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El Estudio de la sociedad humana y de la conducta humana moldeada por las instituciones sociales ha sido cultivado hace tanto tiempo como la investigación de los fenómenos físicos y biológicos. Sin embargo, buena parte de la "teoría social" que ha surgido de ese estudio, en el pasado tanto como en el presente, es filosofía social y moral más que ciencia social, y está forma- da en gran medida por reflexiones generales sobre la "naturale- za del hombre, justificaciones o criticas de diversas instituciones sociales, o esbozos de etapas del progreso o la decadencia de las civilizaciones. Aunque los exámenes de este tipo a menudo contienen penetrantes observaciones sobre las funciones de di- versas instituciones sociales del mundo humano, raramente pre- tenden basarse en indagaciones sistemáticas de datos empíricos detallados concernientes al funcionamiento real de la sociedad. Si se llega a mencionar tales datos, su función es en su mayor parte anecdótica ya que sirven para ilustrar alguna conclusión general, más que para someterla a prueba críticamente. A pesar de la larga historia del interés activo por los fenómenos sociales, los ordenamientos experimentales y la recolección metódica de elementos de juicio para evaluar las creencias acerca de ellos son de origen relativamente reciente. De todos modos, en ningún dominio de la investigación social se ha establecido un cuerpo de leyes generales comparable con las teorías sobresalientes de las ciencias naturales en cuanto a poder explicativo o a capacidad de brindar predicciones preci- sas y confiables. Es cierto, por supuesto, que, bajo la inspira- ción de las impresionantes realizaciones teóricas de la ciencia natural, se han construido repetidamente vastos sistemas de "física social" que tratan de explicar toda la gama de estructuras y cambios institucionales diversos que han surgido a través de toda la historia humana. Sin embargo, estas ambiciosas cons- trucciones son el producto de nociones dudosamente apropia- das de lo que constituye un sólido procedimiento científico y, si bien algunas de ellas siguen teniendo adherentes, ninguna re- siste un análisis cuidadoso 1 . La mayoría de los estudiosos com- petentes no creen, en la actualidad, que en un futuro previsible pueda elaborarse una teoría fundada empíricamente, capaz de explicar en términos de un único conjunto de suposiciones inte- gradas toda la variedad de los fenómenos sociales. Además, muchos expertos en ciencias sociales son de la opinión de que aún no ha madurado el momento de elaborar teorías destinadas a explicar sistemáticamente ni siquiera ámbitos limitados de fe- nómenos sociales. En realidad, cuando se ha intentado efectuar tales construcciones teóricas de alcance restringido, como en economía o -en menor escala- en el estudio de la movilidad so- cial, su valor empírico es considerado generalmente como un pro- blema no resuelto. En considerable medida, los problemas que se investigan en muchos centros actuales de investigación social empírica se ocupan, como todos admiten, de problemas de di- mensiones moderadas y a menudo muy poco importantes. Se reconoce también por lo general que en las ciencias sociales no hay nada semejante a la casi completa unanimidad que se encuentra comúnmente entre los investigadores competentes de las ciencias naturales en cuanto a cuáles son los hechos es- tablecidos, cuáles son las explicaciones razonablemente satis- factorias (si las hay) de los hechos afirmados y cuáles son los procedimientos válidos de una investigación bien fundada. Los desacuerdos sobre tales cuestiones, indudablemente, también surgen en las ciencias naturales. Pero habitualmente se los en- cuentra en las fronteras avanzadas del conocimiento; y excepto en dominios de la investigación que se vinculan íntimamente con las opiniones morales o religiosas, generalmente se resuelven ta- les desacuerdos con razonable rapidez cuando se obtienen ele- mentos de juicio adicionales o cuando se elaboran técnicas me- joradas de análisis. En cambio, las ciencias sociales a menudo producen la impresión de que son el campo de batalla de escue- las de pensamiento en guerra interminable, y que hasta cuestio- UNTREF VIRTUAL | 1 La Estructura De La Ciencia E. Nagel 1 Muchos de estos sistemas son teorías de "un solo factor" o de la "causa clave". Identifican alguna "variable" -como el medio geográfico, la dote bioló- gica, la organización económica o la creencia religiosa, para mencionar so- lamente algunas- en términos de la cual deben comprenderse los orde- namientos institucionales y el desarrollo de las sociedades. XIII. Problemas Metodológicos de las Ciencias Sociales

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Problemas metodológicos de las ciencias sociales

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  • El Estudio de la sociedad humana y de la conducta humanamoldeada por las instituciones sociales ha sido cultivado hacetanto tiempo como la investigacin de los fenmenos fsicos ybiolgicos. Sin embargo, buena parte de la "teora social" que hasurgido de ese estudio, en el pasado tanto como en el presente,es filosofa social y moral ms que ciencia social, y est forma-da en gran medida por reflexiones generales sobre la "naturale-za del hombre, justificaciones o criticas de diversas institucionessociales, o esbozos de etapas del progreso o la decadencia delas civilizaciones. Aunque los exmenes de este tipo a menudocontienen penetrantes observaciones sobre las funciones de di-versas instituciones sociales del mundo humano, raramente pre-tenden basarse en indagaciones sistemticas de datos empricosdetallados concernientes al funcionamiento real de la sociedad.Si se llega a mencionar tales datos, su funcin es en su mayorparte anecdtica ya que sirven para ilustrar alguna conclusingeneral, ms que para someterla a prueba crticamente. A pesarde la larga historia del inters activo por los fenmenos sociales,los ordenamientos experimentales y la recoleccin metdica deelementos de juicio para evaluar las creencias acerca de ellosson de origen relativamente reciente.

    De todos modos, en ningn dominio de la investigacin social seha establecido un cuerpo de leyes generales comparable conlas teoras sobresalientes de las ciencias naturales en cuanto apoder explicativo o a capacidad de brindar predicciones preci-sas y confiables. Es cierto, por supuesto, que, bajo la inspira-cin de las impresionantes realizaciones tericas de la ciencianatural, se han construido repetidamente vastos sistemas de"fsica social" que tratan de explicar toda la gama de estructurasy cambios institucionales diversos que han surgido a travs detoda la historia humana. Sin embargo, estas ambiciosas cons-trucciones son el producto de nociones dudosamente apropia-das de lo que constituye un slido procedimiento cientfico y, sibien algunas de ellas siguen teniendo adherentes, ninguna re-siste un anlisis cuidadoso1. La mayora de los estudiosos com-

    petentes no creen, en la actualidad, que en un futuro previsiblepueda elaborarse una teora fundada empricamente, capaz deexplicar en trminos de un nico conjunto de suposiciones inte-gradas toda la variedad de los fenmenos sociales. Adems,muchos expertos en ciencias sociales son de la opinin de quean no ha madurado el momento de elaborar teoras destinadasa explicar sistemticamente ni siquiera mbitos limitados de fe-nmenos sociales. En realidad, cuando se ha intentado efectuartales construcciones tericas de alcance restringido, como eneconoma o -en menor escala- en el estudio de la movilidad so-cial, su valor emprico es considerado generalmente como un pro-blema no resuelto. En considerable medida, los problemas que seinvestigan en muchos centros actuales de investigacin socialemprica se ocupan, como todos admiten, de problemas de di-mensiones moderadas y a menudo muy poco importantes.

    Se reconoce tambin por lo general que en las ciencias socialesno hay nada semejante a la casi completa unanimidad que seencuentra comnmente entre los investigadores competentesde las ciencias naturales en cuanto a cules son los hechos es-tablecidos, cules son las explicaciones razonablemente satis-factorias (si las hay) de los hechos afirmados y cules son losprocedimientos vlidos de una investigacin bien fundada. Losdesacuerdos sobre tales cuestiones, indudablemente, tambinsurgen en las ciencias naturales. Pero habitualmente se los en-cuentra en las fronteras avanzadas del conocimiento; y exceptoen dominios de la investigacin que se vinculan ntimamente conlas opiniones morales o religiosas, generalmente se resuelven ta-les desacuerdos con razonable rapidez cuando se obtienen ele-mentos de juicio adicionales o cuando se elaboran tcnicas me-joradas de anlisis. En cambio, las ciencias sociales a menudoproducen la impresin de que son el campo de batalla de escue-las de pensamiento en guerra interminable, y que hasta cuestio-

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    1 Muchos de estos sistemas son teoras de "un solo factor" o de la "causaclave". Identifican alguna "variable" -como el medio geogrfico, la dote biol-gica, la organizacin econmica o la creencia religiosa, para mencionar so-lamente algunas- en trminos de la cual deben comprenderse los orde-namientos institucionales y el desarrollo de las sociedades.

    XIII. Problemas Metodolgicos de las Ciencias Sociales

  • nes que han sido objeto de estudios intensos y prolongados per-manecen en la periferia, formada por los problemas no resueltos,de la investigacin. En todo caso, es de conocimiento pblico quelos cientficos sociales continan divididos en lo concerniente aproblemas fundamentales de la lgica de la investigacin socialimplcitos en las cuestiones mencionadas. En particular, existeuna perdurable divergencia de objetivos cientficos declaradosentre quienes consideran los sistemas explicativos y los mtodoslgicos de las ciencias naturales como modelos que deben seremulados en la investigacin social y quienes consideran funda-mentalmente inadecuado para las ciencias sociales buscar teo-ras explicativas que utilicen distinciones "abstractas" alejadas dela experiencia familiar y que exigen elementos de juicio favorablespblicamente accesibles (o "intersubjetivamente" vlidos).

    En resumen, las ciencias sociales no poseen en la actualidadsistemas explicativos de vasto alcance considerados satisfacto-rios por la mayora de los estudiosos profesionalmente compe-tentes y se caracterizan por los serios desacuerdos tanto sobrecuestiones metodolgicas como sobre cuestiones de contenido.En consecuencia, se ha puesto en duda repetidamente la con-veniencia de considerar a cualquier rama actual de la investiga-cin social como una "verdadera ciencia", habitualmente sobrela base de que, si bien tales investigaciones han brindado grancantidad de informacin frecuentemente confiable acerca de te-mas sociales, estas contribuciones son principalmente estudiosdescriptivos de hechos sociales especiales correspondientes agrupos humanos de determinada ubicacin histrica, pero nosuministran leyes estrictamente universales acerca de fenme-nos sociales. No sera provechoso discutir extensamente unproblema planteado de esta manera, particularmente, debido aque los requisitos de una ciencia genuina supuestos tcitamen-e en la mayora de tales afirmaciones conducen resultado pocoaclarador de que, excepto unas pocas ramas de la fsica, apa-rentemente no hay disciplinas que merezcan esa honorfica de-signacin. Sea como fuere, para nuestros propsitos presentesbastar observar que, si bien los estudios descriptivos de he-chos sociales localizados caracterizan a gran pacte de la inves-tigacin social, esta comprobacin no resume adecuadamentetodos sus logros. Pues las investigaciones de la conducta huma-

    na tambin han puesto en evidencia (con la ayuda creciente, enlos ltimos aos, de tcnicas de anlisis cuantitativo en rpidodesarrollo) algunas de las relaciones de dependencia entre loscomponentes de diversos procesos sociales; y de este modo, ta-les investigaciones han suministrado suposiciones generaliza-das, ms o menos firmemente fundada, para explicar muchosaspectos de la vida social, as como para elaborar polticas so-ciales frecuentemente efectivas. Sin duda, las leyes o generali-zaciones concernientes a fenmenos sociales que ha brindadola investigacin social de la actualidad tienen un mbito de apli-cacin mucho ms restringido, estn formuladas de manera mu-cho menos precisa y slo son aceptables como fcticamente co-rrectas si se las considera limitadas por un nmero mucho mayorde reservas y excepciones tcitas que la mayora de las leyes co-mnmente citadas de las ciencias fsicas. En estos aspectos, sinembargo, las generalizaciones de la investigacin social no pare-cen diferir radicalmente de las generalizaciones comnmenteexpuestas en dominios que se consideran, por lo comn, comosubdivisiones indiscutiblemente respetables de la ciencia natu-ral, por ejemplo, en el estudio de los fenmenos de turbulenciay en la embriologa.

