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-------\ 3 I para entender la Izquierda Ugo Plpltone Dirección general: Mauricio Volpi Dirección edilOrial: A. F. S. Coordinación editorial: rosé (arranco Coordinación pedagógica: Claudia Castellanos Tamez Llnea grMica I utseoc de la colección: Taller de ~omunkJci6n Grc\ka FormatiOn: sandra Ferrer AIJ,cOn Corrección: Yeid:.o Sunner Primera edi,i6n: Nowa Ediciones. 2007 O.R. e Nostra E.diclones S,A. de c.v.. 2007 Monte Elbruz 132·2011,Col. temes de ct.apuneccc. 11000, M~xico, D.F. textos O Ugo Pipi¡one ISBN·10: 968·5447·51·9 No,¡" Ediciones ISBN·13: 978·968-51147·5 '·5 Nostra Ediciones Impreso en China Prohibida su reproducción por cualquier medio mecánico o electr6nlco existente o por existir sin la autorización escrita del editor o titular de los derechos. S3 pe para entender La Izquierda Ugo Pipitone le

Para Entender La Izquierda

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Ugo Pipitone

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-------\3 I

para entenderla IzquierdaUgo Plpltone

Dirección general: Mauricio VolpiDirección edilOrial: A. F.S.Coordinación editorial: rosé (arrancoCoordinación pedagógica: Claudia Castellanos TamezLlnea grMica I utseoc de la colección: Taller de ~omunkJci6n Grc\kaFormatiOn: sandra Ferrer AIJ,cOnCorrección: Yeid:.o Sunner

Primera edi,i6n: Nowa Ediciones. 2007

O.R. e Nostra E.diclones S,A. de c.v.. 2007Monte Elbruz 132·2011,Col. temes de ct.apuneccc.11000, M~xico, D.F.

textos O Ugo Pipi¡one

ISBN·10: 968·5447·51·9 No,¡" EdicionesISBN·13: 978·968-51147·5 '·5 Nostra Ediciones

Impreso en China

Prohibida su reproducción por cualquier medio mecánicoo electr6nlco existente o por existir sin la autorización escritadel editor o titular de los derechos.

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pe para entender

La Izquierda

Ugo Pipitone

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II

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índice

1. En los orlgenes1.1 La Ilustración

910

1215

1.2 La Revolución francesa1.3 La Revolución mdustrial

2. Marx y el comunismo2.1 Ideas y visiones

1919

2.2 La revolución al poder 222.2. t La Revoluc,ón rusa 23

2526

2.2 2 La Revolución china2 3 El derrumbe del comun¡sn-'.,.o----------------

3. Socialdemocracia3.1 La Segunda InternaCional y Bernsteln

31TI3335

3.2 La nueva Internacional Socialista3.3 Sodatdernocrac.a y global,zación

4. El populismo 394 1 El popullsmo de los abuelos 404.2 ... y el de los nietos 43

5. Nueva Izquierda 475.1 1968. feminismo y amblentallsmo 475.2 Nuevos retos. nuevas urqencras 51

6. Glosario S9

7. Bibliografia 63

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1. En los orígenes

¿Dónde comienza esta historie" ¿Con Esparraco que guía una re-belión de esclavos' ¿O con Chi You ("el primer rebelde") cuya his-toria es relatada en el siglo III ;'.C' ¿O con Anaxrigoras condenado01 exilio por haber repudiado a los dioses en la Atenas de Pe r icle s?¿O (01) Thomas Mu nz c r lllle g uíu una rebelión c a rn pcsm •.\ en los u-u-cios del siglo XVI? F.I ul.:f<,,'cro de pa rc rnida dcs can re m ntn s es que sercruuna por im:lgill;H ;\ 1:1 l z.qui e rd a ('01110 el despliegue en el tiempo

de una impolura ¿Iica ()ri¡¡in"ri,\. Aquí discutiremos de la lz quier dure.il, 1.1 que conuenz a a mirH',";] sí misma corno 1,,(: un,' lusrori« queno tiene mucho mas de dos siglos.

Buscando .mccsrros directos, nos IOp.11l10S con eres uconreci-mientes sin los cuales ni la palabra ni las Ideas políric.is de la Izquierdoh •.rbrían podido ap.uece r en el esccn.uro de hl Modernidad, a nrcseuropea y dCSPlH:'S nHIII(j¡:d. En el refreno filosófico: la l lusrración ; en1" política: I,J Revolución fr~ncc,a; en el rerr eno socio-econórmco: loRevulucrón mdusrnn] desde lugtarcrra.

ESI;], di"e",,, alrcracroucs del pasado lorll\:ln una urna lg.uuade e xper icncms que -si bien leído en [orrna distinta por los diferentesIzquierd .•s del presente ~' del "yer- constituye un lejano pa nirn oniocomún donde se mezcla» idea .....de! libertad, dcr cchos n arur nlcs , aspi-raciories de l~ll;dd~\(J. ra z ón , progreso e, irncia lrnc nr e , desde l ng!.r-rerrn , un nuevo prot:lgonisr:l socinl: b clase obr eru . En el cruce enrrelo [ilosofín políric» del siglo XVIII, 1;] Gr.u: revolución y los cambiosSOCI<'lcs acarreados por I~ primer a industnaliz arrón, Inicia un rcco-rndo que Ikg,' hasta el presente y que mirar crnos en conjunto, y ene xrrvmn sinrcsis. en eSL'S p:lgin;1.s.

Pero 110 ha)' antecedente SI[\ nntecedcnre s. La llusrrncróu eS \.1Il.l .icc-lcr ación de eS:J Modernidad que piez.i J pieza h:lhí:> comenz ado .,romper el mundo circul.i r de 1" EJad i\ lcdia. ¿Cómo no pensar enBoccaccro (l313'I37S) y sus personajes que ya no son santos varo-nes o doncellas desvalidos sino pros.ucos mercaderes, 0[(CS"n05,bodegueros además de CUL1S venales que serin después d bl a nco dela .,Id."h plum.i de Erasmo de Rórerriam 1146(,-1536)' y el .1I1U

de 1-192, que obliga" .rbrir 1:1 mirada y" descubrir los limites deun mundo onccrr ado en su pr opia , supuesta, perfección mor nl . YCopérnico (1473-1543), que enjuicia 1,1 reoria geocénrrica rnienrrns

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Origen

Papel de laRazón

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LA IZQUJE~D •••

en los mismos años Maquiavelo (1469-1527) emancipa la política dela moral, para llegar a otro físico, Galileo (1564-1642), que reivin-dica la verdad experimental frente a los dogmas de la fe, a Descartes(1596-1650) que conviene la Razón en principio de verdad científicay John Locke (1632-1704), quien intenta extender el mismo criterioa la organización social. Lo anterior para lirnitarnos a algunas delas luces más brillantes de los diversos inicios de la frontera culturalentre Edad Media y Edad Moderna.

1.1 La Ilustración

Es una condens'ación de ideas que bullen a lo largo del siglo XVIII

y en la cual destaca una nueva filosofía política. Francia es la pro-tagonista indiscutible, aunque muchas de las ideas que ahí conflu-yen vienen de afuera y Otras tendrán fuera de Francia desarrollosintelectualmente más notables -Immanuel Kanr (1724-1804)- Yramificaciones imprevistas -Cesare Beccaria (1738-1794). ¿ Por quéFrancia, entonces? Porque aquí surgen algunas de las personalida-des intelectuales más provocativamenre crearivas del siglo y porqueaquí se profundiza la distancia entre una nueva visión cr írica de!mundo y un absolutismo envuelto' en deudas, exenciones fiscales par ala nobleza y el clero así como una dura carga rnburnria sobre cam-pesinos y artesanos aunada a la inrolerancia religiosa y a las altasbarreras esramenrales. Dicho con la sabiduría que viene del conoci-miento de los hechos posteriores, el choque era inevitable.

La razón crítica, que Descartes limita a la ciencia y a la metafísica, seextiende a dominios imprevistos y se convierte en denuncia y burladel derecho divino de los monarcas, del dogrnarisrno religioso y dela tradición que consagra el prejuicio.

Sin embargo, alejándose del mismo ernpirismo que proclama, la Ilus-tración conjetura la existencia ancestral (y Su persistencia como me-moria inconsciente de la especie) de derechos naturales que necesitanser reafirmados en cada momento como barreras contra la extra-limitación del poder. Aquello que viola esos derechos supone el ale-jamiento de una condición humana natural (originaria) que debe serrestablecida por medio de una arquitectura de convivencia social quesólo puede confiarse a la Razón. Todo aquello que existe debe presen-tarse así frente al tribunal de la Razón para demostrar su inocencia ycon esto, su derecho a persistir.

Enlos ')li¡':\:i\H11

En la í lusrr ación, 1.:1Razón no es sólo el criterio para pensar el rnun-do, es rarnbicn la guía para cambiado, P;H<1 re-pensar, inventar, elfuturo. Y aquí se asoma IJ memoria de un o nriguo hereje, conde-nado a la hoguera, Giordano Bruno (1548-1600), quien dice: "la pro-videncia determinó que [el hombre] se halle ocupado en la acciónpor las manos y en la contemplación por el intelecto. De modo talque no contemple sin acción)' no actúe sin contemplación". Refr a-sca nd o: se enciende lo que se hace: el enrcndirnicnro no p rec xtstcpuro en algún lugar fuera del mundo y de su hisr oric En los ré rrninosde Kant, la Razón es la guía, el programa reformador O revolucio-nario, de un deber ser. Lo que supone el acercamiento entre sí de lasfiguras del filósofo y del político; aproximación al futuro intelectualde Izquierda. La Razón enjuicia al mundo y e x.ge al Estado el cum-plimiento de su obligación de asegurar el bienestar de la sociedad.

Algunos representantesintclectu ales de la llustracion

Entre los personajes Intelectuales que definen el espíritu de la épocaestá Montesquieu (1689- I 755), cuya crírica del absolutismo torna lafo r m a pr opcsiriva de 13 Rern'lbliC:l, que supone virtud cívica, y la se-pa ración del pode r entre los órdenes [cgisia rivo , ejecutivo y [u drc¡a]:El pueblo se asoma corno dcposira r io de derechos inviola bles y la re-ferencia (mirificada) sed la República romana (C01110 en su tiempo lohabía Sido par" Maquiavelo y para las primeras comunas mercarui-les de la bala Edad Media) con su Senado, sus cónsules y rrbunos.

MontesolH2\J

Con Volrair e (1694- l 778), quien tiene menos confianza en las vir-rudes del pueblo, la Ilustración produce el mayor fusrigador sarcás-tico del absolutismo, la Iglesia y la ignorancia ampulosa. En el centrode su obra están la libertad, la tolerancia, el rechazo a la censura. Ycuando regresa a Francia en 1778, después de 27 años en el exilio, esrecibido con una apoteosis popular.

Con O[(OS franceses como Turgor (1727-1781), Hcl veri o (17·15-1771) Y Condorcet (1743-1794) aparece otro tema: la confianza enel Progreso. Una vez liberada de las trabas de la ignorancia y la su-misión, la 1)JlIllanidod irá acumulando experiencias hacia una rna-yor libertad e igualdad.

y finalmente Rousseau (1712-1778): la figura mas emblema-rica )' compleja de la Ilustración francesa. ti y Volraire mueren almismo tiempo, once años :i'ntes de la Gran revolución y no tendránoporrunida d de ver-el lISO de sus ideas en manos de u na nueva. ge!-

ner ación de revolucionarios.

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Roussec1U

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III

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Si un siglo antes y del Otro lado del Canal de la Mancha, ThornasHobbes (1588-1679) sostiene que el único contrato posible es aqueldonde los hombres renuncian a sus derechos naturales para construirel orden social que requiere una autoridad absoluta, Rousseau con-testa postulando la naturaleza buena del hombre que se manifiestaen un contrato cómunitario al cual hay que regresar por medio delciudadano (con la ciudad de Ginebra como referencia conrexrual).Aún más que la Razón, es para Rousseau la comunidad de ciudada-nos virtuosos quien, por medio de su voluntad general, expresa unaidentidad ética colectiva; es decir, la comunidad de ciudadanos comopedagoga de sí misma.

Este conjunro de ideas que contribuyen a ver al presente como unadislocación frenre a un mítico origen virtuoso de la humanidad, final-mente confluyen en el torbellino de la revolución. Dice el jacobinoMarat (1743-1793) -que recordamos en el lánguido y romana-mente virtuoso cuadro de su asesinato por el futuro pintor de lacorte napoleónica, Jacques-Louis David (1748-1825)-: "La filo-sofía ha preparado, comenzado, favorecido la revolución actual;pero los escritos no basran, se necesitan las acciones".

1.2 La Revolución francesa

Contextosociopolitico

y las acciones llegan cuando Luis XVI, para enfrentar una grave crisisfiscal, convoca a los Estados Generales. Es decir, nobleza, clero)' unTercer Estado compuesto por una masa diferenciada de campesinospobres, abogados acomodados, artesanos, aprendices y bodegueros.

El rey está pasando por una, diríamos hoy, crisis de legitimi-dad. La nobleza resiente el poder perdido a favor del absolutismoy el Tercer Estado resiente el peso de los recaudadores arbitrarios,de los privilegios de la nobleza, de los frecuentes aumentos en el prc-eio del pan y, en general, de la rigidez de una organización socialque conserva privilegios locales para compensar a una nobleza quehace tiempo ha perdido todo poder político. El Tercer Estado -lagran mayoría en un país de veintiocho millones de habitantes- serehúsa a seguir cargando sobre sus espaldas los gastos extravagantesde la Corre, las aventuras militares en el extranjero y la corrupcióngenera lizada.

oLos Estados Generales se instalan el 5 de mayo de 1789 y desde susinicios se enrrarnpan en el conflicro entre el rey, quien los ve como

la Corre y el Tercer Estado que comienza alegítimo representante <le los intereses de [0-

una prolongación deconsiderarse como elda la nación.

En junio, frente al rey que pierde el concrol de 1" situación, losEstados Generalcs se couvie rtcn en Asamblea Nacional con la que elTercer Estado se n sume a ,i mismo como "pueblo". En la Asambleacutrarúu también nobles y sacerdotes, pero ya no corno tales sinoC0l110 c.udadanos. Ha comenzado el decenio revolucionario.

Sinteticemos en una persona las sacudidas, contradicciones)' para-dojns de todo un periodo. [1 canónigo Sieyés (1748-1836) escribe¿Qt.té es el Tercer Estodoi , que es el rna nifiest o de lo revolución enI;cSt¡H.:ión publicn do con gran éxito en enero de 1789. Una décadadespués, su autor esrani al 1;1elu de Napolcóri el cual, tepiticndo1:1 historia romana, se transforma de cónsul en emperador. El ex ca-nónigo revolucionario cierra simbólicamente la década purricipan-do en el golpe de Estado del 18 brumario de 1799 y conviniéndosedespués él mismo en Conde de Sieyi!s.

