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Revista de historia regional de Mexicali y su valle Año VI, núm. 22, octubre-diciembre de 2013 niversidad Aut noma de a a ali ornia Postales de Mexicali de los años de 1920

Postales de Mexicali de los años de 1920

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Revista de historia regional de Mexicali y su valleAño VI, núm. 22, octubre-diciembre de 2013

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Postales de Mexicali de los años de 1920

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R.C.B.X aniversario de la Sociedad de Historia “Centenario de Mexicali”, A.C.

2013. La Sociedad de Historia “Centenario de Mexicali”, A.C., celebró su X aniversario con reunión ordinaria en la Sala Junta de Gobiernoen el CESU-UABC. En la foto de izquierda a derecha, sentados: Lizardo López, Gerardo Sánchez, Cristina Madín, Leocricia Gómez,

Yolanda Sánchez Ogás, Armando Ruiz, Eduardo Andrade y Jimmy Griffin, atrás de pie: Manuel Chong, Benjamín Rentería, Manuel Guillén, Enrique Pérez Rul, Jorge Núñez, Roberto Amaro, Antonio Olvera, Marcos Buruel, Carlos Reyes, Lorenzo Hurtado, Miguel Ángel Lino,

Javier Galván, José Manuel Hernández, Enrique Ante, Rubén Castro, Esteban Valenzuela, Francisco Estrada, Austreberto Silva y Sergio Noriega.

2005. Inauguración de la exposición “Edificios históricos de Mexicali”. En la foto: de izquierda a derecha: Roberto Muñoz,ingeniero Óscar Sánchez Ramírez, profesora Yolanda Sánchez Ogás, Beatriz Limón, arquitecto Rubén Castro Bojórquez,

doctor Alejandro Mungaray Lagarda y Elsa Vizcarra de Castro.

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Índice

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X aniversario de la Sociedad de Historia “Centenario de Mexicali” interior portadaR.C.B.

EditorialSergio Noriega Verdugo 3

Barcos de vapor en el Río Colorado 4Jimmy Griffin

Florentino Pereira Ocejo. Pionero de lasletras mexicalenses 10Rubén Castro Bojórquez

La radioafición en Mexicali 17Francisco Estrada Muñoz

Las diligencias 22Jimmy Griffin

Pioneros del valle de Mexicali: 30Rafael Villarreal GonzálezRaúl Villarreal Solorzano

Mi concuño El Boti 33Jimmy Griffin

Enrique Estrada Barrera. Periodista 38Francisco Estrada Montaño

Museo Regional Los Pioneros de Mexicali 40Javier Galván Pérez

María Luisa Bernal. Pionera del arte teatral 47Jimmy Griffin

¡En peligro! interior contraportadaR.C.B.

30

22

17

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2

Sociedad de Historia“Centenario de Mexicali” A.C.

Miguel Esteban Valenzuela RoblesPRESIDENTE

Roberto Jesús Amaro PedrozaVICEPRESIDENTE

José Manuel Hernández Ayón SECRETARIO

Lizardo López MendozaTESORERO

PRESIDENTA HONORARIA VITALICIA

Yolanda Sánchez Ogás

El RíoEl Río es una publicación trimestral de la Sociedad de Historia “Centenario de Mexicali” A.C. en coedición con la Universidad Autónoma de Baja California para la divulgación histórica regional sobre el municipio de Mexicali, Baja California, México. Tiraje 1 000 ejemplares.

INVITACIÓNLa Sociedad de Historia “Centenario de Mexicali”, A.C. invita a todas las personas amantes de la historia, aficionados

o expertos, a asistir a sus reuniones y, de ser el caso, a formar parte de ella como socios activos.Las sesiones se llevan a cabo todos los miércoles a las 17:30 horas en la Sala Junta de Gobierno del Centro de Estudios Sobre

la Universidad de la UABC, ubicado en la planta baja del edificio de Investigación y Posgrado en bulevar Benito Juárez.Teléfonos: (686) 566 9592 y (686) 841 2076

Las fotografías utilizadas en la elaboración de esta revista pertenecen a las colecciones de: Archivo Histórico del Estado de Baja California • Archivo Histórico del Municipio de Mexicali • Instituto de

Investigaciones Culturales UABC Museo • Centro de Estudios Sobre la Universidad (CESU-UABC) • Instituto Municipal de Investigación y Planeación Urbana de Mexicali (IMIP)• Colecciones particulares de Marcos Buruel, Rubén Castro Bojórquez,

Javier Galván, Jimmy Griffin, Beatriz Limón, Carlos Reyes, Yolanda Sánchez Ogás,Gerardo Sánchez, Austreberto Silva, Martín Tamayo y Esteban Valenzuela.

Esta revista se distribuye gratuitamente. Si desea obtener un ejemplar, puede solicitarlo en las oficinas del CESU-UABC

o con cualquier miembro de la Sociedad.

Revista El Río DIRECTOR Y DISEÑADOR: Rubén �astro �o�ór�uezCOMITÉ EDITORIAL: Luz Mercedes López �arrera� Rubén �astro �o�ór�uez� Miguel �ngel Lino Ol�era�Sergio �oriega Verdugo� Lorenzo Hurtado Valenzuela� Miguel Esteban Valenzuela RoblesCAPTURA� �atalina Ro�as Monzón y Liliana Yadira �aboada VillaDIGITALIZACIÓN Y APOYO TIPOGRÁFICO� Lydia �oronel Yá�ezREVISIÓN: Luz Mercedes López �arreraAPOYO LOGÍSTICO� Mar�a �eresa Ponce LeónElaborada en CESU-UABC

Universidad Autónomade Baja California

�r� �elipe �uamea Veláz�uezRECTOR

Mtro� Ricardo �agnino MorenoSECRETARIO GENERAL

�r� Miguel �ngel Mart�nez RomeroVICERRECTOR CAMPUS MEXICALI

�r� Al�redo �éli� �uenrostro �eballosCOORDINADOR GENERAL DEL CESU-UABC

Directorio

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F!e!j!u!p!s!j!b!mF!e!j!u!p!s!j!b!m

Sergio Noriega Verdugo

Cuando nació Mexicali

Mexicali se formó a principios del siglo XX, cuando el país todavía era gobernado por el general Porfirio Díaz. México era un país débil, particularmente en relación con su vecino del norte, Estados Unidos de América, mismo que alentaba la inmigración de Europa y crecía con gran rapidez.

La situación en México era diferente, predominaba la población analfabeta, se calcula que ascendían a no menos de 75% de analfabetos. De una población total de 13 607 259, en 1900, más de dos millones de mexicanos hablaban solo una lengua indígena. Dos terceras partes de su población trabajadora se ocupaban dentro del sector primario, es decir, la agricultura, ganadería y pesca, pero aun así el país tenía que recurrir al extranjero para complementar el suministro de sus alimentos.

La política de fomento económico del general Díaz de aprovechar los terrenos baldíos para promover la colonización y producción agrícola favoreció a los grandes terratenientes del país. Uno de los beneficiados fue don Guillermo Andrade. Junto con sus socios, el sonorense creó el primer asentamiento, llamado Ciudad Lerdo, en el delta del Río Colorado, en 1874. Posteriormente, enajenó parte de sus tierras para hacer posible la introducción de agua al Valle Imperial, a través de la canalización del río Álamo, un brazo del Río Colorado en el valle de Mexicali.

Gracias a ello, el agua del Río Colorado llegó a Compuertas (Sharp´s Heading) en junio de 1901, ubicada sobre el canal del río Álamo cerca de la frontera y al este de Mexicali. Directamente responsable de la canalización del agua fue la empresa estadunidense California Development Company (CDC), dirigida desde Caléxico y liderada por personas como Anthony H. Heber, George Chaffey y Charles R. Rockwood. La CDC, apoyada por su subsidiaria mexicana, la Sociedad de Irrigación y Terrenos de la Baja California, de la cual Andrade era su principal accionista, procedió a construir los canales principales para llevar el agua al norte, es decir, del lado mexicano al lado americano.

No obstante, antes de poder abrir las tierras al cultivo, hubo que atraer colonos de diversos estados de la Unión Americana, pues, fuera de algunos indígenas, el delta del Río Colorado se encontraba despoblado. Con ese propósito y la ventaja de leyes estadunidenses que favorecían a quienes colonizaban tierras públicas, como eran las del Valle Imperial, se formó en marzo de 1900 la Imperial Land Company, que promocionó la entrega de tierras a quienes pagaban por su derecho de riego.

Sin embargo, la construcción de infraestructura hidráulica, incluyendo canales y drenes, el desmonte y la nivelación de las tierras, la preparación de caminos y viviendas dio lugar a una gran demanda de mano de obra, que en parte fue llevada del interior de México. Al principio, la corriente migratoria hacia Mexicali respondió a las oportunidades de empleo relativamente bien remunerado que se derivó de la apertura de tierras para el cultivo en el Valle Imperial.

Procedentes de los minerales cercanos a Ensenada y del sur de la península llegaron los primeros pobladores. Para 1910 el pueblo de Mexicali ascendió a 462 personas, la mayoría de ellos hombres, y adultos. Asentarse entonces en Mexicali fue un acto de valentía, de riesgo y del deseo de hacer un mejor futuro para ellos y sus familias, por lo que cuentan con nuestro reconocimiento.

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Jimmy Griffin*

Barcos de vapor en el río Colorado

* Miembro de la Sociedad de Historia “Centenario de Mexicali” A. C.

En 1851, el entonces mayor Samuel P. Heintzelman recibió órdenes por escrito de Edward Canby, asistente adjunto general, de establecer un puesto

militar donde se unían los ríos Colorado y Gila. Entre los pormenores del escrito le indicaba que eventualmente las provisiones para esa posta serían enviadas desde el golfo de California por las aguas del Río Colorado. Pero debido a que no era conocida la desembocadura de ese río y su confluencia con el Gila, era necesario proveer esa posta militar con comestibles y otros suministros por vía terrestre desde San Diego, cosa que Canby advertía ser muy difícil y daba una serie de instrucciones sobre los pasos que debía tomar el mayor Heintzelman para minimizar los riesgos.

La razón principal para establecer este fuerte fue proteger a los emigrantes y otros viajeros que pasaban, fueran de Estados Unidos o de Sonora, de los indígenas quechan (Yuma) quienes vivían en esa región. A la vez, el ejército tendría que evitar abuso de los indígenas por los transeúntes siempre y cuando los nativos estuvieren dispuestos a obedecer las leyes de los nuevos dueños.

Meses antes se habían presentado problemas relacionados con las primeras balsas que cruzaban los emigrantes y sus pertenencias al Río Colorado. La primera panga comercial fue puesta en operación en enero de 1850 por el doctor A. Lincoln, quien aparentemente mantuvo buenas relaciones con los indígenas. Pero en febrero de ese año llegó un grupo de bandidos anglo-americanos liderados por John A. Glanton; venían de Chihuahua donde se habían dedicado a matar apaches para el gobierno de ese estado, entregando los escalpes como comprobantes. Pero decidieron que era más fácil matar mexicanos y cobrar, usando los mismos comprobantes.

Cuando el gobernador descubrió ese engaño, Glanton y su gente tuvieron que huir para salvar su propia cabellera y así llegaron a la confluencia de los ríos. Como el ferri era buen negocio se hicieron socios de Lincoln a la fuerza; empezaron a

cobrar tarifas más altas y a abusar de los viajeros, sobre todo de las mujeres mexicanas que llegaron de Sonora en los grupos.

El primero de abril de 1850 llegó al Colorado el “general” Anderson, líder de un grupo de emigrantes, y al darse cuenta de las exorbitantes tarifas que cobraban decidió construir su propia panga cerca de donde está el poblado Los Algodones. Al terminar de cruzar su gente, Anderson regaló su nave hechiza a los yumas con la condición de que no cobrarían más de un dólar por persona, un dólar por bulto y un dólar por caballo.

Cuando Glanton se dio cuenta de esa competencia mandó destruir esa panga, y el irlandés que los nativos habían contratado para operar el ferri fue amarrado de pies y manos y echado a las aguas de río. Uno de los caciques yuma trató de llegar a un acuerdo para repartir el servicio pero fue rechazado y maltratado por Glanton.

Los indígenas esperaron su oportunidad, atacaron y mataron a los bandidos, solo tres escaparon. El doctor Lincoln, aunque inocente, también pereció en la matanza. Los tres criminales que escaparon lograron llegar a Los Ángeles donde contaron su versión del ataque culpando a los indios de haber atacado emigrantes inocentes. Hubo y hay distintas versiones pero el resultado fue que el estado de California organizó una milicia de unos cien hombres, bajo órdenes de Joseph C. Morehead, abogado y político.

Morehead tuvo dificultad para reunir esos voluntarios ya que para entonces la mayoría de los californianos no tenían interés en el asunto y los yumas habían estado en paz. Aunque el gobernador daba órdenes de desbandar el grupo, Anderson persistía y llegó al Colorado donde inició una batalla con los pacíficos nativos que terminó cuando lo militares se refugiaron en un fuerte rústico que habían construido los nuevos operarios de la panga. En general, esa expedición fue un fracaso, pero lograron destruir muchas de las cosechas de los yumas y de consumar su negocio

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del ferri, además de antagonizar con los sonorenses que llegaban al lugar.

Al recibir una nueva orden de dispensar su milicia, Moorhead regresó a Los Ángeles, el 3 de noviembre de 1850. Él ostentaba que había triunfado, pero el teniente Sweeny, en camino al río con las tropas del mayor Heintzelman, escribía en su diario personal que cuando él encontró a Moorhead en el trayecto “Su regreso triunfal, por la velocidad a que viajaba no fue consistente con la marcha dignificada de un vencedor”.

Hientzelman y su comando de tres compañías, incluyendo una prestada de caballería, llegaron al Colorado a fines de noviembre de 1850. Primero establecieron el campo Yuma, un kilómetro al sur, pero pronto el Mayor lo cambió a la colina donde el misionero padre franciscano, Francisco Garcés había establecido la misión La Purísima Concepción y donde él perdió su vida en julio de 1781. Los militares encontraron restos de aquella misión en ese cerro, donde el Fuerte Yuma sería construido con el tiempo.

El Mayor no hizo grandes intentos de someter a los indígenas por fuerza de armas sino buscaba cómo destruir sus cosechas antes de que maduraran, negándoles alimento vital para la sobrevivencia de sus familias. Al fin llegó a un acuerdo pacífico con ellos.

Mientras tanto, aunque Heintzelman siguió todas las recomendaciones en sus órdenes, era imposible mantener un flujo adecuado de carretones en el largo y arriesgado camino desde San Diego.

Solo la llegada a la boca del Río Colorado el 24 de diciembre de 1850 del barco naval el Invencible les salvó temporalmente la situación, ya que esa nave aunque chica traía 10 000 raciones. El encargado de la expedición, el teniente George Horacio Derby tenía la responsabilidad de explorar el Colorado y llegar al entronque con el barco. El mapa más reciente que tenían del río fue hecho por el teniente Hardy en 1926 y según ese mapa Derby no tendría problema en guiar al Invencible hasta el campamento del mayor Heintzelman ya que se encontraba a solo unos 40

kilómetros de la boca del Colorado y accesible a un velero marino chico como el Invencible.

Derby descubrió que ese mapa tenía un error que consistía en que Hardy había identificado lo que hoy es el Río Hardy como el Río Colorado y al Colorado lo nombró el Gila. En realidad, el campamento quedaba mucho más lejos y las aguas del río tenían menos profundidad.

Habían entrado por la boca del Río Colorado y subieron donde el río Hardy descargaba en el Colorado, ya no pudieron avanzar. Ahí quedó vencido el Invencible, sujeto a las mareas que lo dejaba fondeado e inclinado en el lodo cuando salieron. Cuando entraron, el barco quedó flotando pero golpeado por el “Burro”1 que entraba y salía con las mareas. Esa poderosa ola tenía como dos metros de alto y hacía un ruido que podía ser oído a varios kilómetros de distancia.

Después de disparar sus rifles, con esperanza de que desde el campamento pudieran ser escuchados, Derby y el capitán de la nave, Alfred H. Wilcox mandaron un mensaje a Heintzelman con unos Cocopahs (sic) avisándole que no podían avanzar más río arriba. El mayor recibió el mensaje el 7 de enero de 1851, Heintzelman salió río

Mapa equivocado del teniente Hardy de la desembocadura del Río Colorado en 1826. Tomado del libro Steamboats on the Río Colorado.

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abajo en una lancha, el sábado 11 con seis soldados y otras dos personas. El tercer día vieron a lo lejos una lancha que venía río arriba, y oyeron la descarga de un cañón, y ellos respondieron con las armas que traían: un rifle y una escopeta. En la lancha venía el teniente Derby, su asistente y el capitán Wilcox. Heintzelman fue sorprendido al oír que ellos habían salido del Invencible dos días antes y la distancia al barco eran unos 40 kilómetros. Él pensaba que ellos habían dejado el barco esa misma mañana y ellos pensaban lo mismo de él y del campamento. No tenían noción de cómo eran el delta ni el río.

Llegaron al Invencible en las lanchas y ahí discutieron cómo podían descargar y transportar por tierra los suministros. El problema principal fue que la costa se inundaba con las altas mareas y dudaban de que los carretones pudieran llegar a donde estaba el velero. Heintzelman estaba convencido de que si movían la nave

arriba de una curva en el bordo hasta ahí podían llegar los carretones. Heintzelman regresó a su campamento con muchas dificultades, llegando el lunes 20 de enero, y fue hasta el 23 cuando un teniente y ocho hombres salieron con una carreta liviana para abrir camino hasta el barco.1

Esa partida regresó el 2 de febrero, como a cinco kilómetros del Invencible, sin mucha dificultad, pero de ahí al barco el camino estaba demasiado lodoso ya que había entrado la marea primaveral. Al día siguiente se había retirado el agua y lograron llegar. El mayor recibió una carta del teniente Derby avisándole que debido a la marea alta el barco había perdido sus dos anclas, y por ello avanzaron muy poco.

