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Ordenamiento Territorial Indígena Amazónico: aportes desde la diversidad al Estado-nación colombiano Carlos Eduardo Franky Calvo* Introducción En los últimos años la globalización, la internacionalización de la economía, la posmodernidad y sus relaciones entre sí y con lo local han acaparado buena parte de la atención de las discusiones académicas, siendo el tema de la identi- dad uno de los campos privilegiados de análisis (García, 1999). En estas dis- cusiones se ha enfatizado en la crisis del modelo intelectual, cultural, político y económico decimonónico que consolidó los Estados-nación. Mucho se ha escrito también sobre cómo el desarrollo histórico del capitalismo necesitó esta consolidación y la de unos mercados nacionales, de unos centros de po- der y de acumulación del capital, y de unas periferias dependientes para ex- pandirse (Taylor, 1994). En este proceso de consolidación, los Estados-nación equipararon "la Na- ción" con un grupo étnico dominante o con la integración de un bloque de clases dominantes de diversos grupos étnicos que concentraron sus esfuerzos en borrar o matizar las diferencias étnicas de su respectivo país, en homogeneizar sus mani- festaciones socioculturales y en convertir algunos símbolos en referentes identi- tarios comunes a toda la población. En el caso de los países latinoamericanos, la Profesor, Instituto Amazónico de Investigaciones Imani, Universidad Nacional de Colombia, sede Leticia. Asesor del Programa Coama, Fundación Gaia Amazonas. Email: [email protected] 71

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Ordenamiento TerritorialIndígena Amazónico: aportes

desde la diversidad alEstado-nación colombiano

Carlos Eduardo Franky Calvo*

Introducción

En los últimos años la globalización, la internacionalización de la economía,la posmodernidad y sus relaciones entre sí y con lo local han acaparado buenaparte de la atención de las discusiones académicas, siendo el tema de la identi-dad uno de los campos privilegiados de análisis (García, 1999). En estas dis-cusiones se ha enfatizado en la crisis del modelo intelectual, cultural, políticoy económico decimonónico que consolidó los Estados-nación. Mucho se haescrito también sobre cómo el desarrollo histórico del capitalismo necesitóesta consolidación y la de unos mercados nacionales, de unos centros de po-der y de acumulación del capital, y de unas periferias dependientes para ex-pandirse (Taylor, 1994).

En este proceso de consolidación, los Estados-nación equipararon "la Na-ción" con un grupo étnico dominante o con la integración de un bloque de clasesdominantes de diversos grupos étnicos que concentraron sus esfuerzos en borraro matizar las diferencias étnicas de su respectivo país, en homogeneizar sus mani-festaciones socioculturales y en convertir algunos símbolos en referentes identi-tarios comunes a toda la población. En el caso de los países latinoamericanos, la

Profesor, Instituto Amazónico de Investigaciones Imani, Universidad Nacional de Colombia, sedeLeticia. Asesor del Programa Coama, Fundación Gaia Amazonas. Email: [email protected]

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Nación se asimiló al modelo cultural de la población "blanca"!, católica, hablan-te de españolo portugués, fuertemente influenciada por las modas y tendenciaspolíticas e intelectuales de Europa occidental y posteriormente de los EstadosUnidos.

En su etapa de desarrollo actual, el capitalismo está asociado a la interna-cionalización de la economía y al creciente poder de las transnacionales. Esteproceso está relacionado con el discurso de la "posmodernidad", en cuanto éstadefiende la "diversidad" y enfatiza en lo "local", en parte como una reacción almodelo universalista y homogeneizante de la fase anterior (Medin,1997) y enparte porque la diversidad se volvió objeto de consumo "transcultural", pues lo"cultural" se mercantilizó (García, 1999).

Algunos autores han planteado que el modelo económico, político y cultu-ral actual debilita el papel de los Estados-nación, replanteando el de las ciudadesy las regiones, para consolidarse, lo que a su vez implica el reordenamiento de lasrelaciones sociales y del uso, control y manejo del espacio. Incluso, han plantea-do que este proceso está acrecentando la desigualdad social y la profundizaciónde la pobreza, tanto entre los países como internamente en cada uno de ellos(Amin, 2000; Medin, 1997). En este contexto, se desarrolla una concepción delordenamiento territorial que enfatiza en las zonificaciones ambientales para ex-plotar racionalmente el espacio de acuerdo con unas ventajas comparativas de-terminadas por una economía-mundo. Este proceso es la antesala de otro queaboga por una adecuación de la organización y división político-administrativade cada país a esas zonificaciones ambientales2•

Detractores y defensores de los procesos de globalización e internacionali-zación de la economía' concuerdan en que conceptos como "Estado-nación","identidad nacional", "soberanía" y "frontera" deben ser repensados, posibili-tando la integración entre los países. Algunos análisis proponen que las ciudadesubicadas en sitios estratégicos para los procesos de economía transnacional co-bran cada vez más importancia e implican un nuevo patrón de acumulación que

Esta identificación con la población "blanca" no niega que en algunos países se haya apelado retóri-camente a la imagen de una nación "mestiza", con unas raíces culturales e históricas "indias". Sin em-bargo, lo "mestizo" se pensaba igualmente como una forma de homogeneizar y dar unidad a losEstados-nación nacientes, en donde el modelo dominante seguía siendo "la parte blanca" de estamezcla "racial y sociocultural", y en donde "la parte india" remitía a visiones románticas de un pasa-do glorioso y lejano, construidas en función de los intereses de las elites políticas e intelectuales de laépoca y que poco o nada tenían que ver con los grupos indígenas contemporáneos, que igualmentedebían ser "civilizados y evangelizados". En otras palabras, "lo indio" se definía de acuerdo con loque estas elites pensaban que debería ser "lo indio" y no con lo que cada grupo étnico consideraba susnúcleos básicos de identidad. Véase el artículo de Augusto Gómez en este libro.

2 Véase el artículo de Juan José Vieco en este libro.

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incorpora políticas de conservación de los recursos naturales, y que conllevan eldiseño de nuevas entidades territoriales, de políticas públicas y de enfoques ad-ministrativos transfronterizos (Grisales, 2000). A su vez, en el contexto latinoa-mericano de la última década, algunos países han reconocido su heterogeneidadsocial, redefiniendo formalmente el significado de lo "nacional" y se han decla-rado Estados-nación multiétni os y pluriculturales3•

Con este panorama en mente cabe preguntarse: ¿Son realmente viables losEstados-nación y, en el caso de los países latinoamericanos, unos Estados-naciónmultiétnicos y pluriculturales? En este ensayo se aborda esta discusión a travésdel discurso y de varias experiencias de Ordenamiento Territorial (OT) realiza-das por algunas organizaciones indígenas de la Amazonia colombiana, intentadoresaltar nuevos elementos que enriquezcan la discusión y que transciendan la re-tórica según la cual los aportes más significativos de los pueblos indígenas con-temporáneos son modelos alternativos de manejar el medio o una nueva filosofíade cómo relacionarse con la naturaleza.

El punto central que aquí se defiende es la viabilidad de fortalecer un Esta-do-nación colombiano, partiendo de un concepto de nación que se fundamentaen la unidad en medio de la diversidad étnica y cultural, pues los procesos actua-les de OT de la región del bajo Apaporis, Mirití-Paraná, bajo Caquetá y Pirá-Pa-raná están demostrando que esto es posible. Para desarrollar este planteamiento,se examinarán algunas propuestas indígenas sobre el OT y la identidad nacional,así como varios aspectos de la historia y de las estrategias identitarias de los gru-pos étnicos de la región y de sus procesos organizativos contemporáneos.

El ordenamiento territorial: la perspectiva indígena

En Colombia, el tema del OT cobró un nuevo impulso a partir de la reformaconstitucional de 1991. Desde entonces se han ido consolidando diferentes vi-.siones sobre lo qué éste debe ser. Así se han incrementado los estudios que tratan

3 Las Constituciones Políticas expresan de diversos modos la conformación multiétnica y pluriculturalde cada nación: Colombia, 1991: "El Estado reconoce y protege la diversidad étnica y cultural de lanación colombiana" (Artículo 7). Perú, 1993: "El Estado reconoce y protege la pluralidad étnica ycultural de la nación" (Artículo 2, inciso 19). Bolivia, 1994: "República unitaria ...soberana multiét-nica y pluriculturaJ..." (Artículo 1). México, 1995: el Estado tiene "...una composición pluriculturaly pluriétnica sustentada originalmente en sus pueblos indígenas" (Artículo 17). Ecuador, 1996: unEstado unitario " ...pluricultural y multiétnico" (Artículo 1). Venezuela, 1999: "Los pueblos indíge-nas, como culturas de raíces ancestrales, forman parte de la nación, del Estado y del pueblo venezola-no como único, soberano e indivisible" (Artículo 126). Y Guatemala, en el acuerdo final de paz de1997, declara "una unidad nacional multiétnica, pluricultural y multilingüística".

