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Recomendaciones para el tratamiento de primera línea adaptado al riesgo de la leucemia mieloblástica aguda en pacientes de edad menor o igual a 65 años candidatos a quimioterapia intensiva. Apoyo Clínico Pau Montesinos, M.D. Hospital Universitari i Politècnic La Fe Bulevard sud S/N 46026 València, Spain Tel 1: +34 96 124 58 76 Tel 2: +34 96 124 40 00 Ext 411966 Fax: +34 96 124 62 01 [email protected] Miguel A. Sanz, M.D. Hospital Universitari i Politècnic La Fe Bulevard sud S/N 46026 València, Spain Tel 1: +34 96 124 58 75 Fax: +34 96 124 62 01 [email protected] Este documento es simplemente una guía para el tratamiento del paciente menor de 65 años con LMA de nuevo diagnóstico. Estas recomendaciones han sido acordadas y aprobadas por el Comité Científico del Grupo PETHEMA.

Recomendaciones para el tratamiento de primera línea ... · El tratamiento de inducción consiste en el esquema clásico Ida + Ara-C (3 + 7) que se ... nivel del cariotipo o su contrapartida

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Recomendaciones para el tratamiento de primera línea

adaptado al riesgo de la leucemia mieloblástica aguda en

pacientes de edad menor o igual a 65 años candidatos a

quimioterapia intensiva.

Apoyo Clínico

Pau Montesinos, M.D. Hospital Universitari i Politècnic La Fe

Bulevard sud S/N 46026 València, Spain

Tel 1: +34 96 124 58 76 Tel 2: +34 96 124 40 00 Ext 411966

Fax: +34 96 124 62 01 [email protected]

Miguel A. Sanz, M.D.

Hospital Universitari i Politècnic La Fe Bulevard sud S/N

46026 València, Spain Tel 1: +34 96 124 58 75 Fax: +34 96 124 62 01

[email protected]

Este documento es simplemente una guía para el tratamiento del paciente menor de 65 años con LMA de nuevo diagnóstico.

Estas recomendaciones han sido acordadas y aprobadas por el

Comité Científico del Grupo PETHEMA.

Recomendaciones para menores de 65 años con LMA: PETHEMA-LMA10

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1) ÍNDICE

1) ÍNDICE .............................................................................................................. 2 2) ANTECEDENTES Y ESTADO ACTUAL DEL TEMA ......................................... 4

2.1 Introducción ........................................................................................................ 4 2.2 Estratificación pronóstico en LMA ...................................................................... 5 2.3 Citogenética en LMA ......................................................................................... 5 2.4 Marcadores Moleculares en LMA ...................................................................... 6 2.5 Enfermedad Mínima Residual por Citometría de Flujo ....................................... 9 2.6 Tratamiento de la LMA en Pacientes Jóvenes ................................................... 9

3) JUSTIFICACIÓN DE LAS RECOMENDACIONES .......................................... 12 4) ESQUEMA GENERAL DEL PROTOCOLO ..................................................... 14

................................................................................................................................... 14 5) POBLACIÓN A LA QUE VAN DIRIGIDAS LAS RECOMENDACIONES .......... 14 6) EVALUACIÓN INICIAL DEL PACIENTE Y LA LMA ........................................ 15

6.1 Evaluación clínica del paciente ........................................................................ 15 6.2 Caracterización biológica de la enfermedad ..................................................... 16

7) TRATAMIENTO DE INDUCCIÓN .................................................................... 19

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7.1 Administración de la quimioterapia de inducción .............................................. 19 El tratamiento de inducción consiste en el esquema clásico Ida + Ara-C (3 + 7) que se administrará tal y como se describe a continuación: ................................................... 19

7.2 Evaluación de la respuesta .............................................................................. 19 8) CRITERIOS DE EVALUACIÓN DE LA RESPUESTA ..................................... 21

8.1 Remisión completa ........................................................................................... 21 8.2 Remisión completa con recuperación plaquetaria incompleta .......................... 21 8.3 Remisión parcial............................................................................................... 22 8.4 Recurrencia de la enfermedad ......................................................................... 22

9) DEFINICIÓN DE LOS GRUPOS PRONÓSTICO Y ESTRATIFICACIÓN......... 22 9.1 Variables empleadas para la estratificación pronóstico .................................... 22 9.2 Definición de los grupos pronóstico .................................................................. 24

10) TRATAMIENTO POSTREMISIÓN .................................................................. 25 10.1 Tratamiento postremisión del grupo de riesgo favorable ................................ 25 10.2 Tratamiento postremisión del grupo de riesgo intermedio .............................. 27 10.3 Tratamiento del grupo de alto riesgo .............................................................. 30

11) MOVILIZACIÓN Y RECOLECCIÓN DE CPSP AUTÓLOGAS ......................... 33 11.1 Movilización de CPSP con quimioterapia y G-CSF ........................................ 33 11.2 Movilización de CPSP con G-CSF ................................................................. 33

12) MODIFICACIÓN DE DOSIS DE ARA-C EN ESQUEMAS DE DOSIS ALTAS . 34 13) CONTROL ANALÍTICO Y TRATAMIENTO DE SOPORTE ............................. 34

13.1 Controles analíticos ........................................................................................ 34 13.2 Estudios de médula ósea tras la remisión ...................................................... 35 13.3 Tratamiento de soporte .................................................................................. 35

14) CONSIDERACIONES ÉTICAS ........................................................................ 36 15) BIBLIOGRAFÍA ............................................................................................... 36 APÉNDICE A. CLASIFICACIÓN DE LA LEUCEMIA MIELOBLÁSTICA AGUDA SEGÚN LA OMS ........................................................................................................ 42

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2) ANTECEDENTES Y ESTADO ACTUAL DEL TEMA

2.1 Introducción

En los últimos años se ha producido un avance muy significativo en el

conocimiento biológico de la leucemia mieloblástica aguda (LMA) que no se ha visto

traducido en una mejora importante de los tratamientos disponibles para la misma. La

traslación de todo ese conocimiento biológico a la práctica clínica habitual es compleja

y requiere de la diferenciación de dos conceptos fundamentales:

Terapia adaptada al riesgo o Tailored Therapy: Este tipo de terapia implica la

estratificación pronóstico de los enfermos en base a las distintas características

cliníco-biológicas del paciente y su enfermedad. Lo que se persigue con ello es

una optimización de las distintas terapias disponibles aplicándolas de forma

razonada según el riesgo de recaída estimado en cada paciente. Se busca por

tanto incrementar la eficacia y eficiencia de los tratamientos habituales. En la

actualidad existen marcadores biológicos de la enfermedad y de respuesta al

tratamiento inicial a la misma que hacen completamente recomendable la

utilización de protocolos de terapia adaptada al riesgo. La tipología de estos

marcadores, las técnicas de estudio necesarias para su identificación, los

tratamientos disponibles y el propio comportamiento clínico habitual de la LMA

aconsejan en la práctica clínica cotidiana el uso de esquemas comunes de

inducción a la remisión, procediéndose a la estratificación pronóstico tras este

primer tratamiento. Esto lleva implícito que las decisiones terapéuticas tomadas en

base a dicha estratificación afecten fundamentalmente al tratamiento de

consolidación o tratamiento post-remisión.

Terapia frente a dianas moleculares concretas o Target Therapy: El concepto de

terapia dirigida a dianas moleculares concretas hace referencia al uso de

medicamentos encaminados a bloquear o revertir vías y procedimientos implicados

en el proceso de la leucemogénesis mediante su acción sobre dianas moleculares

específicas. Si bien esta nueva modalidad de tratamiento ha despertado gran

interés, fundamentalmente en base a los resultados obtenidos en otras

enfermedades como la leucemia promielocítica aguda (LPA) o la leucemia mieloide

crónica (LMC), los resultados en LMA hasta el momento son muy limitados y el

desarrollo de nuevos fármacos no ha satisfecho las expectativas generadas por los

avances en el conocimiento biológico. Por ello, de momento, este tipo de terapia

tiene un impacto limitado en la práctica clínica cotidiana.

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2.2 Estratificación pronóstico en LMA

El estudio biológico de la LMA ha proporcionado información sobre diversos

marcadores de la enfermedad que se asocian de forma importante con las distintas

variables de eficacia del tratamiento. No obstante, es necesario destacar que estos

marcadores pronóstico se comportan como factores de riesgo, aumentando o

disminuyendo la probabilidad de supervivencia, pero no teniendo una relación causa-

efecto directa o lineal. Por ello es importante hacer una buena selección de los

marcadores pronóstico que deben ser considerados e incluirlos en el contexto de

algoritmos que faciliten la toma de decisiones terapéuticas mediante la integración

razonada y escalonada de todos ellos.

Tradicionalmente se han utilizado como variables pronóstico las características

del propio paciente, algunos datos biológicos básicos o la propia respuesta al

tratamiento. Muchas de estas variables están vigentes hoy en día a la hora analizar el

riesgo de recidiva de un paciente, aunque la forma de estudiarlas se ha refinado

considerablemente. Tal sería el caso del estudio de la enfermedad mínima residual

(EMR) por citometría de flujo como indicador de respuesta al tratamiento. Pero ha sido

la incorporación de los marcadores citogenéticos y moleculares la que en cierto modo

ha venido a revolucionar la estratificación pronóstico de la LMA facilitando el desarrollo

del concepto de terapia adaptada al riesgo.

2.3 Citogenética en LMA

En la actualidad, el análisis citogenético al momento del diagnóstico de la LMA

es considerado como uno de los factores pronóstico más importantes1-5. Son varios los

estudios que demuestran de forma fehaciente que las alteraciones citogenéticas tienen

una marcada influencia en la presentación y evolución de la LMA1-5. Los hallazgos a

nivel del cariotipo o su contrapartida molecular tienen un altísimo valor predictivo sobre

las tasas de remisión completa (RC), la supervivencia libre de enfermedad (SLE), el

riesgo de recaída (RR) y la supervivencia global (SG). El estudio citogenético, en

forma de cariotipo o FISH para las alteraciones más importantes, se ha convertido en

una herramienta necesaria para el manejo de la LMA y permite la diferenciación de

tres grupos con pronóstico diferente: favorable, intermedio y alto (Tabla 1).

