda ysufren en silencio. Sé de qué hablo porque lo he vivido, antes de que meconvirtieses en una princesa. Laurie, las jóvenes con ambición lo pasanfrancamentemaly,amenudo,venescaparoportunidadespreciosasporquelesfalta la ayuda en el momento preciso, La gente se ha portado muy bienconmigo y, cuando veo a una joven luchar como nosotras teníamos quehacerlo, siento ganas de tenderle una mano y ayudarla como hicieronconmigo.

—¡Yloharás,querida,porqueeresunángel!—exclamóLaurie,que,enunarrebatofilantrópico,decidiócrearyapoyarunainstituciónparaayudaralasjóvenes con intereses artísticos—. Los ricos no tienen derecho a quedarsecruzadosdebrazos,disfrutandodesudinerooacumulandomásparaqueotroslomalgasten.Enlugardedejarherenciasmillonariasalmorir,esmuchomásinteligenteutilizareldinerosabiamenteenvidaydisfrutarhaciendofelicesa

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losdemás.Lopasaremosbien,querida,peroayudaremosaqueotros tenganunavidamejor.¿QuerrássercomoTabitayvaciarelcestode lacomodidadparallenarlodebuenasobras?

—Sin duda, y tú, querido, ¿querrás ser como sanMartín y compartir tucapaconlospobres?

—Tratohecho.Haremosloquepodamos.

La joven pareja selló su pacto con un apretón demanos y siguieron supaseo,felices,convencidosdequesuhogarseríamejorsiayudabanaotrosailuminarelsuyo,quesuspiespisaríanmásrectamenteelsenderodefloresquetenían ante ellos si despejaban el duro camino que otros debían recorrer ysegurosdeque suscorazonespermaneceríanunidosporunamorqueno lesimpedíarecordaraaquellosquenoerantanafortunadoscomoellos.

CAPÍTULO45-DAISYYDEMI

NopodríaconsiderarcumplidamihumildelabordecronistadelafamiliaMarch si no dedicase, por lo menos, un capítulo a sus dos miembros máspreciosos e importantes.Daisy yDemi habían alcanzadoya ciertamadurez,pues, en estos tiempos enque todova tan rápido, losniñosde treso cuatroañoshacenvalersusderechosyconsiguenloquequieren,loquenosiempreeselcasodemuchosdesusmayores.DudoquehayanexistidodosgemelosmásconsentidosqueloshermanosBrooke,Bienesciertoqueeranunosniñosextraordinarios,comoevidenciaelhechodequealosochomesescaminaran,a los doce hablaran con fluidez y a los dos años comieran en lamesa y secomportasenconunapropiedadqueembobabaa todoelque losveía.A lostresaños,Daisypidióunaagujayconfeccionóunabolsaconcuatropuntadas,se dedicó a hacer labores domésticas en el aparador y usaba una cocinamicroscópicadejugueteconunagraciaquehacíaqueaHannahselellenasenlos ojos de lágrimas de orgullo.Mientras, Demi aprendía a escribir con suabuelo,que inventóunnuevométodopara enseñar el alfabeto formando lasletrasconlaspiernasylosbrazos,conloqueconseguíaunirsaberygimnasia.Elniñodiotempranasmuestrasdetenertalentoparalamecánica,paraalegríadesupadreyentretenimientodesumadre,puestoquesuafánporimitartodaslasmáquinasqueveíahacíaquesudormitoriofueseunauténticocaos,enelqueinstalóunamisteriosaestructuracreadaconcuerdas,sillas,pinzasderopay bobinas que hacían girar unas ruedas constantemente. También habíacolgadouncestodelrespaldodeunasillagrandeytratabaenvanodeizarenél a su demasiado confiada hermana, que, con femenina entrega, soportabacoscorronesenlacabecita,hastaquesumadreacudíaensurescateyeljoven

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inventorprotestabaairado.

A pesar de tener caracteresmuy distintos, los dos hermanos se llevabanextraordinariamentebienyraravezsepeleabanmásdetresvecesaldía.Porsupuesto,Demi,quetiranizabaaDaisyasuantojo,ladefendíagalantementesi otra persona la agredía, yDaisy, que aceptaba debuengrado ser galeote,adoraba a su hermano, al que consideraba el ser más perfecto del mundo.Daisyeraunaniñarechoncha,adorableysonrosadaqueseganabaelcorazónde todos. Era una de esas criaturas encantadoras que parecen hechas pararecibirbesosymimos,paraquelasadorenycuidencomopequeñosdiosesypara lucir en los días de fiesta. Era tan virtuosa y dulce que, de no ser poralgunaqueotratravesura,hubieseparecidomásangelicalquehumana.Vivíaenunmundodecolorderosaycadamañana,aldespertar,corríaalaventanaencamisón, la abríay, llovieseohiciese sol, exclamaba siempre:«¡Quédíatan bonito!».Era amiga de todo elmundo y besaba a los desconocidos contantaconfianzaquelossolterosempedernidosseablandabanylosamantesdelosniñosseconvertíanenfielesdevotosdesupersona.

«Yoquieroatodoelmundo»,anuncióenunaocasiónabriendolosbrazos,conunacucharaenunamanoyunatazaenlaotra,comosiquisieseestrecharyalimentaralmundoentero.

Alverlacrecer,sumadrecomprendióqueelDovecoteconoceríalamismabendiciónquesuanteriorhogar, ladealbergaraunserserenoycariñoso,yrogónovolverasufrirunapérdidacomoladesuhermana,quelehabíahechodarse cuenta de que habían vivido con un ángel sin saberlo. El abuelo amenudo se confundía y la llamaba «Beth», y la abuela la cuidaba conincansableentrega,comositratasedecompensaralgúnerrorpasadoquesoloellapodíaver.

Demi,comoyanquiqueera,todolopreguntabaytodoloqueríasaber,ysemolestaba mucho cuando no recibía una respuesta satisfactoria a susempiterno«¿Porqué?».

Para dicha de su abuelo, quemantenía conversaciones socráticas con él,Demi tenía cierta predisposición hacia la filosofía y, a menudo, tan precozpupiloponíaenapurosasuprofesor.

—¿Qué mueve mis piernas, abuelo? —preguntó el joven filósofocontemplando esa parte de su anatomía con aire meditabundo, una noche,mientrasdescansabadespuésdecometervariastravesuras.

—Tu mente, Demi —contestó el sabio acariciando la dorada cabecitarespetuosamente.

—¿Quéeslamente?

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—Esloquehacequetucuerposemueva,delmismomodoquelacuerdadelrelojlomantieneenmarcha,talycomotemostré.

—Ábreme,quierovercómofunciono.

—Yonopuedohacereso,delmismomodoquetúnopodíasabrirsolomireloj.DiosseencargadedartecuerdayseguirásfuncionandohastaqueÉltepare.

—¿Deveras?—Demiabrióaúnmássusojosmarrones,másbrillantesquenuncaanteaquellarevelación—.Entonces,¿élmedacuerdacomosifueseunreloj?

—Sí, pero no te puedo mostrar cómo lo hace, porque siempre ocurrecuandonopodemosverlo.

Demi se palpó la espalda buscando semejanzas con un reloj y comentómuyserio:

—SupongoqueDiosmedacuerdamientrasduermo.

A eso siguió una detallada explicación por parte del abuelo que Demiescuchó con suma atención y que llevó a la abuela, algo angustiada, apreguntar:

—Querido,¿creesoportunohablardeestascosasconunniño?Dudoquelasentiendaysoloconseguirásquehagapreguntascadavezmásdifícilesdecontestar.

—Si tiene edad para plantear la pregunta, tiene edad para escuchar larespuesta.Yonolemetoideasenlacabeza,melimitoaayudarleadesarrollarlasqueyatiene.Estosniñossonmásinteligentesquenosotrosynomecabelamenordudadequeelmuchachoentiendetodoloqueledigo.Veamos,Demi,¿dóndeseencuentratumente?

Si el niño hubiese respondido, como Alcibíades: «Por todos los dioses,Sócrates,notengoidea»,suabuelonosehubiesesorprendido.Sinembargo,cuando el niño, tras permanecerunos segundos apoyado enuna solapierna,como una cigüeña meditabunda, contestó muy seguro de sí: «En miestómago», el anciano caballero se echó a reír con la abuela y dio porterminadalaclasedemetafísica.

LamadrehubiesetenidomotivosparaangustiarsedenohaberdejadoclaroDemi que, además de un filósofo en ciernes, era un muchacho de carne yhueso.Amenudo,trasunaconversaciónquehacíaaHannahprofetizar,conunnial presentimiento: «Este niño no durará mucho en este mundo», él iba ytranquilizabaasumadrecometiendoalgunadelastravesurasconlasquelospequeñosyqueridosgranujasentretienenyhacenlasdeliciasdesuspadres.

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Megimpusovariasnormasdeconductaehizoloposiblepormantenerlas,pero ¿qué madre está preparada para las artimañas, ingeniosas salidas ytranquila audacia de hombres y mujeres en miniatura que actúan como lostaimadosladronzuelosdeOliverTwist?

—Demi, no comas más pasas o te pondrás malo —dice la madre a lapersonitaqueseofreceaayudarenlacocinacontenazregularidadlosdíasenlosqueestáprevistoprepararpudindepasas.