El barco estaba amarrado al bordo sonorense del río. Habían descargado todos los suministros dejándolos apilados arriba de unos troncos para evitar que las mareas los mojaran. Tenían temor de tratar de avanzar más sin las anclas y saldrían al golfo antes de que entrara otra marea

1 Burro es el término coloquial para una ola de gran tamaño creada en la desembocadura de un río grande, cuando las aguas del río se encuentran con las altas

mareas producidas en un espacio relativamente angosto como es la cabeza del golfo de California. Esas olas que varían en tamaño e intensidad con la cantidad

de agua que está fluyendo por el río y el tamaño de la marea según los efectos lunares. Según Lingenfelter (p. 5) solo en la desembocadura del río Ganges en la

India hay un “burro” tan peligroso como fue el del Río Colorado.

Fuerte Yuma y el ferri de Jaeger, dibujado en 1852 por John Russell Barlett. Tomado del libro Steamboats on the Río Colorado.

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alta. Aunque tomó bastante tiempo, con carretones lograron rescatar esas provisiones y llevarlas al campamento que para entonces había tomado el nombre Campo Yuma.

Según el libro Steamboats on the Colorado River (p. 8), el teniente Derby captó claramente que lo que necesitaban era un barco de vapor pequeño, de propulsión trasera, con un motor poderoso, fondo grueso, de 5 a 6 metros de ancho y que pudiera navegar en aguas de 0.75 a 0.90 metros de profundidad. Estas especificaciones fueron una descripción perfecta de las embarcaciones encontradas, las más adecuadas para el Colorado, pero las recomendaciones de Derby fueron ignoradas y solo después de años de experimentación sin éxito llegaron a la misma conclusión.

Derby decía que un barco como el que él recomendó podía transportar más materiales al Fuerte en 24 horas de lo que cien carretones pudieran entregar en una semana. Heintzelman estuvo de acuerdo con las recomendaciones del teniente, pero sus superiores no fueron convencidos. Al

principio de junio 1851 la falta de raciones fue tan crítica que el mayor Heintzelman tuvo que retirar las tropas al área de San Diego dejando en el río al teniente Sweeny y diez hombres de guardia.

En septiembre George Johnson2 y Ben Hartshorne contrataron con el ejército para suministrar el Campo Yuma. Haciendo caso omiso a las recomendaciones de Derby ellos proponían llevar los suministros desde la desembocadura en pangas propulsados por hombres con pértigas. Llegaron al estuario en febrero de 1852 en el velero Sierra Nevada bajo el comando del capitán Wilcox. Cada una de las dos pangas que armaron medían 5.5 metros de ancho por 15 metros de eslora y tenían capacidad de unas 30 toneladas cortas, en aguas de 90 centímetros o más de profundidad.

En anticipación de su llegada, Heintzelman había reocupado el Campo Yuma y mandó un destacamento de tropas para encontrarlos. Las tropas fueron atacadas por los yumas y tuvieron que regresar al campamento.

2 Territorio mexicano. Heintzelman estaba consciente de que obraba en violación del Tratado de Guadalupe, pero no encontró otra manera de obtener alimentos

para su tropa. Estados Unidos tenía derecho a transitar por el golfo y por el Río Colorado pero no a pasar con tropa por tierras mexicanas, sin autorización.

El Barco, General Jessup anclado enfrente del Fuerte Yuma. Litografia de 1854, tomada del libro Steamboats on the Río Colorado.

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La primera panga terminada, cuando ya estaba cargada, se inundó dañando severamente el contenido. Una vez en servicio, Johnson y sus trabajadores lucharon contra las corrientes del río pero las tropas en el campamento Yuma consumieron los suministros más rápido de lo que podían entregarlos. Nuevamente tuvieron que mandar carretones para asistir en el transporte y aun así tardaron cuatro meses en transportar la carga del Sierra Nevada.

Por fin, en junio de 1852, el ejército hizo un contrato nuevo para proveer de víveres al Campo Yuma, ahora con el capitán James Turnbull quien compró un pequeño remolcador de vapor. Turnbull mandó desmantelar ese vapor y cargó las piezas y su primera entrega de provisiones abordo del velero Capacity, bajo comando del capitán Driscoll. El barco entró al Colorado y ancló cerca de donde llegaron las mareas más altas.

Tardaron más de dos meses en ensamblar el remolcador, pero, a mediados de noviembre fue lanzado al Colorado, y Turnbull lo bautizó con el nombre Uncle (Tío) Sam. El casco de dos puntos solo tenía veinte metros de largo y menos de cinco metros de ancho. No contaba con caseta de control y su motor de solo 20 hp3 estaba cubierto con una lona para protegerlo del agua que aventaba sus dos ruedas de paletas, una en cada lado.

El 18 de noviembre de 1852 la tripulación, que consistía en el capitán Turnbull y el maquinista Phillips, inició su primer viaje río arriba. Como pasajeros viajaban el capitán Driscoll dos caciques cucapás y un cacique yuma, y de carga, unas 35 toneladas de provisiones para el campamento Yuma.

Bajo el cuidado de Turnbull progresaba lentamente al guiarlo con cuidado por aguas no conocidas. Se detuvieron varias horas por día y todos aprovecharon para juntar leña para el fogón de la caldera. A veces tenían problemas con la caldera que les costaba dos días resolver. Además, un fuerte temblor les asustó a ellos y los del Fuerte Yuma4 y dejó el velero Capacity encasillado en tierra firme. Al Tío Sam no le causó daño.

El día primero de diciembre, Heintzelman expresa en su diario su temor de que el vapor quedó varado y que no pueden librarlo, pero al día siguiente observaron una columna de vapor río abajo, y el día 3 a las 8:30 am, llegó el Tío Sam

enfrente del fuerte y el mayor subió abordo. Después invitó a su carpa para tomar champaña, a Turnbull, Phillips, Driscoll, los oficiales del fuerte y a Hooper, quien estaba sembrando en una granja cercana, por el río Gila, y a Akrim, socio en el ferri. Dice el mayor que todos se quedaron tres horas, aproximadamente, y parecían estar a gusto.5

El día 8 de diciembre, después de efectuar algunas reparaciones a la caldera y al motor, el capitán Turnbull invitó a Heintzelman y a sus oficiales, así como a Hooper y a Akrim a una excursión en el Tío Sam. Avanzaron unos 8 kilómetros, entraron al Gila y después un poco arriba en el Colorado. Dice el mayor que el paseo fue agradable; el barco caminaba bien y que Turnbull les dio comida y bastante de tomar.

En su primer viaje desde la desembocadura, el Tío Sam había tomado quince días para recorrer los 193 kilómetros de la Goleta al Fuerte Yuma, pero, eventualmente, estaba haciendo el viaje redondo en doce días. Aun así el Capacity estuvo anclado en el Colorado por ocho meses mientras estuvieron desembarcando su carga.

El capitán Turnbull decidió que el Tío Sam necesitaba un motor más potente, y en enero del año siguiente dejó al capitán Driscoll encargado de terminar de descargar el velero y él fue por tierra a San Francisco para obtener un motor más grande.

En mayo de 1853 Turnbull regresó al Colorado abordo de la goleta General Patterson. En ese barco venía el motor nuevo y otro lote de provisiones para el Fuerte Yuma. Él había dejado a Tío Sam aproximadamente diez kilómetros río abajo del Fuerte para que fuera acondicionado para recibir el motor nuevo pero por un descuido se había inundado. Algunos hombres del Fuerte trataron de rescatarlo, pero la corriente se lo llevó.

No obstante su pérdida, Turnbull dijo que no estaba vencido y regresó a San Francisco para traer un casco nuevo para su motor. Mientras tanto, desde el Fuerte tuvieron que mandar carretones para descargar el General Patterson.

Para cuando Turnbull llegó a San Francisco él había decidido no gastar más dinero en el Río Colorado y viajó a Mazatlán para refugiarse de sus acreedores. En ese puerto

3 Los hp expresan la potencia al volante del motor.4 Johnson llegó al Colorado en 1850 para operar un ferri. Pocos años más tarde estableció una pequeña flotilla de vapores que por décadas monopolizaron el Colorado. 5 Según su diario, desde el 2 de agosto 1852, Heintzelman, siguiendo la correspondencia de sus superiores, dejó de llamarlo campo. Él dice que el temblor ocurrió

el 29 de noviembre y hubo numerosas repeticiones fuertes. 6 Aun cuando tenían dificultades para obtener suficientes raciones, parece que los oficiales del ejército siempre tenían algo para ofrecer y tomar, el mayor menciona

vino y whisky, aparte del champaña.

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mexicano operó un pequeño vapor por años y fue conocido por tener grandes planes sin tener dinero.

George Johnson, que había fracasado con las pangas impulsadas por brazos humanos, logró otro contrato y ahora llegó a la desembocadura en el Bergantín, General Viel. Abordo traía suministros para el Fuerte Yuma y un vapor desmantelado que él había comprado en sociedad con Ben Hartshorne y el capitán Alfred H. Wilcox.

Ya armado ese barco tenía dos ruedas de propulsión como las del Tío Sam, pero era casi doce metros más largo, con un motor de 50 hp (30 más) y con la capacidad para llevar una carga de 50 toneladas por aguas de 76 centímetros de profundidad. Johnson, tomando una decisión política, lo nombró General Jesup en honor del intendente general del ejército.

Johnson llegó con su primer cargo al Fuerte Yuma el 18 de enero de 1854 y empezó a trabajar haciendo viajes, ida y vuelta, al estuario en cuatro o cinco días con cargas de 50 toneladas. Pero en agosto, quizás porque estaba empujando muy fuerte contra la corriente, y aumentó demasiado la presión en su caldera, esta explotó y ocacionó la muerte del maquinista Jackson y dos personas más resultaron con fuertes quemaduras. El General Jessup quedó fuera de servicio hasta diciembre del mismo año.

George Johnson fue buen organizador, estableció depósitos de leña para surtir el barco cuando de noche se detenía en lugares designados. Ese fue un factor importante para reducir el tiempo de los viajes ya que antes la gente del Tío Sam tenía que dedicar mucho tiempo en juntar leña. Con ese nuevo sistema los cucapá fueron contratados para cortar la leña y transportarla hasta los depósitos. No navegaban de noche porque las corrientes constantemente cambiaban el lecho de río y no querían correr el riesgo de chocar contra una barra de arena u otro obstáculo como los troncos de árboles que venían en las aguas.

Tres de estos depósitos estaban en territorio mexicano. Los nombraron: Port Famine (Puerto Carestía) estaba un poco arriba del entronque Colorado–Hardy, Gridiron y Ogden’s Landing.

Río abajo de Port Famine, en el lado de Baja California del Colorado, había una construcción con el nombre Robinson’s Landing Hotel. Estaba montada sobre postes ya que cuando entraba la marea, la tierra alrededor quedaba inundada. David C. Robinson, su dueño, lo usaba

como base para sus exploraciones por el río Hardy donde él suponía que de Sonora, Count Raousett de Boulbon se inundó el bote del filibustero con un tesoro de oro.

El “hotel” rara vez estaba ocupado, aunque servía de guía para los barcos que entraban a la desembocadura. Dice Lingenfelter que Johnson transbordaba sus cargas directamente de los barcos de alta mar al General Jessup sin tocar tierra para evitar el pago de los cargos aduanales mexicanos. ¿Sera?

Ya con transporte más confiable llegó más gente, mineros, rancheros y comerciantes a la región del Fuerte y río arriba. Se establecieron dos poblados cerca del Fuerte uno en el mismo lado del río,en California, que nombraron Jaeger City, por el dueño del ferri del mismo nombre. Al ser casi destruido por altas aguas del río, este poblado fue abandonado. El de la margen izquierda del Colorado prosperó, fue llamado Colorado City, después Arizona City y con el tiempo Yuma y con ese nombre llegó a ser la moderna y progresiva ciudad de hoy.

Gambusinos, sonorenses y estadunidenses descubrieron oro, plata y cobre río arriba del Fuerte, y brotaron minas y asentamientos que aumentaron la demanda de transporte por el río al grado de que el General Jessup no podía con todo. Entonces, en 1855 Johnson consiguió otro vapor más grande, 36.5 metros de largo y con motor de 80 hp. El Colorado City tenía propulsión por una rueda ancha en la popa, como había recomendado el teniente Derby. Ese tipo de barco fue el más efectivo en el Colorado.

Ya con esas dos naves en operación la primera etapa del uso de barcos con motores de vapor en el Río Colorado había terminado.

Bibliografía:Blackwell, Creola (1989). A transcription of Major Samuel

P. Heintzelman’s Journal. Yuma, Arizona: Yuma County Historical Society.

Forbes, Jack D. (1965). Warriors of the Colorado. Norman, Oklahoma: University of Oklahoma Press.

Lingenfelter, Richard E. (1978). Steamboats on the Colorado River. Tucson, Arizona: The University of Arizona Press.

Sykes, Godfrey (1937). The Colorado Delta. Carnegie Insti-tution of Washington and the American Geographical Society of Washington.

Woodward, Arthur (1955). Feud on the Colorado. Los Ange-les, California: Westernlore Press.

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El ensayo literario, la crónica periodística, las obras dramaturgas y la poesía arribaron a la pequeña ciudad fronteriza de Mexicali en la década de 1920.

Personajes como Facundo Bernal, su hermano Francisco Bernal, Alfonso Tovar, Rafael Trujillo, Pedro F. Pérez y Ramírez “Peritus” y Florentino Pereira Ocejo son mencionados como la generación de los años veintes del siglo XX. (Sarabia y Trujillo, 2013). Todos ellos, y otros que se fueron incorporando durante la siguiente década, influyeron en la literatura bajacaliforniana por los siguientes cincuenta años.

De aquella época destaca preponderantemente la labor realizada por Florentino Pereira Ocejo. Nacido en Santander, España, en 1880, arribó muy joven a América, primeramente a Nueva York al finalizar la primera década del siglo XX trasladándose posteriormente a Nueva Orleáns y luego a México, primero Chihuahua y luego Torreón, Coahuila, donde le tocó participar con los grupos maderistas que promovieron la revolución mexicana, principalmente con Francisco Villa de quien fue algunos años cercano colaborador y pagador del ejército villista.

Al término del movimiento armado revolucionario se trasladó a San Francisco, California, de donde posteriormente decidió radicar en Caléxico, Ca., y Mexicali, B.C., a donde llegó en 1922.

Su actividad principal fue la contaduría pública, servicio que prestaba a empresas de San Diego, Ca., Yuma, Arizona y Tijuana, Tecate y Mexicali de Baja California. Pero nunca abandonó su pasión por la poesía, el ensayo dramaturgo y

Florentino Pereira Ocejo

Pionero de las letras mexicalensesRubén Castro Bojórquez*

la crítica periodística. Entre sus obras que han trascendido en tiempo y han llegado hasta la actualidad, se cuentan: Helicónidas (1928)1, Corazón de obrero (1928), Discursos (1930), La esclava de un error (1934), Erotología (1934), Mis epístolas (1934), y probablemente otras más.

Durante los años que se avecindó en Mexicali (1922-1937) su presencia se hizo notoria en los medios cívicos y culturales a grado tal que no había celebración a la que no fuera invitado como orador o declamador. Hasta nuestros días se han conservado programas de eventos donde participó: Declamó “Oda a México”, de su autoría, en la ceremonia de los festejos de la Independencia en Mexicali el 16 de

* Miembro de la Sociedad de Historia “Centenario de Mexicali” A. C.1 Una primera edición es de 1921. Torreón, Coahuila.

1934. Portada del libro La esclava de un error,novela escrita por Florentino Pereira Ocejo.

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septiembre de 1927; también fungió como orador principal en la festividad del Día de la Raza, el 12 de octubre de 1925, y en otras más oficiales del gobierno del Distrito, así como también en actos de las logias masónicas del estado, a las cuales perteneció.

En estos eventos participaba al lado de destacados personajes y líderes académicos y culturales como: profesor Ángel Ante, profesor Luzsiglo Figueroa, profesor Próspero Olivares Sosa, músico Octavio Contreras y profesor Ángel Ábrego, entre otros.

Su obra poética y crónica periodística trascendieron en los años de 1920 a 1940 mediante las publicaciones en las páginas de periódicos El Clarín, Mercurio, La frontera, El grito del pueblo, Tricolor, así como en las revistas: Minerva, Norte y Pegaso, junto a un grupo de periodistas-escritores, constituyendo un movimiento literario muy destacado.

Gabriel Trujillo se expresa de Florentino Pereira Ocejo de la siguiente manera:

Para entender en toda su magnitud la obra de Pereira Ocejo

es necesario no solo estudiar a su autor sino a su época,

especialmente los años en que el Distrito Norte de la Baja

California era gobernado por el General Abelardo L. Rodríguez

(1923-1929). Empecemos por señalar que el Distrito Norte

seguía siendo un santuario para todos los mexicanos que huían

de la violencia revolucionaria. (Sarabia y Trujillo, 2013).

La poesía de Pereira Ocejo es tradicionalista en comparación

con la de “Peritus”, pero expresa la misma búsqueda de

justicia, de redención social para todos los seres humanos y

españoles incluidos.