Volvnrnos "los II11OlOS. Por primera vez aparece IJ "Izquierda", cU)'Onombre proviene de 13 disposrción en la Asamblea Nacional de 1:1,diferentes fuerzas poliricas que ahí se aglutinan por afinidad deideas e intereses. Y fue el lado izquierdo el lugar ocupado por los[acobinos, promotores de las disposiciones más radicales. Un lugaren el espacio de la repr ese ntacrón parlamentaria se vuelve de ahí enadelanre una opción politica.

Poco después de la caída de In Bastilla (el 14 de julio), sím-bolo de la represión n bsoiurisra , la noche del4 de agosto la Asambleadecreta b abolición de los derechos feudales, el diezmo, los fuerosespeciales, la venta de cargos, etcétera. Y pocos días después se pro-clama I:! Declaración de los Derechos del Hombre)' del Ciudodono,

El Anriguo régimen ha comenzado a desmoronarse mientras la poli-rica osurnc, enr;e entusiasmo y nuevos conflicros, la gign nrcsca ra reade rediscñar el país. Las demarcacIones señor iales son susnruidaspor divisiones administrativas del territorio, se establece el derechode voro masculino después de' los 25 aúos (con conclicionamientoscomo la estabilidad en e.1domicilio y el pago de impuestos), se declarael carácter sacro de la propiedad privada y una infinidad de dispo si-cienes, muchas de las ClI31es rundrán que esperar décadas p:H:'l pa sa rdel papel a b r calidud.

Cuando aparece una propuesta dechus de las Mu¡eres y las Ciudn danas, en

Declaración de los Dere-1791, es objeto de sorn.r:

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en sus II',(IOS

Efectos <le lanevotooon

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14

Proclamación dela República

lnstauraclón delIerror :

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LA IZQUlt~OA

aún no hay espacio para la mujer en política. Apenas est:í naciendo elciudadano; a la ciudadana le falta un largo trecho.

Los acontecimientos se precipitan: el rey intenta huir (junio de 1791);es capturado en la ciudad de Varennes y, mientras se enfrenta a suble-vaciones internas y amenazas externas, la revolución se radicaliza.Los clubes de fe republicana más ardiente (los jacobinos en primerlugar) se vinculan con los sans-culottes, trabajadores manuales dediferentes barrios de París convertidos en una base de agitación per-manente que exige radicalización y medidas ejemplares Contra losenemigos de la revolución.

En la ola de una nueva pureza ciudadana que requiere actosde alto valor simbólico, cae la cabeza de Luis XVI a comienzos de1793 y poco después la de Robespierre (1758-1794). Éste, abogado,originario de la ciudad de Arras y quien consideraba a Rousseau sumaestro, entra al poderoso Comité de Salud Pública de la Convenciónque había sido elegida pocos meses antes y una de cuyas primeras deci-siones había sido la abrogación de la monarquía y la proclamación,en septiembre de 1792, de la República.

La regeneración del país requiere medidas de emergencia y en primerlugar la eliminación de cualquier oposición (tanto en la Convencióncomo en la sociedad) que demore su curso. Más aún en momen-tos de agudas amenazas externas. Se insraura el Terror: el gobiernorevolucionario se asigna, para el bien colectivo, el derecho de eli-minar físicamenre a sus opositores presunros o reales. Sin embargo,tres cuarras partes de los treinta mil guillorinados durante el Terrorhabían promovido la revolución: se trata de un sangriento ajusteinterno de cuentas.

Los jacobinos teorizan el Terror corno una necesidad de go-bierno y Robespierre sostiene: "Si la energía del gobierno popular enla paz es la virtud, en la revolución es, al mismo tiempo, la virtud y elterror: la virtud sin la cual el terror es funesto, el terror sin el cual lavirtud es impotente". Se establece así la primera versión moderna deuna dictadura nacional de la virtud. Pero los jacobinos no son radi-cales en el terreno social; para ellos la igualdad de derechos y la des-igualdad social pueden convivir. Las ejecuciones masivas se vuelven,a los ojos de los verdugos políticos, un instrumento educativo y sellega a decir: "Santa guillotina donde el terror bienhechor produce,en forma milagrosa, lo que no tendrá que esperar un siglo de Razóny filosofía". La guillotina como aceleradora del progreso.

Asimismo se establece una ingeniería del miedo y la sospecha a travésde sucesivas depuraciones. Un "modelo" que reencontraremus, con

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mayor poder mortífero, en la Rusia de [osé Stalin (JSn-1953) yen Otras latitudes. La república que debía ser el espacio de la toleran-cia y 1., democr acia se vuelve une giga nresca m a quina r ia ideológicode represión. El historiador francés Louis Ma delin escribe: .. Robes-pierre fue un hombre honesto, recto, convencido, de costumbres cas-tas y de fe absoluta .. , No era malo, cruel O sanguinario. Y por eso sucaso es atroz. Mataba por virtud".

Mienrr as la Izquierda da sus primeros pasos, la pureza ideo-lógica, como una pulsión descontrolada, se hace pieza esencial deuna brutal maquinaria de control social. Si la fe religiosa funcionabaen el Antiguo régimen como [actor de canalización del consensohacia el absolutismo, el terror jacobino anuncia un papel similar parala ideología en el contexto del nuevo despotismo republicano.

1.3 La Revolución industrial

La Revolución francesa es el acta de nacimiento de la Izquierda enel terreno político; la Revolución industrial lo es en el terreno social.y la patria inicial de ésta última es, naturalmente, Inglaterra. En estepaís, la producción se multiplica dieciséis veces entre 1750 y 1850, Yen ese último año representa la mitad de la producción mundial detejidos de algodón y de productos meralúrgrcos. La nueva energía delvapor, 1:.'15 hila nde r ías y la producción siderúrgica , el [crr oca rr rl, 1aexpansión de los mercados y de In urbaniznciór., son los nuevos vec-rores del cambio que confluyen en la aparición de la clase obrera: unaclase cuyas dcarnáticas condiciones de vida y de tr a ba¡o, y cuyas pri-meras formas de organización alientan ideas de reforma de la socie-dad industrial en gestación.

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Un grupo social, que va desplegando una creciente concicncin desu condición e inrer escs comunes, compuesto en sus fases inicia-les mayorirariarncnre por mujeres y niíios cuya explotación formaparte de la hisroria más negra del capitalismo industrial naciente.Una clase hecha de trabajadores asalariados reclut ados en las filasde comuneros y pequeños propietarios expulsados del campo, yconvenidos tanto en obreros en las hilandcrias como en jornalerosdestinados a cavar canales y después a construir los terraplenes parael ferrocarril. Una masa humana que, pasando del empleo al de-sempleo, oscila entre la brutalidad de las condiciones de rrnba¡o yla indigencia. A menudo las nuevas maquinarias que alimentan laindustrialización desplazan al rrabaja dor y empujan a la baja delos salarios y, a comienzos JcI siglo XIX, con alguna frecuencia los

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16

Los nuevosderechos

LA I.~QVIt:nL>A

rra bajadores enfurecidos destruyen avances tecnológicos que consi-deran como [ucntc de sus desgracias.

A partir de los años rrcinta , los cosos comienzan a cambiar: el ferro-carril, la industria mecánica y siderúrgica requieren mano de obra crc-cienrernenre capacitada, Así, diversos sectores de una clase obreratécnicamente especializada comienzan a organizarse para negociarmejores condiciones de trabajo: esto será el origen de los primerasorganizaciones sindicales, que algunas décadas después agruparánsobre todo 3 esa "aristocracia obrera" capaz de alejarse progresiva-mente de condiciones brutales de trabajo y de subsistencia,

Hasta los años veinte. cualquier organización obrera era pro-hibida en Inglaterra por ley, pero en 1825 se reconoce el derecho deasociación y los sindicaras industriales aparecen en 1858, El primercongreso de los Trade Ul1i011S (los sindicatos ingleses) se rec liza en1866,

Tomemos en conside ración una diferencia respecto a Frnn-cia: en Inglaterra la organización obrera ser" poco influencinda porcorrientes políticas radicales, En lugar de revolución, las claves dela lucha son en Inglaterra los derechos políticos de una clase obreroexcluida del voto, la reducción del horario de trabajo y la reivindica-ción salarial.

Los cambios comienzan a acumularse e incluyen desde la reforma mu-nicipal de 1835, que permite el voro local de los obreros con mayoresingresos, hasta la aparición del ferrocarril, impulsor de una indus-trialización que exige una mano de obra más profesionalizada; desdela llegada de los liberales al gobierno en 1831, hasta la creación, en1833, de inspectores de fábrica encargados de vigilar el cumplimientode las leyes en los lugares de trabajo; desde la ley de 184"1 que (ija elhorario máximo de trabajo en diez horas hasta la introducción, en1871, de la educación primaria pública, Es en ese ciclo histórico quecomienza a conformarse una dialéctica entre luchas obreras, cambiotecnológico y ampliación de los derechos sociales,

La clase obrera, más que el "pueblo", se vuelve referencia obligadade los esfuerzos de organización, primero en el terreno sindicaly después en el político: el Partido Laborista, como comité de repre-sentación sindical, nace en 1900 en Inglaterra y adquiere su nombreactual en 1906, La clase obrera se vuelve el punto más visible tic lasfuerzas sociales que establecen con el capitalismo industrial una tela-ción conflictiva de larga duración,

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2. Marx y el comunismo

2.1 Ideas y visiones

K3r1 rvlH' (1818-1883) ha sido 1" rna yor [uenre de ideas y visiones enla Izquierdo que \'0 de la socialdemocracia .11comunismo y mds all.i:

para la primero, un noble o rucp.isado que" menudo se equivoca-ba; para el segundo, un s.ibio ancesrr al virrualmcnre infalible yobjeto de infinitas exégesis entre sus seguidores.

Esbocemos algunos rasgos de este filósofo educado en la Uni-versidad de Berhn que escribió (el! co.iuroru con F. Engels, 1820-1895) el Manifiesto comunista (1848). Mn rx fue 1,\ person.rlido d

inr elecrun l m á s jnfluyentc de 1.\ Pr irncru l nre rna ciona l (desde! sucreación en 1864 hasta su disolución una década después) y escribióen E.I Capital y en otras obras, la crítica teórica más corrosiva ydocumenrada del capirnlisrno.

Nacido en Renania , en e~ occidente nlemrin, vivió los últimoscua rcnra años de su vida- en lnglarcr rc , casi todos ellos en condicio-I1<.:S de aguda pobreza )' d~di(31)(lo gran pa r re de este ricmpo ;1 e St u-diar en b biblioteca del Brirish Museum de diez de la mañon.\ a sietede la r.u'de tndepcudienremenre de los aciertos y errores que cad.igeneración posterior le asigna, un a cosa es cierta: estamos [rentc.\ linode los mayores pensadores riel siglo XIX,

En Marx confluyen UOS culturas desarrolladas por los que podríanhaber sido sus abuelos naturales: por un lado. los socia lisr.is utópicos=-desde S"int Sirnon (1760-18.10) a Fourier (1768-1830), pa s an dopor OWCIl (1771· 1 ¡¡SR) y Caher (1 nH·1856)- )', por el orr o, Hegcl(1770· 183 l ). De los primeros hereda 1.1 Visión de un mundo nuevocapaz de superar l.is miserius )' las injusncins del capirnlismo en SlIS

primeras rases industriales, y de Hegel su visión de b historia corno1111impulso de progreso)' de nmpliación de 1.15 fronrer.is de 1,1uuro-conciencia.

Si" embargo, Marx y En¡;c1s cruícan dios ;ocl:1I15r:11 urópr-CO'i por suponer que e! C31\1l>IO pue dn ocurrir ~I (!";l\'0s de un .ibs-rracto deseo de armonia. A Hcgel le reprocha» su idealismo v su ldeuabsoluta encarnada e» 1'1 Razón. pues les parece SOSpCd10S:l1l1ell'te <imilnr el una versión frIusóric.1 de! c ristianisrno: "cl npiriru que se

Kart Marxesbozode Su v.da ypensarmeuto

Amecederll('o;,mrelectuales

19

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20

Los Manuscritoseconómico-filosóficos

Q

El Manifiesrocomunista y ElCapiral: la teorladel valor-trabajo

LA I1.QuluOA

vuelve carne", la idea vuelta realidad. A pesar de sus críticas, Ma r xy Engels fusionarán en el comunismo la perspectiva finalista delos uropisras con la visión procesual de la historia de provenienciahegeliana.

En los Manuscritos económico-filosóficos de 1844, Marx descri beal producto del trabajo obrero como una potencia exterior (el capi-tal) que sojuzga al hombre a sus ritmos y necesidades. De aquí laenajenación como condición del trabajador en la edad industrial.En la actividad (el trabajo) en que el individuo (el obrero) expresay realiza su humanidad, justo ahí se pierde a sí mismo; 1:1 activi-dad productiva se le presenta al obrero como extraña; forjadora dela potencia que lo domina. El producto de su propio trabajo, comocapital, se le contrapone en tanto que potencia externa.

Desde 1843 Marx asigna al proletariado, organizado y disci-plinado a través del propio capitalismo, la tarea de crear las con-diciones para una sociedad sin clases, basada en la cooperación ydestinada, como prueba final de su madurez, a disolver el Estado."El movimiento entero de la historia es el acto real de generación delcomunismo" escribe en 1844. Es decir, en el comunismo, que anula lapropiedad privada y el Estado, la historia cumple su destino: un pro-ceso de auroconciencia y una mera. Hcgcl permanece en el fondo.

Con el comunismo (que supera la prehistoria de la humanidadabriendo las puertas a su verdadera historia) será finalmente derro-rada la escasez que motivó por siglos la organización social en clasesy la lucha entre ellas. El comunismo está destinado a impulsar aúnmás lejos las energías creativas despertad os por la Revolución indus-trial. Marx no se cansa de tributar al capitalismo su admiracióncomo la forma más eficiente históricamente creada para impulsarlas fuerzas productivas y crear las condiciones materiales y socialespara lograr el fin de la escasez. En su concepción, la dictadura delproletariado será la forma con la cual la clase obrera tomará el con-trol de la economía por medio de su propio Estado e impulsará eldesarrollo de todas las fuerzas productivas hacia una abundanciaque terminará por volver al propio Estado un embarazoso artilugiodel pasado. Hasta ahora, dice Marx, la filosofía ha interpretado elmundo; ha llegado la hora de cambiarlo. Algo equiparable a lo quedecía Matar, con nuevos sujetos y nuevas ideas.