—Megustaestarmalo.

—Notequieroaquí,asíqueveaayudaraDaisyconlasempanadas.

Sevademalaganapero,comosuserrorespesansobresuconciencia,alcabo de un rato, cuando encuentra una nueva oportunidad de enmendarlos,consigueengatusarasumadre.

—Ahora,comotehasportadomuybien,puedespedirmeloquequieras—comenta Meg acompañando a su ayudante escaleras arriba, con el pudin asalvoenlacocina.

—¿Deverdad,mamá?—preguntaDemi, al que se le acababade ocurrirunaideabrillante.

—Sí, de verdad; puedes pedir lo que sea—contesta la madre, ajena alriesgo,imaginandoquetendráquecantarlacancióndelostresgatitosmediadocenadevecesosaliracompraruncentavodemagdalenashagael tiempoquehaga.PeroDemilaacorralaconunaestudiadarespuesta:

—Entonces,dejaquecomatodaslaspasasquequiera.

La tíaDodo era la confidente y compañera de juegos favorita de ambosniñosy,unavez reunidos, el tríoponía la casapatas arriba.La tíaAmyerapoco más que un nombre para ellos, y la tía Beth se fue diluyendoplácidamenteenelrecuerdo,perolatíaDodoeraunarealidadcotidianadelaquedisfrutabanalmáximo,algoqueellaagradecíasobremanera.Sinembargo,conlallegadadelseñorBhaer,Jodescuidóasuscompañerosdejuegos,loquesumióalospequeñosenunprofundoabatimientoydesolación.Daisy,alaqueleencantabairporahírepartiendobesos,perdióasumejorclienteycayóenlabancarrota,yDemi,consuinfantilintuición,comprendiódeinmediatoquelatíaDodoprefería jugar con«elhombrede labarba»antesqueconél, pero,aunquesesintiódolido,ocultósudisgustopuestoquenopodíainsultaraunrivalqueteníaunaminadechocolateenelbolsillodelchalecoyunrelojquesusardientesadmiradorespodíansacardelestucheyagitaraplacer.

Nofaltaráquienconsideresobornosesaspequeñas libertades,peroDemino lo veía con esos ojos y seguía siendo condescendiente y afable con elhombre de la barba; Daisy, por su parte, le hizo entrega de su afecto en la

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tercera visita y pasó a considerar sus hombros como su trono; sus brazos,comosurefugio,ysusregalos,comotesorosdevalorincalculable.

Amenudo, los caballeros suelen fingir una repentina admiración por losjóvenesparientesde lasdamasa lasque tratande conquistar, pero esa falsaamistad no es del agrado de los pequeños y no convence a nadie. Lossentimientos del señor Bhaer eran sinceros a la par que eficaces, porque lahonradez es lamejor consejera tanto en el amor como ante la ley.Al señorBhaer,enverdad,legustabanlosniñosyeraespecialmenteentretenidoverelcontrasteentresuadustoyvirilrostroylaalegreexpresióndelospequeños.Elnegocioquelehabíallevadoallí leretuvovariosdías,peronoleimpedíaacudiracasadelosMarchcasitodaslastardesparaver…Bueno,puestoquesiemprepreguntabaporelseñorMarch,hemosdesuponerqueéleralarazónde sus visitas. Nuestro excelente padre vivía engañado pensando que, enefecto, él era el objeto de tanta atención y disfrutaba mucho de las largascharlasconaquelhombreinteligente,hastaquesunieto,másobservadorqueél,leabriósúbitamentelosojos.

Unatarde,cuandoelseñorBhaerllegó,sedetuvoenelumbraldelestadio,atónitoanteelespectáculoqueencontró.ElseñorMarchestabatumbadoenelsuelo, con sus respetables piernas en alto, y a su lado, igualmente tendido,Demi se esforzaba por imitar su postura con sus piernecitas, cubiertas conmediasrojas.Ambosestabantanabsortosensuactividadquenosepercataronde la presencia de espectadores, hasta que el señor Bhaer soltó una sonoracarcajadayJoexclamóescandalizada:

—¡Papá,papá!¡Elprofesorestáaquí!

Las piernas negras descendieron y se alzó una cabeza de cabellos canosquesaludóconimperturbabledignidad:

—Buenas tardes, señor Bhaer. Le ruego que me disculpe un instante,estamosterminandounaclase.Ahora,Demi,formalaletraydimecuáles.

—La conozco. —Y tras varios esfuerzos convulsos, las piernas rojasadoptaron la formadeuncompásyel inteligentepupiloexclamótriunfal—:¡Esunauve,abuelo,unauve!

—Este niño es un genio—comentó Jo entre risas mientras su padre selevantabaysusobrinotratabadehacerelpinoparamostrarsualegríaanteelfindelaclase.

—¿Quéhashechohoy,bübchen?—preguntóelseñorBhaer,ayudandoalgimnastaaponerseenpie.

—HemosidoavisitaralapequeñaMary.

—Yunavezallí,¿quéhiciste?

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—Labesé—reconocióDemiconsunaturalfranqueza.

—¡Caramba!Esosíqueesempezarpronto,¿YquédijolapequeñaMary?—inquirió el señor Bhaer, convertido en confesor del joven pecador, que,sentadosobresusrodillas,revisabaelcontenidodelbolsillodesuchaleco.

—¡Oh,legustó,mebesóyamímegustó!Alosniñoslesgustanlasniñas,¿no?—dijoDemiconlabocallenaycaradesatisfacción.

—Eres un jovenmuy precoz. ¿Quién te hametido eso en la cabeza?—intervinoJo,quedisfrutabaconaquellasinocentesrevelacionestantocomoelprofesor.

—Noestáenmicabera, estáenmiboca—contestóelpequeñoDemi,ysacólalenguaparamostraruntrozodechocolate,pensandoquesutíanosereferíaalasideassinoalosdulces.

—Deberías guardar un poco para tu pequeña amiga. Dulces para lasdulces.—Dichoesto,elseñorBhaerofrecióunpocodechocolateaJo,quesepreguntósinoseríaelnéctarquebebíanlosdioses.

Demilosviosonreíre,impresionado,preguntó:

—Profesor,¿alosniñosgrandeslesgustanlasniñasgrandes?

Como,aligualqueelpresidenteWashington,elseñorBhaereraincapazdementir,diounarespuestaimprecisa;dijoquecreíaquesí,peroenuntonoquehizo que el señorMarch dejase de cepillarse la chaqueta, mirase a Jo, quedesvió la vista, y se dejase caer sobre el sofá, abrumado por la idea, a untiempodulceyamarga,quesuprecoznietohabíapuestoensumente.

DeminuncaentendióporquécuandosutíaDodolesorprendióescondidoen ladespensa,mediahoradespués, en lugarde reñirle, leabrazó tan fuertequecasi ledejó sin respiración,yelhechodequea tanextrañaynovedosaactitudsesumaseelquelepremiaseconunarebanadadepanconmermeladaseconvirtióenunmisterioinsondableparaél.

CAPÍTULO46-BAJOELPARAGUAS

Mientras Laurie y Amy daban sus paseos conyugales por alfombras deterciopelo, ponían en orden su casa y planeaban un futuro lleno debendiciones,elseñorBhaeryJodisfrutabandepaseosdistintosporcaminosembarradosycamposempapados.

Siempresalgoadarunpaseoalatardecer,ynoveoporquédeberíadejardehacerlosoloporhabermeencontradovariasvecesalprofesor,sedijoJo,la

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segunda o tercera vez. Porque, aunque se podía ir a casa de Meg por doscaminos,siempresetopabaconél,alaidaolavuelta,tomaseelquetomase.Élsiempreibaabuenpasoyparecíanoverlahastaqueellaestabamuycerca;entonces, la miraba como si sus miopes ojos no le hubiesen permitidoreconocerla hasta ese instante. Si ella se dirigía a casa de Meg, él,casualmente, llevabaunregalopara losniños;siella ibadevueltaacasa,élhabía salido adarunpaseopor el ríoypensabapasar averlos, salvo, claroestá,queestuviesencansadosdesusfrecuentesvisitas.

Dadas las circunstancias, ¿qué otra cosa podía hacer salvo saludar einvitarle a entrar?Si estabahartade susvisitas, lodisimulabamuybien,yaquesiempresepreocupabadequehubiesecaféalahoradelacenaporque«aFriedrich…alseñorBhaer,quierodecir,nolegustaelté».

En la segunda semana, todos estaban perfectamente al tanto de lo queocurría,perofingíancegueraanteloscambiosoperadosenlaexpresióndeJo.Nadiepreguntabaporquécantabamientras trabajaba,seretocabaelpeinadotres veces al día o volvía radiante de los paseos vespertinos. Era como siningunode ellos sospechaseque el señorBhaer charlabade filosofía con elpadremientrasledabaalahijaleccionesdeamor.

