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1 Para una semiótica de lo ambiental: El caso de los estudiantes de la Universidad de Concepción (Chile). Dra. Elizabeth Parra Ortiz, Escuela de Periodismo, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Concepción (CHILE), [email protected] Dr. Álvaro Elgueta Ruiz, Académico Universidad Santo Tomás, Sede Concepción (Chile), [email protected] Resumen Se presentan los resultados de una investigación que a través de un estudio descriptivo cualitativo aplicado desde una mirada semiótica mediante grupos de discusión y análisis de contenido y del discurso a la argumentación oral de jóvenes universitarios, examina las representaciones sociales que tienen estudiantes de distintas carreras de la Universidad de Concepción (Chile) sobre Medioambiente, Desarrollo Sostenible y Cambio Climático. El marco metodológico se sitúa en la aportación de una perspectiva semiótica al problema, con el propósito de caracterizar el sentido y significado de la universidad como campus sostenible en la percepción de los estudiantes. Los resultados relevantes apuntan a la necesidad de construir social y culturalmente una semiótica del medio ambiente en una comunidad estudiantil universitaria con el objeto de re-significar la relación entre el hombre y la naturaleza; semiótica que pretende estudiar en profundidad la significación ambiental, que a su vez, constituya un signo del discurso como mediador semiótico esencial que interviene tanto en la construcción de la identidad del sujeto-estudiante como en la construcción de la identidad-Universidad como campus sostenible. Palabras claves: Semiótica, universidad, medioambiente, desarrollo sostenible. For a semiotic environment: The case of students at University of Concepción (Chile). Abstract This paper presents the results of a research from the statements through a qualitative descriptive study from a viewpoint semiotics applied by focus groups and content and discourse analysis to the oral argument of university students, examines the social representations that students of different carreers of the University of Concepción (Chile) have on Environment, Sustainable Development and Climate Change. The methodological framework lies in providing a semiotic perspective to the problem, in order to characterize the sense and significance of the university as a sustainable campus. The relevant results point to the need to build a social, cultural and environmental semiotic in a student college community in order to re-signify the relationship between man and nature; semiotic that seeks to study in depth the environmental significance, which at the same time is a sign of discourse as an essential semiotic mediator involved in the student’s identity construction as well as in the construction university’s identity as a sustainable campus. Keywords: Semiotics, university, environment, sustainable development.

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Para una semiótica de lo ambiental: El caso de los estudiantes de la Universidad de

Concepción (Chile).

Dra. Elizabeth Parra Ortiz, Escuela de Periodismo, Facultad de Ciencias Sociales,

Universidad de Concepción (CHILE), [email protected]

Dr. Álvaro Elgueta Ruiz, Académico Universidad Santo Tomás, Sede Concepción

(Chile), [email protected]

Resumen

Se presentan los resultados de una investigación que a través de un estudio descriptivo cualitativo

aplicado desde una mirada semiótica mediante grupos de discusión y análisis de contenido y del

discurso a la argumentación oral de jóvenes universitarios, examina las representaciones sociales

que tienen estudiantes de distintas carreras de la Universidad de Concepción (Chile) sobre

Medioambiente, Desarrollo Sostenible y Cambio Climático. El marco metodológico se sitúa en la

aportación de una perspectiva semiótica al problema, con el propósito de caracterizar el sentido y

significado de la universidad como campus sostenible en la percepción de los estudiantes. Los

resultados relevantes apuntan a la necesidad de construir social y culturalmente una semiótica del

medio ambiente en una comunidad estudiantil universitaria con el objeto de re-significar la relación

entre el hombre y la naturaleza; semiótica que pretende estudiar en profundidad la significación

ambiental, que a su vez, constituya un signo del discurso como mediador semiótico esencial que

interviene tanto en la construcción de la identidad del sujeto-estudiante como en la construcción de

la identidad-Universidad como campus sostenible.

Palabras claves: Semiótica, universidad, medioambiente, desarrollo sostenible. For a semiotic environment: The case of students at University of Concepción (Chile). Abstract This paper presents the results of a research from the statements through a qualitative descriptive

study from a viewpoint semiotics applied by focus groups and content and discourse analysis to the

oral argument of university students, examines the social representations that students of different

carreers of the University of Concepción (Chile) have on Environment, Sustainable Development

and Climate Change. The methodological framework lies in providing a semiotic perspective to the

problem, in order to characterize the sense and significance of the university as a sustainable

campus. The relevant results point to the need to build a social, cultural and environmental semiotic

in a student college community in order to re-signify the relationship between man and nature;

semiotic that seeks to study in depth the environmental significance, which at the same time is a

sign of discourse as an essential semiotic mediator involved in the student’s identity construction as

well as in the construction university’s identity as a sustainable campus. Keywords: Semiotics, university, environment, sustainable development.

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Introducción Discurso, lenguaje y complejidad ambiental Este estudio analiza desde una mirada semiótica los discursos sobre medioambiente,

cambio climático y desarrollo sostenible producidos por estudiantes de la Universidad de

Concepción, en el contexto de una compleja relación entre una estructura social

determinada, unas prácticas sociales específicas y la acción social e individual de las

personas.

Primer eje: El primer eje que motiva este trabajo se refiere a establecer que hoy el

conflicto ambiental ha variado, se ha vuelto discursivo. El foco no está en la cuestión de si

hay crisis ambiental o catástrofes naturales, sino esencialmente sobre su interpretación

(Hajer, 1993, pp. 13-14).

Desde una perspectiva temporal, en la década del 80 los discursos ambientales se centraban

en el ámbito ecológico y se suponía que había un comportamiento consonante entre una

conciencia ambiental con la sensibilidad del cuidado sobre el mismo y los comportamientos

que acompañaban esa percepción. No obstante, desde los 90 se advierten limitaciones en

esta mirada puesto que la “conciencia verde” no necesariamente va alineada al discurso ni

a las prácticas de las personas. No se trata de negar la relación que pueda tener el

conocimiento que poseen y la sensibilidad sobre el ambiente, sino que se suman otros

factores que antes no se habían considerado para entender la complejidad ambiental como

son los discursos emitidos y las prácticas culturales.

Uno de los factores que influyen en la construcción de ese mundo es el lenguaje, allí se

plasma en la conciencia de los individuos las significaciones sobre lo ambiental mediante

los discursos verbales y no verbales entre los sujetos que pertenecen a los mismos grupos

como también en el uso que le dan al lenguaje para generar nuevas semiosis en el entorno

que viven.

Leff (2000, p. 314) reafirma la idea que la complejidad ambiental no nace de la naturaleza,

o bien de la materia, sino que emerge de una nueva racionalidad, de una nueva mirada

frente al mundo, de una nueva manera de comportarse y relacionarse. La emergencia de

nuevos signos y significados tiene sentido ahora, no antes. Justamente, si en el paradigma

de la modernidad se sostuvo que había que doblegar a la naturaleza mediante la razón; hoy

se dice que hay que convivir con ella, con la técnica y la cultura. Hasta ahora, la

investigación ambiental se ha centrado en un discurso sobre los efectos que provoca el

descuido del planeta más que en el análisis de los procesos socioambientales. Sin embargo,

la relación entre cultura, lenguaje y prácticas está mediada por una serie de mitos, ritos,

símbolos y signos que se convierten en productores de nuevas prácticas. De ese modo, los

signos ambientales y los procesos de significación observados en este trabajo permiten

cuestionar el sentido y significación de la formación de los estudiantes en el marco del

paradigma del desarrollo sostenible y el conocimiento práctico para adentrarse desde

nuevos ángulos a la complejidad ambiental.