En 1844, una vez identificado el mundo industrial .y la condiciónobrera a través del pensamiento de Engels, Marx ve en la enajena-ción una contradicción destinada a hacer estallar el tejido social. Yen 1848, en el Manifiesto comunista, queda explícita la misión del

M..IIIC) dcnl1l"t\,\,n<l

prolcta r iudo COIllO e nrerr a dur del c a pit a lisrno y partero de un nuevo,y superior, modo de producción.

Desde ahí tendrán que pasar dos décadas antes de que, en 1867,con la publicación del primer torno de El Capital, Marx esté listopara ofrecer la teoría económica que explicaría la riqueza burguesaen términos de explotación del rrabajo: la reor ia del valor-trabajo.Sinteticemos; las merca ncia s se inrercarnbin n en el mercado segúnuna proporción recíproca determinada por su contenido en trabajo.Esra es In sustancia social escondida detrás de la apariencia abs-tracta del dinero. Sin embargo, la mercancía fuerza de trabajo (a di-fcrencia de las otras) produce más valor del que está contenido enlos bienes necesarios para la propia existencia y subsistencia del tra-bajador. Esta diferencia entre lo que el trabajador produce y lo quenecesita para sobrevivir y pcrpcrrar sc n sí mismo como rrabaja dor,es aquello de lo que se apropia el capiralist a , es decir, la plusvalía, hbase rnatcrial de todo el edificiósocial capira lisr a.

Esta teoría presenta, sincmbargc, algunos flancos débiles que hansido objeto de debates por decenios. ¿Hay correspondencia con-creta entre los valores, así definidos por Marx, y los precios reales alos cuales se intercarnbia n las mercuncia s? El vínculo es discutible,pues :1. rr a vés del movimiento de tos cnpirnlc s entre tos sectores dela actividad económica, riende a formarse una rasa media de ganan-cia vinculada al monto del capital invertido más que el la CUOI:I de es-te capital asociado a la inversión en fuerza de trabajo. En realidad, elcapitalismo subsume bajo su conrrol no sólo al trabajo obrero, sino ala innovación científica, al cambio tecnológico y al conjunto de fuer-zas sociales que crean riqueza e impulsan mayor productividad.

La clase obrera (C0I110 ejército industrial del trabajo) cons-tituye un hecho histórico sin el cual la historia del capitalismo in-dustrial sería en gran medida incomprensible, pero es también unaclase social que en décadas recientes pierde progresivamente peso enla producción y en la sociedad de los países más avanzados.

Reflexion3temos más adelante sobre el reto de la Izquier d«írcurc al descenso rel arivo de su ilntigu" base social.

En 1~72, en un eIKUCI\[['O obrero de Árnsrcrdam, en conrr.iposi-cióu a Sil elabornción previa, ,\brx sostiene la posibilidad de que1.1 revolución ocurra en forma pacífica en países C0l110 Holanda,Gran !)tetali" y Estados Unidos. Aunque sea indirectamente, es elreconocimiento de que 1:1 democracia liberal puede ser un factor deconsenso y no sólo de un dominio de clase disfrazado y que hoy si-ruaciones de dc sa r rollo capu alist a en la s cuales el s.ilar io rebasa IJsimple subsistencia cuestionando LIS visiones de cmpobrccunienro

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Otros rostrosdel movimientoobrero

Ideas yexperiencias

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LA IZQUleA.OA

progresivo de los trabajadores. Sin embargo lo que será recordadofundamentalmente en las futuras generaciones no será esta visión,apenas esbozada, sino aquella de la inevitable crisis revolucionariapostulada en el Manifiesto de 1848. La crisis -producto de los des-equilibrios económicos del capitalismo y de la mayor capacidad deorganización del proletariado- será la puerta de entrada hacia ellargo camino en pos del comunismo.

A pesar de la fuerte presencia de Marx en los inicios de la historiadel movimiento obrero, su dominio no fue incontrasrado. Limitémo-nos a mencionar dos casos. Por una parte, la experiencia de 105primeros partidos obreros de Alemania donde ferdinand Lasalle(1825-1864) proyecta ideas de cooperativas financiadas por créditospúblicos. Por otra parte, la anarquía, tanro en su verrienre pacifis-ta representada por Pierre Joseph Proudhon (1809-1865), como enla encarnada en Mikhail Bakunin (1814-1876), revolucionario rusoque, a diferencia de Marx, cree que el Estado debe ser disuelto desdeel comienzo de la revolución y no hasta la conclusión de la construc-ción socialista. En el discurso anarquista se trata de evitar la entro-nización de burocracias poderosas capaces de imponer su voluntadsobre los trabajadores por medio del Estado. Exactamente lo queocurrirá después en los regímenes comunistas.

2.2 La revolución al poder

Así como las ideas de los filósofos de la Ilusrración preparan el terrenuinrelectual de la Revolución francesa, así el marxismo constituye unsólido cuerpo de ideas, teorías y visiones acerco del futuro que alientamuchas experiencias revolucionarias posteriores. Como el Cid cam-peador, Marx sigue ganando (¿o perdiendo?) barallas después demuerto.

Algunas observaciones sobre las dos experiencias capitales: luRevolución rusa de 1917 y la china de 1949. Contrariamente a laspredicciones de Marx y Engels, la revolución no ocurre en los pai-ses más avanzados (con mayor grado de industrialización y mayorpresencia obrera en la sociedad) sino en los más atrasados, donde laclase obrera es apenas incipiente. Así, la revolución no ocurre dondeel capitalismo es más desarrollado sino donde lo es menos.

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2.2.1 La Revolución rusa

El partido bolchevique lanza el 25 de octubre de 1917 la insurrecciónen un país doblegado por la Primera Guerra Mundial, donde el zarha abdicado dejando tras de sí un gobierno provisional que no puedecontrolar el descontenro de soldo dos, obreros y campesinos. Siguentres alias de ¡¡,uerra civil antes de que el nuevo poder pueda conside-rnr se consolidado. Desde la primavera de 1921, Lenin (1870-1924)-líder del partido y "hora de la Unión de Repúblicas SocialisrusSoviéticas (UKSS) y quien deja tras de sí una obra de más de rreinragruesos romos- reconoce l1 exagerado csrarisrno inicial, los excc-50S volunrarisras, las arb.rrnricdades y declara: "Cometimos el errorde emprender el paso' inmcdinto a la producción y la distribuciónC0Il1Ul1iSr3S ... Tenemos que COIOC:HI'l.OS en el rcrr cno de las relacio-nes ca pitalisr a s existentes". Un llamo do al realismo y un prrncipio denurocririca frenee a los tres años rurnulruosos que se conocerán como"comunismo de guerra ".

Pero Lcnin muere pr ernatura rnentc y Srnlin (1879-1953) no demoramucho en asumir el poder, eliminando, generalmente bajo falsas 3CU-

S"ciolle5,3 sus adversarios en el partido. En 1929 se lnnz a el primer1'1.1n quinquennl )' desde allí queda esrc blccid.i un" csrrarcg:» en rrcspuntos: lo colccriviz ación íorz.rd« del campo, que implica la rup-rura de cualquier politicu de consensos en el mundo «unpesmo, unaindusrrializ ación acelerada que pOSterg3 las necesidades de consumo(uluneuros. vestido, vivienda, erc.) .1 [a v or de los bienes de capit a l(acero, electrificación, mccánic,i , erc.), y el control absoluto por partedel Esrado de los medios de producción con la consiguicure .mu l.i-ción del mcrc.ido y de 1.1 propiedad priv.ida. En rc.didad no es el

Estndc, sino <.:1 parri do quien t om.i las decisroues unportuntcs )' u ún

más que el partido, el lídcr en mayor o menor grado cn r ismáncoque) como su secr ern rio general, es In rnti xirnn auroridad en marer iaspoliricus. docrrin.irias y estrotégiC3S: una especie de gran sacerdote,riguros.uucnre :1 reo.

QUl·tI" esrublccrdo el modelo sovicrico del comunisrno que, en .nlc-lanrc, ser:; umver s.il: p.urido unico )' pl.mific.ic.óo centralizada. L:lpulitic.i de Terror, de .ilr. o b.lja intensidad, es aquí un ingr edieu-te csenci.r] de la gobernabillliaJ. Adermis de los udversnrios reales se1 !1 VC: 11 (;1 11 orros (un síndrome de pa runoia instirucionul) paru conser-var un éSI~JO de sospecha permanente que iustifica arbitrariedades )'alieur.. consensos hcucios.

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Dictadura departido yeconomlacentralizada

La cuestióndel "culto de lapersonalidad"

Gorbachov yel intento dereforma

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La vieja guillotina se ha vuelto un artefacto arresanal frente ala nueva magnitud de la represión social. Millones de seres humanosson enviados a Siberia (siguiendo la antigua costumbre de los zares);muchos quedarán en el camino y muchos más morirán por las bajastemperaturas, el exceso de trabajo o la falta de asistencia médica.Otros millones son eliminados en los Gulag (campos de concentra-ción para elementos antisociales y antisoviéticos¡ donde el trabajo encondiciones extremas es una forma de exterminio de los opositoresreales o presuntos. Esta tragedia de más de dos décadas tIIVO a unexrraordinario escritor como testigo y víctima: Alexander Solzhe-nitsyn (1918).

I~ Uniúr'l Soviérica (rcvs) e inicia a si el intento de dernocrnriznciónde un sistemabque ha acumula do graves déficit de producrividn d,

bienestar y legitimidad social.Sin embargo, el intento de reforma fracasa y In Unión de Repú-

blicas Socialistas Soviéticas (URSS) se disuelve en 1991. El comunis-mo soviético, que había promérido un futuro luminoso paro sí mismoy para el resto del mundo, se disuelve sin producir amplias reaccionessociales para conservarjo. El experimento ha durado 74 arios,

2,2.2 La Revolución chinaLa dictadura del proletariado se ha convertido, en realidad, en unadictadura de partido con un complejo ceremonial de simulaciones de-mocráticas. Por otra parte, lo economía bajo control centralizadoproduce resultados positivos en sus primeras fases pero, cuanto máscomplejas se vuelven la estructura productiva y las necesidades socia-les, tanto menos la planificación centralizada funciona como meca-nismo de impulso y renovación. Es obvio que es más fácil construiralgunas líneas de ferrocarril o algunos centros siderúrgicos, que cons-truir (o acelerar la formación) de una economía inrcractiva y capazde transferir sus factores dinámicos de una parte a Otra de sí misma,es decir, de rerronlimenrarse.

EllO de octubre de 1949 se declara la fundación de la RepúblicaPopular China (RPC). Y sed en algún sentido la misma historia dela URSS y, sin embargo, otra. Misma hisr or ia en lo que concierne :\1modelo central: partido Ú')lCO y planificación centralizada, y orr,i ,porque desde fines de los alias setenta comienza aquí un experimenrode renovación político-económica que está todavía en marcha. Unexperimento bautizado por Deng Xiaoping (1904-1997) como "so-cialismo de rnerca do". Deng sed el principal arquitecto del cambio yel hombre fuerte del partido comunista después de la muerte de MaoZedong (1893-1 )/76), el político I1lJS cnrisrndrico de 1" historia chinaCOrHCIl1 por;,Í nea .

A tres arios de la muerte de Sralin, ocurrida en 1953, el XX Con-greso del Partido Comunista de la Unión Soviética (rcus) enjuicia elculto de la personalidad, mostrando la fragilidad de las instituciones"del proletariado" frente a la voluntad de un solo individuo capazde asumir la guía del país y de convertir su voluntad en una fuerzairrebatible.

En realidad el culto de la personalidad no era el único gra-ve problema de las instituciones que se declaraban socialistas, pero,probablemente, resultaba imposible pedir una actitud más críticaa los herederos de Stalin. De cualquier manero se abre un periodode distensión de la represión interna al tiempo que se conservan lasestructuras fundamentales del control social. Después del destrona-miento de Krushchev (1894-1971) en 1964, se inaugura un largociclo de dos décadas de gris dominio bur ocránco bajo la figura deBrezhnev (1906-1982).

Después del írucaso de la csrr atcgia de aceleración económica pro-movida por Mao O fines de los arios cincuenta (el Gran salto haciaadelante), la posición del fundador de la I\PC se debilita en el senodel partido forzándolo ,1 una relativa mnrginalidnd respecto :,¡ gru-po dir igenrc. A mediados de los arios sese nr a , rudo cn mbin , MJU ysus seguidores en el partido y en el ejército lanzan una campaña dernasus de rebeldía contra adversarios acusados de los peores pecadoscontra el pueblo. Es la Revolución cultural de b segunda mitad delos aúos sesenta: un gigantesco movimiento de millones de jóvenesque, mientras critican pr ácricas inaceptables de poder y buscan loscaminos hacl,l una democracia médirn , dan lugar a una sangrientaoleada de punranisrno "proletario",

Con el cierre de las rurbulcncus de la Revolución cultural (en 196~ly 13 muerte de Mao en '1976_ '" vuelta" la "normalidad" no sig-nifica un retorno :1 la anrigu; ortodoxia soviética desafiada por elmaoismo, sino la apert ura hucin un nuevo rumbo. /vún conservandoun esmero control del poder, ti Partido Comunista deja mayoresespacios de libertad social e iniciativa económica; un camino que

La rigidez de una economía centralmente administrada y su escasodinamismo se hacen más visibles desde los años setenta cuando laglobalización y el cambio tecnológico aceleran sus ritmos. En 1985Gorbachov (1931) es nombrado secretario del Partido Comunista de

DI~oJUClor)

de la URSS

Del modelocentralista

al ~OCIJII'iIYlO

de mercado

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Fin delprotagonismocultural y polltícodel comunismo

LA IZ.QVIU,OA

llega h'asta el presente con el reconocirnienro constitucional de lapropiedad privada sancionado a comienzos de 2007. Se desmo nrela ntambién las comunas populares en el campo y se autoriza a empresasextranjeras para operar en cierras zonas del rerrirorio. Apuntemos almargen que las primeras Zonas Económicas Especiales son autoriza-das en la provincia de Guangdong (Cantón) donde, dos siglos antes,la dinastía imperial rnanchuriana había permitido, de mala gana, elestablecimiento de los primeros mercaderes ingleses.

Desde los inicios de estas reformas en 1978 han pasado casitres décadas y en este periodo la economía del país ha crecido al10% anual: un caso único en la historia económica moderna. Encasi tres décadas, la nueva política ha permitido sacar de la pobrezaextrema a 150 millones de personas; sin embargo, se ha acelerado 1'1

segmentación social y la distancia entre campo y ciudad. Mientrastanto, el potencial económico y récnico-cienrífico del país adquieredimensiones de gran impacto global.

Por otra parte, cuando los estudiantes de Beijing y de variasprovincias se congregaron en la plaza Tiananmen en 1989 para pe-dir mayor libertad y para protestar contra la corrupción, tuvieronque enfrentarse a la sangrienta represión comandada por el mismoDeng Xiaoping, quien pugnaba por una creciente liberalización delos mercados.