ComoJonosabíaabrirsucorazóndeunamaneradecorosa,tratabaatodacosta de frenar sus sentimientos y, al no conseguirlo, vivía en un constanteestadode inquietud.Temíaque los demás se riesende ella si se enamorabadespuésdehaberdefendidocontantodenuedosuindependencia.AquienmástemíaeraaLaurie,quesinembargo,desdequeAmy llevaba las riendas,nohabíavuelto a llamar al señorBhaer «viejo estupendo», no comentabanadasobre el hecho de quejo cuidasemás su aspecto ni semostraba sorprendidocuando encontraba al profesor cenando en casa de losMarch casi todas lasnoches. No obstante, en secreto el joven se sentía jubiloso y esperaba conilusiónelmomentoenquepudieraentregaraJounplatoconeldibujodeunosoyunbordónencampodegulescomoadecuadoblasón.

Durantedos semanas, elprofesoracudióa lacasade losMarchconunapuntualidaddeenamoradoy,después,estuvotresdíassindarseñalesdevida,loquepreocupóa todos. Jo al principio se inquietó, pero luego—cosasdelamor—semostrómuyenfadada.

Esindignante.Sehaidocomovino,sinavisar.Noesquemedebanada,claroestá,perolomásindicadoeraquepasaseadespedirsedenosotros,comoun caballero, se dijo, y miró con expresión desesperada hacia la puertamientrassepreparabaparairadarelacostumbradopaseo,enunatardegris.

—Querida, coge el paraguas, parece que va a llover—indicó lamadre,que,aunquesediocuentadeque llevabapuestoelsombreronuevo,prefiriónohacercomentariosalrespecto.

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—Sí, mamá. ¿Necesitas algo de la ciudad? Voy a acercarme a comprarpapel—explicóJo,quesehabíavueltohaciaelespejoparacolocarsebienellazodebajodelabarbillaynotenerquemirarasumadre.

—Sí,tráemealgodóndebordar,unpaquetedeagujasdelnúmeronueveydosmetrosdecintaestrechadecolormalva.¿Llevasunasbuenasbotasyalgodeabrigo?

—Sí—contestóJo,ausente.

—Si por casualidad te encuentras con el señor Bhaer, invítale a cenar,tengomuchasganasdeveraestebuenhombre—añadiólaseñoraMarch.

Jooyósuspalabras,peronodijonada.Diounbesoasumadreysaliómuyapurada, pensando congratitud, a pesar delmal de amoresque la aquejaba:¡Qué buena es conmigo! ¿Qué hacen las jóvenes que no tienen una madrecomolamíaparasacarlasdeapuros?

Lasmercerías no se encontraban junto a los bancos, los despachosy losalmacenesalpormayorentornoalosquesecongregabanloscaballeros.Sinembargo,antesdeiracumplirlosencargos,Josediounavueltaporesazonade la ciudad; remoloneó como si esperase a alguien, se detuvo a mirar lamaquinariadeingenieríaexpuestaenunescaparateylasmuestrasdelanaquehabíaenotro,conuninterésimpropiodeunadama;caminóentrelosbarriles,exponiéndoseaseraplastadaporlosfardosquecaíanysufriendoloscodazospocoeducadosdehombresmuyatareadosqueparecíanpreguntarsededóndedemonios había salido. Al sentir una gota de lluvia en la mejilla, dejó depensar en sus frustradas esperanzas y se concentró en evitar que el agua leestropeaseelsombrero,ysedijoque,sicomomujerenamoradaerademasiadotardepararesguardarsucorazón,porlomenossíestabaatiempodesalvarsuatuendo.Recordóelparaguasque,con lasprisas,habíadejadoencasa,perode nada servía ya lamentarse; si no pedía uno prestado, acabaría empapada.Miróprimeroelcieloencapotado,después,ellazocarmesí,queyateníamotasnegras,lacallellenadebarroy,porúltimo,volviólavistaatrás,aunlejanoymugriento almacén en cuya puerta se leía «Hoffmann, Swartz&Co.», y sereprendió a sí misma con dureza: ¡Me está bien empleado! ¿Quién memandabaponermemismejoresgalasysaliradarvueltasconlaesperanzadeencontrarme con el profesor? ¡Qué vergüenza, Jo!Ahora, no debes ir ahí apedir prestado un paraguas ni a preguntar a sus amigos si saben dónde seencuentra.Loquetienesquehaceresaguantarelchaparrónycomprarloquete han encargado aunque llueva, y si te buscas la muerte o se estropea elsombrero,lotendrásbienmerecido,¡Venga!

Enese instante,cruzócorriendo lacalle tan impetuosamentequeapuntoestuvo de atropellada un camión y se dio de bruces con un imponente yelegante caballeroqueprotestó conun«Señorita, por favor»ypuso carade

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sentirsemuy ofendido. Desmoralizada, Jo se arregló el traje, cubrió con supañuelolosadoradoslazosy,dandolaespaldaalatentación,apresuróelpaso,mientrasnotabacómoelbajodelafaldaseempapabayoíaelruidometálicode los paraguas que entrechocaban por encima de su cabeza. De pronto, lellamó la atención que un desvencijado paraguas azul permaneciese quietosobre su desprotegido sombrero y, al levantar la vista, se encontró con lamiradadelseñorBhaer.

—Yo diría que conozco a esta dama resuelta que avanza valientementeentreloscarruajesycruzaatodaprisalascallesllenasdebarro.¿Quélatraeporaquí,querida?

—Hevenidodecompras.

ElseñorBhaersonrióalverunafábricadeencurtidosenunaacerayunapeleteríaenlaotra,pero,educadamente,nodijonadasalvo:

—Veoquenotieneparaguas,¿mepermitequelaacompañeylellevelospaquetes?

—Sí,gracias.

Jo,queteníalasmejillastanrojascomoellazodelsombrero,sepreguntóqué pensaría de ella, pero, al cabo de un minuto, eso había dejado depreocuparla, puesto que estaba caminando del brazo de su profesor; parecíaqueel solhabíavueltoasaliry tuvieraunbrillomás intensode lohabitual,que elmundo cobraba sentido de nuevo y que había unamujer plenamentefelizmojándoselospiesenundíadelluvia.

—Pensamos que se había marchado —explicó Jo, apresuradamente,consciente de que él la estaba mirando; como el sombrero no le tapaba elrostro,temíaquesualegríalepareciesealprofesorpocorecatada.

—¿Cree que podría marcharme sin despedirme de quienes han sido tansumamenteamablesconmigo?—preguntóconundejedereprocheenlavozquehizoquejosintieraquelehabíainsultado,porloqueañadióenseguida:

—No, no lo creo. Sabía que tenía asuntos que atender, pero todos leechábamosdemenos…Sobretodopapáymamá.

—¿Yusted?

—Amísiempremeesgratoverle,señor.

Ensuafánporquesuvoznodelatase laemoción, Johabíaadoptadountonobastantefríoyeso,unidoalagélidaformalidaddellamarle«señor»,dejóalprofesorheladoehizoqueseleborraselasonrisadelrostro.

—Seloagradezco—dijo,muyserio—;iréaverlesantesdeirme.

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—Entonces,¿semarchaya?

—Yanotengoningúnasuntopendienteaquí.Heterminado.

—Espero que haya sido provechoso—comentó Jo, decepcionada por lotajantedelarespuesta.

—Supongo que podría verse así, porqueme permitirá ganarme el pan yayudaramissobrinos.

—¡Cuéntemelo,porfavor!Todoloquetienequevercon…losniñosmeinteresamucho—pidióellaconimpaciencia.

—Esustedmuyamable, se locontaréconmuchogusto.Misamigosmehanconseguidounpuestoenunaescuela,dondepodréenseñarcomoencasayganar lobastanteparaofrecerunabuenavidaaEranyEmil.Lesestoymuyagradecidoporello.¿Noleparecequehaymotivo?

—Porsupuesto.Mealegramuchoquepuedatrabajarenloquelegustaypoderverconmás frecuenciaa losniñosyausted…—Joseescudóen losniñosparadisimularunasatisfacciónquenoalcanzabaaocultar.

—Muchometemoquenonosveremosconfrecuencia,pueselpuestodetrabajoeseneloeste.

—¿Tan lejos?—Jodejócaer su faldacomosiyano le importase loquepudieseocurrirlesniasuropaniasupersona.

Aunque el señorBhaer sabíamuchos idiomas, aúnnohabía aprendido aleer el de lamujer. Dado que creía conocermuy bien a Jo, no sabía cómointerpretar los vertiginosos cambios de voz, expresióny actitud de la joven,que, en media hora, había pasado por media docena de estados de ánimodistintos. Al verle, había parecido sorprenderse, aunque era fácil sospecharquehabía idoallí,precisamente,paraencontrarseconél.Cuandoluegoél leofreciósubrazo,laexpresiónconlaqueloaceptólealegróelcorazónpero,alpreguntarlesilehabíaechadodemenos,obtuvounarespuestataneducadayfría que le robó toda esperanza,Después, casi aplaudió al conocer la buenanuevadesutrabajo.¿Realmentesealegrabaporlosniños?Y,alenterarsedeldestino, exclamó «¿tan lejos?» con un tono desesperado que lo subió a unacumbredeilusión,delaquesinembargocayóalminutosiguiente,cuandoellaapuntó,comosíverdaderamentefuesesuúnicapreocupación:

—Aquíesdondeveníaacomprar.¿Querráentrarconmigo?Notardaré.

