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Tcologíe y Vida, Vol. »Oiltr (1992), pp. 165-178 ESTUDIOS Eduardo Pérez-Cotapos L. ss.cc. Profesor de la Facultad de Teología U.C. Las parábolas de Jesús: su sentido y adecuáda interpretación (.) 1. INTRODUCCION En el conjunlo del NT las parábolas gozan de una situación privilegiada. Este es un hecho que de.sde hace algo así como un siglo se reconoce de modo casi unánime. Esta situación privilegiada se funda en una doble afirmación sólidamente sustentada por los análisis exegéticos. En primer lugar, que las parábolas son un cuetpo de textos que, como conjunto, prácticamente no presenta problemas de autenticidad. Es decir, que en lÍneas generales su forma actual se puede hacer remontár a Jesús. Se úata de palabras que Jesús pronunció de modo substancialmente semejante a los textos que hoy día nos entregan los Sinópticos. Es el único gupo de textos del NT respecto del cual se puede sustentar responsablemente esta posición. En segundo lugar, se afirma con fuerza que dada esta excepcional condición del conjunto de las panábolas, ellas nos ponen frente a Jesús de Nazaret de un modo único. Las par.ábolas son una privilegiada puerta de acceso a lo más original de Jesús. Es decir, nos permiten un acceso a Jesús de Nazaret casi sin pasar por la mediación de las grandes síntesis teológicas aportadas por la Iglesia del siglo I. La percepción de esta especialísima situación que acabamos de describir ha llevado a prestff una atención privilegiada a los textos. Las parábolas han sido objeto de una preocupación muy particular en elúltimo siglo, que se ha traducido en estudios abundan- tes y de mucha calidad. En estos estudios habitualmente estiín involucradas dos dimensio nes. De modo más evidente, siempre aparece la preocupación por el senüdo de los textos en cuanto tales. Sea la pregunta por el sentido de una o algunas parábolas determinadas, sea la preocupación por el sentido de las parábolas como género literario: ¿Son o no son alegorías? ¿Cómo se las debe interpretar? ¿Qué sentido tienen?, etc. Pero más de fondo, y de modo mucho más determinante, aunque en ocasiones no se encuenne explícitamente planteada, casi siempre está presente una pregunt¿ global por el senüdo del ministerio de Jesús, pregunta que plantea un interogante por lo que podemos llamar el misterio de su persona. El entrecruzarse de estas dos dimensiones explica que el estudio de las parábolas no haya sido, de hecho, un campo reservado a los exégetas de oficio, sino que en él se hayan avenhrado muchos autores movidos por preocupaciones específicamente teológicas o pastorales. Esos teólogos han actuado impulsados por la convicción de que un üscurso ('r) Clase inaugural del año académico 1992, leída el dfu jueves 9 de abril.

Pérez-Cotapos, Las parábolas de Jesús

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Artículo del prof. Eduardo Pérez Cotapos Larraín sobre las parábolas de Jesús.

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Page 1: Pérez-Cotapos, Las parábolas de Jesús

Tcologíe y Vida, Vol. »Oiltr (1992), pp. 165-178

ESTUDIOS

Eduardo Pérez-Cotapos L. ss.cc.Profesor de la Facultad de Teología U.C.

Las parábolas de Jesús:su sentido y adecuáda interpretación (.)

1. INTRODUCCION

En el conjunlo del NT las parábolas gozan de una situación privilegiada. Este es un

hecho que de.sde hace algo así como un siglo se reconoce de modo casi unánime. Esta

situación privilegiada se funda en una doble afirmación sólidamente sustentada por losanálisis exegéticos. En primer lugar, que las parábolas son un cuetpo de textos que, comoconjunto, prácticamente no presenta problemas de autenticidad. Es decir, que en lÍneasgenerales su forma actual se puede hacer remontár a Jesús. Se úata de palabras que Jesús

pronunció de modo substancialmente semejante a los textos que hoy día nos entregan losSinópticos. Es el único gupo de textos del NT respecto del cual se puede sustentar

responsablemente esta posición. En segundo lugar, se afirma con fuerza que dada esta

excepcional condición del conjunto de las panábolas, ellas nos ponen frente a Jesús de

Nazaret de un modo único. Las par.ábolas son una privilegiada puerta de acceso a lo más

original de Jesús. Es decir, nos permiten un acceso a Jesús de Nazaret casi sin pasar por

la mediación de las grandes síntesis teológicas aportadas por la Iglesia del siglo I.La percepción de esta especialísima situación que acabamos de describir ha llevado

a prestff una atención privilegiada a los textos. Las parábolas han sido objeto de unapreocupación muy particular en elúltimo siglo, que se ha traducido en estudios abundan-

tes y de mucha calidad. En estos estudios habitualmente estiín involucradas dos dimensiones. De modo más evidente, siempre aparece la preocupación por el senüdo de los textos

en cuanto tales. Sea la pregunta por el sentido de una o algunas parábolas determinadas,

sea la preocupación por el sentido de las parábolas como género literario: ¿Son o no son

alegorías? ¿Cómo se las debe interpretar? ¿Qué sentido tienen?, etc. Pero más de fondo, yde modo mucho más determinante, aunque en ocasiones no se encuenne explícitamenteplanteada, casi siempre está presente una pregunt¿ global por el senüdo del ministerio de

Jesús, pregunta que plantea un interogante por lo que podemos llamar el misterio de su

persona. El entrecruzarse de estas dos dimensiones explica que el estudio de las parábolas

no haya sido, de hecho, un campo reservado a los exégetas de oficio, sino que en él se

hayan avenhrado muchos autores movidos por preocupaciones específicamente teológicas

o pastorales. Esos teólogos han actuado impulsados por la convicción de que un üscurso

('r) Clase inaugural del año académico 1992, leída el dfu jueves 9 de abril.

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serio sobre Jesús debe validarse, entre otras cosas, mediante un adecuado planteamiento

del sentido de las parábolas. Debe responder a la pregunta crucial de ¿por qué Jesús habló

en parábolas y qué imporancia tiene este hecho para nosotros?

Al tomar en serio las problemáticas que acabamos de insinuar, queda en evidenciaque llegar a una adecuada exégesis de las parábolas de Jesús es un desafío extremada-

mente complejo. En esta ocasión quiero poner de relieve las grandes etapas que ha

seguido la investigación sobre el sentido de las parábolas de Jesús, para luego entrar aproponer una cierta síntesis sobre un posible modo de aborda¡las significativamenfe hoy

día, síntesis que constituye una propuesta mrfu personal (1).

2, GRANDES ETAPAS DE LA II.N¡ESTIGACION

2.1. Adolflülicher

La investigación contemporiánea sobre las parábolas (2) tiene su punto de partida en

la voluminosa obra de Adolf Jülicher publicada en el último decenio del siglo pasado.