Florentino Pereira Ocejo le escribió a su patria, España: “España”, “Granada”, “Himno épico a España”; al país que lo adoptó, México: “Canto a México”; a nuestros héroes: “Canto a Juárez”; también a sus familiares, al amor, a la amada, y muchísimos otros temas más que dan cuenta de su inspiración por la vida. Algunos poemas escritos en los años de 1920 y 1930, todavía reflejan actualidad:

1911. Reunión de revolucionarios con Francisco I. Madero en Ciudad Juárez, Chihuahua.El primero de izquierda a derecha, de pie, es Francisco Villa, y el último es Florentino Pereira Ocejo.

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Soy poeta y solo cantola justicia y la noblezay aborrezco la bajezadel gusano y del reptil.

Soy poeta y solo buscode la amada el beso ardienteel aplauso de la gentela corona de inmortal.

Habiendo vivido la guerra de la revolución al tiempo decía:

Ojalá que pronto acaben los horrores de la guerraY el arado enmohecido Haga surcos en la tierra

En su “Canto a México” expresó, refiriéndose a don Francisco I. Madero, a quien conoció y del cual fue colaborador:

VI

Aquel en cuyo rostro de bondadSe encuentran la nobleza e hidalguía, Apóstol fue de santa ideologíade amor y caridad.Es ¡Francisco I. Madero!El que su idiosincrasia candorosaNo vio tras la amistad al traicionero De conciencia cobarde y ambiciosa,el modo con que acaban sus lamentos y, cual cristo, encontró la misma suerte,que todo redentor halla la muerte!

1914. Grupo de personalidades en Torreón, Coahuila. El último de la derecha es Florentino Pereira Ocejo.

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Como ilustre masón que fue, no podía faltar su apología al inmortal Benito Juárez:

Fuiste Juárez, roca inmoble Ante la invasión armadaque traidores importaroncon ambiciones bastardasque luchaste con tesónpor defender a tu patriade ser por otras mandadanunca tu fe desmayónunca desmayó tu alma…

Pero más de actualidad es su poema a “los inmigrantes”:

Son pobres emigrantes que marchan codiciososjurando que a su patria jamás ya volverán y por doquiera buscan tesoros fabulosos que nunca encontrarán

Y por último de un sinnúmero de versos al amor y a la amada, destaca este del “Canto a la amada” (Pereira, 1928):

Dulce mujerte quiero tantoque a ti dirijomi dulce canto.¿Ves cómo el ríobusca a la mar?¿Ves a la espina la flor guardar?………………Así te quierodulce mujerasí te adoro…¡Como ha de ser!

En su poema “Cantares” expresó:

“Cuando tu boquita miro,Nace en mi pecho un deseo;Juntar con ella la míaY morirme dándote besos”

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El poeta murió el 12 de octubre de 1937, poco antes de cumplir los 50 años, por una penosa enfermedad que lo inhabilitó físicamente de sus capacidades motoras. Su fallecimiento conmovió a la sociedad mexicalense, misma que le brindó una despedida digna de los hombres ilustres. Cuenta la reseña del acto que más de 400 amigos, familiares y admiradores acudieron al funeral de Florentino Pereira Ocejo, a quien reconocían como un ser humano bondadoso, comunicativo, sincero, laborioso, inteligente y honrado. En la ceremonia luctuosa destacaron los honores y oración fúnebre que le brindaron sus queridos hermanos masones de la logia “Alianza Hispano-Americana”.

Quizá una de las herencias más importantes que deja un hombre es su familia, Florentino Pereira Ocejo es uno de ellos: nacido en Santander, España en 1888, sus padres fueron: Florentino Pereira Baranero y Anastasia Ocejo Cano. En la ciudad de Torreón Coahuila contrajo matrimonio por primera ocasión con Lydia Rubio Pérez, con quien procreó seis hijos: Lydia, Florentino, Minerva, Anastasia, Carlos y Jesús. Con su familia emigró a Calexico-Mexciali. Florentino contrajo segundo matrimonio con María Antonia Villarino con la que procreó tres hijos: Rosa Margarita y Antonio.

1926. Familia Pereira Rubio, de izquierda a derecha de pie: Florentino Pereira Rubio, Florentino Pereira Ocejo.Sentados, los hijos: Lydia, Anastasia, Jesús, Minerva y Carlos.

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1949. Familia Pereira Moreno: Florentino Pereira Rubio había fallecido un año antes. En la foto, al centro la señora Adriana Moreno Montaño con sus hijos, de izquierda a derecha, de pie: Rubén y Juan,

sentados: Florentino, Horacio, Lupita, César y Jorge.

1999. Familia Pereira Vidal. De izquierda a derecha: Adrián, Estrella Vidal Rosas, Martín, Florentino Pereira Moreno y Florentino.

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Los hijos de estas dos familias se desarrollaron en diferentes áreas productivas en las diferentes ciudades del estado.

Destaca el desempeño del primogénito de su primera familia: Florentino Pereira Rubio, nacido en 1913 en Torreón, Coahuila y radicado en Mexicali desde 1922. Contrajo matrimonio con Adriana Moreno Montaño, con quien procreó seis hombres y una mujer: Florentino, Rubén Darío, Juan Pedro, Jorge Mario, César, Horacio y María Guadalupe. Todos ellos se desarrollaron en la ciudad de Mexicali como profesionistas y comerciantes: Rubén es abogado; Jorge, veterinario, Horacio es arquitecto, y el resto son comerciantes.

De la familia Pereira Moreno destaca la personalidad de Florentino Pereira Moreno, pionero y forjador de empresas comerciales e industriales, así como su participación en la vida pública y social del municipio llegando a actuar como: presidente de la Cámara Nacional de la Industria de la Construcción, d elegación Baja California (CNIC), presidente del Consejo de Urbanización del Municipio de Mexicali (CUMM), presidente del Bosque de la Ciudad, presidente del desarrollo del Río Nuevo entre otras muchas actividades. (La reseña de su vida merece un artículo aparte).

Florentino Pereira Moreno se casó con Estrella Vidal Rosas procreando tres hijos: Florentino, Martín y Adrián. Ellos, a su vez, formaron sus familias: Florentino con Claudia Aldrete García, Martín con Graciela Caballero Camou y Adrián con Zarina Luken. Florentino Pereira Vidal y Claudia Aldrete procrearon a su primogénito: Florentino Pereira Aldrete, hoy de 18 años y tataranieto del poeta, escritor, orador y periodista: Florentino Pereira Ocejo.

BibliografíaSarabia y Trujillo. (Coords.) (2013). Diccionario Enciclopé-

dico de Baja California. Instituto Cultural de Baja Cali-fornia.

Pereira Ocejo. (1928). Helicónidas. Talleres del Regional. Mexicali, B.C.

19��. Florentino Pereira Rubio.

2012. Familias: Pereira Vidal, Pereira Aldrete, Pereira Caballero y Pereira Luken.

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* Miembro de la Sociedad de Historia “Centenario de Mexicali” A. C.

Francisco Estrada Montaño*

La radioafición en Mexicali

La radioexperimentación, conocida comúnmente como radioafición, es una actividad que puede considerarse como un pasatiempo cuya finalidad

es la experimentación en el ámbito de las comunicaciones, mediante la investigación para el diseño, construcción e instalación de equipos y antenas para una mejor transmisión y mejor recepción en el envío de señales, ya sea a través de la palabra por micrófono con su propio código, o mediante el uso del código Morse a través de la radiotelegrafía, así como estar atento al llamado en caso de emergencias por fenómenos naturales, lo que convierte a esta actividad en todo un servicio social continuo y que a la vez es un aprendizaje basado en la experimentación de la electrónica para la operación de equipos electrónicos, radios, cuyo alcance puede cubrir la faz de la tierra.

Su labor se basa en la operatividad de equipos transmisores-receptores llamados transceirvers, ejecutados en las frecuencias electromagnéticas, que a los mismos les ha asignado la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, en nuestra república, cuyo fin es mantener una comunicación segura constante y efectiva para efectos de estar en contacto, en todo momento, con todo el país, y cualquier otro país del globo terráqueo.

El radioaficionado, al “prender” o encender su equipo, radioemisor lo hace micrófono en mano y verbalmente, con una llamada general mediante la contraseña “CQ”, y al ser escuchada esta llamada y contestada por otro “colega” se establece una comunicación con cualquier ciudad y en cualquier parte del mundo. La conversación, vía micrófono,

debe referirse únicamente a cuestiones técnicas o sociales, es decir, no hablar sobre política ni asuntos que puedan perturbar el orden público.

Para que cada una de estas personas adquiera su permiso o licencia de radioaficionado, es necesario presentar exámenes de teoría, reglamentación y radiotelegrafía, para la obtención de licencias de primera y segunda clases, según el conocimiento que el solicitante posea en la materia.

El examen teórico consiste en verificar los conocimientos que el solicitante tenga respecto a la electrónica; en el de reglamentación debe conocer la Ley General de Vías de Comunicación vigente, y el de telegrafía es una prueba de recepción y transmisión del código Morse, es decir, transmitirlo y saberlo escuchar, primero en forma lenta. Al aprobar los exámenes, quedan ya autorizados para instalar y operar su propia estación para lo cual les será expedido su distintivo de llamada o de identificación, pudiendo ser como el siguiente ejemplo: XE2COM, o bien, XE2MPA, dependiendo del criterio de las autoridades de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, o bien a petición de parte.

Cuando cierta estación se encuentra en la zona uno de la república la llamada sería, XE1-COM, En el caso de la zona 3 XE3-COM, etcétera. Tratándose de embarcaciones la identificación es: XFI-LM.

En Estados Unidos de América las nominales de las estaciones del radioaficionado amateur son distintas, como ejemplo: WA4QQV, WB5YJN, o bien: K2PLF o K5JI. AE5B.

Un largo anecdotario forma parte de la historia de estos radioexperimentadores que en nuestra ciudad, así como en

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otras partes del mundo, después de iniciarse y mantenerse en forma unipersonal o separada, deciden agruparse formando asociaciones civiles o radioclubes como lo fue el Club de Radio Experimentadores de Mexicali, A. C. (CREMAC) que nació mediante acta 22,377 el 24 de agosto de 1962, bajo el protocolo: “ante mí el licenciado Nemesio Javier Lamas, Juez Primero de lo Civil de este partido judicial, encargado de la Notaría Pública Número Uno de esta municipalidad de Mexicali, por ministerio de ley”, y luego la lista de comparecientes al citado protocolo como sigue: José Murillo Agúndez, Paulino Luna Jiménez, Gustavo Espíritu Mc. Kleps, Servando Corral Sández, Francisco J. Barrón Aldrete, Francisco Pérez Gutiérrez, Baltazar Gutiérrez Angulo, Eduardo Colunga Rojas, Lauro Trujillo Arana, Luis Gazcón Orozco, Domingo Mendoza Arce, José Humanes Rivera, Miguel Delgado Jr., Francisco Javier Santos Rojo, Ramón Chong Duarte, Abel Padilla Barrera, Héctor Manuel Ramírez Leyva, Adalberto González Cortez, Rafael Vicente Carrasco, Fernando Salas Guadarrama y Carlos Padilla, para constituir una asociación civil que se regirá al tenor de las cláusulas, etcétera.

Este Radio Club se ubicó en una finca que a la fecha existe por la calle María Herrera 310 de la colonia Insurgentes este, de esta ciudad capital. A esta edificación asistíamos, además de los socios, personas que deseaban pertenecer al Radio Club, pero que no contaban ni con el equipo necesario ni con la autorización correspondiente, con la intención de iniciar su aprendizaje utilizando los equipos instalados en el citado inmueble, de uso comunitario, más las clases de radiotelegrafía que se impartían por quienes ya dominaban ese conocimiento.

Anécdota: El periódico El Imparcial de la ciudad de Hermosillo, Sonora, en nota fechada el jueves 5 de junio de l975 se publicó la siguiente información:

Intervención quirúrgica a control remoto de

Tijuana”. Isla de Cedro, Baja California. Una

1975. Tarjeta de intercambio. Estación XE2-MBC.De Mexicali, Baja California. México.

1977. Tarjeta de intercambio. Estación XE2AAL.Nuevo Laredo, Tamaulipas, México.

1978. Tarjeta de intercambio. Estación K2PLF-3. De Ellicott City, MaryLand, Estados Unidos de América.

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mujer de 30 años fue rescatada de la muerte, de una intervención

quirúrgica en la que se le anestesió a control remoto desde

Tijuana. El singular caso, tuvo lugar ayer en las primeras

horas de la madrugada, por la señora Victoria Rodríguez de

30 años, quien sufrió un cuadro sumamente grave ocasionado

por un embarazo extra-uterino roto y abundante hemorragia

interna. Lo casi increíble, es que la humilde mujer, esposa de

un pescador, tuvo que ser anestesiada desde Tijuana, a través

del Club de Radio-Aficionados, cuando se presentó un problema

serio para intervenirla. El caso, en la que se jugaba la vida

de un ser humano, se inició la noche del martes, cuando la

mujer fue intervenida en un pequeño hospital y donde el radio

aficionado José González Mundo, instaló en unos minutos una

antena para frecuencia de 80 metros y su equipo en el propio

nosocomio para pedir la ayuda a Tijuana. Toda la operación

comunicativa se hizo a través de los radioaficionados Aurorita

Sambrano de Ensenada, Norberto Itón Aguilar, Elpidio Romo

de la Estación telegráfica de San Quintín y Salvador Flores

González. Pero el anestesiólogo y también radioaficionado Dr.

Clemente Hermosillo, fue el hombre que con sus conocimientos

de la medicina logró que la paciente pudiera ser intervenida

quirúrgicamente cuando estaba a punto de morir. Lo dramático

del caso, es que en plena intervención, cuando el Dr. Hermosillo

vigilaba a control remoto la intervención, su aparato perdió la

comunicación receptora y tuvo que continuar desde la casa de

la familia de Heliodoro Flores. Gracias a ello, la intervención fue

exitosa, y a las 3:30 horas de ayer, la señora Rodríguez estaba

fuera de peligro. La intervención la llevaron a cabo los médicos

Enrique Montes, Ignacio Ruiz y José Palacios, auxiliados en

parte con comunicación e instrucciones del Dr. Rafael Hernández

que fue el contacto con el Dr. Hermosillo desde la misma sala de

operaciones, donde se instaló el equipo. La señora Concepción

de Flores, radioaficionada de Tijuana, al concluir la operación,

y entre llantos de emoción de muchos de los que estuvieron al

pendiente del caso, señaló “mientras la ciudad duerme, siempre

habrá alguno de nosotros al pendiente para casos de emergencia”

donde de nuestra ayuda depende la vida de un ser humano.

En la jerga de la radioafición se tiene el llamado código “Q” una terminología que abrevia la emisión de las palabras; por ejemplo, en lugar de decir: “mi dirección es:, se dice “ MI QTH”, para decir, mi nombre es, se dice: “Mi QRA”, para decir, “espérame un momento”, se dice: QRX, y para finalizar la comunicación se dice “QRZ”.

1980. Reunión del Club de Radio Experimentadores A.C. con el banderín de XE2MBC, en el patio del club. Entre los presentes destacan los miembros del club: Ramón Duarte, Refugio Dávila y Agustín Cervantes. El resto fueron visitantes invitados.

Page 22: Postales de Mexicali de los años de 1920

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Sobre las frecuenciasEl radioaficionado dispone de varias frecuencias y sus equipos “multibandas” pueden operar en las frecuencias de 160, 80, 40, 20 y 10 metros; las más utilizadas son de 40 y 20 en virtud de obtener mejor fidelidad sin ninguna resonancia, o sea ningún ruido secundario.

Por tanto, al iniciarse una transmisión y dependiendo en qué frecuencia se vaya a operar, al hacer llamada general para ver si hay alguien en la frecuencia se procede a decir; CQ 40, CQ40 o bien CQ 20, CQ 20 así como CQ 80, CQ 80.

Otra particularidad es que al finalizar el todo comunicación, comunicado o “QSO” se procede a hacer un intercambio vía correo aéreo o terrestre, según se desee, de una tarjeta postal a cada uno de los contactos efectuados, que pueden ser de cualquier continente, a estas tarjetas llama QSL, se les nombra tarjetas y contienen el nombre y dirección del radio aficionado, las nominales o distintivos de llamada de su estación, su ubicación según el país donde se encuentre, más algunos datos del tipo de antena que se está utilizando.

Anécdota: En repetidas ocasiones establecí contacto con una estación de la república de Cuba con una colega

de nombre Gloria con la cual entablábamos largas conversaciones o intercambio de conocimientos, teniendo yo de acuerdo con mi huso horario las doce de la noche y ella las tres de la mañana, dado que al tener yo una hora de diferencia con la capital de la república, de allí eran otras dos horas a la isla de Cuba.

Para este tipo de pasatiempo, en cuanto a la inversión para la compra de equipos transmisores-receptores, más la compra de antenas, si se tiene diez pesos debemos gastarnos ocho en antena y dos en equipo. Esto nos habla de la importancia que una antena tiene, es decir, que se puede tener un equipo rudimentario, pero con una antena bien diseñada y bien instalada todo comunicado será exitoso. En la actualidad las tiendas especializadas venden ya antenas hechas a la medida de acuerdo con las necesidades y posibilidades económicas del usuario.

Anécdota: El 4 de febrero de 1976 a las tres de la mañana, Guatemala sufrió uno de sus más dañinos sismos con una intensidad de 5.7 grados Richter originado sobre la falla de Motahua, dejando más de 30 mil muertes, muchos miles de heridos y más de un millón de damnificados.

1970. Convención de radioaficionados, celebrada en Mexicali, Baja California.

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Al faltar la energía eléctrica, inmediatamente entró en acción la radioafición guatemalteca mediante la instalación de estaciones de radioaficionados utilizando las baterías de sus automóviles, haciendo contacto de inmediato con muchas estaciones del mundo y sobre todo con la zona fronteriza del norte de México.