A juicio de Leff (2000) y Morin (1993) la complejidad ambiental emerge del lenguaje y del

orden simbólico que inaugura un nuevo modo de decir. En palabras de Leff la diferencia

entre lo real y lo simbólico funda la significación de las cosas en la conciencia del mundo.

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El mundo del orden simbólico representa y se identifica con lo real, pero no es una

traducción literal de lo ambiental. Lo real a través del lenguaje es significado por la palabra,

una relación de significación, de conocimiento, de ocultamiento. Allí se codifica la

realidad, se norman los significados sobre el mundo y se genera el sentido.

Otro dato relevante que permite justificar este estudio radica en que las humanidades, y en

general las ciencias sociales, habían estado ausente de las discusiones necesarias para

entender los diversos y complejos fenómenos asociados a los cambios climáticos y al

desarrollo sostenible. En consecuencia, gran parte de los problemas están ligados a

prácticas culturales y a procesos históricos.

En suma, hemos sido testigos del auge que ha tenido la cuestión ambiental desde distintos

ámbitos y, de manera particular, como se le ha asignado a la educación una responsabilidad

mayor sobre el tema. Sin embargo, pensamos que aún no se ha reflexionado lo suficiente

sobre los fundamentos de ese saber y las implicancias que tiene en las prácticas educativas

de los jóvenes que estudian en la universidad generando nuevas semiosis.

Segundo eje: El segundo pilar que nos orienta se refiere a que según la teoría de los

discursos, todo aquello que es susceptible de ser problematizado de manera social se

inscribe dentro del proceso de la semiosis y cabe interpretarlo. Esto es, hay que ocuparse

de la producción social de sentido. En este caso, convenimos que los sujetos se apropian de

lo ambiental a través de procesos simbólicos para conocer las representaciones sociales

que sostienen aquellos discursos y comportamientos en relación a lo ambiental por parte de

los sujetos.

La perspectiva que se asume en este estudio es que el discurso se refiere al uso del lenguaje

en tanto una forma de práctica social y que el análisis del discurso es el resultado de cómo

los textos operan dentro de las prácticas socioculturales en torno a la búsqueda del sentido.

Para el caso que nos ocupa, sobre el discurso emitido por estudiantes, lo primero es definir

qué entendemos por discurso, en este caso didáctico. Para ello adoptamos la perspectiva

greimasiana (y de otros autores) que concibe al discurso, y en particular al didáctico, como

un campo de estrategias de manipulación discursiva (Greimas, 1979; Lozano, 1997; Fabbri,

1988). Según Greimas y Courtés (1982) la finalidad de este tipo de discurso es la

trasmisión eficaz de un saber que se ocupa de la naturaleza formal del saber que se desea

trasmitir.

Considerando que el sujeto-estudiante está destinado a adquirir un nuevo saber, entonces,

las maniobras didácticas (estrategias de persuasión al decir de Fabbri, 1988, p. 93) tienden a

instituirlo como un sujeto competente y, al mismo tiempo, como un sujeto existente en la

medida que se le otorga un atributo en su calidad de sujeto apto para entender, en este caso,

lo ambiental.

Greimas (1988, p. 63) acuña el concepto de semiótica didáctica para referirse a lo que

sucede en el aula. Allí, propone una tipología de sujetos competentes. En este caso, la

semiótica define al hombre por sus relaciones con el universo y los valores que le rodean

están en ellos mismos modalizados (Greimas, 1988, p. 66). En este sentido, existe una

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relación encontrada entre la constitución del sujeto competente y el sujeto existente; el

primero se adscribe a una modalizacion (persuasión) y el segundo se adhiere a una escala

de valores (Greimas, 1988, p. 66).

En este marco, la semiótica responde a un contexto cultural. La cultura se concibe como

una dimensión analítica de la vida social, aunque medianamente autónoma y regida por una

semiótica propia y sólo en este sentido se opone a la naturaleza o no-cultura (Giménez,

2005). Esta manera de enfocar la cultura corresponde a lo que Geertz (1978) y Thompson

(1988, p. 197) denominan la concepción simbólica o semiótica de la misma. Por tanto, es

necesario considerar que la cultura es un conjunto de hechos simbólicos presentes en una

sociedad, con pautas de significados históricamente trasmitidos por medio de las cuales los

individuos se comunican y comparten experiencias, conceptos, creencias y mitos.

Siguiendo el razonamiento de Geertz (1978) hay que entender que las culturas sólo pueden

ser interpretadas a la luz de contextos situacionales, históricos y espaciales. Ahora bien,

pero ¿Qué entenderemos por lo simbólico? Geertz (1978) señala que se refiere a las

representaciones sociales expuestas de maneras simbólicas sobre un objeto. Por tanto,

cualquier objeto puede servir de soporte para significarlo culturalmente. No sólo los

conceptos, sino también los comportamientos, la vestimenta, los usos y costumbres, las

percepciones, entre otras. Cuestión que nos interesa destacar en esta oportunidad.

En efecto, el símbolo no sólo está en función del significado, sino también propone puntos

de vista a través de los interpretantes; esto es, el símbolo no sólo representa algo (modelo

de) sino también orienta las prácticas (modelo para) de los sujetos. Sin embargo, hay que

considerar, además, que las prácticas culturales se concentran en torno a la institucionalidad

vigente de las comunidades y que son éstas las que fijan las normas y/o pautas de

comportamientos, como la estandarización de los mismos, las jerarquizaciones, las

prioridades, la exclusión o la anulación, entre otras. De hecho, son estas instituciones las

que ordenan las representaciones sociales de los sujetos en torno a sistemas ideológicos

vigentes al servicio de los grupos que dirigen, como pudimos visualizar en el estudio sobre

lo ambiental.

Siguiendo las orientaciones de Eco (1986), Lotman (1979) y Durkheim (1984) la cultura se

entiende como el proceso de continua producción, actualización y transformación de

modelos simbólicos que son posibles de reconocer a través de las prácticas individuales y

colectivas en contextos históricos específicos y socialmente estructurados.

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Por tanto, cuando Lotman (1979) se refiere a la semiótica de la cultura corresponde

vincular los modelos simbólicos a los actores que los interiorizan en sus prácticas sociales.

En este caso, a paradigmas ambientales (modelo para). Desde este punto de vista, es

relevante porque obligan también a considerar la cultura desde la perspectiva de los sujetos,

esto es ocuparse de los habitus (Bourdieu, 1980), de aquella cultura experienciada y vivida

por los sujetos en un grupo social determinado.

Tercer eje: Esta tercera base parte del supuesto epistémico que un sujeto no es un

individuo aislado, sino social; un sujeto que se interioriza y apropia de las representaciones

comunes o colectivas, interviniendo al mismo tiempo en su construcción (Jodelet, 2008, p.

