4
Los precursores de la danza moderna. La primera etapa de la revolución dancística planteó los extremos apasionados de todo rompimiento; se llamó a sí misma danza moderna en oposición al ballet clásico tradicional, y se circunscribió más bien a la innovación en los aspectos del movimiento corporal y la temática de la danza. Isadora Duncan fue la primera en rebelarse contra el ballet clásico y recuperar para la danza la naturalidad del ritmo y el movimiento. Envuelta en un peplo que traslucía su bello cuerpo, improvisaba sola para expresar en movimiento los pensamientos, emociones y estados anímicos que la caracterizaron como una artista excepcional. Pensaba que la danza debía ser el lenguaje natural del alma, puesto que constituía un tejido que conectaba lo espiritual y lo corporal, lo físico y lo psíquico. Por ello, a lo largo de su vida insistió en enseñar a los jóvenes a moverse sin cortapisas, a evidenciar en sus movimientos su propio yo, liberando los sentimientos e impulsos interiores que podían

DocumentP1

  • Upload
    alma

  • View
    234

  • Download
    2

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: DocumentP1

Los precursores de la danza moderna.

La primera etapa de la revolución dancística planteó los extremos apasionados de todo rompimiento; se llamó a sí misma danza moderna en oposición al ballet clásico tradicional, y se circunscribió más bien a la innovación en los aspectos del movimiento corporal y la temática de la danza.  

Isadora Duncan fue la primera en rebelarse contra el ballet clásico y recuperar para la danza la naturalidad del ritmo y el movimiento. Envuelta en un peplo que traslucía su bello cuerpo, improvisaba sola para expresar en movimiento los pensamientos, emociones y estados anímicos que la caracterizaron como una artista excepcional. Pensaba que la danza debía ser el lenguaje natural del alma,  puesto que constituía un tejido que conectaba lo espiritual y lo corporal, lo físico y lo psíquico.  Por ello, a lo largo de su vida insistió en enseñar a los jóvenes a moverse sin cortapisas,  a evidenciar en sus movimientos su propio yo, liberando los sentimientos e impulsos interiores que podían provocarles una melodía o un poema; creía que de este modo las formas dancísticas estallarían al infinito, pues no hay dos sujetos que sientan igual ni con similar intensidad. La danza que generaría esta nueva mirada sería simple en cuanto a la concepción del movimiento, pero poseería una gran capacidad de comunicación debido a la fuerza expresiva del cuerpo.  

En el mismo periodo en que Isadora asombraba al mundo occidental, Europa central se constituyó en un laboratorio experimental de las nuevas ideas derivadas de las vanguardias artísticas. Esta experimentación adquirió forma en

Page 2: DocumentP1

el expresionismo alemán que, antes de sucumbir abruptamente por la dominación nazi, consolidó una teoría y práctica dancística que daría enormes frutos.  Los trabajos sobre la experiencia teatral del gesto y la relación del movimiento con la música fueron ampliamente utilizados por los bailarines. François Delsarte, el precursor olvidado, como lo llama Bourcier, realizó un análisis minucioso del gesto, que le permitió establecer una íntima relación entre gestos y estados emocionales. Este análisis fue clave para el posterior desarrollo de la danza moderna, que subraya la estrecha correspondencia entre la intensidad del movimiento y de la emoción. Su aplicación se observa en la idea de que la extensión del movimiento corporal está en relación directa con la fuerza del sentimiento que lo motiva; el trabajo de Delsarte mostró que todos los sentimientos tienen un correlato corporal, de modo que entre acción-reacción hay una correspondencia: el gesto refuerza el sentimiento y viceversa.

Asimismo se encuentran las aportaciones del sistema conocido como Eurritmia, desarrollado por Émile Jacques-Dalcroze. Este sistema proponía una interrelación de tal naturaleza entre el aprendizaje de la música y el movimiento corporal, que convirtió el ritmo musical en experiencia rítmica. Su idea básica se puede resumir así: la música provoca, en el cerebro del que la percibe, sensaciones peculiares que estimulan a su vez movimientos que pueden ser expresivos. Jacques-Dalcroze se propuso desarrollar el sentido rítmico mediante la transposición de los sonidos en movimientos corporales