Ella constituyó una suerte de revolución copérnica, que sacudió hasta los cimientos laexégesis tradicional de las panábolas de Jesús. l¿ obra de Jtilicher está plagada de rigideces,

simplificaciones y apriorismos, pero en ella hay intüciones que han llegado a ser las

piedras fundamentales sobre las cuales se apoya toda la exégesis posterior de las parábolas.

Son estas intuiciones las que deben ocuparnos, y no la crítica de sus, hoy día, evidentes

defectos.Ia primera y fundamental afrmación de Jülicher es que las parábolas no son

alegorías, sino que pertenecen al género de las comparaciones. Por lo mismo, entenderlas

como alegorías es un error, supone una radical incomprensión de los textos. Esta afirma-ción estií planteada en abierta polémica con prácticamenfe toda la exégesis radicional de

las panábolas, que al menos ya desde tiempos del evangeüsta Marcos venía interpretandolas parábolas como si fuesen alegorías. Jülicher maneja un concepto muy negaüvo de laalegoría, lo que confiere mayor pasión a su argumentación, que se Eansforma en una

Esta presentación constituye rma síntesis de mi trabajo de Tesis doctoral en Teología, prcsentada en laPontificia Universidad Gregoriana en junio de 1990: Eduardo Pérez-Cotapos Lanain Parábolas: diálogoy eryeriencia. El método prabólico de Jesús según Dom lacqucs Dupont. Santiago: Pqrtificia Univer-sidad Católica l99l (Anales de la Facultad de Teología Yol42) Tl2p. Allí se puede encqrtrar u¡r de-sarrollo más ampüo de estas temáticas y abundante bibüografía.Un amplio panorama de la exégesis del rúltimo siglo en E. Pérez-Cotapc op. cit. pp. 19-82. A la bibüo-grafía allí anotada y usada se prede agregar la interesante y bien documentada panorámica de Craig LBlomberg "Interpreting the Parables of Jesus: Wherc Arc We and Where Do We Go from Here? en

Catholic Biblical Quarter§ 53(1991) 50-78. Blangergrcvisa la historia más reciente desde una penl-pectiva muy penanal, con frccuencia discutible, que lo lleva a conclui¡: "At the very least, the wayforward in the current mineñeld of interpretative altematives seems to depold on finding an intermediateroute between the extremes of the more restrictive Jiücher-Jercmias tradition and the more uncontrolledallegorizing-chrisologizing of pre- and post-critical exegesis" (Ibid. p. 78). Aunque de menor amplitud,también debe consider¡rse Vittorio Fusco *Parabole e rcsurrezione. L'interveno di H. Weder nellediscussione sulle parabole" en H. Weder Metafore dcl Regrc. l* parabole ü Gesl: ricostruiorc e

interpretazione. Brescia: Paideia l99l pp.373-389. En este trabajo Fusco cqrtinúa susvaliosas publica-ciones previas, que he usado ampliamente, modiñcando algunos de sus juicios. Me rcferiré de modoespecial a estos dos trabajos, no elaborados en la obra señalada en la not¿ anterior.

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a)

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suefe de abierta guelra contra la alegoria. Como suele suceder en las polémicas, muchosde los planteos de Jülicher son extremadamente rígidos y simplificadores. Pero su afirma-ción básica de que las paníbolas no son alegorias ha pasado a ser parte del patrimoniocomún de la exégesis actual (3).

En correlación con la afirmación de carácter literario ya señalada, en Jülicher hayuna segunda gran afirmación de carácter propiamente hermenéutico. Esta consiste gfr elrechazo de la alegoresis (4) como método interpretativo de las parábolas. Esto significaque se rechaza como inadecuada a la condición parabo,lica de los textos una exégesis queintente busca¡ en las palabras de Jesús enseñanzas docrinales, éticas o espirituales más omenos ocultas bajo el velo de las imágenes I.a alegoresis entiende las parábolas comotextos destinados a transmitif altas verdades eqpirituales, entregadas en un lenguaje cifrado,a fin de que solo puedan ser comprendidas por aquellos que poseen las claves de interpre-tación del mismo. Es depir, como textos destinados a un selecto grupo de iniciados en losmisterios del Reino (5).

Junto con re*hazar la alegoresis, Jülicher propone positivamente una nuevahermenéutica de los textos. Para Jülicher los textos sólo pueden ser correctamente enten-didos si son enraizados en su contexto original o primero, es decir, en el ministerio deJesús. Y el ministerio de Jesús, Jülicher lo ve determinado por la proclamación delreinado de Dios (6). Desde las categorías de la teología liberal decimonónica Jtilicherimagina el ministerio de Jesús como una actividad de predicación a las multin¡des de laGalilea. Multitudes sencillas, bien dispuestas a escuchado, pero de poca capacidad espe-culativa. Para dirigirse a ellas Jesús usa ejemplos sencillos tomados de la vida cotidiana,que le sirven como comparaciones para explicar los valores del Reino de Dios e).puaJülicher las parábolas son insrumentos pedagógicos usados por Jesús, maestro de laverdad y predicador del Reino, para enseñar a los sencillos. Es fácil percibir la importan-cia de este principio hermenéutico consistente en vincula¡ los textos con el ministerioconcreto de Jesús. Es un principio que impide acercarse a ellos para buscar verdadesuniversales y atemporales. Todo lo que nos digan las parábolas tiene que ver, en primer

(3)

(4)

Aunque actualmente, ccrtra la afirmaci&r inicial de Jülicher, se acepte que prede haber rasgos alegóricosen los textos. Pero ellos no privan a las parábolas de su funcionamiento fundamental¡nent"

"o-puotiro.Un reciente tratamiento global de la exégesis de las paníbolas, desde una óptica muy favorable a laalegoría an el artículo citado de Blomberg. Como seáah, la primera tesis que polán'icamente quiereslste_ntar el q!¡e "the canonical parables are both morc allegorical and morc ar¡üenric than is uiuallya&nitted" (C. L Blomberg op. cit. p.5l).§_".."1d** por tal la interpretación alegórica de un texto no alcgórico. El término no perrenece aJiiücher, sino a una elaboración posterior, que intenta clarificar aigurror

"rp""tos algo cónfusos del

perTsamieno de Jiilicher sobre este punto. Para una distinción de terminología cf, Hans-Josef Klauck4lkgoriz utú Allegorese in synoptíschenGleiclubtexten. Münsrer: Aschendorff 198d. VItr + 410 pp.En este sentido fue ente¡rdida la llamada Teoría d¿ las prábolas planteada por Mc en su "Discursá delas Parábolas" (cf. Mc 4, 10-12). sobre esre texto rer Mary Ann rJr;avts Ma*'s Audience: The Literaryad Saíal Setting of Mark 4.11-12. Shef6eld: JSOT 1989 (J§A/T Sup. 33) y Vittorio Fusco Parola-eRegno. La sezione &lle parabole (Mc 4, l-34) tulla prospettiya marciana. Brescia: Morcelliana 1980.Esta insistencia en la centralidad del Reino de Dios en el ministerio de Iesús es uno dc los grandesap"1tel de Jiilicher a la exégesis. Desligado del problema de las paríbolas, es un elemento qol b h"cqrferido un color nuevo a la exégesis de los sinópticos.Jülicher, sin erirbargo, entiende el Reino de Dioi cqno l¡ propuesta de un¿ serie de valores moralesunivers¡les. Sqr fundametltalmente nomas áicas respecto deí tipo de rclación que se establece conDios, a quien se debe reconocer corno Padrc bueno y misericordioso, y con el próji-o, a quien se debercconocer como hermano-

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lugar, con el concreto ministerio de Jesús (8). Sólo en un segundo momento es lícitoplantearse la pregunta por un sentido más amplio.