Jo, que estaba muy orgullosa de su talento para las compras, queríaimpresionar a su acompañante mostrándole la pulcritud y eficacia con quecumplíalosencargos.Sinembargo,conlonerviosaqueestaba,todolesalióalrevés.Volcólasagujas,recordóquelateladealgodóneraparabordarcuandoya le habían cortado otra pieza y, desorientada, pretendía comprar cinta de

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colormalvaenelmostradordelpercal.ElseñorBhaer,queaguardabaenunrincón, observó cómo se sonrojabaymetía la pata y, al ver su turbación, lasuyaperdiófuerzayaquecomprendióquecon lasmujeres,al igualqueconlossueños,todopuedeocurriralrevésdeloqueunoespera.

Cuando salieron de la tienda, el profesor se puso el paquete debajo delbrazo, con aire dichoso, y fue pisando los charcos como si lo estuviesepasandoengrande.

—¿Qué le parece si compramos algo para los niños y luego vamos a suencantadora casa para organizar una fiesta de despedida esta noche? —preguntótrasdetenerseanteunescaparatellenodefrutayflores.

—¿Quéquierequecompremos?—preguntóJo,haciendocasoomisodelasegundapartedelapropuesta,Entraronyellaaspirólamezcladearomasconfingidacalma.

—¿Quéleparecesillevamosnaranjasehigos?—preguntóelseñorBhaerconairepaternal.

—Siloshay,loscomerán.

—¿Lesgustanlasnueces?

—Tantocomoaunaardilla.

—LlevemostambiénmostodeHamburgo.¿Sepuedebrindarporlapatriaconeso?

Jo frunció el entrecejo ante tamaño dispendio y se preguntó por qué nocomprar un capazo de dátiles, un barril de pasas y un saco de almendras yacabar de una vez.Mientras tanto, el señor Bhaer le confiscó elmonedero,sacóelsuyoycompróuvas,untiestodemargaritasrosasymielenunabonitadamajuana.Después,metió comopudo los paquetes en los bolsillos, que sedeformaron,lehizoentregadelasflores,abrióelviejoparaguasysiguieronsucamino.

—Señorita March, le he de pedir un gran favor —empezó el profesordespuésderecorrer,mojándose,mediacalle.

—Sí,señor.—ElcorazóndeJoempezóapalpitarconfuerza,tanansiosaestabaporoírloqueleteníaquepedir.

—Disculpequeselodigaasí,bajolalluvia,peroeltiempoapremia.

—Sí,señor.—Joapretótanfuerteeltiestodefloresqueapuntoestuvoderomperlo.

—Megustaría comprarleunvestido a lapequeñaTinaynomeatrevoahacerlo solo, soy demasiado estúpido. ¿Le importaría acompañarme y

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ayudarmeaelegirlo?

—Claro, señor. —Jo se tranquilizó y se enfrió de inmediato, como sihubieseentradoenelinteriordeunanevera.

—YtalveztambiénunchalparalamadredeTina,espobreyestáenfermaysumaridonoseencuentrabien.¿Noleparecequeesbuenaidearegalarleunchalgruesoquelaabrigue?

—Loharé encantada, señorBhaer—dijo Jo,y añadiópara sus adentros:Másvalequemedéprisa,elprofesorcadavezresultamásencantador.Yentróenlatiendacontaldecisiónquedabagustoverla.

El señor Bhaer dejó que ella lo eligiese todo. Jo escogió un hermosovestido para Tina y pidió que le mostrasen unos cuantos chales. Eldependiente, un hombre casado, se esmeró en atender a aquella pareja queparecíaestarhaciendocomprasparasufamilia.

—Alaseñora legustarámáseste.Esunartículodeexcelentecalidad,elcolorespreciosoyresultadiscretoyelegante—explicósacandouncómodochalgrisyponiéndoseloaJosobreloshombros.

—¿Qué le parece, señor Bhaer? —preguntó ella de espaldas a él,agradecidadepoderocultarsurostro.

—Muybien,noslollevamos—contestóelprofesor,ymientraslopagaba,sonriendoparasusadentros,Joechóotrovistazoalatienda,comosifueseunaconsumadacazadoradeofertas—.Ahora,¿leparecequevayamosacasa?—preguntódeleitándoseencadapalabra.

—Sí,estardeyestoymuycansada.—LavozdeJodenotabamáspesardeloqueellacreía.Elsolyanolucíayelmundoparecíamás tristey llenodebarroquenunca;porprimeravez,sepercatódequeteníalospieshelados,ledolíalacabezaysucorazónestabaaúnmásfríoydolorido.ElseñorBhaersemarcharíalejos;suúnicointeréshaciaellaeraencalidaddeamigo.Sehabíaconfundidoy,cuantoantesacabaraaquello,mejor.Conesaideaenlamente,hizoungestoparadeteneraunómnibusy,ensuprecipitación,eltiestodelasmargaritascayóalsuelo,conelconsiguientedaño.

—Este no es nuestro ómnibus—apuntó el profesor, que, tras hacer unaseñaalconductorparaquesealejase,seagachóarecogerlaspobresflores.

—Leruegoquemedisculpe,nomefijéenelnúmero.Daigual,sigamoscaminando,yameheacostumbradoaarrastrarlafaldaporelbarro—comentóJo,avergonzada,ypestañeóconfuerzaparacontenerelllanto.

Aunquevolvió el rostro, el señorBhaer alcanzó aver las lágrimas rodarporsusmejillas.Yesavisióndebiódeconmoverlemuchoporque,depronto,seinclinóhaciaellaypreguntóenuntonoquehablabaporsísolo:

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—Querida,¿porquéllora?

DenohabersidoJonuevaenestaslides,habríarespondidoquenoestaballorando,que lehabíaentradoalgoenelojoocualquierotrade lasexcusastípicamentefemeninasparaestoscasos.Perolapobre,dandopocasmuestrasdedignidad,dejóescaparunsonorosollozoycontestó:

—Porquesevalejos.

—¡Diosmío, qué alegría!—exclamóel señorBhaer, que, apesarde lospaquetes y del paraguas, alcanzó a dar una palmada—. Jo, vine aquí adeclararlemiamor,peroqueríaasegurarmedequemeconsiderabaalgomásqueunamigo.¿Esasí?¿TieneunrincónensucorazónparaelviejoFritz?—añadiódeuntirón.

—¡Oh, sí!—contestó Jo, y él se mostró muy satisfecho cuando ella leestrechó el brazo y lemiró con una expresión que no dejaba lugar a dudassobrelofelizquelaharíarecorrerelcaminodelavidajuntoaél,aunquenotuviesenmástechoqueaquelviejoparaguas,sieraélquienlollevaba.

Ciertamente, la situación no era la más propicia para una declaraciónporque,aundehaberqueridohacerlo,elseñorBhaernopodíaarrodillarseporculpa del barro, y tampoco podía tenderle lamano a Jo—salvo en sentidofigurado—,pues tenía ambas ocupadas.Además, estando en plena calle, nopodía permitirse grandes muestras de afecto, aunque a punto estuvo dehacerlo. Así, la única forma en que podía expresar la felicidad que leembargabaeramirarla,ylohacíaconunaexpresiónqueembellecíahastatalpuntosurostroqueparecíaquedecadagotaquebrillabaensubarbasurgieseunpequeñoarcoiris.DenohaberamadoyaaJo,dudomuchoquesehubieseenamoradodeellaenaquel instante,puesnotenía,precisamente,unaspectomuy agradable: la falda estaba en un estado deplorable, sus botas de gomaestabansalpicadasdebarrohastalostobillosylalluvialehabíaestropeadoelsombrero.Por fortuna,al señorBhaer leparecía lamujermásbella sobre laTierra,yellasedijoqueélparecíaunauténticoJúpiter,apesardequeteníaelaladelsombrerocaídaporculpadelagua,quelemojabatambiénloshombros(porqueelparaguassolocubríaaJo),ynohabíadedodesusguantesquenoestuvieseroto.

Quienespasabanasuladoprobablementelostomaranporunpardelocosinofensivos,porqueseolvidarondelómnibusycaminaronentreelbarrocomosidieranunagradablepaseo,apesardequeempezabaaanochecerylanieblaseespesaba.Nolespreocupabaloquepensaranlosdemás,yaqueparaelloshabíallegadoesemomentodefelicidadquesoloseconoceunavezenlavida.Un instantemágico que proporciona juventud al viejo, belleza a la personacorriente,riquezaalpobre,yquedaalcorazónhumanounamuestradeloquesesienteestandoenelcielo.Elprofesorsesentíacomosihubieseconquistado

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un reinoy nopudiese esperarmayor bendición, y Jo, que avanzaba a duraspenas a su lado, se decía que por fin había encontrado su lugar, junto alprofesor, y se asombraba de haber pretendido elegir otro destino. Como nopodíasermenos,ellafuelaprimeraenhablar,aunquedeformaininteligible,porqueloquedijotrassuimpetuoso«¡Oh,sí!»noteníademasiadosentido.

—Friedrich,¿porquéno…?

—¡Diosmío,nadiemellamabaasídesdequeMinnamurió!—exclamóelprofesor; tras detenerse en medio de un charco para mirarla agradecido yencantado.

—Siemprequepiensoenusted,lellamoasí.Novolveréahacerlosinolegusta.

—¿Gustarme? No encuentro palabras para decirte lo mucho que meagrada.Y,porfavor,nometratesdeusted.