Dejando al margen la LPA, sólo dos alteraciones citogenéticas se asocian a un

pronóstico favorable, la t(8;21) y la inv(16)1,3-5. Ambas alteraciones tienen en común

que resultan en dos transcritos que engloban los genes encargados de la codificación

de los dos heterodímeros del “core binding factor” (CBF), CBF y CBF6,7. Dichos

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transcritos son AML1/ETO y CBF/MYH11. Prácticamente todos los pacientes con

t(8;21) alcanzan RC (98%) y muestran un RR y SG mejor que el resto de grupos1,3,4,7.

Aunque las tasas de RC en los pacientes con inv(16) es más baja parece que este

fenómeno no se debe a un mayor número de casos que muestren resistencia al

tratamiento sino a una mayor mortalidad durante la inducción (12%), lo que

probablemente guarda relación con la mayor tendencia a la hiperleucocitosis

observada al diagnóstico en este tipo de leucemias1,3,4,6. Los pacientes con leucemias

CBF tienen un riesgo de recidiva menor al observado en los grupos de riesgo

intermedio y alto y parece que se benefician especialmente del tratamiento con altas

dosis de citarabina durante la consolidación. La presencia de anomalías

cromosómicas adicionales no empeora el pronóstico de estos pacientes5.

En el extremo opuesto se sitúan los pacientes con cariotipo de alto riesgo

portadores de alteraciones etiquetadas como de mal pronóstico. Estos pacientes

muestran un alto índice de resistencia al tratamiento de inducción con una elevada

probabilidad de recidiva y en consecuencia una baja SG (5-14%)1-5.

Los pacientes con cariotipo normal o aquellos que son portadores de

alteraciones no clasificables en los grupos de riesgo favorable o alto constituyen lo que

se conoce como grupo de riesgo intermedio. Se trata de un grupo altamente

heterogéneo, que comprende a la mayoría de pacientes con LMA1-5. Las alteraciones

de este grupo intermedio que vayan en compañía de alteraciones de buen pronóstico

pasan a ser consideradas como favorables en esos casos y viceversa con las que se

acompañan de alteraciones de mal pronóstico. Si bien la supervivencia libre de

enfermedad en el grupo de riesgo intermedio es mejor que la observada en el grupo

de mal pronóstico, existe una amplia variabilidad en la evolución clínica de estos

pacientes. Por ello se hace necesario refinar el pronóstico de este subgrupo mediante

el empleo de marcadores moleculares específicos.

2.4 Marcadores Moleculares en LMA

La incorporación de marcadores moleculares ha permitido mejorar la

estratificación pronóstico de los pacientes con cariotipo normal y se hace necesaria en

la actualidad para el manejo clínico de este subgrupo de enfermos8. Las duplicaciones

en tándem de FLT3 (FLT3-ITD) y las mutaciones de NPM1 o CEBPα condicionan de

manera importante el pronóstico de los pacientes con cariotipo de riesgo intermedio y

su estudio permite diferenciar distintos subgrupos en cuanto al riesgo estimado de

recidiva y la supervivencia libre de enfermedad8.

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El receptor tirosín kinasa FMS-like (FLT3) pertenece a la familia de los

receptores tirosín kinasa de clase 3, conocido también como stem cell kinasa 1 (STK1)

o kinasa fetal hepática 2 (flk2). FLT3 se expresa fundamentalmente en las células

hematopoyéticas progenitoras y media la diferenciación y proliferación de las

mismas9,10. Entre las alteraciones más importantes destacan por su frecuencia e

implicación pronóstica las duplicaciones internas en tandem de FLT3 (FLT3-ITD).

FLT3-ITD se observa en la LMA con un prevalencia entre el 20 y 27%11-15. La

duplicación afecta a un segmento de la secuencia codificadora del dominio

yuxtamembrana (exones 14 y 15) y sucede siempre sin afectar a la pauta de

lectura11,12,16-18. El otro tipo de alteraciones encontradas son las mutaciones puntuales

de Asp 835 afectando al dominio tirosín kinasa de FLT3. Estas suceden con una

frecuencia en torno al 7% en los pacientes con LMA, aunque puede alcanzar hasta el

14% de los pacientes con cariotipo normal11, y su relación con el pronóstico está

mucho más cuestionadada11-13. Aunque existen algunas discrepancias, casi todos los

estudios publicados hasta la fecha coinciden en otorgar un papel pronóstico adverso

para la presencia de FLT3-ITD8,11-13,15. Por tanto, la peor evolución de los pacientes

con mutaciones de FLT3 vendría determinada fundamentalmente por un mayor RR y

menor SLE. La interpretación de los resultados de los distintos trabajos en este sentido

es compleja. En general, casi todos los trabajos publicados orientan hacia una menor

SLE, supervivencia libre de evento (SLEV) y SG, con un RR claramente mayor. Pero

es conveniente hacer algunas matizaciones a este apartado. En el estudio publicado

por Thiede y col. se observa una menor SLE en los pacientes con FLT3-ITD y una

menor SG en aquellos con alteraciones de D835, aunque sólo el estatus FLT3, mutado

o no, no aparece como indicador pronóstico independiente. Thiede y col.11 observaron

una marcada heterogeneidad en la intensidad de la banda en gel de los pacientes con

mutaciones de FLT3. En base a estos hallazgos y mediante el análisis empleando

GeneScan establecieron una relación o ratio entre la cantidad del alelo mutado y el

alelo “wild-type”. La mediana de esta ratio fue de 0.78, con extremos entre 0.03 y

32.56 y se observó una peor SLE y SG de los pacientes con una ratio superior a 0.78

con respecto a los pacientes sin mutaciones de FLT3. Para los pacientes con una ratio

inferior a 0.78 la SLE y SG fue similar a la observada en pacientes sin mutaciones de

FLT3. Quince pacientes presentaron un cociente superior a 2. De ellos, 14 fallecieron

durante el primer año de diagnóstico. Una ratio más elevada se asoció con un mayor

número de leucocitos totales y de blastos en médula ósea. En el análisis multivariante,

el cociente entre el alelo mutado y el “wild-type” resultó un factor pronóstico

independiente para SLE y SG12. Estos resultados están en la línea de los publicados

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por el CALGB, en los que se reporta una incidencia del 10% de pérdida completa del

alelo “wild-type” en los pacientes con mutaciones de FLT3, siendo éste el principal

factor pronóstico19.

Otra de las alteraciones moleculares con un marcado papel en la evolución de

la LMA son las mutaciones de NPM1. Varios trabajos han analizado su impacto en el

pronóstico de los pacientes con LMA, así como su relación con las distintas

características clínico-biológicas8,20-25. La incidencia de mutaciones de NPM1 oscila

entre 25 y 53% de las LMA, siendo significativamente más frecuente en los pacientes

con cariotipo normal (entre 46 y 67%)20-25. Las mutaciones de NPM1 se asocian con

los subtipos FAB M4 y M5 fundamentalmente, sin que se observen en la LMA M3.

Suelen tener una cifra de leucocitos más alta, ser más frecuente en mujeres, asociarse

a una cifra de plaquetas más elevada, una cifra mayor de blastos en médula ósea y

una expresión menor de CD3420-25. Un trabajo sugiere una mayor incidencia de

enfermedad extramedular, fundamentalmente a expensas de una tasa elevada de

hiperplasia gingival21 y sólo un trabajo ha encontrado una asociación con la edad,

siendo más frecuente en pacientes mayores de 35 años24. Como se ha dicho antes,

existe una clara asociación entre las mutaciones de FLT3 y las de NPM1, siendo sin

embargo muy rara la asociación de éstas últimas con otras mutaciones como las de

CEBPA o NRAS20-25. Desde el punto de vista de la evolución de los pacientes, la

mayoría de trabajos otorgan un papel favorable de las mutaciones de NPM1. No

obstante, ese pronóstico favorable se observa fundamentalmente en los pacientes con

mutaciones de NPM1 pero sin FLT3-ITD, en los que se alcanzan tasas de remisión en

torno al 85% y una SLE (entre el 50 y 60%) y SG (en torno al 50%)20-22,24 (cita de

schlenk), cifras claramente superiores a las observadas en pacientes con mutaciones

de NPM1 y FLT3-ITD. Por tanto, las mutaciones de NPM1 definirían un grupo de mejor

pronóstico dentro de los pacientes con LMA con cariotipo normal, siempre que no se

asocien a mutaciones de FLT3.

De forma similar a las mutaciones de NPM1, aunque con una mejor frecuencia

que éstas, las alteraciones de CEBPA parecen relacionarse también con un mejor

pronóstico8,26. En un estudio realizado sobre 135 pacientes se encontraron 22

mutaciones de CEBPA en un total de 15 pacientes (11%). Las muaciones de CEBPA

no guardaron relación con los datos biológicos de la LMA (leucocitos, edad, sexo…) y

todos los casos se dieron en el grupo citogenético de riesgo intermedio. Aunque las

tasas de RC fueron las mismas en los dos grupos, los pacientes con mutaciones de

CEBPA tuvieron una mejor SG que el resto (55% vs. 25%). Esta asociación se

observó también para la SLEV y SLE. En el análisis multivariante, las mutaciones de

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CEBPA aparecieron como un factor pronóstico independiente. Hay que destacar que

la incidencia de FLT3-ITD fue del 26%, sin que existieran diferencias entre los

pacientes con CEBPA mutado o no. Parece que la asociación a FLT3-ITD anulaba el

pronóstico favorable de las muatciones de CEBPA. Estos datos han podido ser

verificados en una serie más reciente8.