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sobre la estructura estatal y sus problemas de gobernabilidad y presencia nacio-nal, los que analizan los modelos económicos y de desarrollo, planeación y des-centralización administrativa, los que abordan la biodiversidad y la conservaciónde los ecosistemas, los que discuten sobre la globalización y la problemática geo-política, y los que indagan sobre la problemática territorial indígena. Sin embar-go, esta diversidad de temas y esfuerzos no han logrado consolidar una visión deconjunto, y apenas constituyen tendencias con aportes dispersos a veces ininteli-gibles entre sí4

• En este contexto, lo primero que se debe hacer es caracterizar laperspectiva de las organizaciones indígenas sobre el OTo

En el discurso indígena, el OT es una estrategia para el fortalecimiento étni-co, ya que lo interpretan como uno de los mecanismos para consolidar sus plan-teamientos sobre autonomía y control territorial. Por ello, el movimiento deAutoridades Indígenas de Colombia (Aico) afirma:

La tarea de reordenamiento territorial indígena tiene un aspecto específi-co en el contexto nacional, porque no se trata de una redelimitación deentidades administrativas heredadas de la colonia o de la república, sinode una reconstrucción de espacios que tienen su origen en la historia y enla vida de los pueblos indios, espacios que son indispensables para garanti-zar la vida a plenitud, es decir, en lo social, en lo económico y en lo políti-co (Muelas, 1992: 5).

En los procesos de OT las comunidades indígenas parten de sus experien-cias históricas y de sus culturas, que les han dado un orden a sus territorios y lasbases para reorganizarse en el ejercicio de sus derechos y deberes constituciona-les (Autoridades Indígenas de Colombia, 1992; Muelas, 1992). Bajo esta lógicajurídica, para Rojas Birry, el Estado debe garantizarle a los indígenas el cumpli-miento de cuatro derechos fundamentales: la identidad cultural, la autonomía, lapropiedad territorial y la participación. Según este exconstituyente, el derecho ala participación es el presupuesto sobre el cual debe basarse la relación de cadagrupo étnico con el resto de la sociedad nacional. Y el de la autonomía es:

La capacidad que tiene un grupo de darse su propia organización social,económica y política. Es el derecho a tener sus propias formas de autori-dad, de regular sus relaciones de acuerdo con sus tradiciones, de manejarla actividad económica, de conservar su lengua; de tener educación pro-pia, formas propias de medicina, etc. (Rojas Birry en Sánchez et al., s.f.: 1)

4 Cfr. Amaya y Andrade (1994), Instituto Geográfico Agustín Codazzi (1995,1997) con Comisión deOrdenamiento Territorial (1994), Borja (1996), Medellín (1997), Fals Borda (1999), Instituto Geo-gráfico Agustín Codazzi, COT y DNP (1992), Ycon Fundación Gaia Amazonas (1999), Sánchez etal. (s.f.) y Vieco et al. (2000), entre otros.

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Esta autonomía conduce a que se reconozca a las autoridades tradicionalesla competencia de ejercer funciones administrativas, legislativas y judiciales. Vis-to de esta manera, el OT es una estrategia para hacer efectivo el reconocimientode los territorios indígenas como Entidades Territoriales Indígenas (ETI)S, es de-cir, espacios donde los pueblos indígenas podrán ejercer sus derechos y deberespara con el resto de la Nación. A su vez, para la Organización Nacional Indígenade Colombia (Onic), el OT es el camino para consolidar las ETI, y, mediante és-tas, ejercer el derecho a la autonomía:

La autonomía la hemos entendido en el sentido de que las decisiones queen materia de salud, educación, desarrollo socioeconómico, participacióny las demás que nos afectan se adopten consultando las necesidades y aspi-raciones de las propias comunidades en concertación con sus organizacio-nes de base (Organización Nacional Indígena de Colombia, 1992: 6).

Esto implica que sus formas de gobierno y de ejercer la autoridad sean reco-nocidas por el conjunto de la Nación y del Estado, para que estos pueblos pue-dan decidir sobre su desarrollo, acceder y controlar los recursos que satisfagansus necesidades y, especialmente, mantener la identidad cultural y las formas or-ganizativas propias. Y así poder proyectarse hacia el futuro, pues los planes deOT indígena pueden ser la base para formular sus Planes de Vida6 (OrganizaciónNacional Indígena de Colombia, s.f.-a, s.f.-b y 1992).

Por su parte, autoridades indígenas amazónicas afirman que el OT debepartir de fortalecer el pensamiento de sus pueblos y de sus "bases culturales yespirituales", definidas desde su Derecho NaturaF, pues ésta es la sabiduría conla que cuentan para el manejo de sus territorios (Autoridades Indígenas de los

5 La Entidad Territorial Indígena (ETI) es una división político-administrativa de la República, esta-blecida en la Constitución Política de Colombia de 1991. Hasta el momento, las ETI no están funcio-nando formalmente pues no se ha promulgado la Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial que lasdebe reglamentar.El Plan de Vida es una herramienta de planeación participativa que los pueblos indígenas están apro-piándose, a partir de los procesos de OT o paralelamente a ellos. Los lineamientos generales de losPlanes de Vida han sido propuestos por el Ministerio de Educación Nacional y por la Onic.La Asociación de Capitanes Indígenas del Yaigoje y bajo Apaporis (Aciya) define el Derecho Naturalcomo el conjunto de leyes y reglamentos que dejaron los "cuatro seres vivientes", héroes míticos,desde el momento de la organización y humanización de este mundo, para estructurar las relacionessociales entre los seres humanos y entre éstos y la naturaleza. El Derecho Natural define la forma devida de cada grupo indígena de la región y el manejo espacio-temporal de sus territorios, articulandosus especificidades étnicas a un sistema regional. "Esas leyes están desde la creación del mundo y na-die las puede cambiar. Los cuatro seres vivientes nos dejaron como tarea respetarlas y hacerlas respe-tar" (Asociación de Capitanes Indígenas del Yaigoje y bajo Apaporis, lOOOa: 4). El concepto deDerecho Natural es similar a la Ley de Origen planteada por los grupos de la Sierra Nevada de SantaMarta y al Derecho Mayor de los guambianos.

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ríos Mirití-Paraná y Caquetá, en Sánchez et al., s.f.: 35), como se expresa en laelaboración e implementación de sus planes de OT y de sus Planes de Vida, loscuales incluyen planes sectoriales, a corto y mediano plazos (Vieco et al., 2000).0, en otras palabras, ya están consolidando algunas "ETI de hecho", basados ensus especificidades socio-culturales, en sus estrategias de relacionarse con elconjunto de la Nación y en la legislación indígena vigente.

Nuestro Plan de Vida es como un árbol que tiene varias ramas (gobiernopropio, manejo del territorio, educación, salud y la parte de lo producti-vo). Pero todas esas ramas tienen el mismo origen, la misma cepa, que esnuestro Derecho Natural. El que nos dejaron los cuatro seres vivientespara poder defender nuestra fuente de vida, para que la gente viva con-tenta (Asociación de Capitanes Indígenas del Yaigoje y bajo Apaporis,2000a: 7).

Como ha sido ampliamente documentado en la literatura antropológica, unterritorio indígena es el eje principal de su modo de vida porque está ligado consu reproducción física y social, con su manejo de los recursos naturales, con susformas asociativas particulares y con su manera de entender y concebir el mun-do. Por ello no existen contradicciones cuando las organizaciones indígenas dela región comprendida entre el bajo Caquetá, Mirití-Paraná, bajo Apaporis yPirá-Paraná plantean que aunque sus territorios ya están o~denados, los estánempezando a ordenar8• La primera parte de la idea anterior parte de las especifi-cidades étnicas y se refiere a su cosmogonía, pues durante la creación del mundo,cada etnia recibió su territorio y unas normas que están regulando el manejo delmedio y las relaciones sociales; dicho de otro modo, un orden basado en su De-recho Natural. La segunda parte se refiere al proceso por el cual cada organiza-ción está buscando la regulación de sus relaciones internas en el contextocontemporáneo y de sus relaciones con el Estado y el resto de la Nación (Franky,2000a).

En otras palabras, para los grupos indígenas el OT es un proceso que, estre-chamente articulado con los Planes de Vida, busca la consolidación de las ETI,como un camino para reconstruir sus proyectos étnicos propios, pues un Esta-do-nación no puede ser multiétnico y pluricultural sin asegurar las condicionesmínimas para la supervivencia y el desarrollo de los grupos diferenciados étnicao socioculturalmente.

8 Véase Asociación de Capitanes y Autoridades Indígenas del Pirá-Paraná (s.f.), Asociación de Capita-nes Indígenas del Mirití-Paraná Amazonas (1998 y 2000), Asociación de Capitanes Indígenas delYaigoje y bajo Apaporis (2000a y 2000b) Y Autoridades Indígenas de La Pedrera Amazonas (1999 y2000).

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Los pueblos indígenas y la identidad nacional

Las organizaciones indígenas insisten en que sus pueblos forman parte de la Na-ción colombiana, que su interés es ejercer la autonomía que la misma legislaciónles consagra y que participan del Estado Social de Derecho vigente. Este puntoha sido neurálgico en las discusiones sobre OT en territorios indígenas, pues te-mas como la diversidad étnica y cultural de la Nación al relacionarse con otroscomo la autonomía, el control territorial, la propiedad de los recursos del sub-suelo, la participación en los planes y proyectos de desarrollo, la definición de lascompetencias administrativas y la protección de los recursos naturales, conlle-van una serie de conflictos políticos y económicos9 que, en parte, se han expresa-do ideológicamente como el temor a que el proceso de OT indígena contribuya a"fragmentar el país", a que la consolidación de las ETI contribuya a debilitar launidad del país (Rueda, 1997) o a crear "repúblicas independientes" y han sidoutilizados como argumentos en contra de su reglamentación e implementa-ción10• Por ello, durante diversas intervenciones en la Asamblea Nacional Cons-tituyente, Lorenzo Muelas, representante de Aico, insistió en afirmar que el OT:

...se constituye en la gran oportunidad para construir una relación de con-vivencia entre los diversos pueblos que conforman la Nación Colombia-na. Al mismo tiempo, que oportunidad para crear una relación armónicade todos sus pueblos con la madre naturaleza. (...) No puede ser este pro-ceso de ordenamiento una simple partición para crear reductos aislados y

9 Para mencionar sólo un ejemplo de las implicaciones de estos debates recordemos el caso de los U'wa(tunebos) y su conflicto con la empresa OXY de Colombia por las intenciones de exploración y ex-plotación petrolera en un territorio indígena. Pues aunque este caso fue posterior a la aprobación dela Constitución de 1991 y cuando el tema del OT no estaba en el orden del día, en esencia el debate,las preguntas y las conclusiones suscitadas corresponden al campo del OT, pues se plantearon pro-blemas del tipo ¿qué decisiones son las que se consultan cuando existe un conflicto de intereses entrela Nación, representada en el Estado, los grupos económicos y las transnacionales, y un grupo étnicodeterminado? En este tipo de situaciones, ¿cómo conciliar los diferentes preceptos constitucionalesque son utilizados por las partes en conflicto, del tipo "el subsuelo es de la Nación" y "los resguardosson inalienables, inembargables e imprescriptibles"? (para un análisis del caso U'wa, véase Coama(ed), s.f. Sobre una problemática similar véase también la Sentencia T-428/92 de la Corte Constitu-cional. MP. Ciro Angarita.