    La tarea realmente importante, ciertamente, es lograr algunaclaridad en los problemas metodolgicos fundamentales y en laestructura de las explicaciones ele las ciencias sociales, msque en el otorgamiento o la negacin de ttulos honorficos. Perolos intentos por efectuar tal clarificacin tropiezan con una difi-cultad que es, quiz, caracterstica de las ciencias sociales. Yahemos dicho bastante acerca de los desacuerdos que surgen enestas disciplinas como para sugerir que casi todo producto elela investigacin social elegido vara su anlisis lgico corre el ries-go de ser juzgado por muchos estudiosos profesionales comocarente de representatividad de logros importantes en su domi-nio, aunque otros estudiosos de similar competencia profesio-nal pueden juzgar la cuestin en forma diferente. Adems, losproblemas propuestos para el anlisis por los materiales elegi-dos, as como el anlisis mismo, deben enfrentar el riesgo an-logo de ser condenados como ajenos a los problemas lgicosimportantes de la investigacin social o como sntomas de unaestrecha preferencia partidista por alguna escuela particular de UNTREF VIRTUAL | 2

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  • pensamiento social. A pesar de estos riesgos, el propsito deeste capitulo y de los captulos siguientes es examinar una seriede problemas lgicos generales que aparecen persistentementeen las discusiones metodolgicas de las ciencias sociales.

    En este captulo, consideraremos primero varias dificultadesque se suponen creadas por el objeto especial de estudio de lainvestigacin social y citadas frecuentemente como obstculosserios, si no fatales, para establecer leyes generales de los fen-menos sociales. En el captulo siguiente examinaremos la cues-tin relativa a si las explicaciones de las ciencias sociales tienenuna forma y un contenido sustantivo diferentes de las de otrasramas de la investigacin; cierto; aspectos de las explicacionesprobabilsticas recibirn un tratamiento ms detallado del que lehemos dedicado hasta ahora. El capitulo final tratar de proble-mas concernientes al conocimiento histrico; en l discutiremosotros aspectos del esquema probablstico y examinaremos laestructura de las explicaciones genticas 2.

    III. El Conocimiento De Los Fenmenos SocialesComo Variable Social

    Una tercera dificultad que deben enfrentar las ciencias sociales,considerada a veces como la mayor de todas, surge del hechode que los seres humanos a menudo modifican sus modoshabituales de conducta social como consecuencia de la adquisi-cin de nuevo conocimiento acerca de los sucesos en los cualesparticipan o de la sociedad a la que pertenecen. Esta dificultadtiene dos facetas: una relativa a la investigacin de los fen-menos sociales; la otra a las conclusiones alcanzadas en talesinvestigaciones.

    1. Ya hemos destacado el hecho de que la manera de conducirlos experimentos sobre temas sociales ruede introducir cambiosde magnitud desconocida en los materiales en estudio y puede,por lo tanto, viciar desde el comienzo la conclusin propuestasobre la base de un experimento. Puede extenderse esta obser-vacin ms all de las investigaciones estrictamente experimen-tales. Por ejemplo, la investigacin emprica actual sobre cues-

    tiones tales como las actitudes hacia los grupos minoritarios, laconducta electoral o los planes de inversiones en las empresashacen un intenso uso de los cuestionarios; y las respuestasobtenidas en diversos tipos de entrevistas en los exmenes deopinin son los datos sobre los cuales se basan eventualmentelas conclusiones concernientes a esas cuestiones. Sin embargo,aun si suponemos que los entrevistadores estn adecuada-mente preparados para esa tarea y no introducen grandes dis-torsiones en los actos que renen mediante tcnicas de entre-vista manifiestamente incorrectas, subsiste el problema desaber si, debido al hecho de que los respondientes saben queestn siendo entrevistados, sus respuestas expresan opinioneso actitudes que mantenan antes de la entrevista y continanmantenindolas despus de ella. La circunstancia de que unrespondiente sepa que es objeto de algn inters para el entre-vistador, las consecuencias que crea que pueden tener susrespuestas para cuestiones de importancia para l y la maneraparticular de conducir la entrevista pueden hacer intervenir influ-encias que afecten fundamentalmente a las respuestas que d,sea inducindolo a dar repuestas aplomadas a cuestiones acer-ca de las cuales nunca ha reflexionado, sea inclinndolo a emi-tir opiniones que no son representativas de sus creencias ver-daderas ni reveladoras de su conducta habitual. Por consigu-iente, si el proceso de reunir elementos de juicio relativos a unahiptesis acerca de un tema determinado slo permite obtenerdatos cuyas caractersticas -identificadas como constituyendolos elementos de juicio importantes- son creadas por el procesomismo, resulta evidentemente incorrecto evaluar la hiptesissimplemente sobre la base de tales datos.

    Es innegable que la dificultad es seria, y no hay ninguna frmu-la general para eludirla; pero no es una dificultad que sea exclu-siva de las ciencias sociales ni es insuperable en principio. As,los estudiosos de las ciencias naturales estn familiarizadosdesde hace tiempo con el hecho de que los instrumentos utiliza-

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    2 Las explicaciones probabilsticas y las explicaciones genticas fueronidentificadas e ilustradas en el Captulo II, y la primera fue brevementeexaminada en el Captulo X

  • dos para efectuar mediciones pueden provocar alteraciones enla misma magnitud que se quiere medir; este hecho ha recibidomucha atencin, con particularidad en aos recientes, en cone-xin con la interpretacin de las relaciones de incertidumbreenunciadas por Heisenberg en la mecnica cuntica. Por ejem-plo, la temperatura registrada por un termmetro sumergido enun liquido no representa la temperatura exacta del lquido antesde la inmersin, ya que antes de sta la temperatura del term-metro por lo general es diferente de la del liquido, de modo quelas dos temperaturas iniciales cambian antes de que el term-metro y el lquido estn en equilibrio trmico. Pero evidentemen-te carece de sentido sostener que la magnitud de una propiedadmedida se altera por el proceso mismo de medirla, a menos quesea posible aducir elementos de juicio independientes en favorde la suposicin de que el instrumento de medicin empleadoen el proceso provoca en la propiedad cambios de un tipo deter-minado. En consecuencia, para que lo que se dice tenga senti-do, tal afirmacin debe ir acompaada de alguna nocin (aun-que sea brumosa) de la medida en la cual la propiedad puedealterarse debido a su interaccin con el instrumento de medida.Por ende, se presentar una de las siguientes posibilidades: sesabe que los efectos provocados por tal interaccin son relativa-mente nfimos, por lo que se los puede ignorar; los efectos pue-den ser calculados con precisin sobre la base de leyes conoci-das y se los toma en cuenta cuando se asigna un valor numricodeterminado a la magnitud de la propiedad medida; no es posiblecalcular los efectos con precisin, pero sobre la base de leyesconocidas puede demostrarse que no exceden de ciertos lmi-tes, de modo "'que se asigna un valor aproximado a la magnitudde la propiedad medida; finalmente, debido al desconocimientode varias circunstancias especiales en las cuales se realiza eltipo de medicin dado, no puede hacerse una estimacin de losefectos, de modo que debe postergarse la asignacin de un va-lor a la propiedad que se mide hasta que se supere tal descono-cimiento o hasta que se creen instrumentos de medicin cuyosefectos sobre dicha propiedad puedan ser estimados.

    La lgica adecuada para superar la dificultad que acabamos deexaminar en relacin con los temas explorados por las cienciasnaturales no se modifica cuando se examina tal dificultad en co-

    nexin con los materiales estudiados por las ciencias sociales.En ambos grupos de disciplina, la dificultad surge porque se pro-ducen cambios en los fenmenos por los medios utilizados parainvestigarlos. Sin embargo, aunque en las ciencias sociales (yno en las ciencias naturales) tales cambios pueden ser atribui-dos en parte al conocimiento que los hombres poseen del hechode que son los sujetos de una investigacin, esta diferencia esrelativa al mecanismo particular mediante el cual se provocancambios en un dominio, y esta diferencia en el mecanismo porel cual se producen los cambios no afecta a la naturaleza delproblema lgico creado por los cambios. No obstante esto, engeneral es menos fcil descontar tales cambios en las cienciassociales purgue en estas disciplinas hay menos leyes bien esta-blecidas con cuya ayuda pueda estimarse el alcance de talescambios. Por otra parte, las ciencias sociales frecuentementeemplean tcnicas de investigacin con respecto a las cuales ladificultad no aparece o aparece en forma menos aguda, por ejem-plo, diversos recursos para observar la conducta social tales quelos participantes simplemente no saben que se los observa; olas llamadas "tcnicas proyectivas", donde los sujetos, si biensaben que estn en estudio, ignoran los objetivos de tal estudioy slo pueden conjeturar cul es el aspecto de su conducta quese somete a escrutinio10.

    2. El segundo aspecto de la dificultad en discusin concierne ala validez de las conclusiones que se alcanzan en la indagacinsocial. Como se ha observado a menudo, mientras que las fuer-zas que mantienen a las estrellas en sus cursos o los mecanis-mos que transmiten los caracteres hereditarios del organismohumano no son afectados por los avances en la astrofsica o labiologa, las relaciones de dependencia que constituyen los te-mas de estudio de las ciencias sociales pueden ser profunda-mente modificadas como consecuencia de los progresos deestas disciplinas. Pues aun cuando las generalizaciones acercade fenmenos sociales y las predicciones de sucesos socialesfuturos sean conclusiones logradas en investigaciones indiscu-

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    10 Cf. Handbook of Social Psychology (ed. por Gardner Lindzey), Cambrid-ge, Mass., 1944, Vol. I

  • tiblemente correctas, tales conclusiones pueden ser literalmenteinvalidadas si se convierten en conocimiento pblico y si, a la luzde este conocimiento, los hombres modifican sus pautas deconducta sobre cuyo estudio se basaban las conclusiones. Poresta razn, se ha sostenido con frecuencia que es intil buscarleyes sociales que sean validas para un futuro indefinido y quela prediccin de la conducta social es intrnsecamente incierta.