37). Al estudiar el ambiente no hay consenso sobre el significado que tiene en el mundo

académico, y por ese carácter confuso y variado hace pensar que los individuos tienen

representaciones sociales sobre el ambiente y se resalta que el primer paso para la

realización de la educación hacia lo ambiental consiste en la identificación de las

representaciones que tienen las personas involucradas en el proceso educativo (Reigota,

1995, p. 14). Es cierto que sobre el tema se comenzó a estudiar en la década del 80 en un

esquema cuantitativo; situación que hoy requiere considerar lo cuantitativo acompañado

por una perspectiva cualitativa-interpretativa (Cfr. Reigota, 1990, 1995, 1999a, 1999b)

En este caso, los sujetos construyen un sistema de creencias, principios y visiones generales

acerca de la realidad gracias al conocimiento adquirido por las relaciones intersubjetivas

que se generan en el mundo de la vida y como el conocimiento ha sufrido cambios, tanto

ontológicos como epistemológicos, se puede afirmar que la presencia de un nuevo

paradigma como el desarrollo sostenible influye en la construcción de los significados que

los sujetos otorgan a los acontecimientos ambientales.

Hay tendencias teóricas que abogan por esta posición, como el interaccionismo simbólico

(Berger y Luckmann, 1976) y la fenomenología (Schütz, 1962), las que definen la realidad

social como una construcción consensual establecida en la interacción y la comunicación,

así como el estudio cualitativo de las representaciones sociales en la psicología social de

Moscovici (1986) y de Abric (2001).

En esa misma línea, Foucault (1980) y Stuart Hall (1997) precisan que re-presentar

significa usar el lenguaje para decir algo con sentido o para re-presentar de manera

significativa el mundo a otras personas, proceso semiótico complejo, pues implica el uso de

diversos lenguajes que puedan representar las cosas. De este modo, tal como lo plantean

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Moscovici (1961 y 1976) y Jodelet (1989) toda representación es la representación de un

objeto y de un sujeto. Así, en el proceso de la representación se encuentran dos sistemas:

uno que se refiere a la formación de mapas mentales o campo representacional (Moscovici,

1986) que permiten que las personas puedan compartir una visión de mundo; y otro, que

requiere de un sistema de códigos compartidos. Ambos sistemas de representación están

involucrados en el proceso de construir sentido y orientar las prácticas sociales. Partimos de

la base que las cosas no significan por sí mismas, sino que nosotros construimos el sentido

usando sistemas de representaciones en la cotidianidad. En este enfoque constructivista del

sentido Hall (1997) señala que no es posible confundir el mundo material -donde las cosas

y la gente existen- con las prácticas simbólicas y los procesos mediante los cuales la

representación, el sentido y el lenguaje actúan.

La representación social es “una forma de conocimiento, elaborada socialmente y

compartida con un objetivo práctico que concurre a la construcción de una realidad común

para un conjunto social” (Jodelet, 1989, p. 36); o bien, es “una modalidad particular del

conocimiento cuya función es la elaboración de los comportamientos y la comunicación

entre los individuos” (Moscovici, 1979, pp. 17-18). Estamos en presencia de una forma de

percibir, razonar y actuar en el mundo en que la puesta en práctica de los procesos

cognitivos y sociales están determinados en forma directa por las condiciones sociales en

que la representación se elabora (Abric, 2001, p. 14). Así, indica que uno de los

componentes fundamentales de una representación es la significación y está determinada

por efectos del contexto.

En suma, la relevancia del estudio radica en contribuir a un acercamiento entre la semiótica

didáctica (Greimas), de la cultura (Lotman), el análisis crítico del discurso social

(Fairclough) y ambiental (Regoita) sobre las representaciones y códigos que utilizan los

estudiantes para referirse a lo ambiental, al desarrollo sostenible y el cambio climático.

METODOLOGÍA

El presente estudio corresponde a una parte del proyecto de investigación interno DIUC N°

209.174.004-1.0, financiado por la Universidad de Concepción (Chile) y aborda los

procesos de significación ambiental que a través de las representaciones sociales, una

muestra de los estudiantes de esta casa de estudios tienen sobre lo ambiental, el desarrollo

sostenible y el cambio climático.

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Este diseño de carácter cualitativo-interpretativo se centra en las percepciones individuales

de los participantes y presenta un doble reto: por un lado, tiene un carácter exploratoria

porque la investigación sobre lo ambiental desde una perspectiva semiótica es una línea

emergente dado la complejidad del tema. Por tanto, no es la reflexión sobre la naturaleza lo

que nos convoca, sino la emergencia del lenguaje y del orden simbólico que pone énfasis en

el decir. Por otro lado, Fairclough (1995) afirma que el análisis crítico del discurso consiste

en considerar que el análisis textual debería significar el análisis de la textura de los textos,

su forma y organización, y no solamente elaborar un comentario sobre los “contenidos”. La

razón obedece a que los fenómenos sociales y culturales se abordan de manera tal que los

textos se vuelven indicadores claves de los procesos, relaciones y cambios socioculturales.

Por tanto, de acuerdo a Fairclough (1995), perspectiva que nosotros compartimos, ningún

análisis de contenido y de significado de un texto puede ser satisfactorio si no considera lo

que podría llamarse el contenido de la textura (o contenido de su forma). Hecha esta

aclaración se justifica la inclusión del análisis de contenido del texto y el análisis del

discurso en este trabajo, toda vez que entendemos que ocuparnos del decir es una forma de

práctica social, y que el análisis del discurso opera dentro de las prácticas socioculturales,

lo que requiere un trabajo metodológico integrado.

El corpus del estudio son las unidades de análisis de los textos transcritos de dos grupos

focales de estudiantes, los cuales estuvieron conformados por alumnos de ambos sexos de

la Universidad de Concepción provenientes de distintas carreras: Ingeniería Química,

Arquitectura, Ciencias Políticas, Trabajo Social, Antropología, Sociología, y Química y

Farmacia Así también como de diferentes grupos etarios, con edades que fluctuaron entre

los 18 y 22 años. La selección de los participantes se hizo a partir de la información

proporcionada por cohorte de ingresos o matrículas. Dichos grupos focales se realizaron en

dependencias la Facultad de Ciencias Sociales en la ciudad de Concepción, durante la

primera y segunda semana de junio de 2011.

El instrumento se confeccionó a partir de dos núcleos temáticos: i) Rol de la Universidad de

Concepción en relación al cuidado del ambiente y el cambio climático; ii) Prácticas

individuales y colectivas de los estudiantes en su casa y en la universidad. Lo que se tradujo

en dos ejes temáticos subdivididos en cuatro preguntas: 1) ¿Cuál es el rol que la

Universidad, a través de sus autoridades, debería jugar en el desarrollo de estrategias para

enseñar sobre estos temas?; 2) ¿Tiene la Universidad alguna responsabilidad al respecto o

no le compete?; 3) Hablemos sobre lo que significa, desde sus experiencias cuidar el medio

ambiente, ¿qué hace en su casa y en la universidad?; y 4) Hablemos, más específicamente,

sobre la relación entre un conjunto de valores, principios, creencias que ustedes tienen

como estudiantes universitarios, y la ideología presente sobre el desarrollo sostenible y el

cambio climático, ¿hay conflicto, no hay conflictos, cómo se resuelve esto?