En Baja California fuimos responsables de establecer contacto con Guatemala organizando una extensión, vía línea, de 500, como se define la continuación vía telefónica. Esto es, que personas guatemaltecas queriendo informar a sus familiares radicados en Estados Unidos de América sobre el acontecimiento vivido.

De Mexicali, como en mi caso, vía radio se nos pedía comunicarnos a San Diego o a la de Los Ángeles, ambas ciudades en California, a los teléfonos que nos eran proporcionados para informar que todo estaba bien, o que había habido alguna desgracia en ciertos barrios o colonias. Fueron largas horas y días en los que nuestra labor se desarrolló en apoyo a muchos damnificados de aquel terrible e inolvidable terremoto.

Conforme fue avanzando la ciencia de las comunicaciones y en la manera en que crecían las membrecías en los radio clubes, era común salir a campo raso o subir a alguna parte de cierta montaña para experimentar el tiempo de recorrido de una frecuencia; por ejemplo el caso del experimento que se llevó a cabo en el Parque Nacional Constitución de l857, mejor conocido como Laguna Hanson, municipio de Ensenada, para verificar con un equipo en frecuencia de dos metros, el tiempo de ida y retorno de una señal radioeléctrica de la tierra a la luna, habiéndose cumplido en aquel tiempo en escasos dos minutos y medio. Este tipo de experimentos fueron muy frecuentes y casi de carácter obligatorio en el medio de la radioafición.

Onda corta se tituló la revista que la Liga Mexicana de Radio Experimentadores, A.C., como órgano oficial, editó durante varios años en la capital de la república mexicana. En esta revista se difundía todo tipo de información como el quehacer del radioaficionado, desde el funcionamiento de un transistor, o una resistencia, hasta las fórmulas matemáticas para el diseño de antenas en su sección técnica.

La revista tenía la sección “Noticias de la SCT”, así como eventos a llevarse a cabo y anuncios sobre los preparativos de las convenciones anuales de los radio clubes celebradas en diferentes estados; tenía también la sección literaria en donde un número considerable de radioexperimentadores mostraban su vena poética de inmejorable calidad, y la reproducción de viejas fotografías de los pioneros radioaficionados, para finalmente publicar el obituario.

La Red Nacional de Emergencia que a la fecha funciona, mediante turnos elaborados para la participación de todo el país, por estados, todos los días del año durante una hora opera una estación a la cual estaciones de varios estados informan sobre el estado del tiempo, siendo esa información concentrada y entregada cada día al observatorio y a las oficinas de protección civil. Ejemplo. Ciudad Obregón, Sonora se encargará de recibir la información de toda la república para su objetivo.

En el número 365 de Onda Corta del 29 de noviembre al 2 de diciembre 1978 informa sobre el VIII Maratón Náutico del Río Balsas, y en la parte inferior publica la frase de rigor “Defender tu idioma también es hacer patria” frase que se sigue utilizando en las transmisiones.

Durante el terremoto del 19 de septiembre de 1985 en la Ciudad de México, D.F., la radioafición de todo el país marcó un hito con una sorprendente participación, que fue reconocida por las autoridades correspondientes, que con una actitud cuasi castrense dieron muestra de utilidad durante y después del nefasto suceso que marcó la vida de nuestro país.

Dentro de la radioafición, entre los miembros del CREMAC, hubo personas de todas las clases sociales y de todas las profesiones que llegaron a sumar más de sesenta socios activos, pagadores de sus cuotas, y que a la fecha la gran mayoría de ellos ya apagaron filamentos en la tierra para transmitir desde otras dimensiones; a ellos los despedimos con un QRX y un lamentable QRZ final. Que el éter les sea placentero en el oriente eterno.

Homenaje sincero a los pioneros citados en el acta, así como a otros precursores cuyos nombres están también escritos en letras de oro.

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LAS DILIGENCIAS

Jimmy Griffin*

* Miembro de la Sociedad de Historia “Centenario de Mexicali” A. C.1 Este es un mapa con muchos detalles fascinantes, algunos anotados en inglés, otros en español. Fue hecho por el ingeniero Silsbee para la Colorado River Land

Company que en ese año de 1904, año en el que Guillermo Andrade adquirió la mayor parte del delta mexicano del Río Colorado.2 Ormsby exagera, pero otras fuentes confirman que, en aquellos años, Río Nuevo rara vez tenía agua. Interesante, sin duda, pero si quieren saber más de aquellas

diligencias les recomiendo el excelente artículo del Ing. Óscar Sánchez Ramírez en la revista El Río número siete de enero-marzo 2010.

El título de este artículo posiblemente despierte en su mente una visión de alguna película mexicana o de Hollywood con el héroe o heroína en peligro de

ser exterminados por un hatajo de bandidos o una banda de indígenas salvajes. Por allá de 1858 a 1861, efectivamente, la diligencia más famosa del mundo, conocida como el Butterfield Stage, entraba a Baja California por Algodones y pasaba por unas postas incluyendo Álamo Mocho.

En un mapa de 1904, que existe en el Archivo Histórico de Mexicali, se puede leer una leyenda en inglés que dice “Ruins of New River Station”, es decir Ruinas de la posta Río Nuevo. El nombre Río Nuevo en español aparece a un lado de la línea que representa dicho río.1 Posiblemente por ahí el sendero cruzaba ese río y entraba a California por el lado oeste del Río Nuevo.

Además de este mapa tenemos el reportaje hecho libro The Butterfield Overland Mail del reportero Waterman L. Ormsby quien fue la única persona que hizo todo el primer viaje desde St. Louis, Missouri hasta San Francisco, California. Ormsby menciona Álamo Mocho, diciendo que dicho tocón debió de haber estado cubierto con arena porque él no pudo verlo. Agrega que unas millas más adelante cruzaban Río Nuevo que “aparece en los mapas aunque no ha sido visto [con agua] más que una vez”.2

En esta ocasión hablaremos de diligencias más modernas que no han sido sujetas de tantos tratos dramáticos,

aunque en realidad corrieron más peligro debido al clima y a la naturaleza de los terrenos que tuvieron que transitar, por ejemplo la ruta desértica entre Santa Ana, Sonora y Mexicali, Baja California, establecida en 1928. Por muchos años ese sendero fue la única comunicación terrestre por territorio mexicano entre Mexicali y el resto del país.

Yo había oído de esas diligencias, y en 1954 hice un viaje solo en automóvil de Mexicali a Sonoita, cuando 20 kilómetros aproximadamente no estaban pavimentados. Pero mi primer contacto con una persona que había experimentado, más bien sufrido, ese viaje, en los años de 1930, lo tuve, en 2006, cuando acompañado con nuestro mutuo amigo Alfredo Dipp Varela, conocí a doña Hilda Espinoza Lamarque, cuya familia llegó al valle de Mexicali en 1921 o 1922. Hilda nació en 1926 cuando su madre estaba visitando su familia en Dimas, Sonora, pero ella vivió toda su juventud en Estación Delta. Y en ese encuentro, doña Hilda nos platicó sobre su experiencia de los viajes en diligencias.

Debe de haber sido en 193l o 1932 cuando la familia regresaba de una visita a Dimas viajando por tren mexicano hasta Nogales y anticipando continuar en tren en los Estados Unidos hasta Mexicali, pero al llegar a la línea detectaron que Hilda y una hermana suya tenían viruela loca y no los dejaron pasar la frontera. Su madre doña Chole se quedó con las niñas mientras los demás miembros de la familia tomaron el tren Southern Pacific, como habían planeado.

Page 25: Postales de Mexicali de los años de 1920

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A doña Chole no le quedó otra opción que regresar a Santa Ana y tomar una diligencia junto con otra señora que tenía el mismo problema. Aunque era muy joven, Hilda recuerda bien ese viaje. El vehículo era un Cadillac abierto con tres asientos tipo banca. En los asientos cabían diez pasajeros más el chofer. En los estribos y guardafangos podía llevar unos cinco más. En el caso de Hilda fueron tres de ellos, tres o cuatro de la otra familia, el chofer y otro hombre que llegó borracho. El chofer no quiso llevarlo pero doña Chole insistió que al rato se le bajaría la borrachera y él les podría ser útil en caso de presentárseles algún problema en el camino. Lo cargaron en uno de los guardafangos y no hubo problema con él.

Hilda cuenta que salieron de Santa Ana a las 11:00 de la mañana y llegaron a Pascualitos por la tarde del día siguiente, unas 30 horas de viaje, sin mayores problemas, habiendo cruzado el Colorado en una panga con todo y Cadillac. Lo que más recuerda es la gran cantidad de botellas, galones y

litros, envueltas en trapos viejos amarrados por todos lados en el carro. Esa fue su agua para tomar.

He tenido oportunidad de conocer más sobre las diligencias a través del libro Por las rutas del desierto, escrito por Valdemar Barrios Matrecito, quien fue uno de los choferes de aquellas diligencias y por muchos años residente de San Luis Río Colorado.3

El corazón del libro está en las entrevistas con algunos de los choferes del desierto, compañeros de don Valdemar a quienes él, muy justificadamente, llama, “Conquistadores de Desierto”. Con su ingeniosidad, dedicación y persistencia ellos transportaron pasajeros, correo y paquetes desde Santa Ana, Sonora, a Mexicali, Baja California. En la página 13 de esta segunda edición de su libro publicado en 1980, pide un minuto de silencio para los ya desaparecidos compañeros y nos deja una lista de ellos, 38 nombres, 31 de los cuales están acompañados de su apodo, tales como Matracas: Tapa Balazos, el Chilpayate, el Carioca, el General, el Bolsa de fierro, por mencionar algunos.

Mapa del noroeste de México, Baja California y Sonora. Del camino de Santa Ana, Sonora a Mexicali, Baja California.

Mexicali

San Luis Río Colorado

Sonoita

Caborca

Santa Ana

Camino en brecha 1930-1950

3 La primera edición fue en 1975 y la cuarta, en 1986. Posiblemente hay otras más recientes.

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Dice don Valdemar que las diligencias de 1928 hasta 1939 salieron de Santa Ana, pasaban por Altar, Pitiquito, Caborca, Sonoita y San Luis Río Colorado. Ahí tuvieron que esperar la panga para cruzar el Río Colorado y continuar por el sendero a Mexicali.

Nos explica (p. 9) que antes de 1928 los únicos que transitaron por ese trecho de entre Sonoita y San Luis fueron vaqueros y guías arreando ganado.4 En ese año,

una caravana de húngaros aventureros5 se lanzó por primera

vez en cuatro automóviles a cruzar el tramo más desolado, largo

y peligroso desde Sonoita a San Luis Colorado, cosa que antes

nadie había intentado y tras esa incursión, algunos choferes de

Nogales, Sonora comenzaron a transportar pasajeros usando

una brecha o más bien camino de herradura […]

La parte de la ruta de Santa Ana a Sonoita era difícil pero había algo de civilización con los pueblos ya mencionados. De Sonoita a San Luis, aproximadamente 246 kilómetros eran desierto, dunas de arena, cerros y la falta absoluta de agua. Sin embargo, los choferes dieron nombre a lugares que tenían características diferentes o donde hubo algún incidente notable. Don Valdemar nos ofrece esta lista en el cuadro 1 (p. 10).6

Al respecto, Barrios comenta:

A grandes rasgos esos eran los lugares más conocidos en aquel

trayecto… Los húngaros aventureros que citamos cruzaron ese

tramo guiados por un vaquero de Sonoita de nombre Antonio

López y dejaron tirado un automóvil en el arroyo El Zumbador…

Ninguna de nuestras autoridades federales, estatales o municipales

tenían conocimiento de ese trecho al que los Choferes del Desierto

llamábamos camino”, todavía más, en los mapas oficiales no

aparecía una sola rayita indicando que por ahí se transitaba;

solamente los Comisarios de Policía de los extremos tenían

constante contacto por las frecuentes odiseas que se registraban y

eran ellos que enfrentaban a esos problemas […]

Más adelante (p. 6) menciona que aquellos húngaros,

hicieron su recorrido en un automóvil Hudson Súper Six de

siete pasajeros modelo 1925, un Dodge tipo turismo que lo

dejaron abandonado en un arroyo que estaba junto al cerro

de El Zumbador, un Dodge tipo comercial y otro automóvil

Dodge tipo turismo.

4 Desde los tiempos del Padre Eusebio Kino en los años de 1770, y quizás de Melchor Díaz, en 1540, los españoles, guiados por los indígenas, usaron parte de esta

ruta que llegaron a llamar Ruta del Diablo aunque después de Sonoita la mayoría de ellos se desviaron hacia el noroeste para llegar a las Tinajas Altas y al río

Gila. Esa opción fue eliminada con la firma del Tratado de Mesilla en 1853.5 No sabemos si estos aventureros venían del país húngaro o no, ya que entonces ese apodo era equivalente a “gitano”. Lo que sí, juzgando por los vehículos que

conducían, tenían fondos adecuados para viajar.6 En mis múltiples viajes por ese solitario camino solo recuerdo un lugar con un rótulo que decía: Los Vidrios en el área del Pinacate. El Atlas Goodrich Ezukadi,

Caminos de México de 1964 no muestra el nombre de ningún lugar en todo el trecho entre San Luis y Sonoita, y tampoco en otros mapas no tan viejos que tengo

aparecen nombres de estos sitios, pero en junio de 2013 encontré un mapa de Sonora, en San Luis Río Colorado, que muestra unos 16 nombres incluyendo San

Luis y Sonoita. Ninguno de los nombres de la lista de don Valdemar aparecen en él. ¡Lástima! Los suyos fueron mucho más interesantes e imaginativos.

Cuadro 1. Ruta recorrida en dilegencia desde Sonoita a San Luis Río Colorado.Lugar Kilometraje kilometraje

acumulado (desde Sonoita)

Santo Domingo 7 7La Salada 17 24Arroyo del 2 de abril. 16 40La laguna del Chango 16 56Banco del Diputado 25 81Brecha de los dos hermanos 6 87Choclos Duros 17 104El puerto del Águila 11 115El Arroyo del Batamote o de los Alacranes 6 121La Vuelta de la Sierra del Viejo 5 126La Joya 21 147Doña Victoria 12 159El Arroyo del Zumbador 15 174El Banco del Zumbador 13 187El Banco de los Húngaros 6 193El Banco de los Hungaritos 5 198La Vuelta de la Brecha 14 212El Buick 9 221El Studebacker [sic] 7 228El Cadillac 6 234El Caballo 5 239San Luis Río Colorado 7 246

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En 19397 la ruta de las diligencias cambió llegando por otro sendero a Punta Peñasco desde Santa Ana sin pasar por Sonoita ya que la vía llamada Ferrocarril Fuentes Brotantes, que era una prolongación del ferrocarril Inter-California Sur había llegado a Peñasco. Con el tiempo esos dos cortos ferrocarriles formarían parte del Ferrocarril Sonora Baja California y el nombre de aquella “punta” sobre el Mar de Cortés, sería cambiado a Puerto Peñasco. Dice don Valdemar (p. 14):

Los viejos Zorros del desierto, quienes desde

el año 1939, ya viajaban directamente

desde Santa Ana a Puerto Peñasco y ahí

embarcaban a sus pasajeros en los llamados

“armones” que consistían en unas pequeñas

plataformas sin techo ni redilas que corrían

sobre la vía del ferrocarril remolcados

primeramente por unos motores Ford V-8

acondicionados y posteriormente entraron en

servicio locomotoras diésel con furgones de

tamaño normal.

Barrios nos ofrece (pp. 14-15) una lista de sus compañeros que vivían todavía en 1979 para contarle sus historias. Son 21 de ellos y 17 aparecen a lado de sus nombres sus apodos. También nos da los nombres de cuatro choferes que no sabía si vivían todavía. Además proporciona los nombres de los “Troqueros de la última hora que en los años 1939 a 1942 hicieron el servicio postal desde Santa Ana a Mexicali por la misma ruta ya señalada varias veces”.

El primer chofer en contar sus aventuras en el libro, empezando en la página 19 es Daniel Castillón Herrera (Mi Dani) quien relata:

Mi primer viaje por el desierto lo hice en el

año 1928 durante el mes de mayo a bordo de

un Cadillac de la serie 51 modelo 1917…“las

1935. Puerto Peñasco. En esos años el camino hacía escala en este poblado.

1942. El ferrocarril Sonora Baja California arribaba al Río Coloradoen el tramo Mexicali-Peñasco.

1947. Antes de este año el pasaje atravesaba el Río Colorado en lanchas.

7 Otra fuente, el libro Baja California Railways, en el pie de una foto (p. 163) nos indica que el servicio de pasajeros por riel entre Mexicali y Puerto Peñasco empezó

el 5 de mayo de 1940.

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diligencias eran acondicionadas para transportar en el interior

diez pasajeros que eran considerados de primera clase aunque

fueran muy apretujados y les cobraba la cantidad de $40.00 por

el viaje, y aparte se acomodaban por fuera del carro sobre los

estribos o los guardafangos a los pasajeros que se les llamaba

“de bandera” en número de cuatro o cinco y se les cobraban

$20.00 y muchas veces hasta por $15.00.

