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8/19/2019 Origen del Tema de la Nave del Estado http://slidepdf.com/reader/full/origen-del-tema-de-la-nave-del-estado 1/7 Francisco Rodríguez Adrados El mundo de la lírica griega antigua  Alianza Editorial

Origen del Tema de la Nave del Estado

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Francisco Rodríguez Adrados

El mundo

de la lírica griega antigua

 Alianza

Editorial

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©  Francisco Rodríguez Adrados 

© Alianza Editorial, S. A., Madrid, 1981Calle Milán, 38; 200 00 45

ISBN: 84-206-2288-5 

Depósito legal: M. 1.219-1981 

Compuesto en Fernández Ciudad, S. L. 

Impreso en Hijos de E. Minuesa, S. L. Ronda de Toledo, 24-Madrid-5 

Printed in Spain

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1. ORIGEN DEL TEMA DE LA NAVE DEL ESTADO

EN UN PAPIRO DE ARQUILOCO

El tema de la nave del estado en la literatura antigua ha sido 

estudiado por W. Gerlach *. Basta echar una ojeada a este trabajo para ver la difusión que esta alegoría alcanzó, con matices diferentes, en la Tragedia y Comedia, Platón y Aristóteles, Cicerón y Horacio, los escritores cristianos — entre los que la nave es símbolo de la Iglesia— y los humanistas. El sentido que en las lenguas románicas han tomado los derivados del latín gubernare  se explica solamente a partir de esta alegoría; y en las literaturas modernas el tema ha 

seguido viviendo, adquiriendo a veces una referencia a la vida hu-mana, para lo que, por lo demás, había ya precedentes en la An-tigüedad 2.

El origen de este tema tan fecundo se ha buscado siempre 3 en dos fragmentos de Alceo, el D 15 y el A 6 4, fragmentos citados

1«Staat und Staatsschiff», Gymnasium 1931,  128 ss.2 Recuérdese la poesía de Lope de Vega «Pobre barquilla mía...» y, para 

los precedentes antiguos, J. Kohlmeyer, Seesturm und Schiffbruch als Bild in antiken Schrifttum,  Diss., Greifswald 1934.

3 Sólo conozco una excepción: J. van Ijzeren, «Archilochus Eratostheni comparatus», Mnemosyne  1924, 358 ss. Este autor creyó poder reconstruir un poema con esa alegoría a base de los fragmentos 1014 D. y algunos más de 

 Arquíloco, creo que sin fundamento. Cf. mi interpretación, de esos mismos fragmentos en mí artículo «La elegía a Pericles de Arquíloco», recogido en estas mismas páginas.

4 Cito por la edición de Gallavotti. Son el 326 y 732 P., respecti-

 vamente.

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168 Parte tercera. Poetas y obras

ambos por Heraclito, Alegorías Homéricas  5 y completados por ha-llazgos papirológicos; Heráclito afirma que ambos pasajes se referían a la situación de Mitilene bajo la tiranía, en el segundo caso concre-tamente la de Mírsilo. En los dos se describe una nave azotada por  la tormenta; y en el segundo se exhorta a la tripulación a acordarse de su noble origen y salvar la ciudad, llevando la nave a buen puerto. Los versos 61780 de Teognis son considerados comúnmente como una imitación de Alceo D 15; en ellos el poeta conoce el peligro que corre la nave pero por su pobreza no puede actuar para salvarla, dejando ver al final que el tema de la nave es un «enigma» destinado a los nobles, los cuales son evidentemente la tripulación de que habla 

 Alceo A 6. Si en D 15 éstos no aparecen designados ni se alude a 

que se trata de una alegoría, ello se debe sin duda al estado frag-mentario del poema.

Hay, sin embargo, un fragmento de Arquíloco, conservado como los de Alceo por Heráclito, Alegorías Homéricas 5 y completado con un papiro, en el que creo se encuentra el modelo de Alceo y el ori-gen mismo del tema. Arquíloco se dirige a Glauco, conocido como ge-neral parió en la guerra de Tasos5, y le habla de una tempestad que 

se viene encima; con ello alude a la guerra, según Heráclito. He aquí 

el texto de éste y el del poeta: «El que afirma una cosa, pero indica otra distinta de lo que dice, esto recibe el nombre de alegoría, como 

 Arquíloco cuando, comprometido en los peligros de la guerra de Tracia, compara la guerra a la tempestad, diciendo así:

Mira Glauco: el profundo mar es agitado ya por el oleaje  y sobre las alturas de los montes Giras se asienta una nube alargada, signo de tempestad; inesperadamente nos sorpren-de el miedo.»