En el estudio se ocuparon dos técnicas de recogida de datos: 1) Búsqueda y revisión

bibliográfica y 2) Grupos focales o de discusión. La idea subyacente a esta técnica de

investigación es que el lenguaje construye realidades y genera significaciones en el proceso

de interacción de las personas a explorar y clarificar sus puntos de vista de una forma más

enriquecedora que mediante entrevistas individuales en profundidad (Kitzinger, 1994).

Puesto que la información que acostumbran a tener los ciudadanos sobre cuestiones

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ambientales es parcial, los grupos de discusión como herramienta de recogida de datos

permiten ahondar, diversificar miradas en aspectos que no serían tan accesibles mediante

otras técnicas de investigación social.

Para efecto del análisis, en un primer momento, se realizó un análisis de contenido cuyo fin

fue dar cuenta de las categorías temáticas que emergieron y que permitieron indicar qué se

expresa sobre lo ambiental, el desarrollo sostenible y el cambio climático.

Para el tratamiento de los datos se utilizó en esta etapa el procedimiento estándar de análisis

de contenido. En este caso, se consideró el texto explícito de los sujetos. La identificación

de las unidades de análisis se hizo en base a un criterio semántico, se dividió el texto en

frases u oraciones que tuvieran significado completo. Luego, se procedió a la identificación

de las categorías de análisis respondiendo a la pregunta: ¿De qué se habla? Proceso que se

realizó con cada una de las unidades de texto identificadas en el paso anterior. En la etapa

de la descripción cualitativa se agruparon las unidades de texto que corresponden al mismo

eje temático (categoría). Para elaborar las categorías se separó el texto en unidades de

sentido mediante números (líneas del texto) y unidades temáticas que se señalaron con

letras (conversaciones, sucesos, actividades que ocurren en un momento) y permitieron

encontrar segmentos referidos a un mismo tema.

En una segunda etapa, se aplicó un análisis del discurso para develar la significación que le

otorgan los estudiantes a lo ambiental, al desarrollo sostenible y al cambio climático a partir

de las categorías que emergieron del análisis de contenido y la decodificación de los datos

que se efectuó al analizar las representaciones sociales respondiendo a las preguntas ¿qué

se dice y en qué sentido se orientan las afirmaciones? Aquí interpretamos lo qué se dice

sobre lo ambiental, el desarrollo sostenible y el cambio climático para actuar en el mundo.

Un primer paso fue identificar el objeto de la representación que nos interesaba estudiar, así

como los individuos, grupos o comunidades involucrados. Para aquello se siguieron las

orientaciones de Greimas quien trabajó la estructura de los discursos narrativos en su

esquema de análisis de lo semántico y semiótico de los textos y también de Fairclough,

quien trabajó la perspectiva de la teoría social de los discursos dándole especial relevancia

al contexto. Para efecto de este estudio también fue importante considerar el uso lingüístico

como una práctica social, lo que implica por un lado, un modo de acción (Austin, 1962) y,

por otro, que este modo está situado histórica y socialmente configurando nuevos

escenarios.

Tal como lo señala Fairclough (1995) el uso lingüístico, aunque sea en diferentes niveles de

orden según los casos, siempre es constitutivo de identidades sociales, de las relaciones

sociales y los sistemas de conocimientos o creencias. Seguir las orientaciones de este autor

ello sirvió para relevar las prácticas discursivas, esto es, la forma en que los participantes

producen e interpretan los textos en los que destacan las conversaciones, como en este caso

de los grupos de discusión.

En este sentido, se consideró relevante el uso social de los conceptos representados,

tomando en cuenta que la función principal del lenguaje es re-presentar al mundo y para

hacerlo hay que prestar atención a los enunciados emitidos por alguien en sintonía con un

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relato construido a partir de un paradigma y los valores que derivan de esa narración en un

determinado momento histórico.

El discurso, sin duda, hace referencia a una serie de relatos, mitos, metáforas,

representaciones, imágenes y estereotipos que de alguna manera producen colectivamente

un determinado giro a los acontecimientos que deviene en nuevas miradas (Burr, 1995, p.

5). De ahí que el discurso corresponda a un marco de referencia de un nuevo relato en un

trasfondo cultural que da sentido a las prácticas colectivas generadas por los estudiantes.

Por tanto, los discursos no son sistemas de significación abstracta, sino que tienen mucho

que ver con el tipo y organización de la sociedad; puesto que estos regulan y mantienen los

comportamientos de los que allí habitan. En este caso, nos preguntamos ¿Qué discursos hay

disponibles en la sociedad para entender lo ambiental, el desarrollo sostenible y el cambio

climático?, ¿Cuál es el relato que da origen a este discurso?, ¿Cómo se ha convertido en

algo verosímil para explicar las cosas?, ¿Qué tipo de acciones permiten que se mantengan y

cuáles no?, ¿Qué efecto tiene este discurso en los estudiantes?, ¿Cuál es el discurso

dominante sobre el tema?

Resultados Como ya se indicó, los datos que se presentan son resultado de la aplicación de un análisis

de contenido discursivo-semiótico a las representaciones, opiniones y actitudes recogidas

mediante dos grupos de discusión a estudiantes de distintas carreras de la Universidad de

Concepción (Chile) sobre lo ambiental, el desarrollo sostenible y el cambio climático.

El trabajo que se expone se ordena a partir de dos etapas: Primero, a partir de una

categorización temática siguiendo criterios de presencia/ausencia, recurrencia (como

posibilidad sustituta de frecuencia, si fuera el caso de un análisis de contenido cuantitativo),

orden, dirección e intensidad. Y segundo, a partir de la interpretación de sentido de los

discursos sostenidos por los universitarios participantes del estudio en términos del uso de

recursos expresivo-discursivos, metáforas, comparaciones o todo aquello que tenga que ver

con la interpretación semiótica propiamente tal.

En definitiva, mediante análisis de contenido se distinguieron temáticas y con el análisis del

discurso se facilitó el establecimiento de variedades discursivas y descripciones que a su

vez se relacionan con un determinado contexto y una práctica social específica; las más de

las veces, en oposición a los ámbitos cognitivos sobre desarrollo sostenible declarados por

los estudiantes; reconociéndose entonces: temáticas, variedades y estilos.

Así mismo, destacar que esta propuesta de categorías se caracteriza por tener un sentido de

cadena que obedece a un núcleo central temático de lo ambiental y para efectos didácticos

del estudio se desglosa en las unidades que más abajo se explicitan. De esta forma, las

categorías emergentes (o establecidas) en el ámbito de las temáticas son las siguientes:

1) Sentido y significado de "Cambio Climático" y "Desarrollo Sostenible".

2) Rol de la universidad: Campus Sostenible

3) Construcción de una identidad 4) Des-centramiento de la cultura universitaria 5) Qué saben y para qué sirve

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6) Entre el decir y el hacer: Un conflicto cultural 7) Prácticas colectivas e individuales y políticas públicas. 8) Proyecciones, futuro y estrategias: tareas, retos y desafíos.