10 Algunas veces estas dudas y prevenciones no se manifiestan en espacios públicos o en reuniones for-males, y se presentan frecuentes contradicciones entre el discurso oficial, ceñido a lo que se "debe de-cir" porque lo dicen la Constitución y las leyes, y lo que realmente piensan y comentan en lacotidianidad los funcionarios públicos y otros actores sociales. La academia no escapa a esta situa-ción y se destaca la ausencia de una reflexión sistemática sobre esta problemática y de un conoci-miento detallado sobre los casos particulares, siendo comunes las generalizaciones sobre "loindígena", a partir de una u otra experiencia personal.

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enfrentados que haga imposible la convivencia y el progreso (Muelas,1992: 5).

En otras palabras, el OT es visto también como una forma de reconciliar losdistintos pueblos y culturas de Colombia que garantizaría su existencia y futuroprogreso para que los pueblos indígenas del país puedan "( ... ) seguir haciendoaportes a Colombia y a la humanidad" (Muelas, en Sánchez et al., s.f.: 8). Muelastambién planteaba que para lograr esta convivencia se necesitaría asegurar "lapermanencia del Estado Unitario pero que no sea centralista ni federalista. UnEstado con autonomías regionales que se reserve las funciones nacionales que lesson propias" (Muelas, en Sánchez et al., s.f.: 9).

Por su parte la Onic, siguiendo esta' misma línea de pensamiento sobre launidad nacional, explicaba que la división político-administrativa de toda Co-lombia " ...se hace en el objeto de poder administrar los recursos del Estado, paraque éste pueda cumplir el fin de mantener una convivencia ciudadana y promo-ver un desarrollo ordenado del país" (1992: 8), y por ello, llamaba a las comuni-dades indígenas a buscar mejores condiciones de diálogo con los diversos actoressociales que de una u otra manera inciden en sus formas de vida. Rojas Birry pro-ponía que:

Colombia debe reconocerse en la unidad de la diversidad (oo.) diversidadamparada Bajo una misma patria y reconocida por encima de todo comocolombiana. La unidad nacional se afianza participando de la diferencia yabriendo espacios para que esos valores se manifiesten (Rojas Birry, enSánchez et al., s.f.: 1).

A su vez, los pueblos de indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta, re-presentados en Leonor Zalabata, invitaban al Presidente de la República (en esemomento César Gaviria), a que:

No permita que los falsificadores de la verdad confundan con sus alegatossobre que los indígenas queremos atomizar la Patria, que somos una ame-naza a la soberanía Nacional. Recordemos que los indígenas también he-mos contribuido a la formación de Colombia. La historia colombiana estállena de los servicios que nuestros pueblos le han prestado. En nombre deesa Patria le pedimos ahora que nos ayude a continuar nuestra historia(1993: 11).

En concordancia con lo expuesto en el apartado anterior, la Asor;:iación deCapitanes Indígenas del Yaigoje y bajo Apaporis (Aciya), las Autoridades Indíge-nas de La Pedrera Amazonas (Aipea) y la Asociación de Capitanes Indígenas delMirití-Paraná Amazonas (Acima) exponen que su búsqueda de la autonomía noes para "encerrarse en sí mismas" ni crear "guetos indígenas" desarticulados delresto de la Nación. En sus planteamientos resaltan la necesidad de trabajar coor-

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dinada y concertadamente con las entidades gubernamentales, con las ONG ycon otras organizaciones comunitarias, buscando acuerdos que garanticen el res-peto y el bienestar mutuo (Vieco et al., 2000).

Aciya, Acaipi, Acima y Aipea también reivindican sus aportes a la Nacióny al resto de la humanidad desde su tradición cultural y espiritual. Las autori-dades tradicionales de esta .región explican que sus ceremonias y bailes de"curación del mundo" se realizan para el beneficio de los habitantes de unacomunidad, de una región, de un grupo étnico, de todos los colombianos y dela humanidad en general. En el discurso de estos indígenas, éste es un temacentral y recurrente, pues dichos rituales garantizan la reproducción de las es-pecies, el transcurrir de los ciclos naturales, la salud de las personas, la convi-vencia social y, en últimas, el equilibrio del universo. En la actualidad, uno delos aspectos centrales de estas ceremonias es aplacar la violencia política y so-cial de Colombia y de aminorar sus efectos en los territorios indígenas(Franky, 2000a).

Estas organizaciones han partido de su historia y de sus bases culturales yespirituales para elaborar sus planes de OT y sus Planes de Vida, y han abor-dado el siguiente tipo de preguntas: ¿cómo hemos vivido?, ¿cómo estamos vi-viendo? y ¿cómo queremos vivir? También han tenido que propiciaracuerdos conceptuales interculturales para responder a preguntas como ¿quéentendemos por territorio, salud, educación, etc.?l1 Y han empezado a crearun lenguaje común que está posibilitando la creación de consensos sociales yla identificación de actores, problemas, responsabilidades y alternativas, con

11 Este punto ha incluido debates aún irresolutos, porque estas divisiones sectoriales, materializadas enfiguras como el resguardo, la escuela o el puesto de salud, parten del paradigma occidental de separarla "realidad" para comprenderla, y contrastan con la visión holística de los grupos indígenas de la re-gión, expresada en la unidad simbólica de la maloca (véase Asociación de Capitanes Indígenas delMirití-Paraná Amazonas, 2000). Actualmente, la presencia de ambos tipos de instituciones (malocasy escuelas o puestos de salud) son un hecho en las comunidades indígenas, quienes además las solici-tan, y por lo tanto parte del ejercicio del üT ha consistido en tratar de ubicar el sitio de cada una deellas en el contexto actual y futuro. Las respuestas en construcción varían de una localidad a otra. Porejemplo, las escuelas van desde un espacio pensado sólo para aprender "español y matemáticas" has-ta uno enfocado a fortalecer la educación tradicional, pues una parte del análisis de la educación re-gional ha llevado a la conclusión compartida que la educación no es solamente un problema de tener"escuela", de saber lo del "blanco" o que éste debe ser resuelto únicamente por el Estado. En las dis-cusiones locales, las comunidades han evidenciado y valorado sus propios conocimientos y procesosde socialización, y en ellos el papel de los padres, de los viejos, de los chamanes, de la maloca, al mis-mo tiempo que reconocen que el manejo de conocimientos occidentales es necesario para su futuro.La región presenta como característica que la mayoría de las escuelas son de origen comunitario locual ha traído como consecuencia que la población esté reflexionando sobre la concepción y funcio-namiento de dichos espacios, y que potencialmente tenga menos obstáculos en el momento de imple-mentarlos.

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lo cual están gestando una nueva forma de relación social que implica el tra-bajo intercultural y concertado entre los ciudadanos "indígenas" y ciudada-nos "blancos", ya sean funcionarios de entidades estatales u ONG, quieneshan jugado un papel crucial durante estos procesos12•

Estas organizaciones indígenas y sus aliados esperan que una vez sus pla-nes sectoriales estén articulados en los planes de OT y en los Planes de Vida seconviertan en los ejes de la concertación con las instituciones estatales y pri-vadas, para que estas entidades entren a apoyar su desarrollo e implementa-ción; además, estos planes pueden convertirse en los "programas degobierno" de las futuras ETI, como un punto de referencia para una real des-centralización administrativa y una presencia estatal efectiva en la región. Asímismo, esperan que la implementación de estos planes consolide alternativasinterculturales de ocupación y manejo de la Amazonia, y de construcción dela región y del Estado Social de Derecho, mediante el cumplimiento de lasfunciones político-administrativas propias de las autoridades de las ETI y delejercicio de los deberes y derechos de los ciudadanos consagrados en sus tra-diciones culturales y en la Constitución Nacional.

Todo lo anterior permite explorar una concepción de "Nación" y de "Esta-do-nación" en donde se mantiene y fortalece el Estado como regulador de las re-laciones sociales con unas autoridades tradicionales indígenas que sonreconocidas como parte del mismo, pero conservando especificidades sociopolí-ticas, administrativas y jurídicas en el contexto de una Nación que ratifica su uni-dad en medio de su diversidad étnica y cultural, con autonomía de sus entidadesterritoriales, pero sin corresponder necesariamente a un modelo "centralista" o"federalista". Al respecto, Franco (1999) plantea:

La experiencia histórica de los países más avanzados es que un procesofuerte de descentralización y de autonomía, antes que requerir un Estadocentral anoréxico, necesita un Estado central fuerte. La clave del éxito deestos procesos radica en la capacidad del Estado de acompañar a las enti-dades territoriales durante períodos muy largos.