Es el fragmento 56 Diehl. El «peligro tracio» en quien se halla metido Arquíloco es sin duda alguna la lucha contra los tracios en Tasos, dirigida por Glauco; esto basta para rechazar la interpre-tación de Bowra 6de que el fragmento alude a las «rocas de Giras», de Od. IV 500, que algunos comentaristas e imitadores antiguos de 

Homero7 colocan cerca de Eubea, de lo que se deduciría que la 

guerra anunciada es la de Lelanto (hacia el 700 a. C.). Está también en contradicción esta interpretación con la cronología de Arquíloco tal como la ha establecido Jacoby8y con el hecho mismo de que el anuncio de la tormenta consiste en una nube que se ha colocado sobre la cima de una montaña y no, naturalmente, sobre un escollo.

5 Cf. Mon. Arch.  IV A 6 ss., etc.

6 «Signs of storm (Arch. fr. 56)», CR   1940, pág. 127 ss.7 Proclo y Quinto de Esmirna.

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Origen del tema de la nave del Estado en un papiro de Arquíloco 169

Esto lo vio ya Teofrasto, De los signos de las tempestades 3, 8 9, quien cita nuestro pasaje como testimonio del hecho de que una nube colocada sobre la cima de una montaña anuncia tempestad. 

 Aunque esto no es, ciertamente, motivos para corregir Guréon (gá- 

reon, gúrion MS) en, g’ouréon «de las montañas», como quiere D. A. Thompson, y ello tanto menos cuanto que F. M. Sandbach 10ha des-cubierto una evidente alusión a nuestro pasaje en Cicerón Ad Att V  12, 1, pasaje que claramente designa las montañas de Teños, cuyo monte más alto se llamaba Guraí : mirando desde Paros hacia el Norte destaca sobre cualqiuer otra altura. Por tanto, se confirma que la guerra que amenazaba iba a tener lugar al Norte de Paros: en Tasos.

Sandbach ha aclarado el sentido general de los tres versos de la cita de Heráclito. Al mismo poema hay que atribuir un fragmento papiraceo 11que nos permitirá precisar más este contenido:

... las rápidas naves avanzan en el mar ... carguemos el ... numeroso de las velas ... soltando los cordajes de la nave; recoge un viento favorable y salva a nuestros compañeros, a fin de que nos acordemos de ti ... aleja el miedo y nolo comuniques a nadie ... una terrible ola se levanta arre-

molinada ... tú ten cuidado, ... el valor ...

La autenticidad de este fragmento (56 A Diehl) no es dudosa. El papiro es del siglo m a. C. y no sabemos quién puede haber  escrito tetrámetros trocaicos como estos en dialecto jónico fuera de 

 Arquíloco; desde luego, no hay huella de origen reciente.Diehl ha atribuido el fragmento papiraceo al mismo poema que 

el citado por Heráclito, explicando en el Aparato Crítico que «Crö 

nert reconoció como autor a Arquíloco comparando el fragmento 56, que debió de seguir a estos versos a poca distancia». Se trata sin duda de una manifestación oral de Crönert a Diehl, puesto que he sido incapaz de encontrar ningún escrito de él donde se hable de este tema. Tampoco tengo noticia de que nadie haya vuelto sobre él. Por  ello considero justificado fundamentar con un poco de detención esta adscripción de ambos fragmentos a un mismo poema.

Lo decisivo es, aparte de la identidad del metro, que el frag-mento papiraceo, en el que el poeta habla a una segunda persona invitándola a salvar a la tripulación del barco en que van ambos, ha de· tener por fuerza un sentido alegórico; no queda otra alternativa

8 «The date of Archilochos», CQ  1941, págs, 97 ss.9 «Archilochos fr. 56», CR   1941, pág. 67.10 «Akra Guréon  once more», CR   1942, págs. 63 ss.