1. Sentido y Significado de "Cambio Climático" y "Desarrollo Sostenible" En este escenario, en los discursos de los estudiantes se advierte el surgimiento de un nuevo

relato acompañado por la anulación de creencias y de mitos sobre lo ambiental. Los

estudiantes han adherido a un nuevo relato de Sostenibilidad o Sustentabilidad donde la

vuelta a lo ambiental (naturaleza) permite prefigurar un nuevo paradigma de una vida

superior como fundamento y finalidad de la existencia humana.

Esto significa que la idea de progreso económico que sentaba las bases para una sociedad

de bienestar queda relegada porque no se cumplió la profecía. Asimismo, en el ámbito

educacional se señalaba con convicción que lo ambiental solía tener un peso muy fuerte en

aquellos conocimientos provenientes de la biología sobre la composición de los diversos

elementos de la naturaleza y sus interacciones, dejando de lado la contribución que podía

provenir de las Ciencias Sociales, o como es en este caso, desde la interpretación semiótica

de los discursos estudiantiles. Sin embargo, no es menos cierto que en la construcción

semántica los ámbitos de lo ambiental se juegan en tantos escenarios como personas existen

y, por tanto, cómo su significado es entendido. Entonces, ¿Qué entiende por “lo ambiental”

el ecólogo, el geógrafo, el urbanista, el sociólogo, el educador, entre otros? Vemos que hay

consensos que no necesariamente se encuentran y de ahí la relevancia del presente estudio.

Por ello, se vuelve trascendente estudiar los discursos de los universitarios, quienes están en

medio de un contexto en el que se distinguen -a lo menos- tres dimensiones: a) una

dimensión en la que domina un discurso científico tradicional; b) una dimensión en la que

domina un discurso vulgar o del sentido común; y c) una dimensión intermedia, propia de

los jóvenes participantes del estudio, en la que se vislumbra en ellos la presencia de un

discurso que podríamos catalogar como conciencia verde (componente socio-crítico) de

responsabilidad institucional auto-excluyente.

En razón de lo anterior, los enunciados de los jóvenes apuntaron a la distinción de: 1) un

nivel (de responsabilidad) colectiva: borrosa, anónima, general y vaga…que por lo general

se traduce en “la sociedad tiene que…” o “la sociedad debe…”; 2) un nivel (de

responsabilidad) institucional, que surge inmediatamente como concreción imaginaria de la

categoría anterior, que es concreta, demandada, (sobre) exigida, y que se traduce en esferas

de acción/inacción; ya sean del mercado, del Estado, de la universidad, o de otros actores

sociales; y 3) un nivel (de responsabilidad) individual: que da lugar a una conciencia

discursiva verde que es sólo un modelo representacional, a la espera de la acción previa y

decisiva de otros actores antes que el propio estudiante; de ahí las ideas de responsabilidad

institucional y la autoexclusión.

No obstante, en este caso, la conciencia discursiva de los estudiantes no es suficiente como

capacidad de intervención, puesto que la demanda del cambio que exige esta conciencia

verde pasa primero por otros actores (el gobierno, los políticos, la universidad) antes que la

iniciativa o la acción del propio estudiante.

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En ese contexto, en el nuevo relato se observa una mirada integral y sistémica de las cosas,

puesto que para ellos la sustentabilidad o sostenibilidad del desarrollo pasa por una esfera

social asociada a las otras que afectan la convivencia entre las personas y que pone más

énfasis en el proceso y menos en el resultado. A modo de ejemplo señalan:

Igual lo sustentable, incluye aspectos sociales también. Y ¿Qué pasa por ejemplo con los problemas

locales que pueda haber en cada Facultad? Por ejemplo, las personas que trabajan, aseando la U creo

que son tres y ganando lo mínimo. Yo creo que el ser una universidad sustentable no sólo se basa en el cuidado del medio ambiente, si

no en lo que nos entrega como calidad, en el área social también, en los espacios públicos. Yo creo que debería hacerse una especie de Agenda 21, como se propuso a nivel nacional, pero

(como tú dices) esa Agenda quedó en mucha burocracia y mucho trámite como para poder realizarla

y tomarla en cuenta. Con este aspecto de la sustentabilidad como base principal podrían desarrollarse

planes de acción de forma sectorial o de Facultad, de unidad…no sé…y un plan de acción general. Sigo creyendo que es importante la influencia que tenemos nosotros sobre nuestros pares en un

futuro cercano, quizás van a tener hijos, y que se relacionarán con personas, van a tener amigos.

Entonces mientras tú les comentes a ellos que puedes hacer tal y tal cosa, eh… Vas a estar

educándolos en cierta forma, entregarles una herramienta para que ellos en su rubro, en sus hogares,

con su familia, sus pares también, puedan utilizar esta herramienta y… no sé… empezar a reciclar…

ahorrar energía, agua.

Como evidencia, se obtuvieron resultados que corroboran la competencia informativa que

manejan los estudiantes, pero que no supera la etapa del describir. Pasar a la modalidad de

persuasión implica un grado de coherencia con la conciencia verde que manifiestan tener.

Sin embargo, en la práctica falta articular a los distintos actores involucrados en esta nueva

mirada, toda vez que se reconoce la urgencia de la convocatoria hacia la sostenibilidad del

planeta.

2. Rol de la Universidad: Campus Sostenible En el nuevo relato hay actores relevantes que deben asumir roles dado que se presentan

giros sociales, lingüísticos, políticos y ambientales. Si antes el paradigma que orientaba las

prácticas sociales eran las ideologías de partidos políticos; hoy son las prácticas verdes

ambientales las que suscitan atención por parte de los jóvenes. Este giro obliga a

instituciones como la Universidad a replantear su misión y funciones, puesto que los

jóvenes le reconocen y asignan la tarea de liderar el cuidado de la naturaleza-ambiente,

porque debiera ser un faro referencial en el nuevo relato de Desarrollo Sostenible por la

misión que tiene.

Al surgir la representación social de la Universidad como un Campus Sustentable (o

Sostenible) se les consultó: ¿Qué entienden por Campus Sustentable? Frente a esta

interrogante los alumnos plantean que es:

“Poner cosas que faciliten disminuir de la contaminación (en el barrio), como ceniceros, basureros,

la iluminación”.

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“Que no entren autos a la Universidad, eso ya es cambiar el medio ambiente”. “La Universidad no está diseñada para andar en bicicleta o en silla de ruedas… la Universidad no

tiene la infraestructura para los discapacitados”. “Debe también contemplar ampliar las salas (salas muy pequeñas en relación con el número de

alumnos”. “En la Universidad no están los recursos como para que uno (actué) porque a veces no hay basureros,

o cosas para reciclar o botar las botellas de vidrio”. “La Universidad incluso podría implementar poner paneles solares, que para la Universidad sería

una gran inversión y significativo para los estudiantes y para las personas que ven la Universidad”.