2.5 Enfermedad Mínima Residual por Citometría de Flujo

El concepto de EMR hace referencia a la persistencia tras el tratamiento de una

proporción de células leucémicas indetectables mediante los estudios morfológicos

habituales. Los análisis multiparamétricos mediante citometría de flujo permiten

analizar la presencia de la EMR y los niveles de ésta inciden sobre la probabilidad de

recidiva. Varios trabajos demuestran que el nivel de ERM en la MO correspondiente a

la obtención de RC permite discriminar claramente pacientes con diferente riesgo de

recaída27,28. Los pacientes con niveles muy bajos (ERM <10-4), bajos (ERM entre 10-4 y

10-3), intermedios (ERM entre 10-3 y 10-2) y altos (ERM >10-2) presentan una SLR a

tres años de 100%, 85%, 55% y 15%, respectivamente.

Aunque alguna serie aislada que reconoce el valor pronóstico de la EMR tras el

tratamiento de consolidación no obtiene resultados concluyentes en el análisis

realizado al momento de alcanzar la RC29, la mayoría de ellas sí que confirman el

impacto pronóstico del estudio de la EMR por CMF tanto en el momento de obtener la

RC morfológica como en las fases posteriores de tratamiento30-32 e incluso en

momentos precoces de la inducción33. La combinación de los estudios de EMR con los

hallazgos moleculares y citogenéticos puede mejorar la estratificación pronóstico de

los pacientes con LMA34.

2.6 Tratamiento de la LMA en Pacientes Jóvenes

La base fundamental del tratamiento de la LMA sigue siendo la quimioterapia

intensiva. Si bien ésta se basa generalmente en el empleo de citarabina en

combinación con una antraciclina siguen existiendo dudas y una variabilidad

significativa en cuanto a las dosis de ambos fármacos así como el tipo de antraciclina

y el número de ciclos a administrar una vez se alcanza la RC. De la misma manera, el

papel del aloTPH sigue sin estar completamente definido aunque la tendencia actual

es su utilización en función del riesgo estimado de recidiva según los factores

pronóstico definidos anteriormente.

Durante muchos años, el tratamiento de inducción se ha basado en la

administración de esquemas de quimioterapia que combinan alguna antraciclina

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administrada durante 3 días con citarabina administrada durante 7 días, en lo que se

ha dado a conocer como esquema “3 + 7” 35. Dicha combinación consigue respuestas

completas en el 65-85% de los pacientes menores de 60 años, por lo que sigue siendo

el esquema estándar durante esta fase de tratamiento. El tipo y dosis de antraciclina

sigue siendo motivo de controversia a la hora de seleccionar el esquema de inducción

a la remisión. Daunorrubicina ha sido clásicamente la antraciclina más utilizada,

fundamentalmente en base a su superioridad sobre doxorrubicina. Existen datos que

sugieren que la eficacia de daunorrubicina se incrementa con la dosis de la misma. En

estudios previos, dosis de 45 mg/m2 conseguían tasas de RC superiores a las

obtenidas con 30 mg/m2, aunque sin que quedase claro si esta ventaja se traducía en

una mayor probabilidad de supervivencia. Por ello, la dosis estándar de daunorrubicina

quedó establecida en el intervalo entre 45 y 60 mg/m2. Sin embargo, en un estudio

reciente, prospectivo y controlado, se han comparado dosis altas de daunorrubicina a

90 mg/m2 frente a las dosis estándar de 45 mg/m2 36. La dosis de 90 mg/m2 parece

conseguir mayores tasas de RC y, fundamentalmente, una supervivencia libre de

enfermedad más larga sin que se observe una toxicidad mucho mayor 37. Tras este

estudio, parece que la dosis de 90 mg/m2 se postula como la más apropiada para la

daunorrubicina.

Sin embargo, este estudio no demuestra la superioridad de daunorrubicina

sobre dosis estándar de idarrubicina. Idarrubina es la otra antraciclina ampliamente

utilizada en los esquemas de inducción ya que atraviesa mejor la barrera

hematoencefálica y alcanza niveles más altos en el sistema nervioso central, no sufre

modulación por el sistema de P-glicoproteína y tiene una vida media mayor. Por el

contrario se le atribuye mayor toxicidad a nivel de médula ósea y hepática. Diversos

estudios han mostrado que el uso de idarrubicina en pacientes jóvenes se asocia a

mayores tasas de remisión tras un ciclo de inducción y que la duración de dicha

remisión puede ser mayor que la observada con daunorrubicina a 45 mg/m2 38-41. Sin

embargo, un reciente estudio del grupo japonés ha comparado dosis altas de

daunorrubicina frente a la dosis estándar de 12 mg/m2 de idarrubicina sin demostrar

ventajas en términos de tasas de RC y probabilidad de supervivencia42.

Si bien la necesidad de un tratamiento de consolidación en pacientes jóvenes

es universalmente aceptada 43,44, siguen existiendo dudas acerca de cuál es la mejor

estrategia a aplicar. Las dos opciones principales para el tratamiento de consolidación

son la quimioterapia, con o sin rescate mediante la infusión de progenitores

hematopoyéticos autólogos, y el aloTPH. El aloTPH ofrece una elevada eficacia

antileucémica mediante el efecto inmunológico de injerto contra leucemia. Sin

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embargo, no se ha podido demostrar claramente que esto se traduzca en una mejor

supervivencia debido a una mayor mortalidad relacionada con el procedimiento. Si se

pretende obtener la mejor relación entre riesgo y beneficio para el aloTPH en el

tratamiento de primera línea de la LMA es fundamental ofertar esta opción a aquellos

pacientes que tienen un mayor riesgo de recidiva. Por está razón se hace necesario

realizar una adecuada estratificación pronóstico a la hora de diseñar el tratamiento

postremisión y optimizar las diferentes opciones terapéuticas.

En lo que se refiere al tratamiento postremisión con quimioterapia intensiva el

uso de 2 a 4 ciclos con o sin autoTPH suele ser el estándar habitual. Sin embargo

sigue sin estar establecido con claridad cuál es el número adecuado de ciclos, los

fármacos que éstos deben incluir y las dosis de los mismos. Los datos reportados por

el CALGB en un estudio aleatorizado mostraron mejores resultados con dosis altas de

citarabina de 3 g/m2 en 4 ciclos de tratamiento frente a las intermedias o

convencionales de 400 mg/m2 y 100 mg/m2 45. Esta ventaja era mayor en los pacientes

con leucemias core binding factor y, por el contrario, estaba limitada por la edad

avanzada debido a la toxicidad que ocasionaba45,46,47. Sin embargo es preciso

destacar que este estudio no demuestra la superioridad de citarabina a dosis altas

frente a otros esquemas en combinación ni establece el número de ciclos de

consolidación necesarios. Sí que parece que los grupos de pronóstico favorable son

los que más beneficio obtendrían del uso de esquemas con citarabina a dosis altas.

El aloTPH permite combinar el efecto de la quimioterapia con el efecto de

injerto contra tumor, lo que aumenta la eficacia antileucémica. Tradicionalmente, esta

ventaja potencial se ha visto limitada por una mayor mortalidad relacionada con el

procedimiento, que oscila entre un 15-25% para el trasplante de hermano HLA idéntico

y aumenta en el caso de donantes alternativos, con lo que la SLE en primera RC se

sitúa en torno a un 50%. Estos resultados están claramente influenciados por la edad

del paciente y el momento en el que se realiza el trasplante. Esta última variable es

motivo de controversia ya que, si bien la SLE es mayor en pacientes trasplantados en

primera RC, la aplicación del aloTPH de forma generalizada en esta situación pone en

riesgo de muerte o alteración importante de la calidad de vida por EICH a pacientes

potencialmente curables con quimioterapia. Por ello, cada vez se hace más importante

la estratificación pronóstico para decidir en que pacientes se reserva el aloTPH para la

segunda RC.

No existen estudios randomizados “puros” en los que se analice la eficacia del

aloTPH en una comparación directa con quimioterapia. Los estudios comparativos se

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han basado en la asignación de pacientes a una u otra rama en función de la

disponibilidad o no de donante 3,48-52. Los resultados de estos estudios son en

ocasiones algo controvertidos. Algunos de ellos como el intergrupo Americano o el

EORTC-GIMEMA sugieren una ventaja en el caso de pacientes con citogenéticas de

alto riesgo o incluso en pacientes con citogenética favorable 3,49. Sin embargo, el

estudio del MRC confiere ventaja al aloTPH de hermano HLA idéntico en pacientes

con cariotipo de riesgo intermedio 48. Diversos meta-análisis o revisones del nivel de

evidencia sugieren que el aloTPH podría ser ventajoso en pacientes con citogenética

de alto riesgo 50-52. Estas controversias derivadas de los distintos estudios tiene como

resultado una amplia variabilidad en el uso del aloTPH en primera RC entre los

diferentes grupos de trabajo 53-56.

Los trasplantes de donantes alternativos, no emparentados o haploidénticos,

se asocian a un alto riesgo de mortalidad relacionada con el trasplante y suelen

reservarse para pacientes que han recaído o aquellos que, estando en primera RC,

presentan factores de mal pronóstico 57,58. Es un procedimiento que debe ser

considerado en pacientes con citogenética de mal pronóstico pues puede conseguir

largas supervivencias en un número significativo de pacientes 59.

De forma más reciente, el uso de acondicionamientos de intensidad reducida

ha permitido extender la aplicación del aloTPH a pacientes de edad avanzada o con

comorbilidades antes limitantes, si bien hay que tener en cuenta que persiste el riesgo

de EICH y el derivado de la inmunosupresión necesaria para su control 60-64.