12 El papel de los "aliados" de las organizaciones indígenas, que incluye miembros de otros grupos étni-cos, científicos, activistas, miembros de diversas iglesias y funcionarios públicos, está por evaluar in-tegralmente y escapa a los objetivos del presente estudio. En el momento, sólo se puede constatar queéste no ha sido homogéneo, reúne las más diversas experiencias, cobija visiones que van desde unexagerado indigenismo romántico hasta posiciones "desarrollistas" orientadas por el discurso "civili-zador y de progreso", y es motivo de una intensa controversia que incluye desde discusiones acadé-micas en torno a su influencia en la creación de nuevas identidades étnicas hasta acusaciones demanipulación política o económica. Véase Pardo (1997) y Sotomayor (1998).

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Por otra parte, estos argumentos también se pueden interpretar como unaestrategia de las organizaciones indígenas de acudir a resolver conflictos con sec-tores locales o regionales en el ámbito de lo nacional a través de acciones legales(como la tutela, la acción de cumplimiento o el derecho de petición) o de hecho(comolas marchas a la capital de la República o la toma pacífica de institucionespúblicas en las principales ciudades del país). Así, la afirmación de Muelas demantener un "Estado Unitario pero que se reserve las funciones nacionales quelesson propias", puede estar expresando el interés de conservar el actual FueroIndígena, aunque el exconstituyente no defina cuáles serían esas funciones pro-pias del nivel nacional del Estado colombiano13.

Por ello, el OT también es visto y practicado por estas organizaciones indí-genasy sus aliados como una posibilidad para lograr la convivencia pacífica en elpaís, reconstruyendo entre todos la Nación colombiana y consolidando un nue-vo modelo de Estado, acorde con el espíritu y las pautas constitucionales, en re-giones donde tradicionalmente su presencia ha sido débil o "agresiva"14. Susplanteamientos implican que el proyecto de una Nación diversa y plural tieneque recorrer un doble camino simultáneamente: fortalecer las especificidades ét-nicasy culturales a medida que se va articulando la unidad nacional, pues la con-solidación de alguno de estos dos aspectos no puede lograrse primero que la delotro15.

13 Aspectos como el legislativo, los organismos de control y el ministerio público, la rama judicial y lasfuerzas militares deben seguir correspondiendo a la esfera del nivel nacional. Se plantea que, porejemplo, una eventual reforma constitucional que otorgue gran autonomía legislativa a las entidadesterritoriales puede poner en peligro el espíritu constitucional de 1991 en lo concerniente al manejoambiental o a los derechos que actualmente tienen los pueblos indígenas frente a temas como la pro-piedad colectiva y las características de los resguardos. Baste recordar que sólo en la región amazóni-ca cerca de 20 millones de hectáreas están protegidas por esta figura constitucional y que, en algunosespacios regionales, se interpreta la legislación indígena y la ambiental como un obstáculo para el"progreso o el desarrollo de la región", como aconteció con el caso de la exploración petrolera en elterritorio de los nukak (Cabrera et al., 1999: 339-340). Para un contexto más general véase Organi-zación Nacional Indígena de Colombia et al. (1995) y Comisión Amazónica de Desarrollo y MedioAmbiente, (1994: 35-51). Por otro lado, estudiosos del tema, como Correa (1993), Correa (1996) ySánchez et al. (s.f.) llaman la atención sobre los vacíos y ambigüedades que acerca de estos temasexisten en la Constitución de 1991, que pueden evolucionar en cualquier dirección, lo cual implicaque esta evolución también dependerá del accionar y de la fuerza de los movimientos sociales, sobretodo en lo concerniente a dar cuenta de la diversidad de situaciones y contextos que se ocultan bajo elconcepto genérico de "indígena".

14 "Agresiva" en el sentido expuesto por Juan José Vieco en su artículo en este libro.15 En este mismo sentido Palacio (2001: s.p.) afirma: "La identidad regional se constituye frente a la

Nación y junto con ella. No solo tiene a la Nación como referente sino también la constituye, la rede-fine, cambia a la Nación ... Con razón Germán Colmenares, en sus últimos escritos, denunciaba la fa-lacia que supone que lo regional antecede a lo nacional".

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El OTYla construcción de un Estado-naciónmultiétnico y pluricultural

Parte de lo sugestivo de estos planteamientos es la defensa del Estado-nación he-cha a partir de las reflexiones y experiencias de grupos que reivindican sus parti-cularidades étnicas y culturales, elaboradas y vividas conjuntamente con susaliados, miembros de la sociedad mayoritaria, como resultado de un proceso in-tercultural que posibilita la convivencia y la construcción en la práctica de unaNación multicultural, luego de siglos de marginamiento y dominación, y en uncontexto "posmoderno" y de creciente "globalización" que cuestiona la viabili-dad histórica de los Estados-nación.

En el caso colombiano, la Constitución de 1991 introduce un concepto deNación que tiene muchas potencialidades. Si se compara este concepto de Na-ción con el de la Constitución anterior encontramos que se pasa de un proyectoexcluyente de Nación que buscaba unir en la homogeneidad a otro que buscaunir a partir de lo común y de la diferencia, no sólo como una sumatoria de parti-cularidades, sino como una construcción conjunta.

Desde esta perspectiva, esta idea de Nación se articula coherentemente conel modelo de Estado plasmado en la Constitución del 91 : una forma de organiza-ción social y distribución del poder que permite y estimula la expresión de la di-versidad (democrática, descentralizada, participativa y pluralista), que mantienela unidad (república unitaria fundada en una Nación), que se perfila como el ár-bitro de las relaciones sociales (un Estado Social de Derecho basado en la digni-dad de la persona, con prevalencia del interés general, de los derechos humanosy étnicos y de la protección del medio ambiente) y que debe adecuarse a las reali-dades socioespaciales del país por medio del OTo

Sin embargo, el proceso de lograr la unidad en la diversidad no es fácil. Porel contrario, como lo ha demostrado Jackson (1998), es un camino lleno de va-cíos, contradicciones y que suscita preguntas muy complejas. Entre algunas delas múltiples dificultades observadas en el avance de estos procesos, que no se li-mitan únicamente a las de la región en cuestión, ni a la Amazonia, y que imponenretos que deben ser abordados conjuntamente, se enumeran las siguientes16:

16 No se conocen estudios que analicen o presenten sistemáticamente datos sobre estas dificultades.Muchas de las cuales se discuten en espacios informales, entre otras cosas porque involucran las rela-ciones entre las diversas entidades estatales, las ONG y las organizaciones indígenas. Aqui sólo se ge-neralizarán porque su examen detallado escapa a los objetivos del presente ensayo. Véase nota al pienúmero 10.

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La consolidación de un nuevo sector social en el interior de las organizacio-nes indígenas de "especialistas" en el manejo de los asuntos y de los discursos"occidentales", quienes compiten por poder con las autoridades "tradicionales";el aumento de casos de burocratización y de corrupción de líderes indígenas,cuya participación en las redes de clientelismo regional y local contrasta con sudiscurso, caracterizado por lUla excesiva reivindicación de los derechos indíge-nas, por omitir sus responsabilidades y sin ninguna autocrítica; el distanciamien-to de líderes con la base de las organizaciones que representan, en parte debido aque sus actividades se realizan en los centros regionales y nacionales de la vidainstitucional y en parte debido a los conflictos internos surgidos en las organiza-ciones por el manejo y el acceso a los recursos estatales; las contradicciones entresu discurso sobre el manejo territorial y sus prácticas reales, que en algunos luga-res han generado problemas ambientales y sanitarios, y la monetarización de susrelaciones sociales.

Sumado a lo anterior se presentan casos de políticos y funcionarios de tur-no, ya sean estatales o de las ONG, que llegan a acuerdos por separado con per-sonas o comunidades, desconociendo las concertaciones realizadas colectiva-mente y debilitando los procesos organizativos. A esta situación también contri-buyen las incoherencias de los líderes y miembros de las comunidades queaceptan estas negociaciones buscando un beneficio personal o comunitario acorto plazo. Esta problemática se acentúa por la falta de coordinación institucio-nal, el cambio permanente de funcionarios y la inexistencia de programas guber-namentales planificados que permitan la continuidad de los procesos. Laausencia de estrategias comunicativas que posibiliten una socialización de losprog.ramas estatales y un acompañamiento eficaz en su implementación, lo cualfacilita su manejo arbitrario por parte de entidades públicas y privadas17• Las di-ferencias de ritmo en el desempeño de sus funciones y programas entre las enti-dades estatales y las ONG generan conflictos y celos institucionales. Elincumplimiento de las concertaciones alimentan el escepticismo de los líderes yel de los miembros de las organizaciones frente a los procesos de concertación, asus propios líderes y a las instituciones. Y, en algunas ocasiones, el discurso de losaliados de los indígenas enfatiza en las especificidades etnicoculturales y en lascontradicciones con la "población blanca o mestiza" y con las instituciones, y noplantea alternativas integrales de convivencia.

17 Como ha sucedido en algunas partes a la implementación del nuevo régimen de salud, las personas seafilian a una EPS-ARS sin entender qué están haciendo, pues no han recibido las herramientas con-ceptuales para analizar el sistema, decidir si les conviene o no y evaluar posibles alternativas. Lo mis-mo se puede decir con respecto a todos los programas (educación, participación de los recursos detransferencias territoriales, el OT, etc.).