En su imaginario el campus sustentable es un hogar, una segunda casa donde es necesario

saber quienes viven allí y qué hacen:

“Se ve muy poco al rector, falta de cercanía o disposición a lo que le pasa al alumno, la universidad

pasa a ser una segunda casa. (Tenemos) buena relación con el personal auxiliar y administrativo”. “Antes, la relación entre los alumnos y los profes era diferente, también hay falta de convivencia

entre los alumnos, ya que los intereses son diferentes, por ejemplo, entre jóvenes de distintas

facultades”.

La idea de preocuparse de lo ambiental-naturaleza no tiene una intención contemplativa

como en los años 70, sino más bien hay una actitud crítica hacia los comportamientos; de

ahí que se hable de Campus, un concepto híbrido que da cuenta del equilibrio entre

naturaleza y cultura. La percepción de los estudiantes indica que para la existencia de un

Campus Sostenible hay que incluir y estimular la convivencia entre los alumnos, profesores

y el cuerpo directivo de la Universidad, dando como resultado ambientes inclusivos y

creativos, donde se entiende que a mayor difusión de actividades entre las Carreras; mayor

será el grado de convivencia que se genere, siendo necesario un trabajo interdisciplinario

entre docentes y estudiantes , aprovechando o incorporando los talentos de estos últimos,

quienes se convierten en un verdadero recurso de capital humano y social.

La representación social de la Universidad se revela con la imagen de un hogar donde se

aprende a vivir, a compartir, a relacionarse con otros desde diferentes ámbitos, abierta a la

comunidad con un ideario planetario, priorizando el uso de las energías renovables, con

acciones sustentables dentro del campus

3. Construcción de una identidad En general, el tema ambiental circunscribe el área del universo semántico que abarca el

texto y las modalidades de su desarrollo, estableciendo el grado de validez que pueda tener

la narración. Existen marcas semánticas como hogar, campus, rol público-comunitario,

formación académica, hábitos que proporcionan pistas para entender qué significa ser parte

de una universidad hoy. Entre los factores que aparecen están los actantes. En este caso, la

universidad aparece como un actante que tiene una función social, tiene la competencia de

ser un referente de vida, un punto de partida para adquirir habilidades para la vida; es el

lugar donde el otro actante-estudiante busca adquirir la competencia para lograr el objeto de

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su deseo, vivir en un campus y el ayudante-profesor debe apoyar la gestión de los

conocimientos. El hogar se ve obligado a instalar nuevas prácticas de vida, como el uso de

energías renovables en el marco de un modelo de Desarrollo Sostenible, lo que es

refrendado por sus estudiantes. De manera recurrente en el discurso, los estudiantes

emplazan a la universidad a definir una identidad, un sello que la distinga, más allá de su

labor académica.

“La universidad tiene un rol público- comunitario. Tiene un rol relacionado a una responsabilidad

social porque es una institución que forma capital humano y social (pero) no tiene una política real

de sustentabilidad (sostenibilidad). “La Universidad (debe ser) como un ejemplo según yo para la gente, y (ser) como un punto de

partida de los hábitos que hay que crear “ “Debería ser protagonista principal en la formación, pero no un protagonista de la nada sino tanto

como en un cambio sobre en qué forma llevar lo que nosotros aprendemos de cuidar el planeta”. “El rol que yo creo que ellos deberían cumplir (la universidad), sería como un hogar en el cual los

integrantes de este hogar tengan una formación académica muy elevada y muchos conocimientos,

que deberían actuar en base a los otros conocimientos que manejan, como de sustentabilidad, de

ahorro energético y en cosas concretas como lo son los basureros segregados. Falta como un compromiso, algo más cordial, si al final la universidad pasó a ser más una casa que

la propia a la que llegamos a puro dormir y comer. Uno convive mucho acá, vive mucho acá. Bueno, yo creo que la Universidad es el núcleo del conocimiento y los profesores son los que tienen

más y tienen que difundirlo hacia los alumnos.

4. Des-centramiento de la cultura universitaria A juicio de los estudiantes, el compromiso de la Universidad con el Desarrollo Sostenible

supone un re- crear otro mundo en el campus. Requiere una transformación de las tareas

que se cumplen de manera fragmentada, hoy; este nuevo mundo requiere que la docencia

tenga un carácter interdisciplinario, la investigación sea asociativa y horizontal, mientras

que la extensión sea un puente para que la comunidad se nutra de los saberes hasta hoy

encapsulados en las disciplinas. En este aspecto, hay que reconocer con Hintze (2003) que

no se puede concebir un cambio socio - cultural, sin el compromiso activo de la

universidad, cuestión que reclaman los estudiantes.

El des-centramiento cultural a que se ve enfrentada la universidad como campus, en

palabras de Lotman se entiende como el proceso de continua producción, actualización y

transformación de modelos simbólicos que son posibles de reconocer a través de las

prácticas individuales y colectivas.

Este nuevo relato evidencia que la universidad debe ser una entidad dinámica, abierta a las

transformaciones necesarias y de paso responsabilizar a todos los actores involucrados, la

comunidad universitaria en el actuar concreto. Sin duda, la Universidad como campus tiene

que informar, comunicar y vivir los valores y visiones de mundo que propugna, así lo

señalan los estudiantes en cuanto a que no sólo las autoridades deben informar a la

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comunidad de lo que realiza la Universidad, sino generar estrategias que vayan en favor de

políticas reales que se visualicen en acciones sustentables al interior de la Universidad: Al

decir de los estudiantes por ahora “No se visibilizan acciones sustentables al interior del

campus y de la comunidad, faltando a su rol público comunitario, encargado de formar

capital humano y social, principalmente porque no es (o no ha sabido que sea, la cursiva es

nuestra) una actividad o acción rentable para la institución que en este caso corresponde a la

universidad a través de la definición de políticas en torno al desarrollo.

En este sentido toda la comunidad universitaria es responsable de la difusión y

fortalecimiento de valores y visiones de mundo más allá de la educación formal que entrega

la institución a través de las carreras profesionales. De manera particular, se reclama por

un sistema de gobierno más democrático-participativo con relaciones más horizontales que

connote más cercanía y pre- ocupación.

(Faltan relaciones auténticas de convivencia y) sobran relaciones burocráticas, los Directores, los

Jefes, los Decanos, del mismo Rector…falta, por lo menos eso es lo que yo siento. O sea, sí veo que

hay mucha buena onda con los auxiliares, con los laboratoristas, tú te desenvuelves como uno más y

con la secretaria ¿Y el resto que son nuestros formadores? ¿Qué pasa? Falta esa cercanía,

disposición de no sólo entregar conocimiento, sino que también educar a esa persona en lo moral, en

lo ético, o simplemente en lo correcto.

5. ¿Qué saben y para qué sirve? Una idea generalizada entre los estudiantes son las transformaciones sociales necesarias

para generar sinergias, los enfoques interdisciplinarios y transversales anulando, de esta

forma, el código de disciplina como entidad pura y descontextualizada. De acuerdo a lo

anterior, los jóvenes proponen un enfoque multidisciplinario sobre la sostenibilidad en

todas las parcelas agrupadas en las facultades del campus, simulando un juego de pensar y

hacer entre distintas Facultades que promuevan la construcción de nuevos conocimientos.