3) JUSTIFICACIÓN DE LAS RECOMENDACIONES

Los avances en la caracterización biológica de la LMA permiten en la actualidad

realizar una estimación apropiada del riesgo de recidiva y probabilidad de

supervivencia de diferentes grupos de pacientes según la expresión de distintos

parámetros de la enfermedad. El cariotipo, las alteraciones moleculares que afectan a

los genes FLT3, NPM1 y CEBPA, la enfermedad mínima residual por citometría de

flujo y la respuesta al primer ciclo de inducción son variables que deben ser tenidas en

consideración a la hora de planificar el tratamiento de primera línea de un paciente con

LMA.

Este avance en el campo de la biología no se ha plasmado todavía en el

desarrollo de nuevos fármacos realmente efectivos en el tratamiento de la LMA. Por

ello, el núcleo central de dicho tratamiento sigue fundamentándose en el empleo de la

quimioterapia clásica combinada o no con el trasplante alogénico de progenitores

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hematopoyéticos. Ambos tratamientos se diferencian por su eficacia antileucémica,

mayor en el aloTPH, así como por su toxicidad y mortalidad relacionada con el

procedimiento, mayor también en el aloTPH. A estos aspectos hay que añadir que la

mayoría de pacientes candidatos a aloTPH carecen de un donante hermano HLA

idéntico lo que obliga a la búsqueda de fuentes y donantes alternativos de

progenitores hematopoyéticos. Estos trasplantes alternativos, si bien no ven

comprometida su eficacia antileucémica, sí que llevan implícita una mayor toxicidad.

Por ello, la eficacia final de estos procedimientos depende en gran medida de la

selección adecuada de los candidatos a los mismos.

Si bien existe un acuerdo amplio en cuanto a la quimioterapia de inducción

mediante la combinación de citarabina con alguna antraciclina, la elección de los

esquemas de quimioterapia postremisión es motivo de controversia en la actualidad.

Dentro del mal pronóstico que supone de por sí la LMA, los pacientes clasificados

como “grupo favorable” tienen una supervivencia libre de enfermedad aceptable con

esquemas de consolidación que incluyan citarabina a dosis altas. Para el resto de

pacientes parece una opción adecuada el combinar citarabina con una antraciclina, al

menos durante uno de los ciclos de consolidación, y plantear la opción de trasplante

alogénico en función de los distintos marcadores pronósticos.

Recomendaciones para menores de 65 años con LMA: PETHEMA-LMA10

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4) ESQUEMA GENERAL DEL PROTOCOLO

5) POBLACIÓN A LA QUE VAN DIRIGIDAS LAS RECOMENDACIONES

1. Diagnóstico de LMA de acuerdo con los criterios de la OMS (véase Apéndice A).

2. LMA no tratada previamente, incluyendo:

LMA de novo.

LMA secundaria a síndrome mielodisplásico o tratamiento previo con

quimioterapia o radioterapia.

Recomendaciones para menores de 65 años con LMA: PETHEMA-LMA10

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En cualquier caso, todos los pacientes recibirán el tratamiento de forma

independiente, y la decisión de prescribir uno u otro tratamiento se realizará según

la práctica clínica habitual.

3. Leucemia no promielocítica (ausencia de t(15;17) o reordenamiento PML-RARα y

sus variantes)

4. Edad ≤ 65 años y ≥ 14 años.

6) EVALUACIÓN INICIAL DEL PACIENTE Y LA LMA

Los pacientes con sospecha de LMA requieren de una evaluación exhaustiva para

lograr una caracterización biológica completa de la enfermedad y determinar su estado

físico basal de cara al tratamiento con quimioterapia intensiva.

La caracterización biológica de la enfermedad es fundamental a la hora de realizar una

estimación pronóstico que permita adaptar el tratamiento en función del riesgo de

recidiva que presente el paciente. Dicha caracterización se realiza desde distintas

vertientes analíticas y requiere la disponibilidad de técnicas avanzadas de citometría

de flujo, citogenética y biología molecular.

Las exploraciones y pruebas mínimas para la evaluación del paciente y caracterización

de la enfermedad se describen a continuación. Atendiendo a las características

clínicas del paciente, características especiales de la enfermedad o protocolos de

actuación de cada centro, estas pruebas podrán ser ampliadas a criterio del médico

responsable del paciente. En cualquier caso, todas estas pruebas forman parte de la

práctica clínica habitual, no realizándose ninguna intervención más allá de lo que

constituye dicha práctica clínica.

6.1 Evaluación clínica del paciente

1. Consentimiento informado escrito y firmado: El paciente ha de otorgar el

consentimiento informado para el estudio y tratamiento de la LMA.

2. Exploración física completa y constantes vitales.

3. Peso, altura y superficie corporal.

4. Historia clínica completa incluyendo posibles antecedentes de neoplasias o

enfermedades hematológicas previas, sus tratamientos y la posible exposición a

tóxicos o radiaciones.

5. Determinación del estado funcional ECOG.

Recomendaciones para menores de 65 años con LMA: PETHEMA-LMA10

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6. Electrocardiograma (ECG) de 12 derivaciones.

7. Hematología: hemograma completo con recuento diferencial y recuento plaquetario

y hemostasia.

8. Bioquímica sérica que incluya electrolitos (sodio, potasio, cloro y bicarbonato),

nitrógeno ureico en sangre (BUN), creatinina, glucosa, AST, ALT, fosfatasa

alcalina, bilirrubina total, LDH, magnesio, fosfato, calcio, ácido úrico, albúmina,

proteínas totales, amilasa y lipasa.

9. Análisis de orina (sedimento y anormales).

10. MUGA o ecocardiograma.

11. Rayos X de tórax posteroanterior

12. Estudios de imagen (estudios radiográficos de imagen adecuados para

documentar y evaluar enfermedad extramedular, según esté clínicamente

indicado).

13. Aspirado de médula ósea o biopsisa, si éste no fuese posible, incluyendo muestra

para estudios citogenéticos, moleculares e immunofenotípicos. Consultar el

apartado siguiente sobre caracterización biológica de la LMA.

14. Solo se recomienda la punción lumbar con recuento celular en LCR y citología

citospin si hay evidencia clínica que sugiera afectación del SNC con leucemia

aunque se puede plantear también en casos de hiperleucocitosis o LMA con

componente monocítico.

Nota de tratamiento: Se podrá administrar profilaxis intratecal con citarabina,

metotrexato y esteroides en el momento de la punción lumbar a discreción del

centro.

15. Test de embarazo en mujeres en edad fértil.

16. Tipaje HLA del paciente y familiares de primer grado.

6.2 Caracterización biológica de la enfermedad

La caracterización de la LMA al diagnóstico requiere, como mínimo, de las siguientes

determinaciones y estudios:

1. Estudio citogenético de las células leucémicas, preferiblemente en médula ósea

aunque se considera válido en sangre periférica en el caso de aspirados con

obtención de escaso material y blastosis en sangre. El estudio citogenético debe

incluir cariotipo y, fundamentalmente en los casos en los que éste no sea

Recomendaciones para menores de 65 años con LMA: PETHEMA-LMA10

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informativo, FISH para la t(8;21), inv(16), t(15;17), alteraciones de los cromosomas

5 y 7 y anomalías de 11q23.

2. Estudios moleculares para detectar la presencia de:

Reordenamientos específicos: AML1/ETO, CBFβ/MYH11 y PML/RARα.

Mutaciones de FLT3, NPM1 y CEBPα de acuerdo a los siguientes criterios

y metodología:

- Duplicaciones en tándem de FLT3 (FLT3-ITD): como mínimo en

todos los pacientes con cariotipo de riesgo intermedio, si bien se

recomienda su estudio en todos los pacientes. El estudio se

realizará mediante análisis de fragmentos con PCR usando

cebadores marcados. Se debe cuantificar la ratio entre alelo mutado

y no mutado o “carga mutacional de FLT3”.

- Mutaciones de NPM1: como mínimo en todos los pacientes con

cariotipo de riesgo intermedio, si bien se recomienda su estudio en

todos los pacientes. El estudio de NPM1 se podrá realizar mediante

dos metodologías distintas: a. Uso de sondas de hibridación sin

necesidad de secuenciación para mutaciones tipo A (se requiere

secuenciación para confirmación en el resto de mutaciones); b.

Análisis de fragmentos con PCR con cebadores marcados y

secuenciación para tipificación de la mutación.

- Mutaciones de CEBPα: Se estudiarán en aquellos pacientes de

riesgo intermedio en los que no se haya detectado FLT3-ITD ni

mutaciones de NPM1. El estudio se llevará a cabo por análisis de

fragmentos mediante PCR con cebadores marcados y posterior

secuenciación para tipificación y confirmación de las mutaciones.

- Detección de mutaciones en el exón 17 de c-kit en pacientes con

LMA CBF.

3. Caracterización inmunofenotípica de la LMA

El estudio inmunofenotípico de la LMA tiene dos objetivos principales:

Contribuir al diagnóstico de la enfermedad

Permitir el estudio de la enfermedad mínima residual que será uno de

los parámetros fundamentales a la hora de determinar el pronóstico del

paciente y su tratamiento.

Recomendaciones para menores de 65 años con LMA: PETHEMA-LMA10

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Por todo esto, la caracterización inmunofenotípica de la LMA al momento del

diagnóstico debe hacerse de forma meticulosa para garantizar la posibilidad de

disponer de marcadores útiles para los estudios de cuantificación de EMR en la

mayoría de pacientes.

Se recomienda que el estudio inmunofenotípico al diagnóstico se haga de acuerdo a

los paneles específicos definidos por EuroFlow Consortium utilizando 8 colores. Para

ello se utilizará el panel descrito en la sección 1 de dicho documento “Acute leukemia

orientation tube” (ALOT) junto con el panel descrito en la sección 7 “Antibody panel for

AML and MDS”. De forma resumida, este último panel contiene 7 tubos para estudios

con 8 colores partiendo de 4 monoclonales comunes en cada tubo (HLADR, CD45,

CD34, CD117). Los cuatro primeros tubos se centran en el estudio de las líneas

neutrofílica, monocítica, eritroide y expresión aberrante de marcadores linfoides o

alteración en la maduración linfoide. Los tubos 5 y 6 analizan la expresión aberrante

de marcadores, detección de células stem y estudio de las líneas megacariocítica,

basofílica, y plasmocitoide. El último tubo o tubo 7 se destina a caracterización de

leucemia megacariocítica.