2.2. Charles Harold Dodd

Partiendo de es¡os principios exegéticos Msicos planteados por Jülicher se inició unampüo y muy fructífero trabajo sobre las parábolas. Este trabajo consistió, en un primermomenúo, en matizar las unilateralidades y pulir las rigideces de Jülicher. Pero la exégesisposterior debió enfrentar un problema más de fondo, que dice relación con la imagenliberal de Jesrfu subyacente a la hermenéutica de Jülicher.

En el primer decenio de este siglo, especialmente por obra de Johannes Weiss yAlbert SchweiEer, se produce una profunda recuperación de la dimensión escatológicadel ministerio de Jesris. Sus estudios ponen de manifiesto que Jesús no es el amablepredicador que se dirige pedagógicamente a las multitudes de la Galilea, que lo siguenembelesadas por su mensaje de fraternidad universal y de invitación a la confianza enDios. Muy por el contrario, Jesús aparece como un ardiente profeta que proclama lainminente imryción del Reinado de Dios y llama a la conversión para poder entrar en é1.

El mensaje escatológico de Jesús enconEó fuerte resistencia de parte de las auoridadesde Israel, particularmente de los fariseos. Su ministerio se desenvolüó en medio de uncreciente conflicto que culminó «)n su muerte. Desde esta nueva perspectiva, las parábolasde Jesús son comprendidas de modo enteramente diverso al de Jülicher.

El primero en asumir plenamente el desafío planteado a la exégesis de las parábolaspor la renovación escaológica es Cha¡les }larold Dodd, en su conocida obra sobre lasparábolas del Reino, publicada en 1935. Pa¡a Dodd el ministerio de Jesús constituye elinicio del tiempo escatológico, tiempo en el cual el poder de Dios ha comenzado a operarefectivamenfe. Por lo mismo, tiempo de crisis, en cuanto en él se está llevando a cabo undiscemimiento enEe quienes reconocen el actuar de Dios y quienes se cierran a é1. Es eltiempo de la decisión. De acuerdo a esüa perspectiva, para Dodd "la enseñanza de Jesúsno es la lenta y paciente exposición de un sistema hecha por el fundador de una escuela.Se refiere, por el conEario, a una breve y tremenda crisis que tiene a Jesús por protagonistay es producida de hecho por su aparición" (9). Desde esta percepción del ministerio deJesús se impone como una evidencia la necesidad de situar las parábolas en su contextooriginal. Dodd plantea un clarísimo principio interpretativo de las mismas: "Es de esperarque las panábolas aludan a la situación concreta y crítica en que se hallaban Jesús y sus

oyentes; y cuando nos preguntámos por su aplicación debemos cenharnos no en el terre-

Como auorizadamente señala Fusco: para Iülicher'le parabole hanno un'appücazione estremamer¡tecq¡creta, legata alle situaziqri del ministero di Gesü; fu poi purtroppo la prospetúva generale ispirataalla rcologia liberale a vani.ficerc la scoperta ünguistica: le parabole rinvi¡no al ministero di Gesü,questo peró a sua voha, tutto intero, viene ricondouo alla situaziorie generica e prramente didattica di unqualsiasi maestro religioso. Ed in dfetti fu proprio questa, fra le te¡i di Jiilicher, nor¡ rclo a non e§serecoinvolta nel'la crisi deüa teologia liberale ma ad esserc valorizzata, curt¡o nrue le intenzioni di Jiilicher,per riscoprire nelle parabole l¡ dimensiqre escatologica e, almerrc implicitamente, anche cristologica.Dodd e Jerernias non ebbcro bisogno di modificare questa tesi ünguistic¡ sul mecc¿nismo parabolico: fusufficiente loro rccuperarc la prospettiva piü generale che Jiücher aveva misconossiuto, il carat¡ereescatologico e implicitamentc crisologico del ministcro di Gesü, al quale rinviano le parabole» (VinorioFusco Parabole e re*rreziotu p.315),C. H. Dodd L¿r Parábolas d¿l Re ino. Madrid: Cristiandad 197 4, pp. 33-34.

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LAS PARABOLAS DE JESUS

no de los principios generales, sino en la situación particular en que fueron pronunciadaslas parábolas" (10).

2.3. foachimleremias

Ia perspectiva de trabajo iniciada por Dodd es continuada por Joachim Jeremias ensu obra las paróbolas de Jesús, publicada en 1947 . El trabqio de Jeremias es un modelode laboriosidad y de consecuente aplicación de una metodología. Este es un méri¡oinnegable que le ha sido ampliamente reconocido. Jeremias entiende las parábolas comoeficaces armas de combate usadas por Jesús conúa los fariseos. Pa¡a Jeremias el objetivoprimario de las parábolas no es la proclamación de una verdad, la simple perlegogía, sinoque ellas son instrumentos de lucha, de prueba, de argumentación. En ellas siempre se

está transparentando un conflicto, en relación al cual deben ser interpretadas. Estaconflictividad tiene que ver con el anuncio de la inminente imryción del reinado de Diosy la crisis escablógica a ella conexa. En este contexto las parábolas son entendidas comocomparaciones destinadas a transmiti¡ una única idea o verdad(ll) que sirven a Jesúscomo contundentes argumentos contra sus adversarios, los fariseos.

El trabajo propiamente teológico de Jeremias, sin embargo, estií orientado por unainquietud mucho más estrecha que la de Dodd. Como señala el mismo Jeremías "Mipropósito es intentar peneEar en la forma más antigua que se pueda alcanzar de lapredicación paraMüca de Jesús" (12). Su intento es el de situar las par.ábolas de Jesús ensu lugar histórico original, pero desde una perspectiva que podríamos catalogar dearqueologizante. Esta atención tan fuertemente centrada en la reconstrucción de laipsissima vox fesu deja en evidencia l¿ gran debilidad de este tipo de metodología. Nobasta con poder acceder, mediante una reconsEucción histórica, a la forma original de lasparábolas para que ellas automáticamente tengan sentido para el hombre de hoy. Se laspuede ratar como hermosos objetos de museo, deslumbrantes por su perfección, pero endefinitiva irrelevantes para el hombre de hoy. Es decir, el tipo de metodología usado porJeremias al amara¡ tan íntimamente las parábolas a un determinado momento histórico ya la crisis escatológica ünculada al ministerio de Jesús puece dejarlas irremisiblementeancladas en un lejano pasado y, en el sentido más radical, hacerlas "insignificantes" parael hombre actual. Queda en evidencia un profundo vacb lrcrrnenéutico. En términos muyconcretos este vacío podemos graficarlo como una capacidad de decir muchas cosassobre las parábolas y su época, unida a una incapacidad profunda de hacerlas iluminadorasde la vida del hombre actual. Sabemos muchas cosas sobre los textos bíblicos y sobre los