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Otra dificultad para lograr la unidad en la diversidad es que las actualesdivisiones político-administrativas no se corresponden con las realidades so-cioculturales, ni con las diferentes formas de apropiación, uso y manejo delespacio. Esto representa obstáculos para administrar el territorio y redundaen una baja gobernabilidad (Fals Borda, 2000). Para mencionar sólo un caso,Aciya busca consolidar la administración unificada del Bajo Apaporis, cuyomanejo está definido desde las prácticas culturales e históricas de las pobla-ciones nativas, pero que está fraccionado por un límite internacional (Colom-bia y Brasil), dividido por dos departamentos (Amazonas y Vaupés), unmunicipio (Taraira), cuatro corregimientos (La Pedrera, Mirití-Paraná, LaVictoria y Pacoa) y cinco resguardos (Yaigojé-Apaporis y sectores de los res-guardos Gran Vaupés, Mirití-Paraná, Komeyafú y Puerto Córdoba). Véasemapa.

Un comentario aparte merece la presencia de grupos armados al margen dela ley en los territorios indígenas de la Amazonia colombiana. Esta se ha expresa-do en términos iguales, aunque con distinta intensidad dependiendo del caso yde la zona, a los del resto del territorio nacional, con los mismos tipos de accio-nes y con similares consecuencias (masacres, desplazados, intimidación, recluta-miento). En otras palabras, el conflicto colombiano no tiene carácter étnico. Sinembargo, muchos de los combatientes provienen de los sectores sociales ruraleso marginales, lo cual en la práctica significa que estos combatientes tienden a ma-nejar más un discurso que conserva las viejas nociones de "civilización" -"salvajis-mo", "progreso" -"primitivismo", que uno multiétnico y pluricultural, así eldiscurso de sus dirigentes sea de respeto a la diferencia sociocultural (Comisiónde Conciliación Nacional et al., 1998).

Esta presencia militar, asociada a actividades extractivas como la minería oilícitas como el narcotráfico, es un factor más que atenta contra los procesos or-ganizativos que se están implementando, en parte porque algunos indígenas par-ticipan en dichas actividades extractivas e ilícitas, que justifican desde las nuevasnecesidades económicas que implica su creciente integración a la economía demercado, generando interrogantes sobre la viabilidad del manejo autónomo y elcontrol de estos territorios, como sucede también en muchos municipios delpaís~ Unas de las respuestas de las organizaciones inClígenas de la región del bajoCaquetá, Mirití-Paraná, bajo Apaporis y Pirá-Paraná ha sido impedir que los ha-bitantes de las comunidades se involucren en estas actividades, solicitar el apoyode las entidades estatales responsables del cuidado y protección del medio am-biente en el control de sus territorios y pedir que sus territorios se excluyan delconflicto armado colombiano (Asociación de Capitanes Indígenas del Yaigoje ybajo Apaporis, 2000a: 66-68; Asociación de Capitanes y Autoridades Indígenasdel Pirá-Paraná, s.f.).

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00VI

BRASIL

REGiÓN DEL BAJO CAQUETÁMIRJTi-PARANÁ y BAJO APAPQRJS

DIVISiÓNPOLtnCO-ADMIN1STRATlVA y

ÁMBITOS TERRlTORJALES DE LASORGANIZACIONES INDtGENAS

CONY¡';NClON¡';SÁrea de reguardos

___ Límite internacional

Límite departamental

______ ~ Límite municipal

_. __ ._ Límite corregimental

• Cabecera municipal

~-, Cabecera corregimental.j

r--..J AClYA

c=J ACIMA

¡¿zJ AlPEA

.•......• Río principal

..--.... Río secundario

Fuente: VLECO, Juan; FRANKY, Carlos yECHEVERRI, Juan (eds.). Territorialidadindígena y ordenamiento en la Amazonia.

Bogotá: Unibiblos, 2000.Edi.w.. RíllIIuU.,,~·d

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Para explorar la viabilidad de este modelo conceptual de Estado-nación,unitario y diverso, se tomarán como analogía dos aspectos de los grupos indíge-nas de la región del bajo Caquetá, Mirití-Paraná, bajo Apaporis y Pirá-Paraná: suexperiencia histórica y sus estrategias identitarias.

Lo que enseña la historia regional

Los grupos étnicos que sobreviven y tienen sus territorios en esta región son we-jeñeme maja (letuama), yairi maja (llamados tanimuka o ufaina), yui weje maja o(también denominados como tanimuka o jobokara), yaura (yauna), ide masa,ttmtta masa, jeañara, emoa masa (conocidos genéricamente como makuna), ka-mejeya, jurumi, jeruriwa, imike, piyoti (denominados como yukuna), upichia(matapi), yujup (makú), cabiyari, miraña y carijona. También habitan indígenasbara, barazano, itano, taiwano (provenientes del río Pirá-Parana), bora, muinane(del medio y alto Caquetá), cubeo, carapana, piratapuyo, siriana, tatuyo, tuyuca,tukano (del Vaupés y sus afluentes), puinave y guahibo (del río Guaviare y ríoGuainía). En el caserío de La Pedrera yen sus inmediaciones viven menos de uncentenar de "blancos y mestizos".

El área se caracteriza por ser pluriétnica, multicultural y por su diversidadlingüística. En tiempos pretéritos, estos grupos mantenían relaciones socialesque involucraban un sistema regional basado en la existencia de aspectos sim-bólicos, sociales y materiales comunes, y de unas particularidades étnicas (lin-güísticas, de distribución espacial, de conocimientos chamanísticos, de bienesrituales o artesanales, de manejo de ciertas variedades de especies cultivadas,etc.) que posibilitaban los intercambios que sustentaban el sistema regional y,en términos chamanísticos, el cuidado y manejo del mundo. Por ejemplo, cadagrupo era dueño de uno o varios bailes rituales celebrados en épocas específicasdel año, pero que vistos en conjunto formaban el calendario ritual de la regiónasegurando la continuidad de este mundo y el bienestar de la población, endonde cada grupo tenía sus propias responsabilidades, como se practica aúnhoy en día 18.

La región no era un sistema cerrado sino que implicaba extensas redes so-ciales que involucraban intercambios con otras régiones amazónicas y con laOrinoquia, los Andes y la costa Atlántica, como lo han demostrado la arqueolo-gía y la etnohistoria (Arvello-Jiménez et al., 1989; Van der Hammen, 1992;Lathrap, 1982). Esto no quiere decir que no existieran guerras intra e intertriba-les, jerarquización social o inequidad en las relaciones sociales. En la Amazonia,

18 Véase el artículo de Luis Cayón en este libro.

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las guerras e invasiones territoriales eran frecuentes, pero ellas y sus mecanismosde resolución formaban parte de esas mismas redes.

Estos procesos han estado presentes desde su mismo poblamiento. Investi-gadores como Koch-Grünberg, Nimuendajú y Reichel-Dolmatoff (citados enMahecha et al., 1996-1997), plantean que los primeros habitantes de la regiónhabrían sido pueblos de habla "makú". Luego habrían penetrado y vencido mili-tarmente grupos de habla arawak, tucano oriental y caribe. Este proceso habríaimplicado desplazamientos territoriales, la desaparición de algunos grupos étni-cos, por exterminio o asimilación a los vencedores y el establecimiento de com-plejas y dinámicas redes de alianzas e intercambios de bienes, información yservicios rituales y cotidianos.

Con la llegada de los europeos, el panorama regional se habría alterado unavez más aún antes de que los nuevos conquistadores hicieran contacto directocon los grupos de la región, pues con el inicio de la circulación de bienes occiden-tales por las redes de intercambio existentes comenzaron a desestabilizarse las re-laciones interétnicas y el sistema regional se modificó profundamente19•

Desde el siglo XVII los portugueses comenzaron la conquista de la cuencadel Amazonas. Uno de sus intereses en la región era la captura de nativos que uti-lizaban como mano de obra, y una de sus estrategias fue utilizar como interme-diarios en este tráfico a otros grupos indígenas, entre los que están,aproximadamente en la segunda mitad del siglo XVIII, "los mirabara", recorda-dos en la tradición oral como un grupo "caníbal" aunque, al parecer, parte de loque hacían era comerciar en Manaos a los indígenas que capturaban (Van derHammen, 1991: 9-55).

Entre las posibles consecuencias de la "época de los mirabara" se habría ori-ginado un proceso de recomposición étnica, de redistribución espacial de losgrupos y de cambios en las relaciones jerárquicas regionales. Pues grupos enterosy una buena parte de otros desaparecieron, especialmente los que habitaban enlas riberas de los ríos principales, quienes tenían status altos, como resultado dela captura de esclavos y de la aparición de epidemias, por lo cual los sobrevivien-tes habrían tenido que establecer nuevas alianzas matrimoniales y se habrían in-crementado los conflictos intraétnicos motivados por la competencia de mujerescon fines matrimoniales.

19 Véase el artículo de Augusto Gómez en este libro. Aunque la información etnohistórica para la regiónes fragmentaria y está dispersa véase también Domínguez y Gómez (1990), Franco (1984), Van derHammen (1992), Hugh-]ones (1981), Llanos y Pineda (1982), Mahecha et al. (1996-1997), Pineda(1987) y Reichel Dussan (1987), entre otros.