    A veces se distinguen dos tipos de tales predicciones, cada unode los cuales ilustra una manera en que las acciones generalespor creencias acerca de las cuestiones humanas pueden afec-tar a la validez de esas mismas creencias. Uno de esos tipos esla llamada "prediccin suicida" consistente en predicciones bienfundadas en el momento en que se las hace y que, por ende,probablemente sean confirmadas por los sucesos futuros, peroque no obstante esto son refutadas debido a acciones empren-didas como consecuencia de la difusin de las predicciones. Porejemplo, sobre la base de un anlisis aparentemente adecuadodel estado de la economa de los Estados Unidos, los economis-tas predijeron un "receso" comercial para 1947. Pero, a causade esta advertencia, los hombres de negocios redujeron los pre-cios de una cantidad de productos que ocupaban posicionas es-tratgicas en las operaciones del mercado econmico, de modoque la demanda efectiva de esos bienes aument y el recesopredicho no se produjo. El segundo tipo es la llamada "profecaautorrealizadora"; a este tipo pertenecen las profecas que sonfalsas en el momento en el cual se las hace, pero que resultanverdaderas debido a las acciones emprendidas como conse-cuencia de creer en las predicciones, Por ejemplo, aunque elUnited States Bank (un banco privado de la ciudad de NuevaYork, a pesar de su nombre) no pasaba por ninguna dificultadfinanciera seria en 1928, muchos de sus depositarios creyeronque se encontraba en una horrible situacin y que pronto que-brara. Esta creencia provoc una corrida y pronto la organiza-cin se vio obligada a declararse en bancarrota11.

    El hecho hacia el cual llaman la atencin tales predicciones -esdecir, que las creencias acerca de cuestiones humanas puedenllevar a cambios fundamentales en los hbitos de la conductahumana que son objeto de esas creencias- es presentado a ve-

    ces como si la dificultad que plantea a la investigacin fueraexclusiva de las ciencias sociales a causa de la presunta "liber-tad de la voluntad humana". Sin embargo, este antiguo proble-ma es totalmente ajeno a los problemas metodolgicos de lainvestigacin social, como lo pone de manifiesto la circunstanciade que es posible ilustrar ambos tipos de predicciones con ejem-plos tomados de las ciencias naturales. Por ejemplo, es posiblehacer apuntar y descargar un can antiareo por medio de unmecanismo puramente fsico. Podemos suponer que tal mecan-ismo incluye un radar para localizar el blanco, una calculadoraautomtica para determinar la direccin en la cual debe apuntarel can para dar en el blanco transmitido por el radar, un meca-nismo de ajuste para hacer apuntar y disparar el can, y algnsistema para transmitir los clculos de la computadora comouna serie de seales al aparato de ajuste. Supongamos ahoraque si se disparara el can de acuerdo con los clculos de lacomputadora en una ocasin determinada, se dara en el blan-co; pero supongamos tambin que las seales que transmitenestos clculos tienen efectos de perturbacin (sea en el apara-to de ajuste, sea en el blanco) que la computadora no puedetomar en cuenta. Por consiguiente, aunque se coloque el cany se lo dispare de acuerdo con clculos que eran correctos en elmomento en el que se los hizo, no obstante esto, no logra dar enel blanco debido a los cambios introducidos por el proceso detransmisin de esos clculos.

    Esta situacin no difiere en aspectos esenciales de una predic-cin suicida en la investigacin social, a pesar de que en el ejem-plo slo intervienen suposiciones puramente fsicas. De manerasimilar se puede construir una analoga fsica de profeca auto-rrealizadora. As, supongamos que en el ejemplo anterior elequipo de radar o la computadora tienen algn "defecto", tal quesi se apuntara el can y se lo disparara de acuerdo con los cl-culos de la computadora en un momento dado, el can de he-cho no lograra dar en el blanco.

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    11 Cf. Robert K. .Merton, Social Theory and Social Structure, Rev. ed.,Glencoe, III., 1457, Cap. 2.

  • Sin embargo, obviamente es posible que, aunque se dispare elcan de acuerdo con clculo: que eran incorrectos en el mo-mento en el que se los hizo, se logre dar en el blanco debido alos cambios introducidos por el proceso de transmisin de esosclculos12.

    Sea como fuere, es innegable la frecuente aparicin de predic-ciones suicidas y autorrealizadoras concernientes a cuestioneshumanas, y ninguna teora adecuada de los fenmenos que estu-dian las ciencias sociales puede ignorar el hecho de que algunasacciones emprendidas a la luz del conocimiento de algunas pau-tas de conducta social, a menudo pueden provocar un cambio enesas pautas. Sin embargo, como sugerimos en el prrafo ante-rior, a veces las interpretaciones basadas en este hecho puedenser sumamente dudosas. En particular, aunque este hecho indu-dablemente complica la bsqueda de generali-zaciones bien fun-dadas relativas a fenmenos sociales, no eli-mina, como se alegacomnmente, la posibilidad misma de es-tablecer leyes socialesgenerales. Hagamos explicito el porqu de esto.

    a. En primer lugar, quienes hacen tal afirmacin pasan por altoel hecho elemental de que un enunciado que pretende ser unaley tiene la forma lgica de un condicional, aunque la formulacinparticular empleada no lo revele explcitamente.Tales enunciadossimplemente afirman que si se satisfacen ciertas condiciones, en-tonces se producen tambin otras cosas (sea invariablemente,sea slo con una frecuencia relativa formulada de manera ms omenos precisa). Por consiguiente, la validez fctica de una ley so-cial propuesta no depende de que un caso determinado de laclusula antecedente del condicional sea categricamente verda-dero, aunque la aplicabilidad de la ley a una situacin dada de-pende de que se cumplan en esta situacin las condiciones men-cionadas en el antecedente. Por ejemplo, una versin simplificadade una conocida ley econmica afirma que, si se disminuye elprecio de venta de una mercadera, aumentar la demanda efec-tiva de la misma. Supongamos que en cierta sociedad una cadaconstante de los precios de diversas mercaderas (en particular,de los caramelos) durante un largo perodo va acompaada porun constante aumento en el consumo de esos artculos, de mo-do que la ley resulta correcta. Pero supongamos tambin que,

    con el fin de desalentar el consumo de caramelos (por ejemplo,por razones derivadas de estudios sobre los efectos de tal consu-mo sobre el exceso de peso), se toman medidas -considerandoesta ley- para invertir la tendencia de los precios de este produc-to, de modo que eventualmente disminuye la demanda efectiva decaramelos. Es obvio, sin embargo, que la ley no queda invalidadapor la circunstancia de que, a causa de la accin emprendida a laluz de la ley, el precio de los caramelos disminuya gradualmente,de igual modo que el hecho de que los hombres generalmenteeviten los vapores del cido cianhdrico, cuando toman conocimien-to de la ley segn la cual si se inhala dicho gas se produce rpi-damente la muerte, no constituye una refutacin de esta ley. Enresumen, si la accin basada en el conocimiento de una ley deter-minada no es una de las condiciones que la ley menciona en suclusula antecedente y de la que afirma que va acompaada deciertas consecuencias cuando se cumplen esas condiciones, nose demuestra que la ley sea errnea cuando se descubren situa-ciones en las cuales se realiza tal accin pero no aparecen lasconsecuencias enunciadas.

    b. En segundo lugar, no hay ninguna razn vlida para descar-tar definitivamente la posibilidad de elaborar leyes cuyas clusu-las antecedentes tomen en cuenta la presencia de acciones de-liberadamente emprendidas sobre la base de un conocimientoconcerniente a procesos sociales. Por el contrario, de hecho aveces es posible prever, aunque slo sea de una manera gene-ral, cules son las consecuencias probables que puede tenerpara hbitos sociales establecidos la adquisicin de nuevos co-nocimientos o nuevas habilidades. Por ejemplo, la fabricacin delos equipos necesarios para el transporte y la comunicacin ge-neralmente aumenta con la creciente industrializacin de unasociedad. Por otra parte, hay tambin evidencias en favor de lageneralizacin segn la cual, cuando los hombres descubren lasventajas de formas ms rpidas de transporte y comunicacin,

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    12 El ejemplo utilizado en este prrafo es una adaptacin del empleado parapropsitos idnticos por Adolf Grnbaum en "Historical Determinism, SocialActivism, and Prediction in the Social Sciences", British journal for thePhilosophy of Science. Vol. 7, 1956, pgs. 236-40.

  • tienden a usarlas con preferencia a los medios ms antiguos yms lentos. En consecuencia, cuando se difunde el conocimien-to de medios ms rpidos, la fabricacin del equipo necesariopara mantener los medios tradicionales tender a disminuir o aaumentar a un ritmo ms lento, y al mismo tiempo los recursosnaturales necesarios para esta fabricacin sern explotados enmenor escala o destinados a otros usos. Aunque los efectos deun conocimiento recientemente adquirido acerca de las pautassociales de conducta pueden no ser predecibles con minuciosodetalle, a veces puede darse al menos una descripcin aproxi-mada de las consecuencias probables de tales innovaciones.Para resumir, si el conocimiento que los hombres poseen de losprocesos sociales es una variable que interviene en la determi-nacin de los fenmenos sociales, no hay ningn fundamento apriori para sostener que los cambios de esta variable y los efectosque ellos puedan producir no pueden ser objeto de leyes sociales.

    No debe confundirse el punto en consideracin con la cuestinmuy diferente de saber si es o no posible predecir la adquisicinde nuevo conocimiento y las formas que ste puede adoptar. Talprediccin, sin duda, no es posible en general, excepto quizsen aquellos dominios en los cuales el avance del conocimientodepende de la solucin de una clase especial de problemas,para cuya solucin se dispone ya de tcnicas efectivas y recur-sos adecuados. El punto en discusin es saber si es o no posibleen principio, una vez adquirido un conocimiento de relaciones dedependencia entre fenmenos sociales, establecer leyes que to-men en cuenta las consecuencias que el uso de tal conocimientopuede tener para esas relaciones. Nuestro examen ha tratado dehacer evidente por qu es insostenible la afirmacin de que lasleyes de este tipo son intrnsecamente imposibles.

    c. Finalmente, aunque a menudo se ha subestimado la influen-cia de las creencias y las aspiraciones de los hombres sobre lahistoria humana, es igualmente fcil exagerar el papel reguladorde la eleccin deliberada en la determinacin de los sucesoshumanos, aun cuando la eleccin se base en un considerableconocimiento de los procesos sociales. Es hecho de experienciacomn el que, a pesar de la, cuidadosa elaboracin de planespara alcanzar cierto objetivo, las acciones emprendidas, desem-

    bocan en enredos no previstos y, ciertamente, no deseados. Pueslas acciones planeadas raramente o nunca se desarrollan en unordenamiento social sobre el cual los hombres posean un com-pleto dominio. Las consecuencias que siguen a una eleccin de-liberada no son simplemente el resultado de esta eleccin, sinoque estn determinadas tambin por diversas circunstancias con-comitantes, cuya relacin con el objetivo de la accin no siem-pre es bien comprendida y cuyos modos de operacin no estn,de todos modos, dentro del completo control efectivo de quieneshan hecho tal eleccin. Eli Whitney no invent la desmotadorade algodn con el propsito de fortificar un sistema social basa-do en la esclavitud humana; Pasteur se habra horrorizado desaber que sus investigaciones sobre la fermentacin se conver-tiran en la base terica de la guerra bacteriolgica; y el apoyode Francia a la causa revolucionaria norteamericana contra In-glaterra no pretenda alentar la fundacin de una nacin que lue-go dificultara a Francia el mantenimiento de su poder colonialen Amrica del Norte.