En la tabla 1 se describen los tubos ALOT y los del panel de LMA. Se debe respetar la

combinación de los marcadores en cada tubo tal y como viene descrita.

Tabla 1. Tubos correspondientes al panel para el estudio inmunofenotípico inicial en

LMA (adaptado de EuroFlow)

TUBO DE ORIENTACIÓN EN LEUCEMIA AGUDA

Pacific Blue

Pacific Orange

FITC PE PerC-Cy5.5

PE-Cy7 APC APC-H7

Tubo 1 cyD3 CD45 cyMPO cyCD79a CD34 CD19 CD7 smCD3

PANEL DE TUBOS PARA LMA-SMD

Pacific Blue

Pacific Orange

FITC PE PerC-Cy5.5

PE-Cy7 APC APC-H7

Tubo 1 HLADR CD45 CD16 CD13 CD34 CD117 CD11b CD10

Tubo 2 HLADR CD45 CD35 CD64 CD34 CD117 IREM2 CD14

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Tubo 3 HLADR CD45 CD36 CD105 CD34 CD117 CD33 CD71

Tubo 4 HLADR CD45 nuTdT CD56 CD34 CD117 CD7 CD19

Tubo 5 HLADR CD45 CD15 NG2 CD34 CD117 CD22 CD38

Tubo 6 HLADR CD45 CD41a y CD61

CD203c CD34 CD117 CD123 CD4

Tubo 7 HLADR CD45 CD41 CD25 CD34 CD117 CD42b CD9

7) TRATAMIENTO DE INDUCCIÓN

7.1 Administración de la quimioterapia de inducción

El tratamiento de inducción consiste en el esquema clásico Ida + Ara-C (3 + 7) que se

administrará tal y como se describe a continuación:

1. IDARRUBICINA

Dosis 12 mg/m2/día IV los días 1 a 3

Preparación en 50 mL de cloruro sódico al 0,9%

Administración vía IV en bolo de 10 minutos

2. ARA-C

Dosis 200 mg/m2/día IV en perfusión continua los días 1 a 7

Preparación en 500 mL de cloruro sódico al 0,9%

Administración vía IV en perfusión continua de 24 horas

7.2 Evaluación de la respuesta

A partir del Día 14 del Ciclo 1 de inducción, si se ha producido la recuperación

hematopoyética, y no más tarde del Día 21 con independencia de dicha recuperación

se realizará un examen de médula ósea para evaluar la respuesta. Los días serán

contados desde el primer día de administración del primer fármaco del ciclo. Es

posible que dicho examen no sea evaluable y se requieran otros exámenes

adicionales de médula ósea durante el Ciclo 1 de inducción, como se indica más

abajo. Solo los pacientes con una remisión completa (RC) documentada pueden

continuar con el tratamiento postremisión. Antes de iniciar un ciclo de consolidación es

Recomendaciones para menores de 65 años con LMA: PETHEMA-LMA10

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necesaria una recuperación del recuento de sangre periférica, definido aquí como un

recuento absoluto de neutrófilos [RAN] 1,0 x109/L y de plaquetas 50 x 109/L sin

necesidad de transfusión. El Ciclo 1 de consolidación no debe empezar hasta después

del Día 28 del Ciclo 1 de inducción (o del Ciclo 2 de inducción si este ha sido

necesario) y no más tarde del día 85 de dicho ciclo, debiendo administrarse lo antes

posible en función de las condiciones del paciente y recuperación de la toxicidad.

Previo al inicio de cualquier ciclo adicional se realizará una valoración de toxicidad

completa que incorpore las modificaciones de dosis necesarias (ver apartado de

modificación de dosis).

El examen de médula ósea realizado entre los días 14 y 21 así como cualquier

examen de médula ósea adicional durante el Ciclo 1 de inducción, será valorado,

permitiéndose el paso al tratamiento postremisión según los siguientes criterios:

Si se cumplen los criterios de RC (ver apartado correspondiente) se puede pasar al

tratamiento postremisión, pero no hasta después del Día 28 del Ciclo 1 de inducción.

Si el examen de médula ósea es consistente con una RC, pero el recuento de sangre

periférica no lo es, se repetirá la médula ósea cuando el recuento se haya recuperado

sin que se demore más de 7-14 días, momento en el que habrá que hacer de nuevo

un estudio de médula ósea aunque no se haya producido la recuperación

hematopoyética. Los pacientes etiquetados como RCp podrán ser recalificados como

RC si en el tiempo desde la evaluación de la respuesta hasta la administración del

primer ciclo de terapia postremisión recuperan de forma espontánea la cifra de

plaquetas.

La médula ósea diagnóstica de RC será utilizada para el estudio de EMR por

citometría de flujo. Se deben cumplir los criterios de remisión para que el estudio de

EMR sea válido.

Si el paciente no ha alcanzado RC pero ha experimentado algún tipo de respuesta

entonces se podrá administrar un segundo ciclo de tratamiento (segunda inducción o

Ciclo 2 de inducción) exactamente igual al de la primera inducción. Tras dicho ciclo se

realizará una evaluación de la respuesta tal y como se ha descrito anteriormente. Si el

paciente alcanza RC pasará a tratamiento postremisión y en caso contrario saldrá del

protocolo.

Los pacientes que tras el primer ciclo de inducción muestren una refractariedad

absoluta sin ningún tipo de respuesta saldrán del protocolo.

Recomendaciones para menores de 65 años con LMA: PETHEMA-LMA10

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Si la valoración de médula ósea no permite una decisión definitiva sobre el tratamiento

(p. ej.; una médula hipocelular o bajo ablación), entonces hasta el Día 84 se debe ir

repitiendo el examen de médula ósea cada 7-14 días hasta que se pueda tomar una

determinación. Si el Día 84 no se ha podido tomar una decisión definitiva sobre el

tratamiento, entonces el paciente deberá salir del protocolo y será manejado según

criterio de cada centro.

8) CRITERIOS DE EVALUACIÓN DE LA RESPUESTA

Las definiciones de respuesta para RC, RCp, RP, fracaso terapéutico, y recurrencia de

la enfermedad para este estudio se derivan de las recomendaciones revisadas del

Grupo de Trabajo Internacional para Criterios de Respuesta65.

8.1 Remisión completa

Definición basada en criterios morfológicos en una única valoración de la respuesta

que incluye todos los criterios siguientes:

Biopsia o aspirado de médula ósea evaluable con 5% blastos, con evidencia

de hematopoyesis normal.

Ausencia de bastones de Auer en los blastos presentes.

Ausencia de infiltración extramedular (se requiere prueba de imagen sólo si se

obtuvo antes del tratamiento para localizaciones conocidas de la enfermedad).

No debe haber blastos circulantes. En el caso de apreciarse blastos circulantes

escasos deberán obtenerse evidencias que apoyen el diagnóstico de médula

ósea en regeneración (como puedan ser estudios de inmunofenotipado).

Recuperación del recuento periférico (plaquetas 100 109/L y

RAN 1,0 109/L) sin necesidad de transfusión.

8.2 Remisión completa con recuperación plaquetaria incompleta

Definición basada en criterios morfológicos en una única valoración de la respuesta de

la siguiente manera:

Se cumplen todos los criterios de RC excepto trombocitopenia residual

(recuento plaquetario 100 109/L).

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8.3 Remisión parcial

Definición basada en criterios morfológicos en una única valoración de la respuesta

que incluye todos los criterios siguientes:

Recuperación del recuento periférico (plaquetas 100 109/L y

RAN 1,0 109/L)

Bien una disminución de al menos el 50% en el porcentaje de blastos

leucémicos al 5%-25% en la biopsia o aspirado de médula ósea, o una biopsia

o aspirado de médula ósea con <5% de blastos leucémicos con bastones de

Auer.

8.4 Recurrencia de la enfermedad

La recurrencia de la enfermedad después de RC o RCp se define como la primera

fecha de aparición de cómo mínimo uno de los siguientes:

Reaparición de blastos leucémicos en sangre periférica, confirmado por un

recuento de 5% de blastos en médula ósea, no atribuible a ninguna otra

causa (p. ej., regeneración de médula ósea tras tratamiento de consolidación).

La fecha de la recurrencia se define como la fecha del primer análisis de

médula ósea después de RC o RCp consistente con recurrencia de la

enfermedad. En el marco de un tratamiento reciente, si la médula ósea

contiene un 5% al 20% de blastos, habrá que repetir el aspirado de médula

ósea al menos una semana más tarde para distinguir la recurrencia de la

regeneración medular; en dichos casos, la fecha de recurrencia se definirá

como la primera fecha en la que se observa > 5% de blastos en médula ósea

una vez excluida la regeneración medular como causa posible.

Aparición de nuevos cambios displásicos sin que haya una explicación para

ello.

Reaparición o desarrollo de enfermedad extramedular demostrada

citológicamente.

9) DEFINICIÓN DE LOS GRUPOS PRONÓSTICO Y ESTRATIFICACIÓN

9.1 Variables empleadas para la estratificación pronóstico

1. RESPUESTA AL PRIMER CICLO DE INDUCCIÓN

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La ausencia de RC tras el primer ciclo de inducción será considerada como un

evento de mal pronóstico y el paciente será incluido en el grupo de alto

riesgo con independencia de otros factores. Por ello, la respuesta al primer ciclo

de inducción deberá ser evaluada de forma cautelosa.