El objeto del deseo se centra en:

Me gustaría participar y aprender del tema medioambiental en otras facultades que no fueran solo en

mi facultad. (Me gustaría) hacer (como) grupos interdisciplinarios”, “entre los mismos estudiantes se pueden

hacer esos proyectos, pero falta juntarnos a hacer”.

Para ello, los alumnos afirman que la Universidad debe incorporar y compartir los estudios

e investigaciones con la comunidad y de manera transversal estimular prácticas concretas,

como la creación de una planta de reciclaje de basura o promover la disminución de la tasa

de CO2 emitida por los alumnos, como actualmente se realiza en países como Francia,

según se dijo. De hecho sería (súper) rentable vender la basura que tiramos. Es un montón que se sacan

diariamente de la Universidad.

6. Entre el decir y el hacer: un conflicto cultural Partimos de la base que los discursos siempre surgen y se establecen a partir de las

prácticas. Aceptar esta tesis implica “que el lenguaje verbal… es parte de un contexto

histórico-social y no una cosa instrumental” (Pinto, 1999, p. 24). El discurso de los

estudiantes sobre lo ambiental alude a la relevancia del tema y su preocupación por el

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cuidado del ambiente que se tematiza a largo de su intervención de manera recurrente. No

obstante, ellos mismos se dan cuenta del conflicto que tienen al momento del hacer. Ellos

postulan que tienen una “conciencia verde”, una conducta pro-ambiental, sin embargo los

hábitos para vivir son contrarios a esos discursos, refrendado a través de expresiones tales

como:

“Hay un conflicto, ya que no se práctica siempre o permanentemente las cosas que ayudan al medio

ambiente”. “Me doy cuenta que no hago mucho por el medio ambiente tampoco en mi casa, acá en la Facultad,

no sé de repente parecemos locas con una amiga, pero vemos una sala desocupada, vemos las luces

prendidas y empezamos a apagar todas las luces. Pero tampoco es grande lo que hacemos. O sea, en

mi casa tampoco se hace nada más allá de reciclaje, recolección de basura”. “Pero es que yo creo que eso igual parte de cada uno, lo que te digo sobre eso de empezar a separar

las basuras o ir apagando las luces, dejar las cosas desenchufadas. Yo por ejemplo tengo amigos en

mi casa y si ven que yo hago esas cosas, se van a dar cuenta que si ellos lo hacen, ya no van a ser los

únicos. Por ejemplo, acá (estoy) cateteando mucho… pucha chiquillos apaguen las luces” cuando

están en la sala, cosas así, después van a llegar a sus casas y se van a dar cuenta que hay luces

prendidas que nadie está ocupando… entonces, yo creo al final, (que) si yo motivo a otras personas a

hacer las cosas, igual va haber un cambio en general”. “El trabajo colectivo es lo que debe preocuparnos (Pablo, alumno de intercambio, comenta medidas

que se aplican en Francia). Hay cosas que podemos hacer solos (compost), pero otras son colectivas

(uso de la energía)”. “Entonces al final decir que yo no lo puedo hacer en mi casa no es excusa. Yo no lo hago por flojera,

porque de verdad llego a la casa y digo no quiero hacer esto y no lo hago, pero podría hacerlo”. “…Si motivara a mis dos hermanos, capaz que ellos también me ayudarían, pero existe siempre es

¿qué voy a sacar yo si lo hago? ¿Pero si no lo haces? Nunca vas a sacar nada. Entonces es un tema

sobre el conflicto que hay: “ya, yo no voy aportar nada, pero y si lo hago quizás voy a concientizar a

más personas”. “Pero, sí tiene que partir de un todo, yo creo que los jóvenes sí pueden llegar a hacer cosas muy

buenas, pero es demasiado protocolar todo el sistema. Hace falta menos burocracia”. “En Arquitectura, por ejemplo, la mayoría de los trabajos de urbanismo, semestres enteros

trabajando, y termina el año y los trabajos se guardan y a la basura. Y los temas, proyectos de título,

igual podrían aprovecharse mejor esos trabajos”. “Hasta en las memorias de título… de repente hace más falta tomarle peso al trabajo con los

alumnos”.

Los estudiantes están conscientes de la disonancia entre el decir y sus prácticas culturales.

Por un lado, reconocen que no tiene hábitos internalizados y que resulta más cómodo no

hacer nada, y ser espectador de lo que otros dicen y hacen. Por otro lado, la falta de

prácticas sustentables puede estar relacionada con factores internos como el régimen

académico, los tiempos y los costos, donde -por ejemplo- la carga académica del estudiante

impide muchas veces que participe en realizar acciones a favor del medio ambiente. Otra

factor que pueda justificar dicho comportamiento es quizás que el régimen académico está

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pensado para que los estudiantes no tengan tiempo, ni espacios para “pensar” más que en

la rutina de las clases en pos de una orientación técnica –profesional.

“Creo que pasa por un cuento de tiempo, que igual nosotros como estudiantes, estamos

constantemente con muchas actividades académicas y quizás no tenemos el tiempo para pensar en

realidad qué estamos haciendo por el medio ambiente. Creo también que en el caso personal, de

nosotros, desde la casa, pasa por un cuento de comodidad”. “Muchas veces uno se encuentra con charlas, foros o cualquier actividad y uno dice…voy a esto,

pero tengo un certamen pasado mañana que tienen créditos, notas, etc.” “Para tomar (ramos) complementarios sería ideal que el horario de la mayoría de las carreras tuviese

una disponibilidad horaria en ese período, que pueda tomarse ese electivo, ojalá por la mayoría de

esas personas. No sólo ese electivo, sino la mayoría de esos electivos. Al final uno termina botando

esos ramos porque topan con otras asignaturas de la carrera, porque no hay coordinación de horarios,

no sé si es de Docencia o del Director de Departamento”. “Pasa por un tema de tiempo igual, porque estamos ocupados, con muchas cosas y no se genera la

instancia en cada carrera o facultades, quizás tener… no sé, empezar a no dictar ramos que no sean

tan necesarios y empezar hablar este tipo de temas”. Es un trabajo súper difícil porque también tiene

que ver con un cuento de costos, quizás la ampolleta sale más cara. Por eso ver ese tema, y quizás

concientizar a nuestras familias puede tener un costo más elevado, como tener ciertas prácticas o

lugares específicos para reciclar, pero (creo) que eso va a generar un cambio en la comunidad, en

nuestro entorno y al final para todos nosotros”. “Otro, lo de los costos, es verdad, pero hay que entra a jugar más en las políticas del Estado, porque

mientras valga lo mismo botar 50 bolsas de basura que una en cada ocasión que pasa el camión de la

basura… la gente va hacer lo que le convenga más. Si le cobraran por la cantidad de bolsas que

eliminan, yo creo que sería más factible tomar conciencia del daño”.