(10) Ibid. p.34.(ll) Este aspecto es uno de los elementos centrales del planteamianto de Ieremias, pero a la vez rmo de los

más criticadoc. Un severo crítico es J. Sider:'The one-point theuy is the most influential and the mostpemiciors part ofJiilicher's legacy o a century ofinterpretatian. What every serninary g¡aduate re¡nernbe¡sabout the parables is that allegorizing is wrong and ürat every parable makes one main point But anyinformed sn¡dent of literan¡re knows that these options are ill-framed-that an extended analogy ofSper,ser, Shakespeare, or Miltan, or a metaphysical conceit of Dorme's, is neither an allegory to beinterpreted down o the l¿st minute detail nor a ccnparison limited to a single point of resemblance"(Jolm Sider 'Numring Our Nurse: Literary Scholars and Bibücal Exegesis" en C}ristia nity and Literature32(1982) 17-18; ciudo de acuerdo a C. L. Blomtr:rglnterpreting thc Parables oflests p.78 nou 126).

(12) J. Jeremias l,as Parábolas de Jesús. Estella: Ed. Verbo Divino 1984 p. 12. Se trata áel prólogo a lasexta edición alemana.

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procesos evolutivos por ellos sufridos, pero no sabemos para qué puedan servi¡ esosmismos textos hoy día (13). Para muchos, las parábolas llegaron a aparecer comoDelikatessen para historiadores y especialistas en estudios literarios, pero inadecuadaspara la predicación y la orienación de la vida de los hombres concretos, con sus problemasconcretos.

Sintetizando, la obra de Jeremias es la culminación de un largo trabajo de 60 añossobre las parábolas. El cauce abierto por Jülicher se mostró exEemadamente fructuoso, aIpunto que, sin exageraciones, se puede decir que es justamente en el campo de lasparábolas donde la exégesis crítica de los sinópticos ha alcanzado uno de sus mejoreslogros. Pero, paradójicamente, la misma obra de Jeremias, más allá de su brillo exterior,pone de manifiesto los síntomas de una grave crisis. De modo difuso, pero cada vez m¡ísnítidamente, comienza a expresarse un profundo malesta¡ contra un tipo de exégesis queno logra decir una palabra realmente interpeladora al hombre actual. El problema decómo interpreta¡ adecuadamente las parábolas de Jesús se abre así nuevamente.

3. LAS I}.I\'ESTIGACIONES MAS RECIENTES

El itinera¡io de los estudios posteriores a Jeremias es complejo y difícil de tazatcon nitidez. [Iay muchas búsquedas diversas, a veces con escaso diálogo entre las distin-tas escuelas exegéticas. Hay un malestar frente a la obta de Jeremias ampliamente com-partido, pero no se da la misma coincidencia respecúo de los nuevos caminos a seguir.Intentemos trazar algunas grandes líneas del proceso seguido por la exégesis de lasparábolas en los últimos 25-30 años (14).

3.1. Contirutadores de feremias

En primer lugar debemos señala¡ un grupo amplio de exégetas y de pasúores que nohan llegado a percibir con cla¡idad el problema planteado por una exégesis como la deJeremias. Se sienten ranquilos con poder repetir los datos históricos y literarios acumula-dos sobre las parábolas sin mayor inquienrd por su relevancia para el hombre actual.Normalmente no se trata de propuestas falsas, de errores, sino de una no percepción de loque hemos llamado el vacío hermcnéutico de la propuesta de Jeremias. En el ámbitohispanoparlante, especialmente en ambientes católicos, esta actitud parece ser la predomi-nante (15).

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Estos asPeclos de la obra de Jercmías han sido ampliamente criticados. Fusco resume así los principalesreparos: "Critiche non mancarono, soprattutto all'unilaterale cqrcentrazione di feremias sugli ¡psrsi¡m¿verfu lesu e alla su¿ svalutaziqte di tutte le interpretaziani pospasquali ridotte a null'altro cbe velo dalacerare per far riernergere il volo del Figlio dell'uano; d suo disinte¡esse per la problernatica e¡mener¡tica

{el $enificato delle parabole par ,rof' N . Fusco Parable e resurreziotu pp. 315-376).En E. Pérez-Cotaps Parábolas: düílogo y expericncb p,ul6-82 se puedéLncqrtrar un análisis detalla-do de est¿s diversas hísquedas, cqr abrmdantes indicacimes bibüognáficas. Suponiendo como base esosanálisis, €n este momento me interesa p«rer de relieve algunas grandes lÍneas áe fuer¿a de este proceso,lo que supone una actitud menos analítica y mrís interpretativa del mismo.Una posiüva excepción es José l¡is Espnel La poesía de lesús. S¿lamanca: Libros San Esteban 1986.295 pp. En un nivel de buer¡a difusión cabe señalar como obras intercsantes: José R. Cartxlllo las prá-b_df . YAI!. Ed. Bibüa y Fe l99l (Nuzvos Horizonres N! 22) 128 pp. y Daniel Marytrenr Parálbolas.Estella: Ed. Verbo Divino 1992 (Cuadcrnos Bíblicos l*75}

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I/A.S PARABOLAS DE JESUS

3.2. Intentos retrógrados

Luego podemos señalar una serie de intentos algo diversos, pero que a mi entender

se caracterizan por una postura funümentalmente retrógada. Al percibir la dificultadque plantea el vincula¡ los textos a la concreta sin¡ación histórica del ministerio de Jesús

estos exégetas tienden a desvincularlos de ella. Es decir, a hacer de las parábolas meros

vehículos de valores o verdades universales y atemporales. Se trata de un reüomo a una

aciitud de fondo semejante a la que subyacía a la interpretación alegórica. Pero como elhombre de hoy ya no es tan sensible a los valores específicamente religiosos, se tiende a

interpretar las parábolas en la línea de una propuesta de valores humanos Msicos. Elamplio espectro de las interpretaciones seculares, estéticas o existenciales, de las parábo-

las de Jesús, a pesar de su aparente novedad, se inscriben en esta actitud que me atrevo a

califica¡ de rerógrada. No es raro que los mismos predicadores, buscando actualiza¡ su

interpretación de los textos, lleguen a este tipo de exégesis (16).