Por otra parte, en las experiencias de Europa ccntrnl. Cuba o Carea. del Norre, el modelo soviético de comunismo (partido único y pl,i-

nificación centralizada) implicó la supresión de codo libertad civil )'un prolongado estancamiento económico después de los primeroséxitos,

2..3 El derrumbe del comunismo

Salvo en algunas guerrillas (en Tibet o en Colombia), en algunos pe-queños países (donde el comunismo persiste como rirualidad popu-lar encubridora de regímenes roralicarios) y en determinadas cabezasque Se resisten a reconocer la derrota de un sueño, el largo ciclo co-munista ha concluido. No es sólo el derrumbe de la URSS, el incum-plimiento de las promesas de democracia y bienestar y la crecientedificultad de encerrar la mayor complejidad presente en la fórmula"burguesía-proletariado". El comunismo ha concluido su ciclo co-mo fenómeno de pasión de masas y como cultura capaz de capturaralgunas de las mentes más provocativas, tal corno en el pasado ocu-rrió con el alemán Walter Berijamin (1892-1940), con el francés

TMJr>: y el comunismo

jea n Po ul Sa r rr c (1905-1980), con el ruso Vladimir Maiakovsk i(1893-1930), con cl t irali a no Pier Paolo Pasoiini (1922-1975), conel chileno Pablo Neruda (1904-1973) o con el chino Lu Xun (1881-1936), por sólo mencionar algunos nombres. El proragonismo cul-rural y político que el comunismo jugó en el siglo xx se ha agotado.No fue fácil seguir siendo jacobinos después de la guillotina comoespectáculo público de virtud revolucionaria; de lo misma manera,no es fácil seguir siendo comunistas después del Gulag, el terror deEstado, In doctrino oficial y la censura! entre Otros. El comunismoprometió convertir los derechos civiles legalmente reconocidos en

derechos sociales más amplios (lo que, donde gobernó, cumplió h~Slael punto de una digna pobreza masiva) e impulsar la economía y larecnología más allá de los límites alcanzados por el capitalismo. Undoble fracaso.

A pcs.ir de lo a nrerior, es OpOI'tUIlO evit a r Ia~ compo racioncs upr c-surudas entre (~\scismo )' comunismo igunludos bajo 1:1 fórmulo delrornlirarrsrno. fueron ciertamente los dos, regímenes roruhtarios con1l1L1<:1lUS rasgos comunes pero con una diferencio. Mientras el ¡"s-cisma fue la concrerización de un delirio nncion.ilista, cndiosnmienrodel líder y baratijas culturales (no se produjo aquí ninguna cabezaintelectualmente comparable o Mn r x ) sobre la sn nridn d de la rrudi-I..:ión y 1.15 )t'r:lrqui:ls, el conuuusmo fue una ~'PUCS(;l de libertad, 1\0inrclccrunlrncrue rr r c le v anr c , yue JC\'trI0 en un dehrio de poder porp.i r r c de grupo::. polí[lcn~ que se c orisid cra bn n gUi:l!> .rut o r-izn da s h;\(13un íunuo mevita ble . Y ambos, Llsclsmu y comumsmo (en 1.:1 poder},produjeron algunos de los peores dcsasrr cs del siglo xx.

Otra difercncin debe ser establecida entre comunismo y comunistas.Estos últimos estuvieron del lado de la República cspnúola, comba-tieron a los nazis en diver sa s partes de Europu y protagonizaronimpo, t antcs batallas de a mphac ió n de derechos en varios países antes)' después de 1" Segunda Guerra Mundial, purn no mencionar las lu-chas conrru sucesivas presencias extranjeras en Vietnam O como partedel movimiento estudia mil de 1968.

Los [urcios genéricamente a bsoluror ios o condenatorios no sonsiempre fáciles. Hubo seres humanos valiosos en medio de los locuras ylos cnsoñaciones colectivas del siglo xx. Seres humanos que, en Li "lode su volunt a risrno ético-filosófico-ideológico, no entendieron que,1" aventuro histórica del c a prr a lismo no esraba cut r a nd o en su ciclodescendrenrc, que ti liberalismo político era un peldaño irrenunciable(en ausencia de algo mejor para defender los derechos individuales)y que el proletariado industrial se disolvería en una multiplicidad deformas de trabajo dentro de un tejido social cada vez más complejo.

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Una anoración final: hoy en día, en los Estados Unidos de América, losempleados del sector manufacturero apenas representan 12 % de lapoblación activa, contra 78% del archipiélago de empleos en los ser-vicios, que va de la asistencia médica a la educación, del comercio alas finanzas, de los servicios personales al empleo público. La complc-jidad social no puede sino cuartear estructuras y visiones construidasen el pasado sobre anaromías y Iisiologías sociales más simples.

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3. Socialdemocracia

3.1 La Segunda Internacional y Bernstein

Insurrecciones r revoluciones, dt'l11ocdric\s y !)t)¡.:iahsr~\Sl son derror.i-d¡1S 1.'11 I H4H y cu 1871 Y las consccuencius son SéVl!f;15 sobre t oclo p;ll'.\

el pr()ll't~HI.\do urbano de vari.rs parres Jé Europa. LIS !"C\'O!lI(:J(lIH'S

h.lll sido (os(()c;n!\ en rCrI1lIIH)'i humonos y los resulrudos dccepcio-uantes. En ¡:r;\lH..'I~I, ti dl'\ ruml», de 1;11ll011;uquí.\ orlc.misr.i pl"l.'I".\I'.\el lmpcrio de Nupolcón 111, pM.' 110 h.,bl"f de 1" terrible represión del., Con""", de' l'.\I'i, CIl 1~í l.

f-:n AIeII""i,,, ti !',lrrido Soci"ld'l1ll)Cr'lI.l (\1'0. itll1d"do ,11 1~6~ vClI\'U nombre no gllSLl ~\Engds: "Que: (:!H.lCIl1011iJdn nombre" t'~(rlbeen L111;1C.lfW.l ¡\Inl'x) pllt:d(.· vul vcr a I:llllL en I~'-)U dt::-,pLl~~Lit: Lilh.:c.:.1I'~IS dI..' cl.irulc s rim d.rd dr.:hld():\ lu s kyc~ :lnli·sn'-'IJh~t.~ •.•del c nnctll crOrr « \'011 BI~I1l.lI',-·k (1 H I ,)·1 ~l),\{), Con el rr.:I<HI1U.I 1:, 1t'e:"II.d,\(,.I, \.1111(1

ti p.irrid» ((II11U los sindic.uox obreros mcrcmcnr.u: su Il1cmbrt.'sí.l ~.

muluphc.u: 1", 1.1r'.1' ((Jtid,.1I1.1S de del~",.l Je los 111I<I',5e' de \u,~grellli"Jo, .

En IR90 el SI'!) -que: um nciene un rigl\ru~() ~lpt'g() JO(11'l-

n a rio .\1 leg.ido ma rx iuno ólUI1LJllC su poliriL:l 110pucd.i decirse rcvo-lucioll.lria- obucne 2l)~~ de los VOtOS y en 1903, 32 '~{,(1Hcls de U'l')

1111110nt.:sl convuuéndose \,,'1\ (·1 ma yor p.irrido de l p.ul.uuenr o a le m.i u.El 'I'D o lcm.in es el modelo 1',11',1 muchos p.irudos sociaiisr.is curo-peos, (O)\lO el partido bolchevique lo ser.' después pnra los partidoscomunistas. La ide« dc !;, revolución queda al margen de la actividadpC-Íc·ri,:.1 y y,l sólo permanece eu ti fondo como un tributo docnin.irio~I V'ClO Marx. L:l rcspolls.lhilid.ld condionu es extender los derechos~oLi;dt.'s y polít icos de los trah,'l:lJores y {:¡ con quisrn rcvohu ...·iull.l\'I.l

del poder puede cs pcra r.

Pero alguien se atreve ;l cruic ar 1~1hegernonia cultural del m.H.XI$1l10

sobre el Parridc Socddel11óCi'~ra Alemán. Eduurd Bernsrein (1 S5()·'1932) roca el credo marxisra en rr es punros esenciales; 1) No e xis-ten indicios de un derrumbe cconónuco del cnpimlismo que abr. elc.uriino hacio UIl.\ crisis n.:\'oluL'iúnari;'l¡ 2) Tampoco ha~' indicios dt.:empohrcciruiento crecicntc dd proletari.ido, sino 11\;\, bien lo C()Il'rrurio: 3) El socialismo IHJ C~ inevitable (ruarc.ulo en l<1s leves de 1.1

ContextoIHitóncoI;¡ segunda n Ilt.111

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De la revolucióna la reforma

Sociedad fabiana,Partido Laborista

Socialdernccrclaen Suecia y ,Dinamarca

LA IIQUIUOA

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Ihistoria) sino una meta fijada por la voluntad política en un procesode ampliación de derechos y mayor bienestar, Un acro de la voluntad,no de la necesidad histórica. De ahí en adelante, en el léxico rna r-xisra, estas tesis configurarán el así llamado "revisionisrno ".

Bcrnsrcin pública sus primeros textos críticos en 1896, el año si-guiente a la muerte de Engels (el "segundo violín", como se definíaa sí mismo frente a Marx), Fue Engels quien, en una carta de 1894 aKarl Kaursky (1854·1938), el teórico más prominente de la social-democracia alemana, consideraba el Manifiesto comunista comoun texto generador de confusiones y "caduco desde hace 30 años",En efecto, desde 1890, Engels se había declarado favorable a la tác·rica legal del SPD que asumía implícitamente el sufragio universal,la legalidad parlamentaria y las reformas sociales como caminos alsocialismo. Pero es Bernsrcin quien marca en forma explícita la dis-tancia entre revolución y reforma recibiendo la reprimenda de losprincipalesdirigentes del partido que, en lo sustancial, piensan comoél aunque no se atrevan a dccirlo. El marxismo se ha convenido enun canon,

Como se ha dicho, aunque el discurso siga manteniendo ecos re-volucionarios, la revolución ya no es para el SPD ni la mayoría delos partidos europeos de inspiración socialista, el acto dramático,esplendoroso e inevitable del nacimiento de una nueva sociedad(una "rcodicca sccularizada " en palabras de Norman Birnbaum). Ensu lugar se ha establecido un camino de reformas que amplían losderechos a la instrucción, a la salud, a la pensión, al seguro de des-empleo, etcétera, Se trata de reforzar el papel del Estado frente a la"fría lógica" del mercado.

La Sociedad fabiana (creada en Londres en 1884 y que sed elantecedente inmediato del Partido Laborista fundado en 1900·1906)sigue sustancialrnenre esa misma dirección con propuestas de irn-puestos progresivos y la ampliación de los servicios públicos. Señale-mas al margen que de la Sociedad fabiana surgirá, por iniciativa delos cónyuges Webb, la London School o( Econornics en 1895,

En Suecia el Partido Socialdemócrata (SAP) nace en 1889; en 1905obtiene 10% de los VOtos y en 1914, 36%, y gobernará en formaininterrumpida entre 1932 y 1976. Apuntemos el vínculo estrechoentre el partido y la Confederación Sindical Sueca (LO).

En Dinarno rca es casi la misma hisror ia con el añadido (des-de fines del siglo XIX) de la gran experiencia de la cooperación rural,que establece las bases de un partido campesino que será por décadasaliado del partido socialista en el gobierno, desde los años veinte.

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br;l~ )' otras c xpcriencias nacionales de Inspiración socialista se in-sertan en b historia de la Segunda lnter nacional, que, después de ladisolución de la Primer" en 1874, rerorua la necesrdad de una coordi-Ilación enrr c pn rtidos S()(I~¡tSr3s. La Segunda l nrerna cronn l nace <..:111B8Y y que da rri scpultacln en 1~14 bajo los escombr os Je [u PrimeroGuerra Mundial. En los IniCIOS d e este Ciclo. los partidos aíiliadoscontub.in con rr escrcnros m" miembros; en 1914 eran cuatro millo-nes, El socialrsmo avanza en Europa en distinr.is formas. En 1923 seestrena en lnglarerra el primer gub,erno laborista.

La cr írica de 1.1 Segunda lnreruacional J In oleada naciou.i-lisru que embiste EUr0[13 desde comienzos del siglo xx llega a su fll'el 4 agosto de 19 t 4, cuando el )PD voro en el PJrl:lIl1Cl)tO.1 [a vor dI.:los crédiros de gucrra que const ir u ye n , de hecho, UIl aval de IJ cl.r-se obrera a l bcl icisrno UOIl1IIl:.lIHt:. Pero JrHeS de que la Segunda lnr e r-nacional se desarriculara en el torbellino de 1" guerr:l, constituyóun vinculo de comunicacrón )' debate entre partidos volcados a lade lens.r del empleo)' de las ocho horas de jornada laboral, el sufr.igiouruversnl, la mejora snlar ml, 1" insrruccrón pública, ercérer.i.

Con 13 guerra cambio rudo el tablero en el ámbito de l.,lz qurcrda y II;1C~1\ los pa rtidos comumsras que -CIl la ola de 1::1 ex'pe ricncr.i fllsa- rcgr cs o n ;,1 id e a no r cvolucion o rio de Mn r x quc , por

décadas, se ha bra conservado m.i s como lirurgrn que en la realidad delmovimiento obrero,

3.2 La nueva Internacional Socialista

En la conclusión de la Segunda Guerra Mundial encontramos unaIzquierda partida en dos: socialdemocracia y comunismo. La disyun-tiva reforma 'o revolución sigue como una frontera, La socialdemo-cracia será especialmente tuerre en los países más desarrollados (conexclusión de partidos comunistas como el italiano O el francés) y elcomunismo rendrri mayor peso relativo en países, europeos y no euro-peos, de menor grado de desarrollo económico y menor cons ohda-ción dcmocr áric a .

En 1951 nace la nueva Inrernacional Socialista, La secuencia nu-meral se ha interrumpido, porque la Tercera Internacional (Komill·tern, 1919·1943) fue casi exclusivurncrue un inSrrUIl)CIHO políticosoviético y 13 "Cua rr a " lntcrn.icio na l (también comunista) será elintento minoritario de León Tr orsky (1879-'19401-el antiguo forja-dar del Ejército Rojo, asesinado en México por agenres de Sralin-para romper la hegemonía sraliniana sobre el rnovirnicnro comunista

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El Estado debienestar

Los casosde Suecia yEspa~a

LA IZ.QUIEP;CA

mundial. Interrumpida la secuencia numérica, la nueva InternacionalSocialista nace en Fr ank íurr a los cinco años de concluida la guerra.Medio siglo después la integran 91 partidos además de 25 miembrosconsultivos (con derecho a voz pero no a voto) y 15 partidos obser-vadores. A lo largo de 16 años, entre 1976 y 1992, su presidente fueWilly Brn ndt (1913-1992), una de las mayores frgur as políticas de laRepública Federal Alemana y canciller entre 1969 y 1974, cuandose promovieron profundas reformas redistriburivas mientras el paísatravesaba por su mejor periodo de prosperidad posbélica

Desde su Congreso de Bad Godesberg (1959), el SPD a ccn-rúa la distancia frente a Ma r x , quien deja de ser reconocido comoreferente teórico pa ra el socialismo, Un socialismo, por Otra parte}que deja de coincidir, para la socialdemocracia, con el control esta-tal de los "medios de producción". La nueva Internacional reafirmasu fidelidad a la democracia parlamentaria mientras hace explícita SLlhostilidad al comunismo soviético.