Se hace hincapié en la implementación de construcciones sustentables (sostenibles) dentro

del Campus, levantando proyectos como la creación de más estacionamientos para

bicicletas, incorporando un mayor número de ramos complementarios y/o electivos

relacionados con el Desarrollo Sostenible compatibles con los horarios de carreras para

favorecer la asistencia de los alumnos interesados, como también contar con docentes que

también apliquen en su vida diaria prácticas y acciones sostenibles para difundirlas en la

Universidad. Por ejemplo se dijo:

“Entonces qué es lo que pasa, que el tener una política individual propia, en armonía con el medio

ambiente es costoso y que para poder tomar acciones individuales también se necesita un poco el

apoyo de políticas públicas, en el sentido, que por ejemplo, sea más barato usar bolsas de papel que

bolsas plásticas, que en el tema de las construcciones se usen paneles solares u otras formas de

generación de electricidad de la que se usa comúnmente, a través de subsidios tal vez o de otras

formas”. “Encuentro súper positivo que tengamos esta instancia y conocer las otras visiones de las otras

carreras, igual eso es súper importante, ya que generalmente estamos inmersos o muy metidos en ese

pensamiento. Creo que sería bueno, un trabajo en conjunto de parte de todos nosotros, que cuando

egresemos podamos generar algún tipo de proyecto, algo …no sé… una empresa sustentable, cosas,

ideas innovadoras, yo creo que tenemos el capital (intelectual) para poder hacerlo, y como decíamos

es sólo tener la energía y las ganas”.

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“Entonces yo creo que lo que le falta, es fomentar eso, y eso se puede hacer de diversas formas, con

foros de debate, levantando proyectos también y creo que eso es lo que falta un poco, que de acuerdo

a las distintas disciplinas de los estudiantes lo trabajen y hagan una síntesis de esto”.

7. Prácticas colectivas e individuales y políticas públicas. En cuanto a las prácticas individuales, los estudiantes señalan que éstas dependen del

círculo social en que vive el alumno, como también de un tema de conciencia, voluntad y

cultura que es capaz de afectar a su entorno más cercano.

A juicio de los estudiantes, es más fácil que los jóvenes cambien sus prácticas que la gente

mayor, porque están más proclives a los cambios y a desinstalar creencias arraigadas en la

tradición. Por ello, enfatizan que en el caso de prácticas individuales y colectivas que vayan

en contra del cuidado del ambiente se apunte a generar espacio de construcción y no de

sanciones castigadoras. Las propuestas de los estudiantes en relación a este subtema son

promover un “enfoque multidisciplinario de los proyectos”. La “creación de instancias de

encuentro entre distintas carreras”, la “creación de una planta para tratar los residuos de

la Universidad” y “aprovechar en forma adecuada los talentos de los estudiantes de la

universidad”.

Se reitera la urgencia de contar con políticas públicas a nivel de país que sean la base

ejemplificadora de prácticas sostenibles individuales y colectivas, porque en -en primer

lugar- es el Estado quien debe generar mayores (y mejores) políticas públicas y fomentar

temáticas socio-ambientales desde la educación y en el campus es la universidad (en

términos estratégicos y de superioridad técnica y ética) la que debe fijar las políticas para

toda la comunidad.

“En Chile se debería regularizar esto y ver porqué venden tantos terrenos a extranjeros, y ver que

resguarden esas áreas, pero ponerle alguna exigencia, cumpliendo también con las normas medio

ambientales que se fijan para el sector que se está utilizando”.

En este sentido, los alumnos concuerdan en que la Universidad se encuentra lejos de ser

considerado un Campus Sustentable, entendiendo por éste, la construcción de un espacio

que resguarde el medioambiente y el aspecto social para la convivencia de una ciudadanía

activa.

8. Proyecciones, futuro y estrategias: tareas, retos y desafíos Hacia el futuro se requiere implementar lugares de encuentro en el aula universitaria que

puedan tener el carácter de ágoras ciudadanas, veedurías sociales o cátedras estudiantiles

donde a través de talleres, seminarios en forma transversal a las disciplinas, se hagan cargo

de una mirada distinta, diversa y crítica que fortalezcan un carácter y una impronta

ciudadana sólida en una nueva convivencia sostenible, siendo este es uno de los desafíos.

A lo mejor no sé, creo, difundiendo sus electivos, haciéndole propaganda o publicidad para que los

jóvenes se motiven a tomar más electivos de temas medio ambientales”.

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Yo creo que faltan las institucionalidades, que se cree un lugar real, como en el hecho de acopiar la

basura, que ya es un aporte que la U no lo hace, y eso parte por el ejemplo, nuestra cultura no se

aprende, lamentablemente, sino es por el ejemplo. Entonces, quizás sería más efectivo ver cómo se

hace, más que basarse en una teoría”.

Se requiere contar cada vez más con jóvenes con conductas pro-ambiente, que lideren

acciones en favor de un desarrollo sostenible regional que revalore la región sur con sus

recursos naturales que puede ofrecer al mundo y que no visibilizamos de manera

constructiva. Para esto se plantea la necesidad de contar con una agenda social clara donde

se puedan establecer planes de acción sectoriales que se implementen en la universidad a

través de una metodología participativa, es decir, a través de un “aprender haciendo”.

Conclusiones En general, lo ambiental cobra relevancia humana y social en tanto la relación que

establece el individuo con la naturaleza sólo es posible develarla a través de la mediación

de los lenguajes. Es el lenguaje lo que permite que las personas sientan curiosidad por lo

que acontece y lo que sucede a su alrededor y se atrevan a nombrarlo.

La mirada semiótica faculta poner énfasis más bien en el sustantivo, en el nombrar lo que

sucede en un contexto, que adjetivarlo mediante una lista de hitos, cuestión que en el

pasado ha sucedido al circunscribir lo ambiental a catástrofes naturales y no hacernos cargo

de la participación que tenemos como seres humanos en la civilización planetaria, al decir

de Morin.

La complejidad ambiental conlleva un cambio de paradigma al aceptar que no hay una sola

realidad que permita entender los problemas, sino múltiples realidades que coexisten

simultáneamente.

Relacionar el quehacer educativo, lo ambiental y la orientación semiótica permitió no sólo

hacer un ejercicio intelectual, sino que relevar la importancia de los discursos de los

jóvenes que habitan de manera transitoria entre un paradigma tradicional y uno emergente.

La universidad, a través del discurso de los jóvenes, deja en evidencia las dificultades que

tiene para adaptarse a las transformaciones. La crítica que éstos hacen deja en evidencia las

contradicciones y la necesidad imperativa de trabajar coordinada y cooperativamente en

redes. En definitiva, los estudiantes reclaman una refundación de la misión universitaria

enfocada en una educación para la ciudadanía más allá de la formación técnico-profesional

con un fuerte componente ético. En otras palabras, existe la urgencia de integrar

transversalmente los estudios de lo ambiental en la Universidad.

En resumen, la experiencia de haber trabajo lo ambiental desde una perspectiva semiótica

facilitó la apertura hacia la comprensión integral de un fenómeno. Al mismo tiempo, abre

una línea de investigación incipiente que enriquece tanto a la semiótica como a la propia

comprensión del fenómeno estudiado. En el campo de lo educativo, teniendo como

referente lo ambiental como eje paradigmático, lo semiótico como metodología aplicada, a

través de maniobras didácticas, el sujeto estudiante podrá desarrollar las competencias

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necesarias para fortalecer sus talentos, es decir, no sólo investido o dotado como sujeto

competente, sino también como sujeto existente en sus relaciones con los otros.

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