3.3. Hacia una ntrcva sensibilidad

Junto a las dos posturas que acabamos de señalar, se ha ido abriendo camino una

nueva exégesis de las parrábolas. O quiá mrís propiamente una nueva sensibilidad frente

a la interpretación de las mismas, ya que no se trata de una única línea de trabajo, sino de

una serie de aportes que parecen ir apuntando en una misma dirección. Es decir, no se ha

tratado de propuestas caóticas, sino de tanteos que van insinuando la posibilidad de llegar

a una nueva sínfesis, aunque ella aún no esté lograda (17). Como este trabajo se ha

desarrollado en contraposición a la exégesis de Jeremias, también quiero presentado acá

en «)ntraposición a la misma.

3.3.1. Síntesis doctrinal vs. interpelación personal

En la segunda parts de su übro Jeremias intenta una ordenada síntesis del Mensaie de

las pardbolas de Jesis. lr permite hacerlo su opinión de que si se busca el sentido

original de las par.ábolas de Jesús "resulta que la imagen de conjunto queda simplificadade modo sorprendenfe. Se ve que muchas parábolas expresan la misma única idea, sólo

que con imágenes diferentes. ...Unas pocas ideas capitales, sencillas, aparecen con úoda

su fuerza. Jesús no se cansa nunca de inculcar, en imágenes siempre nuevas, las ideas

centrales de su mensaje" (18). Contra esfe intento de ordenar el mensaje de las parábolas

en síntesis docrinales bien estructuradas, se comienza a insistir en su dinámicainterpeladora. Ellas no están dirigidas al intelecto, sino a la volunlad, para mover a la

conversión. No son logradas secciones de una síntesis doctrinal, sino interpelaciones en

orden a una conversión.

Por ejernplo, la frecuente interpreución de la panábola de'El sernbradof' como un mero llamado a laperswerancia en las adversidades. Cf. Dan Ono Yia TIE Parables. Tluir Literary and EtisrcruialDb¡uns ion. Philadelphia: Fortrcss 1967.l:s propuestas que üenen a continuación rcprcsentan un intento reinrerpretativo del momento actual,que es de mi resparsabüdad, aunque dependa muy direcumente de los planteamientos de Jacques

Duponr Cf. E Pérc2{otapos Parábolas: diálogo y experiencia p. 83-214, donde se puede en@ntrar unaexposición del pensamiento de Dan Dupont sobre las paábolas de lesrls.J. Jere¡nias Las prábolas de Jesús p. 143.

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Este es el gran aporte del movimiento teológico conocido habitualmente comoNueva Hermenéutica @mest Fuchs y Eberhard Jüngel, fundamentalmente). su punto departida es de tipo teológico, pero llegan a buenos aniálisis en el nivel propiamente literario.centrándose, en primer lugar, en el análisis del lenguaje insisten en que éste no es unmero sistema de expresión del pensamiento, un vehículo para la comunicación de ideas.El lenguaje no se limita a informar, sino que soücita una respuesta personal; pone a sudestinatario en una situación nueva que exige de él una actitud nueva. Las parábolas deJesús, por lo mismo, no son meros ejemplos informativos de las características del reinadode Dios. Una parábola bien lograda modifica sustancialmente la üda de sus destinatariosal enreabrirles nuevos horizontes y al consreñirlos al mismo tiempo a lomar una decisión.I-as parábolas de Jesús no son en primer lugar una simple exhortación a un cambio moral,sino una expresión de la conciencia que Jesús tiene de su propia situación, del senüdoúltimo del momento presente. Son una posibilidad ofrecida a sus destinatarios para entraren dicho sentido, son un apoyo destinado a abrir los ojos y permitir el reconocimiento dela acción llevada a cabo por Dios en el ministerio de Jesús. Exigen una decisión personal,pero también son expresión de la gracia de Dios que viene en ayuda del hombre.

Frente a la rigidez y racionalismo de los planteamientos de Jeremias, la NtrcvaHerm¿néutica insiste en que las parábolas de Jesús son relatos que buscan conducir auna decisión existencial y no simples medios de información (19). La parábola que alcan-za su meta es aquella que logra involucrar a su destinatario en el relato hasta el punto dehacerlo emitir un juicio personal sobre el mismo. Tal como hizo el profeta Natán con elrey David (20). Desde esta perspectiva se valora mucho elfínal abierto característico deuna apreciable cantidad de parábolas evangéücas (21).

3.3.2. Lenguaje argumentativo vs. lenguaje poético

En directa relación con esLa problemática que acabamos de señalar se ha llevado acabo una profunda valoración de las dimensiones poéticas del lenguaje parabólico. ParaJeremias, en continuidad con Jülicher, por su dimensión comparativa, las parábolas deJesús tienen una función fundamentalmento argumentativa. Ya la Nueva Hermenéuticarecon@e que esta es una perspectiva muy estrecha. Las parábolas de Jesús poseen uncatácler en alguna medida revelador, creador de nuevas posibilidades, develador de hori-zontes nuevos, manifestador del sentido último de las cosas. En esto consiste la dimensiónpoetica del lenguaje. No en la mera expresión de sentimientos con delicadas palabras,sino fundamentalmente en la capacidad &, redescribir la realidad, & crearla de nucvo

(le) Para ser justos se deb€ señalar exprcsamente que este aspecto de llamado a rma decisión existencial nose encuentra enteramerite ausente en el trabajo de leremias, Está pre.sente, y dicho con claridad, pero noes un elem€nto deteminante en la forma básica de conducir su exégesis. Crco que esta sensibilidad estÁbien reflejada en la frase inicial de la Conclusión de su obra: 'Si inientamos reiuperar el sonido primiri-vo_de las-paábolas, hay una cosa que ante todo se nos presenta clara: todas ias parábolas de Jesúsobligan a los oyentes a tomar posición sobrc su prsona y sobrc su misión" (I. Jerernias lzs parábolas deJ:!* p.27. En nota rcmire a los trabajos de E. Fudrs sobrc el punto).Cf. 2 Samuel 12, 1-7.Se entiende Por es¡o el hecho de que en muchas parábolas no se prcsent¡ la respuesta del penonaje alcual se dirige la interpelación del penonaje cent¡al del rclao. No s¡bemos qué ñizo finalmente el hijomayo-r de-la parábola del hijo pród-igo, ni tampoco si el obrcro de la primera hora acepró las ozones qúele daba el patrón de la viña. Es el destinatario de la parábola el qui está invitado a involucrane en elrelao y dar su propia respresta.

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I.AS PARABOLAS DE JESUS

al mi¡arla con mayor calidad y hondura hasta el punto de descubrir en ella dimensiones

nuevas. El poeta es el que ve la realidad con ojos nuevos y que, al hacerlo, nos ayuda a

tener nuevos ojos, a tener una mirada libre de lugares comunes y de simplificaciones (22).