Al caracrerizar el nuevo tiempo, hay que considerar el empuje deci-dido al Wel(are State (Esrado de bienesrar) que en varios países es-candinavos había comenzado desde antes de la guerra. Demos unsalto a la acrualidad. A comienzos del siglo XXI, el gasto socialen Dinamarca y Suecia represenra entre 36 y 38% del ProductoInterno Bruto (rIB); en Estados Unidos, 27%. Un dato más: en lospaíses escandinavos de antigua tradición socialdemócrata, el gas-to público en políticas activas del trabajo (subsidios, gastos de re-calificación profesional, etcétera), representa entre 1.7 Y 2.1 % delPtB; en Estados Unidos, 0.2%.

Si hoy la Unión Europea encarna un modelo capitalista con mayorprorección social respecto al, nuevamente dinámico, "modelo ameri-cano", gran parte de ello se debe al trabajo de décadas de partidos ygobiernos que se declaraban socialistas.

Dos casos -de alguna manera- extremos: Suecia y España.En el primer país el Partido Socialdemócrata (SAP) gobernó de 1932a 1976, regresó al gobierno entre 1982 y 1991 Y nuevamente entre1994 y 2006, cuando los conservadores vuelven a ganar en sepriern-bre de ese año. A lo largo de los últimos 74 años, Suecia ha sidogobernada por la socialdemocracia durante 65 años y no es inúrilsubrayar que, desde hace tiempo, es LInO de los países del mundo conmayor productividad, más altos indicadores de bienestar, baja des-igualdad social y mayor equidad de género. Mientras Rusia tomabael rumbo hacia una URSS que se disolvería en el camino, el socialismosueco construía nuevas compatibilidades entre mercado y equidad,entre democracia y liberalismo.

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[n Espaú.r, por su p.rrt c , el Parricio Socialisr« Obrero Espaúol(",OF) -,lonUe el u pelru ivo obrero hace nernpo se ha dduido enun cuerpo SU(I;ll mucho m,is .rmpl ro-c- !JegJ a l gobierno eu 1')82 y'sa le de él dur.uu c ocho ar1tJS c nt rc 1~96 Y 200-\ par a /'(,:grc~ar en eseúltirno ano: )U$ políticas se r.in de impulso al crecirrucnro y de ID:J}'CH

[usricia social, además de la decisión de ingresar a la Unión Europea.España ha sido gobernada por el PSOE durante 16 de los últimos24 años y el país registra '''''1 tasa media de crecimiento de! PIB percapit a enrr e ln s más cle v adu s de la Unión Europea.

Algunas breves auornciones sobre dos personnrcs emblema ricos deestos universos de la lz quier da europea: Olor Palrne (1927·1986)José Luis Rodr ígucz Zapatero (1960). El primero fue el líder de I'lsocialdemocracia sueca de 1969 a 1986 y Primer ministro de 1969o 1976 y de 1982 a 1986, ano en el que fue asesinado mientras sa li.ien 1:1 noche, sin escolta, de un cine. Adcrnas del impulso al Estadode bienestar, queda de Palrne su lucha contra el aparth eid sudafri-(;'1no, conr ra 13 guerra nor tea mcrica na en Vietnam, contra la <lgrc-sió n soviética ;1 Ch cc o slovn q ui a en J 968 Y co nr r a Francisco Fr a nc o(1892·.1975). Esa mismo rradición de cririca a los políticas bélicos Jelos Estados Unidos de América es refrendada en 2004 por el nuevoPrimer ministro socialista español, Rodríguez Zapatero, que ordenael retiro de las tropas españolas del Iraq ocupado por Estados Unidosy que amplío los espacios del laicismo y la pluralidad promulgandola ley que lcgaliz a el rn a rr imonio entre personas del mismo sexo.

3.3 Socialdemocracia y globalización

En el Congreso de París de 1999, la Internacional Socialista enlatizala difcr encia entre economía de mercado y sociedad de mercado, re-c huzando que la segunda .<;(.:3 consecuencia inexorable de la primera.

A unu cc onorn ia de mercado no debe corresponder un ..1 SOCiedad enque las personas sean consideradas exclusivamente como factoreseconómicos.

Sin embargo, una cosa son los declaraciones y otra la realidad.Conservar el Estado de bie nesra r en 135 ojea das de globalización,innov.ición recnológica )' competencia del presente se vuelve Il1<lS

complejo tlue anres. Par a ser Iinunciubles , los sistemas de protecciónsocial requieren de una situación cercana 01 pleno empleo sobre rodoen contextos donde el envejccumenro de la población genera ma-yores gastos en pensiones y asistencia médica.

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Dilema actualdel socialismodemocrático

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En una realidad de 'trabajo más precario y empleo menos legal-mente protegido, las contribuciones 31 financiamienro Jet sistema deseguridad se contraen mientras se multiplican presiones conservado-ras que ven la regulación del mercado como un obstáculo a la crea-ción de riqueza,

En una realidad de mayor apertura y mayor competencia pro-veniente de las áreas de bajos salarios (China e India, en primer lu-gar), el \Y/elfareState se encuentra bajo las presiones combinadas deldesempleo, el trabajo en negro y el menor vinculo de las nuevas ge-neraciones -fragmentadas en un universo d e empleos del secrorservicios que no favorece una acción social conjunta- con los sindi-catos y los grandes partidos de la Izquierda reforrnadora.

Si bien es cierto que los sistemas de protección social están lejos dehaber sido desmantelados -a pesar de la presión políricu conser-vadora que se hace explícita desde inicio de lOS ochenta con figurascomo el presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan (1.911-[989)y la Primera ministro inglesa, MargarerThatcher (1925)- también escierto que en las últimas dos décadas, mientras el sistema de seguri-dad social se encontraba bajo presión en distintas partes del mundo,la distribución del ingreso se ha ido polarizando en varias de lassociedades más avanzadas y también en otras de menor grado dedesarrollo, Entre una corriente cultural que reclama mayor liber-tad de acción de los mercados, y l. exigencia de mayor producti-vidad para conservar capacidad cornpeririva, los parridos socia listasparecerían presa del desconcierto y una menor capacidad de ini-ciativa rcforrnadora.

El socialismo democrático se enfrenta a un dilema: ¿administrar oreformar el capitalismo> A diferencia del pasado, pocas reformasimportantes pueden tener ahora lugar exclusivamenre en el ámbitonacional. La socialdemocracia y, en general, las fuerzas reforrnadoras(que, como en el caso de Estados Unidos, tienen raíces distintas delsocialismo y su historia), se enfrentan al reto de transferir pa rre deSLI acción política a una escala global para gar a nrizar una menor dis-tancia entre productividad y bienes tu en los países avanzados y unamayor capacidad de crecimiento económico y justicia social en lospaíses, consoladora mente definidos como en ví;¡, de desarrollo,

A través de la liberalización del comercio internacional, el cambiotecnológico, etc., las fuerzas del mercado han acelerado sus ritmos yampliado el espacio de sus acciones, así como sus consecuencias so-bre la vida de todos, Frenre a ello, una política relorrnudora -capazde dar al bienestar social un peso similar al de las necesidades del

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4. El populismo

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h.1 ,,,1,, (r sigue sieudo) grun pone de la IzquIerda del subdesarrollo;espacio culrur.il de grandes movimientos colectivos, cspeci.ilmc.u e e-nAmérica Launn. ¿Por qué considerar al populisrno (que puede tenerexpresiones progresistas o conservadoras )', a menudo, 1:15 dos <11

mismo tiempo) en un re xro que Se ocupa de In Izquierda) Porque del·l han surgido muchas de las fUC:1'Z;lS que h:111 movido o las socicd.idcslat mo.tmeric an a s en c l Siglo x x h uciu 1<\ CChU'::'IL'lÓn pública. el vnr c

de 1,\5 mujere s, 1;, luicidad del Estado }' porque en él cucoutr.uuossímbolos que son propios de 1" culrur a de Izquierda: pueblo, jusrici.1social, democracia, Pero. ¿qu¿ es el populismo? Pensemos en la Amé-rica Lat ina del Siglo xx y apuntemos algunos rasgos:

1) Un lide r c.uisrn.irico que encarna las .ispirucioncs de lossectores rnris pobres dt" 1.\ poblaci ón y .munc ia UIl I1Llt:VO

comienzo,

2) La visión del "pueblo" como una unidad ética en la cualno cabe» intereses diferenciados ni, menos a\1I1, expresio-nes poliricus independientes,

J) El n aciou alisruc COl1l0 lugar simbólico de UI1:l u ni dn dque rcsist c las .,s(,.·..:h.:'II\Z~lSexternas,

4) El frecuentemente escaso interés en 1<15 reglas lorrnalesde la democracia.

Naruralme nrc , el ..ISLlIl(O es uui s r om plej o. El po pul isrno es un con-IL'llcd~)I' rnuy .un plio e-n que cubc n e! prc si d cn cc .Hgelltino l-lipólirolrigovcn (1 H52-¡9331 v )\1 maquin.uia pollnco-cticruclar, Arnul-to Al 1.1.' (190 1-190~). L'lI)'.lS tres presidencias en r.lnarn~ rerrmn.mcon StllUOS golpes de Estado y que llega a manifestar simpatías n~7.I-Llsci,t:ls, el presidente me xic.iuo La z a ro Cár dcna s (1895-1970).quien recibe el premio Lcnin por la paz en 1955. ° el presidenteperu.mo Alberro Fujirnor i (/939) Y el IIICXiC:1I111 Carlos Sali",,<(19tlg) cuyos pervon.vlism o-, pnrn-popuh sro s conviven COIl uu ri~u-roso hbe rahsmo económico. hasr.: el presidenle venezolano Hugo

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Inicios del s, XX

LA IZQVIOIOA

Chávez (1954) quien, en los giros de la hisroria , paso de la condiciónde un militar nacionalista (y golpista) a ser un seguidor de Fidel Cas-[[O quien, a su vez, repite en Cuba el modelo político staliniano.

Además de la concentración del poder en el líder (los seguidores de lri-goyen se aurodenorninaban persona/islas), un dato constante delpopulisrno es la escasa consistencia de un parrimonio de ideas dondeconviven nacionalismo, corporarivisrno, parerna lismo 'y, n veces,el socialismo. Un ejemplo para aclarar el estilo populista viene deAntonio Díaz SOto y Gama (1880-1967), delegado zapatisra en laConvención de Aguascalientes (1914), quien en un arrebato de "elo-cuencia pirorécnica" (en palabras de Martín Luis Guzmán) ensalzaa sus figuras tutelares: Buda, Cristo, San Francisco, Marx y Zapatu.Un revoltijo indefinible de sugestiones hecho discurso o, mas bien,retórica. 'Arnulfo Arias, simplificando, declara que su doctrina es el"panameñismo". Para seguir la tradición de mezclar rodo con roday alentar la capacidad del líder para interpretar su versión de ecu-menismo laico, Hugo Chávez declara que Jesús era socialista. Unarsenal genéricamente vindicatorio donde nunca falca el líder mesiá-nico y donde el discurso político, más que enunciación de programas,se vuelve mensaje virtuoso dirigido a las crecientes masas urbanas. Adiferencia del populismo rural ruso y estadounidense del siglo XIX, elpopulismo latmoamericano del siglo XX es fundamentalmente urbano.Hagamos un recorrido por algunos de sus principales episodios.

4.1 El populismo de los abuelos

En las primeras décadas delsiglo xx la Ciudad de México, BuenosAires, Río de Janeiro, Bogará y otras se expanden y se vuelven espa-cio de convivencia forzada entre "gente decente" y pueblo. ¿Cómointegrar políticamente una creciente masa de seres humanos que vaadquiriendo mayor presencia social y, de paso, el derecho al voto?Ante este reto las viejas élires agrarias sólo pueden reaccionar tr a-randa de evitar la movilización social que podría desestabilizar sumundo de privilegios y exclusiones.

La respuesta activa vendrá de caudillos de nuevo cuño queintegran los sectores populares (altamente segrnenrados entre semi-proletariado y clases medias-bajas que buscan mayores espacios pro-fesionales, políticos y culturales) en una dimensión pública de la queestaban excluidos. Un proceso guiado por sindicatos corpor arivi-zados, partidos dependientes del Estado (o del líder) y la consolidaciónde un discurso nacional-revolucionario. Una integración que supone

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b concesión de nuevos der ecbos y la subordinacrón de las organiza-ciones populares al control del Estado.

Con el derrumbe de los precios de exportación de los producrosprimarios latinoamericanos, la crisis económica de 1929 debilita lacapacidad de control social por parte de las anriguas é lires: Se ace-lera así el momenro de un enfrentamiento postergado.

El e nfr e nt a mie n t o se produce inicialrnen tc en Brasil, donde lnVieja república 110 era más que un arreglo entre oligarquías agrariasregionales. Con apoyo militar, Getúlio Vargas (1882-1954) llega a lapresidencia en 1930 y necesita al "pueblo" como contrapeso frentea viejas oligarquías que han perdido el conrrol del Estado pero nodel poder local. Mientras estrecha pactos corporativos con obrerosy clases medias, Vargas, declaradamente anticornunisra, conduce unacreciente concentr a ción de poderes en el Estado cenrral y en su perosena. En 1937, con el golpe instiruciona l que le asigna poderesdictatoriales se refuerza la simbiosis entre Estado y ejército. El dis-curso sigue siendo nacional progresista mientras los sindicaras inde-pendientes son reprimidos y se impulsa la industrialización así COIllOuna ampliación de derechos que tiende a presentarse como pruebade la benevolencia y conciencia social del líder. A pesar de los cam-bios, los intereses de! l a s otigar quia s agr arias quedan su st a nci •.rlrne nt einrncros, lo C]ue será una pe sa da herencia en la historia hrn sileriahasta la actualidad. Cuando, en su segunda presidencia 11951·1954),se descubre que el intento de asesinar al principal opositor de Var-gas viene de su círculo mas cercano, el ejército le pide la rrnuncia yVarg.is se suicida dejando una carta donde menciona fuerzas oscurascontrarias a los intereses del pueblo.