En uno de esos viajes manejando un Studebacker [sic] modelo

1922, conocido como el Big Six y bautizado de El Dromedario

porque era muy tragón de agua, se le quebraron los engranes

de la bomba de aceite que en aquellos modelos venia instalada

en el Fly-whell [sic] al lado izquierdo de la transmisión y esta

quebradura fue como un kilómetro antes de llegar al banco

conocido por EL DIPUTADO yendo de Mexicali a Nogales,

aproximadamente a las cinco de la tarde y en tiempo de calor,

llevando entre otros pasajeros a un matrimonio con cuatro

chiquillos que constantemente pedían agua y en esa parada se la

agotaron; sólo nos quedaba el agua del radiador y recomendé se

tomara hervida.” Desde el momento de la quebradura comencé

a idear la manera de forjar otros nuevos engranes porque no

llevaba repuesto de ninguno de los dos, probé con madera de

palo verde y se rompieron, entonces lo hice de madera de palo

fierro con el mismo resultado; estuve trabajando día y noche y

al segundo día, ya cansado me recargué sobre el asiento para una

dormitada, pero al despertar por la mañana me quedé mirando la

visera del automóvil que era de madera PALOCHINO; entonces

con una hoja de segueta le corté un pedazo y de ahí fabrique

seis engranitos para que “jugaran” en dos secciones y los reforcé

con lamina de la tapa de la batería, pero el engrane que debió

quedar en el árbol de levas llevaba cuñero y hubo necesidad de

hacerle la “sangría” con la agarradera de una lima caliente. En la

fabricación de esos engranes duré tres días hasta que pude hacer

funcionar el motor para llegar a Sonoita en la madrugada. Todos

íbamos medio muertos de hambre y como hacíamos parada con

una fondera llamada “LA CHITA REYNA”, a esa hora en que

todo mundo dormía, encontramos en la cocina una olla con

menudo, otra de frijoles, muchas tortillas, pan, cebolla, tomate,

chile verde Y DE TODO DIERON CUENTA para retirase a un

corral a dormir la mona.( Barrios, 1975:19).

Otro día avisaron a la Chita de su hazaña y le liquidaron para seguir camino a Santa Ana con los mismos engranes hechizos y como no los pudieron conseguir, echó otro viaje de Santa Ana a Mexicali donde los encontró, dice don Valdemar.

Automóvil Hudson Super Six, modelo 1925.

Dodge Touring. 1925.

Moto Vía. Cadillac, circa 1928.

Studebaker Big Six. 1922.

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Mi Dani contaba muchas más aventuras y tragedias, pero brincamos a la página 33 y la historia de Ramón Araiza Parra conocido como El Moncho cuenta que comenzó a viajar rumbo a Mexicali en diciembre de 1930 en un Chevroletito [sic] modelo 1929. Llegaba en tres días aunque se atascaba en los arenales muchas veces pero no tardaba en salir porque sus nueve pasajeros, jóvenes y fuertes, se bajaban luego para empujar el carro hasta librarlo.

Pasó el tiempo y El Moncho logró tener buena reputación y “cuando el general don Francisco Múgica, siendo secretario de Comunicaciones y Obras Públicas, quiso atravesar el desierto de Sonora”. El Moncho fue seleccionado para la conducción del ministro, para designar a los ayudantes y para procurar los vehículos para la expedición. Seleccionó los choferes, Edmundo de la Rosa, Fili Fernández y Juan Contreras (El jindo) y consiguió un Cadillac Sedan, un Cadillac Limousine y un Buick, de modelos viejos.

Cuando hizo presencia el General Múgica, acompañado del

General Juventino Espinoza, entonces gobernador del Estado

de Nayarit; de su doctora de cabecera, una dama sumamente

elegante, hermosa, gallarda y con admirable don de gentes, de

su Radiotelegrafista, del Jefe de Ayudantes capitán Figueroa

y diez ayudantes más, emprendieron la marcha y desde el aire

escoltaban al General Múgica dos aviones ya viejos…

Cuando llegaron al Arroyo del 2 de abril hicieron funcionar

el aparato de radio y personalmente el General Múgica dictó

el siguiente mensaje: Estamos encantados en el corazón del

desierto bajo la sombra de un frondoso árbol… En la laguna

del Chango aterrizaban los dos aviones…y ahí llevaron a la

comitiva gran cantidad de alimentos: limonada en abundancia,

melones helados, hielo, cartoncitos con nieve y todo lo que

pudieron conseguir en Yuma[…]

Más adelante dice:

llegamos sanos y felices a San Luis Río Colorado donde ya estaba

a recibir al General Múgica el Gobernador de Baja California

con un nutrido grupo de destacados políticos, preparados

para hacer el viaje a Mexicali por el camino de Yuma en

virtud de que el Río Colorado llevaba agua en cantidad, tenía

aproximadamente cinco kilómetros de ancho y no quisieron

exponer al señor ministro y a sus acompañantes a un posible

remojón en alguna zambullida bajo el agua chocolate.

Cadillac, modelo 1927.

Cadillac Limusina. 1928.

Buick Sedan, modelo 1928.

Pierce-Arrow, modelo 1928.

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¡Había de todo, aventuras, tragedias, romances, momentos humorísticos y mucho compañerismo en los choferes! En la página 61 empieza lo que cuenta Eugenio Molina Clark (El Queno):

En una ocasión un español al frente de una caravana de artistas

que procedentes de la ciudad de México se dirigían a Mexicali

a bordo de un Pierce Arrow…8 era siete artistas muy guapas y

dos varones: en el primer banco de arena que era El Diputado

se lo encontró atascado hasta los ejes.

Sacaron el carro y El Queno se ofreció ir con ellos como chofer ya que estaba impresionado con una de la artistas, “que estaba como “Mango” con algunos diecisiete años de edad, pero muy coquetona”.

Traían poca gasolina y aunque en el camino les prestaban de la diligencia se acabó antes de llegar a San Luis y el español tuvo que esperar en el carro mientras los demás fueron hasta el pueblo y alguien regresó con combustible, agua y comida.

A El Queno le tocó conducir al presidente Lázaro Cárdenas por aquellos senderos mientras los choferes Francisco Verdugo y Jesús Gutiérrez en sus propias diligencias conducían al:

señor Efraín Buenrostro que era ministro de la Economía

Nacional, el General Yocupicio, Gobernador del Estado,

el General Anselmo Macías Valenzuela gobernador electo,

General Pedro J. Almada, inspector general del Ejército y

muchas otras personas desconocidas… cuando llegaban a

algún poblado, inmediatamente “acuartelaban” a los choferes

como si fueran reos, no los dejaban ni tan solo comer hasta en

Caborca El Queno se quejó con el General Cárdenas diciéndole

que parecían prisioneros y a la vez le preguntó si no tenían

derecho de comer, entonces él y sus compañeros ya pudieron

disfrutar de libertad (p. 65).

En el auto de El Queno subió el señor presidente con su

secretario particular y durante toda la trayectoria lo acompañó

un señor ingeniero Celaya, al parecer eran amigos porque

8 Dice el texto que el Pierce Arrow era europeo pero en realidad fue de manufactura estadounidense, y fue uno de los automóviles más caros y lujosos de sus

tiempos. A mí me tocó ayudar a desmantelar uno, del modelo 1922 para usar el chasis en fabricar un remolque (raca) para transportar algodón hueso. Eso

fue en 1937 cuando yo tenía 13 años, pero recuerdo cómo estaba impresionado con la gran calidad del enorme motor y las demás piezas que íbamos quitando.

Probablemente, mi padre había pagado menos de cien dólares por él. Restaurado hoy día podría valer hasta $100 000.

charlaban mucho, platicaban sin parar y recordaban pasajes

anteriores. De Sonoita salieron como a las ocho de la mañana

y fueron a comer a Choclos Duros donde había un árbol muy

frondoso y a los choferes los apartaban, pero siempre vigilados

por uno de los ayudantes presidenciales.

Cuando reanudaron la marcha, el general Cárdenas

iba contento, se sentó junto a El Queno y le dirigía algunas

bromas, le decía que sus carros parecían “VITRINAS’; la

segunda comida la hicieron a la entrada del arroyo que estaba

cerca de El Zumbador y ya de noche siguieron su ruta; el

general Cárdenas le decía muy seguido que parara a enfriar su

“vitrina” porque no quería que le pasara lo que López Collada

con sus cadeneros [en julio 1937] y en una de las arrancadas en

La Brecha se atascó la diligencia. El Queno se bajó a emparejar

la rodada, enfrió bien el motor y les dijo: … bueno general, hay

que bajarnos a darle una apuchadita al carro para poder salir,

y cuando el Presidente Cárdenas quiso ayudar a empujar, el

jefe de ayudantes llamó a los pasajeros de los otros carros y

con esa ayuda pudieron arrancar, y durante el resto del camino

tuvo mucho cuidado con los pasos difíciles para que el General

no le siguiera diciendo que su “vitrina” ya no podía.

Llegaron a San Luis en la madrugada y el general Cárdenas felicitó a El Queno porque “era buen chofer”, le dio un abrazo y su tarjeta personal para cuando se le ofreciera algún asunto; por segunda vez le felicitó por su pericia, no obstante tener únicamente diecisiete años de edad, pero “muy bien empleados en el desierto de Sonora, dijo el señor presidente”.

La siguiente vez que a El Queno Molina le tocó en suerte

conducir al General Cárdenas fue durante la Segunda Guerra

Mundial cuando este militar era Comandante de la Región del

Pacifico; el General llegó a Santa Ana para dirigirse a Puerto

Peñasco y quiso que el “mismo jovencito” que lo había llevado

anteriormente a San Luis el que manejara la “vitrina” donde él

viajaría; salieron a temprana hora y al llegar a Altar, el General

se bajó del auto para entrar saludando de mano a todo mundo,

hizo la misma cosa en Pitiquito y Caborca donde durmieron

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para salir otro día muy temprano a desayunar en el Rancho EL

ANTIMONIO propiedad del “Pochote” Jesús Jáquez… esta vez

viajaron en un Cadillac Turismo y dos Cadillac Limousine y por

segunda vez el ingeniero Celaya acompaño al General Cárdenas.

Después de tomar el desayuno siguieron para Puerto Peñasco a

donde llegaron a la caída del sol para que el general se embarcara

en AUTOVÍA del Ferrocarril Fuentes Brotantes-Mexicali.

Estas son algunas muestras de cómo fue el trabajo aventurado de aquellos Choferes del Desierto. Todos ellos tuvieron que ser mecánicos capaces de arreglar las muchas descomposturas de sus vehículos. Tuvieron que aprender cómo quitar buena parte del aire de las llantas para pasar por los arenales; echar unas gotas de gasolina al agua de tomar para que los sedientes pasajeros no tomaran más que lo necesario.

En la trayectoria se encontraron grupos o familias que habían tratado de hacer el viaje sin llevar suficiente combustible y agua. En ocasiones los podían ayudar y salvarlos, pero otras veces llegaron tarde. En los años que operaban las diligencias murieron numerosas personas, podemos mencionar el caso de toda una familia de siete (p. 108). Su vehículo quedó atascado en el banco de arena El Zumbador en el mes de agosto. Trataron de ir caminando pero murieron deshidratados, primero una niña, después su madre y así uno por uno.

Las diligencias generalmente fueron automóviles grandes de lujo, como Cadillac, Studebaker, Buick, Hudson, Dodge, etc. En ellos cabían más pasajeros, estaban mejor construidos y sus poderosos motores eran más efectivos en los malos trechos. Aun cuando tenían sus años presentaban menos problemas mecánicos que los automóviles más comunes.

Los choferes y sus pasajeros sufrieron del tremendo calor del verano y los fríos, y en ocasiones torrenciales lluvias y vientos. Cuando los arroyos crecían tuvieron que esperar horas y a veces días para poder pasar. Llegando a San Luis habían pasado lo peor pero les faltaba el Río Colorado que a veces estaba muy crecido, hasta cinco kilómetros de ancho, con corriente muy fuerte y difícil y peligroso para los pangueros.

En la página 132, Barrios nos cuenta de 17 jindos (hindúes) que para no correr el riesgo de ser arrestados y deportados, la diligencia en que venían sacaba la vuelta a San Luis y llegaba al bordo del río apartado de la panga. Los pasajeros trataron de cruzar el Colorado nadando pero “a medio río apareció un molino que con sus turbulencias cargó con aquellos infelices y nadie pudo escapar. Fueron arrollados y ninguno alcanzó tierra; jamás fueron encontrados en ninguna parte”.

Cerca del final del libro (p. 217) don Valdemar nos cuenta detalles de la tragedia del Ing. López Collada y sus acompañantes, ocurrida en julio 1937, y cómo algunos de los choferes del desierto ayudaron en la búsqueda. Menciona detalles como los modelos de aviones y vehículos que fueron usados en la pesquisa, y cómo al fin fueron encontradas muertas esas personas.

De interés para los viejos residentes de Mexicali es que nombró El Chapo Escandón de Mexicali como uno de los dos agentes de la funeraria que llegaron con las cajas mortuorias. El otro era de El Centro, California. Nuestro amigo Ernesto (El Chapo) Escandón era prominente miembro de la industria algodonera en los años cincuenta y sesenta.

Este libro (Por las rutas del desierto) tiene mucha información de aquella época que no he encontrado en otra parte. Si hay algo que criticar es la falta de más fechas en que ocurrieron los eventos. Pero tenemos que recordar y aceptar que el libro fue escrito años después de los eventos y los entrevistados o no recordaban las fechas o no les daban importancia.

BibliografíaBarrios Matrecito, Valdemar. (1975). Por las rutas del desier-

to, , San Luis, Río Colorado, Sonora: Vanema.Kirchner, John A. (1988). Baja California Railways. San

Marino, California: Golden West Books.Ormsby, Waterman L. (1972). The Butterfield Overland

Mail. San Marino, California: Huntington Library.Sánchez Ramírez, Óscar. (2010). La ruta postal de Butter-

field en Mexicali. El Río, 7, p. 15.

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Pioneros del valle de Mexicali:

Rafael Villarreal GonzálezRaúl Villarreal Solórzano*

* Director general y socio de la firma RVS & Cía. Consultores. Correo electrónico: r.villarreal@rvs_cia.com.mx

En el desarrollo del valle de Mexicali existen muchas historias que comentar y la de Rafael Villarreal González cumple con esta condición de

registro histórico, ya que fue el promotor y fundador de la colonia Agrícola Villarreal. Originario de Canelas, Durango, cambió el verde lomerío y el ambiente boscoso de la Sierra Madre para radicarse en un llano cálido e inclemente, muy lejos de sus añorados bosques. Nacido el 24 de octubre de 1901, Rafael Villarreal tuvo una amplia familia con siete hijos: Rafael, Galdino, Roberto y Ramón, fruto de su primer matrimonio (del cual enviudó). En 1934 se casó con Ofelia Solórzano Herrera, ampliándose la familia con Raúl, Guadalupe y Ana María.

En la mina, donde se encuentra su natal Canelas, fungió varios años como responsable de seguridad en el Mineral de las Coloradas, pero escucha el apogeo cardenista del empuje agrario y, en 1939 emigra a Baja California, y adquiere un rancho agrícola en la colonia Carranza donde se instaló con su familia en una casa de cachanilla cubierta con lodo, que al secarse servía para cubrir la pared. Allí sembró algodón hasta que el Río Colorado se desbordó (en el año de 1942), y con ello desapareció por completo el rancho.

Este acontecimiento le motiva a emigrar de nuevo, pero en esta ocasión dentro del valle de Mexicali, instalándose en Estación Batáquez, donde el ferrocarril americano tenía un sitio de abastecimiento y reparación. En este lugar estableció comercio que adaptó en una construcción de dos pisos que había sido abandonada por unos japoneses. Eran los tiempos de la segunda Guerra Mundial.

Sin perder el objetivo de dedicarse a la agricultura, Rafael Villarreal desarrolló sus habilidades de liderazgo y organizó a un grupo de solicitantes de tierra para cultivo, y logró la fundación de la colonia Villarreal, a unos 60 kilómetros al sureste de Mexicali. Para llegar a la colonia se recorría un camino de terracería, en lo que ahora es la carretera a San Luis y que, tras un trayecto de 45 kilómetros llegaba hasta la Estación Batáquez, hoy conocido como ejido Monterrey. De Batáquez se tomaba una brecha arenosa hacia el sur para llagar al poblado Jiquilpan y de allí se dirigían hasta el ejido Colima.

Ubicados sobre esa zona del valle de Mexicali, unos cuatro o seis kilómetros al sur del ejido Colima, don Rafael Villarreal inició las labores de desmonte. Para ello adquirió dos mulas gigantes en el Valle Imperial, a las que llamaban “las pulmotol” ya que en esas fechas había un tónico con

1944. Don Rafael Villarreal González a caballo,recorriendo sus tierras.

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ese nombre y se utilizaba para varios malestares de las vías respiratorias. Estas mulas eran fuertes en extremo y con arneses jalados con cadenas lograban arrancar de cuajo los mezquites y arbustos que cubrían la totalidad de los predios, estos se amontonaban y después se quemaban.

El rancho tenía una superficie de 100 hectáreas, se encontraba a unos pasos de un canal muy grande que surtía de agua de riego rodado a esa zona del valle de Mexicali, después adquirió otro terreno de similares dimensiones a unos dos kilómetros del original. En el rancho original construyó una amplia casa de varias habitaciones de adobe parado con soportes de madera, y a unos pasos instaló una enramada muy grande de tule extraído de una laguna cercana al rancho, habilitando, además, un pozo para contar con agua para el uso diario de la casa.

Pasado el auge algodonero, en el rancho se empezó a sembrar alfalfa que se cortaba varias veces y luego volvía a crecer; también se llegó a producir sandía, cebolla, ajo, cacahuate; aprovechando la alta fertilidad de esas tierras.

Para las labores agrícolas, el señor Villarreal siempre contó con los implementos más avanzados de esa época. Así, adquirió los primeros tractores que salieron con llantas de hule que se llenaban de agua para darles el peso requerido y que agarraran tracción y no se atascaran en los terrenos arenosos; cortadoras de alfalfa que mecanizaban

gran parte de las labores del corte. En su rancho también se contaba con una planta generadora de electricidad que operada con gasolina, que facilitaba la iluminación y otras comodidades en casa. Como el incansable equipo de sonido que don Rafael Villarreal instalara para festejar el día de su santo, donde por cierto, él mismo amenizaba tocando varios instrumentos como el violín y el acordeón, mientras sus hijos le acompañaban con la guitarra.