Cuando Jesús quiere ayudar a entender el sentido profundo de su ministerio, ladimensión mesiánica de su actuar no se contenta con usar bien elaboradas e irrebatibles

argumentaciones lógicas (23). Ellas serían, en definitiva, completamente inadecuadas para

el fin que quieren lograr. Lo que impide entrar en el sentido profundo de la misión de

Jesús no es la dificulad para seguir un raciocinio lógico, sino la imposibilidad de ver las

cos¿ls como El las ve. Lo que debe ser cambiado son los pariímetros globales desde los

cuales se está mirando la realidad. Es necesario abrirse a una novedad que viene a

cuestionar nuestros esquemas habituales de comprensión del mundo. Las parábolas están

invitando a una conversión. Pero esta conversión no consiste simplemente en la modifica-ción de determinadas conductas, sino en imprimirle un sentido nuevo, una orientaciónglobalmente distinta a la propia vida. El lenguaje adecuado para invitar a este tipo de

conversión no es el de la argumentación lógica, sino el de la propuesta poética que

despliega ante los ojos horizontes nuevos (24). Y cuando se ha llegado a tener ojos

nuevos, se hace posible entender las exigencias éticas que implica el seguimiento de

Jesris. El lenguaje poético es un lenguaje adecuado para proponer la Eastornadora novedad

del mensaje de Jesús: que Dios ha iniciado la instauración de su reinado. Al usar Jesús

este tipo de lenguaje poético no solamente nos está comunicando un mensaje o exhortando

a la conversión, sino que nos está ayudando y acompañando en el proceso de descubri-

mienio del misterio de su persona y de aceptáción de su mensaje (25). I-as parábolas

pueden ser entendidas así como un don de la gracia de Dios.

Es precisamenre en relaciór¡ a este tipo de búsquedas que se ha comenzado a sugerir la posibilidad de

ügar literariamente la parábola a la metáfora y no a la comparación, ccrno lo hacía Jiiücher. Esta

prunetedora línea de trabajo ha propuesto tambi&r una cierr¿ redeñnición de lo que es la metáfora. Hoydía se la considera'un fenomeno di tensione, prwocata dall'accostamento di due termini rypartenenti acampi semantici diversi e normalmente separad, rale da sprigionare un¿ nuova carica di signiñcati, tanto

piü forte e creativa quanto piü sorprendente é I'ac"*t -errtq ...8 appuno questo sovraccarico sernantico

insio nel linguaggio metaforico, dre lo rcnde intraducibili in termini prramente cutcemrali, polivalentee in qualche modo i¡esau¡ibile, ad aver richianato su di esso I'attenziqre per la problernatica del

linguaggiodelregnoeinparticcüareperleparabole"(V.FuscoParaboleereswreziotu W.376-377).Vitorio Fusco es uno de los que acuralmente insiste con mayor filr;rza y lucidez ea la presencia de almeros una dimensión argumentativa en las parábolas. Da un paso nuevo en su planteamiento cuando

señal¡: "ü un funziqramento che possiamo defnhe dblogbo-argotuntalivo; a pauo di non legare al

termiurc argmual¿tivo ¡eminiscenze di una certa apologetica a oltranz¿ mirante a schiacciare I'awersario:esso perb ci aiuta, in mancanza di meglio, a impdie che dialogico faccia pensare a ura specie di lavolarotonfu i¡ cui üene data Ia parola alle varie posizioni menendole utrc sullo stesso piano: la parabola

vuole aiutarc I'interlocutore a überarsi di rm suo vecchio punto di vista per aderire a quello di Gesü"(V. FuscoParaáolol¿ e r¿su¡reziotu p.374).Este proceso ha sido mmparado por algunos exégetas con el vuelco que implican las grandes revolucio-ne.s científicas, que no consisten primariamente en el descr¡brimiento de nuevos datos, sino en una

manera nueva de ordenar los datos que ya de antemano se terúan. Un análisis cl¿ásico en esta línea e.s elde T. S. Kuhn I¿ *lructu¡a dc las revohtciotus científtcas.Cf. Ie¡n-Pierre Marlrtigne Le Maítre dzs sigtus. P¿ris: Cerf 1987. Particul¡rmente el interesantísimo c¿-

pítulo 4e: "lr parabole ou la stratégie du salut" (pp. l4l-174). Tiene raán Fusco en señdar que esta

perspectiva no es radicalmente opresta a una ciert¡ dime¡rsión argumenutiv¡ de los textoe: 'Anche J. P.

Manigne ...accetta un'argomentatiüti intesa non in senso intellerualistico o pedagogico, ma cotnestrategia, maschcranunto, gioco di astuzia e di sorpresa, dettao dall'amorc e volto al superameno diuna rcsistenza: intesa in t¿l senso non é affano in contrasto onla pelica del linguaggio parabolico"(V. Fusco Paraáole e resu¡rezbtu p. 374, nou 7).

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t74 EDUARDO PEREZCOITAPOS L.

3.3.3. El nexo que une a las parábolas con su autor

Una nueva comprensión de las parábolas a partir de estos dos grandes principiosmeúodológicos que acabamos de señala¡ exige un replanteamiento del asunto del nexoexistente entre Jesús y las panibolas evangélicas. Jeremias insiste con füerza, y tienetazón en hacerlo, que las par.ábolas necesitan ser situadas en el contexto histórico delministerio de Jesús para poder ser bien interpretadas. Pero este uabajo de en¡aizamientohistórico Jeremias lo lleva a cabo desde una perspecüva algo esrrecha, que podríamoscalifica¡ como de tendencia his¡oricisa. Con frecuéncia se queOa en los elementos exte-riores, incluso de mera ubicación en el ambiente natural o cultural. Estos son elementosinteresantes, pero no son todo. Especialmente cuando se est¿í atenúo a la problemáticahermenéutica en úorno a la actualidad de los textos.

En un texto poético el autor no sólo dice algo, sino que de algún modo se dice a símismo. Todo texto poético es una puerta de acceso a lo más íntimo de su creador. Lasparábolas son textos poeticos de una calidad altamente personal, en los cuales Jesús est¿ientreabriéndonos un Í¡cceso a lo más profundo y personal de su experiencia interior. Estasdimensiones podemos situarlas en lo que dice relación a su conciencia mesiánica y a suintimidad con el Padre. Las parábolas están en intima relación con el concreo ministeriomesi¿ánico de Jesús, pero en cuanúo en él estrán en juego estas dos dimensiones fundamen-tales.

En las parábolas de Jesús estiá subyacente un preiupuesto fundamental: que en esteconcreto momento histórico su actuar y el de Dios coinciden. Aquí y ahora, en el actuarde Jesús, Dios está estableciendo su Reino. A pesar de lo desconcefante que esto puedasignificar para los judíos. Dios establece su reinado acersándose misericordiosamente alos pecadores y actuando en esa debilidad y ocultamiento que caractedrzzln el ministeriode Jesús. Este es precisamente el gran secreto que subyace a las parábolas, es lo máshondo que ellas quieren comunica¡. Son una suerte de clamor de Jesús a sus contemporá-neos: ¡Abran lo ojos, dejen de lado sus ilusorias imágenes sobre lo que debiera ser laacción de Dios y dense cuenta que aquí, ahora, en medio de ustedes, estiá el Mesías deDios! Son textos en los cuales se nos devela lacertezadeJesús sobre la calidad mesiánicade su actua¡ y alavez su pasión porque su pueblo se abra a la acción de Dios.