    Esta incongruencia conocida entre la intencin y el resultado dela accin social tiene considerable importancia para la cuestinde saber si el papel que desempea el conocimiento de los pro-cesos sociales en la modificacin de ecos procesos excluye laposibilidad de establecer leyes sociales generales. Los objetivosde la accin social planeada indudablemente estn sujetos amucha variacin, ya que tales objetivos dependen generalmentede caractersticas ms o menos distintivas de los individuos queelaboran el plan y actan, as: como del conocimiento de los pro-cesos sociales que ellos poseen; y a menudo es difcil, en ver-dad, prever cules sern esos objetivos. Por otra parte, como yalo hemos sugerido, los resultados reales a los que se llega me-diante tal accin habitualmente caen dentro de una gama de al-ternativas mucho ms limitada, debido a las restricciones queimponen a la conducta social individual las instituciones relativa-mente estables dentro de las cuales los individuos tratan de rea-lizar sus fines. Pues aunque el esfuerzo planificado puede, cier-tamente, transformar el carcter de las instituciones sociales, lasacciones que los hombres realizan en una ocasin determinadano son en su mayora la manifestacin de un pensamiento refle-xivo dirigido a la resolucin de algn problema especfico de tal UNTREF VIRTUAL | 7

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  • ocasin, sino ms bien de hbitos de conducta que no es posi-ble transformar simultneamente y de los que cabe esperar quepermanezcan inalterados, por lo comn. En consecuencia, losefectos producidos por esfuerzos tendientes a lograr cierto obje-tivo suelen quedar anulados por efectos producidos por una con-ducta que se ajusta a las pautas habituales de conducta socialo por otros sucesos sobre los cuales los actores no tienen ningncontrol. Aunque existe siempre la genuina posibilidad de que laaccin basada en el conocimiento de los procesos sociales modi-fique el carcter de esos procesos, tal posibilidad a menudo pue-de ser ignorada, pues por lo general dicha accin no transformaradicalmente el esquema total de la conducta social corriente.

    Por esta razn, as como por las razones ya examinadas, estaposibilidad no constituye un obstculo fatal para el estableci-miento de leves sociales13.

    IV. La Naturaleza Subjetiva De Los Temas De Estudio Sociales

    La conocida afirmacin segn la cual las explicaciones objetiva-mente bien fundadas de fenmenos sociales son difciles si noimposibles de alcanzar, debido a que esos fenmenos presentanun aspecto esencialmente "subjetivo" o "impregnado de valoracio-nes", da origen a un cuarto conjunto de cuestiones metodolgicasrelacionadas entre s.

    Frecuentemente se considera que el tema de las ciencias so-ciales es la accin humana intencional, dirigida al logro de diver-sos fines o "valores", sea con un propsito consciente, sea porla fuerza de un hbito adquirido, sea a causa de un compromisoinconsciente. Una caracterizacin un poco ms restrictiva limitadicho tema a las respuestas que los hombres dan a las accionesde otros hombres, a la luz de expectativas y "evaluaciones" con-cernientes a las respuestas que estos otros a su vez darn14.En ambas delimitaciones del tema de las ciencias sociales, co-mnmente se afirma que su estudio presupone la familiaridadcon las motivaciones y otras cuestiones psicolgicas que consti-tuyen los resortes de la conducta humana intencional, as como

    con los objetivos y los valores cuyo logro es la finalidad explci-ta o implcita de tal conducta. Segn muchos autores, sin embar-go, las motivaciones, las disposiciones, los fines buscados y losvalores no son cuestiones susceptibles de una inspeccin sen-sorial y no pueden ser conocidos o identificados por medio deluso exclusivo de procedimientos que son adecuados para explo-rar los fenmenos pblicamente observables de las ciencias"puramente conductistas" (o naturales). Por el contrario, son cues-tiones de las que slo podemos adquirir conocimiento a travsde nuestra "experiencia subjetiva". Adems las distinciones queson atinentes al tema de las ciencias sociales (se las empleepara caracterizar objetos inanimados, como en el caso de trmi-nos tales como 'herramienta' y 'oracin', o para designar tipos deconductas humanas como en el caso de trminos tales como

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    13 En aos recientes, la cuestin que hemos examinado ha sido objeto deuna serie de investigaciones tericas y empricas. Se ha demostrado, porejemplo, que el que hace un sondeo de la opinin puede, en principio, publi-car su prediccin del resultado de una eleccin de manera tal que, a pesarde las reacciones de los votantes al pronstico, la prediccin no sea refuta-da por esas reacciones. Cf. Herbert A. Simon. Models of Man, Nueva York,1957, Cap. 5, que lleva el ttulo de "Bandwagon and Underdog Effects ofElection Predictions".Adems, recientemente se ha iniciado una rama de la investigacin cuyopropsito es especificar, dada una accin competitiva dirigida al logro decierta finalidad, la estrategia a seguir que es, en cierto sentido, la "mejor"estrategia con un resultado al que no afecta la informacin que pueda tenercada parte en competencia (los "jugadores del juego") en lo concerniente alos planes del otro. As, esta "teora de juegos" suministra reglas para decidirun curso de accin que no es necesario alterar para lograr el objetivo, aun-que los otros "jugadores" adquieran nuevo conocimiento en el curso del"juego". La teora bsica fue elaborada por John vort Neumann y Oskar Mor-genstern, The Theory of Games and Economic Behavior, Princeton, 1944.Ver tambin John C. C. McKinsev, Introduction to the Theory of Games,Nueva York, 1952; v R. D. Luce y H. Raiffa, Games and Decisions, NuevaYork, 1957.

    14 Max Weber, The Theory of Social and Economic Organization, Nueva York.1947, pg. 118. Segn la definicin ms restrictiva, un granjero que cultiva elsuelo solamente para proveerse de alimentos no realiza una actividad social.Su conducta slo es social si hace planes para satisfacer sus propias necesi-dades con referencia a las supuestas necesidades de otros hombres.

  • 'crimen' y 'castigo') no pueden ser definidos excepto por referen-cia a "actitudes mentales" y no pueden ser comprendidas sinopor quienes han tenido la experiencia subjetiva de tales actitu-des. Decir que un objeto es una herramienta, por nulo equivalepresuntamente a decir que quienes caracterizan ese objeto detal modo esperan de l determinados efectos. Por consiguiente,las diversas "cosas" que puede ser necesario mencionar al ex-plicar la accin intencional deben ser concebidas segn lo quelos actores humanos mismos creen acerca de esas cosas, y nosegn lo que puede descubrirse acerca de ellas mediante losmtodos objetivos de las ciencias naturales.

    Para decirlo con las palabras de un defensor de esta tesis, "unamedicina o un cosmtico, por ejemplo, para los propsitos de losestudios sociales, no son cosas que curen una dolencia o me-joren el aspecto de una persona, sino cosas de las que la gentecree que tendrn tales efectos". Y contina diciendo que, cuan-do las ciencias sociales explican la conducta humana avocandoel conocimiento de los hombres acerca de las leyes de la natu-raleza, "lo importante en el estudio de la sociedad no es si estasleyes de la naturaleza son verdaderas en ningn sentido objeti-vo, sino solamente si la gente cree en ellas y acta de acuerdocon ellas"15.

    En resumen, se sostiene que las categoras descriptivas y ex-plicativas de las ciencias sociales son radicalmente "subjetivas",de modo que estas disciplinas se ven obligadas a confiar en tc-nicas de investigacin "no objetivas". El cientfico social, por lotanto, debe "interpretar" los materiales de su estudio identificn-dose en su imaginacin con los actores de los procesos socia-les considerando las situaciones con las que se enfrentan conolos actores mismos y construyendo "modelos de motivaciones"en los cuales se atribuyan a esos agentes humanos resortes desu accin y compromisos con diversos esquemas de valores. Elcientfico social slo puede lograr esto porque l mismo es un agen-te activo en procesos sociales y puede comprender, por ende, ala luz de sus propias experiencias "subjetivas.", los "significadosinternos" de las acciones sociales. En consecuencia, se sostieneque la creacin de una ciencia social "objetiva" o "conductista" esuna esperanza vana; pues excluir por principio todo vestigio de

    interpretacin subjetiva y motivacional del estudio de los proble-mas humanos equivale a eliminar de dicho estudio la conside-racin de todo hecho social genuino16.

    Esta descripcin del tema de las ciencias sociales plantea mu-chos problemas, pero en este contexto slo recibirn atencin lostres siguientes (1) Son las distinciones necesarias para explorareste mbito exclusivamente "subjetivas"? (2) Es inadecuada unadescripcin "conductista" de los fenmenos sociales? (3) Laatribucin de estados "subjetivos" a agentes humanos cae fueradel alcance de los cnones lgicos utilizados en la investigacinde propiedades "objetivas"?

    1. Es indiscutible que la conducta humana es frecuentementeintencional; y es tambin indiscutible que cuando se describe o seexplica tal conducta, por los cientficos sociales o por legos, co-mnmente se supone que en sus manifestaciones subyacen di-versos tipos de estados "subjetivos"(o psicolgicos). Sin embar-go, como lo ponen en evidencia las ciencias biolgicas, frecuente-mente es posible investigar muchos aspectos de las actividadesdirigidas hacia un fin sin que sea necesaria la postulacin de talesestados. Pero, lo que es aun ms importante, aun cuando las con-ductas estudiadas por las ciencias sociales estn dirigidas sin dis-cusin hacia fines perseguidos conscientemente, las ciencias so-ciales no se limitan a utilizar exclusivamente distinciones refe-rentes a estados psicolgicos. Adems, no se ve por qu a estasdisciplinas deben plantearse tales restricciones. Por ejemplo, conel fin de explicar la adopcin de ciertas reglas de conducta poruna comunidad determinada puede ser importante investigar lasmaneras como los miembros de la comunidad cultivan el suelo,construyen viviendas o conservan alimentos para su uso futuro;y las conductas manifiestas que estos individuos revelan al reali-

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    15 F. A. Hayek, The Counter-Revolution of Science, Glencoe, 111., 1952, pig. 30.

    16 R. M. Maclver, Social Causation, Nueva York, 1942, Cap. 14; Max Weber,search. Nueva York, 1930, pigs. 290-308; Ludwig von Mises, Theory andHistory, New Haven, Conn., 1957, Cap. 11; Peter Winch The Idea of a SocialScience, Londres, 1958, esp. Cap. 2. op. cit., Cap. I. esp. Sec. I; Charles H.Cooley, Sociological Theory and Social Re []

  • zar estas tareas no pueden ser descriptas en trminos pura-mente "subjetivos".