—¿«Tú»no es demasiado cercano?—preguntó Jo, aunque le parecía unmonosílaboadorable.

—Cercano,claro.El«usted»resultademasiadofríoparahablardeamor,ytú, querida mía, significas mucho para mí —explicó el señor Bhaer, queparecíamásunestudianteenamoradoqueunprofesor.

—Sí es así, ¿por qué has esperado tanto para decírmelo?—preguntó Jotímidamente.

—Ahorapuedoabrirtemicorazón,querida,yloharécongustoporqueséque estará en buenas manos. Verás, querida Jo (¡ah, cómo me gusta esedivertidodiminutivo!),estuveapuntodedecirtealgocuandonosdespedimosenNuevaYork,peropenséquepreferíasatuapuestoamigoyoptéporcallar.¿Mehabríasrespondidoigualdehaberhabladoentonces?

—Nolosé.Talvezno,porqueenaquelmomentonoteníacorazón.

—Eso no es cierto. Estaba dormido, a la espera de que el príncipeencantado fuesealbosquea rescatarlo.Bueno,DieersteLiebe istdiebeste,perolascosassoncomoson.

—Es verdad, el primer amor es el mejor, y en ese sentido puedes estartranquilo,puesnohetenidootro.Teddyeramiamigoynotardóensuperarsuencaprichamiento—explicóJo,ansiosaporsacaralprofesordesuerror.

—¡Bien! Eso me hace muy feliz. Asegúrate de darme tocio tu amor,porqueloheaguardadolargotiempoy,comotendrásocasióndecomprobar,mehevueltomásinsaciable,queridaprofesora.

—Megusta—repuso Jo, encantada con sunuevoapodo—.Ahoradime,¿quétetrajo,alfin,cuandomástenecesitaba?

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—Esto. —Y el señor Bhaer sacó del bolsillo de su chaleco un papelgastado.

Aldesdoblarloyverdequésetrataba,Joseruborizó,yaqueerauntextoque había escrito con la intención de enviarlo a un periódico para supublicación.

—¿Cómopudoestetextohacertevenir?—preguntósinentenderaquéserefería.

—Loencontréporcasualidad.Reconocílasinicialesylosnombresyhubounafrasequemellamómucholaatención.Léelo,yomeencargodequenotemojes.

Joobedecióyleyóporencimaaqueltextoalquehabíadadoportítulo:

ENELDESVÁN

Cuatro baúles en fila, hoy cubiertos de polvo y gastados por el paso deltiempo,queantañohicieronsuyosyllenaronunasniñas,ahoraenlaflordelavida.Cuatro llavecitascuelgandecintasdesvaídasqueenelpasado,cuandosus orgullosas propietarias cerraban los cerrojos, eran de colores vivos yalegres.Bajolastapas,conlosnombresgrabadoscontrazosinfantiles,quedanrecuerdosdelasniñasquesubíanaldesvánajugaryaoíreldulcerepiqueteodelalluviadeveranosobreeltejado.

ElprimerbaúleseldeMeg.Ensuinterior,amorosamentedoblados,estánlosrecuerdosdeunavidatranquila.Untrajedenovia,unzapatito,unmechóndeunbebé.Nohayjuguetesenestebaúl,porqueseloshallevadotodosparaseguirjugando,yademayor,aotrojuego,eldemadrefelizquecantananasenvozbaja,mientraslalluviadeveranorepiqueteasobreeltejado.

El baúl de Jo tiene la tapa rayada y gastada, y dentro conserva unavariopintamezcla demuñecas, libros de texto usados, pájaros y bestias quecallan para siempre. Botines procedentes de la tierra de las hadas, que solopuedenpisarlospiesdelosniños.Sueñosdeunfuturoquenuncasealcanzó,dulcesrecuerdos,poemas,historiasycartasamediohacer.Diariosdeunaniñatestaruda, trazas de una mujer que envejeció antes de tiempo, pensando enaquella frase que dice «Hazte digno del amor, y este vendrá», mientras lalluviadeveranorepiqueteasobreeltejado.

SobreelbaúldemiBethnunca se acumula elpolvoporquea él acudenconfrecuenciamuchasmanos.Lamuertelacanonizósanta.Lavolviómenoshumana y más divina a nuestros ojos, y conservamos con dulce duelo susrecuerdos, que son como reliquias enun sepulcrohogareño.La campanadeplata, que rara vez suena, el último gorro que llevó…Y las canciones quecantabasinunasolaqueja,desdesucárceldedolor,semezclanparasiempre

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conelsonidodelalluviadeveranoquerepiqueteasobreeltejado.

En la tapa del últimobaúl se ve a un apuesto caballero en cuyo escudo,escritoenletrasdoradasyazules,seleeelnombrede«Amy».Esecaballero,entonces inventado, es ahora real.Enel interiordelbaúl,hay redecillasquesujetaronelcabellodesudueña,zapatosquehanbailadohastaelfinal,floressecas conservadas con cuidado, abanicos gastados, alegres tarjetas deenamorados, adornos que han cumplido su servicio. Esperanzas, temores yvergüenzas infantiles. Armas de una joven soltera que ahora conoce unhechizomásauténticoyoyeelsonidodelascampanasdesubodamientraslalluviadeveranorepiqueteasobreeltejado.

Cuatropequeñosbaúlesenfila,cubiertosdepolvoygastadosporelpasodel tiempo. Cuatro mujeres que han aprendido a trabajar y a amar. Cuatrohermanas, separadas por el tiempo; ninguna de ellas falta, aunque una semarchó antes que el resto, pues el amor inmortal la hacemás presente quenunca,CuandoalascuatroleslleguelahoradeabrirsusbaúlesanteelSeñor,esperoquerebosendehorasdedicha,actosdebondadyvidasllenasdevalor.Quesusalmasseelevenfelicesy,que,traslalluvia,luzcaunsoleterno.

—Noesungrantexto;cuandoloescribí,estabamuymelancólicaporquemesentíasolayhabíaestadollorando.Nuncapenséquellegaríaatusmanos—dijo Jo mientras rompía la hoja que el profesor había atesorado tantotiempo.

No importa, ya ha cumplido su propósito y encontraré textos mejorescuandomedejeleerelcuadernomarrónenelqueguardatodossussecretos,sedijoelseñorBhaerviendovolarlosfragmentosconunasonrisa.

—Sí—repuso—, cuando lo leíme dije: «Está triste, se siente sola y elamorpodríaconsolarla».Yyoteníaelcorazónllenodeamorparati,asíquemeaniméaveniraversinoteparecíaunregalodemasiadopobre.Enverdadespocoenproporciónaloqueyoesperabarecibir.

—Y, cuando viniste, comprendiste que no era poco sino el regalo másvaliosoyelquemásnecesitaba—murmuróJo.

—Alprincipio,nomeatrevíaconsiderarloasí,apesardelobienquemerecibiste.Pero,alcabodeuntiempo,empecéaalbergaresperanzas.Y,llegadounmomento, me dije que tenía que conseguirte o moriría. ¡Y lo liaría!—exclamó el señor Bhaer con un gesto desafiante, como si la niebla que loscercabafueseunabarreraquetuviesequefranquearoderribarvalientemente.

AJolepareciómaravillosoydecidióquedebíaserdignadesucaballero,aunque este no hubiese venido a lomos de un corcel con una brillantearmadura.

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—¿Yporquénoacudisteantes?—preguntó,incapazdecomedirseahoraque podía hacer preguntas personales que sabía que él responderíaamablemente.

—Fueduro,peronoqueríavenirasacartedetuadorablecasahastatenerla posibilidad de ofrecerte un hogar y tuve que esperar y trabajar de firme.¿Cómopodríapedirtequelodejasestodoporunhombrepobreyviejocomoyo,cuyaúnicafortunaeslopocoquesabe?

—Megustaqueseaspobre.¡Nosoportaríaaunmaridorico!—repusoJo,y añadió enun tonomásdulce—:Lapobrezanomeasusta; lahe conocidodurante el tiempo suficiente para perderle el miedo y me siento feliztrabajando para mis seres queridos. Yo no te veo viejo, nunca me lo hasparecido,ynopodríadejardeamarteaunquetuviesessetentaaños.

Al profesor estas palabras le conmovieron tanto que, de haber podidocoger supañuelo,hubieseechadomanodeél.Pero,comono leeraposible,fueJoquien lesecó las lágrimasy,mientras le liberabadeunpardebultos,dijoentrerisas:

—Puedequeseaunamujerdecarácter,peroahoranadiepodríadecirqueestoy fuera de lugar, pues se supone que lasmujeres hemos venido a secarlágrimasysoportarcargas.Friedrich,dejaquellevemiparteycolaboreenelsustento de la casa. Hazte a la idea o no aceptaré ser tu esposa —añadiódecididamientrasélprotestaba.

—Ya veremos. Jo, ¿tendrás paciencia para esperar un tiempo? Debomarcharmeycumplirconeste trabajo.Primerohedeayudaramissobrinos,porque no puedo faltar a la palabra que le di a Minna, ni siquiera por ti.¿Podrásperdonarmeyesperar?