Ias panábolas de Jesús nos permiten entrever también el misterio de la intimidadexistente entre El y su Padre. Esta intimidad se expresa en forma de una incondicionadacefieza de que el Padre esuí junto a El, y que por lo mismo su ministerio sólo puede tenerun final exitoso. Aun cuando su actuar concreto se desenvuelva en el ocultamiento, elrechazo, el aparente fracaso. La, cefieza profunda en una abundantísima cosecha quemanifiesta la parábola del Sembrador no es el resultado de una mera observación de loshechos, sino expresión de una certeza que se fundamenta en la experiencia filial de Jesús.El Padre jamás permitirá que su obra termine en un fracaso definitivo. Después de la cruzesá siempre la resurrección, que consütuye la palabra definitiva y final.

Las parábolas de Jesús en cuanto expresiones de su conciencia mesiánica y delvínculo filial que lo une al Padre poseen una profunda carga cristológica, no siempresuficientemente destacada. Ellas no sólo nos transmiten un mensaje, sino que nos entreabrenel misterio profundo de la persona del mensajero. Nos dan acceso a la inúmidad de suautor. Entendidas desde este ángulo, las parábolas de Jesús adquieren una c¿¡rga teológicanueva, que se entronca con la calidad litera¡ia de los textos mismos. Es decir, una carga

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Lá'S PARABOLAS DE JESUS

teológica respetuosa de la condición encarnada de la Palabra de Dios y de los génerosliterarios en que ella se expresa (26).

3.3.4. I¿s parábolas: reveladoras del estilo de actuar de Jesús

En di¡ecta correlación con este aspecto que acabamos de señalar surge una últimalínea de desarrollo de la nueva sensibilidad sobre las panábolas que hoy quis-iera destacar.En un lenguaje poético, como el que hemos señalado para las parábolas, resulta absoluta-mente imposible separar/orma de contenido. Para el artista la forma del texto es parteintegral del contenido del mismo. Su mensaje no puede ser entregado, al menos del modocomo él lo hace, en otra forma, o en un discurso argumentativo. Si nos acercamos desdeesa perspectiva a las parábolas de Jesús se nos hace indispensable preguntarnos quésentido propiamente teológico tiene el que Jesús haya usado esta formá dá lenguaje. Ñobasta con pregunta$e por el contenido de los textos, sino que resulta indispensableabordar con seriedad el asunto del valor teológico de la forma. Eite asunto se ha planteadocomo la clásica pregunta del por qué Jesús habló en parábolas.

Dejando de lado el recuento de las diversas respuestas dadas a esta cuestión a lolargo del tiempo, desde esta nueva metodología que he trat¿do de describir se puedenrecoger algunas sugerencias interesantes (27).

El lenguaje parabólico de Jesús deja entrever claramente que El no entiende suactividad de proclamación del reinado de Dios como el anuncio dJuna serie de verdadesintelectuales o morales que deban ser acepiadas racionalmente por sus oyentes. Ser men-sajero del Reino consiste en ayudar a descubri¡ el sentido último de lo que está sucedien-do en esfe momento, ante los propios ojos. Es decir, aprender a descubrir la novedadinaudita que representa el ministerio mesiiínico de Jesús, el que cualifica de otro modo eltiempo presente. Al hablar en parábolas Jesús es&i intentando abrir los ojos de sus oyen-tes, para que, saliendo de imágenes preconcebidas de lo que debe ser el quehacer de Dios,aprendan a reconocer su actu¡r concreto en Jesús. Ias parábolas no están ocupadas enargumentos doct¡inales o disquisiciones abstractas. Su preocupación primera es muyconcreta: se refieren al actuar de Jesús y al actuar de los hombres. Les interesa poner óemanifiesto por qué Jesús actria de este modo que a muchos puede desconcertar. pero porsobre todo les interesa decir claramente que este actuar de Jesús es la acción de Dios hoydía. No se puede pretender ser fiel a Dios desentendiéndose de lo que concreurmenteJesús est¿l haciendo. Y si se llega a descubrir este sentido del actuar escatológico de Diosen Cristo, la vida del hombre adquiere connotaciones muy nuevas. No es posible mante-ner los antiguos comportamientos, se impone un cambio radical, es indispensable respon-der a la acción de Dios mediante un actu[ enteramente renovado. Es decir, a las parábolasde Jesús les interesa el comportamiento de sus oyentes, pero no de modo moralista, sinodesde una perspecüva teocéntrica. Si Dios est¡í actuando de este modo, ¿no se imponeacaso un cambio radical de conducta? Es lo que con nitidez percibe el adminisradorinjusto de la panábola (Lc 16, 1-8): ante una situación absolutamente nueva e inesperada(le quitan la administración de los bienes de su señor), se impone con urgencia uncomportamiento nuevo. A las paníbolas les interesa produci¡ una modificación deionductas

Cf. DeiVerbum l§ 12.En eso sigo bastante de cerca las propuestás de Jacques Dupo,t sobre Iz métttode prabotiquc de tésus

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EDUARDO PEREZ.COTAPOS L.

en sus oyentes, pero a partir de una nueva comprensión del acnrar de Dios. A partir deuna nueva comprensión del valor teológico del presente. No como resultado de la meraimposición de normas éticas.

La actitud de Jesús frente a los destinatarios de sus parábolas es muy delicada.Ellos no son ni discípulos a los cuales haya que adoctrinar en las más sutiles verdades dela fe, ni tampoco enemigos que ha¡r asumido lúcidamente una actitud combativa contraJesús. Se trata de personas que no logran entrar en la óptica de Jesús, no logran ver lascosas como El las ve. No es que estén mal dispuestos frente a Jesús, que sean agresivamentecontrarios. Pero no pueden aceptar su mensaje porque aún no han llegado a ver las cosascomo El las ve. Lo que necesitan no son argumentos destinados a su razón, ni tampocoimperativos éticos planteados a su corazón. No está allí la dificultad mayor que lesimpide seguir a Jesús (28). Lo que necesitan son ojos nuevos que les permiten ver toda lareaüdad desde otro punto de üsta el deJesús.

Por lo mismo el parabolista entra en una suerte de diálogo con sr¡s interlocutores.Un diiilogo que se desarrolla mediante un relato parabólico que tiene algo de esfuerzo deimaginación o, incluso, de juego. Jesris comienza el relato poniéndose en el lugar de susoyentes, asumiendo sus desafíos, reconociendo que desde su punto de visa actual tienenrazót en jtzgar de este modo la situación. Luego üene el desarrollo de los acontecimientos,y en algún momenúo del relato sucede algo inesperado que transforma las cosas, y queexige replantearse de punta a cabo todos los criterios 9n juego. Particularmente el concepto de Justicia que se está manejando. Cuando tenemos que ver con un patrón dispuesto apagarle a todos los obreros el mismo salario, cualquiera sea el tiempo que hayan Eabajadoen su viña (Mt 20, 1-15), o con un padre que quiere con ilimitado amor a sus dos hijos,trnto al malo, que abandonando el hogar ha llevado una vida disoluta, como al bueno,que siempre ha permanecido fiel llevando la pesada carga de los trabajos del campofamiliar (Lc 15, ll-32), nuestros habituales criterios de justicia caen por tierra. Es preci-samente aquí cuando el parabolista nos dice: renueva nrs ojos pÍ¡ra ver la realidad yalégrate por lo que está suceüendo, en vez de protestar con molestia (cf. Mt 20, 15b; Lc15,32). Y nos lo dice en forma de pregunta: ¿No crees que mirando las cosas desde esteoúo ángulo todo adquiere mayor sentido? ¿Acaso te da envidia porque soy generoso?