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I'or su parte, en Argenrin,-l, Hipólito Yrigoyen es, en muchas [orrua s , Aryenrmdun antecedente del peronismo. Presidente de 1916 J 1922 Y de 1928a 1930, es derrorado por un golpe milirar que entrega el país, orr avez, a la oligarquía agraria e xporradora. El rechazo de csre intentode congelar el tiempo vendrá crece años después de otro golpe mili-t a r guiado esta vez por un selecto grupo de oficiales del ejército conamplias, y vagas, ideas reformadoras. Entre ellos esr.i Juan Domingol'eróu (189-'-1974) que, COI\\O ministro del trabajo teje, desde 1944,una red de relaciones con ,\Igunos sindicuros mientras reprime 3

orr os. Asumida la presidenoa, entre 1946 Y 1955, se perfilan losrasgos de un régimen estr uctur almenre Similar al del varguisrno.Estado co r por anvo, personaliznción del poder, aumento de salarios,recouocinuenro de derechos sindicales, estricto conrrol policial, VOtOpara I3s mujeres, planes de pensión y vacaciones para los hijos derr abajadorcs en colonias populares.

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México

LA IlQUIEItDA

Como sucedió en Brasil, las clases medias entran en la política yel Estado que surge de esta inclusión adquiere más la forma que la sus-tancia de instituciones realmente democráticas. Señala atinada meneeHerberr Braun: "Se establecía con las masas [de paree del líder] unarelación íntima y ernoriva que degradaba la vida política"; es decir,una combinación de nuevos derechos y paternalismo, Refiriéndose aMéxico, Ocravio Paz (1914-1998) hablará después de un "Ogro filan-trópico". Cuando Perón vuelve al poder en 1973, su primer acro seránombrar a su esposa como vicepresidente. Y para reconfirmar el pesode las inercias, una perspectiva similar parece perfilarse a comien-zos de 2007 con la posible sucesión del presidente Nésror Kirchner(1950) por paree de su esposa Cristina Fernández (1953).

En México la historia es distinta. Aquí ocurre una revolución en 1910que comienza a desmontar los añejos privilegios de la oligarquíaagraria. Y cuando la revolución da señas de haber perdido su empujede cambio, la presidencia de Lázaro Cárdenas, de 1934 a 1940, danuevas alas a la bolítica como aceleradora del cambio social.

Existen notables diferencias respecto a Yargas y a Perón: unaes que la inspiración de Izquierda es aquí más evidente. El PartidoRevolucionario Institucional (I'RI), nacido con otro nombre en 1929,se asume como heredero de la revolución, a diferencia de Va rgas yPerón quienes crean sus propios partidos como agencias políticas deorganización social y cooptación. Pero la estructura básica es simi-lar: Estados corporativos que convierten a los trabajadores en piezascentrales de una maquinaria de control social. Mientras construyeel aparato insritucional-idcológico que permanecerá en el poder enMéxico hasta el año 2000, Cárdenas realiza una profunda rra ns-formaci6n de 1.\ tenencia de la tierra a favor del ejido, a brogn 13 penede muerte, impulsa la educación pública y nacionaliza el petróleo,entre otras medidas y uno que otro fraude electoral.

Dos obseruaciones

La primera es que los países mencionados experimentan procesos demodernización desde los años treinta y cuarenta, pero, décadas des-pués, en la conclusión de la larga ola ascendente del populisrnc, dejantras de sí instituciones de baja eficacia y credibilidad social ademásde economías con decenas de millones de pobres.

La segunda observación es el fenómeno de la anulación pordécadas del espacio para la consolidación de una cultura de Izquierdaautónoma, capaz de arraigo propio y libre de gobiernos y líderes pro-videnciales.

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4,2 ... y el de los nietos

S, el viejo populismo nace luchando contra las repúblicas olig,ir-quicas que persisten en los inicios del siglo xx, el nuevo populisrno,desde fines del siglo y sin aportes originales de ideas o estilos, naceprotestando Contra instituciones que encarnan muchos de los vicio,heredados del primer populisrno. El nuevo populisrno inre nr a revi-vir un tiempo pasado rnirificn do con líderes providenciales. nac.o-nalizucioncs patrióticas, una organización corporativa del "pueblo"con el añadido del rechazo I1\.1S o menos enfático de la globalizaciállncoíiuerat. Limitémonos a dos expresiones de este nuevo populismoque, en palabras del historiador británico Alan Knighr, se parece ~I"retorno de los muertos vivientes".

En Venez uel a , después de c.:U:Hc.:IH3 ~t\OS de duopolio entre un partidosorinldcmócr ar a y otro dernocr isria no que a lbergan altos niveles decorrupción y baja moral pública, un ex coronel gol pista, Hugo Chávcz,llega a la presidencia a inicios de 1999 denunciando la corrupcióny prometiendo una refundnción republicana. Lo casi inmediato es,corno de costumbre, lo simbólico: la república se rcbauriza como Re-pública Boliva riana de Venezuela. En el estilo de Soro y Gama , paraChávez . jesús y Bolívar íue ron "soci.ilisr a s". La As a mb le a Cons-riruycnrc de 1999, compuesta por 95 % de ch avisr a s , aprueba unanueva carta constitucional que amplía el periodo presidencial decinco ,\ seis años y permite una reelección. Hugo Chávcz hará saberdespués que sería posible una enmienda consrirucronal que le permi-tiría un a reelección virtualmcnre indefinida, Por el retiro de la oposi-ción de las elcccroncs pa r l.uu e nt a r ia s (incluyendo partidos de cenrro,derecha e raq utc rda }, cs rc órgano cs t á compuesto e xclustva rucur c delMovimienr o Quinta Rcpúbhco (MVR) cr e ad o por Chi vez , así comode pequeños partidos allegados.

Un gasto público sin precedentes, financiado gracias ,,1 au-mento, desde el ano 2004, del precio internacional del petróleo,ha perrnirido a Chávcz una política de subsidios a los más pobresy a mplias inversiones en sa lud y educación en un país en que 74%

de la población no puede adquirir la canasta básica. Por lo demás,es el cuadro acosrurnbr ado del populismo: UII Ide carismático queconcentra en si mismo casi roda el poder del Estado; la creaciónde una central sindical afín, la Unión Nacional de Trabajadores(UNT) Contra la vieja Confederación de Trabajadores de Venezuela(CTV) que -ligada al parndo socinldernócrnrn-> se le opone; unsimulacro de vida parla mcnta ria y una situación institucional en laque Iq;itinllJad )' popularid.ul tienden" coincidir, como seiíala el

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México

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estudioso venezolano Allredo Ramos. Una democracia plebiscirariaque, desde el año 2004, se da a la tarea, según su líder car isrná rico ,de construir el socialismo con Fidel Castro como aliado y fuenre deinspiración. El viejo populismo, con sus deformaciones y simulaciones,miraba al futuro; el nuevo mira a restaurar un pasado ya derrotado.

Algunas palabras acerca del mexicano Andrés Manuel López Obra-dor (1953). Siendo jefe de Gobierno de la Ciudad de México del 2000al 2005 mostró una clara proclividad a una pclírica de alto irnpacrosimbólico: la protesta contra la hora legal" federal", la reducción delsueldo de los altos funcionarios, los subsidios a los mayores de 70años y la construcción de un segundo nivel de via lidad destinado afavorecer la difusión del automóvil en una zona urbana con más decuatro millones de vehículos en circulación y altos niveles de polu-ción. Los subsidios (poco más de 50 dólares norteamericanos al mes)a la población mayor necesitada es una de las pocas iniciativas origi-nales además de necesaria, sí bien con un alto COStO sobre las Fina nzascapitalinas. Sin embargo, sobre temas tomo la calidad de la a drninis-tración pública local, corroída por la ineficacia y el clicnrelismo, eldeficiente transporte público, la delincuencia ampliamente impune ylos recurrentes episodios de corrupción en su propia administración,no hubo mucho más que insusranciales ejercicios oratorias.

En un país que vivió setenta años con un solo parrido en el go-bierno, López Obrador (antiguo miembro del r m) vio cómo, pieza

pieza, se construía alrededor de él, un aura redentora. Los rasgospopulistas son aquí inconfundibles: la cenrrnlidad del líder que casianula a su propio partido como espacio de toma de decisiones; lavaguedad de propuestas que se limitan a reeditar el antiguo recerarionacional-revolucionario; un discurso que tiende a establecer una fron-tera neta entre "pueblo" y conspiradores y, [ina lrne nre , una repulsade las instituciones cuando no funcionan en el mismo sentido preco-nizado por el líder.

Ahora bien, el populismo ciertamente estrechó los espacios para quela Izquierda latinoamericana desplegara una mayor presencia inde-pendiente en la sociedad. Pero el populismo no ha sido el único factorde este angosta miento. Uno de ellos es, paradójicamente, Cuba. Elrégimen de Fidel Castro ha fijado en el tiempo dos pautas: una vir-tualmente irrepetible y la otra indeseable. La primera es la conquistadel poder a través de una guerrilla que, fogueada en las rnonrañas,acelera la descomposición de la legitimidad del gobierno establecido.La otra pauta es la visión del comunismo a través de la experiencia

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smliniuna , o sea: un jefe absoluto (carismá tico o no), un parrido "ni-co, planificación cenrr aliz ada y la reducción de la cultura a culturaoficial.

Cousiderando el prestigio de Cuba como baluarte latino-americano contra la injerencia de Estados Unidos, estos rasgos hanterminado pOt convertirse en América Latina en espacios culturalesprácticamente sagrados en la defensa de la revolución. El régimencubano exporto a la región el propio rerar do cultural. Ni el popu-lisJ110 ni el comunismo cubano han proveído los estímulos culr ur a lespara que 13 lz q uier d a la t in oarner icn nu valore la dernocrncia como unhecho realmente esencial en el camino de salid" del subdesarrollo,es decir, de la pobre calidad instirucional, la escasa productividad yla exreudida pobreza, objeto de manipulación retórica de partidos)' líderes estaciona les.

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A cormcnzos de los aúos veinte, Lcnin y !lujarin (18R8·1938) llama-ban o b autocririca frente a 1;] excesiva concentración del poder enel periodo (el comunismo de guerra) inmediatamente posterior a laroma del poder. Siguiendo el camino e xacta menre contrario, a finesde h décn da Sra lin da un nuevo empujón ni voluur a risrno, al o pri-mismo ofrciu l y <1 ¡" cons olido c i ón de u n arnp lio a pa ra ro de control)' represión social. Décadas despué s de 1:1 derrota histórica de esemodelo, renace asornbrosmuenre en ti contexto de lino plena acele-ración de las interdependencias globales, en las cabezas de algunosdirigentes ncopopulistns larinoarncr icanos, como si las lecciones delposado no fueran r elcvanrcs.

Un siglo con diversos populismos en Arnéric a Latina b a deja-do en la cultura de I:! Izquierda regional, a pesar de sus diferencias,una estela pcr srsreruc de n.iciona lisrno retórico, una mayor valora-ción culrur al de la suhlcvacrón que Jel tr a ba¡o partidario de largopino y una proclividad hacia figuras cansrnáricas que anulan todaposibilidad de elaboración política y de crecimiento dcmocr dtico.

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5. Nueva Izquierda

5.1 1968, feminismo y ambientalismo

1968

Alrededor de mediados de los sesenta toma forma un tejido culruraljuvenil en el cual convergen muchas hebras: del hastío frenre a unbienestar que 110 ofrece estímulos vitales al rechazo de la guerra deVietnam, de la crítica anri-auroriraria de la familia y la universidadal desarrollo de una identidad Juvenil alrededor de nuevos símbo-los literarios y musicales. Estados Unidos estti en el centro de esremovimiento con IJ irrupción de una vitalidad crítica que adquiere lasformas del militante negro Malcolm X (1925-1965), el escritor [ackKerouac 11922-1968), el filósofo Herberr Ma rcuse (1898-19791, elcnnrunre Bob Dylan (\941) y el Jimmy Heudrix (1942-l970) queroca en su guirurr: el himno de los Estados Unidos de América COI1

sonidos de explosiones y ráfagas de metralleta parJ recordar a losjóvenes'estadounidenses que mueren en la jungla de un país lejano

. agredido por el propio en nombre de lo democracia.

l.n rebelión juvenil tiene lugar entre 1964 y 1965 en " universidadde Bcrkcley, California, ocupada por estudiantes que se manifiestancontra la guerra de Viernam quemando públicamente los carnet deenrolarnicnro en las fuerzas armadas. El año coral de "1968" inicia enCalifornia cuatro años antes y, en formas específicas, se extiende aEuropa ya otras partes del mundo incorporando en el camino nuevosmedios de lucha y de protesta, Ernesto "Che " Guevara (1928-1967),quien muere en las montaúas de Bolivia mientras intenta dar vida ab consrgn a de crear "Uno, dos, muchos Vietnam" y la RevoluciónCultural chilla, iniciada en 1966, que parece -y en alguna medidaes- una lucha conrr a un modelo despótico-burocrático de socia-lismo, son referencias generacionales. Simbolos, mezclados a otrossímbolos, que confirman lo esencial: el derecho a la rebeldía.

El "movimiento" es protesta, auto-reconocimiento generacional ytambién toma de distancia frente 3 un bienestar entretejido de rutinamasiva y violencia disimulada. No hay que esperar una mírica revo-lución para comenzar a cambiar la vida aquí y ahora, ya que de eso

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Nuevo frente debatalla cultural ypollttca

Simonde Beauvoiry Betty Friedan

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se trata y no simplemente del cambio del régimen de propiedad o deformas de gobierno. La "larga marcha a travésde las instituciones",propuesta porel dirigente estudiantil alemán Rudi Dutschke (1940-1979), corresponde de alguna forma a las oscilaciones de intensidaddel propio movimiento y a una visión de subversión cultural de lar-ga duración. La revolución como acto luminoso que cambia la his-toria ha sido olvidada; ha llegado el tiempo de desmontar pedazo apedazo y a golpes de crítica, estructuras colectivas en las que bienes-tar y malestar se han trenzado de forma estrecha.

En su heterogeneidad, con su diferenciado potencial crítico, elmovimiento estudiantil es alimentado por una necesidad de cambioy nuevas formas de vida. Pero, pasadas las primeras fases de mayormovilización y optimismo de masa, asumirá a veces las formas de vie-jas tendencias libertarías, rnarxisras-leninistas e incluso de terroris-mo rojo (en Italia y Alemania). A pesar del estallido de novedad, lahistoria hace valer sus razones: lo nuevo concluye su ciclo vistiendoviejos ropajes.