—Sí,porqueelamorquenostenemosharámásfácillaespera.Yotambiéntengo obligaciones y un trabajo que hacer.Y, al igual que tú, no podría serfeliz si descuidase mis deberes. Así que no hay lugar para la prisa o laimpaciencia.Vealoesteycumplecontudeber;yocumpliréconelmíoaquí.Seamosfelices,esperemoslomejorydejemosqueDiosdecidanuestrofuturo.

—¡Ah,querida,medastantaesperanzayvalory,acambio,yonotepuedoentregarmás quemi corazón y estasmanos vacías!—exclamó el profesor,abrumado.

Estaba visto que Jo nunca aprendería a comportarse como una damaporque,encuantoleoyódecireso,depie,enlasescaleras,colocósusmanosentrelassuyasymurmurócondulzura:

—Ahorayanoestánvacías.

Acontinuación,seinclinóybesóasuFriedrichbajoelparaguas.Erauna

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falta de decoro, pero lo hubiese hecho aunque la bandada de gorriones quehabíasobreelsetohubiesensidopersonas,puestoqueyahabíaidodemasiadolejosyloúnicoquelapreocupabaerasufelicidad.Yesta llegódeunmodomuysencillo,pues,enunmomentodecisivoensusvidas,Jodiolaespaldaalanoche,alatormentayalasoledad,fuehacíalaluz,lacalidezylapazdelhogardondelosesperabanconunalegre«Bienvenidosacasa»,dejóentraralamorycerrólapuertatrasdesí.

CAPÍTULO47-LACOSECHA

Duranteelprimeraño,Joysuprofesortrabajaron,esperaronyseamaron;se reunieron en contadas ocasiones y se escribieron cartas tan voluminosasque,adecirdeLaurie,provocaronunalzaenelpreciodelpapel.Elsegundoaño tuvo un inicio más triste porque la perspectiva no parecía mejorar y,además, la tía March murió repentinamente. Cuando la pena empezaba amenguar —porque, a pesar de su afilada lengua, querían a la anciana—,descubrieron un motivo de celebración: Jo había heredado la casa dePlumfield,loqueprometíatociaclasedeperspectivashalagüeñas.

—Es una propiedad vieja, pero conseguirás una buena suma por ella,porque imagino que querrás venderla, ¿no? —preguntó Laurie cuando,semanasdespués,sereunierontodosparacomentarelasunto.

—No, no pienso hacerlo—contestó Jo, decidida, mientras acariciaba algordoperrodelatíaMarch,quehabíaadoptadoporrespetoalamemoriadesuantiguaama.

—¿Nopretenderásvivirallí?

—Puessí.

—Querida, es una casa enorme y necesitarás dinero paramantenerla enbuen estado. Solo el jardín y el huerto requieren del trabajo de dos o treshombres,ymeparecequeesenoeselfuertedeBhaer,¿meequivoco?

—Siselopido,haráloquepuedaporaprender.

—¿Yquéesperas,vivirdeloquecultivéis?Puedequesueneidílicoperoesuntrabajoduroydesesperante.

—Lacosechaquetendremosserámuyprovechosa—dijoJoentrerisas.

—Vaya,¿ypuedosaberdequéestupendacosechamehabla,señora?

—¡Niños!Quieroabrirunaescuela…unaescuelaqueseacomounhogarenelqueaprendanaserbuenosyfelices.YoloscuidaréyFritzlesdaráclase.

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—¡Qué idea tan estupenda! ¿No os parece que es un plan perfecto paraella?—preguntóLauriealrestodelafamilia,queestabatansorprendidacomoél.

—Megusta—dijolaseñoraMarch,rotunda.

—A mí también —convino su esposo, que celebraba la posibilidad deaplicarelmétodosocráticoalaeducacióndelosjóvenes.

—Jotendrádemasiadotrabajo—argumentóMegacariciandolacabezadesuabsorbentehijo.

—Ella puede hacerlo y se sentirá feliz. Es una idea espléndida.¡Cuéntanoslotodo!—exclamóelseñorLaurence,queansiabaecharunamanoalaparejaperosabíaqueellosnoaceptaríansuayuda.

—Sabía que contaría con su apoyo, señor.Amy también está a favor, loveoensusojos,aunque,prudentemente,prefierepensarlobienantesdedarsuopinión. Bueno, querida familia —prosiguió Jo, más en serio—, tened encuentaquenosetratadeunaideaquesemeacabedeocurrir,sinodeunplanlargamenteelaborado.AntesdeconoceraFritz,yasolíapensarque,cuandomehiciesericaynadiemenecesitaseencasa,alquilaríaunaviviendagrandeyacogería a unos cuantos niños abandonados que no tuviesen madre, paracuidarlosyhacerleslavidaagradableantesdequefuesedemasiadotardeparaellos. He visto a muchos arruinar su vida por no conseguir ayuda en elmomento oportuno; me encantaría hacer algo por ellos. Yo sabría ver susnecesidadesycomprenderíasusproblemas. ¡Oh,megustaría tantosercomounamadreparaellos!

La señoraMarch tendió la mano a Jo, que la aceptó con una sonrisa ylágrimasenlosojosyprosiguióconunentusiasmoquenolehabíanvistoenmuchotiempo.

—Enunaocasión,leexpliquémiideaaFritzydijoqueeraexactamenteloque él quería hacer, y acordamos que lo haríamos cuando nos volviésemosricos. ¡Que Dios le bendiga! Lleva haciéndolo toda la vida, me refiero aayudaraniñospobres,noahacerserico.Esonuncaloseráporquenoescapazderetenereldineroensubolsilloeltiemposuficienteparaqueaumente.Peroahora,graciasamiviejatía,quemequeríamásdeloquemerecía,soyrica…O cuandomenos,me siento como si lo fuera, y si la escuela funciona bienpodremosvivirenPlumfieldsinapuros.Ellugaresperfectoparalosniños,lacasaesgrandeylosmueblessonsencillosyresistentes.Dentro,haysitioparamuchos y, fuera, les sobrará espacio para jugar. Podrían ayudarnos con eljardín y el huerto. Es un trabajo saludable, ¿no? Fritz les enseñará y daráclasesasumodo,ypapápodríaecharleunamano.Yomeencargarédedarlesdecomer,cuidarlos,mimarlosyreñirlos,ymamáserámíayudante.Siempre

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he querido tener muchos niños y nunca he tenido suficientes. Ahora podréllenarlacasaydivertirmeconellos.¡Imaginadquélujo!Plumfieldmíoyunmontóndeniñoslibresdisfrutándoloasusanchasjuntoamí.

Mientras Jo hacía gestos con la mano y dejaba escapar un suspiro defelicidad, en la familia se desataba una tormenta de carcajadas. El señorLaurenceriotantoquepensaronqueibaasufrirunaapoplejía.

—Noleveolagracia—dijoella,muyseria,cuandopudieronoírla—.Meparecemuynormalqueunprofesorquieraabrirunaescuelayqueyoprefieravivirenunacasademipropiedad.

—Seestádandoaires—dijoLaurie,quepensabaque la ideanoeramásqueunabuenabroma—.¿Puedopreguntarcómopensáismantenerelcolegio?Si todos los estudiantes son pequeños granujas, mucho me temo que lacosecha no será muy provechosa desde el punto de vista material, señoraBhaer.

—Vamos, Teddy, ¡no seas aguafiestas! Por supuesto, también tendréalumnos ricos, tal vez incluso empiece solo con ellos. Después, cuando yahayaarrancado,acogeréadoso tresgranujasparadisfrutar.Confrecuencia,loshijosdelosricosnecesitantantoapoyoyatencióncomolosdelospobres.Hevistoamuchosniñosdesgraciadosalcuidadoexclusivodeloscriados,yaotros tímidos obligados a sobresalir, lo que es una crueldad. Algunos sontraviesosporquenolossabeneducaronolosatienden,yotroshanperdidoasumadre.Además,lamayoríatieneproblemasdurantelaedaddelpavo,queescuandomáspacienciay ternuranecesitan.Losmayoresse ríendeellosolosincordian,losmantienenfueradesuvistayesperanque,desopetón,pasende ser unos niños preciosos a unos jóvenes educados. Estos pobrecillosvalientesraravezprotestan,perolosienten.Lohevividodecercaysédequéhablo.Me interesanmuchoestos jovencitosyquieromostrarlesque,apesarde la torpezade suspiesy susbrazosy eldesordende sus ideas,yoveoalmuchachoafectuoso,honradoybienintencionadoque llevandentro.Y tengoexperiencia, ¿acasonoheeducadoaun jovenqueahoraes lahonradeestafamilia?

—Yodoyfedequelointentaste—dijoLauriemirándolacongratitud.

—Yeléxitohasuperadoconcrecesmisexpectativas;mírate,unhombreindustrioso, estable y sensato, que invierte su dinero en hacer el bien a losdemásy,enlugardeapilardólares,sumaayudasalosmásnecesitados.Perono eres simplemente un hombre industrioso, aprecias las cosas buenas yhermosas,lasdisfrutasytegustacompartirlasconlosdemás,comohacíamosantaño. Estoy orgullosa de ti, Teddy, porque cada año eres mejor que elanteriory todosnosdamoscuenta,aunquenoquierasque te lodigamos.Sí,cuando tengaamigrupodeniños, te señalaréydiré:«Caballeros, ese es el

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modeloaseguir».