¿No crees que corresponde hacer fiest¿ cuando vuelve tu hermano que estaba perdido?Como en todo auténtico diálogo, lo fundamental es el recurso a la experiencia de

los que intervienen en el diálogo. Tanto la experiencia compartida como la experienciapropia, única de cada uno de los participantes. En el auténtico diálogo queda excluido elfácil recurso a los argumentos de autoridad o a la descalificación para doblegar lasdificulades del otro.

I^as parábolas de Jesús nos lo muestran como un hombre que sabe observar surealidad. Un hombre atento a las realidades cotidianas, con mi¡ada cariñosa frente a laspersonas que lo rodean, incluso cuando pueda Eatarse de acütudes poco edificantes.Sabe valorar la habilidad del administrador deshonesüo para salir del paso en rm momentodifícil (Lc 16, l-8), la insistencia de la viuda que va diariamente donde el juez inicuo a

(28) APunta a algo muy exaco Manigne cr¡ando señala: "A l'homme srzpl¿ il faudrait un Dieu simple. MaisI'homme n'est pas simple. L'homme des paraboles est au cqrtraire celui-qui-ru-sait-pas-ce-qu'il-veut.Un homme i la volonté blessée, un étre dont la libené est üée e¡ qui revendique justment caqui va ledáruirc" (I. P. Manigne Iz Mattc des signes p.16l),

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I.AS PARABOLAS DE IESUS 177

pedirle que le haga justicia (Lc 18, 2-5), el ca¡iño de un padre por sus hijos que le lleva adarles lo que le piden (Mt 7,9-10), la üsponibilidad de un hombre ante los requerimien-tos de su amigo incluso si son inoportunos (-c ll, 5-7), la tradicional desconfianza de loscampesinos frente al aparato judicial (Lc 12,57-59), etc. Jesús puede dialogar con hondu-ra porque primero ha aprendido a conocer, valorar y querer a su pueblo. Puede ayudar atener ojos nuevos porque primero ha sabido mirar con profundidad y cariño a quienes lorodean. Este rasgo es el que le confiere su hermosura humana a las parábolas de Jesús.

Pero en sus parábolas Jesús t¿mbién nos comunica su experiencia personal. Esta es

la de una intimidad con el Padre, que aranca de su corazón todo temor al fracaso defi-nitivo de aquella tarea que el Padre le ha confiado. Los inicios pueden ser muy pequeños,

los primeros pasos del proceso pueden parecer decepcionantes. Todo eso puede ser cierto,pero a Jesús no le cabe la menor duda de que al final la pequeña semilla dará un gran

iárbol, que el poquio de levadura fermentará toda la masa (Mc 4,30-32; Mt 13, 31-33; Lc13, 18-21), que la siembra aparenúemente perdida dará cosecha abundante (Mc 4, 3-8 yparalelos). Esta certeza brota de su experiencia de intimidad con el Pad¡e. Ella, sinembargo, no le priva de una cierta oscuridad propia de su condición encarnada (29).

En definitiva, las parábolas se nos presentán como un instrumento de diiálogo usadopor Jesris para anunciar el Evangelio del Reino a aquellos que tienen resistencias paraaceptado. En el modo de conducir este proceso de diálogo, Jesús manifiesta tanto sus

disposiciones personales como el sentido que El da al mensaje que proclama. Jesris usa elmétodo parabólico de un modo muy personal y caraclerístico, que constituye un aspectoque también merece se le preste la debida atención. El forma parte del mensaje que Jesúsnos dejó.

4. CONCLUSION

En la serie de aspectos que acabamos de señala¡ se va delineando una propuesta decomprensión de las parábolas, propuesta que a mi entender va recogiendo lo mejor de lasmás recientes búsquedas en tomo a las parábolas de Jesús. No se úata de una propuesta

acabada y redondeada, pero sí de una profunda corrección de la óptica propuesta porJeremias (30).

En esta propuesta está implícita una mirada sobre Jesús y el sentido global de suministerio. Cuando se destaca el carácter dialogante, poético, interpelador, no impositivo,autorevelador que caracteriza el lenguaje parabólico de Jesús, también se está diciendoalgo sobre la toalidad del ministerio de Jesús. Jeremias afirmó que las parábolas constitu-yen la roca fundamental de la radición evangéüca. Y üene razón, aunque él entendía estaconstatación de modo muy historicista. Esta afirmación de Jeremias Uene un valor mucho

En el Huerto de los Olivos no le priva de la oscr¡ridad y temor frente a la pasión que se avecina. En lacruz no le eüta la oscuridad del trance doloroso.Se trata de una propuests exegética que no rcniega de los grandes aportes del método histórico crítico,que en la acu¡alidad son ineludibles para rm estrdio serio del NT, pero que busca ir más aM. Busc¿superar srrs rigideces y llegar a una interpretación más amplia, dúctil y ütal. Un ejemplo rcciante yvalioso de esrc tipo de camino, en el campo de las parábolas, es el ampüo comentario de Bema¡dBrandon Scon Hear Thcn the Parable. A Corunentary on the Parables of Jesus. Minneapolis: Fonress1989,465 pp.

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más fuerte, que los estrrdios recientes han puesto de relieve. En las parábolas fenemos unaro@ firme que nos muestra los rasgos más auténticos de Jesris, su inalienable especificidad.Son textos que nos sitúan frente al estilo rínico y original de Jesús como ningrin otrogrupo de textos del NT. Son textos que nos dejan entrever a la vez su interioridadpersonal y su profundo enraizamiento humano en el mundo en el cual vive.

Esu¡diar e interpretar las parábolas, por tanto, no es tan sólo atender a su contenido,sino también, y de modo indispensable, a la forma como Jesús usó este lenguaje. El usode las panábolas por parte de Jesús nos pone anüe su estilo evangelizadu: ante su actitudprofuñda para enfrenta¡ la area del anuncio del Evangelio, ante la comprensión que Jesústiene del sentido de este Evangelio y an¡e su actitud frente a las personas concretas. Enestos tiempos en que la Iglesia pone de relieve la necesidad de a¡a Nueva Evangelizaciónpodemos ir a las parábolas para aprender de ellas a ser evangelizadores como Jesús.