    Adems, aunque a veces pueda explicarse parcialmente la ac-cin intencional con ayuda de suposiciones concernientes a dis-posiciones, intenciones o creencias de los actores, otras suposi-ciones concernientes a cuestiones que los actores desconocentotalmente pueden tambin contribuir a explicar sus acciones.As, como lo pone en claro el pasaje ya citado, si deseamos ex-plicar la conducta de hombres que creen en las propiedadesmedicinales de una sustancia determinada, obviamente es im-portante distinguir entre la cuestin relativa a si esta creenciainfluye de alguna manera sobre la conducta de quienes abrigandicha creencia y la cuestin relativa a si la sustancia tiene, dehecho, las propiedades medicinales que se le atribuyen. Por otraparte, parece haber excelentes razones para rechazar la con-clusin, presuntamente derivada de esta distincin, segn lacual al explicar la conducta intencional el cientfico social nodebe usar ninguna informacin disponible para l pero no paralos actores17. Por ejemplo, los plantadores de algodn del surde Estados Unidos antes de la Guerra Civil desconocan porcierto las leyes de la moderna qumica de suelos y crean err-neamente que el uso de abono animal conservara indefinida-mente la fertilidad de las plantaciones de algodn. Sin embargo,el conocimiento de esas leyes por un cientfico social puedeayudarle a explicar por qu, con ese tratamiento, el suelo en elcual se cultivaba algodn se agotaba gradualmente y, en conse-cuencia, por qu haba una creciente necesidad de tierra virgenpara cultivar algodn con el fin de que no disminuyera la cose-cha de algodn. No es en modo alguno evidente la razn por lacual es necesario excluir tales explicaciones de las ciencias socia-les. Pero si no se las excluye, dado que evidentemente implicannociones que no se refieren a los estados "subjetivos" de agentesintencionales, es indudable que las categoras descriptivas y expli-cativas de esa ciencia no son exclusivamente "subjetivas".

    2. La doctrina de las ciencias sociales conocida como "conduc-tismo" es una adaptacin del programa de investigacin adopta-do por primera vez por muchos psiclogos durante la segundadcada de este siglo. Ese programa fue expresin de una difun-

    dida rebelin contra la vaguedad y la incertidumbre general delos datos psicolgicos obtenidos mediante anlisis introspecti-vos de estados mentales, y sus defensores tomaron como mod-elo inmediato de la investigacin psicolgica los procedimientosutilizados por los estudiosos de la conducta animal. En su formu-lacin inicial, el conductismo recomendaba el rechazo total de laintrospeccin como tcnica de estudio en la psicologa, y su pro-psito declarado era investigar la conducta humana de la mismamanera que las investigaciones de procesos qumicos o de laconducta de los animales, sin apelar o sin referirse para nada alos contenidos de conciencia. Adems, algunos de sus defenso-res propugnaron tesis particulares sobre problemas psicolgicosfundamentales (por ejemplo, sobre los mecanismos de "condi-cionamiento" implicados en el aprendizaje o en la creacin lite-raria), aunque las ingenuas teoras "mecanicistas" que adopta-ron no estaban implicadas por su rechazo de la introspeccin.

    Vale la pena observar, sin embargo, que an los exponentes deesta forma radical del conductismo no negaban la existencia deestados mentales conscientes, y su rechazo de la introspeccin,en favor del estudio de la conducta manifiesta, estaba domina-do primordialmente por la preocupacin metodolgica de basarla psicologa en datos pblicamente observables18.

    Sea como fuere, el conductismo ha sufrido una importante trans-formacin desde su formulacin inicial, y quizs ya no haya psi-clogos (o, con mayor razn, cientficos sociales) que se consi-deren "conductistas" y que subscriban a la anterior condena sinreservas de la introspeccin. Por el contrario, los conductistas

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    17 "Todo conocimiento que poseamos acerca de la verdadera naturaleza dela cosa material (es decir, la presunta medicina), pero que las personas cuyasacciones queremos explicar no posean, es tampoco atinente a la explicacinde sus acciones como nuestro escepticismo privado acerca de la eficacia deun encantamiento mgico para la comprensin de la conducta del salvajeque cree en l." F. A. Hayek, op. cit., pig. 30.

    18 Cf. J. B. Watson, "Psychology as the Behaviorist Views It", PsychologicalReview, Vol. 20 (1913), pgs. 158-77, y del mismo autor Behaviorism, NuevaYork, 1930.

  • declarados aceptan hoy, generalmente, los informes introspecti-vos de sujetos experimentales, no como enunciados acerca deestados psquicos particulares de los sujetos, sino como respues-tas verbales observables que los sujetos dan en condiciones de-terminadas; por consiguiente, se incluyen los informes introspec-tivos entre los datos objetivos sobre los cuales es menester fun-dar las generalizaciones psicolgicas. Adems, los conductistascontemporneos que actan dentro de este marco metodolgi-co ms liberal han investigado muchos dominios (que frecuente-mente no se tocan) de la conducta humana, tanto individual (p.ej. la discriminacin perceptual, el aprendizaje o la resolucin deproblemas), como social (p. ej., la comunicacin, la decisin gru-pal o la cohesin de los grupos), y han propuesto una serie demecanismos especiales para explicar estos diversos fenme-nos, mecanismos que en su mayora difieren entre s y difierentambin de los mecanismos simples propugnados por anterio-res adherentes al punto de vista conductista. Sin embargo,ninguno de estos mecanismos sugeridos ms recientementeparece ser adecuado para explicar toda la gama de la conductahumana, por lo que el conductismo (como la mayora de las "es-cuelas" de la psicologa contempornea) contina ofreciendo unprograma diversificado de investigacin que pone nfasis enciertas consideraciones metodolgicas, ms que una escuelacomprometida con una teora explicita particular minuciosamen-te articulada. Un estado de cosas semejante predomina en laactualidad entre cientficos sociales que se declaran conductis-tas o que manifiestan simpatas por el enfoque conductista. Enconsecuencia, el trmino "conductismo" no tiene una connota-cin doctrinaria precisa, y los estudiosos de la conducta que sellaman a si mismos conductistas lo hacen principalmente por suadhesin a una metodologa que otorga particular importancia alos datos objetivos (o intersubjetivamente observables)19.

    A la luz de esta situacin, por ende, no es fcil evaluar la afirma-cin de que un enfoque "conductista" del estudio de los fenme-nos sociales se refuta a si mismo, ya que habitualmente no seve con claridad cul es el blanco de la crtica. Buena parte dedicha crtica est dirigida, ciertamente, contra lo que es una ca-ricatura de tal enfoque. As, cuando se afirma que un conductistaconsecuente no puede hablar con propiedad de "las reacciones

    de las personas ante lo que nuestros sentidos nos dicen que sonobjetos similares" (tales como los crculos rojos), sino solamentede "las reacciones a estmulos que son idnticos en sentido es-trictamente fsico" (por ejemplo, de los efectos de las ondasluminosas de determinada frecuencia sobre una zona particularde la retina del ojo humano)20, o cuando se dice que un conduc-tista no reconoce la diferencia entre la accin puramente re-fleja(como el respingo de una pierna) y la conducta intencional (talcomo se manifiesta en la construccin de un ferrocarril, porejemplo)21, en ambos casos el ataque est dirigido contra unespantapjaros, construido segn el modelo de un biofsico per-vertido por una dudosa epistemologa, y no contra una posicindefendida por algn conductista real. Sin duda, a veces los con-ductistas se han mostrado muy insensibles a importantes aspec-tos de la experiencia humana y a menudo han propuesto explica-ciones de los procesos psicolgicos y sociales que resultaron serdemasiado toscas para dar cuenta adecuadamente de las com-plejidades reales de la conducta humana. Pero los conductistasno tienen el monopolio del fracaso; y, como ya hemos indicado, laaceptacin del conductismo como enfoque metodolgico, no re-quiere en modo alguno la aceptacin de una teora determinada.

    Una suposicin implcita en buena parte de la crtica dirigida alconductismo es la de que un conductista consecuente debe ne-gar la existencia misma de estados mentales "subjetivos" o "pri-vados"; ser conveniente examinar brevemente esta afirmacin.

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    19 Cf. Kenneth W. Spence, "The Postulates of Behaviorism", PsychologicalReview, Vol. 55 (1948), pigs. 67-78; Gardiner Murphy, Historical Introductionto Modern Psychology, Nueva York, 1951, Caps. 18 v 19; The Science of Manin the World Crisis (ed. por Ralph Linton). Nueva York. 1945, esp. los captulosde Clyde Kluckhohn y William H. Kelly, "The Concept of Culture", Melville J.Herskovits, "The Processes of Cultural Change", y George P. Murdock, "TheCommon Denominator of Culture", y Paul F. Lazarsfeld, "Problems in Metho-dology", en Sociology Today (cd. por Robert K. Merton, Leonard Broom, yLeonard S. Cottrell, Jr.), Nueva York, 1959.

    20 P. A. Hayek, op. cit., pig. 45.

    21 Ludwig von Mises, op. cit., pig. 246.

  • En primer lugar, con probabilidad todo el mundo admite la dis-tincin entre un dolor experimentado directamente, por ejemplo, las manifestaciones de conducta al experimentar un dolor(como los gemidos o los espasmos musculares). En todo caso,quien considere que tales distinciones no son vlidas pone entela de juicio hechos demasiado bien establecidos para estarsujetos a duda. Pero, en segundo lugar, un conductista no estobligado, para ser consecuente, a renunciar a tales distincionesfamiliares ni a abandonar los postulados centrales de su posi-cin metodolgica. Pues no necesita ser un "materialista reduc-cionista" para quien el trmino 'dolor' (u otros trminos recono-cidamente "subjetivos") es sinnimo de alguna expresin queslo contenga trminos pertenecientes inconfundiblemente alos lenguajes de la fsica, la biologa o la lgica general. Por elcontrario, har bien en rechazar esta tesis reduccionista, ya queconfunde hechos establecidos en la fsica y la fisiologa con he-chos de un tipo muy diferente establecidos en las investigacioneslgicas sobre las relaciones de significacin; es decir, comete elerror que es comn en otro contexto cuando, por ejemplo, seidentifica el significado de la palabra 'rojo' (tal como se lo usa ac-tualmente y como se lo usaba antes del surgimiento de la teoraelectromagntica de la luz para designar un color visible) con elsignificado de 'vibraciones electromagnticas cuyas longitudesde onda son de aproximadamente 7.100 unidades angstrom 22.Un conductista que rechace esta tesis equivocada, pues, puedereconocer sin dificultad que los hombres son capaces de teneremociones, imgenes, ideas o planes; que estos estados ps-quicos son "privados" para el individuo en cuyo cuerpo apare-cen, en el sentido de que slo este individuo puede experimen-tarlos directamente, debido a la relacin privilegiada que sucuerpo tiene con esos estados; y que, por consiguiente, un hom-bre puede, en general, dar testimonio de que se encuentra encierto estado psquico sin tener que examinar primero el estadopblicamente observable de su propio cuerpo (p. ej., su propiaexpresin facial o sus propias expresiones verbales), aunqueotros hombres slo puedan establecer que l se encuentra ental estado psquico sobre la base de tal examen 23.

    Sin embargo, el conductista tambin afirma que los estadospsquicos slo aparecen en cuerpos que tienen ciertos tipos de

    organizacin; que tales estados son "adjetivales" o "adverbiales"de esos cuerpos, y no agentes substantivos (o "entidades") quehabitan en ellos; que la aparicin de un estado psquico en uncuerpo est siempre acompaada de ciertas conductas manifi-estas y pblicamente observables (frecuentemente, en un nivel"molar" o macroscpico) del cuerpo; que tales conductas mani-fiestas (inclusive las respuestas verbales) constituyen una basesuficiente para dar fundamento a conclusiones acerca de toda lagama de la experiencia humana; y que la observacin de talconducta manifiesta no slo es la nica fuente de informacinque cualquiera tiene en lo concerniente a las experiencias y ac-ciones de otros hombres, sino que tambin suministra -en gene-ral- datos ms seguros para extraer conclusiones acerca del ca-rcter y las capacidades de una persona que los que suministrael anlisis introspectivo de los estados psquicos. Por consi-guiente, un conductista puede sostener sin contradecirse quehay estados psquicos privados y, al mismo tiempo, que el estudiocontrolado de la conducta manifiesta es el nico procedimientocorrecto para lograr un conocimiento digno de confianza de laaccin individual y social.