El pobre Laurie no sabía dónde mirar, pues, a pesar de ser un hombrehechoyderecho,sesintiódenuevocomounniñovergonzosocuandoaquellaráfaga de elogios hizo que todos se volvieran hacia él y le mirasen conaprobación.

—Bueno, Jo, me parece que exageras —dijo, en el mismo tono queempleabacuandoeraunmuchacho—.Elméritoestuyoynosécómodártelasgracias,salvo,talvez,esmerándomepornodecepcionarte.Hededecirqueenlosúltimostiemposmesentíalgoabandonado,peroencontrélamejordelasayudas,asíque,sihelogradoalgo,elméritoesdeellosdos.—Y,aldeciresto,pusodulcementeunamanosobrelacabezacanadesuabueloylaotraenladeAmy,quenuncaestabandemasiadolejosdeél.

—¡Sindúdalafamiliaeslomáshermosodelmundo!—exclamóJo,quesesentíamásanimadadelonormal—.Cuandotengalamía,confíoenqueserátandichosacomolastresquetanbienconozcoytantoquiero.SiJohnyFritzestuviesenaquí,estoseríaelcieloenlaTierra—añadiómásserena.Yaquellanoche,cuandoseretiróasuhabitación,trasunaveladadeconsejosfamiliares,esperanzas y planes, su corazón estaba tan pictórico que, para calmarse, searrodillójuntoalacamavacíaqueestabajuntoalasuyay, llenadeternura,evocóelrecuerdodeBeth.

Aquel fueunañosorprendenteenelque todoparecióocurrir aun ritmoextrañamenterápidoydelamejordelasmaneras.Sinapenasdarsecuenta,Jose encontró casada e instalada enPlumfield.Después, una familia de seis osiete muchachos surgió de la nada, como una seta, y floreció de manerasorprendente. Eran niños pobres y ricos; el señor Laurence les remitíacontinuamenteniñosindigentesconhistoriasemotivas,rogabaalosBhaerquesehiciesencargodeellosyseofrecíaacostearsumanutención.Deesemodo,elastutoancianosorteabaelorgullodeJoylaponíaencontactoconlaclasedemuchachosconlosqueellatantodisfrutaba.

Porsupuesto,alprincipioel trabajose lehizounpococuestaarribayJocometiómásdeunerror;peroelinteligenteprofesorlasupoguiarhaciaaguasmás tranquilas y, al final, conquistaron el corazón de hasta elmás granuja.¡Cómo disfrutaba Jo con sus muchachos libres, y cómo hubiese sufrido lapobretíaMarchdehabervistoaTom,DickyHarryinvadirelsagradorecinto,ordenadoypulcro,dePlumfield!Alfinyalcabo,habíaciertajusticiapoéticaen la situación, ya que la vieja dama había atemorizado a los jóvenes de lacomarca y, ahora, los desterrados disfrutaban de los ciruelos prohibidos,armaban jaleo en el patio con sus profanas botas sin que nadie los riñese yjugaban al críquet en el amplio campo en el que «la irritable vaca con uncuerno roto» solía recibir a embestidas a los mozalbetes que se acercaban.

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Aquello seconvirtióenunparaísoparamuchachosyLauriepropusoque lellamasen«Jardínde InfanciaBhaer» enhonor a sumaestro ypara describirmejorasushabitantes.

Nuncafueunaescuelademodanisirvióparaqueelprofesoramasaseunafortuna, pero fue exactamente lo quejo esperaba, «un hogar feliz paramuchachosquenecesitabanformación,atenciónyternura».Pronto,todaslashabitacionesestuvieronllenas,cadatiestodeljardíntuvodueñoysecreóunequipodemantenimientoparaelgraneroyelestablo—estabapermitidoteneranimalesdomésticos—,ytresvecesaldíaJosonreíaaFritzdesdelacabeceradeunalargamesaalaquesesentabanjóvenesqueteníansiempreunamiradaafectuosa,unapalabraconfiadayuncorazónllenodeamorosagratitudhacia«mamáBhaer».Alfinteníatantosniñoscomoqueríaynosecansabadeellos,a pesar de que no eran unos angelitos y algunos daban al profesor y laprofesora más de un quebradero de cabeza. Pero su fe en que aun el mástravieso, descarado y provocador albergaba bondad en su corazón lesproporcionabapacienciayhabilidadpara,coneltiempo,salirairosos,porqueningúnmuchachosepodíaresistiralabenevolentepresenciadepapáBhaer,que los iluminaba constantemente como un sol, ni al sempiterno perdón demamáBhaer.Jovalorabamucholaamistaddelosmuchachos,laspalabrasdearrepentimiento que musitaban entre lágrimas después de hacer unabarrabasada, lasgraciosasoemotivasconfidenciasenlasqueleparticipabansusilusiones,esperanzasyplanes,inclusosuspenas,quesolocompartíanconella y con las que se ganaban su simpatía. Había muchachos torpes yvergonzosos, sosos y divertidos, muchachos que ceceaban y otros quetartamudeaban,algunoquecojeabayunalegrecuarterónalquenoaceptabanenningúnotrolugaryqueacogieronenelJardíndeInfanciaBhaer,apesardequeciertaspersonaspredijeronquesuadmisiónsupondríalaruinadelcolegio.

Sí,Joeraunamujermuyfelizallí,apesardeldurotrabajo,delosmuchosnervios y del perpetuo estruendo. Disfrutaba de verdad y el aplauso de susmuchachosleproducíamuchamayorsatisfacciónquecualquierelogio.Ahorasolocontabahistoriasasupequeñogrupodeadmiradores.Conelpasodelosaños, Jo tuvodoshijosqueaumentaronsu felicidad.Alprimero le llamaronRob,enhonora suabuelo,yel segundo,Teddy,eraunniñodespreocupadoquehabíaheredadolanaturalezanobledesupadreyelespírituanimosodesumadre.Que pudieran criarse bien en aquella vorágine demuchachos era unmisterioparasuabuelaysustías,peroelcasoesqueambosflorecieroncomodientes de león en primavera, y sus rudas niñeras los querían y cuidabanestupendamente.

De las muchas fiestas que celebraban en Plumfield, una de las másentrañableseraladelarecogidadelamanzana,porquetodos,losMarch,losLaurence, losBrookey losBhaer, se reuníanypasabaneldía juntos.Cinco

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añosdespuésdelabodadeJo,organizaronunadeesasfiestas.Eraunapacibledíadeoctubreyelaireteníaunfrescorestimulantequeanimabalossentidosyhacíaque la sangre fluyesemás rápidopor lasvenas.Elviejohuertoestabavestidodegala; losmuros, llenosdemusgo,estabanrematadosconvarasdeoroyásteres,lossaltamontesdabanenérgicosbrincossobrelamarchitahierbay losgrillos cantaban comogaiteros enundíade feria.Las ardillas estabanmuyocupadasconsupequeñacosecha,lospájarospiabansudespedidadesdelosalisosdelcaminoylosárbolesestabanlistosparadejarcaerunalluviademanzanas rojas o amarillas al primer golpedevara.No faltabanadie, todosreíanycantaban, trepabanpor los troncosycaían; todosdijeronnorecordarotrodíamásfelizniunmarcomejorparacelebrarlo,y todossededicaronadisfrutar del momento en libertad, como sí la pena y la preocupación sehubiesenborradodelmundo.

El señor March paseaba plácidamente, citando a Tusser, Cowley yColumella mientras charlaba con el señor Laurence y saboreaba una dulcesidra.Elprofesor ibaarribayabajopor losverdespasilloscomounrobustocaballero teutón, con un palo por lanza, seguido por los muchachos, queformabanunaauténticacompañíaconganchosyescalerasyhacíanmaravillastanto recogiendo del suelo como haciendo caer los frutos de los árboles.Lauriesededicóalosmáspequeños,paseóasuhijitaenuncesto,levantóaDaisyparaquevieralosnidosdelospájarosycuidódequeelaventureroRobnosepartieseelcuello.LaseñoraMarchyMeg,sentadasentrelasmontañasde manzanas cual Pomonas, clasificaban los frutos que llegaban sin parar.Mientras tanto,Amy dibujaba, con una hermosa ymaternal expresión en elrostro,alosdistintosgruposyvigilabaalcaballeropálidoqueestabasentadojuntoaella,consumuletaalladoycatadeadoración.

Aquel día, Jo estaba a sus anchas y corría con el vestido recogido, elsombrero en cualquier lugar menos en la cabeza y su hijo bajo el brazo,dispuestoavivircualquieraventura.ElpequeñoTeddyparecíaprotegidoporunhechizo,yaquenuncaleocurríanadamalo.Jonoseangustiabasileveíatrepar por un árbol con unmuchacho, galopar sobre una rama o comer lasamargasbayasrojasqueledabasuindulgentepapá,que,comobuenalemán,creíaapiesjuntillasqueelestómagodeunniñopuededigerircualquiercosa,desdecolenvinagrehastabotones,uñasosuspropioszapatos.Sabíaqueelpequeño Ted volvería, sonrosado y sin un rasguño, sucio y tranquilo, ysiemprelerecibíaafectuosamente,porqueJoqueríamuchoasushijos.