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Todas estos procesos iban a la par con el incremento de la circulación demercancías y bienes occidentales. Por ello, aun después de que el comercio de es-clavos decayó (aunque se mantuvo en forma extraoficial hasta principios del si-glo XX), los habitantes de la región continuaron realizando prolongados viajes aintercambiar bienes con los portugueses. En esa época se presentaron algunasmigraciones de personas o de segmentos de grupos makuna, matapí y tanimuka,entre otros, interesados en vivir cerca de los asentamientos portugueses que exis-tían sobre el río Caquetá, el río Negro e inclusive el Amazonas, porque queríantener acceso constante a los bienes occidentales o huir de las continuas guerrasinterétnicas de la región, cuyas últimas referencias se encuentran en las primerasdécadas del siglo XX (aunque en la tradición oral se recuerda que las guerraschamanísticas regionales subsistieron durante buena parte de este siglo).

A lo largo del siglo XIX se habría presentado otra redistribución de la po-blación, pues los grupos que se habían refugiado en las cabeceras comenzaron abajar y a ocupar las zonas bajas de los afluentes y las riberas de los ríos que se en-contraban despobladas. Con estos movimientos se volvían a reconfigurar las re-laciones interétnicas en un período que termina con la aparición a finales delsiglo XIX y principios del XX, de la primera bonanza de la explotación cauche-ra, la cual a su vez volvió a modificar estas relaciones interétnicas. Otros hechosque también han contribuido a configurar la región durante el siglo XX son la se-gunda bonanza cauchera, las bonanzas de las pieles, del oro y de la coca y la pescacomercial, las dos guerras con el Perú, la presencia permanente de autoridadesestatales colombianas, la actividad misionera católica (desde la década del 30) yuna tímida presencia evangélica entre los setenta y los noventa), el inicio de lapresencia de investigadores sociales y naturales a finales de los sesenta y, más re-cientemente, la de los grupos subversivos.

Como resultado de toda esta experiencia histórica, los grupos indígenasque sobrevivieron han estado ajustando sus patrones de ocupación y control te-rritorial, moldeando nuevas formas de organización y estrategias relacionales in-ternas, y con otros grupos sociales20• Una de esas nuevas formas organizativas esla paulatina apropiación de la legislación indígena colombiana y la creación deAsociaciones de Autoridades Tradicionales Indígenas, posibilitadas, además desu historia y estrategias relacionales, desde los diferentes discursos occidentales

20 Para mencionar sólo un caso, entre los yujup del bajo Apaporis algunas pérdidas de elementos cultu-rales "propios" obedecieron a contextos específicos que les permitieron sobrevivir corno un grupoétnico dentro del sistema regional, en el cual las fronteras étnicas pueden pervivir precisamer.te porsu flexibilidad, en una constante dinámica de intercambiar, integrar, resignificar o rechazar elemen-tos socioculturales, y por ocultar aquello que no se quiere mostrar frente a los otros o que no se pue-de intercambiar (Franky y Mahecha, 2000).

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(los antropológicos, los evangelizadores, los civilizadores, etc.) y desde el Estadocolombiano.

De esta forma, los procesos de OT de Aciya, Acima, Acaipi y Aipea contem-poráneos enseñan que se están construyendo con el aporte de varias formas deconocimiento y tradiciones culturales y espirituales modificadas mutuamente alo largo de la historia, tanto ehtre grupos indígenas como entre éstos y la socie-dad mayoritaria. Y que a pesar de que estas relaciones han pasado por etapas deguerra y conflicto, en estos momentos están consolidando estas nuevas formasasociativas a través del diseño e implementación de sus Planes de Vida y de OT o,dicho de otra manera, de un pensamiento estratégico construido colectivamente,que parte de reconocer esa unidad y esa diversidad, la cual incluye tanto a los in-dígenas como a sus aliados.

Las armas nunca traen una solución al conflicto o a problemas. Nosotrosvivíamos antiguamente haciendo guerras con diferentes grupos étnicos ynunca solucionamos de esta forma nuestras diferencias, solamente conse-guimos perder a nuestros familiares, pensadores y tierra. Finalmente, de-cidimos reunirnos y pactar no volver hacer guerra para resolver.nuestrosproblemas. Nosotros no buscamos guerra, por el contrario estamos cons-truyendo nuestro propio futuro de paz. Poco a poco estamos elaborandonuestros procesos de etnoeducación, salud, fortalecimiento cultural, au-togobierno, defensa de nuestros derechos fundamentales y territorios,etc... Para nosotros tener la paz es vivir bien ... En este tiempo, ya no essólo mantener nuestra cultura sino también es tratar de adaptarnos a otrasculturas. Entonces, estamos involucrados entre dos cosas, entre dos traba-jos: lo nuestro y lo occidental (Asociación de Capitanes y AutoridadesIndígenas del Pirá-Paraná, s.f.).

El OT Y el juego de las identidades

A pesar de los problemas expuestos anteriormente, de los cuales cada organiza-ción participa en mayor o menor grado, estas experiencias interculturales estándemostrando que son viables porque están logrando plantear proyectos comu-nes basados en el respeto a la diferencia y a partir del consenso de los ciudadanosque conforman cada una de esas asociaciones. En otras palabras, por medio delOT indígena y de los Planes de Vida se están construyendo las bases de un mode-lo de Estado-nación que parte de experiencias locales y regionales y que a travésde un diálogo de saberes e intercambio de información vincula lo local, lo regio-nal, lo nacional e inclusive lo internacional.

Las organizaciones indígenas multiétnicas de la región se han ido consoli-dando y la "unidad en medio de la diversidad" es un hecho real, en parte porqueexiste una historia regional que posibilita esta interacción. Sin embargo, esta in-

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teracción muchas veces es difícil, precisamente por esa misma historia en la quesiguen vivos en la memoria étnica muchos conflictos ancestrales, que se mani-fiestan en los momentos de tensión interna de las actuales organizaciones, perose invisibilizan cuando éstas están frente a actores externos, siempre mantenien-do la unidad política.

Por ello la pertenencia a una organización indígena determinada está crean-do un nuevo nivel de identidad, que se suma a otros niveles socioculturales pro-pios (fratría, grupo étnico21, clan, linaje) o a otros que son producto de surelación con la sociedad mayoritaria (indio, comunidad, colombiano, vaupesa-no, amazonense). Así, este nivel identitario se puede evidenciar en el momentoen que dos organizaciones están concertando entre sí -por ejemplo, quién ejerce-rá el control territorial de determinada zona-, pero "desaparecerá" cuando dosmiembros de estas mismas organizaciones están realizando un intercambio ma-trimonial o de bienes rituales, pues en este último caso el nivel identitario perti-nente será el étnico o el clánico.

Incluso con sus aliados se presenta una situación similar. En determinadoscontextos, indígenas y aliados actúan como una unidad frente a un tercer actor(por ejemplo, durante la realización de una concertación para la prestación de unservicio con una entidad estatal), pero al retirarse este tercer actor, la situaciónpuede tornarse en una concertación entre dos partes: la organización indígena ysus aliados. Sin embargo, en ambas situaciones está presente en la memoria étni-ca la desconfianza generada por la conflictiva historia de la presencia "blanca" enla región, sólo que en la primera situación este aspecto se matiza u oculta en la re-lación entre indígenas y sus aliados, y sólo vuelve a resaltarse cuando el tercer ac-tor desaparece.

Lo que enseña este manejo simultáneo de los diferentes niveles identitarioses que en determinados contextos se cambia de nivel identitario o se enfatiza enalguno de ellos, a veces ajustando al menos uno de los parámetros que lo caracte-rizan, ya sea en su forma o en su contenido, de acuerdo con los intereses sociales,políticos o económicos del momento. Así, uno de los logros de la apropiación dela categoría "indio" fue el crear un nivel de identidad común a los grupos aborí-genes, que incluso rebasa las fronteras nacionales, y que por medio de reelabora-ciones simbólicas, a veces expresadas también con el término "paisano" o

21 Aquí no se aborda la discusión sobre qué es lo étnico, lo cultural y sobre qué grupo social se puedeconsiderar o no étnica y culturalmente diferenciado, ya que la clasificación dependerá del acuerdo alque se llegue sobre estos conceptos. Sólo se menciona que autores como Frank (1991) plantean queen algunos casos la categoría y el autorreconocimiento como perteneciente a una "etnia" obedecenmás a una estrategia política contemporánea de relacionarse con los "otros", sean blancos o indíge-nas, que a un nivel ¡dentitario dado desde tiempos prehispánicos.

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"indígena", actualmente está posibilitando alianzas políticas, incluso entre gru-pos que anteriormente eran enemigos mortales.

En este punto, llama la atención cómo los niveles local, étnico, regional ynacional, con sus respectivas territorialidades e intereses, se vienen planteandocomo niveles independientes o aislables. Pero si se abordan desde otra perspecti-va se ve que en cualquier persona están inscritos simultáneamente, sólo que de-pendiendo del contexto y de sus intereses enfatizará en uno de estos niveles endetrimento de los otros (Val, 1995).

La identidad se puede caracterizar como una estrategia de relacionarse con"otros". Cada persona tiene varios niveles de identidad que se interrelacionan yque posibilitan diversas formas de relacionarse con "otros", en donde los "otros"varían de acuerdo con el contexto. La identidad también es histórica, porque im-plica transformaciones específicas en el tiempo, pero con continuidades que per-miten la existencia de grupos diferenciados. Desde otra perspectiva, es algofluido, que está siendo repensada, remodelada y negociada constantemente, yque pude ser recreada o, inclusive, inventada. Por eso no existe una sola identi-dad, sino manifestaciones coyunturales de los niveles de identidad que le permi-ten a una persona identificarse o distinguirse de otros (Franky, 2000b; Franky yMahecha, 2000; ]ackson, 1996, 1998; Rappaport, 1998).