Estas reuniones formaban una tradición en el poblado y lograban convocar la asistencia de las autoridades municipales, a quienes don Rafael Villarreal apoyaba en sus labores de búsqueda de delincuentes, ya que contaba con experiencia en seguridad ciudadana, adquirida cuando laboraba en el mineral de Canelas, Durango.

Preocupado porque los niños de los colonos y sus trabajadores aprendieran a leer y a escribir, don Rafael gestionó y obtuvo autorización de las autoridades educativas para construir una escuela rural, a la que acudían los hijos de otros rancheros y trabajadores de los alrededores. Tan fuerte fue este impulso por la educación que las mismas autoridades autorizaron la plaza de un maestro de planta, cuya responsabilidad cayó en el profesor Pablo Villarino. El profesor Villarino, como todos los mentores de aquellas épocas, era un verdadero maestro con vocación y supo inculcar valores y conocimientos básicos a sus alumnos.

1942. Ana María, Raúl y Guadalupe,hijos de don Rafael Villarreal y Ofelia Solorzano.

1936. Doña Ofelia Solorzano de Villarrealcon su primogénito Raúl.

1938. Don Rafael Villarreal Gonzálezy su esposa Ofelia Solorzano Herrera

con sus hijos Raúl y Guadalupe.

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Otro aspecto que don Rafael Villarreal promovió en la colonia Villarreal fue el asunto de salud pública. Para tal cometido logró que un médico egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México hiciera su servicio social en el poblado. Este joven médico, además de las labores propias de su oficio, fomentó actividades deportivas impartiendo clases gratuitas de boxeo y de touchito (juego consistente en correr con balón de futbol americano y evitar que te detuviera un contrario). Eran esos tiempos en que las actividades al aire libre eran el regocijo de los niños y de los jóvenes.

La fructífera vida de este pionero del valle de Mexicali es cegada por un violento acto, producto de un trato al que don Rafael no accedió, puso en ello toda su integridad ética y su responsabilidad para con los colonos que él mismo

representaba como presidente de la colonia Villarreal. Al recibir disparos en la espalda, abandonó esta vida el 2 de marzo de 1947.

Es hacia 1950 cuando la familia Villarreal se domicilia en Mexicali para que los hijos pudieran seguir estudiando, y se logra la venta de uno de los ranchos a Jesús Gracia Fimbres, quien en aquel entonces tenía una tienda de ropa en la Chinesca denominada La Popular. Ante la oportunidad, se vende el otro rancho a Onésimo Vargas. De esta forma la familia de don Rafael Villarreal conseguía salir de aquel lugar alejándose así de los trágicos acontecimientos.

Además de la amplia descendencia de Rafael Villarreal González, otras familias han aportado desarrollo a Mexicali, aparte de las que se establecieron en la colonia Villarreal, cabe mencionar a la familia Canchota, familia Prieto y familia Vargas, entre otras.

1962. Doña Ofelia Solorzano de Villarreal con sus hijas Guadalupe y Ana María.

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Mi concuño El Boti Jimmy Griffin*

* Miembro de la Sociedad de Historia “Centenario de Mexicali” A. C.

Breve historia de su familia que El Boti Manuel Fernández Guerra Flores, cirujano dentista, mexicalense de toda la vida (mi concuño) me

entregó en el año 2000:

En 1918 mi papá, Ing. Manuel Fernández Guerra llegó a Baja

California contratado por los ingenieros Enrique Alducin

y Juan de Dios Batiz para trabajar en la construcción de la

carretera de la Laguna Salada y la continuación por la subida

a Picachos para llegar al poblado de Alaska que así se llamaba

la Rumorosa entonces.

Mi madre Enriqueta Flores Riverol había llegado a Mexicali

con su familia en 1916. Se casaron en 1920, y yo, el primero de

sus tres hijos, nací en 1921. Mi hermano Héctor nació en 1923

y mi hermana Norma en 1927.

En 1918 mi padre trabajó como ingeniero de la ciudad

de Mexicali con el gobernador coronel Esteban Cantú en la

construcción de la sección segunda de la ciudad y en el Palacio

de Gobierno, es decir, la actual rectoría de la UABC. También,

en 1925, construyó su propia casa en Reforma 1333. Esa

casa ya es monumento histórico y la rentamos al Intituto de

Nacionalde Antropología e Historia (INAH).

Esteban Cantú dejó el gobierno en 1920 y entró Luis Salazar,

de Ensenada, por temporada corta entregando el poder a

Epigmenio Ibarra y éste al general Inocencio Lugo quien terminó

la construcción del Palacio del Gobierno iniciado por Cantú.

A través del tiempo mi papá trabajó con varios presidentes

municipales y gobiernos territoriales. En 1933 el general

Agustín Olachea, entonces gobernador del Territorio Norte,

mandó a mi padre a la ciudad de Tijuana donde estuvo tres

años como delegado municipal, y nosotros vivimos en esa

ciudad. Después, cuando el presidente Lázaro Cárdenas, a

mediados de los de la década de 1930 prohibió el juego y cerró

los casinos, mi padre, como jefe de Obras Públicas se hizo cargo

de la construcción de la Escuela Politécnica en los edificios y

terrenos en donde estaba el Casino Agua Caliente. En esa época

le prestaron a mi padre la casa lujosa que había sido del Sr.

Baron Long, uno de los dueños de ese casino. Nuestra familia

pasaba los veranos con mi papá en esa casa.

En Mexicali mi padre, al igual que el coronel Cantú, tenía

ideas de una ciudad moderna con calles anchas, buen drenaje,

etcétera. Le tocó gran parte de las obras públicas del Mexicali

en aquella época incluyendo la pavimentación de la calle

Madero hasta la Morelos, toda la Reforma y la Obregón hasta

llegar al Palacio de Gobierno.

El gobernador coronel Sánchez Taboada observó que el

cementerio número uno era insuficiente y no se podía agrandar

porque el dren 134 pasaba a un lado. Entonces, en el año 1943

encargó a mi padre el deslinde de una superficie para que se hiciera

el panteón número dos que se encuentra en la avenida Justo Sierra.

Mi papá falleció el 6 de diciembre 1948, en el Distrito Federal

donde había ido para tratamiento médico.

Yo he vivido, muy a gusto, en Mexicali toda mi vida con

excepción del tiempo que vivimos en Tijuana, que ya mencioné,

y los nueve años que estuve en la ciudad de México estudiando en

la preparatoria (no había preparatoria en Mexicali ) y en la UNAM.

En el año 1932 llegó a Mexicali el señor Borras, quien estaba

haciendo una caminata de la ciudad de México a Tijuana. Seis

Page 36: Postales de Mexicali de los años de 1920

34

yo y otros seis niños Boy Scout, acompañábamos a esta persona

desde Mexicali a Tijuana. A pie cruzamos la Laguna Salada y

subimos por el viejo camino a Picachos al pueblo Alaska. Fue

una caminata de seis días para llegar a Tijuana. Las noches las

pasamos durmiendo en el suelo o donde pudimos.

De 1935 a 1938 fui alumno de la escuela Secundaria Agrícola

Numero 1 que después llevaría el nombre de ‘La 18’. Todavía

nos juntamos algunos compañeros de aquel entonces para

comer, convivir y recordar.

Al recibirme como cirujano dentista en 1949, regresé a

Mexicali y abrí mi consultorio el cual tengo todavía con mi hijo

Federico, también dentista.

En 1950 me casé con la señorita María Belia Rioseco Carmelo

quien entonces vivía con sus padres en Caléxico. Tuvimos tres

hijos, Manuel quien falleció en 1988 dejando dos hijos, María

Belia quien vive con su esposo y cuatro hijos en Tijuana, y

Federico quien vive en Mexicali con su esposa Yolanda y sus

cuatro hijos. Ahora tenemos 10 nietos, y tres bisnietos.

Aparte de mi consultorio privado trabajé 25 años en el

ISSSTE y 30 años en Salubridad. Soy miembro del club Rotario

desde 1955 (más de 50 años) y he sido premiado por mi récord

de asistencia sin faltas.

Hasta la fecha tengo 80 años viviendo en esta misma dirección.

Conocí a Manuel en junio de 1954 en el jardín de su casa en la avenida Reforma. Yo estaba (y estoy) enamorado de su cuñada, Yolanda Rioseco Carmelo, y como era cumpleaños de ella, su hermana Belia, esposa de El Boti, había organizado una fiesta en su casa. Me invitaron y ahí conocí

a su familia. En aquel entonces vivía todavía su mamá doña Enriqueta, su hermano El Bole, y su hermana Norma. También ahí conocí la numerosa familia Rioseco Carmelo, y en ese agradable jardín eché mis primeras raíces en estas tierras cachanillas. En menos de dos meses de conocernos nos casamos Yolanda y yo. Desde entonces, hasta que él se nos fue el 2 de abril 2010, a los 89 años de edad, fuimos amigos. No recuerdo haber conocido a otra persona más amable. Siempre de buen humor y atento a cualquier cosa que uno quería platicarle, por más simple que fuera. En ese mismo jardín, casi 56 años más tarde, disfrutamos, entre familia, una celebración de su vida.

Manuel fue exitoso cirujano dentista. Dedicó largas horas a sus pacientes en el ISSSTE y en su consultorio privado. En el Centro de Salud (dependencia de la Secretaria de Salubridad) con mucha paciencia él enseñó y ayudó a numerosos pasantes que llegaron para hacer su servicio social.

Muchos mexicalenses recurrieron a él por los problemas dentales de sus familias. También tenía muchos pacientes en el otro lado de la frontera, que por varios años dependieron de sus habilidades y conocimientos y, sobre todo, de sus suaves manos y su manera amable y tranquilizante.

No hace muchos años, en una de nuestras frecuentes pláticas, de dos viejos amigos, me confesó que de joven él quería ser piloto aviador. “Pero, mi padre me indicaba que esa era una carrera peligrosa y sería mejor considerar otra profesión. Entonces opté estudiar odontología y he estado muy contento en esa profesión”. Quizás fue mi imaginación, pero pienso que noté un toque de nostalgia en su voz y mirada, como que por

1940. Ingeniero Manuel Fernández Guerra, padre de El Boti.

1933. El Boti a los 12 años. 1939. El Boti a los 18 años. 1991. El Boti a los 70 años.

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ahí le quedaban ganas todavía de volar y que estaba pensando en que hubiera sido su vida con esa otra opción.

Manuel entró al Club Rotario en 1955 y fue miembro muy entusiasta, fiel a la asociación y a sus compañeros. Su récord de asistencia fue tan excepcional que en 2005 recibió un reconocimiento internacional del club por sus cincuenta años de perfecta asistencia. Recuerdo que me dijo que cuando él estuvo en viajes turísticos por Europa, que buscaba el local y fecha de las sesiones para cumplir con lo que él consideraba su deber de asistir. Con sus compañeros Rotarios, Manuel hizo muchos buenos trabajos aquí en Mexicali y en el valle.

Fue un sincero creyente católico con fe indefectible. Yo, un supuesto protestante metodista, ni muy fiel, ni muy creyente, charlé muchas veces con él sobre los muchos problemas y defectos, no solo del mundo, sino de nosotros los humanos y de nuestras ideas de cómo componer todo sin, por supuesto, solucionar nada. Él siempre escuchaba mis, a veces radicales, ideas con atención y respeto, sobre todo mi obsesión de que somos muchos en este planeta y que hay que hacer algo para frenar la sobrepoblación. Sonreía y mostraba señas de que aceptaba mi razonamiento, pero no creo que quedara convencido.

En lo que sí, los dos estábamos de acuerdo es que vivíamos en un mundo maravilloso y que éramos privilegiados de haber vivido en él tantos años y de haber visto y experimentado tantas cosas, muchas buenas y algunas no. No hablábamos mucho del más allá, pero en nuestras últimas pláticas le indiqué que yo no podía imaginar un lugar más perfecto que este mundo, con la excepción de nosotros los humanos. Otra vez me regaló esa sonrisita que me indicaba que él estaba muy convencido de que le esperaba un lugar y un futuro mejor. ¡Ay, cómo me hacen faltas esas placenteras conversaciones!

El Boti quería mucho a sus nietos y los recién nacidos bisnietos y disfrutaba mucho la presencia de ellos en este mundo y no solo los suyos si no los de sus familiares. A algunos de ellos siempre los saludaba con esa V de dos dedos que Winston Churchill hizo famosa como señal de victoria durante la segunda guerra mundial, y fue un momento sumamente tierno en su misa de despedida, cuando uno de esos sobrinitos llegó a saludar sus cenizas con sus deditos en V.

Manuel era hombre de gustos relativamente sencillos, pero desde joven le gustaba vestir bien, tener buen automóvil, y lociones discretas de buena calidad. Tomaba

1958. Manuel El Boti recibiendo honores de un funcionario del Club Rotario Internacional.

1958. Manuel El Boti y su esposa Belia.

2003. Manuel El Boti y su esposa Belia.

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en sus años mozos su cuota de whiskey, tequila, coñac y otros; pero, por lo que yo recuerdo, con moderación. Hace años, casi dejó de tomar, pero le gustaba una cerveza de vez en cuando, especialmente con la comida china. Le gustaba mucho la comida, tenía muy buen paladar y comía con un gusto envidiable. Yo, que he encontrado muchos platillos que no me convencen, admiraba su habilidad de apreciar la comida. A veces le choteaba diciéndole que él nunca había enfrentado un platillo que no le gustara. Otra vez la sonrisita.

A fines del siglo XX, Yolanda y yo teníamos una casa en Pine Valley donde Manuel y Belia nos visitaban con algo de frecuencia y por suerte cayeron unas buenas nevadas y El Boti disfrutaba mucho esa experiencia. Tocó la casualidad de que estaban con nosotros cuando entró el nuevo siglo. Los expertos y muchos predicadores y políticos estaban pronosticando desastres múltiples. Vimos en la tele, entrar el año 2000; primero en las islas Fiji, después en Australia y en Asia, en París, y otras ciudades de Europa, en Londres, en Nueva York, y Canadá, hasta que al final llegó a México y a California. En todas partes hubo gran júbilo y nada de desastres. Fue una experiencia única y con quién mejor recibirla.

Días más tarde, esperando que abriera el cine, comimos en el restaurante Rubio’s Fish Tacos, que tenía su inspiración en los tacos de pescado de San Felipe. Pregunté a El Boti qué opinaba de los tacos, “Muy buenos, contestó, pero mejores son los de San Felipe”. Sabía que tenía razón, pero para comprobarlo, días más tarde fuimos con el tío Vladimiro Carmelo y nuestro amigo Alfredo Dipp a aquel puerto donde todos teníamos tiempo de no llegar. Efectivamente, los tacos eran mejores, y la excelente compañía y conversación convirtió ese viaje de un día en una aventura para esos cuatro viejos. Hasta un escrito hice sobre ese evento y creo que a Manuel le agradó.

Mi concuño amaba a su pueblo Mexicali que fue su lugar de residencia de casi toda su vida. Él nació en San Diego el día 16 de noviembre de 1921, pero a los pocos días la familia lo llevó a su casa ubicada en la avenida Madero esquina con calle Bravo. Después se cambiaron a la casa en la avenida Reforma 1333, construida por su padre. En esa casa vivió su juventud, menos, como él ya contó, unos breves años en Tijuana. Al casarse, Manuel construyó una nueva casa moderna en el fondo del mismo lote y es allí donde vivió

2003. Reunión familiar: En la foto de izquierda a derecha: Armando y Esperanza Rioseco, Leticia y Jorge Rioseco,Yolanda y Jimmy Griffin y Belia y Manuel El Boti Fernández Guerra.

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el resto de su vida. La casa original de ese lote es ahora un monumento histórico, ocupada por una librería del INAH.

Cuando nos visitaba en Pine Valley casi siempre me decía que estaba muy bonito todo ahí y que estaba muy a gusto en sus visitas, pero que él estaba muy contento en Mexicali y no tenía ningún interés en vivir en otro lugar. Pronto le daríamos la razón, vendimos la casa de las montañas y aquí estamos tan contentos como él siempre estuvo.

Manuel tenía una memoria fabulosa, recordaba los nombres de todas las familias en ese pueblo que era Mexicali en su juventud. Con precisión indicaba en qué casas vivían, quiénes formaban las familias y a qué se dedicaban. Sin falla recitaba quiénes fueron los gobernantes, anécdotas de sus tiempos y muchos más detalles. Cuando me contaba del periodo en que su familia estuvo en Tijuana dijo que vivían en la casa del Sr. Barón Long, quien había sido uno de los fundadores del hotel-casino Caliente y me contaba detalles de la vida de aquel señor. Con frecuencia le pediamos información histórica o que nos ayudara a identificar personas en una fotografía vieja. Raras fueron las veces en que no nos

pudo ayudar y casi siempre nos contaba otros detalles que desconocíamos.

Pues sí, mi querido Boti, nos has dejado por tu mundo mejor, pero te aseguro que aquí quedarás con nosotros mientras estemos en esta vida. Suena el timbre, y pienso de las tantas ocasiones en que llegabas a saludarnos. A veces ni entrabas a la casa sino cambiábamos saludos y unas cuantas palabras en la cochera, porque casi siempre tenías muchas tareas que hacer en la calle. En esas visitas relámpagos me trajiste de alguna panadería que habías visitado, algunas “orejas” porque sabías que me gustan mucho. Recuerdo también las muchas veces que cuando terminábamos de comer o cenar y estábamos esperando el postre, yo con más ansiedad que tú, pedías; “Por favor un café para el Jimmy y otro para mí”.