    Adems, aunque algunos conductistas contemporneos creenque es posible crear una ciencia del hombre que slo emplee

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    22 Cf. la discusin de este problema realizada en captulo XI.

    23 Determinar exactamente cul es la cantidad de elementos de juicio con-firmatorios de un enunciado que se necesita para justificar su aceptacin esun problema difcil para el que no hay ninguna solucin general. Indudable-mente, hay muchos casos en los cuales basta un mnimo de elementos dejuicio confirmatorios, de modo que los elementos de juicio adicionales aveces son considerados gratuitos. Los enunciados introspectivos frecuente-mente caen en esta clase, aunque no todos ellos son de este tipo, puestoque pueden ser falsos y slo son aceptados como verdaderos, a veces,cuando se establecen controles elaborados. Sin embargo, los enunciadosintrospectivos no son los nicos que se aceptan sobre la base de un mni-mo de elementos de juicio en su favor. As, un qumico que observa que unpapel azul de tornasol se vuelve rojo cuando se lo sumerge en un lquidopuede afirmar que el papel realmente se ha vuelto rojo y que el lquido esun cido. Adems, puede considerar una prdida de tiempo buscar elemen-tos de juicio en apoyo de estas afirmaciones, aunque puedan hallarse datosadicionales en favor de sus enunciados.

  • distinciones "definibles" en trminos de la conducta humanamolar, en la orientacin metodolgica del conductismo no haynada que impida aun a esos conductistas adoptar teoras psi-colgicas que postulen diversos tipos de mecanismos no sus-ceptibles de observacin pblica directa. Muchos de tales con-ductistas, de hecho, adhieren a teoras de este tipo. Sin duda,hay algunos conductistas que, sin negar la existencia de estadospsquicos, tratan de elaborar teoras cuyos trminos se refierantodos ex-clusivamente a estados y procesos (molares o molecu-lares) fsicos, qumicos o fisiolgicos. Los conductistas de estacategora son hostiles, por lo tanto, a las teoras psicolgicasque se proponen explicar la conducta humana manifiesta conreferencia a diversos sucesos "mentales", por ejemplo, teorasque invocan intenciones "subjetivas" o bsqueda de fines paraexplicar las conductas manifiestas de los hombres. Sin embar-go, el conductismo de esta variedad es, claramente, un progra-ma de bsqueda terica y experimental semejante al programade los mecanicistas de la biologa, que trata de lograr un siste-ma general de explicacin de la conducta humana a travs de la"reduccin" de la psicologa a otras ciencias. Los objetivos deeste programa ciertamente no han sido alcanzados, y quiz nolo sean nunca. Pero, siempre que el programa no descarte for-mas bien atestiguadas de conducta humana por considerarlas"irreales" en algn sentido -y no hay razn alguna inherente alprograma para que se haga esto- no puede ser rechazado comoilegitimo o como intrnsecamente absurdo por razones a priori.

    Es difcil, pues, eludir la conclusin de que el conductismo, comoorientacin metodolgica (a diferencia del conductismo como teorasubstantiva particular de la conducta humana), no es intrnseca-mente inadecuado para el estudio de la accin humana intencionaly que, en consecuencia, las reiteradas afirmaciones acerca de laesencial inadecuacin de un enfoque conductista del tema propiode las ciencias sociales no se basa en ningn cimiento firme.

    3. Pero sea como fuere, supongamos que la finalidad distintivade las ciencias sociales es "comprender" los fenmenos socia-les en trminos de categoras "significativas", de modo que elcientfico social trata de explicar tales fenmenos atribuyendodiversos estados "subjetivos" a los agentes humanos que partic-

    ipan en los procesos sociales. As, la cuestin fundamental quequeda por examinar es si tales atribuciones implican el uso decnones lgicos diferentes de los utilizados en conexin con laatribucin de caractersticas "objetivas" a las cosas en otros do-minios de investigacin.

    Al examinar este problema, ser til tener presentes algunosejemplos de explicaciones "significativas" de acciones humanas.Comencemos con un ejemplo simple, en el cual el autor desta-ca la diferencia esencial entre un papel que vuela al viento y unhombre en huida de una multitud que lo persigue. El papel noconoce ningn temor y el viento ningn odio, pero sin el temor yel odio el hombre no huira ni la multitud lo perseguira. Si trata-mos de reducir el temor a sus concomitantes corporales, simple-mente sustituimos los concomitantes en lugar de la realidad ex-presada como temor. Despojamos al mundo de significados enpro de una teora que es ella misma un significado falso que nospriva de todo lo dems. Slo podemos interpretar la experienciaen el nivel de la experiencia24.

    Una ilustracin ms completa nos la suministra un historiadorquien sostiene que:

    Rechazamos la teora segn la cual el movimiento intelectual delsiglo XVIII fue la nica causa de la Revolucin Francesa porquesabemos que en esta conmocin participaron grandes masas decampesinos y de obreros, masas analfabetas que carecan de to-do conocimiento de las doctrinas filosficas o polticas; y por ana-loga con nuestra propia experiencia personal sostenemos que, sifuramos analfabetos e ignorantes y tuviramos que rebelarnoscontra la sociedad en la cual vivimos, la causa de nuestras activi-dades revolucionarias deberan ser imputadas, no a impulses ideo-lgicos, sino a otras causas, por ejemplo, a nuestros males econ-micos. En cambio, sostenemos que entre las causas de la Revolu-cin Francesa, deben contarse las doctrinas filosficas y polticaselaboradas en Francia durante el medio siglo anterior a la Revolu-cin, porque hemos observado que las clases cultas continua-

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    24 R. M. Macicer, Society, Nueva York, 1931, pg. 530.

  • mente invocaban tales doctrinas mientras destruan al antiguorgimen; y, nuevamente, la analoga con nuestra experienciapersonal nos conduce a pensar que ninguno de nosotros, al to-mar parte en un movimiento revolucionario, profesara pblica-mente doctrinas filosficas y polticas que no formaran parterealmente de nuestras creencias.

    Todos los razonamientos del historiador y del cientfico socialpueden ser reducidos a este comn denominador de la analogacon nuestra experiencia interna, mientras que el cientfico [delas ciencias naturales] no tiene la ayuda de esta analoga 25.

    Pero el ejemplo que ha llegado a ser el modelo clsico de lasexplicaciones "significativas" de los fenmenos sociales es ladescripcin cuidadosamente elaborada de Max Weber del capi-talismo moderno, en la cual atribuye el desarrollo de este tipo desistema econmico, al menos en parte, a la difusin de las cre-encias religiosas y los preceptos de conducta prctica asocia-dos con las formas ascticas del protestantismo26. El examende Weber es demasiado detallado para poder resumirlo aqubrevemente. Sin embargo, la estructura de su argumentacin (yde otras explicaciones "significativas") puede ser representadapor el siguiente esquema abstracto. Supongamos que un fenme-no social E (p. ej., el desarrollo de la moderna empresa capitalis-ta) aparece en un conjunto complejo de condiciones sociales C(p. ej., una difundida adhesin a ciertos grupos religiosos, comolos que profesan el protestantismo calvinista), y que algunos delos individuos que participan en C generalmente tambin partici-pan en E 27. Los individuos que participan en E, segn se supone,adhieren a ciertos valores (o estn en ciertos estados "subjeti-vos") V, (p. ej., aprecian la honestidad, el orden, L. abstencin y eltrabajo); y se supone tambin que los individuos que participan enC estn en el estado subjetivo V, (p. ej., creen en la santidad deuna vocacin mundana). Pero tambin se alega que VC y VEestn relacionados "significativamente", en consideracin de laspautas motivacionales que hallamos en nuestra experiencia per-sonal; por ejemplo, al reflexionar sobre la manera como estn vin-culadas nuestras emociones, valores, creencias y acciones, lle-gamos a reconocer una conexin ntima entre creer que la propiavocacin en la vida est consagrada por mandato divino y creer

    que no debemos caer en la indolencia o la autocomplacencia.Por consiguiente, al atribuir estados subjetivos a los agentes queparticipan en E y C, podemos "comprender" por qu E apareceen las condiciones C, no simplemente como una mera coyuntu-ra o sucesin de fenmenos, sino como manifestacin de estadossubjetivos cuyas interrelaciones nos son familiares por la consi-deracin de nuestros propios estado; afectivos y cognoscitivos.

    Estos ejemplos ponen en claro que tales explicaciones "signifi-cativas" emplean invariablemente dos tipos de suposiciones queson de particular importancia para el presente examen: una su-posicin, de forma singular, que caracteriza a determinados indi-viduos como estando en ciertos estados psicolgicos en momen-tos especificados (p. ej., en la primera de las citas anteriores, lasuposicin de que los miembros de la multitud odiaban al hombreque estaban persiguiendo); y una suposicin, de forma general,que expresa las maneras de relacionarse tales estados entre s ycon ciertas conductas manifiestas (p. ej., en la segunda de lascitas anteriores, la suposicin de que los hombres que participanen movimientos revolucionarios no adhieren pblicamente a unadoctrina poltica a menos que crean en ella). Sin embargo, ningu-na de tales suposiciones se justifica por s misma, por lo cual senecesitan elementos de juicio en favor de cada una de ellas si nose quiere que la explicacin de la cual forman parte no sea msque un ejercicio de imaginacin incontrolada. A menudo, es dif-cil obtener elementos de juicio adecuados en favor de suposicio-nes acerca de las actitudes y las acciones de otros hombres;pero, ciertamente, no se los obtiene simplemente mediante la in-trospeccin de los propios sentimientos o examinando las pro-pias creencias acerca de cmo es probable que se manifiestentales sentimientos en la accin, como lo han destacado a me-

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    25 Gaetano Salvemini, The Historians and Scientists, Cambridge, Mass.,1939, pg. 71.

    26 Max Weber, The Protestant Ethic and The Spirit of Capitalism, Londres,1930.

    27 Weber trat de demostrar que E no aparece en ausencia de C. Pero estepunto no es directamente atinente al problema especfico en discusin.

  • nudo los mismos defensores serios de las explicaciones "inter-pretativas" (p. ej., con vigor y lucidez, el mismo Max Weber).Podemos identificarnos en la imaginacin con un negociante entrigo y conjeturar cul conducta adoptaramos si nos viramosenfrentados con algn problema que requiera una accin decidi-da en un mercado fluctuante de ese producto. Pero una conjetu-ra no es un hecho. Los sentimientos o los planes que podemosatribuir al negociante pueden no coincidir con los que realmenteposee o, aunque coincidan, pueden sugerirle una conducta muydiferente del curso de accin que hemos imaginado como "razo-nables" en las circunstancias supuestas. La historia de la antro-pologa testimonia con abundancia los desatinos que puedencometerse cuando se extrapolan categoras apropiadas paradescribir proceses sociales conocidos sin un estudio ms pro-fundo de las culturas extraas. Tampoco se halla bien fundadala frecuente afirmacin segn la cual las relaciones de depen-dencia entre procesos psicolgicos de los que tenemos experien-cia personal o entre estos procesos y las acciones pblicas enlas que pueden manifestarse pueden ser comprendidas con una"visin" ms clara de su razn de ser que las relaciones de de-pendencia entre sucesos y procesos no psicolgicos. Pode-mos comprender, realmente, de manera ms cabal y con mayorcertidumbre las razones por las cuales un insulto produce enojoque las razones por las cuales se forma un arco iris cuando losrayos del sol chocan con gotas de lluvia en determinado ngulo?