Sin embargo, de esta explosión generacional surgen dos co-rrientes culturales que han terminado por instalarse firmemente en lasociedad contemporánea: el feminismo y el ambienralismo. Dedique-mos algunas palabras a eStOS nuevos espacios de crítica, propuesta yprotesta de la Izquierda contemporánea.

Feminismo

Desde fines de los años setenta, el feminismo se configura como unanueva insurgencia culrural que enjuicia relaciones entre los sexos quereproducen y consagran la opresión sobre la mujer. El patriarcado esel blanco central debido al poder cultural que desde ahí se ejerce con-tra la mujer en la familia, en los lugares de trabajo y en la sociedaden general. Más allá de sus distintas formas, el feminismo -que sefragmenta desde el comienzo en varias corrientes-e- se instala en laconciencia colectiva y se constituye como un nuevo frente de bata-lla cultural y política. Aquello que era "natural" algunas generacionesatrás se vuelve súbitamente síntoma de un retraso cultural.

La escritora francesa Simon de Beauvoir (1908-1986) publica Elsegundo sexo en 1949, pero el campanazo intelecrual más influyentesobre el futuro movimiento feminista viene de Berty Friedan (1921-2006) Y su texto La mística de la femineidad {1963}. El objeto de lanueva crítica es la condición de sujeción (es decir, de privación dederechos) inreriorizada en la "feliz heroína doméstica" encargada

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de COnstruir alguna armonía familiar mientras pierde cualquier posi-bilidad de acercarse a la propia.

El VOto a las mujeres (el reconocimiento de su condición de ciudada-nas) es un hecho reciente y en varios casos muy reciente que ocurreentre 18% y 1920 en Nueva Zelanda, Finlandia, Dinamarca, Sue-cia, Holanda, Inglaterra y Estados Unidos; y entre 1932 y 1952 enBrasil, México )' Argentina. El derecho de VOtO para las mujeres esconcedido en 1967 en Ecuador, en 1971 en Suiza, en 1976 en Porru-gal y en 2005 en Kuwair. Y sólo hace pocas décadas se introduce eldivorcio en muchos países del mundo. Varios rez agos históricos enel reconocimiento de los derechos de la mujer estallan con el feminis-mo desde fines de los setenta con la fuerza de una exigencia de reno-vación postergada por mucho tiempo. La reivindicación del caráctersocialmente útil del trabajo hogareño provoca demandas como el sa-lario doméstico, además de la legalización de la píldora anticoncep-tiva y el aborto, la eliminación de la sujeción legal al marido en elarnbiro del derecho civil, una nueva legislación sobre delitos de abusose xua l, no discriminación en J;'\ escuela y en el trabajo, entre 0[[:15.

En la prefación de 1996 a una nueva edición de su famosolibro de 1963, Betry Friedan reconoce los avances que han ocurri-do en' estas tres décadas. Han crecido las familias que dependen deltrabajo exrradornésrico de las mujeres; los hombres participan másen las labores de la casa, en el cuidado de los hijos, de su educa-ción y salud; los derechos se han ampliado y ha ocurrido un cambioprofundo, aunque parcial, en la condición de la mujer y del mis-mo varón. que se enfrenta 3 I:l tarea de redefinir una masculinidadconstruida a lo largo de siglos sobre pautas que se vuelven manifes-raciones de arcaísmo cultural. La mayor presencia de la mujer en lapolírica acentúa la atención hacia temas que conciernen a la calidadde vida. Y concluye Berry Friedan: "A lo que hay que enfrentarseahora, mujeres y hombres juntos, es a las amenazas hacia la vidaque vienen de los excesos de una cultura de la codicia y del podersin freno de las grandes empresas ... El bienestar de la gence, el biencomún, debe tomar ventaja sobre las estrechas medidas del próximoinforme trimestral del mercado accionario".

..Ambientalismo

La otra criatura póstuma del movimiento del 68 es el arnbienralis-mo que también se perfila, desde la segunda mitad de los setenta, yano como una defensa 'f,Omántica de la naruraleza sino como un nuevo

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frente crítico del capiralisrno y como señal de un, urgencia de c.im-bio de sus formas de producción y de vida. En la activación de estenuevo interés es éscncial la publicación en 1962 de La primaverasilenciosa de la bióloga y naturalista estadounidense Rachel Ca rson(1907-1964), una denuncia cienríficamenre documentada de los efec-tos ambientales del uso del DDT, el primer pesticida de amplia difu-sión mundial.

Si el feminismo descubre la miser-ia de la condición de la mujerdetrás del decoro y las buenas maneras, el ambieruaiisrno descubrela no sustenrabilidad de un modo de vida basado en una creciente ur-banización, mayor consumo de hidrocarburos y mayor emisión degases tóxicos que amenazan la biodiversidad y promueven cambiosclimáticos potencialmente irreversibles.

El ambicntalismo es el reconocimiento y la dcnunci. de que, con la tec-nología actual, el bienestar represenra también un ataque sisrcrnáricoa los principales ecosisrernas mundiales. Ha ocurrido un cambio deci-sivo: se ha vuelto históricamente posible para la humanidad sucumbirfrente a su propio bienestar. Se trata, ni mas ru menos, de re definir elProgreso y sus formas. Aunque los partidos verdes, ahí donde se handesarrollado (sobre todo en Europa), sigan teniendo dificultades decnraizarnienro (con una captación eje votos que generalmente osci-la entre 5 y 10%), en las últimas tres décadas el arnbicnralisrno mues-tra una creciente penetración en la cultura contemporánea, activandonuevas formas de conciencia y de demandas sociales.

Greenpeace, la organización no gubernamental, nace en 1971y tiene acrualrnente dos millones y medio de afiliados distribuidos encuarenta países y el \'(Iorld Wide Fund [or Nature (WWF), nacido en1961, engloba a cinco millones de miembros. El movimiento verdesupone una diferente forma de participación política, menos ideo-lógica y más enfocada hacia la participación local (la consigna es"Actuar localmente y pensar globalmenrc"} y a una asunción de res-ponsabilidades transgeneracionales.

Respecto al tradicional conflicto distributivo (simplificando, entrela burguesía y el proletariado), que ha sido el núcleo central de laIzquierda a lo largo de casi dos siglos, tanto el feminismo como el amobienralisrno ponen en evidencia conflictos transversales que afectanlas condiciones de vida de todos sin tener una clara raíz de clase. Yano es posible suponer que la conciencia de clase (referida a la claseobrera) sea un principio virtuoso absoluto en la construcción de unasociedad mejor. Como anécdota sociológica mencionaré que en lasfamilias obreras o campesinas la violencia doméstica es por lo menostan incrustada como entre abogados y profesionistas. De la misma

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maucr.i. el consumo energético de hidrocarburos, entre otros, tienerasgos de irracionalidad compartid" por todos los grupos sociales.Al conflicto distributivo se añaden otros que se refieren al cambio depautas de producción )' de consumo, al uso de la energía, a modosde transporte, ~ las formas de la responsabilidad pública en el bien-esr.ir colectivo, etcétera.

5.2 Nuevos retos, nuevas urgencias

¿Qué espacio queda para la Izquierda en un mundo de mercadosglobalizndos 'lue pueden minar eficazmente cualquier reforma quealter e 13 orr odo xi.i econónuca dcminanre ? Los mercados pretendendc tuur uruvcr sa lmcnt c lo que e~ un "acru a r responsable". En algunamed,d,l siempre fue a si, pero hoy como nunca la ubicuidad de losc.rprralcs n escala global estrecha los márgenes para que política ySOCiedad puedan hacer valer sus razones sobre las razones de la pro-ducrividad )' la competencia.

Ahora bien, que los mercados sean un instrumento insusritui-blc en la creación de riqueza no significa ni que puedan establecer unarelación inmuta ble con el coujunro social ni, menos aún, que puedanfaf;OCltar las funcroncs propias de la política como inrérpreres abso-lutos de las necesidades sociales. ¿Es posible salir de esta jaula queestrecha el potencial reformador de las sociedades? Sí, con una con-dición: la de transferir partes importantes de la iniciativa política delterreno nacional al terreno supranacional.

En los nuevo, espacios globales, se perfilan para la Izquierda Iron-t cr as de lucha destinadas a configurar en su propio seno una nuevaarquitectura de equilibrios entre diferentes y más complejas necesi-dades sociales. La mayor complejidad del mundo supone inexorable-mente el debil,iramienro de las identidades amarradas a equilibriosIrreversiblemente alterados. La Izquierda misma se enfrenta a unat a rca de supervivencia que depende cada vez m:is de su capa-cidad para renovar señales de identidad y cada vez menos delpatrimonio acumulado de idéas )' tradiciones. Frente al bombardeosistemático de una realidad que cambia aceleradamente, el recurrir:J los libros sagrados resulta de menor utilidad, salvo, naturalmente,pa ra los feligreses.

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Algunos retos

Mencionemos (res remas, en una constelación mucho m:í.s a mphn ,alrededor de los cuales la Izquierda se enfrenta al rcro de nuevasideas, programas y formas de lucha.

1) Reducción del horario de trabajoLa reducción del horario de trabajo podria ser uno de ellos, sobretodo en los países más desarrollados, donde las 8 horas ya son unaconquista antigua. En Nueva Zclanda y Austr a ha tienen más de unsiglo; en los Estados Unidos de América se introdujeron en 1916 yen varios paises europeos poco después. ¿No ha pasado suficientetiempo para que sea razonable pensar hoy en un nuevo ciclo e1ereduc-ción? Pasar de 40 a 30 o 35 horas semanales es, en el estado actuale1e las cosas, un objetivo casi utópico. Sin embargo, podría resultaresencial para ampliar el área del empleo y convertir en bienestar nomonetario los avances de productividad de las últimas décadas y losque se anuncian para el fururo cercano.

Huelga decir que una significativa reducción del horario detrabajo en las economías rn.is avanzadas crearía nuevas oportunida-des para el crecimiento en los países de menor desarrollo relativo. Loque no sería viable en un solo país, podría serio inicialmente a escalaeuropea activando desde ahí un proceso de emulación global (por lomenos en los países de mayor productividad). Una medida de esta na-turaleza requeriría, complcmcnrariamenre, un fuerte impulso a lainvestigación científica y tecnológica. La Izquierda necesita asumirque la industrialización ha llegado a su límite (económico y arnbien-tal) en los países más avanzados y necesita ser acelerada en los paí-ses en desarrollo que están a punto de enfrentarse a un nuevo retodemográfico.

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2) El "impuesto Tobin"En segundo lugar, en la ruta para establecer limitaciones sociales auna globalización hoy ampliamente desregulada, el impuesto Tobines otra frontera de la ortodoxia contemporánea que es necesario tras-pasar. Es decir, la aplicación de un pequeño costo fiscal a las rransa c-ciones rransforrerizas de divisas de corro plazo. Se calcula que unatasa inferior a la mirad de un punto porcentual sobre cada transac-ción permitiría la recaudación de alrededor de 300 mil millones dedólares anuales, casi cinco veces el monto actual de la ayuda oficiala los países en vías de desarrollo. De ahí podrían venir impactos eco-nómicos de gran amplitud sobre los países más pobres del mundo. Ysi se considera que en la primera mitad del siglo XXl 97% de los 3 mil

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millones de nuevos habitantes del mundo nacerá en países pobres,se tendrá UI1,' idea de la urgencia de canalizar importantes recursoshacl.\ "',15 p.rrrcs del mundo.

-;'1 !'i.!du(t·/fJtt del unilatrrulisr-ic: intcrna cional de los E. U.A.l.u tercer lugar, est.i la necesidad de reducir el peso especifico del uní-Iareralismo internacional de los Estados Unidos de América, que hacetiempo parecería más interesado en conservar sus propios espaciosde poder que en promover nuevos equilibrios susrenrables a esca-l.i global. Lo mrcrvcnció n rnilir a r en Ir a q y la no suscripción de losacuerdos de Kyoro sobre el ambiente son dos ejemplos supremos deunil.ucr alisrno y de escaso sentido de responsabilidad global. Sinembargo, el dcbiliramicnto del que ha sido hasta ahora el fulero dela economía y las instituciones globales, impone el fortalecimientode dos factores cornpensarorios de cohesión: la Organización de lasNaciones Unidas (ONU) y los pactos de cooperación e integraciónentre países cercanos capaces de esra blccer factores comunes de es-tobili,I,I<l dcrnocrri rica y de desarrollo. Lo Unión Europea es la indi-C;li.:IÓIl de \.111 scnndo de marcha para contrastar una hegemoníaglohal construida sobre intereses y visiones geopolíticas nacionalescon su estela de recurrentes tentaciones (o reflejos) imperiales. Conla aceleración de 1;\globaliznción, la época de las hegernonías univer-sales de bases nacionales (antes Inglaterra y después Estados Unidos)se esr.i agotando y cuanto más se demore la construcción de redesglobales y regionales de seguridad y desarrollo, aumentará irrcrne-diablcmcnre el riesgo de inestabilidad sistérnica en un contexto demayor complejidad. Más allá de todo anriamericanisrno, los EstadosUnidos de A~¿ric" se han convenido en un factor frecuente de ines-tabilidad global y necesitan volver a ser lo que fueron hasta media-dos del siglo xx: un país entre muchos otros y sin una sobrecarga deresponsabilidades globales.

Los grandes tiesa/íos

Se tratJ de evitar que en las próximas décadas la explosión demo-gráfica (y su ramificacrón en [lujos rnigrarorios desconrrolados), eldeterioro ambienra] y el rerrorismo enrren en un circuito de rerroali-rnenración reciproca con consecuencias impredecibles. La Izquierdanecesita fijar nuevos derechos sociales en los paises desarrollados~ nuevas formas de cooperación entre éstos y el mundo en desarrollo.l'ero, en realidad, el desafío es mucho más complejo.

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frente crítico del capitalismo )' como señal de una urgencia de cam-bio de sus formas de producción y de vida. En la activación de estenuevo interés es ésencial la publicación en 1962 de La primaverasilenciosa de la bióloga y naruralista estadounidense Rachel Carson(1907-1964), una denuncia cicnríficarnenre documentada de los efec-tOS ambienrales del uso del DDT, el primer pesticida de amplia difu-sión mundial.

Si el feminismo descubre la miseria de la condición de la mujerdetrás del decoro y las buenas maneras, el ambienralisrno descubrela no sustentabilidad de un modo de vida basado en una creciente ur-banización, mayor consumo de hidrocarburos y mayor emisión degases tóxicos que amenazan la biodiversidad y promueven cambiosclimáncos potencialmente irreversibles.