2. CITOGENÉTICA

El estudio del cariotipo al diagnóstico o en su defecto, las alteraciones

citogenéticas detectadas por FISH, es fundamental para la estratificación

pronóstico. Las alteraciones citogenéticas se clasificarán en tres grupos distintos

etiquetados como riesgo favorable, riesgo intermedio y alto riesgo. En la tabla 2 se

detallan las distintas alteraciones y el grupo de riesgo al que se asignan.

Tabla 2. Alteraciones citogenéticas y clasificación pronóstico

Grupos Pronóstico Alteraciones citogenéticas

Favorable t(8;21) o equivalente molecular inv(16) o t(16;16) o equivalente molecular

Intermedio Normal, t(9;11) o equivalente molecular, otras anomalías no clasificadas como favorables o desfavorables

Desfavorable

-5/del(5q), -7/del(7q), inv(3) o t(3;3) o

equivalente molecular, abn(17p), t(v;11) o equivalente molecular, t(6;9) o equivalente molecular, t(9;22) o equivalente molecular,

cariotipos complejos con 3 anomalías

3. ENFERMEDAD MÍNIMA RESIDUAL POR CITOMETRÍA DE FLUJO

El estudio de EMR se realizará en médula ósea y siempre que en el día de

obtención de la muestra se cumplan los criterios de remisión. La EMR en médula

ósea se estudiará siguiendo los paneles previamente definidos para el diagnóstico

de la LMA y de forma individualizada para cada paciente. Siempre que se pueda,

se mantendrá inalterada las combinaciones de anticuerpos monoclonales de los

diferentes tubos de cada panel.

El resultado del estudio de EMR permitirá la identificación de un grupo de

pacientes de mal pronóstico definido en base a la presencia EMR alta o baja,

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según los criterios que cada centro use de forma habitual a tal efecto. La EMR alta

determina la inclusión del paciente en el grupo de alto riesgo con independencia de

otros factores. Se recomienda el uso del punto de corte >0.1% para clasificar a los

pacientes en el grupo de alto riesgo.

4. ESTUDIO DE MUTACIONES DE FLT3

La presencia de un resultado positivo para FLT3-ITD con una ratio >0.7 será

considerado como un factor de mal pronóstico.

5. ESTUDIO DE MUTACIONES DE NPM1

Los pacientes con cariotipo normal y que al diagnóstico presenten mutaciones de

NPM1 en ausencia de mutaciones de FLT3 serán considerados como de

pronóstico favorable con independencia del estado mutacional de CEBPα e

incluidos en el grupo de riesgo favorable siempre y cuando no presenten ninguno

de los marcadores de mal pronóstico.

6. ESTUDIO DE MUTACIONES DE CEBPA

Los pacientes con cariotipo normal y que al diagnóstico presenten mutaciones

bialélicas de CEBPα en ausencia de mutaciones de FLT3 serán considerados

como de pronóstico favorable e incluidos en el grupo de riesgo favorable siempre y

cuando no presenten ninguno de los marcadores de mal pronóstico.

9.2 Definición de los grupos pronóstico

Los pacientes serán clasificados en tres grupos pronóstico de acuerdo a las variables

anteriormente definidas, tal y como se describe a continuación:

1. GRUPO DE RIESGO FAVORABLE

Se consideran pacientes de riesgo favorable los que presentan uno o más de los

siguientes criterios:

LMA con inv(16) o t(16;16), o bien el reordenamiento molecular

correspondiente (CBFβ/MYH11), con EMR baja y que hayan alcanzado

RC con el primer ciclo de inducción.

LMA con t(8;21) o bien el reordenamiento molecular correspondiente

(AML1/ETO), con EMR baja y que hayan alcanzado RC con el primer

ciclo de inducción.

Mutaciones de NPM1 en paciente con cariotipo normal y ausencia de

mutaciones de FLT3-ITD y de otros factores de mal pronóstico.

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Mutaciones bialélicas de CEBPα en pacientes con cariotipo normal en

ausencia de mutaciones de FLT3 y de otros factores de mal pronóstico.

2. GRUPO DE RIESGO INTERMEDIO

Se consideran pacientes de riesgo intermedio los que no presenten ninguno de los

factores de buen pronóstico ni de mal pronóstico.

3. GRUPO DE ALTO RIESGO

Se consideran pacientes de alto riesgo los pacientes que presenten al menos uno

de los siguientes criterios:

EMR alta

Alteraciones citogenéticas catalogadas como de alto riesgo

Duplicaciones en tándem de FLT3 con ratio >0.7

Pacientes que no hayan alcanzado RC con el primer ciclo de inducción

y la alcancen con un segundo ciclo

Pacientes que presenten una LMA secundaria a SMD previo

10) TRATAMIENTO POSTREMISIÓN

El tratamiento postremisión se adapta a los grupos de riesgo definidos anteriormente

lo que implica cambios en el tipo de quimioterapia a administrar y en la decisión sobre

si proceder o no a TPH alogénico de donante familiar HLA-idéntico o de donante

alternativo.

10.1 Tratamiento postremisión del grupo de riesgo favorable

El tratamiento postremisión de los pacientes con cariotipo favorable consiste en dos

ciclos de consolidación con citarabina a dosis altas seguido de trasplante autólogo con

acondicionamiento BEA. En caso de no haber sido posible la recolección de

progenitores hematopoyéticos se sustituirá el trasplante autólogo por un tercer ciclo de

citarabina a dosis altas, siempre y cuando la situación clínica del paciente lo permita.

En los pacientes que presenten mutaciones en el exón 17 de c-kit se podrá plantear

trasplante alogénico de hermano HLA-idéntico si se dispone de donante tras la primera

consolidación.

1. CICLOS 1 Y 2 DE CONSOLIDACIÓN CON CITARABINA A DOSIS ALTAS

CITARABINA

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Dosis 3 g/m2/12 horas IV los días 1, 3 y 5 (consultar profilaxis de la

conjuntivitis por Ara-C)

Preparación en 500 mL de cloruro sódico al 0,9%

Administración vía IV en perfusión de 3 horas

2. TRASPLANTE AUTÓLOGO CON ACONDICIONAMIENTO BEA

BUSULFAN

Dosis 0,8 mg/kg/6 horas IV los días -8 a -5 (consultar profilaxis

neurotoxicidad)

Preparación en de cloruro sódico al 0,9% y en un volumen de 5,33

mL/kg de peso del paciente.

Administración vía IV en perfusión de 2 horas.

En el caso de usar busulfán oral la dosis será de 1 mg/kg/6 horas

administrado por vía oral.

ETOPÓSIDO

Dosis 20 mg/kg/día IV los días -4 y -3.

Por razones de estabilidad del fármaco cada dosis de 20 mg/kg se

repartirá en 3 dosis de 7 mg/kg, 7 mg/kg y 6 mg/kg,

respectivamente, que serán preparadas en 1000 mL de cloruro

sódico al 0,9%.

Cada una de las tres dosis de 7 mg/kg, 7 mg/kg y 6 mg/kg,

respectivamente, que componen la dosis total diaria de 20 mg/kg

serán administradas vía IV en perfusión de 2 horas de forma

seguida una tras otra.

CITARABINA

Dosis 3 g/m2/12 horas IV los días -3 y -2 (consultar profilaxis de la

conjuntivitis por Ara-C)

Preparación en 500 mL de cloruro sódico al 0,9%.

Administración vía IV en perfusión de 3 horas.

G-CSF

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Dosis 10 μg/kg/día SC los días -9 a -2.

Antes de iniciar un ciclo de consolidación es necesaria una recuperación del recuento

de sangre periférica, definido aquí como un recuento absoluto de neutrófilos [RAN]

1,0 x109/L y de plaquetas 50 x 109/L sin necesidad de transfusión. El Ciclo 1 de

consolidación no debe empezar hasta después del Día 28 de la inducción y no más

tarde del día 85 de dicho ciclo, debiendo administrarse lo antes posible en función de

las condiciones del paciente y recuperación de la toxicidad. El Ciclo 2 de consolidación

no debe empezar hasta después del Día 28 del Ciclo 1 de consolidación y no más

tarde del día 85 de dicho ciclo, debiendo administrarse lo antes posible en función de

las condiciones del paciente y recuperación de la toxicidad. El TPH autólogo no debe

empezar hasta después del Día 28 del Ciclo 2 de consolidación y no más tarde del día

85 de dicho ciclo, debiendo realizarse lo antes posible en función de las condiciones

del paciente y recuperación de la toxicidad. Si no ha sido posible recolectar células

progenitoras hematopoyéticas se sustituirá el TPH autólogo por un tercer ciclo de

consolidación exactamente igual a los Ciclos 1 y 2 y con los mismos criterios de inicio

y reducción de dosis, siempre y cuando el estado clínico del paciente lo permita.

Previo al inicio de cualquier ciclo adicional de tratamiento se realizará una valoración

de toxicidad completa que incorpore las modificaciones de dosis necesarias (ver

apartado de modificación de dosis).

10.2 Tratamiento postremisión del grupo de riesgo intermedio

El tratamiento postremisión de los pacientes de riesgo intermedio depende de la

disponibilidad de un donante familiar HLA-idéntico. Si se dispone de un donante de

estas características se recomienda proceder a TPH alogénico de familiar HLA

idéntico que se realizará tras recibir el Ciclo 1 de consolidación como se describe más

abajo. No obstante queda abierta la posibilidad de realizar un trasplante autólogo de

acuerdo a la política de cada centro. En esta última situación, así como en el caso de

pacientes de riesgo intermedio que no dispongan de donante familiar HLA-idéntico, el

tratamiento postremisión consiste en dos ciclos de consolidación seguido de trasplante

autólogo con acondicionamiento BEA. En caso de no haber sido posible la recolección

de progenitores hematopoyéticos se sustituirá el trasplante autólogo por un tercer ciclo

de citarabina a dosis altas, siempre y cuando la situación clínica del paciente lo

permita.