En el caso de la descentralización administrativa en la Amazonia colombia-na, ésta ha tendido a convertirse en la descentralización de la corrupción y hafortalecido principalmente las redes de clientelismo departamentales y locales.Esto está fomentando un tipo de "regionalismo" que oculta el mal manejo y ad-ministración de los recursos departamentales y municipales y las redes cliente lis-tas, por medio de una oposición con el "resto de la nación", que se expresa comoel "abandono del gobierno central o del Estado-nación", resaltando la tendenciahistórica y las contradicciones mismas del proceso de descentralización adminis-trativa, al tiempo que oculta sus ventajas y potencialidades22•

Los grupos hegemónicos locales o regionales también alimentan este tipode "regionalismo" por medio de un discurso que presenta sus intereses particula-res bajo la forma de "los intereses de la región", a veces exaltando los criterios de

22 En muchos eventos regionales y locales (simposios, seminarios, etc.), las críticas al gobierno centralcrean un "nivel de identidad común" a todos los participantes. En cierto sentido, es más fácil crear"alianzas temporales" resaltando las debilidades y deficiencias de un "otro", abstracto y difuso, queconstruir un lenguaje común basado en la aceptación de las responsabilidades para con la sociedad.No se desconoce que los mismos problemas se presentan en los niveles nacionales, pero como la lite-ratura sobre los problemas, contradicciones y carencias del Estado colombiano es tan abundante, nose profundizará en este punto. Véanse los artículos de Fernando Franco, ABanWood, Thomas Deflery Juan José Vieco en este libro.

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identidad "regional" u oponiendo "la región" al "resto de la Nación", aunqueellos mismos forman parte de la base de las redes c1ientelistas del orden nacional.Este es el caso de grupos socioeconómicos dominantes en la Amazonia colom-biana que, interesados en captar los excedentes de las economías extractivas y enmantener el control político de las localidades, ven en los procesos organizativoscomunitarios y en la legislación nacional ambiental e indígena un obstáculo queatenta contra sus intereses.

El caso de las categorías identitarias "indio" - "blanco" merecen un comen-tario aparte. Como han argumentado Bonfil Batalla y Luis Guillermo Vasco, lacategoría "indio" surge en un contexto colonial para denominar el conjunto depoblaciones nativas que fueron dominadas por españoles y portugueses. Con eltranscurrir de la historia, estas categorías contribuyeron a crear un sentido de"unidad nacional" en el periodo republicano, tanto en los discursos oficialescomo en la mentalidad de los habitantes, así los "colombianos", "peruanos","brasileños", etc., podían identificarse como tal al oponerse a categorías exter-nas a las fronteras nacionales o a las internas de cada país ("blancos" e "indios").En este sentido, se planteaba que una persona era "india" hasta que lograra arti-cularse plenamente a la vida nacional, borrando sus especificidades étnicas yconvirtiéndose en ciudadano.

Además, la categoría "indio" abarca diversidad de situaciones que van des-de grupos étnicamente revitalizados hasta otros que afrontan serios problemasde descomposición social; desde grupos que aún tienen una vida socioculturalbasada en una estrecha relación con su territorio étnico, en donde todavía habi-tan manteniendo sus particularidades étnicas, entre otras razones porque allíestá inscrita su memoria étnica, hasta otros que viven en zonas urbanas o lejos desus territorios, y que están recreando sus criterios de identidad, desarrollandonuevas territorialidades y algunas veces reemplazando sus especificidades por eldiscurso del "indio genérico" (el que enfatiza en el mito románico de la estrecharelación del indio con la madre naturaleza, o el que mercantiliza aspectos cultu-rales, como el chamanismo).

Es interesante observar cómo los aliados de los indígenas, y aun los mismoscírculos académicos, enfatizan excesivamente la oposición "ustedes los indíge-nas" - "nosotros los blancos", buscando a veces crear niveles de identidad com-partida en criterios éticos y morales, con oposiciones del tipo "blancos honestos,solidarios y defensores del bien común y de la diversidad étnica y cultural" _"blancos corruptos, explotadores, mentirosos e ignorantes de la diversidad cul-tural".

Sumado a lo anterior existe una tendencia a que en el discurso de los aliadosde los indígenas se presente el resultado de trabajos realizados conjuntamente,muchas veces producto de un diálogo intercultural responsable que está modifi-

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cando mutuamente la identidad de los sujetos involucrados, como un productoexclusivamente "indígena", ocultando consciente o inconscientemente sus apor-tes a la recreación del discurso indígena, como si el hecho mismo de haber inter-venido en estos procesos fuera una causa para invalidarlos o una contaminaciónmás de un pensamiento occidental dominante en un mundo indígena que seidealiza, respeta y admira. También es posible que los aliados de los indígenasoculten su participación en estos procesos como una estrategia política para quelas reivindicaciones sociales de los grupos étnicos no sean puestas en entredichoni descalificadas políticamente al ser señaladas como "manipulaciones" de losaliados, en una concepción que para los contradictores de estos procesos, y a ve-ces para sus mismos defensores, esconde la idea de considerar al indio incapazaun de escuchar, analizar y decidir por sí mismo.

Otra opción para el recelo de pensarse conjuntamente como una Nación,-por ejemplo, "colombianos" o "brasileños"-, es que este nivel identitario seasocie exclusivamente a posiciones nacionalistas radicales de extrema derecha oa la concepción decimonónica de nación, que como ya se mencionó niega la di-versidad étnica y cultural. Paradójicamente, otros sectores y clases sociales, conquienes los indígenas tienen conflictos o existen intereses políticos y económicosenfrentados, sí apelan a la nacionalidad como un mecanismo para establecer unnivel de identidad compartida que posibilite la fluidez de las relaciones sociales,o como una estrategia ideológica para mantener la inequidad que históricamentehan caracterizado las relaciones interétnicas, en un sentido similar al expuestoanteriormente en el caso de los regionalismos.

Por otra parte, Jackson (1996, 1998) advierte sobre el peligro real deque los individuos y las organizaciones indígenas "orientalicen" su etnicidady "esencialicen" sus culturas, reconstruyendo sus etnicidades y sus culturasbasados más en la imagen que Occidente tiene de lo que "debe ser" un indioque en sus formas específicas de ser y vivir, y -por lo tanto-lo que se ha veni-do discutiendo hasta aquí produzca un resultado inverso al esperado. Esta au-tora afirma sobre el Vaupés: " .. .la sociedad dominante a todos los niveles-local, colombiano y occidental, en general- está determinando hasta ciertopunto la identidad indígena de estas comunidades" (1998: 303). En otras pa-labras, no se estaría garantizando el derecho a la "diferencia" sino consoli-dando una imagen en buena medida homogénea de lo que ésta debe ser, y lamisma legislación indígena y sus espacios de autonomía podrían estarse con-virtiendo en una herramienta sutil y efectiva de neocolonización indirecta alhacer que los pueblos indígenas no construyan sus proyectos políticos sinoque asuman como propios los que la sociedad occidental les plantea. Caso quea veces es evidente, cuando los "indios" toman decisiones que contradicen losconceptos y opiniones de sus aliados, quienes en estas situaciones se abrogan el

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derecho de decidir qué es conveniente y qué no, pues ellos sí conocen las culturasindígenas y la dominante23•

Correlacionando estos planteamientos con los puntos anteriores, se propo-ne que sería pertinente cambiar el enfoque de aproximación a la problemática delas relaciones étnicas y a la de las que se dan entre la localidad, la región y la na-ción, bajo la perspectiva de que estos niveles deberían ser tratados en forma si-multánea y no como elementos diferenciables que se oponen, desarrollando elactual concepto constitucional de "nación", articulado a un pensamiento estraté-gico nacional que rescate el Estado Social de Derecho como símbolo de la Na-ción. Es decir, consolidando el Estado-nación colombia¡{o.

Esto conduciría a que cuando se piense en el futuro de los grupos étnicos,inmediata e explícitamente se piense en el futuro de las localidades, las regionesy la Nación o, en otras palabras, que cuando se piense en el futuro de la Amazo-nia, por ejemplo, no se piense aisladamente en la región, en sus recursos natura-les o en sus grupos étnicos, sino que se piense que el futuro de la Amazoniadepende del futuro de "mi localidad", de "mi etnia" -en el caso de los grupos di-ferenciados étnicamente-, y de "mi Nación", y viceversa.