Alascuatro,hicieronunapausa.Loscestospermanecieronvacíosmientraslosrecolectoresdescansabanycomparabansuscosechasysusmagulladuras.Entonces, Jo y Meg, ayudadas por un destacamento de los muchachosmayores, montaron la mesa sobre la hierba, porque un día de júbilo comoaquel siempre terminaba con una gran merienda. En aquellas ocasiones, la

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tierra se inundaba, literalmente, de leche ymiel, ya que no obligaban a loschicos a sentarse a lamesay estospodían comer como les venía enganaydisfrutarde la libertadque tanesencial esparaunalma joven;para sacarelmáximopartidoaunasituacióntanpocofrecuente,algunosprobabanabeberlechehaciendoelpino,otrosjugabanalapídolaycomíanpastelentresaltoysalto; sembraban galletas a voleo por todo el campo y las empanadas demanzana acababan posadas sobre las ramas de los árboles como una nuevaclasedepájaro.LasniñasorganizaronsupropiameriendayTedpicoteabadelosplatosasuantojo.

Cuandoyanadieeracapazdecomermás,elprofesorpropusoelprimerodelosbrindis,quesolíanhacerentalescircunstancias:

—¡DiosbendigaalatíaMarch!—Elbrindiserasincero,pueselbuenodeBhaernoolvidabalomuchoquedebíaalaanciana,ybebióensilencio,juntoalosmuchachos,quehabíanaprendidoarespetarymantenervivalamemoriadelatía—.¡Yahora,porlossesentaañosdelaabuela!

Comoeradeesperar,todosrespondieronentusiasmadosy,unaveziniciadalarondadevítores,fuedifícilpararla.Brindaronalasaluddetodos,desdeladelseñorLaurence,queeraconsideradoelmecenasdelgrupo,hastaladeunconejillodeIndiasquesehabíaacercadoabuscarasujovendueño.Porserelmayordelosnietos,Demifueelencargadodeentregaralareinadeldíalosregalos,queeran tantosque tuvieronqueusarunacarretillaparaacercarlos.Algunos estaban mal hechos, pero lo que para otra persona hubiesen sidodefectos,para laabuelaeranvirtudes,porque leencantabarecibir regalosdesus nietos. Para la señora March, cada puntada que Daisy había dadopacientementealhacerlabastilladesupañueloeramejorqueelmásdelicadode los bordados.La caja de zapatos que había hechoDemi era una obra dearte, aunque la tapa no cerrase bien; el escabel de Rob tenía unas patasinestables y se movía mucho, pero la abuela lo encontró muy blandito. Yninguna página del suntuoso libro que la hija deAmy le entregó teníamásvalor para la señora March que aquella en la que la niña había escrito entitubeantecaligrafía:«Paramiqueridaabuela,desupequeñaBeth».

Mientras duró esta ceremonia, los muchachos desaparecieronmisteriosamente,ydespuésdequelaseñoraMarchtratasededarlasgraciasasusnietosyrompieseallorar,ymientrasTeddylesecabalaslágrimasconsudelantal,elprofesorempezóacantar.Pocoapoco,sefueronsumandovocesque llegaban, comoun eco, de la copade los árboles, hasta formar un coroinvisible que entonaba una canción compuesta porLaurie a la que Jo habíapuestoletra,yqueelprofesorhabíaensayadoconlosmuchachosparalograrunefectoespectacular.Aquelloeraunanovedadyfuetodounéxito.LaseñoraMarch no salía de su asombro y se empeñó en estrechar lamano de todosaquellos pájaros sin alas, desde los altos Franz y Emil hasta el pequeño

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cuarterón,queeraelqueteníalavozmásdulce.

Al terminar, losmuchachos fueron a divertirse otro poco y dejaron a laseñoraMarchyasushijascharlandoalasombradelosárboles.

—No creo que nunca vuelva a sentirme desgraciada, ya que he vistocumplirse mi mayor deseo —dijo la señora Bhaer, apartando la mano deTeddydeljarrodelalechequeelpequeñoagitabaconpasión.

—Sinembargo,tuvidaesmuydistintadelaqueimaginastehacetiempo.¿Recuerdasnuestroscastillosenelaire?—preguntóAmy,quesonrióalveraLaurieyaJohnjugaracríquetconloschicos.

—¡Misqueridosmuchachos!Mealegraverqueseolvidandeltrabajoysedivierten por un día —comentó Jo, que ahora siempre hablaba en tonomaternal sobre todo el mundo—. Sí, los recuerdo, pero la vida que queríaentoncesahoramepareceegoísta,solitariayfría.Noheperdidolaesperanzadeescribirunbuenlibroalgúndía,peropuedoesperaryestoyseguradequeseráparamejor, porquepodré inspirarmeenescenas comoesta—añadió Joseñalandodesdelosalegresmuchachosqueseveíanalolejoshastasupadre,quecaminabadelbrazodelprofesor,embebidosenunaconversacióndelaqueambosdisfrutaban,y,porúltimo, a sumadre, sentadacomouna reinaen sutrono,rodeadadesushijas,consusnietosenelregazoyasuspies,comosiaquelrostroquenuncaenvejeceríaparaelloslesaportaseconsueloydicha.

—Misueñoeselquemejorsehacumplido.Yoaspirabaa tenergrandeslujospero,enelfondodemicorazón,sabíaquepodríaserfelizenunacasapequeña, con un hombre como John y mis queridos hijos. Gracias a Dios,tengo todo eso y soy lamujermás dichosa delmundo.—Meg descansó lamanosobrelacabezadesuhijomayor,conunaexpresiónllenadeternuraydesatisfacción.

—Misueñoesmuydistintodelquehabíaimaginado,peronolocambiaríapor nada, aunque, al igual quejo, no renuncio por completo a mi aficiónartísticanimequierolimitaraayudaraotrosacumplirsussueñoscreativos.HeempezadoatrabajarenunaesculturadenuestrahijayLauriedicequeesmimejor obra hasta la fecha. Yo estoy de acuerdo con él y tengo pensadohacerlaenmármolparaque,paseloquepase,conservesiemprelaimagendemiangelito.

Mientras Amy hablaba, un lagrimón cayó sobre el cabello dorado de laniña,quedormíaensusbrazos,puessuamadahijaeraunserfrágilyelmiedoa perderla era la única sombra que enturbiaba la afortunada vida de Amy.Aquella cruz había hechomucho bien a los padres, porque la pareja estabamásunidanosoloporelamor,sinotambiénporeldolor.Amyeracadavezmás dulce, profunda y tierna, y Laurie se había vuelto más serio, fuerte y

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firme; ambos estaban aprendiendo que la belleza, la juventud, la fortuna einclusoelamornoevitanquelosmásbendecidosconozcanlapreocupaciónyelpesar,lapérdidaylaaflicción,porque:

Entodavida,haydíasdelluvia,

díasoscurosydíastristesygrises.

—Estámejorando,querida,estoyseguradeello.Nopierdas laesperanzani la alegría—repuso la señoraMarch cuando la amorosaDaisy se inclinódesdesuregazoparaacercarsusonrosadamejillaaladesupálidaprima.

—Nodesfallecerémientrastetengaatiparaanimarme,mamá,yaLaurieparallevarmásdelamitaddelacarga—afirmóAmyconcariño—.Antemí,nuncadamuestrasdepreocupación,esatentoypacienteconmigo,yafectuosoconBeth.Esmimayorapoyoyconsuelo.¡Lequieromucho!Asíque,apesardemicruz,puedodecir,aligualqueMeg,quesoyunamujerfeliz.

—Noesprecisoqueyodiganada,porquesaltaalavistaquesoymuchomásfelizdeloquemerezco—aseguróJo,ymiróasubondadosomaridoyasus mofletudos hijos, que daban volteretas por el césped, detrás de ella—.Fritzestáencaneciendoyengordando,yyomeestoyvolviendomásdelgadaque una sombra y tengo más de treinta años. No seremos ricos jamás yPlumfield podría ser pasto de las llamas una noche de estas, porque elincorregibleTommyBangssiguefumandocigarrillosenlacama,aunquesehaquemadolaropaentresocasionesya.Pero,apesardeestoshechostanpocorománticos, no me puedo quejar de nada y mi vida nunca había sido tanpistonuda.Perdonadlaexpresiónpero,comovivorodeadademuchachos,nopuedoevitarutilizaralgunadesuspalabrasdevezencuando.

—Sí, Jo, creo que tendrás una buena cosecha —dijo la señora Marchespantando con la mano un gran grillo negro que miraba a Teddydesconcertado.

—Nilamitaddebuenaquelatuya,mamá.Aquíestálaprueba.Nuncateagradeceremos lo bastante tu paciencia a la hora de sembrar y dejarnosmadurar —comentó Jo, con la amorosa impetuosidad que jamás lograríacontrolar.

—Esperoque,cadaaño,hayamástrigoymenospaja—murmuróAmy.

—Esunbuenhaz,queridaMarmee,peroséqueentucorazóntieneslugarparatodos—añadióMegconternura.

Emocionada,laseñoraMarchestirólosbrazoscomosiquisieraacercarasupechoasushijasyasusnietos,ydijo,conunaexpresiónyunavozllenasdeamor,gratitudyhumildaddemadre:

—¡Oh,misniñas,pormuchoqueviváis,nuncaseréismásfelicesquehoy!

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FIN

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