    Adems, no es en modo alguno obvio que un cientfico social nopueda explicar las acciones de los hombres a menos que hayaexperimentado en s mismo los estados psquicos que les atri-buye o a menos que pueda reproducir exitosamente tales estadosen su imaginacin. Debe un psiquiatra ser demente, al menosparcialmente, para estar en condiciones de estudiar al enfermomental? Es incapaz un historiador de explicar los sucesos y loscambios sociales provocados por hombres como Hitler, a menosque pueda reproducir en su imaginacin los odios frenticos quepuedan haber animado a individuos semejantes? Son incapa-ces los cientficos sociales de temperamento suave y emocional-mente estables de comprender las causas y las consecuenciasde la histeria de masas, de la orga sexual institucionalizada o lasmanifestaciones de las ansias patolgicas de poder? Los ele-

    mentos de juicio fcticos, ciertamente, no prestan ningn apoyoa estas suposiciones y a otras semejantes. En realidad, el cono-cimiento discursivo -es decir, el conocimiento expresable en for-ma proposicional, acerca de cuestiones de "sentido comn", ascomo acerca de los materiales explorados mediante los proce-dimientos especializados de las ciencias naturales y sociales-no consiste en tener sensaciones, imgenes o sentimientos, seanvvidos o apagados; ni consiste en identificarse de alguna mane-ra inefable con los objetos del conocimiento, ni en reproducir enalguna forma de experiencia directa el tema del conocimiento.En cambio, el conocimiento discursivo es una representacinsimblica de slo ciertos aspectos de un tema determinado; esel producto de un proceso que trata deliberadamente de formu-lar relaciones entre diversos aspectos de un tema, de modo queun conjunto de caractersticas mencionadas en las formulacio-nes puedan ser consideradas como un indicio seguro de la pre-sencia de otras caractersticas mencionadas; y supone comocondicin necesaria de su adecuado fundamento la posibilidadde verificar esas formulaciones a travs de observaciones sen-soriales controladas por cualquiera que quiera tomarse el traba-jo de verificarlas.

    En consecuencia, podemos saber que un hombre en huida deuna multitud persecutoria animada de odio hacia l se encuen-tra en un estado de temor sin que hayamos experimentado talestemores y odios violentos o sin reproducir imaginativamente ta-les emociones en nosotros mismos, del mismo modo que pode-mos saber que la temperatura de un trozo de alambre aumentaporque aumentan las velocidades de sus molculas constituyen-tes sin tener que imaginarnos en qu consistira ser una molcu-la en movimiento rpido. En ambos casos, se atribuyen "estadosinternos" que no son directamente observables a los objetosmencionados para la explicacin de su conducta. Por consi-guiente, si podemos pretender con razn que sabemos que losindividuos poseen los estados que se les atribuyen y que talesestados tienden a producir formas especficas de conducta, po-demos hacer lo solamente sobre la base de elementos de juicioobtenidos por la observacin de eventos "objetivos'"; en un caso,por la observacin de la conducta humana manifiesta (inclusivelas respuestas verbales ele los hombres), en el otro caso, por la UNTREF VIRTUAL | 15

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  • observacin de cambios puramente fsicos. Sin duda, hay im-portantes diferencias entre los caracteres especficos de los esta-dos atribuidos en los dos casos: en el caso de los actores huma-nos los estados son psicolgicos o "subjetivos", y el cientfico so-cial que hace la atribucin puede tener una experiencia personaldirecta de ellos, pero en el caso del alambre y de otros objetosinanimados no lo son. A pesar de estas diferencias, el quid de lacuestin es que los cnones lgicos empleados por cientficossociales serios para evaluar los elementos de juicio objetivos parala atribucin de estados psicolgicos no parecen diferir esencial-mente (aunque a menudo puedan ser aplicados con menos rigor)de los cnones empleados con propsitos anlogos por los estu-diosos serios de otros mbitos de la investigacin.

    En resumen, el hecho de que el cientfico social, a diferencia delestudioso de la naturaleza inanimada, pueda proyectarse a simismo por un esfuerzo de imaginacin en los fenmenos quetrata de comprender, concierne a los orgenes de sus hiptesisexplicativas, pero no a su validez. Su capacidad para entrar enrelaciones de empata con los actores humanos de un procesosocial puede ser neursticamente importante para sus esfuerzospor inventar hiptesis adecuadas que expliquen el proceso. Perosu identificacin emptica con esos individuos no es, en s mis-ma, conocimiento. El hecho de que logre tal identificacin noanula la necesidad de elementos de juicio objetivos, evaluadosde acuerdo con principios lgicos que son comunes a todas lasinvestigaciones controladas, para dar apoyo a su atribucin deestados subjetivos a esos agentes humanos 28.

    [...]

    Sin embargo, y este es el punto central de la discusin, no hayninguna buena razn para pensar que sea intrnsecamente im-posible distinguir los juicios caracterizadores de los apreciativosimplcitos en muchos enunciados, sean stos afirmados por es-tudiosos de cuestiones humanas o por cientficos naturales. Sinduda, no siempre es fcil hacer formalmente explcita la distin-cin en las ciencias sociales, en parte porque el lenguaje em-pleado en ellas es en gran medida muy vago y en parte porquetendemos a pasar por alto los juicios apreciativos que pueden

    estar implcitos en un enunciado cuando son juicios a los cualesadherimos sin ser conscientes de nuestra adhesin.Tampoco essiempre til o conveniente llevar a cabo esa tarea.

    Pues muchos enunciados que contienen implcitamente evalua-ciones caracterizadoras y apreciativas a veces son suficiente-mente claros, sin que sea necesario reformularlos de la maneraque exige dicha tarea frecuentemente, las reformulaciones sondemasiado engorrosas para una comunicacin efectiva entre losmiembros de un grupo de estudiosos grande y desigualmentepreparados. Pero estos problemas son esencialmente, de carc-ter prctico, no terico. Las dificultades, que presentan no sumi-nistran ninguna razn abrumadora en favor de la tesis segn lacual es imposible llegar a una ciencia social ticamente neutra.

    Tampoco tiene fuerza alguna el argumento segn el cual, puestoque comnmente se asignan valores a los medios y no solamen-te a los fines, los enunciados acerca de las relaciones entre me-dios y fines no estn exento, de valoraciones. Pongamos a prue-ba este argumento con un simple ejemplo. Supongamos queuna persona tiene urgente necesidad de un automvil pero care-ce de los fondos necesarios para comprarse uno; pero puedelograr su objetivo pidiendo prestada una suma determinada a unbanco comercial o a amigos que renuncian a cobrar algn inte-rs. Supongamos. adems, que le disgusta quedar obligado asus amigos por favores de carcter financiero y prefiere la imper-sonalidad de un prstamo comercial. Por consiguiente. los va-lores que este individuo asigna a los medios alternativos de quedispone para alcanzar su propsito obviamente gobiernan laeleccin que hace entre ellos. Ahora bien, el resultado total aque llegara por su adopcin de una de las alternativas es dife-rente, sin duda, del resultado total que resultara de su adopcinde la otra alternativa. Pero independientemente de los valoresque pueda asignar a esos medios alternativos, ambos desembo-can en algo que es comn a los dos resultados, a saber, su com-

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    28 Se discute la funcin heurstica de tal identificacin imaginaria en Theo-dore Abel, "The Operation Called Verstehen", American Journal of Sociolo-gy, Vol. 54 (1948), pigs. 211-18.

  • pra del automvil. En consecuencia, la validez del enunciado deque poda comprar el automvil pidiendo un prstamo a un ban-co y la del enunciado de que poda alcanzar tambin este objeti-vo pidiendo un prstamo a sus amigos no son afectadas por lasvaloraciones hechas de los medios, de modo que ninguno de ta-les enunciados supone evaluaciones apreciativas especiales.En resumen, los enunciados acerca de relaciones entre mediosy fines estn exentos de valoraciones.

    Nos queda por considerar la tesis de que es imposible crear unaciencia social sin valoraciones porque estas intervienen en lamisma estimacin de los elementos de juicio de los cientficossociales, y no simplemente en el contenido de las conclusionesque proponen. Esta versin de la tesis tiene muchas variantes,pero slo examinaremos tres de ellas.

    La forma menos radical de dicha tesis sostiene que las concep-ciones sustentadas por un cientfico social acerca de cules sonlos elementos de juicio convincentes o de lo que constituye unaelaboracin intelectual correcta son producto de su educacin yde su ubicacin en la sociedad, por lo cual reflejan los valoressociales que le han sido transmitidos a travs de su aprendiza-je y asociados a su posicin social. Por consiguiente, los valoresa los cuales el cientfico social adhiere determinan su acepta-cin de ciertos enunciados como conclusiones bien fundadasacerca de cuestiones humanas. Bajo esta forma, la afirmacinexaminada es una tesis Tctica, y debe ser sustentada por deta-llados elementos de juicio empricos concernientes a la influen-cia que ejercen los valores morales y sociales de una personasobre lo que est dispuesto a reconocer como un anlisis socialadecuado. En muchos casos, se dispone realmente de tales ele-mentos de juicio, y las diferencias entre los cientficos socialescon respecto a lo que aceptan como creble pueden ser atribui-das, a veces, a la influencia de preferencias nacionales, religio-sas, econmicas y de otros tipos. Sin embargo, esta variante dela tesis examinada no excluye la posibilidad de reconocer las eva-luaciones de los elementos de juicio distorsionadas por adhesio-nes valorativas especiales ni la posibilidad de corregir tales distor-siones. Por lo tanto, no plantea ningn problema que no haya sidodiscutido ya cuando examinamos la segunda de las razones en

    favor del carcter presuntamente valorativo de la investigacinsocial (pginas 439-40).

    Otra formulacin diferente de la tesis se basa en la labor recien-te realizada en estadstica terica y vinculada con la evaluacinde elementos de juicio atinentes a las llamadas "hiptesis esta-dsticas", es decir, hiptesis concernientes a las probabilidadesde sucesos de azar, como la hiptesis de que la probabilidad deque un recin nacido sea varn es de . La idea central atinentea nuestro problema y que est implcita en estos desarrollos pue-de ser esbozada mediante un ejemplo. Supongamos que, antesde lanzar a la venta una nueva medicina, se realizan pruebas conanimales de experimentacin para determinar sus posibles efec-tos txicos debidos a ciertas impurezas que no han podido ser elimi-nadas durante su elaboracin; por ejemplo, se introducen peque-as cantidades de la droga en la dieta de cien conejillos de Indias.Si slo unos pocos de los animales manifiestan serias perturba-ciones, la medicina ser considerada segura y ser rotulada parala venta. Pero si se obtiene el resultado contrario, la droga serdestruida. Supongamos ahora que tres de los animales se enfer-man gravemente. Es significativo este resultado (es decir, ndicaque la droga tiene efectos txicos), o es quizs un "accidente" quese debi a cierta peculiaridad de los animales afectados? Pararesponder al interrogante, el experimentador debe decidir, sobrela base de los elementos de juicio, entre la hiptesis H1: la drogaes txica, y la hiptesis H2: la droga no es txica. Pero, cmodecidir de manera "razonable" y no arbitraria? La teora estads-tica actual le ofrece una regla para tomar una decisin razona-ble, regla que se basa en el siguiente anlisis.