1. CICLO 1 DE CONSOLIDACIÓN CON IDARUBICINA Y CITARABINA

IDARRUBICINA

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Dosis 12 mg/m2/día IV los días 1 a 3

Preparación en 50 mL de cloruro sódico al 0,9%

Administración vía IV en bolo de 10 minutos

CITARABINA

Dosis 200 mg/ m2/día IV en perfusión continua los días 1 a 7

Preparación en 500 mL de cloruro sódico al 0,9%

Administración IV en infusión continua de 24 horas

2. CICLO 2 DE CONSOLIDACIÓN CON CITARABINA A DOSIS ALTAS

CITARABINA

Dosis 3 g/m2/12 horas IV los días 1, 3 y 5 (consultar profilaxis de la

conjuntivitis por Ara-C)

Preparación en 500 mL de cloruro sódico al 0,9%

Administración vía IV en perfusión de 3 horas

3. TRASPLANTE AUTÓLOGO CON ACONDICIONAMIENTO BEA

BUSULFAN

Dosis 0,8 mg/kg/6 horas IV los días -8 a -5 (consultar profilaxis

neurotoxicidad)

Preparación en de cloruro sódico al 0,9% y en un volumen de 5,33

mL/kg de peso del paciente.

Administración vía IV en perfusión de 2 horas.

En el caso de usar busulfán oral la dosis será de 1 mg/kg/6 horas

administrado por vía oral.

ETOPÓSIDO

Dosis 20 mg/kg/día IV los días -4 y -3.

Por razones de estabilidad del fármaco cada dosis de 20 mg/kg se

repartirá en 3 dosis de 7 mg/kg, 7 mg/kg y 6 mg/kg,

respectivamente, que serán preparadas en 1000 mL de cloruro

sódico al 0,9%.

Recomendaciones para menores de 65 años con LMA: PETHEMA-LMA10

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Cada una de las tres dosis de 7 mg/kg, 7 mg/kg y 6 mg/kg,

respectivamente, que componen la dosis total diaria de 20 mg/kg

serán administradas vía IV en perfusión de 2 horas de forma

seguida una tras otra.

CITARABINA

Dosis 3 g/m2/12 horas IV los días -3 y -2 (consultar profilaxis de la

conjuntivitis por Ara-C)

Preparación en 500 mL de cloruro sódico al 0,9%.

Administración vía IV en perfusión de 3 horas.

G-CSF

Dosis 10 μg/kg/día SC los días -9 a -2.

Antes de iniciar un ciclo de consolidación es necesaria una recuperación del recuento

de sangre periférica, definido aquí como un recuento absoluto de neutrófilos [RAN]

1,0 x109/L y de plaquetas 50 x 109/L sin necesidad de transfusión. El Ciclo 1 de

consolidación no debe empezar hasta después del Día 28 de la inducción y no más

tarde del día 85 de dicho ciclo, debiendo administrarse lo antes posible en función de

las condiciones del paciente y recuperación de la toxicidad. Se debe realizar un control

analítico con hemograma, hemostasia y bioquímica completa (incluyendo calcio,

fósforo, función hepática y renal, entre otros) antes de cada ciclo de consolidación,

además de aquellas pruebas complementarias que pudieran estar indicadas según la

situación clínica del paciente.

En el caso de pacientes en los que se vaya a realizar TPH alogénico éste no deberá

comenzar hasta haberse cumplido el día 28 del Ciclo de consolidación 2 y no más

tarde del día 85 de dicho ciclo, debiendo realizarse lo antes posible en función de las

condiciones del paciente y recuperación de la toxicidad. El procedimiento de TPH

alogénico se realizará según los estándares de cada centro.

Los pacientes que no disponen de donante familiar HLA idéntico o no son candidatos a

TPH por contraindicaciones al mismo seguirán tratamiento con quimioterapia y TPH

autólogo tal y como se describe antes. El Ciclo 2 de consolidación no debe empezar

hasta después del Día 28 del Ciclo 1 de consolidación y no más tarde del día 85 de

dicho ciclo, debiendo administrarse lo antes posible en función de las condiciones del

paciente y recuperación de la toxicidad. El TPH autólogo no debe empezar hasta

después del Día 28 del Ciclo 2 de consolidación y no más tarde del día 85 de dicho

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ciclo, debiendo administrarse lo antes posible en función de las condiciones del

paciente y recuperación de la toxicidad. Si no ha sido posible recolectar células

progenitoras hematopoyéticas se sustituirá el TPH autólogo por un tercer ciclo de

consolidación exactamente igual a la del Ciclo 2 y con los mismos criterios de inicio y

reducción de dosis, siempre y cuando el estado clínico del paciente lo permita. Previo

al inicio de cualquier ciclo adicional de tratamiento se realizará una valoración de

toxicidad completa que incorpore las modificaciones de dosis necesarias (ver apartado

de modificación de dosis).

10.3 Tratamiento del grupo de alto riesgo

El tratamiento postremisión de los pacientes de alto de riesgo incluye como primera

opción el TPH alogénico, ya sea de donante familiar HLA idéntico o de donante

alternativo (incluyendo TSCU), siempre que se disponga de donante y no exista

contraindicación para este procedimiento. Si se dispone de donante y no existe

contraindicación, el trasplante se realizará tras recibir el Ciclo 1 de consolidación como

se describe más abajo. En el caso de pacientes de alto riesgo que no dispongan de

donante o en los que exista contraindicación para el TPH alogénico, el tratamiento

postremisión consiste en dos ciclos de consolidación seguido de trasplante autólogo

con acondicionamiento BEA. En caso de no haber sido posible la recolección de

progenitores hematopoyéticos se sustituirá el trasplante autólogo por un tercer ciclo de

citarabina a dosis altas, siempre y cuando la situación clínica del paciente lo permita.

1. CICLO 1 DE CONSOLIDACIÓN CON IDARUBICINA Y CITARABINA

IDARRUBICINA

Dosis 12 mg/m2/día IV los días 1 a 3

Preparación en 50 mL de cloruro sódico al 0,9%

Administración vía IV en bolo de 10 minutos

CITARABINA

Dosis 200 mg/m2/día IV en perfusión continua los días 1 a 7

Preparación en 500 mL de cloruro sódico al 0,9%

Administración IV en infusión continua de 24 horas

2. CICLO 2 DE CONSOLIDACIÓN CON CITARABINA A DOSIS ALTAS

CITARABINA

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Dosis 3 g/m2/12 horas IV los días 1, 3 y 5 (consultar profilaxis de la

conjuntivitis por Ara-C)

Preparación en 500 mL de cloruro sódico al 0,9%

Administración vía IV en perfusión de 3 horas

3. TRASPLANTE AUTÓLOGO CON ACONDICIONAMIENTO BEA

BUSULFAN

Dosis 0,8 mg/kg/6 horas IV los días -8 a -5 (consultar profilaxis

neurotoxicidad)

Preparación en de cloruro sódico al 0,9% y en un volumen de 5,33

mL/kg de peso del paciente.

Administración vía IV en perfusión de 2 horas.

En el caso de usar busulfán oral la dosis será de 1 mg/kg/6 horas

administrado por vía oral.

ETOPÓSIDO

Dosis 20 mg/kg/día IV los días -4 y -3.

Por razones de estabilidad del fármaco cada dosis de 20 mg/kg se

repartirá en 3 dosis de 7 mg/kg, 7 mg/kg y 6 mg/kg,

respectivamente, que serán preparadas en 1000 mL de cloruro

sódico al 0,9%.

Cada una de las tres dosis de 7 mg/kg, 7 mg/kg y 6 mg/kg,

respectivamente, que componen la dosis total diaria de 20 mg/kg

serán administradas vía IV en perfusión de 2 horas de forma

seguida una tras otra.

CITARABINA

Dosis 3 g/m2/12 horas IV los días -3 y -2 (consultar profilaxis de la

conjuntivitis por Ara-C)

Preparación en 500 mL de cloruro sódico al 0,9%.

Administración vía IV en perfusión de 3 horas.

G-CSF

Dosis 10 μg/kg/día SC los días -9 a -2.

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Antes de iniciar un ciclo de consolidación es necesaria una recuperación del recuento

de sangre periférica, definido aquí como un recuento absoluto de neutrófilos [RAN]

1,0 x109/L y de plaquetas 50 x 109/L sin necesidad de transfusión. El Ciclo 1 de

consolidación no debe empezar hasta después del Día 28 de la inducción y no más

tarde del día 85 de dicho ciclo, debiendo administrarse lo antes posible en función de

las condiciones del paciente y recuperación de la toxicidad. Se debe realizar un control

analítico con hemograma, hemostasia y bioquímica completa (incluyendo calcio,

fósforo, función hepática y renal, entre otros) antes de cada ciclo de consolidación,

además de aquellas pruebas complementarias que pudieran estar indicadas según la

situación clínica del paciente.

En el caso de pacientes en los que se vaya a realizar TPH alogénico éste no deberá

comenzar hasta haberse cumplido el día 28 del Ciclo de consolidación 2 y no más

tarde del día 85 de dicho ciclo debiendo realizarse lo antes posible en función de las

condiciones del paciente y recuperación de la toxicidad. Si no se dispusiese de

donante se continuará con los ciclos de consolidación sucesivos hasta que éste

aparezca, e incluso el TPH autólogo si llegara el momento, tal y como se describe más

arriba. El procedimiento de TPH alogénico se realizará según los estándares de cada

centro.