Cuando, en las mañanas de primavera y otoño salgo al patio a tomar mi café y leer el periódico, te encuentro ahí en mi memoria y vienen a mi mente las muchas veces que allí disfrutamos de tu presencia y me da mucho placer saber que esas invaluables memorias perdurarán. ¡Adiós buen amigo y sobre todo, buen hombre!

����. Belia y Manuel El Boti y �immy �riffin y su esposa �olanda Rioseco.

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Enrique Estrada Barrera, periodistaFrancisco Estrada Montaño*

* Miembro de la Sociedad de Historia “Centenario de Mexicali” A.C.

Los medios a los que Enrique sirvió y dirigió dieron la noticia, y las esquelas así lo confirmaron. Víctima de un grave padecimiento, falleció en esta ciudad

de Mexicali el lunes 3 de junio de 2013 el periodista, escritor e investigador de la historia, Enrique Estrada Barrera. Nuestro personaje nació el 26 de agosto del año de 1943 en San Diego de Alejandría en el estado de Jalisco.

Antes de dedicarse a la labor periodística se desempeñó como profesor, iniciándose en el periodismo en la ciudad de León Guanajuato en 1961. Las ciudades de Aguascalientes, León, Saltillo, Monclova, Tampico, Guadalajara y México conocieron su faceta en los medios, así como en noticiarios de Jalisco. En 1967 arribó a Baja California haciendo reportajes para las revistas Impacto y Alarma de la ciudad de México, para después regresar en 1968, ya para avecindarse en definitiva en lo que él llamaba su querida tierra por adopción.

En 1968 se convirtió en reportero de La Voz de la Frontera de Mexicali y once años después se le nombró jefe de Redacción de El Mexicano, para luego, en 1984 ser su director en Mexicali.

El artista plásticoLas pinacotecas de varias partes de la república fueron testigos de sus lienzos, sus exitosas pinturas, habiendo sido, asimismo, parte de la plástica bajacaliforniana en la bienal de 1977, que fueron expuestos en la Sala Verde del Palacio de Bellas Artes en el mes de agosto de ese año, así como un gran periplo de dos años consecutivos por el país, como antes se indica.

Estrada Barrera fue objeto de muchos reconocimientos, entre los que destacan los siguientes: dos premios por su participación en Juegos Florales, cinco premios nacionales de periodismo y un premio latinoamericano por su trabajo

titulado “La Revolución de los pobres”. Su primer premio le fue entregado por la Secretaría de Gobernación el año de 1964 por su denuncia a las “poquianchis”, las hermanas González Valenzuela, gracias a lo cual fueron detenidas, después de un largo tiempo de una vida degenerada de las susodichas.

En 1986 y 1987 fue galardonado por la Asociación Nacional de Periodistas y Editores (ANPE), así como también por la Asociación Nacional de Periodistas A.C., (ANPAC). Por su reportaje “Narcos, detenciones, secuestros y pasadas a EUA, en mayo de 2006 le fue otorgado el premio México del Periodismo, por la Federación de Asociaciones de Periodistas Mexicanos (Feparmex). En noviembre de 2007 recibió la medalla al Mérito Periodístico.

Desde el año 2001 se le reconoció como cronista, en Culiacán, Sinaloa. Fue presidente de la Sociedad de Historia de Mexicali, forjador de Baja California, miembro de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, así como consejero de la Comisión del Bicentenario de la Revolución en Baja California.

Presidió la Asociación de Periodistas de Mexicali y desde entonces cronista honorífico de la ciudad, siendo miembro de la Asociación Nacional de Cronistas de México, y presidente de la Asociación de Cronistas que fundó en Mexicali.

El escritorComo escritor fue autor de alrededor 30 libros quedando por presentar, a su fallecimiento lamentable, un libro sobre la vida de José María Rodríguez Mérida, Chemalo, quien fungió como presidente municipal de Mexicali.

Dentro de sus obras como historiador fue autor de numerosos libros de historia de Mexicali y su gente, entre los que figuran Pioneros, cuyo argumento es la llegada de los primeros pobladores de Mexicali; otro es El Río, el tema

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es una cronología de la ciudad, y el título del libro es el nombre de Mexicali en sus inicios.

Estrada Barrera obtuvo el primer lugar en los Juegos Florales “Fundación de Mexicali”, en novela corta. Escribió también la historia de los tres primeros palacios municipales que tuvo Mexicali; de su autoría están también libros sobre la historia de Mexicali, de los indios cupapás y de Los Algodones, el poblado más antiguo de Mexicali.

En el año 2011 el Club Primera Plana y la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado (FSTSE) le entregaron reconocimiento por sus 50 años en el periodismo, en una ceremonia realizada en la ciudad de México.

A unos días de su deceso, un reconocido columnista de la ciudad dedicó para él, con la cabeza de: “Un recuerdo para los paladines de la libre expresión” la siguiente cápsula: “Enrique Estrada Barrera, el valiente guerrero de la pluma, no nos acompañará hoy en el monumento a Zarco como lo hacía todos los 7 de junio. Desde hace días subió a la Barca de Caronte con destino al Arcano. Que descanse en paz. Se fue muy cansado”.

Otra nota periodística reciente versa:

Este incansable periodista, apasionado de la historia, fue

también un esposo y padre amoroso, así como abuelo que supo

guiar a sus nietos por el camino de las artes y el estudio.

Hombre tenaz, luchador y un sobreviviente, siempre

entusiasta y firme en sus decisiones. Le sobrevive una familia

que fue su soporte más grande y su amor eterno. Amparito su

amada esposa y tres hijos: Erika, Esmeralda y Enrique. Sus

nietos, Esmeralda, Bernardo, Enriquito y Laura Guadalupe,

son la semilla que ha dejado en esta tierra y que germina con el

talento y los valores que su abuelo inculcó en ellos.

Revestido por su dualidad espiritual, don Enrique Estrada Barrera en su paso por esta vida incursionó en las disciplinas que su vocación le señalaron, dejando muy marcada huella para beneplácito de quienes lo han admirado. En nosotros deja marcas imborrables que serán para honrar su memoria como amigo, como un ente social distinguido y como ciudadano íntegro.

Los miembros integrantes de la Sociedad de Historia Centenario de Mexicali A.C., cuya cueva se ubica en Vicerrectoría de la UABC, se unen con sinceridad cordial al dolor de su familia, por su sentido y muy lamentable deceso. Descanse en Paz don Enrique Estrada Barrera.

201�. Enrique Estrada Barrera acompañado por su esposa Amparito y Gerardo Sánchez.

201�. José Joe Cabrera, �enceslao Wences Mayorgay Enrique Estrada Barrera.

201� �enceslao Mayorga y Enrique Estrada.

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Museo Regional

“Los Pioneros de Mexicali”Adolfo Javier Galván Pérez*

* Director del Museo Regional “Los Pioneros de Mexicali”; miembro de la Sociedad de Historia “Centenario de Mexicali” A. C.

Esta es la historia de un niño mexicalense que soñó en ser historiador y así lograr algo maravilloso, un museo que cuenta la historia de nuestra ciudad y

nuestros antepasados. Los inicios del museo tienen que ver con el gusto de mi madre, María Concepción Pérez Aréchiga viuda de Galván, que en paz descanse, quien cada vez que leía en el periódico algún artículo que hablara del Mexicali antiguo, lo recortaba y lo guardaba en una caja de cartón; a sus hijos les permitía leerlos, siempre y cuando los volvieran a depositar en la misma caja. Yo soy el séptimo hijo de ocho hermanos, y con frecuencia leía esos recortes de periódicos, pero nunca los guardaba, lo que por supuesto molestaba a mi mamá.

Estos recortes me fueron de mucha ayuda durante mis estudios de primaria y secundaria, ya que hablaban de hechos históricos o de algún personaje de la región, y los usaba para contestar alguna tarea o terminar un trabajo. Nuestra madre, después de haber leído el periódico, nos relataba a manera cuento lo que había leído acerca de los cucapás: nos gustaba mucho escucharla; tal vez por eso la historia no me pareció aburrida. Nos contaba cómo se pintaban el cuerpo, a veces completo, a veces solo una parte, que se ponían lodo en el pelo, de que frotaban dos palos para producir fuego, también armaban sus casas con ramas de cachanilla, en verano y en el invierno le agregaban lodo, porque con eso no entraba el frío en el interior de las casas. Las mujeres cucapás vestían faldas hechas con corteza de sauce y un collar de chaquira llamado pectoral con el que se cubrían el pecho. Nos contaba también que sembraban maíz y calabaza, etcétera, después molían el maíz con metate o con morteros; nos platicaba que quemaban a sus muertos, según sus creencias; y practicaban la cacería y la pesca y recolectaban semillas, etcétera.

Me tocó escuchar a mis profesores platicar acerca del ferrocarril llamado Inter-California, que era un ramal del ferrocarril Sub-Pacífico de Estados Unidos de América, que hacía un recorrido de 83 kilómetros y 18 paradas en

distintas estaciones del ferrocarril, a saber: : en primer término Mexicali (hoy bulevar López Mateos), Packard, Ampac, Palaco, Pascualitos, Sesbania, Casey, Cocopah, Pólvora, Hechicera, Burdick, Volcano, Batáquez, Tecolotes, Paredones, Cuervos, Dieguinos, Algodones, para cruzar a Estados Unidos, para levantar o dejar pasaje o carga.

Las oficinas del Inter-California estaban en la avenida Porfirio Díaz, hoy avenida Madero, enfrente del parque Niños Héroes de Chapultepec y la estación estaba en lo que ahora es el bulevar López Mateos, posteriormente en ese lugar fueron comunes las reuniones de mítines políticos.

Me impresionó escuchar la historia de un gran personaje, forjador de gran parte de lo que hoy es Mexicali: el coronel Esteban Cantú Jiménez quien fue un hombre visionario; construyó el Palacio de Gobierno de aquella época (hoy rectoría de la UABC), a casi dos kilómetros de la garita internacional y por eso lo juzgaban como alguien que había perdido la razón; él les contestaba que no era así, que lo que sucedía era que se debería ver a futuro porque la ciudad iba a crecer. Él construyó escuelas y fue el iniciador de las comunicaciones con el resto del país, también vio el futuro portuario del golfo de California en San Felipe. El coronel Cantú puso a Mexicali en los ojos de todo México como una ciudad que daba refugio a las víctimas de todos los bandos de la revolución, les regalaba parcelas o lotes para que se establecieran en Mexicali y así hacer crecer la ciudad. Además, cambió la capital de Baja California, que estaba en Ensenada estableciéndola después en Mexicali.

Después de conocer esta historia empecé a admirar a mi ciudad, a mi estado y me di cuenta de que había sucesos y personajes dignos de respeto que no se comentaban en los libros de texto y que merecían ser contados. Ahora que tengo la oportunidad, intento que más personas conozcan del Coronel Cantú porque es uno de los personajes que más apoyó a nuestra ciudad en sus inicios.

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Así pasaron los años, y me fui a estudiar Administración de Campos Agrícolas y Ganaderos a la Universidad de Sonora (Unison), en la ciudad de Santa Ana, Sonora, lugar en el que pasé mis días de estudiante alejándome un poco de mis orígenes y de la historia. Ya como egresado, regresé a Santa Ana, Sonora, a una fiesta de la escuela. En aquella ocasión unos amigos me hicieron tres preguntas que “me movieron el tapete”, como vulgarmente se dice, y aunque me dio mucha pena y coraje reconocerlo, en ese momento no supe qué contestar, algo aparentemente tan sencillo de la historia de Mexicali, y siendo nativo de este lugar. Fue tanta la burla de mis amigos que me propuse estudiar la historia de Mexicali. No imaginaba que esto sería la puerta de entrada a lo que hoy es mi gran pasión: la historia de la región.

Las tres preguntas fueron:1. ¿Qué quiere decir Mexicali?–No sé—respondí apenado.2. ¿Por qué a los mexicalenses les dicen cachanillas?–No sé—contesté enojado, algo de una planta, pero no sé.3. ¿Por qué a la etnia de Mexicali se les llama cucapá?–No sé—respondí enojado y molesto porque las burlas

de mis excompañeros iban en aumento en cada una de las preguntas que me hacían, y no atinaba a contestar ninguna.

Ahora tengo las respuestas. Según la historia, el nombre de Mexicali, surgió cuando en 1902 el jefe político y militar del Distrito Norte de la Baja California, el señor Agustín Sanginés preguntó: — ¿Cómo se llama el poblado del norte?

La respuesta fue Caléxico, contestándole sus acompañantes.¿Caléxico? ¿Qué significado tiene Caléxico? —preguntó

Sanginés.Significa donde empieza California y termina México. Al

no tener nombre oficial el poblado del lado mexicano, ya que le llamaban el Río, lo que hoy es nuestra ciudad, decidió ponerle Mexicali, lo contrario, donde empieza México y termina California, atribuyéndole a Agustín Sanginés el nombre de Mexicali a esta ciudad.

Hay dos versiones de por qué les dicen “cachanillas” a los mexicalenses, una cuenta que al oriente de Mexicali se construyó la primera red de canales para llevar agua al Valle Imperial a través del canal del Álamo, siendo esta la construcción más antigua de Mexicali. Enviando por vez primera agua del Río Colorado al Valle Imperial, a través de sus redes, el 20 de junio de 1901, desde el valle de Mexicali.

La compuerta Sharp, estaba ubicada donde actualmente es el Poblado Compuertas, en el valle de Mexicali; gracias a esta red de canales empezó a existir trabajo y comenzó a llegar gente de diferentes lugares, llegaron chinos, japoneses, hindúes, indígenas cucapás y mexicanos, etcétera. Los mexicanos provenían principalmente de Santa Rosalía, Baja California Sur, ya que en su lugar de origen, la mina El Boleo, ya casi no había mineral por lo que empezó a escasear el trabajo y alguien corrió el rumor de que en el Río (hoy Mexicali) había trabajo. Así fue que empezaron a venir, y a ellos se les llamó “cachanías” y a los que nacían en éstas tierras se le nombró “cachanillas”.

La otra versión dice que es por una planta muy común en el valle de Mexicali, se dice que solo crece aquí y soporta los extremosos climas: de frío y de calor de la región, tal como lo hace el pueblo mexicalense.

El nombre científico de esta planta es Pluchea Seriecea y el nombre común es cachanilla. Es una planta verde cenizo de una inflorescencia, cubierta de hojas opacas, no da flores extravagantes, ni colores exóticos, pero es la planta característica de ésta zona, se desarrolla en las regiones favorecidas en terrenos salinos cercanos a los arroyos en el delta del Río Colorado.

Por último, me preguntaron por el nombre cucapá, y significa “los que retornan”, “los que van y regresan”, “hombre de dos casas”. Ya que el Río Colorado nace de los deshielos de las montañas Wyoming, era tal la cantidad de agua que llegaba por las partes más bajas atravesando el Cañón del Colorado hasta llegar a nuestro valle, que cuando los cucapá se daban cuenta de que venía el agua se refugiaban en los cerros, porque en ésa época no había presas a todo lo largo del Río Colorado, en Estados Unidos hacia México. Nada evitaría que el río se desbordara y se llevara sus casas hechas con cachanilla. De este hecho surge su nombre.

El 14 de marzo de 1987 vi con mucha curiosidad que la gente celebraba muy animada un aniversario más de la ciudad de Mexicali.

El 15 de marzo es el aniversario luctuoso del coronel Esteban Cantú Jiménez. Ese día, a mí se me ocurrió decorar mi oficina con fotografías de mi familia, del inicio de la gasolinera “La Violeta” en 1930, lo que hoy es Dagal, fotos del Mexicali antiguo y personajes de Mexicali, teniendo este día como el inicio de mi MUSEO.

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Nunca pensé en tener un museo, solo quería decorar mi oficina, así que comencé a asistir a tianguis como las Palmas o Santo Tomás de Caléxico y aquí en Mexicali a segundas, al parquecito de Jardines del Valle, a sobre ruedas, etcétera, a conseguir algo que me fuera útil y aún hoy todavía los sigo visitando. Cuando acudía a los tianguis buscaba un abanico de aspas, un radio, un teléfono y una máquina de escribir, etcétera, muchos conocidos míos o de mi familia me saludaban y me preguntaban:

¿Qué andas buscando?Yo les contestaba: “mugreros”, y la gente al ver que me

gustaban los “mugreros” empezaron a traerme objetos de toda clase, y yo les decía que no los quería, que mi oficina no era un basurero porque hasta con arañas viudas venían los objetos antiguos, llenos de tierra. Me asombraba cada vez más, de que gente que ni me conocía me regalara

fotografías antiguas, algunas originales y otras en copias, incluso periódicos viejos y sucios. Yo no los quería recibir y les preguntaba ¿Por qué me los traen?

—Me decían que eran para el museo, y yo les contestaba en ocasiones hasta enojado:

—¿Cuál museo? —Me respondían pues él que usted está formando.

Les comentaba que estaban en un error que no sabía quién había inventado lo del famoso “museo” pero seguro que no había sido yo. Así pasó un tiempo hasta que me di cuenta de que hería los sentimientos de la gente, ya que ellos con mucha ilusión me donaban sus fotografías, periódicos, y piezas antiguas que habían pertenecido a sus familiares o amigos, muchos de ellos ya fallecidos, entonces comencé a admitir lo que me traían. A la mayoría de los donantes les comentaba que habría de guardarlos en una bodega

2013. Adolfo Javier Galván Pérez en su Museo Regional de los Pioneros, mostrando una de las antigüedades que conforman el museo.

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porque en la oficina ya no tenía espacio. La verdad fue que yo no entendía lo que esto significaba para estas personas que venían a traerme sus recuerdos familiares o de amigos, incluso guardados por generaciones.