El ambientalismo es el reconocimiento y la denuncia de que, con la tec-nología actual, el bienestar representa también un ataque sistemáticoa los principales ecosistemas mundiales. Ha ocurrido un cambio deci-sivo: se ha vuelto históricamente posible para la humanidad sucumbirfrente a su propio bienestar. Se trata, ni más 111 menos, de rdefinir elProgreso y sus formas. Aunque los partidos verdes, ahí donde se handesarrollado (sobre todo en Europa), sigan teniendo dificultades deenraizamienro (con una captación de votos que generalmente osci-la entre 5 y 10%), en las últimas rres décadas el ambienralisrno mues-tra una creciente penetración en la cultura conremporánea, activandonuevas formas de conciencia y de demandas sociales.

Greenpeace, la organización no gubernamental, nace en 1971y tiene actualmente dos millones y medio de afiliados distribuidos encuarenta países y el World \Y/ide Fund for Nature (WWF), nacido en1961, engloba a cinco millones de miembros. El movimiento verdesupone una diferente forma de participación política, menos ideo-lógica y más enfocada hacia la participación local (la consigna es"Actuar localmente y pensar globalmente") y a una asunción de res-ponsabilidades transgeneracionales.

Respecto al rradicional conflicto distributivo (simplificando, entrela burguesía y el proletariado), que ha sido el núcleo cenrral de laIzquierda a lo largo de casi dos siglos, tanto el feminismo corno el arn-bientalisrno ponen en evidencia conflictos transversales que afectanlas condiciones de vida de todos sin tener una clara raíz de clase. Yano es posible suponer que la conciencia de clase (referida a la claseobrera) sea un principio virtuoso absoluto en la construcción de unasociedad mejor. Como anecdora sociológica mencionaré que en lasfamilias obreras o campesinas la violencia doméstica es por lo menoscan incrustada como entre abogados y profesionisras. De la misma

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mnner.i. el consumo energénco de hidrocarburos, entre orros, tienerasgos de irrncionalidad compartida por todos los grupos socia les.Al conflicto distributivo se aúa den otros que se refieren 01 cambio depautas de producción)' de consumo, al uso de la energía, a modosde transporte, " las formas de la responsabilidad pública en el bien-estar colectivo, etcétera.

5.2 Nuevos retos, nuevas urgencias

¿Qué espacio queda para la Izquierda en un mundo de mercadosglobalizndos <¡Ué pueden minar eficazrncnre cualquier reforma que.ilrcrc la orr od o xia económica dominaure? Los mercados prerendendctuur umvcr salmcnrc lo que es un "acrua r responsable", En alguname,lid.' srempr e fue asi. pero hoy como nunca 1" ubicuidad de los'::'1)1["I"s ;l escalo global estrecha los márgenes para que política ysociedad puedan hacer valer sus razones sobre las razones de la pro-ducrividad }' In competencia.

Ahora bien, que los mercados sean un insrrumenro insustitui-ble en la crenció» de riqueza no significa ni que puedan establecer un"relación mmurn ble con el conjunto social ni, menos aún, que puedanfa¡,:ocltar los [uncroncs propias de la política como intérpretes abso-lutos de las necesidades sociales. ¿Es posible salir de esta [aula queestrecha el potencial reformador de las sociedades? Sí, con una con-dieron: la de transferir panes importantes de la iniciativa polírica delterreno nacional al terreno supranacional.

En los 1l\J{:VO~ espacios globales, se perfilan para la Izquierda fron-teras de lucha desnnadas a configurar en su propio seno un, nuevaarquitectura de equilibrios entre diferentes y más complejas necesi-dades sociales. La mayor complejidad del mundo supone inexorable-mente el debilitamiento de las identidades amarradas a equilibriosirreversiblemente alterados. La Izquierda misma se enfrenra a unatarea de supervivencia que depende cada vez más de su capa-e.dad pa ra renovar señales de identidad )' cada vez menos delpatrimonio acumulado de ideas y tradiciones. Frente al bombardeosisremátrco de una realidad que cambia aceleradamente, el recurrira los libros sagrados resulta de menor utilidad, salvo, naturalmente,para los feligreses.

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Crecimientoeccnórmcoy sus nuevosretos

Relación entreel crectmientoeconómico y elgrado desatisfacción

Domesticaciónde "los esprritusanimales" delcapitalismo

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Si en las próximas décadas los países en vías de desarrollo incr ernen-tara n su capacidad de crecimiento y se extendieran las formas debienestar y pautas de consumo energético' actuales, ac or ta r ía mos eltiempo hacia un desastre ambiental de dimensiones inimaginables.Pero si el crecimiento económico futuro no se concr eriz a r a , (rente J

una agudización de la presión demográfica, iríamos hacia una inesta-bilidad social y política de la cual difícilmente algún país podría con-siderarse a salvo. Hemos llegado a una encrucijada: el crecimienroeconómico conduce a secuelas ambientales calarnirosus, mientrassu falra alentaría turbulencias sociales y políticas que podrían serincluso peores. A menos que una revolución científica rompa el nexoenergía-hidrocarburos, esta alrernariva carasrrófica es e vir.rble sóloa condición de reinuent ar el desarrolio para reducir sus impactosambientales y mejorar sus consecuencias sociales.

Según encuestas recientes reportadas por R_ Layard (véase bibliogra-fía), el grado de satisfacción de las personas con su propia existenciaes similar en países como Portugal y Estados Unidos, a pesar de que elprimero disponga de un OIB per copita de la mitad del segundo. ¿Tienesentido mantener el imperativo categórico del crecimiento ccorió-mico en países desarrollados donde el mayor límite al bienestar noviene tanto de la riqueza sino de formas de vida en donde una mayorriqueza ya no produce necesariamente un mayor bienestar)

La Izquierda tiene frente a sí una tarea de gran complejidad y singarantías de éxito: dornesricar los "espínrus animales" del ea pira-lismo -según la expresión de John M. Keynes (1883-1946)- sinmatarlo y enfrentar cre ariva rnenre los retos que vienen tanto deltema ambiental como de los riesgos de una mayor segmentación enel interior y entre los países. Ni una socialdemocracia que se limi-tara a administrar una economía sobre cuyas reglas apenas puedeintervenir, ni, menos aún, un diseño revolucionario que pensara enun mundo nuevo capaz de sustituir al viejo casi por decrero, son op-ciones aceptables. La primera porque supondría la incapacidad deintervenir sobre un presente portador de retos inéditos. El segundo,la revolución, porque implicaría uniformidades ideológicas que hanproducido retrocesos democráticos sin dar grandes pruebas de con-sistencia entre objetivos y realizaciones.

Si en el pasado fue un (grave) error seguir pensando a la democracialiberal como a una "dictadura de la bur gues¡a ", en el presente esun error de dimensiones no menores confundir la globalización conalgo similar a una conspiración de las mulrinacionalcs. Satanrzar alo nuevo que surge de la historia es una forma de no reconocer!o

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y conservar 1:1 coherencia interna de un discurso que ha perdido suvinculo con la realidad. La explosión de complejidad del mundo con-rempor.ineo sería de por sí un desafío gigantesco para una Izquierdaforzada a renovar apoyos sociales, prácticas políticas, ideas, pro-pucsr as e irn aginar ios colcct ivos. Pero a eso se añaden urgencias arn-luenrales y demográficas que imponen respuestas efectivas en plazoslustóruarncnrc reducidos. -1";11vez queden dos (quizá tres) generacio-ncs antes de que 10$ dnños en térmiuos de calidad de vida y de convi-vencia puedan volverse irreversibles para las generaciones futuras.

Dcsrcrrado como una de las mayores desgracias del siglo xx, la utopíap~HCCC volver como necesidad de imaginar nuevos equilibrios entreriqueza privada)' bienestar colectivo. El informe de la ONU sobre elarnbicnrc emitido a comienzos de abril de 2007 no deja dudas sobrela insusrentabilidad ambiental del presente. A lo cual habría que aña-dir la improbable sustentabilidad democrática en conrexros de mi-seria crónica agigantada por la explosión demográfica o en contextosde democracias rodeadas por aludes rnigr aror ios potenciales y per-sistentes .ilo r rnn s rerr o rist a s.

Ya no se trata, sin embargo, de congelar el mundo en una geome-tría final y finalmente autoritaria, sino de ensanchar los espaciosJlua diversas (armas de vida, de producción y de relaciones globa-les m.is SLlsten~1bles (social y arnbicnralmenre) que las anuales. Unautopía rc íorrua dora capaz de identificar urgencias colectivas y fijaruna nueva conciencia de 1:1 responsabilidad cr ansgener aciona l frente(1 pr csiones económicas que pr erendcn dominar todo el escenario.

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6. Glosario

·'\/1.1"'1""" Cuerpo de ide.is que postula la cenrr a lidad del individuoy cons.der« a cualquier autoridad como un acto de violenciasobre la auronornia individual. El Estado se presenta aquícomo la máxima coacción encargada de proregcr a la propie-dad privada, considerada un antiguo hurro ennoblecido porel riempo. Sin mucha exageración podríamos definir el ana r-qursmo C0l110 un liberalismo extremo.

Ateismo. Negación de Dios como creador de 13 vida y, por consi-glllente, como padre. Una recurrenre duda humana que en elmundo occidental tuvo defensores como Ana xágoras, DavidIlume, Fricdrich Nierzsche o jean Paul Sa rr r c.

H()lciJellll/c/C. Fracción (mayoritaria) del Partido Obrero SocialistaRuso que en 1903, siguiendo las resis de Lenin, se diferenciade 1" fraceión menchevique (minoritaria) al propugnar por unamayor cenrralización del partido como organización de revo-lucionarios profesionales. Con la vicroria de la Revolución deOctubre de 1917, se vol-:cd sinónimo del nuevo régimen.

13/11'¡;"CSW. En el rnar xisino es la clase propietaria de los medios deproducción, es decir, de la, mercancías destinadas a la pro-ducción de orras mercancías. En nuestro tiempo podríamosgenéricamente decir que es el sector medio-alto de la organi-zación social cuyo e status no excluye la venta en el mercadode la propia fuerza de trabajo.

oCII!JIllllismo. l:n el léxico marxista es el "modo de producción" en el

cual el capital se muestr a como una riqueza absrracra (enforma monetaria) que moviliza al trabajo para su propio acre-ccnuunicnro y posee dos características: el trabajo asalariadoy J:¡ existencia de múltiples proclucrores que, vendiendo en elmercado el mismo producto, entablan entre sí una competen-cia que es el aliento mayor del cambio (técnico y social) eneste s.srerua .

C"J/;un:SII/(). Situada en 1111 futuro indefinido, es la sociedad que,habiendo superado la escasez, elimina las razones para elantagonismo entre 1:15 clases y, por consiguiente, las razonesl1li~JI),ls de: l.\ c x ist cncrn de! ES[;:1Jo. Para Marx es el vcr dn dc ro

n.icmue nr o dl' 1;) his ro ri a hUJl131l;)¡ conviniéndose lo o nrc r io ren prehistoria.

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Dialéctica. Esta palabra, que viene de diálogo, ha tenido diferen-tes significados en la historia de la filosofía. Mencionemos dosno necesariamcnre compatibles. De una parte, un principio deconflicto (la antítesis); de la Otra (en la tradición hegeliann).la síntesis en la cual la unidad de los opuestos se afirma comouna verdad que los trasciende. En el marxismo la dialécticatiende a ser usada como la "forma del movimiento" hisróricoque conduce necesariamente al comunismo.

la defensa J ultr anz a de la democracia y el elirismo revolu-cion ario.

/d,,'rXbnJO·(l'1//11I$n10. St alin, Tr orsk y, MJO Zedong y Otros, si bien en-frentados entre si, se aurodefinían como rnar xisrns-lcninisras.Mencionemos tres rasgos: la afirmación del partido comunistacomo conciencia del proletariado, la ineluctable victoria del co-munisrno y la visión de la Revolución cómo único camino enuna edad de decadencia histórica del capitalismo.

Dictadura del proletariado. Es el largo ciclo histórico enrre la vic-toria del proletariado sobre la "dictadura de la burguesía" yla entrada a un régimen comunista donde la riqueza y el poderdejar:in de ser la medida de la existencia humana,

,\/odo de produccion. En el léxico rna r xia no son las formas en quese org,¡,nizan las relaciones sociales alrededor de cierras pautasde producción: la esclavitud, la servidumbre, el capitalismo, elsocialismo, el comunismo. A los cuales se añadiría la "forma-ción asiática": una situación basada en tributos colectivos y(llenes nexos cornunifarios.

Enaienacián. En el léxico rnarxiano, la incapacidad de reconocer al-gún sentido humano al propio trabajo dentro del sistema deproducción capitalista)' la dificultad de reconocer la identidadhumana en sí mismo. ,\lndL'r>lId"d. La Modernidad es la ruptura espiritual con el tiempo

circular de la Edad Media encerrado en el naccr-morir-(re-nacer) bajo la mirada vigilante de la Iglesia. Distintos momen-tos pueden legítimamente pretender para sí la condición dearranque inicial de la Modernidad: las primeras ciudadesmercantiles de la baja Edad Media; 1492; el Renacimientoy, n.irura lrnenre, la Revolución francesa. Moderno viene deactual)' ésta sigue siendo !J pregunta. ¿cu:índo comienz a laucrua lidad?

Estado de bienestar. Sistema de seguridad colectiva que, sobre todo,después de la Segunda Guerra Mundial, se difunde inicial-mente en los países de mayor desarrollo relativo. Los sistemasde bienestar se concentran, con diferentes pesos específicos de-pendiendo de los países, en pensiones, salud, educación, se-guros de desempleo, etcétera.

a Equidad de género. Búsqueda de una mayor equidad en las relacio-nes entre los sexos especialmente en los terrenos laborales y derepresentación política.

Puternalismo. Una realidad autoritaria disfrazada por la benevolenciadel padre-gobernanre hacia los hijos-gobernados. Un parriar-cado donde arbitrariedad y buenos sentimientos se mezclan yre íuerznn rccíproc.imenre.Imperialismo. Proceso de formación y defensa del dominio colonial

O político-mercantil sobre otros países así como el ejercicio deun dominio económico tan aplastante que anula la capacidadde un país para definir de forma autónoma su futuro.

"rogrcso. Coufianzn en que la acumulación de experiencias y conoci-I11lentOS sea ("etOr de rnejora de largo pino en las condicionesde vid.i de sociedades t individuos.

Impuesto Tobin. Impuesto sobre las transacciones en divisa de COrtOplazo al cual se asignan dos virtudes potenciales: crear las ba-ses para una mayor ayuda económica a los países en desarro-llo y reducir (rnarginalmcnte] los excesos especulativos,

I'roleturiado. Grupo social compuesto por aquellos que, privados delos medios de producción, necesitan vender en el mcr cado sufuerza de trn bajo. b clase obrera es la parte industrial, I11~Sconscicnre y «r g.iruzndn, que el comunismo concibe C0l110"partera de la IlIStO",,",Jacobino. El sector políticamente más radical de la Revolución fran-

cesa que encarna dos rasgos no necesariamente coincidentes:

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