11Pap. Mus. Brit. 2652 A (s. ni a. C.). Doy el texto de mis Líricos griegos. Elegiacos y Yambógrafos arcaicos,  Barcelona, 1956.

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170 Parte tercera. Poetas y obras

que la improbable de que, en el curso de una narración, se coloquen en boca de uno de los personajes las palabras que en determinada ocasión pronunció. La primera interpretación va apoyada por el hecho de que en el fragmento el que habla pide la salvación a la 

persona a que se dirige «para que nos acordemos de ti»; el mismo hecho de pedir al capitán de la nave la salvación, como si depen-diera de él, no es normal y menos aún lo es pedirle un viento favo-rable. Es que, insisto, se trata de una alegoría; no de una nave en peligro, sino del éxito o fracaso de Paros. Uniendo ahora este frag-mento y el 56, deduciremos que no se trata todavía de la guerra sino de la amenaza de guerra. Se ve, pues, que los dos fragmentos 

se complementan perfectamente.Para colocarnos en situación de poder juzgar los hechos ante los que nos colocan los dos fragmentos hay que acudir al relato de De meas y los fragmentos de Arquíloco del Monumentum Archilo- cheum 12, textos en que se nos habla de negociaciones con los ira-dos, de una traición y de la desgracia para ambos bandos que se produjo por avaricia. En estas circunstancias hay que colocar la misión medio militar medio política de Glauco que, como sabemos 

por el pasaje aludido y por la continuación 13, acabó en guerra y no en paz, como ya presagiaba Arquíloco.

Con ello quedamos en condiciones de poder fijar mejor el origen de la alegoría. Glauco va a partir para Tasos con un grupo de expe-dicionarios de Paros — entre ellos Arquíloco— con la misión men-cionada. Aún en Paros, antes de partir, Arquíloco compara los sucesos que se avecinan en Tasos con una tormenta de las que se 

desencadenan sobre Paros desde aquella dirección. Esta tormenta va a sorprender al barco en que van los parios, que pasa a simbolizar  la causa de Paros: Glauco debe salvarla. Es decir, creo que la ale-goría del barco surge porque el poeta y Glauco van a embarcarse para Tasos y porque, al mismo tiempo, eran corrientes las tormen-tas que azotaban la isla desde el Norte.

En Alceo el tema de la nave del Estado aparece ya fuera de las circunstancias que le dieron origen, por lo que tiene un valor  más general. Además, la nave del estado ya no es combatida por  elementos exteriores, sino que se trata de un hecho de política in-terna: la elevación de un tirano, que destruye el viejo orden aristo-crático. En realidad, en Alceo la nave representa a la vieja aristocra-cia; la alegoría ha perdido una parte de su justeza primera. De ahí que se exhorte a que ayude a la nave a un «nosotros» que comprende

“ I A 40 ss.13 IV A 7 ss.

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Origen del tema de la nave del Estado en un papiro de Arquíloco 171

al poeta (es decir, a los nobles), y no a un «tu»; de ahí también que todos los vientos sean hostiles y ninguno favorable.

El pasaje de Teognis ya citado (66782) tiene claras resonancias de Alceo: por ejemplo, la referencia al agua que ha entrado en la 

nave. Pero ésta (e igual la de 85556) vuelve a representar a toda la ciudad. Como ahora la situación consiste en la rebelión del pueblo contra los nobles, la lucha se traslada al interior de la nave: los cargadores quieren mandar y han destituido al piloto. Junto a los embates del mar ■—que se conservan por tradición— aparecen ahora las luchas entre tripulantes14. Como se ve, toda la problemática del tema de la nave del estado arranca de que, nacido en un poema de-

terminado de Arquíloco, se ha aplicado luego a otras circunstancias 

diferentes15.

14 Creo que el poema es del propio Teognis y está dirigido probablemente a Simónides de Ceos, refiriéndose a las luchas internas en Mégara. En mi edición aludida de los Elegiacos y Yambógrafos trato de justificar estas afir-maciones.

15 Tras la primera publicación de este trabajo, la autenticidad del Fr.  56 A  de Arquíloco ha sido defendida, frente a algunas críticas, por J. García López, 

«Sobre la autenticidad del Fr. 56  A de Arquíloco», Emerita  40, 1972, págs. 421426