Lo que ellos en realidad anhelaban era un lugar, un escaparate, que más gente conociera de los pioneros, hombres y mujeres muy valientes, que llegaron a un lugar con climas extremosos tanto de frío como de calor, que había plagas de moscos, polvaredas, falta de vías de comunicación, etcétera, en esta región, pero con la ilusión de hacerse de un terrenito para lograr un futuro más halagador para su familia.

Pasó el tiempo y en una ocasión se me ocurrió visitar el local que ocupaba la gasolinera “La Violeta”, que fue el inicio de lo que hoy es la compañía Dagal, que en la década de 1930 era una estación de servicio o gasolinera ubicada en avenida Independencia, hoy avenida Obregón y calle D; y empecé a observarlo desde todos los ángulos posibles para ver todo el local y tal vez así los recuerdos vendrían a mi memoria. Esta gasolinera era de mi papá y se cerró cuando yo tenía ocho o nueve años, así que era mucho lo que no recordaba. Para entrar tuve que pedir permiso porque el local estaba rentado.

En esa época ahí se reparaban motocicletas. Una vez dentro, vi a todos lados, intentado traer a mi memoria lo que en ese lugar tenía mi padre cuando todavía era “La Violeta”. Me esforcé por recordar dónde estaban los escritorios, lo que había en ellos: los archiveros, los colores de los muebles, de las paredes, qué fotografías colgaban de ellas. Tal vez una cámara fotográfica o un radio de bulbos más allá, su depósito de agua fría y caliente, recordar de qué marca y modelo eran las sumadoras, máquinas de escribir, etcétera; la disposición del patio, el tipo de bombas de gasolina que había, los colores de la mismas, cómo eran los logotipos de las marcas, de qué forma cambiaban el aceite y engrasaban, cómo se surtían de gasolina, quiénes eran los empleados, en fin, duré mucho tiempo meditando y salí con más dudas de las que tenía cuando entré a “La Violeta”.

Gracias a esta visita, al poco tiempo una nueva idea surgió en mi cabeza, la búsqueda de objetos de una gasolinera: lo intenté, pero el gusto me duró poco, tuve que frenar mis intenciones porque me resultó muy cara la aventura que quise emprender. Pretendí montar una estación de servicio de los años treinta, si la familia lo autorizaba y en esto no pude ni empezar siquiera, así que me concreté a lo que tenía en mi oficina. Esto de las cosas antiguas y los “mugreros”, que yo así

2013. Radios, consolas y televisores.

2013. Juguetes de toda índole.

2013. Sumadoras, calculadoras, posteadoras.

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los llamaba, era sólo un pasatiempo, un gusto que me daba pero siempre estuvo a disposición de quienes quisieran observarlo. Mucha gente me pedía ayuda para solucionar alguna tarea de historia de un familiar. Les ayudaba prestándoles libros o buscando las respuestas en el acervo cultural del museo. He tenido la satisfacción de haber contribuido colaborando no sólo con estudiantes, sino también apoyando a periodistas, historiadores, profesionistas, etcétera y todo aquel que se interesa por la historia de Mexicali.

Han sido cientos de personas a quienes he tenido la dicha de conocer a través de mi actividad cultural.

Ya cumplí 26 años dedicando mi tiempo libre y mis recursos a rescatar objetos que se usaron en nuestra región; a saber: fotografías de edificios, de personajes, eventos cívicos, sociales, etcétera, periódicos que narran diferentes eventos de interés de nuestro estado; sin embargo, me atraen principalmente los

referentes a Mexicali y su valle. He logrado un gran acervo histórico de la región. Muestra de esto son: teléfonos, radios, cámaras fotográficas, máquinas de escribir, calculadoras, aperos de labranza, botellas de leche, de soda, de cerveza, de juguetes, de objetos de los cucapás, de bomberos, de la policía, de la Cruz Roja, del ejército, muebles, básculas, proyectores de películas, así como documentos, planos de la región, etcétera. Casi todo este caudal ha sido donado o comprado para el museo; la mayoría en agradecimiento por ayudar en alguna tarea, ya que jamás se ha cobrado por la ayuda. Así como agradecimiento por la actividad, los visitantes al museo buscan con sus familias o amigos algo antiguo que pudiera engrandecer este recinto cultural. Precisamente, esto fue lo que me hizo recapacitar, si a tanta gente le beneficiaba toda esta información y los objetos reunidos, entonces cuidándolo e incrementándolo sería mucho mayor el número de personas

2013. Las paredes del museo muestran: fotografías, placas, recortes de periódicos y muchas cosas más.

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a las que serviría este acervo. Fue así que inicié la búsqueda del nombre que llevaría el recinto cultural… se me ocurrieron muchos, me propusieron otros tantos, pero finalmente hoy lleva el nombre de “Museo Regional Los Pioneros de Mexicali”. El nombre fue tomado por varias razones: museo, ya que así, lo conocía la gente, regional, porque aunque las piezas no fueron construidas en esta zona, son las que se utilizaban aquí. Originalmente lo nombré “Pioneros” por mis padres, mi madre llegó de trece años de edad de Guadalajara, Jalisco a esta ciudad, en 1934, y mi padre llegó de Santiago, Baja California Sur en 1918, de cinco años de edad.

Ya he cambiado mi forma de pensar y actualmente el nombre es en homenaje a todos los hombres y mujeres valientes que llegaron a estas tierras inhóspitas, ya sea antes o después de mis padres y contribuyeron en el engrandecimiento de nuestra amada ciudad de Mexicali y su valle.

Este reconocimiento es solo para los mexicanos y extranjeros que vivimos en Mexicali, y tenemos una historia que contar, y formamos parte de la historia de esta región. De Mexicali, porque tenemos climas extremosos, temblores, inundaciones, polvaredas, plagas, salinidad, etcétera, y seguimos aquí, porque somos de aquí unos por nacimiento y otros por adopción. Fieles a nuestra tierra y de ahí surgió el nombre que todavía lleva nuestro recinto cultural.

Además, el museo tiene un slogan que reza “Ayúdame a fomentar la cultura”.

Las personas que visitan este museo tienen un proceso de arraigo y de identidad, al ver fotografías y objetos antiguos, los hacen pensar en cómo era la vida de nuestros familiares en esa época, qué utilizaban de artefactos como los que ahí se encuentran.

Yo trabajaba como auxiliar administrativo en el negocio de Dagal. Ahí en una pequeña oficina de cinco metros cuadrados fue donde empecé a colgar fotografías, pero como era muy poco espacio cuando menos lo pensé tenía las paredes tapizadas de recortes y fotografías, entonces lo que hacía era cambiar las piezas cuando encontraba algo de más interés, y así estar rotando mi exposición.

Mi oficina era visitada por las personas que estaban esperando para hacer algún trámite en la empresa Dagal y aprovechaban para ver algo interesante e histórico, mientras los atendían. Después de varios años y de guardar la mayoría de mis recortes y objetos antiguos en casa de mi madre, me cambiaron de oficina a una un poco más espaciosa, aproximadamente de 25 metros cuadrados que aproveché

al máximo posible, y aun así seguía teniendo muchísisimo material en casa de doña Conchita. Aquí permanecí alrededor de 9 años y durante ese tiempo el museo se dio a conocer muchísimo más. Tuve la oportunidad de asistir a exposiciones escolares, recibí la visita del canal 66 de televisión local, siendo esta la primera vez que las cámaras de televisión captaron mi trabajo, ya después vendrían también las del canal 3, la prensa y algunas estaciones de radio.

Así fue creciendo la imagen del museo sobre todo porque no cobraba por asistir y admirar sus objetos, siempre ha sido gratuito por el sólo gusto de mostrar a los demás algo de nuestra historia. Aprovechando esa imagen que empezaba a adquirir. Entonces vino el último cambio y hace 14 años el museo se trasladó a lo que hoy es su actual morada a un edificio con una superficie de 300 metros cuadrados que consta de dos niveles: primer piso y sótano ubicado a un costado dentro de las instalaciones de la gasolinera Dagal, en bulevar López Mateos #2201, colonia Sánchez Taboada en Mexicali, B. C. Es un espacio muchísimo más amplio, y aquí pude traer casi todos mis objetos de casa de mi mamá, quien fue un apoyo total para mí, si ella no hubiera permitido guardar en su casa toda clase de objetos que yo le llevaba, no hubiera podido seguir aceptando más.

El museo tiene varias zonas de información que incluye a los cucapás, cochimíes, kiliwas, pai-pai, kumiais, los japoneses, los chinos, los norteamericanos, a los bomberos, los policías, la Cruz Roja, los charros, los maestros, al Cetys, la UABC, las corridas de toros en Mexicali, el Ejército Nacional, de Dagal, de los vagabundos, del ferrocarril, de eventos sociales, políticos, de eventos religiosos, y otros.

Ya en este lugar tuve la oportunidad de vivir grandes aventuras. Muestra de esto fue cuando cursé el diplomado llamado “Cien Años de Historia”. Fuimos veintiséis los mexicalenses que participamos en este diplomado: economistas, agricultores, estudiantes de varias carreras, incluso un ex rector de la UABC y amas de casa, en fin, personas interesadas en nuestra historia. Pero lo interesante de esto es que visitamos cada parte de los lugares en que se desarrolló la historia regional, no sólo leímos, sino acudimos a un cerro en la carretera San Felipe, antiguamente un centro ceremonial de los cucapá, donde los jóvenes iniciaban sus prácticas como guerreros. Incluso asistimos al El Mayor, Baja California, donde viven los cucapás para convivir un día completo con ellos, les llevamos alimentos y comimos con ellos, logrando que de viva voz nos platicaran cómo viven, cómo los trata

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la comunidad y las autoridades; conocimos sus casas, sus carencias, su museo y no pudimos evitar irritarnos al saber por ellos mismos cómo han sido marginados.

Se visitó Vallecitos, Baja California, donde se encuentra la Cueva del Diablito y sus pinturas rupestres, se conoció a la comunidad rusa que vive en el valle de Guadalupe y comimos con ellos su tradicional comida rusa. Además de conocer sus dos museos. Fuimos a Tecate y a Ensenada, Baja California, y, sobre todo, a lo que queda del mineral del Real del Castillo, que fue capital de Baja California.

También visitamos la zona centro de Mexicali, en donde cada lugar forma parte de la historia, por eso ahora es llamado el Centro Histórico y Comercial. Para mí sigue siendo El Pueblo, como decían nuestros padres y abuelos. Y además cuenta con las comunidades china y japonesa que son parte fundamental ya de nuestra historia local.

He participado en exposiciones con fotografías, planos, objetos tanto agrícolas como industriales, comerciales, antiguos que se utilizaron en esta ciudad a través del museo itinerante, en eventos culturales, de orden privado y oficial, escuelas de diferentes niveles académicos, Agro-Baja, Eleva-Mexicali, Canaco, y otros, y, además, poseo una colección de más de seis mil piezas que reunido en los primeros 26 años de vida del Museo regional “los Pioneros de Mexicali”.

He tenido la satisfacción de que me nombraran en dos ocasiones “Mexicalense Distinguido” una el 14 de marzo de 2005, por el Ayuntamiento de Mexicali, presidido por el presidente municipal C. P. Samuel Ramos Flores, y la segunda el 16 de abril del 2005 por la Asociación de Sonorenses, radicados en la ciudad de Mexicali, B.C., representada por el licenciado Héctor Robles Fernández.

También fui distinguido como “El Hombre del año” por preservar las raíces históricas de nuestra región, el 4 de marzo del 2001, y “Héroe Cachanilla”, el 14 de marzo del 2009, ambos reconocimientos fueron otorgados por el canal 66 de televisión local.

Además, he tenido muchos reconocimientos de escuelas primarias, secundarias, preparatorias y universidades, así como de los tres órdenes de gobierno, municipal, estatal y federal; del Instituto de Cultura del Estado y del Instituto de Cultural Municipal de Mexicali y de la iniciativa privada.

¡Quién hubiera creído que aquel niño inquieto podría llegar a ser lo que ahora es: un amante de la historia de su ciudad y su valle!

“Con la historia no lucramos, somos hijos de pioneros del Mexicali del ayer.”

2013. Ceremonia en la memoria del coronel Esteban Cantú. En toda celebración, que lo requiera, Javier se hace acompañar de cuadros con fotos antiguas que le dan realce a los actos.

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Jimmy Griffin*

* Miembro de la Sociedad de Historia “Centenario de Mexicali” A.C.

María Luisa Bernal

Pionera del arte teatral

José Carmelo Lizárraga tenía 16 años cuando la familia llegó a Mexicali y en esta ciudad continuó sus estudios. Trabajó en el Banco Ejidal y en la

Agencia Aduanal Polkinhorn de Caléxico. Se casó con María Luisa Bernal el 29 de junio de 1945. María Luisa nació en Los Ángeles, California, el día 6 de julio de 1913; tenía 8 años cuando su familia regresó a México y a Mexicali.

De joven, como su hermana Rebeca, María Luisa fue activa en el Teatro Nacional de Mexicali. Contamos con un programa, con fecha de 30 de mayo 1934, de la comedia en tres actos: “Adiós Juventud” en donde las dos

hermanas protagonizan la obra, Rebeca como Juanita y M. Luisa como Manuela. Aparte de ser muy bonita, María Luisa tenía muy buena voz y le gustaba mucho la música incluyendo la ópera. Podía identificar por nombre casi cualquier melodía que escuchara.

José Carmelo Lizárraga y María Luisa Bernal tuvieron dos hijos: José Francisco y María Eugenia. José Francisco se casó con Irma Grijalva en Mexicali. Ellos cambiaron su residencia a Guadalajara y ahí falleció José Francisco el 13 de enero de 1997. María Eugenia se casó con José Luis Fernández Ruiz de Ensenada, en donde radican desde entonces.

1945. Boda de María Luisa Bernal y José Carmelo Lizárraga.

1915. María Luisa de dos años.

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Don José Carmelo murió en Mexicali el día 20 de febrero de 1987. A doña María Luisa le faltaban cuatro meses para cumplir sus 100 años de vida cuando falleció el día10 de marzo de 2013. Vivía en su propia casa en Ensenada, donde su hija Maru y Pepe, su yerno eran sus vecinos.

1934. Cartel de una obra de Teatro en Mexicali donde participó María Luisa.

1996. Doña María Luisa y su cuñada Concepción Carmelo de Rioseco.

2013. Doña María Luisa a la edad de noventa y nueve años.

Nota de la redacción: Por muchos años en la ciudad de Mexicali se presentaron obras por artistas locales de excelente calidad. Primero por entusiastas directores y miembros de la comunidad mexicalense. Posteriormente, la Universidad Autónoma de Baja California y el Cetys Universidad y en la actualidad el Instituto de Cultura de Baja California, promueven todo tipo de obras culturales. Doña María Luisa Bernal destacó durante las décadas de los años de 1930 y 1940.

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R.C.B.¡En peligro!

2005. El edificio de la Progreso, remozado.

2014. La Maltera, 70 años de vida.

2014. El Tanque de agua de la Cervecería de Mexicali. 70 años de vigilante.

En peligro de desaparición se encuentran tres iconos de la historia de Mexicali: 1. El edificio de la Cooperativa Progreso ubicado en la

colonia Progreso por la carretera a Tijuana, construido en 1925 por el gobierno del Distrito Norte de la Baja California, siendo gobernador el general Abelardo L. Rodríguez. 2. El edificio de la Maltera de la Cervecería de Mexicali, construida en 1923, ubicado en avenida Zaragoza y calle D, construido en 1945 por Miguel González, propietario de la Cervecería, y 3. El tanque elevado de agua, también de la Cervecería de Mexicali, construido en 1947.

En la actualidad la amenaza de demolición se cierne sobre ellos. En el caso del edificio de la Progreso, el problema se refiere a los daños que sufrió por el sismo del 2010, y que desde esa fecha a la actualidad el Ayuntamiento no ha tenido recursos para repararlo, pero, además, ha sufrido el constante vandalismo y robo de partes de la construcción de la techumbre, plafond, puertas, ventanas e instalaciones hidráulicas y eléctricas.

En referencia al edificio de la Maltera y del Tanque elevado de la Cervecería de Mexicali, el peligro estriba en que al ser propiedad de particulares, y que dichas instalaciones ya no tienen uso, la amenaza de demolición es inminente.

La Cervecería de Mexicali, al cerrar sus actividades en 1973, la Maltera y el Tanque elevado dejaron ser útiles; y estos edificios hoy son símbolos históricos que representan la identidad colectiva de una sociedad que se formó y consolidó al amparo de esta empresa, y los que amamos la historia y deseamos que se preserven para las futuras generaciones, hacemos un llamado a las autoridades estatales y municipales y a los propietarios de estas construcciones para que se encuentren soluciones en donde esté considerada la conservación para toda la vida de los edificios de la Cooperativa Progreso, la Maltera y el Tanque elevado de la Cervecería de Mexicali. Nuestra ciudad se los agradecerá.

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R.C.B.

Postales de Mexicali de los años de 1920

En portada: Arriba: Escuela Cuauhtémoc, 1916. Centro: Cabaret Tecolote, 1918. Abajo: calle Melgar, 1925. En esta contraportada. Arriba: Palacio de Gobierno, 1922. Centro: Palacio Municipal, 1926. Abajo: Escuela Leona Vicario, 1925.

Otras postales de esos años mostraban: Cervecería Azteca, Cuartel Militar, Hotel Comercial, la Bancaria, Cabaret Mexicali, la Chinesca,Parque Héroes de Chapultepec, Mercado Municipal, Biblioteca Pública, Teatro Municipal, Bar Clímax, Bar Gambrinus, Hotel Imperial,

San Diego Café, Garita Internacional, Cuartel de Bomberos, Estación del Ferrocarril, La Colorado River Land, Plaza de Toros,y algunos otros aspectos de la ciudad en la década de 1920.