Los pacientes que no disponen de donante o no son candidatos a TPH por

contraindicaciones al mismo seguirán tratamiento con quimioterapia y TPH autólogo tal

y como se describe antes. El Ciclo 2 de consolidación no debe empezar hasta

después del Día 28 del Ciclo 1 de consolidación y no más tarde del día 85 de dicho

ciclo, debiendo administrarse lo antes posible en función de las condiciones del

paciente y recuperación de la toxicidad. El TPH autólogo no debe empezar hasta

después del Día 28 del Ciclo 2 de consolidación y no más tarde del día 85 de dicho

ciclo, debiendo administrarse lo antes posible en función de las condiciones del

paciente y recuperación de la toxicidad. Si no ha sido posible recolectar células

progenitoras hematopoyéticas se sustituirá el TPH autólogo por un tercer ciclo de

consolidación exactamente igual a la del Ciclo 2 y con los mismos criterios de inicio y

reducción de dosis, siempre y cuando el estado clínico del paciente lo permita. Previo

al inicio de cualquier ciclo adicional de tratamiento se realizará una valoración de

toxicidad completa que incorpore las modificaciones de dosis necesarias (ver apartado

de modificación de dosis).

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11) MOVILIZACIÓN Y RECOLECCIÓN DE CPSP AUTÓLOGAS

La movilización y recolección de progenitores hematopoyéticos se llevará a cabo bien

aprovechando el Ciclo 1 de consolidación o tras este mediante movilización estándar

con G-CSF. Si tras dicho ciclo no se hubiera conseguido iniciar la recolección o no se

hubiera obtenido un número de células CD34+ adecuado, se repetiría la movilización y

recolección tras el Ciclo 2 de consolidación, bien aprovechando el esquema de

quimioterapia o con G-CSF tras la recuperación del mismo.

Con independencia de que la recolección de CPSP se realice tras el Ciclo 1 o 2 de

consolidación, la estrategia a seguir será la misma. Inicialmente se aprovechará la

quimioterapia de consolidación, acompañada de factores de crecimiento, para

movilizar CPSP. Si los resultados de la movilización no son óptimos con esta

estrategia se intentará una segunda movilización entre 10 y 14 días más tarde

mediante el uso de factores de crecimiento tal y como se describe más abajo.

Si tras los dos primeros ciclos de consolidación (Ciclo 1 y Ciclo 2) no se ha conseguido

recolectar CPSP queda a criterio de cada centro la posibilidad de intentar recolectar

progenitores hematopoyéticos de médula ósea.

11.1 Movilización de CPSP con quimioterapia y G-CSF

En este caso se aprovechará la recuperación hematopoyética que tiene lugar tras la

administración de la quimioterapia para intentar recolectar CPSP. Desde el día 7

postquimioterapia se administrará al paciente G-CSF a la dosis de 5 μg/kg/día por vía

subcutánea. Tras el nadir de PMN y cuando la cifra de neutrófilos en sangre periférica

pase por encima de 1 x 109/L se comenzará la monitorización de células CD34+ en

sangre periférica al menos tres veces por semana (por ejemplo L-X-V). Las

recolecciones se iniciarán cuando la cifra de células CD34+ en sangre sea igual o

mayor de 10/μL.

11.2 Movilización de CPSP con G-CSF

En los pacientes en los que no haya sido posible la recolección de CPSP tras

movilización con la quimioterapia del propio ciclo de tratamiento y G-CSF a dosis de 5

μg/kg/día se procederá a movilización con G-CSF tras dejar descansar 10-14 días

después de la última dosis de G-CSF de la movilización anterior. Se administrará al

paciente G-CSF a dosis de 5 μg/kg/12 horas durante 4 días. En el día 5 de la

movilización se iniciarán las recolecciones, quedando a criterio de cada centro el

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umbral mínimo de células CD34+ circulantes requerido para el inicio de las aféresis. Si

dicho umbral no se ha alcanzado en el día 5 de la movilización se mantendrá el G-CSF

durante dos días más reevaluando el inicio de las aféresis en el día 7 de la

movilización. Si en este momento no se ha alcanzado el umbral mínimo para el inicio

de las aféresis se suspenderá la administración de G-CSF por fracaso de la

movilización. Una vez comenzadas las aféresis el G-CSF se mantendrá hasta que

estas acaben. La cifra mínima de células recolectadas será de 2 x 106 células CD34+

por kilogramo de peso del receptor siempre que sea posible. No obstante queda a

decisión de cada centro el proceder al trasplante con una cifra menor de células

CD34+, que en ningún caso deberá ser inferior a 1 x 106 células CD34+ por kilogramo

de peso del receptor.

12) MODIFICACIÓN DE DOSIS DE ARA-C EN ESQUEMAS DE DOSIS ALTAS

Se reducirá una dosis de Ara-C de los ciclos a altas dosis si:

La recuperación hematopoyética en el ciclo anterior ha sido mayor a 28 días.

Antecedente en los ciclos anteriores de erupción maculopapular confluente o

descamación inducida por el fármaco.

Fotofobia o conjuntivitis por Ara-C que no se resuelva en 24 horas con

corticoides.

Más de cuatro episodios de diarrea acuosa por día.

Incremento de 4 veces el valor previo normal en aminotransferasas o fosfatasa

alcalina en alguno de los ciclos.

Bilirrubina total mayor de 3 mg/dL en alguno de los ciclos.

Se suspenderá definitivamente el Ara-C a altas dosis (incluido el del

acondicionamiento BEA) siempre que haya existido ataxia cerebelosa grave, confusión

u otra sintomatología de sistema nervioso central que no tenga otra explicación clara.

13) CONTROL ANALÍTICO Y TRATAMIENTO DE SOPORTE

13.1 Controles analíticos

Durante el tratamiento con quimioterapia y en los periodos comprendidos entre cada

ciclo los pacientes deben llevar un control analítico adecuado, según criterio o

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protocolo de cada centro. Este control debe incluir como mínimo tres determinaciones

analíticas a la semana con hemograma y bioquímica que incluya, además de la

determinación básica con iones, función hepática y renal durante el periodo

comprendido entre el inicio de la quimioterapia y la recuperación hematopoyética.

Además se realizará como mínimo un control de hemostasia semanal. Estas

determinaciones mínimas se adaptarán a la situación clínica del paciente.

En los periodos comprendidos entre la recuperación hematopoyética y el siguiente

ciclo de quimioterapia se realizará control analítico con hemograma y bioquímica que

incluya, además de la determinación básica con iones, función hepática y renal,

coincidiendo con cada visita a consultas. Estas determinaciones mínimas se adaptarán

a la situación clínica del paciente.

En el caso de trasplante autólogo o alogénico se seguirán los procedimientos de

evaluación inicial y seguimiento post-trasplante propios de cada centro.

13.2 Estudios de médula ósea tras la remisión

En los siguientes momentos del tratamiento y seguimiento del paciente tras haber

alcanzado remisión se realizará un aspirado de médula ósea de control:

Previo al trasplante o al tercer ciclo de consolidación si éste si no

hubiese sido posible.

A los 3, 6, 9, 12, 18 y 24 meses tras finalizar el tratamiento, entendiendo

la fecha de finalización del mismo como la de recuperación de la

neutropenia tras el último ciclo de tratamiento (incluido TPH).

13.3 Tratamiento de soporte

El manejo de la fiebre neutropénica, la política transfusional, la profilaxis del síndrome

de lisis tumoral, el uso de factores de crecimiento y otros apartados de la terapia de

soporte quedan a criterio de cada centro según la política interna vigente.

En los ciclos con ARA-C a altas dosis se administrará profilaxis de la conjuntivitis con

colirio ocular de dexametasona.

En el acondicionamiento BEA de realizará profilaxis de la neurotoxicidad por busulfán

con alguna terapia anticonvulsivante que incluya benzodiacepinas o fenitoína según la

política del centro.

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14) CONSIDERACIONES ÉTICAS

Se trata de unas guías terapéuticas para el tratamiento de la LMA consensuadas por

el Grupo Cooperativo PETHEMA. Cada Institución es libre de aplicar estas guías

terapéuticas y convertirlas en su práctica clínica habitual.

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Recomendaciones para menores de 65 años con LMA: PETHEMA-LMA10

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Criteria, Treatment Outcomes, and Reporting Standards for Therapeutic Trials in Acute Myeloid Leukemia. J Clin Oncol. 2003;21:4642-4649.

Recomendaciones para menores de 65 años con LMA: PETHEMA-LMA10

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APÉNDICE A. CLASIFICACIÓN DE LA LEUCEMIA MIELOBLÁSTICA AGUDA

SEGÚN LA OMS

Leucemia mieloblástica aguda con anomalías genéticas recurrentes

Leucemia mieloblástica aguda con t(8;21)(q22;q22), (AML1/ETO)

Leucemia mieloblástica aguda con eosinófilos anormales en médula ósea e

inv(16)(p13q22) o t(16;16)(p13;q22), (CBF/MYH11)

Leucemia aguda promielocítica con t(15;17)(q22;q12), (PML/RAR) y

variantes

Leucemia mieloblástica aguda con anomalías 11q23 (MLL)

Leucemia mieloblástica aguda con displasia multilinaje

Tras SMD o SMD/MPD (síndrome mielodisplásico/mieloproliferativo)

Sin antecedentes de SMD o SMD/MPD, pero con displasia como mínimo en

un 50% de las células en 2 o más líneas celulares mieloblásticas

Leucemia mieloblástica aguda y síndrome mielodisplásico asociado al

tratamiento

Relacionado con un agente alquilante o con radiación

Relacionado con inhibidores de la Topoisomerasa II (algunos pueden ser

linfoides)

Otros

Leucemia mieloblástica aguda sin otra clasificación

Clasificadas como:

Leucemia mieloblástica aguda mínimamente diferenciada

Leucemia mieloblástica aguda sin maduración

Leucemia mieloblástica aguda con maduración

Leucemia mielomonocítica aguda

Leucemia monoblástica aguda / Leucemia monocítica aguda

Leucemia eritroide aguda (eritroide/mieloide y eritroleucemia pura)

Leucemia megacarioblástica aguda

Leucemia basófila aguda

Panmielosis aguda con mielofibrosis

Sarcoma mieloide