    Cualquiera sea la decisin que el experimentador tome, corre elriesgo de cometer uno de dos tipos de errores: puede rechazaruna hiptesis verdadera (es decir, a pesar de que H1 sea verda-dera, el experimentador puede pronunciarse errneamente encontra de ella, a la luz de los elementos de juicio de que dispo-ne); o puede aceptar una hiptesis falsa. Su decisin sera su-mamente razonable, pues, si se basara en una regla que garan-tizara que ninguna decisin tonada de acuerdo con dicha reglaincurre en alguno de esos tipos de error. Lamentablemente, nohay reglas de esta clase. Otra sugestin es hallar una regla tal que, UNTREF VIRTUAL | 17

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  • cuando se toman decisiones de acuerdo con ella, la frecuenciarelativa de cada tipo de error sea muy pequea. Pero infortuna-damente, los riesgos de cometer cada tipo de error no son inde-pendientes; por ejemplo, en general es lgicamente imposiblehallar una regla tal que las decisiones basadas en ella incurranen cada tipo de error con una frecuencia relativa no mayor queuno en mil. En consecuencia, hasta que no pueda proponerseuna regla razonable, el experimentador debe comparar la impor-tancia relativa que tienen para l los dos tipos de error y formu-lar el riesgo que est dispuesto a correr de cometer el tipo deerror que considera ms importante. As, si rechaza H1 siendoesta verdadera (es decir, si cometiera un error del primer tipo),se pondran en venta todas las medicinas en consideracin ycorreran peligro las vidas de quienes las usen; por otra parte, sicometiera un error del segundo tipo con respecto a H1, se des-perdiciaran todas las medicinas elaboradas y el fabricante in-currira en una prdida financiera. Pero la proteccin de la vidahumana puede ser de mayor importancia para el experimenta-dor que la ganancia financiera, y puede declarar que no deseabasar su decisin en una regla para la cual el riesgo de come-ter un error del primer tipo es mayor que uno en cien decisiones.Si se supone esto, la teora estadstica puede especificar unaregla que satisfaga el requisito del experimentador, aunque lamanera de crearla y de calcular el riesgo de cometer un error delsegundo tipo son cuestiones tcnicas que no nos conciernen. Elpunto fundamental que es menester observar en este anlisises que la regla presupone ciertos juicios de valor apreciativos.En resumen, si se generaliza este resultado, la teora estadsti-ca parece dar apoyo a la tesis de que las adhesiones valorati-vas intervienen decisivamente en las reglas para evaluar ele-mentos de juicio atinentes a hiptesis estadsticas39.

    Pero el anlisis terico sobre el cual reposa esta tesis no impli-ca la conclusin de que las reglas realmente empleadas en todainvestigacin social para evaluar elementos de juicio necesaria-mente suponen compromisos valorativos especiales, como losmencionados en el anterior ejemplo, y distintos de los que gene-ralmente estn implcitos en la ciencia como empresa tendientea lograr un conocimiento digno de confianza. En verdad, el ante-rior ejemplo, que ilustra el razonamiento de la teora estadstica

    actual, puede ser engaoso, en la medida en que sugiera quedecisiones alternativas entre hiptesis estadsticas diversas de-ben conducir invariablemente a acciones diferentes que tenganconsecuencias prcticas inmediatas a las cuales se asignen di-ferentes valores especiales. Por ejemplo, un fsico terico puedetener que decidir entre dos hiptesis estadsticas concernientesa la probabilidad de que se produzcan ciertos intercambios deenerga en los tomos; y un socilogo terico, anlogamente,puede tener que decidir entre dos hiptesis estadsticas concer-nientes a la frecuencia relativa de los matrimonios sin hijos enciertos ordenamientos sociales. Pero ninguno de ellos puede adhe-rir a valores especiales en juego, asociados a las alternativasentre las cuales debe decidir, aparte de la obligacin de conducirsus investigaciones con probidad y responsabilidad, valores queest obligado a aceptar como miembro de una comunidad cient-fica. Por consiguiente, la estadstica terica no permite dirimir deuna u otra manera la cuestin relativa a si intervienen compromi-sos valorativos especiales en la evaluacin de elementos de juicioen las ciencias naturales o en las ciencias sociales, y slo puederesponderse a esa cuestin examinando investigaciones con-cretas en las diversas disciplinas cientficas.

    Adems, en el razonamiento de la estadstica terica no hay na-da que dependa del tema particular en discusin cuando se to-ma una decisin entre hiptesis estadsticas alternativas. Puesel razonamiento es completamente general, y la referencia a al-gn tema especial slo adquiere importancia cuando debe asig-narse un valor numrico definido al riesgo que un investigadorest dispuesto a asumir de tomar una decisin errnea concer-niente a una hiptesis determinada. Por consiguiente, si se uti-liza la teora estadstica actual en apoyo de la tesis segn la cuallos compromisos valorativos intervienen en la evaluacin de loselementos de juicio atinentes a hiptesis estadsticas en la in-

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    39 El ejemplo anterior est tomado del examen realizado por J. Neymann,en Firsr Course in Probability and Statistics, Nueva York, 1950, Cap. 5, don-de se presenta una exposicin tcnica elemental de los avances recientesen la teora estadstica. Se encontrar una descripcin no tcnica en IrwinD. J. Bross, Design for Decision, Nueva York, 1953. y en R. B. Braithwaite,Scientific Explanation, Cambridge, Ing.. 1953, Cap. 7.

  • vestigacin social, la teora estadstica puede ser utilizada conigual justificacin para sustentar anlogas afirmaciones con res-pecto a otras investigaciones. Para resumir, la tesis que hemosexaminado no plantea una dificultad que se presente en la bsque-da de conocimiento confiable en el estudio de cuestiones humanasy que no se encuentre tambin en las ciencias naturales.

    Hay una tercera variante de esta tesis que es la ms radical detodas. Difiere de la primera variante mencionada antes en quesostiene la existencia de una conexin lgica necesaria, y nomeramente contingente o causal, entre la "perspectiva social"de un estudioso de cuestiones humanas y sus normas acerca dela investigacin social adecuada; en consecuencia, la influenciade los valores especiales a los cuales adhiere debido a su pro-pia situacin social no es eliminable. Esta versin de la tesis es-t implcita en la explicacin de Hegel de la naturaleza "dialcti-ca" de la historia humana y forma parte de las filosofas tantomarxistas como no marxistas que destacan el carcter "histri-camente relativo" del pensamiento social. Sea como fuere, sebasa comnmente en la suposicin segn la cual, puesto quelas instituciones sociales y sus productos culturales se hallan encambio constante, el equipo intelectual necesario para compren-derlos tambin debe cambiar, y toda idea utilizada con este pro-psito slo es adecuada, por lo tanto, para una etapa particulardel desarrollo del mundo humano. Por consiguiente, ni los con-ceptos substantivos adoptados para clasificar e interpretar fen-menos sociales, ni los cnones lgicos utilizados para estimar elvalor de tales conceptos, tienen una "validez intemporal"; no hayningn anlisis de fenmenos sociales que no sea la expresinde un punto de vista social especial o que no refleje los intere-ses y los valores dominantes en algn sector de la escena hu-mana en determinada etapa de su historia. En consecuencia,aunque puede hacerse una distincin correcta en las cienciasnaturales entre el origen de las concepciones de una persona ysu validez fctica, tal distincin no puede realizarse en la inves-tigacin social, se alega.

    Los defensores ms eminentes del "relativismo histrico", pues,han puesto en tela de juicio la validez universal de la tesis de que

    "la gnesis de una proposicin es, en toda circunstancia, ajenaa su verdad".

    Para decirlo con las palabras de un destacado exponente deesta exposicin:

    La gnesis histrica y social de una idea slo sera ajena a suvalidez ltima si las condiciones temporales y sociales de suemergencia no tuvieran efecto alguno sobre su contenido y suforma. Si esto fuera as, dos perodos cualesquiera de la historiadel conocimiento humano slo se distinguiran uno de otro porel hecho de que, en el perodo anterior, an se desconoceranciertas cosas y persistiran ciertos errores que el conocimientoposterior corregira totalmente.Toda poca tiene su enfoque fun-damentalmente nuevo y su punto de vista caracterstico; porconsiguiente, ve el "mismo" objeto desde una nueva perspecti-va... Los mismos principios a cuya luz se critica el conocimientoestn condicionados social e histricamente. Por consiguiente,su aplicacin parece estar limitada a determinados perodos his-tricos y a los tipos particulares de conocimiento prevalecientesen ellos 40.

    La investigacin histrica acerca de la influencia de la sociedadsobre las creencias de los hombres es de indudable importanciapara comprender la naturaleza compleja de la empresa cientfi-ca y la sociologa del conocimiento -como se ha llamado a talesinvestigaciones- ha aportado a tal comprensin muchas contri-buciones clarificadoras. Sin embargo, estos servicios reconoci-damente valiosos de la sociologa del conocimiento no demues-tran la tesis radical que hemos expuesto. En primer trmino, no

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    40 Karl Mannheim, Ideology and Utopia, Nueva York, 1959, pgs. 271, 288,292. F1 ensayo del cual se han tomado las citas anteriores fue publicado porprimera vez en 1931, y Mannheim posteriormente modific algunas de lasideas expresadas en l. Sin embargo, todava en 1946, el ao anterior a sumuerte, refirm la tesis enunciada en los pasajes citados. Ver su carta a KurtH. 'Wolff del 15 de abril de 1946, citada en el trabajo de este ltimo "Socio-logy of Knowledge and Sociological Theory", en Symposium on SociologicalTheory (ed. por Llewellyn Gross), Evanston, 111., 1959, pg. 571.

  • hay elementos de juicio adecuados que demuestren que losprincipios utilizados en la investigacin social para evaluar losproductos intelectuales estn necesariamente determinados porla perspectiva social del investigador. Por el contrario, los "he-chos" habitualmente citados en apoyo de esta afirmacin slodemuestran, a lo sumo, una relacin causal contingente entrelos condicionamientos sociales de una persona y sus cnonesde validez cognoscitiva. Por ejemplo, la opinin que estuvo demoda hace un tiempo segn la cual la "mentalidad" o las opera-ciones lgicas de las sociedades primitivas difieren de las tpi-cas en la civilizacin occidental -discrepancia que fue atribuidaa las diferencias en las instituciones de las sociedades compa-radas- es universalmente considerada errnea, en la actualidad,porque constituye una interpretacin seriamente equivocada delos procesos intelectuales de los pueblos primitivos. Adems,aun los representantes extremos de la sociologa del conoci-miento admiten que la mayora de las conclusiones afirmadasen la matemtica y en las ciencias naturales son neutras conrespecto a las diferencias en perspectiva social de quienes lasafirman, de modo que la gnesis de esas proposiciones es aje-na a su validez. Por qu las proposicio