Desde este enfoque, la crisis colombiana actual no es sólo una crisis de lasinstituciones, sino una crisis de la sociedad colombiana, en la cual no existe unproyecto de Nación y en la cual el Estado Social de Derecho se está deteriorandocada vez más no sólo por su estructura u organización, sino porque por múltiplesfactores ha dejado de ser el articulador de la Nación, el espacio social que simbo-

23 Un ejemplo latente de esta situación se evidencia en la visión institucional del chamanismo, en dondesólo se reconocen, defienden y difunden sus aspectos relacionados con la "prevención y curación deenfermedades y de manejo del mundo", y se oculta o desconoce sus aspectos relacionados con la lu-cha por el poder o de agresión chamanística, incluidas aquellas prácticas que implicaban canibalismoritual; por ello ahora es común que los chamanes se presenten ante las diferentes entidades como"médicos tradicionales" cuando van a solicitar apoyos o recursos económicos. Sin embargo, tambiénes cierto que así como los niveles de identidad de los indígenas se han estado redefiniendo por sus re-laciones con la sociedad mayoritaria, los de los "blancos, mestizos y negros" han hecho lo propio conrelación a "lo indígena". En otras palabras, estos procesos han sido recíprocos y han contribuido a ladiversidad sociocultural del país (para un estudio de caso véase Pinzón y Suárez, 1992), aspecto quemuchas veces se ignora en el discurso de los aliados de los indígenas, quienes enfatizan sólo en lastransformaciones de los grupos indígenas, las cuales analizan como producidas por el contacto con lasociedad nacional y que en algunos casos valoran como negativas. Además, algunos chamanes entre-vistados concuerden en señalar que la principal causa de "consulta" no son enfermedades, sino la re-solución de problemas sentimentales, económicos, judiciales o agresiones chamanísticas. Estascausas de consulta nunca son manifestadas en los espacios institucionales, en donde sólo se resaltansus funciones curativas. Hay cosas que se ocultan o que nunca se intercambian y por lo tanto e~tánpor fuera del control de los grupos dominantes (para un estudio de caso que desarrolla esta últimaafirmación, véase Franky y Mahecha, 2000).

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liza la supremacía del interés colectivo sobre el particular o el árbitro imparcialen caso de conflict024•

Hacia un lenguaje común

Uno de los aportes más significativos del proceso de üT indígena, entendidocomo un proceso en el que participan diferentes actores sociales y no como algodesarrollado exclusivamente por indígenas, es que permite pensar desde otraperspectiva la actual crisis nacional y explorar alternativas de solución, al evi-denciar que algunos pueblos indígenas, luego de afrontar procesos históricosque pusieron en peligro su existencia como sociedades, han pasado de una fasedefensiva, de supervivencia, a una más propositiva que trasciende sus fronterasétnicas y se proyecta al conjunto de la Nación.

Sintetizando el punto central que defiende este ensayo se puede afirmar quees viable y necesario fortalecer el Estado-nación colombiano, partiendo de unconcepto de nación que se fundamenta en la unidad en medio de la diversidad ét-nica y cultural, y en la creación de un pensamiento estratégico o en un Plan deVida Nacional que oriente, dé un norte, permita continuar creando un lenguajecomún, e integre a corto, mediano y largo plazos el accionar público y el priva-do. En otras palabras, la creación de un pensamiento estratégico nacional deberesponder a un proyecto de Nación que deberá ser reconstruido y construidopor todos los colombianos. Reconstruido en el sentido de evaluar hasta dónde seha avanzado y en qué se ha retrocedido; y construido en el sentido de avanzar enlo que hace falta.

Este planteamiento implica que una de las prioridades de la Nación es bus-car alternativas para superar la "inexistencia del ciudadano colombiano" -re-flejada entre otros aspectos en una sociedad civil débil y fragmentada, desinfor-mada, atemorizada y escéptica frente a las instituciones, en los problemas de go-bernabilidad del país y en unos funcionarios estatales de todo orden que no larepresentan- y lograr una efectiva participación ciudadana, que hable un lengua-

24 En la perspectiva de análisis propuesta, se observa que cuando diversos autores, como González(1995, citado en Correa, 1996), afirman que en Colombia "no existe" una identidad nacional o queésta es "muy débil", es porque están partiendo del antiguo modelo de Estado-nación, que piensa laNación no solamente como homogénea, sino que intenta que la población comparta un conjunto derasgos históricos, culturales y afectivos, y un proyecto de Nación definidos solamente por lo que unaelite o un sector social dominante piensa que deberían ser, y no como una forma dinámica de convi-vencia de lo diverso, basada en un proyecto común.

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je común, como base fundamental para la recuperación del Estado Social de De-recho y la reconstrucción de la Nación.

El abismo actual entre el lenguaje académico, el de los pueblos indígenas yel de los demás actores sociales no es sólo una consecuencia de la diversidad deintereses políticos, sociales y económicos, sino que también se origina en las dife-rentes formas de producir y divulgar conocimientos y de "pensar el mundo" quesustenta a cada uno de estos lenguajes, los cuales son a veces incompatibles y pre-sentan contradicciones fuertes.

Desarrollar un Plan de Vida para la Nación exige implementar estrategiascomunicativas que permitan construir un lenguaje común, que posibilite el diá-logo de todos los colombianos sin diluir los lenguajes locales. La Constitución de1991 posibilita los espacios políticos pertinentes. Experiencias históricas y ac-tuales del üT indígena en la Amazonia están demostrando que esto es posible,como se expuso anteriormente. Sin lugar a dudas, procesos similares al del üTindígena amazónico se están implementando en el país y también forman partede las bases sobre las cuales se construiría el Plan de Vida de la Nación, que a suvez tendría que articularlos, dándoles la proyección necesaria para que salgan desu aislamiento local, o en el mejor de los casos regional.

Finalmente, estos planteamientos no implican que se deba enfatizar en un"nacionalismo" que propenda a la sobrevaloración del "nosotros" sobre la basede enfatizar en miradas peyorativas de los "otros", alimentando las rivalidades ydesconfianzas con los otros países o culpándolos exclusivamente de los proble-mas nacionales. En otras palabras, el fortalecimiento del Estado-nación colom-biano también implica una apertura en las relaciones internacionales,especialmente con los Estados-Nación vecinos.

Examinando el caso de la Amazonia colombiana, se encuentra que el papelde las políticas y de los mercados internacionales generados en los centros de po-der mundial han jugado un papel más protagónico en su configuración actualque el de los locales o nacionales, porque han determinado sus características de-mográficas, el auge o decaimiento de las bonanzas de economía extractiva y desus políticas de manejo socioambiental. Esta situación también contrasta con ladébil integración entre Colombia y sus vecinos amazónicos (Brasil, Ecuador,Perú y Venezuela). Las relaciones actuales con estos países están fuertemente in-fluenciadas por el temor a la expansión del conflicto interno colombiano y delnarcotráfico, la cual genera una serie de prevenciones que convierten a Colom-bia "en peligro potencial para el continente" más que en un aliado.

Además, se parte del presupuesto que en el actual contexto de internaciona-lización de la economía, la mejor opción que tienen los países llamados en "víade desarrollo" para salvaguardar los intereses y el bienestar de sus nacionales sonunos Estados-nación fuertes y aliados que estén en mejores condiciones de nego-

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ciar en el mercado internacional aspectos como los acuerdos comerciales, las pa-tentes sobre la vida, la manipulación genética o las responsabilidades mundialesfrente a los problemas ambientales.

Los planteamientos expuestos hasta el momento suscitan más interrogantesque respuestas, trascienden la temática del OT e implican infinidad de casos par-ticulares que conllevan problemáticas complejas. UQué tratamiento se les daríaa los pueblos indígenas que habitan en dos o más países, como los tikuna que es-tán distribuidos entre Brasil, Colombia y Perú? ms factible un OT que no vayaarticulado a un proceso real de reforma y políticas agrarias y económicas? ¿Có-mo concertar con los sectores que detentan el poder político, económico y mili-tar?, ¿Hasta qué punto está dispuesto a negociar y a dejarse modificar el Estadocolombian025?). Este es un reto histórico cuyas preguntas y respuestas depende-rán de la capacidad de crear alianzas, consensos y estrategias de comunicación.

En este sentido, el OT, planteado en los términos de las organizaciones in-dígenas, es una estrategia que, si sigue trascendiendo el nivel normativo o formaly logra generar una verdadera participación ciudadana en todo el país, puedeconstituirse en una de las principales herramientas para impulsar la reconstruc-ción del Estado-nación colombiano.

Agradecimientos

Las ideas expuestas en este ensayo se han ido madurando durante el desarrollodel proyecto "Ordenamiento Territorial y grupos indígenas amazónicos"(1998-2003), inscrito en el Plan de Desarrollo del Instituto Amazónico de Inves-tigaciones Imani, de la Universidad Nacional de Colombia, cuyos trabajos decampo fueron posibles gracias al convenio existente con la Fundación Gaia Ama-zonas. También se han alimentado de mi experiencia como miembro del proyec-to de asesoría a la Asociación de Capitanes Indígenas del Yaigoje y bajo Apaporis(Aciya) de la Fundación Gaia Amazonas, programa Consolidación de la Amazo-nia (Coama), en curso. Durante este tiempo he realizado múltiples discusionesque han enriquecido estos planteamientos, especialmente con Dany Mahecha.También con Augusto Oyuela-Caicedo, Martín von Hildebrand, Augusto Gó-

25 (El Estado colombiano se podrá adecuar a los requerimientos y particularidades de los grupos étni-cos? Sólo se puede constatar que éste no es homogéneo y que está lleno de contradicciones, aun en elmarco jurídico y formal. En medio de este confuso panorama se observa que el Estado dispone demecanismos que algunas veces han sido utilizados por las poblaciones locales para "modificarlo", opor lo menos "detenerlo" en su accionar, como ocurrió cuando reconoció y defendió la importanciacultural del sitio de La Libertad, río Apaporis (véase Sentencia T-491/95 de la Corte Constitucional.MP. Benjamín Herrera). Sin embargo, en otras ocasiones ha desconocido los derechos de las comuni-dades locales, como aconteció durante la construcción de la represa de Urrá.

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mez, Germán Grisales, Germán Vallejo, Juan José Vieco, Roberto Osorio, Ger-mán Palacio, Jean Pierre Chaumeil, Ramón Laborde, los equipos de campo de lafundación Gaia Amazonas, Rondón Tanimuka, Fernando Tanimuka, Isaac Ma-kuna, Arturo Makuna, Mauricio Letuama y Gerardo Día.

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